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Prof. José Antonio García Fernández
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ALGUNAS NOTAS SOBRA LA LITERATURA Y LA CULTURA
ALEMANA
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Índice del documento
LA CULTURA ALEMANA ANTES DE GOETHE ........................................................................................................................ 1
LA LENGUA ALEMANA ......................................................................................................................................................................................... 1
EDAD ANTIGUA.................................................................................................................................................................................................... 1
EDAD MEDIA........................................................................................................................................................................................................ 1
EDAD MODERNA ................................................................................................................................................................................................. 3
EDAD CONTEMPORÁNEA .................................................................................................................................................................................... 5
CONCLUSIÓN ....................................................................................................................................................................................................... 7
LA CULTURA ALEMANA DESPUÉS DE GOETHE ..................................................................................................................... 8
BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................................................ 9
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La cultura alemana antes de Goethe
LA LENGUA ALEMANA
El alemán es una lengua indoeuropea, perteneciente, como el inglés, el neerlandés, el danés, el sueco y el
noruego, al tronco germánico. La familia indoeuropea está formada por un grupo numeroso de lenguas
cuya zona de influencia llega desde Europa hasta la India; todas las lenguas indoeuropeas tienen
características comunes, como la flexión y la alternancia vocálica, y también un vocabulario básico en el
que puede rastrearse su origen común (por ej., ist en alemán, estí en griego, est en latín, est en francés, es
en español, is en inglés…).
Solo a partir del siglo VII podemos hablar de un “estado alemán de la lengua”, al que llamamos
alto alemán antiguo. Antes se hablaba el germánico común, pero desde esa fecha el alemán se separó del
grupo mediante nuevos cambios fonéticos. Contrariamente a lo que ocurrió en España, donde la
expansión del castellano se hizo, a ritmo de Reconquista, de Norte a Sur, el alto alemán antiguo fue
evolucionando de Sur a Norte y creo el alto alemán (del Sur) y el bajo alemán (en el Norte). El alemán de
hoy es el llamado alto alemán moderno, unificado, dignificado por grandes personalidades históricoliterarias como Lutero y Goethe.
EDAD ANTIGUA
Para conocer la vida antigua de los germanos, tenemos que recurrir a testimonios como el de Julio
César en De bello gallico (51 a. C.)o el de Tácito en la Germania (98 d.C.).
EDAD MEDIA
En la Edad Media, fue muy importante el reinado de Carlomagno (768-814), coronado como
emperador del Sacro Imperio Romano Germánico en Roma en el año 800, convertido así en heredero de
la cultura clásica tras el ocaso del Imperio Romano. El imperio carolingio se extendía por lo que hoy es
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Alemania y Francia, de manera que las dos naciones tienen una parte de historia en común, a pesar de su
gran rivalidad a lo largo de la historia.
En estos siglos medievales, hasta el XIII, los emperadores germánicos lucharon con el Papado por
la prioridad en el poder: ¿era más importante el poder secular o el religioso? En el siglo XIII, con Federico
II, la cultura caballeresca y cortés, de inspiración francesa, llega a su esplendor. Destaca el escritor
Wolfram von Eschenbach, autor de Parsival (h. 1210). El ciclo troyano (guerra de Troya, huida de Eneas),
la materia bretona (el rey Arturo, sus caballeros y el grial) y el ciclo carolino (Roldán, Carlomagno,
Roncesvalles) son los tópicos narrativos de la época. Hay también importantes documentos religiosos
(Memento mori) e históricos (Crónica de emperadores, Cantar de Alejandro), cantares juglarescos
(Spielmannsepen), etc. Pero la obra literaria más valiosa de la Edad Media, el principal cantar épico
germano, es sin duda Nibelungenlied, el Cantar de los Nibelungos, compuesto hacia 1200.
El Cantar de los Nibelungos consta de 39 capítulos llamados “Aventiuren”, como en la novela
cortés. Está escrito en estrofas de cuatro versos muy similares a las tiradas épicas de nuestro Cantar de
Mio Cid. Los versos tienen cesura central y solo riman los pares. Ej.:
Es wuohs in Burgonden
ein viel edel magedin
daz in allen landen
niht schoeners mohte sin
(Crecía en Burgund / una muy noble muchacha // en ningún lugar / había una más hermosa)
En el Cantar se cuenta la petición de mano de Brunilda por Gunther. La reina tenía una fuerza
descomunal y había prometido no entregarse a un hombre hasta que él no la venciera en una lucha
paritaria. Sigfrido ayuda a Gunther con su capa mágica de invisibilidad -un recurso muy utilizado desde
entonces en toda la literatura fantástica, incluido Harry Potter- y así el rey consigue la victoria. Sigfrido,
como premio, se casa con la hermana de Brunilda, Krimhilda. Un día, la reina Brunilda coincide con su
hermana a la puerta da la catedral y le exige servidumbre de paso (es decir, algo así como “Apártate tú,
que paso yo, que para eso soy la reina”), pero Krimhilda, despechada, le cuenta la verdadera historia de su
derrota a manos de Gunther, que no habría sido posible de no haber mediado la “ayudita” de Sigfrido y su
capa mágica.
La reina Brunilda jura vengarse y desde entonces trama su venganza. Usa al fiel vasallo Hagen,
quien, por fidelidad a su señora, se convierte en traidor, mata a Sigfrido por la espalda (como y hunde en
el Rin el tesoro de los nibelungos. Es entonces cuando Krimhilda, desposeída de todo, sin marido ni
riquezas, jura a su vez vengarse de Brunilda y Gunther; se casa con Atila, rey de los hunos, invita a los
nobles burgundos a su corte con la excusa de congraciarse con ellos y, en una lucha brutalmente
sangrienta, todos son exterminados. La propia Krimhilda mata con sus manos a Hagen, pero a ella la
asesina su propio padre, Hildebrando, horrorizado por tanto crimen.
La historia de los Nibelungos tiene muchos temas propios de la cultura germánica, como la
creencia en el destino y el tema de la venganza sangrienta1, ajena al perdón cristiano y propia de un
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De alguna manera, podríamos considerar que las vendettas, tan frecuentes en las películas de mafiosos, tienen su antecedente
más ilustre en el Cantar de los Nibelungos.
La crítica hispánica suele comentar cómo, en nuestro Poema de Mío Cid, el héroe cristiano Ruy Díaz de Vivar, al sufrir la
afrenta de Corpes, a él inferida a través del maltrato de sus hijas por parte de los crueles infantes de Carrión, renuncia a la
venganza de sangre, propia del derecho germánico, que le correspondía y pide justicia al Rey, según los cánones del derecho
romano, quien convoca unas Cortes y decreta la celebración de ordalía o juicio de Dios, donde los hombres de un Cid ya anciano –
incapaz de luchar él mismo- vencen a los infantes leoneses. Este episodio supone el triunfo del paradigma romano-cristiano sobre
el germánico-pagano y demuestra la religiosidad y urbanidad de nuestro héroe caballeresco, cuyo código de actuación es bien
diferente del caballero teutón.
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mundo pagano. El ciclo de los nibelungos ha inspirado a una infinidad de artistas, alemanes y extranjeros,
incluido el gran compositor Richard Wagner, quien buscaba en el ciclo épico alemán las esencias de la
nación germánica.
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EDAD MODERNA
Durante el Renacimiento y el Barroco (siglos XVI y XVII) Alemania se incorporó a la nueva métrica
y tópica de origen italianizante: sonetos petrarquistas, tópicos de la vanidad del mundo y del pesimismo
barroco, etc. Reproducimos aquí un soneto de Andreas Gryphius (1616-1664) donde el poeta se queja por
la transitoriedad de lo humano:
Es ist alles eitel
Du sihst / wohin du sihst, nur eitelkeit auff erden.
Was dieser heute bawt / reist jener morgen ein;
Wo itzund städte stehn / wird eine wiesen sein,
Auff der ein schäffers kind wird spilen mitt den heerden,
Was itzund prächtig blüht, sol bald zutretten werden;
Was itzt so pocht undt trotzt ist morgen asch und bein;
Nichts ist das ewig sei / kein ertz, kein marmorstein.
Itzt lacht das gluck uns an / bald donnern die beschwerden.
Der hohen thaten ruhm mus wie ein traum vergehn.
Soll denn das spiell der zeitt / der leichte mensch bestehn?
Ach! was ist alies dis was wir für köstlich achten/
Als schlechte nichtikeitt / als schaten, staub und windt,
Als eine wiesen blum / die man nicht wiederfindt!
Noch wil was ewig ist kein einig Mensch betrachten.
(Todo es vanidad. / Ves, mires donde mires, sólo vanidad sobre la tierra. / Lo que éste construye hoy,
aquél lo destruirá mañana; / Donde ahora hay ciudades habrá un prado / sobre el que un niño de pastores
jugará con los rebaños. / Lo que ahora florece espléndido, pronto será pisoteado; / Lo que ahora se vanagloria
y defiende, mañana será hueso y cenizas; / Nada hay que sea eterno, ni mineral ni mármol. / Ahora nos sonríe
la fortuna, pronto atruenan las dificultades. / La fama de los grandes actos debe disiparse como un sueño. /
¿Acaso permanecerá el frágil hombre, juego del tiempo? / ¡Ay, qué es todo esto que valoramos como delicioso!
¡Cual nimiedad, cual sombra, polvo y viento / cual una flor de prado que no se vuelve a encontrar! / Ni un solo
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nombre quiere mirar aún lo que es eterno.)
2
El soneto fue inventado por Petrarca (1304-1374) y, desde Italia, exportado como estructura estrófica poética a toda Europa.
Tiene una estructura fija, dos cuartetos (estrofas de cuatro versos) y dos tercetos (de tres versos). Su clásico esquema de rima es
ABBA/ ABBA/CDC/DCD; aunque el esquema de los tercetos puede variar. El verso del soneto alemán es el llamado alejandrino (14
sílabas frente a los endecasílabos -11 sílabas- del soneto italiano y español), un yambo de seis acentos rítmicos con una cesura
después del tercer acento: Du siehst, wohim du siehst, // nur Eitelkeit auf Erden.
El título del soneto, “Todo es vanidad”, procede del Viejo Testamento, de manera que el poema tiene un tono religioso.
La correspondiente palabra hebrea, reproducida aquí por vanidad, significa originariamente soplo de viento, es una imagen de la
transitoriedad como también los demás ejemplos que introduce Gryphius.
El trasfondo del poema es la guerra de los treinta años, recordada ya en el primer cuarteto. Gryphius utiliza la división en
dos hemistiquios del verso alejandrino para enfrentar antagonismos: éste-aquél, hoy-mañana, construir-destruir. Esta
construcción antitética a base de parejas de oposiciones recorre todo el poema. La enumeración se inicia en el primer cuarteto
con las ciudades, obras de los seres humanos; incluye en el segundo cuarteto la naturaleza en la ley de transitoriedad y finaliza en
el primer terceto con el propio ser humano. En el segundo terceto se repiten, resumiendo, los diferentes grados de la observación.
Todo es nimiedad. Pero para representar esto de forma accesible a los sentidos sustituye el concepto abstracto de «nimiedad» por
palabras sensorialmente gráficas: sombra, polvo, viento, marchitarse las flores. Estos ejemplos repiten la alusión del título: el soplo
del viento de la transitoriedad, que se opone en el último verso a la eternidad. Así el poema se convierten en una apelación al ser
humano para que recuerde su verdadero destino. El principio de construcción es la gradación: obra humana, naturaleza, ser
humano, Dios. En el último eslabón de la cadena se superan las contradicciones, de manera que el poema se convierte en algo así
como una demostración.
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Un gran tema procedente de la cultura germánica y de origen medieval, aunque es en el
siglo XVI cuando aparecen obras literarias sobre él, es el del doctor Fausto, el hombre que vende su alma
al diablo, representado en la obra por Mefistófeles, porque quiere saber más, ir más allá de los límites de
lo humano. Goethe, gran conocedor del tema, lo reescribió en su universal Fausto, haciendo una síntesis
magistral entre clasicismo y romanticismo, entre tradición y modernidad. De él se dice que tenía una
personalidad fáustica, pues anhelaba saberlo todo, conocerlo todo, gozarlo todo.
De origen español es la novela picaresca, como contrahechura de la novela de caballerías y su
mundo idealizado. La más famosa de las novelas alemanas de pícaros, protagonizada -como nuestro
Lazarillo- por un antihéroe de origen humilde, es el Simplicissimus (1668, traducido también como El
aventurero Simplicissimus), ambientada en la guerra de los treinta años, obra de Hans Jakob Christoffel
von Grimmelshausen (1621-1676). El joven Simplicius Simplicissimus vive en una granja en Spessart,
alejado del mundo y sin formación alguna. Tiene que abandonarla cuando unos soldados la saquean. Huye
al bosque y un ermitaño lo forma en tres principios cristianos: conocerse a sí mismo, evitar las malas
compañías y permanecer independiente. Cuando muere el ermitaño, llega al campamento protestante de
Hanau y es objeto de infinitas burlas, lo que le lleva a desarrollar su perspicacia o conocimiento del
mundo. Se finge loco (¿eco del Elogio de la locura, de Erasmo de Rotterdam?) y critica desde esta posición
la inmoralidad del prójimo. La guerra lo lleva a vivir en muchos lugares y pasar por muchas situaciones. Se
hará dragón imperial (soldado) y cazador en Soest. Lo capturan los suecos, que lo llevan a Lippstadt y lo
obligan a casarse. Va a recoger su dinero a Colonia, pero lo estafan y lo pierde. Va a París con dos
caballeros y las damas se disputan su amor. Enferma, se hace curandero. En Baden se convierte en
salteador de caminos. Se retira a la Selva Negra. Va a Rusia. Decepcionado de todo, vuelve a Spessart y se
hace ermitaño, pero dura poco y vuelve a hacerse soldado. Es apresado por los egipcios, rescatado por un
barco que naufraga. Se salva en una isla solitaria (como Robinson) y entrega a un capitán holandés el
manuscrito con la historia de su vida, decidido a salvar su alma viviendo cristianamente al margen de sus
semejantes.
Simplicius tiene mucho de El criticón, de Gracián. También del tópico del buen salvaje que
explorará después el filósofo francés de la Ilustración Jean-Jacques Rousseau. Enlaza con el Elogio de la
locura de Erasmo y el Robinson Crusoe de Defoe… En fin, una obra de gran valor literario y filosófico, llena
del pesimismo barroco. Cuanto mayor es el triunfo de Simplicius en la vida terrena, mayor es su distancia
de Dios. El mundo es el lugar inestable donde la rueda de la Fortuna gira sin parar. El filósofo aspira a una
inmovilidad y una reflexión que solo podrá alcanzar en una isla desierta.
De cómo Simplicius se transforma de bruto en un fiel cristiano
Mi noviciado duró unas tres semanas. Me comporté tan bien que el ermitaño halló gusto desusado en mi
persona, y no sólo a causa del trabajo, que yo estaba acostumbrado a cumplir muy de mañana, sino porque se dio cuenta
de que yo también escuchaba con avidez sus admoniciones. Con esto aumentó asimismo su celo por darme a conocer
todo bien. Comenzó su lección por la caída de Lucifer; luego me habló del Paraíso, y de cuando nosotros, con nuestros
primeros padres, fuimos expulsados de él; se adentró en la ley mosaica y me enseñó, con ayuda de los mandamientos de
la ley de Dios y su explicación, a discernir las virtudes de los vicios, a obrar el bien y a reprobar el mal. Finalmente llegó al
Evangelio, y me habló del nacimiento, pasión, muerte y resurrección de Cristo; después se ocupó del día del Juicio, y
representóme a lo vivo cielo e infierno. Cuando terminaba con un tema empezaba otro nuevo, y dejaba que le
interrumpiera a veces con mis preguntas, de forma que no pudo haberme instruido mejor. Su vida y sus palabras eran
para mí una prédica constante, que mi entendimiento, en el fondo no tan corto ni tan torpe, asimiló, con la ayuda divina,
de modo que en tres semanas no sólo aprendí lo que un cristiano debe saber, sino que tomé tal afición a las lecciones
que por las noches no podía dormir.
Yo aprendía con rapidez lo que el piadoso eremita me exponía, porque él encontró la tabla rasa de mi alma
vacía y sin una sola imagen que pudiera estorbar la nueva impresión. Pero, con todo, permanecí lleno de candorosa
simpleza con respecto a los hombres, y por eso el ermitaño, ignorante como yo de mi verdadero nombre, me llamaba
Simplicius.
Al mismo tiempo aprendí también a rezar, y, cuando el ermitaño decidió dar satisfacción a mi firme propósito
de permanecer con él, construimos para mí una choza de madera, tierra y ramaje, semejante a la suya. Era en su forma
casi como las tiendas de los mosqueteros en campaña, o, mejor dicho, como los hoyos que los campesinos cavan en
algunos lugares para sus nabos.
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De cómo aprendió a leer y escribir en el bosque agreste
Cuando vi por vez primera al ermitaño leer la Biblia fui incapaz de representarme con quién sostenía una
conversación tan secreta y, a mi parecer, tan grave. Observaba el movimiento de sus labios, pero no veía a nadie que
hablara con él. Aunque yo nada sabía de leer o escribir, percibí en sus ojos que era algo relacionado con el libro. Préstele,
pues, atención y, cuando él lo dejó, me apresuré a abrirlo. Ofrecióse a mis ojos el primer capítulo del libro de Job, y la
figura que lo encabezaba, un hermoso grabado en madera primorosamente iluminado. Pregunté cosas peregrinas a las
imágenes, mas como no recibía respuesta, me impacienté y exclamé, justo en el momento en que el ermitaño se llegaba
tras de mí:
—¿Qué os ocurre, espantajos? ¿Os habéis comido la lengua? ¿Es que no hablabais hace un instante con mi
padre —pues así debía llamar al eremita—? Ya veo que vosotros también llevasteis las ovejas a vuestro padre y pegasteis
fuego a la casa. ¡Alto, alto!, que quiero apagar ese fuego.
Con esto me levanté a buscar agua, pues parecióme necesaria.
-¿Adonde vas, Simplicius? —me preguntó el ermitaño, cuya presencia tras de mí aún no había advertido.
—¡Oh, padre —le respondí—, éstos también son soldados, y tienen ovejas y quieren llevárselas! Han apresado
al pobre hombre con quien conversabas antes. Su casa arde por los cuatro costados, y, si no corro a apagarla, se
consumirá toda.
Con estas palabras le señalaba lo que veía.
—No te agites —me tranquilizó el ermitaño—: no hay ningún peligro.
—¿Es que estás ciego? ¿No ves que se llevan las ovejas? Debo ir a por agua —repliqué.
—Mira —repuso el ermitaño—; estas imágenes no tienen vida: sólo están hechas para mostrar a nuestros ojos
cosas acaecidas hace mucho tiempo.
—Pero tú bien que hablaste antes con ellas —le argüí—; ¿por qué ahora no quieren vivir?
El ermitaño, contra su voluntad y su costumbre, viose obligado a reír, y me explicó:
—Hijo mío, esas imágenes no pueden hablar. Sus acciones y su ser, empero, puedo contemplarlos en estas
líneas negras. A eso se le llama leer; y así, cuando leo, tú te figuras que hablo con las imágenes; pero te engañas.
—Si yo soy un hombre como tú —le respondí—, debería poder ver en las líneas negras lo que tú ves. Padre
mío, dime: ¿cómo debo entender esto?
—Escucha, hijo mío —replicóme—: quiero instruirte ahora para que tú puedas hablar con esas imágenes tan
bien como yo. Pero esto exigirá un tiempo, en que yo deberé mostrar paciencia, y tú, aplicación.
A continuación me escribió un abecedario, en caracteres de imprenta, sobre una corteza de abedul. En cuanto
conocí las letras aprendí a deletrear; luego, a leer, y finalmente, a escribir, mejor incluso que el ermitaño, pues imitaba
en todo la letra impresa (trad. Redacción Caralt).
EDAD CONTEMPORÁNEA
Durante el siglo XVIII, se produjo en Alemania la Ilustración (Aufklärung, Iluminación). Inmanuel
Kant (1724-1804), autor de Crítica de la razón pura (1871), Crítica de la razón práctica (1788) y Crítica de
la facultad de juzgar (1790), eligió el lema que la define: “Sapere aude”, Atrévete a saber, y la describió
así:
“La Ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad” [entendía por “incapacidad” la
imposibilidad de servirse de la inteligencia sin la guía de otra persona].
Es decir, la Ilustración quiere liberar al individuo de su minoría de edad, de la necesidad de
cualquier tutelaje político o espiritual. El hombre, por medio de la razón, del análisis lógico-racional,
logrará dominar la naturaleza y mejorar sus condiciones de vida. La filosofía se liberaba así de su
servidumbre a la teología: la libertad del yo pensante era más importante que la sumisión al dogma.
La Ilustración, iluminación del espíritu por medio de la razón, procedente de Francia (racionalismo
de René Descartes, 1596-1650: Cogito, ergo sum; Voltaire, 1694-1778; Rousseau, 1723-1778;
enciclopedismo de Diderot, 1713-1784, y D’Alembert) e Inglaterra (empirismo de John Locke, 1632-1704,
y David Hume, 1711-1776; teoría del estado de Thomas Hobbes, 1588-1679, liberalismo de Adam Smith,
1723-1790), encontró en la Prusia de Federico II el Grande, nacido en 1712, rey entre 1740 y 1786, el lugar
donde se desarrolló en plenitud. Es una de las etapas más productivas de la historia alemana. Fue también
una época optimista, pues creía en el progreso humano.
Con la Ilustración nace la Edad Contemporánea, en la que aún vivimos. Desde mediados del siglo
XVIII, se producen en Europa y América hechos de gran relevancia para la Humanidad: en 1769 James
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Watt patenta la máquina de vapor (pronto comenzará la Revolución Industrial), en 1776 se firma la
Declaración de independencia de los Estados Unidos, en 1783 Montgolfier realiza la primera ascensión en
globo con aire caliente (se inicia la historia de la aviación), en 1789 se produce la Revolución Francesa y en
Estados Unidos se proclama la Constitución (Bill of Rights)…
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El Romanticismo comenzaría después de la Ilustración, en Alemania, con el movimiento del Sturm
und Drang, con el Werther de Goethe. Pero antes del alemán, podemos considerar precursores suyos a
Johann Georg Hamann (1730-1788) y, sobre todo, a Johann Gottfried Herder (1744-1803), que además
fue amigo de Goethe.
Hamann era de Königsberg, como su amigo Kant, allí estudió teología y derecho. Leyendo la Biblia
se dio cuenta de que Dios no hablaba a la humanidad con la razón, sino con parábolas e imágenes, y de
eso dedujo que la poesía era “la lengua materna del género humano” y que era de origen divino. La
imagen es más cierta que la teoría. El poeta era entonces un segundo creador, un favorito de Dios.
Herder también estudió teología en Königsberg y conoció a Hamann, que le influyó mucho. Fue
gran amigo de Goethe y este consideró su amistad como algo fundamental para su teoría del genio original
y de la poesía popular o natural. Además, Herder le enseñó a valorar la genialidad de Shakespeare. Para
Herder la poesía natural es la expresión del pueblo. En Über den Ursprung der Sprache, Sobre el origen
del lenguaje (1772), dice que el lenguaje no es de origen divino, sino que procede de la naturaleza
espiritual y no material o animal del ser humano. El lenguaje primigenio, la “palabra del alma”, es el
resultado de la capacidad de discernir del hombre. Gracias al lenguaje, el ser humano relaciona la palabra
con las percepciones. El sonido convierte el lenguaje interno en externo. Pensamiento y lenguaje están en
relación recíproca, la palabra no es solo envoltorio físico del pensamiento, sino instrumento de pensar. El
lenguaje expresa al hombre entero y cada una de las lenguas es expresión del pueblo, de la nación, de la
personalidad colectiva que habla a lo largo de la historia.
El hombre, desde la condición reflexiva que le es propicia, ha inventado el lenguaje al poner libremente en práctica por
primera vez tal condición (reflexión).
En efecto: ¿qué es la reflexión? ¿Qué es el lenguaje?
Esta reflexión la posee con carácter distintivo y es esencial a su especie; por ello le pertenecen también el
lenguaje y el propio invento del mismo.
Inventar el lenguaje, consiguientemente, es para él tan natural como el ser hombre. Pero desarrollemos los dos
conceptos: reflexión y lenguaje.
El hombre demostrará poseer reflexión si su facultad anímica actúa tan libremente que, en medio del océano
de sensaciones que le invaden, es capaz de aislar una ola, si se me permite expresarlo así, de detenerla, de dirigir sobre
ella su atención y de ser consciente de estarla observando. Demostrará que posee reflexión si es capaz de espigar un
momento de atención frente a toda la pesadilla de flotantes imágenes que pasan por sus sentidos, de detenerse
libremente en una de ellas, de observarla clara y serenamente, aislando sus rasgos de forma que su objeto sea éste, y no
otro. El hombre pone, pues, de manifiesto la reflexión si es capaz no sólo de conocer viva y claramente todas las
propiedades, sino de reconocer una o varias de ellas como propiedades que se distinguen en él: el primer acto de este
reconocimiento suministra un concepto claro; es el primer juicio del alma, y ¿por qué medio se ha producido tal
movimiento? Por medio de un rasgo que el hombre ha tenido que aislar y que, como rasgo de un conocimiento reflejo,
se le ha presentado con claridad. ¡Ea! ¡Lancemos el eureka! Este primer rasgo del conocimiento reflejo ha sido una
palabra del alma. Con él se ha inventado el lenguaje humano.
Dejad pasar ante sus ojos, como una imagen, ese cordero: para él es distinto de cualquier otro animal; no
significa para él lo que para el hambriento lobo que husmea, ni lo que para el sanguinario león: éstos husmean y
paladean anticipadamente en espíritu: la sensibilidad los ha vencido; ni lo que para el carnero en celo, que únicamente lo
siente como objeto de placer, que, una vez más, ha sido vencido por la sensibilidad y que se arroja, por instinto, sobre
ese objeto. No es para él lo que para otro animal cualquiera, al que es indiferente la oveja, y que si la deja pasar en la
penumbra es porque su instinto lo orienta hacia otra cosa. ¡Muy distinto es el caso del hombre! Cuando cae en la
necesidad de conocer la oveja no hay instintos que se lo impidan, no hay sentidos que lo arrastren hacia ella o lo aparten
de la misma; la oveja está ahí, tal como se manifiesta a sus sentidos: blanca, suave, lanosa. El alma del hombre, juiciosa,
puesta en movimiento, busca una característica... ¡La oveja bala!: la ha encontrado. El sentido interno actúa. Ese balar,
que ha producido en el alma la impresión más fuerte, que se ha desprendido y destacado de todas las demás
propiedades exploradas y consideradas y ha sido la que más hondo ha penetrado, queda como propiedad suya. La oveja
vuelve. Blanca, suave, lanosa; el alma ve, toca, tantea, reflexiona, busca una característica: la oveja bala, ¡y entonces la
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reconoce! «¡Ah, eres la que bala!», dice para sí; la ha reconocido de forma humana, ya que la distingue y la nombra
claramente, esto es, con una característica. Si hubiese sido más oscura, ni siquiera la habría percibido, ya que ninguna
sensibilidad, ningún instinto hacia la oveja, la habría sustituido la falta de claridad con una diafanidad más viva. Ninguna
criatura sensible puede sentir fuera de sí con inmediata claridad sin característica, pues siempre hay otros sentimientos
que oprimen, que destruyen, por así decirlo; el alma está permanentemente obligada a conocer la diferencia entre dos
cosas por medio de una tercera. ¿Con una característica, por tanto? ¿Y qué otra cosa es ésta sino una característica
verbal. El sonido del balar, percibido por un alma humana como distintivo de la oveja, se convierte, gracias a este
conocimiento reflejo, en el nombre de la misma, y ello aunque la lengua del hombre jamás haya intentado balbucearlo.
Ha reconocido la oveja por el balido; ha sido un signo captado, con ocasión del cual el alma ha recobrado claramente una
idea: ¿qué otra cosa es esto sino palabra? ¿Y qué es el lenguaje humano entero más que una colección de tales palabras?
Así pues, aunque nunca llegara a transmitir esta idea a otra criatura, ni, consiguientemente, a querer o poder balar para
ella con los labios este signo del conocimiento reflejo, su alma habría balado en su interior, por así decirlo, ya que ella
eligió ese sonido como recuerdo, y habría vuelto a balar, ya que por ello lo ha reconocido. ¡El lenguaje ha sido inventado!
Lo ha sido de forma tan natural y necesaria al hombre como éste es hombre. [Trad. P. Ribas.]
CONCLUSIÓN
La cultura germánica anterior a Goethe (alemana o de otros países) cuenta con grandes
pensadores, escritores, filósofos, teólogos, inventores, músicos: san Alberto Magno (1193-1280, maestro
de santo Tomás de Aquino), el maestro Eckhart (1260-1327), Guillermo de Ockham (nominalista, 12851349), Johann Hus (quemado como hereje en Costanza en 1415), Juan Gutenberg (inventor de la imprenta
h. 1400), Erasmo de Rotterdam (humanista, 1466-1536), Philipp Melanchton (reformador religioso, 14971560), Martín Lutero (el más importante de los reformistas, 1483-1546)3, Wilhelm Leibnitz (filósofo, 16461716), Johann Sebastian Bach (músico, autor de El clave bien temperado), Haendel (músico, establecido
en Londres), Inmanuel Kant (filósofo, 1724-1804), Baruch Spinoza (judío, holandés, panteísta, 1632-1677,
influyó mucho en la oda Prometeo de Goethe, de 1774), Gottlieb Ephraim Lessing (ilustrado, 1729-1781),
Johann Georg Hamann (teólogo, 1730-1788), Johann Gottfried Herder (filósofo, 1744-1803)…
Pero Johann Wolfgang Goethe (1749-1832) se convierte en el prototipo, en el autor canónico de
la cultura alemana. Es su símbolo. Si Lutero es el creador del alemán moderno, que dignificó en sus libros
y convirtió en vehículo de expresión perfectamente apto para tocar todos los temas, incluso los sagrados,
Goethe es el primero que consigue internacionalizar la literatura alemana.
Goethe es uno de los grandes genios de la humanidad, un sabio que cultivó todos los saberes y
todos los géneros: ensayo, poesía, teatro, novela, erudición… Su nombre es comparable al de Dante,
Shakespeare, Cervantes… Su tiempo es la edad dorada de la literatura alemana: su época es también la de
Friedrich Schiller (1759-1805, dramaturgo, autor de Die Räuber, Los bandidos, 1781). Al círculo de Goethe
en Estrasburgo y Frankfurt pertenecieron autores dramáticos como Friedrich Maximilian Klinger (17521831), Heinrich Leopold Wagner (1747-1779), Jakob Michael Reinhold Lenz (1751-1792).
Goethe es a la vez el representante del clasicismo alemán y de los nuevos tiempos de
romanticismo, el fundador del movimiento prerromántico Sturm und Drang, Tempestad y Pasión. Su oda
“Prometeo”, de 1774, escrita el mismo año que Las cuitas del joven Werther y subtitulada
significativamente “mecha para una explosión” (política, social y literaria), puede considerarse el
manifiesto del nuevo movimiento Sturm und Drang. El poema habla de un individuo libre hecho para la
libertad; no provisto de razón, sino dirigido a la autorrealización creadora. Prometeo es, a la vez, creador y
maestro de los hombres, pide un hombre nuevo. Se rebela contra Zeus, quien no es más que un
gobernante desamparado que se alimenta miserablemente de sacrificios ajenos y reclama en vano un
imaginario derecho al poder. Para Goethe, la genialidad estaba por encima de las reglas y preceptivas
3
La Reforma protestante provocó las guerras de religión en Alemania, Francia y media Europa. En 1555 se firmó la paz religiosa de
Augsburgo bajo el principio “Cuius regio, eius religio”, “De quien es el país, suya es la religión”. Es decir, el príncipe territorial es el
que determinaba la religión de sus súbditos: romana católica o protestante.
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Prof. José Antonio García Fernández
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DPTO. LENGUA Y LITERATURA- IES Avempace
C/ Islas Canarias, 5 - 50015 ZARAGOZA - Telf.: 976 5186 66 - Fax: 976 73 01 69
neoclásicas, la libertad creadora sobre la razón. El genio creaba las leyes de su propio mundo. El artista era
el dios de su personal universo.
Empezaba el Romanticismo.
http://www.avempace.com/personal/jose-antonio-garcia-fernandez
La cultura alemana después de Goethe
Lutero y Goethe son los creadores de una cultura propiamente alemana. Antes, había mucha influencia
inglesa y francesa, pero no existía una voz propiamente germánica. Después de Goethe, la aportación de
muchos filósofos, escritores, pedagogos, políticos y artistas alemanes a la cultura mundial es de primer
orden:

Poetas, músicos, directores de orquesta: Novalis (1772-1801, poeta, autor de Himnos a la noche,
1800), Friedrich Schlegel (1772-1829, autor de Lucinde, 1799), Johann Christian Friedrich Hölderlin
(1770-1842, poeta, autor de Odas, Elegías, Cantos patrióticos, Hyperion), Heinrich Heine (1797-1856,
poeta prohibido, judío, autor de Libro de canciones, 1827, Cuadros de viaje, 1826-1831, Nuevos
poemas, Alemania, un cuento de otoño, 1844, defendió una postura próxima al comunismo), Rainer
Maria Rilke (1875-1926), Mozart (austriaco), Schubert, Schumann, Mendelssohn, Beethoven,
Wagner, Herbert von Karajan, los Strauss…
(De Novalis y Hölderlin, poetas románticos, hablamos in extenso en el documento dedicado a la
Vida y obra de Goethe:
http://www.avempace.com/file_download/2832/Vida+y+obra+de+Johann+Wolfgang+Goethe%2C+1749-1832.pdf)

Escritores y dramaturgos: los hermanos Grimm, Jacob y Wilhem (Cuentos, 1812-1815), Clemens
Brentano (Cuentos italianos, 1805, Cuentos del Rhin, 1811), Adalbert von Chamisso (La maravillosa
historia de Peter Schlemihl), Gottfried Keller (1819-1890, autor de Enrique el verde, Siete leyendas),
Ernst Toller (dramaturgo expresionista), Alfred Döblin (1878-1957), Franz Kafka (1883-1924, escritor,
autor de La metamorfosis), Erich Maria Remarque (autor de la novela antibelicista Sin novedad en el
frente), Robert Musil (1880-1942), Kurt Tucholsky (el Larra alemán, periodista satírico, 1890-1935),
Bertolt Brecht (dramaturgo, 1898-1956), Paul Celan (poeta), Stefan Zweig (vienés), Max Frisch
(dramaturgo austriaco, 1911-1991), Friedrich Dürrenmatt (dramaturgo, 1921-1990).

Premios Nobel de Literatura: Theodor Mommsen (1902), Rudolf Cristoph Eucken (1909), Paul Heyse
(1910), Gerhart Hauptmann (1912), Carl Spitteler (1919), Thomas Mann (1929, autor de Muerte en
Venecia, La montaña mágica), Hermann Hesse (1946, novelista y pintor, 1877-1962), Nelly Sachs
(1966), Heinrich Böll (1972), Elias Canetti (1981, judío sefardí, nacido en Bulgaria, 1905-1994), Günter
Grass (1999), Elfriede Jelinek (2004, nacida en 1946).

Filósofos: Johann Gottlieb Fichte (filósofo, Teoría de la Ciencia, 1794), Friedrich Wilhelm Schelling
(filósofo, 1775-1854), Wilhem Friedrich Hegel (1770-1831, filósofo, autor de Enciclopedia de las
ciencias políticas, 1817), Arthur Schopenhauer (filósofo, El mundo como voluntad y representación,
1819), Friedrich Nietzsche (1844-1900), Johann Heinrich Pestalozzi (1745-1827, pedagogo, fundador
de escuelas para pobres y orfanatos), Karl Marx (Manifiesto del partido comunista, 1848, Crítica de la
economía política, 1859, vivió entre 1818 y 1883), Max Weber, Martin Heidegger, Theodor Adorno…

Políticos: von Bismarck, Metternich, Conrad Adenauer, Helmut Kohl, Helmut Schmidt, Willy Brandt,
Gerhard Schroeder, Angela Merkel…
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Prof. José Antonio García Fernández
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He aquí un bonito poema de Heine, Canción de mayo, que recuerda a nuestro Romance del
prisionero:
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Im wuderschönen Monat Mai,
Als alle Knospen sprangen,
Da ist in meinem Herzen
Die Liebe aufgegangen.
Im wunderschónen Monat Mai
Als alle Vogel sangen,
Da hab ich ihr gestanden
Mein Sehnen und Verlangen.
(En el hermoso mes de mayo, / Cuando brotaban todos los capullos / Entonces en mi corazón /
Despuntaba el amor. / En el hermoso mes de mayo, / Cuando todos los pájaros cantaban, / A ella le confesé /
mi anhelo y mi ansia)
Bibliografía

Hans Gerd Roetzer, Marisa Siguán, Historia de la Literatura Alemana I. De los inicios hasta 1890:
épocas, obras y autores. Barcelona, Ariel, 1990.
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