SE DESARROLLA Y COMPLICA LA SITUACIÓN LEGAL DE LOS BECARIOS. Uno de los últimos ejemplos que nos ha dado el gobierno saliente acerca del maremágnum de novedades legislativas del último año, afecta de manera fundamental al marco legal de los denominados “becarios”. Como veremos, estas novedades redibujan la concepción que tenían las empresas sobre este numeroso e importante colectivo. Empiezo con el Real Decreto 1493/2011, en vigor desde el 1 de noviembre de 2011, el cual aprobó la inclusión de los becarios en el Régimen General de la Seguridad Social. A su vez, el Real Decreto 1543/2011, en vigor desde el pasado 19 de noviembre, ha introducido en el ordenamiento laboral una figura que han denominado como “prácticas no laborales en empresas”. Por último, el Real Decreto 1707/2011, en vigor desde el 11 de diciembre, actualiza y desarrolla la regulación de las prácticas académicas externas de los estudiantes universitarios, siendo su principal característica, sin embargo, la de dejar sin efecto, en poco más de un mes, parte de lo aprobado en materia de inclusión de los becarios en el Régimen General de la Seguridad Social. 1. Inclusión de los becarios en el Régimen General de la Seguridad Social. A partir del 1 de noviembre de 2011, el Real Decreto 1493/2011 estableció la obligación para las empresas de dar de alta en el Régimen General de la Seguridad Social, a todos aquellos estudiantes que participaran en programas de formación vinculados a estudios universitarios o de formación profesional y que recibieran por estas prácticas una prestación económica. En otras palabras, la regla general era que todos los estudiantes que realizaran prácticas formativas en empresas, recibiendo por ello una compensación económica, tendrían que ser dados de alta en la Seguridad Social por la empresa u organismo público que abonaba la beca. Sin embargo, a partir del 11 de diciembre, esta regla general ya no sirve, en la medida en la que se ha excluido expresamente de su inclusión en la Seguridad Social, a todos aquellos estudiantes universitarios que realicen prácticas académicas externas en empresas. Es decir, las empresas solo vendrán obligadas a dar de alta en la Seguridad Social, a aquellos becarios que no estén realizando sus prácticas en desarrollo de planes de formación universitarios. Después de este ir y venir de nuestro legislador, la pregunta es: ¿qué debo hacer cómo empresa si tengo becarios?. Pues bien, si la empresa cuenta con becarios, repito, realizando prácticas que no estén vinculadas con estudios universitarios, deberá solicitar en la Tesorería General de la Seguridad Social un código cuenta cotización específico, cotizando empresa y becario únicamente por contingencias comunes y profesionales (se excluyen las cotizaciones por desempleo, FOGASA y formación profesional). A efectos ilustrativos señalar que la cuota empresarial a ingresar por contingencias comunes y profesionales será de 30,34 Euros y 4,17 Euros respectivamente y a su vez, el becario, deberá ingresar un importe de 6,05 Euros, por contingencias comunes. Las cuotas correspondientes a los meses de noviembre y diciembre de 2011 podrán ingresarse por las empresas hasta el 31 de enero de 2012, sin recargos e intereses de demora de ningún tipo. Siguiente pregunta: ¿qué deben hacer las empresas que, diligentemente, ya han dado de alta a becarios que están realizando prácticas vinculadas con estudios universitarios?. Respuesta: deberán solicitar la baja del becario en el Régimen General de la Seguridad Social. La mala praxis de nuestro legislador, no debería ocasionar ningún tipo de perjuicio económico a las empresas que, haciendo los deberes, se encuentran con la sorpresa de que no los tenían que haber hecho. Por lo tanto, habrá que permanecer atentos al criterio de la Tesorería General de la Seguridad Social, la cual, espero, enmiende el error sin que el mismo cause más costes innecesarios a los empresarios. Por último y como aspecto práctico a tener en cuenta, recomendamos que aquellas empresas que tengan suscritos convenios de colaboración con universidades, se pongan en contacto con las mismas, a efectos de reformular estos convenios de colaboración, para así poder adaptarlos a la nueva normativa en materia de prácticas para estudiantes universitarios. 2. Las prácticas no laborales. Principales características a tener en cuenta. Como su propio nombre indica, este tipo de prácticas no supondrán, en ningún caso, la existencia de una relación laboral entre la empresa y la persona joven. El colectivo al cual se dirigen las prácticas, son jóvenes inscritos en la oficina de empleo y con edades comprendidas entre los 18 y 25 años, ambos incluidos. Los jóvenes deben contar con cualificación académica o profesional. En este sentido, la norma señala que los jóvenes deberán poseer titulación oficial universitaria, de formación profesional (grado medio o superior) o certificado de profesionalidad. Los candidatos no deben contar con experiencia profesional previa superior a tres (3) meses en la misma actividad objeto de la práctica. A efectos de computar este periodo de experiencia previa, la norma clarifica que no se tendrán en cuenta las prácticas anteriores que se sustentaron dentro de los programas de estudios para la obtención del título o certificado que acredita el joven. A su vez, las empresas que quieran implantar este tipo de prácticas deberán suscribir en todo caso, un convenio con el Servicio Público de Empleo. El contenido de este convenio deberá incluir, entre otros aspectos todavía por especificar, las acciones de control y seguimiento a realizar por el Servicio Público de Empleo sobre las prácticas y una mención sobre el proceso de preselección de los candidatos. Es importante tener en cuenta que, las empresas, en todo caso, serán las que lleven a cabo la selección última del candidato. Asimismo, la empresa y el candidato seleccionado, deberán suscribir un convenio (que no contrato), en el que se especifiquen los siguientes aspectos: (i) contenido de la práctica a desarrollar, (ii) duración de la misma, (iii) jornadas y horarios para su realización, (iv) lugar donde se llevarán a cabo las prácticas (centro o centros de trabajo de la empresa), y (v) determinación del sistema de tutorías y del certificado a obtener por el joven a la finalización de las prácticas. Las prácticas podrán tener una duración de tres (3) a nueve (9) meses. Las empresas deberán abonar una “beca de apoyo”, con un importe mínimo equivalente al 80% del IPREM (en el año 2011, esta cantidad mínima era de 425,10 Euros). La anterior regla de inclusión de los becarios como trabajadores asimilados por cuenta ajena en el Régimen General de la Seguridad Social, será de aplicación a los jóvenes que participen en programas de prácticas no laborales. Por último, la norma expresamente establece que las empresas que se acojan a este tipo de prácticas, podrán disfrutar de los incentivos que en materia de contratación existan en cada momento, siempre que una vez finalizadas las prácticas contraten a los jóvenes. El gobierno saliente volvió a sorprender a propios y extraños con la publicación de este cúmulo de normas en materia de becarios, en un periodo en el que, con las Cortes disueltas, se espera que la actividad legislativa se reduzca. Por un lado, la sorpresiva, por precipitada, inclusión de los becarios en el Régimen General de la Seguridad Social, no ha estado exenta de polémica, en la medida en la que ha sido vista por muchos como una cuestión meramente recaudatoria. A su vez, la “rectificación” del legislador sobre los becarios “universitarios” y su no inclusión en el Régimen General de la Seguridad Social, es un ejemplo paradigmático de lo que ha sido gran parte de la actividad legislativa en los últimos meses: simple y llana improvisación. Por otro lado, la extraña figura de las prácticas no laborales, aunque puede resultar sumamente atractiva para las empresas, deberá esperar a que el gobierno entrante la desarrolle o por el contrario, la deje morir. Alberto Gilarranz Abogado (mmmm - Madrid)