Los Fueros y sus Defensas. Tomo V. Cortes de 1876. Volumen

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BIBLIOTECA BASCONGADA
DE FERMÍN HERRÁN
Tomo
LOS FUEROS
y
SUS DEFENSAS
TOMO
1.9
r~m~nnmmm~
V
CORTES DE 1876
VOLUMEN TDRCHRO
Garmendja-Gorostidi -
Zavala
Barandica - Martínez de Aragó .
Pida[ y Mon
BILBAO-1898
Imp, y Ene . de Andrés P.-Cardenal
Ca11e del Banco de España, 3, iat.
LOS FUEROS
Y
SUS DEFENSAS
TOMO V
CORTES DE 1876
VOLUMEN TERCERO
DISCURSO
PRONUNCIADO EN EL
CONGRESO DE LOS DIPU'T`ADOS
EL DIA 18 DE JULIO DE 1876
POR
DON MARTIN GARMENDIA
DISCURSO
"E
DON MARTIN GARMENDIA
18 JULIO 1878
SEÑOREs DIPUTADOS :
Voy á hacer uso de la palabra, señores Diputados, cuando está ya muy avanzada la
discusión, agotada por decirlo así, la materia objeto de estos debates, y después que
han hecho uso de la palabra en uno y otro
sentido, de uno y otro lado, en pro y en contra del proyecto, elocuentes y distinguidos
oradores .
Esta circunstancia hace que sea todavía
más difícil y penosa mi situación, aunque lo
sería de todas suertes muy embarazosa, dada
la gravedad y la naturaleza del asunto de que
se trata, y siendo como soy nuevo en este sitio y nuevo también en las luchas de la pa.
labra, que no he tenido nunca ocasión de
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FUEROS
ejercitar . Necesito por lo tanto, señores Diputados, de toda vuestra indulgencia, de toda
vuestra benevolencia ; no las reclamo para la
causa que voy á tener la honra de defender ;
para ella sólo exijo que la deliberéis con imparcialidad y que la resolvais con justicia ; las
impetro de vuestra bondad para mí, pues habré menester de ellas, si he de acertar á explicarme en medio de esta emoción que
experimento, y si he de poder llenar, siquiera sea medianamente, el deber honroso y penoso á la vez, á que han satisfecho ya con
gran gloria algunos de mis dignos compañeros, y que tenemos todos los que nos honramos con la representación de- las nobilísimas
Provincias Vascongadas, de defender sus legítimos derechos, totalmente desconocidos en
el proyecto sometido á las deliberaciones de
de esta Asamblea .
En la confianza, pues, señores Diputados,
de que no me ha de faltar vuestra indulgencia y de que me habeis de escuchar benévolos, entro al debate sin temor, rogándoos antes, que si alguna palabra saliese de mis labios, no digo inconveniente, pero aun impropia de este lugar y del respeto profundo que
soy el primero en tributar á esta Cámara, la
tengais por no dicha y la consideréis como un
efecto de mi inexperiencia y de mi falta de
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costumbre en dirigirme al público, pues nada
se halla tan lejos de mi ánimo como la idea
de faltar en lo más mínimo, directa ni indirectamente á los respetos y á la consideración
que debemos todos á este alto é ilustrado
Cuerpo . Me apresuro asimismo á hacer presente al Congreso, que hablo por mi sola
cuenta, sin misión de nadie ni instrucciones
algunas para emitir estas ó aquellas doctrinas, para obrar de esta ó de la otra manera ;
que por lo tanto debe ser mía, exclusivamente mía la responsabilidad que contraiga por
mis palabras, sin que afecte en lo más minirr,>¡£ mi país, cuanto yo diga con ocasión de
la defensa de sus derechos .
Hechas estas advertencias, y antes de ocuparme del artículo 2 .0 puesto á discusión, tengo que empezar por anticipar algunas ideas .
Procuraré explanarlas con toda brevedad, á
fin de molestar á la Cámara todo lo menos
que me sea posible .
Los fueros vascongados, señores Diputados, reconocidos y confirmados por todos los
Monarcas de España, absolutamente por todos, existían desde el venturoso acontecimiento que puso término á la guerra civil de
los siete años, garantidos por la ley de 25 de
Octubre de 1839 .
D esde entonces, desde el 39, el fundamen-
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to de nuestras venerandas instituciones fué
dicha ley ; hasta su promulgación, los reconocimientos y confirmaciones de los Monarcas
que arrancaban á su vez de las agregaciones
del país á la Corona de Castilla .
Yo no me ocuparé de las de Alava y Vizcaya; lo han hecho mucho mejor de lo que
yo pudiera hacerlo distinguidos representantes de aquellas provincias ; y en cuanto á Guipuzcoa haré tan sólo ligeras indicaciones,
pues no creo que otra cosa fuera conducente
ni pertinente, habiendo de servir de punto de
partida para la resolución del problema foral, según se ha reconocido en el curso de
de esta discusión, la ley de 25 de Octubre de
1839 .
Me limitaré á decir que Guipuzcoa se unió
espontánea y voluntariamente á Castilla bajo
don Alfonso VIII, en ocasión en que este rey,
en guerra con don Sancho de Navarra, tenía
cercada á la ciudad de Vitoria . El punto relativo á si dicha unión fué voluntaria, ó si, por
el contrario, fué la provincia conquistada después de Vitoria, no ofrece ya gran interés ;
pero le tuvo, por más que asegure Llorente
en una de sus obras que nunca había ocurrido á Guipuzcoa hasta el siglo pasado afirmar,
que su unión se hubiese hecho por propia espontaneidad y no por conquista . Llorente ig-
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noraba sin duda que las juntas de Cestona
del año 1655 se hubiesen ocupado ya de este
asunto, acordando ofrecer un premio de 4 .000
escudos al que presentara la escritura de
unión de la provincia de Guipuzcoa . Consecuencia de este ofrecimiento fué el que en las
juntas de 1664 se presentara por el escritor
Alejo Nobis, conocido también con el nombre de Lupián Zapata, un documento que
afirmaba ser el original de la escritura de la
voluntaria entrega de Guipuzcoa, documento
que aquellas juntas rechazaron por apócrifo,
como lo rechazan también el Padre Henao y
otros escritores .
Ya ve el Congreso que ya en 1655 se consagraba la provincia de Guipuzcoa con interés á dilucidar el problema de su voluntaria
unión . Un siglo antes, con motivo de una
obra que D . Pedro de Alcocer escribió con el
título de Historia y descripción de la imperial
ciudad de Toledo, en la que afirmaba que Guipuzcoa había sido conquistada después de
Vitoria, las juntas de Tolosa comisionaron á
D . Esteban Garibay y Zamalloa para que
avistándose con Alcocer, le convenciera de
su error y obtuviera su rectificación en la reimpresión que hiciera de su obra . D . Esteban
Garibay aceptó la comisión y la cumplió también, obteniendo de Alcocer la promesa de
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FUEROS
rectificar su error en la primera reimpresión
que hiciera de su Historia de Toledo . Pero
esta reimpresión' no tuvo lugar hasta cincuenta años después, cuando ya no existía Alcocer, y el error quedó por lo tanto en pie ; y
estas noticias, que hubieran sido totalmente
desconocidas, se consignan en el tomo undécimo de las Grandezas de España, que dejó
inéditas Garabay, y que publicó la Academia
de la Historia en 1854 .
Para mi es indudable que la unión de Guipuzcoa á Castilla fué voluntaria ; lo creo así
porque lo afirman autores tan respetables
como el Padre Mariana, Garibay, Núñez de
Castro, Mondéjar y otros, y porque lo consigna también terminantemente el fuero de
Guipuzcoa . Y como este Código, con cuantas
disposiciones y afirmaciones contiene, fué
confirmado por los monarcas todos, es indudable que al, aprobarle éstos prestaron su
asentimiento, y confirmaron también con su
autoridad, la verdad hoy incontrovertible, de
la voluntaria entrega ó unión .
Una real cédula de don Fernando VI, de 8
de Octubre de 1752, dictada de acuerdo con
lo consultado por el Consejo pleno de Hacienda, viene á dar todavía mayor fuerza á la
opinión que sostengo ; dice así dicha real cédula ; ,«Examinado y considerado este grave
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negocio por el Consejo pleno de Hacienda
con la madurez y detenida reflexión que re quería, me hizo presente en consulta de 6 de
junio de este año, las circunstancias que concurren en la citada provincia, que tanto han
mirado siempre los señores reyes, mis gloriosos progenitores, para no permitir novedad
alguna turbativa del pacífico estado y buen
gobierno que ha tenido con sus fueros, privilegios, usos y costumbres, pues los hechos ó
intentados en varios tiempos, los reformaron
luego que reclamó de ellos la provincia, dejándola en su entera libertad ; con que siendo
de libre dominio se entregó voluntariamente
al rey don Alonso VIII, llamado el de las
Navas, el año de 1200, bajo los antiguos fueros, usos y costumbres con que vivió, desde
su población, y en que continuó hasta que
ella misma pidió al señor rey don Enrique II,
se redujeren á leyes escritas de que se formó
el volumen que tiene de sus fueros, impreso
con pública autoridad y reales aprobaciones .»
Y prescindo, Sres . Diputados, en obsequio
á la brevedad, de citar informes de corporaciones importantes del Estado, sellados con
la aprobación de los Monarcas, cuyos dictámenes son una nueva prueba de que Guipuzcoa no fué tomada por la fuerza de las armas .
Acreditan igualmente este hecho las amis-
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tosas relaciones en que se mantuvo con Guipuzcua D . Alfonso desde 1200, cemprobando
esto mismo en sentido contrario la actitud que
desde entonces observó por su parte D . San
cho de Navarra . Este Monarca, cuyos desafueros habían sido la causa de que Guipuzcoa
se separara de su dominio, no cesó desde
1201, en que volvió de Africa, de hostilizar á
dicha provincia ; hizo lo posible para llevar á
Bayona el comercio marítimo de San Sebastián, y aún invadió el territorio en 1205, sien
do rechazado . D . Alfonso, por su parte, estuvo por dos veces en Guipuzcoa inmediatamente después de la entrega, en 1201 y 1204, preparando allí en esta ultima época la conquista del Ducado de Guiena, que llevó á cabo al
año siguiente . Estos hechos no tendrían explicación de haber sido conquistada Guípuzcoa y no anexionada por su voluntad á la Corona de Castilla ; como no se explicaría tampoco, dado el primer caso, la posesión quieta
de aquella provincia por D . Alfonso, teniendo
como tenía en las plazas fuertes de San Sebastián y Fuenterrabía, en el vigor de su raza y en su situación topográfica, sobrados medios para resistir la dominación del Monarca
castellano .
Pero aún hay más : el Código de las Partidas, escrito por D. Alfonso el Sabio, no rigió
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en España hasta que las Cortes de Alcalá lo
declararon obligatorio en 1348 . Pues bien ; en
1375, cuando ya estaba mandado que el Código de las Partidas rigiera en todas las provincias del reino de Castilla, formó Guipuzcoa
su primer cuaderno legal escrito, confirmado
por D . Enrique II el 20 de Diciembre del
mismo año .
¿Se concibe que si no se hubiera hallado en una situación independiente respeto
de todas las demás del Reino, rigiendo un
Código tan importante como el de las Partidas, se permitiera á Guipuzcoa establecer
su legislación y formar sus colecciones de
leyes, como hizo también más tarde en 1377,
en 1397, en 1457, en 1463, en 1583 y
en 1695?
Esta última colección con otra llamada
«Suplemento del Fuero», y las demás disposiciones posteriores, forman el Código de las
leyes forales de Guipuzcoa . Todas esas colecciones se formaron por la misma provincia en
junta general, y las sancionaron y confirmaron los Monarcas .
Por último, las guerras con Inglaterra, las
treguas y tratados de paz y comercio que celebró con dicho Reino, con la villa de Bayona
y con la provincia de Labort, Francia, prueban una vez más que Guipuzcoa se mantuvo
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autónoma, bajo el dominio eminente de los
Monarcas de España .
El Sr . PRESIDENTE : Sr . Diputado, van á
pasar las horas de reglamento ; cuando á
V. S . le parezca puede cortar su discurso .
El Sr . GARMENDIA : Terminaré esta parte relativa á la agregación voluntaria de Guipúzcoa, y terminada que sea, suspenderé mi
discurso, puesto que así lo desea S . S ., para
terminarlo en la sesión de esta tarde .
La provincia de que me ocupo, sin ser autónoma, no pudo celebrar con Inglaterra en
1482 una tregua de diez años y una liga co,
mercial ; estableciéndose por ella que si el
Rey de Inglaterra declaraba represalias contra el de España ó vice-versa, no se ejecutarían contra los guipuzcoanos, ni éstos las harían á los ingleses . Los Diputados guipuzcoanos que asistieron á la celebración de este
tratado, recibieron sus credenciales y poderes de la junta del país congregada en Usarraga .
Señor Presidente : si S . S. lo desea, podré
suspender aquí mi discurso para proseguirlo
á la tarde .
Eran las doce .
El Sr . GARMIENDIA : Me ocupaba, señores Diputados, de los tratados que había ce-
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lebrado Guipuzcoa con Reinos extraños,
cuando el Sr . Presidente me anunció que habían pasado las horas de Reglamento, y tuve
que suspender mi discurso para reanudarlo
ahora . Estaba diciendo cuando se levantó la
sesión, que en el siglo XVII, y también en el
XVIII, Guipuzcoa y Vizcaya habían celebrado tratados de paz y amistad con la provincia de Labort de Francia y con el Ducado de
Bretaña ; estos tratados eran confirmados por
el Rey, en reconocimiento de su alta soberanía, del dominio eminente que tenía sobre las
provincias, y se estipulaban á veces sin tenerse en cuenta la generalidad de relaciones de
la Nación, como sucedió con varios tratados
de Guipu7coa con Labort, que se celebraron
cuando estaban en guerra España y Francia .
La excepcionalidad de Guipuzcoa quedó
reconocida también, Sres . Diputados, en el célebre tratado de Utrech de 1713, de que se
hizo aquí mención días pasados, y en cuyo
tratado se establecieron algunas excepciones
en favor de Guipuzcoa y Vizcaya, declarán
dose que los puertos de ambas provincias no
estaban sujetos á las leyes de Castilla . Al hablar de este tratado, decía el dignísimo individuo de la comisión, Sr . Roda, que el Rey
de España se comprometía en él, á no aumentar con nuevos aranceles los derechos que se
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cobraban en los puertos de Guipuzcoa y Vizcaya y otros que no estaban sujetos á las leyes de Castilla . De esto deducía el Sr . Roda
que ya satisfacían derechos á la Corona los
puertos de Guipuzcoa y Vizcaya, puesto que
el Rey se comprometía á no aumentarlos, y
que por lo tanto, los Monarcas de España
ejercían plena soberanía en aquellas provincias . Indudablemente que ejercían soberanía
en las provincias los Monarcas, en la época
en que se hizo el tratado de Utrech . Nunca
hemos sostenido lo contrario ; pero lo que sí
puedo asegurar al Sr . Roda es, que en aquella época estaba el país vascongado en plena
posesión del pase foral, que estaban también
en vigor las leyes forales relativas á la libertad de comercio y las de exención de tributos,
y que no es creible que D . Felipe V, que tantas declaraciones hizo en favor de las libertades y fueros de los vascongados, cobrase en
los puertos de aquellas provincias derechos
que se opusieran á la libertad foral . En los
puertos de Vizcaya podían cobrarse algunos
derechos con arreglo á fuero, y á ellos indudablemente se refería el Rey, aunque hablase
con generalidad de Vizcaya y Guipuzcoa . De
todas maneras, reconocía que los puertos de
dichas provincias no estaban sujetos á las leyes de Castilla .
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Nada prueba tampoco más que la alta soberanía del Monarca, la circunstancia sobre
la que llamaba la atención el Sr . Roda, de
que los ingleses que quisieron alquilar almacenes en tierras de Vizcaya y Guipuzcoa, hubieran sido autorizados para ello por el Rey .
Citaré, para terminar, la Real cédula de 12
de julio de 1479, por la que se dispuso que
los Reyes de Castilla, después del título de
Reyes de Gibraltar, llevaran también el de
Reyes de Guipuzcoa . No puede darse prueba
más fehaciente de la excepcionalidad de Guipuzcoa, y de que ella tenía dentro de la Monarquía el carácter y la consideración de
aquellos antiguos Reinos que se unieron á la
Corona por anexión, herencia ó pacto, pero
bajo el juramento y á condición de que continuaran rigiéndose por sus leyes y costumbres propias .
Creo haber demostrado que la unión de
Guipuzcoa á Castilla fué voluntaria, y que tuvo lugar bajo el pacto ó á condición de que
siguiera la primera rigiéndose y gobernándose por sus usos y costumbres . (El Sr . Roda :
¿Hay contrato escrito de eso?) No ; he dicho
ya que no hay contrato de unión ; existe sí un
documento que como tal contrato se presentó
á las juntas de Cestona en 1664 ; pero aquellas juntas lo rechazaron como apócrifo ; pero
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no hacen falla documentos ; los hechos que he
tenido el honor de exponer á la Cámara prueban con evidencia la situación independiente
de Guipuzcoa desde 1200 y su agregación voluntaria en dicho año, reconocida también de
una manera oficial y legal, como he dicho esta mañana, en la Real cédula de D . Fernando VI, inserta en el fuero .
Nuestra unión voluntaria (hablo de Guipuzcoa), los reconocimientos y confirmaciones de los fueros por todos los Monarcas, y
la prescripción que, por más que otra cosa se
haya pretendido afirmar aquí sin probarlo es
un titulo muy legítimo ; tales fueron los funda .
mentos en que descansó el estado legal de las
Provincias Vascongadas, hasta la publicación
de la ley de 25 de Octubre de 1839 .
Esta ley, encarnación del convenio de Vergara, garantizó el ejercicio de los fueros y libertades del país vascongado ; fijó el estado
legal del mismo, viniendo á establecer nuevas
relaciones entre aquellas provincias y la Nación ; fué reconocida, fué aceptada por el país
vascongado ; ella es, pues, la que debe servirnos de punto de partida para nuestros raciocinios, y ella la que debe resolver el problema, cuya solución legal, justa y conveniente ,
tanto afecta é importa á los verdaderos intereses de la Patria .
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Voy, pues, á ocuparme de esa ley ; dice así :
A RTICULO 1 .0 Se confirman los fueros
de las Provincias Vascongadas y de Navarra,
sin perjuicio de la unidad constitucional de la
Monarquía .
Art . 2 .° El Gobierno, tan pronto como la
oportunidad lo permita, y oyendo antes á las
Provincias Vascongadas y á Navarra, propondrá á las Cortes la modificación indispensable que en los mencionados fueros reclame el interés de las mismas, conciliado
con el general de la Nación y de la Constitución de la Monarquía, resolviendo entre tanto
provisionalmente, y en la forma y sentido expresados, las dudas y dificultades que puedan
ofrecerse, dando de ello cuenta á las Cortes .»
Esta ley, Sres. Diputados, no es una ley comun, una ley ordinaria, una ley como las demás ; es algo más que eso ; es una ley paccionada ; es una ley que autoridades muy respetables y nada sospechosas para esta Cámara
han considerado de carácter internacional ; es
una ley que ha sido calificada de constituyente, de fundamental y de complementaria de la
fundamental . El distinguido orador y jurisconsulto Sr . Laserna la designó con este último nombre en los debates á que dió lugar su
discusión en 1839,yel que la llamaba constituyente, era nada menos que el distinguido po-
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1876-LOS
FUEROS
lítico y orador demócrata D . Cristino Martos .
La ley de que me ocupo no es paccionada en
el sentido de que hubiesen intervenido las
Provincias Vascongadas en su confección,
porque la hubiesen hecho, como se hacen los
tratados internacionales, las provincias y la
Nación ; las Cortes solas hicieron la ley, sin intervención alguna de las Provincias Vascongadas ; pero es una ley paccionada, en cuanto
debe su origen, en cuanto debe su existencia
á un pacto, á una transacción, á un compro
miso, que un insigne orador de 1839 comprendía entre aquellos contratos que el derecho
llama innominados y designa con la frase gráfica de do ut des do ut facias al contrato innominado de ut facias, facio ut des, según uno de
sus autores .
En ese sentido es, pues, como la considero yo como una ley paccionada, como una
ley especial . El pacto, la transacción, el convenio, puso término á la guerra de los siete
años . Sin la formal promesa de la conservación de los fueros, los rebeldes vascongados
no se hubieran sometido . Transigieron con la
libertad constitucional, con el Trono de Isabel II, á cambio de los fueros, con los que á
su vez hubo de transigir la Nación .
¿Me niega el señor Roda que existió tal
transacción, que hubo tal pacto? Pues yo le
Y SUS DEFENSAS
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contestaré con una autoridad que S . S. no recusará, con la del señor Olózaga .
Dice el señor Olózaga en uno de sus discursos : «El año 1839, á la raíz de sus sucesos,
fresco el entusiasmo que producía, á una sola
palabra del general Espartero se desarmó el
ejército contrario y se abrazaron como hermanos, y terminó una guerra que de otro
modo, conocido el país topográficamente y el
temple de los hijos de las Provincias Vascongadas, bien puede creerse que aun duraría
hasta ahora la guerra .» ¿Qué palabra era esa
que pudo hacer que los vascongados depusieran las armas, poniéndose término á una
guerra que según Olózaga, no era fácil acabar con la fuerza?
Vea S . S . lo que dice en otro lugar : «Reconozcamos, pues, á esas provincias sus fueros .
A ello nos liga una palabra que respetamos,
palabra que dimos, y'palabra que hemos declarado deuda nacional ; ningún hombre pudo
aspirar jamás á mayor gloria que el que la
pronunció ; los representantes de la Nación la
cumpliremos ; á ello nos liga, no sólo el empeño contraído, sino un principio de política del
que nunca podríamos desentendernos .Conservemos, pues, á esas provincias todo lo que ha
hecho su felicidad y grandeza, sin destruir por
eso la unión de ellas con el resto de España .»
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1876-LOS FUEROS
Nadie puede poner en duda la realidad de
ese pacto entre los rebeldes y la Nación, verdadero pacto con mutuas obligaciones y derechos . Lo que sí es fuerza reconocer, es
que el pacto no se hizo con las formalidades
con que pudo hacerse á no dudarlo . El único
poder que con arreglo á la Constitución podía conceder ó confirmar los fueros eran las
Cortes, y mientras estas no hicieran la concesión, la Nación no quedaba obligada en realidad . Pudo el ejército carlista aguardar á
que se reunieran las Cortes ; pudo buscar en
garantías extranjeras la seguridad del fiel
cumplimiento del convenio, cosa que no les
hubiese sido quizá difícil obtener, atendidos
los trabajos oficiosos de los agentes ingleses
y franceses para llegar al resultado de la pacificación . Pero se fiaron en la palabra de Espartero y en la promesa del Gobierno y se
sometieron contando con que la Nación haría suyos los compromisos contraídos por sus
representantes y delegados . El Gobierno,
dentro de sus facultades, había ofrecido cuanto podía ofrecer ; había dicho, si hemos de
con
esperanza de resultado, á proponer á las Cortes la concesión ó la modificación de los fueros ;
creer á Arrazola, que se comprometía,
la concesión ó la modificación ; esto es, que
los fueros quedaran como estaban, ó se modi-
Y SUS DEFENSAS
ficaran simplemente . Los ofrecimientos del
general Espartero fueron más explícitos todavía ; ya les había dicho dos años antes del
convenio en una célebre proclama, que los
fueros les serían conservados y que jamás se
había pensado en despojarles de ellos .
He*, aquí esa proclama .
!Vascongados : como general en jefe del
ejército de la Reina, y en nombre de su Gobierno, os aseguro que estos fueros que habeis temido perder os serán conservados y
que jamás se ha pensado en despojaros de
ellos .» Esto decía el general Espartero el
año 1837, dos años antes del convenio de
Vergara, y cuando momentos antes del abrazo, y cerca ya del campo del convenio, agitó
la duda á los batallones vizcaínos y guipuzcoanos, que temerosos de que no se les conservaran sus fueros, vacilaban y repugnaban
someterse, el general Espartero les dirigió la
siguiente arenga :
«No tengais cuidado : vuestros fueros os
serán conservados ; y si alguna persona intentase moverse contra ellos, mi espada será la
primera que se desenvaine para defenderlos .»
Pues bien ; los rebeldes vascongados, que
fueron al convenio, asegurándoles Espartero
y sus propios jefes que les serían conservados sus fueros ; los rebeldes vascongados, á
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1876-LOS FUEROS
quienes Muñagorri y sus agentes habían predicado un día y otro día la paz, ofreciéndoles en cambio los fueros en nombre del Gobierno ; los rebeldes vascongados . á quienes
el Gobierno había prometido solemnemente
recabar de las Cortes, con esperanza de resultado, la concesión de los fueros ; los rebeldes
vascongados, digo, se sometieron, en la creencia firmísima de que se les cumpliría la palabra que se les dió, y de que les serían respe .
tadas sus libertades .
Hubo, por lo tanto, un pacto perfecto y
verdadero entre los rebeldes y la nación ; ellos
se obligaron á someterse y á aceptar la libertad constitucional, y la nación, ó su legítima
representación, se obligó por su parte, y á
cambio de una paz tan deseada, á otorgar á
los vascongados el goce de sus franquicias .
Y no fueron los rebeldes solos los que adquirieron el derecho á la posesión de su libertad, no, lo fué el país todo. Sucedió algo parecido á lo que ocurre cuando una plaza
cualquiera cae en poder del enemigo por capitulación ; los sitiados, los defensores de la
plaza, estipulan condiciones para el vecindario pacífico . Los que pactan en semejantes
casos son los armados, los defensores de la
plaza ; el que adquiere el derecho, el vecindario . Lo propio aconteció en Vergara ; los
Y SUS DEFENSAS
27
que pactaron fueron los rebeldes ; el que adquirió el derecho á la conservación de los
fueros, el país, la colectividad, la generación
de aquella época y las que la sucedieran,
toda vez que no se fijaron límites á la concesión que se otorgaba .
Cumplido por parte de los carlistas vascongados el compromiso de someterse, á que se
obligaron, quedaba al Gobierno por cumplir
el que contrajo ; así es, que verificada la su .
misión, se apresuró á pasar á las Cortes una
comunicación y un proyecto de ley, que no
leo, porque conozco que la Cámara está fatigada y ansiosa de ver el término de esta discusión, pero que daré á los señores taquígra=
fos para que los inserten en el
Diario .
Comunicación de 11 de Septiembre de 1839
y proyecto que la acompaña .
«Su Majestad la Reina Gobernadora, conforme con el parecer de su Consejo de ministros, se ha servido autorizarme para presentar á las Cortes el proyecto de ley que acompaña, relativo á los fueros de las Provincias
Vascongadas y Navarra, conforme al articulo
°=
l convenio celebrado en Vergara por
el general en jefe del ejército del Norte, Duque de la Victoria y el teniente general don
Rafael Maroto .
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1876-LOS FUEROS
A LAS CORTES .-Entre los medios empleados por el Gobierno para conseguir los grandiosos resultados que tanto han de influir en
la pacificación general, fué uno el de comprometerse formalmente á proponer á las Cortes,
bien la concesión, bien la modificación de los
fueros de las Provincias Vascongadas y Navarra, según se creyese más útil y oportuno,
siempre que las fuerzas de las mismas acce diesen á lo propuesto por el general en jefe
del ejército del Norte, Duque de la Victoria .
Sobre este compromiso se funda el artículo
1 . 0 del Convenio de Vergara : las fuerzas antes enemigas han dejado de serlo, y el Gobierno, que contrajo espontaneamente aquella
obligación por el inmenso interés que de ella
podría reportar la nación entera, se apresura
hoy á cumplirla, así como lo hará muy en
breve de otras no menos sagradas, comprendidas unas en el convenio, y aconsejadas
otras por el reconocimiento público, según el
Gobierno tuvo el honor de manifestarlo á las
Cortes en su comunicación de 8 del corriente . En su consecuencia, tengo el honor de
proponer á la aprobación de las mismas el
siguiente proyecto de ley :
Artículo 1 . 0 Se confirman los fueros de
las Provincias Vascongadas y Navarra .
Art . 2 .0 El Gobierno, tan pronto como la
Y SUS DEFENSAS
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oportunidad lo permita, presentará á las Cortes, oyendo antes á las Provincias, aquella
modificación de los fueros que crea indispensable, y en la que quede conciliado el interés
de las mismas con el general de la nación y
con la Constitución política de la Monarquía .>
Decia el Gobierno en su comunicación que
el proyecto estaba conforme con el convenio ;
debía expresar, pues, y expresaba á no dudarlo el proyecto, aquello que el Gobierno
creía, que era en su extensión y verdadero
alcance, la obligación á que se había comprometido, y como lo que se pioponia en el artículo 1 .0 era la confirmación lisa y llana de
los fueros, sin la frase que después se añadió,
es claro que eso debió ofrecerse y prometerse á los carlistas, para obtener su sumisión
Pero sea de esto lo que quiera, es el caso
que el provecto no fué aceptado por la comisión que debía informar sobre el mismo ; esto
no obstante, ni la mayoría ni la minoría de la
comisión, que formuló cada una su proyecto,
ni ninguno de los oradores que tomaron parte en la discusión se propuso, como habrá
visto cualquiera que haya leído íntegros los
debates que en el Congreso y el Senado tuvieron lugar ; ninguno, digo, se propuso desconocer el convenio, ni los sagrados derechos
de los vascongados, asegurados y salvados
30
1876-Los
FUEROS
con el mismo . No leeré, por no fatigar á la
Cámara, los dictámenes de la comisión, ni algunos trozos de los discursos que se pronunciaron, y que hacen ver las ideas que prevalecieron y el objeto de que se proponía el
Congreso al desecharse el proyecto del Gobierno y al pedir su modificación en los términos propuestos en los dictámenes de la comisión.
No molestaré al Congreso con lecturas
que no inspiran interés en el estado de
esta discusión, que se ansía ver terminada ; y
lo único que me permitiré será entregará los
señores taquígrafos los trozos de esos dictámenes y discursos, cuyo conocimiento creo yo
de interés, á fin de que aparezcan en el Diario, ya que por el estado de cansancio de la
Cámara no me es dado darlos á conocer
aquí .
'Dictamen de la mayoría .
«Del mismo modo, la mayoría de la comisión quisiera que el Congreso atendiese á
que si ésta le propone en su proyecto alguna
modificación de los fueros, no es ciertamente
para que aquellas beneméritas provincias
queden en lo demás entregadas á la dureza y
tiranía de un Gobierno despótico y arbitrario,
sino para que conservándose en la comunión
Y SUS DEFENSAS
31
política, en la unión y coherencia nacional de
todo el Reino, disfruten sin la menor restricción las ventajas constitucionales con el resto
de los españoles sus hermanos .»
Otro párrafo de dicho dictamen .
«La modificación de su art . 2 .°, además de
confirmar la parte de los fueros que son de
mayor y más inmediato interés para aquellas
provincias, conserva viva en todas ellas la acción del Gobierno constitucional, que de otro
modo se debilitaría extraordinariamente en
unas, y desaparecería del todo en otras . El
menor interregno en el ejercicio de la autoridad suprema del Estado por una equivocada
inteligencia que aquellas provincias pudieran
dar al art . 1 . 0 del proyecto del Gobierno sería
funesto á la paz misma que tanto deseamos todos ver consolidada en ellas y en el resto de
la Monarquía.»
Otro párrafo del propio dictamen .
«Los que en las provincias adquirieron por
la Constitución de 1837 derechos políticos ;
los que entraron ya en la participación de cargos públicos de que sus mismos fueros les
privaban ; los que han defendido con las armas y otros sacrificios el Trono de Isabel II y
esa misma Constitución, que ahora en mucha
32
1876-LOS
FUEROS
parte cede su lugar á privilegios especiales ;
los individuos de la Milicia Nacional que llenos de heridas honrosas, que tal vez antes de
poco se verían desarmados á pretesto de ser
contra fuero su actual organización, todos estos, todos, necesitan de la protección del Gobierno constitucional .'
.Articulado del dictamen .
«Artículo 1 . 0 Se aprueba el convenio celebrado en Vergara el 31 de Agosto entre el
Duque de la Victoria y el teniente general don
Rafael Maroto .
Art . 2 .° Se confirman los fueros de las
Provincias Vascongadas y Navarra en su parte municipal y económica, y en lo demás se
conserva para todas ellas el régimen constitucional que se hallaba vigente en sus respectivas capitales al celebrarse el expresado convenio de Vergara .»
.Articulado del voto particular de la minoría .
«Artículo 1 .0 Se confirman los fueros de
los Provincias Vascongadas y de Navarra,
en cuanto no se opongan á los derechos políticos que sus habitantes tienen en común con el
resto de los españoles, conforme á la Constitución de la Monarquía de 1837 .'
Y SUS DEFENSAS
33
Discurso del Sr. Sancho de 4 de Octubre de 1839 .
«¿Qué es lo que estoy haciendo en el discurso que pronuncio, sino probar que queremos dar los fueros á las Provincias Vascongadas, los fueros y más que los fueros, los
fueros mejorados inmensamente por la Constitución?»
Discurso del Sr. & adoZ de 5 de Octubre
del propio año .
«Es claro, señores, que unos y otros deseamos que por medio de la modificación en
que todos convenimos y conviene también el
Conde de Luchana y los que adoptaron el
convenio de Vergara, se ponga aquel país en
estado de poder gozar de los derechos que
les conceden sus fueros, más los derechos que
les concede la Constitución de la Monarquía .»
Discurso del Sr . Olózaga del mismo año 39 .
«Podrá haber, como ayer se dijo con mucha verdad, podrá haber algunos particulares
que vean con ciertas libertades, humillado el
orgullo de sus familias : podrá haber quien
crea que con la libertad de imprenta no hay
los medios de dominar, de dirigir y gobernar
3
34
1876-LOS FUEROS
á su antojo ciertas provincias; pero no
tendrán
que pagar contribución ninguna que no hayan pa-
pero no se tendrán de ningún modo esos
motivos de espanto, ese orígen de terror ni
ese escollo que han creído encontrar algunos
cuando se les ha dicho : los fueros sí, pero los
fueros que no se opongan á la Constitución .»
Esos dictámenes y esos discursos hacen ver
que la idea predominante en todos fué la de
asegurar en las Provincias el régimen liberal,
la acción del Poder constitucional : introducir
todas aquellas reformas que sin perjudicará
los vascongados contribuyeran á hacer mas
íntima la coherencia y la unión política con
los demás españoles; se quiso, ya que la libertad constitucional había triunfado del absolutismo en la larga lucha felizmente terminada, que la reintegración total de los fueros
no fuera obstáculo para que la Constitución
rigiese en lo político en el país vascongado ;
no se transigía, con que ciertas conquistas
que habían sido el resultado del triunfo de la
idea liberal no tuvieran aplicación allí por incompatibilidades forales, y se atendió, por último, á que los vascongados leales que habían
obtenido, por la Constitución política que regía, algunos derechos políticos, continuaran
disfrutándolos, sin que pudiera privarlos de
ellos el rigorismo del fuero .
gado;
Y SUS DEFENSAS
35
Por lo demás, el Congreso sabe que los le gisladores del año 39 se inspiraron y quisieron inspirarse en el propio espíritu de reconciliación, que había llevado á los dos ejércitos
al campo del abrazo . Todos quisieron ser
magnánimos, todos quisieron ser generosos :
y apreciando en su importancia y en sus consecuencias el acto de Vergara, quisieron cumplir con hidalguía la oferta, á que atendieron
los rebeldes al prestar sumisión ; consideraron deuda nacional, obligación sagrada el
compromiso del Gobierno, y se propusieron
cumplirle, realizando á la vez, una medida de
gobierno, una medida de pacificación .
Todo esto aparece muy claro de la lectura
del debate, y es muy congruente en mi opinión, tratándose de la interpretación de la ley
del 39. Nadie habló de introducir las quintas
y las contribuciones, ni otros preceptos de la
Constitución que infiriesen agravio á los derechos de los vascongados . Eso no cabía en
los que querían ser magnánimos y generosos
y deseaban á toda costa la reconciliación .
Estos sentimientos de que se hallaban poseídos todos, sin excepción alguna, se fueron
acentuando más y más conforme se iba avanvanzando en la discusión, dando al fin lugar
á aquella explosión de estusiasmo, en medio de la cual se abrazaron el señor Oló-
36
1876-LOS FUEROS
zaga y el Ministro de la Guerra, señor Alaix .
El deseo común era encontrar una fórmula, que salvando las distancias que separaban
á unos y otros, aunase las opiniones ; á fin de
que la importantísima ley que se discutía
fuese votada por unanimidad . Se encontró la
fórmula en la frase «de sin perjuicio de la
unidad constitucional de la Monarquía ;» y el
proyecto del gobierno fué votado con esa
adición que se hizo á su artículo 1 .0
Pasada la ley al Senado, la comisión que
debía informar sobre la misma, se dividió en
dos opiniones ; hubo voto particular .
El Congreso habrá de dispensarme descienda á estos detalles ; yo los creo pertinentes, tratándose de examinar la cuestión que
se debate, bajo su aspecto jurídico ó legal .
La mayoría de la comisión proponia la
aprobación de la ley, para el caso de que por
unidad constitucional se entendiera, como
ella entendía, la unidad del poder del Monarca
constitucional, pues en este caso no había
oposición en las dos partes del artículo 1 .0
El Marqués de Viluma, por el contrarío,
fundaba su voto en la consideración, de que
no cabían juntas las dos partes del art . 1 .0,
puesto que consistiendo, según él, la unidad
constitucional, en que todos los pueblos é individuos estuviesen sujetos al régimen que la
Y SUS DEFENSAS
37
Constitución establecía, con perfecta igualdad en los derechos y proporción en las obligaciones, cualquier fuero ó excepción rompía
esa unidad .
Pidió explicaciones al Gobierno acerca . d e
la inteligencia de la cláusula «sin perjuicio» ;
las pidió también la comisión, y el ministro de
Gracia y Justicia la explicó diciendo que
siendo libres las instituciones vascongadas, libre la Constitución del Estado, no había incompatibilidad entre los dos conceptos del
artículo, añadiendo que la unidad de una
cosa se salvaba en los grandes vínculos y en
los grandes principios, sin que fuera un obstáculo para esa unidad la diferencia en lo accidental y en los detalles ; que la unidad constitucional no debía ser un obstáculo á la conservación de los fueros, toda vez que se salvaba habiendo un sólo Monarca para todos los
españoles, un Parlamento y una representación nacional común .
Entregaré á los taquígrafos, para que las
inserten en el Diario, las manifestaciones que
aceptando la declaración del Ministro, hicieron la comisión y algunos senadores . Y haré
insertar igualmente lo que, en idéntico sentido que el Ministro de Gracia y justicia, dijo
el de la Gobernación explicando la propia
cláusula .
38
1876-LOS
FUEROS
Discurso del Sr . Conde de EZpeleta .
«Reasumiendo, pues, diré que la comisión
por su parte está acorde si se entiende el
art . 1 . 0 tal como el ministro de Gracia y justicia ha manifestado : si la unidad constitucional no se entiende como régimen constitucional, porque yo encuentro gran diferencia ; la
diferencia de tomar las cosas en grande ó
venir á detenerse en las más pequeñas . Si se
toma en aquel sentido, estamos todos acordes ;
pero si en este segundo, diré que es una decepción, un engaño, porque sería decir que
damos una cosa no dándola ; entonces no
habría nada, y las provincias quedarían reducidas á un estado peor que el de los últimos pueblos de Castilla .»
'Discurso del Ministro de la Gobernación .
«Si la Constitución son los Códigos políticos en que se consignan las relaciones de los
gobernantes con los gobernados, la forma de
los gobiernos y la división de los Poderes,
claro es que estando consagrada en nuestra
Constitución la unidad de la Monarquía,
porque uno es el Monarca, una la Representación nacional, porque uno es el origen de
la justicia que nace del Rey, porque unos
son los derechos políticos cardinales, digá-
Y SUS DEFENSAS
39
moslo así, de los ciudadanos, unidad constitucional será la conservación de todos los
grandes vínculos bajo los cuales se gobiernan
y viven todos los españoles . Y la concesión de
fueros que propone esta ley, ¿ofende la unidad
constitucional? Claro es que no .»
`Discurso del Sr . Marqués de Falces .
«Prudente restricción, que acatando el
principio de que la Monarquía española es
una, no obliga á que el régimen de todas sus
provincias sea idéntico en todos sus pormenores .» Y continuaba : «sin hacer alarde de ingenio se puede demostrar que la Constitución
puede mantener los fueros de las Provincias
con tal que no haya una Nación dentro de
otra, dos Coronas reunidas al caso en una
sola cabeza ; con tal, en fin, que no haya más
que un Rey y un Parlamento . La unidad
constitucional es, como han indicado varios
Senadores, la sujeción á un mismo Monarca
y á un mismo Parlamento .'
La ley se votó entendida tal cual la explicó el Gobierno ; y la definición que éste dió á
la cláusula, definición que, aceptada por la
Cámara, sirvió para fijar el sentido del artículo, forma en realidad parte integrante de la
misma ley .
No cabe, pues, entenderla de otra suerte
40
1876-LOS
FUEROS
que la entendieron sus autores, y menos sería
posible explicarla, admitida la definición, que
de la frase «sin perjuicio» dió el Sr . Presidente del Consejo de Ministros á los comisionados . La frase «sin perjuicio» no puede entenderse en el sentido que la entendía esta
mañana, y la entendió ante los comisionados
el Sr . Presidente del Consejo de Ministros .
Esa cláusula no puede referirse á la parte
onerosa tan sólo . puesto que de la favorable
no había necesidad de hacer reserva alguna,
y significar que haya de quedar á salvo la
unidad constitucional, interpretada según y
en los términos del art. 6 .0 de la Constitución
de 1837, que dispone que todos los españoles
sirvan á la Patria con las armas cuando sean
llamados por la ley y contribuyan á las cargas del Estado en proporción de sus haberes .
Los artículos 1 .0 y 2 .° de la ley no tendrían
sentido ni explicación ; el art . 1 . 0 confirmaría
los fueros y derogaría los más importantes,
los relativos á la exención de quintas y contribuciones . Esta exención de quintas y de
contribuciones está establecida con toda claridad por expresos capítulos del Código foral, los que quedarían abolidos de aceptarse
esa interpretación . Y ya que hablo de quintas
y contribuciones, ha de serme permitida una
digresión . Es un error por desgracia harto
Y SUS DEFENSAS
41
generalizado, el que consiste en creer que las
Provincias Vascongadas no contribuyen en
absoluto ni han contribuído nunca á sobrellevar las cargas del Estado . Las Provincias
Vascongadas cuando lo han exigido urgentes
necesidades del Estado, no han solido escatimar á la madre Patria, ni sus recursos, ni sus
hombres, ni sacrificios y servicios de otras
clases . No acabaría hasta mañana si fuera á
citar uno á uno los acuerdos de las juntas de
mi provincia, en que constan esos servicios de
todas clases prestados al Estado .
Y muchas serían también las que tendría
que leer si hubiese de dar cuenta de las
Reales cédulas que dictaron los Monarcas,
para demostrar su gratitud y aprecio á las
Provincias por alguno de esos servicios . Pero
es menester tener muy en cuenta que las Provincias han prestado siempre esos servicios
en su forma especial, de acuerdo con las
leyes del fuero . No leo, á fin de no retardar
el término de esta discusión, una nota ó relación que tengo en mi poder, de la que apare .
ce lo que importaron á la provincia los servicios prestados al Estado en este siglo y durante la guerra de la República francesa . Es
una suma de consideración, procedente la
mayor parte de capitales tomados á préstamo, cuyos intereses sigue pagando todavía la
42
1876-LOS FUEROS
provincia . Entregaré la nota á los taquígrafos,
con otras que contienen los gastos de la guerra de Africa, los de la de Cuba, los de la
civil última y los correspondientes á servicios
que cubre la provincia con sus recursos
propios, á pesar de ser en otras partes carga
del Estado .
Pere según he indicado ya, tanto el servicio militar como los pecuniarios, el país los
presta siempre con arreglo á fuero en su forma especial y privativa . La provincia de
Guipuzcoa, y hablo sólo de ella, pues de las
otras se han ocupado ya y se han de ocupar
aún sus dignísímos representantes, tiene el
deber, cuando se trata de la defensa de la
frontera ó del territorio, de acudir en armamento en masa, padre por hijo, al servicio de
la Patria . En Semejantes casos tienen que
servir todos los hombres útiles, sin excepción
alguna, dentro de las banderas de las Municipalidades y bajo el mando superior de un
coronel jefe nombrado por la misma provincia . Tales son las condiciones á que debe
ajustarse la obligación militar de los guipuzcoanos dentro del país ; y para salir de él, es
menester, según el fuero, que concurran tres
circunstancias : que haya petición del Monarca, acuerdo de la provincia disponiendo el
servicio, y que se les pague el sueldo por el
Y SUS DEFENSAS
43
tiempo que voluntariamente sirvan fuera de
la provincia . Estas circunstancias concurrieron cuando se prestó el servicio en Africa y
también en los tercios que se dieron para
Cuba . Ahora bien ; esos fueros y los análogos de Alava y Vizcaya, que eximen á los
vascongados del servicio militar ordinario,
del servicio militar de plaza ó permanente, y
los que declaran que no serán obligados á
pagar, por lo que hace á Guipuzcoa, más tributo que la alcabala, por encabezamiento
de una cantidad que no podría alterarse nunca ; lo que da á ese tributo más que el carácter de tal, el de una prestación en señal de la
Soberanía del Monarca, esos fueros, digo,
quedarían sin efecto, de interpretarse la cláusula «sin perjuicio», con arreglo al articulo
6 .° de la Constitución de 1837 . No tendría
sentido el artículo 1 .° de la ley, y la confirmación vendría á convertirse en realidad, en
la abolición radical y completa de los fueros
más importantes .
Tampoco tendrá explicación posible el artículo 2 .° Dice así :
«Art . 2 .° El Gobierno, tan pronto como
la oportunidad lo permita, y oyendo antes á
las Provincias Vascongadas y á Navarra, propondrá á las Cortes la modificación indispensable que en los mencionados fueros reclame
44
1876-LOS FUEROS
el interés de las mismas, conciliado con el general de la Nación y de la Constitución de la
Monarquía, resolviendo entre tanto provisionalmente, y en la forma y sentido expresados, las dudas y dificultades que puedan ofrecerse, dando de ello cuenta á las Cortes .»
Yo no creo, señores diputados, que ni una
sola de las circunstancias á que se refiere dicho articulo 2 .° se haya tenido en cuenta en
la ocasión presente, al tratarse de variar
esencial y radicalmente el modo de ser de
las Provincias Vascongadas . Lo primero que
el artículo exige para la reforma que haya de
hacerse con arreglo al mismo, es oportunidad ; y yo pregunto si la hay en los momentos
presentes para resolver una cuestión de tanta trascendencia, cuando los ánimos se hallan
irritados y prevenidos injustamente contra
todo lo que á aquellas Provincias se refiere,
cuando el espíritu público está extraviado
por preocupaciones de todas clases, y cuando el Gobierno y las mismas Cortes se hallan
hasta cierto punto cohibidos bajo el peso de
la presión de esa atmósfera, llena de pasión
y de odios artificiosamente creada contra los
fueros . No ; el momento no es el más oportuno seguramente, ni el más propio, si se ha de
buscar al menos el acierto en lo que se haga .
Otra de las circunstancias que exige el ar-
Y SUS DEFENSAS
45
es que las Provincias hayan de ser
oídas cuando se trate de alterar su régimen .
Pero esa audiencia que á las Provincias se
concede tiene otro alcance, otra significación
distinta de la que ha dado á las conferencias últimas el Gobierno, que ha creído que
oía á las Provincias y cumplía, con hacer venir á sus comisionados para anunciarles que
había sonado en el reloj de los tiempos la última hora de las libertades Vascongadas .
Como el objeto de esa disposición segunda
era hermanar los fueros con el sistema general del Estado ; como lo que se proponía era
reformar la organización privativa de las
Provincias, por medip de modificaciones indispensables que se adoptarán consultando los
intereses del Estado y de los de aquel país, la
audiencia responde á esa necesidad de buscar el común acuerdo, la conformidad en las
reformas indispensables que hayan de llevarse á cabo . Por eso á las provincias se las
ha llamado siempre á tratar, á conferenciar
con el Gobierno, cuando se ha querido que
vinieran los comisionados en cumplimiento
del artículo de que me ocupo . (El señor Marques de Acapulco : A tratar, no) . A tratar y á
conferenciar . Oiga S . S . lo que dice el articulo 7 .0 del decreto de 16 de Noviembre de
1839 «Las Provincias Vascongadas en sus
tículo 2 .°,
46
1876-LOS FUE ROS
Juntas generales, y Navarra por la nueva Diputación, nombrarán dos ó más comisionados
que unos á otros se sustituyan, y con los cuales pueda conferenciar el Gobierno para la mejor ejecución de lo dispuesto en el art . 2 .° de
la ley de 25 de Octubre» . (El señor Marqués
de Acapulco . No dice á tratar) . Creo haber visto empleada esa palabra en alguna de las
muchas Reales órdenes que hay llamando á
los comisionados; pero sobre todo, ahí está el
tratado de Navarra . (El señor Marqués de
Acapulco : No es tratado tampoco .) Lo que
puedo decir á S . S . es que se hizo después de
haber estado los comisionados navarros conferenciando (El señor a(arqués de Acapulco:
Eso, si), conferenciando seis meses con una
Junta nombrada para el efecto por el gobier no . El Gobierno oyó en aquella ocasión á los
comisionados ; los oyó en el verdadero sentido que debe tener esta palabra, entrando á
concertar con ellos las reformas que sin incon .
veniente pudieran realizarse en Navarra. El
Gobierno se inspiró en la idea que predomina en el artículo 2 .0 de la ley, que se propuso
reformar conciliando, y por eso, y sin embargo de que los comisionados tenían plenos poderes para Terminar cualquier arreglo, quiso
obtener la aprobación de la Diputación, y
una vez obtenida fu' cuando presentó á las
Y SUS DEFENSAS
47
Cortes el arreglo, dándole los nombres de
concierto y de convenio, sin que se hubiera
hecho por nadie contra esa manera de calificar el arreglo, la menor observación .
Me he desviado sin querer, de digresión en
digresión, del examen de la cláusula «sin perjuicio», que ya he tenido el honor de demostrar al Congreso lo que significa según'su definición auténtica, y cómo debe entenderse
para que no resulten absurdos y contradictorios los artículos 1 . 0 y 2 .° de la ley .
Ahora sólo me resta invocar en' mi apoyo
y en el de la verdadera inteligencia de la ley
el testimonio de los Gobiernos y de las Cortes de la Nación . Yo debería leer esas declaraciones que en decretos y leyes importantes
han hecho los Poderes de la Nación ; pero
haré gracia de ellas al Congreso y las entregaré á los señores taquígrafos, á fin de que
aparezcan en el Diario y sean en su día apre .
ciadas por los que lean esta discusión .
Decreto de 16 de `TLovieinbre de 1839 .
«Como Reina Regente y Gobernadora del
Reino durante la menor edad de mi excelsa
hija la Reina Doña Isabel II y en su Real
nombre, conformándome con el parecer de
mi Consejo de Ministros, hasta que pueda tener efecto lo dispuesto en el art . 2 .0 de la ley
48
1876-LOS
FUEROS
de 25 de Octubre último, he venido en decretar lo siguiente :
Artículo 1 .0 Las Provincias de Vizcaya,
Alava y Guipuzcoa procederán desde luego
á la reunión de sus juntas generales y nombramiento de sus respectivas Diputaciones
para disponer lo conveniente al régimen y
administración interior de las mismas y á la
más pronta y cabal ejecución de la ley de 25
de Octubre último, procediendo en todo sin
perjuicio de la unidad constitucional de la
Monarquía, como en la misma se previene .
La reunión de las juntas se verificará en los
puntos donde sea de fuero ó costumbre .
Art . 2 .0 Los jefes políticos que actualmente lo son de Vizcaya y Guipuzcoa quedan como corregidores políticos, con las atribuciones no judiciales que por el fuero, leyes y costumbres competían á los que lo eran
en dichas provincias .
Art. 3 -0 Las elecciones de Senadores y
Diputados á Cortes se harán en las tres provincias en la forma establecida por las leyes
para el resto de la Monarquía . Las Diputaciones provinciales elegidas por el método
directo continuarán limitándose por ahora
á entender solamente en lo relativo á este
asunto, y se procederá á su renovación total
á fin de que puedan tener parte en ella los
Y SUS DEFENSAS
49
pueblos que hasta aquí no habían pádido verificarlo por circunstancias , de la guerra .
Art. 4 .0 La provincia de Navarra nombrará desde luego, y por el métádo establecido para las Diputaciones provinciales, una
Diputación compuesta de siete' individuos,
como antes constaba la Diputación del Reino, nombrando un diputado cada meríndad, y los dos restantes las de mayor población .
Las atribuciones de esta Diputación serán
las que por fuero competían á la Diputación
del Reino ; las que siendo compatibles con
ellas señala la ley general á las Diputaciones
provinciales, y las de administración y gobierno interior que competían al-Consejo de Navarra : todo sin perjuicio de la unidad constitucional, según se previene en la ley citada
de 25 de Octubre .
Art . 5 . 0 Las elecciones de Senadores y
Diputados á Cortes se verificarán también en
Navarra en la forma establecida por las leyes generales para el resto de la Peninsula .
Art . 6 .° La renovación de Ayuntamientos se verificará en las cuatro provincias según tengan de fuero y costumbre, debiendo
tomar posesión de sus destinos los nuevamente nombrados para el 1 . 0 de Enero del
año próximo de 1840 . Los nombramientos de
50
1876-LOS
FEROS
alcaldes se expedirán gratis en Navarra por
el virrey .
Art . 7 .0 Las Provincias Vascongadas en
sus juntas generales, y Navarra por la nue
va Diputación, nombrarán dos ó más individuos que unos á otros se sustituyan y con los
cuales pueda conferenciar el Gobierno para
la mejor ejecución de lo dispuesto en el artículo 2 .0 de la ley de 25 de Octubre .
Art . 8 .0 Como en la misma se previene,
cuantas dudas ocurran en su ejecución se consultarán con el Gobierno por medio de la autoridad superior del ramo de que se trate .Tendréislo entendido, etc . En Palacio á 16 de
Noviembre de 1829 .»
Decreto de 29 de Octubre de 1841 .
«Siendo indispensable reorganizar la administración de las Provincias Vascongadas por
razones que me habeis expuesto, del modo
que exige el interés público y el principio de
la unidad constitucional sancionado en la ley
de 25 de Octubre de 1839 : como Regente del
Reino en nombre y durante la men,)r edad de
S. M . la Reina Doña Isabel II, vengo en decretar lo siguiente :
Artículo 1 . 0 Los corregidores políticos de
Vizcaya y Guipuzcoa tomarán la denominación de jefes superiores políticos .
Y SUS DEFENSAS
51
Art . 2 .0 El ramo de protección y seguridad pública en las tres Provincias Vascongadas estará cometido exclusivamente á los jefes políticos y á los alcaldes y fieles bajo su
inspección y vigilancia .
Art . 3 .0 Los Ayuntamientos se organizarán con arreglo á las leyes y disposiciones generales de la Monarquía, verificándose las
elecciones en el mes de Diciembre de este año
y tomando posesión los elegidos en 1 .0 de
Enero de 1842 .
Art . 4 .0 Habrá Diputaciones provinciales
nombradas con arreglo al art . 69 de la Constitución y á las leyes y disposiciones dictadas
para todas las provincias, que sustituirán á
las Diputaciones generales, juntas generales y particulares de las Vascongadas . La primera elección se verificará tan luego como el
Gobierno determine .
Art . 5 .0 Para la recaudación, distribución
é inversión de los fondos públicos hasta que
se verifique la instalación de l;,s Diputaciones provinciales, habrá en cada provincia
una comisión económica compuesta de cuatro individuos nombrados por el jefe político,
que la presidirá con voto . Esta comisión será
también consultiva para los negocios en que
el jefe político lo estime conveniente .
Art . 6 .0 Las Diputaciones provinciales
52
1876-LOS
FUEROS
ejercerán las funciones que hasta aquí han
desempeñado en las Provincias Vascongadas
las Diputaciones y juntas forales, y las que
para las elecciones de Senadores, Diputados
á Cortes y de provincia y Ayuntamiento les
confían las leyes generales de la Nación . Hasta que estén instaladas, los jefes políticos desempeñarán todas sus funciones, á excepción
de la intervención en las elecciones de Senadores, Diputados á Cortes y provinciales .
Art . 7 .0 La organización judicial se nivelará en las tres provincias al resto de la
Monarquía . En la de Alava se llevará á efecto la división de partidos prevenida en orden
de 7 de Setiembre de este año; y para la de
Vizcaya se hará inmediatamente la demarcación de partidos judiciales .
Art . 8 .° Las leyes, las disposiciones del
Gobierno y las providencias de los Tribunales se ejecutarán en las Provincias Vascongadas sin ninguna restricción, así como se verifica en las demás provincias del Reino .
Art . 9 .0 Las aduanas desde 1 .0 de Diciembre de este año, ó antes si fuese posible, se colocarán en las costas y fronteras, á cuyo efecto
se establecerán, además de la de San Sebastián
yPasajes dondeya existen, en Irún,Fuenterrabía,Guetária,Deva, Bermeo, Plencia y Bilbao . .
Art . lo. Los ministros de Gracia y Justi-
Y SUS DEFENSAS
53
cia, Gobernación y Hacienda adoptarán las
medidas convenientes á la entera ejecución de
este decreto .-Tendréislo entendido, etc . Vitoria 29 de Octubre de 1841 .»
Ley sancionada por las Cortes Constituyentes
en 24 de Marzo de 1870.
«Artículo 1 . ° El servicio militar es obligatorio para todos los españoles al cumplir 20
años de edad .
Artículos adicionales : 1 .0 La presente ley
de reemplazo y organización del ejército en
nada prejuzga ni altera las atribuciones que
en la realización del servicio militar competen á Navarra, ni las excepciones que por sus
fueros disfrutan las Provincias Vascongadas .»
Ley de 23 de Abril de 1870 llamando
á las armas 40 .000 hombres .
«Art . 2 .0 Todas las provincias de España,
á excepción de las Vascongadas, contribuirán á
llenar este contingente en la forma y modo que
establece la ley de organización y reemplazo
del ejército, votada y sancionada por las Cortes Constituyentes en 24 de Marzo último .»
Ley de 13 de Noviembre de 1872 llamando
á las armas 40 .000 hombres .
«Art .
Todas las provincias, menos las
la de Canarias, á tenor de lo
prevenido en la ley de 29 de Marzo de 1870,
2 .°
Vascongadas y
i
54
1876-Los FUEROS
contribuirán á llenar este contingente de
40.000 hombres .»
Decreto del Ministerio Regencia de lo de Febrero
de 1875
llamando á las anuas 70 .000 hombres .
«Artículo 1 .0 Se llaman al servicio de las
armas para el reemplazo activo y de la reserva 70 .000 hombres .
Art. 9 .0 El Ministerio de la Gobernación
repartirá entre las provincias, con exclusión de
la ; Vascongadas, el contingente de los 70 .000
hombres llamados por este decreto .»
T\,eal decreto de 11 de Agosto de 1875 llamando
al servicio militar 100 .000 soldados .
Tiene seis artículos y en ninguno de ellos
se incluye á las Vascongadas .
Yo diré tan sólo respecto de esas declaraciones oficiales que el decreto de 16 de No
viembre de 1839 se dió por el propio Gobier .
no que estaba al frente de los destinos públi
cos cuando se hizo la ley de 25 de Octubre
que tuvo por objeto dicho decreto explicar,
aplicar y poner en ejecución la ley ; que por
esta razón puede considerarse como parte de
la misma ; y que este decreto no entendió la
cláusula 'sin perjuicio» tal como aquí se entiende .
Y SUS DEFENSAS
55
Yo diré tan sólo que el decreto del Regente del Reino de 29 de Octubre de 1841, que
fué un decreto de castigo, á pesar de reconocerse solemnemente en la exposición de motivos la inocencia del país ; un decreto nivelador, un decreto que . se propuso plantear la
unidad constitucional, no la entendió tampoco
en el sentido en que hoy se trata de explicar
esa frase, y que habiendo introducido una
porción de novedades y contrafueros, nada estableció respecto de deberes constitucionales,
que siguieron siendo para los vascongados los
que hasta allí les habían obligado .
Yo diré, por último y finalmente, que tal
cual la entienden esos decretos la entendieron también las Cortes del 70 y posteriores, y
respetabilísimas autoridades, como lo demuestran los textos que entregaré á los taquígrafos para que los inserten en el 'Diario
y aparezca claro, lo que entendían esas autoridades por unidad constitucional .
Discurso del Sr . Calatrava de 1o de Abril
de 1840 .
«Creo, señores, que debe tenerse también
muy en cuenta que lo que en este asunto se
resuelva (Ayuntamientos) debe extenderse
igualmente á todas las provincias del Reino,
á todas sin excepción alguna ; porque si se
1
t
t
1
56
1876-LOS
FUEROS
pretendiese que no debe alcanzar á Navarra
y á las Provincias Vascongadas lo que se resuelva respecto á los Ayuntamientos de las
demás provincias, sobre ser la más intolerante injusticia y una grande inconsecuencia en
el Gobierno si a .sí lo pensara, sería violar
abiertamente la unidad constitucional que la
ley de 25 de Octubre último prescribió que
quedase á salvo .»
'Discurso del Sr. Laserna de
.de 1842 .
lo
de Marzo
«El Gobierno, al dictar el decreto de Octubre del 41, no ha hecho más que interpretar la ley del 39 y establecer la unidad constitucional, á la que no se oponen las novedades introducidas por aquel decreto .»
Discurso del señor Cortina de 23 de úKarzo
de 1840 .
«La unidad constitucional no está salvada
en las Provincias Vascongadas, porque á la
Reina Doña Isabel se la ha jurado allí como
Señora, no como Reina y Señora, y también
porque no hay en el Congreso representantes
de Vizcaya . .
Ha habido, pues, perfecta unanimidad respecto de la manera de entenderse la ley :
así lo acreditan las disposiciones y textos
Y SUS DEFENSAS
57
que he citado y otros que aún pudiera invocar .
Ahora bien ; la ley de 1839, que ya he demostrado cómo debe interpretarse y aplicarse, sin que pueda nadie entenderla de otro
modo, no puede darse al olvido, no puede
prescindirse de ella, no puede considerarse
derogada; está en vigor, no puede menos de
estarlo y así lo ha declarado el Gobierno en
cierto modo, á causa de su especialidad, especialidad que consiste en que debe su existencia á un pacto ó contrato ; especialidad que
consiste en que consagra el derecho que por
el hecho de la sumisión de los rebeldes adquirió el país vascongado, la colectividad de sus
naturales; á la conservación de los fueros ; especialidad que consiste en que garantiza el
ejercicio de dichas instituciones, especialidad
que consiste por último, y muy principalmen .
te, en que crea derechos en favor de tercero
en favor de los particulares y de los pueblos
de aquellas provincias . Los particulares adquirieron por esa ley el derecho á la exención
de quintas y de contribuciones, exactamente
lo mismo que los convenidos en Vergara adquirieron por el mismo hecho del convenio,
por una ley semejante, otros derechos que religiosamente se respetan .
¿Pueden las Cortes con el Rey, en buenos
58
1876-LOS FUEROS
principios de moral y de derecho, y por más
grande que sea su autoridad, y yo la reconozco, desconocerá los convenidos en particular las ventajas que fueron el precio de su
sumisión? ¿Y no es el mismo el origen del derecho del país, de la colectividad, y de cada
uno de los miembros de esa colectividad? Y
no se diga que caducó el derecho con la rebelión : le habrán perdido los rebeldes : pero los
leales ¿habría justicia, habría derecho para
privarles de legítimos, muy legítimos derechos por delitos que no hubiesen ellos cometido?
Lo sensible en todo esto, Sres . Diputados,
es que se haga una cosa abiertamente opuesta á la ley del 39, cuando taxi fácil hubiera sido, sin salirse de sus procedimientos, llegar á
una inteligencia con el país vascongado, más
que nunca dispuesto á transigir, á ceder, y á
sacrificarse por la madre Patria en aras de la
conciliación y de la paz . Apenas se publicó la
Real orden de 6 de Abril llamando á los co misionados, se reunieron las juntas del país ;
yo asistí á las de Guipuzcoa, y asistió tam .
bién á ellas mi respetable y querido compañero el Sr . Lasala. Los Ayuntamientos que
acudían á las juntas debían la mayor parte
su existencia al nombramiento del Gobierno,
del Gobernador, y algunos á las autoridades
Y SUS DEFENSAS
59
militares : se trataba nada menos que del nombramiento de los comisionados que habían de
entender en un asunto el más vital para aque .
lías provincias, y no obstante no ser ajustados al fuero ni á la ley aquellos nombramientos, se hicieron, á fin de evitar el que se acu
sara al país de querer aplazar indefinidamente la modificación foral . Los comisionados vinieron animados de las mejores disposiciones ;
pero ante los propósitos del Gobierno y sus
declaraciones, opuestas á la recta inteligencia
de la ley del 39, no fué posible el acuerdo
que tan de veras anhelaba el país .
Debo llamar, Sres . Diputados, vuestra
atención hacia otra circunstancia, Los Diputados que tenemos la honra de representará
las Provincias Vascongadas fuimos elegidos,
cuando todavía sufría el país el yugo de la
bárbara dominación del Pretendiente . No era
posible que se aplicaran á nuestra elección los
procedimientos de la ley electoral, y el Go bierno dispuso que se ajustara la elección en
los distritos totalmente ocupados ó en parte
libres á las disposiciones de las Cortes de
1812 y 1813 : se estableció en su consecuencia
por el art . 5 .0 del decreto de convocatoria,
que la parte libre nombrara en las Provincías Vascongadas los Diputados y SenadorEs
que correspondieran á las mismas, con arre .
6o
1876-LOS
FUEROS
glo á lo estatuido por el art . 6 .0 de la instrucción de 13 de Mayo de 1812 . Voy á permitirme leer al Congreso dicho art . 6 .0 Dice así :
«En la provincia que se halle en parte libre y en parte ocupada, la parte libre nom
brará el Diputado ó Diputados propietarios
que correspondan á su población ; y por la
parte ocupada, siempre que ésta no pudiera
enviar los electores que le pertenezcan en el
día convenido, nombrará tambien como suplentes el Diputado ó Diputados que le correspondan por su población, entendiéndose
sin perjuicio de que la parte ocupada haya
de verificar su elección en cuanto se halle libre,
durante el tiempo de la Diputación general
de Cortes .»
Según esta disposición, los Diputados de la
parte ocupada nombrados por la libre deben
ser suplentes, y tan pronto como se halle libre la parte ocupada debe proceder al nombramiento de los propietarios . Es, por tanto,
indudable que los Diputados de los distritos
total ó parcialmente ocupados en la época de
la elección, no podemos invocar para formar
parte de esta Cámara, ni la ley electoral vigente, ni la instrucción de 1812, por haber
debido caducar con arreglo á ella nuestra representación . De todas maneras, no expresamos, no . representamos los sufragios de nues-
Y SUS-DEFENSAS
61
tros distritos, y el país no asiste, no está debidamente representado en esta solemne ocasión, en el momento más importante de su
historia. Este gravísimo inconveniente hubiera podido evitarse, aplazando la discusión
hasta que, verificadas nuevas elecciones, hubieran venido aquí representantes debidamente nombrados .
Conozco el cansancio de la Cámara y la fatiga que os he debido causar en las dos horas
y media que hace que estoy molestando vuestra atención ; esta consideración me impide
ocuparme, con harto pesar mío, de examinar
el asunto objeto de estos debates bajo otros
aspectos . Termino, pues ; pero antes de sentarme, ha de serme permitido que después de
agradeceros la deferente benevolencia que me
habeis dispensado, envíe desde este elevado
sitio, ya que no una frase de consuelo, la expresión ardiente de mi cariño y de mi acendrado amor á las instituciones vascongadas,
cuya causa tres veces santa, hemos venido á
sostener aquí ; al noble pueblo eúskaro . que
después de haber reñido en la duración de
los siglos tantas batallas, gloriosas todas para
la libertad, va á hundirse en la desgracia,
en nombre de lo que llamais unidad constitucionil ; permitidme también que me dirija á
mis hermanos desgraciados de allende del
f
62
1876-LOS FUEROS
Ebr,i, siquiera para acompañarlos en su jus tísimo dolor, y no quiero decir en su amargo
desengaño, con cuyo infortunio deseo se resignen con dignidad, manteniendo vivo el fuego del patriotismo, la memoria de sus libertades perdidas, y la más profunda y más viva
esperanza, á fin de que puedan ver pronto lucir mejores días .
He dicho .
Y SUS DEFENSAS
63
RECTIFICACI’N
Ha manifestado el digno individuo de la
comisión que no es la ley del 39 una ley paccionada ; lea S . S . el decreto de 25 de Enero
de 1871 y lo que el Sr . Ministro de la Guerra
decía en la sesión de 28 de Octubre del 72 al
Sr . Payela, y comprenderá que no soy el úni co que sostiene que esa ley fué pactada .
Su señoría, para impugnar los datos que he
aducido con objeto de manifestar que la incorporación de Guipuzcoa fué voluntaria, ha
citado al Padre Moret y al Arzobispo D . Rodrigo : debe tener en cuenta el señor Marqués
de Acapulco que esos autores y Elizondo no
son imparciales ni los ha considerado nadie
como tales para juzgar con desapasionamiento los asuntos referentes á la provincia de
Guipuzcoa .
DISCURSO
PRO\DNCIADO EN EL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
EL DIA 18 DE JULIO DE 1876
POR
DON FRANCISCO DE GOROSTIDI
DISCURSO
DE
DON
FRANCISCO DE GOROSTIDI
18 JULIO 1876
SEÑORES DIPUTADOS :
Nuevo en las lides parlamentarias, y siendo la primera vez que tengo el honor de dirigiros la palabra y de hablar en público, os
ruego, Sres . Diputados, que me otorguéis toda
vuestra benevolencia . Si un deber ineludible
de conciencia no me obligara á molestaros,
yo me hubiera limitado á votar en contra de
este proyecto de ley, siguiendo el prudente
consejo que no ha muchos días nos daba des .
de estos bancos nuestro digno compañero y
mi amigo el Sr . Martón, si mal no recuerdo,
cuando decía que á los diputados humildes
y modestos sólo nos incumbe el deber de oir
y callar para aprender .
68
1876-LOS
FUEROS
Contando, pues, con vuestra indulgencia y
esperando me la otorguéis cumplida, voy á
entrar de lleno en la cuestión, procurando ser
lo más breve posible, toda vez que la materia
está completamente agotada . Siento que la
vez primera que me levanto á hablar desde
este sitio sea para hacer la oposición al Gobierno de S . M ., á quien hasta ahora he apoyado con mi humilde voto, y creo que continuaré apoyándole, pues estoy persuadido de
que es preciso sostener á todo Gobierno que
legítimamente ocupe ese banco, porque una
de las principales causas de la pertui bación
de nuestro país es el frecuente cambio de los
Ministerios .
Si á mí, el más humilde de todos vosotros
y el más joven é inexperto de mis compañeros, me hubiera cabido la alta honra de iniciar estos debates, no lo hubiera hecho después de ciertas frases, que hace pocos días
pronunció el Sr Presidente del Consejo de
Ministros contestando al elocuente discurso
del Diputado navarro Sr . Morales, frases que
ha repetido de nuevo en el curso de estos debates y que son en mi concepto el vire victii
de Breno . Habría, pues callado, limitándome
á señalar el motivo de mi silencio y á votar en
contra del proyecto ; pero como quiera que
mis dignos compañeros, á pesar de aquellas
Y SUS DEFENSAS
63
frases, están sosteniendo este debate, yo debo
imitar su patriótica conducta y deciros lo que
se me alcanza respecto de la cuestión, haciendo ante todo, sin embargo, la salvedad de que
hablo por mi sola y exclusiva cuenta . Sin detenerme en el origen de los fueros ni en hacer
su historia, os diré que el régimen foral de las
Provincias Vascongadas, está hoy, no diré
fundado, que su fundamento es más, sino confirmado en la ley de 25 de Octubre de 1839,
confirmación á su vez del célebre convenio
de Vergara .
Dudas que hasta ahora no habían existido,
se hnn presentado sobre la inteligencia de esta ley, y dudas cuya razón no alcanzo . La primera de las interpretaciones de una ley, la
que se confunde con la ley misma, es la auténtica .
Nosotros la tenemos respecto de la de 25
de Octubre de 1839, dada por sus mismos autores y en los momentos de su discusión solemne en las Cámaras . Apoyados en esta interpretación, sostenemos que el proyecto de
ley que se discute no ha podido presentarse á
las Cortes tal como se ha traído . Lo mismo
el Gobierno de S . M ., como la comisión, no
aceptan aquella interpretación : es más, la rechazan; ¿y por qué? ¿No habéis acudido á
despachos diplomáticos para probar que en
c
1
c
1
70
1576-LOS FUEROS
el art. 1 . 0 del Concordato no se pactó la uni .
dad religiosa? ¿No habéis exigido declaraciones explícitas, ó sea una interpretación auténtica sobre el alcance de la base 1La de la
Constitución? Pues si procedéis así en otros
asuntos, respetando la opinión de los autores
de las leyes ó tratados, ¿por qué no hacéis lo
mismo respecto de la ley de 1839? Si mañana
ocupan otros hombres el banco azul y tratan
de dar á la base 11 .a una interpretación distinta de la que ahora se le ha dado, ¿con qué
derecho podréis rechazarla? ¿No comprendéis que os podrán decir que ellos se creen
tan autorizados para interpretar la base 1, . a
á su gusto, prescindiendo de la opinión de los
autores de la ley, como vosotros os creéis autorizados para interpretar según se os antoja
la fangosa cláusula sin perjuicio de la Lenidad
constitucional, desentendiéndoos de la interpretación auténtica que sobre ella recayó en
1839? Fijad, Sres . Diputados, vuestra aten .
ción en las consecuencias funestas á que puede conducirnos la absoluta libertad que establecéis ahora para interpretar las leyes como
mejor os parezca .
He dicho que la ley de 1839 con su interpretación auténtica es hoy la base fundamental legal del sistema foral . Esa ley, de la cual
se ha ocupado extensa y elocuentemente mi
Y SUS DEFENSAS
71
querido amigo y compañero el Sr . Garmendia, es indudable que tiene un carácter de
pacto que es imposible desconocer, y sabidos
son los trámites que han debido seguirse para
su cumplimiento ; pero el Gobierno ha querido en la ocasión presente seguir otro camino .
No hay que examinar la cuestión por algu-,
nos promovida, de si estaba ó no vigente la
ley de 39. En mi concepto . está vigente, y aunque otros opinan que no lo está, desde el momento en que el Gobierno ha declarado que
esa ley está vigente, se hallaba en el caso de
seguir para derogarla los mismos trámites que
en la misma se establecen .
Con arreglo á esta ley, no tenéis derecho
más que á hacer una modificación de los fueros, pero en manera alguna abolirlos como lo
vais á hacer con el proyecto que se discute . Y
aun para la modificación, preciso era que hubiese habido con las Provincias Vascongadas
conferencias y conciertos previos . Así se hizo
con Navarra en 1841 . El Gobierno llamó á los
comisionados de aquella provincia, y después de haber conferenciado con ellos presentó á las Cortes el proyecto de ley de arreglo
de fueros, pero sometiéndolo antes á la aprobación de la Diputación foral . ¿Por qué no
habéis seguido el mismo método con las Provincias Vascongadas? (El Sr . Marqués de Aca-
72
1876-LOS
FUEROS
Porque no han querido) . Yo probaré lo
contrario, Sr . Marqués de Acapulco .
Los comisionados de las Provincias Vascongadas vinieron á conferenciar con el gobierno siempre que éste los llamó, y sabido
es que muy poco faltó para ultimar en una
ocasión el arreglo de fueros ; las circunstancias políticas exigían frecuentes cambios de
Ministerios, que en vez de continuar las conferencias, las suspendían . ¿Son acaso las Provincias Vascongadas responsables de la poca
estabilidad de los Gobiernos en España?
Es indudable, señores, que la ley de 1839
entraña el convenio de Vergara . Ya lo dijo
don Alejandro Mon siendo Presidente del Consejo de Ministros . Ese convenio, según un
manifiesto carlista de que aquí se ha hecho
mérito, se rompió con el primer cañonazo de
Alcolea, y aquí se ha dicho también que los
vascongados son los que lo han roto ; pero
esto no es exacto . Quien ha roto el convenio
de Vergara respecto á las Provincias Vascongadas, han sido la mayor parte de los Gobiernos que se han sucedido desde 1839 . Cincuenta y tantos son los contrafueros cometidos . Por no molestaros no los citaré, aunque
bien podría hacerlo, y mejor que yo podría
aun hacerlo mi querido amigo y respetado
compañero señor Moraza ; pero sí debo repulco:
Y SUS DEFENSAS
73
cordar el decreto de 29 de Octubre de 1841,
que derogó casi totalmente el sistema formal .
No me digáis que ese decreto fué luego derogado por otro de 1844 ; porque si esto es
verdad, no lo es menos que mucho de lo que
fué destruido en 1841 no volvió al ser y estado que tenía en aquella fecha; entre otras cosas quedaron las aduanas, que han llevado á
aquel país, según muchos, gran riqueza y
prosperidad . No negaré yo este aserto, siquiera sea discutible que tal riqueza y prosperidad son compensación bastante de la libertad comercial perdida con la instalación
de las aduanas en la frontera ; pero en cambio,
en aquel país se verificó un fenómeno moral
que es preciso tener en cuenta, pues las aduanas crearon el oficio de contrabandista, desconocido completamente hasta entonces . ¿Sabéis cuáles han sido las consecuencias de
esto? Las consecuencias han sido que esos
contrabandistas han introducido fraudulentamente armas y municiones por la frontera
para los carlistas ; las consecuencias han sido
que aquellos contrabandistas fueron los que
formaron la partida del feroz y tristemente
célebre cura Santa Cruz .
Mucho se ha hablado de las causas de la
guerra civil . Unos la atribuyen á la revolución de Setiembre, otros al elemento clerical,
74
1876-LOS FUEROS
y en mi opinión unos y otros tienen razón, y
la víctima expiatoria son las pobres Provincias Vascongadas . ¿Quién puede dudar, señores Diputados, que las saturnales de Barcelona y otros hechos que no enumero y vinieron
en pos de la revolución de Septiembre, alarmaron el sentimiento religioso de aquellos
sencillos habitantes? Pero ¿quién duda tampoco que un clero que tiene grande influencia
contribuyó poderosamente á la rebelión car .
lista, soliviantando los ánimos de sus feligreses con predicaciones en el púlpito y consejos en otra parte? Tened entendido que aque
líos campesinos no son carlistas, sino amantes de la religión de sus mayores y el temor
de perderla, hébilmenle explotado, les hizo
comprometerse en la lucha . Pero no fueron
á ella voluntariamente en su inmensa mayoría, como se ha supuesto, sino á la fuerza ;
porque si son fanáticos en religión, son también ciudadanos honrados, pacíficos y tranquilos que sólo desean que se les deje trabajar
para ganar su sustento . Primero el cura Santa Cruz, y después los demás cabecillas carlistas, sacaron los muchachos valiéndose de
los medios más violentos y salvajes, maltratando de tal modo á sus padres, que muchos
que por huir del servicio de las armas se habían refugiado en los puntos fortificados, tu-
Y SUS DEFENSAS
75
vieron que volver al campo rebelde por libertar á sus padres de tan crueles sufrimientos .
Y á pesar de estas violencias, si cuando aún
los carlistas en armas eran pocos no se hubieran abandonado los muchos pueblos del
interior que ocupaban fuerzas leales, la facción no habría tomado el incremento que
luego tomó .
¿Queréis una prueba palmaria é irrecusable de que estaban por fuerza aquellos muchachos en las filas carlistas? Nosotros, los
que conocíamos el país, sosteníamos que los
vascongados, como forzados, se retirarían á
sus casas tan pronto como las tropas se acercaran á sus hogares ; y todos habeis visto que
cuando el heróico ejército mandado por nuestro augusto Rey D . Alfonso XII penetró en
el corazón del país vasco-navarro, todos los
hijos de aquellas montañas entregaron gozosos sus armas, mientras que los que no eran
de aquel país, y que componían muchos batallones y escuadrones, penetraron en Francia con su pretendido Rey . ¿Y por qué esta
diferencia? Porque los vasco-navarros eran
forzados en su casi totalidad, y los otros voluntarios, hijos precisamente de provincias
que más gritan contra los fueros .
Pero si en aquel país ha habido muchos
carlistas forzados en armas, también ha habi-
76
1876-LOS FUEROS
do un partido liberal respetable y hasta numeroso, que representa la inteligencia y la
riqueza (10 .124 voluntarios de la libertad ha
habido en aquellas provincias), y ese partido
liberal ha prestado los eminentes servicios
que todos conocéis y que yo no he de relatar
porque no se diga que vengo á defender la
causa del partido liberal, cuando vengo á
defender al país vascongado, sin atenderá
opiniones, sin mirar si son carlistas ó liberales ; pero sí diré : ahí tenéis á San Sebastián, á
Hernani, á la heróica Bilbao, y no digo nada
de Guetaria, patria de Juan Sebastián de
Elcano y del ilustre defensor de los fueros, el
Senador Sr . Aldamar, cuya sensible pérdida
deploramos hoy todos más que nunca . Guetaria, que en la anterior guerra civil fué quemada por los carlistas y en la actual ha sufrido un sitio tan largo y horrible, que sus
habitantes para no ser víctimas de los proyectiles carlistas tenían que esperar hasta las
doce de la noche para recibir una ración de
agua que se les llevaba de San Sebastián ;
Guetaria, donde no han quedado ni puertas,
ni ventanas, ni nada que haya podido servir para preparar el rancho del soldado
y del voluntario : con decir que la invicta
Hernani parece un lujoso salón al lado de
Guetaria, comprenderéis en qué estado ha-
Y SUS DEFENSAS
77
brá quedado aquella pobre villa de pescadores .
Y ya que hablo de los servicios de los pueblas y sus voluntarios, no me prohibiréis que
os cite á los miñones de Alava, á la Guardia
foral de Vizcaya y á los miqueletes de Gui .
.,puzcoa, que iban, como decía el señor Presidente del Consejo, á la vanguardia de las
tropas, conforme los visteis entrar en Madrid .
Pues bien ; esos tres batallones han perdido
más de la mitad de su fuerza . Siento no tener
los datos de las pérdidas de los forales y de
los miñones ; pero leeré los de los miqueletes
de Guipuzcoa .
Este heróico batallón cuenta muertos dos
capitanes, dos tenientes, dos alféreces, cinco
sargentos, cuatro cabos y 100 míqueletes ;
total, 115 muertos, heridos, dos coroneles,
uno de ellos el bravo veterano Urdampilleta,
que ha muerto de resultas de sus heridas, y
cuya pérdida lloramos los vascongados ; un
teniente coronel, cuatro comandantes, cuatro
capitanes, tres tenientes, tres alféreces, 17
sargentos . 15 cabos, siete cornetas, 218 miqueletes, algunos heridos dos ó tres veces ;
total, 274 heridos, que hacen un total de bajas de 389 ; y esto en un batallón que tenía
720 plazas ; y aquí me advierte un compañero
que no hay oficial de miqueletes que no os-
Y SUS DEFENSAS
78
tente alguna honrosa cicatriz sacada en esta
guerra .
Antes de concluir el punto de que me he
ocupado os debo decir, y decir muy alto, que
todo ha podido ser la causa de la guerra civil, absolutamente todo, pero en manera alguna los fueros de las Provincias Vascongadas ; y buena prueba de ello es que desde
1839 hasta 1872 ó 1873, que ha regido el
sistema foral con pequeñas interrupciones,
nunca el partido carlista ha podido encender
la guerra civil en aquellas montañas .
Senos ha acusado á los vascongados, y
cuenta, señores diputados, que yo por vascongado me tengo, aun cuando accidentalmente
soy nacido en Madrid por ser mi padre funcionario público, porque vascongados fueron
todos mis anta pasados, y es de pechos nobles
no renegar de su raza, y menos en estos m ,)mentos en que todo el mundo grita contra
ella . (1'L», rta). Tanto equivale gritar contra
la raza eú ;ltara, como pedir la abolición de
los fueros vascongados . (?Q-), no) . Se tia
acusado, repito, á los vascon,,a los de que no
han contribuido al servicio militar ; pero la
opinión pública ha empezado á hacer justicia
en este asunto, porque la verdad es que siempre que ha habido un peligro para la Patria,
siempre que ha estado comprometida su ban-
Y SUS DEFENSAS
79
dera, allí se ha visto á los vascongados defendiendo la una y la otra : los vascongados se
encontraron en la batalla de las Navas de Tolosa y del Salado, los vascongados asistieron
al sitio de Algeciras y á la toma de Sevilla,
los vascongados estuvieron en las guerras
que precedieron á la conquista de Granada,
los vascongados se hallaron en la batalla de
Pavía, donde el bravo Juan de Urbieta, guipuzcoano . hizo prisionero al Rey de Francia
Francisco I : y aquí me es necesario rectificar un hecho Una historia manuscrita titulada : Orígenes, antigüedades y hechos de los cántabros vascongados y muy particularmente de
escrita por el bachiller Zaldivia en 1564 he visto hoy mismo y habla extensamente de este memorable acontecimiento . Con este motivo he recordado que un señor Senador manifestó con cierta ironía, como
quien dudara de su lealtad, que Urbieta fué
á Francia y recibió muchas mercedes.
Pues bien ; este bachiller Zaldivia, que escribió esta historia pocos años después de la
batalla, dice, sí, que Juan de Urbieta fué á
Francia, pero también que el Rey de Francia le rogó quedase en su tierra ; mas él no
quiso y se fué á Italia á servir á su Rey . Los
vascongados se hallaron también en San
Quintin y en Gravelinas ; los vascongados se
los guipuzcoanos,
80
1876-Los
FUEROS
hallaron en la batalla de Lepanto ; se hallaron en todas las batallas y hechos de armas
que han tenido lugar posteriormente, incluso
en la célebre batalla de San Marcial, donde
tres batallones guipuzcoanos dieron la última
carga, según dice el historiador Conde de Toreno : batallas y hechos como el célebre sitio de Fuenterrabía en 1638, de que hago
gracia al Congreso en obsequio de la brevedad . Si, pues, los vascongados en todos tiempos han prestado tan relevantes servicios á la
patria según su sistema peculiar, ¿por qué
pretendéis ahora variarlo? Muy peligroso
puede ser, señores diptados, el introducir en
las Provincias Vascongadas el sistema de
quintas que rige en el resto de España . Recordad lo que en la alta Cámara dijo el señor
Presidente del Consejo de Ministros contestando al señor Sánchez Silva, que el núcleo
de las facciones navarras lo habian formado
los soldados licenciados de nuestro ejército, y
que sin la ayuda de Navarra, muy débil hubiera sido la resistencia en las Provincias
Vascongadas . Si por desgracia llegara el
caso de nuevo conflicto, lo que Dios no quiera que suceda, ¿no comprendéis los peligros
que entrañaría el que en aquellas Provincias
encontraran los promovedores otro núcleo
igual al que los carlistas han encontrado en
Y SUS DEFENSAS
81
Navarra? Pues esto podéis evitarlo dejando
vigente el sistema de cubrir el servicio militar
que rige allí, y que consiste, según lo han explicado mis compañeros con grande elocuencia, por aviso y advertimiento del Rey y orden
de las Provincias en casos ordinarios, y en los
extraordinarios de invasión extranjera en el
levantamiento general de padres é hijos según fuero . El sistema de quintas está ya tan
desacredita lo en todas partes, que en esta
misma Cám ira voces muy autorizadas han
abogado por la necesidad de sustituirlo por
el servicio personal y obligatorio, que se va
estableciendo en toda Europa y que tiene
cierta relación con lo que en casos de invasión extranjera se hace en las Provincias .
¿Por qué, pues, queréis destruir el sistema
de servicio militar con arreglo á fuero y queréis llevar allí el sistema de quintas? ¿Qué
vais á adelantar con eso? ¿Acaso las madres
castellanas, andaluzas, aragonesas ó valencianas derramarán ni una lágrima menos
cuando su, hijos vayan al ejército, porque ingresen en él unos cuantos mozos vascongados? Las madres vascongadas nunca podrán
acostumbrarse á desprenderse de sus hijos . Y
cuenta que esto os lo dice quien por sustituto
está sirviendo en el ejército, pues como nacido
en Madrid corrí la suerte y caí soldado .
6
82
1876-LOS FUEROS
Se ha dicho, señores diputados, que la opinión pública reclama la abolición de los fue
ros de las Provincias Vascongadas . La opinión pública que invocáis está en mi concep .
to extraviada, y sin embargo, vosotros queréis seguirla sin tener en cuenta los lagos de
sangre que ha costado á España el seguir esa
llamada opinión pública explotada por algunos ambiciosos . La opinión pública gritó un
día «abajo los consumos,» y la ley de presupuestos es una respuesta á la opinión pública; la opinión pública gritó otro día «abajo
las quintas,» y los 300 .000 hombres que hemos tenido sobre las armas responden también á la opinión pública ; la opinión pública
dió otro día un grito que fué secundado antes
que en otros puntos en cierta ciudad comercial, y don Alfonso XII por dicha nuestra y
gloria suya ocupa hoy el Trono de sus mayores ; la opinión pública pidió á voz en grito la unidad católica, y en este punto no la hemos seguido ; y digo no la hemos seguido,
porque yo he votado la base 1l .a, y si no
voté la enmienda del señor Romero Ortiz,
fué por su redacción y no por su espíritu,
muy conforme con mis principios . Pues si á
la opinión pública no la hemos seguido en la
cuestión de la unidad católica, cuando en ella
se presentaba más unánime y más potente
Y
SUS
DEFENSAS
83
que en la cuestión foral, ¿por qué la seguís
en esta? ¿No os ha enseñado nada la historia?
Háse dicho por un señor Diputado que ha
combatido los fueros que existen grandes disensiones y diferencias entre los hombres políticos del país vascongado, y sin duda por
eso queréis implantar en absoluto en aquel
país el sistema de libertad existente en el
resto de la Nación. No lo niego, señores diputados, existen esas dif rencias que yo de , .loro con todo mi coraz í .; pero esas diferencias
son respecto de la politica general de Espacuestión foral, en la
ña, y no respecto de
que no hay niguna diferencia, absolutamente
ninguna . La raza eú k ira está repartida por
todo el globo : preguoiad á todos los que á
ella pertenecen, uno por uno, bien habiten
montañas vascas, bien en las demás provincias de España, ora en Europa, ora en las
Antillas ó en las sábanas de la América del
Sur ; todos unánime , os harán protestas, y
protestas sinceras de su amor entrañable á las
libertades vascongadas y á sus sacrosantos
fueros . ¿Tenéis vosotros esa unanimidad de
pareceres respecto al sistema que allí en absoluto queréis introducir? La historia contemporánea nos dice que no .
¿Y sabéis porqué allí hay esa unanimidad
y aquí no? Porque los fueros vascongados,
I -t
84
1876-LOS
FUEROS
que datan de siglos, han labrado la felicidad
de aquel país; y el sistema moderno de libertad que aquí tenemos, y de que os declaro
franca y lealmente soy acérrimo partidario,
está todavía en vías de ensayo y no ha tenido
tiempo suficiente para dar sus ópimos frutos .
Esperad á que los dé, y entonces podréis
comparar una libertad con otra ; pero entre
tanto respetad la que sabemos por una larga
experiencia que ha labrado la felicidad, el
bienestar y la dicha de un pueblo que pertenece á España, y cuyas pruebas de españolismo no necesito recordar, pues son de todos
conocidas. Voy, Sres. Diputados, á dirigir,
en mi concepto, un gravísimo cargo al Gobierno de S. M . Nadie se ha levantado aquí
todavía á pedirle cuenta estrecha de la conducta que ha observado con los prisioneros carlistas (los soldados) : después de terminada la guerra civil se les ha mandado á
Cuba .
El Sr . PRESIDENTE : Esa cuestión no tiene nada que ver con los fueros de las Provincias Vascongadas ; prisioneros carlistas había
que eran vascongados, castellanos y navarros
y de todos países ; por consiguiente, no tiene
eso conexión ninguna con los fueros de las
Provincias, y ruego á S . S ., por tanto, que entre un poco en la cuestión .
Y SUS DEFENSAS
85
El Sr . GOROSTIDI : Yo lo creía muy pertinente, porque se les ha mandado á prestar
servicio militar á que no estaban obligados,
antes de que se publique esta ley . Si S . S. me
permitiera dos palabras nada más en tono respetuoso, yo tendría gusto en decirlas, porque
nadie ha hablado de este asunto .
El señor PRESIDENTE : No es porque
S. S . diga ó no diga esas palabras por lo que
el Presidente te llama la atención ; es porque
eso está fuera de la cuestión, y esta discusión,
que de suyo va siendo larga, la extiende su
señoría todavía más .
El Sr . GOROSTIDI : Obediente siempre á
las indicaciones del Sr . Presidente, no toco
esa cu(-stión .
Se ha hablado de la lealtad de las Provincias Va , congadas, diciendo que no han sido
leales . No hablaré, Sres. Diputados, de mi
lealtad personal á la dinastía de D . Alfonso
XII, bien conocida por circunstancias e,pecíales . Repecto á las Provincias Vascongadas,
que han permanecido tranquilas desde el año
1839 hasta después de la revolu . ión, y en
donde la guerra se ha hecho sacando á los
mozo ; á la fuerza, como ya se ha probado, yo
no deseo para D . Alfonso XII más sino que el
resto de España le sea tan leal .
Voy á concluir, Sres . Diputados, porque no
86
1876-LOS FUEROS
quiero molestar más vuestra atención, dándoos las gracias por la benevolencia con que
me habéis escuchado y haciendo algunas ligeras consideraciones .
Señores, destruir la libertad en nombre del
absolutismo, eso se explica por la lógica ; pero destruir las libertades vascongadas en
nombre de la libertad, no podéis hacerlo los
que de liberales os preciáis, sin incurrir en la
más absurda de las inconsecuencias y sin cometer el más grande de los crímenes políticos de los modernos tiempos .
El árbol de Guernica, símbolo de las libertades eú'karas ; el árbol de Guernica, saludado hasta con entusiasmo por Rousseau, por
Tallien y por otros convencionales franceses
y por los insignes legisladores de Cádiz ; el
árbol de Guernica idolatrado por todos los
vascongados; el árbol de Guernica, que ha
sido respetado por todos los Gobiernos absolutos de España, hasta por el mismo Calomarde; el árbol más antiguo que hoy existe en el
mundo, de la libertad de un pueblo, ese árbol
vais á derribarlo vosotros en nombre de la libertad . Enhorabuena, arrancadlo ; tenéis la
fuerza contra nuestro derecho . Podréis arran car el árbol, pero no podréis arrancar jamás,
yo os lo aseguro, el amor entrañable que en
el corazón de los vascongados existe por sus
Y SUS DEFENSAS
87
fueros, y todos, absolutamente todos, haremos
de cada uno de los innumerables robles de
nuestras montañas un nuevo árbol de Guernica .
He dicho .
DISCURSO
PRONUNOJADO EN EL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
EL DIA 18 DE JULIO DE 1876
POR
DON M ARTIN ZABALA
DISCURSO
DE
=>O1N• MARTI2
ZABATrA
18 JULIO 1376
SEÑORES DIPUTADOS :
Dejo á vuestra consideración el apreciar la
posición excepcional y difícil por demás en
que me hallo en este momento . Todos sabéis
cuál es la actitud de la Cámara, fatigada después de muchos días de un debate tan prolongado, y esta consideración me obliga á ser
tan breve, que en muy pocas palabras he de
manifestar mi pensamiento, logrando hacer
más bien un acto patriótico y político, del cual
por el nombre que llevo y por la representación que aquí tengo no puedo prescindir, que
un discurso parlamentario .
Bilbao, pueblo valiente, noble y generoso
adolece de una falta que, por ser común á todos los héroes, equivale á una loable virtud .
92
1876-LOS FUEROS
La invicta villa de Bilbao se ha mostrado
esta vez excesivamente modesta . Solo así
comprenderéis cómo ha podido confiar su representación al que tiene en este momento la
honra de dirigiros la palabra, al último de sus
entusiastas defensores, al que menos títulos
tiene para hablar en su nombre y sostener la
causa del país vascongado, que es también la
causa de los biibaínos, cuya más alta y ferviente aspiración es el mantenimiento de las
libertades seculares de aquel noble país .
Después de esta aclaración no de mera fórmula . sino, por el contrario, muy sincera, espero de vosotros toda la benevolencia que
necesito.
Se trata, señores, no de vulgares aunque
respetables intereses, que puedan sufrir quebranto y mengua, sino del porvenir, de la
suerte de un país desgraciado, próximo á perder sus antiguas libertades, y con ellas completamente su modo de ser .
Agobiado bajo el peso de una terrible y
muy reciente desgracia, que acaba de destrozar mi corazón de padre, anhelo, más bien
que empeñar debates parlamentarios, para
los cuales, porque me conozco bien, me declaro sin condiciones, cumplir cuanto antes
este ineludible deber de patriotismo, para volver presuroso al seno de mi familia en busca
Y SUS DEFENSAS
93
de las dulzuras y tranquilidad de mi espíritu,
hondamente perturbado .
Señores Diputados, cuando España, víctima de dolorosos disturbios, apenas contaba
con fuerzas para batir al carlismo que se alzaba pujante en muchas provincias, y principalmente en las que forman la comarca del
Norte .. . (Rttutores, . No os impacientéis, señores Diputados, no trato de aglomerar narraciones prolongadas, ni amontonar noticias,
datos y fechas que fatiguen vuestra atención ;
me he propuesto hacer un extracto, pero
extracto muy limitado de lo mucho que pudiera deciros .
Cuando los cantonales triunfantes en Cartagena enarbolaban en nuestros mejores barcos el estandarte de la federal : cuando la indisciplina del ejército cundía de una manera
alarmante . avergonzándonos ante el extranjero y alentando la insensata esperanza de los
enemigos que tras las trincheras de nuestras
montañas comenzaban á saborear días de
triunfo ; cuando las clases conservadoras comenzaban á desmayar y se hori ipilaban ante
la idea de empuñar un fusil para defenderse ;
cuando España, en fin, veía cernerse sobre su
cabeza el caos más espantoso y abrirse á sus
pies un verdadero abismo, en aquellos angustiosos momentos hubo un pueblo, señores
94
1876-Los
FUEROS
Diputados, que como otros muchos del país
vascongado . sin detenerse á ponderar el peligro y sin querer reflexionar en las consecuencias á que se exponía, recordó no más su
historia, sintió en su corazón los latidos inspirados por el espíritu de la libertad y se resolvió á ser consecuente con sus tradiciones y
con su nombre, abrió las arcas harto agobiadas de su Municipio, acudió á los particulares y al Banco que generosamente aprontó
sus caudales, y desafiando con entereza digna
de eterno recuerdo el vigor de aquellas críticas circunstancias, armó al vecindario todo de tal manera que el que por sus achaques ó por su edad no entró en las filas de
1us veteranos, aceptó una plaza en el benemérito cuerpo de auxiliares .
Yo debo desde este sitio augusto, en este
momento sole .nne, tributar un enternecido
voto de admiración á mis camaradas en aquella ejemplar Milicia, cuya abnegación y cuyo
heroismo son proverbiales en nuestras tristes
contiendas civiles, y de gratitud inmensa á las
ilustres y magnánimas corpcraciones populares que tan leales pruebas dieron de fortaleza, sabiduría y patriotismo en crisis por demás difíciles y angustiosas .
Así respondió á su deber aquel pueblo valeroso, ayudado de los emigrados y de una
Y SUS DEFENSAS
95
corta guarnición que con su jefe, el general
Castillo, supo portarse como correspondía,
cual cumple al ejército español y cual era de
esperar de la justa y merecida reputación de
aquel entendido general . Así se portó, señores Diputados, el pueblo de Bilbao, soportando á costa de los mayores sacrificios, con
indomable energía, con valerosa fiereza y sin
decaer un momento la virilidad de su ánimo,
el largo y terrible asedio de cuatro meses, con
el conjunto de privaciones que llegaron á hacer de aquella opulenta villa un mísero hogar
de necesidades y de hambre, con cuya heróica
constancia salió invencible y dió tiempo suficiente para que la Nación se repusiera de sus
descalabros, salvándola sin ningún género de
duda del triunfo del absolutismo . Y cuenta, se .
ñores, que esta no es una exageración mía
que trate de hacer valer en defensa de la causa vascongada . El general Zavala, ministro
entonces de la Guerra, dirigiéndose después
del sitio al comandante de voluntarios auxiliares, le decía :
«No solamente se han portado Vds . como
buenos, sino que con su heróica y prolongada
resistencia por espacio de cuatro meses, nos
han dado Vds . tiempo para reorganizar el
ejército, echando mano de cuantos recursos
existían y poder así salvarnos todos .» Ya
96
1876-LOS
FUEROS
veis, Sres . Diputados, que no es una mera
apreciación mía, sino el elevado y fehaciente
testimonio de la más alta y respetable autoridad que no pudo menos de hacer justicia y
de reconocer como supremos y decisivos los
servicios de los liberales_ vascongados .
¿Pero sabéis por qué Bilbao y de idéntica
manera San Sebastián, Vitoria, Irún, Hernani
y otras poblaciones vascongadas obraron así?
.¿Sabéis por qué no escatimaron sacrificio alguno y aceptaron todo linaje de penalidades
y de privaciones, fieles siempre al cumplimiento de su deber? ¿Sabéis, finalmente, cuál
era el pensamiento íntimo que aquel generoso pueblo abrigaba al mismo tiempo que ofrecía las haciendas y las vidas de sus hijos para luchar sin tregua, para no ceder nunca,
para resistir á todo trance y para sacar triunfante su b tndera? Estaban convencidos de
que en aquel momento histórico presentaban
el baluarte más seguro de la libertad, creían
que prestaban el más grande servicio á la
Patria, pensaban que de la suerte próspera ó
adversa de aquella terrible lucha, cuya terminación era esperada con impaciencia por
todos, estaba pendiente la suerte misma de la
guerra ; pero al mismo tiempo, Sres . Diputados, creían también, y lo creían con tanta
fuerza que nadie hubiera sido capaz de alte-
Y SUS DEFENSAS
97
rar su creencia, que en aquellos momentos
salvaban á la vez sus queridas instituciones,
el rico legado de sus predecesores, todo lo
que como vascongados consideraban cuestión de honra en mal hora comprometida por
la insensatez de los enemigos, á cuyo mortífero fuego respondían con incansable entereza .
Tales son los eminentes servicios prestados p r los liberales vascongados, cuya significación en aquellas provincias es preciso
que sepáis también, y yo os prometo manifestar, siquiera sea por breves indicaciones, porque no quiero abusar de vuestra benevolencia .
De cinco títulos que contaba Vizcaya al
principio de la guerra, tan sólo uno ha militado en las filas del Pretendiente ; de ocho que
contaba Guipuzcoa, sólo dos fueron al campo
enemigo; y de cinco que se conocían en la
provincia de Alava, uno sólo se unió á la causa del Pretendiente .
Es decir, que de 18 familias tituladas solamente cuatro llegaron á demostrar su adhesión y sus aficiones más ó menos abiertamente á la causa de D . Carlos .
En la riqueza territorial de aquel país, tratándose de la renta de 25 á 30.000 rs. como
mínimun, resulta lo siguiente : en Vizcaya, de
120 propietarios en estas condiciones sólo 11
98
1876-LOS FUEROS
han sido carlistas en esta guerra, en Alava,
de 70 solamente lo han sido seis ó siete ; en
Guipuzcoa, de 90 á 100 solamente lo han sido
14 ó 15 . En la grande industria no pasa del 2
por loo el número de carlistas . La alta banca
y el comercio llegará próximamente á un 5
por 100 .
Las capacidades están en la misma proporci~n; y en cuanto á las ilustraciones científicas literarias, uno ó dos individuos son los
que han aparecido en el campo carlista . Si
una porción tan inmensa de propiedad pertenece en aquellas provincias á los liberales, si
la industria y el comercio es exclusivamente
de los liberales, claro está que la aplicación,
tanto de este artículo como de cualquiera
otro de la ley de abolición de fueros, afecta
casi, única y exclusivamente á los que más
bien merecían toda clase de consideraciones
por su comportamiento. ¿Y en qué momento
se trata de aplicar esta reforma, de variar la
manera de ser de aquel país? Cuando la propiedad está arruinada, cuando la industria está completamente paralizada, cuando el comercio ha desaparecido casi por completo .
Pues bien ; en estos momentos que yo considero bien inoportunos, y no os sorprenda lo
que voy á decir, no sólo procede que se tenga á estas provincias toda clase de considera-
Y SUS DEFENSAS
99
ciones, sino que habiendo visto que estas provincias han sufrido calamidades de otra especie, debería dárselas algún auxilio ; porque,
Sres. Diputados, aquellas provincias han tenido la mayor de las calamidades, que es la
guerra civil .
Voy á terminar estas brevísimas consideraciones manifestándoos con pena, con dolor,
que todo es incomprensible y anormal en
cuanto se trata de esta desgraciada cuestión . Señores Diputados . pensadlo bien, porque no se comprende que las primeras Cortes de D . Alfonso X[I sean las encargadas de
suprimir las libertades más antiguas que ha
conocido el mundo . Yo abrigo la esperanza
de que la atmósfera malamente fabricada se
desvanecerá, y que la calma renacerá cuando
vengan tiempos mejores y brille en el horizonte el resplandeciente y glorioso dia de la
justicia, que ha de venir, que llegará para
Vizcaya . Pero, señores, para terminar, resulta que los que hemos sido fieles defensores de
la causa de la libertad, los que nos hemos sacrificado por nuestra querida Patria y por las
instituciones que nos rigen, hemos contribuído también á la muerte de nuestras queridas
instituciones .
¡Ah! permidme que exhale una queja que
brota del fondo de mi alma, agobiada por tan-
1 00
1876-LOS FUEROS
to infortunio. Yo, que amo como el que más
las instituciones de mi país, porque son la
gloria de aquel pueblo, el testamento de mis
antepasados, al verlas hoy próximas á desaparecer, continúo amándolas con más fuerza y espero confiadamente en el día de la reparación ; pero ¡no permita el cielo que para
ello vuelvan á desangrarse tan sin piedad los
hijos de España, porque si es á costa del desdichado precio de una nueva guerra civil, tan
llena de horrores y de desastres como la prolongada que acabamos de experimentar, preferiría morir sin ver realizada esta esperanza
que ha de acompañarme toda mi vida!
Pero al lado de esta manifestacion que hago caballerosa y noblemente, debo acompañar, como término y remate de mis palabras,
un voto sincero, expresión de un alma honrada; vais á acabar con las libertades de mi país :
en vuestras manos van á morir las instituciones sabiamente democráticas de aquel pueblo, que no lograron matar las manos de los
déspotas en los siglos de su dominación ; vais
á arrojar á aquel país á un abismo de infortunios y de desgracias ; pues bien : que
Dios os perdone y que nuestros hijos no os
maldigan por el tristísimo papel que para este momento histórico nos teníais reservado á
los liberales vascongados .
DISCURSO
PRONUNCIADO EN EL
CONGRESO DE LOS DIPUTADO8
EL DIA 18 DE JULIO DE 1878
POR
DON MANUEL DE BARANDICA
DISCURSO
DE
DON MANUEL DE BARANDICA
18 JULIO 1876
SEÑORES DIPUTADOS :
Comprenderéis fácilmente la turbación con
que me levanto á cumplir un deber que no
podemos rehuir los diputados vascongados,
deber sagrado que nos impone nuestra conciencia, y que á mí me abruma por la pequeñez de mis facultades ante la magnitud de la
empresa. Siempre impone hablar en este augusto recinto á los que no tenemos el hábito
de la palabra ; pero cuando se levanta la voz
en asuntos de tal trascendencia y gravedad
como el proyecto de ley que se discute, causa verdadera confusión y aturdimiento.
Yo he dudado muchas veces si antes de
que llegara este momento solemne y critico
para la suerte de mi país, debía renunciará
mi cargo de diputado, que me confirió una
104
1876-Los
FUEROS
elección irregularmente verificada ; pues ocupado por los carlistas, cuando se verificaron
las elecciones, el distrito de Guernica, que tengo
el honor de representar, debo mi elección á
los votos de los electores de Bilbao y de los
emigrados, según dispuso por medida general el Gobierno de S . M. que se realizaran las
elecciones en todos los distritos á donde no
alcanzaba el brazo de su autoridad . Habiendo desaparecido afortunadamente las causas
que en su tiempo impidieron hacer las elecciones en esos distritos con arreglo á la
ley, si yo hubiera renunciado mi cargo y se
hubiera procedido á segundas elecciones, hubiera podido venir á ocupar mi puesto uno
de los muchos ilustrados patricios de mi país,
superiores á mí en luces y en merecimientos,
que hubiera desempeñado mejor que yo su
cometido . Pero deberes de patriotismo que
los electores de Guernica comprenderán, han
decidido mis dudas, me han obligado á permanecer en mi puesto de honor, y hoy me
colocan en la obligación que voy á tratar de
cumplir hasta donde mis fuerzas me lo permitan . Pero antes de todo he de hacer una
declaración que han hecho también mis compañeros . Soy aquí diputado de la nación, y
como diputado de la nación hablo ; no represento á mi país en su constitución foral ; por
Y SUS DEFENSAS
1 05
consiguiente, cuanto diga es de mi exclusiva
cuenta, y nada de cuanto diga puede afectar
á la defensa de mi país .
Hecha esta declaración, tengo que mirar el
estado de la Cámara, cansada, fatigada, ansiosa por concluir estos debates y aun las sesiones de Cortes . Yo siento profundamente
prolongar un momento más vuestra ansiedad ;
pero si consideráis que la defensa es siempre
sagrada, y que la defensa en el caso actual
recae en favor de las instituciones á cuya
sombra mi país ha vivido dichoso por espacio de tantos siglos, no habréis de negarme,
como no habéis negado hasta ahora á los diputados vascongados, vuestra indulgencia,
por más que seáis severos al fin de los debates, cuyo resultado por desgracia está previsto . Cuento, pues, con vuestra benevolencia,
pero no temáis que abuse de ella ; no voy á
hacer un discurso en defensa de los fueros de
las Provincias Vascongadas. La defensa de
los fueros vascongados está ya hecha por mis
dignos é ilustrados compañeros de diputación, con tal copia de datos, con tal abundancia de razones y fundamentos, en el orden
histórico, legal, jurídico, económico y político, y de una matera tan concluyente, que me
evitan esa tarea ; tarea que con menos erudición ciertamente y con menos elocuencia,
106
1876-LOS FUEROS
pero no con menor amor á las instituciones
de mi país, hubiera también acometido si hubiera sido necesario .
No voy, pues, á entrar en investigaciones
históricas ; pero como á pesar de las pruebas
que se han presentado por mis dignos compañeros, he oído asegurar nuevamente esta
mañana con notable insistencia al Sr . Roda
que las Provincias Vascongadas han sido
siempre provincias españolas, voy á citar un
documento que se refiere á un capitán de buque vizcaíno, documento expedido en 1414
por un cónsul de Vizcaya en Nápoles, y que
empieza así :`l\L os, joanes Ruiz Escalante, consul
biscainorrun el hispanornm iu civitale CN,eap . . .
¿Era provincia española, ó era país independiente Vizcaya, cuando tenía agentes consulares en Nápoles?
También puede registrar el señor Roda la
petición 14 .a de las Cortes de Valladolid, celebradas en el año 1351 de la era española, ó
1351 de la cristiana, en cuya petición se establece el cordón aduanero para las fronteras
de Vizcaya, que no se hubiera establecido si
ese país hubiera sido una parte de la Nación
española . Otros documentos tengo aquí, pero
en gracia á la brevedad no los citaré .
Acabada y perfecta, como he dicho antes,
la defensa de los fueros vascongados hecha
Y SUS DEFENSAS
1 07
por mis dignos compañeros, yo me limitaré,
porque no exige ya más el servicio de mi
país, á breves observaciones sobre cuestiones
del momento y sobre lo manera como, para
mal de mi país, y á mi juicio también para
mal de la madre Patria, ha surgido esta cuestión desdichada en España . ¿Qué ha pasado
aquí, Sres . Diputados, qué ha pasado en España, para que de pronto se levante este clamor público contra las instituciones de las
Provincias Vascongadas? ¿Es acaso la guerra
civil? Los primeros ecos de ese clamor, que
no se oyen al fragor de los combates, que no
se oyen en Somorrostro, en Monte Esquinza
ni en Monte Muro, se perciben por primera
vez confundidos con los últimos disparos de
esa guerra fratricida á que por dicha puso
término el esfuerzo del ejército nacional . Ese
clamor anti fuerista, que empieza cuando la
guerra acaba, crece después y se extiende
con un apasionamiento desconocido en España . Antes, si alguna vez se ha suscitado la
cuestión de los fueros vascongados,ha sidu en
la región serena de la controversia tranquila,
y hemos visto caer en el vacío, caer en el hielo
de la indiferencia pública las predicaciones
de un personaje célebre por su inveterada
aversión á los fueros vascongados, y que no
por ser enemigo de la conservación de los
10s
1876 -LOS FUEROS
fueros vascongados me inspira menos respe .
to. Digo, pues, que entonces la cuestión no
pasaba de la serena esfera de la controversia
pacífica, y no bajaba al terreno candente de
las pasiones en la plaza pública, como ahora
ha sucedido .
Yo no quiero entrar á investigar lo que
hay de artificial, de ficticio y de rebuscado
en la formación y propagación de ese clamor ;
pero notorio y público es en toda España los
esfuerzos que se han hecho para mantenerle
vivo, aprovechando los momentos en que por
errores respecto al origen y á las causas de
la guerra, y sin dejar tiempo á que los hechos se esclarezcan, estaban las pasiones
exasperadas contra aquel país .
Como quiera que ese clamor se haya formado y propalado, la guerra civil es el suceso en que ha querido buscar su razón de ser ;
y el proyecto de ley que se discute, respondiendo á ese clamor y confundiéndole equivocadamente con la opinión pública, á que parece que queréis dar satisfacción, reviste un
carácter de castigo que en vano os esforzáis
en desvanecer . Ley de castigo es, y para convencerse de ello basta fijarse en los antecedentes que le preceden como actos generadores de su confección .
Al presentarse por primera vez S . M . el
Y SUS DEFENSAS
109
Rey nuestro augusto Monarca al frente del
ejército, ofrece los fueros á las Provincias
Vascongadas, ofrece el mantenimiento del estado que tuvieron durante el reinado de su
augusta madre, si deponen las armas . Los
vascongados no deponen las armas, y viene
el decreto llamando la quinta de ioo .000
hombres al servicio de las armas, cuyo
preámbulo contiene la conminación de la pena en que iban á incurrir . Hecha la paz más
tarde por la fuerza de las armas vicio : losas,
la proclama de Somorrostro, que en cuanto
emana de los augustos labios de S . M . yo me
abstengo de calificar, pero que como acto del
Gobierno responsable me parece altamente
impolítico é inoportuno, anuncia el cumplimiento de aquella conminación, que el proyecto de ley que se discute se propone ejecutar . ¿Es ó no es ley de castigo? Ley de
castigo es, ley de castigo justo por vuestro
criterio, pero ley de castigo al fin ; ley de
castigo injusto por nuestro criterio, porque
¿qué tienen que ver los fueros vascongados
con la guerra civil, y qué culpa han tenido de ,
la guerra civil las Provincias Vascorgadas?
Ya han demostrado hasta la saciedad mis dignos compañeros de diputación que ni los fueros vascongados han influido para nada en la
guerra civil, ni aquellas provincias han teni
110
1876-LOS FUEROS
do más culpa ni mis participación que otras
muchas, aún las que no han sido teatro de la
lucha .
Las causas de la guerra, su origen y desarrollo, y la manera feroz y despiadada con
que una escasa fuerza armada, compuesta en
gran parte de elementos extraños al país, obligó á tornar las armas á aquel pueblo pacífico y refractario á los procelimientos de fuerza, os los explicó el otro día el Sr . Villavaso
con una elocuencia que le ha colocado entre
los grandes oradores de la Cámara . Yo no me
detendré á pintaros nuevamente, porque tampoco podría hacerlo con los golpes de pincel
del Sr . Villavaso, la manera como se formó
violentamente y contra la voluntad de aquel
pueblo laborioso y morigera lo la fuerza carlista vascongada ; pero si añ •i _airé que el caso
que os refirió del caudillo D . Castor de Andéchaga pue le servir come le historia general de todos los que á los comienzos de la insurrección se pusieron al frente de unos pelotones de hombres .
En los primeros meses de 1873, de regreso
de un viaje que tuve que hacer á un pueblo
de la costa, fui detenido en Munguía por una
partida de 20 hombres ; al frente de esa partida estaba el cabecilla Gorordo, que más tar .
de, en los últimos días de la guerra, murió en
Y SUS DEFENSAS
1 11
Elgueta, combatiendo con tal bravura, que el
general victorioso, después del combate le hizo el honor de que su cadáver fuese recogido
y mandado á su pueblo . Pues ese cabecilla,
que tenía influencia en la margen derecha del
Nervión, como Andéchaga la tenía en la izquierda, anduvo recorriendo todos aquellos
pueblos por mucho tiempo sin poder alistar
un sólo voluntario, hasta que empezaron las
levas forzosas, los medios inhumanos y brutales á que los habitantes del país, diseminados
en caseríos aislados y pueblos pequeños, no
pudieron resistir . En confirmación también del
caso que refirió elocuentemente mi amigo el
Sr. Conde del Llobregat, puedo yo citaros
más de una escena que he presenciado en Bilbao entre jóvenes del país residentes en aquella villa, ya mancebos de comercio, ya apeen .
dices de oficios, y sus padres que venían á
buscarlos para que fueran á tomar las armas .
Los hijos se resistían, se negaban á ir, y
aún querían retener á su lado á sus padres ;
pero éstos les contestaban : «si no vamos hoy,
mañana darán de palos á tu madre que tienen
presa hasta que nos presentemos .» ¿Qué hab :an de hacer aquellos pobres muchachos?
Pero ¿para qué nos esforzamos en demos
trar la inculpabilidad de las Provincias Vascongadas en la guerra, si nos basta apelar á
112
1876 -LOS
FUEROS
vuestro propio testimonio? Vosotros habéis
dicho una y cien veces en esta legislatura, de
uno y otro lado de la Cámara, que en las Provincias Vascongadas ha librado su última batalla el ultramontanismo europeo . Pues si todos los elementos ultramontanos, no de Espa .
ña, sino de toda Europa, se dieron cita para
librar su última batalla en las Provincias
Vascongadas, y España, aunque cause rubor
el decirlo, llegó á tal extremo de debilidad y
de impotencia, que no pudo evitar que esa cita
se realizara, ¿qué culpa queréis atribuir á las
Provincias Vascongadas de que todos los elementos ultramontanos y reaccionarios de Eu ropa hayan escogido aquel territorio para
campo de combate por su topografía y por su
vecindad á una Nación que les suministraba
de todo género de auxilios? Culpad á los que
fueron la causa del estado lastimoso de disolución y de anarquía á que llegó la España
en cierto período de la revolución, y no culpéis á las Provincias Vascongadas, á las cua les sólo cupo la suerte de ser teatro de ese
drama sangriento que tantas ruinas y desolación ha dejado en aquel país ; no culpéis al
put blo vascongado, que ha sido la víctima, y
no el factor, de los disturbios de España .
No, Sres. Diputados, aquellas provincias
no merecen el castigo que se trata de impo
Y SUS DEFENSAS
113
nerlas ahora, como no merecen tampoco el
dictado de desleales que tantas veces hemos
oído aplicarlas en esta Cámara, y que yo he
devorado en silencio esperando con impaciencia que llegara la ocasión de vindicarlas .
Siento que no se halle en su puesto el señor García López, á quien parecía que la defensa que aquí se ha hecho de aquellas provincias y la enumeración de sus grandes servicios hería los oídos, y no le molestaban los
dictados de desleales que continuamente hemos estado oyendo aquí . ¡Qué hemos de hacer sino hablar de los servicios de las Provincias Vascongadas, en una época en que estamos oyendo sin cesar tratarlas de desleales?
El Gobierno de la restauración reconoció
que el delito de la rebelión carlista, por muy
grande que fuera, no lo era tanto que no mereciese perdón . El Gobierno reconoció que la
insurrección carlista, que brotó cuando apenas había gobierno en España, cuando toda
España parecía un campo de batalla, si no
era disculpable, podía al menos perdonarse,
y lo perdonó S . M . el Rey en la proclama
que se dignó expedir al ponerse por primera
vez al frente de su valiente ejército, ofreciendo el indulto y el mantenimiento del estado
que tuvieron las Provincias Vascongadas, si
los que estaban en armas contra el Gobierno
8
114
1876-LOS FUEROS
legitimo las deponían : de manera que el proyecto de ley que se discute impone á las Provincias Vascongadas un castigo, no por el delito de insurrección, no por haber tomado las
armas, sino por no haberlas dejado, desoyendo los generosos ofrecimientos de la proclama .
¿Por qué, se dice, no depusieron las armas
los vascongados cuando S . M . el Rey, apenas
sentado en el Trono, se apresuró á ponerse
al frente del ejército y á ofrecerles el mantenimiento del estado que tenían durante el
reí ado de su augusta madre? Argumento de
efecto, señores Diputados ; pero argumento de
ninguna fuerza, argunento completamente
falso . ¿A quiénes se ofreció el mantenimiento
de los fueros? ¿A las Provincias Vascongadas? ¿Al pueblo vascongado? ¿Era el pueblo
vascongado entonces dueño de sí mismo?
¿Era, por ventura, dueño de sus acciones?
Simples soldados de fila, los vascongados, sujetos á una disciplina militar cien veces más
severa que la del ejército, porque por la menor sospecha de inlldelidad se imponían las
penas más rigorosas, y el delito de deserción
se castigaba, ya que no pudiera castigarse en
el desertor, se castigaba en sus padres ó en
sus deudos, ¿quién podía dar la primera voz
de concierto para deponer las armas? No ; el
mantenimiento de los fueros de las Provincias
Y SUS DEFENSAS
1 15
Vascongadas se ofreció al estado mayor, á
los jefes y directores de la insurrección, entre
los cuales apenas había un vascongado ni na .
die que tuviera el menor interés en la conservación de los fueros . Así es que en cuanto
empezó el desconcierto en los jefes por efecto
de los movimientos victoriosos del ejército,
en cuanto los vascongados pudieron sacudir
su yugo, se presentaron por batallones enteros, se presentaron vencidos, sí, por la fuerza
de las armas, pero se presentaron al cabo
por batallones enteros .
El Sr . Presidente del Consejo de Ministros
vió entrar en Pamplona algunos de esos batallones, y podría deciros si aquellos soldados traían retratado en su semblante y manifestaban con su actitud el sentimiento y la tristeza del vencido, ó si, por el contrario, revelaban su contento y alegría por la paz, sin que
les mortificara nada el haber sido vencidos
por sus hermanos .
¿Habéis visto alguna vez . Sres . Diputados,
un pueblo que se alegre de haber sido vencido y que lo celebre con festejos públicos?
Pues ese fenómeno lo hemos presenciado en
las Provincias Vascongadas . La primera locomotora que sale de B Ibao después de la terminación de la guerra, es recibida por las
gentes del campo como signo de que vuelven
1 16
1876-LOS
FUEROS
las faenas de la paz y del trabajo, con vítores
y algazara, con repique de campanas y con
bailes públicos por todas las comarcas que
atraviesa, dominadas pocos días antes por las
armas carlistas . Ese pueblo vascongado, que
en el alegre bullicio de su algazara por haber
logrado la paz no oía en aquellos momentos
los ecos que ya resonaban contra él, se contrista ahora y languidece al ver el peligro
que corren sus queridas instituciones .
No confundáis, Sres . Diputados, la opinión
pública á que parece que queréis dar satisfacción, que para serlo debe descansar en fundamentos racionales, con el clamor público que
sólo responde á impresiones pasajeras del
momento . Clamor público, y no opinión pública, fueron, como os ha dicho mi amigo el
Sr . Gorostidi, los gritos de ¡abajo las quintas!
y ¡abajo los consumos! y ya sabéis y sabe el
pobre contribuyente las ventajas que reportó
con la supresión de las quintas y de los consumos . ¡Que no suceda lo mismo con la supresión de los fueros! Yo no creo, yo no temo
que en las Provincias Vascongadas haya perturbación de ningún género después de pro mulgarse la ley que se discute, y no tengo
necesidad de decir que tampoco quiero que
la haya . Hombre de ley por mi carrera, repugno los procedimientos de fuerza ; y . hom-
Y SUS DEFENSAS
117
bre de trabajo, encanecido en el modesto
ejercicio de dirigir un Banco en un pueblo de
provincia, me concederéis al menos condiciones de moderación y circunspección de carácter.
No creo que ha de haber perturbación en
mi país ; pero en mis cortos estudios históricos no conozco un pueblo á quien se le imponga la ley del vencedor, á quien se le impongan leyes contrarias á sus hábitos inveterados, que no requiera una ocupación militar . Cuarenta mil hombres, que cuestan 6
millones mensuales, se distraen hoy en ocupar aquellas provincias, en que para mantener el orden en tiempos normales no se requiere un sólo soldado .
¿Creéis que las Provincias Vascongadas
han de dar recursos que equivalgan á los
gastos de esa ocupación militar? Yo he oído
hablar fuera de aquí de cálculos de millones
que van á venir de aquellas provincias por la
supresión de los fueros, y me temo mucho
que esos cálculos no resulten equivocados .
De un país en que no madura la uva y en
que solo á fuerza de un trabajo penosísimo
en el laboreo de las tierras, y á fuerza de
costosos abonos se puede hacer que produzcan algún fruto, exiguos han de ser los recursos que de ellas puedan venir al Erario
1 18
18776-LOS FUEROS
público ; porque hay que tener en cuenta que
aquí se ha hablado mucho de que aquellas
provincias no pagan, lo cual no es rigurosamente exacto, y no se habla de que aquellas
provincias no cuestan . Porque como nos explicó con mucha elocuencia el Sr . Vicuña,
aquellas provincias levantan por sí mismas
muchas cargas que en otras provincias pesan
sobre el presupuesto general del Estado .
Además, hay que tener en cuenta también
que sobre ser pobres aquellas provincias,
son muy caras en sus necesidades públicas;
por razón de la topografía del país y por la
diseminación de los caseríos, exigida por las
condiciones del terreno para la labranza, allí
necesitamos más caminos provinciales y vecinales que en otras regiones de la Nación ; y
para la administración municipal, servicio de
culto y clero, enseñanza primaria, beneficencia . sanidad y todos los servicios públicos,
necesitamos allí proporcionalmente más personal y material que en otras provincias . Si
se atiende á todas esas necesidades locales
como se atiende ahora, los sobrantes que
puedan venir al Erario público cortos han de
ser, si son algo, por mucho que se fuercen
las facultades contributivas del país . Y si esas
atenciones se descuidan por tener que acudir
con las contribuciones al Estado como las
Y SUS DEFENSAS
1 19
demás provincias, la ruina de mi país, el
abandono de sus campos y su retroceso al
estado primitivo de productos espontáneos
de la tierra, me parecen cosas seguras, así
como me parece seguro el aniquilamiento y
destrucción de aquella raza viril que dentro
del fuero podría estar al servicio de la
Patria.
Con los fueros y dentro de los fueros, las
Provincias Vascongadas no se niegan á las
prestaciones que les corresponden ; y pueden
ser de alguna utilidad permanente á la Nación y de mucha utilidad en las grandes
crisis y en las grandes empresas en que podrán acompañar, como han acompañado
siempre, á la madre Patria . Sin los fueros,
creo que de poco ó nada podrán servirla .
Con los fueros mantendréis . el espíritu español acendrado que siempre se ha respirado
en aquel país . Pedidnos, cuando necesitéis
para la defensa de la independencia nacional
y de la libertad de la Patria, toda nuestra
hacienda y toda nuestra sangre, que no escatimaremos ni una sola gota ; pero no nos
arranquéis nuestro árbol santo de Guernica,
el roble venerando que por tantos siglos ha
cobijado con su sombra las Asamblea populares de mi pais ; no nos arrebatéis nuestras
libertades vascongadas á nombre de la li-
1 20
1876-LOS FUEROS
bertad de la Patria ; no nos arranquéis nuestro modo de ser, con el cual estamos cónnaturalizados, y dentro del cual podemos ser
españoles leales, como hemos sido siempre .
Y SUS DEFENSAS
121
RECTIFICACI N
Respecto de los documentos históricos,
insisto en que esos Procuradores no fueron
de Vizcaya, sino de las villas realengas . (El
Sr . soda: Vea S . S . la obra de Mariana .
parte primera, art . 14).
DISCURSO
PRONUNCIADO EN EL
CONGRESO DE LOS DIPU'T`ADOS
EL DIA 18 DE JULIO DE 1876
pon
DON
BRUNO IJARTINEZ DE ARAGON
DISCURSO
DE
DON BRUNO MARTINEZ DE ARAGON
18
JULIO
1876
SEÑORES DIPUTADOS :
Yo también voy á ser muy breve en la impugnación del art. 3.", con tanta más razón
cuanto que tengo la persuasión y el convencimiento de que pasará lo mismo que en los
anteriores . Sin embargo, deseando seguir la
senda del deber que me han trazado mis dignos compañeros, y el compromiso de mi puesto y el amor que á mi país profeso, procuraré dejar bien comprobado el derecho de la
provincia de Alava, á la exención de tributos, pues que respecto de las de Guipuzcoa
y Vizcaya ya lo han ejecutado otros señores
diputados . Así quedará también incontrastablemente acreditado que esta ley que nos
ocupa no se debe precisamente á exigencias
1
L
L
126
1876-LOS FUEROS
de la justicia ni del derecho, sino que obedece á móviles de otra índole, como plenamente y hasta por unánime conformidad puede
decirse que se ha ejecutoriado ya .
Yo siento mucho tener que volver á citar
un documento de que se ha hablado aquí estos últimos días, y cuya importancia suma
para los efectos de apreciar los títulos perfectos de mi país al mantenimiento de sus libertades, no hay términos hábiles de descono cer . Me refiero al acta de agregación voluntaria de Alava á la Corona de Castilla en
1332 ; pero tengo que citarla como base, como
origen, como punto de partida y como regla
y pauta de las relaciones de dicha provincia
con el Poder central .
La cláusula segunda de la voluntaria entrega, decisiva en la materia, declara terminantemente que todos los fijos-dalgo de Alava sean libres y quitos de todo pecho, ellos
y los sus bienes que han y hubieren en adelante en Alava .
La cláusula, la exención, la libertad no pueden estar más expresamente consignadas ; y
como el artículo que se discute viola por completo una de las bases principales de aquella
solemnísima estipulación, de aquí el que el artículo no debe merecer, como no la merecerá
seguramente, vuestra aprobación ilustrada .
Y SUS DEFENSAS
127
Desde 1332, pues, en que se llevó á cabo
la agregación de Alava á la Corona en la
forma indicada, ha estado Alava en la posesión de exención de tributos . Yo tengo aquí
diferentes Reales cédulas y varias provisiosiones y ejecutorias que prueban la posesión
constante de mi provincia en la exención de
tributos .
No temáis que vaya á hacer referencia circunstanciada de todas ellas, insisto en que
seré breve . Además, el señor presidente del
Consejo de ministros hizo en los días pasados
una declaración para mi propósito sumamente importante : dijo S . S . que acerca del origen de los fueros podía disputarse todo lo
que se quisiera, pero que era un hecho claro, evidente y de todas maneras averiguado,
que desde el siglo XVI todos los monarcas
habían reconocido los fueros, y que en los últimos tiempos habían hecho otro tanto todos
los Gobiernos .
De consiguiente, no había necesidad de
que yo hablase de esto ; pero el deseo de dejar completamente aclarado este punto me
obliga á ello .
He indicado que la cláusula segunda de la
voluntaria entrega dice : «otorgamos que sean
libres de todo pecho para los bienes que tengan y puedan adquirir en adelante .» (Un se-
C
1
J
128
1876-LOS FUEROS
ñor diputado : Lo mismo decían todos los fue-
ros de Castilla) . Yo no se lo que dirían los
fueros á que S . S . se refiere ; yo digo lo que
consignan los de mi provincia . Y aquellos
fueros ¿qué comparación tenían con los de
de las Provincias Vascongadas, como aquí se
ha probado? Los fueros vascongados, además
de su título originario, tienen la posesión de
más de seis siglos, y la prescripción, que es
otro título legal indisputable mientras no se
alteren los fundamentos del derecho universal . Por otra parte, si las demás provincias
han tenido la desgracia de perder sus fueros,
¿puede alegarse esto como razón contra las
Vascongadas, que han sabido conservar los
suyos?
Pero vengamos al caso .
La voluntaria entrega declara la exención ;
que la entrega fué voluntaria y se hizo por
una escritura de contrato recíproco, lo han
reconocido los reyes de Castilla ; y que la
exención es completamente arreglada á lo
establecido en el acta misma de la entrega
nos lo dice el mismo don Alonso el XI al declarar en 13 de Enero de 1334 exentas de
tercias y primicias á las iglesias de Alava :
nos lo dice una provisión de don Pedro de
1353, relativa á que Alava no había pagado
ni debía pagar el tributo de moneda ni servi -
Y SUS DEFENSAS
129
cio alguno ; nos lo dice una resolución de
doña Isabel la Católica, dada en 17 de julio
de 1483 .
Nos lo dicen los Reyes Católicos en 13 de
Agosto de 1498, declarando libre á la provincia del impuesto de : lanzas .
Nos lo dice D . Felipe II en 6 de Abril de
1592 . á causa de la pretensión de la villa de
Villasendino para que se cobrase en Alava
el impuesto de maravedís, declarando la
exención .
Nos lo dice don Felipe IV en 30 de Septiembre de 1632, declarando la exención del
impuesto de 4 rs. en fanega de sal .
Nos lo dice el mismo rey en 1632 en virtud de reclamación del señorío de Vizcaya,
declarando como se solicitaba que estaban
exentas las Provincias de la decretada contribución de millones .
Nos lo dice don Felipe IV en 2 de Febrero de 1644, en la que después de reconocer
que la provincia de Alava no tenía superior
en lo temporal y se regía por sus fueros, se
confirman varias exenciones de obras, etc .
Nos lo dice el mismo don Felipe IV en 29
de julio de 1642, declarando exentas á las
Provincias del u<o de papel sellado .
Nos lo dice don Carlos II en 30 de junio
de 1696, fijando la exención de que la pro9
1 30
1876 -LOS FUEROS
vincia goce del pago del impuesto de sal, ratificando la exención .
Idénticas declaraciones hizo don Felipe V
en 13 de julio de 1701, 6 de Agosto de 1706,
18 de Diciembre de 1722, y en otras épocas .
Nos lo dice Felipe V ea 16 de Diciembre
de 1722, mandando que las aduanas se estableciesen en la línea del Ebro .
Nos ?o dice el referido rey don Felipe V
en 25 de junio de 1738, declarando la exención de derechos de Almirantazgo y de fierro .
Nos lo dice don Carlos 111 en 18 de julio
de 1765, declarando la exención del impuesto
de sal y mandando se devolviese lo recau .
dado .
Si del terreno de las resoluciones regias
pasamos al de la cosa juzgada y ejecutorias
de los tribunales, nos encontramos con que
en pleito litigado entre la villa de Villasandino y la provincia de Alava y ciudad de Vitoria se declaró la exención del pago de millones á favor de las últimas ; nos encontramos
con que en el pleito entre La Guardia p sus
lugares y los recaudadores de la moneda forera se' declaró la exención de los primeros
por sentencia de 19 de Noviembre de 1599 ;
nos encontramos con que en otro pleito entre
Haro y Labastida sobre pago de contribución impuesta al vino, se declaró la exención
Y SUS DEFENSAS
131
en favor de Labastida por sentencia de 16 de
Marzo de 1622 ; y nos encontramos, finalmente, que no tuvo ejecución la real cédula de
12 de Noviembre de 1799 sobre subsidio de
300 millones .
Que tampoco la tuvo la orden de 16 de Febrero de 1824 sobre donativo temporal de 3
millones .
Que no se exigió la contribución sobre espectáculos de 1830.
Que no fué extensiva á las Provincias la
Real or,1en de 10 de Mayo de 18 57 sobre impuesto á las licencias de caza, pesca y uso
de armas .
Que lo mimo aconteció con la Real orden
de 31 de Enero de 1867 sobre impuesto hipotecario.
Que sucedió lo propio con la ley de presupuestos de 17 de junio de 1864, en que se establecía el impuesto sobre fabricación y experdición de pólvora .
Que el impuesto de cédulas se limitó por
Real orden de 21 de Noviembre de 1872 á
los que tuviesen que comp-irecer en actos
oficiales ó salir del país .
Que se declaró á las Provincias Vascongadas libres del impuesto de billetes de vigilancia, establecido en 27 de Diciembre de
1872, como así está reconocido .
132
1876-LOS
FUEROS
Que las leyes de carácter general no rigen
allá, y menos las de presupuestos y carácter
económico ; y
Que fué protestado el impuesto de guerra
(sello de guerra), así como cuantas alteraciones se han querido hacer, contrarias á la absoluta libertad y exención paccionada.
Pero ¿á qué aducir más demostraciones de
esto, cuando el derecho es tan inconcuso y
claro?
Hay que advertir además que las Provincias desde el siglo XIII hasta la actualidad
están demostrando que han disfrutado de esa
exención ; y esto no sólo se disponía por el
rey, sino que- se declaraba en juicio contradictorio en las Chancillerías, donde se ventilaban los derechos con una imparcialidad y
justicia que desearía yo ver aplicadas hoy,
como acabo de demostrarlo .
Por lo demás, las Provincias Vascongadas
han contribuído dentro de sus usos, de sus
costumbres, de sus métodos, á sostener las
cargas del Estado, sosteniendo cargas y obligaciones del mismo, como es público y puede demostrarse ; y el respetabilísimo y venerable señor don Alejandro Mon, Presidente
del Consejo de ministros, lo declaró solemnemente en la discusión parlamentaria sobre
fueros habida en el Senado en 1864 : siendo
Y SUS DEFENSAS
133
por lo tanto, inútil detenerse ya á demostrar
que imponiendo á los vascongados el artículo
que se discute la obligación de tributar como
á los demás españoles, se infringe el fuero y
la ley fundamental de 1839, y separándolos
de los métodos y de la costumbre por virtud
de la que ocurren á, todos los servicios públicos, así de la provincia como de los que
real y verdaderamente pueden considerarse
como servicios generales del Estado, se les
va á imponer una administración costosa y
dispendiosa en lugar de la sencilla á que están habituados . En el terreno de la justicia es
inconcuso el derecho de las Provincias : y si
para abolirlas sus libertades se apela al principio utilitario de la conveniencia pública
tan ambiguo, tan inseguro y tan directamente enlazado al empleo de la arbitrariedad,
fácil es demostrar que la conveniencia pública es una idea muy abstracta .
Esto de la conveniencia es una cosa poco
fija, bastante transitoria, poco subsistente y
de sentido equívoco, porque lo que hoy es
conveniente, mañana no lo es ; aquí se ha visto hacer leyes que se han presentado como
convenientes, y á los seis meses ya no lo eran .
Respecto de la unidad nacional, como mis
dignos compañeros han hablado tanto de éste punto, no creo que debo insistir en él ; pero
134
18 76-LOS
FUEROS
debo decir que si se considera el hecho de
tener las Provincias Vascongadas una administración especial, como un hecho que rompe la unidad nacional, ahora mismo, en estos
mismos días hemos asistido á la discusión de
la ley de presupuestos, en donde no existe semejante unidad nacional, pues que la unidad
nacional consiste en que todos paguen por
igual, y sin embargo, hoy tenemos clase :: en
España que no pagan contribución, otras que
pagan el 25, otras que pagan el 10, otras que
pagan el 20 . otras que pagan el 67, y creo
que también podría caber dentro de la unidad el que ciertas provincias tuviesen distinta
manera especial de tributar .
Aqui concluiría, cumplido mi objeto de patentizar, como he patentizado, la exención de
tributos de las Provincias Vascongadas, habiéndome fijado especialmente en la de Alava: pues de las demás observaciones que se
han hecho contra nuestras instituciones venerandas, ¿qué queréis que os diga, que no lo
hayan expuesto con la lucidez que habéis presenciado, mis dignos y queridos compañeros?
Pero debo hacerme cargo de algunas indicaciones que se han emitido en el curso de la
discusión, y que yo contemplo destituidas de
fundamento, contrarias á la exactitud y perjudiciales á mi país .
Y SUS DEFENSAS
135
Se ha dicho que las Provincias no sólo no
contribuyen, sino que gastan al Estado 18 millones de reales, y también que, á pesar de su
mucha religiosidad, no pagaban al Cabildo
catedral . Esto, Sres . Diputados, ro es exacto .
Las Provincias Vascongadas no han pagado
al Cabildo catedral, no por la razón que puede suponerse, sino por causa de la guerra y
por los gastos y sacrificios consiguientes á
ella : tampoco han cobrado los empleados del
país : además, habiéndose ausentado algunos
prebendados, las corporaciones que habían
de pagar no se prestaron á dar las cantidades
correspondientes á estos prebendados que no
cumplen con sus deberes, y el Cabildo no ha
querido cobrar sino los sueldos de todos : esto
es lo que ha ocurrido en Alava .
Esos 18 millones no los da el Estado á las
Provincias Vascongadas, porque no les da
ni éstas cobran de él un cuarto, sino que se
invierten en el pago de las atenciones genera .
les y comunes, como la capitanía general,
gobiernos civiles, juzgados de primera instancia, Guardia civil y carabineros ; y respecto de los 18 millones que se asegura gasta el
Estado allí, y que tanto efecto ha producido
en la Cámara ¿qué queréis que os diga? Esos
18 millones los da el Estado para otros servicios . Pero sobre esto tengo que añadir que
136
1876 -'LOS
FUEROS
todas estas instituciones llevadas allí y que
cuestan 18 millones, se han llevado contra la
voluntad expresa del . país que las ha protestado como desafueros, y si han tomado carta
de naturaleza, es por la resolución y por el
deseo del Gobierno, que no sé . por qué motivo, aunque desde luego se concibe, ha querido gastar allí los 18 millones ; pues yo recuerdo (verdad es que soy algo viejo) que en el
año 33 y 34 no se gastaba en Vitoria ni un
cuarto de esos 18 millones, porque ni había
jueces de primera instancia, ni capitanes generales, ni Guardia civil, ni carabineros, de
suerte que no costaba un cuarto al Estado la
administración de aquellas provincias . Yo
no digo que aquel Gobierno fuera mejor
que éste ; pero la verdad es que ha existido, y que ha existido haciendo lo que
digo ; y cuando un país es pobre y no puede soportar un gasto de 18 millones, no debe
gastarlos, aunque sea para gobernar mejor .
Yo estoy persuadido que si el día de mañana se quisiesen retirar esos 18 millones, ó
las instituciones que con esos 18 millones se
pagan, el país quedaría como estaba : y en
la época á que me refiero no había más
ni menos 'criminales' que ahora, ni más ni
menos pleitos ; la seguridad pública andaba
como) hoy ; . pero se gastaban 18 millones
Y SUS DEFENSAS
137
menos. Conste, . pues, que ese gasto se
hace, no porque las Provincias lo hayan
exigido, sino , porque así lo desea el Gobierno para ejercer su autoridad y su imperio .
Dijo el señor Marqués de la Vega de Armijo que de las Provincias Vascongadas podían sacarse 42 millones de contribución al
año, y 55 de Navarra, y me parece que citaba esas cifras con referencia á ,datos suministrados por un distinguido Senador á quien
aunque poco amigo de nuestras instituciones,
no por eso dejo de profesarle todo el respeto
que se merece . Sin embargo, el 4 de Abril de
este año, en el discurso que ese señor Senador pronunció en el Senado, decía que las
Provincias podían contribuir con 30 ó 35 millones, y aquí, como he dicho, se ha citado la
cifra de 42 ; es decir que desde el mes de
Abril hasta ahora las Provincias han tenido
un recargo de 40 por 100 . Y no digo nada de
los atrasos, que en el primer discurso de
aquel señor Senador ascendían á 270 millones, y en el segundo á 2 .408. Por lo que respecta á Navarra, solo diré que si esos 55 millones se repartiesen entre los 300 .000 habitantes, vendría á pagar cada individuo 183
reales ; y si aplicáramos esta cuota á todos los
españoles, resultaría una cantidad de 2 .933 .
138
1876-LOS FUEROS
millones, ó sea 379 más que lo que importa
el presupuesto .
Además quedarían para el Estado por los
servicios que explota y por otros conceptos
873 millones, que unidos á los que antes he
indicado, proporcionarían al presupuesto un
excedente de 1 .252 millones, con cuya suma
bien pudría pagarse, no como decía el señor
Marqués de la Vega de Armijo, el medio por
100 de interés, sino todo el interés de la deuda española .
Pudiera fácilmente continuar analizando la
cuestión económica en sus relaciones y aceptando de buen grado el juicio comparativo
que en otra discusión parlamentaria se ha
hecho con la provincia de Lugo, y demostraría concluyentemente la falibilidad de los
datos y la improcedencia del cálculo que se
ha formulado ; pero de esto se ha ocupado ya
un entendido compañero mío, el Sr . Vicuña,
con la amplitud y los detalles más conducentes al objeto, y ofendería seguramente la ilustración y la benevolencia de la Cámara reproduciendo observaciones hechas ya con
todo el detenimiento necesario para llevar el
convencimiento al ánimo de los más ardientes adversarios de nuestras libertades .
He procurado . señores Diputados, demostraros el derecho de exención que mi país
Y SUS DEFENSAS
139
disfruta, derecho incuestionable é inconcuso,
como así se ha reconocido por todos los Reyes, por todos los tribunales y por cuantos
han tenido que intervenir en el conocimiento
y en las decisiones de nuestros asuntos, en
todos los cuales la libertad foral ha sido
amparada .
Esto así, yo no creo que los fueros de mi
tierra querida, los fueros vascongados, á
cuya defensa he procurado concurrir con la
más recta voluntad, estén próximos á un
triste y horrible eclipse .
Ayer se dijo aquí que asistíamos á sus
funerales ; no lo creo ; pero si así no fuese,
yo espero que la fe y la perseverancia de los
vascongados y el uso constante de sus legítimos derechos cerca de los altos poderes del
Estado conseguirán al fin que luzca de nuevo
el sol que ha iluminado siempre nuestras instituciones venerandas .
Ahora sólo me resta manifestaros mi gratitud por la benevolencia con que me habéis
escuchado .
140
1876-LOS FUEROS
RECTIFICACI N
Dos palabras, primero para dar gracias á
mi amigo el Sr . García López por los elogios
que me ha prodigado y que no merezco, y
después para decirle que la razón que he querido yo hacer valer es la del derecho, es la de
los títulos, es la de documentos públicos auténticos y oficiales ; y después de esos títulos
que representan la historia de cerca de siete
siglos, después de esos títulos tan robustos y
poderosos, la posesión con su irresistible y
avasallador imperio viene en auxilio de nuestra santa causa .
Ha dicho el Sr . García López que no hemos pagado nada, y yo tengo que observar á
S. S . que hemos pagado y estamos pagando
gastos y servicios que en otras provincias son
de cargo del Estado : hemos pagado y estamos
pagando intereses cuantiosísimos de una enorme deuda contraída en su mayor parte para
ocurrir á atenciones generales, y que nuestra
deuda data y procede de los gastos y servicios de la guerra de la República, de la guerra de la Independencia, de la guerra civil de
Y SUS DEFENSAS
141
los seis años, de la ejecución y construcción
de las vías, carreteras y comunicaciones públicas ; de forma, Sres . Diputados, que si se
fuera á liquidar lo que las Provincias han hecho en aras de la Patria y los gastos y servicios que al noble impulso de su patriotismo
han llevado á cabo, con lo que hubieran tenido que satisfacer con abstracción completa de
sus libertades y sumisión extricta á la administración general y común, sin temor de
equivocarse se puede afirmar y proclamar
que se hallaría la ventaja en favor del infortunado país cuya causa legítima estamos sosteniendo los que en este banco nos sentamos .
APENDICE
DISCURSO
PRONUNCIADO
NN EL
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
EL DIA 17 DE JUNIO DE 1870
POR
DON ALEJANDRO PIDAL Y
MON
DISCURSO
DIO
DON ALEJANDRO
PIDAL Y MON
Tic
17 JUNIO 1876
SEÑORES DIPUTADOS :
Cuando estos días oía discutir la futura
suerte de las nobilísimas instituciones de las
tres provincias hermanas, yo no sé si por la
calidad del debate y de las instituciones cuya
futura suerte van á determinar nuestros votos, c reía .ne trasportado corno en espíritu á
uno de aquellos palenques de la Edad Me
dia en donde se verificaba el juicio de Dios,
y en que se decidía por la suerte de las armas el triunfo ó el castigo de una inocencia
acusada ; miraba aquellos días en torno mío
hacia estos bancos, y vela el semblante severo de los jueces; miraba hacia este otro lado,
y veía el rostro sañudo de los acusadores ; dilo
146
1876-LOS FUEROS
rigíame á los bancos de la comisión, y veía
en ellos serenos y firmes á los mantenedores
de la pena ; y si desde allí descendía á otro
banco, veía con apuesta apostura al verdugo
aparejado para la ejecución de la sentencia .
No extrañéis, pues, señores diputados, que
los que obedecemos aquí á la tradición de
cierto espíritu caballeresco acudamos á romper una lanza con los mantenedores de la
causa del gobierno ; no extrañéis, pues, que
nos presentemos en el palenque é hiramos
con el cuento de la lanza en el escudo de los
mantenedores, siquier corramos el peligro de
que en vez de tenernos por un Cid ó por un
Bayardo, nos tengáis por un humilde D . Quijote ; que falta hace, señores diputados, que
intervenga en este debate algún Quijote, aquí
en donde los que han intervenido' en contra
de los fueros parece que no tienen otro ideal
que el estrecho egoismo de Sancho Panza .
Y como no hay caballero sin empresa, ni
empresa sin mote, cúmpleme alzar la visera
al entrar en el palenque y declarar que el
mote de mi escudo son aquellas palabras consignadas en un manifiesto célebre por un escritor insigne : «Los países más prósperos y
más felices son aquellos que respetan más su
propia historia .»
Y no es, señores diputados, por cierto, que
Y SUS DEFENSAS
147
no hayan combatido valientes adalides en defensa de las nobilísimas instituciones vascas ;
hemos visto aquí hacer alardes de su saber y
de su inteligencia á los elocuentísimos y animosos representantes de las tres provincias
hermanas y algunos elocuentísimos y nobilísimos también de la provincia de Navarra ;
pero, señores diputados, esos representantes
son vascos, esos representantes hablan en
pro de su causa, pelean en causa propia, y
yo, señores diputados, no soy vasco ; yo, señores, desciendo y tengo el honor de repretar aquí un distrito de la antigua Cantabria,
de aquella indomable Cantabria que combatió luengos años con los antecesores de estos
vascos hasta que vino á fundirlos la religión
en una unidad común, en el crisol de la unidad católica . Y si el ser cántabro alienta á mi
pecho para acudir á tan generosa empresa,
el ver que la reciente pérdida de la unidad
católica ha empezado sin duda á sembrar la
división en las filas de las huestes nacionales,
de tal modo que muchos cántabros se han olvidado de que eran hermanos para convertirse en fratricidas, me alienta á venir aquí
siendo cántabro á defender esas instituciones,
no sólo para probaros que no todos los Cántabros las combatimos, sino para al mismo
tiempo demostrar de una manera evidente y
148
1876-LOS FUEROS
completa, que no es, no ya la santa ley de la
emulación, que al fin y al cabo es - la tendencia á la perfección propia, sino la triste ley,
la miserable ley calificada con el nombre de
tristeza del bien ajeno, lo que extravía por el
momento á estos otros hermanos de mi antigua Patria .
¿De qué se trata aquí, después de todo, señores diputados? Hay un pueblo religioso,
moral, sobrio, laborioso, libre, y por lo tanto
feliz, que al amparo de unas instituciones seculares que todos aman y veneran, goza de
unas costumbres patriarcales y de unas libertades cristianas como ninguno otro en el
mundo, y al abrigo de estas instituciones ha
mantenido la bandera de la nacionalidad enhiesta sobre sus montañas, ¡glorioso baluarte
de la independencia Pátria! y á su sombra ha
desarrollado todos los prodigios de la agricultura y todas las maravillas de la industria,
y á su calor ha dado hijos insignes á la Patria, dando héroes á la religión como San Ignacio de Loyola, descubridores como Elcano,
conquistadores como Legaspi, marinos como
Oquendo y Churruca, hombres de letras como
Ercilla, Jáuregui y Ayala, y hoy mismo entre guerreros é industriales produce cantores
como Trueba, y en todas ocasiones ha derramado la savia generosa de su inteligencia y
Y SUS DEFENSAS
149
de su sangre por todos los ámbitos de la gloriosa Monarquía española .
Testimonio vivo de la libertades sociales
de la civilización cristiana, monumento insigne de las instituciones patriarcales, parecía
como que la Providencia había conservado
este pueblo aislado entre la inmutabilidad de
su idioma y entre las asperezas de sus montañas para que fuese ejemplo á España, como
Inglaterra lo es á Europa, de la verdadera libertad hija de la Religión cristiana ; y sin duda
por eso, señores diputados, sin duda por eso
vosotros que os llamáis liberales, que .á todas
horas tenéis la palabra libertad en los labios,
y en las manos la más espantosa tiranía, vosotros que no podéis tener acuerdo en una ley
orgánica . cuanto más en una ley fundamental, queréis destruirlas y empobrecerlas, y
como en esto de destruir los revolucionarios
sois maestros, habéis conocido que el mejor
modo de destruirlas es asimilarlas .
No nos ha detenido, señores, en esta obra
de destrucción, ni el glorioso recuerdo de la
historia, ni siquiera el conservar, á guisa de
monumento arqueológico, en un rincón de
nuestras heróicas montañas, ese ejemplo de
nuestras antiguas patrias libertades, siquiera
como se conserva el rito mozárabe en una
capilla de la catedral de Toledo . Todo ha
1 50
1876-Los
FUEROS
caído ante el ideal de la uniformidad, ante
ese bello ideal de los entendimientos vulgares ;
todo ha caído ante el nivel asolador del continentalismo europeo, tan maldecido por los
grandes publicistas contemporáneos, hijo natural del movimiento revolucionario de 1789 .
¿Y cuándo vamos á hacer esto? ¿En qué ocasión? Cuando las corrientes intelectuales de
toda Europa están sufriendo una reacción
notabilisíma en contra de estas medidas ; cuando los grandes publicistas, como Tocqueville
y Perrín, están reconociendo que la obra de
destrucción de la revolución, y antes que de
la revolución del antiguo régimen, fué sofocar
y ahogar todas las libertades locales que han
dado como consecuencia este estado de las
Naciones modernas, en las que no hay más
que polvo, que parecen un vasto desierto en
que sólo se encuentran movibles arenas con
las cuales es imposible edificar, y sobre las
que sólo aparece, sólo se levanta el Estado,
que si alguna vez puede ser ocupado su solio
por un hombre benéfico, puede ocuparse
también, y más frecuentemente se ocupa, por
la representación terrible del despotismo y
del terror ; lo vais á hacer, señores, cuando
los sabios que han pasado toda su vida en el
estudio de las reformas sociales, como Le
Play, han manifestado su admiración ante
Y SUS DEFENSAS
151
esas instituciones patriarcales ; cuando comisiones como la de la exposición universal las
encomian ; cuando Gobiernos como el de
Francia envían comisionados á estudiarlas
para plantearlas en su país; cuando políticos
tan amantes de la libertad como el Conde de
Montalembert acuden á estudiarlas en sus
archivos, y más que en sus archivos, en sus
costumbres : cuando la fama de sus libertades
vuela á todas partes sobre las alas de oro de
la elocuencia de aquel ilustre hijo de Santa
Teresa, que se llamó Fr . Jacinto : cuando la
Europa parece que vuelve la vista para contemplar estas instituciones : estos momentos
supremos son los que el Gobierno que nos
rige ha escogido para decretar la ruína de
esas instituciones seculares .
Para llevar á cabo el propósito de este
Gobierno hay que violar el derecho y hay
que desoir la voz de la conveniencia .
Hay que violar el derecho señores diputados, porque aquí, desde el banco de la comisión, se está dando todos los días el nombre
de privilegio á lo que en la historia desde
Felipe II hasta Castelar han considerado como
un derecho . No necesito entrar en grandes
demostraciones después de los elocuentísimos
discursos que habéis tenido el gusto de escuchar estos días ; pero cúmpleme decir que la
152
1876-LOS FUEROS
unión de las Provincias Vascongadas al resto
de la Nación era una mera unión personal,
como la que existió en otro tiempo entre
España y Alemania, consignada en un pacto
bilateral oneroso con la Monarquía de Castilla ; y si la situación legal arranca en la actualidad de la famosa ley de 1839, la ley de
1839, según D . Alejandro Mon, Presidente
del Consejo de Ministros cuando también
desempeñaba, no recuerdo si la cartera de
Gobernación ó la de Ultramar, el señor Cánovas del Castillo, era la encarnación del
convenio de Vergara, y todos sabéis y todos
recordáis que el convenio de Vergara se hizo
con al ofrecimiento de los fueros, y no era
justo que se diese otra interpretación á la ley
que el Presidente del Consejo de Ministros
declaraba encarnación de ese Convenio, pues
tanto hubiera valido como haber dicho una
cosa al frente de los batallones vascongados
en armas para contradecirla una vez que las
hubieran depuesto .
¿Qué consignaba, señores, la ley de 1839?
La ley de 1839 consignaba la unidad constitucional, completamente compatible con los
fueros, hasta tal punto, que habiéndose presentado una enmienda por el señor Marqués
de Viluma para aclararlo, la hubo de retirar
ante la declaración textual de los Ministros
Y SUS DEFENSAS
153
de que sólo entendían por unidad constitucional un sólo Rey y un sólo Parlamento . Negar
que ésto sea la unidad, sería como negar las
demás unidades de la historia, sería negar la
unidad de Suecia y de Noruega, sería negar la
unidad de Austria, sería negar la unidad de
Escocia, de Irlanda y de Inglaterra, y sería
negar la misma u,-,¡dad española, donde no
rigen las mismas leyes en las provincias de
Ultramar que para la Península ibérica .
Un sólo derecho pudiera alegarse para
llevar á cabo el proyecto de que se trata : el
derecho terrible de conquista . ¿Pero es éste el
derecho que se puede invocar con relación á
ese proyecto? De manera alguna . ¡Derecho
de conquista! ¿Dónde están los conquistadores de las Provincias Vascongadas? Pues qué,
señores Diputados, y esto no tengo yo que
decirlo, pues nos lo ha dicho con repetición
esta mañana misma el señor Presidente del
Consejo de Ministros ; sin la sangre que han
derramado los miqueletes de Vizcaya . sin la
defensa heróica de sus más importantes capi .
tales, ¿qué hubiera sido, no digo de nosotros,
sino del liberalismo español y de los enemigos
de sus fueros?
Señores Diputados, cosa terrible ha sido
siempre y en todas ocasiones poner mano en
las instituciones seculares de los pueblos, y
154
1876-LOS FUEROS
no tengo que extenderme en grandes razonamientos para demostrarlo . Sería esto inútil y
además os molestaría, cumpliendo más á mi
propósito leeros cuatro ó seis lineas de un
escritor elocuentísimo :
Decía el escritor á . que me refiero : «Las
Naciones, fábricas lentas y sucesivas de la
historia, nacen de una aglomeración arbitraria ó violenta, la cual poco á poco se va solidificando y hasta fundiendo al calor del orden,
de la disciplina, de los hábitos correlativos
de obediencia y mando, que el tiempo hace
instintivos, espontáneos y como naturales.
Cuando tocándolas y retocándolas se llega
una vez á poner en descubierto los cimientos
de tales fábricas, difícil es que no queden
cuarteadas, cuando no ruinosas . Levántanse
las Naciones como las rocas y como toda obra
de la naturaleza, sin arquitecto ; y al mirarlas
por de fuera, no sabe nadie cómo y por qué
existen ó están de pie . Por eso mismo, cuando
por puro acaso ó necia temeridad se desmonta
uno de tales relojes, difícilmente se acierta á
concertar y encajar de nuevo sus piezas, y
acaso no vuelve á estar en hora jamás .»
Estas palabras elocuentisimas del señor
Presidente del Consejo de Ministros revelan
los peligros que acarrea el tocar á las instituciones seculares en momentos de vértigo, y
Y SUS DEFENSAS
155
más cuando se hace por motivos que pudiéramos llamar de verdadera represalia .
Hay también, señores, que desoir la voz de
conveniencia para este asunto, por más que
esta haya sido indudablemente la gran arma,
el grande argumento, el argumento que pudiera llamarse Aquiles, á que se ha apelado para combatir los fueros de las Provincias
Vascongadas . Señores diputados, excusado es
decir que si tomamos la conveniencia en el
sentido altísimo en que debe tomarse esta palabra, teniendo en cuenta la identidad con la
moral y con el derecho, no hay conveniencia
ninguna para el acto de que se trata : y si nos
atenemos á esa otra conveniencia rastrera del
momento, cúmpleme deciros que tampoco es
conveniente para el resto de la nacionalidad
española la destrucción de esas instituciones
y como quiera que nada hay más elocuente
que las cifras, voy á leeros dos lineas de un
estadista de la escuela liberal, que vienen á
corroborar la opinión que sostengo en este
momento . El señor don Pascual Madoz . en la
página 632, tomo lo de su Diccionario geográfico, redactado en presencia de datos oficiales, dice lo siguiente : «En el año de 1845,
1846 y 1847 pagaron por culto y clero las
Provincias Vascongadas 5 .978 .969 rs . Las
Provincias Vascongadas además 2 .7000 .000
156
1876-Los
FUEROS
reales anuales por intereses de deudas contraídas para atender al servicio público, defender
la independencia nacional y construir caminos generales . Todos estos gastos, los rendimientos de alcabalas, que importan 74 .000,
y otras que pesan sobra las Provincias Vascongadas, EXCEDEN, A NO DUDARLO,
de la suma á que ascienden los cupos de todas las contribuciones directas, que sólo daría al Gobierno 10 .652 .009 reales .
De consiguiente, señores diputados, aun
mirando la cuestión por el prisma estrechísimo de la conveniencia material y del momento, resulta, según la autoridad de un estadista liberal, que no tiene cuenta á la nacionalidad española la destrucción de las instituciones vascongadas, para sacar unos cuantos
maravedises que habrá luego que devolver
con exceso por cargas que hay que pagar y
que hoy pagan las Provincias vascongadas .
Pero aun levantándonos un poco en el terreno mismo de la conveniencia material, ¿no
debe entrar en cuenta para nada la consideración del espectáculo que nos han dado por
dos veces en un corto espacio de nuestra historia? ¿No son dignas de tenerse en cuenta las
perturbaciones á que puede dar lugar en un
país el verse despojado de sus más queridas
instituciones? ¿No teméis, señores diputados,
Y SUS DEFENSAS
15
evocar desde el olvidado polvo de su tumba
la voz guerrera del bardo vascongado, la mágica voz de Iparraguirre que resonando cual
en otros días en los angostos valles de Vizcaya, entone en medio del religioso silencio
de miles de corazones, interrumpido luego
por el estentóreo clamoreo de miles de voces enronquecidas en cien combates, aquellas
palabras del cántico al árbol de Guernica :
tiárbol de Guernica, tú eres para nosotros un
árbol bendito . Todo vascongado tiembla de placer al mirarte! Estrecha tu copa y derrama por
el mundo tus frutos, oh símbolo santo de nuestras
seculares libertades! `K,osotros te adoramos de
rodillas y pedirnos al cielo que si la tempestad
mota tus ramas frondosas y gentes extrañas vienen á destruir tn tronco, el hierro salvador que
contienen los senos de nuestros montes se convierta en armas aceradas para defenderte! (Murmullos .)
Esos cánticos, señores diputados, que acaso os parezcan poco digno de tenerse en cuenta, son cánticos como aquellos al calor de los
cuales lucharon nuestros heróicos padres
por espacio de siete siglos con los atezados
hijos del desierto hasta vencerlos y arrollarlos arrojándolos al otro lado del Estrecho .
Son cánticos como aquellos que enardecían
los ánimos de nuestros padres en aquella lu-
158
1876-LOS FUEROS
cha titánica con el coloso del siglo, y á cuyos
guerreros ecos los lanzaron de España, arrojándole á morir en lenta y desconsoladora
agonía sobre el desnudo peñón de Santa
Elena .
El recuerdo sólo de esos cánticos en circunstancias como las que atraviesa no ya
nuestra Nación, sinó la Europa entera, son capaces de poner miedo y espanto en el corazón
más animoso . Estamos en vísperas de grandes complicaciones europeas, no hay institución segura ni nacionalidad inquebrantable .
¿Y quién no ve, no que esas provincias puedan faltar á su lealtad, sino que les ponemos
en ocasión próxima para cometer ese pecado
á esas provincias que se van á encontrar de
pronto privadas de sus antiguas y venerandas instituciones, viendo al otro lado del Pirineo más felices á sus hermanos los vascos,
hasta ahora más desgraciados?
Señores Diputados, si la perspectiva de una,
conmoción internacional no os aterra, que os
aterre al menos el temor de una conmoción
política . Mirad que muchos de los que aquí
os excitan á que destruyáis los fueros os están acusando allá porque los quitáis, y tal vez
los ofrecen bajo nuevas instituciones . Acordaos cuántas veces en este mismo recinto se
han dirigido acusaciones á nuestros antiguos
Y SUS DEFENSAS
159
Reyes por haber atentado á libertades de esta
clase ; mirad ahí escritos con letras de oro los
nombres de los que murieron por defenderlas;
acordaos que los revolucionarios catalanes,
en la revolución del 68, una de las cosas que
invocaron para expulsar á los Borbones fué
que un Borbón los había despojado de sus antiguas libertades . Temed, pues, las consecuencias fatales que de esto puedan resultar ; porque luego que resulten no faltará un Presidente del Consejo de Ministros que las legitime diciendo que «la fuerza, cuando causa estado, es el derecho ante la razón y la historia .»
Señores Diputados, uno de los caractéres
más odiosos de esta ley es el carácter de ley
de represalia . En vano es negarlo, en vano es
que haya tratado de negarlo el Sr . Presidente del Consejo de Ministros, porque la verdad
puede más que las palabras : aparte de lo que
en su discurso hemos oído á D . Carlos Navarro, hemos oído también palabras del señor
Presidente del Consejo de Ministros que dan
bien claro á entender que es ley de represalias. Pues bien ; prueba más clara de que es
una ley de represalias la tenéis en el privilegio que se establece en favor de los que no
han tomado parte en la guerra ; porque si fuera una ley de interés general, ¿á qué esas diferencias, á qué esos privilegios?
160
1876-LOS FUEROS
¡Grande contradicción! Atacáis los fueros
porque se consideran un privilegio, y para
destruirlos hacéis una ley de privilegio también.
Hé aquí la contradicción que resulta del
afán de no tomar el camino de la razón y de
la lógica, sino de irse por el tortuoso sendero
de los expedientes y de las habilidades .
¿No es ley de represalias? Entonces, ¿por
qué esta ley que trae ahora el Sr . Cánovas
del Castillo y su Gobierno no la planteó lo
mismo en el Ministerio de que formaba parte
el Sr . Ulloa bajo la presidencia del Sr . Mon?
Entónces ese infatigable adalid en contra de
los fueros, el Sr . Sánchez Silva, adujo las mismas razones que se han aducido en este debate, y entónces el Sr . Ulloa estaba en aquel
Ministerio y le hubiera dado un gran apoyo
con su elocuencia : ¿por qué el Sr . Cánovas,
si la ley no es de represalias, si no está motiva3a por la guerra : por qué entónces no la
presentó en medio de la paz octaviana y
cuando tenían los Gobiernos más fuerza? ¿Por
qué entónces no planteó esa ley?
¡Ah, Sres . Diputados! El Presidente del
Consejo de Ministros de aquel Ministerio, el
Sr. Mon, dijo en aquella discusión : no pensamos, no digo ya en plantear esta ley, sino siquiera en tratar de esta cuestión, por varias
Y SUS DEFENSAS
161
razones, una de las cuales era las vicisitudes
de los tiempos .
¡Ah, Sres. Diputados! Vicisitudes de los
tiempos, decía el Ministerio Mon-Cánovas,
en aquellos períodos relativamente bonancibles en nuestra historia ; y las terribles
vicisitudes de otros calamitosos tiempos que
alcanzamos no detienen á ese Gobierno en
esa obra de destrucción que ha emprendido .
Pero, Sres . Diputados, si es ley de represalias, yo os pregunto : ¿cuál es el crimen que
han cometido las Provincias Vascongadas?
¿Haber sido teatro de la guerra? Pues en ese
caso á mí me parece que quien debía reclamar indemnización de perjuicios son las Provincias Vascongadas . (íCurrnullos) . Oidme
antes, y luego vuestros murmullos, siquiera
nunca sean justos, serán por lo menos más
justificados .
Las Provincias Vascongadas . fuertes en sus
instituciones, eran á quienes menos debía importar que un Monarca ú otro ocupara el Trode Castilla ; las Provincias Vascongadas se encontraron con una cuestión dinástica, de la
cual dependían principalmente las instituciones para los demás pueblos de la Península .
Entáblase una lucha, y por la fragosidad del
terreno y por la fatalidad geográfica van á es11
162
1876-LOS FUEROS
coger á las Provincias Vascongadas para teatro de la guerra .
Esto ha sucedido en las dos guerras civiles
que registra nuestra historia ; y para que no
lo achaquéis á acaloramiento ó pasión mía en
estos momentos, voy á leeros un texto que no
rechazaréis seguramente :
«Don Carlos de Borbón, que fué Rey de
hecho y según él de derecho, y según también de un gran número de habitantes de
aquella provincia y de otras, porque allí había también andaluces que sosteían el absolutismo . Y si no, lo digo con franqueza, no hubiera tenido tal importancia aquella guerra,
por muy valientes, que lo son sin duda los
vizcainos, no hubieran podido sostener una
guerra tan cruda y tan tenaz . Hablemos con
franqueza y demos importancia á las cosas
que la tengan.
No digamos que las Provincias Vascongadas han sido las únicas que han sostenido
aquella guerra ; allí estuvieron hombres de todas las provincias de España ; allí fué una buena parte de los hombres de la Guardia Real,
hombres bravos que eran de todas las provincias de España, allí había aragoneses y manchegos, en fin, había hombres de todas las
provincias, así como en nuestro ejército había vascongados; así como la invicta Bilbao,
Y SUS DEFENSAS
163
sostenida por sus patriotas, dignos de inmortal memoria, que sostenían la causa de la libertad, y las demás Provincias Vascongadas,
tuvieron la gloria de las demás provincias de
España, de no sucumbir ante los enemigos y
de no ser presa de las huestes del carlismo
ninguna de las capitales del territorio .
Por consiguiente, analicemóslo todo y no
formemos un globo aereostático lleno de
humo y viento, que abulta mucho y pesa
poco . »
Esto decía, Sres . Diputados, los que os
reíais de mis palabras, el vascófilo Sr . Sánchez Silva . (El señor Ulloa : El vascófago .)
Acepto la rectificación, Sr . Ulloa.
Señores Diputados ; un escritor ilustre al
tratar esta cuestión ha puesto con su acostumbrado tacto el dedo en la llaga ; este escritor
de la escuela liberal y que goza de una reputación europea, el Sr . Mañé y Flaquer, en un
libro, y rectifico, no pertenece á la escuela liberal ; aunque no es carlista, ha dicho que el
fenómeno del carlismo con relación á las Provincias Vascongadas es como cuando se presenta una erupción en el cuerpo humano ; la
sangre está toda viciada, el virus circula por
toda la masa, se fija en un punto determinado
del cuerpo, donde brota, y se localiza la erupción .
164
1876-LOS FUEROS
Por todas las razones que acabo de exponer, de topografía, de raza y hasta de clima,
la erupción fué en las Provincias Vascongadas . Y entonces, señores, si esto es lo que os
mueve á hacer una ley de represalias, no os
contentéis con destruir los fueros ; es necesario destruir los montes que se eleven á las alturas, los valles que desciendan hasta el abismo, y la raza indómita que los puebla ; aplicad, pues, la dinamita á las Provincias Vascongadas . (R-isas .) Lo cual, si no se opone la
elocuencia del Sr . Presidente del Consejo de
Ministros, creo que tiene aquí sus partidarios . (El Sr . Guirao: Pido la palabra por tercera vez) .
Pero, Sres . Diputados, sin duda porque á
mí me faltan las admirables dotes del señor
Presidente del Consejo de Ministros, yo acostumbro á abordar las cuestiones de frente y
en el terreno radical . Así, pues, yo supongo
que las Provincias Vascongadas son las únicas que han promovido lo guerra carlista contra la revolución, las únicas que la han sostenido, y que no ha habido un sólo liberal vascongado ; y yo os pregunto : ante la restauración de la Monarquía española, ¿es esto un
crimen? No diréis que no planteo en toda su
crudeza la cuestión . ¿Qué delito es el que vais
á castigar? Respondedme con noble franque-
Y SUS DEFENSAS
165
za . ¿Vais á castigar el delito de haberse levantado contra la revolución?
Pues nosotros hemos hecho lo mismo, no
hicimos otra cosa en Sagunto ; y si no lo hicimos antes, fué porque no pudimos . Y yo pregunto también al Sr . Presidente del Consejo
de Ministros, y hasta al mismo Sr . Cardenal,
yo os pregunto . . . (El Sr . Cardenal: Pido la
palabra .) Al decir que pregunto también al
Sr. Cardenal, no es porque yo trate de establecer aquí ninguna relación de dignidad, porque para mí es tan digno un Diputado como
todos, sinó una relación de animosidad contra
las Provincias Vascongadas : el Sr . Cardenal
lo debía haber supuesto, sin necesidad de que
yo lo dijera . Pues yo pregunto al Sr . Cardenal, y acudo á su noble y acostumbrada franqueza : si en los días aquellos en que todos deseábamos el advenimiento de D . Alfonso XII
al Trono de nuestros mayores, hubiera venido
una comisión de las Provincias Vascongadas
y una comisión del ejército real de D . Carlos
á decir al Sr . Cardenal que estaban dispuestos á poner sus armas y fuerzas en aquel momento al servicio de S . M . Don Alfonso XII
y el Sr . Cardenal hubiera creído que con esto
era el triunfo seguro, ¿se hubiera abstenido
de aceptar el ofrecimiento por escrúpulo de
no levantarse contra la revolución de Septiem-
166
1876-LOS FUEROS
bre? Aguardo tranquilo la respuesta . Señores,
¡levantarse contra la revolución! ¿quis tullerit
gratos de sedilione quaerentes? ¿Quién hay aquí
que no se haya levantado contra la revolución? Se levantaron los republicanos contra
el Gobierno provisional y contra D . Amadeo ; se levantaron contra las Cortes el 23 de
Abril, las disolvieron, y vinieron otras Cortes
tan legítimas, y fueron también disueltas el 3
de Enero, y yo no sé cuántos otros levantamientos ha habido en esos seis años de tantas
conquistas y de tantas glorias . De consiguiente, el que pueda decir que es un crimen el haberse levantado contra la revolución, que
arroje la primera piedra á las Provincias Vascongadas .
No, Sres . Diputados ; las causas de la guerra civil no han sido, no, los fueros vascongados . De las profundidades de la sociedad española, dijo el Sr . Presidente del Consejo de
Ministros que habían surgido las causas de
esta guerra civil, y antes lo había consignado
ya asegurando que había sido una guerra exclusivamente religiosa . La causa única, señores Diputados, de esta desdicha, como de
tantas otras, no ha sido más que la revolución de Septiembre ; el mismo partido carlista
lo dijo en frases que consignará la historia : el
cañón de Alcolea ha roto el convenio de Vergara ;
Y SUS DEFENSAS
167
y la misma revolución lo dió por roto, porque
llamó á las primeras Cortes Constituyentes individuos de todos los partidos, de todos los
principios y de todas las aberraciones, para
que vinieran aquí á formularlas legalmente, y
entonces, por aquel llamamiento se levantó
como por una fuerza magnética de su sepulcro el fantasma del carlismo, que siempre se
asoma á los horizontes de nuestra Patria cuando oye rodar por ella el carro de la revolución . Entonces se dió fuerza al carlismo : se le
dió fuerza con vuestras torpezas, se le dió
fuerza y elementos para la guerra con vuestros atropellos . El partido carlista tomó fuerza en toda España ; le vimos invadir los comicios, á pesar de los terribles obstáculos que le
impedían acercarse á ellos,y pobló estos escaños con un grupo numeroso de Diputados tradicionalistas . Vimos aquí cuánta era su fuerza
ydespués que lo hubo visto la revolución, casi
á sabiendas los arrojó al campo de la guerra
á fuerza de atropellos, reuniendo en su mano
todas las banderas, una tras otra ; primero la
bandera de la religión, después la bandera de
la Monarquía,ypor último la bandera de la Patria ; los arrojó al campo de la guerra insultándolesen aquello que de más santo yde más noble tienen los pueblos, en su sentimiento religioso ; la revolución los arrojó al campo de la
168
1876-LOS
FUEROS
guerra persiguiéndolos y apaleándolos en los
comicios, y en los casinos, y en las redacciones, y asegurándoles con terrible y criminal
sarcasmo que en vano arrostraban las iras y
los crímenes de los Gobiernos para acudir á
las urnas, porque si alcanzasen alguna vez
mayoría en contra del Gobierno, «se mandarían cerrar estas puertas y se les mandaría á ellos
A PASEO .»
Señores Diputados, vuelvo á decir que temo que me creáis demasiado apasionado en
este caso, para que no busque en apoyo de
mis observaciones autoridades para vosotros
sin duda respetables. Un periódico, ministerial por más serias, y que goza de gran autoridad entre vosotros, que se llama La Epoca,
escribía no hace mucho tiempo estas palabras .
Dirigiéndose á un periódico radical que le
acusaba de carlista, contestaba La Epoca :
«El Imparcial llama benevolencias nuestras
hacia los carlistas, que designemos á los de
este partido como «los que contestando á las
intransigencias de la revolución se armaron
con las armas del absolutismo .» Pero nosotros
apelamos á la historia . ¿Había carlistas en España antes de la revolución? Esto es indudable . ¿Estaban en disposición de intentar nada
por la fuerza de las armas? El éxito de la tentativa de San Carlos de la Rápita contesta por
Y SUS DEFENSAS
169
nosotros . ¿Quién animó sus esperanzas para
presentarse como partido capaz de imponerse al sentimiento liberal de la Nación y del
siglo? Las conpiraciones revolucionarias por
los proscritos de todas las tentativas revolucionarias en el extranjero . ¿Quién empujó á
sus filas á grandes masas de gentes que,
amantes de la tradición y de la historia, se
alarmaron con justo motivo al saber lo que el
cañón de Alcolea aclamó en Alcolea? Los temerarios revolucionarios, que quisieron cortar el hilo de la historia en lo más fundamental de las instituciones nacionales . ¿Quién, sublevando los sentimientos religiosos, les llevó
otro numeroso contingente de gentes á quienes las soluciones políticas acaso nada hubieran importado, con tal que no se les vulnerase la dignidad de sus creencias? Los que
fusilaban las imágenes de la Virgen en la plaza pública ; los que convertían el púlpito de
las iglesias en cátedra de bárbara licencia,
los que sobre los altares de la Virgen consumaron el grosero escarnio de la prostitución .
¿Quién, en fin, los arrojó del campo de la misma legalidad abierta por la revolución, á la
prueba horrible de las armas? Los que con
la porra de las partidas aventureras los arrojaron de sus casinos, de sus teatros, de las urnas electorales y de todo lugar .
170
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Sin la revolución y sus desórdenes, no hubiera habido carlistas en armas ; y si los hubiera habido, no alcanzaran otra suerte que
los de la reprobable tentativa de 186o .»
Otro texto, señores, y no de menos autoridad por lo excepcional de la ilustre persona
á que pertenece, voy á tener el honor de leer
al Congreso; es un texto del Sr . Castelar, es
un admirable discurso como todos los suyos,
si bien en aquel, además de su elocuencia,
resplandecía con toda su brillantez la voz del
patriotismo ; dijo el Sr. Castelar dirigiéndose á
unas amenazadoras y enconadas masas : «creo
que hicieron más para traer la república los
hombres que levantaron en Cádiz la bandera
de la insurrección contra los Borbones, que
los marinos cantonales .»
Y añadía poco después : «el cantón murciano ha sido el pedestal de D . Carlos ..
Y yo, poniendo estas dos proposiciones cerca la una de la otra, deduzco con la autoridad del Sr. Castelar que los hombres de Cádiz son los obreros que más han trabajado en
el pedestal de D . Carlos . Señores Diputados,
¿qué tiene esto de extraño? No se avergüence
ninguno, si es que acaso sintiera deseos de
avergonzarse ante estas consideraciones que
os presento . Recordad el estado en que el
país se encontraba entonces . El Sr . Castelar
Y SUS DEFENSAS
171
ha trazado el otro día un cuadro que no trataré yo de reproducir . Pero ¿qué digo el carlismo? Entre nosotros está sentado quien volvía los ojos, no ya al carlismo, sino á la intervención extranjera, porque decía, y con gran
lógica y razón, que la primera necesidad de
una sociedad era la de existir, y que no podía existir con el vértigo horrible que se había apoderado de ella en su carrera, precipitándose sobre los abismos de su ruina .
Señores Diputados, todos recordáis hoy día,
todos decís que ha sido el mayor de los crímenes el crimen de los carlistas, y entonces,
señores, ¿cuántos volvíais los ojos hácía aquello que hasta entonces habíais considerado
como un mal!
¡Ah! Sres. Diputados : yo recuerdo una noche de las más pavorosas que pasamos en este recinto, cuando hombres armados de puñales y de trabucos invadían estos salones .
En una de esas noches azarosas de la república, en uno de los pasillos de este edificio
me encontré con un Diputado federal de los
más caracterizados por su acción y por su
energía, y diciéndole yo : «ahora plantearéis
todos vuestros proyectos,» aquel hombre, con
una astucia que sin duda debía ser prestada,
me dijo : «ahora no ; ahora vamos á unirnos
los liberales de todos los matices contra el
172
1876-LOS FUEROS.
carlismo, y después que hayamos acabado
con los carlistas, se disuelve el ejército y se
hace todo lo que hay que hacer en España .»
Es decir, señores, que ese Diputado federal
conocía bien que aquellos hombres que por
una causa cierta ó equivocada se habían levantado en armas en defensa de una idea antirrevolucionaria, iban á ser el muro y el baluarte para defenderá la Patria de las invasiones horribles de la demagogia .
Este es, Sres . Diputados, el crimen grande
que se achaca á los partidarios del carlismo
por los partidarios de la revolución de Septiembre ; y en esto tengo que decir que son soberanamente lógicos, de tal modo lógicos, que
cuando á la sombra de la bandera de D . Alfonso XII vienen algunos que pertenecieron á
la revolución de Septiembre atentando contra
todo lo que huele á carlismo, me parece como
que quieren sin darse cuenta de ello, me parece que quieren vengarse de los que frustraron las tentativas de sus propósitos y de sus
intentos . Señores Diputados, algunos de esos
conozco yo que decían á voz en grito y por
medio de la prensa que preferirían grandemente á D . Carlos á la restauración de la Monurquía legítima española ; algunos conozco
yo, que hoy están al lado del Ministerio, que
decían en la prensa que contaban con el auxi-
Y SUS DEFENSAS
173
lio del carlismo para una común resistencia
contra la restauración d& la Monarquía legítima .
Hé aquí, señores, el secreto, hé aqui uno de
los secretos resortes que ponen en juego y en
acción esta máquina artificial que aquí se ha
levantado de odios, no ya contra el carlismo,
que al fin y al cabo es una causa política,
sino contra instituciones que no tuvieron
otro delito que ejercitarse en las montañas y
valles entre cuyas asperezas encuentra mayor
defensa todo género de resistencias guerreras .
Señores Diputados, yo había entendido, y
hasta ahora lo creía, pero hay tantas cosas
que voy viendo que tengo necesidad de olvidar, sobre todo en materia de derecho ; yo habia creído que la pena tenía que ser proporcional y justa, aun dado caso que las Provincias Vascongadas fuesen exclusivamente
carlistas, aún dado que fuesen las únicas carlistas de España, y aún dado caso de que esto
fuera un crimen que mereciera pena, tenía yo
entendido que la pena debía ser proporcional y justa, y yo os pregunto, Sres . Diputados : puesto que reconocéis que hay para
vosotros justos y que hay para vosotros
pecadores, ¿por qué habéis de imponer la
misma pena á los pecadores que á los justos?
Y no nos vengáis con ese miserable privile-
174
1876-LOS FUEROS
gio que no puede endulzar los terribles sinsabores y las inolvidables amarguras que reinan en el corazón de todo buen vascongado al
ver que se desgarra en un momento dado el
Código fundamental de sus instituciones patriarcales . Además, la pena debe aplicarse al
individuo, y no seguramente por el pecado
que han cometido los padres se debe castigar
á los hijos ; la pena debe aplicarse al culpable y no en una proporción tan terrible . Pues
¿cuántos vascongados hay que no han tomado parte en la guerra ni en uno ni otro bando? Señores Diputados, y casualmente, ¿á qué
país se va á aplicar la pena por la causa de
la guerra? Se le va á aplicar al país en que la
guerra ha revestido un carácter más culto .
(Murmnnllos) . No, señores Diputados, no ; la
guerra en las Provincias Vascongadas no ha
revestido los caractéres de bandolerismo que
toda guerra de montañas ha revestido en
otras provincias donde no hay rastro de fueros . (Rumores) .
¡Ah, Sres . Diputados! si hubiérais presenciado alguna vez el levantamiento de una facción en las Provincias Vascongadas, vuestros
ojos, de sobra acostumbrados á toda acción
rebelde y violenta, hubieran presenciado allí
un espectáculo singular é inesperado . (Grandes rumores) . No son, no, turbas famélicas,
Y SUS DEFENSAS
175
concupiscentemente enamoradas de los bienes ajenos, las que allí se congregan en casos tales, ní allí se escuchan gritos desordenados y salvajes, ni siquiera se oyen conversaciones ociosas . Ningún padre esconde cobardemente á su hijo ; antes bien, le saca de la
labor él mismo, trayéndole á recoger las en .
mohecidas armas . Ninguna madre, ninguna
hermana, ninguna novia llora, cuando el ronco y destemplado tambor bate la marcha : todo el mundo aparece convencido de que está
cumpliendo un deber . Por contrarios que
seáis á la causa que defiendo, ¿podéis desconocer que hay en esto mucho que merece respeto, y no poco de grande? Espero vuestra
respuesta . Contésteme ahora el Ministro de
la Gobernación, que tanto se escandalizaba
de mis palabras . Contésteme el Sr . Ministro
de la Gobernación . (El Sr . Ministro de la Gobernación : Ya le contestaré á su S . S .) ¿Cómo
me ha de contestar? . .. (El Sr . .'Ministro de la
Gobernación : ¿Y los fusilamientos de Estella?
¿Y Rosa Samaniego? ¿Y el cura Santa Cruz?)
¿Cómo me ha de contestar, si las palabras que
acabo de decir son debidas á la bien cortada
pluma del Presidente del Consejo de Ministros)? El señor Ministro de la Gobernación : Lo
sabíamos, y sabíamos que S . S . buscaba este
efecto) . Permitidme que os lo diga, Sres . Di-
176
1876-LOS
FUEROS
putados ; dando por supuesto todo esto, incluso todo lo que me diga sobre este asunto, y
que yo seguramente no he de rectificar, puesto que no era ese el objeto qu- me proponía,
el Sr . Ministro de la Gobernación, ¿es de hombres de Estado proceder de esta mañera en
tan terribles circunstancias?
¡Ah, señores! Felipe II después de las alteraciones, de los disturbios y de las revueltas
de Aragón. no le despojó de sus fueros, sino
que los reformó ; cumpliéndolos hasta en la
misma reforma, puesto que los reformó como
rey de Aragón en las Cortes de Tarazona .
Felipe IV, á quién se rebeló Cataluña y aun
se dió á la casa de Francia, tampoco la quitó
sus fueros, sino que juró respetarlos y cumplió leal su juramento ; sólo Felipe V, el nieto
de Luis XIV, de aquel Monarca que había
dicho : «El Estado soy yo,» cumpliendo su misión centralizadora acabó con los fueros de
Aragón, de Cataluña y de Valencia, dejando
sólo en pie los fueros de Navarra y de las
Provincias Vascongadas por ley providencial
seguramente, para que andando los tiempos
viniera la revolución á destruir las ruinas de
aquel edificio que el absolutismo había dejado en pie, dejando consignado ante los ojos
de la historia que tan despóticas son las revoluciones modernas como los Monarcas más
Y SUS DEFENSAS
177
absolutos del antiguo régimen. A Felipe V le
siguieron dos personajes ilustres que tendréis
que aceptar como vuestros predecesores en la
obra de destrucción á que estáis dedicados : le
siguieron Godoy y Calomarde . Godoy, seno res Diputados, que después de valerse del
impío, del venal y del afrancesado Llorente
para que compusiera una obra contra las instituciones vascongadas, como había compuesto otra contra los Pontífices de la Iglesia romana y otra contra un célebre tribunal, después decía á sus agentes : «en llegando una
ocasión propicia, y sE espurgará ese rincón que
falta .» ¡Quién le habría de decir á Godoy que
el continuador de su obra de espurgador de
ese rincón había de ser el Sr . Cánovas del
Castillo, ayudado por el Sr . Romero Robledo!
Señores Diputados, es indudable, esta es la
obra de la libertad, por más que parezca
la obra de una tiranía, porque se 'hace por
hombres que se llaman liberales . Es menester, pues, escribir los nombres de los autores
de esta obra en esas lápidas en que están consignados los nombres de los defensores de la
libertad ; es necesario escribir el nombre del
Sr. Cánovas en esas lápidas ; pero es necesario
borrar los nombres de Lanuza, de Bravo, de
Padilla y de Maldonado, y colocar en su lugar
los de Felipe V, de Godoy y de Calomarde .
12
178
1876-LOS
FUEROS
¡Ah, señores! esto lo hace la restauración, y
eso es lo que profunda, lo que profundísimamente me duele . La revolución, con más instinto, con más conocimiento que vosotros, co •
mo por más elevados entendimientos dirigida,
no atentó á los fueros en su principio, en su
conjunto, por más que atentase á su ejercicio,
á su desarrollo y á su acción . La revolución
saludó las libertades, vascas como Tallién que
se prosternó ante el árbol de Guernica llamándole el padre de los árboles de la libertad ; y sin embargo, Tallién se equivocaba, no
es el árbol de Guernica el padre de los árboles de la libertad revolucionaría, árboles que
solo se riegan con lágrimas y con sangre
cuando se levantan entre las piedras de las
barricadas de la revolución ; árboles que sólo
entrañan frutos de maldición y de muerte, y
que llevan la desolación á todo lo que bajo su
sombra se cobija : árboles que tienen su representación y su abolengo en la historia, en el
árbol de la guillotina . El árbol de Guernica,
á cuya sombra descansaron felices tantas
generaciones, desciende de aquel otro que
se levantó en el Calvario para redimir al
género humano de todas las servidumbres,
y cuyo fruto de bendición y de vida, así como
nos dió medios para alcanzar la felicidad eterna, nos dió también reglas que, aplicadas á la
Y SUS DEFENSAS
179
vida social por medio de las instituciones , hacen á los pueblos tan prósperos, tan libres y
tan felices como los que hoy son objeto de las
iras revolucionarias, como los pueblos de las
tres provincias hermanas .
Señores Diputados, permitidme para acabar, aunque os moleste un momento más, que
dirigiéndome á'aquellas tres nobles provincias les diga: ¡Hijos de las Provincias Vascondadas! también yo como vosotros he visto caer
bajo el peso de vuestros votos la unidad católica, que no la valió ser unidad para salvarse
del terrible naufragio que la acometió en este
Congreso tan enamorado de todas las unidades ; yo también la he visto caer : pero permitidme que os lo diga, no alcanzo á ver el lazo
invisible, mi entendimiento no lo ve, pero mi
corazón lo siente, que une á la unidad católica con los fueros de las Provincias Vascongadas : quizá sean las raíces invisibles del árbol
de Guernica; y si esto es así, hacen bien los
representantes de la revolución en arrancar
á cuajo este árbol ; pero vosotros, representantes de la restauración, tened cuidado al
cortar estas raíces, que no sabéis con qué
otras instituciones pueden estar relacionadas .
Y volviéndome á los habitantes de las Provincias Vascas, yo, representante de los cántabros, les diré por última vez; tened mucho
180
1876-LOS FUEROS
cuidado que el gusano roedor de la impiedad
no se introduzca en el árbol de Guernica, y
estad tranquilos, porque esa ley de que nos
ha hablado el Sr. Presidente del Consejo de
Ministros, y que llama con irresistible voz á la
unidad los pueblos, algo significa en la historia . También en la antigüedad hemos escuchado una voz que asombró á todo el universo,
y bajo la mano de hierro del coloso romano
perdieron su carácter y su nacionalidad los
pueblos ; pero era porque la Divina Providencia se quiso preparar un organismo en el
que infiltró después con su soplo un nuevo
espíritu y nueva vida, y de aquel soplo brotaron las nuevas nacionalidades, las liberta des cristianas y las instituciones patriarcales
que armonizaron la variedad en la gran unidad del cristianismo ; fiad en esa esperanza,
hijos de las tres nobles provincias, y si tenéis
cuidado de que el viento de la impiedad no
azote las ramas del árbol de Guernica, nueva
savia aparecerá por la tierra que le dará más
fuerza; y por consiguiente, no os importe que
aparentemente se marchite, porque volverá á
retoñ ~r más grande, y nuevas flores aparecerán entre sus hojas, y la segur revolucionaria
se mellará contra el tronco de vuestras sacrosantas libertades .
Y SUS DEFENSAS
181
RECTIFICACI N
Quisiera que mis palabras tuvieran toda
la suavidad posible para que no las aplicase
esos nuevos calificativos mi amigo el señor
Guirao . Pero realmente no es eso lo que me
tiene ofendido; lo que me tiene ofendido es
que el señor Guirao desconozca de tal modo
los méritos que he contraído esta tarde desempeñando el papel de D . Quijote, cuando
cabalmente el primer agravio que yo traté de
desfacer fué el de su señoría ; pues ante la
acusación lanzada contra algunos individuos
de la mayoría de que no se dejaban convencer por las razones, yo cité á S . S . como uno
de los más sumisos á la voz de la razón
cuando habla por boca del señor Presidente
del Consejo de Ministros . (El señor Guirao: O
por boca de S . S., si razón tuviera) . Pero
como nadie más que yo lamenta que la razón
no hable por mi voz, y sólo hablen por mis
labios la pasión y el acaloramiento, tengo
que suponer que no estando en mí la razón,
debe estar en mis contrarios ; y como nadie es
más contrario á lo que yo digo que el elo-
182
1876-LOS FUEROS
cuentísimo orador que se sienta á la cabeza
del banco azul, por eso he dicho que el señor Guirao es tan atento á la voz de la razón
cuando la oye por la voz por que acostumbra á sonar, por la voz del señor Presidente
del Consejo de Ministros .
En cuanto á eso de la dinamita, la mejor
justificación de mis palabras es que cuando
pronuncié esa no tenía siquiera noticia de
que el señor Guirao la hubiera usado ; la pronuncié creyendo que iba á ser tachada de inverosímil; pero entonces sonaron á mi lado diferentes voces diciéndome que S . S . había
usado esa palabra, y viendo confirmado el
hecho que yo presentaba en un terreno ideal,
por una personalidad tan respetable como la
de S . S ., procuré encarnar mi razonamiento
en S . S . que era una digna encarnación .
En el breve . pero elocuentísimo discurso
que hemos tenido el gusto de oir al señor
Mena y Zorrilla, hay proposiciones tales, que
necesitaría una larga y extensa rectificación
si hubiese de rectificarlo todo ; pero ni el
tiempo, ni la hora, ni el estado de la cámara
me lo permiten, y sólo breves consideraciones haré á S . S. Empiezo á declarar que yo
he obrado por mi propia cuenta, que no he
contado con uno sólo de los señores Diputados de las Provincias Vascongadas, ni aun
Y SUS DEFENSAS
183
con ninguno de los íntimos amigos que entre
ellos tengo, para uno sólo de mis argumentos,
precisamente para librarlos de toda responsabilidad directa ó indirecta en lo que yo dijese: yo he hablado exclusivamente, como suelo, por cuenta mía, y de lo que haya podido
resultar, bueno ó malo, la responsabilidad es
para mí, pero de ningún modo para los señores Diputados que gloriosamente representan aquí esas provincias .
Dicho ésto, sólo tengo que decir al señor
Mena y Zorrilla que le agradezco muchísimo
la comparación que ha hecho de mi hurnilde
persona con la persona de un orador ilustre ;
sólo siento que esto lo haya hecho S . S . en
son de cargo, pues ni es cargo parecerse á
orador tan insigne, ni son los labios de su señoría aquellos que podrían formular como
cargo el parecerse á una persona con cuya
actitud política ha estado S . S . de acuerdo
en un largo período de su historia . Por lo demás, acepto por completo y en toda su plenitud la oportunísima comparación que el señor Mena y Zorrilla ha hecho entre lo que
aquí ha pasado y lo que pasó al famoso don
Quijote en la aventura de Andresillo y su
amo ; tiene S . S . razón : las Provincias Vascongadas son como el muchacho á quien el amo
no quería pagar la soldada y le azotaba por
184
1876- LOS
FUEROS
pedirla ; yo soy el caballero andante que
atraído por los gritos del muchacho vengo á
defenderle, y la comisión y el Gobierno son
el amo : negaron la soldada al muchacho, le
azotaron por no pagarle, prometen pagarle
cuando ven que á su defensa sale un mantenedor brioso, y pasado este vuelven á no pagar y á seguirle azotando .
Preguntaba el señor Mena Zorrilla quién
había dicho que la ley de 1839 era la encarnación del convenio de Vergara, y parecíale
á S . S ., cuya ilustración en este punto como
en otros es notoria, que esta era una verdadera herejía constitucional . Pues esas palabras son del Presidente del Consejo de Ministros del Ministerio Mon-Cánovas, y estas
palabras las puede encontrar S . S . como el
canto de Iparraguirre al árbol de Guernica,
cuyas palabras, que yo me habría aprendido
de memoria, pronunciadas en aquel Senado
tan conservador, donde estaba lo más florido
de la unión liberal y del partido moderado,
no causaron escándalo alguno, y que yo he
recordado como . una indicación de lo que
puede suceder, dadas las corrientes de los
tiempos y los sucesos que pueden desenvolverse en los horizontes de la historia .
Por lo demás, el discurso del señor Mena
y Zorrilla, aparte de sus magníficos rasgos
Y SUS DEFENSAS
185
oratorios, aparte de la instrucción de S . S .,
puede resumirse, por lo que á mi persona
concierne, en el argumento de que yo he defendido los fueros haciendo política carlista ;
pero hé aquí que puedo citar en mí abono
una autoridad magnífica en sentido contrario, que es la autoridad del señor Presidente
del Consejo de Ministros, que en un discurso
elocuentísimo, como todos los suyos, decía que
el atacar los fueros de las Provincias Vas .
congadas era hacer política carlista .
En cuanto al señor Ministro de la Gobernación, no sé ciertamente cuál ha sido el motivo que le ha animado á decir que nada emborrachaba tanto como los aplausos, porque
no son seguramente los aplausos los que me
pueden haber emborrachado á mí en esta
Cámara . Represento una tendencia contraria á la casi totalidad de la mayoría y de la
minoría, y no he de tener más aplausos que la
benevolencia con que me escucháis, que rendidamente os agradezco . Si borrachera podía
haber aquí, sería seguramente la que S . S. ha
padecido, porque S . S ., cuya habilidad parlamentaria soy el primero en reconocer, se ha
quedado tan mareado de los aplausos que
justamente ha recibido por la defensa que hizo de la proposición del señor Villarino en
la sesión anterior, que en esta no le he visto
186
1876-LOS
FUEROS
con aquella sangre fría que caracteriza á
S. S . para recoger todos los aplausos . Tanto
es así, que si hubiera tenido esa sangre fría
no me hubiera interrumpido hasta haber oído
de labios del señor Mena y Zorrilla, á quien
pertenecían las palabras que, mientras S . S .
creyó mías, increpó duramente . Si S . S . no
hubiera estado desvanecido, hubiera visto
que lo que pasó entre el banco azul y la Comisión esbastante ostensible para que nosotros
los de enfrente notemos toda esa clase de advertencias, de gestos, de observaciones tan
oportunas como las que en días pasados y en
la sesión de hoy han mediado entre el Sr .Presidente del Consejo de Ministros y el señor
Romero Robledo, y esta tarde entre el señor
Romero Robledo y el señor Mena y Zorrilla.
Por lo demás, no había entendido S . S . lo
que yo decía . Yo había sostenido que la guerra carlista, que no soy el llamado á defender
en cuanto á los excesos que haya podido cometer, y eso lo dije al principio y no tengo
que rectificar, en ninguna parte de España
se había llevado á cabo de una manera tan
culta como en las Provincias Vascongadas ; y
como el testimonio más autorizado de esta
verdad era el del señor Presidente del Consejo de Ministros, sacaba á colación un
texto del señor Presidente del Consejo de
Y SUS DEFENSAS
187
Ministros, en que increpando á los revolucionarios les decía que es tal la pureza de
intención y de costumbres con que se levantan las partidas carlistas en las facciones vascongadas, que no ya malas acciones ni gritos
malos, sino ni siquiera conversaciones ociosas,
esas que tanto abundan en el Parlamento, según el Sr . Ayala, tenían lugar . De consiguiente, me parece á mí que unas provincias en
donde las partidas facciosas ni siquiera pronuncian palabras ociosas, dan una prueba de
hacer la guerra del modo más culto posible .
El señor Romero Robledo, cuyo discurso,
ó por mejor decir su síntesis, ha sido una especie de parodia de aquel ¡Viva Fernando
VIIO que en esta ocasión, por lo que á mí
hace, tenía que quedar sin efecto, ha venido
á reducir todas sus acusaciones á llamarme
carlista . Seguramente no quiero rectificar semejante acusación . Bástame recordar á S . S.
que también á S . S . se le ha llamado carlista en los momentos en que trabajaba . . . (El
señor Ministro de la Gobernación : ¿Guándo?)
Voy á decirlo ahora ; en los momentos en que
S. S . trabajaba, no porque el derecho saliese
de la fuerza, sino porque la fuerza que había
de hacer efectivo el derecho saliese de las
cuadras de los cuarteles . Los enemigos de
esto decían que los que tal cosa hacían eran
188
1876-LOS
FUEROS
amigos de los carlistas, porque aquel movimiento sólo podía favorecer á los carlistas, y
hasta se le llegó á comparar con el movimiento de San Carlos de la Rápita .
Lo que más le ha asombrado á S . S . ha
sido el que yo dijese que la revolución de
Septiembre estaba aquí y en el banco del
Ministerio ; y esto lo dice el señor Romero
Robledo, que es una de las más legítimas encarnaciones de la revolución de Septiembre .
(El señor Ministro de la Gobernación : Pues decía esto para algo) . Pues yo le voy á decir á
S. S . que la revolución de Septiembre está
ahí para sacar las castañas del fuego con la
mano del alfonsismo ; y al ver el resultado de
esta discusión, como de otras muchas discusiones, puedo repetir con un periódico célebre, partidario de la revolución de Septiembre, que la revolución de Septiembre es como
el Cid, que gana batallas después de muerta .
Por lo demás, lo que me ha extrañado que
le extrañase á S . S. es que yo hablase contra
la centralización revolucionaria y contra la
centralización de los Monarcas absolutos ;
porque S . S ., dedicado sin duda á los negocios políticos, no ha tenido tiempo de ver en
los libros que no hay cosa más parecida á un
Ministro absoluto que un Ministro revolucionario ; no difieren más sino en que el liberal
Y SUS DEFENSAS
189
se llama liberal cuando comete alguna tiranía, y el absolutista se llama absolutista
cuando comete otra tiranía .
Por lo demás, el antiguo régimen fué tan
parecido á la revolución, que no tengo más
que decir sino que siguió sus mismos procedimientos, y yo probaba esto diciendo que los
verdaderos antecesores de ese Ministerio en
esa cuestión de los fueros no se podían encontrar en ninguna de las Monarquías de
San Fernando ó Felipe II, cuando hubo libertad, sino en los tiempos de Felipe V., de
Godoy y de Calomarde .
190
1876-LOS FUEROS
RECTIFICACI N
Mi juicio sobre lo que ha sido el carlismo,
lo he expuesto suficientemente aquí para que
tenga que repetirlo . Pero esto nada probaría,
aunque yo fuese enemigo mortal de los carlistas, porque hay cosas que sólo la pasión
revolucionaria puede desconocer ; y así, voy á
decir á S . S ., sin que yo pretenda establecer
comparación entre las personas que voy á citar y yo, que nadie era más opuesto á los vendeanos que Napoleón, y sin embargo decía,
admirando las virtudes de aquellos héroes,
que de no haber sido Napoleón hubiera querido ser vendeano . Hé aquí cómo se puede no
ser partidario de una causa y se pueden estimar las condicionos de sus partidarios : y nadie me puede dar mejor ejemplo que el Gobierno de S . M ., que ha consignado en un documento célebre unos elogios á los servicios
hechos á la Nación por los Gobiernos revolucionarios, completamente enemigos de las
instituciones que defiende el Sr . Romero Robledo .
Yo recuerdo también que ese Gobierno ha
Y SUS DEFENSAS
191
dado un decreto revalidando sus títulos al héroe del Maestrazgo, D . Ramón Cabrera, y no
alcanzo por qué S . S . ha de tributar honores
en la Gaceta revalidando títulos alcanzados
contra las instituciones liberales, y no he de
poder yo hacer la justicia debida á los hombres que se han levantado con las armas en
la mano á protestar contra la revolución .
192
1876-LOS
FUEROS
RECTIFICACI N
Cuando haga S . S . argumentos, debe ver á
quién los dirige ; porque es ridículo que yo,
que me distingo siempre por mi posición franca, venga á ser objeto de los ataques de Su
Señoría en ese punto . Si S . S . sabe que he
sostenido aquí en plena república y delante
de todos los Diputados y de las turbas que
no había habido gobierno legítimo en España
desde Septiembre de i868, y que he dicho
que cualquiera que se levantase en armas en
contra de la revolución hacía un acto justo,
digno, admirable, ¿á qué viene el atacarme diciendo que trato de rebajar la proclamación
de la legitimidad? Lo que no trato de rebajar,
porque está muy por debajo de todo, es la
política de ese Gobierno .
SUMARIOS
DE LOS
DISCURSOS PRONUNCIADOS EN 1876
EN EL
SENADO Y CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
POR LOS
SENADORES Y DIPUTADOS
DE LAS
PROVINCIAS VASCONGADAS
DISCURSO
PRONUNCIADO EN EL SENADO
EL DIA 20 DE JUNIO DE 1878
POR
D . JOSÉ MANUEL AGUIRRE-MIRAMON
Y SUS DEFENSAS
197
SUMARIO
Inoportunidad del proyecto de ley de Fueros . El proyecto es la nivelación absoluta de
aquellas provincias con las demás del reino,
en las dos bases fundamentales del servicio
militar y del servicio pecuniario, dejándose á discreción del Gobierno el que se conserve ó no la organización foral como hoy
existe . Es ley abolitoria de los Fueros . Infracción flagrante de la ley de 25 de Octubre de
1839 que tuvo su origen en el convenio de
Vergara . Palabras de Espartero . Confirmación de los Fueros á la terminación de la primera guerra civil carlista . Antecedentes históricos á favor de la Ley paccionada de 25
de Octubre de 1839 . Opiniones del Gobierno
y de los principales políticos . Actos de los Gobiernos que prueban la validez de esta ley .
Aprobación de las Cortes . Qué es la ley de
25 de Octubre . Su cláusula de «sin perjuicio
de la unidad constitucional de la Monarquía» .
Alcance é interpretación de ella . No se opone
á la integridad de los Fueros . Error del Gobierno en el preámbulo del proyecto, respecto del servicio militar y pecuniario de los vascongados . Cortes de 1870-Castelar y los Fue-
1 98
1876-LOS
FUEROS
ros . Proyectos de ley de reemplazos que confirman los derechos de los vascongados . El sufragio electoral vascongado, es más amplio
que el general del Reino . Las Provincias Vascongadas contribuyen á los gastos del Estado .
Las comisiones vascongadas y el Gobierno .
Arreglos y reformas forales . Compatibilidad
de los Fueros con la unidad constitucional . Fines del servicio militar ; cómo lo prestan los
vascongados sin gastos para la Nación . La.
ley de 1841 y las Diputaciones provinciales .
Los Fueros no son privilegíos,sino leyes y derechos, libres, progresivos y morales, como lo
prueban la instrucción, la beneficencia, los establecimientos de justicia y penitenciarios y
las carreteras . Los fueros favorecen á los
pobres . Los vascongados en las guerras .
Errores de los antifueristas y manifestaciones de los reyes á favor de la lealtad y
servicios de los vascongados . Los liberales
vascos, sus defensas heróicas y las promesas
que se les hace . Las Provincias Vascongadas no son rebeldes, sino leales . Los vascongados en la guerra de Africa y en Cuba .
Los voluntarios vascongados y sus sacrificios . Cruzada antifuerista, odiosa y apasionada al terminar la guerra carlista . Súplica y
apelación al juicio de España, al de Europa
y al de la Historia .
Y SUS DEFENSAS
1 99
RECTIFICACION
La representación vascongada . Las provincias vascongadas no tienen la culpa de
que no haya habido arreglo habiendo acudido á los llamamientos . El proyecto falta á la
ley de 1839 . Modificación no es supresión .
La administración vascongada es provincial
y general . Los extranjeros se inspiran en ella .
El propietario y el colono vascos son una especie de condueños . Los vascongados no han
sido afrancesados . Los Fueros y el Parlamento . Guipuzcoa es la provincia de menos criminalidad . Cultura vascongada .
DISCURSO
PRONUNCIADO EN EL SENADO
EL DIA 20 DE JUNIO DE 1876
POR
EL GENERAL CASTILLO
Y SUS DEFENSAS
203
SUMARIO
Posición independiente del orador entre
los partidos . Deseos del acierto . Testigo presencial . Al Sr. Reinoso . Nobleza de conducta
de las provincias con doña Isabel II . Las diputaciones vascongadas . Es enemigo de las
revoluciones y de las guerras civiles . Causas
del antifuerísmo . Las provincias vascongadas
no son gravosas á las demás de España . Imponiéndolas contribuciones y quintas, no se
alivia á los otras . El ejemplo de la abolición
de los consumos . Lo mismo pasará con la de
los Fueros . Inoportunidad de la ley abolitoria . Los vascongados no invocaron los Fueros
para encender la guerra civil . La responsabilidad, pues, de la guerra no puede ni debe
atribuirse á los vascongados . Historias de las
guerras carlistas en España . La última . Las
provincias eran opuestas á la guerra . Bilbao
en la última guerra. El Batallón Auxiliar . La
guarnición de Bilbao . Sacrificios de la Diputación y del Ayuntamiento . Las provincias no
eran, pues, rebeldes . Justicia de los derechos
de los vascongados . Inconvenientes de la abolición .
DISCURSO
PR08DNCIADO B8 EL
CONGRESO
DE
LOS
DIPUTADOS
EL DIA 12 JULIO 1876
POR
D. JAVIER BARCAIZTECUI
CONDE DE LLOBREGAT
Y SUS DEFENSAS
207
SUMARIO
Situación de ánimo del orador . Los Fueros
en el terreno político . Contra todos . Atmósfera antifuerista . Apelación á la imparcialidad
y conciencia de sus adversarios . Vencedores
y vencidos . Desconocimiento de la materia de
los antifueristas . Movimiento revolucionario .
Carlos V y Carlos VII . Ocasión de estrechar
los lazos entre la Monarquía y las Provincias
Vascongadas . Todos han pecado . Castigo con
justicia . San Sebastián en 1873 . Bilbao salvó
la libertad y le castigan . La proclama de Alfonso XII . Los revolucionarios del 68 no tienen derecho á denostar á las provincias . Las
causas de la guerra . No han sido los Fueros .
Lo fué, en gran parte, el sentimiento religioso
herido en las Cortes de 1869 . Después el abandono en que estuvo el país en 1873 . La «saca
de mozos» . La indisciplina del ejército . Los
vascongados sufrieron ellos más que nadie las
consecuencias de la guerra . No han sido ingratos ni desleales con la patria . El carlismo
es planta exótica en las provincias . Otras provincias españolas han dado más contingente
y elementos al carlismo . El castigo debe ser
proporcionado . No ha habido tenacidad en la
guerra por parte de los vascongados . La tenacidad es cuestión de raza . Los franceses y
208
i876-LOS FUEROS
los carlistas .LosFueros no han sido causa de
la guerra, porque no son patrimonio de los
carlistas ni exclusivo lema de su bandera . Los
liberales son fueristas . Los mayores enemigos del pueblo vascongado han sido siempre
los absolutistas . Godoy, Calomarde, Llorente . Espíritu exagerado del principio de igualdad . La descentralización es la base de la libertad . Los fueristas se opusieron siempre
en las juntas á la rebelión . Paz y Fueros .
Las Diputaciones fueron causa de la conclusión de la guerra . Los Fueros no son carlistas . Los carlistas castellanos . Los Fueros
son vínculo de unión con la patria y no causa de rebelión . La contribución á la castellana es contraproducente . Es la gallina de los
huevos de oro . Las quintas lo mismo . Los
vascongados, por su posición, son salvaguardia de la independencia de España . Nada se
haría llevando unos cuantos hombres más al
ejército . La cruzada contra los Fueros se de be, no al principio de igualdad, pues existen muchas desigualdades . Cataluña, Canarias y Cuba . Los carlistas de aquende y
allende el Ebro . Las excepciones de los libe rales . La abolición es, además de una injusticia, una falta política, un gran error. Repugnancia á tratar este punto . No hay que confundir los Fueros y el carlismo . Los vascos
Y SUS DEFENSAS
209
franceses y los vascos españoles . Estos, después de haber estado mejor que aquéllos,
van á estar peor . Adhesión de los vascongados á las instituciones . Consejos á nuestros hijos . Volved á las Provincias Vascongadas sus
fueros y libertades .
R ECTIF`ICACION
Al Sr . Marqués de Vega de Armijo. El orador no ha faltado á los respetos debidos á las
altas instituciones al hablar de la proclama de
Somorrostro . Su dinastismo es probado . La
proclama era un documento de responsabilidad ministerial . Los ayuntamientos de
las provincias vascongadas no son carlistas,
sino de Real Orden . Los batallones carlistas
no están todavía organizados . No ha habido
amenaza en la comparación de los vascos españoles con los vascos franceses . Las provincias vascongadas le ofrecieron sus servicios á doña Isabel II á su salida de España,
y hasta levantarse por ella, negándose la reina por no ser causa de una guerra civil y de
que se derramase sangre española .
14
DISCURSO
PRONUNCIADO EN EL
CONGRESO
DE
LOS
DIPUTADOS
EL DIA 14 DE JULIO 1876
POR
D . CAMILO VILLAVASO
Y SUS DEFENSAS
213
SUMAR10
Estado de ánimo del orador ante lo arduo y
trascendental del asunto que va á tratar, por
obligación sacratísima . Nobles protestas de
deferencia, de moderación, de respeto y acatamiento . Declaraciones previas de aceptar
para sí sólo la responsabilidad de lo que diga, sin que puedan dañar al país á quien trata de defender . No es un mandatario foral, es
un Diputado de la Nación, y en este concepto
habla, sin que entre los representantes vascongados haya habido concierto ni acuerdo
para la defensa de los Fueros, obrando cada
uno por sí . La Ley de 1839 y la inoportunidad de entonces y de ahora (1876) para tratar la cuestión de Fueros . Si no hubo oportunidad, después de un convenio pacífico, menos la habrá tras el triunfo de las armas, que
deja odios, rencores y amarguras . El movi
miento de la opinión contra los Fueros ha
sido facticio, una opinión fabricada, celos
de localidad, en especial por parte de cierto pueblo rival que prospera con la ruina
de otro y se empobrece con el bienestar de
éste . División del discurso en tres partes .
Primera : ojeada histórica sobre la independencia primitiva de las Provincias Vasconga-
214
1876-LOS FUEROS
das, y sobre todo, de Vizcaya . Segunda : Bre .
ve examen de las causas generales y origen
de la guerra . Tercera : Interpretación que los
vascongados damos al concepto de la unidad
constitucional . Caída de la Monarquía visigoda y dispersión de sus miembros . La Monarquía asturiana, pirenáica y navarra . Esta última tuvo una personalidad propia en la historia . Dominio de Navarra en el Duranguesado. Los Monarcas asturianos no tuvieron ningún dominio ni autoridad sobre Vizcaya . Don
Alonso el Magno fué derrotado por Lope Fortún, ó Jaun Zuría, en los campos de Padura,
por venir con pretensiones de dominio . Arrigorriaga . Jaun Zuría Señor de Vizcaya . Los
Fueros vizcaínos no estaban escritos ; eran
usos y costumbres por todos respetados . Vizcaya era una Monarquía constitucional, popular y democrática, gobernada por la Batzarra ó Asamblea de los ancianos, que se trasmitió sucesivamente á 27 Señores . Estos eran
independientes y libres . Amor de los vizcaínos á sus Fueros. En Vizcaya todos eran libres, independientes, iguales v todos nobles .
Servicios del Señorío de Vizcaya á la Patria
contra los moros . Los Señores de Vizcaya
eran aliados y feudatarios de los Reyes de
Castilla . Siempre ha existido eso en la Historia
y existe actualmente en Alemania . Historia
Y SUS DEFENSAS
215
constitucional de Vizcaya . Disputas sobre la
posesión del Señorío . Diego López de Haro,
fundador de Bilbao . Señor de Vizcaya . El
Fuero de Logroño es dado á la mayor parte
de'las villas vizcaínas . Don Alfonso XI no
fué Señor de Vizcaya por conquista, sino por
usurpación, siendo desposeído por Juan Núñez . Don Pedro I y don Enrique II. Inglaterra y Vizcaya . El Príncipe Negro . Disputas
sobre la sucesión del Señorío . Juan 1 Señor
de Vizcaya, antes de ser Rey de Castilla, juró
los Fueros y los confirmó solemnemente . Los
títulos de los Reyes . Juan II y Enrique III
juraron también los Fueros . Con don Juan 1
entró el Señorío de Vizcaya en la unidad nacional, antes que Navarra, Aragón, Valencia,
Cataluña y Mallorca . Fué el primero de los
antiguos Estados independientes que entró á
formar parte de la unidad nacional . Los vizcaínos destituyeron á Enrique IV por contrafuero, dando mercedes á forasteros y abusar
de sus derechos . Derrota del ejército castellano por los vizcaínos en la batalla de Munguía . Las Ordenanzas de Chinchilla . Guerra
civil en Vizcaya . Los bandos de Oñez y de
Gamboa . Chinchilla vino á Vizcaya á cortar
las disputas entre los vizcaínos por la fundación de villas . Suspendida la sesión y reanudada, continúa el Sr . Villabaso . Segunda
216
1876-LOS FUEROS
parte del discurso . Causas generales y origen
de la guerra carlista . No son inherentes aquellas al régimen foral . Tampoco son privativas
del país vascongado, ni dependientes de su
política, ni relacionadas con condiciones sociales, ni mucho menos con sus condiciones
legislativas . Son generales, profundas, europeas, de todo el mundo . Antecedentes . Don
Carlos de Borbón y de Este. Su carácter y
cualidades. Es incapaz, orgulloso y fanático,
representante de la reacción europea . El Duque de Módena y don Carlos . Inulilidad de
las diferentes tentativas para sublevar las
Provincias Vascongadas en favor de don Carlos . El reconocimiento del reino de Italia, por
las Cortes españolas en 1864 . El espiritu ultramontano en las provincias . La extensión
del sufragio electoral . La junta de Zumárraga . «¡Perezcan los fueros y sálvese la religión!» Sucesos en Europa . La revolución española de 1868 . Movimiento carlista . Destitución de don Juan de Borbón y proclamación de don Carlos en Londres . Don Amadeo
y la República . La insurrección carlista - en
Cataluña y en las provincias vascongadas .
Simpatías de don Carlos en Europa . Don Carlos en su carta-manifiesto á su hermano don
Alfonso no habla nada de fueros . Al entrar en
España, en son de guerra en Mayo de 1872, no
Y SUS DEFENSAS
217
se acuerda de los Fueros . Tampoco los menta en la proclama de Zugarramurdi, en julio
de 1873 . El clero y las mujeres devotas en
el país vascongado . La leyenda de la prisión
del Papa . Escasez de las fuerzas carlistas en
1873 . Don Castor de Andéchaga . El Estado
Mayor de don Carlos . Todos eran en él extranjeros . Aliados extranjeros, todos reaccionarios . La guerra carlista tuvo carácter internacional ; no el vascongado, ni el fuerista,
ni aun el nacional . Don Carlos, al venir á España en 1873, no cumple el precepto foral de
jurar los fueros, usos y costumbres de Vizcaya. Desoye los ruegos y súplicas de todos .
Disputa con las Diputaciones y les coarta
sus facultades . Tercera parte del discurso .
Compatibilidad del concepto de la unidad
constitucional con el estado foral . Interpretación de esta fórmula . La unidad constitucional es los grandes deberes políticos, una patria, un supremo Poder legislativo . Canarias,
Cuba y Puerto Rico están dentro de esa unidad, á pesar de su especial organización y
de no dar hombres ni dinero . Ejemplos tomados de otras naciones . La Gran Bretaña,
Inglaterra, Irlanda y Escocia . Los Países Bajos, el Luxemburgo . Prusia, Lannemburgo .
Austria, Hungría . Cómo perdieron sus libertades algunos pueblos . Suiza y los cantones .
218
1876-LOS FUEROS
Hungría . Los Estados Unidos . Austria y Dalmacia . Prusia, Alsacia y Lorena . Divisiones entre los bilbaínos . Inconveniencia de
abolir los Fueros . La Religión de los Fueros
no morirá .
RECTIFICACION
Al señor García López . Sobre la independencia de Vizcaya . No hay provincia autónoma que no dé hombres y dinero al Rey común, á la Potencia soberana . Una Ley de
Fuero que habla de eso .
DISCURSO
PRONUNCIADO EN E6
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
EL DIA 14 DE JULIO DE 1876
1'olt
DON
GUMERSINDO
VICUÑA
Y SUS DEFENSAS
221
SUMARIO
Resumen de los discursos anteriores . El régimen foral y el Derecho político . El régimen
foral es un texto de la Edad Media que es
preciso conservar . Protesta de españolismo .
La historia de las Provincias vascongadass va
constantemente unida á la historia de España. La guerra entre la República francesa y
España en 1795 . Auxilios de estas provincias .
Donativos de los vascongados . Los vascongados en la guerra de la independencia . Guerrilleros vascos . El general Mendizábal y el
ejército euskaro . Los vascongados en la guerra de Africa . Hombres y donativos . Los
vascongados en Cuba . Voluntarios vascongados en 1869. La cuestión del servicio militar
y las contribuciones en las Provincias Vascongadas . El servicio obligatorio y las milicias provinciales . Los vascongados pagan al
Estado como los demás españoles . Quieren su
autonomía y su antiguo y venerando régimen, porque tienen derecho á ello . Cargos
que se hacen á las Provincias Vascongadas .
Su superior cultura y sus estados intelectual
y moral las ponen á la cabeza de las prime-
222
1876-LOS FUEROS
ras . Ejemplos sacados de los hechos y de la
Historia. La lengua vascongada . La cuestión
económica . Las Provincias son pobres, pero
pueden vivir desahogadamente al amparo de
sus leyes privativas . Movimiento comercial,
bancario é industrial de las Provincias Vascongadas . Lo que gastan las Provincias . Carreteras, obras públicas, culto y clero, beneficencia é instrucción . Industrias vascongadas. Los Fueros vascongados y la esclavitud
en Cuba . La abolición de los Fueros es injusta . Obedece á las iras excitadas de sus enemigos .
DISCURSO
PRONUNCIADO EN EL
CONGRESO
DE
LOS
DIPUTADOS
LOS DIAS 17 Y 18 DE JULIO DE 1876
POR
DON FERMIN LASALA
Y SUS DEFENSAS
225
SUMARIO
El diputado y su distrito . Anticarlista y leal
á los poderes constituidos y respetuosos con
los Fueros . ¿Conviene á España que se quiten
los Fueros? La unidad de las naciones . La
unidad formal y la unidad esencial . La unidad
nacional en Inglaterra . La unidad que piden
los antifueristas es imposible y contraproducente . Castilla y Aragón . Los vascongados
tenían el principio monárquico como vínculo
de unidad con España . El absolutismo en las
Provincias Vascongadas . El catolicismo en
las Provincias . Don Carlos personificaba la
unidad católica en España . Influencia de la
Iglesia francesa . Los carlistas no quisieron
pactar los Fueros . Los vascongados y el reconocimiento del Reino de Italia por doña
Isabel II, La religión y los Fueros . Los Fueros también son vinculo de unidad . Los Fueros son la bandera de los liberales vascongados . Los vascongados y la Constitución de
1812 . La guerra cruel de 1833 . La Ley de
1839 . Luchas sobre la modificación de los
Fueros . La proclama de Somorrostro . Las
conferencias de los comisionados del país
15
226
1576-LOS FUEROS
vascongado con el Gobierno . La unidad constitucional . El servicio militar . Los Fueros no
han dilatado la unidad nacional . Conducta de
los Gobiernos . El servicio militar foral . Datos históricos . Organización provincial del
país vascongado . El problema de la unidad
nacional . Las Provincias y Polonia . Hungría .
Final patriótico .
RECTIFICACLON
Al Presidente del Consejo de Ministros
sobre las conferencias de los comisionados
vascongados con el Gobierno . Actas de las
conferencias .
OTRAS RECTIFICACIONES
Sobre las conferencias . Sobre el planteamiento del principio constitucional. Soluciones concretas y prácticas . No hay rectificación .
DISCURSO
pronmciade en el
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
el dia 18 de Julio de 1876
Pon
DON MARTIN GARMENDIA
Y SUS DEFENSAS
229
SUMARIO
Situación del orador por lo avanzado de la
discusión . Invocación á la justicia del Congreso. Ideas preliminares . Los Fueros y la
Ley de 25 de Octubre de 1839 . Los Fueros
de Guipuzcoa . Unión de Guipuzcoa á Castilla bajo Alfonso VIII . Fué voluntario, según
lo prueban diferentes textos y documentos .
Hechos históricos que lo prueban . Colecciones de leyes en Guipuzcoa . Suplemento del
Fuero . Autonomía de Guipuzcoa, demostrada
por los tratados que celebró con reinos extranjeros . El tratado de Utrech . El pase foral
y los tributos. Títulos de los Reyes de Castilla. El convenio de Vergara . Texto . de la ley
de 25 de Octubre de 1839 . Es una ley paccionada, un contrato innominado . Lo que decía
Olózaga . Las promesas de Espartero . Obligaciones del Gobierno de la Nación para con
el país vascongado . Comunicación de 11 de
Septiembre de 1839 y proyecto que la acompaña . Dictamen de la mayoría del Congreso
en 1839 . Párrafos principales del dictamen
Articulado del voto particular de la minoría .
Discursos de los Sres . Sancho, Madoz y Oló-
230
1876-LOS FUEROS
zaga . Juicio` acerca de los mismos . La cláusula «sin perjuicio» . Más discursos . Definición
de la cláusula . Exención de quintas y de contribuciones . Reales cédulas de los Monarcas
castellanos . Los vascongados prestaron sus
servicios á la Nación con arreglo á Fuero .
Todos los hombres útiles son soldados en las
guerras contra los extranjeros . El artículo 2 .°
de la ley abolitoria . Su objeto . El decreto de
16 de Noviembre de 1839 . El de 29 de Octubre de 1841 . Más leyes sancionadas por las
Cortes sobre quintas . Discursos de varios Diputados . Sus deducciones . Las elecciones en
las Provincias Vascongadas á la conclusión
de la última guerra carlista . Final sentido .
Rectificación al Sr . Payela, sobre la voluntaria incorporación de Guipuzcoa .
DISCURSO
pronunciado co el
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
el dia 18 de Julio de 1876
YUR
DON FRANCISCO DE GOROSTIDI
Y SUS DEFENSAS
333
SUMARIO
El «¡Vae victis!» de Breno y los Fueros
vascongados . La ley de 25 de Octubre de
1839. Su interpretación auténtica . Con arreglo
á ellos, las cortes no tienen derecho más que
á hacer una modificación de los Fueros . El
método que debe seguirse . Las comisiones
vascongadas . ¿Quién ha roto el convenio de
Vergara? Contrafueros cometidos por los gobiernos . Causas de la guerra civil . La irreligiosidad . Carlistas forzosos . Don Alfonso XII
en las provincias vascongadas . Los voluntarios liberales vascongados . Servicios y sufrimientos de los liberales vascongados contra
los carlistas . Las capitales y los pueblos . Victimas de la guerra. Servicios de los vascongados á Castilla . Hechos históricos . Peligro de
implantar las quintas en las provincias vascangadas . El sistema de quintas está ya muy
desacreditado en todas partes . Servicio obligatorio . La opinión pública y los fueros .
Amor de los vascongados á sus libertades .
Los Fueros han hecho felices á los vasconga-
234
1876-LOS FUEROS
dos durante muchos siglos . Las prisiones carlistas . Lealtad de los vascongados . Ilógica de
destruir las libertades vascas en nombre de
la libertad . El árbol de Guernica . Final de
sentimiento .
DISCURSO
pr .nuncisdo te el
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
el dia 18 de Julio de 1876
POR
DON MARTI N ZABALA
Y SUS DEFENSAS
237
SUMARIO
Actitud de la Cámara . Bilbao antes de la
guerra y durante la guerra . La Milicia bilbaína . Bilbao con San Sebastián, Vitoria,
Irún, Hernani y otras poblaciones vascongadas, fueron el baluarte de la libertad . Bilbao
no era carlista . Quiénes fueron á la facción .
Títulos, hacendados y capacidades en minoría . La industria y el comercio de Bilbao están en manos de los liberales . ¿A qué quitarles los Fueros? Más bien merecen recompensa que castigo . Justa queja . Sentido apóstrofe .
DISCURSO
pcononcindu en o!
CONGRESO DE LOS DIPUTADOS
el dia 18 de Julio de 1876
Poli
DON MANUEL DE BARANDICA
Y SUS DEFENSAS
241
SUMARIO
Cómo fué elegido Diputado estando en
guerra el país . Rasgo de modestia . Cansancio
de la Cámara. Las Provincias Vascongadas
no han sido siempre provincias españolas .
Documentos que prueban la independencia
cia de Vizcaya . Clamor extemporáneo contra
los Fueros . Don Alfonso XII en las Provincias . La Ley abolitoria ¿es ó no Ley de castigo? Las causas de la guerra carlista . Don
Castor de Andéchaga . Inculpabilidad de las
Provincias Vascongadas . Testimonio de la
Cámara . Cómo nació la insurrección carlista
Fué un delito perdonable . Por que no se sometieron los carlistas á Don Alfonso XII . Deseo de la paz en el país vascongado . Cálculos
equivocados . Pobreza de las Provincias . Estas pagan realmente más de lo que cuestan .
No se niegan á pagar . Sin Fueros no podrían
pagar nada, sin arruinarse . Lo darían todo
por la independencia de la patria . Rectificación al Sr . Roda sobre los Procuradores de las
villas realengas .
16
DICURSO
pronunciado
in el
CONGRESO
DE
LOS
DIPUTADOS
el día 18 de Julio de 1876
POR
DON
BRUNO
MARTINEZ
DE
ARAG
N
Y SUS DEFENSAS
245
SUMARIO
El artículo 3 .0 de la Ley abolitoria . Derecho de Alava á la exención de tributos . Acto
de agregación voluntaria á Castilla en 1332 .
Reales cédulas . Posesión inmemorial y prescripción . Los Reyes de Castilla y los Fueros .
Ejecutorias de los Tribunales . Las Provincias
han contribuido dentro de sus usos á sostener las cargas del Estado . La conveniencia
política y la nacional . No hay unidad nacional para las contribuciones . Las Provincias
no gastan nada al Estado . Cuotas imposibles .
Los funerales de los Fueros . Rectificación al
señor García López acerca de lo que pagan
las Provincias y origen de su deuda .
DISCURSO
pronunciado eo el
CONGRESO
DE
LOS
DIPUTADOS
el dia 17 de Julio de 1876
POR
DON
ALEJANDRO
PIDAL
Y
ION
Y SUS DEFENSAS
249
SUMARIO
Juicio de Dios . El orador no es vascongado. Lo que es el país vascongado . Para abolir los Fueros hay que violar el derecho y
desoir la voz de la conveniencia . La Ley de
1839 era la encarnación del convenio de Vergara . La unidad constitucional compatible
con los Fueros . El derecho de conquista no
existe . Sin los liberales vascongados, el carlismo hubiera triunfado en las Provincias . A
España no le conviene la abolición de los
Fueros . Pagan más con Fueros . El árbol de
Guernica . Los Fueros convertidos en arma
política . Carácter odioso de represalia de la
Ley abolitoria . ¿Cuál es el crimen de las Provincias Vascongadas? Haber sido el teatro de
la guerra . Allí había hombres de todas las
Provincias de España . La opinión autorizada
de Mañé y Flaquer . El fenómeno del carlismo . El carlismo y la revolución . Lo de Sagunto fué tan crimen como la insurrección
carlista . Las causas de la guerra carlista no
han sido los Fueros . Lo fué la revolución de
1868 . Textos autorizados . El cantonalismo
auxiliar del carlismo . Proporcionalidad de la
pena con el supuesto delito . Los inocentes no
250
1870-LOS FUEROS
deben pagar por los culpables, ni los hijos
por los padres . Cómo se hace la guerra en
las Provincias Vascongadas . La revolución,
el absolutismo y los Fueros . Cánovas continuador de Godoy en la obra contra los Fueros . La restauración y los Fueros . Sentido
apóstrofe á los vascongados . La unidad católica . Rectificación á Romero Robledo sobre
el carlismo .
INDICE
LOS FUEROS Y SUS (DEFENSAS
TOMO V .
CORTES DE 1876
VOL—MEN TEROERO
Páginas .
Discurso de D . Martín Garmendia5
Rectificación
63
Discurso de D . Francisco de Gorostidi . . . .
65
Discurso de D . Martín Zabala89
Discurso de D . Manuel de Barandica . . . .
101
Rectificación
Discurso de D . Bruno Martínez de Aragón
Rectificación
Discurso de Don Alejandro Pidal y Mon . .
Rectificación
Rectificación
Rectificación
121
123
140
143
181
190
191
Sumarios de los discursos de los tres tomos 16,17 y 18193
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ASUNCI NRamón de Olascoaga .
SANTIAGO DE CHILE . . Zulueta Hermanos .
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ESPAfiA, Bilbao, callo Maria Muñoz, número 6
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