Terapia antimicrobiana

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TERAPIA ANTIMICROBIANA
INTRODUCCIÓN
El uso de los agentes antimicrobianos en la terapéutica de las enfermedades infecciosas, ha constituido un
acontecimiento sin precedentes, porque la curación y control de las infecciones permitió modificar
favorablemente el panorama de la morbilidad y mortalidad en animales, en el que estas afecciones ocupan el
primer lugar entre las causas de muerte.
El desarrollo de la antibioticoterapia en la actualidad, permite un eficaz tratamiento de infecciones bacterianas
agudas y algunas enfermedades crónicas, pues los nuevos antibióticos resultan alentadores para el control de
enfermedades virales e infecciones parasitarias y micóticas de los animales.
El desarrollo alcanzado por la microbiología veterinaria en nuestros días, ha permitido identificar otros tipos
de microorganismos e infecciones, por lo que se hace necesario el uso de nuevos fármacos para su
tratamiento.
El empleo de agentes farmacológicos en el tratamiento de infecciones comienza cuando los chinos hace más
de 2 500 años, utilizaron la cáscara enmohecida de la soja en el tratamiento de carbuncos, forúnculos e
infecciones similares. En el año 1877 Pasteur y Joubert reconocen las potencialidades clínicas de los
microorganismos como agentes terapéuticos. Ehrlich fue el primero en formular los principios de la toxicidad
selectiva y en reconocer las relaciones químicas específicas entre los parásitos y los medicamentos, el
desarrollo de resistencia a medicamentos en los parásitos y el papel de la terapéutica combinada para combatir
dicha resistencia.
La era moderna de la terapéutica antimicrobiana se inicia en 1934 con la descripción de Dogmak de la
efectividad de la primera sulfonamida en el tratamiento de las infecciones experimentales por estreptococos.
La llamada "Edad de Oro" de los antibióticos comienza en 1941 con la producción de la penicilina a gran
escala y su utilización con buenos resultados en ensayos clínicos. En la actualidad se calcula que
aproximadamente el 40 % de todos los animales enfermos reciben tratamiento con antimicrobianos, por lo que
en la últimas décadas se han obtenido numerosos compuestos de esta índole, los que resultan de utilidad
incuestionable, sin embargo, su amplio uso fomenta el aumento de la resistencia de los gérmenes, lo que crea
una necesidad cada vez mayor de nuevas drogas, y se encarece el tratamiento. En este sentido, resulta
imprescindible para nuestro trabajo diario, conocer los criterios farmacológicos y microbiológicos que
permitan el uso más racional de estos compuestos.
Es propósito de este capitulo es conocer los principios generales que rigen el uso de los agentes
antimicrobianos específicamente los antibióticos en los animales enfermos con procesos infecciosos
específicamente.
CONCEPTO
Los antibióticos son sustancias químicas producidas por diferentes especies de microorganismos (bacterias,
hongos, actinomicetos) o sintetizados por métodos de laboratorio, suprimen el crecimiento de otros
microorganismos y pueden eventualmente destruirlos. Estos compuestos difieren marcadamente en sus
propiedades físicas, químicas y farmacológicas, así como en su mecanismo de acción y espectro
antimicrobiano.
Con frecuencia se han utilizado de manera indistinta los términos antibiótico, antimicrobiano y
1
quimioterápico para designar sustancias químicas definidas con actividad contra microorganismos específicos,
como ya señalamos, el antibiótico es una sustancia producida en la naturaleza por microorganismos vivos o
sintetizada en el laboratorio, por lo que se considera un producto de la evolución y puede conferir una ventaja
selectiva a quienes los producen en un ecosistema específico.
Desde el punto de vista técnico, los antibióticos difieren de los quimioterápicos en que estos últimos son
productos de síntesis química, aunque algunos como las sulfonamidas tienen actividad antibacteriana, por lo
que se ha propuesto el término antimicrobiano para describir a todas las sustancias con esta actividad, ya sean
naturales o de origen sintético.
CLASIFICACIÓN Y MECANISMO DE ACCIÓN
En la práctica diaria, las clasificaciones que más se utilizan son las que se basan en la acción del antibiótico
sobre la bacteria, las que los clasifica según su mecanismo de acción, y al tener en cuenta la coloración de
Gram y las que los agrupa según su estructura química. Según el efecto que ejerzan sobre la bacteria pueden
ser:
Tabla 1. Clasificación de los antibióticos según su efecto bacteriano
Bactericidas
Penicilinas
Cefalosporinas
Aminoglucósidos
Rifampicina
Quinolonas
Monobactámicos
Polimixinas
Bacteriostáticos
Tetraciclinas
Eritromicina
Sulfonamida
Novobiocina
Cloranfenicol
• Bacteriostáticos: aquéllos que inhiben la multiplicación bacteriana, la cual se reanuda una vez que se
suspende el tratamiento.
• Bactericidas: poseen la propiedad de destruir la bacteria, su acción es terapéutica irreversible.
Estas designaciones de bacteriostático o bactericida pueden variar según el tipo de microorganismo: la
penicilina G suele ser bactericida para cocos grampositivos, pero sólo es bacteriostático contra enterococos
(Strep tococus faecalis), en tanto que el cloranfenicol suele ser bacteriostático, incluso a concentraciones muy
altas, pero puede ser bactericida contra Hemophilus Influenzae.
La clasificación que se basa en el mecanismo de acción de los antibióticos, resulta de gran utilidad, sobre todo
si hay que utilizar simultáneamente varios agentes.
Según su mecanismo de acción, los antibióticos se clasifican como sigue (fig.1, tabla 2): FIG. 1. Mecanismos
de acción de los distintos antimicrobianos.
TABLA 2. Clasificación de los antibióticos según su mecanismo de acción sobre la estructura bacteriana
I. Inhibición de la síntesis de la pared celular
Penicilinas
Cefalosporinas
Vancomicina
Fosfomicina
Tercoplanina
2
II. Lesión en la permeabilidad de la membrana
celular
III. Inhibición de la síntesis proteica
IV. Inhibición de la síntesis de ácidos nucleicos
Bacitracina
Poliomixinas
Colistinas
Nistatina
Anfotericín B
Cloranfenicol
Tetraciclina
Aminoglucósidos
Lincomicinas
Eritromicina
Quinolonas
Sulfonamidas
Rifampicina
Trimetropín
1. Antibióticos que inhiben la síntesis de la pared celular.
Las bacterias son microorganismos hiperosmolares con respecto a los tejidos y al líquido intersticial de los
mamíferos, por tanto, para mantener su integridad cuando infectan los animales, necesitan una pared celular
rígida.
La inhibición de la síntesis de la pared bacteriana tiene habitualmente un efecto bactericida. La estructura de
la pared celular es un polímero denominado peptidoglicano, cuya síntesis se divide en 3 etapas principales,
cada una de éstas es inhibida por un grupo de antibióticos diferentes.
En la primera etapa se forma el UDP−N−acetil−munamil−pentapéptido en el citoplasma bacteriano. En la
segunda etapa, se polimerizan el UDP−N−acetil−muramil−pentepéptido y la N−acetilglucosamina que son
transportados a través de la membrana citoplasmática y se unen al punto de crecimiento de la pared
bacteriana. Esta fase es inhibida por antibióticos como la vancomicina y la bacitracina. Por último, las cadenas
de peptidoglicano, una vez fuera de la célula, quedan entrelazadas transversalmente y dan lugar a la formación
de un polímero tridimensional, esta etapa, también conocida como reacción de transpeptidación es inhibida
por las penicilinas y las cefalosporinas.
2. Antibióticos que ejercen su acción a través de la membrana celular y afectan su permeabilidad.
La membrana citoplasmática es fundamental para la regulación del medio intracelular de la bacteria. Esta
membrana tiene estructura diferente para las bacterias y los hongos y puede lesionarse por algunos productos,
de esta forma se obtiene una actividad antimicrobiana selectiva, antibióticos como polimixina, pristanamicina
y anfotericín B poseen esta acción. Las polimixinas, tienen una afinidad especial para los receptores de
polifosfatos situados en la membrana celular de las bacterias, producen toxinas, que si bien es letal para la
bacteria, no es tóxico para el hombre.
3. Fármacos que inhiben la síntesis proteica (es decir, inhibición de la traducción y transcripción del
material genético).
Algunos antibióticos (cloranfenicol, lincomicina, aminoglucósidos y las tetraciclinas) son capaces de inhibir la
síntesis de las proteínas en las bacterias.
El ribosoma bacteriano más pequeño que el de los mamíferos, consta de 2 subunidades denominadas 50s y
3
30s; el antibiótico se une a los ribosomas bacterianos y bloquean la acción del RNA mensajero, este bloqueo
en ocasiones es reversible. En el caso de los aminoglucósidos, éstos se unen a la subunidad ribosomal 30s y
producen la acumulación de complejos iniciales de la síntesis proteica, lectura errónea del código RNAm y
producción de poli péptidos anormales que se comportan como bactericidas.
4. Inhibición de la síntesis de los ácidos nucleicos.
Las fluoroquinolonas, sulfonamidas, rifampicín, novobiocín y los nitroimidazoles actúan por este mecanismo
al inhibir de forma selectiva, la enzima RNA polimerasa dependiente del DNA, lo cual cataliza la
transcripción de la información genética contenida en el RNA mensajero y se convierte así en un potente
bactericida.
Mediante el método de tinción de Gram, las bacterias pueden clasificarse en grampositivas y gramnega tivas
(tabla 3). La naturaleza química de la pared celular bacteriana permite regir sus propiedades de tinción, por lo
que pueden dividirse las bacterias en dos subgrupos en dependencia de la coloración que adopte el
microorganismo, al ponerse en contacto con determinados colorantes: aquéllos que retienen el colorante y
permanecen de color azul después de ser tratados con alcohol, se clasifican como grampositivos; ejemplos de
ellos son: el estafilococo, estreptococos, corynebacterium. Las bacterias que se decoloran completamente con
el alcohol y después se colorean en rojo por la safranina, son identificadas como gramnegativas; ejemplos de
ellas son: las Neisseria meningitidis y la Escherichia Coli.
TABLA 3. Clasificación de los gérmenes según coloración de Gram
GRAMPOSITIVOS
Staphylococcus aureus
Streptococcus ß hemolíti−
GRAMNEGATIVOS
Neisseria meningitidis
Co (A,B,C,G)
Streptococcus Grupo viridans
Streptococcus bovis
Enterococcus
Streptococcus pneumoniae
Bacillus anthracis
Corynebacterium diphteriae
Listeria monocytogenes
Neisseria gonorrhoeae
Acinetobacter
Bordetella pertussis
Brucella
Campylobacter
Escherichia coli
Haemophilus influenzae
Klebsiella pneumoniae
Legionella pneumophila
Proteus mirabilis
Pseudomonas aeruginosa
Salmonella typhis
Serratia marcescens
Shigella
Bacteroides fragilis
Yersinia pestis
Por último, los antibióticos pueden clasificarse según su composición química (tabla 4). En el orden práctico
esta clasificación es de utilidad sobre todo a la hora de seleccionar el antibiótico o las combinaciones que de
ellos se deben emplear, cuando se trata de infecciones polimicrobianas.
4
TABLA 4. Clasificación de los antibióticos según su composición química
I. Penicilinas
I. Grupo
Benzilpenicilinas
Penicilina procaína
Penicilina benzatínica
Penicilina benetamine con clemizol
II. Grupo (se absorben Azidocillín
por vía oral, parecidas
Fenoximetilpenicilina
al primer grupo)
Fenoxietilpenicilina
Fenoxipropilpenicilina
Penicilinas
III. Grupo
A
isoxazólicas
(Meticillín resistente)
Cloxacillín
Dicloxacillín
Flucloxacillín
Oxacillín
B
Meticillín
C
Nafcillín
IV. Grupo Penicilinas
− Ampicillín
de amplio espectro
Hetacillín
V. Grupo Penicilina
activa contra
Pseudomonas
aeruginosa
Melampicillín
− Ésteres del
Ampicillín
Bacampicilina
Levampicilina
Pivampicilina
Talompicilina
− Ampicillín como
componente
Amoxacilina
Cicloxicilina
Epicilina
Mecilina
Pivmecilina
− Ureidopenicilina
Apalcilina
Azlocillina
Mezlocillina
Piperacillina
− Carboxipenicilina
Carbenicilina
Caxfecilian
Carindacilina
5
Ticarcilina
Sulbenicilina
VI. Grupo Penicilina
resistente a los
Temocilina
Betalactamasas
II. Cefalosporina
(*)
I. Grupo
II. Grupo
III. Grupo
IV. Grupo
Foramidocilina
Cefazaflur (1ra G.)
Cefazolina (1ra G.)
Ceforadine (1ra G.)
Ceftezole (1ra G.)
Cefasetrile (1ra G.)
Cefaloridine (1ra G.)
Cefalotina (1ra G.)
Cefaprín (1ra G.)
Cefaclor (1ra G.)
Cefadroxil (1ra G.)
Cefatrizine (1ra G.)
Cefroxadine (1ra G.)
Cefalexín (1ra G.)
Cefaloglicín (1ra G.)
Cefaridine (1ra G.)
Cefamandole (2da G.)
Cefbuperazone (2da
G.)
Cefmetazole (2da G.)
Cefodizime (2da G.)
Cefonicid (2da G.)
Cefotetán (3ra G.)
Cefotiam (2da G.)
Cefoxitín (2da G.)
Cefuroxime (2da G.)
Cefepime (4ta G.)
Cefetamet (3ra G.)
Cefmenoxime (3ra
G.)
Cefodizime (3ra G.)
Cefotaxime (3ra G.)
Cefpirome (4ta G.)
Cefpodoxime (3ra G.)
Ceftazidime (3ra G.)
Ceftizoxime (3ra G.)
Ceftriaxone (3ra G.)
Latamoxef (3ra G.)
6
V. Grupo
VI. Grupo
III Betalactámicos
Carbapenems
Monobactámicos
Inhibidores de las
betalactamasas
IV. Macrólidos
V. Tetraciclinas
Cefixime (3ra G.)
Ceftibutén (3ra G.)
Cefoperzona (3ra G.)
Cefpimizole (3ra G.)
Cefpiramide (3ra G.)
Cefsulodín (3ra G.)
Imipenem
Imipenem +
Cilastatín
Meropenem
Thienamicim
Aztreonam
Carumonán
Tigemonán
Amoxacilina + Ácido
clavulánico
Ampicillín +
Subbactom
Ticarcilina + Ácido
clavu−
lánico
Piperacilina +
Tazobactam
Ácido
halopenicilínico
Azitromicina
Claritromicina
Eritromicina
Josamicina
Kitasamicina
Midecamicina
Miocamicina
Micinamicina
Oleandomicina
Rosaramicina
Roxitromicina
Spiramicina
Clortetraciclina
Clomocicline
Demeclocicline
Doxicicline
Limecicline
Metacicline
Minocidine
7
VI. Cloranfenicol
Oxitetraciclina
Rolitetraciclina
Tetraciclina
Cloranfenicol
Tianfenicol
VII.
Estreptomicina
Amminoglucósidos
Neomicina
Kanamicina
Gentamicina
Tobramicina
Amikacina
Dibekacina
Habekacina
Isapemacina
Kasugamicina
Netilmicina
Paramomicina
Spectinomicina
Trospectomicina
Dihidroestreptomicina
Sulfatiazol
VIII. Sulfonamidas
Para usos generales
(han disminuido su
uso por altos efectos
colaterales, el que
más se emplea es la
triplesulfa)
Compuestos de baja
solubilidad
Sulfadiazine
Sulfadimidine B.P.
Triplesulfa
Sulfa con compuestos
altamente solubles
(alcanzan grandes
concentraciones en
Sulfafurazole
orina, principal uso en
tratamiento de
infecciones urinarias)
Sulfametizole
Sulfasonidine
Talilsulfatiazol
Succinilsulfatiazol
Sulfaguanidine
Sulfaloxante de
Calcio
Compuestos de larga
Sulfametoxazole
y media actividad
Sulfametoxipiridozine
Sulfadimetoxine
8
IX. Lincosamidas
X. Antibióticos
péptidos
Sulfadoxine
Sulfametopiracine
Sulfonamidas tópicas Sulfasolazine
Sulfadiazina de Plata
Mafenide
Lincomicina
Clindamicina
Ciclopéptidos
Polimixina
Depsipéptidos
Glicopéptidos
XI. Metronidazole
XII. Quinolonas
Nitroimidazole y
Nitrotiazoles
4 Quinolonas
Fluoroquinolona
XIII. Rifamicina
Bacitracina
Gramicidina
Sulfato de colistina
Sulfometate de
colistina
Polimixín B
Pristinamicina
Daptomicina
Telcoplamina
Vancomicina
Metronidazol
Omidazol
Tinidazol
Niridazol
Acrosoxacín
Cinoxacín
Ácido nalidíxico
Ácido oxolínico
Ácido pipemídico
Amifloxacín
Ciprofloxacina
Difloxacina
Enoxicina
Fleroxacina
Flumequine
Lomefloxacina
Norfloxacina
Ofloxacina
Pefloxacina
Temafloxacina
Rifabutín
Rifampicina
Rifampicina sódica
Rifapentine
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XIV. Agentes
antimicobac−
terias
XV. Diamino−
pirimidinas
XVI. Agentes
Antimicóticos
XVII. Antivirales
Rifaximen
Ácido
paraminosalicílico
Capreomicina
Clofazimina
Dapsone
Etambutol
Etionamida
Isoniazida
Pirazinamida
Tiacetazona
Tiambutosine
Viomicina
Diaminopirimidas en Co−Trimazine
combinación con
Co−Trimoxazole
sulfa
Pirimetamine
Trimetropín
Azoles
Fluconazol
Itraconazol
Ketoconazol
Miconazol
Flucitosine,
5−Fluorocitosine
Griseofulvina
Macrólido poliénico Anfotericín B
Otros Agentes
Terbinafine
Adamantanes
Amantadina
Rimantadina
Isoprinosine
Interferones
Interferón
Nucleósidos
Aciclovir
Ganciclovir
Idoxuridine
Ribavirín
Trifluxidine
Vidaradine
Zidovudine
Compuestos en
−
desarrollo con
limitación clínica
−
Bezimidazole
Hidoxibentilbenzimidozole
Enviroxine
Agentes Quelantes
B−Diketone
10
−
−
−
−
−
−
Ácido Fosfónico
Foscarnet
Ácido Fosfonacético
Agentes
Inmunomoduladores
Imutiol
Thimopentín
Interferones
inductores
Ampligen
Pirimidinones
Nucleósidos
Arabinósidos
Citarabine
Vidarabine
monofosfato
Dideoxinucleósido
análogo 2' 3'
Dideoxicitidine
2' 3' Dideoxyinosine
2' Deoxyribosides
E−5 (2−Bromovinyl)
2' −Deoxiciridine
Nucleósidos con
sustitución del azúcar
Fluoroiodoaracitosine
2' Fluoro
B5−Metilaran
Thiosemicarbazones
Methisazone
Agentes misceláneos
Rifabutín
Antiminiotungstate
Catanospermine
CD−4−análogo
Aliogopéptidos y
péptido T
Sulfato de
polisacárido
(*) I Grupo: Compuestos parenterales de moderada actividad antimi crobiana y resistencia al stafilococos
meticillín resistente, hidrolizado por una amplia variedad de betalactamasas. II Grupo: Compuestos orales de
moderada actividad antibacteriana de resistencia al stafilococo y moderada resistencia a algunas
enterobacterias de betalactamasas. III Grupo: Compuestos parenterales de moderada actividad antimi crobiana
resistentes a un amplio rango de betalactamasas. IV Grupo: Compuestos parenterales con una actividad
antimicrobiana potente y resistencia a un amplio rango de betalactamasas. V Grupo: Compuestos orales con
11
una potente actividad antibacteriana y resistencia a un amplio rango de belactamasas. VI Grupo: Compuestos
parenterales con una moderada actividad ente robacterias, pero activas contra pseudomonas aeruginosa, con
resistencia a un amplio rango de betalactamasas.
INTERACCIONES DE LOS ANTIBIÓTICOS
Las interacciones de los antibióticos sobre los gérmenes pueden producir: sinergismo, adición, competencia,
antagonismo y el llamado efecto posantibiótico.
*SINERGISMO
Cuando la acción bacteriana y/o bacteriostática de 2 o más antibióticos es mayor, que la que se obtiene con
cada una de las drogas utilizadas individualmente. Son sinérgicas las combinaciones que actúan a diferentes
niveles de la estructura bacteriana, por ejemplo penicilinas y aminoglucósidos, las primeras inhiben la síntesis
de la pared celular mientras que los aminoglucósidos, inhiben la síntesis proteica.
*ADICIÓN
Cuando el efecto de una combinación de medicamentos es igual al que se produce con cada uno de los
medicamentos utilizados individualmente; un efecto aditivo eficaz puede lograrse combinando 2
betalactámicos (carbenicillín y cefalotín).
*COMPETENCIA
La competencia se establece cuando se utilizan 2 antibióticos y uno de ellos es más eficaz que los 2 juntos,
constituye un ejemplo clásico, la asociación de penicilina y cloranfenicol.
*ANTAGONISMO
Este fenómeno se produce cuando el efecto de una droga contrarresta el de la otra. El ejemplo de antagonismo
más frecuente entre 2 antibióticos se refiere a la combinación de un bactericida activo en la pared celular
(penicilina) con un bacterostático potente que inhiba la síntesis proteica (tetraciclina), porque para que los
medicamentos tipo penicilinas ejerzan su efecto mortal, es necesario que las células estén en crecimiento.
*EFECTO POSANTIBIÓTICO
El seguimiento de la cinética de crecimiento de microorganismos expuestos a la acción de antimicrobianos
permite comprobar la persistencia en la inhibición del crecimiento bacteriano de los supervivientes en un
medio libre de antibióticos. Este efecto posantibiótico es variable en su duración en dependencia, además, del
microorganismo de que se trate.
Prácticamente, todos los antibióticos desarrollan esta condición frente a los grampositivos, así por ejemplo, las
quinolonas y los aminoglucósidos inducen un efecto posantibiótico, tanto para los grampositivos como para
los gramnegativos.
El efecto posantibiótico significa que aun cuando no se erradiquen los gérmenes, éstos no proliferan
nuevamente durante varias horas después de exponerlos a una concentración por encima de la concentración
mínima inhibidora. Se ha demostrado además que en la fase de exposición posantibiótica, los
microorganismos son más sensibles a la destrucción por los leucocitos.
*MECANISMO DE RESISTENCIA A LOS ANTIBIÓTICOS
12
La resistencia de las bacterias a los antibióticos es un problema que se ha ido complicando, sobre todo en las
últimas décadas, porque a medida que se han ido sintetizando nuevos antimicrobianos, han ido surgiendo
cepas resistentes a los mismos.
Se entiende por resistencia, el mecanismo a través del cual, la bacteria puede disminuir o inactivar la acción
de los agentes antimicrobianos.
Debe tenerse en cuenta que si bien la resistencia mi crobiana y resistencia clínica (fracaso terapéutico) están
íntimamente relacionados, no son la misma cosa: la primera se refiere a la respuesta que desarrollan los
patógenos susceptibles a las diferentes concentraciones de antibióticos mientras que la segunda, se refiere a la
ineficiencia terapéutica, aun cuando las concentraciones del antimicrobiano sean correctas: las mismas
dependen de factores extrabacterianos (selección inadecuada del antibiótico) o del huésped (neutropenia,
cuerpos extraños, etc.).
La resistencia bacteriana puede ser:
• natural: cuando es una propiedad específica de algunas bacterias.
• adquirida: cuando se produce una mutación cromo sómica o la bacteria adquiere un plásmido de resistencia,
es decir, un fragmento estracromosómico de DNA portador de genes que modifican la resistencia al
antibiótico. La información genética presente en algunos plásmidos, es un factor importante en la
patogenicidad o la invasividad de las bacterias, en la velocidad de aparición de cepas patógenas o invasivas
resistentes a las drogas antimicrobianas y en la evolución del cuadro clínico.
MECANISMO DE RESISTENCIA
Los mecanismos de resistencia a los antibióticos pueden clasificarse en 3 grupos.
*DISMINUCIÓN DE LA PERMEABILIDAD
En estos casos el antibiótico no puede penetrar la superficie bacteriana y alcanzar el núcleo celular, es ésta la
forma más frecuente de resistencia natural.
La permeabilidad de la pared celular está determinada por la naturaleza de ésta. En las bacterias
grampositivas, esta pared usualmente no es una barrera que impide la penetración de los antibióticos; sin
embargo, en las gramnegativas, representa una barrera difícil de vencer y que varía según las diferentes
especies; así por ejemplo, la pared celular es más permeable en algunas especies de Neisseria y H. influenzae,
que la Escherichia coli, P. aeruginosa y Proteus indolpo sitivo.
En la Escherichia coli y otras bacterias entéricas, una proteína específica (PORINS) impide la entrada de
antibióticos hidrófilos con un peso molecular de hasta 650 daltons.
Ejemplos de resistencia por disminución de la permeabilidad son la resistencia de los bacilos gramnegativos a
la penicilina G, la eritromicina, la clindamicina y la vancomicina, así como la resistencia de los estreptococos,
P. aeruginosa y otras bacterias anaerobias a los aminoglucósidos.
*MODIFICACIÓN O INACTIVACIÓN DEL ANTIBIÓTICO
La modificación o inactivación del antibiótico, es el mecanismo más común de resistencia adquirida y está
determinado en gran medida por la producción de enzimas: las betalactamasas.
Las betalactamasas representan un grupo diferente de enzimas producidas por gérmenes grampositivos,
gramnegativos aerobios y anaerobios capaces de hidrolizar el anillo betalactámico e inactivar el antibiótico
13
correspondiente.
Abraham y Cham, en 1940, publicaron los primeros informes en relación con su mecanismo de acción. Se ha
demostrado que constituye un factor importante de resistencia de gérmenes como Staphylococcus aureus, H.
influenzae, N. gonorreae, Bacteroides fragilis y algunas enterobacterias.
La información genética para la síntesis de estas enzimas puede estar contenida en un cromosoma o en un
plásmido y su producción puede ser una característica del germen (tasa de producción constante), aunque
también la misma puede ser inducida en presencia de un sustrato apropiado.
Richmond y Sykes dividieron estas enzimas en 5 grupos (I B V) basados en el perfil de su sustrato y en la
respuesta a los inhibidores enzimáticos. En la práctica los más importantes son los grupos I y III.
El grupo I es producido en una cantidad significativa en presencia del antibiótico, codificado por los genes del
cromosoma y universalmente distribuidos entre las cepas de las enterobacterias; estas betalactamasas son las
responsables de la resistencia de cepas de bacilos gramnegativos nosocomiales a las cefalosporinas. Las
betalactamasas del grupo III son enzimas de un alto espectro activas contra penicilinas y cefalosporinas y casi
siempre codificadas por plásmidos; este grupo incluye el TEM betalactamasa que se encuentra presente en las
enterobacterias, H. influenzae y N. gonorreae.
Entre las bacterias anaerobias que producen beta lactamasas merece citarse el Bacteroides fragilis, el cual
produce una cefalosporinasa capaz de ser inactivada por el ácido clavulánico 21. Como se conoce el ácido
clavulánico y el sulbactam son capaces de inhibir las betalactamasas, fundamentalmente, aquéllas mediadas
por plásmidos cuando se combinan con algunos antibióticos, amoxicillín, ticarcilina, ampicillín y otros.
Recientemente se han identificado algunas cepas de betalactamasas que pueden hidrolizar los nuevos
betalactámicos; en este grupo se incluyen enzimas mediadas por plásmidos aislados de cepas de Klepsiella
pneumonae que pueden hidrolizar la cefotaxina y otras cefalosporinas de tercera generación, así como el
aztreonam y enzimas mediadas por cromosomas presentes en cepas de xantomas ( pseudomonas ) maltophia,
así como Enterobacter cloacae, Serratia marcense y Bacteroides fragilis, capaces de hidrolizar el imipenem y
el meropenem.
*ALTERACIONES DEL SITIO DONDE LOS ANTIBIÓTICOS EJERCEN SU ACCIÓN
Estos mecanismos de resistencia se refieren a las modificaciones producidas en la estructura o paso
metabólico sobre los que ejercen su acción, bien por incremento de la concentración de una sustancia
competitiva, o por modificación de las diferentes estructuras bacterianas alternas.
La tolerancia, si bien no es considerada propiamente un mecanismo de resistencia, puede en la práctica
comportarse como tal. La tolerancia se define como la existencia de una CBM muy superior a la CTM y se
atribuye a la selección de mutantes deficientes en sistemas autolíticos. Probablemente, las dosis altas
destinadas a conseguir niveles muy superiores a la CIM del microorganismo reduzcan la selección de estas
subpoblaciones, por lo que, cuando se sospecha la existencia de ésta es necesario prolongar el tiempo de
duración del tratamiento.
CRITERIOS PARA LA UTILIZACIÓN DE LOS ANTIBIÓTICOS
El objetivo fundamental del tratamiento antimicrobiano es destruir o inhibir el crecimiento de un patógeno
infectante sin causar daño al huésped, por lo que debe existir una interacción entre el huésped infectado, el
microorganismo y el antibiótico que se utiliza. Es necesario tener en cuenta además, que las bacterias durante
el tratamiento, pueden cambiar sus propiedades patogénicas hacia el huésped, y desarrollar mecanismos de
resistencia.
14
Los aspectos más importantes a tener en cuenta a la hora de seleccionar el antibiótico adecuado son:
• Identificación y sensibilidad del germen para seleccionar el antibiótico.
• Reconocimiento de los factores que dependen del huésped y que son capaces de modificar la eficacia
terapéutica.
• Vías de administración, dosis, costos y complicaciones del tratamiento antimicrobiano.
Antes de iniciar el tratamiento es aconsejable identificar al germen infectante, pero en casi todas las
circunstancias, no será posible disponer de la comprobación del cultivo y de pruebas in vitro , de sensibilidad
antimicrobiana , cuando menos por unos días.
En las situaciones en que sea posible, podemos auxiliarnos de pruebas simples como la tinción de Gram, la
cual puede brindar una orientación inicial para la selección del antibiótico; hacemos énfasis en este proceder
de fácil realización, bajo costo y probada confiabilidad, el cual con frecuencia no es utilizado.
Existen algunas características del huésped que deben tenerse en cuenta a la hora de elegir el antibiótico.
La edad es un factor fundamental, puesto que las edades límites plantean situaciones particulares, así por
ejemplo en los individuos de la tercera edad, las infecciones sobre todo bacterianas son muy graves y se
complican con frecuencia; además, en este grupo el diagnóstico de infección bacteriana puede ser más difícil
que en el adulto joven y no debe olvidarse a la hora de iniciar la terapéutica, que la toxicidad particular de
algunos antibióticos puede ser más elevada en el anciano, ejemplo de esto son la nefrotoxicidad y ototoxicidad
de los aminoglucósidos y el aumento de riesgo de la sobrecarga de volumen al emplear antibióticos que
contienen abundante sodio (ticarcilina, carbamicina).
Las alteraciones genéticas y del metabolismo pueden interferir en los efectos terapéuticos de algunos
antibióticos. El déficit de glucosa G fosfato deshidrogenasa, puede condicionar la aparición de episodios de
hemólisis ante una situación de sobrecarga oxidativa en individuos sometidos a tratamiento con cloranfenicol
y sulfamidas. Se conoce que en pacientes diabéticos a los cuales se asocia una vasculopatía no es
recomendable utilizar la vía intramuscular para administrar antibióticos, sobre todo si la terapéutica debe
prolongarse por más de 7 días, además, se ha comprobado que algunos antibióticos como el cloranfenicol
pueden potenciar el efecto de los hipoglicemiantes orales.
Hay infecciones donde la penetración del antibiótico al foco séptico es dudosa y aunque los gérmenes
proliferan a una velocidad menor, se hacen mas difíciles de destruir, tal es el caso de las endocarditis
bacterianas y las osteomielitis.
En las infecciones relacionadas con obstrucción de vías urinarias, respiratorias o biliares, la penetración
antimicrobiana a estas zonas es pobre, lo que sucede también en presencia de cuerpos extraños (sondas,
válvulas protésicas) y abscesos donde las bacterias proliferan lentamente y el antibiótico puede ser destruido
por enzimas elaboradas por los microorganismos.
El paso de un medicamento al LCR no sólo se relaciona con el fármaco en sí, sino también con el grado de
inflamación meníngea. Los compuestos liposolubles como el cloranfenicol, isoniacida, rifampicina,
sulfonamidas y metronidazol llegan bien al LCR. Los aminoglucósidos, anfotericina B y polimixinas, no se
difunden en LCR aun cuando hay inflamación. Las cefalosporinas, vancomicina y tetraciclina tienen una
buena difusión solamente en presencia de inflamación meníngea.
Cuando los mecanismos de defensa del huésped están índemnes, la respuesta al tratamiento antimicrobiano es
la misma, independientemente de que el antibiótico usado tenga actividad bactericida o bacteriostática en caso
de existir trastornos en dichos mecanismos, el control de la sepsis depende en gran medida del tipo de
actividad antimicrobiana.
15
En enfermedades tales como la drepanocitemia, neoplasias, diabetes mellitus, etc. la sepsis es un hecho
temido y esperado de extraordinaria gravedad, además, estos enfermos en ocasiones son sometidos a
antibioticoterapia profiláctica, que los predispone a superinfecciones con microorganismos resistentes y a
sepsis nosocomiales de muy difícil control. Los gérmenes gramnegativos, los hongos, algunos protozoos
(Pneumocystis carim) y algunos virus son los que infectan a estos pacientes con más frecuencia.
Las alteraciones de la función renal y hepática influyen de manera decisiva sobre el empleo de estos fármacos.
La mayoría de los antibióticos de uso común se eliminan sobre todo por el riñón; algunas excepciones
incluyen la eritromicina y el cloranfenicol. Las concentraciones suelen ser más altas en orina y bilis que en
suero, por lo que en la insuficiencia renal y hepática es necesario hacer ajustes posológicos.
En el riñón, los factores de los cuales depende la excreción del antibiótico son: el flujo sanguíneo renal, la
filtración glomerular y el transporte transtubular, así por ejemplo los aminoglucósidos se eliminan por la
filtración glomerular y las penicilinas por secreción tubular activa.
Varios de los antibióticos de uso más frecuente, se metabolizan en el hígado y se excretan por la bilis; tal es el
caso de las sulfonamidas, el cloranfenicol y la tetraciclina, por lo que debe también ajustarse la dosis o no
administrarse cuando existe una hepatopatía aguda o crónica.
La selección del antibiótico, las vías de administración y las dosis a utilizar están en dependencia también de
la severidad de la infección del estado del enfermo. Se prefiere la vía parenteral para las sepsis graves,
pacientes críticos cuando se requiere niveles terapéuticos del fármaco en sangre y tejidos profundos; también
se prefiere la vía parenteral cuando la absorción oral o intramuscular es deficiente, también cuan do el
tratamiento debe prolongarse más de 2 semanas. En las tablas 5 y 6 se exponen los antibióticos que más se
utilizan en la práctica diaria, así como sus dosis, vías de administración y gérmenes a los que son sensibles.
TABLA 5. Gérmenes más frecuentes e infecciones y drogas seleccionadas en la terapéutica
GERMEN
DROGA DE 1RA
OPCIÓN
ALTERNATIVA
TERAPÉUTICA
TAMBIÉN EFECTIVOS
I. Cocos y bacilos
grampositivos
Staphilococcus aureus
a) Metilcillina sensible
PSRP (*) ej. Temocillín
b) Meticillina resistente
Vancomicina
−Staphilococcus
epidermides
Vancomicina
− Streptococcus
Penicilina G−V
Cefalosporinas de 1ra. G,
Timentií, Unacyn,
vancomicina,
Imipenem, augmentín
eritromicina
Clindamicina
ciprofloxina pefloxacina
Ác. Fusídico, rifampicina,
Tercoplanina
sulfaprim
PSRP
Betalactámicos,
eritromicina
A,B,C,G,F
−Streptococcus
pheumoniae
Penicilina G
− Enterococcus
Penicilina G
Múltiples drogas son
efectivas, quinolonas,
fluoroquilonas
Vancomicina +
gentamicina
Rifampicina +
vancomicina
Ampicillina
16
Ampicillina +
gentamicina
− Bacilos grampositivos
Bacilos anthracis
Clostridium tetani
Ciprofloxacina o
doxiciclina
Metronidazol
Penicilina G, eritromicina
Clindamicina +
penicilina G
Doxiciclina
Clostridium difficile
Corynebacterium
diphteriae
Metronidazol (V.O.)
Vancomicina (V.O.)
Imipenem
Eritromicina,
cloranfenicol, cefoxitina
penicilinas
antipseudomonas,
imipenem
Bacitracina (V.O.)
Eritromicina
Penicilina G
Clindamicina, rifampicina
Listeria monocytogenes
Ampicillín
Sulfaprim
− Neisseria meningitidis
Penicilina G
Ceftriaxone
− Neisseria gonorrhoeae
Ceftriaxone, cefixime
Ofloxacina,
ciprofloxacina,
spectinomicina
Clostridium perfringens
Doxicilina
Eritromicina, penicilina G
(alta dosis)
Aminoglucósidos
antipseudomonas
II. Cocos y bacilos
gramnegativos
−Bacilos gramnmegativos Metronidazol
Clindamicina
Bacteroides
Enterobacter
Escherichia coli
Imipenem o penicilinas
antipseudomonas +
+ Timentín,
Aminoglucósidos
ciprofloxacina
antipseudomonas
Penicilinas + Inhibidores
de
be+ talactamasas,
Cefalosporinas
3ra G, fluoroquinolonas
Sulfaprim,
aminoglucósidos,
nitrofurantoínas
Imipenem (dependiendo
del sitio de infección)
Cefuroxima, cefotaxima,
doxiciclina
Sulfonamidas (algunas
cepas)
Cloranfenicol
(profiláctico)
Karamicina
Cefoxitina, imipenem,
timentín
Piperacilina B Tazobactan,
unacyn
Cefalosporinas 4ta. G
17
Klebsiella pneumoneae
Cefalosporina 3ra G o
ciprofloxacina
Aminoglucósidos
antipseudomonas
Penicilinas
antipseudomonas
Imipenem, aztreonam
Timentín, unacyn
Proteus mirabilis
Ampicillín
Indol
Proteus
Indol + (Providencia,
Vulgari, Morganis)
Imipenem, aztreonam.
Providencia stuarti
Salmonella typhi
Serratia marcescens
Shigella
Yersinia enterocolítica
Acinetobacter
Brucellas
Gardnerella vaginalis
Haemophilus influenzae
− Meningitis
Epiglotitis y otras infec−
ciones graves
− Infecciones no graves
Cefalosporinas 3ra G,
fluoroquinolonas
Amikacina,
ciprofloxacina,
cefalosporinas 3ra G
Sulfaprim
Augmentín, cefalosporinas
1ra., 2da, 3ra. G
Aminoglucósidos
antipseudomonas
Imipenem, aztreonam
Sulfaprim
Penicilinas
antipseudomonas +
amikacina
Imipenem
Acitromicina,
Cloranfenicol,
−
ceftriazone, cefoperazona amoxacillín, sulfaprim
Amikacina,
Aztreonam −
cefalosporinas
3ra G, imipenem,
Fluoroquinolonas
Sulfaprim, ampicillín
(resistente − en
Fluoroquinolonas
Latinoamerica y Medio
Oriente)
Cefalosporina 3ra G,
Aminoglucósidos
Ciprofloxacina
antipseudomonas
Se reporta 5 %
resistencia a imipenem e
Imipenem,
incre mento de la
fluoroquinolonas +
amicacina Ceftaxidima resistencia a la amikacina
y fluoroquinolonas
Doxiciclina +
Doxiciclina, sulfaprim,
gentamicina
cloranfenicol
Doxiciclina + rifampicina
Metronidazol
Clindamicina
Cefotaxime
Ceftriaxone
Sulfaprim
Cloranfenicol
Imipenem
Ciprofloxacina
Anpicillín (no productor
de betalactamasas)
Argumentín,
cefalosporinas orales de
2da y 3ra G
Sulfaprim, azitromicina,
claritromicina, unacyn
18
Legionella pneumophila
Eritromicina +
rifampicina
Azitromicina,
claritromicina
Sulfaprim,pefloxacino,
ciprofloxacino
− Otros gérmenes
Eritromicina,
Claritromicina
azitromicina
Leptospira
Penicilina G, doxiciclina −
Tetraciclina,
Treponema pallidum
Penicilina G
eritromicina,
cloranfenicol
Chlamydias pneumoneae Doxiciclina
Eritromicina
Chlamydias trachomatis Acitromicina, doxiciclina Ofloxacina, eritromicina
Mycoplasmas pneumoniae
Citrobacter freundi
Imipenen
Fluoroquinolonas
Pseudomona aeruginosa
Penicilinas
antipseudomonas
Ciprofloxacino,
cefalosporinas 4ta G
timentín
Pseudomona cepacea
Cefalosporinas 3ra G
antipseudomonas,
Imipenem, trobamicina
Sulfaprim, imipenem,
ciprofloxacina
Doxiciclina,
fluoroquinolonas
Fluoroquinolonas
Vibrion cholerae
Campilobacter jejuni
Doxicilina
−
−
Aztromicín, claritromicina
Ciprofloxacina
Aminoglúsidos
antipseudomonas
−
Aztreonan
Minociclina,
cloranfenicol
Habitualmente resistente a
los aminoglucósidos
Sulfaprim
−
Eritromicina
Clindamicina, doxiciclina
Nota: (*) Penicilina semisintética resistente penicilinasa
TABLA 6. Nuevos antimicrobianos, dosis y vías de administración
ANTIMICROBIANOS
Penicilinas 2da G
Penicilinas 3ra G
Penicilinas 4ta G
Penicilinas 5ta G
Penicilinas 6ta. G
2 g c/4 h
VÍAS DE
ADMINISTRACIÓN
Ev
1,5 a 3g c/6 h
Im−ev
DOSIS
Nafcillín
Unasyn (ampicillín
+sulbactán)
Augmentín (amoxillina +
ácido clavulánico)
Ticarcillina
Timetín (ticarcillina +
ácido clavulánico)
Amdinocillín (Coactín)
Piperacillín
Azlocillín
Temocillín
0,25 a 0,5 g c/8 h Oral
3 g c/4 h
Ev
3,1 g c/4 a 6/h
Im−ev
10 mg x kg c/6 h
3,4 g c/6 h
3,4 g c/6h
1!2 g c 12 h
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Im−ev
19
Cefalosporinas 2da G
Cefalosporinas 4ta G.
Cefoxitín (mefoxín)
Cefomandole (mandol)
Cefotaxime (clarofán)
Ceftriazone (rocephín)
Ceftizoxime (cefizox)
Ceftazidime (Fortaz)
Cefepime
Aminoglucósidos
Amikacina
Cefalosporinas 3ra G.
Dibekacina
Netilmicina
Carbapenems
Imipenem!cilastin
(primaxín)
Meropenem
Monobactámicos
Quinolonas
Aztreonam (azactam)
Ciprofloxacín
Norfloxacín (noroxín)
Enoxacín
2 a 4 g c/8 h
2 g c/4 h
2 g c/4 h
1 g c/8 h
4 g c/8 h
1−2 g c/8 a 12 h
1−2 g c/8 h
15 mg x Kg x día (dosis
única diluida o
fraccionada en 2 dosis
diarias)
1 mg x Kg c/8 a 12 h
4−7,5 mg x Kg x día c/8
a 12 h
50 mg x Kg x día (dosis
máxima)
1−2 g hasta 4 g diaria en
3 o 4 dosis)
1−2 g c/6 a 8 h hasta 8 g
500−750 mg c/12 h
200−300 mg c/12 h
400 mg/día
200−400 mg c/12 h
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Im−ev
Ev
Ev
Oral
Ev
Oral
Oral
Las manifestaciones de toxicidad más frecuentes de los antibióticos comúnmente utilizados, se resumen en la
tabla 7.
TABLA 7. Complicaciones producidas por el uso de diferentes antibióticos
ANTIBIÓTICOS
I.
II.
III.
TOXICIDAD
Alergia−rash maculopapular, urticaria vesicular, dermatitis por
Penicilinas
contacto, eritema multiforme, síndrome Henoch−Schonlein, síndrome
Stevens−Johnson, vasculitis.
Náuseas
Vómitos
Diarreas
Penicilina antiestafilococos Nefrotoxicidad
Nefritis intersticial
Fiebre, rash, hematuria y eosinofilia
Penicilina antipseudomonas Diátesis plaquetaria
Cefalosporinas
Hipersensibilidad
Nefrotoxicidad
Betalactámicos
Flebitis o molestias en el sitio de la infección
monobactámicos
Alergia−erupción leve, náuseas, vómitos y diarreas
20
Incremento transitorio de los niveles de transaminasa y fosfatasa
alcalina
Betalactámicos
carbapenems
IV.
Macrólidos
V.
Tetraciclinas
VI.
VII.
Cloranfenicol
Aminoglucósidos
VIII.
Sulfonamidas
IX.
Lincosamidas
X.
Antibióticos péptidos
polimixinas
Convulsiones
Náuseas
Vómitos
Diarreas
Alergia−erupciones
Flebitis
Hepatitis colestásica (si se usa el estolato de eritromicina)
Fiebre medicamentosa
Exantemas
Hipersensibilidad
Fotosensibilidad
Hepatotoxicidad
Diabetes insípida renal (si se usa democlociclina)
Náuseas, vómitos
Papiledema en el adulto
Depresión de la médula ósea
Ototoxicidad
Nefrotoxicidad
Bloqueo neuromuscular
Alergia (rash)
Hipersensibilidad
Necrólisis tóxica epidémica
Síndrome Steven−Johnson
Exacerba el lupus eritematoso sistémico
Enterocolitis seudomembranosa (por Clostridium difficile)
Anafilaxia
Leucopenia
Parestesias
Bloqueo neuromuscular
Convulsiones
Antibióticos péptidos
glicopéptidos
XI.
Metronidazole
Hipersensibilidad
Nefrotoxicidad
Hepatotoxicidad
Ototoxicidad
Hipotensión
Hepatotoxicidad
Gusto metálico en la boca
Anorexia
Vómitos
21
XII.
Quinolonas
Polineuritis
Crecimiento excesivo de candidas
Náuseas
Vómitos
Convulsiones
Rash
Insomnio
Eleva enzimas hepáticas
Leucopenia y Neutropenia
Anemia
Toxicidad del SNC
Se señala que durante el tratamiento antimicrobiano pueden presentarse sangramientos, los cuales se
producen por diferentes mecanismos, tales como: interferencia con la vitamina K, trastornos de la función
plaquetaria e hipoprotrombinemia. Los glicopéptidos, específicamente la tecloplamina puede producir un
cuadro de trombocitopenia importante que desaparece cuando se suspende el tratamiento.
Algunos antibióticos orales (cloranfenicol, tetraciclina, neomicín) deprimen la flora intestinal encargada de
sintetizar la vitamina K, y pueden producirse sangramientos. El metronidazol y sus congéneres, cuando se
administran conjuntamente con anticonceptivos orales, por un mecanismo de competencia desplazan en parte
los derivados de cumarínicos fijados en la albúmina plasmática y pueden también provocar hemorragia.
Las ventajas y desventajas de las combinaciones de antibióticos y el uso profiláctico de la antibioticoterapia
son aspectos polémicos. En el caso de las combinaciones, éstas tienen indicaciones precisas como son la
bacteriemia polimicrobiana, pacientes críticos donde no se conoce el germen productor de la sepsis,
infecciones graves y cuando es necesario reducir toxicidad y resistencia.
Para la antibioticoterapia profiláctica deben preferirse antibióticos de bajo costo y toxicidad bien respaldados
por una política antimicrobiana racional.
ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA EL USO DE LOS ANTIBIÓTICOS
• Siempre que sea posible utilizar un solo antibiótico.
• No usar antibióticos de la misma familia.
• En casos de sepsis graves usar bactericidas.
• Trabajar en estrecha y activa colaboración con el laboratorio de Microbiología.
• No utilizar antibióticos sin conocer su toxicidad.
• No utilizar antibióticos de alta toxicidad en pacientes ambulatorios.
• Si en el cultivo, el germen es sensible a una droga específica que hemos utilizado ya y la respuesta clínica
es satisfactoria, puede valorarse con el mismo régimen de tratamiento.
• El último antibiótico que aparece en el mercado no es necesariamente el mejor.
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