Año XXIV. Núm. 33. Madrid, 8 de setiembre de 1880 [sic]

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S e tie m b re
SUMARIO.—TEXTO. — Gr.inica general, por D. José Fernandez Breraon. — Nuestros grabados,
>rl). Manuel Bosch. — Mis Memorias intimas (coniinuao>n ), por el Lxcmo. <r. D. Fernando
ernandez de Córdova, marqués de Mcntligorrín.— La Escultura en Barcelona (conclusión I,
porD. Luis Alfonso.— La Jaqueca del poeta, por D. J. Ortega Manilla. — Las Academias lite­
rarias del siglo de los Austrias (conclusión), por 1L Juan l’erez de Guzman. — IV/«/ t im b r a . poe­
sía, por D. Manuel del l’alacio.—Averiguaciones, por D. F.. Martínez de Velases.— Libros 1
presentados á esta Redacción por autores o editores. p< r M. R. — Anuncios.
Gradados.— I-a catástrofe del puente solante de Logroño. La escena del desastre, al sumer­
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A m é r i c a fijan e l p r e c i o l o s S rcs . A g e n t e s .
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girse la compuerta que conducía fuerzas del regimiento de Valencia. Extracción de cadáveres;
Depósito de ahogados ; Conducción de las víctimas al deposito del Hospital ; Balsa instalada
después del siniestro.— Retrato del doctor D. Rafael Nuñez, actual Presidente de los Estadosl'ntd 'j de Colombia.—Melbourne (Australia ): Interior de la galería principal de la Exposi­
ción que se ha de inaugurar el i." de Octubre próximo. — Bellas Artes : In d o le n c ia , cuadro de Llo­
vera. — Bruselas : El cortejo de Felipe e l B u e n o desfilando por la P la c e R oy a le. — Tipos populares
de Galicia: Patrón de una barca pescadora de Relato. — Goettingue ( Alemania): L’n duelo de
estudiantes de la L'niv ¡rsidad.— Francfort: L'na fiesta de las sociedades populares de gimnasia.
T.A CATASTROFE DEL PITENTE VOLANTE DE LOGROÑO.
LA ESCENA DEL DESASTRE AL SUMERGIRSE LA COMPUERTA QUE CONDUCIA TUERZAS DEL REGIMIENTO DE VALENCIA.
( Com posición y
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dibujo de / -erra n /, en vista de u n croq u is re m itid o p o r e l testigo p re s e n c ia l D . R ic a r d o de O jcd a .)
LA
1 . »
ILUSTRACION
HS L A Ñ O L A
V
AMERICANA.
N-" XXXIII
CRONICA GENERAL.
ru ó momentos en que recordamos el Diluvio y nos alegrábamos de estar en los mon­
tes Pirineos: si las tempestades arreciaban,
si las lluvias no disminuían, aquella monta­
ña era una especie tic barrera : casi todas las
lineas férreas de España estaban interrumpiL>y~L~? das : las Empresas ignoraban el paradero de los
& ? '
trenes: cobraban lama en pocas horas de ríos
l , f * imponentes, oscuros v miseros arroyos : las arrugas
de los montes se convertían en cauces y cascadas : las
* aguas bajaban impetuosamente de las cimas, atrope­
llando. para buscar su nivel, sombrados, chozas y ciudades :
¡ oh ! si la nalm ale/.a no causase daño alguno ai hombre en
estos movimientos, ¡q u é espectáculos tan bellos, qué jue­
gos de aguas tan magníficos. entre las nubes y los montes,
los torrentes y los mares: 'qué despedida tan oportuna la
de Agosto con un baño general !
Pero esas inundaciones inesperadas son catástrofes que
tienen alivio si se localizan : cuando el estrago se difunde
a todas las comarcas, la resignación es el único remedio.
V como el bien existe basta en el fondo de los males, la
tempestad que ha causado lautos daños materiales ha res­
petado la vida de ios hombres.
Kn cambio, un simple m ovim iento, un desequilibrio ins­
tantáneo ha causado la muerte á cerca de cien soldados en
el libro a la vista de Logroño. Los pormenores de esta
horrible desgracia se han consignado en iodos los periódi­
cos. difundiéndose por todas las lineas telegráficas del mun­
do. ('.edamos la pluma á un amigo, que nos da la descrip­
ción técnica del hecho.
«H it Logroño se había construido, para el paso sobre el
K h ro.n o un puente militar, sino una compuerta de em ­
barque que, con el auxilio de un cable tendido de tina ori­
lla á otra, hacia las veces de puente volante: esta com ­
puerta consistía en un tablero apoyado en dos flotantes de
hierro, y compuesto aula uno de éstos de cuatro piezas de
pontón.
•»Salió el dia primero a .instrucción el regimiento de in­
fantería de Valencia, y tenia que pasar el F.bro para ir al
campo. KI capitán de Ingenieros halda encargado al coro­
ne! del citado regimiento que le avisara, para estar presen­
te. en el momento del paso: el coronel cumplió el encargo,
pero no se encontró al capitán donde se le buscaba, y se
llevó consigo ai teniente de Ingenieros 1). Manuel Massó y
(iarriga.
•»Embarcaron cu la compuerta un batallón, y ademas la
música, que fue tocando durante el trayecto, y ocupando,
por consiguiente. un espacio mayor que el «pie le hubiera
correspondido -i hubiera ido en las condiciones de los de­
mus soldados; había, por consiguiente, un desequilibrio
en la colocación de la carga sobre la compuerta, ejtic no
iba igualmente repartida en toda su superficie. Desatraca­
ron sin novedad, y al llegar al centro del rio, sin duda por
una virada rápida é inesperada, el cable hubo de mover la
gente hacia popa, ocasionando el balance correspondien­
te y la entrada de alguna cantidad de agua en los ponto­
nes. En vista de esto, con el susto natural, é instintiva­
mente, se fueron todos á proa, produciéndose otro balan­
ce mucho más considerable, que determinó el que los
pontones se llenasen de agua v que la compuerta se tuese
á pique, sin que se rompiera una sola pieza ni se soltase
una limera, quedando integra en el fondo del rio : muchos
soldados se tiraron al rio, y ¡ludieron salvarse los que
quedaron sobre el tablero, porque no los cubría el agua.
•»Perecieron ochenta y nueve hombres, entre ellos el
teniente Massó y el centinela Félix A rizm eiid i, únicos in­
genieros (¡lie había en la compuerta, porque el manejo de
esta estaba encomendado á los operarios que tenia allí em­
pleados el Ayuntamiento de L ogroñ o.»
Como se ve. lité una catástrofe imprevista : el bote que
trasporta diariamente pasajeros desde el muelle de un
puerto á los buques con el mar agitado se va á pique en
un dia de calma, porque un movimiento nervioso é instin­
tivo de los viajeros destruye el contrapeso, inclinando la
mayoría hacia una de las bandas : tatito el Ayuntamiento
de Logroño al proyectarla obra, como el ingeniero al coiistm irla . el ¡efe del regimiento al embarcar sus tropas, el des­
dichado oficial facultativo <|tic presidió esta operación, y los
operarios que le secundaban. todos tenían gran ínteres en
evitar cualquier desgracia. Ignoramos la verdad legal del
sumario, en que se buscan culpas mru castigarlas con arre­
glo á la le v ; pero creemos que solo ha de encontrarse mía
gran desgracia, producida por el instinto de conservación
de aquellos que perecieron ¡i ir el mismo deseo de sal­
varse.
Pero la catástrofe es á la vez terrible v dolí irosa : muje­
res desoladas, niños sin padre tienden las manos al cielo y
a los hombres ; sólo hay dos remedios humanos para esa
gran desgracia : la oración ¡gira los muertos, y la caridad
para los vivos. La prensa francesa trata do procurarlos un
socorro. Saludémosla con gratitud.
Volvamos el ánimo Inicia otros asuntos menos desgarra­
dores : el corazón estallaría si no se templase lo triste con
lo cómico. Felizmente la Empresa del Ierro-carril de Ma­
drid á Zaragoza nos ayuda a producir ese contraste higié­
nico. Antes debemos elogiar iinparcialmente la actividad
con que lia reconstruido la vía y reparado las enormes ave­
rias di- la linea entre \teca y Albania . \ cumplido este
deber, pasemos á consignar un rasgo especialisimo. En los
últimos dias. cuando el trasbordo estaba reducido á un
corto trecho, los viajeros Inician á pié aquél breve trayec­
to. tomándose la molestia de cargar con los sacos de noche
para variar de tren.
Los viajeros satisfacían por esta incomodidad tul peque­
ño aumento en el precio del billete. Felizmente no se obli­
gaba al pasajero a llevar á cuestas los baúles ; si hubiera
.sucedido asi, la Fm presa le Imbii-ra hecho pagar la contri
luición que pagan por ejercer su oficio los mozos de cordel.
Discutan otros las liases del tratado de paz entre las re­
públicas del Pacifico: nosotros no queremos ver. si el he­
cho resulta cierto, nada más qué la ventaja terminante de
la paz : creemos que los beneficios de la nación favorecida
por la guerra, son menores de lo que la paz bien aprove­
chada la hubiera reportado.
l n peruano amigo nuestro nos decía :
Como político, vivía en guerra con mis adversarios :
como casado, vivía en guerra con mi suegra : pero cuando
se rompieron las hostilidades con Chile abandoné mi ¡latria; eran demasiadas para un solo hombre tres guerras á
un tiempo.
Don Ilermogenes no puede transigir con Inglaterra: ja
más la perdonará la pérdida de los galeones en V igo , ni la
destrucción de la lábfica de loza del Retiro : en vano lie­
mos querido convencerle de que el triunfo del general Ro
herís en el Afglianistan es el de la civilización contra la
barbarie.
Mis simpatías están por los al'ghunos -replicaba.
N o desearía V. poder via jar en ferro-carril por el
centro del A s ia , como recorre V. la Furopa : ; \ o preferi­
ría V. que en aquellas comarcas sustituyese al Kornm el
Evangelio? Pites es preciso que abran el camino á ese pro­
greso. ejércitos europeos.
— Rusia 1.> abrirá.
N o : las rivalidades de aquellas dos nací mes retarda­
ran la civilización del Asia.
Desengáñese V.
replicó D. I lermógenes. haciendo
punto redondo con un puñetazo en la mesa; sólo un acto
de Inglaterra podría merecer mi aprobación : la devolución
de Cibraltar.
D ig a lo que quiera I). Herm ógenes. la humillación su­
frida por Inglaterra en sil- recientes reveses era desfavo­
rable á los intereses del mundo civilizado, y debe regoci­
jarnos <u última é impórtame victoria.
por el que la concibió y preparó sus material.. ■ i
pn, el inteligente y laborioso archivero del A ' .Ul.c® tiemTim >teo Domingo Palacios, es una lástima .llmc'P¡0 don
iado (le aplicarse á su continuación la escasa l” 6 ■ >'a dosupttestada para dar a luz los documentos'
Prc*
Archivo ¡i >r aquel celoso funcionario, y CUv ‘ ‘ul(?s en c]
e s t á n útil para el de la historia de "Madrid
Ayimtamient > la c intitulación de aquella obró ec' i,nWal
Recordaran nuestros lectores que. sin cons¡
nion
ion determinada respecto del puerto español -,V Una°Pila |-.«
preferencia
sèi-1'i|•<
liria de corresponder
,....... . ...
iv i u i u ., para ser
p*Ue
,.| “ V
tranco, a lin de servir de escala en la corriente
L ura,'°
que fia de producir la apertura del Istmo <1,.* Panò
tu.nier.•
cai,l'l,l
la apertura del Istmo de’
vi »nocimos la liierza de las razones alegadas por "a A'*1' rc'
de Moyagücz , en la exposición que elevé) al ('»(»biern"1^ '- 0
citanil ten su
tau importante franquicia
de Mayagiiez, -ui número del ¡: de A-mstì» YÒ v C>Ua
la v .ir
/,
en
articulo notable. eu que
_ demuestra las v e_n
_ ta jé d e '?_ _ _
• I l l i l v <1 Ut * m
i l l ' l l ! 'Ill .disputárselas
l i o n « « * A..
i
.
puerto sobre los demasque
pudieran
tra débil voz llegase a las alturas. suplicaríamos ai S” \r’
lustro de ritram .tr que leyese v meditase uquefart' i
cuyas razones persuaden. ( llétuleriatiins al Sr. S-.uiche-P°*
tillo suponiendo que dudaba un solo instante de )■, . Jus*
nictici i deque un puerto español reportase |„s
beneficios de esa escala : debe, pues. Iver el alegato
i ’¡ ¡ /isa en lavor de .Mayagiiez. (.leem os que se le presentó
como Ministro de l Itramar, una ocasión de ilustra J'
nom bre. creando¿|n germen de riqueza nacional uue
desaprovecharía nunca un gobierno en países donde se ad
ministra mirando al porvenir. La prosperidad del islote de
Si. Tilomas, conseguida a costa nuestra, debió ser un re­
mordimiento para fi>s gobiernos españoles que pudieron
evitarlo; el Sr. Sanclu-z Bustillo está en el caso de elegir
entre la responsabilidad moral de haber desatendido ios
intereses generales ó la gloria de haber procurado 4 su
¡uis los beneficios que debe producir la navegación del ca­
nal interoceánico.
La satisláocion duda a la ('.amara de los Lores por el m i­
nistro Mr. Forster nos parece insuficiente. Fl lenguaje
parlamentario exige la mayor circunspección en los minis­
tros. sobre todo al ocuparse de uno de los cuerpos en quie­
nes reside la soberanía del país, l ’ n ministro constitucio­
nal no puede expresarse sino con el mayor respeto cuando
alude á cualquiera de las cámaras, y el lenguaje de mister
Forster fue una amenaza clara y directa al Senado inglés,
parecida á la que usan los radicales franceses cada vez que
están en desacuerdo con las votaciones del Senado.
Lo extraño én este asunto es que, desautorizado el M i­
nistro de los Negocios de Irlanda por el .lele de! (■ ibierno,
no haya producido este incidente una crisis parcial. ¿Tuvo
el Ministerio inglés el propósito de tantear la opinión , y
retrocedió de su provecto? La continuación de Mr. Fors­
ter en el ( 'iabincte permite abrigar esa sospecha, pues no
parece natural que siga formando parte del Gobierno un
ministro que espontánea y particularmente comete una
agresión tan grave contra uno de los cuerpos en que tiene
que apoyarse el Ministerio.
Comprendemos que sintiese Mr. Forster la necesidad
política de disminuir las facultades de la ('.amara de los
lores, y que el Ministerio de lord Giadstonc acometiese
esa empresa atrevida. Pero excederse en el lenguaje sin
intención deliberada hasta el punto á que llego Mr. Fors­
ter, no se comprende en la habilidad y prudencia de los
poli ticos ingleses.
(Ireemos que en el fondo del asunto hay algo más grave
que una simple ligereza.
* *
Las aguas de Pan ticosa van a sufrir un nuevo análisis
en el que se prometen dos químicos ilustres descubrir nue­
vas sustancias que expliquen con mayor claridad la indu­
dable virtud medicinal de aquellos ricos manantiales: dos
problemas so presentan para la temporada del año que
viene : el resultado del análisis y las mejoras que habrán
realizado en aquel impórtame establecimiento los propie­
tarios ile los baños. I na hay. independiente de su volun­
tad , que liaría mas accesible a los en termos graves aquel
centro sanitario : nos referimos al Ierro-carril aragonés,que
si no tuviera otras ventajas que facilitar la subida á Pantioosa, serian suficientes para determinar su construcción
como cuestión de salud pública, porque Pauticosa es la ca­
pital de los tísicos eií el sentido lato que tiene la palabra.
N o basta ya la diligencia, aunque el servicio se baga hoy
con esmero por las empresas de la 1 'nion , Correo.,' Foítís
y (luallart v la de los Altos Pirineos : es preciso abreviar
el trayecto en coche, que ¡Hiede reducirse con el ferro-car­
ril a un paseo de tres lloras en vez de un molimiento de
veinte horas, mortales á veces para los enfermos de cui­
dado.
— l'sted es de los nuestros, nos decia el amable perio­
dista aragonés l>. Valentín Marín en la Estación de Zara­
goza. l'sted es de los que creen que se liará el ferro-carril
I i-ngo, por lo menos, un interes sanitario......\dcinas,
como la razón principal contra el proyecto es el peligro de
una invasión por Francia, creo que a Aragón le defiende
la Virgen del Pilar.
l-.s muy exagerado suponer que los franceses deseen si­
tiar otra vez á Zaragoza.
Apenas nos atrevemos á tocar la cuestión del dia .qu e
estando por resolverse al escribir estos apuntes, puede ha­
ber quedado resuelta al recibirse nuestras cuartillas en la
imprenta. S. M. la Reina Madre, la Scrmu. Sra. Archidu­
quesa Isabel, el (iohicrnn, las c imísimics que batí de asis­
tir á la presentación del regio vástago, reunidas en Madrid,
esperan el alumbramiento de la Reina. l,a curiosidad se
halla reconcentrada en este asunto, que ha hecho pasar
inadvertida la renovación de las Diputaciones provinciales.
Los cañonazos de un ejercicio de fuego hicieron creer al
vecindario hace dos dias que eran salvas que anunciaban
el nacimiento de un principe, y la prolongación de los dis­
paros, que se balda dilatado la familia Real extraordinaria­
mente : altos funcionarios cu traje de ceremonia acudieron
á Palacio al estruendo de la artillería : hasta las lavanderas
salieron de sus bancas, dirigiéndose Inicia ia Punta del Dia­
mante, donde se coloca la bandera cuyo color indica si es
hembra ó varón el recien nacido.
-¿Cóm o es que no colocan las banderas?—-decía una
mujer al oir la continuación de los disparos.
Inmediatamente se discurrió una explicación satisfactoria.
- E s . sin duda — repuso un guardia -p orqu e no habrá
en Palacio tela suficiente.
Cuando el pueblo comprendió el error, ve retiró lenta­
mente de las inmediaciones de Palacio.
¿También se equivocó tu amo?— oímos que pregun­
taba al cochero de un alto personaje otro cochero.
— Es la décima vez que se equivoca— respondió el pri­
m ero;— anoche se vistió de gala tres veces, creyendo que
eran salvas los aldabonazos que daban en las puertas.
♦
* *
Y pites hablamos de periodistas aragoneses, seria im­
perdonable no dar las gracias al Director y redactor del
Diario </r Huesca, Sres. (¡am o y Ik-rned, pur su fraternal v
cariñosa acogida , asi eoimi al hablar de I luesca tíos peritatiré-mos hacer una súplica a la (¡omisión provincial de Mo­
lí omentos.
En los uli¡m >s dias ile nuestra estancia en Panticoe*
tuvimos el gusto de abrazara nuestro compañero el artista
Sr. D miee. y hablando de las antigüedades de H u e s e a , nos
manifestó que halda visitado mi edificio, notable á su pa­
recer. v en riesgo de perderse. Estas fueron, sobre poc
más ó monos, sus palabras :
En una posada de la calle de I lerrerias , núm. 20, exis­
ten los restos suficientes para asegurar que aquello « s
mezquita ó algún importante edificio civil arábigo-hispan f
anterior indiid iblemente á la Aljaferia , que conserva a g
nas inscripciones en caracteres cúficos; un rosetón Og,
val hace sospechar si la que probablemente lué|tncaj
se habilitarla para el culto cristianó después de la exPn * . .
de los árabes en tiempo de D. Pedro IV. aunque es ex
(¡lie no se bava conservado en épocas devotas la tnn t- ^
del santuario : también ¡nulo convertirse en vivien *
algún noble la mezquita, pues se e niserva un cscut >• ^
vas lajas, inclinadas de derecha á izquierda, se ven «- ^
"portal de la posada, y cuyo estudio indicaría ,al . ' c¡.
quién perteneció. I) is columnas, de las cuales una I
.
pálmenle demuestra en su capitel que pertenece ' ‘
mera
los « lárabes,
indican
al * observador
* se
111V.
• • 1 'época t de
*^
i a i R
,
.
.
i .
/|U6
lancia del edificio, asi conio un trozo de ahcatai H ona
(leselibre en una pareti del portai, en donde se. •_ ,. r
donde va
calie diala de,„..riores •
de las cuadras
ias, pero
iiiiu iiuiiuii .i no v..-"
oe
monument, d del edificio es subiendo a los pisos s P
serva intacto el artesoiiado de alerce, * 4 ^
alii se e mserv
ennegrecido, lleno de inscripciones en los entiep-u
n,¿s
tres
naves.
de
las
cuales,
la
centra
.
bió constar de
elevada : allí si-• ven en el muro d " we,on " T
de éste . á bastante distancia, los tres arcos « v con
que debieron servir de ingreso, lo d o hace cuj- H y.piuna restauración inteligente, derribando lo s U .,¡o v cOlOsos añadidos para convertir en vivienda el U*m| ‘ ’ -scrvan»
cando dos columnas iguales á las dos que se i
llagamos un paréntesis en la crónica.
Entre los pocos libros e-n cuya le-Ctura invertimos los
ocios del veraneo, acabamos de terminar uno que nos lia
dejado la impresión de esas novelas cuya lectura queda in­
terrumpida por la fórmula periodistica (se continuará). Nos
referimos á la importantísima colección de documentos
inéditos v curiosos del Archivo de Madrid, libro cuya mo­
desta edición costeaba el Ayuntamiento de la córte, y cuya
publicación se suspendió por economía. Dirigida esa obra
i i i v w v
v ii
íierratluru
LA
V
ILUSTRACIO N
Y AM ERICANA.
l:;i
X X X IU
•t mczt|i>',a parecida á la tlel Cristo de Toledo,
«uc<larlU ‘n-.poca anterior.
iinqllC ‘1 . ‘1 paso por Huesea visitamos la posada.com \ nue. cl;ict¡,ud de la descripción de nuestro amigo.
—
.-.tirlIlllO I'* T' e n el, 1-1.,..,
n i . i i i n n i . t r f . i J Ivn- r , - I .-i, ,n
-rol)a'u*°
libro Huesca niiiiiiuiiciila/
hay relación
\osabe'P'.’^r i .
nus inclinamos a la duda, porque n >
¡je este e<u ^i7()'n t[t. él personas ilustradas , á quienes pedi
nos diere”1 ■. '
v noticias, v porque la Comisión de Mohecho algo para impedir el abandono en
jiUinef»10^ ‘.ntta. I-'.n electo, el bunio de una cocina con­
que se
viendo más y más aquel hermoso artesonad i
litiúaen'1e
levctldas : los adornos que en otro tiempo
r b(>rra,u
v v¡stosos colores están cubiertos de hollín.
fucron(l
¡ominadas en cabezas de león, toscas, pero
yl®s!WU 1jca's, que sostienen el artesonado. son hoy ne¿aractcn^ ^
i>n |a nsemádad de unos desvanes.
«T‘lS "r- n.,s á la prensa, al (iobierno y a la (Inmisión
Stipno| ^ ^[(I]UII,„-utos que examinen el edifu io y le
merece
ffi^ürn baj«, su protección, s i , como creemos.
t i . trode Lara, situado en la Corredera Baja de San
Hl os un
lindo salon en l'orma de herradura, que imita
Pablo.es
un luid*
u decorai
decorado. aunque en pequeño. al teatro de la Co*" ?r
.. :. i...
i.,c ,,,
ñutieres
mi una
tina canastilla
eanastuia
t®
las
n niel es parecen allí llores en
blanca,
i, dorada
dorad v roja. Las Sras. Vaiverde. Abril v k ,dr¡(omea k¡que!me y otros actores que
euez.con
con los Sres. K«
mtt,
fform
rnn1
'
un
buen
cuadro
de comedia, lian estrenado
. . . . aquel
,
an un lu
,wtro • ¿cuál será su suerte en esta temporada: Se la de,Wmos próspera. porque los teatros, como los hombres,
** felices ó desgraciados desde el momento de nacer.
- W , . sus i)fueriis. revista de espectáculo de los seiVi
■ Hcrrañz v Campo Arana, estrenada en el circ i did l’riti
Alfonso.tS l,n:1 n|,,'a agradable é ingeniosa, que se ve
diversas veces cotí placer : la música . de Bretón ; los pro
‘ isos bailes que auiettizan la rev ista, bellas decoraciones,
mies pintorescos y la variedad de los cuadros hacen al es
fcetador pasar un rato agradable en un espectáculo a la
vez culto v ameno.
¿tí»'V* T I
Pero ¿qué hacemos: Sin a d v e r t i r l o , v contra nuestra
costumbre v propósitos, estábam os hablando de teatros.
Las aguas del l.ozova se batí enturbiado otra vez.
Tero, señores empresarios, ¿eso es un canal ó una h >rehateiia ?
„
Las mangas de riego, en vez de arrojar agua, llenan de
polvo al tránsenme.
—¿Qué masca esc niño: — preguntaba ayer una intuiré
ala nodriza:— le ha prohibido el médico que coma.
_Es que ha bebido - contesto el ama; esta mascando
agua del l.ozova.
.h »K E‘ i-k \ a m >i-:z B kkmd .n .
NUESTROS G RA BA DOS.
I.A CATÀSTROFI: llt; UK.KOÑo.
t'n eco de dolor y de conmiseración lia respondido desde todos
lo» ámbitos de la Península a los telegramas oficiales y i-articula­
res que, ron su terrible laconismo, dieron cuenta en los primeros
pnentos de la sensible desgracia que la capital de Iti kioja pre­
mati aterrorizada en la tarde del t.” del actual. La penosa im­
presión producida por aquella lúgubre noticia lia ido en aumen­
toi medida que la prensa ha dado ¡t conocer los tristes detalles
del suceso, ávida mente recogidos por el público.
Horas después de haberse tenido en .Madrid conocimiento de
1» catástrofe. la Dirección de nuestro periodico hizo salir para
Logroño al artista Sr. Meiendez . con la misión tic lomar apuntes
vjnreel lugar de los sucesos, y el mismo diti 5. en que regreso
nuestro dibujante, tuvimos el Iùnior de recibir por mano del ex­
celentísimo Sr. Marqués de San Nicolas, digno Alcalde de I.o(grofio, un detallado croquis, hecho expresamente para nuestro
lico.que debemos á la atención del señor D. k¡curdo de
, testigo presencial del desgraciado acontecimiento, asunto
tit nuestros grabados de las páginas primera y 1 ' 2 del presente
número.
Según los datos más fidedignos que liemos podido obtener,
®y que buscar en el pasado el germen del origen de la reciente
catastrofe. Resultando insuficiente para las necesidades del tráli¡B-h puente de piedra que cruza el Kliro á su paso por Logroño,
«tet ano de 1855 fué acordado su ensanche, v se llevaron a cabo
“ Snbrasnecesarias al efecto : pero una considerable avenida del
no destruyó gran parte de la nueva fibrica en inerii de 1S71.
«riendo necesaria una reparación. Aprobado el proyecto por la
penoridad. se procedi-- al derribo de cinco arcos del pílenle,
r “1 sustituirlos por--iros, liabilit indose mientras tanto un puenjptovusional, que a su vez q u e jó inutilizuilo el 11 del me- úlli, por hundimiento de dos desús tramos, felizmente en 1110,nt" en quc n¡l.|ie transitaba por él.
la necesidad imprescindible de establecer una nueva coj_racion entre ambas márgenes del rio. la Municipalidad de
!
acudió al Gobierno en solici'ud de que -e le olorgíra un
*Quel? r cainpaf|u ; petición cine fué concedida, á título de rpie
j¡j|. Ia Lorporacion sufragase los gastos de trasporte del mate(|
r? no permitiendo los recursos del Municipio incurrir en
g2"jM>boUo que aquéllos representaban, se opto por la cons*tonó ¡ - í - n PUenl1' volante militar, como lo más expeditivo y
K
i|j I?'co-Encomendado el.estableciinieiuo -leí puente volante
t f « f f i n‘ comP;tf|la del primer regimiento de pontoneros, se
a|cu o. V*:* Logroño con el material necesario, procediendo
, j^-Púmienio de su cometido, previas las medidas y -m-le-:os
.W .I0ni,
s,PO
ciencia militar para semejantes casos. K1
Ivi 2o
20 de
d
^fetto
u'r Ia
1,1 taenci.i
l^ é n d l'm° dieron los ingenieros por terminado su trabajo,
i'spu ^0*0 en conocimiento de la (.'oinamlancia general, la que
^*toOstfSe SOm.e!.'e' ;i vi puente volante á una prueba previa, que
tiaas¡[aase suficientemente su solidez, como se verificó. haciendo
SjiDir - Flrros y caballerías cargadas, sin que nada hiciera pre­
ti di- ",',lel5I° accidente.
«Urtel | | ' actual, á las cunlm ile la larde, salieron de su
Q» -.i L)s . s batallones del regimic-iiLo de infantería de Valen.. > mauri,. -i- .
- .•
•
■pálido de su coronel,
Sr. .Suez
-le Miera, ion objeto de
5 j I se ®n las maniobras militares en los llanos que se cxlien^tierne ° lra barlc del Kbro, cuyo nivel liabia ere- ido cunsideftode u*e a Ct*tosecuencia d é l a s últimas lormeiuas. I-.I embart'úiente 1 l.r" I ,as
principi-- bajo la dirección del iiilbriumido
t"bjtruc v ' i " 1'*
¡"genier-’ - Si. Masso, que liabia dirigido la
N o e l , -?n “ l'l puente, siendo el misnio uficial el primero que
A g n v é,e" B pintaf.-iuva , acompañado de un pontonero.
« naier nías inteligible para nuestros lectores el relato
í
ESPAÑOLA
de la catástrofe, esta 111paremos aqtif los pormenores que hemos
podido adquirir respecto á la construcción del puente volante.
Constaba C-sie de dos ponioneS, formados ñ s„ vez por cuatro
charnelas cada uno, y unidos jmr vigas y tablones que coaipoiii.in
una plataforma de 7 metros de longitud por 9.38 metros de la­
titud- I-I puente, balsa, plataforma -> compuerta c-m fiadorque todas estas denominaciones le dan las corresponilenci.is y
telegramas recibidos del teatro -le] sin eso- era lo suliiieuiemente sólido para trasport-n 250 hombres de cada v ez.
Tuerzas del primer batallón j en número de 2<> jefes v oficiales
(incluso el coronelI. 30 cabos y sargentos y 148 soldados ocupa­
ron el puente, cuya parte de proa resultaba algo más recargada
qtie la de popa, p--i I - que el oficial «le ingenieros que dirigía el
embarque hubo de proponer al Coronel de Valencia que se res­
tableciera el equilibrio dando entrada á Lis caball—: : pero en el
lemorde que éstos pudieran inquietarse, introduciendo el desór-Icm consiguiente, decidió el Coronel que e nb.uvase la banda
del regimiento, compuesta de 27 músicos. Ocupando éstos y sus
instrumentos mu- espacio del disponible, diqiúso-e que se siuiáran hacia el c;ntro, h- cual motivo un movimiento ue avance
hacia proa, con lo -pie empezó ¡i sumergirse el ponlou corres­
pondiente sin que lo notaran lo- soldados, dirruidos en escu­
char los acordes ríe la música, que alegraba la corta travesía.
Al llegar al centro del rio zozobro súbitamente la parte de
proa , siendo precipitados al rio soldados, músico; y oficiales en
horrible racimo.
T.icil será á nuestros lectores imaginaise la escena de horror y
confusión que siguió al hundimiento del puente. Los pocos que
sal-i 111 nadai eran arrastrados al li-ndo del rio por los que no sa­
ínan . fines todos se asían unos de otros con la desesperación del
que sealiogi. I 11 medio de tanta »les-dación hubo rasgos de valor
heroico, lealizudos muchos de ellos por fieles asistentes. que tra­
tando <le salv ar a sus amos , fueron víeunias de su abnegación. Id
coronel del regimiento fué eximido del agua en bastante mal es­
tado, pilr dos valientes gastadores , llamado- Lafuentc el uno y
Solo el otro huiré los héroes sin f--ritma de esta triste jornada
se cuenta I). Angel López Alcalá, hijo del teniente coronel iefe
de la reserva de ¡‘alalia , y que servia como cabo en el regimien­
to tle Valencia , que pereció ahogad" después de.haher salvad" .1
vari is de sus compañeros.
La tropa al mando del teniente coronel Sr. Olio, tiue se hall 1bu prevenida para el segundo embarque, asi como las persynaque desde la orilla preseiu ial-an el deplorable siniestio, hicieron
esfuerzos sobrehumanos para auxiliar á los náufragos. echándo­
les tablones, cuerdas \ euant • hallaron á mano y era susceptible
de poder salvar una vida, siendo muchos los que expusieron la
suya, llevados de generosos sentimientos, y todos cuantos es­
pectadores. militares o pai-anos. sabían nad ir se precipitaron al
agua para socorrer.-i aquellos infelices.
Siete músico;, entre ellos el director de la banda, pudieron
salvarse asidos al bombo. Igual fortuna cupo al que locaba el
redoblante, amparado también por su instrumento. I n corneta
consigui - también ganar la orilla . nadando con el brazo derecho
y llevando en el izquierdo su fusil y la cometa en la boca.
S u tardó en cundir por la población la iitfa.ustn noticia, acu­
diendo ¡lime liatamcute al sitio del siniestro las autoridades mi­
litares v civiles, el clero y gran parle del vecindario, animad- todos del deseo de aminorar en lo posible la catástrofe. Autorida­
des y vecinos rivalizaron en celo, viéndose personas de todas las
cla.-es de la sociedad que ;e apresuraban á despojarse de susropas para cubrir con ellas tí los que eran salvados y llegaban
ateridos ti la orilla. Inútil parece decir que Lis mujeres eran las
más solícitas en prestar sus cuidados a los que todavía estaban
en disposición de recibirlos. Los seftnre.- sacerdotes cumplían -u
santo ministerio administrando los últimos auxilios de la reli­
gión á las victimas que eran eximidas de las aguas sin esperan­
za; Je vida. Cuentan los que han prescnci ido aquella escena tle
destilación, que los mismos militares, endurecidos en los horro­
res de la guerra, no podían contener su emoción ti la vista del
f 11a1 desastre.
’Luda la tarde y noche de aquel din se invirtió cu buscar cadá­
veres en el fondo tlel rio, y a medida que se les extraía iban sien­
do conducidos cu camillas al hospital, dándose sepultura a las
victimas, en número de 89, en el cementerio de la ciudad. I ñire
los ahogados se cuenta el teniente Sr Mu-- », (pie dirigía el em­
barque tle la; tropas. \l recibir su inlóitumula viuda, en Zara­
goza, la infausta noticia, impresionóse hasta el punto de inten­
tar poner término á su vida con fósforos ilisuello; en petróleo.
"I al es, sumariamente referida 1 sin (pie podamos responde!
tle la perfecta exactitud tic los detalles apuntados, la catástrofe
que lia venido á entristecer todos los ánimos v á sumir á mu­
chas familias en el desconsuelo. ¡ Di,,- lutya recibido cu su seno
las almas de las víctimas!
Como corolario de la desgracia que tenemos el sentimiento «le
registrar, organízanse suscriciones voluntarias y se preparan fun­
ciones para arbitral recursos con -pie hacer menos triste la .suel­
te de las familias tpie quedan privadas de su sosten v i educidas,
por consiguiente. á la miseria. Kl Jefe del listado \ su augusta
familia han sido los primeros en acudir r >n importantes donati­
vos ai socorro de tanto infortunio. lil periódico ue Parts, /-• <¡mln/.s, lia iniciado la i-lea perfectamente acogida, de que se adjudi­
que en favor de las familias de las victimas el importe del prime!
premio de la lotería franc-i-espafn-la, que, romo es sabido, no lia
sido reclamado. Nos complacemos en consignar este nuevo rasgo
de simpatía de la prensa Irancesa liú ia nuestras desgracias.
Kl señor Alcalde de Logroño y algunos señores concejales se
hallan en Madrid haciendo gestiones cerca del Gobierno-le S. M.
para que. por el departamento de la Guerra, se Ies facilite el
puente tle barcas que tiene en Zaragoza el Cuerpo de Ingenieros
militares mientra; tanto -pie pueda emprenderse la reconstruc­
ción del de piedra. Ln el ínterin, el tránsito entre ambas orillas
del Kbro se verifica por medio de una balsa, representada en
uno de los apuntes del Sr. Meiendez.
*
* *
IIOCTOK DON RAIA til. Nt.ÑtiZ,
I’lvsiilvntc -It- la R.-|-i’ il¡( - ilt- ln, Ksl.iáos-loiitliis -te <'-•!>m)'óu.
Kl nuevo Presidente de los Estados ! nidos de Colombia, cuyo
retrato tenemos el gusto de publicar en la pág. 133, nació en la
ciudad de Cartagena de aquella República en 1823. y curso Hu ­
manidades , Tilosof.a y Jurisprudencia en la 1*ni ver siJad de su
ciudad natal.
En 1854 dio principio iL 511 carrera política y administrativa,
desempeñando dignamente la Secretaria de Hacienda en el Go­
bierno del presi lente Mallarino. De 1863 a 1875 visitó la Améri­
ca del Norte v I->- principales países de I-atropa, residiendo algún
tiempo en Liverpool en calidad de cónsul colombiano. Desde allí
envió á los periódicos de Ib-gotá, Caracas y Lima una serie de
correspondencias que acreditan la seriedad v espíritu practico
con que se dio a estudiar las instituciones y costumbres del Anti­
guo .Mundo. Lna parte de aquellas cartas se baila coleccionada
en un volumen muv leido y apreciado por los hombres políticos
de la Aniel Í-.1 del Sur.
En 1874 loé- piorlaimulo candidato á la Presidencia por la " p o ­
sición liberal, mu el apoyo di la- individualidades mas respeta­
ble- del partid-- roii-ei vadoi . pero el ex-I'icsidente Pérez logró
sacar triunfante al candidato oficial Sr. Parra , no sin que sensi­
bles ludias ensangrentaran el territorio de la República.
A pesar de aquellos sucesos, h fortuna fue- prospera al Dr. N11ñez en las elecciones verificadas el año próximo pasad", _\ li>>v
cierre el poder ejecutivo, rodeado de popularidad y tic prestigio,
lia proclamado sen-ata y cuerdamente la regeneración adminis­
trativa fundamental fumo lema tle su Gobierno, y como prenda
ile tolerancia y concordia, lia dado participación cu el poder al
partido conservador.
Bajo su gobierno se ha llevado a cabo el tratado con España
últimamente firmad - en París, por virtud tlel cual amba- parto
contratantes se conceden en primer término y mutuamente 11 fa­
cultad de establecer legaciones v consulados en I--- punto.; que
juzguen más a pronos itu. be estipula después el derecho tle ob­
tener en todo tiempo, y sin perjuicio de nuevos convenio? co­
merciales. todos |. privilegios, excepciones y ventajas conce­
didos a la tuición más favorecida p--r ambos países, respecto de
su; tarifas aduaneras, tránsito por vías férrea- ú .aras practica­
bles. l'Npuna adquiere igual derecho ñor lo que se refiere .1 la na­
vegación por el proyectado canal de Panamá.
Deseamos al Dr. Nuftcz un período presidencial tranquilo y
abundante en pro-peridades para el pak que administra.
vi - I R vi. 1 v :
bili-iioi -leí |<iiuii'íii iti ti* |-Nl-i-.'ii iim t'niv-i-.il «ti Millotnm
I I día l." de ( leudare próximo debe verificarse la apertura tic
la Exposición l 'uivcrs.il tic Mclbourne, cuya convocatoria oficial
pllbli.ó I.A ll.l STR.Vt lo \ T.SIWÑIIl A V A’ m I'RI i \\A e n c i m e s
de Marzo del pasado año, con toda clase -le explicaciones y de­
talles acerca de la importante ciudad tle Mi-Ib,nune, cq ú ia l-le
la ll-írcriente colunia Victoria til.
El palacio donde lia de celebraisc la Exposición lia sido cons­
truido c-mforme al proyecto «pie dimos a conocer p--r medio del
grabado, cu nuestro número correspondiente al 8 de A biil de
187-1. El que hoy publicamos en la pág. 133 representa una sec­
ción de la gran galería central, cuya longitud e- tic 160 metro-.
Según la- últimas noticia; recibida;, la Exposición de Mclb-iurne promete estar mucho mas concurrida que la que acaba tle
verificarse en Sidncy, y cuya clausura t m - lugai el 31 tle luli
El Comité directivo c-mlnl-a ya con cerca tle - i neo mil e\p--it,res entre industriales ingleses, alemanes y frunce:e-. .iimidopor el éxito de la Exposición tle Siditey y por la seguridad tle
encontrar buen mercado para sus productos en las principales
ciudades tle la colonia, cuya inqvt.u unía mercantil se acrecienta
cada din. La estadística eonicrcial tle 1878, ultima que conoce­
mos. acusa una importan.-n de 404 niillonc= tic pesetas contra
una exportación tle 2 9 S millones. De estos totales, el 85 y el 76
por too 1espectivámente etirrcspundicnm al ptien misino de
Alelbouriie.
Asombran la- anteriores - tina? cuando se considera que la
fundación de la capital de Victoria data solamente tle cuarenta 1
cinco años. En 1831 . antes de descubrirse los almud.unes depó­
sitos aurífero.; tle la colonia, la población contaba sol.úneme
15.000 habitantes: ln — años después ;c elevaban c;to.- a 72.000,
v boy ascieiiden a DiS.ooc. mi liallámli -e t oiiipu-in.litlt en e-te
número los pobladores tle las aldeas -pie han ido agrupándose en
torno de la ciudad, actualmente la primera de Australia pm to­
dos conceptos.
*
• *
lili.!-A > A R T E S :
h:ti<'¿t ü, t.t cuntir«! ili l.luvt ni.
El Sr. Llovera, amor del cuadro que, según dibujo del mi mío
artista, reproduce nuestro grabad" de la pág. 13b, c- un pintor
catalán. que gusta de vestir á los personajes de sus composicio­
nes c -u el pintoresco traje español de I"- litioes y heroína; del
Dos de May-. Ninguno tan a propósito, v sobre lodo cuando se
trata de representar al bello sexo, para hacer valer la morbidez y
el artístico contorno de las formas.
N o hay. pité;, que extrañar -pie /•/ fuiiofciti-: 1 sea en el cua­
dro del Si. Llovera una maja de los buenos tiempo; |.il decir de
los que los conocieron I. El esbelto cuerpo reposa en el antiguo
Canapé, en actitud muelle v abandonada : los labio; m- euirt-abren
para dar paso a esa respiración dulce y acompasada que rev ela
un espíritu peifec.iameiile exento de preocupaciones, v I -- tor­
neados dedó? apenas si sostienen el b-iida-lo pañuelo. Kl señor
Llovera ha sabido hacer agradable la iiuloleucia.
ItKfSIvI.AS : I.A UKAX l VKAl.t.A I A I I I; f(iRtl A V \t El.OKti'A,
Entre las magníficas fiestas con que la capital de Bélgica lia
celebrado el quincuagésimo aniversario de la I mlepeiitlencia no - ¡--nal, ninguna tan adecuada por -11 índole para excitar el bíte­
res de los lectores á nuestro periódico, como la gran cal-algala
histórica y alegórica, a la que dedicamos nuestro grabado de la
pág. 137, según dibujo que desde Brusela; nos lia rem'iudu nues­
tro asiduo colaborador Si ( o nl-a.
Esta brillante fiesta bistorio--artística. en cuyo; largos pre­
parativos se lian invenido suma; tle mucha consideración, re
corrió Ti- -alies de la capital el 19 tic \gosio último, por el
orden siguiente:
Í’ RIVITR iiR t'l’U. / ‘,’r¡o,/,‘ Cviiiiniiil. T>le periodo tle la lii
loria -le Bélgica, y una de su; mejores páginas, iba representa-lo
por sesenta jinetes, \e.-tido; e->n stintuosos trajes de terciopelo
bordados de oro, a la manera de I » ; siglo; \H ¡, XIV, XV y XVI,
y i'ondlicienili) l--s c-iandartc? tle las antiguas coinuniilades. Se
guian I>*—porta-estandarte.; tle los célebres gtlde* tltr San Jorge y
San Sebastian, y el carro tle la? libertades comunales, arrastra­
do por diez caballos luios.miente enjaezados. y ornado -mi em­
blemas de las principales artes y oficios.
Sf-r.rN'iio i ; h i t o .
P ro v in cia l Abrían la marcha
diez 3’ siete amazonas, en representación de las prov incias bel­
ga; . precedida; de trompeteros y acompañadas -It- pajes v he­
raldos. Seguía Felipe e l HueUo (2), tiuque de Borgoña. v el cor­
tejo del Toisón tle Oro, que ofrecía la mas lujosa y variada co­
lección de trajes antiguos -pie pueda imaginarse. I.".- mo-lel.
que lian servido para confeccionar dichos traje; y los amases dé­
lo? caballos fueron dibujados por el reputado pintor de Historia
Mr. V. i.ugye. Detras marchaban cantores a pié, tocadores tle
cornamusa y oboe, y los trompeteros V timbalero.-; del Toisón,
de ( >ru.
I KRCI- R ( , K r m .
Cortejo de M uría 7T/w/. La época tlel pre­
dominio tle Austria. personificado en la .emperatriz María Tere­
sa. tenía en la cabalgata tm color local perfectamente caracteri1r j Yerinst* i-n musirá volt »tíoii riel piiuiri bcim-vlrv «k jí»';'»
nudillos iii«cru>s ni l:i>
iñ^. nm. .mñ > 144
I«»
j
-* Ki-llpl* I*/ Huvuo , I I I í! l -II lio il ll il v . (lu«|UV lil ÜoliM'íVl . tlt IR l l » llltc ^
•1* I. u \ i' iii lit ii4 « n , c o i i i l r t!» M : ‘i ! h U > . «1« A r i o i s , 1
, lii)«« v . u i v - m tlt* |n;m
Sin nt/.'ih) nat'iñ t n D i j u n . m |imin «1« 1 ;«if» Siiv« li«*« ji sji j v it li v m » v i l l o i m
u lo . vvitilindio tifio» tU «ti i*l. I*ut
un t I T tm
• m D -U v íbiih * h.D I"p " \ i i t ' n u . t i io i 1. .mi' - »i* i . m Ii i .* *ii t , 1•m r * «i«'ii i !••• . » l o . • 11«í • * •
' 1« n .l il o
\ (•14 111110 -111 1«• - |* . 1 • ll«
•U'Mliti
|.1 .’mil ti .ll I | O m i
«li O l o lll*'- <« i -|«|.« I«oí <| » » i | mi o- «1«
.» i UiM-..
•'••'! tm •! i \• * *I«'
t • •
n n k u l t t v n l u » í 1 t ini|»« 1.1 . .-it 1
I liii.i d i l u » Jw m I «U l ' o i t u ^ i i l
)'!'1
1oo )
LA
LA
K X T K .V re tO N
15A l . S A
IN S T A L A D A
I )!•:
D L S IT 'L S
ILUSTRACIO N
CATASTROFE
A H O G A D O S ,
D L L
l'O li
S 1N 1L S T K O .
I.O S
ESPAÑOLA
DEL PU E N T E
IU /.O S
i'O X M 'C C lO N
\
D L
I
\\(
LAS
II.\ S
A l
AM ERICANA
MOLANTE
X M .L V K Is .-
V ÍC T IM A S
Y
A L
LOS
D L I'Ó S IT «
DE
LOGROÑO.
LA
x x x in
ILUSTRACIO N
ESPAÑOLA
Y
AM ERICANA
da de magníficos hoteles de dos pisos
construidos en un estilo elegante y uni­
forme. con arreglo á los planos del arqui­
tecto Gtiimard. F.n el centro se eleva la
grandiosa estatua ecuestre en bronce de
Godofredo de Bouillon. reputada por una
de las mejores obras de bimonis, y que
fué inaugurada el 15 de Agosto de iNDi.
A espaldas de la estatua se eleva la igle­
sia de Saiul-^aceyues-sur-Caiidenlierg, cons­
truida en 1776 sobre los cimientos de otra
edificada en tiempos de Luis el Benigno.
Al decir de personas que han presencia­
do la cabalgata histórica de Bruselas, y
que vieron también la que organizó el pin­
tor vienés Mac kart para celebrar las boda
de plata del Emperador de Austria, la de
la capital de Bélgica podía rivalizar digna­
mente con aquélla, tanto por el lujo des­
plegado, como por la escrupulosa exacti­
tud en los mas mínimos accesorio-:
.,nse en él locadores d e//m (nitambores, galanamenu ven,Jos
& * > ® n c o s y « u l e s - María Teresa.
vestid3
h ba á caballo deiras del csmifi«-.fdcAustria, escoltada pordraeotjndarl c ; L s „obles é individuos de los
^ ’ •^ent'de los lita d o s genera es.
tres °r^e banderas, ornadas con los reMUCV lo= hombres ilustre.; del país en
tratos Je *
aSt faCil¡iab¡in la transición
b r i l l o antiguo á la época moderna.
de l l Tria con la música de los cosm os
f * £ l ? o de la Mease (U s o ).
1 U
rKr r o .— Periodo de 1830, ó
CIíeAl eopoldo I y las libertades belfas.
5t, rosaros de la Mease seguían los paAl°sCÜJe ,s;o y el magnilico carro de
m o t a s , - j u c i e n d o una gigantesca
I ^ o P j e aquel R ev. símbolo de los cin{Staiua “
i
y prosperidad que tan
• g S Í t e ! ¡ n ¿ í r i d . , para la Bd gifc Fl oaso de este carro provoco unan,m entusiastas onlausos
por todas las
5y
.q
* *
TIPOS POPULARES DE GALICIA.
Patrón de una lancha pescadora de U i Iikí »
S i« del tránsito.
( Punu-vidm).
QUISTO í;K lT O .-/ j' ■ Igrirnl/nra. Fste
Kg^tante ramo de la riqueza pública,
jjgjtHpara el b,cestair de las naciones,
¡L representulo en la cabalgata
..
«-• ,por un
Nuestro grabado de la pág. 140, segura
dibujo del natural por el Sr. Gtiisasol.i, re­
produce Uno de los tipos más característi­
cos de los pequeños puertos de la provin­
cia de Pontevedra: tal es el /’airón de una
de las infinitas lanchas que en las lias
bajas de Galicia se emplean en la pesca de
la sardina por medio de la red llamada
xei/o. con cuyo vocablo se han formado la :
frases pescar ao xei/o y lanchas d'o vello, tan
vulgares c u it e la gente de mar de aquel
país,
El dibujo del Sr. Guisasola e- copia de
una de la# acuarelas del mismo artista,
que, reproducidas al cromo, han de for­
mar el Album de Galicia pintoresca y /</.,mímenla!, publicación cuyo solo título in­
dica su índole.
Privada de medios de comunicación
que permitan a viajero visitarla con la
rapidez y comodidad que requieren la .
exigencias de la vida moderna, Galicia
ve desconocidas é ignoradas sus muchas
bellezas naturales, de las que general­
mente se tiene una idea falsa. A destruir­
la tiende el Album del Sr. Guisasola, pro­
ducto de siete años ele excursiones artís­
ticas á través de aquella pintoresca co­
marca.
¡ ¡ ¿ a n o alegórico tirado por 2± bueyes,
C cíes rodeada .1
de
jsa Céle#
2e conducía á la diosa
>, grupos de imi­
Avenes campesinas.
Líos
9
lililí- 1
to, 4 caballo y de jinetes con atributos
ESvwTlw diversos ramos de
lanza agrícola
precedían
al carro ie Léa
,
K S d servían de escolta numerosos
MStorcs del Luxemburgo. vestidos con
trajes de pieles de carnero.
Sexto OKtU’O —
Industria. Esplén­
dido carro alegórico de las principales in­
dustrias que tanto contribuyen a la pros.«rulad de la nación belga »cristalería.
Armas, fabricación de papel i : escolla de
peones y jinetes vistiendo trajes b í z m e n ­
te combinados.
Los demas grupos, hasta completar el
número de diez, que componían la cabal­
gara, representaban /:'/ Comercio y La X a ttw io", Los Caminos de hierro. L a s .1 rtes
y Lis Lelras, y L o Prensa. Cerraban el
cortejo el cario de la Bélgica neutral é litJtptndi/nte, y la legión de los cantones
belgas con sus estandartes.
Desde la una hasta las seis y media de
la tarde recorrió el cortejo histórico el it i­
nerario anunciado, por entre una compac­
ta muchedumbre, que saludaba calurosa­
mente aquel gran espectáculo, tributo de
(mor4 la patria. 1.a familia Real obtuvo
también su parte en la ovación.
El Sr. Comba ha elegido para su dibujo
el momento del destile de Felipe e l Buen.
y bu cortejo por la Place Royale. Esta pla­
za, la más regular de Bruselas, está t'odea-
» *
ALEMANIA :
Fita fiesta de las Sociedades gimnásticas alemanas,
en Francfort. — F n duelo dé estudiantes <E. la
D
k\
D. R
a f a e l
N
i ñ e z
,
a c t u a l
P
r e s id e n t e
de
los
E
stad o s
-U
n id o s
de
C
o l o m b ia
.
Universidad de Góettingue.
Hace pocas semanas tuvo lugar en la
ciudad de Francfort sobre el Mein la fiesta
nacional á que se refiere nuestro segundo
LA
134
ILUSTRACIO N
ii. j-
grabado de la |>:ig. 141. quinta de las que vienen celebrando pe1Índicamente cada dos ó tres años las Sociedades gimnásticas de
Alemania.
Han concurrido á ella más d e d o s mil gimnastas, entre los
caíale «e contaban algunos ittdiv iduos de las sociedades análogas
que existen en Austria, Italia y los lvstudos-1 nidos, convocadas
al efecto por las riel Imperio aleman. A l terminarse la fiesta, que
revistió el carácter de una especie de concurso de gimnasia, fue­
ron distribuidos los premios á las sociedades que mas se distinuicron por la unidad y destreza con que ejecutaron los diversos
¡ercicios.
I.a gimnasia popular, tal como hoy se practica por las socie­
dades de Alemania, comprende, no sólo los ejercicios destinados
a fortalecer y desarrollar los músculos. como el trapecio, la barra
lija , las paralelas , etc., etc., sino también la esgrima. La creación
de tales sociedades obedece á la conveniencia, sobre lodo para
las naciones belicosas , de tener tina juventud sólida bajo el pun­
to de vista de la educación física, garantía de una progenitura
vigorosa, y de irla acostumbrando a la regularidad y unidad en
los movimientos para el di.t en que hubieran de empuñar las ar­
mas en defensa de la patria.
Kn Alemania rev i-ten estas sociedades un carácter popular y
eminentemente patriótico, existiendo »na en cada población que
cuenta mas de 2 000 habitantes. Cada una de ella- lia enviado,
con arreglo 1 -u importancia, cierto número de su- individuos a
la tiesta de l 'r.incliirt. que atrajo numerosos forasteros, proceden­
te- de las nriitcipali- ciud.ule- «leí Imperio.
No pueden ménos «le aparecer dignas de respeto 1¡cria- insti­
tuciones populares, cuando á ellas preside la idea de la patria,
volito en esta que lio- ocupa.
\ puesto que de preparación á los ejercicios belicosos y de liomu nacional se trata, hagámonos cargo de una costumbre., tan
original como profundamente arraigada, que existe entre los es­
tudiante-de las l uiversivlailes de Alemania, s señaladamente
entre los que concurren a la antigua y lamosa de (¡oetlihgue.
1¡enea los estudiantes de Alemania la pretensión, harto jtisti!iea«l.i por diversos hechos históricos, de ser firmes baluartes del
patriotismo y dechados'de pundonor. A s i , pites, y por más que
Lis duelos estén prohibido? por la legislación común y por los
reglamentos universitarios, basta la más leve ofensa de palabra
ó de libra inferida por un estudiante aotro para Jai por ultrajado
el honor, v la consecuencia inmediata é inevitable es un combate,
que 110 puede ser rehusado por el ofensor ni por el ofendido sin
tener que dejai la l niversidad, tachado r » n una nota infamante.
listos duelos se verifican con ciertas precauciones, que. garan­
tizan la vida, ya que no la integridad de la piel do 1"- comba­
tientes, cuyos'ojos están protegidos por unas gafas que tienen
un lino enrejado de alambres. y el busto y piernas, por un de­
lantal de cuero. Las espadas no son agudas por la punta, pero
=1 « orlantes. La duración del duelo 11o debe exceder de quince
minutos, y cada combatiente tiene á su lado un padrino, arma­
da también con su espada. A estos padrinos corresponde el de­
recho de interrumpir el duelo si un combatiente ha recibido he­
rida grave, a-t como el de parar toda estocada desleal y fuera de
la- reglas caballeresca- de la esgrima, que un combatiente diri­
la a su contrario. Igualmente pueden dar por terminado el duelo,
ante- de trascurridos h>s quince minutos, si á su juicio ha queda­
do el honor satisfecho.
Siempre que se celebra un duelo de ¿-tos es en presencia de
numerosos estudiantes, y asisten á ¿1 uno o dos médico- dispues­
tos a coser las cuchillada- que los honorables futuros doctores -e
dan en la cara por los má- fútiles pretextos.
bu la misma l 'niversidad de (¡oettingue. hace cuarenta y cin­
co años, fué uno de fi>- ma- hábiles duelista- el actual Canciller
del Imperto. principe de HUmstrck . entonces estudiante de De­
recho. bis f inta qtie su último duelo fué con uno de sus compa­
ñeros originario i le la l’ omerania. que dejó al futuro Canciller
bastante malparado.
Felicitémonos de que esa costumbre no exista en nuestras I ’ ni­
vel sidades. 1 11abogado o 1111 médico con cicatrices de arma blan­
ca en la cara inspirarla aquí poca confianza a sus clientes.
M a s t u i . Bost'll.
MIS MEMORIAS ÍNTIMAS.
N T ! N T A C IO N . I
lIK S rt'H S MK A R L A B A N .— SAN A D R IA N ( i ) .
¿ A * ''*
,
, ,
/ cao 1,1,0 eco causaron en el país las o p e ra ciones victoriosas d el ejército sobre A r f> Q&'wJ
biban cu E n e r o d e i g * 6 t qu e fueron cclebradas p or todos los qu e defendían
f\
-*»■* con tra el carlism o á la reina Isabel. P e r o
las ansas más legítim as y populares encuentranesiem pre críticos, y las ventajas obten i ¿ y das en estos combates habían d e tener contradicción. Se n e g ó á las tropas d e la R e in a la
v ic t o r ia , por no haber p erm an ecid o en aquellas
desamparadas p o s ic io n e s ; c o m o si e l hecho m ism o
d e haberlas to m a d o á v i v a fuerza no dem ostrara el
tr iu n fo qu e afirm ara ta m b ién el d e haberse rechaza­
d o todos los ataques qu e para recuperarlas in ten tó
el e n e m ig o qu e las h abía perdido. E n asuntos m i l i ­
tares 110 h a y tie m p o más mal ni peor em plead o
qu e el qu e se p ierd e en sostener polémicas d e esta
clase, y en cuestiones q u e la o p in ió n h a resuelto
bajo su verd ad ero aspecto desde los p rim eros dias de
plantearse. P o r o tra p a rte , y o no escribo para iiacer
historia docum entada. M u c h o habré con trib u id o A
( i ) listé artículo cierra en Mi< Memorv.vs intim as la serie de ios
que comprenden la campaña del N o rte, en que serví durante el
¡ii'dvidanle mando de mi hermano el general I). Luis Fernandez
de Córdova, cuya brillante figura militar, al lado de la cual se
formaron l"= más ilustres capitanes de aquel tiempo, no ha po­
dido ser oscurecida por los que la envidia y el Ínteres convirtie­
ron en detractores suyos. A q u í, pues, acaban también los que
me prometí dar co no episodio interesante de la historia de aquel
tiempo y de mi vida, y puesto que el favor público les ha dis­
pensado una indulgencia muy agradecida por mi parte, y de que
no lian podido ménos de llegar inestimables pruebas á la oscuri­
dad del aislado retiro á que rne reducen mis padecimientos y
mi- desengaños, contando siempre con la amabilidad del Sr. Di­
rector de l.A 1 1. t ' S T K A C I O N F . S l ’ A Ñ O L A V A M E R I C A N A , OOtSÍon
tendré, y no tarde, de v o lv e r á la comunicación de mis lectores
con otro episodio, no ménos grato para mi, con el de la
vW/<ion lint ejército español <i /os Estados Pontificios vw 184«), que el
(¿ohierno de la reina Isabel confió a mi matulo.
ESPAÑOLA
Y
AMERICANA.
e lla si n o dejo o lv id a r algunos d e los más in tere­
santes episodios qu e deban perpetuar ciertos hechos
dignos de trascribirse á sus páginas para qu e no se
pierdan en el o lv id o .
A q u e l in v ie r n o del 35 al 30 fué de los más crudos.
D o s ó más varas de n ie v e cubrían el suelo. Las n ie ­
blas eran tan densas, qu e 110 se podían continuar las
operaciones sin exponerse á caer á cada paso en e m ­
boscadas ó sorpresas inevitables. A las nieblas, á los
h ielos y nieves sucedieron en los meses de p r im a ­
vera las lluvias torrenciales, que sacaban los rios de
m a d re , inundaban los v a lle s, arrastraban los p uen ­
tes, hacían perecer infinitos animales, y áun nos q u i­
taban muchos h o m b res, qu e fallecían en las penosas
marchas qu e en m e d io d e estos elem entos desatados
tenía el ejército q u e afrontar para ir al au xilio de un
pueblo, d e un fuerte ó de una fuerza atacada con
superioridad tic n úm ero. N o he de malgastar, sin
e m b a rg o , el tie m p o describiendo m inuciosam ente
otras muchas acciones parecidas entre si, y que en
esta época ocu rrie ro n , sólo por h a b í a n l e mi persona
ó d e hechos que hagan relación con ella. Del m ism o
m o d o h ago gracia á mis lectores de un parlam en to á
qu e asistí cerca del general M o r e n o en el mes d e F e ­
brero. y en e l q u e , h abién dom e recibido E l í o en las
Dos H e rm an a s, tu ve ocasión d e concertar el desafio
con el batallón tercero d e N a v a rra , llam ad o e l R e ( ¡ u e t i q u e , con otro nuestro y cincuenta caballos de
ca.la parte, debía tener lu g a r, en condiciones igu a ­
le-, en los llanos d e M e n d a v ia ó de Sesma. E l asun­
to . por demasiado personal, no creo deber publicarlo
aq u í, aunque entonces se h ab ló m u ch o d e é l , y áun
-e publicaron las cartas qu e m ediaron en la cuestión.
P e r o no haré caso omiso d e las operaciones ejecuta­
das segunda vez sobre la cordillera d e A r l a b a n . tan
in tim a m e n te ligadas con la g lo r ia m ilita r del e jérci­
to y la d e mi herm ano, cu ya m em oria deseo recordar
en los últim os días d e m i vida, para dejar á mis hijos
el deber de sostenerla c o m o y o la h e sostenido, ha­
cien d o h o n o r al qu e fué tan buen soldado c o m o e x ­
celen te ciudadano.
E n el mes de M a y o y a estaba la legión inglesa
de E v a n s en las lineas de San Sebastian , adonde las
condiciones propias del soldado inglés debían dem os­
trarse más y ser m a y o r el ínteres y cooperación que
la escuadra inglesa prestara á la causa de la reina
Isabel. Lo s resultados correspondieron á los cálculos.
E v a n s y su> batallones conquistaron en los pueblos
qu e avecinan á San Sebastian muchas glorias y v e n ­
tajas. L a d e B ern ell fué á ocupar la d e Xubiri con
algunas fuerzas españolas, y en la fro n tera francesa
prestaron á la causa d e la R e in a servicios señalados,
que sellaron con abundante y generosa sangre en
muchos y victoriosos combates. H ic im o s nuevos re­
conocim ientos sobre G uevara, y d e ellos resultó que
no tenía el ejército el m aterial de sitio necesario para
atacar este castillo. ; N o era elocuente prueba de la
im p o ten cia á qu e estaba redu cid o el ejército, cuando
carecía hasta de los medios necesarios para reducir
una fortaleza d e tan poca fuerza?
P o r aquel tie m p o el C o n d e d e A l m o d ó v a r salió de
V i t o r i a para regresar á M adrid. A c o m p a ñ ó le hasta
M ira n d a el G eneral en je fe , en un coche, sin lleva r
escolta algu n a, c o m o dem ostración d e la seguridad
con que se cam inaba por aquella línea d e su sistema,
que nos p erm itía d o m in a r un te rrito rio p or la simple
operación d e haber fortificado el puente d e N a n c lá res y reforzar la gu arn ición tic la P u e b la para d o m i­
n ar el curso del Zaborra. Bien fácilm en te c o m p re n ­
d ió el e n e m ig o cuánto iba á sufrir p o r el estableci­
m ie n to d e las lineas, y qu e el país sería el q u e más
pagaría sus in evitables y fatales consecuencias. P ara
evitarlas e m p le ó las expediciones q u e, verificadas con
fuerza d e batallones castellanos, o bligab an al g e n e ­
ral C ó rd o v a á d esm em brar los suyos, destacando las
columnas qu e debían perseguirlas, por carecer el G o ­
bierno d e M a d rid d e otros soldados con qu e hacerlas
frente. N o q u ería mi h erm a n o im p e d ir p o r las líneas
qu e las expediciones salieran de las P ro v in c ia s pasan­
d o el E b ro . L o que preten día d e sus lugartenientes,
y á este fin se en cam in a ro n sus instrucciones, fue
qu e las expediciones carlistas encontraran obstáculos
y derrotas en las líneas, ó detenciones suficientes para
ser alcanzadas p or las columnas lanzadas en su p er­
secución. L o s cursos d e agua ó los obstáculos le va n ­
tados por o tra clase d e líneas debían ser para los car­
listas tan fatales corno lo fueron para los vendeanos
en circunstancias p erfectam en te an álogas, lo cual lo
sabía el gen era l C ó r d o v a , qu e conocía y habia estu­
diad o la historia de aquella famosa guerra.
E l 14 y 15 de M a r z o las tropas hicieron dos fuer­
tes recon ocim ien tos sobre V illa r e a l y G u e v a r a , en
los cuales sacamos al e n e m ig o de sus posiciones, tray é n d o lo á terren o más ab ierto, en don d e era cons­
ta n tem en te derrotado. P a r a c om ba tir tenían qu e
salir d e lo más espeso d e sus m ontañas, y si no lo
hacían, eran los generales carlistas acusados á don
Carlos corno traidores por el p artido más apostólico.
I.a v ictoria se habia fijado en nuestras filas. E l e n tu ­
siasmo d e las tropas rayaba en locura, y la confianza
N.«
SXXIII
e n e l G e n e r a l e r a c o m p le ta . M a s e n M a d ri 1
_
tic a e s te r iliz a b a lo q u e a d e la n ta b a el e jé rc ito t pol‘ n is te r io d e M e n d iz á b a l h a b ia c u id o . I s t ú r i z ° r
v el D u q u e d e R iv a s , q u e fo r m a b a n p a rte d 1 'an°
G o b ie r n o , a b a n d o n a ro n su a n tig u o n a rria n“ ev°
v ie r o n la s C o r te s . T a le s fu e r o n las n o tic ia s ^
ta l e s ta tlo lle v ó al e jé r c it o e l c o r r e o d e M adrid ^ tn
N o q u ie r o d e ja r ig n o r a r a q u í la ú n ica disén ■
q u e c o n m i h e r m a n o tu v e d u r a n te la g u e rra nSl0n
d u r ó p o ca s h o ra s . N o s h a llá b a m o s e n L o g r o ñ ’ ^ T 6
ja d o s , c o m o s ie m p r e , e n c a s a d e E s p a rte r o
su s e ñ o r a se e n c o n tr a b a n a u s e n te s d e la c iu d D y
n o s o tr o s é ra m o s lo s ú n ic o s h a b ita n te s d e la cas
h im n o s m a r c h a r á N a v a r r a , y e l G e n e r a l s e * ^ e'
c o s tu m b r e , h a b ia tr a b a ja d o to d a la n o c h e
^
m a ñ a n a d o r m ía b a jo e l p e so tic la fa tig a , y como na
d io le d e s p e r ta r a , p a s o la h o r a s e ñ a la d a p ara m
ch .tr. G u a r d a b a n su s u e ñ o lo s a y u d a n te s d e senX •"*
y los c r ia d o s , y c u id a b a n n o in te r r u m p ir lo ,c o m o 100
a liv io ñ sus p a d e c im ie n to s . C u a n d o d e s p e rtó ne Vn
h an y a las tro p a s d o s h o ra s d e c a m in o . N o p 0r e s? '
se p e r ju d ic a b a el s e r v ic io , p o r q u e e l C u a rte l general
m a r c h a b a s e p a ra d o d e e lla s . S a c u d ió e l G e n e ra l e
s u e ñ o c o n e l m a l h u m o r q u e e x p e r im e n ta to d o el eme
s u fre d e l e s tó m a g o . A l le v a n ta r s e , a d v e r tid o d é la ho
ra . e m p e z ó á g r it a r á t o d o e l m u n d o : «-¿Dónde está
e l c o ro n e l Córelo? 01? r a i g a a<¡ni e l coron el Córdova »
V al a p a r e c e r y o . d e la n te d e to d o e l E s ta d o M a y o r
lle n á n d o m e d e im p r o p e r io s : « ¿ P o r qué 110 me has
lla m a d o /
m e d e d a . — H a b rá s estado durmiendo ■
no s irv e s fia r a nada : eres i n ú t i l » ; c o n o tra s frases
n o m e n o s o fe n s iv a s y p e rs o n a le s , q u e n i era n m ere­
c id a s . n i te n ia n fu n d a m e n to . S in d u d a n o estaba y o
a q u e l d ia d e m e jo r ta la n te , n i ta n p re p a ra d o á sufrir
su s d e s a h o g o s c o m o o tra s v e c e s . « N o soy tu ayuda
de cá m a ra n i tu ayudante de g u a rd ia — le dije.__
E r e s in ju s to y v io le n to y no tienes ra zón. N i puedo
n i q u ie ro s u f r ir más. Respeta los tres galones que
llevo en ¡as m a n ga s s i q uieres que yo respete tu fa­
j a . » Todo esto le contesté irrita d o y con un aire del
qu e h o y m ism o n o m e p e rd o n o , á pesar d e haber pa­
sado cuarenta y cin co años, y áun le añadí que no
qu ería estar más tie m p o á su lado. « P u e s márchate
m e d ijo entonces creciendo su irritación y gritan­
d o descompasadamente. — « ¡ B a t a l l a dijo al se­
cretario del v ir e in a to de P a m p lo n a , que así se llama­
b a ; pa sa porte a l c o ro n e l C órd ova p a ra que vaya á
Z a r a g o z a á esp e ra r órdenes f u e r a de este ejército que
y o m a n d o .’ - E s tá b ie n » — le contesté quitándome
los cordones, y fui á m i habitación del cuarto se­
gu n d o á d isponer las cosas para el viaje. N i media
hora habia trascurrido después de esta escena, pre­
senciada en el salón in m e d ia to por su numeroso Es­
tado M a y o r , cuando el G e n e ra l apareció en él lla­
m a n d o á Escosura y p reg u n tá n d o le delante de todos:
« ¿ D ó n d e está e l c o ro n e l C órd ova ? — Escosura le
contestó '•
D isp on e sus cosas p a ra ir á Zaragoza.
Y q u é f — re p lic ó mi h erm a n o con frase sosteni­
d a, p ero con los ojos h u m e d e c id o s — ¿ firm a ría yo
ja m a s las órd enes? Q ue re n g a a l momento mi her­
m ano v p r im e r a yuda n te. » A este hombre de tan
gra n de corazón se le llenaban los ojos de llanto ante
la m e n o r e m o ció n d e fam ilia. Escosura vino á mi
cuarto y m e e n c o n tró arreg la n d o las cuentas y mi
equipaje. Y o d ejé una y o tra cosa. V o lé al cuarto de
mi herm ano. A u n rne esperaba en el salón de mis
com pa ñeros, v no fué necesaria explicación alguna.
En en c o n tré v m e recib ió con los brazos abiertos.
O iie r ia ciarme asi una satisfacción, y me abrazó con
los ojos llenos d e lágrim as, que se mezclaron con las
mias. U11 cuarto de h o ra más tarde estábamos en ca­
m in o para N a v a rra . N o s esperaba á los dos uno de
los más san grien tos com bates d e X u b iri, en el que a
él la v icto ria o fr e c ió nuevos lauros y á m í la satisfac­
ción d e h ab er c o n trib u id o á la gloria del hermano y
del gen era l más querido.
E n el ejército carlista E g u ía h abia sido relevado
del m a n d o , sustituyéndole V illa r e a l; y aunque m*
h erm an o ten ía d e éste m u y buen concepto, e s c « *
al G o b ie r n o , al d ar cuenta d e tal cam bio, que «
C a rlo s habia p e rd id o un buen g e n e r a l de dWW*
s in h a b er g a n a d o un g e n e ra / en je fe .-» Su JUlC1° .
realizó. P o r aquel tie m p o tam bién un hecho,
suyo insignificante, d ió lugar á q u e algún Pen0
d e M a d r id atacara A m i h erm a n o violentamente,
aquella injusticia con que p o r lo general se
cierta clase d e oposiciones. H a b ia ven id o al cu
general un p arla m en tario carlista, y m i h e « n a :
d ió para el gen era l V illa r e a l un paquete d e ciga*
puros d e la Habana. P o r otra parte, S °p c a
•
habia h e c h o el encargo de una g o rra , y yo
v e z á V illa r e a l el d e un par de pistolas ue
V illa r e a l m a n d ó dos pares, uno d e ellos \
.
h erm an o, y el o tro para m í. Estos actos ue
ue
g a la n te ría , y qu e n o podían ser obstáculo P
^
con aquellas mismas armas se combatiera a
je
fué causa de tales ataques y calumnias por p
^
la prensa, qu e m i h erm an o m e aconsejo clev
pistolas, c o m o lo h icim os.
A n t e s de qu e se re tir Ara del G obiern o c
\fen-
Ñ.°
XXX11I
LA
ILUSTRACION
i hacía nii h erm a n o los p rep arativos con veJizába^
_ 0pCVar otra vez sobre A r la b a n y castillo
nieOe¿ l ('r;i g c había retiniilo en V it o r ia el material
de C u.c' conveniente y las p rovisiones necesarias. Is. de
' ie estaba en buenas relaciones con el G e n e túrlZ’ j fe cXigia ile éste operaciones y victorias que
ral en .1^ ^ dar fuerza al e fím e r o poder qu e había le* * *
Madrid. E l general C ó rd o v a re s o lv ió em vantaisus operaciones sobre A r l a b a n , procurando e v iy los
ataques
• j o s combates
cornual'-' de frente .•
...........
“
“á posiciones
r '.^ m a n té s , d e fe n d id a s p o r e l g r u e s o d e las fuerzas
Cnem igas- E Í e jé r c ito d e la R e in a e s ta b a acantonado
aca i
i ■ fas trcs lineas que siem pre ocupaba, y y a sabe*°br
]os tres caminos de la B o ru n d a á Pam plona,
Tr?; Francia por Salinas, atravesando la posición de
\ laban.y el de V iz c a y a p o r V illa r e a l y O ehan diaSobre la carretera d e M iran d a, qu e v a á B ilb ao
n° Oriluña, y en V ito ria , tem am os parte del ejérci^ E s p a r t e r o estaba sobre la d e V i l l a r e a l , y R i v e r o
t0 la de Pamplona. Las domas d ivis io n e s , bien m a n ­
dadas y dispuestas, se hallaban igu alm en te en posi­
ciones simuladas.
£1 el de M a y o , y m u y d e m a ñ a n a , to d o e l e jé r­
cito se puso en m o v im ie n t o sobre los cam inos de
Francia. Vizcaya y otros secundarios, en la dirección
de Arlaban. L o s carlistas no sabían los proyectos del
general de la R e in a , pero sus principales fuerzas es­
taban acampadas sobre la cordillera ó acantonadas
en los pueblos in m ediatos, prontas á ocupar sus
„estos. El secreto d e la operación era igual al que
siempre había observado el General. M a r c a d o y a el
movimiento, qu e los carlistas desde las cum bres de
sus posiciones descu brían , los batallones enem igos
corrieron á ocupar sus puestos. Los carlistas podían
ya considerar, y alegrarse, de qu e el ejército cristino marchára á atacar d e frente, c o m o en E nero,
las posiciones d e A r l a b a n , que habían preparado
aumentando las defensas con varias líneas d e p ara­
petos, con frecuentes plazas d e armas para sus reser­
vas, y con cam inos cubiertos d e com u n icación y
seguridad. Cuando nadie lo esperaba, cerca d e A r ­
laban, como á tres cuartos d e legu a del e n e m igo ,
súbitamente las cabezas de las colum nas variaron de
dirección á la d erecha, y d eja n d o á la izq u ierd a las
posiciones contrarias, se’ d irig ie ro n rectam ente hacia
el castillo de G uevara. E l gen era l carlista c r e y ó e n ­
tonces que los cristinos íbamos á sitiar esta fortaleza,
que nos proponíamos aquel d ia em b e s tir, v qu e para
verificarlo teníamos preparado en V i t o r i a un tren de
sitio. Algunas fuerzas se acercaron bastante al casti­
llo hasta ob lig ar al e n e m ig o á ro m p er su fuego. E l
que hizo con la a rtillería nos d io á conocer su poco
alcance é inferior calibre, asi c o m o su m a lísim o ser­
vicio. Los carlistas siguieron p ara lela m en te con sus
batallones el m o v im ie n t o general d e nuestras tropas,
como observándonos, d ism in u y en d o el n u m ero de
las que tenían en posición sobre A r la b a n . Y a persua­
dido el enem igo del objeto d e nuestro p rim e r m o v i ­
miento, las tropas continu aron liácia Salvatierra,
camino d é l a B o ru n d a y la A m c s c o a , y d o rm im o s
aquella noche en aquel pueblo y los inm ediatos. Para
los carlistas no era y a A r la b a n ni G u e v a ra nuestro
objetivo, y acabó el dia y parte d e la noche s igu ié n ­
dola marcha p aralelam en te sobre la izquierda. A l
siguiente, 22, al am anecer, con tin u ó el ejército en v a ­
rias columnas, en la m ism a d ire c c ió n , su marcha
sobre Alsasua, y no qu ed an d o ya á los carlistas duda
alguna de que íbamos á N a v a r r a , se d i v i d i ó en b r i­
gadas de dos y tres batallones para verificar sus m a r­
chas más fácil y rá p id a m e n te , d irig ié n d o se lo d o s á
la boca de la B o ru n d a para hacernos allí frente cu
las buenas posiciones cubiertas d e bosques qu e el te r ­
reno ofrece. Lanzadas en esta dirección las tropas,
bien marcado nuestro m o v im ie n t o y el de los carlis­
tas para preven irn os, el g e n era l C ó r d o v a m a n d ó á
Espartero, R i v e r o y O rá a qu e variasen rápid am en te
de dirección sus tropas sobre l a izq u ierd a, y en tres
columnas distintas y en una m ism a lín ea atacasen
todo lo que encontráran á su frente en la dirección
de la sierra d e San A d r i á n , qu e debían coronar, c o m o
principal o b je tiv o del m o v im ie n t o g e n e r a l, ly é g o
que batieran los batallones qu e encontráran en su
marcha sobre la sierra qu e por aquella parte cubre á
Cuate com o una cortina. A s í lo ejecu taro n , en efec­
to, los generales. R iv e r o resultó fo rm a n d o la d ere ­
cha, Espartero la izquierda, y O r á a , je fe d e E stad o
-Mayor, el c e n tr o , cerca del cual m archaba el G e n e ­
ral en jefe. Nuestras colu m n as, fuertes d e doce ó más
batallones cada una, atacaron á los carlistas en su
marcha de flanco. D isem in ados y sorprendidos éstos,
Sln poderse reu n ir, y sin órd en es, en presencia d e la
nueva situación, no opusieron en n in gu n a parte m a ­
yor número de batallones qu e el de dos ó tres, los
cuales en cuantos puntos qu erían ó p reten d ían resist¡r eran rechazados, e n v u e lto s , y en todas partes ba­
tidos.
L e ía n te d e m i h e r m a n o , y en el cen tro, nos e n ­
contramos con G a la rre ta , pueblo ocupado por tres
batallones y dos escuadrones alaveses. N u e s tro ataque fué tan v ig o ro s o , qu e el e n e m ig o tu v o qu e aban-
ESPAÑOLA
Y
135
AMERICANA.
d o n a r lo , dispersándose con muchas pérdidas en m u e r­
tos y heridos. L a caballería in glesa del segundo de
lanceros de la legión p e rd ió aquí la ocasión d e hacer
m il ó dos m il prisioneros, p o r no haber sabido apro­
vechar el m o m e n to d e cargar los batallones cuando
salimi dispersos del pueblo para en trar en el fondo
del v a lle p o r el lado opuesto al ataque; p ero las lan ­
zas d e aquellos bravos soldados no dejaron d e teñirse
en la sangre d e los valerosos alaveses de igual arma
qu e les hicieron frente. N o es fácil describir las m u ­
chas y diferentes acciones parciales em peñadas por
efecto del m o v im ie n t o de flanco que ejecutó el e jé r­
c ito , y en qu e los carlistas com batieron por b atallo­
nes y sin c o n c ierto , p ero con el v a lo r que siem pre
acreditaban. L a s posiciones qu e p retendían defender
batallones sueltos, al punto eran tomadas en la d i ­
rección d e San A d r ia n qu e las colum nas llevaban.
E n algunos puntos d ivid ía n s e éstas ju r a atacar dos
ó más en em iga s, las cuales n o podían resistir, por
encontrarse en todas partes en in feriorid ad n u m é r i­
ca. N o había general a lg u n o e n e m ig o q u e pudiera
reun ir más de dos ó tres batallones, ni disponer de
ellos para con ten er nuestras numerosas é intrépidas
colu m n as, cuyos soldados sentíanse fuertes p o r el
n ú m e ro y satisfechos y confiados p or el m is m o m o ­
v im ie n t o estratégico, qu e les daba una superioridad
tan marcada. E n una d e estas inútiles resistencias
fué h e r id o , h ac ien d o nobles esfuerzos, el general e n e ­
m ig o D. S im ó n d e la T o r r e , tan b ra v o c o m o e n ten ­
d id o y sim pático. L a m a y o r resistencia qu e el ejér­
c ito carlista nos opuso fué la qu e im p ro v is ó en una
de las cumbres d e San A d r ia n este valie n te é infati­
ga b le g e n e r a l, q u ie n , con los batallones que reunió,
h iz o frente á los numerosos qu e con ducía Espartero,
d efen d ien d o una de las posiciones más elevadas. H a ­
bía y a p erdido su cab allo , y al m o n ta r o tro , hízole
una bala caer e n tie rra , h irié n d o le en un pié. V illa real, d e qu ien él era el a m ig o más q u e r id o , acudió
á sostenerlo con tres batallones; p ero toda resistencia
se hacía im p o sib le contra el n ú m e ro de soldados que
á los dos generales c a r g a r o n , y c u y o entusiasmo y
resolución los hacían invencibles. E n esta acción los
jefes carlistas hicieron esfuerzos personales superio­
res á to d o elog io, y el p rim e ro en dar el e je m p lo era
V illa r e a l. que anim aba á sus acosadas fuerzas con
aquel v a lo r frió y c o m u n ic a tiv o d e qu e tantas prue­
bas d io en toda la guerra. S im o n d e la T o r r e , V illa real, E l i o , Sopelana y otros, en la fe y el va lo r que
al 1í d em ostraron, recordaban á aquellos valerosos
jefes vendeanos q u e , no con m a y o r fo r tu n a , d efen ­
dieron la causa realista en F ra n c ia , y qu e también
cedieron al cabo, no á la d erro ta , sino al fa llo in ap e­
lable del tie m p o y del destino.
M i h erm a n o , entre ta n to , corría al encuen tro de
tropas victoriosas qu e subían á coron a r la cordillera,
dan do á algunas la c o n v e n ie n te dirección. F o rm a b a
G e ro n a una de las columnas. A c a b a b a de v en c er este
r e g im ie n to á o tra colu m n a e n e m ig a á costa d e p ér­
didas sensibles, entre las qu e figuraba la de su b ravo
1 coronel O 'D o n n e ll. S obre un f la n e ó s e había d istin ­
g u id o , con no m e n o r b río , el r e g im ie n to d e Córdoba,
qu e lle n o d e entusiasmo v al g r it o catalán d e « ¡ v iv a
la P e t ita ! » , m archaba delante, v en c ien d o todos los
obstáculos (1). C o m o después d e M e n d ig o r r ía , el G e ­
neral en jefe arengaba á los cuerpos cuando habían
ejecutado un acto de b izarría, in flam an d o así e l es­
píritu d e aquellos soldados q u e la g lo r ia electrizaba.
A q u e lla s tropas estaban tan entusiasmadas, que pa­
recían irresistibles ante cu alq u ier e n e m ig o y obs­
táculo qu e hubieran encontrado. A s í , animadas de
aquel ardien te espíritu , en to d o lo largo d e su línea
d e com bate ven cieron en cuantos puntos encontraban
resistencia, y coronaron toda la sierra d e San A d r ia n ,
qu e era , según el parecer d e todos los prácticos, la
p ro lon ga ció n d e A r la b a n . N o dejam os d e sufrir en
estas operaciones pérdidas dolorosas, más por la ca­
lidad qu e por el núm ero. S o b re los altos d e G a la rre ­
ta m u r ió , á cuatro pasos d e m i . el sim pático capitan
M a lib r a n , ayu d an te d e mi h erm a n o , jo ven d e g a ­
llarda figura, d e raro v a lo r y d e un trato am en o y
d is tin g u id o , y que pertenecía á una n o b le fa m ilia de
la Haban a. U n a bala en la cabeza le dejó muerto, sin
d arle tie m p o para articular una palabra. M a lib ra n y
San tiago, qu e había sucum bido antes, eran am igo s ;
ambos se llam aban F e rn a n d o , v iv ía n en la i n t im i­
d a d , y los dos jó ve n es , d e interesante figura, e le g a n ­
tes, valientes, entusiastas y d e p o r v e n ir en la m i l i ­
cia, estaban enam orados y c o m p ro m e tid o s con dos
herm anas d e V i t o r i a , d e m ucha belleza, para las que
tan funestas fueron las batallas de A r l a b a n , qu e lle ­
naron d e aflicción sus corazones. E n uno de esos
combates á qu e m e h e referid o to c ó le tam bién á G e ­
ron a atacar una posición in m e d ia ta á la de G ala rre(1) Y a figuraba en este cuerpo, y , aunque en el grado subal­
terno de teniente, llamaba la atención por su mérito, un joven y
oscuro catalán llamado N ou vilas, que en todas las acciones se
distinguía, habiendo recibido alguna herida, y que á su valor
debió los elevados puestos á que llegó después en la milicia es­
pañola. A su muerte deben sus hijos ahora el reconocimiento de
lo que valia, l.os últimos años de su vida han sido de dolor y de
amargura.
ta. E l b ra v o r e g im ie n t o l o verificó con bayon eta
calad a; mas en el m o m e n to de decidirse el combate,
su c o r o n e l. O ' D o n n e l l , re cib ió un balazo qu e le r o m ­
p ió el brazo izquierdo. N o sé si d eb o r e p e tir aquí el
m é rito d e este je f e , tan con o cido d e todos. S ó lo c o n ­
signaré qu e en aquella época se h acia n o tar su valor
p o r la sonrisa qu e adornaba sus labios en los m ayores
p e lig r o s ; p o r aquella sonrisa que más ta rd e, cuando
fué p od er, h a c í a l a desesperación d e s ú s contrarios
en el P a rla m en to . C o n el m is m o m é r ito , p ero con
m a y o r desgracia, c a y ó el h ijo d el gen era l O r á a , o fi­
cial de grandes esperanzas, d e p o r v e n ir sonriente,
tan j o v e n é interesante c o m o M a lib ra n y Santiago,
v en qu ien to d o el m u n d o v e ia al h ered ero d e las
grandes cualidades del padre. A l atacar con un ba­
tallón o tro n av arro qu e d efen d ía fuerte p osición , una
bala le atravesó los p u lm o n es cuando con su voz de
m ando com unicaba su p ro p io va lo r á los soldados
qu é d irigia. ¡¡¡C u á n to s otros jó ven es oficiales han
s ucum b ido, d e igual m é r ito , en uno y o tro bando,
cuyos nombres quedarán ign orados para la H i s t o ­
r i a ! ! ! A u n q u e en an terio r c om b a te en el • mes de
E n e ro , n o dejaré y o o lv id a r para ella los nombres
queridos d e tres com pañeros mips d e la G u a r d ia , qu e
m u rieron en con trario c a m p o sobreestás terribles p o ­
siciones de A r la b a n , d efen dién dolas contra nosotros
á la cabeza d e los batallones que mandaban. E l más
jo v e n , D. V ic e n te F e r r e r de San J o rd i, fu é mi más
q u e rid o a m ig o de la p r im e r a ju v e n tu d , y quizás el
más v a lie n t e de todos. C u an do se batia en d u e lo, lo
qu e era en él m u y frecu en te, dejaba siem p re á su
con trario la elección d e armas, sitio y hora. E n la
m ism a posición m u r ió T h o u s , más v ie jo y veterano,
p ero no ménos v a lie n te y estim ado. Y en el m ism o
d ia. y sobre el p ro p io te rre n o , sucumbió también
A g u i r r e , á cuyos hechos d e v a lo r personal d eb ió el
m a n d o d el famoso batallón R o q u e te , qu e se había h e ­
cho notable entre los otros batallones navarros por
el frecuente uso qu e h acia de la b ayo n eta cuando
peleaba con tra los cuerpos más valerosos del e jé r­
c ito cristi no.
F e r n an d o F ernand ez de C ó r d o v a ,
Marqués (U- Mcndiiyirifu.
( Se c o n tin u a r á .)
LA
ESCULTURA EN
BARCELONA.
( CON CU SIO N .)
Y t lv Y A
j
(-/
.un,
);ilT“ s
110 son muchos, mas si
excelentes. Merecen sobre todos aplauso dos
M ^''»carrón mam-liego agita la calabaza del
- vino y sonríe con deleite al notar que sin' *
na el liquido por él tan amado, y que tanto
lia menester para correr tras su señor por mon•'l* tes y valles en demanda de aventuras. En la
otra, pasa tino de los trances más apurados de su
\ ida escuderil; aquel en que, hallándose de montería
*
con los Duques, ve llegar un furioso jabalí ; trepa
espantado á mi árbol, deslizase y queda enganchado. con
riesgo ile caer sobre la cerdosa llera, y —lo q u e casi más
sentía— notando que « e l sayo verde se lo rasgaba», aquel
tino sayo, regalo de los Duques. Las contorsiones de San­
cho, el miedo, la desesperación que le dominan están d o ­
nosamente interpretados, v la ligura , aunque cltiea.es.
como la otra, de artístico valor.
Enseña ademas Roig- que es bajo, rechoncho, colorado
y alegre, con la sonrisa siempre en los labios , v también
alguna observación discreta ú oportuna en ellos (denun­
ciando asi mi claro ingenio como su ilustración V, enseña,
digo, estatuas yacentes; un Cupidillo disparando una He­
cha ; el retrato de un pobre cojo, que se enriqueció y lego
su efigie á sus herederos ( la cual. coloreada hábilmente,
tenía tal realidad, que la creyeron un ser viviente los que
entraron por vez primera en el aposento en que se halla­
b a ): una baranda de escalera de soberana magnificencia,
labrada en mármol, calada más bien, y con preciosas ligo
ras en completo relíet e ( rotule W , com o los franceses
dicen ), y una chimenea con relieves á la griega, no a ma­
nera de cuadro (que fué uno de los errores artísticos del
Renacimiento). Esta chimenea es. aunque muy sencilla,
muy curiosa. En el cornisamento resaltan tres medallones;
el central. Cervantes; los laterales, D. Quijote y Sancho:
bajo de cada uno de éstos, en las jambas, hay trofeos ade­
cuados, como guirnaldas de llores y atributos poéticos para
el caballero andante ; frutos v emblemas positivos y pro­
saicos para el escudero. En los intervalos de medallón á
medallón corre un iriso, en el que, á un lado, se ve la
dueña dolorida á los pies de D. Quijote, y al otro, á éste
en su descomunal batalla con los cueros de vino tinto.
Hchanse de ver en estos detalles, asi la perspicacia como
el buen gusto de Roig, cualidades no tan comunes ni aun
en escultores que manejan con firmeza y maestría el cincel.
Que ha sido achaque algo frecuente en nuestros artistas,
como en nuestros militares, el ser más valerosos y brillan­
tes en la acción que sabios en el consejo.
Ved ahora un joven alto, esbelto, elegante; de morena
tez y negra barba; de palabras escaso y parco de adema­
nes; con cierto empaque inglés v cierta prosopopeya fran­
cesa: un excelente muchacho á la postre. Este tal empezó
á los catorce años sus estudios en la Academia de ¡Barcelo­
na : fuese, andando el tiempo, n París (porel 1873) ¿ c o m ­
pletarlos bajo la dirección de maestros tales como Carriel'
y ( ¡arpeaux; regresó para exponer en Madrid (1876) su
grupo F.t Criterio de Verdad, que le valió una segunda me-
^ Xì Ì?h ;
fc/'' ■'■•
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INDOLENCIA.
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ADRO DK D . J. L l.O M -.K A , DIBCJO DKI. MISMO.)
X
138
LA
ILUSTRACIO N
dalla, v hov trabaja en un taller, donde al propio tiempo
su hermano, artista también , pinta.
De José Revnés y (iiirgui, que asi el escultor se lla­
ma, pocas obras be visto; bastan, empero, para ¡uzearle.
Si nada más hubiera modelado que dos bustos, L a Altivez y
L o Coquetería, podría con ellos revalidarse de maestro. Son
en barro y de tamaño natural. Dos mujeres, como es de
presumir, retratan estas dos inclinaciones del espíritu (ó
estas dos manifestaciones del carácter 1. Las dos son bellas;
pero mientras la belleza coqueta sonríe, y ¿¡niña, y se mue­
ve. v, por decirlo asi. se ensancha, la belleza altiva mira con
■ desden, pliega los labios, se inmoviliza , y. por decirlo asi,
se iergtte. No lian sido vanas las lecciones de ('.arpeaos
para Revnés; aquella exquisita gracia con que trazó los bus­
tos de mujer el autor de E l M ido ttc. autores la ha heredado
Stt discípulo : pero revela éste ademas ( particularmente en
J.o A ltivez) una gallardía de contorno y una soberana ele­
gancia que no ha aventajado hasta el día ningún art ista es­
pañol, pues en lo antiguo, como en lo moderno, nuestro
arte ha sillo el arte del monasterio, de la galería, del cam­
po, del soporta!, del huerto, de la iglesia......pero no del
salón.
Ignoro lo que estudiará Revnés v io que Revnés adelan­
tará.; mas si á alguien puede excusarse el que se muestre
altivo por una obra suya, es al autor de T.a Altivez.
limpieza Rafael Atollé con voluntad y arrojo. Su modes­
to taller está sembrado de ensayos y tentativas, señalados
apénas en el barro, listos esbozos demuestran, quizás me­
jor que nada, el instinto del artista y la ligereza de stt ma­
no al manejarlos palillos de plasmar. Atché trabajé) cinco
años con los Yallmitjana : allí aprendió escultura; tiene
apénas veintisiete años: no ha salido jamas de Cataluña;
no ha \isto museos ni colecciones, ni nada donde el arte
se despliega ordenadamente, l’ara producirse en castellano
necesita pesar las palabras y dejarlas salir con lentitud, lo
cual sucede á la mayor parte de sus colegas, til circulo de su
actividades, por lo tatito, estrecho. Pero el instinto. como
apuntado queda, suple en él á las cualidades que se ad­
quieren. y con él produce figuras de una viveza y una ex­
presión notables. N o lo son menos los retratos que lleva
concluidos. C u fíg a ro , que recientemente inventó, retine
prendas que superan los defectos. /;/ Horbero ¡te Sevll/o vis­
tiendo el clásico traje de chupa, calzón y montera, senta­
do en una silla, que echa atras, apoyándola en la pared de
su tienda, puntea la vihuela, entonando á la par alguna
picaresca copla, á juzgar por la alegre malicia de su sem­
blante. Debajo de la silla un perro roe receloso un hueso
que ha cogido: algunos accesorios completan la compo­
sición.
El autor no ha sido ni pretendido ser un Heaumarehais
o un Rossini ; mas su fíga ro es un Fígaro muy español,
que denota destreza, garbo y juventud en el artista que lo
ha creado.
Español á lo Ramón de la Cruz se muestra (iamot en
sus obras, (insta principalmente de las chulos \ que han ve­
nido á sustituir á las manólas 1. y si fuese licito el vocablo,
hablando con seriedad artística, diria de él que es un escul­
tor....por lo flamenca, (ionio quiera que sea. ántes de la
chuta que voy á citar ha modelado lindas figurillas, no
desposeídas de elegancia, y chicuelos rebosando donaire.
La chulo es un modelo en su género, admitido éste en el
arte. Al reparar en el ademan con que echa atras la cabeza
provocativa y salada . de alto moño y pañuelo cuido sobre el
mantón de flecos, que cae á su vez sobre la crujiente falda.
tiesa como una cartulina y ruidosa como una sierra.... ;
al reparar, repito, en el aire con que. puesto un brazo en
jarras, se pasa por la cara la otra mano, rozando la pumita
de la remangada nariz, se adivina desde luego que excla­
ma, dirigiéndose á una rival vencida é> á un gafan burla­
do.... «¡ Limpíate, que estás de huevo !...... *
Font l’tié premiado poruña figura de mujer en barro. E l
Remordimiento. que expuso en Madrid y en París. La obra
denuncia un artista que busca afanoso y solícito la verdad.
Font sigue buscándola V la encontrará sin duda. No puedo
mentar de él ninguna obra que declare sus adelantos, por­
que se ocupa en ensayos y en estudios, á la vez que-en
los consabidos trabajos de oficio. Recuerdo, sin embargo,
una niña que lie á carcajadas de un libro que lee é> mira;
un Increíble y una MonrriHoso ; alguna cabeza, alguna figu­
ra, como la de un negro herido y moribundo, expresada v
modelada con briosa inteligencia. Font es joven, muv mo­
desto, dócil al consejo y la reflexión; procede, como tan­
tos otros, de la fecunda escuela de los Yalhniljana, y nece­
sita, á no dudar, una coyuntura para arriesgar un esfuerzo,
producir una belleza artística y alcanzar renombre.
Análogas consideraciones me sugiere Fuxá, v también
éste ha sido expositor premiado en artístico certámcn. L o
Muerte de!justo, estatua un tanto gafa y puliré delineas,
pero en cuyo rostro brilla una ardiente chispa del cerebro
del autor, es la obra que obtuvo el premio. Fuxá se aper­
cibe. con laudable tesón, á ganar otro y de más cuantía,
y el pensamiento que para ello acaricia. y que he adivinado
más que visto, en ligerisimo boceto, puede ganarle la pal­
ma á que el artista, mozo asimismo aún, aspira.
Muchos más son los que en la ciudad condal esculpen,
tallan ó cincelan. A leu, al que la estatua ecuestre de Son
Jorge (primera medalla en 1X71 ) dió notoriedad c impor­
tancia, encargado hoy de la estatua conmemorativa del
Marqués del Duero. Talarn, anciano ya, y apegado, como
es de presumir, á las tradiciones, pero digno de mención v
respeto. Ragés y Serratos», muy joven, por el contrario,
que maneja con igual facilidad ía madera que el mármol,
y que delata muy felices disposiciones. Flutnts, dado á la
estatuaria decorativa, á juzgar por los trabajos que tuve
ocasión de ver.... Por otra parte, en los talleres de los
maestros despuntan á menudo muchachos, y aun niños,
con aptitud singular para la estatuaria. Y a es, en el taller
de los Yallmitjana, el hijo de uno y sobrino del otro her­
mano, cuyos barros cocidos empiezan á llamar la atención
de los inteligentes, y en cuyas obras, de estilo adquirido
en tan buena escuela, hay barruntos lie confundirse á pri­
mera vista con las de sus deudos y profesores. Ya es, en el
taller de Nidias, un asilado del Hospicio, llamado Sorra,
ESPAÑOLA
V AM ERICANA.
N-° X X X IU
que pagaba de sus ahorrillos una mujer para que le sirviese
p u n ta , y la suela, n u e v a y barnizada, cruiia v, •
de modelo, utilizaba para el propio lin á los chiquillos de
peso del vejete. P o r q u e era un vejete tenibl baj0 el
la calle, retribuyéndolos á cuarto la hora.... y con tales
tieso; caduco, pero arriscado.
una v o lu n ta T ’ per°
elementos ha modelado un grupo. L o Caridad', de eualidauien
do
un
siglo.
L
l
e
g
ó
á
la
ú
ltim
a casa de L
S° Ste*
dcs serias v de sentimiento 110 escaso, que ha merecido el
na
,
lla
m
ó
á
un
p
orton
a
n
tig
u
o
,
d
e
arco
peralt??0*
"
honor de ser colocado en el patio del Hospicio, triste ho­
ab
ierto
qu
e
fué
uno
de
sus
postigos,
que
má
LaÜ0’
^
gar paterno del escultor naciente. Ya es. en el taller de
d e ventana qu e d e p u erta , colóse el viejo ' S- Parecia
(Iamot, otro rapaz ( cuyo nombre no recuerdo, y me pesa)
que plasmé), con gracia infinita, la cabeza de un pilludo
sos de g a rza desplum ada sonaron en la escafUS
que lie , ostentando un gran tricornio de papel en la ca­ pied ra y lu e g o en el e n ta rim a d o , qu e por estar K ^
beza....
nizado con cera relucia c o m o espejo. Era u
1 '
Florece la Escultura, como en terreno propio, en ('.ata- I
g ra n d ís im o , ilu m in a d o con velas de cera puesr ° n
Infla; la simiente prende á maravilla y produce brotes,
vástagos v árboles frondosos. No es ciertamente la escul­ coruscantes cornucopias, y sus reflejos se queh 1 ^
y partían en hacecillos m ú ltip les d e claridad e r
tura clásica, el arte olímpico y sublime de (írecia. Roma y
arañas centrales, d e c om plicad a y artificiosa
• 38
Florencia, pero es escultura y es arte. Responde a las ten­
dencias y gusto del momento; ofrece un carácter de pro- | leria, d o n d e la m ano del m oldeador habia v T t q f "
paganda y generalización ( gracias á las figuras chicas y á
gotas de agua s ó lid a . creando una m á gica vegetar,
ios barros cocidos I que le gana en cantidad lo que en cali­
de sarmientos de v id r io , d e q u e arrancában flores?/1
dad pierde. Y esto no significa que sea incapaz de elevados I c ard o , concluidas en cuerpos d e nereidas I as h ^
conceptos v de majestuosas concepciones.
se colum piaban en los espejuelos de las cornuconL?
Deparad á algunos de es los artistas ocasiones análogas á
.V
m irándose en ellos, simulaban las pupilas l u i S
la que la fortuna lia deparado a los Yallmiljaita : trocad el
sas
y encendidas del espíritu d e la sensualidad ai"
palillo por el cincel, el blando barro por el mármol recio;
la efigie devota o el juguete de salón por la figura monu­ tliendo en su p ro p io fu ego v enamoradas de las cosai
mental éi la estatua conmemorativa: dad alas al paja Hilo,
qu e veían desde arriba al cruzar bajo ellas las esen
tadas mujeres.
tierra á la planta, y veréis á la golondrina convertirse en
águila, v al arbusto convertirse en cedro.
A l entrar, el v ejete del sombreron despojóse del
Entonces se evitaría el dolor y la mengua (que para mí
capote
y descubrió) su cabeza, domada d e peluca gris
tales lo han sido! de encargar al extranjero las obras e s­
culturales destinadas á perpetuar la memoria de genios es- 1 «-'»yo cabello se acom odaba en dos alas rizosas sobre
la nuca. l i r a eW-vejete una cuaresma, todo huesos
pañoles; de mandar que se labrasen en Italia las estatuas
y n in gun a carn e; afilado d e nariz; de largo labio
de ('.enantes y Calderón. Y t-s que el arte hermosísimo do
la Escultura, poco conocido, ménos apreciado, y . hasta
rasurado con tal esm ero, que brillaba; de pupila chi’
ayer, apénas ejercido en España, creíase muerto porque el
qu ita é in qu iri.lo ra , y tanto fu lg o r en la mirada,qué
gran Alonso Cano, en su calidad de sacerdote, no piulo
sus ilos ojos parecían agnjerillos abiertos en un horno
dejar hijos ni legar á herederos directos y legítimos su cin­
S o y el p r im e r o - dijo.
cel. No es así ; io s Yallmitjana han visto fructificar su he­
D ió una v u e lta p or el salón, contoneando su talle
rencia en vida: dilatada familia de escultores ha nacido de
y h acien d o on dear los paños d e la casaca de roja
ellos, v como las pléyades del firmamento, esparce un re­
púrpura ga lon ead a d e oro. R e q u ir ió el espadín, quc
guero de luz. más allá de la cual resplandece la estrella
era una lín ea d e acero, de vaina d e cuero rojo y nie­
polar con fulgor eterno.
F! hecho es que en F.spaña, en Cataluña, existe la E s­ la d o p u ñ o , del qu e cadenetas y sortijones pendían
cultura, y constituye escuela. Suñol, Saiftsó y Unís, cata­ revueltas y sonajeantes. T e n d ió s e en un sillón de
lanes también, pero ausentes de stt pais. la continúan y la
armadura dorada, y puso un pié sobre otro, y ambos
engrandecen. Bell ver la ilustra, por otra parte, y tras él
encim a d e una piel d e tig re qu e delante de él habia.
('.andanas. Moratilla y alguno más. En Yalencia. merced
; C u á n d o ven d rán esas damas? ¿Faltarán á la
á esfuerzos generosos , pasa de la adolescencia á la virilidad
c
ita
?
A n s i o v e r damas d e m i edad vestidas al uso
con Aixa , (ielabert, Hierro y otros....
cristiano.
E l s iglo puede más qu e e l buen g u s t o : se
Y asi como el audaz M errurio. de Juan de Bolonia, pa­
las
lle
v
a
,
las arrebata, sopla el aristocrático polvo
recía volar de su pedestal ligero para anunciar por donde
d e su ca b ello , h iela su corazón , infla sus vestidos,
quiera el Renacimiento del arte en Italia, así E l Angel de
Yallmitjana. más grave y reposado que la pagana estatua
cose volantes en sus faldas, baja sus cinturas, des­
lloretilina. puede llevará ios labios la dorada trompeta que
peina sus bucles.... y á to d o eso lo llaman toilette....
con la derecha mano ciñe, y anunciar al mundo del arte la
; Palabra d ia b ó lic a ! E s c o m o el conjuro de las mo­
bueno une- o : el Renacimiento d éla Escultura en España.
das infernales. E l figurín del siglo es el de las arpias
L ris Ai.Foxso.
cuando daba fiestas P lu to n .
LA JAQUECA DEL POETA.
r
/
•' ü m o el poeta se d u rm ió , el lib ro se e>[e\ capó d e sus m anos, y el buen v iejo se
) f Ml|edó con la cabeza sobre el pecho y
l°s brazos apoyados en la mesa. I n r a v o
é 'A
v j ' - ' d e sol p on ien te iluminé) el tin tero de
í AX j cristal, los pisapapeles de fiut-g/as tallado,
■<L - A " ' 1 his plumas y la cabeza del lector, el cual
( C soñé» ile esta m anera :
j
L a cosa ocurría d e noche. L o s faroles rompían
con puntos d é o ro la n e g ru ra , y stts reflejos corrían
p o r las mojadas aceras. L o s paraguas y las capas
chorreaban la llu v ia , qu e desde tres dias antes no
dejaba d e caer. F.I paisaje q u e se d ivis a desde las
V istillas se borraba, se desvanecía, parecía d iso l­
verse al través d e las rayas d e cristal qu e la lluvia
trazaba en el aire. E l silencio era c o m p le to en aq u e ­
lla explanada. U n a g o te r a , escurriendo sus perlas de
agua en un farol, sonaba al m o d o de un reloj que
contase la vid a del p ára m o som brío y desierto. D e
p r o n t o , en lo le ja n o , más a llá de la linea blancuzca
que un puente diseñaba en la m o v ib le reverb eración
<lc sus faroles sobre el rio , una vociferación aflau­
tada, g a n g o s a , estriden te, una escala d e silbidos, que
se confundían unos en o tro s , r o m p ió el silencio, y la
lo c o m o to r a apareció) c o m o un fantasma rojo, arrojan­
d o un balín lu m in o s o , despidiendo chispazos d e c a r­
bón , pedrisco d e ascuas, e n v u e lta en o tra ola de ru i­
dos y una ola d e fuego. E n to n c e s , d e la esquina que
con la calle de Don P e d r o fo rm a el palacio de Osuna,
salió un som brajo largu iru ch o y anguloso. E r a un
h o m b re qu e cam in ab a á saltitos, parándose, v o l v i e n ­
d o atras ía cabeza, qu e adornaba un som breron dis­
fo rm e y asombroso. Ib a e n v u e lto en un la r g o capote
con e sclavin a, qu e casi le lle gab a á los to b illo s ; pero
no era . con ser tan la r g o , lo bastante para ocultar
qu e las piernas de aquel singu lar sujeto iban al des­
cub ierto y sin o tro a b rig o qu e unas medias d e seda.
A l cruzar bajo un farol, su rostro se d iseñ ó en la p a ­
red c o m o un con ju n to d e lineas agudas, rem atado
atras p or un c ole to qu e se retorcía en c u rv a bajo la
falda peluda del som breron. Sus zapatos d e charol p i ­
saban q u e d o en las losas más lim p ias, y h u y e n d o de
los charcos, levantaban el ta có n , se apoyaban en la
O y ó s e en esto ru id o d e coches y pisadas de caba­
llos q u e, caracolean do, entraban en el pórtico d éla
casa. L e v a n t ó s e con juvenil presteza el anciano, y
ap o ya d o el p u ñ o en el p o m o del espadín, tirantes y
en graciosa curva las pantorrillas, y derribada hácia
atras la cabeza, esperó á que la antigua y ruinosa
carroza qu e se habia d eten id o en el zaguan desem­
baulase su carga, q u e tro era floja, si se atiende áque
se c om pon i a d e dos apopléticas damas quintañonas
y b arb ipon ientes, qu e se esforzaban por andar con
g a r r id o p o r te y subir la escalera con donosura. Yino
después o t r o carruaje arrastrado por vieja muía, y
más t a r d e — eran las n u e ve — úna lechigada de som­
bras . envueltas en capas rojas, en gabanes amplios,
en anchos p añolones, qu e al desembozarse, al abrir­
se v al deshacer sus pliegues echaban fuera una mul­
titud d e señoras y caballeros, viejísimos todos, y
todos adornados á uso del año o?. Se saludaban fina
y cere m o n io sa m en te, alargándose unos á otros dos
dedos helados d e mi m ano d erecha, y haciendo á par
un a m a g o d e g e n u fle x ió n , grotesca d e puro rendida
y cortesana. Pasaban al salón, y a llí, en medio deja
luz qu e d e candelabros, arañas y cornucopias venia,
más a m a rillo se juzgaba el raso ele los vestidos de
ellas, más estrecho, aquilatad o é inverosímil el talled e los hombres. Las mujeres traían la cintura en e
seno, y éste, parapetado tras corsé de coraza; plumas
y garzotas m u lticolo res sobre las pelucas; abundan­
cia de esmeraldas en el c u e llo y orejas; ninguna
ll..r del tiem p o . Y h abia en la concurrencia circulo
.le toses, manos qu e tomaban rapé perfumado co
m a cu b a en cajas d e o r o , sonreír gla cia l, y una ur
11a respetuosidad m u tu a , saturada del más hno
med i miento.
— ¡ A h ! — e xc lam ó el v e je te , á quien todos llama­
ban D uque. — P e r m i t i d m e qu e m e regocije,
años hace qu e n o nos vem os. H ab é is sido pun
•
C ondesa.... P r i m o B a rru e c o, habéis venido
b ie n .... E u la lia , C lo t ild e , Presentación......
das, todas habéis sido fieles á la palabra «lue
Sala
fiasteis aquella n o c h e .... A c o rd a o s bien : e » e
jjj
nos hallábam os reunidos. H a c e cien años de _ \ tas
noche. ¡C u á n t o lia l lo v id o desde entonces. ,
^
espigas d e t r ig o y cuántas cabezas humanas
c o r ta d o ! E l hacha y la lmz han trabajado
^ ^
poten cia.... L a cita era para esra noche del 1 •
S etiem bre. V o so tro s habéis v e n id o de vuestr ^
re s, d e vuestras p ro v in c ia s , d e vuestras cas
riegas. ¡ G r a c i a s ! .... E l siglo x v i n esta aquí....
N.°
LA
X X X 11I
ILUSTRACION
E': T AÑ O LA
Y
puertas, cerradlas bien. L a historia se ha
rad , aL en la calle. L a historia es un epitafio, y cree
^
■1 escribir el nuestro nos h a m a ta d o .... ¡ A h ,
natural blanca parecia un (ruñado d e algas n evad as;
los párpados, pasas de C o r in t o ; las m andíbulas, sa­
lientes, m ovíanse bajo la piel con un te m b lo r e n o ­
joso.
afit an',oCes de aquellos seres que habían s ob re viv ¡L aS V ^ o x v m tenían sonido desagradable y casdo aL ',] o-arcrarismo y la ronqu era formaban el tim b re
ca^ ° ’ hablar1, y sus palabras eran anticuadas, o lien d o
de SUivó de los Diccionarios arcaicos.
a'
-Abrazadme to d o s! H o m b res y m u jeres, estreEl entusiasmo no tien e pudor,
efusión de cariño petrificado an im ó á las mo.
sonaron besos c o m o bostezos y abrazos llenos
ID' aS'nidos : esqueletos de brazos se desarticulaban
brechar pechos sin carne ni a m o r : labios húm ei % cerdosos y encías desdentadas c h o c a b a n , bus° do entre las'sepulturas de sus perdidas muelas el
nfina de un beso olvidado.
Pasaban de doscientos los contertulios, y todos lu• las abigarradas ropas de la generación oficial
C'a ilustró los salones palaciegos cuando Carlos IV
^ra monarca de las Espadas. E ra n las plumas del
colibrí adornando la desgarbada figura del flam enco;
^cigüeñas vestidas d e c a n a rio !
1 “Quién fue la dam a qu e se sentó en la c la v e ? Su
loníbre quedó en el o l v i d o ; pero n o las notas estri­
dentes del instrumento, qu e se pulsaba c o m o un pia­
no y sonaba com o una guitarra. A r p e g io s y escalas
corrieron sobre el teclad o, y en las decrépitas pan­
torrillas de los venerables currutacos, alineadas en
la (¡ia de los sillones, sobre el en tarim ad o reluciente
y brillante, advirtióse la im p acien cia del baile. ¡ B a i ­
le extraño! Unos frente á otros, en posturas acadé­
micas. alargados los cuellos, enarcados los brazos,
oscilantes los pies, m ovíanse le n tam e n te c o m o s om ­
bras danzantes. Crujian los chapines reto rcien d o sus
tacones bajo el peso d e tanto siglo. A l rozarse las
telas de damasco y raso simulaban el ru id o d e la llu ­
via, y estrechadas las manos para cam b iar de figura,
hacían un rem o lin o graciosísim o en el cen tro del
círculo de bailarines una casaca v io le ta y una saya
amarilla.
A las doce e m p e zó la cena. O p íp a ra la cocina de
nuestros abuelos, d io d e sí la más hermosa y sucu­
lenta prueba de v a lo r y m érito. L a mesa era e x t e n ­
sa: un paseo vestid o d e b lan co, un k iló m e tro de
tablas adornadas con adamascada m a n tele ría , cuyos
dobleces delataban los siglos q u e habia pasado e n ­
cerrada en hondos y preñados arcenes. L a plata
abundaba, y la luz rielaba en la v a jilla d e loza del
Retiro, de coralino b ord e y h o n d a cavidad. E l vino,
servido en copas finísimas, anchas y profundas com o
cálices, tenía más antigüedad q u e los c i preses de
Damasco, y su a rom a pun zan te h e r ía gra ta m e n te el
olfato, y las agujas dulces d e su sabor deleitaban el
gusto.
— ¡Hermanos m ios. nobles hijos d e la edad san­
ta!— exclamó el Duque. — E ste es el v in o qu e ha
conservado nuestras vidas. E l v id u e ñ o d e la v o lu n ­
tad, que y o c u ltiv o en mis tierras de A n d a lu c ía ,
echa de sus cepas este zu m o , q u e contraresta el
tiempo. Si cae una g o ta d e este v in o en un sepulcro,
oiréis bajo la tierra el desperezam ien to d e los esque­
letos, que se incorporan y recobran la vida. Un
chorro de este v in o arrojado al aire le ilum ina. ¡E s
el ascua y la luz, el arom a y el g u s t o , la v id a y la
inteligencia, la d ich a y el a m o r ! B e b e d y besad....
¡Qué alegría d ifu n d e ! E l a liñ a s e re ju v en e ce , el des­
engañóse aleja, v o la n d o con sus negras alas d e pa­
jarraco agorero.... ¡ E l d es en ga ñ o ! E se es el buitre
de Prometeo.... L a noche d e mi v eje z se ilu m in a de
mil puntos brillantes. L a s pupilas d e F l é r i d a chis­
pean enamoradas ante las mias....E l am or m e mece
en sus brazos
¡ A h , ah . ah !
M e parece un niño
arrastrando un esqueleto.... ¡ L o s ojos d e F lé r id a !
Nuestro d iv in o M e le n d e z lo dice :
Pise es el poeta
repitió. —A l l í está la belleza
suma. E l hace hablar á los c a m p o s ; despierta sus
ecos ; a g ita las esquilas de plata de los rebaños ; silba
en la cornamusa d e las pastoras y en la za m p oñ a de
B a tiío ; reproduce el aleteo d e las mariposas qu e ena­
moradas se persiguen ; d e los besos d e los amantes |
sabe hacer rosarios musicales, c u y o r it m o de o ro h e ­
chiza al qu e le e s c u c h a ; deja á Dáfnis y C lo e suspen- ;
didos sobre un la g o en un c o lu m p io industriado de
m im b r e s ; v a c ie g o p o r los bosques palpan do los n i­
dos de las avecicas, a n im a n d o sus h u eve c illos con
besos, y tocan do con su m á g ic a vara en todas las a l­
mas, en todos los corazones, en toda v iv ie n d a de se­
res capaces d e a m a r....
¡ E l poeta del a m o r !
refu n fu ñó un n egro per­
sonaje. c u yo a m a rillo y cad avérico rostro parecia
hecho de cera d e cirios funerales.
Púsose en p ié, ala rgó los brazos d elgadísim os y
em bu tidos en una ro p illa n e g ra , y p ro ru m p ió lu e g o :
¡E n d e m o n ia d o sujeto sin duda, d ig n o del fue­
g o e te rn o , seria ese T e ó c r i t o ! E l poeta gra n d e áun
no lia n acido; el poeta m a y o r d e cuantos escribieron
h a d e ser el poeta d e la vida in fin ita ; el qu e abofetea
al a m o r , el qu e m oja su p lu m a d e cisne n egro en el
ó le o d e las lámparas sepulcrales; el qu e en vez de
acercar á su o id o la caracola de nácar don d e d u rm ió
V é n u s , acerca un cráneo hu eco , d o n d e h a d e resonar
la eterna y única palabra qu e en cierra la verdad de
la v id a ; / M is e r ia ! el qu e en v ez d e ascender al
O lim p o en busca d e musas desvergonzadas y desnu­
das, desciende á las galerías subterráneas d e las c rip ­
tas á sorpren der el silabeo d e los sapos y el roer del
gu sano....
— ¡S ile n c io !
— ¡ O n e se c a l l e !
— ¡O u e se s ien te!
— ¡ M e n t e c a t o s !— g r it ó el Duque. — ¿Q u eréis v e r
d ó n d e reside la belleza suma? V e d la aquí.
A lz ó s e d e su asiento, fué á una puerta del salón,
ab rióla, y d e una estancia c o n tig u a sacó á una s om ­
bra blanca, alta, esbelta y gallardísim a. Después tiró
del cendal que la cubria, y apareció la desnudez más
bella y profana qu e pudo idear artista g rie go .
E ra una muchacha com o d e qu in ce años, que por
to d o traje ten ía una m a n tilla española d e n egro e n ­
caje en ía cabeza.
— ¡ L a d écim a m usa! — d ijo un viejo.
¡ L a única musa! — o b je tó otro.
¡ L a musa e tern a! F lé r id a - a firm ó el Duque.
L o c ierto es que F lé r id a , áun cuando parecia una
musa por lo bella, no pasaba d e ser m o rtal m uehac h illa . y el espectáculo d e la e n o rm e mesa, d el c o n ­
curso d e gim ia s , y ademas la v erg ü e n z a de verse des­
nuda la hizo em purpurarse p rim e ro y palid ecer más
tarde. Su ga lla rd o cu erpo, p u lid o y terso c o m o de
á g a ta , se estrem eció d e horror.
¡ D é jen m e , d é je n m e ! ¡ P o r la V i r g e n d e la A n ­
t i g u a ! — g i m i ó , arrojándose al suelo y procurando
cubrir con sus manos to d o su p u d or ofendido.
F.I D u q u e la m iró con jú b ilo .
— E ste era mi secreto
e x c la m ó .— ¿ N o os ofrecí
hace cien años una sorpresa? ¿ N o os p ro m etí qu e mi
ciencia sabría conservar con su ju v e n t u d y su gracia,
á través d e los años, la m u jer qu e m e diese ga n a ?
Pues v ed la aquí. L a noche d e nuestro festín.... aquel
festín qu e celebrábamos en esta m ism a estancia....
em p e ñ é mi palabra de n o ble y m i h o n o r cien tífico en
presentaros h o y , j o v e n c o m o entonces lo fuese, á la
p rim e ra muchacha que encontrase en la calle. Es és­
ta. Se llam a Flé rid a . L a poesía, la ju v e n t u d , la g r a ­
cia no han e n v e je c id o .... Pasead vuestros ojos cansa­
dos por estas líneas curvas, d o n d e la luz resbala com o
el agua en un torso de m árm ol.
— T a p a d l a — d ijo escandalizada una decrépita da­
ma, cu ya barba pun tiaguda salía en tre las chorreras
de artificiosa gola.
« Si evitan . arteros.
Encontrar los m ios.
Sus falsos desvíos
Me son lisonjeros.
Negándome fieros
Su dulce favor,
Tus lindos ojuelos
Me matan de amor.«
— Prefiero á N o r o ñ a — afirm ó el P r í n c i p e de A n ­
tuerpia, levantan do su lo m o jo ro b a d o . — E se es mi
Poeta. Oid .
«Cuando miro, Fernando, congregadas
Lis huestes sobre el llano....»
i A b a jo N o r o ñ a ! — d ijo el más jo v e n d e los coqu e habia c u m p lid o y a los dos s iglos.—
Ml v ate es Jovellános.
— ¡H e re je !
~~ i Que se calle!
— Jovellános es un im p ío , un diab lo qu e h abla en
c°nsonantes.
~^Pido que se coron e en m i persona al m e jo r poe’ **¡ Teócrito — balbuceó el más viejo.
El rostro hácia el cual todos se v o lv ie r o n para vere era un conjunto de canas y arrugas. L a cabellera
139
AMERICANA.
— H é aquí mi capa.
E l qu e la ofreció levantóse del sillón qu e ocupaba,
e x te n d ió la en el aire, y el paño ro jo d e e lla cayó
sobre el cuerpo d e Flé rid a . N o sólo ocu ltó ésta su
cuerpo en los p liegu es del p a ñ o , sino ta m b ién su ros­
tro enten ebrecido por el llanto.
I .as musas clásicas están de en h o ra bu en a— g r it ó
el poeta m e le n d ia n o ; — F lé r id a resucita la suave y
dulce poesía d e nuestra época, en m e d io de los es­
pantosos h orrores de la musa ro m á n tica , esa dep ra­
vación del gusto m oderno.
— Y a no h ay poetas clásicos n i en la A c a d e m ia —
e x c la m ó con lúgubre to n o el jo ro b a d o p rin cipe de
A n tu e rp ia .
— P e r o ¿ c ó m o habéis realizado el p r o d ig io de d e ­
tener la v id a en esa m u je r ? — in te r r o g ó in teresada­
m en te la M arq u e sa d e L a n z a r o te , que traia ocultas
sus arrugas bajo un re v o c o d e a lb ayald e y pintura.
— M i ciencia lo ha hecho. E n c e rra d a en un c a m a ­
rín de rni p alac io , h a v i v i d o en la más com p le ta i g ­
norancia de los crím enes de la época. H e tapado bien
las rendijas d e las puertas y no han lle g a d o allí esa
nube de papeles y libros qu e el s ig lo arroja sobre las
conciencias. N o ha leído á V í c t o r H u g o ni á (Jaldos.
Desde el año o ; , el tie m p o no h a pasado para ella.
— ¡ E s o es im p o s ib le !
¿ A c a s o nos ha sucedido á nosotros cosa dis­
tin ta ?
E l sueño d el poeta se desvaneció. L a s figuras se
levantaron del suelo y se d iso lv iero n . L a s cornucopias
v las arañas se ap ag aro n , lanzan l o cada v e la un
c h o rro d e hum o. Sin e m b a r g o , la m e n te , curiosa,
buscó el desenlace d e lo s oñ a d o , y palpan do en las
sombras del sueño, p u d o encon trar algo. V o l v i ó á
v e r al D u q u e , qu e entraba en casa del P r ín c ip e de
A n t u e r p ia , v qu e le d ecia i n d ig n a d o :
¡ F l é r i d a ! .... ¡ F l é r i d a ! .... ¿S a b e V . ? ..... ¡S e lia
escapado con un escritor naturalista!
J.
O
r te g a
M rx n .i.A .
LAS ACADEMIAS LITERARIAS
|)KI. SIGI.O I)K I.O'S A T S T R I A S .
I riiNCi.rsios )
■ A m TQ S’i'A carta tien e fecha d e 23 d e N o v iieme
bre d e 161 1, y en efecto, á poco conclui / 2 veron las reuniones. P e r o no tardé) en
m inaugurarse E l P a ra u s o éi A ca d e m ia
S elva g e de D. Francisco d e S ilv a , y
^
* L o p e , escribiendo á Sessa, se lo anunW W
Ciaba en los térm in os siguientes : « H o y
T j ^ h a em pezado una famosa A c a d e m ia que se 11aW '' nía E ! P a rn a s o , en la sala d e I). Francisco de
< S ilva. N o b u h o s eñ o res, que áun no deben saber­
lo. D u rará hasta que lo s e p a n . » L a s costumbres h a ­
bían c a m b ia d o , p or lo v is to , y en Suarez d e F ig u e roa no hubo com p le ta ju s tic ia , cuando escribía : « E n
esta c on fo rm id ad descubrieron los años pasados a l­
gunos in genios d e M a d rid semejantes impulsos, ajus­
tándose con este in ten to en algunas casas de señores;
mas no consiguieron el fin. Fu é la causa qu izá , p o r ­
que o lvid ad o s d e lo p rin c ip a l, frecuentaban solam en ­
te los versos aplicados á diferentes asuntos. N a cie ro n
d e las censuras, fiscalías v em ulaciones, diferencias
no pocas veces, pasando tan adelante las presuncio­
nes, arrogancias y a r ro ja m ie n to s . que p or instantes,
no sólo ocasionaron m enosprecio y demasías, mas
tam bién peligrosos enojos y pendencias, siendo cau­
sa d e qu e cesasen tantas juntas con toda b r e v e d a d .»
C u an do estas A ca d e m ia s con cluyeron con la S et7'a g e . y a por las demasías d e los in gen io s, y a p o r las
befas d e los m agnates, to d a v ía se pensó en una nue­
v a, cuyos estatutos qu edaron escritos, p ero sin e je ­
cutar. Esta fué la P e r e g r in a . T e n i a por lem a: « C o n ­
v ó c a s e Á l.A VIRTTOf DESPÍDESE El. OCIO ; I’ RKMIANSK
i.os i n g e n i o s . » E l D r. D . Sebastian Francisco d e M e ­
dran o d io la disposición y reglas para constituirse,
p o r las cuales se habían d e recon ocer tres P r o te c to ­
res, qu e serian el D u q u e d e H i j a r , el C o n d e de O ñ ato
y el d e Bástago; se nom brarían ademas dos A s is te n ­
tes para to m a r las órd en es, a d v e rtir las dificultades
y reparar los daños; un J u e z qu e dispusiera los m o ­
dos, decidiera las dudas, señalara los tie m p o s, p u ­
siera los lauros, diese las órdenes y estuviese á su
arbitrio lo d o l<> preciso; un S e c re ta rio para escribir
lo qu e se o freciera, repartiera los asuntos dados pór
el P res id en te y reco gie ra los escritos; un B ib lio te ­
c a rio y A r c h iv e r o qu e cuidára d e los libros y c o n ­
servase los papeles; un M a e s tro de cerem on ia s para
la observancia d e las ó rd e n e s , reglas y le y es ; un
P a rte ro y un Tesorero. E11 la A c a d e m ia habia d e
tratarse d e las siete . Ir le s lib era les en los siete dias
d e la semana, d iscretam ente distribu idos, v cada fa ­
cultad correspondiente tendría su P re s id e n te p erp e­
tuo , en cuyos atributos se hallaría el d e n om brar
T is e a t cada cuatro semanas. U n o , al m en os, de los
P ro te c to re s se habia de h alla r presente para c o m e n ­
zar cada A c a d e m ia , sin p erm itirse sustitución. E l de
J u e z era cargo d e asistencia precisa, y el B ib lio te c a ­
r io y A r c h iv e r o no p od ia facilitar papel ó lib ro sin
perm iso escrito del P r o te c to r ó del Juez. A ninguna
persona e xtrañ a p od ría el P o r t e r o franquear la e n ­
trada, y él recibiría las pretensiones d e los aspirantes
á form ar parte d e la corporación. N o p od ia obtener
n o m b re de A c a d é m ic o qu ien no fuese in sign e ó fa ­
moso en la facultad q u e profesáre, ó por haber es­
tam p ad o libro, escrito c o m e d ia ó sacado á luz algun a
obra gra n d e aprobada p o r tal y que bastase á d a r ­
le nombre. N o obstante, á n in g ú n A c a d é m ic o era lí­
cito, una v ez a d m it id o , sacar c om ed ia , lib ro ni obra
algun a á lu z , sin ser p rim e ro registra da , censurada
y correg id a p o r los de su facu lta d, qu ed an d o el b or­
rador depositado en el arch iv o de tres lla v e s, cada
una de las cuales te n d ría uno de los tres P ro te cto re s .
Im p re s o el lib r o , el au tor entregaba á la A ca d e m ia
ilos ejem plares, uno para la B ib lio te c a y o tro para
ayuda de los gastos de la corporación. Cada in d iv i­
duo que ingresara en la A c a d e m ia debía regalar un
$31
TIPOS P o r n . AKKS DK GALICIA
fl.o XXX III
LA
ILUSTRACION
M v A N C F O R 'l
ESPAÑOLA
Y
AMERICANA
U N A l-'IKSTA DM L A ' SO IKD ADKS DOMI LA«MS DI'. GIM NASIA
111
1 12
LA
ILUSTRACIO N
lib r o ó papel d e cada una de las obras qu e hubiese
antes publicado.
Se habían d e laurear los hombres insignes, c o m o se
acostumbraba en las A c a d e m ia s famosas d e Italia y
d e otras partes, y para m erecer esta h onra y grado,
con cuya fam a la A c a d e m ia se p ro p o n ía hacerlos l l e ­
g a r á lo más r e m o to , era indispensable haber hecho,
c o m o poetas cóm icos, d oce actos d e doce com edias
aplaudidas por g r a n d e s ; los p intores, doce pinturas
adm irables, y todos, cada uno en su facultad, sacado
á lux algun a obra su m a m en te p erfecta, ó sustentado
doce veces conclusiones públicas d e las materias que
en su arte se le señalaran con aprobación d e todos
los señores J Rute d o re s existentes. J u e z y A c a d e m i­
ces, ateniéndose á los más votos, y en caso desigual,
d ecidien do el Juez, qu e los habría de re g u la r c a n ó n i­
cam ente, siendo sólo excepción d e esta regla el p oe­
ta h e ro ic o , qu e bastaría para ser laureado haber es­
crito un poema á quien aprobaran los demas por
famoso. E n el acto del lauro se oraría con gran
majestad y p om pa en alabanza del qu e lo recibiese,
v se le daría toda a u to rid ad , g ra n d e za , fiesta, m ú si­
ca v ad o rn o , q u ed an d o el laureado en la obligación
de entregar el m ism o d ia. tintes d e recibir el grado,
un retrato suyo á la .A ca d e m ia , con coron a d e laurel
y to d o , para que en ella quedaran m em orias d e su
fam a y tu viese la posteridad cop ia del o rig in a l tan
celebérrim o.
Cada mes habría un acto p ú b lico de-cada facultad ;
p ero ninguna A c a d e m ia podría d u ra r más d e una
hora d e rig o r, v otra d e dispensa, si el P r o te c to r exis­
tente la otorgaba c o m o gracia. El p rim e r d o m i n g o
d e cada mes se destinaba á toda la D ia lé c tic a v á
toda la L ó g i c a ; el segundo, á la M e d ic in a n a tu r a l y
a d q u ir id a : á la naturaleza y virtudes d e las p la n ­
tas y hierbas { B o t á n ic a ), d e bis piedras ( M in e r a lo ­
g í a ) v d e los animales ( Z o o lo g í a ) , según P lin io ,
Dioscórides v o tr o s ; el te rc ero , á toda la F ilo s o fía
m o r a l, ju r is p r u d e n c ia , . ir t e de g o b e rn a r ( A d m i n i s ­
tración y P o lic ía p ú b lic a ) y á to d a la P o lít ic a y
R a z ó n de E s ta d o ; el cuarto, á la C o rte s ía , L 'rb a n id a d v R espetos, y d e qu é m a nera y á quién son d e ­
bidos. E l p rim e r l i n t s , á la G r a m á tic a g e n e ra l,
uso de todas las L e n g u a s y d e las más necesarias o r ­
dinariam en te. E l segundo, á los J e ro g lífic o s . E m b le ­
m as, E n ig m a s , E p ig r a m a s y diferentes Sentencias,
al uso de ellas, con la in te lige n c ia d e todo, e xp lic a n ­
d o lugares dificultosos; el te rc ero , al m o d o d e la re ­
presentación { D r a m á t i c a ) , al sentido d e los versos,
al m o d o de ajustar las orac io n es , locuciones, voces y
verbos en nuestra lengua y en otras, y el cu arto , á
t o j a la (l it o g r a f ía y m ejo r uso d e e lla , según lo a n ­
tig u o v lo m o d e rn o , y al más d ive rs o m o d o d e p r o ­
nunciar. E l p rim e r m .v r t k s d e cada mes se in v e rtía
de igual m anera en la R e t o r ic a , sus tropos y figuras,
y el m e jo r m o d o de o rar { D e c la m a c ió n ), según C i ­
c eró n , y asimismo d e todas las letras h u m a n as; el
segu n do, á la P o e s ía h eroica y á la B u c ó lic a : el te r ­
c ero , á la P o e s ía t r á g ic a , E le g ia c a y S a t ír ic a . v el
cuarto, á toda la P o e s ía cóm ica y jo c o s a , con form e
al arte a n tigu o y m od ern o. L a P o e s ía l í r i c a , d iv i­
n a , a m orosa r m o r a l se reservaban para el p rim er
MiiÍKCOl.Ks d e cada m e s; pero en el segundo se trata­
ba d e A s tro n o m ía y d e .is / ro / o g íii; en el tercero, de
la M a g i a , F ig r o m a n c d a , C .hirom a ncia y otras hijas
d e la primera, pero n atu ralm en te con tra las disposi­
ciones diabólicas, hechicerías y to d o m aleficio hasta
la fascinación, y en el cuarto, d e S ecretos n a tu ra le s
V experiencia d e ellos. Poda la M ú s ic a , con las d ife ­
rencias de C antos y . /r m oni a d e las esteras, entraba
en el p rogram a del p rim er .u ' k v k s ; en el del segu n ­
d o , la diversidad d e los In stru m en tos y el m ejor uso
tle e llo s ; el C an to de la g u it a r r a al uso m oderno,
en el del tercero, y en el del cu a rto , el C anto lla n o
y los modos que h a y de é l , asi en lo d iv in o c o m o en
lo profano. L a G eom etría corresp on d ía al p rim er
viKKXKS de cada m es; la E s f e r a , al s e g u n d o ; la
C o s m o g ra fía , G e o g r a fía , Labias v M ilp a s , al terce­
ro , y al cuarto, la P in t u r a y la P ersp e ctiva . F in a l­
m e n te , el s á b a d o p rim e ro d e cada mes se disertaba
sobre las M a te m á tic a s y sus p artes; sobre la A r i t ­
m é tic a , F o r tific a c ió n y m o d o d e ju g a r las armas ( E s ­
g r i m a ) , el s e g u n d o ; el tercero, sobre A r q u ite c tu r a
an tigu a y m o d ern a , según V it r u b io y otros, y acerca
de edificios antiguos (. Irqu eo/ o gia ) desde X e m r o i l . y
el cuarto, d e E s c u lt u r a , E sta tu a s y E s ta tu a rio s en
lo pasado y en lo presente.
C u an do el I.)r. M e d ra n o propu so este sabio plan
d e A c a d e m ia s , y a la m onarquía d e F e lip e I V no se
hallaba tan rozagante c o m o á los principios de su
reinado. X ¡ la p olítica , ni las armas, ni la a d m in is ­
tración . ni la moral pública mismas se prestaban s i­
no á las más sérias preocupaciones. T o d a s las d ispu­
tas literarias habían cedido su puesto á las cuestio­
nes más palpitantes, c u c u y o s problemas se resolvían
el malestar presente, las eclipsadas glo ria s d e la tra­
d ic ió n , la in certid u m b re del p o r v e n ir v la in segu ri­
dad He todo. Los grandes in genios habían ido des­
apareciendo por la muerte. L a pobreza tenia e n c o g i­
dos los ánimos más abiertos, y y a no era m o t iv o de
ESPAÑOLA
Y
AM ERICANA.
gen era l interes una sátira con tra C ervan tes y o l Q u i­
jo te , una com ed ia n ueva d el F é n ix de los Ingenios,
un disparo en c u lto d e G ó n g o r a y A r g o t e con tra los
poetas claros, ó una jácara festiva del gran T). F r a n ­
cisco de O u e v e d o V ille g a s . Las A c a d e m ia s habían
acabado: habían acabado los señores opulentos que
las fa v o rec ía n , los grandes poetas q u e 'la s a lim e n ta ­
ban . y va en sus últim os años L o p e d e V e g a se re­
sistió á to m a r participación n in gu n a en las pocas
asambleas (pie tu vieron poetastros chabacanos, p o ­
bres d e e n te n d im ie n to , pobres d e corazón , y ruines
d e igual m o d o en obrar qu e en pensar y sentir.
L a decadencia litera ria lle g ó al p u n ió qu e puede
colegirse del siguien te relato qu e A g u i l a r y ¡V a d o
hace por p r ó lo g o de una d e sus obras : « Después de
h ab er hecho este escrito, d ijé ro n m e algunos am igos;
E n v ia d lo á M a d r i d , que e l h is to ria d o r no esco­
g e los asuntos : e l tiem po se los envía de la m anera
que e l q u ie re . — Q u ed a d con D io s , les respondí, que
h abrá en G ra d a s de S a n F e lip e otra s relacion es m ejo­
res que e s ta , s i bien no tan v e rd a d e ra s . que se vende­
rá n tres a l cu a rto .
A tanta h u m ild ad m ia , respon­
d ié ro n m e h acien d o á mi corto talen to in finitos fa v o ­
res, ta n to , qu e m e d ijo uno qu e la dedicase á algún
P rín c ip e : - ¡ O h , que m a l debéis de saber e l em b a ra ­
zo de esos señores.' d ijo o tro qu e debia conocer á
-Madrid ; M ila g r o será que tengan lu g a r de le er una
ca rta , cu a n to m as un escrito tan la r g o como éste : lo
que h a rá a lg u n o , s i H ig a a sus m anos, será d e c ir :
— ¡ M i r a qu é es eso. secretario! Y en respondiendo
re la c ió n v p ro s a , d ir á lu e g o :
Dejadlas, por mi
amor, qu e será can sa da ."
X o son de este lugar las graves consideraciones
críticas á qu e se presta este estudio, qu e en suma no
es sino un capitulo d e lo qu e algún dia será la H is ­
to ria de la D ite ra t u r a española, si a lg u n o se siente
con capacidad y án im o para estudiarla y escribirla.
Con to d o , qu ed aría in co m p le to el cuadro si aquí no
añadiera qu e otra v ez hubo A ca d e m ia s en M ad rid
en el s iglo sigu ien te, creadas por F e lip e V al patrón
francés, pero no arregladas al g e n io nacional ni al
im p ulso a c tiv o de los progresos modernos. Seniles
desde su cuna, perseveran en perfecta in m o v ilid a d y
las hace subsistir el e s p irito apático d e la decadencia
presente, mil veces más ag ravad a que aquella que
ponderam os ta n to , cuando to d a v ía en los últimos
años de F e l i p e I V y aun de Cárlos II éramos dueños
del m a y o r Im p e r io que los hombres han visto sobre
la tierra.
Jt'AN P kkkx me G r z M . w .
VELl'T r.MRRA.
Guarda la playa desierta
Kl tminmtllo de las olas.
K! vaso guarda el perfume ,
La lira guarda la nota;
La bóveda carcomida
Guarda el eco que la asorda .
V basta del cadáver IVio
La tierra guarda la forma.
V yo . con haberle amado .
Mujer bella cual no hay otra,
V más que ninguna ingrata
Por distinguirle de todas,
I >e aquel amor tan inmenso
Xo guardo ni la memoria.
Kspejo pufo y brillante .
One ajenos encantos copia,
I lié para li el alma mia
Mientras reflejó tu sombra ,
¡ V el espejo nada guarda
Guando la i mugen se borra !
M a m t i. nía I' \i
a < ti»
.
AVERIGUACIONES.
l ’ K’ l'Xíl N'TAS.
3t.4 l'A KM A ('f: u t i c o s ROMANOS. - Poseemos escritos del si­
glo II de la era cristiana, en los cuales se denomina sep/nssarn a
los mercaderes que vendían drogasen la I /•/ S a c r a ; el mismo
G a len o , médico de los emperadores Marco Aurelio y Septimio
Severo, y a ta vez droguista, menciona repetidamente á los sefihsM trií en sus curiosos tratados D e simplieium medica mentar um
/tu ut/a/ibiis, v D e Medicina,
; Por que razón los farmacéuticos ó droguistas romanos eran
llamados s ep h ssa riit ; ( Jué-relación existe éntre esta palabra y
la profesión de aquéllos?
.7. / ‘eren.
22.1 Ill-Sí l HKIMII V i o IIK!. RlO DE t.A PLA TA .— A la vista
tengo ilns historiadores argentinos, igualmente aprocialiles y
arredilados honrosamente; pero el uno dice que el descubridor
del Rio d é l a Plata fue Diego García , y el otro, que fué Juan
D- de Solis : ; Ouién fué, en resumen, el descubrido) Je dicho
v io ? — Buenos A ires , ~ Julio tS8o.— .1 lejnndro Rosa,
2 y * A T N A M A N I I A y A i . M A Z A N . — ; i la existido la ciudad de
A /m iin u nlia . y e s , en efecto, como expresan algunos autores, la
actual villa de Alunizan? listando situada esta villa de Alunizan
en la antigua Celtiberia , ; en qué pasaje de la Historia antigua
figura o se menciona esa ciudad de A/n im anti i .‘ Guien ha po­
seído el señorío y marquesado de Alunizan , y quién lo disfruta
en la actualidad ?— (.'asino de A linaza» , I " de Setiembre de 1880.
A nombre de varios socios, L tim Romeen.
k'KSIM'KSTAS.
I 1 l.l l'KAS DI CAMBIO.
N o habiendo recibido todavía la
copia ( y aun la esperamos ) de la prim era tetra ¡te cambio (pie el
Gobierno francés presento en la Kxposicion de P
permítanos el honorable Dio fue Thehusscm añ;n|¡r *
1878
á los que ya liemos presentado
'Moteros' a m erio rr"-08^
la historia dea q u ellos documentos de comercio ' ,s, acerca
que en Francia existe, según el Catálogo de ¡a F , j .'r.anc¡al y.
' D - e l ejemplar auténtico de aquella prim era tetra*!?0" l,e E Lmpezamos por decir que el economista M.
. Ca"iiig.
atribuye .i los florentinos la invención de i;v{ ¿ 0,^ j ler' Gnccs
do aquéllos, expulsados de Italia a ’A “ 5" ' L L s discorítu.’. CUan*
Sueltos y gtbehnos , se refugiaron en Atnstcrdani d o n 1
Cnlre
la letra de cambio para reintegrarse del valor de L j nae Wearon
que habían dejado en su país.
‘ s Proptedade*
Vcse, por lo tanto, que un autor francés niega nUP 1 ,
cambio haya sido inventada en Francia.
* “ '*“ * « ' « r a d e
Muratori afuma que en Italia se conoce la /lotiza d a ~
de mediados del siglo XIII, y sabido es que el céleb/ ""ó"0 des
Iremóllense, publicado en I ’ q j . contiene un i-mtn.t 6
titula ; D e h u e r a camba.
P • lü
as( se
Insistimos en que el primer documento público .JUe t
Francia, de las letras de cambio es la Ordenanza Real de I ■a Ve"
expedida en 1462, y e n cuyo preámbulo se dice: « (•„_ 'Uls-M,
ferias 1p ir e s ) los metcutieres tienen costumbre de emnl° en *as
liio
s . todas
to da s las
las iiers
onas d
e d
í a I m i i e r iestajo,
s n I..........
os,
personas,
de
cualquier
nación óJ .e,ir
. A Cattl™ *
qlllte sean, pueden dar. tomar y expedir /ellees i/e ,
qutet país, con excepción
de Inglaterra [excepD ta i J u o í T a Í
pleterre 1.«
; Ouién explica los mol i tos de esa excepción, que textual™
te reproducimos ?
’4
iexlualmen.
I na ordenanza de 1(>7.;, expedida por Luis X I V dictak
gl.ts precisas acerca dei asumo.
’
1 aba reI.uis X V I . queriendo poner remedio ,á los fraudes «ue «
rimúan en la Bolsa de París con las letras de cambio laA*
ntio por completo.
’
supn« I
l u la época revolucionaria fueron restablecida^, por dec
de la t ’oí, vención V i dona I . y en el (M ig o ,te Comercio ha« un
libro especialmente consagrado á las letras de cambio.
- n
Resulta, pues, indudablemente demostrado que estos d
mentíis se emplearon en Barcelona 1I,V}2| antes que en Frandá
11,4021. y es probable que existieran en Italia, como aseguran
M111ai.n1 v M. Nougter, antes que en la Ciudad Condal. S
i’ nr lo demás, extraño os que ni este último economista fran
ces, ni su colega M. Garniel mencionen esa primera ¡Mea de
cambio que se guarda en el archivo del Ministerio de lo Interior
en Francia.
■o.4 F a k m a i i i t i c o . A la amplia y erudita respuesta dada
por el Si'. D. Luis de la Cuadra en el m'itn. X X V I I de este pevindico, pudiera agregarse que el D i e w n i n o d e Autoridades
l 1726-31)) no din cabilla a la voz R h n rm a d a . que luégo inserto
la Academia en las sucesivas ediciones de su vocabulario, publi­
cadas á fines del siglo x v it l.
r
I
N o será inonortuno, por la relación que guarda con el tema de
que se trata, dar a la estampa copia de un titulo de Boticario expedido en 1755. LI original, (pie tengo á la vista, se halla escri­
ta sobre un pliego de papel sellado del Sello Drimero, y dice así:
.-.NOS i.os D o c t o r e s D o s Jo .-i i- S i So l , d e l C onsejo
de S. M .. su primer Médico y de la Kevna nuestra Señora, Pre­
sidente del Real Prot, - Medícalo ; Don Gaspar Casal, Don Joscf
Amar y Don Andrés Piqtter, Médicos de Cámara del Rey nues­
tro señor, y sus Proto-.Médicos generales. Alcaldes examinado­
res mayores en sus reinos y señoríos de los Médicos-Cirujanos y
B0/1•tirios. etc. : I lacemos saber como ante nos y en nuestro tri­
bunal pareció presente M a r t i n Jos El DE l k o i 'IKTA , natural
de la \ illa de Nl irquina, Diócesis de C alahorra, que es un hom­
bre de buena estatura, con una cicatriz en el dedo índex déla
mano izquierda, v pelo rubio, á quien por haber ejercido másele
quatro años con Maestros aprobados, el A r te de Boticario y hécholo conocer por la información que presentó, recibimos á exi­
men en dicho arte y examinamos en la teoría y práctica en él,
haciéndole qttnntas preguntas y repreguntas fueran conducente«,
y por haber satisfecho a ellas con puntualidad le aprobamos; en
cuya consecuencia damos licencia y facultad cumplida al dicho
M a r t i n Jo s k f d e l 'u n r iE T A para que libremente, sin pena
ni calumnia alguna . pueda usar y ejercer el mencionado A r le te
Boticario, los casos y cosas dél tocantes v consecuentes, en todas
las ciudades, cillas v lugares de los remos y señoríos de S. M.,
asentar y poner su B o lita pública cu ellos. Y del susodicho reci­
bimos juramento de que defenderá el misterio de la Purísima
Concepción de la Virgen María nuestra Señora, de usar bien y
belmente su corle, y de dar A los pobres las medicinas que pi­
dieren de limosna, lo que prometió cumplir. Por tanto, de parte
del R e v nuestro señor, exhortamos y requerimos á todos y qualesqtiier su- jueces y justicias, le dejen y consientan usar el Arte
referido sin ponerle impedimento alguno, ni que sobre ello sea
vejado ni molestado, so las penas en que incurren los que se en­
trometen a conocer en ¡ni ¡«dicción (pie no tienen poder para ello,
v de diez mil marav edís para la Cámara de S. M . ; ántes le guar­
den y bagan guardar toda- las honras, gracias, mercedes, fran­
quezas, libertades, prerogativas é inmunidades que á semejan­
tes Maestros suelen y deben ser guardadas, haciendo se le pa­
guen qualesqiiier maravedís y otras cosas que por razón de su
arte le fueren debidos. ^ declaramos que el susodicho ha pagado
el derecho de la media ¡innata. Dado en Madrid a 3 de DicietUbre de 1755 años — D e. Joseph Suñvt— D r . Cuspar Casal — Doc­
tor jo s e p t A m a r
D r . A mires Pi./uer. - Yo Baltasar Fernandez,
escribano publico y del Real Proto Medícalo, contó teniente del
Secretario propietario, este ‘Pitido y licencia hice escribir de
acuerdo de dichos señores Proto Médicos que lo firmaron, y M
signé v firmé. Rubricaron lo- Lxaminadores Lope, Sedaño y
l.eoi|.= I n testimonio
de verdad. B alta sa r Fernandez.*
lio circular sobre oblea con las armas de Fspafia y leyenda ct cular Ft R e a i . I’ k o t o M i :d k a t u . )
Poseo otro documento, original también, que por hallarse IR
gado y prestar algún interes al anterior citaré en este "'F A .*
h>s treinta y dos años de ser el M a r t i n Jos k e de I
Maestro de! tu te de B olita n o , se le antojo ordenarse y 01tu
dispensa sapee 111 o iinit/ue ii regn/ari/n/eper enm f * exerii/10 1 <
/ir iir/i.s DÍartnncopolir r/uiimoi/o/ibet contracta . Ha lá m'1
,
stanti....pruno cterien/i cuntí tere...., etc. Hsta licencia [tara qu ^ ^
expresado boticario pudiese recibir las sagradas ordenes se
'
lia escrita en latín, sobre excelente vitela, y expedida ¡1_n°
de Hipólito Antonio Mareri, Nuncio y Legado del 10
,
en v
el
año' uvt
tlécimoiercio
de cu
su i’vu*.........
pontificado, be dirtg ^
• i«'1 V* I , vil
.» iiti'
iiiu'i.vu.n/ uv.
a»
obispo de (.'alahorru, lleva la data en Madiid á 7 J
jc
17X7, las firmas de .V. D. Antonias to p es Sam hez de Chave- >
.1/. /hum illa ( ?) t'oi/ina . l/A., y un sello sobre oblea , cuja
y empresa no se distinguen.
_
, , r..io r de
Volviendo ;i nuestro tema, creo, con el discreto colabor
^
la I l.i « i K A U i'N . que ni las Farm acias ni las O ficia"*ja’
,-ca,
ticas ni los Laboratorios anímicos, etc., destruyen A la
. |a
Y esto, según mi entetuíer, no por la lentitud con que c " , ‘ J8
instrucción popular en l-.spafia, sino por otras razones ,tnmdia
para expolio cu este lugar, y que quizá manifestaré a
le.
en un trabajillo especial consagrado al delicadísimo
nia de los caminos de nombres en los cargos, ofiu
>1 q-V|g.
lies. Mfi/iiia S iitin ia , último t/e ,7libo de 1880. LI.
Id >si:.M.
Ln el niím. próximo t porque en el presente 11 >hay
aprovci liando la oc.isioii de contestar .» la pregunta -
jj o X X X 111
LA
1L U S T KAO ION E S P A Ñ O L A
« O M A S O S , que nos .dirige el Sr. D. K. Pere«, ile C'âU¿0t*c'o> -moj :il lectoi algunos dalos relativos à l..s a/iolhhaji*1ofreie,t. .. ]„* hot:: trios españoles, á los sefilassaru routa-
r^<írf CT c.'
n0S,eK", M|(. K l suscritor D. ,1. I. A., de Sanificar de Bur,6â, «os remitela respuesta que ?igue:
’ ittica acreditada en e-i:i localidad clocar un lnie.-o
♦ E* U 11. / .„¡meras horcajadur.is del i ronco de lo- arbole?
•miniai en ' ¡¡«pedir une suban lus hormigas. He visto praetîWB'leS'Pjloesia 'sencilla • peraci n. y fácil es lincei pruebas.
earcoj1ex ^ eficacísimo revestir ima zona del trunco. en 1 - Ia
».Vieni-1
t|t. ¡¡z-l n ulva i ierra lina. << con cernadas di­
su circuì’ e i rlia . pprquc secándose Osta, queda adherido el polque
^'Tcual in'l'idc subir a las hormigas, y hace caer a las.....
Gtr0
Hsirado suscritor coniesia así:
,,ue se ir.ita d e la - liurm ig a s
p r o p i a m e n l e t a l e - \ de
. * T > ¡ , ,io d e la- h o rm ig a s blancas d e los países in l e l tr o p ipuestro P‘
.,|ui„)a - con l o - n o m b r e s d e coiueiu cu A i n t i i caleS’ .COV¡rw.í r c n f i l i p i n a s , núes a l g u n a - d e e l l a - caii-un .i los
f 3 ,1 | 1 perjuicios d e c o n sid e r a c ió n . p e l o n o solí li. n u i g a - : ni
rege™
1 „ n e . en los países c a l i d o - , d e s p o j a n d e n d i- s n - Im dé»<lue ‘
je, ; , 1 ¡irliol mas f r o n d o s o , o c a s i o n á n d o l e los daM Cn>iísieu¡eiUe-- Kn tal c a - o . p u e s , os d e c i r , tratán d os e ñuiC° t e ae l a - e s p e c i e s d e h o r m i g a s c o m u n e s d e nues tr o p a ís ,
et®?" > .¡rsc que no se c o n o c e m e d i o a l g u n o -en. il b . v d i c a z de
irles sus paseos por la- jilanlas : pero que lamo.... hace la1
"E "
le. poique la- hormigas no causan daño a b - vcgciale-,
W¡ rn¿nos llegan á hacer perecer á tos árboles . como supone la
P^gt-cierto
estl, ¡deadel perjuicio-le las hormiga- á la- planestá muv extendida entre los agrieuhores poco ilu-tiado-, y
"*.* antiguas obras de Agricultura se proponen diver-y-mc‘ra evitar que súban las hormiga- a los arbole-, ninguno
áellos eficaz : pero boy dia . en ludas la- obras de Agí indulta
' m í a s con arreglo a los conocimientos modernos , -c prescinde
1 5 U pues la j lisiar ia Natural ha enseñado que la-hormigas.
I subir á los arboles v a las demas plantas, van casi -icinpre en
busca de los pulgones, veril.uleros causantes de la muerte de
éS»Examinando con cuidado un vegetal que se vea frvcucnud"
nor las hormigas. no lardara en encontrar-e en mis tallo- tiernos,
ensus hojas ó en otro- puntos a proposito los pulgonc-. a teco»
muy dimintÍB's. une -e alimentan de los jugos de la- plantas, v
oue segregan un lu|uido azucarado que e- loque buscan la liormfeasfv que 1c- agrada tanto, que se la- ha vr-io alguna vez
trasportar pulgones'á la? plantas próximas á su hormiguero, pa­
la que no les fuera molesto el viaje que ejecutaban con Ircouciicia á la distancia en que estaban dicho- insectos.
»Como todo esto e- Ir y dia indiscutible y. se halla en cualquiei
obra de Zoobgra mcdiaiiamentc exien-a . eren, Sr. Director, ex­
cusado aducir pruebas en «poyo de las afirmaciones aiueriorme.ute expuestas.- En Sus.ri/jr. »
También el suscritor Sr. I). Bonifacio Ramírez Moreno, de
llerrin de Campos, nos escribe, con fecha 2 .; de Agesto,
si­
guiente :
«Al girar, después de algún tic upo, una visita aun jaidi licito
que poseo extra-radium. piule apreciar que un ncral joven habiu
envejecido: su corteza, áiues lustrosa y lina, la hallé a-pera y
costrosa, y las ramas y hojas habían perdido su b>zr¡ía y verdín
natural. Observándole con atención le vi acometido de infinito
número de hormiga-, que á su antojo subi.in y bajaban a lo large del árbol. Instantáneamente pensé en el riioilo de exterminar
aquellos insectos, y vino á mi mente el proyecto de hacer ti-o del
aceite común en la" siguiente forma : Arrollar Inicia la mitad del
tronco una grue-a torcida de algodón, de longitud bastante para
daf cuattu o rinco vueltas en espiral, y con una distancia entre
jfdédosceniiiueiTos. empapándola previamente en el antedicho
liquido. ¡Cual no seria mi s,.rpre-a. cuntid 1 al siguiente dia la
gheontré plagada de aquellos insecto- muertos ! 1-1resultado no
pudo ser más práctico. «
Otro resultad" igualmente práctico lia obtenido por el mismo
Stocedimienti» el Sr. I). be lenco l ’agé- y (libe, de Rupia |(»erona i, quien escribe con íeclia 24 de Agosto :
»Con el (mico objeto de prestar un servicio ¡i la Agricultura.
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Notiri.-i solirt1 la l'lloxt-ie» v:is,tati-i.v.
\ tii.-11/ri ttur del
viticnlior balear.) Meuwni escrita por el catedrátic >de Uistori i Natural y vle Agrá altura del Instituto Provincial de segun­
da enseñanza de las Baleares, 1). Luis Pon v Bonel. premiada
por la Real Sociedad b.conóniica Mallorquína de Amigos del
I’ais, en el concurso público abierto por dicha corporación en
Noviembre de 1X70. 1Palma de Mallorca, i.sxo, tipografía de
Pedro I. (¡elaheri.i Recomendamos á los viticultores la lectura
de la Manon 1del Sr. Pon. basada sobre los anteriores trabaji>le h - 'Se-. ( iraells y Mirct. cuyos e-crito.- hanheéhu.tanta luz
-• bre esta importante cuestión.
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autorizada por el (¡obieruo en Real orden de 1 1de Octubre
de i-Sj.S. v l oiistiuiida legal .nenie en Junio de taño. ( Madrid,
imprenta de / ¡ ( i ’rri'.'fitiiltirii. :u </c /{'p tiht. Pieiede a este
trubajo la discreta JIrtiw m redactada \ leída poi el Secretario
déla Sociedad. Sr. limeño, en la Inula general celebrada en
el Conservatorio de Música para «lar cuenta de los trabajos de
la temporada de i.Sjq-tSXp. 1.a v c /N/im'. Jrfís/itit-J/tt'nifi/a-Htinci.i un c.ert.irnen para premiar las dos mejores obras musicales
que se nre-euten. escritas en forma de mótele coral á cuatro
voces.-de tiple primera y segunda, tenor y bajo, -in acompañamiento ¡nsirumeiual. adaptadas á la letra de un cántico á
Santa Cecilia. \ Pídase el programa al Presidente. 1«. Manuel
Alaria de Santa Ana, Mayor, 120, Madrid.)
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creo oportuno manifestar que la experiencia me ha demostrado |
que el remedio para evitar que la hormigas suban á los arboles
es muy sencillo y seguro.:—Consiste en rodear el tronco del tru- |
tal de un prn-u de lana sucia . á distancia de unos ocho centíme­
tros del suelo, tintándola con aceite de olivas hasta que este bien I
empapada. y repitiendo la operávion. sin cambiar la lana, siem­
pre que desaparezca el aceite por causa del sol, lu lluvia ■el pol­
vo, etc.
«Aunque el .nene reblandece algo la corteza del frutal, éste
no sufre ningún daño, siendo aquél de olivas, como queda di­
cho; 1.. cual no sucedería -i la lana -i- empapa-r en petróleo ñ
otra sustancia oleaginosa, vegetal o mineral, demasiado fuerte.
«Siempre he usado de este sistema en lo- trescientos frutales
que tengo en la huerta, y ni tina sola vez me ha dado uval resul­
tado. -in que tampoco le haya dado á muchos agricultores y
hortelanos que. por mi cun-ejo. lian empleado el mismo re­
medio. »
Para concluir, propondremos monteo.- un remedio tan sencillo
como el anterior: rociar el tronco dei árbol con una disolución
I no muv cargada ) de pni isa caustica, v .-1 no se bailase a mano
esa sustancia . con agua 1le jal mui IInstará esto, do- 11.tres días
icpcliilo. para que de-upare/i .111. lio solo la- hormigas. sino los
pulgones, las orugas pequeña-, etc.
17.■' Al t Muv vi'i» i'i ni ico.
1-1 Si D. José Zellei, -uscritor,
contesta lo siguiente :
» Recuerdo haber leiilo un artículo -obro t—te asnillo en la (<’./ir,’ 1 /adusta hd; v bojeando la colección, veo que aparece insecto
en el ni'iuiero 14 de i.syt), png. cii Según este articulo, los apa­
ratos de lo--Síes. Maiiiig v Mvnzson los más convenientes, no
solamente para alumbradlo de méiios de loo luces, sino también
para una lias nía-, lie hablado con un -eñor lubricante de Barce­
lona . que lia instalado dicho- aparato- cu la fabril a que posee en
l oiello. v afirma que está muv satisfecho de -u ¡nsi ilación. KD. luán \ i1a v Jo.vé. Medice también que puede emplearse cual­
quier petróleo brillo v desperdicios oleosos de toda clase, y que
lo? 1on-iructote- lienen un rcpio-enianie en Barcelona, que eM l’eri in de Üizv. »
bu un m'nucro próximo no- •■ctiparénios . n alguna exteu-ion
en examinar este importante asunto.
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anaranjada de Suez asegura su blancura sin ningún peligro.— El Vinagrillo lácteo de Suez , para el tocador, destruye la causa principal del cáncer en la mujer; pero es preciso tener muE*
cuidado en no usarlo como dentífrico. porque todo ácido corrompe el aliento v pone amarillos los dientes. que acaban por desesmaltursc y caerse.— Dirigirse a M. S U E Z 10 r c i
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blanquean el culis, que mantienen en un estado
coimtaulo de belleza ,\ de freseura, y -e imponen
a las damas para la conservaeioii <lc su .juven­
tud, por la higiene, que latí mal librada sale de
las pastas y afeites de todo género.— No nos es­
trada, pues, que el Doctor UlCUKH. de la I acollad
de Medicina de París, afirme en su dictamen que
los P o l v o s d e C a n d o r o t a n llamados ¡1 rem­
plazar toda clase de polvos do arroz, y merecen
el eslraoi'db.atio éxito que bao alcanzado.
a fro s A rticu la s <1 .e recomendé/otos
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MANGER
E m b a l a d o s y p u e s t o s e n la . e s t a c i ó n d e P a r i s , 5 • » d e a u m e n t o
¡ H IE R R O B R ly ju H
[ G0TAS « » » « « * » * , D. HIERRO BRAVA.» '
1 E/ mejor Iónico que exista. El raoontM
#..
'por escelencia en la Anemia inrí!^!!uf
^Debilidad,/* P o 8 trao io n ,/¿ E jS «S S
fia Pobreza de Bangre, ato.
Ua£lt —« j .
Qlltp” G“ , enPiris, 43, r. LiluelU, j »j t»4u
a I
ncpositarini tn. Madrid rVlcenU M0~„„
I
K U-rnSndM. KorrO y M¡.,u.l , q
«q«al;TI
i »• Sanche* O ^a sV n h S S S o í S Í L
Vario* llturrun. Aleare* V G«ro|V v ¡- ? JO* '*•▼1
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C A S A AI. l'OIt M A Y O « :
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p . n »
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m . A v r o « . _______
c a b e l l o s
¡i^ ^ A N D .P W F U M Í
û ‘ rnisseur de plusieurs Coi
D E L
“ ' R " r ST HONORÉ■ P^l
D U L IU K
James SilIT H SO N
Para volver inmediata­
mente à
rabellos y à 1»
barba su color naturai eu
todos matices.
13S '
ST H O N O R E
C A S A
Tintura no b » .
,
3Ídad de lavar la cabeza m ^ g(
ni después, su aplicación e
cilla v pronto e l resultan ■
mancha la piel ni daña la °
,___
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impide que se formen arrugas en
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las (pie se lian formado ya, y con­
serva la hermosuia hasta la edad
mas avanzada.
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c ü fe a r e n .'t e s
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dis su belleza,
aterciopelado, su frescura y su trasparencia.
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blanquean la tez. la
preservan del asoleo
causado por el
‘
.... sol a el’ vicino,
dan al culis el blanco
mate tan buscado por las parisienses.
aiimimiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiimijiiiiiiiiiuiin
L e c h e de f ia n a n g a ,
CARNE y Q U IN A
contra las pecas, la
coloración de la piel
El a lim e n to asociado con el mas precioso
do los tó n ic o s .
y el paño del embarazo.
VI N A R O U D a u QUI NA
Los S rrs. R I G A U D
y C 1 so n ig u a lm e n te lo s
fa b r ic a n te s d r lo s n a r r o s p e r fu m e s , C h a m p a c c a d e
L a b o r e y M é l a t i d e C h i n a , t/ue ta n [irá n é x it o ha n
a lc a n z a d o en la E x p o s ic ió n l n i v e rsa l d e P a r í s d e is ~ s .
y con todos los principios nutritivos solubles
de la CARNE
Tísicos, anémicos, convalecientes, ancia­
nos, niños débiles, personas delicadas, sin
apetito y sin Tuerzas, recu rrirá esto
Devuelve el apetito, facilita las dlgesliones,
disípalos vahídos nerviosos, ToiTiflcay recons­
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2 CREMA LACTEINA llamada rase del cütis.
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GRANDE-GRILLE.
Alecciones U n fa « « * ¿
enfermedades d>- las vías digestivas, d e n b . 3
v del bazo, obstrucciones viscerales, cal
biliosos, etc.
in v is ib le s .
Por el nuevo nimio de . m picados estos polvos
__
comunican al roslro una inaravillosay delicada
belleza y le deja un pciTunie de esignisila suavidad. Además de su color blanco de una pureza
notable, hay \ matices do Raeliel y de Rosa, desde el mas pálido basta el mas subido. Cada
cual aliara pues exactam en te el color que conviene a su roslm.
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y e n l a s 5 Perfumerías sucursales que posee en Paris, asi como cu todas las buenas perfumerías.
R e s e r v a d o s Lodos lo:, d e r e c h o s d e p r o p i e d a d a r i i b l i c a y literaria,
PARIS, 22. Boulovard Montmartn
HOPITAL. — A lecciones de las vi. ^ / , gc,„at>opesadez de estómago, digestión tillicil, i v
lencia. gastralgia, dispepsia.
c e l e s t i n s . — Alecciones de .iosI rlñio n ^
de la vejiga, gravóla, cálculos urinarios, g
diabela, albuminuria.
h a u t e r i v e . — Afecciones de los r W o n e y
de la vejiga, gravóla, cálculos urinarios, e
dlabeta, albuminuria.
EXIJIR el NOMBRE del MANANTIAL sobre IaCAPSULALo s producios arriba mencionados. se
en M iitlriil: Josó María M o ren o , 93, calleM i
y en las principales iarmaclas.
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IM 1R L .30 K L S
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C , a , su ce s or es d e R i v a d t n c y 1* »
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