Suprema Corte de Justicia de la Nación Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales JUSTIFICACIÓN DE LA NECESIDAD DE UN CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL PARA MÉXICO Adriana Leonel de Cervantes Ascencio Directora de Asuntos Internacionales México, D.F., septiembre de 2004. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ JUSTIFICACIÓN DE LA NECESIDAD DE UN CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL PARA MÉXICO I. INTRODUCCIÓN El examen de la realidad local actual acerca de distintos institutos de derecho procesal constitucional revela una importante diseminación normativa y, en algún caso, hasta lagunas legales, lo que obstaculiza la configuración de criterios unívocos en la determinación de las pautas de tramitación procesal de algunos de ellos, tales como la acción declarativa de inconstitucionalidad. Dicha situación nos pone frente a la necesidad de debatir la conveniencia de aglutinar en un cuerpo legal único los procesos constitucionales, es decir, aquellos destinados básicamente a proteger y defender la Constitución y los derechos fundamentales de la persona y las esferas de competencia de los entes públicos. La configuración de un código unitario implicaría –desde nuestra óptica– brindar autonomía a una disciplina de suma relevancia y posibilitaría la unificación de criterios y normas procedimentales, el aseguramiento de la supremacía constitucional y, consecuentemente, la consolidación del Estado de Derecho. Ello entrañaría un valioso aporte para la seguridad jurídica en la medida que el Código contuviera reglas claras, inteligibles y predecibles para someter las distintas pretensiones jurídicas, superando algunos inconvenientes e incertidumbres que en ocasiones se producen ante la falta de uniformidad de criterios sobre las pautas procesales a las que ajustar los requerimientos de los justiciables, por ejemplo, ante la articulación de acciones declarativas de inconstitucionalidad. Desde otro perfil, importante en términos económico-financieros, la elaboración y puesta en funcionamiento de un Código en la materia no debería generar erogaciones presupuestarias especiales pues no sería necesario crear nuevas estructuras jurisdiccionales ni modificar sensiblemente el reparto funcional de los órganos judiciales que actualmente resultan competentes para dirimir las acciones a las que se refieren las distintas figuras jurídicas susceptibles de ser incluidas en tal corpus normativo. Como señala Díaz Ricci,1 en aquellos países donde existe un control concentrado de la constitucionalidad, es decir, donde hay un Tribunal Constitucional que tiene en exclusiva la tarea de proteger a la Constitución, la cuestión se halla resuelta porque al existir un órgano único que se ocupa de la cuestión de constitucionalidad, los medios procesales se encuentran unificados en su respectiva ley orgánica. En cambio, en aquéllos, como el nuestro, donde la cuestión donde la cuestión de constitucionalidad se atribuye al conjunto de tribunales que integran el Poder Judicial la división por fuero y la dispersión normativa como resultado de la misma nos obliga a replantear la 1 Díaz Ricci, Sergio: "Necesidad de un Código Procesal Constitucional", en Vega Gómez, Juan y Corzo Sosa, Edgar [Coords.]: ‘Instrumentos de tutela y justicia constitucional’, Memorias del VII Congreso Iberoamericano de Derecho Constitucional (México, D.F., 12 al 15 de febrero de 2002), Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México, México, D.F., págs. 157 y 158. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ regulación de las acciones de naturaleza constitucional. Existirían dos caminos para resolver esta cuestión: un fuero especializado en lo constitucional que conduciría, en definitiva, a una situación semejante a la arriba planteada (por ejemplo el Tribunal Constitucional de Chile o la Sala Constitucional de Costa Rica o de Venezuela), o unificar la normativa procesal en un ordenamiento legal sistemático y coherente. II. EL DERECHO PROCESAL CONSTITUCIONAL COMO RAMA AUTÓNOMA DEL DERECHO El Derecho Procesal Constitucional es aquella rama del derecho público que establece las normas procesales orgánicas y funcionales necesarias para dar eficacia real a la normativa constitucional cuando surja un conflicto entre sus disposiciones y un acto de la autoridad o de un particular. Comprende la organización y atribuciones de los tribunales constitucionales y la forma en que éstos ejercen su jurisdicción al resolver conflictos constitucionales por medio del proceso y con efectos permanentes. Néstor Pedro Sagües, uno de los precursores de esta disciplina, señala que esta rama del derecho es principalmente el derecho de la jurisdicción constitucional y que tiene dos áreas claves: la magistratura constitucional y los procesos constitucionales. 2 Por tanto, le corresponde al Derecho Procesal Constitucional la función de aportar al sistema jurídico los elementos orgánicos y funcionales necesarios y apropiados para que un conflicto constitucional pueda ser decidido por medio de una decisión jurisdiccional, lográndose así la plena vigencia de la supremacía constitucional. Al entrar en funcionamiento tribunales constitucionales en la mayor parte de las naciones jurídicamente organizadas, se produce un veloz progreso en el desarrollo del Derecho Procesal Constitucional, el que en las últimas décadas comienza a enseñarse como disciplina autónoma. Kelsen, Calamandrei, Cappelletti, Favoreu, Fix-Zamudio, Couture, Néstor Pedro Sagües, Niceto Alcalá y Zamora y Rodolfo Pisa se encuentran entre los que han proclamado y enseñado la materia que hoy se denomina Justicia Constitucional y que es propia del Derecho Procesal. La nueva dimensión de esta disciplina se encuentra estrechamente vinculada a la consagración del sistema del control concentrado de constitucionalidad, ya que los países que han elegido el modelo del control difuso (como Argentina) no requieren más normas que las procesales que ya tienen. Siendo así, en este último caso, el Derecho Procesal. Como lo señala Gerardo Eto Cruz, se confirma la existencia de esta rama procesal cuando se observa que, frente al Código Civil (código sustantivo) le corresponde su respectivo Código Procesal Civil (código adjetivo), ocurre con igual fuerza de estudio las disciplinas jurídicas específicas: el Derecho Civil y el Derecho Procesal Civil. Lo propio ocurre con el Código Penal cuyas disciplinas académicas llamadas a estudiarlo son el Derecho Penal y el Derecho Procesal Penal, por lo que esta descripción también es aplicable al Derecho Constitucional y al Derecho Procesal Constitucional, 2 Sagües, Nestor Pedro, Derecho procesal constitucional, Tomos I y II: “Recurso Extraordinario”, 4ª ed., Buenos Aires, 2002; Tomo III: “Acción de amparo”, 4ª ed., Buenos Aires, 1995; Tomo IV: “Hábeas Corpus”, 3ª ed., Buenos Aires, 1998. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ en términos de disciplinas autónomas: el primero estudia a la Constitución, el segundo, la defensa de la Constitución a través de los diversos mecanismos procesales que establezca la propia normatividad constitucional. 3 III. NECESIDAD DE UN CÓDIGO PROCESAL CONSTITUCIONAL La necesidad de la codificación del derecho procesal constitucional varía de país a país. Como regla general, podría tal vez insinuarse la siguiente: a mayor multiplicidad de leyes sobre el tema, mayor conveniencia de codificarlas, dado que la posibilidad de respuestas jurídicas incoherentes o inarmónicas está en razón directa con la proliferación de aquellas normas.4 Otro dato que hace variar la posibilidad y la conveniencia de la codificación procesal constitucional es el sistema de control de constitucionalidad vigente en un estado. En los países con régimen concentrado y especializado en un tribunal o corte constitucional (o con una sala constitucional, dentro de una corte suprema), como México, la posibilidad de sancionar una ley reglamentaria de dicha corte o sala aparece casi como una exigencia natural y del mismo modo se impone la conveniencia de determinar de modo claro y orgánico qué procesos y trámites podrán plantearse ante ella. En las naciones con control difuso o desconcentrado de control de constitucionalidad, en donde por lo común todo juez puede ejercer tal revisión, las acciones y procesos constitucionales tienden en cambio a nacer y desarrollarse más libre y desordenadamente, según las urgencias del momento y los variables criterios de los 3 Cfr. Eto Cruz, Gerardo, El Pensamiento del Derecho Procesal Constitucional en Domingo García Belaunde, en Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, A.C. y Ferrer MacGregor, Eduardo (Coordinador), Derecho Procesal Constitucional, 4ª edición, Editorial Porrúa, México, 2003, tomo I, págs. 99-104. 4 Un caso paradigmático puede ser el de la República Argentina, en el ámbito del derecho nacional y federal. Existen, en efecto, las siguientes normas, solamente en lo que respecta a recursos y procesos constitucionales: 1. Ley 16.986, del amparo contra actos de autoridad pública 2. Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, regulatorio de la acción de amparo contra actos de particulares; 3. Ley Nacional de Procedimientos Administrativos, que instrumenta el amparo general por mora de la administración pública; 4. El “recurso de amparo” por demora de la Dirección General Impositiva (hoy Administración Federal de Impuestos); 5. Otro amparo por moral, similar al anterior, insertado en el Código Aduanero, en este caso contra la Dirección Nacional de Aduanas; 6. Dos “amparos electorales”, contemplados por el Código Nacional Electoral; 7. Los “amparos sindicales”, normados por la Ley 23.551, de asociaciones profesionales; 8. La Ley de hábeas data, 25.326, que regula parcialmente a esta institución, subtipo de amparo en tutela de los datos personales; 9. La acción de hábeas corpus, contemplada por la Ley 23.098; 10. La acción declarativa de inconstitucionalidad, prevista en el artículo 322 del Código Procesal Civil y Comercial de la Nación; 11. El “recurso extraordinario federal” (recurso de inconstitucionalidad más relevante del Derecho argentino nacional), reglamentado principalmente por la Ley 48, la Ley 4055, el Código Procesal Civil y Comercial de la Nación y la Ley de Coparticipación Federal 23.548, entre otros, y 12. El recurso de inconstitucionalidad contenido en el Código Procesal Penal, que se resuelve por la Cámara Nacional de Casación de lo Penal. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ operadores del sistema (jueces, legisladores, etc.), cosa que tiene sus ventajas pero también sus problemas. En estos países no abundan los códigos procesales constitucionales, pero hay excepciones y el panorama está cambiando en ese sentido.5 Como lo señala Néstor Pedro Sagües6, los motivos a favor de la codificación del derecho procesal constitucional son parecidos a los que se aducen para fomentar cualquier codificación. Respecto a las consideraciones primarias de seguridad jurídica, la codificación permitirá un tratamiento normativo armónico de las diferentes instituciones al eliminar respuestas legales insuficientes o disímiles en los diversos procesos constitucionales, excepto cuando las modalidades y objetivos de cada proceso exijan variaciones acordes con su propia naturaleza. Asimismo, impedirá lagunas normativas y ambigüedades. Desde el ángulo ideológico, la codificación del derecho procesal constitucional da la idea de que la defensa de los derechos personales tiene una jerarquía jurídica singular, perfilándose como un punto clave para la operatividad del Estado de Derecho. IV. EXPERIENCIA COMPARADA 4.1. Tribunales Constitucionales o Salas Constitucionales existentes Los Tribunales Constitucionales que existen actualmente son los siguientes: 5 • Tribunal Constitucional de Bolivia • Tribunal Constitucional de Chile • Corte Constitucional de Colombia • Tribunal Constitucional de Perú • Consejo Constitucional de Francia • Tribunal Constitucional de Alemania • Tribunal Constitucional de Austria • Tribunal Constitucional de España • Corte Constitucional de Italia • Tribunal Constitucional de Ecuador Por ejemplo, la Ley 8369 de la Provincia de Entre Ríos, Argentina, que de hecho es un código y el Código Procesal Constitucional (Ley 6944), de la Provincia de Tucumán, también de Argentina. Existen asimismo iniciativas legislativas en el orden nacional para dictar un código similar (por ejemplo la propuesta del Diputado Jorge H. Gentile.) 6 Cfr. Sagües, Nestor Pedro, La Codificación del Derecho Procesal Constitucional, en Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, A.C. y Ferrer Mac-Gregor, Eduardo (Coordinador), Derecho Procesal Constitucional, 4ª edición, Editorial Porrúa, México, 2003, tomo I, págs. 499-506. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ Por otra parte, las Salas Constitucionales dentro de la estructura de su Corte Suprema y que gozan de los elementos funcionales y procesales de un Tribunal Constitucional son las siguientes: • Sala Constitucional de la Corte Suprema de Costa Rica • Sala Constitucional de la Corte Suprema de Argentina • Sala Constitucional de la Corte Suprema de Paraguay • Sala Constitucional de la Corte Suprema de Honduras • Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Venezuela 4.2. ¿Es la Suprema Corte de Justicia de México un verdadero tribunal constitucional? Se ha debatido en diversas ocasiones, llegando a opiniones encontradas, respecto de si la Suprema Corte de Justicia de la Nación es o no un verdadero tribunal constitucional. En particular, estas discusiones se han incrementado debido a las dos grandes reformas constitucionales realizadas al Poder Judicial Federal en 1987 y en 1994, modificaciones tan importantes y trascendentes que ocasionaron que este Alto Tribunal pudiera considerarse un tribunal constitucional. En el presente apartado se analizarán las características que, según la doctrina, debe reunir un tribunal constitucional y después se analizarán si la Suprema Corte de Justicia de la Nación reúnen dichos aspectos a fin de determinar si puede considerarse realmente un tribunal constitucional. A) Marco teórico de un tribunal constitucional Si bien fue Hans Kelsen el autor de la teoría sobre el diseño de un tribunal constitucional, debe destacarse que existen dos antecedentes fundamentales en América Latina respecto a la construcción del control abstracto de constitucionalidad de las normas, que es uno de los elementos más importantes para la conformación de un tribunal constitucional. Aún cuando el órgano jurisdiccional realice un control de la constitucionalidad al defender los derechos fundamentales de los individuos en un litigio inter partes, la función inherente del tribunal constitucional es resolver la conformidad de las normas con la Constitución mediante un control abstracto, como en la acción de inconstitucionalidad, independientemente de la defensa de los derechos del individuo o entes de gobierno, como sucede en el juicio de amparo, la controversia constitucional o el judicial review norteamericano. 7 Tomando como apoyo la doctrina general kelseniana y los puntos de vista de otros doctrinarios, así como atendiendo al principio de división de poderes y las funciones del Estado, un tribunal constitucional debe cubrir tres aspectos fundamentales: a) Orgánicos.- Este aspecto se refiere a la organización y estructura del tribunal constitucional. 7 Cfr. Kelsen, Hans, “Judicial Review of Legislation: A Comparative Study of the Austrian and American Constitution”, en J. of Politics, número 4, 1942, páginas 183-200. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ Sobre este punto, Kelsen sostuvo la necesidad de un tribunal ad hoc y una jurisdicción especial que gozara de autonomía constitucional, que puede definirse como la naturaleza jurídica de un ente público que no forma parte ni orgánica ni funcionalmente de cualquiera de los otros tres poderes clásicos. Así, puede hablarse sobre la existencia de una estructura paralela y diferenciada de dos importantes tribunales: la Corte Constitucional o Tribunal Constitucional y la Corte Suprema o Corte de Casación. Asimismo, de acuerdo con Kelsen, la organización de un tribunal constitucional, debe considerar los siguientes aspectos: • El número de miembros del tribunal no debe ser muy elevado ya que únicamente hacen una interpretación de la Constitución mas no conocen del fondo del asunto debido a que generalmente realizan un control abstracto de constitucionalidad de normas y actos, lo cual da la posibilidad de un funcionamiento en Pleno y no en Salas. • La designación de los miembros del tribunal constitucional debe ser mediante un sistema de “pesos y contrapesos”, es decir, una fórmula de corresponsabilidad política, principalmente entre los Poderes Ejecutivo y Legislativo. • Desde un punto de vista integrador y a fin de que la formación de la jurisprudencia constitucional sea una combinación del criterio jurídico y de la sensibilidad política, dentro de los miembros del tribunal constitucional también deben contemplarse a los juristas de profesión o académicos prestigiados, sin encerrarse en la carrera judicial, ni en los ardides de los políticos. Además, no deben dejarse de atender las propuestas que surjan del Poder Judicial, de las escuelas y universidades de Derecho y de los colegios de abogados. b) Procesales.- Este aspecto se refiere al tipo de procesos de los que conoce el tribunal constitucional, los cuales en esencia, son los siguientes: 8 • Control abstracto de la constitucionalidad. El objeto de la competencia y conocimiento del tribunal constitucional no es el fondo de un proceso judicial inter partes, sino única y exclusivamente determinar si una norma es constitucional o no. • Control autónomo de la constitucionalidad. A decir de Herrera y Lasso y Tena Ramírez, es un control directo de la constitucionalidad, pues si bien está estrechamente vinculado con el control abstracto, el autónomo se refiere a que el fin último de la función del tribunal constitucional es mantener la constitucionalidad del orden jurídico, es decir, velar por la supremacía constitucional, independientemente de si los efectos de dicho control son o no protectores de la esfera de derechos fundamentales de los individuos.8 • Control entre entes públicos. Este tipo de control, en el que los actores son órganos públicos (generalmente constitucionales) hace al tribunal El control autónomo de la constitucionalidad, especialmente de normas, no debe confundirse con el control difuso, pues el primero se refiere a un control concentrado atribuido a un tribunal especialmente creado para tales casos, como lo es el tribunal constitucional. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ constitucional una instancia que conoce de conflictos políticos justiciables y no de litigios inter partes o en los que intervengan particulares. • Control concentrado. Se denomina “concentrado” por gozar el tribunal constitucional de una jurisdicción especial al ser el único competente para determinar la constitucionalidad de las normas, convirtiéndose en la máxima autoridad en la materia y en último intérprete de la Constitución.9 • Efectos erga omnes. Como lo señalaba Kelsem, las sentencias de un tribunal constitucional le otorgan al mismo una calidad de legislador negativo, es decir que para declarar a una norma como inconstitucional, el efecto de la resolución también debe ser general como la norma misma, lo que se traduce en la derogación o en la abrogación de la ley declarada inconstitucional. c) Funcionales.- Las diversas modalidades del control que ejerce el tribunal constitucional se traducen en mantener y decidir la conformidad de las normas y actos con la Constitución. Estas modalidades pueden clasificarse en los siguientes ámbitos funcionales: • Protección orgánica de la Constitución. Esta es la más sustancial e importante forma de control constitucional en la cual el tribunal constitucional ejerce plena y directamente su función de control abstracto. • Defensa de los derechos fundamentales. Aunque en estricto rigor esta competencia puede o no pertenecerle al tribunal constitucional, no debe omitirse la importancia que en un Estado de Derecho contemporáneo tienen los derechos fundamentales de los individuos. • Árbitro de los conflictos políticos. El tribunal constitucional desempeña este papel principalmente en conflictos políticos justiciables entre el Ejecutivo y el Legislativo y entre los estados federados, ya sea por cuestiones políticas o limítrofes. B) Las reformas de 1987 y 1994. Otras reformas constitucionales a) Reforma judicial de 198710 La exposición de motivos de la iniciativa presentada por el Ejecutivo Federal en 1987 tuvo como fin combatir el rezago de asuntos en el Poder Judicial de la Federación y 9 El sistema concentrado también es conocido como el tipo austriaco de control por tener su orgine en la Constitución Austriaca de 1º de octubre de 1920 (llamada Oktober-Verfassung), formulada sobre la base del proyecto elaborado por Kelsen, y vuelta a poner en vigor en Austria en la última posguerra, en la Constitución de 1929. 10 Se expidió en el Decreto por el que se adicionan la fracción XXIX-H al artículo 73, la fracción I-B al artículo 104 y un párrafo final a la fracción V del artículo 107; se reforma el artículo 94, los párrafos primero y segundo del artículo 97, el artículo 101, el inciso a) de la fracción III, el primer párrafo y el inciso b) de la fracción V y las fracciones VI, VIII y XI del artículo 107; y se derogan los párrafos segundo, tercero y cuarto de la fracción I del artículo 104 y el segundo párrafo de la fracción IX del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, publicado en el Diario Oficial de la Federación el 10 de agosto de 1987. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ condujo a una separación de competencias entre el control de la legalidad y de la constitucionalidad. Dicha Exposición de Motivos propone que: “…la Suprema Corte de Justicia se dedique fundamentalmente a la interpretación definitiva de la Constitución, como debe corresponder al más alto Tribunal del país… Es la trascendencia política que deriva de la atribución de fijar en definitiva el alcance de los textos constitucionales, lo que debe orientar el criterio para determinar la esfera de competencia del máximo Tribunal, pues la observancia y respeto a la Constitución atañe al interés superior de la Nación. La custodia de la supremacía de la Norma Fundamental y de su estricto cumplimiento, en función que sirve para limitar la actuación de los Poderes activos y para mantener la estabilidad del régimen político del país, por lo que fundamentalmente debe corresponder a la Suprema Corte de Justicia…”11 Esta reforma de 1987 otorgó casi totalmente el control de la legalidad a los Tribunales Colegiados de Circuito y conservó el control de la constitucionalidad y algunas cuestiones de legalidad a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Debe señalarse que el control constitucional contemplado para este Alto Tribunal se limitó al conocimiento y resolución de juicios de amparo al ser hasta ese momento el principal medio de defensa constitucional en México. Haciendo referencia al artículo 107 constitucional, tenemos que: 11 • En amparo indirecto, la segunda instancia por vía de recurso de revisión, excepcionalmente se le otorga en conocimiento a la Corte: a) cuando habiéndose impugnado en la demanda de amparo, por estimarlos directamente violatorios de la Constitución, leyes federales o locales, tratados internacionales, reglamentos expedidos por el Presidente de la República y reglamentos de leyes locales expedidos por los Gobernadores de los Estados, subsista en el recurso el problema de constitucionalidad, y b) cuando se trate de los casos comprendidos en las fracciones II y III del artículo 103 constitucional, esto es, en amparo soberanía por invasión de esferas de competencia entre Federación y Estados (fracciones VI y VIII del artículo 107 reformado en 1987). Por lo que la regla general es que el recurso de revisión en contra de las sentencias dictadas por los Jueces de Distrito es competencia de los Tribunales Colegiados de Circuito y en los casos en que se impugnen por inconstitucionales reglamentos autónomos y municipales, así como actos de autoridad en sentido estricto, por lo que no procede ante la Corte el recurso de revisión, sino ante un Colegiado de Circuito. • Aún en los casos en que en estricto sentido de la norma constitucional no proceda el recurso de revisión ante la Corte y sólo ante un Colegiado, la primera tiene la facultad discrecional de atracción de los asuntos de los que conozca en revisión o bien, a petición del Tribunal Colegiado de que se trate o del Procurador General de la República (fracción VIII, in fine, artículo 107 constitucional, reformado en 1987). • En amparos directos de los que debe conocer en única instancia los Tribunales Colegiados de Circuito, la Corte también cuenta con facultad de atracción, ya de oficio, o a petición del Colegiado de que se trate o del Procurador General de la República (fracción V, in fine, artículo 107 constitucional, reformado en 1987), y • La derogación del segundo párrafo de la fracción IX del artículo 107 constitucional, no vio afectada la excepcional segunda instancia en caso de Exposición de Motivos de la Reforma Constitucional de 1987, en COMPILA IV, CD ROM, Suprema Corte de Justicia de la Nación, Mexico, 1999. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ amparo directo ante un Colegiado de Circuito, que permite la interposición del recurso de revisión en contra de la resolución definitiva ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación cuando se decida sobre la constitucionalidad de una ley o interpreten directamente un precepto de la Constitución y la resolución de la Corte se restringe exclusivamente a las cuestiones propiamente constitucionales. Con esta reforma, autores como Héctor Fix Zamudio y James F. Smith concluyen que la Suprema Corte de Justicia de la Nación es un tribunal constitucional.12 b) Reforma judicial de 1994 Si bien este apartado se limitará a los aspectos que tienen qué ver con la función de control constitucional que desarrolla la Suprema Corte de Justicia de la Nación a partir de la reforma constitucional de 1994, no debe omitirse que existen diversas opiniones (algunas en contrario) respecto a esta modificación a la Carta Magna.13. 12 Cfr. Fix Zamudio, Héctor, págs. 495-541, en Pereznieto Castro, Leonel (Compilador), Reformas Constitucionales de la Renovación Nacional. Hacia un Nuevo Derecho Constitucional, Editorial Porrúa, México, 1987, pág. 790. Smith, James F., págs. 575-583, en Pereznieto Castro, Leonel (Compilador), Reformas Constitucionales de la Renovación Nacional. Hacia un Nuevo Derecho Constitucional, Editorial Porrúa, México, 1987, pág. 790. 13 Justicia Constitucional; La Justicia Constitucional en el Siglo XX. Balance y Perspectiva en el Umbral del Siglo XXI, de Aragón Reyes, Manuel, págs. 163-203, en Varios. La Ciencia del Derecho Durante el Siglo XX, Prólogo de José Luis Soberanes Fernández, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, México, 1998, pág. 1095. Justicia Constitucional; La Justicia Constitucional Mexicana a Fin de Siglo, de Corzo Sosa, Edgar, págs. 205-226, en Varios. La Ciencia del Derecho Durante el Siglo XX, Prólogo de José Luis Soberanes Fernández, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, México, 1998, pág. 1095. Las Competencias Jurisdiccionales de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, de Schmill Ordóñez, Ulises, págs. 45-62, en Varios. Tribunales Constitucionales y Defensa del Orden Constitucional, Cuadernos Constitucionales México-Centroamérica, Número 8, Presentación de José Luis Soberanes y Jorge Mario García Laguardia, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM y Corte de Constitucionalidad de Guatemala, México, 1994, pág. 63. La Defensa de la Constitucionalidad en la Reforma Judicial de 1994, de Fix Fierro, Héctor, págs. 41-57, en Varios. La Reforma Constitucional en México y Argentina, Cuadernos Constitucionales MéxicoCentroamérica, Número 19, Presentación de José Luis Soberanes y Jorge Mario García Laguardia, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM y Corte de Constitucionalidad de Guatemala, México, 1996, pág. 135. La Nueva Organización del Poder Judicial de la Federación y la Defensa de la Constitución, de Roldán Xopa, José, págs. 127-155, Cossío Díaz, José Ramón y Pérez de Acha, Luis M. (Compiladores), La Defensa de la Constitución, Colección Doctrina Jurídica Contemporánea Número 1, Editorial Fontamara, México, 1997, pág. 159. La Reforma Judicial Federal Mexicana de 1994, de Soberanes Fernández, José Luis, págs. 397-416, en Varios. Estudios Jurídicos en Homenaje a Don Santiago Barajas Montes de Oca. Presentación de José Luis Soberanes Fernández, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, México, 1995, pág. 449. El Renacimiento de la Suprema Corte de México: Evaluación de la Reforma Judicial del Presidente Zedillo de 1995, de Vargas, Jorge A., págs. 603-652, en Revista de Investigaciones Jurídicas, año 20, número 20, Escuela Libre de derecho, México, 1996, pág. 889. Reflexiones para una Reforma Judicial en México, de Soberanes Fernández, José Luis, págs. 283-292, en Revista de Investigaciones Jurídicas, año 17, número 17, Escuela Libre de Derecho, México, 1993, pág. 553. Melgar Adalid, Mario (Coordinador), Reformas al Poder Judicial, Coordinación de Humanidades de la UNAM, México, 1995, pág. 287. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ En la exposición de motivos de la iniciativa se refieren a este Alto Tribunal como el árbitro equilibrante del principio de división de poderes y del sistema federal al señalar que: “La Constitución deposita el ejercicio del Poder Judicial de la Federación en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, en los Tribunales Colegiados y Unitarios de Circuito y en los Juzgados de Distrito, y les encomienda la custodia del orden constitucional y legal. Por eso, una Suprema Corte de Justicia libre, autónoma, fortalecida y de excelencia, es esencial para la cabal vigilancia de la Constitución y del Estado de Derecho que la misma consagra. En la Suprema Corte de Justicia la voluntad popular ha depositado la función fundamental de mantener el equilibrio entre los Poderes de la Unión, dirimiendo las controversias que pudieran suscitarse entre el Ejecutivo y el Legislativo. Así también, es depositaria del supremo mandato de velar por la Unión de la República, dirimiendo las controversias entre Estados, Municipios, el Distrito Federal y la Federación…, asimismo, el mandato de asegurar a los individuos de que todo acto de autoridad se apegue estrictamente al orden que la Constitución consagra… De ahí, que se requiere de un Poder Judicial más fuerte y más independiente”. Asimismo, se señaló la intención de “consolidar a la Suprema Corte de Justicia como Tribunal de Constitucionalidad”, por lo que se “exige otorgar mayor fuerza a sus decisiones; exige ampliar su competencia para emitir sus declaraciones sobre la inconstitucionalidad de las leyes, que produzcan efectos generales…”.14 Desde el punto de vista orgánico y estructural de la Corte para convertirla en un tribunal constitucional, los cambios hechos a la Constitución fueron los siguientes: • Corresponsabilidad política y jurídica del nombramiento de los Ministros de la Corte con la proposición en terna de los cargos por el Presidente de la República y la aprobación del Senado, previa comparecencia de los candidatos ante el pleno cameral, por una votación de dos tercios de los presentes; • Exclusión de la Comisión Permanente de la aprobación de los nombramientos; • Disminución del número de Ministros de la Corte, de 25 a 11, con reducción de Salas de cuatro a dos; • Creación del Consejo de la Judicatura Federal como órgano responsable de la administración, supervisión y vigilancia del Poder Judicial de la Federación, con excepción de la Corte; • En cuanto a los requisitos para ser Ministro se incrementó la experiencia jurídica a 10 años y se reforzaron las condiciones de apoliticidad de los Ministros, y • Se conservó la facultad investigatoria de la Corte, con excepción de la investigación sobre la conducta de los jueces federales, que corresponde al Consejo de la Judicatura Federal. En el aspecto funcional, además de seguir conociendo del juicio de amparo, se otorgaron nuevas competencias constitucionales a la Corte: • 14 La acción de inconstitucionalidad que permite un control abstracto de la constitucionalidad; La reforma fue publicada en el Diario Oficial de la Federación de 31 de diciembre de 1994 en el Decreto mediante el cual se declaran reformados los artículos 21, 55, 73, 76, 79, 89, 93, 94, 95, 96, 97, 98, 99, 100, 101, 102, 103, 104, 105, 106, 107, 108, 110, 111, 116, 122 y 123 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ • La controversia constitucional, lo que erige a la Corte como el árbitro entre los Poderes de la Unión y de los Estados; • La facultad de atracción en casos de juicios ordinarios federales en los que la Federación sea parte en vías de recursos de apelación, y • La facultad de la Corte para destituir de sus cargos a las autoridades responsables que no ejecuten voluntariamente las resoluciones dictadas en amparo. c) Otras reformas constitucionales Esta tendencia de convertir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en un verdadero tribunal constitucional se acentuó con otras dos reformas constitucionales: • La de 1996 mediante la cual se integró al Poder Judicial de la Federación el Tribunal Electoral, con la facultad expresa al Pleno de la Corte para conocer de las acciones de inconstitucionalidad en contra de normas electorales, y • La de 1999 que dio predominio a la Corte en cuestiones administrativas, además de la reforma a la fracción IX del artículo 107 que establece en forma excepcional la procedencia de una segunda instancia ante la Corte por recurso de revisión en amparo directo en contra de la resolución definitiva del Tribunal Colegiado cuando se ataque la inconstitucionalidad de una norma o se interprete directamente un precepto constitucional y que el asunto sea de importancia y trascendencia. 15 C) ¿La Suprema Corte de Justicia de la Nación es un verdadero tribunal constitucional? A pesar de algunos autores sostienen lo contrario, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, si bien ejerce funciones que materialmente le corresponden a un tribunal constitucional, hay otros aspectos que llevan a concluir que la Corte no es, en los términos propuestos por Kelsen, un verdadero tribunal constitucional.16 Se coincide con Joaquín Brage Camazano en que los antecedentes, comparaciones y reformas que ha sufrido este Alto Tribunal si bien lo han llevado a que asuma competencias características de un tribunal constitucional, no bastan para considerarlo un verdadero tribunal constitucional, sino que desempeña una función análoga a la de dicho tribunal. No es suficiente el aspecto competencial de la Corte pues también debe tomarse en cuenta el aspecto formal, la organización, el nombramiento de sus ministros, la configuración de su existencia en el rango constitucional, entre otros puntos, etc., ofrecen un margen, por lo menos de discusión, sobre la naturaleza que tiene como tribunal constitucional.17 15 Reforma Judicial: Las Reformas a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el Siglo XX, de Castro y Castro, Juventino V. en Varios. Ochenta Años de Vida Constitucional en México, págs. 331-349. 16 V.g. Zaldívar Lelo de Larrea, Arturo F., Justicia Constitucional. Fortalecimiento de la Suprema Corte de Justicia como Tribunal Constitucional, en Muñoz Ledo, Porfirio, Comisión de Estudios para la Reforma del Estado. Documentos de Trabajo. CD-ROM. 17 Brage Camazano, Joaquín, La Acción de Inconstitucionalidad, 1ª reimpresión, Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, 2000, págs. 15-49. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ Emilio Rabasa, en el Primer Congreso Jurídico Nacional de 1922, propuso, vía federalismo judicial, la supresión del amparo en asuntos judiciales, a efecto de revertir la tendencia de transformar a la Corte en un tribunal de casación y atacar el amplio rezago que desde esas fechas ya tenía la Corte. Además, pugnó por reservar a su favor en forma exclusiva la interpretación y el control último y definitivo de la constitucionalidad: “No es extraño que después de echar en olvido lo que es el Juicio de Amparo, acabemos por olvidar también lo que es la Corte Suprema que lo administra. La Corte Suprema de la Nación no es un Tribunal: es un Poder nacional supremo. Tal parece que los legisladores constituyentes federalistas hubieran querido revelar su espíritu y su propósito, al reservar para ese único cuerpo jurídico el nombre de Corte y para sus miembros el nombre exclusivo de Ministros. … Obra de un poder, la función de la Corte es siempre y exclusivamente política, como elemento regulador de la organización del gobierno. Su medio de acción es el Juicio de amparo, por medio del cual debe única y solamente interpretar la Constitución federal y mantener inviolados sus mandamientos. La Corte es un Poder político sin el cual el mecanismo de las fuerzas combinadas del gobierno se desequilibra y desconcierta; es un elemento primordial de la vida orgánica de la Nación. Y esto no es un tribunal.”18 Por su parte, Héctor Fix Zamudio en la conferencia que dictó con motivo de los Foros para la Revisión Integral de la Constitución en julio de 2001, revaloró los señalamientos que había hecho sobre la naturaleza de tribunal constitucional que se le También puede consultarse: Reflexiones sobre la Controversia Constitucional (Hacia un Tribunal Constitucional), de Sepúlveda Iguiñiz, Ricardo J., págs. 381-404, en Revista de Investigaciones Jurídicas, año 23, número 23, Escuela Libre de Derecho, México, 1999, pág. 747. Arnaiz Amigo, Aurora, Control Constitucional sobre Leyes y Actos de los Poderes Constituidos. El Tribunal Constitucional en el Derecho Comparado, en Lex. Difusión y Análisis, número 30, 3ª Época, año III, México, 1997, págs. 37-42. 18 Rabasa, Emilio, Organización de la Suprema Corte de Justicia y Juicio de Amparo (Memoria del Primer Congreso Jurídico Nacional, imprenta de M. León Sánchez, México, 1922), en El Pensamiento Mexicano sobre la Constitución de 1917, Antología, págs. 345-359. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ da a la Corte,19 en el sentido de que ha avanzado en la materia, pero hasta ahora no ha concluido:20 “Hay otro problema también muy importante, que es qué pasa con el Poder Judicial Ordinario; porque cuando se crea un Tribunal Constitucional, éste tiene que ser distinto de la Corte Suprema o del Tribunal Supremo, a no ser que se mantenga la reforma del 88, y entonces, como se redujo la Suprema Corte a sólo 11 Ministros y 2 Salas que se han creado, es imposible que puedan realizar la labor de unificación de la jurisprudencia y la facultad de atracción, que no es propia de un Tribunal Constitucional; tampoco es propio de un Tribunal Constitucional tener adscrito un Consejo de la Magistratura. Entonces, queda pendiente esa situación de qué pasa con el Poder Judicial Federal. Aparentemente lo encabeza la Suprema Corte de Justicia, pero la Suprema Corte de Justicia no puede, como Tribunal Constitucional, realizar funciones casacionistas que tenía antes, y la reforma de 1988 fue de transición para eso, y entonces es imposible que resuelva todos los conflictos. Entonces, ha habido algunas proposiciones; por ejemplo, crear una Sala Superior de los Tribunales Colegiados que resuelvan todo esto, o un Tribunal Federal que se encargue de resolver estos problemas, que son propios de un Tribunal de Casación y no de un Tribunal Constitucional. Esta situación es complicada. Si ustedes ven lo que ha ocurrido con los Tribunales, Salas, Cortes constitucionales en América Latina, para no irnos a Europa, hay tres modelos: el modelo de un Tribunal o Corte constitucional fuera del Poder Judicial; el otorgarle al Órgano Supremo, como en Brasil y en México en 1988, los dos del mismo año, el carácter de Tribunal Constitucional material, pero conservando Salas, etc., para resolver los problemas de casación; o bien, crear una Sala Constitucional, como existen en varios países, en los cuales dentro la Corte Suprema y el Poder Judicial funciona esta Sala como un Tribunal Constitucional dentro de la Corte Suprema de Justicia, pero con autonomía; no es una Sala de ponencia que después discuta el Pleno, sino una Sala con plena autonomía… Y luego viene el problema: ¿vamos a regresar a los Estados su autonomía jurisprudencial, como querían los diputados Constituyentes Median y Mújica?, o bien, vamos a mantener el sistema actual de un sólo Poder Judicial que se inicia en los Estados y termina en la Federación, pero vamos a tener que hacer alguna reforma para que la Suprema Corte sea realmente el Tribunal Constitucional, le podríamos llamar 19 “…puede afirmarse sin exageración que se ha convertido –la Suprema Corte de Justicia mexicana– en un verdadero Tribunal Constitucional”, en el ensayo La Suprema Corte de Justicia y el Juicio de Amparo, págs. 467-579 en Fix Zamudio, Héctor, Ensayos sobre el Derecho de Amparo, 2ª edición, Editorial Porrúa e Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM, México, 1999, pág. 802. “En conclusión, podemos afirmar que la Suprema Corte de Justicia a partir de la aceptación de su competencia para conocer de los Juicios de Amparo promovidos contra las sentencias de todos los tribunales del país, con apoyo en el artículo 14 de la Constitución de 1857, se transformó de manera esencial en un Tribunal de Casación, aún cuando también resolviera de manera restringida cuestiones de constitucionalidad, pero esta situación se ha revertido de manera paulatina, para llegar hasta las reformas constitucionales y legales que entraron en vigor el 15 de enero de 1988 por las cuales se transformó la propia Suprema Corte en un verdadero Tribunal Constitucional, puesto que se ha especializado en Justicia Constitucional”, en La Justicia Constitucional en el Ordenamiento Mexicano, de Fix Zamudio, Héctor, pág. 175, en Varios. Estudios Jurídicos en Torno a la Constitución Mexicana de 1917, en su Septuagésimo Quinto Aniversario, prólogo de José Luis Soberanes Fernández; a manera de introducción de Jorge Carpizo, Editorial Instituto de Investigaciones Jurídicas-UNAM,México, 1992, pág. 520. 20 Ochenta Años de Evolución Constitucional del Juicio de Amparo Mexicano, en Fix Zamudio, Héctor, Ensayos sobre el Derecho de Amparo, págs. 727-799. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ Suprema Corte de Justicia Constitucional, pero algún otro Tribunal que tenga las funciones de unificación de la jurisprudencia y la facultad de atracción. Estamos en una situación difícil, porque en ningún país del mundo existe una Suprema Corte como Tribunal Constitucional y los Tribunales Federales aparte. Estamos ante una situación inédita. Nosotros somos afectos a estas soluciones un poco peculiares: tenemos una Secretaría de la Contraloría, cuando en todos los países hay Contralorías o Tribunales de Cuentas autónomos, pero aquí tenemos una Secretaría de Estado con esas funciones. No me quiero pronunciar al respecto, pero tenemos algunas soluciones peculiares. Simplemente señalo los problemas, no estoy capacitado para proponer las soluciones. Esa es la reflexión que debemos hacer todos en conjunto, y no va a ser fácil.” Por otra parte, dentro de las conclusiones y propuestas de la Comisión de Estudios para la Reforma del Estado en el año 2000, se diagnosticó lo siguiente: “La Suprema Corte de Justicia fue concebida en el Derecho Constitucional mexicano como poder político, antes que un poder jurisdiccional. De ahí la forma que tuvo durante más de un siglo para conformarse: en 1824 fue electa por los Congresos de los Estados, en 1857 por sufragio universal, y en 1917 por una combinación de Congresos de los Estados y el federal. Por lo tanto, la Constitución la concibe como un Poder federativo. Sin embargo, en 1928 se estableció su actual nombramiento: designación a cargo del Presidente de la República. En fechas recientes se ha ido fortaleciendo al Poder Judicial. No obstante, su conformación no le permite eximir los títulos de máximo poder de la federación, dado su mecanismo para designarlo. Por lo tanto, una corriente de opinión define que, para que la Corte se convierta en un poder del Estado, debe ser electo por el conjunto de la Federación. De lo contrario, si permanece este arreglo, sería necesario crear un Consejo Constitucional independientemente de la Corte electo por otra vía”.21 A continuación, con base en las principales características esenciales que se han considerado propias de un tribunal constitucional, se explicará porqué la Suprema Corte de Justicia de la Nación no es un verdadero tribunal constitucional, sino un tribunal con funciones materialmente similares. a) Elementos orgánicos • Jurisdicción especializada. La Suprema Corte de Justicia tuvo periodos en los que compartió la competencia constitucional con otros órganos como los Juzgados de Distrito y los Tribunales Colegiados de Circuito. Sin embargo, a partir de las reformas de 1987 y 1994, la jurisdicción constitucional se encomendó en forma exclusiva a este Alto Tribunal al conservar los tribunales y juzgados federales únicamente el control de la legalidad. Incluso, la doctrina se ha expresado en este sentido: “Este monopolio ‘como mínimo comporta lo contencioso sobre la constitucionalidad de las leyes’, lo que no puede entenderse hoy, sin embargo, como excluyente de que los tribunales ordinarios no apliquen, en los litigios que conozcan, las leyes que juzguen inconstitucionales, pues así ocurre en una modalidad de los cada vez más extendidos sistemas mixtos de control de la 21 Mesa IV. Forma de Gobierno y Organización de los Poderes Públics: 17. La Justicia Constitucional, de Dworak, Fernando, Secretario Técnico, en Muñoz Ledo, Porfirio (Coordinador), Comisión de Estudios para la Reforma del Estado. Conclusiones y Propuestas, págs. 200-201. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ constitucionalidad, en que junto a un Tribunal Constitucional existe la posibilidad de que todos o determinados tribunales dejen de aplicar, por inconstitucionales, las leyes en los casos concretos de que conocen. Pero la Suprema Corte no sólo se reserva la competencia de sentar una doctrina unitaria sobre la constitucionalidad de cualquier precepto legal que se haya planteado ante los jueces y tribunales federales inferiores –por vía de revisión de sentencias de tribunales inferiores o incluso de la atracción de procesos de Amparo que por su interés y trascendencia así lo ameriten (artículo 107, VIII, constitucional, y 10 de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación) –, sino que además, y sobre todo, tiene una competencia exclusiva, y por consiguiente, en régimen de monopolio, para conocer de las Acciones de Inconstitucionalidad (Control Abstracto de Normas), de forma que sólo la Suprema Corte puede declarar una ley inconstitucional e inválida en abstracto y con efectos generales o erga omnes. Esta competencia, por consiguiente, la ejerce la Suprema Corte en régimen de monopolio y también ejerce de manera exclusiva otra competencia de carácter Contencioso-Constitucional: la que se refiere al conocimiento de las Controversias Constitucionales, tanto competenciales como interorgánicas”.22 Sin embargo, en 1996 el control de la constitucionalidad en materia electoral, salvo en los casos de normas se otorgó al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación por lo que no hay el monopolio de lo contencioso-electoral aún cuando el control de la constitucionalidad de las normas electorales lo asuma la Corte vía acción de inconstitucionalidad. En ese sentido, este primer elemento no se cubre para considerar a la Corte como un tribunal constitucional pleno. Por ello han surgido propuestas de integrar la Sala Superior del Tribunal Electoral a la misma Corte pues el control constitucional de un tribunal constitucional debe caracterizarse por la unidad de jurisdicción. • Unidad de jurisdicción. Louis Favoreu considera que la estructura de los tribunales constitucionales debe darse en un sistema de pluralidad o, cuando menos, de dualidad de jurisdicciones, entendiéndose que la función jurisdiccional está encomendada únicamente al Poder Judicial formal, es decir, que no existan jurisdicciones especializadas como el contenciosoadministrativo cuya esfera se vincula formalmente con el Ejecutivo. Por ello Favoreu señala que el modelo de tribunal constitucional no es susceptible en los regímenes jurídicos anglosajones, como es el caso de Estados Unidos, en los cuales no hay una jurisdicción administrativa separada formalmente del Poder Judicial.23 La pluralidad de jurisdicciones bajo el concepto de Favoreu se cumple en nuestro país ya que existe un poder judicial formal y jurisdicciones especializadas formalmente administrativas, como lo son, acordes al régimen constitucional vigente, el Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, los Tribunales Agrarios y los Tribunales Laborales. En cuanto a la unidad de jurisdicción o uniformidad de criterio emitido por un órgano único y exclusivo, no se cumple en nuestro caso pues la Corte no es el único ente facultado para emitir criterios jurisprudenciales en materia constitucional, sino que el Tribunal Electoral en el ámbito material de validez 22 23 Brage Camazano, Joaquín, Op. Cit., págs. 30-31. Favoreu, Louis, Les Cours Constitutionnnelles, Editorial Presses Universitaires de France, Paris, 1986. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ que le corresponde también tiene esa posibilidad de actuación. Si nos limitamos al resultado que implica la disolución de contradicciones de los precedentes, sin duda alguna existe una uniformidad de criterios y por ende, una unidad de jurisdicción. Sin embargo, bajo una visión más amplia, en los casos en que no existe tal contradicción y la Corte no emite criterios sobre las materias en las que sí lo puede hacer el Tribunal Electoral, ya no se conserva esa uniformidad. Autoridad nacional. Aún dentro de un régimen federal debe entenderse al tribunal constitucional como autoridad nacional puesto que debe contar con competencia en todo el territorio del Estado o, en términos kelsenianos, con un ámbito espacial de validez pleno al que se sometan todas y cada una de las cuestiones constitucionales, aún aquellas que hayan tenido una resolución a nivel local. En el caso mexicano sí se cumple este aspecto del tribunal constitucional cuando la Corte se erige como la última instancia de resolución de los casos controvertidos en materia constitucional e incluso aquéllos que tengan un origen en las entidades federativas. • Autonomía constitucional. Quizás éste sea uno de los elementos más importantes que distinguen en forma plena al tribunal constitucional al significar la existencia autónoma del tribunal como poder del estado, con el rasgo de autoridad nacional y ajeno al Poder Judicial ordinario. Esto generalmente genera una dualidad de jurisdicciones en el sentido de un tribunal constitucional y una corte de casación totalmente diferenciados entre sí. Las variantes organizacionales han provocado que este elemento en ocasiones no se cumpla del todo, sin perjuicio de perder la naturaleza de tribunal constitucional ya que, por ejemplo, en América Latina existen tres variantes básicas: a) tribunales y cortes constitucionales autónomos, es decir, fuera del poder judicial formal, como en Guatemala, Ecuador, Chile y Perú; b) tribunales constitucionales dentro del poder judicial formal, como en Bolivia y Colombia, y c) salas constitucionales que, a pesar de ser autónomas, estructuralmente se encuentran dentro del poder judicial formal, específicamente dentro del pleno del tribunal o corte suprema, como en El Salvador, Costa Rica, Nicaragua, Paraguay y Venezuela. En México, este aspecto no es cumplido ya que la Suprema Corte de Justicia no sólo está integrada al Poder Judicial formal, sino que es la cabeza misma de ese Poder. Sin embargo y en base a las experiencias comparadas, la Corte desempeña una función material de tribunal constitucional, pero que carece de la autonomía constitucional propia y exclusiva y que cuenta con la autonomía de Poder del Estado pero por pertenecer al Poder Judicial de la Federación y no per se.24 • 24 Previsión constitucional. La previsión constitucional puede entenderse en dos sentidos: el que supone la expresión literal y nominal del tribunal constitucional en el texto fundamental y en el que, sin mencionar expresamente la existencia de dicho tribunal, la jurisdicción constitucional está encomendada a un órgano jurisdiccional ex professo. Brage Camazano, Joaquín, Op. Cit., págs. 35-49. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ Así, la Corte no es un tribunal constitucional desde la perspectiva formal de su mención en la Carta Magna, pero lo es materialmente cuando la misma en gran parte le adjudica la jurisdicción constitucional. • Estatuto constitucional. El régimen de organización y funcionamiento, así como las garantías de las que goza el tribunal como institución y sus miembros como individuos, debe regularse en el propio texto constitucional para evitar que la flexibilidad de las demás leyes o el capricho del Ejecutivo o del legislador generen condiciones de inestabilidad e incertidumbre a los integrantes del tribunal constitucional como al tribunal mismo. En nuestro país dicho estatuto está expresamente contemplado en los artículos 90 a 107 constitucionales, desarrollado en la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación, en la Ley de Amparo y en la Ley Reglamentaria de las Fracciones I y II del Artículo 105 Constitucional.25 • Número de integrantes. En los tribunales constitucionales el número de integrantes debe ser mínimo pues, como se señaló en un principio, la función que desarrollan es estrictamente de interpretación de la Constitución, con independencia del fondo del asunto sometido a su conocimiento. Actualmente, el tribunal constitucional que mayor número de integrantes tiene es el alemán con 16 magistrados; le siguen el italiano con 15, el austriaco con 14, el portugués con 13, el español y el belga con 12 y el francés con 9. En México, antes de 1994 hubo un incremento en el número de ministros pues en 1917 eran 11 y para antes de la reforma de 1994 habían 25. Sin embargo, a hubo un cambio a partir de la citada reforma a fin de avanzar en la idea de convertir a la Corte en un tribunal constitucional al reducirse el número de ministros a 11, derivando en que el número de Salas se redujo a dos, por lo que en este punto se concluye que actualmente la Corte cumple con el mínimo de integrantes que componen un tribunal constitucional. • Funcionamiento en Pleno. Para Kelsen reviste tal importancia el control constitucional que señaló que éste debe ejercerse en Pleno y no en Salas. Al respecto, el Derecho Comparado no ofrece tendencias ni reglas generales pues actualmente en los tribunales constitucionales es indistinto el funcionamiento exclusivamente en Pleno o complementado con Salas, además de que este funcionamiento en muchas ocasiones depende de si se trata de un tribunal autónomo o de una sala de lo constitucional dentro del Poder Judicial formal. En nuestro país el funcionamiento de la Corte es en Pleno y en Salas y esta división se debe en gran medida a la importancia de asuntos de los que conoce la Corte ya que, por ejemplo, las acciones de inconstitucionalidad y las controversias constitucionales son resueltas en Pleno, en tanto que algunos juicios de amparo se someten a la competencia de las Salas, por lo que se considera que esta división del trabajo en nada afecta la función material que este Alto Tribunal desempeña como tribunal constitucional. • 25 Designación o selección de los miembros. El sistema idóneo señalado para la designación de los integrantes del tribunal constitucional debe ser la de la corresponsabilidad política entre el Ejecutivo y el Legislativo. Ídem, págs. 26-30. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ En México, el nombramiento de los Ministros cumple con este requisito al existir un “sistema de pesos y contrapesos” al haber una propuesta del Ejecutivo con la aprobación del Senado de la República. • Combinación de carrera judicial y sentido político-académico de los integrantes. Uno de los requisitos más destacados de que deben gozar los miembros del tribunal constitucional es el ser juristas que combinen lo académico, cierta carrera judicial y un sentido político de la función constitucional. En México, sin ser requisito sine qua non, se contempla la trayectoria judicial, profesional y académica de los candidatos a ministro de la Corte, sin embargo, no se contempla propuestas no vinculatorias por parte de universidades y escuelas de Derecho, del propio Poder Judicial y de los colegios y barras de abogados.26 • Duración en el cargo. A los miembros del tribunal constitucional se les debe aplicar la garantía de estabilidad por medio de la inamovilidad judicial o de un periodo de duración del cargo relativamente considerable que se traduzca en independencia institucional e individual respecto a los entes que los nombran. En México se cubre dicho requisito al tener los ministros una duración en el cargo por 15 años, aunque debe señalarse que en el texto original de la Constitución de 1917 se les concedía la inamovilidad plena. b) Elementos procesales 26 • Control abstracto de la constitucionalidad. La Suprema Corte de Justicia de la Nación goza de dicha competencia al conocer en exclusiva de la acción de inconstitucionalidad y en menor grado, del amparo contra leyes. • Control autónomo de la constitucionalidad. Este Alto Tribunal al ejercer la competencia señalada en el punto anterior, tiene como fin último el mantener incólume el texto constitucional, con independencia de los efectos de protección a la esfera de los derechos fundamentales de los individuos. Es decir, ejerce un control directo de la constitucionalidad. • Control entre entes públicos. La Corte goza de dicha competencia al conocer de la acción de inconstitucionalidad y la controversia constitucional pues los actores en el proceso son órganos públicos: las Cámaras del Congreso de la Unión como minorías parlamentarias, el Procurador General de la República, los órganos legislativos de los Estados y del Distrito Federal y los partidos políticos nacionales. • Control concentrado. Si bien la Corte ejerce un control concentrado de la constitucionalidad y así lo ha determinado su propia jurisprudencia, la reforma de 1996 tal como se señaló, pone a discusión si efectivamente sólo se Según Brage Camazano, la Suprema Corte Nación sí contempla este requisito propio de los tribunales constitucionales, los cuales no están compuestos por magistrados de carrera que han accedido a su puesto como resultado de ascensos regulares y progresivos, en función de los criterios tradicionales, sino que son juristas procedentes del mundo tanto de la magistratura ordinaria, como de la enseñanza universitaria o de la Administración Pública, a los que designan diversas autoridades políticas en atención a su elevado prestigio, a su particular sensibilidad política y constitucional y a su excelente ejercicio de la profesión jurídica. Cfr. Brage Camazano, Joaquín, Op. Cit., págs. 31-34. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ contempla un control concentrado de la constitucionalidad por no tener el monopolio de lo contencioso-constitucional en materia electoral, sino que lo comparte con el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. • Efectos erga omnes. El sistema constitucional mexicano prevé la posibilidad de que la Corte en acciones de inconstitucionalidad y de controversias constitucionales emita sentencias con efectos generales al declarar la inconstitucionalidad total o parcial de las normas impugnadas. Sin embargo, aún existen cuestiones que no responden a la actualidad jurídica, como la Fórmula Otero en el amparo contra leyes, aunado a que todavía no se adoptan importantes figuras como la declaración general de inconstitucionalidad, si bien están previstos estos cambios dentro del proyecto de nueva Ley de Amparo.27 c) Elementos funcionales • Protección orgánica de la Constitución. A partir de las reformas de 1994 y 1996 se contempla un control orgánico de la constitucionalidad mediante la acción de inconstitucionalidad y la controversia constitucional, rasgo característico más importante de un tribunal constitucional. Dicho control directo se ejerce. • Defensa de los derechos fundamentales. Desde el siglo XIX la Suprema Corte de Justicia de la Nación ha sido un garante jurisdiccional de los derechos fundamentales del individuo, principalmente porque durante mucho tiempo el juicio de amparo se erigió como el arma más poderosa contra el abuso del poder. • Árbitro de los conflictos políticos y de los conflictos entre las entidades federadas. Actualmente la resolución y la última palabra en esta clase de controversias ya no es el Presidente de la República sino la Suprema Corte de Justicia de la Nación al conocer de las diversas acciones de inconstitucionalidad y las controversias constitucionales. Así, la Suprema Corte de Justicia de la Nación cubre los elementos funcionales y procesales de un tribunal constitucional, más no así los orgánicos, por lo que podemos llegar a la conclusión de que no podemos definir a este Alto Tribunal como un tribunal constitucional pleno. D) Propuestas para la conversión de la Suprema Corte de Justicia de México en un tribunal constitucional pleno Eduardo Ferrer Mac-Gregor sugiere cuatro principales propuestas para convertir a la Suprema Corte de Justicia de la Nación en un verdadero tribunal constitucional:28 • 27 Crear formal y materialmente un Tribunal Constitucional, inclusive con esta denominación, situado dentro o fuera del Poder Judicial de la Federación; Cfr. Brage Camazano, Joaquín, Op. Cit., pág. 35. Cfr. Ferrer Mac-Gregor, Eduardo, Los Tribunales Constitucionales y la Suprema Corte de Justicia de México, en Colegio de Secretarios de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, A.C. y Ferrer MacGregor, Eduardo (Coordinador), Derecho Procesal Constitucional, 4ª edición, Editorial Porrúa, México, 2003, págs. 85-86. 28 Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ • Crear un Tribunal Supremo o Sala Superior Federal dentro del Poder Judicial de la Federación; • Crear una Sala Constitucional dentro de la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación, o • Fortalecer al Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en su calidad de tribunal constitucional material. En todas las opciones se observa una separación de competencia jurisdiccional de control de la constitucionalidad y de control de la legalidad. Ahora bien, respecto de la primera propuesta, la de crear un Tribunal Constitucional tanto material como formalmente implica la separación de la Suprema Corte de la resolución de las cuestiones de constitucionalidad y asumiría la calidad de un tribunal de mera legalidad, lo cual, por lo menos ahora, deviene inviable o poco oportuno, puesto que desde el punto de vista histórico y político vigente en México no resulta muy conveniente para reformar a tal grado al Poder Judicial Federal, aunado a que habría una total oposición de los ministros de la Corte. Por otra parte, Ferrer Mac Gregor argumenta que no debe crearse formal y materialmente un tribunal constitucional en México porque ello rompería con el principio de unidad de jurisdicción al existir una competencia constitucional a cargo del Tribunal y otra de legalidad de la Suprema Corte, cuando de acuerdo con el principio de unidad de jurisdicción, la función jurisdiccional debe pertenecer en exclusiva al Poder Judicial formal. Sobre el particular, se puede señalar que en nuestro país no existe una unidad de jurisdicción debido a la existencia de los tribunales administrativos pertenecientes al Ejecutivo Federal. Aunado a ello, hay países que cuentan con una corte constitucional, tribunales pertenecientes al Poder Judicial formal y tribunales administrativos dependientes del Poder Ejecutivo, sin que por ello pueda hablarse de una obstrucción en sus respectivas funciones y de la jerarquía máxima de la corte constitucional. Además, como se explicó en el presente estudio, una de las principales características que determinan la existencia de un tribunal constitucional pleno es que éste debe ser un ente constitucional autónomo fuera del Poder Judicial formal, no existiendo, por tanto, una unidad de jurisdicción. Otro argumento del citado autor es el relativo al gran peso histórico del que ha gozado la Suprema Corte como máximo tribunal del país, por lo que podría aceptarse la propuesta de seguir reformando al Poder Judicial de la Federación a fin de irle dando mayor fuerza a este Alto Tribunal para que progresivamente pueda convertirse en un tribunal constitucional de manera formal. Sobre este punto volvemos a la conclusión a la que se arribó: que la Corte seguiría cubriendo los elementos funcionales y procesales de un tribunal constitucional, sin llegar a cumplir con los orgánicos. Por otra parte, analizando la propuesta de crear una Sala Constitucional dentro de la misma Corte y aceptando el contraargumento de Eduardo Ferrer, ello no es recomendable puesto que se convertiría en una “supersala” con la posibilidad de revisar la actuación del propio Pleno y de las otras Salas.29 29 Un ejemplo de esto es el caso de Venezuela, pues si bien en su Constitución Política no se expresa la superioridad de la Sala Constitucional respecto del resto del Poder Judicial ni la autoriza para controlar la Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ Por lo anterior, la propuesta que resulta más viable es la relativa a la creación de una Sala Superior Federal ya que no se alteraría la actual estructura orgánica de la Suprema Corte y llegaría a ser un verdadero tribunal constitucional. La creación de una Sala Superior Federal de tipo casacional y de pura legalidad daría a la Corte una jurisdicción constitucional exclusiva, única y definitiva del país al trasladarse las funciones excepcionales de legalidad a favor de dicha Sala, conservando la Corte el control constitucional. 4.3. Tribunales constitucionales o Salas Constitucionales dentro de Corte Suprema que cuentan con código procesal constitucional Actualmente, los países que cuentan constitucionales son los siguientes: con una codificación de procesos constitucionalidad de los actos del Tribunal Supremo, dicha Sala, tomando como fundamento su calidad de intérprete único y definitivo de la Constitución, en el juicio de amparo del 7 de junio de 2000, expediente 00-0380, se arrogó la facultad de controlar los actos del Tribunal Supremo al declararse competente para conocer de una presunta violación del debido proceso atribuida a la Sala de Casación Civil. En efecto, en el apartado de Cuestión Previa de la respectiva sentencia de la Sala Constitucional, ésta señaló: “En la Exposición de Motivos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, cuando explica el contenido del Capítulo Primero de su Título VIII, en el cual se regulan los mecanismos que garantizan la protección de la Constitución, se menciona la facultad de la Sala Constitucional para revisar los actos o sentencias de las demás Salas del Tribunal Supremo que contraríen el texto fundamental o las interpretaciones que sobre sus normas o principios haya realizado esta Sala. Esta facultad, concebida para garantizar la integridad de la interpretación y el cumplimiento de los valores constitucionales, expresa la preocupación por impedir que las declaraciones de la Constitución no se conviertan en adagios gastados por el tiempo, ni en una contraseña vacía de sentido, sino en principios vitales, vivos, que otorgan y limitan los poderes del gobierno y de los otros órganos del poder público en general. Preocupación que es manifestada en la sentencia dictada por esta Sala el 9 de marzo de 2000 (caso José Alberto Quevedo), en la cual se indica que: … Si bien es cierto, que la Exposición de Motivos de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela remite a una Ley orgánica el desarrollo del mecanismo extraordinario de revisión de las decisiones de las otras Salas, la doctrina constitucional ha indicado el valor normativo directo del texto fundamental, para las competencias y funcionamiento de los órganos creados en la constitución. Precisamente, Eduardo García de Enterría (La Constitución como Norma y el Tribunal Constitucional, Editorial Civitas, tercera reimpresión 1994, páginas 77 a 82) ha indicado que “...Los preceptos orgánicos constitucionales son de inmediata aplicación por todos los poderes públicos y, en concreto, por los propios órganos a que la regulación constitucional se refiere. Existan o no normas complementarias o de desarrollo de esta regulación, ésta es plenamente eficaz por sí misma y, por tanto, rige la formación y el funcionamiento de los órganos afectados...”. En consecuencia, por constituir la facultad de revisión de los actos o sentencias dictadas por los tribunales de la República y de las otras Salas de este Tribunal Supremo, en especial en materia de amparo, una disposición constitucional vinculante para el funcionamiento de esta Sala, no obstante que no se ha promulgado la ley orgánica correspondiente, puede este órgano jurisdiccional, en resguardo del orden público constitucional, ejercer esa facultad en interés de la aplicación y correcta interpretación de los valores constitucionales, lo que a su vez es exigido por el ordinal 10 del artículo 336 de la vigente Constitución. …” Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________ • Argentina: Ley número 8369 de Procedimientos Constitucionales de la Provincia de Entre Ríos y Código Procesal Constitucional de la Provincia de Tucumán (anexos 1 y 2) • Costa Rica: Ley Nacional número 7.135 de Jurisdicción Constitucional (anexo 3) • Perú: Código Procesal Constitucional (anexo 4) Asimismo, Venezuela desde 1999 tiene un proyecto de Ley Orgánica de la Jurisdicción Constitucional sin que hasta la fecha haya sido aprobado (anexo 5). 4.4. Otras Cortes Supremas que cuentan con código procesal constitucional El país sin Tribunal Constitucional o Sala Constitucional y que cuenta con codificación de procesos constitucionales es Guatemala con su Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad (anexo 6). Por otra parte, los países que también, sin contar con Tribunal Constitucional o Sala Constitucional y que están en proceso de elaboración de un código procesal constitucional son los siguientes: • El Salvador: Ley de Procedimientos Constitucionales (anexo 7) • Honduras: Ley sobre Justicia Constitucional (anexo 8) V. CONCLUSIÓN Si todo el sistema constitucional tiene como razón intrínseca el ser observado, respetado y rápidamente reestablecido por interesar a toda la comunidad el respeto de las bases del ordenamiento político, entonces las cuestiones de constitucionalidad deben ser amplia y fácilmente acogidas. Los procedimientos constitucionales ofrecen una clara especificidad dada por la materia (preceptos constitucionales) y por su finalidad (preservar el ordenamiento constitucional) que imponen un tratamiento procesal coherente y unificado. La posición del juez constitucional es tan singular que requiere de instrumentos específicos, diferentes de los medios procesales ordinarios. De allí que sea teórica y prácticamente inconcebible la dispersión de instrumentos procesales de defensa de la Constitución que presenta el derecho constitucional. Cuando se procura identificar en los distintos ordenamientos legales las herramientas procesales que se tienen para la defensa del orden constitucional, llama la atención su dispersión en distintos cuerpos normativos y hasta el tratamiento contradictorio entre ellos cuando se trata de un mismo objeto y una misma finalidad: observar la supremacía de la Constitución. Esto no solo genera graves dificultades conceptuales, sino además provoca desconcierto en los tribunales que deben aplicarlas. Un avance en la consolidación del Estado constitucional de Derecho pasa por una correcta regulación de la temática procesal constitucional. En ese sentido y aun a riesgo de caer en reiteraciones, la alternativa de unificación normativa postulada merece, al menos, ser debatida y analizada profunda y seriamente y no descartada a priori por meros prejuicios conservadores. Relaciones Públicas Nacionales e Internacionales ____________________________________________________________________________