TALLER SOBRE CONCIENCIA MORAL (26426)

Anuncio
LA CONCIENCIA MORAL DESDE EL
EVANGELIO
La relación que hay entre libertad del hombre y
Ley de Dios tiene su base en el "corazón" de la
persona, o sea, en su conciencia moral: En lo más
profundo de su conciencia, descubre el hombre una
Ley que él no se dicta a sí mismo, sino a la que
debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es
necesario, en los oídos de su corazón, llamándole
siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el
mal...
La conciencia es el núcleo más secreto y el
sagrario del hombre, en el que éste se siente a
solas con Dios, cuya voz resuena en el recinto más íntimo de aquella.
En el lenguaje bíblico, la palabra corazón designa lo profundo del ser humano,
fuente y origen de los más intensos sentimientos de la vida afectiva y, en
especial del amor. El corazón del hombre es la fuente misma de su
personalidad consciente, inteligente y libre, el lugar de sus elecciones
decisivas, el de la Ley no escrita y de la acción misteriosa de Dios. Es como el
lugar de encuentro del hombre con Dios.
La dignidad de la persona humana implica y exige la rectitud de la conciencia
moral. En todo lo que dice y hace, el hombre está obligado a seguir fielmente
lo que sabe que es justo y recto.
La conciencia es el único testigo. Lo que sucede en la intimidad de la persona
está oculto a los demás desde fuera. La conciencia dirige su testimonio
solamente hacia la persona misma. Y, a su vez, sólo la persona conoce la
El Juicio de la Conciencia
La Ley Natural ilumina sobre todo las exigencias objetivas y universales del
bien moral, la conciencia es la aplicación de la Ley a cada caso particular, la
cual se convierte así para el hombre en un dictamen interior, una llamada a
realizar el bien en una situación concreta.
Ante la necesidad de decidir moralmente, la conciencia puede formular un
juicio recto de acuerdo con la razón y con la Ley Divina, o al contrario un juicio
erróneo que se aleja de ellas. En todos los casos son aplicables algunas reglas:
- Nunca está permitido hacer el mal para obtener un bien...
- La "regla de oro": Todo cuanto queráis que os hagan los hombres, hacédselo
también vosotros (Mt 7,12; Cfr. Lc 6,31; Tb 4,15).
El juicio recto - Es un juicio que ordena lo que el hombre debe hacer o no
hacer, o bien, valorar un acto ya realizado por él. Es un juicio que aplica a una
situación concreta la convicción racional de que se debe amar, hacer el bien y
evitar el mal. Se sabe que la conciencia no solo manda o prohíbe, sino que
juzga a la luz de las órdenes y de las prohibiciones interiores. Es también
fuente de remordimiento: el hombre sufre interiormente por el mal cometido.
Pero bajo el influjo del Paráclito se realiza, por lo tanto la conversión del
corazón humano que es condición indispensable para el perdón de los pecados.
Mediante esta conversión en el Espíritu Santo, el hombre se abre al perdón y a
la remisión de los pecados. El Espíritu Santo" viene" en cada caso concreto de
la conversión - remisión en virtud del Sacrificio de la Cruz, pues, por El, "la
Sangre de Cristo... purifica nuestra conciencia de las obras muertas para rendir
culto a Dios vivo".
Desviaciones en la Conducta Moral
Una mal entendida autonomía de la conciencia, la falta de conversión y de la
Caridad, los malos ejemplos recibidos de otros, el rechazo de la autoridad de la
Iglesia, el desconocimiento culpable de Dios y de su Evangelio, desencadenan
las pasiones, que son causa del desequilibrio y de los conflictos en lo íntimo del
hombre y pueden conducir a desviaciones del juicio en la conducta moral. Una
de las recomendaciones hechas por el Señor y valida todavía hoy: es la
vigilancia. Es decir, en cuanto a los peligros y a las tentaciones que pueden
hacer decaer o desviar la conducta del hombre (Mt 26,41). Esta vigilancia debe
estar siempre presente u operante en la conciencia del ciervo fiel, es la
determinante de su conducta moral.
En la Formación de la Conciencia
Para tener una conciencia recta (1Tm 1,5), el hombre debe buscar la Verdad y
debe juzgar según esta misma Verdad.
La Verdad se hace en mí en la medida en que mi espíritu penetra en el
conocimiento de Dios; como dice el apóstol Pablo, la conciencia debe estar
"iluminada por el Espíritu Santo", debe ser "pura" no debe con "astucia falsear
La Palabra de Dios" sino "manifestar claramente La Verdad" (Cfr. 2Co 4,2), el
mismo apóstol amonesta a los cristianos diciendo: "no os acomodéis al mundo
presente, antes bien transformaos mediante la renovación de vuestra mente,
de forma que podáis distinguir cual es la Voluntad de Dios: "lo bueno, lo
agradable, lo perfecto"
En la formación de la conciencia, la Palabra de Dios es la luz de nuestro
caminar; es preciso que la asimilemos en la Fe y la oración, y la pongamos en
práctica. Por La Palabra de Dios y los Sacramentos, se reciben La Gracia de
Cristo y los Dones de su Espíritu y de esa forma, el hombre es liberado ante
todo del poder del pecado y del poder del maligno que lo oprime, y es
introducido en la comunión de amor con Dios. Nuestra existencia, es un
combate espiritual por la vida, según el Evangelio y con las armas de Dios.
El desarrollo del hombre viene de Dios, del modelo de Jesús Dios y hombre, y
debe llevar a Dios. El desarrollo de un pueblo deriva de la formación de las
conciencias, de da madurez, de la mentalidad y de las costumbres. Es el
hombre el protagonista del desarrollo, no es el dinero ni la técnica.
PARA LA CLASE:
1. ¿Qué es la conciencia moral desde el la palabra de Dios y cuál es su
función?
2. ¿Cómo logra la conciencia emitir juicios correctos sobre las realidades?
3. ¿Qué es un juicio recto?
4. ¿Cuáles son los elementos que contribuyen a la desviación de la
conciencia? explica tres de ellos.
5. A partir de las siguientes citas bíblicas encuentra cuales son los
elementos para formar una verdadera conciencia, según el corazón de
Dios:
Rm 9,1
2Tm 1,3
2Co 4,2
Rm 12,2
Lc 10,16
Ef 4,14
Descargar