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de Ciencias
Sociales y
Humanidades de
El Colegio
Mexiquense, A.C.
Número 37
enero/febrero2006
Homenaje
Rosaura Hernández
Rodríguez, una otomí del
siglo XX
María Teresa Jarquín Ortega
p.3
z
Libro
Administración pública y
procesos políticos en
México de Cecilia Cadena
Ignacio Pichardo Pagaza
p.8
z
Reportaje
VIII Congreso Nacional de
Investigación Educativa
Elvia Montes de Oca Navas
p. 11
z
Alumnos
Los establecimientos de
primera letras en el siglo
XIX. Carencia y
limitaciones
Ana Cristina Domínguez
Hernández
p.13
z
Espacios
p.17
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Umbral
De homenajes y cambios
EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C.
Dr. Carlos F. Quintana Roldán
Presidente
Mtro. José Antonio Álvarez Lobato
Secretario General
Dra. Cecilia Cadena Inostroza
Coordinadora de Investigación
Dra. Diana Birrichaga Gardida
Coordinadora de Docencia
LAE Georgina Rescala Pérez
Coordinadora de Administración y
Finanzas
Gaceta de Ciencias Sociales y
Humanidades de EL COLEGIO
MEXIQUENSE, A. C.
José Luis Cardona E.
Coordinador Editorial
Marlem Núñez Peñaflor
Coordinadora de Información
Luis Alberto Martínez López
Diseño y formación
La Gaceta de Ciencias Sociales y
Humanidades de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A.
C., es una publicación bimestral de
distribución gratuita.
Tiraje: 300 ejemplares.
Apartado Postal 48-D, Toluca 50120,
Estado de México.
Ex hacienda Santa Cruz de los Patos,
Zinacantepec, Estado de México, 51350,
México.
Tel. (01 722) 279 99 08, 218 00 56 y 218
01 00, ext. 160.
Fax: (01 722) 218 03 58, exts. 200 o 201.
Correo electrónico: [email protected] y
[email protected]
Certificados de licitud, contenido e ISSN,
en trámite.
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Honrar, honra, dice el viejo adagio, y este número de la GACETA DE CIENCIAS SOCIALES
Y HUMANIDADES DE EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., inicia precisamente con una versión del texto que la historiadora María Teresa Jarquín Ortega presentó en su ponencia magistral dedicada a la maestra Rosaura Hernández Rodríguez, dentro del marco
del VII Coloquio Internacional sobre Otopames, del que la maestra Chagüita, como es
conocida la lúcida y vital homenajeada, ha sido una entusiasta promotora.
El Coloquio también sirvió para rendir homenaje al doctor Pedro Carrasco Pizana,
investigador imprescindible para entender la historia de los pueblos otopames y a
quien estuvo dedicada la ponencia magistral de la doctora Johanna Broda. El
etnohistoriador no pudo acudir por razones de salud, pero la GACETA está buscando
la manera de publicar en un próximo número una versión de la ponencia de la doctora Broda a partir de la grabación respectiva.
No sin tristeza, pero seguros de que una mujer tan infatigable seguirá trabajando, dedicamos unas pocas pero emotivas palabras a la doctora Elvia Montes de Oca
Navas, quien luego de diecinueve años de servir a la sociedad desde EL COLEGIO
MEXIQUENSE, A. C., ha decidido jubilarse. Antes de integrarse a la institución, en
1986, la doctora Montes de Oca ya había recorrido el camino de la docencia. En la
sección «Espacios» intentamos decir lo que muy difícilmente se puede decir de un ser
humano con las cualidades de la querida historiadora.
En tanto, debemos decir algunas palabras del cambio de formato de la GACETA y
de la manera en que ahora son ordenados los materiales que la integran. Iniciamos
con un seccionamiento que no será fijo, pues si bien le daremos preferencia a las
colaboraciones de los/as investigadores/as de EL COLEGIO y de las instituciones afines
con las que tenemos una relación permanente, así como a los textos de los alumnos
y a entrevistas de fondo, el orden en que esos trabajos será presentado podrá variar
de un número a otro, en busca de mantener el interés de los/as lectores/as de este
órgano de difusión.
El trabajo de la comunidad institucional continúa siendo la materia prima de las
labores de difusión, que incluyen los programas de radio y televisión Aula Mayor, la
emisión de comunicados de prensa y la organización de entrevistas de los medios informativos con el claustro académico. Desde luego, también está la GACETA que —debemos decirlo autocríticamente— exige continuidad y puntualidad. Los cambios buscan
precisamente abreviar las etapas del proceso de lo que hemos intentando como una
manera de hacer periodismo académico, en la medida que la precisión y la amplitud
quede ahora en los textos con que abrirá cada número.
Las ideas evolucionistas y desarrollistas que han influido en diferentes momentos
a las Ciencias Sociales observan casi siempre un ascenso de la sociedad a nuevos
estadios. La realidad ha demostrado que tales supuestos fallan más veces que los
éxitos que se les atribuyen. ¿De qué manera explicar el impasse democrático del país
y, por dar un ejemplo internacional, la invasión norteamericana a Irak?
Pero, como ha dicho el poeta uruguayo-español Mario Benedetti, para el optimismo no hay vacuna, y en verdad no hay más opción que la de mantener un optimismo razonable en que los valores, principios y conjugación de esfuerzos de los
grupos y sociedades más comprometidas con equilibrar libertad y justicia social den
resultados positivos en los años por venir. Así lo deseamos especialmente para nuestro país, y desde EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., trabajamos a favor de ello. La GACETA
seguirá siendo un medio en que se dé muestra fehaciente de ese compromiso.
Luego de diecinueve años de trabajo, EL COLEGIO ha demostrado con creces la utilidad social del conocimiento que aquí se genera, de la formación de maestros/as y doctores/as a través de dos programas de excelencia académica y de la difusión del conocimiento tanto por la vía de la publicación de libros y documentos como de los medios informativos
que se interesan en los juicios y puntos de vista de la comunidad académica. Y en vísperas
de su vigésimo aniversario, que se cumplirá el 1 de octubre próximo, todo señala que EL
COLEGIO tiene un presente vigoroso y un futuro promisorio.
Rosaura Hernández
Rodríguez, una otomí
del siglo XX*
Mi encuentro con la maestra Rosaura
Hernández Rodríguez, a quien cariñosamente llamamos maestra Chagüita, ocurrió en un
aula del antiguo Instituto Científico y Literario, hoy Universidad Autónoma del Estado
de México, a mediados del significativo año
1968, cuando yo estudiaba la carrera de Historia de México. La maestra asistía los viernes de cada semana a impartirnos su curso
de México antiguo. Pronto nos cautivó por
su conocimiento, su amor a la enseñanza, su
alegría, su humor y su peculiar sentido de la
vida.
Rápidamente, captamos que era una historiadora abierta a todos los frentes del conocimiento, capaz de interesarse por nuestro entorno, de conocer las comunidades
donde laborábamos y de actualizarse en todos los campos. Una arquera que tiraba certeros dardos al estudio del México antiguo y
a su relación con el México actual. Ante todo,
una otomí aristócrata de la enseñanza, que
abrió la academia a la modernidad y a la sociedad, y, con pasión, buscaba hacer accesible el conocimiento a los no académicos.
El espíritu que anima el quehacer de la
maestra Hernández (y éste es el motivo por
el cual la homenajeamos hoy) está en su in-
* Versión de la conferencia magistral ofrecida el 15 de
noviembre de 2005 en el VII coloquio internacional sobre
otopames realizado en EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C.
** Doctora en Historia de América por la Universidad
Complutense de Madrid y en Historia de México por El
Colegio de México. Es investigadora de E L C OLEGIO
MEXIQUENSE, A. C., del que fue presidenta de 1990 a 1998.
De sus numerosas publicaciones la más reciente es Breve
historia ilustrada del Estado de México, en coautoría con
el doctor Carlos Herrejón Peredo.
María Teresa Jarquín Ortega**
Radiante e incorruptible es la
sabiduría;
con facilidad la contemplan
quienes la aman
y ella se deja encontrar por
quienes la buscan
y se anticipa a darse a conocer
a los que la desean
Libro de la Sabiduría, 6, 12-16
La maestra Rosaura Hernández Rodríguez fue homenajeada en el VII Coloquio internacional sobre otopames,
en el cual también se rindió homenaje al doctor Pedro Carrasco Pizana, quien no pudo asistir por problemas de salud. A la maestra Chagüita estuvo dedicada la conferencia magistral de la doctora María Teresa
Jarquín Ortega, que abre este número.
terés por difundir la historia, en su vocación
por la crítica, en su preocupación por buscar
nuevos medios para trasmitir el conocimiento
y en su eterno anhelo de aprender cada día
más. Y todo esto, con la humildad que sólo
pueden mostrar los que de verdad saben.
Releyendo su obra, caí en la cuenta —y
espero ser atinada— del profundo interés de
la maestra Hernández por el estudio de la
historia desde las fuentes documentales has-
ta las orales, y de lo más académico a lo más
personal. Por eso ha escrito sobre diversos
aspectos de la historia de México, de lo que
ha resultado el gran acierto que son los «Cuadernos municipales», y hasta un texto —bastante grande— sobre Ignacio Comonfort. Llega al todo mediante la suma de las partes, a
través del camino que recorre por los archivos, las bibliotecas y los testimonios orales.
Para ella, en la interpretación de la historia,
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son tan importantes los grandes hechos como
los pequeños detalles.
Rosaura la historiadora
La maestra Rosaura Hernández nació en la
fría ciudad de Toluca, el 8 de abril de 1925,
en la calle de Hidalgo oriente, cerca del Jardín Reforma, cuando en la cúspide del poder
político de México se encontraba la llamada
«generación de 1915». Sus padres fueron
Manuela Rodríguez, originaria de Toluca, y
Quintín Hernández, emigrado de Contreras,
Distrito Federal; ambos, de complexión menuda (por eso el resultado).
Pronto asistió al jardín de niños «Lauro
Aguirre», anexo a la Normal de Señoritas, del
que recuerda con cariño a su profesora Margarita Márquez. Vivió cerca de la iglesia de
San Diego, en el jardín Reforma, a la que acostumbraba ir a ofrecer flores en mayo. Durante esos años, uno de sus juguetes favoritos
fue la Divina Infantita de dicha iglesia, en virtud de que la sociedad de Toluca acostumbraba dejar la efigie en las casas cristianas,
para su culto. Por supuesto que al enterarse
las beatas de la iglesia, la efigie nunca más
regresó al hogar de los Hernández Rodríguez.
La familia tuvo que trasladarse a la Ciudad de México en 1930, a la calle de San
Marcos, en el centro. La maestra Hernández
inició sus estudios de educación básica en la
escuela «José Eleuterio González», ubicada
en las calles de Patriotismo y Tacubaya. Recuerda que las profesoras de quinto y sexto
años tenían por costumbre trabajar, gratuitamente, las tardes de los miércoles, para
ayudar a los estudiantes rezagados. Recordemos que en esos años del mandato del
Presidente Lázaro Cárdenas, se daban reformas educativas importantes contra la escuela antigua individualista y a favor de la educación socialista, las escuelas prácticas, la
organización colectiva, los derechos ciudadanos y la edición de libros gratuitos para
unificar el conocimiento y combatir el fanatismo.
Además, había un sobrado interés por
el desarrollo indígena genuino, que se multiplicó gracias a las brigadas de maestros, médicos y trabajadores sociales. Toda esta filosofía la recibió la maestra Chagüita en sus
años de infancia.
Posteriormente, continuó sus estudios en
la Escuela Secundaria número uno, que se
encontraba en la calle de Regina. Recuerda
las marchas que realizaban los alumnos para
apoyar la política obrera de Lázaro Cárdenas,
la expropiación petrolera, en 1938, y la campaña para el pago de la deuda de México.
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Al finalizar sus estudios secundarios ingresó a la Preparatoria número uno, escuela
incorporada a la Universidad Nacional Autónoma de México. De esta etapa recuerda con
agrado a sus condiscípulos, en especial a uno
de ellos, quien reprobó Física luego de estudiar en sus apuntes. Todavía la culpa del resultado. También cuenta otras de sus vivencias en la preparatoria, como su examen a
título de suficiencia a la asignatura de educación física, una fría mañana de enero, vestida con el riguroso uniforme de la época:
pantaloncito y camiseta blancos, confeccionados por ella misma. Biología fue otra de
las materias con que tropezó la maestra
Rosaura. Para aprobarla tuvo que trabajar
como asistente del maestro Deli. Lo curioso
es que al finalizar su encomienda, le ofrecieron dar clases de esta materia en el Instituto
Tecnológico Autónomo de México, trabajo
que ella rechazó. Ya desde entonces la maestra Chagüita intuía, por obvias razones, que
nunca se dedicaría a las ciencias biológicas, y
mucho menos a los deportes.
Ingresó como alumna de la UNAM en
1944, a la Facultad de Filosofía y Letras, que
se encontraba en el hermoso edificio de
Mascarones, en el centro histórico. Por esos
años, Diego Rivera realizaba el mural del Hotel
del Prado, «Sueño de una tarde dominical en
la Alameda Central». La maestra recuerda con
agrado a la pléyade de maestros de su facultad, entre ellos, Salvador Azuela, quien impartía Historia Universal; Salvador Toscano,
profesor de arte prehispánico; Francisco de
la Maza, con el que aprendió arte colonial
mexicano; Rafael García Granados, quien la
inició en el conocimiento de las fuentes del
México antiguo, y con el que incluso trabajó
durante tres años como profesora adjunta;
Arturo Arnáiz y Freg, quien le dio el curso de
México en el siglo XIX; José María Luján, apasionado estudioso de la Revolución Mexicana; Carlos Lazo, que impartía Historia del Arte
Universal; Pedro Bosch Gimpera, el refugiado español que predijo que al derretirse los
glaciares, debido al calentamiento de la tierra, se ocasionarían cambios climáticos (como
los que vivimos actualmente); Miguel León
Portilla le impartió el curso de cultura náhuatl
y Vito Alessio Robles le dio el curso de Provincias Internas del norte de México, durante
dos años.
Todos estos profesores hacían patente su
visión nacionalista y urgían a sus alumnos a
reconocer el trabajo artesanal y las manifestaciones artísticas populares; entre éstas, el
muralismo desarrollado entre 1922 y 1950.
La maestra vivió la fuerza de las instituciones
modernizadoras, la ideología popular del Estado y diversas atmósferas formativas.
En ese tiempo, la Facultad de Filosofía y
Letras firmó un convenio con la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en el cual
se estableció que los alumnos de ambas escuelas podrían tomar cursos extracurriculares,
con el objeto de beneficiarse de la llegada de
varios profesores transterrados, tanto españoles como de otras nacionalidades, que
compartieron su visión con los estudiantes e
hicieron grandes aportes a las Ciencias Sociales.
La maestra Hernández aprovechó esta circunstancia recorriendo el camino que iba del
edificio de Mascarones al edificio de Moneda
número trece, en el centro histórico. Así, tomó
cursos con Paul Kirchhoff, Bárbara Dahlgrem,
Wigberto Jiménez Moreno y Salvador Mateos
Higuera, especialista en códices.
Tres maestros marcaron a la maestra
Rosaura Hernández en el estudio del México
antiguo: Paul Kirchhoff, quien conducía un
seminario sobre la zona de Chalco, al que
asistían únicamente dos alumnos, Lothar
Knauth y ella; Robert Barlow, quien la inició
en el estudio del Valle de Toluca, y Wigberto
Jiménez Moreno, quien, a la muerte de
Barlow, continuó dirigiendo el trabajo que
se transformó posteriormente en la tesis de
licenciatura y maestría de su alumna, titulado El Valle de Toluca, su historia prehispánica
y siglo XVI, presentada el 21 de octubre de
1954 ante el sínodo integrado por Rafael
García Granados, Federico Gómez de Orozco,
Ernesto de la Torre, Alberto Escalona Ramos
y Wigberto Jiménez Moreno; los suplentes
fueron Jorge Gurría y Antonieta Espejo.
La maestra Chagüita culpa de sus «vicios», no sólo los de la investigación, a don
Wigberto Jiménez Moreno, a quien califica
de sabio maravilloso, debido a que la introdujo a depender del cigarro en momentos
de tensión desesperada. Relata cómo, a la
muerte de Jorge Negrete Moreno, primo-hermano del profesor Jiménez Moreno, ella
empezó a fumar por la ansiedad que le causó la espera de un examen con el mismo profesor, quien, por cierto, nunca llegó. Mientras esperaba, fumaba pensando en la terrible
prueba. En cuanto al vino, siempre ha dicho
que tres copas son lo máximo que puede
beber, ya que recuerda que Ce Ácatl Topiltzin
Quetzalcóatl se embriagó con cuatro porciones, y tuvo que salir de Tula, Por eso, en su
afición, sólo toma tres raciones. Si bien, todos en EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., recordamos la anécdota de la maestra Chagüita
clamando por Güisqui una fría mañana de
Toluca. (Durante los primero años de EL COLEGIO, ella vivió en Toluca. Acostumbraba salir temprano para ir a misa y, en una ocasión,
su perro, llamado precisamente Güisqui, es-
capó de la casa. A voces, ella lo llamaba:
«Güisqui, Güisqui», temiendo que el animal
se perdiera. Un vecino le respondió entonces: «Solamente tengo coñac, maestra»).
Entre sus compañeros de generación se
encontraban Martín Quirarte, Ernesto
Lemoine, Elena Galaviz, Margarita Pérez Poiré
y la poeta Susana Francis. Junto a ella también estuvieron Carlos Martínez Marín,
Horacio Corona Olea, Berta Ulloa y Tita
Braniff, quienes recibieron una beca de
Etnohistoria de 125 pesos mensuales. Otro
de sus compañeros en la ENAH fue Román
Piña Chan, quien ya era un reconocido
arqueólogo por haber trabajado en Tlatilco y
la Isla de Jaina.
Otros integrantes de su generación fueron Felipe Montemayor, antropólogo físico
que estudió los restos de los Niños Héroes de
Chapultepec; Ignacio Marquina, quien publicó estudios de arquitectura prehispánica;
Santiago Genovés, quien investigó los huesos coxales, y Moisés González Navarro y Luis
González y González, ambos reconocidos
historiadores de El Colegio de México.
Su amor por los estudios del México antiguo la llevó a inscribirse nuevamente en la
ENAH en el año 2003, para realizar sus estudios de doctorado, cincuenta años después
de haber obtenido su primera credencial en
esa escuela.
La labor docente de la maestra
Hernández
En 1954, la maestra Chagüita empezó su labor docente en los planteles cuatro y cinco
de la Escuela Nacional Preparatoria, la cual
cumplió hasta 1977. Hay muchas anécdotas
sobre su vida laboral, de las cuales destaco
una: En una ocasión, algunos de sus alumnos no estaban prestando el suficiente interés a la clase, lo que obligó a la maestra a
recurrir a un método antididáctico, que fue
el de comportarse a la altura de ellos, lanzando un borrador de madera a la turba estudiantil. El resultado fue un estudiante descalabrado. Desde ese momento, el grupo
comprendió que la profesora era «de armas
tomar», literalmente, y que no permitiría indisciplina alguna.
Muchos de sus alumnos de preparatoria
recuerdan cariñosamente al amor de la maestra por la historia, así como la antisolemnidad
con la que veía a los grandes héroes nacionales. Lo sorprendente era que, a pesar de
ser una profesora afable e iconoclasta, revelaba en sus clases la verdad histórica e interpretaba acertadamente, desde la actualidad, los hechos, mientras que su inusual
método de enseñanza era sumamente efec-
tivo: mostraba la otra cara de la historia desde nuevas y enriquecedoras perspectivas. La
docencia le dio a la maestra Hernández una
lucidez poco común en otros profesores, pues
la llevó a pensar la historia como vital e ineludible. En 1957 le encargaron impartir el
curso Reforma y Segundo Imperio en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, y en
la Escuela Nacional de Comercio y Administración, la clase de Historia del Comercio.
Sus conocimientos también los impartió,
en 1955, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, a lo largo del curso Fuentes
para la Historia Antigua de México. Y en 1959
compartió sus conocimientos en la carrera de
Historia de la Universidad Iberoamericana, en
los cursos de Paleografía e Historia del México antiguo.
Su labor docente la llevó a la provincia.
En la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, en 1956, tuvo a su cargo un seminario
de textos de historia antigua de México e historia colonial. Con esta experiencia, llegó a la
Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma del Estado de México en
1966, con su curso de Historia del México
antiguo. Ahí formó cuatro generaciones de
la carrera de Historia. Despertó en sus alumnos el amor a México y su cultura.
Muchos de sus alumnos recuerdan los
lemas que ella utilizaba, que eran los de la
década de los años cincuenta, cuando estaba en su plena formación. Varias fueron las
excursiones que realizamos a los cerros de
los alrededores de Toluca. A su lado, observamos cómo reconstruía Román Piña Chan
la zona arqueológica de Teotenango... con
cemento Tolteca. Conocimos las zonas de
Malinalco, Teotihuacan y Tula, y nosotros,
otomíes y matlatzincas del Valle de Toluca,
llegamos hasta el sureste Mexicano. Luego
de esas meticulosas travesías por el México
antiguo, presentimos la sensibilidad que le
habían otorgado los años de docencia y la
acumulación lúcida del saber, lo que nos llevaba a vincularla con los hombres y mujeres
del mundo prehispánico. Por eso, mi grupo
la bautizó como Chagüiscalpantecutli, jugando con la palabra Tlahuiscalpantecutli, que
significa «La estrella de la mañana».
Si bien impartía clases en Toluca, le tocó
vivir el movimiento del 68 en la Ciudad de
México. Asegura que nunca tuvo miedo; para
ella, fue, nada más, una sensación especial.
Su labor consistió en sacar alumnos de la
UNAM en su Volkswagen, y su casa sirvió
como refugio de la doctora Yolanda Higareda,
catedrática de derecho en la UNAM, sobre la
que había una orden de aprehensión.
En palabras de la maestra Chagüita, el
movimiento estudiantil fue una dura lección
para todos. En sus cursos, aseguraba que las
explicaciones oficiales, y en particular las historias de los grandes patriarcas, no servían
para nada. Los verdaderos protagonistas de
la historia no son los grandes héroes, sino
los ciudadanos convencionales, hartos ya de
las crisis políticas, económicas y de conciencia, como lo demostró el movimiento del 68.
Así, humanizaba la historia.
Su labor como profesora de Historia no
se circunscribió al ámbito universitario, pues
trascendió al seminario de Coatlinchan, en el
que colaboró gratuitamente, aunque algunas veces recibió estipendio en especie (huevos y cebollas) por parte de los Dominicos, y
también participó con los Jesuitas en Acción
Cultural Politécnico, instituto encargado de
dar cultura a los estudiantes de carreras técnicas del IPN y sus alrededores.
Sus primeros pasos en la investigación
Entre 1955 y 1977, trabajó en el Instituto de
Investigaciones Históricas de la Universidad
Nacional Autónoma de México. Empezó
como auxiliar de investigación con don Rafael García Granados. Su primer trabajo consistió en elaborar el índice de la obra de don
Pedro Carrasco Pizana, Los otomíes. Cultura
e historia prehispánica de los pueblos
mesoamericanos de habla otomiana, obra
publicada por el Instituto de Investigaciones
Históricas de la UNAM. Desde ese momento,
la maestra quedó marcada por los otopames.
Por ello, aunque ha realizado varias investigaciones y trabajos a lo largo de su vida, siempre regresa a su ombligo, los otomíes.
La maestra Chagüita recuerda con cariño la preparación del Diccionario biográfico
de historia antigua de México, en el que colaboró con don Rafael García Granados, reconstruyendo las tablas genealógicas de los
señores mexicas de la época prehispánica.
Asimismo, se ha referido a la elaboración del
presupuesto del Instituto de Investigaciones
Históricas, cuando ella y don Pablo Martínez
del Río olvidaron un renglón importante, y
su jefe les aseguró que, en castigo, tendrían
que pasar un tiempo en el Palacio Negro de
Lecumberri. La profecía se cumplió, pues la
maestra ha pasado mucho tiempo allí, luego
de que ese lugar se transformó en el Archivo
General de la Nación.
Como investigadora de la UNAM le tocó
participar en los congresos de historia realizados a bordo del barco de la Armada Mexicana que iba de Acapulco a Baja California,
travesía de la que también gozaban las familias de los historiadores. Además, asistió a
congresos en Durango, Xalapa y Zacatecas,
y otros realizados en otras entidades de Méxigaceta
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co y en el extranjero, sobre todo a los congresos de americanistas.
Investigación
Dos etapas de la historia de México llamaron
la atención de la maestra Rosaura Hernández
Rodríguez: la época prehispánica y la Reforma y el Segundo Imperio; la primera, motu
proprio, y la segunda, por encomienda del
Instituto de Investigaciones Históricas de la
UNAM ; así como dos áreas geográficas:
Tlaxcala y el actual Estado de México. Su objeto de estudio en esta segunda etapa fueron los conservadores, a quienes profesa consideración e intenta dar a conocer con
respeto. Asegura que Ignacio Comonfort es
el primer priista de la historia y rescata a los
generales conservadores, entre ellos, Luis G.
Osollo. (No sé si ahora, como están las cosas, dirá lo mismo de Ignacio Comonfort).
Puedo asegurar que hay dos etapas de
estudio del México antiguo en el trabajo de
la maestra Chagüita. La primera, en forma
general, sobre las colonias tlatelolcas, la comida prehispánica, las ciudades prehispánicas de México, la vida indígena y los números, las epidemias y calamidades en el México
prehispánico, Axayácatl, señor de Tenochtitlan; Moquihuix, los señores reales de Tlatelolco, los números mágicos, habitaciones
chichimecas en Texcoco; Matlatlcihuatzin,
amor de Nezahualcóyotl; habitaciones de
Tenochtitlan, Moctezuma Ilhuicamina, Ixtlilxóchilt, la vivienda prehispánica en el Altiplano de México, las casas de los mayas, Anales
de Cuauhtitlan, y varios temas más. Como se
aprecia, son investigaciones que ofrecen una
visión general del México antiguo y se refieren a la vida cotidiana. En la segunda etapa,
sus investigaciones se circunscriben al mundo prehispánico del Valle de Toluca, las cuales, luego de publicar su tesis, dejó interrumpidas, para retomarlas como investigadora de
EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., y las continúa
hasta la fecha.
Su labor en EL COLEGIO MEXIQUENSE, A.C.
Durante estos últimos 19 años, su ir y venir
entre la Ciudad de México y Toluca ha tenido
frutos tangibles en la investigación y en la difusión de la historia del México prehispánico,
sobre todo en su estado. Luego de jubilarse
en la UNAM y de estar un tiempo en Tlaxcala,
se incorporó al Centro de Estudios Históricos
de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., al fundarse
esta institución, en 1986, donde ha laborado
de forma ininterrumpida desde ese año.
Dos han sido las tareas que realiza con
cariño en ésta, su nueva casa de trabajo: la
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difusión de la historia mexiquense en los municipios del estado y la investigación. Para llevar a cabo la primera, se autonombró, en
1987, junto con Luis Alberto Martínez, Jefe
de la Unidad de Publicaciones, coordinadora
de las «Mesas itinerantes» de EL COLEGIO, para
lo cual tuvo que trasformarse en una gambusina de talentos de la historia municipal (si el
municipio no va a la academia, entonces la
academia tiene que ir al municipio), a los cuales ha animado a escribir, publicar y dar a conocer los hallazgos de su lugar de origen. La
siguiente fase del trabajo consiste en organizar una mesa redonda en el municipio del que
se trate, en donde reúne a especialistas y cronistas locales, quienes se encargan de trasmitir su conocimiento en forma oral a los habitantes. Por último, coordina la edición de los
trabajos resultantes integrándolos en un cuaderno municipal, que es así un producto del
rescate histórico. A la fecha, se han realizado
ochenta y cinco mesas itinerantes y veinte
«Cuadernos municipales». Algunos de los títulos de la serie ya están agotados. La colección es una parte muy importante del catálogo de publicaciones de nuestra institución y
es, además, un gran logro de EL COLEGIO
MEXIQUENSE, A. C., pues acorta el abismo que
hay normalmente entre la academia y los habitantes de los municipios.
La historia de estas mesas está llena de
anécdotas, buenas y malas, en donde ha jugado un papel protagónico la maestra
Rosaura. Las experiencias que ha vivido en
cada uno de esos encuentros han sido, en
sus propias palabras, inolvidables: Personas
mayores que dan la bienvenida en náhuatl,
otomí e incluso matlatzinca; asistentes cuyos
padres o abuelos vivieron la revolución de
1910 y que dan su versión de los hechos;
jóvenes que admiten sentirse un tanto avergonzados por haber nacido en un municipio
del que desconocen la historia hasta que,
durante las mesas itinerantes se enteran de
la gran tradición histórica de la zona, y, con
ello, afirman su identidad. La semilla sembrada quizás tardará mucho tiempo en germinar, pero estamos seguros de que lo hará,
segura y orgullosa de ser portadora de la identidad local, estatal y nacional.
Podría contar muchas historias de cada
una de estas actividades. Por ejemplo, en
Texcoco, al participar en la Feria del Caballo,
la investigadora francesa visitante Marie
Thérèse Réau aseguró tener mucho gusto de
ser «una potranca enviada a esa feria junto
con la maestra Hernández». Y cabe resaltar
la anécdota de Sultepec, adonde regresó la
maestra Rosaura, luego de la mesa Itinerante,
para presentar el libro coeditado con la Universidad Iberoamericana, en el que se reúnen
los textos de las conferencias previas. Las invitaciones corrieron a cargo de la Presidenta
Municipal y el pueblo se engalanó para la
presentación. Pero, los amantes de lo ajeno,
que no de la cultura, también se prepararon...
para robar el banco de Sultepec. A la hora de
la reunión, apareció la policía para informar
a la Presidenta de lo acontecido. Gracias a
que la cajera del banco era una hábil mujer,
solamente sustrajeron 250 pesos, pero quien
perdió fue el dueño de un taxi de un pueblo
vecino, cuyo vehículo fue utilizado para el
atraco. Las bromas no se hicieron esperar:
«que si la organizadora de la “Mesa
itinerante” tenía nexos con la mafia del sur
del Estado de México y si era cómplice». La
verdad no ha sido aclarada.
En cuanto a la investigación sobre el
mundo prehispánico, su tarea inicial fue elaborar un capítulo para el libro Breve historia
del Estado de México, la primera obra editada por EL COLEGIO, en 1987, con el objetivo
de reconocer e identificar las lagunas que
había en relación con esa época, e iniciar una
investigación a fondo para el Centro de Estudios Históricos. La maestra Chagüita no encontró «lagunas», sino «mares» de falta de
conocimiento, así que tuvo que actualizar,
como punto de partida, su Valle de Toluca,
su historia prehispánica y siglo XVI, que se
reeditó con el Ayuntamiento de Toluca en
1988.
Posteriormente, paleografió una serie de
documentos del siglo XVI que fueron encontrados en el Archivo General de Indias, destinados a la serie «Fuentes para historia del
Estado de México», en los que se aborda el
tema de la «Vista de ojos» realizada para deslindar las posesiones de tierras de los pueblos circunvecinos de Zinacantepec y Toluca.
También participó con una sección en un
códice Techialoyan. Su texto se titula «Los
pueblos y las genealogías en el Códice
Techialoyan García Granados».
Con el objeto de elaborar un tomo de la
Historia general del Estado de México, estuvo en contacto durante varios años con otros
investigadores del país y del extranjero que
habían trabajado la historia prehispánica del
Estado de México. Para ello, realizó seminarios de historia prehispánica, en los que llevaba la batuta, y el resultado fue el segundo
tomo de esta historia, publicada en 1998. La
presencia de investigadores de diferentes centros y corrientes dio como resultado trabajos
interdisciplinarios de muy buen nivel.
La maestra Chagüita ha recorrido un largo camino académico que va del edificio de
Mascarones al de Moneda, y de la Ciudad
Universitaria de la UNAM a EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., en San Francisco Tlalcilalcalpan.
En su constante caminar, siempre se renueva,
y jamás disminuye su calidad. Educada con
ideales de democracia, justicia y revolución,
ha descubierto el desafío de la cultura prehispánica de México y respetado la diversidad
política, religiosa, sexual y cultural.
Éstas son las grandes lecciones que a sus
alumnos y colegas nos ha dejado. Un estu-
dio del México antiguo en que nos atrevemos a ser mexicanos, con amor a la provincia y a la patria que son divisas nacionales, y
en el que hemos sumado aspectos contradictorios de realidades políticas, económicas
y sociales que forman un todo. Y ese todo es
el amor a la investigación que realizamos en
esta casa de estudios.
Gracias, Cihuacóatl —así la llamamos
aquí—: hermosa, pequeña, sonriente y sin
edad, por romper tantos esquemas obsoletos
del siglo XX, por ser como es y, sobre todo,
por compartir con nosotros su sapiencia y
su visión optimista de la existencia.
Pasillos y corredores
En la larga lista de publicaciones de la maestra Rosaura
Hernández Rodríguez destacan El valle de Toluca, su historia
prehispánica y siglo XVI, hoy agotado; Toluca 1603. Vista de
ojos; los capítulos «Historia prehispánica» y «Conquista española» incluidos en Breve historia del Estado de México, y
los que ha trabajado para buena parte de la serie «Cuadernos Municipales», que recogen investigaciones sobre aspectos poco estudiados de los municipios mexiquenses, luego
de que entre las comunidades y los/as investigadores/as se
da un diálogo enriquecedor durante las «Mesas itinerantes».
La generosidad de la maestra Chagüita ha permitido que la
GACETA haya publicado textos suyos. «Mujeres de Tlaxcala en
el siglo XVI» y «Noemí Quezada»se publicaron en el número
22 (julio-agosto de 2003), y «Barrios indígenas de Toluca,
siglo XVI» apareció en el número 28 (julio-agosto de 2004).
***
El número 19 de la revista Economía, sociedad y territorio
(cuatrimestral desde inicios de 2005) incluye tres artículos
dedicados a las cuestiones ambientales desde la perspectiva
de lo social. Se trata de «Articulando la sostenibilidad
ecológica, económica y social: el caso del cacahuate orgánico», de Pedro Figueroa Bautista, Peter R. W. Gerritsen, Víctor
Manuel Villalvazo y Gerardo Cruz Sandoval; «Estrategias
ambientales, legitimación gubernamental y regulación social: exploraciones en cuatro ciudades colombianas», de Peter
Brand, y «Efectos distributivos de los tributos ecológicos.
Apuntes metodológicos». Para redondear la entrega de la
revista académica de EL COLEGIO a la que hacemos referencia
se publican «Análisis sectorial regional del ciclo de vida de las
firmas colombianas en el periodo 1995-2000: un modelo
datos de panel», de Marleny Cardona Acevedo y Carlos Andrés Cano Gamboa; «Vinculación de la ciudad histórico-turística de Puebla a través de itinerarios culturales», de Patricia
Domínguez Silva, y «Multirreligiosidad en la Ciudad de Méxi-
co», de Daniel Gutiérrez Martínez. Redondean el número las
reseñas dedicadas a Michel Foucault y las prisiones, de François
Boullant, por cuenta de Bruno Lutz Bachère, y Pierre Bourdieu.
Campos de conocimiento: teoría social, educación y cultura,
de Carlos Gallegos, Luis E. Gómez, Cecilia Ímaz y Yolanda Paredes (coords.), escrita por María Teresa Reyes Ruiz.
***
Damos cuenta de los números del 100 al 105 de los «Documentos de investigación», a fin de interesarle en estos trabajos. «Poder financiero transnacional y poder público nacional.
El mito del desarrollo y las deudas nacionales en la reforma del
Estado», de Carlos Massé Narváez; «El internado como familia: las escuelas rurales en la década de 1920», de Alicia Civera
Cerecedo; «Violencia cultural en la escuela: niños invidentes
en educación primaria», de Nelson Arteaga Botello y Cristina
Dyjak Montes de Oca; «Ciclo económicos y sector externo en
México: evidencias de relaciones cambiantes en el tiempo»,
de Pablo Mejía Reyes, Elías Eduardo Gutiérrez Alva y Benjamín
Cruz Flores; «Comercio exterior y fluctuaciones cíclicas en la
producción de cerveza en México», de Pablo Mejía Reyes y
Liliana Rendón Rojas, y «Ensayo sobre la historiografía
mexiquense, de la Revolución al siglo XX», de María del Pilar
Iracheta Cenecorta. Quien se interese en su adquisición puede
mandar un correo a [email protected], hablar al (01 722)
279 99 08, extensiones 221 y 222, o consultar el catálogo en
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En esta misma entrega, damos cuenta de las presentaciones de libros tan importantes como oportunos para descifrar
algunos enigmas de nuestra realidad, Administración pública
y procesos político en México, de Cecilia Cadena Inostroza, y
Japón y la regionalización de Asia Pacífico. La creación de APEC
(un proyecto inconcluso), de Omar Martínez Legorreta, y en
entregas posteriores seguiremos dando cuenta de las novedades editoriales.
gaceta
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7
Administración
pública y procesos
políticos en México,
de Cecilia Cadena
Inostroza*
Ignacio Pichardo Pagaza**
Introducción
Agradezco profundamente la distinción que representa formular un comentario sobre un libro muy importante para los estudios
de administración pública, escrito por la doctora Cecilia Cadena
Inostroza. Es una obra que se agrega, con distinción, a esa bibliografía relativamente escasa en nuestro país, que estudia a la administración pública con el doble enfoque tanto de las propias disciplinas de
la administración como el de la ciencia política.
Mi comentario se dividirá en varias partes únicamente con el
propósito de dar cierto secuencia a mis pensamientos.
Sobre el libro mismo
Presentación del libro Administración pública y procesos políticos en México, de la doctora Cecilia Cadena Inostroza, quien está acompañada del licenciado Ignacio Pichardo Pagaza, el doctor Carlos
Quintana Roldán y el doctor José Luis Méndez
Martínez.
El de la doctora Cadena no es un libro de texto con fines
propedéuticos. Es una obra analítica, perceptiva, trabajada con profundidad. Es una obra de investigación académica, cuidadosamente
documentada, con un excelente manejo de su amplia bibliografía.
Constituye una auténtica obra de consulta.
Desde otro punto de vista, es un libro polémico, debatible en
algunas de las tesis en que la autora se compromete y toma posición.
¿Cuál es la metodología escogida para el desarrollo del documento? Yo afirmaría que es un método múltiple, no convencional. Por
una parte, sobresale el análisis histórico. Desde los grandes trazos con que se dibuja la evolución de la política y su reflejo administrativo en el siglo XIX mexicano, hasta el acercamiento
minucioso, detallado, de los años recientes, especialmente los que corresponden a las tres
administraciones federales.
La autora se acerca al estudio de la burocracia mexicana con una clara perspectiva sociológica. La sociología es una disciplina para nada ajena a la autora, como tampoco lo es la
* Versión del texto leído por su autor en la presentación realizada en el museo Felipe Santiago Gutiérrez, en la
ciudad de Toluca, el 30 de noviembre de 2005. La GACETA agradece al maestro Ignacio Pichardo Pagaza su autorización
para publicar sus comentarios al libro de la doctora Cecilia Cadena Inostroza, coeditado por EL COLEGIO MEXIQUENSE, A.
C. y la Editorial Porrúa, en 2005.
** Político, diplomático y académico de larga trayectoria. Fue Gobernador del Estado de México entre 1989 y
1993 y es investigador especial de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., de cuya Junta de Gobierno forma parte. Entre otras
obras, es autor de Modernización administrativa. Propuesta para una reforma inaplazable (EL COLEGIO MEXIQUENSE, A.
C. / UNAM, 2004).
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ciencia política —ciertamente, es considerada una destacada discípula mexicana del
politólogo español Ludolfo Paramio.
La modernidad del libro se pone en relieve
con los enfoques del nuevo institucionalismo,
a los que con frecuencia acude la doctora Cadena para explicar cómo se inserta la administración pública en la política.
Crítica de la administración pública
mexicana
Con rigor, perspicacia y capacidad de observación inductiva, la doctora Cadena formula, a lo
largo del texto, una crítica directa y descarnada
de la administración pública mexicana. Como
ejemplo, transcribo algunos párrafos:
A más de veinte años de impulsadas
las reformas económicas y a pesar de
los evidentes cambios en la estructura
[...] expresados en la mayor apertura
al exterior, la menor intervención del
Estado [...] y las transformaciones políticas (traducidas en la mayor transparencia y competitividad en los procesos electorales), la corrupción, la
arbitrariedad, el abuso, la violencia, las
prácticas clientelares y la ineficiencia
de las instituciones no ha disminuido.
En virtud de que en México no se
cuenta con una administración pública profesionalizada, los recursos públicos y el aparato administrativo, han
sido utilizados de manera discrecional y arbitraria para aumentar los beneficios y la permanencia de la clase
política.
Los funcionarios públicos al ver cifrada su permanencia en el empleo la
lealtad hacia los jefes inmediatos, no
se han ocupado en desempeñar su
trabajo en forma responsable y eficaz. Ello ha ocasionado la reproducción de una función pública poco especializada, poco motivada e
ineficiente en la prestación de los servicios públicos.
Son apreciaciones demoledoras —y desgraciadamente, ciertas en su mayor parte—, que bien
podrían quedar como conclusiones del libro.
Mucho serviría a la administración pública del país que quienes tenemos vocación
o profesamos su estudio, analizáramos con
esa frialdad la vida de la administración.
Descripciones cuidadosas
No obstante lo señalado al principio de este
comentario, en el sentido de que el texto de
la doctora Cadena es esencialmente analítico, debo subrayar que
cuando el análisis requiere de una
descripción previa, el resultado es
notable. Hago referencia a los capítulos en que se describen las
implicaciones del llamado «Consenso de Washington». De igual modo,
la equilibrada e inteligente descripción de la crisis económica denominada como «el error de noviembre-diciembre
de
1995».
Mencionaré, por último, la descripción del conjunto de medidas de reforma administrativa implantadas
en el sexenio del Presidente Zedillo,
a las cuales la autora califica, acertadamente, como reformas de
orientación hacia el mercado.
En mi opinión, en este terreno
hay una ausencia en el texto que
debe hacerse notar: Una reforma
que continúa siendo aplicada con
éxito y ha servido de modelo a muchos países del mundo. Me refiero
al sistema electrónico denominado
Compranet. Desde luego que la
autora lo menciona, pero no se
detiene a estudiarlo. Baste recordar
que un tercio del presupuesto federal se eroga
en las compras gubernamentales de bienes y
servicios, y otra cuantiosa suma, en obra pública. Hablamos de una cifra conjunta que
para 2005 asciende aproximadamente a quinientos mil millones de pesos. Ambas áreas,
como todos sabemos, son altamente susceptibles a la corrupción y al despilfarro. De ahí
la importancia de este sistema de subastas y
concursos, que está abierto al público a través de la red. Me habría gustado que la doctora Cadena dedicara algunos renglones a
esta medida de reforma zedillista.
Las aportaciones teóricas
Descubro en el trabajo de la doctora Cadena
varias aportaciones teóricas al cuerpo de conocimientos de la administración pública. Las
ideas que se manejan, ciertamente encuentran antecedente en otros autores, pero el
contexto, las implicaciones y la forma de analizarlas es, sin duda, original. Mencionaré únicamente algunos ejemplos.
Uno. La doctora Cadena se adentra en
terrenos epistemológicos. Señala que la administración pública puede entenderse y estudiarse como una institución y una organización. Adicionalmente —escribe—, la
administración pública es una disciplina con
su propio método y su campo particular de
estudio. La administración pública es, final-
mente, el objeto de estudio de otra disciplina de las ciencias sociales: la ciencia política.
Dos. Una idea desafiante —en la que
personalmente estoy de acuerdo— es la relativa a que las reformas administrativas que
se han intentado en México desde la década
de los ochenta y hasta finales del siglo pasado, no han sido derivadas de algún pensador o investigador identificado con el campo
de la administración pública. Más bien, han
sido resultado directo de las reformas estructurales de la economía liberal y de la reforma
política. Por ejemplo, el adelgazamiento del
Estado, la desaparición del sector paraestatal,
la competencia privada en la compra y prestación de servicios, la desregulación, la descentralización, la rendición de cuentas, la medición de resultados, y otras más. La doctora
Cadena las estudia y las coloca en su respectivo contexto político.
Tres. Otra idea importante se expresa en
las afirmaciones en que la autora señala que
el crecimiento económico no nos conduce por
sí mismo al desarrollo político democrático,
como otros pensadores han afirmado. Se
necesita un crecimiento económico distributivo; o sea, un auténtico desarrollo económico que disminuya las inequidades sociales y
económicas.
Cuatro. Acierta la autora cuando insiste
una y otra vez en que la corrupción es uno
de los más dañinos fenómenos para el avangaceta
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ce social, pero también subraya la necesidad
de dotar de racionalidad a la administración
pública. Se entiende a la corrupción como
los «arreglos informales» dentro de la administración; es decir, como la actuación al
margen de la ley por parte de los actores
involucrados.
El modelo weberiano de la burocracia
racional y eficiente —ese paradigma de las
instituciones sociales— queda inutilizado y
privado de sentido ante la variable corrupción de los servidores públicos y frente a una
sociedad que la tolera y promueve cuando le
conviene.
Cinco. Mencionaré una concepción de
la autora que es válida y que creo que debemos suscribir. Dice la doctora Cadena que
ningún programa de modernización o de reforma de la administración pública debe desplazar las tradiciones culturales, los valores
históricos y sociales o las identidades de una
sociedad. Los cambios institucionales deben
respetar el legado cultural de la comunidad.
Inquietudes provocadas por el libro de
la doctora Cadena
La autora da un paso adelante al referirse a
los aspectos que vinculan a la administración
con el poder político y la sociedad. Cita a la
destacada socióloga Renate Mayntz, la cual
a su vez, alude a un texto de Weber, quien
dice: «una extensa burocracia con conocimientos especializados sirve como instrumento neutral de realización o se independiza
como foco específico de poder.»
Al leer la cita de Weber, la pregunta consecuentes es: ¿Hasta qué punto la alta burocracia mexicana, especialmente la que se formó en el último tercio del siglo XX , se
independizó como un foco específico de poder? Y en caso de que la respuesta sea afirmativa, ¿qué tan dañino o provechoso resultó ese fenómeno para la sociedad?
No cabe duda de que aquella burocracia de alto nivel constituía casi una clase social por sí misma. Altamente capacitada desde el punto de vista técnico y académico, sus
integrantes eran graduados de las mejores
universidades del extranjero —salvo raras
excepciones— y con largos años de formación en las aulas o en el sector financiero del
país. Constituían la «crema y nata» de los
profesionales mexicanos. En ese grupo estaban los subsecretarios de Estado, los jefes de
asesores, los secretarios del gabinete; pero
también los propios presidentes de la República. Era la famosa y dorada tecnocracia
mexicana. Famosa, porque su prestigio se
extendía más allá de las fronteras de México;
dorada, por sus altos sueldos y privilegios.
Sin embargo, uno debería preguntarse:
¿Hasta qué punto esa tecnocracia servía realmente de intermediaria entre las demandas
sociales y las decisiones políticas?, ¿acaso sus
Libros,
libros
y más
integrantes no eran más bien intérpretes subjetivos de lo que el pueblo deseaba que intermediarios o correas de transmisión hacia
los políticos? y, ¿hasta qué punto —como lo
insinuaba Weber— esa notable tecnocracia
se «independizó» del resto de la sociedad
mexicana y de la clase política tradicional,
misma que quedó reducida a los espacios del
Congreso de la Unión?
La situación ha cambiado significativamente. El famoso «gabinetazo» del Presidente Fox ha resultado un conjunto de funcionarios con capacidad normal, sin relieves
extraordinarios y, en algunos casos, con buenas intenciones, pero sin mucha experiencia.
En general, los subsecretarios y secretarios actuales son personas más cercanas al
promedio de la sociedad mexicana, pero no
más conocedores de sus problemas. Aparentemente, no disponen de la alta preparación
necesaria para atender las necesidades de un
país tan complejo como el nuestro.
Más temprano que tarde, tenemos que
intentar una evaluación sobre estas dos formas de evolución de la burocracia mexicana
de alto nivel.
Al final de la jornada, la cuestión es:
¿Cuál burocracia sirve mejor?
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VIII Congreso nacional
Elvia Montes de Oca Navas
[email protected]
de investigación
educativa
El VIII Congreso nacional de investigación educativa se realizó en
Hermosillo, Sonora, del 30 de octubre al 2 de noviembre de 2005,
convocado por el Consejo Mexicano de Investigación Educativa, A. C.
—establecido el 23 de septiembre de 1993—, que reúne a investigadores profesionales de todo el país para promover la investigación educativa, y entre sus trabajos está la organización de los congresos nacionales de investigación educativa que se realizan cada dos años.
Los trabajos presentados en el VIII Congreso se organizaron para
atender nueve áreas temáticas: actores y procesos de formación; gestión y organización de instituciones educativas; aprendizaje y desarrollo; didácticas especiales y medios; currículo; educación, economía y
políticas; educación, derechos sociales y equidad; historia de la educación, y filosofía, teoría y campo de la educación y de la investigación
educativa.
Se presentaron 451 ponencias y once conferencias magistrales, se
realizaron cincuenta y nueve simposios, y se presentaron cuarenta y
siete libros y cuatro revistas educativas, además de los talleres y conversaciones educativas que se llevaron a cabo. Hubo más de dos mil asistentes entre organizadores, participantes y conferenciantes. Una característica de éste y los demás congresos nacionales de investigación
educativa es la importante presencia de jóvenes, quienes acudieron
«desde Sonora hasta Yucatán» (como decía el comercial de los sombreros Tardán), unos en calidad de asistentes y otros como ponentes. Muchos de ellos aún estudiantes, interesados en los temas tratados, sobre
todo los relativos a la educación en México. Esto me parece esperanzador,
pues mientras los / las jóvenes estén interesados(as) en investigar, saber
y cambiar lo que se deba cambiar en el sistema educativo mexicano,
éste tendrá solución.
La propuesta de François Dubet
Una de las conferencias magistrales fue dictada por el doctor Françoise
Dubet, sociólogo francés, quien expuso «Sociología de la experiencia».
Es a esta exposición a la que me quiero referir por la importancia que
tienen los temas que abordó el doctor Dubet, especialmente para quienes se dedican a la docencia, quienes encontrarán motivo para la reflexión tanto en esos temas como en las enseñanzas que de éstos se
desprenden —muy provechosas para quienes están vinculados de alguna manera con la educación.
A continuación, hacemos una reseña de lo dicho por el doctor Dubet,
quien inició su conferencia definiendo las «diferencias» que hay entre la
educación controlada por la Iglesia Católica y la educación a cargo de
los estados llamados liberales. En el primer caso, en nombre de una
«educación liberadora» se habla de someter a los alumnos a una razón
divina y universal. En ese sentido, sin embargo, la escuela liberal moderna no logró muchos cambios, ya que reemplazó a Dios por conceptos
como los de nación, razón y «orden y progreso»; es decir, en la escuela
moderna liberal se mantienen principios sagrados, al igual que en la
escuela controlada por la Iglesia. Si se amplía la lista con jerarquía cultural y social, los profesores vienen a ser los nuevos «curas», encargados
ahora del cuidado y la transmisión de esos principios.
En Francia, como en México, las escuelas normales forman curas
laicos: profesores definidos por su vocación para transmitir principios
sagrados. La razón, la cultura y la nación hablan a través de ellos. La
principal virtud de estos profesores es creer en lo sagrado de las naciones laicas. Se alude de esta manera a una disciplina «objetiva» mediante
la cual el alumno será libre, pero se cae en la contradicción expresada en
la consigna «Obedéceme y serás libre». Al final, se obtiene también un
alumno «liberado» en función directa de su obediencia. Lo mismo que
en las escuelas religiosas.
La escuela es un santuario protegido de los desórdenes, los intereses indignos y las pasiones. Este modelo simbólico ha sido patente. El
Estado se impuso en la escuela, pero al retomar los programas educativos de la Iglesia, siguió siendo una escuela donde la sociedad no entra.
Profesores sabios al servicio del Estado y la escuela como monopolio de
la cultura legítima.
Desde hace treinta años, asistimos a la superación de este modelo.
Los alumnos permanecen cada vez más tiempo en la escuela, y en gran
parte de la literatura escrita por los maestros se les describe como «un
poco salvajes» y poco dispuestos a creer en la palabra del profesor ni
a jugar el juego de la institución escuela. «El santuario ha sido invadido por los bárbaros».
En Francia, como en México, la pobreza, la migración y el desempleo no son problemas sociales nuevos; lo nuevo es que los hijos de los
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padres que conocen esos problemas están en la escuela por mucho
tiempo, y que los maestros dudan entre cumplir con su papel como
profesores o el de trabajadores sociales. Con la educación actual entran nuevas culturas a las escuelas, culturas minoritarias que exigen
ser reconocidas. La escuela está obligada a comparecer ante la sociedad; es decir, ya no puede, como antes lo hacía, cerrar sus puertas.
Conforme más se desarrolla la escuela, más importantes son los
títulos, y la relación entre estudiantes y programas curriculares es
cada vez más utilitarista: no se asiste a la escuela para educarse, sino
para obtener títulos y certificados que sirvan para obtener un empleo. Dada la masificación de la educación, mucha gente tiene un
certificado escolar, pero quienes no lo poseen son considerados «lisiados sociales».
La distancia entre el ideal de la escuela y las prácticas educativas
se amplía constantemente; en contraste, el amor a la cultura gratuita
es cada vez más raro. Si pueden y tienen con qué, los padres mandan
a los hijos a las escuelas «eficientes», adjetivo que se aplica a las que
supuestamente ofrecen mayores posibilidades de obtener un empleo al término de los estudios. Las escuelas son vistas entonces como
mercados en que se forman las mejores «mercancías». Desde luego,
los más pobres no tienen la posibilidad de escoger la escuela más
eficiente, y si los profesores fueron considerados durante mucho tiempo como difusores de la cultura por vocación, hoy el peso de su
formación técnica es lo importante. De ello se sigue que su figura es
hoy menos «sagrada» y más técnica.
Además, se extiende la percepción de los alumnos como sujetos, y la tendencia es considerarlos en igualdad de derechos y con
una personalidad respetable. Ya no se puede aplicar más una disciplina autoritaria. Hace cincuenta años, los niños eran golpeados por
los maestros y nadie se alarmaba; hoy, en nombre de los derechos
humanos, esta práctica está desapareciendo.
Las políticas escolares se multiplican con rapidez y las reformas
son continuas. Desde hace veinte años, es raro el país en que no se
produzca una reforma tras otra. Los sistemas son más complicados,
y abundan las políticas de evaluación continua con respecto a la eficiencia y eficacia de las escuelas. La escuela de nuestros días forma
parte de un mundo que también se transforma permanente y rápidamente.
Sin embargo, la masificación de la escuela no ha incidido en su
democratización automática, y la escuela no ha colaborado en la
disminución de las desigualdades, debido a que la oferta escolar produce ella misma desigualdad y la segregación racial, religiosa, sexual
y económica sigue presente en las aulas.
No menos importante es la peligrosa contradicción que hay entre el crecimiento del PIB y el ensanchamiento de la desigualdad. En
tanto, el trabajo del maestro se hace más difícil, debido a que los
alumnos han perdido su motivación tradicional: el ascenso social, lo
que se traduce en problemas de indisciplina y violencia. Hoy, el oficio
del profesor es más expuesto y delicado. En la escuela liberal, la personalidad del profesor estaba atrás de su papel social; hoy, está delante.
Transitamos hacia sociedades y escuelas que no son mejores,
aunque tampoco necesariamente peores. Son resultado de los cambios de la realidad.
Esto significa que los profesores deben tener en cuenta primeramente la desarticulación del proceso educativo con respecto a la realidad. Los alumnos viven las tensiones entre escuela y familia, cultura
de masas y cultura escolar, identidad juvenil e identidad escolar, intereses intelectuales e intereses utilitarios. Son sujetos que deben resolver problemas, y ya no más actores sociales a los que se debe «rellenar», aunque siguen siendo individuos que tienen que dar por sí
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mismos sentido a sus existencias. En síntesis, deben ser actores sociales y racionales, a la vez. Hoy, el oficio de ser alumno también es
más difícil. En otras palabras, el aprendizaje y la disciplina escolar no
implican tantas dificultades como la automotivación, producir por sí
mismo el sentido del trabajo escolar y tener claro por qué se quiere
ir a la escuela.
El proceso de socialización de la escuela liberal iba de arriba
hacia abajo, y por ello la escuela era una máquina de introducción
de saberes y valores para la formación de la personalidad de los
alumnos; hoy, ese proceso va de abajo hacia arriba, y el recorrido
está marcado por la subjetividad del individuo para consigo mismo.
Hoy no se estudia lo que gusta, sino lo que significa mayores
posibilidades de ganar dinero. Esto es grave en la medida que aumenta la distancia entre aprendizajes útiles y aprendizajes inteligentes, y dificulta construirse como sujetos. Los alumnos se construyen
a sí mismos de conformidad con las posibilidades que ofrecen una
sociedad y una escuela no igualitarias. Pero hay que decir que algunos alumnos se logran construir como sujetos en el proceso del estudio. Son lo que cuentan con mayores recursos, no necesariamente porque pertenezcan a los sectores sociales más favorecidos
económicamente, sino porque participan en su propia formación.
Hasta en los países más ricos hay alumnos que rechazan la escuela; unos, con violencia; otros, desertando, y algunos más viviendo en un «mundo juvenil» y no en un «mundo escolar». El rechazo a
la escuela los coloca en una situación de fracaso ante la sociedad.
Una buena escuela es la que permite a los alumnos rebasar los obstáculos que les presenta la misma escuela. No se puede obligar a los
alumnos a ir a la escuela si los certificados no sirven para nada. De
esta suerte, mercado y cultura se separan, y el alumno es el que
debe buscar vincularlos.
El aprendizaje de la democracia no puede ser teórico, sino práctico: la mejor escuela es aquella en la que los alumnos aprenden a
vivir juntos, renuncian a plantearse problemas excesivamente ambiciosos y se forman con herramientas cognoscitivas fuertes que los
preparan para aprender a lo largo de la vida sin renunciar a la cultura (no necesariamente la cultura escolar). Es necesario partir de la
certeza de que los alumnos son inteligentes, pese a que ésta no sea
siempre evidente.
La escuela formará sujetos si se convierte en el lugar de aprendizaje de la vida y si valora debidamente a los alumnos. La escuela ya
no está más para transmitir valores sagrados y ser base de la socialización, sino para formar sujetos pensantes y activos. Por lo tanto, su
función es ahora más difícil.
Acudimos a una rápida y violenta transformación de las instituciones educativas, que son cada vez menos instituciones sagradas y
cada vez más instituciones que resuelven problemas, como consecuencia de una de las aspiraciones de la modernidad: una sociedad
de individuos activos y constructores de su propia subjetividad.
Hasta aquí la reseña de las palabras del doctor François Dubet.
Insisto en que no es ocioso repasar estas reflexiones, y otras
más, como un ejercicio de quienes estamos vinculados con la educación, que somos prácticamente todos, y que encontremos nuevos
y mejores destinos para la educación en México. Hay que dejar atrás
el pesimismo extremo de unos y el optimismo sin fundamento de
otros. Que el optimismo excesivo no nos lleve a negar problemas
que son reales, y que el pesimismo excesivo no nos concentre en
problemas inexistentes o a no ver la solución de problemas que tienen solución. Los pueblos se juegan sus destinos en los rumbos que
le dan a la educación, si bien no única ni exclusivamente. Será sano
que lo tomemos en cuenta.
Los establecimientos
de primeras letras en
el siglo XIX. Carencias
y limitaciones*
Ana Cristina Domínguez Hernández**
Litografía de la Instrucción Pública en la ciudad de México (AHDFM,
1972: «Instrucción Pública», Vol. 2485).
Introducción
Las situaciones que se viven en la escuela y,
para el caso de este ensayo, particularmente
en la escuela primaria, exponen un entramado social. Todos los individuos que participan dentro o fuera de la escuela son muy
importantes para el quehacer cotidiano, y
entre ellos destacan, desde luego, los profesores. Y en relación con éstos, llama la atención que con sus quejas relativas a las deficiencias de las instalaciones educativas y las
carencias de materiales de apoyo, no se dé al
mismo tiempo, como un referente importante, la reflexión sobre las condiciones que en
otros tiempos han afrontado los docentes
para desarrollar su labor.
La historia de la educación permite entender el origen y causas de las situaciones
mencionadas además de una constelación de
temas, asuntos y hechos, y contrastarlos con
los de nuestro tiempo. Carlos Pereyra advierte
de que «la historia no es juzgar, es comprender y hacer comprender» (Pereyra, 1980: 30).
Específicamente, la historia social se apoya en la demografía, la política, la economía
y el trabajo para entender el desempeño, retos y logros de los grupos sociales y los individuos. Su propósito es entonces el de estudiar las maneras de vivir y de sentir, de soportar
* Título modificado por la Redacción.
** Licenciada en Educación Primaria. Es egresada del
diplomado «Historia de la educación en el Estado de México ». LA GACETA agradece a la doctora Elvia Montes de
Oca Navas su apoyo para publicar éste y otros artículos
de egresados de dicho programa, que aparecerán en los
números siguientes.
y de luchar (Tuñón, 1986: 5) de los sujetos
que, como actores sociales, protagonizaron
su propio desarrollo histórico, pero que permanecen en la invisibilidad (Civera, 2002).
Pilar Gonzalbo subraya que toda historia
es historia social, que toda historia social es
historia cultural y que la historia social de la
educación es una historia cultural de la sociedad (Gonzalbo, citada en Galván, 2002: 22).
La historia social de la educación contribuye a
rescatar del anonimato a los actores sociales
del campo educativo y sacar a la luz sus historias particulares, en tanto que fueron ellos
quienes construyeron la realidad que les tocó
vivir y, por lo mismo, investigar sus acciones
es básico para la historia de la educación.
Dentro del marco esbozado, en este texto se analizan las condiciones materiales de
las escuelas de primeras letras de la Ciudad
de México y del Estado de México, durante
los dos primeros tercios del siglo XIX —concretamente entre los años 1821 y 1876—,
para lo cual inicia con un breve repaso de los
aspectos relacionados durante la Colonia, en
especial, lo relativo a la constitución de los
establecimientos de instrucción elemental en
1601, año en que se configuró el oficio de
las primeras letras en la sociedad
novohispana; se continúa con la introducción
de las Reformas Borbónicas en 1786, como
un hecho trascendente por la creación de las
escuelas pías, y en relación con el México independiente, se presentan algunas evidencias sobre las condiciones materiales en que
funcionaron los establecimientos o escuelas
de primera enseñanza, para, finalmente, presentar algunas conclusiones.
Las fuentes primarias consultadas se encuentran en el Archivo General de la Nación
(AGN) y en el Archivo Histórico del Distrito
Federal (AHDF). En las citas se conserva la ortografía original. Las fuentes secundarias son
citadas a lo largo del texto.
Antecedentes
Para el caso mexicano, la instrucción de la
niñez y de la juventud es una preocupación
social que nació cuando las familias aceptaron que era indispensable transmitir a sus
hijos los elementos mínimos de la formación
educativa: lectura, escritura y cálculo aritmético. Lo primero que se hizo para atender esa
tarea fue buscar a personas preparadas y ajenas a la familia. No fue difícil percatarse de
que era más viable en términos económicos
reunir a los pequeños de varias familias para
que fueran instruidos. Éste es quizás el antecedente colonial inmediato del surgimiento
de la figura del maestro y de los establecimientos educativos, y como la sociedad
novohispana estaba claramente estratificada,
pocos niños y jóvenes recibieron los beneficios de la educación así considerada. Sin
embargo, el maestro de primeras letras desempeñó su oficio probablemente un poco
antes de 1601. En ese año, el hecho significativo fue que nació el gremio del Nobilísimo
Arte de Primeras Letras (Arce, 1982: 49).
Así, la instrucción era particular y sólo
para los hijos de las familias que pudieran
pagarla. El maestro reunía su paga cobrándola individualmente a cada uno de sus discípulos, y, por el estipendio que recibía, estagaceta
37
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13
ba obligado a enseñar la doctrina cristiana y
los rudimentos de la lectura, la escritura y el
cálculo aritmético. Para transmitir esos conocimientos debía ser no sólo una persona preparada y examinada, sino además miembro
del gremio de maestros. Esto último le daba
el derecho a disfrutar de las garantías y privilegios que le ofrecía dicha pertenencia. Hay
que subrayar que los maestros de primeras
letras gozaban de los privilegios otorgados
por la Corona Española, tales como no ser
encarcelados, portar armas, tener cuatro esclavos y usar caballo (AHDF, 1786: «Instrucción Pública», Vol. 2475, Exp. 35). Algunos
maestros de primeras letras optaron por
adaptar algún local para poder reunir a los
discípulos, mientras que, por otra parte, los
maestros leccionistas acudían a la casa del
discípulo o bien en su propio hogar impartían clase (Larroyo, 1979: 15).
Desde las mismas Ordenanzas de Intendencia del Nobilísimo Gremio de Maestros
de Primeras Letras se controló la ubicación
de los establecimientos: “6ª. Ítem, que ningún maestro de los que conforme a estas
ordenanzas fuere examinado, pueda poner
escuela junto a otro que lo esté, salvo si la
tuviere dos cuadras en cuadro.” (Gonzalbo,
2000: 239-243)
El siglo XIX
Fue con la introducción de las Reformas
Borbónicas,1 en la segunda mitad del siglo XVIII,
que surgió la escuela municipal, específicamente
en 1786 (Tanck, 2000: 16). La escuela municipal es el antecedente más remoto de lo que
hoy conocemos como escuela pública y dentro
de ella, razas y clases sociales tuvieron acceso a
la instrucción elemental.
En la Ciudad de México se instalaron las
dos primeras escuelas municipales financiadas
por el erario público: una para niños, en la
que se les enseñaba a leer, escribir, las cuatro
operaciones básicas y la religión cristiana, y la
otra para niñas, que debían aprender a leer,
religión cristiana y labores consideradas «propias de su sexo», como coser y bordar.
Las escuelas pías —escuelas piadosas y
de caridad (Aguirre, 1963: 53)— fueron creadas para instruir a la niñez menesterosa de la
capital luego de que las epidemias y
hambrunas que azotaron la Ciudad de México llevaron a la calle a un número importante de niños y jóvenes que vagaban «sin oficio
ni beneficio» (Tanck, 2000: 169). Las dedica1
Las ideas ilustradas de los Borbones promovieron el
libre comercio y la limitación de cuerpos privilegiados,
hacían hincapié en los derechos del hombre, la igualdad
de todos y la ampliación de la participación del pueblo en
un gobierno representativo (Tanck, 2000: 115).
14
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das a los niños fueron instaladas en iglesias y
monasterios; las de niñas, en conventos. Estaba a cargo de cada escuela un preceptor
seglar. El surgimiento de las escuelas pías no
fue obstáculo para que los establecimientos
de los maestros agremiados continuaran prestando sus servicios.
La inestabilidad social, política y económica caracterizó el fin del siglo XVIII y habría
de marcar la mayor parte del siguiente, en
cuyos inicios, el movimiento independentista
recrudeció la situación de la que fue, al mismo tiempo, resultado.
La pobreza era el signo de los tiempos
para la mayor parte de la población, incluidos los maestros de instrucción elemental,
quienes dejaron de tener la protección de su
gremio, que fue suprimido en 1813 (Tanck,
2000: 22-23), y carecían de una legislación
educativa que normara tanto la actividad
como las condiciones en que ejercían su oficio. Además, las mismas condiciones económicas y políticas dificultaron en extremo el
recurso de contar con locales exclusivos para
la instrucción elemental.
En contraste, los establecimientos de instrucción elemental siguieron ocupando locales adaptados, bien se tratara de locales
rentados o de una parte de la casa del preceptor o preceptora. En ocasiones, esos locales
tenían muchas carencias para ser considerados como lugares idóneos (en el sentido de
confortables) para la enseñanza. Es muy probable que, en su mayoría, las casas fueran inseguras y riesgosas para los estudiantes.
Ignacio José Montes de Oca, dueño de
una casa de la Ciudad de México, hizo la denuncia de una escuela municipal, ubicada en
la Rivera de San Cosme, y solicitó al mismo
tiempo que se le entregara su vivienda en
renta porque no cubría los requisitos de un
local seguro para dedicarlo a establecimiento educativo:
Soy dueño de la casa que nombran
del conde del Valle, la cual ocupan oy
las escuelas gratuitas de niños y niñas.
Como interesado en la conservación
de dicho edificio debo hacer presente á V.E. que su estado ruinoso necesita de pronta compostura, pues una
de las paredes de la ahstancia tiene
una cuarteadura que si se deja sin
tomar por mas tiempo puede causar
algunas desgracias, y la escalera por
donde suben y bajan los niños no sólo
se le ha caído el pasamano, sino que
sólo le han dejado dos vigas pegadas
á la pared que sostienen unos estrechos escalones al aire por cuya razón
están muy espuestas las criaturas, al
menor descuido ó resbalón á caerse y
matarse.” (AHDF, 2 de marzo de 1837:
«Instrucción Pública», Vol. 2479, Exp.
357, f. 2).
En el caso de las «Amigas» también ocurría
lo mismo, pues estos establecimientos tampoco eran lugares idóneos.
Muchas de las amigas estaban ubicadas en vecindades o en accesorias,
pequeños cuartos en el primer piso
de viviendas construidas en serie, con
una puerta y una ventana dando a la
calle. (Tanck, 2000: 63).
Concepción Lombardo de Miramón dejó un
testimonio de lo que padecieron ella y sus
compañeras por la ubicación e insalubridad
del establecimiento en que estudiaban:
Mis maestras ocupaban una vivienda
en el Hospital de Terceros. A la entrada de la casa había un espacioso patio rodeado en cuadro de una ancha
galería. A la izquierda de la puerta de
entrada una gran escalera y enfrente
de la puerta el cuarto que llamaban
el depósito, nada menos que era el
lugar adonde ponían de cuerpo presente a los muertos. De manera que
cuando había un cadáver en aquel
cuarto, las niñas pasábamos a toda
carrera por enfrente, tapándonos los
ojos. (Lombardo, 1989: 3).
Situaciones de este tipo también se vivieron
en el Estado de México, pues buena parte de
las escuelas de primeras letras no eran adecuadas: «la mayoría de las que estaban establecidas contaban con locales insanos, mal
situados y peor servidos en sus útiles» (Vega,
1999: 83).
En los pueblos de la Ciudad de México y
del Estado de México era tanta la miseria que
contar con una escuela de primeras letras era
considerado un privilegio más que especial,
el cual confería prestigio a la comunidad porque le daba un sello de progreso, aun cuando las condiciones materiales del establecimiento fueran precarias:
Si el pueblo era afortunado, además
de iglesia tiene un mesón y una escuela; ésta se reduce [a] un cuarto con
unas cuantas bancas ocupadas por
niños en harapos dirigidos por un
maestro igual a ellos. Aprenden a
deletrear en un viejo libro de leyes y
en un pizarrón en el que hay escritas,
con mala ortografía, unas cuantas
máximas morales. (Noriega, 1978:
1919).
Las escuelas de las ciudades y de las cabeceras eran objeto de mejores atenciones por
parte de las autoridades que las de los pueblos: «... las condiciones físicas de los locales
escolares en ellos eran mucho más deplorables que las de aquellos que estaban en la
ciudad...» (García, 1999: 38). Además, en las
cabeceras había escuelas municipales, una
para niños y otra para niñas, mientras que
en los pueblos sólo existía una escuela mixta.
Los informes y testimonios de gran parte del siglo XIX relativos a las escuelas del Estado de México señalan que las escuelas de
primeras letras eran insuficientes y malas
(GEM, 1974: 33). Un informe del Cabildo de
Teotihuacán presentado el 28 de noviembre
de 1834 da idea de esa situación:
Se carece de escuelas, casi no las hay
en los pueblos de la municipalidad y
sólo mantiene por preceptor a un
doctrinero que enseña a los alumnos
lo más la doctrina y el conocimiento
de las letras, a más de que la distancia de uno y otro pueblo no permite
que en el más a propósito se ponga
una escuela a beneficio de los demás,
pero no acuden los niños, porque son
distancias grandes y barrancas que en
tiempos de agua, son verdaderos ríos,
motivo por el cual suceden muchas
desgracias. Por cuyas razones sólo
existe [escuela] en la cabecera con el
auxilio de la contribución directa. (GEM,
1974: 33).
No hay noticia de que durante los dos primeros tercios del siglo XIX haya habido un
edificio especialmente destinado a ser escuela; en todo caso, con la aportación de las familias se construía una sala grande para que
hiciera las veces de establecimiento escolar.
Casi era consecuente que tampoco hubiese
mobiliario escolar como ahora lo entendemos. Asimismo, en las denuncias presentadas a los ayuntamientos hay información sobre las malas condiciones higiénicas de los
establecimientos. Éste es el testimonio de la
preceptora Concepción Alcántara:
La casa en la que esta situado el establecimiento tiene dos inconvenientes:
el uno, que estando sobre una Tocinería tiene la plaga de los piojos de
los puercos, cuyas picaduras no sólo
mortifican mucho sino que alguna vez
son de serias consecuencias; y el otro,
que como en la estación de aguas se
pone la Plazuela, a que dá frente, y
todos sus alrededores, poco menos
que intransitables, deja de ir un gran
numero de alumnas, perdiendo tal
vez en esta temporada los adelantos
adquiridos en la época anterior.” (AHDF,
1854: «Instrucción Pública», Vol.
2481, Exp. 531, 6 ff.).
Estas condiciones y el entorno político y económico tanto local como nacional obligaron
a los preceptores a recibir a los discípulos en
esos locales adaptados como escuelas, y pese
a que los mismos maestros procuraron mejorar dichos espacios, la falta de financiamiento impidió ese propósito.
Muchas de las denuncias consultadas tienen como objetivo solicitar el traslado de la
escuela a otro establecimiento con mejores
condiciones higiénicas y materiales. Tal es el
caso de una de las Escuelas de Beneficencia,
ubicada dentro del mercado en un local al
que acudían muchos estudiantes, según el
testimonio de Vidal Alcocer, tesorero de la
Sociedad de Beneficencia de la Ciudad de
México:
Tan estrecho este y el numero de
alumnos que concurren sea tan crecido; que para no despedir á los niños que no caben, se tenga que alternar cada tercer día unos con otros
y como por otro lado, se haya notado que tanto estos como algunos Preceptores se han enfermado por la
poca ventilación, y el numero considerable de alumnos que encierra á
pesar de las alternaciones ya dichas;
considerando 1º que dos ó tres días
de alternaciones atraza á los alumnos,
2º que se hayan en muy buena disposición la clase de jóvenes que allí
concurren para mejorar de costumbres, y que si se les quitara de allí el
Establecimiento por las incomodidades espresadas, seria muy sensible á
esta Sociedad (...) y por ultimo que
aun los mejores preceptores que se
han procurado poner allí, no han subsistido por no permitir el local acomodar las clases, que estos Establecimientos deben de tener, y claro es,
que los adelantos serian muchos mas
si el local presentara un poco más de
estencion. (AHDF, 1859: «Instrucción
Pública», Vol. 2481, Exp. 586, 4 ff.)
Y no sólo se cuenta con registros sobre las
malas condiciones en que se encontraban los
establecimientos de instrucción elemental,
sino que también hay información abundante sobre la falta de los materiales indispensables para la enseñanza de primeras letras,
como papel, tinta, libros, pautas para rayar
el papel y catecismos, entre otros. Desde luego, abundan igualmente las peticiones correspondientes.
Los ayuntamientos procuraron entregar
a algunos establecimientos de primera enseñanza los materiales mencionados, pero éstos no eran suficientes para atender a la demanda de los alumnos, en especial de papel,
tinta y cartillas. Es más, esas dotaciones eran
esporádicas.
En cambio, la situación de los establecimientos financiados por los padres de familia era vista como de privilegio: «Las escuelas
particulares eran las que por lo regular estaban mejor dotadas y las municipales o gratuitas solían carecer de muchos de los útiles
y muebles indispensables.» (Vega, 2001: 236)
Pese a las carencias tanto de un local digno como de materiales de enseñanza, los preceptores mantuvieron su optimismo y el interés necesario por conservar abiertos los
establecimientos, tener abiertas las escuelas de
primera enseñanza existentes y, al mismo tiempo, abrir más, como se aprecia en el examen
público del que se extrae la siguiente cita:
A pesar de las penurias y zozobras casi
[para] continuar en ese rumbo, se ha
planteado en Chilapa un establecimiento de educacion, cuyos resultados actuales prometen para lo sucesivo los mas satisfactorios. (AGN, 1836:
«Justicia e Instrucción Pública», Vol.
8, Exp. 25, ff. 209-210, Chilapa).
Conclusiones
Las aulas y los edificios escolares con que
cuenta hoy el sistema educativo nacional han
sido resultado de la evolución de la instrucción elemental tanto como de los esfuerzos
y compromiso de autoridades, maestros, padres de familia y alumnos, sobre la base de
una preocupación social que inició en el último tercio del siglo XVIII, se fortaleció en el
siglo XIX y tomó su perfil definitivo a lo largo
del periodo posrevolucionario. Para el caso
de este texto, esa afirmación está subrayada
en relación con la educación básica, que hunde sus raíces históricas en la llamada enseñanza de las primeras letras.
Los testimonios presentados sobre las
carencias de lugares exclusivos e idóneos en
términos materiales para la enseñanza de los
conocimientos esenciales hablan de percepciones sociales e individuales acerca del papel de la educación en la formación de los
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niños y los jóvenes, pero son también antecedentes importantes para entender la penuria con que surgió la educación primaria,
que fue atendida de manera sistemática, y
no sin limitaciones, hasta el siglo pasado. Las
evidencias apuntan a que en los periodos históricos precedentes hubo la intención de
atender esas carencias, pero la situación del
país fue especialmente difícil en el siglo XIX,
por la inestabilidad política que abarcó la
mayor parte de esa agitada centuria.
Con todo, el Congreso Higiénico Pedagógico efectuado en 1889 fue un foro en que
se denunció oficialmente las condiciones deplorables e insanas de los establecimientos de
primera enseñanza, y durante el mismo se propusieron medidas para que las escuelas contaran con locales exclusivos, adecuadamente
ventilados e iluminados, como condición para
el mejoramiento de la enseñanza y apoyar la
permanencia de los discípulos en las escuelas.
Ciertamente, antes de ese congreso hubo instancias que procuraron el mejoramiento de
los establecimientos, como la Compañía
Lancasteriana, cuyo reglamento incluía un proyecto que definía un plano ideal y las condiciones que debía cubrir la sala a ser utilizada
como aula, con las dimensiones idóneas y
detalles relativos a la ventilación.
Pero, como ya quedó de manifiesto, los
preceptores y las maestras del siglo XIX también llegaron a denunciar ante el Ayuntamiento de la Ciudad de México algunas situaciones de riesgo de los locales habilitados como
establecimientos escolares.
Es necesario insistir en que, pese a las
condiciones deplorables de trabajo, el maestro y la preceptora del siglo XIX procuraron
instruir a grandes cantidades de discípulos, y
más todavía, que no fueron apáticos o indiferentes a esas limitaciones y carencias; antes bien, manifestaron en diversas ocasiones
16
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su alto sentido de responsabilidad, vocación
y lucha por hacer de su oficio una labor de
construcción.
Referencias consultadas
ARCHIVOS
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e «Instrucción Pública».
AHDF: Archivo Histórico del Distrito Federal. Ramo
«Instrucción Pública».
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escenarios, 1999-2000, México, ISCEEM, pp.
233-256.
de
elcolegiomexiquense
El Séptimo coloquio
internacional sobre
otopames
Hubo que organizar seis coloquios internacionales sobre otopames para que el séptimo se realizara en EL COLEGIO MEXIQUENSE,
A. C., en la tercera semana de noviembre;
semana agitada e intensa que incluyó trasladar una jornada del encuentro a San Juan
Atzingo, sede la comunidad tlahuica, en el
municipio de Ocuilan.
En la inauguración, la doctora Ana María
Salazar Peralta, investigadora del Instituto de
Investigaciones Antropológicas de la UNAM,
aseguró que México vive un momento histórico que demanda políticas de Estado en materia de cultura para promover la democracia
cultural y fortalecer la soberanía identitaria
frente a los ejes del poder globalizado.
En nombre del comité organizador del
encuentro —convocado por veintidós instituciones y dependencias y en el que se presentaron unas sesenta ponencias— aseguró
que actividades como el coloquio representan un compromiso académico fundamental
cuya meta es el estudio e investigación de las
culturas indígenas y su relación con la sociedad nacional y mundial.
Por su parte, el presidente de EL COLEGIO,
doctor Carlos Quintana Roldán, destacó la
presencia histórica en el Estado de México de
matlatzincas, mazahuas, otomíes y tlahuicas,
que forman parte de la familia otopame con
los pames y los chichimeca-jonaz.
Durante la defensa de su tesis, la doctora Adriana
Sandoval. La segunda titulada del programa presentó el trabajo Los dilemas de acción colectiva en organizaciones comunitarias. Una afectuosa felicitación.
MÉXICO, D. F.- Presentación del libro del maestro
Omar Martínez Legorreta, La regionalización de
Asia Pacífico. La creación de APEC (Un proyecto
inconcluso). En el orden acostumbrado, el doctor
Carlos Uscanga Prieto, profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la UNAM; el autor, el doctor Carlos Quintana
Roldán, y el doctor Alfredo Román Zavala, profesor-investigador del Centro de Estudios de Asia y
África de El Colegio de México.
Estos grupos son muestra de
la diversidad cultural del México del
siglo XXI y han demostrado su capacidad para transformarse de
acuerdo a las nuevas circunstancias históricas, de ahí que el estudio de su devenir sea un elemento
importante para la construcción de
la identidad de los mexicanos, y
punto clave para entender la complejidad del país y atender la difícil
situación que padece gran parte de
la población indígena, añadió.
En la primera de las conferencias magistrales, el doctor Jacques
Galinier, investigador de la Univer- La gráfica ilustra la copiosa asistencia y participación que se
sidad de París X-Nanterre, expuso Coloquio internacional sobre otopames.
«El panoptikon mazahua-Visiones,
substancias y relaciones». Presentó el ade- jo etnográfico por llevar a cabo, se basó en
lanto de una investigación en curso en los testimonios de primera mano de sus inIxtlahuaca, Estado de México, sobre la base formantes sobre los significados que se dan
de un modelo nocturno de los sueños y de a las imágenes de animales y vegetales en los
su interpretación tradicional entre el pueblo sueños, e incluso sobre la antropomorfización
de objetos materiales a los que se conceden
mazahua.
A lo largo de su exposición, el investiga- atributos humanos.
La primera de las trece mesas de trabajo
dor detalló aspectos poco conocidos de las
visiones espectrales que tienen los mazahuas, estuvo dedicada a «Otopames del Estado de
y aunque reconoció que falta mucho traba- México: sociedad y religión» y fue moderada
gaceta
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dio en el VII
17
por la doctora Lourdes Báez, en la cual destacaron las participaciones de María Isabel
Hernández González, investigadora del INAH,
sobre «La Iglesia Interdenominacional y la
cultura mazahua de San Antonio Bonixi»,
comunidad de Ixtlahuaca, y la de Efraín Cortés Ruiz, investigador de la misma institución,
sobre «La jerarquización simbólica del territorio en el ritual de grupos evangélicos
mazahuas».
La segunda mesa estuvo dedicada a «Población y asentamiento», fue moderada por
el historiador Raymundo Martínez García y
en ella se presentaron cinco ponencias, entre
las cuales estuvo «Costumbres antiguas de
los otomíes de Jiquipilco», a cargo de la doctora Doris Bartholomew, investigadora del
Instituto Lingüístico de Verano. La primera
conferencia magistral, «Consideraciones sobre el patrón de asentamiento en la región
de Jilotepec», fue ofrecida por la doctora Rosa
Bambrila Paz.
En la segunda jornada, la maestra
Rosaura Hernández Rodríguez, investigadora de EL COLEGIO, dictó la conferencia magistral «Cahuacan», y la doctora María Teresa
Jarquín Ortega ofreció la tercera de esas conferencias, que estuvo dedicada a la maestra
Hernández Rodríguez, precisamente, a quien
se hizo un homenaje a lo largo del coloquio
junto al doctor Pedro Carrasco Pizana, quien
por motivos de salud no pudo estar presente. Una versión del texto de la doctora Jarquín
abre este número de la GACETA.
Además, se realizaron las mesas dedicadas a «Migración y género», «Migración y
dinámicas sociales» y «Arqueología del Valle
de Toluca», y las presentaciones de dos libros
en el Museo-taller Nishizawa, en Toluca, organizadas por el Instituto Mexiquense de
Cultura.
El encuentro se trasladó a San Juan
Atzingo para cumplir su tercera jornada, en la
que tuvo una destacada participación la Universidad Intercultural del Estado de México y
se disfrutó de la amable recepción de la comunidad. Las mesas se trabajo se dedicaron a
«Historia y cultura de San Juan Atzingo» y «Experiencias de rescate y aprendizaje».
Advertencia tlahuica
En esa comunidad, «hay focos rojos que en
cualquier momento pueden estallar», afirmó
el representante de bienes comunales,
Ildefonso Zamora Baldomero, en relación con
el conflicto histórico que Atzingo sostiene con
el pueblo de Santiago Ocuilan —hoy Ocuilan
de Arteaga— por tierras y límites.
De esa manera quedó de manifiesto una
vez más el origen histórico de los conflictos
18
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El doctor Sergio García Ramírez y el maestro Omar
Martínez Legorreta, durante la conferencia del
primero dedicada a la Corte Interamericana de Derechos Humanos.
agrarios, como lo han advertido de manera
reiterada investigadores de E L C OLEGIO
MEXIQUENSE, A. C.
Zamora Baldomero presentó el texto
«Problemática territorial», que incluyó un recuento del conflicto con énfasis en la resolución de la Secretaría de la Reforma Agraria, a
través del Cuerpo Consultivo Agrario —motivada por resolución y ejecutoria de la Suprema Corte de Justicia—, que reconoció y
tituló 14 970.32.10 hectáreas a Ocuilan de
Arteaga y 25 613.32.10.60 hectáreas a San
Juan Atzingo.
Pero el procedimiento fue repuesto por
el Tribunal Agrario número 9 de Toluca, que
resolvió en dos sentencias, en 1996 y 2001,
respectivamente, a favor de Ocuilan de
Arteaga, las cuales, a decir de Zamora
Baldomero, fueron parciales «a favor de
Ocuilan», y respondieron a «influencias políticas, intereses económicos y favores partidistas»
La cuarta y la quinta jornadas del coloquio incluyeron las mesas de trabajo dedicadas a «Sociedad y religión» (dos), «Lengua y
cultura», «Fuentes e historiografía. Geografía histórica», «Cosmovisión y religión en la
historia antigua de los otopames»» e «Historia antigua: organización social y económica”, así como las conferencias magistrales
«Pedro Carrasco, una semblanza de su obra
y sus aportaciones al estudio de las culturas
indígenas de México», el otro gran investigador homenajeado durante el coloquio, por
parte de la doctora Johanna Broda, y «La cultura del maguey y los grupos otomianos del
centro de México», por el doctor René García
Castro.
El coloquio incluyó la presentación de los
libros Levantando sombras (Ediciones
C’angandho, Hidalgo, 2005) de Alberto
Avilés, que fue comentado por Dora Pellicer,
y Las fiestas de los santos (INAH, 2005), editado por Efraín Cortés, que fue comentado
por los doctores Beatriz Albores Zárate y Leif
Korsbaek. Las presentaciones se realizaron en
el Museo-taller Nishizawa, en Toluca.
Japón y la regionalización
de Asia Pacífico. La
creación de APEC (Un
proyecto inconcluso), libro
seminal
MÉXICO, D. F.- Libro llamado a ser la base de
estudios que hacen falta y, por lo mismo, pionero. Ambicioso tanto en el detalle como en
la cobertura temporal, Japón y la regionalización de Asia Pacífico. La creación de APEC
(Un proyecto inconcluso), del maestro Omar
Martínez Legorreta, coordinador del Programa Interdisciplinario de Estudios sobre Asia
Pacífico, dio ocasión para discutir ampliamente la importancia creciente, e ineludible, de
aquella región. La obra está coeditada por EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., y la Universidad
Autónoma de Nayarit.
En el Centro Cultural Isidro Fabela (Casa
del Risco), el presidente de E L C OLEGIO
MEXIQUENSE, A. C., doctor Carlos Quintana
Roldán, abrió la sesión considerando al libro
editado por la propia institución como una
obra muy importante, y resumió: ofrece un
panorama claro, preciso y amplio de la importancia que Japón tiene en la región y para
México. Se refirió al tratado firmado con
aquella nación y consideró que el libro fundamenta la necesidad de que México saque
el mayor provecho de dicho acuerdo.
El presidente de EL COLEGIO agradeció e
hizo un reconocimiento a la Universidad Autónoma de Nayarit por coeditar la obra, y al
rector de esa institución, maestro Omar
Huicar Gutiérrez, por su disposición para llevar a cabo la publicación.
La maestra María Cecilia Ortiz Vázquez obtuvo su
grado con la tesis Evaluación del impacto individual
familiar, en el negocio y comunitario en beneficiarios de programas microfinancieros municipales,
2001-2004. Felicidades.
En tanto, el doctor Carlos Uscanga Prieto, profesor de tiempo completo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM,
en sus comentarios al libro, dijo que éste reúne un material ágil y versátil, que está orientado al público interesado en Japón y los mecanismos de cooperación regional, pero
cumple además con las exigencias de cualquier especialista.
Asimismo, consideró al maestro Martínez
Legorreta un pionero de los estudios sobre
Asia Pacífico, así como un incansable promotor de una mayor e inteligente inserción
de México en la Cuenca del Pacífico.
Por su parte, el doctor Alfredo Román
Zavala, profesor-investigador del Centro de
Estudios de Asia y África de El Colegio de
México, afirmó que quienes están interesados en la evolución y el presente del este de
Asia y cómo participa Japón en el proceso
pueden llenar muchos huecos con el libro.
Además, contarán con un repaso histórico
detallado del mismo proceso de integración,
de los agrupamientos comerciales, la
triangulación del libre comercio, la iniciación
de la ANSA, la relación de EU con Japón y cómo
participa la superpotencia en la región.
Se trata de un libro que marca caminos
para el análisis, pues su contenido es muy
abarcador, y pese a que es muy ambicioso,
acotó, es importante tener este tipo de materiales que provocan preguntas, las cuales
no surgirían si el libro no hubiese sido publicado. De ahí que uno de sus mayores méri-
tos sea el de fomentar la inquietud por la
investigación.
En su oportunidad, el autor de Japón y
la regionalización de Asia Pacífico. La creación de APEC (Un proyecto inconcluso) —
quien fue Secretario General de El Colegio
de México, embajador ante la República Popular China y primer presidente de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., donde actualmente
es el coordinador del Programa Interdisciplinario de Estudios sobre Asia Pacífico—, relató que fue durante el año sabático que tuvo
en 2000 en Japón cuando decidió escribir el
libro, al que consideró muy ambicioso, pero
no acabado.
Se detuvo en las propuestas japoneses
para la regionalización de Asia Pacífico y dijo
que la obra está dirigida al público en general y a los estudiantes, pues aquélla es una
región cercana y lejana a la vez para México,
con la que éste comparte once mil kilómetros de litoral y una historia que se remonta
al siglo XVII. Insistió en la necesidad de que
en los diferentes sectores que componen la
sociedad mexicana se despierte interés por
Asia Pacífico, en vista de su indudable importancia. «México tiene en esa región uno
de sus grandes atrasos en materia de aprovechamiento de oportunidades, mayor conocimiento de la misma y de su importancia para
el país y su desarrollo».
Señaló que en las conclusiones concuerda con que el siglo XXI será asiático, pero ello
sólo será posible si se da el entendimiento
entre Japón, la República Popular China y
Estados Unidos, de lo cual dependerá en gran
medida el futuro de la globalización y de los
equilibrios internacionales.
EL C OLEGIO MEXIQUENSE, A.
C., sede de la Red
Iberoamericana por las
Libertades Laicas
Un conjunto muy afortunado de esfuerzos,
oportunidades y factores han dado como
resultado que EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C.,
a través del Programa Interdisciplinario de
Estudios sobre las Religiones (PIER), sea la sede
de la Red Iberoamericana por las Libertades
Laicas (RILA), en la que además del apoyo de
EL COLEGIO concurre el de la Fundación Ford.
El antecedente de la Red es Libertades
Laicas, definido como «un proyecto alternativo y autónomo, sin fines de lucro, integrado por un pequeño y sólido grupo de investigación y difusión, vinculado con un gran
número de asesores académicos y activistas,
especialistas cada uno en su ramo, con lo que
se conforma un grupo interdisciplinario y
descentralizado de organizaciones, grupos y
actores».
El doctor Roberto Blancarte Pimentel,
asesor del PIER y director general de Libertades Laicas, hizo la presentación tanto de la
Red como de la página electrónica
www.libertadeslaicas.org.mx y de la «Declaración universal sobre la laicidad en el siglo
XXI», misma que fue presentada en el Senado francés días después del encuentro con la
comunidad de EL COLEGIO, en ocasión del
centenario de la separación Estado-iglesias en
aquella nación, por los investigadores Micheline Milot, de Canadá; Jean Baubérot, de Francia, y el propio Roberto Blancarte.
Éste relató el origen, gestación y desarrollo del proyecto múltiple, y dio lectura a
algunas de las partes más significativas de la
declaración, la cual será incluida íntegramente
en un número próximo de la GACETA, aunque puede ser consultada en la página electrónica mencionada.
Para los propósitos de esta nota, reproducimos tres párrafos fundamentales de los
principios y valores que inspiran a Libertades
Laicas, mientras invitamos a las lectoras y los
lectores a consultar la página electrónica.
«Creemos que el marco de la laicidad del
Estado, bajo cualquier forma legal existente,
es el que garantiza los derechos humanos y
civiles para la convivencia plural en libertad
de conciencia, de creencias y de convicción,
ante las tendencias radicales y
fundamentalistas que atentan contra ellos.
»El proyecto libertades laicas pretende
generar un intenso intercambio entre individuos, organizaciones y asociaciones públicas
y privadas en Iberoamérica, con el fin de reforzar el conocimiento teórico y práctico de
la laicidad y sus libertades afines. Asimismo,
busca el fortalecimiento y la consolidación de
una comunidad interesada en este tema, con
el objeto de generar mayores espacios de libertad y una sociedad abierta.
»Esperamos que éste se convierta en un
lugar de intercambio de ideas, experiencias y
proyectos, en bien de las comunidades académicas y de activistas en favor de los derechos humanos y las libertades. Invitamos a
todos a contribuir a este espacio colectivo,
con el único objetivo de contribuir (sic) a una
sociedad más libre.»
El directorio de Libertades Laicas está integrado así: Director General, Roberto
Blancarte; Coordinadora General, Ana Laura
Correa; Coordinador de Investigación, Daniel
Gutiérrez Martínez; colaboradora en contenidos, Nelly Rosa Caro Luján; asistentes de
contenidos, Edna Galindo Vargas y Jorge
gaceta
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19
Echeguren; diseño y desarrollo web, Salvador Chávez y Adrián Salgado; diseño gráfico,
Luis Alberto Martínez y Alejandra Tella; asesoría en sistemas, Tania Chávez; Comité Asesor Regional: Gabriela Rodríguez y José Luis
Aguilar; asesoría externa: Afluentes, A.C., y
Demysex, A.C., y editor del boletín Libela,
Eduardo del Castillo.
Un «hasta luego» para la
doctora Elvia Montes de
Oca Navas
La doctora Elvia Montes de Oca Navas. Historiadora, trabajadora intelectual, investigadora fundadora de EL COLEGIO M EXIQUENSE, A. C.
Luego de poco más de diecinueve años de
servir a EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., la doctora Elvia Montes de Oca Navas optó por la
jubilación. Profesora normalista de origen,
licenciada en Filosofía y doctora en Estudios
Latinoamericanos por la UNAM, la historiadora
ha realizado un trabajo caracterizado por su
dedicación a la historiografía, su vocación de
servicio, su honda preocupación por difundir la historia del Estado de México para que
sobre todo los niños y los jóvenes desarrollen su sentido de pertenencia y su identidad,
y su incansable capacidad.
Consistente, ordenada, sistemática, ha
hecho tareas que sientan las bases para otras
investigaciones: indagar en los archivos y llevar el registro puntual de las publicaciones
(libros, revistas y otros materiales hemerográficos) relacionados con el Estado de México.
A ella le debemos la primera historia de la
hacienda Santa Cruz de los Patos, que cobró
forma en un libro imprescindible para la comunidad de EL COLEGIO.
A su honestidad intelectual y su humildad —siempre se ha considerado una investigadora en formación—, hay que añadir su
consistencia intelectual. Enemiga del
protagonismo, ha accedido a participar en
los programas de radio y televisión Aula Ma-
20
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yor cuando el tema está dentro del círculo de
sus indagaciones, lo que desde estas páginas le agradecemos tanto como su amistad y
sus cualidades humanas.
En su abundante producción editorial es
indispensable mencionar Los dueños y las tierras de la hacienda Santa Cruz de los Patos;
Bibliografía histórica del Estado de México
(cuyos últimos libros están en formato electrónico), Sor Juana Inés de la Cruz.
Bibliohemerografía y La educación socialista
en el Estado de México, además de diversos
artículos dedicados a la educación socialista
en los municipios mexiquenses incluidos en
libros de la colección «Cuadernos Municipales», por sólo dar ejemplos importantes pero
insuficientes de una lista muy larga.
Después de ser testigos de la rutina inflexible de la doctora Montes de Ova Navas
para cumplir con sus tareas, estamos seguros
que le resultará muy difícil dejar de ser una
trabajadora intelectual, y el tiempo nos dará
la razón cuando nos enteremos de otra publicación de una mujer digna de los mayores reconocimientos. Hasta pronto, doctora.
Gutiérrez Martínez, quienes se integran al
claustro de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C.
Al mismo tiempo, comparte que el doctor
Nelson Arteaga Botello, que se venía desempeñando como investigador y Coordinador de la
Maestría en Ciencias Sociales con Especialidad
en Desarrollo Municipal, ha sido designado
Subdirector Académico de la Facultad de Ciencias Políticas y Administración Pública de la
Universidad Autónoma del Estado de México,
responsabilidad en la que le deseamos el mayor de los éxitos. Asimismo, le testimoniamos
nuestra amistad y agradecimiento por el invariable apoyo que nos dio en las tareas de difusión del quehacer institucional. En tanto, la
maestra Susana Medina Ciriaco fue designada
Coordinadora de la Maestría.
Bienvenida a investigadores
que se integran a EL
COLEGIO
En cuando menos dos generaciones, México
no se integrará a Estados Unidos y tampoco
será posible la integración de América Latina, aseguró el embajador Gustavo Iruegas,
quien se pronunció porque el país recupere
el prestigio que llegó a tener, y que se ha
perdido, con base en el reconocimiento a una
política exterior que le era propia y que se
ejercía con independencia diplomática.
El ex subsecretario para América Latina
y el Caribe y ex representante de México en
diversas naciones y organismos señaló que
ya no se trata de discutir que la política exterior de la actual administración federal ha
sido desastrosa, sino de decidir qué hacer
para recuperar aquel prestigio como un bien
superior.
Invitado por el maestro Omar Martínez
Legorreta, coordinador del Programa
Interdisciplinario de Estudios sobre Asia Pacífico de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., a
exponer la conferencia «Una visión de México y América Latina», el embajador Iruegas
consideró que querer asumir el papel de interlocutor entre los demás países y Estados
Unidos es «una patraña», pues dado el papel hegemónico de la primera potencia
mundial ésta se inclina por mantener contactos directos con el resto de las naciones,
todas las cuales pueden hablar con Estados
Unidos.
Asimismo, cuestionó la matrícula que
se ha dado a los mexicanos que trabajan en
Estados Unidos porque dicho documento
La GACETA da una cálida bienvenida a los
maestros Luz María Salazar Cruz y Daniel
La maestra Luisa Argelia Carrera Chávez, egresada
de la séptima promoción de la Maestría, firma el
libro de actas. Su trabajo de titulación es El tercer
sector en la atención a la niñez en situación de calle. Análisis en el Distrito Federal (México). Felicidades.
Cuestiona el embajador
Gustavo Iruegas la
posibilidad de una
integración pronta de
México con EU y AL
Reconocido además de por su larga trayectoria diplomática —actualmente está dedicado a la investigación y la docencia—, por
su postura crítica ante la política exterior del
actual gobierno federal y sus discrepancias
con el ex canciller Jorge Castañeda, el embajador Iruegas dijo que México debe recuperar la independencia de su política exterior
con los argumentos del carácter belicoso de
Estados Unidos y de proclamarse como un
país amante de la paz que no convalida la
transgresión al derecho internacional y que
mantiene sus propias prioridades en materia
de seguridad.
Fue presentado el libro
Administración pública y
procesos políticos en
México, de la doctora
Cecilia Cadena
El doctor Vijay Rangarajan habló del presupuesto
comunitario europeo.
carece de un sustento firme pero al gobierno
mexicano le ha servido para que los migrantes
abran cuentas en los bancos y envíen sus
remesas a menor costo y obtengan licencia
de manejo, documento que equivale a la cédula de identidad.
El embajador Iruegas hizo un repaso de
la relación de México con América Latina, de
la apertura comercial mexicana desde su entrada al GATT y a la OCDE, y posteriormente al
TLCAN —lo que fue visto por el resto del
subcontinente como un intento de ingresar
al club de los ricos y de olvidarse de AL—;
analizó a grandes rasgos la relación histórica
con Estados Unidos y se detuvo en exponer
la integración europea como el resultado de
cincuenta años de trabajo tanto en la corrección de los desequilibrios económicos de los
países que han terminado por conformar la
Unión Europea —caracterizados todos por
su fuerte clase media— como en la equiparación de órdenes jurídicos.
Esos requisitos y tareas son precisamente los que señalan la imposibilidad de una
integración de México con Estados Unidos
y con América Latina, pues en el primer caso,
80% de los mexicanos no califica para integrarse a la sociedad más rica del planeta ni
hay la voluntad política en las sociedades
para hacerlo; y en el segundo, América Latina conforma una identidad cultural, pero
los países que la integran tienen historias
muy diferentes.
TOLUCA, ESTADO DE México.- Al comentar el
libro Administración pública y procesos políticos en México, de la doctora Cecilia Cadena Inostroza, coordinadora de Investigación
de la misma institución, el doctor José Luis
Méndez Martínez, investigador de El Colegio de México, destacó la urgente necesidad
de ver al servicio profesional de carrera (SPC)
como un factor esencial de la transición democrática, y se refirió, apoyándolos, a los argumentos de la autora sobre los daños que
ha causado el país la lealtad a las personas
más que a las instituciones cuando se integran los gabinetes de los tres niveles de gobierno, cuya base ha sido el clientelismo, el
amiguismo y el patrimonialismo, que siguen
presentes en la mayoría de las administraciones públicas en México. Hay además una gran
desconfianza de la población hacia sus gobiernos, que se traduce en la baja tributación,
entre otros efectos nocivos derivados del temor a la corrupción, asentó.
Con base en su experiencia, resaltó que
el SPC rinde frutos cuando se aplica con decisión, pero admitió que la aplicación de la ley
federal respectiva ha avanzado lentamente y
con tropiezos, debido a que uno de cada tres
concursos realizados por la Secretaría de la
Función Pública entre 2004 y 2005 fue declarado desierto. Se necesita un cambio cultural, apuntó, y previno sobre el riesgo de
que el SPC pueda derivar en un elitismo
institucionalizado.
Con la moderación del Presidente de EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., doctor Carlos
Quintana Roldán, y la presencia del Director
General del Instituto Mexiquense de Cultura,
ingeniero Agustín Gasca Pliego, y del Director General de Gobernación de la zona Valle
de Toluca, maestro Armando Méndez, en representación del Gobernador Enrique Peña
Nieto, la doctora Cecilia Cadena Inostroza
retomó algunas de las tesis de su libro, en
especial que el modelo de desarrollo económico no responde a las necesidades de la
sociedad actual y que con las actuales instituciones de gestión pública no se pueden llevar a cabo los cambios que el país necesita.
De los comentarios del ex gobernador
Ignacio Pichardo Pagaza, investigador especial y miembro de la Junta de Gobierno de EL
COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., se incluye una
versión en este número de la GACETA.
La presentación se realizó en el museo
Felipe Santiago Gutiérrez.
No hay pérdida de
soberanía por aceptar
sentencias de la Corte
Interamericana de Derechos
Humanos
México, y en general cualquier país que forma parte de una convención internacional
sobre derechos humanos, no prescinde de
su soberanía al aceptar sentencias, afirmó el
presidente de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, doctor Sergio García Ramírez, reconocido jurista mexicano, quien,
por otra parte, consideró que en México todavía hace falta un sistema penitenciario, que
a través de las comisiones de derechos humanos se sabe de violaciones a esas garantías y se manifestó en contra de la privatización de los centros de readaptación social, a
los que consideró una obligación única y exclusiva del Estado.
Invitado por EL COLEGIO MEXIQUENSE, A.
C., a través del Programa Interdisciplinario de
Estudios sobre Asia Pacífica, coordinado por
el maestro Omar Martínez Legorreta, a cerrar
el ciclo de conferencias sobre temas estratégicos para el país, afirmó que los derechos humanos son valores absolutos, para empezar
la vida misma, y que su tutela no viola la soberanía de los estados, que en ejercicio de esa
misma soberanía aceptan participar en tratados internacionales sobre la materia.
Luego de presentar un recuento histórico del surgimiento tanto de la Convención
Interamericana de los Derechos Humanos
como de la Corte respectiva, el doctor García
Ramírez aceptó que ha habido y hay reticencias a las sentencias de la corte por parte de
algunos estados, pero en general se ha progaceta
37
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21
cedido a su cumplimiento, y puso el caso de
varios países, a la vez que enfatizó que el
binomio democracia-derechos humanos es
inescindible.
Hizo un amplio reconocimiento a la participación de la sociedad civil, a través de las
organizaciones no gubernamentales, de la
jor para la operación de la Corte, que debe
contar con un mejor presupuesto, expresó.
Consultado sobre la posición de la República Popular China en materia de derechos humanos, externó la opinión de que la
defensa y reconocimiento de los derechos humanos responde a una concepción occidental, pero de manera directa reiteró su postura con respecto
a la defensa y preservación de
la vida como un valor absoluto, y dijo que, junto a Estados
Unidos, aquel país asiático es
el que más sentencias de
muerte tiene.
Asimismo, en su exposición hizo un amplio reconocimiento a los juristas Isidro
Fabela, Padilla Nervo y ahora
Bernardo Sepúlveda Amor,
quien fue designado juez de
la Corte Internacional de Justicia, como mexicanos destacados en el ámbito de los organismos internacionales
La comida de fin de año de la comunidad de EL COLEGIO se realizó en la huerta.
jurisdiccionales.
Fue una tarde fría, pero el ambiente fue muy cálido. Aquí, el doctor Carlos
Quintana Roldán, presidente de la institución, da su mensaje de felicitación y
buenos deseos.
academia y de los ombudsmen nacionales
como agentes colaborantes en el trabajo de
la Corte, y en particular sobre los últimos dijo
que no deben alejarse de su función cuando
la protección de los derechos humanos es sometida a la jurisdicción de los tribunales internacionales sobre la materia.
Asimismo, el jurista mexicano explicó que
en materia de los derechos de los trabajadores migratorios la Corte ha emitido opinión,
a solicitud de México, en el sentido de que
las normas sobre seguridad fronteriza y en
los aspectos económicos y laborales que son
potestad de los estados no deben estar sin
embargo por encima de los derechos humanos de los migrantes, pues, insistió, éstos son
valores absolutos.
En la sesión de preguntas y respuestas,
aceptó que el presupuesto anual de la Corte
—cuya sede está en San José de Costa Rica—
es apenas de 1.3 millones de dólares, que
permite sólo tener entre cuatro y cinco periodos de sesiones al año de tres semanas
cada uno, debido a que la situación financiera de la misma Organización de los Estados
Americanos, de la cual depende, tampoco es
de bonanza. A pesar de ello, la Corte no tiene rezagos, aseguró.
Informó que la Unión Europea y algunos estados, incluido el mexicano, dan aportaciones extra para objetivos particulares,
pero ese tipo de financiamiento no es el me-
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La desigualdad
social, la corrupción y la
pésima democracia, entre
los retos más urgentes de
México
México vive un cambio de régimen y no una
simple alternancia política, lo cual se aprecia
en los logros que significan la separación de
poderes, el margen de maniobra de las entidades federativas, el acceso a la información
pública y que los resultados de las elecciones
hayan ganado en incertidumbre; sin embargo, la democracia mexicana es pésima, los
líderes políticos son mediocres, la corrupción,
el narcotráfico y la falta de crecimiento económico junto con las diferencias abismales
en la distribución del ingreso señalan riesgos
concretos y muy graves para el país.
En su conferencia magistral «Coyuntura
política actual», el doctor Lorenzo Meyer, profesor-investigador de El Colegio de México,
hizo un balance de los éxitos y de los problemas que ha traído consigo lo que enfatizó
como cambio de régimen a partir del año
2000, el cual refirió a la nación pero matizó
en relación con los estados, en donde, dijo,
sigue habiendo subsistemas del antiguo régimen, como en el Estado de México y
Oaxaca, ejemplificó.
El especialista en relaciones internacionales, historiador y analista político acudió a
EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., para ofrecer
sus reflexiones en la ceremonia de clausura
del diplomado «Historia sociopolítica de México», coordinado por la doctora María Teresa
Jarquín Ortega, y en la sesión de preguntas
defendió su afirmación de que México ha
tenido el primer cambio pacífico de régimen
en su historia, a la vez que consideró que la
corrupción social es una forma de defensa
de la ciudadanía ante la brutal corrupción de
los políticos.
En su sencilla, directa y hasta humorística exposición, repasó momentos históricos
del siglo XX caracterizados por la violencia y
el fraude electoral, e incluso se refirió al agitado siglo XIX y las diversas guerras que lo
marcaron. Sobre esa base sostuvo su afirmación relativa al cambio de régimen, aunque
aceptó que intelectuales, académicos e incluso políticos de diverso signo consideran que
se trata apenas de una alternancia en el poder y que falta todavía la instauración plena
de la democracia.
Por otra parte, a nombre de los doce
egresados del diplomado, y ante el presidente de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A. C., doctor
Carlos Quintana Roldán, y la doctora María
Teresa Jarquín, Raúl Salazar Navarro dijo que
el diplomado les mostró que México no tiene una sola historia, sino muchas, cuya mayor enseñanza es el valor moral necesario para
tener opciones ante los retos que afrontan
los mexicanos.
La competitividad de los
países asiáticos y la
inversión educativa y
tecnológica, retos para la
UE y México
TOLUCA, ESTADO DE MÉXICO.- Tanto para la
Unión Europea (UE) como para México, los
retos futuros son claros y tienen que ver con
la competitividad que han alcanzado la República Popular China, India y varios países
del sudeste asiático, así como algunos sudamericanos; también, la necesidad invertir en
educación, tecnología y seguridad contra las
nuevas y diversas amenazas del terrorismo, y
hacer un política exterior eficaz y robusta.
Los riesgos que se deben tomar en cuenta son, en primer lugar, el que representa la
gripe aviar, cuya tasa de mortalidad ha pasado de 10% en 1918 a 25% en la actualidad,
y se estima que, de mutar el virus y afectar a
los humanos, nueve de cada diez personas
resultarían afectadas en todo el mundo.
En orden de importancia, el segundo
riesgo tiene que ver con el abasto de ener-
qué país contribuye
más y cuál menos,
cuánto da y cuánto
recibe cada gobierno.
Respecto a los
egresos, el diplomático señaló que éstos
no se erogan de manera nacional, sino
por objetivos, programas y sectores; la
mayor parte del presupuesto comunitario se destina a financiar la Política
Agrícola (PAC) que,
según el informe de
Breve historia ilustrada del Estado de México, libro de los doctores María Terela Comisión Europea
sa Jarquín Ortega (en el foto) y Carlos Herrerón Peredo, tuvo otra exitosa prede 2005, representó
sentación, en este caso en la Escuela Normal de Profesores, con sede en Toluca.
el 42.6%, y a las operaciones estructuragía, una de cuyas expresiones actuales es la les para las regiones más desfavorecidas
feroz competencia por las fuentes, y el terce- (36.4%).
ro es el riesgo económico, derivado de los
La revisión de la reducción del Reino
grandes desequilibrios que están siendo pro- Unido reside principalmente en dos acontevocados por Estados Unidos y la República cimientos de 1984: primero, la proporción
Popular China.
de presupuesto destinada a la Política AgríDe esta manera lo resumió el doctor Vijay
cola Común disminuyó a 47% del total en
Rangarajan, Ministro Consejero de la Emba2003, y se proyecta que descienda a 42%;
jada Británica en México, quien ofreció la
segundo, la prosperidad relativa del país ha
conferencia «El presupuesto comunitario de
aumentado de tal manera que su INB en 2003
la Unión Europea 2007-2013», a invitación
alcanzó
111.2% del promedio de la UE (con
del Programa Interdisciplinario de Estudios
15
miembros
entonces), y actualmente es más
sobre Europa de EL COLEGIO MEXIQUENSE, A.
alta
que
la
de
cualquier otro contribuyente,
C, la cual se llevó a cabo en el Museo Felipe
Santiago Gutiérrez del Instituto Mexiquense argumentó.
de Cultura.
En su exposición, se refirió a la devolución del Reino Unido, de la que dijo que la El magisterio, feminizado,
justificación está dada por hecho de que sin pero las profesoras viven
ésta la aportación neta al presupuesto de la
una realidad sexista
UE sería excesiva en comparación con la de
otros estados miembros; no obstante, los fondos provenientes de un Estado miembro en La feminización del magisterio es una realiparticular se pueden comparar con los reci- dad, pero en el sistema educativo se mantiebidos a través de diversos programas de la ne todavía una posición sexista, afirmó la docComunidad sobre los cuales la Comisión Eu- tora Oresta López Pérez, presidenta de la
Sociedad Mexicana de Historia de la Educaropea publica un informe anualmente.
A partir de 1992, la fuente de ingresos ción (SOMEHIDE), que junto con EL COLEGIO
de la Unión se compone de las contribucio- MEXIQUENSE, A. C., organizó el diplomado
nes nacionales pagadas por los estados so- «Historia de la educación en el Estado de
bre la base de su nivel de Ingreso Nacional México», coordinado por la doctora Elvia
Bruto. Ahora bien, el aumento paulatino de Montes de Oca Navas.
En la ceremonia de clausura del diplola importancia de las contribuciones naciomado,
la doctora López Pérez, investigadora
nales es consecuencia de la reciente «naciode
El
Colegio
de San Luis, habló del contexto
nalización» de las contribuciones, lo cual ha
de la educación en el siglo XIX, caracterizado
agudizado los debates de equidad y juste
por cambios en el régimen de género a partir
return. Esto es, los debates sobre el presudel impulso que el Estado dio al modelo de
puesto se han volcado cada vez más sobre
coeducación fundando colegios mixtos, con
el antecedente de las escuelas para pobres.
Sin embargo, la educación decimonónica negó a las mujeres el acceso al nivel superior, además de que por cada escuela para
niñas había cinco para niños. A ello debe
agregarse el énfasis en la enseñanza de labores domésticas, pues prevalecía la idea de que
las mujeres debían dedicarse al cuidado de
los hijos; y hay que mencionar también la
semiprofesionalización en que la feminización
del magisterio se dio durante un tiempo largo, hasta el acceso de las mujeres a la formación docente.
Con respecto a nuestro tiempo, la doctora López Pérez advirtió de que la feminización del magisterio es una constante en el
mundo, derivada en buena medida de la concepción todavía vigente de que la naturaleza
de la mujer está vinculada con la educación
de los niños. La excepción se da en la educación superior. Sin embargo, en cuanto a la
investigación del tema, sólo en Estados Unidos e Inglaterra se ha estudiado la figura de
la maestra de escuela pública urbana.
En México, el éxito del modelo educativo centrado en la dimensión doméstica se debió a la aceptación generalizada de que se
debía preparar a la mujer como pieza de ornato. Con todo, el Estado mexicano impulsó
el papel de las maestras rurales dando una
imagen positiva de su participación en los movimientos sociales y las manifestaciones patrióticas. De esta manera, esa imagen fue
exaltada en la poesía, las canciones y luego
en las películas, a lo largo del siglo pasado.
La investigadora afirmó que la participación de la escuela en el proceso de formación de hombres y mujeres es insoslayable
para profundizar en el régimen de género, y
remitió al hecho de que el trabajo de las
maestras rurales incluyó la fundación de cooperativas, las campañas de vacunación, la
castellanización, la alfabetización, la organización de las mujeres y la promoción de la
higiene, en diferentes momentos históricos.
Destacó las conquistas contenidas en la
Ley de Escalafón de 1933 —igualdad salarial, entre otras—, la formación del Frente
Único de Promoción de los Derechos de la
Mujer y la obtención del derecho al voto, lograda hasta 1953.
Ya en 1921 había 16 mil maestras de
primaria, cifra tres veces mayor que la de los
maestros, pero actualmente y pese a la creciente feminización del trabajo docente, hace
falta investigar cuestiones como el número
de las maestras, lo relacionado con sus salarios y lo que tiene que ver con las identidades que están construyendo.
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Por parte de los egresados y las egresadas
del diplomado —veintiuno en total—, participó el licenciado Marco Aurelio Carvajal Leyva,
asesor técnico administrativo del Departamento de Escuelas Incorporadas de la Dirección
General de Educación Básica del Gobierno estatal, quien hizo un amplio elogio del programa del diplomado y aseguró que el repaso
histórico de la educación en el Estado de México les permitió contar con un medio de contraste entre realidades pasadas y actuales.
El doctor Carlos Francisco Quintana Roldán, presidente de EL COLEGIO MEXIQUENSE,
A. C., se congratuló de los logros del diplomado —el último coordinado por la doctora
Elvia Montes de Oca Navas, quien inició su
jubilación en 2006—, que constó de seis
módulos, treinta y seis sesiones y un total de
166 horas efectivas de trabajo. La mayoría
de quienes lo concluyeron son profesores y
profesoras de educación básica y normal.
El pasado, el presente y el
futuro del Plan PueblaPanamá, desde la visión del
Embajador Ignacio
Villaseñor Arano
Estandarte de la política exterior mexicana
hacia América Central en el sexenio del Presidente Vicente Fox, el Plan Puebla-Panamá ha
logrado avances pero enfrenta retos para lograr la integración regional del sur-sureste
mexicano y las naciones centroamericanas.
El Embajador Ignacio Villaseñor Arano,
titular de la Unidad Coordinadora del Plan
Puebla-Panamá de la Secretaría de Relaciones Exteriores, ofreció la conferencia “El Plan
Puebla-Panamá y los países centroamericanos” a invitación del maestro Omar Martínez
Legorreta, Coordinador del Programa
Interdisciplinario de Estudios sobre Asia Pacífico y responsable de diseñar un programa
dedicado a las relaciones de México con
América Latina.
Con una larga trayectoria diplomática a
cuestas, el responsable de ese proyecto señaló que el PPP culmina un proceso de cooperación de muchos años entre México y
Centroamérica (CA), el cual debió ser revalorado en el contexto de las relaciones políticas, económicas y culturales entre ambas regiones en un momento en que CA debió
enfrentar el reto de su propio desarrollo, poco
después de que superó los conflictos bélicos
que la agobiaron durante muchos años, y
ante la necesidad de establecer los canales
de cooperación y de vinculación entre los
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nueve estados del sur-sureste mexicano y el
conjunto regional centroamericano.
Explicó que ello ha sido indispensable en
virtud de la interacción tan profunda que se
da entre las dos regiones y la incidencia que
la problemática de CA tiene en los estados
mexicanos en términos económicos, de comunicaciones y transportes, de movimientos
migratorios —tanto de poblaciones que se
desplazan en busca de trabajo como de las
que utilizan el territorio del sur-sureste en su
tránsito hacia otros destinos— y de problemas de índole productiva. Todo lo cual señala la interacción más amplia y rica que pueda
darse entre dos regiones, asentó.
El Embajador Villaseñor Arano abordó
un tema de suma relevancia, debido a los
cuestionamientos que ha tenido México desde mediados de los ochenta por lo que se ha
considerado su alejamiento de AC. El diplomático afirmó que el PPP facilita el establecimiento de consensos regionales y que, a través de una visión común, es posible impulsar
acciones conjuntas que buscan atender de
manera integral los problemas que afectan a
una y otra regiones.
Dijo que hay muchos ejemplos, pero
empleó en particular el relativo al impacto
de los huracanes de 2005, que agudizaron
los vectores del paludismo y el dengue
hemorrágico. No obstante que México ha
tenido un desempeño muy eficaz al respecto, si las naciones de CA no hicieran su parte,
el esfuerzo mexicano sería estéril, añadió.
Habló asimismo de los proyectos regionales, como el de infraestructura, que responde a la demanda de ampliar las vías para afrontar los retos de la relación económica y de
comercio regional, además de hacer fluir «el
torrente de personas y de bienes». Gracias a
dichos proyectos, se ha logrado una visibilidad que favorece el financiamiento de los mismos, el cual depende principalmente de las
naciones centroamericanas, pero como éstas
han conocido periodos de no crecimiento económico y de falta de solvencia financiera, el
resultado ha sido que varios países carezcan
de capacidad crediticia frente a las instituciones financieras multilaterales, detalló.
Al ser México promotor de esas iniciativas, su participación se traduce en una garantía ante las instituciones multilaterales y
la comunidad internacional, pero el gobierno mexicano no canaliza recursos, y sólo es
un aval que favorece la realización de los
proyectos.
El Embajador Villaseñor Arano definió al
PPP como un mecanismo de diálogo y negociación, y expuso lo relacionado con las tareas específicas que se han dado a las naciones. A México le corresponde desarrollo
humano; el desarrollo sustentable, a Nicaragua; la prevención y mitigación de desastres,
a Panamá; a Belice, el turismo; la facilitación
comercial y la competitividad, a Honduras;
Costa Rica tiene a su cargo transporte y
vialidad; El Salvador, telecomunicaciones, y
la iniciativa energética es de Guatemala. Estas iniciativas, para efectos de planeación estratégica, se han dividido en tres vertientes:
fortalecimiento institucional, desarrollo humano y su entorno, y desarrollo económico y
competitividad, precisó.
Con respecto a la evolución del plan, se
remitió al Mecanismo de Tuxtla y a la primera
etapa, en 2001, en que se identificaron las
áreas prioritarias, se asignaron las ocho iniciativas, se delinearon los mecanismos de
coordinación y se formaron la comisión ejecutiva, el grupo técnico interinstitucional y la
comisión de promoción y financiamiento.
En 2002 se dio impulso a la infraestructura, en especial a la red internacional de carreteras y la conducción de electricidad, los
temas de desarrollo agropecuario y rural, el
compromiso de impulsar la participación la
sociedad civil y, en especial, de las comunidades indígenas
La tercera etapa, en 2004, permitió la
consolidación institucional del plan en toda
la región, la creación de la dirección ejecutiva y las direcciones técnicas, así como la incorporación del sector empresarial.
Los retos inmediatos del plan fueron resumidos por el diplomático en la consolidación de la estrategia de desarrollar el sur-sureste; asegurar el financiamiento, seguir
abriendo el camino para la plena integración,
combatir la pobreza, crear empleo, mejorar
las condiciones de vida, modernizar la infraestructura y, en síntesis, cambiar la realidad
de la región.
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