La enfermedad de Aujeszky

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Rev. sci. tech. Off. int. Epiz., 1986, 5 (4), 995-1009.
La enfermedad de Aujeszky
G. WITTMANN*
Resumen: En este artículo de síntesis, el autor expone primero datos
relativos
a las pérdidas económicas que provoca la enfermedad
de Aujeszky
(EA), y
segundo los síntomas observados en cerdos, vacunos, pequeños
rumiantes,
perros y gatos.
Acto seguido, describe la distribución de la enfermedad,
su evolución,
las
fuentes del virus, la sensibilidad de los animales huéspedes frente al mismo y
las formas de
transmisión.
Se contemplan las respectivas ventajas e inconvenientes
del diagnóstico clínico y de laboratorio en la óptica de su realización práctica. El autor estudia
más especialmente
las lesiones histopatológicas,
los métodos de
aislamiento
del virus en animales laboratoriales y en cultivos celulares, la detección de los
antígenos virales con las técnicas de inmunofluorescencia
e
inmunoperoxidasa, así como las pruebas serológicas de mayor importancia
(seroneutralización, ELISA,
inmunodifusión).
Se someten además a examen crítico otras
pruebas serológicas de menor importancia y la prueba
cutánea.
El autor enumera las medidas reglamentarias
de control que se pueden
organizar contra la enfermedad
de Aujeszky.
La vacunación es un
método
ampliamente
aplicado. A pesar de que puedan persistir algunos
animales
infectados en forma latente en rebaños vacunados,
no por ello es preciso
imponerles medidas restrictivas. Se contemplan los problemas que resultan de
ello, y especialmente,
las medidas de precaución que se han de tomar para evitar que se introduzca la enfermedad
de Aujeszky
en los países libres de la
misma. El autor expone su parecer sobre las perspectivas de erradicación de la
enfermedad.
PALABRAS CLAVE: Control - Enfermedad de Aujeszky - Enfermedades de
los bovinos - Enfermedades de los caprinos - Enfermedades de los gatos Enfermedades de los ovinos - Enfermedades de los perros - Enfermedades de
los porcinos - Enfermedades virales - Epidemiología - Herpesviridae - Legislación - Técnicas de diagnóstico.
INTRODUCCIÓN
La enfermedad de Aujeszky (EA), provocada por un virus del grupo de los herpesvirus, ha cobrado una importancia cada vez mayor en todo el mundo desde su
identificación por parte del veterinario húngaro Aujeszky en 1902 (11). La intensificación de la producción porcina ha favorecido la difusión de la enfermedad, lo que
ha provocado considerables pérdidas económicas. En la República Federal de Alemania (RFA), se pagaron 61 millones de marcos en compensación por el sacrificio
de animales entre 1980 y 1982. En el Reino Unido se requirieron 22,8 millones de
libras para el programa de erradicación (10), que se inició en 1983 y que sigue ope-
* Centro federal de investigación sobre enfermedades virales de animales, Paul-Ehrlich-Strasse
28,D
— 996 —
rando. Un estudio francés (35) calculó las pérdidas directas e indirectas provocadas
por la EA en 2 propiedades de 80 animales cada una. Se estimó que esas pérdidas
eran de 167.750 francos, pese a que sólo murieron tres cerdas y cinco cerdos de
engorde y que sólo hubo cinco abortos.
SÍNTOMAS CLÍNICOS
Cerdos
El cuadro clínico de la EA en los cerdos varía en forma considerable según la
edad del animal. Cuanto más jóvenes son los animales, más serios son los síntomas
y más elevada la mortalidad. El período de incubación oscila entre 1 y 11 días,
siendo por lo general de 3 a 6 días. El índice de mortalidad llega al 100% en los cerdos de menos de dos semanas, a aproximadamente 50% en los cerdos de 3 semanas
y disminuye a menos del 5% en los cerdos adultos. Sin embargo, no sólo influye la
edad sino también otros factores, como la cantidad y virulencia del virus, el estado
de salud de cada animal y las situaciones de stress (60). Por ello mismo los índices
de mortalidad pueden ser más elevados a cualquier edad.
Los cerdos de menos de tres semanas pueden morir presentando pocos o ningún
signo clínico. En general la muerte es precedida de fiebre, letargo, pérdida de apetito, debilidad, falta de coordinación y convulsiones. Pueden observarse también
vómitos y diarrea. Por lo general los cerdos de menos de 2 semanas mueren. Los
cerdos en lactancia pueden haber sido infectados antes del nacimiento, en el útero.
Después del nacimiento mueren en un lapso de dos días, en algunos casos después
de presentar escalofríos violentos y temblores (síndrome de escalofrío del cerdo).
Los cerdos infectados inmediatamente después del nacimiento muestran signos clínicos en los primeros 2 días, y en general mueren antes de los 5 días de edad. En los
cerdos de mayor edad, los síntomas se inician con fiebre, y luego se le suman pérdida de apetito, apatía, pérdida de la voz, somnolencia, dificultades respiratorias,
vómitos, un paso vacilante y en algunos casos falta de coordinación y debilidad de
los miembros traseros. La muerte es precedida en general por convulsiones. La
afección de las vías respiratorias se revela a través de estornudos, tos y descargas
nasales. Los cerdos que curan muestran pérdidas considerables de peso. La intensidad de los signos clínicos disminuye con la edad. Por lo tanto, en los cerdos adultos
la enfermedad no suele ser severa. Siempre presentan fiebre, y a menudo también
moqueo, tos, pérdida de la voz y somnolencia, mientras que los síntomas nerviosos
típicos pueden observarse sólo ocasionalmente. Por lo general no se desarrolla ningún prurito marcado en los cerdos, cualquiera sea su edad, pero sí es posible que
los animales se tornen agresivos.
La infección por el virus de la EA en las primeras etapas de la preñez conduce a
la muerte y a la reabsorción de los fetos. La infección en un momento más avanzado de la preñez provoca la expulsión de los fetos momificados, mientras que la
infección al final de la preñez provoca abortos o nacimiento de cerdos muertos o de
cerdos débiles que mueren a los pocos días.
Ganado vacuno y otros rumiantes
El período de incubación varía entre tres y seis días. El moqueo puede ser el primer signo, seguido por síntomas más graves dos o tres días después, a saber agita-
— 997 —
ción, dispnea, salivación, espumeo y timpanismo. En general no se observa pérdida
de apetito, pero el animal bebe en exceso. Se observa a menudo un temblor muscular. Cuando yacen en decúbito lateral, los animales pedalean con las patas y se
observan también espasmos de la cabeza, el cuello y los músculos abdominales. Un
prurito intenso es el signo más característico de la EA, pero no está presente en
todos los casos. Los animales se lamen los hombros y las patas anteriores y posteriores en forma casi constante; se rascan la cabeza con las patas traseras y frotan las
partes irritadas y el perineo contra las paredes u otros objetos, infligiéndose heridas
abiertas. Los animales gimen y mugen, y pueden volverse agresivos. También pueden presentar fiebre elevada. En forma bastante repentina los animales caen por
tierra y mueren, por lo general dos o tres días después del comienzo de los síntomas
serios. En los terneros la muerte puede producirse con una rapidez tal que los síntomas típicos de la EA ni siquiera pueden desarrollarse (90). Es muy poco frecuente
que las vacas se curen de esta enfermedad (39, 84).
En las ovejas y cabras la EA presenta un modelo similar al del ganado vacuno.
Se observa agitación, dispnea, fiebre, falta de coordinación, y prurito. Los animales se lamen y se rascan desgarrando su lana y provocándose lesiones cutáneas.
Yacen por tierra y mueren en pocas horas. A menudo la enfermedad se desarrolla
con tal rapidez que no hay tiempo para que se produzcan los síntomas típicos.
Perros y gatos
El período de incubación en los perros y gatos varía entre 2 y 4 días. Los animales muestran pérdida de apetito, salivación, vómitos y dispnea, pero por lo general
no presentan fiebre. Los períodos de apatia alternan con períodos de excitación.
Los perros muerden en el aire, sin atacar al hombre. Muestran timidez y beben una
cantidad excesiva de agua. En la mayor parte de los casos se observan pruritos severos, acompañados de automutilación. Completamente exhaustos, mueren 24 horas
después del comienzo de los síntomas.
Los gatos afectados son apáticos y tienden a buscar lugares oscuros. Con frecuencia se les deforma la cabeza. Maúllan ruidosa y roncamente y secretan mucha
saliva. Alternan períodos de agotamiento y de excitación, y atacan a otros gatos,
pero no al hombre. Los pruritos son poco frecuentes. Los animales mueren en un
lapso de 24 horas.
EPIDEMIOLOGÍA
Distribución geográfica
Según el Anuario FAO/OMS/OIE de Sanidad animal de 1984, la EA es endémica en Irlanda e Irlanda del Norte, los Países Bajos, Bélgica, Francia, la República Federal de Alemania y España. En el Reino Unido, Dinamarca, Suecia, la
República Democrática Alemana, Polonia, Unión Soviética, Austria, Checoslovaquia, Hungría, Rumania, Bulgaria, Yugoslavia, Albania, Grecia, Italia y Portugal
se observan casos esporádicos. La EA está muy difundida en Estados Unidos y
México y también se observa en Cuba, Guatemala, Venezuela, Brasil y Argentina.
También se ha señalado su presencia en Togo y Siria. Tailandia está sumamente
infectada, y en menor grado también lo están Laos, Vietnam, Filipinas, Malasia,
República Democrática de Corea, y Japón. También se observa en Nueva Zelanda
y Samoa.
— 998 —
Es posible que la incidencia real de la EA en el mundo sea mucho mayor, puesto
que la voluntad de aceptar el diagnóstico y el control se incrementa con el aumento
de las pérdidas económicas provocadas por la enfermedad. Los países musulmanes
están a salvo de la EA debido a la ausencia de cerdos y, por lo tanto, a la ausencia
de la base requerida para el desarrollo de la enfermedad.
Evolución en los países afectados
En la Figura 1 se presentan los datos correspondientes a la República Federal de
Alemania, como ejemplo de la evolución de la EA en un país. Hasta 1976, la EA no
representaba ningún problema. Posteriormente se produjo un incremento gradual,
que "explotó" en 1980 y que ha proseguido pese a las medidas legislativas y al
desarrollo cada vez mayor de la vacunación. La EA es endémica en las áreas de
población porcina densa y de explotación intensiva y especializada que exigen un
gran movimiento de animales entre las diferentes propiedades. Ello explica porqué
la distribución de la EA varía en la RFA y en los distintos Estados federales. La EA
no es endémica en distritos en los que predominan las pequeñas propiedades, que a
menudo producen sus propios cerdos. Los casos aislados que se producen, por lo
general se deben a cerdos importados de las áreas infectadas. Los distritos más
infectados se encuentran en Baja Sajonia, Rin del Norte-Westfalia y SchleswigHolstein, donde se produce el 64% de los cerdos de engorde y el 75% de los cerdos
reproductores de la RFA. En Alemania del Sur los casos son esporádicos, pero tienden a aumentar en Baviera.
1800
1703
1600
1400
1280 1246
1200
Número de focos
1000
781
800
686
700
631
600
500
400
300
200
175
102
100
12
23
11 18
24
70/71
72/73
74/75
76/77
78/79
71/72
73/74
75/76
77/78
79/80*
- C ó m p u t o s semestrales-
* = 1 10 1979 - 30.4 1980
80** 81
82
83
84
—Cómputos mensuales-
* * = 1.5.1980 -31 12 1980
FIG. 1
Focos de enfermedad de Aujeszky en la Rep. Fed. de Alemania
85
— 999 —
La evolución epidemiológica de la EA está sometida a ciclos estacionales.
Durante la estación calurosa el número de casos disminuye y llega a su mínimo
entre junio y septiembre. Durante la estación fría el número de casos se incrementa,
alcanzando su máximo entre diciembre y abril. No se sabe cuáles son las causas de
ello, pero sin duda alguna las condiciones de supervivencia del virus son más favo­
rables en invierno que en verano. Es interesante observar, por otra parte, que la
evolución de la peste porcina clásica a lo largo de las estaciones es exactamente la
opuesta.
En lo que concierne al tipo de explotación afectada, la EA se observa funda­
mentalmente en las explotaciones que compran cerdos provenientes de diferentes
fuentes. Por ello mismo, las propiedades más afectadas son aquellas dedicadas al
engorde.
Fuentes del virus
Los cerdos infectados son la principal fuente de difusión del virus. Las demás
especies son fuentes menos importantes puesto que por lo general los animales se
mueren, interrupiéndose así la difusión del virus.
Es posible aislar grandes cantidades del virus a partir de muestras nasales y orofaríngeas de los cerdos infectados (26, 38, 52, 54). El virus se halla presente en las
secreciones vaginales y prepuciales (eyaculado) (5, 55, 64), en la leche (48) e irregu­
larmente en la orina, pero nunca se lo aisla en las heces, si bien se lo ha detectado
en las muestras rectales (26).
El virus también es difundido por cerdos vacunados infectados por el virus de la
EA (38, 39), y por cerdos infectados en forma latente después de la reactivación del
genoma viral. Es importante comprender que no sólo los cerdos no vacunados, sino
también los vacunados y los pasivamente inmunes pueden desarrollar una enferme­
dad latente después de la infección (57, 65, 68, 92).
El virus fue aislado en secreciones nasales (90) de bovinos infectados por vía
nasal en forma experimental. En los perros y gatos el virus es excretado en la saliva
(87). En las ratas se lo encuentra en la mucosa nasal y oral (51).
El virus está presente en la atmósfera (26, 50), en el estiércol, en las aguas de
estiércol (50), en el suelo, y en diversos otros objetos y materiales. Debido a su ele­
vada estabilidad, sobrevive durante un período bastante prolongado (20, 48, 67, 79,
95). El virus seco sobre objetos o en el suelo puede sobrevivir durante 2 o 3 semanas
en verano y 5 o 6 semanas en invierno. En el estiércol enfardado el virus sobrevive
hasta 3 semanas y en las aguas de estiércol 27 semanas a 4°C y 15 semanas a 23 °C
(Strauch, com. personal).
El virus de la EA en la carne (88), en los ganglios linfáticos, en la médula ósea,
en los menudos de cerdos sacrificados constituye una fuente de infección oral de los
carnívoros. Los cerdos pueden ser infectados oralmente por los residuos (95). El
virus no muere durante el transcurso de la maduración de la carne, pero se inactiva
después del congelamiento de la carne o de los menudos a aproximadamente
- 18°C, en un lapso de 35 a 40 días (26, 30). Otras fuentes adicionales de virus para
los carnivoros son las ratas y ratones infectados por el virus de la EA.
Sensibilidad del animal huésped
La variedad de huéspedes en los que el VEA puede estar presente es muy
amplia. La infección natural de los animales domésticos se produce en cerdos, bovi-
— 1000 —
nos, ovinos, caprinos, perros y gatos. En las explotaciones que crían animales de
peletería, los visones, los zorros polares y los zorros plateados son susceptibles de
infección. Entre los animales salvajes, se ha señalado la presencia de la EA en liebres, conejos silvestres, zorros, tejones, turones, martas, jabalíes, hurones, ciervos
salvajes, erizos, puercoespines, coatíes, mapaches, osos polares, chacales, leopardos, nutrias, ratas así como también en ratones domésticos y silvestres. La lista de
animales salvajes sensibles puede ser considerablemente mayor. Los animales de
laboratorio, conejos, ratones y conejillos de indias, son sumamente sensibles a la
infección por parte del VEA y se los utiliza como animales experimentales.
No se observan infecciones naturales en caballos, gallinas, pavos, ocas, patos o
palomas; sin embargo, la infección experimental es posible cuando se inyectan dosis
considerables del virus, por vía i.c., s.c. o i.m. En ese sentido, un informe interesante (61) señala que se vacunó a 49.000 pollitos de un día de edad contra la enfermedad de Marek, y que 10.000 de estos animales murieron de la EA al cabo de 2 o 3
días. Se llegó a la conclusión que la vacuna estaba contaminada con el VEA. Los
monos rhesus, los macacos y los monos Grivet pueden ser infectados experimentalmente, no así los babuinos y los chimpancés. Se considera que el hombre no es sensible al VEA, ya que la infección no ha sido demostrada ni virológica ni serológicamente en los casos sospechosos.
La sensibilidad ante la infección depende de muchos factores: virulencia de la
cepa viral, cantidad de virus infeccioso, vías de penetración, especie y edad del animal y estado del mismo (p. ej. stress) (5, 13, 14, 26, 41, 51, 60, 69, 71, 90, 92). Por
ejemplo, se requieren cantidades superiores de virus para la infección oral que para
la infección nasal, los cerdos pequeños necesitan menos virus que los adultos y el
ganado vacuno requiere más virus que los cerdos.
Formas de transmisión
La infección natural de los cerdos se produce a través de las vías oro-nasal y
genital, los rumiantes son infectados por vía nasal y los carnívoros lo son por via
oral. El VEA no es muy contagioso, puesto que para infectar a animales adultos se
requieren cantidades considerables de virus (aproximadamente 10 DCT ). Por lo
general, no suelen infectarse todos los cerdos o ganado vacuno de un mismo local.
En el caso de los cerdos el porcentaje de animales infectados oscila entre 50% y
100% y en el caso del ganado vacuno entre 3 % y 60%. La difusión de la infección
en un rebaño depende fundamentalmente de contactos íntimos. Por ello mismo, la
difusión de la enfermedad es más elevada en el interior de un mismo recinto y
menor entre los diferentes recintos.
5
50
El VEA se transmite sobre todo a través del comercio de cerdos, vacunados o
no, infectados por el VEA, mientras la enfermedad se encuentra en período de
incubación o en una fase subclínica, o por animales infectados en forma latente. En
este último caso el stress del transporte puede suscitar una reactivación del genoma
viral seguida por una multiplicación del virus y una excreción del mismo.
La transmisión del virus por vía genital puede inducirse o bien a través de la
inseminación artificial con semen contaminado por el VEA, o bien cuando las hembras son servidas en estaciones infectadas por el VEA (5, 55, 64). El VEA puede
transmitirse por transferencia embrional (21); en la práctica, sin embargo, ello
parece bastante improbable (43).
— 1001 —
El virus puede transmitirse a través de instrumentos, vehículos o alimentos contaminados, y también a través del hombre, pero no se debe sobreestimar la probabilidad de estas vías de transmisión. Lo mismo puede decirse en lo que concierne a la
transmisión del virus por los gatos, perros y ratas, ya que la excreción viral en estos
animales es muy baja (17, 51, 87). Experimentalmente, no se observó ninguna
transmisión por contacto entre gatos enfermos y cerdos (87). Los insectos no parecen estar implicados en la difusión del virus. La transmisión viral a perros, gatos y
otros carnívoros, como también a las ratas se produce a través de carne, menudos o
canales infectados por el VEA, y a los cerdos a través de residuos alimenticios contaminados. Los lechones lactantes pueden adquirir el virus a partir de la leche de
sus madres infectadas, y también es posible que la infección ya se haya producido
en el útero.
En los últimos años, las investigaciones demostraron que la transmisión del
VEA a través del aire es posible. Un cerdo infectado excreta hasta 10 DCT de
VEA en 24 horas (26). Sobre el terreno el VEA ha sido aislado en muestras de aire
procedentes de propiedades infectadas por el VEA (50). Experiencias ulteriores
demostraron que la transmisión del virus puede efectuarse a través del aire de un
ventilator entre recintos situados a una distancia de 10 a 20 m (17, 26). Es muy probable que la transmisión a través del aire pueda producirse a través de distancias
que oscilan entre 500 y 2000 m (17; 11 Conferencia de la Comisión Regional de la
OIE para Europa, Viena, 1984). Una fuente suplementaria de la transmisión del
virus por el aire pueden ser los aerosoles de VEA, que se forman cuando se fertiliza
la tierra por medio de la pulverización de aguas de estiércol (50).
5,8
50
a
DIAGNÓSTICO
DIAGNÓSTICO CLÍNICO
El diagnóstico clínico de la EA en un cerdo aislado es difícil de realizar, pero se
puede sospechar con cierto asidero de la presencia de la EA si se considera la situación del rebaño en su totalidad. Los síntomas a nivel del rebaño son: numerosas
muertes de lechones lactantes durante las 3 primeras semanas de vida, moqueo, tos,
abatimiento, somnolencia, y trastornos nerviosos en el caso de los cerdos de mayor
edad, elevada frecuencia de abortos y de mortinatalidad. Es característico que la
enfermedad y la mortalidad se disminuyen con la edad de los cerdos. Por otra
parte, la presencia de síntomas de la EA en los perros y gatos de la propiedad, o la
presencia de cadáveres de estas especies, constituyen signos suplementarios de una
posible presencia de la EA.
En el ganado vacuno y ovino el diagnóstico es fácil cuando se observa un prurito y cuando los animales viven con cerdos o cerca de ellos, sin que sea necesario
que los cerdos estén enfermos (infección no aparente). El prurito también es un
signo típico de EA en los perros y gatos. Sin embargo, el diagnóstico es difícil
cuando el prurito está ausente, pero cualquier información de que se ha alimentado
a los animales con carne cruda de cerdo o con menudos permite orientar el diagnóstico.
Un examen post-mortem no permite revelar lesiones patológicas típicas de la
EA.
— 1002 —
DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL
Cuando viene acompañada de diarrea, la EA se asemeja a la gastroenteritis
transmisible o a la enterotoxemia de colibacilos en cerdos recién nacidos. Los
signos respiratorios pueden ser causados por bacterias, especialmente por pasteurellas, y por el virus de la gripe porcina, pero en este último caso todos los cerdos de
todos los grupos de edad enferman gravemente sin morir. Ocasionalmente también
se pueden producir signos nerviosos en la peste porcina clásica, y cuando no hay
signos patológicos evidentes de esta enfermedad es difícil diferenciarla de la EA.
Los trastornos neurológicos provocados por la enfermedad de Teschen no van
acompañados de una infección de las vías respiratorias. La intoxicación a través del
ClNa provoca una excitación, y la intoxicación con ácido arsanílico o con mercurio
provoca una letargia de los animales, pero estos hechos se producen en forma
repentina y sin fiebre. Las mortinatalidades y el aborto pueden ser provocados por
una infección por parvovirus.
En el ganado vacuno, la EA es difícil de diferenciar del cólico real, y cuando no
hay prurito también es difícil diferenciarla del saturnismo y de la rabia, pero la presencia de prurito también puede constituir un signo de parasitosis externas. Por
otra parte, el lamerse puede ser provocado por una carencia de sales minerales. En
los perros y gatos la EA puede ser confundida con la rabia, pero en el caso de la EA
no se observa agresividad contra el hombre.
En la mayor parte de los casos se requerirá un diagnóstico de laboratorio para
confirmar la EA.
DIAGNÓSTICO DE LABORATORIO
Modificaciones histológicas
En los cerdos, las modificaciones histológicas que indican la presencia de la EA
sólo están presentes en el SNC, y se limitan sobre todo al cerebro. Presentan un
cuadro de meningoencefalitis no supurativa, asociada con una mielitis relativamente benigna (27). Los órganos más afectados son la corteza cerebral y cerebelar,
mientras que las lesiones del tronco cerebral son menos marcadas. Las lesiones
características son infiltraciones difusas y focales de la microglia, ocasionalmente
con necrosis de las neuronas, e infiltraciones perivasculares y meníngeas por linfocitos, granulocitos neutrófilos y macrófagos. En algunos casos se observan inclusiones intranucleares de tipo A. Las lesiones de la médula espinal son por lo general
poco acentuadas y disminuyen desde la región craneana hacia la región caudal.
Puede ser difícil diferenciar los cambios neuronales de la EA de los que se
observan en el caso de la enfermedad de Teschen y de la peste porcina clásica. En el
caso de la enfermedad de Teschen las lesiones son prominentes en la capa basal del
cerebelo, en la región lumbar de la médula espinal y en los ganglios de la raíz dorsal, mientras que en la EA los cambios en la médula espinal caudal son menos acentuados y por lo general no se observan reacciones en los ganglios de la raíz dorsal.
En la PPC el tronco cerebral está afectado en forma severa, mientras que el cerebro
y el cerebelo están relativamente menos afectados que en la EA. Por otra parte, las
infiltraciones perivasculares en la PPC están asociadas con lesiones acentuadas del
endotelio. No se han observado inclusiones ni en la enfermedad de Teschen ni en la
PPC.
— 1003 —
Las lesiones histológicas del ganado vacuno son similares a las de los cerdos,
mientras que su distribución en el SNC es algo diferente (27, 90). Los cambios son
muy acentuados en la médula espinal, especialmente en las regiones cervical, lumbar y sacra, y los ganglios también están afectados. En la región cerebral afectan
sobre todo al bulbo olfativo, la corteza cerebral adyacente, el tronco cerebral y el
bulbo raquídeo.
En la actualidad se considera más útil la inmunofluorescencia que el examen
histológico de cortes, debido a que es más fácil de efectuar y a que proporciona
resultados positivos con mayor frecuencia.
Detección del virus y del antígeno viral
En los cerdos, los tejidos más adecuados para la detección del virus son las
amígdalas, el cerebro (en particular el bulbo olfativo, los tubérculos cuadrigénicos,
el hipocampo, el puente, el cerebelo, el bulbo raquídeo), la parte cervical y lombar
de la médula espinal, el pulmón y el bazo (en particular en el caso de los lechones
lactantes). En el caso del ganado vacuno, el cerebro (la corteza cerebral y las partes
anteriormente mencionadas) y la médula espinal en su totalidad. En el caso de los
perros y gatos, las amígdalas y el cerebro.
La distribución del virus en los tejidos, en particular en los tejidos nerviosos,
puede variar. Por lo tanto, se deben efectuar cortes histológicos de diferentes partes
de los organos para la inmunofluorescencia, y se deben mezclar y homogeneizar los
fragmentos de estas diferentes partes del organo para su inoculación en animales o
en cultivos celulares.
Aislamiento del virus
Para detectar el VEA se inoculan triturados de tejido en cultivos celulares y en
pequeños animales de laboratorio. Los animales más sensibles son los conejos,
seguidos por los ratones y las ratas (6, 42, 53). En la actualidad se han reemplazado
casi por completo los tests en los animales por tests llevados a cabo en cultivos celulares. El virus se multiplica en un gran número de cultivos celulares de diferentes
especies. Las líneas celulares más utilizadas son las líneas celulares porcinas PK-15,
SK y SK-6, la línea celular del hamster BHK-21, las líneas celulares del conejo RK13 y NRK, la línea celular bovina MDBK, la línea celular del gato CRFK, la línea
celular del perro MDCK y la línea celular Vero del mono. También se utilizan cultivos celulares primarios de riñones de cerdos, terneros, corderos, conejos y perros,
de testículos de cerdos y de terneros y de embriones de pollo.
El virus induce dos tipos de efecto citopatógeno: formación sincitial y redondeo
de las células. Ambos tipos conducen a una lisis celular. Las síncitias se observan
sobre todo cuando los virus aislados son sumamente virulentos, y las células redondeadas en el caso de virus de menor virulencia (16). Esta diferencia está particularmente acentuada en las células primarias de los riñones de cerdo, mientras que en el
caso de otros cultivos celulares aparecen formas mixtas en las que predomina uno
de los dos tipos de efecto citopatógeno.
Inmunofluorescencia
(IF)
La IF es la técnica predominante para la detección del antígeno viral de la EA
en las secciones histológicas (56, 63, 72) o en las impresiones (7). La IF aparece en
general en el citoplasma y sólo en forma excepcional en el núcleo.
— 1004
Comparando la sensibilidad del aislamiento del virus en cultivos celulares (CC)
con la de la I F , N e u m a n n y Beckmann (63) c o m p r o b a r o n que el 14% de las muestras eran positivas en los C C , pero negativas en la I F ; Hirchert (40) observó que
15,6% de las muestras sólo eran positivas en los C C y 2 1 , 3 % sólo lo eran en la IF.
A k k e r m a n s y col. (6) describieron u n a distribución bastante similar. C o n muestras
provenientes de g a n a d o vacuno y de carnívoros la sensibilidad del aislamiento viral
en C C era considerablemente superior (40). Cincuenta por ciento de las muestras de
ganado vacuno eran C C + e IF - , y 16,5% eran C C - e I F + . T o d a s las muestras
de perros y gatos eran positivas en C C , pero sólo u n a pequeña parte de las mismas
reaccionaron en el caso de la I F .
Si el aislamiento viral en C C es negativo con las muestras positivas en I F , ello
puede deberse a la presencia de anticuerpos que pueden haber neutralizado al virus,
o a la inactivación del virus en muestras demasiado viejas. E n el caso opuesto, la
concentración viral puede ser demasiado pequeña p a r a que se la detecte en la IF.
Técnica de inmunoperoxidasa
(TIP)
La T I P es otra técnica p a r a detectar el antígeno del VEA (29). El c a m p o de aplicación es el mismo que el de la I F , pero las reacciones positivas implican tanto al
núcleo como al citoplasma. Sin embargo, la T I P en cortes cubiertos con parafina es
más compleja y lleva más tiempo que la I F . La técnica de inmunoperoxidasa sobre
frotis, descrita por Alian y col. (8) puede presentar u n mayor interés práctico. En
frotis de cerebro la T I P resultó tan sensible como la IF y más sensible que el aislamiento del virus.
Diagnóstico serológico
Prueba de sero-neutralización
(SN)
La SN en cultivos celulares se utiliza en gran medida p a r a la detección de anticuerpos desarrollados contra el VEA (12, 15, 34, 37, 62, 78, 85, 86). P o r lo general
se la lleva a cabo como microprueba en placas de plástico. La sensibilidad de la
prueba depende de muchos factores: tipo de cultivo celular, macro o microprueba,
número de células utilizadas, cantidad de virus utilizado, período de preincubación
de la mezcla virus-suero, añadido del complemento, tiempo de lectura de la prueba,
tipo de diluyente, calidad de las placas, etc. (93). Sin e m b a r g o , el factor de mayor
peso en la sensibilidad de la SN es el tiempo de incubación de la mezcla virus-suero.
Este efecto fue descrito originalmente por Bitsch y Eskildsen (15), que utilizaron la
incubación a 37°C durante 24 horas. Pudimos confirmarlo, y observamos un incremento de entre 5,6 y 10 veces de los valores de N D e n sueros intensamente positivos y entre 8,9 y 17 veces en sueros poco positivos, al pasar de 60 minutos a 24
horas de incubación (93). Se observó que el virus no es en absoluto inactivado
durante ese período, o que lo es apenas.
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Un mayor incremento de la neutralización puede lograrse añadiendo u n complemento de conejillo de indias o de conejo (C) a la mezcla virus-suero durante el
período de preincubación. Ello es importante p a r a detectar anticuerpos IgM en un
suero " p r e c o z " , que necesita la presencia de complemento p a r a la neutralización
del virus. De ese m o d o es posible detectar anticuerpos neutralizantes ya 3 ó 4 días
después de la infección o de la Vacunación (15, 42). En sueros " t a r d í o s " también se
observa un incremento, puesto que algunas subclases de
dependen del complemento.
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Cualesquiera que sean los métodos utilizados, los títulos de DN50 de 1/2 son
considerados generalmente como positivos, y algunos laboratorios incluso aceptan
títulos de 1/1. Sin embargo, pueden producirse falsos resultados positivos con sueros no diluidos. En algunos casos la neutralización del virus se ve ocultada por las
propiedades citolíticas de bajas diluciones de suero.
Puesto que el VEA comparte componentes antigénicos comunes con otros herpesvirus, pueden producirse reacciones serológicas cruzadas. La más importante es
la que se produce con el virus IBR. Se trata predominantemente de una relación
unidireccional, lo que significa que los anticuerpos del virus IBR reaccionan con el
VEA, pero los anticuerpos de VEA no reaccionan con el virus IBR. De ese modo,
la neutralización de VEA positiva cuando el ganado vacuno no ha sido vacunado
contra el VEA, se debe en general a anticuerpos IBR, ya que el ganado vacuno no
suele sobrevivir a la infección provocada por el VEA (3, 4, 14, 80).
Técnica inmunoenzimática
(ELISA)
La detección de anticuerpos mediante ELISA (12, 22, 23, 31, 58, 59) es fácil de
realizar y económica, permite obtener resultados en pocas horas, es sumamente sensible y presenta una buena correlación con la prueba de seroneutralización. Puede
automatizarse con facilidad; no la perturban propiedades citolíticas del suero y no
depende de un aprovisionamiento continuo de cultivos celulares. Todos los laboratorios pueden utilizarla sin gran esfuerzo, puesto que existen múltiples " k i t s " para
la prueba; sin embargo, algunos " k i t s " no detectan los anticuerpos IgM.
Debido a estas ventajas, ELISA reemplaza en una medida cada vez mayor a la
SN, pero se debe recordar qué ELISA detecta un espectro más amplio de anticuerpos que la SN, incluyendo anticuerpos que no intervienen en la inmunidad. Por
otra parte, ELISA puede reconocer anticuerpos no neutralizantes, opsonizantes,
que intervienen en el proceso de eliminación del virus y así, en forma indirecta, en
la inmunidad.
ELISA también puede utilizarse para detectar anticuerpos en los exudados de
órganos como el hígado, el riñon y los músculos (32).
Para las pruebas de rutina con "kits" disponibles en el comercio, se recomiendan diluciones de suero de 1/20 y 1/40, o sólo de 1/40. Con el " k i t " de Behring se
revela una reacción positiva si la diferencia del coeficiente de absorción entre el
VEA y el suero de prueba y entre el suero de prueba y el antígeno de control es igual
o superior a 0,2 DO. Los " k i t s " de Flow y de IFFA-Mérieux incluyen un suero de
control negativo y uno apenas positivo, que deben diferir en su densidad óptica en
por lo menos 0,2. De no ser así, se debe dejar de lado la placa. La absorción del
suero de la prueba se considera positiva si el valor es superior en por lo menos 0,2
DO al del suero de referencia negativo.
Las reacciones positivas en diluciones de suero de 1/40 o mayores se consideran
como específicas del VEA. Las reacciones en diluciones de suero inferiores a 1/20
son negativas. La reacción positiva en una dilución de suero de 1/20 puede ser
tanto específica de VEA corno no específica. En este caso, la prueba debería repetirse con un suero ulterior del mismo animal para verificar si el título se ha incrementado.
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Se considera que ELISA es más sensible que la SN; sin embargo, esto sólo es
cierto si se utilizan técnicas de SN de reducida sensibilidad. Por ejemplo, hemos
comprobado que sobre 20 sueros positivos en ELISA ( > l / 4 0 ) , 11 eran falsamente
negativos con la SN cuando la incubación de la mezcla virus-suero se llevaba a cabo
a 37°C durante 1 hora. Sin embargo, al cabo de 24 horas de incubación sólo un
suero era falsamente negativo con SN, mientras que 3 sueros eran falsamente negativos (1/20) con ELISA. Las muestras de suero tomadas una semana más tarde eran
positivas en ambas pruebas.
Las diferencias de sensibilidad pueden existir entre diferentes " k i t s " vendidos
en el comercio y también entre diferentes grupos (86). Por lo tanto, la calidad de
nuevos grupos debería ponerse a prueba antes de utilizar un suero de referencia
poco positivo. Más aun, se debe suponer que los sueros hiperlipémicos o contaminados por bacterias pueden suscitar reacciones colorimétricas no específicas. Las
soluciones de indicador expuestas a la luz del sol pueden volverse inestables y descolorarse, y por lo tanto la prueba debe llevarse a cabo en un lugar oscuro.
Prueba de inmunodifusión
(PID)
Los anticuerpos contra el VEA pueden detectarse mediante la PID, doble o
radial (12, 37, 38, 44). La prueba depende tanto del método utilizado para la preparación del antígeno como de la especificidad del antisuero (66). La PID es menos
sensible que la SN cuando los títulos de SN son inferiores a 1/16. Se observó una
correlación muy negativa entre ambas pruebas con cerdos que presentaban anticuerpos derivados de la madre, incluso con títulos de SN superiores a 1/16.
La baja sensibilidad de la PID puede ser la causa que determina que los anticuerpos no puedan detectarse antes del décimo día postinfección (DPI) y sólo irregularmente antes del 14° día, pese a que tanto los anticuerpos IgM como los IgA e
IgA reaccionan con la PID.
Debido a su baja sensibilidad la PID es ventajosa sólo para el rastreo de los
rebaños de cerdos, pero no para examinar animales por separado.
Para mejorar la sensibilidad se elaboró una prueba de inmunodifusión radial
enzimática (RIDEA), que combina el principio de la inmunodifusión radial con el
de ELISA (45). En un ensayo sobre el terreno (83), se comprobó que esta prueba y
la SN eran igualmente sensibles para detectar anticuerpos derivados de una infección con una cepa salvaje del virus, pero la inmunodifusión radial enzimática presentaba una sensibilidad algo menor con sueros provenientes de cerdas vacunadas y
una sensibilidad netamente inferior en la detección de anticuerpos de origen
materno. En todos los casos esta técnica era tan sensible corno la SN ante títulos de
SN de >1/16.
Otras pruebas
Prueba de fijación de complemento (FC): La FC puede utilizarse para detectar
anticuerpos de VEA en sueros de cerdo (15, 76). Existe una buena correlación entre
los títulos de FC y SN. Los anticuerpos de FC pueden detectarse a partir del 7° día
de infección, y desaparecen 5 a 8 semanas después de la infección. Sin embargo, la
utilización potencial de la FC se ve perjudicada dado que la mayor parte de los sueros porcinos presentan una actividad hemolítica en presencia del complemento
hasta las diluciones de 1/32.
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la prueba radioinmunológica (RIA) es un método sumamente sensible para la
detección de los anticuerpos de la EA (25, 46); sin embargo, sólo puede realizarse
en laboratorios que disponen de equipos especiales, puesto que se requiere la utilización de iodo radioactivo. Por ello mismo, la prueba no posee una importancia
práctica y no presenta ventajas en relación con ELISA.
La electrosinéresis para detección de anticuerpos (12) no presenta interés práctico, debido a que su sensibilidad es intermedia entre la ID y la SN.
Prueba cutánea: En Estados Unidos, se recurre a la hipersensibilidad retardada
a los antígenos del VEA para detectar los rebaños de cerdos infectados (24, 74, 77).
La prueba cutánea es mucho menos sensible que la SN. Por ello mismo, sólo se
pueden identificar rebaños con índices de infección de por lo menos 46,7%, aplicándose la prueba en animales adultos. En los animales más jóvenes, particularmente cerdos en lactancia o destetados, la prueba es poco satisfactoria. La correlación global entre la prueba cutánea y la SN oscila entre el 10,5 y el 80%, pero no
está correlacionada con los títulos de SN. Por otra parte, los cerdos vacunados con
vacunas inactivadas mostraron reacciones cutáneas específicas, mientras que los
títulos de SN eran inferiores a 1/4 (36, 42). Estas divergencias no son sorprendentes, ya que esta prueba detecta una inmunidad mediatizada por las células, pero no
una inmunidad mediatizada por anticuerpos. Por ello mismo, los cerdos con anticuerpos maternos no reaccionan ante la prueba cutánea. Por otra parte, esta
prueba puede ser positiva en los primeros estadios de una infección, cuando aún no
es posible detectar los anticuerpos, o en etapas tardías de la infección, cuando los
anticuerpos ya han desaparecido. Los estudios serológicos realizados mediante la
SN no son perturbados por la prueba cutánea, ya que los antígenos utilizados en
esta última no provocan seroconversion.
MÉTODOS DE CONTROL
La declaración obligatoria es una condición previa esencial para el control de la
EA. Las siguientes medidas pueden aplicarse en las propiedades infectadas: los cerdos de las mismas sólo podrán ser sacados para llevarlos al matadero; sacrificio de
los cerdos infectados o de todos los cerdos del rebaño; tratamiento térmico de la
carne y de los menudos; destrucción de los animales muertos, de los fetos abortados, de los cerdos mortinatos y de los que murieron poco después de nacer; no utilización del semen para la inseminación artificial; destrucción de las ratas; descontaminación del estiércol, de las aguas de estiércol y de los residuos; desinfección (92)
de los instrumentos, vehículos y otros objetos y de las vías de comunicación,
incluyendo la entrada y la salida de las porquerizas. Las personas no autorizadas,
los gatos y los perros deben mantenerse alejados de las porquerizas y el personal
debe desinfectarse las manos y descontaminar sus ropas y calzado al salir de ellas.
Debe procederse a la vacunación del rebaño infectado y de los rebaños vecinos.
Las disposiciones para las explotaciones infectadas también pueden aplicarse a
los mercados de cerdos, exposiciones porcinas, y transportes de cerdos cuando se
produce una epidemia de EA o cuando la enfermedad aparece en otros animales,
aparte de los cerdos, de una explotación.
El problema fundamental es el de saber cuando se debe anular la disposición.
No se plantea ninguna dificultad cuando se han eliminado todos los cerdos. Pero en
los distritos severamente infectados el rebaño infectado habitualmente está vacu-
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nado, tanto si se elimina como si no se elimina a los animales enfermos. Pese a que
estos rebaños siguen estando infectados a nivel latente, las restricciones deben
levantarse para evitar la sobrepoblación. Según el período de excreción del virus y
de incubación, antes de levantar la prohibición se debe dejar que transcurra un
período mínimo de seguridad de 35 días después del último caso de EA en una
explotación vacunada. En las explotaciones de engorde los animales pueden venderse para el matadero y se pueden comprar nuevos animales. Se aconseja vacunar
a los nuevos animales. El stock de reproducción debe vacunarse regularmente en las
propiedades productoras de lechones o de cerdos reproductores. Es posible tanto
vacunar corno no vacunar a los lechones. En el último caso, los animales no vacunados que permanecen en la explotación deben examinarse serológicamente para
controlar la difusión del virus. De todos modos, todas estas explotaciones siguen
estando crónicamente infectadas a nivel latente y pueden ser fuente de una difusión
del virus.
La vacunación profiláctica es utilizada en gran medida para proteger a los
rebaños de cerdos no infectados en las áreas endémicas. Sin embargo, la vacunación no abarca la totalidad del área infectada cuando es voluntaria. De ese modo,
hay un cierto número de rebaños no vacunados que permiten la difusión del virus.
Además, la vacunación no impide una infección subclinica que se convierte en una
infección latente (9, 89, 91). Pese a estar vacunados, estos animales pueden transmitir el virus cuando están en situación de stress; de ese modo, el virus circula en el
rebaño (73, 81, 96) y puede transmitirse a otros rebaños. Por esa causa, cada cerdo
vacunado debería marcarse, independientemente de si proviene de un rebaño infectado o de un rebaño aparentemente no infectado, para evitar todo riesgo a los compradores.
En general, es posible afirmar que la vacunación previene o reduce la enfermedad clínica y, así, las pérdidas económicas, pero no previene la difusión del VEA.
Por ello mismo, la enfermedad nunca será erradicada de ese modo. Más aún, los
estudios serólogicos se ven complicados por la imposibilidad de distinguir entre los
animales vacunados e infectados. Si se lleva a cabo una vacunación profiláctica,
todos los rebaños de engorde y reproductores deberían vacunarse en el área infectada.
El objetivo final de la profilaxis de la EA es su erradicación. A partir de los
comentarios anteriores, es evidente que la erradicación de la EA sólo puede lograrse
a través del sacrificio de todos los animales seropositivos y a través del control
estricto del movimiento porcino. Un programa de erradicación de esas caractéristicas es costoso y lleva mucho tiempo. El Reino Unido comenzó un programa de ese
tipo en 1983 (49) que no ha concluido aún. Pese a la escasa incidencia de la enfermedad (127 focos entre 1979 y 1982), hasta 1985 hubo que sacrificar 400.000 cerdos, lo que supuso costes de 22,8 millones de libras esterlinas.
¿ Cuáles son las posibilidades de erradicar la EA a través de la aplicación de
medidas de saneamiento de rebaños infectados ? Existen múltiples tipos de programas (1, 2, 75, 82, 97). Es sumamente conveniente vacunar el rebaño infectado y
criar su progenie, no vacunada y seronegativa. Pero el saneamiento también es muy
costoso y exige mucho tiempo. Se requieren entre 2 y 3 años para obtener un
rebaño sano, siempre que existan medios adecuados de aislamiento y que se pueda
prevenir toda introducción del VEA. La erradicación en gran escala de la EA
mediante el método de saneamiento de los rebaños es completamente imposible, o
sino lleva diez o más años (2).
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¿ Qué medidas deberían tomarse para prevenir la introducción del VEA en un
país libre de la EA ? En primer lugar, el comercio de cerdos debe controlarse escrupulosamente. Según el Código Zoosanitario Internacional de la OIE (artículo
3.1.2.1.), las Administraciones Veterinarias de los países importadores han de tener
en cuenta, para los cerdos de cría procedentes de manadas no vacunadas, la exhibición de un Certificado zoosanitario internacional en el que conste que los cerdos
exportados: (1) proceden de una manada en la que no se observó ninguna manifestación clínica de enfermedad de Aujeszky en los doce meses anteriores; (2) estuvieron aislados en la explotación de origen durante los 30 días anteriores a su traslado
a una estación de cuarentena, fueron sometidos a una prueba de seroneutralización
o a una titulación inmunoenzimática (ELISA) con resultado negativo y fueron reconocidos sanos; y (3) permanecieron en una estación de cuarentena durante 30 días
antes del embarque, período durante el cual fueron sometidos, habiendo transcurrido por lo menos 21 días desde la prueba a que se refiere el epígrafe 2 más arriba, a
una prueba de seroneutralización o a una prueba de titulación inmunoenzimática
(ELISA), con resultado negativo. Además, también debe certificarse que todos los
cerdos que estaban en la estación de cuarentena cumplían con las condiciones
reseñadas en los párrafos 1, 2 y 3 de más arriba.
La OIE debería formular recomendaciones similares para la importación de
semen de verraco.
Según el artículo 3.1.2.2. del Código, las Administraciones Veterinarias de los
países importadores han de tener en cuenta, para las carnes frescas de cerdo y productos cárnicos a base de cerdo, la exhibición de un Certificado sanitario internacional en el que conste que proceden en su totalidad de animales sacrificados en un
matadero oficialmente autorizado y reconocidos sanos antes y después del sacrificio.
Ello excluye a los cerdos afectados de la forma clínica de EA, pero no así a los
animales infectados en forma latente. Puesto que la presencia del VEA en la carne
— pero no así en los menudos, en la médula ósea, etc. — es al parecer poco frecuente (19, 26, 70, 71), esta propuesta puede ser suficiente, en particular cuando se
ha congelado la carne a una temperatura de aproximadamente — 18°C durante por
lo menos 40 días (26, 30). Sin embargo, se debe tener presente que el VEA puede
estar presente en productos cárnicos frescos corno las salchichas (47), y nada se sabe
acerca de la persistencia del virus en la médula ósea a temperaturas cercanas a los
-20°C.
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BIBLIOGRAFÍA
(véase pág. 971)
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