PUBLICACIONDE LA SECCIONDE DERECHOMWT'AR DEL INSTITUTOFRANCISCO DE VITORIA DIRECTOR EDUARDO DE N6 LOUIS SECRETARIO MARIANO LANCHA AZAÑA ADMINISTRADOR EMILIO SC ruega dirigir RODRÍGUEZ ROMAN la correspondencia al INSTITUTO FRANCISCO DE VITORIA Sección de Derecho militar, calle Duque de Mcdinaccli, 4, 4.O, Madrid.-‘+ La Revista dará cuenta de los libros que SC envíen -dor Redacción. Preciode swcti+ (dos oúrcros al aiio): ESPARA.. . . . . . . . . . . . . . 166 pwas. EXTRANJERO.. . . . . . . . . . 306 s Plteiade ., qh socIto: ESPAÑA.. . . . . . . . . . . . . . 66 e EXTRANJERO.. . . . . . . . . . 160 s ejemplares- L su REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO MILITAR INSTITUTO FRANCISCO SECCION DE 1,a Dirección DE VITORIA DERECHO de la Revista no MILITAR SC identif;ce con lar opiniones 0 juicios que los autores expongan en uso da la libertad intelectual que cordialmente se les brinda, REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO MILITAR NUMERO 18 MADRID jULIO-DICIEMBRE 1 Oú4 ES PROPIEDAD Queda hecho d depósito y la inscripción cn el Registro que marco la Ley. Reservadostodos los derechos. Dap6nro __ _..- -._ ._.__.__ GWICAS Gob-Mi-el logal. II. SS.-IPU. Stmst, 15.-T& 2 27 07 IO.-Madrid SUMARIO ESTCDIOS Condición jurídica del Comandante de aeronave de Estado. prn BRAVO NAVARRO . . . . . . . . . . . . . . . .,. . . . <.. . . . . . . . . . . . . . . como funcionario público, por EDVARDO CAHRIÓW l-fo- MARTÍK El miiitar ïAN0 . .. . . . . . . .. .. . . ,. . . . . . . . . . . . . _, . ..t ... 9 37 NOTAS Notas sobre el Derecho penal militar suizo, por DEZ OROZCO . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .JOAQUíN .. HERNÁN,<. ... Las garantias individuales en la jurisdicción castrenso nxíiwna, por OCTAVIO VÉJAR VÁSQUEZ . . . . . . . .., _,_ .. ... . .. . . El Convenio de Ginebra de 22 de agosto de 1864, para el mejo ramiento de la suerte de los militares heridos de los ejércitos en campaña. (Con ocasión de un centenario.), por EDIJARD~ DE xó bUI6 BECENSIOSES . . .. . . .. . . . Y SOTICIAS ... ... ... . . . . _._ . . . . . . ..f .57 91 101 DE LIBROS “Baltasar de Ayala y el derecho de la guerra”, de Jaime Peralta . . . “Mancanza alla chkunata e diserzione 1. Reati di mancanza alla chiamata”, de Leonardo Campanelli .._ . . . . . . . . . . . . . . ,.. 3 109 110 -Abbandono di posto e violazione di consegna nel sistema penale militare”, de Mauricio Steccanella . . . . . . . . . . . . .., . . . . “Théorie de la paix selon Pie XII”, de Gérard Herberichs .. . . . “Introducción al estudio racional de la guerra”, de Luis Cano . . . Hevia . . . . . . . . .. . ... . . . “La première Convention de Genève”, de Jean Pictet . . . . . . . “La Convention de Genève de la Croix Rouge”, de Max Huber . . . “Annales de Droit International Médical”, núm. 10, junio 1964. Comisión Médico-Jurídica. Mónaco .,. . ... . ... .. ... .. “Military Law Review”. Headquarters, Department of the Army. ... . Washington, D. C. . . . . . . . . . . . . _.. . . . . . . . . . . ._. ‘The J. A. G. Journal”. The Office of the Judge Advocate General of the Navy. Washington, D. C. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ‘ The Judge Advocate Journal”. Boletín núm. 37, publicado por la Judge Advocate Association. Washington, D. C., junio de 1964. “Rassegna dell’Arma dei Carabinieri”. Roma . . . . . . . . . . . .. . “La reforma del Código penal español de 1963 (Exposición y anotaciones) ‘*, de Francisco .. . .. . . .. Bueno Arus . . . “Hacia una nueva sistematización de las figuras penales internacionales”, de Manuel Medina Ortega . . . . . . . . . . . . . . . . . . “Papers and Reports of the 13th Annual Correctional Education Conference” (15-17 de junio de 1964). Publicado por la Correctional Education Association, en colaboración con el Center for the Study of Crime, Delinquency and Corrections, de la Southern Illinois University . . . . . . .. . . . . . . . .. . . . . . . . . . . “Meditación sobre la Justicia”, de Antonio Gómez Robledo . . . “Derecho Penal y Criminología”. Volumen l.“, 1961. Instituto Derecho Penal y Criminología. Buenos Aires, 1961 .., . . . . . . *.Dirrcción General de Prisiones”. Memoria. Año 196;s . ,.. INFORMACION LEGISLACIOS . . . . . . .,. ,.. ,., . . .. . . . . . . . . . . ... .. . de .. . ... . 112 113 116 116 116 117 118 121 122 123 124 125 126 126 125 128 131 T JURISPRUDENCIA J.--LEUISL.kCIC>N: La le>- belga sobre Objetores DE i% LOUIS . . . .,. . . . de conciencia, por EDUARDO ... . ... . . 137 II.--JURTSPRUDENCIA: -4) Bj Jurisprudencia litar, por del Consejo Supremo de Justicia MiXRTURO ANDRES BELTRÁN . . . . .. ... .Turispl~utlencia de la Sala Especial de Competencias, por JOAQuíN HERNÁNDEZ OROZCO . . . . . . . . . . . . . . . . . G 141 165 c’) 4)) Jurisprudencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo. por IGNACIO DÍAZ DE AGUILAR Y DE ELíZAGA . . . Jurisprudencia contencioso-administrativa, por OLEGARIO E) .Jurisprudencia GONZÁLEZ h? pMXIal. GARCíA . . . . . . . . . . .. . . . . . . contencioso-administrativa por OLEGRIO GOXZ~LEZ ... . . . .. . . . 169 177 en materia GARCiA ... ... 190 CONDICION JURIDICA DEL COMANDANTE DE AERONAVE DE ESTADO por Martín BRAVO Ilel Cuerpo Juríciics> NAVARRO del .-\ir-t La condición jurídica del Comandante de aeronave ha sido reiteradamente objeto de atención por los especialistas del Derecha aéreo, si bien --debido quizás a la complejidad de la tigura y a las numerosas cuestiones que el tema lleva consigosolamente han sido realizados estudios parciales o regulaciones muy particulares. En todo caso tales estudios se han polarizado hacia el Comandante de aeronave en cuanto ejerciendo sus funciones dentro siempre del tráfico aéreo privado, tanto interno como internacional? bien en nombre propio o bien al servicio de una explotación aérea ajena que utiliza la aeronave como medio para desarrollar una actividad de muy diverso carácter en razón a las múltiples aplicaciones que ofrece la técnica del vuelo. Cii analisis, sin embargo, de esta primordial @ura del trá$ico aéreo en lo que a la navegación aérea estatal ae rohere: no hemos podido localizar hasta el momento entre la ya numerosa y t?XtcllSil bibliografía del Derecho aéreo, como tampoco tenemos conocimiento de que se haya realizado un estudio especial del Comandante de aeronave de la Organización de las Saciones Enidas o de las organizaciones internacionales como la 0. T. d. S.? la 8. E. d. T. 0. o el grupo adscrito al Pacto de Varsovia, materia que aunque consideramos también de indudable interés es ajena al ámbito en que se desenvuelve nuestro trabajo. 9 Con objeto de contribuir en 1;) medí&7 de nuestras yosibilida- des a superar aquella laguna doctrinal. se han escrito las líneas seíí&ndo y exponiendo las cnestiones generales y que siguen! nnix f77ndnnw1italrs q77e estimamos ofrece el terna. permitiéndonos, en algunos casos, espreaar uuestra opinibn con las solu~io1~es que nos parezcan más oportunas, y q77e serán agrupadas finalmente ~71 un mismo Una apartado primera como resumen advertencia interesa qneremos fijar en sus justos límites es. qne ln7rtieudo clel concepto mas Estado, dejaremos 11e aeronaves que fuera de nuestro aun perteneciendo de lo escrito. hacer calitkar tales empresas servicios sou ordinariamente los conciertos oportnnos. ~1 caract711, !geuuinamente wdas primordi;7lmente conn~ p7íblicilS? por cuanto impnestos por 7~1 Estado pero y de de fines privados o constar que el cum- tlt> nlgun;ls empresas aéreas privadas como cs el cl<1correos. no debe servir lb;ii* si auálisis a los 7’omanrtantes al Estado o a una entidad publica, son utilizadas para la satisfacción c77;7siprivndos. Asimismo, benlos de hacer plimiento l)or parte 0 servicios públicos inmediatamente el objeto de este estudio, generalizado de aeronave si11 que por ello de fines tampoco que estos mediante se desnaturalize privado de aquellas explotaciones dediR 77na actividad economica en bene~fkio de intereses particulares. I)e ahí que la condición jurídica del COIlli~lld~\llt~~ de aeronave q77e en ellas sp7*estii s77s servicios, no sufra ta\m~M)~7~ ninguna variación y le sean, por tanto, de aplica&m en líw;\s I;enrrales las normas que integran el estatuto mandante de 77wonave en la navegación a?érea privada. Sox ocnln7un~s, por tanto, el7 el analisis <le la. condirión del Cojuní- dica del Comi7ndaute de aeronave de Estado en tiempo de paz, consitlwando qne tal aeronave presta un servicio eminentemente publico, eu razón del cual recibw 7711 tr77tamiento jurídico espeei271 tanto en las legislaciones de c*atln país ,como ante internacional. 15ntre estas aeronaves deben incluirse que por ser propie<Iad del TCstatlo estén destinadas a arrvicio yíblico. en c~ualrsquiera de li7s ramas 71th la el Derecho no ~610 las realizi7r un Administra- de Dtlfensa, Gobernación, Transporte y ción (v. gr. : Wnisterio Comnnica~iolies, etc.). sino también aquellas aeronaves que sienql(> tIe propiwlad particular so11 i77tervenid;7s, req77isadas o contr;7tadas ser\-icios por ~1 lcstado temporalmente para la realización I \-. gr. : tra77sporte militar eu caso de emergencia). 10 de tales porque CONDICION JURIDIC.4 DEL COMASDANTE DE AERONAVE DE ESTADO en tules circunstancias? como advierte TAPIA (l)? pierden, en realidad, sn carácter privado. l’or la tloctrinn y la legisla<*ión comparada se distinguen tradi~i~Ili~l~~t~Ilt~ como supuestos de >teroliaves de Estado, las aeronaves militares, adunnerits y tle policía, distinción que ha sido detiiiit i\xnlrnte consagrada 1~0’ el Convenio tltl hviación Civil Internacional de C’hicago. de 1944! en sa art. <>.*?excluyendo, po~ tanto. las aeronaves postales admitidas en alguna legislación > por algún wctor doctrinal. So existe un estatuto jurídico que re’pile c~sl)(~~i;lllll~~ilte y por separado estas aeronaves, ya que tanto IirS Icyw nacionales como los Convenios illt~‘~llil~i0ll¿llW tle la na\-ega(*ií)ti aerr;t. sc limitan ordinariamente a excluirlas del ambito de su aplicación, o seiíalnn espresamente cuales son los preceptos -siempre es~~ilsos- clac c~sc~el)<‘ionalmrlItr son c’oll1lllI~s ill tráfico 1)riwtlo y estatal. -11 adniitiï la existencia <Ir un régimen jnrítlico siiignlar para Iíls ilt’l’OllilVt’S (ha Estado -1”“’ Víil tl? escclnií)n y sin que Se ll¿l~il ;trti~ulatlo independiente tal regimen. rept*timosel legislador no ha mencionado la persotta que ha de asnmir el comando de tales iter()ttitVes : sin chmlntrgo, <lebe advertirse que son materias íntimsmente conexas, de ti11 suerte que las normas escelwionales qiw regulen tales ilt~rOnil\Ts, deben reflejarse i~llillmt~lltr ell Iil wndiriím y i+inirn jwítlico t-le1 Comanditttte tle 121iler()ni\\-e tlr que’ se trate. De ahi, que a falta, hasta el momrnto, dC? llIli1 lwol~ia llOl~uliltiVil eslwial lP¿lYil Cl ComanIlantr de aeronave de Estado? tengamos que recurrir, en nuestro intento de illldiZi1~ Su comlici~n jllPídiCi1, :l los principios generales qnr inxl)iran el regimen singnlar a que \-ic~wn sometidas estas. Sin entrar en el rstndio clr los tliwrsos critwios clmplcv~tlos par;1 fijar el concepto de :\erona\-e de Estado (2) y cn especial de la at’r()ttHVe militar, debemos hacer constar que la exigencia de un regimen jurídico especial ha sido una constante reconocida 3- proclamada desdr los mismos albores tlel lkrecho abreo, hasta el ,punto de que n juicio de algtín autor (2). es uno de los prin(1) TAPIA SALINAS (L.) : Regulacirín jurídica del transporte aéreo. Madrid, ;n:, pág. 34. (2) Para una ampliación de esta materia, véase LOCSTAC FERRAN (F.) en SLLobra La aeronave y su régimen jurídico. Madrid, 1958, págs. 33 y sigs. (3) Gómz J.~RA (c.) : LCI flerOllaCt~ T~li~~~«f 11 PII relnc¿h ron 10 cigente ~~ARTIN BRAVO WAVARRO cipios más clásicos del Derecho aéreo internaciomll : tanto en la tloctrina .(v. gr.: FXCIIILLE, informe presentado en 1<301 al lnstitnto de Derecho Internacional) como en las primeras conferencias internacionales de Derecho tireo (v. gr.: l’arís? l!)lO), fnb objeto de especial atención la aeronave ptiblica o de Estado, atención que ha ido creciendo al compás del prodigioso desarrollo de la aviación? especialmente debido a razones militares. En la actpalidad el régimen jurídico excepcional de la aeronave de Estado, viene reconocido en la mauoría de los Convenios internacionales en vigor, tales como : - Convenio de Varsovia, 19% ; art. 2.’ : “Este Convenio se aplicará a los transportes efectuados por el Estado o las demás personas jurídicas de .Derecho público, en las condiciones señaladas en el art. 1.“ (transporte internacional de personas, equipajes o mercancías, efectuado contra remuneración en aeronave). A semu contrario debe entenderse que cuando tales tranqortes sean realizados por J con aeronaves de Estado, en cumplimiento de un servicio público, no les será de aplicación el Convenio.” - Convenio de Ginebra, l!X?n. Embargo preventivo de aeronaves ; art. 3.’ *. “Las aeronaves destinadas exclusivamente a un servicio del Estado...” - Convenio de Eruselas, 1938. Asistencia y salvamento de aeronave o por aeronaves en el mar ; art. 16: “La, presente convención será aplicable, salvo las disposiciones del artículo 13 (relativas a la competencia sobre acciones de indemnización o remuneración) a los buques y aeronaves de Estado, excepción hecha de loa buques y aeronaves militares, aduaneros o de policía...” - Convenio de Aviación Civil Internacional de 1944 (ya citado). - Convenio de daños a terceros en superficie, Roma, 1952 ; articulo 26 : “El presente Convenio no se aplica a los daño8 causados *por aeronaves militarse! de aduanas o de policía.” ley de Navegación aérea. Valladolid, (G.) : “Aeromovile civile e di stato”, nas 1927 y sigs. 12 1962, pág. 6. VBase también VADO en Rivista Aeronautica, 1960, pági- COSUICIOS JCKID1C.4 DEI. CONASDARTE DE .IEROSAVE DE ESTADO - Convenio sobre las infracciones y ciertos actos cometidos a bordo de aeronaves, Tokio, 1963; art. 1.‘: “El presente Convenio no se aplicará a las aeronaves utilizadas en servicios militares. de aduanas r de policía.” Aunque en el Proyecto de Convenio sobre abordaje. se establece en su art. 12 que “el presente Convenio se aplica a los daños causados o sufridos por aeronaves militares, de aduanas y policía” ; sin embargo -añade-, “los Estados contratantes pueden o de la adhesión. que declarar en el momento de la ratiticac%n las disposiciones del presente Convenio no se aplican a los daños causados o sufridos por sus aeronaves militares, de aduanas y policía, o tinicamente a los daííos sufridos por tales aeronaves. Los Estados contratantes que hagan tal tlcclaracióu pueden retirarla en cualquier momento? pero ello no producirá. efecto alguno sobre los abordajes ocurridos antes de sn notiticación a la 0. 9. c. 1.” .(-1). Igualmente el reconocimiento de ese singular rhgimen jurídico para las aeronaves de Estado es criterio comtinmente aceptado en los Convenios internacionales bilaterales y en las legislaciones de numerosos países. si bien difieren en cuanto al sistema adoptado para clistinguirlas de las aeronaves privadas. a la terminología empleada e incluso al sentido que ha de darse a la expresión “servicio público”, que están llnmadas a prestar aquellas aeronaves (5). Sin embargo, aun teniendo en cuenta la singular condición y las características especiales que reúne la aeronave de Estado, como medio de locomoción que es al fin y al cabo, no debe olvidarse tampoco que ha de acomodarse a las normas civiles, gnber(4) El Subcomité Jurídico establecido por el Comité Jurídico de la 0. A. C. 1. en su décimosegundo período de sesiones (agosto-septiembre de 1959) para el estudio del Proyecto, opinó que “podían existir ciertos Estados a los que pudiera convencerse para que incluyeran sus aeronavk en el Proyecto de Convenio si se les diera la facultad de hacer una reserva en el sentido de que determinadas clases de sus aeronaves de Estado serán objeto de Convenio con la opción adicional de que las demandas por daños causados por tales aeronaves podrán ejercitarse ante sus propios tribunales”. (Véase: Docu,mentos del Comité Jurídico de lo 0. A. C. 1.. 1961, pág. 57.) (5) V. más ampliamente Loc-s~ac: où. cit., pág. 37. 13 HARTIN BRAVO NAVARRO nativas y administrativas que regulan dicho tráfico, como son las leyes relativas a vías aéreas, sanidad, aduanas, certificados de aeronavegabilidad, etc.; por ello casi todas las legislaciones nacionales -una enumeración exhaustiva parece innecesariay alal mismo tiempo que admiten gunos Convenios internacionales, la peculiaridad de su tigimen jurídico, establecen determinados supuestos en que aquellas aeronaves vienen ;L ser comprendidas tambih, dentro de su campo de aplicación. Señalado aquel régimen excepcional, nos resta por indicar cuáles son las características generales y comunes que advertimos en las aeronaves de Estado, y que ciframos en las siguientes notas: - Si~@a.~&IatZ.-Por estar dotadas de un régimen jurídico peculiar en la naregacihn aérea, segíín acabamos de señalar. - Benejidos rlc cxtl.a1:er~itol-ul,lUEccd.-Por ser considerada siempre la aeronave de Estado territorio del Estado de que se trate, cualquiera que sea el lugar o el espacio en que se encuentren, participando de las mismas exenciones legales y jurisdiccionales, que disfrutan los buques ptihlicos? frente a la soberanía de países extranjeros. - Lfimitaciinws a la libertad de sobrevuelo sobre puhes eakarios.-A cambio del privilegio de extraterritorialidad y por no estar ,comprendidas estas aeronaves dentro de los Convenios relativos a las libertades del aire, reconocidos por Iii, mayoría de los países en lo que a la navegación aérea privada se refiere, necesitan en todo caso el permiso para aterrizar y aun 8obrwolar los países extranjeros (AI. Quedan exceptuadas cle esta limitación las aeronaves de Estado que presten ui1 srrricio tle hísqned;k y salvamento, :I los Conrenios especiales que hubieran los Estados de que se trate. (6) TAPIA SALINAS: Où. Cit., plíg. jes forzosos o impuestos la Convención por de París la arreglo .?J. tal suerte se requiere esta aUtOt%aCiÓn, privación de los beneficios de extraterritorialidad, De previsto con sido concertados entre autoridad implicará falta incluso territorial, de 13 de octubre 14 que su en los conforme de 1919 (arta. aterrizaya tenía 2.0, 15, 30-32). la CONDICION lacich JLRIDICA DEL COMANDANTE a.érecr y disc+pliucr DE AEROKAVE de I.ILC~O, trsí cfmo se.3 que clfeota~n al iMtvré.9 &blico del país tículo X0, <apartado tl) tle la Convención DE ESTADO otr-us rli8pouici4+ sobtmolatlo (ar- de (‘hicagoI. ;.Qué consecuencias implica para la persona c*ncnrgnda del comando de la aeronave tlr Estado, el singular r6gimen jurídico a que vienen sometidas éstas? Consitlernmos que esta cuestión debe ser estudiada por separwtlo, seg1’111se trate de iier<)llitvtls ptiblicas, no militares o militaws, dada la singular condición de éstas dentro de las aer~~naws tlr Estado y en razón a los genuinos caracteres y diversidad de matices que ofrece el estatuto del COmandante de aeronave en cuanto militar. Encuadramos dentro de este epígrafe los Com;~utlantes de aeronaves aduaneras y de policía solamente, según la distinción consagrada por la Convención de Chicago; prescindimos, por tanto, de las aeronaves postales, que aunque asimilables “formalmente” a las aeronaves de Estado. l brealmrnte” y a todos los efectos jurídicos deben considerarse como privadas, como ya se tuvo en cuenta en la ConvenriOn de París tlr 1919 (71. Cual sea el estatuto jurídico tlel Comantlante de estas aeronaves, es cuestión sobre la que no ha mostrado particular atención la doctrina hasta. el momento ni tampoco ha sido objeto de una regulacián eepecífica por las leyes nacionales o los Convenios internacionales, si bien hemos de hacer constar que (11 Proyecto de Convenio Internacional ha tomado conciencia del problema? al excluir, conforme al art. 10, de su ámbito de aplicación al “Comandante en servicio a bordo de aeronaves militares, de aduanas 0 de policía”, siguiendo, como vemos, la triple distinción de aeronaves de Estado, generalmente admitida en nuestros días. A causa de esas delkiencias doctrinales y legales apuntadas, habremos de utilizar en nuestro estudio, jnnto a los resultados que (7) L~J~T~IJ: ob. cit., pág. 38. MARTIN BRAVO NAVARRO ofrece el precedente examen de la aeronave de Estado, los principios generales del Derecho público nacional e internacional y los qae en particular inspiran el régimen jurídico de las aeronaves privadas, bien haciendo la oportuna referencia a las normas generales que les son comunes, o bien considerando las razones que justifican su inaplicabilidad. Teniendo eu cuenta las precedentes observaciones y siguiendo en líneas generales el metodo adoptado en nuestro análisis del Comandante de aeronave privada, exponemos a continuación en síntesis, con las soluciones que estimamos oportunas, las cuestiones y problemas que 8 nuestro entender plantea el estatuto tlr los Comandantes de aeronaves públicas, no militares. que las lty+i nacioiial<stimamos que rigen las mismas ll<)PlllilS les establecen en la navegación privada respecto a la edad, condiciones psíquicas 3- físicas? conocimientos s experiencia del pilotaje, documentación (títulos, licencias y habilitación para el tipo de aeronaw de que se trate), etc.: en el caso de que el propio Comandante no sea el encargado de dirigir la aeronave directamente, deberá. al menos, poseer los conocimiento técnico-profesionales qne que le capaiciten para el superior mando J- responsabilidad en todo momento le corresponden. Creemos que las limitaciones que los distintos países imponen a los extranjeros para rl ejercicio dc las funciones del comando en aeronaves privadas sometidas a su soberanía, deben convertirse en prohibiciones absolutas, tuando se trate de <aeronaves de policía o aduaneras, en razím 8 la íntlole enperialmente publica del servicio que estas aeronaves preStiUL C) Estcrtzlto personnl respecto al Estado Dado el cometido ?- la especial situación de dependencia de los Comandantes de estas aeronaves, con el Estado a cuyo servicio se incorporan, débese asimilar su estatuto personal al de 16 CONDICION JURIDICA DEL COMANDANTE DE AERONAVE DE ESTADO los funcionarios publicos, cou mayores obligaciones, si cabe, res’ pecto a fidelidad y exactitud en el cumplimiento de sus funcio: nes, compensadas con el más significado carácter de autoridad y facultades de mando que en todo momento le son anejas. z)) Derechos y obligudmes como encwgado de la o%%cción a-ercmhtica y delegado de la Autoridad det Ehulo Aparte de los deberes y funciones especfficos y correspondientes a sus funciones de policía y aduaneras, le son también de aplicación las mismas disposiciones que sobre policía de la circulación y disciplina de vuelo, vienen impuestas a los Comandantes de aeronaves privadas, ‘como encargados de la dirección aeronáutica, sin perjuicio de la autonomía de movimientos que en casos excep. cionales deba reservarse a las aeronaves policiales en el cumplimiento de sus fines ~(v.gr.: investigación del delito, localización y persecución de los culpables, etc.). Como delegados de la autoridad del Estado, además del propio cometido oficial que deban desempeñar, creemos deben también ejercer las atribuciones que excepcionalmente se atribuyen al Comandante de aeronave privada como sustituto del funcionario civil en determinados actos jurídicos (verbigracia: actos de última voluntad y defunciones, de cualquier miembro de la tripulación). E) RespondhWades Deben estar sujetos al mismo régimen de responsabilidades penales, gubernativas y civiles, establecidos en la navegación aérea privada. Asi, al lado de la responsabilidad penal aeronáutica (en su doble vertiente dolosa y culposa), hab& que tener en cuenta la que provenga del incumplimiento o infracción de los deberes que deriven de su especial situtión jurídica de cuasifuncionario público. Y junto a la responsabilidad gubernativa derivada de las infracciones de las normas sobre el tráfico aereo y disciplina de vuelo, debe tipificarse la que sea consecuencia de la infracción de las órdenes concretas que le hayan sido dictadas por los Mandos superiores del servicio en que cumpla sus funciones. Igualmente 17" 2 MARTIN BRAVO NAVARRO debe admitirse la responsabilidad civil subsidiaria del Estado, por los delitos y faltas cometidas en el desempeño de su cometido, responsabilidad que recaerá directamente en este, cuando se declare por los daños a terceros en superficie ocasionados sin culpa o negligencia o abordaje fortuito ,(supuestos de responsabilidad civil objetiva). . F) Privilegios de jurisdicc-ión en píses extranjeros Entendemos que los beneficios de extraterritorialidad anejos a la aeronave de Estado que sobrevuele o aterrice en país extranjero, deben concederse igualmente a la persona que asuma el mando de tales aeronaves, siempre que el hecho enjuiciable haya sido cometido por el Comandante en el ejercicio de sus funciones; no se nos oculta la escasa viabilidad de este principio -generalmente proclamado en ,casi todas las legislaciones--, cuando se pretenda hacer valer ante soberanías que lo desconocen, carezcan de relaciones diplomáticas con el pais del pabellón de la aeronave o sólo permitan su ejercicio a los Estados con quienes hayan concertado @previamentesu concesión. De ahí una vez más la conveniencia de un estatuto internacional que con la anuencia de los Estados interesados resuelva por anticipado estos conflictos. G) Prohibiciones En principio, ,salvo la autorización expresa del Estado sobrevolado, les est8 vedada la circulación aérea sobre paises extranjeros sometiéndose en caso de obtener tal autorización a las disposiciones sobre policia de la circulación y disciplina de vuelo. 18 CONDICION JURIDICA DEL COMANDANTE DE AERONAVF.DE ESTADO SECCION EL COMANDANTE SEGUNDA DE AERONAVE IIILITAR (8) Admitido un regimen de excepción para todas las aeronaves de Estado, tal singularidad se hace más necesaria y encuentra sus más justificadas razones, cuando se trata de aeronaves militares. En efecto; la aeronave militar en razón a la organizacibn a que pertenece, a los fines que cumple y al mando y tripulación que la compone, constituye una categoría peculiarísima, que reclama necesariamente un estatuto distinto a cualquier otro tipo de aeronave, a semejanza del que se reconoce tradicionalmente al buque de guerra por la doctrina (9) y reglamentaciones del Derecho marítimo ; por ser la aeronave un medio operativo de las Fuerzas Armadas, sobre las cuales el Estado ejerce las funciones más preeminentes de soberanía, deben mantenerse las normas privadas y administrativas en muy segundo plano, sin perjuicio de admitir su aplicabilidad en algunos supuestos, como ya dejamos indicado, para las demás aeronaves de Estado. El regimen juridico del Comandante de aeronave militar, ven(3) Sobre el concepto de aeronave militar, consúltese la bibliografía indicada por GÓMEZ JARA en su trabajo ya citado, así como el estudio de MEYER (A.): “Militärluftfahrzeug”, en Zeitschrift fiir Luftrecht..., cuaderno 2-1963, págs. 133 y sigs. Idem.: “L’aéronef militaire et le droit des gens”, publicación de la Société International de Droit Pénnl Militaire et de Droit de la Guerre, con sede en Bruselas. (9) “Todos estos aspectos -nos dice FARIÑA- plasman en un cuadro de obligaciones y facultades que se desenvuelven normalmente en tiempo de paz con arreglo a regulaciones diversas, unas de orden interno y otras de carácter internacional, establecidas mediante convenios o formadas por la costumbre y admitidas como norma internacional de carácter general. Al interrumpirse las relaciones pacíficas entre los Estados y surgir el estado de guerra, todo ese conjunto de normas se transforma profundamente. El buque de guerra -y en nuestro caso la aeronave militar-, como unidad combatiente, tiene entonces que cumplir la principal misión para que fu6 organizado y sus actividades se desenvuelven con arreglo a las normas específicas de la guerra marítima que constituye una reglamentación peculiar en el Derecho internacional” (vease FARIÑA QUITÚN (F) : El buque de gwrra. Editorial Naval, Madrid, 1941, pág. 34). 19 MARTIN BEtAVO NAVARRO dra., pues, condicionado por las normas propias del Convenio internacional sobre el estatuto de la aeronave militar y las disposiciones internas que cada país haya dictado para el personal aeronáutico militar. A falta de un estatuto internacional sobre la aeronave militar, habrá que estar, por el momento, a las disposiciones nacionales que aunque distintas entre sí y sujetas a las variaciones que impongan las circunstancias de orden políticomilitar del momento, están inspiradas en principios comunes, que intentaremos formular en sus líneas generales seguidamente. A) Con&lzes psicotédcm y hubilitacidn legal Dado el especialísimo carácter de la misión y las. funciones a desempeñar por el Comandante de la aeronave militar, es lógico que cada Estado reglamente a través de los departamentos militares respectivos las singulares aptitudes que se requieren para Gónrvz JAel ejercicio de tal cometido. “Es explicable -advierte que no rijan en esta materia los preceptos que la re. RA (lO)gulan con relación al personal navegante civil, ni se pueda exigir a los pilotos militares que tripulen una aeronave de este carácter la presentación de una licencia de aptitud. El hecho de que el Estado dé comisión a una persona para que conduzca una aeronave constituye garantfa suficiente de que aqublla reúne las condiciones de aptitud precisa”. Se cotiere, pues, a los organismos militares de cada Estado, la fijación de las condiciones psicotécnicas para el comando de aeronaves militares, así como la verificacion del mantenimiento de esta idoneidad, en la forma y tiempo que la autoridad militar competente estime oportuno, según las necesidades y la mayor eficacia del servicio lo requiera (ll). (10) Ob. cit., pág. 45. (11) Es Iágico que, en consecuencfa, las legislaciones nacionales omitan una regulación amplia y específica de esta materia, limitándose a secalar en la mayor parte de los GISOS, 10s principios y normas generales de la navegación a&ea Civil que les son de común aplicacih. gin embargo -aunque sin ofrecer tampoco una regulactón completala ley federal austriaca de 2 de diciembre de 1957, dentro del capítulo especial que dedica aI personal de aviación militar (secciones 53 a 57), establece que solamente los poseedores de una licencfa de piloto militar expedida por el Ministerio de Defensa puede ostentar tal condici6n (sección 56) ; CONDICION JURIDICA DEL COMANDANTE DE AERONAVE DE ESTADO Ealvo el caso de alianzas o pactos militares que permitan el pilotaje de aeronaves extranjeras, se reserva en forma exclusiva el comando de estas aeronaves a los ciudadanos del propio psis en calidad de militares profesionales o paisanos militarizados. El enrolamiento como piIoto en las Fuerzas extranjeras, sin la autorización del propio Estado, implica ordinariamente la pérdida de la propia nacionalidad, sin perjuicio de las responsabilidades que hubiere lugar, cuando se trate de aviadores militares profe sionales por el presunto delito cometido, al abandonar el propio Ejército (abandono de destino, deserción, traición, etc.). C) Estntuto personal respecto al. Estado Se rige por las normas correspondientes al estatuto del personal militar. ,D) Derechos y obl&w~~ones conzo encargado de la dirccn’ón a.eronáuGca y delagado de la autortila& del Estado En el cumplimiento de misión espwffica militar, los deberes y funciones del Comandante, vienen señalados por las normas e instrucciones dictadas en cada caso por los Mandos superiores, sobre las formas y condiciones del vuelo; siempre que no contradigan estas órdenes, entendemos le son tambiCn de aplicación las disposiciones generales sobre policfa de la circulación y disciplisienta laa normas generales para la expedición de los tftulos aeronauticos militares (tipos, duraciõn y extensión de su validez, posibilidades de uso, condiciones ffsicas y mentales), así como los requisitos bajo los cuales tal documentación puede ser expedida de acuerdo con las necesidades de la seguridad del tráfico y la defensa nacional (sección 57). Para una ampliación en esta materia, véase GEUSAU (l-l) .: “Die Erlaubnis zur benutzung von militärlufffahrzeugen” en Zeitschrift für Verkehrsrecht, 1962. págs. 173 y sigs. 21 MARTIN BRAVO NAVARRO na de vuelo (X!) ; igualmente consideramos, que al lado de aquellas funciones que le corresponde cumplir como órgano ejecutivo militar de la autoridad del Estado, puede desempeÍíar también el (12) KOLN (R.), coincidiendo con esta apreciación nuestra (véase su estudio: “Die Ahndung fligerischer verstösse gegen die sichercheit und ordnung im zivilem und militärischen luftverkehr”, en Zeitschrift fiir Luftrecht..., cuaderno 3-1962, págs. 206 y si@.), observa que los preceptos de la ley alemana de 10 de enero de 1959, relativa a la circulación aérea, ~610 admiten ciertas excepciones en su aplicación al tráfico militar, cuando concurran circunstancias forzosamente necesarias en el uso de sus más elevadas funciones de soberanía. Un examen de los problemas que presenta la posible interferencia de los sistemas de control civil, con la propia organización de los controles aéreos militares, viene expuesto en la revista Znteraviu (núm. 12 (1962), página 1564). que por su especial interés para nuestro estudio, conside ramos conveniente transcribir junto con sus conclusiones. Los operadores del control civil de tráfico aéreo controlan todos 10s vuelos que se efectúan en IFR, salvo las porciones del espacio aéreo vigilado. Por su parte, las Fuerzas Abreas de muchos países tienen 8U propia organizacibn de control que se encargan de dirigir todos los vuelos de aviones militares hasta donde éstos no caen bajo los reglamentos internacionales de circulación aérea. Así, pues, resulta muy a menudo que Un08 aviones que se hallan en el rd?mO espacio abre0 son controlados por dos organismos diferentes, entre los cuales es difícil la coordinación y, a veces, inexistente. En la mayorla de 10s países europeos, las autoridades responsables comienzan a percatarse de la necesidad de un control combinado civil y militar, habiendo dado 10s primeros paso8 en este sentido Inglaterra, siguiendo el ejemplo de Norteamérica. Todo sistema futuro para el control a&eo deberá tener en cuenta las siguientes condiciones: - Todo8 los aviones que vuelen en un sector bien definido del espacio aéreo deben estar sometidos al control de la circulación aerea. - Un solo organismo debe tener la responsabilidad de todos los aviones que vuelen en la misma zona. Las únicas excepciones posibles a esta regla serían las operaciones militare8 de gran urgencia (misiones de interceptación, por ejemplo), e incluso en este caso, sería menester que un control efectivo de radar garantizase la seguridad de los otros aviones. Para ciertos ejercicios militares que, dada su naturaleza especial, no se prestan al control terrestre (acrobacia, vuelos de reconocimiento y entrenamiento a baja altura) es preciso reservar una porción del espacio a&eo de modo temporal o permanente. LOS vuelos hacia o desde este zona de ejercicios deberán ser controlados del mismo modo que 10~ otros. 22 CONDICION JURIDICA DEL COMANDANTE DE AERONAVE DE ESTADO cometido que asignábamos a los demás Comandantes de aeronaves, como sustitutos del funcionario civil en determinados actos jurídicos (v. gr.: defunciones, testamentos, etc.) (13). En todo caso somos partidarios de otorgar la máxima autoridad al Comandante sobre la aeronave en vuelo reglamentariamente ordenado o autorizado, cualquiera que fuere la categoría de los demás componentes de la tripulación y pasaje, salvo el supuesto de que entre éstos se encuentre un superior inmediato, a quien corresponda tal autoridad por razones de orden tácticologístico o del particular servicio que preste la aeronave. E) RQponsabilidades Les será de aplicación el mismo tigimen jurídico, penal, gubernativo y civil que se establezca en las leyes de la navegación aérea privada para los demás Comandantes de aeronaves. Al lado de la responsabilidad proviniente de delitos o faltas comunes, estarán igualmente sujetos a la que deriva de la infracción de las leyes penales militares, teniendo en cuenta que para graduar la gravedad del delito culposo cometido por un aviador militar -tipificado en estas leyes y asimilable al delito de imno entra en juego el princi,pio prudencia aeronáutica común-, de dpa lata, sino la previsión, diligencia y atención especialísima que se exige siempre al militar en el cumplimento de sus obligaciones estrictamente castrenses, profesionales o tkcnicas. Igualmente, junto a la responsabilidad gubernativa, por infracción de las normas comunes sobre el tráfico aéreo y disciplina de vuelo, le será también exigida la que derive del incumplimiento de las órdenes dictadas por sus Mandos superiores o infrinjan reglamentaciones especíllcamente militares. Por lo que respecta a las responsabilidades civiles, se ha de declarar la responsabilidad subsidiaria del Estado a trav& del Ejército respectivo, en los casos de insolvencia del culpable cuando la infracción se haya cometido en el desempeño de las funciones (13) Sobre e1 testamento militar aéreo, véanse las consideraciones que hace DEL VALLE en su estudio: “Problemas que suscita el testamento militar en su aplicación al Arma abrea”, publicado en la Revista de Aeronáutica, junto de 1943. MARTIN BRAVO NAVARRO que le fueron encomendadas al piloto militar, responsabilidad que deberá ser directa por los daños a terceros en superficie ocasionados sin culpa o negligencia o abordaje fortuito (14). En virtud del principio de extraterritorialidad (admitida ya en la conferencia de Estocolmo de 1924? art. Z.“), debemos reconocer en iavor del Comandante de aeronave militar, la exención de jurisdicción criminal del Estado extranjero, respecto a toda clase de delitos que cometa a bordo de la aeronave en el espacio aheo sometido a éste, salvo cuando las actividades delictivas fueran dirigidas contra el orden público o la defensa nacio. nal (v. vg-.: ayudando de algún modo -claves, señales o armas‘a una subversión conka el Gobierno del país sobrevolado) en (14) Alguna legislación como la alemana (Ley de 16 de enero de 1959, art. 53) determina el alcance y forma de exigir esta responsabilidad; sobre esta materia véase: RUWLF: Die Haftung für Dtittschäden õeim Betrieb Militiirische Luftfahrzeuge nach dent LuftwerLersgesetz, Zlr, 1959. En Francia, por resolución ministerial de 10 de agosto de 1963, se ha declarado la responsabilidad del Estado por daños causados a particulares a consecuencia del paso de la barrera del sonido por aeronaves militares, sobre la base de que estos aviones volaban por encima del lugar y en el momento en que el daño se produjo y que hubo una relación de causa a efecto suficientemente establecida, recordando, por otra parte, a los Comandantes de aeronaves la prohibición de franquear aquella barrera en picado por encima de las poblaciones, y en vuelo horizontal sobre aglomeraciones. (Cfr. Revue Francaise de Dr& Agrien, núm. 1, 1964, página 98.) (15) Sentaremos aquí los principios generales sobre la materia, haciendo constar, no obstante, que en algunos casos los convenios bilaterales o multilaterales celebrados entre los países afectados son los que de hecho regulan la situación juridica de las Fuerzas Armadas en tiempo de paz en territorio extranjero. Un análisis sobre el estatuto jurisdiccional y disciplinario de las Fuerras de Urgencia de las Naciones Unidas, nos lo ofrece Dxa~oux (F.) en el estudio recogido bajo el mismo titulo en R.evue de Droit Pbnal Militaire et & Droit de la Gwme. Bruselas, 1962, tomo I-2, págs. 269 a 288. En la misma revista (tomo II-l, p8gs. 7’7 y si@.) DARSE (M.) aborda el k,atuto penal de la 0. T. A. N. sobre el territorio de la República Eederal Alemana. CONDICION JURIDICA DEL COMANDANTE DE AERONAVE DE ESTADO cuyo caso deben prevalecer los derechos de soberanía propia, sobre la ficción de extraterritorialidad. Cuando la aeronave se hallare estacionada en tierra, entendemos -en analogía con la practica internacionalmente reconocida para los buques de guerra- que debe subsistir la jnrisdicción del Estado a que pertenezca el Comandante si los hechos que se le imputan han sido realizados con motivo del cumplimiento estricto y directo de sus atribuciones como Jefe militar de la aeronave ~(v.‘gr.: abuso de autoridad contra algún miembro de la tripulación, negligencia en el servicio, etc.), con la condición, igualmente, de que el delito cometido no afecte al orden público o normas de seguridad y policía del país extranjero. Discutible es, sin embargo, si los delitos o faltas comunes cometidos por el comandante fuera de los actos del servicio deben ser tambien conocidos y castigados por la jurisdicción penal extranjera. De acuerdo con la doctrina del Derecho marítimo respecto a casos similares en que pueda verse envuelto el Comandante del buque de guerra, somos partidarios de otorgarle a aqu6l una inmunidad parecida a la que gozan los miembros del Cuerpo diplomático. Por lo que se refiere al derecho de asilo a ejercer por cl Comandante, consideramos siguiendo la pauta marcada por la practíca internacional con respecto a los buques de guerra- que debe rechazarse tal derecho cuando se trate de delincuentes comunes extranjeros; sí quienes se han refugiado a ‘bordo son súbditos del propio país a que pertenece la aeronave, somos partidarios de su concesión asimismo en analogía con lo establecido para los buques de guerra. Por lo que se refiere a los delincuentes políticos y militares, sin distinción de nacionalidad, estimamos que puede el Comandante otorgarles también el asilo, pero guardando de evitar las enojosas e incluso funestas consecuencias que en el orden diplomatico pudiera implicar el ejercicio de tal derecho. G) Pt'OhibkiOtU38 Como contrapartida a los privilegios .que acabamos de señalar, el Comandante de aeronave militar no disfruta de las mismas libertades de sobrevuelo que gozan los pilotos civiles sobre los países extraños. Es necesario en todo caso ia autorización ex- MARTIN BRAVO NAVARRO presa del Estado sobrevolado y en el supuesto de serle concedida, deberá someterse a las disposiciones dictadas por éste sobre policía de la circulación aérea y disciplina de vuelo ; en algunos países se concede una autorización especial permanente en los casos de asistencia y salvamento, con arreglo a lo previsto en determinados Convenios bilaterales, dada la inaplicabilidad del I Convenio de Bruselas conforme ya advertimos. LEGISLACION ESPAÑOLA No existe en la legislación española una regulación específica del Comandante de las aeronaves de Estado; en algunos preceptos de la ley de Navegación aérea de 21 de julio de 1960 se contienen determinadas prescripciones para estas aeronaves y muy particularmente respecto al tráfico aéreo militar (arts. S.“, ll, 17, 34 a 38, 45, 46, 51 a 58, 61 y X34), reconociénd@es una singularidad ya tenida en cuenta en leyes anteriores y Convenios bilaterales celebrados con diversos países (16). Continuando con el criterio sistemático adoptado expondremos seguidamente, en concreto, las normas relativas al Comandante de aeronaves de Estado en general, terminando nuestro trabajo con las normas referentes al Comandante de aeronave militar en particular. A) bdANDBS*TE DEI ARONAVE La Ley de 21 de julio Estado. en su art. 14: DE Es~auo IW de 196;o considera GCNERAL como aeronaves 1.” Las aeronaves militares. 2.O Las aeronaves no militares destinadas te a servicios estatales no comerciales. de exclusivamen- Prescinde, pues, de la distinción tradicional y enuncia una fórmula genérica, en la que indudablemente caben las aeronaves (1‘3 V. gr.: Convenio con las Países Bajos de 14 de febrero de 1930 (artfculo 3.“) ; Convenio con Bélgica de 27 de febrero de 1932 (art. 3.0). y Convenio con Suecia de ll de abril de 19.33 (art. 3.9. 26 CONDICION JUHIDIC~ DEL COMANDANTE DE .AEKONhVE DE ESr‘ADG de policía (por ejemplo, el servicio de policía de tráfico mediante helicópteros, dependiente del Ministerio de la Gobernación) y las aduaneras, así como cualquier otra que eventualmente pueda ser utilizada por el Estado con carácter no comercial (entre las cuales creemos deberán incluirse las aeronaves postales, dada la amplitud del precepto). En el art. 6.’ se considera la aeronave de Estado como territorio español, cualquiera que sea el lugar o espacio donde se encuentren, lo cual deberá implicar los consiguientes beneficios de exención de jurisdicción extranjera para su Comandante, según vimos en su momento; es conveniente advertir, no obstante, que el principio general y absoluto de extraterritorialidad sentado en este precepto, hay que entenderlo, en lo que a la jurisdicción penal se refiere con los obligados, limitaciones que impone al respecto a la soberanía extraña, materia a regular en cada caso -entretanto no se llegue al estatuto internacionalpor los convenios particulares que se celebren con los demás países, en loe que debe fijarse con todo detdle el alcance y límite de aquella exención de jurisdicción. Conforme al art. 89, se prohibe el sobrevuelo sobre territorios de soberanía nacional sin previa autorización o invitación a las aeronaves de Estado extranjeras, salvo a las destinadas al servicio de busqueda y salvamento con arreglo a los convenios especiales. En el art. 144 se establece que las disposiciones sobre policía de la circulación aérea y disciplina de vuelo, obligan a todas las aeronaves civiles o militares, sin distinción de categoría o clase. Estos dos últimos preceptos obligan y habrán, por tanto, de ser tenidos en cuenta por los Comandantes de las respectivas aeronaves de Estado extranjeras que sobrevuelen el territorio de SOberanía española. Por lo que se refiere a la responsabilidad civil objetiva por daños a terceros ocasionados por accidentes de aeronaves de Estado españolas, hab& que tener en cuenta la prevención contenida en el art. 4-Ode la ley de Régimen jurídico de la Administración de 26 de julio de 1937, que establece en favor de los particulares el derecho a ser indemnizados por el Estado de toda lesión que sufran en cualquiera de sus bienes y derechos, sulco @t los ca+sos de fuerza mayal;. siempre que aquella lesión sea consecuencia del funcionamiento normal o anormal de los servicios públicos. MARTIN B) BRAVO NAVARRO EL COMANDANTE DE AHIRONAVE MILITAR El art. 14, apartado primero, de la ley de Navegación aérea, al definir la aeronave militar (“la que tenga por misión la defensa nacional o esté mandada ,por un militar comisionado al efecto”), señala que tales aeronaves quedan sujetas a su regulación peculiar. Esta regulación y la correspondiente al Comandante de esas aeronaves, no se encuentra desarrollada con unidad de doctrina y sistema en un mismo cuerpo normativo, sino que se halla desperdigada entre otras disposiciones de muy diversa indole, asi verbigracia: los preceptos contenidos en aquella ley de Navegación aérea, en el Código de Justicia Militar, o en las Ordenes o Circulares dictadas por los organisiuos militares, sujetas a constante variación según demanden las necesidades del servicio. Teniendo en cuenta la distinta naturaleza y ubicación de las mencionadas disposiciones, distinguimos un triple tigimen jurídico en la regulación actual del Comandante de aeronave militar española. Este es común upara todos los Comandantes de aeronaves militares, cualesquiera que sean las Fuerzas Armadas en que presten sus servicios. Lo integran las correspondientes normas de la ley de Navegación aérea de 2,l de julio de 19fS0,declaradas de común aplicación al tráfico aéreo civil y militar, según lo preceptuado en la disposición final quinta de dicha ley, y cualquier otra disposición que complementariamente dictare el Ministerio del Aire, dada la competencia general administrativa establecida a favor de este Ministerio en el art. 8.O(17). Entre aquellas nortias hay que tener en cuenta fundamentalmente: - Respecto a titulos aeron&uticos, cuya expedición corresponde privativamente al Ministerio del Aire, en las con(17) Para un examen m8s amplio de la competencia administrativa respecto al Wifico aéreo militar, conforme a la Ley de 21-7-60. véase la comunicaciónque bajo este mismo tftulo presentamos a las II Jornadas de Derecho Penal Militar y Derecho de la Guerra, celebradas en Burgos. Mayo, 1962. Editorial Lex Nova. CONDICION JURIDICA DJSL COMANDANTE DE AERONAVE DE ESTADO diciones que reglamentariamente determine (art. 56, párrafo segundo), después de realizar los cursos correspondientes en las escuelas de enseñanza destinadas a tal efecto (elemental, de avion de guerra, helicóptero, reactor y ‘polimotores). Las condiciones de aptitud se revisan periódicamente mediante oportunos esamenes médicos y juicio critico de los Mandos superiores, y pueden ser convalidados a efectos de la obtención de títulos civiles, mediante el cumplimiento de determinadas condiciones y trámites, establecidos en la Orden del Jlinisterio del Aire de 24 de mayo de 1955 [(art. 5.0). - Respecto a yolkía de la cirwlaci’ón aérea y dkiplina de vuelo, cl arl. 144 que obliga por igual a toda clase de aeronaves. - Reqmto a la respon8abiLkScccl gubewativa, el art. 134 que encomienda al Ministerio del Aire la investigación y determinación de responsabilidades en los casos de accidentes aéreos, cualquiera que sea el fuero del Comandante de la aeronave ; servirán de base a esa responsabilidad las infracciones recogidas en el art. 1,X de la propia ley, y cualquiera otra que viniere definida en otras reglamentaciones del tráfico aéreo. - Como Jefe de la expedición aérea, tendra las mismas atribuciones y deberes que se reconocen al Comandante de aeronaves privadas en su calidad de sustituto del funcionario del estado civil, por el Reglamento de 14 de noviembre de 1!%8 y art. SS, párrafo segundo, del Código de Justicia Militar. bimismo debe tenerse en cuenta la prevención contenida en el a.rt. 4.’ de la Orden de 10 de diciembre de 1963 al preceptuar que los Comandantes de aeronaves de transporte del Ejército del Aire, exigirbn al personal militar o civil que embarque debidamente autorizado en tales aeronaves, tengan cubierto el seguro correspondiente para caso de accidente, en las condiciones que dicha orden señala; en base a esta prevención creemos que los Comandantes tendrán facultad de negar el embarque a quienes no justifiquen haber cubierto el seguro, aunque les baya sido autorizado el viaje’ por las autoridades competentes. MAHTIN 2. Régimen BRAVO jurúiico NAVARHO penal y procesa.1 (18) Viene comprendido entre las normas del Código de Justicia Militar uniforme para los tres Ejércitos, aparte de los preceptos que sean de aplicación respecto a’ determinados delitos comunes en el Código penal ordinario (especialmente por los delitos de imprudencia aeronáutica) y los que en el futuro sean articulados en la ley Penal de la Navegación aérea, en forma de proyecto de ley en las Cortes, en el momento de escribir estas líneas. Conforme al art. 6.“, núm. 2, del Código marcial, los Comandantes de aeronaves militares son considerados como autoridades militares, estando fuera del territorio nacional o de su espacio jurisdiccional y atraen, por tanto, a la jurisdicción militar los delitos de atentado y desacato, injuria o calumnia clara o encnbierta cometida por cualquier persona, realizado con palabras, actos o por escrito contra el Comandante de la aeronave en el espacio adonde alcance su acción militar, siempre que tiendan a menoscabar su prestigio o los vinculos de disciplina o subordinación o se reEeran al ejercicio del mando militar. Entre las numerosas figuras delictivas que el Código de Justicia Militar tipifica respecto al Comandante de aeronave militar (artículos 258, 2.‘, 274, 298, 327, 330, 331, 332, 339, 340, 342, 344, 347, 348, 369, 384, 383, 388, 393 a 396 p 4X), tiene marcadamente un carácter aeronhtico, las definidas en los siguientes preceptos: - Art. 336: Modificar ,con daño para el servicio, las condiciones thcnicas de la aeronave, ,sin estar autorizado para ello. - Art. 343: Causar deli’beradamente averias en la propia unidad por abordaje con otra aeronave. - Art. 394: Perder en accidente aeronáutico la propia aeronave, por negligencia, o producir averias por igual causa abordando otra aeronave militar o civil. (18) Para un examen más amplio y detallado del delito aeronhtico en general y de las singulares figuras delictivas tipificadas en el C6digo de Justicia Militar respecto al Comandante de aeronave, asi como de las normas referentes a competencia y procedimiento, vease nuestro estudio: XR#gimen jurfdico penal y procesal de la aeronave en Espafia”, en Rami ESPAÑOLA DE DERECHO Mn.rre núm. 13, enero-junio, 1962. CONDICION JURIDICA DEL COMANDANTE DE AERONAVE DE ESTADO No existe en el Código ningún sistema represivo específico para el delito aeronáutico, si bien en algunos casos (véase, por ejemplo, el art. 391, antes citado) la perdida del título aeronáutico que segfin el art. SSS, implicará, en su caso, la pena de separación del servicio a imponer en el delito mencionado, pudiera corresponderse específicamente con la conducta culposa que se sanciona, aunque no parece que esta privación del título de piloto fuera prevista por el legislador para castigar aquel delito, ya que la idea que inspira su represión es la de excluir del Ejército a quien no cumple su profesión de piloto militar con la especial diligencia y pericia que se exige a todo militar. Desde el punto de vista procesal hay que advertir las sinyrlares prevenciones contenidas en el art. 142 (cuando se trate de instruir causas ,por accidente aéreo el Juez instructor habrá de pertenecer al servicio de Vuelo), arts. 14.5 y 126 (el nombramiento de Fiscal recaerá en Oficial del servicio de Vuelo del Ejército del Aire si los procesados pertenecen a este Ejército) y art. 76 (el presidente y vocales de los Consejos de Guerra -con excepción del ponentedeberán ser nombrados entre los de la Escala del Aire), jurisdicción a la que corresponde ordinariamente el enjuiciamiento y sanción de los hechos. Otra prevención interesante desde el punto de vista procesal es la contenida en el art. 640 del Código de Justicia Militar, al determinar que para la entrada y registro en aeronaves militares españolas deber& el Juez instructor avisar previamente a la autoridad o jefe superior de la misma, a fin de que preste el debido auxilio, y cuando se trate de aeronaves militares extranjeras se solicitará permiso del propio Comandante, supliendo la falta de su autorización con la del Embajador o Ministro de la nación 8 que pertenezca., Por lo que se reíiere a la responsablidad civil dimanante de la criminal, rigen las normas generales del Derecho común, con la salvedad de que el Ejército se puede hacer subsidiariamente responsable cuando el Comandante de aeronave culpable sea declarado insolvente, si el delito o falta de que derive aquala lo hubiere cometido en ocasión de ejecutar un acto de servicio reglamentariamente ordenado (art. 206 del C. J. M.) ; y que en los accidentes aéreos debido a casos fortuitos que hubieren causado daños a particulares, se admite la responsabilidad civil directa 81 MARTIN BRAVO NAVARRO del Ejercito del Aire. conforme a lo previsto en el art. 7.” de la Orden de 20 de junio de 1941, p art. 77 del Heglamento de 10 de agosto de 19% (19). Privilegios de jwisdicción.--Aparte del fuero personal dentro de la jurisdicción española, gozan eventualmente de los beneficios de exención de jurisdicción extranjera en ratin a que la aeronave militar debe ser considerada territorio español cualquiera que sea el lugar en que se encuentre (art. 6.” en relacibn con el 14) : en justa reci,procidad habra que admitir el mismo principio de extraterritorialidad para los Comandantes tle aeronaves militares extranjeros desde el momento en que se les haya autorizado el sohreruelo por el área de soberanía nacional o se estacionen en territorio o en las aguas jurisdiccionales de nnestro país. siempre que el delito cometido no afecte al orden público o los supremos intereses de la soberanía nacional. En algunos casos los Convenios partiwlares celebrados con determinados paises, fijan con todo detalle el alcance de tal exención de jurisdicción (v. (gr. : los acuerdos de jurisdicción respecto a las Fuerzas americanas en España de 2612-53 p Decreto-ley de %18.X). 3. Régimen eqe&~icamente militar La existencia de un r&ímen jurfdico-penal 7 administrativo uniforme para el Comandante de aeronave militar no va en menoscabo del distinto r&imen a que pueden venir uometidos en el plano militar, ya que integradas las Fuerzas Armadas españolas en tres Ejércitos --con plena y autónoma jerarquía militar en su orden- con la posible utilización de un propio personal aeronáutico militar, es a cada uno de los Ejércitos respectivos a quien incumbe dictar las normas que estime convenientes para este personal en lo que a mando, ascensos, organización 9 tactica se (19) Véase APARICIO GALLEGO (S.) : “La responsabilidad por daiíos a terceros en los accidentes aéreos militares”: comunicaci6n presentada en las II Jornadas de Derecho Penal Militar y Derecho de la Guerra. Editorial Lex Nova. Valladolid, 1962 y el estudio de Ar&uco CABTJO (L.) : %os daños a terceros en la navegación aérea española”. Publicación nti. 6, serie roja, de la Sección de Derecho Aeronáutico del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. Madrid. CONDICIOS JURIDIC.4 DEI. COMANDANTE DE AERONAVE DE J?ST- refiere, sin perjuicio de lo que disponga el Mando superior de la Defensa Nacional? a quien en ultima instancia compete señalar las directrices generales para todas las Fuerzas Armadas. C’ 0 S (’ L Ij S 1 0 N E S PGn-wu.--La exigeucin de un régimen jurídico particular para los Comandantes de aeronaves de Estado, debe reconocerse y procismarse como uno dr los principios fundamentales del Derecho aéreo público internacional. Segun&.-Hasta el momento el estatuto correspondiente 41 Comandante d(l aeronave de Estado no se ha articulado nacional ni internacionalmente con unidad de doctrina J- sistema en un mismo cuerpo normativo, sino que se halla desperdigado entre numerosas disposiciones de muy diversa índole (militares, penales, administrativas, etc.), limitándose ordinariamente tanto en las leyes nacionales como los Convenios internacionales de la navegación a&ea a excluirlo del Qmbito de su aplicación o n señalar expresamente cuáles son los preceptos que excepcioualrnente son comunes al trafico aéreo privado y estatal. Tercera.--!I!eniendo en cuenta la realidad legal actual, un análisis sobre la condición juridicz del Comandante de aeronave, deberá valerse. junto a.’ aquellas disposiciones, de los preceptos generales del perecho ,pttblico nacional e internacional y los siguieutes principios que en particular informan el r6gimen juridico de las aeronaves de Estado: - La de ser consideradas como partes integr¿urtes del Estado, con los correspondientes privilegios anejos a la extraterritorialidad fuera de las fronteras nacionales. - Negación o restricciones a la libertad de sobrevuelo sobre países extraños. - Singularidad de r6gimen respecto a ciertos requisitos administrativos, fiscales o de policia (registro, seguros aéreos, inspecciones aduaneras, etc.). - El Estado debe asimilarse al explotador o propietario en los mismos supuestos en que a éstos alcance la responsabilidad civil directa o subsidiaria a consecuencia del accidente aéreo. .33 3 MARTIN BRAVO NAVARRO Cuwkz.-‘9 Comandante de aeronave militar, en razón a la organizacibn a que pertenece, el instrumento en que opera y el fin que cumple, constituye una categoría peculiarísima, que reclama necesariamente un tratamiento jurídico distinto a los restantes Comandantes de aeronaves de Estado. &zcintûc.-El régimen jurídico del Comandante de aeronave militar deberá estar condicionado por las normas del Convenio internacional sobre el estatuto de la aeronave militar que en su dla se concierte, y las disposiciones internas que cada país dicte para el personal aeronáutico militar. Se&a.-En todo caso cuando haya de formularse su estatuto, deberán ser tenidas en cuenta las siguientes particularidades, reflejo de su peculiarísima condición jurídica: - Requisitos especiales respecto a títulos, licencias de aptitud y calificaciones aeronáutico-militares, exigiendo la ciudadanía como condición ordinariamente indispensable para la obten,ción de dichos títulos y su utilización en las aeronaves militares del país de que se trate ; siempre que queden a salvo las facultades discrecionales que a las soberanías nacionales deben reservarse por razón de los supremos intereses de la defensa nacional, conviene alcanzar una cierta uniformidad intknacional en la reglamentación de aquellos requisitos, en garantía de la seguridad del tráfico aéreo. - Se otongará al Comandante con independencia de la jerarquía militar de los pasajeros, el supremo mando y responsabilidad de la aeronave, salvo que entre aquéllos se encuentre un superior inmediato a quien corresponda tal autoridad ‘por razones de orden tktico-logístico o del particular servicio que preste la aeronave. - La exención de la jurisdicción penal extranjera por los delitos comunes que pueda cometer el Comandante de aeronave que sobrevuele o se estacione en países extraños, siempre que la entrada haya sido autorizada y el delito no afecte gravemente al orden púlblico o R los supremos intereses de la soberanía nacional. - La facultad de conceder wilo a bordo de la propia aeronave, a los súbditos de su país que hayan cometido delitos comunes en el territorio extranjero, ampliando esta fa84 CONDICION JURIDICA DRL COMANDANTE DE AERONAVE DE ESTADO cultad en favor de los delincuentes ‘políticos y militares sin distinción de nacionalidad, siempre que se puedan evitar las funestas o solamente consecuencias que en el orden de la.5 relaciones diplomáticas pudiera imp1ica.r el ejercicio de tal derecho de asilo. - El fuero procesal y el especial régimen aeronáutico ,ponal y gubernativo a que viene sometido, dada su condición de militar, sin perjuicio de las demás responsabilidades comunes que puedan también imputársele por la comisión de delitos o faltas aeronáuticas de este orden. l l l Con el desarrollo uniformemente articulado de los principios generales sentados en las precedentes conclusiones en el correspondiente Estatuto internacional, creemos se podrá conseguir, por una parte, rellenar una laguna jurídica internacional, logro que supondrá un ,paso más en el camino por alcanzar en sus instituciones fundamentales, la universal solidaridad jurídica que demanda un fenómeno tan internacional como es el de In navegación aérea; por otra parte, se facilitará al Comandante de aeronave de Estado un instrumento para conocer rápida y claramente la naturaleza y contenido de sus facultades y obligaciones ante la legislación nacional y los Convenios internacionales. Y una vez más, el Derecho, en lugar de ser olvidado o desbordado por los avances de la técnica -que en forma tan patente como espectacular se hacen notar en el aspecto aviatorio-, servirá de instrumento normativo y moderador de ese progreso, superando eI imperio de la fuerza o el hecho consumado por el más adelantado. EL MILITAR COMO FUNCIONARIO PUBLICO(') por Eduardo CAliNON MOYANO Capitán -4uditor En la consideración de los medios ,personales al servicio de la Administracibn militar, es problema fundamental In teoría tlrl funcionario militar. Ciertamente, sin perjuicio de las peculiaridades que impone su aplicación a las instituciones armadas, cabe sefíalar que el estudio teórico del funcionario militar no difiere esencialmente del que se refiere al funcionario civil; y acaso, en el estado actual de. la cnestibn, facetas tan importantes como el origen del ronwpto se encuentran un tanto desenfocadas por no haberse tenido en cuenta y en forma conjunta los aspectos civil y militar de la Administración. Antes bien, se ‘han considerado, acaso sin ‘gran tletenimiento, como compartimientors estancos, realidades que, por el contrario, no son sino aspecto de un mismo problema delimitado por la existencia, cada vez más seña.lada, de la unidad eu la Administración del Estado. Así, ha llegado a decirse que siendo la noción del funcionario público algo unido a la racionalización y tecnificación de la.9 funciones del l%tado (WEBIGR) existe un cierto paralelismo entre la (*) El presente trabajo forma parte de la introducción a uno de los temas del Curso de Diplomas en la especialidad de Derecho administrativo celebrado en la Escuela de Estudios Jurídicos del Ejkcito. En su exposición se ha seguido la sistemática del estudio del funcionario público expuesta en su obra Derecho administrativo por don Jaime MONTERO T GARCÍADI VALDNIA, por estimarla ajustada a la Bnalidad didktica del CUSO. 37 EDUARDOCARDION MOYANO institucibn del funcionario como realidad permanente, y la idea del Estado moderno implantado por la revolución burguesa. Abundando, al parecer, en esta misma idea, señala VILUR I&, que hacia fines de la Edad del Príncipe, y en plena a constituir el principio de ser quienes liares personal Sin de acción, industrial, ligado del Rey, directamente la que éstos, no muy aunque se refiere a los vez estos transvasados conceptos al ámbito no militar del credo liberal todos los sectores ciales y juridicas medio del a la faceta civil de la Adya que acaso en pero con la autenticidad social donde olvidando, porque de han surgido y que luego de ser un producto de la Administración, no surgen auxi- un adecuado de la Administración, y burgués; dejando simples al Estado. de que se trata ea 1~080 y casi con la etiqueta ción constituir Ej&citos, reflexivamente, lo vital, sea el sector de la realidad primera publica, que el planteamiento ha de tener en cuenta, junto vinieron administrativas, para PA- de servidores los juristas en la gestión es indudable ministración, el cuerpo de las carreras al servicio embargo, problema, revolución coadyuvaban vinculados Moderna, como ideas de la implanta- y esto e8 válido que por fueron las asi lo disponga para realidades una so- Consti- tución promulgada en determinado año, sino ante8, al contrario, lo que hacen en todo ca80 las normas ideada8 por los juristas, es recoger necesidades su consagración mientras y formas que existen sobreviven situaciones En este sentido, cabe a5rma.r volución francesa, el problema tanto en el &mbito civil como en abarca desde la constitución del tación del desde luego y apuntan y aun la van obteniendo, acaso en forma soterrada, concepto de soberania formales totalmente opuestas. que antes del triunfo de la Redel funcionario sc va formando el militar, durante Estado Absoluto, encarnada el período que con la implan- en el Principe y al amparo de las ideas renacentistas, que indudablemente marcan un giro radical en cnanto a épocas anteriorea ; el Poder aun ligado 8 tal ,persona toma un aspecto eminentemente público, frente al caracter privado o cuasipúblico que tuvo en épocas anteriores. ~110 no es sino el producto de las necesidades originadas por la concentración de poder como reacción al escalonamiento que habla caracteriza.do la época feudal. Y para mantener su eficacia p el indudable aspecto carism&tico que tambien hoy tiene, 8urige la primera necesidad a traVés del tiempo: asegurar 8u efectividad en EL IILITAR COMO FUNCIONARIO PUBLICO aras del bien común mediante una institución adecuada, cuya primera característica se va a fijar en la existencia de los Ejércitos permanentes. ,Mas al comportar dichos Ejércitos junto a las ideas de jerarquía y mando reclamadas por la existencia lógica del concepto, la de permanencia de unos cuadros directivos que aseguren su formación y continuidad (porque continuo es su fin), surge la adscripción de <personas determinadas a tales funciones, que no gestionan para su patrimonio 0 intereses particulares (como sucede al señor feudal cuando acude con sus mesnadas a la guerra del Rey, o no acude si estima que dio no le conviene), sino que gestionan para la cosa pública con carácter de habittmlidad y en virtud de nombramiento del Soberano, mediante una contraprestación que va en aumento a medida en que se asciende en mando y categoría, es evidente que estamos en Ipresencia de auténticos funcionarios públicos, de personas que hacen del ejercicio de su función su medio habitual de vida: su carrera; llegándose en la Administración militar a la estructuración del ‘concepto con las notas conjuntadas que hoy indefectiblemente le caracterizan en la más depurada tecnka y se estudiarán en su momento. Ya en el plano de la elaboración doctrinal del concepto, han significado un paso d&nitivo las precisiones hechas sobre la distinción entre el “órgano”, la “persona titular del mismo” y la “función”, como hace GASCÓN Y MAK~N. Y en igual dirección JELLINEK distinguió entre el “órgano” y su “titular”, afirmando de los primeros que el derecho (en un aspecto cuasisubjetivo) no es predicable de ellos, sino la competencia ; sin que por lo demás (VILLAR PALA@ el órgano haya de tener personalidad, pues esta es la de la Administración (véase el art. 1.” de la ley de Hégimen jurídico de la Administración del Estado). Es indudable la importancia de estas precisiones, ya que merced a las mismas ha podido llegarse a la formulación de la teorfa jnrfdica del funcionario, conclusión que resultaría imposible, si, como sucede con la teoría del órgano, queda absorbida Ipor este la consideración de la persona titular. Sin embargo, el problema ofrece no pocas dificultades nacidas principalmente de que si bien cóbra la noción del funcionario su máxima relevancia jurídica en el Derecho administrativo, no es menos cierto que tambi6n es un dato igualmente jurídico de otras 30 EDUARDO CARRION MOYA%‘3 ramas del Derecho, que lo emplean ,con un alcance distinto para sus específicos ,&nes (así, el Derecho penal). Por ello,, no ha de resultar extraño que puestos a delimitar el concepto hayan variado las opiniones de los antores, desde considerar como funcionarios a quienes prestan una función pública de carácter general, abstracción hecha de su duración, percepción de haberes, #permanencia en el servicio, etc. (HOYOy Gascón), has;ta centrar el concepto en límites tan estrictos como ALESSI en Italia., para quien sólo las Sunciones con rcrleTrancia jurídica o d ‘menos las que comportan una actividad ideokígica y volitiva, Ben las propias del funcionario, no las matwiales; siendo pal dem8s frecuente introducir algún elemento intencional por parte del servidor del Estado {GARCÍA OVIEDO). En el estado actual de la cuestión puede ;&rmarse que la delimitación del concepto de funcionario se opera en la doctrina po~ la conjunción de una serie de notas que indudablemente y siguiendo la teoría unitaria, son aplicables con ttsitctitud ~1 funcionario militar : 1.” Nombramiento ajustado a la ley y en virtud de acto administrativo; con lo que excluyen 12~s actividades de particulares que colaboran ocasionalmente en La gestión pública: Somatenes, Guardias cívicas, etc. Así, la lev Constitutiva del Ejército tltl 29)-X1-1879,tras señalar en su art. 1.” que el Ejército es una de las carreras del Estado, señala en el apartado spndo del art. c>.O? no ser v&lidos si no consta la aprobación Beal? los grados y empleos militares que se concedan en su nombre (del Rey) con arreglo a la Constitución y a las leyes. 2.’ Incorporación a un determinado grado administrativo ; de tal forma que aun los “calbos sin propiedad del empleo”. aun siendo funcionarios interinos, participan del concepto. A este particular, es radical la fornmlacibn de la leI Constitutiva en SU art. 30: El empleo militar es una propiedad (es decir, el grado determinante del &trts administratiVO); d destino (que hate referencia a la relación or&nica. como se ver&) e8 de la libre voluntad del Rey a propuesta EL MILITAll CO.MO FUNCIONARIO PUBLICO de su Illinistro responsable; produciéndose en forma análoga la Ley de 32X11-1956 para los Suboficiales. t3”. Incorporación 8 una plantillla predrterminacli~.. que implica el número de funcionarios independientemente de los destinos de los mismos, si bien esté concebida cn contemplación a las necesidades de éstos. Sobre tal aspecto, el art. 19 de la mencionncbi ley (‘onntitutiva, indica que otra norma de igual rango determinará el número de los que hayan de componer el cua,dro de olficiales Generales; y el art. 6.” dice que la orgauixación del Ej& cito (en la que se engloban no ~610 destinos? sino tambit%r plantillas) y en cuanto no afecte al presupuesto ni al reemplazo, pertenece al Rey y a su Gobierno resl>ousahlt~: criterio en el que abunda el art. 4.” de la Ley de 1%VII-lSf% al deferir al Ministro de la Guerra competencia ,parn la organización y gobierno del Ejército y de los servicios militww. 4.” Contraprestación económica a favor del funcionario militar; nota recogida en el art. 12 de la ley constitutiva al ordenar que los sueldos de todos los Generales, Jefes y Oficiales, los determinara la Ordenanza General, las leyes tl~ Presupuesto y Reglamentos especiales; expresibn que ha de entenderse adaptada hoy en día a las diversas normas que regulan las remuneraciones de los funcionarios militares desde Capitán General a Cabo. 5.” Regulación del statu del funcionario militar por el Derecho administrativo: nota que se obtiene por la confrontación de las anteriores. iMas cuál es el fundamento del 8tat.w militar que diferencia a los funcionarios de esta clase, de los funcionarios civiles? Es indudable que la delimitación pudiera hacerse negativamente : El hecho de estar encuadrado en un departamento militar exclniría la aplicación del carácter civil al funcionario. Sin embargo, en el tratamiento del problema han de tenerse en cuenta las conclusiones del profesor GUAITA cuando dice que %o puede calificarse de militar a todo el personal dependiente de los Ministerios militares, ni puede decirse tampoco que 8610 sea militar el personal integrado en los Ejércitos, siendo ello debido a que los conceptos subjetivo y objetivo de la defensa na41 EDUARDO CAFXION MOYANO cional no son coincidentes. Así, por ejemplo, el Personal civil no funcionario dependiente de los establecimientos militares de los tres Ejlércitos, está integrado en ellos y, sin embargo, no es personal militar. En el Ejército del Aire -sigue diciendo el citado profesor- es típico el caso de los meteorólogos y personal administrativo de meteorología, que son funcionarios civiles, aunque tengan la *consideración de militares y sobre cuyo punto ha declarado expresamente el Tribunal Supremo en sentencias de 29-IV-lQ59, y 3 y 28-X-1959, que no deja de ser civil ‘porque se le conceda la consideración militar, pues si la ley la otorga a algunos efectos es precisamente porque no se trata de militares, ya que de serlo no habría necesidad de concederla”. Y por lo que se refiere a los componentes de la Guardia Civil y Policia Armada, indica, asimismo, dicho profesor, que su organización y mandos son eminentemente militares, estando sujetos a la disciplina y C%digo castrenses y aunque dependan tácticamente del Ministerio del Ejército, funcional y económicamente dependen del Ministerio de la Gobernación ; siendo muchas las disposiciones que reg’alan conjuntamente al personal de estos Cuerpos y el de los Ejércitos, teniendo iguales normas en cuanto a derechos pasivos, derecho de petición, etc. Especialmente son significativas al particular la Ley de 15 de marzo de 1940 por la que se reorganiza el Cuerpo de la Guardia Civil; el Reglamento militar del Cuerpo de 23-VII-1912, etc. Ante esta problematica surge la necesidad de determinar, como se ha indicado, la esencia del statu8 militar, toda vez que, como se deduce de la exposición del autor mencionado, el dato formal del encuadramiento no es detinitivo. La solución al problema viene determinada por una doble coneideración : 1.” El fin primordial de la Administración militar: La defensa nacional exterior e interior; cuántas personas se integran como medios Personales de la Administración y en forma primaria al fin de la defensa nacional, integrando cuadros o formaciones constituidos directamente para la satisfacción de tal fin, son militares. 2P De ello se deduce que el resto de los medios persanales qne cumplen funciones no ya primarios, sino coadyu42 EL MILITAR COMO FUNCIONARIO PL'BLICO vantes de éstas, para el debido cumplimiento del fin de defensa nacional no exigen, por naturaleza, la calificación de status militar; así, el ‘personal civil contratado de carácter obrero; e igual se podría señalar respecto de la prestación de ciertos servicios técnicos superiores en sentido estricto: el sanitario de médicos, farmacéuticos, veterinarios, ingenieros al servicio de la industria militar, asesores económicos, juristas, etc., sin que sea infrecuente en el curso de la Historia, que el !personal a ,cuyo cargo se han encontrado estas funciones, no haya tenido car8cter militar, y aun así sucede todavía en algunas situaciones aisladas (en España, supuesto de requisa de prestaciones personales). Ahora bien: en cuanto que la prestación adecuada de ciertas funciones técnicas superiores exige un adecuado engarce con la onganización de ‘ciertos servicios materiales, como transporte de heridos, ganado enfermo o medicamentos, almacenamiento y provisión de bastimentos, etc., que requieren una amplia organización con un cierto modo de ser técnico3 se ha estimado la necesidad de au encuadramiento militar absoluto, confiriendo a los cuadros directivos que rigen la masa de individuos necesarios y a sus órdenes para el cumplimiento de tales funciones materiales, 8tatu8 netamente militar. En otros casos en que tales funciones superiores técnicas no exigen esa amplia organización, ha existido el pensamiento de que comparten una función del Xando: tal es el caso de los funcionarios de la Justicia Militar, en que por influencia del principio de “el que manda debe juzgar”, se estima necesario extender el statu militar a diohos técnicos; en otras ocasiones, a fin de adecuar Ia Administrarión financiera militar a las necesidades de los Ejiércitos, para el mejor cumplimiento de sus fines, sustituyendo el criterio territorial organizativo por el personal (con vistas a la campaña, aspecto que también es determinante de la Justicia Militar), se otorga y sin otra causa trawcendente que la mencionada de organización y continuidad, el &tus militar. Por ello, y concluyendo con el problema, debe afirmarse que el status militar del funcionario recibe su justificación en el estado actual de la cuestibn, por una declaración legal especirfica y mar terial para los componentes de las Armas combatientes y formal 43 EDUARDO CARRIOX XIOïAIiO para los de los Cuerpos auxiliares, a los fines exclusivos de potenciar en éstos la idea del servicio y cumplimiento del fin especifico de la defensa nacional al que coad;:uvan con sus funciones t6cnica.s. Queda, ,por último, analizar, dentro de la Institución de los Ejercitos, dónde termina el concepto de fnnciona.rio y hasta dónde llega el de simple medio Ipersonal que no participa de tal earacter. Si atendemos a laa cinco notas apuntadas como delimitadorae del concepto funcionario militar? es visto que debe establwerse una radical distinción entre las personas que ocupan un lugar dentro de la jerarquía militar formal, que abarca de Capitán General a Cabo 2.“, respecto de los cuales y aun contando CON situaciones de interinidad acaso limitadas a la permanencia obligatoria mínima, es indudable debe predicarse la cualidad de’,.funcionario militar, pues en todas ellas se dan conjnntamente. 1s~ notas apuntadas; notas que no se dan conjuntamente, salvo la de una cierta remuneración, en cuanto al soldado, ya qne su ingreso en filas no es por nombramiento wlministrat.ivo, sino por conscripción; no se intel,“ra en grado algttno de la escala jerár$uica, sino que es dirigido por la misma en conjunto, sin qutf, a su vez, en el ejercicio normal de su cometido pueda iproyectar en esta via jerárquica su acción a otras persouñn, militares 0 civiles ; finalmente, su adscripción a la Institución Armada no se opera en virtud de una plantilla previa, sino por un llamamiento a filas de reemplazo cuyo número no está calculado previamente con exactitud como sucede en toda plantilla administrativa.; antes bien, el contingente de reclutas opera como determinante de ese calculo exacto que hace la Administración militar :para djar la plantilla de sus funcionarios. El hecho de que las necesidades militares del país estén saturadas, y por ello se dispense a algunos ciudadanos del servicio de las armas, es un dato circunstancial y ’ transitorio que ofrece una faceta extraña al problema. Delimitado el concepto de funcionario militar, surge inmediatamente el problema de los derechos de tales servidores del Estado y tambi& el de sus deberes, que es imprescindible tratarlo, puea no debe ignorarse que el otorgamiento de los derechos administrativos está dado en función de los deberes que impone el cum~ plimiento del servicio. En realidad no se trata aqui sino de una especial faceta del prc~ 44 EL ~MILITAR COMO FUNCIONAHIO PUBLICO ihtk cìerecbo-deber, sobre el que se centra toda la vida d& ikrwho. ~‘CIIYLel tratamiento adecuado & la relación entre el Estado y i*I fuucionarioT por lo demhs común en su aspecto teórico a 11% fot~c~harios civiles y militares, es preciso distinguir entre relación oqgáIl¡va y relwií)Il de servicio; la primera, en cuanto presupone 1:~ iclentiticación d(4 Grgano con el funcionario, no tiene carácter jurí’lico puesto que por tal identificación no comporta alteridad, Niguib.ndose de ello que no puede servir de causa para la explicaciOn de la relación de sewicio, a diferencia de Bsta que indudablemente, y en el orden cronológico, es el origen de aquhlla, y si ‘bierl ambas inciden sobre el funcionario, en la relación orgánica. aparece éste como uu simple centro de competencia sin considerac*ií>u a su personalidad indi\-idual; que por el contrario, destaca y (as fn~ttlameutal on la relación de servicio. Kl. origen dr la wlacih de servicio está. indudablemente en 41 “lloJlil)ramiento”, mediante el cual se atribuye al funcionario un detcrniinado puesto en el escalafón e independientemente del destino, aspecto que sólo es propio de la relación orghnica; y ello (hs 1;~ causa de que el ;Irt. 30 de la ley Constitutiva del Ejército SC cousidere que el dcstiuo es de la libre voluntad del Reu a propuesta de su Xiuistro l*esponsable, a diferencia del empleo, que sc considera como de 1:~ propiedad del militar. Delimitándose de esta manera un principio ‘que va tomando cuenpo en las modernm .reglamentaciones de los funcionarios civiles; así, el art. 73, 2.“, de la ley de Funcionarios civiles del Estado; Estatuto y Reglamento del Ministerio fiscal ; Reglamento orgánico de la Dirección Gewral de lo Contencioso y del Cuerpo de Abogados del Estado, etchtera. Consecuentemente son distintos los efectos que se derivan de 1,l.sree]aciones ant.es <wisideradas ; fundamentalmente, de la relación orgánica se deriva la facultad de actuar por el ente y, en algunos casos, 18 jerarquía administrativa: General nombrado pirector general, o Magistrado de Ascenso’que es nombrado Presidente de Audiencia Provincial en la que prestan servicios Magistrados de wrmino ; por lo que se refìere a la relación de servicio es indad&le que regula la vida del fWWiOnari0 como tal y en su totdida& @entro del aspecto ,personal: ‘sueldos, ascensos, grado escala- EDCAHDD C-ARRIO!¡ MOYANO fonal, situaciones administrativas, etc. (no se asciende en la relacion orgánica, sino en la de servicio). Por ello, centrando la cuestión desde el punto de vista del estudio jnridico del funcionario militar en la relacii>n de servicio, y antes de tratar el enunciado de los derechos y deberes, se liar& una referencia al problema de la naturaleza jurídica de la relación de servicio. Han sido muy numerosas las opiniones sostenidas al particular habiendo surgido al conrpás de la evolución histórica en la formación del concepto de funcionarios; de tal forma que si en una primera época prevalecen los criterios tomados del Derecho privado, considerando que la persona del funcionario se liga a la Administración por un arrendamiento ya sea de obra o de servicio, por un mandato o un contrato innominado, posteriormente se busca la esencia de tal relación en criterios de Derecho público. Asi, pues, se habla de un contrato administrativo (ROYO, BORSI, BIEISA y, en algunos trabajos, Recaredo FEHSÁWIWA I)E Vz~asco) con lo que se explicaría el iu- variuadi que tiene la Administracibn. Sin embargo, puede considerarse hoy día como aceptada unánimemente la consideración estatutaria de la relación de servicio a la que se encuentra sometido el funcionario público, y que por lo mismo al estar creada unilateralmente por la Administración con carácter objetivo y general es modificable por aqu8la. No obstante, d%eren los autores sobre la naturaleza del acto por la que en concreto surge tal relación de carácter estatutario sosD’ALESSIO) el aspecto unilateral por teniendo algunos (HAURIOU, parte de la Administración, mientras que otros señalan la necesidad del asentimiento del interesado (.JEF~) o el aspecto de sometimiento de tal relación a una cierta condición resolutoria para el supuesto de que el nombrado no acepte (BONNARD, ZANOBINI) ; indicándose, por último, que se trata de un acto bilateral (FzaNANDEZ DPI VBLASCO, en otra dirección que la antes indicada) 0 que cabe hablar de un acto colectivo. (Asi, I&m DUQUIT quien sostuvo anteriormente la tesis del acto unión.) Por lo que se retlere a la jurisprudencia ecspafiola y ante la realidad positiva vigente en España, algunas sentencias han sostenido el criterio de la situación estatutaria (sentencias de 33III1934, 3-W-1936 y 3-X1-1952); mas, como dice VILLAR Pausf, tal dirección jurisprudencia1 se encuentra entremezclada con residuos 46 EL MILITAR COMO FUNCIONARIO PUBLICO de la doctrina contractualista, a causa del reconocimiento de los “derechos adquiridos” por los funcionarios, que ha de respetar la Administración. Pasando al análisis del contenido de la relación de servicio, surge como materia propia el enunciado problema de los derechos y deberes, que se tratan a continuación, haciendo una vez más hincapié en la correlación de ambos según lo expuesto y en base a la consideración de que si rw conceden los primeros es para el mejor cumplimiento de los segundos; de forma que en cuanto el funcionario es un servidor del Estado, cobran estos últimos primordial relevancia, por lo que la exposición del contenido de la relación aludida comienza por ellos. DEBERES Considerando la relación orgánica como miembros de la jerarquía militar, tienen ante todo los que a ella pertenecen los deberes de obediencia y correspondencia. La obediencia apareja el cumplimiento de las órdenes de los superiores, siempre que no sean contrarias a las leyes (en sentido amplio). La presunción es favorable a la licitud de las órdenes, pues otra cosa constituiria un gran obstaculo para el desarrollo de la acción militar; y fuera de constituir la esencia de la Insti+ación Armada, encuentra hoy su consagración legal en el artículo S3 de la ley de Régimen jurídico de la Administración del Estado, en relación con los supuestos de delegación y en cuanto que tales preceptos hacen referencia tanto a los actos externos como a los internos de la Administración. Por lo demas, para la licitud de la orden a cumplir, bastara un examen de sus condiciones externas: a) Competencia del que la da y del que la recibe. b) Cumplimiento de las formalidades legales y reglamentarias (muy simplificadas dentro del uso cotidiano del Ejército). Influyen, sin embargo, ciertas circunstancias: por rallón de la categoría del funcionario, cuanto más infima, mas limitado su derecho-obligación de examen de la legalidad en su perjuicio ; por razón de la materia o la indole de la función, existen casos en que la necesidad de mantener la disciplina impone la obediencia a todo trance (operaciones de guerra). 47 EDUARDO CARRION MO’YANO Es fundamental en este y otros aspectos a tratar, el reflejo penal que tiene. En los art. 32.7y 332 del Código de Justicia Militar, se castiga el delito de desobediencia: en el núm. 1.Ode su artículo X%7,la falta grave de desobediencia, y en el art. 4-S, los actos leves constitutivos de la misma que no se encuadren en los supuestos anteriorrs; por el contrario, es causa eximente de la responsabilidad penal, el obrar en virtud de obediencia debida. conforme al núm. 12 del art. 1% del Código castrense, que ,para el recto ejercicio de la potestad tle mando castiga como delitos ciertas conductas que denomina como “extralimitaciones en el ejercicio de mando”, dentro del capítulo Lo, título X del tratado 2.” y así como tipitica otras dentro del art. 434, como constitutivas de faltas graves, pudiendo, en ciertas ocasiones, ser los hechos constitutivos de falta leve? art. 4A.3,por constituir inexactitud en el cumplimiento de obligaciones reglamentarias, toda vez que en las normas militarw se ordena la justeza y mesura en el ejercicio del mando. El deber de correspondencia y coordinación jerárquica, es aquel en virtud del cual los funcionarios militares, deben auxiliarse entre sí por un lado. comunicándose, de otro, cuando así esté ordenado, por conducto jerárquico; y ello no sólo por disciplina, sino por la garantía de acierto que para los superiores supone el in,forme del jefe inmediato. Su reflejo penal se encuentra para el deber de correspondencia en los delitos de denegación de auxilío previstos en los arts. 384 a 386 del C. J. BS.; y la comunicación por conducto regular tiene su protección .penal en los delitos de sedición de los arte. 29,; y 299, así como en la falta grave recogida al efecto en el num. 5.” tlel art. 43’7, todos ellos del citado Código. Dentro de la relación de servicio, hay que distinguir los siguientes deberes: a) Realizwión personal de las funciones del empleo’. Recibe su garantia a traw5s de la tipificación del delito de usurpacibn y prolongación de atribuciones del art. 337 del C. J. M. b) Deber de asiduidad, consagrando al cargo toda la atencion que éste reclama. Son consecuencia de este deber, el cumplimiento de la jornada, así como el establecimiento de incompatibilidades, recogidas expresamente para los funcionarios rtiilitares del Ejército de Tierra en el %kreto de ‘14 de ‘marzo ‘de.1942 EL MILITAR COMO FUNCIONARIO PUBLICO y Orden de 28 de abril siguiente, y cuya protección se marca en el Derecho penal normalmente mediante la configuración de los hechos como falta leve del art. 443 del C. J. M. o f,alta grave. c) Deber de residencia? cuyo máximo incumplimiento, segtín la categoria del funcionario, puede constituir los delitos de abandono de destino y deserción. d’) El secreto profesional, protegido ‘penalmente y en grado máximo, fuera de otras infraociones, mediante la configuración de ciertos hechos como constitutivos de traición y espionaje. (I) La conducta decorosa, normalmente garantizada Ipor la tipificación de los hechos que a ella atentan como falta leve. Aparte de ello, y en vía gubernativa, tales deberes, hallan su garantía mediante las instituciones de los Tribunales de Honor y expedientes gubernativos, ambos regulados, aunque con caracter no judical, por el C. J. M. Un ,paralelismo de los deberes mencionados, pero ya formulados expresamente en normas de la materia administrativa, se encuentran regulados en el capítulo VII, arts. 76 a 86 p 82 n 8.5 de la ley de Funcionarios civiles del Estado. Falta en la legislación militar una ley orgánica como la referida? si bien la existencia de los deberes aludidos se encuentra formulada bien pal el contexto de las normas generales, ‘bien sea en disposiciones dispersas del más variado rango ; algunos han de deducirse sin necesidad de formulación legal expresa: por el. contenido de las declaraciones de voluntad que formula el funcionario militar en el origen de su incorporación al Ejército; asf, el juramento de fidelidad a la Bandera es, sin necesidad de fórmula legal, el hec!ho constitutivo de la obligación expresada en el art. ‘i6 de la ley de Funcionarios civiles del Estado. Por lo demáa, y en cuanto a formulación expresa de deberes, no puede olvidarse que la referida ley de Funcionarios civiles del Estado, al delimitar su ámbito de aplicación señala en el último apartado de su art. 3.” que dicha ley tiene carácter supletorio respecto de todas las disposiciones legales y reglamentarias relativas a los demh funcionarios públicos .(esto es, distintos de la Adminktración civil del Estado), cualquiera que sea la clase de estos y la entidad administrativa a la que presten sus servicios. 49 DERECHOS EJ. Derecho más característico del militar es el derecho al enpleo, como reconoce el art. 30 de la ley Constitutiva y del yw se halla en propiedad, En leyes administrativas no militaww (se hace abstracción de las que regulan el funcionamiento del l’oder judicial que tienen evidente rango constitucional r no ;ulministrativo, ‘por razones de garantía, proclamnntlo li1 inamovilidad de los funcionarios judiciales), se ha confundido este derecho al empleo que hace referencia a la relación de servicio con la inamovilidad, aspecto que es de la relación orgánica. Son dos cosas distintas como reconociú en 1879 el art. 30 de Ja ley Constitutiva al decir que el empleo, es decir, el grado administrativo era propiedad del militar, mientras que el destino, o sea, lo que hace referencia a la relación orgánica, era de la libre voluntad del Rey a propuesta de su Ministro responsable. Este mismo pensamiento tiene hoy día plena consagración legal. fuera de reglamentos orgánicos especiales, en el art. 63, 2.” de la ley de Funcionarios civiles del Estado cuando dice que éste asegura a los funcionarios de carrera (se excluyen, pues, los interinos) el derecho al cargo y siempre que el servicio lo consienta, la inamwilidad de residencia: etcétera. Sin embargo, este derecho al empleo no es tan absoluto que la Administración no pueda romper la relación de servicio. El artículo 32 de la ley Constitutiva indica como supuestos de retiro: 1.’ El haber alcanzado la edad reglamentaria. 3.” Inutilidad física justificada.. . 4.” La postergación. 5.” Las causas que tkterminan los expedientes gubernativos. Asimismo, han de incluirse los hechos constitutivos de tal pronunciamiento por los Tribunales de Honor y la sentencia judicial, en los’ t&minos prevenidos en el C. J. hl., cuya normativa y disposiciones administrativas que desarrollan el mencionado articulo de la ley Constitutiva, hace extensivas las normas ~cifadas no sólo a los Jefes y Oficiales del Ejército, sino a las otras clases de funcionarios militares del modo que taxativamente disponen; asi, para funcionarios interinos, cabos, existe el especílfiro modo, ju&cialmente apreciado, de deposición de empleo. La legislación de funcionarios civiles refleja orgfmicamente en EL MILITAR COMO FUNCIONARIO PUBLICO el art. 37, los supuestos de perdida de la condición de funcionario a voluntad de la ,4dministración, lo que tendrá lugar pop alguna de las causas siguientes: . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . b) Pérdida de la nacionalidad española, que tiene su correspondencia en el art. 20 de la ley Constitutiva y segtin cl cual para pertenecer al Ej&cito (en calidad de funcionarioi es circunstancia precisa el ser español. c) Sanción disciplinaria de separación del servicio. d) Penal ,principal o accesoria de inhnhilitación absolut:~ 0 especial para cargo público. La relación funcionaria1 cesa igualmente en virtud de jubilación forzosa. Derechos honor~~ficos.-Son : a) Los tratamirntos y las precc~dencias, recogidas en múltiple y dispersa legislación de la que es parte esencial el Reglamento en Régimen Interior de los Cuerpos y el Reglamento de Actos y Honores Nilitares. b) Derecho al uniforme. insignias y condecoraciones, cuya regulación administrativa militar es modelo de frondosidad y oscuridad, teniendo su especial reflejo penal en eI delito de uso indebido de uniforme del art. ,387 del Código de Justicia Militar. c) Tienen igualmente los funcionarios militares determinadas exenciones y privilegios ; así, el poder excusarse de la tutela y el de la forma especial de otorgar el testamento militar, en las condiciones marcadas por el Código civil. Exenciones y privilegios que en la mayor parte de los casos no tienen otra finalidad sino facilitar el cumplimiento de su función y el hacer ésta compatible con el goce de los más elementales derechos que pueden ejercitar los demas ciudadanos. Derechos coonómtioa.-Reconocidos en la ley Constitutiva, tienen su reflejo en la conjunción de sueldos, ciertas gratificaciones y dietas, cuya regulación es tambien múltiple muy necesitada de una regulación precisa y clara; en la esfera civil, donde el problema se potencia, los arts. 93 al 101 de la ley de Funcionarios civiles del Estado, constituyen un principio de ordenación. Derecho al amemo. - Surge como propio del funcionario, siempre que haya vacante en las plantillas aprobadas para el respectivo Ejército y Cuerpo y se tengan cumplidas las condiciones 51 EDUARDO CARRION MOYANO señaladas. ,Deben distinguirse en el Ejército como normales dos clases: la antigüedad, que es Agimen ordinario y que tiene su expresión máxima en el empleo de Coronel; la elección? medio ordinario del Generalato. El tránsito de la categoría de Oficial a Jefe se rerifìca mediante la combinación de la antigüedad ! aptitud ,previa, demostrada con la superación del oportuno curso: empleándose análogo sistema de aptitud para el Msito al Gcneralato en las Armas, así como para el ascenso a la Oficialidad de la Escala Auxiliar, por los Suboficiales. Los ,ben&cios de ingreso que éstos tienen para integrar la Escala Activa de las Armas no comportan exactamente un régimen de ascenso en sentido propio, ya que la oposición no puede considerarse ascenso. No existe por otra parte el tigimen de concurso ni el de oposición restringida. Derecho de protecckín espeokzl.-Que tratándose de la Institución Armada, tiene siempre carácter penal, pues aun los hechor; de menor signifkación caen en la esfera del art. 4.43 del C. J. 53. La protección máxima se alcanza mediante la configuración de ciertos delitos comprendidos en los títulos IX y X del Código castrense, amén de algún otro como el del art. 408. 53110sin perjuicio de las específicas faltas graves señaladas al efecto. Derecho de p&ki&z.--Reconocido, en general, a todos los ciudadanos españoles por la Lep de 22 de diciembre de l.WJ, se configura desarrollando el art. X1 del Fuero de los Espaííoles, como la facultad que tienen éstos de dirigirse a los poderes Mblicos en solicitud de actos o decisiones sobre las materias de su competencia. Técnicamente tiene un aspecto residual, ya que se da para la protección del ciudadano en cuanto no existe otro medio arbitrado legalmente para ello, ya sea el proceso en sentido propio, ante los órganos de la jurisdicción, ya sea el qroceso administrativo p sus IWCUPSOS para ante los órganos de la Administración ; delimitándose, por dltimo, como acertadamente señala en su teoría el profesor,TenienteCoronel Auditor, SERRANOVILLAFAÑIU,~~~~el caráctty de sugerencia a 10s Poderes públicos para que dicten normas generales. Por 10 que a 10s militares especilficamente se r&ere, en la referida ley se previó la constitución de una Comisión interministerial 8 los fines de regular el ejereieio de este derecho por 1~ miembros de las Fuerzas Armadas. En consecuencia, se ha dicta53 EL MILITAR COMO FUNCIONARIO PUBLICO do el Decreto 93/1962, de 18 de enero, que regula tal extremo: donde se atempera el ejercicio del derecho a la vía jerarquica, delimitándose su ámbito personal y demás extremos tendentes a salvaguardar en lo necesario la disciplina y exigencias de la defensa nacional. i Es ccplicabk el, dede aaocimkh ?-Este derecho, reconocido por el Estado desde el siglo XIX en general, ha sido, no obstante, en su aplicación a los funcionarios públicos como tales, objeto de no pocos recelos por parte del Poder público; y, en ocasiones, no han faltado razones para afirmar su inoportunidad. Recordemos por vía de ejemplo la expresiva exclamación, cuando ante el interrogante de si podían asociarse, se decía “que ni aun para adorar a San José bendito, deberían asociarse los funcionarios”. Este recelo ha sido constante en el ambito de la Administración militar por su proclividad a las derivaciones políticas: la Historia de España en el siglo XIX es una constante dr asociaciones en las que intervienen militares descontentos, con fines políticos. P en el siglo xs en la epoca republicana de 1931 a 1936, esta asociación que se manifiesta no en las altas esferas, sino dentro de los estamentos inferiores de la Milicia, actúa como elemento disolvente de la Institución siguiendo el patrón dr sus homónimos soviéticos : Comités de Suboficiales y soldados. Reflejo de estas apreciaciones de peligro, son la ley Constitutiva, cuando en el art. 28 prohibe a todo individuo del Ejército, la asistencia a reuniones políticas, incluso electorales, salvo el derecho de emitir su voto si la ley especial se lo otorga. La misma configuración de los delitos de rehelión y sedición tienen ,por base la .forma asociativa; y las conductas tipificadas como falta grave en el apartado 5.” del art. 4.37 del C. J. JI. son lo suficientemente expresivas a tal fin. Sin embargo, el fenómeno asociativo de ciudadanos funcionarios es un hecho cada vez más acusado en los diversos países. Por ello, y sin perjuicio de un estudio más detallado de la cuestión, estimamos que el debido planteamiento de aqn&lla requiere distinguir en España: a) Asociaciones políticas generales y particulares de militares: No se les permite su integración en las mismas, fuera de las que constituyen el Movimiento Nacional encarnado en F. E. T. y de las J. 0. N. 8. 53 EDUARDO CARRION MOYANO El art. 5.” del Decreto de 31 de julio de 1939, por el que se aprueban los Estatutos del Partido, reconoce la cualidad de militantes a quienes aceptando resueltamente la discilplina de los Cr*fwms del Movimiento v. diciendo consagrarse al logro de sus fines posean, algunas de las condiciones que enumera, y entre ellas, según el apartado B), los que sean Generales, Jefes, Oficiales y Clases de los Ejércitos Nacionales de Tierra? Mar y Aire ; en activo o en servicio de guerra. Fuera, pues, como se dice del Xovimiento n’acional encarnado en F. E. T. y de las J. 0. N. S., sagtin el Decreto de Unificación, se prohibe la integración en cualquier otra asociación política, toda vez que habría necesariamente de encuadrarse en las declaradas ilegales por el Decreto de 13 de septiembre de 19% ; la explicación viene dada por el concepto propio del Movimiento, (‘orno integrador de todas las directrices <políticas nacionales y contrarias a las que se agruparon bajo la denominación de Frente Popular para las elecciones de 16 de febrero de 1936. El hecho de que formalmente aparezca el Movimiento, en aras de su unidad. encuadrado en F. E. T. y de las J. 0. N. S., no impide la pluralidad de matices políticos que en él se encuadran. Es, en definitiva, la variedad dentro de la unidad. Asimismo, y por lo que se re6ere a cualquier otra asociación política que no sea el Movimiento, en el cual esta autorizada legalmente la integración según se ha expuesto, la prohibición viene ordenada a los militares del Ejército de Tierra en particular por el Decreto de 19 de julio de 1934, y para los de la Armada por el Becreto de 3 de agosto siguiente; falta norma an8loga en el Ejército del Aire, mas ello no impide idéntica solución en base al juego de las normas generales seííaladas en primer lugar. b) Asociaciones constituídas al amparo de la ley general y normación complementaria del Decreto de 1941, en las que se integren militares o formen t%tos solos, cuando tengan por fin un objeto lícito y distinto de las asociaciones paraestatales; su admisión ca indudable. c) Asociaciones paraestatales que protegen intereses generales de la clase: Montepíos militares ; asociaciones ben&kas, etcétera. La integra.ci6n en ellas de los militares no es sólo nn derecho, sino un deber. 54 EL MILITAR COMO FUNCIONARIO PUBLICO Se encuentran en cl control de legalidad encomendado a la Jurisdicción de 10 contencioso-administrativo en los términos y con las exthlusiones que la misma contiene según la Ley reguladora de 27 de diciembre de JD.3. Fin, de lee relactin. de servicio .-Puera de las causa.8 enume. radas y atribuidas de la voluntad de la Administración, la voluntad del funcionario es decisiva al efecto, según previene el apartado 3.” del art. 32 de la ley Constitutiva. En su art. 34 se diw que la licencia absoluta, solicitada priva de todos los derechos administrativos militares. incluso en el de reclamación de retiro. 1?1 artículo 37 señala el carácter definitivo de la situación del liten ciado .v retirado, salvo excepción en tiempo de guerra. No obstante tanto los efectos económicos como los personales se encuent,ran moditicados, atendiendo a la legislación de Clases Pasivas y disposiciones orgánicas de situaciones, en generalj y Cuerpos y AI*mas, en particular. El hecho de la muerte es causa detinitiva de la terminación de la relación de servicio y así lo declara la kgis lación de Clases Pasivas. 55 NOTAS SOBRE EL DERECHOPENAL MILITAR SUIZO(') por Joaquín HERNANDEZ Capith CARAOTEH l)K OROZCO Auditor I<STAS SOTAS So cabe duda que la idea de comparación rs la base del lkrwllo comparado, es decir, que si no ha-y comparaci6n no Ilay lkrrcho comparado. Esta es una noción simplista, si s,b cluierr, 1wro qnc’ -como dice SOLÁ !l)-es tamlG6n fundamental, 1~~s sin,. y:t para terminar con la confusión existente rntre !)erwho c*omparado y Derecho extranjero. Ahora bien: el m6todo comparativo es elbstico cn grado sw en una u otra forma, :I todas las disficiente para wr aplicado, ciplinas referentes al estudio del Derecho extranjero, pudiendo t:k.l vez establecerse, siguiendo R GUTT~RIDGE (2)? una amplia distinción entre la comparación practicada con el solo fin de obtener la información necesaria respecto al ,Derccho extranjero J la investigación comparativa illevada a cabo con otras finalidades, ]IIIdiendo denominarse a la primera “Derecho comparado descriptivo”. Nuestra labor en estas líneas ni tan siquiera puede ;wpiriU a encuadrarse en tal tipo de investigación menor, quedftndose en realidad en un estadio previo de la misma: ~1 meramente informativo, sin otra pretensión que 1iL de suministrar cierto8 datos sobre el desenvolvimiento histórico, fuentes jurídicas e instru(*) Téngase en cuenta, para ciertas alusiones que se hacen en el presente trabajo, que las lineas que siguen no son sino una parte, de simple introducción, previa al análisis comparativo propiamente dicho. (1) Felipe de SOLÁ CANnwws: Iniciación al Derecho comparado, Instititu& de Derecho Comparado, Barcelona, 1954, pág. 99. (2) H. C. GUTTFX~IDGE:EL Derecho comparado. Introducción al método comparativo en Za investigación y en el estudio del Derecho, traducción española, Instituto de Derecho Comparado, Barcelona, 1954, pág. í8. 57 JOAQUIN HERNANDEZ OROZCO mentales propias del Derecho penal militar suizo y breve descripción de algunas de sus instituciones, de forma tal que -con criterio rigurosoni se hace ni se pretende hacer verdadero Derecho ,comparado. Podríamos -eso sí- haber añadido, al exponer las normas Ipenales militares vigentes en Suiza, una relación paralela de las correspondientes españolas, pero sobre otras razones, como las materiales de espacio, que ,prácticamente lo impedían, tampoco con ello hubiéramos realizado un verdadero estudio comparativo, como muy hiei~ lla visto SorA en rela~ción con tales exposiciones “paralelas” (31. So quiere ello decir que nuestra concepción del Derecho compararlo sea la que ASCAKELLI (4) ha llamado “concepción estadística” como cuando se reduce el trakjo R un simple catálogo dr preceptos de legislaciones extranjeras, en nuestro caso de Derrcho suizo ; por una parte, repetimos, no pretendemos hacer una exposición propiamente comparada; por otro, en cambio, pretendemos algo más que una simple al estudioso nacional unos materiales “estadística” : suministrar iniciales que puedan servirle en su día para acometer una tarea más ambiciosa en una parcela jurídica, como es el Derecho militar, no muy favorecida por la atención de nuestros juristas (a diferencia de lo que ocurre en muchos paises extranjeros, como en Suiza, según tendremos ocasión de ver). Partiendo, ‘pues, de la base de ausencia en estas líneas de com~wación en sentido estricto (3), tampoco ofrece duda, en cambio, que el conocimiento del Derecho extranjero de que se trata es el :lntecedente lógico e inescusnble de toda ulterior comparación, ua que no se podrá. 1legar a ésta sin haber alcanzado antes aquel conocimiento. Si consideramos que las fases lógicas de todo estudio juridico~coInparntivo, que han de realizarse sucesiva y ordenadamente, son : 1.” Introducción al método comparativo en general, 5.” Estudio del Derecho extranjero de que se trate; y 3.’ Estudio comparativo propiamente dicho (G’), quedarA claro que nuestro trabajo de hop ha de ser encuadrado en la segunda. Para el 0th cit., pág. 99. T. ASCARELLJ: Stti di Diritto compardo e in tema di interpretaziotie, Milán, 1952, pág. 12. (5) Lo cual, por otra parte, no implica que renunciemos a señalar los puntos de discrepancia o similitud, en su caso, respecto de nuestro sistema jurldico penal militar, aunque sea a trav& de un simple comentario sobre la institución suiza de que se trate, pues en esta operación, supuesto el conocimiento del Derecho propio, no se habrá de mencionar éste para que la comparación quede implícitamente realizada. Es decir, siendo el observador español, cualquier parecer o comentario suyo sobre la norma suiza estar& hecho “desde” las correspondientes normas españolas, aunque éstas no se citen. (6) Para la primera fase en relación con el Derecho militar, vid. J. HERNÁNDEZ OROZCO:Introducción al Derecho militar comparado, Escuela de Estudios Jurídicos del Ejército, Madrid, 1964, 46 págs. (mecanografiado). (3) (4) NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO profesor JESCHECK (7), en la metodología comparativa, ya en eI específico campo del Derecho penal, se han de distinguir, entre los medios intelectuales de investigación, los siguientes estadios : a) El básico, constituido por el propio punto de vista dogmático y político-criminal del investigador. b) El trabajo exegbtico del ,DePecho extranjero. c) La ordenación y exposición sistemática del material recogido; s d) Finalmente, la tarea valorativa de las soluciones encontradas. estadio en que se manifiesta la comparación cGentíficamentr considerada. Pues bien; yo diría que las presente& rwtus podrían quedarse en una fasc previa, meramente informativa, del trabajo rsrgktico del Uerecho ‘penal militar suizo, o sea. encuadrada al inicio, por así tlwirlo, del apart;tdo b) señalado an: twiormente. II NOCIONES JUKIDICO 1:AWICAS SOBRE (:OSMTlTL-CIOSAL 1% Ol3l.)ENAMlENTO 1’ NILITAR Sc;I%O Suiza. enclavada en el corazón de Europa, (LSel país de mayo] elevación media de todo ~1 Continentta, país montañoso por VXcelencia. La Historia muestra que la moutaíía ha dado a Suiza su unidad 7 su independencia. Su ~?~idarl, ,sólidamente trabada hoy, a pesar de venir ronstituída su población por pueblos de tres razas diferentes, que hablan hasta cuatro lenguas distintas ,v practican dos religiones; su inde~wkncin (y PU ncutl-ulidad). a pesar de haber estado rodeada en todo tiempo de Estados poderosos. Pero si este pequeño Estado ha mantenido su indepencia al abrigo dr sus montañas, también han sido Cstas encrucijada de caminos por donde el pueblo suizo ha sabido mantener siempre relaciones con el mundo exterior, haciendo constantcmente pwgresar, con criterios abiertos, una estructura económicosocial compleja! sana y ~nilibrada (8). En el orden polític*o interno, Suiza, conforme a Ix Constitucaión Federal d(a 19 de abril de JS74? VS un &tado federal com(7) Hans-Heinrich JESCHECK: Entwicklung, Aufgaùen und Methoden de7 St7af7echtve7gZeichung (Evolución, tareas y métodos del Derecho penal comparado), J. C. B. Mohr (Paul Siebeck), Tübingen, 1955, parte tercera. (8) Manuel de TERÁN: Imago Mundi. Geografía Universal, 1, Madrid. 1952, págs. 164 y sigs. Suiza tiene una extensión de 41.298 km*, con una población estimada en 1941 en 4265.000 habitantes, muy próxima hoy a los cinco millones. Más de las dos terceras partes es de raza germánica, que domina en el Norte y el centro. Los grupos latinos son: el frances, en el Suroeste (21 por lOO), el italiano, en el Sureste (6 por 100) y el romanche o grisón (1 por 100) en algunos valles del extremo oriental de los Alpes. La religión proteStíUIte, en sus ramas CalViniSta y lUterBM, es profesada por el 56 por 100 de la población; la católica, por el 42 por 100. 59 JOAQUIN HERNANDEZ OROZCO puesto de 22 ‘cantones (S), cuyo objeto es “asegurar la independencia de la Patria contra el Extranjero, mantener la tranquilidad y el orden en el interior, proteger la libertad y los derechos de los confederados y acrecer la prosperidad común” (art. 2.” C. F.)? estando caracterizada en su estructura jurídico-constitucional por ser un Estado plurinacional (10) basado en principios liberales y democráticos, en que se hace realidad una especie de democracia directa, plasmada en instituciones tales como el refetindum popular, el derecho de iniciativa y la Lnrul~em.ein&,, herencia de una tradkión medieval de libertades municipales. En el orden internacional, la plenct soberanía (ll) y, muy particularmente, la neutralidad (X2), son las wracterkticas esenciales del Estado suizo. Por lo que respecta a la jerarquía de las fuentes jurídicas, la propia Constitución Federal (art. 6.’ C. F.) determina expresamente su primacía sobre las Constituciones cantonales. Tal afirmación no se extiende expresamente al IIerecho ordinario (no cons(9) Los primitivos grupos comarcales autónomos comienzan a ser denominados “cantones” desde el siglo xv, aunque tal denominación no se utiliza oficialmente hasta fines del XVIII. Los 22 Cafitones, según el orden oficial, son: Zurich, Berna, Lucerna, Uri, Schwitz, Unterwald, Glaris, Zug, Friburgo, Solothurn (Solenza) , Base1 (Basilea), Schaffhausen, Appenzell, St. Gallen (San Galo), Graubunden, Aargau (Argovia), Thurgau (Turgovia), Ticino (Tisino), Vaud, Valais, Neuchâtel y Ginebra, de los cuales Appenzell, Basilea y Unterwald están divididos cada uno en dos ‘imedios cantones”. Sus respectivas fechas de entrada en la Confederación son: Uri, Schwitz y Unterwald, 1291; Lucerna, 1332; Zurich, 1351; Glaris y Zug, 1352; Berna, 1353; Friburgo y Solothurn, 1481; Basilea y Schaffhausen. 1501; Appenzell, 1513; St. Gallen, Graubunden, Aargau, Thurgau, Ticino y Vaud, 1803; Valais, Neuchâtel y Ginebra, 1815. (10) Compuesto por cuatro nacionalidades culturales, una alemana y tres románicas (francesa, italiana y reto-romana), reconociéndose con arreglo a la Constitución las cuatro lenguas como nacionales y como oficiales las tres principales (art. 116, C. F.. reformado en 1938). lo que significa que la legislación federal ha de publicarse en estas tres lenguas. La proporción lingüística con arreglo a la población se expresa en los siguientes porcentajes: alemán, 68,s por 100; francés, 22,0; italiano, 6,7; reto-romano, 1,2; otras lenguas, 0,3. Cfr. A. CIUPINS: La Suisse dan-s le monde, Par%, 1940. pág. 238. (11) Aunque la Confederaciónquedó de hecho al margen del Imperio al terminar la guerra suaba, con la paz de Basilea (1499), el reconocimiento solemne de su independencia no tuvo lugar hasta la Paz de Westfalia (1648). en que quedó confirmada y garantizada de iure la independencia de la “Confederación helvética”. Vid. Georg STADTMULLER: Historia del Derecho internudonal público, 1, Ed. Aguilar, Madrid, 1961, páginas 166 y sigs. (12) La neutralidad suiza, establecida desde hacía siglos por el Derecho internacional consuetudinario, fu6 reconocida y garantizada internacionalmente por el acta del Congresode Viena de 26 de noviembre de 1314. Sobre la “neutralización” de Suiza, vid. STADTMIJLLER, ob. eit., páginas 208 y si@. Y 233. 60 NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO tilucional), pero como indica GAI:C~A-PISAYO (13), aparte de que desde lK48 tal regla se ha ,tirmado de modo ininterrumpido como norma consuetudinaria y, sobre todo. en la jurisprudencia del Tribunal Federal, la primacía del Derecho federal ordinario sobre cl cantonal se desprende .de modo inmediato tanto del sentido gentw1 de la Constitución como del contenido de alguno de sus l)rectq~tos. En eI primer aspecto -afirma el autor citado-, es .cl:~ro que el atribuir competencias legislativas a la Federación sin necesitar para su valides la transformación en Derecho cantonal. tiene la finalidad de obtener una regula,ción unitaria, y ello no sería posible si el Derecho cantonal primara sobre el federal. En cl segundo aspecto. el art. 102, J de la 0. F. conEere a la Federación poder para ejecutar las leyes y resoluciones federales, estando, por tanto, dotada de atribuciones para hacer prevalecer su ilwopio ordenamiento jurídico sobre el de los cantones, En la distribución tle competeucia entre el Hund o Federación x los cantones, partiendo, como se ha dicho, de la ,primacía del Derecho federal, dentro de un complejo cuadro establecido constitucionalmente, son competencias emclusivas de la Federación la declaración de guerra, la conclusión de la paz, las alianzas y, en general, las relaciones internacionales (arts. S.“, 9.O v 10. C. F.), la organización, instrucción y armamento del Ejército v la fabricaciún de arma3 de guerra (arts. 20 p 41, C. F.). así como la disposición y mando del Ejército en caso de peligro (arts. 19, 85, 9, 102, ll y 12, C. F.). Los cantones no pueden celebrar tratados políticos ni alianzas con otros cantones (srt. 7.“, C. F.), ni mantener, con excepcion de una gendarmería, fuerzas armadas superiores a trescientos hombres (art. 13, C. F.). Una gran parte de IRS decisiones de la Federación son ejecutadas ‘por los cantones. de forma que una de las obligaciones de éstos es la de servir de órganos a la Federación, sometidos en calidad de tales a la vi@lancia y direcrión de 6sta; como sucede, rpor ejemplo, con las Fuerzan Armadas. En ,caso de resistencia de los cantones, la Federacion puede acudir a la ejecución federal en forma de intervención militar (art. 315,7 y 8, C. F.). Existen también competencias concurrentes respecto de aquellas materias que pueden entrar dentro de la actividad de la Federación en el caso de que ella asi lo decida, o aqudlas respecto de las cuales comparte su regulación con los cantones ; como ocurre respecto de las militares, salvo lo indicado anteriormente (artículo 22, C. F.), y con respecto a la legislación civil, penal, mercantil, económica v de extranjeros (arts. 64, fB y ‘70, C. F.). Con arreglo a la reforma constitucional de I!N7: que supuso una ampliación de competencias de la Federación, .se atribuyó a ésta fa(13) Manuel GARCÍA-PELAYO: Derecho comtitu&mal comparado, ci&, Revista de Occidente, Madrid, 1953, págs. 541-542. 3.’ edl- JOAQClS HERNANDEZ OROZCO cultad para tomar medidas de precaución ante tiempos de guerra. En suma, puede decirse que “Suiza, como los demás Estados federales, se caracteriza por un desplazamiento del equililbrio federal hacia el Poder central” (li), siendo mus marcada la corriente que tiende a incrementar la serie de competencias gubernamentales, legislativas, jurisdiccionales 9 administrativas de la Federación, tendencia concordante en cl terreno de los drwchos individuales con un mayor estatismo,, que hace que la efectiva esfera de aquellos derechos ceda cada vez más ante la ampliación de funciones estatales. La organización federal se manifiesta en la existencia de tres órganos: Asamblea federal, Consejo federal y Tribunal federal. aunque hay que señalar que no tienen asignadas funciones exciusivan, de manera que la asamblea, aun cuando es UII órgano esencialmente legislativo, tiene también funciones de írtclole ejecutiva y judicial; el Consejo, esencialmente ejecutivo, tiene también competencias judiciales, por ejemplo. En principio, pertenecen a la Asamblea. todas las competencias asignadas por la Constitnción federal a la Federación j- que co hayan sido expresamente atrihuídas a otro órgano federal (art. 84! C. F.). Entre sus competencias precisas, en cuanto aquí nos interesan, está la de “dictar leyes y decretos sobre las matrrias asignadas por la Constitución a la competencia federal” (15) ; en el orden gubernamental p adminisi-rativo, corresponde a la Asamblea la. política exterior, tomar medidas de seguridad, mantener la independencia y la neutralidad del país, ratificar tratados y alianzas, declarar la guerra y concluir la paz (art. 8.5. 5 y fi, C. F.). En relación con tales miriones, Ie corresponde disponer del Ejhito federal y nombrar al General en Jefe, cargo qnc? s<ílo se cnbre en caso de guerra o alarma (art. 83, 4 y 9, c. F.), así como las medidas para la tranquilidad, orden y seguridad interior. Igualmente es competente I:r. Asamblea para *‘la alta vigilancia (le la Administración v de la Justicia federal”. Y como esfera intermedk entre lo judicial y lo gubernamental, le corresponde 1;1 con,cesión de indultos y amnistías (art. $5, 7, C. F.). El t?onsejo fede?*al tiene, a reserva de las atribuciones de la i\samblea, la disposición de las Fuerzas SImadas, a las que, en NSO de urgencia y no estando reunida aquélla, puede proceder a movilizar, pero debiendo convocar inmediatamente a las CámaNIS (arts. ll v 12 de la Ley federal de 191-1 sobre Organización de IU Administración federal), correspondi&(lole loa asuntos ad(14) GARCfA-PELAYO, Ob. Cit., pág. 536. (15) La legislacibn federal ha de ser publicada en cada una de las tres lenguas oficiales. Ello da lugar, a veces, a dificiles problemas de interpretación, dado que muchas locuciones no tienen en las otras lenguas traducción precisa. Sobre este punto, con algunos ejemplos concretos, vid. GARCÍA-PELAYO, ob. cit., pág. 538, nota 7. 62 NOTAS SOBRE EL. DERECHO PENAL MILITAR SUIZO ministrativos militares que ejerce a travk del Departamento militar ‘(16) ; en el aspecto legislativo, aparte de la posibilidad de partici’par en las funciones de la Asamblea a través de un derecho de iniciativa y de opinar sobre las proposiciones de aquélla o de los cantones. tiene el Consejo competencia tanto para promulgar F publicar las leyes ‘(arts. 2.” ì- 14 de la Ley federal sobre cl referéndum), como ‘para legislar por sí mediante dwretos, cuando este poder le haya sido delegado por la Asamblea, o sin esta delapación, en casos de urgencia ‘(17). Er el cuadro de la declaración de derechos individuales contenida en la Constitución, los deberes de los ciudadanos suizos son, fundamentalmente. el de contribuir a las cargas federales a través de la obligación tributaria, y el deber del servicio miliqne en la medida de tar, con respecto al cual se ha de procurar lo posible los Cuerpos se formen con ciudadanos de un mismo cantón (art. 18, C. F.). Las instituciones militares están reguladas principalmente por textos legales federales. Es característico el sistema suizo de “milicias”, cuya composición y regulación ha expuesto sintéticamente DEPIKIIIIE (lg) en trabajo perfectamente accesible, lo ‘que nos excusa de ha,cer aquí otras indicaciones, salvo la de señalar los textos legales vigentes de mavor importan. cia en cuanto a la constitución y organización militar suiza, v nrts. 13, 18, 1; que son: los básicos preceptos comdituclonalen, y 20, C. F.; la Ley federa.1 de Orp~¿kació~r Militar de 12 de albril de 1907, modificada en 20 de septiembre de 1932 y 21 de diciembre de 196Q; la Ley federal relativa a la tasa de exrnción deb WVi@io militar, de 12 de junio de 1959; la OrdPnnnxrr relativa al Xclrvicio /iuxiliar Femenilao, de 20 de diciembre de 1960, y? finalmente, como re@lador de la organización actual del Ejército, de,2 el Decreto de la Asamblea federa.1 relativo a la Organización Ejército (tropas federales), de 20 de diciembre de 19GO. Tampoco nos hemos de extender aquí en la exposici6n tle 1;b osanización, atribuciones v competencia de la administracifin de Justicia militar (19), ni cn consideraciones procesales. Beííalaremos (16) Uno de 10ssiete departamentos en que el Consejo está organizado. (17) Sobre el llamado “Derecho de necesidad”, al que dieron origen los problemas politices planteados por el mantenimiento de la neutralidad suiza ante dos guerras mundiales y la necesidad de hacer frente a las crisis económicas, caracterizándose por una alteración del método normal de legislaci6n (por “decreto urgente” del Consejo. en vez de wr “ley"), vid. GARCfA-PELAYO, ob. cit.. p%&. 5’71 y Si@. (18) René DSPIERRE: La Justicia militar suiza. Evolución. oraanizuc& i competencia, en REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO MILITAR, rkím. 3 (enero-junio, 1957)) págs. 101 y SigS. (19) Sobre los aspectos orgánicos y procesales, vid.: DEPIBRRE. artfc&citado; el mismo: Swiss Military Ju.&e, en “Military Law Review”, Washington, núm. 21 (julio de 1963), págs. 123 y sigs.; Arthur HAEFLIGER: Kommentar zur Militiirstrafgerichtsodnung (Comentario a la Ley federal JOAQUIN HERNANDFZ OROZCO yolamente que la existencia misma de los Tribunales militares no constituye una excepción a la norma constitucional contenida en el art. $3, párrafo l.“, de la C. F., conforme al cual nadie puede ser juzgado sino por el juez ordinario (“su juez natural”), sin que puedan instituirse tribunales excepcionales o extraordinarios. Y no constituye una excepción, porque como la doctrina y ia jurisprudencia suizas han reconocido, SP han de distinguir 10s tribunales extraordinarios o excepcionales (prohibidos por el tex- to constitucional) de los tribunales especiales, como lo son los militares, o los administrativos o comerciales (%O), perfwtanwntr constitucionales. Las normas orgánicas y procesales militares vienen contcnidafi (‘II la Ley federal dc 28 de junio de 1889 sobre la organizadn jrrrlicicrl Hsta y cl ley, que- procedimiento al drcir penal tk para ~IWI~:I~Y: el Bjéreito (EE)- federal ~610 ha sufrido (21). reto- (~ueu en lo accesorio. puesto que sus numerosas modificaciones no han afectado a SIIR principios generales, lleva, pues, vigente már; de setenta. allos, longevidad que aprueba que la institución de la .Justicia militar en su forma actual está plenamente enraizada en el sistema jurídico suizo, respondiendo a las especiales características de la Confederación v de su lTj&cito. Entre las modificaciones de la. L.ty~ blsica di 1889 cabr citar: la Ley federal de 28 de junio de 1889 sobre la organización judicial y procedimiento penal para el Ejército federal), Verlag Stämpfli, Bern, 1959, con interesantes antecedentes históricos y abundante bibliografía. (20) Para un desarrollo de la interesante cuestibn de la constitucionalidad de los Tribunales militares, vbase: DEPIERRE, artículo citado, en REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO MILITAR, pág. 117; Jean GRAVEN: La garantie du juge naturel et ~‘exckWio?I. de.9 ~rh6?toUX d’exception, en el trabajo colectivo dedicado a la Constitución federal y publicado por las Facultades de Derecho suizas bajo el título Die Freiheit des Bürgers im schweizer$schen Recht (La liberté du cftoyen en Droit suisse), Zurich, 1948, PS@nas 212 y sigs.; WILLI: Die Trennung àer militärischen von den bürgertichen Gerichtsbarkeit mch schweizerischen Recht (La separación entre las jurisdicciones militar y civil según el Derecho suizo), 1954, y el resumen de este trabajo a cargo de STEINER en la “Revue Militaire Suisse", 1955, pág, 459. (21) Cuyo texto puede veme en los peri6dicos oficiales “Amtliche Sa&lung des Bundesgesetze und VerordnÜngen-TCecueil Officiel des lob et ordonnances” (R. O.), 11, Pág. 254; o en el “Recueil Svstematiaue des lois et ordonnances”, vol. 3P,- pág. 451; así como en la publicación’ oficial y~r.0A 61 f Justice pénde militaire. B. OTganiSUtiOn jwkiaire et ln-Oc&dure págs, 78 y sigs., con las modificaciones hasta 1951; o en el KWp&de, mentar.. . de HAEFLIGER citado antes en nota 19. (22) René DEPIERRE, artículo citado, en J%EVISTAESPAÑOLA DE DERECHO pág. 121. El Propio autor da noticia de que, inmediatamente después de la primera guerra mundial, se produjo una iniciativa contraria a la Justicia militar SUiZa, pretendiéndose entonces la supresión de 10s Tribunales militares mediante la inclusión en la Constitución federa] de un art. 58 bis que asi lo estableciera; iniciativa rechazada por vot&& MILITAR, popular el 30 de enero de 1921. 64 NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO de 2% de diciembrr &k 1!)11? Ley federal de 13 de junio de 1927 qne promulgó el Cúdigo penal militar? en cuanto afectó a la ley orgánica y procesal, la Lev federal de 28 de octubre de 1937 (23), La Ley federal de 13 de junio de 1941 de ad~patacibn al nuevo Código penal comían tanto del Código penal militar como de la Ley ox@& c’a y procesal militar (24 1, v la Ley federal de 21 diciembre 1950 modificativa del Código pen:tl militar y de la Ley orgánica (25). Por otra parte, como disposiciones complementarias recientes de la Ley tic lri89, se pueden señalar : Decreto del Consejo federal de 31 de marzo de 1918 relativo a la competencia de los Tribunales de división y territoriales (%), Orden del Consejo federal de 5 de septiem: brr de 1952 sobre la misma materia, y Decreto del Consejo federal cle 1.5 de mayo de 19.?L dictado para desarrollo y ejecución de ciertos preceptos del Código penal militar y de la Ley de l,Nl (2’71. Finalmente, en cuanto al Derecho sustantivo? digamos que el C:kligo penal militar suizo vigente fu6 a.probado por Ley de 13 de junio de 1927, entrando en vigor el 1.” de enero de 19% Xás adelante tendremos ocasión de hacer referencia tanto a las tareas de codificación que precedieron a su promulgación, como a laa disposiciones que ultrriolmrnte han modificado su texto o lo complementan. III E;VOLUCIOI\’ lIlSTORICO-LEGISLATZVB DEL PEXAL MILITAR SUIZO DEKIWHO ) 1:na esquemática rxposjción del desarrollo histórico de las normas penales militares *puede hacerse teniendo cn cuenta, a efcctoq Cronológicos, los cuatro períodos en que suele dividirse la historia jurídico-constitucional suiza (28) : el Jlamado dc la “Confederación Antigua”, el de begemonía francesa, el de Pacto confedera1 de 1’815 J- el del Estado federal contemporáneo (29). (23) R. O., 54, pág. 59. (24) R. O., 57, p&g. 1301. (25) R. O., 1951, pág. 439. (26) R. O., 1948, pág. 288. (27) R. O., 1951, pág. 457. (28) Cfr. GARCÍA-PELAYO,ob. clt., pág. 524; J. C. BLUNTSCALI: Geschichte des schweizersichen Bundesrechts, Stuttgart, 1875; A. LARGIARDER:Hktoria de Suiza, trad. espafiola, Barcelona, 1935. (29) Para las indicaciones históricas que siguen hemos utilizado principalmente, partiendo de las explicaciones orales del profesor RoDRfGuEz DEVESA en curso anterior, las siguientes obras: JIMÉNEZ DE A&A: Tratada de Derecho penal, 1, 2: ed. Buenos Aires, 1956, págs. 474 y sigs. E. MEZGER: Tratado de Derecho penal, 1, ed., 1955, p¿ígs. 83-84; DEPIEFLRE,los dos artfcu- los citados wpra, que contienen algunas alusiones al Derecho sustantiva: Carl HILTY: Der Entwurf des schweizerkchen MUWirstrafgesetzbuches [El JOAQUIN 1. LA HERNANDEZ C~SFIDDERACIÓS OROZCO ,Is~GuA Se extiende este período desde finales del siglo XIII hasta la 6poca de la Revolución francesa. No hay que perder de vista que en toda esta época estamos ante una unión o asociación de grupos comarcales autónomos basada más que en un pacto general, en contratos particulares, variables en su contenido, aunque supuestos como *perpetuos, con un fin, en lo esencial, de garantía frente al exterior. Se inicia, dando lugar R la “Confederación de las tres Comarcas”, en 1291 con el pacto perpetuo (30) concluído por Uri, Schwitz y Unterwald, esencialmente defensivo, en el cual se establecen ya normas de competencia y sanciones penales, limitando la esfera de acción del juez imperial. Tras la batalla de Morgarten (1X51, en que “la infantería aldeana suiza derrota a los caballeros austríacos”, se concluye el pacto &e Rrunneta. que refuerza el de 1281, comenzando ya a hacerse más laxa la dependencia de la Confederación con respecto al Imperio. Sucesivamente, entran en la Confederación (EkZgeaosmzschaft, de BZd = juramento) tres ciudades y dos nuevas comarcas, que integrarán la Ilamada “Confederación de las ocho Comarcas o cantones” (de 1.338 a 1353). En este período y en el subsiguiente hasta la Carolina (principios del sgilo XVI) el Derecho penal suizo se puede considerar como parte del alemán, si bien con amplias características propias. La Dieta (T@gsotxu/ng) o reunibn de los representantes de las comarcas, es el finito órgano comtin de la época. No existe, por supuesto, un ejército confederado, sino ejércitos cantonales. En el orden judicial y penal sustantivo rige con caracteres absolutos el principo de la ley personal (Heivmtpria24p), que supone la exclusiva competencia del juez o autoridad del cantón de origen, que aplica las normas penales sustantivas propias, de forma qut! el delincuente, previa una encuesta reãlizada por los Jefes Proyecto de Código penal militar suizo), en “Zeitschrift für die gesamte Strafrechtswissenschaft” (ZStW), vol. 2.0, 1882; HAEFLIGER: Komwzentar..., citado, págs. l-10, que hace alguna referencia al derecho material; un breve, pero sustancioso resumen histórico para el período 1851-1918 se contiene en la Zntroducciõn del “Botschajt o Mensaje del Consejo federal a la Asamblea federal sobre un Proyecto de Cõdigo penal militar suizo”, de 26 de noviembre de 1918, cuya versión alemana hemos teglido a la vista, y al que despues tendremos ocasión de referirnos más am- pliamente. Sobre Derecho penal general, vid: Ladislao penol suizo y hotandb, paginas 353 y sigs. (30) en THOT: Historia o!.e¿Derecho Argentina de Ciencias Políticas*, “Rdsta El pacto de 1291 es el primer documento escrito de que se tiene noticia respecto del nacimiento de la Confederación, pero es de señalar que aquel hace ya referencia a otro anterior. 66 NOTAS SOBRE BL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO militares en los casos de infracciones graves, era entregado a las autoridades <civiles de su cantón para su casti,go con arreglo a las leyes locales. Existen, sin embargo, almgunas normas comunes a la Confederación, constituidas por una serie de pactos, como la “Carta de los Clérigos” (Pfaffen Brkf) que somete a los extranjeros que se encuentren en el país a las jurisdicciones y derechos locales; por otra parte, ,como quiera que las luchas eran frecuentes, tanto el Ipueblo como los caud?llos militares reconocieron la necesidad de ordenanzas rigurosas de orden penal y procesal par;\ la conducción de la guerra, con el fin de mantener una mas estricta disciplina militar, particularmente cuando una campaña se realizaba a la vez por varios cantones? supuesto en que se daba el caso de que los soldados de diferentes lugares de origen podían ‘ser castigados por una misma infracción con arreglo a leyes diferentes. El más antiguo pacto conocido que regulaba esta msteria, verdadera “Ordenanza de la Guerra”,, es el Concencrut de Bempach (Xempaaher Brief) de 10 de julio de 1393, que junto a algunas reglas de procedimiento, establecía ya ciertas reglas comunes de Derecho penal sustantivo, castigando el robo en perjuicio de un confederado en tiempo de guerra o paz, así como el saqueo sin orden de los .capitanes, a los que debía ser entregado el botín para su reparto ulterior; sancionaba la violación de las iglesias, los ataques y malos tratos a las mujeres y doncellas, etc. (31). Su finalidad esencial era poner límite a la iniciación y conducción arbitraria de la guerra, tendiendo a reforzar la discilplina. Responde. pues, al sistema germánico de ordenanzas militares que tanto había de proliferar en Europa más adelante, con la publicación de tantos y tantos Kriegsartikel, Artikelsbriefe o “Artículos de la guerra”. En el terreno procesal, en cambio, la Carta de Semparh no terminó ni mucho menos con el Heimoctprknxip, sino ,que lo reforzaba al determinar que cualquier malhechor en campaña debía ser juzgado por el cantón o territorio de origen, a cuyo juez debía ser entregado “en cuerpo y hacienda”. En cuanto al mejoramiento de la disciplina militar, no cabe duda que lo produjo, ya que a partir de los principios de la Carta de Sempach se promulgaron por los cantones normas de Derecho militar (Ordenanzas, Articulsbriefe), a la vez que la Carta misma, como fundamento de las leyes de guerra confederadas, fue objeto de sucesivas adiciones y ampliaciones (1481, 1499, 1.521, 1522, la7 y 1702, por ejemplo). A comienzos del siglo XVI la Confederación ofrece ya la estructura que va a perdurar hasta la invasión francesa. Son ya trece las comarcas o cantones confederados con plenitud de derechos. El Derecho penal en general, dentro del particularismo cantonal, (31) Los preceptos relativos a las mujeres constituían la “Frauen- brief “. 67 JOAQUIN HERNANDEZ OROãCO muestra: para el período de comienzos del siglo SVI al siglo SUI& la importancia lrgislativa que adquiere en Suiza la Carolina. La Cmstitutio CriminuLi8 Cwi~li~~ (3’2). cura vigencia? como es sabido, se inicia en &.XE, fué rl primero >* único Dereeho penal común del Imperio hasta 1870. De sus 219 artículos sólo la tercera parte se ocupan del Derecho penal sustantivo, regulando los demás materias de procedimiento y organización de tribunales (33). La importancia de la Carolina, aparte de su influencia fuera de las t.ierras germánicas, se debe, como dice ASGA, a que con este Código se asienta d&initi~amente el Poder ptiblico del Estado en materia punitiva, dánd0.w fijeza al Derecho. Ln vehículo de expansión de la Carolina por tierras de Europa 10 fueron precisamente los cuerpos de mercenarios suizos al servicio de mouarcas extranjeros. Desde principios del siglo SVI, en efecto. 108 soberanos europeos alistaron regimientos suiz+s po1 medio del sistema de capitulaciones militares {JíiZikWcn@tulntionen-), sobre la base de que dichas fuerzas quedaban sometidas en twlo a sus propios Mandos, dentro de las condiciones pactadas en la contrata; como un reflejo directo del Heimatprinxip, y puesto que la lejanía hacía ga prácticamente imposible el somrtimiento del delincuente a las autoridades del cantón de origen. la jurisdicción se atribuía a jueces extraídos de las tropas mismas, estableciéndose en lo ,penal un fuero propio 9 Nprivativo, que exclufa toda jurisdicción de las autoridades y jueces del país a que servían. Es de observar que este sistema que determinaba la competencia de los Ipropios Consejos de Guerra de las tmpas en virtud dr una especie de delegación de los cantones, IIeg6 a implantarse luego incluso para los tropas cantonales en el propio territorio suizo; la llamada Deferhonale (DefenGmul fédéraZ) aceptada por lo Dieta en lWu8, establecida como wcopilación del Derecho & 12 guerra de las tropas confederadas en el territorio pateo y que rino a sustituir a la Carta de Sempac-h y sus tiltimas adiciones, tiantenía la competencia del cantón de orirgen, pero pocos meses &apn& la propia Dieta recomendaba a los cantones que de1egara.n en los Consejos de Guerra el juicio de los hechos criminales, incluso aunque su castigo comprometiera “el cuerpo p la vida del delincuente”. Pero dejando aparte este precedente o práctica interna, el hecho es que ‘para las fuerzas al servicio del extranjero quedaba determinada la exención jurisdiccional respecto del juez territorial. Así, por ejemplo, 10 determinaba el art. 8.” de la Capitulación para la alianza militar de los confederados con Luis XI\7 (32) Conocida también por su denominación alemana: “Peinliche Gerichtaordnung”. Cfr. AsúA, ob. cit., 1, pág. 294, y MESGER,ob. dt., 1, pág. 29. (33) Para el contenido de la Carolina, vid. Robert von. HIPPEL: Deutsches Strapecht, val. I, Berlín, Springer, 1925, págs. 175 y siga. 68 NOTAS SORRE EL DERECHO PENAL MILJTAR SUIZO de Francia en 1663: “... p las Justicias han de ser administradas por el juez de la nacibn de origen, con exclusión de todos los demWy (,..un.d ROU die Justi.txien rerwaltet wwlen rlwrch dk Richter &r nation wn krinen amdwn). La Dieta. cuando algún juez o autoridad extranjeros quisieron atribuirse competencia penal sobre tropas mercenarias suizas, se pronunció siempre con gran entereza en favor de este principio. Los mercenarios suizos, pues, quedaban sometidos a su propia jurisdicción, ejercida por delegación por xus Consejos de Guerra, v tambien H su 1)erecbo sustantivo propio. Como no existia un Derecho nacional, sino el de los diferentes cantones, resultaba difícil, por no decir imposible, para esas fuerzas militares en el extranjero conocer todos los ordenamientos, costumbres í prácticas cantonales. Existió. para obviar en parte estas dificultades, una Ordenanza especial “para ias tropas al servicio del extranjero’? ifür die Truppert iti, jrtwde~~ Diemten), y desde 1’70-1una ordenanza de la guerra? que debia ser ejecutada “como si de las uormas de los mismos honorables cantones se trütara”, expedida “a los Señores Oficiales” para su aplicación “en todo tiempo a las tropas al servicio ilr Prínt*ilw extranjeros” (Schweizw%.whes h-riegs-Recht- xGe sclb~qcs ron. derl iobli&en Ca.ntone?l, i.1~alle Fiirsten-Dienste den. Hwwn Offki~wn mitgegeben und a+lk.?eit practiciert wird). Mientras que hasta principios del siglo SVIII las normas de Derecho penal material se habían venido basando en las raíces mismas del Derecho suir& tradicional, de origen germánico, pero características propias, ahora. bajo e! influjo sin duda de los Auditores letrados, la Carolina., dos siglos después de su promulgación, Zlrga a convertirse prácticamente en el ,Derecho penal del suizo al servicio del extranjero. Poco a poco se había ido abandonando la aplicación del Derecho del cantón de origen, que venía sustituído por aquellas recopilaciones de normas comunes de Derecho de gentes, ordenanzas disciplinarias, penales, procesales. etc., hasta que se produce esa unificación por adopción de la Carolina, en textos y traducciones que quedaban en realidad incorporados al ordenamiento del ,país que tenia a su servicio regimientos suizos, como una especie de Derecho particular de aplicación exclusiva a tales fuerzas mercenarias. Para las tropas suizas en Francia (34), el Ca.pitáu Vogel de Colmar, gran Juez de las Guardias Suizas del Bey, en l’s&, publico una traducción de la Carolina bajo el título Code cr&ninel de l’entperew Charles V ù i%aqge de8 cmwi1.v de gzcerre &% troque8 su2sses. Otra traducción de la Carolina se (34) Según ALMIRANTE (Diccionario Militar, etimológico, histórico, tecnoZdgz’co, Madrid, 1869, voz “suizos”, pAg. 1018), el primer tratado que Francia celebró con los cantones suizos para la recluta de mercenarios se remonta al 26 de octubre de 1444, renovado por Luis XI en 1463 y por .I,uls XII en l!MO. Pero creemos que estos acuerdos eran distintos a los de Capitulación, que se iniciaron precisamente en el siglo XVI. 69 JOAQUIN ISRNANDEZ OROZCO publicó, según HAEWLIGWK (X5), en 1756 por Ludwig y Von Tbchoudi, que la enviaron a las autoridades de los Estados confederados, llegando a ser el Código aplicado a todas las tropas suizas al servicio de potencias extranjeras (d.@ leitoldc åodes für dk Rrck tspcdr IItt g aller Schweitxer Truppelz 2% jrern&v Potentaten af3lst). En nuestra Patria, a pesar de la importancia indudable de esta materia para la historia p orígenes de nuestro Derecho militar, creemos que está por hacer el estudio serio de las fuentes jurídico-castrenses qde rigieron las tropas suizas que formaron en nuestros Ejércitos durante todo el srglo XVIII. Según VALLLXXLLO (36) “los suizos principiaron en España con dos regimientos levantados en Barcelona en 30 de mayo de 1’718, con destino a la expedición de Sicilia, el uno con el nombre de Esguáaaroa y con el de Grisones el otro, cupos regimientos, a causa de existir en ellos algunos individuos no católicos por falta de expresión en las capitulaciones, fueron licenciados al regreso de la expedición expresada”. Las Ordenanzas de 1’7% no hacen referencia alguna a los Cuerpos suizos9 limitándose a expresar que “de aquí en adelant,e no hay en nuestra Infantería más que tres naciones í37), a saber: española, italiana y valona”, siendo así que, segtín el mismo VALLEXILLO, existía ya en dicho año la “nación’? suisa representada por el Regimiento de Niderist, formado en 1’7% y por el de Bestler (o Wesler)? formado en 17%. Ta se hace referencia a estos cuerpos de suizox en las Ordenanzris de 1762 y desde luego en las de Carlos III de 1768 (38). Comentando estas últimas. VALI.FXIT,U) recuerda que “se capituló en Barcelona el año de 1720 la leva del primer regimiento suizo, propiamente dicho, que desde 17OQ ac& hubo en España, todos católicos ; a cuya caipitulación siguieron otras que completaron el número de tres a cinco regimientos, que son los que constantemente hubo hasta el año 3822 en que ven&+ (35) Ob. cit.. pág, 5. (36) Antonio VALLECILLO: Comentarios históricos y eruditos a las Ordenanzas militares expedidas en 22 de octubre de 1768. Madrid, 1861, página 15. (37-I “En los siglos XVI y xvn, en que los españoles combatían casi siempre en compañfa de cuerpos extranjeros, estos llevaban el nombre genérico de naciones (ALMIRANTE: Diccionario, cit., voz “nación”, pág. 821). Dice así, por ejemplo, COLOMA (D. Carlos COLOMA: Guerra de los Estados Bajos desde el afro 1588 hasta el de 1599, Amberes, 1625; Barcelona, 1884; a don Agustln (Mexia) que con su tercio libro octavo), “ordenóse tambih y tres mil infantes de naciones tirase la vuelta de la frontera de Francia...” (38) Ordenanzas de Su Magestad para el régimen, disciplinq sub<vr& nm%n y servicio de SLLSEj&citos, 1768, en CUYO tftulo primero, del tratado primero, bajo la rúbrica “Fuerza, pié y lugar de los regimientos de hfanterla”. el art. 1P dice: “El pié de mi Infanterfa, compuesto hoy de espafioles, irlandeses, italianos, valones y suizos...“. NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL XILITAR SUIZO ron las últimas capitulaciones, sí bien quedaron algunos indivíduos sueltos, cuya suerte se fijó definitivamente por Real orden de .W de junio de 1835” (39). Abundantes datos sobre el origen, servicio e historia en nuestro país de estos Cuerpos suizos nos suministra Coti~ (AO), segtín el cual, “cuando los turcos se apoderaron de la Morea el año 1715, quitándosela a los venecianos, ae hallaban entre las tropas que guarnecían aquella Península al sueldo de esta Republica dos Regimientos suizos, de los cuales el uno pasó al servicio de España el año 1719,. compuesto de cuatro Batallones pertenecientes al cantón de Schwitz C. A. R., siendo su Coronel Monseñor Siderist”. En las capitulaciones y contratas que &W verificaron a lo largo del siglo S~III, se solía especificar que “aunque queda a favor del Rey el derecho de propiedad” sobre cada uno de estos Cuerpos, “se ha de conservar siempre en el pie de suizo? manteniéndole el Iibre uso de la Justicia privativa que tienen los demás Cuerpos helvéticos”, privilegio que debía constar siempre a todas las Autoridades españolas, ya que “las contratas eran públicas”. Así, por ejemplo, de la capitulación de 3 de agosto de 1779 celebrada con los Regimientos suizos de Erler y Retsehart, del cantón de Schwitz, en cuyo art. 21 se decía que “el Coronel con el Consejo de Guerra de su Regimiento tendrá y exrrcerá libre uso de Justicia sobre todos sus individuos”, se di6 comunicación a los Capitanes Generales e Inspectores el día 6 del propio mes, “para que la hicieran cumplir y observar exactamente”. Por R. 0. de 2Q de julio de lia2 se había ya determinado con carácter general que “el Consejo de Guerra de cada R.egimiento (suizo) ha de exercer absoluta y privadamente, sin dependencia de Tribunal ni Gefe alguno, el uso de la Justicia criminal y civil, sobre todos sus individuos, como lo practican en Francia y demás parages en que sirven los Cuerpos de esta Nación, reglado a las Leyes y estilos de ella, y sin apelación 8 otro Juzgado que el de sus propios Cantones”, con la sola excepción de que “en todos los delitos y crímenes de lesa Magestad Divina y Humana, y excesos que el Coronel o el Regimiento puedan cometer directamente, y contra el Real Servicio Militar, que son obligados a hacer en virtud de sus contratas, seriin siempre reconvenidos p castigados segíki Leyes y PragmBticas de estos Reynos y Reales Ordenanzas en el mismo modo que están sujetos a ellas los demás Regimientos de los Exércitos del Rey”. El último artículo de la contrata citada de 1779 concluia y que que “en todo lo demás que no expresa esta Capitulación, correspon,de al servicio que han de hacer estos Regimientos, deben ser tratados como las demás Tropas de S. M. sujetos a las (39) VALLECILLO, Oh Cit., p@. 15. (40) Don Félix COLÓN LARRI~J%GUI: Juzgados Militares SZLSIndias, tomo II, Madrid, 1788, págs. 631-665. 71 de Espaflu g JQAQUIN HERNANDEZ OROZCO Reales Ordenanzas, y obligados a emplearse donde S. M. 10s necesite en sus Dominios y fuera de ellos en Europa, con la reserva de que no serán en ningtín tiempo empleados ofensivamente contra los Cantones Suizos y SUR Sliados, que son Su Santidad, el Imperio Romano, el Rey de Francia v el kchiduqne de Austria en sus países hereditarios de Memania”. Hay que señalar, en cuanto a la a.plicatoriedad de las normas penales sustantivas propias a los individuos snizosl que fwroli paliadas cuando se ronsideraron escesivamentr~ rigurosas. Así. (por R. 0. de 31 de octubre de 1781 se dispuso que “aunqw 1~1’ las últimas Contratas.. . les está permitido el libre aso de .lnsti‘cia, no debe este privilegio ofender en mauera alguna a los Estatutos y Pragmáticas de estos Reynos: y como uno de los Irincipales objetos que tuvo S. M. para mandar que no se sentenciase a nin@n reo a Presidio por más tiempo que el de diez años fue el de precaver la deserción que hacían a los Moros muchos confinados, abandonando hasta la Keligion, a causa de versr privados para Siempre de su libertad, declara el Rey que esta regla debe regir indistintamente en todos los Cuerpos del Exército sin excepción de los Suizos, y en conseqiiencia manda S. M. que cna.ndo los Regimientos ‘Suizos impongan it nlgítn <klinqiiente la pw:~ de Presidio o Arsenales no exceda la sentencia del tiempo dr diez tios por ningun motivo”, añadiendo que “después de confinados los reos a Presidio o Arsenales no tienen los Regimientos Suizos mas intervención ni conocimiento dse sus causas, pues se consideran ya como otros cualesquiera presidiarios separados twtwamente de los Cuerpos en que sirvieron”. Conforme explica Coti6,v (al),. “los Regimientos suizos siguen en sus causas criminales las Leyes de su nación con arreglo al Código criminal de Carlos V.. . que es un Rtlicto rulgarmentt~ Ilamado la Carolina, que contiene mnchos Decretos expedidos por el Señor D. Carlos V... en la Dieta de liusbourg en 15Nl y en la de Rstisbona en 1582, a instancia y con aprobación de los Estados del Imperio, para reformar muchos abusos que se experimentaban en la administración de la Justicia criminal”, extendiéndose lu@go en una serie de datos sobre sn contenido (d?). C’or.6~ rufirma recoger todos estos datos de “la kaducción de la Carolina del alemán al franCés, dispuesta para. Instrucción de los Oficiales de los Regimientos suizos por Don Leonardo Luis de Tsrbonrli. Consejero de la República de Glarus, Capitán que fue de las Quardias Suizas 9 Coronel de un JXegimiento suizo al servicio del Rey de las dos Sicilias, y Don Joseph Antonio de Tschoudi. Contomo II, págs. 647-648. Que COLÓNrecoge en su obra <págs. 649 y sigs.), traduciendo al castellano SUS normas y formularios de procedimiento, conforme a la tras ducción francesa que 88 cita en el texto. (41) (42) Ob. dt., 72 NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO sejero también de la misma República, Gentilhombre de Cám& ‘ra de S. M. Siciliana, Mariscal de Campo de sus Reales Ex&&itos y Coronel que fné de sus Guardias Suizas”, tradwción impresa en el cantón de Zug en 1743, y dedicada “a los Consejos Sobernnos de los trece loables Cantones del no,ble Cuerpo Helv&icrP. teniendo en ella cada artículo de la Carolina sus respectivas notas ;v observaciones, a modo de glosa. Sin duda se refiere aclui COLÓN a una impresión primitiva de la misma traducción de la que la fecha en 1%X, y que ya Carolina citada por HAEFLINMIK. :vimos anteriormente. En todo caso, no cabe duda que este texto fué el que tuvo aplicación prhctica en los Regimientos suizos ;II servicio del Rey de España duran* el siglo XVIII. Expuestas en síntesis las líneas generales primero de la INYmativa penal de las tropas cantonales hasta la Defensionale, y el; segundo lugar de las tropas al servicio del extranjero ,(K?I, (lur11:1 cerrado este breve cuadro de la evolución del Derecho penal mi.\ntigua”. litar suizo para el período de la “Confwlerwcion lwoduciù;L~ La situación suiza, con las alteraciones políticas como reflejo de la Revolución francesa, dió pie il In intwwucií>11 de Francia, que trajo como consecuencia la elalboración por los liberales suizos de una Constitución imitada de la francesa de l798, que, coh ciertos retoques, fué promulgada el 12 de abril de 1798, (ereando la “República helrbtica uua e indivisible”. Aparte de al(43) Desde 18M, ciertos cantones prohibieron expresamente las contratas de mercenarios en sus territorios. La Constitución de 1848 extendió tal prohibición a todo el territorio de la Confederación. El art. 98 de la Ley de 1851 sobre justicia penal y el art. 65 del Código Penal federal de 1853, señalaban una pena para el suizo que se alistase para servir en el extranjero. Finalmente, la Ley “relativa al alistamiento para el servicio militar en el extranjero” de 30 de julio de 1859, autorizaba la persecución en vía criminal de quien se enrolase en ejército extranjero sin autorización del Consejo federal. La cuestión está hoy regulada en el artículo 94 del Código penal militar de 1927, que castiga como autor de un delito “contra el potencial defensivo del país”, con la pena de prisión (de tres días a tres años) en tiempo de paz, al suizo que, sin autorización del Consejo federal, se aliste al servicio de un ejército extranjero, pudiendo ser la pena en tiempo de guerra de reclusión (de uno a veinte afios), sancionándose también al que haga el alistamiento o lo favorezca; naturalmente, no se castiga al suizo que, residiendo en otro pals y habiendo adquirido esta nueva nacionalidad, cumple allf su servicio militar normal. Es curioso observar que, sin embargo, la autorización del Consejo federal no se exige para el alistamiento en la Guardia del Papa, que sigue siendo perfectamente llcita. Recordemos que la Guardia Suiza del Vaticano se fundó en 1506. siguiendo hoy su recluta “sin que por ello ., se sienta afectada la neutralidad SURI”. JOAQUINHERNANDEZ OROZCO gunos ordenamientos orgknicos 3 procesales (44), se dictó en Zl de diciembre de 1798 un código penal militar, que, como era de esperar, constituía una simple imitación del franck Sn eecaao valor técnico y ,práctico, unido al desarrollo inmediato de 108 acontecimientos políticos, explican su corta vida y casi nulo influjo. En seguida, en 1799, 8e iniciaron ya ciertos proyectos de reforma La guerra civil entre unitarios y federalistas motiva en 154001 la intervención de Sapoleón como mediador y da lugar en 1803 con la que se restaura, bajo el influjo al "Acta de Mediación", frandn, la anti@ua estructura confederada según 2’esprit d’wt ,nouveau siècle, restableciéndose la autonomía de los cantoneN, diecinueve en total, con igualdad de derechos. El país quedaba, en virtud de una “alianza defensiva”, bajo la hegemonía francesa, fijándose un contingente de tropa8 suizas al servicio de Francia. conforme a una “capitulación militar”. Esta época del Acta de Mediación se caracteriza ‘por la multitud de proyectos legislativos, ninguno de los cuales ‘llega a convertirse en ley, tanto en el orden penal sustantivo, como orgánico y procesal militares, creándose un ejército federal, para asegurar la8 garantías que los cantones mutuamente se habían prometido, compuesto de contingente8 cantonales proporcionados a la poblacibn de los distintos con,federadon, que, por otra parte, conservaban uu ejército propio. 3. i EL PACTO CONFICDERALDB 1813 La cdda de Sapoleón abre un período de “restauración” que tuvo su expresión en el “Pacto federal” de 1815, cuya aceptación es obra de la presión de las potencia8 vencedoras de Bonaparte, para garantizar “la paz y el orden interior”. El Poder central queda encarnado en la Dieta, en cuya esfera de competencia está la política exterior y la militar: creándose un Estado Mayor federal y Coroneles federales; los cantones comservaban, no obstante, 8 su cargo, la instrucción de las tropas, el equipo r armamento. En esta etapa, siguiendo la corriente iniciada en 1803, se prosiguen los intentos de unificacicín del Derecho militar. J+ln el orden (44) El primer ordenamiení :o procesal militar para las tropas en territorio nacional se Promulgó en tiempo de la República helvética. En 21 de diciembre de 1798 se promulgó un Decreto sobre la organización de los Consejos de Guem, que estuvo poco tiempo en vigor, siendo sustituido por la hY de 2’7 de junio de 1799 sobre el establecimiento de los Consejos de Guerra Y Consejos de Revisión, que también tuvo corto plazo de vigencia. A Principios de 1800 se dictó una “ley sobre los Tribunales militares para las Tropas de la República helvética”. 74 NOTM SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SU120 procesal y orghnico se dictarán en 1818 primero y luego en 1838. sendas leyes para las tropas confederadas. Algunos de los primitivos proyectos anteriores dieron lugar al texto aprobado por Ia Dieta en 1817, sobre Derecho penal malerial, que dividía en tres clases las infracciones penales militares: faltas disciplinarias, faltas graves y crímenes, y cuyo conocimiento venía atribuido a órganos diferentes. Como indica DBPIRRRE, este texto fué sustituído por la Ley de lFB7, importante disposición que contiene reglas de Derecho material, y que “en sus últimas ediciones recibe ya la denominación de C&&,w penal. miliiw”; añade el autor citado (45) que “es un hecho digno de señalarse el de que el ,@recho militar es de esta forma unificado cien años antes que el Derecho penal ordinario”? pues, “en efecto: si es cierto que la Constitución de 1874 fu6 reformada en 1898 otorgando a la Confederación competencia para dictar normas penales generales, sólo en 1938 el Código penal suizo fué aprobado en votación popular y entró en vigor el 1.” de enero de 1942”. Y aunque la Ley de 1836 sólo en un sentido limitado puede ser reputada de verdadero Código, en el sentido moderno, no cabe duda que consiguió una cierta unificarión en el Derecho militar. que estaba muy lejos de ser posible en el Derecho penal común a causa del ,particularisimo cantonal que había de dificultar cualquier tarea codificadora y unitaria, como lo demuestra lo dilatado de la obra preparatoria del Código penal suizo, pese a los esfwr7as y conocimientos de los hombres eminentes que laboraron en pro del mismo. -t. EL &TAIbO FEDERAL COXTEíMI'ORÁWIKB Como culminación del proceso revolucionario iniciado en 1830, la formación de las tres Ligas sucesivas entre los cantones dc diversa tendencia (Nk~etwr h~onkwdut, Rarner Bund y Sonder Bwttd) y la rebelión de esta última, la situación desembocó en la lucha abierta J- en 1a promulgación de una nueva Constitución en SB, conforme a la cual la Confederación de Estados se transforma en Estado federal. La Constitución, que comservaba a los cantones las competencias no transferidas al Bund, y la Ley de 1830 sobre organizaci6n militar federal, mantenían el sistema de los contingentes cantonales, si bien con mayores controles del Consejo federal sobre la instrucri6n de las tropas. Poco tiempo desput5s de la adopción de la nueva Constitución, se tomó en consideración la revisión del Derecho penal militar, sustantivo y procesal. Abandonados algunos pro,vectos confeccionados hasta X3.39 por varios Oficiales suizos aI servicio del extranjero, se encargó (45) DEPIERRE, articulo citado en REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO MILITAR, pág. 106, nota 4. 75 JOAQUIN HERNANDEZ OROZCO Al profesor H~~IMASS de Znrich la elaboración de un nuevo proyecto, que en cuanto a las normas sustantivas resultó ser un8 simple revisión del Código de 1798, objeto 11:’zeveraa clíticas de& el primer momento, pnes se le achacaIba poca claridad y ric;temática defectuosa, con una constante confusión entre las PWvenciones pensadas para sitnaci<‘,n de guerra y materias relativaw a instrucción p preparación de las tropas, m&.s :ìdministrativas qw penales. El 5’ de agosto dr lcQ=,l fué aprobada la “Ley federal HObre justicia penal de las t.ropas fedt>raleR”? cuerpo legal de US artículos al que desde su entrada en vigor se señalaron numwoso~ defectos, pero que, en su parte sustantiva, estuvo vigente prikcticamente hasta la promulgación del Código de 1%‘. Como consecuencia tanto de las friwiones iutrrnacionalw VOmo del desarrollo económico del país, se va haciendo sentir la IW cesidad de fortalecer el Poder federal central y de regulacióu nniforme de cierto número de materias. Ello, nnido a otras circanstancias más estrictamente políticas, llevaron a la revisión de la Constitución, sancionada, tras diversos intentos anteriores, el 19 de abril de 1874, mediante rotación popular. El establecimknto de un ejército federal único, compuesto de tropas federales y cantonales equipadas e instruidas con arreglo a los mismos principios (arts. 11) y BI, C. F.), implicaba una reorganización militar, por lo que se previó igualmente la revisión de las leyö penales militares existentes; la centralización del sistema de milicias y los defectos ya evidenciados sobradamente por la Ley de 1851, exigían esta revisión y la hacían ungente. Ya en el orden penal común, donde la legislación penal cantonal, particularista y caótica (4ü), imposibilitaba todo progreso, los intentos unificadores, iniciados en 1848, se aceleran, aunque, como es notorio, no habían de cristalizar, sobre la ingente obra de STOOS, hasta el año 1937 con la promulgacihn del Código jwnnl ÚLnico, que entraría en vigor el 1.” de enero de 1942. En el terreno penal militar, durante el período de 1876 ;I l&$$, la Federación renueva sus intentos de obtener un Derecho penal a l;t militar unikado y puesto al día. El profesor Carl RILTT, saz6n Mayor del Cuerpo de Justicia Nilitar, recibió del »epartamento Militar del Consejo federal el encargo de elaborar un proyecto de nueva legislación penal y procesal militar. En uu (letaollado informe eXpUS SU ,ph.n de lograr un Códi’go de breve articulado que distinguiera con suficiente claridad la regulación parti tiempo de guerra de la situaeión normal de paz. En su trabajo realizó un útil resumen de la tarea de reforma de los años 187~~ ISSO. Su escrito, pnsado y realizado como proyeeto de leY, se publicb bajo el título @u?uLz~ einw MilitürRtrafge8etxbI,c?h‘,x jii, (46) Durante el S@lo x1X se sucedieron en los 22 cantones unos cuarenta Códigos penales particulares. ! .'.. NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO wk rwizerixolte ~~id~gcrtoxxe~rwhaft (Mementos de un CXuligo penul militar de la ConfederaciGir suiza. 2.’ ed.. Bern. 1878) v aport6 ~numerososmateriales, particularmente para la comprensión histíjriw clel Derecho penal militar suizo, que, si no tuvieron inmecliatct wflejo legal. serían utilizados despues en los nlteriores int4wtos de reforma. KI (~oo.sejof4~tleral. solwe la 1,;)s~d<I t?StOS tKlbil jOS. J)lY+XTltó ;L 1:~Asamblea el 30 cle mayo de MU, un Proyecto de ley compwuxivo tanto del Dererho penal militar en sentido estricto como del IWKW:~~ y orglnico. pero ante las críticas de que fue objeto y las mutilaciones qw el debate p:~rlamentiirio prwliijo en cl tíasto ~uimitivo. se vi6 obligado a retirarlo. Desistiendo de esta ideo de unificación en un solo cuerpo legal tk las dispsicionrs materiales y procesales, el Consejo volvió a prwentar. wn su Mensaje de 10 de abril de lSS$ un proyecto relativo sólo 8 la organización v procedimiento penal militar, cuya redacci6n había corrido a cargo de Ednard JIüLLzn, p que mereció, <*onligeras modificciones, la aprobación de la Asamblea el 28 de junio de 1889 romo Le7 federal, hoy todavía vigente, negtín dijimos al comienzo de estas notas. Kn cambio, la revisiím del Derecho penal militar se había frnstrado. Del plan general de revisión que! después de lcrui, había pwv-isto la reestructuración hyislatira a trav6s de cuatro nuevas leyes que sucesivamente se huhicran sometido a la aprobación de la Asamblea: una ley organica p procesal (cin Cesetz über die 8trn,f!/c?r~:htaordnl(l,g,. una ordenanza disciplinaria (einr. Dimipi~mrxtrnfordnmg). un (‘ídigo -penal militar (ein. niilitiirstru%ge?stz~ hu&.) J’ una ordenanza separada sobre Derecho de guerra (e& Sond.wgcsetz über dic liriesgmwtikel), hemos visto que s610 se hizo walidad la ley orgánicn y procesal. El proyecto de reglamento disciplinario fu6 rechazado en votación popular el 4 de octubre de lS96. v tanto el Códi’go 1pena.lmilitar como la Ordenanza de la guerra no llegaron ni a redartarse entonces. Quedaba, pues, en vigor el anticuado y acientifico texto de la Ley de 1851. Hacia finales de siglo se reputaban ya sus disposiciones de anacrónicas. puesto que aquel Código se había. a la saz6n manifestado como totalmente insuficiente para la regulaci6n ile situaciones nuevas derivadas de los nuevos tiempos. Re le criticaba el estar pensado y establecido para tiempo de guerra, circunstancia que no era sino una consecuencia. de su elaboración sobre prinri,pios y materiales ya plenamente superados : efectivamente, el modelo del 06digo de 1FGl venía constitufdo todavía por ta) antiguo Derecho confederado de la guerra y por las ordenanzas dictadas Ipara las tropax suizas al servicio del extranjero, ordenamientos t?stos qne tuvieron como destinatarios de sus normas unos ejCrcitox en campsfia o tiempo de ~guuerra.Pero a fines del rlk JOAQUIN HERNANDEZ OROZCO siglo XIX y, sobre todo, al estallar la primera guerra mundial, las circunstancias eran bien diferentes. El criterio general era el de que el futuro Codigo penal militar debía estar concebido para tiempo de paz, previendo el estado de guerra, si, pero como situación de excepción. La insuficiencia y la técnica defectuosa de la Ley de 1851 habían venido paliándose por medio de una serie de No&«x, disposiciones ,siempre parciales, pero que habían logrado algunas mejoras, sobre todo en ,cuanto a la mitigación del excesivo rigor punitivo de determinados preceptos del texto de l%l. A título de ejemplo, entre esta legislación fragmentaria, pueden citarse la Ley federal de 23 de junio de 1904, la Ordenanza del Consejo federal de 12 de octubre de 1915 y las resoluciones del propio Consejo de 12 de mayo y 29 de febrero de 1916, que,, entre otras, dulcificaron y, en cierto sentido, hicieron soportable la aplicación de la Ley de 1851. Pero, claro está, tal especie de legislación parcial supone modificaciones sólo de puntos concretos, nunca de conjunto, y tiene además el peligro de introducir nuevos elementos de confusionismo en la sistemática de un texto legal que ya de por sf es defectuoso, con lo cual la labor del intérprete se ha de ver dificultada y su resultado interpretativo gravemente malparado. Esta situación hace crisis cuando se inicia la gran guerra europea. Si hasta entonces se venía habla.ndo de “insuficiencia” de la Ley de 1851, ahora se la considera totalmente inadecuada. La guerra en el exterior primero, y después la movilización general en el país, hicieron saltar al primer plano de la actualidad las cuestiones relativas al Derecho penal militar y su total revisión, y no solamente en 10s medios castrenses directamente interesados, sino también entre 10s juristas, que manifestaron un gran intcr& ,por las cuestiones de justicia militar y especialmente por la consecución de leyes sustantivas acordes con los tiempos nuevos. No hay que olvidar que por estos años la labor de unificación del Derecho penal común está ya muy avanzada, discuti&dos.c profunda y extensamente sobre el texto del proyecte de Código penal federal. Con ello -se pensaba-, cabía aprovechar muchos de los esfuerzos de estudio y preparacibn del Código común para. su aplicación al Código militar, pues la tesis dominante a la sazón era la de identificar 10s Iproblemas penales en una y otra rama, común y especial, al menos hasta donde su reslpectiva naturaleza. lo permitiese, sosteniéndose que la nueva Ley penal militar habia de basarse en todo cuanto fuese posible en la Ley penal ordinaria. Y evidentemente (como luego tendremos ocasión de ver) esta dirección de 10s esfuerzos codificadores habría de salir triunfante, logrando una asimilación de principios, instituciones y técnicas Jegislativas en un todo análogas a las de la Ley penal comtín. En mayo de 1916, el Departamento de Justicia y Policía en78 NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO cargó al profesor E,rnst H.WTEH (17) la preparación de un anteproyecto de código penal militar. El encargo fue realizado con presteza, presentando HA~R sucesivamente, precedidas de una cuidada exposición de motivos, las tres partes en que su Anteproyecto (48) se dividía: 1.’ Las partes general y especial del futuro Código penal militar, hecha pública el ~“3 de noviembre de 1916. 2.’ El Derecho disciplinario, en junio de 1917; y 3.” Las disposiciones concernientes a la entrada en vigor y aplicación del Código (die Resthnmwgen über Einführung und -4nwendung des Gesetxes), el 39 de marzo de 1918. Estas diferentes “entrelgas” del Anteproyecto vendrían en su día a constituir los tres libros en que el Código quedaría definitivamente dividido. La traducción del Anteproyecto al francés corrió a cargo del profesor Paul Loooz (49). El Anteproyecto de HAFPF)R, ajustado a los lprincipios generales que inspiraban toda la labor de reforma y unifwación de la Ley penal común, aceptando, aunque con las inevitables modificaciones propias de la especialidad penal militar? las líneas hásicas del proyecto de Código penal común de Carlos Sroos, fue recibido con el asenso casi unánime de los especialistas, siendo objeto de una crítica favorable, por estimarse que venía a romper los viejos moldes legales que tenían postergado al Derecho penal militar. El 12 de enero de 1917. el Departamento de Justicia nombró una “Comisión de expertos” integrada por parlamentarios, Oficiales del Ejército y de la Justicia militar y profesores universitarios (ZO), a cuyo examen quedó sometida la obra de HARI’ER. La Comisión, bajo la presidencia del Jefe del Departamento de Justicia, en cuatro sesiones que tuvieron lugar en abril y noviembre (47) Sobre la personalidad científica de HAFTER, catedrático de Zurich y autor del más completo y moderno tratado de Derecho penal de los publicados en Suiza (Lehrbuch des schweizerischen Strafrecht, Allgemeiner Teil, Berlín, 1926, 2: ed., Bern, 1946; Besonderer Teil, con el título Schweizerischen Strafrecht, dos volúmenes, Berlfn, 1937-1943), vid. &úA, ob. Cit., 1, p&. 488. (48) Cfr. Vorentwurf zu einen schweizerischen Militärstrafgesetzbuch mit Motiven (Anteproyecto...), Bern, 1916-1918 (tres cuadernos). (49) Paul LOGOZ,catedrático en Ginebra y magistrado, es autor de un Commentaire du Code p&ul suisse. Partie général, Neuchâtel-París, 1939; Partie spéciale, tomo 1, Neuchâtel-París, 1955. (50) La Comisión estaba integrada por veintitres miembros, asistidos por una Secretaría. Entre los primeros se contaban varios eminentes profesores universitarios: el propio Ernst HABTER, Hans FREY, Alfred GAUT~ER. Max HUBER, Paul Locoz y Emil ZURCHER. La composición y demás datos relativos a la Comisión pueden verse en la Introducción del Mensaje del Consejo federal de 26 de noviembre de 1918, pág. 4 de la edición alemana (Botschaft des Bunokw-ates an die Bundssversammlung zu einem Gesetzesentwurf enthaltend das schweizerische Militärstrafgesetzbuh, sin fecha ni lugar de edición). 79 JOAQUIN HERNANDEZ OROZCO cle 1917, enero y mayo de 1918: realizó un profundo examen, en doble lectura, del Anteproyecto. Para la emisión de informe 9 resumen de la labor de la Comisión, se nombró y reunió un Comité de redacción (51), que habría de ultimar el proyecto. Finalmente, el 3(i de noviembre de 1918, se transformó en Proyecto del Consejo federal, que con su Mensccje (52) a la Asamblea de dicha fecha, precedido de upa introdurción p una amplia exposición dta motivos (setenta páginas) .propone el Proyfdo de CkZic~o penal nll’litar sllixo, refrendado por Colonderl Presidente de la Confedpración, y Schatzmann, como Canciller. El Proyecto, que constaba de 234 artículos distribuídos en tres libros, fué aprobado con ligeros retoques, el 13 de junio de 1927, entrando en vigor el nuevo Pódi.go pt%air militar el 1.” de enero de 1992. ITDEd GENERAL SOBHE EL COSTENIDO Y ESTRCC’N’KA DEL CODIGO PESAL MILITAR El nuevo Có&go pena.1 milita*; que entró en vigor el 1.” de eRero ilp 1918 lart. ZN), habia Nido elaborado, según se ha visto. siguiendo las líneas generales de la reforma. v unifiracián de la lcpislacibn penal común, cou amplia intervención en los trabajos preparatorios de un gran número de personalidades y penalistas insignes que, a la vez? venían dedicándose a los trabajos de codificación común. En cuanto a la oportwzidud de la promulgación del Código penal militar baste señalar que hasta tal punto se consideró urgente, que, para su inmediata preparación, desde 1922 se interrumpen los trabajos parlamentarios en torno al proyecto de C’ódigo peoal comrín (53) para dar mayor impulso a los de codifiración militar, no rèanudáudose aqudllos hasta el año 1923, es decir, una vez concluso y promulgado el Código penal militar. Esta intima relación de ambos cuerpos legales, común y militar, v su asimilación en cuanto a 10s principios inspiradores: hacen que muchas de las críticas favorables que del primero se han hecho sean perfectamente aplicables al segundo. (51) Presidido por el Jefe del Departamento de Justicia y Policfa, e integrado por HAFTER, los Jueces federales Smos y KIRCAHOFER y los Dmtores KALVZR, ticoz y KAESLIN. (52) Message du Conseil fh%ral à PAssemblke f&&aZe conceTmnt ,612 projet de C0d.e pknal militaire suisse, de 26 de noviembre de 1918. La edición que hemos consultado es la ya citada alemana (vid. nota 50). (53) Trabajos que habían entrado en su fase de discusión parlamentaría desde que el Consejo federal propuso su “Proyecto de C6digo penal suizo”, el 23 de julio de 1918. NOTAS SOBRE BL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO Las críticas fawrables del Código penal militar -es curioso señalarI+ han venido incluso de los campos m& dispares. No Rolamente de grandes cultivadores p partidarios decididos de la sustantividad del Derecho pennl militar, como por ejemplo, Cro~lcs CARNPiIRO f%), sino también de autores no sospechosos precisamente de Iparticular afecto al Derecho militar. como JI&N~ I>TC Asúa 1(55), quien xi en t4rminox generales critica el que la jurisdicción militar conozca tIe delitos comunes, en cambio, en el caso concreto del CMigo penal militar suizo? todo son elogios, siendo así que este Código es? Iprecisamente. un caso típico (como luego habremos de ver) de incorporación de delitos comunes a un Código militar. Se confunden, en el fondo, características procesales u orgánicas de la jurisdicción militar con elementos ewncialmente sustantivos, lo cualI en principio, no parece admisible. Dejamos constancia aquí de esta curiosa ciwunstancia, que no ex demosI)~msa (?iti)--. sino trativa -como lia dicho el profesor Kar)~ícr-m de un hecho: que los problemas de Derecho penal militar han venido siendo tratados siempre o casi siempre a trav& de fuertes cargas emocionales derivadas de la personalísima posición de los diversos autores. En realidad. unido al hecho de que para los comparatistas el Derecho suizo, de tipo germánico, pero con personalidad propia, “reviste, en general, un gran interfk cienttico” (57), por lo que respecta concretamente al Código penal militar, está también la circunstancia de la paternidad de Qgura tan eminente como la de Hsapm, con su antecedente no menos insigne de S’1’006, con lo que el a.rgumento de autoridad ha venido sin duda influyendo en IOR juicios criticos que del Código penal militar se !han ‘hecho. IMuciendo las alabanzas del texto a sus justos límites, puede decirse que el Código penal militar, inspirado, en definitiva, en la dirección político-criminal lisztiana, con amplio margen de arbitrio judicial frente a. la rigidez, casuísmo r dosimetría en la aplicación de las penas de &poca anterior; con la incorporación de inst.ituciones, como la condena. ~~ libertad condicionales, generalmente admitidas en leyes especiales; con la introducción, junto a las penas ,propi,amente dichas, de las medidas de seguridad: con (54) Para quien -por ejemploel mismo Anteproyecto y su exposición de motivos “son la maravillosa contribución de Ernst HAFI-ER que CARNEIRO: todo jurista militar debe consultar” (Mário Tiburcio Gow Des rapports entre l’action pt%ude et l’action disciplinuire et des limites de respectives des deux actions, en “Recueils de la Sociét6 Internationale Droit Pénal Militaire et de Droit de la Guerre”, 1, Strasbourg, 1960, página 83, nota. 5). (55) Para quien el C. P. M. suizo es “un Código nuevo y muy ade lantado” (í%SÚA,Ob. cit., I, pág. 475). (56) En sus explicaciones de clase, en curso anterior (Escuela de Estudios (57) Jurídicos del Ejército). SOLÁ CARIZARES, ob. cit., pág. 206. .JOAQIX’l HERNANDEZ OROZCO la mejora de la sistemA.tica, ya conforme a unos principios técnicode una parte general en sentido juridicos ; con la introducción propio, etc., resulta, en efecto, merecedor de alabanaa. Especialmente por lo que respecta a la Parte general, hasta el extremo de que ésta, representa hoy desde un punto de vista comparativo la posibilidad de encontrar en muchos problemas debatidos una base sólida para una ley penal militar uniforme (33). En cambio, a la Parte especial podría hacérsele. ya desde abora? un reparo general. Supone un procedimiento de técnica legislativa defectuosa al repetir, en un mismo ordenamiento juridico, definiciones penales estampándolas en dos textos penales diferentes, tipificando así por partida doble un mismo delito: para sancionarlo también por partida doble con la misma pena. Y esto es lo que ha.ce el Código penal militar en su Parte especial (parte segunda del libro primero). en la que se rewgen, il partir de su capítulo VII ‘(s‘crímenes o delitos contra la rida o la integridad corporal”) una serie de delitos comunes til+ficados ya en el Código penal ,común, con el que coinciden, las más de la,s veces literalmente, las ddniciones de los distintos tipos delictivos. Tal por ejemplo, por no citar más que un caso! ocurre con la definición del homicidio o las lesiones t.59). El Código penal militar de 192’7 ha sido objeto de algunos retoques, si no profundos, sí bastante extensos,, por Ley federal de 1X de junio de 1941, que pretendió su mayor adaptación al Código penal común de 1937, y por la Ley federal de 53 de diciembre de 1930. Entre las disposiciones ‘comlplementarias del código penal militar se pueden citar: Ordenanza de 27 de diciembre de 1927 (a) sobre libertad vigilada de 10s condenados que disfruten de la suspensión de condena; Ordenanza de 17 d’e abril de 1946 ‘(61). dictando normas para la ejecución en la esfera militar cle las penas de prisión; Ley federal de L? de junio de 1950 (6?;), sobre protección penal de obras y establecimientos militares ; Decreto (le1 couxejo federal de 2s de diciembre de 19.50 (Ca)’ que desarro’ll;\ la (58) %gLín RoDRfoUm DEVES.4,el profesor JEXHECK tuvo ocasión de manifestarle que los alemanes habían venido haciendo varios intentos sobre los franceses para llegar a una Ley penal militar uniforme, partien- do precisamente como modelo para la Parte general de la del C. P. M. SUiW. (59) Homkide, nteWWe, C. P. M. art. 115, idéntico al art. 111 del Código penal común; assassinut, C. P. M. art. 116, párrafo primero, id&tico al 112 del C. P.; 1bsi0n~ corporelles, C. P. M. art. 121, en SUS tres parrafos, idéntico al 122 del C. P.; y los ejemplos, sobre todo con la redacción del C. P. M. conforme a la Ley de 13 de junio de 1941 de adaptación al C. P., podrfan multiplicarse. (60) R. 0.. 43, pag. 375. (61) R. O., 62, pág. 474. (62) R. O., 195% pág. 1519. (63) R. O., 1950, pág. 1523. 82 NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO ley anterior; Decreto del Consejo federal de 13 de mayo de 1951 (64) dictando normas para los casos de delitos contra el honor (65). El texto vigente del Código penal militar se compone de 23’7 artkulos, o por mejor decir, alcanza al art. 237, puesto que, en realidad, aun contando con altguno derogado (como los arts. 21 TX27), son más, puesto que las reformas ulteriores a su promulgación han introducido artículos duplicados. couserwllclo no obstante la correspondiente numeración (66). Se divide el Código penal militar en tres Eibwa, bajo las rfibrimilitar. II. Disposiciotres rel&ima.s a l«s cas de: 1. Derccl~o pral infracciones discipì2~la1~i«s (arts. 180-21~4); y III. Is’mYada. en. ì%/o/~ y aplio&t)h del CódQo (arts. 21,5-2X7). El lisbro 1, R su vez, viene dividido en dos pwtes: primera, DisyenernJes (arts. 1.“~Cto),y segunda, De los diversos criposiciones meaes y delitos íarts. 61-179)’ que integran? respectivamente, Ia Parte general v la Parte especial, con la particularidad de que, en la división triapartita que de las infracciones adopta el Código penal militar, en esta parte especial se comprenden los crímenes y delitos, remiti&dose las contravenciones o faltas al libro TI. La Parte general se compone de tres capítulos: 1.” Aplknción de la Ley penal (arts. lo-g.“), que, tras establecer el principio de legalidad, regula el ámbito personal, material, temporal y territorial de la aplicación de la Ley ‘penal militar. 2.” Condiciones (EP (arts. 9.’ bis-26), en el que se contiene la definición punibilidud del delito y su clasifkación, putnbilitlatl regulación disminuida e inimputabilidad de edad, reserva de las actiones de la imputabilidad, im- : enfermedad mental. miliberac! in cxww, medidas noría de seguridad para los inimputables; de la cul’pabilidad, delfinición del dolo y la culpa, error de hecho y de derecho, obediencia debida: grados de ejecución de la infracción, tentativa p desistimiento en la tentativa. delito frustrado (67), arrepentimiento activo? delito imposible (68) ; grados de participación, inducción, complicidad -7 comunicabilidad de las circunstancias personales : causas de justlhcación, legítima de’fensa y estado de necesidad ; p 3.” Penas y otrm medz&as ((arts. 27-W), que Ngula el catRlogo de las penas, su duración y ejecución; la libertad condicional; la condena condicional o suspensión condicional de la condena; límites de la R. O., 1951, pág. 457. (65) Difamación, calumnia, injuria, etc., delitos comprendidos en los articulo6 145 .y sigs. del C. P. M. (66) Asi, los arts. 11 bis, 19 bis, 29 bis, 136 bis, 148 bis, 155 bis, 179 bis, 232, bis, 232, ter, 232 quater y 232 quinquies. (67) La versión alemana del texto, arts. 19 y 19 bis, en lugar de la terminología francesa de “tentative” y “delit manqué” emplea las coe “incompleta” (vollendeter und rrespondientes a tentativa “completa”” unvollendeter Versuch) . “tentativa inidónea” de la versión alemana (un(63) Délit impossible; tauglicher Vemuch) . (64) 83 JOAQUIN RERNANDEZ OROZCO pena de multa y su estinción, pago aplazado: peuits accesoriwLN, expulsión del Ejército, degradación, deztitnci6n, privación de derechos cívicos, extrañamiento: ciertas mwlidaw, corno el comiso o la rextitnción o reparación de ‘perjuicios; reglas psra la determinatiím de la pena, arbitrio judicial. atenuantes facultativan v sus thfectos, agravantes, reincidencia “internacional”, conrurno de delitos y concurso cl42leyes: ahonn de prisión preventiva, v. tinnlmente, la prescripción de delitos y penas y la rehabilitación. 1~ Pcrrte c*pwUrl. segunda parte del lihro It view tlivicli(la 4211 quince capítulos, cuyas respectivas rírbricas son : 1. íwwóoMinw,Wln tarts. 61-G) (69i~,que castiga la desobediencia, vía29 de hecho y amenazas. sedición (~nt~finrr*~~~)y el concierto para cometerla. III. ViolaMonc.v de los deberes del x@G&o jartw. ll>-801. cobardía. capitulación indebida, delitos del centilena, violación dtl secretos, etc. del dfzbrr 42%;YQh- (arts. Pl-83). witw t~llax TV. Infrntiorwn la deserción y demás ausencias injustificadas. contra ih defenw &onal y oonfw h pov. Imfraccimes deft?nsil;a delpa& (arts. 86107) (,To), como son la traifek.ali.dad ción, la violación de secretos que afectan a la defensa nacional, sabotaje, ‘prcqagación de informaciones falsas, violación de 1s neutralidad o actos que la comprometan, espionaje en perjuicio de un Estado extranjero, automutilación, etc. VI. ~nfrwcioîws cometida8 en .perra contra. rl lkwv91~» dc gente8 (arta 1.08-114)’ donde se castiga el empleo de medios illcito0 de guerra, la violación de los acuerdos internacionales, el ahso o uso indebido de los signos T emblemas d%lla Cruz Roja J demás internacionales, los actos de ‘hostilidad contra personas F cosas por ellos protegidas, la ruptura de armisticio, malos tratos a parlamentarios, etc. VII. Crimenes 0 delitos colztra. la Gda. 0 la in.teyrZrEad corporal íi~rtículos 115-12~8) (71), homicidio, asesinato, iucitac%n y auxilio al (69) Mientras el texto francés lleva la rúbrica In..subo&n&i~, el alemán encabeza este capítulo 1 con el epigrafe Vergehen gegen die Pflicht der militärischen Unterordnung, que vendria a corresponder a “infracciones contra el deber de su@rdinación militar”. (70) El texto franc6s dice hfractiom centre la défense n&ion&e et centre Ea puissance d6fenstve du Po@, y el alemán Vergehen gegen d& L,andesuerteidigurrg und gegen die Wehrkraft des Landes; es decir, cr& menes o delitos contra la defensa del país y contra la potencia militar de la nación. (71) Se corresponde este Capitulo VII con el título primero del 11~ bro II del Código penal de 1937, que lleva la tibrica de ~~~~~~~~~ contra Za vi&2 y Ea integrihf CorporaZ, arts. 111-136. NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO suicidio, lesiones, provocación a duelo. homicidio o lesiones en riña, etc. VIII. Grírnen438 0 cleliton contra rI ptrim4mir, (artículos 12!1160) (72). IX. Cohecho y ~pd4n d-f5v/e«/ (ah 1*1-1ti,. que comprentle la corrupción activa y piwiva, ,wí como la admisión de dávidns. X. Delitox contm el IIOMW (arts. IG-lti bis) (73). que sanciona la difamacií)n. la calumnia j- la injuria. XI. Crívwncn 0 delitos coatrn la. libWtn4Z carts. lH-132) (74). amenazas, coacciones, detenciones ilegales, violación de domicilio. XII. Crámenen o delito8 [email protected] la. hmcstidad (arts. 15% 159) (‘75). que castiga la violación, atentados al pndor. homoxesnalismo y escándalo pdblico. XIII. Cátnew.9 0 delito8 de peligro r~okctko (am. IGO1’71) (76). que sanciona el incendio, uso de explosivos o gasrx tóxicos con fines delictivos, o por negligencia, su fabricación indebida, inundación, daños en instalaciones eléctricas o hidráulicus. propagación de enfermedades, etc. XIV. Falaificrrtin dc doorrncntos (“Fanx dans ks titrrs. 1’~ knndenfSlschung’*) (7’71, arts. 173175. XV. íkhw?~8 o delito8 COntrfZ la ~4dm.i&8t~Ylci~ír~ dc .Ttl-vtioia {arta. 176-179 bis) (78). V BIBLIOGRAFIS DE INTRODUCCION La presente lista bibliogrfifica no 8610 no es exhaustiva -ni podía pretender serlo-, sino que, muy al contrario, puede ser considerada como notoriamente incompleta por el nfimero de au(72) Código penal común, título segundo del libro II, Infracciones contra el patrimonio, arts. 137-172. (73) Código penal común, tftulo tercero del libro II, DIZits centre Z’honneur.... arts. 173-179, que castiga la difamación, la calumnia, la injuria y la violación de secretos privados. (74) Código penal comñn, tftulo cuarto del libro II, CYimes ou délits centre Za liberté, arts. 180-186, que comprende las mismas figuras delictivas. (75) Código penal, titulo quinto del libro II, Znfractions centre les moeurs, arta 187-212. (76) C. P. M., Crimes ou d6lits créant un danger collectif, rúbrica idéntica a la del título séptimo del libro II del Código penal común (artítulos 221-230). La versión alemana del C. P. M. dice “infracciones de peligro común” (gemeingefährZiche Vergehen) . (77) Código penal comen, título undécimo del libro II, Faux dans les W-es, arts. 251-257. (79) Cbdlgo penal combn, tftulo decimo&ptimo del libro II, Crfmes ou délita centre 1’Administration de ta Justice, arts. 3003311. 85 JOAQUIN HERNANDEZ OROZCO tures recogidos e, incluso, irregular por la desigual calidad de los trabajos reseñados. Pero si, efectivamente, no resistiría una crítica seria, en cambio creemos que es lo suficientemente indicatizìa de la ,producción suiza en torno al Derecho penal militar, sirviendo ‘para mostrar el interés que la doctrina hu dedicado y viene dedicando a sus temas centrales. Buena prueba de 410 es, por una parte, el hecho de que los penalistas más destacados no desdeñan su dedicación al Derecho militar; por otra., el crecido número de tesis doctorales universitarias que se ocupan de Derecho penal militar. Si, además, puede ,ser útil a quien pretenda realizar ulteriores estudios sobre el Derecho penal militar suizo, suministrándole algunas informaciones de introducción b?bliográfica, estimaremos cumplidamente realizada su finalidad esencial, que no ,podía ser otra, dado el carácter de estas n,otns. 1. Una cn la bibliografía obra prende de una las Derecho completa bibliografías penal ., que de militar es citaremos trabajos en generales de suisse (Sociedad la más cuatro Derecho contenida tarde. suizo, entre 1948; en Recht. Droit alemán Suiza de Librerías). Biùliographie générale des sciences historiques, économiques et sociales, Librairie Recueil Sirey, tres suplementos volúmenes lengua - y francesa desde - 1934, La en anuales; “ZSR”, ‘ZSR” 1935, publica recoge toda la bibliografía juriParís. suiza 1880. Ubersicht RIGGENBACH: Jnhre las y francés. - A. GRANDIN: diques: politiques. en Com- lenguas. señalar: Schweizerisches Zurich, de Kommentar.. bastante están conviene - específica COMTESSE: relación Además, que BIBLIOGRAFfAS d. Literatur über págs. sigs. 371 y anualmente una Recht von schweizerisclles lista de obras y artículos de reyista. - OFTINGER, bibliografía todo de Derecho civil jurídica compnrndo. 2. ~1 texto verse en @u?s 9-76, dificaciones oficial, la en publicación seguido llevadas versión oficial de Suiza trad. TEXTOS en René Madrid, David: Tra- 1953. LEGALES francesa, (N general, española, del Código .O A 61 f) Justiee penal militar, puede Pénale Militaire, pá- otras disposiciones complementarias y con las mopor las Leyes de 1941 y 1950, citadas antes. a cabo . NOTAS SOBRE EL DERECHO 3. COLECCIONES PERIÓDICAS PENAL MILITAR DE LEYÓ v SUIZO ~ums~nuDENcL4 - Bereinigte Sammlung des Bundesgesetze und Verordnungen. Reczreil Systématique des lois et ordonnances, Bern, 184&1947. - Amtliche Sammlung des Bundesgesetze und Verordnungen. Recueil Officiel des lois et ordonnances. - Bunderblatt. Feuille jédérale. - Amtliche Sammlung der Entscheidungen des schweizerischen Bundesgerichts. Recueil Officiel des arrêtes du Tribunal Féddral, desde 1885, Lausanne. - Entscheidungen litaire de Cassation des Militärkassationsgerichtes. (Resoluciones del 4. Interesa - citar Recueil Tribunal Tribunal Militar de mi- Casación). REVISTAS aquí: Schweizertsche Zeitschrift für Strafrecht. Revue Pénale Suisse (ZStR) , Berna. - Revue Militaire Suisse (RMS). Zeitschrift fiir schweizerisches Recht Revue Internationale o?e Criminologie (ZSR), Basilea. et de Police Téchnique. Gi- nebra. - Schweizerische Juristenzeitung. Revue suisse de jurtsprudence (SJZ) Zurich. 5. a) OBRAS DOCTRINALES SOBRE DERECHO PENAL MILITAR Generales - COMTESSE:Das schweizerische penal militar - suisses, 795) ; mero - Kommentar (La Ley 1946. 1, Sources. Apercu 793) ; III, Champ d’application de droit matériel (idem. (Fiches id., nú- Organization judicioire (ídem. íd., núm. 796). (Fran$ois): Le champ d’application du Code pénol militaire, tomo 41, 1928. HAFTER (Ernst): gesetzbuch Bern, Militaire; núm. Militirstrafgesetz. Zurich, IV, GUISAN “ZStR”, - Comentario), Droit Ptkal GAY: Juridiques en suiza. mit ru einen schweizerischen Vorentwurf Motiven (Anteproyecto de Código penal Militärstrafmilitar suizo), 1918-1918. - I%WCER (Ernst): Avant-projet du Code pénal militaire suisse avec motifs. traducciOn francesa de Paul Loooz. 1919. HILTY (Carl) : Das eidgenössische Militärstrafrecht (El Derecho penal militar confederado), genoasenschaft”. - KAEGI (M.): VO Código en IV, penal “Politisches Jahrbuch der achweizerischen Eid- 1889. Das neue schwetzerische militar suizo), en “SJZ”, Militürstrafgesetzbuh año 24. (EX nue- , . JOAQUIN HERNANDEZ OROZCO tesis, Lausanne, 1918. - KRAFFT (Edouard) : Justice Militaire, - IAOGOz (Paul) : VeTS Un nOUVeaU CO& p&aI militaire SUk%Se, en “ZStR”, vol. 30 (1917), pág: 22’7-239. - MAUNOIR (A.) : Le nouveau Code pénal mililaire, en “RMS”, 1927-1928. im Kriege, en “ZStR”, - PFENNIIGGER (H. F.): Das Miltiirstrafrecht volumen 55 (1941). - SCHUMACHER (Félix): Das Geltungsúereich des schweizerischen MiZitürstrafgesetzes (El ámbito de aplicación de la ley penal militar suiza), tesis, Friburgo, 19351936. - STEIGER (R.) : Das Strafssystem im schweizerischen Militärstrafrecht (El sistema penal en el Derecho penal militar suizo), tesis, Berna, 19221923. - WUST (E.) : Einige FTagen des schweizerischen Militärstrafrechts (Algunas cuestiones de Derecho penal militar suizo), en ‘.ZStR”, vol. 28 (1915). Zum Vorentwurf eines schweizerischen Militiir- ZURCHER (Emil): strafgesetzbuches (El Anteproyecto de Código penal militar suizo), en “ZStR”, vol. 30 (1917). b) SoDre algunos temas particulares - BAER (W.): Der Ausschluss aus der Armee. nach schweizerischen Recht (La expulsión del Ejército según el Derecho suizo), 1941. - BERLI (Hans): Notstand und Notwehr in schweizerischen Militärstrafrecht (El estado de necesidad y la legítima defensa en Derecho penal militar suizo), Zurich, 1925. - BOSSART: Ausschluss aus der Armee Zlung Dienstpflicht und Ausschluss van &T, nach schweizerischen Recht (La expulsión E~fü- del Ejército y la exclusión del cumplimiento del servicio militar obligatorio, según el Derecho suizo), Friburgo, 1937. - EB~RLE (Karl): Der Militärische Befehl als SchuldausschZies~ngsgrund im schweizertschen &Zilitärstrafrecht (La orden militar como causa de exclusión de la culpabilidad en el Derecho penal militar suizo), tesis, 1930. (La - ERST (Wilhelm): Das HondelU auf Befehl im Militürstrafreeht obediencia debida en Derecho penal militar), tesis, Zurich, 1923. - EUOSTER (J.) : Die TOdeSStTaje im schweizertschen Militärstrafrecht. en “Revue de Droit Penal Militaire et de Droit de la Guerre”, I-2 (1962), Bruselas; pags. 219 y sigs. La traducción francesa de este artículo puede verse en “Ftevue Internationale de Criminologie et de Police Téchnique”, 1982, núm. 4 (octubre-diciembre). págs. 293 y sigs. - GANTENBFZN (Hsns): Die Behandlung von Trunkenheit und Trenkenheitsdelìkten in schweizerischen MilitÜTStTafTeCht (El tratamiento de la der embriaguez y de los delitos suizo), tesis, Ba-Il, 1933. - GUGGER: Der Missbmuch de embriaguez der ?iMt&ischen 88 en Berecho Dienstgmqalt penal militar nach schwe& NOTAS SOBRE EL DERECHO PENAL MILITAR SUIZO zerischen und deutschen Militärstrafrecht (El abuso de la autoridad militar conferida para el servicio, según el Derecho penal militar suizo y el alemán), tesis, Bern, 1911. - GYSIN (Kurt) : Toddestrafe und todeswiirdige Verbrechen in schweiterischen Militärstrafrecht (La pena de muerte y los delitos sancionados con muerte, en el Derecho penal militar suizo), Aarau, 1953. - LEMP (Paul) : Die Abgrenzung des Rechtsirrtums von &r irrigen Vorstellung über den Sachverhalt in der Rechtsprechung des Militärkassatiansgerichst (La delimitación del error de Derecho respecto a la repr$esentación errónea de la situación fáctica, en la jurisprudencia del Tribunal Militar de Casación), en “ZStR”, 1960, págs. 404-414. MEIER (L.): Der militärische Strafvollzug im schweizertschen Militürstrafrecht (La ejecución de la pena en el Derecho penal militar suizo), tesis, Zurich, 1942. MULLER (Walter) : Schweizerisches Seestrafrecht (Derecho penal marítimo suizo), en “ZStR”, 1955, págs. 142-165. SCHAERER (F’rédéric) : Le Droit pénal aérien suisse, en “ZStR”, 1955, páginas 168185. TURNES (Flurin) : Begnadigungsrecht und Begnudigungsverfahren. bef Todesstrafe im Militärtrafrecht (El derecho de gracia y su procedimiento para la pena de muerte en el Derecho penal militar), tesis, Bern, 1945. WALTHER (Albert): Die Todesstrafe im Militärstrafrecht (La pena de muerte en el Derecho penal militar), tesis, Zurich, 1934. c) Sobre Derecho disciplinario, en particular. - EUGSTER (J.): Les rapports entre l’exercice du Droit penal et du Droit disciplinuire en Droit militaire suisse, en “Recueils de la %eiét@ lnternationale de Droit Pénal Militaire et de Droit de la Guerre”, 1, Strasbourg, 1960, págs. 219 y sigs. - Dnzz: Disziplinarstrafrecht (Derecho penal disciplinario), Rastatt, 1916. KELLER (Max): Das militärische Disziplinarstrafrecht der Schweiz (El Derecho penal militar disciplinario de Suiza), tesis, Zurich, 1943. - STEINZR: La répression des fautes de discipline. en “RMS”, 1956, páginas 470 y sigs. - SULSER (Mathias): Der leichte Fa11 im schweizerische Militärstrufrecht (La falta leve en el Derecho penal militar suizo), 1942. - ULDRY (Albert): Le Drait disciplinaire dans le Co& penal militaire. Lausanne, 1944. WEBER (Rudolf) : Das militätische Disziplinarstrafrecht (El Derecho penal disciplinario mihtar), Zurich, 1956. - WEHRLI (E.): Zu dem Fragen des Disxiplinarstrafrechtes (En torno a la cuestión del Derecho penal disciplinario), en “Allgemeine Schweizerische Militkzeitung”, Bern, 1928. - WENGEN: Truppenoffizier-Disziplinarstrafforderungen in Militärstrafrecht (El oficial de tropas. Exigencias penales disciplinarias en Derecho 89 JOAQUIN HERNANDEZ OROZCO penal militar), en “Schweizerische Monatschrift für Offiziere aller Waffen”, 1943, págs. 155 y sigs. - ZOLLINGER:Die Handhabung der Disziplinarstrafgewalt bei der Truppe (La aplicación de la autoridad penal disciplinaria en las tropas), Bern, 1916. d) Tareas de codificación Además de los ya citados trabajos de HAFTER, Loooz y ZURCHER (vid. supra, apartado a), deben consultarse: - Botschaft des Bundersrates an die Bundesversammlung zu einen Gesetzesentwurf enthaltend das schweizerische Militärstrafgesetzbuch. Message du Conseil fédéral d Z’AssambZée fédérale concernant un projet du Corle pén.aZ militaire suisse, de 26 de noviembre de 1918, ya citado. - Amtliche stenographisches Bulletin der Bundesversammlung. Bulletin sténographique officiel de Z’AssambZde fédkrale (1921-1926). - ZStR (1905-1927). - Allgemeine Schweizerkche Militärzeitung, Bern. - Message du Conseil fédéral à Z’Assamblbe ft?dkraZe concernant Z’adap tation du Code p&.al militaire suisse et de Za loi sur l’organisation judiciaire et Za procedure penale pour 1’Armée fédérale au Cods pénal suisse, de 20 de septiembre de 1940. LAS GARANTIAS INDIVIDUALES EN LA JURISDICCION CASTRENSE MEXICANA por Octavio VEJAR VAZQUEZ EKET’E SWl’IC‘l~\ SC)l:HE EL SHR~I~CIO MILITAR DE JUBTICIA dr Ukico est~ublece cn el art. 13 que na1. La Chistitnr.ií>n die ,puede ser juzgado por leyes privatiras ni tribunales especiales, por razonrs filosbficas y empíricas que la doctrina jurídica estudia.: tleclara que subsiste rl fuero de guerra para los delitos p faltas contra la disciplina militar, pero en ninghn caso y por ningún motivo los tribuna& militaes podrán extender su jurisdicción sobre personas que no ‘pertenezcan al Ejército. Como consecuencia la ley Orgánica del Ejército Nacional crea el ~S~ervicio de Justicia Nilitar para la averiguación y castigo de los delitos contra la disciplina castrense. (Arts. del 44 al 48.) La reglamentación de estos preceptos legales se hace mediante el Código de Justicia Militar que contiene normas sobre organización y competencia de los tribunales, sobre los delitos de su conocimiento 7 sobre los procedimientos para juzgarlos. Dicho ordenamiento legal, R diferencia de algunos extranjeros. no regula por separado el tiempo de paz y el tiempo de guerra y. encomiend;l :I elementos letrados 1;1 <*iIsi totalidad de las funclones. (Artículos del 1.” al 36.) Wlitar se administra: 1. La Justi& aj Por el Supremo Tribunal Xlitar. b) Por los Consejos de Guerra Ordinarios. cl Por los Consejos de Guerra Extraordinarios. dj Por los Jueces Militaren. 91 OCTAVIG VEJiiR VAZQUEZ El Supremo Tribunal Militar se integra con cinco tuirmhros: Un General, militar de guerra que actúa como presidente, y cuatro de sewicio. ahogados con jerarquía de Generales, militares Los Consejos de Guerra CTdinarios s,~ componen con un presidente, General o Coronel y cuatro vocales con categoría de Mayor a Coronel, todos militares de guerra. Estos Consejos son permanentes. Los Consejos de Guerra Extraordinarios, que solamente fnncionan en campaña, se constituyen? en cada caso, con cinco militares de guerra, que son seleccionados por sorteo entre los de igual o mayor grado que el reo, dependientes del Comandante facultado para convocarlo. Sin embargo, en situaciones de sitio o bloqueo pueden creasse Consejos de Guerra Extraordinarios que actúen mientras duren aquBla8. Los Juzgados están a cargo de un juez con jerarquía de General, y un ~secretario con grado de Teniente Coronel: ambos militares de .servicio. El número de Juzgados queda al arbitrio del Uto Mundo. ya se trate de los territ.oriales o de los incorporados R grandes unidades. Son auxiliares de los tribunales militares los jueces penales del orden común y el Cuerpo Médico Legal Militar. (Artículos del 57 al 77.) delitos contra la disciplina militar: Los propiamente militares que ~1 C6di:go de .Junticia Militar crea. b) Los del orden común cuando un militar los comete en circunstancias que esa misma ley determina. El Supremo Tribunal Militar juzga de las competencias de jurisdicción que surjan entre los jueces; del recurso de apelación ; de la libertad ,preparatoria ; de la retencibn, y de la responsabilidad de los funcionarios judiciales del Fuero. El Consejo de Guerra Ordinario conoce de todos los delitos contra la disciplina militar, exceptuando loa que son de la competencia de los Consejos de Guerra Extraordinarios y de los jueces militares. El Consejo de Guerra Extraordinario conoce solamente de los delitos sancionados con pena de muerte. Los jueces militares instruyen todos los procesos y fallan los que corresponden a delitos contra la disciplina militar sancionados con pena hasta de un año de prisión.. Son a) 92 LAS GARAhTIAS INDIVIDU.4LRS EN LA JURISDICCION CASTRENSE MMICANA Los jueces penales del orden comtin actúan como auxiliares en lar zonas en que no ha,v juez militar, solamente a solicitud del Ministerio público militar ;r para determinar la sprisiF>n preventiva n la libertad ~provisional. (Artículos del 39 al 45 y del 78 al 84.) El. art. TI de la Constitución incluye como garantía prweaal que toda causa se inicie s desarrolle a petición del Uinisterio público al que incumbe de manera exclusiva el ejerckio de la acciím penal. En tal virt.ud, el Código de Justicia Militar crea con tal objeto esa. institnci<‘n de abogados militares de servicio. Para que el Jlinisterio pfiblico pueda cumplir su minih tiene bajo su mando a la Policía Judicial Militar. Esta Policía SC integra: a) Con un Cuerpo ,permanente. b) Con los militares que por virtutl de su comisión destîmpeñai1 accidentalmentc~ esas funciones. Estos militares son : los Jefes v Oficiales de Servicio de vigilancia, los Capitanes de cuartel y Oficiales de día, los Comandantes de guardia :- los Comandantes dc armas, partidas o destacamentos. Por ser la base del proctxlimiento criminal, el Blinisterio público 7 la Policía Judicial pwctican las diligencias tendientes a la comprobación del cuerpo del delito. Para ello el Ministerio público militar cwnt:t también con un laboratorio cientUico de investigaciones. 1hWENS.4 JIE OFICIO (Artículos del 50 al 56.) Atendiendo a que la fracción TX del, art. 20 constitucional previene que el acusado siempw será oído en su defensa ‘por sf n por persona que lo represente, el Código de Justicia Militar establece un Cuerpo de Defensores Militares para el caso de que el acusado no tenga o se niegue a nombrar persona que 10 defienda. JUI:ISI WCIóX I~ISCIPLISARLi GCBERSATIVA (Articulos 27 y 34 a 37 de la ley de Disciplina, y del 1 al 16 del Reglamento de los Consejos de Honor.) Todo el que infrinja un ,precepto reglamentario se hará acreedor a una sanción disciplinaria. La superioridad tiene, entre otras características, la facultad de corregir. y. por tanto, el que ía 98 OCTAVIO VEJAR VAZQUEZ ejerce, jerárquica o de cargo, tendrá derecho a imponer correctivos disciplinarios. Estos son: la amonestación y el arresto. La reprensión está prohibida por ser contraria a la dignidad militar. La amonestación es la advertencia que el Superior hace a su inferior de la omisión o defecto en el cumplimiento de sus deberes orientando su conducta a fin de que no incurra en falta. El arresto es la reclusión de uno a quince días que impone el Superior al inferior, <con o sin perjuicio del swvicio, y segím la jerarquía lo cumple en sn alojamiento, en el cuartel 0 en la guardia de prevención. La graduación del arresto queda a cargo del Comandante de la unidad, dependencia o fracción, atendiendo :I la gravedad de la falta, a la jerarquía, a los antecedentes del infractor y a las demás circunstancias del caso. El arresto se impone por escrito, salvo en las clases de tropa! y se comunica. n quien debe Igraduarlo. La extralimitación del Superior es castiga.da y aún puede ser motivo de Iprocesamiento si llega a constituir abuso de autoridad. Cuando la falta es contra la moral? la dignidad militar o el prestigio del Ejército o de sus Cuerpos, establecimientos o dependencias, corresponde su conocimiento al Consejo de Honor que actúa permanentemente en cada Cuerpo, establecimiento o drpendencia militar. La sanción puede consistir en arresto o en cambio de comisión. El procedimiento es breve. El presidente nombra a un Oficial para que lleve la voz de In acusación y requiere al infractor para que designe a un Oficial de su mismo Cuerpo o dependencia para que lo deíienda. En una sola audiencia se le dan a conocer los cargos contra él? se reciben las declaraciones de testilgos y los dictámenes de peritos; se oye en su defensa al acusado y se fallo. Del acta que eI secretario levanta, se envía un ejemplar a la Secretaría de la Defensa Xacionnl dando cuenta de la resolución dictada. El Código de Justicia Militar dispone que los funcionarios del Servicio de Justicia Militar tendrán facultades pa.ra imponer a sus subalternos amonestación o arresto, en los términos de la ley de Drsciplina, por las faltas que cometan en el desempeño de sus cargos y aun solicitar del Alto Nando un cambio de adscripción. (Artículo 92 del Código de Justicia Militar.) a) Es un derecho de garantía en el doble sentido de protección y salvaguardia de los intereses del reo castrense y de .los intereses de desenvolvimiento del Ejército p su orden jurídico 94 LAS GAF4NTIAS INDIVIDUALES EN LA JURISDICCION CASTRENSE MEXICANA disciplinario; es decir, trata de armonizar los intereses del Ejército perturbados por el delito y los intereses del reo castrense perturbador de aqu&los. b) SU normativa está inspirada en el sistema acusatorio ; por ello resulta análogo al procedimiento penal ordinario. c) La facultad de declarar que un hecho es o no delito del Fuero de guerra corresponde exclusivamente u los tribunales militares. A ellos toca también declarar la inocencia o culpabilidad de los militares y aplkar las penas que la ley señala. (Aktículo 435 del Código dc Justicia Militar.) d) El Ministerio tpúblico es el titular de la acción penal. de modo que toda denuncia o querella se presentará precisamente ante kl y todas las ‘personas que puedan suministrar datos para la averiguacibn de los delitos, están obligadas a comparecer ante el Ministerio público (Arts. 36? 37 y 38.) e) ‘Sin embaqo, el Mando tiene siempre el control del procedimiento penal. En efecto, el Comandante de guarnición por ,conducto del- cual el Ministerio público solicita la incoación del Iproceso, puede suspender la consi!gnación al juez por veinticuatro horas, dentro de cuyo término pedirá a.l Alto Mando la suspensión por mayor tiempo. Solamente la autoridad militar tiene facultades para convocar a los Consejos de Guerra a fin de celebrar el juicio. El Jefe militar que convoca un Consejo de Guerra Extraordinario puede suspender la ejecución de la sentencia condenatoria, dando cuenta al Alto Mando. Este tiene las siguientes facultades: Suspender la consignnción del Ministerio pfiblico al juez hasta por tres meses en tiempo de paz e indanidamente en tiempo de guerra; ordenar al Ministerio ptiblico, en cualquier estado del proceso, el retiro o desistimiento de la acción penal, y suspender la ejecución o conmutar por prisión extraordinaria la pena de muerta impuesta por el Consejo de Guerra Extraordinario (Arts. 36, 73, &7, 448, 627, 712 y 713.) EIs claro que el procedimiento penal castrense está sometido a las garantias .procesales que la Constitución establece cn SU primer capítulo y que en detalle se precisarán después. f) Excluye del conocimiento de los tribunales cuanto se refiere a materias de orden civil,, inclusive la responsabilidad civil derivada del delito. (Art. 436.) 95 OCTAVIO VEJAR VAZQUEZ II GAK~AS’TIA@ CONSTLTUCIONALES EN MAfl’ER.IA PENAL La Constitución de Xéxico otorga en nlate~iil penal las siguientt’s garantías : a) La persecución del delito incumbe sólo al Ministerio ptiblico y a la Policía Judicial dependiente de él. (.4rt. 21.) b) La imposición de las penas corresponde exclusivamente a la autoridad Judicial. (AI%. 21.) cj Queda prohibido imponer por simple analogía y aun por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada por una ley exactamente apli’cable al de1it.o de que se trata. (Art. 14.) d) No podrá librarse ninguna orden de aprehensión o detención a no ser por la Autoridad Judicial, sin que preceda denuncia, acusación o querella de un hecho determinado que la ley castigue con pena corporal y sin que est&n apoyadas aqu6llas por declaración, bajo protesta, de persona digna de fe o por otros datos que hagan probable la responsabilidad del inculpado, hecha ~rcepción de los casos dt? flagrante delito en que cualquier persona puede aprehender al delincuente y a sus cómplices, poniéndolos sin demora a disposición de la Autoridad inmediata. (Art. 16.) e) Sólo por delito que merema pena corporal habrá. lugar a prisión preventiva. (Art. 18.) f) Ninguna detencibn podrá exceder del término de tres dias sin que se justifique con un auto de formal prisión. Todo proceso se seguirá forzosamente por el delito o delitos señalados en el auto de formal <prisión. ,(Art. 19.) g) En todo juicio del orden criminal tendrá el acusado las Gguientes garantías: Inmediatamente que lo solicite será ,puesto en libertad bajo fianza que Ajarh el juez tomando en cuenta sus lcircunstancias personales F la ,grawdad del delito que se le impute, siempre que dicho delito merezca ser castigado con pena cuyo término medio aritmético no sea mayor de cinco años de prisión. Xo podrá ser compelido H declarar en su contra, por lo cual queda rigurosamente prohibida la incomunicación o cualquier otro medio que tienda a aquel objeto. Se le hará saber en audiencia pútblica 9 dentro de las ruarenta y ocho horas siguientes 8 SU consignación, el nombre de su acusador y la naturaleza ;r Tausa de la acnsaCión, rindiendo en este acto su declaración preparatoria. Ser& careado con los testigos que depongan en su contra. Se le recibirfin los test@s y demás pruebas que ofrezca. 96 LhS G.\RANTIAS IKDIVIDL'ALES EX LA JURISDICCION CASTRENSE MEXICANA Le serán facilitados todos los datos que solicite para su de:fensa )- que obren en el proceso. Se le oirá en defensa por sí 0 por ‘persona de su codanza 0 por ambos, según su voluntad. Podrá nombrar defensor desde el momento en que sea aprehendido y tendrá derecho a que éste .se halle presente en todos los actos del juicio. Será juzgado por un juez o jurado antes de cuatro meses si se tratare de delito cuya pena máxima no exceda de dos años de prisión y antes de un año si la pena mlisima excediere de ese tiempo. 2io podrá prolongarse la ‘prisión preventiva ‘por más tiempo del que como máximo fije la ley al delito que motivare el proceso. En toda pena de prisión que imponga una sentenria, se COIIIputará el tiempo de la detención. (Art. 20.) 11) Quedan prohibidas las penas de mutilación y de infamia, la marca, los azotes, los palos, el tormento de cualquier especie! la multa excesiva, la confiscación de bienes y cnalesquiera otras inusitadas y trascendentales. Quedn también ‘prohibida la pena de muerte por delitos políticos y sólo podrá imponerse al traidor a la Patria, al parricida, al homicida con alevosía, ‘premeditación y ventaja, al incendiario, al plagiario. al salteador de caminos y a los reos de delitos graves del orden militar. (AH. 22.) Ningún juicio criminal deberá tener más de tres instancias. Sadie puede ser juzgado dos veces por el mismo delito. (Art. 23.) Los I:ECI~I:SOS »E:STRO r!EL PROCESO MILITAR El Código de Justicia Militar se aparta de fornmlismos y establece : Que cuando el acusado manifieste su inconformidad al notificársele una resolución judicial, deberá entenderse como interpuesto el recurso que proceda. (Art. 817.) Que ningún recurso podrá desecharse, ni quedar ,pendiente de proveído, por defecto de la forma en que se ‘promueva, si claramente se desprende de la ,promoción la voluntad de interponer el recurso. (Art. 819.) Estos recursos sou: la revocaeión~ la apelación y la denegada apelación. ,Dentro de la apelación puede pedirse la reposición del procedimiento, o decretarse de oficio, ‘cuando en la secuela procesal se .hn cometido al’guna violación de las que especifica el art. 836. 97 La Asamblea General de las Saciones I’nidan Iwoclamo en París, el 10 de diciembre de 1948, la Declaración Tiniversal de los Derechos del Hombre, y con vistas a un pacto mundial se concertaron don regionales: el de la Conferencia de Rogota (lS48’) para los países de América romo Declaración ,\mwic:ln:t de los Derechos y Deberes del Hombre y el de la Conrencií,n Europea de Salvaguardia de los Derechos del Hombre, suscrito en Roma por quince países (1930). M\Iéxico aportó R la protwcií>n de esos Derechos el juicio de amparo que íntegramente se aceptó en la conferencia de RogotR (artírulo XVIII de la DWlaración), su ideologí;t inspiro el articulo 6.” de la Declaración Universal de París v despuk la Convención de Roma. La palabra amparo, en wp&ol, ha penetrutlo en los idiomas oficiales de las Saciones Unidas. El amparo es un doble control de legalidad y 11~ conxtitucionalidad; es decir. defensa de los derechos fundamentales de la persona humana establecidos en la ConntituriOn y medio para resolver la inconstitucionalidad de las IeFes; pero siempre originado por el agravio individual. Bus características pueden señalarse en forma sintética así: La Constitución de Néxico en su primer capítulo consigna las garantías individuales F los casos y condicionen en que su disfrute puede suspenderse. (Arts. del 1.” al 29.) En su art. 94 establece que el ejercicio del Poder judicial de la Federación se deposita en una Suprema Corte de Justicia, en Tribunales de circuito y Juzgados de distrito. Entre las facultades que se les atribuyen. el art. 103 declara que los Tribunales de la Federación resolverán toda controversia que se suscite por leyes o actos de la autoridad que violen las garantías individuales. Estas controversias, según las disposiciones del art. 10’7, se sujetarán a las bases siguientes: el juicio de amparo se seguirá siempre a instancia de parte agraviada y la sentencia ser& siempre t.al que sólo se ocupe de individuos particulares, limitandose a ampararlos p protegerlos en el caso especial sobre el que verse la queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley 0 acto que la motivare. Las normas constitucionales invocadas muestran que 8e trata de la defensa <primordial del individuo frente al Estado. que se resuelve en defensa secundaria p eventual de la Constitucion. Es claro que si debajo del uniforme del ,militar hay un hombre, los reos castrenses tienen el disfrute de sus derechos huma- 1.W <;.4RASTI\S ISDIVIDCALES EN LA JIJRISDICCION CASTRENSE XEKICAN.4 nos protegidos por la iustitución del amparo, el cual será improcedente si310 en los casos de wspensión de garantías indiriduales y en la medida de esa suspensión. n- Sobre* wl;l mnteri;l las cnnstituciones pueden c~l;lxitic;lrw en tres grupos : 1.” Las que prohiben o no prerbn la suspensión de garantías. 1.” Las que pür:~ suspenderlas requieren la intervención del Poder legislativo. 3.” Las que otorgan al Poder ejecutivo In fncwltad exclusiva de suspenderlo. La Constitución de 3fIéxico requiere la interwuci6n de los Poderes ejecutivo >- legislativo con modalidades peculiares. El nrt. 29 de la Constitución tiene el texto que sigue: “En los casos de invasión, perturbación grave de la paz pública o cualquier otro que ponga a la sociedad en grave peligro o conflicto, solamente el Presidente de la República Nesicana, de acuerdo con el Consejo de Ministros y con aprobación del Congreso de la Unión, ~7 en los recesos de kte, de la Comisión Permanente, podrá suspender en todo el País o en lugar determinado, las garantias que fuesen obstáculo para hacer frente: rkpida y fhcilmente, a la situación ; pero deberá hacerlo por un tiempo limitado, por medio de prevenciones generales y sin que la suspensión se contraiga a determinado individuo. Si la. suspensión tuviere lugar hallándose el Congreso reunido, éste concederá las autorizaciones que estime necesarias para que el Ejecutivo haga frente a la situación. Si la suspensión se verificase en tiempo de receso, se convocará sin demora al Congreso para que las acuerde.” La simple lectura de este precepto constitucional enseña cuáles son las condiciones de la suspensión de garantías: a) Se decreta en los casos de invasión (penetración en territorio nacional de Fuerzas Armadas extranjeras), perturbación gral-e de la paz pública (motin, asonada, rebelión, etc.) y en cualquier otro que ponga a la sociedad en grande peligro o conflicto (gnerra, epidemias, terremotos, inundaciones, etc.). b) Los órganos que deben intervenir para establecer la suspensibn de garantlas son : el Presidente de la Reptiblica, a quien corresponde pril-ativnmente la acción respectiva: el Consejo de Ministros y el Congreso de la Unibn, o en sus recesos, la Comisión Permanente. C) Las garantlas pueden suspenderse en todo el País o en un lwgar determinado. OCTAVIO VEJAR VAZQUEZ d) Las garantías que pueden suspenderse son exclusivamente aquellas que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente, a la situación. ej La suspensión deberá. ser por tiempo limitado. f,) Por último,. la suspensión deberá hacerse por medio de prevenciones generales y sin que la suspensión se contraiga a determinado individuo. Se advierte que el estado de necesidad es el índice para puntualizar qué garantías pueden suspenderse; que la suspensión es siempre una relación de metlio a fin, F que las garantías inherentes a la condición de la persona humana nunca pueden suspenderse porque no ofrecen obstaculo para hacer frente, rápida y facilmentc. a las circunstancias que motivan la suspensión. d diferencia cle lo que establecen algunas Constituciones avanzadas sobre el particular, la italiana, por ejemplo, la mexicana en su art. 132 pieviene que los trat.ados internacionales tendrán aplicación en cuauto no contraríen adgún texto constitucional ; es decir. que en Mésico la vigencia. de la internacional queda subordinada a la ley Sulwrmn del País. l(W) EL CONVENIO DE GINEBRA DE 22 DE AGOSTO DE 1864, PARA EL MEJORAMIENTO DE LA SUERTE DE LOS MILITARES HERIDOS DE LOS EJERCITOS EN CAMPAÑA (CON OCASION DE UN CENTENARIO) por Eduardo DE NO LOUIS Jefe de la Secciún de Derecho Militar del Instituto Francisco de Vitoria La Cruz Roja Internacional viene celcltr;tn~lo 4311los tiltimos tiempos diversos centenarios que invitan R lanzn~ una mirada retrospectiva sobre el ‘camino recorrido y los resultados logrados desde su creación. Fu6 el primero, el de la fundación del Co1nit6 Intwuacional de la Cruz Roja en Ginebra, celebrado tw el pasado aiio l!W. ,Despu&, en escala nacional, celebraron su centenario varias Sociedades Nacionales de la Cruz Roja, entre ellas la de la Cruz Roja Española, una de lns primeras, autorizada por Real orden -8 petición de la Orden de Caballeros Hoepitalarios de S;tu .Juan de Jerusalén, en 6 de julio de 1&64- por la Reina Isabel II íl). Seis años después, y con ocasión de la guerra franco-prusiana de 1870, tiene la Sociedad Española su primera intervención internacional, y en el mismo año se fundaba la Secrión Central de Damas de la Caridad de la Crnz Roja Españnla. Rl 4 de mayo de 1872 recibia (1) Al encomendar a la Orden Hospitalaria de San Juan de Jerusalén la formación del Comité de Socorro, después de la asistencia del Conde de Ripalda y del Médico militar don Nicasio Landa a la Conferencia convocada en Ginebra en octubre de 1863 con carácter oficioso, se decia en la Real orden: “Asimismo, ha tenido a bien S. M. aceptar la idea de la neutralidad para los heridos enemigos, sobre el campo de batalla y servicio de socorro, salvo las excepciones que los Generales en Jefe consideren convenientes y que en cada caso exijan las circunstancias”. 101 EDCARDO DE NO LOUIS la Sociedad su bautismo de sangre en la batalla de OrOqUieta, 8 la que acudió la ambulancia de Pamplona, F en 1%:: aparecía el 6‘Rnenaventura” acompafiando a la Escuadra, primer bnquehospital del mundo navegando bajo el pabellón de la Cruz Roja, anticipándose a la relgrlllación posterior del Convenio de La Haya de 29 de julio de 18W: que aplicó a la guerra marítima los principios del Convenio de Ginebra de 22 de agosto de 1864 sobre mejoramiento de la suerte de los militares heridos de los Ejhrcitos en campaiia. Es a dicho Convenio de 1864 al que vamos ahora R referirnos con ocasión de haberse cumplido su centenario. La historia esqnemática de este Convenio puede sintetizarse así: Un ambiente propicio que se siente impresionado por nna de las iniciativas que {para la humanización de la guerra’ o limitar sus estragos. venian produciéndose: la presencia del ginebrino Henry ~SA.ST en las cercanías del campo de batalla de Solferino y la romprobación de todas los horrores derivados de unos servicios sanitarios desbordados que no pueden atender a las víctimas y tienen que abandonarlas .a la putrefacción y a la lenta agonía, r que le mueven R escribir su libro: Urc aowen6r de Bolfeho. La constitución de nn ComitC ‘especial en el seno de la “Sociedad de Utilidad Ptíblica” de Ginebra en el que, con ,DUNANT forman parte la venerable figura del (7reneral T)líFOUR, ya en la cúspide de sn fama J- ,con sus setenta y seis aííos Menos atín de actividad ; el filantropo 7 ahogado MOYNI~II, p los medicos Arrua p iIl.wso~~. Cinco hombres que ‘llevarán a cabo una tarea increfble. Una reunión oficiosa, para la que se envían por este Comité invitaciones a fibintropos v Crobiernos, a fin de someterles un proyecto de acuerdo: extrafia rrnnion en la que hay representantes de asociaciones 9 enriados oficiales 0 semiofiriales y simples particulares. La finalidad perseguida era la formación, desde tiempos de paz, de unos Comités nacionales de socorro destinados a remediar por todos los medios qnr posean “la insuficiencia de los servicios sanitarios oficiales de los Ejercitos en campaña”. trabajando para ello desde tiempo de pasr y poniendo n disposición de sus Ej&citos enfermeEstos ros voluntarios. tanto en el frente como en la r&agtmrdia, enfermeros voluntarios ostentarfan un signo distintivo idbntico en todos los ‘países y quedarían colocados durante la guerra a las 6rdenes de la autoridad militar. Los Comit& podían solicitar el auxilio de otros Comités de países neutrales. La reUni611, <llU? l)UdO MT UU fracaso por falta de asistentes, fu6 nn Cxito. Treinta y lma personas se reúnen el dia fijado v de ellas dieciséis representan Estados y cuatro Tnstituciones filantrópicas. COSa importanm : Austria? España. Francia, Holanda, Italia, Inglaterra, Prnsia. fhecia v Rusia se encuentran representadas; es decir. casi todas las Potencias militarmente importantes en Europa. EL CONVENIO DE GINEBRA DE 22 DE AGOSTO D.i ls@i... Sin embargo, no todo son facilidades. El ,proFecto contiene en sí una censura o, al menos, un enjuiciamiento de la oryganización ,y de la insurficiencia de los servicios de Sanidad Militar en tiempo de guerra. Y el hecho, no por ser real. deja de herir ciertas suxceptibilidades. Por otra parte, muchos delegados se muestran poco propicios a una ~prestwcia de “civiles” en los campos de batalla. El Dr. LOBFFMIZ, de Prusia, awptaría estos enfermeros voluntnrios en los hospitales de la retaguardia. El Dr. LATA, español. es más contundente: Los particulares que quieran ‘prestar su apuda. no tienen más que alistarse en el E?j&cito. Las Sociedades cabria bpensarlas como un enlace entre los servicios otleiales y el entusiasmo público para acrecentar los recursos del Gobierno. RTJTHNRFORD.ingl&s, estima que Ing!aterra ha mejorado su servicio de Sanidad militar que prácticamente no necesita ayudas para cumplir su misión. P~m.41,. francés, admite la insuficiencia de los Servicios, pero cree que los voluntarios serían causa de graves entorpecimientos. Por fin, lentamente se va llegando a unos puntos de acuerdo que son una victoria para el Comité. Se acepta la formación de los Comités de socorro nacionales: se .prevB la formación de enfermeros voluntarios que en caso de guerra serán ~pnestos a disposición de los Gobiernos, p que n lpeticicin o de acuerdo con las autoridades militares pueden ser enviados a los campos de batalla. Estos voluntarios llevarán un signo distintivo: un brazal blanco con una wuz roja superpuesta. La Conferencia formula, además, unos votos: Que los Cobiernos otorguen su proTección a estos Comites: que se reclame In “neutraliaarihn” en tiempo de guerra de todas las ambulancias. hospitales. personal sanitario oficial y roIuntario. habitantes del país ‘que socorran a los heridos v di la proda persona de lns heridos. Por fin, «ue un mismo signo sea admitido ‘por todos los paí.ses para Ias Fuerzas de Sanidad de los Ej&citow. 0. por lo menos, para todas las personas que en cada Ejercito pertenewan a los servicios sanitarios, 7 que una bandera uniforme sea adnptada para las ambulancias v hospitales. Al terminarse esta extraña reunión, en la que los enviados oficiales no eran otra cosa que funcionarios. con In simple misión de intercambiar impresiones p ajustar puntos de vista nAi aw!bn&r.rr~ ct n~dr+?wrcdwnl. hahia nacido la CPUE Rnjn Internacional. El Comité de Ginebra p los Comi& Xacinnales que se van formando rápidamente actuan intensamente snhre sus respectivos Gobiernos p como consecuencia de ello cl 8 de agosto de 1W se inicia una Conferencia diplomática internacional para llegar a un acuerdo que Ipermita mejorar la suerte de los heridos y enfermos de las Fuerzas Armadas de los RjPrcitnn en campsña. Esta vez son ya delegaciones oficiales, con poderes más o menos extennn~. las que se reunen en Ginebra. Pero en realidad. los qninre días EDUARDO DE SO LOUIS (1;~ trabajo (Ir Ia (lonferencia wusistieron en la redacción y fijación de un texto articulado sobre cuyas directrices e ideas básicas todos estaban F:I de acuerdo.’ Doce países firman el Convenio: el (;ran Ducado de Baden, Bélgica. Dinamarca, España, Francia. Holrtnda, Gran Ducado de IIesse-D;rrmstad. Italia, Portugal, Prusia, Suiza r Wurtrmberg. Aparecía así el primer Convenio multilateral sobre derecho humanitario de la guerra, que quedada abierto a las adhesiones de todos los demas Estados F marcaba nu hito. un peldaño de avanw dr una trascendencia extraordinaria para todo el derecho de la guerra. So faltó, al parecer. In historia pintorescas tlesde el reticente delegado inglés. que no podía firmar por no haber llevado el sello descosió con las armas de su país y a quien el General Fh-FWR un botón del uniforme haciéndole ver que en el llevaba estampadas talen armas v con el podía sellar: hasta la salida precipitada de los delegados que acababan de firmar en los salones del dyrntsmiento, tras un intento de asalto del edificio por mnnifestantes enfurecidos con ocasión de unas elecriones locales en las que se produjeron disparos contra 10s partidarios de los candidatos triunfantes que celebrahan su victoria (2). Pero --v ésto fue lo importante y lo qne demuestra corno el Convenio respondía R un estado de opinión muy extendidoantes cle finalizar el año IWl nueve países? entre ellos España. habían raMicado el Conwnin, p cinco países lo harían en 1665 (3). TAS principios del Convenio de Ginebra han permanecido a lo largo de estos cien años. Los Convenios postrriores de La Haya de 15% extendiendo sus preceptos a la guerra marítima; de Giuehr:t de 1906 sobre heridos v enfermos en guerra terrestre; de TA Hara de 1907, extendiendo también a la guerra marítima 10~ principios del Convenio de lW6; de Ginebra de 19% sobre heridos v enfermos de los Ej&citos en campaña, 5- los dos de 12 de agosto de lM9 sobre heridos y enfermos en guerra terrestre, 7 heridos ;r nánfragas en gnerra marítima, han extendido la regulación en forma cada vez mas amplia T detaillada, adaptándola a In. erolucion de los (2) Una detallada relación de las interioridades de la Conferencia puede encontrarse en el libro de Pierre BOISSIER: Histoire du Comité International de la Croix Rouge. De Solferino à Tsoushima. Edit. Plan, 1963, páginas 113 y sigs. (3) Fué el primero Francia, en 22 de septiembre de 1864. España lo verificó el 5 de diciembre de dicho año. Significativa fu6 la adhesión de Turquía, en 5 de julio de 1865. El primer país extraeuropeo que se ab hirió fué Persia (5 de diciembre de 1874), v en el mismo afio el primer país americano, El Salvador (30 de diciembre de 1874). Un total de cincuenta v cinco Estados quedarían ligados por este Convenio. Firmó eI Convenio por Espaiía nuestro Encargado de Negocios en Suiza, don Heriberto GARCÍA DE QUEVEDO. que tomó parte importante en los trabajos de ia Conferencia. 104 EL COHVESIO DE GINEBRA DE 22 DE AGOSTO DE 186-i... tiempos, llegándose hasta la derogación espresa de la c~láusuia Si Ontn,~8 que se contiene en el artículo 2.” de los actuaIes. Pero en el primer Convenio encontramos Ta el signo de la Cruz Roja como cm8blema de protección, In “neutralidad” (respeto F protección) de los heridos, personal sanitario, ambulancias )- hospitales, el derecho de socorro mbdico y asistencia de los heridos tle cualquier IIjército. Ia repatriaci6u de heridos durante la campaña; en fin, todas Iris bases fUllclalllrUt;lles del sistema. T, sobre todo, representa el primer logro tle uu tratado internacional abierto a todos los países, con vocación universal. en el que se condensan uuas reglas humanitarias que sólo eu parte venían sieutlo aceptadas 1 cuml~lidas como llOl’IIli\S de I)erecbn cniisuetudinario, militares Transcribimos PARA o con carácter o Estados durante temporal el curso de :I continnnci6n por IIJJ;I el texto acuerdos entre contienda. del Convenio .Jefes : CONVENIO DE GINEBRA, DE 29 DE XGOSTO DE lSG4, EL MEJORAMIENTO DE LA SLERTE DE LOS MILIT.aRES HERIDOS EN LOS EJERCITOS EX CAMPASA Articîtlo primtv-o Las ambulancias y los hospitales militares serán reconocidos neutraies y, como tales, protegidos y respetados por los beligerantes mientras haya en ellos enfermos o heridos. La neutralidad cesará si estas ambulancias u hospitales estuviesen guardados por una fuerza militar. =IrtícuEo 2.’ El personal de los hospitales y de las ambulancias, incluso la Intendencia, los servicios de sanidad, de administración, de transporte de heridos, así como los capellanes, participarán del beneficio de la neutralidad cuando ejerzan sus funciones y mientras haya heridos que recoger @ socorrer. Srtículo 3: Las personas designadas en el artículo anterior podrán, aun después de la ocupación por el enemigo, continuar ejerciendo sus funciones en el hospital o ambulancia en que sirvan, o retirarse para incorporarse al Cuerpo a que pertenezcan. En este caso, cuando estas personas cesen en sus funciones, serán entregadas a los puestos avanzados del enemigo, quedando la entrega al cuidado del Ejército de ocupación. Artículo 4,: Como el material de los hospitales militares queda sujeto a las leyes de guerra, las personas agregadas a estos hospitales no podrán, al retirarse, llevar consigo más que los objetos que sean de su propiedad particulat-. En las mismas circunstancias, por el contrario, la ambulancia conservará su material. Artículo 5: Los habitantes del país que presten socorro a los heridos serán respetados y permanecerán libres. Los Generales de las potencias beligerantes tendrán la misión de advertir a los habitantes del llamamiento hecho a SLI humanidad y de la neutralidad que resultará de ello. Todo herido recogido y cuidado en una casa servirá de salvaguardia a la misma. El habitante que hubiere recogido heridos en su casa, estará dispensado del alojamiento de tropas, así como de una parte de las contribuciones de guerra que se impusieran. Articulo 6.0 Los militares heridos o enfermos serán recogidos y cuidados, sea cual fuere la nación a que pertenezcan. Los Comandantes en Jefe tendrán la facultad de entregar inmediatamente a las avanzadas enemigas a los militares enemigos heridos durante el combate cuando las circunstancias lo permitan y con el consentimiento de las dos partes. Serán enviados a su país los que, después de curados, fueren reconocidos inútiles para el servicio. También podrán ser enviados los demás a condición de no volver a tomar las armas mientras dure la guerra. Las evacuaciones, con el personal que las dirija, serán protegidas por una neutralidad absoluta. Artículo 7.’ Se adoptará una bandera distintiva y uniforme para los hospitales, las ambulancias y evacuaciones que, en todo caso, irá acompañada de la bandera nacional. También se admitirá un brazal para el personal considerado neutral; pero la entrega de este distintivo será de la competencia de las autoridades militares. La bandera y el brazal llevarán Cruz Roja en fondo blanco. EL CONVENIO DE GINEBRA DE Artírulo 22 DE AGOSTO DE 1861... 8.” Los Comandantes en Jefe de los Ejércitos beligerantes fijarán los detalles de ejecución del presente Convenio, según las instrucciones de sus respectivos Gobiernos y conforme a los principios generales enunciados en el mismo. Artículo 9: Las Altas Partes Contratantes han acordado comunicar el presente Convenio a los Gobiernos que no han podido enviar plenipotenciarios a la Conferencia internacional de Ginebra, invitándoles a adherirse a él, para lo cual queda abierto el protocolo. Artículo 10 El presente Convenio será ratificado y las ratificaciones serán canjeadas en Berna en el espacio de cuatro meses o antes si fuese posible. En fe de lo cual, los plenipotenciarios respectivos, lo han firmado y han puesto en 61 el sello de sus armas. Hecho en Ginebra el día veintidós del mes de agosto del año mil ochocientos sesenta y cuatro.” :!3¿ccensiones .%ticias PERALTA Insula, , y de l&os (Jaime) : Baltasar de Aya.la y el d,erecho de la guerra. Xadrid, 1964, 160 págs. El autor, chileno de nacionalidad, realizó estudios en España, aborciando en su tesis, para obtener aquí el grado de Doctor en Derecho, el tema de “El derecho de la guerra y la facultad de misión en Baltasar de Ayala”. El estudio ahora aparecido es una reelaboración del tema efectuado en el Instituto Ibero-Americano de Gotemburgo. Se inicia con un capítulo en el que, partiendo de la crisis de Occidente y de la situación europea en la época de Baltasar de Ayala, se trata de proyectarlo en su tiempo y circunstancias, a fin de comprender las motivaciones y el alcance de su pensamiento y de su obra, lo que completa con un examen, a modo de resumen, de las posiciones ideológicas y de la aportación de los diferentes teólogos y juristas que precedieron a su obra e influyeron en su formación, y una nota o reseña biográfica del propio Baltasar de Ayala en cuanto es conocida, desde su nacimiento en -Amberes, en 1548; sus estudios de la Universidad de Lovaina, en donde >-a consta inscrito en disciplinas de Derecho en 17 de agosto de 1565; su nombramiento como Auditor general por Alejandro Farnesio en 27 de mayo de 1580, cargo importantísimo creado en 1553 y del que fué primer titular el Doctor Juan Stratino; la publicación de su libro famoso, De dedicado a Alejandro Fariure et officiis bellicis et disciplina militari, nesio “en los campamentos ante Tournay, la víspera de las calendas de noviembre de 1581” y que vió la luz pública en Douai, en 1582, aún en I-ida de su autor, que falleció en la plenitud de su vida, en 1384. Es en el capítulo II donde expone en concreto el derecho de la guerra en Baltasar de Ayala, que es para el autor, frente a los problemas de la guerra, “el primer hombre moderno”. Ayala, dice, parte de un hecho cierto: las guerras existen en cualquier forma, pero existen. Es una de las miserias que el género humano ha debido soportar en virtud de su imperfección. “Mas, para que la guerra se diga justa, debe, en primer lugar, hacerse y acometerse por la autoridad y mandato del príncipe soberano en quien reside el arbitrio de la guerra y la paz”. No se trata aquí, según el autor, de una sublimación del poder del príncipe, como han pretendido los juristas que le critican, sino que lo que el jurista quiere dejar bien sentado y diáfano en este texto y en los que le siguen es la 109 IUXXIWIONES Y i?OTICIAB M LIRP.00 línea general del Estado; para él, el Estado de Felipe II, ourocráticc* y poderoso, con un príncipe y una religión. Claro que ésto no basta para que intrinsecamente la guerra sea justa. Serán causas de guerra justa, “la defensa de nuestro propio imperio, de nuestra propia persona, de nuestros propios amigos, de nuestros propios aliados y de nuestra propiedad”. Si aborda el problema &ico, éste no es para él, jurista y hombre de armas, de la magnitud que para los teólogos. “Es justa la guerra para aquellos a quien es necesaria, y son piadosas las armas para quienes sin ellas no queda ninguna esperanza”. Para el autor, la idea clave de Ayala en esta materia es la de que no hay seguridad en las armas sin el derecho ni en el derecho sin las armas. Otras justas causas de guerra examinará, y entre ellas la que se sigue contra los rebeldes, punto el más criticado de la doctrina de Ayala, que tuvo presente las circunstancias de la rebelión de Flandes. Su postura, sin embargo, no deja de ser una posición de jurista, pues “si movemos las armas contra los súbditos rebeldes, no tanto se diga que hacemos la guerra como una ejecución de la jurisdicción”. Y ante los que con arreglo al sentir de su epoca cometían los dos más graves delitos -el de traición contra el Estado, y el de atacar la religión católica-, no cabe extrañar que jurídicamente los coloque junto a los piratas u otros malhechores, negándoles la condición de enemigos. Interesantes son también otras opiniones y exposiciones sobre otros aspectos de la obra de Baltasar de Ayala, no ~610 en cuanto al derecho de la guerra, sino respecto al derecho diplomático, objeto del tercer capítulo de esta obra, que completa con unos índices y una nota bibliográfica.-~ EDUARDO DE N6 b3UIS. Ca~~amr..r,r (Leonardo) : Mnnnanza Reati di mtrnmn.rn nUn rhimmtn. n.lln chimlntn GiuffrP. Militn, e diserzione 1. 1964, 162 pá- ginas. En seis capítulos, clasificados en dos partes, y un apéndice, el autor, magistrado militar, desarrolla este primer volumen dedicado al delito de que con cierta libertad podríamos traducir como mancanza alla chiamata ialta de concentración, de un tratado que lleva por título el expresado delito y el de deserción. Tras un bosquejo histórico del que deduce la plena autonomía de la figura delictiva que estudia, delineada desde la época alhertina, establece su diferencia de la deserción basada en la distinción del concepto jurídico de la falta de presentación y la protección a la actualidad del servicio, propio de la deserción. Distingue las modalidades de la falta al llamamiento para prestar servicio en sus diversas modalidades y de la falta de presentación con ocasión de llamadas con el solo objeto de control. En el capítulo segundo estudia el bien protegido por este delito que no es otro que el interés del Estado en asegurarse la presentación al Ejer- 110 BEOEX’JSIOIWO Y RO~IOLIE DE LIBPOO cito del militar con licencia ilimitada o provisional. Estudia la diferente naturaleza y gravedad de las dos indicadas faltas de presentación y la penalidad y diversidad de figuras dentro de la modalidad, más grave, de la falta de presentación para prestar servicio. Con el tercer capítulo termina la primera parte y estudia las características generales, considerando objetivamente militar la falta de presentación inmediata, y exclusivamente militar la falta de presentación en un término fijado. Examina con cierto detenimiento la posibilidad de aplicar la atenuante de haberse cometido el delito antes de los treinta días de iniciarse el servicio de las armas, prevista en el Código de paz para los delitos exclusivamente militares. Inicia la segunda parte con el estudio del sujeto activo de este delito, noción para la que la ley Penal se remite a la normativa general de las Fuerzas Armadas, señalando que en la figura delictiva no se contempla meramente a quien se encuentra en las diferentes situaciones de permiso 0 licencia, sino muy especialmente a quien en aquellas situaciones tiene la obligación de presentarse por ser objeto de una “llamada”. En el capítulo segundo de esta segunda parte estudia, como presupuesto de la conducta delictiva, el hamamiento tanto desde su aspecto histórico, como en su naturaleza jurídica y diversas modalidades. Examina la orden de llamada, o Ilamamiento que diríamos nosotros, en comparación con la ley en general y con la penal en especial; los límites de su eficacia, la suspensión, nulidad y revocación de la llamada. El capítulo tercero, seguramente el más interesante de la obra, estudia con gran detenimiento la conducta criminal o actividad que integra el delito, configurándolo como un delito de omisión, distinguiendo la actividad propia del delito en su modalidad de llamamiento a término o con plazo, para examinar la naturaleza e importancia penal del plazo, así como la esencia del requisito “sin justo motivo” tanto en el ordenamiento general, Su irrelevancia en la falta aI como en el penal y en la jurisprudencia. llamamiento inmediato. La figura jurídica de la falta de presentación con sustitución de persona, su naturaleza mixta y la conducta del que sustituye al que faltó a la incorporación. El análisis profundo de estos conceptos se caracteriza por una gran claridad de concepción, extremada en la exposición, pródiga en enseñanzas desde la sencilla justificación por el impedimento de índole puramente físico hasta la profundidad en el examen del senzu giusto motivo con todos los diferentes análisis de los supuestos y diversas modalidades que contempla. Por último, en el apéndice contempla la influencia que el reciente texto del Decreto presidencial sobre el reclutamiento obligatorio en el Ejército, Marina y Aeronáutica puede tener sobre su exposición. La edición es de gran pulcritud.-JosÉ M: OLIVER NARBONA. 111 RECENSIONES Y NOTICIAS DE LIBROS obtuvo el primer premio en el Concurso COllVOEste trabajo -que cado en 1963 por el Grupo italiano de la Sociedad Internacional de Derecho Penal Militar y Derecho de la Guerra, para premiar una monografía de Derecho penal militarmereció de la Comisión encargada de examinar los originales, el favorable juicio de ser “una monografia verdaderamente meritoria, tanto desde el punto de vista sustancial como formal, que aporta una apreciable contribución, por su novedad y por 10 completa. a la sistematización científica de una de las más importantes figuras de delito exclusivamente militar”. La finalidad del estudio viene, por otra parte, declarada por el autor en la introducción al declarar su intento de cubrir la laguna que representa la falta de una elaboración doctrinal de la interpretación de las normas que sancionan delitos de los denominados exclusivamente militares, con lo que el jurista se enfrenta con problemas -arduos a vecessin el auxilio de sus instrumentos científicos habituales y con el solo apoyo de una jurisprudencia, en general, lacónica y, a veces, contradictoria. La obra se encuentra dividida en cinco capítulos. En el primero, se examina el estado de la elaboración interpretativa pon un breve examen crftico. El segundo lleva por título: “El sujeto activo”, y en él, entre otros aspectos, se estudian los conceptos de “militar de guardia” y “militar de servicio”, así como los de servicio, destino y mando, tanto a la luz de la legislación militar como de la especial y propia de los Ejercitos de Mar y de Aire, finalizando con unas conclusiones y consideraciones sobre las hipótesis falsas de “militar de servicio”. El tercer capítulo se dedica al “abandono de puesto”, relacionándolo y destacándolo de otras conductas especiales, tales como el abandono de escolta de un convoy, omisi6n de presentación en servicio, fuerza mi.litar en operaciones, el llamado abandono de puesto de los Carabinieri, etcétera. El cuarto contempla el quebrantamiento de consigna y su concepto. El quinto, por fin, examina el abandono de puesto y el quebrantamiento de consigna en relación con el delito de desobediencia. El trabajo -referido, naturalmente, a la legislación y reglamentos -militares italianos, y, en algunos puntos, a la organización y servicio especial del Arma dei Carabinieriaborda un tema que por la semejanza de las legislaciones militares, es de interés para cualquier estudioso o especialista del Derecho militar, tan falto de monografías y estudios serios sobre aquellos delitos que constituyen la esencia de su especialidad. Este es uno de esos estudios en los que, tras la lectura del volumen, quedan Plenamente confirmados los juicios laudatorios de la Comisión que Ie Otorgó el premio.-E. DE Nó LOUIS. 112 BlCCEN810l'iEB :H&RBNRICHS (Wrard) : l’héorie P NOTICIA8 DE LIBBOB de la ph~ selolt Pie SII. París, 1964, Y-8 págs. El problema de la paz es tema de todos los tiempos. La aspiración a la paz es la suprema dentro de las humanas, acaso porque nunca los hombres, desde Caín y Abel, la han disfrutado plenamente. En una u otra forma el problema de la paz entre los hombres, al menos como des&?ratum, ha estado presente en los principales sistemas filosóficos del mundo civilizado. La paz como resultado de la convivencia social, o como obra de la justicia o fin del Derecho. La Filosofía jurídica y política, el Derecho y la Sociología han comprendido de una u otra forma en su sistemática esta acuciante aspiración de la Humanidad. Pero ninguna otra doctrina como la católica puede con razón decir que ha hecho del tema de la paz el centro cardinal de sus enseñanzas. Porque la paz es la resultante del amor, y el amor y la caridad cristianas son el Gran Mandamiento divino. No habrá paz en el mundo mientras el “amaos los unos a los otros” no sea una realidad, al menos en lo que las cosas humanas pueden hacer realidad los divinos preceptos o consejos. Por eso la Iglesia en todos los tiempos se ha esforzado en la predicación, recomendación y presentación urgente de la paz como medio, el mejor, para la santificación de las almas, La paz del individuo, de la familia, de la casa, de la ciudad y de la Humanidad conducen, en el itinerario ascendente agustiniano, a la “tranquilidad del orden”, que en eso consiste la paz. .Pero si la voz autorizada de la Iglesia, por medio de sus más augustos representantes, se ha dejado oir durante veinte siglos proclamando la doctrina de la paz que legara a la Iglesia su Divino Fundador, algunas de estas voces, por las circunstancias en que se pronunciaron, han dejado resonancias .cuyos ecos perdurarán en todos los tiempos. Así ha ocurrido con S. S. el Papa Benedicto XV, “el Papa de la paz”, con motivo de la primera guerra mundial, y del gran Pontifice Pío XII que, como celoso “Pastor Angélico”, llamó en los tonos más trágicos y con acentos patéticos a la paz, de la que había hecho lema de su pontfficaffo como obra de la justicia, con motivo de la última guerra. Primero, intentando por todos los medios evitarla; una vez declarada, llamando angustiosamente a la buena voluntad de los gobernantes para ponerla fin, y después de terminada, para que presidiera la concordia entre vencedores y vencidos. En sus memorables Mensajes, desde el primero, al día siguiente de su coronación, hasta el fin de su vida y largo pontificado, Pío XII se siente consciente de una misión pacificadora. Así lo dice expresamente en su primer Mensaje al mundo el 3 de marzo de 1939 y asi lo afirma muchos años después en el Mensaje de Navidad de 1954, que su quebrantada salud no le permitió pronunciar. Si una misión pacificadora es inherente al cargo mismo de los Papas, Pío XII ha podido muy bien reivindicar KECKSSIOSES Y SO’CICIAS DE LIKKUK de paz con una diferencia “cuantitativa”, por una “misión particular” así decirlo, que salta a la vista si se leen sus innumerables discursos y radiomensajes. Si para sus predecesores, la paz era un problema importante entre los demás, para Pío XII es el problema del siglo. Es la idea principal que domina su pensamiento y a la que dirigió notables enseñanzas. Es posible -dice el autorque ciertos elementos subjetivos -su temperamento, su carrera anterior como profesor de Derecho, y después como diplomático y Secretario de Estadole hayan podido predisponer a interesarse por excelencia en el problema de la paz. P nada digamos de las circunstancias de todo su pontificado. De 1939 a 1958 discurre uno de los períodos de la Historia más dominados por la guerra: SLI inminente estallido ante el que Pío XII decía constantemente a los goy hasta su final en bernantes que “aún estaban a tiempo de evitarla”; 1945 fueron incesantes las llamadas del Papa a la paz. Terminada la guerra, no por eso desaparecieron los temores y peligros de otra mayor en la que las nuevas armas nucleares auguraban consecuencias dantescas. Esas circunstancias. entristecen visiblemente los últimos años de su pontificad0.y hace que siga en el primer plano de su pensamiento y de su bondadosa y enérgica palabra el tema de la paz y el convencimiento de su “particular misión” pacificadora: .. . . . siempre hemos servido y serviremos siempre, por mucho tiempo que Nos quede de vida, la causa de la paz”. Esto dice Pío XII en 7 de septiembre de 1947 a los Hombres de Acción Católica italiana, y en 18 de mayo de 1952 en una alocución al personal del Ministerio italiano de la Defensa nacional puede asegurarles: “Nos, nada hemos omitido para defender la paz, para advertir a los Jefes y pueblos de los peligros de la guerra, para proponer reglas aptas para evitar nuevos conflictos. Con toda sinceridad Nos podemos preguntar: Quid est quod uEtra debuimus jacere et non jecimus?“. Nadie cn el mundo podría con verdad decir otro tanto y no pueden ser mas elocuentes estas palabras para expresar lo que en el primer capítulo el autor de este libro llama la “misión particular” de Pío XII. Misión pacificadora. Expone en el segundo capítulo los distintos dominios en que puede manifestarse la paz (paz del alma, familiar, social, internacional) y cómo ésta en todas sus expresiones es, en tíltimo análisis, un problema moral. En las numerosas alusiones de Pío XII a la paz, encuentra el autor tres concepciones que corresponden a tres doctrinas políticas diferentes: la noción de la paz como simple ausencia de guerra; como ausencia de guera institucionalizada, a asegurar por la organización apropiada de la sociedad internacional (fórmula por la que el Papa tenía predilección particular), y la “verdadera paz”, la cual supone no solamente un acto jurídico y organizador, sino también un acto moral. El método inherente a esta última noción puede caracterizarse, de una parte, por una organización jurídica y política del mundo, y por . otra por una educación mo-. ral de los hombres. Por eso, en el Mensaje de Navidad de 1943 afirma Pio XI1 que “la verdadera paz no es el resultado, por así decir, matemá- 114 RECENSIOJES P SOTICIAS DE LIBROS tico, de una proporción de fuerzas, sino, en su última y más profunda significación, una acción moral y jurídica”. Porque, en definitiva, “el nudo del problema de la paz -dice el Mensaje de Navidad de 1951- es de orden espiritual... es deficiencia o defecto espiritual... Es preciso que cada uno se persuada de que el peligro de guerra tiene al principio un carácter espiritual”. Así va recogiendo el autor numerosos pasajes, que no hemos de repetir aquí, en los que se demuestra que para Pío XII la .-verdadera paz”, no es ni una simple situación de hecho, creada por el favor de las circunstancias exteriores, ni el producto de una organización puramente racional, sino que es “la creación continua del genio organizador de aquellos a quienes los ángeles se dirigían en la noche de Navidad: los hombres de buena voluntad”. La paz así entendida se caracteriza por la confianza, “la fidelidad d la palabra dada el respeto a la función vital y moral de la regla pacta sunt servnndo en las relaciones jurídicas entre los Estados. Una paz conforme a la dignidad del hombre y a la conciencia cristiana. Esta paz no puede ser impuesta por la fuerza, sino que “debe ser el fruto de una justicia y de una equidad entre todos“. Si el adagio clásico si vis pacem para bellum no es -en sentir del sino una ilusión, el supuesto “si quieres la paz destruye las aráutormas”, no es menos ilusorio, porque las armas materiales sin una voluntad humana son tan incapaces de causar la guerra como de establecer la paz. En todo caso, en la mejor de las hipótesis, no conducirían más que a una ausencia de guerra, no a la paz. Uno y otro principio com-, prometen la verdadera paz cuando no van. acompañados de una buena - voluntad de los hombres para hacerla imposible. Por eso Pío XII, apóstol esforzado de la paz, no deja de prodigar sus críticas al “pacifismo” que proclama “la paz a todo precio” y no deja de expresar su desconfianza en la propaganda de aquellos “pacifistas que niegan toda fe en Dios y no se proponen sino provocar un efecto táctico de excitación y confusión”. Una segunda parte figura en el libro, dedicada al Derecho natural. El tema no puede sernos más caro y a él hemos dedicado expresamente algún trabajo, relacionado con la doctrina de Pío XII, en otra ocasión. Pero no podemos extender esta recensión en términos desacostumbrados. No nos parece fuera de lugar la atención que aquí presta el autor al Derecho natural, porque, en definitiva, la paz tiene su fundamento en la justicia y en el Derecho natural. Y únicamente en el Derecho natural internacional, tan frecuentemente invocado por el Papa, puede basarse una pacífica organización internacional, a la que el autor dedica la tercera y última parte de su libro.EMILIO SEFKRA~O VILL>\FAÑE. 115 RECESSIOSES Y SOTICIAs DE LIBROS Para el autor el planteamiento del estudio de la guerra se ofrece en una posible dicotomía. 0 se escoge alguno de los aspectos par ciales implicados en el fenómeno de la guerra, como el jurídico o el eco nómico, o se acepta el enfrentarse con la investigación pluridimensional. Como el primer camino es el frecuente, pero no proporciona un concimiento íntegro de lo que la guerra es en sí y, por otra parte, la i? vestigación seria, el ‘-estudio integral”, quizá por las muchas dificultades que encierra, no ha siclo abordado hasta la fecha, al menos en eJ presente siglo, el autor ha querido poner en manos del investigador una obra que sin duda ha de resultar extraordinariamente valiosa, no sólo por descubrir el verdadero punto de partida de una labor investigadora, “el hecho de la guerra”, sino por dejar el convencimiento en el ánimo del lector de que s$Jo con este enfoque puede alcanzarse un conocimiento filosófico, históriy, jurídico, sociológico y económico, es decir, el concepto pleno de lo que es la guerra. Por otra parte, no tiene menos importancia saber que en esta obra se cuenta con una exposición sistemática que permite seguir el estudio distinguiendo en distintos capítulos ias diversas motivaciones de las guerras, asi como sus fines, clases y tendencias y todos los factores que tienen alguna intervención en el fenómeno de la guerra. Dedica especial estudio a los conceptos de militarismo, nacionalismo e imperialismo. Por último, es de señalar que la obra se ve enriquecida con aburidancia de ejemplos y datos históricosJ. L. PEREIRO. como El Director de Asuntos Generales del Comité Internacional de la Cruz Roja resalta, en este breve artículo, la importancia del primer Convenio de Ginebra de 1864, sobre protección a heridos de los Ejércitos en campaña.-E. DE N. L. Por mucha que sea la importancia de los posteriores Convenios de Ginebra -dice el autorlos principios esenciales se encuentran ya en el Convenio de 1864, pues en su texto aparece la protección especial otor- 110 RECEHBlOXiEB Y NOTlClAB DI LIBBOE gada al personal y material sanitarios, designada bajo el nombre poco exacto de neutralidad; la protección a los socorros voluntarios prestados por la población civil, el derecho al socorro médico sea cualquiera la nacionalidad del herido, y el signo distintivo y protector de la Cruz Roja. Unas consideraciones sobre el actual cometido de la Cruz Roja y los problemas con los que se enfrenta, completan este interesante artícu10.-E. DE N. L. Awcalex &Y Droit IntcrwthzaZ Méclioal, mím. 10, junio misión Médico-Jurídica. Nónaco, 110 págs. í961. Co- El ll de febrero de 1934, se reunía por primera vez en el Saión Verde del Palacio de Mónaco la Comisión Mddigo-Jurídica que agrupaba medicos miilitares y juristas de diferentes países. La necesidad de un trabajo conjunto de médicos y juristas en el campo de la acción humanitaria, se había proclamado en el Congreso que el Comité Internacional de Medicina y Farmacia militar hahía celebrado en Madrid en el año 3933. Consecuencia de este llamamiento -recogido por el Príncipe Luis II de Mónaco- fué la constitución del Comité, que ahora cumple treinta años de actividad. Sobre este tema del aniversario, publica el Anuario un breve artículo de Louis Aureglin (págs. 7-lo), en el que se hace un pequen0 esquema de la labor desarrollada, entre la que figura el célebre Proyecto de Mónaco, que tanto influyó en la nueva codificación del Derecho humanitario de la guerra establecida en los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949. Cuatro artículos más contiene el Anuario: Lo ronciencia del médico árbitro del Derecho, del Dr. De Laet (págs. ll-16), que plantea el problema del secreto profesional del médico; El Derecho internacional humanitario en el mundo contemporáneo. de los Doctores Milan Bartos y Jacovic Patrnogic (págs. 17-23) ; Razonamiento médico y razonamiento jurzdico, por el Dr. Marcel Fontaine, versando sobre las distintas maneras de pensar y razonar que se manifiestan por la costumbre y la preparacidn en ambas ramas científicas (págs. 24-28), y El control de Eos medicamentos y la protección del público (págs. 29-44), por el Dr. Alex Jacquemin, con un interesante estudio de Derecho comparado. Una sección de documentación e información muy extensa (página 44.112). y una breve, pero útil sección bibliográfica, completan este volumen.-E. DE N. L. 117 XECESBIOXEt3 Y SOTICLG3 Los últimos números de esta Revista siguientes artículos doctrinales: Número 23 (signatura oficial DE LIBRO6 norteamericana comprenden 27-IOO-23), enero, 1964; V+140 los páginas. John F. Christensen: Pretrial Right to Counsel (“El derecho de la asistencia de Defensor en la fase pre-judicial del proceso”), páginas l-40, estudio en que se analiza, en sus implicaciones básicas constitucionales 9 procesales, el derecho del acusado desde los primeros momentos de su detención o arresto policial a ser asistido por Defensor, en todas las fases del proceso previas a la vista o juicio (trial), con referencia tanto al procedimiento federal en general, como al militar en particular, estableci6ndose la línea comparativa precisa entre ambos ordenamientos. Howard S. Levie: The EmpEoyment of Prisioners of War (“El empleo de los prisioneros de guerra”), págs. 41-83. Tras una amplia referencia a los precedentes históricos y jurídicos relativos a esta materia, el autor estudia todos y cada uno de los problemas de hecho y de derecho que se derivan del trabajo de los prisioneros de guerra en favor de la potencia captora, analizando cuidadosamente los preceptos correspondientes del Convenio de Ginebra de 1949, relativo al trato de los prisioneros de guerra. En la sección de “comentarios”, resantes trabajos: se insertan tres breves, pero inte- Luther C. West: Pern&issil>le Bounds of Staff Judge Advocate Pretrial dctivity (“Los límites de la intervención del Auditor asesor del mando en la fase pre-judicial del proceso”), págs. 85-99. \~~illiam Lawrence Shaw: Selective Service Litigation since 196c) (“Los casos judiciales surgidos desde 1960 en relación con las exenciones del servicio militar”), págs. 101-115, que recoge las decisiones judiciales más importantes relativas a reclamaciones de par titulares respecto a la clasificacidn de exentos del servicio militar conforme a la Universal Militaré Training an<E Seruice Act, singularmente en cuanto a la exención de los objetores de conciencia y sacerdotes o ministros de los diversos cultos y religiones. Gerald Davis: Automatic Data Processing and the Judge Adwocak General’s Corps (“Los sistemas automáticos de información y documentación y el Cuerpo de Auditores del Ejército”), p6ginas 117-139. 118 BIWINSIONICBY Número 24 (signatura oficial NOTICIAS Dà LIBROS 27.loO-24), abril, 19G4; V + 157 págs. Se inicia este ntimero con dos amplios y documentados estudios sobre realizados desde puntos de vista distintos, pero la guerra “biológica”, complementarios, pues mientras el primero contempla la cuestión de la iicitud para los Estados Unidos de prepararse militar v técnicamente para un posible empleo de tales medios de guerra, el segundo refiere el tema al estado actual de las normas internacionales, así como a la cuestión de Zegr ferenda de lo que tales normas debieran llegar a ser para la total prohibición internacional de la llamada guerra biológica. Los estudios en cuestión son: William H. Neinast: United States Cse of Biological Warfare (“El empleo por los Estados Unidos de la guerra biológica”), págs. l-45, y Bernard .J. Brungs: The Status of Biological Warfare in Intelnutional Law (“La regulación internacional de la guerra biológica”). páginas 47-95. A continuación, se recoge un artículo debido a Arthur A. Murphy: The Soldier’s Right to a Ptivate Life (“El derecho del militar a su vida privada”), págs. 97-124, que viene a ser una especie de resumen de la? situaciones, derechos y casos en que el militar actúa y se rige por normas ajenas a la jurisdicción y autoridad castrenses, sometido a la esfera común, civil, mercantil o administrativa: matrimonio, relaciones familiares, domicilio privado, actividades financieras, mercantiles o laborales, propiedad, etc., y, en general, todo el cuadro de compatibilidades e incompatibilidades derivadas de su condición de miembro de las Fuerzas Armadas, en relación con el servicio. Finalmente, concluye este número con una recopilación resumida de jurisprudencia del “Tribunal Supremo Militar” (United States Cowt oj Military Appeals) para el año judicial que va desde octubre de 1963 a septiembre de 1963, ordenada sistemáticamente por materias y seguida de una serie de cuadros estadísticos, debida a Charles W. Schiesser > Michael F. Barret, Jr., publicada bajo el título de A SuppZement fo the Suruey of Military Justice. págs. 125-156 Númern 3.0,(signatura oficial 37.1,00-2.5). julio, 1984: V + 140 págs. Thomas H. Reese: An Officer’s Oath (“El juramento del Oficial”), páginas 1-41, que examina el sentido, contenido y efectos en todos los órdenes del juramento de fidelidad a la Constitución que han de prestar los oficiales a su ingreso en las Fuerzas Armadas. Además del estudio histórico de los oportunos preceptos constitucionales y estatutarios que establecen dicho juramento y su alcance, estudia el autor aquellos casos de posible conflicto (“lealtad dividida”) en que puede darse una contradicción entre la fidelidad debida al Estado federado y al Estado federal; al mando militar y a la Constitución; al mando militar nacional y al mando militar internacio- H,K!ENSlON,Q3 Y SO’I’ICIAS DE LIBROS nal. Particular interés ofrecen las resoluciones judiciales aquí recogidas, recaídas en ciertos casos de Oficiales cuya conducta en los campos de concentración enemigos durante el conflicto de Corea, al traicionar su juramento de lealtad, les hizo indignos de continuar en el servicio. John Jay Douglass: Cou.nterinsnrgency: A Permitted Intervention? (“La actividad contrarrevolucionaria, ies una intervención lí. cita?“), págs. 43.83. Trabajo en el que, previo detenido estudio de las normas y doctrinas que rigen el principio internacional de “no. intervención”, se sostiene la tesis de que la acción emprendida por los Estados Unidos, a través de sus programas de asistencia militar, en favor de los Gobiernos que se enfrentan con guerras subversivas o revolucionarias de inspiración comunista, resulta perfectamente lícita, no afectando, salvo ciertas limitaciones, al principio de no intervención en los asuntos internos de los demás países. Jack H. Crouchet: Bribery and Graft (“Cohecho y admisión de dádivas”), págs. 85-11’7, estudio de estas figuras delictivas en el marco del Derecho penal militar. Justice in France Gerald L. Kock: An lntroduction to Military (“Introducción al estudio de la Justicia militar francesa”), páginas 119-139, estudio comparativo que arranca de los orígenes comunes franceses y anglonormandos en cuanto al Derecho militar,. !‘ que contiene interesantes indicaciones históricas no sólo en cuanto al Derecho francés, sino también por lo que respecta a los sistemas británico y norteamericano. Número 26 (signatura oficial 27-lOO-26), octubre, 1964; VII f 152 págs. John F. Webb, Jr.: Military Searches and Seizures- The Developnzent of a Constitutionul Right (“La entrada y registro en lugar cerrado y la intervención de documentos privados, en el Derecho militar. El desarrollo de un derecho constitucional”), págs. l-79, comentario sobre las normas procesales, de base constitucional, que regulan todos los pasos de la investigación criminal en la búsqueda de pruebas y comiso de objetos o documentos del inculpado, así como las consecuencias penales de las llevadas a cabo sin las oportunas autorizaciones, todo ello conforme a la elaboración jurisprudencial y referido al Derecho militar. Darrell L. Peck: The Use of Forte to Protect Government Property (“El uso de la fuerza para proteger la propiedad de la Hacienda militar”), págs. 81-127, que se ocupa de lo que, en términos de Derecho continental, entraría en parte en el estudio de la eximente de obrar en cumplimiento de un deber, y en parte en la legitima defensa de un extraño, pues el caso tipo propuesto es el del centinela que desde su puesto lesiona o mata al merodeador, o lo detiene por sí y ante sí. Al estudio de los aspectos penales- RECENSIONES T NOTICIAS DE LIBROS se añade el de los derivados de la responsabilidad civil, directa o subsidiaria. Maurice Levin: Incompatible Blood Transfusions (“Transfusiones de sangre de grupos incompatibles”), págs. 139-143, breve “comentario” a los aspectos penales de las lesiones o muertes producidas culposamente por estas causas. Concluye el presente volumen con un índice anual correspondiente a 1964, ordenado alfabéticamente por materias y autores, que enlaza con el fndice general que fué publicado en el número 22 de la Revista.JOAQUfN ’ Entre fascículos HERNÁNDEZ OROZCO. los trabajos doctrinales de mayor interés contenidos de esta Revista que se citan a continuación, están: Volumen XVZIZ, número 3 (abril, en los 1964) Eugene J. Harmon: “Third Party Tort Liability” (La responsabilitladpecuniaria de terceros en los “torts”), págs. 243-247 y 258. Robert C. Watson: “The Use of Evidente of Prior Acts of Misconduct” (El empleo como prueba de los antecedentes penales), págs. 248352 y 2.78. Benjamin R. Fern: “Congress Looks at the Navy -The Hearings on Aircraft, Missiles, Ships and R. D. T. & E.” (El Congreso contempla las actividades de la Armada. Las audiencias o informes sobre aeronaves, desarrollo, prueba y evaluación de las misiles, buques e investigación, Fuerzas Armadas), págs. 253-258. [R. D. T. & E. = Research, Development,. Test and Evaluation for the Armed Forres]. Volumen XVZIZ. nzímero 4 (mayo, 1964) Thomas J. Hilligan: “The Fresh Complaint Rule“ (La regla de la “querella inmediata” para la prueba de los delitos contra la honestidad), páginas 265-268 y 277. Donald E. Campbell: “The Injury Report” (El expediente por lesiones), págs. 269-271 y 276. Problems with Drinking by Minors” David J. Keeney: ‘Command (Los problemas de mando respecto al consumo de bebidas alcohólicas pormenores de edad), págs. 273-276. Volumen XVIII. número 5 (junio, 1964) Ronald S. Schwartz: “The Offense of Kidnapping under the U. C. M. J.‘(El delito de “secuentro” en el Código Uniforme de Justicia Militar). páginas 287-289 y 294. 121 RECENSIONES Y NOTICIAS “Right ?o Speed? Trial” Nota editorial: pido), págs. 290-291 :- 296. Volumen XVIZI. nlí,Wro DE LIBROS (El d;rxho 6 (julio-agosto, a un proceso ra- 1964) Three Common Errors Hugh D. Campbell: “Special Courts-Martial. and their Effects” (Los Consejos de Guerra especiales. Tres errores COmunes v sus consecuencias), págs. 399-303 v 315. ‘.Recent Developments in the Law of SelfBenneth L. Abernathv: Defense” (Tesis recientes respecto de la legítima defensa), págs. 305-308 p 314. William H. M. Morton: “Conspiracy as a Militar? Offense” (La “confabulación” como delito militar), págs. 3Q9-314. Volumen XIX. nzímero 1 (septiembre-octubre, 1964) Galen D. Powers: “The Effects of an Adverse Conduct-Line of Dut‘ (Los efectos administrativos de una conceptuación adDetermination” versa en cuanto a capacidad física para el servicio), págs. 3-8 v 21-24. Donald W. Redd: “The Board of Correction of Naval Records” (La Junta para la enmienda de errores o injusticias en las hojas de servicio de los marinos), págs. 9-12 r 24-23. Laverne Evans: “Maritime Personal Injuries and the Doctrine of Saworthiness” (Las lesiones o dafios personales en el mar v la doctrina de las condiciones de navegabilidad del buque), págs. 13-18 v 26. Arthur -4. Cohen: “Promotion: Will 1 be Considered?” (El ascenso: ;,se me tendrá en cuenta?), págs. 19-22-J. H. OROZCO. Además del informe emitido por el Comité de Legislación de la 4soclaciOn de Auditores sobre las reformas legislativas pendientes en torno al Derecho militar, cuyo interés, por lo especializado. resulta más limitado, se contienen en este boletín dos estudios más amplios que merecen ser destacados: Uno es el de J. F. Rudstrom: Profesional Pay and tlw Military Lautyer (“Los haberes por razón de titulación profesional en las Fuerzas Armadas y el Letraclo militar”), en el que, al tiempo que estudia un problema muy concreto, recoge una serie de informaciones muy interesantes referentes a reclutamiento, formación v promoción en las escalas de oficiales de ciertos servicios en el Ejército norteamericano v Fuerzas Aéreas, particularmente por lo que a los Auditores se refiere. Por su parte, Irvin 31. Kent: The Role of the Judge Adwocate in new .\lissiolls of the ilr)ny (“El papel riel Auditor en las nuevas misiones 102 RECENSIONES Y NOTICIAS DE LIBROS del Ejército”), resume la postura a adoptar y misiones a cumplir por los Oficiales Auditores destinados en las Unidades militares “de asuntos civiles” (Civil Affoirs Units), a las que se encomienda no sólo las tareas de gobierno, control y relación con las poblaciones civiles de territorios ocupados en una guerra clásica, sino también importantes y nuevas tareas en tiempo de paz, guerra fría, guerra localizada, subversiva o ideolóRica.-J. H. OROZCO. Esta magnífica Revista, editada por la Escuela de Aplicaci6n del Arma de Carabineros de Italia, publica, normalmente, artículos sobre temas no sólo militares y policiales de interés para las misiones que dicho Cuerpo tiene encomendadas, sino de Derecho común o militar, así como amplias secciones sobre actividad legislativa italiana, jurisprudencia v Convenios internacionales. Señalamos entre este material, por entender puede ser de interés para nuestros lectores, los siguientes trabajos: Zavattaro (P.) : Ln gllertiglia (núm. 6, 1963, págs. 1243-1249) : articulo publicado también por su autor, el General de Brigada Zavattaro, en el Boletín de Información de la Escuela de Guerra “Alere flamman” (núm. 4, 1963), en el que se estudia este sistema de combate, sus limitaciones y eficacia. Gramática (F,) : La responsabilitd secor&o il “voluto” (núm. 6, 1963, págs. 12X3-1260) ; en el que se plantean algunos aspectos de las modernas tendencias penalísticas para hacer prevalecer en todo caso la “personalidad” del autor sobre la materialidad del “acto”. La reforma, según el profesor Gramatica, llevará al Derecho positivo al respeto de la máxima “voluntas spectatur, non exitus”. Petrini (G.): Il diritto nucleare nei paesi c.!ell’Euratom (núm. 6. 196:3, págs. 1277-1288).Estudio sobre el Derecho nuclear y su desarrollo en los distintos países miembros del Euratom. Pietroni (R.): L’errore giudiziario (núm. 6, 1963, p8gs. í289-1.308) : en el que se estudia la noción del error judicial, causas y medios de evitarlos, y la reparación posible de los errores. Publica igualmente este ntimero, el texto de la Carta de la Organización de la Unidad africana (págs. 14051408). Magno (P.): Presuposti esigenze e prospettive per la configurazione di una disciplina gqiuridica alla luce della progresiva conquista dello spazio estra-atmosferico (núm. 1, 1984, págs. 43-59) ; en el que se aborda el problema del Derecho espacial. Pioletti (ü.): La notificnzione digli atti nel diritto processuale pende (núm. 1, 1964. págs. 6@84) : en el que con especiales referencias al Derecho italiano. se estudia el tema de las notificaciones y sus requisitos formales de validez. HECENSIONEB Y NOTICIAS DE LIBROU Velotti (G.) : La proca indiziaria nel processo pewale (núm. 1. 1964, págs. 85.91). Breve comentario sobre la materia. Fiorani (G.): Il ~?LOIIOCotlice penale tedesco (núm. 2, 1964, páginas 279-285); artículo en el que se exponen las orientaciones e innovaciones de proyecto de Código penal de la Alemania federal. p crisi della prow penale (núm. 2, Mazzanti (kl.) : Evoluzione 1964, págs. 286-306). Interesante artículo sobre la prueba en el proceso penal, su aportación y su valoración. IntekIarotta (M.) : La “facies” interina riell’lLo?no rlelinyuetlte: llzgenza e criminalità in 102 recluta sarde (núm. 2, 1964, págs. 32Í347), en el que se aborda tan apasionante tema a partir de unas indagaciones concretas. Magno (P.): L’inizio dell’ern Spaziale (núm. 3, 1964, págs. 5í3517); breve comentario sobre el nuevo Derecho espacial. D’Agata (S.) : Spionagio militare (núm. 4, 1964, págs. 741-744). en el que se sostiene la opinión de que el espionaje militar es siempre, aun cometido por paisanos, delito exclusivamente militar que a esta jurisdicción especial, no extraordinaria, corresponde enjuiciar. Scuderi (F.) : II riordinamento del Trihwmle Swprerno Nilitwf e la istifuende Corti wz.i¿itari d’appello (núm. 4, 1964, págs. 745-734). Trabajo en el que se estudia el problema de la reorganización del Tribunal Supremo Militar y de la justicia militar italiana. Romano (0.) : La violaziow di Consegne (núm. 5, 1964, páginas 1023-1039); estudio sobre el delito de quebrantamiento de consigna como tipo delictual de específicas características de las legislaciones militares-E. DE N. L. La exposición que de la reforma de 1963 realiza Bueno Arus en el presente trabajo constituye un estudio pormenorizado tanto de sus antecedentes como de su contenido. Trátase de una aportación significativa para comprender el alcance de las variaciones legislativas introducidas recientemente. El mérito del trabajo radica principalmente en la visión sintética que se ofrece al lector de los problemas suscitados por la reforma, en la definición de las modificaciones introducidas en el Derecho penal como consecuencia de ella y en las referencias constantes a la bibliografía española relativa a los distintos temas objeto de estudio. Trabajo, pues, de una gran utilidad, sobre todo por su proyección práctica respect0 a los problemas que suscite la sucesión de leyes. Bueno Arus comienza su estudio con una referencia a la evolución del Derecho penal español codificado, apoyada en copiosas fuentes bi- RECENSIONES Miográficas, que y ofrece posteriormente su servidas problemas desatendidos a la que debía niencia par que haber En flua, y se gulación examina damente, se la destaca base del Las que domina puestos en de la criterio el parcial un planta” básicos Es la justa del la amenaza a cada penal, nuestra crítica de al al la ley orienta pena, objeto la sobre también incongruencia extenderse en a los general, su- apunta variantes. reforma ha tenido ocasión menos, que Código la re- Acertase de y, una legislación, dirigida a las normas o, al las la desperdiciándose Código de de nueva trabajo. son penal, que el ejemplo, cheque, una super- la redención especial por penal entendiendo aplicación. parte destacándose y provisional, nueva la a las la conve- totalmente sentido su destaca, culposa respecto problemas samente autor en la mani- bases presidio, por de del de las problemas, penas y domina protección trabajo, de general en El realización propio rácter sentido introducidas y Numerosos relieve resulta otros fundamento que examen. Finaliza “de el prisión entre redención del automatismo reformas detenido la que desnaturalización <le su a de de Pos- soluciones puestos con se pone reforma, las críticas. son promulgado denominación detalladamente, proporcionada a una penas la a ella. valora 1963 general, la doble que de de condujeron apreciaciones el texto las de historia que par legislador la parte unificado q,ue el mantenimiento la por el se compulsa de atenerse. de a constantemente breve pasos contenido por DE LIBROS una los sucesivos examina adoptadas, fiesto, realiza sintéticamente teriormente, Y NOTICIAS para han abordado sin por no haberse atenido casos Bases, que en algunos trabajo útil, por lo que ca- construir haber quedado de un para resolver. rigurohan sido desbordadas. He aquí, a punto por del triO.-ANGEL Este ción SLI el la Tras general autor el contra del a estudiar Derecho apartados, la sentantes formalmente en que y particular unas del paz; nuevo una posible dedicadas conlleva de Derecho penal reforma Estos de retraso 19611, puesta pa- apartados contra la diplomáticas, y, por rela- perdido denominarse esquemas, pasa Código extranjeros L. en ha en relación internacionales Estado DE N. no pudiera grandes nuestro delitos Crímenes a Jefes inmunidades internacionales.-E. SUS de los sucesivamente. de guerra: notable de a lo que en clasificando Ofensas de con (verano internacional Crimenes y violación publicado eScrito páginas delito examina Pirateria; aun fué de gentes, que nocidio; un general trabajo, fecha actualidad. con tanto, Tomo. interesante con teoría lo sentido en son: Humanidad: o sus fin. siete Crímenes Los Ge- respredelitos La cuestión central propuesta en la Conferencia anual de la “Correo tional Education Association” correspondiente a 1964 no fué otra -según nos dice el profesor Mvrl E. Alexander en su introducciónque la de determinar si la educación correccional puede llegar a ser realmente “educativa”, es decir, si en los establecimientos correccionales, con su escasez de medios materiales y personales y con su aislamiento de todo el sistema de educación pública general, es posible que se lleguen a suministrar los conocimientos y ensenanzas de que hoy en día se hace necesario proveer a la población penitenciaria. Bajo el tema general propuesto a Ia Conferencia -“mejoras recientes de los materiales y técnicas educativas”-, se recogen en el presente volumen la serie de comunicaciones e informes que fueron sometidos a estudio, en que diversas personalidades del campo penitenciario profesional o universitario se ocupan del valor educativo del cine, de la televisión, de la enseñanza de lenguas, de la enseñanza académica, etc., aplicadas a los reclusos de los establecimientos penitenciarios. Reseñar aquf las conclusiones que se desprenden de estos trabajos nos exrgiría un espacio de que no disponemos. Baste con señalar el indudable interés teórico e incluso práctico que sin duda ofrecen los estudios contenidos en este volumen.-J. H. OROZCO. Publicaciones Dianoia. Centro de Estudios Filosóficos de la Universidad Bacional Autónoma de México, que cuenta con un plantel de notables filósofos del Derecho, entre los que se encuentra nuestro Recaséns Siches, suma este libro, que presentamos, a los ya prestigiosos aparecidos anteriormente, alguno del propio autor, como Ensayo sobre las virtudes intelectuales. “Ningún otro problema ha sido tan apasionadamente discutido; por ninguna otra cuestión se ha derramado tanta sangre preciosa o llorado lágrimas tan amargas: sobre ninguna otra han meditado tan’ profundamente los espíritus más esclarecidos.. . ‘*. Con estas palabras de Kelsen en What is jwtice, da principio el profesor Gómez Robledo a &feditación sobre 2~ Justicia. y con ellas justifica la necesidad en que nos hallamos de meditar una vez mas sobre la justicia, sobre su contenido real, como 126 Porque hasta muy re“la urgencia humana más vital y apremiante”. cientemente -se lamenta el autorde todo se hablaba: de paz, de seguridad -de ésta sobre todo-, de la libre determinación de los pueblos, del Derecho internacional inclusive (como si verdaderamente pudiera haber Derecho y seguridad sin justicia), de todo, menos de la justicia misma. Ciertamente que en 1963 en que escribe el autor, son muchos 10s libros que se han publicado sobre ia justicia, y muy notables algunos de ellos, pero a remediar, en parte, aquel silencio que lamenta viene Neditación sobre la Justicia. Dedica la mayor parte de los capítulos del libro al estudio de la Justicia en la Hsistoria, empezando por las representaciones religiosas de la justicia como preámbulo a la concepcii>n platónica en la que la justicia, como armonizadora de las demás virtudes. es, en el individuo y el Estado, verdadero fundamento de la paz. La justicia como “virtud’* -en sus distintas clases y, sobre todo, las relaciones de la justicia y la equidad en Aristótelesson acertadamente descrita.< por el autor en el capítulo II. La idea ecumenica y supraecuménica de la justicia en la filosofía estoica y la vocación jurídica de Roma en la que confluyen felizmente la filosofía y el Derecho, hace que los filósofos y, sobre todo, los jurisconsultos romanos elaboren una doctrina de la justicia que ha llegado hasta nosotros en inmortales definiciones y principios. Fiel Santo Tomás a la tradición grecorromana que considera a la justicia como “virtud”, el aquinatense construye una magnífica teoría de la justicia como “virtud especial” cuyo objeto es el Derecho; de esta tesis fundamental derivarán concecuencias de gran trascendencia ,jurí<lico-política en las relaciones de la ley y la justicia, del Derecho “justo” o natural y de su derivado necesario el Derecho “legal” 0 positivo que perpetuará desde entonces la philosophia perennis hasta el neoescolasticismo contemporátieo. Un capítulo aparte merece la doctrina de la justicia en Leibniz. que no es sino una consecuencia de su filosofía optimista que se eleva a una concepción universal del amor, que ia sabiduría ordena a la justicia, porque la justicia -diría en frase sorprendentees caritas sapimtis. 13 caridad del sabio. La justicia en Kant lleva la impronta de su moral de tanta influencia del imperativo categórico y de la filosofía del a priori en la doctrina neokantiana de la justicia como función a priori de la conciencia en el idealismo alemán o como “forma determinante” en la teoría del “Derecho justo” de Stammler. Un antepenúltimo capítulo conPiclera a la justicia como valor en la axiología de Scheler y Hartmann, asl como en la axiología jurídica de Radbruch -la justicia como idea regulativa del Derechodel que destacan sus conocidas tendencias jusnaturalistas en la segunda fase de su pensamiento. No podía faltar un capitulo dedicado a las relaciones de Justicia y seguridad y sus supuestas antmomias que el autor resuelve, con la más sana doctrina, en una conjunción armónica de ambas, porque la seguridad es fruto de la justicia. En el capftulo final, Epifania de Za Justicia, el autor afirma que todas las “metamorfosis de la idea de la justicia” y las grandes pol~mlcas doctrinales a que han dado lugar, han redundado, en definitiva, en un enriquecimiento de la idea misma. Y si la epifanla de la justicia se corres- 127 RBctNSlOIEB Y NOTICIAS DE LIBR(M con la epifanía de la personalidad ponde, conceptual y temporalmente, humana, “nos sentiríamos tentados a decir que apenas hoy, en estos afios y en estos días, está alcanzando su entero despliegue” (pág. 186). Quedaría por ver si la revelación de la justicia es hoy todo lo completa que puede ser en las relaciones interhumanas; si está ya la ju& ticia en las varias Declaraciones de Derechos humanos, de tal modo que lo único que quede por hacer sea ir venciendo gradualmente los obstáculos que se oponen a su fiel observancia por parte de las autorldades políticas en el propio Estado, o por los miembros de la comunidad internacional. De lo que sí podemos tener certeza -constata el autores que la justicia históricamente fué casi siempre entrevista no como la glorificación del orden público positivo, sino como la corrección y crftica del ius in ciwitate positum. como la apelación a un valor trascendente al orden establecido. La justicia, en efecto, es el fin del ordenamiento jurídico, no único, clertamente; con él están la seguridad, el orden y el bien común. Pero ninguno de ellos, ni la paz, tan deseada por todos, podrían alcanzarse .sin la justicia. Es un contrasentido hablar de un orden injusto o de una seguridad nc justa (sería una seguridad no asegurada), como no es concebible un bien común que no sea objeto y fin, a la vez, de la justicia. T la paz, sabido es, que consiste en la “obra de la justicia”.-EMILIO SERRANO VILLAFA~E. DeTwho Pwal y Grhivzologia, Penal s Criminología. Derecho volumen Buenos En esta Revista, que edita el Instituto de logía de la Facultad de Derecho y Ciencias se publica un interesante artículo de Marcelo “La victimiología en el ámbito penal militar”, estudio legislativo del problema dentro de la referencia a los delitos contra la disciplina.-E. Direcció~r Generctl de Priai0n-a. nitenciarios de Alcalá Memoria. de Henares, 1.“. 1961. Instituto kires, 1961. ile Derecho Penal y CriminoSociales de Buenos Aires, Lichtschein Mohor sobre en el que se realiza un legislación castrense, con DE N. L. Año 1942, 196X 1% TJlews Pe- págs. La Dirección General de Prisiones publica su Memoria anual correspondiente al año 1963, con la bella presentación y cuidada edición de las anteriores y como una muestra más de la labor realizada en los Talleres Penitenciarios de Alcalá de Henares. Algunos datos merecen resaltarse de esta Memoria, y entre ellos, el de que continúa en el afro 1963 el descenso de la población reclusa que fu& al finalizar el año de ll.395 presos, de ellos 766 mujeres, con un coeficiente de 36‘66 por 1OO.QOOhabitantes, que sitúa a España en el se- -gundo lugar entre los países con menos contingente de reclusos. EI descenso se debe en gran parte a un menor número de ingresos, pero también se deja sentir el aumento de liberaciones por aplicación del indulto de 24 de junio de 1963. El mayor número de reclusos corresponde, como en otros años con notable diferencia, a delitos contra la propiedad, seguidos a distancia por los delitos contra las personas y los delitos contra la honestidad que acusan unos porcentajes de 67,05, 10, 10 y 5,48, respectivamente, para hombres, y 49,27, 38, 19 y 4,95 para mujeres. El porcentaje aumenta en relación al año anterior en los delitos contra ia propiedad, y disminuye en los otros dos grupos de delitos. En cuanto a edades, la edad media de los delincuentes baja en el grupo de hombres y aumenta en el de mujeres.-E. DE N. L 129 En el Salón de Grados de la Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, bajo la presidencia del Subsecretario de Educación Nacional, profesor Legaz Lacambra, que ostentaba la representación del Ministro, tuvo lugar, el 28 de octubre de 1964, la solemne apertura de actividades académicas del Instituto de Derecho Comparado de dicha Universidad. Ocuparon la presidencia, con el Subsecretario, el Rector de la Universidad, don Segismundo Royo - Villanova; el Presidente del Tribunal Supremo, don José Castán Tobeñas; el Presidente del Consejo Supremo de Teniente General Justicia Militar, don Gregorio López Mudiz; el Decano de la Facultad de Derecho, don Francisco Hernández Tejero; el Director del Instituto de Cultura Hispánica, don Gregorio Marañón Moya, y el Patrono Delegado del Instituto de Derecho Comparado, don Alfonso Garcia-Gallo. Asistieron representaciones del Cuerpo Diplomático y Centros de Estudios Jurídicos, así como buen número de profesores españoles y extranjeros. Abierta la sesión, el Secretario del Instituto leyó el Decreto de creación de dicho Centro y la relacik de miembros de número del mismo. Seguidamente, el profesor García-Gallo desarrolló la conferencia inaugural, en la que bosquejó una historia de los estudios de Derecho comparado en España y anunció las principales tareas programadas por el nuevo Instituto. Finalmente, el Subsecreta- rio de Educación Nacional, don Luis Legaz Lacambra, pronunció unas palabras, en las que puso de relieve la importancia del método comparativo en el actual panorama de la ciencia jurídica y prometió el apoyo del Ministerio a los estudios que ahora se inician en el seno de la Universidad de Madrid. Durante el presente curso académico, se celebrarán en el Instituto (Facultad de Derecho), cursillos sobre: “Iniciación al estudio del Derecho comparado”; “La protección de los derechos humanos en el Derecho comparado”; “El Derecho internacional espafiol en comparación con los sistemas de Derecho internacional privado de la Pequeña Europa”, y “La propiedad agraria”. Asimismo, funcionará durante todo el curso un Seminario sobre “Metodología de la investigación del Derecho comparado”. * * 1 La Cruz Roja Española celebró, en el pasado mes de julio de 1964, eI Centenario de su fundación. Con tal motivo y en sesión solemne, celebrada en el Salón del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, el Presidente de la Sociedad Excelentísimo Sr. D. Antonio Marla de Oriol y Urquijo, pronunciá uw palabras sobre la historia y las realizaciones de la Sociedad. Hablaron seguidamente M. Henri K. Beer, Secretario general de la Liga de Socie- de la Cruz Roja; X1. Léopold Boissier, Presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, y el Excelentísimo Sr. Ministro de la CObernación. dades Alemania El número de objetores de conciencia en Alemania acusa una disminución sostenida en los últimos años, habiendo descendido a un 0,38 por la prO100. En el reemplazo anterior, porción fu6 de un 0,49 por 100. Convenios Cruz Roja Cerca de 100.000 francos suizos ea el valor de los socorros aportados por la Cruz Roja para los damnificados por el conflicto de Laos, como rw puesta a la petición de ayuda fonnulada por la Liga de Sociedades de la Cruz Roja. l l l En 10 de junio de 1964, el Comite Internacional de la Cruz Roja envió a todos los Comités Centrales de las Sociedades de la Cruz Roja la Círcular que 8 continuación transcrfbimoa: de Ginebra Al producirse por la República del Níger, en 21 de abril de 1964, la declaración de considerarse ligada como Estado independiente a los Convenios de Ginebra de 12 de agosto de 1949, se completó el número de cien Estados que quedan obligados por tales Convenios. Las adhesiones anteriores fueron: Trinidad y Tobago (17 de mayo de 1963). Somalia (12 de julio de 1963). Madagascar (19 de julio de 1963), Camerun (21 de septiembre de 1963) y Nepal (7 de febrero de 1964), todos ellos sin formular ninguna reserva. *** Dos nuevos países, Ruanda y Uganda, han quedado ligados por los Convenios de Ginebra. Ruanda declaró que se consideraba parte en ellos como país independiente en virtud de la ratificación anterior efectuada por Bélgica; y Uganda ha formulado su adhesión y. surtirá efectos a partir del 18 ‘de nkiembre de 1964. 182 “El Consejo de Delegados celebrado en Ginebra del 2 al 10 de septiembre de 1963, ha adoptado la resoluc!ón siguiente: VII Estatutos del personal de los servicios de protección civtl El Consejo de Delegados, refiriéndose a la Resolución n6 mero IV, relativa a la participación de las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja en la protección civil, adoptada por el Consejo de Delegados, reunido en Praga en otofio de 1961, habiendo tomado conocimiento del informe presentado por el Comit6 Internacicnal de la Cruz Roja al Consejo de Delegados, referente al Estatuto del personal de los servicios de protección civil: a) Toma nota con satisfacción de la intención del Comiti Internacional de la Cruz Roja, si obtiene el apoyo gubernamental que considera necesa- I!VIOBYACIOl8 rio. de elaborar, con la colabaración de expertos. puestos a (iispf~siri~in. principalmente, por los Gobiernos y por las Sociedades de la Cruz Roja interesados, un proyecto de reglamentación internacional que defina el Estatuto del personal, del material y de las instalaciones de io.< organismos de protección civil en caso de conflicto armado. b) Formula el voto de que este proyecto de reglamentación, si llega a hacerse, sea sometido a la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja. c) Desea que las Sociedades Saciocales den su apoyo a ios esfuerzos del Comité Internacional de la Cruz Roja y Ilamen la atención de sus Gobiernos sobre los trabajos tendentes a reforzar considerablemente la protección a las víctimas de la guerra, preconizada desde siempre por la Cruz Roja. Despu& de haber proseguido las consultas a las cuales se refiere en el informe que ha presentado en el Congreso del Centenario (Estatuto del personal de los servicios de protección civil. Informe presentado por el CICR, documento DD 3 h/l, Ginebra, junio de 19631, el Comite Internacional de la Cruz Roja ha podido juzgar, en el pasado mes de abril, que el número de Gobiernos que le habían animado a continuar sus esfuerzoa en este sentido. era actualmente suficiente para probar de establecer, con un concurso de los mismos, un proyecto de reglamentacibn en el sentido deseado. En estas condiciones, el CICR ha decidido convocar para el próxi- 133 mo otario. en Ginebra, del 37 de octubre al f? de noviembre, una reunión de carárter privado que agrupará a expertos gubernamentales y de Cruz Roja, procedentes de los pafses (mas o menos doce hasta ahora) que se han mostrado favorables al Principio de una tal reglamentación. El cometido de la reunión será de proporcionar al CICR, a base de un texto hecho con antelación, todos los elementos que le permitan elaborar un proyecto de reglamentaci6n destinado a la XX Conferencia Internacional de la Cruz Roja de 1965. La Liga de Sociedades de la Cruz Roja estará igualmente representada en esta reunión. El pro>-ecto tic reglamentación que el CICR establecerá consecutivamente a estas deliberaciones, serd enviado, en In primavera de 1964, a todos 10s miembros (Gobiernos y Sociedades Sacionales) de la próxima Conferencia Internacional de la Cruz Roja. Dichos miembros tendrán, pues, todo el tiempo para examinar dicho pr@ yecto y para formular sus proposiciones de modificación antes y durante esta Conferencia. Sin embargo, si esa Sociedad o las Autoridades del país juzgaran útil comunicarnos, antes de1 prbximo otoño, ciertas reflexiones o sugerencias sobre el contenido de la reglamentación que se va a establecer, estaremos dispuestos a recibirlas con agradecimiento y a someterlas a 12 reunión de expertos, bajo forma apropiada. ” Ademirs, puede ser que las Autoridades de ese país, habiendo tenido la oportunidad de estudiar el problema a base del informe que hemos presentado al respecto eA el último Consejo de Delegados, se declaren ya ahora favorables al Principio de la reglamentación prevista, y deseen, en razón de su experiencia en cuestiones de protección civil o acerca del desarrollo de los servicios de defensa civil en ese país, tomar una parte activa en la reunión de este otoño delegando expertos pertenecientes a los servicios gubernamentales 0 de la Cruz Roja. En este caso, rogamos a ustedes tengan la amabilidad de comunicarnos tan pronto como sea posible el expresado deseo, con el fin de que el CICR pueda comunicar a vuestro Gobierno, por intermedio de esa Sociedad, una invitación con miras a la citada reunión de otoño, acompañada de las precisiones necesarias. Llamamos la atención de ustedes sobre el hecho de que, de todos modos, la finalidad de la reunión antes citada será limitada y técnira; estad destinada, antes que nada, a establecer el proyecto de reglamentación previsto por la resolución, que citamos, del Consejo de Delegados.” el Comité Internacional de la Cruz Roja, las Sociedades Nacionales de la Cruz Roja del Nepal y de Jamaica. +*t La Agencia Central de Informaciones tuvo, durante el año 1963, una actuación aún más intensa que en años anteriores, según se desprende del “Informe de actividades de 1963” del Comité Internacional de la Cruz Roja, aparecido recientemente. Sus números de registro se elevan a 47.580 comunicaciones recibidas y 56.306 expedidas. *** Con fecha 1.0 de octubre de 1964, fueron oficialmente reconocidos por 134 Francia Los días 12 a 1.5 de noviembre de 1964, se celebró cn París el ZZ Cow greso Internacional de Za Neutralitlnd & la Medicina, organizado por el Tomité Internacional de la Neutralidad creado a raíz del 1 en Medicina”, Congreso que bajo el título de Congreso Znternucionul o!ad de Ea Medicina de la Neutralien tiempo de Gue- rra se celebró en París del 6 al 8 de abril de 1959. Las ponencias estudiadas en aquel 1 Congreso fueron: - Organización del pacto internacional de mutua ayuda médica. - El carácter internacional de la medicina en tiempo de guerra. - La neutralidad de la medicina y la guerra subversiva. - La creacion de un Comité internacional de la neutralidad de la. medicina. Continuando la labor iniciada, temas del II Cougreso han sido: loe - Plan de acción para la difusión de los Convenios de Ginebra. - Formación y estftuto del personal enrargado de concurrir a la aplicación de los Convenios de Ginebra y el control de esta aplicación. - Especificación del personal auxiliar de la medicina. - Neutralidad medica que permita la asistencia a las víctimas de disturbios y conflictos. La finalidad perseguida por el Comité es la de llegar, por un lado, a la máxima difusión de los Convenlos ,?e Ginebra, y reclutar, desde tiempo de paz, médicos y juristas experIO~ en estos Convenios, que puedan Lictuaì con urgencia en caso de gue:ra, y por otro, conseguir una organización interguhernamental que lo<rase la internacionalización de los wcorros m&licos en tiempos de guerra. *** Del 28 de septiembre al F de octubre de 1964, se celebró en Lyón el .XIV Curso Internacional de Criminología. Los trabajos versaron sol,re la ensebanza de la criminología, la investigación científica y la organización de los servicios clínicos. Y Reunih ,\fczdica. en la que participaron representaciones del “Comité Internacional de la Cruz Roja”, “Asociación Internacional de Medicina > Farmacia Militares’. y “Asociación Médica Mundial” , y como observado res, representantes de la “Organización 3lundial de la Salud” y de la “Comisión Médico - Jurídica de 116. naco”. En la reunión se trató de la protección del personal sanitario ci\-il en caso de conflicto; de la creación de una Sección médico-militar en el seno del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de las Saciones Unidas, y de la aplicaci6n de los Convenios de Ginebra por dichas Fuerzas. Holanria S II i z a La “Asociación Internacional de Derecho Penal” celebró en La Haya, del 24 al 30 de agosto de 1964, su IX Congreso InternacionaI. Los temas versaron sobre circunstancias agravantes: delitos contra la familia y la libertad sexual; la actuación de los õrganos requirentes en el procedimiento penal, y los efectos internacionales de las sentencias penales. La Oficina Internacional de Docvntentación de Medicina Militar celebró en Lausana, del 1 al 7 de septiembre de 1963, su XXV reunión. Entre las comunicaciones presentadas, destacó la de los doctores noruegos Kluge, Joennum y tídjus, sobre “Los servicios de sanidad de la Fuerza de Emergencia de las Saciones T!nidas”. * * * Italia Se celebraron en Roma, del 25 al 37 de octubre de 1963, las XIII Jw)Iadas de ¿n Fundación Intemtacional Grotius. sobre temas de Derecho de guerra y Derecho de gentes relacionados con el Concilio Vaticano II; el Centenario de la Cruz Roja, y la salvaguardia de los templos de Nubia. Mónaco Los dias 11 y 12 de mayo de 1964, se celebró en Múnaco, convocada por la “Asociación Médica Mundial”, la 135 El 22 de agosto de 1964 y en el marco de la Exposición Nacional Suiza, en Lausana, se celebró un acto conmemorativo del Centenario del Convenio de Ginebra de 1864. Hicieron uso de la palabra, M. Despland, presidente de la Exposición: M. Boissier, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja; M. Burckbardt, representante del Consejo General Suizo: M. von Albertini, presidente de la Cruz Roja suiza, y M. van Lanschot, presidente de la Federación Mundial de Antiguos Combatientes. f?kgislcreión y 4 rccrisgc ude& 1. LEGISLACION LA LEY BELGA SOBRE OBJETORES DE CONCIENCIA En el numero anterior de esta REVISTA (1) , al publicar el texto de la Ley francesa de 21 de diciembre de 1993 sobre Objetores de conciencia. sefialabamos, que entre los países que tenían en curso la elaboración las leye? sobre la materia, se encontraba Bélgica, en la que un proyecto de ley reguladora de la objeción de conciencia ante el servicio militar había sido objeto de votación por el Senado. Dicho proyecto de ley ha sido promulgado con fecha 3 de junio de 1964 y publicado en el dfonitor Oficial belga del 19 de dicho mes como ley de la Nación. Un nuevo país; con gran núcleo de población católica, se une, por consiguiente, a aquellos en los que la objeción de conciencia ha siclo objeto de una regulación legal. La ley belga admite la objeción de conciencia por motivos de orden religioso, filosófico o moral para aquellos que se encuentren convencidos de la ilicitud de dar muerte a un semejante, incluso en los casos de defensa nacional o colectiva. La exención del servicio militar, o únicamente del servicio militar armado, habrá de formularse por los intere-sados a partir del dia 1.0 de enero del año en que cumplan los dieciocho de edad y dejará de ser admisible cuando adquieran la condición de militares por lectura de las leyes militares o sean perseguidos por deserción de acuerdo con la legislación general. La solicitud deberá hacerse por escrito, firmada por el objetor y remltida en carta certificada al Ministro del Interior, designándose las rasones que justifican tal petición y las personas que eventualmente puedan atestiguar la sinceridad del solicitante. Si el Ministro estima la petición admisible, se procede a la inscripción provisional del interesado en la lista de objetores de conciencia, lo que produce como efecto su no incorporación al Centro de Reclutamiento y Selección. El Ministerio del Interior recogerá todas las informaciones pertinentes relativas al interesado, especialmente aquellas que puedan facilitar las autoridades municipales y judiciales, uniendo el certificado de antecedentes penales y transmi(1) Número 17, pág. 91. 137 LEG1sLAc10s ï JURISPRUDEZNCIA tiendo el expediente en el plazo tie un mes al Presidente tlel Consejo tila Objeción de Conciencia. Este Consejo se compone de tres miembros: un presidente, perteneciente a la Magistratura, y dos vocales, de los que uno será abogado con más de diez años de ejercicio, y el otro un funcionario del Ministerio de Justicia, todos ellos designados por el Rey a propuesta del Ministerio de Justicia. Como secretario-relator actuará un funcionario designado por el Ministerio del Interior. El requirente, asistido si lo desea de abogado, es citado al menos con siete días de anticipación para su comparecencia personal ante el Consejo, dándosele vista durante los cuatro días anteriores al señalado para su comparecencia del expediente. El Consejo de Objeción de Conciencia oirá todos los testigos que considare útiles, así como al requirente que puede aportar cuantos documentos juzgue convenientes para apoyar su petición. Hasta el fin de la instrucción puede el solicitante reducir su petición si fué la de exclusión del servicio militar a la de exclusión del servicio militar armado. El Consejo de ObjeciOn de Conciencia resuelve, mediante decisión motivada pronunciada en sesión pública y notificada al requirente, al Gobernador de la provincia y al Comandante del Centro de Reclutamiento y Selección. El fallo del Consejo de Objeción de Conciencia es apelable tanto por el 41inistro del Interior como por el interesado ante el Consejo de Apelación de Objeción de Conciencia, que se compone de un presidente, magistrado efectivo u honorario de un Tribunal de Apelación, y de dos vocales, uno abogado con más de diez años de ejercicio que haya pertenecido a la directiva del Colegio, y un funcionario del Ministerio de Justicia designados todos ellos por el Fúey a propuesta del Ministro de Justicia. Un funcionario designado por el Ministerio del Interior actúa de secretario-relator. La decisión de este Consejo de Apelación de Objeción de Conciencia puede ser recurrida en casación ante la Corte de Casación. Si la Corte de Casación casa el fallo, el asunto es devuelto al Consejo de Apelación de Objeción de Conciencia, que se compondra de otros miembros diferentes para pronunciar su fallo. Si esta segunda decisitin es igualmente anulada por los mismos motivos que originaron la primera casación, el Consejo de Apelación deberá conformarse con el fallo de la Corte sobre el punto de derecho por ella juzgado. Cuando la inscripción como objetor de conciencia es denegada, una vez que el fallo adquiera firmeza, el objetor será incorporado a su contingente, o en el caso de que éste se hubiera incorporado ya, al primero que se incorpore a filas. Si es admitida y lo solicitado era únicamente la exención del servicio militar armado, el objetor será incorporado a un servicio militar no armado. Si la objeción era respecto a todo servicio militar, el objetor será incorporado a un servicio de protección civil colocador bajo la dirección del Ministerio del Interior y cumplirá un tiempo de servicio que excederá en un año al impuesto a los reclutas que forman parte de SU contingente. Cuando pase a la situación de permiso ilimitado, quedará sujeto a llamamientos por medida disciplinaria de la misma du138 ración que los previstos para los demás soldados en permiso ilimitado. En tiempo de guerra o de grandes calamidades, los objetores pueden ser obligados por el Ministro del Interior a las mismas prestaciones previstas para los militares licenciados afectos a los servicios de protección civil. Los objetores incorporados a los servicios de protección civil se integrarán en Unidacies estacionadas en campos o acantonamientos. Su estatuto se dictará por el Rey a propuesta del Ministro del Interior, determinándose especialmente el servicio y régimen disciplinario, que no podrá ser en ningún caso más favorable que el de los reclutas que forman parte del contingente de las Fuerzas Armadas. Disfrutarán de los permisos, sueldo e indemnizaciones correspondientes a los soldados en activo servicio, y les son aplicables las normas relativas a prórrogas. exenciones temporales o exención del servicio militar por inutilidad física. Igualmente les es de aplicación la legislación laboral sobre reserva de puestos de trabajo. Durante el procedimiento puede el intel.esado desistir de su peticicin e igualmente puede hacerlo después de que le ha sido concedida la exención por resolución firme. En ambos casos esta decisión será definitiva v el objetar, si aún no había sido incorporado a filas su contingente. cumplirá con él su tiempo de servicio en igualdad a 10s demás reclutas. Si ya había sido incorporado, tendrá que cumplir en filas el tiempo que le restase que cumplir en el servicio de protección civil, sin que este tiempo pueda ser inferior a cuatro meses. Si se tratase de un objeto!, incorporado a un servicio no armado, podrá ser destinado a un servlcjo armado por el tiempo que le reste por cumplir. La inscripción en el Registro de Objetores de Conciencia puede sel’ anulada si se prueba que el interesado actuó fraudulentamente o di6 o dejó dar informes inexactos para obtener su inscripción. El Ministro del Interior puede, en tal supuesto, llevar el caso ante el Consejo de Objeción de Conciencia que concedió ? confirmó la inscripción, el cual no dictará su fallo sin previa audiencia del interesado, que puede ser asistido por un abogado. Si se acuerda la anulación, el interesado, cualquiera que sea el tiempo de servicio que haya cumplido, deberá extinguir como soldado en las condiciones ordinarias un tiempo de servicio que excederá en una mitad al servido por los reclutas que forman parte del contingente de las Fuerzas Armadas. Los objetores de conciencia no podrán, hasta el 31 de diciembre del año en que cumplan los cuarenta .v cinco de edad, servir ninguna función pública que imponga incluso ocasionalmente el portar armas o su posesión, poseer o llevar armas de fuego, de guerra, defensa o caza, ni participar en cualquier manera en la fabricación, reparación o comercio de armas ni en la fabricación o comercio de municiones. Estas prohibiciones se mantienen en caso de anulación de la inscripción por maniobras fraudulentas. Se sanciona con pena de prisión de tres meses a tres años al objetor que afecto a la protección civil se sustrae a sus obligaciones, rehusa cumplir un servicio que le es ordenado o se abstiene deliberadamente de 139 r.U3l@LAOION Y JUItIBPRUDENCIA ejecutarlo. Igualmente se sanciona con pena de prisión de ocho días a seis meses y multa de veintiséis a mil francos o a una sola de estas penas el objetor que prestando servicio en la protección civil dona, empeña, presta, trata de vender o vende el material, el equipo o las prendas que le han sido confiadas o las destruye o deteriora voluntariamente o se niega a restituirlas cuando es requerido para ello. La negligencia grave en la conservación o entretenimiento de material de equipo y vestuario que le son confiados son castigados con pena de prisión de ocho días a un mes y multa de veintiskis a quinientos francos, o con una de dichas penas solamente. Se castiga con pena de ocho días a dos años al requirente que utiliza maniobras fraudulentas para obtener su inscripción en la lista de objetores de conciencia y al que a fin de provocar la inscripción de un requirente facilita declaraciones o informes a sabiendas de su inexactitud. Estas penas serán dobles en su cuantía cuando las infracciones son cometidas en tiempo de guerra o a él asimilado, siendo la pena de prisión de dos a cinco años la que correspondería al que rehusa sustraerse a stas obligaciones o se niega a realizar el servicio que se le ordena. La ley contiene dos artículos con disposiciones transitorias, que se refieren a la situación de los objetores de conciencia condenados por tal motivo con anterioridad a la promulgación de la ley. E. 14b DE N. L. II. A) 44. JURISPRUDENCIA (*; JURISPRUDENCIA DEL CONSEJO SUPREMO DE JUSTICIA MILITAR (1) Robo con fuerza en las cosas. Art. 504, 4.O CP. Llaves falsas. Art. 510, 2.O CP. Nocturnidad. Art. 10, 13.9 CP. Plurirreincidencia. Art. 10, 15.a CP. Art. 61, 6.8 CP. Medida de la pena. Superior categorfa militar. Determinación de la pena. Art. 61, Za CP. Nulidad de ac= tuaciones. Art. 832 CJM. Defectos procesales. Indefensión. Sent. 10 julio í963 (IV Región Militar).-Los procesados, cabo 1.O de Int.= Juan F. R. y soldados Tomás C. R. y Pablo R. R., del Grupo . . .. de guarnición en . . . . puestos los tres de acuerdo y con unidad de propósito, habiendo partido la idea del cabo 1.0, en la noche del 7 marzo 1961, aprovechando que el también cabo de su Unidad Juan B. V. se encontraba durmiendo, le sustrajeron de su sahariana las llaves del abnacen de tejidos que el padre de éste tiene establecido en Borga, y abandonando el cuartel, se dirigieron a dicho almacén en el que entraron haciendo uso de las llaves sustraídas, apoderándose, con ánimo de lucro, de mantas, madejas de lana, camisas, camisetas, calcetines y otras prendas de vestir, valoradas en 5.590 pts., cuyas prendas sacaron seguidamente a la calle, siendo sorprendidos por una pareja de la Guardia Civil que, al sospechar sobre el origen de los bultos que portaban, les pre(*) Correspondiente a los meses de julio a diciembre de 1963. (1) Las resoluciones que a continuación se recogen han sido dictadas en su mayor parte, por la Sala de Justicia. Sin embargo, para completar la doctrina penal del Consejo Supremo ha parecido conveniente aiíadir algunos acuerdos del Consejo Reunido o del Pleno. A cada sentencia antecede una sucinta enumeración de los temas más importantes que en ella se discuten. Las resoluciones de cada añe van numeradas correlativamente, con objeto de facilitar referencias ulteriores, que se harán indicando el año de la resolución y el número de orden de la misma. A continuación de la fecha se indica la procedencia de la causa. Para evitar innecesarias repeticiones se utilizan varias abreviaturas. Asf, Consejo Supremo de Justicia Militar = CSJM., Consejo de Guerra = CG., Cbdigo de Justicia Militar = CJhK, Código penal = CP., Resultando = RESULT.~. Conafderando = CONSIDP Se ha prescindido, por la misma razón, de todas aquellas cláusulas de estilo que no son necesarias para la inteligencia del texto. El relato de hechos concuerda esencialmente con el que da el Consejo Supremo en los hechos probados, mientras no se advierta lo contrario. 141 ‘.EOlSl.ACIO~ T JURIBPREDERCIA guntaron que adonde se dirigían con ellos, a lo cual contestaron yue pertenecían a un Oficial, y, temerosos de ser descubiertos, escondieron 105 expresados bultos en la Residencia de Oficiales, donde fueron recuperadas todas las prendas sustraídas, al ser detenidos poco después cuando regresaban al cuartel. Pablo R. R. ha sido condenado, por sent. de 17 dicieqbre 1937, a seis meses y un día presidio menor por hurto, y a tres penas de dos meses y un día arresto mayor por otras tantas estafas, >por otra sent. de 24 octubre 1959 a tres meses arresto mayor por tentativa de hurto.-CG. Ordinario: Robo (304, 4.“/505, 2.“/310, 2.O, CP.) ; nocturnidad (10, 13.“, CP.), reincidencia (10, 15.*, CP.) en Pablo R. R., mayor categoría militar y ser el promotor el cabo 1.” Juan F. R.; condenó a Juan F. y Pablo R. a cuatro años, dos meses y un día presidio menor a cada uno y a Tomás C. a dos años de la misma pena, accesorias comunes, efecto militar de pérdida de tiempo para el servicio con destino a Cuerpo de disciplina por el que le resta de permanecer en filas y la deposición de empleo para el cabo 1.” Juan F. R.-Autorid& Judicial: Disintió, porque al concurrir la circunstancia de nocturnidad y no apreciarse ninguna atenuante, debió imponerse a Tomás C. R. la pena de presidio menor en su grado máximo (61, 2.-, CP.) y aumentarse la pena señalada a los otros dos procesados en razón a las circunstancias personales que en los mismos concurren y que ya fueron apreciadas en la sentencia. Por consiguiente, se debía imponer al cabo Juan F. y a Pablo R., cinco años presidio menor, y a Tomás C., cuatro años de la misma pena.-Fiscal Togado: Propone la imposición a Pablo R. de seis años y un día presidio mayor y al cabo Juan F. y a Tomás C. las de cinco años y cuatro años, dos meses y un dfa, respectivamente, presidio menor.-Dejensu: Nulidad del procedimiento porque en el mismo concurren causas que así lo aconsejan a tenor de lo dispuesto en el art. 832 CJM., y para el caso de que no se aceptara esto, que se imponga al cabo Fraile diez meses presidio menor, a Comabella seis meses y un día de la misma pena y a Ramírez cuatro años, dos meses y un día de idhntica sanción.-CSJM.: Revoca porque ntnyuno de los defectos procesales nlegados por la defensa rezinen los requisitos indispensables para acordar la nulidad de las actuaciones cow arreglo a lo previsto en el art. 832 CJM.. pues ni puede estimarse que han producido indefensión de los procesados. ni que han viciado el procedimiento de manera sustancial, no constituyendo tampoco omisibn de diligencias que deben considerarse como indispensables para formacibn de prueba. (CONSID.~ 1). Ahora bien: los hechos relatados en el RF.SIJLT.~ 1 constituyen un delito de robo con’fuerza en las cosas, caracterizado por el usa de llaves falsas, previsto en el art. 504. 4.0/510, 2.0 CP.. y penado. dada su cuanth superior a 500 pts. E infemor a lV.OíW. en el párrafo 2.’ del art. 505 del propio Cuerpo legal, por cuanto los procesados sastrajeron las llaves legttimas del almacén én que se ~uarokban los efectos sustmidos al hijo del propietario del mismo, s~cpuesto. que, de conformidad con el citado @wafo 2: del art. 510 del Código citado obliga a considerar. tules llaves Como falsas, y luego penetraron los procesados en el citado almac& haciendo uso de los mismas y sustrajeron prendas y efec-142 LEGISLACION Y JURISPRL’DENCIA tos cuyo valor ha sido tusado pericialmente en la cuantía de ,LZ?O pts. (CONSIDERANDO II). En la conducta de los tres procesados concurre la circunstancia agravante de nocturnidud, a que se refiere ~1 núm. 13 del ar- título 10 CP., toda vez que buscaron de propásito y aprovecharon las horas de la noche para realizar los hechos, y que, ademús, por lo que respecte. al penado Pablo R. R. concurre la circunstancia agravante de la segunda reincidencia, supuesto que al cometer el delito de robo. que ha quedado calificado, estaba ejecutoriamente condenado en fecha 17 diciembre 1957 por un delito de hurto y tres de estafa, y luego en 10 julio 19.55, conwtió por cuyo delito fur’ condenado el 24 ocotro hurto en grado de tentativa, tubre 1959, agravante de reincidencia que se encuentra comprendida en el ntim.. 15 del articulo y Código citados. (CONSID.~ IV). Por lo que afecta a la pena aplicable, único motivo de disentimiento existente en la presente causa, debe tenerse en cuenta. en primer lugar, que al concurrir en los tres procesados la agravante de nocturnidud que ha sido apreciada. debe entrar en juego 10 dispuesto rn la Twrma 2.O del art. 61 CP.. segîín cuyo precepto cuando concurra algulw circunstancia agravante se impondrá la pena señalada al delito, en este caso la de presidio menor en su grado mdximo, por cuyo motivo a ninguno de los procesados puede imponerse peno inferior a la de cuatro a?ios. dos meses y un día de presidio menor. Límite inferior del grado máximo dE la pena señalada por la ley. cuyo límite superior es cl de seis años. y que, dentro de estos límites se estima no puede olvidarse ponderar, por lo que respecta a la concreción de la pena imponible, que la actuación del cabo 1.” Juun F. reviste una mayor de trascendencia e importancia que la de Tomn’s C., no srílo d&vada su mayor categoria militar, sino también de haber sido el iniciador y promotor d.e los hechos y el que sustrajo realmente las llaves tctilizadas en el robo; y que en cuanto a Pablo R. R.. al concurrir en e1 mismo ademds de la agravante de nocturnidad la de segunda reincidencia qzu? ha sidc apreciada, se estd en el caso ob2igado de señalar la pena superior a In fija& por la ley para el delito, en virtud de lo dispuesto en la reqta 6: &l cita& art. 61 CP.. pena que en’ este caSo es la de presidio malyor. V).-Condena al cabo 1.” Juan F. FL a seis afios presidio menor, al soldado Tomás C. R. a cuatro años, dos meses y un día de la misma pena y al soldado Pablo R. R. a seis afíos y un día de presidio mayor; penas que para el cabo F. R. y soldado C. R. llevan las accesorias de suspensión de todo cargo público, profesión, oficio y derecho de sufragio durante la condena, y para el citado cabo, además, la deposición de empleo y la rescisión de su compromiso como voluntario, para el soldado R. R. la accesoria de inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena y el efecto militar de expulsión de las filas del Ejército y pérdida de todos los derechos adquiridos en 61, y para todos ellos, la pérdida de tiempo para el servicio por el de las condenas respectivas y la obligación de volver al Ejercito a cumplir en Cuerpo de disciplina el tiempo que les falte de extinguir del servicio activo cumplidas que sean las condenas. (CONSIDERANW LeoI&ACION 4% Y JUEIBPRUDENCIA Competencia positiva. Lesiones a bordo de buque de guerra. Buque afecto a Base Saval. Art. 30 CJM. Instrucciones del Estado Mayor de la Armada de 11 mayo 1959 y 14 abril 1961. Lugar. Jurisdk= ción de Guerra en Guinea. D. 22 enero 1948. duto 24 julio 1963 (Región Ecuatorial).-El 24 marzo 1962, al entrar de guardia de vigilante a bordo de la corbeta “Descubierta”, fondeada en -aguas de Santa Isabel, el cabo 2.O torpedista Francisco L. B. manipuló en el subfusil y se le disparó en dirección del cabo 1.O radiotelegrafista José J. M., al que produjo lesiones que le ocasionaron la amputaciõn de la pierna derecha, instruyéndose con motivo de estos hechos la causa 7/1962 por la Jurisdicción de la Región Ecuatorial y por la de la Base Naval de Canarias el procedimiento previo 46/1962. (RESULT.~ 1). La Autoridad Judicial de la Región Ecuatorial mantiene la competencia a tenor del Decreto 2 enero 1948 que atribuye al ejercicio de la Jurisdicción de Guerra de los Territorios de Guinea a la Superior Autoridad militar allí destinada y, por tanto, los buques destacados en aquellas aguas pasan a depender jurisdiccionalmente de dicha Autoridad, aunque administrativamente queden afectos a sus unidades de procedencia. (RESULTP II). La .Autoridad Judicial de la Base Naval de Canarias estimó que dependiendo la corbeta “Descubierta” a todos los efectos de dicha Base Naval, salvo .administrativamente que depende de la Ordenación Central de Pagos, corresponde a la mencionada Jurisdicción el conocimiento de los hechos ocurridos a bordo del expresado buque. (RESULT.~ III).-Fiscal Togado: La cuestión debe resolverse en favor de la Base Naval de Canarias en mérito a que conforme a las instrucciones del Estado Mayor de la Armada, 11 mayo 1959 y 14 abril 1961, la corbeta “Descubierta” depende jurisdiccionalmente de dicha Autoridad y claramente especifica el artículo 30 CJX que en este caso la competencia estará atribulda a la Autoridad Judicial de quien dependa el buque, aunque el delito o falta se hubiera cometido en otra circunscripción jurisdiccional.-CSJiU.: Por los propios fundamentos del Kiscal Togado es procedente resolver en favor de la Base Naval de Canarias, de que depende el buque donde ocurrió el hecho, la cuestión de competencia entablado con la Jurisdicció’n de la Región Ecuatorial. (CONSID.’ ÚNICO.) 46. Responsabilidad civil subsidiaria CJM. Art. 1.062 CJM. del Ministerio del Ejército. Art. 296 dilto 29 agosto 1963 (III Región Militar).-Pieza de responsabilidad civil subsidiaria del E. de T. dimanante de causa 145/1961 contra el soldado Juan Antonio R. G., condenado por imprudencia a abonar 8.300 pta. a don Antonio V. S.-Wnisterio Ejército: Procede.-Fiscal Togado: Conforme.-CSJM.: De acuerdo con el Fiscal Togado. 144 I.EG1SLACION 47. Y Responsabilidad civil subsidiaria CJM. Art. 1.@62 CJM. JURISPRUDENCIA del Ministerio del Ejército. Art. 246 Auto 29 agosto 1963 (IV Región Militar).-Pieza separada de responsabilidad civil subsidiaria dimanante de causa 87/X160 contra los soldados Joaquín M. N. y Antonio D. P., condenados por imprudencia a abonar solidariamente 100.125 pts. a los herederos de María del Carmen M. P. y 465 pts. a Lidia J. C.-Ministerio Ejército: Procede por la totalidadFiscal Togado: Conforme.-CSJ&f.: De acuerdo con el Fiscal Togado. 48. Procedimiento previo. Diligencias previas. Denuncia contra autoridades que ejercen jurisdicción. Arts. S’B/SZI CJM. Retractación. Reacciones de tipo paranoide. Alteraciones arterioescleróticas. Conciencia limitada. Libertad limitada. Auto 29 agosto 1963 (VI Región Militar).-El Capitán de Inf.. retirado don Federico L. G. elevó escrito al CSJM. el 26 noviembre 1962, en el que formulaba determinadas acusaciones contra el CG. que vió y falló la causa 126/1936 de la VI Región Militar en la que el denunciante resultó ‘condenado a la pena de dos años prisión menor por auxilio a la re-’ belión, extendiendo sus acusaciones también contra el Auditor que inrtervino en dicho procedimiento; una vez ratificada la denuncia, se ordenó por la Sala de Justicia de este Alto Tribunal, de acuerdo con el informe del Fiscal Togado, que se incoara en la VI Región un procedimiento previo para exclarecer los hechos en cuestión. (RESULT.~ 1). Completo en la indicada Región, el procedimiento previo 113/1963, instruído a los fines indicados, se deduce del mismo que el Capitán don Federico L. se ha retractado de sus manifestaciones anteriores que, según dice, fueron hechas en un momento de trastorno mental, por lo que retira las acusaciones formuladas, constando, por otra parte, según dictamen del Tribunal Y&ico, que dicho Capitán no ha obrado con plena libertad y conciencia de sus actos por sufrir de reacciones de tipo paranoide y alteraciones Judicial: Propone la termiarterioesclerióticas. (REWLT.~ II) .-Autoridad nación sin declaración de responsabilidad.-Fiscal Togado: Conforme.CSJM.: Entendió que al no haber obrado don Federico L. con plena. IIbertad y conciencia al emitir las acusaciones fornwladas en su escrito dirigido a este Consejo con fecha 26 de noviembre de 1962 y haberse, por otra parte. retractado epz su contenido, retimndo totalmente Zu denuncia formulada se está en el caso, conforme previenen los arts. 520 y 521 del Código castrense de acordar lu terminación del procedimientq (CONSID: úwco.) previo sin declaración de responsabilidad. 145 LE01srAClOH 48. Y JURIBPBUUENCIA Indulto general. D. 11 octubre 1961. Indulto parcial. Ambito temporal de aplicación, Auxilio a la rebelión. Tiempo de la acción. Principio sin dubio pro reo,. Auto 29 agosto 1963 (IX Región Militar) .-Un CG. en Granada el 15 marzo 1963, condenó a Rodolfo T. R. a dos años de prisión por auxilio a la rebelión, sirviendo de fundamento los siguientes hechos probados: “Se sigue la presente causa contra los individuos que constituyeron en la comarca del Marquesado de esta provincia una organización clandestina comunista, en conexión con una organización de este tipo de ámbito provincial, actuando subversivamente con el fin de establecer un partido comunista en nuestra patria, siendo la actuación concreta de cada uno de los procesados la que se consigna a continuación, desarrollada fundamentalmente durante el año 1961, no constando que se prolongara la actuación subversiva hasta la fecha de su descubrimiento y detención de los procesados, ocurrida en los primeros días de octubre de 1962, en ocasi6n de los incidentes laborales ocurridos por estas fechas en las minas de Alquife, respecto de cuyos incidentes, sin embargo, no se prueba que tuvieran matiz político ni que fueran promovidos por los encartados, como organización comunista. El procesado, José B. T., en fecha no concretada de 1960, entró en contacto con Juan B. M., activo miembro del Comite Provincial Comunista, captando para ello a los procesados Gregorio F. M. y Rodolfo T. R., consiguiendo la adhesión más o menos activa de otros muchos mineros y siendo desde el primer momento el jefe y primer re+ ponsable de la organización en toda la comarca con los citados F. M. y T. R., como principales colaboradores, el primero de los cuales actuó principalmente en la Calahorra y en la mina “Andaluza” y el otro, con mayor eficacia, en Lanteira y en la mina de la compañía The Alquife. En 1961 organizaron un viaje a Granada para enlazar con B. M. y recoger propaganda, y por considerarse Bujes que no era conveniente que él hiciera el desplazamiento por temor a haberse hecho sospechoso, fu& comisionado el procesado T. R. que hizó el viaje, costeándose los gastos por todos. Se entrevistó T. R. en Granada con el citado Juan B. M. del que recibió y trasladó al Alquife propaganda subversiva consistente en folletos clandestinos titulados Nuestra Bandera y octavillas con las inscripciones “Amnistfa” y “Franco Vete”. Al regreso del viaje di6 cuenta a Bujes del resultado y decidieron celebrar una reunión en la taberna del procesado Francisco S.-N. M., que no consta fuese miembro activo de la brganizadón. En la tarde de un día de abril de 1961 tuvo lugar la reunión a la que asistieron los procesados José B., Rodolfo T., Antonio G. A. y otros individuos a las que no se ha seguida procedimiento o respecto de los cuales se ha sobresefdo. En la reunión se distribuyeron los folletos y octavillas subversivas llevadas par Rodolfo T. para ser repartidas y difundidas, lo que efectivamente hicieron los procesados, excepto Antonio G. A. . . . José B., F. M. y Rodolfo T. R. hicieron aportaciones económicas y recogieron cotizaciones para el partido y concreta- 146 LIwIsIAcIos Y JUBISPRUDBNCIA mente para ayudar a Juan B. que ya había sido detenido...“. (RRSIII.~I’ANw 1). Rodolfo T. R. elevó instancia solicitando los beneficios de indulto comprendidos en el Decreto 11 octubre 1961. (RESULT.' II).--41 Fisrnl JW tid2co Militar: Informó desfavorablemente, por entender que, aun<lue los liechos fueron realizados fundamentalmente durante 1961, se prolongaron hasta que fué descubierta y desarticulada la organizaci6n comunista y, en consecuencia, excedieron la fecha límite señalada en el referido tlecreto para aplicación de los beneficios.-EZ Auditor: Estimó que, como los hechos que tipifican la conducta delictiva del reo se refieren a abril de 1961 en que se desplaza a Granada para recoger propaganda y asista a una reunión comunista celebrada en Alquife, era procedente concederle los beneficios de indulto, por no recogerse como probado ningzín hecho punible realizado por el penado con posterioridad al 1.O de octubre de 1961.-A?rtorid& J?ldkinZ: Disintió del dictamen del auditor por entender que debían ser denegados los beneficios del indulto solicitado por las mismas razones que se recogen en el informe del Fiscal. FiscaZ Togado: La redacción del RESULT.' 1 de la sentencia permite ronjeturar que las actividades delictivas del reo pudieron prolongarse con posterioridad al 1.” de octubre de 1961, pero como no otorga la certeza clue sería necesaria para basar una resolución contraria al reo, sino que más bien se deduce del conjunto de los hechos probados, que su partkipación en los mismos tuvo lugar con anterioridad a la indicaha fecha, es procedente conceder a Rodolfo T. R. el indulto, teniendo en cuenta que la duda interpretativa que se produce debe ser resuelta a favor suyo en virtud del principio pro reo.-&SJM.: Por los propios fundamentos del ya que en la declaración dr Fiscal Togado resuelve conceder el indulto, hechos probad.os que cn la sentencia se hace. no aparece ning?ín acto dalic- tiîro realizado por el penado Rodolfo T. R., con posterioridad al 1.’ de octubre de 1961, que el Decreto del día once del mismo mes y año señalo como fecha tope de la concesidn de henefice’os de indulto gpnerol qw otorga. (CONSID." úrmo.) 56. Robo con fuerza en fas cosas. Arts. 50@/504, 4.O/5@5, 1.0 CP. Llaves falsas. Art. 510, 2.O CP. Cansas personales de agravación de la pena. Pensión. Art. 194, 2-O CJM. Uso de documento de Identidad a nombre de otra persona. Art. 310. CP. Usa pbbffco de nombre supuesto. Art. 322 CP. Concurso de leyes. Consuncióa. Art. 68 CP. Concurso ideal de delitos. Deserción. Arts. 37@/371, 1-O J 3.“/373 CJM. Tentativa. Falta leve de deserciõn. Art. 443 CJM. Falta leve. Harto de valor superior a 250 ptas. sin exceder de 500. Art. 443 CJM. Falta de estafa. Art. 587 CP. Estafa de hospedaje. Marftimo Cádiz).-El proceSent. 27 septiembre 196.3’ (Departamento sado, Germán T. A., que había desertado de la Compañía de Marinería de cuyo delito se le seguía el corresSan Fernando el 9 agosto 1961 -por pondiente procedimiento, en el que se hallaba declarado en rebeldía-, 147 LLBIIIIACIOI T JURlSPBvDElWXA se presentó voluntariamente en la Comandancia de Marina de ‘Sevilla el 16 enero 1962, permaneciendo en esta dependencia, con prohibición de abandonarla, hasta la tarde del 26 del mismo mes en que huyó saltando la tapia de la parte trasera, con lo que abandonó nuevamente ia vida militar, hospedándose en la pensión denominada “Jesús del Gran Poder” de dicha capital, de la que es encargado don José M. M. (RESULTANDO 1). Antes de abandonar la Comandancia de Marina se apoderó de una cazadora de hule que se encontraba en el cuarto de duchas, propiedad dei paisano don Francisco M. M., en uno de cuyos bolsillos había 81 pta. y el documento de identidad de su propietario; se apropió de este dinero y vendió a un desconocido la cazadora, valorada en 350 pts. (RESCLTANW II). Utilizó el documento de identidad de don Francisco M. M. para hospedarse en la indicada pensión, y el 39 enero 1962, aprovechando un descuido del vigilante, tomó la llave de la habitación del huésped don Jose R. B., entrando en ella y apoderándose de un despertador, una pitillera y un mechero, valorados en 375 pts., que vendió también a un desconocido, abandonando seguidamente la pensión sin abonar el importe de su estancia, que asciende a 90 ptas., y posteriormente fué conducido, en este mismo día, a la Comisaria de Policía, donde manifestó su verdadero nombre. (RESULT? III). De los diferentes objetos sustraídos sólo fué recuperado el documento nacional de identidad, que consta fué entregado a su dueño, y en los autos consta que al procesado se le siguen, por otros delitos de deserción, las causas 124 y 182/1961 del Departamento Marítimo de Cádiz. (RESVLT ? IV).--CG. Ordinario: Deserción en grado de tentativa (370, 1P/371, 1P y 3.O/373 CJM), un año prisión militar y accesorias: uso de nombre supuesto (322 CP.), un mes y un día de arresto mayor y 1X09 pts. multa; uso de documento de identidad (310 CP.) , 1.000 pts. multa; robo 500/564, 4.“/510/505, 1.O CP.) ; circunstancia de agravación (194, 2.0, CJM.), seis meses de arresto mayor. Llama la atención para la corrección de una falta de hurto y otra de estafa.-Auto&&& Judicial: Disintió, Por entender que habiéndose realizado el robo en la pensión donde el reo se hallaba hospedado, concepto distinto del de la casa donde estuviere alojado, no es aplicable la agravante (194, 2.O. CP.), sobre todo no siendo la víctima el dueño o alguna persona de su familia o servidumbre; dos meses y un día arresto mayor y accesorias legales.Fiscul Togado: Igualmente estimó que no era correcta la aplicación del artículo 194 CJM. con respecto al robo; y añadió, por su parte, en cuanto a la deserción que,. como de los autos se desprende que el procesado se ausentó de la Comandancia de Marina el 28 enero y que fué conducido a la ‘Comisaría el 30 del mismo mes, el hecho no puede ser sancionado como delito, sino como falta leve (443 CJM.) con. dos meses arresto.Defensa: Conforme, pero.debía imponerse a los delitos apreciados la pena en su grado mínimo.-CSJiW.: Revoca, porque respetando Za calificación jurádica de la sustracción llevada a cabo por el procesado en la pensión “Jesús de.? Gran Poder” como constitutiva de un delito de Tobo, evidenciado por la utilización de la llave legítima sustraída al propietario para’ penetrar en su habitación y apoderarse de los referidos objetos de su r.EI;IsI.AClnN pertenencia.dc ~Cltt’rth,COtE Y Cl pffTP<Yr JCRIEU’RVDENCIA SUStQ?lt,3dO JIO,. f’l .AUtlitOr 3/ C/7. pitán General del Departamento, y Fiscal Togado de este Consejo Suprem.o. rs ohligarlo admitir que en el h.echo analizafto no concurren los requisitos necesarios para la correcta nplicacióu dct art. 194 CJM.. puesto que la especial agravación de In ley sf refiere al caso de que se realizara en la casa en que el culpable estuviese alojado, es decir. en un domicilio particular, y la vfctima fuera el heC0 0 persona de su. familia 0 servidumbre, y no cs lícito estimarla cu.ando ocurre en u.na pensión --establecimiento abierto al p6hlico y el perjudicado es un huPsped persona difereMf a Ias (/?Ic se citan en el indicado precepto-, lo que pone de el CG. por indebida aplimanifiesto el error cle Derecho en que incwrió cación del art. 194 CJM (CONSID. o II). En cuanto al hecho de la deserción ha de estimarse cometido desde el momento en qué cl individuo de los clases de tropa 0 marinería realiza los netos necesarios para sustraerse al cumplimiento de sus deberes militares y efcrtivamente nhnndonn el servicio de las armas, aunque la gravedad rlp tnl infrncff’ón s4 grflduf en. ,funcidn de tiempo permanecido en esta situación. y asi cuando la ausencia cs inferior a tres dbs consecutivos se califica como ,fnlta Ieve CO?1 aTTP$O al art. 443 CJM., si. crcede de tres dítlS IJ cl reo sc pwsentn espontdneamentc dentro de los quince dins siouicn t(‘s constituye In ffllta grave que sanciona el nrt. -iJI del rhismo Código, y sólo cuando se prolonga pOT ?náS dQ treS días, sin pTesentación QSpOntánea en el phZ0 expresado, integra el delito previsto en cl art. 470 del referido cuerpo Eegal, y como en el presente caso la ausencia fué inferior a tres días. es evidente> que la infraccion constituye In fflltn leve que cnstign cl m-t. 44.7 rlpl Código castrense, sin que a ello obste el que el reo fucrn conducido a la Comisatia de Policía antes de transcurrir el tiempo requefl:do para que la desercidn constituya delito 0 fal‘ta grave, ya que tanto el inciso primero del art. 370 como el art. 431 de que se h.a herh.0 mención, se limitan a exigir que la ausencia exceda de tres días y no entron a distinguir cl conjunto de circunstancias que, a veces. contrariando la voluntad del reo. hacen que no lleguen a COmpktaTSe este períOd0 de tiempo, por lo que con el parecer sustentado se llega a la conclusión de que. de acuerdo por el Fiscal Togado de este Alto Tribunal. es notorio que el CG incurrió en error de Derecho al calificnr la deserción como delito. aunque lo fuera en grado de tentativa, (CONSID ? III). Respecto al delito de usar públicamente nombre supuesto, es de tener cn cuenta qur esta conducta e&o es punible en cuanto adquiere publicidad, o sea, cuando en las re&kmes continuadas ordinarias sociales se sustituye al propio nombre por otro distinto con npnricncia y nfirmación de Icgitimo y como en los autos cínicamente se prueba que se hospedó en la pensión bajo el nombre de FTanCiSCo M. M.. erhibicndo el documento ck identidad expedido a nombre de este --acto que se sanciona como constitutivo del delito de hacer uso dc documento verdadero expedirlo a nonrbre otra personay no se apOrtala otras prUebaS ncreditntivns de que usara dicho nombre con publicidad reiterada o persistente, falta el requisito esencial bdsico para que este delito pueda ser apreciado -aparte de que por aplicación 149 I.EO18L.ACION Y JUXI8PBUDEI’TCIA legal contenida en el art. 68 CP. un misma hecho no puede de dos oHitos distintossi por lo que es visto que en rl únicamente cabe calificar Pste sólo hecho probado como del delito de uso de documento expedido a nombre de otra sanciona el art. 310 CP. (CONSID.~ IV). Y visto que la desera constituir delito ni en los autos existe suficiente base para imputación respecto al de uso público de nombre supuesto. qw se declaran probados son constitutivos de un delito de robo previsto en los arts. 500 e inciso cuarto del 504 en relación con 41 punto segundo del art. 510. y penado en el apartado primero &l art. 505. todos del CP.. y de un delito a?e uso cle documento de identidad expedido a favor de otra persona. previsto y penada en el art. 310 del mismo Crídigo: asi como de una falta leve de deserción del art. 443 CJM.; de UTUI falta de hurto del mismo artículo-, pues aunque el valor de lo hurtado cn. En Comandancia de Marina de Sevilla excede la cantidad que en dicho se señala. este tope económico debe considerarse atemperado o precepto los módulos de la Ley de 30 de marzo de 1954 y dada la referencia inrplécita que en aquél se hace a la regulación cuantitativa que se establect en la legislaa’ón comzín para delimitar delitos y faltas en las infraccimws la cuantía o valo? contra la propiedad que tiene como base de calificación de la cosa objeto da la acción punible, Y. finalmente. cs también responsable de una falta de estafa del art. 587 CP.. integrada por el hecho dc alojarse en la pensiijn sin satisfacer el precio del hospedaje, que se sarcciona con arreglo a este Código por haber sido cometida durante la desrrción. (CONSID.~V). Condena a Germán T. A. por el robo a dos meses de 1« d0ctrin.a ser generador caso presente constitutivo persona, que ción no llegó mantener la -Los hechos y un día arresto mayor, con las accesorias de suspensión de todo cargo público. profesión, oficio y derecho de sufragio durante el tiempo de la condena. y el efecto de pérdida de este tiempo para el servicio, y en concepto de responsabilidad civil a entregar 375 pts. a don José R. B.: por el uso de documento de identidad a 1.000 pts., sustituíbles por dieciséis días de arresto: por las faltas militares de deserción y hurto, dos meses arresto por cada una de ellas, y abonar 431 pts. a Francisco M. M.: por una falta romún de estafa a un mes arresto menor y abonar 90 pts. a don .Jos6 31. JI. Le absuelve de los delitos de deserción y de LISO ptil>lico <Ir nombre supuesto. SI. Responsabilidad civil subsidiaria del Ministerio del Ejército. CJM. Art. 1.062 CJM. Seguro Obligatorio de Enfermedad. Art. 266 Penuria. Auto f octnbrc l.9&’ (1 Región Militar).-Pieza separada de responsahili(lad civil subsidiaria tiel E. de T. dimanante de causa 1.037/1961 contra el soldado Segundo S. N., condenado por imprudencia a abonar 1.550 pesetas al que acredite ser propietario de la moto M-165.097; 5.286 a .José l.uis S. L., por gastos de desplazamiento y jornales dejados de percibir: X040 a la Caja Sacional del Seguro de Enfermedad, por jornales abonados al lesionado. y 13.630 al Seguro Obligatorio de Enfermedad. LKGICILACION Y JUKI~PBUDEF~CIA por los gastos de curación de las lesiones.-AWnisterio Ejercito: Procede sólo con relación a las dos cantidades primeramente citadas.-Fiscal Togado: Conforme con el Ministerio CSJJM.: Declara la responsabilidad civil subsidiaria respecto a las cantidades a que SC refiere la Asesoría del Ministerio del Ejercito. ya yw erL el Seguro Obligatorio de Enfermedad no se dan lns rircunstancias exigidas por la exposición & motivos del CJX. « efectos tie la discrecional declara~icín de responsabilidad civil subs’diaria de que se trntn. (CoNslo: ÚNIco.) 52. Imprudencia simple con infracción de reglamentos. Art. 565, párrafo 2.0 CP. Preferencia de paso. Art. 25, apartado d) Código de Circu= lación. Dados culposos. Arts. 565/563 CP. Apreciación de la prue: ha. Error notorio. Prueba pericial. Informe de la Policía de Tráfi= co. Abono de la retención del permiso de conducir. Art. 33 CP. Res: ponsahilidad civil subsidiaria. Sent. 4 octubre 196’.3 (II Región Militar) .-El 19 marzo 1962, a las nueve cuarenta y cinco horas, el procesado Manuel M. N. conducía, en acto de servicio por Sevilla, el automkil E. T.-25.200 y al llegar a la rotonda conocida por la Pasarela, procedente de la Avenida de Carlos V. para dirigirse a la calle de San Fernando, no obstante hallarse los semáforos en luz amarilla intermitente, no cedió el paso al turismo CO.-20.94 conducido por su propietario don José Luis G. H., que por la derecha del vehículo que conducía el procesado afluía a la citada rotonda con dirección a la calle de la Puerta de la Carne, dando lugar a la colisión de ambos automóviles 7 a que se produjeran desperfectos en ellos, tasador pericialmente los del militar en 1.206 pts. y los del particular en 6.%X El procesado estaba en posesión del permiso de conducir de 1: clase.CG. Ordinario: Absolvió.-Voto particular: Ponente, imprudencia simple con infracción de reglamentos (párrafo 2.” art. 565 y apartado d) art. 25 Código de Circulación) que de haber mediado malicia integraría daños por ocho días de arresto, un año (563 CP.) : 1.000 pts. multa, sustituíble de privación del permiso de conducir, debiendo abonar 1.200 pts. a la Hacienda Militar .v 6.054 a don José Luis G. H., dejando a salvo los derechos que pudieran corresponder a la sociedad aseguradora.-Autorici.& Judicial: Disintió manifestándose conforme con el Voto particular.Fiscal Togado: Solicitó una multa de 1.000 pts., sustituíble por dieciséis días de arresto, estando en lo demás de acuerdo con el disenso.-Defensa: Confirmación de la sentencia.-CSJAf.: Revoca porque la senlencia absoZ?ltoria del CG. se asienta sobre una declaración fáctica en nmnifiesta contradicción con la resultancia de la prueba y. en especial. con el inform< pericial de los agentes de la Policía de Tráfico. Subsector de Sevilla. y de las propias declaraciones del procesado. de las que se evidencia que éste. haciendo caso omiso de lo ordenudo en el apartado d) del art. 2.5 del Código de Circulación. no cedió la preferencia de paso al vehícu((, que Venia pOT SU derecha y, por el contrnrio. al darse cuenta de La pre- 151 mIsIAcIoN Y JURIRPRUJXSCIA srtlcia del mistILo. aceleró el yue cowducía detertninurulo la rolisión dc clmbos, eu~yo proceder ha de estimarse constit?ltivo de ?rn delito de si)npie imprudencia con infracción de reglamentos, previsto y sancionado en el párrafo segundo del art. 565 del propio texto legal. (CONSID.~ 1). Además, de conformidad con lo ordenorlo en el art. .3.3 CP. debe serle abonado al procesado, a efectos de pena de privación del permiso de conducir vehículos de motor, todo el tiempo que preventivamente hubiese estado privado del mismo durante kz tramitación del procedimiento. (CONSIDERANDO V) _ Condena a 1.000 pts. multa, sustituíble por dieciséis días de arresto y privación del permiso de conducir por un año, sirviéndole de abono para el cumplimiento de esta pena el tiempo que hubiese estado privado de dicho permiso durante la tramitación del procedimiento. Responsabilidad civil: abonar al Estado (Ramo del Ejército) 1.300 pts. y 6.054 a don José Luis G. H., sin haber lugar a declarar la responsabilidad civil subsidiaria del Ejército. 53. Competencia positiva. Segunda deserción. Incidencia. lito distinto. Lugar. Art. 30 CJM. Art. 24 CJM. De- Auto 4 octubre 1963 (Departamento Marítimo Cádiz).-El marinero José María G, F., procesado en causa 161/1960 por deserción en el Departamento Xfarítimo de Cádiz, se hallaba detenido en el Arsenal de las Palmas de Gran Canaria y el 29 marzo 1961 se evadió del calabozo siendo detenido en Santa Cruz de Tenerife el 70 mayo siguiente, instruyéndose por estos hechos la causa 34/1961 por la Jurisdicción de la Base Naval de Canarias. (RSULT.~ 1). La Autoridad Judicial del Departamento Marítimo de Cádiz requirió de inhibición a la cle, la citada Base, por entender que eran de su competencia los hechos perseguidos en la causa 34/1961, que consideró una mera incidencia de la causa que se le sigue en aquel Departamento, ya que la nueva permanencia fuera de la vida militar no integra una segunda deserción, sino que debe estimarse como una prolongación de la primera. (RESULTANDO II). La Autoridad Judicial de la Base Naval de Canarias mantuvo su competencia fundándose en que los hechos perseguidos no pueden considerarse como una incidencia de los que motivaron la causa que se sigue en el Departamento Marítimo de Cádiz, puesto que no guardan relación con el procedimiento en sí y. por el lugar y tiempo donde ocurrieron, tienen entidad suficiente para constituir un delito distinto. (RESCLTANW III).-Fiscal Togado: Entendió que los hechos ocurridos en Las Palmas tienen virtualidad propia e independiente y no pueden ser considerados como una incidencia de los perseguidos en Cádiz, por cuanto no existe entre ellos nexo de intención, tiempo o lugar y, únicamente el sujeto activo del delito es el mismo, por lo que de acuerdo con lo dispuesto en el art. .W CJM. debe resolverse la cuestión de competencia en favor de la Jurisdicción de la Base Naval de Canarias.-CSJM.: Por los propios fundamentos del Fiscal Togado es procedente resolver en favor de la Jurisdicción de la Base Naual de Canarias la cuestitin de :52 Ll!zGIäI.ACIOS 54. \- JCPIEPRUDFXCIA Responsabilidad civil subsidiaria del Ministerio Art. 1.062 CJM. de Marina, Art. 206 CJM. Auto 4 oc~uùrc 196.2 (Departamento Marítimo Cartagena) .-Pieza separada de responsabilidad civil subsidiaria (le1 Ministerio de Marina dimanante de causa 23/1X1 contra el marinero José P. E. condenado por imprudencia a abonar 6O.OOOpts. al lesionado Juan B. XI.-Minisferio dr Marina: Procede.-Fiscal Togndo: Conforme.-CSJM.: Procede acordar Irr Ramo de Marina en la .responsnùiZidad civil mbsidiarin dul Gsiado ci1 t-I cuantia de 60.000 pts. parn nl~o?mr nl perjudicado. don .Iun?l B. .lf. (CONSIDERANDO 55. úrnco.) Imprudencia temeraria. Arts. 565/563 CP. Imprudencia simple con infracción de reglamentos. Determinación de la pena. Multa. Art. 76 CP. Conducción ilegal de vehículo de motor. Art. 3.O Ley 9 mayo 1950. Faltas incidentales. Falta de dsaos por imprudencia simple. Arts. soO/ CP. Texto 1963. Falta leve de ausentarse del cuartel sin permiso. Art. 443 CJM. Falta leve de inexactitud en el cumpfi= miento de obligaciones reglamentarias. Art. 443 CJM. Vestir de psi= sano. Faltas leves cometidas por persona no procesada. Sent. 9 octubre 19.53 (IV Región Militar).-El 22 julio 1962, el procesado José F. G., soldado del 4.” Depósito de Sementales, que carecía de permiso de conducir vehículos de motor, ohtuvo de su compaííero, el soldado José B. F., consentimiento para utilizar la motocicleta propiedad de éste, B-151.213, y conduciéndola, sin autorización de SLIS superiores sobre las doce de la noche se ausentó del acuartelamiento, llevando como pasajero al soldado de la misma unidad Miguel G. F., que igualmente carecia de autorización para ausentarse del cuartel, circulando por Barcelona hasta llegar al domicilio del procesado, donde se vistieron de paisano; reanudada la marcha, al llegar al cruce que forma la calle de Paso Bajo Muralla con la plaza de Antonio López, debido a la falta cie cuidado del procesado, la motocicleta colisionó con el taxi B-200.330 propiedad de Rita F. B., que el conductor había detenido ante la presencia de aquélla, a consecuencia de la colisión el procesado y el soldado Miguel G. F. sufrieron lesiones de las que el primero no necesitó más asistencia facultativa que la que inmediatamente le fu6 prestada y el segundo tardó en curar diez días, y resultaron con daños la motocicleta y el taxi, tasados en 4.410,80 y 480 pts., respectivamente, así como gastos por trashdo y estancia de Ia moto en ei Depósito kiunicfpal que importaron 700 pesetas.-CG. Ordinario: Conducción de vehículo de motor sin estar le1 58 LEA31BIAClO?I Y JCBlBPRUDENClA galmente autorizado (art. 3.” Ley o mayo I%(I). falta de daííos (600 CP.). faltas militares de ausentarse del acuartelamiento sin permiso por tiempo que no llegue a constituir otra falta o delito y de inexactitud en el cumplimiento de obligaciones reglamentarias ; dos meses arresto mayor y privación del permiso de conducir por un año: 150 pts. de multa sustiy sendos correctivos de un mes y tuíble por quince días de arresto, quince días arresto, por las infracciones, respectivamente, apreciadas: abonar 480 pts. a la propietaria del taxi y 5.176230 al soldado José B. F. Llama la atención sobre la conducta del soldado Miguel G. F., ppr si procede sancionarle como responsable de las expresadas faltas leves militares.-Autoririud JzcdiciaZ: Disintió por estimar que no era acertada la calificaci6n jurídica y penalidad que señalan respecto a la falta de daños (600 CP.), ya que la calificación correcta es la de imprudencia temeraria originaria de daños (565/5G3 CP.1 que debe castigarse con X778,40 pts. de multa. sustituíble por un mes de arresto, y privación del permiso de conducir por un año, mostrándose conforme con el resto de los pronunciamientos y llamada de atención respecto a Miguel G. F., cuya conducta consider6 suficientemente sancionada con el correctivo de dos meses de arresto que le fué impuesto por el Jefe del Cuerpo, igual que al procesado. Fiscnl Togado: Conforme con el disenso, salvo que el delito de imprudencia dehe ser castigado con 3.32880 pts. por aplicación del art. 7G CP.-Defensa: Xlegó que su patrocinado debía ser condenado por el delito de conducción ilegal a un mes y un día arresto mayor y, caso de apreciarse en él una conducta imprudente, estimarla como falta (586, 3.0, CP.) e imponerle multa de 15 a 150 pts.-CSJM.: Confirma, porque la conducta del procesado JosY F. G.. en cuanto al hecho concreto que determinó la colisih entre los vehículos y sus consecuencias. no puede ser consi&rada como constitutiva de un delito de imprudencia temeraria previsto primero del art. 565. en relacíón cm el 563 CP., según la e?l el parrafo tesis que mantienen en el disenso el Capitán General con su Auditar y el Fiscal Togado en su escrito de acusación. pues para ello sería preriso que el inculpado hubiera obrado con olvido de las mds elementales e ine.Wusal>les normas de precaucicín. lo que no se acredita del examen conj?c?Lta de las pruebas practicadas ni tampoco cabe apreciar la de imprutkncia simple delictiva tipificada en el párrafo 2.0 del art. 56.5. que erige ademo’s de una conducta ausente de racional cautela. la infracción de disposiciones reglamentarias. que tampoco consta fueran queOrantndas por el procesado. por lo que la conducta del mismo ha de calificarse como constitutiva de la falta de simple imprudencia prevista en el art. 600 CP. (tezto revisado vigente. aprobado por Decreto 28 marzo 1963). que de haber mediada malicia constituiría el delito de daños del articulo 563 CP. (CONSID.^ 1). Y ninguna objeción cabe oponer a la calificacih de los demás Lechos enjuiciados. correctamente calificados pvr cl CG. como constitutivos del delito de conducción de vehículos de motor sijr hahilitaci& legal. pwvisto en el art. 3.” de la Ley de 9 d.e mayo & 1950 y de las faltas leves militares apreciadas en la sentencia disentiàa. 4I( ine.ractitwl en eI cwnplimiento de ohligaciones reglamentarias por Y l’(,Stir Jin de pui.scl~to permiso pvr siu nrcto~‘z«cití~i tiompv qur no JURIRPRUDWC~A pnm Ilrya ello y (Ir a wnstitniT flusentarsc del otro v falta delifo cuartel del TI). Condena al soldado José E’. G., por el delito de Conduccion ilegal, a dos meses arresto mayor y prohibición de obtener permiso de conducir por un año. suspensión de cargo público. profesión. oficio v derecho de sufragio durante el tiempo de la condena. v pérdida del mismo tiempo para el servicio: v por la falta de simple imprudencia a 1.X) pts. de multa, sustituíble por quince días de arresto. En cuanto a las faltas leves militares incidentales, no constando con precisión. si ron el correctivo de dos meses de arresto impuesto por el *Jefe del Cuerpo al procesado, lo mismo que al soldado Miguel G. F., fueron sancionadas aquellas faltas, conjuntamente con la tercera cometida por el soldado José F. G. de infringir la orden de la Capitanía General sobre uso de motocicletas durante la prestación del servicio militar, se deja al arbitrio de dicha i\utoridad resolver si han de ser o no castigadas por’ vía gubernativa. Responsahilidad civii: abonar 480 pts. a Rita F. B. > .3.17c>.80 a José B. F. tWtíClI/O 4-13 CJdf. (CONSID.” .56. Falsificación de documentos de identidad. Art. 309, párrafo 2.O CP. Libreta de inscripción marf’tima. Caducidad de anotaciones. Liten= cia para navegar caducada. Reiteración. Art. 10, 14.* CP. Falsffi= cación de documento público. Arts. 303/362, 1.O y 6.O CP. Validez del documento. Alteraciones imperfectas. Interks protegido. Dolo. Sent. 2.7 octubre 196.7 (Departamento Marítimo El Ferrol).El 1.” abril 1969 el procesado, José Miguel S-J. S., que se hallaba en posesión de la libreta de inscripción marítima expedida en Santander el 24 agosto 1954 v autorizada por el jefe del detall de la Comandancia de Marina. horro la firma v rúbrica, sustituen ella SLI nombre v apellidos v también una nueva firma yéndolos por los de “José Gómez Tomé” v fingiendo con estos apellidos, con el fin de eludir la búsqueda de que se creia por una pareja objeto por haber cometido otros delitos, siendo detenido a qurenes se <lió a conocer ’ de la Guardia Civil de Leseca (Guipúzcoa). por su verdadero nombre. La licencia para navegar que se le había condesde el 1.0 enero cedido al expedírsele la libreta, se hallaba caducada 1906. (RESULT.~ 1). Con anterioridad, el procesado había sido ejecutoriamente condenado: Por uso de vehículo de motor ajeno v conducción iiegal. a sendas nenas de un mes y un día arresto mayor, v por imprudencia a 1.000 pts. multa: por delitos de uso de vehículo de motor ajeno y otroc dos de conduccion ilegal, a seis meses arresto mayor por cada uno, y por uso de vehfculo de motor ajeno v conducción ilegal, a otras dos penas de seis meses arresto mayor. (RESULT.~ II) .-CG. Ordin~nrio: Absolvió por estimar que los hechos no eran constitutivos de delito, toda vez que el documento falsificado carecía de validez por haber caducado la licencia para navegar en él consignada, no haherlo utilizado en ningún moment(l >- ser las alteraciones efectuadas tan imperfectas que cualquier persona UGISI.AC10?? Y JURI8PRUDEXCIA podía darse cuenta de la falsificación.-Voto porticzdar: Ponente, falsificación de documento pbblico.-dutotidnd Judicial: Disintió, por entender que la caducidad de la licencia para navegar no afecta a la validez de la libreta de inscripción marítima y para que el delito de falsedatl se produzca sólo es necesario que se realice la mutación de la verdad en documento público LL oficial, siendo indiferente que el documento sea utilizado o la alteración sea imperfecta, falsificación de documento público (302, 1P y 6~/303 CP.), reiteración (10, 14.*, Cl’.), cuatro años y un día presidio menor y 1.000 pts. de multa.-Fiscal Togado: De acuerdo con la Autoridad Judicial, pues aunque el documento falsificado carecía de eficacia en orden a la navegación, no estaba afectado de nulidad radical, ya que surtía sus efectos en otros aspectos, como es el de inscripción marítima que predetermina el formar parte de la Marina de Guerra en los casos de movilización.-Defensa: Confirmación de la sentencia. CSJM.: %?voca porque respecto al extremo de la validez del documento, se impone una declaración afirmativa, pues traíándose de una libreta de inscrjpción marEtima que al tenor de las disposiciones que regulan SIL expedickh y uso tiene un perhdo de vigencia que se extiende desde que el interesado f@?maliza la inscripción hasta que obtiene la licencia absoluta, sin otro requisito que la renovacidn qu.inquenul de la fotografía a ella adherida. es indudable que no puede afectar a su validez intrínseca la caducidad de las anotaciones que en la misma se hacen. como son las licencias para navegar que tienen una regulación independiente y de las que SE deja constancia en la libreta con el Wico objeto de conocer la situación y vicisitudes del individuo en relación con el servicio militar en la drmada. (CONSID.~II). Y el hecho de haber realizado el procesado Jose Miguel S-J. S. en documrnto válido el cambio de su nombre ?J firma por otros supuestos, entraña un nlodo de falsificación que se snnciona en el capftulo ZV. tít. III. libro II CP.. dedicado a la falsedad. siendo suficiente para que el delito exista que se cometan en el documento mutaciones o alteraciones de la verdad que varíen su sentido. como las q?le constan en los autos, sin que se precise que concurra ánimo de lucro, ni que se cause 0 intente causar perjuicio a tercero. y tampoco hay que tener en cuenta la trascendencia y efecto que la falsedad puedo tener en el mwndo exterior. dudo que en esta clase de delitos formales lo que se protege es el quebranto de público interés y las garantías de seguridad que los actos oficiales ofrecen a los particulares. y basta para incurrir en responsabilidad con qu,e el culpable conozca la ilicitud de lo acción que voluntariamente realiza. (C~NSID.~ III). Sentadas las premisas anteriores, resta sólo encuadrar dentro del ámbito de la falsedad la actividad delictiva del procesado. para lo que resulta preciso determinar la especie y calidad del documento en que se efectuó la falsificacibn. y tratándose de una libreta cLe inscripción marítima. en la que se hace constar el nombre. apellidos y demás circunstancias personales del titular, con inclusión de su fotografia e impresión dactiloscópica. y sirve para iokztificarle en el ejercicio de la navegación. pesca. tráfico de puerto o industrias marítimas 0 flote, teniendo en cu.enta la triple clasificncidn que 156 k.EGISLACIOS Jwct~ tl CP. ord ,¿,:r;o wjwtan VII tiocunwnto cl pr<sí~Uc ccsu. por de las Y j~inEsedcdcs JtiLISPRUDENCIA c-u el cup’tulo citado. segzí?¿ SE prirarlo o de identidad. es visto que e’n Is sl~tgularidad drl objeto del delito, los hechos tienen su CrrCuatlramieMo adecuado en la figura delictiva de jalsed& en t~ocullwt~to de identidad que sanciona el párrafo 2.” del art. 309 del referido Código, (C~NSID.~ IV), Además, es de apreciar la circunstancia agravante dC reiteracitin wcogitla cn el inciso 4.” del art. 10 CP.. habida cuenta de las diferentes cor~dc~~ns ijt¿purstas al procesado antes de cometer el deilto que se persigue eu la presente causa. (CoNsl~‘>. Vi. Condena a seis ptil>Lco. meses arresto mayor y 1.000 pts. multa sustituíbles por un mes de arresto, con las accesorias de suspensión de todo cargo público, profesión, oficio T derecho de sufragio durante el tiempo de la condena. 3. Nulidad de actuaciones. Omisión de pruebas sustanciales. Art. 831 CJM. Art. 832, 2.O CJM. Revocación del auto de procesamiento. Prueba de indicios. Robo con fuerza en las cosas. Arts. 50Oj504, 3.0/505, 3.0 CP. Sent. 6 noviembre 1963 (Capitanía General de Canarias) .-Un CG. Ordinario en Villa Cisneros dictó sentencia absolutoria, declarando como probados los siguientes hechos: “El 22 julio 1961 se notó que había sido abierta la puerta del depQsito de víveres, que el Tercio Sahariano Alejandro Farnesio tenía en . . . y que había sido sustraída una pequeña caja de caudales, conteniendo 34.282,50 pts., sin .que esté demostrada la participación del procesado Rafael R. V.“.-Voto particular: Ponente, consideró probado: “El 22 julio 1961 Rafael R. V., quien hasta hacía poco tiempo había desempeñado sus servicios en el depósito de víveres que el IV Tercio tenía en . . . . propuso al legionario Juan G. V. apoderarse de la caja de caudales del mencionado depósito, propuesta no aceptada por este último; por este motivo el inculpado ‘decidió ejecutar solo su proyecto y para ello se dirigió al edificio del depósito y, después de quitar el candado que cerraba la puerta penetró en su interior, cogiendo una pequeña caja de caudales, la cual contenía 34.282.50 pta., saliendo afuera, donde forzó la citada caja para abrirla, tomando su contenido y arrojando la caja que quedó completamente inutilizada. El valor de la caja asciende a 4G8 pts. y el del candado a 80”. Robo con fuerza en las cosas (500/504, 3.0/5%, 3.“. CP.1, agravante (194, 2.“, CJM.) ; diez años y un día presidio mayor, inhabilitación absoluta durante el tiempo de la condena, expulsión de las filas del Ejército, con pérdida de los derechos adquiridos en él.-Autoridad Judicial: Disintió, porque la totalidad de la prueba seiiaIa sistemáticamente al procesado como autor’ indudable de los hechos, ya que por la naturaleza de 10s mismos sólo puede existir, a la hora de su enjuiciamiento, una prueba indicatoria, por ser necesario al autor de la ocultación de sus actas, a cuya prueba tiene que atenerse el juzgador, conjugándola con la de carácter referencia1 que se ha podido To g a<t0: Entendió que era notoria recoger en el procedimiento.-Fiscal I.EGISIACION T JCHTSPRCDESCIA Fa que existía una completa y tota1 la falta de investigación sumarial. duda en relación a los particulares derivados de la COmiSión del delito, pero sobre todo en relación a la persona responsable, y por ello era procedente declarar la nulidad de todo lo actuado a partir de la elevación del plenario, reponiendo los autos al período sumarial.-Defewn: Absolución. CSJM.: Revoca sin entrar en el fondo, porque el disenso planteado SC limita exclusivamente a si ha habido o no notorio error en la apreciación de la prueba, pues del criterio en la apreciación de ln misma depende la absolución a la condena de diez a7ios y un din. Tal disparidad de criterios en la apreciación de una misma prueba sólo pqcede explicars? por no estar agotarla la investigación judkial o no haber acumulado la suficiente cantidad de indicios para señalar. con la mayor garantía de acierto. el autor de los hechos que se investigan en el presente procedimiento. Es indudable que los hechos que recoge el Auditor en su dictamen acusan al procesado de manifestar su propósito de robar la caja. pero del hecho de que no pueda demostrarse cómo invirtió su tiempo el procesado. no puede deducirse la hora en que llevó a efecto el robo ni sentar la afirmación. tal como se declara en los hechos probados del voto particular. de que el procesado “se dirigió al edificio del depósito ti víveres y. despuPs de quitar el candado que cerraba la puerta. penetró en su interiw. cogiendo una pequeña caja de caudnles. la cual contenía 34.282.50 pts.. saliendo afuera. donde forzó la citada caja para abrirla. tomando su contenido y arrojando la caja. que quedó complefc mente inutilizada”. No fijando la hora del hpcho y suponiendo unos actos Y así. a lo largo de todo el suque no pueden aducirse del procedimiento. mario. se observan omisiones importantes en la prcíctica que determ.ina la persona responsable: los indicios no son motivo de investigación que permita su posible apreciación. sobre todo como base a una condena y las sospechas -mks que indiciosno han tenido la debida base, d.e la qu‘e asimismo se de?hQ u?zn SentQncia condenatoria. Todos estos inconvpnientQs los encuentra la Sala de Justicia en el momento de redactar ~1 fallo, y como por otro lado sí aparecen determinadas coincidencias y actitudes que arrojan un fono% de dudns. tampoco puede llegar a la sentencia absolutoria del CG. En razón a todo ello, se han examinado las diligencias que se entienden absolutamente esenciales y que es incomprensible (sic) cbmo no fueron practicadas a su debido tiempo y entre ellas. sin propdsito exahustivo, podemos señalar: a) No consta la hora en que se cerró ùl oficina. b) No se ha llegado a determinar si se ha investigado sobre quién fué la última perscma que viera la caja. c) No se han pedido explicaciones acerca de las medidas de seguridad más elementales en la custodia o!e una caja qUQ. a vQces. contenía importantes carrtidades de dinero. d) Si la oficina fu@ abierta con posteriorictad a Ea una cuarenta d.el día veintidós. e) No ha declarado ~1 legionario que manifestd a Fermin F. que la puerta de la oficina estaba abierta. siendo esta declaracidn fundamental. a fin d.e que pudiera precisar los circunstancias en que fu6 encontrada f) No declara el legionario Francisco B. .$obTQ el que recaen sospechas. g) No se aclara la contradicción existente LU3llLACIOR Y JURISPRUDEI'?CIA en la relación hacha por los imaginarias sobre la presencia a determinadas horas del presunto encartado en la compafiía de su Unidad. siendo ésta una prcictica tan esencial, y así fnfinidarl de ellas qve de una detenida lectura de lo actuado salta a primera vista: siendo ind?tdabk c/~a sOn absolutawwnte esenciales al mejor enjuiciamiento. (CONSID.” Il. En virtud de lo dispuesto en los arts. 8.71 y 8.32 CJM.. In Sala de Jicsticia tiene facultades para anular todo o parte de lo actuado en un procedimiento judicial. cuando entienda que es precisa la prdctica de nuevas diligencias para el mejor enjuiciamienlo de los hechos. (CONSID.” II). Anula las actuaciones practicadas a partir del período sumarial inmediatamente interior al auto de procesamiento, quedando el legionario Rafael R. V.. de momento, totalmente exculpado al quedar sin efecto el procesamiento sin perjuicio de su ulterior reproducción, si a ello hubiere lugar. 58. Responsabilidad civil subsidiaria CJM. Art. 1.062 CJM. del Ministerio del Ejército. Art. 206. Auto lf noviembre 296.5’ (II Región Militar).-Pieza separada de responsabilidad civil subsidiaria del E. de T. dimanante de causa 31/19c,2 contra el soldado Antonio 2. M., condenado por imprudencia a abonar’ 7W pts. a Amir& M. 0. por los daños causados en la moto de su propiedad.-&finisterio del Ej&cito: Procede.-Fiscal Togado: Conforme.CSJM.: Habida cuenta de la insolvencia total del encartado y que los en acto de servicio reglamentam’amente ordenado. daños fueron producidos es procedente declarar la responsabilidnd civil subsidiaria del (Rama del E. ~!2 T.) en la cuantía de 706 pts. (CONSID.~ ú~1Co.J fi9. Estorlo Delito contra el honor militar. Actos deshonestos con personas del mis= mo sexo. Homosexualismo. Art. 352 CJM. Desprecio de edad. Me= oores. Art. 187, 14.” CJM. Apreciación de la prueba. Art. 787 CJM. Error notorio. Art. 7W CJM. Sent. 13 noviembre 1963 (Región Aérea Central) .-El 16 junio 1962, el procesado Comandante del E. del A., don José María S. G., entrh en el cine “Imperial”, de Madrid, sentándose en una butaca contigua a la ocupzda por el niño de once años Antonio P. S., con quien entabló conversación, iniciando al poco tiempo unas caricias, consistentes en cogerle la mano y tocarle los muslos, tratando, asimismo, de tocarle los órganos genitales aunque sin llegar a efectuarlo, porque el menor se negó a ello, y no insistiendo más que en acariciarle los muslos: al terminar la proyección el procesado le dijo al menor que saliese del cine y le esperase en la puerta, donde se reunieron, marchando a los Sótanos de la Gran Vía, en cuyo local le invitó a funcionar varios juegos, acompañándble después hasta la entrada del “metro” de la Plaza de España, lugar donde se despidieron, quedando citados para encontrarse el día 18 por la tarde 1.59 Y JUKlBPlXCDENCla Enterado el padre del menor de que en la puerta del cine ...knérica”. su hijo faltaba al colegio, llegó a conocimiento de cuanto antecede, por lo que denunció IOS hechos en la Comisaría, montando un servicio de vigilancia el 1S en las inmediaciones del cine “América”, y cuando el procesado llegó a la cita dió unos golpecitos en la espalda del menor indicándole que le siguiera. dirigiéndose ambos hacia la Plaza de Legazpi, torciendo por la calle Juan de Vera, en cuyo momento el Comisario don Florentino A. F., que en unión de un Inspector le seguía, se dió a conocer al procesado invitándole a pasar a un portal para evitar que el público se diera cuenta, requiriéndole para que acreditara su persa-: nalidad, resultando ser Comandante; y a pesar de que el Comisario nada le comunicó sobre los motivos de su intervención, el procesado le dijo, Oficicrles Gepalideciendo, “si aquello no tendría arreglo alguno”.--CG. neraless Delito contra el honor militar (352 CJM.), agravante (18’7, 14.‘, CJM.), un año prisión militar, con la accesoria de suspensión de empleo, y separación del servicio.-Defensor: Recurso (797 CJM.), ,en el que impugna la declaración de hechos probados basada exclusivamente en las declaraciones del menor, sin valorar las del procesado, ni otros teslimonios que evidencian su falsedad y prescindir del reconocimiento médico psicológico y psicotécnico de dicho menor que no hace dinas de crédito sus manifestaciones.-Autoridad Judiciul: Propuso la, aprobación.-Fiscal Militar: Confirmación.-Defensa: Abso1ución.C‘S.N.: Confirma, porque siendo facultad del CG, según el art. 787 CJM., apreciar ee. COnjUntO î~ con aweglo a su TaCiOnal Criterio las pr%?baS practicadas, el. notorio eMor que exige el art. 799 da1 propio texto legal para disentir, 4l.e esa apreciación -invocado por la Defensa el acto de la vista ante. la Sala- requiere m.a discrepancia evidente entre los que aquél sentó corno ciertos y los que resultan del contenido d.e las actuaciones; y como deE examen conjunto de las pruebas aportadas en autos, permiten Ilegat a las afirmaciones sentadas por los juzgadores, sin que pueda decirse que est¿n en contradicción con la realidad procesal es obligado respetar IU declaración de probanza en. los mismos términos que se formulan en la sentencia consultada. (CONSID.O 1). Y en cuanto el Jefe procesado don Josk XarEa S. G. llevó a efecto con persona menor de su n&mo se&o actos deshonestos descritos en el prmier resultando de esta sentencia, tal conducta es constitutiz~a, como acertadamente se calificó por el Tribunal sentenciador, del delito contra el honor militar que define y sanciona el artículo 352 del Código castrense. (CONSID.~II.) 60. Delito contra el honor mllitar. Actos deshonestos con personas del mis=’ mo sexo. Bomosexualismo. Art. 352 CJM. Desprecio de la edad. _ Menores. Art. 187, 14.~ CJM. Apreciación ,de la prueba. Sent. 27 noviembre 196.3 (Región Aérea Central).-El procesado, Cm mandante de Aviación, don José MarLa P. U., acostumbraba a asistir al cine “América”. de Madrid, procurando acomodarse en localidades cerca de’ las ocupadas por niños y efectuar con frecuencia cambios de asientos; 160 LZQIIllACIOII Y J IJRI8PRUDENCIA y sobre las dieciséis treinta horas del 24 junio 1962, adquirió localidad en la taquilla de dicho cine, pasando a ocupar una butaca del piso entresuelo y poco antes de empezar la proyección fue a sentarse al lado del niño de trece años José Luis R. G., impidiendo así que lo hicieran los amigos de aquél, Angel U. G., de once años, y Juan Pedro A. L., de trece, quienes pretendían ocupar las localidades contiguas y quedando así sentado el procesado entre los menores Jose Luis y Juan Pedro y al lado de éste el otro niño Angel U. Comenzada la proyección, el procesado colocó los brazos cruzados en el respaldo de los asientos ocupados por los menores entre los que se hallaba sentado, tratando de introducir la mano en el bolsillo del pantalón del niño Juan Pedro, quien creyendo pretendía robarle el monedero lo cambió de bolsillo, y coloeando la mano sobre los muslos del niño llegó a intentar introducirle la mano en la bragueta, tocándole sus partes genitales, a pesar de que el niño quería evitarlo, inclinándose hacia su amigo Angel U.; esta actitud fué observada por el acomodador, quien repetidas veces enfocaba su linterna hacia el procesado por desconfiar de el, ya que en anteriores ocasiones le había observado en su interés de colocarse al lado de menores, por lo que se apresuró a poner los hechos en conocimiento del representante del cine, que dió aviso a la Policía.-CG. Oficiaks Ge?wrnles: Delito contra el honor militar (332 CJM.) ; agravante (187, 14.‘, CJM.) ; dos años prisión militar con la accesoria de suspensión de empleo, y separación del servicio.-Defensor: Recurso (797 CJM.), por estimar que del conjunto de las pruebas, en especial de la practicada en período de plenario y en la vista, se colige que la presencia de! procesado en el cine “América”, tuvo carácter accidental, que :a vigilancia que se ejercía en ,dicho cine no se concret6 únicamente a él, sino que era una medida de tipo general de las que se adoptan en los cines de Madrid, y que no habiendo realizado aquél actos que ataquen a la honestidad, no le es de aplicación el art. 352 CJM., ni la agravante 14 del art. 187 de propio Código, ya que de existir el delito, esta agravante formaría parte del mismo.Autoridad Judicial: Propuso la aprobación, ya que las manifestaciones del recurso no ponen de manifiesto que el Tribunal obrara con notorio error en la apreciación de las pruebas, y las apreciaciones que sobre el resultado de pruebas concretas se hacen por la Defensa, son meras apreciaciones personales, destruídas por el examen conjunto de todas las practicadas en autos, en las que se asienta .la declaración fáctica.-Fiscal Absolución.-CSJM.: Confirma, porque la Militar: Aprobación.-Defensa: relación de los hechos de autos que se formula en la scnlencia del CG. que los juzgo’. se asienta en una valoración conjunta. racional y ponderada de las pruebas y es fiel reflejo del contenido de la investigación sumarial, e igualmente es acertada su calificación jurídka, ya que la conducta del Jefe procesado al llevar a efecto con persona menor de su misn+a sexo los actos deshonestos que se recoger& en el primer resultanda de esta sentencia. es constitutiva de delito contra el honor n$%tar qw? define y sanciona el art. 35-3 del Cúdigo castrense. (C0two.O 1.) lxGlBIA4cIor3 P JUBISPBUDUICIA 61. Delito contra el honor militar. Quebrantamiento de consigna. Art. 357’ CJM. Concurso de leyes. Consunción. Participación criminal. Rnp= tara del título de imputación. Titulo de imputación. Inherencia deb cohecho en el quebrantamiento de consigna. Consumación. Connivencia. Cohwho. Arts. 391/3!I7 CP. Art. 385 CP. Arts. 3911337 CP.Reiteración. Art. 10, 14.*, CP. Reincidencia. Art. 10, 15.* CP. Dás diva indeterminada. Multa. Pena excesiva. Indulto particular. Artículo 183 CJM. Sent. 11 diciembre 1963 (II Región Militar).-A fines de noviembre de 1960, los procesados ex Guardias Civiles José G. R-G. y Jaime G. B.. del Puerto de Santa María, entablaron contacto con contrabandistas > el 16 marzo 1961, se reunieron en el bar “La Flor del Campo” de dicha localidad con el procesado Antonio A. A., conocido contrabandista, para concertar la realización de futuros alijos, pretensión con la que continuaron, a cuyo efecto, concretaron que un coche recogería a los Guardias inculpados para trasladarles a Jerez de la Frontera al objeto de entrevistarse con otros elementos de igual índole. El 19 marzo del mismo año el Guardia G. R-G. se entrevistó con su compañero de puesto JOS& M. G. para que le facilitara información sobre el itinerario a seguir por las parejas de retén fiscal, el que puso en conocimiento de ello a su Capitán, aconsejándole éste siguiera actuando para lograr el descubrimiento de los hechos. El 26 del propio marzo y previo convenio anterior, un automóvil recoge en Puerto de Santa María a los Guardias G. F-G. y’ G. B.; en el que en unión de otros paisanos se trasladan a Jerez, y en el bar “Ideal” se reúnen los Guardias y los también procesados Antonio A. A. y Salvador S. M. conocido como contrabandista, fijando la fecha aproximada del 11 al 12 de abril, por indicación del último, para efectuar el alijo, prometiendo y aceptando la participación económica oportuna que aquéllos ofrecieron a los Guardias para permitir pasar el futuro contrabando sin que se concretase cantidad alguna.-CG. Ordinario: Para los Guardias José G. R-G. y Jaime G. B. apreció cohecho (387 CP.), tres meses arresto mayor a cada uno; y para los paisanos Antonio A. A. y Salvador S. M. cohecho (387/391 CP.), concurriendo en el primero la reincidencia (10. 15.*, CP.), cinco y tres meses arresto mayor, respectivamente .-Defensores de los pakanos: Recurso (797 CJM.) , por entender que procedía su absoluci6n.-Autoridad JudiciuL: Disintió por estimar que no era exacta la calificación juridica en cuanto a Jose G. RG. y Jaime G. B., toda vez que al tener en la fecha de autos la condición de funcionarios públicos y la obligación por su destino, de perseguir la defraudación de las rentas públicas, el abstenerse de actuar en persecución de un contrabando, integra un delito de quebrantamiento de consigna, que obliga a encuadrar tal conducta en el art. 385 CP., siendo en cambio acertado el no sancionar tal comlucta como quebrantamiento de consigna, por considkar subsumida en el cohecho la actuación conjunta de los mismos; propuso condenar a Jose G. y Jaime G. a seis meses y un dia presidio 162 menor, y a Salvador S. M. y Antonio A. A. (arts. 391/385 CP.) a un ano y un día y a cuatro años, dos meses y un día presidio menor, respectivamente, y por resultar excesiva para el último la pena, estima pertinente la aplicación del art. 183 CJM.-Fiscal Togado: Conforme con el disenso, con la salvedad de pedir mayores penas y no considerar conveniente Confirmación. que se h a g a propuesta de conmutación. - Defensa: CSJM.: Revoca, porque aún más que el encaje legal en los arts. 385 a 387 CP. ríe la conducta de los sentenciados, el disentimiento plantea un enfoque soslayado por cuantos intervienen en el enjuiciamiento, a excepción deL Fiscal Jurídico de la II Región Militar, que estima Za con.ductn de los ex Guardias Civiles integrante de una tentativa de quebrantamiento de consigna y en cuanto a G. R-G. a más de cohecho. Para el CG. Auditor y Autoridad Judicial, Fiscal de este Consejo y Defensa, la infracción, solamente dentro ãel cohecho, se tipifica en uno u otro artículo 385 ó 387-, como si quebrantamientos de ley de pluriautoría, no pudieran tener encaje y sanción diferente para distintos autores. La consideración de que un hecho tipo puede ser agravado en su naturaleza en razón del carácter ofin’al, la misión específica, la facilidad de ejecución o encuúrimzento de alguno o algunos de los autores, creando un tipo específico nuevo con calificación y sancibn diversa que para los otros coautores. EL quebrantamiento de consigna es típico delito de cohecho en las fuerzas encargadas de perseguir la defraudación de las rentas públicas y tan intimamente subsumido, que no puede concebirse un cohecho o promesa de ellos: perteneciente a ese servicio, sin dávida o presente, que le lleve a infringir sus deberes especificos. El cohecho deja de ser tal y entra de lleno en la figura penal del militar que rompe la consigna de su Cuerpo o de su servicio, figura de más riguroso perfil y consonancia con los hechos de tan amplio contenido, que basta la connivencia, el acuerdo o la promesa, aunque el alijo no se efectúe, para que la consig na se haya quebrantado y el delito surja por ello. Ligar los acuerdos previos a que. se haya o no verificado el alijo y sentar, por tanto, realidodes penales de quebrantamiento de consignas, frustrados o tentativas de elios, es notoriamente erróneo. Queda conculcada la obligación, sin que por la consigna tenga que ver na,da, si el delito, meramente facilitado burlada, se consume o se frustre, o circunstancias distintas le margiBen a una simple tentativa. El quebrantamiento de consigna delito de resultado, y, por tanto, consumado en cualquier momento de ejecución o desistimiento, los dos procesados ex Guardias Civiles José G. R-G, y Jaime G. B. lo cometieron al ser convencidos de una participación en metálico, El delito está definido y sancionado como contra el honor militar en el artículo 357 CJM., cuya sanción estableceremos en el fallo. (CONSID.~ 1). En cambio, los otros procesados, Salvador S. M. y Antonio A. A. al pretender mediante la promesa aceptada de recompensa, que los Guardias Civiles se abstuvieran de actuar conforme a las órdenes recibidas y a la consigna genérica de persecución dsl fraude de rentas públicas, cometen el delito de cohecho del art. 391 en relación con el 387 Cp. A efectos & extensión de sancidn, precisa estimurse que Salvador 3. M. es reiterante, 163 LEGISUCION ya que gistra número Y JURIi3PBUDCWXA fué condenado. seglín resulta del certificado expedido por el Rede Penados y Rebeldes. en 19 septiembre 1943. en causa 135/1952 del Departamento Marítimo de Cádiz, a la pena de treinta dias de arresto menor por falta de hurto, en 21 octubre 1953, en causa nGn. 18411945, tramitada por un Juzgado de Instrucción de Cúdiz, a la pena de tres meses de arresto mayo7 por un delito de hurto. en 21 marzo 1950, en causa núm. 18911948, del Departamento Marítimo & Cádiz, a la pena de dos meses y un día de arresto mayor por delito de hurto y en 14 julio 1952, en cuusa núm. 12/1951 del propio Departamento, a la pena de 3.000 pts. de multa, sustituible por tres meses de arresto, por ,delito de polizonaje; y Antonio A. A. es reincidente, ya que según certificado del propio Registro Central de Penados y Rebeldes, jué en 16 agosto 1953, en causa núm. 95/1953, tramitada por el condenado Juzgado de Insdrucción del Puerto de Santa María. fué condenado a lu pena de dos meses y un día de arresto mayor por un delito de cohecho, concurriendo, por tanto. en el primero de dichos procesados la circunstancia agravante del ntím. 14 del art. 10 CP., y en el segundo la del número 15 del propio artículo (CONSD.o II). Condena a los ex Guardias Civiles Central José G. R-G. y Jaime G. B. a sendas penas de tres años p un día prisión, con las accesorias de suspensi6n de todo cargo público, profesión, oficio y derecho de sufragio durante el tiempo de la condena y a la de destino a Cuerpo tie disciplina por el tiempo que después deban servir en filas, descontándoseles para todos los efectos el de la condena, y a Antonio A. A. y Salvador S. M. a seis meses arresto mayor, a cada uno de ellos, con las accesorias de suspensión de todo cargo público, profesión, oficio y derecho de sufragio durante el tiempo de la condena, sin imponerles la pena de multa que para dicho delito establecen los arts. 387 y 391 CP., al no haberse concretado la cuantía de la dádiva, ni efectuado el alijo progeCtadO.-OTROsí: La Saia, al amparo del art. 183 CJM., por resultar excesivas las penas que se imponen a los Guardias, dada la naturaleza de los hechos, la diferente extensión sancionadora con relación a los coautores paisanos y que ambos han sido expulsados del Cuerpo de la Guardia Civil, formula propuesta de conmutación de aquellas penas por las de un año prisión, a cuyo efecto, por el Capitán General de la II Región hlilltar, se ordenará la instrucción del oportuno expediente de indulto, de acuerdo con lo prevenido en el art. 996 CJM. ARTURO ANDRÉS BELTRÁN LJSIBLACJCN B) Y JURJBPRC’IllrNCU JU~lSPRUI~EXCIA DE LA DE COMPETEKCIAS AUTO DE 1.” DE JULIO SALA DE ESPECIAL 1963 Cuestión de competencia positiva promovida por la Sección 1: de la Audiencia Provincial de Madrid, al requerir de inhibición al General Jefe de la Región Aérea Central. El Juzgado Permanente de la Región Aérea Central siguió sumario contra don Jorge F. y F. de C., en el que recayó auto de procesamiento por delito de acusación o denuncia falsa, del art. 323 del Código penal. La representación del procesad0 formuló ante la Audiencia Provincial de .Madrid conflicto de jurisdicción por vía de inhibitoria a la Jurisdicción previo informe militar del Aire, y a la Sección 1.’ de dicha Audienria, del M. F., aceptando la inhibitoria propuesta por el procesado, se declaró competente requiriendo de inhibición a la Autoridad Aérea, con base en que la Jurisdicción ordinaria, dada SLI naturaleza y generalidad, tiene carácter atrayente hacia su fuero, salvo los supuesto (!c concreta atril)ución a alguna de las especiales; y ni por su aspecto personal -dado que no consta acreditado que don Jorge F. y F. de C. sea militar-, ni con relación al lugar, ni en consideración al delito, tipificado en el Cúdigo a la Jurisdicci6n penal, puede decirse que exista esa concreta atribución militar. La Autoridad Aérea mantuvo su competencia, por estimar que el sumario seguido por acusación o denuncia falsa es consecuencia del clue, se siguió a dos Jefes del Cuerpo de a instancia del mismo procesado, Ingenieros Aeronáuticos por falsedad en documento público, intrusismo, encubrimiento, apropiación de derechos intelectuales y otros cargos, cu-0 sumario terminó con sobreseimiento definitivo, por tlecreto auditoriado, en el que se mandó proceder contra don Jorge F. y F. de C., siendo así que el art. 24 del C. de J. M. establece que la Jurisdicción que conozca de la causa principal conocerá asimismo de todas sus incidencias, y en el párrafo segundo atribuye concretamente a la militar la denuncia, acusación 0 testimonio falsos. Habiendo insistido ambas Jurisdicciones en su propia competencia, fueron elevadas las actuaciones a la Sala especial del Tribunal Supremo, la que, previo informe del M. F. en sentido distinto, resuelve la presente cuestión de competencia declarándola en favor de la Jurisdicción militar de la Región Aérea Central, conforme a los siguientes fundamentos: -Que la presente cuestión de competencia se ha promovido por la Jurisdicción ordinaria por entender que le corresponde el conocimiento de la causa que se sigue al arquitecto don Jorge F. !’ F. de C. por el .Juzgado Permanente de la Región Aérea Central por el delito de denuncia falsa derivado del procedimiento militar iniciado por esa denuncia y que fu6 sobreseído definitivamente por decreto del General .Jefe de dicha 16.5 Reglón Militar de 5 de octubre de 1961 en el que se aprueba el dictamen del Auditor en el que figura la propuesta de instruir causa contra el denunciante por la posible comisión del referido delito. “Que al perseguirse en el procedimiento militar donde ha surgido la competencia la comisión de un delito de’ acusación o denuncia falsa que di6 origen a un sumario tramitado en la Jurisdicción castrense, sobreseído definitivamente con dictamen del Auditor, en el que se propone instruir causa contra el denunciante, el conocimiento de &.a corresponde a dicha Jurisdicción de acuerdo con lo dispuesto en el art. 24 del Código de Justicia Militar, que atribuye a la aforada conocer de las incidencias de la causa principal, mencionando expresamente como tales la denuncia, parte o acusación falsas; precepto corroborado por el art. ‘724 de dicho Código al facultar a la Autoridad Judicial en los casos de sobreseimiento definitivo a proceder de oficio contra el denunciador; preceptos que quedarían sin contenido si fuese jurisdicción distinta la que tuviese que conocer del nuevo proceso, porque ni una jurisdicción puede recibir 6rdenes de otra, ni la mención expresa de un asunto como incidencia de otro con fuerza atractiva de éste sobre aquel, tendría eficacia procesal si su conocimiento se llevase a quien no conoció de la principal; doctrina que al estar de acuerdo con el nuevo ordenamiento legal no contrarfa la anterior sostenida por este Tribunai que atribuía a la Jurisdicción ordinaria el conocimiento de estos delitos de denuncia falsa derivados de procedimientos militares, cuando el C. de J. M. no contenia los preceptos que quedan invocados reguladores de la cuestión planteada en la presente competencia.” AUTO DE 29 DE NOVIEMBRE DE 1963 Cuestión de competencia positiva planteada entre el Capitán General de la 1 Región Militar y el Juzgado de Instrucción núm. 3 de los de Madrid. Por el Juzgado de Instrucción núm. 3 de los de Madrid se siguió sumario contra Julián G. E. y Ricardo G. R., este último Cabo segundo con destino en la Escuela de Estado Mayor, por haber sido sorprendidos realizando actos de homosexualismo; elevada la causa a la Audiencia y con ocasión de haber interesado de la Capitanía General de la 1 Región Militar la comparecencia del referido cabo Ricardo G. R., se tuvo conocimiento de que por la Jurisdicción militar se seguía causa por los mismos hechos. La Audiencia de Madrid requirió de inhibición a la Autoridad Judicial militar con base en lo dispuesto en los arts. 10 y 11 de la ley de Enjuciamiento criminal y, asimismo, por decreto auditoriado el Capitán General de la 1 Región Militar requirió de inhibición a la Audiencia, visto lo dispuesto en el art. 409, núm. 1.0, del C. de J. M. La Audiencia mantuvo su prooia competencia por estimar que se estaba en presencia de un delito de escándalo público realizado a la vez 166 LEOIRIACION Y JUBI~PRUDLNC1A por un paisano ?- un militar, prescindiendo del posible delito contra el honor militar para cuyo conocimiento es exclusivamente competente la .Jurisdicción militar, y con apoyo legal en los arts. 10 y ll de la ley de Enjuiciamiento criminal y regla 2: del art. 19 del C. de 3. M. Habiendo mantenido ambas Jurisdicciones su propia competencia, fueron elevadas las actuaciones al Tribunal Supremo y pasadas a dictamen <le1 M. F. lo emitió en el sentido de que se trataba de dos delitos perfectamente diferenciados: uno, el posible de escándaio público, delito comun cometido por un militar y un paisano; y por otra parte, otro contra el honor militar, que solo puede ser cometido por militar: para conocer del primero sería competente la ordinaria y para sancionar el segundo la Jurisdicción militar. La Sala Especial, conforme a las razones que a continuación se recogen, resuelve la cuestión en favor de la Jurisdicción militar: *.Que en este conflicto jurisdiccional entran en función dos supuestas infracciones penales: el delito de escándalo público definido en el artículo 421 del Código penal vigente y el cometido contra el honor militar del art. 352 del C. de J. M., que han sido generados por la conjunta actuación de dos personas, sometida una al fuero común y otra al castrense, :: precisamente para que no se divida la continencia de la causa y evitar posibles resoluciones contradictorias el art. 21 del C. de J. M. previendo esta posible realidad, establece que cuando personas sometidas a distinto fuero ejecuten, como en el presente caso, un solo hecho que sea constitutivo de dos o más delitos de que deban conocer jurisdicciones distintas. será competente para juzgarlas la militar.” AL’TO DE 19 DE DICIEMBRE DE 1963 Cuestión de competencia positiva planteada entre la Autoridad Judicial de la Región Aérea Central y el Juzgado de Instrucción núm. 3 de los de Madrid. por el Juzgado de Instrucción núm. 3 de los de la capital se siguió sumario en virtud de querella interpuesta por don Benigno M. de la S., comerciante y militar retirado, sin que conste exactamente graduación ni situación administrativa en el Ejército, contra don Javier A. I., Coronel del Arma de Aviación, con motivo de que por haber requerido los empleados del sefior M. de la S. al Coronel señor A. para que retirara el vehiculo, propiedad de su esposa, que estaba parado delante del establecimiento del que el querellante es encargado, p habiéndose reproducido dicho incidente dos días después. el Coronel dijo al portero de la casa y a un dependiente del señor hl. de la S. que comunicaran a éste que era “un hijo de puta, que era un cabrón y que se cagaba en su padre”. Admitida la querella y señalado el juicio verbal, hubo de suspenderse dicho acto por no constar la citación del querellado. El General Jefe de la Región .4érea Central requirió de inhibición al Juzgado de Instrucción con base en que podía sostenerse la posibilidad LEGISLACION Y JURISPRUDENCIA de que los hechos de autos integrasen un delito de insulto a superior o abuso de autoridad, o faltas graves de los arts. 436 y 437 del Código de Justicia Militar, o falta leve de las que afectan al decoro con que las clases militares deben dar ejemplo de moralidad, decencia y compostura. todo ello conforme a los arts. 6.“. l:? y 459 del propio cuerpo legal. El Juzgado de Instrucción, de conformidad con el M. F., acordó no acceder al requerimiento de inhibición, por entender que los hechos objeto de la querella eran constitutivos del delito de injurias graves, para el conocimiento de los cuales, de acuerdo con el art. 16, núm. 5.“, del Código de Justicia Militar, era competente la Jurisdicción ordinaria. Habiendo insistido ambas Jurisdicciones en su propia competencia, se elevaron las actuaciones al Tribunal Supremo, informando el Ministerio Fiscal que, conforme al art. 16, núm. 5.0, del C. de J. M., tratándose de un presunto delito de injurias, privado, y de posible encaje en los artículos 457 y 458 del Código penal, resultaba clarísima la competencia de la Jurisdicción ordinaria. La Sala Especial decide la cuestión en favor del Juzgado de Instrucción núm. 3 de los de Madrid, con base en los siguientes fundamentos: “Que con arreglo al núm. 3.0 del art. 16 del C. de J. M., los militares en servicio activo serán sometidos a los Tribunales de la Jurisdicción ordinaria en causas que se les sigan por los delitos de injuria y calumnia que no constituyan delito militar. “Que sin prejuzgar la resolución que sobre el fondo pueda recaer en su día y a 10s solos efectos de decidir la presente cuestión de competencia, ha de partirse por ahora del supuesto de que el hecho imputado al querellado puede revestir los caracteres de un delito de injurias en atención a la gravedad de las palabras proferidas y a las circunstancias que rodearon al suceso, por lo que el problema estriba en dilucidar si el mismo hecho pudiera ser constitutivo de un delito militar. ‘*Que en ninguno de los preceptos que se invocan para justificar la preferencia de la Jurisdicción especial del Aire cabe incluir el hecho sumarial, puesto que en realidad se trata de un incidente privado entre un militar en servicio activo y un sedicente militar retirado, suscitado por el estacionamiento de un automóvil perteneciente a la esposa del primero en las inmediaciones de cierto establecimiento mercantil en el que prestaba SUS servicios el último, incidente verbal que, a juicio de esta Sala, no debe subsumirse en los preceptos aludidos. “Que por estas razones,, debe estimarse que, conforme al art. 18 del repetido Cuerpo legal, subsiste la preferencia de la JuriS&CCión ox-dinaria para conocer de la causa y que, por lo tanto, debe decidirse la cuestión en favor de ésta.” JOAQUíN 168 HERNÁNDEZ OROZCO C) 32. JURISPRllI)EKCIA DEL TRIBUNAL Art. 9.“, núm. 9: Arrepentimiento DE LA SALA SEGUNDA SUPREMO (*) espontáneo. “Para la estimación de la circunstancia 9.’ del art. 9.” del Código penal, no basta que el culpable proceda a disminuir los efectos del delito antes de conocer la apertura del procedimiento judicial, pues es menester que espontáneamente lo haga movido por el arrepentimiento.” ISentencti de 1 de julio de 196.7.) 33. Art. 10, ch 8.“: Ahuso de superioridad. **Que la circunstancia agravante 8.” del art. 10 del Código penal contiene cierta causa de mayor culpabilidad derivada de una forma de comisión particularmente reprobable, consistente en el aprovechamiento doloso de las facilidades proporcionadas por la situación de inferioridad en que a la sazón se encuentre un sujeto, a fin de realizar sobre él la acción penada por la ley. “Que en consecuencia la aplicaci6n de esta agravante implica: l.‘, rn desequilibrio notorio entre las concretas situaciones de poder del sujeto activo y del sujeto pasivo de la acción, desigualdad que no debe ser apreciada teniendo en cuenta únicamente la desproporción de las fuerzas físicas del agresor y del agredido, sino tomando en consideración todas las circunstancias y accidentes que configuran el caso. 2.” El aprovechamiento consciente por parte del autor de esta situación de desequilibrio de poderes, a fin de lograr la mejor realización del hecho, 10 que acontece cuando se prevale intencionadamente de la superioridad para actuar con ventaja sobre quien es objeto corporal de su acción. 3.” La apreciación de una mayor culpabilidad del sujeto activo, por constituir, en el caso, dicha forma de comisión especialmente reprobable, la expresión, jurídicamente desaprobada por el art. 10, apartado 8P de una particular abyección de los sentimientos del autor.” (Sentencia de 28 de octubre de 1963. j 34. Art. 10, circ. 14: Reiteración. “Que conforme viene declarando esta Sala la circunstancia agravante de reiteración entra en funciones atendiendo solamente a la cuantía de la pena de los delitos cometidos con anterioridad, abstracción hecha de (*) Se recogen en esta Sección aquellas resoluciones del Tribunal Supremo que por su interés pudieran ser de utilidad para los Tribunales militares. 169 JURIBPBUIlEIWIA Y Im3IaLAcIorl su XitUrakZd jurídica, de acuerdo con el concepto que de esa agravante se da en el km. 14 del art. 10 del Código penal.” (Se~ttrncia dr 2.5 dr octubre de 1963.) 35. Art. 10, circ. 15: Reincidencia. “Para que pueda apreciarse la reincidencia, han de constar con exacta precisión las fechas de la sentencia anterior que ha de producir el efecto de agravar la pena, y la del hecho posterior que sanciona, y, además, que aquélla tenga el carácter de ejecutoria al tiempo de cometer el nuevo delito que debe estar comprendido en el mismo título que el precedente.” (Sentencia de 26 de septiembre de 1963.) 36. hrts. 12 y 14: Coautores. “Constituye a todos los concertados en autores de todos los delitos que se hayan cometido como resultado del acuerdo o confabulación que los cuatro procesados tuvieron para impedir la recuperación del inmueble por su legítimo propietario, cualquiera que sea la participación 3: actividad que cada uno desarrollara materialmente para la consecución del ilícito resultado que se habían propuesto, pues según tiene declarado esta Sala se consideran autores a cuantas personas toman parte directa en la ejecución de un hecho punible, comprendiéndose en aquel concepto no sólo los materiales ejecutores del mismo, sino cuantos a él concurren por medios directos, personales y eficaces, puesto que la consumación del delito es la resultante de la necesaria concurrencia de todos estos medios utilizados con aquel fin y propósito.” (Sentencia de 23 àe octubre de 1963.) 37. Art. 104: Responsabilidad civil. ..Que reiteradamente se viene sosteniendo por esta Sala que infringe claramente el art. 104 del Código penal, por aplicación indebida la sentencia que reconoce, a efectos de la percepción de las indemnizaciones civiles, el carácter de terceros, a quienes no resultasen directa o necesariamente afectados por las consecuencias naturales que del delito derivan.” (Sentencia de 23 & octubre de 1963.) 38. Arts. 106 y 107: Responsabilidad civil “Si bien el art. 106 del Código penal establece con carácter imperativo que en el caso de ser dos o más los responsables civilmente de un delito o falta los tribunales señalarán la cuota de que deba responder cada 170 trD18JACIVN 1 JURISPRUDENCIA Uno, esta exigencia legal sólo tiene aplicación para los supuestos en que hava que indemnizar a terceras personas perjudicadas por el delito, pero cuando, como en el presente caso ocurre, además de esas terceras personas perjudicadas, se han originado unos daños recíprocos en los vehículos que conducían los procesados que son condenados por el mismo delito de imprudencia, en virtud de la concurrencia de culpas, cada uno de estos conductores, co-reos del delito, es responsable de los daños que haya sufrido el vehículo por él conducido, debiendo indemnizar a su respectivo patrono o principal con el importe de tasación de dichos daños, y si los conductores de los vehículos de ajena pertenencia o alguno de ellos, han resultado insolventes, cada propietario soportara su propio riaño por no establecerse la solidaridad, entre ellos, ni puede alcanzar la responsabilidad subsidiaria a tercera persona que no tuvo participación en el delito.” (Sentencia de 2 de julio de 196.7.J 39. Art. 184: Detención ilegal. “Que el doI0 específico del delito de detención lo constituye la conciencia plena, absoluta y segura que tiene el agente, que ha de ser funcionario público o tener este concepto, de que la detención que ordena o realiza es ilegal; es decir, que el acto es antijurídico en su inicio, realización y ejecución, pero cuando el funcionario o autoridad que acuerda o ejecuta la detención, tiene fundada creencia de que un sujeto ha realizado un acto o serie de actos atentatorios al orden público, en SLI más amplio contenido, y la autoridad que da la orden de detención tiene por sí misma, en virtud de las funciones que le atribuyen o, mejor dicho. le impone la ley de Orden público de 36 de julio de 1959, y el art. 117 de la Administración local de 16 de diciembre de lS50, la misión de mantener el orden público, proveyendo a la seguridad pública y social, no existe el dolo específico necesario para la existencia del delito de detención ilegal del art. 184 del Código penal.” (Sentencia de 19 de octz&re 1963.~ -10. Arts. 303, 304 y 307: Falsedad en documento oficial. “Que el delito de falsedad documental por SU propia naturaleza y por imperativo del epígrafe del capítulo IV, título 3.“, libro 2.“, del Código penal, requiere como primero e inexcusable elemento de la acción el objeto material de la misma que, en nuestro Derecho es y no puede ser otro que el documento, objeto constantemente circunscrito por la jurisprudencia al escrito en que se acredita un hecho o situación suscep tible de constituir su elemento de prueba; la carencia del objeto jurídico de delito priva a la acción de todo contenido penal.” (Sentencin de 19 cie octubre de 1963.) 171 41. Art. 320: UsnrpaciRn de funciones. ..Que el delito de usurparion de funciones puhliras. previsto y penado en el art. 320 del Código penal, no requiere. como en el Cnico motivo del recurso se argumenta, la exhibición de atributos o documentos justificativos de la falsa condición, sino que puede perpetrarse por el mero hecho de atribuírsela v de ejercitar actos inicialmente propios de la mi.+ ma, aunque luego aboquen a otras actividades delictivas que no lo sean, ya que evidentemente no es funciCn oficial la de delinquir.” ISentrnrin fie 17 de octubre de 196.7.) 42. Art. 406, ch. 1.‘: Alevosí8. “Para la apreciación de las circunstancias modificativas de la responsabilidad criminal, es indispensable que aparezcan tan evidentes v pro hadas como el mismo delito que se enjuicia, v esta esigencia establecida por la doctrina y que está fundada en principios de justicia y equidad, tiene que extremarse cuando se invocan agravantes cuya estimacion conduciría, como en el presente caso, a una calificación tle delito más grave con el consiguiente aumento en la penalidad.” fSentewin rlr 27 de sfptiefflhre de 1.96.X) 43. Art. 407 en relacibn con el 3.0, párr. 2.0: Homicidio frustrado. ‘.Que al ser toda infracción dolosa la exteriorización de un propósito delictivo, su valoración en el orden penal debe hacerse en función de los factores v circunstancias concurrentes y aun de los anteriores al acto en cuanto sirvan para dar a conocer el propósito del agente y saber qué es lo que quiso y lo que le determinó a obrar; ya que ese querer del delincuente en el momento de ejecutar una acción es lo que sirve para tipificar esta con independencia del resultado, exponente sólo del grado de ejecución de aquel propósito; y de aquí que en los atentados contra la integridad de las personas no pueda examinarse solamente ese resultado.” ISentencia de 22 C!P octubre de 196.7.) 44. Art. 504, núm. 1.0: Robo. “Que si la sentencia recurrida para definir el roho atendio al párrafo 1.” del art. ,504 del Código penal, estimó, con estrecha sumisión a los hechos, que la entrada en la casa en ruinas había sido hecha con escalamiento, sin que para nada atendiese a conceptos de fractura y esto SLIpuesto, como el procesado ingresó en aquella construcción previa subida al tejado v luego se desliz6 al interior aprovechando un orificio en la 172 Y JURISPRCUãSCIA mal conservatla tcrhumbre. es visto que hubo el escalamiento, pues se hecha de que el hueco entró por ví3 distinta a la propia, abstracri0n utilizado no lo abriese el procesado y estuviera determinado por la incuria 0 el paso del tiempo.” fSente,ncin de 22 de octubre de 196.3.) -Is. Art. .SO4, circ. 4.“: Robo. “So todo empleo de llave para penetrar en un local acarrea 11 responsabilidad del art. 500 del Código penal, en relación con el núm. 4.” como llave falsa la que no del art. SO& porque no puede considerarse es sustraída mediante un apoderamiento previo del poder de su propietario. porque el aludido instrumento cuando se encuentra dentro del caj<in de una mesa de escritorio en local donde prestaba sus servicios como empleado del economato el aludido recurrente, al no constar en el hecho que ese cajón estuviese cerrado, el apoderamiento de la llave, aun con el propósito de emplearla para abrir el almacén, revela una falta de lealtad en el ejercicio de sus funciones, el voluntario quebranto de la confianza en ese empleado depositada, de la que abusa, para apoderarse con ánimo de lucro de cosa mueble de pertenencia ajena, sin que la llave al efecto utilizada merezca legalmente la condición de llave falsa porque el art. 504, en su núm. 4.“, del Código penal, en relación con el 510, no lo reconoce expresamente esa, en este caso, equívoca condición, que estimada contrariamente, representaría una razonable interpretación en perjuicio del reo.” (Sentencio de 19 de octítbre de 1963.) 46. Art. 510, núm. ‘2.“: Hurto. “Se plantea una vez más el problema del concepto de llave falsa a los efectos de discriminar cuándo la utilización de las legítimas por el culpable puede tipificar o no el delito de robo, de acuerdo con el concepto que de ellas da el núm. 2.0 del art. 510 del Código penal, al entender como tales las legítimas sustraídas al propietario: y una vez más ha de sentar esta Sala, que no siempre su utilización por quien no sea su dueño da contenido al citado delito, sino que es preciso que esas llaves sean sustraídas al propietario, palabra que, inserta en el capitulo dedicado al robo, hay que entenderla en el sentido de actividad, cualquiera que sea, desplegada para la aprehensión: o sea, un acto del culpable para desposeer al propietario, aunque sea momentáneamente de las llaves, ora les tenga materialmente en su poder, ora las haya situado donde sólo él o la persona que designe las pueda utilizar; pero cuando no ocurre así, y las llaves se encuentran visiblemente en condiciones de ser usadas por cualquiera, entonces, no se rompe ninguna relación posesoria entre el dueño y la llave, no hay sustracción propiamente dicha, sino utilización sin violencia ni fraude, y entonces la Apertura del local u objeto cerrado con esa llave no puede callfidarse de robo, sino de hurto. y ello es evidente teniendo en cuenta que lo que tipifica el primer delito es la violencia o intimidación para el apoderamiento de la cosa ajena, lo mismo se ejerzan directamente sobre la misma cosa o su poseedor, que sabre los medios de acceso a ella -sustracción de llaves legítimas, utilización de otras distintas, ganzúas, etc.-, porque en uno y ntro caso la ley contempla para matizar esta antijuridicidad la violencia lo mismo se utilice en el initio como en la consumación, y al faltar queda la aprehensión de lo ajeno fuera del área del robo.” /St%tmwin de 9 & octuhrr de 1963.) 47. Art. 516, núm. 2.O: Hurto. “Para apreciar el abuso de confianza que como circunstancia cualitkativa y agravatoria del delito de hurto define el núm. 2.’ del art. 516 de1 Mdigo penal vigente, es preciso que además del vínculo laboral o de otra índole que ligue al perjudicado con el autor del delito, por virtud del cual se deduzca la confianza que aquél hubo de depositar en éste. con la consecuencia de la debida y obligada lealtad por su parte, es tambien necesario que el agente en su hacer delictivo se aproveche de la situación en que su actuación en su trabajo le coloque o que se aproveche por su condición laboral, de las facilidades que a todo obrero se entienden implícitamente concedidas para entrar en el local donde trabaja.” (Sentenda de 19 de octubre de 1963.) 48. Atts. 516, n8m. 2.O y 10, circ. 15: Hurto. “El parrafo 2.” del art. 516 del Codigo penal no alude a un abuso de confianza que precisamente sea la que el perjudicado otorgue al que hurta, sino que según lo ha entendido esta Sala, dada la amplitud del texto legal, el abuso de valor penal es todo aquel que traspasado por el culpable determina una facilidad de realización del delito, precisamente entroncada en la situación de privilegio que la confianza otorga.” (Sentencin de 2 de noviembre de 1963.) 49. Art. 529, nlm. 1.0: Estafa. “Que si bien en alguna ocasibn se ha sostenido por esta Sala que no todo engafío arteramente empleado para conseguir la entrega de dfnero o de alguna cosa de valor económico, determina el ardid caracterfstico del medio defraudatorio, puesto que es preciso fijarse para otorgarle el verdadero carácter de elemento integrante del delito de estafa, que sea de una eficacia tal que logre vencer la voluntad del hombre de normal capacidad y como en el hecho probado se sostiene que el procesado, con unidad de propósito y ánimo de lucro, so pretexto de que podfa facilitar Lm3lBlACIO~ 1 JCRIUPRUDLXCIA pisos a los dos perjudicados, apariencia de poder que no era cierta, 1ogrG la entrega de las sumas que se mencionan, de las cuales se apropió, sin haber reintegrado las cantidades recibidas ni facilitado los pisos, y como este medio engañoso ha sido lo bastante para forzar la voluntad, puesto que es perfectamente creíble lo que propuso y no una burda promesa susceptible de fácil comprobación, que aleja toda idea de contrato civil, y que no cabe exigir entre los elementos puestos en juego por el acusado, al que se ve forzado por la necesidad de procurarse habitación a acudir a cuanto medio sea factible y humanamente posible para lograrlo, hace improsperable igualmente el segundo motivo del recurso.” (Sentencia dc 28 de septiembre de 1963.) 50. Art. 529, núm. 1.O: Estafa. “Que la estafa propiamente dicha, a que se refiere el níím. 1.” del artículo 529 del Código penal, texto refundido de 1944, requiere como elementos esenciales, entre otros, que a consecuencia de cierta conducta engañosa se origine o robustezca un error en determinada persona, en virtud del cual realice el engañado un acto de disposición que redunde en perjuicio del disponente o de un tercero.” (Sentencia de 16 de octubre de 1963.) *Fil. Art. !+34: Estafa. “El delito de estafa se integra, además de por el ánimo de lucro, por el perjuicio patrimonial logrado o intentado, mediante engaño suficiente para inclinar el Animo predispuesto de una persona a la realización de algo, que de otra suerte, no hubiera efectuado; es decir, con bastante poder de captación de la voluntad de la víctima, para moverla a hacer lo que desea el agente, para su logro económico.” fSentencin de 22 de octubre de 1963.) 52. Art. 546 bis a) : Receptación. “Que el párrafo 1.” del art. 546 bis a) del referido Código no describe un tipo delictivo de favorecimiento personal, cuya ejecución requiera la existencia de una relación directa entre los autores del delito principal y tìel delito accesorio, sino un tipo de delito de receptación real, para cuya realización basta la concurrencia de los factores acuñados en el texto legal, entre los que no se cuentan el del conocimiento por el receptador de las personas responsables del delito precedente ni el de que la recepción de los efectos de éste se efectúe de manos de aquellas personas.” (Sentencia de 25 de octubre de í963.) LkGIt3lAClON 53. Y Art. 565, párr. 1.0: Imprudencia JURI8PBVDENCIA temeraria. “Reiteradamente ha declarado esta Sala que la preferencia de paso no es tan absoluta que permita conducir a velocidades excesivas confiado en aquélla.” (Sentencia de 2 de julio de 1963.) St. Art. 565 : Imprudencia temeraria. --Que el único medio de lograr siempre el cumplimiento del art. 565. párrafo 4.0, del Código penal para que los delitos culposos no superen en gravedad a los dolosos, es tomar como pena base para la rebaja la correspondiente en primer lugar al delito que se hubiera cometido mediando malicia y no una u otra de las fijadas como penas principales únicas en los dos primeros párrafos de dicho artículo, pues hay casos, uno de ellos el de este recurso, en los que rebajando de estas últimas, aún resultaría superada la gravedad del delito intencional, lo cual nunca podría suceder adoptando el módulo anteriormente aludido conforme al t?xio literal de el indicado párrafo 4.O” (Sentencia de 25 de octubre cla 1.963.) IGNACIO Díaz DE AGVILAR Y DE ELfzaca LLGIBLACION D) JURISPRUDENCIA Y JURI~PBCDEXWIA CONTENCIOSO*ADMINISTRATIVA SUMARIO: 1. Contratación administrativa: A) Se reitera que es precep tivo el informe del Consejo de Estado en materia de interpretación, resolución y rescisión de contratos administrativos. B) Reiteración de la doctrina general sobre la mora en los contratos administrativos, La purgatio morae. C) No es de aplicación en esta materia la cláusula reL>u.s sic stantiùus. D) Revisión de precios. Doctrina general.-II. Industn’as militarizadas. Jurados de Empresa: Las industrias militarizadas están exceptuadas de la obligación de constituirlos (art. 6.“, apartado lP, del Reglamento de ll de septiembre de 1953).-1X Procedimiento: Plazo de interposición del recurso contencioso-administrativo y de resolución del de reposicibn (artículo 58 de la ley de la Jurisdicción).-IV. Kecurso de revisidn: Supuesto de haber sido dictadas “resoluciones contrarias entre si” (artículo 102 de la ley). 1. A) SE REITERA CONTRATACION ADMINISTRATIVA QCE ES PRECEPTIVO EL INFORME EN MATERIA DE INTERPRETACIÓN, DEL CONSEJO DE ESTADO RESOLUCIÓN Y RESCISIÓN DE CONTRATOS ADMINISTRATIVOS Sentencia de í4 de noviemlwe de 1963.-En recurso interpuesto contra órdenes del Ministerio del Ejército por las que se denegó a la entidad adjudicataria de un suministro de material, la devolución de determinada cantidad por diferencia de cambio de divisas, el Tribunal Supremo, acogiendo la pretensión anulatoria deducida por el recurrente, declara sin valor ni efecto, como dictadas con omisión de trámite esencial para su eficacia jurfdica, las Ordenes ministeriales combatidas, y ordena se reponga el expediente al momento anterior al en que se dictó la primera de ellas, a fin de que se emita por la Comisión Permanente del Consejo de Estado el preceptivo informe respecto a la interpretación de las estipulaciones contractuales objeto de la controversia y a la vista del mismo, acuerde el Ministerio del Ejército nueva resolución ajustada a Derecho. He aquí la doctrina, prescindiendo de la cuestión de hecho: +‘Los arts. 17, núm. 5P, de la ley Orgánica del Consejo de Estado de 25 de noviembre de 1944, y 5P núm. 5 del Reglamento para su aplicación aprobado por Decreto de 13 de abril de 1945, disponen que la Comisión Permanente de dicho Alto Cuerpo consultivo, deberá ser oída en los casos de interpretación, resolución y rescisión de contratos administrativos, salvo aquellos que por su trascendencia juzguen el Jefe del Gobierno o presidente de aquel Organismo conveniente oír el informe del Consejo de Estado en Pleno: trámite que la jurisprudencia viene considerando esencial hasta el extremo de que su falta origina la nulidad de las actuaciones s partir del momento en que la Administración lo eludió, como es de ver LWIELACIOI Y JURIIIPBUDEXWIA en las sentencias de esta Sala de 3 de mayo y 8 de junio de 1961, y. 26 de mayo y 4 de octubre de 1962. “El estudio detenido del expediente administrativo revela la existenocia en este caso de tal omisión, productora de la ineficacia jurídica de las Ordenes ministeriales impugnadas, de acuerdo con los arts. 26 y 28 de la ley de Régimen jurídico de la Administración del Estado, y 47, páque dictan sanción de rrafo Z.O, de la de Procedimiento administrativo, nulidad para las disposiciones contrarias a las normas legales, con carácter absoluto o de pleno derecho.” B) REITERACIÓN DE LA DWTRIHA ADMINISTRATIVOS. GENERAL LA SOBRE. LA MORA EN LOS CONTRATOS “PURGATIO MORAE>' Sentencia de 10 de diciembre de 1963.-Pedida revisión de prrc~os al amparo del Decreto-ley de 18 de enero de 1957, con motivo de un suministro de mantas para el Ejército, fu6 aqm?lla denegada con fundamento en los criterios doctrinales a que se alude en los considerandos de la sentencia, por la que se estima en parte el recurso fnterpuesto y que se transcriben por contener una muy concreta exposición de la doctrina jurisprudencia1 sobre la materia del eplgrafe: “Ha sido enjuiciada y resuelta la cuestión en esta litis, en múltiples recursos analogos, entre ellos en los fallados por las sentencias citadas en los Vistos (l), en el sentido de declarar: 1P Que la mora es un concepto técnico-jurídico no equivalente a la noción vulgar de mero retarduen el cumplimiento de una obligación, sino regulado o en su noción precisa y elementos esenciales en el art. 1.100 del Código civil: hay que acudir siempre que entre en juego en cualquier relacibn jurfdlca el referido concepto: y en el primer párrafo de dicho artículo señala como requisito necesario para que un deudor -el contratista en este casoincurra en mora, que el acreedor -aquí la Administraciónle exija, judicial o extrajudicialmente, es decir, en el caso de que se trata, con un sfmple oficfo al menos, e! cumplimiento de su obligación. 2.‘ Que tal exigencia, en la que el Código, única fuente legal en la materia, ya que la leglslaciõn administrativa no deflne la mora, acoge la tradicional fnterpeZZatio al deudor de los Derechos romano y común europeo, no será, sin embargo, necesaria cuando la ley o la obligación Yo declaren asf expresamente n, o cuando, de la naturaleza y circunstancias de la obligación, resulte que la designaci6n de la @oca en que habla de cumplirse fue “motivo determinante” para establecer la obligación. “Conforme en que ni la ley ni la obligación, o mejor su fuente, que es aqui el contrato, han hecho la declaración aludida, la Administración sostiene la tesis de que, en los contratos administrativos, cualesquiera que sean, no hace falta indagar en cada caso concreto, si atendiendo a su (1) Sentencias de 31 de mayo & 1958; 30 de diciembre 13 de diciembre de 1962, y 2, ll y 2’7 de febrero de 1963. 178 de 1961; LEGISLACION T JUBISPRIJDEIWIA naturaleza y circunstancias, la designación de la época de cumplimiento fué 0 no “motivo determinante” para establecer la obligación; porque siempre, y absolutamente en todos los casos -tan variadísimos y distintos entre sí- en que la Administración contrata, la época de cumplimiento en la obligación de la otra parte contratante, es motivo determinante para establecer dicha obligación; pero hay que reconocer que ello no está determinado así en disposición alguna; pues el invocado por la Asesoría Jurídica en su informe de 28 de abril de 1960, art. 56 de la ley de Procedimiento administrativo, posterior a la fecha de celebración de la subasta de 25 de septiembre de 1956, a que este asunto se refiere, y alusiva a plazos de tramitación de expedientes y no de cumplimiento de obligaciones contractuales, no es aplicable a la cuestión debatida; v mientras no exista una norma que así lo ordene, la tesis aludida no pasa de ser una opinión doctrinal o el deseo de una reforma legal, sin apoyo en norma alguna, positiva vigente; opinión que, por tanto, no basta para eliminar el cumplimiento y aplicación del núm. 2.0 del artfculo 1.100 del Código civil, del contrato de que se trata, ya que, si en una disposición administrativa se alude a la mora, sin dar en ella una noción distinta de la legalmente definida en el Código civil, a ésta hay que atenerse. “Como la orden recurrida se ha basado única y exclusivamente en el mencionado criterio doctrinal para estimar incurso en mora al recurrente y denegar, sin entrar a examinarla, una revisión de precios, ya aceptada, discutida simplemente en sus detalles y favorablemente informada en la cuantía con la que declaró su conformidad el recurrente, por organismos inferiores del Ministerio, la orden de éste debe estimarse no conforme a Derecho; toda vez que no se aprecia que la fecha de cumplimiento de la obligación de entregar partidas de mantas, destinadas a almacén, fuese “motivo determinante” del establecimiento de la obIigaci6n; y, por otra parte, ni la ley ni el contrato lo declaraban así. “A mayor abundamiento, la recepción sin advertencia alguna respecto al momento en que se hacía, de las mantas suministradas, el abono de su importe y la devolución de la fianza -acto no negado por la Administración, que según la disposición 15 del pliego de subasta, respondía del cumplimiento del contrato y serfa “adjudicada al Estado como indemnización por la demora”-, implican el reconocimiento de que ésta no se dio; o en todo caso, significan y revelan el efecto novatorio de la llamada purgatio morae, que hace desaparecer 10s efectos; constituyendo, ademas, dicha recepción de las mantas, abono de SU importe y devolución de la fianza, actos de la Administración, contra los que ésta no puede volverse sin las procedentes formalidades.” La sentencia & i0 de dkieml>re & 1963, en recurso similar, identico fallo apoyado en la misma doctrina. 179 contiene LEOIELACION c) ‘;O ES DE APLICACIÓN “REBUS T JUBIBPXUD~CIA EN SIC ESTA MATERIA LA CLÁUSULA STANTIBUS” Sentencia de 15 de noviembre de 1963.-Con motivo de la adjudicación por el $Iinisterio de Obras Públicas al recurrente, en 1957, de la coxltraki solicitó modipara realizar determinadas obras, la entidad adjudicataria ficación en los precios alegando haberse decretado aumentos que repercutían en el coste de aquéllas. Desestimada la petición en la vía administrativa, es desestimado también el recurso contencioso, con base, principalmente, en los siguientes fundamentos de Derecho: “Por lo que respecta al fondo del asunto en litis, es preciso tener en cuenta que ya en vía administrativa, se reconoce por el actor D. y C., Sociedad Anónima que, en la ocasión en que le fueron adjudicadas las obras, por Orden ministerial de Obras Públicas de 21 de diciembre de 1957, estaba suspendida la Ley de 17 de julio de 1945 que autorizaba la revi+ siGn de precios en los contratos o concesiones públicas en función de las alteraciones extraordinarias y rápidas que experimentasen los precios durante la vigencia de la contrata concertada, por virtud del Decreto de 13 de enero de 1955, fecha anterior a la de la concesión y, consecuente mente, no pueden ser aplicados sus preceptos al caso actual ya que las leyes y demás disposiciones de esta naturaleza, carecen de eficacia ulterior, una vez denegados o suspendida su vigencia o efectividad, como ocurre en el presente caso, por lo que la reclamación formulada por el actor debe resolverse una vez excluida la aplicaci6n de la ley citada, por aquellos preceptos que se hallen en vigor, a la sazón, o sea, en el momento de la fecha de la adjudicación. “Una vez sentado el hecho inconcuso de que no existe un texto legal expreso que ampare directa y concretamente la petición del actor de que por compensación en la variación de los precios se le abone la cantidad referida, no es admisible tratar de buscar justificación a su demanda en el preámbulo del Decreto de 13 de enero de 1955 que dejó en suspenso la ley de Revisión de precios de 17 de julio de 1945, ya que, aparte de que, la misión de estas exposiciones se limita a ser una mera justificación de los motivos que tuvo en cuenta el legislador para dictar la disposición que encabeza y, por tanto, podrá servir, en todo caso, para aclarar o comprender el verdadero sentido de sus preceptos ,si resultaren dudosos, en este caso los del decreto de referencia, pero no para deducir de ellos una preceptiva legal u obligatoria que no posee ni estuvo en momento alguno en el ánimo del legislador, al conferírsela, pues es notorio que al decir en 61 que “si en lo futuro se produjeran nuevas alteraciones, en la vida económica del país, de entidad suficiente para justificarlo, el Gobierno acordaría la legítima compensación que procediera 0 la rehabilitación de la ley suspendida”; de ésto, no aparece, directa ni indirectamente, precepto normativo ni obligatorio para nadie, sino que es la expresión de un mero propósito reparador, para cuando, a juicio discrecional del Gobierno, se den las circunstancias que en 61 se previe- LECISLACION Y JURISPRUDENCIA nen, las que, lógicamente, hay que estimar no se han producido aún, ya que la previsión gubernativa no se ha manifestado, sin duda por considerar que no existen las alteraciones económico-sociales que por su profundidad y alcance justificarían la modificación del stfft~( quo jurídico contractual normal. En consecuencia, a este estado jurídico hay que atenerse para resolver la petición formulada, sin que pueda, por consiguiente, deducirse ni del preámbulo citado ni de ninguna otra disposición legal o reglamentaria norma alguna que obligue a aceptar la interpretación que postula en su favor el actor, con interpretación notoriamente infundada. “Centrado el problema ya en el terreno estricto de la contratación en general y singularmente en el de la contratación administrativa, nos encontramos, en primer término, que el recurrente invoca en su favor, aparte del preámbulo citado, y como fundamento de segundo orden, cle su petición, la cláusula rebus sic stantibus y además la regla de equidad de que “allí donde existe igual razón debe existir idéntica conclusión (ul>i est eadem ratio ibi eadem dispositio juris esse debet). Pero ya la propia demanda declara que “no se ignora” que no hay en nuestro Derecho precepto alguno expreso que admita la aplicación de dicha cláusula, sin duda porque eIIo arruinaría en su propia base el principio de la libertad contractual y por eso los convenios concerta(los enwe partes libremente es ley entre ellos y es evidente que tratándose de contratos con obligaciones recíprocas, una de ellas el pago de un precio, éste se halla sujeto en su cálculo, sobre todo en las prestaciones de tracto sucesivo, como ocurre en el presente, a una serie de factores de tipo económic&social y hasta político de la más variada índole, unos fijos, otros variables, que juegan un papel decisivo en la contrataci6n y no por ello se admite que si este precio se altera, quedan sin efecto las concesiones y que generen un derecho de compensación aleatoria, según varían las circunstancias tenidas en cuenta en tal concepto al concertarle, como ocurre en los celebrados “por ajuste o precio alzado”, y por ello se consigna en el art. 1.593 de este cuerpo legal que “no puede pedirse aumento de precio en las construcciones de obras aunque se haya aumende tado el de los jornales o materiales”. Este principio de itiangibilidud las condiciones pactadas es atin más riguroso en la contratación adminfstrativa en dono%, por razones obvias de protección de los intereses ~6 b#cos, predominu el llamado principio “del riesgo y ventura” singularmente manifiesto en el art. 43 del pliego de Obras Públicas que prohibe al contratista “bajo ningún pretexto de error u omisión reclamar aumento de los precios fijados en la contrata”, de todo lo cual es preciso concluir que tampoco es admisible ni la clãusula rebus sic stantibw, ni la compensación equitativa. invocadas por el actor, ya que no es cierto que se hayan dado en el momento en que le fué adjudicada la contrata ni durante el tiempo en que duraron las obras, las extraordinarias ‘; anbmalas alteraciones de los precios concertados, como lo revela el que el Gobierno no haya hecho uso de la precaución legal que queda mencionada, aunque de hecho hayan existido algunas de carácter circunstancia], 181 LIWISLAC~OR Y JURIBPBUDERCIA normalmente ponderables en el alza que informa la fijación del precio singularmente en los contratos de prestaciones recíprocas y prolongadas en el tiempo, como son las que juzgamos, y es el actor mismo quien reconoce que d alguna vez se ha acogido la referida cláusula revisoria en nuestra jur@wudencia, como lo indica la sentencia de 14 de mayo de 1957, que invoca en la demanda, ello ocurre en materia de contratación privada y siempre sobre unos supuestos de alteradón económica tan imprevistos y profundos que impediría aplicarla al caso de autos, máxime no existiendo la normativa de que nos hemos hecho cargo.” D) REVISIÓN DE PRECIOS. DOCTRINA GENERAL Sentencia de 30 de diciembre de 1963.-En la condición décimotercera del pliego de las técnicas que rigieron la adjudicación de uu suministro de mantas al Ministerio del Ejército, se hizo constar que “de acuerdo con la norma tercera de la Orden de 7 de febrero de 1955, no es de aplicación a la subasta la ley de Revisión de precios de 17 de julio de 1945“. No obstante ello, la empresa adjudicataria, amparándose en el Decretoley de 18 de enero de 1957 solicitó aumento de precios unitarios, como consecuencia del producido en los jornales, petición que fue desestimada con base en que, estando la cláusula de revisión de precios sometida a la voluntad de las partes, en cuanto a su extensión, aplicación e interpretación, existía una expresa renuncia del interesado a su aplicación. Contra esta resoluci&, confirmada en reposición, fué interpuesto recurso contencioso-adminsitrativo que el Tribunal estima, previa la siguiente fundamentaci6n: “En el presente recurso contencioso-administrativo se demanda la revocación de las resoluciones impugnadas por entender la parte actora que no se ajustan a Derecho, al denegársele una revisión de precios que corresponde legalmente, mientras que la Administración entiende que no procede conceder el beneficio por la renuncia que implica al mismo la condicion décimotercera técnica del pliego de ellas que aceptó el r-ecurrente, con lo que no cabe ir contra su manifestación de voluntad porque el Decreto-ley de 18 de enero de 3957, levantara la suspensión de norma anterior conforme a la cual se hallaba en vigor dicha renuncia. “Concretada, por tanto, la litis al examen de este fundamento que adujo el hlinisterio del Ejército y mantiene el Ahogado del Estado con aditamento de otros. .W advierte lo erróneo de su tesis: a) Porque la condición décimoterrera invocada que quizá hubiera sido mas exacto cahficarla de legal reza así: “De acuerdo con la Orden de la Presidencia, de fecha 7 de febrero de 1953 no es de aplicación en esta subasta ia ley de Revisión de precios de 17 de julio de 1945”, y efectivamente fue el numero X0 de dicha orden la que dispuso que “En lo sucesivo en las condiciones de subastas y concursos se incluirá taxativamente la prescrip rión de que conforme al Decreto de 13 de enero de 1955, no es de apliCaCión la leY de Revisión de precios de 17 de julio de 1g45”, cuyo de- ll32 LEGISLACION Y JURISPRUDENCIA creto, a su. vez, estableció, en base de haber remitido las fuertes alteraciones de los precios, que se suspendiera la aplicación en la contratación administrativa de los preceptos de la Ley de 17 de julio de 1945; de suerte que la condición décimotercera mencionada, con abstracción de que se la denomina técnica, no proviene de la autonomía de la voluntad y sí de la estricta observancia de un precepto reglamentario ineludible en su puesta, lo mismo para la Administración que para los licitadores, al igual que otras como las tocantes a capacidad, fianza, modelos de proposición o seguros sociales, de obligatoria figuración, de derecho necesario, y no dimanantes de pacto producido en el juego del libre albedrío. 11) Porque tampoco el art. ll de la Ley de 17 de julio de 1945 que se presenta de obstáculo impeditivo de la revisión de precios le constituiría en el sentido que se pretende, puesto que exceptúa del régimen que en ellas se instaura a los contratos que prevean los casos de revisión o la forma de llevarla a cabo y aquí ninguno de estos supuestos estribados en concierto especial sobre la materia, pero a base de que conste el cuándo y el cómo se da, sino que, sencillamente, proclamase la suspensión de lo antes instituído por variación de las circunstancias de carácter general fuera de toda singularidad para el caso de autos: y c) Porque el mismo legislador que en Decreto de 13 de enero de 1955 mandó suspender las revisiones de precios, autorizó en el Decreto-ley de 18 de enero de 1957 como compensación a los aumentos últimamente aprobados en salarios y materiales, la modificación de aquéllos en las adjudicaciones efectuadas antes de 1.0 de noviembre de 1956 por subasta, concurso o contratación directa con arreglo al Decreto de 1955, y la interpretación lógica, sistem&tica e incluso única -pues no pueden tener otro significadde estas palabras “con arreglo al Decreto de 1955” es que tales adjudicaciones se hubieren realizarlo atenidas al decreto y como lo que el mismo dispone. exclusivamente, es la suspensión de aplicación de la Ley de 17 de julio de 1945 y en desarrollo de lo así estatuido, la Orden de la Presidencia del Gobierno de 7 de febrero de 1955 exigió se incluyera la cláusula de inaplicación entre las que rigieran los futuros contratos, resulta manifiesto que el art. 1.” del Decreto-ley reiterado en el art. 6.0 para los suministros, invalida los efectos de la condición estampada con arreglo al Decreto de 7955 para abrir paso a la modificación de precios que permitió el de 18 de enero de í957; por consiguiente, el que aparezca la repetida condicihn técnica décimotercera impuesta conforme al Decreto de 1953 en la adjudicación de ahora, patentiza que la misma, al contrario de lo que arguue la Administración, encubntrase de lleno comprendida entre las previstas, cabalmente, en el art. 1.” del Decreto-ley de 18 de enero de 1937, a fin de consentir la modificación de los precios concertados. “A igual conclusión lleva la Orden del propio Ministerio del Ejército de 10 de octubre de 1957, emanada para cumplir en el Departamento, el Decreto-ley citado de 18 de enero anterior, pues en ella establece que en los proyectos de suministros adjudicados antes de 1.O de noviembre de 195% con arreglo al Decreto de 13 de enero de 1955, o sea, en que se hubiere estipulado la suspensión de revisiones de precios que éste dis- puso -circunstancias concurrentes en la adjudicación a Hijo de Casimiro p.-, podrán concederse los beneficios del Decreto-ley si estuviesen producidas las condiciones prescritas en SU art. 2.” que atañen por lo que respecta al contrato litigioso, a que se hubiera originado aumento oficial de precios unitarios en la mano de obra ocupada en la fabricación, a partir de noviembre de 1956, v ~610 excluye de lOS beneficios a ios suministros ejecutados antes de esa fecha y aquéllos en que la revisión de precios se halle prevista de otra manera especial, excepciones que no alcanzan al que se ventila en el pleito, y en cambio reúne la contrata para que se le otorgue la modificación de precios l‘as exigencias señaladas en los arts. 1.O y 3.” de la Orden, y l.“, 2.“, 3.0 y 6.” del Decreto-ley. “Todavfa podría rechazarse el punto de vista de la Administración en su misma hipótesis de la renuncia voluntaria a la revisión de la Ley de 17 de julio de 1945, toda vez que el Decreto-ley de 18 de enero de 1957, regula otra modalidad nominada de modificación y no de revisión de precios, y por una sola vez, con reglas propias, ya que ~610 adopta de las de la Ley de 1945 el requisito de que las elevaciones de precios oficiales de mano de obra y materiales daten de fecha posterior a la de adjudicación del servicio, con lo que cualquiera que sea la posición en que la Administración quisiera situar al concesionario ante la Ley de 17 de julio de 1945, se trata al presente de conjugar otra ley de entera sustantividad y que prescinde, salvo en lo que se deja indicado, de la normativa anterior que, en consecuencia, no impediria la aplicación de la nueva. la de 1957, en base de ella estrictamente. “En su virtud, no existe, para acceder a la modificación de precios instada, el obstáculo legal en que únicamente apoyó su negativa el Ministerio del Ejército, y no procede profundizar en contemplaci6n del aspecto potestativo de la modificación que alega el Abogado del Estaao. por la redacción, dice, del art. 6: del Decreto-ley que se limita a autorizar con SU locución “de modo análogo a los contratos de obras podrá procederse a la modificación de los precios fijados en los contratos de suministros... “, ya que el Departamento ministerial no ha pretendido acudir a semejante evasiva no sacada a colaci6n en sus decisiones, por 1,~ que eS menester Conceptuar que no quiso proponerla en lo que además sigue la línea de efectividad mantenida para estos preceptos, de conceder sus beneficios en cuanto se reúnen las condiciones reglamentarias de ob@ nerlos, cosa de estricta equidad por presidirles la idea de compensar a 10s contratistas de las alzas en los costes dimanantes de acuerdos de la Administración que encarecieron las tablas de precios oficiales tambien, COn que se Contrató. Por 10 demfis, el párrafo tercero del art. 6.0 del Decreto-ley de 18 de enero de 1957, mira sólo a contratas pendientes de formalizarse en 1.” de noviembre de 1956, no a las ya formalizadas cua~ la de ahora.” 184 LEGIl3IAClOR L,4S INDVSTRI.4S \fILITARIZADAS DE CONSTITUIRLOS DE (ART. 11 DE ESTh 6.“. EXCEPTCAD.4S WART.~DO SEPTIEMBRE 1.” DE DEL DE L.4 0BLlG.WIó.ï REGL.~XEXTO 1953) Sentencin de 17 ck diriemlwe (ti IS&?.-El Ministerio de Trabajo, a petición de la Entidad Sindical afectada. resolvió por Orden de 17 de febrero de 1962 se aplicara a la empresa Construcciones Aeronáuticas, S. A., el Reglamento de Jurados de Empresa, con la salvedad de algunos de sus preceptos -arts. 45 y 48-. El Tribunal Supremo estima el recurso contencioso interpuesto por la empresa contra el referido acuerdo y anula la Orden ministerial recurrida por no ajustarse al ordenamiento jurídico. Seguidamente, por SLI interés, se transcriben los fundamentos del fallo: “Se demanda en el presente recurso la nulidad de la Orden del Ministerio de Trabajo de 17 de febrero de 7962 que dispuso se aplicara el Reglamento de Jurados de Empresa de Il de septiembre de 1953. salvo en sus arts. 45 y 49, a la empresa Construcciones Aeronáuticas, S. X.. y basa el actor su pretensión en que esta industria está militarizada y por ello exceptuada de la obligación de constituir los Jurados de Empresa por el art. 6P, apartado 1.” del citado reglamento, a lo que opone el representante de la Administración, como ésta opuso al denegar la reposiciõn de su orden, que si bien Construcciones Aeronáuticas, S. A. se ere6 para fabricar aviones y proveer a los pedidos del ,Ministerio del Aire y en tal finalidad quedó incluida en el grupo AA) del art. 4.” de1 Decreto de 26 de abril de 1940, realiza actualmente gan parte de sus actividades en el campo de iniciativa privada mediante la elaboración de chasis para motocicletas y acesorios de automóvil de fabricación particular, cosechadoras y bombas industriales, con lo que ha perdido su condición de industria específicamente aeronáutica, requisito necesario para la clasificación en el grupo AA) antedicho. “Con este planteamiento la cuestión a ventiìar estriba en sí Ia empresa Construcciones Aeronáuticas, S. A. puede o no calificarse en la actualidad del pleito de industria aeronáutica básica, condición con que reconoce el Ministerio de Trabajo se le dió existencia legal e inclusión en el grupo AA) del art. 4.0 del Decreto de 26 de abril de lQ40, comprensivo de semejantes industrias v del que deriva el carácter de militarizadas que les asigna, puesto que el art. 2.b del Decreto de 10 de febrero de 1943 dispone en su apartado b) que son industrias o empresas aeronáuticas movilizadas las que estén declaradas como industrias de los grupos AA), AB) y AC) del Decreto de 26 de abril de 1940 y que en ellas podrá militarizarse totalmente el personal en tiempo de paz o de guerra por necesidades de interés nacional, según establece el art. 1.0 del mismo Decreto de 10 de febrero de 1943, que viene a indicar en 185 IpoIBlACIGN T JUBIBPBUDENCIA armonía con so preámbulo las exigencias de la expresada militarlzaclón por las circunstancias a que se refieren; en lo cual no debaten las Partes, porque su discrepancia radica ~610, repetimos, en si Construcciones Aerodel náuticas, S. A., conserva el carácter de industria movilizada, báSiCa grupo AA) -tesis de la demanda-, o si no le tiene ya, como arguYe la Administración. en congruente enjuiciamiento, lo deciden “Ese punto fundamental, reglamentariamente, el estado de derecho de la empresa al presente y la prueba aportada con el certificado de la Dirección General de Industria y Material del Ministerio del Aire de 9 de enero de 1963, ya que en Cuanto a lo primero la industria Construcciones Aeronáuticas, S. A. fué calificada como industria básica, grupo AA) del art. 4.0 del Decreto de 26 de abril de 1940, por Orden de 6 de abril de 1942 del mencionado departamento ministerial, la que perdura en su vigencia al no encontrarse invalidada Y así lo corrobora explícitamente, en el segundo aspecto aludido. la certificación de aquel centro directivo, expresiva de que la repetida empresa “ha sido y sigue siendo calificada por este Ministerio como industria aeronáutica básica, grupo AA) “. “Clasificación positiva tan concluyente no se desvirtúa ipso facto por la circunstancia en que el Ministerio de Trabajo asentó su acuerdo recurrido, de que la nombrada empresa se ocupe también de trabajos ajenos al ramo de aviación ya que de un lado el párrafo 1.” del art. 5.” del Decreto de 26 de abril de 1940 no excluye la posibilidad de otras labores, en cuanto las autorice el Ministerio del Aire con lo que puede la sociedad, con este permiso, efectuar trabajos no destinados a la aviación sin desprenderse del grupo AA) mencionado, y de otro, el Director general del Ministerio de Industria certificó en 9 de enero último que Construcciones Aeronáuticas, S. A., en su dedicaci6n a realizar programas aeronáuticos tiene contratados Y en curso de ejecución los expedientes que detalla de fabricación de aviones y de repuestos, revisiones y rehabilitaciones de aparatos por un importe global de 496000.000 de pesetas, en números redondos, o sea, que aparte de sus construcciones particulares, las de elementos básicos de aviaciOn, siguen atribuídas a la empresa en su catalogación de movilizada, lo cual determina que permanezcan los motivos de militarización en que estriban los preceptos examinados, de obligatoria observancia, la que impone atenerse a ellos Y que en su virtud en tanto la Administración no modifique la calificación de Construcciones Aeronáuticas, S. A. en el grupo AA), dejando sin efecto la orden que la incluyó en él, se hace ineludible partir de tal realidad normativa. “Sentado 10 que antecede y exceptuados en el art. 6.0 del Reglamento de jurados de Empresa de 11 de septiembre de 1953 de la obligac& de consmilitarizados, condicl& que no niega el Mitituirlos los establecimientos nisterio de Trabajo tuviera Construcciones Aeronáuticas, S. A., en eu día. Pero que entiende la ha perdido por la Indole de sus actuales activicIades, $ razonado ya, que la supresión de la referida calidad de m+ T?lb.adEi 0 InilitariZada requiere que así se dicte en otra orden deroga186 toria de la que hizo la calificación, es manifiesto que mientras no recaiga la nueva resolución no cabe separarse de lo que se halla establecido y, en consecuencia, al desviarse de ello la orden impugnada con el solo apoyo de estimar por sí, que han desaparecido los méritos clasificatorios 5 sin haber previamente recabado por ello el cese de la calificación al departamento que la confirió, subsiste la misma en plena eficacia; por ende, el acuerdo recurrido de 17 de febrero de 1962 de que se aplique el Reglamento de Jurados de Empresas a Construcciones Aeronáuticas, S. A., infringe el art. 6.0 citado, y así al no ajustarse al ordenamiento jurídico de la orden impugnada procede dar lugar a este recurso entablado contra ella, a tenor del art. 83, núm. 2, de la ley de la Jurisdicción sin apWci0 de temeridad 0 mala fe en las partes.” III. PLAZO DE INTERPOSICIÓN Y DE RESOLLXIÓN PROCEDIMIENTO DEL DEL DE REPOSICIÓN RECURSO (ART. 58 CONTENCIOSO-ADMINISTRATlVO DE LA LEY DE LA hRISDICCIóN) Sentencin de 23 de octubre de 1963.-El Tribunal, al estimar el recurso interpuesto, sienta, en los términos que a continuación se transcriben, la doctrina según la cual la resolución tardía del de reposición, es decir, recaída después de transcurrido el plazo de un año previsto en el número 2 del al-t. 5X de la ley Jurisdiccional, es ineficaz ante la firmeza de la situación jurídica producida, al no haberse utilizado, dentro de dicho plazo la accibn contenciosa, situación que no puede alterar el expresado acto administrativo posterior: “Solicitada por Laboratorios L., S. A., la concesión de la marca “Anemocyn“ para los productos químicos, el Registro de la Propiedad Industrial otorgó la expresada concesión que fué publicada en 16 de abril de 1960, contra la cual la sociedad L. 1. Ch. en defensa de su marca “-lmnocin” interpuso recurso de reposición el 16 de mayo de 19GO que fué resuelto favorablemente, dejando sin efecto la marca “Anemocyn”, en 7 de junio de 1961, o sea, pasado un año y veinte días desde la interposición de aquel recurso: acuerdo este contra el que ahora se recurre por la marca favorecida primeramente, planteando el tema de la ineficacia de la resolución del Registro, pronunciada después de transcurrido el año dentro del cual la sociedad L. 1. Ch. pudo utilizar contra la denegación presunta el recurso contencioso-administrativo de acuerdo con el art. 58, párrafo 2.“, de la ley de Jurisdicción. “Las sentencias de este Tribunal de 13 de noviembre de 1961, 20 de febrero g 8 <le marzo de 1962, decidieron la inadmisibilidad del recurso contencioso-administrativo cuando es entablado en contra de resolución tardía del Registro, desestimatoria del recurso de reposición, declarándose en aquellas sentencias que el término para acudir a la vía contenciosa empieza, según el núm. 1 del art. 54 de aquella ley, al pasar un 187 mes desde que el recurso de reposición fué interpuesto sin que su resolución se notificase, y concluye transcurrido el año de impulsar la repetida reposición, salvo que antes se notificara acuerdo resolutorio de la misma, pues transcurrido el año caduca el plazo, produciéndose irrevocablemente una situación jurídica de firmeza. que extingue la acción contenciosa, situación que, por tanto, no cabe alterar con el acto administrativo posterior para abrir de nuevo el paso, cerrado en Derecho positivo, a la reclamación jurisdiccional; doctrina que si es aplicable cuando la resolución tardía de la Administración es denegatoria del recurso, ha de ser aplicable también y así lo declararon las sentencias de 25 de marzo y 25 de abril del año actual, cuando la resolución tardía es estimatoria del recurso de reposición: y así en el caso de este pleito, si la marca “Amnocin” pudo válidamente utilizar el recurso contencioso-administrativo de acuerdo con el art. 58, párrafo 2.0 de la ley de Jurisdicción, en el año transcurrido desde el 16 de mayo de 1960 hasta igual día de 1961, al no hacerlo así, quedó decaída de todo derecho corno así lo impone el art. 121 de la misma ley, sin que sea lícito volver a abrir el plazo mediante resolución expresa posterior.” IV. fikJPUES-20 DE HABER RECURSO SIDO DICTADAS (ART. 102 DE REVISIOX “RESOLUCIONES DE LA CONTRARIAS ENTRE Sf” LEY) Sentencia de 21 de diciembre da 1963.-Declara improcedente el recurso interpuesto al amparo del apartado h) del art. 102 de la ley, apoyándose el fallo en la siguiente doctrina: “Cuando el recurso extraordinario de revisión se ejercita, como en el. presente caso, fundándose en el supuesto de sentencias contrarias, es indispensable, por imperativo del art. 102, apartado b) de ia ley Jurisdiccional, que, tanto la sentencia recurrida como las que se invocan para aefialar la contradicción, se hubieren dictado respecto a los mismos litigantes, u otros distintos en igual situación, acerca del propio objeto y en fuerza de idkticos fundamentos, cuyo precepto ha sido ya estudiado con reiteración por este Tribunal, estableciendo en forma clara y precisa la doctrina que desenvuelve el sentido con que deben ser interpretados los requisitos enunciados anteriormente, doctrina de la que son muestras las sentencias de 17 de febrero de 1959, 20 de febrero de 1960, 16 de enero de 1961, 23 de noviembre de 1962 y 15 de junio de 1963, entre otras varias. “Según el criterio jurisprudencia1 que se deriva de las sentencias citadas, con antelación, el alcance que debe asignarse a los requisitos a que se hace referencia en el razonamiento que procede difiere en cuanto al rigor con que debe ser apreciada la relación de identidad en cada uno de ellos, Pues, mientras al aludir a los litigantes y a los fundamentos de las sentencias lo hace en forma que prevé situaciones de analogía entre WIBIACIOI T JUBlBPBUDZNCl4 cujetos con existencia separada. así como entre motivos legales alegados a fines independientes. ctinnrlo sf refiere al ohjeto sobre el que hnyan re(aitIo los sct~t( ~cia.s co)ltrnrias erigf la concurrencia de vercladera un& dad 0 cortsvstartciali~lu~ que no puede ser apreciada si sólo se trata de (10.3 objetos difereutcts aunque parecidos 0 similares, pues la locución “acerca del propio objeto” ha sido empleada en el precepto legal que se cxami?la para rrfenrse al caso de que dos o más litigios se hayan seguido contra un tttisrno acto arlnlinistrativo y hayan sido resueltos en forma w7Grndicto7-k en las rcspectivns sentewins. porque es entonces cuando puede haberse producido la situación de cosa juzgada que, en definitiva, es lo que justifica que se haya instituído el recurso de revisión como medio excepcional de rescindir una sentencia firme, cuando ésta se hubiere pronunciado en desacuerdo con la justicia, pero la mera discrepancia en ìa doctrina mantenida en las distintas sentencias de que se trate, si se hubiere producido, no constituye motivo legal para fundamentar el recwso de revisión, como tampoco lo es en la normativa del enjuiciamiento civil, en el cual se sitúa la infracción de doctrina legal dentro del :ímbito de fa casación con todas las exigencias que para su apreciación se han establecido. “A mayor abundamiento, basta fijar la atención en que, con arreglo a 10 dispuesto en el art. 37 en su armonía con el 1.0, ambos de la mentada ley rectora de la Jurisdicción, el objeto de recurso contencioso-administrativo no es otro que el acto o los actos de la Administración que pongan t&mino a la vía administrativa y que reiínan determinadas condiciones, para venir en consecuencia de que no cabe confundir dicho objeto con la materia o relación jurídica que haya formado el tema de la cuestibn resuelta por el acto administrativo y, por lo tanto, cualquier similitud que entre los respectivos temas debatidos se pueda advertir, carece de Irascendencia a los fines del recurso de revisión, como ya tiene declarado esta Sala en las sentencias calendadas. “El examen de las actuaciones hecho a la vista de la doctrina que se deja consignada, pone de relieve de modo inequívoco que en el caso a resolver no han recaído sobre el propio objeto las sentencias que se suponen en contradicción, por cuanto las comparadas de 12 de diciembre de 1950: 26 de enero de 1954; 17 de febrero de 1955; 10 de abril de 1957; 24 de octubre de 1958; 31 de enero de 1962; 1.” de junio de 1956; 29 de septiembre de 1956; 16 de enero de 1957; 21 de febrero, 6 de abril, 10 de mayo,.l.” de julio, 29 de octubre y 2 de noviembre, también de 1957, tuvieron por objeto actos causados por los Ayuntamientos de Málaga, Madrid, Valencia y‘ Santander y por las Diputaciones provinciales de Valladolid, Avila, Madrid, Orense y Granada, al paso que la sentencia que se pretende revisar ha recaído acerca de un acuerdo del Ayuntamiento de C., lo cual demuestra que se trata de objeto distinto y ajeno a toda posible consustancialidad con aquellos otros que dieron lugar a las expresadas sentencias en que se ampara la parte recurrente.” OLEGARIO GONZÁLEZ Gmch LEGIEtACION E) T JURI8PRUDENCIA JURISPRUDENCIA CONTENCIOSO=ADMINISTRATIVA EN MATERIA l)E PERSONAL SUMARIO: 1. Abono de tiempo de servicio: A) Prestados en situación de retirado. Cuando procede, a efectos pasivos. B) Nulidad de pleno derecho del acuerdo declarándolo en oposición al Estatuto de Clases Pasivas-II. Devengos militares. Asignación de residencia: So corresponde a los funcionarios que se encuentren en situación de disponibles forzosos.-III. Habilitaciones de empleo. Ascensos: iu’o debe computarse como de efectividad en cada empleo, el tiempo de habilitación para los mismos.-IV. Orden de San Hermenegildo: Los acuerdos de- su Asamblea no son revisables en vía jurkliccional. Facultades soberanas.-V. Pensiones de retiro: Incomnatibilidad de beneficios económicos. Ley de 15 de julio de 1952 y art. 12 del Estatuto de Clases Pasivas.-VI. Pensiones de retiro o jubilación: Fecha de arranque o en que comienza el derecho a su percibo. Articulo 51 del Estatuto de Clases Pasivas. No devolución de cantidades percibidas en activo.-VII. Pensiones extraordinarias de TPtiro: Se aplica la Ley de 13 de diciembre de 1943 a un Cabo con sueldo de Sargento.-VIII. Pensiones extraordinarias a las familias: A) Se causan con arreglo al art. 69 del Estatuto de Clases Pasivas “cualquiera que sea el tiempo de servicios prestados”. B) Causadas por clases de tropa, retirados con arreglo a la leglslaci6n anterior al Estatuto de Clases Pasivas. Aplicación del art. 69 de este ordenamiento .-IX. Actualización de pensiones: A) Inadmisibilidad del recurso contra resolución que es reproducción de otra anterior firme v no recurrida. B) De retiro a Guardia Civil senarado del Cuerpo en virtud de condena. No procede. C) De retiro a ‘Carabinero separado del Cuerpo en virtud de condena o de providencia gubernativa. Es procedente. D) De retiro. Variación del empleo adoptado para fijar el regulador en el primitivo señalamiento. E) De retiro. Variación del porcentaje del regulador acordado en el señalamiento primitivo.-X. Procedimiento. Plazos: Para su cómputo rigen en la Jurisdicción de la iey de Enjuiciamiento civil v el Código civil (articulos 305 v 7.0. resnectivamente) .-XI. Rehabilitación. Ascensos: Efectos administrativos de la acordada al resolver recurso extraordinario de revisión y con arreglo a los arts. 977 y 978 del Código de Justicia Militar. 1. ABONO DE TIEMPO A) Prestados en situación a efectos pasivos. DE SERVICIO de retirado. Cuando procede, Sentencia de 12 de noviembre de 196.3.-Al desestimar el recurso el Tribunal establece: “La iínica cuestión que se plantea en el presente litigio, es la de si a un militar retirado al amparo de los Decretos de 25 y 29 de abril de 1931, asf como del de 23 de junio del mismo año, puede despu& estimársele como tiempo servido, el que hubiere estado prestándolo durante la Guerra de Liberación y con posterioridad a ella, pues al recurrente se le ha computada, desde el 21 de julio de 1936, en que se incorporó a la Campafia 190 hasta el 1.” de abril de 1939 en que terminó la misma - pretende que le es también de abono desde esta última fecha al 30 de junio de 1942, plazo de tiempo en que actuó como Jefe del Batallón núm. 110, hasta el 12 de junio de 1939 y el resto como Presidente del Tribunal Regional de Responsabilidades Políticas en la Coruña, para el que había sido designado por Orden de la Vicepresidencia del Gobierno de 2 de junio de 1939. “Establecido por el art. 56 del Estatuto de Clases Pasivas, que el retiro del servicio militar constituye una situación definitiva y ninguno de los que entren en ella podrA volver al servicio de las armas en tiempo de paz, se sienta con dicho precepto una norma general, de obligada obser-vancia que aun cuando pueda tener las excepciones que uiteriores disposiciones establezcan, siempre han de interpretarse con criterio restric-tivo, como toda norma específica que contradiga la genérica y tenga carácter excepcional. “Partiendo de lo anterior, dispuesto por el Decreto de 25 de septiembre de 1936, que todos los Jefes, Oficiales y Clases de Tropa o asimilados, que se encontrasen en la situación de retirados con arreglo a los Decretos: de 25 y 29 de abril de 1931 6 23 de junio del mismo año, efectuaran su incorporación a filas, para prestar servicio activo en las Unidades, Centros o Dependencias a que por la Autoridad Militar Divisionaria fueren destinados y autorizada su desmovilización por Orden de 28 de junio de 1939, es evidente que durante dicho lapso de tiempo han podido desem-pefiar funciones de actividad e incluso antes y después de las referidas disposiciones, según las circunstancias individuales en que se hubieren encontrado dentro de la Campaña de Liberación y a fin de concretar los que deban asignarse al demandante, son de admitírsele, desde el 21 de julio de 1936, fecha en que se incorpor6 al servicio de las armas, producido ya el Alzamiento, aunque sea en fecha anterior al Decreto de 28 de septfembre siguiente, puesto que realmente se produjo tal vuelta al servicio, hasta el momento en que finalizara la situación de guerra y como ello sucedió en 1.” de abril de 1939, han sido ajustadas a Derecho las resoluciones impugnadas, en cuanto que así lo hicieron, sin extender tal apreciación, como se pretende por el accionante, hasta el 30 de junio de 1942, pues desde 1.0 de abril al 12 de junio de 1939, aunque estuvo en servicios de armas fué el tiempo de paz y después de esta última fecha, no fué en actividades militares, sino de índole polftica.” En el mismo sentido. sentencia de 10 de diciembre. B) Nulidad de pleno derecho del acuerdo en oposición al Estatuto de Clases Pasivas. declarándola Sentenck de 29 de octubre de 1963.-El fondo de la cuestión planteada en el recurso consiste en decidir si al recurrente, don Diego V. L. C., Auxiliar Mayor Superior del Cuerpo General Administrativo del Africa Española, en situación de jubilado, por cumplimiento de la edad reglamentaria, le debe ser abonado a efectos pasivos el tiempo transcurrido desde el 18 de julio de 1936 en que fu6 dado de baja con cese en el ser- 191 LàOlBLAClON P JURISPRUDENCIA vicio por acuerdo del Alto Comisario de Espafia en Marruecos, hasta el 6 de septiembre de l%& en que repuesto por otro acuerdo de igual Butoridad tomó posesión de su cargo en el Negociado de Personal de la Intervención Territorial de Xauen, porque, de que ese tiempo se compute o no, depende, como dice la resolución impugnada, que reúna el recurrente más de treinta y cinco años de servicios con derecho al SO por 100 del sueldo regulador, en lugar del 40 por 100 que le fu6 señalado. La Sala, al desestimar el recurso, formula las siguientes declaraciones: “El acuerdo del Alto Comisario de España en Marruecos, que declaró de abono a efectos pasivos el tiempo que el interesado permaneció 6eparado del servicio, es nulo de pleno derecho, no ya con arreglo a 10 dispuesto en el art. 26 in relación con el 28 de la ley de Régimen jurídico de la Administración del Estado, y el 47 de la ley de Procedimiento administrativo, sino con el principio fundamental contenido en el art. 4.’ del Código civil, nulidad que se aprecia porque a más de dictado por Autoridad incompetente es manifiestamente contrario a lo dispuesto en el Estatuto de Clases Pasivas del Estado vigente con fuerza de ley por la de 22 de abril de 1931, según la cual, servicios abonables para los efectos de la jubilación de los empleados civiles, son tan ~610 los que determina el art. 5.” de dicho Cuerpo legal, entre los que por modo evidente no cabe incluir el tiempo que por más de diecinueve años permaneció el interesado totalmente separado del servicio, sin percibir sueldo ni remuneración alguna; por lo que la resolución del Tribunal Económico Administrativo Central de 12 de junio de 1962 que declaró inabonable el expresado tiempo, es conforme a Derecho y debe por ello ser confknada.” II. DEVENGOS MILITARES. ASIGNACION No corresponde a los funcionarios situación de disponibles forzosos. DE RESIDENCIA que se encuentren en Sentencia & 13 de diciembre de 1963.-Al ascender el recurrente al empleo superior quedó en la situación de disponible forzoso en Palma de &Iallorca, dejando de abonársele la asignación de residencia. Formulada solicitud de que le fuera abonado dicho devengo, le fué denegada por el Ministerio del Ejercito, contra cuyo acuerdo se entabl6 el recurso que el Tribunal desestima, en fallo que se fundamenta en los siguientes tkninos: “Si bien es cierto que, en una contemplación literal del art. 1.0 del Decreto de fecha 9 de mayo de 1951, que fija el concepto de la asignación por residencia, pudiera concluirse sentando el principio de que dicho percibo debe otorgarse sólo por el simple hecho de tener establecida su permanencia oficial el empleado público en los lugares o localidades que dan Origen al mismo, ya que su texto autoriza dicha interpretación, al decir que “se denominará asignación de residencia, la que se abona LU316LACIOI T JURIIPIUDEMJIA a los funcionarios por residir de modo permanente en determinados lugares del territorio nacional”; sin embargo, el articulo único del Decreto de fecha 20 de agosto de 1955, que la extiende a la isla de Mallorca, puntualiza más aquel concepto, refiriéndose “al personal civil, militar 0 eclesiástico del Estado, que presta sus servicios en las localidades que en dicho decreto se señalan”, con lo que se exige a tales funcionarios no ~610 el requisito de la estancia física u oficial en el lugar de que se trate, sino también que lo sea en la situaciõn administrativa de activo y ejercitando cometidos propios de sus cargos. “Reafirma este criterio, el hecho de que el Decreto de 12 de marzo de 1954 y la Orden de 27 del mismo mes en sus arts. 3.O, al señalar los devengos correspondientes a los militares en situación de disponibles fop zosos, no incluyan entre ellos a la referida asignación por residencia; y aún más, el que la propia Presidencia del Gobierno, ejercitando la facultad que le confiere el art. 6.o del Decreto de fecha 9 de mayo de 1951, aclaración y modificación” del mismo, según el cual, “la interpretación, evacuando consulta sobre esta cuesie “corresponderá exclusivamente”, tión controvertida, en 25 de septiembre de 1962, haya resuelto “que dicho personal no está incluído en las mencionadas disposiciones, en razón principal de no cumplir las condiciones básicas que se exigen en el artículo 1.” del Decreto de 9 de mayo de 1951, sobre asignación por residencia, como son el prestar servicios de modo efectivo en alguna de las localidades.. . que se detallan en el mismo, y el realizarlos con carácter, expreso de permanencia”; siendo de señalar, finalmente, que esta doctrina ha sido sostenida ya en sentencia de esta Sala del día .3 de este mes en curso.” En el mismo sentido, sentencia de 3 de biciembre. III. HABILITACIONES DE EMPLEO. ASCENSOS No debe computarse como àe efectividad el tiempo de habilitación para los mismos. en cada empleo, Sentencia de 16 de diciembre & 1!?63.-AI publicarse la Ley de 21 de julio de 1962, sobre concesión del empleo honorifico de Coronel a .10s Te nientes Coroneles retirados por edad con doce o más años entre los empleos de Comandante y Teniente Coronel, el recurrente solicitó tal ascenso siéndole denegado por el Ministerio. del Ejército por reunir ~610 ocho años, un mes y veintinueve dlas de servicios entre los citados empleos efectivos, e interpuesto recurso, el Tribunal 10 desestima, con base en la siguiente doctrina: “La efectividad de que se trata sólo puede referirse al tiempo durante el que ostenten en propiedad los mencionados empleos, tanto en lo que respecta a la prestación de los servicios con certeza, como en lo que se atañe a los abonos de campaña, y, ello explica que ya anteriormente la Orden de la Dirección General de Reclutamiento y Personal del Ministerio LUXBLACIOII Y JURIBI’RUDENCIA del Ejército,. fecha 20 de octubre de 1941, complementaria de las disposiciones sobre cese en las habilitaciones, dispusiere en su núm. l.“, con carácter general, que el tiempo que hayan durado las mentadas habili-taciones desempeñadas por los Jefes y Oficiales no debe constar en las columnas donde se anota el tiempo de efectividad de cada empleo, en ias respectivas hojas de servicio del personal que se encontraba en esa situación, lo que, evidentemente, constituye un antecedente digno de te-nerse en cuenta para fijar en la forma expuesta el sentido de los pre-. ceptos legales antes invocados.” IV. ORDEN DE SAN HERMENEGILDO Los acuerdos de su Asamblea no son revisables jurisdiccional. Facultades soberanas. en vía Sentencia & 10 de octubrt? de 1963.-Aunque se mantiene en ella la reiterada postura de incompetencia de la Jurisdicción, ya conocida, la doctrina en que la misma se fundamenta tiene matices de originalidad como puede observarse: “Creada la Real y Militar Orden de San Hermenegildo, por Real decreto de 28 de noviembre de 1814, para recompensar la constancia en el servicio, fue reglamentada en 16 de junio de 1879, y, finalmente, por Decreto de 25 de mayo de 1951, disponiéndose en el art. 41 de éste, en relación con los asuntos tratados en la Asamblea de dicha Orden, que “contra las resoluciones que en ellas recaigan no se admitirá el recurw en vía contencioso-administrativa”, lo cual no entraña novedad en el Ordenamiento jurídico de esta materia, por cuanto que constituye repro-ducción de norma contenida en el anterior Reglamento de 1879, que revelan de modo inequfvoco la especial naturaleza de los acuerdos de la Asamblea citada, en lo que afecta a ingresos, ascensos, ventajas y permanencia en la Orden, derivada de su peculiar régimen, que otorga a sus acuerdos $610 la condición de propuestos, que han de ser elevadas’ en consulta al Jefe del Estado, como establece el art. 21 en su calidad de Jefe Soberww de la Orden, como dispone el art. 2.0 del mismo Reglamento, lo que priva a estos actos de la condición de revisables, ya que no son susceptibles de tal medida los que entrafian el ejercicio de facultades soberanas, pues aun cuando versaran sobre materia de ámbito administrativo, no pueden ser objeto de consideración, aunque sea jurisdiccional, las resoluciones que legalmente aparecen adoptadas -aun cuando materialmente no lo sean- , por quien ejerce la autoridad suprema o independiente.” 10%. LPBI8LMlOM V. T JURISPBUDEzIWlA PENSIONES DE RETIRO Incompatibilidad de beneficios económicos. Ley de 15 de julio de 1952 y art. 12 del Estatuto de Clases Pasivas. Sentencia de 11 de octubre de 196J’.-Síntesis de su contenido, de hecho y de derecho: “La sola cuestión discutida en el pleito es la de si al recurrente, don Juan P. P., Auxiliar segundo del Cuerpo Auxiliar de Servicios Técnicos de la Armada, a quien el Consejo Supremo de Justicia Militar señaló el haber mensual de retiro de X218,82 pesetas, para lo que tomó como regulador el sueldo de Capitán, diez triemos, dos pagas extraordinarias y la gratificación de destino, por ser dicha cantidad el 84 por 100 de la de 3.831,93 pesetas a que asciende el regulador, le corresponde o no, sobre la que le fue señalada, el 10 por 190 que el párrafo 1.O del art. 12 del Estatuto de Clases Pasivas concede a los Jefes, Oficiales y asimilados del Ejército y Armada que al ser retirados forzosamente por edad cuenten con doce años de efectividad los Jefes y los Capitanes, con diez los Tenientes y con ocho los Alféreces. “Funda el recurrente su pretensión en lo dispuesto en la Ley de 15 de julio de 1952, según la cual, los Brigadas y asimilados de los tres Ejércitos y de la Guardia Civil y Policía Armada que al pasar a la situación de retiro forzoso por edad y cuenten con treinta años de servicios, lo harán con sueldo de Capitán, abonándose para dicho cómputo cuatrp años de servicios; pero como resolvió la Orden de la Presidencia del Gobierno de 24 de septiembre de 1953, dictada como en ella se dice en ejercicio de la facultad que le concede e.1 art. 9.O del Reglamento de 21 de noviembre de 1927, para aplicación del Estatuto, el régimen emep&mal de derechos pasivos del personal a que se refiere la precitada le& así Como la de 5 de julio de 1934, es incompatible con los beneficios ~~Ced~~S pw el art. 12 del referido Estatuto de Clases Pasivas, y asf lo tiene declarado la Sala en repetidas sentencias, como las que se citan en los Vistos de la presente (l), por lo que es manifiesto que las acordadas del COnSejO Supremo de Justicia Militar, objeto de impugnación en el presente recurso, son conformes a Derecho y deben por ello ser confirmadas.” En igual sentido, sentencia de 19 de noviembre de 1963. (1) Sentencia6 10 marzo 1959, 19 mayo 1966 y 7 diciembre 1%5 1961. uclsl4010n VI. PESSIONES Y JuBluBuD~ou DE RETIRO 0 JUBILACION Fecha de arranque o en que comienza el derecho a su percibo. Art. 51 del Estatuto de Clases Pasivas. No devolución de cantidades percibidas en activo. Sentencia de 16 de octubre de 1963.-Doctrina que sienta sobre la materia del epígrafe, al desestimar el recurso: “La sola cuestión planteada en este recurso esta concretada en determinar cuál sea la fecha de arranque del derecho al percibo de los haberes pasivos que han sido reconocidos al recurrente, como pensión de retiro por los años de servicios prestados en el Cuerpo de Prisiones, que el interesado entiende debe ser la del dia en que cumplió la edad de sesenta y cinco años, que es la de jubilación en dicho Cuerpo o la de la fecha de la Orden ministerial que le concedió dicha jubilación, como ha estimado la resolución recurrida, y. a este respecto, nos encontramos conque la disposición contenida en el art. 51 del Estatuto de Clases Pasivas, resuelve la cuestión de modo indudable, toda vez que de la claridad de las reglas que contiene, no puede caber duda acerca de lo que efectivamente procede respecto a cuándo se abonarán las pensiones de jubilación, según que el empleado se halle en activo o jubilado, pagándose, en el primer caso, desde el dia siguiente al de su jubilación y, en el segundo, desde la fecha del acuerdo declaratorio de la situación de jubilado, por lo que hallándose el recurrente en este último caso, puesto que, según el mismo reconoce, cuando fué jubilado, hacía años que no se encontraba en el servicio activo, resulta indudable que la fecha en que debe serle abonada la expresada pensión no puede ser otra que la del acuerdo conforme ha sido declarado por el acuerdeclaratorio de su jubilación, do recurrido, que está, por tanto, ajustado a Derecho.” Sentencia de 28 de octubre (Ie 1963.-El recurrente, Sargento Provlslonal que pasó a la Agrupación Temporal Militar para Servicios Civiles, cumplió la edad para el retiro el 15 de agosto de 1959, a pesar de lo cual no causó baja en el servicio activo hasta el 20 de diciembre de 1961. Al señalarse el haber de retiro, se hizo “previa devolución de lo percibido en activo a partir de aquella fecha”; es decir, de 15 de agosto de 1959. Contra este acuerdo fue interpuesto recurso que la Sala estima con base en las siguientes consideraciones: “Las resoluciones ,recurrldas del Consejo Supremo de Justicia Militar de 17 de abril y 30 de agosto de 1962, estableciendo que el recurrente pasó a la situación de retirado por cumplir la edad el 15 de agosto de 1939 según Orden de 20 de diciembre de 1961, señalando el haber pasivo correspondiente a sesenta centesimas del sueldo regulador a percibir desde 1.0 de septiembre de 1959, con devolución de las cantidades cobradas en activo desde esta fecha, no se ajustan a Derecho porque el art. 51 del Estatuto de Clases se <.. Pasivas ordena que las pensiones de jubilación LEUSLAClON Y JURISPRUDENCIA abonarán, si el empleado estuviere en activo, desde el día siguiente al en que haya cesado, o sea, que si el funcionario cuncplicí Zn cdad de retiro en una fecha, 15 de agosto de 1959. en este caso. y In OTYZU~~ de jubilacirín y cese es ok 20 <le diciembre de 19Gl. no L:iene obligado a decolver a la Adm.inistración las cantidades percibidas antes de haber ordenado ésta el cese, como si se tratare de un cobro indebido, pues evidentemente el funcionario prestó servicios en activo durante cierto tiempo por demora de la Administración en dar el cese, y si se le obligase a devolver lo percibido antes del cese resultaria que habría prestado servicios en activo en cumplimiento de su deber de no cesar hasta ordenarlo la Administración y que tales servicios no tenían remuneración alguna.” VII. PENSIONES EXTRAORDINARIAS DE RETIRO Se aplica la Ley de 13 de diciembre con sueldo de Sargento. de 1943 a un Caho Sentencia de 22 de noviembre de 1.963.-Estima recurso interpuesto 1~01 un Cabo músico de tercera contra acuerdo de la Sala de Gobierno clel Cunsejo bupremo de Justicia Militar de 25 <ie abril de I!W que le seíialú como pensión de retiro, y Por aplicación de la Ley de 31 de diciembre de 1921, el 80 por 100 del sueldo regulador de Sargento, que tenía concedido. El fallo se razona así: “Concedido el retiro a don Valentín A. C., Caho 1.” músico de la Guardia Civil con treinta y un alio, seis meses y nueve días de servicios abonables y regulado su haber pasivo en la resolución recurrida por el sueldo de Sargento, de conformidad con la Ley de 31 de diciembre de 1921, es indudable que la Autoridad administrativa ha reconocido su asimilación a esta categoria militar, quedando el problema jurídico contravertido en este litigio reducido.a resolver si le son, o no, aplicables ios beneficios extraordinarios concedidos en la Ley de 13 de diciembre de 1943 a 10s militares que tomaron parte en la Campaña de Liberación Nacional. “Tanto por aplicación del art. 10 del Decreto de 13 de agosto de 1932, bajo Cuyo regimen inició el demandante sus servicios en el Ejército como Cabo tercero músico, como por la Orden circular del Mlinisterio del Ejército de 29 de octubre de 1942 sobre Unificación de Haberes, bajo cuya vigencia fu6 retirado, a don Valentín A. C. le correspondía en la fecha de su retiro sueldo y asimilaciún a Sargento, por haber cumplido en servicio de Cabo músico de tercera doce años que son los que estabiece para tal asimilación, aquel decreto y más aún los diez que exige la últimamente citada Orden circular: asimilaclún que, por su misma naturaleza y por lo expresamente dispuesto en el art. 12 del mencionado Decreto de 13 de agosto de 1932, lleva anejo “el goce de todos los beneficios y ventajas de orden moral y material de que están en posesión o se concedan a los empleos del Ejército a que se les asimila y que se 197 LKGIBLACIOI T JURIBPBCDUWXA refieren a sueldos, gratificaciones. premios de efectividad, dietas, pluses. indemnizaciones, recompensas, ascensos, destinos, pensiones de retiro ? de viudedad u orfandad, etc.“: precepto legal que aja, sin sombra alguna de duda, que la asimilación a Sargento concedida al demandante proyecta sus efectos juridicos a todas las facetas de su vida oficial, activa y pasiva, entre ellas a sus retribuciones dinerarias, que han de eeflalame según las que correspondan en derecho a los Sargentos efectivos. “Los beneficios concedidos en la Ley de 13 de diciembre de 1943 a los retirados del Ejkcito que tomaron parte en la CampaAa de Liberación son sin duda alguna aplicables en derecho al demandante, tanto por su indiscutible asimilación a Suboficial, cuanto por su continuada y heroica actuación en los frentes de guerra desde los añoe 1936 a 1938, que le valieron la concesión de la Medalla de Campaña, una Cruz roja del Merito Militar y una Cruz de Guerra.” VIII. PENSIONES Al EXTRAORDINARIAS -4 LAS FAMILIAS Se causan con arreglo al art. 69 del Estatuto de Cla“cualquiera que sea el tiempo de servicios pres- ses Pasivas tados “. Sentencia de 23 de septiembre de 1963.-Del contenido de sus “Resultandos” se deduce que el esposo de la recurrente, Auxiliar segundo del Cuerpo de Auxiliares de 05cina de la Armada, falleció en situación de retirado el día 4 de junio de 1961 y que habiendo la interesada solicitado el sefialamiento de la correspondiente pensión de viudedad, el Consejo Supremo de Justicia Militar le concedió, únicamente, cinco mesadas de supervivencia, como comprendida en el art. 40 del Estatuto de Clases Pasivas, acuerdo contra el que, previa reposición, fué interpuesto el recurso que la Sala estima con base en la siguiente importante doctrina: “La cuestión a resolver, sobre la que la Sala ha de pronunciarse, queda reducida a determinar si, como sostiene la Administración, la demandante sólo tiene derecho a las mesadas de supervivencia que la han sido concedidas por no haber prestado el causante el plazo mínimo de diez años de servicios efectivos exigidos por el art. 37 del Estatuto de Clases Pasivas del Estado, o si, como se postula en la demanda, su derecho se extiende a obtener pensión de viudedad por haber fallecido SU esposo en situación administrativa de retirado vitalicio con arreglo a una ley especial. “Las pensiones de viudedad v orfandad, cuando proceden, constituyen un derecho del causahabiente del funcionario público que cobra vida en la realidad jurídica tras el fallecimiento de aquel: pero antes, durante la vida del funcionario estas pensiones son un derecho expeo tante del mismo, anejo a su función, por virtud del cual, a su fallecimiento, asegura para sus familiares esos auxilios económicos; este derecho de expectante queda en su efectividad condicionado a cual sea la situa- ción oficial del funcionario al ocurrir el óbito con independencia de motivos y circunstancias que determinaron la consolidación de esa situación, y a la concurrencia de los requisitos de tiempo de servicios establecidos en las leyes. “Si bien es cierto que don Ernesto F. G. no llegó a prestar los diez años de servicios efectivos que exige el art. 37 del Estatuto de Clase? Pasivas para causar pensión, temporal o vitalicia, en favor de sus familiares, la situación creada con su retiro al amparo de una legislación especial -Leyes de 12 de julio de 1940 y 13 de diciembre de 1943- saca la cuestión juridica planteada en esta litis del marco estricto de ese articulo 37 para encuadrarla en el art. 69 del mismo Estatuto; según la nueva redacción dada a él por Ley de 22 de diciembre de 1960 a tenor de la cual los empleados civiles y militares cualquiera que sea el tiempo de servicios prestados, a los que se concede pensión extraordinaria de jubilación o retiro con arreglo a lo dispuesto en las leyes especiales, causarán pensiones extraordinarias en favor de sus familiares consistente en las veinticinco cent6simas del sueldo que se hallaren disfrutando los causantes. Si ciertamente el señor F. G. falleció en situación de retirado y en el disfrute de una pensión concedida al amparo de las leyes especiales antes citadas, hechos indubitados, es evidente que su viuda tiene perfecto derecho a la pensión de viudedad que en este contencioso postula. “El art. 40 del Estatuto de Clases Pasivas que la Administración invoca como fundamento legal de su denegación de pensión de viudedad ! de la concesión de mesadas de supervivencia, es inaplicable el caso litigioso, ya que dicho artículo expresamente se refiere a jubilados o retirados sin derecho a disfrutar tensión temporal o vitalicia: caso dis tinto al contemplado en que el funcionario causante fu6 retirado con el disfrute de una pensión vitalicia concedida por aplicación de las leyes especiales de 12 de julio 1940 y 13 de diciembre 1943.” B) Causadas por clases de tropa, retirados con arreglo a la legislación anterior al Estatuto de Clases Pasivas. Aplicación del art. 69 de este ordenamiento. Sentencia de 2 (1~ octubre de 1963.-El padre de la recurrente fu6 retirado, con carácter forzoso, como soldado de Infantería declarado inútil en 1899, a consecuencia de heridas sufridas en la Campaíía de Cuba, habiendole sido asignado un haber pasivo que, a su muerte, en 23 de enero de 1959, ascendía a 4.8W ptas. anuales. El Consejo Supremo de Justicia Militar denegó a las recurrentes la pensión de orfandad por no serles de aplicación el art. 69 del Estatuto de Clases Pasivas en razón a ia fecha de la baja del causante, ni el Real Decreto de 22 de enero de 1924 por no haber prestado el mismo diez años antes de servicios al Estado. Interpuesto recurso contencioso-administrativo, es estimado por la Sala, en fallo que se fundamenta en los siguientes términos: 199 LmlllLACIOIp Y JURIEPRUDENCIA “Por expresa disposición del art. 69 del vigente Estatuto de Clases Pasivas del Estado, los empleados civiles y militares “cualquiera que sea el tiempo de servicios que hubieran prestado, a quienes se les haya concedido pensiones extraordinarias de jubilación y retiro, confornle a los capítulos III y IV del título III de dicho texto, causarán en favor de sus familias pensiones extraordinarias de las veinticinco Centésimas del sueldo que se hallaren disfrutando los causantes hasta el límite de 5.090 pesetas anuales, siendo condición precisa para su concesión, según el art. 70, que la solicitud se formule dentro del plazo del año a partir cuyos preceptos resulta oblidel día en que sobrevenga el fallecimiento; gado declarar aplicables al caso debatido, pues, si bien es verdad que el art. 1.0 del mencionado Estatuto remite a la legislación anterior al mismo, la regulación de las pensiones de tal clase, cuando los Causante&+ hubieren ingresado en el servicio del Estado con arterioridad al 1.” de enero de 1919 y no se hallaren en servicio activo el 1.” de enero de 1927. ni vuelvan con posterioridad, es también cierto, y decisivo para la resolución del caso que se contempla, que la Ley de 22 de diciembre de 1955, modificó de manera clara y precisa la situación legal derivada de lo prevenido en el mencionado art. 1.” del Estatuto, al declarar en su primer artículo de aplicación a las clases de tropa del Ejército de Tierra y sus asimilados lo dispuesto en el repetido Estatuto y su Reglamento sobre pensiones causadas por los empleados civiles y personal militar en favor de sus familias, retrotrayendo el art. 3: la aplicación de los derechos que se conceden a partir del dla 6 de noviembre de 1941, si bien las pensiones no se devengarán sino desde la promulgación de la referida ley, todo lo cual pone de manifiesto la vigencia y consiguiente aplicabilidad a las demandantes de los beneficios de pensión extraordinaria de orfandad que las disposiciones estatutarias aludidas conceden toda vez que el causante venía disfrutando pensión, también de carácter extraordinario, y que el hecho determinante de la que se reclama, o sea, el fallecimiento de dicho causante, ha tenido lugar en plena vigencia de la nueva situación legal creada por la expresada Ley del año 1955, en la que se amparan las recurrentes, la que, como queda anotado, no requiere para su concesión el período minimo de diez años de servicios que, con arreglo a la legislación anterior, habrfa de reunir el causante para la concesión de pensiones extraordinarias en favor de su familia.” _ ..-. -_ IX. ACTUALIZACION DE PENSIONES Al Inadmisibilidad del recurso contra resolución reproducci6n de otra anterior firme y no recurrida. que es Sentencia de 21 de septi.embre de 136.3.-Al recurrente, qUe después de ser condenado en 1937 a la pena de reclusión perpetua, fue, previa conmutación, reingresado en el servicio y después retirado por aplicación de la Ley de 12 de julio de 1940, se le computaron al clasificar sus ha- 200 LEGIBLACIOH i .3 CRISPRUDEiiCIA beres pasivos, veinticuatro aiíos, siete meses y cinco días de servicios, es decir, cuatro trienios. Al actualizar su pensión de retiro, con ocasión de la publicación de ia Ley de 23 de diciembre de 1961, teniendo en cuenta los expresados años de servicio, el Consejo Supremo de Justicia Militar le computó en el nuevo señalamiento, ocho trienios, contra cuyo acuerdo recurrió el interesado en reposición por entender que los trienios que se deben integrar en el regulador son nueve por haher de computársele como tiempo de Servicio activo aquel en que estuvo de baja en el Ejército en mérito de la conmutación concedida en 1938, sustituyendo la accesión de separación por la de suspensión de empleo. Desestimada la reposición, se interpuso el recurso contencioso cuya inadmisibilidad declara el Tribunal con base en la siguiente breve fundamentación: “Alegada por el Sr. Abogado del Estado la inadmisibilidad del presente recurso como comprendido en el apartado c) del art. 82 de la Iey jtu&iccional en relación con el art. 40 de la misma, procede pronuneiarsc previamente sobre tal alegación, ya que su estimación impide al Tribunal el acceso al estudio y resolución del fondo del recurso. “Que es clarísima la procedencia de la expresada inadmisibilidad opuesta por la representación y defensa de la Administración, ya que la cuesticín que el recurrente promovió ante el Consejo Supremo de Justicia 1Iilitar y le fué desestimada por éste en acuerdo de 18 de mayo de 1962, objeto del presente recurso, relativa a que le sean computados, a efectos de actualización de su haber pasivo, para la formación de trienios, el tiempo que estuvo separado del servicio por cumplimiento de pena accesoria a la de privación de libertad impuesta en Consejo de Guerra, estimando deben serle abonados nueve en vez de los ocho abonados por el referido A&Q Tribunal Militar, es exactamente la misma que ya promovió ei año 1949 respecto a la computación del mismo tiempo para el abono de quinquenios, siéndole desestimada, así como el correspondiente recurso de reposición, por resolución de 31 de mayo de 1949, que al no haber sido recurrido, no obstante prevenírsele en la misma de su derecho a hacerlo en la Jurisdicción especial de Agravios, quedó firme y consentido, siendo, por tanto, reproducción de éste la que es objeto de impugnación en el presente recurso.” B) virtud De retiro a Guardia Civil de condena. No procede. separado del Cuerpo en Sentencia de 2 de julio de 1963.-Desestima el recurso interpuesto contra acuerdo del Consejo Supremo de Justicia Militar por el que se denegó al actor la actualización de su haber de retiro, que le había sido sedalarlo por aplicación de la Ley de 29 de diciembre de 1910, en la cuantía de 41.06 pesetas mensuales. He aquí los fundamentos del fallo, a cuyo pronunciamiento se han opuesto otros muy numerosos del propio Tribunal: 201 LEGIELACIOR JUBIBPRUDENCIA ..La cuestión que se somete a la consideración de la Sala en el presente recurso, está concretada a determinar, si el recurrente, que fu6 retirado con uns pensión creada por la ley de Presupuestos de 29 de diciembre de 1919, no obstante haber sido ésta mejorada en su cuantía por leyes sucesivas, por lo que, de 492.75 pesetas anuales que fué en un principio hoy asciende a 9.099 pesetas, también anuales, tiene o no derecho a que se le actualice su importe, por aplicación de las disposiciones que a este ffn se contienen en la Ley de 23 de diciembre de 1961 y fijado el problema en estos términos, vemos que la pensión creada por la expresada Ley de 1910, que le fué asignada al recurrente, por hallarse en las condiciones exigidas por la misma, según se desprende del dictamen del Fiscal Militar que informó al Consejo Supremo, es una pensión de Un CSrdCter especial que no se determinó en función de .un sueldo regulador, que percibiese en activo. sino que fué concedida en cuantía fija a los ìndiCivil que contasen con treinta años de uiduos de tropa de la Guardia servictos, que pudo ser elevada en su cuantía posteriormente y en razón del paulatino aumento de,? coste de vida. pero la que no existe posibilidad alguna de actualizar por aplicación de las disposiciones de la ley de ,23 de diciembre de 1961, ley que tiene fundamentos propios, porque no existen módulos que sirvan de comparación, que permitan determinar el que haya de ser objeto de la actualización pretendida, dada la finalidad es tablecida por la propia ley. “A este propósito nos encontramos con que la Ley de 23 de diciembre de 1961 estableció, para la actualización de las pensiones, la base de que el perceptor de la pensión revisada debiera obtener una cantidad igual a la que otro individuo que disfrutaba de igual empleo, categoría o clase percibiría al ser jubilado en la fecha en que se produjese la actualización de ia pensión, cuya finalidad aclara y precisa aún más el Decreto de 18, de enero de í962, en su art. 3.0, por lo que no es posible aplicar al recurrente las disposiciones legales citadas, toda vez que éstas disponen que los solicitantes se consideren en las mismas condiciones que aquellos que se retiren en la actualidad, y como la Ley de 31 de diciembre de 1921 ordenó que para tener derecho a haberes pasivos es condición precisa que las causas de retiro sean por cumplir la edad reglamentaria o por inutilidad ffsica, circunstancias que no se dan en el interesado, por lo que se le señal6 una pensión de tipo extraordinario, es indudable qw? lOs que se retiren en la actualidad en las condiciones del actor carecen de derecho n habrr pasivo. por lo que. en conclusión. no se &n los supuest0.S establecidos en la ley actualizadora de las pensiones de Clases pasivas. al no existir con quien pudiera establecerse la comparaci6n exigida por la ley Y el decreto mencionados. C) De retiro a Carabinero de condena o de providencia separado del Cuerpo en virtud gubernativa. Es procedente. Sen.tencia de 21 de octubre de 1963.-Estima el recurso interpuesto contra acuerdo del Consejo Supremo de Justicia Militar por el que se deneg6 al actor la actualización de su haber de retiro, que le había sido LDClSLACION T JUYIBPBUDENCIA señalado por aplicación del art. 2.0 adicional de la Ley de 31 de diciembre de 1921, y Ley de 5 de junio de 1912: Al fallo precede el siguiente razonamiento: “Aun cuando los haberes pasivos que ha disfrutado el recurrente, de 90, 125, 400 y 750 pesetas al mes, han tenido como origen las Leyes de 31 de diciembre de 1945, 17 de julio de 1956 y 22 de diciembre de 1960, establecieron aquellas cantidades como pensiones que, respectivamente, mínimas de retiro: ello no priva al interesado de que, en el señaìamiento inicial que se le hiciera, por el acuerdo de la Sala de Gobierno del Consejo Supremo de Justicia Militar de 25 de noviembre de 1952, se le estimara un regulador, que originaba pensión inferior a aquellas cantidades -primeramente sólo de 20 pesetas mensuales-, por lo que, con independencia del posible error en que se incurriera al no aplicar en debida forma la Ley de 10 de diciembre de 1910, dispuesto’en la Ley de 33 de diciembre de 1961, en su art. Lo, la actualización de las pensiones de las clases pasivas, tomando como regulador el sueldo asignado o que en futuro se asigne al empleo, categoría 0 clase que sirvió para la clasificación, más los incrementos legalmente autorizados para formar parte del mismo, es obligado cumplir lo ordenado en dicho precepto y a este tenor, estimando como base el sueldo mensual actual de un número de :a Guardia Civil o Carabinero, más los demás conceptos computables, sobre este regulador que resultare debería aplicarse el tanto por ciento que fuera asignable según el tiempo de servicios, de acuerdo con el párrafo 2.” del artículo adicional 2.0 de la Ley de 31 de diciembre de 1921 -que respeta los derechos derivados de la Ley de 5 de junio de 1912, de analogía a los Sargentos, y, por lo tanto, los anteriores 0 subsiguientes que resulten de ésta, pero previos a la Ley de 1921 y, consiguientemente, los del art. 6.” de la Ley de 15 de julio de 1912--, para obtener la nueva pensión de retiro correspondiente al actor, la cual debió asignársele siempre que fuera superior a la que como mínimo fija la Ley de 22 de diciembre de 1960 y en caso contrario, mantenerse ésta, pero sin negársele su derecho a la actualización solicitada, pues aparte de que con ello se privaría de los derechos que le reconocen dichos reseñados preceptos, la citada Ley de 1961 no efectúa el distingo que realizan las resoluciones impug nadas y extiende sus preceptos a todas las pensiones pasivas.” En el mismo sentido, y con similares fundamentos, sentencias de 23 de octubre, 15 de noviembre y 10, 12, 15 y 16 de diciembre. D) De retiro. Variación el regulador en el primitivo del empleo adoptado sefialamiento. para fijar SenteMa de 22 de octubre de 1963.-Al recurrente, Brigada de la Guardia Civil, que fué retirado por aplicación de la Ley de 12 de julio de 1940, le fué señalado un haber de retiro equivalente al 90 por 100 del sueldo de Capitán. Solicitada la actualización, el Consejo Supremo de Justicia Militar, Ie asigna una pensión equivaIente al 90 por 100 de1 sueldo de Brigada, acuerdo contra el que fué interpuesto recurso que LEGXBLACIOX T JURIBPRUDGNCIA el Tribunal de la Jurisdicción desestima, previo ei siguiente razonamiento: “Es evidente el derecho que asiste al recurrente a poder regular sLl pensión de retiro por el sueldo de Capitán, ya que la Ley de 15 de julio de 1952, dispuso que los Brigadas de los Ejércitos de Tierra, Mar y Aire y los de los Cuerpos de la Guardia Civil y Policía Armada, que al pasar a la situación de retirados forzosos por edad, cuentan con treinta aííos de servicios, lo harán con el sueldo regulador de Capitán, abonándoseles para dicho cómputo cuatro años de servicios en la misma forma que fijan ias disposiciones vigentes para el personal que ostenta la categoría de Oficial y tomándose en cuenta para la determinación del sueldo regulador, los trienios que por años de servicio disfrutan y la gratificación de destino que tuviesen asignada y el demandante contaba al pasar a la situación de retirado por edad con poco más de treinta años de servicios abonables; pero no es menos cierto que habiendo ingresado en el Ejército antes del año 1919 su pensión ha de regularse por el título 1.” del Estatuto de Clases Pasivas en cuy-o art. 9.” y tarifa 1.” que rige para los Oficiales y ha de aplicársele al ser regulada su pensión con sueldo de Capitán, se establece para los empleados militares de dichas categorías que hubiesen cumplido treinta años de servicios el 60 por ‘100 del sueldo regulador. “Siendo correcta la solución que para actualizar la pensión adoptó el Alto Tribunal de Justicia Militar, únicamente puede apoyarse la impugnación del recurrente en que habiendo sido clasificado en el año 1942 otorgflndole la pensión de 750 pesetas consistente en el 90 por 100 del sueldo de Capitán, resolución que, aunque errónea, supone un acto administrativo declarativo de Derecho para el recurrente que, en principio, no puede ser revocado por la Administración por haber transcurrido más de cuatro años: mas teniendo en cuenta que la Ley de 23 de diciembre de 1961 se propone actualizar las pensiones de forma que los antiguos pensionistas perciban los mismos derechos pasivos que corresponderían a un retirado o jubilado en la actualidad que se hallase en idénticas condiciones que el titular del expediente sometido a revisión, es visto que precepto alguno puede obligar a la Administración a mantener al tener que practicar obligatoriamente una nueva clasificación un concepto erróneo, qw de prosperar haría que el actor percibiese una pensión superior a la de otros funcionarios de igual categorda y años d,e servicio qu.e se retirase en la actualidad; no habiendo, por otra parte, sufrido perjuicio a&UnO, en cuanto por la actualización de la pensión ha pasado de disfrutar la de 750 pesetas a obtener la de 2.389,36 pesetas, habiéndosele reconocido sobre el sueldo regulador de Brigada siete trienios y la gratificación de destino, en vez de un quinquenio que se le había asignado en la primitiva, por todo lo cual ha de concluirse que la clasificación practicada en el acto administrativo recurrido, se halla perfectamente ajustada a Derecho y no implica revocación de derechos adquiridos por el recurrente, sino actualización de la pensión que se ha practicado con- forme a la ley que la estableció y en la forma también para el recurrente que autoriza ei ordenamiento jurídico.” En el mismo sentido, sentencia de 5 de noviembre. E) De retiro. Variación del porcentaje darlo en el señalamiento primitivo. más beneficiosa del regulador acor- Sentencia de 4 de octubre de 1963.-El recurrente que había ingresado al servicio del Estado como soldado, en 1.” de marzo de 1905, fué retirado en 193i con el empleo de Teniente, señalándosele por el Consejo Supremo de Justicia Militar pensión de retiro equivalente al 90 por 100 del sueldo de Capitán conforme a las leyes entonces vigentes y por haber prestado treinta y tres años, siete meses y veintidós días de servicios. Al aplicarle la Ley 82/19(X de 23 de diciembre, sobre actualización de haberes pasivos, le fué señalada pensión equivalente al 78 por 100 del expresado sueldo de Capitán. Confirmado este acuerdo en reposición, es recurrido en vía contenciosoadministrativa en la que se mantiene el mismo pronunciamiento de desestimar el recurso. Se lee en la sentencia: ‘*La única cuestión planteada en este recurso es la relativa a si la pensión de retiro del recurrente, que estaba señalada en el 90 por 100 del sueldo de Capitán, al ser actualizada como consecuencia de lo dispuesto en la Ley de 23 de diciembre de 1961 está bien clasificada en el 78 por 100 de la referida paga y de las gratificaciones y devengos correspondientes o debe ser fijada en el 90 por 100 de los emolumentos como lo fué con anterioridad y pretende el interesado, y por lo que se refiere a dicha cuestión es indudable que, conforme a lo dispuesto en la disposición transitoria 2.’ del Estatuto de Clases Pasivas, tal como ha quedado redactada por la Ley de 23 de diciembre de 1948, el recurrente, que ingresó en filas antes del 1.O de enero de 1927, ha prestado con anterioridad a esta fecha servicios como Suboficial y despues ha obtenido categoría superior en su carrera, causaría pensión de retiro con arreglo al título 2.“, pero como dichas pensiones, según la misma transitoria, no pueden ser inferiores, en ningún caso, a las que habría causado con arreglo al párrafo anterior, de haber continuado en la categoría de Suboficial que las causarían con arreglo al título l.“, y como, por otra parte, el art. 1.’ de la Ley de 17 de julio de 1948 concede al personal de los Ejércitos de la Guardia Civil y de la Policía Armada, que ostenta categoría de OAda y cuente con treinta años de servicios, con abonos, sin haber alcanzado el empleo de Capitiin, al corresponderle el retiro forzoso por edad, para la fijación de su haber pasivo, el sueldo &ulador correspondiente a este empleo, resulta evidente que, habiéndole correspondido al recurrente p01 sus años de servicios el 00 por 100 del s&ldo regulador de Capitán, que reconoce el art. 43 del título 2.” de aplicarle éste y siendo esta pensión inferior a la que le hubiera sido asignada de continuar siendo Suboficial, que sería la del SO por 100 de este empleo con arreglo al art. I 1, tarifa 2.‘, LEGISLA,IOX Y JIJRISPRUDWCIA sus haberes pasivos deben ser regulados por lo dispuesto en el título 1.’ y aplicarle la tarifa 1: del art. 9.o la que corresponde, según el art 10. a los Jefes, Oficiales y asimilados, clasificándose con arreglo a los treinta y tres años de servicios que se le reconocen, con el 78 por 100 del referido sueldo de Capitán con sus trienios y gratificaciones correspondientes, como ha hecho el Consejo Supremo de Justicia Militar, con evidente acierto. “A mayor abundamiento, es inconcuso que la revisión de las pensiones de retiro, que hayan de verificarse de acuerdo con los preceptos de la Ley citada y del Decreto de 18 de enero de 1962, dictado para la ejecución de la misma, deben hacerse de forma que no exista diferencia algima entre el regulador que se adopte y el que pudiera corresponder en la fecha en que se lleve a efecto aquélla, a otro funcionario civil o militar de-iguales categorías y clase y los mismos años de servicio y condiciones personales, por lo que de acuerdo con estas normas, a cualquier otro be& neficiario de Clases Pasivas que se encontrase en idénticas circunstancias que el recurrente, no podría hoy señalársele el 90 por 100 del sueldo regulador de Capitán aun con treinta y cinco años de servicios con arreglo a la tarifa 1: del art. 43 del título 2.0 que es aplicable como hemos visto a los Jefes y Oflciales de los tres Ejércitos, así como de la Guardia Civil y Policfa Armada, le correspondería el 80 por 100 del regulador de Capitán.” En el mismo sentido, sentencias de 5 de noviembre, 26 y 28 de diciembre. Sentencia de 5 de diciehbre de 1963.-Manteniendo igual doctrina, se hace en ella referencia a las primitivas Leyes de 5 de julio de 1934 y 5 de diciembre de 1935 en los siguientes parrafos, cuya transcripción se considera de interk: “En virtud de los preceptos y doctrina que se invocan, es obligado verificar la revisión de las pensiones en forma que no acuse diferencia entre el sueldo regulador que se adopte y el que, al hacerse la revisión, corresponda a otro funcionario que se hallare en la misma situación en lo que respecta a categorfa, clase y servicios: y, esto sentado, no cabe perder de vista que el derecho de regular su haber pasivo por el sueldo de Capitan que, al personal de los tres Ej&citos y de la Guardia Civil y Polick Armada que ostente categoría de Oficial sin haber alcanzado el expresado empleo, corresponde según el art. IP de la Ley de 17 de julio de 1948, que es la que en la actualidad regula tal beneficio de excepción, no puede ser conjugado al presente con el beneficio tambien extraordinario que para situaciones anteriores se derivase de las Leyes de 5 de julio de 1934 y 5 de diciembre de 1935, relacionadas, porque el criterio de las distintas disposiciones que rigen la materia y la doctrina jUIisprudencia1 lo vedan y, en su consecuencia, es obvio que el haber pasivo que en el momento de hacerse la revisión de la pensión del actor corresponderla a un Alferez con treinta años de servicios, habría’ de ser determinado con arreglo a la tarifa 1; del art. 9 .O del Estatuto de Clases Pasivas del Estado, que señala el 60 por 100 del sueldo regulador para loz LEGIf3IACION Y JCRISPRCDETCIA que hubieran cumplido treinta anos de servicios abonables y, por lo tanto: esta y no otra es la forma de hacer la actualización de la pensión de referencia aunque en la cI.asificación originaria se aplicara otro porcentaje. pues, de no ser así, se llegaría a un resultado manifiestamente desigual y repudiado por los preceptos lega!es que rigen la revisión de las pensiones ya que haría de mejor condición al demandante que pasó a situación de retirado en el año 1942 que a los que con igual empleo y servicios lo hagan en la actualidad.” s. PROCEDIMIENTO. PLAZOS Para su cómputo rigen en la Jurisdicción la ley de Enjuiciamiento civil y el Código civil (arts. 305 y 7.O, respectivamente). Sentencia de 23 de diciembre de 1963.-A la recurrente le fué denegada la transmisión de la pensión causada por su padre, siéndole notificado el acuerdo recaído en reposición el 14 de diciembre de 1959. Contra él interpuso recurso contencioso-administrativo que presentó en el Registro General del Tribunal el 13 de febrero. La Sala declara la inadmisibilidad del recurso por haberlo sido “cuando ya había transcurrido el plazo de dos meses que señala el art. 58 de la ley de la Jurisdicción”, puesto que de una a otra fecha mediaron sesenta y un días. Fundamentos: “Con arreglo al art. 58 de la mentada ley jurisdiccional, el plazo para interponer el recurso contencioso-administrativo será de dos meses, que habrán de contarse desde el siguiente dia a la notificación del acuerdo resolutorio del recurso de reposición, cuando fuere expreso, siendo de tener en cuenta que, como dicha ley no contiene disposiciones especiales sobre la materia, y por otra parte, su disposición adicional sexta señala como supletoria a la de Enjuiciamiento civil, a esta, y a las demás disposiciones posteriores que con ella concuerden o la modifiquen, habrán de ajustarse para verificar el cómputo del plazo antes indicado. “El art. 305 de la mentada ley procesal dispone que los tkminos señalados por meses se contarán por meses naturales, sin excluir los días inhábiles, precepto este que hay que estimar complementado por el artículo 7.0 del Código civil, según el cual, si en las leyes se habla de meses, se entenderá que son de treinta días, a menos que se determinen por sus nombres, en cuyo caso se computarán por los dias que, respectivamente, tengan, y si bien se ha llegado, en ocasiones, a señalar una supuesta antinomia entre ambos preceptos, con las consiguientes derivaciones en orden a la prevalencia de uno u otro, tiene ya declarado en forma reiterada la doctrina jurisprudencial, tanto en materia civil como en la contencioso-administrativa, que los preceptos en cuestión; lejos de contradecirse, resultan complementados y armónicos, a más de’ que, en el ‘supuesto de que no fuere así, habría de prevalecer el del Código civil por posterior- a la ley rituaria y estar dotado de fuerza derogatorkr. al igual que por la general observancia rlue a todas las disposiciones de SU título preliminar les corresponde y por e! carácter supletorio que a Sus preceptos les asigna el art. lü. del propio Cuerpo legal, criterio éste recogido por la Juristlicci«n civil en múltiples sentencias entre las (lue liguran las de 24 de octubre de 1903, 23 de junio de lMl<), ti de julio de 1923. 36 de enero de 19Ug y 21 de mayo de 1951 y también por esta Jurisdkción, entre otras sentencias, en las de 14 de junio de 1957, 7 de mayo de lD60, .ã) de mayo de 1981, 33 de febrero de 1963 v 14 de marzo del mismo año. la penúltima de ellas pronunciada por la Sala especial de Revisión de lo Contencioso-administrativo de este Supremo Tribunal, sin que fre?atc a la expuesta doctrinu puedan invocarse con eficacia los preceptos & las ieyes de Procedimiento administrativo y Económico-administrativo, segrífa los cuales el cómputo de los meses debe hacerse de fecha a fecha, toda ver que dichas disposiciones no son aplicabks en forma directa ni subsidiaria en el procedimiento contencioso-administrativo, que tiene previstas sus fuentes de Derecho, conforme se hace constar con antelación.” àer SI. REHABILITACIOS. ASCENSOS Efectos administrativos de la acordada al resolver recurso extraordinario de revisión y con arreglo a los arts. 977 y 978 del Cbdigo de Justicia Militar. Sentencia de 4 de diciembre de 1963.-Estima recurso interpuesto contra resoluciones del Ministerio del Ejército que denegaron al actor el ascenso al empleo de Teniente Coronel, por no reunlr las condiciones de efectividad, destino y mando, requeridas en los arts. 3P y 5: de la Ley de 19 de abril de 1961. Son antecedentes de hecho los siguientes: -Primero: siendo el recurrente Capitán de Intendencia fu6 separado del Ej&cito por sentencia de 13 de febrero de 1942 dictada en Consejo de Guerra de Olloiales Generales. Segundo: previo recurso extraordinario de revisión, se dictó sentencia por el Consejo Supremo de Justicia Nilitar en 13 de marzo de 1957, anulando la sentencia expresada de 1942. Tercero: vista la causa nuevamente en Consejo de Guerra de Oficiales Chserales. se dictó sentencia en 14 de febrero de 1961 abaolvien&o al recurrente. Cuarto: por Orden de 7 de junio de 1961 se dispone que acordada por el Consejo Supremo de Justicia Militar la rehabilitack5n del recurrente en la forma prevenida en los arts. 977 y 978 del Cádigo de Jwticia Militar, de le reingresa en el Ej&cito con todos sus derechos, cargos honores y preeminencias de que se le privó por sentencia de 13 de febrero de 1942, anulada por Consejo reunido en 13 -de marzo de 1957; y Quinto: el recurrente fu6 ascendido a Comandante en 9 de junio de 1981, quedando escalafonado delante del Comandan@ de Intendencia, señor M. C. que fue ascendido a Teniente Coronel en 3 de febrero de 1962, neghn-, LISCISLACIOI Y JUBI~PBUDltlWlA dose el ascenso al recurrente por las resoluciones objeto de este recurso.” La única cuestión que es preciso resolver se concreta a si el recurrente no debe ascender a Teniente Coronel por no reunir los reqUiSitOS de efectividad, destino y mando que exigen los arts. 3.” y 5.” de la Ley de 19 de abril de 1961, o debe ascender aun no reuniéndolos por imperio de los arts. 977 y 978 del Código de Justicia Militar y de la Orden firme de 7 de junio de 1961 que rehabilitó al recurrente y dispuso el ingreso del mismo en el servicio activo con todos los derechos de que ya se hizo mención y de los que fué privado por una sentencia declarada injusta. El fallo favorable se razona y fundamenta así: “La cuestión así planteada es preciso resolverla en favor del ascenso del recurrente por las siguientes razones: Primero, el Tribunal Militar al dictar la sentencia separando del Ejército al recurrente sin desearlo ni quererlo, desde luego, causó un gran daño al mismo, no habiendo podido por tal sentencia prestar los debidos servicios efectivos en destinos ni mandos durante muchos años, que hubiera prestado teniendo en cuenta sus relevantes condiciones de mando y antecedentes que se justificaron. Segunda, la propia Administración acertadamente, partiendo de la sentencia acordando la nulidad dispuso la rehabilitación del recurrente y su ingreso en el servicio activo con todos sus derechos, cargos, honores y preeminencias de que fue privado; Tercera, al acordar la rehabilitación con la amplitud que ordenan los arts. 977 y 978 del Código de Justicia Militar, la Administración sabía que ello no se podía jamas efectuar aplicando normalmente la Ley de 19 de abril de 1961 y sus concordantes, y tenía forzosamente que optar entre aplicar dicha legislación o atenerse en virtud de imperantes principios de justicia a los arts. 977 y 978 del Código de Justicia Militar, ley fundam.ental como todo Código, y por eso despu& de las sentencias de nulidad y rehabilitaciOn mencionadas, se dictó la Orden de 7 de junio de 1961, posterior a la Ley de 19 de abril de 1961, que es firme por no haber sido impugnada, ni por la Administración ni por el recurrente, y sin olvidar la legislación vigente, tal resolución ordena reponer en el servicio activo al recurrente con todos los derechos de que fué privado por la sentencia de 1942, y c’laro está, que dicha orden, firme, y las sentencias de rehabilitación del recurrente, tratándose como se trata de un caso excepcional de justicia, deben ser cumplidas con todo rigor, ascendiendo al recurrente como si realmente hubiese prestado todos los servicios y reuniese los requisitos de destino y mando de los que se vió privado, pues de no obtener el recurrente los ‘ascensos correspondientes, que es finalidad esencial de toda carrera, no se podría hablar de rehabilitación en todos sus derechos, que implica una reparación justa, ni se daría cumplimiento a las sentencias, ni a la orden ni a los artículos del Código de Justicia Militar de que se hizo mención, ya que no ascendiendo el recurrente y pasando delante de 41 los más atrasados en el Escalafón, la sentencia anulada continuaría ilegalmente produciendo efectos.” OLEGARIO GUNZiLEZ GAzcfA 309 INDICES Correspondientes a los números t* á os 1 al 6 1956-1958) DE LA REVISTA ESPAÑOLA DE DERECHO MILITAR Indispensable facilitar instrumento de trabajo destinado la búsqueda y aprovechamiento tos datos, jurisprudencia nen en los seis primeros e información números a de cuanse contie- de la Revista. GENERAL \ INDICES: i \ Un volumen de 80 páginas PEDIDOS l DE MATERIAS DE LEGISLACION DE JURISPRUDENCIA DE AUTORES Precio: . 30 pesetas A SECCION DE DERECHO MILITAR * Duquede Medinaceli, 4, 4.’ - Madrid- 14 - _..--3 HAN COLABORADO DURANTE EL PRESENTE ARO: Arturo ANDRES BELTRAN.-Martán BRAVO NAVARRO.-Antonio CANTOS GUERRERO. -Eduardo CARRlON MOYANO. - Ignacio DIAZ DE AGUILAR Y DE ELIZAGA -José GIRGADO DOCE. - Olegario GONZAL.EZ GARCIA.-loaquín HERNANDEZ OROZCO.- Julio IRANZO DOMINGUEZ. - José MUr;SOZ SANCHEZ. - Eduardo DE NO LOUIS.-Eduardo DE NO LOUIS MAGALHAES.-José María OLWER NARBONA. -José Luis PEREIRO SORDO. -Emilio SETORZO.-Octuvio VEJAR VAZQUEZ. RRANO VlLLAFAI;SE.-Angel La REVISTA ESPASOLA DE DERECHO MILITAR SCpublicacon la cooperaciónde los siguientescormponsaIcs: En Espaíar Luis HERTOGS ECHEMENDIA, Sevilla.-Ramón TAlX PLANAS, Valencia. - Enkpe QUEROL DURAN, Barcelona. - Fernando VEA* MURGUIA GARCIA, Zaragwa. - Narciso ALONSO OLMEDO, BuPEÑA Y PEÑA, Valladolid.Rafael VAAMt3NDE @=* -Virgilio MALLO, La Gruña.-José Luis PEREZSERRABONA SANZ, Granada. Frawisto JlMJZNEz JIMENEZ, Palma de Mallorca. -Pa% MATOS MARTIN, Santa Cruz de ‘Tenerife. -Celestino BARREDA TREVIÑO, Ceuta. En cl rxtramjero: Carlos Jos& COLOMBO, Argentina. - Fthe VANDER MOUSEN, B¿lgica.-Herber& CANABARRO REZCHARDTT, Brasil.-Alirio CAY. CEDO, Colombia.-AUDlTORlA GENERAL DEL EJERClTO, Chile.Hugo GAVUANES SALTO, Ecuador.-Ricíwdo ALVARADO RAFAEL, Bstados Unidos de Am¿rica.-Georges ZARlFlS, Grecia.-1NSPECXlON DE LA JLlSTlClA MILITAR, Holanda. - Charks D’OLWfER FARRAN, Inglaterra.-C&fo RODZ-GARSlA, Italia.-F. GOERENS, Luxemburgo. Octuvio VEJAR VAZQUEZ, Mhjico.4ustún C. CAJZNA M~lCANO, Nicaragua. - Frunckco Antonio LOPES MORJZfRA, Portugal. -Red DEPlERRE, Suiza. - Sahir ERMAN, Turquh - 1. C. SARMIENTO NUÑEZ, Venezuela.