Núm. 732 - Congreso de los Diputados

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CORTES GENERALES
DIARIO DE SESIONES DEL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
X LEGISLATURA
Año 2015
Núm. 732
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JUSTICIA
PRESIDENCIA DEL EXCMO. SR. D. ALFREDO PRADA PRESA
Sesión núm. 43 (extraordinaria)
celebrada el jueves 8 de enero de 2015
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Minuto de silencio .....................................................................................................................
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Comparecencia de doña Consuelo Madrigal Martínez-Pereda, en relación con su
propuesta de nombramiento como fiscal general del Estado. A propuesta del Gobierno.
(Número de expediente 276/000021) .......................................................................................
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ORDEN DEL DÍA:
DIARIO DE SESIONES DEL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
COMISIONES
Núm. 732
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Se abre la sesión a las diez de la mañana.
MINUTO DE SILENCIO.
El señor PRESIDENTE: Señorías, en primer lugar, permítanme que demos la bienvenida a doña
Consuelo Madrigal Martínez-Pereda.
Antes de dar comienzo a esta sesión de la Comisión de Justicia, y creo que en nombre de todos los
miembros de la misma, quiero expresar la más rotunda condena y el rechazo más enérgico al acto
terrorista cometido ayer en París en la sede de la revista Charlie Hebdo, donde, como saben sus señorías,
asesinaron vilmente a 12 personas y 11 personas más resultaron heridas de gravedad. Mostrando nuestra
solidaridad con las familias de las víctimas y el deseo de la pronta recuperación de los heridos, solicito a
sus señorías que antes del comienzo de la Comisión guardemos un minuto de silencio. (Las señoras y
los señores diputados, puestos en pie, guardan un minuto de silencio).
COMPARECENCIA DE DOÑA CONSUELO MADRIGAL MARTÍNEZ-PEREDA, EN RELACIÓN CON
SU PROPUESTA DE NOMBRAMIENTO COMO FISCAL GENERAL DEL ESTADO. (Número de
expediente 278/000021).
La señora MADRIGAL MARTÍNEZ-PEREDA: Excelentísimo señor presidente de la Comisión de
Justicia del Congreso de los Diputados, muchas gracias por sus palabras. Excelentísimos señores y
señoras diputados, para mí es un honor y una inmensa responsabilidad comparecer y someter a sus
señorías mis méritos e idoneidad para el cargo de fiscal general del Estado que propone el Gobierno.
Aprovecho la ocasión para agradecer esta propuesta y la confianza que supone.
Mis primeras palabras son de enérgica repulsa y condena al trágico atentado que sufrió ayer París, de
condolencia para las víctimas y también de solidaridad y apoyo para nuestros compañeros del ministerio
fiscal de París. Sé que el fiscal jefe de la Fiscalía de la Audiencia Nacional se puso en inmediato contacto
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El señor PRESIDENTE: Pasamos a continuación al orden del día que, como bien saben su señorías,
es la comparecencia de doña Consuelo Madrigal Martínez-Pereda, en relación con la propuesta de
nombramiento como fiscal general del Estado y cuyo autor es el Gobierno.
Tal y como nos ha hecho llegar el Gobierno, en cumplimiento del artículo 29 del Estatuto orgánico del
ministerio fiscal, que establece que el fiscal general del Estado será nombrado por el rey, a propuesta del
Gobierno y oído previamente el Consejo General del Poder Judicial, eligiéndolo entre juristas españoles
de reconocido prestigio con más de quince años de ejercicio efectivo de su profesión, recibido el informe
del Consejo General del Poder Judicial, el Gobierno comunicará —y así lo ha hecho— su propuesta al
Congreso de los Diputados, a fin de que pueda disponer de la comparecencia de la persona elegida ante
la comisión correspondiente de la Cámara, en este caso la Comisión de Justicia; comparecencia que se
prevé en los términos que establece el Reglamento, a los efectos de que se puedan valorar los méritos e
idoneidad del candidato propuesto. El punto tercero del referido artículo establece que, una vez nombrado
el fiscal general del Estado, prestará ante el rey el juramento o promesa que previene la ley y tomará
posesión de su cargo ante el pleno del Tribunal Supremo.
En virtud de lo anterior, señorías, y a propuesta del ministro de Justicia, el Consejo de Ministros en su
reunión de 26 de diciembre de 2014 acordó tomar conocimiento del informe favorable del Consejo General
del Poder Judicial acerca de la propuesta de nombramiento de doña Consuelo Madrigal Martínez-Pereda
como fiscal general del Estado. Dicho lo anterior, y en cumplimiento de lo dispuesto tanto en el Reglamento
del Congreso de los Diputados como en la legislación relativa a la designación del fiscal general del
Estado, procede en este momento de acuerdo con la solicitud del Gobierno a la que se ha hecho referencia
que demos la palabra a doña Consuelo Madrigal Martínez-Pereda para que, en los términos que ella
considere oportuno, cumpla con los requisitos establecidos en el artículo 29 del Estatuto orgánico del
ministerio fiscal.
Como saben sus señorías, el orden de las intervenciones de los grupos parlamentarios será de menor
a mayor y por un tiempo aproximado de diez minutos. Después de las intervenciones de los portavoces
de los grupos parlamentarios, intervendrá de nuevo nuestra compareciente para cerrar la sesión.
Reiterando la bienvenida a doña Consuelo Madrigal por su comparecencia por primera vez en esta
Comisión —esperemos que venga en numerosas ocasiones— y deseándole la mayor suerte y el mayor
éxito si la Comisión le concede la idoneidad que marca la legislación vigente, tiene la palabra la señora
Madrigal Martínez-Pereda.
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telefónico con su homólogo en París no solo para manifestarle sus condolencias, sino para ofrecerle todo
el apoyo de la fiscalía española —que ya viene siendo muy íntimo y constante— para la investigación de
este suceso y la prevención de otros posibles que puedan amenazarnos. Hablaremos de este tema un
poco más adelante.
En primer lugar, quiero pedirles disculpas porque un inoportuno catarro me tiene un poco incómoda y
quizá les haga más pesada mi exposición. Como saben, desde la reforma estatutaria del año 2007 en el
nombramiento del fiscal general del Estado intervienen ahora los tres poderes del Estado, aunque la
propuesta siga siendo en el diseño constitucional del Gobierno; pero creo que ni el aval del Consejo
General del Poder Judicial ni esta comparecencia en el Congreso de los Diputados son meros trámites. El
primero confiere al candidato propuesto el valor de la independencia y el segundo —si me permiten— creo
que tiene una mayor carga institucional porque permite a sus señorías, a los representantes de la voluntad
popular, conocer no solo la idoneidad y méritos, sino también el proyecto y el diseño del candidato
propuesto por el Gobierno y, además, instaura una saludable pedagogía interinstitucional. Sé que otros
fiscales generales del Estado han comparecido ante esta Cámara y que no siempre han encontrado
apoyos o elogios a su gestión, pero creo que en todos los casos el encuentro ha sido muy provechoso.
Por eso, ofrezco mi plena disponibilidad para comparecer cuantas veces crean conveniente sus señorías,
como no podría ser de otra manera. También propongo una normalización de estas comparecencias en la
convicción de que pueden ser enormemente útiles, porque permitirán a sus señorías tomar el pulso al
ministerio fiscal, saber cuáles son nuestros retos, nuestras dificultades, los medios que tenemos para
afrontarlos y permitirán también al fiscal general del Estado conocer de primera mano las opiniones de los
representantes de la soberanía popular, saber cuándo nos apoyan y cuándo, eventualmente si así ocurre,
desaprueban nuestra gestión. Esto permitirá ajustarla a los principios de mejora y de perfeccionamiento
que debe regir todo servicio público y, sobre todo, permitirá al fiscal general del Estado —en mi caso, si
yo llego a serlo— conocer de primera mano cuáles son los argumentos, y escucharlos atentamente, de
los ciudadanos disconformes a través de los representantes, que son sus señorías, y que lealmente
representan a estos ciudadanos eventualmente disconformes.
Una vez sentado esto, les diré que el programa de cualquier fiscal general del Estado tiene un
presupuesto previo, que es el ineludible e inexcusable cumplimiento del artículo 124 de la Constitución,
que menciona las funciones de nuestra institución y que, si las ponemos en relación con el artículo 1 de
la Constitución, nos vinculan a los valores superiores del ordenamiento jurídico, porque defendemos el
Estado social al defender el interés social; defendemos el Estado constitucional, el Estado democrático,
en tanto en cuanto defendemos los derechos de todos los ciudadanos y el sistema constitucional; y
defendemos el Estado de derecho porque debemos defender la legalidad, la independencia de los
tribunales y, a diferencia de otros poderes del Estado que están sujetos a la legalidad, el ministerio fiscal
está sujeto a la legalidad también, por supuesto, pero además debe cumplirla y su tarea fundamental es
hacer que se cumpla ante todo tipo de tribunales y en todas las instancias.
En este marco, el fiscal general del Estado tiene como tarea ineludible la actualización y la profundización
de este modelo constitucional. Yo creo que está muy arraigada en la sociedad y en todas las instancias
sociales la idea de que es inadmisible un ministerio fiscal teledirigido desde el Gobierno, ideologizado,
politizado o al servicio de determinadas convicciones. También, los miembros del ministerio fiscal —y yo
lo soy desde hace treinta y cuatro años— tenemos la firme e íntima convicción de la importancia de
nuestras funciones, de la independencia en ellas y de la independencia para ejercitarlas. Defendemos la
independencia de los jueces y tribunales y la nuestra propia, que somos los primeros en sentir y en
defender.
La tarea del fiscal general del Estado será la de articular y proporcionar un ministerio fiscal autónomo
en su configuración institucional y eficaz en su gestión profesional. Si llego a ser nombrada, me propongo
dedicar la mayor parte de mis esfuerzos a proporcionar a todos y cada uno de los miembros del ministerio
fiscal los medios, los instrumentos, el marco organizativo y funcional, el contexto y, sobre todo, el apoyo
técnico y, si es preciso, cuando lo sea, el apoyo personal, para que desempeñen su función con una
creciente cualificación y excelencia profesional. Para ello, serán precisos muchos esfuerzos, algunos de
orden organizativo y funcional, pero otros también de orden interpretativo como pautas, instrucciones,
circulares, etcétera. Pero creo que la independencia del ministerio fiscal se cifra más en su excelencia
profesional, en su cualificación técnica, que en la forma o el sistema de nombramiento del fiscal general
del Estado o en la propia actitud de este, aunque estos dos son factores importantes, no lo niego, pero la
independencia de nuestra institución depende fundamentalmente de un correcto reparto de las
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responsabilidades, de una formalización de los métodos de adopción de decisiones y de la transparencia
de estos métodos. A ello vamos a dedicar la gestión del ministerio fiscal, porque ya está siendo dedicada
en los últimos años.
Dicho esto, si me lo permiten, les diré lo que pueden ser las líneas maestras de la actuación del
ministerio fiscal en el momento concreto en el que nos encontramos. La primera de ellas es la profundización
en el proceso de modernización de la institución que se emprendió ya en el año 2007 con la reforma del
Estatuto orgánico del ministerio fiscal y que viene apoyado también por otras reformas legales y procesales.
Es un proceso que no tiene vuelta atrás, que supera las opiniones o visiones personales de uno o de otro
fiscal general del Estado y que se desarrolla en la clave colectiva en que funciona nuestra institución. En
este proceso también me permitirán que mencione a fiscales generales del Estado recientes que han
marcado mi trayectoria profesional: en primer lugar, el señor Granados, que me demostró la confianza y
me dio la oportunidad de trabajar con él en su secretaría técnica; después, el señor Conde-Pumpido,
impulsor de las reformas estatutarias del año 2007 y de la modernización de nuestra institución en tantos
aspectos con el que trabajé en el Tribunal Supremo cuando él era magistrado y yo era fiscal de la Sala de
lo Penal del Tribunal Supremo, a quien agradezco la confianza de haberme nombrado hace siete años
fiscal de sala; y por último, el señor Torres-Dulce, que no solo ha sido mi jefe sino mi compañero durante
muchos años y de siempre un gran amigo, que acometió también y asumió con entusiasmo esta tarea de
modernización y que ha hecho de la independencia una bandera de trabajo y de gestión al frente del
ministerio fiscal.
Con estas palabras tengo que decir que este proceso del que hablo, de modernización y de
reestructuración interior del ministerio fiscal, está muy avanzado pero debe terminarse, debe culminar, de
manera que nuestra institución pueda afrontar los retos que próximas e inminentes anunciadas reformas
procesales nos van a plantear. Se centraría fundamentalmente en torno a la especialización que
seguramente sus señorías ya conocen se ha acometido en el ministerio fiscal en distintas áreas de
actuación especialmente sensibles: violencia sobre la mujer, menores, siniestralidad laboral, seguridad
vial, medio ambiente, urbanismo, anticorrupción, etcétera. Es una demanda de la motorización legislativa
de nuestro Estado que provoca leyes de nivel europeo, estatal, autonómico y local y que, en consecuencia,
conduce a veces a prácticas dispersas difíciles de asumir. El ministerio fiscal como institución de rango
estatal que actúa bajo los principios de jerarquía y unidad de actuación de forma coordinada en distintas
materias en todo el territorio está llamado a ser un factor indispensable, en este Estado fragmentado en
que vivimos, de seguridad jurídica para garantizar la seguridad jurídica y la igualdad de todos los
ciudadanos en todo el territorio en materias sensibles, como he dicho, y sobre todo en lo que se refiere a
los derechos de los ciudadanos. Así actuamos en red con unas redes de especialistas repartidos por todas
las fiscalías de España y coordinados desde la Fiscalía General del Estado por los fiscales de sala de
cada especialidad. Con ello se logra una penetración institucional de la Fiscalía General del Estado en
todas las fiscalías territoriales, en la que es preciso ahondar y profundizar para que llegue también esa
coordinación al último escalón que son las fiscalías de áreas y también se logra una mayor cualificación
técnica de los fiscales especialistas, que ya está muy reconocida en toda la sociedad y en las instancias
nacionales e internacionales en que trabajamos. Asimismo, se ha logrado también en algunos ámbitos
hasta ahora insospechados muchas condenas, me estoy refiriendo, por citar un ejemplo, a la delincuencia
contra el medio ambiente o el urbanismo, ámbitos en los que en los últimos años hemos visto ese
crecimiento espectacular de condenas en asuntos graves y complicados. Es preciso ahondar en este
modelo, es preciso profundizar en la penetración de la Fiscalía General del Estado, no tanto en una
penetración jerárquica, aunque lo sea también, sino en una penetración técnica porque dota a través de
los fiscales de sala de una mayor cualificación a toda la red de los distintos especialistas en el ministerio
fiscal. Es preciso también engrasar el sistema dentro del organigrama del ministerio fiscal y configurar de
una manera más perfilada y afinada la especialización y la formación de los fiscales y sus consecuencias
en su vida profesional. Este sería uno de los grandes retos.
Otro reto también de carácter organizativo es la instalación de la nueva oficina fiscal común, para lo
cual necesitamos medios tecnológicos, que ya están a disposición de otros cuerpos y órganos del Estado,
que superen la fragmentación informática que padecemos en algunos niveles, no solamente en el nivel de
comunicación nacional, sino también en la comunicación internacional en la que estamos empeñados en
muchas áreas. Debe acabarse definitivamente con el papel a través del expediente electrónico. Es verdad
que la nueva oficina fiscal en la que estamos trabajando hace cuatro años se va a implantar exclusivamente
ahora en Ceuta y por eso llamo la atención de sus señorías y les pido la colaboración que sea precisa —y
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también al Gobierno en su momento— para que impulsen la dotación de este instrumento de eficacia en
nuestra labor. Sobre todo tengo que mencionar datos estadísticos y numéricos que no son muy agradables
pero el Cepej, la Comisión Europea para la Eficiencia de la Justicia, en su informe de este año sobre
España indica que ocupamos el puesto número 33 en la Unión Europea en cuanto al índice de fiscales por
población. Esto es, España tiene 5,2 fiscales por cada 100.000 habitantes. Es un promedio malo porque
es la mitad del promedio en Europa, el 10,4. La cuestión es mucho más grave si hablamos de funcionarios
no fiscales integrados en las fiscalías porque en este caso el promedio del 5,3 está muy por debajo del 14
en el que se encuentran los demás países en promedio de la Unión Europea. Creo que es hora de
remediar esta deficiencia de plantillas que demora y dificulta la mayor eficacia en nuestra respuesta al
servicio de la justicia y de los ciudadanos.
Pero la cuestión principal desde el punto de vista organizativo que quiero plantearles a ustedes, y en
la que también pediría su máxima colaboración y atención, es la implantación en todas las fiscalías de
España de secciones especializadas de investigación. Estas secciones no incidirían en las actividades ya
especializadas del ministerio fiscal en cada fiscalía, sino que prestarían su auxilio para investigaciones
especialmente complicadas, que a veces superan las capacidades organizativas de fiscalías de pequeño
y mediano tamaño. En estas secciones de investigación se integrarían no solo fiscales especializados en
investigaciones complejas, sino también Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. La Policía y la
Guardia Civil han ofrecido ya un esquema de integración a tiempo completo y de adscripción permanente
a todas las fiscalías de España y esto es un paso esencial, pero también se incorporarían efectivos de la
Agencia Tributaria, de la Intervención General del Estado y en su caso del Banco de España o de la
Comisión Nacional del Mercado de Valores, cuya colaboración de manera permanente y con adscripción
fija se ha revelado ya muy eficaz en la lucha contra la corrupción. Por lo tanto, estas secciones de
investigación reforzarían las unidades o secciones de anticorrupción de las fiscalías provinciales y además
servirían de modelo, de acopio de experiencia para la investigación compleja, afinada y de mayor calidad
en todas las fiscalías de España. Piensen sus señorías que nos enfrentamos al reto de asumir la instrucción,
a veces muy complicada —otras veces sencilla, es verdad, pero a veces muy complicada— de macrocausas
o de causas ordinarias que, con menor complicación, deben también ser investigadas con la mayor
perfección y pureza técnica posible. Sería un buen momento para ir avanzando en esta mayor preparación
del ministerio fiscal, de nuestra institución, para acometer este reto que se anuncia ya al ámbito legislativo
o prelegislativo como inminente. Entre otras cuestiones organizativas que nos preocupan, la transparencia
del ministerio fiscal y de su gestión es una de ellas porque nos ha extrañado que en la ley de 2013 —no
recuerdo ahora la fecha— sobre transparencia, no se mencione a nuestra institución. Esto no implica que
nosotros no estemos empeñados también en la transparencia de nuestra gestión y que vamos a publicar
de forma próxima o muy inmediata en nuestra página web los gastos que en la institución dedicamos a
viajes o a actividades concretas para cumplir en nuestro ámbito con el principio de transparencia.
Todas estas cuestiones organizativas guardan relación con una principal y previa, que es la de la
autonomía presupuestaria, que han demandado mis antecesores en el cargo y que yo lógicamente voy a
demandar también. No tenemos autonomía presupuestaria, el informe Greco de la Unión Europea, en sus
recomendaciones relativas al ministerio fiscal, precisamente hace un aliento al Gobierno español para que
profundice en vías que permitan avanzar en la gestión autónoma desde el punto de vista presupuestario
de los medios materiales del ministerio fiscal y el Gobierno debe informar —creo que en junio de 2015—
sobre el cumplimiento de esta y otras recomendaciones. Tenemos ahora si no autonomía presupuestaria
sí una singularidad presupuestaria que predica o impone el artículo 72.3 del Estatuto orgánico del ministerio
fiscal. Según esta singularidad presupuestaria, tanto el Gobierno como las comunidades autónomas con
competencias transferidas en materia de justicia deben especificar en sus presupuestos anuales las
partidas que destinan al coste íntegro del ministerio fiscal para que se pueda analizar, en primer lugar, su
suficiencia presupuestaria, pero también su aplicación y la eficacia de la gestión y del rendimiento de
estas partidas presupuestarias, cumpliendo también con ello el principio de transparencia al que antes me
refería y que tan necesario e inherente es a la Función pública.
En este marco quisiera presentar a sus señorías una lista de las prioridades de mi gestión, si es que
llego a ser nombrada fiscal general del Estado, pero hablando ya en el ámbito de la actividad propia del
ministerio fiscal. Hablar de prioridades es difícil porque para el fiscal todas sus obligaciones son prioritarias.
Por lo tanto, me disculparán que no hable ni exhaustivamente ni con criterios axiológicos necesariamente,
pero tengo que hacer una referencia especial a la criminalidad organizada por el colosal ataque que
supone a las sociedades, a los Estados, a la comunidad internacional y, en concreto, al Estado español.
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Y dentro de la criminalidad organizada, cómo no, hoy nos llama la atención —pero no solo hoy,
permanentemente— el terrorismo internacional. España está comprometida con esta gravísima amenaza,
hoy desgraciadamente lo constatamos, y la fiscalía española ocupa la primera línea —tengo que decirlo—
en el ámbito de la cooperación internacional y de la lucha multilateral contra esta gravísima amenaza. En
el mes de octubre se organizaron, precisamente por la Fiscalía de la Audiencia Nacional, unos encuentros,
altamente productivos además, en la Casa Árabe de Córdoba entre fiscales españoles, franceses,
marroquíes y belgas. La cooperación del Estado de Marruecos —tengo que decirlo— ha sido, está siendo,
decisiva y fundamental para la actuación decidida en la investigación de algunas causas de las que ahora
hablaré. Aquel encuentro reveló la vitalidad de los esfuerzos comunes para erradicar esta lacra, pero los
trágicos sucesos de ayer —y creo que hoy ha habido también otro atentado, cuyas proporciones
desconozco y espero que no lleguen a ser trágicas— nos indican que nos enfrentamos a una amenaza
muy grave e importante.
¿Cómo estamos trabajando? En el nivel de lo que vulgarmente podría considerarse la prevención, y
digo vulgarmente porque se previenen los atentados, las graves consecuencias de la actividad terrorista,
pero se están investigando lo que en la ley son delitos de integración en un grupo terrorista, de colaboración
con grupo terrorista, de captación de personas, y esto es quizá lo que ha centrado los esfuerzos en esta
materia en los últimos dos años de la Fiscalía de la Audiencia Nacional: la captación de personas, de
ciudadanos de la Unión Europea, a veces menores de edad; a veces niñas menores de edad, que son
captadas, adoctrinadas, radicalizadas y enviadas a los lugares claves de conflicto —Siria, Irak, el Sahel
en África— donde se integran en el Estado Islámico o en otros grupos o subgrupos de criminalidad
organizada. Algunos han regresado a Europa, algunos han cometido algún atentado suicida, otros han
sido detenidos y otros están en prisión en nuestro país por distintas investigaciones y procesos que se
siguen, hasta un total de doce o catorce, fundamentalmente los más graves, en la Fiscalía de la Audiencia
Nacional. Nuestros esfuerzos van a ser decididos e implacables contra este mal y esta amenaza, pero
necesitamos la cooperación internacional y el mantenimiento de la Fiscalía de la Audiencia Nacional en
los cuerpos, organismos e instituciones multilaterales que combaten esta lacra.
Al hablar de la criminalidad organizada, podríamos mencionar la droga, la corrupción —que sí la voy
a mencionar, por supuesto— y muchísimas actividades delictivas y crímenes que se realizan por
organizaciones con alta especialización técnica y empresarial. Pero quiero referirme expresamente a un
tema que personalmente me preocupa, que es la trata de seres humanos. La trata de seres humanos, sea
con finalidad de explotación sexual, laboral o de cualquier índole, es una esclavitud que avergüenza al
siglo XXI. Parafraseando una referencia de George Steiner a horrores pasados del siglo XX que todo el
mundo asume como tales horrores, diría que la adormecida familiaridad que una parte de nuestra sociedad,
por ignorancia o por indiferencia, mantiene con el sufrimiento y la tragedia de las víctimas de la esclavitud,
extremadamente vulnerables y extremadamente pobres, es una radical derrota humana. A mí me
enorgullece decir que la fiscalía española no se rinde ante esta amenaza y ante este desafío y que lucha
con todas sus fuerzas en el triple terreno de la prevención, que es muy importante —aquí vuelve a ser
importante la colaboración internacional y el trabajo trasnacional que se está realizando—, en el ámbito
de la represión penal de los tratantes y de los que se lucran con esta esclavitud —quisiera llamar la
atención de sus señorías, porque parece ser que es la segunda fuente de ingresos ilícitos, de negocios
ilícitos en el planeta— y en el terreno, fundamental para mí, de la protección de las víctimas, que, como
digo, son extremadamente pobres y vulnerables. La fiscalía en España, a través de su red de fiscales
especialistas en extranjería, y también de los de menores, porque a veces esta lacra pone en grave
peligro a niños de corta edad, va a seguir estando integrada al máximo de sus fuerzas en la lucha contra
la trata de seres humanos y va a contar con todo el apoyo del fiscal general del Estado en ello.
Tengo que referirme lógicamente, porque es, junto con el paro, una de las dos grandes preocupaciones
de la sociedad española, a la corrupción. Es comprensible la inquietud de los ciudadanos, todos
participamos de ella, porque se trata de un colosal atentado a la democracia y a sus valores, al sistema
económico, en el que genera tantos factores de desestabilización, con el coste añadido sobre bienes y
servicios que siempre repercute en el consumidor final, la desconfianza en los operadores, etcétera. Pero
junto con el daño al erario público, la corrupción genera otros daños inconmensurables, que son la
desafección hacia las instituciones y esa generalización de todo tipo de justificaciones frente al
incumplimiento de las normas, en el entendimiento y en la percepción más o menos acertada de que lo
general es el fraude y el incumplimiento. Ante esta serie de males, ante estos daños que la corrupción
causa a nuestra sociedad, todos los esfuerzos son pocos. Deben hacerse además en el plano
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interdisciplinario, interinstitucional, en el que se plantea este fenómeno. Yo creo que es muy importante
incidir en los sistemas de control de la actividad administrativa creando nuevos sistemas de control de la
actividad administrativa o mejorando y perfeccionando los que ya existen, y también procurando una
regeneración social que pase por el rechazo decidido de este tipo de comportamientos, sean quienes
sean sus autores y provengan de donde provengan.
Desde la óptica y la perspectiva del ministerio fiscal la respuesta no puede ser más clara. Tiene que
haber una respuesta penal tajante, ineludible y —esto es muy importante para mí— pronta, inmediata. Les
contaré una anécdota, si me disculpan una referencia penal. Es un grafiti que vi en el cuarto de baño de
una sede judicial hace treinta o treinta y dos años. Ponía en la pared, a mano, como suelen ser estas
inscripciones: la justicia llega tarde, pero llega. Y otra mano, con otra letra y otra tinta, había puesto: tarde.
Yo ya entonces había comprendido que una justicia que llega tarde, pero llega tarde, es menos justicia o
ni siquiera es justicia, y tenemos ejemplos muy recientes. Por tanto, todos nuestros esfuerzos —aquí los
hago extensivos no solo al ámbito de la lucha contra la corrupción, sino a todo tipo de procedimientos y
en la justicia penal— deben ir encaminados a acelerar la respuesta, a aproximar la respuesta penal a la
infracción o por lo menos al conocimiento público de la infracción. Para ello no solamente me propongo
dictar circulares en materia de corrupción que den unas nuevas pautas o perfilen las ya dadas a los
fiscales especialistas, sino también concentrar todos nuestros esfuerzos en agilizar los procedimientos, en
conseguir procedimientos e instrucciones e investigaciones ágiles, aunque tengan que ser más sencillas.
Quiero decir, que cumplan el objetivo principal de toda instrucción, que es determinar unos hechos
indiciariamente probados y unas personas indiciariamente responsables de los mismos para llevarlos
inmediatamente al enjuiciamiento, al juicio oral y a la eventual sentencia, aunque tengamos que dividir las
causas bajo parámetros diferentes o de conexidad procesal. El establecimiento de parámetros de
conexidad procesal es cuestión que compete a sus señorías en la legislación, pero los que actualmente
existen también pueden ser interpretados de una manera flexible que nos permita desgajar aquellas
investigaciones cuando sea posible y obtener, mediante la terminación de la investigación de unos hechos,
una sentencia lo más pronta, lo más inmediata posible, evitando también esas macrocausas que avanzan
tan lentamente, o no avanzan nunca, y que determinan que dentro de diecisiete o veinte años tengamos
que decir que la respuesta penal ya no es justa. Vamos a evitar esto, vamos a intentar evitar también las
conformidades entre acusaciones y defensas que son difícilmente asumibles por la sociedad y vamos a
incrementar el control por parte del ministerio fiscal en la ejecución de estas sentencias cuando son
condenatorias y, sobre todo, articular los medios, los mecanismos y los instrumentos legales pero también
de políticas, de prácticas y actuaciones, para obtener la recuperación del dinero, que es, en definitiva,
también uno de los grandes intereses del público, de la ciudadanía y lógicamente de la justicia. El objetivo
es claro: trasladar a los ciudadanos y a una sociedad desmoralizada la idea de que delinquir no es
rentable y que, con el máximo respeto a los derechos y a las garantías del acusado, no hay ni va a haber
zonas de penumbra en las que se puedan agazapar quienes se lucran a costa del interés común.
Hay muchos otros ámbitos de la actividad del ministerio fiscal que me gustaría resaltar. Tampoco
quiero cansar la atención de sus señorías porque soy consciente de que la atención se presta, no se
regala, y quisiera devolvérsela lo más indemne posible, pero muy telegráficamente tengo que mencionar
áreas de actividad especialmente sensibles como, por ejemplo, la violencia sobre la mujer, lacra que
continúa y que pese a todos los esfuerzos no logramos erradicar. Pero los de la fiscalía no desfallecen, no
desfallecerán en ese triple ámbito de la prevención, la sensibilización y, sobre todo, en el doble ámbito
más característico del ministerio fiscal, que es la represión penal y la recuperación y protección de las
víctimas. La siniestralidad laboral nos preocupa también enormemente; el medio ambiente; el urbanismo
y otras áreas que pueden parecer novedosas pero que ya para nosotros no lo son, como es la de la
delincuencia informática. Tenemos también una completa red de fiscales especialistas en esta modalidad
delictiva, que no es propiamente una modalidad delictiva porque se refiere a todo el espectro delictivo y
de la criminalidad, pero con la peculiaridad de que se realiza no solamente con medios tecnológicos sino
en el ámbito de la red. Como sus señorías pueden comprender fácilmente, el avance inexorable, rápido y
versátil de las tecnologías demanda que para la investigación de estos delitos la fiscalía disponga también
de tecnologías y de formación tecnológica adecuadas para apurar las instrucciones, hoy como
colaboradores de los jueces de instrucción, pronto como verdaderos instructores e investigadores de
estos hechos. Hoy por hoy, nuestra colaboración con los jueces de instrucción es más que eso, es una
verdadera actuación mano a mano en la investigación de estos delitos y, por lo tanto, también en la
represión de sus autores.
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Hay otro tema que no puede dejar de seguir siendo una prioridad en la agenda del fiscal general del
Estado, y es la cooperación internacional en el doble ámbito en que la fiscalía española se mueve: en el
ámbito de la Unión Europea y en el ámbito de la comunidad iberoamericana. En la Unión Europea la
reciente publicación y entrada en vigor de la Ley 23/2014, de 20 de noviembre, sobre reconocimiento
mutuo de resoluciones judiciales, nos plantea un reto muy importante, porque nos encomienda no
solamente controlar y garantizar la legalidad de todos los instrumentos, sino también nos coloca como
prioritaria autoridad de recepción del exhorto europeo de obtención de pruebas. Esta atribución
competencial es un reconocimiento razonable del legislador de la eficacia y la dedicación con la que el
ministerio fiscal ha llevado la cooperación internacional estos años pasados, aun sin una ley de cooperación
internacional, pero demostrando que nuestra especialización en la materia, nuestras ganas de trabajar y
la dedicación de los fiscales especialistas son la mejor y la más ágil forma de responder a las demandas
de auxilio internacional que nos plantea la Unión Europea. Tenemos que dar pautas para la aplicación de
este instrumento y de las directrices que proporciona esta ley de reconocimiento mutuo de resoluciones
judiciales y me propongo hacerlo, si es que finalmente soy nombrada fiscal general del Estado, en una o
en dos circulares. No solamente para esto, se trata de que los fiscales de cooperación internacional
encuentren el máximo apoyo técnico para realizar su trabajo, sino también con la finalidad puesta en un
objetivo muy claro, y es que se supere definitivamente un escenario ya insostenible en Europa, que es que
el Espacio Europeo de Libertad, Justicia y Seguridad que garantizamos nos lleve a una Europa en la que
los delincuentes circulan con plena libertad y la justicia encuentra para su persecución aduanas, fuertes y
fronteras. Esto va a superarse, pero requiere que la cooperación internacional se realice con plena
agilidad, de manera que la necesidad de demandar auxilio a otros países de la Unión Europea nunca
entorpezca los procedimientos españoles. También cooperamos con el Ministerio de Justicia para el
perfeccionamiento de los reglamentos que la Comisión Europea está realizando en materia de Eurojust y
de fiscalía europea. La fiscalía europea será una inflexión en muchos países de Europa pero también en
el ministerio fiscal español. Creo firmemente que estamos preparados para asumir la investigación de los
delitos que sean competencia de la fiscalía europea en su momento, lo hemos demostrado en otras áreas
de actividad y vamos a seguir demostrándolo en el momento en que se cree esta fiscalía europea, que no
parece ya tan lejano. En el ámbito de la cooperación iberoamericana quiero destacarles que la fiscalía
española está asociada en la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos, con lo que cooperamos
muy activamente con casi todos los países de Iberoamérica en el ámbito de la cooperación internacional
y la flexibilización de los sistemas de comunicación. Sería muy conveniente ahondar en la cooperación en
IberRed y conseguir que el instrumento de comunicación, que es Iber@, llegue a estar dotado de la
eficacia efectiva jurídica que están demandando ministerios públicos de otros países y también el ministerio
público español.
Para terminar —quiero enfatizar que he dejado para el final esta cuestión no porque sea menos
importante para mi, sino precisamente para subrayarla— quiero presentar ante sus señorías el propósito
decidido del ministerio fiscal de mantenerse como magistratura de amparo, que así nos definían nuestras
primeras leyes y diseños legales. Ahora, tras la Constitución, se puede reflejar muy claramente en el
hecho de que el fiscal defiende los derechos de todos los ciudadanos, de todos absolutamente, pero muy
especialmente de aquellos que no tienen una representación legal o que la tienen disminuida, tienen
disminuida su capacidad de defensa de sus propios derechos, o que por haber sido víctimas de graves
delitos se encuentran maltrechos y en dificultades o en especial vulnerabilidad para la plenitud y la eficacia
de sus derechos. El ministerio fiscal está obligatoriamente por ley, por vocación y por misión con los más
débiles de la sociedad. Me refiero, en primer lugar, a las víctimas de todo tipo de delitos pero, como es
lógico, de aquellos más graves que sitúan a la persona en una posición de particular indefensión. No
vamos a permitir que sobre esos daños el paso por la justicia y el encuentro con nuestra institución sea
una nueva ocasión de revictimización. Todo lo contrario, vamos a incrementar nuestros niveles de
sensibilidad, de actuación, para que la protección jurídica que nos encomienda la ley respecto de las
víctimas sea lo más eficaz posible. El que ya creo que es un proyecto de ley de estatuto de la víctima es
una nueva ocasión para ahondar en estas materias desde el punto de vista técnico y con toda la sensibilidad
de nuestros efectivos, pero no solo en cuanto a las víctimas, sino también respecto a los menores de
edad. He dedicado los últimos años a coordinar la actividad del ministerio fiscal en materia de justicia
juvenil y en protección jurídica de los derechos de los niños. Creo que se ha hecho bastante, pero sé por
ello que queda mucho camino por recorrer para el pleno reconocimiento en todas las instancias legales,
institucionales y en la propia sociedad de la condición personal de los niños, en protegerles de toda forma
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de violencia y de discriminación en el propio ejercicio de los derechos que son capaces de ejercitar por sí
mismos, puesto que son sus verdaderos titulares, en unas condiciones de progresiva capacidad en función
de su edad y grado de madurez. Además, creo que es especialmente necesario atender a los colectivos
vulnerables de niños. Me refiero a la niña, por ejemplo, siempre más acosada por graves riesgos y graves
males en comparación con los niños, y hablo de matrimonios forzados y de otros riesgos que específicamente
acometen a las niñas. También me refiero a los niños y niñas con discapacidad, a los que no van al colegio
o a la escuela o a los adolescentes con trastornos de comportamiento y que se encuentran por ello en una
gravísima situación de peligro y de riesgo de exclusión social. Asimismo, también a las personas con
discapacidad. El ministerio fiscal interpone la mitad de las demandas de incapacitación en España y este
es un dato que creo que vale la pena tener en consideración. No solo se trata de demandar la incapacidad,
sino vigilar, garantizar el correcto ejercicio de la tutela y supervisarlo. Otro reto que tiene la sociedad
española es implantar los criterios de la Convención de Naciones Unidas sobre las personas con
discapacidad del año 2006, que no están totalmente implantados, implementados en todos los niveles de
la legislación y del ordenamiento jurídico en las políticas y las prácticas.
En definitiva —y ya sí, recapitulo—, creo que se trata de fortalecer la confianza de los ciudadanos en
nuestra institución, de manera que la perciban como lo que realmente es: la genuina defensora de la ley,
de los derechos de los ciudadanos y del interés público, que tutela también la ley. Parafraseando a Wilson,
creo que puede decirse que lo que es bueno para el ministerio fiscal es bueno para el Estado de derecho.
Por ello, si llego a ser nombrada fiscal general del Estado, mi propósito será trabajar infatigablemente para
conseguir que todos y cada uno de mis compañeros puedan cumplir, en las mejores condiciones y con
una cualificación profesional siempre renovada, su triple servicio a la legalidad, a los ciudadanos y al
Estado de derecho. (Aplausos).
El señor TARDÀ I COMA: Señora Madrigal, tras escucharla de forma tan resuelta, decidida, que
refleja convencimiento y seguro que una gran preparación académica y profesional, es cierto que todo ello
—no lo niego y además lo ha reflejado en su exposición— no quita para que le pregunte directamente si
teme alguna injerencia por parte del Gobierno que le impida desarrollar sus funciones con absoluta
neutralidad. También es cierto que uno no puede ignorar el pasado inmediato. De hecho, creo que estará
más o menos de acuerdo —quizás nada, quizás un poquito— en que la separación de poderes en este
momento está sufriendo un tanto —digo tan solo sufriendo un tanto— en nuestro Estado, porque hay una
cierta deslegitimación, al menos en la calle, del Tribunal Constitucional, el Consejo General del Poder
Judicial adolece o padece de una cierta politización e incluso jueces y magistrados del Tribunal Supremo
han alzado la voz —algunos— contra posibles injerencias del Gobierno. También debo decirle que —no
sé, por qué lo hemos consultado a los letrados y creo que todavía no tenemos respuesta— si finalmente
se va a proceder hoy a una votación, en caso de que así fuera, nosotros nos abstendríamos, pero no por
desconfianza hacia usted, sino porque creemos y defendemos desde siempre que la institución de la
Fiscalía General del Estado debería ser propuesta por el Parlamento, no por el Ejecutivo. No obstante,
esta es una concepción que no tiene por qué ser compartida, de hecho no lo es, por parte de las fuerzas
mayoritarias del sistema político español.
En todo aquello que atañe a las líneas maestras que usted ha expuesto, con las cuales coincidimos,
valdría la pena que apuntara quizá —lo digo porque el fiscal general del Estado anterior dijo que estaba
en ello; nosotros lo hemos defendido desde hace muchos años— la creación de una fiscalía específica
contra los delitos de odio, máxime en los tiempos que corren, porque no deberíamos caer en la tentación
de combatir a aquellos que atentan contra la libertad de expresión con menos libertad de expresión, y
atendiendo al hecho de la necesidad urgente de luchar contra la banalización de los integrismos, de los
totalitarismos y de todas aquellas ideas que tienen como objetivo acabar con la democracia. No caigamos
en la trampa que nos servirá la ultraderecha de combatir a aquellos que luchan contra la libertad de
expresión con los recortes de las mismas libertades democráticas. Digo esto porque el anterior fiscal
general del Estado en la última comparecencia —lo dijo— estaba resuelto a poner hilo en la aguja.
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El señor PRESIDENTE: Muchas gracias, señora Madrigal Martínez-Pereda; quiero felicitarla por esta
magnífica exposición que ha hecho y además reconocer pública y expresamente también que haya
efectuado la misma sin abrir su carpeta, es decir, no ha leído absolutamente nada, algo que creo que ha
de destacarse en el Parlamento.
Señorías, pasamos a continuación al turno de portavoces. En primer lugar, en nombre del Grupo
Mixto, tiene la palabra el señor Tardà.
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Creo que usted está aquí porque al señor Torres-Dulce le hicieron dimitir. Ya sé que esto no es
compartido por los compañeros del Partido Popular, pero nosotros lo entendemos así; creemos que fue
víctima de la constante judicialización del proceso que se vive en Cataluña. De manera que yo no sé si su
futuro será plegarse o combatir las posibles injerencias, porque si aquellos fiscales que han dimitido, una
vez dimitidos dejan filtrar injerencias o las dejan para las memorias el día que las escriban, no sé si las
injerencias se terminaron el día 31 diciembre de 2014 —sea el Ejecutivo de derechas o de izquierdas—,
supongo que seguirán existiendo. Además, si usted dice que ha estado tantos años colaborando con la
fiscalía, debe saber mucho, mucho de todo, de manera que supongo que usted viene muy preparada para
aguantar lo que le viene encima, porque quizás dentro de un tiempo —ojalá no pase— se encontrará en
una encrucijada de si hacer lo que ha dicho hoy que haría aquí, a lo que se ha comprometido con todos
nosotros, o bien plegarse a la voluntad del Ejecutivo, porque seguramente esto va a ocurrir. Repito, no
entiendo por qué razón los Ejecutivos dejarán de ser lo que son, es decir, entidades que a veces por las
mismas necesidades generadas por el ejercicio del poder necesitan injerir.
Como usted ha hablado de algunas cuestiones que están relacionadas con demandas nuestras
hechas a anteriores fiscales generales del Estado, quisiera tener unas palabras de felicitación al anterior
fiscal general del Estado, el señor Torres-Dulce, que en la última comparecencia —y lo digo porque la
pelota todavía está en el alero— se comprometió a presentar la denuncia al proyecto Castor, se
comprometió aquí en el mes de noviembre y finalmente en el mes de diciembre lo hicieron; se trata de
reconocer las cosas porque fue una demanda popular y la fiscalía hizo lo que tenía que hacer, y muy bien.
Digo esto porque usted antes ha hablado de una anécdota y, permítame una expresión popular, usted
ahora se ha encontrado con la patata caliente, porque delante tiene a grandes poderes económicos.
También quiero hacer mención a dos compromisos del fiscal general del Estado anterior que además
nosotros valorábamos positivamente —es cierto que ahora ya no está—, uno era todo aquello relacionado
con los delitos provocados por vulneraciones lingüísticas hacia las lenguas cooficiales distintas a la
española y todo lo que tiene de problemático la continua represión sobre banderas independentistas
vascas, gallegas y catalanas, sobre la que, por cierto, textualmente dijo el fiscal general del Estado anterior
que daría la respuesta más contundente por parte de esta fiscalía. Son temas quizás menores, pero que
están todavía en la carpeta y sobre los que después de tiempo de reclamaciones la fiscalía entendió que
debía actuar.
Finalmente —y perdone que vaya de un tema a otro—, le haré una pregunta para terminar, que quizás
usted no responderá o responderá de forma un tanto convencional, pero debo hacérsela. ¿Cree usted que
el Gobierno ha politizado e instrumentalizado a la fiscalía en relación con el proceso que se vive en
Cataluña? Sé que es una pregunta un tanto arquetípica, en la medida en que este debate empieza a ser
un tanto añejo, porque aun cuando han pasado pocos meses ha habido una gran intensidad en este
debate en este Parlamento, pero creo que a usted no se le escapa que en estos momentos en Cataluña
existe un problema, está inculpado el presidente de nuestro país y además existe un movimiento popular
que se da día a día de incremento de las autoinculpaciones por parte de los ciudadanos. Me gustaría
saber si cree que usted puede ser un agente catalizador para frenar este proceso de judicialización de la
vida política catalana o, en cambio, si usted puede acabar siendo víctima o títere —y perdone la expresión,
lo digno sin ningún tipo de voluntad de ofender— de esta situación. Para acabar: ¿usted tiene criterio
propio distinto al criterio que tenía el fiscal general del Estado anterior respecto a la causa abierta en la
República Argentina sobre los funcionarios y políticos del franquismo acusados de colaboración con
asesinatos, torturas y detenciones a ciudadanos españoles, catalanes, gallegos y vascos durante el
franquismo?
Bienvenida y que tenga suerte.
El señor OLABARRÍA MUÑOZ: Señora Madrigal, permítame felicitarle por su discurso y espero que
en un futuro próximo le pueda felicitar también por sus hechos. Su discurso ha sido brillante; la puesta en
cuestión de prioridades y líneas de actuación nos parece muy pertinente en tanto en cuanto ha afectado
de forma muy prolija a los abundantes problemas que afectan al ministerio público, a la fiscalía. Como
señalaba Horacio, señor presidente, errare humanum est, sed perseverare diabolicum. Vamos a ver si por
fin conseguimos designar, en este caso, una fiscal general del Estado —su condición de mujer es una
novedad que nos agrada y nos felicitamos por que en este ámbito de la justicia tan masculinizado hasta
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El señor PRESIDENTE: A continuación, corresponde el turno al Grupo Parlamentario Vasco, en cuyo
nombre tiene la palabra el señor Olabarría.
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ahora se sitúe una mujer al frente de la fiscalía— que no se vea obligada a dimitir por motivos personales
o que no genere renuencias, reservas o problemas en la ciudadanía o en los grupos parlamentarios,
particularmente en los de la oposición, no en el del Gobierno, cuando se suelen producir como efectos
perversos estos ceses o dimisiones por motivos personales. Yo voy a avalar su cualificación —no puede
ser de otra manera—, primero, por la brillantez de su discurso y, después, porque la ha avalado ya el
Consejo General del Poder Judicial por unanimidad y las asociaciones tanto progresistas como
conservadoras en las que se estructura o vertebra la fiscalía. Este diputado no va a ser más papista que
el papa y no va a refutar tan relevantes opiniones en relación con sus cualificación, pero no se le escapa
a usted, señora Madrigal, que entra en un terreno minado y en una coyuntura compleja. En primer lugar,
queda poco tiempo de legislatura, ya que materialmente acabará en el verano, aunque formalmente
acabará en noviembre, pero a partir del verano nos encontraremos en una fase preelectoral en la que la
actividad legislativa adquiere unas características que no le voy a glosar; características preelectorales
que usted puede perfectamente imaginar. Desde esta perspectiva, es exigente el programa que usted
pretende realizar desde la fecha de su nombramiento hasta el verano. Espero que tenga posibilidades de
hacerlo, lo cual le va a exigir un alto nivel de trabajo y encontrar un buen equipo de colaboradores, que no
es algo irrelevante para un fiscal o una fiscal general del Estado. Además, entra en un ámbito donde la
sombra de la sospecha de la dimisión de su predecesor, porque la expresión motivos personales en el
ámbito parlamentario es una expresión diabólica —quizá en otras sedes no lo sea—, genera todo tipo de
suspicacias. ¿Cuáles son los motivos personales? Algunos los vamos sabiendo, o intuyendo por lo menos,
a tenor de lo que vamos conociendo a través de los medios de comunicación y la proliferación de conflictos
o de diferentes opiniones entre los dos ministros de Justicia con los que el señor Torres-Dulce tuvo que
trabajar; él y su equipo.
¿Se me ha puesto ya roja la luz, señor presidente?
El señor PRESIDENTE: Perdone, señoría. No, no, su señoría tiene todavía tiempo. No haga caso a
la luz.
El señor OLABARRÍA MUÑOZ: No me asuste. Es conocida mi propensión a la exuberancia verbal,
pero en este caso me parecía excesivo.
El señor OLABARRÍA MUÑOZ: Gracias.
Desde esa perspectiva, el terreno es vidrioso y, a pesar de su perfil y de los avales con los que su
mandato nace —avales muy relevantes y muy legitimadores cuando menos de su persona—, usted tiene
que ganarse su credibilidad; y ganarse la credibilidad es actuar de forma cohonestada con los requerimientos
del artículo 124 de la Constitución. Yo no tengo nada contra usted, pero sí tengo mucho contra el
artículo 124 de la Constitución, cuya redacción tautológica nadie termina de comprender bien. No sé si
usted, como fiscal, termina de comprender lo que parecen ser términos antinómicos pero que están
ubicados en el mismo precepto; estructura jerárquica de los órganos de la fiscalía, del ministerio fiscal, e
independencia o autonomía funcional. Si usted es capaz de explicarme cómo se puede cohonestar la
autonomía funcional con la dependencia jerárquica, seguramente realizará una gran aportación al
ordenamiento jurídico y a la hermenéutica o a la forma de interpretar cuál es la naturaleza exacta del
ministerio público en el Estado español. Hasta ahora, nadie ha sido capaz. Aquí hay partidos políticos o
grupos que, como usted sabe, preconizan una reforma de la Constitución, y yo sí invitaría a reformar el
artículo 124 de la Constitución y también, como el señor Tardà, soy partidario de la dependencia
parlamentaria del ministerio fiscal, que haga que no se produzcan perversiones o aberraciones que
algunos hemos intuido en otras épocas, como es que el ministerio fiscal, a veces, no se ha erigido en un
órgano defensor de la legalidad, que es su función constitucional primordial, sino en defensor de los
intereses gubernamentales o gubernativos, lo cual no puede ser una peor perversión o prostitución de las
funciones constitucionales que le corresponden. Esta es nuestra opinión y me gustaría conocer si usted
tiene alguna opinión formada sobre esta circunstancia y, sobre todo, si es compatible manifiestamente una
estructura jerárquicamente dependiente con una autonomía funcional, cuando la antinomia de los términos
es manifiesta, salvo que haya la posibilidad de una interpretación tan fina y tan sofisticada que uno pueda
comprender realmente ante qué tipo de ministerio público nos encontramos en el Estado español.
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El señor PRESIDENTE: Estábamos haciendo el conteo en sentido contrario.
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Las líneas de modernización nos parecen muy pertinentes. El problema es que el código procesal
penal no va a encontrar dentro de su contenido normativo lo que muchos fiscales y muchos grupos
parlamentarios esperábamos y hemos comentado en esta legislatura en reiteradas ocasiones, que es la
atribución de la instrucción sumarial al ministerio fiscal. No va a ser posible salvo sorpresa de última hora.
Este es uno de los problemas que creó ciertas discrepancias de criterio —vamos a usar expresiones
eufemísticas— entre su predecesor en el cargo y otros predecesores y el Gobierno. Al final, parece ser
que no se va a optar, lo cual llama poderosamente la atención cuando usted está reivindicando o requiriendo
la creación de una sección de investigación. Se hará en una sección de investigación para las funciones
que la Ley de Enjuiciamiento Criminal les atribuye en estos momentos. Por cierto, ley del año 1882;
veremos a ver qué reforma se va a acometer. Será una reforma coherente con el Código Penal que se va
a aprobar en un mes; un código penal entero, prácticamente nuevo, se va a aprobar en un mes. Me
gustaría conocer su opinión sobre si resulta adecuado y decoroso institucional y parlamentariamente la
aprobación de un Código Penal en un mes, pero tampoco le quiero hacer preguntas que le coloquen en
una tesitura compleja en su primera comparecencia, que tiene más naturaleza protocolaria que sobre la
resolución de conflictos, que son los que en este momento subyacen de forma secular en la Administración
de Justicia.
Usted ha citado también otro tema complicado, que es la incorporación de varias directivas marco;
tres de 2008 y otra de 2009, a través de la Ley 2014 que ha citado usted en relación con la reciprocidad
entre la referencia de los antecedentes penales y el cumplimiento de sentencias en el extranjero. Usted
sabe que este tema está resultando particularmente tortuoso, en tanto en cuanto la Sala Segunda del
Tribunal Supremo se ha opuesto a admitir una valoración sobre cuáles son los criterios de cómputo de las
sentencias o de la parte de las sentencias cumplidas en el extranjero por las personas que en este
momento están cumpliendo sentencias en el Estado español. Parece que el día 24 la Sala Segunda del
Tribunal Supremo va a tomar una posición. Yo creo que no la debería tomar. La Sala Segunda del Tribunal
Supremo ni ninguna sala del Tribunal Supremo están para glosar o interpretar las normas que aprueba la
institución parlamentaria, las Cortes Generales.
El señor OLABARRÍA MUÑOZ: Están para resolver recursos de casación o actuar en el ámbito
procesal que les resulta propio. Aquí nos encontramos con un problema que dos secciones de la Audiencia
Nacional han resuelto de forma contradictoria entre el cómputo del tiempo de las personas que han
cumplido parte de sus condenas y una enmienda introducida en la Ley de 2014 en el Senado —como
usted ha citado— que posibilita lo que resulta una verdadera aberración jurídica, que es la novación de
sentencias dictadas en el extranjero por órganos judiciales del Estado español, vulnerando parte de la
soberanía que corresponde al Poder Judicial de esos Estados extranjeros. Desde esta perspectiva, me
gustaría una reflexión más ponderada por su parte.
Para acabar, señor presidente, todo lo que sea implementación de medios, usted lo ha dicho dicho.
¿Cuál es el problema del ministerio fiscal? Su escasez de medios, ya que tiene el porcentaje más bajo de
Europa por cada 100.000 habitantes. Esto es particularmente grave en determinados ámbitos, como el de
la siniestralidad laboral, por ejemplo, donde son permanentes y recurrentes las quejas de los fiscales
especializados ya que no pueden llegar a atender los delitos que se cometen contra los trabajadores en
ese ámbito.
Acabo, señor presidente, de verdad. En el ámbito de la violencia contra la mujer, una especialización
real, que ni siquiera afecta a los órganos especializados porque son órganos de instrucción a los que se
les encomienda esta función sin una especialización como se acomete desde la escuela judicial en
relación con los juzgados de lo mercantil, por ejemplo. Una especialización de estas características sería
muy pertinente para conocer esta fenomenología criminal que en este momento nos abruma tanto.
En cuanto al ámbito de la corrupción, el Consejo General del Poder Judicial es más ambicioso. El
señor Lesmes compareció aquí y se ofreció a realizar actuaciones de reproche, de represión de esta
fenomenología que está provocando desafecto y deterioro en relación con la percepción ciudadana de las
instituciones públicas e incluso ofreció su inspección para actuar contra los delitos de corrupción política
y su participación en órganos internacionales en cuanto que estos delitos normalmente son transnacionales,
por ejemplo en Eurojust, para la represión de esta fenomenología y actividades formativas específicas
para delitos que son de naturaleza técnicamente muy compleja. Nos gustaría oír alguna reflexión por su
parte sobre estas cuestiones. En todo caso, yo, al igual que el presidente de la Comisión, que me está
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El señor PRESIDENTE: Señor Olabarría, ahora la luz roja ya significa que su tiempo ha terminado.
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quitando la palabra y al que voy a parafrasear para que me dé un poco más de tiempo, le deseo mucha
suerte en una función en donde esperemos que el viejo aforismo de Horacio que antes hemos citado no
se vuelva a reproducir y por fin podamos contar con una fiscalía que, como los buenos árbitros en los
partidos de fútbol, sencillamente pase desapercibida, que no se hable de ella. Desde esa perspectiva, le
deseo suerte en sus funciones.
La señora DÍEZ GONZÁLEZ: Empiezo dando la bienvenida a la señora Madrigal, agradeciéndole su
intervención y el esfuerzo físico que ha realizado, así como también el contenido, la forma y el fondo de la
misma, ya que para esta portavoz ha sido agradable escucharle. También le felicito por las palabras que
ha dicho y por los compromisos que ante nosotros ha adquirido.
Decía al inicio de su intervención, señora Madrigal —quizá previendo alguna de las cuestiones que se
podrían suscitar—, que esta no era una sesión de trámite. Lamentablemente lo es porque nosotros mismos
nos preguntamos: ¿qué pasa si votamos en contra? No está previsto qué ocurre si aquí no votamos su
idoneidad, aunque ya sé que no le va a dar un ataque al Grupo Popular, que es quien la ha propuesto.
Realmente no hay una previsión porque el nombramiento del fiscal no recae hoy en la potestad
parlamentaria, no lo decidimos en el Parlamento, que es una propuesta que nuestro grupo sostiene y que
el señor Olabarría acaba de citar también como suya. No es el Parlamento quien la elige; la ha elegido el
Gobierno y la va a nombrar el rey. Usted comparece ante nosotros y ha tenido un informe previo por
unanimidad del Consejo General del Poder Judicial, es decir, usted reúne las condiciones previstas por la
ley, pero este es un trámite en el que verdaderamente no podemos —usted lo sabe bien— evaluar su
idoneidad porque no es procedente, no nos da tiempo, no tenemos la capacidad y sobre todo no pasa
nada si no se la damos. Eso es suficiente para que nos demos cuenta de que aunque el trámite
parlamentario lo cubrimos, es un trámite parlamentario. Realmente lo que a esta portavoz le gustaría es
que la siguiente vez que un candidato o una candidata a fiscal general del Estado comparezca ante
nosotros sea porque va a ser votada por un porcentaje de al menos tres quintos de los parlamentarios y
el fiscal o la fiscal general va a ser elegido por el Parlamento; no elegido por el Gobierno, tramitado
después y finalmente nombrado por el Parlamento.
Entiéndame, señora Madrigal, esto no es un reproche a usted, no lo interprete como tal, pero este es
el ámbito en el que lo debemos plantear. Esta comparecencia tiene, a juicio de mi grupo parlamentario, un
vicio de origen porque no permite que el Parlamento elija al fiscal general del Estado y eso es malo para
la democracia.
Decía usted al finalizar su intervención —parafraseando a Wilson— que lo que es bueno para el
ministerio fiscal, es bueno para el Estado de derecho. Comparto absolutamente, como no podía ser de
otra manera, esa afirmación, por eso, a pesar de todas estas prevenciones y de que en relación con estas
prevenciones de origen que le citaba no podré avalar su candidatura, le deseo lo mejor y le deseo que se
cumpla. Lo mejor para el ministerio fiscal —en eso no comparto la opinión del portavoz que me ha
precedido en el uso de la palabra— no es que usted pase desapercibida. No quiero que usted pase
desapercibida, quiero que el ministerio fiscal vaya por delante siempre en defensa de los más débiles, tal
y como usted ha planteado; que sea efectivamente el que defienda el interés general; que el ministerio
fiscal no vaya por detrás de reclamaciones que hacen los particulares, como sabe usted que muchas
veces ocurre, ya que a veces espera a que la causa esté suficientemente madura para comparecer,
cuando ya ha habido otras instancias y otros particulares que han comparecido en defensa del interés
general, que es la obligación de la fiscalía en primera instancia. Quiero que usted esté ahí, en la vanguardia,
que no esté en la retaguardia, como, a nuestro juicio, ha estado el ministerio fiscal en esta legislatura en
demasiados casos importantes de corrupción política, por detrás, esperando a que maduraran los asuntos
o a entrar cuando no le quedaba otro remedio. Señora Madrigal, espero y deseo —lo digo con absoluta
sinceridad— que esto no se produzca en su caso, que el sistema por el que se elige al fiscal general
determina a veces los comportamientos. Espero que el a veces no se produzca en su situación, que no
determine su comportamiento.
Yo llevo dos legislaturas en el Congreso de los Diputados —la anterior y esta— y hemos visto a un
fiscal general del Estado que, como está nombrado de facto por el Gobierno, como tocaba estar a bien
con ETA, decía que la justicia había de esperar a que las togas se mancharan con el polvo del camino. Y
hemos visto otro momento en el que si el Gobierno de la nación espera o selecciona los casos de corrupción
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El señor PRESIDENTE: Corresponde el turno al Grupo de Unión Progreso y Democracia. En su
nombre, tiene la palabra la señora Díez.
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en los que intervenir, la fiscalía espera y selecciona los casos de corrupción en los que intervenir. Por eso
la independencia del ministerio fiscal es algo tan inseparable de la democracia, como usted ha puesto de
manifiesto en su propia intervención y como yo reivindico también en estos momentos.
La última vez que tuvimos oportunidad de hablar con su predecesor fue el 25 o el 26 de noviembre,
hace nada, para analizar la memoria de la fiscalía y algunas de las cuestiones que en la misma se ponían
de manifiesto como problemas para un correcto ejercicio de su ministerio fiscal, un correcto ejercicio en
defensa de los intereses generales. Yo le quiero preguntar sobre algunas de las cuestiones que aparecen
como problemas en esa memoria porque usted ha hecho un recorrido por todas las cosas que están entre
sus objetivos —todos prioritarios, como muy bien ha señalado— y yo no puedo por menos que preguntarme
y plantearme: ¿con qué presupuesto y con qué medios materiales va a hacer esto? Usted, en su
intervención, citando un informe Greco, decía textualmente que no tienen autonomía presupuestaria. Sin
autonomía presupuestaria, sin presupuesto suficiente, sin dotación de medios humanos suficientes,
¿cómo se puede hacer esa tarea de la que usted ha hablado? Los reyes han pasado, se han acabado,
hasta dentro de un año no se puede volver a pedir a los reyes magos. También el presupuesto ha pasado,
que es otra especie de carta. ¿Con qué medios materiales y humanos, con qué medios presupuestarios,
con qué autonomía presupuestaria, que usted misma denuncia que no tiene, va a acometer esa tarea
titánica, imprescindible, urgente y necesaria? Una de las peores cosas que se puede producir en la vida
política española, en la que hay tanta lejanía entre los ciudadanos y las instituciones políticas, es generar
falsas expectativas. Eso es muy frustrante, y la verdad no creo que usted esté de acuerdo con el número
de fiscales que tiene. ¿Cree que el número de fiscales, incluyendo los 137 alumnos graduados que se
acaban de incorporar, es suficiente para garantizar el normal funcionamiento del ministerio fiscal? Hay 20
fiscales anticorrupción en España, si no tengo mal los datos. El total de la plantilla anticorrupción son 100
personas; es la décima parte de los grandes gabinetes jurídicos de España. ¿Con esos medios humanos
se puede hacer la tarea que usted ha señalado que tiene que hacer y que toda la sociedad española sabe
que el ministerio fiscal tiene que acometer? Le preguntaría también si piensa, como su antecesor, al que
usted ha citado —a mi juicio correctamente—, que no todos tienen en España interés en que la justicia
sea rápida y eficaz. Él se refería, con el todos, a los que tenían capacidad para hacer que las cosas
cambiaran, naturalmente, no a las víctimas de que la justicia no sea eficaz y rápida.
Me gustaría preguntarle también cuáles son a su juicio los principales problemas de organización y de
gestión de la Administración de Justicia que dificultan la persecución de los delitos, porque, citando
también el tema de la corrupción política, hay una cuestión que por lo menos está reseñada en la memoria
fiscal, y es no solamente la falta de medios sino también la falta de datos homogeneizados para perseguir
la corrupción. El fiscal que le precedió en el cargo que usted ocupará sin ninguna duda, señalaba en esa
memoria que ni siquiera se puede saber cuántas causas de corrupción hay abiertas en España porque no
hay datos homogeneizables. Eso es algo insoportable en términos de una justicia y de una democracia de
calidad. Me gustaría saber también si piensa, en relación con la corrupción que le estaba citando, actuar
como desgraciadamente actuó su predecesor en esta materia en demasiados casos, esperando antes de
actuar, esperando a que actúen otros en las causas de corrupción política, sobre todo en las grandes
causas de corrupción política. Me gustaría saber si va a esperar a que los escándalos sean ya imposibles
de tapar o va a ir por delante para que los demás podamos ir por detrás o no tengamos siquiera la
necesidad de ir porque ustedes, desde el ministerio fiscal, cumplen con su obligación.
En suma, señora Madrigal, esta portavoz de Unión Progreso y Democracia no puede opinar sobre su
idoneidad profesional porque no es eso lo que nos corresponde juzgar en un ámbito parlamentario como
este. No me parece idóneo que el Gobierno de la nación decida elegirla sin tener el más mínimo contacto
con los grupos parlamentarios, por lo menos con este grupo parlamentario. Es verdad que la ley lo habilita
para que lo haga de esa manera, pero si uno quiere que la fiscalía represente realmente lo que el ministerio
fiscal tiene que representar y que sea autónoma, independiente y no la fiscalía general del Gobierno de la
nación, aunque en la Constitución ponga lo contrario, hay formas de hacer las cosas de otra manera. No
le quiero decir que usted está bajo sospecha, porque no es usted, sino quien la ha elegido utilizando este
método.
El señor PRESIDENTE: Señora Díez, le ruego que vaya concluyendo.
La señora DÍEZ GONZÁLEZ: Termino.
Nada me gustaría más que al finalizar esta legislatura poder decir en este mismo foro, en un foro
parlamentario, que usted cumplió con su obligación, que usted fue una fiscal independiente que hizo que
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la fiscalía fuera independiente, que usted estuvo siempre al frente, en la vanguardia, en la defensa de los
más débiles, defendiendo el interés general, al margen de los intereses del Gobierno de turno. Nada me
gustaría más que eso. Seguiré defendiendo, en todo caso, que se reforme la Constitución, que el fiscal se
elija por otro procedimiento, pero me encantaría que usted demostrara que, aunque el procedimiento
inicial no sea el idóneo, desde nuestro punto de vista, usted ha estado por encima del procedimiento y ha
cumplido con su obligación. Lamentablemente hoy no podré avalar su idoneidad, pero sinceramente le
deseo lo mejor. Le deseo que sea de verdad lo que ha explicado que va a ser, aunque realmente no tiene
medios materiales ni humanos, pese a que tenga toda la voluntad para que eso sea así.
El señor LLAMAZARES TRIGO: En primer lugar, quiero agradecer su comparecencia, doña Consuelo,
y por otra parte adherirme a las declaraciones que están haciendo los grupos parlamentarios de repulsa
del atentado de París.
Coincido con usted en que esta comparecencia no es un trámite. Incluso en el caso de la discrepancia
de mi grupo con respecto a la fórmula de elección del fiscal general del Estado no quiero olvidar que esta
comparecencia tiene que ver con una reforma de 2007 que pretendía dar carta de naturaleza a esa
autonomía funcional del ministerio fiscal, por una parte obedeciendo a un informe del Consejo General del
Poder Judicial y, por otra parte, con una comparecencia ante el Congreso de los Diputados. El hecho de
que sea un mecanismo escabinado y que yo no esté de acuerdo con él no le quita importancia a este acto,
que vuelvo a decir —coincido con usted— que no es un trámite, es un requisito indispensable. Creo que
con su comparecencia le ha dado contenido a ese requisito. No se ha limitado a presentar su currículum
para valorar la idoneidad de su candidatura, de su propuesta, sino que ha hecho una referencia general a
lo que podría ser un programa de la fiscalía. Sobre todo en relación con la garantía de los derechos de los
más vulnerables estamos de acuerdo. Pero yo creo que se olvida algo fundamental, y me ha recordado la
Revolución Francesa y el pronunciamiento del rey cuando tuvo conocimiento de la revolución, y era que,
para él, París y Francia estaban en una situación de normalidad. Pues usted no llega aquí como
consecuencia de una situación de normalidad, ni siquiera llega a un terreno minado, como ha dicho el
señor Olabarría, llega usted a un campo de batalla, sépalo. Además, su comparecencia se produce como
consecuencia de la quiebra del estatuto fiscal, de la debilidad del estatuto fiscal para mantener la
independencia del ministerio fiscal. Quien debería haber comparecido aquí antes de su intervención es el
dimisionario, porque el dimisionario no responde únicamente al nombramiento del Gobierno —ya no
estamos en la época previa a la ley de 2007—, responde a un informe del Consejo General del Poder
Judicial y a una comparecencia en esta Cámara. Yo creo que, sacando las consecuencias del espíritu y
de la letra de la ley, el dimisionario debería haber dicho sus razones personales ante los órganos que
participamos en su nombramiento. Si votamos o no, cada uno tenemos nuestra posición, pero debería
haberlo hecho ante los órganos que han participado en su nombramiento. Es decir, tenemos una crisis no
cerrada, porque en democracia las crisis solamente se cierran con explicaciones, no con razones
personales. El fiscal general del Estado dimisionario no ha dado explicaciones, con lo cual digamos que
la crisis permanece abierta. Si la modificación del estatuto fiscal en 2007 tuvo como motivo acentuar la
independencia del fiscal general del Estado mediante varios mecanismos —uno de ellos era este
mecanismo escabinado, pero otro mecanismo era los cuatro años de ejercicio y otro más era acotar las
razones de cese y decir que el cese estaba en el ámbito del Consejo Fiscal y no del Gobierno—, eso ha
saltado por los aires. Ha cesado por motivos personales, no sabemos la opinión del órgano de gobierno
de los fiscales, no sabemos la opinión del resto de las instituciones, ni tenemos la información de las
causas de ese cese o de esa dimisión. Por tanto, puestos a especular, podemos especular con todo. Eso,
en mi opinión, significa un punto de partida muy negativo con respecto a la Fiscalía General del Estado.
Concluyo esta primera parte. La Fiscalía General del Estado está en crisis, el estatuto fiscal ha
quebrado, el modelo de estatuto fiscal de 2007 que nos dimos quiebra a través de una salida o de una
huida de los mecanismos de control, que es la dimisión por motivos personales, y aquí estamos con un
nombramiento, en este caso a propuesta del Gobierno, de una nueva fiscal general del Estado. ¿Por qué
hago esta introducción? Porque la primera pregunta que tengo que hacerle, señora Madrigal, es qué ha
exigido usted al Gobierno para aceptar este cargo, qué le ha exigido al Gobierno, porque los méritos que
tenía el señor Torres-Dulce se parecen mucho a los suyos: una larga carrera fiscal, un papel importante
en el escalafón, también desde el punto de vista profesional un currículum importante, pero no ha servido
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El señor PRESIDENTE: A continuación, corresponde el turno al Grupo de La Izquierda Plural. En su
nombre, el señor Llamazares tiene la palabra.
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de nada. Al cabo de ni siquiera la mitad de su mandato, se ha quebrado el mandato y estamos en una
crisis del ministerio fiscal. ¿Qué le ha exigido usted al Gobierno para que eso no vuelva a ocurrir? Porque
en política —lo he dicho antes— no se sale de las cosas aduciendo razones personales, hay razones
políticas, pero, por otra parte, en esta materia, nosotros tenemos que pensar que han sido los conflictos
lógicos en democracia, pero llevados al límite entre el Ejecutivo y el Poder Judicial —del que forma parte
el ministerio fiscal de manera funcional—, los que han dado lugar a la dimisión del fiscal general del
Estado. Además, no ha sido la única. Si se fija usted, dimisión del ministro de Justicia, dimisión del fiscal
general del Estado y dimisión de una miembro permanente del Consejo General del Poder Judicial. ¿Tiene
que pasar algo más para decir que estamos en una crisis y que la justicia se ha convertido en un campo
de batalla? Creo que ya no se puede buscar nada más, a no ser que estemos en la dinámica de que dimita
el presidente del Consejo General del Poder Judicial, pero no estamos ahí todavía. Por tanto, la primera
pregunta es esa, qué ha exigido usted al Gobierno para aceptar este cargo para el que usted es tan idónea
como lo era el señor Torres-Dulce, pero en el que el señor Torres-Dulce no ha durado ni la mitad de su
mandato. ¿Qué le ha exigido?
En segundo lugar, si usted no le ha exigido nada o aun exigiéndolo usted, ¿qué le ha exigido el
Gobierno, qué le ha pedido el Gobierno a usted para proponerla? ¿Le ha pedido sumisión? Porque lealtad
yo creo que el señor Torres-Dulce la tenía toda, incluso, para los grupos de la oposición, excesiva, pero
no fue suficiente. El Gobierno pedía sumisión. ¿Le ha pedido el Gobierno sumisión, la sumisión de la
Fiscalía General del Estado al Gobierno con relación a causas de corrupción o con relación en general a
las prioridades políticas del Gobierno en materia de justicia? Creo que eso hay que aclararlo.
En tercer lugar, como consecuencia de las dos preguntas anteriores, ¿qué garantías nos da usted a
los órganos que participamos en su nombramiento de que va a mantener la independencia, la autonomía
y la neutralidad de la Fiscalía General del Estado en un momento, como he dicho antes, de quiebra del
estatuto fiscal y de crisis de la justicia? Considero que es muy importante que responda a esas preguntas
parlamentarias.
La segunda parte de mi intervención tiene que ver con aspectos de su idoneidad. No quiero ocultar en
esta materia que me produce una especie de pudor, pero prefiero este pudor, esta situación de vergüenza,
a luego avergonzarme cuando vea estas situaciones en los medios de comunicación. Prefiero preguntar
antes y que la Comisión lo sepa, porque estos hearings del Congreso de los Diputados se han convertido
desgraciadamente a veces en un trámite, pero luego ese trámite lo pagamos los diputados y la institución,
por ejemplo, en el nombramiento de uno de los miembros del Consejo General del Poder Judicial por parte
del Senado. ¿Sabía el Senado que estaba imputado? ¿Lo sabía el Senado? ¿Alguien le preguntó si
estaba imputado? (Rumores). Nadie, y eso yo no lo voy a hacer otra vez. Aparte del currículum, quiero
tener la seguridad de que la futura fiscal general del Estado no pertenece ni ha pertenecido a la fuerza
política que la propone. Quiero tener la garantía de que no ha asesorado a esa fuerza política, a su grupo
parlamentario, porque nos hemos encontrado con esas causas en el Tribunal Constitucional. (Rumores).
Quiero tener esa garantía, quiero saberlo. Estoy en mi derecho de preguntarlo y de saberlo.
El señor PRESIDENTE: Señor Llamazares, vaya concluyendo, por favor.
El señor LLAMAZARES TRIGO: Estos hearings, señor presidente, son importantes en mi opinión.
El señor LLAMAZARES TRIGO: Quiero saber si la señora fiscal general en el futuro va a servir a dos
señores, y me remito explícitamente a Mateo: a dos señores. Si va a servir a los derechos de los ciudadanos
o a su confesión religiosa, porque no me ha gustado nada —tengo que decírselo claramente— su firma
en un manifiesto —tiene usted todo el derecho a la libertad de expresión— manifiestamente falso que
hablaba de fraude generalizado en la interrupción voluntaria del embarazo, calificación —el de fraude—
que en una fiscal es una imprudencia, porque no fue demostrado en ningún caso, ni siquiera de forma
individual. No fue demostrado como fraude generalizado ni fue demostrado ni siquiera como fraude
individual, porque esas causas quedaron cerradas, las causas de 2008, que fueron una causa general
contra las clínicas de interrupción voluntaria del embarazo. Quiero preguntarle también si pertenece a una
organización religiosa, lo cual me parece perfectamente legítimo (Rumores), pero también me parece
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El señor PRESIDENTE: No lo duda nadie, pero su tiempo ha terminado y yo le advierto. He dicho que
vaya concluyendo, no que concluya.
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necesario que lo conozca el Congreso de los Diputados, porque no es el derecho... (Varios señores
diputados pronuncian palabras que no se perciben).
El señor PRESIDENTE: Señorías, silencio.
El señor LLAMAZARES TRIGO: No, señorías, no es el derecho por parte de cualquier ciudadano a
acogerse a la libertad…
El señor PRESIDENTE: Señor Llamazares, un momento por favor.
Señorías, les ruego guarden silencio, y al señor Llamazares le ruego que vaya concluyendo.
El señor LLAMAZARES TRIGO: No es una ciudadana más, va a ser la fiscal general del Estado.
(Continúan los rumores).
El señor PRESIDENTE: Silencio, señorías.
El señor LLAMAZARES TRIGO: Le pregunto si tiene también alguna cuenta en el extranjero. Quiero
preguntárselo, no quiero sorprenderme y avergonzarme cuando eso aparezca en los medios de
comunicación, que estoy seguro de que no va a ser así. También, como le he dicho antes, si ha tenido
algún proceso o está en algún proceso de carácter judicial. Creo que son preguntas mínimas que en
cualquier hearing de un país anglosajón serían las preguntas previas y aparecerían en el curriculum vitae
de la compareciente. Por tanto, me parece necesario hacerlas. (Varios señores diputados pronuncian
palabras que no se perciben).
Termino, señorías, no se pongan nerviosos, que voy a hacerlo de una forma más suave, valorando su
comparecencia, valorando el programa que nos presenta, que ya quisiéramos que pudiera desarrollarse
desde el punto de vista de los recursos y de la organización, pero estableciendo una duda que también
planteé al presidente del Consejo General del Poder Judicial, que hizo una propuesta muy parecida. Las
secciones de investigación pueden tener la naturaleza de apoyo a las investigaciones del fiscal y del juez
natural o pueden ser un órgano de control de los fiscales y de los jueces naturales y tenemos todo el
derecho a tener la duda porque hemos visto demasiado a lo largo de estos tiempos.
Termino, futura señora fiscal general del Estado. Me ha gustado en especial la alusión a la garantía de
los derechos de los más débiles, precisamente porque la imagen de la fiscalía en los últimos meses ha
sido la contraria. La imagen de la fiscalía en los últimos meses en casos llamativos para el Estado ha sido
la de una fiscalía al servicio del Gobierno y de la razón de Estado antes que al servicio de los ciudadanos.
Ha sido una fiscalía defensora de acusados con posibles, en todos los sentidos, más defensora de los
acusados que defensora de la víctimas, en este caso de las víctimas más débiles. Me refiero también al
caso de la infanta, que es bastante conocido. En ese sentido, señora fiscal, saludo su comparecencia. No
contará, porque no se va a votar en esta Cámara, con mi voto. Contará con mi vigilancia, con la vigilancia
de mi grupo parlamentario de su acción, y valoro especialmente su compromiso con los derechos,
especialmente con los derechos de los más débiles.
El señor JANÉ I GUASCH: Señor presidente, señorías, en primer lugar, en nombre de Convergència
i Unió quiero dar la bienvenida al Congreso de los Diputados y a esta Comisión de Justicia a la candidata
propuesta para ser nueva fiscal general del Estado.
En nombre de Convergència i Unió quisiera unirme a la repulsa y condena al ataque a la libertad, al
ataque a la democracia y al ataque a la dignidad humana que se produjo ayer con los atentados terroristas
acaecidos en Francia. Por tanto, quiero mostrar nuestra solidaridad con todas las víctimas, nuestro apoyo
institucional a todos aquellos que luchan contra el terrorismo en cualquiera de sus formas, así como
nuestro apoyo absoluto también al ministerio fiscal en esa lucha, a todas las Fuerzas y Cuerpos de
Seguridad y a todos los ciudadanos, porque es una amenaza, no podemos bajar la guardia y, por tanto,
quisiera que mis primeras palabras fueran de condena absoluta a ese ataque, a ese atentado terrorista
contra la vida humana, contra la dignidad de las personas, contra la libertad de expresión y contra la
propia democracia. Que estas sean nuestras primeras palabras.
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El señor PRESIDENTE: Corresponde el turno al Grupo Parlamentario Catalán de Convergència i Unió
y en su nombre el diputado Jané i Guasch tiene la palabra.
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Decía al inicio que dábamos la bienvenida a la candidata propuesta. Hoy se ha discutido lo que en
todo caso, si se hace, debe ser una modificación de la Constitución, de su artículo 124, porque a nosotros
no nos gusta el actual sistema, a Convergència i Unió no le gusta cómo está funcionando el actual sistema.
A usted la propone un Gobierno y es así porque lo establece el Estatuto orgánico del ministerio fiscal y lo
dice el artículo 124 de la Constitución, la propone un Gobierno y —eso ya no lo dice el artículo 124— cesa
cuando cesa el Gobierno que la ha propuesto. Por tanto, usted es la fiscal de un Gobierno, es la fiscal
general del Estado, pero pasará a ser la fiscal vinculada al mandato de un Gobierno determinado. Este es
el esquema que nos hemos dado. Cierto es que no era obligatorio que cesara usted cuando cesa el
Gobierno que la nombró. Algunos grupos parlamentarios, entre ellos Convergència i Unió, proponíamos
que el mandato de un candidato propuesto a fiscal general del Estado fuera superior en años al de una
legislatura. Eso produciría que a lo mejor hay una alternancia de Gobierno, pero que el perfil del fiscal
general del Estado, aunque solo fuera temporalmente, no coincidiese con el del Gobierno que le nombra.
Este es un aspecto importantísimo. Debemos modificar ese esquema —lo han dicho tanto el señor
Olabarría como otros portavoces— que hoy es constitucional de ligar al fiscal con un Gobierno.
Nosotros no discutimos la buena exposición que ha realizado ante esta Comisión de Justicia ni los
méritos que usted tiene acreditados en su carrera jurídica y en su carrera en el ministerio fiscal, aunque
no los podemos avalar. Nos vamos a abstener en este sentido de avalar o no estos méritos en tanto que
usted hoy viene propuesta por un Gobierno ya en una situación anómala, de la que usted no es culpable.
La situación anómala viene dada por el hecho de que el anterior fiscal general del Estado ha renunciado,
lo que no es un hecho menor. La renuncia de un fiscal general del Estado en pleno mandato no es un
hecho menor, ni lo es cómo se produce y en qué contexto se produce esa renuncia de su antecesor, del
señor Eduardo Torres-Dulce, a quien nadie negaba los méritos, la capacidad y el respeto a su itinerario y
capacidad jurídica, nadie se lo negaba, pero ese fiscal ha renunciado, y renuncia en un contexto en el que
el propio Libro Blanco del ministerio fiscal expone con rotundidad que debe reforzarse la institución del
ministerio fiscal y dotarla de mayor autonomía.
Hoy usted en su intervención nos ha expuesto su propósito de que quiere que el ministerio fiscal sea
autónomo y eficaz. Pues bien, esa autonomía se ha visto gravemente lesionada, esa autonomía que
propugna el libro blanco que se presentó el año pasado, esa autonomía que propugnaba el anterior fiscal
general del Estado, que se comprometió ante esta Cámara a defenderla, pero que finalmente ha tenido
que renunciar, porque ha habido interferencias políticas ante esa autonomía que se pretende, y eso, más
que reforzar la imagen del ministerio fiscal, la perjudica; eso, más que reforzar la institución, la aleja de la
ciudadanía.
Cada uno puede traer aquellos ejemplos que haya percibido. Desde Convergència i Unió le traemos
un ejemplo claro, un ejemplo directo y un ejemplo cercano. Para nosotros la interposición por parte y por
orden del fiscal general del Estado de una querella contra el presidente de la Generalitat de Catalunya,
contra la vicepresidenta del Gobierno de la Generalitat y contra su consellera d’Enseignement por un
proceso participativo, lesiona gravemente la imagen del ministerio fiscal. Las interferencias políticas
previas a la interposición de la querella con portavoces del grupo popular, con miembros del Gobierno
anunciando que se presentaría, antes de que lo hiciera el propio fiscal general del Estado, es una
interferencia política que lesiona y pone en duda esa autonomía y que genera una grave desafección.
Usted hoy decía —y lo compartimos— que la corrupción causa desafección. Esa sí debe ser una
prioridad del ministerio fiscal, como la lucha contra cualquier forma de terrorismo, como la lucha a favor
de los discapacitados, de aquellos que sufren más. Todos compartimos ese programa que nos ha expuesto.
Compartimos su itinerario al frente de la Fiscalía en el área de menores, la elogiamos, pero respecto a lo
que deben ser prioridades, en Cataluña causa estupefacción. Causa asombro que una prioridad de la
Fiscalía General del Estado y del ministerio fiscal haya sido querellarse ante un proceso participativo,
querellarse cuando en democracia 2.344.000 personas acuden a participar. Esto es un valor en democracia,
y ante ese valor en democracia, tanto que hablamos de regeneración y de participación democrática,
acuden muchas personas, en un proceso que no era una consulta, que no era un proceso decisivo, no se
tomó ninguna decisión —por tanto no se vio afectado ningún principio constitucional que supusiera una
alteración porque más de 2.300.000 personas acudieran libremente participar—. Ante ese proceso
participativo, ¿cuál es la respuesta de la justicia, de la fiscalía? Una querella contra un presidente, el de
Cataluña, contra una vicepresidenta de su Gobierno y contra la consellera d’Enseignement. Esto no se
entiende. Esto sí que aleja a la fiscalía de lo que los ciudadanos esperamos de esa fiscalía.
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Usted hoy ha dicho al inicio de su intervención, y tiene razón: Vengo a escuchar a los portavoces
parlamentarios. Porque los portavoces representamos, cada uno, a unos ciudadanos que nos han dado
confianza y en su conjunto representamos a toda la sociedad. Ante ese ofrecimiento de escucharnos, le
pido que escuche a este portavoz de Convergència i Unió, que le escuche cuando le traslada que es un
grave error haber interpuesto una querella ante el proceso participativo del 9 de noviembre, un grave error.
Aún estamos a tiempo de que desde el ministerio fiscal, en ese iter procesal que se irá siguiendo, se
tomen las decisiones adecuadas para que esa querella no siga en todos sus trámites posteriores de
recursos que se podrían interponer. Puede hacer mucho la fiscal general del Estado y le pedimos esa
sensibilidad, porque ha sido un error que aleja la justicia de la ciudadanía. La gente en Cataluña la ve con
distancia cuando, con todo lo que está ocurriendo, con esa grave amenaza del terrorismo que estamos
padeciendo y de la que nadie estamos exentos —fui portavoz en la Comisión del 11-M y vi de qué forma
tenemos todas las luces de alarma encendidas—, tenemos que priorizar, pero que una de las prioridades
haya sido ir precisamente contra un proceso participativo en Cataluña no lo entendemos, pedimos una
rectificación y nos sorprende que, justamente en ese proceso de tanta interferencia política, de
declaraciones previas a la interposición de la querella, precisamente después de ello, lo que se haya
producido haya sido una renuncia del fiscal general del Estado. Sin ninguna duda, desde Convergència
i Unió —ya lo dijo nuestro portavoz el señor Duran i Lleida— creemos que aquí ha habido una interferencia
política que el anterior fiscal general del Estado no pudo llegar a asumir, vio cómo se debilitaba la autonomía
que él defendió ante esta Cámara y por eso finalmente se produce la renuncia. De ahí que nosotros le
pidamos a la nueva fiscal general del Estado, desde esa trayectoria que la avala en su pasado, que no
permita injerencias políticas, que se dedique a esas prioridades que hoy ha anunciado aquí, prioridades
incluso en un nuevo proceso penal. Si llegara a modificarse la Constitución y se rompiera esa dependencia
que existe entre nombramiento y cese de un Gobierno y nombramiento y cese de un fiscal general, si
consiguiéramos romper eso, evidentemente habría una mayor participación también del ministerio fiscal
en la fase de la instrucción. Avalamos todo lo que usted ha dicho de evitar esos macroprocesos. Avalamos
todas esas necesidades de que la justicia no llegue tarde. Tendrá toda la colaboración de Convergència i
Unió para ayudarla en ese empeño. Como hoy es un hearing —lo decía también el señor Llamazares—,
yo también le quería preguntar, porque tenemos un anteproyecto de ley orgánica que modificará la Ley de
Enjuiciamiento Criminal y tiene un artículo muy polémico,…
El señor JANÉ I GUASCH: Voy concluyendo, señor presidente.
... el artículo 588 bis.d.4.º, por el que se permite la intervención de las comunicaciones por decisión
directa del Ministerio del Interior o del secretario de Estado de Seguridad, un hecho anómalo que no existe
en la actual normativa y que ha generado un informe del Consejo General del Poder Judicial rechazando
este punto. Nos gustaría conocer su opinión sobre este aspecto, porque precisamente en este ámbito
usted tiene experiencia, sabe de qué forma tendríamos que modificar la Ley de Enjuiciamiento Criminal
para adaptarla a la protección de las comunicaciones y a las nuevas formas de las mismas. Usted llevó el
caso de la escuchas del Cesid. Tiene experiencia en esto y nos gustaría conocer su opinión. También nos
gustaría conocer su opinión sobre esa reforma acelerada del Código Penal que se está impulsando.
Por último, usted, en su larga trayectoria, ha realizado un máster, un curso de doctorado en derechos
humanos, y usted no debe desconocer, seguro, la doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos.
En una sentencia de 2 de octubre de 2001 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos decía lo siguiente:
En una sociedad democrática basada en el Estado de derecho, se debe ofrecer una adecuada oportunidad
de expresión de las ideas políticas que discutan un orden existente y cuya realización se proponga por
medios pacíficos. Pues bien, a pesar de esa doctrina del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de que
por medios pacíficos se permita la expresión de la ciudadanía, ante eso que ocurrió en Cataluña por
medios pacíficos, con un éxito de más de 2.300.000 personas, finalmente la respuesta que se ha recibido
desde la fiscalía es una querella penal. Estamos aún a tiempo de rectificar y le pedimos a la nueva
candidata propuesta para la Fiscalía General del Estado que rectifique. Termino ofreciéndole la colaboración
de Convergència i Unió en sus cometidos como ministerio fiscal y también deseándole éxito y suerte en
sus tareas.
El señor PRESIDENTE: Señorías, como saben, el presidente y la Mesa y Junta de Portavoces del
Congreso de los Diputados han convocado un minuto de silencio ahora a las doce en las puertas del
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El señor PRESIDENTE: Vaya concluyendo, señoría.
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La señora AGUILAR RIVERO: Como no podía ser de otra forma, el Grupo Parlamentario Socialista
quiere manifestar su más enérgica condena al atentado perpetrado en el día de ayer en París contra la
revista Charlie Hebdo, y mostrar su solidaridad con las víctimas y sus familias.
Dicho esto quiero comenzar mi intervención dando en nombre del Grupo Parlamentario Socialista la
bienvenida a esta Cámara a la señora Madrigal, y subrayando la importancia que tiene que hoy comparezca
en el lugar de representación del pueblo español, dicho en estrictos términos constitucionales, una
comparecencia que como se ha puesto de manifiesto en su momento no previó la Constitución, pero que
se incorporó en la reforma del Estatuto orgánico del ministerio fiscal de 2007, reforma que hizo posible que
ante una responsabilidad de tanta importancia concurriesen en el proceso los tres poderes del Estado, el
Ejecutivo, el Judicial, y el Legislativo, previamente a la designación y nombramiento final por su majestad
el rey.
Quiero igualmente, señora Madrigal, agradecer su intervención, en la que nos ha señalado los objetivos
que se plantea, las prioridades que tiene, en definitiva cómo va a afrontar su nueva responsabilidad. Ahora
bien, llegado este momento debemos analizar los motivos, las razones y el contexto en el que se produce
su comparecencia. Lo cierto y verdad es que hoy estamos aquí porque el día 18 de diciembre dimitió don
Eduardo Torres-Dulce, quien hasta ese momento ostentaba la responsabilidad de fiscal general del
Estado, para la que había sido nombrado para cuatro años, y a quien queremos aprovechando este
momento reconocer su trabajo y esfuerzo al frente de la fiscalía. Es una dimisión que, más allá de las
razones personales a las que elegantemente él aludió para explicar su decisión, debemos considerar
como un hecho excepcional y de extraordinaria gravedad. De ahí que mi grupo parlamentario en su
momento solicitara la comparecencia del presidente del Gobierno, que mucho nos tememos que una vez
más impedirá con su mayoría absoluta el Partido Popular.
Podríamos preguntarnos —le aseguro que nos gustaría conocerlo— qué es lo que ocurrió para que
se tuviera que ir, para que tuviera que dimitir el señor Torres-Dulce, máxime cuando el día 26 de noviembre,
es decir, veintidós días antes exactamente de que se produjera la dimisión, compareció ante esta Cámara
para dar cuenta de la memoria de la fiscalía, y planteó con convicción y decisión proyectos de futuro, y
además estableció compromisos para ir desarrollándolos a lo largo del tiempo, también a lo largo de este
año. Como quiera que el Gobierno hasta este momento no ha querido informar o explicar las razones, las
causas, y los porqués, estamos en nuestro derecho, más aún, tenemos la obligación de buscar las
respuestas, de hacer la lectura adecuada, y lo cierto y verdad es que mi grupo, al igual que otros grupos
de la Cámara, asociaciones fiscales, organizaciones judiciales, diferentes colectivos, partidos políticos y
medios de comunicación, la ha hecho. Al Grupo Parlamentario Socialista esa lectura le hace deducir que
estamos ante una dimisión de un fiscal general del Estado como consecuencia de la presión y de la
interferencia del Gobierno en su función; que estamos ante una dimisión consecuencia de las desavenencias
con el Gobierno, que no veía con buenos ojos la defensa a ultranza de la autonomía del ministerio fiscal
frente a todo y a todos; que estamos ante una dimisión como consecuencia del desencanto por la falta de
medios humanos y materiales en general, y en particular para potenciar la lucha contra la corrupción y la
delincuencia organizada; que estamos ante la dimisión de un fiscal que era molesto para el Gobierno, al
que le resultaban incómodas las opiniones que desde su mejor criterio expresaba; que estamos ante la
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Congreso. Entonces vamos a suspender la sesión para que todas aquellas personas que quieran acudir,
y con el permiso de nuestra compareciente, puedan hacerlo. Reanudaremos inmediatamente la sesión
con las intervenciones de los portavoces que están pendientes. (Pausa).
Señorías, reanudamos la Comisión que habíamos interrumpido.
Antes de continuar con los turnos de portavoces quiero señalar que la ponencia para la reforma del
Código Penal, que estaba convocada por la Mesa, oídos los portavoces de la Comisión, para las doce del
mediodía de hoy, dadas las circunstancias y que cuando se hizo esa convocatoria no había previsión de
tener esta sesión de la Comisión de Justicia, vamos a dejarla sin efecto, y oídos todos los señores ponentes
y portavoces de la Comisión, se convoca para las cuatro de la tarde en la sala Istúriz de este mismo
edificio, donde comenzaremos los trabajos de la ponencia para la reforma del Código Penal.
Ahora sí continuamos con el punto del orden del día, que como saben sus señorías, es la comparecencia
de doña Consuelo Madrigal Martínez-Pereda, propuesta para ocupar la responsabilidad de fiscal general
del Estado, y que habíamos interrumpido antes de finalizar los turnos de portavoces. Corresponde ahora
la palabra al Grupo Parlamentario Socialista, y en su nombre a su portavoz, la señora Aguilar, que tiene la
palabra.
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dimisión de un fiscal que, ante la actitud del Gobierno y del Partido Popular sobre determinados
acontecimientos y hechos que han sucedido y que son de singular importancia, puso de manifiesto las
discrepancias entre la fiscalía y el Gobierno, y estamos ante la dimisión de un fiscal general del Estado al
que faltó apoyo del Gobierno que lo propuso casi desde el primer momento. Y por si fuera poco a todo ello
se suman las manifestaciones realizadas por el señor Torres-Dulce en esta Cámara, entre las que señalaré
la referente a la autonomía de la fiscalía, cuando dijo: No toleraré nunca que el Gobierno me diga lo que
tengo que hacer, porque sería delito; si tengo que sostener posición contraria, la mantengo. Todo esto ha
acontecido con un Gobierno, el del señor Rajoy, que parece buscar en la fiscalía general más un brazo
ejecutor de sus políticas, de sus intereses, de sus objetivos, que un fiscal general del Estado que ejerza
su autonomía y sus funciones, según lo establecido en el artículo 124 de la Constitución y en el Estatuto
orgánico del ministerio fiscal. Además de cuanto hasta aquí hemos explicitado, todo lo acontecido tiene
también una gravedad extraordinaria si tenemos en cuenta que el ministerio fiscal, que es un órgano
institucional y procesal activo, tiene por misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad,
de los derechos de los ciudadanos, y del interés público tutelado por la ley, de oficio o a petición de los
interesados, así como velar por la independencia de los tribunales y procurar ante estos la satisfacción del
interés social, todo ello bajo los principios de legalidad, imparcialidad, unidad de actuación y dependencia
jerárquica.
Dicho esto, señora Madrigal, desde su experiencia y conocimiento por la responsabilidad que ha
venido ostentando, estoy segura de que usted es plenamente conocedora de todas las dificultades que va
a tener en el ejercicio del cargo, más aún con el precedente de cómo se ha actuado con su antecesor, y
teniendo en cuenta que, salvo que nos diga usted algo en contrario, no hay nada nuevo que haga pensar
que con usted el Gobierno va a actuar de forma diferente, máxime cuando el plazo de su mandato puede
ser breve, y teniendo en cuenta que estamos ante un año electoral. Mucho nos tememos —y siento tener
que decírselo— que el Gobierno no se lo va a poner fácil, señora Madrigal, que va a pedir de usted una
permanente conformidad con las actuaciones y los pasos que el propio Gobierno dé. Es por eso que, ante
la complejidad de la situación, en el tiempo en el que estamos y con el Gobierno que tenemos, mi grupo
parlamentario quiere conocer su criterio y respuesta ante diversos temas que sin lugar a dudas son
relevantes en su función diaria —a alguno se ha referido ya en su primera intervención—, pero nos
gustaría en relación con esos temas a los que ya se ha referido que diera un paso más en cuanto al
compromiso que en torno a ellos va a adquirir en el ámbito de la comparecencia que realiza ante esta
Cámara.
Le vamos a formular un conjunto de preguntas que previamente he tenido la oportunidad de entregarle,
tanto a usted como al presidente de la Comisión, para que quede constancia de las mismas en el «Diario
de Sesiones», y estoy convencida de que hará un esfuerzo para respondernos a ellas. La primera es:
desde su nueva responsabilidad, ¿va a defender la justicia como un servicio público? Segunda: ¿va a
adquirir algún compromiso singular en la defensa de los más desfavorecidos, no solo en términos generales
cuando nos ha hablado de los más débiles, de las personas con dificultades, de las personas con
discapacidad? ¿Hay algún compromiso concreto, algún paso más que quiera dar en ese sentido? ¿Cree
que hay medios humanos suficientes, después del ERE realizado por el Gobierno del Partido Popular, que
redujo más de mil jueces sustitutos y magistrados y trescientos fiscales sustitutos, y de que además, como
consecuencia de los recortes presupuestarios, no se haya cubierto la tasa de reposición, o por el contrario
va a exigir más medios humanos y va a solicitar un incremento de plantilla? ¿Tiene alguna certeza de que
le vayan a decir que sí para poder acometer con rigor y eficacia la función de la fiscalía? En cuarto lugar,
¿cree que hay medios materiales y tecnológicos suficientes para llevar a cabo las prioridades que usted
misma aquí nos ha fijado como propias para el desarrollo de su nueva responsabilidad? En quinto lugar,
¿va a demandar —pero de verdad; la ha referenciado— la singularidad presupuestaria para el Ministerio
Fiscal? Los presupuestos están hechos, el margen es escaso, los recortes también están consumados.
¿Cómo puede concretar en algún compromiso esta cuestión? En sexto lugar, ¿cómo valora la creación de
fiscalías especiales y fiscales delegados? Es cierto que ha hecho mención a ellos y una valoración de los
mismos, pero ¿cree que de verdad ese diseño está fortaleciendo la unidad de criterio? En séptimo lugar,
¿va a exigir más medios para la Fiscalía Anticorrupción? Hay que tener en cuenta que hoy es el problema
—usted misma lo ha dicho— que junto al paro preocupa más a la ciudadanía y afecta a la credibilidad de
las instituciones, de la política y de los políticos que servimos al conjunto de las ciudadanas y los
ciudadanos. Nosotros tenemos que manifestarle que todos los medios son pocos ante esta situación, y
que lo fundamental es que cuente con los necesarios para ejercer su función plenamente, que sea en esto
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exigente. Nosotros respaldaremos cuantas propuestas pueda realizar para que la Fiscalía Anticorrupción
pueda actuar con eficacia por que disponga de bastantes y suficientes medios. En octavo lugar, ¿va a
acordar el despliegue en todo el territorio de la Fiscalía Anticorrupción, que actualmente ni tan siquiera
algunas comunidades autónomas cuentan con ella? En noveno lugar, ¿va a exigir que la totalidad de los
fiscales anticorrupción tenga acceso a los datos de lucha contra el blanqueo de capitales? En décimo
lugar, ¿comparte el incremento de las penas que propone la reforma del Código Penal cuando de los
informes no se deriva esa necesidad? En undécimo lugar, señora Madrigal, ¿qué valoración le merece la
prisión permanente revisable? En duodécimo lugar, si la reforma del Código Penal pone en mayor medida
la respuesta penal sobre la peligrosidad que sobre la culpabilidad, ¿cómo valora este cambio en la
concepción de la respuesta penal? En decimotercer lugar, ¿considera razonable que la ley dé idéntica
protección al derecho a trabajar que al derecho de huelga, que está constitucionalmente considerado
como un derecho fundamental? Señora Madrigal, también nos gustaría conocer su criterio respecto a la
despenalización de determinadas faltas para incluirlas como infracciones administrativas en la Ley de
Seguridad Ciudadana, y de otra parte, la conversión de otro grupo de faltas en delito leve con el consiguiente
incremento punitivo, pero que van a seguir siendo enjuiciadas por el procedimiento previsto para las faltas.
¿Conoce, señora Madrigal, la reforma de la Ley de Enjuiciamiento Criminal? ¿Está de acuerdo —pero de
verdad, se va a comprometer y va a luchar por ello— con que la instrucción se lleve a cabo por la fiscalía?
¿Qué opinión le merece que el Ejecutivo pueda, sin autorización judicial, acordar interceptación de las
comunicaciones? Por otra parte, ¿cree necesaria una reforma de la Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo,
de salud sexual y reproductiva y de interrupción voluntaria del embarazo? De ser afirmativa su respuesta,
¿en qué sentido plantearía esta reforma? ¿Considera que las mujeres debemos tener el derecho a adoptar
libremente decisiones que afectan a nuestra vida sexual y reproductiva? La última pregunta, porque usted
ha hecho alusión a la cooperación internacional, a la lucha contra el crimen organizado y contra el
terrorismo internacional, ¿está de acuerdo con la modificación que realizó el Gobierno del Partido Popular
de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder Judicial relativa a la justicia universal?
Señora Madrigal, el portavoz del Grupo Popular en su intervención en el marco de la comparecencia
del señor Torres-Dulce dijo de él que era la persona más idónea para desempeñar el cargo, que era
complicado encontrar un nombramiento que colmara como este los anhelos de la carrera fiscal, que era
importante conocer que su aceptación estuvo condicionada —y subrayo condicionada— al respeto de la
autonomía fiscal por la que tanto ha luchado —le decía al señor Torres-Dulce—, aspectos para que sea
verdaderamente el defensor y representante de la sociedad, y no del gobierno de turno —probablemente
aquí esté la clave de todos los males, es decir, de la dimisión—. Se dijo además de él que era la persona
ideal y que sería un fiscal irrepetible y de película. Pero, fíjese, tras lanzarle todos estos halagos, dónde
ha llevado este Gobierno al señor Torres-Dulce. Con toda modestia me voy a permitir darle un consejo, y
es que tenga cuidado con quienes hoy le halaguen y le dediquen adjetivos tremendamente elogiosos.
Para finalizar diré que el Grupo Parlamentario Socialista, desde la oposición, como no todos somos
iguales, no vamos a hacer lo que hizo el Grupo Popular cuando en su momento estuvo en la oposición, y
un candidato a la fiscalía general del Estado compareció. Nosotros no dudamos de su profesionalidad y
le deseamos la mejor de las suertes. Esperamos, de verdad, que sea una buena fiscal general del Estado.
(Aplausos).
El señor CASTILLO CALVÍN: Señorías, en nombre del Grupo Parlamentario Popular quiero dar la
bienvenida a la candidata a fiscal general del Estado propuesta por el Gobierno, y agradecer su amplia y
magnífica intervención. No quisiera continuar sin mostrar mi agradecimiento y el de mi grupo parlamentario
al anterior fiscal general del Estado, don Eduardo Torres-Dulce, por la eficacia y entrega en el desempeño
de sus funciones, en cuyo ejercicio ha velado siempre por la defensa de la legalidad y del orden
constitucional, actuando con plena objetividad e independencia. Así lo reconozco ahora y así se lo ha
reconocido el Grupo Parlamentario Popular en todas y cada una de las comparecencias que ha tenido en
esta Comisión. Lo cierto es que han sido tres años de mucho trabajo con asuntos de gran importancia
para nuestra sociedad. Ha sido un trabajo desarrollado en momentos difíciles y de grandes tensiones, en
los que la fiscalía siempre ha mantenido su autonomía desde el rigor y con el máximo respeto al Estado
de derecho. Cuando el señor Torres-Dulce tomó posesión de su cargo afirmó que no venía a restar, sino
a sumar; dijo que venía con intención de trabajar para relanzar la carrera fiscal, reforzar su autonomía, y
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El señor PRESIDENTE: Finalizamos este turno con el Grupo Popular, y en su nombre tiene la palabra
su portavoz, el señor Castillo.
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convertirla en eje fundamental de una democracia sólida. Desde el primer momento ese fue su máximo
empeño, y en su desarrollo, como nos indicó a los miembros de esta Comisión, no iba a permitir presiones
ni injerencias de ningún tipo, tampoco del Gobierno. Si me he referido a las palabras con las que inició su
mandato, me parece oportuno recordar ahora aquellas otras con las que finalizó su última intervención en
esta Cámara, el pasado 26 de noviembre, con motivo de la presentación de la memoria anual de la
Fiscalía General del Estado correspondiente al año 2013. Con dichas palabras puso punto final a su
comparecencia, en la que, respondiendo a aquellos portavoces que llegaron a cuestionar su ecuanimidad
e independencia, vino a señalar con toda firmeza que nadie le había presionado.
Entiendo que algunos grupos de la oposición no quieran dejar pasar ninguna ocasión para atacar al
Gobierno, que para eso estamos en año electoral, y lo cierto es que una dimisión siempre se presenta
como una oportunidad propicia, aunque para ello haya que adornarla con cábalas, conjeturas y sospechas
sin fundamento, o bien obligue a aplaudir a quien antes tanto criticaban. Así es como entienden algunos
que deben ejercer con responsabilidad y coherencia sus tareas de oposición, por lo que no seré yo quien
entre a valorarlo y mucho menos a criticarlo. En todo caso creo que nadie de esta Comisión, nadie que
haya tenido la oportunidad de trabajar con el señor Torres-Dulce debería dudar de su palabra, como
tampoco de la claridad y valentía con la que expresaba sus opiniones, nos gustaran más o nos gustaran
menos, y también sus discrepancias. Con esa misma claridad fue con la que también hizo pública su
renuncia, una renuncia que justificó en motivos estrictamente personales. Por mi parte no voy a extenderme
más en este capítulo de agradecimientos, porque el motivo por el que estamos hoy aquí es precisamente
el que justifica la presencia de la señora Madrigal, que no es otro que evaluar su idoneidad, que no su
capacidad, pues una vez contemplado y examinado su currículum, creo sinceramente que queda
sobradamente demostrada.
Venimos pues a dar cumplimiento a un trámite cuya utilidad, como algún portavoz ya ha señalado,
puede ser cuestionable en tanto que la decisión de su nombramiento no corresponde a esta Cámara, pero
que en todo caso determina que en su proceso de nombramiento intervengan los tres poderes del Estado,
lo cual resulta muy positivo. Si el Gobierno ha formulado su propuesta lo ha hecho con la absoluta
convicción de que usted, señora Madrigal, es la persona más idónea para el desempeño de este puesto,
como así lo refrenda el hecho de que con carácter previo a la presente comparecencia el Consejo General
del Poder Judicial en acuerdo adoptado por unanimidad haya reconocido que sus méritos están fuera de
toda duda. El Consejo ha analizado su dilatada trayectoria profesional y ha concluido que, además de
reunir los requisitos legalmente exigidos para el puesto, por su condición de jurista española de reconocido
prestigio con más de quince años de ejercicio efectivo en la profesión, pues lleva en la carrera fiscal desde
el año 1980, acredita méritos sobrados para el desempeño del cargo, así que la propuesta que hoy nos
corresponde valorar no es más que la constatación de un justo reconocimiento a la magnífica labor que
ha desempeñado durante casi treinta y cuatro años en sus diferentes destinos, de la que me gustaría
destacar muy especialmente su última etapa como fiscal de Sala coordinadora de Menores. Precisamente
en estos últimos años, y gracias a sus comparecencias en el Senado, hemos podido conocer su empeño
y su esfuerzo para potenciar cada vez más el papel que juegan las fiscalías especializadas, muy
concretamente en la protección de los derechos de la infancia y en la atención a los derechos de los niños,
cuestión esta de gran importancia ética y jurídica, y con un interés social de primer orden, a la que ha
hecho referencia esta mañana. Es más, resulta muy destacable también que diferentes asociaciones de
fiscales, a las que por cierto usted no pertenece, como la Asociación de Fiscales y la Unión Progresista de
Fiscales, hayan valorado muy positivamente la decisión del Gobierno de proponer su candidatura. Es
indudable que se ha ganado con creces entre sus compañeros por su buen hacer una acreditada fama de
jurista solvente e íntegra en sus planteamientos, reconociendo así su trayectoria profesional, y este
aprecio de la carrera fiscal es sin duda el más difícil de los reconocimientos. Cuente con que este
reconocimiento, aprecio y respeto es igualmente compartido por el Grupo Parlamentario Popular, al que
represento en este trámite.
Me gustaría destacar ahora de su intervención el compromiso que usted ha manifestado por suscribir
el fortalecimiento institucional derivado del régimen estatutario del ministerio público, entendiendo la
importante responsabilidad que le corresponderá para dotar a la institución de los medios materiales y
humanos, de los instrumentos, de las garantías y del marco organizativo y funcional necesario para el
cumplimiento de su función. Esta pretensión que nos ha señalado de fomentar un ministerio fiscal como
magistratura de amparo cuenta con todo nuestro apoyo, pues no tiene otro objetivo que conseguir un
servicio más eficaz de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos, de la
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protección de los más débiles, y en particular de las víctimas de delitos. Igualmente es importante
reconocer que a la hora de someter a nuestra consideración los méritos y la idoneidad de su candidatura
haya apostado por seguir promoviendo, en línea con su antecesor en el cargo, el principio constitucional
de imparcialidad e independencia que le reclama el artículo 124.2 de la Constitución.
Voy a referirme ahora a un aspecto en el que ha incidido, concretamente a los fiscales adscritos a los
servicios especializados del ministerio público, que como sabemos vienen haciendo una labor
verdaderamente encomiable gracias precisamente a ese proceso de especialización funcional, permitiendo
afrontar de manera más eficaz la lucha contra la criminalidad. Por ello, compartimos con usted que esta
especialización debería incrementarse en el futuro, para lo que será necesario profundizar en la unificación
de esos criterios por parte del ministerio público, además de reforzar la coordinación y cooperación entre
instituciones a través de las distintas secciones especializadas del ministerio fiscal.
Volviendo a la cuestión que nos trae aquí, le adelantaré que mi grupo le va a prestar su aval para
acceder a la responsabilidad para la que ha sido propuesta, como ya se lo ha prestado el Gobierno, el
Consejo General del Poder Judicial y la inmensa mayoría de sus compañeros, pues su perfil y su historia
así lo merecen. No solo va a tener nuestro aval, sino que en el ejercicio de su alta función contará también
con nuestra leal colaboración y con el apoyo de la mayoría del Congreso de los Diputados. Estoy seguro
de que esta es la mejor manera de hacer frente al reto de impulsar y mejorar el funcionamiento de nuestra
Administración de Justicia. En todo caso, aceptando la alta responsabilidad que significa ostentar la
jefatura del ministerio fiscal, es indudable que le corresponderá asumir una tarea bien difícil, porque
promover la acción de la justicia, con la situación de la justicia en España, es verdaderamente complicado.
Todos los grupos compartimos esa preocupación, que es también de la ciudadanía. Por ello, desde este
Parlamento tratamos de dar solución, con las modificaciones legislativas necesarias, tanto en el ámbito
sustantivo como en el procesal. Pero no por ello se debe demorar la necesaria actuación del ministerio
fiscal, pues resulta necesario adoptar urgentemente medidas precisas dentro del ámbito de sus actuales
competencias que permitan, en cooperación con los jueces de instrucción, agilizar las instrucciones, pues,
como bien ha señalado, la justicia llega, pero suele llegar tarde, y entonces deja de ser justicia. También
es importante aclarar la situación procesal de los justiciables, resolver el problema generado por la lentitud
en las resoluciones o la falta de reparación de los daños que se causan tanto al interés público como al
privado, pues son estas circunstancias las que vienen a desmoralizar a los ciudadanos. Esta preocupación
es especialmente relevante cuando hablamos de corrupción pública, hoy en día una de las formas más
graves de delincuencia en tanto suponen un ataque a las instituciones, al sistema democrático y, en
definitiva, al Estado de derecho.
No me extenderé más, señor presidente. La señora Madrigal, parafraseando a Wilson, ha señalado
que lo que es bueno para el ministerio fiscal es bueno para el Estado de derecho. Pues bien, desde el
Grupo Parlamentario Popular estamos convencidos de que la señora Madrigal será buena para el
ministerio fiscal y, por tanto, su nombramiento será bueno para el Estado de derecho. Por ello, reiterándole
que el Grupo Parlamentario Popular va a dar su plena conformidad a la idoneidad como candidata que se
nos propone, y en el convencimiento de que nos encontramos ante la que será la primera mujer en
acceder al cargo, me gustaría terminar haciéndole una sola pregunta a la señora Madrigal: ¿cómo prefiere,
señora fiscal general o señora fiscala general?
Muchas gracias y mucha suerte. (Aplausos.)
La señora MADRIGAL MARTÍNEZ-PEREDA: En primer lugar, quiero dar las gracias por las amables
palabras que todos ustedes me han dedicado y por el ambiente de cordialidad con que me han recibido
esta mañana. Quiero disculparme si no contesto pormenorizadamente a todas y cada una de las preguntas
que me han hecho, aunque lo voy a procurar, intentando sintetizar algunos de los planteamientos,
respondiendo unificadamente a algunos de los planteamientos. Por ordenarlos un poco —me disculparán
si el orden no es total—, lo primero que se plantea aquí es el sistema de nombramiento del fiscal general
del Estado. Creo que está muy bien plantearlo porque este es el sitio adecuado, el Congreso de los
Diputados. Se trata de un diseño constitucional y es a sus señorías a quien corresponde analizarlo,
valorarlo y, en su caso, modificarlo. Yo me muestro cautelosa al respecto, pero lo que sus señorías
finalmente resolvieran en un proceso deliberativo me parecería adecuado. Probablemente sería más
adecuado un nombramiento procedente exclusivamente de las Cámaras y no del Gobierno, pero no es
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El señor PRESIDENTE: Señorías, finalizado el turno de portavoces, corresponde que concedamos la
palabra nuevamente a la señora Madrigal Martínez-Pereda.
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cuestión mía. En cualquier caso, solo me compete aceptar el sistema y, en la medida en que todos
estamos en él, formar parte del mismo.
Esto puede relacionarse con lo que dije al principio de mi intervención. Hacia ese modelo que requeriría
un cambio en la Constitución hemos avanzado en el año 2007. Como ha dicho el señor Llamazares, estoy
de acuerdo con que esta comparecencia no es un trámite, aunque pueda contar con el apoyo de la
mayoría parlamentaria con el que cuenta el Gobierno. Sinceramente, tengo que decir que, de no obtener
el aval de la Cámara —podríamos estar en una situación de mayorías o de repartos parlamentarios
diferentes—, dudo mucho de que hubiera algún candidato que quisiera seguir adelante; incluso dudo de
que un Gobierno quisiera seguir adelante con ese candidato. Yo personalmente no seguiría, pero
podríamos llegar a una tesitura tan absurda o, mejor dicho, tan incómoda. Creo que hemos avanzado.
Ahora tengo que decir algo que no quisiera, porque las instituciones deben funcionar por sí mismas por su
configuración, no por la voluntad de las personas que las encarnan. Como les he dicho, mi voluntad desde
luego es atender las peticiones, las observaciones, los requerimientos y la opinión de la ciudadanía, que
solamente a través de sus representantes legítimos en esta Cámara puede expresarse en todos los
órdenes y sentidos. Como he dicho, la agradeceré siempre para responder a los principios de
perfeccionamiento y mejora en todo servicio.
Pasando ya a la tesitura en la que nos encontramos, varias de sus señorías plantean una lectura en
clave política de la dimisión del anterior fiscal general del Estado. Esa lectura les corresponde a ustedes
y me parece muy bien que la articulen, la desmenucen y la desgranen desde su respectiva experiencia y
cualificación política. ¿Qué puedo decir yo al respecto? El fiscal general del Estado, conociéndole a una
distancia media, es un hombre extraordinariamente inteligente y brillante y una autoridad y una referencia
en el ministerio fiscal. Yo le conozco en una distancia más corta porque he sido compañera suya durante
treinta y cuatro años, mucho tiempo en la misma fiscalía de Madrid y luego en la del Tribunal Supremo. He
sido su subordinada cuando era jefe en la Fiscalía del Tribunal Supremo y después fiscal general del
Estado, y he sido y soy —me honra decirlo— su amiga. Confío plenamente en él y en su personalidad por
lo que me cuesta imaginarle rindiéndose a presiones. Esta es una opinión, pero sí puedo decirles que por
la confianza que tengo en él estoy persuadida de que sus decisiones se fundan en las mejores razones
personales e institucionales. No puedo decir más que esto. De sus decisiones solamente él puede dar
cuenta y de las decisiones del Gobierno solo el Gobierno pueda dar cuenta. El señor Llamazares me
pregunta qué me ha exigido a mí el Gobierno y qué he exigido yo al Gobierno. Le digo con plena sinceridad
que el Gobierno no me ha exigido nada; no ya exigido, sino que no me ha pedido nada. Solo me ha pedido
que aceptara en términos corteses y me ha dado un pequeño margen temporal —muy escaso, eso sí es
verdad— para que meditara mi decisión.
Me preguntan por qué he aceptado en esta tesitura en que nos encontramos. El Gobierno —y esta es
una reflexión mía— tenía a su alcance un nombramiento diferente, un nombramiento político. Hay políticos
que hubieran estado dispuestos a desempeñar este cargo, incluso yo diría que compañeros juristas —ya
no digo fiscales o magistrados— que pudieran tener un perfil más político. Yo no estoy en la cabeza del
Gobierno, pero mi perfil no es político, es profesional. A mí la política no diré que no me interesa, pero me
interesa como afición cultural, igual que me interesa la historia, la teoría política —a la que soy aficionada
a leer— o la filosofía; en este sentido, soy aficionada, solo aficionada. No estoy en ninguna asociación,
aunque es muy legítimo estarlo; incluso recomiendo a los nuevos fiscales que se asocien, porque es
verdad que es el sistema de representación de una carrera que crece. Ahora somos 2.450 fiscales, si no
más, y la única forma de que la cúpula, la Fiscalía General del Estado, les conozca es a través de la
representación que pueden articular las asociaciones. Pero yo me he mantenido al margen de la vida
asociativa. ¿Qué puede ver en mí el Gobierno? Lo mismo que ahora les puedo decir a ustedes —no tienen
nada más que confiar en mi buena suerte y mi buen hacer—, lo que mi pasado condicione mi futuro. Son
treinta y cuatro años en el ministerio fiscal, donde tengo la suerte de haber tenido maestros, compañeros
y amigos, y esta es mi impronta.
Sobre este particular, voy a contestar al señor Llamazares, aunque sea en desorden, a estas preguntas,
porque estamos hablando de mi persona, de mi trayectoria o de mi currículum. Me pregunta si pertenezco
o he pertenecido en algún momento al PP o a algún grupo parlamentario. No, ni al PP ni a ninguna otra
asociación. Contestando también a otra pregunta, no pertenezco a ningún movimiento religioso, a ninguno.
Soy católica y lo digo sin orgullo y sin vergüenza, como tantos ciudadanos españoles y, sin tener obligación
de decirlo porque la Constitución me ampara, les diré que practico mi religión en la parroquia más cercana
como tantos ciudadanos españoles. No tengo cuentas en el extranjero y tampoco en España. Tengo dos
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cuentas comunes con mi marido en el banco más cercano y estamos en régimen de gananciales. Nunca
he estado incursa en ningún proceso judicial ni administrativo; creo que no me han puesto ninguna sanción
administrativa nunca.
Ahora, a lo mejor conviene que vaya por orden. En primer lugar, me pregunta el señor Tardà si temo
injerencias del Gobierno en un futuro inmediato. ¿Las temo? Pues sí, bueno, no es que las tema del
Gobierno; temo el ambiente, los medios e incluso en esta Cámara se dice que es un periodo muy difícil
porque la situación está complicada, y es verdad. ¿Qué es lo que temo? Las injerencias del Gobierno, de
las instituciones, de los medios de comunicación, en una labor que es jurídica —la nuestra— y que puede
ser interpretada en clave política. Si interpretan en clave política negativamente una actuación que
nosotros lealmente consideramos jurídica, puede ser. Esta es la complicación de este cargo. Esta es la
complicación del ministerio fiscal. Muchas actuaciones que el ministerio fiscal acomete en clave jurídica
—en la única en que se puede desenvolver— son interpretadas en clave política. ¿Qué puedo decir a
esto? ¿Lo temo? Procuraremos sortearlo, pero no solo yo, sino todos mis compañeros; todos mis
compañeros quieren sortear este obstáculo. ¿Cómo se puede hacer? También lo dije antes en mi
exposición inicial, con la mayor preparación técnico-jurídica. Esa es la garantía de actuación del fiscal
general —que ya no es mi caso, sino del equipo del fiscal general, de todos y cada uno de los fiscales—,
que podamos dar siempre buena cuenta desde perspectivas estrictamente jurídicas de todas y cada una
de nuestras actuaciones. Las interpretaciones vendrán en clave política y seguramente serán inevitables,
pero nosotros daremos cuenta siempre en clave jurídica, porque actuaremos siempre en clave jurídica.
Pero también, puesto que aquí se me permite esta expansión, le pediría a todas las instancias políticas,
administrativas y legislativas y también a los medios de comunicación que procurasen —dentro de cumplir
por supuesto cada una de las funciones que tienen encomendadas en un Estado de derecho— mantener
al fiscal lo más alejado posible de la contienda política porque eso nos permitirá trabajar mejor. Esta es
una petición.
Voy a ir contestando a cada uno de ustedes ya con estos presupuestos. El señor Tardà me pregunta
si se ha pensado en crear una fiscalía específica de delitos de odio. Es verdad que hoy por hoy no existe,
pero sí se trabaja especializadamente en los delitos de odio siguiendo el modelo de la Fiscalía Provincial
de Barcelona —me consta que es avanzadilla en esta materia— donde se han realizado a raíz de las
iniciativas de esta fiscalía unos grandes progresos. Esta especialización se integra ahora mismo en el
ámbito de la especialidad de los delitos informáticos bajo la supervisión y coordinación de la fiscal delegada
en materia de delitos informáticos, porque es cierto que la mayor parte de los delitos de odio hoy en día
se cometen a través de tecnologías de la información. No quiere decir que las consideremos igual, sino
que se están abordando con esos criterios especializados. La red es la misma, pero con algunos delegados
específicos que se encuentran en aquellas fiscalías donde se han detectado los más graves brotes de
esta tipología criminal. Tenemos que seguir avanzando en esta materia y vamos a seguir haciéndolo
porque es un tema que nos preocupa. Después le responderé un poco más generalizadamente en relación
con el problema de los medios personales y materiales de que vayamos a disponer. Ha elogiado la gestión
del anterior fiscal general del Estado en el caso Castor. Se ha presentado la denuncia, seguirán las
investigaciones y a través de los medios de comunicación o de la Fiscalía General del Estado tendrán
conocimiento de su progreso, de su avance y de sus resultados.
Me ha preguntado si el Gobierno ha instrumentalizado a la fiscalía en el caso de la querella de
Cataluña, y ya respondo un poco a lo que me ha planteado el señor Jané i Guasch. Como todo el mundo
sabe, porque ha salido en los medios de comunicación, cuando el anterior fiscal general del Estado
ordenó la interposición de la querella de Cataluña —llamémosle así a esta querella contra algunos
dirigentes de la Generalitat—, se planteó una junta de fiscales de sala de la que yo era miembro y voté a
favor de la interposición de la querella. Éramos veintisiete fiscales de sala, todos absolutamente
manifestaron apreciar indicios de hechos indiciariamente constitutivos de delito y solo uno alegó razones
procesales para no presentar la querella. Creo que esa orden está avalada por el órgano técnico más
cualificado del ministerio fiscal, la querella ha sido admitida por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña
y solo nos queda a todos esperar el resultado de la investigación, ver por donde avanza para tomar el
partido que el ministerio fiscal tiene que tomar. Vamos a ver cómo se investiga y qué resultado hay de esas
investigaciones, porque no somos los únicos querellantes, hay mucha sociedad civil que se ha presentado
como querellantes también en este procedimiento, hay muchas denuncias y hay que acopiarlas todas. No
digo que sea un macroproceso, pero sí es posible que presente una complejidad la determinación de
todas las pretensiones de las muchas partes acusadoras que tiene este procedimiento. Por tanto, me
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permitirán que reserve mi postura y mi opinión a las resultas de las actuaciones inmediatas que acometa
el órgano judicial, el Tribunal Superior de Justicia, en este sentido.
Después me ha plantado también el señor Tardà si tengo alguna postura respecto de la causa de
Argentina. Yo le puedo decir que, además de la que usted menciona, más recientemente ha llegado a la
Fiscalía de la Audiencia Nacional, pero a través de Interpol, la orden preventiva de detención dictada por
la misma jueza de instrucción de Buenos Aires, no ya contra cuatro funcionarios de rango inferior, sino
contra distintos dirigentes políticos del Estado español en la época de la dictadura franquista. Interpol ha
comunicado a la Fiscalía de la Audiencia Nacional que no va a cursar internacionalmente esas órdenes
de detención por la forma en que están planteadas, una forma incorrecta y en algunos puntos errónea,
que tiene errores materiales a veces bastante toscos y groseros. Esto es lo que dice Interpol. En definitiva,
incluso imputa delitos de homicidio consumado a personas que participaron o que dieron el enterado en
algún acuerdo del Consejo de Ministros sobre la pena de muerte de personas que después fueron
indultadas. Pero la cuestión se puede plantear por dos vías, a través de Interpol, que ya ha dicho que no
la va a tramitar ni a comunicar internacionalmente, y a través de una vía diplomática. En el primer caso, a
través de la vía diplomática, la petición de extradición pasiva se vio a petición del Gobierno en la Audiencia
Nacional, que la desestimó por preferencia de la jurisdicción española porque los delitos estaban prescritos
o amparados en la Ley de Amnistía. En este caso todavía no se ha tramitado la vía diplomática y de
tramitarse veremos en qué términos se plantea y cuál pudiera ser la postura del ministerio fiscal. Le cito
los precedentes, por si a usted le interesan.
A la señora Rosa Díez, algunas de las cuestiones que me ha planteado creo que han podido
responderse de esta manera. Me pregunta también por la dotación de medios materiales y cómo vamos
a hacer todo lo que nos planteamos. Veo que no está aquí. Quizás pueda contestarla después, cuando se
reincorpore.
La señora MADRIGAL MARTÍNEZ-PEREDA: La verdad es que la pregunta es muy pertinente, ¿cómo
vamos a hacer todo lo que queremos hacer los fiscales —y no hablo solo por mí, sino por los 2.500
fiscales—? ¿Cómo vamos a hacer todo lo que la ley nos encomienda, y nos encomienda mucho, más de
lo que a veces quisiéramos asumir si no tenemos medios? La verdad es que está difícil.
Voy a citar una anécdota de mi infancia, que ya es muy lejana. Yo soy de Segovia y recuerdo cuando
el primer día de curso en el colegio —era más bien en el colegio de mis hermanos— en la pizarra que
había en la pared ponía: Suplirá usted con su celo la falta de material. (Risas). Alguna vez he contado esta
anécdota a los fiscales de menores cuando coordinaba su actividad estos años pasados, y la he contado
con pena porque el celo no debe exprimirse hasta la extenuación de los funcionarios y los servidores
públicos. Necesitamos medios materiales, el celo no lo puede suplir todo. Es verdad que estamos decididos
a suplir muchas carencias y al mismo tiempo a demandar la superación de las mismas constantemente.
Aprovecho para demandarle al Gobierno, que me supongo que en esta tesitura está especialmente
sensible. Además, no solo lo supongo, me consta. Y aprovecho para pedirlo también a las otras trece
administraciones autonómicas con competencias delegadas en materia de justicia. Dependemos de esas
trece administraciones. Avanzamos en el consenso en los medios materiales, tecnológicos y humanos,
pero tenemos que seguir avanzando porque, si no, resulta muy difícil responder a las demandas de
eficacia y de celeridad que plantea la sociedad española en relación con la justicia y en concreto con el
ministerio fiscal.
¿Qué medios voy a pedir para luchar contra la corrupción? Ya los he anticipado, los mismos y
reforzados. Se ha ampliado la plantilla, pero necesitamos más, más fiscales y más medios personales que
no son estrictamente fiscales: policiales —que ya se nos han ofrecido a través de estas secciones de
investigación que les he comentado y que creo que serán un impulso en la investigación y en la celeridad
de la misma cuando se trate de corrupción y de macrocausas—, agentes tributarios y agentes de la
Intervención General del Estado serán esenciales para nuestra labor. Creo que está prevista —y además
con visos de plausibilidad— su incorporación definitiva, con la colaboración de los ministerios de Economía,
de Interior y de Justicia. Pero vamos a seguir reclamándolos porque, como les dije antes, la corrupción es
una de las prioridades de la sociedad española, de los ciudadanos y, por tanto, debe serlo, y lo es, del
ministerio fiscal.
El señor Llamazares y también la señora Aguilar han tocado un punto —de sus preguntas se
desprende—, que es la cuestión del aborto. La cuestión del aborto surge —aquí también, especialmente
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El señor PRESIDENTE: No, no, continúe.
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en mi caso— porque algunos medios han publicado que firmé aquel manifiesto que al señor Llamazares
no le gustaba ni le gusta. La diversidad de opinión es una riqueza de todas las sociedades y debe ser
tomada en consideración como tal riqueza. Hablaré primero como ciudadana. Cuando firmé ese manifiesto,
era una ciudadana, pero era fiscal, y me acogí a la libertad de opinión y a la libertad de expresión que
dentro de la legalidad tenemos todos los ciudadanos españoles. Me acogería ahora también como
ciudadana, y no como posible fiscal general del Estado o como fiscal general del Estado sino como simple
miembro del ministerio fiscal, para aprovechar la oportunidad de decir que una cosa son mis opiniones y
mis convicciones, a las que tengo total derecho, y otra cosa son mis obligaciones, a las que no tengo
derecho, sino que son lo que son: obligaciones y compromiso de ejecutarlas hasta sus últimas
consecuciones; y mi obligación no es otra que defender la legalidad y los derechos que las leyes definan
y en los términos en que las definan. Si es necesaria o no una ley del aborto, es cosa que compete a sus
señorías. La crítica de las leyes o de los anteproyectos de ley competerá a los ciudadanos con la libertad
de expresión y de crítica que a todos nos corresponde.
Voy a decir una cosa más, y esta ya como posible fiscal general del Estado o como institución. El
ministerio fiscal interviene en el proceso legislativo de una manera colaboradora con los informes sobre
los proyectos y anteproyectos de ley que nos envía el Gobierno —el ministerio correspondiente— para
información en los ámbitos de nuestra actividad. Esos informes proceden del Consejo Fiscal. El Consejo
Fiscal emitió un informe en la reforma de la Ley del Aborto de la pasada legislatura y emitió también otro
sobre el anteproyecto que ha quedado fallido o retirado. Son informes técnicos, de técnica jurídica que
intentan cooperar lealmente con observaciones para mejorar la redacción de los preceptos desde el punto
de vista técnico y en función y desde la óptica y experiencia del ministerio fiscal. Creo recordar que en
ambos informes se hacía una mención específica a la independencia del contenido respecto de
valoraciones de tipo religioso, antropológico o filosófico que se pudieran tener respecto de las leyes. Por
lo menos en uno de los informes se hacía así, y esta —es lo que creo— debe ser la postura institucional
del ministerio fiscal y, por lo tanto, la mía propia.
Me preguntan también por dos cuestiones en concreto. Una de ellas se refiere al anteproyecto de
reforma parcial y más urgente de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en especial a la intervención de las
comunicaciones en el artículo 588 bis proyectado por parte del Ministerio del Interior y otros detalles. Este
es justamente un tema sobre el que el ministerio fiscal, el Consejo Fiscal, está trabajando ya para emitir
su informe. Creo que tendremos oportunidad de recabar el informe de todos los fiscales de sala afectados
en sus distintas áreas de actividad por la Ley de Enjuiciamiento Criminal, que en realidad son prácticamente
todos. Algunos de estos informes ya se han presentado para que el informe del Consejo Fiscal sea lo más
completo y técnico posible —incluso creo que hay o ha habido grupos de trabajo—, pero sobre esto no
quisiera decir demasiado porque no tengo la total constancia de esa colaboración puramente técnica y de
trabajo en algunos aspectos. Les pediría que me permitieran reservarme una opinión puntual y concreta
sobre cuestiones técnicas hasta que haya oído a mis compañeros fiscales de sala y las matizaciones que
todos ellos puedan hacer. Sé que están muy interesados en intervenir, porque hay preceptos cuestionables
desde el punto de vista jurídico, y creo —esto sí lo puedo decir— que el Gobierno, al menos el Ministerio
de Justicia, está receptivo a nuestra opinión y a nuestras críticas, que, como digo, serán siempre leales y
para perfeccionar la redacción técnica. Cuando podamos y cuando tengamos una redacción alternativa a
algunos preceptos o algunos artículos, lo haremos, y cuando se trate de una crítica global a algún precepto
también lo haremos así. El informe del ministerio fiscal se ultimará en un breve plazo, será público por
supuesto, y entonces podré informar más detenidamente sobre algunos de estos aspectos que nos
preocupan, porque necesitamos la eficiencia técnica que se busca con toda reforma legal —la de la Ley
de Enjuiciamiento Criminal también—, la celeridad de las investigaciones y por supuesto los derechos y
garantías de los ciudadanos que puedan ser acusados o víctimas, pero en el caso de una Ley de
Enjuiciamiento Criminal acusados, y parece que los derechos de los acusados cobran un primer plano.
En el anteproyecto de reforma del Código Penal la postura es la mínima, pero puedo avanzar alguna
idea más, puesto que mi predecesor ya lo había avanzado como uno de los puntos de su programa, que
sería la exclusión de un nutrido grupo de faltas del Código Penal. Esta idea nos parece útil y conveniente,
puesto que son muchas las faltas que terminan, después del juicio de faltas, en una absolución, consumen
una inmensa cantidad de energías de la justicia, de los juzgados y de la fiscalía y pueden eliminarse del
Código Penal. Otras no pueden salir del Código Penal y se está discutiendo sobre su incardinación como
delitos leves pero enjuiciados como faltas. En fin, cuestiones técnicas, pero salvaguardando los derechos
de los ciudadanos, evitando cargar al ciudadano la necesidad de acudir a la vía civil para obtener la
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reparación a sus indemnizaciones, intentando garantizar y combinar todos los derechos en juego en esta
reforma. Pero repito que estamos trabajando en perfilar la posición del ministerio fiscal y todavía no se ha
presentado nuestro informe al respecto al ministerio.
La señora Aguilar me ha facilitado un poco el trabajo con su nota con las preguntas y se lo agradezco.
La primera es: ¿va a defender la justicia como un servicio? Pues sí, lógicamente, y yo creo que ya lo he
dicho aquí. Es un triple servicio de la justicia y del ministerio fiscal a la ley, a los ciudadanos y al Estado de
derecho. ¿Va a adquirir algún compromiso singular en la defensa de los más débiles? Mi compromiso ha
sido, creo —me enorgullece decirlo—, muy singular en los últimos siete años con los menores de edad y
con los más débiles. Tengo que decirles que la mayor parte del ministerio fiscal y de la ciudadanía o del
público que lo conoce consideraban la unidad de menores como una unidad dedicada a la justicia juvenil.
Es verdad, absorbe una principal parte de actividad de las secciones de menores de las fiscalías
provinciales, pero con la creación de la fiscalía delegada del fiscal general para la coordinación de la
actividad se incorporaron en todas las fiscalías y en todas las secciones de menores donde ya no estaba
la sección de protección de derechos de los menores de edad. Yo he procurado —me he dedicado a ello
con todas mis fuerzas— dar a estos servicios de protección jurídica de los niños el mayor impulso desde
el punto de vista teórico, técnico y doctrinal en primer lugar, pero también orgánico y funcional, porque
elevamos al fiscal general del Estado un proyecto de instrucción sobre cómo se debían llevar estos
procedimientos para controlar desde la fiscalía el sistema de protección jurídica de menores, que, como
ustedes saben, es competencia autonómica. Se ha producido un enorme impulso y creo que en el ámbito
provincial las secciones de menores son un referente en la protección jurídica de los niños y de los
colectivos más vulnerables de niños. Todos los viernes —esto es un dato que me parece relevante— la
mayor parte de las secciones de menores dedican la mañana al servicio de atención al público para recibir
las demandas de padres, hijos, vecinos, de los propios niños en muchos casos y de los profesionales de
la protección, que plantean ante el fiscal situaciones de riesgo para los niños necesitados de cualquier tipo
de protección jurídica o de intervención. No solamente interviene el fiscal en los procesos civiles y de
familia, que se ubican en las secciones de lo civil, sino que intervenimos muy decididamente en todas las
cuestiones en las que está en juego el interés superior de los niños y muy significadamente cuando se
trata de situaciones de riesgo para su vida, su integridad y sus derechos, fundamentalmente el derecho al
libre desarrollo de su personalidad.
Lo mismo puede ocurrir en otras secciones. ¿Cuál es mi compromiso personal? El de exhibir ante la
ciudadanía la cara del ministerio fiscal que más se compadece con su diseño constitucional, que es el de
defensor de los derechos. En la Constitución no dice que ejercitamos las acciones penales; ejercitamos
todo tipo de acciones, la acción penal significadamente en volumen, pero ¿por qué? Porque ejercitamos
los derechos de las víctimas, la protección de las víctimas y la protección de la sociedad frente al crimen
y al delito. Cuando hablamos de derechos, hablamos de los derechos —ya lo dije antes— de quienes no
pueden hacerlos valer por sí mismos. No hay otra institución y mi compromiso es que se sepa y toda la
sociedad sea consciente de que el ministerio fiscal es la institución que defiende los derechos de todos en
una sociedad que no puede estar a la altura cultural y de desarrollo en la que está la nuestra, sin atender
y adaptarse a las necesidades de todos sus miembros, significadamente en el ámbito jurídico. Este es mi
compromiso.
¿Creo que hay medios humanos suficientes después del ERE? Respondo también a lo que me
planteaba la señora Díez, alarmándose. ¿Será posible? ¿Hay medios humanos suficientes? No. ¿Los voy
a exigir? Sí, hoy mismo, ahora mismo y además con concreciones, no una demanda genérica que aquí
puede quedar más o menos bien. Voy a exigirlo con datos, aquí necesitamos esto por esto y por esto,
constantemente. Y no me voy a resignar al hecho de que contra el vicio de pedir esté la virtud de no dar;
voy a insistir. ¿Voy a solicitar incrementos de plantillas? Ya lo he solicitado, ya lo he hecho y además con
un escrito, con sus datos, porque interpretamos el decreto de ampliación de plantillas de manera distinta
del ministerio. Pero, además, creo que se ha aceptado esta petición y seguiremos en esa misma línea.
Agradezco el apoyo que desde aquí se ha ofrecido para estas peticiones y para fortalecer la dotación de
medios en la lucha contra la delincuencia organizada y la corrupción. Lo agradezco muy sinceramente
porque es lo que necesita el ministerio fiscal, el apoyo de todas las instituciones para que pueda continuar
su lucha decidida hacia la eficacia, la excelencia profesional y la modernidad.
Me pregunta la señora Aguilar si comparto el incremento de las penas que propone la reforma del
Código Penal cuando de los informes no se deriva esta necesidad. No, ¿cómo lo voy a compartir? El
derecho penal es un instrumento de ultima ratio, siempre lo hemos dicho, y es verdad que ese instrumento
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de ultima ratio se está diluyendo porque el derecho penal interviene y la sociedad demanda la intervención
del derecho penal en muchos ámbitos donde hasta ahora no intervenía o intervenía muy de lejos. Creo
que la opinión más generalizada de todos los especialistas y juristas en el ámbito penal es que el
incremento de las penas no siempre resuelve los problemas; no siempre con el incremento de las penas
se satisfacen las necesidades de prevención general de los delitos. ¿Dónde creen la mayor parte de los
juristas, no solo yo, que se encuentra la prevención general que cumple la pena? ¿En la gravedad de la
pena? ¿En su desproporción con los delitos? No, la prevención general de la pena se cumple o se satisface
fundamentalmente cuando las penas se cumplen pronto e inexorablemente. Esa es la principal función del
derecho penal en la prevención del delito: que se cumpla pronto la pena, que la respuesta penal esté
próxima a la infracción y que sea inexorable cuando se ha probado la existencia de la infracción y la
responsabilidad del culpable. Por lo tanto, me parece más efectiva esa otra medida de aceleración de los
procedimientos que el incremento de las penas. Todos tenemos experiencia en que muchos delitos
sancionados muy gravemente por la alarma que producen luego se persiguen más difícilmente, y los
fiscales sabemos que esto es así. Es más difícil persuadir a un tribunal para que imponga una pena
desproporcionada a la que señala la ley que para que imponga la pena más ajustada, que es la que señala
la ley. Por lo tanto, creo que la proporcionalidad en las penas es una tarea del legislador y, ya que usted
me lo plantea, aquí la invoco.
Me ha hecho la señora Aguilar algunas preguntas que no es que no las quiera responder, pero me
viene a la mente una frase de Abraham Lincoln cuando le preguntaban sobre un tema: más vale que de
lo que no sabes mucho no hables y sospechen tu ignorancia a que hables y disipes toda duda. Tengo mi
opinión sobre la prisión permanente revisable y no es muy favorable, pero preferiría ofrecer una opinión
técnica del ministerio fiscal cuando se planteen a informe las previsiones legislativas al respecto. Respecto
a si creo que la reforma del Código Penal hace pivotar en mayor medida la respuesta penal sobre la
peligrosidad que sobre la culpabilidad, le respondo lo mismo, no estoy segura de que esto sea así, pero
si lo fuera no me parecería correcto. No puedo decir que la reforma del Código Penal haga esto. En cuanto
a si considero razonable que se dé idéntica protección al derecho a trabajar que al derecho de huelga, que
está constitucionalmente protegido en la ley fundamental, no, creo que los derechos se deban proteger
adecuadamente según la naturaleza de cada uno. El derecho a trabajar es uno, el derecho de huelga es
otro protegido férreamente por la Constitución y el derecho a la libertad, que los conlleva todos, está
constitucionalmente protegido. No solamente es un derecho, sino un valor supremo de nuestro
ordenamiento jurídico. La protección penal y en todas las instancias debe ser adecuada al rango
constitucional de todos los derechos, pero la libertad y el derecho de huelga, como una manifestación de
la misma, deben estar en primera línea.
Sobre la querella a Cataluña que me ha preguntado el señor Jané i Guasch, vamos a esperar un poco
a ver qué pasa para que se pueda conocer con precisión y en puridad la postura del ministerio fiscal.
Ante todas las cuestiones y opiniones que me han hecho llegar, podría decir que me siento muy
responsable. Estoy de acuerdo con ustedes en que estamos en un momento muy delicado, todo el mundo
lo dice, y, desde luego, yo no lo voy a negar, pero me parece que entre algunos —incluso entre mis
compañeros— cunde un poco el escepticismo frente a lo que se puede o no hacer. ¿Con estos medios
materiales puede usted hacer algo? ¿Con esta tesitura tan horrible puede usted hacer algo? Voy a
responder con una frase que no me gustaría invocar aquí, porque lo mejor sería que tuviéramos medios
materiales y que la situación política fuera una balsa de aceite y que pudiéramos trabajar ajenos a la
contienda política con criterios pura y exclusivamente jurídicos, pero la tesitura es la que es; como no es
así, como no vivimos en ese mundo utópico, perfecto e ideal tengo que decir que a veces la diferencia que
hay entre lo que es posible y lo que es imposible es un corazón dispuesto. El mío y el del ministerio fiscal
están dispuestos a hacer posible lo que muchas veces parece imposible. En esta misma línea, en esta
misma idea puedo responder a las preguntas que me han hecho. ¿Por qué ha aceptado usted el
nombramiento del Gobierno cuando todo está tan difícil, cuando se ha dado esta quiebra? No digo que se
haya dado, no lo sé, no la puedo valorar en la clave política en la que ustedes la valoran. ¿Por qué lo he
aceptado? Respondo con una cita de Mark Twain: el secreto de seguir avanzando en una dirección es
comenzar. Por eso es por lo que he aceptado y pido su respaldo para poder hacerlo. (Aplausos).
El señor PRESIDENTE: Señora Madrigal, muchísimas gracias.
Señorías, esta Presidencia entiende que la Comisión de Justicia da por evacuado el trámite de
comparecencia y valoración de méritos e idoneidad del candidato propuesto por el Gobierno a fiscal
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general del Estado, eso sí, en los términos expuestos por los distintos portavoces de los diferentes grupos
parlamentarios. Si es así, señorías, y no hay más alegaciones, se informará de ello al presidente del
Congreso y al Gobierno de España.
Señorías, antes de levantar la sesión quiero reiterar el agradecimiento a la compareciente de hoy,
doña Consuelo Madrigal, por su exposición, por su dedicación, porque ha contestado, creo yo, a todas y
cada una de las cuestiones que se le han planteado. Deseo, como no puede ser de otra manera, pasado
ya este trámite y pendiente del último nombramiento por parte de su majestad el rey de España, don
Felipe VI, que tenga muchos éxitos en su gestión porque, sin duda ninguna, los éxitos del fiscal general
del Estado son los éxitos de la democracia y del Estado de derecho.
Se levanta la sesión.
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Era la una y treinta y cinco minutos de la tarde.
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D. L.: M-12.580/1961
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