la familia en el derecho de la seguridad social

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RECENSIONES
ciones que se hayan producido a partir de
entonces o que en el futuro puedan llevarse a
cabo. Y en materia de protección de la vejez,
ámbito de permanente actualidad y preocupación social, así como de atención por parte
de los Gobiernos, se están produciendo cambios importantísimos que es preciso tener en
cuenta para disponer de una visión completa
de la evolución de la protección de la vejez en
nuestro país.
tos del Acuerdo de abril de 2001, por ejemplo
la dependencia, y que, asimismo, aspectos
como el relacionado con la normativa sobre
prejubilaciones para limitar los expedientes
de regulación cuando el trabajador supere los
55 años están presentes en los trabajos en
sede parlamentaria sobre la renovación del
Pacto de Toledo.
PEDRO EXTREMO CASADO
«LA FAMILIA EN EL
DERECHO DE LA
SEGURIDAD SOCIAL»
CRISTINA BLASCO RASERO
Editorial Aranzadi, SA.
Colección Monografías Aranzadi 2003
Hay temas que no sólo no pierden actualidad sino que, por el contrario, son objeto de
atención continua en nuestras sociedades.
Uno de los ejemplos más clarificadores es la
familia, sobre la que puede debatirse desde
múltiples puntos de vista: sociológico, jurídico, económico, etc. El libro «La familia en el
Derecho de la Seguridad Social» aborda un
aspecto sobre la familia: el estudio del sistema básico, público y obligatorio de la Seguridad Social de protección a la familia. Como
señala su autora, Cristina Blasco Rasero,
quedan al margen de su análisis la asistencia
social y los servicios sociales, las formas de
protección de naturaleza privada, así como
cualquier otro mecanismo, público o privado,
de protección social y económica de la familia.
El desarrollo en el seno de la familia de
unas funciones esenciales de atención y cuidado de las personas dependientes, de ayuda
mutua y protección de sus miembros, de formación y participación en un patrimonio
común, permite atribuir a la familia una posición singular en el Derecho de la Seguridad
Social, precisamente encargado de procurar
asistencia y protección social a los ciudadanos.
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El libro comprende dos partes claramente
diferenciadas: de un lado, la protección –contributiva y no contributiva– del sistema de la
seguridad social a la familia y, de otro lado, el
estudio de aspectos más generales relacionados con la familia como su tratamiento en la
Constitución Española o la concepción de la
familia en el sistema.
El libro comienza con un apartado inicial
–parte primera– sobre «la protección social de
la familia: evolución histórica y marco constitucional», para abordar en la segunda y tercera partes los temas relativos a «la familia en
la protección contributiva de la seguridad
social» y a «la familia en la protección no contributiva». Finaliza con una parte cuarta
sobre «la configuración de la protección social
de la familia».
Por lo que se refiere a la protección contributiva, la autora dedica capítulos independientes al estudio de la protección de la
maternidad; la protección del cónyuge
supérstite –la pensión de viudedad–; la protección de los huérfanos –la pensión de orfandad–; las prestaciones de supervivencia en
favor de familiares; los familiares beneficiarios de las indemnizaciones por muerte y
supervivencia y, finalmente, la familia y las
prestaciones por desempleo.
Dentro de la protección no contributiva se
analizan la protección sanitaria de los familiares; la protección de las responsabilidades
familiares; la familia en las prestaciones no
contributivas, y el complemento por mínimos
y las responsabilidades familiares.
En palabras de su autora, «resulta de interés estudiar la situación, la relevancia y el
contenido de la organización familiar y de las
relaciones familiares en el Derecho de la
Seguridad Social. Se trata de exponer de forma ordenada y crítica la regulación en vigor,
de comentarla en función de las circunstancias sociales y familiares en las que debe ser
aplicada, de proponer las reformas normativas que sean oportunas para conseguir un
conjunto normativo, ordenado y coherente,
adaptado a los tiempos y capacitado para conseguir los objetivos principales de la regulación constitucional y social, en particular, y
del ordenamiento jurídico, en general».
En el capítulo dedicado a «La familia en la
Constitución», se señala que hay que dedicar
una especial atención al precepto nuclear en
este tema, es decir el artículo 39 del Texto
Constitucional que ordena, de un lado, la protección pública de la familia y, en particular,
de los hijos y de las madres y, de otro, el deber
de los padres de prestar asistencia a sus
hijos. Ahora bien, el tratamiento integral del
tema exige considerar otras disposiciones
constitucionales en las que de forma directa o
indirecta se alude a la familia y, en concreto,
aquellas que tienen una aplicación material
inmediata, como son los artículos 32 y 50, en
sus referencias al matrimonio y a las personas de la tercera edad, como preceptos que
inciden directamente en la delimitación del
hecho familiar.
El análisis de la protección de la maternidad se centra en el estudio de las prestaciones
de maternidad y de riesgo durante el embarazo, con especial atención a lo establecido en la
Ley 39/1999, de conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras.
Una misma contingencia, la muerte de las
personas incluidas en el campo de aplicación
del sistema de la Seguridad Social, puede dar
origen a una pluralidad de prestaciones
sociales de contenido, características y beneficiarios diversos: el cónyuge supérstite; los
hijos huérfanos; otros familiares.
Al analizar la protección del cónyuge
superviviente, la autora comienza con la pensión de viudedad, con un exhaustivo estudio
de los diversos aspectos que deben tomarse
en cuenta: contenido del derecho; circunstancias personales del beneficiario; causas de
extinción del derecho; etc. Al estudiar la causa de extinción del derecho a la pensión de
viudedad como consecuencia de contraer nue-
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vo matrimonio se recoge la excepción recientemente establecida a favor de aquellos beneficiarios de la pensión de viudedad que sean
mayores de 61 años o menores de dicha edad
que tengan reconocida una incapacidad permanente absoluta, una gran invalidez o una
minusvalía en un grado igual o superior al
65%, siempre que sea la pensión de viudedad
su principal o única fuente de ingresos y
obtenga el matrimonio unos rendimientos
inferiores a ciertos límites.
Esta limitada aplicación de dicha excepción a las personas mayores de cierta edad,
incapacitadas o minusválidas, expulsa de la
protección a aquellos sujetos que, encontrándose en la misma situación de necesidad o
precariedad económica, no cumplan las condiciones personales señaladas.
Por lo que se refiere a la pensión de orfandad, se contemplan diversos aspectos sobre la
misma: el fundamento de dicha pensión; la
delimitación del sujeto beneficiario; los requisitos o condiciones personales que deben reunir los huérfanos; los sujetos perceptores de
la prestación, pues la pensión se abona directamente a los huérfanos cuando sean mayores de 18 años no incapacitados, en coherencia con la plena capacidad de obrar que
adquieren con la mayoría de edad.
Finaliza el estudio de la protección por
muerte y supervivencia con las prestaciones
de supervivencia a favor de familiares, a las
que se dedica un análisis pormenorizado de
posibles beneficiarios, requisitos, etc., y con
las indemnizaciones a favor de ciertos familiares cuando el fallecimiento del causante
deriva de un accidente de trabajo o de una
enfermedad profesional.
Un capítulo especial se desarrolla para la
familia y las prestaciones por desempleo, tanto en su modalidad contributiva como en el
denominado subsidio asistencial, analizando
los temas relacionados con las responsabilidades familiares, la convivencia y dependencia económica, etc.
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Dentro de la protección no contributiva la
autora recoge la protección sanitaria de los
familiares, las prestaciones no contributivas,
y el complemento por mínimos. Pese al principio de universalidad subjetiva como ideal
de cobertura del ordenamiento español respecto a la cobertura sanitaria, tiene todavía
sentido estudiar las prestaciones sanitarias
dentro de las medidas de protección social
integradas en la Seguridad Social. De acuerdo con la regulación actual de esta materia, la
condición familiar o, dicho de otra forma, la
existencia de una relación conyugal o de
parentesco con los sujetos directamente
incluidos en el campo de aplicación del sistema, constituye una forma de ampliación del
ámbito subjetivo de las prestaciones sanitarias a las que, por esta vía, accede un grupo
sumamente importante de ciudadanos.
Actualmente, por lo tanto, la relación familiar constituye una forma de acceso de parte
de la población a las prestaciones sanitarias
públicas.
La implantación y la regulación de las llamadas prestaciones no contributivas supuso
un paso importante en cumplimiento del
mandato contenido en el artículo 41 de la
Constitución, permitiendo la protección de
las situaciones más graves de pobreza, centrando su atención en las que padecen los segmentos menos protegidos de la población, es
decir, los ancianos, los minusválidos y los
niños. Las prestaciones no contributivas
guardan una relación relevante con el hecho
familiar, pues la situación familiar del beneficiario tiene importancia no sólo para determinar el derecho a la prestación misma, sino
también para concretar la cuantía que le
corresponde.
Asimismo, como es conocido, cada año se
aprueba un cuadro de cuantías mínimas de
las pensiones contributivas que sirve para
determinar, en su caso, el importe del complemento por mínimos que corresponde a
cada beneficiario. En este sentido, la situación familiar del pensionista es importante
para la determinación de las cuantías míni-
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mas de las prestaciones de jubilación, incapacidad permanente, viudedad, orfandad y en
favor de familiares, y junto a otros criterios
como la edad, el grado de invalidez o el número de beneficiarios de las prestaciones, se
atiende a la situación familiar del preceptor
de la ayuda para concretar su importe mínimo.
Tras el análisis de los ámbitos concretos en
las que la situación familiar es tomada en
cuenta en las diferentes modalidades de protección –contributiva y no contributiva– así
como en las diversas prestaciones –pensiones
de viudedad, orfandad, etc– en que se materializa esa protección del sistema de seguridad social, el libro contiene una parte final
dedicada al estudio de la «configuración de la
protección social de la familia», en la que se
recogen las notas fundamentales de la protección familiar en el Derecho español y dispensada por el sistema de la Seguridad Social, es
decir, una valoración general de la política de
la protección familiar que realiza el Estado
español a través de dicho sistema.
En palabras de la autora, «se puede afirmar la existencia de razones suficientes para
mantener una política singular de protección
a la familia y, en concreto, para que el ordenamiento de la Seguridad Social siga prestando una atención especial al hecho familiar: de una parte, por la propia importancia y
extensión de la familia como fenómeno social
incuestionable; de otra, por el cumplimiento
efectivo de unas funciones esenciales para la
sociedad y de unas relaciones humanas y
jurídicas fundamentales para la subsistencia
de las personas. En particular, la existencia
de una relación de dependencia, económica y
material, entre los miembros del grupo, justifica el mantenimiento de una política general
que materialice la protección pública a través
de la familia. Por ello, aunque se pueda revisar y reformar la política social actual de protección familiar, es conveniente que permanezca en el ordenamiento social una consideración específica, con distintos objetivos, de
esta realidad humana».
Ciertamente, el sistema general de prestaciones sociales constituye un cuadro complejo
de protección de la realidad familiar que conlleva una protección plural en la que se mezclan elementos de carácter subjetivo con otros
de carácter objetivo. La pluralidad de relaciones que se dan efectivamente en la familia y
la consideración de los distintos bienes jurídicos que constituyen el objeto de la protección
social exigen una actuación constante de
ampliación y mejora del ámbito subjetivo y
objetivo del sistema. Por ello, señala la autora, sería conveniente una nueva perspectiva:
la realización de una política deliberada de
protección a la familia en la que se definan
las unidades familiares, las situaciones, los
bienes y los derechos que deban ser objeto de
la protección social y, en razón de tales fines,
programar una protección completa, sistemática e integrada de la familia. De esta forma, se daría eficaz cumplimiento al mandato
constitucional de protección integral de la
familia.
El libro supone una importante aportación
al estudio de la consideración de la familia en
el sistema de la Seguridad Social y de las diferentes vías de protección de la misma, profundizando no sólo en la consideración de las
prestaciones concretas establecidas al efecto
–pensiones, complementos, asistencia sanitaria, etc– sino también en aquellos otros
múltiples aspectos y elementos –convivencia,
dependencia económica, relación de parentesco, etc.– que deben ser tenidos en cuenta a
la hora de diseñar y establecer los mecanismos de atención a la familia. Al lado de las
prestaciones estrictamente económicas, también es posible y conveniente mejorar la protección social a través de medidas complementarias y servicios sociales destinados a la
atención de necesidades varias (tales como
guarderías, centros especiales de ancianos,
enfermos, minusválidos, etc.).
Otro elemento que debe ser destacado es
que el libro recoge tanto la normativa reguladora de cada una de las prestaciones analizadas como la jurisprudencia que ha recaído
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sobre aspectos controvertidos como las uniones extramatrimoniales, por ejemplo. Asimismo, pone de manifiesto algunas insuficiencias en la protección de las situaciones
familiares que deberían ser objeto de atención. Al fin y al cabo dentro de las nuevas
recomendaciones del Pacto de Toledo se recoge en su recomendación duodécima la necesidad de «reformular las prestaciones de supervivencia con un doble objetivo: cubrir las
necesidades familiares que se producen a
consecuencia del fallecimiento y mejorar las
actuales prestaciones de viudedad de las personas que no tienen otro tipo de ingresos,
especialmente en el caso de mayores de 65
años. Continuar mejorando las pensiones de
orfandad».
PEDRO EXTREMO CASADO
SOCIAL ESPAÑOL»
MARÍA GARCÍA VALVERDE
Editorial Comares
Colección Trabajo y Seguridad Social
Granada, 2003
El mantenimiento del poder adquisitivo de
las pensiones del sistema español de Seguridad Social forma parte de las nuevas recomendaciones del Pacto de Toledo, en el que se
habla de «preservar el mantenimiento del
poder adquisitivo de los pensionistas,
mediante la adopción de medidas que garanticen el equilibrio financiero del Sistema en el
futuro». Íntimamente ligado a ese poder
adquisitivo se encuentra la cuantía de las
prestaciones, que es precisamente el tema
que es analizado por María García Valverde
en su libro «La cuantía de las prestaciones en
el sistema de Seguridad Social español».
El sistema de Seguridad Social se configura como mixto, aunque, por el momento, pre-
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sustitución? Estas y otras muchas cuestiones
constituyen el objeto del libro.
La cuantía de las prestaciones: consideración global y régimen jurídico general es objeto del capítulo II del libro, en el que se estudian la evolución de la conformación y de las
pautas de fijación de la cuantía de las prestaciones en el sistema español así como los elementos determinantes –la base reguladora y
el porcentaje aplicable– de la cuantía de las
mismas.
El análisis específico de la cuantía de las
prestaciones concretas de la seguridad social
constituye el contenido del capítulo IV de la
citada obra, en el que se detallan las pensiones de jubilación, de muerte y supervivencia,
de incapacidad permanente, junto con las
restantes prestaciones –subsidios por maternidad y por incapacidad temporal; prestaciones por hijo a cargo; prestaciones por desempleo–.
La autora dedica un capítulo especial
–capítulo III– a los problemas y nuevas pers-
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