PROCEEDINGS OF THE NORTH AMERICAN VETERINARY CONFERENCE VOLUME 20 JANUARY 7-11, 2006 ORLANDO, FLORIDA SMALL ANIMAL EDITION Reprinted in the IVIS website (http://www.ivis.org) with the permission of the NAVC. For more information on future NAVC events, visit the NAVC website at www.tnavc.org The North American Veterinary Conference — 2006 ______________________________________________________________________________________________ CIRUGÍA BÁSICA DEL TÓRAX Juan Fco. Rodríguez García, Ldo. en Veterinaria Clínica Veterinaria El Cabo Alicante, España Los procedimientos que se van mostrar en las siguientes líneas, aunque puedan parecer muy simples, deben se considerados quirúrgicos desde todos los puntos de vista, ya que son invasivos para las cavidades internas y la anatomía debe ser muy bien conocida para el veterinario además de poseer un buen conocimiento de la fisiología respiratoria y cardiaca. La toracocentésis, toracostomía y pericardiocentésis constituyen estos procedimientos básicos. Todos ellos destinados a proveer de drenaje el espacio pleural y pericardico. La acumulación de fluido dentro del espacio pleural, si es abundante, impide la normal expansión de los pulmones, llevando a la insuficiencia respiratoria. La toma de muestras nos provee de una información importante en cuanto al tipo de efusión de que se trate sea sangre, trasudado, exudado, quilo o pseudoquilo. La toracocentésis se puede practicar de forma inmediata, segura y rápida y puede salvar la vida en muchas ocasiones donde con solo una pequeña bajada de la presión hidrostática dentro del espacio pleural permite nuevamente una clara mejoría de la ventilación. Además, si el contenido es un exudado, esto puede evitar el establecimiento de una sepsis; y en el caso de que sea quilo, si este se deja sin drenar, puede facilitar la formación de fibrosis y atelectasia.1 TORACOCENTÉSIS Se puede realizar simplemente con una aguja o catéter de mariposa. Es muy importante preoxigenar al paciente si muestra insuficiencia respiratoria por medio de un catéter nasal, máscara facial o mediante un collar isabelino adaptado en el que se ha cubierto la apertura anterior mediante una lámina de plástico a través de la cual entra el tubo de oxígeno. Algunas veces hace falta anestesia local con lidocaína u otro similar inyectado subcutáneamente, en fascias profundas y espacio pleural. El calibre de la aguja debe ser aproximadamente del 22 ó 24. Es muy útil y evita puncionar repetidas veces el añadir una válvula de tres vías y un tubo de extensión para poder separarse un poco de la pared costal de manera que los movimientos del animal no interfieran ni se produzcan peligrosas oscilaciones de la punta de la aguja que pudieran lacerar la pleura pulmonar. El lugar de la punción dependerá del tipo de fluido que se trate, bien sea líquido o aire. Generalmente elegimos el 7º u 8º espacio intercostal. El animal debe reposar en una posición confortable para él, generalmente en decúbito esternal o sentado en sobre sus extremidades posteriores. Si la efusión es líquida insertaremos la aguja en el tercio inferior de la pared torácica, aproximadamente a nivel de la unión costocondral. En el caso de tratarse de 1488 aire situaremos la aguja en el tercio superior de la pared costal. Si el animal está situado en decúbito lateral, para lo cual debe estar anestesiado y ventilado, la aguja se debe insertar en el punto más alto de la curvatura del espacio intercostal. Para evitar producir un pneumotórax por una inadvertida laceración del parénquima pulmonar con la aguja es útil poner una gota de solución salina en el cono de la aguja. Tan pronto como la aguja entra en el espacio pleural la gota de solución salina será aspirada dentro de la aguja debido a la presión negativa del espacio pleural. En el caso de existir una presión mayor a la atmosférica la gota será expulsada, como ocurre en el pneumotórax a tensión. De cualquier modo, podemos tener idea de lo que vamos a encontrar a partir de la toma de radiografías. Debemos tener en cuenta que la toma de radiografías tiene que ser postpuesta ya que la manipulación y manejo del animal enfermo sobre la mesa del aparato puede ser mortal para el animal. Otra forma de efectuar una toracocentésis es mediante una aguja unida a una jeringa con la que tan pronto interesamos la piel aspiramos con el émbolo de la jeringa para que en el momento que llegamos a espacio pleural el líquido aspirado pase a la jeringa. En ese momento inclinamos la jeringa y aguja para formar unos 45 grados con la pared costal de arriba abajo con lo que conseguimos que la aguja discurra paralela a la pared costal 2. La aguja de Verres es un trocar delgado, muy útil. Tiene una pieza interior, hueca , terminada en punta roma y una fenestración cerca de su extremo distal. La parte exterior tiene un extremo punzante y biselado que es la que penetra en los tejidos y hasta la cavidad pleural momento en que un resorte interior empuja la pieza interior hacia fuera ofreciendo una superficie roma que puede empujar el parénquima pulmonar sin riesgo de laceración. Cuando los volúmenes de fluido son muy grandes o de acúmulo repetido será más indicado el realizar una toracostomía. TORACOSTOMÍA Cuando el acúmulo de aire o líquido el espacio pleural esta causando disnea o interfiere con la ventilación normal se debe considerar la colocación de un tubo de drenaje torácico para su extracción l así recuperar la normal presión negativa intrapleural (subatmosférica). El tubo de toracostomía también se puede utilizar para administrar analgésicos después de cirugía torácica. La instilación de un anestésico local de larga duración (por ejemplo bupivacaina) a través de tubo de toracostomía fue un método tan efectivo como la administración de analgésicos sistémicos o el bloqueo intercostal para conseguir una buena analgesia postoperatoria. Bupivacaina (concentración del 0.5% a disks de 1.5 mg/kg diluida en solución salina si el volumen era de menos de 10 ml) se administró a través de tubo de drenaje torácico con el paciente en decúbito lateral y el lado operado abajo.3 Small Animal — Dia en Español ______________________________________________________________________________________________ Los tubos de toracostomía se pueden conseguir de tubos para otros propósitos tales como catéteres urinarios de goma roja, tubos de alimentación de polipropileno, catéteres yugulares. El tamaño apropiado es aproximadamente igual al diámetro del bronquio principal en su origen. Si la efusión prevista es poco probable que sea rica en fibrina o debris orgánicos el diámetro del tubo puede ser menor. Hay tubos específicamente comercializados para este propósito aunque su precio es bastante más alto. Es necesario realizar fenestraciones a los tubos cuando no son para este uso específico. El diámetro de esas fenestraciones no debe superar 1/3 del diámetro del tubo, de otro modo la pared del tubo podría debilitarse y doblarse dentro de la cavidad pleural en esos puntos y hacer infectiva su función. Existen varios mecanismos de asegurar un drenaje evitando el reflujo de aire dentro del tórax. Una de ellas es la válvula de Heimlich, que funciona bien en perros a partir de 12 kilos de peso. Es una válvula de un solo sentido, que permite la salida de aire o líquido empujados por la expansión pulmonar durante la inspiración. Se pueden fabricar mecanismos similares a los de la válvula de Heimlich mediante el añadido de un extremo de plástico o látex muy blando al extremo proximal del tubo. Son adecuados a partir de un dedo de guante de látex. Cuando el aire o líquido pasan a través del tubo torácico la presión positiva creada por la excursión pulmonar durante la inspiración separará las paredes de la porción de látex pero cuando la expiración comienza la presión negativa hará que se colapsen las paredes de látex, impidiendo el acceso de aire al interior. El aspirado intermitente a través del tubo es otro modo de extraer fluidos, manteniendo el tubo clampado entre aspiraciones. Los sistemas de vacío con cierre bajo agua funcionan bien. Son caros y necesitados de una vigilancia mayor. También se puede fabricar a partir de 3 botellas y un sistema de vacío contínuo. El manejo anestésico es una cuestión muy importante. Los anestésicos locales se pueden utilizar solos o en combinación con sedantes. El bloqueo regional crea un área mayor de anestesia que una inyección local. Generalmente practico una toracocentésis para eliminar parte del fluido para mejorar las condiciones generales de ventilación y tras ello practico una inducción rápida anestésica con agentes rápidos tales como el propofol o el tiopental. A continuación intubo y mantengo con isoflurano si fuera necesario. Aconsejo la ventilación forzada para un procedimiento más seguro, aunque la colocación de un tubo torácico es muy rápida y se les permite despertar en seguida. Si con ello no se empeorase la situación de estrés del paciente, aconsejo la preoxigenación. El método de colocación del tubo intratorácico puede ser abierto o cerrado. En primer lugar me referiré al método cerrado. La modalidad abierta se realiza mediante la ejecución y cierre de una toracotomía. Hay que incidir la piel antes de la inserción del tubo en el punto medio entre el tercio dorsal y medio de la pared costal a nivel del 8º a 10º espacio intercostal. Luego creamos un túnel subcutáneo que alcance el 6º u 8º espacio intercostal a través del cual unas pinzas que sujetan el tubo o el estilete del tubo son clavados. A partir de aquí se pasa el tubo hacia la parte craneal del tórax. Es necesario tener un buen control del impulso con el que clavamos el estilete o las pinzas para proteger la pleura u otros órganos como el corazón o los grandes vasos. Una forma alternativa de crear un túnel bajo la piel es mediante la ayuda de un asistente que estira la piel cranealmente de forma que la incisión previamente realizada es desplazada cranealmente una distancia de dos espacios intercostales. Aquí insertamos directamente el tubo torácico y en ese momento el pliegue de piel es liberado, deslizándose hacia atrás, alrededor del tubo y el túnel quedará presente. Una vez que el tubo se avanza cranealmente aproximadamente a nivel de la 2ª costilla, haremos girar el extremo del tubo entre nuestros dedos para asegurarnos de que no esta doblado en el interior del tórax, asegurándonos de que las fenestraciones quedan todas colocas en el interior del tórax, pues de lo contrario se producirá un neumotórax fatal. Una vez correctamente colocado el tubo es asegurado a la piel con un nudo chino antideslizante. Un vuelta de sutura discontínua de seda o nylon 2-0 se pasa a través de la incisión cutánea y se anuda sin apretar excesivamente dejando dos largos cabos. Estos cabos se enrollan y entrecruzan a lo largo del tubo a la manera que lo hacen las ataduras de una sandalia romana, unas 4 ó 5 vueltas. Este tipo de sutura funciona de tal manera que si el tubo es traccionado de manea accidental la sutura aún se aprieta más a lo largo del tubo asegurando que no sea descolocado, hasta cierto punto, por supuesto, y no por ello el animal no necesita se vigilado las 24 horas del día. La colocación por el método abierto utilizando unas pinzas es simple. Los forceps son pasados desde la cavidad torácica a través del espacio intercostal y caudalmente tunelizando subcutáneamente y saliendo a través de una pequeña incisión en la piel. Con esas mismas pinzas se agarra el tubo y se tira de él hacia la cavidad torácica. El tubo de toracostomía se deja sin cerrar hasta que el cierre de la herida operatoria sea hermético. Se aspira el aire de la cavidad pleural. Es útil practicar una inspiración más profunda y se clampa el tubo justo al final de esa inspiración, quedando el espacio pleural con una presión negativa. Se aconseja practicar radiografías torácicas para asegurarnos de que el tubo está en posición correcta y también antes de su retirada para asegurarnos de que no la hacemos prematuramente. Se pueden producir complicaciones al utilizar tubos de toracostomía. La más seria es la creación de un neumotórax iatrogénico. Cualquier escape en el tubo de 1489 The North American Veterinary Conference — 2006 ______________________________________________________________________________________________ toracostomía, los conectores o el sistema de succión puede llevar a la pérdida de la presión negativa intratorácica. Se debe utilizar collar isabelino y un vendaje apropiado, sin excesiva presión. Las infecciones no son una complicación frecuente en tanto en cuanto el tubo se mantenga limpio. La extracción del tubo hay que hacerla cuando la cantidad de fluidos acumulado se estime que no es importante. La cantidad de líquido que se puede esperar debido a la presencia del tubo de toracostomía puede oscilar entre 0.5 a 2.0 ml/kg/dia. Se extrae de un tirón limpio y decidido, sin necesidad de ninguna sedación ni anestesia. Se coloca una gasa con ungüento antibiótico o simplemente un poco de vaselina y se deja cicatrizar por segunda intención. PERICARDIOCENTÉSIS La pericardiocentésis se realiza para la obtención de una muestra de líquido pericárdico o para resolver una crisis de tamponamiento cardiaco. El efecto de una efusión pericárdica depende de la velocidad de acumulación del líquido y de la distensibilidad del pericardio. Si el acúmulo es gradual el pericardio se expandirá poco a poco y además los mecanismos de compensación de la función cardiaca minimizaran los efectos clínicos negativos hasta que el volumen es excesivo. Este acúmulo de líquido dentro del pericardio incrementa la presión sobre las cámaras cardiacas, reduciendo el llenado diastólico y el gasto cardiaco. Debido a que el miocardio del ventrículo derecho es más delgaddo que el del ventrículo izquierdo, los signos de insuficiencia cardiaca derecha se observan en primer lugar. Se denomina tamponamiento cardiaco a la insuficiencia cardiaca derecha por insuficiencia diastólica derecha, congestión venosa, caída del gasto cardiaco e hipotensión arterial 4. Se producirá si un volumen excesivo de fluido de acumula lentamente en el saco pericárdico o un pequeño volumen se acumula rápidamente. La pericardiocentésis se realiza con el paciente situado en decúbito lateral izquierdo. La aguja o el trócar se inserta en el 4º a 6º espacio intercostal, unos pocos centímetros por encima de la unión costocondral y dirigido hacia dorsal. Si se dispone de ultrasonidos, el punto preciso de punción puede verificarse eligiendo el lugar en el que la distancia entre el pericardio y el miocardio sea máxima. Existen catéteres específicos para pericardicentésis, de calibre 14 a 16, con dos o tres fenestraciones cerca del extremo distal. Se añade una válvula de tres vías y 1490 se extrae la efusión. Encuentro también muy útil el uso de la aguja de Verres ya que permite extraer grandes cantidades de líquidos. Después de una preparación aséptica y la instilación de un anestésico local en los tejidos se realiza una pequeña incisión en la piel. El catéter pericardico, aguja de Verres o simplemente una aguja se avanza adentro del tórax, en dirección al corazón ejerciendo una continua aspiración. Se siente una discreta resistencia cuando se alcanza el pericardio y se percibe un desgarro corto como el de una tela. El registro simultáneo del ECG mostrará arritmias ventriculares si se punciona el miocardio. En ese caso un corto movimiento de retirada normalizará el electrocardiograma y se continúa de forma segura. Las efusiones pericárdicas suelen ser hemorrágicas y no coagulan, así que para asegurarnos de que el fluido que extraemos no procede de los vasos cardiacos ni de las cámaras cardiacas transferimos una pequeña cantidad a un tubo de muestra y comprobamos que después de unos minutos no se forma ningún coágulo 5. Si se forma un coágulo hay que retirar el trocar o catéter y buscar una nueva posición. Si la condición general del animal es muy mala prefiero retirar una pequeña cantidad de efusión pericárdica con tan solo una aguja y una jeringa pues incluso tras una pequeña cantidad que se retire la condición hemodinámica suele mejorar mucho. Esto se hace sin sedación. Cuando ha mejorado el estado circulatorio sedamos con valium+ketamina o fentanilo y se insertan el trocar o catéter. Referencias 1. 2. 3. 4. 5. Dennis T. Crowe, Jennifer J. Devey, Lung and thoracic cavity. In: M. Joseph Bojrab: Current Techniques in Small Animal Surgery, Intermédica, 2001;371 Theresa W. Fossum, Surgery of the Lower Respiratory System. In T.W. Fossum: Small Animal Surgery, Intermédica, 1999; 735 D. Michael Tilson, Thoracostomy tubes, Part I: Indications and Anaesthesia. Compendium on Continuing Education. 1997; 19: 1260. Joanne N. Franks, Pericardiectomy. In: Joseph Harari: Small Animal Surgery Secrets, Hanley & Belfus INC, 2004; 135. Richard D. Kienle, Pericardial Disease and Neoplasia of the Heart. In: Marl D. Kittleson and Richard D. Kienle: Cardiovascular Medicine of Small Animals, Mosby, 1998; 427.