“...por construir a nivel mundial un medio de comunicación dedicado al periodismo responsable y el interés público, impávido ante los riesgos de exponer las malas prácticas empresariales y gubernamentales”. ALAN RUSBRIDGER Premio Honorario junto a Edward Snowden (Reino Unido) Alan Charles Rusbridger es un periodista británico, autor y editor de The Guardian, que ha establecido puntos de referencia en el periodismo por años. Él supervisó la integración del papel y las operaciones digitales de El Guardián, haciendo de su sitio web el segundo diario de lengua inglesa más serio del mundo, y una de las más importantes fuentes planetarias de noticias sobre ambiente, desarrollo y derechos humanos. Durante su gestión como editor, el periódico ha luchado batallas de alto perfil sobre difamación y libertad de prensa, incluyendo los casos de Wikileaks y el escándalo de las escuchas telefónicas por parte del periódico News of the World. En 2013, Rusbridger desempeñó un papel destacado al publicar las revelaciones de Edward Snowden, sosteniendo tal determinación frente a la feroz presión del gobierno. Carrera Nacido en Rhodesia el 29 de diciembre de 1953, Alan Rusbridger se licenció en Inglés en la Universidad de Cambridge, en 1976. Su carrera comenzó en Cambridge Evening News, en Reino Unido, donde se formó como periodista. En 1979 se unió a El Guardián (The Guardian) como articulista y columnista. En 1986, dejó el periódico para convertirse en crítico de televisión para The Observer y al año siguiente fue el corresponsal en Washington del London Daily News. En 1989, regresó como articulista a El Guardián y pronto se trasladó desde la redacción a la edición. En 1995, se convirtió en editor en jefe. Periodismo responsable en un mundo digital En un momento en el que el debate mundial sobre cuestiones de guerra y paz, gobernabilidad y preservación global del ambiente es más necesario que nunca, y con internet conectando cada vez más a los ciudadanos en todo el mundo, muchos periódicos están reduciendo, paradójicamente, su número de corresponsales extranjeros. Enfrentado al igual que sus competidores a la disminución de ventas de ejemplares impresos, Rusbridger decidió no poner en riesgo la calidad informativa de El Guardián, que actualmente cuenta con más de 30 corresponsales en 20 países. Además hay dos grandes corresponsalías en Estados Unidos y Australia, y redes en África, Europa del Este, Irán y Corea del Norte. Haciendo frente a los retos de una rápida transformación del panoama mediático global, El Guardián está a la vanguardia en la integración de contenidos a través de plataformas. Mientras que otras publicaciones digitales instalan suscripciones pagas, Rusbridger insiste en el libre acceso a su versión online. Gracias a esto, El Guardián pasó de ser el noveno diario más grande del Reino Unido para ubicarse como el segundo emprendimiento mediático “serio” (no sensacionalista) más grande del mundo (después de New York Times), con una población lectora de más de 100 millones de personas al mes. El amplio número de lectores hace posible la financiación de la versión online a través de ingresos de publicidad. El Guardián utiliza redes de bloggers seleccionados que da a la publicación diversidad de periodistas. Esto le ha permitido crear el mayor sitio de noticias ambientales del mundo. Este método también es utilizado para cubrir noticias de cultura, ciencia, deporte, etc. “invitando a todos a ser un periodista”. Rusbridger describe como metas la construcción de un nuevo emprendimiento mediático basado en un modelo de confianza sin fines de lucro, y el fomento de la democratización de la información. Escándalo por escuchas telefónicas El Guardián ha desempeñado un papel central en el descubrimiento y divulgación del escándalo sobre el desaparecido News of the World y otras publicaciones de Rupert Murdoch que realizaban espionaje telefónico, soborno policial y el ejercicio de influencia indebida en la búsqueda de historias para publicar. Esto se conoció a través de un reportero de El Guardián que trabajó en este caso durante más de cinco años. El escándalo aumentó la conciencia sobre las posibilidades de las nuevas tecnologías, que combinadas con una corporación de noticias dominante podía intimidar al Parlamento, la policía y los reguladores de prensa gracias a su capacidad para acceder a información privada. El Guardián, bajo el liderazgo de Rusbridger, mostró que era posible hacer frente a ese poder, y sobrevivir, con lo cual el plan de Murdoch para obtener un dominio similar sobre TV se detuvo. Las revelaciones de Snowden En 2013, Edward Snowden llegó a El Guardián con la mayor filtración de documentos de inteligencia de la historia. El admiraba la trayectoria investigativa del periódico, que además había contratado a Glenn Greenwald -un ex abogado que escribía un blog especializado en seguridad nacional. En los siguientes meses, Rusbridger puso en la historia a un equipo de unos doce reporteros y editores que trabajaron minuciosamente el complejo material con el objetivo de producir una serie de artículos exclusivos -seguidos en todo el mundo- sobre las actividades secretas de la estadounidense NSA (Agencia Nacional de Seguridad, National Security Agency) y el británico GCHQ (Cuartel General de Comunicaciones del Gobierno, Government Communications Headquarters). La historia era complicada para informar y editar, dado que Snowden había distribuido material a cuatro jugadores diferentes en tres continentes. Se requería de coordinación entre Londres, Hong Kong, Río de Janeiro, Nueva York, Berlín, Sydney y Rusia. Además de los reporteros y editores, Rusbridger involucró a expertos en tecnología, consultores de seguridad y abogados. En todo momento, él y sus colegas equilibraron la necesidad de revelar el verdadero alcance de la vigilancia y sus claras intenciones de ampliar aún más estas prácticas ilegales, con la necesidad de proteger las legítimas preocupaciones de seguridad del Estado. Durante el período de preparación y publicación de los archivos de Snowden, Rusbridger proporcionó apoyo inquebrantable y liderazgo a sus colegas, basado en la convicción de que el enorme interés público obligaba su publicación. El Guardián publicó el primer reportaje sobre las filtraciones el miércoles 5 de junio. Esta primera pieza, que detallaba una orden judicial secreta emitida en abril de 2013 que obligó a Verizon a entregar datos de los consumidores a la NSA. Fue seguida, el 6 de junio, por un segundo artículo que dejaba al descubierto el programa PRISM, y luego un tercero, el 7 de junio, explicando cómo el GCHQ británico tuvo acceso a PRISM con el fin de recopilar datos de los usuarios de las empresas estadounidenses. El día 8, Greenwald y Ewan MacAskill publicaron en El Guardián un informe acerca de una herramienta interna de la NSA, conocida como “Boundless Informant”, que grababa, analizaba y seguía los datos recogidos por la agencia. Las autoridades públicas presionaron tratando de atacar el sistema de información de El Guardián. La policía fue llamada a investigar y -en una acción sin precedentes- el secretario del gabinete participó en las discusiones acerca de la destrucción del material de origen que tenía el diario. Según Rusbridger, “el Estado británico había decretado que no había habido ‘suficiente’ debate alrededor del material filtrado a finales de mayo por el ex contratista de la NSA, Snowden. Si El Guardián se negó a devolver o destruir los documentos, yo, como editor del medio, podía esperar una orden judicial o una visita de la policía. El Estado, en cualquier caso, estaba amenazando antes de nuestra propia consideración o debate sobre su interés público o importancia”. Como existían otras copias del material, Rusbridger acordó destruir las copias de El Guardián en Londres bajo la mirada de dos observadores del estado, a sabiendas de que la presentación de informes y edición continuarían fuera de Nueva York. Él escribió: “En alguna medida sospecho que nuestros interlocutores se dieron cuenta de que el juego había cambiado. La tecnología que tanto excita a los espías -que les da un ojo que todo lo ve en miles de millones de vidas- es también una tecnología virtualmente imposible de controlar o contener”. Honores y otros roles Rusbridger y el periodista Nick Davies recibieron el Premio UK’s Media Society por sus revelaciones y la cobertura de la historia de las escuchas telefónicas en El Guardián. Rusbridger fue galardonado con el Goldsmith Career Award for Excellence in Journalism por el Centro Joan Shorenstein, de Harvard. The Guardian fue galardonado con el Premio Pulitzer por el servicio público en 2014. En abril de 2014, El Guardián fue nombrado periódico del año y ganó el más alto premio digital en los Premios de la Prensa Británica. Rusbridger fue recientemente galardonado con el premio español de periodismo Ortega y Gasset y el Premio Europeo de Prensa 2014. En 2012, el Comité de Protección de Periodistas honró a Rusbridger durante la edición 22a del Premio Anual Libertad de Prensa Internacional. En septiembre de 2014 fue nombrado doctor honoris causa en la Universidad de Oslo y honrado por la Universidad de la ciudad de Nueva York y la Escuela de Periodismo de Columbia. Rusbridger es miembro de la junta directiva de The Guardian News and Media, de la planta principal de Guardian Media Group y del Scott Trust, propietaria de The Guardian y The Observer. Rusbridger fue Fellow of Nuffield College, Oxford, y es profesor invitado de Historia en la Universidad Queen Mary, de Londres y en la Universidad de Cardiff. Entre 2004 y 2013 fue Presidente de la Orquesta Nacional de Jóvenes de Gran Bretaña. Datos de contacto: The Guardian Kings Place, 90 York Way London, N1 9GU UK www.theguardian.com