Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº 1 Valladolid Procedimiento Ordinario nº 27/2011 Sentencia nº 83 SENTENCIA En Valladolid, a 6 de marzo de 2013 Vistos por la Ilma. Sra. Dña. Encarnación Lucas Lucas, Magistrado-Juez del Juzgado de lo Contencioso núm. 1 de los de Valladolid y su provincia, el recurso contencioso administrativo seguido en este Juzgado con el número 27/2011 (Procedimiento Ordinario) contra la desestimación por silencio de la reclamación por responsabilidad patrimonial presentada frente al Ayuntamiento de La Pedraja de Portillo el día 27 de abril de 2010 y en el que solicitaba una indemnización de 34.059,01 euros, por los hechos ocurridos el día 16 de febrero de 2007 Siendo parte en dicho recurso, como recurrente D. ANASTASIO DE CAL POSADA, en representación de su hijo menor de edad Mario De La Cal Toquero, representado y asistido por la Letrada Sr. Gutiérrez Iglesias; y como demandada el AYUNTAMIENTO DE LA PEDRAJA DE PORTILLO representado por el Procurador Sr. Velasco Nieto y asistido por el Letrado Sr. Teijelo Casanova, la compañía de seguros ALLIANZ S.A. representada por la Procuradora Sra. Izquierdo Hernández y asistida por el Letrado Sr. Bazán Núñez, y DON MIGUEL ANGEL CARRERA DE LA RED representado por la Procuradora Sra. Velloso Mata y asistida por el Letrado Sr. Castro Bobillo, ANTECEDENTES DE HECHO PRIMERO.- En fecha 21 de marzo de 2011 fue turnado a este Juzgado escrito presentado por el recurrente en el que interponía recurso contenciosoadministrativo frente a la desestimación por silencio de su reclamación por responsabilidad patrimonial presentada el 27 de abril de 2010. Admitido a trámite el escrito fue reclamado el expediente administrativo. SEGUNDO.- Recordado en diversas ocasiones la remisión del expediente administrativo por el Ayuntamiento se contestó que no existía el mismo. De dicha comunicación se dio traslado a la parte actora que, en tiempo y forma presento demanda en la que, tras alegar los hechos y fundamentos de derecho que estimó oportunos, terminó suplicando que en su día se dictara sentencia por la que “se condene a los codemandados a que abonen a mi representado la cantidad de treinta y cuatro mil cincuenta y nueve euros con un céntimo (34.059,01 euros), los intereses legales y las costas del presente procedimiento”. TERCERO.- Del escrito de demanda se dio traslado a la Administración demandada que, en tiempo y forma contesto a la demanda solicitando su desestimación. Igualmente se dio traslado a la Compañía de Seguros ALLIANZ, S.A, como codemandada, y al Ser. Carrera De La Red, contestando ambos a la demanda solicitando su desestimación. CUARTO.- Por decreto de 30-11-2011 se fijó la cuantía del procedimiento en la cantidad de 34.059,01 euros. QUINTO.- Recibido el pleito a prueba se practicaron las pertinentes propuestas por las partes. SEXTO.- En la fase de conclusiones, cada parte elevó las suyas a definitivas, quedando los autos vistos para dictar sentencia. SEPTIMO.- En la tramitación de este procedimiento se han cumplido todas las prescripciones legales. FUNDAMENTOS JURIDICOS PRIMERO.- Constituye el objeto del presente pleito la impugnación por el actor de la desestimación por silencio de la reclamación por responsabilidad patrimonial presentada frente al Ayuntamiento de La Pedraja de Portillo el día 27 de abril de 2010 y en el que solicitaba una indemnización de 34.059,01 euros, por los hechos ocurridos el día 16 de febrero de 2007. Funda el recurrente su recurso en que el día 16 de febrero de 2007, sobre las 18:15 horas se produjo el hundimiento de parte del polideportivo municipal de la localidad de La Pedraja de Portillo, viniéndose abajo el tejado y una pared de unos diez metros de altura, tras el desplome de las vigas centrales, alcanzando a Mario De La Cal Toquero, hijo menor de edad del actor, quien se encontraba en el interior del citado pabellón y causándole graves lesiones de las que ha tardado en curar 430 días. Frente a dicha pretensión se oponen todos los codemandados sosteniendo la conformidad a derecho de la resolución impugnada. SEGUNDO: Del examen del expediente administrativo, y prueba practicada se estiman acreditados los siguientes hechos: 1.- El día 16 de febrero de 2007 se produjo el desplome del polideportivo municipal de la localidad de La Pedraja de Portillo (Valladolid). En el momento del desplome se encontraban dentro del polideportivo dos monitoras y un grupo de niños, entre los que se estaba el hijo del recurrente, que, cuando se percataron de que algo ocurría en el edificio se precipitaron a desalojarlo, derrumbándose a continuación, tras ellos, pero alcanzando, una de las chapas que se había desprendido del edificio a Mario, hijo del actor, causándole lesiones en una pierna; 2.- La construcción del polideportivo de La Pedraja de Portillo había sido incluida en los Planes Provinciales de la Diputación Provincial de Valladolid de 2003 y fue ejecutado conforme al proyecto denominado “Proyecto en Area Dotacional en La Pedraja de Portillo”, que había sido redactado por el técnico Miguel Angel Carrera de la Red a instancia del Ayuntamiento. En fecha 26 de agosto de 2004 la Diputación Provincial de Valladolid asumió la aprobación de un proyecto modificado de “Polideportivo en Area Dotacional en La Pedraja de Portillo”, que introduce en el anterior algunas modificaciones en relación con la estructura del edificio. El proyecto en cuestión se llevó a término siendo el redactor y director facultativo el Arquitecto, D. Miguel Angel Carrera de la Red, el director de la obra el aparejador D. José Luis Alonso Maldonado y el contratista principal la empresa Construcciones y Obras Publicas Recio S.A. las obras comenzaron el 10 de enero de 2005 y la certificación final de la obra está fechada en julio de 2006 con un precio de 426.940,36 euros. El certificado final de obra está fechado y firmado por el director facultativo y el director de obra en fecha 7 de noviembre de 2006, misma fecha del acta de recepción de la obra. En el momento de los hechos el pabellón tenía una antigüedad de 7 meses –todos estos hechos constan en el apartado 3.- ANTECEDENTES del informe pericial acompañado por la actora a su demanda-; 3.- Según manifiesta el Ayuntamiento en su contestación, el Ayuntamiento aprobó por acuerdo del pleno de 11 de abril de 2003 el proyecto técnico elaborado por el arquitecto Sr. Carrera De La Red, aprobación que fue asumida por la Diputación Provincial por Decreto de 26-3-2004. El posterior proyecto modificado fue aprobado por el Ayuntamiento por acuerdo de 25 de junio de 2004, y fue asumido por la Diputación provincial por el Decreto anteriormente referido de 26 de agosto de 2004; 4.- El polideportivo fue construido por la empresa Construcciones y Obras Publicas Recio S.A, en virtud de contrato de obras firmado con la Diputación Provincial de Valladolid el 24 de noviembre de 2004, tras el correspondiente proceso de licitación –folio 401 y 402 de las actuaciones-; 5.- La dirección de las obras se encomendó al autor del proyecto técnico D. Miguel Angel Carrera De La Red, quien además asumió las funciones de coordinador en materia de seguridad y salud durante la ejecución de las obras, todo ello de acuerdo con el Decreto nº 4622 de 20 de octubre de 2004 de la Diputación Provincial de Valladolid. (folio 403 de las actuaciones); 6.- Por la Diputación Provincial de Valladolid se contrató un informe sobre las causas que había producido el derrumbe del edificio, dicho informe fue elaborado por Aseper S.L., que realizó un informe inicial y dos ampliaciones. En dicho informe constan como conclusiones finales: 1.- Ha quedado claramente establecido que la causa origen que produjo el desplome del pabellón fue el acaecimiento de un fuerte viento en la zona de ubicación del mismo; 2.- La intensidad exacta del viento en la zona aledaña al pabellón no ha podido ser determinada, dado que en La Pedraja de Portillo no existe estación medidora del I.N.M; 3.- Hemos estimado una velocidad del viento en la zona de unos 150 km/hora, pero no se descarta que pudiera ser mayor; 4.- De toda la información recabada concluimos que el viento produjo en el pabellón en cuestión un colapso estructural por fallos en los nudos 64 y 63 según la numeración establecida en la modelización del proyectista y que se corresponden con el apoyo de las cerchas en los IPE 330 (64) y con el apoyo de estos en el muro de hormigón; 5.Consideramos que existe un error de ejecución no estructural del nudo 64, que se diseñó como coartado en el desplazamiento en el eje Z +, pero se ejecutó solo coartado en una dirección, o sea no se coarto el posible levantamiento de las cerchas por efecto del viento; 6.- Con la situación planteada se produjo una anulación del esfuerzo de comprensión en la barra 63-64 y se generaron momentos en el nudo 63 producidos por el viento que los anclajes de este no pudieron soportar; 7.- Entendemos que se debería haber diseñado ese nudo con más contundencia. Se calculó como empotrado, pero vemos que su grado de empotramiento es mínimo, siendo además un punto crítico de la estructura; 8.Además, en el cálculo teórico ya salía una resultante de tracción elevada que los pernos diseñados era evidente que no podrían soportar, aunque en el cálculo real no se considerara la tracción; 9.- Expresando en otros términos el punto anterior, si el cálculo teórico sirvió para verificar cual debería ser la barra 63-64 para poder soportar los momentos máximos (finalmente se adoptó IPE 330) y cual eran los cortantes en el anclaje y se adoptaron los expuestos, este cálculo teórico, también debería haber servido para tener en cuenta el esfuerzo de tracción, aunque no se produjera, como en el caso de los momentos; 10.Consideramos también que el anclaje en cuestión (nudo 63) podría ser eventualmente incapaz de soportar incluso lo momentos que se le pudieran transmitir con la hipótesis de carga normalizada, más baja que la que se produjo en el momento del siniestro; 11.- Como conclusión final establecemos que el nudo 64 debería haberse coartado en su desplazamiento en el eje Z en su dirección exterior con cualquier tipo de solución constructiva al efecto, manteniendo el deslizamiento en el eje Y, y previendo además el rozamiento acero-acero con un sistema habitual (por ejemplo neopreno) y además se debería haber tenido en cuenta la posible tracción en el apoyo en el muro (nudo 63) colocando un empotramiento más eficaz (que es como estaba diseñado el nudo) para soportar tanto la tracción como los momentos posibles (folios 9, 10 y 11 de la segunda ampliación del informe paginas 120 y 121 de las actuaciones). 7.- Como consecuencia del golpe recibido el hijo del actor resultó con lesiones por las que tardó en curar 430 días. 8.- Por estos hechos se siguieron las diligencias penales nº 1130/2007 ante el Juzgado de Instrucción nº 6 de Valladolid, que dicto auto de sobreseimiento provisional, auto que fue confirmado por la Audiencia provincial de Valladolid por otro de 25 de Junio de 2009. TERCERO: Sobre la base de estos hechos la actora ejercita una acción por responsabilidad patrimonial de la Administración Local como titular propietaria del polideportivo, toda vez que estima que “existieron actuaciones negligentes en las personas que diseñaron el polideportivo que finalmente quedó en ruina total, y en las personas titulares de los departamentos administrativos que permitieron la construcción de un polideportivo sobre un antiguo frontón y que finalmente con sus actuaciones poco responsable provocaron que ante condiciones climatológicas adversas el polideportivo se desplomara”. Frente a esta pretensión se han opuesto las tres codemandadas. El Ayuntamiento de La Pedraja se ha opuesto alegando: 1.- Inadmisión del recurso por concurrir las causas previstas en el art.69 b) y c) de la LJCA ya que no está acreditado que el actor sea el padre del niño accidentado, ni que sea titular de la patria potestad. Y por ser extemporánea la reclamación en vía administrativa al haberse presentado fuera del plazo de un año desde la total curación; 2.- En cuanto al fondo del asunto sostiene la conformidad de la resolución impugnada ya que fue la Diputación Provincial de Valladolid la que contrató y promovió, en su mayor parte, la construcción del polideportivo, por lo que el Ayuntamiento no ha intervenido en el proceso constructivo y ninguna negligencia puede imputarse al mismo. Y que, en todo caso, concurre un supuesto de fuerza mayor exonerador de la responsabilidad que pudiera apreciarse en los hechos, que no consta que el Ayuntamiento haya incumplido de modo activo u omisivo el deber de poner fin a los hechos o impedir hechos o actos ajenos a su actuación que pudieran provocar el derrumbe del polideportivo, y, finalmente impugna la valoración de los daños que se reclaman. Por parte de la compañía aseguradora Allianz S.A se alega que no concurre responsabilidad de su asegurado –Ayuntamiento de La Pedraja-, ya que la causa fundamental de los hechos fueron los fuertes vientos existentes en la zona y que integran un supuesto de fuerza mayor, que el Ayuntamiento demandado no tiene responsabilidad en el proceso constructivo ya que no intervino en el mismo, no pudiendo exigirse responsabilidad por el mero hecho de ser propietaria del edificio. Y por parte del arquitecto, director facultativo de la obra de construcción del edificio, el Sr. Carrera de la Red, se opone, primero, que no cabe entrar a analizar la responsabilidad del codemandado al ser competencia de la jurisdicción civil, los particulares carecen de legitimación para reclamar directamente a quienes prestan servicios a la Administración Pública, no existe relación de causalidad entre una acción u omisión imputable al recurrente y los daños sufridos por el hijo del recurrente, ningún deber objetivo de cuidado infringió el demandado en su actuación profesional, que los vientos fueron tan fuertes que no hay norma que obligue a construir en la zona donde se localiza el polideportivo de modo que los edificios los soporten, y que la acción contra el codemandado esta prescrita al haber transcurrido mas de un año desde que ocurrió el siniestro. Procede analizar, en primer la inadmisión del recurso planteado por el Ayuntamiento. En primer lugar se alega la falta de legitimación actora al no constar que el Sr. De La Cal Posada sea el padre del menor accidentado, ni que el mismo es titular de la patria potestad. Esta causa de inadmision ha de ser desestimada, pues al margen de que resulta extraño que el Ayuntamiento alegue, en este momento, desconocer si el Sr. De la Cal es el padre del niño lesionado, cuando consta que el Ayuntamiento ha sido perfecto conocedor de los hechos ocurridos y las personas lesionadas, y que dada la entidad del municipio le resulte fácil saber y conocer con certeza quienes son los padres de los lesionados, es lo cierto que en periodo probatorio se ha aportado la certificación literal de la inscripción de nacimiento del menor lesionado, Mario De La Cal Toquero en la que consta que su padre es Anastasio de la Cal Posada, y en la que no figura nota marginal alguna relativa a una posible pérdida de su patria potestad (art. 46 de la Ley del Registro Civil). En segundo lugar se alega la inadmisión del recurso por ser extemporánea la reclamación en vía administrativa, al haberse producido transcurrido más de un año desde que se produjo la sanidad del lesionado lo que tuvo lugar el 6-52008 y la reclamación el 27-4-2010 ya que no puede otorgarse eficacia interruptiva a anteriores reclamaciones realizadas por burofax por falta de datos en las mismas. Esta causa o motivo de inadmisión del recurso, que en realidad lo seria de desestimación de la reclamación por extemporánea, tampoco va a ser estimada. El artículo 146.2 de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y Procedimiento Administrativo Común, en su redacción dada por la Ley 4/1999, de 13 de enero, de aplicación al caso, prevé que "La exigencia de responsabilidad penal del personal al servicio de las Administraciones Públicas no suspenderá los procedimientos de reconocimiento de responsabilidad patrimonial que se instruyan, salvo que la determinación de los hechos, en el orden jurisdiccional penal sea necesaria para fijar la responsabilidad patrimonial". A partir de la aplicación del precepto en su nueva redacción, en la que se elimina la referencia de la redacción inicial relativa a que la exigencia de la responsabilidad penal "no interrumpirá el plazo de prescripción", el TS viene sosteniendo –por todas Sentencia de 25-2-2011, rec. 4292/2006- que "no cabe duda de que el proceso penal tiene eficacia interruptiva con carácter general y ello pues aunque, en una interpretación literal, dicha eficacia solo debía ser efectiva para el caso de que la determinación de los hechos sea necesaria para la fijación de la responsabilidad patrimonial, esta viene siendo la regla general". En el sentido indicado valga la cita de las sentencias de 10 de abril de 2008 (recurso de casación 5579/2003) EDJ2008/35402 y 29 de enero de 2007 (recurso de casación 2780/2003) EDJ2007/5487 , así como las en ellas referenciadas. En sentencia de 18 de enero de 2006 (recurso de casación 6074/2001 trascrita parcialmente en las referenciadas, se expresa lo siguiente: "Como hemos dicho en sentencia de esta Sala de 23 de enero de 2.001, la eficacia interruptiva de un proceso penal sobre los mismos hechos determinantes de la responsabilidad administrativa debe reconocerse en tal supuesto en aplicación de la doctrina sentada por la jurisprudencia consistente en que el cómputo del plazo para el ejercicio de la responsabilidad patrimonial no puede ejercitarse sino desde el momento en que ello resulta posible por conocerse en sus dimensiones fácticas y jurídicas el alcance de los perjuicios producidos; tal criterio tiene su origen en la aceptación por este Tribunal del principio de la "actio nata" para determinar el origen del cómputo del plazo para ejercitarla, según el cual la acción sólo puede comenzar cuando ello es posible, y esa coyuntura se perfecciona cuando se unen los dos elementos del concepto de lesión, es decir, el daño y la comprobación de su ilegitimidad, de tal suerte que la pendencia de un proceso penal encaminado a la fijación de los hechos o del alcance de la responsabilidad subsidiaria de la Administración comporta dicha eficacia interruptiva del plazo de prescripción de un año establecido por el artículo 142.5 de la Ley de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común." Pues bien, en aplicación de dicha doctrina, y en atención a que en el supuesto presente las diligencias penales se instruyeron por el mismo hecho que determina la responsabilidad de la Administración que ahora examinamos, es preciso reconocer eficacia interruptiva de la prescripción a las diligencia penales , y, en consecuencia, desestimar la alegación formulada, al haberse formulado la reclamación antes del trascurso del plazo del año, computado desde la resolución confirmatoria del archivo dictada por la Audiencia Provincial de Valladolid, lo que se produjo el 25-6-2009 y la reclamación en vía administrativa el 27-4-2010. Ahora bien, lo dicho hasta aquí no es aplicable respecto de la acción ejercitada frente al Sr. Carrera de la Red ya que respecto de este, aunque se estimara que el plazo de un año para el ejercicio de la acción de responsabilidad contra el mismo también estuvo interrumpido por las diligencias penales, hasta el 25-6-2009 –a pesar de que no consta la participación que tuvo en las mismas-, lo cierto es que desde dicho auto de archivo hasta que se ha presentado la demanda en su contra –como muy pronto el día 17 de marzo de 2011- ha transcurrido, con creces, el plazo de prescripción ya que frente a él no tiene eficacia interruptiva la reclamación previa en vía administrativa presentada ante el Ayuntamiento y en la que, además, ninguna referencia se hacía a una posible responsabilidad del director de la obra. Lo dicho viene avalado por la doctrina jurisprudencial más reciente, dictada por el orden jurisdiccional civil (Ss. TS de 15-octubre-2008, 19-octubre-2007, 27-junio-2006, 14-marzo-2003) que declara carecen de virtualidad interruptiva las reclamaciones producidas solo respecto de alguno de los demandados frente a los otros, por no considerarse aplicable el artículo 1974 del Código Civil a los casos de la denominada “solidaridad impropia” (no surgida del pacto o de la ley) en la que encaja la responsabilidad civil extracontractual. Tal criterio se ha consolidado a partir de la Junta general de los Magistrados de la Sala Primera del Tribunal Supremo, celebrada el día 27 de marzo de 2003, que adoptó el acuerdo que se transcribe: "el párrafo primero del artículo 1974 del Código civil únicamente contempla efecto interruptivo en el supuesto de las obligaciones solidarias en sentido propio cuando tal carácter deriva de norma legal o pacto convencional, sin que pueda extenderse al ámbito de la solidaridad impropia, como es la derivada de responsabilidad extracontractual cuando son varios los condenados judicialmente"; este criterio doctrinal se ha seguido por las sentencias citadas, y es que como indican también las Ss. TS de 6 junio 2006 y 28 mayo 2007 "si la solidaridad no nace sino de la sentencia, que es la llamada solidaridad impropia, la interrupción de la prescripción respecto a uno de los deudores no alcanza a otro, ya que no era deudor solidario y sólo lo fue desde la sentencia que así lo declaró, no antes". Doctrina que también ha sido mantenida por la Sala de lo Contencioso-administrativo del TS en sus Sentencias de 6 y 13 de marzo de 2012, que, con cita de la de 12 de diciembre de 2011, declara que “Debe reconocerse eficacia interruptiva a la reclamación administrativa dirigida contra la administración en que se pretende una indemnización a consecuencia de una aducida lesión derivada de la actuación administrativa luego continuada en vía contencioso-administrativa. Sin embargo no cabe entender que una acción de reclamación de responsabilidad patrimonial en vía administrativa dirigida exclusivamente contra la Junta de Andalucía pueda proyectar consecuencias sobre terceros civiles. No es aceptable que al particular no le favorezca el plazo prescriptivo cuando se tramita un procedimiento administrativo frente a la Administración sin que el sujeto privado que se considera responsable hubiere tenido conocimiento de la actuación del reclamante. La recurrente no discute que la acción civil por responsabilidad extracontractual contra Boliden-Apirsa SL no lo fue hasta el 11 de julio de 2003, fecha de la presentación de su escrito de interposición del recurso, cuando pudo ejercer dicha acción a partir del auto penal de 16 de noviembre de 2001. Como hemos dicho en la citada sentencia: "Ha de entenderse prescrita la acción respecto de un sujeto privado que no es llamado al procedimiento administrativo, porque la acción no se dirige contra el mismo, pero, posteriormente, una vez transcurrido un año de la producción del evento dañoso, se dirige contra el mismo un recurso contencioso administrativo. Por tanto, resulta certero, el razonamiento de la sentencia impugnada respecto a la prescripción de la acción contra Boliden en esta vía contencioso administrativa ya que no tuvo lugar hasta el 11 de julio de 2003 cuando pudo ejercitarse desde el 16 de noviembre de 2001". Esta doctrina es plenamente aplicable al supuesto litigioso ya que la acción contra el Sr. Carrera de la red no consta ejercitada, tras el archivo de la causa penal el 25-6-2009 hasta que se presento el presente recurso el 17 de marzo de 2011, ya que ninguna intervención tuvo ni se le reclamó en la previa reclamación administrativa. Por lo tanto únicamente cabe estimar prescrita la reclamación presentada frente al codemandado Sr. Carrera de la Cal, quedando fuera del enjuiciamiento de esta sentencia la misma. CUARTO: Entrando en el análisis de la posible responsabilidad del Ayuntamiento demandado debe partirse de que la legislación general sobre responsabilidad administrativa, viene constituida por los artículos 106.2 de la Constitución , 121 de la Ley de Expropiación Forzosa y artículo 139 de la Ley 30/1992, de 26 noviembre. El artículo 139 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre, de Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común , proclama el derecho de los particulares a ser indemnizados por la Administración Pública correspondiente de toda lesión sufrida en cualquiera de sus bienes y derechos, salvo en los casos de fuerza mayor, siempre que la lesión fuera consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos, lo que ya venía previsto con anterioridad en similares términos por la Ley de Expropiación Forzosa de 16 de diciembre de 1.954, el artículo 40 de la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado , Texto Refundido de 26 de julio de 1.957, y está recogido igualmente en el artículo 106.2 de la Constitución . En la interpretación de estas normas, el Tribunal Supremo (entre otras, Sentencias de 5 de diciembre de 1988, de 12 de febrero , de 21 y de 22 de marzo y de 9 de mayo de 1991 , o de 2 de febrero y de 27 de noviembre de 1993 ), ha estimado que, para exigir responsabilidad patrimonial por el funcionamiento de los servicios públicos, es necesario que concurran los siguientes requisitos o presupuestos: 1. hecho imputable a la Administración, 2. lesión o perjuicio antijurídico efectivo, económicamente evaluable e individualizado en relación a una persona o grupo de personas, 3. relación de causalidad entre hecho y perjuicio, y 4. que no concurra fuerza mayor u otra causa de exclusión de la responsabilidad. O, como señala el mismo Alto Tribunal en sus Sentencias de 14 de julio y de 15 de diciembre de 1986 , de 29 de mayo de 1987 , de 17 de febrero o de 14 de septiembre de 1989 , para que nazca dicha responsabilidad se requiere "una actividad administrativa (por acción u omisión -material o jurídica-), un resultado dañoso no justificado y relación de causa a efecto entre aquélla y ésta, incumbiendo su prueba al que reclama; a la vez que es imputable a la Administración la carga referente a la existencia de la fuerza mayor cuando se alegue como causa de exoneración" . No se trata, por consiguiente, y este extremo ha de resaltarse en el presente caso, de una responsabilidad por culpa o por negligencia, sino de carácter objetivo, que surge al margen de la conducta desplegada por el autor del daño, pero siempre que ese daño sea consecuencia del funcionamiento de los servicios públicos, incluso cuando tal funcionamiento es normal. En el presente supuesto la cuestión litigiosa a la hora de determinar la responsabilidad de la Administración por el derrumbamiento del polideportivo, y consecuente obligación de indemnizar los daños irrogados, se concreta en determinar si, como señalan las partes demandadas nos hallamos ante un supuesto de fuerza mayor, y si el origen de los hechos está dentro del funcionamiento del servicio público prestado por la Administración municipal, titular del edificio derrumbado, ya que los requisitos relativos a la existencia del daño o perjuicio, y su evaluabilidad e individualización, no ofrece dudas. En el presente supuesto el Ayuntamiento demandado ha alegado la existencia de fuerza mayor como causa exoneradora de su responsabilidad, incumbiendo a ella la carga de acreditar la existencia de la misma y debiendo soportar las consecuencias de una falta de prueba. Pues bien, de la prueba obrante en las actuaciones resulta acreditado:.que en las estaciones de medición más próximas al lugar de los hechos, Olmedo y Valladolid, se registraron rachas de viento de 68 Km/h en la primera y 87 km/h en la segunda. .- Que la velocidad del viento en el lugar y momento de producirse el derrumbamiento no puede determinarse con certeza, pudiendo ser superiores o inferiores a los suministrados por las estaciones, por lo que para establecer la misma debe hacerse uso de otros medios de conocimiento a través de sus efectos. .- Que el Centro Metereológico Zonal de Valladolid informa que el día 16 de febrero de 2007 la situación atmosférica era propicia para que se produjeran vientos fuertes en superficie, no pudiendo descartarse que haya podido haber un tornado débil en Medina del Campo aunque no se disponen de evidencias en ese sentido. .- También consta que el día 16 de febrero de 2007 un sistema frontal, asociado a un profunda borrasca situada al noroeste de Galicia, atraviesa la comunidad de Castilla y León de oeste a este durante la tarde lo que lleva asociado inestabilidad y vientos muy fuertes en los niveles altos de la atmosfera. Las tormentas comenzaron en la provincia de Salamanca sobre las 15 horas locales, de forma débil y se generalizan en una línea de tormentas en el oeste de la región entre las 16 y 16:30 horas locales. Su movimiento hacia el este fue tan rápido (70 km/h) que dos horas más tarde se encontraba en Valladolid capital. Aunque las precipitaciones recogidas no fueron muy importantes, no así el viento. Los valores de racha máxima se mantuvieron entre los valores previstos hasta las 17:3 horas locales (exceptuando la racha de 95 km/h de Matacan-Salamanca), pero a partir de las 18:00 horas locales las rachas superaron los 80 km/h en la meseta, produciendo gran cantidad de destrozos materiales. De manera general estas líneas de tormentas bien organizadas llevan asociado un microfrente, anterior al frente en superficie, con vientos muy fuertes (71-120 km/h) e incluso huracanados (superiores a 120 km/h). .- en el informe pericial practicado se considera que, en base a toda la información metereológica recabada la velocidad del viento pudo aproximarse a los 150 km/h no descartando que fuera superior, sin embargo no se indican los datos en los que apoya esta conclusión ya que de lo obrante únicamente resulta que los vientos pudieron llegar a alcanzar una velocidad de 120 km/h como máximo. El artículo 139.1 de la Ley 30/1992 únicamente excluye de indemnización los daños irrogados por fuerza mayor, de modo que no quedan excluidos los producidos por caso fortuito. Respecto al concepto de fuerza mayor ha recaído una abundante jurisprudencia, así referido a sentencias de la Sala 3ª, la de 3 de octubre de 1994 , Sección 3ª, indica: El concepto jurídico de fuerza mayor -art. 1105 CC está reservado tanto en la doctrina como en la jurisprudencia, a los acontecimientos ajenos a las previsiones típicas de cada actividad, o, como señala la sentencia de la antigua Sala 4ª del Tribunal Supremo de 3 de noviembre 1988 , "al suceso que esté fuera del círculo de actuación obligado, que no hubiera podido preverse o que previsto fuera inevitable" pero no aquellos eventos internos intrínsecos, insitos en el funcionamientos de los servicios público. Desde el punto de vista jurisprudencial interesa subrayar, entre otros, los siguientes criterios: a) La STS 23 enero 1972 , exige, para que pueda hablarse de nexo causal "una relación directa, inmediata y exclusiva de causa a efecto con ausencia de fuerza mayor, a lo que cabe añadir que el nexo causal expuesto no ha de sufrir intervención extraña. b) La STS 28 junio 1983 indica que "la fuerza mayor es concepto jurídico que debe quedar ceñido, como reiteradamente ha repetido la jurisprudencia del Tribunal Supremo al suceso que esté fuera del círculo de actuación obligado, que no hubiera podido preverse o que previsto fuese inevitable, como guerras, terremotos, etc., pero aquellos eventos internos intrínsecos insitos en el funcionamiento de los servicios públicos, como es una rotura o una obstrucción de una conducción de aguas, son sucesos previsibles y evitables con una adecuada inspección y en cualquier caso nunca constituyen la fuerza mayor a que se refieren los preceptos de la Ley de Expropiación Forzosa que exoneran de la obligación de indemnizar a cargo de la Administración". c) En la posterior S 25 enero 1997 se indica "Si bien es cierto que frecuentemente esta Sala en sus sentencias, al exigir la concurrencia del requisito del nexo de causalidad, se ha referido a que exista una relación de causa a efecto directa, inmediata y exclusiva, la imprescindible relación de causalidad entre la actuación de la Administración y el resultado dañoso producido puede aparecer bajo formas mediatas, indirectas y concurrentes siempre que pueda colegirse tal nexo de causalidad entre el funcionamiento del servicio público y el daño o perjuicio, aunque, cuando se den todas las indicadas notas, la reparación a cargo de la Administración será íntegra, absoluta y total, pero, si existen otras concausas, se moderará proporcionalmente aquélla". Por su parte, el Consejo de Estado reserva el concepto de fuerza mayor para los "acontecimientos insólitos y extraños al campo normal de las previsiones típicas de cada actividad o servicio" (dictámenes de 29 mayo 1970 y 28 marzo 1974) o para "aquel suceso que no hubiera podido preverse o que previsto fuera inevitable, que haya causado un daño material y directo que exceda visiblemente de los accidentes propios del curso normal de la vida por la importancia y trascendencia de su manifestación". La fuerza mayor a que se refiere el art.1105 del Código Civil como causa que libera de responsabilidad, debe aplicarse solamente a aquellos acontecimientos inesperados (aunque puede no serlo) que a pesar de que se quiera prevenir, es imposible resistirlo, es decir lo que no puede preverse o que aun previsto fuera inevitable o irresistible; se precisa pues que el suceso causante de los daños sea efectivamente y de modo pleno imprevisible dentro de la normal previsión que las circunstancias exigen en cada caso, e insuperable o irresistible en una posibilidad de orden práctico. Pues bien, examinado el caso desde la perspectiva indicada, no se considera constitutivo de fuerza mayor el fenómeno meteorológico consistente en un fuerte viento racheado que llegó a registrar en Valladolid la señalada velocidad máxima de 120 km/h. Si bien se trata de un fuerte viento, no está probado que sea un suceso extraordinario: ni en lo que atañe a su intensidad, valga como referencia que el Art. 2 del Real Decreto 300/2004, de 20 de febrero, relativo a riesgos extraordinarios, define como tal los vientos que presentan rachas que superan los 135 km/h (120 km/h tras la reforma por RD 1386/2011 de 14 de octubre); ni en relación a la periodicidad o frecuencia del fenómeno, pues no se han aportado índices de recurrencia de este tipo de vientos, de manera que en su ausencia difícilmente puede calificarse de absolutamente excepcional e inhabitual; ni tampoco en cuanto a la magnitud de sus efectos catastróficos en las zonas próximas, al respecto las noticias periodísticas aportadas no expresan que el fenómeno tuviera una incidencia especial. En todo caso, estamos en un supuesto de caso fortuito del que sí responde la Administración. Y finalmente resta por determinar si el daño se produjo dentro del ámbito del servicio público municipal, y la respuesta a esta cuestión también debe ser afirmativa ya que era el Ayuntamiento el titular del edificio derrumbado, quien decide abrirlo para disfrute del público en general y quien aprobó el proyecto de construcción del mismo aunque con posterioridad la Diputación Provincial de Valladolid diera el visto bueno a dicho proyecto y adjudicara el contrato de obras para su ejecución, intervención de la Diputación que no excluye la responsabilidad del Ayuntamiento como titular del bien y como tal responsable de la actividad ejecutada en él, por lo que aunque los defectos apreciados en el mismo –según resulta del informe pericial- fueran de ejecución del proyecto y no fueran apreciables a simple vista por el Ayuntamiento lo que sí determinaron fue que, ante la existencia de este fuerte viento el edificio se desplomara, en definitiva, nos hallamos ante un evento intrínseco al inmueble en que se presta el servicio público, que con la máxima diligencia pudo intuirse la posibilidad del mal estado en el inmueble, y desde luego que de haberse intuido se hubiera evitado. QUINTO: En cuanto a los daños toda vez que la cuantía reclamada no ha sido impugnada, a salvo de la genérica y no concretada impugnación realizada por el Ayuntamiento, procede estimar la misma en su integridad. SEXTO: No apreciándose mala fe ni temeridad en ninguno de los intervinientes no procede hacer expresa declaración en materia de costas procesales. SEPTIMO: Siendo la cuantía del recurso superior a 30.00O euros € contra esta sentencia cabe recurso de apelación Vistos los artículos citados y demás de general y pertinente aplicación: FALLO Estimo el recurso contencioso-administrativo presentado por el Procurador Sra. Gutiérrez Iglesias en nombre y representación de ANSTASIO DE LA CAL POSADA que a su vez actúa en representación de su hijo MARIO DE LA CAL TOQUERO y declaro la nulidad de la resolución recurrida y el derecho del recurrente a ser resarcido en la cantidad de 34.059,01 euros más el interés legal de esta cantidad devengado desde la fecha de interposición del recurso (17-32011), condenando a la Administración demandada y a la compañía se seguros ALLIANZ S.A. a que conjunta y solidariamente se la abonen al actor, absolviendo de los pedimentos contenidos en la demanda a MIGUEL ANGEL CARRERA DE LA RED; todo ello sin hacer expresa declaración en materia de costas procesales. Notifíquese la presente resolución a las partes haciéndoles saber que no es firme y contra la misma cabe interponer recurso de apelación, en los 15 días siguientes a su notificación, para lo cual, y de acuerdo con la D.A decimoquinta de la L.O 6/1985, introducida por la LO 1/2009 de 3 de Noviembre, deberá constituirse un depósito mediante ingreso en la cuenta de consignaciones de este Juzgado nº 4614 0000 84 seguido del nº del procedimiento y año, de 50€, salvo que concurra causa de exención o se tenga reconocido el derecho de justicia gratuita. Así por esta mi Sentencia lo pronuncio, mando y firmo. DILIGENCIA: La extiendo yo el Secretario para hacer constar que la anterior Sentencia ha sido pronunciada y publicada por el Ilmo. Sr. Magistrado que la suscribe en el mismo día de su fecha y en Audiencia Publica; se incluye original de esta resolución en el libro de Sentencias poniendo en los autos certificación literal de la misma. Doy fe.