1 Acuerdo N° 79 4 En la ciudad de Rosario, a los días del mes de Abril de dos mil doce, se reunieron en Acuerdo los señores miembros de la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de la ciudad de Rosario, doctores Ricardo A. Silvestri, María Mercedes Serra y Ariel Carlos Ariza, para dictar sentencia en los autos caratulados “JACINTO, Roberto Santiago contra BANCO COLUMBIA S.A. sobre COBRO DE PESOS” (Expte. Nº 272/2010), venidos para resolver los recursos de nulidad y de apelación interpuestos contra el fallo número 2.594 de fecha 8 de octubre de 2009, proveniente del Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Civil y Comercial Nº 18 de Rosario. Realizado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones: Primera: ¿Es nula la sentencia recurrida? Segunda: En su caso, ¿es ella justa? Tercera: ¿Qué pronunciamiento corresponde dictar? Correspondiendo votar en primer término al señor vocal doctor Silvestri, sobre la primera cuestión dijo: El recurso de nulidad interpuesto por el actor a foja 113 no ha sido sustentado autónomamente en esta sede. Las críticas que enuncia el recurrente refieren a vicios in iudicando y no a vicios in procedendo y pueden obtener adecuada respuesta al tratarse el recurso de 2 apelación. Por ello y no advirtiéndose irregularidades en el procedimiento que justifiquen un pronunciamiento de oficio, corresponde su desestimación. Voto, pues, por la negativa. Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora Serra, a quien le correspondió votar en segundo lugar dijo: Que coincide con los fundamentos expuestos por el señor vocal doctor Silvestri, y vota por la negativa. Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, a quien le correspondió votar en tercer término, y a esta cuestión dijo: Que habiendo tomado conocimiento de los autos y advertir la existencia de dos votos totalmente concordantes, invoca la aplicabilidad al caso de lo dispuesto por el art.26, ley 10.160, absteniéndose de emitir opinión. Sobre la segunda cuestión, el señor vocal doctor Silvestri dijo: 1. Mediante la sentencia de primera instancia (fs.110/112) la jueza de grado hizo lugar a la demanda y, en consecuencia, condenó a la entidad bancaria demandada Banco Columbia S.A. a pagar al actor Jacinto Roberto Santiago, en el plazo de diez días desde la notificación de la sentencia, las sumas de $ 5.000.- en concepto de resarcimiento de daño moral y $ 1.000.- en concepto de daño punitivo, más intereses equivalentes a 3 la tasa pasiva promedio mensual sumada del Banco de Santa Fe hasta la fecha de vencimiento del plazo de condena y, a partir de esa fecha, al doble de dicha tasa. Asimismo, impuso las costas del proceso a la demandada vencida. Para así decidir, luego de reseñar los hechos de la causa, la sentenciante señaló en primer lugar que, ante la incontestación de la demanda, resultaba de aplicación el artículo 143 del Código Procesal, importando ello el reconocimiento de los hechos articulados en aquélla respecto de la errónea información personal de índole crediticia emitida por la entidad demandada, lo que la eximía de mayores comentarios sobre el fondo del asunto, juzgando que correspondía hacer lugar a la pretensión indemnizatoria. A los fines de la determinación del quantum resarcitorio, luego de recordar que el carácter de comerciante profesional y el alto nivel de especialización de las entidades bancarias les impone obrar con mayor prudencia y con pleno conocimiento del negocio debiendo contar con una organización adecuada a su giro, indicó que en autos se hallaba reconocido que el demandado provocó, a raíz de la información errónea brindada, la categorización del actor como deudor irrecuperable en el registro de deudores morosos del Banco Central de la República Argentina, lo cual fue 4 corregido recién casi siete meses después. Juzgó procedente el resarcimiento del daño moral a tenor de lo normado en el artículo 1.078 del Código Civil aunque no se hubiese probado un importante menoscabo público a la imagen del demandante, teniendo presente que cualquier persona normal y honesta experimenta cierta alteración en su estado de ánimo por la sola publicación en una base de datos como deudor. Entendió que no cabía duda de que el obrar antijurídico de la demandada debió repercutir en importando las una legítimas expectativas modificación del disvaliosa actor de su espíritu, por la sensación de desazón provocada por la circunstancia de aparecer erróneamente incurso en una situación irregular, sumado a la molestia de tener que acudir en varias oportunidades a las dependencias de la Secretaría de Industria y Comercio a fin de lograr la corrección de la información erróneamente difundida y la frustración por no obtener en tiempo y forma el resultado legítimamente buscado. Estimó justo por tal concepto, teniendo en cuenta su carácter resarcitorio así como su independencia del daño material y la circunstancia de que el banco finalmente corrigió el error, fijar la indemnización en la suma de $ 5.000.-. En cuanto a la pretensión relacionada con el daño punitivo regulado por el artículo 52 bis de la Ley de 5 Defensa del Consumidor, indicó que si bien la norma sólo exige para su operatividad la existencia de incumplimiento de sus obligaciones por parte del proveedor, la doctrina por vía de una interpretación integradora del precepto legal ha sostenido que en atención al carácter penal de la figura no basta un mero incumplimiento sino que es necesario que se trate de una conducta particularmente grave caracterizada por la presencia de dolo o de una grosera negligencia, aparte de que el hecho debe causar un perjuicio al consumidor. Agregó que la ley hace referencia, como parámetros para valuar el importe de la sanción, a la gravedad del hecho y demás circunstancias del caso, y señaló que dentro de éstas debía tenerse especialmente en cuenta la ganancia obtenida por el ilícito. Observó responsable que en el como caso se consecuencia del evidenciaba una negligencia grave del banco demandado que ocasionó un daño al percibió consumidor, ganancia aunque alguna la como entidad bancaria consecuencia del no hecho dañoso, por lo que estimó apropiado fijar una pena civil de $ 1.000. 2. Contra el fallo interpusieron recurso de apelación el actor (a fs.113, concedido a fs.114) y la demandada (a fs.116, concedido a fs.120). Radicada la causa en esta Sala, expresó sus agravios en primer 6 lugar el término, actor los (a fs.137/141). montos de Cuestiona, condena, a los en que primer considera insuficientes. Expresa el apelante que la demandada tuvo una conducta cuasi dolosa al informarlo como deudor moroso en la situación más grave y que ello se agravó cuando, luego de reconocido ese error y habiendo arribado a un acuerdo, lo colocó en la situación de tener que exigirle cumplimiento de en lo reiteradas convenido. oportunidades el Estima la que indemnización fijada no se condice con el daño sufrido y que además fomenta que la demandada prosiga con ese tipo de conductas desaprensivas por ser un monto inocuo para un banco. Pretende una indemnización que se compadezca más con la afección sufrida y que por otro lado sea un monto tal que la accionada acuse recibo. Afirma que la actitud garante de de causándole la demandada su hija ello un en gran lo privó una de constituirse locación dolor. en inmobiliaria, Agrega que también resulta de interés la conducta procesal desplegada en autos por la demandada, quien se habría limitado a oponer defensas formales improcedentes sin cuestionar el fondo del asunto, lo cual, a juicio del apelante, revelaría lo ilegítimo de su proceder. Cita precedentes de esta Sala referentes a los aspectos a tener en cuenta en la determinación del quantum del daño moral en casos 7 análogos y en tal sentido menciona que su apellido es prácticamente único en Rosario, lo que acentúa el daño por su fácil identificación; que el banco lo informó como deudor moroso desde mayo de 2005 hasta octubre de 2006 y que la publicación de tal información errónea se extendió hasta abril de 2007; en cuanto a la premura de la entidad bancaria en rectificar el error, señala que la primera actitud del banco fue la de rechazar su petición, forzándolo a realizar un reclamo por ante la autoridad de Consumidor, audiencias aplicación donde y a que, su de vez ante la la Ley tuvo de que respuesta Defensa asistir a del dos insatisfactoria, derivó en el presente litigio. Expone que los parámetros analizados revelarían la inconducta de la demandada, quien no sólo habría incurrido en error sino que además habría sido renuente a repararlo. Agrega que el agravio sufrido no sólo repercutió en su esfera personal y familiar sino que además se vio obligado a realizar una serie de gastos en cartas documento, insumiendo tiempo, resultándole claro al apelante que las entidades bancarias como la demandada especulan con el desgaste del consumidor. Entiende que la suma fijada en primera instancia resulta frustrante y cita precedentes jurisprudenciales en los que, dice, se habrían fijado sumas superiores para casos similares. Cuestiona lo 8 aseverado por la a quo con alusión a la ausencia de prueba de un importante menoscabo público a la imagen del actor, señalando que se omitió considerar que su situación tomó estado público cuando una inmobiliaria rechazó su postulación como garante y agregando que es público y notorio que su apellido es único en Rosario. En relación con la pretensión fundada en el artículo 52 bis de la Ley de Defensa del Consumidor, cuestiona también lo considerado por la sentenciante anterior con referencia a que la entidad bancaria no percibió ganancia alguna con su accionar, expresando que la jueza se coloca colocarse en en el el lugar lugar del de la victimario víctima y cuando debió analizar que puntualmente hubo un perjuicio concreto al no poder ser garante de su hija. Cita precedentes jurisprudenciales en materia de cuantía por daño punitivo. Resume que la suma de $ 30.000.-, comprensiva tanto de daño moral como de daño punitivo, sería la ajustada para el presente caso, ateniéndose a lo que en más o en menos decida el tribunal. Como segundo agravio, se queja también porque en el fallo de primera instancia no se fijó el dies a quo de los intereses, sosteniendo el apelante que éstos deben computarse desde el 15 de mayo de 2006, fecha en que dice haber interpelado por medio fehaciente a la demandada para que enmendara su error. 9 A su turno, la demandada contestó los agravios del actor postulando su rechazo (fs.143/145) y expresó los propios (a fs.146/149). Se queja, en primer lugar, por la procedencia y extención de la partida indemnizatoria reconocida por la a quo en concepto de daño moral, sosteniendo que no se ha probado la real existencia del daño. Indica que el rubro está dirigido a resarcir todo sufrimiento o dolor con independencia de cualquier reparación patrimonial, y que de ningún modo pudo configurarse por las gestiones llevadas por el accionante ante la Secretaría de Industria y Comercio. Expresa el que actor para no la a quo demostró pasó siquiera inadvertido mínimamente que haber vivido circunstancias concretas susceptibles de causar sufrimiento, sustentándose el fallo en apreciaciones dogmáticas y genéricas sin respaldo en circunstancias concretas de la causa. Entiende que, por no existir elementos de una verdadera aflicción del espíritu, no cabe sino revocar la sentencia atacada y desestimar la procedencia del rubro en análisis o, en su caso, disminuir sensiblemente su cuantía. Recuerda que si bien la jurisprudencia admite que la constatación de una eventual conducta antijurídica permita tener por probado el daño moral, ello no es así respecto de la cuantía y extensión, sobre lo cual debe mediar producción de 10 pruebas que otorguen al juez una pauta objetiva para su determinación, elementos que afirma ausentes en estos actuados. Postula la revocación de la condena por daño moral o, en su defecto, la disminución del monto indemnizatorio establecido por la jueza anterior, con costas al accionante. En segundo lugar, se queja por la condena a pagar un daño punitivo. En tal sentido señala ante todo que el instituto del daño punitivo no tiene cabida en nuestro ordenamiento jurídico, donde la acción por daños y perjuicios procura únicamente resarcir o indemnizar a la víctima retrotrayendo las cosas al estado anterior al detrimento, y agrega que si bien la ley 26.361 incorporó el artículo 52 bis a la ley 24.240, dicha norma ha sido severamente criticada por la doctrina por incorporar a nuestra legislación una figura extraña a nuestro derecho, aparte de ser una regulación deficiente por no reflejar los requisitos mínimos que tradicionalmente se han asociado a la figura. Por otro lado señala que, aun de considerarse admisible el instituto dentro de nuestro ordenamiento, en el caso no se encuentran reunidos los requisitos exigidos por la doctrina que propicia su reconocimiento. En esa dirección aduce que la sentenciante omitió considerar que los daños punitivos encuentran su límite en el enriquecimiento sin causa; que los daños punitivos han 11 sido instituidos para castigar conductas particularmente graves, revistiendo especial trascendencia en casos en los que el responsable causa el perjuicio a sabiendas de que el beneficio que obtendrá con la actividad nociva superará el valor que debería eventualmente desembolsar para repararlo, considerarse extremos reunidos en que, el dice, caso; no que pueden los daños punitivos deben juzgarse con carácter restrictivo y que en principio no resultan aplicables en la esfera de una relación contractual como la que unió a las partes; que tampoco existió de su parte una conducta deliberada, con culpa grave o dolo, negligencia grosera, temeraria, ni actuación torpe o cercana a la malicia y que no ha ocasionado un trascendencia para daño social justificar la que o pueda considerarse con repercusión institucional como procedencia de un daño punitivo. Expresa que las “penas privadas” deben limitarse a casos de particular gravedad, caracterizados por el menosprecio a los derechos del damnificado o a intereses de incidencia colectiva, así como a supuestos de ilícitos lucrativos, y siempre que medie un reproche subjetivo en la conducta del sancionado, debiendo desestimarse su procedencia en el caso por no mediar desaprensión alguna imputable a la dicente, ni enriquecimiento a costa del supuesto perjudicado. Sin 12 perjuicio de lo anterior, destaca que la afectación del actor en la Central de Deudores del Sistema Financiero del Banco Central de la República Argentina corresponde a períodos anteriores a la sanción de la ley 26.361 que introdujo la figura del daño punitivo y a la cual, sostiene, no puede otorgársele efecto retroactivo sobre conductas anteriores a su entrada en vigencia. Postula, en consecuencia, la revocación del fallo y el rechazo del reclamo por daño punitivo con imposición de costas al actor. Como tercer agravio y en carácter subsidiario, con relación a los intereses fijados en el fallo, afirma que los mismos tienen como finalidad mantener el valor del bien o dinero para que el mismo no se vea afectado por el transcurso del tiempo, y aduce que no corresponde que las eventuales sumas del capital de condena generen intereses con anterioridad al vencimiento del plazo para dar cumplimiento a la sentencia puesto que, dice, no se trataría como de sumas consecuencia indemnización que adeudadas de la con anterioridad sentencia. eventualmente se Agrega fije se sino que la encuentra actualizada al momento del dictado del fallo, por lo que mal podría generar intereses desde una fecha anterior. Postula entonces la modificación de la condena indemnizatoria por intereses. Contestados por el actor los agravios de la 13 demandada (fs.151/153) y consentido el llamamiento de autos (fs.155), quedaron los presentes en condiciones de dictar sentencia. 3. No hubo impugnación al relato de los antecedentes de la causa que contiene la sentencia de grado, razón por la cual se hace la remisión correspondiente en este acto. Teniendo en cuenta que ambas partes cuestionan la decisión anterior en torno a la procedencia y/o cuantía de los rubros admitidos así como el cómputo de los intereses fijados en el fallo, los agravios de ambos memoriales se tratarán conjuntamente respecto de cada tema en disputa. 4. En lo atinente al daño moral corresponde señalar primeramente que no es atendible la objeción de la entidad bancaria indemnización de relativa dicho a rubro. la En procedencia este de aspecto, la las argumentaciones de la recurrente se limitan a afirmar reiteradamente que el daño no ha sido acreditado, pero no persuaden que el criterio de la magistrada anterior haya sido equivocado. En efecto, está fuera de discusión en esta alzada y debe considerarse firme y consentida, por ausencia de agravio puntual y concreto sobre el particular, la conclusión de la a quo acerca de hallarse reconocido el 14 hecho de actor, la errónea información personal relativa al de demandada índole y financiera, asentada en la emitida Central por de la entidad Deudores del Sistema Financiero del Banco Central de la República Argentina -que operación crediticia Provencred tendría su origen celebrada Argentina S.A., en entre cedida una el luego supuesta actor al y banco demandado según lo afirmado a foja 57-, por aplicación del artículo 143 del Código Procesal en razón de la inconstestación de la demanda. Siendo ello así, es criterio de esta Sala que, si bien en la órbita de la responsabilidad contractual la prueba del daño moral generalmente pesa sobre quien se considera damnificado, debe hacerse la salvedad de supuestos muy excepcionales en los que la presunción podría resultar del incumplimiento mismo, por ejemplo, en casos donde se afecten directamente derechos personalísimos, en los que cabe inferir el daño moral in re ipsa (v. Ac. N° 57 del 05.09.2002, autos “Capucci c. Galavisión VCC S.A.”; Ac. N° 319 del 09.06.2006, autos “Enrique c. Fata Seguros S.A.”). En al tal igual que sentido, por es otras aceptado Salas de por esta la Cámara Sala, como por otras jurisdicciones, que la situación de aparecer injustificadamente en una base de datos de deudores 15 morosos del sistema financiero, con las repercusiones en el honor personal y las implicancias sociales que ello acarrea, sin equilibrio duda alguna emocional constituye que en una toda lesión persona al debe presumirse con entidad suficiente como para justificar una reparación (CCCRos, Sala I, Acuerdo N° 28/03, “Martínez c. Banco de Crédito Argentino”; CCCRos, Sala IV, integrada, “Multimarca S.A. c. Banco del Suquía”, RCyS, Año IV, Nº VI, Noviembre-Diciembre de 2002, p.164 a 171; en el mismo sentido: CNCom, Sala B, L.L. 2000-C-374; de 2002-E-404; CNCiv, antecedentes la de misma Sala la Sala, I, Cámara L.L. LL 2002-A-586; 2001-E-725; Comercial de la L.L. y otros Capital Federal, L.L. 2000-F-657). Es que aparecer erróneamente en un registro o banco de datos públicos en calidad de “moroso” entraña en sí mismo un daño (más allá de que ello hecho puede de generar figurar otros como específicos), deudor sin pues serlo el solo constituye un daño susceptible de ser categorizado como “moral”, con total prescindencia de las concretas repercusiones patrimoniales que tal coyuntura pudiera haber generado en el mundo negocial (cfr. CCCRos, Sala I integrada, 17.03.2005, Zeus, 98-J-305). En otros términos, el obrar antijurídico ánimo del del banco reclamante seguramente y sus repercutió en el legítimas expectativas, 16 todo lo cual haber sido importa erróneamente una mortificación, calificado en pues situación de deudor de difícil o imposible cobro implica un estado de sufrimiento e impotencia frente a la entidad (CNCom, Sala B, J.A. 2001-III-528, causa “Delgiovannino c. Banco del Buen Ayre S.A.”, con nota de CROVI, Luis D.; la misma doctrina sentada: CNCom, Sala C, “Carvallo c. Banco Río de la Plata”, R.S.C., Nº 35, Año 2005; CNCom, Sala A, “Bendersky c. Banco Itau Buen Ayre”, en la misma revista, p.102 a 103; CNCom, Sala C, “Britos c. Citibank”, R.C.S., Nº 33-2005, p.195; CNCom, Sala E, “Mazzola CNCom, c. Sala Citibank”, E, en “Oberti la c. misma revista, Citibank”, en la p.193; misma revista, p.201 a 202; CNCom, Sala D, “Maresca c. Bank Boston”, RSC, Nº 32-05, p.104; CNCom, Sala C, “Rodríguez c. Banco de la Provincia de Buenos Aires”, en la misma revista, p.106; CNCom, Sala E, “Navarro c. Banca Nazionale de Lavoro S.A.”, en la misma revista, p.109; CNCom, Sala A, “Zuffinnetti c. Banco de la Provincia de Buenos Aires”, R.S.C., Nº 31-04, p.165, entre otros muchos antecedentes). Resumiendo, en la jurisprudencia se ha reconocido que respecto de la procedencia del daño moral en el marco de cliente la con relación una contractual institución que vincula financiera, a un motivado 17 por la publicación errónea de una información, como en autos, se debe considerar que, apartándose de lo que generalmente como las ocurre que en aquí materia se contractual, juzgan -que conductas socavan la honorabilidad de una persona, al difundir su condición de deudora generan morosa per se del el sistema daño financiero moral invocado: sin serlo- existe una relación constante y frecuente, aunque no automática, entre la conducta lesiva juzgada en el sub lite y la alteración disvaliosa del ánimo que ella produce (CCCRos, Sala I, Acuerdo Nº 74/2005, causa “Giorgis G. c. Banco Acuerdo Francés Nº S.A. 28/2003, s. Daños “Martínez y Perjuicios”; c. Banco de íd, Crédito Argentino”; íd, Acuerdo Nº 235/2006, “Tamagno c. Banca Nazionale del Lavoro S.A.”; íd., Acuerdo Nº 78/2006, “Ciotta c. demandada Banco la Bansud carga S.A.”), de pesando demostrar que, sobre por la las particularidades del caso, esa relación no se habría entablado: por actora estaba ya ejemplo porque afectado el por buen otras nombre de la circunstancias, extremos no demostrado en el sub lite (cfr. CCCRod, Sala I, Acuerdo Nº 35/2006, “Borraz c. Citibank S.A.”; Acuerdo Nº 235/2006, “Tamagno c. Banca Nazionale del Lavoro S.A.”; Acuerdo N° 54 del 09.03.2010, “Kleiner c. Banco Macro S.A.”, entre otros). 18 Ahora bien, es sabido que la presunción generada por el artículo 143 del Código Procesal se refiere a los hechos expuestos en la demanda pero no se extiende a la cuantificación del daño cuyo resarcimiento se pretende, cuyo monto queda supeditado a las probanzas de la causa y al criterio Adolfo, del Estudio tribunal (cfr. Jurisprudencial ALVARADO VELLOSO, Código Procesal del Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, Rubinzal Culzoni, 1986, T.II, p.581/582). En autos, el actor pretende la elevación del monto indemnizatorio fijado por la jueza de grado en concepto de daño moral, mientras que el demandado, por el contrario, postula su reducción. Pues bien, en orden a la determinación cuantitativa del daño moral y conforme al artículo 522 del Código Civil, deben tenerse en cuenta aspectos tales como las circunstancias personales del actor, el lapso que duró la información indebida en los bancos de datos, la premura de la entidad responsable en informar el error, la diligencia puesta en obtener la rectificación, la estimación hecha en la demanda, etc., tomando como parámetro cuantitativo lo resuelto en casos similares (cfr., esta Sala, causa “Tamagno, Silvia H. c. Banca Nazionale del Lavoro”, Acuerdo Nº 235/2006; “Utrera, Jorge c. Banco Francés S.A.”, Ac. N° 127/2004; “Borraz 19 c. Citibank NA”, Ac. N° 35/2006; “D’Alleva c. Citibank”, Ac. Nº 196 del 19.05.2009; “Biglieri c. Banco de Galicia”, Ac. N° 43 del 02.03.2010; “Kleiner c. Banco Macro S.A.”, Ac. N° 54 del 09.03.2010, entre otros). De las constancias de la causa surge que el banco demandado informó a la Central de Deudores del Sistema Financiero del Banco Central de la República Argentina, durante los meses de mayo de 2005 hasta octubre de 2006, una deuda adjudicada al actor por la suma de $ 4.000.con calificación “5” (irrecuperable). Dicha información persistió en la mencionada base de datos, al menos, hasta el 21.04.2007 (todo ello según consulta evacuada por Organización Veraz S.A., obrante en copia a fs.31, cuya autenticidad no ha sido negada). En un primer momento, durante el intercambio epistolar habido entre las partes entre mayo y junio de 2006, el banco adujo que la deuda informada correspondía a un producto de titularidad del actor que le había cedido la empresa Provencred Argentina (fs.8). Pero más adelante, en el marco de denuncia las actuaciones formulada por iniciadas el actor a partir ante la de la Dirección General de Comercio Interior en fecha 28.06.2006, el banco ofreció en la audiencia celebrada el día 24.11.2006, a los fines conciliatorios, dar de baja la cuenta del denunciante y asimismo una reparación 20 simbólica de $ 100.- (fs.13). Luego de ello, en las mismas actuaciones y ante la denuncia de incumplimiento del acuerdo conciliatorio formulada por el actor, en una nueva audiencia celebrada en fecha 15.03.2007 en la que éste manifestó que no percibiría la compensación acordada mientras el banco no realizara la rectificación de los antecedentes ya informados y donde mencionó además que había sido interpelado al pago de la deuda en cuestión por abogados en representación del banco, la entidad aquí demandada se comprometió a rectificar los antecedentes del actor y a tomar contacto con el estudio jurídico al que había sido derivada la cobranza de la deuda para que desistiera del reclamo (fs.28). En una nueva audiencia de fecha 23.04.2007, el banco informó que ya había dejado de informar al actor como deudor y que asimismo antecedentes, había solicitado estimando que la ello eliminación se de sus efectivizaría a fines de abril de 2007. Por otro lado y sin perjuicio de lo anterior, con relación al estado público que según el actor habría tenido la información errónea, hay que decir que aún cuando por aplicación del artículo 143 del Código Procesal pudiera tenerse por cierto lo afirmado en la demanda con postulación referencia como garante a un de supuesto su hija rechazo en vistas de su a un 21 contrato de locación, ello no autorizaría sin más a presumir un grado de propagación de la información más allá del ámbito de esa frustrada operación inmobiliaria. Tampoco se aprecia que pueda considerarse como hecho público y notorio exento de prueba el carácter singular del apellido del actor ni menos aún su fácil identificación con su persona. Ni se advierten, por lo demás, circunstancias personales del actor que aconsejen en el caso una especial ponderación. Con arreglo a las particulares circunstancias de la causa ya reseñadas, y teniendo en cuenta también lo decidido por este Tribunal en casos similares (v. de esta Sala: Acuerdo N° 43 del 02.03.2010, “Biglieri c. Banco de “Kleiner Galicia”; c. Banco Acuerdo Macro N° S.A.”; 54 del Acuerdo 09.03.2010, N° 426 del 22.10.2010, “Mongelli c. Banco Macro S.A.”; Acuerdo N° 340 del 26.09.2011, “Ortiz c. Banco Boston N.A.”) dado que debe preservarse predictibilidad en la el valor determinación jurídico de la del con la daño finalidad de lograr que las decisiones judiciales que establecen indemnizaciones de este tipo sean predecibles o previsibles, con beneficio para la seguridad jurídica (causa Carlos, “Tamagno”, ÁLVAREZ, cit.; Gladys, HIGHTON, Elena, Predictibilidad GREGORIO, de las indemnizaciones por daños personales por la vía de la 22 publicidad de los precedentes, en Revista de Derecho de Daños: Determinación judicial del daño, T.I, 2004-3, p.9), se juzga que asiste razón al actor en cuanto al carácter exiguo del monto indemnizatorio concedido en concepto de daño moral, estimándose justo elevarlo a la suma de $ 11.000.- y debiendo rechazarse, en consecuencia, la postulación opuesta del demandado. 5. En lo que respecta al daño punitivo, el actor pretende la elevación del monto de condena, mientras que la demandada postula la improcedencia de toda condena por tal concepto. Se adelanta que asiste razón a la entidad bancaria demandada. En efecto, si bien la figura de los “daños punitivos” ha tenido recepción en el derecho positivo argentino en el ámbito de las relaciones de consumo, lo cierto es que los hechos de la causa se sucedieron entre mayo de 2005 y abril de 2007, es decir, con anterioridad a la entrada en vigencia de la ley 26.361 (sancionada el 12 de marzo de 2008, promulgada parcialmente el 3 de abril y publicada el 7 de abril de dicho año), que incorporó el artículo 52 bis al texto de la Ley de Defensa del Consumidor N° 24.240, el cual reza “Artículo 52 bis: Daño Punitivo. Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o contractuales con el consumidor, a instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una 23 multa civil a favor del consumidor, la que se graduará en función de circunstancias la del indemnizaciones gravedad caso, que del hecho independientemente correspondan. Cuando y demás de otras más de un proveedor sea responsable del incumplimiento responderán todos solidariamente ante el consumidor, sin perjuicio de las acciones de regreso que les correspondan. La multa civil que se imponga no podrá superar el máximo de la sanción de multa prevista en el artículo 47, inciso b) de esta ley”. Resulta entonces imposible soslayar la previsión contenida en el artículo 3 del Código Civil, que sienta el principio de irretroactividad de las leyes, sean éstas o no de orden público, con la única salvedad de que exista disposición en contrario, supuesto que no se presenta en el caso de la ley bajo examen. Por tanto, debe revocarse la sentencia de primera instancia en cuanto condenó a la entidad bancaria demandada al pago de la multa civil prevista en el artículo 52 bis de la ley 24.240, ya que la sanción no puede aplicarse a conductas desplegadas con anterioridad a la entrada en vigencia de la norma fundante de la condena (cfr. CNCiv, Sala F, 18.11.2009, 22.09.2010, RCyS L.L. 2010-A-203; 2011-IV-149; CNCiv, CCCPosadas, Sala Sala D, II, LLLitoral 2012 [febrero] 94; SERRA, Sebastián M., Daños 24 punitivos: imposibilidad de sancionar conductas anteriores a la ley 26.361, L.L. 2010-A-204; NALLAR, Florencia, Los aciertos y errores del artículo 52 bis de la ley 24.240: Irretroactividad de los daños punitivos, supuestos de procedencia y aplicación de oficio, L.L. 2010-C-602). Las consideraciones que anteceden son suficientes para sellar la suerte de sendos recursos. Adicionalmente y a mayor exposición, corresponde señalar que existe consenso dominante en el sentido que las indemnizaciones o daños punitivos particular gravedad sólo o, proceden en en casos supuestos excepcionales de (v. STIGLITZ, Rubén S. y PIZARRO, Ramón D., Reformas a la ley de defensa del consumidor, L.L. 2009-B-949). Uno de los caracteres propios de la figura de los daños punitivos, que hace a su procedencia, es el particular reproche de conducta que en general se exige en cabeza del agente punitivos frente a dañador. son En otros excepcionales, un grave términos, pues reproche los proceden en el daños únicamente accionar del responsable de la causación del daño, esto es, ante un hecho doloso o gravemente culpable (cfr. LÓPEZ HERRERA, Edgardo, p.366; Los daños PICASSO, punitivos, Sebastián, en Abeledo Ley de Perrot, 2008, Defensa del Consumidor comentada y anotada, dir. Sebastián Picasso y 25 Roberto A. Vázquez Ferreyra, La Ley, 2009, T.I, p.625; ARIZA, Ariel, Contrato y responsabilidad por daños en el Derecho del Consumo, Defensa del Consumidor Ariza, Abeledo en Perrot, La por Reforma Ley 2008, del 26.361, p.134/135; Régimen de Coord. Ariel en misma la obra: ELÍAS, Ana I., Daño punitivo: Derecho y Economía en la Defensa del Consumidor, p. 153; HERNÁNDEZ, Carlos A. y SOZZO, Gonzalo, La construcción judicial de los daños punitivos. Antecedentes y funciones de la figura en Argentina, en Revista de Derecho de Daños 2011-2: Daño punitivo, Rubinzal Culzoni, 2011, p.378/379). Es decir, el daño punitivo importa una condena “extra” que se impone ante una conducta que se aparta gravemente de aquellos niveles de precaución deseables socialmente (cfr. CNCiv, Sala F, 18.11.2009, L.L. 2010-A-203; CNCom, Sala A, 09.11.2010, “Emagny S.A. c. GOT S.R.L.”, L.L. Online). Así lo destacó la jueza de grado al señalar que, a los fines de la operatividad de la norma del citado artículo 52 bis, no basta un mero incumplimiento sino que debe tratarse de una conducta particularmente grave caracterizada por la presencia de dolo o una grosera negligencia que además cause un perjuicio al consumidor. Sin embargo, a continuación se limitó a aseverar que en el caso se evidenciaba una negligencia grave de la entidad bancaria que ocasionó un daño al 26 consumidor, omitiendo brindar razones en orden a fundamentar la gravedad de la culpabilidad atribuida a la accionada. En cualquier caso, bajo los lineamientos que enfatizan el carácter excepcional del daño punitivo, no se advierte en el sub examine dónde fincaría el referido factor subjetivo agravado, toda vez que si bien la demandada no fue expeditiva en cumplir el compromiso -asumido en dos oportunidades en el marco de las actuaciones ante la aplicación de la rectificar la información del actor, intención exceda la ello Ley autoridad por maliciosa simple de sí ni Defensa administrativa del crediticia solo una desidia no emitida parece especial o Consumidor- inercia de de respecto reflejar una negligencia que en concretar la solución del problema planteado. 6. En cuanto a los intereses, la discusión de ambas partes apelantes gira en torno al inicio del cómputo de tales accesorios. Sobre el particular ya se ha expedido este cuerpo en casos análogos (causa “Tamagno c. Banca Nazionale del Lavoro S.A.”, “Biglieri c. 02.03.2010), Acuerdo Banco Nº de indicándose 235 del Galicia”, allí que 02.05.2006; Acuerdo resulta N° causa 43 del incorrecto establecer el dies a quo a partir de la firmeza de la sentencia, pues “ésta no es constitutiva de derechos a 27 favor de la accionante sino declarativa de los mismos. Al declarar la responsabilidad bancaria en el plano contractual, en el acto del veredicto, no hace otra cosa que constatar el incumplimiento del banco en fecha muy anterior al fallo (…). El punto de arranque correcto lo será a partir de la constitución en mora de la deudora que no es otra que la fecha de la intimación extrajudicial (…), por medio de la cual se denunciaba el daño, la intimaba responsabilidad al pago de del una banco, suma de y dinero se lo estimada provisionalmente, con todos los efectos y formalidades del artículo 509 características de del Código intimación Civil, atento fehaciente, las categórica, apropiada y coercitiva (ALTERINI-TANZI, 'La demanda de daños. Aspectos civiles y procesales', Errepar, p.64 a 65, con cita de BUSTAMANTE ALSINA y ALTERINI-AMEAL-LÓPEZ CABANA, entre otros)” (CCCRos, Sala I, Ac. Nº 235 del 02.05.2006). Cabe necesariamente LLAMBÍAS, presente recepticio Jorge obligaciones, tener J., Perrot, de Estudio 1965, tal también 8; carácter interpelación sobre N° el la mora BUSTAMANTE en (cfr. las ALSINA, Jorge H., Teoría General de la responsabilidad civil, 9na. ed., Abeledo Perrot, 1997, N° 225; CAZEAUX-TRIGO REPRESAS, Derecho de las obligaciones, 3ra. ed., Platense, 1987, T.I, N° 164 y sus citas en nota 92.5; 28 PIZARRO-VALLESPINOS, Instituciones de Derecho Privado. Obligaciones, Hammurabi, 1999, T.2, N° 510; WAYAR, Ernesto C., Tratado de la mora, Ábaco, 1980, p.377). Por lo tanto, los accesorios por mora serán devengados desde la fecha de la recepción, por parte de la entidad demandada, del requerimiento extrajudicial emitido por el actor en orden a la rectificación del error denunciado y al eventual resarcimiento de los daños, mediante el cual Jacinto constituyó en mora al banco, es decir, el día 16 de mayo de 2006 (según carta documento y aviso de recibo obrantes en copia fs.40 y vta., cuya autenticidad no fue negada). Así voto. Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora Serra, dijo: Que coincide con lo expuesto por el señor vocal doctor Silvestri, y vota de la misma manera. Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, dijo: Que se remite a lo expuesto en la primera cuestión, absteniéndose de emitir opinión. Sobre la tercera cuestión, el señor vocal doctor Silvestri dijo: En atención al resultado obtenido al tratar las cuestiones anteriores, corresponde desestimar el recurso de nulidad apelación, y acoger revocando parcialmente la sentencia sendos de recursos grado en de lo 29 relativo a la condena por daño punitivo y elevando el monto indemnizatorio en concepto de daño moral a la suma de $ 11.000.- (once mil pesos), estableciendo asimismo que el punto de arranque de los intereses por mora será el 16 de mayo de 2006. En cuanto corresponde a las recordar costas que en de ambas instancias, de vencimientos caso recíprocos las costas se compensan o se distribuyen en proporción en el al éxito artículo criterio obtenido, 252 receptado prudencialmente, que con del conforme Código la lo Procesal, ponderación criterio debe jurídico normado siendo hacerse y no meramente matemático (ALVARADO VELLOSO, Adolfo, Estudio Jurisprudencial del Código Procesal Civil y Comercial de la Provincia de Santa Fe, Rubinzal Culzoni, 1986, T.II, p.942; PAGNACCO, Eduardo, en Código Procesal Civil y Comercial de de doctrinario director, Juris, la y jurisprudencial, Vázquez 1997, Provincia Ferreyra, p.781/782). Santa Peyrano, Roberto Desde Fe. Análisis Jorge W., coordinador, T.1, tal perspectiva y teniendo en cuenta que el actor ha resultado triunfante en la cuestión principal del juicio de responsabilidad y en lo que hace a la procedencia del resarcimiento del daño moral y a la elevación de su cuantificación -aunque no en la medida solicitada- así como en lo atinente al 30 cómputo de los intereses, mientras que la demandada resultó vencedora en lo que respecta al daño punitivo, las costas de ambas instancias se impondrán en un 20% a cargo del actor y en un 80% a cargo de la demandada (art.252, C.P.C.C.). Los honorarios profesionales de alzada se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los que en definitiva resulten regulados en primera instancia (art.19 ley 6.767). Así voto. Sobre la misma cuestión, la señora vocal doctora Serra dijo: Que coincide con la resolución propuesta por el señor vocal preopinante, y vota en igual forma. Concedida la palabra al señor vocal doctor Ariza, a esta cuestión dijo: Que se remite a lo considerado en la primera cuestión, y se abstiene de votar. En mérito a los fundamentos del acuerdo que antecede, la Sala Primera de la Cámara de Apelación en lo Civil y Comercial de Rosario, RESUELVE: 1) Desestimar el recurso de nulidad. 2) Acoger parcialmente sendos recursos de apelación, revocando la sentencia de grado en lo relativo a la condena por daño punitivo y elevando el monto indemnizatorio en concepto de daño moral a la suma de $ 11.000.-, estableciendo asimismo que el punto de arranque de los intereses por mora será el 16 de mayo 31 de 2006. 3) Imponer las costas de ambas instancias en un 20% a cargo del actor y en un 80% a cargo de la demandada. 4) Regular los honorarios profesionales de alzada en el 50% de los que en definitiva resulten regulados en primera instancia. Insértese, hágase saber, y bajen. (Expte. Nº 272/2010). mm. SILVESTRI SERRA ARIZA -art.26 ley 10.160- 32 33 34