Documento descargado de http://www.elsevier.es el 03/11/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 08 461-466 ESPC 31622 23/3/06 12:17 Página 461 ARTÍCULO ESPECIAL Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF): aplicabilidad y utilidad en la práctica clínica 138.004 José L. Ayuso-Mateosa, Marta Nieto-Morenob, José Sánchez-Morenob,c y José L. Vázquez-Barquerod a Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario de la Princesa. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid. Departamento de Psiquiatría. Facultad de Medicina. Universidad Autónoma de Madrid. Madrid. Hospital Clínico. Universidad de Barcelona. Barcelona. d Departamento de Psiquiatría. Hospital Universitario Marqués de Valdecilla. Universidad de Cantabria. Santander. Cantabria. España. b c El modelo de enfermedad que ha predominado, tanto desde el punto de vista profesional como social, desde el siglo XIX hasta prácticamente nuestros días ha sido el modelo biomédi­ co. Sin embargo, las asunciones implícitas de este modelo proporcionan una visión de la salud y de la enfermedad re­ duccionista y sesgada. Entre otras, asume que las enfermeda­ des surgen a partir de una anomalía biológica subyacente y que, aun habiendo otros factores que pudieran influir en sus consecuencias, su implicación en el desarrollo y en la mani­ festación de la enfermedad es escasa. Además, el modelo bio­ médico sostiene que la salud es equivalente a la ausencia de enfermedad, de la que los síntomas son la expresión directa o indicador, mientras que la influencia de otros factores o las consecuencias de la enfermedad son de escasa relevancia. De esta forma, se mantiene un modelo que limita no sólo la comprensión holística de cualquier proceso patológico, sino también las posibilidades de intervención e identificación de factores relacionados con la repercusión, más allá de los sínto­ mas, de una enfermedad determinada sobre el bienestar y el desempeño de los individuos o las poblaciones, así como en el diseño de políticas sanitarias y de intervenciones eficaces1. Como disciplina científica, la medicina asume una serie de supuestos implícitos o, parafraseando al filósofo Ryle, un «saber que…» (saber proposicional) sobre el que se asienta el «saber cómo» (saber práctico)2. Reflexionar sobre dichos supuestos permite vislumbrar cómo se articula nuestro co­ nocimiento sobre la misma y cómo, en el caso de las inter­ venciones en salud, repercuten en la práctica clínica. En este sentido, el desarrollo y la aprobación de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Sa­ lud (CIF)3 han sido fruto de un largo proceso de reflexión y revisión de las hipótesis causales subyacentes (saber propo­ sicional) que han guiado a los indicadores y a las prácticas de salud al uso (saber práctico) y principalmente se ha fun­ damentado en las limitaciones del modelo biomédico per se como paradigma conceptual, en la insuficiencia de los siste­ mas diagnósticos para explicar de forma holística y com­ prensiva los estados de salud de los individuos y de las po­ blaciones, en la necesidad de incluir el estado funcional de los pacientes en los informes de salud y en la revisión de los modelos de discapacidad existentes. Trabajo subvencionado por el VI Programa Marco de la Comisión Europea (MHADIE Project; contrato EC n.o: 513708). Correspondencia: Dr. J.L. Ayuso-Mateos. Servicio de Psiquiatría. Hospital Universitario de la Princesa. Diego de León, 62. 28006 Madrid. España. Correo electrónico: [email protected] Recibido el 21-9-2005; aceptado para su publicación el 22-11-2005. A las limitaciones del modelo biomédico como paradigma conceptual anteriormente señaladas, se suma la insuficien­ cia de los sistemas diagnósticos para explicar los estados de salud. Los diagnósticos por sí mismos no son capaces de explicar cuáles son las necesidades del uso de servicios, y tampoco de predecir la duración y evolución de la hospitali­ zación, o el rendimiento laboral de los pacientes, por citar algunos ejemplos. Es más, personas con un mismo diag­ nóstico, por ejemplo, hipertensión arterial, pueden tener un funcionamiento social y laboral bien distinto, y viceversa: si­ milares niveles de funcionamiento, por ejemplo, dificultades en el área interpersonal, pueden responder a diagnósticos diferentes (como trastorno bipolar y migraña). Corolario del empleo de los sistemas diagnósticos y de la primacía del modelo biomédico, los indicadores de salud se han basado tradicionalmente en datos de mortalidad y mor­ bilidad. Si bien estos datos son importantes en sí mismos, no captan adecuadamente los estados de salud de los indi­ viduos y de las poblaciones4; es más, no tienen en cuenta las repercusiones que el envejecimiento y la presencia de enfermedades crónicas no mortales en los países desarro­ llados (p. ej., el sida) tienen sobre el funcionamiento gene­ ral, el bienestar y la integración de los individuos5, y tampo­ co su impacto en los sistemas de salud pública en términos de costes económicos6. Un buen ejemplo de las limitacio­ nes de estos indicadores de salud y de la necesidad de inte­ grar nuevos parámetros de medida de salud son los resulta­ dos de los estudios de la Carga Global de Enfermedad en el Mundo (CGE) por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Banco Mundial y la Universidad de Harvard7. En dichos estudios se incluyeron por primera vez datos de la población general procedentes tanto de tasas de mortalidad producidas por distintos procesos de la enferme­ dad como de la discapacidad ocasionada por la enfer­ medad, a fin de valorar conjuntamente las consecuencias mortales y no mortales de cada uno de los trastornos y de estimar el impacto real de la enfermedad en la esperanza de vida y en la salud. Los hallazgos revelaron que, al valorar la discapacidad junto a la mortalidad, algunas enfermeda­ des como la depresión, muy discapacitantes pero poco mortales, eran una de las mayores causas de carga de en­ fermedad en el mundo, indicando así la verdadera magni­ tud de su impacto sobre el individuo8. Este tipo de hallazgos vuelven a poner de relevancia que la salud no es la mera ausencia de enfermedad y que la información sobre el esta­ do funcional es de suma importancia para describir adecua­ damente los estados de salud de un individuo o de una po­ blación9. Así pues, parece necesario asumir un paradigma concep­ tual de salud que integre todos los factores (p. ej., biológiMed Clin (Barc). 2006;126(12):461-6 461 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 03/11/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 08 461-466 ESPC 31622 23/3/06 12:17 Página 462 AYUSO-MATEOS JL ET AL. CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DEL FUNCIONAMIENTO, LA DISCAPACIDAD Y LA SALUD (CIF): APLICABILIDAD Y UTILIDAD EN LA PRÁCTICA CLÍNICA Conceptos incluidos en la CIF: funcionamiento, discapacidad y salud Situación de salud (trastorno o enfermedad) cos, psicológicos y sociales) y áreas implicadas en los estados de salud y de bienestar y que permita una comprensión más adecuada de las enfermedades. La OMS ha sido consciente de todas las deficiencias y limitaciones señaladas y, tras un largo proceso de revisión, la 54 Asamblea Mundial de la Salud (con la participación de 191 países) aprobó en mayo de 2001, como herramienta de clasificación complementaria a la décima revisión de la Clasificación Internacional de las Enfermedades (CIE-10)10, la CIF, que pasa así a formar parte esencial de la Familia Internacional de las Clasificaciones. Su aprobación ha supuesto un punto de inflexión en la medicina y en la sociedad11. La CIF asume el concepto de salud en términos del univer­ so del bienestar, que estaría formado por dominios de salud de bienestar, por áreas de funcionamiento que son objetivo de intervención por parte de los profesionales de la salud (p. ej., capacidad para caminar) y por otros dominios del bienestar que tradicionalmente no son objetivo de los siste­ mas sanitarios, como la educación o el empleo. En el nom­ bre aprobado para esta nueva clasificación se incluyen los términos funcionamiento, discapacidad y salud. «Funciona­ miento» es un término heterogéneo que incluye todas las funciones y estructuras corporales, y las actividades y la participación de un individuo en la sociedad. «Discapaci­ dad», término presente en la anterior Clasificación Interna­ cional de las Deficiencias, Discapacidad y Minusvalías (CIDDM)13,14, se refiere a cualquier alteración, limitación en la actividad o restricción en la participación y resultado de la interacción entre el estado de salud de un individuo y facto­ res personales y contextuales presentes en su vida cotidia­ na. En la CIF, tanto el funcionamiento como la discapacidad son entendidos dentro de una relación dinámica y bidirec­ cional entre las condiciones de salud y los factores contex­ tuales (fig. 1). Por último, el término «salud» se refiere a los componentes de la salud (p. ej., ver, comprender, caminar, etc.) y a los componentes relacionados con ella (p. ej., edu­ cación, transporte, etc.). El principal foco de interés de la CIF es el funcionamiento y la discapacidad de los individuos. No clasifica personas, como hacen los sistemas diagnósticos, sino que describe la situación de un individuo respecto a su estado de salud con distintos dominios de salud y de condiciones relacionadas con ella. La CIF Estructura de la CIF La CIF integra los modelos biomédico y social de la discapacidad y asume el modelo biopsicosocial como marco conceptual. Además, en la medida en que recoge factores ambientales y personales en su modelo, permite describir cómo éstos pueden ser un elemento clave para comprender la discapacidad y el funcionamiento de los individuos y las poblaciones, y cómo se pueden adoptar cambios y medidas sociales que permitan reducir su impacto cuando éste es negativo12. Con la CIF, el funcionamiento de los pacientes, que incluye los componentes funciones, estructuras corporales, actividades y participación, se convierte en uno de los puntos más importantes desde la perspectiva médica. La teoría subyacente de la CIF se basa en 2 importantes principios que afectan directamente las estrategias de medida y el «saber cómo»: el principio de universalidad, esto es, saber que la discapacidad es un fenómeno común, característico de la condición humana, más que una característica social de grupos minoritarios, y el principio de continuidad, que asume que tanto el funcionamiento como la discapacidad son fenómenos que se extienden a lo largo de un continuo en lugar de ser conceptos categoriales (p. ej., ausente frente a presente). Según esta concepción, la discapacidad es un fenómeno dinámico, fruto de la interacción entre los estados de salud y los factores contextuales. Aunque esta perspectiva biopsicosocial no es nueva en muchos campos de la medicina, como la rehabilitación o la prevención, lo que sí es realmente nuevo es que la CIF permite disponer de un marco conceptual global, consensuado y etiológicamente neutro para concebir la salud y los estados relacionados con la salud, lo que permite la adopción de un lenguaje común4 y recalcar los elementos positivos no estigmatizantes. La CIF se divide en 2 partes: «Funcionamiento y discapaci­ dad» y «Factores contextuales». Cada una de ellas se divide a su vez en dominios. Los dominios dentro de la CIF son conjuntos de funciones fisiológicas y psicológicas, estructu­ ras anatómicas, tareas, actividades y áreas de la vida que se describen desde la perspectiva biológica o corporal, indivi­ dual y social, y que configuran cada uno de los capítulos de la CIF (tabla 1). Además, dentro de cada uno de los domi­ nios propone la existencia de categorías, que contienen cla­ ses y subclases relacionadas con las unidades de clasifica­ ción y que se evalúan mediante calificadores. La parte «Funcionamiento y discapacidad» incluye el componente corporal, en el que se diferencian funciones (entre ellas las psicológicas) y estructuras corporales. El componente «Actividades y participación» es el segundo de esta primera parte y cubre distintos dominios del funcionamiento desde una perspectiva individual y social (tabla 2). Los componentes de funcionamiento se pueden expresar como no proble­ máticos y como problemáticos (p. ej., alteraciones, limitacio­ nes en la actividad y restricciones en la participación). Esta primera parte de la CIF se califica por separado. Las funcio­ nes y estructuras corporales se interpretan como cambios en los sistemas fisiológicos y en las estructuras anatómicas, y en el componente «Actividades y participación» se interpretan a partir de los calificadores desempeño y capacidad. La segunda parte de la CIF, «Factores contextuales», tiene 2 componentes. El primero son los «Factores ambientales», o factores físicos, sociales o actitudinales presentes en el entorno del individuo. Los factores ambientales se califican en función de si constituyen una barrera en el funcionamiento del individuo o un facilitador. El segundo componen­ Funciones y estructuras corporales Actividades Factores ambientales Participación Factores personales Fig. 1. Interacción entre los componentes de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF). 462 Med Clin (Barc). 2006;126(12):461-6 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 03/11/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 08 461-466 ESPC 31622 23/3/06 12:17 Página 463 AYUSO-MATEOS JL ET AL. CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DEL FUNCIONAMIENTO, LA DISCAPACIDAD Y LA SALUD (CIF): APLICABILIDAD Y UTILIDAD EN LA PRÁCTICA CLÍNICA TABLA 1 Visión de conjunto de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF) Parte 1: Funcionamiento y discapacidad Parte 2: Factores contextuales Componentes Funciones y estructuras corporales Actividades y participación Factores ambientales Factores personales Dominios Funciones corporales Estructuras corporales Áreas vitales (tareas, acciones) Influencias externas en el funcionamiento y la discapacidad Influencias internas en el funcionamiento y la discapacidad Constructos Cambios en las funciones corporales (fisiológicos) Capacidad de realización de tareas en un entorno uniforme El efecto facilitador o de barrera de las características del mundo físico, social y actitudinal El efecto de los atributos de la persona Cambios en las estructuras del cuerpo (anatómicos) Desempeño/realización de tareas en el entorno real Integridad funcional y estructural Actividades y participación Facilitadores No aplicable Limitación en la actividad Restricción en la participación Barreras/obstáculos No aplicable Aspectos positivos Funcionamiento Aspectos negativos Deficiencia Discapacidad TABLA 2 Componentes de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF) Corporal Funciones Funciones mentales Funciones sensoriales y del dolor Funciones de la voz y el habla Funciones de los sistemas cardiovascular, hematológico, inmunológico y respiratorio Funciones de los sistemas digestivo, metabólico y endocrino Funciones genitourinarias y reproductoras Funciones neuromusculosqueléticas y relacionadas con el movimiento Funciones de la piel y de estructuras relacionadas Actividades y participación Factores ambientales Aprendizaje y aplicación del conocimiento Tareas y demandas generales Comunicación Movilidad Autocuidados Vida doméstica Interacciones y demandas interpersonales Áreas principales de la vida Vida comunitaria, social y cívica Productos y tecnología Entorno natural y cambios en el entorno derivados de la actividad humana Apoyo y relaciones Actitudes Servicios, sistemas y políticas Estructuras Estructuras del sistema nervioso El ojo, el oído y estructuras relacionadas Estructuras involucradas en la voz y el habla Estructuras de los sistemas cardiovascular, inmunológico y respiratorio Estructuras relacionadas con los sistemas digestivo, metabólico y endocrino Estructuras relacionadas con el movimiento Piel y estructuras relacionadas te de esta parte son los «Factores personales», que hacen referencia a variables como la raza, la edad o el género. Las categorías y funciones incluidas en la CIF se pueden clasificar en distintos niveles según la precisión requerida. El primer nivel abarca toda la estructura de la CIF antes descrita. Los niveles segundo y tercero son codificados con mayor especificidad. Por ejemplo, la función corporal «sen­ sación de dolor» (b280) puede detallarse con mayor profun­ didad especificando en un segundo nivel «dolor de una par­ te del cuerpo» (b2801) y en un tercer nivel «dolor en la espalda» (b28013). De esta forma, la estructura de la CIF proporciona un siste­ ma de codificación sistemático y global de todos los estados de salud que permite identificar no sólo barreras o limitacio­ nes existentes, sino que hace hincapié en elementos positi­ vos al permitir identificar facilitadores o factores positivos no estigmatizantes en todas las áreas descritas relacionadas con la salud. Por ejemplo, la CIF permite recoger informa­ ción sobre el funcionamiento de una persona tetrapléjica en distintas áreas de su vida (interpersonal, laboral, etc.), así como describir factores contextuales que puedan limitar el desempeño de dicha persona (p. ej., actitudes estigmati­ zantes hacia su estado de salud por parte de sus compañe­ ros de trabajo que dificultan su rendimiento e integración la­ boral) o factores que lo facilitan (p. ej., la presencia de rampas para acceder a su lugar de trabajo). No obstante, aunque la CIF describe una amplia gama de dominios y áreas relacionadas con la salud, el componente «Factores personales» no se ha desarrollado aún; factores culturales u otros como el género o la raza, que pueden limitar la partici­ pación plena de un individuo en la sociedad (p. ej., el he­ cho de ser mujer en determinadas sociedades puede limitar el acceso a recursos sanitarios), no están descritos, salve­ dad que constituye uno de los desarrollos futuros de la CIF. Desarrollo y objetivos de la CIF Como se ha señalado, uno de los puntos de reflexión que im­ pulsaron el desarrollo de la CIF fue la deficiencia del modelo de discapacidad existente, implícito en la clasificación prece­ dente, la CIDDM. Ésta fue la primera aproximación de la OMS para la valoración del impacto y de las repercusiones de las enfermedades en los individuos. Su desarrollo permitió un cambio en la concepción tradicional de la discapacidad y en la valoración de la influencia del entorno en el funcionamiento de los individuos. Sin embargo, asumía un saber proposicional no exento de limitaciones. Entre otras, planteaba un modelo li­ neal de discapacidad, se centraba fundamentalmente en las deficiencias y los aspectos negativos de la enfermedad y daba poco peso a factores sociales y contextuales. Además, enfoca­ ba la discapacidad como un hecho individual, en lugar de uni­ versal, y su validez transcultural era inadecuada12,15. Med Clin (Barc). 2006;126(12):461-6 463 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 03/11/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 08 461-466 ESPC 31622 23/3/06 12:17 Página 464 AYUSO-MATEOS JL ET AL. CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DEL FUNCIONAMIENTO, LA DISCAPACIDAD Y LA SALUD (CIF): APLICABILIDAD Y UTILIDAD EN LA PRÁCTICA CLÍNICA Estas limitaciones llevaron a la OMS a iniciar un proceso de revisión internacional que supuso la participación de 18 paí­ ses (entre ellos, España) durante un período de 7 años. Se inició la validación transcultural para su aplicación en más de 50 países, labor en la que participaron distintos centros de trabajo, organizaciones gubernamentales y no gubernamen­ tales, y más de 1.800 científicos. En los distintos borradores de la CIDDM se valoró su fiabilidad y validez, y se observó que el borrador Beta 2 de la CIDDM era una herramienta de salud pública útil y significativa16,17. Tras su validación en más de 70 países, en la 54 Asamblea Mundial de la Salud se aprobó la CIF, que se estableció oficialmente en 191 países como medida estándar para describir y evaluar la salud y la discapacidad, y cuyos principales objetivos son3: – Ser una herramienta estadística para los estudios y en­ cuestas de salud poblacionales, así como para el registro de datos y manejo de información ya disponible. – Ser una herramienta de investigación para la evaluación de resultados, calidad de vida y factores ambientales. – Ser una herramienta clínica para la valoración de necesi­ dades, para la estandarización y planificación de tratamientos de enfermedades y para la evaluación de resultados. – Ser un herramienta de política social en la planificación de sistemas de seguridad social, sistemas de compensación y para diseñar e implementar políticas sociales. – Ser una herramienta educativa para elaboración y diseños curriculares y para la toma de conciencia de la sociedad respecto al fenómeno de la discapacidad. La CIF proporciona, por lo tanto, un marco idóneo para estudiar y analizar la interacción entre el estado de salud de una persona y el contexto en el que se desenvuelve en to­ das las áreas de la vida. Es útil para recoger datos del fun­ cionamiento humano en distintos ámbitos (educativo, clíni­ co, población general) y permite diferenciar el grado de discapacidad entre distintos grupos en contextos diferentes. Esta información es esencial no sólo desde el punto de vista clínico, sino también para los responsables de la toma de decisiones en salud pública, ya que permite evaluar medi­ das de resultados y, en el ámbito institucional, establecer políticas sociales no estigmatizantes e integradoras. Puesto que pertenece a la familia de clasificaciones de la OMS, es un instrumento útil para describir y comparar la salud de la población en el contexto internacional y establecer un len­ guaje común entre diversos profesionales de la salud, gesto­ res y políticos. 1. El World Health Organization Disability Assessment Sche­ duleII (WHODAS-II)19, que evalúa de forma multidimensional el funcionamiento y la discapacidad en 6 áreas (comprensión y comunicación, capacidad para moverse en el entorno, cui­ dado personal, relación con otras personas, actividades de la vida diaria y participación en sociedad). Además, permite ob­ tener una puntuación global del grado de discapacidad. 2. La lista de comprobación breve (checklist) de la CIF, for­ mada por una selección de 125 categorías de la CIF, es un cuestionario de fácil uso en el ámbito clínico que permite obtener un perfil de funcionamiento del paciente en las áreas más relevantes. La información necesaria para su cumpli­ mentación puede obtenerse a través de varias fuentes: de la observación clínica del profesional de la salud, de la infor­ mación proporcionada por el paciente o por otros informantes (p. ej., familiares); de este modo, permite una evalua­ ción multidisciplinaria. En la actualidad se están llevando a cabo diversos estudios para validar y demostrar su aplicabi­ lidad y las ventajas de su empleo en la práctica clínica (p. ej., proyecto del VI Programa Marco de la Unión Europea Measuring Health and Disability in Europe: Supporting Policy Development; MHADIE; www.mhadie.org). 3. Conjuntos básicos (core sets). El grupo de investigación de la CIF del centro colaborador de la OMS en la Universi­ dad de Ludwig-Maximiliams, de Munich, junto al grupo Cla­ sificación, Evaluación, Encuestas y Terminología (CAS) de la OMS, ha desarrollado conjuntos básicos o core sets de la CIF específicos para 12 trastornos médicos responsables de una alta carga global por enfermedad20-30 (tabla 3). Los conjuntos básicos son listas reducidas que contienen las categorías de la CIF más relevantes y significativas en la descripción de todo el espectro de problemas y alteraciones en el funcionamiento de los individuos con una enfermedad espe­ cífica. Permiten su evaluación en ensayos y grupos clínicos y sirven de guía para la evaluación multidisciplinaria de pacientes con un trastorno médico31,32. En la actualidad, se sigue trabajando en el desarrollo de conjuntos básicos para trastor­ nos neurológicos, enfermedades cardiopulmonares, muscu­ losquéleticas y geriátricas tanto en atención hospitalizada como en rehabilitación18, así como para el trastorno bipolar33. Concordancia de la CIF con otros instrumentos de evaluación del funcionamiento, la dependencia y la calidad de vida El éxito de la aplicación en diferentes especialidades médicas de un nuevo instrumento de clasificación, en este caso la CIF, dependerá no sólo de su aceptación por parte de los Aplicación de la CIF en la práctica clínica Desde su aprobación, el modelo de la CIF y los instrumentos desarrollados a partir de ella han comenzado a utilizarse en diversos ámbitos de la medicina, y su futura aplicación clínica es prometedora. En primer lugar, para garantizar su aplicabilidad clínica es necesario operativizar las categorías de la CIF (no olvidemos que ésta permite la descripción del funcionamiento a través de 1.400 categorías) mediante el desarrollo de instrumentos y herramientas útiles que permitan describir y evaluar el funcionamiento de los pacientes a lo largo de distintas enfermedades18. Desarrollo de instrumentos específicos de la CIF Con el objetivo de facilitar la utilización práctica y efectiva en la actividad clínica, a partir del modelo de la CIF se han desarrollado 3 tipos de herramientas (disponibles en las siguientes direcciones: http://www.who.int/classifications/icf/ en/ y http://www.who.int/tcidh/whodas): 464 Med Clin (Barc). 2006;126(12):461-6 TABLA 3 Relación de core sets (conjuntos básicos) de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF) Enfermedades musculosqueléticas Lumbalgia Dolor crónico generalizado Artrosis Osteoporosis Artritis reumatoide Enfermedades cardiovasculares y generales Cardiopatía isquémica crónica Enfermedad pulmonar obstructiva Diabetes mellitus Obesidad Enfermedades mentales y neurológicas Depresión Accidentes cerebrovasculares Enfermedades oncológicas Cáncer de mama Documento descargado de http://www.elsevier.es el 03/11/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 08 461-466 ESPC 31622 23/3/06 12:17 Página 465 AYUSO-MATEOS JL ET AL. CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DEL FUNCIONAMIENTO, LA DISCAPACIDAD Y LA SALUD (CIF): APLICABILIDAD Y UTILIDAD EN LA PRÁCTICA CLÍNICA TABLA 4 Baremo de gradación de la Clasificación Internacional del Funcionamiento, la Discapacidad y la Salud (CIF) Calificadores de la CIF 0. No hay problema Equivalencia cualitativa Ninguno, ausente, insignificante, etc. 1. Problema ligero Poco, escaso, etc. 2. Problema moderado Medio, regular, etc. 3. Problema grave Mucho, extremo, etc. 4. Problema completo Total, etc. 8. Sin especificar 9. No aplicable Equivalencia cuantitativa 0-4% 5-24% 25-49% 50-95% 96-100% profesionales de la salud como herramienta que describe, clasifica y evalúa el funcionamiento de los individuos, desde un lenguaje común y consensuado, sino también de su com­ patibilidad con otras medidas de evaluación empleadas34. La evaluación del grado de funcionamiento de los pacientes no es novedosa; existe una gran diversidad de instrumentos para tal fin, en muchos casos heterogéneos, diversidad que puede dificultar la comparación de datos y de resultados dentro de un mismo trastorno y entre diversos procesos médicos. Pues­ to que la CIF permite graduar la gravedad de la discapacidad en 5 tramos (tabla 4), es posible trasladar la puntuación obte­ nida en las diferentes escalas al baremo de la CIF, lo que per­ mite recoger información comparable con otras escalas. En la evaluación de la dependencia, por ejemplo, se dispo­ ne de varias escalas e índices, como la Medida de Indepen­ dencia Funcional (MIF) o el índice de Barthel, cuya utiliza­ ción es frecuente tanto en la práctica clínica como en estudios estadísticos. En España, el IMSERSO (Instituto de Migraciones y Servicios Sociales)35 ha publicado un informe donde, tras comparar la CIF con 21 escalas comúnmente utilizadas en el ámbito sociosanitario para la evaluación de la dependencia, se señala que el grado de equivalencia en­ tre las diversas escalas y el baremo de la CIF es alto. Ade­ más, en dicho informe se estudia la aplicabilidad del índice de Barthel o de Actividades de la Vida Diaria Básicas (índice ampliamente utilizado en rehabilitación, ingresos y geriatría) con la CIF. Las conclusiones de este segundo estudio desta­ can que la adaptación del índice de Barthel a la CIF es sen­ cilla y que ésta permite una mejor clarificación de las áreas de estudio, además de resaltarse la utilidad de los baremos de gravedad de la CIF para la evaluación de la dependen­ cia. Por otro lado, se han comparado 6 instrumentos co­ múnmente utilizados en la evaluación del funcionamiento y la calidad de vida (entre ellos, el SF-36) con la CIF. Sus re­ sultados vuelven a confirmar la utilidad y la posibilidad de comparar la información obtenida con la CIF con la aporta­ da por dichos instrumentos36. Aplicación de la CIF en ámbitos médicos y trastornos específicos La CIF ha tenido una notable aceptación en algunos campos de la medicina como la rehabilitación34, ámbitos en los que el modelo biopsicosocial no es nuevo. También en la rehabi­ litación psicosocial el modelo de la CIF es el marco idóneo para la evaluación y descripción de cada una de las áreas y procesos implicados en la rehabilitación de enfermos menta­ les crónicos37. En campos como los señalados, con frecuen­ cia los objetivos de la intervención clínica están orientados no sólo a «eliminar» o «disminuir» un síntoma específico (p. ej., la debilidad muscular o la presencia de alucinaciones), sino que las intervenciones están dirigidas además a mejorar y potenciar el funcionamiento del paciente en distintas áreas de su vida. En este sentido, la CIF es un instrumento espe­ cialmente útil debido a la inclusión de los calificadores «De­ sempeño» y «Capacidad», que permiten evaluar las posibles discrepancias existentes entre lo que un paciente realiza en su vida cotidiana y su potencial desempeño en un contexto idóneo38. Además, la CIF recoge información sobre las barre­ ras y facilitadores existentes en su ambiente que se tornan con frecuencia en objetivo de intervención (p. ej., actitudes negativas hacia la enfermedad en la familia). Respecto a su aplicación en el ámbito clínico, se ha publi­ cado recientemente una amplia revisión de la bibliografía existente en la que señalan distintas áreas en las que la CIF ha mostrado su utilidad (trabajo de enfermería, terapia ocu­ pacional, rehabilitación de trastornos del habla y del lengua­ je) y donde se destaca el acuerdo generalizado de los diver­ sos especialistas sobre la utilidad de la CIF en su trabajo clínico diario39. Además, se recoge la experiencia de los pro­ fesionales de la salud en la aplicación de la CIF en proble­ mas crónicos de salud, trastornos neuromusculosqueléti­ cos, trastornos cognitivos, trastornos mentales, trastornos sensoriales y rehabilitación pediátrica. Los autores vuelven a destacar el consenso de todos los clínicos sobre la utilidad y potencial utilidad de la aplicación de la CIF en distintas áreas y situaciones médicas, constituyendo así un punto de referencia como herramienta clínica. Conclusiones La CIF ha integrado los diversos modelos existentes de sa­ lud y discapacidad con un lenguaje internacional consen­ suado y sistematizado para la descripción del funciona­ miento de los individuos. Por primera vez se dispone de un marco conceptual común para la evaluación del funciona­ miento, la salud y la discapacidad, que recoge, además, la perspectiva del paciente (crucial en la medicina). De esta forma, el conjunto básico de herramientas de la CIF permite hacer operativo el modelo biopsicosocial tanto en la práctica clínica como en la investigación. Aun siendo una herramienta de clasificación reciente, la CIF ha tenido una buena acogida en diversos campos de la me­ dicina aplicada y los resultados de su utilización han sido muy positivos. El interés por su aplicación en distintos cen­ tros y por distintos profesionales de la salud es creciente, por lo que son varios los grupos de trabajo que, con el apo­ yo de la OMS, están impulsando su implementación en dis­ tintos contextos clínicos y desarrollando herramientas útiles a partir del modelo de la CIF que garanticen su aplicabilidad y eficiencia en la práctica médica (p. ej., core sets). También en la investigación la CIF es una herramienta de gran utilidad al permitir la comparación entre datos de salud ya existentes a escala internacional, así como para identifi­ car factores comunes que influyen en el universo del bie­ nestar de individuos con distintas enfermedades. La biblio­ grafía revisada y la agenda de investigación de la CIF hacen pensar que su futuro en la medicina es prometedor. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Wade DT, Halligan P. New wine in old bottles: the WHO ICF as an expla­ natory model of human behaviour. Clin Rehabil. 2003;17:349-54. 2. Vázquez C, Nieto-Moreno M, López-Luengo B. Epistemología de la reha­ bilitación. en: Verdugo MA, López D, Gómez A, Rodríguez M, editores. Rehabilitación en salud mental: situación actual y perspectivas. Salamanca: Amarú Ediciones; 2002. p. 107-28. 3. World Health Organization. International Classification of Functioning, Di­ sability and Health: ICF. Geneva: WHO; 2001. 4. Ustun TB, Chatterji S, Bickenbach J, Kostanjsek N, Schneider M. The In­ ternational Classification of Functioning, Disability and Health: a new tool for understanding disability and health. Disabil Rehabil. 2003;25:565-71. 5. Fries JF. Aging, acumulative disability and the comprenssion of morbi­ dity. Comprehensive Therapy. 2001;27:322-9. Med Clin (Barc). 2006;126(12):461-6 465 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 03/11/2009. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 08 461-466 ESPC 31622 23/3/06 12:17 Página 466 AYUSO-MATEOS JL ET AL. CLASIFICACIÓN INTERNACIONAL DEL FUNCIONAMIENTO, LA DISCAPACIDAD Y LA SALUD (CIF): APLICABILIDAD Y UTILIDAD EN LA PRÁCTICA CLÍNICA 6. National Commitee on Vital Health and Statistics. Classifying and repor­ ting functinal status. Report of the Subcommittee on Population [consul­ tado 05/08/2005]. Disponible en: www.ncvhs.hhs.gov/010716rp.htm 7. Murray CJL, López A. The Global Burden of Disease. A comprehensive assessment of mortality and disability from diseases, injuries and risk factors in 1990 and projected to 2020. Cambridge: Harvard School of Public Health; 1996. 8. Ayuso-Mateos JL. La depresión: una prioridad abordable en salud públi­ ca. Med Clin (Barc). 2004;123:181-6. 9. Ustun TB, Chatterji S, Kostansjek N, Bickenbach J. WHO’s ICF and functional status information in health records. Health Care Financ Rev. 2003;24:77-88. 10. Organización Mundial de la Salud. Clasificación Estadística Internacional de Enfermedades, décima edición (CIE-10). Ginebra: Organización Mun­ dial de la Salud; 1992. 11. Stucki G, Cieza A, Ewert T, Kostanjsek N, Chatterji S, Ustun TB. Applica­ tion of the International Classification of Functioning, Disability and He­ alth (ICF) in clinical practice. Disabil Rehabil. 2002;24:281-2. 12. Hurst R. The International Disability Rights Movement and the ICF. Disa­ bil Rehabil. 2003;25:572-6. 13. World Health Organization. ICIDH: International Classification of Impair­ ments, Disabilities and Handicaps. A manual classification relating to the consequences of disease. Geneva: World Health Organization; 1980. 14. Organización Mundial de la Salud. Clasificación Internacional de las Defi­ ciencias, Discapacidades y Minusvalías (CIDDM). Madrid: IMSERSO; 1983. 15. Bickenbach J, Chatterji S, Badley EM, Ustun B. Models of disablement, universalism and the international classification of impairments, disabili­ ties and handicaps. Soc Sci Med. 1999;48:1173-87. 16. Grupo Cantabria en Discapacidades. Desarrollo de estrategias e instru­ mentos para la clasificación y evaluación de discapacidades: un proyec­ to multicéntrico de la Organización Mundial de la Salud. Mapfre Medici­ na. 2000;11:48-63. 17. Grupo Cantabria en Discapacidades. La discapacidad: modelos interpre­ tativos y su influencia en al nuevo sistema de Clasificación de Discapaci­ dades de la Organización Mundial de la Salud (CIDDM-2). Archivos de Psiquiatría. 2000;63:5-20. 18. Stucki A, Grimby G. Applying the ICF in medicine. J Rehabil Med. 2004; 44:5-6. 19. Grupo Cantabria en Discapacidades. Versión en lengua española de un nuevo cuestionario de evaluación de discapacidades de la OMS (WHO­ DAS-II): fase inicial de desarrollo y estudio piloto. Actas Esp Psiquatr. 2000;28:77-87. 20. Cieza A, Schwarzkopf S, Sigl T, Stucki G, Melvin J, Stoll T, et al. ICF core sets for osteoporosis. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:81-6. 21. Stucki G, Cieza A, Geyh S, Battistella L, Lloyd JSD, Kostanjsek N, et al. ICF core sets for rheumatoid arthritis. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:87-93. 466 Med Clin (Barc). 2006;126(12):461-6 22. Cieza A, Stucki A, Weigl M, Kullman L, Stoll T, Kamen L, et al. ICF core sets for chronic widespread pain. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:63-8. 23. Cieza A, Stucki G, Weigl M, Disler P, Jackel WH, Van der Linden S, et al. ICF core sets for low back pain. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:69-74. 24. Dreinhöfer K, Stucki G, Ewert T, Huber E, Ebenbichler G, Gutenbrunner C, et al. ICF core sets for osteoarthritis. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl: 75-80. 25. Cieza A, Stucki A, Geyh S, Berteanu M, Quittan M, Simon A, et al. ICF core sets for chronic ischaemic heart disease. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:94-9. 26. Ruof J, Cieza A, Wolff B, Angst F, Ergeletzis D, Omar Z, et al. ICF core sets for diabetes mellitus. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:100-6. 27. Stucki A, Daansen P, Fuessl M, Cieza A, Huber E, Atkinson R, et al. ICF core sets for obesity. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:107-13. 28. Cieza A, Chatterji S, Andersen C, Cantista P, Herceg M, Melvin J, et al. ICF Core sets for depression. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:128-34. 29. Stucki A, Stoll T, Cieza A, Weigl M, Giardini A, Wever D, et al. ICF core sets for obstructive pulmonary diseases. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl: 114-20. 30. Brach M, Cieza A, Stucki A, Fuessl M, Cole A, Ellerin B, et al. ICF core set for breast cancer. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:121-7. 31. Ustun B, Chatterji S, Kostanjsek N. Comments from WHO for the Journal of Rehabilitation Medicine special supplement on ICF core sets. J Reha­ bil Med. 2004;44 Suppl:7-8. 32. Cieza A, Ewert T, Ustun B, Chatterji S, Kostanjsek N, Stucki A. Develop­ ment of ICF core sets for patients with chronic conditions. J Rehabil Med. 2004;44 Suppl:9-11. 33. Vieta E, Cieza A, Stucki A, Chatterji S, Nieto-Moreno M, Sánchez-Moreno J, et al. Developing the International Classification of Functioning core sets to specify the functioning of persons with bipolar disorder. Bip Di­ sord. En prensa 2006. 34. Stucki G, Ewert T, Cieza A. Value and application of the ICF in rehabilita­ tion medicine. Disabil Rehabil. 2003;25:628-34. 35. Querejeta-González M. Discapacidad/dependencia. Unificación de crite­ rios de valoración y clasificación. Madrid: IMSERSO; 2004. 36. Cieza A, Stucki G. Content comparison of health-related quality of life (HRQOL) instruments based on the international classification of functio­ ning, disability, and health (ICF). Qual Life Res. 2005;14:1225-37. 37. Lastra-Martínez I, Martínez-Chamorro M. Funcionamiento, discapacidad y rehabilitación. Inf Psiquiatr. 2004;175:19-30. 38. Schneidert M, Hurst R, Miller J, Ustun B. The role of environment in the International Classification of Functioning, Disability and Health (ICF). Disabil Rehabil. 2003;25:588-95. 39. Bruyère S, Van Looy S, Peterson D. The International Classification of Functioning, Disability and Health: contemporary literature overview. Re­ hab Psychol. 2005;2:121.