Ponencia - SAAP2015 - Congreso

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"Resumen preparado para el XII Congreso Nacional de Ciencia Política, organizado por
la Sociedad Argentina de Análisis Político y la Universidad Nacional de Cuyo,
Mendoza, 12 al 15 de agosto de 2015".
Título de la ponencia: El pilar alemán de la nueva historia intelectual: la historia de los
conceptos de Reinhart Koselleck. Una breve exposición de sus críticas a la historia de
las ideas y de los principales lineamientos del método que propuso para superarla.
Nombre del autor:
Luis
Ignacio Garcia Sigman
– CONICET/IEALC
–
[email protected]
Área temática propuesta: Área teoría y filosofía política.
Subárea temática propuesta: 6. Filosofía política contemporánea; 13. Relecturas de
los clásicos del pensamiento político.
Resumen: La historia del pensamiento político experimentó, a partir de la segunda
mitad del siglo pasado, una profunda renovación metodológica como resultado de los
aportes realizados por las escuelas que configuraron la nueva historia intelectual para
superar la perspectiva de trabajo que rechazaban, es decir, la de la historia de las ideas;
específicamente, se señala que, entre las corrientes que transformaron la disciplina,
pueden
destacarse
las
escuelas
alemana
(la
historia
de
los
conceptos
[Begriffsgechichte]), anglosajona (Escuela de Cambridge) y francesa (historia
conceptual de lo político) (Fernádez Sebastián, 2002; Garcia Sigman, 2014; Palti,
2005b, 2007a, 2008a, 2009a, 2009b, 2010a).
El presente trabajo enfocará su atención en la historia conceptual y, en particular, en la
obra de su mayor exponente, Reinhart Koselleck; específicamente, el trabajo se
propone, primero, reseñar las críticas que este historiador realizó al método de la
historia de las ideas y, segundo, establecer, de manera sucinta, los principales rasgos de
la perspectiva de trabajo que propuso para superarlo.
En tal sentido, se establece que, buscando la consecución de los citados propósitos, este
estudio enfocará su atención en las siguientes obras del historiador alemán: las
Directrices para el léxico de los conceptos políticos y sociales de los tiempos modernos
[Richtlinien für das Lexikon politisch-sozialer Begriffe der Neuzeit] de 1967, a la
Introducción al Diccionario histórico de conceptos políticos – sociales básicos en
lengua alemana [Geschichtliche Grundbegriffe: Historisches Lexikon zur politischsozialen Sprache in Deutschland] de 1972 y a su libro Futuro Pasado. Para una
semántica de los tiempos históricos de 1979.
Asimismo, se señala que la decisión de articular la exposición del presente trabajo en
torno a las aludidas obras del historiador alemán responde al hecho de que, en tales
trabajos, Koselleck desplegó una porción substancial de sus reflexiones acerca de las
temáticas que concentran el interés del presente estudio.
I.
Introducción.
La historia del pensamiento político experimentó, a partir de la segunda mitad del siglo
pasado, una profunda renovación metodológica como resultado de los aportes realizados
por las escuelas que configuraron la nueva historia intelectual para superar la
perspectiva de trabajo que rechazaban, es decir, la de la historia de las ideas;
específicamente, se señala que, entre las corrientes que transformaron la disciplina,
pueden
destacarse
las
escuelas
alemana
(la
historia
de
los
conceptos
[Begriffsgechichte]), anglosajona (Escuela de Cambridge) y francesa (historia
conceptual de lo político) (Fernádez Sebastián, 2002; Garcia Sigman, 2014; Palti,
2005b, 2007a, 2008a, 2009a, 2009b, 2010a).
El presente trabajo enfocará su atención en la historia conceptual y, en particular, en la
obra de su mayor exponente, Reinhart Koselleck;1 específicamente, el trabajo se
propone, primero, reseñar las críticas que este historiador realizó al método de la
historia de las ideas y, segundo, establecer, de manera sucinta, los principales rasgos de
la perspectiva de trabajo que propuso para superarlo.
Teniendo en cuenta los propósitos que busca alcanzar, la exposición se realizará
atendiendo, principalmente, a las Directrices para el léxico de los conceptos políticos y
sociales de los tiempos modernos [Richtlinien für das Lexikon politisch-sozialer
Begriffe der Neuzeit] de 1967, a la Introducción al Diccionario histórico de conceptos
políticos – sociales básicos en lengua alemana [Geschichtliche Grundbegriffe:
Historisches Lexikon zur politisch-sozialen Sprache in Deutschland] de 1972 y a su
libro Futuro Pasado. Para una semántica de los tiempos históricos de 1979.
1
En este punto, se considera apropiado indicar que, en el marco de la citada perspectiva de trabajo, las
obras del referido historiador alemán abordaron tres grandes ejes temáticos: en primer lugar, el método de
la historia conceptual, en segundo lugar, la investigación histórica y, en tercer lugar, la teoría de la
historia [Historik].
Tal como se desprende de lo establecido el cuerpo principal, el interés de este trabajo estará centrado en el
primero de los aludidos ámbitos sobre los que, a lo largo de su trayectoria intelectual, trabajó Koselleck.
Tal decisión deriva de que, al proceder de esta manera, el presente estudio podrá alcanzar los objetivos
que, en vinculación con este teórico, se propuso obtener; es decir, reseñar, por un lado, las críticas que el
autor realizó a la perspectiva de trabajo de la historia de las ideas y, por otro lado, los principales rasgos
del método que propuso para superarlo. Se señala, a su vez, que el hecho de que, tal como podrá
apreciarse, esta exposición privilegie la presentación de esta última dimensión responde a que el autor
alemán dedicó, en los escritos que interesan a este trabajo, una atención mucho mayor al establecimiento
de su método que a la descripción de las debilidades de la perspectiva de trabajo que, con aquél, buscaba
trascender.
La determinación de enfocar la atención en dichos estudios responde a que, en los dos
primeros, el historiador alemán estableció las líneas fundamentales que se siguieron en
la confección de las entradas del Diccionario y a que, en el tercero, reunió una serie de
ensayos, originalmente publicados por separado a partir de la década del sesenta, que
exploraron el objeto, el método y el sentido de la historia conceptual. De todos modos,
el hecho de concentrarse en tales trabajos no implica que, toda vez que se considere
adecuado para enriquecer la exposición, se deje de recurrir a otras investigaciones del
autor (Palti, 2001).
La presentación se dividirá en tres partes. En la primera, se hará referencia, por un lado,
a las críticas que Koselleck realizó a los trabajos que fueron concebidos en el marco de
la historia de las ideas alemana y, por otro lado, al objeto del Diccionario. En la
segunda, se señalarán los rasgos más salientes del método que el autor diseñó para
alcanzar los propósitos que, en el marco del citado Diccionario, se había propuesto
conseguir. Por último, se realizará, a modo de conclusión, una breve recapitulación de
lo realizado a lo largo de la exposición.
II.
El rechazo a la historia de las ideas y el objeto del Diccionario.
La historia conceptual de Koselleck nació como una crítica, por un lado, a los
anacronismos en lo que incurría la historia social al transferir al pasado expresiones,
términos y conceptos del presente; y, por otro lado, al supuesto de la historia de las
ideas (en particular, la Ideengeschichte practicada por Friedrich Meinecke o Ernst
Cassirer) según el cual éstas podían ser concebidas como entidades constantes y
fundamentalmente inmutables (Koselleck, FP HC e HS; Abellan, 1991; Villanou,
2006)2. Se estima que, en tal sentido, se expresaba este académico alemán cuando
establecía que la historia conceptual surgió como resultado del aludido doble impulso
crítico:
¨Primero comenzó [la historia conceptual] como crítica a la
transferencia desapercibida al pasado de expresiones de la vida
2
Un análisis específico del lugar que pasó a ocupar la historia conceptual en el tablero metodológico de la disciplina
(no sólo en relación con los métodos tradicionales sino también en vinculación con el resto de las corrientes que
promovieron la renovación metodológica de la historia del pensamiento político) puede consultarse: Abellán, J.
(1991). Historia de los conceptos (Begriffsgeschichte) e historia social. A propósito del diccionario Geschichtliche
Grundbegriffe. Revista de Estudios Histórico – Jurídicos, n° XIV, pp. 277 – 289 y Chignola, S. (1998). Historia de
los conceptos e historiografía del discurso político. Res publica, n°1, pp. 7 – 23.
social del presente y ligadas a la época; en segundo lugar, pretendió
una crítica a la historia de las ideas, en tanto que éstas se mostraban
como baremos constantes que sólo se articulaban en diferentes
configuraciones históricas sin modificarse esencialmente¨ (Koselleck,
1993:113).
De tal modo, el autor se propuso – al concebir, junto con sus colegas, el Diccionario
[Geschichtliche Grundbegriffe] – alejarse de las perspectivas que criticaba; en tal
sentido, se estima que, en relación con esta empresa intelectual de carácter colectivo,
resulta adecuado indicar, en un primer momento, cuáles eran los propósitos, que en su
marco, buscaban alcanzarse. Así, se recuerda que, en la Introducción del mismo,
Koselleck comenzaba indicando que, en el Diccionario, se analizarían más de un
centenar de conceptos histórico fundamentales del lenguaje político y social alemán
(Koselleck, 2009: 2 – 3).; a su vez, se precisa que el hecho de que, en dicha propuesta,
la atención se enfocara en tales conceptos históricos fundamentales derivaba de que – en
tanto que, a su vez, estimaba que la historia era ciertamente historia en la medida en que
se conceptualizaba – el historiador alemán consideraba que sólo a través de aquellos
resultaba posible conocer la historia acontecida (Koselleck, 2009:3). 3
De tal modo, se indica que Koselleck establecía que el objetivo principal del
Diccionario [Geschichtliche Grundbegriffe] consistía en analizar la disolución del viejo
mundo y la emergencia del moderno por medio de la historia de su aprehensión
conceptual; en tal sentido, se indica que, en un momento ulterior, el aludido autor se
preocupaba por precisar el citado propósito general. En primer lugar, este especialista
indicaba que, en tal obra, se ocupaba del período que abarcaba desde el 1700 hasta el
umbral de la época en la que se encontraba escribiendo (Koselleck, 2009:4).
En segundo lugar, esta académico señalaba que la atención del aludido proyecto se
centraba en los conceptos de la modernidad. Así, el historiador especificaba que el
hecho de hablar de este tipo de formaciones conceptuales no implicaba que dejara de
reconocerse que éstas contaban con más significados que sólo los modernos; de hecho,
una de las principales tareas de la historia conceptual radicaba, según este especialista,
3
Sobre las nociones de historia acontecida e historia relatada puede consultarse: Villacañas, J. L. & Oncina, F.
(1997). Introducción. En Koselleck, R. & Gadamer, H. G. Historia y hermenéutica. Barcelona: Paidós.
en analizar los solapamientos que, en el marco de estos conceptos, se daban entre
significados modernos y antiguos (Koselleck, 2009:4).
En tercer lugar, Koselleck indicaba que sólo se analizaban matrices conceptuales del
ámbito lingüístico alemán. Por último, este autor también señalaba que el análisis
concentraba su atención exclusivamente en los conceptos que registraban el proceso de
metamorfosis sociopolítica que se dio como resultado de la revolución política e
industrial; se indica que tal precisión estaba orientada a establecer que enseñar el
conjunto del vocabulario político y social contemporáneo desde su origen excedía los
propósitos de la referida empresa colectiva (Koselleck, 2009:4).
Se indica, en este punto, que el enfoque heurístico que asumía el Diccionario suponía
que el cambio de los conceptos que indicaban la emergencia del nuevo mundo tenía
lugar, en el ámbito de la lengua alemana, durante un período bisagra [Sattelzeit] que se
extendía entre 1750 y 18504. En tal sentido, se indica que, desde la óptica de este
historiador, tal modificación conceptual se verificaba de diferentes modos (Koselleck,
2009:5).
En primer lugar, viejas palabras asumían nuevos significados adaptados a las novedosas
circunstancias; tales conceptos tenían, como Jano, una doble cara: por un lado, se
referían a situaciones sociopolíticas del pasado que ya no resultaban comprensibles para
nosotros sin una traducción y, por otro lado, obtenían una significación nueva que no
requería de una traducción para ser comprendida. En segundo lugar, surgían
neologismos y, por último, ciertas palabras antiguas que, en el pasado, ocuparon un
lugar central en el vocabulario sociopolítico se vaciaban gradualmente de significado y
perdían relevancia (Koselleck, 2009:5).
En relación con la tesis del Sattelzeit, Koselleck establecía que, en tanto indicadores de
la emergencia del nuevo mundo, los conceptos analizados experimentaron cuatro tipos
de transformaciones durante el señalado período. En primer lugar, la democratización
[demokratisierung]: con esta idea se buscaba llamar la atención sobre la ampliación del
uso de la terminología política a nuevos estratos sociales. En segundo lugar, la
4
Una aguda crítica al concepto de período bisagra [Sattelzeit] puede consultarse en Palti, J. E. (2004). Koselleck y la
idea de Sattelzeit. Un debate sobre modernidad y temporalidad. Ayer, n° 53, pp. 63 – 74. En este artículo, Palti logra
revelar las limitaciones de la categoría de período bisagra [Sattelzeit] sirviéndose de los principios metodológicos
propios de la historia conceptual.
temporalización [verzeitliching]: a través de este criterio se indicaba que los conceptos
iban a asumir referencias temporales relacionadas con expectativas sobre un porvenir
deseable o con distinciones entre un antes que se había ido y un después que vendría
(Koselleck, 2009:6 – 9).
En tercer lugar, la politización [politisierung]: tal proceso daba cuenta de que los
conceptos adquirían centralidad en el marco de las contiendas que se trababan entre
enemigos políticos. Por último, la ideologización [ideologisierbarkeit]: con tal idea se
buscaba señalar que ciertos conceptos (en particular, los singulares colectivos) eran
convertidos en fórmulas vacías o abstractas y, a su vez, utilizados de modos diferentes
(y, a veces, opuestos) según los intereses y la clase a la que pertenecía el orador que los
utilizaba5 (Koselleck, 2009:9 – 10; Abellán, 1991:283).
III.
Los rasgos más salientes del método de la historia conceptual.
Se considera que, en este punto, pueden exponerse, de manera sucinta, las
características básicas del método con el que – a la hora de alcanzar los propósitos que,
en el marco del citado proyecto, se planteó conseguir – operaba la historia conceptual:
I.
Análisis histórico – crítico o momento sincrónico. Este momento implicaba el
análisis de los conceptos en determinados contextos sociopolíticos. A esta etapa
de la investigación le incumbía preguntarse sobre el cui bono; se interrogaba, al
mismo tiempo, si aquellos que utilizaban un determinado concepto se incluían o
no al hacerlo; ¿a quién estaba destinado?; ¿era un concepto propio de una
determinada capa social? (Koselleck, 2009:12 – 13).
II.
Principio diacrónico. La diacronía implicaba que se liberase a los conceptos de
los contextos situacionales específicos para analizar los significados que
asumieron a lo largo del tiempo y, posteriormente, clasificarlos relacionándolos.
5
La tesis del período bisagra [Sattelzeit] (y sus derivadas) ha sido uno de los puntos que J. A. Pocock le ha criticado
a la historia conceptual; según el historiador británico, tales condiciones – centrales en el enfoque metodológico
koselleckiano – fueron propias de la experiencia alemana y, por tanto, no extrapolables a otras latitudes. En términos
de Coves: ¨ Pero una de las manzanas de la discordia entre ambas escuelas [alemana y anglosajona] estriba en el
estatuto de la Sattelzeit en la historia conceptual. Los cuatro cambios característicos en los conceptos atribuidos por
Koselleck al Sattelzeit en la Europa continental fueron temporalización, democratización, ideologización y
politización. Pero Pocock no los reconoce como los elementos más significativos de los discursos en liza en Gran
Bretaña entre 1780 y 1830. Koselleck ha estado escribiendo sobre historia alemana —lo cual no es del todo cierto,
pues, por ejemplo, en Crítica y crisis se refiere al mundo francés y británico—, y la historia de los conceptos es
«histórica, cultural y nacionalmente específica».¨(Coves, 1998:109)
Sólo así resultaba posible, desde esta perspectiva, establecer la duración social
de un determinado significado y también la de sus correspondientes estructuras.
En función del principio diacrónico, los conceptos políticos y sociales podían
ordenarse, desde una perspectiva temporal, en tres grupos: conceptos cuyo
significado se mantenía, matrices conceptuales cuyo significado variaba
completamente y neologismos o conceptos que se referían a situaciones político
– sociales novedosas. Sólo a partir del desenvolvimiento del presente momento
de la investigación, la historia de los conceptos superaba al método histórico –
filológico e iba adquiriendo, al mismo tiempo, su especificidad como disciplina
(Koselleck, 2009:13 – 14; Biset, 2010:128).
III.
Análisis semasiológico y onomasiológico. El primero consistía en el estudio de
los diversos significados de una determinada palabra y sus modificaciones
mientras que el segundo constaba del establecimiento e identificación de los
diferente modos en que se denominaba un determinado estado de cosas
(Koselleck, 2009:14 – 15).
IV.
Distinción entre palabra y concepto6. Tal distinción era llevada a cabo por el
historiador alemán de una forma pragmática y no atendiendo al tradicional
triángulo lingüístico de significante (designación) – significado (concepto) –
cosa en sus diferentes variantes (Koselleck, 2009; Koselleck, 1967).
Koselleck consideraba, por un lado, que, en tanto eran realidades históricas, las
palabras y los conceptos se asemejaban en que podían poseer una pluralidad de
significados y, por otro lado, que ambos términos se diferenciaban en la medida
en que esa plurivocidad se daba de modo distinto en cada caso; en tal sentido, se
estima que, en relación con estas dos consideraciones, resulta posible realizar
dos precisiones.
6
Al respecto también pueden consultarse: Abellán, J. (2007). En torno al objeto de la 'Historia de los conceptos' de
Reinhart Koselleck (215 – 248). En Bocardo Crespo, E. (ed.). El giro contextual. Cinco ensayos de Quentin Skinner,
y seis comentarios. Madrid: Alianza; Bisset, E. (2010). Conceptos, totalidad y contingencia. Una lectura de Reinhart
Koselleck. Res publica, n°23, pp. 123 – 143; Bödeker, H. E. (2009). Sobre el perfil metodológico de la historia
conceptual. Temas, problemas, perspectivas. Historia y grafía, n° 32, pp. 131 – 168; y Palti, E. J. (2007). Reinhart
Koselleck, su concepto de concepto y su historia. Inédito.
Por un lado, se indica que, en relación con la primera, el autor, a su vez,
estimaba que, en la medida en que sus significados dependían del contexto
hablado o de la situación social, tanto los conceptos como las palabras podían
ser consideradas polívocas. Por otro lado, se señala que, en vinculación con el
segundo rasgo, el teórico en cuestión, asimismo, sostenía que la palabra podía
ser unívoca en su uso mientras que el concepto siempre mantenía su
polivocidad. Éste, desde la óptica del pensador alemán, estaba adherido a una
palabra pero era mucho más que ella; en términos de este académico:
¨Ahora bien, una palabra puede hacerse unívoca —al ser
usada—. Por el contrario, un concepto tiene que seguir
siendo polívoco para poder ser concepto. También él esta
adherido a una palabra, pero es algo más que una
palabra:una palabra se convierte en concepto si la totalidad
de un contexto de experiencia y significado sociopolítico, en
el que se usa y para el que se usa una palabra, pasa a formar
parte globalmente de esa única palabra¨7 (Koselleck,
1993:117).
Una serie de diferencias entre conceptos y palabras derivaban del citado criterio
de distinción propuesto por Koselleck. En primer lugar, el historiador alemán
sostenía que, en el caso de las palabras, el significado y lo mentado podían
pensarse de manera separada. En cambio, cuando se trataba de los conceptos:
7
Se señala, en este punto, que el hecho de que, en el marco del enfoque metodológico de Koselleck, se considerase
que un concepto adquiría entidad como tal en la medida en que la totalidad de un contexto de experiencia y de
significado pasaba a formar parte de una palabra, entraba, tal como lúcidamente lo señalara Bisset (2010), en directa
contradicción con otros de los supuestos sobre los que se sostenía tal perspectiva de trabajo: ¨La polivocidad
inherente a los conceptos políticos se sustenta en su propia definición, un concepto es tal si la totalidad de un
contexto de experiencia y significado pasa a formar parte de esa palabra. En tanto incluye la totalidad de un
contexto comprende una pluralidad de significados. El problema fundamental del concepto koselleckiano es esta
referencia a la totalidad, porque sus mismos presupuestos imposibilitan que la totalidad de un contexto de
experiencia pase a formar parte de un concepto. No es posible por tres razones, en primer lugar, porque existe un
hiato entre conceptos y estado de cosas, entre lo lingüístico y lo no-lingüístico, es decir, siempre existe un doble
exceso entre realidad y lenguaje. Esto no significa pensar los conceptos desde una teoría especular sucedánea, sino
señalar que todo concepto, como todo lenguaje, se estructura alrededor de una falta constitutiva. Esa falta es lo que
Koselleck llama estado de cosas. Ahora bien, en segundo lugar, y como ya fue referido, si un concepto es índice y
factor de la realidad su inscripción es doble, registra una realidad y es una forma de intervenir en ella. La doble
inscripción imposibilita cualquier cierre, cualquier totalización de un campo semántico. En tercer lugar, tampoco es
posible unificar la totalidad del significado porque todo concepto es en sí mismo incompleto en cuanto se define por
aquello que excluye.¨ (Bisset, 2010: 135).
¨…la significación y lo mentado coinciden en tanto la diversidad de
la realidad histórica pasa a formar parte de la polisemia de una
palabra de tal forma que aquélla sólo recibe su sentido, es
comprendida, en esa palabra¨ (Koselleck, 2009:16).
En segundo lugar, Koselleck señalaba que las palabras contenían posibilidades
significativas mientras que los conceptos unificaban en sí la totalidad o el
conjunto de los significados; esto remitía a lo indicado previamente: los
conceptos podían ser claros pero debían ser equívocos (Koselleck, 1993:116 –
118).
Por último, este académico señalaba que, a diferencia de las palabras, los
conceptos configuraban una red semántica compleja que articulaba múltiples
relaciones entre diversos significados; a su vez, este especialista precisaba que,
en dicho marco, el cambio de uno de los elementos podía modificar al conjunto
(Koselleck, 2009:16)
V.
Premisa teórica subyacente. El supuesto teórico que subyacía a la historia
conceptual sostenía que ¨la historia se deposita en determinados conceptos y
que precisamente llega a ser historia mediante ellos tal y cómo ésta se
entiende…¨ (Koselleck, 1972:16). Tal supuesto conducía a exponer la naturaleza
de la relación que, según el autor, se trababa entre concepto y realidad; entre
ellos existía, según Koselleck, un vínculo de tensión. Tal tirantez derivaba de
considerar que no existía una identidad entre lenguaje y realidad o entre
fenómenos y conceptos sociopolíticos (Koselleck, 1972).
El autor reconocía que, en la medida en que sin ellos resultaba imposible
alcanzar algún grado de unidad para la acción política, no existía sociedad que
no elaborase conceptos y también que las matrices conceptuales estaban basadas
en realidades sociopolíticas; sin embargo, no dejaba de establecer que el
entramado social no era idéntico a los conceptos que acuñaba ni de indicar que
las estructuras políticas excedían sus conceptualizaciones. En términos del autor:
¨No existe ninguna sociedad sin conceptos en común y, sobre todo,
no hay unidad para la acción política. Al contrario, nuestros
conceptos se basan en sistemas sociopolíticos que son mucho más
complejos que su mera concepción como comunidades lingüísticas
bajo determinados conceptos rectores. Una ´sociedad´ y sus
´conceptos´ se encuentran en una relación de tensión que
caracteriza igualmente a las disciplinas científicas de la historia
que se subordina a ellos¨ (Koselleck, 1993:106)
Sólo unas páginas más adelante, el pensador alemán se expresaba en un mismo
sentido:
¨Entre el concepto y el estado de cosas existe más bien una tensión
que tan pronto se supera como irrumpe de nuevo o parece
irresoluble. Continuamente se puede advertir un hiato entre las
situaciones sociales y el uso lingüístico que tiende a ellas o que las
trasciende¨ (Koselleck, 1993:119).
Tal modo de concebir la relación entre lo lingüístico y lo extralingüístico se
reflejaba e impactaba decisivamente en las reflexiones del teórico en torno a
otras temáticas relevantes para la metodología de la historia conceptual. En
primer lugar, en su modo de entender a los conceptos como indicadores y
factores del movimiento histórico. Los conceptos registraban una realidad que
los excedía pero, al mismo tiempo, configuraban una intervención sobre ella:
Así pues, todo lenguaje es a la vez activo y receptivo; toma nota del
mundo, pero al mismo tiempo es un factor activo en la percepción
(Wahrnehmung) en la cognición (Erkenntnis) y en el conocimiento
(Wissen) de las cosas. La propia realidad no se deja reducir a su
significado y forma lingüística (Gestaltung) pero sin tales
contribuciones lingüísticas probablemente no habría realidad, al
menos para nosotros¨. (Koselleck, 2004:30).
En segundo lugar, en su manera de concebir con ritmos diferenciales las
historias de los conceptos y de las realidades sociopolíticas. En tal sentido,
Koselleck seguía a Heiner Schultz (1979) y establecía que existían cuatro
posibilidades para analizar el cambio recíproco entre conceptos y fenómenos
sociopolíticos: a. no cambiaba el significado de los conceptos ni las
circunstancias, b. la matriz conceptual se modificaba pero la realidad no lo
hacía; c. el concepto mantenía su significado pero se modificaba la realidad
aprehendida previamente; y c. se alteraban tanto la formación conceptual como
la realidad (Koselleck, 2004).
En tercer lugar, en su modo de entender la relación entre historia conceptual e
historia social. Koselleck sostenía que, a primera vista, podía creerse que el
vínculo entre tales disciplinas era leve y/o difícil; en tal sentido, el autor en
cuestión indicaba que lo establecido podía concluirse si sólo se tenía en cuenta
que la historia conceptual se dedicaba al estudio de las palabras y los textos del
pasado mientras que la historia social solamente se servía de las obras pretéritas
para derivar de ellas situaciones, estados o movimientos que no estaban
contenidos en los textos mismos (Koselleck, 1993:105 – 106).
Una vez expuesto lo anterior, el teórico alemán señalaba que tal primera
aproximación al análisis de la relación existente entre historia conceptual e
historia social resultaba completamente superficial. En tal sentido, este pensador
señalaba, por un lado, que, entre tales disciplinas, se reproducía, en tanto
aquellos configuraban sus objetos, la relación de tensión que, según su
perspectiva, caracterizaba al vínculo que se trababa entre realidad y lenguaje; y,
por otro lado, que era, precisamente, tal tirantez la que posibilitaba la
complementariedad entre ambas (Koselleck, 1993: 105 – 126).
De tal modo, Koselleck estimaba que tales disciplinas se brindaban
conocimientos que no podían obtener por sí mismas y sin los cuales les resultaba
imposible desarrollar adecuadamente sus respectivas tareas. La historia social,
en su afán por analizar las estructuras sociopolíticas de un determinado período,
debía tener en cuenta, desde la óptica de este académico, la manera en que se
articulaba la experiencia histórica en dicha etapa; tal conocimiento sólo podía
ser provisto por la historia conceptual. Ésta, a su vez, para estudiar los diferentes
conceptos históricos fundamentales en los que se concentraba no podía
prescindir, desde la perspectiva de este teórico, de la referencia a los sistemas
políticos y sociales del pasado; dicho conocimiento resultaba de la labor de la
historia social (Koselleck, 1993: 105 – 126).
Finalmente, se considera adecuado señalar las fuentes a las que se recurrían para
analizar los conceptos históricos fundamentales de los que se ocupaba el Diccionario.
En relación con aquellas, resulta posible señalar que eran sumamente diversas y, al vez,
puede precisarse que estaban constituidas por: las obras clásicas de los grandes
pensadores del pasado, los diccionarios y las enciclopedias de las diferentes épocas, las
revistas, los diarios, los panfletos, los registros de los debates parlamentarios, las leyes,
las resoluciones, las cartas y diarios personales (Koselleck, 2009).
VI.
Recapitulación.
Tal como se indicara, la historia del pensamiento político, en tanto disciplina, se vio
conmovida, a partir de la segunda mitad del siglo XX, por una auténtica ¨revolución
metodológica¨; ésta tomo entidad a partir de la convergencia de tres corrientes
renovadoras: la anlgosajona (Escuela de Cambridge), la alemana (la historia de los
conceptos) y la francesa (la historia conceptual de lo político) (Fernández Sebastián,
2002; Garcia Sigman, 2014; Palti, 2005, 2007, 2008, 2009a, 2009b, 2010).
El presente trabajó centró su interés en el pilar alemán de la citada renovación
metodológica y, específicamente, en los trabajos de su principal referente, Reinhart
Koselleck (Garcia Sigman, 2014; Palti, 2005, 2007, 2008, 2009a, 2009b, 2010). En
particular, se intentó, en un primer momento, indicar las críticas que el autor francés
hizo a la perspectiva de trabajo de la historia de las ideas y, en un segundo momento,
exponer, brevemente, los principales rasgos de la propuesta metodológica que concibió
para trascenderla.
Bibliografía.
Abellán, J. (2007). En torno al objeto de la 'Historia de los conceptos' de Reinhart Koselleck
(215 – 248). En Bocardo Crespo, E. (ed.). El giro contextual. Cinco ensayos de Quentin
Skinner, y seis comentarios. Madrid: Alianza.
Bisset, E. (2010). Conceptos, totalidad y contingencia. Una lectura de Reinhart Koselleck. Res
publica, N°23, pp. 123 – 143.
Bödeker, H. E. (2009). Sobre el perfil metodológico de la historia conceptual. Temas,
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