La Constitución de la República Bolivariana de Venezuela

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Dr. Tulio Jiménez
Presidente de la Corte
Disciplinaria Judicial
L
a Constitución de la República Bolivariana de Venezuela
arriba a sus quince años. Con un contenido revolucionario,
nuestro texto fundamental estableció figuras que cambiaron
Editorial
radicalmente la concepción de Estado que regía durante la vigencia
de la Constitución de 1961. Una de esas innovaciones es la de haber
pasado de la democracia representativa a la democracia participativa
y protagónica, a través de la cual el pueblo tiene una real participación
en la toma de decisiones. Otros cambios novedosos tienen que ver
con la estructura del Estado mismo: el Estado tradicional, constituido
por tres poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, pasó a ser un
Estado formado por cinco poderes, ya que se agregaron el Poder
Ciudadano y el Poder Electoral.
Nadie puede negar los avances que trajo la Constitución aprobada
por el pueblo, en 1.999. Por eso, a quince años de la promulgación,
creemos que lo que hoy corresponde es un reforzamiento de la
misma, apuntalando a las instituciones, haciéndolas cada día más
fuertes y dejándolas cumplir, sin injerencias, el rol que a cada una
corresponda; porque mientras más fuertes sean las instituciones, más
fuerte será el Estado y más fuerte será el sistema democrático.
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 2
Tercer aniversario:
Dr. Tulio Jiménez Rodríguez
“Jurisdicción
Disciplinaria Judicial:
Loable labor”
Por: Lic. Ana María Hernández
Dr. Tulio Jiménez
Rodríguez
Presidente de la Corte
Disciplinaria Judicial
Han sido tres años
de encomiable labor.
Gracias a ella se ha
visto con satisfacción
el surgimiento de una
instancia jurisdiccional
que ha dado respuesta
a las múltiples denuncias,
causas y solicitudes que
se traducen en la mayor
transparencia de la
justicia venezolana.
E
n el marco del tercer aniversario de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, el viernes 13 de
junio del presente año, el teatro NEA
de la CANTV brindó sus espacios para
realizar el acto central donde participaron los magistrados; Fernando Vegas, Primer Vicepresidente del Tribunal Supremo de Justicia y Presidente
de la Sala Electoral; Janet Madriz integrante de la Sala Electoral del TSJ,
Dra. Francia Coello en representación
de la Dra. Gladys Gutiérrez, Presidenta Tribunal Supremo de Justicia,
Tulio Jiménez Rodríguez, Presidente
de la Corte Disciplinaria Judicial; Ana
Cecilia Zulueta, Vicepresidenta de la
Corte Disciplinaria Judicial; Merly
Morales Hernández, Jueza Principal
de la Corte Disciplinaria Judicial;
Hernán Pacheco Alviárez, Presidente
del Tribunal Disciplinario Judicial;
Carlos Medina y Jacqueline Sosa, Vicepresidente y Jueza Principal del Tribunal Disciplinario Judicial, respectivamente. Y como Orador de Orden
estuvo invitado el Dr. Germán Saltrón
Negretti, Agente del Estado venezolano para los Derechos Humanos ante el
Sistema Internacional.
taron las limitaciones que impuso la
sentencia 516 emitida por el Tribunal
Supremo de Justicia en Sala Constitucional, hecho que permitió al Dr. Tulio
Jiménez Rodríguez reiterar su propuesta de discutir el impacto de esta decisión en mesas de trabajo conformadas
entre todos los integrantes del sistema
de justicia venezolano.
En el contexto internacional, el
también presidente de la Corte Disciplinaria Judicial, denunció que nuestro
país es objeto de la inclemente y despiadada arremetida de corporaciones
mediáticas y de centros de poder político e industrial mundial y que a estos
ataques, se han plegado organismos
Internacionales como la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos y, más recientemente, la declaración, difundida por la agencia Efe, de
la Relatora Especial de la ONU, sobre
la independencia de jueces y fiscales,
Gabriela Knaul, quien entre otras cosas, en fecha 12 de junio del presente
año manifestó: “… existen varios problemas en el sistema judicial venezolano, pero uno de los más importantes
es el hecho de que la inmensa mayoría
de los jueces, [las juezas, los y las] fisDurante sus intervenciones los ex- cales tienen cargos temporales, lo que
ponentes manifestaron los avances que les hace vulnerables a las presiones…”
en tres años ha presentado la Jurisdicción Disciplinaria Judicial y se resal-
Tópico Medular
A este respecto es necesario destacar que desde la
instauración de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, a
partir del año 2011, han devenido una serie de avances en materia disciplinaria de los jueces y las juezas.
Entre ellas, el Dr. Tulio Jiménez mencionó la creación
de la Oficina de Sustanciación como órgano instructor
del procedimiento disciplinario, sección que hasta el
momento en el cual duraron sus funciones instructoras,
llegó a tramitar, de forma efectiva y célere, un número
mayor a las mil seiscientas cuarenta y ocho (1.648) denuncias.
AD LITTERAM Al pie de la Letra 3
las facultades de instrucción otorgadas preliminarmente a la Inspectoría General de Tribunales y ordenó la
inmediata paralización de las causas tramitadas contra
jueces y juezas temporales, ocasionales, accidentales
o provisorios, lo cual significó la paralización de más
de mil seiscientas cuarenta y ocho (1648) causas y
un evidente desmedro del derecho de dichos jueces y
juezas a ser juzgados en forma expedita e imparcial,
conforme lo dispone el artículo 26 Constitucional.
JDJ Destacada labor
Para quienes prestan servicios en la Jurisdicción
Disciplinaria Judicial, han sido tres años de encomiable labor. Gracias a ella se ha visto con satisfacción el
surgimiento de una instancia jurisdiccional que ha dado
respuesta a las múltiples denuncias, causas y solicitudes, hecho que ha significado una mayor transparencia
de la justicia venezolana. Pero, tal como apuntó el presidente de esta institución:
“en el año 2013 y a pesar de no estar de acuerdo,
todos nosotros respetamos dos decisiones emanadas de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, las cuales modificaron sustancialmente
las competencias de esta Jurisdicción Disciplinaria
Judicial y modificaron el íter procesal y estructural del proceso disciplinario judicial. La sentencia
N° 516, dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia el 7 de mayo de 2013,
suprimió la aplicación del Código de Ética del Juez
Venezolano y la Jueza Venezolana para los magistrados y magistradas del Tribunal Supremo de
Justicia, otorgó a la Comisión Judicial del Tribunal
Supremo de Justicia la facultad juzgadora de los
jueces y las juezas que no son titulares, desplazó
la facultad investigativa dada por ley a la Oficina
de Sustanciación en favor de la Inspectoría General
de Tribunales y erradicó la obligación de consultar
previamente al Sistema de Registro de Información
Disciplinaria, para el trámite de cualquier postulación o ingreso de personal”
En este mismo sentido, -advirtió que la sentencia N°
1.388 - modificó las funciones de la Oficina de Sustanciación, al otorgarle atribuciones como Juzgado de Sustanciación del Tribunal Disciplinario Judicial, amplió
El agradecimiento a la DEM
La Jurisdicción Disciplinaria Judicial funciona en
la sede de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura,
DEM, es decir que en tres años que tiene de fundada
no dispone de un espacio propio para operar. En ese
sentido, al finalizar su intervención, Jiménez Rodríguez
destacó y agradeció el apoyo del ciudadano Director
de la Dirección Ejecutiva de la Magistratura, Ingeniero
Argenis Chávez, en razón de la cooperación, la colaboración y el empeño que ha mostrado para la dotación
de una nueva sede para la Jurisdicción Disciplinaria
Judicial, cuya edificación se encuentra en proceso de
remodelación, adecuación y equipamiento.
Por otra parte reiteró, en nombre de la institución,
que “la Jurisdicción Disciplinaria Judicial pretende superar uno a uno los retos que nos ponga el
destino y trabajar incansablemente para crear una
gran jornada de discusión y trabajo mancomunado que propenda a la integración del Sistema de
Justicia, así como de los actores del procedimiento
disciplinario judicial, lo cual nos catapultará, insoslayablemente, a un nuevo horizonte lleno de logros
y éxitos.”
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 4
con la institución precedente. Sin embargo, el Presidente de la JDJ, indicó que:
“a pesar de que lo anterior podría interpretarse como
un logro sustancial, lo cierto es que la demanda de
los ciudadanos y las ciudadanas por la supervisión
del Poder Judicial siguió en aumento. De hecho,
en el año 2012 ingresaron setecientas cincuenta y
tres (753) causas, lo que significó un crecimiento
exponencial con relación al número de causas recibidas el 15 de septiembre del 2011, mientras que
en los años 2013 y 2014 ingresaron cuatrocientas
cincuenta y siete (457) y ciento diecinueve (119)
causas, respectivamente, números inferiores a los
reportados en años anteriores y que nacen como
consecuencia directa del mandato cautelar proferido por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, en fecha 7 de mayo de 2013”.
Respecto al Tribunal Disciplinario Judicial describió
con cifras la situación “del año 2011 al 2013, dictó setecientas treinta y tres (733) decisiones, de las cuales
trescientas seis (306) son sentencias definitivas y cuatrocientas veintisiete (427) son sentencias interlocutorias. Mientras que, para el año 2014, el órgano de primera
instancia disciplinaria judicial ha dictado dieciséis (16)
sentencias interlocutorias y diecinueve (19) sentencias
definitivas. Por otra parte, a la Oficina de Sustanciación
han ingresado ciento ochenta y nueve (189) causas, de
las cuales sustanció y remitió al Tribunal cuarenta (40)
JDJ en números
de éstas, encontrándose en fase de trámites y sustanciaEn cuanto al funcionamiento de la Jurisdicción ción la cantidad de ciento cuarenta y nueve (149).”
Disciplinaria Judicial, desde el inicio de sus actividades,
La Corte Disciplinaria Judicial, como instancia en alel 15 de septiembre del 2011, hasta la presente fecha,
han ingresados mil novecientas cincuenta y un (1951) zada: “ ha recibido ciento veinte (120) causas entre Recausas, especificadas de la siguiente manera: en el 2011 cursos de Apelación, Consultas Obligatorias y Recursos
ingresaron quinientas veinticuatro (524) causas, de la de Amparo, desde su instalación; en tal sentido ha recuales, ciento setenta y cuatro (174) provenían de la suelto noventa y una (91) de esas causas mediante senantigua Comisión de Funcionamiento y Restructuración tencias definitivamente firmes, lo que se traduce en un
del Sistema Judicial y las trescientos cincuenta (350) número cercano al cien por ciento (100%) de efectivirestantes, ingresaron a esta Jurisdicción como causas dad. Así mismo, a la fecha se encuentran veintitrés (23)
causas en trámite, cuya solución definitiva tendrá lugar
nuevas.
con el cumplimiento de sus correspondientes lapsos proDe esta manera se observa que la recién nacida ins- cesales y seis (6) causas están suspendidas a la espera de
titución inspiró la confianza del usuario de la adminis- la resolución definitiva del recurso de nulidad del Código
tración de justicia y de los mismos administradores de de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana”.
esta, al incrementarse en más de doscientos por ciento
(200%) el número de causas ingresadas con respecto
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 5
Magistrado Fernando Vegas Torrealba
“Jurisdicción
Disciplinaria Judicial:
necesario balance para
administrar justicia
Por: Lic. Ana María Hernández
Dr. Fernando Vegas
Torrealba
Vicepresidente del TSJ
Nos llena de alegría
estar aquí con ustedes
compartiendo el tercer
aniversario de la existencia
de la Jurisdicción
Disciplinaria Judicial, una
concepción de nuestra
Constitución que lleva,
en mi opinión, una sabia
decisión, apartar el
cuidado de la conducta de
los jueces del propio Poder
Judicial, que es quien los
nombra.
En la celebración del tercer aniversario de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, el
Magistrado Fernando Vegas Torrealba, Primer Vicepresidente del TSJ y Presidente de la
Sala Electoral, destacó la importancia de este organismo dentro del Sistema de Justicia
venezolano y la responsabilidad que tiene el juez disciplinario dentro de la sociedad.
Al transmitir el saludo al personal
de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, en representación de la Magistrada Gladys Gutiérrez Alvarado, el
Magistrado Fernando Vegas Torrealba
resaltó:
Nos llena de alegría estar aquí con
ustedes compartiendo el tercer aniversario de la existencia de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, una
concepción de nuestra Constitución
que lleva, en mi opinión, una sabia
decisión, apartar el cuidado de la conducta de los jueces y juezas del propio Poder Judicial, que es quien los
nombra.
que está acometiendo del Código de
Ética. De manera que la situación es
compleja, y trenzarnos nosotros en
una discusión al respecto que tendría
que ser como sugirió Tulio Jiménez,
que se hiciese una reunión particularizada para hacer lo que llamamos
nosotros, una encerrona de discusión
y aclarar puntos que por claro que lo
hagamos no van a tener ninguna eficiencia hasta que no se consoliden
en una ley, que lo haga mandatorio.
De manera que lo recomendable es
esperar a que la Asamblea Nacional
resuelva.
JDJ es parte del Sistema de Justicia
Considerando las palabras del Primer Vicepresidente del Tribunal Supremo de Justicia y Presidente de la
Sala Electoral, Fernando Vegas Torrealba, se debe tener conciencia que
las revoluciones no se hacen en un solo
día, algunas actúan de una manera más
Ceñirnos a lo que ella nos indica y rápida, con mayor impronta, como la
esperar qué va a hacer la Asamblea revolución francesa, la bolchevique
Nacional con ocasión de la reforma y la cubana, pero la venezolana, tie-
Tras hacer alusión a las palabras del
Dr. Tulio Jiménez y a sus consideraciones por la sentencia de la Sala Constitucional, Vegas Torrealba reiteró que la
decisión debe ser acatada y seguida. A
este respecto recomendó:
Tópico Medular
ne particularidades, debido a que es un proceso que se
da en una sociedad abierta y multipartidaria, sometida
al escrutinio del mundo y sometida a chequeos y revisiones de cuanta comisión inventan en los organismos
internacionales, los enemigos de la revolución y del
pueblo venezolano.
“Nosotros –refirió el Magistrado– somos una parte
nada más, una parte muy importante pero no lo somos
todo. De manera que, aun cuando podamos hablar sobre el tema reuniéndonos, lo cual sería deseable por
supuesto, tenemos que esperar para que la Institución
que constituye la Asamblea Nacional, que es la que legisla, nos diga, cuál es el camino a seguir, de manera
mandatorio, con la reforma del Código de Ética.
Si quiero hacer una reflexión y este es el guión original que preparé, y muy brevemente, porque si bien
los jueces y juezas disciplinarios no forman parte
del Poder Judicial, eso está claro; sí forman parte
del Sistema de Justicia, y tenemos un origen similar
porque a los Magistrados y Magistradas nos eligen
la Asamblea Nacional, al igual que a ellos.
Sucede que en el caso de los integrantes de la Corte y
del Tribunal Disciplinario, hasta tanto se desarrolle
el modelo establecido en la Constitución, que prevé que sea el Poder Popular quien los elija, tienen
mientras tanto el mismo origen que nosotros, que
es un origen político porque la decisión de elegirlo
involucra a la delegación de la soberanía popular.
No es lo mismo la elección de un juez o jueza, la
designación de un juez o jueza, por parte del Poder Judicial, que es un acto administrativo, que la
elección de nosotros, que involucra algo mucho más
grande y de responsabilidades que transcienden a
lo judicial ante la sociedad, el pueblo venezolano,
el Gobierno, gobiernos extranjeros, incluso. Cuántas veces no acusan al Poder Judicial por falta de
independencia, eso cuando nos hablan bonito, pero
generalmente nos dicen otras cosas también.
En relación a las características del juez o jueza disciplinario, el Magistrado Vicepresidente del Tribunal
Supremo de Justicia, Fernando Vegas Torrealba, destacó la existencia del necesario balance para administrar
justicia y para cumplir la labor dentro de una sociedad
viva, no en un laboratorio:
AD LITTERAM Al pie de la Letra 6
El juez o jueza disciplinario, como el juez o jueza de
las distintas jurisdicciones del país, no solamente debe
manejar la cuestión formal, manejar el debido proceso,
facilitar que las denuncias lleguen sin dejar que eso
se convierta en un río crecido de denuncias sin fundamento. Debe además mantener el equilibrio y el balance necesario para que funcione con toda su capacidad
jurisdiccional, debe tener presente siempre las responsabilidades que tiene de frente a la sociedad; y así debe
recoger siempre las verdades que le surgen del entorno
de los jueces en que se desempeñan.
Agregó además que:
Eso es muy importante porque nosotros no podemos,
como jueces o juezas, resolver como si estuviésemos
en un laboratorio. Nosotros vivimos en sociedad y
cumplimos una función en la estructura social muy
importante, que es evitar la venganza privada. En esto
momentos estos suena como un atavismo, pero de vez
en cuando surgen campanazos por ahí de que eso existe, sino no existirían los asesinos a sueldo, por ejemplo.
Eso que es excepcional hoy en día, hubo una época
que era común y constituyó un enorme adelanto para
la humanidad cuando el Estado se hizo cargo de la
justicia, pero eso implica también que nosotros tenemos responsabilidades con la sociedad, responsabilidades con la estructura social y eso no lo debe perder
nunca de vista ninguno de los jueces o juezas, llámese
jueces o juezas de instancia, superiores, en cualquiera
de las competencias de nuestro ordenamiento jurídico
como los jueces o juezas disciplinarios.
Al cierre de sus las palabras de felicitaciones al personal de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, el Magistrado enfatizó:
De nosotros esperan mucho la República, la Patria
y la Revolución. Solamente nosotros tenemos que
asumir qué debemos responder a esas expectativas y
cómo debemos hacerlo. No podemos esperar a que alguien nos lo indique, esas son cosas de nuestro fuero
íntimo. Cuando se toma una decisión no se abre una
carpeta de consultas, la decisión la tienen que tomar
ustedes, considerando siempre eso. La Ley, el acervo
probatorio, el entorno judicial, así como las consecuencias de esa decisión.
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 7
Reflexiones sobre el estado
democrático, social, de derecho
y de justicia en la Constitución
de la República Bolivariana
de Venezuela
Dr. Luis Martínez Hernández
Ex-Magistrado de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia
1. Introducción
El tema que abordaremos en este artículo resulta especialmente complejo, por lo que en esta edición de Ad Litteram,
trataremos el aspecto político y jurídico en la actualidad de
nuestro país, elementos que, en la mayoría de los casos, han
sido enfocados de manera superficial, cuando no sesgada y
poco científica. Me refiero a la compatibilidad del modelo
socialista que actualmente impulsa nuestro gobierno, con la
cláusula constitucional que define a nuestra República Bolivariana como “Estado Democrático y Social de Derecho y
de Justicia” (artículo 2 de la Carta Fundamental). Digo que
el enfoque mayoritario ha sido sesgado porque la respuesta automática que se obtiene es la pretendida contradicción
radical e insalvable entre ambas concepciones. Dicha respuesta viene precedida de dos premisas falsas: la primera,
que identifica al Socialismo no ya con el marxismo, sino con
el modelo marxista-leninista y su desviación stalinista, en
franco desconocimiento de que las doctrinas del socialismo
y marxismo son una cosa, y la aplicación que de tales tesis
se hizo (o pretendió hacer) en un determinado lugar y momento histórico, son otra muy distinta. La segunda falacia es
aquella que sostiene que el único Estado de Derecho ―y la
única Democracia― que puede existir es aquel que impera
bajo un modo de producción capitalista. Por supuesto, partiendo de unas bases tan simplistas, no se puede llegar sino a
la conclusión ya referida1.
Pero a mi modo de ver, al demostrarse la falsedad (o al
menos la cuestionabilidad) de esta interesada simplificación, sí es posible sostener la compatibilidad del esquema
socialista (y cuando digo socialista me refiero al socialismo
democrático) con el modelo constitucional de Estado que
impone nuestra Carta Magna. De hecho, más que conciliables, pretendo hacer ver ―con el apoyo de ilustradas y autorizadas opiniones que sostienen esta tesis en otras latitudes,
y que sospechosamente, nunca son mencionadas en los foros
académicos y universitarios de nuestro país― que ambos
términos van indisolublemente unidos, más allá del hecho
de que, evidentemente, lograr esa unión implica avanzar en
un proceso de profundización de la democracia económica
y social y en la adquisición de conciencia cívica y social
democrática de nuestros ciudadanos.
Es por eso que, a continuación, me permitiré compartir
con ustedes algunas reflexiones, que por supuesto no pretenden ser definitivas ni inmutables, sino al contrario, están sujetas a la discusión y reflexión, como tiene que ser en todos
los casos en que se trate de tesis científicas, y no de simples
opiniones -cuando no dogmas- prejuiciados que pretenden
arroparse bajo el manto de la academia. Sin embargo, antes
de llegar al punto central de mi disertación, que es el de la relación entre el Estado Democrático y Social de Derecho y de
Justicia que propugna para Venezuela la Constitución, y el
Socialismo Democrático, necesariamente hay que referirse,
aunque sea brevemente, a las nociones clásicas del Estado de
A este respecto, Elías Díaz, a quien citaremos repetidamente, se refirió a lo expuesto: “La democracia liberal y la democracia socialista van más conectadas -en la historia, en la teoría y en la realidad actual, de lo que piensan quienes ven al socialismo como irremediablemente estatista y totalitario, y también, en el polo opuesto, de quienes califican peyorativamente a la primera de democracia <<garantista>> (que se ocuparía sólo de las libertades <<formales>>) y que, en consecuencia, dan
de la segunda una imagen, en mi opinión, muy dudosa e insuficientemente democrática”. DÍAZ, Elías: El Estado democrático de Derecho y sus críticos izquierdistas. En: Legalidad-legitimidad en el socialismo democrático. Editorial Civitas, S.A. Madrid, 1978, p. 155.
1
Tópico Medular
Derecho, y a su derivación, el Estado Democrático Social de
Derecho. A ello paso a aludir a continuación.
2. El Estado de Derecho. Noción y caracteres
Como bien apunta la doctrina, no todo Estado, por poseer
un ordenamiento jurídico, es Estado de Derecho. Es decir,
no todo Estado, por el hecho de tener Derecho, o aún de regirse por el Derecho, es un Estado de Derecho2.
El Estado de Derecho es entonces una institución fundamental en la historia del constitucionalismo, y para que
pueda hablarse del mismo, se requiere la existencia de un
ordenamiento jurídico y político que incluya, como mínimo,
los siguientes requisitos:
1) La existencia de un catálogo de Derechos del individuo frente al Estado, dotados de una protección constitucional reforzada3;
2) La separación ―que no división― de los Poderes del
Estado, como manera de contrarrestar la preponderancia de
uno frente a otros, y en última instancia, frente al ciudadano;
3) La vigencia del principio de legalidad, que hoy en día
resulta más bien de juridicidad, y que implica el sometimiento de los órganos del Poder Público en su actuación a normas
preestablecidas;
4) La escogencia de los titulares de los Poderes Públicos
(o al menos de los Poderes Ejecutivo y Legislativo) por mecanismos democráticos, como medio de preservar el ejercicio de la soberanía popular;
5) La existencia de un sistema efectivo de control judicial
de las actuaciones de esos Poderes Públicos, ejercido por
jueces y juezas autónomos e independientes, como mecanismo de garantizar la plena efectividad de todos los demás
requisitos4.
AD LITTERAM Al pie de la Letra 8
Valga señalar en esta introducción que no se trata de un
recorrido histórico aislado por parte de cada uno, sino de
entender que la evolución de cada elemento influye sobre el
resto, por lo que terminan todos convergiendo en el surgimiento paulatino de lo que hoy se conoce como “Estado de
Derecho”.
3. Origen y evolución histórica del Estado de Derecho. Del
Estado Liberal de Derecho al Estado Social de Derecho.
El Estado de Derecho es, en primer término, una
construcción histórico-política ―que luego deviene
jurídica― que comienza a surgir como reacción racionalista
frente al absolutismo monárquico, propio de la Europa de
los siglos XVII y XVIII, y en algunos casos, XIX5. Frente
a la noción de la soberanía del Rey, surge la noción de la
Soberanía del Pueblo (tesis de Rousseau). Ahora bien,
¿cómo se manifiesta esta soberanía? Directamente, de
acuerdo con Rousseau, pero luego se entiende que se
instrumenta mediante mecanismos indirectos de democracia
representativa, por medio de los cuales el cuerpo electoral
escoge a sus representantes, ante el Parlamento. A su vez,
esos representantes se expresan fundamentalmente mediante
la emanación de un producto normativo específico: la ley,
que es la expresión de la voluntad general6.
Es esa Ley, entonces, la expresión del ejercicio de la
soberanía por su nuevo titular, y es ella también la norma
suprema del Estado, por lo que se pasa de un “gobierno
de los hombres” a un “gobierno de las leyes”. Se está en
presencia entonces del “imperio de la Ley”7.
A su vez, ese “gobierno de las leyes” (que actualmente
ha venido a transformarse en el principio de legalidad o
juridicidad de los actos del Poder Público), implica entonces
DÍAZ, Elías: Teoría General del Estado de Derecho. Revista de Estudios Políticos Nº 131. Instituto de Estudios Políticos. Madrid, 1963, p. 21.
La aclaración es pertinente, toda vez que es conocida una posición pretendidamente neutral que asimila cualquier Estado con Estado de Derecho, sostenida por Kelsen, como destaca entre otros: PÉREZ LUÑO, Antonio Enrique: Derechos Humanos, Estado de Derecho y Constitución.
9º edición. Editorial Tecnos, Madrid, 2005. p. 245).
2
La vinculación entre los Derechos Fundamentales y el Estado de Derecho ha llevado a la doctrina a sostener que se trata de una interdependencia entre ambas nociones (PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 219).
3
Ibidem, p. 229. Agrega la doctrina alemana, la expectativa de indemnización antes las intervenciones patrimoniales (Cfr. BENDA, Ernesto:
El Estado Social de Derecho. En: BENDA, MAIHOFER, VOGEL, HESSE, HEYDE: Manual de Derecho Constitucional. 2º edición. Marcial
Pons. Madrid, 2001, p. 488). Sobre estos requisitos que configuran al Estado de Derecho véase también de Elías DÍAZ, Teoría General…, pp.
29-38; El Estado democrático, pp. 150-151; El Estado Social y Democrático de Derecho. Jornadas de Estudio sobre el Título Preliminar de la
Constitución. Ministerio de Justicia, Madrid, pp. 6-8 y 13-24. Vease también: GARRORENA MORALES, Ángel: El Estado español como Estado Social y Democrático de Derecho. Temas clave de la Constitución Española. Tecnos. 4º reimpresión. Madrid, 1991, p. 161 y ss. y 170-198.
4
Cfr. DÍAZ, Teoría General…, p. 22; DÍAZ, Elías: Socialismo Democrático y Derechos Humanos. En: Legalidad-legitimidad en el socialismo
democrático. Editorial Civitas, S.A. Madrid, 1978, p. 133. El asunto del origen de la noción es controvertido. Así por ejemplo, se sostiene que
su inspiración moderna se remonta a Kant (PÉREZ LUÑO, op. cit., pp. 220-225). También se refieren como antecedentes remotos las ideas del
iusnaturalismo racionalista (DÍAZ, Teoría General…, p. 25.); GARRORENA MORALES, op. cit., pp. 162-163.
5
PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 226.
6
DÍAZ, Teoría General…, p. 23.
7
Tópico Medular
la primacía de la ley como fuente jurídica y política que
legitima el ejercicio del Poder. De allí entonces la explicación
para el surgimiento de la reserva legal, en el entendido de
que hay una serie de materias respecto de las cuales, dada su
importancia, su regulación sólo puede corresponder a la Ley,
expresión del Parlamento soberano.
Esas materias se refieren, fundamentalmente, a los
derechos individuales frente al Estado, originariamente,
libertad y propiedad, que solo pueden ser limitados por
el Legislativo mediante normas generales y abstractas
(principio de igualdad). Hay que tomar en cuenta que se
está en la primera etapa del surgimiento de lo que en el
futuro será el Estado de Derecho. En las postrimerías del
siglo XVIII en la Francia revolucionaria, es la Burguesía
(como clase emergente), la que insurgirá frente a los
privilegios de la Nobleza y el Clero, y esta Burguesía exige
fundamentalmente del nuevo orden de cosas, el respeto a
sus derechos e intereses (fundamentalmente limitados a los
derechos individuales: vida, libertad, seguridad, propiedad,
libertad de empresa, de asociación)8. ¿Y cómo se logra este
respeto? Mediante la emanación de normas legales que
limiten la actividad del Estado sobre tales Derechos, de corte
netamente individualista y burgués9.
Ello se conecta con otro elemento que impactará
en la evolución del Estado de Derecho. Se acepta solo
parcialmente la tesis de Rousseau respecto a la Soberanía,
puesto que esta Soberanía no es ya popular, sino nacional. Y
no se trata de un mero cambio de términos, pues culminada
la revolución francesa y derrotado el Primer Imperio, en la
época de la Restauración Monárquica (ahora Monarquía
Constitucional), se sigue aceptando que la soberanía no
reside en el Monarca, sino en la Nación (tesis unitaria que
termina por imponerse en Francia), o al menos, que no reside
únicamente en este, sino que se comparte con el Parlamento
(tesis dualista alemana, y en ciertas épocas, en la España del
siglo XIX). Pero es que esta Nación ya no se identifica con el
Pueblo en su totalidad, sino con aquellos que detentan cierto
status socio-económico o educativo, es decir, la burguesía,
no el pueblo. De allí la tesis del sufragio limitado o censitario,
AD LITTERAM Al pie de la Letra 9
como mecanismo de legitimación de un orden de cosas que
permite a la burguesía tomar y mantener el control social y
político.
Se está en presencia, entonces, en el siglo XIX, del Estado
Liberal de Derecho, en el cual, si bien están garantizados
ciertos mecanismos que limitan la arbitrariedad estatal, los
mismos están orientados a proteger fundamentalmente a una
clase social, por lo que el Estado se limita a garantizar un
orden de cosas determinado, y deja el resto a la iniciativa
privada. De allí que se identifica al Estado Liberal con el
Estado Abstencionista, en el entendido de que el Estado
solo interviene en aquellos asuntos que no interesan al
mercado (orden público interior y exterior, posteriormente
salud y educación). Es durante este orden de cosas cuando la
doctrina alemana acuña el término “Estado de Derecho”10 .
Pero este “Estado de Derecho”, en su primigenia versión
liberal o burguesa11 ―se insiste― sigue transformándose
a medida que los movimientos sociales en la Europa del
siglo XIX (luchas obreras y campesinas), motivados por
el deficiente desempeño del mismo y la explotación de las
clases menos favorecidas, inspirados en doctrinas tales como
el socialismo utópico, el anarquismo, y posteriormente el
socialismo científico o marxismo, comienzan a evidenciar
las múltiples carencias de ese “Estado de Derecho”12.
Más recientemente, como consecuencia de la crisis
del capitalismo, acaecida en la década del treinta del siglo
pasado, y con mayor difusión luego de la segunda guerra
mundial, el “Estado de Derecho” adopta la denominación
de “Estado Social de Derecho”, inspirado por la doctrina
alemana que estudia la Constitución de la República de
Weimar y comenta posteriormente la Ley Fundamental de
Bonn13.
Con este “Estado Social de Derecho” se quiere expresar,
en una primera oportunidad, el abandono de los principios
liberales del Estado Abstencionista, y su sustitución por un
Estado interventor en el orden económico-social, que intenta
mantener la llamada “procura existencial”, es decir, un nivel
DÍAZ, Socialismo democrático…, p. 141; El Estado Social…, p. 9.
8
DÍAZ, El Estado democrático…, pp. 151-153.
9
PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 225, nota al pie 27. La paternidad del término se le asigna a Von Molh, aunque hay antecedentes más remotos
(DÍAZ, Teoría General…, p. 26).
10
Se señala al respecto que “…el Estado de derecho comienza siendo Estado liberal de derecho” (DÍAZ, Teoría General…, p. 29).
11
Cfr. Ibidem, p. 229.
12
El origen del término Estado social se encuentra también en la doctrina alemana del siglo XIX, con una significación distinta a la actual (GARRORENA MORALES, op. cit., p. 30. Agrega el autor, refiriéndose a la inclusión de la cláusula del Estado Social, que la misma se dirige a la
consolidación de las transformaciones en el seno de las democracias neocapitalistas (ibidem, pp. 45-47).Véase la referencia a la crisis del Estado
Liberal de Derecho en PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 248; DÍAZ, Teoría General…, p. 27).
13
Tópico Medular
de prestaciones estatales que le permiten al individuo que
vive en sociedad, disfrutar de cierto nivel de calidad de vida
a la vez que se tienden a paliar las desigualdades sociales a
través de la acción estatal y la reorientación de la política
fiscal14.
4. El Estado Democrático de Derecho. Una polémica
inconclusa
Pero el avance de la expresión “Estado Social de
Derecho”, va más allá. Así, por ejemplo, mientras que
para un sector de la doctrina alemana, el “Estado Social de
Derecho” significa y se limita a lo antes expresado15, para
otro sector de la doctrina, un “Estado Social de Derecho”
implica la acción de los órganos públicos de una extensión
y contundencia tal que determina un progresivo cambio en
el modo de producción capitalista, pero no hacia un modelo
marxista-leninista o stalinista, sino hacia el socialismo
democrático.
Al respecto se ha señalado:
El Estado Social de Derecho tuvo, por tanto, un
origen híbrido fruto del compromiso entre tendencias
ideológicas dispares, que ha gravitado sobre su evolución
ulterior. De un lado, representó una conquista política de
socialismo democrático (…), de otro, es fruto también
del pensamiento liberal más progresista que lo concibe
como un instrumento de adaptación del aparato político a
las nuevas exigencias del capitalismo maduro16.
De tal forma, puede mencionarse el caso italiano, o más
recientemente, el caso de la Constitución Española de 1978
(inspiradora, al menos en los textos, de muchas de las normas
AD LITTERAM Al pie de la Letra 10
que consagran principios y valores en nuestra Constitución),
contentiva de una cláusula que define al Estado como
“Estado de Derecho Democrático y Social”. Si bien para
respetables opiniones, la fórmula en sí no difiere del modelo
alemán en la cual se inspira, es decir, de un modelo de Estado
que, aun reconociendo como sistema inspirador económico
el capitalista, no por ello renuncia a la intervención pública
en la economía en aras de la consecución de los objetivos de
igualdad, progreso y desarrollo integral de la sociedad (el
llamado “modelo de economía mixta” o más recientemente,
de “economía social de mercado”)17.
Pero en tales casos, lo cierto es que otra no menos respetable tendencia (progresista y vinculada con el socialismo ya desde el momento constituyente), sostuvo y sostiene
que el Estado Democrático y Social de Derecho va mucho
más allá de aquél que, aceptando el orden de cosas existente
(es decir, el modo de producción capitalista), se limita a tratar de aliviar, por medio de regulaciones y prestaciones, las
más intolerables desigualdades económicas sociales. Por el
contrario, ese Estado Democrático y Social (que no por ello
deja de ser Estado de Derecho), implica entonces entender
la cláusula del Estado Democrático no meramente limitada
a la democracia concebida como garantía del ejercicio del
poder soberano a través de la voluntad popular y del respeto
al pluralismo político, sino como Estado Democrático en el
cual se trata de corregir el orden de cosas imperante a través
de una decidida (pero no arbitraria ni antijurídica), acción
del Estado, en orden a implantar una democracia avanzada
que supere las graves fallas del capitalismo para garantizar
la igualdad más allá de la igualdad formal, y que, en cambio,
en la consecución de la igualdad formal, establezca límites
racionales a los clásicos derechos surgidos en el Estado Liberal, es decir, propiedad y libre iniciativa privada18.
Cfr. PÉREZ LUÑO, op. cit., pp. 229 y 234.
14
Véase la referencia que hace PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 232. Véase también: BENDA, op. cit., pp. 491-493.
15
Ibidem, p. 230.
16
Sin embargo, hay matices entre quienes postulan esta tendencia. Así por ejemplo, comentando la Constitución española, se señala: “…la
Constitución incluye, junto al reconocimiento de la <<libertad de empresa>> y de la <<economía de mercado>>, determinadas menciones
de contrario signo, las cuales deben ser puestas en conexión con esa posibilidad, últimamente enunciada, de entender el modelo neocapitalista
no tanto como sistema complacida e inmovilistamente asumido cuanto como situación de partida desde la que transitar a formas superiores de
solidaridad y convivencia. No se trata, por supuesto, de aquellas referencias que prevén una cierta acción social del Estado, la cual es congénita al propio esquema mental del neocapitalismo, sino de aquellas otras sobre las cuales es posible apoyar una efectiva transformación” (…)
“…la cláusula final del artículo 129.2, rectamente interpretada, parece autorizar el pleno desmantelamiento de las estructuras capitalistas de la
economía”. (GARRORENA MORALES, op. cit., pp. 91-92). Véase también: ibidem, pp. 205-209.
17
DÍAZ, Teoría General…, pp. 41-44. Agrega el mismo autor: “…todo Estado de Derecho es, como mínimo, liberal (…) Si se le define además,
como <<social>> y, sobre todo, como <<democrático>>, es para añadir algo a ese núcleo inicial; Estado intervencionista y derechos sociales, entre otras cosas, en el primer caso; transformación progresiva del modo de producción basado en la apropiación privada de los medios,
materiales y culturales, de producción (con objeto de hacer realidad aquellos objetivos) en el caso del Estado democrático de Derecho” (El
Estado Social y Democrático…, p. 38). Comenta esta posición también PÉREZ LUÑO, op. cit., pp. 236-237, aunque este autor sostiene la
dificultad de sustentar esa tesis en el texto de la Constitución Española (Ibidem, pp. 240-243), y no se muestra partidario de ella (Ibidem, pp.
244-245). En todo caso, enfatiza la estrecha relación entre el valor “igualdad” y el Estado Social: GARRORENA MORALES, op. cit., pp. 48-50
y BENDA, op. cit., p. 548; aunque el primero tampoco coincide plenamente con la tesis del socialismo democrático como origen ideológico de
varias disposiciones de la Constitución Española: op. cit., pp. 217-242.
18
Tópico Medular
En ese sentido, para esta corriente no es un exabrupto ni
un escándalo sostener que el Estado Democrático debe tender a la socialización de los grandes bienes de producción,
a la implantación de modelos de cogestión empresarial entre
los trabajadores y los empresarios, al respeto de la propiedad de los bienes de uso y consumo pero a la eliminación
de la acumulación de grandes riquezas (contrarias per se al
interés nacional y social), en fin, a la verdadera eliminación
de las grandes desigualdades sociales y económicas impuestas por un modo de producción neocapitalista y globalizado, como único medio de procurar la igualdad material (de
oportunidades), pero respetando las diferencias individuales
de cada quien en cuanto a méritos y trabajo.
Igualdad y democracia, pues, son elementos íntimamente
vinculados, pues una democracia en la cual las élites políticas y económicas imponen su voluntad mediante la detentación de los grandes medios de producción, no puede conllevar a un verdadero Estado Democrático de Derecho. Por el
contrario, esta igualdad solo podrá llevarse a cabo mediante
el socialismo democrático, que debe diferenciarse muy bien
de los totalitarismos que en nombre de una ideología han
tiranizado al individuo. Socialismo democrático implica entonces todas las conquistas del Estado de Derecho (garantía
de los derechos fundamentales, soberanía popular, separación de poderes, control judicial eficaz de la actuación del
Estado), en conjunción con la actuación del Estado hacia la
consecución de una igualdad real.
En tal sentido, señala Elías Díaz:
El Derecho actual deberá ser igual en lo que se refiere al
fundamental respeto a la libertad y la seguridad personal, pero deberá se desigual para lograr la igualdad, para
superar la necesidad. Es decir, será un Derecho desigual
en favor del explotado, en lo que se refiere a los factores
económicos, sociales y culturales que dificulten o impiden tal igualdad. Sobre esas bases, lo determinante será
la creación de tales condiciones sociales y económicas
que ―acabando con la propiedad privada de los grandes medios de producción― hagan en verdad posible la
satisfacción de las necesidades de todos los hombres, y
con ella la igualdad (objetivo base), así como la efectiva
realización de los derechos humanos19.
AD LITTERAM Al pie de la Letra 11
Y agrega el mismo autor en otra oportunidad:
El objetivo del Estado democrático de Derecho es
justamente el de hacer realidad aquellas exigencias
incumplidas: para ello, lo que se propone como base
es la liquidación del sistema neocapitalista y el paso
progresivo a un modo de producción socialista (que hoy
debe saber armonizar planificación y autogestión para
lograr un verdadero control colectivo de la economía)20.
Complementando tal afirmación al destacar:
…Tal profundización y avance de la democracia no
parece ya posible ni suficiente ―esta es la cuestión―
utilizando los resortes de cambio de que dispone el modo
de producción capitalista actual: lo que el mundo actual
necesita no es, creo, el eterno retorno de la nunca benéfica
<<mano invisible>> individualista, pero tampoco es
posible ya quedarse en el paternalista Estado benefactor
del neocapitalismo. El socialismo posee potencialidades
mayores para, a través de un Estado que sea eficaz y que
esté, a la vez, controlado y orientado por la voluntad
popular, a través de la plena potenciación de la sociedad
civil y sus organizaciones, con una conciencia social, una
ética solidaria y comunitaria, una cultura del humanismo
real, pero también a través de la no apropiación privada
de la plusvalía y de los medios, grandes medios de
producción, poder dar pasos progresivos para la
consecución, siempre inacabada, de esa <<sociedad
democrática avanzada>>…21.
Para concluir expresando, también en otra publicación:
El control popular del poder político y la implantación
de un modo de producción socialista con planificación
y autogestión constituyen, pues, la base y el objetivo
del Estado democrático de Derecho en nuestro tiempo
(…) El Estado democrático de Derecho ―si se me pide
una definición final― sería así la institucionalización
jurídico-política del poder popular o, como digo, la
realización democrática del socialismo22.
Socialismo democrático…, p. 136. Añade este autor: “Existe una ineludible conexión entre libertad e igualdad, y entre libertad e igualdad
real. Los obstáculos a la igualdad son también obstáculos a la libertad y viceversa. El liberalismo conduce así coherentemente al socialismo”
(p. 138).
19
El Estado democrático…, p. 157.
20
El estado social y democrático…, p. 12. Agrega en esa obra, describiendo el alcance de socialismo democrático en el marco de un Estado de
Derecho, que el mismo implica la transformación del modo de producción capitalista, cambio perfectamente compatible con el respeto a ciertas
zonas de propiedad privada, mercado y libre empresa particular (pequeña y mediana empresa, sobre todo). Cfr. p. 41.
21
Ibidem, p. 184.
22
Tópico Medular
Por su parte, Garrorena Morales, expresa, comentando la
cláusula del Estado Social de la Constitución española y su
relación con el modelo económico constitucional:
De este modo, en un equilibrio disimulado por la
distancia (…) el reconocimiento en el artículo 38 de
la empresa, columna vertebral del sistema capitalista,
queda compensando con la admisión (…) de la
posibilidad de que determinados sectores de la economía
―los <<esenciales>> parece prever dicho precepto―
sean progresivamente socializados y sustraídos a la
iniciativa capitalista y privada23. (...) …la opción por
un modelo más o menos puro de economía capitalista
o neocapitalista significaría el balanceamiento hacia la
aceptación conservadora de esta fórmula, mientras que
el reconocimiento de determinadas formas de economía
socializada o, al menos, abierta a una progresiva
socialización de sectores y transformación de estructuras,
supondría la recepción constitucional de elementos
próximos a su versión más avanzada24.
¿Implica ello el riesgo de regresar a anteriores estadios
de la historia, en los cuales, bajo el artificio de invocar la
igualdad real, se terminaron sacrificando las conquistas
del Estado Liberal de Derecho sin lograrse las del Estado
Social Democrático de Derecho? Efectivamente, ese riesgo
siempre está presente, pero como bien sostiene Elías Díaz25,
entre tanto se respeten las reglas del juego del respeto a la
voluntad popular, del pluralismo político, de la posibilidad
de disentir frente a una voluntad mayoritaria manifestada
por una minoría con reales oportunidades de convertirse
AD LITTERAM Al pie de la Letra 12
en un futuro en mayoría y de la garantía efectiva de los
Derechos Fundamentales, no hay razones para limitarse a
entender el Estado Democrático y Social de Derecho como
el “ogro filantrópico” de que habla Octavio Paz, es decir,
como un Estado que se limita a actuar como árbitro frente
a la supuestamente “libre” tendencia del mercado (libertad
inexistente pues está condicionada por los grandes sectores
económicos que manejan la economía mundial), y que solo
en caso de gravosas desigualdades y desequilibrios, actúa
como una especie de regulador de tales anomalías, y que, si
bien impone correctivos e interviene en la economía, se limita
a enmendar las consecuencias nocivas del capitalismo, y no
va a la raíz del problema.
Por el contrario, la actual crisis económica mundial (crisis
capitalista), producto de la irresponsabilidad criminal de ese
“libre mercado”, demuestra la insuficiencia del modelo de
Estado Social que se limita a atenuar las consecuencias,
frente a un Estado Democrático y Social que actúa en aras
de lograr una real consecución de la democracia política y
económica, único modo de garantizar la dignidad de todos
los ciudadanos, y no sólo de unos pocos.
En ese sentido, se ha destacado en referencia a la moderna
noción de Estado Social de Derecho, en una idea que permite
enlazar este punto con el siguiente a tratar:
Para dotar a la noción de <<Estado de Derecho>> de
un status significativo preciso y, consiguientemente,
para comprender su relevancia en la teoría y en la praxis
política, es necesario reconocer en ella una tensión entre
Op. cit., p. 79.
23
Ibidem, p. 88.
24
Socialismo democrático…, p. 146, en donde señala: “…existe una mutua interrelación entre estructura (forma de propiedad y producción)
y supraestructura (derechos humanos). Pero esa dialéctica interrelación no lleva -como a veces, simplista y ambiguamente se solicita- a una
<<superación>> (que con frecuencia se queda en mera mecánica negación) de los derechos humanos -de muchos de ellos, al menos- por
considerarlos vestigios burgueses, residuos ideológicos de la sociedad capitalista, sino que se expresa precisamente como interrelación que
conduce a una más efectiva realización de tales derechos y a su ampliación democrática a todos los hombres, objetivos no susceptibles de
ser plenamente alcanzados (a pesar de todas las conquistas allí arrancadas por la clase obrera) en el marco de una sociedad de estructura
capitalista o neocapitalista” (…) “En la sociedad libre con predominio de formas socialistas de producción no sólo no queda (no debe quedar)
<<superado>> -de hecho, sólo negado- el Estado de Derecho (de nuevo calificado como residuo burgués), sino que aquél se perfecciona y se
realiza, al nivel de los tiempos actuales, a través de las exigencias totales que caracterizan al que puede entonces denominarse como Estado
democrático de Derecho”. Agrega DÍAZ en otra oportunidad: “El Estado democrático de Derecho aparece así como el intento, difícil, pero
no imposible, de lograr, de ir logrando, la necesaria real conjunción entre democracia y socialismo, o, lo que es lo mismo, de hacer que el
socialismo sea, de verdad, libertad, y no degenere, como ha ocurrido hasta ahora en los sistemas del denominado <<socialismo realmente
(in) existente>> en una <<nueva>> forma de opresión”, para luego insistir en la caracterización del Estado democrático como paso: “de
un modo de producción capitalista a un sistema socio-económico y cultural de carácter socialista, en el que, por otro laso (y por eso se habla
también de Estado de Derecho), las libertades, el pluralismo y los derechos fundamentales viniesen no ya solamente asumidos y respetados,
sino, más aún, efectivamente protegidos y realizados, cosa que el capitalismo sólo muy sectorial e insuficientemente ha podido hasta ahora
hacer…”.“ El Estado Social y democrático…, pp. 11 y 3 . Sobre este autor, ha comentado PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 236: “No sería por tanto
exagerado afirmar que para una generación entera de estudiosos españoles las tesis de Elíaz Díaz han sido punto de referencia obligado al
investigar y escribir sobre el Estado de Derecho”.
25
Tópico Medular
las garantías formales que la integran y las exigencias
materiales de justicia que la presentan como elemento de
legitimación. Esa es la razón de que la doctrina italiana
tratara de establecer un nexo entre las nociones de stato
di diritto y Stato di giustizia26 (negrillas añadidas).
En ese mismo orden de ideas, se apunta que:
…hay base para estimar que, en virtud sobre todo
de circunstancias de carácter económico-político
internacional, se producirá el paso a una segunda
etapa, en el cual el Estado social de derecho alcanzará
su objetivo propio y final, constituyéndose como
Estado capaz de conciliar y coordinar democracia y
socialismo, meta que aparece como necesaria para una
generalización y universalización del Estado social de
derecho27, (...) El paso de la fase del Welfare State al
sistema de coordinación entre socialismo y democracia
es totalmente ineludible para lograr el objetivo final de
un auténtico Estado social de derecho28.
5. El Estado de Derecho y de Justicia
5.1. Premisas generales
En este desarrollo teórico y práctico, se llega entonces
al Estado de Derecho y de Justicia. Y hay aquí también dos
grandes tendencias, aquella que plantea que se trata de una
reiteración de vocablos más o menos tautológica, o al menos
complementaria29. Para esta tesis, el Estado de Justicia se
refiere al Estado en el cual impera la Justicia material, y no
meramente la formal, la igualdad en la ley, y no solo frente
a la Ley. Se trata del mismo Estado Social en su concepción
contemporánea, en cuanto a Poder Público que actúa en la
búsqueda de la superación de las grandes desigualdades a
través de medidas concretas y específicas, respetando el
modelo económico y social capitalista o neo-capitalista30.
La segunda tendencia, a la cual nos adherimos, siguiendo
con los lineamientos ya expuestos, plantea que el Estado
de Justicia es un estadio de superación del Estado Social
de Derecho hacia el logro de una verdadera Justicia, que
AD LITTERAM Al pie de la Letra 13
necesariamente implica igualdad formal y material. Pero
esta tesis, a diferencia de la anterior, entiende que el logro
de esa igualdad pasa por asumir frontalmente la causa del
problema de la desigualdad, que es el modo de producción
capitalista o neocapitalista que permite la acumulación
indiscriminada del capital en pocas manos, frente a la
escasez que deben sufrir las grandes mayorías. Pero a su vez,
a diferencia también, esta vez de entender al socialismo y a
la “dictadura del proletariado” como dictadura política31,
como lo hicieron las corrientes leninistas, que terminaron en
la dictadura de una cúpula o la dictadura de un solo hombre
(stalinismo), es que este Estado de Justicia (que incluye
el Estado de Derecho pero va más allá), es genuinamente
democrático, y su desarrollo se realiza en el marco de la
Constitución, y no de un proyecto ideológico ilegítimamente
impuesto por una supuesta élite. Y cuando se habla de que se
trata de un Estado de Justicia en el marco de la Constitución,
ello determina que es entonces un Estado que reúne las
características del Estado de Derecho que mencionamos
previamente.
En ese orden de ideas, apunta Elías Díaz:
El sentido que puede tener la calificación del Estado
social de derecho como Estado de justicia ―fórmula
bastante generalizada― parece radicar, por un lado,
en la idea de que el Estado actual debe implantar eso
que se denomina <<justicia social>>, y por otro, con
significación más profunda y general, en la afirmación
de que el Estado social de derecho realiza los postulados
que hoy se consideran justos, es decir que legitiman un
sistema político actual. Ellos son, fundamentalmente, la
democracia económica, social y política, la libertad y la
paz en el orden internacional. Desde este punto de vista
considera hoy que el Estado legítimo, el Estado justo o
de justicia en nuestra situación histórica, viene encarnado
por el Estado social de Derecho. En cualquier caso, la
fórmula Estado de justicia no puede servir para encubrir,
con su posible vaguedad, tipos de Estados que, ya lo hemos
dicho se acercan más a las concepciones fascistas que a
las propias de un Estado de derecho. En nuestra situación,
el Estado de justicia ha de ser Estado social de derecho,
Ibidem, p. 247.
26
Díaz, Teoría General…, p. 41.
27
Teoría general..., p. 43.
28
BENDA, op. cit., pp. 492-494.
29
Se entiende justicia como interdicción de la arbitrariedad en lo jurídico, justicia material, seguridad jurídica y, en lo económico social, elevación de la calidad de ida y protección ante las desigualdades(Ibidem, pp. 498-534). El Estado Social equilibra y compensa las desigualdades
del capitalismo (ibidem, p. 540 y ss).
30
Sobre lo cuestionable de entender la noción marxista de la dictadura de proletariado con implicaciones netamente autoritarias, de la manera
en que lo fue en la experiencia soviética, véase: DÍAZ, El Estado democrático…, pp. 173-176.
31
Tópico Medular
es decir, Estado democrático, Estado social y Estado de
derecho; sobre este punto no caben ambigüedades. Hoy,
la legitimidad y la justicia se realizan y se identifican con
el sistema de legalidad que instaura un Estado de derecho,
con sus exigencias institucionales ―imperio de la ley,
separación de poderes, legalidad de la Administración,
derechos y libertades fundamentales―, y que, a través de
sus estructuras, se propone como objetivo la consecución
de una auténtica democracia económica, social y política.
Ello es lo que pretende y debe pretender todo auténtico
Estado Social de derecho32.
5.3. El Estado Democrático y Social de Derecho y de
Justicia en la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela.
Bajo este marco histórico y conceptual, brevemente
referido pero que incluye los supuestos teóricos
fundamentales de la evolución histórica y constitucional del
Estado de Derecho hasta nuestros días, podemos retomar
las interrogantes concretas a que hicimos referencia en
la introducción. Es decir, en el marco del artículo 2 de la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela que
contiene la cláusula definidora del nuestro como un “Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia” (precepto
que recoge expresamente como una de las características
del Estado Venezolano, el de ser un “Estado de Justicia”):
¿resulta posible plantear como política de Estado la de la
transformación del Estado ―y de la sociedad misma― en
socialista?33
La respuesta afirmativa ya ha quedado esbozada en líneas
anteriores al análizarlos conceptos de “Estado Democrático”,
“Estado Social” y “Estado de Justicia”, que ha formulado
la doctrina (el sector progresista y socialista, puesto que,
como también se ha puesto de relieve34, la tendencia más
conservadora plantea que estos adjetivos no modifican de
forma radical la concepción del Estado Social de Derecho
AD LITTERAM Al pie de la Letra 14
como Estado Prestacional, Estado de Bienestar o Estado que
garantiza la Procura Existencial)35.
Sin embargo, antes de dar una respuesta definitiva,
conviene tener presente, como también enseña la doctrina,
que la Constitución debe ser interpretada y vista en su
integralidad, puesto que sus normas sólo adquieren pleno
sentido si se les considera en su conjunto, como reflejo de la
concepción política y jurídica que ha tenido la sociedad en
el momento de la elaboración del texto fundamental, y que
luego debe ir evolucionando a la par que lo hace la realidad
que pretende normar.
En ese sentido, el examen de las restantes Disposiciones
Fundamentales del texto constitucional resulta especialmente
ilustrativo:
El mismo precepto contenido en el artículo 2, luego
de consagrar la ya referida fórmula, señala que el mismo
“propugna como valores superiores de su ordenamiento
jurídico y de su actuación, la vida, la libertad, la justicia, la
igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y en general, la preeminencia de los derechos
humanos, la ética y el pluralismo político”.
A su vez, el artículo 3 establece como fines esenciales del
Estado “la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto
a su dignidad, el ejercicio democrático de la voluntad
popular, la construcción de una sociedad justa y amante de
la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo
y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y
deberes reconocidos y consagrados en esta Constitución”.
De seguidas, el artículo 4 consagra la forma federal
y descentralizada del Estado venezolano, la cual se rige
por los principios de “integridad territorial, cooperación,
solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad”.
Ibidem, p. 45. Véase también del mismo autor: Socialismo democrático…, p. 139 y: El Estado democrático…, p. 169.
32
Esta interrogante se asemeja -hasta cierto punto- con una planteada en épocas anteriores, respecto a la posibilidad de conciliar el Estado de
Derecho con el Estado Social. Véase: DÍAZ, Teoría General…, pp. 39-41.
33
También se ha expresado sobre el Estado de Justicia: “Si la moral tiene que ser, a la vez, personal y social, esto significa que el viejo Estado
de Derecho, sin dejar de seguir siéndolo, tendrá que constituirse en Estado de justicia, que justamente para hacer posible el acceso de todos los
ciudadanos al bien común material, a la democracia real y a la libertad, tendrá que organizar también la producción y tendrá que organizar
también la democracia y la libertad”. L. ARANGUREN, José Luis: Ética y política. 2º edición. Ediciones Guadarrama. Madrid, 1968, p. 257,
en el Capítulo XXI: “El Estado de Justicia Social”.
34
No debe entenderse esta alusión en forma peyorativa. En el caso de la doctrina española, entre quienes discrepan de la posición que compartimos, se encuentran posiciones perfectamente respetables, y que en modo alguno pueden considerarse reaccionarias, las cuales además no
niegan de forma absoluta la plausibilidad de opciones distintas. Así por ejemplo, señala GARRORENA MORALES, op. cit., p. 58: “En torno
a su interpretación (se refiere al artículo 9.2 de la Constitución española) debe girar, y está girando, aunque tal vez no con toda la profundidad
que debiera, buena parte del debate sobre el mayor o menor alcance del compromiso social del sistema y, lo que es más, sobre la posibilidad
o imposibilidad de que éste último se abra a interpretaciones alternativas en las cuales pueda quedar implicada una cierta tensión de transformación de su propio sustrato de clase”. Este mismo autor acepta que la propia Constitución española, precisamente en ese artículo 9.2 (o el
contenido del artículo 3 de la Constitución de la República Italiana), reconoce “…la constitutiva desigualdad e injusticia que afecta al sistema
capitalista…” (Ibidem, p. 59). Véase también: ibidem, pp.
35
Tópico Medular
A continuación, el artículo 5 reitera el principio del
Estado Democrático, pero que no se limita a la democracia
representativa sino que incorpora armónicamente la
concepción de la democracia representativa, al señalar que
“La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo,
quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta
Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el
sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público”. En
forma reiterada, una vez más, el texto constitucional enfatiza
que “Los órganos del Estado emanan de la soberanía
popular y a ella están sometidos”.
En esa misma concepción, el gobierno es definido ―
tanto en el presente como con vocación de futuro― como
“democrático, participativo, electivo, descentralizado,
alternativo, responsable, pluralista y de mandatos
revocables”.
A ello hay que agregar el extenso catálogo de Derechos
que incorpora el texto Constitucional en el Título III,
comenzando por los ya tradicionales Derechos Individuales
(Capítulo I, Disposiciones Generales); los Derechos Civiles
(Capítulo III); los Derechos Políticos (Capítulo IV); en el
cual merece especial mención el contenido del artículo 62,
único aparte, al disponer que: “La participación del pueblo
en la formación, ejecución y control de la gestión pública
es el medio necesario para lograr el protagonismo que
garantice su completo desarrollo, tanto individual como
colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad
facilitar la generación de las condiciones más favorables
para su práctica”36; los Derechos Sociales y de las Familias
(Capítulo V); los Derechos Culturales y Educativos
(Capítulo VI); De los Derechos Económicos (Capítulo VII),
en una serie de preceptos que combinan la protección de la
libertad económica, pero no ilimitada, sino condicionada
a “razones de desarrollo humano, seguridad, sanidad,
protección del ambiente u otras de interés social”(artículo
112) con la promoción de un modelo de “economía popular
y alternativa” (artículo 118), así como la intervención del
Estado para la protección del consumidor en el acceso a
bienes y servicios de calidad (artículo 117); los Derechos
de los Pueblos Indígenas (Capítulo VIII); y por último, los
Derechos Ambientales (Capítulo IX).
Hay que recordar además, que tales derechos se
constituyen a su vez en un correlato deber para el Estado
para darles cumplimiento a través de la aplicación de las
políticas correspondientes. De allí la existencia del Título
VI Constitucional, que consagra el Sistema socioeconómico,
AD LITTERAM Al pie de la Letra 15
comenzando por el precepto que orienta el sentido de la
acción de los órganos del Poder Público en la materia:
Artículo 299. El régimen socioeconómico de la
República Bolivariana de Venezuela se fundamenta en los
principios de justicia social, democracia, eficiencia, libre
competencia, protección del ambiente, productividad y
solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano
integral y una existencia digna y provechosa para la
colectividad. El Estado, conjuntamente con la iniciativa
privada, promoverá el desarrollo armónico de la economía
nacional con el fin de generar fuentes de trabajo, alto
valor agregado nacional, elevar el nivel de vida de la
población y fortalecer la soberanía económica del país,
garantizando la seguridad jurídica, solidez, dinamismo,
sustentabilidad, permanencia y equidad del crecimiento
de la economía, para lograr una justa distribución
de la riqueza mediante una planificación estratégica
democrática participativa y de consulta abierta.
Ahora bien, ante valores superiores recogidos en el texto
constitucional como la solidaridad, la responsabilidad social,
la ética, la corresponsabilidad, la cooperación, la primacía
de la soberanía popular (como respeto a la voluntad del
pueblo, no como medio de lograr la supresión del necesario
pluralismo político), es evidente que un modelo de socialismo
democrático no sólo es perfectamente conciliable, sino que
se impone como una alternativa perfectamente válida ―me
atrevería a decir que necesaria― en la evolución del Estado
Democrático y Social de Derecho, hasta un verdadero Estado
de Justicia, que es el propugnado por el Constituyente.
En ese sentido, la enfática fórmula constitucional, ya
referida, en cuanto a la necesaria participación del pueblo en
la gestión pública a los fines de garantizar su desarrollo tanto
individual como colectivo, que implica la obligación del
Estado de facilitar las condiciones para su práctica (norma
que va mucho más allá de disposiciones más o menos
análogas en las Constituciones Italiana o Española), implica
entonces la democratización del ejercicio de la soberanía,
que no se limita, por supuesto, al ejercicio del sufragio
(democracia representativa), y ni siquiera a los tradicionales
mecanismos de democracia participativa (artículo 70), sino
que incluye la intervención de las mayorías en la gestión
pública a los fines de lograr el desarrollo.
Este desideratum impone, a mi parecer, que la pregunta
a formular es quizá la inversa: ¿Es posible sostener que un
Estado es Democrático y Social, de Derecho y de Justicia,
si el mismo, ante el espectáculo de contemplar cómo se
Esta norma se relaciona con la atenuación de la distinción entre Estado y Sociedad, en aras de una democracia mucho más participativa y la
transformación del orden económico y social (Pérez Luño, op. cit., p. 233).
36
Tópico Medular
produce la acumulación excesiva del capital y de los medios
de producción en unas pocas manos, se limita a intervenir
en aquellos sectores económicos deficitarios o que no
son atractivos para esos gestores del “mercado”?, ¿Es
admisible que ese Estado, sujeto a tales condicionamientos
constitucionales, instrumente y ponga en práctica ―con la
participación ciudadana― políticas sociales y económicas
que favorezcan el progreso del pueblo, sin que a la larga
tales políticas, o se vean mediatizadas por las relaciones de
producción propias de un sistema económico capitalista, o
bien tales políticas condicionen el derecho a la libre actividad
económica, si esta “libertad” de unos pocos implica la
sujeción de muchos? En términos más simples: ¿Puede y
debe el Estado venezolano, a la luz de la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela, limitarse a formular
políticas de ayuda a los sectores más desfavorecidos en lo
social y económico como consecuencia de un determinado
modo de producción, o necesariamente habrá de afrontar la
modificación activa y radical (dentro de los mismos cauces
constitucionales y, por ende, con sujeción al principio de
legalidad y respeto a los derechos fundamentales) de ese
modo de producción, como medio necesario para el logro de
una verdadera democracia económica y social, es decir, de la
prosecución de una verdadera igualdad material?37.
En ese orden de ideas, traemos a colación, una vez más, las
ideas expuestas por Elías Díaz:
El problema, en consecuencia, se traslada de la teoría
(supraestructura) a la base social (estructura), obligando
a una mayor profundización del mismo: el criterio de las
mayorías solo será real cuando realmente las mayorías
sean dominantes. Se impondrán los valores (y los
derechos humanos) mayoritarios ―que han de implicar
siempre, recordémoslo, respeto al individuo y a las
AD LITTERAM Al pie de la Letra 16
minorías― cuando la mayoría potencial (proletariado en
tal concepción) sea, a través de una praxis adecuada, la
clase realmente dominante, cuando se supere la ruptura
de la estructura clasista de la sociedad. Pero hay que
luchar por ello38.
En conclusión, el socialismo democrático es perfectamente
ejecutable dentro del marco de un Estado de Derecho ―y
de Justicia―, Democrático y Social, siempre que este
socialismo sea, valga la redundancia, verdaderamente
democrático. El reto es entonces, avanzar en la obtención de
este nuevo estadio en la evolución del Estado de Derecho, y
no retroceder hacia etapas previamente superadas.
Finalizo esta exposición con una cita textual de un autor
español de primera línea, y que, aunque no se solidariza con
todas las ideas sobre la relación entre Estado de Derecho y
Socialismo Democrático expuestas respecto a la Constitución
Española por otros también no menos prestigiosos autores,
expone con especial nitidez una conclusión plenamente
valedera para el tema aquí expuesto:
La vieja aspiración del iusnaturalismo iluminista de
aunar en la ley los valores de justicia y certeza también
constituye el fundamento último del Estado de Derecho;
siempre que, para evitar pasados errores, se conciba esa
ley como expresión de racionalidad histórica producto de
una voluntad mayoritaria auténticamente democrática, esto
es, democrática no sólo en términos jurídico-políticos, sino
también socioeconómicos. Estimo que por esta dirección
el concepto de <<Estado de Derecho>> (y agregamos
nosotros, Estado de Derecho Democrático y Social de
Derecho y de Justicia) adquiere unos contornos más precisos
y significativos39.
La respuesta a un cuestionamiento análogo en el marco de la Constitución Española se da en estos términos:“…la verificación de la imposibilidad real de, en esas condiciones, dar cumplimiento a una buena parte de los derechos fundamentales y objetivo sociales propuestos en el
texto constitucional, o su muy suficiente incumplimiento, vendrá a hacer ineludible el cuestionar seriamente sobre si puede hablarse en rigor
de una Constitución y un sistema político defensor de los derechos humanos si, a la vez, se sigue manteniendo un sistema de privilegios para
la gran propiedad privada, la llamada libertad de empresa o la exclusiva economía supuestamente de mercado, las cuales son difícilmente
compatibles o incompatibles, sin más, con la extensión real de tales derechos a todos los sectores sociales”. (DÍAZ, El Estado social y democrático…, p. 44).
37
DÍAZ, Socialismo democrático…, p. 139.
38
PÉREZ LUÑO, op. cit., p. 251.
39
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 17
Dr. Germán Saltrón Negretti
“Justicia gratuita
como derecho humano”
Por: Lic. Ana María Hernández
Dr. Germán Saltrón
Negretti
Agente del Estado para los
Derechos Humanos ante el
Sistema Internacional
Los jueces deben
conducirse de acuerdo
con normas éticas y serán
responsables en caso de
incumplimiento.
El derecho internacional
establece claramente
que los jueces solamente
pueden ser destituidos por
razones de notoria mala
conducta o incapacidad.
D
urante el desarrollo del acto
central con motivo del Tercer
Aniversario de la Jurisdicción Disciplianaria Judicial, llevado
a cabo en el Teatro Nea de la CANTV
el 13 de junio del presente año, German Saltrón Negretti, Agente del
Estado para los Derechos Humanos
ante el Sistema Internacional, fue el
orador de orden. Durante su intervención hizo un llamado respetuoso a
las autoridades del Poder Judicial a superar las diferencias en beneficio de la
majestad que representa la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, cuyas normas constitucionales
son de las más avanzadas en materia de
derechos humanos en el mundo y dan
beneficio y consolidación del Estado
Social de Derecho y de Justicia.
Tras realizar un balance sobre
cómo funcionaba el Poder Judicial en
la llamada democracia representativa
venezolana, entre 1958 a 1998,
manifestó que este no era independiente
y tampoco garantizaba una justicia
gratuita para los ciudadanos más
desposeídos. De la misma manera
citó las conclusiones a las que llegó el
Fiscal General de la Nación, Ramón
Escovar Salón, el 15 de enero de 1991,
cuando en carta pública que circuló por
distintos medios de comunicación de la
época, caracterizó el peligroso ambiente
de inseguridad que vivía Venezuela y
el contexto en el que se desarrollaba el
Sistema de Justicia para la época:
La Seguridad Personal es el primer
problema nacional. Un poder judicial
vigoroso e independiente es más importante para Venezuela que todas las
industrias básicas. El combate contra la
delincuencia supone la movilización de
toda la sociedad. Sin un poder judicial
autónomo y vigoroso las instituciones
democráticas de Venezuela continuarán siendo débiles e inseguras.
Asimismo manifestó que algunas
de estas observaciones están aún por
resolverse, sostuvo que las mejores
leyes se vuelven inútiles sin un efectivo
sistema judicial para hacerlas cumplir.
En este marco indicó: “un sistema
judicial efectivo debe tener instituciones
capaces de aplicar las leyes de manera
equitativa y eficiente, a través del
trabajo mancomunado de todas las
instituciones que conforman el sistema
de justicia venezolano”.
Por otra parte, hizo mención a la importancia de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial para establecer la independencia de los jueces y juezas de nuestro
país, haciendo una comparación de
nuestro Sistema Judicial con los Principios Internacionales sobre la Inde-
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 18
pendencia y responsabilidad de jueces, juezas abogados, Por otra parte, el ponente destacó que el Consejo de Euabogadas y fiscales, aspecto enfatizado por la Asamblea ropa recomendó que:
General de las Naciones Unidas, en 2007, la cual ha exTodas las decisiones relacionadas con la carrera profesiopresado en varias oportunidades que:
el imperio del derecho y la adecuada administración de
justicia cumplen un papel central en la promoción y protección de los derechos humanos, primer principio básico
de este organismo que garantiza la independencia de la
judicatura. El Estatuto del Juez Iberoamericano reconoce
que los jueces o juezas son independientes en el ejercicio
de sus funciones jurisdiccionales y se encuentran sólo sometidos a la Constitución y a la ley, con estricto respeto al
principio de jerarquía normativa. El Principio de División
de poderes es la piedra fundamental de un sistema judicial
independiente e imparcial. (Informe sobre Principios Internacionales sobre la Independencia y responsabilidad de
jueces, abogados y fiscales, ONU, Comisión Internacional
de Juristas, Ginebra, 2007:64).
Abordó otro aspecto de estos principios que deben regir la conducta de jueces y juezas y es el referido a la imparcialidad. Al respecto enfatizó que los juicios solo podrán decidirse basándose en los hechos y en consonancia
con el derecho, sin restricción alguna. El concepto de imparcialidad crea la obligación correlativa para los jueces
y juezas de no actuar en casos en los que consideran que
no podrán impartir justicia con imparcialidad o cuando la
imparcialidad real puede verse comprometida.
nal de los jueces [o juezas] deben estar basadas en criterios
objetivos, y la selección y la carrera de los jueces [o juezas] deben estar basadas en mérito, teniendo en cuenta la
calificación, integridad, capacidad y eficiencia. (Principios
Internacionales sobre la Independencia y responsabilidad
de jueces, abogados y fiscales, ONU, Comisión Internacional de Juristas, Ginebra, 2007:156).
Sobre la destitución de los jueces o de las juezas la
recomendación del Consejo de Europa estableció lo
siguiente:
Los jueces deben conducirse de acuerdo con normas
éticas y serán responsables en caso de incumplimiento. El
derecho internacional establece claramente que los jueces
solamente pueden ser destituidos por razones de notoria
mala conducta o incapacidad. Los procedimientos
disciplinarios deben ser realizados por un órgano
independiente e imparcial y con pleno respeto por
las garantías procesales” (Énfasis nuestro) (Principios
Internacionales sobre la Independencia y responsabilidad
de jueces, abogados y fiscales, ONU, Comisión
Internacional de Juristas, Ginebra, 2007: 161)
Por lo tanto:
los jueces [o juezas] tienen la obligación de apartarse de
los casos en los que haya motivos suficientes para poner
en duda su imparcialidad. Otro principio importante, la
autonomía financiera del Poder Judicial. El Estatuto del
Juez Iberoamericano dispone que el Estado garantizará la
independencia económica del Poder Judicial, mediante la
asignación del presupuesto adecuado para cubrir sus necesidades y a través del desembolso oportuno de las partidas
presupuestarias. Para garantizar la independencia e imparcialidad del poder judicial, el derecho internacional exige
que los Estados designen a los jueces o juezas mediante
estrictos criterios de selección y de un modo transparente.
Sin embargo, el derecho internacional no establece claramente un método de nombramiento. En este campo, un
cierto grado de discreción queda librado a los Estados,
siempre y cuando la selección esté basada en la capacidad profesional y la integridad personal de los candidatos.
(Principios Internacionales sobre la Independencia y responsabilidad de jueces, abogados y fiscales, ONU, Comisión Internacional de Juristas, Ginebra, 2007: 59).
La Coral de Trabajadores Jubilados de la CANTV,
dirigida por el Profesor Enrique Marín, interpretaron:
Caballo viejo, de Simón Díaz, con arreglos de Luis
Galián, Golpe y Estribillo, joropo oriental, con
arreglos de Pedro Silva y finalizaron su participación
con el tema Montilla, golpe larense, con arreglos de
Gonzalo Peña, el público presente con entusiasmo,
aplaudió y agradeció la participación de la agrupación
polifónica.
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 19
Imposición de sanciones
de suspensión o inhabilitación:
¿discrecionalidad o arbitrariedad?
Dra. Jacqueline Sosa Mariño
Jueza del Tribunal Disciplinario Judicial
D
entro de la construcción básica de toda norma jurídica, existe un supuesto de hecho y su correspondiente consecuencia jurídica, expresamente establecida,
pero cuando el ordenamiento jurídico le permite al aplicador
de la norma (juez, jueza, administración pública) seleccionar
entre una u otra alternativa, igualmente válidas en derecho,
estamos en presencia de una potestad discrecional. Distinto
es el caso de la arbitrariedad, en la cual el operador elige una
solución no prevista en el ordenamiento jurídico.
Entendido lo anterior, el Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana (CEJVJV), en función del principio de legalidad, establece tres sanciones específicas para
procurar la disciplina de los jueces y juezas de la República:
Amonestación, Suspensión y Destitución, esta última con la
consecuente inhabilitación para el desempeño de cualquier
otro cargo dentro de la función judicial.
Al respecto, debemos plantearnos si existe alguna ratio de
actuación dentro de estas sanciones disciplinarias, que delimite su imposición, o si por el contrario, la norma disciplinaria
prevé criterios que permitan valorar el ilícito cometido junto
con la sanción a imponer.
El artículo 28 del CEJVJV establece:
Los jueces y las juezas podrán ser sancionados o sancionadas por faltas cometidas en el ejercicio de sus cargos, según
la gravedad con:
1. Amonestación escrita.
2. Suspensión de uno a seis meses en el ejercicio del cargo, privando al infractor o infractora en el goce de su sueldo o salario,
durante el tiempo de la suspensión.
3. Destitución de su cargo e inhabilitación para el desempeño
de funciones dentro del Sistema de Justicia desde dos años hasta por un máximo de quince años, en atención a la gravedad de
la falta cometida.
De su revisión, se evidencia que los numerales 1 y 3 establecen la imposición de las sanciones de amonestación y destitución, respectivamente, no existiendo límites extremos mínimos
o máximos para graduar su duración, sino que se aplica directamente la consecuencia de la ley sin elegir entre alternativas en
su imposición, simplemente se sanciona o no se sanciona.
Supuesto distinto es el previsto en el numeral 2 y en la parte in fine del numeral 3 del referido artículo, que contemplan
la sanción disciplinaria de suspensión y la accesoria de inhabilitación, en las que la norma permite al juez o jueza disciplinaria establecer un tiempo de duración de la sanción, entre un
límite mínimo y otro máximo.
En el primero de estos casos, el numeral 2 del artículo 28
señala que al juez o jueza se le suspenderá del ejercicio del
cargo por un lapso de dos a seis meses, tiempo durante el cual
será privado de su sueldo. De la redacción de la mencionada
norma, resulta inequívoco el lapso dentro del cual podrá imponerse la sanción de suspensión. Empero, la duda se genera
al preguntarnos cuánto tiempo dentro de esos dos a seis meses
debe imponerse como sanción de suspensión, tomando como
premisa que la norma no establece criterio alguno de graduación, quedando al libre albedrío del juez o jueza disciplinaria
establecer el tiempo de duración de la sanción.
Igualmente se genera duda, en cuanto al supuesto de la
inhabilitación del ejercicio del cargo, previsto en el numeral
3 del artículo 28 del aludido Código, complementado con el
primer aparte del artículo 30 ejusdem. De la interacción de
ambas normas, se desprende que la inhabilitación podrá ser
Tópico Medular
impuesta desde dos hasta quince años, en atención “a la gravedad de la falta cometida (artículo 28) [y a] la existencia
de intencionalidad o reiteración como a la naturaleza de los
perjuicios causados” (artículo 30).
De conformidad con lo anterior, el juez o la jueza disciplinaria
deberá imponer la sanción de inhabilitación atendiendo a:
1. La gravedad de la falta,
2. La intencionalidad,
3. La reiteración y,
4. La naturaleza de los perjuicios causados.
Siendo así, cualquier sanción de inhabilitación impuesta
sin la valoración de estos cuatro elementos, estaría apartada
de los límites discrecionales de actuación del juez o de la
jueza y su conducta estaría desapegada del principio de legalidad y, en consecuencia, podría ser arbitraria, por lo que nos
cuestionamos si al no estar objetivamente regulados los elementos que daría lugar a la aplicación de estas sanciones, el
poder discrecional, del juez o de la jueza para aplicarlas, pudiera trascender sus límites y convertirse en arbitrariedad, lo
cual iría en desmedro de la seguridad jurídica del justiciable.
Al hacer este análisis surge entonces la necesidad de
plantear dentro de la reforma del Código de Ética del Juez
Venezolano y la Jueza Venezolana, una regulación que salvaguarde el principio de legalidad previsto en el numeral 6 del
artículo 49 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela y su derivación en el principio de proporcionalidad.
La doctrina nacional y extranjera es conteste en afirmar
que el principio de proporcionalidad tiene una doble dimensión: en su consagración legal y en su ejecución por el
operador jurídico, en nuestro caso, por el juez disciplinario
(Vid. Nieto, Alejandro: Derecho Administrativo Sancionador; Peña Solís, José: La Potestad Sancionatoria de la Administración Pública; y Gómez Pavajeau, Carlos: Dogmática
del Derecho Disciplinario). Asimismo, el principio de proporcionalidad implica que la previsión, la determinación, la
imposición y la ejecución de la sanción se lleven a cabo en
función del hecho cometido por el juez o la jueza, y que el
medio utilizado sea idóneo y necesario para conseguir el fin
deseado.
Resulta claro que la norma citada no consagra criterios
para su graduación. No obstante, si el juez o la jueza disciplinaria impone una sanción circunscrita entre los dos y los
seis meses, su juzgamiento no es arbitrario, al encontrarse
inmerso dentro de los límites que le impone la ley, es decir,
potestad discrecional. Sin embargo, al carecer la norma de
AD LITTERAM Al pie de la Letra 20
los elementos objetivos para la graduación de la sanción, se
dificulta la tarea del operador u operadora jurídica para determinar el tiempo de suspensión, dejando a la deriva al juez
o a la jueza disciplinaria dentro de su discrecionalidad para
delimitar, proporcionalmente, el quantum de la sanción.
Para el caso de la sanción de inhabilitación, se evidencia con meridiana claridad que el legislador fue explícito en
la consagración de los supuestos para graduar el tiempo de
su duración, cumpliéndose de esta forma la primera de las
vertientes del principio de proporcionalidad antes aludido.
Sin embargo, consideramos que no todos los criterios establecidos gozan de suficiente claridad, a los fines de permitir
al operador u operadora jurídica la graduación de la sanción,
como aquellos referidos a la gravedad de la falta o a la naturaleza de los perjuicios causados. Igualmente, consideramos
que los criterios de graduación deben ser más específicos
para garantizarle al juez o a la jueza disciplinaria más herramientas y más certeza en su actuar.
En resumen, proponemos la incorporación de un sistema
de graduación del tiempo para la suspensión e inhabilitación, lo más concreto posible, materializable en la realidad
de los procesos disciplinarios y cónsono con los principios
de legalidad y proporcionalidad, lo cual se traduciría en confianza legítima en la aplicación de la ley.
En tal sentido, se sugiere que sea establecida una tarifa
legal para ciertos incumplimientos y su consecuencia temporal, cuya gravedad así lo amerite. Como ejemplo de ello,
los tipos normativos referentes a la afectación del patrimonio
público del Estado deberían ser disciplinados con el máximo
de la sanción de inhabilitación, ergo, numeral 22 del artículo
33 del CEJVJV.
Asimismo, debería considerarse la incorporación de otros
criterios de graduación de la sanción, como la concurrencia
de infracciones dentro de un mismo proceso, no haber sido
sancionado anteriormente, los años de servicio, el reconocimiento intachable por la sociedad en su función de juez o de
jueza (en aplicación del artículo 19 del CEJVJV ), el resarcimiento del daño, el rendimiento estadístico satisfactorio
(artículo 14), la confesión y el reconocimiento de la falta.
Solamente con el desarrollo legal cónsono a la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el actuar del
juez o de la jueza disciplinaria podrá ser eficaz y los ciudadanos o las ciudadanas tendrán plena confianza en nuestro
actuar. Por ello hacemos el llamado para la reforma del CEJVJV y en correspondencia con las derivaciones del debido
proceso y el acceso a la justicia, previstos en los artículos 49
y 26, respectivamente, de nuestra Carta Magna.
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 21
El Poder Judicial
venezolano:
avances y retos
Dra. María Alejandra Díaz Marín
Jueza Suplente de la Corte Disciplinaria Judicial
H
emos sido testigos de como, a partir del año
2003, el país ha sido acusado permanentemente
de una supuesta falta de independencia del Poder
Judicial; acusaciones además manejadas desde instancias
internacionales tales como la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, la Comisión de Derechos Humanos de
la ONU y distintas ONGs nacionales e internacionales.
Esto sucede en una especie de campaña orquestada para
convencer a los organismos de derechos humanos, y a la
propia opinión pública nacional e internacional, de la falta de
democracia en Venezuela y que este modelo de democracia
participativa propuesto en la Constitución Nacional; no es
viable.
Varios son los documentos y Tratados Internacionales
que establecen estos principios, entre ellos el documento
aprobado por el Consejo Económico y Social de naciones
Unidas llamado Principios de Bangalore (2002), que refieren
la importancia que tienen para la protección de los derechos
humanos una judicatura competente, independiente e
imparcial; la Carta Europea sobre el Estatuto de Jueces
de 1998, la Declaración de Principios de Beijing sobre la
independencia de la Judicatura en la región LAWASIA
de 1995, el Estatuto Universal del Juez Iberoamericano,
aprobados por asociaciones o cumbres de magistrados o
fiscales, en donde se establecen disposiciones sobre las
garantías o principios de independencia e imparcialidad de
las operadoras y los operadores de justicia.
Antecedentes
Esta matriz malintencionada se apoya en tres ejes
fundamentales:
1. la provisionalidad en el ejercicio de los cargos y la
falta de concursos para el ingreso a la carrera judicial,
lo cual limita la libertad de deliberación, decisión
y funcionamiento en general del Poder Judicial,
afectando además la estabilidad e independencia de
los jueces y juezas y de los fiscales inclusive;
2. el aspecto presupuestario, asumiendo que el
presupuesto es un elemento indispensable para el
cumplimiento de las normas del debido proceso, en
tanto derecho humano;
3. el establecimiento de órganos independientes
encargados del gobierno y la administración, que
tengan por funciones el nombramiento, ascensos y por
otro lado el régimen para la imposición de sanciones
disciplinarias en todos los niveles.
Desde Venezuela, el primer avance que podemos
mencionar para cumplir con las garantías de independencia del Poder Judicial, reside en la visión constitucional propuesta en la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela de 1999, según la cual,
la concepción del Poder Judicial se concibe desde el
enfoque sistémico de la administración de justicia,
adoptando el concepto del llamado Sistema Judicial;
según este planteamiento se acoge el paradigma del
“sistema” el cual está integrado ya no sólo por jueces
y juezas, funcionarios administrativos tribunalicios,
sino además por fiscales, defensores y abogados públicos y privados. De acuerdo con este “enfoque sistémico” se pretende lograr transformaciones interesantes
que pueden llegar a determinar cambios significativos
en el aparato judicial en cuanto al desempeño de los
intervinientes en el acto judicial. Esto constituye sin
duda alguna un avance enorme respecto a lo que se
plantean en los documentos y en los tratados internacionales que prevén la materia y que citamos ut supra.
Tópico Medular
Esta visión sistémica surge ―en el caso venezolano―
como resultado de la profunda crisis que existía en
Venezuela antes de 1999 en el Poder Judicial. En efecto,
a partir de 1958, con la democracia representativa, se
consolidó un “sistema populista de conciliación de élites”
término acuñado por Juan Carlos Rey en 1991; quien
describía adecuadamente que este sistema estaba fundado en
la capacidad de los partidos políticos y grupos de presión,
para agregar, canalizar y representar las demandas sociales.
Este “sistema corporativo de gestión pública”, según el cual
para mantener el status quo negociaban, conciliaban y se
repartían, contratos, cargos y presupuestos públicos, fue la
causa principal de la perversión de todo el aparato estatal,
para convertir al Estado Nación en un gran negocio para
unas élites políticas y económicas.
Citando al Magistrado Damiani (2012)
las razones del profundo proceso de deterioro en la gestión del
poder público consistieron, entre otras variables, en la privatización del estado y de la administración pública por parte
de estos dos grandes partidos “ómnibus”. Desde 1958 con la
democracia representativa encontramos un “iatus”, profundo
entre aquello que debería ser un Estado de Derecho y aquello
que en realidad ocurría, de hecho en este periodo de la historia
nacional dos grandes oligarquías partidistas monopolizaron las
funciones de todos los poderes públicos, y del poder judicial
específicamente distorsionando los principios de la democracia
y del Estado de derecho.
Durante el periodo histórico correspondiente a los
años 1958 hasta bien entrada la década de los años 1990,
el poder político pactó con el poder económico y este fue
utilizado para apropiarse del Estado, en todos sus aspectos.
El bipartidismo reinante (Acción Democrática y Copei), se
imbricó en el aparato estatal convirtiendo a los funcionarios
públicos en simples redes de clientes, imponiéndose el
enfoque de la partidocracia, sobre la eficiencia y la eficacia
del Estado y sacrificando la independencia de los poderes
públicos y corrompiendo hasta la médula al Estado y a sus
estructuras fundamentales.
Veamos el siguiente ejemplo citado en Pérez (2007)
refiriéndose al Poder Judicial de entonces:
entre los años 1958 y 1969 los jueces eran designados
por periodos constitucionales (Ley Orgánica del Poder
Judicial de 1956, Art. 11), es decir, su designación se
correspondía con la del Presidente de la República y los
parlamentarios. Durante ese periodo de cinco años no
podían ser destituidos sino por las causales establecidas
en la ley (…). El régimen se consideraba provisional
mientras se producía la Ley de Carrera Judicial. Los
jueces instructores eran de libre designación y remoción
del Ministro de Justicia (Art. 55).
AD LITTERAM Al pie de la Letra 22
Sin embargo, algunos intentos se hicieron para modificar
esta situación. En la Constitución de 1961 se creó el Consejo
de la Judicatura, con el objetivo de asegurar la independencia,
eficacia, disciplina y decoro de los Tribunales, así como de
garantizar a los jueces los beneficios de la carrera judicial
(Art 217). En todo caso, en la práctica, la institución no se
concretó hasta 1969, asumiendo las funciones que tenía el
Ministerio de Justicia en materia judicial.
Sin embargo, nos cuenta Damiani (2012) que
las buenas intenciones destacadas se vieron anuladas por una
razón de peso: los abogados escogidos para formar parte del
Consejo de la Judicatura no eran conocidos por su actividad
jurídica, sino por su afinidad política, por su lealtad hacia
Acción Democrática y Copei.
Desde luego que esta fórmula empañó una de las más
importantes funciones del Consejo de la Judicatura: la selección
y designación de los jueces. De esta forma, aunque el Consejo
de la Judicatura no pertenecía al Poder Judicial ni realizaba
ninguna labor hermenéutica, ni de aplicación del ordenamiento
jurídico; era el organismo encargado de la Administración
y Gerencia Judicial. Como consecuencia, era la institución
rectora de la judicatura, encargada de fijar la política judicial
y, como aspecto central de sus funciones, la de designar a los
jueces, actividades todas ellas que se llevaban a cabo a través
de los operadores políticos de AD y Copei.
Este mecanismo permitió, desde la “creación del Consejo
de la Judicatura, que el Poder Judicial se convirtiera en
una suerte de botín de la partidocracia” (Naranjo Osty, El
Universal 19-07-1986), en el que los partidos convirtieron “al
Poder Judicial en una zona de distribución o de acomodación
de sus militantes o simpatizantes” (Quintero, 1988: 60).
Estas circunstancias inmorales que prevalecían en el
Poder Judicial de otrora, provocó que, en 1991, se publicase
un documento llamado “Carta de los Notables”, firmada
por intelectuales con “autoritas”, entre ellos estaba el
Dr. Arturo Uslar Pietri, quienes denunciaban el marcado
deterioro del sistema político y judicial venezolano y
solicitaban públicamente la renuncia de los Magistrados de
la Corte de Justicia, por considerar que estaban al servicio
de grupos económicos o intereses partidistas, lo que hacía
que su independencia e imparcialidad se vieran seriamente
cuestionadas.
Este panorama fue el que encontró Hugo Chávez cuando
ganó las elecciones presidenciales en 1999. Inmediatamente,
se iniciaron los trabajos para la elaboración de una nueva
Constitución, respetando los requisitos constitucionales
Tópico Medular
de manera rigurosa. Una vez aprobado en referéndum
la convocatoria, seguidamente el pueblo venezolano
votó la composición de la Asamblea Constituyente que
realizó el borrador de la Constitución ahora vigente.
Esta asamblea estuvo compuesta por diversos sectores
políticos, académicos y sociales con distintas tendencias e
ideologías y recibió proyectos e iniciativas de numerosas
organizaciones de base y diferentes sectores de la sociedad.
Una vez completado el borrador definitivo, el pueblo
aprobó la Constitución en un referéndum celebrado el 15
de diciembre de 1999 con un apoyo mayoritario de 73% de
los sufragios emitidos (Casado, 2013: 202).
El 18 de agosto de 1999 la Asamblea Constituyente declaró la emergencia de todos los Poderes Públicos, incluido
el Poder Judicial venezolano y ordenó su reorganización. Se
designó, entonces, una Comisión de Emergencia Judicial
que, después de la aprobación de la nueva Constitución, se
llamó “Comisión de Funcionamiento y Restructuración del
Sistema Judicial” y que funcionó hasta la designación de
los Jueces y Juezas principales y suplentes del Tribunal y la
Corte Disciplinaria Judicial.
Estos problemas tenían que ver, entre otras cosas, con los
altísimos niveles de corrupción y con la provisionalidad de
los jueces, lo que a juicio de los constituyentes, académicos y
expertos jurídicos en el área “son peligrosísimos y provocan
inseguridad jurídica”. Estaba claro, que para el constituyente
era central y vital la restructuración el Poder Judicial como
base para la refundación de la República, bajo riesgo de que
los vicios encontrados en el Poder Judicial carcomieran las
bases fundamentales de la nueva República.
Provisionalidad
Con respecto al eje de la campaña internacional referido a la “provisionalidad” y que busca estigmatizar al
poder judicial venezolano, debemos recordar que en
una primera etapa con los cambios planteados en la
Constitución de 1999, nace el nuevo Tribunal Supremo de Justicia, se suprime el Consejo de la Judicatura
y se establece la Comisión Judicial, conformada por
un grupo de magistrados representantes de sus respectivas salas para la designación de jueces.
El Informe presentado por el TSJ ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en su 153° periodo de
sesiones en octubre de 2014 nos refiere que
Con este nacimiento constitucional y ante la compleja coyuntura que se presentaba, considerando
además que la CRBV consagró la independencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 23
del Poder Judicial en sus artículos 254 y 255; el TSJ
nombró jueces provisorios en virtud de proveer las
vacantes ocurridas en los distintos tribunales de la
nación, a fin de evitar la paralización de los procesos
judiciales y previo el examen de las credenciales correspondientes a los aspirantes (resolución N° 20080010 del Tribunal Supremo de Justicia). Es decir, de
manera excepcional, mediante un acto emanado de
la Comisión de Emergencia Judicial de la Comisión
Judicial del TSJ sin que se efectuasen los concursos
públicos de oposición establecidos en el artículo 255
del texto constitucional.
Sin embargo, para garantizar la efectiva vigencia del
Estado de Derecho y la estabilidad del sistema político, después de aprobar una reforma parcial a las
normas de evaluación y concursos de oposición para
el ingreso y permanencia de los jueces en el Poder Judicial, se llamaron a concurso de oposición 486 plazas
de juez, de las cuales solo 270 fueron provistas. Para
el 2002, según datos de la Dirección Ejecutiva de la
Magistratura, 213 jueces eran titulares por concurso,
71 eran titulares por venir como tales del régimen anterior y 1228 eran provisorios. Esto hacía que en el
2002 el 81% de los jueces fuesen provisorios.
Recordemos dos hechos históricos ocurridos durante
estas fecha 2002, el golpe de Estado contra el gobierno legítimo del presidente Chávez y en el año 2003 el
sabotaje petrolero que ameritó pérdidas superiores a
los 20.000 millones de dólares. Importante destacar
que, durante este periodo tan conflictivo y triste de
nuestra historia nacional no se reanudaron los concursos de oposición para designar a los jueces titulares,
no obstante, desde 2003 el número de tribunales del
país se incrementó y se elevó la proporción de los jueces provisorios de 1512 en el 2002 a 1773 en 2003.
Cita el referido informe rendido ante la Comisión Interamericana (2014) que
Frente a tal realidad, el Tribunal Supremo de Justicia, en
2005 estableció un Programa Especial de Capacitación
para la Regularización de la Titularidad contenido en las
normas de evaluación y concurso aprobadas por la Sala
Plena del TSJ el 6 de julio. Se diseñó un programa de
formación y capacitación a cargo de los magistrados que
comprendía un programa académico de capacitación, una
evaluación de desempeño profesional, un examen de conocimiento jurídico y finalmente una evaluación médica
y psicológica. Veamos detalladamente.
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 24
En los años 2005-2006 de una población de 1390 jueces
y juezas no titulares participantes del Programa Especial
para la Regularización de la Titularidad (PET) obtuvieron la titularidad según se pormenoriza:
Años
2005
2006
Números de Jueces y Juezas
Categoría A
Categoría B y C
53
445
No aplica
336
Total por año
498
336
834
CATEGORIA A
En el año 2005 se planificaron y ejecutaron tres concursos públicos organizados en siguientes fases:
Materia
Agrario
Civil
Contencioso Administrativo
Contencioso Tributario
LOPNA Civil
LOPNA Penal
Marítimo
Penal
Total Convocados
4
12
12
9
4
5
1
17
Laboral
26
Total General
90
CATEGORIA B Y C
Materia
Agrario
Civil
Laboral
LOPNA Civil
LOPNA Penal
Marítimo
Municipal
Penal
Total Convocados
3
25
161
49
90
1
119
Total General
664
226
De la población de jueces y juezas provisorios evaluados
en el año 2005 obtuvieron la titularidad 498 jueces y juezas.
El resto representado por 225 jueces y juezas conservaron
su status de no titular. En 2006 la Escuela Nacional de la
Magistratura se avocó a la planeación y coordinación de los
concursos públicos de oposición, para su ejecución en los
meses de mayo y noviembre de ese año.
Materia
Civil
Ejecutor de medidas
Laboral
LOPNA Civil
LOPNA Penal
Penal
Municipo
Penal
Total General
Total Convocados
12
91
47
13
21
21
68
88
340
Población total de jueces y juezas provisorios que participaros en los concursos públicos, noviembre 2006.
Materia
Civil
Contencioso Administrativo
Ejecutor de Medidas
Contencioso Tributario
Laboral
LOPNA Civil
LOPNA Penal
Municipio
Total Convocados
24
7
13
2
38
14
15
25
Penal
67
Total General
205
De la población de jueces y juezas no titulares evaluados
en los concursos públicos en el año 2006, 336 jueces y juezas obtuvieron la calificación satisfactoria para la obtención
de la titularidad, y el resto representado por 209 jueces y
juezas continuaron con el status de no titulares.
En los años 2005-2006 de la población de 1390 jueces y
juezas no titulares participantes del programa especial para
la Regulación de la Titularidad (PET) obtuvieron la titularidad según se detalla según fuente de la DEM.
Posteriormente, se elaboró un Programa de Formación
Inicial de Jueces, distinto al anterior programa especial de la
titularidad, mediante el cual se permitía el ingreso a la carrera judicial no exclusivamente a los jueces provisorios. Solo
después de haber cumplido con este programa de formación
judicial se podría participar a un concurso público para la
selección de jueces.
Tópico Medular
En el año 2006, 3916 abogados se sometieron al Programa de Formación Inicial de Jueces, en 2007 fueron
3916 los aspirantes. En 2008 se designaron a un total
de 1451 jueces no titulares, de estos el 12% eran jueces provisorios, el 63%, el 63% temporal y el 24%
eran accidentales. En el Año 2009 se nombró un total de 359 jueces incluyendo a 136 jueces temporales,
138 jueces accidentales, 59 jueces provisorios, 2 jueces titulares y 24 jueces de otras categorías.
Acorde al estándar internacional su autonomía ha de versar sobre el funcionamiento y además, sobre la función misma de sus operadores. En este sentido, el Poder Judicial se
instituye como una rama autónoma del Poder Público Nacional, artículo 136 de la CRBV: “…El Poder Público Nacional se divide en legislativo, Ejecutivo, Judicial, Ciudadano y
Electoral”, trátese de la conocida distribución horizontal del
Poder Público, sinónimo de plano igualitario en la función
estatal, es decir, existe una relación de paridad entre éstos.
De allí que no dependa orgánica ni operativamente de otro
Poder; en caso necesario sus órganos: “…colaborarán entre sí en la realización de los fines del Estado” artículo 136
eiusdem.
La colaboración como principio constitucional lejos de
implicar dependencia o sumisión, pone límite a posibles intromisiones, limitándose a la ejecución de labores en el marco de la competencia de cada Poder, en procura del desarrollo de la función estatal al espíritu y naturaleza de un Estado
organizado y sólido, cuyo norte es su consolidación como un
Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, artículo 2 ibidem; lo cual explica que cada una de las ramas del
Poder Público responda a la ejecución de funciones a título
de colaboración.
La consagración constitucional de la independencia
se corresponde con la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de Justicia1 (en lo sucesivo TSJ) cuyo artículo 2 consagra: “El Tribunal Supremo de Justicia
constituye parte del sistema de justicia, es el máximo
órgano rector del Poder Judicial, y goza de autonomía funcional, financiera y administrativa…”, disposición reforzada por la norma suprema acorde al
estándar internacional.
Presupuesto
La Constitución de 1961 y la actual Ley Orgánica del
Poder Judicial establecen la autonomía e independencia del Poder Judicial de las demás ramas del Poder
Público. Esta independencia es un supuesto indispenGaceta Oficial N° 39.522 del 01 de octubre 2010
1
AD LITTERAM Al pie de la Letra 25
sable para la imparcialidad y objetividad de la justicia.
Sin embargo, la independencia judicial no se puede
garantizar sólo declarando la autonomía funcional de
los jueces, y por ello se deben crear las condiciones
institucionales necesarias para que dicha independencia sea efectiva.
Una de las condiciones que internacionalmente se viene
reconociendo como imprescindible para garantizar la independencia judicial, es la autonomía económico financiera del
Poder Judicial.
La autonomía económica financiera se logra principalmente otorgándole la función presupuestaria al Poder Judicial, en sus dos componentes: el presupuesto de ingresos y el
presupuesto de gastos. Dicha autonomía impide la influencia
indebida sobre la función jurisdiccional, y permite garantizar
los recursos económicos suficientes y permanentes, para que
la actividad judicial alcance los niveles de calidad mínimos
exigidos y para que la justicia impartida pueda ser considerada como tal.
La autonomía presupuestaria implica la existencia de
ingresos estables, previamente determinados, y que la formulación y aprobación presupuestaria le corresponden con
exclusividad a los órganos del Poder Judicial: el Tribunal
Supremo de Justicia y la Dirección Ejecutiva de la Magistratura. Ello significa que dichos órganos puedan disponer de
recursos suficientes para destinarlos libremente al cumplimiento de las políticas judiciales.
Pero la autonomía presupuestaria no es la disponibilidad
arbitraria de recursos económicos, por el contrario, la autonomía del presupuesto judicial consiste en la racionalización
del gasto vinculado a la mejora, modernización y reforma
del Sistema Judicial venezolano, por medio de un proceso de
planificación del desarrollo autosostenido del Poder Judicial.
Así, la autonomía presupuestaria se convierte en un instrumento útil para el incremento de la eficiencia y la eficacia
judiciales.
Igualmente, la autonomía del presupuesto judicial consiste en la libre autogestión de los órganos del Poder judicial,
autonomía que no impide la supervisión de los órganos externos facultados por la Constitución y las leyes para efectuar el control presupuestario del Estado.
En los presupuestos de 1996 y 1997 los recursos financieros del Poder Judicial se situaron en el 0,8474%
y en el 0,9056% del presupuesto nacional respectivamente. En 1998 el presupuesto del Poder Judicial se
estimó en el 1,2304% del presupuesto nacional. En el
Tópico Medular
presupuesto del próximo año correspondiente al 2015
la asignación presupuestaria correspondiente al Poder
Judicial es de un 3% aproximadamente, indudablemente esto constituye un avance considerable con respecto a lo que existía en el pasado, garantizando con
ello la autonomía presupuestaria y financiera.
Órganos independientes encargados del Gobierno y la
Administración.
La consagración constitucional de la independencia se
corresponde con la Ley Orgánica del Tribunal Supremo de
Justicia2 (en lo sucesivo TSJ) cuyo artículo 2 consagra: “El
Tribunal Supremo de Justicia constituye parte del sistema
de justicia, es el máximo órgano rector del Poder Judicial, y
goza de autonomía funcional, financiera y administrativa…”,
disposición reforzada por la norma suprema acorde al
estándar internacional.
Por su parte, el artículo 254 de la CRBV deja claro que:
“El Poder Judicial es independiente y el Tribunal
Supremo de Justicia gozará de autonomía funcional,
financiera y administrativa. A tal efecto, dentro del
presupuesto general del Estado se le asignará al sistema
de justicia una partida anual variable, no menor del dos
por ciento del presupuesto ordinario nacional, para su
efectivo funcionamiento, el cual no podrá ser reducido
ni modificado sin autorización previa de la Asamblea
Nacional…”.
Esta norma asegura la disposición presupuestaria mínima
para el funcionamiento del sistema de justicia, impidiendo
reducciones coyunturales o la intermitencia en la asignación
a criterio del gobierno de turno, que pudiera derivar en
posibles fracturas al funcionamiento eficaz del sistema.
Sobre el particular, la entidad encargada de la administración
es la Dirección Ejecutiva de la Magistratura: “El Director
Ejecutivo o Directora Ejecutiva de la Magistratura tendrá
las siguientes atribuciones: 2. Decidir, dirigir y evaluar los
planes de acción, programas y proyectos institucionales
según los planes estratégicos y operativos, así como el
presupuesto asignado…”. Artículo 77.2 de la Ley Orgánica
del TSJ.
Régimen Disciplinario
La Jurisdicción Disciplinaria Judicial, fue concebida
por el constituyente en el año 1999 y finalmente constituida
en el año 2011. Su creación trajo consigo un cambio de
paradigma en cuanto se refiere al régimen disciplinario
de los jueces y juezas, comportando en sí un importante
Gaceta Oficial N° 39.522 del 01 de octubre 2010
Gaceta Oficial de la RBV Nº 39.493, de fecha 23 de agosto 2010
2
3
AD LITTERAM Al pie de la Letra 26
avance en el reconocimiento de las garantías procesales de
los administradores de justicia; no obstante, en la práctica,
el referido cambio ha traído resistencia en su instauración
definitiva como modelo Jurisdiccional, siendo muchos los
obstáculos que se han presentado a lo largo de la gestión
realizada, desde la entrada en vigencia del Código de Ética
del Juez Venezolano y la Jueza Venezolano hasta la presente
fecha.
La entrada en vigencia del Código de Ética del
Juez Venezolano y Jueza Venezolana3, permitió
implementar la Jurisdicción Disciplinaria Judicial
como instancia del Poder Judicial que se encarga de
aplicar el referido Código a los jueces, que con ocasión
de las actuaciones judiciales, infrinjan disposiciones
legales o reglamentarias, omitan o retarden la
ejecución de un acto propio de sus funciones o lo
cumplan negligentemente o que por cualquier otro
motivo o circunstancia comprometan la observancia
de principios y deberes éticos, así como la buena
imagen del Poder Judicial.
Es imposible aplicar la justicia si no hay autoridad moral
y ética, e idoneidad en nuestros jueces y juezas para hacerlo.
Igual sucede con los Fiscales, defensores y abogados que
integran el Sistema de Justicia. Este es quizás una de nuestros
más grandes retos: la aplicación de procesos de selección de
operadores y operadoras de justicia, a través de los concursos
respectivos y la aplicación de un régimen disciplinario que
garantice el debido proceso y el derecho a la defensa tal y
como lo prevé el 267 constitucional.
Es importante destacar que en la actualidad y luego
de más de tres años instaurada esta novedosa jurisdicción
debemos resaltar que aún persisten controversias en cuanto
a lo referido a la competencia de la función jurisdiccional en
materia disciplinaria judicial. Estas controversias no tienen
sentido alguno desde el punto de vista jurídico, ya que el
constituyente patrio dispuso y resolvió que la competencia
es otorgada de forma exclusiva y excluyente, tanto al
Tribunal como a la Corte Disciplinaria Judicial para conocer
los procedimientos que con motivo de la transgresión de
los postulados contenidos en el Código de Ética, pudiesen
cometer los Jueces y las Juezas en Venezuela. Esto quedó
plasmado en los artículos 267 que prevé su creación y en
el 49 cardinal 8 donde se establece la facultad del Estado
a actuar contra Magistrados, Magistradas, jueces y juezas
debido a las reparaciones que resulten por error judicial,
retardo u omisión injustificados, como garantía de que todas
las actuaciones judiciales y administrativas estén adecuadas
al debido proceso, ello concatenado a los artículos 2 y 257
Tópico Medular
referidos a los principios, fines del Estado y del propio
proceso en el marco del Estado Social de Derecho y de
Justicia.
Retos
El Estado liberal que propugna el Estado de Derecho,
vigente desde 1958 hasta 1998, considera a la Ley como
un valor normativo superior que es imprescindible a
la hora de interpretar la Constitución, ello debido a
que su aplicación representa la concreción normativa
que se expresa a través de la Ley y la jurisprudencia
interpretativa de ésta, se realiza principalmente a
través del recurso de casación.
En contraste, el Estado Social tiene su propia
identidad, propuesto y visionado en la Constitución
de 1999, y que coincide en su origen con el desarrollo
constitucional alemán y el surgimiento del socialismo
reformista, se plantea la idea de un Estado distinto al
Estado liberal, que le diera respuesta a los problemas
que este ocasionaba, en el marco de los cambios
sociales.
La pugna entre estas dos visiones está ocasionando
en nuestras academias, círculos jurídicos y en nuestros
Tribunales Constitucionales, profundos cambios en cuanto
a la ponderación, interpretación y argumentación necesaria
para sostener los valores y principios que defiende el llamado
Estado de bienestar, dejando atrás la visión liberal y formal
del Derecho, según la cual la norma pura y simple era el
norte y el fin del mismo.
El desafío frente a los conflictos que naturalmente ocurrirán debido al cambio de paradigmas que representa pasar del
modelo democrático representativo, al modelo participativo
y protagónico es que deben ser resueltos siempre teniendo
como norte el cumplimiento de los postulados constitucionales y al espíritu del constituyentista; tratando así, de que
casos como el de esta sentencia 516 y su aclaratoria 1.388;
según la cual se legisla modificando la ley, ejerciendo más
allá de la facultad normativa negativa (anulación de leyes) la
facultad normativa positiva (creación y modificación de leyes) y, con ello, dejando inaplicable la norma constitucional
(Art 267 párrafo. 2° y 3°).
Debemos a toda costa evitar que como sucedió
en Alemania, España y Suecia, los Tribunales
Constitucionales invadan competencias que le
correspondan a otros poderes y establezca lo que
AD LITTERAM Al pie de la Letra 27
algunos acdémicos han denominado el “gobierno
judicial”.
A mayor abundamiento de este argumento citamos a
Prieto Sanchíz en su escrito “El Neoconstitucionalismo como
Filosofía Política o Doctrina Del Estado Justo” publicado
en el Tomo V de la obra Tendencias actuales del Estado
Constitucional Contemporáneo (2013: 31), quien refiere que
el papel de los jueces constitucionales ha derivado en algunos
excesos, al invadir competencias del poder legislativo en su
afán interpretativo:
no hay ámbito de libre configuración (para el legislador) y,
por tanto, inmunes a la corrección por parte de los órganos
judiciales, no quedará espacio para una sociedad que ejerza la
política, sino que todos pasaremos a ser súbditos del supremo
órgano político y no democrático, la judicatura. Si toda
decisión política, absolutamente toda, se puede cuestionar ante
los tribunales en nombre de los derechos, la política dejará de
ser una actividad social autónoma.
En este mismo sentido este autor nos refiere lo siguiente:
todos los jueces pueden y deben aplicar directamente las
cláusulas sustantivas de la Constitución a la resolución de todo
tipo de conflictos, sin embargo; es difícil no ver en su actuación
un serio competidor o una seria amenaza a la voluntad antes
soberana del legislador, expresada a través de sus palabras y
también de sus silencios.
Citando a Robert Alexy en su obra La Teoría de los derechos
Fundamentales (2002: 527) quien refieriéndose al problema
de la competencia del control del Tribunal Constitucional
Alemán nos refiere que:
en el centro del arduo y prolongado debate acerca de la
jurisdicción del Tribunal Constitucional, se encuentra la
cuestión de cómo equilibrar las competencias de este y las
del legislador. Una solución perfecta consistiría en un sistema
de reglas que para cada caso diera exactamente una respuesta
a la cuestión acerca de si el Tribunal rebasa su competencia
cuando, de alguna forma, interviene frente al legislador…. Una
posible solución adecuada del problema de la competencia
de control consiste en si se toman suficientemente en cuenta
los argumentos de todos los tres niveles de argumentación:
material, funcional o de competencia y metodológica y
epistemológica
Nuestro argumento central en esta oportunidad gira
en torno a la necesidad de reconocer los avances que
hemos alcanzado, en cuanto a las garantías necesarias para contar con un poder judicial independiente,
responsable, autónomo, que cuente con operadores y
operadoras de justicia idóneas y éticos, para con ello
darle credibilidad y fuerza a los planes de seguridad
Tópico Medular
que el Estado nacional implementa y más allá de eso
que garantice el debido proceso, el derecho a la defensa y el acceso a la justicia de las operadoras y los operadores de justicia, al momento de enfrentar procesos
disciplinarios que pudieran ―según la gravedad del
caso― llegar hasta la destitución; pero además reconocer asimismo que a pesar de los avances aún quedan conflictos que resolver y para ello es imprescindible acudir a la política con P mayúscula dejando de
lado intereses mezquinos e individualistas, debemos
por tanto, elevarnos por encima de ellos y entenderstá
en juego.
Resultará inútil, ―por decir lo menos― cualquier
esfuerzo relativo a temas de seguridad, si no concretamos en
serio el tema de la transformación judicial, la cual comienza
por la reapertura de concursos para que ingresen a la carrera
judicial los más probos, éticos y decentes jueces y juezas,
que aquellos que estén incumpliendo sus funciones sean
expulsados previo juicio y derecho a la defensa y que no sean
reciclados como sucede hoy ―los suspenden o los botan
de una institución y aparecen nombrados como fiscales o
defensores en otras instituciones o ministerios, y devolverle
AD LITTERAM Al pie de la Letra 28
las atribuciones –hoy congeladas- a la recientemente creada
Jusrisdicción Disciplinaria Judicial―.
Creemos, firmemente, que resulta vital aprobar en
segunda discusión la Reforma del Código de Ética del
Juez y la Jueza venezolanos para devolverle el sentido a
la Jurisdicción Disciplinaria, como instancia exclusiva y
excluyente de la materia disciplinaria dentro del Poder
Judicial, garantizando con ello su independencia financiera,
presupuestaria, funcional y administrativa.
Bolívar lo decía: la justicia es la madre de todas las
virtudes republicanas, hagamos entonces justicia a Bolívar y
completemos el reto que está aún pendiente transformemos
el Poder Judicial, no sólo para cumplir con la obligaciones
internacionales a las cuales la República está obligada
a observar, sino en honor y como una obligación moral y
legal prevista en la propia Constitución de la República
Bolivariana y en el proyecto de país que la mayoría de
los venezolanos hemos decidido apostar. Nos jugamos la
continuidad del proyecto con ello, y debe ser asumido como
un tema de urgencia nacional, como otros grandes temas: el
modelo económico y el papel de los medios de comunicación
y la televisión como instrumento de modelaje y estereotipos,
entre otros.
• Damiani Bustillos, Peritaje ante la Corte Interamericana de DDHH, caso Allan Brewer Carías, 2012.
• Informe TSJ presentado ante la Comisión Interamericana de DDHH en octubre de 2014 durante el 153° periodo de sesiones
ordinarias.
• Rey Martínez, Juan Carlos, La Democracia Venezolana y la Crisis del Sistema Populista de Conciliación. Revista de Estudios
Políticos. 1974
• Pérez Perdomo, R., Políticas Judiciales y Políticas en Venezuela (mimeo), Oñati. 1993.
• Prieto Sanchíz en su escrito “El Neoconstitucionalismo como Filosofía Política o Doctrina Del Estado Justo” publicado en
el Tomo V de la obra “Tendencias actuales del Estado Constitucional Contemporáneo” (2013: 31)
• Robert Alexy en su obra “La Teoría de los derechos Fundamentales” (2002: 527)
• Quintero M. Justicia y Realidad UCV, F.C.J.P, Caracas. 1988.
Tópico Medular
AD LITTERAM Al pie de la Letra 29
Autores:
Marbiluz Fernández
María Eugenia Jardin
y Leopoldo Ramírez
Abogados Relatores de la Presidencia
de la Corte Disciplinaria Judicial
P
ara comenzar a hablar de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela se hace necesario
ir a lo más básico, el concepto de una Constitución,
el significado de esa palabra que deriva del latín cum‘con, en conjunto’ y statuere ‘establecer’, algo así como
“establecer en conjunto” y se aprecia que como sinónimo
de Constitución se utilizan los términos “carta magna”,
“carta fundamental” o “norma suprema”. Ciertamente
los conceptos que señalan las doctrinas, libros y páginas
web coinciden en que una Constitución no es más que la
norma suprema de un Estado de Derecho soberano, es la
que fija los límites y define las relaciones entre los poderes
del Estado y de éstos con sus ciudadanos, estableciendo
así las bases para su gobierno y para la organización de
las instituciones en que tales poderes se asientan. Es un
documento supremo que procura garantizar al pueblo sus
derechos y libertades en sentido amplio.
En el año 1998, producto de una gran conmoción social,
de la pobreza acelerada y sin contención que reinaba en
nuestro país, brota un líder sin precedente, alguien que rompe esquemas y que reflejaba el descontento popular y la gran
necesidad de un cambio en Venezuela, no es otro que el Supremo Comandante HUGO RAFAEL CHÁVEZ FRÍAS,
quien por mucho tiempo se preparó e ideó un nuevo modelo
de gobierno y una nueva Constitución para fundar una nueva
República, una que se adaptara a la realidad política y social
de una Venezuela que requería con urgencia que el pueblo
ejerciera su soberanía y que definiría las relaciones entre los
poderes del Estado (que antes de 1999 eran tres: Ejecutivo,
Legislativo y Judicial) proponiendo la incorporación de dos
poderes más: Poder Ciudadano y Poder Electoral, asimismo,
integraría las relaciones de tales poderes con sus ciudadanos.
De esa manera se rompen los esquemas políticos
tradicionales y el 25 de abril del año 1999, se convocó a
un Referéndum Consultivo, avalado por la antigua Corte
Suprema de Justicia, hoy Tribunal Supremo de Justicia
(TSJ), para preguntar al pueblo si quería o no una Asamblea
Nacional Constituyente que redactara el texto legal, cuyas
preguntas fueron realizadas en los siguientes términos:
1.-¿Convoca usted una Asamblea Nacional
Constituyente con el propósito de transformar el
Estado y crear un Nuevo Ordenamiento Jurídico que
permita el funcionamiento efectivo de una Democracia
Social y Participativa? SI o NO.
2.-¿Está usted de acuerdo con las bases propuestas
por el Ejecutivo Nacional para la convocatoria a la
Asamblea Nacional Constituyente, examinadas y
modificadas parcialmente por el Consejo Nacional
Electoral en sesión de fecha Marzo 24, 1999, y
publicadas en su texto íntegro, en la Gaceta Oficial de
la República de Venezuela N° 36.669 de fecha Marzo
25, 1999? SI o NO.
El resultado arrojó un contundente sí con un
porcentaje del 87% de los votantes. Luego, el 25 de
julio de ese mismo año se eligieron, en un nuevo
comicio, los 128 hombres y mujeres encargados de
redactar la Carta Magna y cinco meses después, el 15
de diciembre de 1999, los venezolanos elegirían la
normativa que establecía la democracia participativa
y protagónica como modelo de gobierno, con lo que
se terminó con la representatividad característica de
los anteriores 40 años.
El 15 de diciembre de 1999, hace prácticamente
15 años, con 71% de los votos, se aprobó el nuevo
texto constitucional de la República Bolivariana
de Venezuela por referéndum popular, ese que
actualmente rige el camino de la sociedad venezolana.
Esta forma en que se logra legitimar la
Constitución en 1999, constituye en sí mismo un
hecho revolucionario. Es la primera Constitución en el
Continente que se realiza bajo el calor de la discusión
y el debate popular. Este cuerpo de leyes sirvió de
ejemplo a las posteriores Constituciones de países
como Bolivia y Ecuador, pues ofrece un conjunto de
derechos y garantías de primera categoría, entre los
cuales se destacan:
• La garantía del derecho a la propiedad “sin
más limitaciones que la utilidad pública y el interés
social”.
• En materia de agricultura “El Estado protegerá,
las formas asociativas y particulares de la propiedad
para garantizar la producción agrícola”.
Tópico Medular
• Establece como premisa el protagonismo y
participación del pueblo en los asuntos públicos.
• Las mayorías nacionales decidieron por un Estado
democrático y social de Derecho y de Justicia (artículo
2), que propugna como valores superiores: la vida, la
libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la
democracia, la responsabilidad social y en general,
la preeminencia de los derechos humanos, la ética y
el pluralismo político.
• La garantía del debido proceso aplicable a
todas las actuaciones judiciales y administrativas,
estableciéndose el derecho a la defensa, la presunción
de inocencia, el derecho a ser oído en un plazo
razonable y con las debidas garantías, el derecho a
ser juzgado por sus jueces naturales, el derecho de
no ser obligado a confesarse culpable, el derecho de
ejercer acción de amparo constitucional, entre otros.
• Se eligió a la educación y la salud como derechos
humanos y en torno a ellos los correspondientes
servicios públicos obligatorios y gratuitos.
• Se aceptó la libertad de cultos y el derecho de las
familias a formar a sus miembros de acuerdo a sus
creencias religiosas. Por ello el Estado tiene carácter
laico.
• Se garantiza la libertad de expresión, pensamiento
e ideas.
• Se impulsa la integración latinoamericana de
acuerdo con el principio de no intervención y
autodeterminación de los pueblos.
• Instaura los derechos y garantías para las comunidades
indígenas y ofrece mayores derechos a las mujeres.
• Establece como derechos irrenunciables de la Nación: independencia, libertad, soberanía, inmunidad, integridad territorial y la autodeterminación
nacional.
El proceso constituyente venezolano fue una muestra histórica de cuál es el origen de la democracia, ya que el mismo
reside exclusivamente en el pueblo, ningún poder constituido (político, militar, eclesiástico, corporativo, financiero,
etc.) participó tan activa y verdaderamente como lo hizo la
masa de la población venezolana, los ciudadanos de a pie.
Ese proceso otorgó al pueblo el poder para decidir por sí
mismos, el sistema sobre el cual actualmente transitamos,
haciendo uso de la libertad, la dignidad y la conciencia.
Ha sido afirmado por el Tribunal Supremo de Justicia en
el marco del “Congreso Internacional del 10° Aniversario
de la Sala Constitucional” que: “(…) constituciones como
la venezolana, han alcanzado el desarrollo de garantías en
materia de derechos fundamentales que va más allá, de los
que hasta ahora han esbozado los tratados internacionales”. En ese mismo ámbito se señaló que nuestro país está
a la vanguardia en la materia pues: “El constitucionalismo
AD LITTERAM Al pie de la Letra 30
moderno, el nuevo constitucionalismo nació con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela; es una de
la constituciones más garantistas del mundo y eso nos ha
llevado sentirnos hermanados y realmente identificados con
otros países que siguen el mismo camino”.
Más recientemente, durante la celebración del
decimocuarto (14°) aniversario de la Constitución venezolana
el vicepresidente ejecutivo de la República, JORGE
ARREAZA, destacó que la promulgación de la Constitución
Bolivariana representó un punto de inflexión en la vida
democrática venezolana.
Lo que sí está muy claro en la conciencia de la mayoría
nacional, es lo contenido en el artículo 5 de la Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela, que es la esencia
y razón de ser de la Revolución Bolivariana: “La soberanía
reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en
la ley, e indirectamente, mediante sufragio, por los órganos
que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”.
A lo largo de estos casi 15 años es posible constatar un
modelo de país con una visión absolutamente garantista, en
donde prevalecen los derechos humanos y se otorga un valor
superior a los mismos.
La Constitución de la República Bolivariana organiza los
derechos humanos por temas, tales como: derechos civiles,
políticos, sociales y de las familias, culturales y educativos,
ambientales y los de los pueblos indígenas. De la misma manera, el texto constitucional consagra el principio de progresividad y no discriminación en el goce y ejercicio irrenunciable, indivisible e interdependiente de los Derechos Humanos
y garantiza todos los derechos “inherentes a la persona”,
aunque no estén contemplados de manera expresa.
Vemos como los prenombrados derechos y garantías
no son solamente letra del texto constitucional sino que se
materializan en acciones concretas. En este sentido, se han
venido suscitando políticas y lineamientos útiles para hacer
efectivo el goce y respeto de los Derechos Humanos por
parte de todos los ciudadanos y ciudadanas de esta República. Así se observa, por ejemplo, desde el Poder Ejecutivo,
la creación e impulso de todas y cada una de las misiones
bolivarianas, conjunto de programas sociales cuya finalidad
es la de mejorar las condiciones de vida del pueblo y garantizar los derechos humanos antes descritos, entre los que
destacan: vivienda, alimentación, salud, educación, cultura,
deporte y seguridad.
Es posible concluir que a pesar de los grandes avances
que ha tenido el país desde el espíritu y propósito de la
naciente Asamblea Constituyente hasta el día de hoy, es
importante combatir aquellos factores que tienen resistencia en dar fiel cumplimiento a las normas y garantías que
expresamente dispone la Carta Magna y continuar avanzando en revolución.
Jurisprudencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 31
jurisprudencia
Corte Disciplinaria Judicial
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PODER JUDICIAL
JURISDICCIÓN DISCIPLINARIA JUDICIAL
CORTE DISCIPLINARIA JUDICIAL
JUEZ PONENTE:
DR. TULIO JIMÉNEZ RODRÍGUEZ
Expediente N°AP61-S-2014-000004
En fecha 13 de mayo de 2014, el ciudadano ELÍAS DE
JESÚS HENECHE TOVAR, titular de la cédula de identidad N°. V-8.494.444, actuando con el carácter de Juez
Primero de Primera Instancia Agraria de la Circunscripción
Judicial del Estado Lara, interpuso ante la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos de la Jurisdicción Disciplinaria Judicial, acción de amparo constitucional contra
las presuntas omisiones de pronunciamiento por parte del
Tribunal Disciplinario Judicial en el expediente N° AP61S-2012-000035.
Por auto del 13 de mayo de 2014 se recibió en la Secretaría de la Corte Disciplinaria Judicial, procedente de la
Unidad de Recepción y Distribución de Documentos, el expediente N° AP61-S-2014-000004, contentivo de la referida
acción de amparo y se dejó constancia de su distribución, correspondiendo la ponencia al Juez Tulio Jiménez Rodríguez
quien, con tal carácter, suscribe el presente fallo.
Realizado el estudio de las actas que conforman el expediente, esta Corte observa lo siguiente:
I
FUNDAMENTO DEL AMPARO
CONSTITUCIONAL
El ciudadano Elías de Jesús Heneche Tovar, en su carácter
descrito en autos, fundamentó la presente acción con base a
los siguientes argumentos de hecho y de derecho:
Que mediante oficio N° 2011-0118 de fecha 11 de agosto
de 2011, la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de
Justicia acordó suspenderlo sin goce de sueldo como Juez
Primero de Primera Instancia Agrario de la Circunscripción
Judicial del Estado Lara, hasta tanto la Inspectoría General
de Tribunales (en lo sucesivo, la IGT) presentara el acto
conclusivo.
Que interpuso acción de amparo constitucional contra
el acto dictado por la Comisión Judicial, ante la Sala
Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, la cual fue
declarada inadmisible en fecha 5 de diciembre de 2012.
Que, en fecha 26 de noviembre de 2012, vista la medida
impuesta por la Comisión Judicial, presentó escrito ante el
Tribunal Disciplinario Judicial en el que solicitó: a) se requiriera a la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia
y a la IGT las denuncias que sirvieron de fundamento para
el decreto de la cautelar de suspensión del cargo sin goce de
sueldo dictada por la referida Comisión y; b) se modificara
la medida dictada por una suspensión del ejercicio del cargo
con goce de sueldo, mientras dure el procedimiento disciplinario, ya que para esa fecha no se había presentado el acto
conclusivo (más de (02) dos años).
Que en fecha 3 de abril de 2013, interpuso acción de
amparo constitucional ante la Corte Disciplinaria Judicial,
en virtud de la omisión de pronunciamiento desplegada por
el Tribunal Disciplinario Judicial con relación a la solicitud
precitada, siendo que en fecha 10 de abril de 2012 esta alzada declaró inadmisible la mencionada acción en el expediente N° AP61-S-2013-000002, por cuanto la acción presuntamente lesiva cesó cuando el Tribunal Disciplinario Judicial,
en fecha 9 de abril de 2013, declaró su competencia, negó la
modificación de la medida de suspensión sin goce de sueldo
e instó a la IGT a presentar acto conclusivo.
Que contra ese auto del 9 de abril de 2013 dictado por el
Tribunal Disciplinario Judicial en el expediente N° AP61S-2012-000035, el recurrente ejerció apelación, la cual decidió la Corte Disciplinaria Judicial en fecha 17 de diciembre
de 2013, en el expediente N° AP61-R-2013-000020, oportunidad en la cual esta alzada modificó la medida de suspensión sin goce de sueldo, por suspensión con goce de sueldo.
Que “(...) en el asunto judicial Exp. AP61R-2013-000020 sometido a [la] consideración [de esta
Corte] con ocasión del recurso de apelación en contra de
la negativa del Tribunal Disciplinario Judicial de modificar la medida de suspensión sin goce de sueldo acordada
por la Comisión Judicial... [esta alzada],... procedió de
conformidad con... el artículo 61 del Código... y modificó
la medida de suspensión, determinado (sic) goce de sueldo
mientras se mantuviera la medida...”.
Que “(...) el ciudadano Ing. ARGENIS CHAVEZ, mediante comunicación de fecha 29 de abril del 2014, recibida
por el Tribunal Disciplinario Judicial... advierte el cumplimiento de la sentencia de esta [la] Corte por el lapso de 120
Jurisprudencia
días, esto [en] virtud de una interpretación sesgada del verdadero contenido de la decisión,... por ello el término que
debe durar esta [la suspensión con goce de sueldo] no puede ser confundido con el tiempo que se mantendrá el pago
de sueldo o salario.
Que “(...) al haber efectuado tal participación la DIRECCIÓN EJECUTIVA DE LA MAGISTRATURA, y contener
esta comunicación la aseveración que se efectuó el cumplimiento de la decisión de esta Corte de fecha 17 de diciembre
de 2013, sólo y únicamente por el lapso de 120 días produce
por omisión del TRIBUNAL DISCIPLINARIO JUDICIAL en
resolver antes del vencimiento (30-04-2014), el destino de la
suspensión esto es que sea revocada y ordenar [su] reincorporación al cargo por haber cesado la fase de investigación.
Que “(...) así las cosas, constituye una labor propia...
del agente agraviante TRIBUNAL DISCIPLINARIO JUDICIAL, y al no emitir respuesta oportuna a la DEM sobre la
medida modificada, advirtiendo que no está limitado el pago
de sueldo a 120 días, sino mientras dure el procedimiento
disciplinario [razón por la cual] debió el órgano jurisdiccional colegiado agraviante TRIBUNAL DISCIPLINARIO
JUDICIAL,... impedir que se vulnerara[n] así mis derechos
constitucionales con su omisión... sin embargo en este procedimiento de amparo [solicitó] medida cautelar de restablecimiento en la nomina (sic) de personal, y la ejecución
de los conceptos laborales que se encuentren pendientes de
pago”.
Que “(...) la falta de oportuna respuesta a la Dirección
Ejecutiva de la Magistratura por parte del Tribunal Disciplinario... conllevo (sic) nuevamente a suspender el pago de
mi salario, con lo cual nuevamente me colocan en una situación irregular como JUEZ TITULAR SUSPENDIDO SIN
GOCE DE SUELDO...”.
Que “(...) el Tribunal Disciplinario Judicial, al no emitir
pronunciamiento al vencimiento del lapso de suspensión de
la cautelar (30 de abril de 2014), y frente a la participación
efectuada por la DEM en lo relativo al cese del pago por
entender esta dependencia administrativa, que la decisión
de esta corte sólo estableció como termino (sic) de duración
del goce de mi salario por 120 días, dejó de cumplir con
su obligación constitucional de garantizar la ejecución del
debido proceso y en consecuencia lesiono (sic) mi derecho
constitucional establecido en los artículos: numeral 1 ero
del artículo 49, 26, relativos a la tutela judicial efectiva, debido proceso, violación de mi derecho a recibir oportuna
respuesta frente a la lesión de mis derechos laborales protegidos constitucionalmente por esta Corte... en sentencia del
17 de diciembre de 2013. Tengo derecho de percibir mi salario durante el trámite del procedimiento disciplinario...”.
AD LITTERAM Al pie de la Letra 32
Que “(...) qued[ó] constituida la violación de sus derechos constitucionales reconocidos en la decisión de esta
Corte, en la oportunidad en la que se verificó por parte de
la DEM la exclusión de la nomina (sic) que podrá esta honorable Corte verificar con auxilio del sistema informático
de consulta de pagos, al ingresar el número de cédula de
identidad número: 8494444, y los últimos dígitos de la cuenta corriente bancaria en la que se ordenan los pagos de mi
salario, la cual suministro para su verificación (96027), esta
prueba deja en evidencia que para el próximo 15 de mayo
del 2014, no efectuara (sic) la DEM pago de mi sueldo, por
estimar que al transcurrir el lapso de 120 días con ello dio
cumplimiento a la sentencia, tal cual así lo asevera en su comunicación la cual produzco en copia fotostática simple...”.
Que “(...) en fecha 6 de mayo del 2014, en la oportunidad que [compareció] ante esta Jurisdicción Especial
presen[tó] una diligencia en la que solici[tó] al Tribunal la
prórroga de la medida cautelar de suspensión hasta la culminación del proceso judicial disciplinario, esta petición a
la fecha no ha sido objeto de pronunciamiento, no obstante
ello [le] coloca en una situación de riesgo evidente de que
no cumpla con la orden de la Corte de participar a la DEM
que el pago de mi salario no puede ser suspendido y que
debe realizarse antes del próximo 15 de mayo de 2014, por
[habérsele] excluido desde el primero de mayo de 2014 de
la nómina de personal”.
Que “(...) el criterio de inadmisibilidad del amparo por
haber efectuado la solicitud de prórroga ante el TDJ, no
ha producido respuesta inmediata a la violación de mis
derechos constitucionales, y por ello ante el peligro de no
efectuarse el pago en su oportunidad de mi salario,... y la
exclusión de nómina por parte de la DEM, por falta de pronunciamiento del TDJ, me coloca en una situación idéntica
a la que me encontraba antes de que esta Corte conociera la
apelación... la vía ordinaria o recursiva no logra revertir el
agravio producido por parte de la omisión del TDJ, de manera tal que el próximo 15 de mayo de 2014 reciba el pago
de sueldo y demás conceptos laborales”.
Que sea decretada una medida cautelar a su favor consistente en “(...) la protección provisional de mis derechos
fundamentales mientras se tramita o resuelve la adecuación
y aplicación del procedimiento disciplinario correspondiente”, a tenor de lo previsto en el numeral 4 del artículo 89 y
el artículo 91 de la Constitución de la República Bolivariana
de Venezuela.
Que esta Corte declare su competencia para conocer de
la presente acción de amparo, admita la misma y declare la
procedencia de la pretensión cautelar solicitada o bien sea
decretada cualquier medida de oficio que esta Corte considere oportuna, necesaria y conveniente. Asimismo, solicitó
se restablezca la situación jurídica infringida mediante la
Jurisprudencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 33
reincorporación en nómina y pago de todos los conceptos
laborales que le corresponda desde su suspensión.
Por último, requirió que se “...EXHORTE a la DEM para
que se evite cualquier perjuicio o lesión a sus derechos laborales hasta tanto culmine el procedimiento disciplinario,
cese su írrita actuación y de adecúe el respeto a la decisión
de la Corte Disciplinaria de fecha 17 de diciembre de 2013,
que modificó la cautelar a una con goce sueldo que le da el
derecho a percibir la remuneración mientras dure el procedimiento disciplinario”.
II
DE LA COMPETENCIA
Previo al estudio de la admisibilidad de la presente acción,
debe esta Corte Disciplinaria Judicial establecer su competencia para conocer el asunto sometido a su consideración y
al respecto observa que el objeto de la presente acción de amparo, lo constituye las presuntas violaciones a los derechos
constitucionales del ciudadano Elías de Jesús Heneche Tovar,
derivadas de las presuntas omisiones por parte del Tribunal
Disciplinario Judicial: a) al no emitir un pronunciamiento al
vencimiento del lapso de la suspensión cautelar del ejercicio
del cargo de juez con goce de salario (30 de abril de 2014) y
extender la vigencia de la misma mientras durara la tramitación del procedimiento, como circunstancia que generó su
exclusión de la nómina según participación realizada por la
Dirección Ejecutiva de la Magistratura y materializada en fecha 1° de mayo del presente año; y b) al no emitir un pronunciamiento sobre la solicitud de prórroga de la medida que
presentó en fecha 6 de mayo del 2014.
Al respecto, observa la Corte que la Ley Orgánica de
Amparo Sobre Derechos y Garantías Constitucionales, en su
artículo 4, dispone:
“Artículo 4. Igualmente procede la acción de amparo
cuando un Tribunal de la República, actuando fuera
de su competencia, dicte una resolución o sentencia u
ordene un acto que lesione un derecho constitucional.
En estos casos, la acción de amparo debe interponerse
por ante un tribunal superior al que emitió el pronunciamiento, quien decidirá en forma breve, sumaria y
efectiva”.
Con relación a la mencionada norma, la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (Sentencia del 27
de junio de 2002, dictada en el caso: Felix Heli Contreras),
estableció lo siguiente:
“(...) la Sala estima necesario añadir que si bien se
menciona en la norma el amparo contra ‘una resolución, sentencia o acto’ del tribunal, debe entenderse
comprendida además en la misma disposición, la posibilidad de accionar en amparo contra un tribunal
por su falta de pronunciamiento; situación que constituye una omisión que podría también configurar un
caso de violación de derechos de rango constitucional
y, por tanto, equiparable a un vicio de incompetencia del tribunal ‘lato sensu’ – en sentido material y no
solo formal- que, como lo interpretó la entonces Corte
Suprema de Justicia, es el que debe atribuírsele al término ‘incompetencia’ a que se refiere la mencionada
norma (Vid. Sentencia de la Sala Político Administrativa de la Corte Suprema de Justicia N° 621 de fecha 22
de noviembre de 1993).
Ahora bien, con respecto a la competencia para conocer de amparos contra actos judiciales, el artículo 4 de
la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales determina que dichas acciones
deberán proponerse ante el tribunal superior al que
emitió u omitió el acto material cuestionado”. (Resaltado propio).
Criterio este (amparo constitucional contra conductas
omisivas o abstenciones de los jueces en dictar sus decisiones dentro de los lapsos correspondientes), que fue admitido
tempranamente también en la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia (Sentencia de fecha 28 de julio de
2000, caso: Luís Alberto Baca), cuando precisó lo siguiente:
“8.- Las omisiones judiciales lesivas a derechos o garantías constitucionales, que vienen a actuar como una
vía de hecho, y que pertenecen al ámbito del artículo 4
de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, como ya lo ha asentado esta
Sala a pesar del silencio de la norma sobre ellas, son
objeto inmediato de la acción de amparo, ya que la situación jurídica se convierte en sujeto de una lesión
indefinida, mientras no se cumple la actuación. Todo
retardo injustificado de un acto procesal que ha debido tener lugar, que lesiona a una parte en situación
jurídica, amenazando la irreparabilidad de la misma,
es atacable por la vía de amparo; pero hay conductas
activas de los jueces que retardan injustificadamente
la declaración o actuación de los derechos de una de
las partes, interfiriendo con la garantía judicial que
consagra el artículo 49 de la Constitución vigente, tal
como ocurre cuando un juez oye una apelación en ambos efectos, cuando ha debido oírla en uno solo, retardando así un acto que ha debido llevarse a cabo”.
Ahora bien, con relación a la competencia de esta alzada
para conocer las acciones de amparo constitucional que sean
interpuestas contra el Tribunal Disciplinario Judicial, insistió esta Corte (Vid sentencia de fecha 05 de abril de 2012,
dictada en el expediente N° AP61-S-2013-00002) que:
“La inteligencia de la sentencia parcialmente
transcrita –la de la Sala Constitucional- nos permite
Jurisprudencia
advertir que la competencia para conocer de las infracciones denunciadas por vía de amparo relacionada
con las actuaciones u omisiones de un órgano jurisdiccional corresponderá al tribunal superior de aquél que
dictó el acto u omisión presuntamente generador de
las lesiones a los derechos constitucionales, tal como
lo prevé el artículo 4 eiusdem. Este criterio ha sido
reiterado de forma pacífica en la sentencia de la Sala
Constitucional N° 1046 de fecha 23 de julio de 2012,
al establecer la interpretación que debe dársele al artículo 4 de la citada ley y según la cual debe entenderse
incluida las omisiones imputables a los tribunales de
la República”.
Conforme a lo anterior, al ser la Corte Disciplinaria Judicial la alzada natural del Tribunal Disciplinario Judicial, a
tenor de lo dispuesto en el artículo 42 del Código de Ética
del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, publicado en la
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N°
39.493 del 23 de agosto de 2010, que a tales efecto contempla que: “Corresponde a la Corte Disciplinaria Judicial,
como órgano de alzada, conocer de las apelaciones interpuestas contra decisiones ya sean interlocutorias o definitivas, y garantizar la correcta interpretación y aplicación
del presente Código y el resto de la normativa que guarde
relación con la idoneidad judicial y el desempeño del juez
venezolano y jueza venezolana”, y en virtud que la referida
acción de amparo se interpuso contra presuntas omisiones
por parte del Tribunal Disciplinario Judicial, esta Corte declara su competencia para conocer esta acción de amparo
constitucional. Así se decide.
III
DE LA MOTIVACIÓN PARA DECIDIR
Establecida la competencia de esta Corte para conocer la
acción de amparo, se advierte que la misma fue interpuesta
contra las presuntas omisiones por parte del Tribunal Disciplinario Judicial al no emitir el pronunciamiento correspondiente, una vez vencido el lapso de la medida cautelar de
suspensión del ejercicio del cargo con goce de salario que
fuera dictada por esta Corte en sentencia N° 40 de fecha 17
de diciembre de 2013 y, al no emitir pronunciamiento sobre
la solicitud de prórroga de la medida cautelar que presentó
ante el Tribunal Disciplinario Judicial en fecha 6 de mayo
del 2014.
Con relación a la admisibilidad de la presente acción de
amparo, esta Corte considera pertinente invocar la doctrina
considerada hasta la fecha en cuanto a la notoriedad judicial:
“(...) La notoriedad judicial... permite al juez, en virtud de su desempeño, conocer de una serie de hechos y
circunstancias que tienen lugar en el sitio donde presta
su magisterio y que no pertenecen a su saber privado”.
(Sentencia N° 3 de fecha 17 de abril de 2012, ponencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 34
de la Dra. Ana Cecilia Zulueta Rodríguez, caso: Darío
Segundo Echeto)”.
Aunado a ello, estima esta Corte pertinente resaltar
que la notoriedad judicial cobra una especial trascendencia en cuanto a la materia de amparo se refiere, ya que:
“(...) Si el juez del amparo tiene iniciativas probatorias y además, por notoriedad judicial conoce hechos
típicos de la función judicial, no hay ninguna razón
para que, en materia de amparo no haga uso de la notoriedad judicial, incluso, debido a la naturaleza del
conocimiento, sin necesidad de consignar en autos la
fuente de su saber, bastando identificarla”. (Sentencia
N° 1135 de fecha 5 de octubre de 2000, Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia, caso: Julio
Díaz Espina, ratificada en sentencia N° 1430 de fecha
14 de agosto de 2008, caso: Alimentos Iselitas. Resaltado de esta Corte).
Tomando en consideración lo anterior, precisa esta alzada
por notoriedad judicial que en fecha 15 de mayo de 2014 el
Tribunal Disciplinario Judicial dictó sentencia en el expediente N° AP61-S-2012-000035, mediante la cual se pronunció sobre la situación jurídica del ciudadano juez Elías
Jesús Heneche Tovar, en los siguientes términos:
“(...) PRIMERO: IMPROCEDENTE la solicitud realizada por... ELÍAS DE JESÚS HENECHE TOVAR,
en su condición de Juez del Juzgado Primero de Primera Instancia Agraria de la Circunscripción Judicial
del Estado Lara.
SEGUNDO: se LEVANTA la medida de suspensión
del cargo sin goce de sueldo dictada por la Comisión
Judicial del Tribunal Supremo de Justicia, mediante resolución N° 2011-0118 del 11 de agosto de 2011. Posteriormente, modificada por la Corte Disciplinaria Judicial mediante sentencia N° 40 de fecha 17 de diciembre
de 2013 a suspensión del cargo con goce de sueldo, por
un lapso de sesenta (60) días continuos, prorrogable
por un lapso igual.
TERCERO: Se acuerda la REINCORPORACIÓN del
ciudadano ELÍAS DE JESÚS HENECHE TOVAR,
titular de la cédula de identidad N° V.8.494.444, al cargo de Juez del juzgado de Primera Instancia Agraria
de la Circunscripción Judicial del Estado Lara, del
cual es titular; y el pago de los sueldos y demás beneficios laborales dejados de percibir, conforma a la
motiva del presente fallo.
Regístrese, publíquese y notifíquese a las partes intervinientes, así como [a] la Comisión Judicial del Tribunal Supremo de Justicia y a la Dirección Ejecutiva de
la Magistratura”.
Jurisprudencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 35
La referida información evidencia que el Tribunal Disciplinario Judicial resolvió la situación jurídica y dio respuesta
a la solicitud formulada por el ciudadano juez Elías Jesús
Heneche Tovar, razón por la cual resulta pertinente concluir
que las circunstancias generadoras de las presuntas infracciones constitucionales denunciadas en la presente causa,
esto es, las omisiones de pronunciamiento, han cesado.
En tal sentido, esta Corte Disciplinaria Judicial considera
pertinente traer a colación el numeral 1 del artículo 6 de la
Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, cuya norma prevé lo siguiente:
“Artículo 6. No se admitirá la acción de amparo:
...omissis...
1. Cuando hayan cesado la violación o amenaza de algún derecho o garantía constitucionales, que hubiesen
podido causarla (...)”.
De acuerdo con la norma transcrita, para que resulte admisible la acción de amparo resulta obligatorio que la lesión
denunciada sea actual e inminente. La actualidad de la lesión
es necesaria a fin de restablecer la situación jurídica que se
alega infringida, lo cual constituye el objeto fundamental de
la tutela constitucional, ya que el amparo en sí perdería su
objeto y sentido.
Ahora bien, tal como se indicó, en el caso bajo examen
las circunstancias denunciadas como lesivas las constituían
las presuntas omisiones atribuidas a un órgano jurisdiccional. Sin embargo, durante la tramitación del proceso de amparo, el presunto agraviante produjo la decisión omitida, por
lo que, desde el mismo momento en que se dictó el fallo reclamado, cesaron las lesiones denunciadas por el accionante
en amparo.
Como corolario, resulta claro para esta Corte que en el
presente caso se encuentra configurada la causal de inadmisibilidad prevista en el numeral 1 del artículo 6 de la Ley
Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías Constitucionales, por haber cesado las presuntas infracciones constitucionales denunciadas. Y así se decide.
IV
DECISIÓN
Con fundamento en los razonamientos expuestos, esta
Corte Disciplinaria Judicial administrando justicia en nombre de la República Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley: Declara INADMISIBLE la acción de amparo
constitucional interpuesta por el ciudadano ELIAS DE JESÚS HENECHE TOVAR, actuando con el carácter de Juez
Primero de Primera Instancia Agraria de la Circunscripción
Judicial del Estado Lara, contra las presuntas omisiones de
pronunciamiento por parte del Tribunal Disciplinario Judicial, de conformidad con lo previsto en el numeral 1 del
artículo 6 de la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y
Garantías Constitucionales.
Publíquese, regístrese y comuníquese. Remítase copia
certificada de la presente decisión al Tribunal Disciplinario
Judicial. Archívese el expediente.
Dada, firmada y sellada en el Salón de despacho de la
Corte Disciplinaria Judicial en la ciudad de caracas, a los
dieciséis (16) días del mes de mayo del año dos mil catorce
(2014). Años 204° de la Independencia y 155° de la Federación.
El Presidente,
TULIO JIMÉNEZ RODRÍGUEZ
El Juez Ponente
La Vicepresidenta,
ANA CECILIA ZULUETA RODRÍGUEZ
La Jueza,
MERLY MORALES HERNÁNDEZ
La Secretaria,
MARIANELA GIL MARTÍNEZ
Hoy dieciséis (16) de mayo del año dos mil catorce (2014),
siendo las 2:45 pm, se publicó la anterior decisión bajo el
N° 15.
La Secretaria
Jurisprudencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 36
jurisprudencia
Corte Disciplinaria Judicial
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA
PODER JUDICIAL
JURISDICCIÓN DISCIPLINARIA JUDICIAL
CORTE DISCIPLINARIA JUDICIAL
JUEZ PONENTE:
DR. TULIO JIMÉNEZ RODRÍGUEZ
Expediente N°AP61-R-2014-000020
Mediante oficio N° TDJ-943-2014 del 15 de abril de
2014, el Tribunal Disciplinario Judicial (en lo sucesivo,
TDJ) remitió a esta Corte Disciplinaria Judicial el expediente signado con el N° AP61-A-2012-000071, contentivo del
procedimiento disciplinario realizado por la Inspectoría General de Tribunales (en lo sucesivo, IGT) contra la ciudadana AURA MARIBEL CONTRERAS DE MOY, titular
de la cédula de identidad N° V-6.315.656, por actuaciones
efectuadas durante su desempeño como jueza Titular del
Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas.
Tal remisión se efectuó en virtud del auto dictado el 3
de abril de 2014 por el TDJ, mediante el cual oyó en ambos
efectos el recurso de apelación interpuesto en fecha 12 de
marzo de 2014 por la ciudadana THAIS RIVERO BRICEÑO, titular de la cédula de identidad N° V-11.566.583,
actuando en representación de la IGT, según delegación contenida en la resolución N° 01-2014 de fecha 15 de enero de
2014, publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N° 40.335 del 16 de enero de 2014,
contra la decisión N° TDJ-SD-2014-012, dictada el 25 de
febrero de 2014 por el TDJ, mediante la cual ABSOLVIÓ
DE RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA a la referida
jueza del ilícito disciplinario previsto en el artículo 33 numeral 23 del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza
Venezolana (en lo sucesivo, Código de Ética) e impuso la
sanción de AMONESTACIÓN prevista en el artículo 31
numeral 6 eiusdem.
El 22 de abril de 2014, la Secretaría de esta Corte recibió
de la Unidad de Recepción y Distribución de Documentos
(en lo sucesivo, URDD) el presente expediente signado bajo
el N° AP61-R-2014-000020, y dejó constancia de su distribución, correspondiéndole la ponencia al Juez Tulio Jiménez
Rodríguez, quien con tal carácter suscribe el presente fallo.
El 7 de mayo de 2014, se acordó fijar audiencia oral y pública para el décimo (10°) día de despacho siguiente, contados a partir de la fecha en que constara en autos la última de
las notificaciones de las partes intervinientes en el proceso.
En fecha 12 de mayo de 2014, esta Corte dictó auto
mediante el cual dejó constancia de su reconstitución, en
razón de la reincorporación de la Jueza Merly Jacqueline
Morales Hernández, integrante de la esta Alzada Disciplinaria Judicial.
El 13 de mayo de 2014, la Secretaria de esta Corte dictó
auto mediante el cual acordó reprogramar la celebración de
la audiencia oral y pública, en razón de la reconstitución de
esta Alzada, fijando como nueva oportunidad a las 2:00 p.m.,
del octavo (8°) día de despacho siguiente a que conste en
autos la última notificación de las partes, para que éstas, de
así estimarlo, ejerzan el control previsto en el artículo 90 del
Código de Procedimiento Civil.
El 15 de mayo de 2014, la representante de la IGT consignó escrito de fundamentación de la apelación, conforme a
lo previsto en el artículo 84 del Código de Ética.
En fecha 22 de mayo de 2014, la Jueza denunciada consignó contestación a la apelación interpuesta en su oportunidad.
El 11 de junio de 2014, a las 02:00 p.m., se realizó la
audiencia oral y pública de conformidad con lo previsto en
el artículo 87 del Código de Ética, en la cual se ordenó dictar
auto para mejor proveer, requiriendo a la Rectoría de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas la
certificación de días de despacho transcurridos en los Tribunales Civiles de Primera Instancia durante el periodo en que
se produjo la mudanza y se implantó el modelo organizacional ordenado por la Sala Plena del Tribunal Supremo de
Justicia, con expresa indicación de las fechas efectivas del
inicio y culminación de cada evento. Asimismo se informó
a las partes que el dispositivo de la causa sería dictado en
audiencia oral y pública a las 2:00 p.m. del quinto (5°) día de
despacho siguiente a aquel en que culmine el lapso para el
cumplimiento del referido auto.
En fecha 2 de julio de 2014, esta Corte recibió oficio N°
1553-2014 del 27 de junio de ese año, mediante el cual la
ciudadana Marisol Alvarado Rondón, en su condición de
jueza Rectora del Área Metropolitana de Caracas, remitió
información solicitada por esta Corte el 11 de junio de 2014,
relacionada a la certificación de los días de despacho transcurridos en los Tribunales Civiles de esa Circunscripción
Judicial.
El 15 de julio de 2014, a las 02:00 p.m., se reconstituyó
con el fin de dictar el dispositivo del fallo de conformidad
con lo previsto en el artículo 87 del Código de Ética.
Corresponde a esta Corte Disciplinaria Judicial emitir
pronunciamiento sobre los recursos interpuestos, previo el
análisis de las siguientes consideraciones:
Jurisprudencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 37
I
ANTECEDENTES
En fecha 14 de junio de 2012, la IGT dictó acto conclusivo mediante el cual acordó: “…Revisadas las actuaciones
contenidas en los expedientes administrativos, disciplinarios signados con los números 080093, 100109, 100149 y
100257, contentivos de las investigaciones seguidas en contra de la ciudadana AURA MARIBEL CONTRERAS DE
MOY, EN SU CONDICIÓN DE Jueza Titular del Juzgado
Quinto (5°) de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, esta Inspectoría General de Tribunales,
con arreglo a los principios de economía y celeridad procesal contemplados en el artículo 30 de la Ley Orgánica
de Procedimientos Administrativos, ordena acumular los
mismos, sólo (sic) a los efectos de dictar el acto conclusivo
que este Órgano Administrativo Disciplinario emitirá para
así evitar decisiones contradictorias, de conformidad con
lo establecido en el artículo 52 eiusdem, conservando cada
expediente su carátula y foliatura. En consecuencia continúese la sustanciación de cada expediente por separado y
agréguese el original del presente auto y del acto conclusivo que se dicte en el expediente administrativo disciplinario
número 080093, y copia certificada de los mismos, en los
expediente números 100109, 100149 y 100257, a los fines
consiguientes…”.
En cuanto a la denuncia N° 100109 (nomenclatura de de
la IGT) fue formulada en fecha 7 de diciembre de 2009 por la
ciudadana Diocelina Serrano Meneses, aludiendo irregularidades cometidas por la referida Jueza en la sustanciación del
expediente judicial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102
(nomenclatura del Juzgado Quinto de Primera Instancia en
lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas), la IGT
estableció en su acto conclusivo que la jueza denunciada
incurrió en retardos injustificados tanto en el tramite para la
notificación de la parte demandada de la sentencia dictada
(31 de julio de 2009) fuera del lapso, como en pronunciarse
sobre la apelación y la aclaratoria solicitada por la parte actora de la referida sentencia, con lo cual menoscabó la tutela
judicial efectiva de las partes, configurando tal actuación en
el supuesto previsto en el artículo 33 numeral 23 del Código
de Ética, que prevé la sanción de destitución y, en abuso de
autoridad al no pronunciarse respecto a la oposición planteada sobre los bienes habidos antes de la unión matrimonial
cuya partición y liquidación se solicitaba y, al haber dejado
de sustanciar por cuaderno separado la referida oposición,
incurriendo en subversión del proceso y omisión de pronunciamiento, configurando tal actuación en el supuesto previsto en el artículo 33 numeral 14 del Código de Ética, que
establece la sanción de destitución.
En fecha 28 de junio de 2012 el TDJ, recibió de la IGT,
oficio N° 02252-12 mediante el cual remitió el expediente
N° 100109, nomenclatura de ese órgano, contentivo de la
investigación seguida a la jueza Aura Maribel Contreras
de Moy.
El 31 de enero de 2013, la Oficina de Sustanciación emitió informe definitivo y acordó remitir el expediente distinguido con la nomenclatura AP61-A-2012-000071 al TDJ.
El 6 de febrero de 2013, el TDJ recibió el expediente y
designó como ponente para el conocimiento del asunto a la
jueza Jacqueline Sosa Mariño. Posteriormente, el 7 de ese
mes y año admitió la denuncia y ordenó librar las notificaciones y citaciones correspondientes.
En fechas 9 de abril y 21 de mayo de 2013, la apoderada
judicial de la jueza denunciada y la IGT, respectivamente,
consignaron escrito de promoción de pruebas ante el TDJ,
las cuales fueron decididas el 11 de junio de ese año y, en
fechas 30 de enero y 6 de febrero de 2014, se llevó a cabo la
celebración de la audiencia oral y pública.
II
DEL FALLO APELADO
En fecha 25 de febrero de 2014, el TDJ dictó sentencia
N° TDJ-SD-2014-012 con fundamento en lo siguiente:
Que, observó que la jueza denunciada planteó como defensa previa en su descargo, que la IGT había efectuado una
acumulación inepta, argumento que ese Tribunal consideró
desvirtuado al estimar que el “Punto Previo” del acto conclusivo emitido por el órgano instructor, el cual estableció:
“…Revisadas las actuaciones de los expedientes administrativos disciplinarios números 080093, 100109, 100149 y
100257, contentivo de las investigaciones realizadas por las
denuncias efectuadas contra la Jueza Titular investigada,
esta Inspectoría General de Tribunales, dictó auto en fecha
Catorce (14) de junio de dos mil doce (2012), el cual ordenó
acumular los mismos, únicamente a los efectos de dictar el
auto conclusivo, conservando cada expediente su foliatura,
(…) los cuales serán narrados por separados y en la fundamentación jurídica se consideró conveniente agrupar los
hechos que conlleven a una misma falta disciplinaria…”,
por tanto, determinó el a quo que la acumulación realizada
por la IGT es de carácter administrativo y se ordenó con el
único objeto de dictar el acto conclusivo respectivo, sin efectos procesales respecto a dicho acto de acumulación.
Que, la IGT imputó retardos injustificados en la tramitación de la causa judicial N° AH15-F-2008-000102, tanto
para la notificación de la parte demandada de la sentencia
dictada fuera de lapso, como para el pronunciamiento referido a la apelación del fallo del caso y sobre la solicitud de
aclaratoria del mismo, petición hecha por la parte actora en
fecha 31 de julio de 2009, con lo cual se habría menoscabado la tutela judicial efectiva de las partes, se observa que al
procesar la notificación de la parte accionada acerca de la
sentencia dictada fuera de lapso, la jueza investigada realizó
los trámites correspondientes, tal y como consta a los folios
doscientos cincuenta y seis (256), doscientos sesenta y cinco
(265), doscientos setenta y nueve (279) y doscientos ochenta
y cuatro (284) de la pieza uno (1) del presente expediente
disciplinario, contentivos de actuaciones relativas a la debi-
Jurisprudencia
da notificación de la sentencia de marras, lo cual evidencia
que la jueza denunciada actuó bajo los parámetros procesales establecidos a tal efecto.
Que, en relación a la presunta falta de pronunciamiento respecto a la apelación y a la aclaratoria oportunamente
solicitada, apreció que la apoderada de la actora apeló en
fecha 6 de agosto de 2009 la sentencia dictada en fecha 31
de julio de 2009, y el 14 de agosto del mismo año, ratificó
la apelación y solicitó además aclaratoria de la sentencia.
Siendo que fue en fecha 18 de marzo de 2010, cuando se
dejó constancia de la última de las notificaciones libradas al
respecto, estimándose oportuno resaltar que la jueza investigada se pronunció sobre la solicitud de aclaratoria en fecha
18 de junio de 2010, observando la presencia de circunstancias ajenas al juzgado a cargo de la ciudadana investigada
que influyeron en el tiempo transcurrido para responder la
apelación y la aclaratoria de la sentencia del caso cursante
en el expediente N° 85203 y AH15-F-2008-000102, dictada
en fecha 31 de julio de 2009, factores entre los que destacan el alto volumen de trabajo en el despacho a su cargo, la
mudanza de dicho tribunal, la insuficiencia de personal para
el desempeño de la función jurisdiccional y los efectos de
la transición judicial, situaciones que se estima justifican la
demora procesal denunciada.
Que, estimó necesario hacer unas consideraciones relativas a la presunta conducta indebida incurrida por la ciudadana denunciada, ello a los fines de delimitar con precisión
la responsabilidad disciplinaria de la investigada, apreciando
sus argumentos de defensa para justificar el tiempo demorado sin emitir el pronunciamiento correspondiente al caso
denunciado, siendo que el lapso para realizar el pronunciamiento inició el 19 de marzo de 2010, fecha reconocida por
la investigada y verificadas en actas mediante las pruebas
aportadas por la IGT.
Que, la investigada argumentó en su escrito de descargo
elementos relativos a la situación estadística del Tribunal de
Primera Instancia a su cargo, pues desde el año 2002 ingresaron catorce mil novecientas veintinueve (14.929) causas,
de las cuales se resolvieron un total de catorce mil setecientos cuarenta y uno (14.741) decisiones; que la labor de los
Jueces y las Juezas comprende además de la función jurisdiccional propiamente dicha, el cumplimiento de diferentes
exigencias que les sujeta a pautas cuantitativas y cualitativas
en su actuación como administradora de justicia.
Que, esa instancia ha reiterado con anterioridad, en sentencias distinguidas con los números TDJ-SD-012-102,
TDJ-SD-013-066 y TDJ-SD-013-164, que para faltas relativas al retardo procesal como causal de sanción disciplinaria,
las mismas deben ser reiteradas e injustificadas, máxime en
casos de sanción de destitución como es la prevista en el
artículo 33 numeral 23 del Código de Ética.
Que, el retardo procesal sólo podría tenerse como justificado cuando ante la diligencia y celeridad judicial exhibidas
por el Juez o Jueza correspondiente, surgieran situaciones
imprevistas e inevitables que no le permitieron dictar el pro-
AD LITTERAM Al pie de la Letra 38
nunciamiento respectivo dentro del plazo fijado. Por tanto, el
funcionario que pretenda excusarse deberá demostrar que la
demora ocurrió a pesar de su esmero y actuaciones en cabal
cumplimiento de su función, por motivos ajenos a su voluntad e imprevistos que de manera forzosa e ineludible afectan
negativamente el servicio de justicia.
Que, en el caso de marras, el a quo observó al revisar
el escrito descargo (cursante en los folios 174 al folio 206
de la pieza N° 2) presentado en su oportunidad por la jueza
denunciada ante esa Instancia Disciplinaria, que en el decurso del tiempo implicado en descuido en la tramitación de
procesos, el despacho a cargo de la denunciada, atravesó por
múltiples dificultades que entorpecieron el funcionamiento
esperado, evidenciadas no sólo en las transformaciones de
orden institucional que le restaron capacidad administrativa
y funcional, sino también, en la elevada carga de asuntos que
gestionaba, lo que inevitablemente estrechó el margen de acción que disponía la jueza para atender y resolver las causas
dentro de las oportunidades procesales respectivas.
Que, por notoriedad judicial conoció que por efectos del
exceso de trabajo judicial y traslado de los Tribunales de Primera Instancia de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas con competencia Civil, Mercantil y
del Tránsito, la propia Sala Plena del Tribunal Supremo de
Justicia, dictó tres (3) Resoluciones, la primera de ellas identificada con el N° 2008-0059 del 03 de diciembre de 2008,
la cual indicó lo siguiente “…Se acuerda el traslado de los
Juzgados de Primera Instancia de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas con competencia
Civil, Mercantil y del Tránsito, actualmente con ubicación
en el edificio José María Vargas (“Pajaritos”), al edificio
norte del Centro Simón Bolívar, los cuales funcionarán bajo
una nueva estructura organizacional de circuito judicial, de
acuerdo con la resolución que se dicte a tales efectos…”; la
segunda Resolución dictada por la Sala Plena N° 2009-0006
de fecha 18 de marzo de 2009, la cual esboza “…Que los
Juzgados de Primera Instancia con competencia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito en la República están experimentando un exceso de trabajo como consecuencia, entre otros
aspectos, de la falta de revisión y ajuste de la competencia
por la cuantía desde hace muchos años; por el conocimiento
de los asuntos de Familia en los que no intervienen Niños,
Niñas y Adolescentes; como consecuencia de la eliminación
de los Juzgados de Parroquia, lo que incrementó su actuación como Juzgado de Alzada; y, muy especialmente, como
consecuencia del gran número de asuntos de jurisdicción
voluntaria y no contenciosa que les son requeridos, lo cual
atenta contra la eficacia judicial, privando a los justiciables
de la obtención de una verdadera tutela judicial efectiva
que impone un Estado social de derecho y de justicia…”.
Y la tercera Resolución N° 2010-0017 dictada en fecha 14
de abril de 2010, en la cual la Sala Plena señaló “…Que
los Juzgados de Primera Instancia con competencia en lo
Civil, Mercantil y del Tránsito en la República siguen experimentando un exceso de trabajo, a pesar de los esfuerzos mancomunados que han sido realizados por el Tribunal
Supremo de Justicia, como órgano de dirección, gobierno y
administración del Poder Judicial, en virtud de la cantidad
Jurisprudencia
de causas en trámite ante la competencia civil y mercantil,
que dificulta la tarea de estos operadores de justicia para
que den oportuna respuesta a los justiciables…”.
Que, de las Resoluciones anteriores se reflejó la difícil
situación estructural en que se encontraban los Juzgados con
competencia Civil, Mercantil, Bancario y Tránsito del Área
Metropolitana de Caracas, a cuya circunscripción estaba y
permanece adscrito el despacho de la jueza denunciada.
Que, conforme a tales consideraciones, el a quo reiteró
el criterio establecido en la sentencia N° TDJ-SD-2012-102,
publicada en fecha 24 de abril de 2012, referida al expediente N° AP61-A-2011-55, donde consideró que el sólo hecho
de haber dictado fuera del lapso una sentencia o, en general,
haber emitido cualquier decisión fuera del lapso establecido
en la ley, no constituye per se un hecho antijurídico o disciplinable en este caso, toda vez que pueden existir circunstancias en cada caso particular que podrían absolver o atenuar
eventuales responsabilidades de los Jueces o las Juezas que
no actúen de manera rígida dentro de los lapsos procesales
correspondientes.
Que, aunque en la aludida causa se observó que la jueza denunciada omitió el pronunciamiento en relación a la
apelación y sobre la aclaratoria, en un tiempo de cincuenta y cuatro (54) días de despacho aproximadamente, las
diversas circunstancias ajenas al despacho a cargo de la
jueza denunciada fueron elementos que imposibilitaron el
pronunciamiento oportuno en dicha causa. Aunado a ello,
estimó en cuanto a los argumentos de descargo referidos al
alto volumen de trabajo que tenía en el juzgado a cargo de
la denunciada, la mudanza de dicho juzgado y los efectos de
la transición judicial que se verificaba en ese momento, que
estos deben considerarse como notoriedad judicial, en razón
de que tales defensas fueron planteadas tramitadas, analizadas y valoradas en los recaudos y medios de pruebas que en
su oportunidad respectiva fueron aportados al proceso disciplinario seguido a la jueza investigada, bajo el expediente
distinguido N° AP61-2012-000608, nomenclatura de esta
instancia judicial, caso que fue decidido por la sentencia N°
TDJ-SD2-013-164, dictada en fecha 3 de diciembre de 2013.
Que, en el presente caso, el TDJ concluyó que no existieron elementos cuya ponderación permita determinar
que el hecho denunciado por la IGT, el cual consistía en
el retardo injustificado en la causa judicial número AH15F-2008-000102, tanto en el trámite para la notificación de
la parte demandada de la sentencia dictada fuera de lapso,
como en pronunciarse con relación a la apelación y sobre la
aclaratoria solicitada por la parte actora de la sentencia de
fecha 31 de julio de 2009, con lo cual presuntamente menoscabó la tutela judicial efectiva de las partes, el Tribunal
de Primera Instancia observó que no se configuraron los supuestos requeridos para dar por verificado el ilícito disciplinario relativo a retrasos o descuidos injustificado previsto en
el artículo 33 numeral 23 del Código de Ética en contra de
la aludida jueza.
Ahora bien, respecto al aspecto de la denuncia referido
a un presunto abuso de autoridad por parte de la jueza in-
AD LITTERAM Al pie de la Letra 39
vestigada, en la tramitación de la mencionada causa, al no
pronunciarse sobre la oposición planteada sobre los bienes
habidos antes de la unión matrimonial cuya partición y liquidación se solicitaba y dejar de sustanciar por cuaderno
separado la referida oposición, incurriendo así en omisión de
pronunciamiento y subversión del proceso, sancionable por
el numeral 14 del artículo 33 del Código de Ética, el Tribunal de Primera Instancia estimó necesario exponer su criterio
acerca de la materialización del abuso de autoridad, para lo
cual se considera que es menester la realización por parte del
Juez o Jueza, de una conducta separada de su competencia
judicial, de conformidad con los deberes que le impone la
ley, con la concurrencia del carácter abusivo de dicha conducta, desproporcionada en relación con los deberes legales,
que le desmerita para el ejercicio del cargo, debiendo asimismo ocasionar un daño a las partes en el proceso jurisdiccional correspondiente.
Que, observó que la parte demandada en la causa en referencia promovió escrito de pruebas en fecha 13 de mayo de
2009, siendo admitidas el 20 de mayo de ese año y finalmente el 31 de julio de 2009, la jueza investigada declaró con
lugar la oposición formulada por el demandado. Que de las
actas procesales quedó desvirtuado el hecho planteado por la
IGT en relación a la falta de pronunciamiento respecto a la
oposición planteada, toda vez que evidenció del acto conclusivo, específicamente en los folios 62 y 63 de la pieza 2, que
“…La parte demanda, promovió escrito de pruebas en fecha
(…), siendo admitidas por la Jueza investigada mediante
auto de fecha (…) Finalmente, en fecha treinta y uno (31)
de julio de dos mil nueve (2009), la jueza investigada dictó
sentencia declarando parcialmente con lugar la demanda,
toda vez que declaró con lugar la oposición formulada por
el demando en cuanto a ciertos bienes…”.
Que, la IGT imputó a la aludida Jueza omisión de sustanciar en cuaderno separado la referida oposición y el a quo
observó de las actas procesales, así como de la audiencia
oral y pública celebrada el 30 de enero de 2014, que el apoderado de la jueza investigada, expresó que es cierto que no
abrió el cuaderno separado, por lo que el TDJ consideró que
la jueza, no cumplió con el deber procesal establecido en el
artículo 780 del Código de Procedimiento Civil, apartándose
del trámite que debe cumplir todo Juez en el desarrollo del
proceso, de tal manera que ello constituyó una conducta que
vulneró el debido proceso.
Que, el TDJ observó que la conducta desplegada por la
jueza investigada, no se ajustó a los extremos legales necesarios para que se configurara el ilícito disciplinario de
abuso de autoridad, por lo cual, al ponderar los elementos
de autos, el a quo consideró necesario y ajustado a derecho,
cambiar la mencionada calificación jurídica a la establecida
en el numeral 6 del artículo 31 del Código de Ética, toda vez
que, de los hechos, evidencias, exposiciones y probanzas,
quedó evidenciado que la Jueza investigada incurrió en un
descuido injustificado en la tramitación de la causa cursante
bajo el expediente N° AH15-F-2008-000102, en razón de no
cumplir con el deber legal de abrir el cuaderno separado.
Jurisprudencia
III
FUNDAMENTO DE LA APELACIÓN
Mediante escrito presentado el 15 de mayo de 2014, la
representación de la IGT fundamentó su apelación en los siguientes términos:
Que, el a quo no analizó ni tomo en consideración los
alegatos relativos al retardo injustificado en la tramitación de
la causa judicial N° AH15-F-2008-000102, toda vez que la
jueza denunciada dictó sentencia fuera del lapso en fecha 31
de julio de 2009 y retardo en librar la boleta de notificación
a la parte demandada, la cual se hizo efectiva el 18 de marzo de 2010, considerando que al no existir pronunciamiento
respecto a la sentencia impugnada sobre el referido alegato,
en razón de que el TDJ se limitó a señalar los folios contentivos de las actuaciones realizadas por la jueza denunciada,
concluyó que la recurrida incurrió en el vicio de incongruencia omisiva conforme a lo previsto en el ordinal 5° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil, por infracción
del artículo 12 eiusdem, en concordancia con lo previsto en
el artículo 81 del Código de Ética.
Que, la recurrida infringió los artículos 12,15 y 506 del
Código de Procedimiento Civil, cuando para absolver a la
aludida Jueza, apreció por notoriedad judicial las estadísticas presentadas en el expediente “AP61-D-2012-608”, y
valoró únicamente el argumento de defensa de la jueza en su
escrito de descargos referido al volumen de causas ingresadas y resueltas, que esas pruebas documentales de estadísticas del Tribunal no pueden calificarse como “notoriedad
judicial”, toda vez que la sentencia que se produjo en el referido expediente para el momento en que se dictó la sentencia
recurrida, no se encontraba definitivamente firme, por haber
sido objeto de apelación, tramitándose en esta Alzada bajo
el número AP61-R-2014-010, por lo que no existía cosa juzgada, infringiendo de esta manera el principio de igualdad
entre las partes.
Que, de la sentencia objeto de apelación se desprende
como causales de justificación las múltiples dificultades por
las cuales atravesó el Juzgado a cargo de la jueza denunciada
que entorpecieron el funcionamiento esperado, no solo a las
transformaciones de orden institucional, sino por la elevada carga de asuntos que gestionaba, y el a quo indicó por
notoriedad judicial tres (3) Resoluciones Nros. 2008-0059
del 03/12/2008, 2009-0006 del 18/03/2009 y 2010-0017 del
14/04/2010, dictadas por la Sala Plena del Tribunal Supremo
de Justicia, las cuales reflejaban la difícil situación estructural en que se encontraban los Juzgados con competencia
Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario del Área Metropolitana de Caracas, que el TDJ no apreció las referidas Resoluciones sino que debía ser imperioso analizar lo positivo de
las mismas, para contrarrestar el congestionamiento de los
Tribunales de Primera Instancia en lo Civil, máxime cuando
la parte demandada se encontraba tardíamente notificada el
18 de marzo de 2010, fecha en la cual ya se había dictado
las primeras dos ( 2) Resoluciones que valoró el TDJ , para
justificar el retardo de “54 y 71 días de despacho” en que
AD LITTERAM Al pie de la Letra 40
incurrió la jueza denunciada para pronunciarse respecto a la
aclaratoria y apelación de la sentencia dictada.
Que, la decisión apelada incurrió en el vicio de falso supuesto de hecho, toda vez que el a quo señaló que
la aludida jueza omitió el pronunciamiento en relación a
la apelación y sobre la aclaratoria de la causa judicial N°
AH15-F-2008-0000102, en un tiempo de cincuenta y cuatro
(54) días de despacho aproximadamente, siendo que la jueza
demoró desde el “18 de marzo de 2010” hasta el “26 de
junio de 2010” para oír dicha apelación mas de tres (3) meses, por lo que solicitó se declare la nulidad de la sentencia
recurrida toda vez que la misma incumple con el requisito
previsto en el ordinal 4° del artículo 243 del Código de Procedimiento Civil.
Igualmente, solicitó “que la recurrida sea anulada sólo
por lo que respecta al dispositivo de la absolución declarada a la Jueza”.
IV
CONTESTACIÓN DE LA APELACIÓN
El día 22 de mayo de 2014, el ciudadano Ricardo Valera,
en su carácter de apoderado judicial de la jueza Aura Maribel Contreras de Moy interpuso ante esta Instancia escrito
de contestación bajo los siguientes términos:
Que, ratificó la solicitud de inepta acumulación de pretensiones ejercida por la IGT, que acarrea la nulidad absoluta de la denuncia y de todo el procedimiento disciplinario,
siendo un presupuesto que afecta la validez de la relación
jurídica procesal (caso Aeroexpresos Ejecutivos y otros).
Que, es inconstitucional que un justiciable se defienda de
múltiples pretensiones distintas en su contra, menos cuando
no existe comunidad jurídica respecto del objeto de la causa,
siendo la acción producto de la acumulación de demandas
contrarias a lo dispuesto en el artículo 146 del Código de
Procedimiento Civil, lo cual constituye violación a los artículos 26, 49 y 253 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela.
Que, respecto a la primera denuncia solicitó sea desechada, en razón de que a quo si motivó basado en las pruebas
contundentes que se encuentran consignadas a los autos,
pruebas que con carácter de documentales, no fueron impugnadas por la formalizante quedando con pleno valor probatorio y que desvirtúan la responsabilidad disciplinaria de
la Jueza.
Que, en relación a la segunda delación indicó que la
misma es infundada, puesto que el artículo 74 del Código
de Ética establece que los Jueces deben analizar las pruebas
consignadas en la denuncia, las aportadas en la audiencia
o aquellas que hayan sido evacuadas en el transcurso del
proceso, con lo cual se evidencia la improcedencia de la
denuncia.
Jurisprudencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 41
Que, en cuanto a la tercera denuncia señaló que es temeraria y no se ajusta a la realidad de los hechos, puesto que la
ciudadana Diocelina Serrano Meneses –denunciante- solicitó el día 14 de agosto de 2009, la aclaratoria de la sentencia
dictada el 31 de junio de 2009, por lo que no es cierto que las
partes no estaban notificadas, y a partir del 18 de marzo de
2010 comenzó a computarse los lapsos a que hubiere lugar,
siendo el 20 de mayo de ese año cuando la actora ratificó
la solicitud de aclaratoria del aludido fallo; en razón de lo
expuesto solicitó sea declarado sin lugar el recurso de apelación por la improcedencia de las delaciones.
esta Instancia que en el curso de la aludida audiencia, la ciudadana Thais Rivero Briceño en su condición de Inspectora
de Tribunales utilizó apropiadamente el material de apoyo
y, en ninguna de sus intervenciones, se evidenció que excediera con el uso de la lectura para exponer sus argumentaciones, de manera que su actuación vulnerara el principio de
oralidad ni las reglas para la realización de la audiencia oral
y pública prevista en el Código de Ética, razón por la cual
a juicio de esta Corte se garantizó el referido principio en
la audiencia de apelación, razón por la cual se desestima lo
peticionado por el contrarrecurrente. Así se establece.
V
DE LA COMPETENCIA
Una vez declarada la competencia, analizadas las actas
que conforman el expediente así como los argumentos expuestos por las partes en la audiencia oral y pública pasa de
seguidas esta Alzada a decidir, previas las siguientes consideraciones:
Debe esta Corte Disciplinaria Judicial establecer su competencia para conocer el asunto sometido a su consideración
y, al respecto, observa:
El artículo 42 del Código de Ética, publicado en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela N°
39.493 del 23 de agosto de 2010, establece la competencia
de la Corte Disciplinaria Judicial para conocer las apelaciones interpuestas contra las decisiones dictadas por el TDJ,
ya sean interlocutorias o definitivas, en los términos que a
continuación se transcriben:
“Artículo 42. Corresponde a la Corte Disciplinaria Judicial, como órgano de Alzada, conocer de las apelaciones interpuestas contra decisiones ya sean interlocutorias o definitivas, y garantizar la correcta interpretación
y aplicación del presente Código y el resto de la normativa que guarde relación con la idoneidad judicial y el
desempeño del Juez venezolano y la Jueza venezolana”.
(Resaltado de la Corte Disciplinaria Judicial)
Del análisis de los autos que integran el expediente, se
puede constatar que la ciudadana Thais Rivero Briceño, actuando en representación de la IGT, apeló de la sentencia N°
TDJ-SD-2014-012, dictada el 25 de febrero de 2014 por el
TDJ, mediante la cual ABSOLVIÓ DE RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA a la referida jueza del ilícito disciplinario previsto en el artículo 33 numeral 23 del Código de
Ética e impuso la sanación de AMONESTACIÓN prevista
en el artículo 31 numeral 6 eiusdem. En tal sentido, esta Alzada verifica que, efectivamente, se trata de una apelación
contra sentencia definitiva, razón por la cual declara su competencia para conocer el presente asunto. Así se declara.
VI
CONSIDERACIONES PARA DECIDIR
PUNTO PREVIO
En la realización de la audiencia oral y pública celebrada
el 11 de junio de 2014, ante esta Corte Disciplinaria Judicial, el ciudadano Juan Luis Núñez, apoderado judicial de
la jueza denunciada solicitó fuese declarada la perención de
la instancia por cuanto la representante de la IGT manifiesto
sus argumentos mediante lectura; en relación a ello, observa
1. En cuanto a lo planteado por la jueza denunciada en su
contestación a la formalización de la apelación, relacionada
con la “inepta acumulación de pretensiones ejercida por la
IGT”, solicitando la nulidad absoluta de las denuncias y de
todo el procedimiento, toda vez que consideraba inconstitucional que un justiciable se defendiera de múltiples pretensiones.
En ese sentido el TDJ, estableció en el fallo recurrido que
la acumulación realizada por la IGT fue de carácter administrativo con el objeto de dictar el acto conclusivo, sin efecto
procesal alguno respecto a dicho acto de acumulación.
En relación a lo anterior, esta Alzada verificó de las actas procesales, auto de fecha 14 de junio de 2012 dictado
por la IGT en el cual ordenó lo siguiente: “…Revisadas las
actuaciones contenidas en los expedientes administrativos,
disciplinarios signados con los números 080093, 100109,
100149 y 100257, contentivos de las investigaciones seguidas en contra de la ciudadana AURA MARIBEL CONTRERAS DE MOY, EN SU CONDICIÓN DE Jueza Titular
del Juzgado Quinto (5°) de Primera Instancia en lo Civil,
Mercantil y del Tránsito de la Circunscripción Judicial del
Área Metropolitana de Caracas, esta Inspectoría General
de Tribunales, con arreglo a los principios de economía y
celeridad procesal contemplados en el artículo 30 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativos, ordena acumular los mismos, sólo (sic) a los efectos de dictar el acto
conclusivo que este Órgano Administrativo Disciplinario
emitirá para así evitar decisiones contradictorias, de conformidad con lo establecido en el artículo 52 eiusdem, conservando cada expediente su carátula y foliatura. En consecuencia continúese la sustanciación de cada expediente
por separado y agréguese el original del presente auto y del
acto conclusivo que se dicte en el expediente administrativo
disciplinario número 080093, y copia certificada de los mismos, en los expediente números 100109, 100149 y 100257,
a los fines consiguientes…”.
De lo anteriormente expuesto, resulta evidente que la
acumulación de las causas fue realizada por la IGT con el
Jurisprudencia
propósito de dictar el acto conclusivo, advirtiendo en el mismo auto que la sustanciación y trámite de cada expediente
disciplinario debía realizarse por separado y no con el fin de
que se tramitaran todas las denuncias en un solo acto como
lo pretende evidenciar la citada jueza. Aunado a lo anterior,
de la revisión del expediente se observa que el a quo tramitó
el expediente solo en lo relativo a la denuncia N° 100109,
formulada por la ciudadana Diocelina Serrano Meneses, respetándose el debido proceso y el derecho a la defensa de
la ciudadana jueza. De manera que, en el presente caso la
ciudadana jueza ejerció su derecho a la defensa correspondiente a la denuncia de la citada ciudadana y no respecto a
“múltiples pretensiones” o denuncias, razón por la cual se
desestima lo solicitado por la contrarrecurrente en este punto. Así se declara.
2.- Por su parte, la IGT en su escrito de apelación denunció: a) el vicio de incongruencia omisiva, en razón que el
TDJ se limitó a señalar los folios contentivos de las actuaciones realizadas por la jueza denunciada, pero sin analizar los
alegatos relativos al retardo injustificado en la tramitación
de la causa AH15-F-2008-000102, toda vez que la jueza denunciada dictó sentencia fuera del lapso en fecha 31 de julio
de 2009 y retardo en librar la boleta de notificación a la parte demandada, haciéndose efectiva el 18 de marzo de 2010;
b) la infracción del principio de igualdad entre las partes, en
virtud de que la recurrida vulneró los artículos 12,15 y 506
del Código de Procedimiento Civil, cuando para absolver a
la aludida Jueza, apreció por notoriedad judicial las estadísticas presentadas en el expediente “AP61-D-2012-608”, y
valoró únicamente el argumento de defensa de la jueza en su
escrito de descargos; y c) el vicio de falso supuesto de hecho,
toda vez que el a quo señaló que la aludida jueza omitió el
pronunciamiento en relación a la apelación y sobre la aclaratoria de la referida causa, en un tiempo de cincuenta y cuatro
(54) días de despacho aproximadamente, siendo que la jueza
demoró desde el “18 de marzo de 2010” hasta el “26 de junio de 2010” para oír dicha apelación, más de tres (3) meses.
Ahora bien, respecto al primer vicio delatado referido a
la incongruencia omisiva, conviene resaltar que el mismo se
origina como consecuencia de una incongruencia o error de
concordancia entre lo peticionado, la actuación requerida del
órgano jurisdiccional y la producida por éste. (Vid. sentencia
N° 1214 del 16 de junio de 2006, dictada por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia).
En el presente caso, se aprecia de las actas insertas al
expediente así como de la sentencia apelada, que el a quo
observó que la jueza denunciada al procesar la notificación
de la parte accionada respecto de la sentencia dictada fuera
de lapso, realizó los trámites necesarios, tal y como consta
a los folios 256, 265, 279 y 284 de la pieza 1 del presente
expediente disciplinario, contentivos de actuaciones relativas a la debida notificación de la sentencia de marras, por
lo que esta Corte advierte que si bien el TDJ sólo señaló
los números de folios, relacionados con la actuación de la
aludida jueza en la causa investigada, estos corresponden a
los autos de fechas 31 de julio de 2009, 17 de septiembre
AD LITTERAM Al pie de la Letra 42
de 2009, 7 de diciembre de 2009 y 18 de febrero de 2010,
respectivamente, en los cuales la jueza ordenó la notificación de las partes. Por lo tanto, siendo evidente que no hubo
error de concordancia alguno entre la actuación del a quo y
la producida por éste respecto a la indicación de las señaladas actuaciones, no constituye per se una causal de nulidad
de la sentencia conforme lo prevé el artículo 243 del Código
de Procedimiento Civil, es por lo que esta Alzada desestima
el referido vicio. Así se declara.
Respecto a la infracción del principio de igualdad entre
las partes, delatado por la recurrente, bajo el argumento de
que la sentencia objeto de apelación vulneró los artículos
12,15 y 506 del Código de Procedimiento Civil, cuando
para absolver a la aludida Jueza, apreció por notoriedad judicial las estadísticas presentadas en el expediente “AP61D-2012-608”, y valoró únicamente el argumento de defensa
de la jueza en su escrito de descargos, resulta importante
para esta Alzada indicar que el artículo 21 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, establece la
igualdad de las personas ante la ley, siendo que a todas las
personas naturales o jurídicas se les aplicara la ley conforme
a lo que ella dispone, por lo que en principio, la ley como
conjunto normativo que ordena conductas, puede crear situaciones disímiles para las personas y por tanto otorgar derechos privativos a determinadas personas y no a otras que
se encuentran en desigual condición, lo cual impone a los
jueces en ejercicio de sus funciones, garantizar la igualdad
de las partes en el desarrollo de los procesos en curso ante
los órganos jurisdiccionales. No obstante a ello, la delación
antes expuesta se sustenta, a criterio del recurrente, en el uso
indebido de la notoriedad judicial por parte del TDJ.
En este sentido, es necesario invocar la sentencia N° 3
dictada por esta Corte, con ponencia de la Dra. Ana Cecilia
Zulueta Rodríguez, el 17 de abril de 2012, caso: Darío Segundo Echeto, la cual estableció como “...notoriedad judicial (…) permite al juez, en virtud de su desempeño, conocer
de una serie de hechos y circunstancias que tienen lugar en
el sitio donde presta su magisterio y que no pertenecen a su
saber privado”. Igualmente, dicha figura ha sido definida
por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia
en sentencia de fecha 24 de marzo de 2000, como aquellos
hechos conocidos por el juez en ejercicio de sus funciones,
hechos que no pertenecen a su saber privado, ya que él no los
adquiere como particular, sino como juez dentro de la esfera
de sus funciones.
De modo que, a criterio de quienes suscriben, el uso de
la notoriedad judicial para establecer determinados hechos
no comporta desequilibrio procesal de alguna de las partes
en el proceso, toda vez que el órgano jurisdiccional no conoce de los hechos establecidos por su saber privado, sino en
virtud de que los mismos constan en otros expedientes o en
el portal de la página web del Tribunal Supremo de Justicia,
siendo evidente que en el caso de marras, el TDJ conoció
la causa N° AP61-D-2012-000608, en la cual evidenció las
estadísticas del órgano jurisdiccional que regenta la jueza
denunciada, y se ajustan al criterio doctrinario y jurispru-
Jurisprudencia
dencial, pacífico y reiterado existente, siendo evidente que
no existe la mencionada infracción del principio de igualdad
entre las partes, toda vez que tanto la IGT como la aludida
Jueza hicieron uso de los recursos procesales existentes, por
lo que se desestima lo alegado en este punto por la IGT. Así
se declara.
En relación al vicio de falso supuesto de hecho, en razón
de que el TDJ señaló que la aludida jueza omitió su pronunciamiento en relación a la apelación y respecto a la aclaratoria de la referida causa en un tiempo de cincuenta y cuatro
(54) días de despacho aproximadamente, siendo que la jueza
demoró desde el “18 de marzo de 2010” hasta el “26 de junio de 2010” para oír dicha apelación, más de tres (3) meses.
En este orden, la jurisprudencia ha interpretado que el
referido vicio se configura “… cuando la Administración
se fundamenta en hechos inexistentes, o que ocurrieron de
manera distinta a la apreciación efectuada por el órgano
administrativo…”. (Vid. sentencia N° 1802 dictada en fecha
8 de noviembre de 2007, por la Sala Político Administrativa
del Tribunal Supremo de Justicia).
Ahora bien, esta Instancia Disciplinaria observa que cursa a los folios 292 al 297, 301 y 302 de la pieza 1, diligencias
de fechas 24 de marzo, 20 y 31 de mayo de 2010, interpuesta
por la parte actora en las cuales ratificó la apelación en contra de la sentencia del 31 de julio de 2009, y auto del 26 de
julio de 2010 en la cual la jueza denunciada oyó y remitió a
la Alzada correspondiente la referida apelación.
Asimismo, esta Alzada verifica que si bien la IGT alegó que la conducta realizada por la jueza denunciada había
dado lugar a una omisión de pronunciamiento, su denuncia
estuvo dirigida a evidenciar un retardo en la que incurrió
la jueza denunciada en pronunciarse sobre la apelación y la
aclaratoria interpuestas en fecha 18 de junio de 2010, las
cuales fueron resueltas el 26 de julio de ese año, evidenciándose que no hubo omisión de pronunciamiento aun cuando
la apelación no fue tramitada dentro de los lapsos procesales
establecidos, considerado por la recurrente como un vicio
que afecta la sentencia recurrida al estimarlo falso, ello en
razón de que las actuaciones fueron las generadas en el procedimiento jurisdiccional, independientemente del momento
procesal en que ocurrieron.
En relación a lo expuesto, esta Alzada aprecia del oficio
N° 1553-2014 de fecha 27 de junio de 2014 recibido por esta
Superioridad en virtud del auto para mejor proveer dictado
en la audiencia oral y pública celebrada en fecha 11 de junio
de 2014, en el cual consta la remisión de las Resoluciones
números: 2008-0059 del 3 de diciembre de 2008, en la que
acordó el traslado de los Juzgados de Primera Instancia de la
Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas
con competencia Civil, Mercantil y del Tránsito, con ubicación en el edificio José María Vargas (“Pajaritos”), al edificio
norte del Centro Simón Bolívar, los cuales funcionarían bajo
una nueva estructura organizacional de circuito judicial, de
acuerdo con la resolución que se dictaría a tales efectos; 001-
AD LITTERAM Al pie de la Letra 43
2009 del 12 de enero de 2009, en la cual se estableció que no
se daría despacho desde el lunes 12 al 23 de enero de 2009;
y la 002-2009 del 23 de enero de 2009, la cual acordó no dar
despacho en los Tribunales Civiles del Área Metropolitana
de Caracas desde el 26 de enero al 27 de febrero de 2009,
dictadas por la Sala Plena del Tribunal Supremo de Justicia,
las cuales se encuentran insertas en los folios 78 al 272 de
la pieza 3, las cuales solo se limitaron a justificar el período comprendido entre el 3 de diciembre de 2008 al 13 de
marzo de 2009, durante el cual se llevo a cabo la mudanza
de los Tribunales Civiles y no remitió certificación alguna
relacionada con el período en que tuvo lugar la conducta reprochada; así como la N° 2009-0006 de fecha 18 de marzo
de 2009, que esboza “…los Juzgados de Primera Instancia
con competencia en lo Civil, Mercantil y del Tránsito en la
República están experimentando un exceso de trabajo como
consecuencia, entre otros aspectos, de la falta de revisión y
ajuste de la competencia por la cuantía desde hace muchos
años; por el conocimiento de los asuntos de Familia en los
que no intervienen Niños, Niñas y Adolescentes; como consecuencia de la eliminación de los Juzgados de Parroquia,
lo que incrementó su actuación como Juzgado de Alzada;
y, muy especialmente, como consecuencia del gran número
de asuntos de jurisdicción voluntaria y no contenciosa que
les son requeridos, lo cual atenta contra la eficacia judicial,
privando a los justiciables de la obtención de una verdadera
tutela judicial efectiva que impone un Estado social de derecho y de justicia…”. Y la N° 2010-0017 dictada el 14 de
abril de 2010, la cual señaló “…Que los Juzgados de Primera Instancia con competencia en lo Civil, Mercantil y del
Tránsito en la República siguen experimentando un exceso
de trabajo, a pesar de los esfuerzos mancomunados que han
sido realizados por el Tribunal Supremo de Justicia, como
órgano de dirección, gobierno y administración del Poder
Judicial, en virtud de la cantidad de causas en trámite ante
la competencia civil y mercantil, que dificulta la tarea de estos operadores de justicia para que den oportuna respuesta
a los justiciables…”.
En este orden, este Despacho considera que el presente
caso la aludida jueza no aportó elemento probatorio alguno
que justificara la conducta atribuida por el órgano de investigación, limitándose a reproducir los mismos alegatos formulados en los expedientes resueltos por esta Corte, sin tomar en consideración que se trataba de períodos distintos,
toda vez que correspondía a tiempos en que la mencionada
Jueza dictó la sentencia fuera del lapso -el 31 de julio de
2009-, la parte demandada se encontraba tardíamente notificada -el 18 de marzo de 2010- y oyó la apelación el 26
de julio de 2010, evidenciándose ciertamente que las referidas fechas no corresponde con las fechas referidas en las
Resoluciones dictadas por la Sala Plena del Máximo Tribunal de la República (donde se dejó constancia que no hubo
despacho en los Tribunales Civiles); y dado que la conducta reprochada no comportaba una actuación que requiriera una profunda actividad intelectiva, es por lo que queda
configurado el referido vicio alegado por la IGT, quedando
configurado el retraso injustificado en la tramitación de la
causa judicial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 no-
Jurisprudencia
AD LITTERAM Al pie de la Letra 44
menclatura del Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo
Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción
Judicial del Área Metropolitana de Caracas, ilícito disciplinario previsto en el numeral 6 del artículo 31 del Código
de Ética, que contempla la sanción de amonestación. Así
se declara.
Ahora bien, aun cuando la IGT solo requirió pronunciamiento respecto a la absolución declarada a la jueza denunciada por el TDJ resuelto en el punto anterior, sin establecer
argumento o delatar vicio alguno en cuanto al descuido injustificado en el que incurrió la aludida jueza al no sustanciar en cuaderno separado la oposición planteada sobre los
bienes habidos antes de la unión matrimonial cuya partición
y liquidación se solicitaba en la tramitación de la causa judicial N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 nomenclatura del
Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas, decidido por el a quo al configurarlo en descuido injustificado, ilícito disciplinario previsto en el numeral 6 del artículo 31 del Código de Ética, que
da lugar a la sanción de amonestación, y siendo que quedo
evidenciado de las actas del expediente que efectivamente
la ciudadana jueza no llevo a cabo tal actuación, esta Corte
comparte el criterio sostenido por el Órgano de Primera Instancia al ponderar los elementos de auto, que evidenciaron el
descuido en el que incurrió la mencionada jueza en el tramite
de dicha incidencia, y confirma la sentencia recurrida solo en
cuanto a este punto. Así se declara.
En consideración a los planteamientos que preceden, resulta forzoso para esta Corte Disciplinaria Judicial declarar
parcialmente con lugar el recurso de apelación ejercido por
la IGT, declara la responsabilidad disciplinaria a la ciudadana Aura Maribel Contreras de Moy, jueza Titular Juzgado
Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito
y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana de Caracas, por incurrir en retraso injustificado, ilícito disciplinario previsto en el numeral 6 del artículo 31 del
Código de Ética e impone la AMONESTACIÓN y en consecuencia, confirma solo la sanción de AMONESTACIÓN
impuesta a la aludida jueza por el TDJ en la sentencia N°
TDJ-SD-2014-012 del 25 de febrero de 2014, por incurrir
en descuido injustificado, ilícito disciplinario previsto en el
numeral 6 del artículo 31 eiusdem.
VII
DECISIÓN
Por las razones antes expuestas, esta Corte Disciplinaria
Judicial, administrando justicia, en nombre de la República
Bolivariana de Venezuela y por autoridad de la Ley, declara:
1) Declara PARCIALMENTE CON LUGAR el recurso de apelación interpuesto por la representante de la Inspectoría General de Tribunales contra la decisión N° TDJSD-2014-012, dictada por el Tribunal Disciplinario Judicial
en fecha 25 de febrero de 2014, mediante la cual ABSOLVIÓ DE RESPONSABILIDAD DISCIPLINARIA a la
referida jueza del ilícito disciplinario previsto en el artículo
33 numeral 23 del Código de Ética del Juez Venezolano y
la Jueza Venezolana e impuso la sanción de AMONESTACIÓN prevista en el artículo 31 numeral 6 eiusdem, por
haber incurrido en el ilícito disciplinario de descuido injustificado en el tramite de la causa judicial N° 085203 y/o
AH15-F-2008-000102 (nomenclatura del Juzgado Quinto
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas).
2) AMONESTA a la Jueza AURA MARIBEL CONTRERAS DE MOY por incurrir en retraso injustificado,
ilícito disciplinario previsto en el numeral 6 del artículo 31
del Código de Ética del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana, en la tramitación de la causa judicial N° 085203 y/o
AH15-F-2008-000102 (nomenclatura del Juzgado Quinto
de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil, Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área Metropolitana
de Caracas).
3) CONFIRMA la sanción de amonestación impuesta a
la Jueza AURA MARIBEL CONTRERAS DE MOY por
el Tribunal Disciplinario Judicial por incurrir en descuido
injustificado, ilícito disciplinario previsto en el numeral 6
del artículo 31 del Código de Ética del Juez Venezolano y
la Jueza Venezolana, en la tramitación de la causa judicial
N° 085203 y/o AH15-F-2008-000102 (nomenclatura del
Juzgado Quinto de Primera Instancia en lo Civil, Mercantil,
Tránsito y Bancario de la Circunscripción Judicial del Área
Metropolitana de Caracas).
Publíquese, regístrese y notifíquese. Cúmplase lo ordenado. Remítase copia certificada a la Inspectoría General
de Tribunales, a la Dirección Ejecutiva de la Magistratura,
Ministerio Público y al Tribunal Disciplinario Judicial. Devuélvase el expediente al Tribunal de origen.
Se ordena la publicación del presente fallo en la Gaceta
Oficial de la República Bolivariana de Venezuela, de conformidad con lo previsto en el artículo 82 del Código de Ética
del Juez Venezolano y la Jueza Venezolana.
Dada, firmada y sellada en el salón de despacho de la
Corte Disciplinaria Judicial en la ciudad de Caracas, a
los ____________ (_____) del mes de ______________
de 2014. Años 204° de la Independencia y 155° de la
Federación.
El Presidente-Ponente,
TULIO JIMÉNEZ RODRÍGUEZ
La Vicepresidenta,
ANA CECILIA ZULUETA RODRÍGUEZ
La Jueza,
MERLY MORALES
La Secretaria,
MARIANELA GIL MARTÍNEZ
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