SALA DE LO PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San

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451-CAS-2004
SALA DE LO PENAL DE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA: San Salvador, a las
nueve horas y veinticinco minutos del día diecinueve de julio de dos mil cinco.
Los anteriores recursos de casación han sido interpuestos, separadamente por las señoras,
************ y ***************, en calidad de Representantes legales de las menores
víctimas, contra la sentencia definitiva absolutoria, pronunciada por el Tribunal Cuarto de
Sentencia de San Salvador, a las diecisiete horas con treinta minutos del día veinte de
octubre de dos mil cuatro, en el proceso instruido contra el imputado SALVADOR
NELSON GARCIA CORDOVA, por los delitos de VIOLACION Y AGRESION
SEXUAL AGRAVADA, CORRUPCION DE MENORES E INCAPACES y
UTILIZACION DE MENORES CON FINES PORNOGRAFICOS Y
EXHIBICIONISTAS, previstos y sancionados en los Arts.160, 162 No.3, 167 y 173 Pn.,
en perjuicio de la libertad sexual de las menores ************* e ****************.
Habiéndose cumplido con las formalidades que establece el Art.423 Pr.Pn., para la
interposición de los recursos, ADMITANSE, ambos y procédese a pronunciar sentencia de
conformidad al Art.427 Inc.3º. Pr.Pn..
En relación a la prueba ofrecida por las recurrentes, la misma se declara inadmisible. Las
grabaciones magnetofónicas por no adecuarse a los presupuestos del Art.425 Inc.1º. Pr.Pn.,
y los restantes medios por ser innecesaria su incorporación por formar parte del proceso.
RESULTANDO:
I) Que mediante sentencia relacionada en el preámbulo de la presente resolución, se
resolvió: "… Por las razones que quedan anotadas, y de conformidad a los Arts.1, 2 Inc.1º.,
11, 12, 86 Inc.3º., 172 Incs.1º. y 3º. y 246 Cn.; 1, 2, 3, 4, 5, 6, 32, 33, 160 y 162 num. 3,
167 y 173 Pn.; 1, 2, 3, 4, 5, 6, 15, 17, 18, 121, 130, 162, 185, 191, 325, 329, 330, 345, 346,
348, 359 y 360 CPP.; demás disposiciones legales citadas y otras que fueren de pertinente
aplicación; este Tribunal de Sentencia, en nombre de la República de El
Salvador y de la manera híbrida que se anota -Unánime para el primero de los
delitos acusados, aunque por diversidad de motivos, y Mayoritaria para el resto de
infracciones penales sometidas a Juicio-, ha resuelto:---FALLAR:--- I.-Declarar
ABSUELTO de la Acusación invocada en su contra por la Fiscalía General de la
República, al imputado SALVADOR NELSON GARCIA CORDOVA, de las generales
descritas en el preámbulo de la presente Sentencia, por la comisión de los delitos de: I)
Violación y Agresión Sexual Agravada, II) Corrupción de Menores e Incapaces, y III)
Utilización de Menores con fines pornográficos y Exhibicionistas; todos, en alegado
perjuicio de la Libertad e Indemnidad Sexual de las señoritas ************* o
***************, e ************.---II.- ABSOLVER a dicho imputado de la
Responsabilidad Civil que pudo deducírsele en razón de la presente Causa, así como de las
Costas Procesales que implicó el correspondiente trámite, esto último extensible a las partes
técnicas actuantes.---III.- Respecto a los objetos secuestrados, estése a lo dispuesto en el
precedente Romano IV de los Argumentos Jurídicos; para lo cual, la Secretaría de este
Tribunal deberá librar las correspondientes comunicaciones.---Se advierte a las partes que
contra la presente Sentencia procede la interposición del Recurso de Casación dentro de los
diez días posteriores a su notificación.—NOTIFIQUESE…".
II) Contra el anterior pronunciamiento, las impugnantes, con fundamento en el Art.2 literal
H de la Convención Americana de Derechos Humanos relacionado con el Art.13 No.5
Pr.Pn., interponen separadamente su respectivo recurso de casación; alegando dos motivos.
En el primer motivo ambas impugnantes, sostienen que la fundamentación de la sentencia
es ilegítima, en razón de haberse omitido valorar prueba de carácter decisivo; y basan su
reclamo en la inobservancia de los Arts.130 Inc.1º. y 362 No.4 Pr.Pn..
En sus argumentos, ambas recurrentes expresan: "… A.-) Estos asertos que supuestamente
sirven de base para desconocer los elementos probatorios -decomiso consistente en videos
conteniendo explícito material pornográfico y otros elementos documentales que se
desprendieron del registro- ofertados por el Ministerio Público Fiscal y admitidos por el
Juez Instructor, se deja entre ver una serie de inconsistencias tales como:---1.-) La primera
que señalo es que los derechos y garantías fundamentales no son absolutos y como tales los
mismos están expuestos a ser vulnerados como más adelante lo expondré, interesándome en
este apartado comentar sí la existencia de una llamada telefónica fue o no suficiente para
que la Policía Nacional Civil, haya realizado las actividades que desembocaron en todo un
proceso penal en el que a la postre se individualizó al imputado SALVADOR NELSON
GARCIA CORDOVA, a quien vuestro tribunal decidió absolver, a ese respecto hay
suficiente basamento constitucional, legal y jurisprudencial que es acuerpado
doctrinariamente, para demostrar que la actuación policial devenida como consecuencia de
la noticia llevada al conocimiento de la misma fue legitima. Tal cual lo expone el maestro
RAUL WASHINGTON ABALOS, en su obra Derecho Procesal Penal, tomo III, Pág.218,
Ediciones Jurídicas Cuyo, quien establece lo siguiente: "La noticia llevada a conocimiento
de la Policía debe ser verosímil; pero no es cuestión de entrar a dilucidar en ese momento,
sino de actuar, pues, aún no siendo verosímil aquella, es lógicamente posible, y la
posibilidad se confunde, con la realidad.---Las circunstancias, cuando se está frente al caso
concreto, justificarán la verosimilitud del aviso; pero de no ser veraz, la medida quedará
justificada por haberse llevado adelante un procedimiento ante una situación que pudo ser
real aunque no lo fuera." (El resaltado es nuestro). De igual manera se expresa CLAUS
ROXIN en su obra "DERECHO PROCESAL PENAL", Editores del Puerto, página 316,
quien afirma como presupuesto de admisibilidad para el registro domiciliario "la simple
sospecha de que el registro conducirá al descubrimiento de elementos de pruebas. No es
necesario que esa sospecha esté respaldada por hechos concretos…". De tal forma que
hacer cuestionamiento sobre una inmediata reacción del órgano policial quién tiene por
mandato ante todo velar por la seguridad de los ciudadanos es inaceptable, mas aún si
tomamos en consideración que la información hecha llegar al ente policial, que dicho sea
de paso no fue una denuncia, como erradamente lo sostiene ese tribunal sentenciador,
resultó ser veraz, por cuanto se encontró suficiente material que confirmaba lo manifestado
por el aviso ciudadano.---2.-) La segunda que señalo es que los derechos y garantías
fundamentales no son absolutos, dado que los mismos pueden ser vulnerados sin que esto
implique quebrantamiento a la seguridad jurídica de la persona que le asista el derecho o
garantía restringida, por cuanto esa limitación al derecho de la inviolabilidad de la morada
y subsecuentemente como lo hace ver vuestro tribunal a la intimidad
personal y/o familiar, no se dio a través de procedimientos irregulares ni por autoridad
incompetente, sino todo lo contrario, así tenemos que la Policía Nacional Civil en claro
cumplimiento de sus funciones atinentes a la prevención del delito desplegó una actividad
de la cual no se le podía exigir otra conducta, ello ante la preocupación de la inminente
afectación de un bien jurídico (libertad sexual), así lo sigue justificando el maestro RAUL
WASHINGTON ABALOS en su citada obra "Derecho Procesal Penal", tomo III, Pág. 218,
Ediciones Jurídicas Cuyo, quien expone lo siguiente: "La preocupación de los bienes
fundamentales y la situación de necesidad en ciertas hipótesis obligan a quebrar la garantía
constitucional de la inviolabilidad del domicilio. Como ésta aparece como un bien menor
frente a situaciones de emergencia, se justifica el registro o allanamiento, sin orden judicial
previa, por que la demora para lograrla haría inútiles los esfuerzos para salvaguardar los
bienes jurídicos que, en su urgencia, no admiten espera para ser socorridos y salvados
eficazmente. "-El subrayado es vuestro-. En ese mismo orden de ideas el autor Eduardo M.
Jauchen, en su obra Tratado de la Prueba en Materia Penal. Editores Rubinzal-Culzoni,
Pág.53 sostiene "los elementos de prueba otras veces son obtenidos e incorporados al
proceso mediante procedimientos que la ley procesal también prevé para los supuestos en
que generalmente, para llegar a la obtención del mismo, es menester franquear alguna
garantía constitucional", claro está, se refiere a las medidas de coerción real, en donde
perfectamente se encaja la institución jurídica del allanamiento y sostiene que en el derecho
a la privacidad e intimidad de una persona nadie puede inmiscuirse sino por medio de la ley
siempre que medie un interés superior en resguardo de la libertad de los otros, la defensa de
la sociedad, las buenas costumbres o la persecución del crimen. Asimismo este autor en su
obra recoge un apéndice de selección de jurisprudencial en donde hace alusión a una
sentencia emitida por la CNCCORR, sala IV, 4-11-97, que se lee de la siguiente manera "Si
la policía intervino a raíz de un llamado telefónico de la damnificada quién era amenazada
con un arma blanca por su concubino, la situación de riesgo concreto que podía implicar la
actitud del imputado, sumada al consentimiento para ingresar a la finca prestada por la
víctima que habitaba en el lugar habilita la actuación policial sin previa orden escrita,
puesto que la espera de conseguir dicha orden resultaría inconcebible con la seguridad de
terceros.." Eduardo M. Jauchen, en su obra Tratado de la Prueba en Materia Penal. Editores
Rubinzal-Culzoni, Pág.672. De lo anterior con suma facilidad se puede advertir que hay
unanimidad en considerar que ante el anuncio de un mal hacia un bien jurídico
determinado, la actuación policial no admite demora y que la institución creada para esos
fines tienen que actuar de inmediato sin que esa actuación implique por si misma una
violación a derecho o garantía fundamental alguna y por consiguiente en modo alguno
afecta el proceso de la forma que la mayoría de ese tribunal lo ha dejado por sentado. Cabe
hacer resaltar que la doctrina como fuente de información de la que se deben servir los
Administradores de Justicia, establece que en casos similares a los que ese tribunal ha
conocido, justifica las actuaciones policiales en las que se ve mermado un derecho o
garantía fundamental, cuando ésta actúa como un ente preventivo y garante de la seguridad
ciudadana, tan es así que van más allá cuando reconocen incluso que la policía puede
allanar sin previa orden judicial, de tal forma que los "argumentos" dados por la mayoría de
ese tribunal pierden fuerza jurídica.---3.-)Asimismo y como ya lo he señalado
someramente, el tribunal A quo de manera peregrina trata de "equiparar" el aviso ciudadano
que origina el despliegue policial en razón de las facultades constitucionales y legales que
le son propias y que corresponden al ámbito de la prevención del delito, con el acto formal
de la denuncia, contemplada en la ley adjetiva. Ese craso error conceptual, es el que ha
originado, de parte de ese tribunal, asentar su decisión, en premisas absolutamente erróneas
que devienen al final en la injustificada omisión de prueba decisiva. Así los efectos, en
tanto investigación administrativa, que devienen del acto formal de la presentación de una
denuncia son diferentes a los efectos o consecuencias de un aviso ciudadano, ya que
mientras en el primer caso se tiene la certeza que un hecho criminoso ya acaeció, ya
aconteció o al menos el iter criminoso haya producido sus máximos resultados y en
consecuencia es viable que antes de trastocar garantías constitucionales como lo es el
ingreso a la morada, se desplieguen actos de investigación que cimienten la veracidad de la
denuncia; en el segundo caso (aviso ciudadano) se puede desprender válidamente que ese
hecho pudiera estar sucediendo y en consecuencia el actuar autónomo de la Policía
Nacional Civil se rige no por la investigación de un hecho pasado y que es denunciado
como delictivo sino por la prevención de consecuencias ulteriores de un hecho actual y que
reviste todas las características de criminoso.---Así por ejemplo, nadie en su sano juicio,
pensaría que de una llamada anónima que alerte sobre el transporte encubierto de
estupefacientes (cocaína por ejemplo) y que se entiende que van en tránsito, camino a la
frontera, saliendo de nuestro país, se tendría que realizar un ejercicio previo de
investigación, antes de tomar la decisión de ordenarle alto y realizar el respectivo registro
de vehículos, ya que tal actitud omisiva, incluso, habría incurrir en responsabilidad (Art.20,
Inc.I, CPP.) al ente policial. Tampoco es dable pensar que en hechos como del que se
estaba alertando (Actividades de connotación sexual) se advirtieran indicios de que
aconteciese "algo fuera de lo normal" y que al interior de los inmuebles no se advertía la
presencia de personas en esos momentos. (Ver página 15 frente numeral 6º. de la sentencia
impugnada). Es de preguntarse también si no era obvio pensar que una vez el doctor García
Córdova, estaba ya enterado de que la Policía Nacional Civil poseía una Orden de Registro,
y de no haberse concretado dicha orden, dicha persona se daría a la tarea de destruir todo el
explícito y aberrante material pornográfico que a la postre fue descubierto e incautado?
Cabe señalar en este punto que a ese momento no se tenía información acerca de la
identidad de la persona que se encontraba –según el aviso ciudadano- realizando actos de
connotación sexual con menores de edad, por lo que tampoco sería excusa pensar que ya
una vez la Policía Nacional Civil denota la presencia afuera de una de las casas de
habitación, de la persona que a la postre fue sindicada de los delitos ya señalados, coligiera
el ente policial que el hecho criminoso alertado, había cesado.---4.-) A manera de colofón,
en lo referente a este punto, y sin que ello signifique que mí basamento se centre y sostenga
en doctrina contrapuesta a la relacionada en la sentencia impugnada -por cuanto sabemos
que ello no habilita el recurso de casación- se advierte con meridiana claridad que las
cuatro obras citadas, por la mayoría de jueces, para "justificar" su decisión, queriendo con
ello, "legitimar" la sentencia, están absolutamente fuera de contexto, toda vez que -y lo
reitero- las premisas que
aborda ese tribunal, para deslegitimar la actividad policial, son absolutamente erróneas.--Sigue manifestando el tribunal:---"Se concluye, sobre el punto incidental analizado, que la
Policía no le dio cumplimiento a la obligación que le definen los Arts.83 Inc.2º. y 238
Inc.2º CPP., que le son aplicables extensivamente mientras dure el período de autonomía
que dicha entidad dispone respecto de contar con la Dirección Funcional por parte de la
fiscalía, sin perjuicio de los supuestos que fincan al Principio de Igualdad Procesal -todos
los sujetos procesales intervinientes, sea la Defensa, la Acusación o el mismo Juez, tienen
la ineludible obligación de fundamentar sus pretensiones y/o decisiones; con mas razón la
tendrá la Policía como ente ejecutivo de las actividades de investigación que, por regla
general, son responsabilidad de la Fiscalía; peor si de limitación a derecho o garantía
fundamental se trata" (pág.15 frente).---Respecto de esta conclusión se hace la siguiente
consideración:---5.-) En primer lugar dejo en claro que los agentes policiales no son
técnicos en derecho, y en tal sentido, el razonamiento hecho por la mayoría de ese tribunal
es absolutamente inadmisible e ilógico, por cuanto los agentes policiales no son expertos en
derecho, y sus actuaciones dentro de un proceso judicial, a excepción de las investigaciones
en las cuales actúan de forma autónoma como las presentes, dependen del Ministerio
Público Fiscal, a quienes por ministerio de ley se le exige la fundamentación que ese
tribunal de forma descabellada exige a la policía; en ese sentido consideramos que el
principio de igualdad erróneamente invocado por ese tribunal para justificar su posición, se
encuentra absolutamente fuera de contexto, ello por dos razones: en primer lugar, no se
puede exigir un comportamiento idéntico a personas que están en condiciones evidentes de
desigualdad, porque finalmente se les estaría dando un trato desigual, ya que se exigiría a la
que presente menos ventaja o técnica en una materia, actuar de acuerdo a las capacidades
propias de la otra, con lo que se violentaría el principio aludido, por cuanto no es ese el
espíritu del mismo; y en segundo lugar, porque debe reconocerse que tanto el ente policial,
si bien comparten la meta de defender los intereses de la sociedad, y además al cometerse
un hecho punible entrelazarán sus actividades, inicialmente corresponderá a la policía la
responsabilidad de prevenir que tales hechos ocurran, ello por mandato constitucional, legal
y respaldado de manera pacifica por la doctrina; para lo cual contará con las facultades
autónomas propias para lograrlo, y en el presente caso es obvio que la(sic) recibirse un
aviso ciudadano, y no una denuncia como erradamente sostiene la mayoría de ese tribunal,
sobre la posible comisión de los delitos, el ente policial estaba en la obligación de impedir
su comisión, motivo por el cual solicita como medida idónea para la consecución de sus
fines de prevención del delito, una orden de registro, de la cual eventualmente resulta la
confirmación de la noticia hecha llegar a través del aviso ciudadano al ente policial, para
que luego éste informara tal cual manda la ley al Ministerio Público…".
Como segundo motivo, ambas recurrentes señalan que la motivación de la sentencia es
insuficiente por ser ilógica; sustentando su inconformidad en la inobservancia de las reglas
de la sana crítica y concretamente las reglas lógicas previstas en los Arts.162 Inc.4º., 356
Inc.1º., y 362 No.4 Pr.Pn..
En la fundamentación que desarrollan, en lo pertinente, exponen: "… De la redacción de la
sentencia se advierte el defecto señalado, en los siguientes puntos: Nótese que el tribunal
para excluir los videos decomisados en la vivienda del imputado, utiliza la figura de las
reglas de exclusión probatoria, entendiendo por ésta según Eduardo M. Jauchen, en su obra
Tratado de la Prueba en Materia Penal, Pág.613 que "debe ser excluído para su valoración
cualquier elemento de prueba que se haya obtenido o incorporado al proceso en violación a
una garantía constitucional o de las formas procesales dispuestas para su Producción",
aduciendo que el procedimiento de la Policía Nacional Civil, se dice fue irregular –creo que
se ha demostrado que no fue así- no obstante ello ese tribunal cae en la incongruencia, no
siguiendo su propia lógica de pensamiento, al no excluir el resto del acervo probatorio
ofertado por el Ministerio Público Fiscal y admitido por el Juez Instructor, no obstante que
provienen de una misma fuente supuestamente -situación que no es así- contaminada, ya
que si suprimimos mentalmente la existencia de esos videos y su consecuente exposición a
través de los diferentes medios informativos, estamos claros que no hubiese existido caso
alguno, tan así es que el mismo tribunal evidencia que la denuncia realizada por la
representante legal de una de las menores víctimas, se dio en razón de lo que se encontró en
el registro. En ese sentido no me asalta la duda que todo el material probatorio sin
discriminación alguna (declaraciones, pericias, inspecciones, etc.), proviene de la diligencia
policial desplegada el día en que se llevó a cabo el allanamiento, y por ende siguiendo una
línea de pensamiento lógico, debería de correr la misma suerte que el material probatorio
excluído. Nótese entonces, la(sic) que la resolución de la mayoría de ese tribunal deviene
en una absoluta incoherencia.---De tal suerte que al considerar la mayoría de ese tribunal
que el resto del acervo probatorio es legítimo contradice absolutamente el razonamiento de
la regla de exclusión probatoria, volviendo con ello nula la sentencia emitida por ese
tribunal.---Dable, entonces, es entender porqué sostenemos que el fundamento de la
sentencia es ilógico y en consecuencia se descubre un vicio procedimental que hace viable
casar la presente sentencia.---A guisa de ejemplo puedo mencionar otras crasas
contradicciones de las que está plagada la sentencia definitiva de ese tribunal sentenciador,
así: se crítica acremente la aportación realizada por el ministerio público de un elemento
documental como lo es una copia certificada por notario de la partida de nacimiento de una
de las menores víctimas, tratando de restar credibilidad al mismo, porque según dicen se
tuvo que pedir certificación al Registro del Estado Familiar, ignorando absolutamente lo
que significa la fe notarial; y lo que es más grave aún, y que denota una contradicción crasa
en la sentencia de este tribunal, es que en un momento posterior la mayoría de esos jueces,
para tratar de comprobar un aserto, retoman para su valoración fotocopias de periódicos.
Asimismo al momento de analizar el delito de Otras Agresiones Sexuales, establecen "una
injustificada confusión sobre lo que pudo haber sido cierta variedad de engaño pero para un
delito distinto- el Estupro, por ejemplo-, en cuyo caso siempre se hubiera tenido que contar
con otro elemento objetivo que tampoco se definió: el acceso carnal." Aserto que me causa
asombro por cuanto el tribunal alega lo que para ellos es "una injustificada confusión" con
relación a la calificación jurídica que hubiera sido la adecuada y establecen entonces que
tuvo que ser, en razón del elemento objetivo del engaño, el delito de Estupro y que en cuyo
caso siempre se tenía que haber contado con otro elemento que no se definió: el acceso
carnal. Verifíquese honorable Sala de lo Penal, que en todo caso la "injustificada
confusión" deviene de esos jueces sentenciadores al establecerse un delito que también es
ajeno al hecho histórico acreditado, y por esa crasa confusión exigen la acreditación de un
elemento objetivo: el acceso carnal. Pareciera ser que ese tribunal ignora la existencia del
hecho punible, previsto y sancionado en el artículo 166 del Código Penal: "Acto Sexual
Diverso" y el cual se hubiese observado de parte de ese tribunal, -no el Estupro- siempre y
cuando en la redacción de la sentencia, hubieren seguido una línea de pensamiento lógica al
momento de adecuar los hechos a la norma penal correspondiente.---Finalmente quiero
dejar evidenciado la crasa contradicción de la sentencia emitida por la mayoría de ese
tribunal por cuanto sostiene que al imputado se le han violentado derechos y garantías
fundamentales, y que a la postre eso trajo consigo a que se le vulnerara su seguridad
jurídica, ignorando esos jueces que en fecha veintitrés de diciembre de dos mil tres, el
máximo tribunal de justicia en resolución venida de Procesos de Habeas Corpus, con
referencias 78-2003 y 116-2003, expresa: "Por todo lo expuesto esta Sala concluye: la falta
de presentación del Requerimiento Fiscal en contra del señor García Córdova no ha
vulnerado su derecho a la seguridad jurídica, ya que la actuación de la Fiscalía General de
la República hasta este momento, se ha enmarcado en los límites que la ley de la materia
establece; no existiendo una desproporción en las pautas observadas en la recolección de
los elementos básicos de prueba -que permitirán a la FGR fundamentar el requerimientorespecto al fin que se procura alcanzar. A su vez, tampoco ha existido afectación al derecho
que tiene el favorecido a que se le administre pronta y cumplida justicia, en virtud que las
dilaciones ocurridas a la falta del requerimiento fiscal han sido justificadas; por lo que al no
existir las vulneraciones alegadas que incidan negativamente en el derecho de libertad física
del señor García Córdova, deben mantenerse vigentes las respectivas ordenes de detención
administrativa." (Resaltada y subrayado es mío).---Y finalmente resuelve: "a) Continúen
vigentes las órdenes de detención administrativa en contra de Salvador Nelson García
Córdova, por no existir violación a su seguridad jurídica y consecuentemente a su derecho
de libertad física."---Resolución de la cual perfectamente se puede colegir, que el máximo
tribunal de justicia ha reconocido el procedimiento regular seguido por el ente policial, ello
por cuanto una orden de detención administrativa girada por la Fiscalía General,
lógicamente tiene que estar sustentada en indicios o elementos probatorios que hagan viable
la misma, y que en este caso en particular esos indicios o elementos no fueron sino los
encontrados por los agentes policiales, el día en que practicaron el registro como
consecuencia del aviso ciudadano en el que les alertaban sobre la posible comisión de un
hecho delictivo…".
III) Por su parte, la representación fiscal, a través de la Licenciada Claudia Carolina
Trigueros Alfaro, expresó que esta Sala resuelva lo que de conformidad a derecho
corresponda.
Asimismo, los Licenciados Carlos Humberto Escobar y Francisco Antonio Ruíz Pérez, en
su calidad de Defensores Particulares, concretamente señalaron: "… Honorable Sala de lo
Penal, el recurso de casación impetrado a título personal por los representantes legales de
las víctimas en mención, debéis declararlo inadmisible por diferentes razones, siendo una
de ellas que, ninguna de las dos recurrentes ha probado en el proceso su vínculo de
parentesco con su representada, si bien la señora *******************, ha agregado
adjunto a su recurso la certificación de la partida de nacimiento de la víctima
**************; aquella no acreditó tal calidad en la vista pública, ya que no fue ofertada
como prueba por la representación fiscal, la copia certificada de tal partida de nacimiento,
pues constataba una copia simple que no tuvo ningún valor jurídico en dicho proceso.---En
cuanto a la señora ************ tampoco pudo acreditarse el vínculo de parentesco con la
menor *************, en razón de no haber sido agregada ni ofertada como prueba la
partida de nacimiento de dicha menor, ya que se dijo que ésta nació en los Estados Unidos
de América, y nunca existió en el proceso su partida de nacimiento, aunado a ello, la falta
de fundamentación en cuanto a los motivos alegados por las razones ya expuestas y
criticadas por la defensa…".
IV) En torno a los motivos de forma alegados por ambas recurrentes,
esta Sala hace las siguientes consideraciones:
Las impugnantes expresan su desacuerdo con los argumentos esgrimidos por el a quo para
excluir toda la evidencia encontrada al interior de la vivienda del procesado, señalando las
razones que a continuación se examinan.
Califican de inaceptable el cuestionamiento expresado por el a quo en cuanto a la inmediata
reacción del organo policial, la cual las recurrentes estiman que fue legítima.
Sobre el particular el tribunal de juicio expresa en la sentencia lo siguiente: "… 2ª.- De lo
anterior se deduce que, efectivamente, nunca hubo un real y apropiado despliegue de
actividad investigativa por parte de la Policía Nacional Civil –como lo exige el Principio de
Mínima Actividad Probatoria, inclusive para los actos puros de investigación previos a la
determinación de que un hecho revista las objetivas características de delito y la
correspondiente imputación sobre el mismo-; que fuere orientada a corroborar la
información obtenida, al parecer, mediante la susodicha llamada telefónica.- Tal conclusión
se sustenta en las valoraciones que seguidamente se exponen, así:---i.- No resulta suficiente
argumento, para solicitar y/o autorizar la violación a derecho o garantía fundamental -en
este caso la morada y subsecuente intimidad personal y/o familiar-, la existencia
únicamente de la llamada telefónica anónima que pudo haberse efectuado a delegación
policial -u oficina fiscal, cuando fuere ése el supuesto- pues se lesionaría gravemente el
Principio de Proporcionalidad, tal como en el presente caso se advierte.---ii.- Así,
retomando las ideas de Inés Iglesias Canle al abordar lo relativo a la realización de Actos de
Investigación que Limitan Derechos Fundamentales en el Proceso Penal (en el Curso
Monotemático sobre ése punto, impartido en Julio pasado en el Consejo Nacional de la
Judicatura); para poder viabilizar este tipo de procedimiento, indispensable resulta analizar,
primeramente, los supuestos del Principio de Prohibición de Exceso –Proporcionalidad en
sentido amplio-, en correspondencia con los Principios de Legalidad (para descartar la
arbitrariedad) y de Justificación Teleológica (en cuanto si la medida habrá de cumplir con
algún fin procesal trascendente ó, en el mejor de los casos, si ella en sí misma no vulnera la
esencia de derecho o garantía fundamental, aún so pretexto del interés público); para poder
cumplir con los requisitos extrínsecos de Judicialidad (debe haber orden judicial que valide
la limitación) y Motivación de la medida acordada (como material mecanismo de destierro
de la arbitrariedad, tanto de funcionario solicitante, como del autorizante), así como los
requisitos intrínsecos de Idoneidad (¿es la manera apropiada de investigar?), Necesidad
(¿resultaba apropiado en ése momento, ó habría que previamente haber agotado otra u otras
medidas?) y Proporcionalidad en sentido estricto (¿la medida el Registro- era proporcional
al precario y único dato velatorio del que se disponía?).---iii.- Como notitia criminis, claro
está, la aludida llamada -de realmente haber existido como se dice- se entendería suficiente
para poder dar inicio a lo que ordena el Art.239 CPP., previo cumplimiento a los requisitos
que se enuncian en el Art.230 CPP., pues ése anónimo aviso siempre tendría las
características de una Denuncia en hechos de esta naturaleza, si al caso se quisiere no sólo
dar credibilidad al dato obtenido sino, lo más importante desde el punto de vista procesal,
incorporar como prueba la información recibida -Art.330 No.4 CPP.---iv.- Aunado a lo
anterior, aplicando elemental lógica racional, no puede ser concebible cómo una persona
particular o común -para optar por el anónimato- haya estado en posibilidad de describir ‘el
problema que se estaba dando en dos casas … hechos de corrupción de menores que era
urgente que fueran a verificar’ -como lo expresó el señor *******- o haya urgido la
‘necesidad de la presencia de la Policía porque se estaba cometiendo o por cometer un
delito’ -según el señor Pineda López; y que el denunciante anónimo, al contrario, no haya
estado en posibilidad de decir ‘quien’ o ‘quienes’ eran los posibles autores del hecho -no
obstante la íntima atmósfera que habría de rodear a los mismos- y que, al constituirse a los
lugares señalados (sólo para verificar la dirección y elaborar los croquis, por ser las
diligencias encomendadas por el superior, según el testigo ********,), los señores agentes
de Policía no hayan podido advertir que sucediera algo fuera de lo normal (voces no se
escucharon, ni se veía nada, dijo el señor Pineda López) y, sólo por este último dato, se
hayan dado los supuestos que justificasen el Registro.---3ª.- En el mismo orden de ideas,
sobre los puntos abordados, compartiendo la tesis de Manuel Miranda Estrampes -en la
obra El Concepto de Prueba Ilícita y su Tratamiento en el Proceso Penal-, se entiende que
la prueba -en término amplio, como todo aquél elemento de convicción del cual se auxilian
las partes para lograr la convicción del Juez cuando haya sido obtenida de manera irregular
o defectuosa, se convierte en una particular modalidad de prueba ilícita.---Así, afirma dicho
autor y este Tribunal comparte, será prueba irregular o defectuosa toda aquella prueba en
cuya obtención se haya infringido la legalidad ordinaria -si lo que se infringe es derecho o
garantía fundamental, podría entenderse que es prueba prohibida- y/o se ha practicado sin
las formalidades legalmente establecidas para la obtención y práctica de la prueba, esto es,
aquella cuyo desarrollo no se ajusta a las prevenciones o al procedimiento previsto en la
ley.---4ª. Como regla general, entonces, cuando el Juzgador está frente a medio de prueba
que no ha reunido los requisitos básicos que exige el tipo procesal -tal como lo sostiene
Carlos Creus en su obra Invalidez de los Actos Procesales Penales-, se produce una
irregularidad que bien puede dar lugar a la declaratoria de Nulidad -como lo solicitó la
Defensa Técnica- ó, bien, a la exclusión probatoria de las mismas, con iguales efectos que
aquélla -salvo los que derivan del Principio de Regresión Procesal inserto en el Art.223
Inc.2º. CPP.-, y que es sobre lo cual se han decantado los Suscritos.---5ª.- Centrados en ése
análisis, los Suscritos Jueces han advertido que cuando la Policía Tomó conocimiento del
aviso telefónico -si lo hubo, pues su existencia quedó en entredicho, no sólo por la
inexplicable omisión en tanto acreditar en Juicio ése controvertido aspecto sino que,
tampoco ha pasado desapercibido, no hubo gestión alguna para obtener la bitácora de las
llamadas efectuadas a la oficina policial donde se alega fue recibido el dato, ni hubo
mención que se le haya dado cumplimiento a lo definido por el Art.244 CPP., amén de la
omisión a lo establecido por los Arts.3 Inc.3º. y 265 CPP. en el actuar fiscal, a pesar de
haberse ordenado por la señora Juez de Instrucción en la Fase Crítica-; en aplicación a los
Arts.19 Cn. y 239 CPP., debió desplegarse una apropiada actividad de investigación que
tendiese a la verificación efectiva sobre la certeza de dicha información.---6ª.- Sin embargo,
lo único que se hizo, según lo admitieron los mismos testigos ********* y *******, en
tanto receptores inmediatos de la discutida noticia criminal, fue constituirse a los lugares
para verificar la existencia física de los inmuebles referidos en el supuesto aviso, elaborar
los respectivos croquis de ubicación y solicitar al Juez Décimo Tercero de Paz de esta
ciudad que se expidiese la correspondiente orden de Registro con prevención de
Allanamiento, no obstante que cuando se procedió a localizar los inmuebles se constató que
al interior de éstos no se advertía la presencia de personas en ésos momentos deshabitados
y tampoco se advertía indicio alguno de que aconteciese algo fuera de lo normal…".
Respecto a este punto esta Sala comparte el criterio formulado por el a quo en cuanto al
tratamiento que debe darse a una llamada anónima. Ya en jurisprudencia anterior la Sala se
ha pronunciado en el sentido que la denuncia o aviso anónimo, conforme a nuestro
ordenamiento jurídico no están contemplados como tales, pues los únicos medios para
iniciar el proceso, legalmente previstos, son el conocimiento oficioso, la denuncia,
formalmente presentada, y la querella. No obstante, la Sala ha estimado que dicho
mecanismo informal, como lo es la delación anónima, ya sea por aviso o por denuncia, no
impide que la policía pueda llevar a cabo una investigación de manera oficiosa, ya que
puede operar como un simple anoticiamiento que le permite actuar y no le priva de su labor
investigativa para establecer si el hecho, referido por los anteriores mecanismos, ha
sucedido o no, tal como lo preceptúan los Arts.239, 241 Pr.Pn.. Sobre el tema existe
abundante doctrina. Así Manzini, en su obra "Tratado de Derecho Procesal Penal", afirma:
"Las delaciones de personas que no quieran revelar sus circunstancias generales pueden
tener valor informativo para la autoridad de policía, pero no para la autoridad judicial por
prohibirlo el principio general que excluye del proceso penal los anónimos; por otra parte,
Carlos Creus, en su obra "Derecho Procesal Penal", sostiene: "… que la circunstancia de no
poder recepcionar en el proceso una denuncia anónima, no veda a la autoridad proceder a la
averiguación de si el hecho referido por el anónimo realmente ha ocurrido o no, actuando
en consecuencia", y agrega "..la noticia anónima que no es denuncia, permite la
averiguación del hecho, tanto de su existencia cuanto de sus características, para poder
decidir sobre la promoción de la acción". De tal manera que para este Tribunal, la denuncia
de persona que no quiere revelar
su identidad, si bien no puede servir de base para solicitar una orden de registro del
domicilio o para la promoción de la acción penal, tiene valor informativo para la Policía
Nacional Civil, quien en estos casos está facultada para actuar por iniciativa propia, dentro
de los límites que la ley establece, Art.239 Pr.Pn..
En el presente caso, es obvio que la llamada telefónica originó, de manera casi automática,
el registro en las viviendas referidas, pues de conformidad a lo establecido en la sentencia
de mérito, la policía luego de recibir dicha llamada, cuya existencia como lo señala el a quo
ha quedado en entredicho, se limitó a dos actuaciones necesarias pero insuficientes para
justificar una solicitud de orden judicial para ingresar al domicilio, las cuales habrían
consistido en verificar la ubicación espacial de las residencias referidas por el aviso
telefónico, y la elaboración de croquis de los lugares a registrar. No existiendo, por parte de
la policía un real y apropiado despliegue de actividad investigativa, tendiente a la
verificación efectiva del hecho anoticiado. Era preciso que, conforme al precepto
comentado y previo a solicitar la respectiva orden de registro, la Policía llevara a cabo las
diligencias de investigación necesarias para confirmar o desestimar la sospecha inicial
producto del aviso anónimo. Omisiones que, a juicio de esta Sala, hacen que el registro
realizado sea violatorio de garantías constitucionales, específicamente, las de intimidad
personal y familiar e inviolabilidad de la morada Arts.2 y 20 Cn.; por lo que en este aspecto
el motivo es improcedente.
Por otra parte, las recurrentes señalan que el registro practicado no se hizo a través de
procedimiento irregular, ni por autoridad incompetente, sino todo lo contrario, lo hizo en
claro cumpliendo con las funciones atinentes a la prevención del delito, desplegando una
actividad de la cual no se le podía exigir otra conducta.
Al respecto la Sala estima que no resulta legítimo que la policía realice un allanamiento
omitiendo sujetarse a los canónes procedimentales establecidos en el Código Procesal
Penal, pues como ya se expresó en el párrafo que antecede, el organo policial se limitó a
realizar dos meras
actuaciones que no configuraron la existencia de un motivo suficiente para allanar las
viviendas en mención, conforme a lo preceptuado en el Art.173 Pr.Pn.; dado que si bien los
derechos fundamentales no son absolutos, los mismos son limitables siempre y cuando se
respeten los principios de proporcionalidad y de necesidad, los que han de considerarse en
cualquier limitación de garantías constitucionales, y que en el presente caso no fueron
observados. En ese contexto las funciones relativas a la prevención del delito, invocadas
por las impugnantes, no se vinculan o guardan relación con el tipo procesal de allanamiento
con orden judicial, Art.173 Pr.Pn., pues esta disposición forma parte del plexo normativo
relativo a funciones de Policía represiva no a la de prevención; por lo que este aspecto del
motivo también resulta improcedente.
Por otra parte, argumentan las impugnantes que el a quo erróneamente equipara el aviso
ciudadano, con el acto formal de la denuncia prevista en la ley. En este punto la Sala estima
que tal distinción resulta irrelevante en cuanto a las atribuciones de la policía expresadas en
los Arts.239 y 241 Pr.Pn., sea aviso o denuncia formalmente presentada, pues lo esencial en
el presente caso, era establecer si la exclusión del material probatorio producto del
allanamiento, fue legítima o no; para lo cual, conforme a la evidencia presentada en juicio,
no hubo despliegue policial justificatorio del registro; razón por la que este argumento
carece de asidero para casar la sentencia.
Finalmente, como último aspecto del primer motivo las recurrentes aducen que es ilógico e
inadmisible el argumento del tribunal de juicio, en cuanto a exigir al organo policial que
fundamente sus actuaciones y resoluciones conforme lo exige la ley a los fiscales, Arts.83
inc.2º. y 238 inc.2º. Pr.Pn..
Sobre el particular, esta Sala es del criterio que la Policía debe cumplir con las formalidades
que sus actuaciones requieren. Así se desprende de lo preceptuado en los Arts.3 Inc.3º. y
244 inc.2º. Pr.Pn.. La primera de las disposiciones establece que, desde que se inicia la
investigación de un hecho delictivo, tanto las autoridades administrativas como los jueces,
deberán establecer en sus respectivas actuaciones las circunstancias que perjudican y las
que favorecen al imputado; y agrega que cuando tomen decisiones deberán
FUNDAMENTAR tales circunstancias.
La segunda de las normas preceptúa la obligación para la Policía de documentar sus actos,
observando, en lo posible, las reglas previstas para la instrucción.
Por lo expresado, este tribunal estima que el sentenciador, en sus argumentos sentenciales
tiene suficiente sustento legal, por lo que este aspecto del motivo también se desestima.
Por todo lo anteriormente expuesto, esta Sala deberá declarar sin lugar
el primer motivo.
En el segundo motivo, las impugnantes alegan la violación a las reglas
de la lógica, concretamente, el principio de no contradicción. En sus fundamentos expresan
su inconformidad con diferentes aspectos del proveído, los cuales se examinarán a
continuación.
En el primero de éstos, las recurrentes afirman que se infringió el principio de
contradicción por haber aplicado, el sentenciador, la regla de exclusión probatoria a los
videos decomisados en la vivienda del imputado, aduciendo que el procedimiento de la
Policía fue irregular, no obstante eso incurrió en incongruencia, al no excluir el resto del
acervo probatorio ofertado por el Ministerio Fiscal, el cual proviene de la misma fuente,
supuestamente, viciada.
Sobre el anterior aspecto, la Sala no vislumbra violación al principio de contradicción; el
cual reza de la siguiente manera: dos juicio opuestos entre sí, contradictoriamente, no
pueden ser ambos verdaderos. La razón es elemental; para infringir dicho principio es
preciso que exista un razonamiento con juicios contradictorios entre sí, que al oponerse se
anulan. En el caso en exámen, no se aprecian concretamente dos juicios contrastantes como
lo afirman los impugnantes. Por el contrario, el sentenciador en el considerando III c), de la
sentencia señala que "… tomando en cuenta que hubo producción de prueba que resulta
formalmente independiente de la actividad policial del registro -los testimonios, la prueba
pericial médica y cierta prueba documental- es necesario darle aplicación a lo que obliga el
Art.356 Ord.2º. CPP.." por lo que es evidente que el defecto invocado carece de
fundamento. No obstante lo anterior, la Sala estima que aún cuando existiera el vicio en
comento, el mismo no obstentaría el carácter decisivo, pues si se aplicara, hipotéticamente,
la regla de exclusión al plexo probatorio valorado por el tribunal de sentencia, las
condiciones del fallo se mantendrían, por lo que, en este aspecto del motivo no existe razón
jurídica para anular el proveído.
En cuanto al segundo aspecto que se examina, las impugnantes aducen que se violó el
principio de no contradicción, por cuanto el sentenciador, por un lado, trató de restarle
credibilidad a una copia certificada por notario de la partida de nacimiento de una de las
menores víctimas, argumentando que debió el fiscal del caso, pedir certificación al Registro
del Estado Familiar respectivo; ignorando lo que significa la fe notarial; y por otro, en un
momento posterior, valoró unas fotocopias de periódicos del Diario de Hoy.
Lo anterior, a juicio de la Sala, sí se enmarca en la violación del referido principio de
contradicción, por cuanto sobre un mismo objeto del pensamiento (valoración de
fotocopias) esgrimió dos juicios opuestos entre sí, no pudiendo ser ambos verdaderos. No
obstante, ello, resulta irrelevante la alegación, pues pese a existir esa clara contradicción, la
edad de la menor fue acreditada en la sentencia de mérito, en el considerando III. E) Ord.
2º., literal a, último párrafo, en el que aparece que, a juicio del tribunal, existió certeza
plena -no hubo prueba o argumento en contrario- que ambas jóvenes superaban la barrera
de los doce años de edad. Por lo que no existe interés jurídico para casar la sentencia por
este defecto, pues el mismo carece del carácter decisivo que se requiere para decretar la
nulidad, debiéndose declarar su improcedencia.
En torno a los dos últimos aspectos, en los cuales los impugnantes estiman que también se
violentó el principio de contradicción; uno relativo a una injustificada confusión a la que se
habría referido el a quo; y el otro, relacionado con una supuesta contradicción existente
entre argumentos sentenciales contemplados en el proveído impugnado y lo resuelto por la
Sala de lo Constitucional en el proceso de Hábeas Corpus, con referencia 78-2003 y 1162003. Al respecto esta Sala considera innecesario profundizar sobre tales aspectos, por
cuanto es evidente que no se circunscriben en la violación del referido principio. Es decir
no se trata de dos juicios opuestos entre sí o de argumentos contrarios; por lo que ambos,
por no configurar una violación al principio de contradicción, deben desestimarse.
Conforme a todo lo expuesto y a los razonamientos esgrimidos por el sentenciador, esta
Sala no encuentra que, en la fundamentación de la sentencia, se haya excluído
arbitrariamente la prueba, ni violentado las reglas de la sana crítica, siendo por ende el fallo
apegado a la lógica y la razón, por lo cual resulta improcedente declarar con lugar los
recursos interpuestos.
POR TANTO:
De conformidad a las razones expresadas, disposiciones legales citadas y Arts.130, 162,
357, 362 No.4, 421, 422 y 427 Pr.Pn., en nombre de la República de El Salvador, esta Sala
FALLA:
A) DECLARASE NO HA LUGAR A CASAR la sentencia por los motivos de forma
alegados, por ambas impugnantes.
B) DECLARASE firme la sentencia de mérito venida en casación.
Oportunamente, devuélvanse las actuaciones al tribunal de origen.
J. N. CASTANEDA S.----------------F. LOPEZ ARGUETA----------------E. CIERRA-----------PRONUNCIADO POR LOS SEÑORES MAGISTRADOS QUE LO
SUSCRIBEN-------------RUBRICADAS---------ILEGIBLE.
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