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LA CONTRATACIÓN ELECTRÓNICA DE SERVICIOS TURÍSTICOS
TRAS LA LEY 34/2002, DE SERVICIOS DE LA SOCIEDAD DE LA
INFORMACIÓN Y COMERCIO ELECTRÓNICO
IE Working Paper
AJ8-105
15 / 09 / 2003
Fátima Yánez Vivero
Depósito Legal: M-19909-2003 I.S.S.N.: 1696-1471
Profesora de Derecho Civil
UNED
[email protected]
Resumen:
La reciente promulgación de la Ley 34/2002 de comercio electrónico introduce
importantes garantías en el ámbito de la contratación on line de productos y
servicios, que se viene realizando en nuestro país desde hace ya algún tiempo.
Entre estas garantías, podemos destacar la obligación que tienen los prestadores
de servicios de facilitar el acceso a sus datos de identificación a cuantos visiten su
sitio en Internet, la de informar a los destinatarios sobre los precios que apliquen a
sus servicios, la de permitir a éstos visualizar, imprimir y archivar las condiciones
generales a que se someta el contrato, y la de guiar al consumidor durante el
proceso de contratación, indicándole los pasos que ha de dar y la forma de
corregir los posibles errores. Igualmente, una vez recibida la aceptación por parte
del cliente, el prestador de servicios está obligado a confirmar la aceptación
recibida. El objeto del trabajo que se presenta a continuación consiste en
comprobar si esas exigencias para el empresario y garantías para el consumidor se
respetan y cumplen en uno de los motores del comercio electrónico : el de los
servicios turísticos. El análisis experimental de algunos servidores turísticos
virtuales será el instrumento de comprobación utilizado a tal efecto.
Palabras clave:
Contratación electrónica, Perfección del contrato, Deberes de información
precontractuales y contractuales, Turismo, Agencias de viajes virtuales, Portales
turísticos, Metabuscadores, Centrales de reservas.
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I.- La trascendencia socioeconómica de la contratación electrónica de
servicios turísticos
Según un reciente estudio de la Asociación Española de Comercio Electrónico, las
ventas por Internet crecen un 121 % en el transcurso del presente año (el volumen de
negocio se incrementa hasta 1160,9 millones de euros) después de remontar el
estancamiento que a comienzos del pasado año sufrió el comercio electrónico en
España.
Somos, al parecer, más de dos millones de ciudadanos en España los que compramos a
través de la Red. El análisis de la referida Asociación señala, también, que los productos
más comprados han sido los billetes de tren, avión y autobús, seguidos de productos
domésticos y electrónicos, paquetes turísticos (los denominados viajes combinados),
libros, reservas en hoteles, productos de telefonía y música. Aún más : las encuestas
dicen que más de la mitad de los internautas no compradores harán compras en un
futuro próximo.
El estudio de la Asociación Española de Comercio Electrónico arroja un dato
ciertamente significativo: una buena parte de los productos que se venden on line son
productos de ocio y, concretamente, productos relacionados con el turismo. Ello está en
conexión con otro dato que el pasado 15 de marzo (Día Mundial del Consumidor)
ofrecían en España algunos medios de comunicación: el español gasta más en vivienda
y ocio que en alimentos, lo cual orienta, como es obvio, las nuevas tendencias del
Derecho de Consumo.
La trascendencia socioeconómica del comercio electrónico turístico la pone de relieve el
Prof. CAVANILLAS MÚGICA en la monografía colectiva Turismo y comercio
electrónico (Editorial Comares, Granada 2001, págs. 4 y ss), al señalar que el único
sector que resultó inmune a la desaceleración del comercio electrónico del pasado año a la que antes aludíamos - ha sido el turístico1. Las reservas de viajes constituyen en
Estados Unidos la tercera parte del total de transacciones electrónicas y algunos
servidores turísticos como Travelcity, Expedia o Priceline se convierten en los líderes
del comercio electrónico americano2. En nuestro país, el estrellato del comercio
electrónico turístico también está confirmado por los números de visitas y transacciones
que se realizan en webs como Travelprice.com, elmundoviajes.es, o viajesiberia.com,
por poner sólo tres ejemplos.
1
Que el sector de viajes por Internet sea uno de los impulsores del e-commerce a nivel mundial
tiene un mérito doble si tenemos en cuenta que éste es uno de los sectores que se ve más
afectado por las alteraciones del panorama geopolítico mundial y donde los conflictos
internacionales impiden realizar planes y previsiones, ni siquiera a corto plazo.
2
Vid., CAVANILLAS MÚGICA, ibidem.
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II.- Las inseguridades y los riesgos en el comercio electrónico turístico
Ahora bien, la frecuencia social y la relevancia práctica del comercio electrónico
turístico no debe impedirnos reconocer los riesgos que plantea y la desconfianza que
genera en el consumidor que realiza la búsqueda y selección de productos turísticos on
line, pero que, a menudo, los contrata off line, desplazándose físicamente a la agencia de
viajes. A mi juicio, son cinco las garantías de las que adolece el comercio electrónico,
en general, y el turístico, en particular, y que explican la desconfianza actual del
consumidor. Se trata, en primer lugar, de la falta de identificación del cocontratante
empresario, que en el ámbito turístico se une a la confusión derivada de la existencia de
unos nuevos modelos empresariales basados en las colaboraciones verticales entre
empresas, algunas de las cuales (las pequeñas y medianas fundamentalmente) han
optado por una previa agrupación horizontal. El resultado de todo ello es el desconcierto
que genera al consumidor cuando accede a un web turístico en el que se combinan
varios tipos de servicios, por ejemplo, un portal o una central de reservas podrían
esconder una agencia de viajes y, entonces, pueden dejar de ser un simple sistema de
información o reservas para convertirse en un servicio que permite la plena contratación
de la prestación de que se trate. Otro de los elementos de inseguridad es el
desconocimiento del nivel de solvencia con el que cuenta la contraparte y que le permita
responder en caso de incumplimiento, insolvencia que se desconoce porque crear una
página web no es muy costoso, mientras que abrir un establecimiento de cara al público
presupone la existencia de una cierta inversión para poner el negocio en funcionamiento.
En tercer lugar, nos encontramos con el desconocimiento de los tribunales ante los que
el consumidor podrá pedir justicia, en su caso. Desconocimiento éste último que viene
motivado por la falta de identidad del empresario cocontratante y del país donde tiene su
domicilio social o sede principal.
Además de todas estas inseguridades, existe otra de gran envergadura que requiere
alguna atención independientemente de las demás : la debilidad probatoria de los
contratos electrónicos en los que no se emplee firma electrónica.
Ante este panorama, las esperanzas del consumidor se depositan en la nueva Ley
34/2002, reguladora de la sociedad de la información y del comercio electrónico, que
supone la transposición al ordenamiento jurídico español de la Directiva 2000/31/CE,
del Parlamento Europeo y del Consejo, de 8 de junio, relativa a determinados aspectos
de los servicios de la sociedad de la información, en particular, el comercio electrónico
en el mercado interior3. ¿Cómo afecta a las peculiaridades del sector turístico?.
¿Eliminará o amortiguará alguno de los riesgos expuestos la citada Ley ?.
3
En el sector turístico, la legislación específica aplicable en España, aparte de la mencionada
Ley 34/2002, es, básicamente, la siguiente : Ley de Viajes Combinados 21/1995, Ley de
Aprovechamiento por Turno de Bienes Inmuebles 42/1998, abundante legislación autonómica
en materia de alojamientos turísticos, agencias de viajes y ordenación general del turismo. La
Ley Orgánica de Protección de Datos de Carácter Personal y la Ley General de Defensa de
Consumidores y Usuarios son, igualmente, aplicables en muchos aspectos de la contratación
turística on line. Sin embargo, la Ley de Ordenación del Comercio Minorista, antes de la
reciente modificación sufrida en Diciembre de 2002, no resultaba aplicable a los contratos
turísticos porque regulaba sólo la venta de productos y no la contratación de servicios. Aunque
2
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III.- El perfil del consumidor actual de servicios turísticos
Es indudable que los atentados de Nueva York del 11 de Septiembre de 2001 han
modificado los hábitos y modos de viajar del turista. Ahora se retrasa mucho más la
planificación de un viaje, y la contratación de los vuelos - sector turístico
manifiestamente más dañado - se realiza en el último momento. Esto hace que nos
encontremos, cada vez más, ante un consumidor improvisador, de última hora, que
prefiere los viajes de corta duración y frecuentes a lo largo del año, y que los elige no
tanto en función del lugar apetecible o de la prestación turística en sí, cuanto en función
del precio. Además de esta circunstancia modificativa en los hábitos del turista, hay que
tener muy presente otra, apuntada por CAVANILLAS MÚGICA: la aparición del
comercio electrónico turístico da lugar a la creación de nuevos modelos empresariales y
nuevas formas de colaboración y concentración empresarial4. Alguno de estos nuevos
modelos revoluciona completamente el mercado turístico. Se trata, por ejemplo, de los
“metabuscadores”, que permiten realizar búsquedas según el criterio que se establezca
previamente por el usuario, y el buscador compara las diferentes ofertas y le ofrece las
que se ajustan más a la preselección realizada por aquél. En España, el primer
metabuscador fue viajarbajoprecio.com.
IV.- La validez y eficacia de los contratos turísticos on line. La forma
electrónica y su prueba
De esta importante materia se encargan los artículos 23 y 24 de la Ley 34/2002. Las
líneas generales de la reforma, aplicables también a la contratación turística, son las
siguientes :
- No es necesario el previo acuerdo de las partes sobre la utilización de medios
electrónicos para que el contrato celebrado por esta vía sea plenamente válido y eficaz.
- Cuando la correspondiente legislación exija que el contrato o cualquier
información relacionada con el mismo conste por escrito, será suficiente que el contrato
o la información se contenga en un soporte electrónico. Esta regla tiene una especial
trascendencia en el ámbito turístico de los viajes combinados, ya que los artículos 3 y 4
de la Ley 21/1995, de 6 de julio, reguladora de los viajes combinados, establecen,
respectivamente, que el programa y el contrato de viaje combinado deberán formularse
“por escrito”.
- La perfección del contrato se produce cuando se dé el concurso de la oferta y la
aceptación, de acuerdo con el artículo 1262.1 del Código Civil. Este concurso de oferta
la Disposición Adicional 1ª de la referida Ley extiende la aplicación de las reglas sobre ventas a
distancia a la prestación de servicios excluye expresamente “los contratos de servicios con
reservas”. Tras la modificación efectuada por la Ley 47/2002, de 19 de diciembre, la Ley de
Ordenación del Comercio Minorista será aplicable a los servicios turísticos, pero éstos quedan
excluidos de varios aspectos como la ejecución del contrato, el derecho de desistimiento del
consumidor, los deberes de información del empresario, en consideración a la peculiar
naturaleza de aquéllos servicios. En este punto debemos, al menos apuntar, que la peculiar
naturaleza de los servicios turísticos no es causa suficiente, a nuestro juicio, para excluirlos del
deber de información. Es ésta una cuestión que podrá ser tratada en un trabajo futuro.
4
Op. cit., págs. 4 y ss.
3
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y aceptación entre personas que no se encuentran en el mismo lugar siempre planteó el
problema de cuándo se entiende que se produce este concurso : ¿cuando el aceptante
emite la aceptación, o cuando éste la envía, o cuando la aceptación es conocida por el
oferente, o, por el contrario, cuando éste pudo conocerla por haber llegado a su círculo o
ámbito de actividad ?. Si ésta es la duda que se plantea la doctrina civilista, en el campo
mercantil el art. 54 del Código de Comercio adopta expresamente la teoría de la emisión
o manifestación de la aceptación. En fin, disparidad de criterios ante situaciones
ciertamente paritarias. La Ley 34/2002, a través de su Disposición adicional cuarta,
modifica el artículo 1262 del Código Civil y el 54 del Código de Comercio, unificando
los criterios de uno y otro sistema. En efecto, los dos nuevos párrafos introducidos por
esta disposición en ambos preceptos son los siguientes :
“Hallándose en lugares distintos el que hizo la oferta y el que la aceptó, hay
consentimiento desde que el oferente conoce la aceptación o desde que, habiéndosela
remitido el aceptante, no pueda ignorarla sin faltar a la buena fe. El contrato, en tal
caso, se presume celebrado en el lugar en que se hizo la oferta.
En los contratos celebrados mediante dispositivos automáticos hay consentimiento
desde que se manifiesta la aceptación”
Centrándonos en el párrafo primero, el referido a la contratación electrónica, se entiende
perfeccionado el contrato desde que la aceptación llegó al conocimiento del empresario
o prestador de servicios, y no desde que fue efectivamente conocida por éste. Prospera,
por tanto, la teoría de la recepción que favorece, como es obvio, al consumidor o
destinatario de bienes o servicios. En este punto surge una cuestión que no parece
resolver la nueva Ley de comercio electrónico : ¿las páginas web de un sitio comercial a
través de las cuales el empresario turístico da a conocer su producto y servicios (folleto)
constituyen una verdadera oferta contractual que el usuario acepta mediante la
realización del pedido?. La respuesta habrá que encontrarla en la legislación específica
correspondiente. En el ámbito turístico concreto de los viajes combinados, el art. 3.2 de
la Ley reguladora establece que el folleto o programa-oferta será vinculante para el
organizador o detallista, salvo que concurra alguna de las siguientes circunstancias : a)
que los posibles cambios se hayan comunicado por escrito al consumidor antes de la
celebración del contrato y así constara en el folleto ; o bien b) que los cambios
posteriores al contrato hayan contado con el consentimiento expreso y escrito del
consumidor.
- En materia de prueba de contratos electrónicos, el soporte electrónico en el que
conste ese contrato será admisible en juicio como prueba documental (art. 24.2 de la Ley
34/2002). El tema de la prueba del contrato electrónico adquiere especial relevancia en
el ámbito de los servicios turísticos, donde el consumidor soporta más riesgos que en el
comercio normal. La falta de prueba del contrato ocasiona, naturalmente, que el
empresario se encuentre con que, al ejecutar la prestación turística prometida, el
consumidor niegue haberla solicitado. Pero, como señala CAVANILLAS MÚGICA,
hay que tener presentes dos peculiaridades del sector turístico que podrían variar el
balance de los riesgos5 : de un lado, es muy probable que el empresario tenga interés en
desatender el compromiso asumido del que no hay prueba porque las plazas turísticas
son limitadas e intentando maximizar los rendimientos pudo haber vendido más de las
disponibles (se trata del denominado overbooking) ; pero, de otro lado, el consumidor
que no ha obtenido el hotel deseado o la plaza acordada en el medio de transporte puede
5
Turismo y comercio electrónico. Cit., págs. 19-20.
4
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resultar realmente más insatisfecho que el consumidor de un disco o de una lavadora
que podrá adquirirlos al día siguiente. Todos estos problemas requieren un sistema
probatorio que no deje indefenso al consumidor ante las estrategias de los empresarios
turísticos. Y en este sentido, entiendo que la equiparación del contrato que conste en
soporte electrónico a aquél que conste en papel puede introducir elementos de seguridad
y confianza en la contratación electrónica de hoteles, billetes de avión y demás servicios
turísticos que estimulen al turista no sólo a informarse on line, sino a contratar on line.
V.- Los deberes de información previos al proceso de contratación
Apuntábamos, anteriormente, que una de las deficiencias del comercio electrónico
turístico es la falta de identificación, en la gran mayoría de los casos, del prestador de
servicios, lo que genera, evidentemente, una enorme inseguridad en el contratante. El
consumidor de servicios turísticos no sabe muchas veces si está ante una agencia de
viajes on line, ante un portal, ante una central de reservas ....
A este problema trata de dar respuesta el art. 5 de la Directiva sobre comercio
electrónico que cristaliza, en nuestro ordenamiento interno, en el art. 10 de la Ley
34/2002. El citado precepto establece, en su apartado primero, que “el prestador de
servicios de la sociedad de la información estará obligado a disponer de los medios que
permitan (...) acceder por medios electrónicos, de forma permanente, fácil, directa y
gratuita, a la siguiente información”6 :
a) Su nombre o denominación social, así, como, entre otros datos, su dirección de
correo electrónico.
b) Los datos de su inscripción en el Registro Mercantil.
c) La autorización administrativa previa en los casos preceptivos
d) En el caso en que ejerza una profesión regulada deberá indicar, entre otros
extremos, el título académico oficial o profesional.
e) Información clara y exacta sobre el precio del producto o servicio, indicando
los impuestos que incluye.
f) Los códigos de conducta a los que esté adherido y la forma de acceder a ellos
electrónicamente.
Los apartados b), c) y d) afectan de manera directa a las agencias de viajes ya que
requieren una autorización administrativa para su constitución, así como, la inscripción
en el Registro. Además, para que una agencia de viajes sea considerada como tal debe
obtener el título-licencia tras el desembolso del capital correspondiente y pagar una
fianza por dedicarse en exclusividad al ejercicio de actividades de mediación o/y
organización de servicios turísticos7.
6
Destacamos aquellos extremos que revisten especial relevancia en relación con la contratación
turística.
7
Vid. el Real Decreto 271/1988, de 25 de marzo, por el que se regula el ejercicio de las
Agencias de Viajes. En el mismo sentido se expresa el Reglamento de las Agencias de Viajes
de la Comunidad Balear, de 7 de mayo de 1997.
5
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También es importante, en el sector turístico, la norma del art. 11 de la Ley 34/2002 al
imponer a los prestadores de servicios de intermediación un deber de colaboración
cuando el órgano competente hubiera ordenado la interrupción de la prestación de un
servicio. El deber de colaboración se traduce en suspender la transmisión o el
alojamiento de datos. Esta norma puede ser trascendente para los prestadores de
servicios turísticos ya que una buena parte de ellos actúan como intermediarios.
Si, con carácter general, el prestador de servicios debe proporcionar la información a la
que se refiere el art. 10, cuando ese prestador va a contratar está obligado, además de a
cumplir los requisitos generales de información fijados en la normativa vigente, a
informar al destinatario de manera clara, comprensible e inequívoca, sobre, entre otros
extremos, los distintos trámites que deben seguirse para celebrar el contrato, si se va a
archivar el documento electrónico contractual y si éste va a ser accesible, así como los
medios técnicos que pone a disposición del contratante para identificar y corregir errores
en la introducción de datos (art. 27)8. Actualmente, existe un gran desconcierto por parte
del consumidor turístico sobre los pasos a seguir en la contratación. Si la Directiva y,
ahora también, la Ley española de comercio electrónico obligan a conceder al
comprador “los medios técnicos adecuados, eficaces, accesibles que le permitan
identificar y corregir los errores de datos antes de efectuar el pedido”, lo lógico será que
se establezcan dos pasos, uno de selección de productos (o introducción de datos) y otro
de recapitulación para detectar los posibles errores y poder subsanarlos. Por tanto, las
operaciones no podrán realizarse con un solo “click”9.
Ya hemos anticipado que la reforma introducida en la Ley de Ordenación del Comercio
Minorista por la Ley 47/2002, de 19 de diciembre (de reforma de la Ley 7/1996, de
Ordenación del Comercio Minorista, para la transposición al ordenamiento jurídico
español de la Directiva 97/7/CE, en materia de contratos a distancia) excluye a los
servicios turísticos del deber de información del empresario sobre su identidad, las
características del producto, incluyendo en esa información las características
despreciativas del producto o servicio, si las hubiere (vid. Disposición Adicional
Primera, 2). No parece del todo justa esta exclusión a la luz de la reciente Ley 34/2002
de comercio electrónico. En efecto, los arts. 10 y 27 de esta última Ley imponen una
serie de obligaciones de información al prestador de servicios de la sociedad de la
información que la reforma de la Ley de Ordenación del Comercio Minorista elude. Es
claro que, al amparo del art. 38.6 de esta Ley (“Cuando la contratación a distancia de
bienes o servicios se lleve a cabo a través de medios electrónicos, se aplicará
preferentemente la normativa específica sobre servicios de la sociedad de la
información y comercio electrónico”), a los contratos electrónicos turísticos se les
aplica la Ley 34/2002 y, por tanto, hay que respetar los deberes de información
establecidos en esta Ley. Y, sin embargo, al resto de contratos turísticos celebrados a
distancia se les aplicará la Ley de Ordenación del Comercio Minorista y, en
consecuencia, no son obligatorios los deberes de información referidos. ¿Tiene algún
8
Aunque el propio art. 27 establece unos supuestos de exoneración de estas obligaciones, éstas
no afectarán al empresario turístico teniendo en cuenta que la parte con la que contrata es
consumidor [vid. apartado a) del punto 2. del citado precepto].
9
Vid., en este sentido, CAVANILLAS MÚGICA, “Dieciocho recomendaciones para la
empresa que practique comercio electrónico con consumidores”. Actualidad Informática
Aranzadi, nº 37, Octubre 2000, pág. 3.
6
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sentido mantener esta duplicidad de regímenes para contratos que se celebran todos a
distancia, aunque por diferentes medios ?. Creo que no, pero ello debe ser objeto de un
estudio específico e independiente.
Continuando con el iter contractual, llegamos a la página de recapitulación, página
fundamental porque tiene la finalidad de permitir al consumidor detectar los posibles
errores y subsanarlos. Señala CAVANILLAS MÚGICA, como recomendación a las
empresas de comercio electrónico, que esa página de recapitulación debe colocarse al
término del proceso contractual, antes o después de las páginas sobre pago y datos
personales, y debe, como su nombre indica, presentar un resumen de la compra que se
esté realizando. Asimismo, esa página debe mostrar el precio de cada producto o
servicio y el global de toda la compra. Además, debe ofrecer la posibilidad (mediante
los correspondientes botones) de cancelar la compra o rectificarla parcialmente10.
VI.- Las obligaciones posteriores a la celebración del contrato
Cuando el iter contractual ha finalizado con ese último “click” del consumidor en la
página de recapitulación o en otra posterior, el empresario debe acusar recibo del
pedido. En efecto, el art. 28 de la Ley 34/2000 establece que el oferente está obligado a
confirmar la recepción de la aceptación al que la hizo por alguno de los siguientes
medios :
a) “El envío de un acuse de recibo por correo electrónico u otro medio de
comunicación electrónica equivalente a la dirección que el aceptante haya
señalado, en el plazo de las veinticuatro horas siguientes a la recepción de la
aceptación, o
b) La confirmación, por un medio equivalente al utilizado en el procedimiento de
contratación, de la aceptación recibida, tan pronto como el aceptante haya
completado dicho procedimiento, siempre que la confirmación pueda ser
archivada por su destinatario”.
Esta obligación de acusar recibo de la recepción no es requisito de perfección del
contrato que afecte, por tanto, a su validez y eficacia, sino requisito que complementa el
proceso contractual y cuya omisión lleva aparejada la correspondiente responsabilidad
por infracción leve (vid. art. 38.4.f).
VII.- ¿Cumplen las agencias de viajes on line los requisitos de la Ley
34/2002? Conclusiones
Tras esta visión panorámica de los principales aspectos de la Ley 34/2002 que pueden
afectar a la contratación turística, queda comprobar, mediante un análisis de campo, si
los operadores turísticos on line cumplen las exigencias establecidas por la referida Ley
de comercio electrónico. El análisis lo hemos realizado tomando como muestra un
10
Vid. “Dieciocho recomendaciones para la empresa que practique comercio electrónico con
consumidores.”. Cit., pág. 4.
7
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grupo reducido, pero significativo por el volumen de negocio que supone, de agencias
on line11.
Las conclusiones a las que hemos llegado después de este análisis de campo son las
siguientes :
- En relación con los deberes de información general, establecidos en el art. 10,
hemos observado que las agencias virtuales cumplen, en general, el requisito de la
identificación. Es fácil saber si estamos ante una agencia, un portal o una central de
reservas porque en unos casos se dice expresamente, y en otros aparece un enlace con el
título quiénes somos que nos proporciona una información bastante detallada sobre el
tipo de operador ante el que nos encontramos, su título-licencia, inscripción en el
Registro Mercantil, domicilio social ...
- No es tan obvio el cumplimiento del requisito establecido en la letra f) del
mismo art. 10., el relativo a la información clara y exacta sobre el precio del servicio y si
éste incluye o no impuestos. En este extremo concreto se aprecia que la información
sobre los precios de los hoteles, transportes y demás servicios turísticos no es exacta y
no se sabe si incluye impuestos. Es muy habitual ver en las páginas web la preposición
desde X euros.
- En relación con el requisito establecido en la letra g) del art. 10, el del deber de
información sobre los códigos de conducta (soluciones extrajudiciales de los conflictos
surgidos) “a los que, en su caso, esté adherido el empresario y la manera de
consultarlos electrónicamente”, no es nada frecuente ver reflejado en las páginas web
de las agencias de viajes virtuales la existencia de un código de conducta, aunque sí se
ofrecen garantías de privacidad de los datos del cliente, de acuerdo con la Ley de
Protección de Datos. En concreto, hay referencias a la prohibición de envío de
comunicaciones comerciales no solicitadas (lo que se conoce con el nombre de spam).
Así, por ejemplo, entresacamos el siguiente texto de una de las páginas consultadas :
“ X (servidor turístico virtual) no enviará un e-mail que el usuario no desee. No
obstante, es posible que utilicemos estos datos para que el usuario reciba ofertas,
promociones, publicidad y recomendaciones sobre productos o servicios relacionados
con nuestra página o socios siempre que el usuario así lo haya solicitado”. Se da así
cumplimiento a los artículos 21 y 22 de la Ley 34/2002.
- Finalmente, y en cuanto a los deberes de información dentro del proceso
precontractual, se observa que no se proporcionan demasiados detalles sobre “los
11
El análisis, realizado a comienzos de julio de 2003, gira en torno a las páginas web de
algunos servidores turísticos como travelprice.com, meliaviajes.com ó muchoviaje.com .
Siguiendo el esquema realizado por la profesora BENITO ROSER en el libro anteriormente
citado (Turismo y comercio electrónico ... cit., págs. 130 y ss), los servidores turísticos pueden
clasificarse en los siguientes tipos : agencias de viajes virtuales (son independientes y en
ellas se pueden contratar billetes de avión, hoteles, coches de alquiler, y ofrecen consejos de
viaje, salud, contratación de seguros ...) ; portales (son webs de empresas que ofrecen motores
de búsqueda enlazados con proveedores de plazas del sector y, a la vez, incorporan un banner
de acceso directo con una agencia minorista para la venta de viajes turísticos a través del cual
se podrá contratar viajes on line ; la transacción de cierre de la compra se encomienda, por
tanto, a terceros) ; metabuscadores (no efectúan transacciones y se limitan a buscar lo que
interesa al usuario después de que éste seleccione los criterios de búsqueda) ; centrales de
reserva (se dedican a reservar servicios turísticos de forma individualizada, no viajes
combinados , ni excursiones).
8
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trámites que deben seguirse para celebrar el contrato” [art. 27 a)], ni sobre si “el
prestador va a archivar el documento electrónico en el que se formaliza el contrato”
[art. 27 b)], “ni los medios técnicos para identificar y corregir errores” [art. 27 c)]... El
cliente se va enterando e informando a medida que avanza en el proceso de
contratación, pero no tiene información previa. Creo que esto debe ser subsanado
inmediatamente. Sin embargo, sí se proporciona información sobre las condiciones
generales e, incluso, alguna pudiera ser abusiva. Reproducimos, aquí, una de ellas y
reflexionamos brevemente sobre ella:
“XX (servidor turístico virtual) ofrece este sitio web en el estado en el que se
presenta. Puede contener imprecisiones o erratas. XX no efectúa manifestaciones ni
ofrece garantías de ninguna clase, (...), en cuanto al funcionamiento del sitio web o a la
información, contenido ... o productos incluidos en el mismo. (...) XX no asume
responsabilidad alguna que pudiere derivarse de la falta de veracidad, ... ,
actualización y precisión de los datos o informaciones sobre ofertas, productos o
servicios, precios, rutas o distancias, características y cualesquiera datos e
informaciones relevantes acerca de los productos y servicios ofrecidos a través del sitio
web por los proveedores de productos o servicios y organizadores de viajes
combinados, ni respecto de los contenidos, datos o informaciones que sean
proporcionados desde las páginas de la Guía Turística o el Magazine....”.
La lectura de esta cláusula nos permite apreciar que estamos ante un prestador de
servicios turísticos que actúa como intermediario. ¿Se trata de una agencia de viajes, o
de un portal con enlaces a agencias de viajes ?. Parece más bien lo segundo, de acuerdo
con el esquema que reproducimos en la nota nº 9 del presente trabajo. Pero, en cualquier
caso, ¿es responsable civil por los daños ocasionados a consecuencia de infracciones de
deberes de información o informaciones falsas que puedan producirse a través de sus
páginas web ?. En otros términos : ¿es válida la limitación y exoneración de
responsabilidad establecida en la cláusula anteriormente reproducida ?. El art. 12 de la
Directiva Comunitaria sobre comercio electrónico (proyectada en nuestro ordenamiento
a través de los arts. 14-17 de la Ley 34/2002) permite la exoneración de responsabilidad
de los intermediarios cuando no se realiza una selección de la información, es decir,
cuando no se participa en la selección de la información que se ofrece, y ésta se
proporciona con carácter automático. En el caso que nos ocupa, parece, al menos
dudoso, que concurra el presupuesto necesario para que se sé esa pretendida
exoneración de responsabilidad. De un lado, aparece información enmarcada por el
portal (técnica del framing) que no permite diferenciar claramente si esa información
procede automática y directamente de un proveedor determinado o si ha sido
seleccionada por el portal. De otro lado, parece generarse la apariencia de que el portal
no actúa como un simple intermediario, sino que interviene en la selección de la
información que proporciona al destacar, por ejemplo, determinadas ofertas. Pero,
además, parece que se está creando en el consumidor - o, al menos, a mí me lo parece la confianza de que se contrata con un servicio respaldado por el prestigio y calidad del
portal.
9
Referencias
Cavanillas Múgica y otros, 2001 : Turismo y comercio electrónico. La promoción y
contratación “on line” de servicios turísticos. Editorial Comares, Granada.
Dieciocho recomendaciones para la empresa que practique comercio electrónico con
consumidores. Actualidad Informática Aranzadi, nº 37, octubre de 2000, págs. 1-6.
Lasarte Alvarez. 2003. Manual sobre protección de consumidores y usuarios. Dykinson.
Instituto Nacional de Consumo.
Botana Garcia y otros. 2001. Comercio electrónico y protección de los consumidores.
Ministerio de Sanidad y Consumo. Instituto Nacional de Consumo. La Ley.
Paniza Fullana. 1999-2000. Algunas reflexiones sobre el comercio electrónico y la
protección de los consumidores. Comunicación presentada en el XIII Encuentro sobre
Informática y Derecho. Universidad Pontificia de Comillas, págs. 269 y ss.
Estupiñan Caceres. 2002. La perfección de los contratos celebrados entre personas situadas
en lugares distintos. La Ley, nº 5615, pág. 1 y ss.
Ontiveros Rodríguez y Mora Lorenzo. 2003. : La contratación electrónica. La Ley, nº 5730,
págs. 1 y ss.
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