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Águila arpía (Harpia harpyja)
N omb res comu n es: Harpy Eagle (Inglés)
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Foto: (c) David Cook Wildlife Photography, algunos derechos reservados (CC BY-NC)
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Descripción de CONABIO
Biología1,2
Hi stori a d e vi d a
Especie residente, rara que requiere grandes extensiones de selvas conservadas (Íñigo 2000,
Bierregaard 1994, Hilty y Brown 1986, Parker et al. 1982). Sus vocalizaciones son gritos cortos y sonidos
semejantes a los de patos (Gochfeld et al. 1978). Densidad poblacional y tasa de reproducción bajas
(Bierregaard 1994).
An teced en tes d el estad o d e l a esp eci e o d e l as p ob l aci on es p ri n ci p al es
No existe ningún estudio dedicado a la distribución y estado de las poblaciones de esta especie. Sin
embargo, la mayoría de los autores la ha considerado rara (Blake 1977, Ridgely y Gwynne 1976, Monroe
1968, Russell 1964, Slud 1964).
Descripción1,2
Águila muy grande y robusta, con una longitud total de 890 a 1000 cm y una envergadura de 2m
(Bierregaard 1994). Los machos adultos pesan hasta 4800 g y las hembras entre 7000 y 9000 g, Ojos
cafés, pico, cere y lores oscuros y patas amarillas. Cabeza gris, cresta negra larga y eréctil que se divide
en dos. Pecho y partes dorsales color negro, cobertoras superiores de la cola con puntas blancas. Partes
inferiores blancas, plumas de las patas barradas en negro; alas cortas y redondeadas, cola gris con tres
bandas anchas de color negro en la parte superior, tres bandas blanquecinas en la parte inferior, y
puntas blancas. Cobertoras inferiores de las alas blancas, con una barra negra a lo largo de las
cobertoras centrales; primarias barradas en negro y secundarias en café (Howell y Webb 1995). Los
juveniles tienen una coloración general blancuzca, dorso con líneas finas grises y cobertoras superiores
de las alas ligeramente moteadas con negro, remeras negras, con motas y barras más pálidas. Parte
superior de la cola gris con 6-7 bandas oscuras, parte inferior blanca con 6-8 barras delgadas negras.
Parte inferior de las alas blancas y remeras negras claro. A partir de la primera muda básica y hasta la
tercera, el plumaje cambia en tonos de color y en el número de barras en la cola; en la primera muda
básica partes dorsales moteadas en negro, cresta con la punta oscura, pecho y plumas más internas de
las alas gris pálido; número, ancho y color de las bandas de la cola varía de 1 a 7, pudiendo haber
variación entre sexos. En la segunda muda básica partes superiores con moteado negro más extendido,
cresta con puntas negras, pecho ligeramente moteado en negro, plumas de las patas frecuentemente
con ligeras barras negras, cola con un marcado barrado en gris y negro, variando de 4 a 6 barras. En la
tercera muda básica son muy semejantes al adulto pero tienen un ligero moteado claro en las partes
superiores, pecho moteado en gris pálido y parte superior de la cola con 3 ó 4 bandas grises y
delgadas. Adquieren el plumaje adulto después de la cuarta muda básica, que ocurre alrededor de los
4 años (Howell y Webb 1995).
Distribución1,2
Actu al
MEXICO / CHIAPAS / CONCORDIA, LA
Finca Santa Cruz.
MEXICO / CHIAPAS / INDEPENDENCIA, LA
Finca Santa Cruz, 60 km. SSW de Independencia.
MEXICO / CHIAPAS / OCOSINGO
Chajul.
MEXICO / CHIAPAS / OCOZOCOAUTLA DE ESPINOSA
El Aguajito.
MEXICO / VERACRUZ / MINATITLAN
Cerca del Ejido López Arias.
Hi stóri ca-actu al
BOLIVIA
BRASIL
COLOMBIA
ECUADOR
MEXICO
Distribución histórica: Desde el sur de México, en los estados de Veracruz, Oaxaca, Tabasco, Chiapas y
Campeche (Morales-Pérez, 1992, 1998; Schaldach et al., 1997; Bierregaard, 1994; Iñigo et al., 1987;
Álvarez del Toro, 1980; Paynter, 1955; Lowery & Dalquest, 1951; Friedmann et al., 1950; Brodkorb, 1943;
Bonaparte, 1838).
Distribución actual: Ha desaparecido en buena parte de su área de distribución debido principalmente
a la cacería y la deforestación (Bierregaard, 1994). El rango actualmente conocido del águila arpía se
encuentra en las selvas prístinas en los remanentes ubicados en la Cuenca del Uxpanapa en Veracruz
(se considera extirpada de la región de Los Tuxtlas), los Chimalapas en Oaxaca y las selvas El Ocote y la
Lacandona en Chiapas (Puebla-Olivares et al., 2002; Iñigo, 2000; Morales-Pérez, 1998; González-García,
1993; Escalante & Peterson, 1993; Álvarez del Toro, 1980). También se encuentra en Tabasco y existen
algunos registros para Campeche (Íñigo et al., 1987; Paynter, 1955).
PANAMÁ
Hacia el sur por Panamá; y desde el norte y este de Colombia (Chocó, Magdalena, este de los Andes
hacia el norte hasta Meta y Vaupés), Venezuela, Guyana; al este de los Andes a través de Ecuador, este
de Perú, centro y este de Bolivia (Cochabamba, Santa Cruz) y norte, este y sureste de Brasil (norte del
Amazonas en la región Branco y al sur del Amazonas desde Pará este y sur de Mato Grosso y Rio
Grande do Sul) hasta Paraguay y norte de Argentina (Salta, Jujuy, Tucuman, Formosa, Misiones) (Sibley &
Monroe, 1990).
PERÚ
VENEZUELA
1,2
Hábitat1,2
Selvas tropicales perennifolias, requiere de grandes áreas sin perturbar y que soporten poblaciones de
especies presa como monos, perezosos y hocofaisanes. Prefiere áreas alejadas de asentimientos
humanos, pero existen algunos registros en México y Venezuela en claros inducidos por el hombre
como cultivos y áreas de extracción forestal selectiva (Íñigo 2000, Hilty y Brown 1986).
M acrocl i ma
Cálidos húmedo (Am) y subhúmedos (Aw) y semicálidos húmedos (Acm), en altitudes de los 0 a los 900
msnm (Stotz et al. 1996, Howell y Webb 1995). Algunos autores mencionan su presencia localmente
hasta los 2000m del área neotropical (Sibley y Monroe 1990).
Ti p o d e amb i en te
Selva alta perennifolia y, ocasionalmente, selva subperennifolia, selva caducifolia y bosque mesófilo de
montaña (Iñigo et al. 1989, Iñigo 2000, Howell y Webb 1995, Hilty y Brown 1986).
Estrategia trófica1,2
Sus presas son variadas, desde reptiles hasta mamíferos; sin embargo, la mayoría de presas que
consume son monos (Cebus, Pithecia, Chiropotes), perezosos, martuchas y puercoespines (Fowler y
Cope 1964, Rettig 1978, Eason 1989, Peres 1990, Robinson 1994). Con base en registros realizados por la
gente local, se comenta la inclusión de hormigueros arborícolas en su dieta (Tamandua mexicana) e
incluso de hocofaisanes (Crax rubra) (Lowery y Dalquest 1951). Comparativamente, en Brasil se ha
registrado que en su mayoría consume perezosos de las especies Choloepus didactylus y Bradypus
variegatus y tlacuache cuatro ojos (Philander opossum) (Galetti y Carvalho 2000). También se han
registrado como presas los tepezcuintles (Agouti paca) (Izor 1985), monos aulladores adultos (Allouata)
(Sherman 1991), guacamayas jacintas (Anodorhynchus hyacinthinus) y loros (Bierregaard 1994).
Comportamiento1,2
Especie residente. Es raro verla planear sobre el dosel, ya que por lo general acecha a sus presas
dentro del bosque, atacando por sorpresa con una singular destreza y maniobrabilidad (Albuquerque
1995, Bierregaard 1994). Gochfeld et al. (1978) registraron en Venezuela la posible conducta de cortejo o
mantenimiento de pareja con base en observaciones similares en el zoológico de Oklahoma en 1974.
Durante este despliegue, observaron vuelos de la hembra de árbol en árbol, seguidos por vuelos del
macho en la misma dirección. Al llegar al sitio donde se encontraba la hembra, se ubicaba debajo de
ella y posteriormente se desplazaba hacia arriba, tras lo cual la hembra se movía hacia otro árbol,
emitiendo vocalizaciones alternadamente.
Ámb i to h ogareñ o
Especie sedentaria (Bierregaard 1994). Su ámbito hogareño se ha estimado en cuando menos varios
miles de hectáreas (King 1979, Thiollay 1989). Se ha especulado que suponiendo que se requieran 250
parejas para mantener una población viable, se requerirían al menos 37,500 km2 para mantener dicha
población. Sin embargo, se han encontrado nidos exitosos, cada uno con un juvenil de ocho a 10 meses
de edad, separados tan sólo 20 km. Esta situación debe considerarse cuidadosamente ya que podría
depender de varios factores. Por otro lado, se comenta que las estimaciones publicadas sobre su
ámbito hogareño se han basado en la especulación y que es esencial tener información fidedigna para
establecer un plan de conservación para la especie (Bierregaard 1994).
Reproducción1,2
Su tasa de reproducción es muy baja (Bierregaard 1994). Anidan entre mayo y junio. Los nidos se
construyen en árboles emergentes del dosel, en una altura promedio de 32 m aunque pueden
ubicarlos entre 50 y 75 m en árboles de los géneros Ceiba, Mauritia o de la familia Lecythidaceae. Los
nidos son estructuras masivas de aproximadamente 150cm de ancho y 80cm de alto, fabricados con
ramas grandes y recubiertos con tallos verdes con hojas. Aparentemente muestran una gran fidelidad
por el sitio de anidación (Bierregaard 1994, Rettig 1978). Ponen de uno a tres huevos por nidada (dos en
promedio), de color blanco con ocasionales manchas café claro y cascarón de granulado fino. Ambos
padres participan en la incubación, sin embargo, la hembra se encarga el 97% del tiempo de esta tarea.
En este periodo el macho provee de alimento a la hembra cada siete días y mientras la hembra
consume su alimento, el macho se dedica a la incubación. Aparentemente, sólo se desarrolla un
polluelo que eclosiona después de 53 a 58 días de incubación. Este pollo es alimentado por su madre
hasta cuatro veces al día. El polluelo come por sí solo a los 22 días de edad y entre los siete y 10 meses
de edad no se aleja mucho del nido y depende de sus padres para alimentarse (Fowler y Cope 1964,
Todd 1972, Rettig 1978, Bierregaard 1994). El cuidado parental se realiza por más de nueve meses, lo
que podría indicar que esta especie sólo cría un polluelo cada dos años.
Fecu n d i d ad
De uno a tres huevos por nidada, dos en promedio.
Estado de conservación1,2
N OM -059-SEM AR N AT-2001
P en peligro de extinción
N OM -059-SEM AR N AT-2010
P en peligro de extinción
CITES
Apéndice I
UICN
NT Casi amenazado
Otras cl asi fi caci on es d e ri esgo
ND
Conservación1,2
Especie altamente sensible a los cambios en el hábitat debido a que requiere extensiones muy grandes
de selvas no perturbadas (Albuquerque 1995, Stotz et al. 1996) por lo que la protección y el manejo
adecuado de los recursos naturales en sus áreas de ocurrencia resulta de vital importancia para su
conservación. Actualmente ha desaparecido de algunas áreas dentro de su área de distribución,
particularmente en la porción norte y centro de Centroamérica (Stotz et al. 1996, Bierregaard 1994). Por
lo tanto, se deben reforzar las acciones de protección dentro de las Áreas Naturales Protegidas e incluir
dentro de reservas aquellas áreas en las que se ha registrado a esta especie. Adicionalmente, es
necesario promover estudios sobre diferentes aspectos ecológicos como densidad poblacional, tasa
reproductiva, condición migratoria y tamaño de sus poblaciones, así como evaluar el impacto de la
cacería de sus presas y los cambios en el uso de suelo dentro de su área de distribución. También se
debe intensificar la normatividad y vigilancia para contrarrestar el tráfico ilegal de ejemplares de la
especie. Paralelamente, deben realizarse esfuerzos para su reproducción en cautiverio y analizar la
factibilidad de su reintroducción, además de efectuar amplias campañas de educación ambiental en
todos los niveles. En Panamá, a partir de 1997, la fundación "The Peregrine Fund" inició un programa de
reintroducción del águila arpía, el cual incluye, además, conservación del hábitat, obtención de
información científica sobre la especie. Hasta ahora se han liberado nueve águilas en hábitats
silvestres y se ha obtenido información sobre su ecología y desempeño en vida libre.
Amenazas1,2
Deforestación y fragmentación del hábitat debido a la apertura de tierras para la agricultura. También
se ve afectada por la cacería, contaminación por pesticidas y tráfico ilegal (Stattersfield 2000, Iñigo et al.
1987). Otro factor que representa un riesgo para esta especie es la cacería directa y furtiva de sus
presas principales como el mono araña y el hocofaisán. Los incendios forestales representan también
una amenaza constante para las poblaciones del águila arpía; por ejemplo, en 1998 se registraron
incendios en la Reserva de la Biósfera Selva El Ocote (que posiblemente forma parte del área de
distribución de esta especie), los cuales afectaron considerablemente la porción sur-oeste de la reserva.
Si tu aci ón actu al d el h áb i tat con resp ecto a l as n ecesi d ad es d e l a esp eci e
El hábitat disponible para esta especie se ha reducido en las últimas décadas; las selvas en donde
habita están siendo arrasadas a un ritmo alarmante, incluso en las áreas naturales protegidas (v. gr. La
Selva Lacandona, en donde se continúa extrayendo madera de manera irregular y hay invasión de
terrenos por diversas comunidades para la obtención de áreas de trabajo). Recientemente, se ha
estimado que sólo queda el 10% de la extensión original de selvas tropicales húmedas de México
(Challenger 1998).
R efu gi os
Se considera que únicamente existen extensiones importantes de selvas en Veracruz (Uxpanapa),
Oaxaca (Chimalapas), Chiapas (Selva Lacandona y posiblemente Selva El Ocote) y Campeche (Calakmul)
(Iñigo 2000, Morales Pérez 1998, Escalante y Peterson 1993, González-García 1993); estas áreas
constituyen los últimos refugios para esta especie en México.
Relevancia de la especie1,2
R el evan ci a d e l a esp eci e
Es una especie indicadora de hábitats conservados ya que requiere grandes extensiones de vegetación
conservada. Pertenece a un género monotípico y es el águila neotropical más grande. Al ser uno de los
últimos eslabones de las cadenas tróficas, es indicador de la salud de los ecosistemas de los que forma
parte (Albuquerque 1995).
Referencias
1. Morales-Pérez, J. E. 2009. Ficha técnica de Harpia harpyja. En: Escalante-Piego. P. (compilador).
Fichas sobre las especies de aves incluidas en Proyecto de Norma Oficial Mexicana PROY-NOM059-ECOL-2000. Parte 1. Instituto de Biología, UNAM. Bases de datos SNIB-CONABIO. Proyecto No.
W007. México, D.F.
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