Ver PDF - Amputee Coalition

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Retos mayores
Amputaciones de cadera y pelvis.
Segunda parte.
Volumen 15 · Número 2 · Marzo/Abril 2005
por Douglas G. Smith, médico
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Traducción al Español: The BilCom Group
inMotion Volume 15 · Issue 2 · March/April 2005: Higher Challenges: Amputations at the Hip and Pelvis,
Part 2 - English Version is available in Library Catalog
En esta segunda parte sobre desarticulación de cadera y
hemipelvectomías, analizaremos el impacto de la edad en
la curación y rehabilitación, las dificultades para encontrar
una cadera protésica, los problemas con las prótesis, los
inconvenientes para sentarse y por qué la recuperación y
la rehabilitación a estos niveles necesitan un enfoque
diferente.
El impacto de la edad
La edad es un factor principal en la recuperación y rehabilitación posterior a cualquier
amputación, pero su importancia aumenta cuanto más alto es el nivel de amputación. Para las
personas con amputación de extremidad inferior, el factor edad puede empeorar las cosas
cuando la amputación es de cadera o pelvis. En general, cuanto más joven sea la persona en el
momento de sufrir una de estas amputaciones, más rápida y fácilmente se adapta. Aquellas
personas con deficiencia congénita de alguna extremidad suelen funcionar extraordinariamente
bien con el único cuerpo que han conocido. Para ellos, la deficiencia congénita de una
extremidad es, en cierto modo, algo normal. Asimismo, los niños pequeños se adaptan tras la
pérdida e incorporan el cambio a sus patrones de aprendizaje, equilibrio y resistencia. Sin
embargo, estos niveles de amputación suponen un reto para los adolescentes, una lucha para los
jóvenes y una intensa batalla para los adultos de edad más avanzada.
Al igual que la mayoría de los retos físicos que se presentan en la vida, cuanto más joven se es,
más fácil es aprender y hacer algo nuevo. Puede que usted haya visto, por ejemplo, a personas
de unos 60 ó 70 años, e incluso mayores, descendiendo por las pistas de esquí con tal gracia y
soltura que parece algo completamente natural. Sin embargo, es bastante probable que
aprendieran a esquiar cuando eran muy jóvenes y hayan seguido practicando durante tantas
décadas que se ha convertido en algo natural para ellos.
Comparemos eso con una persona de la misma
edad que está aprendiendo a esquiar. Aunque
logre convertirse en un experta y esquiar sin
caerse (o no caerse demasiado a menudo), esa
persona probablemente nunca esquíe de la
misma forma y con la misma gracia que alguien
de la misma edad que lleva esquiando toda la
vida. También es bastante probable que una
persona que está aprendiendo a esquiar a esta
edad no continúe practicando. Esos saltos,
golpes y caídas que soportamos con sonrisas cuando somos niños, nos afectan más a medida
que envejecemos. Por supuesto, puede levantarse tras una caída a casi cualquier edad, pero
sentirá mucho más los efectos a la mañana siguiente con 70 años que con 7.
Mary Novotny
Una persona que ejemplifica muy bien cómo la juventud juega un factor importante en estos
niveles de amputación es Mary Novotny, la fundadora de la Coalición de Amputados de América.
A Mary, enfermera titulada, se le realizó una desarticulación de cadera cuando era adolescente.
Aunque le dijeron que no podría, aprendió a caminar con una prótesis. Fue a la universidad, se
hizo enfermera ortopédica y obtuvo una maestría. Utiliza una extremidad artificial todos los días,
en el trabajo y en sus días libres, de la mañana a la noche.
Conocí a Mary cuando yo estudiaba Medicina en la Universidad de Chicago. No sabía nada de
amputaciones la primera vez que vi a esta dinámica enfermera a quien solían llamar para que
hablase con niños y con sus familiares sobre tumores óseos y amputaciones. Sabía que a Mary
se le había realizado una amputación, pero no sabía a qué nivel. Cuando me enteré, me quedé
muy sorprendido porque caminaba, y camina, con energía, agilidad y soltura. Se mueve con una
asimetría fluida y rítmica, resultado de años de práctica. Sí, cojea; pero no parece que Mary
camine con dificultad. Su modo de andar es bueno.
Esto explica las diferencias que existen al caminar entre una persona que ha crecido con una
desarticulación de cadera y alguien que la ha sufrido siendo ya adulto. Puede parecer que esa
persona camina siempre con dificultad. En lugar de controlar la cojera, puede que ésta controle y
limite a la persona. Mary camina con agilidad y un ritmo fluido y dinámico, resultado de décadas
de práctica y seguridad en sí misma.
Muchas personas con ese mismo nivel de amputación miran a Mary y piensan: “Tiene una
desarticulación de cadera. Camina. Es activa. ¿Por qué no puedo yo hacer eso?” El dinamismo y
la determinación de Mary son ejemplares. Cada vez que alguien le decía que no podría hacer
algo, encontraba la forma de hacerlo. Mary aprendió a caminar de nuevo cuando era adolescente
y ha tenido toda una vida para perfeccionarse.
No voy a decir que Mary no podría haber aprendido a utilizar una prótesis si le hubiesen realizado
la amputación varias décadas más tarde, pero sería muy raro que una persona de unos 50 ó 60
años que acaba de sufrir una desarticulación de cadera pueda utilizar una pierna protésica a
tiempo completo. Aquéllos que no pueden o que deciden que no quieren, no deberían
infravalorarse. La edad y las circunstancias de cada uno juegan papeles muy importantes en
muchos aspectos de nuestras vidas, y recuperarse de una amputación no es distinto. Es
importante recordar que todos medimos el éxito a nuestra manera.
“Puedes hacer lo que quieras, conseguir lo que desees, alcanzar cualquier objetivo razonable que
tengas en mente, no de un momento a otro, quizás no de forma radical, pero puedes hacerlo de
forma gradual, día a día y jugada tras jugada, si quieres hacerlo, si trabajas para hacerlo, tras un
plazo de tiempo lo suficientemente largo”.
- William E. Holler, conferenciante sobre temas relacionados con la motivación
No hay extremidad residual
Cuando las amputaciones se realizan en la cadera
o la pelvis, se quita toda la pierna. Éstas son las
únicas amputaciones de extremidad inferior donde
la persona no conserva la extremidad residual. En
cambio, la persona presenta una incisión y relleno
en el núcleo corporal, en la zona de la cadera o en
la pelvis. De hecho, se amputa por la zona donde
se unen la extremidad y el tronco, y esto supone un
gran impacto físico, emocional y psicológico. Una
amputación en el núcleo corporal repercute más en
nuestra identidad y bienestar. Cuanto más nos
acercamos al corazón, mayor es nuestro sentido de
la mortalidad.
Las uniones entre nuestras extremidades inferiores y nuestro núcleo corporal son únicas. Están
diseñadas para mantener tanto la posición como la estabilidad. Cuando caminamos, la cadera
actúa como una palanca que hace que el muslo se adelante y se dirija hacia donde avanzará el
pie. También nos permite mover el muslo hacia atrás y estabilizar la rodilla cuando estamos de
pie. Los abductores y extensores de la cadera —los músculos del glúteo—proporcionan fuerza
para que la pierna soporte el peso corporal y no se doble. Estos maravillosos músculos nos
permiten estar de pie y sentados con comodidad durante mucho tiempo. Aunque puede que tras
una desarticulación de cadera quede algo de estos músculos, ya no están conectados a la parte
de la pierna que hace que se muevan. En una amputación de cadera o pelvis, se pierde la unión
del núcleo con la extremidad.
Puesto que se pierden partes de la extremidad inferior, también se pierde la capacidad para
realizar determinados movimientos que controlan las fases de oscilación y de apoyo y estabilizan
la prótesis. Una persona con una amputación parcial de un pie todavía cuenta con parte del pie,
la pantorrilla, la rodilla, el muslo y la cadera para obtener la fuerza y flexibilidad necesarias para
moverse y no caerse. Un persona con una amputación transtibial (por debajo de la rodilla) puede
utilizar el muslo, la rodilla y la parte inferior de la pierna para mantener la posición. Las personas
con amputaciones transfemorales (por encima de la rodilla) utilizan la cadera y los músculos del
glúteo para flexionar y extender la cadera y conseguir así control y estabilidad. En cualquiera de
estas amputaciones, si la persona siente que la pierna se dobla, puede mover la cadera y la
extremidad residual para estabilizar la rodilla y no caerse.
Pero una persona con una amputación de cadera o pelvis no dispone de ninguno de estos
“segmentos de movimiento” para conseguir control y equilibrio. El control de la extremidad
protésica debe provenir de la pelvis y la zona lumbar. Para mover la pierna hacia adelante se
necesita tanto velocidad como movimientos giratorios. La gente suele rotar la pelvis para impulsar
la extremidad artificial hacia adelante durante la fase de oscilación; después mueve el torso al
estilo de Cirque du Soleil para recuperar la pelvis y volver a una posición estable sobre la prótesis
de forma que no se doble cuando alcance la fase de apoyo y cargue el peso corporal sobre la
prótesis. Estos movimientos son muy difíciles, y se necesita de mucha práctica, determinación y
perseverancia para poder hacerlos.
Utilizado con la autorización de la organización Prosthetics Research Study, Seattle, Washington.
Un encaje para su cuerpo, no para su extremidad
En las amputaciones donde se conserva parte de la extremidad, el encaje se acopla a la
extremidad residual. Pero en una amputación de cadera o pelvis no hay extremidad residual. En
estos casos, el encaje está diseñado para que sea una superficie de contacto entre la prótesis y
el núcleo corporal. Un encaje para una extremidad residual es muy diferente a un encaje para el
tronco. Algunas personas preguntan si la superficie de contacto para una prótesis de cadera o
pelvis es como la funda corporal que se utiliza en las intervenciones de espina dorsal.
Básicamente, sujeta la pelvis y la columna lumbar. Es una especie de dispositivo de transición
entre un encaje tradicional y una funda corporal que presenta características de ambos.
Aunque nadie le llama así, a mí me gusta hablar del “encaje corporal”. Al joven de la fotografía se
le ha realizado una desarticulación de cadera en el lado izquierdo y una amputación transfemoral
en el derecho. El encaje transfemoral de la pierna derecha va por encima de lo que queda del
muslo y lo sujeta. Aunque el encaje también sujeta la pelvis y el isquion, no los cubre del todo. En
contraste, el encaje del lado izquierdo se adapta a su cuerpo. Este encaje corporal se denomina a
veces, con poco tacto, “cubo” porque envuelve la pelvis y el glúteo y puede quedar por encima de
la cintura. Se hacen aberturas para la pierna sana, el perineo y el recto porque, si no, la parte
inferior del cuerpo queda, literalmente, encajonada en el encaje. El encaje corporal también
afecta a la zona donde irá la nueva cadera.
¿Dónde se coloca la nueva cadera?
Una de las preguntas más importantes que nos hacemos en la reconstrucción quirúrgica de la
cadera o la pelvis es: “¿Dónde se coloca la nueva cadera?” En otras amputaciones de extremidad
inferior, podemos situar el tobillo o la rodilla artificial cerca del lugar donde estaba el tobillo o la
rodilla biológica. Pero es diferente en la cadera y la pelvis.
Algunas personas no entienden por qué la cadera no puede ir en su ubicación original.
Sencillamente, no es posible. Tras la amputación, se suele cubrir la ubicación original con 1 ó 2
pulgadas (2,5 ó 5 cm.) de tejido blando. Después, una vez se añade el grosor del encaje y el
conector necesario para unir la cadera al encaje, la cadera tendrá que estar a unas 3 ó 4
pulgadas (7,5 ó 10 cm.) de su centro original, bien hacia afuera, bajo la ubicación anatómica,
hacia adelante o hacia atrás.
En los primeros diseños, se solía colocar la cadera hacia un lado o bajo el encaje, varias
pulgadas por debajo de la ubicación anatómica original. El dispositivo tradicional que había antes
de 1954 consistía en un encaje de cuero y una cadera lateral con cierre denominada “prótesis de
mesa basculante“. A muy pocas personas les iba bien con este tipo de fijación protésica. Durante
décadas, los cirujanos y los protésicos se esforzaron por encontrar un buen ajuste de prótesis.
Más tarde, en 1954, un canadiense llamado Colin McLaurin publicó un informe donde describía el
logro conseguido con un tipo de encaje con el que se colocaba la cadera delante de la situación
anatómica original. Fue un pequeño, pero radical, avance y supuso una gran diferencia. Las tasas
de éxito mejoraron de forma drástica. La prótesis para desarticulación de cadera de estilo
canadiense demostró las ventajas que tiene poner la cadera delante del encaje. Este diseño hace
que el peso del cuerpo recaiga detrás del eje de movimiento de la cadera, para que ésta no se
doble hacia atrás y se extienda. La cadera es sólida y se bloquea cuando tiene que soportar el
peso del cuerpo.
Caminar es difícil, pero sentarse puede ser
un verdadero sufrimiento
Cuando usted camina, tanto la cadera como la rodilla
deben doblarse para completar la fase de oscilación
de la zancada. Si tanto la cadera como la rodilla
protésica permanecieran rectas, el pie golpearía el
suelo y usted tropezaría o tendría que inclinarse
mucho hacia un lado para moverlo hacia fuera y
adelante. El reto en la fase de oscilación es que tanto
la rodilla como la cadera se doblen lo suficiente como
para que el pie no toque el suelo cuando la prótesis se
está moviendo y que ambas sean estables y no se
doblen cuando se ejerce peso sobre la prótesis. Es
difícil conseguir que su masa corporal quede centrada
sobre la articulación adecuada en el momento
adecuado. El equilibrio es un gran problema con estos
tipos de amputación, sobre todo sobre superficies
irregulares o resbaladizas, por lo que la gente suele
caminar con muletas o un bastón para no caerse.
Aunque para una persona con una desarticulación de
cadera o una hemipelvectomía es difícil caminar, la
comodidad al sentarse puede ser incluso más
problemática. Para algunas personas, es el principal
problema porque el dispositivo protésico cubre la
ingle, la cadera, la zona pélvica e incluso la zona lumbar. Los protésicos elaboran estos encajes
para revestir parte de su cuerpo y para que usted se mantenga en posición vertical. Sin embargo,
cuando se sienta, el encaje no cede y puede resultar incómodo porque se clava en el tejido
blando.
El encaje y el relleno que se añade también hacen que usted se ladee cuando se sienta. A menos
que disponga de un asiento hecho a medida que sea más bajo por uno de los lados y permita
acomodar el material protésico adicional, su pelvis se ladeará cada vez que se siente. Usted
siempre curva la zona lumbar al sentarse, lo que puede dar lugar a rigidez, malestar o dolor. Y le
es imposible sentarse y formar un ángulo de 90 grados con la parte inferior de su cuerpo y el
torso. Muchas personas deben sentarse, literalmente, en el borde del asiento porque el encaje les
impide deslizarse hacia atrás y sentarse con normalidad. Sin prótesis, usted se inclina hacia el
lado amputado. Pero con una prótesis, se inclina hacia el otro lado. De cualquier manera, usted
nunca cree estar sentado en ángulo recto, lo que ocurre cuando se produce un apoyo equivalente
sobre ambos lados.
Piense en lo siguiente cuando se esté sentando: si no ha sufrido ninguna amputación, dispone de
cuatro puntos principales de contacto con el asiento: el isquion izquierdo, el muslo izquierdo, el
isquion derecho y el muslo derecho. Puede cambiar de posición para redistribuir el peso y darle
un descanso al glúteo. Con una amputación parcial de pie, aún dispone de los cuatro puntos de
contacto para acomodarse, además de los pies. Si usted tiene una amputación transtibial y no
lleva prótesis, aún dispone de los cuatro puntos de contacto, además de la rodilla y el muslo. Con
una amputación transfemoral, usted cuenta con los cuatro puntos de contacto, pero uno de ellos,
la parte trasera del muslo amputado, se ha debilitado considerablemente.
Una persona con una desarticulación de cadera dispone de tres puntos de contacto, carece de
fuerza en la cadera o la pierna y, normalmente, tiene poco relleno. El otro punto de contacto que
queda en el lado amputado tiende a estar más sensible e irritado porque tiene menos relleno.
Mucha gente cambia de posición al sentarse para distribuir el peso a los dos puntos de apoyo del
lado no amputado. Asimismo, una prótesis ejerce peso, principalmente, en el más sensible de los
tres puntos restantes, por lo que es posible que la persona se ladee más para tratar de aliviar la
presión.
Una persona con una hemipelvectomía solo dispone de dos puntos de contacto, poco relleno y
tejido cicatricial. Ciertas personas necesitan sistemas adaptados o, a veces, ropa hecha a medida
que reemplace la simetría y el relleno que han perdido.
La forma de caminar y la prótesis no son las que ponen de relieve la principal diferencia entre una
desarticulación de cadera y una hemipelvectomía. Más bien, son los puntos de equilibrio
necesarios para sentarse y la forma de sentarse, tanto con prótesis como sin ella. Una persona
con una amputación transfemoral cuenta con cuatro puntos de contacto cuando está sentada,
una persona con desarticulación de cadera tiene tres y una persona con una hemipelvectomía,
dos. Cuando se sientan, las personas con una desarticulación de cadera o una hemipelvectomía
cuentan con dos puntos de contacto naturales, y la prótesis es el tercero. La experiencia a la hora
de sentarse con prótesis no es muy diferente en ambos tipos de amputaciones, pero sí es muy
diferente sin ella. Sin la prótesis, una persona con una hemipelvectomía solo dispone de dos
puntos de contacto al sentarse, ambos en el mismo lado.
La importancia del aprendizaje secuencial
Tras llevar a cabo este tipo de amputaciones, la rehabilitación toma caminos muy diferentes para
cada persona. No depende tanto de protocolos como otras amputaciones de extremidades
inferiores. Por ejemplo, una persona que pierde parte de un pie recibe una prótesis parcial de pie
y un entrenamiento bastante habitual sobre cómo usarla y recuperar la movilidad. El principal
objetivo de la mayoría de las amputaciones de miembros inferiores es que la persona vuelva a
caminar.
Pero en los niveles de cadera y pelvis, tenemos que pensar en un progreso paso a paso. Es
especialmente importante que lo que una persona tiene que saber ―como las destrezas
básicas― se aprenda siguiendo una secuencia específica. Tratar de aprender el segundo paso
antes que el primero suele conducir al fracaso y a la frustración. Sería como intentar aprender
algebra antes que aritmética.
La edad y los rigores a la hora de aprender a utilizar una prótesis para desarticulación de cadera
o hemipelvectomía son factores importantes para determinar si una persona debe utilizar un
dispositivo protésico a tiempo completo, a tiempo parcial o no usarlo. En la serie anterior sobre
amputaciones transfemorales hacíamos hincapié en lo importante que es aprender y desarrollar
“las tres destrezas básicas” ―desplazarse sin ayuda, levantarse de un asiento sin ayuda y
caminar entre las barras paralelas o con un andador durante al menos 25 pies (7,5 metros)―
antes de que su médico le recete una prótesis. Estas destrezas son incluso más importantes para
las personas con desarticulación de cadera y con hemipelvectomía. No creo que haya ninguna
posibilidad de aprender a utilizar una prótesis si la persona no domina primero estas destrezas
tan esenciales.
El otro objetivo importante, aparte de caminar, es sentarse y mantener el equilibrio. Mantener el
equilibrio cuando se está sentado es un verdadero problema, y la prótesis no facilita las cosas.
Los cojines especiales pueden ayudar. Desgraciadamente, mucha gente con este tipo de
amputación no se adapta nunca a la prótesis o la utiliza poco.
La importancia de una “elección activa”
La gente tiende a trabajar mucho en estos niveles de amputación para dominar el uso de la
prótesis, y luego decide no utilizarla. A menudo regresan y me dicen: “Necesitaba saber que
podía hacerlo para decidir no hacerlo”. No subestime lo importante que es saber que ha logrado
realizar una tarea antes de abandonar. Si no se nos da la oportunidad de intentarlo, podemos
frustrarnos y enojarnos. Es más fácil aceptar la decisión de no usar una prótesis cuando sabe que
lo ha intentado de verdad y ha decidido no utilizarla. Se trata de una elección activa; no lo ha
decidido porque nunca ha tenido la oportunidad de intentarlo o porque no podía dominarla.
Sin embargo, tener la oportunidad de utilizar una prótesis no es barato. Una prótesis para
desarticulación de cadera puede costar entre $US 20.000 y $US 50.000, y una compañía de
seguros puede pedir garantías de que el dinero se gastará adecuadamente y de que la persona
utilizará la prótesis. Desgraciadamente, no existe una "bola de cristal" para predecirlo. A mucha
gente le ha ido bien. A otros no. Una persona piensa: “Merezco la oportunidad de intentarlo”, pero
es caro y no hay garantías de éxito. Comprendo las preocupaciones de las compañías de
seguros pero ¿merece la pena gastar miles de dólares para dar una oportunidad a alguien?
Personalmente, creo que sí.
Durante el ejercicio de mi profesión y en mi clínica, he visto cuatro situaciones comunes
relacionadas con las prótesis para estos niveles de amputación. Algunas personas nunca reciben
una prótesis y siempre se preguntan si podrían haber aprendido a usarla. No hay respuesta a
esta pregunta: “¿Podría haberlo hecho?” Suelen estar enfadadas porque nadie les dio una
oportunidad. Un segundo grupo de personas, aunque se les da la oportunidad, nunca aprenden a
usar la prótesis con total seguridad o confianza. Aunque es frustrante, suelen alegrarse de haber
tenido la oportunidad de intentarlo. Han aceptado que hay cosas en la vida que no podemos
hacer bien. Un tercer grupo de personas son aquéllos que prueban la prótesis, la consiguen
dominar pero luego deciden: "No es para mí". Esta es una elección activa, informada. Se sienten
bien por haber tenido la oportunidad y haber podido elegir. Por ultimo, está el grupo de personas
que todos imaginamos. Estas personas prueban una prótesis, la dominan y deciden que sea
parte de sus vidas. Pero, en realidad, con este tipo de amputaciones, no es el desenlace más
frecuente.
Debido a los retos que conlleva el uso de una prótesis, puede que la gente divida su vida entre
los momentos en que realmente quieren utilizar una y los que no. Toman decisiones de forma
activa sobre el uso de la prótesis. Se necesita comprensión y una actitud especiales para afrontar
los problemas de una amputación a este grado de complejidad. Hablaremos más de estos
problemas en la tercera parte.
“Nada puede evitar que un hombre con la actitud mental adecuada alcance su objetivo; nada en
el mundo puede ayudar a un hombre con la actitud mental equivocada”.
- Thomas Jefferson
Regreso al inicio
Actualizado en : 09/26/2005
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