TESIS DOCTORAL PESTICIDAS Y CÁNCER VESICAL

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UNIVERSIDAD DE MÁLAGA. FACULTAD DE MEDICINA
Dpto. de Anatomía Patológica
(Prof. Dr. Alfredo Matilla)
TESIS DOCTORAL
PESTICIDAS Y CÁNCER VESICAL: ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
Y ANATOMOPATOLÓGICOS
SALVADOR PELÁEZ DOMÍNGUEZ
Málaga, 1998
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D. Alfredo Matilla Vicente,
Catedrático
Numerario
de
Anatomía
Patológica de la Facultad de Medicina de Málaga.
D. Salvador Oña Compán, Doctor en Medicina y Cirugía, Jefe de Medicina
Preventiva del Hospital Comarcal de la Axarquía, Málaga.
Dña. Isabel Hierro Martín, Doctora en Medicina y Cirugía, Médico Adjunto
Responsable de la Unidad de Anatomía Patológica del Hospital Comarcal de
Antequera, Málaga.
CERTIFICAN:
Que Don Salvador Peláez Domínguez, ha realizado personalmente y bajo
nuestra dirección el trabajo de Tesis Doctoral "PESTICIDAS Y CÁNCER VESICAL.
ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS Y ANATOMOPATOLÓGICOS", que ha concluido
con todo aprovechamiento, habiendo los que suscriben revisado esta Tesis y
estando conforme con su presentación para ser juzgada.
Málaga, octubre de 1998
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A Toñi y a Salva
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AGRADECIMIENTOS
Son muchas las personas que de una forma u otra han contribuido a que éste
trabajo de Tesis Doctoral haya llegado a buen puerto. A todas ellas, y que a
continuación paso a citar, quiero expresar mi más sincera gratitud.
Quiero expresar mi más sincero agradecimiento a los Directores de mi Tesis
Doctoral, Profesor D. Alfredo Matilla Vicente, Catedrático de Anatomía Patológica de
la Facultad de Medicina de Málaga; Dr. D. Salvador Oña Compán, Jefe de la Unidad
de Medicina Preventiva del Hospital Comarcal de la Axarquía; y Dra. Dña. Isabel
Hierro Martín, Médico Adjunto Responsable de la Unidad de Anatomía Patológica
del Hospital Comarcal de Antequera, por su orientación, enseñanza y continuo
apoyo.
Al Dr D. Carlos María de San Román Teran, Jefe del Servicio de Medicina
Interna del Hospital Comarcal de la Axarquía, por su permanente interés en la
docencia e investigación, y por su continuo estímulo para que este trabajo llegara a
su fín.
A los Dres D. José Carnero Bueno, D. Victor Baena González, D. Miguel
Hoyos López y D. José Luis Ruiz Domínguez, del Servicio de Urología del Hospital
Comarcal de la Axarquía, por su ayuda y colaboración en la recogida de los casos.
Al Dr D. José A. Varela Fernández y a la Dra Dña Rosa Mª Algarra García,
del Servicio de Anatomía Patológica del Hospital Comarcal de la Axarquía, y al
Departamento de Anatomía Patológica de la Facultad de Medicina de Málaga, por su
ayuda en la preparación histopatológica de los casos.
A la Escuela Andaluza de Salud Pública, especialmente a los Profesores D.
Emilio Perea-Milla López y D. Alberto Fernández Ajuria, por sus consejos y
asesoramiento en el desarrollo del estudio.
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A
D. Miguel Olea
Bueno y
Dña Aranzazu
Guzmán Moral, por su
permanente disponibilidad y colaboración, durante todo el periodo que duró el
estudio.
Por último, a los pacientes, quienes son los verdaderos protagonistas de este
trabajo, y sin los cuales, todo habría sido diferente.
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ABREVIATURAS Y SIGLAS
ADN:
Ácido desoxirribonucleico
CCT:
Carcinoma de células transicionales
CIS:
Carcinoma in situ
DDT:
Diclorodifeniltricloroetano
p,p´-DDE:
Diclorodifenildietiletileno
FAO:
Organización de la Naciones Unidas para la
Agricultura y la Alimentación
IARC:
Agencia Internacional de Investigación sobre
el Cáncer
IC:
Intervalo de confianza
LH:
Linfoma de Hodgkin
LNH:
Linfoma no-Hodgkin
ME:
Microscopia electrónica
NCI:
Instituto Nacional del Cáncer
NTP:
Programa Nacional de Toxicología
OR:
Odds ratio
RR:
Riesgo relativo
RTU:
Resección transuretral
SMR:
Razón de mortalidad estandarizada
STB:
Sarcomas de tejidos blandos
UICC:
Unión Internacional contra el Cáncer
micra
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La meta de todo esfuerzo médico es la
prevención, y si esto falla, la curación,
y si esto falla también, la mejora.
John Willian Ballantine
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ÍNDICE
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I. INTRODUCCIÓN ..................................................................................
1
A. ENFERMEDADES RELACIONADAS CON LA OCUPACIÓN.............
3
1. EXPOSICIÓN OCUPACIONAL Y CÁNCER ...................................
5
2. PESTICIDAS Y CÁNCER ...............................................................
8
2.1. Introducción .............................................................................
8
2.2. Plaguicidas y salud .................................................................
10
2.3. Cáncer .....................................................................................
12
B. EPIDEMIOLOGÍA DEL CÁNCER VESICAL .......................................
16
C. ETIOLOGÍA Y PATOGÉNESIS ..........................................................
17
D. MORFOPATOLOGÍA DEL CARCINOMA VESICAL Y LESIONES
RELACIONADAS....................................................................................
26
1.CARACTERÍSTICAS ANATOMOPATOLÓGICAS DE LA VEJIGA URINARIA .......
26
2. LESIONES PRENEOPLÁSICAS DEL UROTELIO ..........................................
28
3. CARCINOMA DE CÉLULAS TRANSICIONALES ...........................................
31
3.1. Patrones histológicos de crecimiento ...............................................
31
3.2. Gradación citológica .........................................................................
32
3.3. Carcinoma "in situ" ...........................................................................
36
E. DISEMINACIÓN LOCOREGIONAL. ESTADIFICACIÓN...................
37
II. PLANTEAMIENTO DEL TEMA. HIPÓTESIS Y OBJETIVOS ..........
45
III. MATERIAL Y MÉTODOS .................................................................
48
A. ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO ...........................................................
49
1. ÁMBITO DEL ESTUDIO ...........................................................................
49
2. DISEÑO ................................................................................................
51
3. RECOGIDA DE LOS DATOS ....................................................................
52
B. ESTUDIO HISTOPATOLÓGICO .......................................................
60
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C.VARIABLES ANALIZADAS ...................................................................
64
1.Variables cuantitativas ...........................................................................
64
2. Variables cualitativas ............................................................................
64
D. ESTUDIO ESTADÍSTICO ....................................................................
69
IV. RESULTADOS ...................................................................................
70
A. CORRELACIÓN ENTRE FACTORES EPIDEMIOLÓGICOS Y
CÁNCER VESICAL ................................................................................
71
1. ANÁLISIS DESCRIPTIVO Y UNIVARIANTE .................................................
71
1.1. Antecedentes de neoplasias en familiares y cáncer vesical ............
72
1.2. Antecedentes de consumo de tabaco y cáncer vesical ...................
73
1.2.1. Tiempo de tabaquismo ................................................................
74
1.2.2. Tipo de tabaco ..............................................................................
75
1.3. Ingesta de alcohol y cáncer vesical .................................................
76
1.4. Historia de litiasis y cáncer vesical ..................................................
77
1.5. Antecedentes de infecciones urinarias y cáncer vesical ..................
78
1.6. Consumo de edulcorantes artificiales y cáncer vesical ...................
79
1.7. Consumo de café y cáncer vesical ...................................................
80
1.8. Consumo de té y cáncer vesical .......................................................
81
1.9. Consumo de grasas y cáncer vesical ...............................................
82
1.10. Consumo de fritos y cáncer vesical ................................................
83
1.11. Consumo de carne y cáncer vesical ...............................................
84
1.12. Consumo de verduras y cáncer vesical .........................................
85
1.13. Consumo de frutas y cáncer vesical ................................................
86
1.14. Consumo de zanahoria y cáncer vesical .........................................
87
1.15. Consumo de leche y cáncer vesical ................................................
88
1.16. Consumo de especias y cáncer vesical ..........................................
89
1.17. Utilización de pesticidas y cáncer vesical .......................................
90
1.18. Tiempo de utilización de pesticidas ................................................
91
1.19. Tiempo de uso de pesticidas y cáncer vesical ...............................
92
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1.20. Frecuencia de uso de pesticidas y cáncer vesical ..........................
93
2. ANÁLISIS MULTIVARIANTE ......................................................................
94
B. CORRELACIÓN ENTRE LA EXPOSICIÓN A PESTICIDAS Y
LAS VARIABLES HISTOPATOLÓGICAS..............................................
96
1. Patrón de crecimiento ........................................................................
96
2.Grado histológico .................................................................................
97
3. Estadio histológico ..............................................................................
99
4. Tipo de infiltrado inflamatorio .............................................................
101
5. Magnitud del infiltrado inflamatorio ....................................................
102
6. Infiltrado crónico, grado y estadio ......................................................
103
V. DISCUSIÓN ......................................................................................
104
A. ANÁLISIS DE LOS ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS ....................
109
1. Edad, sexo y cáncer vesical .............................................................
109
2. Antecedentes familiares de cáncer vesical ......................................
109
3. Infecciones urinarias y cáncer vesical ............................................
110
4. Litiasis renal y cáncer vesical ..........................................................
110
5. Sacarina y cáncer vesical ................................................................
111
6. Ingesta de bebidas (café, té, alcohol) y cáncer vesical ...................
112
7. Tabaco y cáncer vesical ..................................................................
114
8. Factores dietéticos y cáncer vesical ................................................
115
9. Pesticidas y cáncer vesical .............................................................
117
B. ANÁLISIS DE LOS ASPECTOS ANATOMOPATOLÓGICOS:
GRADO Y ESTADIO ..........................................................................
120
VI. CONCLUSIONES .........................................................................
126
VII. BIBLIOGRAFÍA ...........................................................................
129
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I. INTRODUCCIÓN
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
Desde la época de Hipócrates, se sabe que la salud humana depende de una
interrelación entre la herencia y el ambiente, de ahí la importancia que los griegos de
la antigüedad atribuían al agua, al aire, los alimentos, el ejercicio y la ocupación1. La
Medicina Ambiental abarca el estudio y tratamiento de los efectos sobre la salud
atribuibles a factores de riesgo extrínsecos, especialmente a los producidos por los
agentes físicos y químicos.
La importancia de la Medicina Ambiental radica en el hecho de que, en
principio, las enfermedades relacionadas con el ambiente son prevenibles, y por
tanto, el objetivo prioritario consistirá en identificar las causas de enfermedad y
eliminarlas del mismo, o al menos, aminorar sus efectos. Si junto a ello,
consideramos que dichos factores de riesgo tienen la particularidad de que pueden
afectar a poblaciones enteras, se entiende que todos los esfuerzos encaminados a
la protección contra ellos, sean de importancia vital para la salud pública.
Los avances logrados en el siglo pasado en el control de las enfermedades
infecciosas, permitieron una disminución de la mortalidad debida a tales procesos,
quedando reemplazadas por los padecimientos crónicos y cáncer, atribuibles en su
mayoría a determinados hábitos dietéticos, estilos de vida y a los efectos nocivos de
los agentes físicos y químicos del ambiente en general. Este cambio se ha ido
produciendo al mismo tiempo que la sociedad ha incrementado el grado de
percepción de los efectos perjudiciales que tienen tales agentes, y reclama, cada
vez con más insistencia, la salud como un derecho.
Sin embargo, pese a este aumento de la preocupación de la sociedad sobre la
relación fuerzas ambientales/enfermedad, no es hasta una época relativamente
reciente cuando los médicos han tomado conciencia de la magnitud del problema, y
de la importancia que su aportación mediante un sistema de vigilancia
epidemiológica continuada, puede contribuir al diagnóstico de una variedad de
procesos, que no siempre se han considerado dentro de su campo de actuación: la
Medicina Ambiental y Ocupacional.2
Uno de los elementos básicos de la Medicina Ambiental es el conocimiento de
los patrones y las vías de exposición humana. La valoración de la exposición es de
suma importancia para evaluar el riesgo. Sin exposición no hay riesgo. Para ello nos
basaremos en el interrogatorio, el cual puede revelar una amplia gama de
exposiciones potenciales que requieran investigación3. El interrogatorio debe cubrir
2
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
tres objetivos: 1) la identificación de síntomas y su evolución temporal, 2)
exposiciones potenciales y 3) factores de riesgo.
En condiciones ideales, el médico siempre deseará identificar a un agente
específico o una mezcla de agentes que provoca síntomas o enfermedad, sin
embargo, esto no siempre es posible. En muchos casos de exposición, la relación
entre el agente y el efecto es tan obvia, con una cronología tan estrechamente
enlazada, que no hay lugar para cuestionarse su relación. Si bien, en otras
situaciones dicha relación es menos evidente. En este sentido, varios conceptos
tienen importancia para valorar asociaciones causales entre un agente o exposición
y los efectos sobre la salud :
1.-Atribuibilidad: Cuando varios factores pueden ser la causa de una
enfermedad particular, a menudo es difícil precisar la contribución de cada uno de
ellos. No consiste en adjudicar simplemente el 50% del riesgo al factor A y otro 50%
al B, porque las causas no son aditivas por necesidad. Así, en el caso del trabajador
con antecedentes de exposición intensa al asbesto y tabaquismo, ambos factores
contribuyen al cáncer de pulmón resultante. Existe entre ambos factores una
interacción sinérgica, de modo que si el individuo no ha sido fumador, el riesgo de
cáncer pulmonar se reduciría a 92%, en tanto que si no ha sido un trabajador de
asbesto, se hubiera observado una reducción del 83% del riesgo4. Por consiguiente,
es posible atribuir este último porcentaje a la exposición a dicho material.
2.-Concordancia: Se utiliza para describir la situación en la cual un agente tiene
un efecto similar en especies animales distintas. Así, la beta-naftilamina causa
cáncer vesical tanto en animales como en seres humanos.
3.-Plausibilidad biológica: Un efecto atribuido a un agente o exposición
particular debe ser similar a los efectos que se sabe dependen de ese agente o de
agentes parecidos al mismo.
A. ENFERMEDADES RELACIONADAS CON LA OCUPACIÓN
El lugar de trabajo constituye un ambiente singular, en el cual las personas
pueden estar expuestas a concentraciones elevadas de agentes tóxicos. Asimismo,
los trabajadores constituyen grupos bien definidos, de los cuales se conoce la
naturaleza y magnitud de las exposiciones, siendo idóneos para llevar a cabo
determinados estudios epidemiológicos. Por tanto, las enfermedades inducidas por
3
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
el ambiente con frecuencia se han observado primero en poblaciones laborales,
siendo un primer aviso para el resto de la población , ya que las enfermedades
ocupacionales no se limitan al lugar de trabajo, al poder liberararse sustancias
tóxicas hacia el ambiente comunitario y contaminar el aire, el agua potable o la
cadena alimenticia.5
Las enfermedades ocupacionales se diagnostican con menor frecuencia de lo
que se debiera, atribuyéndose de manera incorrecta a otras causas. Ello, es debido
a una serie de hechos como son :
1.- La mayoría de los padecimientos ocupacionales no difieren clínica ni
anatomopatológicamente de otros padecimientos crónicos de origen no ocupacional.
2.- Existencia de un periodo de latencia prolongado entre la exposición
ocupacional y la aparición de la enfermedad.
3.- Falta de formación adecuada de los médicos en relación a esta materia.
Si consideramos que en Nueva York se estima que se producen entre 2000 a
3000 muertes anuales de cáncer inducidos por la ocupación,6 y que durante el año
1982 tan sólo se
diagnosticaron tres casos de cáncer atribuibles a actividades
ocupacionales, en los cuales las personas recibieron compensación económica,
podemos hacernos una idea de la infravaloración en el diagnóstico de estas
enfermedades. Por consiguiente, todos los médicos en general, y especialmente los
que nos dedicamos a la labor asistencial como tarea principal en nuestro quehacer
diario, debemos marcarnos como meta a alcanzar, el poder llegar a diagnosticar
adecuadamente las enfermedades inducidas por la ocupación.2,7 Dicho esfuerzo, no
sólo servirá para tratar y compensar a un enfermo en particular, sino lo que es más
importante, llevará implícito la aplicación de medidas intervencionistas de Salud
Pública, con la finalidad de prevenir el proceso en aquellos trabajadores que hayan
de estar o hayan estado expuestos a los mismos agentes o sustancias.8
4
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
Las enfermedades ocupacionales pueden afectar a cualquier sistema u órgano9.
El National Institute for Occupational Safety and Health (NIOSH) emitió una lista de
las 10 categorías más importantes de tales padecimientos 10,11(Tabla I).
Tabla I.- Lista del NIOSH de las diez principales enfermedades y lesiones
relacionadas con el trabajo
1.-Neumopatia ocupacionales : asbestosis, silicosis, neumoconiosis,
asma ocupacional, cáncer pulmonar, etc.
2.-Trastornos de la reproducción: infertilidad, teratogénesis, aborto
espontáneo,etc.
3.- Lesiones musculoesqueléticas : cervical, espalda, extremidades,
etc.
4.- Lesiones traumáticas : amputación fracturas, etc.
5.- Enfermedades cardiovasculares : hipertensión, angina, infarto
miocardio, etc.
6.- Neurotoxicidad : encefalitis, psicosis, neuropatías periféricas, etc.
7.- Déficit audición : secundario al ruido
8.- Enfermedades de la piel : dermatosis, quemaduras, etc.
9.- Trastornos psicológicos : neurosis, trastornos de la personalidad,
etc.
10.-Cánceres ocupacionales: leucemia, mesotelioma, cáncer nasal,
pulmonar, hepático, vesical,etc.
A.1. EXPOSICIÓN OCUPACIONAL Y CÁNCER
La primera observación de que algunos cánceres estaban asociados a
exposiciones ocupacionales fue realizada por Sir Percival Pott, quién, en 1775
observó una elevada incidencia de cáncer de escroto entre los deshollinadores. En
1895, Rhen informó sobre tres casos de cáncer de vejiga urinaria entre 45
trabajadores en una fábrica de anilinas.12 En un principio se creyó erróneamente
que la causa era la anilina, pero estudios posteriores en otros países demostraron
que los agentes causantes
eran la naftilamina y la benzidina. Desde entonces,
muchas exposiciones ocupacionales han sido identificadas como carcinogénicos
seguros o probables. En 1987, la Agencia Internacional de Investigación sobre el
Cáncer (IARC) publicó una monografía en la que se recogía todas las evaluaciones
sobre la carcinogenicidad humana de más de 700 agentes químicos, grupos de
agentes químicos, procesos industriales, exposiciones ocupacionales y hábitos
5
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
culturales13. Los agentes químicos o, alternativamente, las condiciones de
exposición se clasificaron en los siguientes grupos :
• Grupo 1 :
Carcinógenos para el hombre
• Grupo 2A : Probablemente carcinógenos para el hombre
• Grupo 2B : Posiblemente carcinógenos para el hombre
• Grupo 3 : No clasificables en cuanto a su carcinogenicidad para el
hombre
• Grupo 4 : Probablemente no carcinógenos para el hombre
Para que un agente químico se clasifique en el grupo 1, se requiere una
evidencia suficiente de carcinogenicidad en el hombre. Es decir, cuando se haya
observado una relación positiva entre la exposición al agente y el cáncer en estudios
en los que el azar, los sesgos y los factores de confusión pueden ser excluidos con
una seguridad razonable. Para los agentes clasificados en el grupo 2A, el requisito
es una evidencia limitada para el hombre y suficiente para los animales de
experimentación. En el año 1987, tan solo 17 agentes o compuestos usados en el
ámbito ocupacional se pudieron clasificar en el grupo 1.13,14
Si consideramos el gran número de agentes en los que existe evidencia de
carcinogenicidad en el animal, resulta sorprendente, que la lista de carcinógenos
humanos sea tan limitada. Probablemente varios hechos expliquen tal situación. El
principal de todos radica en los problemas inherentes de los estudios
epidemiológicos sobre el cáncer ocupacional, tales como patrones de exposición
mixtos, poblaciones expuestas pequeñas, falta de datos de exposición disponibles y
bajos niveles de exposición. Otra razón es que, muchas de las sustancias químicas
que son carcinógenos animales, sólo se usan bajo condiciones de laboratorio, o
quizás, en un número reducido de pequeñas empresas, por lo que los estudios
epidemiológicos son difícilmente realizables.
Las estimaciones de la fracción de cánceres atribuibles a exposiciones
ocupacionales varían ampliamente de 4 a 38%.15 Incluso la más baja de estas
estimaciones sugiere que en Estados Unidos se puede atribuir 17000 muertes por
cáncer al año a exposiciones en el lugar de trabajo.15 Si además consideramos que
en algunos tipos de cánceres, el tiempo de latencia entre el inicio de la exposición y
6
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
la manifestación de la enfermedad es extremadamente prolongado (como ocurre en
el caso del mesotelioma inducido por el asbesto, de 30 y hasta de 40 años), dicha
fracción de muertes atribuibles a determinadas sustancias, continuará en aumento,
aunque se realice una prevención eficaz a futuras exposiciones.
Esta particularidad del largo periodo de latencia entre el inicio de una exposición
y la manifestación de la enfermedad, es quizás, el factor aislado que causa más
problema en los estudios epidemiológicos sobre las causas del cáncer relacionadas
con el trabajo. Asimismo, el largo periodo de latencia observado para muchos
carcinógenos, tiene la consecuencia práctica de que los estudios epidemiológicos
sobre el cáncer deben ser por lo general retrospectivos. El principal inconveniente de
los enfoques retrospectivos, es la pérdida de calidad de los datos de exposición y de
otros datos informativos de interés.
Un periodo de latencia prolongado, significa también, que los métodos
epidemiológicos no sirven para la detección de nuevos carcinógenos, porque las
sustancias químicas introducidas recientemente se dispersarían en el medio
ambiente ocupacional, o incluso general, durante varias décadas antes de ser
clasificadas como carcinógenos. Por ello, el requisito de evidencia epidemiológica
como prueba final de la carcinogenicidad de algunas sustancias químicas presenta
serias dificultades. Debido a ésto, algunos países consideran a los agentes químicos
listados en las categorías 2A, e incluso algunos de los del 2B de la IARC, como
carcinógenos demostrados.
La rotación de los trabajadores es otro problema parcialmente conectado con el
largo intervalo de tiempo entre la primera exposición y la manifestación del cáncer.
Una elevada rotación complica el seguimiento de aquellos que han cambiado de
empleo o que se han jubilado, además de inducir periodos de exposición cortos para
una gran proporción de la cohorte.
Sin embargo, la situación es diferente si los datos se analizan mediante un
enfoque de casos y controles. En este caso, las diferencias de exposición se
convierten en un recurso y es hasta ventajoso incluir individuos no expuestos en la
base del estudio. De todos modos, la cuestión clave es, a igual que en todos los
estudios sobre cáncer, garantizar datos de exposición precisos y detallados, que no
siempre es factible, al tratarse de datos retrospectivos, siendo probable que se
produzcan clasificaciones erróneas.
7
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
Las exposiciones ocupacionales concurrentes o consecutivas a varias sustancias
químicas, junto con las exposiciones no ocupacionales, complican también al diseño
del estudio y la interpretación de los resultados. La mayoría de los trabajadores
presentan estos patrones de exposición y, ya que el periodo de tiempo de interés es
largo, establecer tales patrones suele resultar complejo . De nuevo, un diseño de
casos y controles tiene un potencial mayor que un estudio basado en el censo,
porque se pueden dedicar mayores esfuerzos a esclarecer la exposición de la
muestra cuando ésta no implica a toda la base poblacional.
De cualquier forma, a veces es difícil o imposible solucionar las cuestiones
tratadas hasta ahora, porque son inherentes a la naturaleza del problema. Por ello,
puede que incluso se tenga que abandonar un estudio, al no haber posibilidad
alguna de solucionar cuestiones tales como la ausencia de datos de exposición o
una rotación elevada.
A.2. PESTICIDAS Y CÁNCER
A.2.1. Introducción
Las cosechas se ven afectadas por diferentes plagas, así como por la actividad
competitiva de las malas hierbas. Durante los últimos tres decenios, la lucha contra
las plagas y malas hierbas por medios químicos destinadas a reducir las pérdidas,
se han implantado en todo el mundo. Una gran variedad de insecticidas, fungicidas,
molusquicidas, bactericidas, herbicidas y fumigantes, han cobrado especial
importancia en la agricultura, principalmente en los países desarrollados, pero
también en los que aún están en desarrollo.
Las pérdidas agrícolas causadas por las plagas son grandes. En América del
Norte, Europa y Japón, se calcula que son del orden del 10-30% , y mucho mayor en
los países en desarrollo,16 pudiendo llegar al 40% y a veces al 75% de pérdidas.
Los datos disponibles de varios países revelan la existencia de una correlación
(aunque no directamente proporcional) entre el empleo de plaguicidas y el
rendimiento de las cosechas.
La
mayoría de los pesticidas (plaguicidas), son productos químicos que se
utilizan en la agricultura para combatir plagas, malas hierbas o enfermedades de las
plantas. Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la
8
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
Alimentación (FAO)17, un plaguicida es cualquier sustancia o mezcla de sustancias
destinadas a prevenir, destruir o controlar cualquier plaga. El término abarca a
aquellas sustancias que se utilizan como reguladoras del crecimiento de las plantas,
desfoliantes, desecantes, agentes para evitar la caída prematura de las fruta, y las
sustancias aplicadas a los cultivos antes o después de la cosecha para proteger el
producto contra la deterioración durante el almacenamiento y el transporte.
El empleo de productos químicos inorgánicos para destruir insectos se remonta a
los tiempos de Grecia y la Roma clásicas. Homero ya alude a la utilidad del azufre
quemado como fumigante, y Plinio el Viejo recomienda el arsénico como insecticida.
En el siglo XVI, los chinos empleaban cantidades pequeñas de arsenicales como
agentes insecticidas, y en el siglo XIX se utilizaron tanto el pelitre como el jabón para
combatir los insectos.
A mediados del siglo XIX se inician los primeros estudios científicos sobre el
empleo de productos químicos para proteger las cosechas. En 1867, se empezó a
utilizar el verde de París, forma impura del arsénico de cobre, y en 1913 se introdujo
el primer tratamiento organomercurial de las semillas en Alemania.18,19
Durante los años comprendidos entre la Primera y Segunda Guerra Mundial,
tanto el número como la complejidad de los productos químicos utilizados para
proteger las cosechas, experimentaron un aumento espectacular.A lo largo de la
Segunda Guerra Mundial, se descubrió en Suiza la capacidad insecticida del
diclorodifeniltricloroetano (DDT), y en Alemania se obtenían diversos compuestos
insecticidas organofosforados19. En 1945 en Gran Bretaña se descubrieron los
primeros carbamatos herbicidas , y durante el mismo año en EEUU y Alemania se
empezó a utilizar un nuevo insecticida organoclorado, el clordano.
En los años que siguieron la Segunda Guerra Mundial (1950-1955) se empezó a
usar en EEUU herbicidas derivados de la urea, e hizo su aparición el malatión.
Durante los decenios siguientes se comercializaron muchos plaguicidas nuevos,
basado en un conocimiento más completo de los mecanismos biológicos y
bioquímicos, muchos más eficaces que los antiguos y a dosis menores, como son
las sulfonilureas herbicidas y los nuevos fungicidas sistémicos, tales como el
metalaxilo y el triadimefón.
9
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.2.2. Plaguicidas y salud
Hasta la década de los 90 eran pocos los datos epidemiológicos disponibles que
evaluasen los efectos de los plaguicidas sobre la salud humana. 20 Ello resulta
realmente sorprendente si se tiene en cuenta la enorme toxicidad y el riesgo que
entrañan algunos de estos productos para la salud.
De diversos modos, y en mayor o menor grado, diferentes grupos de población
pueden estar expuestos a los plaguicidas. Algunas exposiciones son deliberadas
(suicidios y homicidios), y otras son accidentales (Figura1).
Exposición no intencional
(dérmica, oral, respiratoria)
Exposición intencional
(a partir del agua, del aire,
de los alimentos)
Exposición no
profesional (a partir
del agua, del aire
de los alimentos)
Exposición
profesional
A corto plazo
Suicidios
Homicidios
A largo plazo
A corto plazo A largo plazo
Figura 1. Tipos de exposición a los plaguicidas
10
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
Davis et al.21 describen diferentes categorías de exposición a los plaguicidas,
representando en un triángulo la población expuesta (Figura2).
Suicidios e intoxicaciones colectivas, personas que
preparan, mezclan o aplican plaguicidas o que
participan en la recolección
Personas que fabrican, preparan, mezclan
o aplican plaguicidas o que participan en
la recolección
Todos los grupos
de población
Exposición
muy grave,
única y a
corto plazo
Exposición grave
a largo plazo
Exposición leve a largo plazo
La anchura de triángulo indica el volumen aproximado de los grupos expuestos
Figura 2. Grupos de población con riesgo de exposición a los
plaguicidas
Entre los efectos producidos por los plaguicidas en la salud, se encuentran los
efectos agudos (a corto plazo) y los crónicos (a largo plazo).
Únicamente una pequeña proporción de la población, suele estar expuesta a una
dosis lo suficientemente elevada para provocar efectos agudos graves; sin embargo,
en un número mayor de sujetos pueden aparecer efectos crónicos.
El estudio epidemiológico de los grupos sometidos a dosis bajas resulta difícil,
porque los efectos crónicos no suelen estar asociados específicamente a la
exposición, y tanto ésta como los niveles de dosis resultan a menudo difíciles de
evaluar. Por otro lado, si consideramos que los efectos que se buscan suelen ser
poco frecuentes, cualquier estudio epidemiológico de cohortes en aquellos grupos
sometidos a dosis bajas de plaguicidas, tendrá una serie de limitaciones inherentes
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a este tipo de estudios, como son, un coste elevado, dificultad en su ejecución,
necesidad de un tamaño muestral elevado para obtener resultados significativos y
las pérdidas en el seguimiento. No ocurre lo mismo con los estudios de casos y
controles, los cuales cuentan con una serie de ventajas entre las que se incluyen, el
ser menos costosos que los estudios de seguimiento, tener corta duración, ser
aplicables a enfermedades raras y permitir el análisis de varios factores de riesgo
para una determinada enfermedad. Por ello, constituyen una buena alternativa22 a la
situación a la que nos estamos refiriendo.
Los individuos que reciben dosis muy altas suelen pertenecer a grupos bien
definidos (personas que utilizan los plaguicidas en condiciones muy primitivas, sin
equipo de protección apropiado y sin la formación necesaria, sujetos que tratan de
suicidarse con estos compuestos, o personas expuestas accidentalmente por
consumo de alimentos o bebidas fuertemente contaminadas). Existen estudios
epidemiológicos en estos grupos, en los que se describen con detalle los efectos
agudos observados en este tipo de intoxicaciones.
Por lo que respecta a las consecuencias sobre la salud de la exposición a largo
plazo de los plaguicidas, los estudios se han centrado en concreto a los efectos
sobre la reproducción, neurotoxicidad y cáncer.
A.2.3. Cáncer
Muchos estudios dirigidos a identificar una posible conexión entre plaguicidas y
cáncer se han publicados. Los agentes específicos a los que se prestó más atención
fueron
los
herbicidas
fenoxiácidos,
clorofenoles,
dioxinas,
arsenicales
y
organoclorados tales como el DDT, que han sido el objetivo de diferentes estudios
epidemiológicos realizados en Estados Unidos, Nueva Zelanda, Gran Bretaña y
Suiza.23
Las investigaciones de la carcinogenicidad de los pesticidas se han centrado
fundamentalmente en las ocupaciones agrícolas.24 En Estados Unidos, el Instituto
Nacional del Cancer (NCI) y el Programa Nacional de Toxicología (NTP), de 47
pesticidas analizados desde 1991, encontraron evidencia de carcinogenicidad en 23
de ellos,25 de los cuales, 18 también fueron evaluados por la IARC. Nueve se
clasificaron en el grupo de suficiente evidencia de carcinogenicidad, y la otra mitad
en el grupo de limitada evidencia. La mayoría de los países prohiben los pesticidas
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si hay suficiente evidencia de carcinogenicidad en las exposiciones ocupacionales
de los seres humanos, sin embargo, la evidencia de carcinogenicidad en los
animales de experimentación es la principal razón para prohibir a un pesticida, pese
a que la cantidad investigada es del orden de 1-2 veces superior a la exposición en
humanos.
Algunos estudios sugieren que los agricultores pueden tener un riesgo mayor
para desarrollar determinados tipos cánceres, y la cuestión es conocer si los
pesticidas juegan algún papel en ello, concretamente tumores cerebrales, cáncer de
testículo, leucemias, mieloma, linfoma de Hodgkin (LH) y no-Hodgkin (LNH)26-31,
entre otros. Esto no significa que el contacto con pesticidas sea de forma
concluyente el factor causal. De hecho, algunos autores encuentran una asociación
significativa entre el contacto con determinadas aves y el desarrollo de leucemias y
linfomas, por lo que existe la posibilidad de una interacción con otros agentes
etiológicos no conocidos, que pudieran ser determinados tipos de virus; 32 o como
más recientemente se ha sugerido, que los rayos ultravioletas producirían un daño
en el funcionamiento del sistema inmune,33 que sería responsable de la mayor
incidencia de LNH en los agricultores expuestos, como se desprende de algunos
estudios,34,35 aunque no en todos.36
1) La principal fuente de información del riesgo carcinogénico de los pesticidas
procede de los estudios de casos y controles realizados en sujetos con exposición
ocupacional a dichas sustancias:
a) Herbicidas: La exposición a herbicidas fenoxiácidos y clorofenoles se han
asociado a un riesgo mayor para desarrollar sarcomas de tejidos blandos (STB),37-41
LNH,42,43-50 y ocasionalmente con LH.51 En un estudio, el incremento del riesgo para
STB se relacionó con las dioxinas contaminantes.40 En dos estudios caso-control
anidados,41
los
trabajadores
expuestos
a
herbicidas
fenoxiácidos
y
sus
contaminantes, presentaron un mayor riesgo para desarrollar STB y LNH. En dos
trabajos realizados en Italia,52,53 la atrazina (herbicida ampliamente utilizado en el
mundo) se asoció a tumores ováricos, y en uno americano, se encontró una débil
asociación
con LNH,46,49 que no se objetivó en otros.182 Sathiakumar et al.55
publicaron una revisión de todos los estudios epidemiológicos realizados sobre este
herbicida y las triazinas en general, y concluyeron que aunque una débil asociación
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con los LNH se había objetivado en algunos de ellos, no se podía descartar que
fuera fruto de la casualidad o de posibles factores de confusión. Por lo que respecta
a la asociación de estos herbicidas con otros tipos de neoplasias, los trabajos
realizados eran escasos y de resultados imprecisos.
b) Compuestos Organoclorados: De ellos, el DDT ha sido el más ampliamente
investigado. Se ha asociado a LNH,56,57 leucemias,58,59 enfermedad de Hodgkin,48,60
mieloma múltiple61 y STB,37,39,62 aunque no en todos los estudios.40
Tanto el DDT como sus metabolitos, también se han relacionado con un
aumento del riesgo para el cáncer de mama;63,64 no obstante, en un estudio casocontrol anidado65 (el más amplio publicado hasta la actualidad), los niveles séricos
de p,p´-diclorodifenildietiletileno (p,p´-DDE) que fueron medidos años antes del
desarrollo del tumor, dieron valores negativos. Recientemente se ha encontrado una
débil asociación con el cáncer de páncreas.66 Blair et al.,67 en un trabajo sobre el
lindano, un insecticida que causa cáncer en animales de experimentación, y que se
había asociado en algunos estudios a LNH, no encontraron una relación clara con el
desarrollo del mismo, aunque los autores concluyen que alguna implicación no se
puede descartar. Soliman et al.,68 encontraron mayores niveles de organoclorados
en sujetos con cáncer colorectal que en el grupo control, aunque al tratarse de un
estudio piloto, dichos resultados deben ser contrastados
con otros
que sean
realizados en una población mayor.
La exposición a pentaclorofenoles generalmente se acompaña de exposición a
otros clorofenoles. Diferentes estudios,69,70 no encontraron una asociación con STB,
aunque en uno,40 la exposición a pentaclorofenol durante los cinco años anteriores al
diagnóstico, se asoció a un riesgo cuatro veces superior para desarrollar este tipo de
tumores.
c) Insecticidas Organofosforados: Han sido asociados a LNH71 y leucemia.58
Otros estudios, también de casos y controles, hallaron un riesgo incrementado para
presentar tumores cerebrales en niños de una población de sujetos que utilizaban
pesticidas (en general) en sus labores domésticas.72
2) Los estudios de cohortes, también han suministrado alguna información sobre
pesticidas y cáncer, habiéndose realizados en diferentes grupos ocupacionales, la
mayoría de ellos relacionados con la agricultura. Así, en algunos de ellos, la
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incidencia y mortalidad global por cáncer fue más baja de la esperada.32,42,73
Trabajos recientes apoyan tales hallazgos.74-76 En Suecia, en mujeres granjeras, la
incidencia de cáncer estuvo reducida en su totalidad, especialmente para cáncer de
mama y de cuello uterino;75 sin embargo, la incidencia de LNH fue mayor en el sur
del país, dónde el uso de pesticidas está más extendido. Un estudio canadiense,77
en operadores que median las tierras tratadas con pesticidas, encontró un exceso de
riesgo a morir por LNH. Otros,76,78-80 sin embargo, no objetivaron un mayor riesgo.
Un incremento de mortalidad para mieloma múltiple y leucemia se encontró en
granjeros franceses,81 pero no en otros estudios.82 La mayoría de los estudios de
cohortes encuentran una disminución del riesgo para cáncer de pulmón en
granjeros, agricultores y aplicadores de pesticidas;76,79 aunque algunos trabajos
previos83,84 habían hallado un exceso de mortalidad por este tipo de cáncer en
aplicadores de pesticidas. La incidencia de cáncer de próstata es mayor en
granjeros en algunos estudios,29,85 pero no en todos.76,80,83 También se ha
encontrado asociación entre la exposición a pesticidas y el cáncer testicular en
algunos trabajos,86,87 pero no en otros;76,78,88,89 cáncer de hígado,90 melanoma91 y
tumores oculares.92
Pese a las consideraciones previamente enumeradas, es escasa la información
referente a la implicación de algún pesticida en particular. Un mayor riesgo para
linfomas malignos se objetivó en trabajadores de industrias de herbicidas
fenoxiácidos92-94 y en aplicadores de pesticidas del mismo grupo, en una compañía
cuidadora de césped.95
La exposición a disulfuro de carbono, metilbromuro, dibromuro de etileno y DDT,
se ha asociado con un exceso de mortalidad para LNH y leucemias.96 La exposición
ocupacional a insecticidas organoclorados combinados con otros, se ha relacionado
con un incremento del riesgo para cáncer de pulmón,56,83 linfomas malignos,56,96
mieloma múltiple, leucemia, cáncer de páncreas y cáncer de piel.56 Una mayor
mortalidad por tumores cerebrales se objetivó en algunos,97,98 pero no en todos los
estudios.99
Los contaminantes de los pesticidas (dioxinas y furanos), también han sido
objeto de consideración, habiéndose relacionado con un aumento de la mortalidad
global por cáncer,100-102 además de para algunos en particular.
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Existe menos evidencia de la relación de los pesticidas con neoplasias de otra
localización, y específicamente con las del tubo digestivo y sistema urinario. En lo
referente al cáncer de vejiga, un mayor riesgo para sujetos expuestos a pesticidas
fue observado en el estudio nacional del cáncer de vejiga,103 y en uno de cohorte
realizado en Florida,104 pero ninguno de los hallazgos fue significativo. Akdas et al.105
encuentran una asociación y además significativa (p< 0.001) en aquellos sujetos que
han utilizado fertilizantes artificiales e insecticidas y el cáncer de vejiga. Asimismo,
LaVecchia et al.106 objetivaron una fuerte asociación entre la exposición a herbicidas
y el riesgo a padecer dicha neoplasia, concluyendo que encuentran una evidencia
epidemiológica estadísticamente significativa de que tal exposición constituye un
factor independiente en el riesgo a desarrollar cáncer vesical.
B. EPIDEMIOLOGÍA DEL CÁNCER VESICAL
El cáncer de vejiga representa entre el 2% al 4% aproximadamente de todos los
tumores malignos, constituyendo un importante problema de salud de distribución
mundial.107 No obstante, la incidencia del carcinoma vesical muestra importantes
variaciones geográficas y raciales en diferente zonas del mundo.
Geográficamente, las mayores frecuencias son recogidas en Europa Occidental
y EEUU, con bajas frecuencias en Europa Oriental y en muchas áreas de Asia. Su
incidencia es mayor en paises industrializados que en regiones subdesarrolladas
(salvo aquellas áreas de esquistosomiasis endémica), y es más prevalente en el
medio urbano que en el rural,107-109 debido probablemente a la influencia de los
factores carcinógenos ocupacionales y ambientales en el desarrollo del mismo. En
los EEUU representa aproximadamente el 6% de todos los cánceres, el 2% de todos
los nuevos casos entre los varones, y el 2,3 % entre las mujeres. En este país,
aproximadamente 49.000 personas lo desarrollan y
9.700 mueren de la
enfermedad.109-111 Las tasas de incidencia ajustadas de cáncer de vejiga en España
en varones, oscilan entre 14.2 y 22.8.112 El Libro Blanco de la Oncología Española112
calculó para España una incidencia durante 1986 de 7773 casos, lo que supondría
19.5 nuevos casos por cada 100.000 habitantes y año. En la provincia de Málaga, la
tasa bruta es de 52.95% y la tasa ajustada de 41.85%, representando durante los
últimos años el segundo cáncer más frecuente en varones.113
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La gran mayoría (93%) son carcinomas de células transicionales (CCT), 2% son
carcinomas de células escamosas y 1% son adenocarcinomas.
Afecta fundamentalmente a hombres blancos, siendo más raro entre los
asiáticos, los hispanos y los indios y negros americanos. En la mayoría de los
grupos raciales la razón de masculinidad es al menos 3:1, aproximándose a 4:1
entre los blancos.110,114 El riesgo de desarrollar la enfermedad a lo largo de la vida
es de un 3% entre los varones blancos, de aproximadamente un 1% entre las
mujeres blancas y los varones negros y de un 0.5% entre las mujeres negras.109 El
predominio masculino es observado en todos los grupos de edad.
El rango de edad de los pacientes con carcinoma de vejiga se extiende desde la
primera a la décima década, pero más de dos tercios (80%) están incluidos en el
rango de 50 a 79 años, siendo rara la enfermedad antes de los 40 años, con sólo un
caso manifestado en la primera década, y menos de 100 casos informados en
pacientes de 30 o más jóvenes. Solo esporádicamente es familiar.108,115-117
C. ETIOLOGÍA Y PATOGÉNESIS
El gran interés actual por los factores etiológicos del carcinoma vesical es debido
principalmente a la fuerte asociación de esta neoplasia con factores ambientales,
incluyendo ocupacionales, ya que la aminoración de los mismos contribuirá al control
de la enfermedad.
Diferentes estudios epidemiológicos realizados en distintas partes del mundo, en
su mayoría del tipo de casos y controles, han aportado datos acerca de la relación
existente entre diferentes hábitos y exposiciones y esta neoplasia. El cáncer vesical
es probablemente el cáncer humano donde se han definido más factores etiológicos
y más grupos de riesgo. Actualmente se estima que entre el 18 y el 35% de los
carcinomas de vejiga en varones son resultado de la exposición a carcinógenos
ocupacionales y del hábito de fumar tabaco. Para algunos de estos factores, las
pruebas son circunstanciales y a veces controvertidas, para otros, en particular para
los carcinógenos ocupacionales, las pruebas son muy evidentes.
La definición de un carcinógeno humano hasta el presente ha sido imprecisa y
los factores carcinogénicos han sido categorizados en términos de 1) actividad
carcinogénica demostrada en modelos animales, 2) grado de riesgo de las
poblaciones humanas expuestas, y 3) aceptación de los datos por la comunidad
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científico/médica. Así un factor será considerado como carcinógeno establecido
cuando: pueda inducir cáncer en los animales; un número significativo de individuos
expuestos hayan desarrollado cáncer; y no existan factores mitigadores conocidos o
sospechados que pudieran poner en duda la validez de los datos. En base a estos
preliminares, las sustancias y condiciones ambientales que han sido implicados en la
etiología del carcinoma vesical, pueden ser divididas en tres categorías: 1)
establecidas, 2) sospechadas, y 3) teóricas. En la primera se incluyen productos
como la beta-naftilamina, 4-aminobifenil, clornafazina y tabaco. En la segunda
categoría se incluyen aquellos factores que no cumplen todos los criterios de una
sustancia establecida, pero que en general ha sido asociado con un riesgo
incrementado en los estudios epidemiológicos, si bien dicho riesgo ha sido
insuficientemente documentado o lo suficientemente bajo, como para presuponer
que otros factores desconocidos pudieran estar implicados. Entre ellos se encuentra
la esquistosomiasis, ciclofosfamida, fenacetina, irritación crónica, etc. Sustancias
teóricas que podrían
causar cáncer de vejiga incluyen químicos con estrecha
relación estructural con carcinógenos probados, agentes que sólo causan cáncer en
animales de experimentación y factores asociados con cáncer en casos aislados,
como son el café, sacarina, radiaciones, dieta rica en grasas y aceites, déficit de
vitaminas, nitrosaminas e infecciones del tracto urinario.
Carcinógenos Químicos
En 1895 Rhen,12 cirujano alemán, observó tres casos de cáncer vesical en
trabajadores de las industrias de tinturas, estableciendo el nexo entre dicho tumor y
determinadas sustancias químicas. En 1938 Hueper et al. descubrieron la acción
carcinógena de la 2-naftilamina en un modelo canino, presumiéndose que dicha
sustancia fue la causa del carcinoma vesical en los trabajadores de la industria de
tinturas.
Diferentes estudios epidemiológicos han demostrado la relación entre las
neoplasias vesicales y las aminas aromáticas.118,119 Son los agentes etiológicos más
frecuentemente implicados en la génesis del cáncer vesical, siendo las más
conocidas la 2-naftilamina, la benzidina y el 4-aminobifenil. Estas sustancias
químicas son oxidadas y conjugadas con ácido glucurónico en el hígado, y
excretadas con la orina, dónde la mayoría de los expertos postulan posteriores
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modificaciones químicas, originando metabolitos con acción carcinógena para el
urotelio.120
Las interacciones moleculares exactas en general, permanecen desconocidas,
pero un tiempo de latencia de 5 a 50 años se requiere para que los individuos
susceptibles expuestos desarrollen clínica. El tiempo de exposición a estos agentes
guarda una estrecha relación con el riesgo de padecer el cáncer vesical, habiéndose
calculado que para trabajadores en industrias de colorantes el riesgo es de 1.7
veces mayor de lo habitual para sujetos con menos de 10 años de exposición, 8.5
para sujetos con 10 a 29 años y de 10.5 para aquellos con más de 29 años de
exposición. El riesgo relativo oscila entre el 2.9 y el 6.59, con una latencia media
para el desarrollo del tumor de 18 años (si bien se han descrito casos con periodos
cortos de exposición), y un riesgo máximo a los 40 años.121
Además de las aminas aromáticas, otras sustancias químicas se han relacionado
con los tumores vesicales, como son los analgésicos del tipo de la fenacetina,122 la
ciclofosfamida y otros quimioterápicos,123 y los hidrocarburos policíclicos y derivados
(nitropirenos) en la industria del petróleo.
Otros compuestos químicos son carcinógenos vesicales en modelos animales,
pero no se disponen de pruebas convincentes acerca de su efecto en el ser humano.
Este es el caso de las nitrosaminas, que producen cáncer vesical en los animales, y
se detectan en la orina en algunas infecciones urinarias.124 Diferentes estudios
epidemiológicos y experimentales muestran una asociación entre infecciones
urinarias y neoplasia vesical,125 que pudiera estar en relación con la formación de
nitrosaminas u otros carcinógenos, o con la proliferación celular secundaria al
proceso inflamatorio. De cualquier forma, el papel de las nitrosaminas en el hombre
es incierto.
Tabaquismo
Diversos estudios epidemiológicos han puesto de manifiesto la asociación entre
el hábito de fumar tabaco y cáncer vesical, dependiente de la cantidad de cigarros/
año y tiempo de consumo, con un riesgo relativo de 2 a 10.118,119,126
Aunque la vinculación no es tan estrecha como ocurre en el carcinoma pulmonar,
se estima que en los países industrializados, el tabaco es responsable del 25% al
60% de las neoplasias vesicales.127
Un estudio epidemiológico realizado en
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España128 en 115 enfermos de cáncer vesical, puso de manifiesto que 38(33%) eran
no fumadores, y 77 (67%) eran fumadores. De éstos, fumaban más de 20 cigarrillos
al día, 51 sujetos (66%) ; entre 10 y 20 cigarrillos, 20 sujetos ; y menos de 10
cigarrillos, 6 sujetos.
En relación al tipo de tabaco, el riesgo es mayor para el tabaco negro que para
el rubio, así como para los sujetos que inhalan el humo. Para los fumadores pasivos
y otras formas de consumo de tabaco (pipa, tabaco masticable o aspirado), así como
el uso de filtro y el tabaco bajo en nicotina, el riesgo es escaso.129-133
El mecanismo por el cual actúa el tabaco no está totalmente aclarado, pero
estaría relacionado con las sustancias químicas
vehiculadas en el humo del
cigarrillo, entre las que se encuentran los hidrocarburos policíclicos aromáticos, las
aminas aromáticas y los aldehidos insaturados.118,119 La nicotina y sus metabolitos,
así como las nitrosaminas específicas del tabaco, no parecen inducir neoplasias
vesicales en el hombre o en los animales.
Café
El papel desempeñado por las bebidas que contienen cafeína, sobre todo el
café, en la génesis de los tumores vesicales ha sido controvertido según los distintos
estudios.134-136 Algunos trabajos, indican que el riesgo es mínimo o nulo. Entre los
factores sobreañadidos que pueden crear confusión al analizar la asociación entre
consumo de café y cáncer vesical se encuentran el hábito de fumar, la exposición
ocupacional y la dieta, cuyo grado de control difiere según los diversos estudios. Un
trabajo realizado en Mataró por González et al.137 en 58 enfermos y 116 controles,
no mostró incremento alguno de riesgo en bebedores de café, un riesgo de 2.3
veces mayor para fumadores, un riesgo ocupacional de 5.5 (industrias de tintes y
textiles), y un efecto multiplicativo del tabaco y la ocupación de 11.7.
Hasta el momento actual, las investigaciones experimentales no avalan la
carcinogénesis de la cafeína, y las evaluaciones a largo plazo han sido negativas.
Esquistosomiasis y otras infecciones
En 1911 Ferguson estableció la relación entre el cáncer vesical y la infección por
Schistosoma haematobium. Posteriormente, otros estudios confirmaron dicha
asociación.119,138
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El mecanismo por el cual se produce la carcinogénesis no está del todo
aclarado, si bien se piensa que la proliferación celular que ocurre asociada al
proceso inflamatorio, podría dar lugar a la aparición de errores genéticos
espontáneos que favorecerían la aparición de una neoplasia. Además de ello, el
fenómeno inflamatorio y la exposición a agentes ambientales podrían generar
tóxicos urinarios, como serían determinados tipos de nitrosaminas, incluyéndo la Nbutil-N-(4-hidroxibutil) nitrosamina (BBN),138 carcinógena en roedores y perros.
Las infecciones
bacterianas recurrentes también se han relacionado con el
cáncer vesical, sobre todo en mujeres, aunque no se sabe si realmente son causa o
consecuencia de la neoplasia.139-141 La infección bacteriana conduce a la producción
de nitrosaminas, consideradas como carcinógenas. Este mecanismo explicaría el
mayor riesgo de cáncer vesical que presentan los pacientes parapléjicos, como se
desprende de algunos estudios.142
Litiasis renal
Se ha relacionado la presencia de litiasis renal y cáncer vesical a través de la
irritación, lo que produciría en primer lugar una reacción a cuerpo extraño de la
mucosa, seguido de metaplasia epidermoide, para finalizar en la neoplasia. De igual
modo, y por el mismo mecanismo, se produciría en aquellos sujetos portadores de
catéteres permanentes. En ambas situaciones, las infecciones serían frecuentes, las
que favorecerían el desarrollo del cáncer
por los mecanismos previamente
reseñados.
Los resultados de diferentes estudios encaminados a clarificar dicha relación,
han evidenciado una escasa asociación.139,140
Edulcorantes artificiales
Por lo que concierne a estas sustancias, y específicamente a la sacarina, su
posible relación con el cáncer vesical ha sido objeto de intensa polémica. Los datos
disponibles en la actualidad indican que es carcinógena en animales de laboratorio,
actuando como promotor de la hiperplasia del urotelio, aunque en los estudios
realizados en seres humanos, si bien apuntan hacia un mayor riesgo, no suele
alcanzar valores de significación estadística.134,143
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Exposición ocupacional
Además del contacto con tinturas referido por Rhen 12, existen muchas otras
actividades laborales que se acompañan de un mayor riesgo de cáncer vesical,
aunque a veces no se identifiquen agentes específicos144-150 (Tabla II).
Tabla II.-Ocupaciones asociadas a mayor riesgo de cáncer vesical
Obreros textiles
Carniceros
Pintores
Trabajadores cemento
Pintores artísticos
Barreneros
Metalúrgicos
Jardineros
Carpinteros
Escritores
Conductores de camiones
Telefonistas
Conductores de taxis
Obreros industria química
Trabajadores en industria de cuero
Arquitectos
Trabajadores en industrias de tinturas
Petroleros
Taladradores
Mineros
Perforadores
Electricistas
Trabajadores en industria de goma
Peluqueros
Limadores de metales
Procesadores de aluminio
De todas ellas, son las actividades que utilizan tintes, caucho, productos textiles
y pintura, las que han mostrado la relación más consistente. Se estima que del 20%
al 25% de los casos, la enfermedad se debe a exposición ocupacional .144
Dieta
Por lo que respecta a la dieta, tanto en el hombre como en los modelos
animales, ésta influye en la tasa de carcinoma vesical, pero el nexo no está del todo
clarificado.
Algunos trabajos encuentran un aumento del riesgo a padecer cáncer vesical en
aquellos sujetos con determinados hábitos dietéticos, tales como consumir pocas
verduras, o el excesivo consumo de carnes y grasas.151 En cambio, aquellos sujetos
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que consumen más vitamina A o carotenos, presentan una menor incidencia de
cáncer vesical.152,153 Este hallazgo, está avalado en cierta medida por los estudios
experimentales,
y
constituye
la
base
del
empleo
de
retinoides
como
quimiopreventivos potenciales en los portadores de carcinomas papilares.
Además de lo reseñado, otros hábitos dietéticos se han descrito, bien como
protectores (consumo de leche),154 o como favorecedores (consumo de picantes y
especias).155
Otros factores relacionados
Diversos agentes o procesos han sido objeto de atención, en el sentido de que
podrían aumentar o disminuir la incidencia de cáncer vesical :
En los años 50, se relacionó el triptófano y sus metabolitos aromáticos con un
riesgo
aumentado
para
padecer
cáncer
vesical.156
Posteriormente,
otras
investigaciones no lo corroboraron,157 recomendando estudios experimentales y
epidemiológicos encaminados a ello.157
Se ha descrito una asociación entre cáncer vesical y existencia de queratosis
palmar, como se comprueba en algún estudio.158
Se piensa que bajo una
predisposición genética, actuaría algún agente ambiental desconocido.
Algunos estudios han puesto de manifiesto la asociación entre determinados
tipos de cánceres y el consumo de agua clorada, especialmente cáncer colorectal y
vejiga,159,160 aunque limitaciones metodológicas de algunos de ellos aconsejan que
dicha información se tome con cierta precaución.
También se indicó que el consumo de agua contaminada con pesticidas
aumentaba el riesgo de cáncer vesical, pero no se identificó ni la sustancia química
ni el proceso responsable.161
Poco es conocido acerca del papel de los virus o el de los procesos infecciosos
que pudieran ser transmitidos a través del contacto venéreo.
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En el modelo de carcinogénesis desarrollado por Cohen162 y colaboradores, se
establecen varios principios básicos: 1) el cancer resulta de errores genéticos en
células normales, 2) la carcinogénesis es un proceso de múltiples etapas que
requiere más de un evento genético, y 3) que la probabilidad de ocurrencia de un
evento genético por división celular es una cantidad finita, por lo tanto, una división
celular incrementada aumentará la probabilidad de evento genético. Basados en
este modelo ellos postulan que un agente físico o químico dado puede producir
cáncer por cualquiera de las dos vías; aumentando la probabilidad de evento
genético por división (genotóxicos), o aumentando el número de divisiones (agentes
no genotóxicos).
Las investigaciones dirigidas al conocimiento de estos agentes (estudios
epidemiológicos que tratan de identificar los factores relacionados con carcinoma
vesical en poblaciones de alto riesgo, y estudios experimentales con animales de
laboratorio o líneas celulares) arrojan una serie de agentes implicados en la
carcinogénesis vesical que actuarían, probablemente por uno de los dos
mecanismos indicados anteriormente, produciendo una amplia gama de alteraciones
genéticas. A pesar de las dificultades para definir los factores etiológicos y
patogénesis del cáncer humano, se han realizado diversos progresos. Las teorías
actuales sugieren que la carcinogénesis es un proceso complicado que requiere al
menos tres fases: iniciación, promoción y progresión.163,164
La mayoría de los agentes etiológicos implicados probablemente actúen en una
sola fase y requieran cofactores o determinadas condiciones para completar el
proceso carcinogénico. El papel de los oncogenes en la regulación de este proceso
está siendo ampliamente explorado.165,166
Aunque a menudo son ignorados en los estudios científicos, los factores del
huésped son probablemente esenciales para prevenir el desarrollo del cáncer, así
como para limitar la diseminación de la enfermedad establecida. Numerosos
estudios tanto en humanos como en animales de experimentación han indicado que
la mayoría de los carcinomas se originan en un generalizado "cambio de campo"
donde el epitelio en su totalidad está implicado en el proceso carcinogénico,
representando las neoplasias visibles endoscópicamente sólo los componentes más
floridos,167,168 estando el urotelio continuamente en riesgo de desarrollar nuevas
lesiones. Entre los datos que han suscitado el concepto de "cambio de campo" en el
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urotelio se encuentra el hecho de que el carcinoma vesical es a menudo múltiple, así
como el hallazgo en numerosas investigaciones, por medio de secciones gigantes
de vejigas enteras,169 biopsias seleccionadas múltiples,170
y en modelos de
experimentación animal; de combinaciones de carcinoma in situ (CIS)/displasia con
carcinoma papilar o más frecuentemente invasivo.171,172 Si estas lesiones
representan cánceres incipientes o crecimientos atróficos o truncados no está claro,
pero su presencia parece identificar a los pacientes con un mayor riesgo de
desarrollar enfermedad invasiva o "recidivante", así como mortalidad relacionada
con la enfermedad.167,168,173
Una aportación adicional a la idea de "cambio de campo" es la observación de
que estas anomalías de la mucosa plana, incluyendo el CIS, no se restringen al
urotelio vesical, y pueden verse en uréteres, uretra y ductos prostáticos periuretrales
como una anomalía difusa o focal.174,175
Sin embargo, el fenómeno de "cambio de campo" puede no acontecer en la
patogénesis de todos los casos de cáncer de vejiga. La implantación de células
tumorales viables después de injuria tisular puede jugar también un papel en la
patogénesis de estos tumores, tal como lo apoyan la evidencia clínica y diversos
estudios.176-178
Un aspecto importante cuando consideramos la etiopatogénesis del cáncer
vesical es recordar que verdaderas fases tempranas en la carcinogénesis vesical
son extremadamente difíciles de detectar y casi todos nuestros conocimientros
resultan de la observación de eventos relativamente tardíos del proceso, así
pequeñas neoplasias son denominadas formas "tempranas", el CIS es considerado
una enfermedad preinvasiva que ha sido "cogida" en fase precoz, y la displasia se
describe como un precursor de malignidad, cuando todos estos cambios pueden
representar, con mucha probabilidad, un intento parcialmente exitoso del huésped
para limitar la enfermedad.167
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D.
MORFOPATOLOGÍA
DEL
CARCINOMA
VESICAL
Y
LESIONES
RELACIONADAS
D.1.CARACTERÍSTICAS ANATOMOPATOLOGÍCAS DE LA VEJIGA URINARIA
Histologicamente, la vejiga urinaria madura está tapizada por un epitelio
característico que los primeros observadores denominaron transicional por su
apariencia intermedia entre los epitelios escamoso y glandular. El término preferido
actualmente para el tapizamiento mucoso de la vejiga (y todo el tracto urinario
inferior y pelvis renal) es el de urotelio.
El urotelio humano comprende de tres a siete capas de células, con dos subtipos
celulares importantes.179 La capa superficial está compuesta de células altamente
especializadas , y mucho mayores que las células de las capas más profundas, a las
que cubre a modo de sombrilla. Estas células superficiales o "umbrella" tienen un
amplio citoplasma eosinofílico, que puede contener y secretar pequeñas cantidades
de mucina. El núcleo es a menudo múltiple. Por este hecho, las células superficiales
tienen frecuentemente una cantidad incrementada de ADN, siendo normal que un
pequeño porcentaje de células uroteliales normales exhiban un pico 4c en los
histogramas de ADN.180 La cromatina de las células superficiales es granular fina y
uniformemente distribuida, con nucleolo poco aparente en estado de reposo. Con
ME, estas células exhiben una compleja morfología incluyendo: 1) una unidad de
membrana asimétrica, trilaminar, en la cual la lámina externa es más gruesa que la
lámina interna; 2) invaginaciones de la membrana de superficie formando vesículas
intracelulares; 3) aparato de Golgi prominente; y 4) una serie de uniones
intercelulares
incluyendo
zónulas
ocludens,
máculas
ocludens
y
máculas
adherentes.181 Aunque estas estructuras parecen estar designadas a mantener una
barrera al paso de agua, en distintos estados patológicos el urotelio está a menudo
denudado, sin significativa filtración de orina a la sangre, por lo que deben existir
otros mecanismos para evitar la difusión de orina.182
Las células uroteliales subyacentes son mucho más pequeñas y más uniformes
que las células superficiales. Sus citoplasmas contienen abundante glucógeno, por
lo que a menudo se observan claros en las preparaciones histológicas. Sus núcleos
son ovalados, orientados con el eje mayor perpendicular a las superficies basal y
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luminal, y situados centralmente en la célula. La cromatina es muy fina y
uniformemente distribuida y sus nucleolos
están
estrechamente
desmosomas,
adosadas,
probablemente
con
para
inconspícuos. Las células uroteliales
algunas
facilitar,
interdigitaciones
junto
con
las
y
escasos
invaginaciones
intracelulares de las membranas de superficie, el aplanamiento celular durante la
distensión de la vejiga .
Estudios de índices de ADN indican que pocas células están en fase de síntesis
en un momento dado, habiéndose estimado que el "turnover" del urotelio normal
ocurre a una velocidad media de una vez al año.183 El urotelio reposa sobre una
lámina basal y ambos son soportados por una lámina propia compuesta de tejido
conectivo laxo, escasos fascículos de músculo liso y muy pocos leucocitos. Aunque
una capa circunferencial de muscular submucosa bien definida (muscularis
mucosae) ha sido observada en humanos , este hecho es inusual. Ro et al., 184
hicieron una evaluación histológica del músculo en la lámina propia en 100 piezas de
cistectomia, encontrando tres patrones de distribución: 1) fibras musculares
formando una capa continua -verdadera muscularis mucosae- en 3 casos, 2) una
capa discontinua o interrumpida en 20 casos, y 3) haces de fibras musculares lisas
delgados dispersos, que no forman una capa obvia en 71 casos. En 6 casos no se
evidenciaron fibras musculares en las secciones examinadas. Excepto en la región
del trígono, donde la mucosa está estrechamente adherida a la muscular
subyacente, todas las regiones de la vejiga mostraron una localización y distribución
de las fibras musculares similar. Otra interesante observación de estos autores es la
presencia en la mitad superior de la lámina propia de grandes vasos que la recorren
en toda su longitud, paralelamente a la mucosa, de forma continua o interrumpida.
Cuando las fibras musculares están presentes, están asociadas con estos vasos.
Este hecho nos permite definir el nivel correspondiente a la muscularis mucosae
cuando no se observan haces musculares, lo cual tiene gran importancia para el
estadiaje y tratamiento de las neoplasias de vejiga, ya que existen datos que apoyan
un comportamiento más agresivo para aquellas neoplasias que sobrepasan el nivel
de la muscularis mucosae/plexo vascular superficial, con un pronóstico semejante a
los que infiltran la muscular propia.185
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La muscular propia de la vejiga humana madura ( músculo detrusor) consiste en
gruesos haces musculares lisos entrelazados de forma compleja, con la finalidad de
conseguir un completo vaciado de la vejiga, y no se dispone en capas distintivas,
como el músculo de los órganos derivados del intestino primitivo.167 Estos haces
pueden ser fácilmente distinguidos de las fibras aisladas de la lámina propia en
resecciones transuretrales -RTU-186 La muscular del cuello de la vejiga y área
periuretral superior es más uniforme, apreciándose como haces musculares
dispuestos de forma regular y densamente empacados en material de RTU.187
Solo la superficie superior de la vejiga está recubierta por peritoneo, formando
una serosa que se refleja anteriormente en la pared abdominal y posteriormente en
el recto o útero. El resto de la vejiga externamente se mezcla con el tejido
fibroadiposo adyacente.
D.2. LESIONES PRENEOPLÁSICAS DEL UROTELIO
En la vejiga urinaria, pocas lesiones precursoras han sido establecidas. Ningún
precursor es conocido para las lesiones no epiteliales. El urotelio puede mostrar gran
número de lesiones proliferativas y metaplásicas. La mayoría de estas lesiones no
tienen mayor asociación con la transformación neoplásica que el urotelio normal. La
hiperplasia de células transicionales y la displasia, son las lesiones más
ampliamente aceptadas como lesiones precursoras potenciales.
Se describe la hiperplasia como un engrosamiento del urotelio con más de siete
capas. Dependiendo de la existencia o no de atipia asociada, la hiperplasia puede
ser dividida en hiperplasia simple e hiperplasia atípica, la cual entraría en el grupo de
las displasias.188 La hiperplasia simple se describe como un engrosamiento del
urotelio sin anomalías nucleares significativas.189 Esta lesión tiene lugar como el
cambio patológico inicial en muchos de los modelos experimentales de
carcinogénesis en vejiga. En contraste a estos modelos , en vejigas humanas la
hiperplasia es focal, más que difusa, y la lesión se observa más frecuentemente en
el urotelio adyacente a un carcinoma papilar, o en pacientes con historia previa de
carcinoma papilar. En estos casos la hiperplasia puede representar un estadio
temprano en el desarrollo de un subsiguiente carcinoma papilar. De hecho, el límite
entre una lesión hiperplásica con alguna evidencia temprana de papilas y el
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carcinoma papilar es impreciso. Ayala y Ro188 exigen un eje fibrovascular definido,
sumado al crecimiento papilar, para hacer el diagnóstico de CCT papilar.
La displasia es una bien reconocida, pero pobremente definida, entidad, con
características
que
cubren
el
espectro
desde
el
urotelio
reparativo/reactivo/regenerativo, hasta el carcinoma in situ. En determinadas
situaciones experimentales, la displasia puede ser mostrada como lesión precursora
de carcinoma invasivo, pero se desconoce si esta lesión en humanos es una
condición premaligna o una forma abortada, ya que toda la información sobre esta
condición ha sido obtenida de pacientes evaluados por cáncer vesical.167
Diversos estudios sugieren que la presencia de displasia en zonas adyacentes a
un tumor papilar no invasivo es una indicación de que probablemente el urotelio
entero esté en un estado inestable, donde es más factible el desarrollo de un
carcinoma vesical invasivo,188,190,191 y consideran que la frecuencia de asociación
entre lesiones displásicas y subsecuente carcinoma invasivo es suficientemente alta
como para sugerir que la displasia es un factor de riesgo significativo, siendo
prudente colocar a estos pacientes en una categoría de alto riesgo y realizar
estrecho seguimiento.
Histológicamente, la mayoría de los autores definen la displasia como una lesión
urotelial plana, no invasiva, en la que el número de capas celulares puede variar
(pero la hiperplasia no es frecuente), y en la que se conservan las células
superficiales. En dicha lesión se valoran básicamente los mismos parámetros que en
la gradación de los CCT De acuerdo con el grado de alteración de estos parámetros
se intentó subdividir la displasia en leve, moderada, severa y carcinoma in situ,192
pero la gran dificultad de distinguir entre displasia leve y urotelio normal, y la
displasia severa y el carcinoma "in situ" indujo a la simplificación en displasia
urotelial y CIS193 Murphy,167 recoge los parámetros que definen la displasia y las
diferencias con el CIS y el urotelio reactivo en la siguiente tabla (Tabla III).
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Tabla III.- Aspectos microscópicos diferenciales entre el cárcinoma in situ, la
displasia urotelial y los cambios reactivos.
PARAMETROS
CIS
DISPLASIA
REACTIVO
Capas celulares
Variable
Variable
Variable
Infiltrado mucosa
Ausente
Ausente
Variable
Polarización
Anormal
Lig. anormal
Lig. anormal
Citoplasma
Homogéneo
Homogéneo
Vacuolado
N:C
Incrementada
Lig. increm.
Normal / Lig. incr.
-Posición
Excéntrico
Excéntrico
Normal
- Bordes
Pleomórficos
Mellado/plisado
Regulares
-Cromatina
-Distribución
Grosera
Irregular
Fina
Uniforme
Fina
Uniforme
Nucleolo
Grande
Peq. /ausente
Grande
Mitosis
Variable
Variable
Variable
Núcleo:
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D.3. CARCINOMA DE CÉLULAS TRANSICIONALES
Las neoplasias epiteliales comprenden más del 95% de todos los tumores
primarios de la vejiga urinaria. Estas neoplasias están casi totalmente representadas
por el CCT. Sin embargo es ya bien conocida la versatilidad del urotelio por lo que
en estados no neoplásicos así como en situaciones neoplásicas, el epitelio
transicional puede transformarse en epitelio escamoso y cúbico-glándular, siendo
posible encontrar carcinomas escamosos y adenocarcinomas (además de las
variantes infrecuentes propias de todos los órganos), considerando como tales sólo
aquellos casos que no contengan o hayan sido precedidos por CCT.194
El CCT es, con diferencia, la neoplasia más común de la vejiga ( 76-92%),
seguido
del
carcinoma
escamoso
(2-7%),
adenocarcinoma
(0,5-2%)
e
indiferenciados (menos del 1%); siendo por ello la más ampliamente estudiada y
sobre la que se han considerado las clasificaciones de gradación. De otro lado es
manifiesta
la
heterogeneidad
y
diferencias
de
comportamiento
de
estas
neoplasias,195 lo que hace imprescindible subcategorizarlas para posibilitar su
adecuado manejo clínico.
D.3.1. Patrones histológicos de crecimiento
Aunque es obvia la importancia del examen macroscópico del patrón de
crecimiento tumoral, la información ofrecida por el examen histológico adquiere
mayor relevancia. El patrón de crecimiento debe determinarse por estudio de las
secciones
histológicas
con
lupa
o
al microscopio
a
bajos
aumentos,196
distinguiéndose cinco formas principales de crecimiento en los CCT:
1) Papilar, con crecimiento hacia la luz de la vejiga de excrecencias finas de
tejido conectivo y vasos recubiertas por epitelio. A veces estos ejes son más
gruesos y contienen más tejido conectivo, o incluso arrastran fibras musculares,
hechos que deben tenerse en cuenta en el momento de evaluar el estadio. Los
carcinomas papilares suelen ser CCT (70% de ellos), pero también pueden ser
adenocarcinomas y mucho más raramente carcinomas escamosos (verrugosos).197
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2) Invertido, en vejiga este patrón de crecimiento se correlaciona con el
papiloma invertido, considerado como benigno, pero no debemos olvidar que hay
carcinomas que junto al patrón papilar habitual tienen áreas de crecimiento invertido,
y que en ocasiones pueden haber áreas de crecimiento hacia dentro, que incluso
lleguen a ser de aspecto polipoide.198,199
3) Sólido, con crecimiento en el interior de la pared vesical. Este patrón sugiere,
a veces, una fusión de papilas preexistentes, pero muchas veces parece denotar un
rápido desarrollo desde el mismo momento de su aparición.
4) Mixto, con combinación de las dos modalidades anteriores; y
5) No papilar y no infiltrantre (plano), en el cual el tumor permanece limitado a la
superficie mucosa, es decir, el carcinoma "in situ".
D.3.2. Gradación citológica
La estratificación en grados histológicos del cáncer vesical ha sido sólo útil para
los CCT. Las lesiones son gradadas en función del grado en el cual ellas recapitulan
el urotelio normal, tanto en su patrón epitelial como en sus características celulares.
Con ello se pretende identificar subgrupos con distintos comportamientos biológicos,
siendo los grados más bajos los menos agresivos.
Broders (1922) fue el primero en señalar la importancia pronóstica del grado
tumoral, utilizandolo inicialmente en el carcinoma de cervix y , posteriormente, en los
tumores vesicales, entre otros. El estableció cuatro grados en base al porcentaje de
atipias celulares en relación al urotelio normal: entre 0 y 25% de atipias, grado I;
entre 25 y 50%, grado II; entre 50 y 75%, grado III; y más del 75% de atipias grado
IV.
En la clasificación de la OMS,200 "se consideran como signos de anaplasia
diversas anormalidades epiteliales, que pueden presentarse en su totalidad o por
separado en una misma pieza; entre ellas figura el aumento de la celularidad, la
aglomeración de núcleos, los trastornos de la polaridad celular, la falta de
diferenciación desde la base a la superficie, el polimorfismo, la irregularidad en el
tamaño de las células, las variaciones en la forma y en la estructura cromatínica de
los núcleos, las figuras mitósicas desplazadas o anormales y las células gigantes".
El método propuesto comprende tres grados. El grado 1 incluye los tumores que
presentan la anaplasia celular mínima compatible con el diagnóstico de malignidad,
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mientras que el grado 3 se aplica a los tumores que muestran la máxima anaplasia
celular. El grado 2 comprende los tumores situados entre ambos extremos.
Los parámetro sugeridos por Koss,179 son parecidos; se basan en el espesor
epitelial, la presencia de células superficiales y anormalidades nucleares
(agrandamiento nuclear e hipercromasia).
Murphy,201,202 analiza las diferentes clasificaciones y encuentra grandes
similitudes entre los sistemas usados, lo que facilita una aproximación flexible entre
ellos, requiriendo sólo que los términos y usos estén bien definidos. Basándose en
los criterios de la OMS, con leves variaciones, recoge los parámetros que
estratifican a los CCT en tres grados como se resumen en la siguiente tabla (Tabla
IV).
Tabla IV.- Aspectos microscópicos diferenciales entre los tres grados de
carcinoma de células transicionales de vejiga
PARAMETROS
GRADO 1
GRADO 2
GRADO 3
Hiperplasia (>7 capas)
Variable
Variable
Variable
Capa de células
superficiales
Preservada
Variable
Ausente
Citoplasma claros
Variable
Ausente
Ausente.Frec
vacuolas
Tamaño nuclear
Discreto
incremento
Incremento
Marcado
incremento
Leve
Leve
Prominente
Discretamente
anormal
Anormal
Ausente
Presente
Variable
Pleomorfismo
Polarización nuclear
Concentración de
nucleolos
Cromatina
Ausente
Fina. Regular
Fina. Regular
Nucleolo
Pequeño o
ausente
Pequeño o
ausente
Mitosis
Raras
Variable
Grosera
Prominente
Variable
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Si bien, el mismo autor,203 propone más recientemente una clasificación de los
CCT en dos grados, reconociendo el papiloma de células transicionales como grupo
independiente, y estratifica las características de los mismos en base a la
configuración arquitectural, distribución de las células y características nucleares
(Tabla V).
Tabla V.- Aspetos diferenciales, según Murphy203 entre el papiloma y el carcinoma
(de bajo y alto grado)
PAPILOMA
CARCINOMA
Bajo Grado
Alto Grado
Patrón de crecimiento
-Papilar
-Nodular
+++
O
++
+
Distribución celular
-Uniforme
-Agrupadas
+++
O
+++
O
O
+++
+
++
+/+
+++
+
+++
+
Características
nucleares
-Pleomorfismo
-Cromatina: . fina
. grosera
-Nucleolo grande
+
+++
O
+/-
+
+++
La clasificación que tiende a utilizarse más actualmente es la de la OMS,
aceptada por la UICC, que establece tres grados, según los parámetros antes
señalados, incluyendo además el papiloma de células transicionales. Conviene
recordar que la adopción de estos criterios, aún siendo "arbitrarios, se justifica por la
necesidad de conseguir una reproductividad que permita comparar los resultados del
tratamiento.200
Como su nombre indica, el papiloma de células transicionales se caracteriza por
un
crecimiento
endofítico,
y
una
apariencia
más
polipoide
que
papilar.
Característicamente las células de los nidos se distribuyen periféricamente en
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empalizada y carecen de atipia. Casi en todos los casos el epitelio es transicional,
aunque se han descrito con metaplasia escamosa y glandular, siendo necesario en
estos casos distinguirlos de los excepcionales hamartomas vesicales.204 Aunque se
discute su origen, la mayoría de los autores lo consideran como una neoplasia
benigna, pero se ha de ser muy cuidadoso ya que existen casos de carcinoma con
crecimiento invertido,199 siendo decisiva las características citológicas de la lesión; y
por otro lado la presencia de un papiloma invertido no descarta la posible aparición
de un carcinoma urotelial sincrónico o asincrónico (30% de los casos).205
Hay una falta de criterios uniformes y universalmente aceptados para el
diagnóstico de anaplasia en los tumores vesicales. Resultado de ello es la
disparidad observada en la gradación de los CCT donde unos autores llaman
"carcinoma" de células transicionales grado 1 a la misma lesión que otros
denominan "papiloma". Otro problema, aún más frecuente en la práctica, es la
distinción entre grado 1 y grado 2, ya que las principales discrepancias entre las
distintas clasificaciones estriban en la definición de lesiones papilares grado 1, así
como en la variable interpretación de las neoplasias grado 2.206 Mientras para
algunos autores el grado 1 de lesión papilar sólo presenta engrosamiento del
epitelio, sin significativa anormalidad celular,207,208 para otros el grado 1 se aplica a
tumores que tienen, como define la OMS, "el menor grado de anaplasia compatible
con el diagnóstico de malignidad".200,202
Otro desacuerdo en las distintas clasificaciones es la subdivisión en tres o cuatro
grados. Esta diferencia, no obstante, como manifiesta Mostofi y Davis209 es
fácilmente solucionable, ya que los grados 3 y 4 tienen una evolución similar.
Otras controversias derivan de la heterogeneidad tumoral. En ocasiones una
neoplasia determinada puede contener una mezcla de elementos con distinto grado
de diferenciación. Cuando se advierte este fenómeno, unos autores194 refieren en el
diagnóstico los diferentes grados observados, mientras que otros clasifican el tumor
atendiendo a los elementos de menor diferenciación celular, aún tratándose de
pequeños focos,168,202 y
algunos proponen realizar una media de los valores
obtenidos tras analizar de forma sistematizada toda la superficie de la preparación
dando un valor a cada campo.210 Independientemente de las diferencias de
clasificación, la valoración es subjetiva, por lo que pueden obtenerse diferentes
resultados en un mismo tumor al ser gradado por distintos patólogos, o por el mismo
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patólogo en distintos momentos. Como señala Ooms et al,211 aún utilizando el
mismo sistema de grados, se aprecian importantes variaciones, intra e
interindividuales. Ooms en 57 muestras de RTU, encontró variabilidad intraindividual
en casi el 50% de los casos. Las diferencias interindividuales se ponen de manifiesto
cuando se examinan las distintas series, apreciándose una gran variación en la
distribución de los casos en cada uno de los grupos ( aún utilizando el mismo
sistema de tres grados). Unos autores reconocen sólo los muy bien diferenciados
como de bajo grado y los muy anaplásicos como de alto grado, con lo cual el grado
intermedio comprende la gran mayoría de los casos.
En otras estadísticas la distribución de los grados es homogénea.212 Otras series
presentan como grupo dominante el más agresivo, siendo la forma intermedia el
grupo más reducido.202
D.3.3. Carcinoma "in situ"
Este término se reserva para las lesiones planas y no papilares, por lo que su
detección depende de la presencia de un alto grado de atipia celular. Nagy et al.189
definen
a
esta
lesión
como
un
urotelio
con
anormalidades
nucleares
correspondientes a los cambios del CCT grado 3 de diferenciación de la OMS. El
carcinoma "in situ" (CIS) puede definirse como una neoplasia urotelial plana, no
invasiva, compuesta por células anaplásicas que reemplazan todo el grosor de la
mucosa.188 Daly213 lo define como la "presencia focal o difusa de células malignas
dentro del revestimiento urotelial-cáncer intraurotelial". En este sentido, señala que
cambios idénticos pueden observarse, focal o difusamente, en el urotelio de lesiones
planas o papilares. Este concepto es muy discutible y en confrontación con los
conceptos clásicos de cambio "in situ" y de heterogeneidad intratumoral.El CIS
vesical puede ser un proceso focal, en cuyo caso el tratamiento es conservador, o
puede ser un proceso difuso o multicéntrico que requiera terapia radical.188,214 Es
difícil de localizar cistoscópicamente ya que la mucosa puede aparecer normal, pero
a veces se ve rojiza (por denudación del epitelio), con un punteado amarillento
ligeramente elevado (nidos de von Brunn repletos de células neoplásicas) o
aterciopelada (carcinoma in situ" de apariencia pseudopapilar). 215
Es una lesión que puede extenderse ampliamente dentro de la vejiga y a las
estructuras adyacentes: nidos de Von Brunn o de cistitis quística/ glandular, uretra
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prostática y conductos prostáticos, uretra peneana, vagina, vulva y uréteres; así
como a mucosas no uroteliales tales como la mucosa de las vesiculas seminales y el
epitelio de los conductos eyaculadores.216 En cualquier caso puede presentar un
patrón de extensión difuso o pagetoide y aparecer de forma aislada -CIS primario- o,
más frecuentemente, asociado a carcinomas invasivos -CIS secundario-.
El significado de la forma primaria no es bien conocido. Supone solo un 1-3% de
las neoplasias vesicales.217 Puede representar un precursor de enfermedad invasiva
de alto grado. En este sentido, Melamedet al.218 estimaron que un tercio de los
casos evolucionaron hacia carcinoma invasivo,
y
Murphy202 encuentra dicha
progresión en el 55% de los casos , ocurriendo habitualmente a los 5 años del
diagnostico. También podrían significar una forma "exitosa" de adaptación de la
vejiga a agentes carcinógenos; en esta linea Murphy et al.192 señalan la escasa
proporcion de progresión, su lenta evolución y la frecuente asociación de CIS con
otras neoplasias vesicales.
Aunque es una enfermendad seria, su curso es impredecible, ya que puede
persistir sin invasión muchos años después del diagnóstico; la regresión espontánea
no ha sido documentada.
La aneuploidia ha sido informada en prácticamente todos los casos evaluados de
CIS, hallazgo que no suele encontrarse en las displasias leves/moderadas. Estudios
inmunohistoquímicos para determinar la presencia de isoantígenos ABH, muestran
que estos antígenos sanguíneos habitualmente están ausentes, estando presentes
los precursores más primitivos de los mismos (Ag T).
E. DISEMINACIÓN LOCOREGIONAL. ESTADIFICACIÓN
La capacidad para aumentar su masa, penetrar en los tejidos y extenderse a
través de los planos tisulares y espacios vasculares es una de las características
definidora de malignidad. El estadio tumoral es la evidencia del nivel que el potencial
neoplásico de crecimiento e invasión ha alcanzado.
Desde los trabajos de Jewett y Strong,219 la importancia del nivel de invasión de
la pared vesical ha sido repetidamente confirmada. En la mayoría de los estudios en
cáncer de vejiga, el estadio ha sido el factor pronóstico aislado más importante.220-222
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Los tumores uroteliales de la vejiga urinaria pueden extenderse por diseminación
lateral intraepitelial, por vía canalicular y por invasión directa de la pared.223
1) Diseminación intraepitelial y canalicular
La diseminación intraepitelial puede realizarse de modo semejante a como
acontece en la enfermedad de Paget, es decir, mediante emigración lateral de
elementos neoplásicos aislados, o en pequeños grupos a partir de un foco de
carcinoma in situ o invasor171 ; o bien, puede llevarse a cabo por expansión de
células tumorales directamente aprovechando un plano de clivaje.223
Esta forma de diseminación tiene un gran interés, no sólo por la posible
afectación de importantes zonas (como son las de los uréteres terminales, el trígono,
el cuello vesical, la uretra, los conductos prostáticos, etc.), que conllevaría a
alteraciones morfofuncionales del aparato urinario, sino también por la repercusión
que tiene en la evolución tumoral y en el tratamiento a seguir.
Por otro lado, hay que recordar que no toda la masa visible corresponde
exactamente a la extensión del tumor, por lo que es preciso el estudio de la mucosa
vesical en el área peritumoral y a distancia, pues es frecuente la existencia de
lesiones asociadas, bien en forma de proliferaciones atípicas, bien en forma de
carcinoma in situ.
La diseminación por vía canalicular constituye una ruta potencial para la siembra
intravesical, y representa una explicación alternativa para el origen multicéntrico de
los tumores uroteliales. Esta forma de diseminación se basa en la pérdida de
cohesión de las células tumorales y de, la consecuente, siembra sobre una mucosa
irritada por maniobras para la observación endoscópica; se trata, no obstante, de un
mecanismo debatido, pues aunque ha sido demostrado en tumores de vías
uroteliales altas, existen dudas de su participación como forma de propagación de
los tumores de vejiga, a pesar de haber sido comprobado experimentalmente.178
2) Invasión directa en profundidad
El tumor invade progresivamente la pared vesical, desde la mucosa hasta la
adventicia, afectando finalmente a los tejidos y órganos vecinos (uretra, próstata,
vesículas seminales, útero, vagina, rectosigma y pared abdominal).
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2.1.- Patrones del margen invasivo
La invasión en profundidad de la pared vesical se realiza atendiendo a dos
patrones, que Jewett224
expresó como invasión «en bloque» e invasión
«tentacular». La forma de invasión «en bloque» (o de límites precisos) se caracteriza
porque el tumor progresa en un amplio frente, como una masa más o menos
compacta, en la que las células tumorales mantienen un grado de cohesividad; se
presenta sobre todo en tumores papilares. La forma «tentacular» se caracteriza
porque la invasión se lleva a cabo a modo de proyecciones digitiformes o de
elementos aislados, que se insinúan entre las estructuras normales; este tipo de
crecimiento se advierte preferentemente en los carcinomas invasivos no papilares.
Algunos tumores exhiben patrones mixtos.225
Tanto en una como en otra forma de penetración parietal, el grado de
profundidad alcanzado está en función del estadio evolutivo del tumor y es un dato
de extraordinario valor pronóstico.
2.2.- Establecimiento del estadio patológico de invasión
En los órganos tubulares, como la vejiga, la determinación del estadio de
invasión es bastante sencilla, pero ha de tenerse presente que los niveles que se
determinen representan variaciones biológicamente significativas, ya que la
terapéutica se suele fundamentar en ellos.
En la vejiga, los primeros en correlacionar el estadio con el pronóstico fueron
Jewett y Strong en 1946,219 cuya clasificación fue modificada en 1952 por
Marshall;226 los criterios básicos de estos autores fueron utilizados parcialmente en
1974, y posteriormente ratificados en 1978 y 1987 por la UICC168 en su clasificación
del TNM de vejiga.
Los sistemas de estadiaje de mayor aceptación en este campo son las
clasificaciones de Jewett-Strong (modificada por Marshall) y el sistema TNM, siendo
este último método el utilizado mayoritariamente. La correspondencia entre ambas
clasificaciones se expresa en la tabla VI
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Tabla VI.- Sistemas de estadificación del cáncer vesical
UICC/AJC
JEWETT-STRONG
Características
TO
-
No Tumor
Tis
0
Carcinoma in situ
Ta
0
Tumor papilar no infiltrante
T1
A
Invasión lámina propia
T2
B1
Invasión muscular superficial
T3a
B2
Invasión muscular profunda
T3b
C
Invasión grasa perivesical
T4a
D1
Invasión vísceras contiguas
T4b
D1
Invasión pared pelviana
N0
-
No inv. ganglios linfáticos
N1
D1
Afectación ganglio linfático
homolateral único
N2
D1
Afectación ganglionar contralateral,
bilateral o múltiple
N3
D1
Masa fija de pared pelviana separada
del tumor primario
N4
D2
Afectación ganglio linfático
yuxtarregional
M
D2
Metástasis a distancia
UICC/AJC: Sist.TNM; Jewett-Strong: modificación de Marshall
La clasificación TNM basada en la fase evolutiva puede hacerse desde el punto
de vista clínico o desde el anatomopatológico. El establecimiento del estadio clínico
(T) se realiza por medio de la palpación bimanual bajo anestesia del paciente, y
mediante la urografía intravenosa.
Sin embargo, la clasificación definitiva o postquirúrgica (T) necesita de
la
intervención del patólogo, el cual precisará hasta donde ha llegado la infiltración
neoplásica: mucosa Tis o Ta, lámina propia T1, capa muscular superficial T2, capa
muscular profunda T3a, adventicia T3b, y órganos adyacentes u otras estructuras
T4, representados en el siguiente esquema:
40
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P
e
r
M. Profunda
M. Superficial
Lám. Propia
Mucosa
i
c
i
s
t
o
pTis
0
p
T
a
p
1
T
A
p
2
T
B1
p
3
T
p
4
T
D
2.3.- Problemas en la interpretación del estadio
Ninguna clasificación es perfecta y, por eso, hay una serie de problemas en el
momento de su aplicación, lo cual hace discrepar a los patólogos en la asignación
del estadio T. Prueba de la subjetividad de esta valoración son las incidencias por
estadios tan variables de unas series a otras. Y así, en un trabajo de Abel et al,227
encuentran que hasta un 15% de los casos eran asignados a una categoría diferente
de la reportada inicialmente, cuando se valoraba por un patólogo de una manera
continuada en una misma sesión. En consecuencia, se hace difícil comparar
resultados de tratamiento y/o pronóstico de diferentes centros, especialmente
cuando se estudia una serie reducida de pacientes.
Para una adecuada valoración de la invasión de la lámina propia es esencial una
clara identificación de la membrana basal,200,227 que puede ser difícil de visualizar en
41
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los cortes convencionales teñidos con hematoxilina y eosina. Tilman228 encuentra
útiles las tinciones de PAS y plata metenamina, para demostrar la invasión estromal
incipiente. El uso actual de inmunotinciones para componentes de la membrana
basal (tales como laminina, colágeno tipo IV y colágeno tipo V) puede ayudar a
definir esta estructura en los casos de invasión inicial e incrementar la adecuada
asignación de categoría Ta/T1.229
La base de los carcinomas de bajo grado puede tener los "márgenes
protruyentes" que se extienden en la lámina propia y pueden comprimir la muscular
subyacente. Estos márgenes no son considerados por algunos autores como signo
de invasión,230 en tanto que otros lo refieren como una forma de invasión de la
lámina propia.188
Debido a la fragmentación e incorrecta orientación, puede resultar difícil
valorar la infiltración de la lámina propia en las biopsias de las neoplasias papilares
bien diferenciadas, en este sentido, los nidos celulares localizados en la submucosa
pueden ser falsas imágenes de infiltración (producto de la compresión de la
membrana basal o bien corresponder a una auténtica invasión; por ello, algunos
autores recomiendan que sólo deben valorarse como crecimiento infiltrante a los
pequeños nidos de menos de 20 células, de borde angulosos y con atipia celular
más prominente que en el tumor papilar, o a la presencia de células neoplásicas
aisladas en el corion, siendo más evidente la invasión en las zonas de bifurcación
papilar, donde hay más tejido conectivo.188,231 Por otro lado, como señalan Jordan et
al.232 también puede resultar problemático, en ciertos casos, distinguir entre ejes
papilares (patrón papilar) de finos septos conectivo vasculares (patrón nodular) en
áreas de invasión tisular.
En la valoración de la infiltración muscular debe considerarse la posible
existencia de una muscularis mucosae, que no ha de confundirse con la muscular
propia (sobreestadiando entonces al paciente); para ello puede ayudar el escaso
grosor de los haces de la muscularis que aparecen en compañía de grandes vasos
sanguíneos del plexo vascular superficial.
42
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En otro orden de cosas es difícil dilucidar, con las muestras obtenidas a través
de la resección transuretral, si el tumor infiltra sólo la porción superficial de la capa
muscular propia, o si ya alcanza la zona profunda de la misma, por ello es
preferible expresarlo como T2/T3, lo que equivale a considerar unificados ambos
estadios.233 Otros autores opinan, sin embargo, que, dado que se empiezan a
aplicar terapéuticas diferenciadas, se podría considerar que un tumor está en
estadio T3 si la evidencia de la invasión es masiva y extensa, mientras que
correspondería a un estadio T2 si, la invasión muscular sólo es focal y mínima.194
Otro de los problemas que no resuelve la clasificación de la UICC es la
valoración de la afectación prostática (T4), ya que aunque si se contempla el caso
de que el carcinoma vesical invada directamente la próstata, no ocurre lo mismo en
aquellos casos en que la afectación se produce intraepitelialmente y/o a través de
los conductos parauretrales prostáticos sin que se demuestre rotura de sus
basales.194
A pesar de las consideraciones realizadas, y de que algunos autores hayan
demostrado con microscopía electrónica que hay un subestadiaje con la microscopía
óptica convencional, la realidad es que la clasificación por estadios del sistema TNM
resulta de gran utilidad en la práctica médica y, por ello, es recomendable su uso.
3) Invasión vascular linfática y sanguínea
La invasión vascular linfática tiene lugar a través de los canalículos linfáticos
superficiales (L1) de la lámina propia, o profundos (L2) de la muscular y de la
adventicia. Ciertos autores estiman que la permeación linfática está presente en
alrededor del 40% de los tumores invasivos en muscular, en comparación con
aproximadamente un 7% en los tumores superficiales.188 La invasión de los vasos
linfáticos suele ser un parámetro que no se busca, quizás por la dificultad que en la
práctica se plantea de dilucidar entre la auténtica permeación capilar y las falsas
imágenes proporcionadas por la retracción de los tejidos; sin embargo, la aplicación
de técnicas inmunohistoquímicas, tales como lectinas (Ulex europeus), factor VIII,
laminina y colágeno IV pueden ayudar en esta tarea.234 La ausencia de invasión
linfática se expresa como L0 en la clasificación TNM y cuando no se observan
linfáticos evidentes («convincentes») en las muestras se indica como Lx.
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La invasión vascular sanguínea es un tipo de extensión relativamente rara, aún
cuando se estime que puede existir en estadios precoces del desarrollo tumoral.
Tanto la invasión vascular linfática como sanguínea no se correlacionan
exactamente con el grado de penetración en la pared vesical, puesto que puede
darse el caso de invasión únicamente superficial (de la lámina propia) en
coexistencia con metástasis a distancia; conviene por tanto advertir que la
determinación del estadio de infiltración tumoral en la pared vesical no se modifica
en razón de la profundidad de la invasión vascular.
44
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II. PLANTEAMIENTO DEL TEMA. HIPÓTESIS Y
OBJETIVOS
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Es conocido que el cáncer vesical presenta una mayor prevalencia en áreas
urbanas y en zonas o países industrializados, aunque existen diferencias en cuanto
a la incidencia entre diferentes áreas de una misma región, lo que apoyaría el
probable papel de factores ambientales aún no bien conocidos.
En el caso de una provincia como Málaga, con escaso índice de
industrialización, no hay una plausible relación entre procesos químicos tradicionales
y la aparentemente alta incidencia de este tipo de tumores, llamando la atención
que, en una zona dónde el turismo, servicios y agricultura constituyen las principales
fuentes de empleo para la población, se registre una elevada incidencia de cáncer
vesical, que excede a lo esperado, considerando la tendencia nacional.113
Diferentes estudios han fallado para demostrar una relación entre trabajo en
agricultura y neoplasias vesicales, lo cual podría ser atribuido a la ausencia de
relación, o a la dificultad de precisar la exposición que una actividad “abierta” como
la agrícola presenta. Sin embargo, los plaguicidas, sí han sido relacionados de forma
positiva con determinadas neoplasias, como son los LNH, SPB y cáncer de testículo
entre otras;145,146,147 lo cual permite pensar que pueden tener relación con otros
tipos de neoplasias aún no establecidas.
Las consideraciones precedentes plantean las siguientes hipótesis de
trabajo:
1º. Hipótesis conceptual: Los pesticidas están relacionados con un aumento de la
incidencia de algunas neoplasias.
2º. Hipótesis operativa: Los sujetos con exposición laboral a pesticidas presentan un
riesgo mayor de padecer cáncer de vejiga con respecto a los sujetos no expuestos.
Para dar respuesta a ello, se ha realizado un estudio caso-control en la
comarca de la Axarquía malagueña, durante un periodo de dos años, en el que se
ha recogido una muestra de 96 casos de cáncer vesical, y 96 controles procedentes
de la misma población que los casos, propugnándose los objetivos siguientes:
46
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1º. Conocer el
grado de asociación que existe entre el uso de pesticidas y la
incidencia del CCT de vejiga urinaria y, en su caso, medir la fuerza de la asociación.
2º. Realizar una comparación patobiológica (microestadiaje y grado cito-histológico)
entre los carcinomas de vejiga de los sujetos expuestos a pesticidas y los
no
expuestos.
3º. Conocer si existe y, en caso de que exista, medir la fuerza de la asociación entre:
a) cáncer vesical y antecedentes de litiasis renal.
b) cáncer vesical e infección urinaria.
c) cáncer vesical y consumo de edulcorantes artificiales.
4º. Analizar si determinados hábitos dietéticos y tóxicos (tabaquismo y alcohol),
actúan, bien como protectores o como favorecedores, en el desarrollo del carcinoma
vesical.
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III. MATERIAL Y MÉTODOS
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A. ESTUDIO EPIDEMIOLÓGICO
A.1. ÁMBITO DEL ESTUDIO
El estudio se llevó a cabo en la comarca de la Axarquía malagueña, situada en el
extremo oriental de la provincia de Málaga. Posee una extensión de 110000
hectáreas, extendiéndose de Oeste a Este desde el límite Suroccidental de la
provincia de Granada hasta el valle del río Campillos. Por el Norte, su delimitación
viene determinada por las Sierras de Tejera y Almijara , y por el Sur con las aguas
del Mediterráneo. La población estimada según el último censo realizado es de unos
110.000 habitantes, en gran parte dedicadas a actividad agraria.
a) Sector agrario: La inmensa mayoría de la comarca y sus habitantes
dependen de actividades agrarias. Tan solo el sector costero, con un moderado
desarrollo turístico, encuentra en esta actividad una importante fuente de ingresos y
de empleo. Para el conjunto de los municipios del interior, el modo de vida de sus
gentes se basa casi exclusivamente en la agricultura. El sector primario ocupa a casi
el 65% de su población activa. Sin embargo, los otros dos sectores, industria y
servicios, dan empleo a un porcentaje muy bajo de población activa.235
En los municipios más próximos al litoral (o mejor comunicados con él), el
porcentaje de personas que trabajan en la agricultura experimenta un descenso,
dando paso a un incremento de los otros sectores. El 40,9% de la población activa
agraria de los municipios del interior, y el 46,05% de los del litoral, tienen más de 40
años y casi un 25% supera los 50 años.235
La mayoría de los trabajadores lo hacen por cuenta ajena (82,6% del litoral,
85,6% en el interior); lo que refleja el carácter minifundista de la zona, pues no se
trata de jornaleros en sentido estricto, sino de pequeños propietarios que trabajan
como jornaleros, de cuya actividad obtienen lo principal de sus ingresos. El escaso
porcentaje de trabajadores por cuenta propia (12,8% en el interior, 10% en el litoral),
traduce a su vez el reducido número de explotaciones familiares viables o al menos
capaces de mantener a la familia.235
Así pues, la estructura del sector primario es un fiel reflejo de la dinámica
demográfica de la comarca, que ha desembocado en un envejecimiento de la
49
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población y de la existencia de una agricultura familiar muy escasamente cualificada.
Características todas ellas que, junto al bajo nivel de instrucción que presenta la
población, contribuyen a mantener la agricultura de la zona en un cierto estado de
postración, pese a los notables avances experimentados en el sector hortícola,
sobre todo si se le compara con la de otros ámbitos geográficos del litoral
mediterráneo andaluz.
b) Sector industrial: Tanto en el interior como en la costa, la rama del sector
industrial que domina con mayoría aplastante es la construcción, con un 84,8% del
sector secundario en el interior y un 75,35% en la costa; y dentro de la rama de la
construcción, un alto porcentaje son peones. El resto de los sectores industriales
apenas si tienen incidencia en el poco desarrollado sector secundario (sectores de
alimentación y bebidas con el 5,8% en los municipios costeros y el 6,53% en el
interior ; y mecánicas con el 8,77% y el 1,94% de la población activa
respectivamente). Por último, solo cabe destacar el 3,53% de la población industrial
del interior ocupada en la rama textil y de confección.235
c) Sector terciario: En los municipios del interior comprende al 17% de la
población activa, y en ocasiones ronda el 10 ó el 11%, correspondiendo los
porcentajes más altos a las profesiones liberales y a los técnicos de grado medio y
superior. En los municipios del litoral, este sector lo constituye el 32,6% de la
población activa, siendo la hostelería la rama mayoritaria del sector, con un
23,1%.235
La atención sanitaria de la comarca depende de siete Zonas Básicas de Salud y
de un Hospital que constituye el centro de referencia.. Dicho Hospital entró en
funcionamiento en el año 1985, dispone de 205 camas, y tiene un Servicio de
Urología en dónde son atendidos la gran mayoría (si no todas) de las neoplasias
vesicales.
50
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A.2. DISEÑO
Tipo de estudio: El estudio es del tipo caso-control, centrado en el Hospital
Comarcal de la Axarquía, dónde existe un Servicio de Urología en el que son
asistidos los casos de neoplasias vesicales.
Sujetos de estudio: La población de estudio la forman tanto los casos de
carcinoma transicional de vejiga urinaria, como los sujetos controles, residentes
ambos en la comarca de la Axarquía malagueña.
Tamaño de la muestra: Considerando que estamos estudiando una exposición
relacionada con la neoplasia vesical, en el supuesto teórico de aumentar el riesgo, y
asumiendo que la proporción de sujetos expuestos en la población es del 30% ; si
queremos dar al estudio una potencia del 90%, con un error alfa de 0.05%, y
aceptando una Odds Ratio de 3; en base a que la relación caso/control es de 1:1, el
número de casos del estudio es de unos 100 aproximadamente.
Definición de caso: Se incluyeron los casos incidentes de neoplasias
transicionales de vejiga (Código de Topografía 188.0 y Morfología 8120-3 de la CIE.
9ª Rev. M.C.) de cualquier edad y de ambos sexos, residentes en el área del
estudio. Asimismo, se recogieron casos prevalentes, diagnosticados dentro de un
plazo de tiempo no superior a los dos años previos a la fecha de inicio del estudio,
para evitar pérdida de información y diluir el factor de relación posible
supervivencia/exposición.
Todos los casos diagnosticados dentro del periodo que comprende el estudio,
eran remitidos por el
urólogo a la persona responsable de su realización, y
requerían confirmación histopatológica procedente del Servicio de Anatomía
Patológica del Hospital.
Definición de control: Por cada caso se escogió un control, de origen
hospitalario, procedente del resto de los Servicios del Hospital distintos al de
Urología, de igual sexo y fecha de hospitalización que los casos, seleccionados de
forma aleatoria a partir del Registro de Admisión Hospitalaria. Se excluyeron como
controles a aquellos pacientes con diagnóstico principal de neoplasia de cualquier
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tipo y localización, enfermedad pulmonar obstructiva crónica e historia de hematuria,
por la posible relación de estos procesos con los factores de estudio.
A.3. RECOGIDA DE LOS DATOS
Los datos fueron recogidos en un cuestionario confeccionado por el programa
informático Epi Info del C.D.C. de Atlanta (USA) (v.5.01), que incluía los campos
correspondientes a la historia ocupacional, consumo de tabaco, café y alcohol,
antecedentes de neoplasias en familiares, exposición a medicamentos, utilización de
edulcorantes artificiales, hábitos dietéticos y antecedentes de litiasis renal e
infecciones urinarias, entre otros.
Las entrevistas fueron realizadas por la misma persona, previamente entrenada
para ello antes de iniciar el estudio, y desconocedora del estado de la situación caso
o control del sujeto a entrevistar.
La duración del estudio ha sido de dos años, con inicio el día 1 de junio de 1994
y finalización el día 30 de mayo de 1996.
Cuestionario
Número de Historia: <
>
Fecha de entrevista: <dd/mm/yy>
Encuestador: <A
>
Caso: <Y>
Fecha de diagnóstico: <mm/dd/yy>
Control: <Y>
Diagnóstico: <A
Estadio: __________
>
____________________________________________________________
DATOS DE FILIACION
Apellidos: <A
>
52
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Nombre: <A
>
Fecha de nacimiento: <mm/dd/yy>
Estado: <A>
Edad:
Profesión: <A
Sexo: <A>
>
Tiempo residiendo en el área:
años
Teléfono de contacto: <
> Dirección: <A>
ANTECEDENTES DE ENFERMEDAD <Y>
¿Ha padecido alguna de las siguientes enfermedades?
Cistitis <Y>
Gonorrea: <Y>
Litiasis renal: <Y>
Sífilis: <Y>
Herpes genital: <Y>
Condiloma acuminado: <Y>
Queratosis palmar: <Y>
Otras enfermedades de las vias urinarias:
HISTORIA FAMILIAR
Antecedentes de neoplasias en familiares de 1er grado (padres y hermanos):<Y>
Tipo de neoplasia
Parentesco:
TN1 _______________
__________
TN2 _______________
__________
53
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TN3 _______________
__________
TN4 _______________
__________
HISTORIA DE EXPOSICION
A) Medicamentos.-
¿Consume medicamentos habitualmente? <Y>
Nonbre del medicamento
Nombre genérico
Tiempo(años)
NM1 _______________
_______________
<
>
NM2 _______________
_______________
<
>
NM3 _______________
_______________
<
>
NM4 _______________
_______________
<
>
NM5 _______________
_______________
<
>
B) Tabaco: <Y>
Tipo de tabaco:
Exfumador: <Y> (durante cuántos años fumó):
cigarro rubio: <Y>
light: <Y>
pipa: <Y>
cigarro negro: <Y>
puro:
<Y>
filtro: <Y>
54
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Duración:
años
Cantidad(número de paquetes año):
Si fumador de pipa: número de pipas/año:
Si fumador de puros: número de puros/año:
¿inhala el humo habitualmente?: <Y>
C) Bebidas.-
C1.-Café (expresado en tazas/semana):
Café puro :
<Y>
Descafeinado :
Té :
C2.-Alcohol(expresado en gramos/día): <Y>
D) Edulcorantes Artificiales: <Y>
E) Factores Dietéticos:
Cola :
Dosis :
Dosis(comprimidos/semana):
Bebe agua de : <
>
Consumo habitual de:
Leche
(vasos por semana)
Carne
(filetes por semana)
Fruta
(piezas por semana)
Vegetales
(platos por semana)
Zanahoria
(piezas por semana)
Fritos
(platos por semana)
Grasas
(platos por semana)
55
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Especias :
<Y>
F) Historia Ocupacional.-
F1.- DATOS DEL TRABAJO
Situación actual: Trabaja
<Y>
Parado
<Y>
Jubilado
<Y>
Baja Lab. <Y>
TRABAJOS REALIZADOS EN LOS ULTIMOS 20 AÑOS:
Tipo de trabajo
Permanencia
Tiempo desde que
en el mismo
cesó hasta ahora
(meses)
(meses)
TT1 ______________ <
>
<
>
Código
<
>
TT2 ______________ <
>
<
>
<
>
TT3 _____________ <
>
<
>
<
>
TT4 _____________ <
>
<
>
<
>
TT5 _____________ <
>
<
>
<
>
TT6 _____________ <
>
<
>
<
>
Describa en cuál trabajo ha empleado la mayor parte de su actividad
laboral, aunque no sea el último realizado.
56
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F2.- EXPOSICIONES
EXPOSICION
TIPO
TIEMPO (años)
T = Trabajo
H = Hobby
O = Ocasional
Tinte
<A>
Caucho
<A>
Goma
<A>
Cola
<A>
Cuero
<A>
Textil
<A>
Metal/polvo de Metal
<A>
Polvo de Piedra
<A>
Resina de Plástico
<A>
Solventes/Benceno
<A>
Gases Tóxicos
<A>
Carbón
<A>
Fibra de Vidrio
<A>
Cemento
<A>
Pintura
<A>
Papel
<A>
Cuero
<A>
Alquitrán
<A>
Aminas aromáticas
<A>
(naftilamina, magenta,
bencidina, auramina,
anilinas, ortotoluidina)
Asbesto
<A>
57
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Zinc
<A>
Aluminio
<A>
Nitratos
<A>
Insecticidas
<A>
PESTICIDAS
<A>
____________________________________________________________
EXPOSICION A PESTICIDAS:
Tipo de sustancia/s usada/s
Número de años usándola:
Dejó de usarla/s
<Y>
Hace:
(meses)
Frecuencia de uso:
Tiempo/vez (en horas) : <
>
## veces por semana
## veces por mes
## veces por año
Condiciones de uso:
Campo abierto <Y>
Invernadero:
<Y>
Manipulación y
Transporte:
Protección:
<Y>
<Y> ____________________
Tipo:
________________________________________
58
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Episodios de intoxicacines agudas:
<Y>
Tóxico de la intoxicación: ______________________________
Leve (no ingreso hospitalario) :
(veces)
Grave(ingreso hospitalario) :
(veces)
Vía de absorción:
Inhalación <Y>
Ingestión
<Y>
Cutánea
<Y>
F3.- EXPOSICION PROFESIONAL
Industria Química <Y>
Exposición (años)
especificar:
-------------------------Tinte
Caucho
Textil
Fotografía
Tipografía
Refinería
Asfaltado
Pinturas
Mobiliario
Aislamiento
Agricultura
Jardinería
Carpintería
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B. ESTUDIO HISTOPATOLÓGICO
Para el estudio histopatológico se utilizaron las muestras de RTU pretratamiento
de los 96 pacientes con CCT, que fueron fijadas en formol tamponado al 10%,
incluidas de forma rutinaria en parafina y teñidas con hematoxilina y eosina. De cada
caso se estudiaron entre 1 y 9 preparaciones, de las que se eligió una muestra
representativa de las características tumorales.
Las variables estudiadas, respecto a las características citológicas de la
población tumoral determinantes del grado, se categorizaron en tres grupos (Tabla
VII). En todos los casos se valoró de forma sistemática:
1) Persistencia de células superficiales. Estas células se identificaron por la
disposición paralela del núcleo a la membrana basal y su citoplasma eosinófilo
amplio, tanto en la superficie tumoral como en el centro de los nidos infiltrantes. Se
consideró valor 1 para estas células cuando estaban presentes en más del 50% de
la neoplasia, valor 2 en menos del 50% y valor 3 cuando no existían.
2) Polaridad nuclear. Considerando como signo de diferenciación la
conservación de la normal perpendicularidad del eje mayor del núcleo con respecto
a la membrana basal, se aplicó el valor 1 a aquellas neoplasias que la preservaban
en más del 70%, valor 2 entre el 70 y el 25% y valor 3 en menos del 25%.
3) Concentración nuclear.
Valorada como tal la pérdida del espacio
internuclear o cuando se observaron, de forma generalizada, al menos cuatro
núcleos superpuestos en la zona suprabasal. A su presencia en más de 1/3 de la
neoplasia se adjudicó valor 3, si los agrupamientos se observaron en menos de 1/3
valor 2 y si eran inexistentes valor 1.
4) Tamaño nuclear. Se valoró en este apartado el incremento del tamaño
nuclear, midiendo los dos ejes nucleares con ocular micrometrado, en los 10 núcleos
de mayor tamaño de 10 campos de las zonas más indiferenciadas del tumor,
evitando las zonas de corte tangencial. Cuando las medias de los diámetros
mayores eran menores o iguales a 15 micras se consideró valor 1, entre 15 y 30
valor 2 y si era mayor de 30 valor 3.
60
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5) Anisocariosis. Con esta variable se estudió la variabilidad en el tamaño
nuclear y/o irregularidad del contorno nuclear. Núcleos homogéneos: (1), variabilidad
moderada en tamaños y forma: (2) y severa: (3).
6) Cromatina nuclear. En este apartado se evaluó la distribución y
características de la misma: distribución homogénea y grano fino (1), heterogénea y
grumosa (2) y grano grosero más reforzamiento de la membrana nuclear (3).
7) Presencia de nucléolo/s. Evaluados de 1 a 3; si eran ocasionales o ausentes
(1), aparecían en menos del 50% de las células (2), se observaban en más del 50%
de las células o se evidenciaban macronucleolos (3).
8) Indice mitósico. Se contabilizaron el número de mitosis por 10 campos de
gran aumento, incluyendo las mitosis atípicas, en al menos tres «sets» de diez
campos. Se consideraron sólo las mitosis en las que todavía era reconocible la
membrana citoplasmática de la célula y no se identificaba una carioteca nítida;
también se desestimaron las células con citoplasma muy acidófilo, sugestivo de
degeneración celular. Los tumores se clasificaron en tres grupos, según el número
de mitosis por 10 campos de gran aumento (CGA): <10(1), 10-30(2) y >30(3).
9) Grado histológico. Todos los tumores fueron clasificados en tres y dos
grados de malignidad, para lo cual se tuvieron en cuenta las variables citadas
anteriormente. En la clasificación en tres grados, el tumor fue incluido en el grado 1
cuando el sumatorio obtenido estaba comprendido entre 8 y 11; se consideró grado
2 cuando al menos la mitad de las variables tenían valor 2 entre 12 y 19, pasando al
grado 3 cuando la mitad de las variables era de puntuación 3 (20-24). En la
categorización en dos grados el tumor fue considerado de alto grado de malignidad
cuando los valores de estos parámetros era mayor o igual a 14.
61
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Tabla VII.- Caracteristicas citológicas consideradas para la categorización del
grado
de la neoplasia.
VARIABLES
1 PUNTO
2 PUNTOS
3 PUNTOS
Células superficiales
> 50%
< 50%
Ausentes
Polaridad nuclear
> 70%
70-25%
Concentración nuclear
Ausente
< 1/3 sup.cel.
Tamaño nuclear
<15 m
15-30 m
> 30 m
Anisocariosis
Leve
Moderado
Severo
Cromatina
Fina
Grosera
Nucléolo/s
< 10%
10-50%
Indice mitósico
< 10
10-30
< 25%
> 1/sup.cel.
groser+ref mb
>50%,macronucleolo
> 30 CGA
Otras características evaluadas fueron :
10) Patrón arquitectural. Se estudió la presencia de papilas (ejes conectivovasculares finos tapizados por células transicionales), de un crecimiento sólido
difuso o un patrón de crecimiento mixto.
11) Profundidad de invasión. Se siguió el esquema de estadiaje de la UICC, si
bien se subdividieron los tumores infiltrantes de la lámina propia en tres grupos: T1A
-lámina propia superficial-, T1B - alcanza el nivel del plexo vascular superficial -, T1C
-rebasa el nivel del plexo vascular superficial-. En el manejo estadístico se
reagruparon en dos categorías: superficiales - Ta, T1A y CIS- y profundos -T1B a
T4-. Se clasificaron como Tx cuando con el material disponible no era posible
precisar el nivel de invasión.
12) Invasión vascular y/o linfática. Solamente se evaluó como tal la presencia
de nidos tumorales irregulares, con atipia nuclear alta, situadas en luces que
mostraban tapizamiento endotelial y adheridas a su pared.
62
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13) Presencia de necrosis, identificada por citoplasmas densamente eosinófilos
con núcleos en cariorrexis o sin ellos, acompañada de infiltrado inflamatorio agudo.
Tan sólo se consideró positiva si estaba presente en al menos el 15% de la masa
tumoral.
14) Inflamación asociada. Se consideró tanto el tipo de inflamación (de
predominio neutrofílico, linfocitario y mixto), como el grado de la misma (levemoderada y severa).
15) Respuesta estromal. La presencia de una marcada reacción desmoplásica
(haces hialinos homogéneos, con escasa densidad nuclear e infiltrado inflamatorio) o
el depósito de un material basófilo laxo, fue interpretada como la reacción del tejido
a la presencia de la neoplasia.
16) Estado de la mucosa adyacente. Se valoró en la mucosa plana adyacente
a los tumores, la presencia de carcinoma «in situ», displasia o hiperplasia.
17) Diferenciación escamosa. Se identificó por la presencia de citoplasmas
eosinofílicos amplios y núcleos ovales grandes. También se consideraron la
alineación celular, la presencia de puentes intercelulares y la producción de
queratina. Los tumores se clasificaron por la presencia o ausencia de la misma .
18) Diferenciación glandular. Determinada por la formación de luces bien
conformadas, tapizadas por células cúbicas o cilíndricas de tipo transicional o
glandular. No se catalogaron de esta manera la presencia ocasional de células
productoras de mucinas.
19) Cambio microquístico. Tan sólo se tuvo en cuenta su presencia de forma
difusa. Se caracterizó como luces celulares bien definidas con material eosinofílico
denso en su interior que le confería un aspecto «en diana».
63
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C. VARIABLES ANALIZADAS
Para
el
estudio
estadístico
se
consideraron
las
siguientes
variables
(epidemiológicas y anatomopatológicas), y con la categorización que a continuación
se describe:
1. Variables cuantitativas:
1.1. Edad
1.2. Tabaco:
-tiempo de consumo (en años)
-número de cigarrillos/día
1.3. Pesticidas:
- tiempo de uso (en años)
2. Variables cualitativas:
2.1. Sexo: dos categorías
0 - varón
1 - mujer
2.2. Antecedentes de neoplasias en familiares: si/no
2.3. Tabaco: dos categorías
0 - no fumador/fumador leve: < 10 cigarrillos/día
1 - fumador excesivo: > 10 cigarrillos/día
2.4. Tiempo de tabaquismo: cinco categorías
0 - (0-14 años)
1 - (15-29 años)
2 - (30-44 años)
64
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3 - (45-54 años)
4 - (>55 años)
2.5. Tipo de tabaco: dos categorías
0 - tabaco negro
1 - tabaco rubio o mixto
2.6. Ingesta de alcohol: tres categorías
0 - no bebedor
1 - bebedor leve-moderado: < 80 gr alcohol/día
2 - bebedor excesivo: > 80 gr alcohol/día
2.7. Historia de litiasis renal: si/no
2.8. Antecedentes de infecciones urinarias : si/no
2.9. Consumo de edulcorantes artificiales : si/no
2.10. Consumo de café: tres categorías
0 - no consumo
1 - leve-moderado: < 7 tazas/semana
2 - excesivo: > 7 tazas/semana
2.11. Consumo de té: si/no
2.12. Consumo de grasas: tres categorías
0 - no consumo
1 - leve/moderado: < 4 veces/semana
2 - excesivo: > 4 veces/semana
65
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2.13. Consumo de fritos: tres categorías
0 - no consumo
1 - leve/moderado: < 7 veces/semana
2 - excesivo > 7 veces/semana
2.14. Consumo de carne: tres categorías
0 - no consumo
1 - leve/moderado: < 3 veces/semana
2 - excesivo: > 3 veces/semana
2.15. Consumo de verduras: tres categorías
0 - no consumo
1 - leve/moderado: < 7 veces/semana
2 - excesivo: > 7 veces/semana
2.16. Consumo de frutas: tres categorías
0 - no consumo
1 - leve/moderado: < 7 piezas/semana
2 - excesivo: > 7 piezas/semana
2.17. Consumo de zanahoria: tres categorías
0 - no consumo
1 - leve/moderado: < 2 veces/semana
2 - excesivo: > 2 veces/semana
2.18. Consumo de leche: tres categorías
0 - no consumo
66
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1 - leve/moderado: < 7 vasos/semana
2 - excesivo: > 7 vasos/semana
2.19. Consumo de especias: si/no
2.20. Pesticidas: utilización de pesticidas: si/no
2.21. Tiempo de uso de pesticidas: cuatro categorías:
0 - no uso
1 - (1-5 años)
2 - (6-15 años)
3 - (>15 años)
2.22. Frecuencia de uso de pesticidas: tres categorías
0 - no uso
1 - < 6 veces/año
2- > 6 veces/año
2.23. Pesticidas (protección): si/no
2.24. Patrón de crecimiento: tres categorías
0 - Papilar
1 - Sólido
2 - Mixto
2.25. Grado histológico1 (Grado1): tres categorías
0 - G1 (Grado 1)
1 - G2 (Grado 2)
2 - G3 (Grado 3)
67
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2.26. Grado histológico2 (Grado2): dos categorías
0 - BG (Bajo Grado)
1 - AG (Alto Grado)
2.27. Estadio: seis categorías
0 - Ta
1 - T1A
2 - T1B
3 - T2/3
4 - T4
5 - Tx
2.28. Tipo de infiltrado inflamatorio: cuatro categorías
0 - no inflamación
1 - agudo
2 - crónico
3 - mixto
2.29. Magnitud del infiltrado inflamatorio: cuatro categorías
0 - no inflamación
1 - leve
2 - moderada
3 - severa
68
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D. ESTUDIO ESTADISTICO
Las variables cuantitativas se describen mediante el índice de centralización
media aritmética, acompañada de un índice de dispersión o error estándar de la
media.
Las variables cualitativas se describen mediante frecuencias relativas, es decir el
cociente entre el número de casos que cumplen la característica entre el número
total de pacientes estudiados.
Para las variables cuantitativas se ha utilizado el test de la T de Student y la U
de Mann-Whitney de comparación de medias, dependiendo si cumplían o no los
criterios de normalidad.
Para las variables cualitativas, la prueba estadística utilizada ha sido el test no
paramétrico de la Chi cuadrado mediante tablas de contingencia 2 x 2, calculando
la Odds Ratio (OR) y sus intervalos de confianza (IC) a un nivel de significación del
95%. En aquellas variables que estaban agrupadas en varias categorías (distintos
niveles de exposición), se aplicó el test de la Chi cuadrado de tendencia de Mantel y
Haenszel,236 con objeto de analizar si existía una relación dosis-respuesta entre la
variable resultado y las predictoras.
El análisis multivariante nos permite conocer el efecto de cada uno de los
posibles factores de riesgo para el cáncer vesical, medir la fuerza de la asociación
(OR) y controlar el efecto de confusión de los otros factores relacionados. El método
elegido para este análisis es el de Regresión Logística no condicional.237 A igual
que en el análisis univariante, se estimaron las OR con sus correspondientes IC al
95%, mediante el método de la máxima verosimilitud, ajustando en el modelo por
aquellas variables que en el análisis simple habían mostrado asociación y de forma
significativa.
Los programas informáticos utilizados para la realización del análisis estadístico
han sido: Epiinfo del CDC de Atlanta (USA)(v.5.01) y SSPS (v. 5.0.1).
69
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IV. RESULTADOS
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A. CORRELACIÓN
ENTRE
FACTORES
EPIDEMIOLÓGICOS
Y
CÁNCER
VESICAL
A.1. ANÁLISIS DESCRIPTIVO Y UNIVARIANTE
Se tabularon 96 casos, de los cuales 92 eran varones y 4 mujeres. La edad
media de los casos fue de 69.5 años (EE = 0.8) y la de los controles 67.2 años (EE =
1), ajustándose a una distribución normal (Figura 3 y 4).
E 100
D 90
A
D 80
70
60
50
40
30
N=
96
96
controles
casos
Figura 3
50
40
30
20
10
Std. Dev = 9,10
Mean = 68,4
N = 192,00
0
35,0
45,0
40,0
55,0
50,0
65,0
60,0
75,0
70,0
85,0
80,0
EDAD DE LOS CASOS Y CONTROLES
Figura 4
71
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A.1.1. Antecedentes de neoplasias en familiares y cáncer vesical
El 38.5% (37/96) de los casos y el 32.2 % (31/96) de los controles tenían
antecedentes familiares de neoplasias (OR = 1.3 IC = 0.7 - 2.4).
ANTNEOFA
SI
NO
CASOS
37
59
96
CONTROLE
31
65
96
TOTALES
68
124
192
p< 0.36 (Test de la Chi cuadrado)
Tabla VIII
ANTECEDENTES DE NEOPLASIAS EN FAMILIARES
65
70
59
60
50
37
40
31
casos (n=96)
controles (n=96)
30
20
10
0
1
2
(1): sí
(2): no
Figura 5
72
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A.1.2. Antecedentes de consumo de tabaco y cáncer vesical
El 90.6% de los casos (87/96) tenían antecedentes de tabaquismo excesivo
en relación al 79% de los controles (76/96). La OR fue de 2.5 (IC = 1.09 - 5.9) para
los casos en relación a los controles.
TABACO
No/Leve
Excesivo
CASOS
9
87
96
CONTROLE
20
76
96
TOTALES
29
163
192
p< 0.03 (Test de la Chi cuadrado)
Tabla IX
TABACO Y CÁNCER VESICAL
87
90
76
80
70
60
50
casos (n=96)
40
20
controles (n=96)
20
30
9
10
0
1
2
(1):no fumador/fumador leve (2): fumador excesivo
Figura 6
73
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A.1.2.1. Tiempo de tabaquismo (en años)
El 26.04% (25/96) de los casos y el 16.6% (16/96) de los controles referían
llevar más de 55 años fumando, siendo la OR = 3.3 comparados con los que no
habían fumado o llevaban menos de 15 años fumando (8.3% de los casos y 17.7%
de los controles). Entre 45 y 54 años lo referían el 40.6% (39/96) de los casos y el
31.2% (30/96) de los controles (OR = 2.7); entre 30 y 44 años, el 17% (17/96) de los
casos y el 25% (24/96) de los controles; entre 15 y 29, el 7.2% (7/96) de los casos y
el 9.3% (9/96) de los controles.
Tabla X.- Odds Ratios para las diferentes categorías
TIEMPO DE TABAQUISMO
casos
controles
OR
valor
17
1
95% IC*
0-14 (años)
8
15-29 (años)
7
9
1.6
0.4 - 6.04
0.44
NS
30-44 (años)
45-54 (años)
17
39
24
30
1.5
2.7
0.5 - 4.2
1.05 - 7.2
0.44
0.03
NS
S
>55 (años)
25
16
3.3
1.1 - 9.4
0.02
S
de Tendencia : 7.05 (p<0.007)
categoría de referencia
* Intervalo de Confianza
TIEMPO DE TABAQUISMO (en años)
45
40
35
30
25
casos (n=96)
controles(n=96)
20
15
10
5
0
1
2
3
4
5
(1):0-14 (2):15-29 (3):30-44 (4):45-54 (5)>55
Figura 7
74
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A.1.2.2. Tipo de tabaco
El 86.6% (78/90) de los casos y el 75.8% (66/87) de los controles fumaban
tabaco negro. El antecedente de consumo de tabaco rubio o mixto, lo tenían el
13.3% (12/90) de los casos y el 24.1% de los controles (21/87). La OR de los
fumadores de tabaco negro comparados con los de rubio o mixto, fue de 2.07 (IC =
0.9 - 4.8).
TIPO DE TABACO
Negro
Rubio o Mixto
CASOS
78
12
90
CONTROLES
66
21
87
TOTALES
144
33
177
p< 0.06 (Test de la Chi cuadrado)
Tabla XI
TIPO DE TABACO
78
80
66
70
60
50
40
casos (n=90)
controles (n=87)
30
21
12
20
10
0
1
2
(1):tabaco negro (2): tabaco rubio o mixto
Figura 8
75
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A.1.3. Ingesta de alcohol y cáncer vesical
El 47.9% (46/96) de los casos y el 44.7% (43/96) de los controles consumían
alcohol de forma leve-moderada. El antecedente de consumo excesivo lo tuvieron el
35.4% (34/96) de los casos y el 34.3% (33/96) de los controles.
Tabla XII.- Odds Ratios para las diferentes categorías
CONSUMO DE ALCOHOL
casos
controles
OR
valor
20
1
95% IC*
No bebedor
16
Leve-moderado
46
43
1.3
0.6 - 2.9
0.46
NS
Excesivo
34
33
1.2
0.5 - 2.9
0.54
NS
de Tendencia : 0.25 (p< 0.61)
categoría de referencia
* Intervalo de Confianza
INGESTA DE ALCOHOL Y CÁNCER VESICAL
50
46
43
45
40
34
35
33
30
25
20
casos (n=96)
controles (n=96)
20
16
15
10
5
0
1
2
3
(1): no bebedor (2): leve-moderado (3): excesivo
Figura 9
76
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A.1.4. Historia de litiasis y cáncer vesical
Los antecedentes de litiasis, con historia de cólicos nefríticos expulsivos, se
registraron en el 30.2% de los casos (29/96) y en el 15.6% de los controles (15/96) .
La OR fue de 2.3 para los casos respecto a los controles (IC = 1.1 - 4.7).
LITIASIS
SI
NO
CASOS
29
67
96
CONTROLE
15
81
96
TOTALES
44
148
192
p <0.01 (Test de la Chi cuadrado)
Tabla XIII
H IS T O R IA D E L IT IA S IS Y C Á N C E R V E S IC A L
81
90
80
67
70
60
50
40
casos (n= 96 )
co ntro les (n = 9 6)
29
30
15
20
10
0
1
2
(1 ): sí
(2): n o
Figura 10
77
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.5. Antecedentes de infecciones urinarias y cáncer vesical
Antecedentes de infecciones urinarias se declararon en el 6.2% de los casos
(6/96) y en el 9.3% de los controles (9/96) . La OR fue de 0.6 (IC = 0.2 - 1.8).
INFECCIONES
SI
NO
CASOS
6
90
96
CONTROLES
9
87
96
TOTALES
15
177
192
p< 0.42 (Test de la Chi cuadrado)
Tabla XIV
INFECCIONES URINARIAS Y CÁNCER VESICAL
90
87
90
80
70
60
50
casos (n=96)
controles (n=96)
40
30
20
6
9
10
0
1
2
(1): sí (2): no
Figura 11
78
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A.1.6. Consumo de edulcorantes artificiales y cáncer vesivcal
Los antecedentes de consumo de edulcorantes artificiales (sacarina), se
recogieron en el 25% (24/96) de los casos y en el 20.8% (20/96) de los controles. La
OR de los casos en relación a los controles fue de 1.2 (IC = 0.6 - 2.4).
SACARINA
SI
NO
CASOS
24
72
96
CONTROLES
20
76
96
TOTALES
44
148
192
p< 0.49 (Test de la Chi cuadrado)
Tabla XV
CONSUMO DE SACARINA Y CÁNCER VESICAL
76
72
80
70
60
50
40
30
casos (n=96)
controles (n=96)
24
20
20
10
0
1
2
(1): sí (2): no
Figura 12
79
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A.1.7. Consumo de café y cáncer vesical
El 18.7% (18/96) de los casos y el 16.6% (16/96) de los controles consumían
café de forma leve-moderada, siendo la OR de 1.4 (IC = 0.6 - 3.3). El antecedente
de consumo excesivo lo tuvieron el 54.1% (52/96) de los casos y el 48.9% (47/96) de
los controles, con una OR de 1.4 (IC = 0.7 - 2.6).
Tabla XVI.- Odds Ratios para las diferentes categorías
CONSUMO DE CAFÉ
casos
controles
OR
valor
33
1
95% IC*
No consumo
26
Leve-moderado
18
16
1.4
0.6 - 3.3
0.40
NS
Excesivo
52
47
1.4
0.7 - 2.6
0.30
NS
de Tendencia : 0.95 (p< 0.32)
categoría de referencia
* Intervalo de Confianza
CONSUMO DE CAFÉ Y CÁNCER VESICAL
casos
controles
60
52
47
50
40
30
33
26
18
20
16
10
0
1
2
3
(1): no consumo (2): consumo leve-moderado
(3):consumo excesivo
Figura 13
80
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A.1.8. Consumo de té y cáncer vesical
El 6.2% (6/96) de los casos consumían té, frente al 11.4% (11/96) de los
controles. La OR fue de 0.5 (IC = 0.1 - 1.4).
TÉ
SI
NO
CASOS
6
90
96
CONTROLE
11
85
96
TOTALES
17
175
192
p< 0.21 (Test de la Chi cuadrado)
Tabla XVII
CO NSUM O DE TÉ Y CÁNCER VESICAL
90
85
90
80
70
60
50
casos (n=96)
controles (n=96)
40
30
20
6
11
10
0
1
2
(1): sí
(2): no
Figura 14
81
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.9. Consumo de grasas y cáncer vesical
El 54.1% (52/96) de los casos y el 84.3% (81/96) de los controles no
consumían grasas o lo hacían de forma leve-moderada, El antecedente de consumo
excesivo se registró en el 45.8% (44/96) de los casos y en el 15.6% (15/96) de los
controles. La OR fue de 4.5 (IC = 2.3 - 9.03).
No/ Leve- Moderado (
GRASAS
Excesivo
Total
CASOS
52
44
96
CONTROLES
81
15
96
TOTALES
133
59
192
p< 0.0000 (Test de la Chi cuadrado)
( : categoría de referencia
Tabla XVIII
CONSUMO DE GRASAS Y CÁNCER VESICAL
70
63
60
48
44
50
40
casos (n=96)
30
controles (n=96)
18
15
20
10
4
0
1
2
3
(1):no consumo (2):leve-moderado (3): excesivo
Figura 15
82
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.10. Consumo de fritos y cáncer vesical
El 58.3% (56/96) de los casos y el 62.5% (60/96) de los controles no
consumían fritos o lo hacían de forma leve-moderada, El antecedente de consumo
excesivo se registró en el 41.6% (40/96) de los casos y en el 37.5% (36/96) de los
controles. La OR fue de 1.1 (IC = 0.6 - 2.1).
No/ Leve-Moderado ( Excesivo Total
FRITOS
CASOS
56
40
96
CONTROLES
60
36
96
TOTALES
116
76
192
p< 0.55 (Test de la Chi cuadrado)
( : categoría de referencia
TABLA XIX
CONSUMO DE FRITOS Y CÁNCER VESICAL
60
60
56
50
40
36
40
casos (n=96)
controles (n=96)
30
20
10
0
1
2
(1): no consumo/leve-moderado (2): excesivo
Figura 16
83
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.11. Consumo de carne y cáncer vesical
El 62.5% (60/96) de los casos y el 64.5% (62/96) de los controles consumían
carne de forma leve-moderada, siendo la OR de 0.8 (IC = 0.2 - 2.7). El 31.2%
(30/96) de los casos y el 30.2% (29/96) de los controles lo hacían de forma excesiva
(OR = 0.9 IC = 0.2 - 3.1).
Tabla XX.- Odds Ratios para las diferentes categorías
CONSUMO DE CARNE
casos
controles
OR
valor
5
1
95% IC*
No consumo
6
Leve-moderado
60
62
0.8
0.2 - 2.7
0.73
NS
Excesivo
30
29
0.9
0.2 - 3.1
0.82
NS
de Tendencia : 0.00 (p< 1)
categoría de referencia
* Intervalo de Confianza
CONSUMO DE CARNE Y CÁNCER VESICAL
70
60
62
60
50
40
30
29
casos (n = 96)
controles (n = 96)
30
20
10
6
5
0
1
2
3
(0): no consumo (1): consumo leve-moderado (2):
consumo excesivo
Figura 17
84
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.12. Consumo de verduras y cáncer vesical
El 73.9% (71/96) de los casos y el 67.7% (65/96) de los controles consumían
verdura de forma leve-moderada, siendo la OR de 0.7 (IC = 0.2 - 1.9 ). El
antecedente de consumo excesivo lo registramos en el 14.5% (14/96) de los casos y
en el 25% (24/96) de los controles (OR = 0.4 IC = 0.1 - 1.1 ).
Tabla XXI.- Odds Ratios para las diferentes categorías
CONSUMO DE VERDURAS
casos
controles
OR
valor
7
1
95% IC*
No consumo
11
Leve-moderado
71
65
0.7
0.2 - 1.9
0.47
NS
Excesivo
14
24
0.4
0.1 - 1.1
0.09
NS
de Tendencia : 3.61 (p< 0.05)
categoría de referencia
* Intervalo de Confianza
CONSUMO DE VERDURAS Y CÁNCER VESICAL
80
71
65
70
60
50
40
24
30
20
casos (n = 96)
controles (n = 96)
14
11
7
10
0
1
2
3
(0): no consumo (1): consumo leve-moderado (2):
consumo excesivo
Figura 18
85
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.13. Consumo de frutas y cáncer vesical
El 45.8% (44/96) de los casos y el 21.8% (21/96) de los controles no
consumían frutas o lo hacían de una forma leve-moderada.
El antecedente de
consumo excesivo lo tuvieron el 54.1% (52/96) de los casos y el 78.1% (75/96) de
los controles. LA OR fue de 0.3 (IC = 0.1 - 0.6).
No/ Leve-Moderado( Excesivo Total
FRUTAS
CASOS
44
52
96
CONTROLES
21
75
96
TOTALES
65
127
192
p< 0.0006 (Test de la Chi cuadrado)
( : categoría de referencia
Tabla XXII
C O N SU M O DE FRUT AS Y C ÁN CER VE SICAL
75
80
70
60
52
50
41
40
casos (n=96)
controles (n=96)
30
19
20
10
3
2
0
1
2
3
(0): no consum o (1): consum o leve-m oderado (3):
consum o excesivo
Figura 19
86
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.14. Consumo de zanahoria y cáncer vesical
El 29.1% (28/96) de los casos y el 36.4% (35/96) de los controles consumían
zanahoria de forma leve-moderada, siendo la OR de 0.5 (IC = 0.2 -1.02). El
antecedente de consumo excesivo lo tuvieron el 18.7% (18/96) de los casos y el
29.1% (28/96) de los controles, con una OR de 0.4 (IC = 0.2 - 0.8 ).
Tabla XXIII.- Odds Ratios para las diferentes categorías
CONSUMO DE ZANAHORIA casos
controles
OR
95% IC*
valor
No consumo
50
33
1
Leve-moderado
28
35
0.5
0.2 - 1.02
0.05
S
Excesivo
18
28
0.4
0.2 - 0.8
0.02
S
de Tendencia : 5.95 (p< 0.01)
categoría de referencia
* Intervalo de Confianza
S: significativo
CO NSU M O DE ZANA H O RIA Y C ÁNCER VESICA L
50
50
45
40
35
33
35
28
30
28
25
18
20
casos (n=96)
controles (n=96)
15
10
5
0
1
2
3
(1): no consum o (2):consum o leve m oderado (3):
consumo excesivo
Figura 20
87
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.15. Consumo de leche y cáncer vesical
El 44.7% de los casos (43/96) y el 63.5% (61/96) de los controles tenían
antecedentes de consumo de leche excesivo. No consumían, o lo hacían de forma
leve-moderada, el 55.2% (53/96) de los casos y el 36.4% (35/96) de los controles. La
OR fue de 0.4 ( IC = 0.2 - 0.8).
No/Leve-Moderado ( Excesivo
LECHE
CASOS
53
43
96
CONTROLES
35
61
96
TOTALES
88
104
192
p< 0.009 (Test de la Chi cuadrado)
(categoría de referencia
Tabla XXIV
CONSUMO DE LECHE Y CÁNCER VESICAL
70
60
61
53
43
50
35
40
casos (n=96)
controles (n=96)
30
20
10
0
1
2
(1):no/leve-moderado (2): excesivo
Figura 21
88
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.16. Consumo de especias y cáncer vesical
El 36.1% (26/72) de los casos consumían especias frente al 19.7 (16/81) de
los controles, siendo la OR = 2.2 (IC = 1.1 - 4.7).
ESPECIAS
SI
NO
CASOS
26
46
72
CONTROL
16
65
81
TOTALES
42
111
153
p< 0.02 (Test de la Chi cuadrado)
Tabla XXV
CONSUMO DE ESPECIAS Y CÁNCER VESICAL
65
70
60
46
50
40
casos
controles
26
30
16
20
10
0
1
2
(1): no (2): sí
Figura 22
89
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.17. Utilización de pesticidas y cáncer vesical
El 58.3% de los casos (56/96) referían utilizar o haber utilizado pesticidas en
comparación con el 40.6% de los controles (39/96), siendo la OR = 2.04 (IC = 1.1 3.6).
PESTICIDAS
SI
NO
CASOS
56
40
96
CONTROLES
39
57
96
TOTALES
95
97
192
p< 0.01( (Test de la Chi cuadrado)
Tabla XXVI
UTILIZACIÓN DE PESTICIDAS Y CÁNCER VESICAL
casos (n=96)
60
controles (n=96)
57
56
50
40
39
40
30
20
10
0
1
(1): sí
(2): no
2
Figura 23
90
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.18.Tiempo de utilización de pesticidas (en años)
La media en años de utilización de pesticidas en los controles fue de 5 años
(EE = 0.9), y la de los casos de 10.3 (EE = 1.2).
Test de Mann-Witney U p< 0.001
60
T
I 50
E
M 40
P
O 30
D 20
E
10
U
S 0
O
-10
controles
casos
Figura 24
91
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.19.Tiempo de uso de pesticidas y cáncer vesical
El 41.6% de los casos (40/96) y el 59.3% de los controles (57/96) no habían
tenido contacto con pesticidas. El 9.3% (9/96) de los casos y el 15.6% (15/96) de los
controles, los habían utilizado durante un periodo de 1 a 5 años (OR = 0.8 IC = 0.3 2.1). Entre 6 y 15 años, el 22.9% de los casos (22/96) y el 13.5% de los controles
(13/96) (OR = 2.4
IC = 1.08 - 5.3), y en un periodo superior a los 15 años el
26.04% (25/96) de los casos y el 11.4% (11/96) de los controles (OR = 3.2 IC = 1.4 7.3).
Tabla XXVII.- Odds Ratios para las diferentes categorías
TIEMPO DE USO (EN AÑOS) CASO CONTROL
OR
95% IC*
valor p
No uso
1-5 años
40
9
57
15
1
0.8
0.3 - 2.1
0.7
NS (‡)
6-15 años
22
13
2.4
1.08 - 5.3
0.03
(S) †
> 15 años
25
11
3.2
1.4 - 7.3
0.004
(S) †
de tendencia: 10.53 (p<0.001 * Intervalo de Confianza
(†) significativo (‡) no significativo
categoría de referencia
Figura 25
TIEMPO DE UTILIZACIÓN DE PESTICIDAS (en años)
casos (n=96)
controles (n=96)
57
60
50
40
40
30
25
22
20
15
13
11
9
10
0
1
2
3
4
(1):no exposición (2):< 5 años (3): 5-15 años (4): >15 años
92
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.1.20. Frecuencia de uso de pesticidas y cáncer vesical
EL 19.7% (19/96) de los casos y el 18.7% (18/96) de los controles referían
una frecuencia de utilización de pesticidas menor de 6 veces al año (OR = 1.5 IC =
0.7 - 3.2). Un uso superior lo registramos en el 38.5% (37/96) de los casos y en el
21.8% (21/96) de los controles (OR = 2.5 IC = 1.2 - 4.9).
Tabla XXVIII.- Odds Ratios para las diferentes categorías
FRECUENCIA DE USO
CASO CONTROLE OR
95% IC* valor p
No uso
40
57
1
< 6 veces/año
19
18
1.5
0.7 - 3.2
0.29
NS (‡)
> 6 veces/año
37
21
2.5
1.2 - 4.9
0.007
(S) †
de tendencia: 7.36 (p< 0.006)
categoría de referencia
(†) significativo
(‡) no significativo
* Intervalo de Confianza
Figura 26
FRECUENCIA DE USO DE PESTICIDAS Y CÁNCER VESICAL
casos (n=96)
controles (n=96)
57
60
50
40
37
40
30
19
20
21
18
10
0
1
2
3
(1): no (2): poco (3): bastante
93
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
A.2. ANÁLISIS MULTIVARIANTE
Después de descartar la existencia de interacción entre la variable principal
(exposición a pesticidas) y el resto de las variables analizadas, se construyó un
modelo multivariante en el que quedaron incluidas aquellas que en el análisis
univariante demostraron asociación con la variable resultado (ser caso o control),
con objeto de controlar la confusión intervariables.
Tabla XXIX.- Modelo multivariante sin los factores dietéticos incluidos
OR
95% IC*
valor p
TIEMPO DE USO DE PESTICIDAS
0 AÑOS
1
TIEMPO DE USO DE PESTICIDAS
0.6
0.2-1.8
0.46
NS (‡)
1-5 AÑOS
TIEMPO DE USO PESTICIDAS
2.2
0.9-5.2
0.06
S (†)
6-15 AÑOS
TIEMPO DE USO PESTICIDAS
3.2
1.3-7.5
0.007
S (†)
> 15 AÑOS
EDAD (<65 años , >65 años)
3.1
1.5-6.1
0.001
S (†)
TABACO(<10 cigarros/día 2.8
1.1-7.05
0.02
S (†)
2.6
1.2-5.7
0.01
S (†)
>10 cigarros/día)
LITIASIS
de tendencia: 10.53 (p< 0.001)
categoría de referencia
(† ) significativo
(‡) no significativo
* Intervalo de Confianza
De igual forma, con la finalidad de considerar todas las posibles variables de
94
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
confusión, se construyó otro modelo multivariante en el que incluimos los factores
dietéticos que en el análisis univariante se habían comportado como factores de
riesgos o factores de protección :
Tabla XXX.- Modelo multivariante con los factores dietéticos incluidos
OR
95% IC*
valor p
TIEMPO DE USO DE PESTICIDAS
1
0.7
0.4 - 4
0.59
NS (‡)
1-5 AÑOS
TIEMPO DE USO PESTICIDAS
1.8
0.7 - 4.8
0.18
NS (‡)
6-15 AÑOS
TIEMPO DE USO PESTICIDAS
3.5
1.3 - 9.5
0.008
S (†)
> 15 AÑOS
EDAD (<65 años , >65 años)
3.2
1.5 - 6.8
0.001
S (†)
TABACO (<10 cigarros/día 2.8
1.05 - 7.5
0.03
S (†)
LITIASIS
3.1
1.3 - 7.2
0.006
S (†)
GRASAS ( excesivo)
3.5
1.6 - 7.7
0.001
S (†)
0.56
0.2 - 1.2
0.16
NS (‡)
0.34
0.1 - 0.8
0.02
S (†)
0.40
0.1 - 0.8
0.01
S (†)
TIEMPO DE USO DE PESTICIDAS
0 AÑOS
>10 cigarros/día)
no consumo-leve/moderado
ZANAHORIA (leve/moderado)
no consumo
ZANAHORIA (excesivo)
no consumo
FRUTAS ( excesivo)
no consumo-leve/moderado
categoría de referencia
(† ) significativo
(‡) no significativo
* Intervalo de Confianza
95
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
B.CORRELACIÓN
ENTRE
LA
EXPOSICIÓN
A
PESTICIDAS
Y
LAS
VARIABLES HISTOPATOLÓGICAS
B.1. Patrón de crecimiento
El 82.1% (46/56) de los expuestos y el 70% (28/40) de los no expuestos
padecieron carcinomas de tipo papilar. De tipo sólido o mixto, lo presentaron el
17.8% (10/56) de los expuestos, y el 30% (12/40) de los no expuestos.
PATRÓN DE CRECIMIENTO
(1): papilar (2): sólido (3): mixto
6
3
4
6
no expuestos
2
expuestos
6
28
1
46
0
10
20
30
40
50
Figura 27
96
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
B.2. Grado histológico
Con el sistema de gradación en tres grados, el 39.2% (22/56) de los
expuestos y el 35% (14/40) de los no expuestos presentaron un grado histológico I.
Un grado II se obtuvo en el 37.5% (21/56) de los expuestos y el 45% (18/40) de los
no expuestos, y un grado III histológico en el 23.2% (13/56) de los expuestos y el
20% (8/40) de los no expuestos (Figura 28).
GRADO HISTOLÓGICO Y CÁNCER VESICAL
25
22
21
20
18
14
15
13
10
8
expuestos (n=56)
no expuestos (n=40)
5
0
1
2
3
(1):Grado 1 (2):Grado 2 (3): Grado 3
Figura 28
Cuando consideramos una gradación en alto y bajo grado, el 64.2% (36/56)
de los expuestos y el 50% (20/40) de los no expuestos tuvieron un bajo grado
histológico. Un alto grado lo presentaron el 35.7% (20/56) de los expuestos y el 50%
(20/40) de los no expuestos. La OR de los expuestos a pesticidas para tener un bajo
grado fue de 2.6 ( IC = 1.3 - 5.2 ) y de 1.4 ( IC = 0.6 - 3.06 ) para tener un alto grado
97
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
(Tabla XXXI)(Fig.29).
GRADO HISTOLÓGICO Y EXPOSICIÓN A PESTICIDAS
40
36
35
30
25
20
20
20
20
expuestos (n=56)
no expuestos (n=40)
15
10
5
0
1
2
(1): Bajo Grado (2): Alto Grado
Figura 29
Los sujetos menores de 65 años, presentaron un riesgo mayor para padecer
carcinomas de bajo grado (OR = 3.4 IC = 0.9 - 12.9 ) que de alto grado ( OR = 1.2
IC = 0.2 - 5.2 ). En los mayores de 65 años, el riesgo fue también mayor para los de
bajo grado ( OR = 2.3 IC = 1.04 - 5.4 ) que para los de alto grado ( OR = 1.5 IC =
0.6 - 3.6), pero menor que en los sujetos menores de 65 años. No se encontró
ninguna variación al controlar por consumo de tabaco (Tabla XXXI).
98
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Salvador Peláez Domínguez/Pesticidas y cáncer vesical: Aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
Tabla XXXI.- Exposición a pesticidas y riesgo para bajo y alto grado histológico,
considerando la edad
GRADO HISTOLÓGICO Caso exp/ Caso no exp/ OR 95% IC* valor p
Control
Control no
Bajo Grado (todos)
36/39
20/57
2.6 1.3 - 5.2 0.005 S († )
Alto Grado (todos)
20/39
20/57
1.4 0.6 - 3.06
0.31
NS (‡)
Bajo Grado (< 65 año)
9/17
4/26
3.4 0.9 - 12.9
0.06
S († )
Alto Grado (< 65 años)
4/17
5/26
1.2
0.2 - 5.2
0.78
NS (‡)
Bajo Grado (> 65 años)
27/22
16/31
2.3 1.04 - 5.4
0.03
S († )
Alto Grado (> 65 años)
16/22
15/31
1.5
0.37
NS (‡)
0.6 - 3.6
(†) significativo
(‡) no significativo
* Intervalo de Confianza
B.3. Estadio histológico
El 81.4% (44/54) de los expuestos y el 69.2% (27/39) de los no expuestos
presentaron tumores superficiales (Ta, T1A) . En el 18.5% (10/54) de los expuestos
y en el 30.7 % (12/39) de los no expuestos se identificaron cánceres más invasivos
(T1B, T2/3). El riesgo asociado (OR) a los pesticidas para presentar tumores
superficiales fue de 2.3 ( IC = 1.2 - 4.4 ), y de 1.2 ( IC = 0.4 - 3.09 ) para los tumores
profundos.
En sujetos menores de 65 años, el riesgo fue superior para los tumores
superficiales (OR = 2.7 IC = 0.7 - 9.6 ) que para los profundos ( OR = 1.5 IC = 0.3 6.9 ). En los mayores de 65 años, el riesgo fue también mayor para los superficiales
(OR = 2.2 IC = 1.04 - 4.8 ) que para los profundos ( OR = 1.05 IC = 0.3 - 3.4 ),
aunque menor que en los de edad inferior a los 65 años (Tabla XXXII)(Fig.30). No
se modificaron los riesgos asociados para los diferentes tipos de tumores al controlar
por consumo de tabaco.
99
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Tabla XXXII.- Exposición a pesticidas y riesgo para tumores superficiales y
profundosa
Caso exp/ Caso no exp/ OR 95% IC* valor p
ESTADIO
Control
Control no
HISTOLÓGICO
Superficiales (todos)
44/39
27/57
2.3 1.2 - 4.4 0.006 S († )
Profundos (todos)
10/39
12/57
1.2 0.4 - 3.09
0.67
NS (‡)
Superficiales (< 65
9/17
5/26
2.7
0.7 - 9.6
0.11
NS (‡)
Profundos (< 65 años)
4/17
4/26
1.5
0.3 - 6.9
0.58
NS (‡)
Superficiales (> 65
35/22
22/31
2.2 1.04 - 4.8
0.03
S († )
Profundos (> 65 años)
6/22
8/31
1.0
0.92
NS (‡)
0.3 - 3.4
(†) significativo
(‡) no significativo
* Intervalo de Confianza
(a) 3 casos excluidos del análisis (PTx)
ESTADIO HISTOLÓGICO Y EXPOSICIÓN A PESTICIDAS
44
45
40
35
27
30
25
20
10
15
12
expuestos (n=54)
no expuestos (n=39)
10
5
0
1
2
(1): superficiales (2): profundos
Figura 30
100
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B.4. Tipo de infiltrado inflamatorio
El 34.3% (33/96) de los casos tenían un infiltrado de tipo crónico. De ellos, el
75.7% (25/33) habían estado expuestos a pesticidas (OR = 4.5 IC = 1.8 - 11.1). Un
infiltrado de tipo mixto lo tuvieron el 20.8% (20/96) de los casos, en los que el 45%
(9/20) habían estado expuestos (OR = 1.1 IC = 0.4 - 3.1). Ningún infiltrado se
identificó en el 43.7% (42/96) de los casos, 50% (21/42) en los no expuestos y 50%
(21/42) en los expuestos (OR = 1.4 IC = 0.7 - 3.03 ) (Tabla XXXIII)(Fig.31).
Tabla XXXIII.- Exposición a pesticidas y tipo de infiltrado inflamatorioa
Caso exp/ Caso no exp/ OR 95% IC* valor p
Control exp Control no
21/39
21/57
1.5 0.7 - 3.1 0.24 NS (‡)
INFILTRADO
INFLAMATORIO
Ninguno
Crónico
25/39
8/57
4.5 1.8 - 11.1 0.0009 S († )
Mixto
9/39
11/57
1.1
(†) significativo
(‡) no significativo
0.4 - 3.1
0.71
NS (‡)
(a) 1 caso excluido del análisis (agudo)
* Intervalo de Confianza
TIPO DE INFILTRADO INFLAMATORIO
25
25
21
21
20
15
11
9
10
8
expuestos
no expuestos
5
0
1
2
3
(1): ninguno (2):crónico (3): mixto
Figura 31
101
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B.5. Magnitud del infiltrado inflamatorio
En el 32.2 % (31/96) de los casos la magnitud del infiltrado fue moderado, en
los que el 70.9% (22/31) habían estado expuestos a pesticidas (OR = 3.5 IC = 1.4 8.59). Un infiltrado severo lo constató el 14.5% (14/96) de los casos, en igual
proporción los expuestos y los no expuestos (OR = 1.4
IC = 0.4 - 4.4) (Tabla
XXXIV)(Fig.32).
Tabla XXXIV.- Exposición a pesticidas y magnitud del infiltrado inflamatorio
Caso exp/ Caso no exp/ OR 95% IC* valor p
Control exp Control no
6/39
3/57
2.9 0.6 - 12.3 0.14 NS (‡)
MAGNITUD DEL
INFILTRADO
Leve
Moderado
Severo
22/39
9/57
3.5
1.4 - 8.5
0.004
S († )
7/39
7/57
1.4 0.4 - 4.4
0.50
NS (‡)
(†) significativo
(‡) no significativo
* Intervalo de Confianza
MAGNITUD DEL INFILTRADO INFLAMATORIO
25
21
22
21
20
15
expuestos
9
10
7
6
5
7
no expuestos
3
0
1
2
3
4
(1): no (2): leve (3): moderado (4): severo
Figura 32
102
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B.6. Infiltrado crónico, grado y estadio
El 51.5% (17/33) de los casos con infiltrado inflamatorio crónico lo fueron de alto
grado, y el 48.4% (16/33) de bajo grado. En relación al estadio, el 72.7% (24/33)
fueron superficiales y el 27.2% (9/33) profundos (Fig.33).
INFILTRADO CRÓNICO, GRADO Y ESTADIO
S
25
20
AG
BG
15
P
grado histológico
estadio histológico
10
5
0
1
2
(1): AG: Alto Grado BG: Bajo Grado (2) S:
Superficiales P: Profundos
Figura 33
103
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V. DISCUSIÓN
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Los estudios de casos y controles, se enmarcan dentro de los estudios
observacionales, de tipo analítico, en los que se compara un grupo de individuos que
padecen la enfermedad (casos), con otro grupo que no la padecen (controles). La
frecuencia con la que aparecen los factores presuntamente relacionados con el
resultado, constituye el objeto de comparación entre los dos grupos.
Debido a que se busca "hacia atrás", a partir de una enfermedad o trastorno, la
posible causa del mismo, a veces, se califican a estos estudios de "retrospectivos",
denominación que puede inducir a confusión, ya que actualmente, los términos
"retrospectivos" y "prospectivos" se usan cada vez más para indicar simplemente el
periodo de recogida de los datos respecto a la fecha actual.
Desde su introducción hace 30 años,238 el diseño de casos y controles ha
experimentado un auge en popularidad e importancia, constituyendo actualmente
una herramienta crucial en la investigación epidemiológica. Pese a ello, muchos
todavía, consideran este tipo de estudios inferior a los de seguimiento o de
cohortes .
Entre sus ventajas, se encuentran:
-
Muy eficientes.
-
Útiles en enfermedades poco frecuentes.
-
Constituyen un buen diseño para enfermedades de largo periodo de incubación.
-
Permiten estudiar exposiciones poco frecuentes, siempre que estén fuertemente
asociadas a la enfermedad.
-
Permiten evaluar múltiples factores de riesgo para una sola enfermedad.
-
Duración relativamente corta.
-
Permiten estimar el riesgo relativo de padecer una enfermedad en relación a una
exposición.
Entre sus inconvenientes, se describen:
105
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-
Es frecuente la introducción de errores sistemáticos (sesgos), tanto en la
selección de los grupos, como en la recogida de la información.
-
A veces es difícil establecer la secuencia temporal entre exposición y
enfermedad.
-
No son idóneos para estudiar más de una enfermedad simultáneamente.
-
No permiten calcular la incidencia o prevalencia de la enfermedad.
En teoría, un estudio de casos y controles completamente libre de sesgos, debe
merecer la misma consideración que uno de cohorte, asimismo libre de sesgos, para
inferir si una exposición es causa de una enfermedad. En la práctica, los primeros,
son más susceptibles de acumular los diferentes tipos de sesgos, lo que reduce su
utilidad en el proceso de inferencia causal. Ello es debido, no a una limitación
inherente al propio método, sino a los problemas que se presentan en su aplicación.
De hecho, de los nueve criterios establecidos por Hill239 para establecer relaciones
de causalidad, sólo el de temporalidad, es más favorable al estudio de cohorte como
base para establecer una inferencia causal.
Por tanto, una de las limitaciones de los estudios de casos y controles, es la
probabilidad de introducir sesgos, debido a que se realizan después de haberse
desarrollado la enfermedad. Para evitar este problema y aumentar la validez del
estudio (ausencia de sesgos), hacen su aparición los estudios anidados (estudios de
casos y controles realizados dentro de una cohorte), con la finalidad de evitar incluir
en el estudio a toda la población.239 En ellos, los casos se comparan con los
controles a medida que van surgiendo, evitándose tener que evaluar a todos los
individuos.241
Este tipo de diseño híbrido, conserva la eficiencia de un estudio de casos y
controles, y reúne las ventajas de un estudio de cohorte. Se puede decir, que
cuando un estudio caso-control se encuentra anidado dentro de una cohorte
definida, y la información obtenida es la adecuada, dicho estudio es una forma
eficiente de estudiar la cohorte, y por tanto, tiene la misma validez que uno de
seguimiento.
106
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En nuestro estudio, si consideramos a la población de la Axarquía como una
cohorte definida, de la que van surgiendo los casos que acuden al Hospital (el único
de referencia en la zona), los cuales se comparan con una muestra de sujetos que
son representativos de la población de la cual proceden los casos (o base del
estudio, y que en caso de enfermar acudirían al mismo Hospital), se podría
considerar como un estudio anidado dentro de una cohorte, si bien, no cumple
estrictamente todos los requisitos de este tipo de diseño por las siguientes
consideraciones:
1) No puede asegurarse que se incluyeran todos los casos "incidentes" que
aparecieron durante el periodo del estudio, aunque sí la gran mayoría, al existir un
único Hospital referencia en la comarca.
2) Se incluyeron casos "prevalentes", con la finalidad de aumentar el tamaño
muestral y acortar el periodo de estudio. Como sabemos, la prevalencia está
condicionada por la duración de la enfermedad,242 que a su vez está influida por el
tratamiento y la curación, así como por la mortalidad asociada con la enfermedad, de
manera que un grupo de casos prevalentes no es representativo de un grupo de
casos incidentes (falacia de Neyman). Ello, le restaría validez al estudio en caso de
que la supervivencia estuviera asociada a la exposición. Para minimizar este posible
sesgo, se incluyeron únicamente los casos prevalentes que hubieran sido
diagnosticados en los dos años anteriores a la fecha de comienzo del mismo.
La selección de los controles constituye el gran reto de los estudios de casos y
controles. Deben proceder de la misma población que está en riesgo de padecer la
enfermedad o el trastorno que se estudia. El objetivo es que proporcionen una
estimación de la frecuencia de exposición que se observaría en los casos si no
existiera asociación entre el factor de estudio y el efecto.242 Wacholder et al.244-246
propusieron unos principios para guiar esta selección, con el objetivo de reducir los
sesgos:
1) Principio de la base del estudio: combatir sesgos de selección.
2) Eliminación de las fuentes de confusión: combatir sesgos de confusión.
3) Principio de la exactitud comparable: combatir sesgos de información.
4) Eficiencia: obtener la máxima información con el menor coste.
107
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En relación al tipo de controles, se han utilizado diversas fuentes: hospitalarios,
registros de mortalidad, amigos o vecinos, y personas de la población general; cada
uno con sus ventajas e inconvenientes. Wacholder et al. 245 sugirieron varias razones
para utilizar controles hospitalarios: 1) seleccionar controles cuyos patrones de
referencia fueran similares a la de los casos y que presumiblemente provinieran de
la misma base del estudio, 2) obtener información de calidad similar, y 3) por
razones de conveniencia. Además, este tipo de controles suelen ser más
colaboradores (con lo que disminuye el número de no respuesta),
y tienden a
recordar mejor su historia de exposición. Por estas razones, y porque los casos son
hospitalarios, la elección de los controles cayó en registros hospitalarios frente a los
poblacionales.
En cuanto al número necesario de controles por caso, su finalidad es aumentar la
potencia del estudio como indicaron Gail et al.247 Ahora bien, cuando la potencia del
estudio bajo asignación equitativa (1:1) es extremadamente alta o baja (mayor de
0.9 ó menor de 0.1), no es útil aumentar el número de controles. En la primera
situación no se añade suficiente potencia al estudio, y en la segunda, la potencia es
ya tan baja que la ganancia resulta insignificante en relación con el coste. En nuestro
estudio, se calculó el tamaño muestral bajo asignación 1:1, para una potencia de
0.9, asumiendo una prevalencia de exposición a pesticidas en la población del 30%.
Se emparejó únicamente con la variable sexo. Last248 definió el emparejamiento
como el proceso de configurar un grupo de estudio y un grupo control comparable
con respecto a factores extraños. Aunque su finalidad es reducir la confusión, puede
incluso introducirla dónde no existía previamente.240 Además, se corre el riesgo del
sobre el emparejamiento, situación que se produce al hacerse muy parecidos los
casos y los controles, lo que sesgará la odds ratio hacia el 1, con lo que se dificulta
encontrar asociaciones. Actualmente la confusión es preferible controlarla en la
etapa del análisis multivariante.
108
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A. ANÁLISIS DE LOS ASPECTOS EPIDEMIOLÓGICOS
A.1. Edad, sexo y cáncer vesical
Se recogieron 96 casos, de los cuales 92 fueron varones y 4 mujeres. La edad
media de los casos fue de 69.5 años y de 67.2 la de los controles. Como ya es un
hecho ampliamente conocido en la epidemiología del cáncer vesical,249 afectó
fundamentalmente a varones mayores, ocurriendo el 77.08% de los casos por
encima de los 65 años (OR = 2.7 IC = 1.4 - 5.08), y la incidencia aumentó con la
edad (Figura 2).
El excesivo riesgo de cáncer vesical en varones en relación a las mujeres ocurre
en todas las partes del mundo y en todos los grupos de edad.250 Una posible
explicación a ello, sería una mayor exposición a carcinógenos ambientales en los
varones, o el mayor consumo de tabaco por parte de estos. Hartge P et al.,126 aún
en ausencia de exposición al tabaco, riesgos ocupacionales e infecciones urinarias,
continúan encontrando una mayor incidencia en varones (de 4.1 a 11), aunque hay
que señalar, como los mismos autores reconocen, que no se tuvieron en
consideración todos los posibles factores presuntamente relacionados con el cáncer
vesical que pudieran explicar dicha diferencia, entre ellos, la dieta.152,251
Otros posibles factores responsables que se han señalado, son, un mayor estasis
urinario
en
los
hombres
secundario
a
lesiones
prostáticas,252
factores
hormonales,253 y diferencia en la concentración de la orina.254 En este sentido, la
ingesta líquida ha sido objeto de algunos estudios con diferentes resultados en
cuanto a su asociación con el cáncer vesical. En varios estudios caso-control de
base poblacional realizados en Dinamarca,255 Alemania256 y en Washington,257 el
volumen conjunto del café, té, cerveza y bebidas no alcohólicas, se relacionó con un
moderado aumento del riesgo. En otro, llevado a cabo en Utah,258 la ingesta total de
líquidos no tuvo ninguna relación con el riesgo a desarrollar cáncer vesical.
A.2. Antecedentes familiares de cáncer vesical
Los antecedentes familiares de cáncer vesical como factor de riesgo para cáncer
109
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vesical, ha sido referido por algunos autores.259,260
En nuestro estudio,
los
antecedentes de neoplasias (en general), lo referían algo más frecuentemente los
casos que los controles (OR = 1.3
IC = 0.7 - 2.4 ), si bien, tal diferencia la
computamos como no significativa.
A.3. Infecciones urinarias y cáncer vesical
La asociación entre los antecedentes de infecciones urinarias y cáncer vesical es
muy controvertida. Algunos estudios de casos y controles, 125,141,256,259 han
encontrado un incremento del riesgo, y especialmente cuando las infecciones tienen
lugar en los cinco años previos al diagnóstico del cáncer.261 Gónzalez et al.139 en un
estudio realizado en 12 hospitales de España, encuentran un mayor riesgo en
aquellos sujetos que presentaron infecciones urinarias en los cuatro años anteriores
al diagnóstico, y no lo encuentran, cuando las infecciones tuvieron lugar por encima
de los cinco años.
Se sugieren dos posibles mecanismos por los cuales las infecciones podrían
actuar: uno directo, por la formación de nitrosaminas, favorecido por la colonización
bacteriana a partir de precursores nitratos,142,262 y otro indirecto, mediante un
incremento de la absorción y/o exposición a carcinógenos presentes en la orina. Una
explicación alternativa, es que la infección sea una consecuencia y no la causa del
desarrollo del tumor, que es la conclusión a la que llegan González et al. en su
trabajo.139
En nuestro estudio, no sólo no encontramos asociación, sino que el riesgo fue
menor cuando existían antecedentes de infecciones, aunque no fue significativo (OR
= 0.6 IC = 0.2 - 1.8). No se pudo introducir en el análisis la fecha en la que tuvieron
lugar las infecciones, por no disponer de dicha información.
A.4. Litiasis renal y cáncer vesical
La litiasis urinaria (renal, ureteral y vesical) como factor de riesgo potencial para
cáncer vesical, ha sido objeto de consideración en diferentes estudios con
resultados contradictorios. La Vecchia et al.141 y González et al.139 no encuentran
110
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ninguna asociación. En contraposición, Kjaer SK et al.,140 hallan un riesgo superior
en mujeres con antecedentes de litiasis renal (OR = 3.7 IC = 1.2 - 12.1), pero no
para litiasis vesical. Chow
et al.263 en un estudio de cohorte de pacientes
hospitalizados por litiasis renal o ureteral que fueron seguidos durante 25 años,
encuentran un mayor riesgo para desarrollar cáncer ureteral y vesical, que se
duplicó en aquellos casos con un diagnóstico asociado de infección urinaria. Kantor
et al.125 no objetivan ninguna relación con la litiasis renal, y sí con la vesical (OR =
1.8).
En nuestro estudio, el antecedente de litiasis renal caracterizado por episodios de
cólicos nefríticos con expulsión de cálculos, lo tuvieron más frecuentemente los
casos que los controles, con un riesgo asociado de 2.3 (IC = 1.1 - 4.7). No hubo
interacción entre la litiasis y cistitis, como otros autores han encontrado.263 Se puede
argumentar, que los casos recuerdan mejor su historia previa que los controles
(sesgo de memoria), lo cual puede llevar a una sobreestimación del factor de riesgo
estudiado. Sin embargo, consideramos, que aunque esta posibilidad no se puede
descartar taxativamente, al ser los controles de tipo hospitalario (ingresados por
otras patologías distintas), dicho sesgo, es menor que si hubieran sido controles
poblacionales. A este respecto, igual podría haber
ocurrido con las infecciones
urinarias, y como vimos previamente, no sólo no se objetivó un mayor riesgo, sino
todo lo contrario.
A.5. Sacarina y cáncer vesical
La relación entre la ingestión de sacarina y el desarrollo de cáncer vesical ha sido
motivo de controversia. En las ratas hembras, la administración de estos
edulcorantes desde el nacimiento y durante toda la vida, se asociaba a mayor
incidencia de neoplasias vesicales, cuyo mecanismo patogénico sería la
precipitación de cristales con silicatos citotóxicos para el urotelio, que llevaría a la
proliferación crónica y al desarrollo de tumores.264
En los seres humanos, los estudios epidemiológicos publicados hasta la
actualidad, han dado resultados contradictorios, aunque en su mayoría, no han
encontrado ninguna asociación. Howe et al.265 en un estudio caso-control de 480
111
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hombres y 152 mujeres realizado en tres provincias en Canadá, encontraron un
riesgo relativo de 1.6 en hombres, el cual se incrementó con el aumento de la
exposición; sin embargo, los hallazgos en las mujeres dieron una asociación
negativa, con un riesgo relativo de 0.6. Mommsen et al.,266 en contraposición,
objetivaron que el riesgo era mayor en mujeres. Akdas et al.134 en su estudio sobre
194 pacientes también hallan una asociación positiva , aunque al ser la muestra
pequeña, no descartan que se deba al azar. Otros estudios,155,251,267,268 realizados
con posterioridad, entre los que se incluyen un metaanálisis269 realizado en el año
1993, no encuentran ninguna asociación.
En nuestro estudio, de igual modo que en la mayoría de los publicados, los
sujetos con antecedentes de consumo de edulcorantes artificiales (sacarina), no
presentan un mayor riesgo de desarrollar cáncer vesical (OR = 1.2 IC = 0.6 - 2.4 ).
De todo lo expuesto, se pueden realizar diversas interpretaciones. Una de ellas
sería que, la exposición mantenida a los edulcorantes artificiales no es carcinógena
para los seres humanos. Una segunda interpretación sería que, podría ser
carcinógena, pero de forma tan débil que dificultaría percibir sus efectos. Finalmente,
se podría argumentar, de que aún no ha transcurrido el suficiente tiempo desde su
introducción en la década de los 60 para que sus efectos carcinógenos comiencen a
notarse. De hecho, se han observado periodos de latencia de hasta 30 a 50 años en
ocupaciones de riesgo claramente relacionadas con el cáncer vesical.121
Por consiguiente, y a tenor de todo lo reseñado, no hay evidencia actual de que
el consumo de sacarina incremente el riesgo para desarrollar cáncer vesical.
A.6. Ingesta de bebidas (café, té, alcohol) y cáncer vesical
A.6.1. Café: Desde que Cole et al.270 en 1971 publicaron los resultados de un
estudio caso-control de la asociación entre el consumo de café y el cáncer del tracto
urinario inferior, numerosos estudios epidemiológicos se han llevado a cabo con la
finalidad de examinar dicha relación.134-137,261,262,271,272 Viscoli et al.273 en un
metaanálisis realizado en al año 1993 sobre 35 estudios de casos y controles
publicados entre 1971 y 1992, concluyen que, de la información disponible no se
desprende el que haya una asociación clínicamente importante entre el consumo de
112
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café y el desarrollo de cáncer del tracto urinario inferior, en hombres o en mujeres.
Momas et al.155 encuentran una clara relación dosis-respuesta entre el café
consumido durante toda la vida y el cáncer vesical, a igual que Marrett et al.274
Escolar Pujolar et al.275 en un estudio multicéntrico realizado en nuestro país,
también analizan el consumo de café durante toda la vida, encontrando una
asociación positiva, pero en no fumadores y en varones. Como señalaron Viscoli et
al.,273 la disparidad existente entre las distintas publicaciones puede ser debida al
tipo de café consumido, que la mayoría de los autores no tienen en consideración.
En el trabajo de Momas et al.,155 únicamente los que consumían café normal
tuvieron un riesgo superior a 1 (OR = 1.4
IC = 0.8 -2.7); mientras que los
consumidores de otros tipos de café no presentaron mayor riesgo para tener cáncer
vesical, aunque al tener estas categorías un número reducido de individuos, hacen
concluir a los autores de que no pueden extraer conclusiones firmes.
En nuestro trabajo, encontramos un riesgo superior a 1, tanto para los
consumidores leves-moderados (OR = 1.4 IC = 0.6 - 3.3) como para los excesivos
(OR = 1.4 IC = 0.7 - 2.6), comparados con los no consumidores; aunque, en
ninguno de los dos grupos, fue significativo. Las OR permanecieron muy similares al
ajustar por el tabaco (1.4 y 1.3 respectivamente) . No analizamos la ingesta de café
durante toda la vida, al no tener recogido el número de años de consumo.
De lo anteriormente expuesto se puede concluir, que actualmente no existe una
clara evidencia, ni a favor ni en contra, de la existencia de una asociación entre el
consumo de café y el cáncer vesical.
A.6.2. Té: A igual que con el consumo de café, su relación con el cáncer vesical
no está clara, si bien, se ha estudiado menos que el anterior. La Vecchia et al.152
objetivaron un menor riesgo (OR = 0.49) en aquellos sujetos que tomaban té,
sugiriendo que podría ser debido al efecto diurético de las teofilinas, con disminución
de la concentración orina, que llevaría a un menor contacto de la misma con la
mucosa vesical, previniendo el desarrollo del tumor, como algún otro autor ha
hipotetizado.276 Los mismos autores,152 señalaron que dicho hallazgo había que
tomarlo con precaución, debido a que la asociación no fue significativa en el análisis
multivariante. Además, otros estudios, encuentran resultados opuestos.257,277
113
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Nosotros, a igual que La Vecchia et al.,152 encontramos que el té se comportó
como un factor de protección para el desarrollo de cáncer vesical (OR = 0.5 IC =
0.1 - 1.4 ), aunque no fue significativo (p<0.21).
A.6.3. Alcohol: La mayoría de los estudios publicados no encuentran ninguna
relación entre el alcohol y el cáncer vesical.152,257,277-279 Momas et al.155 en su
estudio, en el que tienen en cuenta la ingesta de alcohol durante toda la vida,
encontraron mayor riesgo en los sujetos con mayor consumo, y señalaron algunas
razones que podrían ser las responsables de que no se evidencie ninguna relación,
sobre todo el hecho de que al ser los casos una población de edad avanzada que en
muchas ocasiones han reducido su ingesta habitual de alcohol, al infravalorarla,
introducirían un sesgo hacia el efecto nulo.
En nuestros casos, no se encontró ninguna asociación, ni en los que consumían
menos de 80 g/día (OR = 1.3 IC = 0.6 - 2.9) ni en los de más de 80 g/día (OR = 1.2
IC = 0.5 - 2.9), aunque no se realizó el análisis considerando la ingesta durante toda
la vida, al no disponer de dicha información.
A.7. Tabaco y cáncer vesical
El riesgo de tener cáncer vesical en los fumadores de más de 10 cigarrillos/día,
fue de 2.5 veces superior (OR = 2.5 IC = 1.09 - 5.9) que los no fumadores o
fumadores de menos de 10 cigarrillos /día , y aumentó con la duración del
tabaquismo (TablaX). Los fumadores de tabaco negro tuvieron un riesgo de 2.06
mayor que los de tabaco rubio o mixto (OR = 2.07
IC = 0.9 - 4.8). Nuestros
resultados, son consistentes con lo ya conocido.
La evidencia del vínculo entre el tabaco y el cáncer vesical está más que
probada, como se desprende de los numerosos estudios epidemiológicos
publicados,280,281 aunque la fuerza de la asociación varía en un rango de 1.4 a 7.3
en los diferentes estudios realizados.129-131,133,261,282-284 Además, es manifiesto el
gradiente del riesgo con respecto al número de cigarrillos fumados al día, años de
tabaquismo y grado de inhalación del humo.131,283-285
Sin embargo, existen
diferencias en cuanto al riesgo (OR), que es mayor en países del área Mediterránea,
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tales como España133-137, Italia286,287 y Grecia,288 comparados con USA y Gran
Bretaña; habiéndose sugerido, que ello puede ser debido al mayor consumo de
tabaco negro que se produce en dichos países, el cual ha mostrado ser dos veces
más carcinogénico que el tabaco rubio en algunos estudios,131,287,289 aunque no en
todos.133
Ello, puede ser explicado por la mayor
concentración de aminas
aromáticas (arilaminas) en el humo del primero.290,291 De hecho, se encuentran
mayores niveles séricos de 4-aminobifenilo-Hb adductos, así como mayor excreción
urinaria de mutágenos, en los fumadores de tabaco negro comparados con los
fumadores de tabaco rubio.290,292 El mecanismo por el que el tabaco iniciaría el
proceso de carcinogénesis, no está totalmente aclarado. Probablemente sea
multifactorial, en el que estarían implicados genes supresores,293,294 alteraciones
cromosómicas295 y diferencias fenotípicas de acetilación. 290,296
A.8. Factores dietéticos y cáncer vesical
La exposición ocupacional a aminas aromáticas y el tabaquismo constituyen los
dos factores de riesgo ampliamente aceptados para el cáncer vesical.282,297,298 Sin
embargo, no bastan para poder explicar las diferencias, tanto en incidencia como en
mortalidad, que se producen por este tumor entre las diferentes regiones del mundo.
Por tanto, es posible, que otros factores distintos intervengan en la carcinogénesis
vesical.
Junto a
las infecciones y la litiasis, ya referidas en secciones previas, la
implicación de los factores dietéticos, bien sean como favorecedores o como
protectores, en el desarrollo de esta neoplasia, ha sido objeto de bastantes estudios.
Además, ello es consistentemente plausible, si se considera que la gran mayoría de
las sustancias o metabolitos se excretan por la orina y entran en contacto directo con
la mucosa vesical.
La mayoría de los trabajos publicados que analizan esta asociación, encuentran
un incremento del riesgo en el consumo de grasas,153, 299,300 y algo menos, con el de
fritos153,301 y con el de carnes,151 aunque otros autores,152,154 no encuentran ninguna
asociación.
En el nuestro, ni el consumo de fritos ni el de carne, se asoció a un incremento
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del riesgo; pero el mayor consumo de grasas, se acompañó de aumento del riesgo
para tener cáncer vesical, que fue de 4.5 veces superior (OR = 4.5 IC = 2.3 - 9.03)
para la categoría de consumo excesivo comparada con la de no consumo/consumo
leve-moderado. Se agruparon las dos categorías inferiores en una única categoría,
al tener una de ellas (la de nivel más bajo), un número muy reducido de casos.
Es de resaltar, el riesgo tan elevado encontrado, bastante superior al referido en
otros estudios (OR = 2.2 en el de Riboli E et al.300, OR = 1.7 en el de Steineck G et
al.153), aunque consideramos que estos hallazgos hay que interpretarlos con
precaución, dado la amplitud del intervalo de confianza. Pensamos, que si el riesgo
existe, probablemente sea menor, más en concordancia con los últimos resultados o
estudios señalados. Hay que tener en cuenta, que la medida del consumo se basó
en un cuestionario, y por tanto, sujeto a errores en la medición. Con objeto de evitar
o minimizar este factor, se recomienda convertir los datos sobre frecuencia de las
comidas en contenido de nutrientes específicos por medio de tablas de composición
de alimentos.302
La dieta pobre en verduras, frutas, leche y ß-carotenos, se ha asociado a un
menor riesgo a desarrollar cáncer vesical en diferentes estudios epidemiológicos,
152,154,299,301,303,304
aunque no en todos,251,300,305 señalándose a la Vitamina A como la
responsable de la acción protectora contra la carcinogénesis vesical, lo cual es
biológicamente plausible si se considera su función reguladora sobre la
diferenciación celular del tejido epitelial.306 Además, un efecto debido los los ßcarotenos independientemente de la Vitamina A, no se puede descartar.307
En
nuestro estudio, tanto la mayor ingesta de verduras (OR = 0.7 IC = 0.2 - 1.9) de la
categoría consumo leve-moderado frente a la de no consumo, (OR = 0.3 IC = 0.1 1.1) de la categoría consumo excesivo frente a la de no consumo); como la de
frutas (OR = 0.3 IC = 0.1- 0.6 ), leche (OR = 0.4 IC = 0.2 - 0.8) de la categoría
consumo excesivo frente a la de no consumo/leve-moderado; así como,
la de
zanahoria (OR = 0.5 IC = 0.2 - 1.02) de la categoría consumo leve-moderado frente
a la de no consumo, (OR = 0.4 IC = 0.2 - 0.8) de la categoría consumo excesivo
frente a la de no consumo, se comportaron como factores protectores en el
desarrollo de cáncer vesical.
Cuando se incluyeron en un mismo modelo de regresión logística todas las
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variables que en el análisis univariante habían resultado ser significativa, con objeto
de analizar la interrelación entre ellas y controlar la confusión, no se encontró
interacción, permaneciendo los coeficientes muy similares por lo que respecta al
consumo de grasas, leche y frutas, y se modificó el de las verduras, y algo menos el
de consumo de zanahoria, aunque éste último, continuó siendo un factor de
protección. Como señala La Vecchia,152 la inferencia del papel que desempeñan
los nutrientes
en la carcinogénesis vesical debe de ser asumido con bastante
prudencia, no sólo porque la información disponible generalmente es limitada, sino
además, por los problemas metodológicos en la construcción de los modelos
estadísticos en lo referente a la dieta y enfermedad.
Momas et al.155 basándose en el hallazgo de un mayor riesgo en personas que
han nacido o viven en una zona cercana al Mediterráneo, lo cual podría ser
indicativo del papel que alguna costumbre regional, como es la dieta, tuviera en la
carcinogénesis, junto a que un mayor consumo de especias se asoció
significativamente con el riesgo de presentar cáncer vesical (OR = 3.6, IC al 95% =
2.2 - 5.9), sugieren, que tales sustancias pueden explicar las diferencias geográficas
encontradas en el área Mediterránea. Además, es concebible que las especias
pueden irritar y consecuentemente modificar el epitelio vesical. A igual que Momas
et al., encontramos un riesgo mayor en los sujetos que consumían especias (OR =
2.2 IC = 1.1 - 4.7). Como ellos mismos apuntan, tal hipótesis debe ser objeto de
más investigación, mediante la realización de estudios bien diseñados, dónde se
incluyan el tipo , frecuencia de ingesta y la cantidad.
A.9. Pesticidas y cáncer vesical
Pocos estudios han encontrado una relación entre los pesticidas y el cáncer
vesical. Zham et al.103 en el estudio nacional sobre cáncer de vejiga realizado en 10
áreas geográficas de Estados Unidos en el año 1986, encontraron un riesgo de 2.3
mayor de presentar cáncer vesical en aquellos sujetos que habían estado en
contacto con pesticidas, si bien, dicho incremento no fue significativo (IC = 0.6 - 8.2).
Blair et al.83 que investigaron la mortalidad
en una cohorte de aplicadores de
pesticidas en Florida, con objeto de evaluar la exposición crónica a dichas
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sustancias, encontraron un porcentaje superior de muertes al esperado, aunque no
fue significativo. Akdas et al.105 en un estudio caso-control sobre 194 pacientes
diagnosticados de cáncer vesical, encontraron una diferencia significativa entre los
casos y los controles en relación a la utilización de fertilizantes artificiales e
insecticidas (p<0.01), aunque no hacen mención a la OR ni al IC. La Vecchia et al.106
encuentran una fuerte asociación con la exposición a herbicidas (RR = 4.1 IC = 1.2 13.9) independientemente de la historia ocupacional en Agricultura, concluyendo que
dicho estudio proporciona una evidencia (y significativa) del papel de los herbicidas
en el riesgo de cáncer vesical. Recientemente, Viel et al.,308 encuentran que la
mortalidad por cáncer de vejiga en granjeros en Francia es menor que en la
población general (SMR = 0.96
IC = 0.85 - 1.08); sin embargo, observan una
asociación con la exposición a pesticidas en trabajadores de los viñedos (RR = 1.1
IC = 1.07 - 1.2), sugiriendo que ello puede explicar el gradiente sur-norte que se
observa en Francia en cuanto a la mortalidad por este tumor, debido a que los
viñedos se encuentran preferentemente en el sur.
En nuestro estudio, los sujetos que tenían antecedentes de contacto con
pesticidas, presentaron un riesgo de 2.04 veces superior para tener cáncer vesical
comparados con los que no lo referían. Desde los primeros estudios de casos y
controles, los datos sobre las exposiciones pasadas se han obtenido principalmente
de entrevistas, registros y cuestionarios autoadministrados,309 y cada vez se utilizan
más las entrevistas asistidas por ordenadores. Actualmente, la encuesta constituye
la fuente principal de datos en la mayoría de este tipo de estudios, reflejando la
relativa facilidad con la que se pueden obtener dichos datos y la riqueza de la
información obtenida (detalle sobre varias exposiciones, periodo e intensidad de la
exposición). Aunque los marcadores biológicos son objeto de un creciente interés en
epidemiología, pocos estudios de casos y controles (menos del 9%) los utilizan para
evaluar la exposición, debido a la dificultad de identificar marcadores de exposición
que puedan predecir el riesgo a enfermar mejor que las mediciones tradicionales.310
Nosotros, utilizamos como medida de la exposición la duración (en años) en
contacto con pesticidas, así como la frecuencia de su utilización. Al no poder
introducir en el modelo de regresión logística ambas variables como continuas, se
agruparon en categorías.
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Cuando se tuvo en consideración, además, el tiempo de exposición en años
(como una medida de la dosis recibida), el riesgo aumentó conforme mayor fue
aquél, siendo la OR = 2.4 (IC = 1.08 - 5.3) para los que habían utilizado pesticidas
entre 6 y 15 años, y OR = 3.2 (IC = 1.4 - 7.3) para los que lo utilizaron más de 15
años, ambos comparados con los que no referían contacto (Tabla XXVII). Cuando se
introdujo en el modelo multivariante aquellas variables que en el análisis univariante
habían mostrado asociación con la variable resultado (cáncer vesical), y por tanto,
podrían actuar como factores de confusión, los riesgos asociados a desarrollar
cáncer vesical con respecto al tiempo de exposición se mantuvieron similares a los
objetivados en el análisis univariante: OR = 2.2 (IC = 0.9 - 5.2), OR =3.2 (IC = 1.3 7.5) respectivamente. Independientemente del tiempo de exposición, los sujetos que
más frecuentemente utilizaron pesticidas, presentaron mayor riesgo a tener cáncer
vesical (OR = 2.5 IC = 1.2 - 4.9).
Se construyó un segundo modelo multivariante en el que, además de las
variables anteriores, estuvieran incluidos los factores dietéticos, pese a que éramos
conscientes de la complejidad que se introducía para el análisis. Tan sólo se obtuvo
pequeñas variaciones en los riesgos encontrados en el primer modelo, y por lo que
respecta a la variable principal, el riesgo a tener cáncer vesical, continuó siendo
mayor conforme aumentó el tiempo de exposición, aunque fue significativo sólo para
los que utilizaron pesticidas más de 15 años (OR = 3.5 IC = 1.3 - 9.5 p<0.008).
Es de resaltar, pese a las recomendaciones realizadas por parte de la industria
comercializadora de estos productos y de las autoridades sanitarias en lo referente a
la manipulación y utilización de los mismos, la ausencia de medidas de protección
llevadas a cabo durante la aplicación de los mismos por parte de la población
expuesta (10.7% de los casos y 15.3% de los controles).
Consideramos que hay que ser cautos a la hora de la interpretación de estos
resultados, debido a las siguientes consideraciones:
1.- La mayoría de las exposiciones ocurrieron en el pasado y fueron múltiples, sin
poder especificar una relación causal con algún pesticida en particular. Aunque a los
sujetos expuestos se les preguntó sobre los productos que utilizaron con mayor
frecuencia, no siempre se pudo recoger esta información, debido al uso alternante
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de los mismos, y fundamentalmente al tiempo transcurrido desde la exposición.
2.- Muchos de los pesticidas utilizados en épocas pasadas, actualmente han sido
retirados del mercado y sustituidos por nuevos productos, bastante más seguros.
3.- Aunque se intentó medir la exposición mediante tiempo y frecuencia de la
utilización, no podemos descartar posibles errores de medición, en base a que el
instrumento de medida basado en un cuestionario es susceptible de ello; y pese a
que se intentó minimizar al máximo el posible sesgo de recuerdo, es una
eventualidad a tener presente.
A pesar de estas consideraciones, creemos que este estudio aporta alguna
evidencia de que el contacto con pesticidas aumenta el riesgo de desarrollar cáncer
vesical, como han sugerido otros estudios realizados en otras áreas geográficas, lo
que en parte justificaría la relativa alta incidencia de cáncer vesical en nuestra
comarca de actividad, como ya comentamos, mayoritariamente agraria. Por ello,
consideramos que son necesarios más estudios tendentes a clarificar dicha
asociación, en los que evalúen la exposición, a ser posible, a productos específicos.
B. ANÁLISIS DE LOS ASPECTOS ANATOMOPATOLÓGICOS: GRADO Y
ESTADIO.
El CCT de vejiga aunque a menudo ha sido contemplado como un único tipo de
neoplasia, constituye un grupo heterogéneo que engloba lesiones de muy distinto
comportamiento patobiológico.
De las diversas observaciones clínicas, se infiere, que el cáncer vesical engloba
dos tipos o grupos principales: 1) tumores superficiales (Ta, T1 y CIS), y 2) tumores
profundos o invasivos (T2-T4), cada uno con una historia natural diferente, y
probablemente también, con distintos factores de riesgo en su producción.311 Hasta
la fecha actual, los mecanismos asociados al desarrollo y progresión del tumor no
son conocidos; de ahí, la importancia de los estudios epidemiológicos, los cuales
pueden contribuir a descubrir que factores de riesgo pueden estar implicados en ello.
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Brooks et al.,312 utilizando datos de 1415 cánceres vesicales procedentes del
Registro de cáncer de Missouri, analizaron la relación existente entre exposiciones
ocupacionales y el consumo de tabaco, con respecto al grado y estadio de la
enfermedad. No encontraron ninguna asociación entre el tabaquismo y el grado
histológico en su estudio, aunque los casos con enfermedad más avanzada tenían
más probabilidad de ser fumadores. Los casos con alto grado, ocurrieron más
frecuentemente en aquellas ocupaciones consideradas de alto riesgo, especialmente
para los sujetos de edad por debajo de 60 años. Tampoco hubo asociación entre la
ocupación y los estadios más avanzados, excepto en los menores de 60 años. Este
estudio, no incluyó a un grupo control con el que comparar el mayor riesgo asociado
a los factores analizados. Además, las ocupaciones que fueron consideradas de alto
riesgo, han mostrado una evidencia variable en cuanto a su relación con el cáncer
vesical, y en concreto, con algún agente carcinógeno en particular. A ello hay que
añadir, que investigaciones posteriores pusieron de manifiesto una mala clasificación
histológica de los tumores que se incluyeron en el estudio.313
Hayes et al.314 en un estudio de casos y controles, analizan el riesgo del tabaco y
la exposición ocupacional a aminas aromáticas (cuya relación con el cáncer vesical
ya ha sido evidenciada en anteriores estudios) para desarrollar tumores superficiales
o invasivos. Con respecto al tabaco, encuentran que el riesgo es mayor, tanto para
cánceres superficiales (OR=2.6
95% IC = 1.7 - 4.1) como para los invasivos (OR=
1.7 95% IC = 1.1 - 2.5), aunque el riesgo fue superior para los superficiales, salvo
en los sujetos más jóvenes (< 60 años), que tuvieron formas más invasivas (OR =
4.3 95% IC = 1.2 - 15). En otros estudios, también se ha asociado el tabaco con
tumores más avanzados,315,316 pero no en todos.317
El riesgo asociado a la exposición ocupacional a las aminas aromáticas también
estuvo incrementado, tanto para los superficiales (OR=1.7 95% IC = 0.8 - 3.3)
como para los profundos (OR=1.5 95% IC = 0.8 - 3.0), y dependió de la edad, con
disminución del riesgo para ambos tipos de tumores en sujetos de más edad (> 75
años). Para los individuos menores de 60 años, la OR fue mayor para tumores
invasivos, mientras que para los de edad comprendida entre 60-74 años, ocurrió lo
contrario. Otros trabajos
sobre exposición ocupacional y cáncer no encuentran
ninguna relación con tumores más avanzados. 316,318
121
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Hayes et al.314 concluyen que, excepto para sujetos jóvenes, sus resultados no
sustentan la hipótesis de que el consumo de tabaco o las exposiciones
ocupacionales se asocien a cánceres más invasivos. En este trabajo, los autores no
llegan a analizar el grado histológico.
Briggs et al.319 analizaron la edad como factor predictor en el curso evolutivo de
estos tumores, y encontraron que en sujetos con carcinoma de células transicionales
de tipo superficial de edad superior a 65 años, la probabilidad a presentar un alto
grado histológico es de más de 3 veces (OR = 3.4 95% IC = 1.2 - 9.6) que en los de
edad comprendida entre 50-64 años, sugiriendo que en dicho grupo de edad existe
un incremento del riesgo a tener tumores que, pese a ser superficiales, tienden a
presentar un curso evolutivo agresivo.
Sturgeon et al.316 además de examinar la asociación con el tabaco y la
ocupación, consideraron otros factores de riesgo que se han relacionado con el
cáncer vesical. Una historia de infecciones urinarias y de litiasis vesical, se asoció a
tumores con estadios más avanzados. El consumo excesivo de edulcorantes
artificiales, con tumores de alto grado pobremente diferenciados. La ingesta de café
y los antecedentes familiares de cáncer vesical, no se asociaron ni con el grado ni
con el estadio histológico.
Nosotros, analizamos si la exposición ocupacional a pesticidas se asocia a
diferencias en riesgos, tanto para el grado como para el estadio tumoral. Los casos
con antecedentes de exposición, presentaron un riesgo incrementado, tanto para
cánceres de bajo grado ( OR = 2.6 IC = 1.3 - 5.2 ) como para los de alto grado ( OR
= 1.4 IC = 0.6 - 3.06 ), si bien, el riesgo fue mayor para los de bajo grado. El riesgo
se mantuvo en la misma dirección en los sujetos menores y mayores de 65 años,
aunque se incrementó para los de bajo grado en los menores de 65 años ( OR = 3.4
IC = 0.9 - 12.9 ). No se produjo ninguna modificación en los riesgos asociados al
introducir en el modelo el consumo de tabaco.
Con relación al estadio, los casos expuestos a pesticidas también presentaron un
riesgo mayor para tener tumores superficiales ( OR = 2.3 IC = 1.2 - 4.4 ) y tumores
profundos ( OR = 1.2 IC = 0.4 - 3.09), con riesgo mayor para los superficiales. A
igual que con el grado histológico, el riesgo se mantuvo en la misma dirección en los
sujetos menores y mayores de 65 años, y no se modificó al ajustar por el tabaco.
122
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La carcinogénesis suele ser un proceso multifactorial, cuya historia natural consta
de múltiples etapas con largos periodos de latencia, que serían, las de iniciación,
promoción y progresión.163,164 Los agentes iniciadores suelen producir alteraciones
irreversibles en el DNA celular, y son los responsables del inicio del proceso de la
transformación neoplásica; mientras que los promotores, inducen tumores a partir de
células iniciadas, favoreciendo la proliferación. La promoción es reversible en tanto
no se ha desarrollado el tumor, y requiere un periodo prolongado de exposición
continuada al agente promotor, lo que explica la existencia del periodo y el efecto
acumulativo de los carcinógenos en la génesis del cáncer vesical. Por otro lado, la
promoción puede ser modulada por factores ambientales como la dieta, edad, sexo y
equilibrio hormonal. El estadio de progresión, se caracteriza por cambios en la
estructura del genoma de la célula, entre los que se incluyen translocación,
amplificación, inestabilidad cariotípica y delecciones cromosómicas, que darían lugar
a la activación de oncogenes (a partir de protooncogenes) o alteraciones de genes
supresores.
Por otro lado, existe una clara relación entre alteraciones del sistema inmunitario
y el desarrollo de neoplasias. El sistema inmunitario se encarga de ejercer un
continuo control sobre la producción en el organismo de células malignas. La
evidencia que apoya la existencia de una vigilancia inmunológica para la represión
de los tumores,
se basa en la alta incidencia de los mismos en enfermos
inmunodeprimidos o inmunodeficientes. Dicho sistema, es el encargado de producir
una respuesta inmunitaria en caso de crecimiento tumoral, que
a veces es
insuficiente. Los tumores establecidos muestran con frecuencia una infiltración
extensa por células del sistema inmunitario (linfocitos, células plasmáticas,
macrófagos), en los que a menudo, se ven signos funcionales o fenotípicos de
activación.
En el caso del cáncer vesical, los resultados de diversos estudios han tratado de
demostrar la existencia de una respuesta local al tumor por parte del huésped, que
se traduciría en el tipo de infiltrado inflamatorio observado.320-323 La existencia de un
infiltrado de tipo crónico se ha relacionado con tumores vesicales menos invasivos,
y se ha asociado a un mejor pronóstico.320,323 Mihatsch et al.324 encuentran una
supervivencia media de 26.1 meses en pacientes con este tipo de infiltrado, y de
123
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14.8 meses en los que no la tenían. Mostofi et al.325 señalan que es esencial
diferenciar los casos en los que la infiltración está íntimamente relacionada con el
tumor, de aquellos otros,
en los que es un evento acompañante o incluso
preexistente.
En nuestro estudio, en los casos que se acompañaron de la presencia de un
infiltrado inflamatorio de tipo crónico, hubo diferencias importantes entre los
expuestos y los no expuestos (OR = 4.5 IC = 1.8 - 11.1 ), a favor de los primeros.
Lo mismo ocurrió en cuanto a la magnitud del mismo, con un predominio del
infiltrado moderado en los casos que habían estado expuestos a pesticidas ( OR =
3.5 IC = 1.4 - 8.5 ).
El hallazgo de que los casos expuestos a pesticidas tuvieran mayor probabilidad
de presentar un infiltrado crónico que los no expuestos, se correlacionó con que en
ellos, fuera también más probable tener cánceres menos invasivo (72.7% frente al
27.2%), pero no con el grado histológico (48.4 frente al 51.5%). Otros autores,314 no
hallaron ninguna correlación entre la intensidad del infiltrado inflamatorio crónico,
con el grado y el estadio. Sin embargo, los pacientes con alto grado o estadios más
avanzados, tuvieron mayor proporción de recidiva y de mortalidad. La misma
tendencia la presentaron los pacientes cuyos tumores tenían un infiltrado leve. En
nuestros casos expuestos a pesticidas con infiltrado moderado, el 59% (13/22)
tuvieron cánceres superficiales, y el 40.9% (9/22) profundos. Hubo menos
diferencias en cuanto al grado histológico (45.4% para los de bajo grado, y 54.5%
para los de alto grado).
La existencia del infiltrado inflamatorio crónico en los casos expuestos con mayor
frecuencia que en los no expuestos, podría interpretarse como una respuesta
inmunitaria por parte del huésped al desarrollo del tumor. Según el modelo de
carcinogénesis propuesto por Cohen,162 un agente (físico o químico) puede producir
cáncer por dos mecanismos: 1) alterando el genoma celular (genotóxicos), y 2)
estimulando la proliferación celular (no genotóxicos). En el caso de los pesticidas,
se podría postular, que la exposición crónica a algunas de estas sustancias, actuaría
como irritante, estimulando la proliferación del urotelio (comportándose como
agentes no genotóxicos); y sería la responsable de una respuesta por parte del
sistema inmunitario, evidenciada en nuestro estudio por la mayor probabilidad de
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que los casos expuestos tuvieran el infiltrado inflamatorio crónico anteriormente
aludido. Esta respuesta inflamatoria, a su vez, podría ser la explicación de que en
los expuestos fueran más frecuentes los cánceres menos invasivos, como muestran
nuestros resultados, al actuar como barrera defensiva del huésped.
De cualquier forma, lo anteriormente enunciado, no es más que una hipótesis que
debe ser objeto de futuras investigaciones.
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VI. CONCLUSIONES
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1ª) En nuestro medio (la Axarquía), el carcinoma de células transicionales
(CCT) de vejiga es más frecuente en varones y en sujetos mayores de 65 años. La
mayor incidencia tiene lugar entre los 65 y 75 años de edad.
2ª) Los antecedentes de litiasis renal se asociaron con un mayor riesgo para
padecer cáncer vesical. No se encontró ninguna asociación ni con los antecedentes
de infecciones urinarias ni con la ingesta de sacarina.
3ª) Sobre la relación existente entre los
hábitos dietéticos y tóxicos
(tabaquismo y alcohol) y cáncer vesical, encontramos que:
a) El consumo de tabaco (particularmente el tabaco negro) se asocia a un
riesgo mayor. Tal riesgo es dosis-dependiente.
b) No
encontramos ninguna relación entre cáncer vesical e ingesta de
alcohol y café.
c) La ingesta de té se acompaña de una disminución del riesgo, aunque no
es significativo.
d) El consumo de grasas y una dieta rica en especias aumentan el riesgo de
padecer cáncer vesical; mientras que una alimentación rica en frutas, verduras,
leche y en carotenos, se comportan como factores de protección.
4ª) Los sujetos con exposición ocupacional a pesticidas presentaron mayor
riesgo para desarrollar cáncer vesical. El riesgo aumenta sustancialmente conforme
se incrementa el tiempo de exposición.
5ª) En los sujetos con exposición a pesticidas registramos una mayor
frecuencia de tumores de más bajo grado y menos invasivos que en aquellos no
expuestos, los cuales se asocian más habitualmente a fenómenos de inflamación
crónica.
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6ª) Consideramos que nuestras conclusiones deben ser interpretadas con la
debida precaución, a tenor de las limitaciones inherentes del estudio, sobre todo
teniendo en cuenta que las exposiciones tuvieron lugar en el pasado, y es probable
que muchas de estas sustancias no se utilicen en la actualidad. En cualquier caso,
para clarificar definitivamente la asociación entre pesticidas y cáncer vesical,
estimamos necesarios el desarrollo de más estudios epidemiológicos (en los que se
analicen además, grupos químicos específicos), y que vayan acompañados de la
aplicación de técnicas biomoleculares.
128
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VII. BIBLIOGRAFÍA
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Salvador Peláez Domínguez: Pesticidas y cáncer vesical: aspectos epidemiológicos y anatomopatológicos
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