Prevención de la violencia a través de intervenciones en Primera

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Programa Interamericano sobre Educación en Valores y
Prácticas Democráticas
Política en Breve sobre Educación Ciudadana
Volume 1—Junio 2011
Prevención de la violencia a través de
intervenciones en Primera Infancia
Por Adriana Cepeda Espinosa
Índice
Una cuestión fundamental ..…………. 1
Introducción ………………………………. 2
¿Qué entendemos por comportamiento agresivo? ……………..……… 3
¿Cuán temprano podría comenzar la
prevención de la violencia? …………..3
¿Es la prevención de la violencia en la
Primera Infancia más efectiva que a
otras edades?…………………………………3
Algunas lecciones aprendidas ……...4
¿Qué logros pueden alcanzar los programas de prevención de la violencia
en la Primera Infancia? ………………….5
¿Cómo pueden contribuir las políticas
públicas a alcanzar este objetivo? .. 6
Una cuestión fundamental
La evidencia científica existente sobre el desarrollo del niño ha enfatizado
la importancia de la atención integral al niño desde el momento de la gestación. Los primeros ocho años de vida -y en particular los primeros tres
años- constituyen un período crítico y decisivo para todo ser humano. El
desarrollo cerebral temprano (desde el útero hasta la edad de 5 o 6 años)
puede tener un impacto duradero en la salud, el aprendizaje y el comportamiento a lo largo de toda la vida.
Estudios longitudinales han demostrado que el comportamiento violento
en la edad adulta puede ser prevenido a través de la enseñanza a los niños
más pequeños de habilidades socio-emocionales y la elección de alternativas no violentas para resolver los conflictos (Tremblay, 2000/2008). La
prevención de la violencia juvenil puede resultar más efectiva cuando se
comienza a trabajar en ella antes que los niños cumplan los cinco años.
Costos ……………………………………………6
Lecturas recomendadas ……………… 7
Para hacernos llegar sus preguntas y
comentarios, por favor contáctese con
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Programa Interamericano sobre Educación en Valores y Prácticas
Democráticas
Oficina de Educación y Cultura,
Organización de los Estados
Americanos
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Prevención de la violencia a través de intervenciones en Primera Infancia
Introducción
Los niños más pequeños demuestran durante la etapa preescolar una mayor agresividad física que en
otras etapas. Los estudios muestran que para gran
parte de los niños, la agresión física comienza a disminuir cuando cumplen los 2 o 3 años de edad, a
medida que aprenden a regular y expresar sus emociones, y en particular a través del uso del lenguaje.
Sin embargo, debe destacarse que un reducido porcentaje (entre un 5% y un 10%), no aprende a regular ni a expresar apropiadamente sus emociones, y
tiene una alta probabilidad de padecer serios problemas en el futuro, tales como el abuso en el consumo de drogas, las dificultades en la escuela, las
enfermedades mentales y una conducta criminal.
Estudios recientes indican que la agresión aparece a
una edad más temprana (Tremblay, 2000/2008). Por
ejemplo, algunos expertos han demostrado que los
infantes de menos de dos meses muestran expresiones de enojo a través de sus expresiones faciales y
vocales. La agresión física aparece entre los seis y
doce meses, cuando los niños han desarrollado suficientemente el control motor, y ocurre frecuentemente como una respuesta a una frustración. Entre
el primer año y los dos años de edad, los niños tienden a utilizar la agresión física para obtener lo que
desean. Una de las formas que asume la agresión es
la llamada “rabieta”.
Pegar es la forma más frecuente de agresión entre
los 2 y 3 años de edad. A la edad de 4 o 5 años, la
agresión física tiende a disminuir en la mayoría de
los niños. Esto se debe en parte al crecimiento de la
corteza frontal del cerebro, que es la que se encarga
de controlar las reacciones a emociones fuertes,
tales como las reacciones agresivas. Es por este motivo, que a la edad de 4 años, se espera que la mayoría de los niños no utilicen la agresión física de
modo regular. En el caso de hacerlo, entonces sería
recomendable buscar ayuda profesional. Sin embargo, cabe resbalar que a medida que disminuye la
agresión física a esta edad, tiende a incrementarse la
agresión verbal e indirecta. Estudios longitudinales
llevados a cabo en Canadá, Nueva Zelanda y Estados
Unidos sugieren que la agresividad puede ser tan
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estable como la inteligencia durante todo el ciclo de
la vida. Aquellos niños que siguen una trayectoria
estable de alta agresividad física durante la edad
preescolar, tendrán una mayor probabilidad de presentar comportamientos delictivos violentos en su
adolescencia. Aquellos niños que fueron identificados como los más agresivos a la edad de 8 años,
tendieron a ser los más agresivos unos veinte años
después, más allá que se produjeran cambios contextuales. En los estudios llevados adelante en Canadá y en los Estados Unidos, los niños eran más
propensos que las niñas a seguir una trayectoria de
alta de violencia física (ver Tremblay 2000/2008).
Los estudios sugieren que aun cuando existan variaciones genéticas en nuestras tendencias agresivas
naturales, en la mayoría de los casos, el entorno
puede jugar un rol crucial (más aún que las predisposiciones genéticas) en el fomento o en la limitación de las mismas (Mustard, 2005).
Muchos niños aprenden a regular su agresividad a
través de las enseñanzas que le brindan los adultos
sobre los principios básicos que hacen a la interacción social y a otras alternativas para resolver los
conflictos, controlar su enojo y alcanzar sus objetivos.
Sin embargo, si los niños crecen en contextos donde
la agresión se encuentra reforzada, se percibe como
efectiva y es comúnmente usada, incluso entre sus
mismos padres para alcanzar objetivos (por ejemplo
a través del uso del castigo físico), entonces los niños tienen menos oportunidades de aprender aquellas habilidades que necesitan, y muestran una mayor propensión a la agresión física crónica. Los niños
que sufrieron de abuso o rechazo, tienden a tener
problemas similares con la agresión. En otras palabras, se puede decir que el tener padres agresivos,
puede ser un hecho que refuerce las tendencias
agresivas naturales de sus niños, y se reduzcan así
las probabilidades que estos niños tengan modelos
positivos de aprendizaje para regular sus propios
impulsos agresivos.
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Prevención de la violencia a través de intervenciones en Primera Infancia
¿Qué entendemos por un comportamiento agresivo? (Chaux, 2005; Tremblay, 2008)
Un comportamiento llevado a cabo con la intención de hacer daño.
Físico: tales como pegar, empujar, morder y revolear objetos.
Verbal: tal como el uso de palabras hostiles para amenazar, insultar, intimidar o hacer enojar a otra persona.
Está seguida frecuentemente por la agresión física.
Indirecto: intentando herir a otro a través la difusión de rumores, la humillación, la exclusión de un grupo –
aislar socialmente a la victima. Es la forma más compleja de agresión y la más común entre adultos.
Proactiva: sin provocación, como un medio para alcanzar un objetivo (tal como el apropiarse de un juguete
de otro chico).
Reactiva: como una reacción a una amenaza o provocación accidental o no accidental (tal como el pegar a un
niño porque se apropió de un juguete).
¿Cuán temprano podría comenzar la prevención de la violencia?
¿Es la prevención de la violencia en la Primera
Infancia más efectiva que a otras edades?
La investigación realizada revela que la prevención
de la violencia puede comenzar antes del nacimiento
del niño. Una parte importante del desarrollo del
sistema cerebral y nervioso se produce dentro del
útero. Para que los niños aprendan a controlar su
enojo y otros impulsos negativos potenciales, es
necesario que tengan un desarrollo saludable. Las
mujeres embarazadas deben evitar el consumo de
alcohol, tabaco y cocaína, ya que existe un alto riesgo que se produzcan problemas del desarrollo y del
comportamiento, y el involucramiento posterior de
los niños en la delincuencia juvenil. Para asegurar un
desarrollo saludable del feto, las mujeres embarazadas deben esforzarse por tener una nutrición balanceada, descansar, evitar el estrés y no estar expuestas a toxinas y otras sustancias adversas (pesticidas,
herbicidas, etc.). Para ello, el primer paso para prevenir la violencia es trabajar con las mujeres embarazadas, sus familias y amigos, de modo de asegurar
la existencia de un entorno óptimo para el desarrollo del feto.
Las inversiones realizadas en la educación para la
primera infancia se encuentran entre los enfoques
más poderosos y sustentados en la evidencia en
relación a la prevención de la prevalencia de patrones de agresividad, y posiblemente de la delincuencia. La investigación muestra que las intervenciones
con adolescentes agresivos pueden incluso incrementar la posibilidad de una conducta criminal;
mientras que las intervenciones con niños en edad
preescolar tienden a tener efectos beneficiosos en el
largo plazo. Además de estar asociada a la conducta
criminal, la agresividad ha sido asociada como un
factor de riesgo a otros problemas de comportamiento, tales como el bajo rendimiento académico,
el abandono escolar, los problemas de salud y el
abuso en el consumo de drogas.
Con el fin de maximizar su efectividad, las intervenciones para reducir la agresividad física deben empezar antes que los niños cumplan los cinco años.
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Algunas lecciones aprendidas
El entorno familiar en el cual crecen los niños se relaciona con su desarrollo social y emocional. La estimulación y el cuidado son fundamentales para el desarrollo de los niños más pequeños. La estimulación
puede ser realizada a través del juego, la música, la
actividad física y la interacción con otros. Los adultos
deberían intervenir para apoyar el desarrollo del comportamiento no violento, y disuadir las acciones agresivas. Asimismo, los adultos deberían expresarse con
claridad a la hora de no aceptar conductas agresivas,
o bien premiarlas; también deberían estimular a los
niños para desarrollar estrategias alternativas que no
sean agresivas.
La investigación muestra que los padres que tienden a
criar niños que estén más adaptados socialmente, se
encuentran usualmente involucrados en la educación
de sus niños, les brindan su cariño y apoyo, son sensibles a las necesidades de sus niños. Por otro lado, los
padres que son negligentes, distantes, insensibles,
que los retan frecuentemente, y son reactivos, tienden a tener niños con problemas de agresividad (ver
Shaw, 2007).
Las familias que regularmente interactúan entre sí de
una forma agresiva, están enseñando a sus hijos que
esta forma de interacción es la más apropiada. Esta
interacción agresiva, en su forma más extrema, puede
ser violenta, lo cual suele tender a promover comportamientos agresivos e incluso violentos, de niños y
adolescentes.
El abuso ha sido consistentemente identificado como
un factor de riesgo para el desarrollo del comportamiento agresivo.
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El desarrollo de habilidades sociales y emocionales. A
medida que los niños aprenden estas habilidades (si
es que tienen la oportunidad de hacerlo), disminuye
la agresividad física. Algunas de estas habilidades
incluyen: identificar sus propias emociones y las de
los demás, cooperar con los demás, expresar sus
emociones en forma constructiva, negociar, reconciliarse luego de un conflicto y acercarse a los demás
para jugar.
El desarrollo del lenguaje es clave ya que ofrece una
herramienta alternativa para expresar frustración y
enojo. Cuanto menor es el desarrollo de las habilidades lingüísticas, se hace más frecuente que el niño o
la niña continúen empleando la agresión física.
Una dieta sana es también un factor crucial. El sistema nervioso y cerebral de los niños continúa su crecimiento y desarrollo a medida que los niños crecen,
por lo que una dieta balanceada es fundamental para
alcanzar un desarrollo saludable. Las deficiencias nutricionales que se producen en los niños pequeños se
encuentran asociadas a una alta propensión de conductas agresivas, así como también a otras cuestiones, como las deficiencias cognitivas. Por ejemplo, el
comportamiento agresivo y la regulación emocional
han sido asociados a bajos niveles de serotonina en el
cerebro de los niños (el aminoácido tryptophan, el
cual no es producido por el cuerpo pero se encuentra
en muchos de los alimentos basados en proteínas, es
necesario para que se produzca la síntesis de la serotonina).
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¿Qué logros pueden alcanzar los programas de prevención de la violencia en la Primera Infancia?
Existen pocos estudios sobre programas que intentan
reducir la agresión durante la primera infancia. Sin
embargo, la investigación disponible sugiere que los
programas dedicados a este grupo etáreo pueden
brindar un apoyo de importancia a la reducción de la
agresividad o de los factores de riesgo que llevan a la
misma (tal como el abuso), y por lo tanto, también
reducir el riesgo de la agresividad crónica y de la violencia juvenil.
Los programas necesitarían incluir múltiples destinatarios (padres, niños y docentes). Los niños que tienen
un alto nivel de agresividad también necesitarían contar con un apoyo de largo plazo, que implique diferentes tipos de intervenciones (hogar, escuela, pares) que
resulten necesarias en la medida que se desarrollan y
se mueven en diferentes contextos.
Los investigadores concuerdan que hay mucho trabajo
por hacer para responder a preguntas claves, tales
como: (1) cuáles son los programas de intervención
mas eficientes y efectivos para los diferentes tipos
agresividad infantil, (2) qué mecanismos y resultados
identificados por estos programas resultan claves para
prevenir la agresión a largo plazo y (3) qué factores de
riesgo que afectan a los niños, las familias o la escuela,
moderan los efectos de estos programas. (Tremblay,
2008).
Un ejemplo: Projecto Perry Preschool, de High/Scope Educational Research Foundation. (Ypsilanti,
Michigan, EUA).
En 1962, unos niños de 3 a 4 años pertenecientes a
familias Africano -Americanas participaron en un programa para nivel preescolar que estaba enfocado en
su desarrollo cognitivo, de lenguaje, social y del comportamiento. El modelo "High/Scope" hizo énfasis en
el aprendizaje activo iniciado por los niños, la resolución de problemas, la toma de decisiones, la planificación y un alto grado de interacción entre adultos y
niños, y entre los niños mismos. Adicionalmente, los
docentes llevaban adelante visitas semanales en el
hogar de los alumnos y estimulaban a los padres a
involucrarse como voluntarios en el aula. (BerrutaClement et al, 1984). Para una mayor descripción del
proyecto, por favor consulte el siguiente enlace:
http://www.highscope.org/
Los niños en situación de riesgo que no participaron del
programa fueron 5 veces más propensos a ser delincuentes crónicos a la edad de 27 años en comparación
con aquellos niños que habían participado en el programa. Una diferencia fue encontrada en relación con los
estudios que realizaron comparaciones con otros niños
que participaron de otros programas que brindaban
una "instrucción directa en la cual los docentes lideraban las actividades, los cuadernos de trabajo eran los
únicos materiales de la clase y la adquisición de habilidades académicas era el primer objetivo". Lo mencionado sugiere que un curriculum dirigido al niño (como el
que proveía High/Scope) podría producir una diferencia
significativa en la educación preescolar, especialmente
en términos de desarrollo social.
Muchos estudios longitudinales basados en estos niños (a la edad de 15, 19, 27 y 40 años) han revelado
de forma consistente que aquellos niños que participaron en este programa cometieron menos crímenes
que otros de similares características que no formaron
parte del mismo (y mostraron porcentajes más altos
de graduación, entre otros indicadores).
Ver Video: Lasting Differences: The High Scope Preschool Curriculum Comparison Study Through Age 23
(Diferencias que perduran: Estudio comparativo High
Scope Preschool Curriculum hasta la edad de 23 años)
http://www.highscope.org/video.asp?file=/media/
Larry/Last%20Diff%20final%204309.mov
2.Extraído de: http://mentalhealth.samhsa.gov/schoolviolence/part2chp7.asp / http://www.fightcrime.org/releases.php?id=453
http://fightcrime.org/issue_earlyed.php
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Prevención de la violencia a través de intervenciones en Primera Infancia
Existen otros múltiples programas disponibles que han demostrado resultados efectivos. Algunos de ellos son:
a). The Montreal Prevention Experiment (El Experimento de Prevención Montreal), un programa de componentes múltiples en el cual los niños con conductas más antisociales fueron separados y ubicados como las minorías dentro de grupos con niños altamente pro sociales. Entre algunos componentes del programa, se encontraban incluidas las visitas a los hogares (Chaux, 2005).
b). Aulas en Paz and Aulitas en Paz, una iniciativa colombiana basada en hallazgos de investigación que ahora
está siendo piloteada en México (Ramos, et al., 2007).(Para obtener más información sobre éstos y otros programas, vea la sección de Lecturas Recomendadas, especialmente los siguientes textos: Slaby, et al. (1995),
Sparling, et al. (2007), UNICEF/CINDE (2007), Bryant (video, 2003).
¿Cómo pueden contribuir las políticas públicas a alcanzar este objetivo?
Mejorando la provisión de servicios médicos, educativos y sociales para la primera infancia, especialmente
en lo que hace a las comunidades en riesgo, y con una
preferencia por servicios integrales.
Algunas preguntas iniciales para hacedores de políticas
a). ¿Hay alguna política de atención y educación para
la primera infancia que se esté implementado?
Si es así, ¿posee esta política un enfoque comprensivo, integrador y multisectorial, teniendo en cuenta la
nutrición, la estimulación, la educación, el papel de la
familia y de la comunidad, y el desarrollo de habilidades socio-emocionales? ¿Se considera dentro de esta
política la prevención del abuso infantil y la protección
de la niñez?
b). ¿Se podría incorporar como una prioridad dentro
de esta política la prevención de comportamiento
agresivo de cuidadores y niños?
c). ¿Cuáles serían las características de esa política
pública ?
d). ¿Considera la prevención integral temprana temas
como:
 Atención prenatal?
 Apoyo para familias y comunidades en situación
de riesgo?
 Prevención y atención del abuso a la niñez?
 Educación preescolar de alta calidad y accesible
económicamente?
e). ¿Qué tipo de entrenamiento y apoyo continuo se
necesitaría proveer a cuidadores y educadores para
llevar adelante esta política pública de forma efectiva.?
f). ¿Qué tipo de monitoreo se necesitaría establecer
para cuidadores, padres e instituciones de modo de
asegurar que la política pública esté siendo implementada de acuerdo a lo previsto?
g). ¿Qué tipo de evaluación se requeriría para evaluar
la efectividad de la implementación y sus resultados?
h). ¿Qué recursos educativos, medios de comunicación y otras herramientas podrían ser utilizadas para
apoyar la/s iniciativa/s de política pública?
Costos
Los costos de los programas o de las iniciativas de
política pública pueden variar dependiendo el contexto y la escala. Sin embargo, la investigación sugiere
que existe un alto rendimiento de la inversión en una
educación de alta calidad para la primera infancia y en
programas de atención. Los fondos que se destinan a
la prevención de comportamientos agresivos a una
edad temprana, reducen los costos asociados con el
mantenimiento del orden público, el procesamiento y
castigo criminal, así como también los costos sociales.
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En Canadá, los investigadores encontraron que por
cada dólar que se invierte en programas de prevención de la violencia en el nivel preescolar, la tasa de
rendimiento es de siete dólares cuando los niños se
vuelven jóvenes, y de 13 dólares cuando el niño o la
niña se vuelven adultos. El Proyecto Perry Preschool
representa otro ejemplo de lo mencionado, al haber
sido reconocido por reducir los costos producidos por
la delincuencia y el crimen en aproximadamente
$2,400 por niño. (Ver también Lynch, 2004).
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Prevención de la violencia a través de intervenciones en Primera Infancia
Lecturas recomendadas
1. Chaux, E. (2005). El Programa de Prevención de Montreal: Lecciones para Colombia. Revista de Estudios Sociales, 21, 11-25.
2. Lynch, R.G. (2004). Exceptional returns: Economic, fiscal, and social benefits of investment in early
childhood development. Washington, D.C.: Economic Policy Institute.
3. Ramos, C., Nieto, A.M. & Chaux, E. (2007). Aulas en Paz: Resultados preliminares de un programa
multi-componente. Revista Interamericana de Educación para la Democracia, 1, 36-56. www.riedijed.org
4. Shaw, D. (2007). Les programmes de soutien parental et leur impact sur le developpement socioaffectif des jeunes enfants. Dans: Centre d’excellence pour le developpement des jeunes enfants
(CEDJE). Enciclopedie sur le developpement des jeunes enfants.
http://www.enfant-encyclopedie.com/pages/PDF/ShawFRxpParents.pdf
http://www.child-encyclopedia.com/en-ca/child-aggression/according-to-experts.html
5. Slaby, R.G., Roedell, W.C., Arezzo, D. & Hendrix, K. (1995). Early violence prevention: Tools for teachers of young children. Washington, D.C.: National Association for the Education of Young Children.
6. Sparling, J., Ramey, C.T. and Ramey, S.L. (2007). The Abecedarian Experience. In Young, M.E. and
Richardson, L. (Eds.). Early Child Development: From Measurement to Action. The World Bank: Washington, DC, pp 103-130.
7. Tremblay, R. E. (2000). The development of aggressive behaviour during childhood: What have we
learned in the past century? International Journal of Behavioral Development, 24, 129-141.
8. Tremblay, R.E., Gervais, J., Petitclerc, A. (2008). Early Childhood Learning Prevents Youth Violence.
Montreal, Quebec. Centre of Excellence for Early Childhood Development (CEECD) (in English, Spanish,
French and Portuguese).
http://www.excellence-earlychildhood.ca/documents/Tremblay_AggressionReport_ANG.pdf
9. UNICEF & CINDE (2001). Experiencias significativas de desarrollo infantil temprano en América Latina
y el Caribe: Seis estudios de caso. Panamá: UNICEF. CINDE.
Videos con evidencia de respaldo a la investigación:
(a) Brain Development and Youth Crime and Violence
Prevention *Video en vivo y presentación aprox. 58
min] Dr. Fraser Mustard (Instituto Canadiense para la
Investigación Avanzada) y Miriam Rollin (Organización
Lucha contra el crimen: invierta en niños). Explora
sólida evidencia que da cuenta que la predisposición a
comportamientos antisociales y al crimen y a la violencia está establecida y es dependiente de la experiencia de desarrollo cerebral que tiene lugar en los
primeros años de vida. Miriam Rollin traduce la ciencia a recomendaciones de política.
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(b) Home Visiting - Donna Bryant + Highlights, Banff
2003
(CD-ROM: 65 min + 11 min, 2003) – debe ser comprado.
Donna Bryant analiza el estado del conocimiento científico en relación a los programas prenatales y posnatales de visita a hogares en el mundo.
http://www.excellence-earlychildhood.ca/
videosCDRoms.asp?lang=EN
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