La norma contable y la norma tributaria en el

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La norma contable y la norma tributaria en el desarrollo económico
Las dos caras del dios Jano
Jano fue la principal divinidad de la mitología etrusca y etruria que dominó a Roma e
impuso su culto cinco siglos antes de la era cristiana. Jano tenía dos rostros uno
miraba a un lado, al pasado y a cuanto había acontecido en el mundo. El otro miraba
al futuro y a la esperanza del porvenir. Tal dualidad concierne a la humanidad,
reflejando muchas veces una indecisión que impide reconocer claramente el camino a
seguir. Lo malo de tal dualidad es la incertidumbre y, lo bueno, la posibilidad de
construir hacia delante sin despreciar la experiencia de la historia pasada.
Así, en materia normativa contable tributaria, se plantean dos escenarios: La norma
tributaria, respondiendo a los legítimos intereses del Estado, en cuanto a la afectación
de los resultados empresariales, frente a la norma contable, que se orienta a la
neutralidad en lo que concierne a las transacciones empresariales respecto a los
factores de los grupos de presión económico-financieros y a la presentación razonable
de la situación financiera, los resultados de gestión y los flujos de efectivo, como
imagen fiel de los hechos económicos.
La gran diferencia se da en el carácter vinculante de la norma tributaria, con la
concomitante obligatoriedad legal de su aplicación contable, lo que significa un
elemento de coerción respecto a los registros contables y el marco normativo que les
corresponde, con evidente menoscabo de la autonomía que –como condición
principal- le compete a la contabilidad.
En este marco bifronte se desarrollan hasta tres modelos metodológicos principales
que buscan, de alguna manera, responder a las necesidades y requerimientos tanto
tributarios como contables, sin que se pueda afirmar a ciencia cierta que uno de ellos
tenga prevalencia sobre los otros.
Lo usual es que la norma contable se supedite a la tributaria y, en consecuencia se
afecte la ya citada autonomía contable respecto al registro de los hechos económicos,
el segundo modelo implica la separación de ambos escenarios y, con ello, el registro
doble y la doble contabilidad: Una para los efectos empresariales y otra para los
efectos tributarios, siendo el tercer modelo una combinación de ambos, cuya
característica es el registro de los ajustes a los resultados contables en un libro o
registro especial para fines fiscales que demuestre la conciliación entre el resultado
contable y el resultado fiscal que figura en la declaración de impuesto a la renta.
El reto de orientar la contabilidad y la tributación al logro del desarrollo económico,
aprovechando lo mejor de cada escenario de registro de transacciones para que, con
total independencia de intereses económicos particulares y sin menoscabo del rol del
Estado como recaudador, la contabilidad logre la conjunción de las propuestas
tributarias con los resultados del quehacer económico empresarial, en función de la
transparencia en las relaciones societarias y su efecto en la satisfacción de las
necesidades de la sociedad mediante la tributación.
Por ello, se hace más necesaria que nunca la discusión exhaustiva de la dicotomía
existente entre las normas tributarias y las normas contables, de manera que pueda
llegarse al diseño metodológico cuya aplicación satisfaga los dos aspectos que les son
concomitantes: La justa percepción de parte de los beneficios de las empresas para
que contribuyan a la satisfacción de las necesidades sociales, aunada a la neutralidad
e independencia de las transacciones empresariales respecto de posibles intereses
económicos particulares y de la correcta determinación de los beneficios inherentes a
dichas transacciones.
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