EFECTO DEL PRÉSTAMO PARTICIPATIVO EN LAS

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EFECTO DEL PRÉSTAMO PARTICIPATIVO EN LAS VARIABLES
EMPRESARIALES MÁS REPRESENTATIVAS
Elisabeth Bustos Contell
PROFESORA ASOCIADA (UNIVERSIDAD DE VALENCIA)
C/ CHIVA 6-26ª, 46018 VALENCIA
TELÉFONO/FAX: 96 382 11 32 / 96 382 83 70
[email protected]
ÁREA TEMÁTICA: B) VALORACIÓN Y FINANZAS
PALABRAS CLAVE: PRÉSTAMO PARTICIPATIVO, ESTRUCTURA FINANCIERA
ÓPTIMA
EFECTO DEL PRÉSTAMO PARTICIPATIVO EN LAS VARIABLES
EMPRESARIALES MÁS REPRESENTATIVAS
Las especiales características legales del préstamo participativo y las condiciones
contractuales que suelen acompañar a este instrumento, tienen implicaciones
relevantes en las ratios financieras de las empresas prestatarias.
El siguiente trabajo muestra el efecto del préstamo participativo en las variables más
representativas del conjunto de magnitudes empresariales, esto es, en la ratio de
endeudamiento financiero, en el fondo de maniobra, en la liquidez, en el beneficio y en
la solvencia de la empresa financiada.
De este modo, el presente trabajo explicará cómo el préstamo participativo contribuye
a materializar los objetivos del plan estratégico de una manera más eficaz que
cualquier otro instrumento de financiación ajena.
1
1. CONSIDERAC IONES LEGALES DEL PRÉSTAMO PARTICIPATIVO
La normativa que regula esta figura se reduce, prácticamente, al artículo 20 del Real
Decreto Ley 7/1996, que define los préstamos participativos en los siguientes
términos:
Uno. Se considerarán préstamos participativos aquéllos que tengan las
siguientes características:
a) La entidad prestamista percibirá un interés variable que se determinará en
función de la evolución de la actividad de la empresa prestataria. El criterio para
determinar dicha evolución podrá ser: el beneficio neto, el volumen de negocio, el
patrimonio total o cualquier otro que determinen las partes contratantes. Además,
podrán acordar un interés fijo con independencia de la evolución de la actividad.
b) Las partes contratantes podrán acordar una cláusula penalizadora para el
caso de amortización anticipada. En todo caso, el prestatario sólo podrá amortizar
anticipadamente el préstamo participativo si dicha amortización se compensa con una
ampliación de igual cuantía de sus fondos propios y siempre que éste no provenga de
la actualización de activos.
c)
Los préstamos participativos en orden a la prelación de créditos, se
situarán después de los acreedores comunes.
d) Los préstamos participativos se considerarán patrimonio contable a los
efectos de reducción del capital y liquidación de sociedades previstas en la legislación
mercantil.
Dos. Los intereses devengados tanto fijos como variables de un préstamo
participativo se considerarán partida deducible a efectos de la base imponible del
Impuesto de Sociedades del prestatario.
De la lectura del artículo 20 destacamos, para la comprensión de este trabajo, la
especial remuneración del préstamo participativo, compuesta por dos tramos de
interés. De este modo, las partes podrán acordar, de forma potestativa según la
redacción del artículo 20, un interés fijo. Pese a esta denominación, en la práctica se
referencia al EURIBOR, por lo que realmente es un interés variable al que se le añade
un pequeño diferencial inferior al tipo de mercado.
Sin embargo, para que este préstamo sea considerado como participativo, y en
consecuencia arrastre el resto de características que le son propias, el artículo 20
exige imperativamente que, al menos una parte de su remuneración, participe
necesariamente de la evolución de la empresa prestataria. Nótese la afinidad de este
2
tramo del interés con la naturaleza de los dividendos, por lo que se podría afirmar que
la rentabilidad del prestamista participativo se aproxima a la del propietario de la
empresa financiada.
Como consecuencia de la similitud existente entre la remuneración del accionista y la
del prestamista participativo, este préstamo es subordinado y, de este modo, queda
perfectamente correlacionado el binomio rentabilidad-riesgo1.
La última característica a destacar es su consideración de patrimonio contable, a los
únicos efectos de determinar la disminución de capital o liquidación de sociedades
contempladas en la legislación mercantil2. El patrimonio contable fue definido por el
ICAC en su Resolución de 20 de diciembre de 1996, que refundió los conceptos de
patrimonio, patrimonio neto y patrimonio contable a los exclusivos efectos de
determinar la solvencia de la sociedad.
No obstante la consideración del préstamo participativo como patrimonio contable,
resulta importante señalar que el Proyecto de Ley 121/000086, de reforma y
adaptación de la legislación mercantil en materia contable para su armonización
internacional con base en la normativa de la Unión Europea, en su disposición
adicional tercera modifica la letra d) del artículo 20 del Real Decreto-ley 7/1996, en los
siguientes términos:
“d) Los préstamos participativos se considerarán patrimonio neto a los efectos de
reducción de capital y liquidación de sociedades previstas en la legislación mercantil."
La pretensión de esta modificación en la consideración del préstamo participativo es
adaptarlo a la reformulación de la estructura financiera, con la intención de que este
préstamo salvaguarde su armazón legal y su capacidad para absorber pérdidas ante
graves situaciones patrimoniales. En definitiva, con la adaptación mercantil, el
patrimonio contable quedará vacío de funciones, pero la recalificación del préstamo
participativo como patrimonio neto le permitirá seguir siendo un instrumento de
sustento patrimonial ante las mismas situaciones de desequilibrio financiero previas a
la reforma.
2. DETERMINACIÓN DEL INTERÉS DEL PRÉSTAMO PARTICIPATIVO
1
La subordinación se producirá, exclusivamente, en caso de concurso de acreedores, y no afectará a la
devolución del préstamo en situaciones normales de solvencia o, incluso, de insolvencia transitoria no
inmersa en un proceso concursal.
2
No se puede extrapolar el cómputo del préstamo participativo como patrimonio para engrosar los fondos
propios a los efectos de cumplir los requisitos exigidos en la concesión de las subvenciones de capital.
Tampoco puede utilizarse para cumplir las condiciones patrimoniales requeridas por el artículo 213 de la
LSA en cuanto al reparto de dividendos.
3
Previamente al análisis del interés, cabe señalar que los préstamos participativos se
conceden a largo plazo, con una duración habitual entre cinco y diez años. Además,
suelen incluir periodos dilatados de carencia de principal, que suelen oscilar entre tres
y ocho años, por lo que durante este periodo únicamente se abonarán intereses y la
devolución de principal se postergará a los dos últimos años. Asimismo, los préstamos
participativos se conceden exclusivamente para financiar proyectos integrales de
inversión, y no para financiar necesidades puntuales o continuas 3.
Respecto a la remuneración, el tipo de interés total del préstamo participativo es el
resultado de la suma de dos tipos de interés.
Por una parte, el interés denominado fijo, que suele estar referenciado al EURIBOR y
se abona, generalmente, con una periodicidad trimestral o semestral.
En cuanto al segundo tramo del interés, las entidades concedentes de préstamos
participativos vinculadas a la Administración pública suelen tomar el beneficio como
referencia para calcular esta parte variable o participativa del interés. En concreto, las
fórmulas que utilizan son las que se muestran a continuación.
TT =
BAT + Intereses fijos
× 100
FP Medios + Capital Pendiente PP
(1)
Donde:
TT:
Tipo de interés total de cada ejercicio.
BAT:
Beneficio antes de impuestos.
Intereses fijos:
Intereses fijos pagados con la periodicidad pactada
durante el ejercicio.
FP Medios:
Media aritmética de los fondos propios al inicio y al final
del ejercicio.
Capital pendiente PP:
Media ponderada según el tiempo de permanencia del
capital vivo a lo largo del ejercicio.
Nótese la similitud que existe entre la expresión (1) y la fórmula que permite calcular la
rentabilidad del accionista, esto es, resultado neto sobre fondos propios, de manera
que la remuneración del prestamista se aproxima a la del propietario. Sin embargo, la
fórmula de cálculo del interés introduce unas variantes con el objetivo de combinar la
dualidad de este préstamo en cuanto a su naturaleza de recurso ajeno y su proximidad
a los propios.
3
Nos referimos a los préstamos participativos concedidos por entidades financieras, y no a los que se
conceden entre empresas de un mismo grupo.
4
Así pues, podemos observar que en el denominador se añade el saldo vivo del
préstamo a los fondos propios. Lógicamente, pues si el préstamo participativo soporta
un riesgo parejo al de los fondos propios y, en consecuencia, el prestamista
participativo desea posicionarse como cuasisocio para obtener una rentabilidad similar
a la de dichos fondos, entonces deberá añadir su inversión a la de los propietarios
para ser coherente con su posición en la determinación de su rentabilidad.
Por otra parte, la fórmula utiliza en el numerador el beneficio antes de impuestos en
lugar del resultado neto o beneficio después de impuestos. Con ello, el prestamista
participativo introduce en la rentabilidad exigida su naturaleza de acreedor e
independiza su remuneración del efecto impositivo, al igual que los intereses
devengados en los préstamos ordinarios son independientes del tipo de gravamen.
Además, como puede observarse en el numerador, se restituye en el beneficio los
intereses mínimos del préstamo abonados durante el ejercicio, para depurar los
intereses vencidos del tipo de interés total, ya que la remuneración del préstamo, si es
entendido como fondo propio en el denominador, no debe considerarse en la
determinación de la rentabilidad financiera al igual que no se incluyen los dividendos.
Tras calcular el tipo total, se determinará por diferencia el tipo participativo detrayendo
la parte mínima o fija del interés.
Tipo de interés participativo = tipo de interés total – tipo de interés fijo o mínimo
El tipo de interés participativo se aplicará sobre el capital pendiente medio para
determinar el tramo participativo del interés.
De todo lo anterior se desprende que la fórmula analizada conjuga, de manera
impecable, el carácter de cuasisocio y acreedor que mantiene el prestamista
participativo, y permite vincular la rentabilidad del préstamo a los beneficios de la
prestataria en función del nivel de riesgo soportado por este préstamo.
Otra fórmula utilizada por los prestamistas vinculados a la Administración pública es la
que se muestra a continuación:
TPARTICIPATIVO =
BAIT + Intereses fijos
× K × 100
FP Medios + Capital Pendiente PP
(2)
Donde:
BAIT:
Beneficio antes de intereses e impuestos
5
K:
Coeficiente corrector, con un valor entre 0 y 1
Adviértase que mediante la expresión (2) se calcula el tipo participativo en lugar del
interés total. El cociente de la fórmula es similar al utilizado por la expresión (1) y
parecido al de la rentabilidad de los fondos propios. La diferencia estriba en el
beneficio que, en este caso, es el de antes de intereses e impuestos. Como puede
observarse, el BAIT es mayor que el BAT, pues el primero incluye todos los gastos
financieros de la empresa. Por tanto, el cociente que utiliza el BAIT será mayor que el
que integre el BAT, lo que, en principio, provocaría un tipo de interés mayor y, en
consecuencia, un mayor coste para el prestatario.
Sin embargo, la fórmula (2) introduce un coeficiente corrector K, inferior a la unidad,
que neutraliza el efecto anterior. En consecuencia, el interés participativo calculado
mediante esta fórmula será, finalmente, sensiblemente inferior al que ofrece el método
de la fórmula (1).
En cuanto a la operativa para determinar el tipo de interés total, éste será igual a la
suma del tipo participativo, calculado mediante la expresión (2), y el tipo mínimo
referenciado al EURIBOR.
Para concluir con los métodos que utilizan el beneficio como variable de referencia
para determinar el tipo de interés participativo, presentaremos la última fórmula
utilizada por los prestamistas vinculados a la Administración pública:
Tipo de interés total =
BAT
× 100
FP Medios
Como puede observarse, con este método se consigue una rentabilidad del préstamo
más próxima a la financiera que la ofrecida por las fórmulas anteriores. Además, al
introducir el beneficio antes de impuestos, también combina las posiciones de
acreedor y cuasisocio del prestamista participativo. El tipo participativo se obtendría
por diferencia entre el tipo total y el mínimo o fijo.
Tras la exposición de los tres métodos utilizados por el mercado de prestamistas
participativos públicos, el cuadro 1 muestra, de forma conjunta, dichas fórmulas.
Cuadro 1
(1)
BAT + Intereses fijos
TT =
× 100
FP Medios + Capital Pendiente PP
(3)
TT =
BAT
× 100
FP Medios
6
(2)
TP =
BAIT + Intereses fijos
× K × 100
FP Medios + Capital Pendiente PP
Las fórmulas anteriores permiten calcular, de forma directa o por diferencias, el tipo de
interés participativo. Dicho cálculo se realizará anualmente, una vez sean aprobadas
las Cuentas Anuales auditadas de la prestataria. Por tanto, el abono del interés
participativo también será anual, lo que permite diferir a un año el pago de una parte
del interés.
Asimismo, se consigue que el tipo de interés total del préstamo, y no sólo el tipo de
interés participativo, esté en función del beneficio. No obstante, para evitar que el
interés se dispare en aquellos ejercicios excelentes, los prestamistas participativos
imponen límites de contención, de manera que el tipo de interés total máximo que
puede llegar a pagar un préstamo participativo se sitúa alrededor del 10%.
Obviamente, este coste queda fuera del mercado de las deudas financieras ordinarias,
pero téngase en cuenta el elevado riesgo del préstamo, y no sólo por la posición
subordinada que ocuparía en una situación concursal, sino también por la variabilidad
de su remuneración, ya que se encuentra en función de los beneficios.
En consecuencia, este préstamo puede resultar caro cuando la prestataria disfrute de
resultados excelentes, aunque también puede resultar más barato que la financiación
bancaria cuando la empresa obtenga pérdidas o incluso beneficios reducidos.
En cualquier caso, la remuneración del préstamo participativo se adapta a la evolución
de la empresa y acomoda el esfuerzo financiero a la situación económica de la misma,
evitando estrangulamientos derivados de unos gastos por intereses rígidos e
independientes de la capacidad empresarial.
Además, si realizamos un análisis conjunto de las fórmulas (1) y (2) expuestas
anteriormente, podemos observar que ambas introducen el saldo vivo medio del
préstamo participativo en el denominador, lo que provoca una disminución importante
en el coste del préstamo. Si depuramos el efecto de esta variable, se puede
comprobar que el préstamo devengará un interés participativo menor durante el
periodo de carencia, y sólo cuando se inicie la devolución del préstamo se producirá
un incremento del coste del mismo por disminución del saldo vivo contenido en el
denominador.
Por consiguiente, ambas fórmulas permiten que durante el plazo de carencia se
contenga la remuneración del préstamo, dando tiempo para que el proyecto financiado
7
madure y consolide su rentabilidad. Con ello, se logra sincronizar el crecimiento del
coste del préstamo con el incremento de la rentabilidad empresarial.
Asimismo, las tres expresiones incluyen en el denominador los fondos propios, cuyo
incremento provocará la disminución del resultado de la fórmula y, por tanto, del
interés del préstamo. Ello favorece que la prestataria se muestre dispuesta a disminuir
o, incluso, a renunciar al dividendo y dedique su beneficio a reservas, lo que reforzará
su autofinanciación.
Más aún, el incremento de las reservas se consolida por la imposición contractual de
dotar anualmente una reserva de préstamo participativo por la parte equivalente a la
que resultara de amortizar el préstamo mediante cuotas anuales e iguales. Téngase
en cuenta que el préstamo disfruta de un largo periodo de carencia en el cual no se
amortiza principal y durante este plazo, los prestamistas obligan a la empresa a que
canalice parte de su beneficio a una reserva que recogerá las hipotéticas cuotas que
pagaría el préstamo si no existiese periodo de carencia. De este modo, se evita que la
prestataria se descapitalice cuando inicie la devolución del préstamo, habida cuenta
que deberá devolver un gran volumen de fondos entre dos y tres años, esto es, desde
que finalice el periodo de carencia hasta el vencimiento.
Nótese que la obligación de dotar esta reserva implica dos consecuencias pues, por
una parte, se atenúa el problema de la posible insolvencia que pudiera surgir en el
momento del vencimiento del préstamo y, por otra, a lo largo de la vida del préstamo
se produce un incremento de los fondos propios, con el consiguiente incremento del
nivel de solvencia de la prestataria.
3. EFECTO
DEL
PRÉSTAMO
PARTICIPATIVO
EN
LAS
VARIABLES
EMPRESARIALES MÁS REPRESENTATIVAS
En este epígrafe analizaremos el impacto positivo del préstamo participativo sobre la
ratio de endeudamiento financiero, así como sobre el fondo de maniobra, sobre la
liquidez, sobre el resultado y sobre la solvencia de la empresa financiada.
3.1.1
PRÉSTAMO PAR TICIPATIVO Y RATIO DE ENDEUDAMIENTO
La ratio de endeudamiento se define como la relación entre deudas y fondos propios, y
mide el nivel de deudas que soporta la empresa para financiar sus activos.
RE =
D
FP
8
Otra forma alternativa de determinar el nivel de endeudamiento es la denominada ratio
de Leverage, que relaciona las deudas con el pasivo total.
L=
D
PT
Como se puede demostrar, la relación entre ambas ratios es la siguiente:
L=
RE
1 + RE
El nivel de endeudamiento es una de las variables que más preocupa a las Entidades
de Crédito en el análisis de riesgo que realizan sobre las empresas para determinar la
concesión de financiación. Evidentemente, a mayor nivel de endeudamiento, mayor
será el riesgo financiero o riesgo de no poder hacer frente a las obligaciones de pago y
ello repercute, evidentemente, en un mayor coste de la deuda.
Más aún, cuando el nivel de deudas es especialmente elevado, entonces las
Entidades de Crédito, como inversores adversos al riesgo, niegan la financiación a la
empresa y comprometen, en consecuencia, su continuidad4.
En definitiva, esta ratio está relacionada directamente con el coste financiero e,
incluso, con la capacidad de financiación ajena de la empresa.
El cálculo de la ratio de endeudamiento que realizan las Entidades de Crédito presenta
una particularidad, pues estas entidades determinan el riesgo financiero de sus
clientes relacionando las deudas con coste o negociadas –y no las deudas totales 5–
con los fondos propios.
Cuando en el balance de la prestataria aparece un préstamo participativo, y como
consecuencia de su subordinación, las Entidades de Crédito lo excluyen de los
recursos ajenos computables y lo incluyen en los fondos propios de la empresa a los
únicos efectos de determinar su ratio de endeudamiento financiero. Esta transposición
implica una disminución de esta ratio y, consecuentemente, del riesgo financiero real
de la empresa, lo que resulta determinante para acceder en mejores condiciones a
nueva financiación bancaria.
4
La ratio de endeudamiento aceptable para cada empresa depende del sector al que pertenece. En este
sentido, existen sectores más arriesgados que otros, a los que se les permite un mayor nivel de deudas.
Por ello, lo relevante es la comparación de la ratio de la empresa con el nivel de endeudamiento medio
del sector.
5
Las Entidades de Crédito desprecian las deudas sin coste para determ inar la ratio de endeudamiento de
sus clientes porque entienden que, en caso de liquidación, el prestatario está obligado a atender con
preferencia el pago de las deudas cubiertas mediante garantías, como normalmente lo está la financiación
aportada por las Entidades de Crédito. Además, ante problemas de liquidez, el deudor cumplirá
preferentemente con las deudas financieras por ser las que generan los indeseados intereses de demora.
9
No obstante, hemos constatado que no existe consenso entre las Entidades de Crédito
en cuanto al cómputo del préstamo participativo como fondo propio. De esta manera,
mientras para algunas entidades el préstamo participativo computa en su totalidad
como recurso propio en la determinación de la mencionada ratio, para otras es
considerado simplemente un recurso propio de segunda categoría y, en consecuencia,
introducen restricciones, también sin consensuar, en dicho cómputo. Esto es, limitan la
consideración del préstamo participativo, como patrimonio, a un porcentaje6 de los
fondos propios de primera categoría, conformados por el capital social y las reservas.
Para esclarecer el cálculo de la ratio de endeudamiento realizado por las Entidades de
Crédito destinado a determinar el riesgo financiero de las empresas demandantes de
financiación, plantearemos el siguiente ejemplo contenido en el cuadro 2 que, además
de mostrar los efectos de un préstamo participativo en dicha ratio, realizará una
comparación con la financiación bancaria ordinaria.
Cuadro 2
PRÉSTAMO PARTICIPATIVO
PRÉSTAMO ORDINARIO
Fondos propios ……………………
100.000
Fondos propios ……………………
100.000
Capital social ……………… ….
75.000
Capital social ……………… ….
75.000
Reservas
25.000
Reservas
25.000
400.000
Fondos ajenos ……………………
…………………..
Fondos ajenos ……………………
…………………..
400.000
Préstamo participativo ………..
200.000
Préstamos ordinarios …………
325.000
Préstamos ordinarios …………
125.000
Deudas con proveedores ……
75.000
Deudas con proveedores ……
75.000
Si límite del préstamo participativo es el 30%
de los recursos propios: límite = 30.000
Cómputo del préstamo participativo:
ü
Como recurso propio = 30.000
ü
Como deuda = 200.000 – 30.000 = 170.000
6
Entre el 30 y el 50 por ciento, dependiendo de cada Entidad de Crédito. Aunque, insistimos, algunas
entidades computan el 100 por ciento de los préstamos participativos como fondos propios.
10
R E=
Deudas negociadas
Fondos propios
125.000 + 170.000
=
RE
L=
100 .000 + 30.000
Deudas negociadas
Fondos propios
2,26
RE
= 69 %
=
1 + RE
RE=
= 2,26
L=
3,26
El 69% del pasivo son deudas financieras
=
325.000
100.000
= 3,25
3,25
= 76 %
=
1 + RE
4,25
El 76% del pasivo son deudas financieras
Como puede observarse, en el peor de los casos, esto es, considerando el límite
mínimo, la mejora provocada por el préstamo participativo en la ratio de
endeudamiento financiero de la empresa es considerable y, en consecuencia,
incrementa la capacidad de endeudamiento y, por tanto, las posibilidades de
crecimiento. Al mismo tiempo, refuerza la capacidad de negociación del prestatario
con las Entidades de Crédito, en cuanto a la obtención de mejores condiciones por la
disminución del riesgo financiero que comporta.
3.1.2 PRÉSTAMO PARTICIPATIVO Y FONDO DE MANIOBRA
El objetivo de la inversión financiada con el préstamo participativo será, normalmente,
el incremento de las ventas de la empresa prestataria, y recuérdese que todo
incremento de ventas va asociado, habitualmente, a una necesidad de incrementar el
fondo de maniobra.
En este sentido, la entrada de un préstamo participativo en el balance de la empresa
provoca una notable mejora de su fondo de maniobra, pues recuérdese que este
préstamo no se concede únicamente para financiar inversiones en inmovilizado, sino
para financiar proyectos integrales, incluida la inversión en circulante derivada del
incremento del activo fijo.
Obviamente, podría pensarse que la amortización continuada del préstamo
participativo diluiría el fondo de maniobra, por la disminución de capitales permanentes
que comporta la devolución del préstamo. Sin embargo, la cláusula que todos los
prestamistas suelen incluir en sus contratos, relativa a la exigencia de dotar
anualmente una reserva de préstamos participativos, obliga a la prestataria a retener
parte de su beneficio y a reforzar su autofinanciación, lo que se traduce en un
incremento del fondo de maniobra. De este modo, los prestamistas fomentan una
cultura de gestión del capital circulante que permita incrementar el crecimiento
sostenible de las ventas y evite, al mismo tiempo, las denominadas muertes de éxito.
11
En definitiva, el préstamo participativo tiene una notable implicación en el fondo de
maniobra, lo que permite minimizar el riesgo de estrangulamientos en la liquidez de la
empresa prestataria y, simultáneamente, la optimización de su resultado. Ello justifica
la exigencia contractual de incrementar los recursos propios a partir de la dotación de
una reserva indisponible en detrimento de un mayor reparto de dividendos.
Aunque pueda parecer que esta medida impuesta por el prestamista perjudica al
propietario, cabe recordar que un indiscriminado reparto de dividendos podría extenuar
a la empresa y provocar incluso su quiebra. En este caso, el propietario perdería su
inversión y con ella, la futura rentabilidad esperada. Por todo ello, la exigencia de dotar
la reserva de préstamo participativo trata de modelar una adecuada política de
autofinanciación que permita la continuidad empresarial, y de concienciar al
empresario de que su propia rentabilidad depende de la de su empresa.
Por otra parte, recuérdese que la mayoría de fórmulas que utiliza el mercado para
determinar el interés participativo del préstamo, utilizan en el denominador los fondos
propios. En consecuencia, el coste del préstamo se conseguirá minimizar
maximizando la dotación anual de reservas, esto es, eliminando el reparto del
dividendo. Ello provocaría, al mismo tiempo, una maximización del fondo de maniobra
a través de la retención de todo el beneficio generado.
Luego, el préstamo participativo obliga, por cláusula contractual, a una dotación
mínima de reservas, y deja al prestatario la opción de una dotación máxima si desea
minimizar el coste de la deuda participativa. En cualquier caso, se produce un
incremento del fondo de maniobra y una disminución de la remuneración del préstamo.
Aparentemente, el incremento del fondo de maniobra, tanto impuesto como voluntario,
perjudica al prestamista y al propietario pues, evidentemente, disminuye la
remuneración a corto plazo de ambos. Sin embargo, para la empresa supone una
importante ventaja pues, por una parte, disminuye el gasto financiero, tanto
participativo como ordinario, con el consiguiente incremento del beneficio y, por otra
parte, refuerza su solvencia con la consecuente disminución de la ratio de
endeudamiento. Todo ello repercutirá positivamente en la evolución de la rentabilidad
de la empresa y, obviamente, en las rentabilidades a largo plazo del prestamista y del
propietario.
3.1.3
PRÉSTAMO PARTICIPATIVO Y LIQUIDEZ
Una de las condiciones de concesión del préstamo participativo es la presentación de
un convincente Plan de Negocio, que contiene previsiones sobre la tesorería esperada
12
de la empresa prestataria. Dada la implicación del prestamista participativo en la
evolución de la empresa, las condiciones de pago negociadas del préstamo se
adaptarán a la capacidad prevista de generación de flujos de caja.
Téngase en cuenta que el prestamista participativo se comporta como un cuasisocio.
Tanto es así, que los prestamistas, de capital público o privado, entienden el préstamo
participativo como un capital riesgo con pacto de devolución. En consecuencia,
intentarán no estrangular la liquidez esperada de la empresa, debido a que su
rentabilidad depende del beneficio y el beneficio de la liquidez, por cuanto que un
deterioro de ésta obligaría a la empresa a acudir a la deuda bancaria, cuyos intereses
mermarían el beneficio. Por tanto, el precio, el plazo y el periodo de carencia se
establecerán de forma personalizada, según el plazo de recuperación del proyecto
financiado7.
En este aspecto, el amplio periodo de carencia de principal que suele acompañar a
estos préstamos supone un considerable desahogo en la liquidez de la prestataria,
que podrá disponer de estos fondos para aplicarlos en su propia actividad.
En cuanto a la remuneración del préstamo, recuérdese que permite diferir a más de un
año la parte participativa del interés, cuya liquidación se realizará tras conocer las
Cuentas Anuales. Este diferimiento también permite disponer de fondos adicionales, y
a coste cero, para aplicarlos a conveniencia de la empresa.
Curiosamente, las propias condiciones financieras del préstamo salvaguardan la
liquidez de la empresa. Sin embargo, éste no es el único mecanismo de protección,
pues recuérdese que las fórmulas utilizadas por los prestamistas participativos para
determinar el interés fomentan el incremento de los fondos propios para abaratar el
coste del préstamo. Esto es, promueven la autofinanciación y, por complementariedad,
la disminución o, incluso, la eliminación del dividendo, con el consiguiente impacto
positivo en la liquidez.
Paralelamente, el propio prestamista participativo impone políticas de autofinanciación,
al establecer contractualmente la obligación de dotar anualmente la reserva de
préstamo participativo, lo que tiene un importante efecto secundario en la liquidez por
retención de, al menos, una parte del dividendo.
7
Las desviaciones importantes que pudieran producirse entre los flujos estimados y los reales obligarán al
prestamista a replantear las características financieras negociadas inicialmente y, de este modo,
salvaguardará tanto la estabilidad de la empresa como su propia rentabilidad.
13
La mejora de la liquidez provocada por el refuerzo de la autofinanciación repercutirá en
una disminución de las necesidades operativas de fondos 8. Si a esto unimos los
presupuestos de tesorería que están obligadas por contrato a elaborar las empresas
financiadas, concluimos que no sólo se reducirán las necesidades programadas de
financiación bancaria a corto plazo, sino también la necesidad de acudir con urgencia
a solicitar fondos. De esta forma, se evitará el sobrecoste que supone la obtención
precipitada de financiación y, por tanto, la consiguiente merma en la liquidez de la
empresa y su consecuente efecto dominó.
En definitiva, el incremento de la cuota de autofinanciación provocará efectos en
cascada que derivarán en una disminución de la dependencia bancaria a corto plazo y,
en consecuencia, en una considerable mejora de la liquidez.
El tercer mecanismo de protección de la liquidez está relacionado con la notable
reducción que provoca el préstamo participativo en la ratio de endeudamiento
financiero, lo que dará lugar a una disminución del coste de las nuevas deudas
bancarias y a un menor abono de intereses.
Concluyendo, las disminuciones producidas tanto en la dependencia bancaria como en
el coste de la deuda, permitirán liberar fondos con los que obtener una rentabilidad
adicional.
Por otra parte, requieren una mención especial las empresas de reciente creación que
financian sus fases de arranque mediante préstamos participativos. En estas
situaciones son muy habituales los graves problemas de liquidez, debido a la gran
asimetría entre los plazos de cobro y de pago. Para estas empresas existe en el
mercado un modelo de préstamo participativo cuyo vencimiento es de dos años, con
carencia de principal e intereses durante este periodo, excepto que la empresa reparta
dividendos.
Tras el vencimiento, el préstamo se replantea, y si la prestataria ha sido capaz de
alcanzar el crecimiento previsto inicialmente, entonces el préstamo se capitalizará
junto con el porcentaje correspondiente de las reservas generadas durante el periodo
transitorio. De este modo, el prestamista se convertirá en un socio minoritario formal
con pleno derecho en la empresa.
Si, por el contrario, la empresa no ha sido capaz de cumplir las expectativas previstas,
entonces el préstamo participativo se convertirá en un préstamo ordinario sin
8
Las Necesidades Operativas de Fondos, NOF, están formadas por el fondo de maniobra contable o real,
más la financiación bancaria a corto plazo a la que debe acudir la empresa para corregir los desfases
entre sus cobros y pagos. Las NOF son una importante referencia en la gestión del circulante operativo.
14
garantías, lo que le situará de hecho en una posición postergada respecto del resto de
deudas financieras. Este préstamo ordinario tendrá un vencimiento de seis años, una
remuneración del EURIBOR con un diferencial del uno y medio por ciento, y un retorno
del principal condicionado a la generación de flujos de caja. Esta posibilidad de
conversión permite reducir el riesgo de recuperación del préstamo, al mismo tiempo
que respeta la capacidad económica de la empresa.
Como puede observarse, al prestamista participativo le preocupa, con independencia
de la fase empresarial financiada, proteger la liquidez de la empresa para no
distorsionar el resultado de la prestataria, del que depende su propia rentabilidad. En
este sentido, se puede afirmar que al prestamista participativo le mueven los mismos
intereses que al propietario de la empresa financiada.
Del mismo modo, las características propias del préstamo participativo, así como sus
condiciones financieras, refuerzan la autofinanciación de la empresa y la disminución
del coste de las deudas bancarias de la empresa prestataria.
Todo ello genera una considerable protección de la liquidez y, finalmente, de la
rentabilidad de la empresa financiada.
3.1.4
PRÉSTAMO PARTICIPATIVO Y RESULTADO NETO
Cuando el interés participativo toma como referencia el beneficio de la prestataria,
entonces la remuneración del préstamo difícilmente podrá provocar pérdidas en la
empresa financiada. Ello adquiere especial relevancia en las primeras etapas del
proyecto de inversión financiado, por ser las más proclives a generar pérdidas.
Concretando, cuando la prestataria registre pérdidas, éstas serán consecuencia de su
propia actividad o de otros gastos financieros o extraordinarios, pero nunca serán
imputables al interés participativo del préstamo. En este contexto, se puede afirmar
que el préstamo participativo protege el resultado neto de la empresa y reduce el
riesgo de pérdidas.
Asimismo, recordemos que lo óptimo es hacer coincidir el plazo de amortización
económica de los activos financiados con el plazo de amortización financiera del
préstamo que los financia. De esta manera, la recuperación de la inversión se
sincronizará con la devolución de la deuda, y así, ésta no supondrá un esfuerzo
financiero para la empresa. Esta situación puede conseguirse con facilidad en los
préstamos participativos, dado el dilatado plazo con que se conceden.
Sin embargo, el efecto del préstamo participativo no se limita a adecuar ambas
amortizaciones, pues su amplio periodo de carencia permite que, durante los primeros
15
ejercicios del proyecto, las cuotas de amortización económica no se destinen a la
amortización financiera y puedan ser reinvertidas en la empresa, generando un
beneficio adicional. En definitiva, aumentando el beneficio de la actividad empresarial.
Para finalizar, recuérdese que el préstamo participativo tiene, además, capacidad para
incrementar el beneficio a través de la disminución de la ratio de endeudamiento
financiero que provoca, por la consiguiente rebaja en el coste de la financiación
bancaria; y a través del incremento del fondo de maniobra que conlleva, con la
consecuente mejora de la liquidez y su derivado impacto en el resultado empresarial,
como consecuencia de la disminución de la dependencia de la financiación bancaria a
corto plazo.
De todo ello, se concluye que la protección del beneficio que produce el préstamo
participativo dará lugar a un incremento de la rentabilidad financiera de la empresa.
Dicha rentabilidad será compartida por el prestamista participativo, pero, en ningún
caso, el coste del préstamo extorsionará el crecimiento y la sostenibilidad de la
empresa financiada.
3.1.5
PRÉSTAMO PARTICIPATIVO Y SOLVENCIA
De la consideración de patrimonio que tiene el préstamo participativo deriva una
consecuencia fundamental para la empresa, pues permite eludir, o por lo menos
retrasar, la obligación legal de disminuir el capital o disolver la sociedad en situaciones
de crisis patrimonial manifiesta. Para simplificar la comprensión de este efecto,
expondremos el ejemplo contenido en el cuadro 3.
Cuadro 3
SUPUESTO 1
SUPUESTO 2
Capital social ……………….…. 150.000
Capital social .………………..150.000
Pérdidas ejercicios anteriores (80.000)
Pérdidas ejercicios anteriores (80.000)
Préstamo participativo. …..…. 30.000
Patrimonio ……………………. 70.000
Patrimonio ..………………….100.000
1/2 del capital social …………... 75.000
1/2 del capital social ………… 75.000
16
Patrimonio < 1/2 capital social
Patrimonio > 1/2 capital social
Existe obligación de disolver la
sociedad
No existe obligación de disolver la
sociedad
Tras la lectura del cuadro 3, se puede observar como a igual cuantía de fondos
propios, el préstamo participativo permite sanear el desajuste patrimonial a la vez que
ofrece un desahogo temporal, esto es, proporciona un tiempo adicional durante el cual
la empresa dispone de la posibilidad de remontar sus pérdidas y entrar en beneficios.
De forma análoga ocurriría con la obligación de disminuir el capital social, aunque en
el caso de que ésta fuera ineludible, el préstamo participativo podría ser utilizado como
sustituto del capital en una posterior operación acordeón para insuflar financiación y,
simultáneamente, incrementar el patrimonio.
Como puede observarse, este préstamo tiene la misma capacidad para sanear
pérdidas que el capital social. Sin embargo, el préstamo participativo evita el Impuesto
sobre Operaciones Societarias al que están obligadas las ampliaciones de capital
social, correspondiente al 1 por ciento del capital que se aumenta9.
Además, los intereses totales devengados por el préstamo participativo son deducibles
de la base imponible de la prestataria, lo que no ocurriría con los dividendos si la
aportación de fondos se instrumentara a través de un incremento de capital social.
En definitiva, el préstamo participativo tiene el mismo efecto que el capital social sobre
la solvencia de la empresa, pero además, aporta una ventaja añadida, pues permite un
importante ahorro impositivo que afectará positivamente en la liquidez de la
prestataria.
Por este motivo, el préstamo participativo es la financiación de elección para aquellas
empresas que, por razón de tamaño o de crisis patrimonial manifiesta, necesiten
incrementar su patrimonio sin posibilidad o necesidad de recurrir a una ampliación de
capital.
4. CONCLUSIONES
Como se puede observar, el préstamo participativos es, por sus especiales
condiciones financieras, contractuales y legales, un instrumento que mejora
9
El préstamo participativo está sujeto y exento del IVA, según lo establecido en el artículo 20. Uno. 18º. c)
de la Ley del IVA para los préstamos dinerarios.
17
sustancialmente las variables más representativas de la empresa, como son la ratio de
endeudamiento, el fondo de maniobra, la liquidez, el resultado neto y la solvencia.
Por ello, se puede afirmar que el préstamo participativo es más que un mero
instrumento de financiación, ya que permite optimizar la estructura financiera de la
prestataria y, por tanto, consigue disminuir el riesgo de quiebra de la empresa
financiada al tiempo que refuerza su crecimiento sostenido, lo que, en definitiva,
contribuye a materializar los objetivos de su plan estratégico.
Este valor añadido aportado por el préstamo resulta especialmente favorable para las
Pymes, por los graves problemas que presentan estas empresas para alcanzar una
adecuada estructura financiera con la que escapar del elevado índice de mortalidad
que soportan.
Como conclusión final, resulta importante señalar que aunque frecuentemente se ha
presentado al préstamo participativo como una financiación alternativa, consideramos
que este instrumento tiene su propio calado en los requerimientos financieros de la
empresa.
Así como las necesidades de financiación de circulante se cubren, generalmente, con
póliza y descuento, y las inversiones concretas de inmovilizado con leasing y
préstamos bancarios, los proyectos integrales de inversión necesarios para poner en
marcha una empresa o para expansionarla deberían financiarse preferentemente con
préstamos participativos, pues sus especiales condiciones financieras se adaptan
perfectamente a la maduración del proyecto financiado, a la vez que mejoran las
estructuras empresariales como se puede constatar a través del análisis de las ratios
más representativas.
En definitiva, no debería considerarse el préstamo participativo como una financiación
alternativa, sino como una financiación de elección para determinadas inversiones y,
paralelamente, para concretas situaciones empresariales donde, además, se requiera
un apoyo patrimonial.
5. BIBLIOGRAFÍA
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interpretación. Primera edición en castellano. Editorial McGraw-Hill, México.
Bustos Contell, E. (2006): El préstamo participativo en la financiación del plan
estratégico de las Pymes. Editado por AECA en colaboración con ENISA y CIDEM.
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Garrido Pulido, T. y Sánchez Andujar S. (2002): “Análisis financiero e implicaciones
contables de la Resolución del ICAC sobre reducción de capital y disolución de
sociedades: especial referencia a los préstamos participativos”. Revista Europea de
Dirección y Economía de la Empresa. Volumen 11. Nº 1. Págs. 51-66.
Martí Pellón, J. (2000): El capital inversión en España, 1999. (Capital riesgo y capital
desarrollo). Editorial Civitas, Madrid.
6. PÁGINAS WEBS CONSULTADAS
http://www.aeca.es
http://agenciatributaria.es
http://www.ascri.org
http://www.enisa.es
http://www.icac.meh.es
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