12 Demanda de despido - El cinco por ciento de la Universidad de

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AL JUZGADO DECANO PARA EL JUZGADO DE LO SOCIAL
Don Francisco Javier NAVARRO SANTANA, mayor de edad, con D.N.I. número 42.810.295 - F,
con domicilio a efectos de notificaciones (…) DICE:
Que mediante el presente escrito, y en el plazo legal previsto al efecto, interpone demanda en
reclamación POR DESPIDO contra la UNIVERSIDAD DE NAVARRA, con C.I.F. R3168001-J,
C.C.C. 31002014631, con domicilio social en Pamplona, (Navarra), Campus universitario, s/n, Edificio Central, código postal 31080, con base en los siguientes
HECHOS
PRIMERO: Condiciones laborales.
D. Francisco Javier NAVARRO SANTANA ha venido prestando servicios para la UNIVERSIDAD
DE NAVARRA, desde el 24 de noviembre de 1986, mediante la concertación de sucesivos contratos, si bien en su recibo salarial se reconoce únicamente una antigüedad desde el día 1 de octubre
de 1987.
A día de hoy presta sus servicios como Profesor Titular – 40 horas, en la Facultad de Filosofía y
Letras, dentro del Departamento de Historia, Historia del Arte y Geografía. Concretamente, y desde
al menos hace cuatro años, imparte su docencia y clases en segundo y tercer curso del Grado universitario de Historia, de la asignatura Historia Antigua e Hispania Antigua, que es la que corresponde a su área de investigación.
SEGUNDO: Naturaleza de la entidad demanda.
Que la UNIVERSIDAD DE NAVARRA donde el actor ha venido prestando sus servicios en el área
docente y de investigación de Historia Antigua desde hace 27 años, es una institución universitaria
de inspiración cristiana, promovida y regida por la Prelatura del “Opus Dei”.
Que la misma queda comprendida dentro del XIII Convenio Colectivo de ámbito estatal para los
centros de educación universitaria e investigación, (publicado por Resolución de la Dirección General de Trabajo de 4 de julio de 2012; B.O.E. núm. 174, de fecha 21 de ese mismo mes de julio de
2012).
TERCERO: Hechos acaecidos con anterioridad al despido del actor
Que desde el año 2008, en que se preparó la reforma del Grado de Historia para acomodar su
contenido a los criterios del llamado Plan Bolonia, este actor, dentro de los cauces estipulados para
ello, ante los órganos de gobierno correspondientes de su Facultad y de la Universidad, siempre con
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la corrección debida, ha venido de manera reiterada mostrando su disconformidad académica con la
propuesta realizada y que posteriormente fue definitivamente aprobada.
Dicha discrepancia se fundamenta y ha fundamentado desde el principio en su posición contraria a
la opción ideológica asumida por la propuesta del Plan de Estudios finalmente adoptado, en cuanto
que el mismo asumía la Historia de la cultura como una de las grandes protagonistas de la Historia,
conforme la tesis mantenida por algunas escuelas historiográficas, dirigiendo los contenidos y un
alto número de créditos en las asignaturas en función de dicha orientación doctrinal.
Igualmente, y como consecuencia de la opción escogida, su discrepancia comprendía tanto el modo
y forma en que se planteó y adoptó la reforma referida del plan de estudios del Grado de Historia,
como la incidencia que dicho posicionamiento doctrinal tenía en el desarrollo puramente docente de
las asignaturas impartidas por los profesores, entre ellas las del actor.
Sin perjuicio de lo anterior, este demandante ha venido cumpliendo en todo caso con los cometidos
y responsabilidades docentes derivados de su puesto de trabajo como Profesor Titular en el área de
Historia Antigua, así como respecto a su labor investigadora. Asimismo, ha cumplido escrupulosamente las directrices académicas dadas desde la Facultad en relación a su actividad docente.
Todo ello, lógicamente, sin dejar de argumentar los motivos de su discrepancia ideológica con la
reforma del programa de estudios ante los órganos de gobierno de la Facultad de Filosofía y Letras
y de la Universidad, y sin abandonar sus propios posicionamientos doctrinales en relación a los
contenidos de las asignaturas de impartía dentro de su área de docencia e investigación.
CUARTO: Comunicación de la decisión de prescindir de mis servicios
Que con fecha de 6 de junio de 2013 este demandante acudió a las 11.00 horas del mediodía al
despacho de la Decana de la Facultad de Filosofía y Letras, Dña. Rosalía BAENA, para asistir a la
reunión a la que por parte de aquélla se le había convocado. A la misma también asistió el
Vicedecano de Profesorado de la Facultad D. Miguel GARCÍA VALDECASAS. En ningún caso se
le comunicó el motivo y razón reales de dicha convocatoria.
En dicha reunión, la citada Decana le comunicó a este demandante la decisión que había tomado la
Facultad de Filosofía y Letras, con la conformidad de Rectorado, de prescindir de sus servicios y
despedirle. En este sentido, Dña. Rosalía Baena, tras comunicar la decisión de no contar con el actor
para el futuro, le mostró su interés en que éste buscara trabajo en otra universidad para lo que le
ofreció la posibilidad de disfrutar de un año sabático el próximo curso académico, (2013/2014),
precisamente con el objeto de buscar ese nuevo trabajo.
Ante dicha comunicación, este actor preguntó por los motivos de dicha decisión respondiendo la
Decana que no había un motivo, sino que entendían que el proyecto de la Facultad no era su proyec2
to, que él tenía un proyecto, unas prioridades, unos objetivos; que a ellos les correspondía tener
gente que estuviera con su proyecto; y finalmente que dado que no era su proyecto y tenía objetivos
distintos, no había un motivo sino que se debía a una trayectoria, a su trayectoria.
Ante la palmaria vaguedad de las respuestas dadas, este demandante reitero su interés en conocer
las causas que habían motivado la toma de esa decisión, ante lo que la Decana siguió insistiendo en
que no había una causa concreta y en todo caso tendría que decirle él los motivos últimos, añadiendo que no había una relación de cosas objetivas, ni un motivo ni dos ni tres, sino que se trataba de
un problema del perfil de idoneidad que necesita la Facultad y que necesita la Universidad; ante la
consecuente pregunta sobre cuál era ese perfil, añadió textualmente “que te identifiques con el proyecto”.
Comoquiera que este actor entendía que seguían aduciéndose argumentaciones vagas e inconcretas,
la referida Decana hizo referencia a que a este actor, tanto el decano anterior, - D. Santiago Aurell
que lo fue durante el período comprendido entre los años 2008 y 2012, ambos inclusive -, como ella
misma en distintas conversaciones le habían dicho “cosas”; igualmente sin más concreción, insistió
en la idea de que la decisión se debía a una trayectoria, que no había un motivo sino que se trataba
de “un modo de estar en la Universidad”, que este demandante hacía las cosas a su modo, que tenía
su propio proyecto, que tenía su modo de estar, concluyendo que el motivo era su falta de perfil y
que entendía que no iba en la misma dirección que la Facultad.
Finalmente, intervino el Vicedecano para reiterar que sí que era verdad que más que motivos objetivos las razones argüidas eran impresiones, impresiones que compartía mucha gente y que había una
trayectoria que no se identificaba con el espíritu de la Universidad, reiterando que pensara la oferta
del año sabático que se le planteaba.
Ante el contenido de dicha reunión y la comunicación que se le había realizado, este actor solicitó y
tuvo una reunión con el Rector, quién adujo la independencia de los órganos de Gobierno de la
Facultad para tomar dicha decisión, así como una nueva reunión con la Decana de su Facultad. En
ninguna de las reuniones ni el Rector ni la Decana adujeron razones distintas de las expuestas en los
párrafos anteriores.
QUINTO: Comunicación y ejecución del despido del actor
Con fecha 18 de julio de 2013 la Directora de personal de la Universidad, Dña. Noelia Sanz, le remitió un correo electrónico con el siguiente tenor:
“Estimado Javier: He intentado localizarte en tu despacho en tres ocasiones, verás las llamadas
perdidas en tu terminal telefónico, y asimismo te he llamado al móvil para citarte en mi despacho.
Además, he conseguido hablar con alguien de tu Departamento, para intentar localizarte, y nos
confirmó que habías estado en tu despacho ayer y anteayer; pero todos estos intentos por localizar3
te han sido infructuosos. Como ya te comunicó la Decana de tu facultad la primera semana de
julio, era necesario que nos viésemos para poder hacerte entrega de la comunicación que te adjunto en este mail. Esta comunicación fue enviada al último domicilio que nos consta a través de burofax esta mañana. Te ruego que contactes conmigo o con Ion Egúzkiza, mi adjunto, en los plazos que
se indican en la notificación o caso de que tengas alguna duda sobre el procedimiento. Aprovecho
la ocasión para enviarte un cordial saludo, atentamente. Noelia Sanz”
Junto con dicho correo electrónico se adjuntaba un documento con formato “pdf” que contenía una
comunicación de cargos en la que se le imputaban unos supuestos incumplimientos y se le otorgaba
un plazo de 5 días naturales, (que por tanto finalizaba el martes 23 de julio del presente año), para
realizar la alegaciones que pudiera estimar pertinentes. Se adjunta dicha comunicación como Anexo
I, remitiéndonos expresamente a su contenido y tenor como parte integrante de la presente demanda.
Antes que nada debemos poner de manifiesto que es completamente falso que alguien pudiera
verme los días 16 y 17 de julio en mi despacho, dado que esos días estaba atendiendo un viaje a
Bruselas con alumnos de la Universidad de Navarra para visitar las Instituciones Europeas,
(concretamente las Jornadas Europeas de Lovaina 2013, organizado por la propia Universidad de
Navarra). Dicho viaje se inició el lunes 15 de julio y finalizó el lunes día 22 de igual mes, en que
este actor regresó a Pamplona.
Asimismo, es completamente falso que se me remitiera burofax alguno a mi domicilio.
Igualmente, si bien pude haber recibido las llamadas que se refieren, si se hicieron lo fueron a través
de un remitente anónimo y mientras me encontraba en alguno de los actos previstos para dichas
Jornadas.
Por último, debemos resaltar tanto la brevedad del plazo otorgado, que coincida en su práctica
totalidad con el viaje de la Universidad que estaba atendiendo, como el hecho de que se me citará
en la misma comunicación para el día inmediatamente siguiente al último día natural otorgado para
presentar alegaciones, evidenciado a todas luces que la decisión estaba tomada y, por tanto, la
inutilidad de cualquier alegación que pudiera realizar. Conclusión evidente de acuerdo con la
decisión adoptada que ya se me había anticipado en las reuniones del mes de junio expuestas en el
Hecho antecedente.
Sin perjuicio de lo anterior, una vez regresó a Pamplona, este actor pudo siquiera asesorarse y
redactar unas breves alegaciones a las imputaciones realizadas en el escrito de cargo que remitió por
correo electrónico a la Dirección de Personal la tarde del día martes 23 de julio y cuyo tenor pasa a
transcribir:
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“Que con fecha 18 de julio de 2013, me ha sido notificada Comunicación por parte de ese Servicio,
de esa misma fecha, por la que se me daba traslado de la imputación de un supuesto
incumplimiento contractual y se me otorgaba un plazo de 5 días naturales para realizar las
alegaciones que estimara oportunas. Que en tiempo y forma, y pese a la premura de tiempo,
procede a realizar las siguientes alegaciones, que remito mediante correo electrónico dirigido a la
Directora de ese Servicio:
1. Que los hechos recogidos en el apartado así intitulado no son ciertos ni se corresponden con la
realidad, bien completamente, bien por ser deliberadamente parciales y tergiversar de manera
torticera determinadas situaciones, ya ocultando información, ya no refiriendo lo realmente sucedido.
2. Que asimismo y por dicho motivo, la descripción de los hechos es inconcreta y genérica, y además en la mayoría de los supuestos ni siquiera se procede a datar en el tiempo cuándo acaecieron.
3. Que llama la atención que en ningún momento anterior he sido no solo sancionado, sino tampoco amonestado ni advertido sobre los supuestos incumplimientos imputados.
4. Que en ningún caso he cometido ningún acto de desobediencia en mi desempeño docente respecto las directrices que rigen en la Universidad y en mi concreta Facultad, y ello pese a la
patología que he venido padeciendo en los últimos tiempos.
5. Que además se ha aprovechado mi participación en un viaje al extranjero programado dentro
de las actividades universitarias para proceder a notificarme la comunicación de la que traen
causa las presentes alegaciones, siendo conocedores de que su plazo finaba este mismo martes y
yo llegaba a Pamplona ayer lunes a primera hora.
6. Que es evidente que se ha pretendido sin más cumplir con un mero formalismo, si a lo expuesto
en el ordinal anterior añadimos que se me ha citado para el día inmediatamente siguiente a la
finalización del referido período de alegaciones otorgado, al mediodía, por lo que es evidente
que la decisión está tomada con independencia de las alegaciones que pueda presentar.
7. Que finalmente, en base a las reuniones que he ido teniendo y al comportamiento que vengo observando de un tiempo a esta parte para conmigo por parte de la Junta de mi Facultad, entiendo
que el presente proceso disciplinario es una mera justificación formal para llevar a cabo una
decisión ya tomada y que viene derivada de mis opiniones, mis discrepancias y por mi forma de
ejercer la docencia.
Por todo lo expuesto, no habiendo cometido incumplimiento ni desobediencia alguna, solicito se
resuelva dejar sin efecto el presente procedimiento disciplinario sin imposición de sanción alguna.
Como era esperado, el día 24 de julio de este año, a las 13:00 horas se le entregó la correspondiente
carta de despido, fechada a dicho día y con efectos de ese mismo día, con idéntico contenido que el
pliego de cargos, salvo un párrafo por el que se desestimaban las alegaciones deducidas por no ser
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ajustadas a derecho. Se adjunta dicha comunicación como Anexo II, remitiéndonos expresamente a
su contenido y tenor como parte integrante de la presente papeleta de conciliación.
SEXTO: Motivos de impugnación del despido del actor
En primer lugar, desde una perspectiva formal, la carta adolece de una evidente falta de concreción,
tanto de los hechos como del derecho en que se pretende subsumir los supuestos incumplimientos
imputados.
Como se puso de manifiesto en las alegaciones por esta parte deducidas dentro del expediente
disciplinario abierto a este recurrente con anterioridad a la ejecución final de su despido, los hechos
son relatados de forma genérica, sin concreción temporal, y sin que de forma clara se pueda deducir
cuál es el real o reales incumplimientos que se imputan a este demandante para justificar su despido.
A ello se añade la falta palmaria de concreción a la hora de identificar el incumplimiento de sus
obligaciones laborales que se entiende producido, remitiéndose la carta de despido a una referencia
genérica del artículo núm. 55 del Convenio Colectivo de aplicación, - que recoge y comprende la
relación de todos los incumplimientos merecedores de sanción por faltas leves, graves y muy graves
-, y al artículo núm. 54, ordinal 2º, letra b), del vigente Estatuto de los Trabajadores, que se refiere a
la indisciplina o desobediencia en el trabajo, sin que esta parte pueda adivinar del relato de la comunicación cuál es la concreta indisciplina o el acto de desobediencia que se le imputan, lo que le genera manifiesta indefensión.
Respecto el relato de los hechos, el mismo es incierto y no se ajusta a la realidad, tal y como ya se
denunció en las alegaciones que el actor hizo en su momento.
Entre otros aspectos llama la atención, respecto el primer apartado del relato fáctico contenido en la
comunicación, y que parece referirse a una supuesta mala valoración del cometido docente del
actor, que se afirme la imposibilidad de revisión de sus métodos de evaluación cuando efectivamente se reconoce que en un caso, -el único caso que se refiere-, dicha revisión efectivamente se ha
producido.
Igualmente, es sorprendente constatar cómo en la encuesta de evaluación del cometido docente del
actor correspondiente al primer semestre del curso académico recientemente finalizado, se le otorgó
una puntación de 4.11 sobre 5 puntos, lo que contrasta vivamente con las afirmaciones vertidas en
la referida comunicación de despido. Respecto el curso anterior, (años 2011/2012), la misma fue de
4.38
Asimismo, es también llamativo que se le impute un supuesto mal hacer respecto las evaluaciones
académicas llevadas a cabo en su proceso docente, la referida encuesta otorgue al actor altas
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puntuaciones respecto la claridad de los objetivos de la asignatura que imparte, y la explicación de
los criterios de evaluación. A ello hemos de añadir que en ningún caso este actor ha incumplido con
norma docente alguna, ya estatal, ya de la propia universidad, respecto la realización de sus exámenes y métodos de evaluación.
En otro orden de cosas, es llamativa la imputación correspondiente a la solicitud de una revisión de
un examen por parte de un alumno que se produjo con posterioridad a la reunión que mantuvo con
la Decana de su Facultad y en la que ya se le comunicó la decisión adoptada de no contar con él.
Igualmente, en ningún caso ha dejado de proporcionar la guía académica, o que se recojan sin más
imputaciones infundadas realizadas en su mayor parte por un alumno que de manera pública y
manifiesta ha llevado a cabo comentarios de toda índole y opiniones infundadas y ofensivas en
contra de distintos profesores.
También llama la atención la imputación de la falta de asistencia a la reunión de coordinación del
primer curso cuando el actor imparte sus clases en el segundo y tercero del Grado de Historia. Asimismo, no se concreta ni se sabe qué supuestas docencias se le han requerido y no se han asumido
por su parte. Igualmente, tampoco se comprende por qué era necesario contratar un nuevo profesor
de su área de conocimiento y especialidad precisamente para impartir contenidos de otra área de
conocimiento, siendo incierto que este demandante tuviera una actitud displicente, ni amenazadora
en ningún caso, siendo también relevante que dichas gestiones para contratar a un nuevo profesor
acaecieron a principios del pasado curso académico, -septiembre de 2012-, por lo que evidentemente los supuestos hechos denunciados habrían prescrito.
En todo caso, del tenor de los sucesivos supuestos incumplimientos imputados no se aprecia ni se
concreta cuál es la específica conducta o incumplimiento laboral que fundamenta el despido.
SÉPTIMO: Motivo real del despido
Del relato fáctico expuesto en los Hechos Cuarto, Quinto y Sexto de la presente demanda, se desprende claramente que los hechos aducidos en la comunicación de despido son una mera relación de
falsedades y verdades a medias para justificar legalmente un supuesto despido disciplinario.
En realidad, tal y como se infiere de la conversación que este actor mantuvo con su Decana y Vicedecano, el motivo de prescindir de sus servicios viene determinado por su discrepancia con la
orientación y dirección ideológica e historiográfica adoptada a la hora de implementar la reforma
del Plan de Bolonia en el Grado de Historia; discrepancia que fue aducida de forma respetuosa y
por los cauces adecuados al efecto.
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Asimismo, el propio hecho de que ya a principios del curso pasado se iniciaran gestiones para la
contratación de un profesor de la misma área de docencia e investigación revelan de manera indiciaria la determinación de cesar mi relación laboral y preparar mi sustitución por otro profesor
adoptada ya durante el curso académico 2011-2012.
Por otro lado, la falta de concreción de los motivos aducidos en la comunicación de despido, así
como la falta de anteriores amonestaciones o sanciones en mi expediente durante los 27 años en que
he practicado la docencia e investigación en la Universidad de Navarra, son también indicios reveladores de la motivación oculta de la presente extinción contractual.
Finalmente, la manifiesta identificación con el ideario cristiano de la Universidad y de la Prelatura
del “Opus Dei” de este actor, que pertenece a esta última, llevan a descartar que la supuesta falta de
identificación con el proyecto de la Facultad pueda ser referida a discrepancias con dicho ideario.
Por todo ello, este recurrente entiende que las razones verdaderas de su cese se corresponden con su
posición doctrinal, su discrepancia con la orientación ideológica adoptada y, consecuentemente, con
su forma de impartir y ejercer la docencia, y con sus opiniones académicas. Razones que conculcan
su derecho constitucional a la libertad de expresión y a la libertad de cátedra.
OCTAVO: Que el actor no ostenta ni ha ostentado la condición de representante legal de los trabajadores.
NOVENO: Que con fecha 22 de agosto de 2013 se presentó por esta parte papeleta de conciliación
ante la Dirección General de Trabajo y Prevención de Riesgos del Gobierno de Navarra, celebrándose el preceptivo acto de conciliación el día 2 de septiembre de 2013, con el resultado de Sin Avenencia, (se acompaña certificación del acta del mismo, como documento Anexo III).
Que a tales hechos son de aplicación los siguientes
FUNDAMENTOS DE DERECHO
I
Artículos núms. 1 y 2, letra a), de la Ley 36/2011, de 10 de octubre, Reguladora de la Jurisdicción
Social, en relación con los artículos núms. 9, apdo. 5º, y 25 de la Ley Orgánica del Poder Judicial,
que establecen las cuestiones litigiosas y pretensiones de las que conocerán los órganos jurisdiccionales del orden social.
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II
Artículos núms. 6, 7, (en relación con el artículo 2º del mismo cuerpo legal), y 10, apartado 1º, de la
Ley 36/2011, de 10 de octubre, Reguladora de la Jurisdicción Social, que determinan la competencia de los Juzgados de lo Social de Navarra, por ser el correspondiente al lugar de prestación de los
servicios y al domicilio de la mayoría de las demandadas.
III
Artículos núms. 16 y siguientes de la Ley Rituaria Laboral, respecto de la capacidad y legitimación
procesal, en relación con el artículo núm. 103 del mismo cuerpo legal respecto de las demandas por
despido.
Artículos núm. 103 y siguientes de la Ley Rituaria Laboral, que regulan la modalidad procesal del
despido, en relación con el artículo núm. 80 y siguientes, que regulan el proceso ordinario, y el
artículo núm. 102, todos ellos del mismo del mismo “corpus” legislativo.
IV
Los artículos núms. 1 y 3 del R.D. Leg 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprobó el texto
refundido de la ley del Estatuto de los Trabajadores, que, respectivamente, definen el ámbito de
aplicación de la norma, que es por extensión el del Derecho del Trabajo, y establecen el cuadro de
fuentes de la relación laboral, así como la prelación y jerarquía de las mismas.
V
Los artículos núms. 54 y 55 del R.D. Leg 1/1995, de 24 de marzo, por el que se aprobó el texto
refundido de la ley del Estatuto de los Trabajadores, que, respectivamente definen la extinción por
despido disciplinario, la forma y los efectos de la misma, en los siguientes términos:
“Artículo 54. Despido disciplinario
1. El contrato de trabajo podrá extinguirse por decisión del empresario, mediante despido basado
en un incumplimiento grave y culpable del trabajador.
2. Se considerarán incumplimientos contractuales:(…)
b) La indisciplina o desobediencia en el trabajo. (…)”
“Artículo 55. Forma y efectos del despido disciplinario
1. El despido deberá ser notificado por escrito al trabajador, haciendo figurar los hechos que lo
motivan y la fecha en que tendrá efectos.
Por convenio colectivo podrán establecerse otras exigencias formales para el despido.(…)
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3. El despido será calificado como procedente, improcedente o nulo.
4. El despido se considerará procedente cuando quede acreditado el incumplimiento alegado por el
empresario en su escrito de comunicación. Será improcedente en caso contrario o cuando en su
forma no se ajustara a lo establecido en el apartado 1 de este artículo.
5. Será nulo el despido que tenga por móvil alguna de las causas de discriminación prohibidas en
la Constitución o en la Ley, o bien se produzca con violación de derechos fundamentales y libertades públicas del trabajador.
6. El despido nulo tendrá el efecto de la readmisión inmediata del trabajador, con abono de los
salarios dejados de percibir.
7. El despido procedente convalidará la extinción del contrato de trabajo que con aquél se produjo,
sin derecho a indemnización ni a salarios de tramitación.”
VI
El artículo núm. 20 de nuestra Constitución, en cuanto que recoge dentro de los derechos fundamentales y de las libertades públicas la libertad expresión y la libertad de cátedra, en los siguientes
términos:
Artículo 20.
1. Se reconocen y protegen los derechos:
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el
escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c) A la libertad de cátedra.
d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión. La ley
regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de
estas libertades.
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa.
(…)
4. Estas libertades tienen su límite en el respeto a los derechos reconocidos en este Título, en los
preceptos de las leyes que lo desarrollen y, especialmente, en el derecho al honor, a la intimidad, a
la propia imagen y a la protección de la juventud y de la infancia. (…)”
En relación con la libertad de cátedra, nuestro Tribunal Constitucional ha definido y concretado la
misma en los siguientes términos, (STC 179/1996, de 12 de noviembre de 1996, Fundamentos Jurídicos 6º y 7º):
“6. (…) En la STC 217/1992 (fundamento jurídico 2º) se declaró que la libertad de cátedra, en
cuanto libertad individual del docente, es una proyección de la libertad ideológica y del derecho a
difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones, que cada profesor asume como propias en
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relación con la materia objeto de su enseñanza, presentando de este modo un contenido, no exclusivamente pero sí predominantemente negativo. Por ello mismo (ATC 457/1989 y STC 217/1992,
fundamento jurídico 3º), la libertad de cátedra no puede identificarse con el derecho de su titular a
autorregular por sí mismo la función docente en todos sus aspectos, al margen y con total independencia de los criterios organizativos de la dirección del centro universitario. Es a las universidades, en el ejercicio de su autonomía, a quienes corresponde disciplinar la organización de la
docencia. En consecuencia, los derechos de los arts. 20.1c) y 27.10 de la Constitución, lejos de
autoexcluirse se complementan de modo recíproco. El derecho a la autonomía universitaria garantiza un espacio de libertad para la organización de la enseñanza universitaria frente a injerencias
externas, mientras que la libertad de cátedra apodera a cada docente para disfrutar de un espacio
intelectual propio y resistente a presiones ideológicas, que le faculta para explicar, según su criterio científico y personal, los contenidos de aquellas enseñanzas que la Universidad asigna, disciplina y ordena (STC 106/1990, fundamento jurídico 6º).
(…)
7. Ahora bien, aun reconociendo que la libertad de cátedra no ampara un pretendido derecho de
los docentes a elegir entre las distintas asignaturas que se integran en un área de conocimiento, en
función de su mayor calificación profesional, y que la organización de la docencia es materia de la
competencia de los Departamentos Universitarios, no cabe descartar que, en ocasiones, el derecho
fundamental del art. 20.1c) de la Constitución, pueda resultar vulnerado como consecuencia de
decisiones arbitrarias por las que se relegue a los profesores, con plena capacidad docente e investigadora, obligándoseles injustificadamente a impartir docencia en asignaturas distintas a las que
debieran de corresponderles por su nivel de formación. (…)”
En este sentido, dicho Tribunal Constitucional ha declarado que la libertad de cátedra consiste: "en
la posibilidad de expresar las ideas o convicciones que cada profesor asume como propias, en relación la materia objeto de enseñanza", (sentencia 217/1992 [RTC 1992\217]) y que abarca tanto el
contenido como el procedimiento para exteriorizar ese contenido.
En el presente caso, la imposición, como opción ideológica y posicionamiento metodológico, de la
Historia de la Cultura como una de las grandes protagonistas de la Historia supone una intromisión
ilegítima en la referida libertad de cátedra, dado que pretende determinar el enfoque con que impartir la materia académica, obviando otros como pueden ser los aspectos políticos, económicos o
sociales.
Igualmente, la legítima discrepancia frente al referido posicionamiento metodológico y docente,
expuesta dentro de los cauces previstos al efecto por parte del actor, no es sino una defensa de su
posición técnico-científica y metodológica comprendida en los derechos y libertades referidos y que
se entienden conculcados.
Por todo ello, como ya se expuso, esta parte entiende que las razones verdaderas de su cese se corresponden con su posición científica, su discrepancia con el enfoque que se pretende dar a su materia académica y, consecuentemente, con su forma de impartir y ejercer la docencia, y con sus crite11
rios académicos. Razones que conculcan su derecho constitucional a la libertad de expresión y a la
libertad de cátedra.
VII
El artículo núm. 96 de nuestra Ley Rituaria laboral, que regula la carga de la prueba en casos de
discriminación y vulneración de un derecho fundamental o libertad pública, afirmando que ”en
aquellos procesos en que de las alegaciones de la parte actora se deduzca la existencia de indicios
fundados de discriminación por razón de sexo, orientación o identidad sexual, origen racial o
étnico, religión o convicciones, discapacidad, edad, acoso y en cualquier otro supuesto de vulneración de un derecho fundamental o libertad pública, corresponderá al demandado la aportación de
una justificación objetiva y razonable, suficientemente probada, de las medidas adoptadas y de su
proporcionalidad.”
En el presente supuesto, son, entre otros, indicios claros de la verdadera motivación que oculta el
despido llevado a cabo:
- la existencia de una manifiesta discrepancia científica y metodológica, como se ha expuesto en
los Hechos Tercero y Séptimo y en el Fundamento Jurídico antecedente;
- los términos en que se comunicó la decisión de cesar al actor referidos en el Hecho Cuarto;
- la forma y tiempo en que se ejecutó el supuesto despido disciplinario, concretados en el Hecho
Quinto;
- los propios términos de la comunicación de despido.
VIII
Los artículos núms. 49, 54, 55, 56 y 57 del vigente Estatuto de los Trabajadores, en relación con los
artículos núms. 108, 110, 111 y 113 de la Ley Reguladora de la Jurisdicción Social, con respecto los
términos previstos para la condena del empresario del despido disciplinario.
IX
El artículo núm. 3, apdo. 1º, del vigente Código Civil, respecto a la interpretación de las normas
jurídicas, en relación con el artículo 4º, apdo. 3º, del mismo cuerpo legal, que dispone la aplicación
supletoria del citado Código Civil en las materias regidas por otras leyes.
El artículo núm. 6 del Código Civil, en relación con la eficacia de las normas jurídicas, y más
concretamente, lo dispuesto en el apartado 4º del citado artículo 6º, en cuanto prescribe que "los
actos realizados al amparo del texto de una norma que persigan un resultado prohibido por el
ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán ejecutados en fraude de ley".
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XI
Demás normativa de aplicación.
En su virtud,
SOLICITA AL JUZGADO DE LO SOCIAL, que teniendo por presentado este escrito con sus
copias correspondientes, lo admita y, en su virtud tenga por presentada en tiempo y forma DEMANDA EN RECLAMACIÓN POR DESPIDO, contra la empresa demandada referida en el encabezamiento, y previos la celebración del acto del juicio y los demás trámites legales pertinentes,
dicte sentencia estimando la demanda, y por la que se declare la nulidad radical del despido, condenando a la demandada a estar y pasar por dicha declaración y a readmitir al trabajador demandante
en su puesto de trabajo en las mismas condiciones laborales y económicas que tenía, con abono en
este caso de los salarios dejados de percibir, o, subsidiariamente, se declare la improcedencia del
despido, condenando a la demandada a estar y pasar por dicha declaración, y, a su elección, opte
por readmitir al trabajador en su puesto de trabajo en las mismas condiciones laborales y económicas que tenía, con abono en este caso de los salarios dejados de percibir, o bien por satisfacer la
indemnización legalmente establecida para el despido improcedente.
Es Justicia que pide en Pamplona, a 4 de septiembre de 2013.
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