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Fragmentos sobre los sentidos.
VISTA
Hoy me he levantado y he acompañado a Markel al trabajo. Hemos ido paseando, por las
estrechas y largas calles, llenas de coches, cruzando despacio los pasos de cebra y teniendo
mucho cuidado con los rápidos, grandes y peligrosos coches.
Mientras él trabajaba en su amplio y moderno despacho de baldosas azules y blancas, he
aprovechado para echarme una siesta. De vez en cuando habría el ojo para ver que hacía.
Tras el trabajo hemos ido a hacer unos recados, como comprar ropa y comida. Más tarde
hemos ido a comer a casa de los padres de Markel que nos han recibido muy bien. He
observado que su comida tenía muy buena pinta. Mi comida no tenía tan buena pinta, pero
me la he comido igual.
Como ya era tarde, nos hemos ido a casa. Le he acompañado a la cama y lo he dejado
acostado. Ha sido un día duro pero estoy contento de ser un perro y de poder prestarle mis
ojos a mi amigo Markel.
Beñat C.
El abuelo de mi amigo era un hombre fuerte y robusto como un castillo, pero su miopía se
hizo famosa en el pueblo. Tropezaba con todo lo que le salía al paso y como consecuencia
tenía más chichones que un saco de boxeador.
- ¿Quién, yo miope? ¡Ah, no sabéis lo que decís! -contestaba a sus familiares y vecinos,
compadecidos de tanta trompazo, que le aconsejaban que fuese al oculista.
Era muy aficionado al fútbol del equipo de Osasuna y siempre sacaba entradas con asientos
o localidades de primera fila. A medida que su miopía aumentaba, él se iba acercando más y
más a los jugadores hasta casi llegar a sentarse en el centro del campo. Se negó a ir al
fútbol. ¡Cualquier cosa antes de ponerse gafas!.
Cuando al fin no tuvo más remedio que hacerlo, -pues no veía su propia mano colocada a
la altura de sus narices-, el oculista le obligó a ponerse gafas.
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Fragmentos sobre los sentidos.
-¡Pero si puedo ver bien!. Si hubiera venido antes.....
Josu M.
Ayer estuve en Madrid. En un hotel muy minimalista. Los sillones y sofás eran negros, las
paredes y lámparas rojas y la recepción blanca. Las habitaciones eran espaciosas y la
televisión tenía más de doscientos canales. Las camas eran blancas con una funda nórdica
de New York. El baño verde y los accesorios morados con el jabón naranja.
Para cenar fuimos a un restaurante italiano y nos juntamos con un señor de Pamplona.
Como era el dueño nos puso en una mesa blanca, con un mantel rosa, vasos amarillos con
rayas negras, platos verdes, cucharas moradas, tenedores azules, cuchillos blancos y la
decoró con velas de colores que desprendían un buen olor a chocolate y manzana. Además
estábamos enfrente de la televisión y vimos el programa “Splash famosos al agua”
presentado por Arturo Valls.
Hoy he visto una película llena de acción, miedo y aventura: “El hobbit un viaje
inesperado”, me ha encantado, una película hecha para mi.
Leire L.
Esta tarde, he ido al monte y al llegar a la cima, hemos sacado unas fotos de un paisaje la
mar de bonito. El horizonte era tan inmenso que con la vista no podías llegar a ver el final.
Como estamos en primavera los campos de cereales de trigo empiezan a brotar con un
verde intenso, entremezclándose con otros de colza de un vivo amarillo.
Beñat S.
Al asomarme a la ventana de mi cuarto, ví un cisne blanco como la nieve, delante de mi
casa hay una carretera y el cisne estaba en medio. Dos metros antes había un coche que iba
a 90 por hora y le iba atropellar. Una niña pequeña que estaba agarrada de su padre, cuando
vio al cisne, soltó la mano de su padre y corrió hacia él como si el cisne fuese una
chocolatina. Le agarró muy fuerte y el coche sin mirar ni a la niña ni al cisne los atropelló.
A la niña, se le veía muerta y su cuerpo hecho pedazos pero, el cisne había desaparecido.
Diana R.
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Fragmentos sobre los sentidos.
Estaba en mi casa, jugando con mi gato, cuando de repente vi a mi amigo Aritz y a mi
amigo Asier. Ellos me miraron y yo a ellos también. De improviso Asier y Aritz se
abalanzaron a mi lado y mi gato se fue corriendo. Asier y Aritz, empezaron a mover los
ojos muy rápidamente, no lograba entender qué hacían y me enfadé un poco. Por un
momento pensé que eran alienígenas y que habían adquirido, mirándoles, las formas de
Aritz y Asier. Pero al ver lo que hacían con los ojos ¡HALLÉ LA RESPUESTA¡ Los dos
estaban imitando a aquellas abuelas discapacitadas del documental que nos puso Aitor.
Aurelio R.
Fui a un acuario que tenía forma de huevo con una puerta gigante. Había algún que otro
animal y primero fui a donde estaban los peces por un laberinto. Había un acuario gigante
que mareaba un poco, con muchos peces y de repente, ví a una trucha marrón muerta y a
su lado un tiburón. Pensé:
-Lo habrá matado ese tiburón porque es muy ¡¡GRANDE!!
Después, fui por otro laberinto. Ví una tortuga muerta con un caparazón más grande que la
tortuga y a su lado una serpiente multicolor, muy bonita por cierto, entonces pensé lo
mismo que con el tiburón. Me dirigí por el mismo laberinto y entonces me encontré con un
cartel que, como el acuario, tenía la misma forma de huevo. Ponía: “Hoy grabaremos una
película. Seguramente veréis animales muertos, estad tranquilos”.
Entonces entendí porque aquellos peces estaban muertos.
Eider E.
Estaba haciendo la maleta en casa de mis primos, era un edificio grande y vertical. Tenía
una puerta marrón y blanca. La casa era blanca con muchas ventanas oscuras. Mi prima y
yo preparamos su maleta, ya que se iba de campamento. Era verde, espaciosa y se cerraba
no con cremallera sino con candado. Tenía muchas cosas, demasiadas para los 5 días de
campamento. Lo que pasa es que mi prima es muy detallista. Le ayudé a elegir la ropa y mi
tía estaba muy contenta de que hubiera ayudado, ya que sin mi ayuda no se habría hecho la
maleta.
Lorena L.
Hoy en clase, mientras la profesora escribía unos ejercicios de matemáticas en la pizarra,
me he levantado de la silla, y me he dirigido hacia la ventana. Desde aquí se ve la huerta de
la ikastola, que se encuentra a mi izquierda, con árboles, muchas verduras y hortalizas,
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Fragmentos sobre los sentidos.
gente que está trabajando la tierra con azadas y otros utensilios, mientras las encargadas de
la cocina recogen tomates para hacer hoy ensalada para comer.
Hodei
Estábamos jugando un partido de fútbol en el patio en un campo de futbito grande, con
cuatro canastas a los lados y un suelo de color rojo, al lado de un frontón grande y muy
alto, césped verde y gigantesco y un parque con muchos columpios.
Íbamos empates a tres cuando, de repente, Asier un chico rubio, chiquito, fuerte y corredor
robó el balón, se fue de tres y se la pasó a Beñat que es alto, de pelo marrón y fuerte. Beñat
controló y chutoooooooooooo pero… el balón le dio al larguero, y ví que el balón venía
hacia mi . Desde entonces no he vuelto a ver ningún gol más.
Ion O.
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Fragmentos sobre los sentidos.
OIDO
Estaba en mi casa viendo una peli con unas palomitas. La película era de miedo, pero me
atraía como la miel a las abejas, con historias horribles y a la vez interesantes. Entonces de
repente sentí que no saboreaba las palomitas, ni podía olerlas y me estaba mareando poco a
poco. Entonces empecé a oír
-¡Markel, Markeeeeeeel!
Y yo con las palomitas en la mano me asusté. Siguieron los ruidos, pero no soltaba las
soltaba y, de repente, ví que una mano salía de la tele y se metía en mis palomitas y escuché
cómo las mascaba:
-¡Crasgrasgras!
Se apagó la tele y no se escuchó nada más.
Markel M.
-Mamá, mamá, ¿te digo lo que me ha contado Aingeru?
-Vale, Aitor.
-Mira esto es:
“Un día, un gran corredor de Fórmula 1, iba en su décima vuelta cuando empezó a
escuchar que alguna de las partes del coche empezaban a fallar. En las rectas iba bien pero
cuando debía dar las curvas pasaba lo malo:
-¡Fsssh,fsssh...!- sonaba como si se le estuvieran deshinchando las ruedas, o se le saliera el
aceite. Al acabar esa vuelta fue a boxes y antes de frenar...
-¡PUUUM!- Pasó lo impensable. Todo el coche se envolvió en llamas y más vale, porque, a
no ser por el traje ignífugo, el piloto se habría calcinado en el acto. En las gradas el público
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Fragmentos sobre los sentidos.
se desesperaba y en el ambiente se percibía el horror. Se les oía a los comentaristas, por los
altavoces, con voz de preocupación, haciendo creer a los espectadores que no pasaba nada.
Al final sacaron al corredor del coche, saludó y no pasó nada más.”
Aitor B.
Se oyó la fuerte explosión del cohete, empezaron los chillidos, los borrachos con hipo, los
motores de las barracas, los niños alterados, todo el sonido se acumuló, y no como una
delicada música, así se formó un sonido con las ondas tan grandes que se oyeron en la
Rioja.
Era horrible, mi padre me subió a sus hombros y yo empecé tristemente a llorar. Entonces,
lo que faltaba, un vaso cayó a mi lado rompiéndose en mil pedazos.
¿Falta algo?
Sí tras la petición de la muchedumbre de “agua, agua, queremos agua”...pues eso, a que no
adivináis a quien le cayó. ¡ Viva San Fermín !
Oskia
Era Nochebuena, cuando viene el Olentzero, y como todos los años dormí en casa de mi
abuela. Normalmente dormíamos, mi primo, mi hermano y yo en la misma habitación. La
habitación no era de esas en las que no se oye nada, al contrario, se oía todo. Coincidía que
mi prima esa noche roncaba como un oso, era insoportable escuchar ese ruido. Yo a la vez
oía cómo el vecino estaba viendo la televisión y subía el volumen, cómo de vez en cuando
pasaban los coches, etc. Era tarde y mi primo seguía roncando y yo sin poder dormir, ¡daba
miedo! Intentaba taparme las orejas con la almohada pero era inútil, no se podían dejar de
oír semejantes sonidos. Cada vez me ponía más nerviosa, porque empezaron a rugir mis
tripas de todo lo que había cenado. A la vez oía el despertador haciendo “tic-tac-tic-tac”.
Encima en el bar de en frente, estaba la música a tope, música rock, mis oídos estaban a
punto de estallar. Después de un rato me empecé a relajar y me dormí.
Samira C.
A veces cuando me voy a mi cama, de color azul con las sabanas rojas y a rayas verdes, y
todo esta oscuro y en silencio, empiezo a oír unos pasos como de gigante dispuesto a
aplastarme la cabeza. Cada vez suelen ser más fuertes y como no veo nada no sé lo que
puede ser. Si oigo que se acerca...BUMMMMMMMMMMMMM...enciendo la luz, y me
levanto de un salto como un coneja llena de terror.
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Fragmentos sobre los sentidos.
Izaro
Estaba de campamento en Irañeta, un pueblo pequeño y luminoso. Jugando al escondite al
revés por grupos, a mi grupo le tocaba esconderse y lo hicimos en un callejón oscuro con
mucha hierba y barro. Entonces, vino un grupo a buscarnos y dijeron:
-¡No vale, os habéis escondido muy lejos del pueblo!
Entonces escuchamos al otro equipo decir:
-¡Sí vale, nosotros antes nos hemos escondido en el monte y no habéis dicho nada!
Entonces, oímos a lo lejos una voz que decía:
-¡Pues se vuelve ha repetir!
Nosotros, muertos de miedo, nos fuimos corriendo.
Tania
El otro día estaba en el sofá viendo la tele acompañada de mi comida favorita: ¡los
cacahuetes! En la tele no paraban de decir que se había escapado un elefante del zoo, pero
como yo vivo en la ciudad no es que me importase.
De repente, oí unos pasos que se acercaban bruscamente hacia mi, todo temblaba, parecía
un terremoto. El techo se rompió, y ví una trompa de elefante que se acercaba. Empecé a
correr por toda la casa, hasta que me di cuenta que iba a por mis cacahuetes. Hubo una
pelea muy tensa entre nosotros dos, hasta que ganó él.
Bueno, a veces se gana y otras veces se pierde,¡pero por lo menos no me cogió la despensa
llena de cacahuetes!!
Amaiur
Estábamos en clase en castellano con Aitor. Le dio permiso a Lolo para que fuera al baño y
se oyó a alguien masticando ¡ñam, ñam! y seguidamente escuchamos a Lolo gritando
AAAh!!! Aitor preocupado fue a ver qué pasaba y al cabo de largo rato tampoco volvió.
Entonces se oyeron unos pasos ruidosos, como de un monstruo y gritamos todos
aterrorizados:
-¡QUE VIENE JOSUMARI!
Aritz S.
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Fragmentos sobre los sentidos.
OLFATO
Un día que estaba en mi casa sentí un olor muy fuerte y bastante bueno, fui a ver de dónde
venía, cuando ví un bonito frasco de colonia de rosas. Lo cogí para olisquearlo, cuando en
ese momento resbalé y se me cayó todo el contenido encima. ¡¡Puaf, que olor!! Era tan
fuerte que me empezó a oler todo a mi alrededor muy mal. Me duché veinte veces y aun así
no se fue el olor. Entonces, encontré en la ducha un nuevo gel, me lo eché todo encima,
olía a limón y así se me fue todo el olor a rosas, pero mi padre, que venía apestoso del
trabajo, me dijo que olía muy bien. Eso sí, me echo la gran bronca por romper el frasco de
mi madre y gastar todo su gel.
Mikel S.
Estaba durmiendo en mi habitación cuando me despertó un agradable y dulce olor a
bizcocho recién sacado del horno. Abrí la ventana para que la habitación se ventilase y
entonces me llegó el aroma a hierba recién cortada. Salí a la calle a dar un paseo y la acera
estaba mojada. Todo era primaveral. Más tarde, me crucé con un hombre fumando y el
humo olía a suciedad, era muy molesto.
Unax Z.
Me levanté de la cama, olí las rosas frescas de mi cuarto, fui a desayunar y ví unas ricas
tortitas de chocolate, con un olor delicioso, que me habían hecho mis padres. Salí a la calle
frente a mi casa, donde estaban las flores de mi seto, su intenso olor me recordaba a la
primavera. Me eché una colonia, de aroma a mora. ¡Me encanta esa colonia!
Al día siguiente, cuando me levante de mi cama, no notaba el aroma de las rosas. Primero
pensé que ya no tenía las rosas en mi cuarto, luego fui a desayunar y no noté el delicioso
aroma de las tortitas. Al cabo de un rato, me di cuenta que me había quedado sin olfato.
Maialen M.
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Fragmentos sobre los sentidos.
GUSTO
Estaba jugando con mi hermano a un juego que consistía en que alguien te metía un
alimento en la boca y tenía que adivinar lo que era con los ojos cerrados. Primero me ha
metido un alimento ácido pero a la vez dulce, no sabía lo que era, me ha costado un
montón adivinarlo, pero al final he descubierto que era un caramelo de fresa ácida.
Después me ha metido otro alimento, éste era agradable, dulce y me gustó. No adiviné lo
que era y eso que el sabor se me hacía familiar. Al final, lo acerté: era naranja. El último
alimento que me puso era salado y al metérmelo en la boca me dieron ganas de vomitar.
Era asqueroso pero notaba que el alimento estaba con sal, después de probarlo me di
cuenta que eran cebolletas en vinagre.
Ahí dejamos el juego pues me tuve que estar toda la tarde bebiendo agua para quitarme ese
sabor de la boca.
Oihane U.
Hoy cuando me he levantado tenía un montón de sueño. ¡Eran las 7:30 de la mañana! En
fin, he salido de la cama y he ido derecho al baño que está en la otra punta de la casa. ¡Me
estaba haciendo pis! Al terminar, he ido a la cocina a desayunar y he visto un café. A mí me
encanta el café y me he lanzado como una bala a bebérmelo y, cuando ya estaba en mi
boca, he notado un sabor raro. Entonces lo he escupido rápidamente por su amargo,
repugnante y mal sabor. Y al instante veo que en la caja del café ponía: “Café venenoso3$”. Justo en ese momento viene mi madre diciéndome:
-Qué, ¿estaba rico el café?
Y yo le respondo
-Sí mamá, delicioso...
Markel G.
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Fragmentos sobre los sentidos.
Una tarde iba paseando para ir a la tienda de gominolas a comprar chuches. Cuando sentí
un olor muy azucarado y me dirigir allí. Encontré un portal muy raro rodeado de
gominotas, unas con forma de pescado y que sabían a pescado, otras de plátano y algunas
con dibujos muy raros. Mientras comía no me di cuenta de que el portal estaba
desapareciendo.
Cuando acabé de comerme todas las chuches ví que el portal se había cerrado. De lo alto
del mismo se cayó una hamburguesa al suelo. Le hinqué el diente y sabía fatal. Al
despertarme me di cuenta de que eran las 5:00 de la mañana, me había bajado sonámbulo a
la calle y me había zampado toda la comida del super que hay debajo.
Asier S.
Hemos ido Alex, Dani, Iñigo, Eneko y yo de campamento a Bertiz. En el autobús todos
hemos comido una chocolatina con almendras, las almendras estaban troceadas y el
chocolate fundido. A todos nos gustó, Alex no pudo comer porque es alérgico a las
almendras, si prueba un poquito se pone muy malo y es peligroso para su salud. Cuando
llegamos ha Bertiz hacía un día tan bueno que fuimos al bosque a comer. Y dijo Dani:
- ¿Qué hay para comer?
- Puré de patatas- dijo Iñigo.
- ¡Agggg!- dijimos todos menos Iñigo, que se quedó en silencio.
Empezamos a comer el puré, que tenía un sabor asqueroso porque la madre de Iñigo se
confundió y hecho azúcar en vez de sal. Todos estábamos sufriendo, menos Iñigo. De
segundo había lasaña, todos esperábamos este momento. Alex abrió el tuper y nos sirvió un
poco a cada uno. Empezamos a comer, estaba riquísima, porque mi padre le echó un
ingrediente secreto. De postre tomamos un helado que compramos en la tienda de
chucherías. Yo me compré un helado de piña como Alex e Iñigo. Eneko y Dani eligieron
un helado de fresa. Después de pasar toda la tarde jugando al bote-bote y a la momia, nos
fuimos a cenar dulces pechugas de pollo. Más tarde, después de un buen vaso de colacao
calentito, nos metimos en la cama a descansar.
Asier B.
La chistorra que hizo Mariví, una amiga de mi madre y mi padre que vive en Madrid, ¡olía
genial! Lo malo, es cómo sabía. Sus hijos se la comieron súpercontentos. Nosotros no,
tampoco mi padre que se come de todo. Ellos estaban acostumbrados a comer chistorra
tan especial. Mariví primero quitó la grasa en el microondas, más tarde la frió en la sartén
hasta quemarse y la sirvió.
Para olvidarlo, recordé que me encanta el sabor picante de las guindillas y el dulce del
donuts, el frío dulce del helado, de las galletas de chocolate tan sabrosas, los macarrones
con tomate, el puré de verduras tan exquisito que hace mi madre, la merluza al horno que
hace mi padre tan rica o las pochas del abuelo Miguel. Me gustan muchas comidas, la
alcachofa, la coliflor, el huevo frito, el pescado de la Ikas y los espárragos no, por ejemplo.
Soy un poco rarito con la comida.
Aritz Z.
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Fragmentos sobre los sentidos.
TACTO
En el lago grande que había en el camping del bonito pueblo de Arbizu, se encontraban
muchos renacuajos suaves como la piel. Con muchas ganas de tocarlos, me acerqué al lago.
Cuando casi cogí uno de ellos me caí a las frías aguas e intenté salir, pero me resbalaba las
manos con las algas que se encontraban en el fondo. Al fin salí, empapada, pero salí.
Todavía quería llevarme uno a casa y por eso, con mas cuidado, volví a por mi renacuajo.
Esta vez, pude coger uno de ellos. Su pequeña cola se movía rápidamente en mi mano, en
ese momento se me escapó el agua y solté el renacuajo. Tenía las manos llenas de barro,
por eso me las lavé con la hierba de alrededor. Me pinchaba la palma. Me sequé con una
hoja y, en ese momento, me empezó a picar. Miré a la hoja y ví que era una ortiga. No
podía aguantar el picor y así tuve que volver a casa.
Leire L.
Ayer, en la plaza, el ayuntamiento preparó unos juegos para los niños. En uno de ellos
había que taparse los ojos con un pañuelo, tocar cualquier cosa y adivinar qué era. Yo,
como siempre, me puse a esperar en la cola. ¡POR FÍN! Llegó mi turno. Lo primero que
tenía que tocar era muy duro y caliente, pero, sobre todo, era un trozo pequeño. Me puse a
pensar y a toquetearlo sin parar, pero nada. Era inútil. Al final, tenía frío y pensé en fuego,
entonces fue cuando se me ocurrió que era...¡¿¡carbón?!?!.
Después me iban a dar el siguiente objeto, cuando al que iba después mía se le cae el moco
en mi mano. Como no le pareció suficiente, me tiro un escupitajo ala mano. Tarde un largo
tiempo en adivinar lo que era, pero, ¿sabes cómo lo adivine? Sin más, me quite el pañuelo y
no sabes que asco me dio. No me creía que lo había tenido en mis manos...¡¡¡PUAJJ!!!
Yaiza V.
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Fragmentos sobre los sentidos.
Era un día de verano por la noche. Los amigos estábamos en el frontón cuando las luces se
apagaron. Oímos un sonido como si estuvieran rompiendo una botella. No veíamos nada y
escuchamos cómo alguien entraba por la puerta. Salimos corriendo mientras los pasos se
acercaban. Nos libramos de una buena.
Seguimos corriendo hasta meternos en la bajera de una amiga. De repente, oímos la
explosión de un petardo. Se nos ocurrió hacer una explosión y, como no veíamos nada,
empezamos a tocar por los sitios y encontramos una botella. Bebimos un trago, y como
sabía a coca cola, la agitamos, abrimos la puerta y la tiramos. Le explotó encima a una
persona, que risas nos pegamos, pero la persona gritó:
-¡Malditos críos!
Entonces salimos corriendo. Al hacerlo olimos a colonia y a cocacola. Supimos que
nuestro experimento había funcionado, pero olíamos cada vez más a colonia y a cocacola.
Entonces supimos que la persona misteriosa se acercaba.
Volvimos a correr, cuando un amigo se cayó. Le empezó a salir sangre de la rodilla,
entonces se encendieron las luces y supimos que ese hombre con el gorro, la botella rota y
el olor a colonia y a coca cola era…
Leire A.
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