RESÚMEN EJECUTIVO La problemática de las Cláusulas Non Compete (o de no competencia), hoy por hoy muy comunes dentro de las transacciones mercantiles, puede ir, desde su ilicitud, hasta la situación en la que el Estado deba decidir qué prevalece: si la voluntad de las partes dentro de un contrato, amparada por la autorización emanada de la autoridad competente, la teoría de los actos propios y los principios de confianza legítima y derechos adquiridos, o; el interés general y el bienestar de los consumidores. CLÁUSULAS NON COMPETE I. Introducción El artículo 1 de la Ley 155 de 1959, dispone que están “prohibidos los acuerdos o convenios (sic) que directa o indirectamente tengan por objeto limitar la producción, abastecimiento, distribución o consumo de materias primas, productos, mercancías o servicios nacionales o extranjeros, y en general, toda clase de prácticas, procedimientos o sistemas tendientes a limitar la libre competencia y a mantener o determinar precios inequitativos.” Por su parte, el numeral 8, del artículo 47 del Decreto 2153 de 1992, establece que se consideran contrarios a la libre competencia, los acuerdos “que tengan por objeto o tengan como efecto abstenerse de producir un bien o servicio”. En ese sentido, las Cláusulas Non Compete (o de no competencia), en virtud de las cuales una persona (natural o jurídica) se obliga para con otra, a no competir con esta última dentro de un mercado determinado, es decir, a no producir ciertos bienes o prestar ciertos servicios, deberían considerarse contrarias a la a la libre competencia y, en consecuencia, ser entendidas como prácticas restrictivas de la competencia. Sin perjuicio de lo anterior, las Cláusulas de No Competencia, resultan ser, hoy por hoy, prácticas muy frecuentes en las transacciones mercantiles.1 Motivo por el cual, se ha generado el debate de si dichas cláusulas deben ser consideradas ilícitas per se, o si existe la posibilidad, en algunos casos, de hacer uso de dicha estipulación contractual.2 1 ADAME GODDARD, Jaime. “¿Deben ser Válidas las Cláusulas de No Competencia en el Derecho Mexicano?”. Boletín Mexicano de Derecho Comparado. Biblioteca Jurídica Virtual UNAM. Consultado en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/rev/boletin/cont/102/art/art1.htm 2 JARAMILLO, Mauricio. “Cláusulas de No Competencia en Fusiones y Adquisiciones”. La República. Superintendencia de Industria y Comercio. Consultado en: http://www.sic.gov.co/index.php?idcategoria=20179 El presente trabajo, tiene por objeto esclarecer en qué instancia del debate nos encontramos en Colombia. Es decir, de qué lado se inclina la balanza: si dichas cláusulas son ilícitas per se, o si, de otro modo, se permiten en ciertas circunstancias; y qué consecuencias se derivan de su posible ilicitud. Para tal efecto, se analizará: la naturaleza de las Cláusulas Non Compete (A); cuáles son los intereses que pueden verse afectados a través de su inclusión (B); cómo se ha desarrollado el tema en Colombia (C); y cuál es el efecto de la declaratoria de nulidad de dichas cláusulas, por tener objeto ilícito (D). A. Naturaleza de las Cláusulas Non Compete Como se mencionó anteriormente, las Clausulas de No Competencia, consagran la obligación mediante la cual “una de las partes se compromete a no ser competidora de la otra o en general a no desarrollar determinada actividad económica.”3 De lo anterior, se colige que estamos en presencia de una obligación de no hacer, consagrada en nuestra legislación, en los artículos 14954 y 15175 del Código Civil, y cuyo incumplimiento, genera la obligación de indemnizar los perjuicios6 ocasionados con la realización de la conducta que se había acordado no realizar. No obstante, en muchos casos las partes, para garantizar el cumplimiento de la obligación, optan por el pacto de una cláusula penal,7 en virtud de la cual, se sujetan “a una pena que consiste en dar o hacer algo en caso de no ejecutar o retardar la obligación”.8 3 Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 2064111 de 2002. Asesora de Oficina Jurídica: Mariana Calderón Medina 4 “ARTICULO 1495. Definición de contrato o convención. Contrato o convención es un acto por el cual una parte se obliga para con otra a dar, hacer o no hacer alguna cosa. Cada parte puede ser de una o de muchas personas.” (Subrayas fuera de texto) 5 “ARTICULO 1517. Objeto de la declaración de voluntad. Toda declaración de voluntad debe tener por objeto una o más cosas, que se trata de dar, hacer o no hacer. El mero uso de la cosa o su tenencia puede ser objeto de la declaración”. (Subrayas fuera de texto) 6 Colombia. Código Civil. Artículo 1612 7 Ob., Cit., JARAMILLO, Mauricio En otros casos, se ha establecido una obligación de pagar una determinada suma de dinero, sujeta a la condición suspensiva de competir. Es decir, de incumplir lo pactado en la Cláusula Non Compete.9 En muchas oportunidades, suele confundirse esta cláusula con las Cláusulas de Exclusividad en contratos de distribución o suministro. Sin embargo, mientras que en las Cláusulas de Exclusividad sólo se limita la competencia, en las Cláusulas Non Compete, la competencia se elimina por completo.10 B. Intereses afectados con la inclusión de la Cláusula Non Compete Para los efectos del presente trabajo, nos centraremos en los contratos de adquisición de empresas “por virtud de la cual los accionistas de la empresa enajenada se comprometen a no realizar, directa o indirectamente, por un tiempo determinado actividades relacionados (sic) con el objeto social de la empresa transferida”.11 En ese orden de ideas, cuando en un contrato de esta naturaleza, se incluye una Clausula de No Competencia, son cuatro los intereses afectados con su inclusión: los del comprador (1), los del vendedor (2), los del consumidor (3), y los del Estado (4). 1. Intereses del comprador Los intereses del comprador se ven afectados, en la medida en que quien le está enajenando la empresa, posee tanto el “know how”, como el “good will” de la misma. En ese sentido, el comprador no va a querer que su vendedor, una vez suscrito el contrato, constituya otra 8 Ob., Cit., Código Civil colombiano. Artículo 1592 Ob., Cit., ADAME GODDARD, Jaime 10 Ibídem 11 Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 58216 de 2000. Asesora Jurídica Carmen Ligia Valderrama Rojas 9 empresa con el mismo objeto social de la suya. Lo anterior, en atención a que tendría “todo el conocimiento del mercado, los clientes, los proveedores, etc., y es muy posible que las actividades que emprendan con su nueva empresa interfieran con los negocios de la empresa transferida”.12 2. Intereses del vendedor El vendedor, por su parte, está interesado en la venta de su sociedad. Y, en la medida en que su comprador vea en él intenciones de entrar nuevamente en el mismo mercado, podría llevar a la frustración del negocio. En ese sentido, el enajenante tiene interés en demostrarle al adquirente, que al menos por un período de tiempo, no le hará competencia. 3. Intereses del consumidor Los consumidores se ven afectados por las Cláusulas de No Competencia, pues su papel en el mercado, es el de escoger dentro de una “variedad de precios y calidades de bienes y servicios”,13 el que quieran. Variedad de precios y calidades, que se produce sólo a través de la competencia. 4. Intereses del Estado En un Estado Social de Derecho, el fin último del Estado debe ser el de procurar el bien común, conocido también como bienestar social o interés general, entre otros.14 Teniendo en cuenta el impacto que genera el consumo en la sociedad, al no existir ser humano que no pueda tildarse de “consumidor”, el derecho al consumo ha sido consagrado como 12 Ob., Cit., JARAMILLO, Mauricio Ob., Cit.,. Concepto 58216 de 2000 14 HUERTA OCHOA, Carla. “La Intervención Administrativa en el Estado Contemporáneo”. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Página 125 13 derecho de tercera generación o derecho colectivo, el cual, debe gozar de regulación y protección por parte del Estado. En Colombia, por ejemplo, la Constitución Política, dispone en su artículo 78, ubicado dentro del capítulo “Derechos Colectivos y del Ambiente”, que: “[l]a ley regulará el control de calidad de bienes y servicios ofrecidos y prestados a la comunidad, así como la información que debe suministrarse al público en su comercialización”. Y, en su artículo 333, que: “[e]l Estado, por mandato de la ley, impedirá que se obstruya o se restrinja la libertad económica y evitará o controlará cualquier abuso que personas o empresas hagan de su posición dominante en el mercado nacional”. C. Colombia y las Cláusulas Non Compete Algunos países, han aceptado (no de forma absoluta) la inclusión de Cláusulas de No Competencia dentro de contratos de adquisición de empresas, aún cuando en un principio, y por las razones ya expuestas, deberían ser consideradas como prácticas restrictivas de la competencia. Decimos que ha sido aceptada “no de forma absoluta”, pues se han aceptado sólo en la medida en que sean “restricciones asociadas al periodo de no competencia, al territorio o territorios comprendidos en el acuerdo, y al alcance mismo de la restricción, es decir, a los productos o servicios que los vendedores deberán abstenerse de producir u ofrecer.”15 Caso colombiano En Colombia, la Constitución Política consagra el derecho de “libertad económica” en el sentido que, “[l]a actividad económica y la iniciativa privada son libres, dentro de los límites del bien común.”16 15 16 Ob., Cit., JARAMILLO, Mauricio Colombia. Constitución Política. Artículo 333 La Corte Constitucional, en desarrollo de dicho derecho, la ha definido como “la facultad que tiene toda persona de realizar actividades de carácter económico, según sus preferencias o habilidades, con miras a crear, mantener o incrementar su patrimonio.”17 Sin perjuicio de lo anterior, la Corte ha establecido que dicha libertad no es absoluta y que, puede limitarse, cuando se “incumplan los parámetros básicos de conducta fijados por el Constituyente”.18 La Superintendencia de Industria y Comercio, por su parte, ha sido enfática al señalar que, en virtud de los artículos 45 y 47 del Decreto 2153 de 1992 y 1 de la Ley 155 de 1959, las Cláusulas de No Competencia podrían ser consideradas per se estipulaciones de objeto ilícito, al constituir un acuerdo restrictivo de la competencia.19 Sin perjuicio de lo anterior, señala que el parágrafo del artículo 1 de la Ley 155, dispone que: "el Gobierno, sin embargo, podrá autorizar la celebración de acuerdos o convenios que no obstante limitar la libre competencia, tengan por fin defender la estabilidad de un sector básico de la producción de bienes o servicios de interés para la economía general." En ese orden de ideas, y acudiendo a la facultad concedida a la Superintendencia de Industria y comercio, mediante el Decreto 3307 de 1967, esta entidad concluye que “en el evento en que un acuerdo restrictivo de la competencia tenga los fines señalados por dicho parágrafo, las partes deberán solicitar a esta Entidad, autorización para su celebración.”20Autorización que deberá ceñirse a los criterios contenidos en la Circular Externa No. 10 de 2002 de la 17 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C-624 DE 1995. M.P. Alejandro Martínez Caballero Ibídem. 19 Véase: Ob., Cit., Concepto 2064111 de 2002; Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 00043075 de 2000; Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 0143402 de 2001 20 Ob., Cit., 2064111 de 2002. 18 Superintendencia de Industria y Comercio21 y que se concederá sólo en los casos en los que, analizando el tamaño de mercado relevante, el número de oferentes y su participación en el mercado, se constate que, la estipulación de la cláusula, no vulnera el derecho a la libre competencia ni el derecho al consumo, y en consecuencia, no atenta contra el interés general.22 Es decir que, si con la cláusula se limita en forma sustancial la variedad de precios y calidades de los productos y servicios sobre los cuales se pacta la estipulación, dicha cláusula se considerará restrictiva de la competencia, y en consecuencia, de objeto ilícito. Ahora, el Código Civil, dispone que: “[h]ay un objeto ilícito en todo lo que contraviene al derecho público de la nación”23y considera ilícitos, entre otros, la enajenación de “los derechos o privilegios que no pueden transferirse a otra persona”24, y la celebración de “todo contrato prohibido por las leyes”.25 Asimismo, establece que “[l]a nulidad producida por un objeto o causa ilícita (…) son nulidades absolutas”26y por ende, “debe ser declarada por el juez, aun sin petición de parte, cuando aparezca de manifiesto en el acto o contrato; puede alegarse por todo el que tenga interés en ello; puede así mismo pedirse su declaración por el Ministerio Público en el interés de la moral o de la ley”27(Subrayas fuera de texto). En lo relativo a prácticas restrictivas de la competencia, el legislador no le atribuyó a la Superintendencia de Industria y Comercio facultades jurisdiccionales, como sí lo hizo en 21 Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 3018596 de 2003. Asesora Jurídica Piedad Constanza Fuentes Rodríguez 22 Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Resolución 46325 de 2010 23 Colombia. Código Civil. Artículo 1519 24 Ibídem., Artículo 1521, numeral 2 25 Ibídem., Artículo 1523 26 Ibídem., Artículo 1741 27 Ibídem., Artículo 1742 materia de competencia desleal.28 En ese orden de ideas, compete a los jueces ordinarios declarar las nulidades que en materia de prácticas restrictivas, puedan suscitarse por ilicitud. D. Efectos de la declaratoria de nulidad de las Cláusulas Non Compete por su objeto ilícito Como ya se expuso, las Clausulas de No Competencia pueden afectar los intereses del comprador, vendedor, consumidor y Estado. En ese orden de ideas, y en virtud del artículo 1742 del Código Civil, cualquiera de ellos podría iniciar un proceso ante la jurisdicción, mediante el cual se persiga la declaratoria de nulidad, en este caso absoluta, de la cláusula estipulada. En los casos en los que la Superintendencia de Industria y Comercio no haya autorizado la inclusión de dicha cláusula en un contrato, la declaratoria de nulidad puede ser sencilla. Lo anterior, en atención a que la nulidad se puede declarar por la omisión de un deber legal, 29 en este caso, el deber de solicitar la autorización de la entidad competente y de acatar su decisión. Pero, ¿qué sucede en los casos en los que la Superintendencia autoriza su inclusión y posteriormente se acude a la vía judicial para que se declare su nulidad al considerarse que vulnera el derecho de consumo y/o el de la libre competencia, y que, en consecuencia, tiene un objeto ilícito? El principio de la confianza legítima, derivada de los principios de buena fe y seguridad jurídica, se crea como límite a la actuación de la Administración, pues cuando por virtud de 28 Véase: Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C-649 de 2001. Magistrado Ponente: Eduardo Montealegre Lynett; Colombia. Congreso de la República. Ley 446 de 1998. Artículo 147 29 Ob., Cit., Código Civil. Artículo 1741 esta “se le genera al particular (…) la convicción de que su actuar tiene una imagen de aparente legalidad, éstas no pueden crear cambios sorpresivos que afecten al particular.”30 Respecto del derecho adquirido, se ha dicho que es “aquél derecho que ha entrado al patrimonio de una persona natural o jurídica y que hace parte de él, y que por lo mismo, no puede ser arrebatado o vulnerado por quien lo creó o reconoció legítimamente.”31 Por su parte, la teoría de los actos propios sugiere que: “no es posible asumir un comportamiento posterior y objetivamente contradictorio con uno que anteceda.”32 De lo anterior, podría colegirse que, respetando la teoría de los actos propios y los principios de confianza legítima y derechos adquiridos, un juez no podría declarar la nulidad de la cláusula, en el entendido que, el Estado, a través de la Superintendencia de Industria y Comercio, al autorizar su inclusión en el contrato, creó de forma legítima derechos para las partes del contrato (comprador y vendedor), y los hizo creer que su obrar, estaba amparado por ley. Sin embargo, partiendo de la base sobre la cual debe primar el interés general sobre el particular y que, los derechos que pueden afectarse con la inclusión de una Clausula de No Competencia son de rango constitucional, el juez, velando por el orden público y el bienestar social, debería declarar la nulidad. Ambos supuestos son completamente válidos, pero en uno y otro, el Estado sería responsable por los perjuicios ocasionados, bien sea al comprador y vendedor, o a los consumidores. En este sentido, el artículo 90 de la Constitución Política consagra que: “[e]l Estado responderá 30 Colombia. Corte Constitucional. Tutela T-2367072 del 23 de marzo de 2010. M.P. Juan Carlos Henao Pérez 31 Colombia. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Laboral. Sentencia 31000 del 31 de diciembre de 2007. M.P. Luis Javier Osorio López 32 Colombia. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Sentencia 11001310302520010045701 del 24 de enero de 2011. M.P. Pedro Octavio Munar Cadena patrimonialmente por los daños antijurídicos que le sean imputables, causados por la acción o la omisión de las autoridades públicas.” La Corte Constitucional, ha definido el daño antijurídico como aquella “lesión patrimonial o extrapatrimonial, causada en forma lícita o ilícita, que el perjudicado no está en el deber jurídico de soportar”33 en la que “la responsabilidad del Estado podría configurarse no solo cuando el daño es el resultado de una actividad irregular o ilícita, sino también, cuando en el ejercicio normal de la función pública se causa lesión a un bien o derecho del particular.”34 En ese orden de ideas, el Estado tendría que entrar a indemnizar a cualquiera que pueda verse afectado por el obrar de sus funcionarios: en el caso en el que no se declare la nulidad amparando su decisión con la teoría de los actos propios y los principios de confianza legítima y derechos adquiridos, tendría que indemnizar a los consumidores; y, en el caso de declararla al considerar que la cláusula tiene un objeto ilícito, al comprador y al vendedor. Aún cuando ambas soluciones son válidas, podría pensarse que al Estado, le saldría más gravoso el tener que indemnizar a todos los consumidores que puedan resultar afectados por la inclusión de una Cláusula Non Compete en un contrato, que a las partes del mismo. 33 Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C-100 del 31 de enero de 2001. M.P. Martha Victoria Sáchica Méndez 34 Ibídem II. BIBLIOGRAFÍA Doctrina ADAME GODDARD, Jaime. “¿Deben ser Válidas las Cláusulas de No Competencia en el Derecho Mexicano?”. Boletín Mexicano de Derecho Comparado. Biblioteca Jurídica Virtual UNAM. Consultado en: http://www.juridicas.unam.mx/publica/rev/boletin/cont/102/art/art1.htm HUERTA OCHOA, Carla. “La Intervención Administrativa en el Estado Contemporáneo”. Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM. Página 125 JARAMILLO, Mauricio. “Cláusulas de No Competencia en Fusiones y Adquisiciones”. La República. Superintendencia de Industria y Comercio. Consultado en: http://www.sic.gov.co/index.php?idcategoria=20179 Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 58216 de 2000. Asesora Jurídica Carmen Ligia Valderrama Rojas Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 2064111 de 2002. Asesora Jurídica: Mariana Calderón Medina Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 00043075 de 2000. Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 0143402 de 2001 Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Concepto 3018596 de 2003. Asesora Jurídica Piedad Constanza Fuentes Rodríguez Normatividad Colombia. Código Civil Colombia. Congreso de la República. Ley 155 de 1959 Congreso de la República. Ley 446 de 1998 Constitución Política de Colombia Presidente de la República de Colombia. Decreto 2153 de 1992 Presidente de la República de Colombia. Decreto 3307 de 1967 Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Circular Externa No. 10 de 2002 Colombia. Superintendencia de Industria y Comercio. Resolución 46325 de 2010 Jurisprudencia Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C-649 de 2001. Magistrado Ponente: Eduardo Montealegre Lynett Colombia. Corte Constitucional. Tutela T-2367072 del 23 de marzo de 2010. M.P. Juan Carlos Henao Pérez Colombia. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Laboral. Sentencia 31000 del 31 de diciembre de 2007. M.P. Luis Javier Osorio López Colombia. Corte Suprema de Justicia. Sala de Casación Civil. Sentencia 11001310302520010045701 del 24 de enero de 2011. M.P. Pedro Octavio Munar Cadena Colombia. Corte Constitucional. Sentencia C-100 del 31 de enero de 2001. M.P. Martha Victoria Sáchica Méndez