Un nuevo hito en el sector asegurador: la reforma

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SEPTIEMBRE
Un nuevo hito en el sector
asegurador: la reforma del
Baremo
UN NUEVO HITO EN EL SECTOR ASEGURADOR: LA REFORMA DEL BAREMO
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Con fecha 23 de septiembre de 2015 se ha publicado en el BOE la Ley 35/2015, de 22 de septiembre, de
reforma del sistema para la valoración de los daños y perjuicios causados a las personas en accidentes de
circulación -el conocido popularmente como “Baremo de Autos”-, cuya andadura comenzó en el año 2011
dentro de la Comisión de Expertos designada por los Ministerios de Economía, Hacienda y Justicia. El nuevo
Baremo entrará en vigor el 1 de enero de 2016.
El sector asegurador en España, en constante cambio desde el año 2009 en que se publica la Directiva
Solvencia II y, sobre todo, a lo largo de los años 2014 y 2015, con la tramitación parlamentaria de la Ley de
Ordenación, Supervisión y Solvencia de las Entidades Aseguradoras y Reaseguradoras (“LOSSEAR”)
publicada el 15 de julio de 2015, y ahora con el nuevo Baremo, aproa un nuevo horizonte de cambios
profundos en la gestión de los riesgos, el cálculo de primas, la determinación de las reservas y el cálculo de
márgenes.
El nuevo Baremo, cuya entrada en vigor tendrá lugar
el próximo 1 de enero de 2016, constituye la
renovada escala de referencia del sector asegurador
para el cálculo de indemnizaciones por daños
corporales.
A pesar de que, conforme a la Disposición transitoria
única de la nueva Ley, apartado primero, la
aplicación del Baremo ha de circunscribirse
estrictamente a los accidentes de tráfico, lo cierto es
que, como es de sobra conocido, nuestros
tribunales han tomado como referencia de
cálculo de cualquier indemnización por daños
corporales (salvando el orden Social) al también
conocido como "Baremo de Tráfico".
Desde la perspectiva del ramo del automóvil,
conviene destacar que el “latigazo cervical”, lesión
imposible
de
objetivar
mediante
pruebas
diagnósticas, y otras lesiones de menor gravedad,
pierden definitivamente peso en la valoración de los
daños corporales mientras que, en contraposición,
se refuerza el mecanismo de valoración de secuelas
de "grandes lesionados" con el objetivo de garantizar
una efectiva e integral reparación de los daños.
El nuevo Baremo actualiza los criterios empleados
para el cálculo del importe de las indemnizaciones.
Es preciso recordar que el anterior sistema de
cálculo de las indemnizaciones por daños corporales
(actualizado
anualmente
desde
2004)
no
contemplaba expresamente circunstancias tales
como la orfandad absoluta, los años de convivencia
efectiva, la repercusión de una secuela sobre el
estado general de salud del perjudicado o el
perjuicio causado a familiares y allegados.
Del mismo modo, el nuevo Baremo recoge nuevos
supuestos tales como los daños sufridos por
familiares cercanos (no directos) o "situaciones de
análoga convivencia" al matrimonio: las parejas de
hecho (registradas o no), que han sido equiparadas
jurídicamente a la situación de los cónyuges en el
cálculo de indemnizaciones, al igual que en el resto
del tráfico jurídico cotidiano.
Los principios que inspiran el nuevo Baremo ya
vertebraban el antiguo sistema de referencia. Ahora
bien, la nueva Ley surge con la finalidad de
fortalecer la eficacia del principio de reparación
integral. Es al amparo de este principio bajo el que
se ha producido un incremento medio global del
16,5% en la cuantía de las indemnizaciones por
accidentes de tráfico (un 50% más en las
indemnizaciones por fallecimiento y un 35% más en
las indemnizaciones por secuelas permanentes), al
considerar que el resarcimiento no sólo ha de ser
patrimonial por el daño físico, sino también por los
daños morales.
Por otro lado, el principio de vertebración, definido
como el segundo pilar sobre el que se ha construido
el nuevo Baremo, exige que los daños patrimoniales
y los daños personales sean valorados de forma
separada y, dentro de cada una de estas grandes
categorías, en cada uno de los conceptos detallados
en el propio Baremo.
Finalmente, el otro principio que inspira y ordena el
nuevo Baremo de Autos es el de la objetivación del
daño, que sirve de válvula de seguridad del nuevo
sistema de valoración de secuelas al establecer "que
no pueden fijarse indemnizaciones por conceptos o
importes distintos de los previstos en él (léase, en el
Baremo)" y del que se deriva que no pueden
reputarse como daños aquellos no objetivables
mediante pruebas diagnósticas médicas.
A grandes rasgos, tres son los tipos de daños objeto
de valoración: la muerte, las secuelas y las lesiones
temporales (anteriormente, días impeditivos y no
impeditivos). Ahora bien, no podemos olvidar los
antiguos “factores de corrección” y el perjuicio
estético que en el nuevo Baremo se incorporan a
cada una de las categorías que les corresponden.
UN NUEVO HITO EN EL SECTOR ASEGURADOR: LA REFORMA DEL BAREMO
El nuevo Baremo divide en tres los conceptos que
han de ser valorados a la hora de calcular el importe
total de una indemnización: el perjuicio personal
básico, que se corresponde con la indemnización
básica por el daño sufrido (muerte, secuela o lesión
temporal), el perjuicio personal particular, que se
correspondería
con
aquellas
circunstancias
personales que atemperarían el importe total de la
indemnización, y, finalmente, el perjuicio económico
en que se traduciría el daño causado.
Es preciso recordar que el antiguo Baremo (RDL
8/2004 y su Anexo) relegaba la ponderación de los
perjuicios personales particulares y de los perjuicios
económicos a la categoría de "factor de corrección",
concepto que en el nuevo Baremo desaparece como
tal.
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•
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Por otro lado, entre las novedades del Baremo, sin
ánimo de ser exhaustivos, cabe destacar:
•
•
•
Artículo 37. Se obliga al perjudicado a
someterse a cuantos reconocimientos sean
necesarios por parte de los servicios
médicos designados por el eventual
responsable para la evaluación médica. En
caso de que el lesionado no cumpla con esta
obligación, ello permite eximir a la
Aseguradora del pago de los intereses del
Artículo 20 de la Ley de Contrato del Seguro
("LCS").
Artículo 41. Se especifica el sistema de
cálculo de la renta vitalicia que puede
sustituir,
total
o
parcialmente,
la
indemnización
fijada
en
favor
del
perjudicado. En este punto, hemos de
recordar que ya el RDL 8/2004 preveía la
posibilidad de sustituir la indemnización total
por una renta vitalicia (Sección Primera,
Apartado 8 del Anexo del RDL 8/2004) pero
tampoco puede olvidarse que, en no pocas
ocasiones, se ha echado mano del artículo
251.7ª de la Ley de Enjuiciamiento Civil, que
permite calcular el valor de la renta vitalicia a
través del importe de una anualidad
multiplicado por diez.
Resulta evidente, por tanto, que el nuevo
Baremo
eleva
las
cuantías
de
indemnizaciones consistentes en renta
vitalicia que corresponden a grandes
lesionados.
Artículo 44. Se contempla la posibilidad de
indemnizar a los herederos por las lesiones
temporales sufridas por una víctima que ya
ha fenecido; evidentemente, desde este
nuevo enfoque, la causa del fallecimiento no
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•
es el padecimiento de las lesiones
temporales. Es decir, a pesar de que el
lesionado haya fallecido, los perjudicados por
las lesiones temporales sufridas en vida de la
víctima conservan su derecho a percibir una
indemnización.
Artículo 45. Prevé la obligación de resarcir a
los herederos por las secuelas sufridas por la
víctima en vida.
En otras palabras, a pesar de que la víctima
haya fallecido, los herederos tienen derecho
a percibir una indemnización por el daño que
las secuelas del fenecido pudieran haber
ocasionado en su integridad personal o
patrimonial. En este caso, tampoco las
secuelas pueden haber provocado el deceso.
Artículo 46. Del mismo modo, también
sobreviven al fenecido aquellos perjuicios
patrimoniales que pudiera haber sufrido en
vida y que no hubieran sido resarcidos; en
este caso, los herederos pueden reclamar
una indemnización por estos daños.
Artículo 47. El nuevo Baremo determina que
la indemnización por fallecimiento producido
por unas secuelas es compatible con la
indemnización de las secuelas padecidas en
vida.
En otras palabras, el nuevo Baremo
contempla la posibilidad de que la
indemnización percibida por los perjudicados
se integre tanto por el resarcimiento de los
daños que pudieran haber sido inferidos en
el tiempo de estabilización de las secuelas al
fallecido, como por el daño que supone el
deceso en sí mismo. Conviene recordar que,
con anterioridad a este nuevo Baremo,
resultaba pacífico para la jurisprudencia que
el daño de mayor intensidad (la muerte)
absorbía el daño de menor intensidad (los
padecimientos anteriores a la muerte), si
bien es cierto también que, vía resarcimiento
de los daños morales, Jueces y Magistrados
tenían ocasión de ponderar la indemnización
final.
Artículo 62. Se especifica quiénes ostentan
la condición de “perjudicados” en caso de
fallecimiento: el cónyuge viudo, los
ascendientes,
los
descendientes,
los
hermanos y los allegados.
Esta última y nueva categoría reconoce
situaciones de convivencia "familiar" con la
víctima durante, al menos, cinco años
anteriores al deceso por personas cercanas
en parentesco o afectividad.
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UN NUEVO HITO EN EL SECTOR ASEGURADOR: LA REFORMA DEL BAREMO
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Artículo 78 y 79. El nuevo Baremo
determina el carácter básico de una
indemnización de 400 euros en concepto de
perjuicio patrimonial en caso de fallecimiento
para cada perjudicado (independientemente
de su status). Asimismo, el artículo 79
determina la obligación de cubrir los gastos
de sepelio del fallecido en cuantía aparte de
los conceptos indemnizatorios por daño
personal básico, particular y daño patrimonial
básico.
Artículo 114 y ss. Una de las características
más novedosas del nuevo Baremo es haber
introducido la obligación de la Aseguradora
de hacer frente a los gastos sanitarios
durante toda la vida del perjudicado.
Efectivamente, conforme al nuevo Baremo,
la Aseguradora habrá de hacer frente a los
gastos que ocasione el tratamiento futuro (o
de por vida) del perjudicado en la Sanidad
Pública.
Del mismo modo, en el caso de tratamiento
rehabilitador en domicilio o en régimen de
asistencia ambulatoria, así como en el caso
de que el perjudicado necesite de prótesis y
ortesis (y sus oportunos recambios), estos
tratamientos serán abonados directamente
por la Aseguradora al perjudicado, previa
justificación de los gastos.
Para garantizar el resarcimiento de los
gastos de tratamiento del perjudicado en la
Sanidad Pública, el nuevo Baremo prevé la
posibilidad de que Compañías y Servicios de
Salud lleguen a acuerdos específicos al
objeto de facilitar el pago de las prestaciones
antes señaladas. El nuevo Baremo, además,
prevé la posibilidad de que los tratamientos
rehabilitadores a los que deba enfrentarse el
paciente, se lleven a cabo en centros
concertados con la Sanidad Pública,
conforme a la normativa al efecto.
Asimismo, el nuevo Baremo introduce mecanismos
de ponderación de las indemnizaciones en atención
a:
•
La racionalización de los criterios de
valoración del daño relativos a la pérdida de
calidad de vida (art. 107 y ss.), la necesidad
de ayuda de tercera persona (art. 121 y ss.),
o la inexistencia de ingresos declarados
(dedicación exclusiva a tareas del hogar o
lesionados pendientes de acceder al
mercado laboral menores de 30 años).
•
La actualización del valor del punto de
secuela a los criterios europeos de referencia
en función de la edad del lesionado y del
número de puntos, desapareciendo el
sistema de horquillas por grupos de edad.
Del mismo modo, algunas lesiones descritas
en el baremo médico son desglosadas y, en
algunos casos como el Síndrome de Cola de
Caballo, se aprecia una notable corrección al
alza de las horquillas de baremación por
puntos.
En definitiva, el Baremo aprobado por la Cámara
Alta introduce nuevas variables de cálculo a la hora
de establecer reservas en relación al riesgo de un
siniestro concreto. Estas nuevas variables, en líneas
generales, al margen del ramo del automóvil,
supondrán un encarecimiento considerable de las
indemnizaciones lo que, sin lugar a dudas, habrá de
tener su repercusión en el cálculo de las primas.
A este respecto, se ha señalado que el
encarecimiento de las indemnizaciones habría de
compensarse con un incremento paulatino de las
primas de seguros de en torno a un 5%, cifra que, no
obstante, se ha puesto en relación únicamente con
el ramo del automóvil; no se han hecho públicas las
estimaciones del impacto económico que el nuevo
Baremo puede suponer para sectores como el
sanitario, farmacéutico o incluso en el ámbito de la
prevención de riesgos laborales.
En conclusión, este nuevo Baremo constituye un hito
en el proceso de cambio en el que está sumido el
sector asegurador, en plena adaptación a las nuevas
exigencias de solvencia financiera. En esta línea, el
nuevo Baremo aclara los criterios de valoración de
secuelas confiriendo una mayor seguridad a la
dotación de reservas y al cálculo de las
indemnizaciones en materia de responsabilidad civil
por daños personales.
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