Un objeto diferente “Este objeto es el que logramos hacer salir de su sitio a través del psicoanálisis, como el balón que se escapa de la melee de los jugadores para lograr un tanto más. Es tras este objeto que corre el psicoanálisis, al mismo tiempo que emplea toda su torpeza para captarlo teóricamente.” (J.Lacan,”Respuesta a unos estudiantes de filosofía sobre el objeto del psicoanálisis”, El lugar del Psicoanalista, 1966, Ed. Escrítos Polémicos, Bogota, Colombia) Raquel Vargas Entre los años 1950 y 1960, Lacan forja su retorno a Freud. Lo forja sobre una crítica sistemática de la corriente llamada relación de objeto o relación objetal. Sancionó ese fundamento como una desviación del psicoanálisis. El hecho de esta desviación se debe a que para Freud la relación con el objeto es una relación con el objeto, en tanto perdido. Para Lacan, la búsqueda a la que un sujeto puede consagrarse no lo sitúa en ningún tipo de relación. Su búsqueda lo encuentra y lo atrapa en un lugar distinto de donde buscaba.1 Ese lugar más que elaborar una teoría sobre la relación de objeto, llevará a Lacan a desarrollar una teoría sobre la falta de objeto y más adelante en su enseñanza esta falta conduce a uno de los axiomas lacanianos: No hay relación sexual. Este axioma parte de una noción precisa, la noción de objeto. En el mundo psicoanalítico circulaban objetos, pero de la mano de D. Winnicott surge uno diferente. El 11 de febrero de 1960, el Dr. Donald Winnicott le escribe a Lacan.2 Es una carta breve. En ella celebra la aparición del quinto volumen de la Psychanalyse y le agradece la publicación de su artículo sobre los objetos transicionales. La Sociedad Psicoanálitica Británica tomó noticia de esta noción nueve años atrás. Se abre una tercera vía posfreudiana en la cúspide del kleinismo y del anafreudismo. Llega un objeto que hasta entonces sólo había sido percibido por las madres. Era el año 1951. Es precisamente a partir de aquí que habrá un objeto más, un objeto diferente. Este objeto viene a dar algunas respuestas a los impasses planteados por aquellos que se proyectan, se introyectan y se van acomodando a estadios. Dos años más tarde lo que fue una conferencia será el artículo más conocido de Winnicott: “Objeto transicional y fenómenos transicionales”. El mundo kleiniano, se torna así respirable.3 Hay una zona que respira por primera vez, entre los posfreudianos, lo irrepresentable. 1 2 Lacan, J, El Seminario, Libro 4, La relación de objeto (1956-57), Barcelona Bs. As. Paidós, 1994, pág.15. D. Winnicott, El gesto espontáneo, cartas escogidas, ed paidós, bs. As. 1990. Pág. 79 Es este soplo, este aire. lo que permite a Lacan, tres años más tarde, a partir del Seminario 4, delinear la naturaleza del objeto llamado por él, objeto a. Si bien este objeto no está en la cuenta de los llamados conceptos fundamentales del psicoanálisis,4 está presente en todo el seminario en el que Lacan los desarrolla. Conocemos el clima de la enseñanza de estos conceptos. Ellos se transmiten sobre el fondo de la excomunión de Lacan de la Internacional. El objeto pequeño a está presente en los capítulos centrales del Seminario. Son capítulos bisagras entre el Inconciente – repetición y transferencia – pulsión. Entre ellos Lacan introduce nuevos objetos a aquellos, los objetos freudianos. Son objetos que se ubican en una zona intermedia del seminario. Utilizar la expresión zona intermedia sirve para evocar el modo en el que nace, asoma este tipo particular de objeto. Un año después esa bisagra, esa zona intermedia se convertirá en el título de su próximo seminario. El seminario trece se llamará “El objeto del psicoanálisis”. Se puede concluir que los conceptos fundamentales del psicoanálisis desarrollados en el Seminario 11, conducen irremediablemente a la noción de objeto. Los fundamentos del psicoanálisis entonces, remiten a él. Lacan afirmó que éste objeto es en sí una llave que Freud no ha enseñado cómo abre.5 Lo que propongo es que esa llave fue inicialmente tomada por D. Winnicott y abrió, un lugar topológico hasta entonces ignorado. Vuelvo a la carta que continúa un poco más su brevedad. Anuncia que pronto podrá hacerle efectiva la invitación a Londres a la vez que lamenta la división del psicoanálisis francés. La carta concluye con prisa. Eso no le impide mencionar el artículo de Lacan en memoria de Jones a la vez que le recuerda que su apellido se escribe con doble t Sobre el final, Winnicott pregunta por la hija de Lacan. En letras de despedida recuerda una cena. La carta concluye su prisa con aire familiar. Seis meses después Lacan responde. Responde punto por punto y celebra abiertamente, la noción de objeto transicional. “ese… del que mostré a los míos todos sus méritos, no indica acaso el lugar donde se marca precozmente esta distinción del deseo en relación a la necesidad.” 6 3 4 Laurent Eric, Una fobia moderna, Hay un fin de análisis para los niños, colección diva, pág. 77 Lacan J, El Seminario, Libro 11, Los cuatro conceptos fundamentales de Psicoanálsis, Bs.As. Paidós, 1992. J.Lacan, “Respuesta a unos estudiantes de filosofía sobre el objeto…” El lugar del Analista, Ed. Escritos Polémicos, Bogotá, Colombia, pág. 56. 6 Lacan, Carta a Winnicott, Intervenciones y textos 1, Ed. Manantial, Bs.As. pàg 84 5 El mérito de lo que el mismo Lacan considera su invención, el objeto a, puede ser atribuido al objeto transicional de Winnicott. Es el mismo Lacan quien se lo atribuye. En esta noción, Lacan puede localizar una forma precoz, así lo dice, de la falta. Lo propio del objeto winnicottiano es que no puede decirse si está adentro, afuera, o en términos de Lacan, si es del sujeto o del Otro. El objeto tiene una localización intermedia en estos dos campos. Indica una zona que no es enteramente subjetiva ni objetiva. Así lo enuncia Lacan en el Seminario sobre la relación de objeto. En noviembre de 1956, en la clase sobre las tres faltas de objeto,7 toma el objeto de winnicott y lo dibuja sobre el fondo de una falta. Falta que emerge en esa zona y que es el índice del motor de la relación del sujeto con el mundo. Aunque lo llame transicional, dice, no es una transición sino que constituye algo permanente en el desarrollo del niño. En 1960 dirá, no es tanto, que el objeto transicional preserve la autonomía del niño sino que el niño sirva o no de objeto transicional a la madre.8 De este modo anticipa a mi entender, sus nociones en el seminario 11 sobre alienación y separación haciendo una torsión en el concepto de objeto transicional. En esa torsión el niño mismo es susceptible de caer en esa zona oscura que lo dejaría preso del fantasma materno. 9 De este modo el objeto, los fenómenos, dan cuenta de algo heterogéneo al significante lacaniano. El objeto de Winnicott vino a decir que no todo es significante y por lo tanto que no todo es interpretable. Por otra parte, Winnicott también habló de fenómenos. Es Lacan quien explica la naturaleza del mismo. ¿Qué es un fenómeno?, se pregunta. Su respuesta dice que: “…es aquello en lo que las cosas tal como se expresan, se nos aparecen. Sólo se nos aparecen a través de la debilidad de nuestros sentidos y no sospechamos que puede suceder con su real.” 10 A la vez, constituyen una defensa frente a la angustia que no se deja atrapar por la red de los significantes. La dificultad para asir la noción de objeto es una dificultad de estructura. Lo real resiste a la representación, resiste al concepto. Es por ello que no puede estar en la cuenta de los mismos. Tiene, tal vez, más parentesco con lo que llamamos un fenómeno. 7 8 9 J. Lacan, El Seminario, Libro 4, Bs. As. Paidós, 1994, pág. 38/40. Lacan, discurso de clausura, la infancia alienada, compiladora: M.Manonni, ed. Paidòs, pag. 210 Lacan, Dos notas sobre el niño Intervenciones y textos 2, ed. Manantial, Bs. As. 10 Lacan, El fenómeno Lacan, Uno por Uno, 46, ed. Eolia, pàg. 13. Queda por investigar los entrecruzamientos entre unos y otros en la clínica. Winnicott los desarrolló con la brújula de lo que no se puede representar. Uno de sus pacientes privado de un objeto llamado por él, el pecón, intentaba explicar su desaliento ante ésta pérdida: “… me gustaría tener mi pequeño pecón, que me hace sentir…” y a continuación no lograba hallar las palabras para describir la especial cualidad de su desazón.11 El objeto del psicoanálisis no es, Winnicott lo demostró, el hombre. El objeto del psicoanálisis es una falta. De qué falta se trata hace que definir lo que ese objeto es, sea imposible. Bibliografía consultada J.A.Miller, Introducción al seminario de la angustia, Registros, tomo rouge, Colección diálogos. Luis Solano, , Objeto transicional y Objeto fetiche, Analítica del litoral N°2, mayo 1993. D.Winnicott, El proceso de maduraciòn den el niño, ed, Laia, Barcelona, 1979 cap. 9 D. Winnicott, acerca de niños, Ejemplo clínico de la sintomatología posterior al nacimiento de un hermano, paidós bs. As. 1998. pág. 137 D. Winnicott, el pecòn. Ibid, pág 145 J. Lacan, Seminario 4 pàg. 36 a 39. J.A. Millar, la función de la castración, Revista freudiana nro 12, Barcelona 1994, Paidós. Winnicott D., objetos y fenómenos transicionales, Escritos de pediatría y psicoanálisis, ed. Laia, Barcelona. Raquel Vargas 11 D. Winnicott, acerca de niños, Ejemplo clínico de la sintomatología posterior al nacimiento de un hermano, paidós bs. As. 1998. pág. 148.