Del libro “Invitación a Keynes”

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Novelo Urdanivia, Federico (1997), Invitación a Keynes, México: FCE – UAM
Por. Adrián Ulises Hernández Cervantes
Estudiante de la Licenciatura en Contaduría Pública y Finanzas (8º semestre)
ITESM campus León.
[email protected]
Federico Novelo en su libro Invitación a Keynes nos invita a conocer el contexto
político, moral, social, etcétera que rodeó a quien es considerado como el padre
de la macroeconomía: John Maynard Keynes, quien fue sin duda uno de los
economistas más destacados e influyentes del siglo pasado. Y aún en nuestros
días, sus teorías, revisadas, siguen siendo influyentes en el discurso de la política
económica.
El libro, Invitación a Keynes no es precisamente una explicación de las teorías del
gran economista, es más bien una demostración de lo que influyó en el
pensamiento de Keynes en el desarrollo de sus teorías.
Para empezar con esta manifestación de Keynes, el autor hace referencia al
Grupo de Bloomsbury, grupo al que pertenecían escritores como Virginia Wolf,
Clive Bell, Lytton Strachey, E.M. Forster y T.S. Elliot; pintores como Duncan Grant,
Roger Fry y Vanessa Bell; políticos como Leonard Wolf y científicos de la talla de
Bertrand Russell. El grupo fue bautizado así porque el lugar donde se reunían
estaba ubicado en el barrio de Bloomsbury.
El tema de conversación dentro de los miembros del grupo era principalmente
filosófico. Hablaban de todo, de los griegos, la danza, lo antiguo y lo moderno, la
ética, la economía y la política, su escepticismo religioso, etcétera.
El grupo Bloomsbury fue un grupo pacifista, siempre en contra del uso de la
fuerza. De hecho, al respecto, Keynes decía que “La fuerza no resuelve nada”, a
la par, Lytton Strachey decía que “Todo sistema que pretenda solucionar los
conflictos internacionales mediante el uso de la fuerza es profundamente
perverso”. El pacifismo del Grupo de Bloomsbury constituyó un verdadero acto de
rebeldía frente al orden victoriano de aquella época, a decir del autor.
El autor señala que la influencia de este grupo es notable en las obras de Keynes.
Particularmente la influencia de Lytton Strachey es muy marcada en “Las
consecuencias económicas de la paz”. Otras obras que influenciaron al grupo
Bloomsbury fueron “Victorianos Eminentes” y los “Principia Ethica” de G.E. Moore.
Las influencias meramente económicas que recibe Keynes las encontramos en el
capítulo II. La primera influencia descrita por el autor son los mercantilistas,
quienes “nunca imaginaron la existencia de una tendencia hacia el ajuste
automático de las tasas de interés”, “advierten el sofisma de la baratura y los
riesgos que implica una competencia excesiva para que la relación de intercambio
se convierta en adversa para la nación” y “consideraron el miedo a los bienes y la
escasez de dinero como causas de la desocupación”. Esta teoría mercantilista, a
decir de Keynes se sobrepone a las creencias del “hombre natural”. En sí, los
mercantilistas piensan que para hacer una nación feliz hay que fomentar las
actividades productivas en todos los ámbitos: manufactura, pesca, agricultura,
arte, etc., para darle a la gente la oportunidad de estar empleada. Asimismo
piensan que es conveniente evitar las regulaciones de prodigalidad.
La siguiente influencia descrita en el libro es la de Thomas R. Malthus. “La
explicación del alza de los precios de las provisiones como consecuencia de la
elevación de las rentas de los trabajadores, y no de una disminución del abasto; la
interpretación del estancamiento económico como resultado de la debilidad del
consumo improductivo, y el papel extraordinario de la demanda efectiva en todo el
funcionamiento del sistema económico, son las aportaciones malthusianas que
Keynes incorpora a su propia teoría y que le permiten declarar: “¡Si Malthus y no
Ricardo hubiera sido el tronco del que brotó la ciencia económica del siglo XIX,
cuánto más sabio y rico sería hoy el mundo!”.
La tercera influencia es la de Alfred Marshall, quien decía que “la posibilidad de
progreso depende en gran medida de hechos e inferencias que entran dentro de
los límites de la economía, y eso es lo que confiere a los estudios económicos su
principal y más alto interés”. A pesar del peso de esta influencia en Keynes, es él
mismo quien detecta dos fallas en la teoría de Marshall: la falta de fuerza incisiva y
la total carencia de propósitos sociales.
En el capítulo III, encontramos la opinión de Keynes en materia política. Para
comentar sobre este capítulo, el autor comienza con lo ocurrido después de
finalizada la 1ª Guerra Mundial. Una vez terminada la Guerra, se buscó
reestablecer una Europa liberal, estable y burguesa. En su libro “Las
consecuencias económicas de la paz”, Keynes decía que “Europa no haría más
que perjudicarse a sí misma si cobraba, o trataba de cobrar a los alemanes, más
de lo que estos podían pagar”. En el pensamiento de Keynes debió surgir la idea
de que al someter a Alemania a cargas tan pesadas, nacería un sentimiento de
venganza hacia aquellos que la habían sometido, lo que originaría una nueva
guerra entre países, causando otro colapso en Europa. Este pensamiento es más
como un vaticinio sobre la Segunda Guerra Mundial.
Después de la publicación de “Las consecuencias económicas de la paz”, Keynes
fue marginado de los asuntos públicos durante los siguientes 20 años a la fecha
de su publicación.
En Keynes encontramos el pensamiento de que si el partido político de uno es
fuerte y su doctrina es atractiva, pertenecer a dicho partido, como “animal político”
debe ser agradable; si no se encuentra un partido atractivo, el “animal político” se
irá al que le desagrade menos.
En el capítulo 4, el autor nos adentra un poco a la obra más conocida de Keynes:
“La teoría general de la ocupación, el interés y el dinero”. Es una teoría, que,
aunada a la teoría del multiplicador de Kahn, intenta modificar la idea de que el
consumo estaba influenciado por el tamaño de las tasas de interés para comenzar
a explicar ese consumo en función del ingreso. Para muchos, esta teoría
simplemente fue el desarrollo de la teoría de la demanda efectiva.
Keynes dice que el ingreso es una función del volumen de ocupación (empleo);
pero el consumo no sólo es función del ingreso, sino que también es función de
elementos subjetivos, tales como la propensión a consumir. Si el ingreso varía, el
consumo variará en el mismo sentido, pero en menor proporción; de esta manera,
al constituir el ingreso total la suma del costo de los factores mas la ganancia, ese
ingreso se expresará como consumo en una proporción menor, por lo que la oferta
global será mayor a la demanda de los bienes de consumo. Esta diferencia entre
las variables antes mencionadas hace que el ingreso de los empresarios
disminuya y esto que disminuya la ocupación que ofrecen, salvo que exista un
gasto en inversión que permita igualar a la demanda efectiva con la oferta global.
De forma tal que este equilibrio alcanzado se representaría como:
Oferta global = Demanda de bienes de consumo + Gastos en inversión
En el punto donde la oferta global iguala a la demanda efectiva, el volumen de
empleo depende de la función de la oferta global, la propensión a consumir y el
volumen de inversión. Keynes incorpora en su teoría, como ya lo mencioné arriba,
la teoría del multiplicador de Kahn.
Para Keynes, la ocupación y el ingreso son funciones de la demanda efectiva
medida en unidades de salario, el consumo es función del ingreso, el ingreso es
función del empleo, el empleo es función de la inversión, la inversión de la eficacia
marginal de capital y la eficacia marginal de capital es función del consumo.
En el último capítulo del libro, el autor habla sobre lo que Keynes pensaba del
Estado y de las tareas que éste debería desempeñar, haciendo un análisis de
algunas corrientes, como el laissez faire y el individualismo.
En suma el libro, es interesante y un buen inicio para aquellos que estén
interesados en conocer los fundamentos macroeconómicos que han influenciado
el desarrollo de la teoría y la práctica económica en los últimos 70 años. Además
de que es importante comprender cómo influyen las ideas económicas en las
cuestiones cotidianas de las personas y de las naciones.
Para complementar la idea anterior, y a manera de provocación, quisiera terminar
apuntando una reflexión señalada por Keynes en su obra clásica La teoría general
de la ocupación, el interés y el dinero “Las ideas de los economistas y de los
filósofos políticos son más poderosas de lo que suele creerse, tanto cuando son
verdaderas como cuando son falsas. De hecho, el mundo apenas se rige por otra
cosa. Los hombres prácticos, que se creen libres de toda influencia intelectual,
generalmente son esclavos de algún economista desaparecido. Los locos que
ostentan el poder, que oyen voces en el aire, extraen su locura de las obras de
algún diletante académico de unos años atrás. Estoy seguro de que se exagera
mucho el poder los intereses creados en comparación con la aceptación gradual
de las ideas; desde luego, no inmediatamente, pero sí transcurrido algún tiempo,
pues en el campo de la filosofía económica y política no son muchos los que son
influidos por las nuevas teorías una vez que han pasado de los veinticinco o treinta
años, por lo que no es probable que las ideas se aplican a los funcionarios, los
políticos e incluso los agitadores a los acontecimientos actuales sean las más
recientes. Sin embargo, para bien o para mal, son las ideas, y no los intereses
creados, las que, tarde o temprano, son peligrosas.
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