N° 79 - Poder Judicial de la Provincia de Santa Fe

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Acuerdo N° 79
4
En la ciudad de Rosario, a los
días del mes de
Abril
de dos mil doce,
se reunieron en Acuerdo los señores miembros de la Sala
Primera
de
la
Cámara
de
Apelación
en
lo
Civil
y
Comercial de la ciudad de Rosario, doctores Ricardo A.
Silvestri, María Mercedes Serra y Ariel Carlos Ariza,
para dictar sentencia en los autos caratulados “JACINTO,
Roberto Santiago contra BANCO COLUMBIA S.A. sobre COBRO
DE PESOS” (Expte. Nº 272/2010), venidos para resolver
los
recursos
de
nulidad
y
de
apelación
interpuestos
contra el fallo número 2.594 de fecha 8 de octubre de
2009, proveniente del Juzgado de Primera Instancia de
Distrito en lo Civil y Comercial Nº 18 de Rosario.
Realizado
el
estudio
de
la
causa,
se
resolvió
plantear las siguientes cuestiones:
Primera: ¿Es nula la sentencia recurrida?
Segunda: En su caso, ¿es ella justa?
Tercera: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar?
Correspondiendo
votar
en
primer
término
al
señor
vocal doctor Silvestri, sobre la primera cuestión dijo:
El recurso de nulidad interpuesto por el actor a
foja 113 no ha sido sustentado autónomamente en esta
sede. Las críticas que enuncia el recurrente refieren a
vicios in iudicando y no a vicios in procedendo y pueden
obtener adecuada respuesta al tratarse el recurso de
2
apelación. Por ello y no advirtiéndose irregularidades
en el procedimiento que justifiquen un pronunciamiento
de oficio, corresponde su desestimación.
Voto, pues, por la negativa.
Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora
Serra, a quien le correspondió votar en segundo lugar
dijo: Que coincide con los fundamentos expuestos por el
señor vocal doctor Silvestri, y vota por la negativa.
Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, a
quien le correspondió votar en tercer término, y a esta
cuestión dijo: Que habiendo tomado conocimiento de los
autos y advertir la existencia de dos votos totalmente
concordantes,
invoca
la
aplicabilidad
al
caso
de
lo
dispuesto por el art.26, ley 10.160, absteniéndose de
emitir opinión.
Sobre la segunda cuestión, el señor vocal doctor
Silvestri dijo:
1.
Mediante
la
sentencia
de
primera
instancia
(fs.110/112) la jueza de grado hizo lugar a la demanda
y,
en
consecuencia,
condenó
a
la
entidad
bancaria
demandada Banco Columbia S.A. a pagar al actor Jacinto
Roberto Santiago, en el plazo de diez días desde la
notificación de la sentencia, las sumas de $ 5.000.- en
concepto de resarcimiento de daño moral y $ 1.000.- en
concepto de daño punitivo, más intereses equivalentes a
3
la
tasa
pasiva
promedio
mensual
sumada
del
Banco
de
Santa Fe hasta la fecha de vencimiento del plazo de
condena y, a partir de esa fecha, al doble de dicha
tasa.
Asimismo,
impuso
las
costas
del
proceso
a
la
demandada vencida.
Para así decidir, luego de reseñar los hechos de la
causa, la sentenciante señaló en primer lugar que, ante
la incontestación de la demanda, resultaba de aplicación
el artículo 143 del Código Procesal, importando ello el
reconocimiento
de
los
hechos
articulados
en
aquélla
respecto de la errónea información personal de índole
crediticia emitida por la entidad demandada, lo que la
eximía de mayores comentarios sobre el fondo del asunto,
juzgando que correspondía hacer lugar a la pretensión
indemnizatoria.
A
los
fines
de
la
determinación
del
quantum resarcitorio, luego de recordar que el carácter
de
comerciante
profesional
y
el
alto
nivel
de
especialización de las entidades bancarias les impone
obrar con mayor prudencia y con pleno conocimiento del
negocio debiendo contar con una organización adecuada a
su giro, indicó que en autos se hallaba reconocido que
el demandado provocó, a raíz de la información errónea
brindada,
la
categorización
del
actor
como
deudor
irrecuperable en el registro de deudores morosos del
Banco Central de la República Argentina, lo cual fue
4
corregido
recién
casi
siete
meses
después.
Juzgó
procedente el resarcimiento del daño moral a tenor de lo
normado en el artículo 1.078 del Código Civil aunque no
se hubiese probado un importante menoscabo público a la
imagen del demandante, teniendo presente que cualquier
persona normal y honesta experimenta cierta alteración
en su estado de ánimo por la sola publicación en una
base
de
datos
como
deudor. Entendió que no cabía
duda de que el obrar antijurídico de la demandada debió
repercutir
en
importando
las
una
legítimas
expectativas
modificación
del
disvaliosa
actor
de
su
espíritu, por la sensación de desazón provocada por la
circunstancia de aparecer erróneamente incurso en una
situación irregular, sumado a la molestia de tener que
acudir en varias oportunidades a las dependencias de la
Secretaría de Industria y Comercio a fin de lograr la
corrección de la información erróneamente difundida y la
frustración
por
no
obtener
en
tiempo
y
forma
el
resultado legítimamente buscado. Estimó justo por tal
concepto, teniendo en cuenta su carácter resarcitorio
así
como
su
independencia
del
daño
material
y
la
circunstancia de que el banco finalmente corrigió el
error, fijar la indemnización en la suma de $ 5.000.-.
En
cuanto
a
la
pretensión
relacionada
con
el
daño
punitivo regulado por el artículo 52 bis de la Ley de
5
Defensa
del
Consumidor,
indicó
que
si
bien
la
norma sólo exige para su operatividad la existencia de
incumplimiento
de
sus
obligaciones
por
parte
del
proveedor, la doctrina por vía de una interpretación
integradora
del
precepto
legal
ha
sostenido
que
en
atención al carácter penal de la figura no basta un mero
incumplimiento sino que es necesario que se trate de una
conducta
particularmente
grave
caracterizada
por
la
presencia de dolo o de una grosera negligencia, aparte
de que el hecho debe causar un perjuicio al consumidor.
Agregó que la ley hace referencia, como parámetros para
valuar el importe de la sanción, a la gravedad del hecho
y demás circunstancias del caso, y señaló que dentro de
éstas debía tenerse especialmente en cuenta la ganancia
obtenida
por
el
ilícito.
Observó
responsable
que
en
el
como
caso
se
consecuencia
del
evidenciaba
una
negligencia grave del banco demandado que ocasionó un
daño
al
percibió
consumidor,
ganancia
aunque
alguna
la
como
entidad
bancaria
consecuencia
del
no
hecho
dañoso, por lo que estimó apropiado fijar una pena civil
de $ 1.000.
2.
Contra
el
fallo
interpusieron
recurso
de
apelación el actor (a fs.113, concedido a fs.114) y la
demandada (a fs.116, concedido a fs.120). Radicada la
causa
en
esta
Sala, expresó sus agravios en primer
6
lugar
el
término,
actor
los
(a
fs.137/141).
montos
de
Cuestiona,
condena,
a
los
en
que
primer
considera
insuficientes. Expresa el apelante que la demandada tuvo
una
conducta
cuasi
dolosa
al
informarlo
como
deudor
moroso en la situación más grave y que ello se agravó
cuando,
luego
de
reconocido
ese
error
y
habiendo
arribado a un acuerdo, lo colocó en la situación de
tener
que
exigirle
cumplimiento
de
en
lo
reiteradas
convenido.
oportunidades
el
Estima
la
que
indemnización fijada no se condice con el daño sufrido y
que además fomenta que la demandada prosiga con ese tipo
de conductas desaprensivas por ser un monto inocuo para
un banco. Pretende una indemnización que se compadezca
más con la afección sufrida y que por otro lado sea un
monto tal que la accionada acuse recibo. Afirma que la
actitud
garante
de
de
causándole
la
demandada
su
hija
ello
un
en
gran
lo
privó
una
de
constituirse
locación
dolor.
en
inmobiliaria,
Agrega
que
también
resulta de interés la conducta procesal desplegada en
autos
por
la
demandada,
quien
se
habría
limitado
a
oponer defensas formales improcedentes sin cuestionar el
fondo
del
asunto,
lo
cual,
a
juicio
del
apelante,
revelaría lo ilegítimo de su proceder. Cita precedentes
de esta Sala referentes a los aspectos a tener en cuenta
en la determinación del quantum del daño moral en casos
7
análogos y en tal sentido menciona que su apellido es
prácticamente único en Rosario, lo que acentúa el daño
por su fácil identificación; que el banco lo informó
como deudor moroso desde mayo de 2005 hasta octubre de
2006 y que la publicación de tal información errónea se
extendió hasta abril de 2007; en cuanto a la premura de
la entidad bancaria en rectificar el error, señala que
la
primera
actitud
del
banco
fue
la
de
rechazar
su
petición, forzándolo a realizar un reclamo por ante la
autoridad
de
Consumidor,
audiencias
aplicación
donde
y
a
que,
su
de
vez
ante
la
la
Ley
tuvo
de
que
respuesta
Defensa
asistir
a
del
dos
insatisfactoria,
derivó en el presente litigio. Expone que los parámetros
analizados
revelarían
la
inconducta
de
la
demandada,
quien no sólo habría incurrido en error sino que además
habría sido renuente a repararlo. Agrega que el agravio
sufrido
no
sólo
repercutió
en
su
esfera
personal
y
familiar sino que además se vio obligado a realizar una
serie
de
gastos
en
cartas
documento, insumiendo
tiempo, resultándole claro al apelante que las entidades
bancarias como la demandada especulan con el desgaste
del consumidor. Entiende que la suma fijada en primera
instancia
resulta
frustrante
y
cita
precedentes
jurisprudenciales en los que, dice, se habrían fijado
sumas
superiores
para
casos
similares.
Cuestiona
lo
8
aseverado por la a quo con alusión a la ausencia de
prueba de un importante menoscabo público a la imagen
del actor, señalando que se omitió considerar que su
situación tomó estado público cuando una inmobiliaria
rechazó su postulación como garante y agregando que es
público y notorio que su apellido es único en Rosario.
En relación con la pretensión fundada en el artículo 52
bis
de
la
Ley
de
Defensa
del
Consumidor,
cuestiona
también lo considerado por la sentenciante anterior con
referencia
a
que
la
entidad
bancaria
no
percibió
ganancia alguna con su accionar, expresando que la jueza
se
coloca
colocarse
en
en
el
el
lugar
lugar
del
de
la
victimario
víctima
y
cuando
debió
analizar
que
puntualmente hubo un perjuicio concreto al no poder ser
garante de su hija. Cita precedentes jurisprudenciales
en materia de cuantía por daño punitivo. Resume que la
suma de $ 30.000.-, comprensiva tanto de daño moral como
de daño punitivo, sería la ajustada para el presente
caso, ateniéndose a lo que en más o en menos decida el
tribunal. Como segundo agravio, se queja también porque
en el fallo de primera instancia no se fijó el dies a
quo de los intereses, sosteniendo el apelante que éstos
deben computarse desde el 15 de mayo de 2006, fecha en
que dice haber interpelado por medio fehaciente a la
demandada para que enmendara su error.
9
A su turno, la demandada contestó los agravios del
actor postulando su rechazo (fs.143/145) y expresó los
propios (a fs.146/149). Se queja, en primer lugar, por
la procedencia y extención de la partida indemnizatoria
reconocida
por
la
a
quo
en
concepto
de
daño
moral,
sosteniendo que no se ha probado la real existencia del
daño.
Indica
que
el
rubro
está
dirigido
a
resarcir todo sufrimiento o dolor con independencia de
cualquier reparación patrimonial, y que de ningún modo
pudo
configurarse
por
las
gestiones
llevadas
por
el
accionante ante la Secretaría de Industria y Comercio.
Expresa
el
que
actor
para
no
la
a quo
demostró
pasó
siquiera
inadvertido
mínimamente
que
haber
vivido circunstancias concretas susceptibles de causar
sufrimiento,
sustentándose
el
fallo
en
apreciaciones
dogmáticas y genéricas sin respaldo en circunstancias
concretas
de
la
causa.
Entiende
que,
por
no
existir
elementos de una verdadera aflicción del espíritu, no
cabe sino revocar la sentencia atacada y desestimar la
procedencia
del
rubro
en
análisis
o,
en
su
caso,
disminuir sensiblemente su cuantía. Recuerda que si bien
la
jurisprudencia
admite
que
la
constatación
de
una
eventual conducta antijurídica permita tener por probado
el daño moral, ello no es así respecto de la cuantía y
extensión,
sobre
lo
cual
debe
mediar
producción
de
10
pruebas que otorguen al juez una pauta objetiva para su
determinación, elementos que afirma ausentes en estos
actuados.
Postula
la
revocación
de
la
condena
por
daño moral o, en su defecto, la disminución del monto
indemnizatorio establecido por la jueza anterior, con
costas al accionante. En segundo lugar, se queja por la
condena a pagar un daño punitivo. En tal sentido señala
ante todo que el instituto del daño punitivo no tiene
cabida en nuestro ordenamiento jurídico, donde la acción
por daños y perjuicios procura únicamente resarcir o
indemnizar
a
la
víctima
retrotrayendo
las
cosas
al
estado anterior al detrimento, y agrega que si bien la
ley 26.361 incorporó el artículo 52 bis a la ley 24.240,
dicha
norma
ha
sido
severamente
criticada
por
la
doctrina por incorporar a nuestra legislación una figura
extraña a nuestro derecho, aparte de ser una regulación
deficiente por no reflejar los requisitos mínimos que
tradicionalmente se han asociado a la figura. Por otro
lado
señala
que,
aun
de
considerarse
admisible
el
instituto dentro de nuestro ordenamiento, en el caso no
se encuentran reunidos los requisitos exigidos por la
doctrina
que
propicia
su
reconocimiento.
En
esa
dirección aduce que la sentenciante omitió considerar
que
los
daños
punitivos
encuentran
su
límite
en
el
enriquecimiento sin causa; que los daños punitivos han
11
sido instituidos para castigar conductas particularmente
graves, revistiendo especial trascendencia en casos en
los que el responsable causa el perjuicio a sabiendas de
que el beneficio que obtendrá con la actividad nociva
superará el valor que debería eventualmente desembolsar
para
repararlo,
considerarse
extremos
reunidos
en
que,
el
dice,
caso;
no
que
pueden
los
daños
punitivos deben juzgarse con carácter restrictivo y que
en principio no resultan aplicables en la esfera de una
relación contractual como la que unió a las partes; que
tampoco existió de su parte una conducta deliberada, con
culpa grave o dolo, negligencia grosera, temeraria, ni
actuación torpe o cercana a la malicia y que no ha
ocasionado
un
trascendencia
para
daño
social
justificar
la
que
o
pueda
considerarse
con
repercusión
institucional
como
procedencia
de
un
daño
punitivo.
Expresa que las “penas privadas” deben limitarse a casos
de
particular
gravedad,
caracterizados
por
el
menosprecio a los derechos del damnificado o a intereses
de
incidencia
colectiva,
así
como
a
supuestos
de
ilícitos lucrativos, y siempre que medie un reproche
subjetivo
en
la
conducta
del
sancionado,
debiendo
desestimarse su procedencia en el caso por no mediar
desaprensión
alguna
imputable
a
la
dicente,
ni
enriquecimiento a costa del supuesto perjudicado. Sin
12
perjuicio de lo anterior, destaca que la afectación del
actor en la Central de Deudores del Sistema Financiero
del Banco Central de la República Argentina corresponde
a períodos anteriores a la sanción de la ley 26.361 que
introdujo
la
figura
del
daño
punitivo
y
a
la
cual,
sostiene, no puede otorgársele efecto retroactivo sobre
conductas anteriores a su entrada en vigencia. Postula,
en consecuencia, la revocación del fallo y el rechazo
del reclamo por daño punitivo con imposición de costas
al actor. Como tercer agravio y en carácter subsidiario,
con relación a los intereses fijados en el fallo, afirma
que los mismos tienen como finalidad mantener el valor
del bien o dinero para que el mismo no se vea afectado
por el transcurso del tiempo, y aduce que no corresponde
que las eventuales sumas del capital de condena generen
intereses con anterioridad al vencimiento del plazo para
dar cumplimiento a la sentencia puesto que, dice, no se
trataría
como
de
sumas
consecuencia
indemnización
que
adeudadas
de
la
con
anterioridad
sentencia.
eventualmente
se
Agrega
fije
se
sino
que
la
encuentra
actualizada al momento del dictado del fallo, por lo que
mal
podría
generar
intereses
desde
una
fecha
anterior. Postula entonces la modificación de la condena
indemnizatoria por intereses.
Contestados
por
el
actor
los
agravios
de
la
13
demandada (fs.151/153) y consentido el llamamiento de
autos (fs.155), quedaron los presentes en condiciones de
dictar sentencia.
3.
No
hubo
impugnación
al
relato
de
los
antecedentes de la causa que contiene la sentencia de
grado,
razón
por
la
cual
se
hace
la
remisión
correspondiente en este acto.
Teniendo en cuenta que ambas partes cuestionan la
decisión anterior en torno a la procedencia y/o cuantía
de
los
rubros
admitidos
así
como
el
cómputo
de
los
intereses fijados en el fallo, los agravios de ambos
memoriales se tratarán conjuntamente respecto de cada
tema en disputa.
4.
En
lo
atinente
al
daño
moral
corresponde
señalar primeramente que no es atendible la objeción de
la
entidad
bancaria
indemnización
de
relativa
dicho
a
rubro.
la
En
procedencia
este
de
aspecto,
la
las
argumentaciones de la recurrente se limitan a afirmar
reiteradamente que el daño no ha sido acreditado, pero
no persuaden que el criterio de la magistrada anterior
haya sido equivocado.
En efecto, está fuera de discusión en esta alzada y
debe considerarse firme y consentida, por ausencia de
agravio
puntual
y
concreto
sobre
el
particular,
la
conclusión de la a quo acerca de hallarse reconocido el
14
hecho de
actor,
la errónea información personal relativa al
de
demandada
índole
y
financiera,
asentada
en
la
emitida
Central
por
de
la
entidad
Deudores
del
Sistema Financiero del Banco Central de la República
Argentina
-que
operación
crediticia
Provencred
tendría
su
origen
celebrada
Argentina
S.A.,
en
entre
cedida
una
el
luego
supuesta
actor
al
y
banco
demandado según lo afirmado a foja 57-, por aplicación
del artículo 143 del Código Procesal en razón de la
inconstestación de la demanda.
Siendo ello así, es criterio de esta Sala que, si
bien en la órbita de la responsabilidad contractual la
prueba del daño moral generalmente pesa sobre quien se
considera
damnificado,
debe
hacerse
la
salvedad
de
supuestos muy excepcionales en los que la presunción
podría resultar del incumplimiento mismo, por ejemplo,
en
casos
donde
se
afecten
directamente
derechos
personalísimos, en los que cabe inferir el daño moral in
re ipsa (v. Ac. N° 57 del 05.09.2002, autos “Capucci c.
Galavisión VCC S.A.”; Ac. N° 319 del 09.06.2006, autos
“Enrique c. Fata Seguros S.A.”).
En
al
tal
igual
que
sentido,
por
es
otras
aceptado
Salas
de
por
esta
la
Cámara
Sala,
como
por otras jurisdicciones, que la situación de aparecer
injustificadamente
en
una
base
de
datos
de
deudores
15
morosos del sistema financiero, con las repercusiones en
el honor personal y las implicancias sociales que ello
acarrea,
sin
equilibrio
duda
alguna
emocional
constituye
que
en
una
toda
lesión
persona
al
debe
presumirse con entidad suficiente como para justificar
una
reparación
(CCCRos,
Sala
I,
Acuerdo
N°
28/03,
“Martínez c. Banco de Crédito Argentino”; CCCRos, Sala
IV, integrada, “Multimarca S.A. c. Banco del Suquía”,
RCyS,
Año IV,
Nº VI, Noviembre-Diciembre de 2002,
p.164 a 171; en el mismo sentido: CNCom, Sala B, L.L.
2000-C-374;
de
2002-E-404;
CNCiv,
antecedentes
la
de
misma
Sala
la
Sala,
I,
Cámara
L.L.
LL 2002-A-586;
2001-E-725;
Comercial
de
la
L.L.
y
otros
Capital
Federal, L.L. 2000-F-657). Es que aparecer erróneamente
en un registro o banco de datos públicos en calidad de
“moroso” entraña en sí mismo un daño (más allá de que
ello
hecho
puede
de
generar
figurar
otros
como
específicos),
deudor
sin
pues
serlo
el
solo
constituye
un daño susceptible de ser categorizado como “moral”,
con total prescindencia de las concretas repercusiones
patrimoniales que tal coyuntura pudiera haber generado
en el mundo negocial (cfr. CCCRos, Sala I integrada,
17.03.2005, Zeus, 98-J-305). En otros términos, el obrar
antijurídico
ánimo
del
del
banco
reclamante
seguramente
y
sus
repercutió
en
el
legítimas expectativas,
16
todo
lo
cual
haber
sido
importa
erróneamente
una
mortificación,
calificado
en
pues
situación
de
deudor de difícil o imposible cobro implica un estado de
sufrimiento e impotencia frente a la entidad (CNCom,
Sala B, J.A. 2001-III-528, causa “Delgiovannino c. Banco
del Buen Ayre S.A.”, con nota de CROVI, Luis D.; la
misma
doctrina
sentada:
CNCom,
Sala
C,
“Carvallo
c.
Banco Río de la Plata”, R.S.C., Nº 35, Año 2005; CNCom,
Sala A, “Bendersky c. Banco Itau Buen Ayre”, en la misma
revista,
p.102
a
103;
CNCom,
Sala
C,
“Britos
c.
Citibank”, R.C.S., Nº 33-2005, p.195; CNCom, Sala E,
“Mazzola
CNCom,
c.
Sala
Citibank”,
E,
en
“Oberti
la
c.
misma
revista,
Citibank”,
en
la
p.193;
misma
revista, p.201 a 202; CNCom, Sala D, “Maresca c. Bank
Boston”, RSC, Nº 32-05, p.104; CNCom, Sala C, “Rodríguez
c. Banco de la Provincia de Buenos Aires”, en la misma
revista,
p.106;
CNCom,
Sala
E,
“Navarro
c.
Banca
Nazionale de Lavoro S.A.”, en la misma revista, p.109;
CNCom, Sala A, “Zuffinnetti c. Banco de la Provincia de
Buenos
Aires”,
R.S.C.,
Nº
31-04,
p.165,
entre
otros
muchos antecedentes).
Resumiendo, en la jurisprudencia se ha reconocido
que respecto de la procedencia del daño moral en el
marco
de
cliente
la
con
relación
una
contractual
institución
que
vincula
financiera,
a
un
motivado
17
por la publicación errónea de una información, como en
autos, se debe considerar que, apartándose de lo que
generalmente
como
las
ocurre
que
en
aquí
materia
se
contractual,
juzgan
-que
conductas
socavan
la
honorabilidad de una persona, al difundir su condición
de
deudora
generan
morosa
per
se
del
el
sistema
daño
financiero
moral
invocado:
sin
serlo-
existe
una
relación constante y frecuente, aunque no automática,
entre la conducta lesiva juzgada en el sub lite y la
alteración
disvaliosa
del
ánimo
que
ella
produce
(CCCRos, Sala I, Acuerdo Nº 74/2005, causa “Giorgis G.
c.
Banco
Acuerdo
Francés
Nº
S.A.
28/2003,
s.
Daños
“Martínez
y
Perjuicios”;
c.
Banco
de
íd,
Crédito
Argentino”; íd, Acuerdo Nº 235/2006, “Tamagno c. Banca
Nazionale del Lavoro S.A.”; íd., Acuerdo Nº 78/2006,
“Ciotta
c.
demandada
Banco
la
Bansud
carga
S.A.”),
de
pesando
demostrar
que,
sobre
por
la
las
particularidades del caso, esa relación no se habría
entablado:
por
actora
estaba
ya
ejemplo
porque
afectado
el
por
buen
otras
nombre
de
la
circunstancias,
extremos no demostrado en el sub lite (cfr. CCCRod, Sala
I,
Acuerdo
Nº
35/2006,
“Borraz
c.
Citibank
S.A.”;
Acuerdo Nº 235/2006, “Tamagno c. Banca Nazionale del
Lavoro S.A.”; Acuerdo N° 54 del 09.03.2010, “Kleiner c.
Banco Macro S.A.”, entre otros).
18
Ahora bien, es sabido que la presunción generada por
el artículo 143 del Código Procesal se refiere a los
hechos expuestos en la demanda pero no se extiende a la
cuantificación del daño cuyo resarcimiento se pretende,
cuyo monto queda supeditado a las probanzas de la causa
y
al
criterio
Adolfo,
del
Estudio
tribunal
(cfr.
Jurisprudencial
ALVARADO
VELLOSO,
Código
Procesal
del
Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, Rubinzal
Culzoni,
1986,
T.II,
p.581/582).
En
autos,
el
actor
pretende la elevación del monto indemnizatorio fijado
por
la
jueza
de
grado
en
concepto
de
daño
moral,
mientras que el demandado, por el contrario, postula su
reducción.
Pues bien, en orden a la determinación cuantitativa
del daño moral y conforme al artículo 522 del Código
Civil, deben tenerse en cuenta aspectos tales como las
circunstancias personales del actor, el lapso que duró
la
información
indebida
en
los
bancos
de
datos,
la
premura de la entidad responsable en informar el error,
la diligencia puesta en obtener la rectificación, la
estimación
hecha
en
la
demanda,
etc.,
tomando
como
parámetro cuantitativo lo resuelto en casos similares
(cfr., esta Sala, causa “Tamagno, Silvia H. c. Banca
Nazionale
del
Lavoro”,
Acuerdo
Nº
235/2006;
“Utrera,
Jorge c. Banco Francés S.A.”, Ac. N° 127/2004; “Borraz
19
c. Citibank NA”, Ac. N° 35/2006; “D’Alleva c. Citibank”,
Ac.
Nº
196
del
19.05.2009;
“Biglieri
c.
Banco
de
Galicia”, Ac. N° 43 del 02.03.2010; “Kleiner c. Banco
Macro S.A.”, Ac. N° 54 del 09.03.2010, entre otros).
De las constancias de la causa surge que el banco
demandado informó a la Central de Deudores del Sistema
Financiero del Banco Central de la República Argentina,
durante los meses de mayo de 2005 hasta octubre de 2006,
una deuda adjudicada al actor por la suma de $ 4.000.con calificación “5” (irrecuperable). Dicha información
persistió
en
la
mencionada
base
de
datos,
al
menos,
hasta el 21.04.2007 (todo ello según consulta evacuada
por Organización Veraz S.A., obrante en copia a fs.31,
cuya
autenticidad
no
ha
sido
negada).
En
un
primer
momento, durante el intercambio epistolar habido entre
las partes entre mayo y junio de 2006, el banco adujo
que la deuda informada correspondía a un producto de
titularidad del actor que le había cedido la empresa
Provencred Argentina (fs.8). Pero más adelante, en el
marco
de
denuncia
las
actuaciones
formulada
por
iniciadas
el
actor
a
partir
ante
la
de
la
Dirección
General de Comercio Interior en fecha 28.06.2006, el
banco
ofreció
en
la
audiencia
celebrada
el
día
24.11.2006, a los fines conciliatorios, dar de baja la
cuenta
del
denunciante
y
asimismo
una
reparación
20
simbólica de $ 100.- (fs.13). Luego de ello, en las
mismas actuaciones y ante la denuncia de incumplimiento
del acuerdo conciliatorio formulada por el actor, en una
nueva
audiencia
celebrada
en
fecha
15.03.2007
en
la que éste manifestó que no percibiría la compensación
acordada mientras el banco no realizara la rectificación
de
los
antecedentes
ya
informados
y
donde
mencionó
además que había sido interpelado al pago de la deuda en
cuestión por abogados en representación del banco, la
entidad aquí demandada se comprometió a rectificar los
antecedentes del actor y a tomar contacto con el estudio
jurídico al que había sido derivada la cobranza de la
deuda para que desistiera del reclamo (fs.28). En una
nueva audiencia de fecha 23.04.2007, el banco informó
que ya había dejado de informar al actor como deudor y
que
asimismo
antecedentes,
había
solicitado
estimando
que
la
ello
eliminación
se
de
sus
efectivizaría
a
fines de abril de 2007.
Por otro lado y sin perjuicio de lo anterior, con
relación al estado público que según el actor habría
tenido la información errónea, hay que decir que aún
cuando
por
aplicación
del
artículo
143
del
Código
Procesal pudiera tenerse por cierto lo afirmado en la
demanda
con
postulación
referencia
como
garante
a
un
de
supuesto
su
hija
rechazo
en
vistas
de
su
a
un
21
contrato
de
locación,
ello
no
autorizaría
sin
más
a
presumir un grado de propagación de la información más
allá del ámbito de esa frustrada operación inmobiliaria.
Tampoco se aprecia que pueda considerarse como hecho
público y notorio exento de prueba el carácter singular
del
apellido
del
actor
ni
menos
aún
su
fácil
identificación con su persona. Ni se advierten, por lo
demás, circunstancias personales del actor que aconsejen
en el caso una especial ponderación.
Con arreglo a las particulares circunstancias de la
causa
ya
reseñadas,
y
teniendo
en
cuenta
también
lo
decidido por este Tribunal en casos similares (v. de
esta Sala: Acuerdo N° 43 del 02.03.2010, “Biglieri c.
Banco
de
“Kleiner
Galicia”;
c.
Banco
Acuerdo
Macro
N°
S.A.”;
54
del
Acuerdo
09.03.2010,
N°
426
del
22.10.2010, “Mongelli c. Banco Macro S.A.”; Acuerdo N°
340 del 26.09.2011, “Ortiz c. Banco Boston N.A.”) dado
que
debe
preservarse
predictibilidad
en
la
el
valor
determinación
jurídico
de
la
del
con
la
daño
finalidad de lograr que las decisiones judiciales que
establecen indemnizaciones de este tipo sean predecibles
o previsibles, con beneficio para la seguridad jurídica
(causa
Carlos,
“Tamagno”,
ÁLVAREZ,
cit.;
Gladys,
HIGHTON,
Elena,
Predictibilidad
GREGORIO,
de
las
indemnizaciones por daños personales por la vía de la
22
publicidad de los precedentes, en Revista de Derecho de
Daños:
Determinación
judicial
del
daño,
T.I,
2004-3,
p.9), se juzga que asiste razón al actor en cuanto al
carácter
exiguo
del
monto
indemnizatorio
concedido
en concepto de daño moral, estimándose justo elevarlo a
la
suma
de
$
11.000.-
y
debiendo
rechazarse,
en
consecuencia, la postulación opuesta del demandado.
5.
En lo que respecta al daño punitivo, el actor
pretende la elevación del monto de condena, mientras que
la demandada postula la improcedencia de toda condena
por tal concepto. Se adelanta que asiste razón a la
entidad bancaria demandada.
En
efecto,
si
bien
la
figura
de
los
“daños
punitivos” ha tenido recepción en el derecho positivo
argentino en el ámbito de las relaciones de consumo, lo
cierto es que los hechos de la causa se sucedieron entre
mayo de 2005 y abril de 2007, es decir, con anterioridad
a la entrada en vigencia de la ley 26.361 (sancionada el
12 de marzo de 2008, promulgada parcialmente el 3 de
abril y publicada el 7 de abril de dicho año), que
incorporó el artículo 52 bis al texto de la Ley de
Defensa del Consumidor N° 24.240, el cual reza “Artículo
52 bis: Daño Punitivo. Al proveedor que no cumpla sus
obligaciones legales o contractuales con el consumidor,
a instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una
23
multa civil a favor del consumidor, la que se graduará
en
función
de
circunstancias
la
del
indemnizaciones
gravedad
caso,
que
del
hecho
independientemente
correspondan.
Cuando
y
demás
de
otras
más
de
un
proveedor sea responsable del incumplimiento responderán
todos solidariamente ante el consumidor, sin perjuicio
de
las
acciones
de
regreso
que
les
correspondan.
La
multa civil que se imponga no podrá superar el máximo de
la sanción de multa prevista en el artículo 47, inciso
b) de esta ley”.
Resulta
entonces
imposible
soslayar
la
previsión
contenida en el artículo 3 del Código Civil, que sienta
el
principio
de
irretroactividad
de
las
leyes,
sean
éstas o no de orden público, con la única salvedad de
que exista disposición en contrario, supuesto que no se
presenta en el caso de la ley bajo examen. Por tanto,
debe
revocarse
la
sentencia
de
primera
instancia
en
cuanto condenó a la entidad bancaria demandada al pago
de la multa civil prevista en el artículo 52 bis de la
ley
24.240,
ya
que
la
sanción
no
puede
aplicarse
a
conductas desplegadas con anterioridad a la entrada en
vigencia de la norma fundante de la condena (cfr. CNCiv,
Sala
F,
18.11.2009,
22.09.2010,
RCyS
L.L.
2010-A-203;
2011-IV-149;
CNCiv,
CCCPosadas,
Sala
Sala
D,
II,
LLLitoral 2012 [febrero] 94; SERRA, Sebastián M., Daños
24
punitivos:
imposibilidad
de
sancionar
conductas
anteriores a la ley 26.361, L.L. 2010-A-204; NALLAR,
Florencia, Los aciertos y errores del artículo 52 bis de
la ley 24.240: Irretroactividad de los daños punitivos,
supuestos de procedencia y aplicación de oficio, L.L.
2010-C-602).
Las consideraciones que anteceden son suficientes
para sellar la suerte de sendos recursos. Adicionalmente
y a mayor exposición, corresponde señalar que existe
consenso dominante en el sentido que las indemnizaciones
o
daños
punitivos
particular
gravedad
sólo
o,
proceden
en
en
casos
supuestos
excepcionales
de
(v.
STIGLITZ, Rubén S. y PIZARRO, Ramón D., Reformas a la
ley de defensa del consumidor, L.L. 2009-B-949). Uno de
los
caracteres
propios
de
la
figura
de
los
daños
punitivos, que hace a su procedencia, es el particular
reproche de conducta que en general se exige en cabeza
del
agente
punitivos
frente
a
dañador.
son
En
otros
excepcionales,
un
grave
términos,
pues
reproche
los
proceden
en
el
daños
únicamente
accionar
del
responsable de la causación del daño, esto es, ante un
hecho doloso o gravemente culpable (cfr. LÓPEZ HERRERA,
Edgardo,
p.366;
Los
daños
PICASSO,
punitivos,
Sebastián,
en
Abeledo
Ley
de
Perrot, 2008,
Defensa
del
Consumidor comentada y anotada, dir. Sebastián Picasso y
25
Roberto A. Vázquez Ferreyra, La Ley, 2009, T.I, p.625;
ARIZA, Ariel, Contrato y responsabilidad por daños en el
Derecho
del
Consumo,
Defensa
del
Consumidor
Ariza,
Abeledo
en
Perrot,
La
por
Reforma
Ley
2008,
del
26.361,
p.134/135;
Régimen
de
Coord.
Ariel
en
misma
la
obra: ELÍAS, Ana I., Daño punitivo: Derecho y Economía
en la Defensa del Consumidor, p. 153; HERNÁNDEZ, Carlos
A. y SOZZO, Gonzalo, La construcción judicial de los
daños punitivos. Antecedentes y funciones de la figura
en Argentina, en Revista de Derecho de Daños 2011-2:
Daño punitivo, Rubinzal Culzoni, 2011, p.378/379). Es
decir, el daño punitivo importa una condena “extra” que
se impone ante una conducta que se aparta gravemente de
aquellos
niveles
de
precaución
deseables
socialmente
(cfr. CNCiv, Sala F, 18.11.2009, L.L. 2010-A-203; CNCom,
Sala A, 09.11.2010, “Emagny S.A. c. GOT S.R.L.”, L.L.
Online). Así lo destacó la jueza de grado al señalar
que, a los fines de la operatividad de la norma del
citado artículo 52 bis, no basta un mero incumplimiento
sino que debe tratarse de una conducta particularmente
grave
caracterizada
por
la
presencia
de
dolo
o
una
grosera negligencia que además cause un perjuicio al
consumidor.
Sin
embargo,
a
continuación
se
limitó
a
aseverar que en el caso se evidenciaba una negligencia
grave de la entidad bancaria que ocasionó un daño al
26
consumidor,
omitiendo
brindar
razones
en
orden
a
fundamentar la gravedad de la culpabilidad atribuida a
la accionada. En cualquier caso, bajo los lineamientos
que enfatizan el carácter excepcional del daño punitivo,
no
se
advierte
en
el
sub
examine
dónde
fincaría
el
referido factor subjetivo agravado, toda vez que si bien
la
demandada
no
fue
expeditiva
en
cumplir
el
compromiso -asumido en dos oportunidades en el marco de
las
actuaciones
ante
la
aplicación
de
la
rectificar
la
información
del
actor,
intención
exceda
la
ello
Ley
autoridad
por
maliciosa
simple
de
sí
ni
Defensa
administrativa
del
crediticia
solo
una
desidia
no
emitida
parece
especial
o
Consumidor-
inercia
de
de
respecto
reflejar
una
negligencia
que
en
concretar
la
solución del problema planteado.
6.
En cuanto a los intereses, la discusión de ambas
partes apelantes gira en torno al inicio del cómputo de
tales accesorios.
Sobre el particular ya se ha expedido este cuerpo en
casos análogos (causa “Tamagno c. Banca Nazionale del
Lavoro
S.A.”,
“Biglieri
c.
02.03.2010),
Acuerdo
Banco
Nº
de
indicándose
235
del
Galicia”,
allí
que
02.05.2006;
Acuerdo
resulta
N°
causa
43
del
incorrecto
establecer el dies a quo a partir de la firmeza de la
sentencia, pues “ésta no es constitutiva de derechos a
27
favor de la accionante sino declarativa de los mismos.
Al
declarar
la
responsabilidad
bancaria
en
el
plano
contractual, en el acto del veredicto, no hace otra cosa
que constatar el incumplimiento del banco en fecha muy
anterior al fallo (…). El punto de arranque correcto lo
será a partir de la constitución en mora de la deudora
que
no
es
otra
que
la
fecha
de
la
intimación
extrajudicial (…), por medio de la cual se denunciaba el
daño,
la
intimaba
responsabilidad
al
pago
de
del
una
banco,
suma
de
y
dinero
se
lo
estimada
provisionalmente, con todos los efectos y formalidades
del
artículo
509
características
de
del
Código
intimación
Civil,
atento
fehaciente,
las
categórica,
apropiada y coercitiva (ALTERINI-TANZI, 'La demanda de
daños. Aspectos civiles y procesales', Errepar, p.64 a
65, con cita de BUSTAMANTE ALSINA y ALTERINI-AMEAL-LÓPEZ
CABANA, entre otros)” (CCCRos, Sala I, Ac. Nº 235 del
02.05.2006).
Cabe
necesariamente
LLAMBÍAS,
presente
recepticio
Jorge
obligaciones,
tener
J.,
Perrot,
de
Estudio
1965,
tal
también
8;
carácter
interpelación
sobre
N°
el
la
mora
BUSTAMANTE
en
(cfr.
las
ALSINA,
Jorge H., Teoría General de la responsabilidad civil,
9na. ed., Abeledo Perrot, 1997, N° 225; CAZEAUX-TRIGO
REPRESAS,
Derecho
de
las
obligaciones,
3ra.
ed.,
Platense, 1987, T.I, N° 164 y sus citas en nota 92.5;
28
PIZARRO-VALLESPINOS, Instituciones de Derecho Privado.
Obligaciones,
Hammurabi,
1999,
T.2,
N°
510;
WAYAR,
Ernesto C., Tratado de la mora, Ábaco, 1980, p.377).
Por
lo
tanto,
los
accesorios
por
mora
serán
devengados desde la fecha de la recepción, por parte de
la
entidad
demandada,
del
requerimiento
extrajudicial
emitido por el actor en orden a la rectificación del
error
denunciado
y
al
eventual
resarcimiento
de
los
daños, mediante el cual Jacinto constituyó en mora al
banco, es decir, el día 16 de mayo de 2006 (según carta
documento y aviso de recibo obrantes en copia fs.40 y
vta., cuya autenticidad no fue negada).
Así voto.
Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora
Serra, dijo: Que coincide con lo expuesto por el señor
vocal doctor Silvestri, y vota de la misma manera.
Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza,
dijo:
Que
se
remite
a
lo
expuesto
en
la
primera
cuestión, absteniéndose de emitir opinión.
Sobre la tercera cuestión, el señor vocal doctor
Silvestri dijo:
En
atención
al
resultado
obtenido
al
tratar
las
cuestiones anteriores, corresponde desestimar el recurso
de
nulidad
apelación,
y
acoger
revocando
parcialmente
la
sentencia
sendos
de
recursos
grado
en
de
lo
29
relativo a la condena por daño punitivo y elevando el
monto indemnizatorio en concepto de daño moral a la suma
de $ 11.000.- (once mil pesos), estableciendo asimismo
que el punto de arranque de los intereses por mora será
el 16 de mayo de 2006.
En
cuanto
corresponde
a
las
recordar
costas
que
en
de
ambas
instancias,
de
vencimientos
caso
recíprocos las costas se compensan o se distribuyen en
proporción
en
el
al
éxito
artículo
criterio
obtenido,
252
receptado
prudencialmente,
que
con
del
conforme
Código
la
lo
Procesal,
ponderación
criterio
debe
jurídico
normado
siendo
hacerse
y
no
meramente matemático (ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Estudio
Jurisprudencial del Código Procesal Civil y Comercial de
la Provincia de Santa Fe, Rubinzal Culzoni, 1986, T.II,
p.942; PAGNACCO, Eduardo, en
Código Procesal Civil y
Comercial
de
de
doctrinario
director,
Juris,
la
y
jurisprudencial,
Vázquez
1997,
Provincia
Ferreyra,
p.781/782).
Santa
Peyrano,
Roberto
Desde
Fe.
Análisis
Jorge
W.,
coordinador,
T.1,
tal
perspectiva
y
teniendo en cuenta que el actor ha resultado triunfante
en la cuestión principal del juicio de responsabilidad y
en lo que hace a la procedencia del resarcimiento del
daño moral y a la elevación de su cuantificación -aunque
no en la medida solicitada- así como en lo atinente al
30
cómputo
de
los
intereses,
mientras
que
la
demandada
resultó vencedora en lo que respecta al daño punitivo,
las costas de ambas instancias se impondrán en un 20% a
cargo del actor y en un 80% a cargo de la demandada
(art.252, C.P.C.C.).
Los honorarios profesionales de alzada se fijan en
el cincuenta por ciento (50%) de los que en definitiva
resulten
regulados
en
primera
instancia
(art.19
ley
6.767).
Así voto.
Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora
Serra dijo: Que coincide con la resolución propuesta por
el señor vocal preopinante, y vota en igual forma.
Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza,
a esta cuestión dijo: Que se remite a lo considerado en
la primera cuestión, y se abstiene de votar.
En
mérito
a
los
fundamentos
del
acuerdo
que
antecede, la Sala Primera de la Cámara de Apelación en
lo Civil y Comercial de Rosario, RESUELVE: 1) Desestimar
el recurso de nulidad. 2) Acoger parcialmente sendos
recursos de apelación, revocando la sentencia de grado
en lo relativo a la condena por daño punitivo y elevando
el monto indemnizatorio en concepto de daño moral a la
suma de $ 11.000.-, estableciendo asimismo que el punto
de arranque de los intereses por mora será el 16 de mayo
31
de 2006. 3) Imponer las costas de ambas instancias en un
20%
a
cargo
del
actor
y
en
un
80%
a
cargo
de
la
demandada. 4) Regular los honorarios profesionales de
alzada
en
el
50%
de
los
que
en
definitiva
resulten
regulados en primera instancia. Insértese, hágase saber,
y bajen. (Expte. Nº 272/2010).
mm.
SILVESTRI
SERRA
ARIZA
-art.26 ley 10.160-
32
33
34
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