Expte. Nro.: 0000058830 FUNDAMENTOS H. Cámara: El presente proyecto de ley tiene por finalidad regular el procedimiento de la práctica del aborto no punible contemplado en los incisos 1º y 2º del artículo 86 del Código Penal en los establecimientos asistenciales del Sistema de Salud de la Provincia de Mendoza. El Artículo Nº 86 del Código penal segundo párrafo establece que: .....” El aborto practicado por un médico diplomado con el consentimiento de la mujer encinta, no es punible: 1. Si se ha realizado con el fin de evitar un peligro para la vida o la salud de la madre y si este peligro no puede ser evitado por otros medios; 2. Si el embarazo proviene de una violación o de un atentado al pudor cometido sobre una mujer idiota o demente. En este caso, el consentimiento de su representante legal deberá ser requerido para la práctica abortiva.” Esta prescripción de nuestro código de fondo en materia penal ha cumplido casi noventa años, sin embargo en la provincia de Mendoza el sistema de salud es remiso a realizar estas prácticas médicas. Las causas son diversas y fundadas tanto en factores ideológicos y sociales como atinentes a la gestión sanitaria pública. Las consecuencias son conocidas y reconocidas por expertos y legos, se expresan bajo la forma de morbilidad y mortalidad, evitables, de mujeres en edad fértil. La atención de la salud en la Argentina, y por supuesto en Mendoza, plasma una discriminación determinada por el nivel socioeconómico. Las mujeres de menores recursos que recurren a la práctica de abortos en pésimas condiciones sanitarias, abortos que no se realizan en el subsistema público de salud pese a no ser punibles para nuestra legislación, son las más vulnerables y desprotegidas. No ocurre así con las mujeres de los sectores medios y altos que cuentan con el dinero suficiente para recurrir al costoso y lucrativo circuito clandestino. La diferencia de recursos se traduce con frecuencia en la distancia entre la vida y la muerte. Nada lo justifica. Las restricciones que se ejercen desde las más importantes instituciones del Estado no poseen razón alguna cuando las mujeres pretenden acceder al aborto no punible. La negativa a realizar un aborto no punible por parte de establecimientos asistenciales de la provincia de Mendoza supone limitaciones inconstitucionales: constituye una violación a los derechos humanos protegidos en los Tratados internacionales y Documentos de Conferencias mundiales que el Estado argentino ratificó e incorporó a la Constitucional Nacional. Es así que sostenemos que tanto el subsector público de salud, como el de la seguridad social y el privado deben proporcionar en nuestra provincia los medios materiales y humanos que requiera la realización de los abortos no punibles, que pudieren demandar las mujeres gestantes o sus representantes legales en el marco del artículo 86 del Código Penal. Obstaculizar o impedir el acceso al aborto no punible vulnera el derecho a la salud y a la vida, así como el derecho a la autonomía, a la integridad personal, a no ser sometido/a a tortura, trato cruel, inhumano o degradante, derechos que constituyen lo que los expertos denominan el “núcleo duro” de los derechos humanos. Tanto el derecho a la vida como el derecho a la preservación y atención de la salud gozan no sólo de la protección constitucional sino también de la emergente de las convenciones y demás instrumentos regionales e internacionales en materia de derechos humanos, hoy con jerarquía constitucional a partir de la reforma de 1994 de la Constitución Nacional. Entre otras obligaciones asumidas por nuestro Estado nacional al ratificar tratados de Derechos Humanos, en particular la Convención para la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer (ley 23.179), su Protocolo Facultativo (ley 26.171) y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (ley 24.632), destacamos la de introducir la perspectiva de género en el trabajo de los equipos de salud. El Estado debe garantizar el ejercicio de derechos ciudadanos, que en el campo de la salud, se traducen en accesibilidad, privacidad, confidencialidad, información personalizada, decisión bien informada, sin presiones ni condicionamientos. Tal obligación de garantía ha sido objeto de especial recomendación por parte del Comité de Derechos Humanos -Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos-. El aborto no punible se inscribe en el marco de la salud reproductiva y de los derechos reproductivos en tanto derechos humanos. Correlativamente al reconocimiento de estos derechos, se instala el deber del Estado de proveer los mecanismos necesarios para su ejercicio por parte de la ciudadanía. La realización de la práctica médica que nos ocupa constituye una de las dimensiones de los derechos sexuales y reproductivos y se encuadra dentro de las políticas sanitarias y de asistencia a las víctimas de delitos que desde el estado mendocino se han establecido en los últimos años. La Ley Nº 6.433 de Salud reproductiva; la Ley Nº 7.456 que regula la contracepción quirúrgica; la Ley Nº 7.841 que crea el Fondo de Compensación para Víctimas de Delitos Violentos Contra la Integridad Sexual, la Ley Nº 7.222 que crea el Registro de Defensa contra la Integridad Sexual, son algunos ejemplos. En el análisis del presente proyecto es necesario señalar la inconsistencia de un argumento que presenta el derecho a la vida del embrión o del feto como un derecho absoluto, no susceptible de ponderación frente a ningún otro derecho. Este argumento olvida que nuestro sistema jurídico no protege el valor vida en términos absolutos. Muy por el contrario, la protección jurídica del valor vida en el sistema jurídico argentino es incremental. Así, el derecho argentino diferencia las consecuencias jurídicas del daño sufrido por el feto y por el niño nacido, lo que se ve reflejado en la distinción entre el aborto y el homicidio, y las penas atribuidas a ambos delitos. Por otra parte, en una serie de normas el derecho exculpa las conductas que atentan contra la vida, frente a situaciones como las de legítima defensa o el propio caso del aborto frente al peligro para la salud o la vida de la mujer. Entre las normas esgrimidas para sustentar una protección absoluta de la vida desde la concepción suele hacerse referencia al artículo 4.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos, conocida como Pacto de San José de Costa Rica, que establece que “toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”. Esta norma ha sido interpretada por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en 1981, en el caso Baby Boy. La Comisión concluyó que las normas sobre el derecho a la vida de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre y la Convención Americana eran compatibles con supuestos de abortos legales. Al analizar la expresión “en general” la Comisión precisó que ese texto fue incorporado para que la protección a la vida fuera compatible con las leyes de los distintos países que, como Argentina, despenalizan el aborto en algunos supuestos. Por otra parte, vale recordar que la determinación de la situación de riesgo para la salud o la vida de la mujer embarazada debe estar a cargo de un profesional médico y no de los jueces. Esto ha sido reiterado por los tribunales en todos los casos en que han tenido que pronunciarse: no corresponde que los jueces autoricen los abortos permitidos por la ley por varias razones. Primero, porque la norma penal ya decidió que si concurren las circunstancias que permiten la interrupción del embarazo, la mujer junto al profesional de la salud, debe decidir. Segundo, porque se trata de una cuestión para la que ellos no están formados y que escapa a las capacidades de la tarea judicial. Es competencia de los profesionales de la salud constatar las situaciones que dan lugar a los casos de permisión. Todos los protocolos sanitarios existentes en el país hasta el momento y las recientes sentencias sobre la materia han sido claros en este sentido. Lo contrario sería exigir al poder judicial interponer una barrera adicional ya que cualquier juez llamado a constatar una causal de no punibilidad deberá dar intervención a los profesionales de la medicina que son quienes efectivamente pueden y deben determinar la existencia de un peligro para la salud o la vida y, adicionalmente, supondría supeditar el ejercicio del derecho de la mujer, reconocido por el artículo 86, a un trámite innecesario y carente de sentido. Con una actitud aparentemente legalista, pero en la que se esconde la negativa a efectuar la práctica médica contemplada en el artículo 86 del Código Penal, desde las instituciones de salud se les ha exigido a las mujeres solicitantes, o a sus representantes, la obtención de una “autorización judicial”. No cabe ninguna duda de que dicha exigencia es absolutamente arbitraria. Así se han expresado distintos magistrados a lo largo y los ancho de nuestra geografía nacional, expresando por ejemplo el juez de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires Dr. Guillermo Muñoz en el caso “ST c/GCBA s/Amparo”; que “Cualquiera sea la calificación que se le diera a la interrupción del embarazo (parto prematuro o aborto terapéutico), la negativa del hospital a practicar el acto médico sin previa autorización judicial resulta ilegal y arbitraria. Lo primero, pues la ley no exige ese recaudo para la realización de un parto prematuro. Menos aún para la concreción de un aborto terapéutico. Lo segundo, pues resulta contradictorio con los antecedentes con que el propio hospital contaba respecto al riesgo para la salud psíquica de la peticionante”. Además podemos citar los casos que han dado lugar al proyecto de ley sobre el tema en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, entre ellos el caso Tanus que se planteó en la justicia porteña, y que tiene por objeto el particular caso del aborto terapéutico cuando el feto es inviable: “En ocasiones como ésta, sin embargo la posibilidad de autorizar se encuentra transferida. La actora dice expresamente en su demanda que el ejercicio de los derechos que invoca no requiere de una autorización judicial, pero acude a ella ante la negativa de los médicos a interrumpir su embarazo. Entonces pide a los jueces que ordenen lo que, en estricto sentido, no requiere orden alguna. Es imprescindible leer los derechos invocados a partir de categorías nuevas, deslindando su situación de otras situaciones y de viejos debates aún no resueltos.” Debemos citar también el reciente caso de la provincia de Chubut donde la Cámara Civil del Superior Tribunal de Justicia autorizó el aborto a una adolescente de 15 años, que habría sido violada por su padrastro. De esta manera el fallo deja sin efecto dos sentencias anteriores de los tribunales de Comodoro Rivadavia que no habían hecho lugar al pedido de la madre negando la posibilidad de un aborto no punible. Así el caso se encuadró en lo previsto en la primera parte del inc. 2 del Art. 86 del Código Penal, dejando en total libertad a la joven madre para cambiar su decisión instantes previos a la práctica. El fallo encomienda al director del Hospital de Comodoro Rivadavia, donde se haría la práctica, que adopte las medidas adecuadas en el menor plazo posible a fin de que se lleve a cabo la intervención bajo el mínimo riesgo para la salud de la madre, que se encontraba en la semana dieciocho de gestación. Según señaló en declaraciones periodísticas el Procurador General de la provincia de Chubut, “lo interesante del fallo además es que pide al Ejecutivo provincial que implemente una suerte de protocolo de actuación para los médicos en el caso de abortos no punibles”. El pedido se fundamentó en el embarazo como consecuencia de la violación que, según se denunció, fue producto de abusos sexuales cometidos por su padrastro desde que la víctima tenía 11 años. La madre de la joven fue quien impulsó la denuncia y prefirió judicializar el caso para que el aborto se haga en un hospital público a fin de resguardar material genético para probar la violación, lo cual fue apoyado por diversas organizaciones sociales. Finalmente como antecedente podemos citar la “Guía Técnica para la Atención Integral de los Abortos no Punibles” elaborada en el año 2007 por la Secretaría de Programas Sanitarios dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, en el marco del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. La citada Guía fue elaborada en base a cuatro fuentes principales: “Aborto sin riesgo: Guía técnica y de políticas para sistemas de salud”, Organización Mundial de la Salud (Ginebra, 2003); “Norma Técnica para la Atención de la Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE)”, Ministerio de la Protección Social, (Bogotá, 2006); “Norma Técnica: Atenção Humanizada ao Abortamento”, Ministerio da Saúde, (Brasilia, 2005); y “Aborto Legal: Regulaciones Sanitarias Comparadas”., de Ana Cristina González Vélez, Giselle Carino y Juanita Durán. IPPF/WHR. Octubre 2007. Montevideo. Uruguay. El Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable tiene como propósito promover la igualdad de derechos, la equidad y la justicia social así como contribuir a mejorar la estructura de oportunidades en el campo de la salud sexual y reproductiva. Con ese fin, el Programa se ha propuesto promover acciones transformadoras de la realidad que mejoren el acceso a servicios integrales de salud sexual y reproductiva en un marco de respeto de los derechos sexuales y reproductivos. La garantía del acceso oportuno y en condiciones de igualdad a servicios de calidad para el aborto en los casos permitidos por la ley es uno de los componentes básicos de esas políticas integrales de atención a la salud sexual y reproductiva. En definitiva, dicha Guía Técnica resulta un paso central para: · Favorecer las condiciones para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos para el mejoramiento de la salud sexual y reproductiva en todos los aspectos relacionados con el aborto en los casos permitidos por la ley; · Definir medidas para reducir y eliminar las barreras para el acceso al aborto permitido por la ley en distintos niveles de atención; · Minimizar los riesgos para la salud y favorecer un enfoque integral y con calidad en la atención del aborto en los casos permitidos por la ley. Por nuestra parte el presente proyecto de ley, sustentado en todos los precedentes mencionados, tiene como finalidad además, terminar con los temores de los profesionales de la salud que, al contar con un procedimiento al cual ceñirse, podrán ejercer su profesión conforme a los dictados de su arte y ética. Se trata, en síntesis, de un proyecto que NO AMPLIA LO PREVISTO EN EL CÓDIGO PENAL ARGENTINO, sino que pretende evitar las barreras que surgen de las situaciones de incertidumbre, generadas por interpretaciones distorsivas del Código Penal. Por los motivos expuestos, y en virtud del interés público comprometido en esta particular cuestión, es que vengo a solicitar a esta Honorable Cámara de Senadores, sancione el presente proyecto de ley. Mendoza, 12 de mayo de 2010 SERGIO BRUNI Senador Provincial PROYECTO DE LEY EL SENADO Y CÁMARA DE DIPUTADOS DE LA PROVINCIA DE MENDOZA SANCIONAN CON FUERZA DE LEY: Artículo 1º- La presente ley tiene por objeto regular el procedimiento a seguir en los establecimientos asistenciales de los subsectores público, de la seguridad social y privado de la provincia de Mendoza, respecto de la práctica del aborto no punible contemplado en los incisos 1º y 2º del artículo 86 del Código Penal Argentino. La autoridad de aplicación será el Ministerio de Salud o el órgano que lo reemplace. Art. 2º- El peligro para la vida o para la salud de una mujer grávida, causado o agravado por el embarazo, debe ser fehacientemente diagnosticado por el médico tratante mediante los estudios complementarios pertinentes. Dicho diagnóstico deberá tomar en cuenta la percepción de la mujer embarazada respecto de la viabilidad o no del proceso gestacional. Art. 3º- Producida la comprobación dispuesta en el artículo 2 y en forma inmediata, el profesional tratante deberá informar a la mujer embarazada, explicándole de manera clara y acorde a su capacidad de comprensión, el diagnóstico y pronóstico del cuadro que la afecta, la posibilidad de continuar o interrumpir el embarazo, y los alcances y consecuencias de la decisión que adopte, dejando constancia en la historia clínica de haber proporcionado dicha información, debidamente conformada por la gestante. Art. 4°- Si la gestante, informada en los términos del artículo anterior, expresa su voluntad de interrumpir el embarazo, se procederá a la realización de esta práctica médica en un plazo no mayor de seis (6) días contados desde la fecha en que la mujer expresó su consentimiento, debiéndose cumplir con los siguientes requisitos indispensables: a) Cuando el embarazo pudiere producir peligro para la vida o la salud de la mujer embarazada, deberá certificarse y registrarse en su historia clínica dicha circunstancia, rubricada por el profesional tratante. b) Cuando el embarazo se hubiere producido como consecuencia de una violación, no se requerirá certificación de la existencia de peligro para la vida o salud de la gestante. Se solicitará a la mujer embarazada haya suscripto una denuncia judicial en la que manifieste haber sido víctima de una violación, la que será incorporada en la historia clínica. c) En todos los casos, la mujer embarazada deberá prestar por escrito su consentimiento informado. En caso de tratarse de una menor de edad, serán de aplicación las reglas generales que establece la normativa vigente respecto a la capacidad de las personas. El sistema de salud debe garantizar el derecho de las gestantes a recibir información, formarse un juicio propio y ser oídas, cualquiera sea su edad o capacidad intelectual. Art. 5º- Si una mujer “idiota o demente” hubiere quedado embarazada, y su representante legal solicitare la interrupción de la gestación, se debe proceder a realizar dicha práctica médica dentro de los seis (6) días de haber sido solicitada, debiendo efectuar denuncia judicial o policial, la que se incorporará en la historia clínica. Art. 6º- El sistema de salud, a través del establecimiento que corresponda, deberá brindar tratamiento psicoterapéutico a la gestante, y eventualmente a su grupo familiar directo, desde el momento en que le es indicada la práctica del aborto no punible, gozando de prioridad en la asignación de turnos. También deberá brindarle consejería en salud sexual y reproductiva. Art. 7°- Para la realización de los abortos no punibles contemplados en los incisos 1º y 2º del artículo 86 del Código Penal se prohíbe la imposición de exigencias no previstas en dicho Código y esta ley, tales como la revisión o autorización por auditores, la intervención de comités de ética o bioética, instancias y/o autorizaciones judiciales, el consentimiento de terceros/as. El Poder Ejecutivo instruirá debidamente a los médicos y funcionarios que se desempeñan en los efectores del subsector estatal de salud sobre el procedimiento establecido por esta ley, dentro del plazo de quince (15) días desde su promulgación. Art. 8º- En caso de existir objeción de conciencia por parte del personal de salud respecto de la práctica médica objeto de la presente ley, los directivos del establecimiento asistencial que corresponda, y en su defecto el Ministerio de Salud , están obligados a disponer los reemplazos o derivaciones necesarios de manera inmediata y con carácter urgente. Los profesionales que no hayan cumplimentado en tiempo y forma la objeción de conciencia, no podrán negarse a efectuar las intervenciones Art. 9º- El Poder Ejecutivo reglamentará la presente ley en un plazo máximo de 30 (treinta) días luego de su promulgación. Art. 10º- De forma. SERGIO BRUNI Senador Provincial