3.- Las obras públicas: el ejemplo del Canal de Castilla. Los

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3.- Las obras públicas: el ejemplo del Canal de Castilla.
Los monarcas ilustrados tuvieron un especial interés en el desarrollo de las obras públicas
como elemento de modernización de sus reinos.
Durante el reinado de Fernando VI, destacó la gestión de las obras públicas llevada a cabo por
el Marqués de la Ensenada, campo en el que, dentro de un plan general, que fue la base del
sistema radial de nuestra red actual, se iniciaron las obras de la carretera de Madrid a la
Coruña y la de Reinosa a Santander. Asimismo, fueron importantes las obras de mejora de
algunos puertos y, especialmente, los proyectos de canales de riego y navegación. Se
reanudaron entonces distintas obras de este tipo abandonadas durante largo tiempo entre las
que destacan el Canal Imperial de Aragón y el Canal de Castilla.
La acequia imperial de Aragón, construida anteriormente para el riego, fue reconstruida y
ampliada en el siglo XVIII para convertirla, además de una arteria de riego, en vía de
navegación, consiguiendo con ello dar un impulso importante a la economía aragonesa.
El canal de Castilla tomará forma como tal cuando en 1751 Fernando VI, a instancias del
Marqués de la Ensenada, que había emprendido una política de mejora de la comunicación en
el interior del país, creó una comisión para conocer la viabilidad de la navegación interior.
A partir de entonces se hicieron trabajos de reconocimiento y nivelación, sucediéndose la
elaboración de distintos proyectos con el fin de llevar a cabo una Red General de Canales.
Crear una red de canales era un proyecto muy ambicioso, será Antonio de Ulloa quien, a
instancias del Marqués de la Ensenada, inicie los trabajos previos viajando a varios países
europeos donde conoció distintas obras similares y reclutó al ingeniero Carlos Lemaur, quien
trabajaría desde 1751 recorriendo las cuencas de los ríos, haciendo estudios, nivelaciones y
proyectos.
El primer proyecto fue el del Canal de Campos, modificado posteriormente. El segundo fue el
del Canal del Norte que debía enlazar con el anterior. Se elaboraron otros proyectos que
debían extender la red de canales hasta León, Zamora, Valladolid, Segovia y Reinosa.
En 1753, basándose en los detallados informes y proyectos presentados por Lemaur, Ulloa
elabora un Proyecto General de canales de navegación y riego para los reinos de Castilla y
León. En este proyecto se preveía la construcción de cuatro canales:
-
Canal Norte
Canal de Campos
Canal del Sur
Canal de Segovia.
Fue este proyecto, con algunas modificaciones, el que se siguió en el transcurso de las obras
aunque nunca se llegó a realizar en su totalidad.
La construcción del canal, que duró casi un siglo (1753-1849), estuvo marcada por constantes
incidencias que dificultaron la marcha de las obras y favorecieron múltiples interrupciones. A
los acuciantes problemas económicos, unas veces, y a las diferencias de opinión entre los
técnicos y los políticos, en otras, se sumaron, en algunos momentos, acontecimientos bélicos
como la Guerra de la Independencia o la guerra carlista.
Oficialmente las obras empezaron en julio de 1753 aunque fue en octubre de ese año cuando
se iniciaron las excavaciones en el Canal de Campos, ramal que se tomo como punto de partida
por la regularidad del terreno. Tras varias interrupciones la obra de este tramo se completó
entre 1791 y 1792.
El proyecto de construcción del Canal del Norte fue modificado por la sustitución de Antonio
de Ulloa y Carlos Lemaur al frente de la obra tras el cese del Marqués de la Ensenada.
Aprobado el nuevo proyecto redactado por Fernando de Ulloa empezaron las obras en
septiembre de 1759 continuando con algunas pequeñas interrupciones hasta agosto de 1791
en que se dio por concluida la misma. A lo largo del trazado fue necesario llevar a cabo
actuaciones de gran envergadura como la presa de San Andrés en el Pisuerga, el puente
acueducto de Abánades o del Rey, en las proximidades de Melgar de Fernamental, o el grupo
de cuatro esclusas en Frómista.
La actividad constructiva no se detuvo y en 1792 se inició el Canal del Sur, según el proyecto
elaborado por el ingeniero Juan de Homar y que seguía el trazado diseñado por Antonio de
Ulloa. Las obras se desarrollaron con lentitud y frecuentes interrupciones hasta que en 1804 se
detuvieron definitivamente. Desde 1804 a 1808 solo se realizaron trabajos de mantenimiento
y conservación. A partir de entonces, con el estallido de la guerra de la independencia se
interrumpió casi totalmente la actividad que existía en torno al Canal de Castilla.
Hasta 1828 no se volvieron a producir tentativas de reemprender las obras, Fernando VII
comprendiendo la importancia del proyecto y viendo la imposibilidad de que la Hacienda
Pública pudiera hacer frente a los gastos creó la Real Junta de Canales de Castilla con el objeto
de gestionar la transferencia del Canal a la iniciativa privada.
En marzo de 1831 se concedió a una empresa particular, representada por Alejandro Aguado,
la gestión del Canal, obligándose la misma a terminar las obras en un plazo de siete años y
obteniendo a cambio la explotación, en exclusiva, de todos los recursos del canal durante 80
años a partir de la finalización de las obras.
Las obras se empezaron bajo la dirección del ingeniero Epifanio Esteban, y pese a los muchos
problemas que se suscitaron el Canal del Sur se concluyó en 1835.
La prolongación del Canal de Campos se vio dificultada por la guerra carlista abandonándose
de nuevo el proyecto en 1836. Los incumplimientos por parte de la Compañía y del Estado
dieron lugar a unos años de incertidumbre, hasta que en 1841 las Cortes aprobaron una Ley
por la que se autorizaba al gobierno a negociar una transacción con la empresa del Canal por la
que ésta solo debía terminar las obras del Canal de Campos hasta Medina de Rioseco,
renovándose la concesión de aprovechamientos durante 70 años.
En 1842 se reanudaron, con cierta lentitud por los problemas financieros de la empresa, las
obras, terminándose definitivamente en noviembre de 1849, fecha en la que se da por
concluida la construcción del Canal de Castilla tal como hoy se conoce en cuanto a su trazado.
Desde el inicio de su construcción, el Canal de Castilla se convirtió en un importante elemento
reactivador de la economía de los pueblos por los que atravesaba, proporcionando trabajo e
ingresos a los campesinos y por el aprovechamiento de sus numerosos recursos.
Desde los primeros momentos se convirtió en una importante vía de transporte. Durante su
construcción se emplearon barcazas para el transporte de tierra, piedras y otros materiales
necesarios para su construcción. La navegación comercial, propiamente dicha, se inició a partir
de 1791 alcanzándose su pleno desarrollo en la década de 1850-60, período en el que llegaron
a circular por el canal hasta 360 barcazas, dedicadas al transporte de mercancías y productos
agrícolas. Igualmente, llegaron a existir hasta cuatro barcazas destinadas al transporte de
viajeros entre Palencia y Valladolid.
El aprovechamiento de la fuerza motriz producida en las esclusas apenas fue considerado en
los proyectos, sin embargo se convirtió en un elemento de gran importancia para molinos,
fábricas de harina, batanes y centrales eléctricas.
Aunque el objeto prioritario del canal fue la navegación, la idea de aprovechamiento de sus
aguas para el riego no se olvidó en ningún momento, instalándose a lo largo del recorrido
tomas de agua para acequias y pequeños canales. Aunque en la segunda mitad del siglo XVIII
se empezó a fomentar la agricultura de regadío por el Estado, solo en la actualidad se ha
entendido el interés que esta obra puede encerrar como canal de regadío.
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