capitulo 6 dios con “d” mayuscula1

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Dios con “D” Mayúscula
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CAPITULO 6
DIOS CON “D” MAYUSCULA1
Este artículo es acerca de Dios con una “D” mayúscula, que en el un estado
de ser Dios (Deuteronomio 6:4), consiste del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo
(como los conocemos), eso no es semejante al otro estado de ser: Autoexistente,
eterno, infinito e inmutable. Como seres creados, necesitamos conocer a nuestro
Creador para estarle agradando. En efecto, la salvación y la verdadera adoración
no son posibles sin un correcto conocimiento de quién y qué es Dios.
La Salvación No Es Posible Sin Conocer a Dios
La salvación no es posible sin un conocimiento de Dios. Se que esto es verdad
porque cuando Jesús oró por Sus discípulos, dijo: “Y esta es la vida eterna: que te
conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado” (Juan
17:3).2 En otras palabras, el destino eterno de uno depende de conocer a Dios, el
Padre, y Su Hijo, Jesucristo. Esto quiere decir que el estudio de Dios y el estudio
de Cristo son ocupaciones absolutamente esenciales para el que quiera ir al cielo.
Además, en adición al conocimiento del Padre y el Hijo, hay otros pasajes que nos
informan que el Espíritu Santo está incluido en esta intima relación (Comp. Hch.
5:32). En efecto, sobre la confesión de la fe de uno en Jesucristo, un creyente
arrepentido es bautizado en una relación con la Deidad, a saber, el Padre, el Hijo
y el Espíritu Santo (Mat. 28:19). Todos en esta relación salvadora “conocen al
Señor ... desde el menor hasta el mayor de ellos” (Heb. 8:11). Finalmente, y esto
no es sin gran significado, “... cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo
con los ángeles de su poder, en llama de fuego” será “para dar retribución a los
que no conocieron a Dios ...” (2 Tes. 1:7-8).
La Verdadera Adoración No Es Posible Sin Conocer a Dios
La verdadera adoración, que es la única clase de adoración que es agradable a
Dios, debe ser en espíritu y en verdad (Juan 4:24). Esto significa que la verdadera
adoración no es simplemente con el espíritu o actitud correcta sino que debe ser
inteligente y también debe tener conocimiento. Por ejemplo, aunque hubo muchas
razones de por qué la adoración de la mujer Samaritana no era aceptable a Dios, la
razón primaria fue declarada por Jesús, cuando dijo: “Vosotros adoráis lo que no
sabéis” (Juan 4:22). De la misma manera, los Atenienses adoraban vanamente el
altar “al Dios no conocido”. La Biblia hace claro que esta clase de adoración no
es aceptable porque es “adoración sin conocimiento” (Hch. 17:23b).
La Ignorancia de Dios Es Un Problema
Corriente
Es triste que la sociedad moderna sepa tan poco acerca del verdadero Dios.
Acorde a Langdon Gilkey, en su libro, Hacedor del Cielo y la Tierra, la descripción prevaleciente de Dios, entre aquellos en nuestra cultura que aun creen en El,
es esa de un “gran anciano hombre de estado, poderoso, bondadoso, que nos trata
tan cariñosamente como un abuelo podría hacer, con la ocasional disposición de
ánimo del juicio necesario pero con un balance de indulgencia” (Pág. 81). Añada
a esto el hecho de que muchos Cristianos de hoy día, reflejando la ignorancia de
Dios tan prevaleciente en esta época, son como los antiguos Atenienses, intentando adorar a un “dios no conocido”, y usted tiene el potencial para una apostasía
mayor fraguándose en nuestro medio.
Si lo que estoy leyendo en los periódicos religiosos puede ser confiado, si los
predicadores y ancianos con que he hablado tienen idea de lo que está ocurriendo
en su medio, entonces pocos Cristianos hoy día estudian sus Biblias sobre una
base diaria. Será mi suposición que muy pocos aun se han comprometido en
algún momento en un estudio privado de la naturaleza y persona de Dios. Si esto
es verdaderamente indicativo de lo que esta ocurriendo en la iglesia de Cristo,
entonces muchos Cristianos ciertamente conocen muy poco acerca de los atributos
y características de Dios. Tal ignorancia es, acorde a un apóstol inspirado, una
Anotaciones
Dios con “D” Mayúscula
“vergüenza” (Comp. 1 Corintios 15:34). Exactamente como la falta de conocimiento
acerca de Dios hizo a los Corintios susceptibles a la falsa enseñanza acerca de la
resurrección, muchos Cristianos hoy día, sabiendo poco acerca de la naturaleza de
Dios, son vulnerables a las vanas filosofías y huecas sutilezas (Colosenses 2:8).
Habiendo colocado este estudio en su perspectiva correcta, es ahora tiempo de
dirigir nuestra atención a un estudio de Dios el Creador, Sustentador y Redentor
del mundo.
Dios Es
El Salmista dijo: “Los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia
la obra de sus manos” (Sal. 19:1), y el apóstol Pablo declaró: “Porque las cosas
visibles de El, su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la
creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo
que no tienen excusa” (Rom. 1:20).
Con estos pasajes en mente, es interesante notar que, descendiendo a través
de las eras, los hombres que no estaban asociados con la Biblia han observado
la magnífica creación de Dios y han entendido que debe haber un Creador. Esta
comprensión es llamada “el argumento teleológico para Dios”, y es el argumento
para idear, inferir un diseñador inteligente del universo, exactamente como uno
infiere que un producto (un reloj) tiene un productor (un relojero). Incidentalmente,
si alguien fuera a mostrarnos un reloj, diciéndonos que nadie lo hizo, sino que fue
el resultado de una explosión que había ocurrido accidentalmente en una fábrica
de fragmentos metálicos, pensaríamos que la persona nos está “tomando el pelo”
o es un necio. ¿Por qué, entonces, debería ser algo diferente cuando pensamos
acerca del mas grande producto jamás creado? En efecto, la Biblia dice, “Dice el
necio en su corazón: No hay Dios” (Salmo 14:1).
De acuerdo a Platón, una de las cosas que hace que uno crea en el Creador
es el argumento “del orden del movimiento de las estrellas, y de todas las cosas
bajo el dominio de la mente que ordenó el universo” (Platón, Leyes). De acuerdo
a Platón, tuvo que haber un “hacedor y padre de todo”. En adición, Aristóteles,
basado en su observación de la creación, concluyó que tuvo que haber un Primer
Promotor Inmutable que es Dios, una inteligencia viva, incorpórea, eterna, y ser
muy bueno, la cual es la fuente del orden del universo (Aristóteles, Metafísica y
Sobre Filosofía).
Haciendo nota de las observaciones de estos dos hombres, no estoy defendiendo
las filosofías de alguno. En lugar de eso, simplemente estoy señalando que las más
grandes mentes de la antigüedad entendieron la fuerza del argumento teleológico.
Como la Biblia tan claramente dice, el hombre está “sin excusa” por no saber lo
que Dios es (Romanos 1:20).
Dios Es Autoexistente
El Dios que se ha revelado a Sí mismo en la naturaleza y gradualmente, versículo por versículo, paso a paso, se hace conocer a Sí mismo en Su revelación
especial, la Biblia, como ser necesario que depende de nada mas o algo mas para
Su existencia. En efecto, todo lo demás depende de El. Esto significa que Dios,
ontológicamente hablando (eso es, teniendo que ver con el ser de Dios), es autoexistente. Este es el significado del nombre “YO SOY EL QUE SOY” (Exodo 3:14).
Se deriva del verbo Hebreo “ser” y significa “El que es”. Es esta autoexistencia
que es el significado primario de diferencia entre Dios y Su creación. Por tanto,
llamándose a Sí mismo “YO SOY”, Dios está argumentando ontológicamente que
Su ser es incausado. Está diciendo que El es; siempre ha sido; y siempre será.
En otras palabras, el ser de Dios no es derivado de algo mas y no depende de algo
mas; El simplemente existe.
Hay tres pasajes en el Nuevo Testamento que transmiten la misma idea. En
Romanos 1:23, Dios es identificado como siendo “incorruptible”. En 1 Timoteo
6:16, es dicho que Dios “es el único que tiene inmortalidad”. Y en Juan 5:26 es
enseñado que solamente Dios “tiene vida en sí mismo”. Cuando la naturaleza
autoexistente de Dios empieza a ser comprendida por las criaturas finitas, ellas
sienten la necesidad de humillarse a sí mismas ante el totalmente independiente
e incorruptible YO SOY.
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Anotaciones
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Anotaciones
Dios Es Eterno
Si Dios es autoexistente, y esto es lo que la Biblia dice, entonces también debe
ser eterno. En efecto, creer en el Eterno es una parte esencial de la fe Cristiana
(Hebreos 11:6). Y aunque es verdad que la criatura un día se vestirá de inmortalidad y vivirá por siempre (1 Corintios 15:53-54), esta no es la inmortalidad que
Dios posee. Dios, contrario a Su creación, es inmortal por naturaleza. En otras
palabras, solamente Dios ha existido siempre y existirá. ¿Cómo puede ser esto?
¿Cómo puede un ser no tener principio ni fin? ¿Cómo puede ser que un ser fuera
siempre y será siempre? Porque, como ya hemos señalado, Dios, y sólo Dios,
es autoexistente, y la consecuencia lógica de esta autoexistencia es la eternidad.
Para la criatura, la inmortalidad es un regalo; para Dios, la inmortalidad es la
esencia de Su naturaleza. Como criaturas finitas, nuestras mentes están controladas
y limitadas por el tiempo. Consecuentemente, es imposible para nosotros entender
completamente la eternidad de la naturaleza de Dios. Por tanto, a medida que
reverenciamos sumisamente delante de El, reverentemente digamos, junto con el
apóstol Pablo: “¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de
Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos!” (Romanos
11:33). Y ciertamente nos unimos con Moisés en decir que el “Dios eterno” es
nuestro refugio, “y acá abajo los brazos eternos” (Deut. 33:27).
Dios Es Infinito
Como ya hemos visto, Dios tiene una existencia única. Es una existencia que
no está limitada por nada fuera de Sí mismo. Esta clase de existencia es referida como ser infinito, lo cual significa sujeto no a la limitación o determinación
externa, eso es, suelto. Pero uno necesita ser cuidadoso con esta palabra. Como
Jack Cottrell señala en su libro, Dios El Creador, cuando se refiere a Dios como
infinito, este término no debe ser entendido en su sentido físico o matemático,
como si Dios fuera infinitamente largo, o como si se extendiera infinitamente en
el espacio (Pág. 241). Decir que Dios es infinito, es decir que El no está sujeto a
las limitaciones como parte de la estructura de un ser creado.
Dios Es Omnipresente
La infinitud de Dios debe ser definida por Su autoexistencia, eternidad, y omnicaracterísticas, que son omnipresencia, omnisciencia, y omnipotencia. El Dios que
es eterno, y por tanto, no limitado por el tiempo, es omnipresente, y no limitado
por el espacio (Sal. 139:7-10; Prov. 15:3; Jer. 23:23-24). El está universalmente
presente para todo espacio en todo tiempo. Aún así, esto no significa que El está
disperso a través de la infinita distancia del espacio, de manera que cada parte del
espacio tiene al menos una poca parte de Dios. En otras palabras, Dios no está
presente en todo espacio; El está, en lugar de eso, presente para todo espacio. Esto
significa que el Dios ilimitado en Su completo ser está presente en todo punto de
nuestro espacio. Quizás una mejor forma para expresar la omnipresencia de Dios
es decir que todo el espacio está inmediatamente presente delante de El.
La omnipresencia de Dios no lo previene de manifestarse a Sí mismo en un sitio
localizado. En efecto, aunque Su ser ontológico está presente para todo espacio
igualmente, en ocasiones ha entrado al espacio en puntos específicos y se ha hecho
presente en este para un propósito específico. Estas “teofanías”, como son llamadas, muy a menudo envolvieron la redención. Por ejemplo, la columna de nube
llevando la gloria de Dios que apareció ante los Israelitas (Exodo 33:9; 40:34; 1
Reyes 8:10 y Sig.) y es sino un ejemplo de tal caso. Por supuesto, el incidente más
dramático de Dios entrando en el tiempo y el espacio fue la encarnación misma
(Juan 1:14; 1 Tim. 3:16). Consecuentemente, Jesús fue llamado Emanuel, o “Dios
con nosotros” (Mateo 1:23). Pero, al entrar en el tiempo y el espacio, Dios, en
Su Ser autoexistente, eterno e infinito, no dejo de ser omnipresente. Estaba, en
efecto, aún presente para todo punto del espacio, sustentando todas las cosas por la
palabra de Su poder (Colosenses 1:17; Hebreos 1:3). En efecto, es evidente que la
omnipresencia de “Dios con nosotros” es el tema de Juan 3:13, que dice: “Nadie
subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el
cielo”. Si la omnipresencia no está bajo consideración, entonces le pido que me
diga qué es. Recuerde, estas palabras estaban siendo habladas por Dios mismo
mientras se encarnó aquí en esta tierra. Otro ejemplo de Dios interponiéndose a
Dios con “D” Mayúscula
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Anotaciones
Sí mismo en el tiempo y el espacio sería la venida del Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2:1-4), también como Su morada del cuerpo de todo Cristiano (1
Corintios 6:19). “¿Difícil”, dirá usted? Si, pero lo tal es la magnífica naturaleza
del gran YO SOY.
Dios Es Omnisciente
Cuando uno considera pasajes como Isaías 46:9-10; Salmo 147:5; Romanos
11:33; y 1 Juan 3:20, uno llega a apreciar el hecho de que nunca hubo un tiempo
cuando el Dios autoexistente, eterno e infinito de toda la creación sabía menos
o mas de lo que hace ahora mismo. Dios, a causa de lo que es, nunca aprende y
nunca olvida. Esta característica es llamada omnisciencia. La omnisciencia no
es algo como el conocimiento que el hombre posee. El hombre, por su misma
naturaleza, no puede saber algunas cosas. Dios, por otro lado, sabe todas las cosas,
y lo hace así porque El es “Yo Soy” (Exodo 3:14).
No obstante, algunos están deseando argumentar que hay cosas que aun un
Dios que todo lo sabe no puede saber. Estos argumentan que los actos futuros de
libre voluntad de los hombres y mujeres no pueden ser conocidos por Dios porque
ellos ni aun han ocurrido. Dios, acorde a esta posición, no puede saber lo que no
puede ser conocido, y el futuro, casual, libre de las decisiones de los hombres y
mujeres no puede ser conocido. Pero, ¿puede ser esto verdad? ¿Qué es lo que no
puede saber el Dios autoexistente, eterno e infinito? No hay absolutamente nada
que tal ser no pudiera conocer, porque El trasciende la corriente del tiempo y ve
lo pasado, lo presente y futuro en una clase de eternidad ahora. (Para un profundo
estudio del contraste entre estas dos posiciones, véase el debate Green-Turner que
ocurrió en este periódico unos pocos años atrás [Discusión Sobre la Presciencia
de Dios, Vol. 16, Nº 3,4,5,6]).
Solamente un ser con las características y atributos infinitos de Dios podría
ser el que todo lo sabe. Consecuentemente, es la omnisciencia que Dios usa para
desafiar a aquellos que declaran ser dioses, pero que en realidad no lo son (Isaías
42:8-9; 43:3-7; 44:7-8; 45:20-21; 48:3-7). Ciertamente, la alabanza, el honor y
la gloria eterna pertenecen al un y único Dios verdadero, quien dijo: “... yo soy
Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir
desde el principio, y desde la antigüedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi
consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero” (Isaías 46:9-10).
Dios Es Omnipotente
En vista de que Dios es autoexistente, eterno, omnipresente y omnisciente, no
nos llega como sorpresa que El sea también omnipotente o todo poderoso. En
efecto, si Dios es infinito en Su relación con el tiempo, el espacio y el conocimiento, solamente se sigue que El es omnipotente también. En el Nuevo Testamento,
esta verdad es enseñada en Mateo 19:26 y Ap. 19:6. En el Antiguo Testamento,
cuando Dios apareció a Abraham, dijo: “Yo soy el Dios Todopoderoso” (Gén.
17:1). En Jeremías 32:27, Dios dice: “He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda
carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?” Para Dios, por supuesto, “nada hay
imposible” (Lucas 1:37). Finalmente, la omnipotencia de Dios está basada en el
hecho de la creación: “¡Oh Señor Jehová! he aquí que tú hiciste el cielo y la tierra
con tu gran poder, y con tu brazo extendido, ni hay nada que sea difícil para ti”
(Jeremías 32:17).
Dios Es Inmutable
Dada la naturaleza de Dios, no hay oportunidad de que pueda ser en algún momento alguna otra cosa que lo que El es. Esto puede ser inferido de Su naturaleza
autoexistente, eterna e infinita. Su naturaleza o esencia no puede cambiar, sino
que es eternamente el mismo, incorruptible (Rom. 1:23) e inmortal (1 Tim. 6:16).
En otras palabras, El es incambiable o inmutable (Salmo 102:25-27; Malaquías
3:6; Santiago 1:17). ¿Qué significa esto? Significa que el AutoExistente no puede
no ser autoexistente; significa que el Eterno no puede no ser eterno; significa que
el Infinito no puede no ser infinito; etc. Dios, ontológicamente hablando (eso es,
por la naturaleza de Su ser), no puede ser algo mas; si lo fuera, ¡no sería Dios!
Incluido en la naturaleza incambiable o inmutable de Dios están Sus atributos
morales, porque Su carácter moral no es menos parte de Su esencia que lo que es Su
Dios con “D” Mayúscula
poder y sabiduría. Lo que esto quiere decir es que Dios siempre ha sido, y siempre
será, el Dios santo, justo y bondadoso que es exactamente en este momento. Su
bondad no ha sido desarrollada, y nunca será alterada. Desde la eternidad hasta
la eternidad, El es el mismo en carácter, infalible e inmutable (Números 23:19).
Por supuesto, debe ser guardado en mente que la naturaleza inmutable de Dios
no significa que El no pueda obrar recíprocamente con Su creación. En efecto, la
Biblia enseña que el Todopoderoso se ha puesto de acuerdo, y obra recíprocamente
con Su creación andando el tiempo. Tal interacción es genuina y no pretendida.
Dios se ha puesto de acuerdo para ser influenciado por Su creación. Si podemos
explicar o no esto en la visión de la naturaleza inmutable de Dios no es el punto.
Yo ni aún puedo entenderlo, entonces, ¿puedo explicarlo? En verdad, no es mi
responsabilidad explicarlo, en lugar de eso, mi responsabilidad es creerlo, enseñarlo y defenderlo. Si tuviera que ser capaz de entender y explicar todo acerca de
Dios, especialmente aquellas cosas que ha escogido no revelármelas, antes de que
pudiera creer en El, yo y todas las otras criaturas finitas no podrían haber escogido
sino permanecer en incredulidad. La visión Aristoteliana o clásica de Dios como
“el Promotor Inmovido”, quien a su vez no está relacionado al mundo impasivo
y desinteresado, es, en mi opinión, tan ridícula y no es Bíblica.
Aún así, concluimos este artículo con el entendimiento de que no es posible
que la esencia de Dios pudiera ser alguna otra cosa que lo que ha sido, es, y siempre será. Si esta esencia estuviera sujeta a cambio, entonces Dios no continuaría
siendo Dios.
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Gospel Anchor, Vol. 18, Pág. 89, Allan Turner.
Ver Capítulo 28, Juan 17:3, Págs. 206-209.
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