RESEÑA DE LA ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 115/2008 TRIBUNAL PLENO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN “CONSTITUCIONALIDAD DE LA MULTA IMPUESTA A QUIENES CONDUZCAN VEHÍCULOS EN EL DISTRITO FEDERAL CON LICENCIA CANCELADA” RESEÑA DE LA ACCIÓN DE INCONSTITUCIONALIDAD 115/2008 TRIBUNAL PLENO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN CONSTITUCIONALIDAD DE LA MULTA IMPUESTA A QUIENES CONDUZCAN VEHÍCULOS EN EL DISTRITO FEDERAL CON LICENCIA CANCELADA Cronista: Lic. Nicole Elizabeth Illand Murga El Tribunal Pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación resolvió el día 25 de febrero de 2010 la acción de inconstitucionalidad 115/2008, promovida por el Procurador General de la República, en la que solicitó la invalidez de la reforma al artículo 64, último párrafo, de la Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal, 1 emitida y promulgada, respectivamente, por la Asamblea Legislativa y el Jefe de Gobierno, ambos del Distrito Federal, publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 30 de septiembre de 2008. Para el promovente de la acción, dicha disposición legal resultaba violatoria de los artículos 16, primer párrafo, y 22, primer párrafo, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2 en virtud de que prevé una multa fija sin establecer un mínimo y un máximo de la sanción económica que la autoridad deberá tomar en cuenta al aplicarla. Mediante proveído de 29 de octubre de 2008, el Presidente de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó formar y registrar la acción de inconstitucionalidad con el número 115/2008 y, por razón de turno, designó a la señora Ministra Margarita Beatriz Luna Ramos para que actuara como Instructora en el procedimiento. 1 Artículo 64. La Secretaría está facultada para cancelar de forma definitiva las licencias o permisos para conducir por las siguientes causas: […] (ADICIONADO, G.O. 30 DE SEPTIEMBRE DE 2008) El conductor que sea sorprendido infringiendo el párrafo anterior, se le impondrá una sanción de ciento ochenta días de salario mínimo y se remitirá el vehículo al depósito. 2 Art. 16.- Nadie puede ser molestado en su persona, familia, domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del procedimiento. (…) Art. 22.- Quedan prohibidas las penas de muerte, de mutilación, de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie, la multa excesiva, la confiscación de bienes y cualesquiera otras penas inusitadas y trascendentales. Toda pena deberá ser proporcional al delito que sancione y al bien jurídico afectado. (…) -1- Por auto de 30 de octubre siguiente, la Ministra Instructora admitió la acción relativa, ordenó dar vista tanto a la Asamblea Legislativa que emitió la norma impugnada como al Jefe de Gobierno que la promulgó, ambos del Distrito Federal, para que rindieran sus respectivos informes. Rendidos tales informes, se pusieron los autos a la vista de las partes para la formulación de sus alegatos y una vez cerrada la instrucción del asunto, se envió el expediente a la Ministra instructora, para elaborar el proyecto de resolución correspondiente. En la resolución de este asunto se precisó, en principio, que el artículo 22 de la Constitución Federal prohíbe, entre otras penas, la multa excesiva; tema sobre el cual se ha pronunciado el Alto Tribunal del país en el sentido de que una multa es excesiva cuando la ley que la prevé no da posibilidad, a quien debe imponerla, de determinar su monto o su cuantía, esto es, de considerar la gravedad de la infracción, la capacidad económica del infractor, la reincidencia o cualquier otro elemento del que pueda inferirse la gravedad o levedad de la infracción, a fin de individualizar el monto de la multa. 3 Se puntualizó que la imposición de multas debe ser proporcional a la infracción cometida, para lo cual deben considerarse diversos elementos, de lo contrario, resultará excesiva; esto es, para que una multa sea acorde al texto constitucional, por regla general, debe contener un parámetro establecido en cantidades o porcentajes mínimos y máximos, que permita a las autoridades facultadas para imponerlas, determinar su monto de acuerdo a las circunstancias personales del infractor, tomando en cuenta su capacidad económica, la reincidencia o cualquier otro elemento del que se desprenda la levedad o gravedad de la infracción, ya que de lo contrario, establecer multas fijas que se apliquen a todos los infractores por igual, de manera invariable e inflexible, trae como consecuencia el exceso autoritario y un tratamiento desproporcionado a los infractores. 4 3 Criterio contenido en la tesis de jurisprudencia P./J. 9/95, consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo II, julio de 1995, página 5, de rubro: MULTA EXCESIVA. CONCEPTO DE. 4 Tesis de jurisprudencia P./J. 102/99, consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo X, noviembre de 1999, página 31, de rubro: MULTAS. LAS LEYES QUE LAS ESTABLECEN EN PORCENTAJES DETERMINADOS ENTRE UN MÍNIMO Y UN MÁXIMO, NO SON INCONSTITUCIONALES y la tesis P./J. 17/2000, consultable en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XI, marzo de 2000, página 59, de rubro: MULTAS. NO TIENEN EL CARÁCTER DE FIJAS LAS ESTABLECIDAS EN PRECEPTOS QUE PREVÉN UNA SANCIÓN MÍNIMA Y UNA MÁXIMA. -2- Posteriormente, a fin de analizar el concepto de invalidez planteado se estimó necesario tener en cuenta que el último párrafo del artículo 64 de la Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal impugnado, forma parte de un sistema normativo en cuyo contexto debe examinarse el contenido de la norma reclamada, por lo que resultaba conveniente tener en cuenta el contenido íntegro de tal precepto. 5 Así, se puntualizó que de su contenido íntegro se advertía que en el mismo se establece que la Secretaría encargada de su aplicación estará facultada para cancelar, en forma definitiva, las licencias o permisos para conducir por las siguientes causas: Cuando el titular sea sancionado, por segunda vez en un año, por conducir un vehículo en estado de ebriedad; Cuando el titular sea sancionado, por tercera ocasión en un periodo de tres o más años, por conducir un vehículo en estado de ebriedad; Cuando el titular cometa alguna infracción a la propia Ley de Transportes y Vialidad del Distrito Federal o sus reglamentos, bajo la influencia de estupefacientes, psicotrópicos u otras sustancias tóxicas; 5 Artículo 64. La Secretaría está facultada para cancelar de forma definitiva las licencias o permisos para conducir por las siguientes causas: I.- Cuando el titular sea sancionado por segunda vez en un año, por conducir un vehículo en estado de ebriedad; (ADICIONADA, G.O. 30 DE SEPTIEMBRE DE 2008) I Bis.- Cuando el titular sea sancionado por tercera ocasión en un periodo de tres o más años por conducir un vehículo en estado de ebriedad; II.- Cuando el titular cometa alguna infracción a la presente Ley o sus reglamentos, bajo la influencia de estupefacientes, psicotrópicos u otras sustancias tóxicas; III.- Cuando al titular se le sancione en dos ocasiones con la suspensión del permiso o la licencia de conducir; IV.- Cuando se compruebe que la información proporcionada para su expedición sea falsa, o bien que alguno de los documentos sea falso o apócrifo, en cuyo caso se dará vista a la autoridad competente; y V.- Cuando por motivo de su negligencia, impericia, falta de cuidado o irresponsabilidad, el titular cause lesiones que pongan en peligro la seguridad o la vida de los usuarios, peatones o terceros. En el supuesto de haber sido cancelada o durante el término de suspensión del permiso o de la licencia para conducir, no procederá su expedición. En el primer caso, el titular deberá reintegrarla en un término de cinco días a partir de la respectiva notificación a la autoridad que la expidió; misma que realizará las anotaciones correspondientes en el Registro Público de Transporte. (ADICIONADO, G.O. 30 DE SEPTIEMBRE DE 2008) Asimismo, el titular de la licencia o permiso cancelado, queda impedido para conducir automotores en el territorio del Distrito Federal con licencia o permiso expedido en otra entidad federativa o país. (ADICIONADO, G.O. 30 DE SEPTIEMBRE DE 2008) El conductor que sea sorprendido infringiendo el párrafo anterior, se le impondrá una sanción de ciento ochenta días de salario mínimo y se remitirá el vehículo al depósito. -3- Cuando al titular se le sancione, en dos ocasiones, con la suspensión del permiso o la licencia de conducir; Cuando se compruebe que la información proporcionada para su expedición sea falsa, o bien que alguno de los documentos sea falso o apócrifo, en cuyo caso se dará vista a la autoridad competente; y Cuando por motivo de su negligencia, impericia, falta de cuidado o irresponsabilidad, el titular cause lesiones que pongan en peligro la seguridad o la vida de los usuarios, peatones o terceros. Con base en lo anterior, se especificó que en el penúltimo párrafo de la norma impugnada se establece que el titular de la licencia o permiso cancelado por haber cometido las conductas descritas anteriormente, queda impedido para conducir automotores en el territorio del Distrito Federal con licencia o permiso de otra entidad federativa o país; y el último párrafo, que es el impugnado, refiere que a quien sea sorprendido infringiendo el párrafo anterior, se le impondrá una sanción de ciento ochenta días de salario mínimo, y se remitirá el vehículo al depósito. Así pues, se hizo notar que del contenido íntegro de la norma reclamada se aprecia que la imposición de la multa de ciento ochenta días de salario mínimo sólo es posible decretarla cuando el conductor de un vehículo ya ha sido objeto de una sanción anterior, consistente en la cancelación de su licencia o permiso para conducir; es decir, el supuesto previsto en la norma en cuestión únicamente se actualiza en el momento en que el sujeto pretende evadir el cumplimiento de una diversa sanción, burlando la restricción que le significa que le hubiesen cancelado su licencia o permiso para conducir en la capital del país. Por consiguiente, se señaló que el propósito de la norma reclamada es evitar un fraude a la ley, pues su intención es impedir que, al amparo de documentos expedidos legalmente en los Estados o países distintos, las personas conduzcan automotores en el Distrito Federal, pese a que las autoridades de esta entidad ya han determinado que no pueden hacerlo por haber incurrido en alguna falta que ameritó negarles, en forma permanente, -4- con la cancelación de su licencia o del permiso para conducir, la posibilidad de manejar vehículos. Se determinó que si lo que se pretende es evitar ese fraude a la ley mediante la amenaza de la aplicación de una multa fija, tal castigo sólo debe considerarse como una penalidad agravada que se impone a quien ya fue objeto de una sanción anterior, pues el presupuesto de la norma es que exista otra punición previa restrictiva del derecho a conducir, y la resistencia del infractor a aceptarla mediante maquinaciones artificiosas con apariencia legal, lo cual no implica que la norma reclamada establezca una especie de supuesto punible autónomo, sino que únicamente prevé una sanción adicional subordinada a la configuración previa de cualquiera de los supuestos básicos que dan lugar a la cancelación de las licencias o permisos de conducir, de forma tal que sin la comisión de alguno o algunos de ellos, sería imposible aplicar la multa que prevé. En estas condiciones, se sostuvo que la insistencia del conductor en volver a conducir vehículos en el Distrito Federal, no obstante que su licencia o permiso fue cancelado, lo hace acreedor a un incremento de esa propia sanción, consistente en la imposición de una multa fija, la cual no requiere de un mínimo y un máximo para graduarla, ya que las características personales del desobediente en nada influirían para determinar la gravedad o levedad de su conducta, pues independientemente de quién la cometa, de los medios comisivos que hubiese utilizado y de las características individuales del infractor, lo que se castiga es la renuencia a someterse a un mandato de la autoridad y tal conducta es igualmente reprochable al margen de quién sea, cómo la lleve a cabo y de qué finalidad pretenda. En ese sentido, se explicó que en estos casos la capacidad económica de los infractores no es un elemento que deba tomarse en cuenta para imponer la multa, pues habiendo tenido la oportunidad de acatar la sanción que los privó de su licencia o permiso para conducir, su propia voluntad, expresada a través de maquinaciones con apariencia de legales, es la que los coloca en una condición de igualdad frente a aquellos sujetos que hubiesen incurrido en la misma conducta, ya que todos los infractores, -5- para colocarse en el supuesto normativo que se examina, debieron haber realizado gestiones equivalentes, ante alguna de las distintas autoridades estatales, con el objeto de obtener un documento cuyo reconocimiento legal en el Distrito Federal les permitiera seguir tripulando automotores en ese territorio. Por tanto, se consideró que no existe elemento objetivo alguno que permita advertir que la situación económica del infractor incida en forma determinante en la gravedad o levedad de la falta que se castiga, pues para la configuración de la conducta da lo mismo el tipo de automóvil que usen, el ingreso que perciban o el costo de los derechos que hubiesen pagado para obtener alguno de aquellos documentos, así como el fin para el cual destinen el medio de transporte. Se precisó que aun reconociendo que la cuantía de cada uno de esos factores pudiera llegar a ser muy distinta, lo cierto es que tampoco el valor económico que representa podría tener algún significado como atenuante o agravante, toda vez que estas circunstancias diferenciadas de los particulares no constituyen diversas modalidades comisivas de la falta que se sanciona, sino que en todos los casos lo que impulsa al sujeto es la pretensión de enervar los efectos de la cancelación de su licencia, y no podría considerarse que quien carece de solvencia económica merezca ser castigado con menor rigor que quien vive en forma desahogada. Consecuentemente, se dijo que si la imposición de una multa determinada constituye la máxima expresión del castigo que amerita quien ha incurrido en alguno de los motivos que dan lugar a la cancelación de las licencias y permisos para conducir en el Distrito Federal, no es factible considerar que su cuantía, fija e invariable, sea contraria al artículo 22 constitucional, pues para su imposición necesariamente se toma en cuenta que al sujeto ya le fue impuesta una sanción anterior, consistente en la cancelación del permiso o licencia respectivo, y sólo si no observa los deberes derivados de tal castigo, es que se actualiza el supuesto normativo que da lugar a agravar la sanción que le prohibió conducir vehículos, pero ahora con la imposición de una multa. -6- Se indicó que otro motivo para estimar que la multa controvertida no requiere de un mínimo y un máximo para estimarla apegada al artículo 22 constitucional, se encuentra en razones de índole práctica acaecidas en el momento en que se aplica la sanción, ya que la conducta que se describe como el supuesto normativo que da lugar a la imposición de la multa, generalmente tiene lugar en la vía pública y en situaciones de flagrancia, siendo un hecho notorio que los servidores públicos facultados para detectar estas faltas, en muchos casos no cuentan con los elementos necesarios que les permitan, en el instante mismo de la comisión de la infracción, la posibilidad de valorar en cada caso la gravedad de aquélla, la capacidad económica del sujeto y la posible reincidencia de éste en la conducta que la motiva. Tampoco se soslayó el hecho de que la multa impugnada corresponde a aquéllas cuya imposición se realiza con motivo del tránsito de vehículos, correspondiendo su aplicación a las autoridades del ramo quienes se encuentran destacados en las calles y a bordo de vehículos para verificar, in situ, la observancia de las normas relativas, lo cual les impide allegarse en forma veraz de todos los datos que correspondan a la situación personal del infractor y tener el tiempo suficiente para evaluar tales características, a fin de graduar la imposición de la multa. Se estableció que si se obligara al establecimiento de multas que no fueran fijas, también se vincularía a los elementos de las corporaciones destinadas a dicho fin, a la obligación de realizar, en el lugar de los hechos, un análisis de las condiciones personales del infractor, de las circunstancias particulares de la comisión de la falta, y del uso de su prudente arbitrio para imponer alguna sanción, fundando y motivando las razones por las cuales optaron por la imposición de una determinada cuantía dentro de los márgenes permitidos por la ley, todo ello con la consecuente distracción de sus tareas fundamentales consistentes en detectar en flagrancia las faltas a las disposiciones que rigen el tránsito de vehículos. -7- Consecuentemente, se sostuvo que ante este otro motivo que permite al legislador establecer en este excepcional caso una multa fija, debía reconocerse la validez del artículo 64, último párrafo, de la Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal publicada en la Gaceta Oficial del Distrito Federal el 30 de septiembre de 2008. 6 . 6 En sesión privada celebrada el 5 de abril de 2010, por unanimidad de once votos de los señores Ministros Aguirre Anguiano, Cossío Díaz, Luna Ramos, Franco González Salas, Zaldívar Lelo de Larrea, Gudiño Pelayo, Aguilar Morales, Valls Hernández, Sánchez Cordero de García Villegas, Silva Meza y Presidente Ortiz Mayagoitia se aprobó el engrose de la sentencia dictada en la acción de inconstitucionalidad 115/2008, por el propio Pleno en la sesión pública de 25 de febrero de 2010, en el sentido de declarar la validez del artículo 64, párrafo último de la Ley de Transporte y Vialidad del Distrito Federal. Los señores Ministros Cossío Díaz y Sánchez Cordero de García Villegas, manifestaron que formularían cada uno un voto concurrente; los señores Ministros Franco González Salas y Aguilar Morales, que formularían un voto concurrente conjunto; y los señores Ministros Presidente Ortiz Mayagoitia, Valls Hernández y Gudiño Pelayo, que formularían voto de minoría. -8-