IV. RESPONSABILIDAD PENAL

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IV. RESPONSABILIDAD PENAL
1. CONSIDERACIONES GENERALES
SOBRE LA RESPONSABILIDAD PENAL
Al igual que sucede en los supuestos de responsabilidad administrativa, las finalidades que se persiguen con la responsabilidad penal
son la punición, la reinserción y la coerción, aunque en el caso de esta,
no todos los bienes protegidos por la responsabilidad administrativa, son
objeto de la protección que brinda la responsabilidad penal, sino que
sólo algunos pueden considerarse especialmente merecedores de la
misma. Al tratarse de bienes especialmente protegidos, deben gozar de
una mayor protección, y por ello el castigo que se impone por atentar
contra los mismos debe ser mayor. Por ello los ilícitos penales pueden
sancionarse mediante penas privativas de libertad, mientras que los ilícitos administrativos no. Sin embargo, la infracción penal, con independencia de que constituya delito o falta, también puede sancionarse con
otro tipo de medidas, como la imposición de multas pecuniarias, cuya
cuantía es en ocasiones inferior a la que correspondería en el orden
administrativo por la comisión de los mismos hechos. La corriente jurisprudencial mayoritaria, así como los principales sectores doctrinales,
han venido considerando que, de conformidad con el principio “non bis
in idem”, una persona que se ha visto sancionada en vía administrativa
como sujeto responsable de determinados hechos, no puede ser sancionado nuevamente en vía penal por los mismos hechos, y viceversa,
dado que ello implicaría una duplicidad de sanciones contraria a los
principios de nuestro ordenamiento25.
25. No obstante, debe tenerse presente que el hecho de que no se imponga un
segundo castigo por los mismos hechos, no implica que no se reconozca la existencia
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Ello implica que se den casos en los que, los sujetos responsables
puedan preferir la imposición de una sanción pecuniaria en vía penal,
a las previstas para la vía administrativa, en cuyo caso, interesaría al
sujeto que se reconociera previamente su responsabilidad penal. De
igual modo, si los hechos fueran constitutivos de un delito sancionado
con pena de privación de libertad, podría interesar al sujeto interesado reconocer su responsabilidad en vía administrativa (siempre que
tenga la certeza de que de uno u otro modo va a terminar por reconocerse su responsabilidad), a fin de que le fuera impuesta una sanción
administrativa con anterioridad a que se acordara la apertura de diligencias penales que pudieran interrumpir un posible procedimiento
contencioso-administrativo.
2. LA EVOLUCIÓN DEL TRATAMIENTO PENAL DE LA
TENENCIA DE ANIMALES HASTA NUESTROS DÍAS
En las últimas décadas, se ha producido una verdadera transformación en la regulación de la responsabilidad penal en relación con
determinadas materias ambientales, y en concreto en relación con la
tenencia de animales.
El Código Penal de 1973 no hacía ninguna referencia a delitos o
faltas relacionados de un modo directo expreso con los animales y
su tenencia. No es hasta la llegada de la Constitución de 1978, en
que se determina el derecho de los españoles a gozar de un Medio
Ambiente adecuado, y se establece el deber de los poderes públicos
de garantizar este derecho, por vía de su artículo 45, cuando se
empieza a regular de un modo palpable determinados aspectos de
orden penal en relación con la tenencia de animales.
Concretamente, la primera referencia que tenemos fue introducida
de ambas responsabilidades, y que sin perjuicio de lo anterior, esta interpretación del
principio “non bis in idem” es mayoritaria pero no es unánime. De hecho, existen sectores que consideran que al tratarse de responsabilidades distintas e independientes,
merecen un tratamiento y sanción independiente, al igual que tradicionalmente ha cabido exigir de manera simultánea la reparación en vía civil.
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en el Código Penal de 1973 mediante la reforma del año 1983. Esta
reforma supuso que se incluyera por vez primera en el Código Penal
el desde entonces denominado “delito ecológico”, a través del artículo 347 Bis, cuya absoluta ineficacia ha quedado demostrada, principalmente por la levedad de su pena, la elevada dificultad probatoria al tratarse de un delito de peligro, y que el tipo sólo recogía conductas relativas a emisiones y residuos.
Estas y otras causas dieron lugar a que el Tribunal Supremo no
alcanzara a dictar más de cinco sentencias condenatorias, desde que
se aprobó la reforma de 1983 hasta su derogación en 1995 con la
aprobación del Código Penal de 1995, que supuso que se pasará de
un tipo penal dedicado a los delitos ambientales a cuarenta y seis nuevos tipos. La mayoría de estos tipos se encuentran en vigor en la
actualidad, y se analizarán con detalle en el siguiente epígrafe, aunque parte de ellos fueron modificados o suprimidos por la reforma
introducida por la Ley 15/2003. Esta reforma es de especial interés en
materia de animales domésticos, dado que hasta entonces el Código
Penal de 1995 regulaba de manera genérica la fauna, y con la reforma introducida, se considera de manera especial a los animales
domésticos, destinando su artículo 337 exclusivamente a la protección
de estos animales.
La evolución normativa a la que se ha hecho referencia, debe
considerarse positiva a priori, aunque puede tener sus inconvenientes ya que desde nuestro punto de vista, se ha pasado de carecer de
regulación alguna de este tipo, a tener una regulación excesiva,
compleja y de muy difícil aplicación práctica, en un espacio de tiempo muy reducido. Consideramos que tantos cambios en tan poco
tiempo pueden generar una inseguridad jurídica elevada, por el desconocimiento de las personas e instituciones de la normativa en
vigor en cada momento y porque no ha habido tiempo material suficiente para que los Tribunales aplicaran e interpretaran las distintas
normas, en relación con una casuística suficiente para determinar
una línea jurisprudencial sólida.. Asimismo, las numerosas modificaciones introducidas en este período, no han permitido constatar la
eficacia de cada disposición que se ha ido aprobando y derogando,
por lo que no es posible asegurar que garanticen la protección penal
adecuada para sus destinatarios.
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3.-TIPOS PENALES VINCULADOS A LA TENENCIA
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El Código Penal vigente, tras las modificaciones que ha venido
sufriendo desde su aprobación en 1995, contempla un amplio número de tipos penales que describen hechos relacionados de algún modo
con la tenencia de animales. Cabe distinguir entre un primer grupo de
ilícitos penales, que requieren necesariamente la tenencia del animal
para que pueda cumplirse el tipo descrito, y un segundo grupo, constituido por aquellos delitos o faltas que, sin estar específicamente destinados a regular la tenencia de animales, pueden estar relacionados
en mayor o menor medida con la misma. A partir de esta clasificación,
se procede a analizar los tipos referidos
3.1.-Tipos penales con vinculación directa
El Código Penal, en su Libro II, Título XVI “De los delitos relativos a la
ordenación del territorio y la protección del patrimonio histórico y del
medio ambiente”, contempla una serie de actos relativos a la tenencia de
animales, y en particular los domésticos, considerados constitutivos de
delito. Así, el artículo 333, dispone que “El que introdujera o liberara especies de flora o fauna no autóctona, de modo que perjudique el equilibrio
biológico, contraviniendo las leyes o disposiciones de carácter general protectoras de las especies de flora o fauna, será castigado con la pena de
prisión de cuatro meses a dos años o multa de ocho a 24 meses.”
Por su parte, el artículo 337 establece que “Los que maltrataren con
ensañamiento e injustificadamente a animales domésticos causándoles
la muerte o provocándoles lesiones que produzcan un grave menoscabo físico serán castigados con la pena de prisión de tres meses a un
año e inhabilitación especial de uno a tres años para el ejercicio de profesión, oficio o comercio que tenga relación con los animales.”
Según el nuevo artículo 337, se ha alcanzado una situación en la que
resulta difícil erradicar mediante prácticas cinegéticas autorizadas los animales domésticos liberados en espacios naturales, como los gatos, puesto
que al no encontrarse catalogadas como especies cinegéticas, no es posible autorizar su caza conforme al procedimiento ordinario. Todo ello constituye una paradoja puesto que sí que es posible autorizar la caza de pre-
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dadores autóctonos como el zorro a fin de garantizar el equilibrio ecológico. El resultado es que si no se cazan o capturan los animales domésticos,
pueden acabar ocupando el nicho ecológico de las especies salvajes. Dado
que el código penal exige que la muerte deba ser injustificada para que
concurran los elementos del tipo, podría llegar a encontrarse un resquicio
legal, siempre y cuando se justifique la muerte de un animal doméstico en
un espacio natural con base a motivos ecológicos o sanitarios.
Conforme al artículo 338, cuando las conductas definidas en los
párrafos anteriores afecten a algún espacio natural protegido, se impondrán las penas superiores en grado a las respectivamente previstas.
Los órganos jurisdiccionales competentes, podrán ordenar
mediante resolución motivada la adopción, a cargo del autor del
hecho, de medidas encaminadas a restaurar el equilibrio ecológico
perturbado, así como adoptar cualquier otra medida cautelar necesaria para la protección de los bienes tutelados en el citado Título XVI.
De igual modo, en virtud del artículo 340, si el culpable de cualquiera
de los hechos tipificados en el Título XVI hubiera procedido voluntariamente a reparar el daño causado, los Jueces y Tribunales sólo le
impondrán la pena inferior en grado a las respectivamente previstas.
En cuanto a las faltas relacionadas directamente con la tenencia de
animales, se encuentran contempladas en el Libro III, Título III, “Faltas
contra los Intereses generales”.
Dentro de este título, se incluye el Artículo 631, que determina que
los dueños o encargados de la custodia de animales feroces o dañinos
que los dejaren sueltos o en condiciones de causar mal serán castigados con la pena de multa de 20 a 30 días. De igual modo se dispone
que quienes abandonen a un animal doméstico en condiciones en que
pueda peligrar su vida o su integridad serán castigados con la pena de
multa de 10 a 30 días. Debe indicarse que la Asociación de Fiscales
viene reivindicando desde la aprobación de este precepto, que se tipifique como delito de riesgo abstracto, y no como una simple falta, dada
la amplia casuística de lesiones y muertes de personas, ocasionadas
por animales peligrosos, sueltos o sin bozal. Asimismo debemos llamar
la atención sobre el hecho de que en Derecho Penal rige el principio de
intervención mínima, o “última ratio” y que el ordenamiento jurídico
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concede otra vía, la civil, para restaurar el orden jurídico en estos
supuestos, por lo que en muchos casos los jueces y magistrados pueden apreciar bastante la defensa que el artículo 1905 del Código Civil
ofrece a los perjudicados sin llegar a calificar la conducta como una
falta contemplada en el artículo 631 del Código Penal.
Por otro lado, el artículo 632 en su apartado segundo, también
establece que los que maltrataren cruelmente a los animales domésticos o a cualesquiera otros en espectáculos no autorizados legalmente sin incurrir en los supuestos previstos en el artículo 337 referido con
anterioridad, serán castigados con la pena de multa de 20 a 60 días o
trabajos en beneficio de la comunidad de 20 a 30
3.2.-Tipos con relación indirecta con la tenencia de animales
3.2.1.- Daños a las personas
Existen determinados tipos que no están descritos expresamente para
la regulación de la tenencia de animales, pero que con motivo de esta
tenencia, pueden llegar a cumplirse. El caso más habitual es el de los
delitos relacionados con agresiones de animales a personas, con independencia de que el resultado sea de muerte o constituya una lesión.
El caso previsto en el artículo 142, es el que podría parecer más
común entre los supuestos de fallecimiento por agresiones de animales. Este artículo prevé que el que por imprudencia grave causare la
muerte de otro, será castigado, como reo de homicidio imprudente, con
la pena de prisión de uno a cuatro años, y que cuando el homicidio
fuere cometido por imprudencia profesional se impondrá además la
pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión, oficio o
cargo por un período de tres a seis años. Un ejemplo de tenencia
imprudente de animales, que podría considerarse como delito conforme a lo tipificado en este artículo 142, sería el de aquellos poseedores
o propietarios de perros peligrosos que, obviando los deberes de seguridad a los que obliga la legislación administrativa, como el de la utilización de correa y bozal, dejan al animal en compañía de otra persona
indefensa, como por ejemplo un menor, que se ve atacada por el animal con resultado de muerte. EL problema que se plantea es si existe
o no nexo causal suficiente para considerar la existencia de un delito.
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Por el contrario, existen otros delitos en los que el dolo constituye
uno de sus elementos esenciales, donde el nexo causal parece más
evidente. Es el caso del artículo 138, que establece que “El que matare a otro será castigado, como reo de homicidio, con la pena de prisión de diez a quince años.” Estaríamos ante este tipo penal, en el
caso de aquellos homicidios en los que el imputado se valga de un
animal para producir la muerte de una persona. Por su parte, los artículos 139 y siguientes establecen que será castigado con la pena de
prisión de quince a veinte años, como reo de asesinato, el que matare a otro concurriendo alevosía o ensañamiento, aumentando deliberada e inhumanamente el dolor del ofendido, imponiéndose la pena
de prisión de veinte a veinticinco años, cuando en un asesinato concurran más de una de las circunstancias indicadas con anterioridad.
El artículo 141, señala que la provocación, la conspiración y la proposición para cometer los delitos previstos en los artículos 138, 139 y 140,
será castigada con la pena inferior en uno o dos grados a la señalada en
su caso para cada uno de estos artículos. Sería al caso de aquellas personas que inciten al asesinato u homicidio por medio de animales.
También pueden encontrarse relacionados frecuentemente con la
tenencia de animales algunos de los tipos previstos en el Libro II,
Título III del Código Penal “De las Lesiones”. Al igual que sucede con
las agresiones con resultado de muerte, la mayoría de los supuestos
tendrían cabida en los llamados delitos por imprudencia, como el
descrito en el Artículo 14226. No obstante, dado este artículo se remite a otros y también puede darse la lesión dolosa, interesa mencionar
otros artículos.
26. “Artículo 152.
1.El que por imprudencia grave causare alguna de las lesiones previstas en los artículos anteriores será castigado:
- Con la pena de prisión de tres a seis meses, si se tratare de las lesiones del artículo 147.1.
- Con la pena de prisión de uno a tres años, si se tratare de las lesiones del artículo 149.
- Con la pena de prisión de seis meses a dos años, si se tratare de las lesiones
del artículo 150.”
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El Artículo 147 dispone que “El que, por cualquier medio o procedimiento, causare a otro una lesión que menoscabe su integridad corporal o su salud física o mental, será castigado como reo del delito de
lesiones con la pena de prisión de seis meses a tres años, siempre que
la lesión requiera objetivamente para su sanidad, además de una primera asistencia facultativa, tratamiento médico o quirúrgico. La simple vigilancia o seguimiento facultativo del curso de la lesión no se
considerará tratamiento médico.”
Parece evidente que las lesiones producidas por mordeduras graves de animales, pueden tener cabida perfectamente en estos tipos,
al poder considerar a los animales peligrosos como un medio idóneo
para producir lesiones susceptibles de menoscabar la salud corporal.
Por otro lado, el Artículo 148 determina que las lesiones previstas
en el artículo anterior podrán ser castigadas con la pena de prisión de
dos a cinco años, atendiendo al resultado causado o riesgo producido,
si en la agresión se hubieren utilizado armas, instrumentos, objetos,
medios, métodos o formas concretamente peligrosas para la vida o
salud, física o psíquica, del lesionado, o si hubiere mediado ensañamiento o alevosía. Desde nuestro punto de vista, algunas especies animales como perros, grandes felinos o determinados reptiles y artrópodos venenosos pueden considerarse formas especialmente peligrosas
para la vida o la salud física del lesionado, por lo que las lesiones producidas por estos animales, podrían tener cabida en el tipo descrito.
Sucedería de igual manera con las pérdidas o mutilaciones contempladas en los artículos 149, 150 y 153 del Código Penal:
“Artículo 149.
1. El que causara a otro, por cualquier medio o procedimiento, la
pérdida o la inutilidad de un órgano o miembro principal, o de un sentido, la impotencia, la esterilidad, una grave deformidad, o una grave
enfermedad somática o psíquica, será castigado con la pena de prisión de seis a 12 años.
2. El que causara a otro una mutilación genital en cualquiera de
sus manifestaciones será castigado con la pena de prisión de seis a 12
años.
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Si la víctima fuera menor o incapaz, será aplicable la pena de inhabilitación especial para el ejercicio de la patria potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento por tiempo de cuatro a 10 años, si el juez
lo estima adecuado al interés del menor o incapaz.
Artículo 150.
El que causare a otro la pérdida o la inutilidad de un órgano o
miembro no principal, o la deformidad, será castigado con la pena de
prisión de tres a seis años.
Artículo 153.
1. El que por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psíquico o una lesión no definidos como delito en este Código, o golpeare o maltratare de obra a otro sin causarle lesión, cuando la ofendida
sea o haya sido esposa, o mujer que esté o haya estado ligada a él por
una análoga relación de afectividad aun sin convivencia, o persona especialmente vulnerable que conviva con el autor, será castigado con la pena
de prisión de seis meses a un año o de trabajos en beneficios de la comunidad de treinta y uno a ochenta días y, en todo caso, privación del derecho a la tenencia y porte de armas de un año y un día a tres años, así
como, cuando el Juez o Tribunal lo estime adecuado al interés del menor
o incapaz, inhabilitación para el ejercicio de la patria potestad, tutela,
curatela, guarda o acogimiento hasta cinco años.
2. Si la víctima del delito previsto en el apartado anterior fuere alguna
de las personas a que se refiere el artículo 173.2, exceptuadas las personas contempladas en el apartado anterior de este artículo, el autor será
castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o de trabajos en
beneficio de la comunidad de treinta y uno a ochenta días y, en todo caso,
privación del derecho a la tenencia y porte de armas de un año y un día
a tres años, así como, cuando el Juez o Tribunal lo estime adecuado al
interés del menor o incapaz, inhabilitación para el ejercicio de la patria
potestad, tutela, curatela, guarda o acogimiento de seis meses a tres años.
3. Las penas previstas en los apartados 1 y 2 se impondrán en su
mitad superior cuando el delito se perpetre en presencia de menores,
o utilizando armas, o tenga lugar en el domicilio común o en el domi-
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cilio de la víctima, o se realice quebrantando una pena de las contempladas en el artículo 48 de este Código o una medida cautelar o de
seguridad de la misma naturaleza.
4. No obstante lo previsto en los apartados anteriores, el Juez o
Tribunal, razonándolo en sentencia, en atención a las circunstancias
personales del autor y las concurrentes en la realización del hecho,
podrá imponer la pena inferior en grado.
Entre las llamadas “Faltas”, tampoco escasean los tipos que de
algún modo puedan encontrarse relacionados con la tenencia de animales. En primer lugar, respecto a las faltas contra las personas, el
artículo 617 establece que el que, por cualquier medio o procedimiento, causara a otro una lesión no definida como delito en el
Código Penal, será castigado con la pena de localización permanente de seis a 12 días o multa de uno a dos meses. De igual modo, el
que golpeare o maltratare de obra a otro sin causarle lesión será castigado con la pena de localización permanente de dos a seis días o
multa de 10 a 30 días.
Por su parte, el artículo 620 determina que, serán castigados con
la pena de multa de diez a veinte días los que de modo leve amenacen a otro con armas u otros instrumentos peligrosos, o los saquen en
riña, como no sea en justa defensa, así como los que causen a otro
una amenaza, coacción, injuria o vejación injusta de carácter leve,
salvo que el hecho sea constitutivo de delito. Desde nuestro punto de
vista, hechos como azuzar a un perro contra alguien, aunque no llegue a dañarle físicamente podrían tener acogida en los tipos descritos.
No obstante, debe tenerse en cuenta que estos hechos sólo serán perseguibles mediante denuncia de la persona agraviada o de su representante legal, puesto que la naturaleza del miedo que implica la amenaza es puramente subjetiva.
En cuanto a las faltas por imprudencia, se regulan en el Artículo
621, que goza de la siguiente redacción:
“1. Los que por imprudencia grave causaren alguna de las lesiones
previstas en el apartado 2 del artículo 147, serán castigados
con la pena de multa de uno a dos meses.
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2. Los que por imprudencia leve causaren la muerte de otra persona, serán castigados con la pena de multa de uno a dos meses.
3. Los que por imprudencia leve causaran lesión constitutiva de
delito serán castigados con pena de multa de 10 a 30 días.”
3.2.2.- Daños sobre bienes patrimoniales
Hasta ahora hemos tenido ocasión de comprobar una serie de
tipos penales en los que tendría cabida alguna forma de agresión de
animales sobre personas. Sin embargo, resultan igualmente numerosos los delitos en que la conducta tipificada consiste en un menoscabo sobre bienes de diversa índole, producidos por animales.
El Artículo 263 dispone que “El que causare daños en propiedad
ajena no comprendidos en otros títulos de este Código, será castigado
con la pena de multa de seis a 24 meses, atendidas la condición económica de la víctima y la cuantía del daño, si éste excediera de 400
euros.” Tendrían cabida en este tipo, los supuestos en que de forma
genérica un animal ocasione un deterioro a un bien patrimonial, cuyo
coste exceda de 400 Euros, como por ejemplo, un perro que mata o
lesiona una res, o deteriora un jardín o un cultivo de elevado coste
económico.
Si el daño se produjera por cualquier medio de infección o contagio de ganado se afecte a bienes de dominio o uso público o comunal o se arruine al perjudicado o se le coloque en grave situación
económica, conforme al artículo 264, el responsable será castigado
con la pena de prisión de uno a tres años y multa de doce a veinticuatro meses27.
27. El artículo 264 dispone en su apartado 1.2º que se castigará con pena de prisión de uno a tres años y multa de doce a veinticuatro meses al que causare los daños
del artículo 263 por cualquier medio de infección o contagio de ganado. Según lo
expuesto, podría parecer que el artículo se refiere exclusivamente a seres vivos. Sin
embargo, al mencionar el apartado 2 del artículo 264 la alteración o destrucción de
datos, programas, soportes informáticos etc, entendemos que sería aplicable también al
supuesto de daños producidos por infecciones de equipos y sistemas mediante virus
informáticos.
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Cuando los daños causados por imprudencia grave excedan de
80.000 Euros, el artículo 267 prevé que serán castigados con la pena de
multa de tres a nueve meses, atendiendo a la importancia de los mismos.
Por último, el artículo 625, apartado 1, dispone con carácter general que serán castigados con la pena de localización permanente de
dos a 12 días o multa de 10 a 20 días los que intencionadamente causaran daños cuyo importe no exceda de 400 euros.
3.2.3.- Daños sobre el patrimonio histórico y el medio ambiente
Sin perjuicio de lo anterior, el Libro II, Título XVI del Código Penal,
contempla otros delitos de daños, que se refieren específicamente a la
protección del patrimonio histórico y del medio ambiente.
En relación con el patrimonio histórico, el Artículo 321 dispone que
“los que derriben o alteren gravemente edificios singularmente protegidos por su interés histórico, artístico, cultural o monumental serán
castigados con las penas de prisión de seis meses a tres años, multa
de doce a veinticuatro meses y, en todo caso, inhabilitación especial
para profesión u oficio por tiempo de uno a cinco años.”
Por su parte, el Artículo 323, determina que “Será castigado con la
pena de prisión de uno a tres años y multa de doce a veinticuatro
meses el que cause daños en un archivo, registro, museo, biblioteca,
centro docente, gabinete científico, institución análoga o en bienes de
valor histórico, artístico, científico, cultural o monumental, así como en
yacimientos arqueológicos.” Podría parecer exagerado que un animal
bajo el dominio del hombre pueda ser susceptible de causar daños
significativo a edificios singularmente protegidos, o a bienes de valor
histórico, artístico, científico, cultural o patrimonial, y desde luego, si
existiera algún caso, sería muy remoto apreciar dolo para que se cumpliera el tipo descrito. Sin embargo, existen animales domésticos que
deterioran de un modo lento y continuo el patrimonio histórico: las
palomas. Tal es así que en algunas ciudades se adoptan mecanismos
para evitar que las palomas se posen sobre monumentos como catedrales y estatuas, puesto que sus deposiciones son altamente corrosivas y deterioran las superficies de estos monumentos. En relación con
estos supuestos, el Artículo 324 prevé que el que por imprudencia
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grave cause daños, en cuantía superior a 400 euros, en un archivo,
registro, museo, biblioteca, centro docente, gabinete científico, institución análoga o en bienes de valor artístico, histórico, cultural, científico o monumental, así como en yacimientos arqueológicos, será castigado con la pena de multa de tres a 18 meses, atendiendo a la importancia de los mismos. Desde nuestro punto de vista, quienes liberan y
fomentan la superpoblación de palomas en el ámbito urbano, siempre
que se acredite debidamente la existencia de un nexo causal suficiente entre la actividad desarrollada y el daño producido, podrían
estar realizando una actividad constitutiva de delito a tenor de lo establecido en el citado artículo 324.
El artículo 625, apartado 2. dispone con carácter general que serán
castigados con la pena de localización permanente de dos a 12 días o
multa de 10 a 20 días en su mitad superior, los que intencionadamente causaran daños cuyo importe no exceda de 400 euros, y se
causen en los lugares o bienes a que refiere el artículo 323 mencionado con anterioridad.
En cualquier caso, el Código Penal prevé que, los Jueces o
Tribunales, motivadamente, podrán ordenar, a cargo del autor del
hecho, la reconstrucción o restauración de la obra, sin perjuicio de las
indemnizaciones debidas a terceros de buena fe.
En otro orden de cosas, el Capítulo III del citado Título XVI, se
ocupa de regular los delitos contra los recursos naturales y el medio
ambiente, respecto de algunos de los ya nos hemos referido.
El artículo 330 establece que quien, en un espacio natural protegido, dañare gravemente alguno de los elementos que hayan servido
para calificarlo, incurrirá en la pena de prisión de uno a cuatro años y
multa de doce a veinticuatro meses, salvo que se hayan cometido por
imprudencia grave, en cuyo caso se sancionarán con la pena inferior
en grado. Para que se diera este tipo, habría que acudir a supuestos
de lo más exagerado, como que el propietario de un animal, lo usara
para cazar y acabara con buena parte de la población de una especie
protegida que ha hecho merecer al espacio donde se ubica la categoría de espacio protegido, y además debe tenerse en cuenta, como se
verá en líneas posteriores, que casi siempre, existen tipos más idóne-
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os para calificar hechos de estas características, como los que se
incluyen el Capítulo IV del Título XVI del Libro II, dedicado a los delitos relativos a la protección de la flora, fauna y animales domésticos.
Entre ellos se encuentra el tipo descrito en el Artículo 334, que
establece que “El que cace o pesque especies amenazadas, realice
actividades que impidan o dificulten su reproducción o migración,
contraviniendo las leyes o disposiciones de carácter general protectoras de las especies de fauna silvestre, comercie o trafique con ellas o
con sus restos será castigado con la pena de prisión de cuatro meses
a dos años o multa de ocho a 24 meses y, en todo caso, inhabilitación
especial para el ejercicio del derecho de cazar o pescar por tiempo de
dos a cuatro años.” (La pena se impondrá en su mitad superior si se
trata de especies o subespecies catalogadas en peligro de extinción.)
Por su parte, el artículo 632 dispone que el que corte, tale, queme,
arranque, recolecte alguna especie o subespecie de flora amenazada
o de sus propágulos, sin grave perjuicio para el medio ambiente, será
castigado con la pena de multa de 10 a 30 días o trabajos en beneficio de la comunidad de 10 a 20 días.
3.2.4.- Delitos de riesgo
Para finalizar, es conveniente hacer una breve referencia a los
Delitos contra la seguridad colectiva, y en concreto los de riesgo provocados por otros agentes. Entre ellos, merece especial interés el artículo 349, por su relación directa con las obligaciones de orden administrativo a las que nos hemos referido en el epígrafe correspondiente
a la responsabilidad administrativa. Este artículo determina que “los
que en la manipulación, transporte o tenencia de organismos contravinieren las normas o medidas de seguridad establecidas, poniendo
en concreto peligro la vida, la integridad física o la salud de las personas, o el medio ambiente, serán castigados con las penas de prisión
de seis meses a dos años, multa de seis a doce meses, e inhabilitación especial para el empleo o cargo público, profesión u oficio por
tiempo de tres a seis años.”
Se considera organismo desde un virus hasta un tigre de bengala,
por lo que tanto en el caso de organismos microscópicos como en el
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de grandes vertebrados podríamos encontrar ejemplos que cumplan
lo descrito en este tipo, aunque quizás el más gráfico y habitual sea el
del transporte o manipulación de toros de lidia o animales de exhibición circense, sin la adopción de las medidas adecuadas, cuando ello
supone que se escapen con el riesgo que ello implica para la integridad de las personas.
Asimismo, debemos recordar que el artículo 636 dispone que quienes realicen actividades careciendo de los seguros obligatorios de responsabilidad civil que se exigieran legalmente para el ejercicio de aquéllas serán castigados con la pena de multa de uno a dos meses, y que
como se ha puesto de manifiesto es obligatorio suscribir un seguro de
responsabilidad civil para la tenencia de determinados animales, por lo
que quien no lo haga, posiblemente esté incurriendo en una infracción
administrativa y una falta conforme al citado artículo 636.
4. JURISPRUDENCIA
Para finalizar, ofrecemos una muestra de la jurisprudencia relacionada con los tipos descritos, que puede resultar muy útil para su interpretación.
SAP CORDOBA 47/2004, 2 febrero 2004, SAP BARCELONA 10
abril 2003, SAP MADRID 132/2002 7 mayo 2002, SAP MADRID
673/2001 19 noviembre 2001, SAP VALENCIA 351/00 30octubre
2001, SAP CORUÑA 77/2001 23 julio 2001, SAP CIUDAD REAL
79/2001 3 julio 2001, SAP MADRID 219/2001 20 junio 2001
SAP HUELVA 110/2001 2 mayo 2001, SAP MADRID 143/2001 28
abril 2001, SAP VALENCIA 100/2001 9 abril 2001, SAP CACERES
13/2001 27 febrero 2001, SAP VALENCIA 23/01 27 enero 2001, SAP
MADRID 443/00 27 diciembre 2000, SAP VALENCIA 656/00 9diciembre 2000, SAP CORUÑA 161/2000 24 octubre 2000, SAP MADRID
60/00 30 mayo 2000, SAP MADRID 243/2000 30 mayo 2000, SAP
LAS PALMAS . 119/00 19 mayo 2000, SAP GIRONA 205/2000 10
mayo 2000, SAP GIRONA 192/2000 3 mayo 2000, SAP MADRID
139/2000 24 abril 2000, SAP OVIEDO 120/2000 12 abril 2000, SAP
cuadernosprácticos
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Animales
23/10/06
13:59
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TOLEDO 54/2000 10 abril 2000, SAP CORUÑA 52/2000 30 marzo
2000, SAP LAS PALMAS 5/2000 24 enero 2000, SAP ZARAGOZA
19/2.000 21 enero 2000, SAP HUESCA 2/2000 3 enero 2000, SAP
MADRID 339/1999 26 octubre 1999.
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