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NÚM. 182
AÑO V
itíabrií Cientifko
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di ámtm,
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g Iktriddaá
Redacción j Administración-Calle de las Fuentes, 6, segundo
TODA
I.A
COH«ESPOi¥DE¡VCIA
A AOMBRE
AOVERTEUCIA
D e s d e 1.° de Abril (|uedaii miestras oíieinas instaladas en la calle
d é l a s F n e n t e s , iiiini.O,9.° izquierda,
donde rogamos á los seíiores snscriptores y corresponsales se sirvan
dirigirnos toda la correspondencia.
rs^^^íy's^^^i-^'-
RESEÑA
que el profesor de Topografía y Geodesia de la Escuela de Ingenieros de Minas, D. Eusebio del Busto, hace de un proyecto de Taquímetro auto-reductor, sin limbos, ideado por el Ingeniero de
Montes D. Antonio Salazar.
( El exprofesor de Topografía y Geodesia de la Escuela de Ingenieros de Montes, D,. Antonio Salazar y López
de Haro, ha proyectado, con ingeniosos y originales mecanismos aplicados á irreprochable teoría, un instrumento que denomina Taquímetro auto-reductor sin limbos, con el cual, se propone leer directa é inmediatamente en el aparato y sobre el terreno mismo, sin necesidad de cálculo alguno, los valores numéricos de las tres
coordenadas rectangulares x, y, z , que, para ser conocidos por el método taquimétrico del insigne Porro, sabido es hay necesidad de practicar en el gabinete el
cálculo de las fórmulas
D = gí sen* c5
i .
-'
A- = D sen 8 ,
Dcos 6
'^
y
D
cotg
c
p
,,
"
,.
z'
aplicadas á cada uno de los puntos visados, después de
haber obtenido en el terreno, con los taquimetros hasta
ahora en uso, los tres números generadores ^7, cp, 9.
Este penosísimo y casi impracticable cálculo, aun
empleando logaritmos, poco exacto, engorroso y expuesto á equivocaciones groseras cuando se ejecuta con
métodos auxiliares que lo facilitan, motiva el reducido.
Uso que la generalidad de los Topógrafos hacen del mé.
.
' ,
.
DEI.
ADMUVISTRADOR
todo taquimétrico á pesar de sus inmensas ventajas teóricas.
La circunstancia de no ser necesario, con el aparato
del Sr. Salazar, ninguno de los procedimientos directo
ni auxiliares de cálculo, tablas numéricas, regla círculo
hélice logarítmicas, cuadros gráficos etc. etc; la de leerse con la apreciación de un ceniimciro la z' y con la de
un decímetro las D, x é y; y sobre todo, la valiosísima de
que el operador pueda comprobar á cada momento y
adquirir certeza, sin cálculo alguno, de que el trabajo
que va ejecutando marcha sin equivocaciones ni errores
intolerables, hacen que el nuevo instrumento, conservando las excelencias del procedimiento taquimétrico,
r. suelva teóricamente con brevedad en el campo, y sin
ningún trabajo, puede decirse, en el gabinete, el problema de levantamiento de planos, y con la precisión requerida en topografía, si llega á conseguirse que una
esmerada y resistente construcción realice con toda
exactitud la teoría en que se funda y haga práctico
el instrumento.
No nos proponernos, como el lector verá, copiar al
pie de la letra y sin comentario alguno, su teoría, ni
describirle en todos sus detalles, ni dar á conocer los
bien meditados procedimientos de verificación y rectificaciones, ingeniosa manera de estar dispuesta la mira, y
otros extremos que el Sr. Salazar expone en su concienzudo trabajo, porque el hacerlo así, no tendría objeto,
toda vez que la Revista de Obras Públicas ha empezado á
insertarle íntegro desde el número 1.171 y la Revista de
Montes lo ha publicado ya en sus núms. 506, 507, 508.
Nuestro trabajo es más modesto. Nos proponemos
hacer una reseña de la teoría y una explicación ligerísisima y á grandes rasgos de la manera como ha sido llevada á la práctica, con el exclusivo objeto de difundir
por nuestra parte el notabilísimo trabajo del Sr. Salazar,
hacia el cual han de dirigirse á no dudarlo, por su grandísima importancia, multitud de miradas escudriñadoras, ávidas de modificaciones y perfeccionamientos.
Teoría
Sabido es que un anteojo no queda perfectamente
centrado para todas las distancias, ó dicho de otra manera, no tiene un eje óptico único, si el punto de cruce
de los hilos de su retículo no se halla situado precisamente en 9l eje secundario de su objetivo'que sea para-
MADRID CIENTÍFICO
1.412
lelo al eje de figura del tubo en que va colocado el objetivo, y que al hacerle girar para centrarle, si su disposición lo permite, en torno de la recta que une los centros
de las circunferencias de sus collares, jamás se conseguirá una centración perfecta para todas las distancias, si
dicha recta no es precisamente el eje secundario de que
antes hemos hablado.
Sabido es también que si posee dos ejes de giro, uno
vertical y otro horizontal perpendicular al eje óptico
dei anteojo cuando este perfectamente centratlo. cortándose ambos en un punto del eje (iptico situado hacia el
medio de la longitud del anteojo, punto que llamaremos
centro del aparato, dicho eje óptico podrá dirigirse á
cualquier punto del espacio y engendrar un plano vertical que pase por el.
Si el anteojo es de objetivo fijo, y por consiguiente
invariable, la distancia que separa el centro ilei aparato
del centro óptico del objetivo, distancia que llamai-emos
p' . . . (1) . . . ; si en dicho plano vertical y á una distancia D' del centro del aparato colocamos una mira ó
regla perfectamente perpendicular al eje óptico, y si. por
último, en el plano de la cruz filar, dispuesta por construcción perfectamente perpendicular al eje óptico, colocamos dos hilos horizontales, equidistantes ó no, del
punto de cruce de los de la cruz filar, que convemlrá los
tenga dispuestos en ángulo recto y uno de ellos horizontal, se deducirá fácilmente la fórmula
D- =. / + F + ^-^ ^ — .
en lo que F reppesenta la distancia focal principal del
objetivo, m la separación de los dos hilos paralelos al
horizontal de la cruz filar, y M, la porción de mira
comprendida entre los puntos de ella cubiertos por dichos hilos que llamaremos estadiraétricos. cuando el plano del retículo en su movimiento longitudinal á lo largo
del eje óptico, se haya confundido con el plano donde se
forma la imagen real é invertida producida por el objetivo.
El anteojo así constituido es el estadimétrico sencillo,
viéndose que la distancia D' —p'— F. varia directamente proporcional á M, é inversamente proporcional á m;
dando lugar á un ángulo estadimétrico cuyo vértice se
halla siempre en el foco principal anterior del objetivo,
de un valor invariable cuando m es constante, y de un
valor variable, cuando se aproximen ó separen los hilos
hasta cubrir dos puntos de la mira distantes una cantidad constante M.
Sabido es que Porro evitó la corrección constante
MX F
F -I- »• de Reichenbach, al valor de ^
traslam
dando el vértice del ángulo estadimetro, al centro del
aparato, dando lugar á sus anteojos ana/áticos centrales
por medio de una lente biconvexa colocada entre el retículo y el objetivo á una éistancia de éste, siempre
constante d, y con una focal principal ts determinada
por la condición de que el centro del aparato sea precisamente el foco virtual, del foco principal anterior de
dicha lente, llamada colectora; condición expresada por
la fórmula
(1) Conservamos la misma notaciúii une emplea el Sr. Salazar, pa' a que sea
más fácil enterarse df> nuestra explicación A los qne liallan estudiado su trabajo.
1
d
P
que. con poquísima propiedad es llamada, del analatismo
y no del centralismo, como seria más lógico, porque es
igualmente aplicable para traer al centro del aparato el
vértice de un ángulo estadimétrico variable ó alático
(del griego a/.Aax'.o. cambio, variabilidad).
Oreemos pues mal expresado, el decir rjue el anteojo.
pcrfectisiniH.mente ilis]iuesto ])or el Sr. Salazar Qsanal'iticn central, porque ninguna de est;rs dos condiciones
llena. Es alático. toda vez que su ángulo estadimétrico
varia con la distancia D': y no es central, porque ilicho
vértice se traslada un poco sobre el eje óptico á partir
del punto que hemos llamado centro del aparato, en razón á que el anteojo le ha elegido, con muy buen acuerdo por las exigencias ulteriores del mecanismo que emplea, de objetivo movible. La lente colectora, va. como
siempre, colocada á una distancia invariable del objetivo, que hemos representado por d.
Las variaciones que experimenta el vértice del ángulo estadimétrico al no ser en este anteojo rigurosamente constante la y;' son insignificantes: porque hemos
calculado que para las distancias de 2-)'" y de 80n>i> á que
aún se puede emplear el aparato, siendo // =r rt'». 12;
F = O'".23: y la distancia constante del retículo al centro del aparato A == O'".103. no llevando el anteojo,
lente colectora, hay necesidad de separar el objetivo
del retículo nada más que O'". 0091 y O'». 007 respectivamente para que la imagen de la mira se forme en el
plano del retículo fijo; y siendo estas variaciones de /;' y
por consiguiente las del vértice del ángulo estadimétrico menores aún que las expresadas, cuando el anteojo
lleva lente colectora, porque la imagen de la mira se
forma en este caso más cerca del plano del retículo que
cuando no la lleva se ve que hay un pequeñísimo error
al decir que p' es constante, y que no obsta para que se
pueda considerar como exacta la fórmula .
M X ; / X 'f
m{d — '^)
á la que se llega fácilmente sin necesidad
para nada el valor del ángulo estadimétrico
este último seguido por todos los autores
tenido ocasión de consultar, y vicioso, al
D'
de invocar
'lo: camino
que hemos
escribir la
igualdad w :=
nunca rigurosamente cierta, aun
D'
cuando el eje óptico, según el cual se cuenta la ilistancia D', sea la bisectriz del ángulo estadimétrico M y la
mira perpendicular á él: ó esta otra
M
,
O)
-j^==2tang-.
que sólo es cierta en las condiciones que acabamos de
consignar.
El Sr. Salazar adopta para M el valor constante ile
dos metros; emplea, pues, im ángulo estadimétrico central, pero variable, y elude con una disposición muy
ingeniosa la dificultad que habría para medir en el retículo mismo los diferentes valores de m. y lo engorroso
de dividir por cada uno de éstos el constante de la cantidad
Mx;?'X'f
d — z,
0.39.
MADRID
En el anteojo proyectado, los elementos de esta
igualdad tienen los valores siguientes:
M = 2'»; p' =^ ü"' ,12; d == ü'" ,21; » == Ü"' ,13.
Imaginemos fuera del anteojo, en un plano vertical,
paralelo a su eje óptico y fíjo invariablemente al cuerpo
del anteojo, participando, po.' lo tanto, de todos los movimientos de éste, una proyección ortogonal de los hilos
estadimétricos (que el autor los toma equidistantes del
eje óptico); la correspondiente, por ejemplo, á la distancia D' = 400'" la proyección del punto medio de la
separación de dichos hilos y la de un punto cualquiera
del eje óptico, situado entre el retículo y el objetivo, á
una distancia constante del retículo. Sean estas proyecciones los puntos a , />', c , o , respectivamente. Concibamos en el punto u el vértice de un ángulo variable,
apoyando sus lados siempre sobre los extremos de una
i'ecta u"b' de longitud igual á la separación entre a y b',
recorriendo la recta co'^ de manera que no se salga de
ella el punto medio c' de la a"b" y conservándose siempre paralela á la u'li'.
Imaginemos que los hilos ebtadimétricos en su movimiento, sin salirse del plano del retículo, se hallen
también apoyados siempre en los lados del ángulo variable o . invidentemente, á cada po&icióu de la recta
«"¿I", corresponderá un valor de ;//; proyectándote los
hilob para este valor en los puntos u, b.
La semejanza de los triángulos abo' y u"b"o dará»
ub =^ m
u'c
^IfV^lt'b' ^ ~¡7?''
de donde sacaremos
</ b' X
(j'c
oc
y sustituido este valor en la igualdad que nos expi'esa D', resultará:
^í Xp'X'f
Xü'c'
I)'
~
(</ — 'ij X a'b' X o'c '
y como todo en el segundo miembro es constante, menos la distancia o c , resultará que si liividinios la recta
o'c en partes iguaks de una longitud /, o c' = N x 1; y,
por lo tanto,
MX/^'X^X/
U =
{il — <rj X u'b' X o'c x x .
Debe procurarse, para (¿ue el número abstracto N de
partes leído represente metros, que el coeficiente de
proporcionalidad valga un metro, y estableciendo la
ecuación
1.413
CIENTÍFICO
resultan ser, según el autor, los dé m = 0'",0039 y
m' =: a b' ^^ O"',000975, correspondientes á las distancias D' de 100 y 400 metros respectivamente, la misma
porción constante de 2 metros de mira nos serviría para
medir distancias mayores que 400 y menores que 100
metros.
Cuando ocurran estos casos, duplicaremos M,'^ó la
dividiremos por 4 respectivamente; es decir, tomaremos
M = 4 metros ó M — 0>",50; porque si M se duplica,
duplicado quedará también el valor del coeficiente de
proporcionalidad, y por consiguiente, D', y cada parte /
representará 2 metros en vez de 1. Si M se divide por 4,
es decir, si se toma M = O"'50, cada parte / representará la cuarta parte de un metro. De modo que empleando
una mira de 4 metros y multiplicando el número N que
se obtenga por 2 tendremos las distancias comprendidas
entre 40u y 800 metros; y si empleamos una mira de
O"' ,50, dividiendo la lectura N que se obtenga por 4,
tendremos el medio de hallar las distancias comprendidas entre 100 y 25 metros. El aparato, pues, dará las
distancias D desde 25 á 800 metros.
Como el eje óptico del anteojo tendrá en general una
inclinación cualquiera, y no seria fácil colocar la mira
perpendicularmente á él, como lo exige la teoría, se colocará verticaimente, y es claro que la lectura que entonces se haga, que llamaremos £/, no puede ser igual á
la i) que se haría si la yüra estuviese perpendicular al
eje ópticOj en el mismo punto en que éste, siu variar de
inclinación, corta á la mira puesta vei'tical. Es evidente
que la separación de los hilos estadimétricos, si la mira
estuviese perpendicular al eje óptico, en el punto dicho
y corriéndola convenientemente en el sentido de su longitud hasta buscar con ios hilos los puntos de ella distantes 2 metros, seria mayor (j^ue la separación correspondiente á la mira vertical. Llamando á estas separaciones de hilos //( y m respectivamente, se tiene con
todo rigor
m(d—f)
_
M = 2"'
px-f
~
D'
/)í(d~'f) ___
'^
y'x^,
M' < 2"'
V
'
pero M'ipuede considerarse con mucha aproximación,
como es muy fácil demostrar, como proyección de
M = 2"' de la mira puesta vertical, sobre la mira puesta
perpendicular al eje óptico del anteojo; es decir, M' =
M X eos H; siendo H el ángulo del eje óptico con la horizontal, y, por lo tanto, se tiene, sustituyendo
m' {d — <s)
M X eos H
M xp' X ? X /
^-^,,,.
h' =
D'
p' X ' f
jw — í) X a'b' X o'c
'
M
Como en el anteojo propuesto a b' es el valor de m para
eos H = $r X cosH.
m'
{d
— ^)
^' = 400"'; ó sea, a ¿/ —- O"',000975; y oc se ha tomado
/ X »
igual á O"',08, sustituyendo valores y despejando I, tenLa reducida horizontal valdrá
tiremos / = O"',0002.
I) = g eos* H =: ^ sen^" tp;
Cuando el instiumento esté construido, será conveniente cerciorarse del valor del coeficiente de propor- siendo esta a la distancia zenital del punto en que la
cionalidad, midiendo directamente, con mucha exacti- 'mira puesta vertical es cortada por el eje óptico.
Como la distancia ó lectura g es contada desde o'
tud, una distancia dada D', y dividiendo su valor por el
número abstracto íí de partes iguales / que haya resul- hasta c'; y o' está por delante del eje horizontal de
giro del anteojo una cantidad ce = A — B = O'",103 —
tado al ser observada con el instrumento.
Es evidente que si la recta a"b" = a'b' no tuviese O™ ,08 = O'" ,023, si tomamos en la recta o'c un punto a
iimitación en su corrida á derecha é izquierda, impues- (que el autor designa con el número 29) entre c' y o' inta por los valores limites más convenientes de m, que variablemente unido con c' y distante de él la cantidad
1.414
MADRID CIENTÍFICO
X = O"* ,023, es evidente que la distancia de este punto a que jamás pasaba por la puerta de la despensa sin emal eje horizontal de giro del anteojo será siempre igual pujarla por ver si alguna vez la hallaba abierta. Á emá g. Si este punto a le proyectamos ortogonalmente en pujar, pues, Luis, á empujar con fe, con entusiasmo y
S, sobre una horizontal contenida en el plano vertical con mala intención, que de los porfiados es el reino de
de o'c y que pase dicha horizontal por el punto de en- los cielos.
cuentro C del eje horizontal de giro del anteojo con la
¿Que sales triunfante en la demanda?—Pues te aclarecta o c; y si el punto"Zle proyectamos ortogonalmen- maremos como á un César.—¿Que te es adversa la forte en Y sobre la recta o c, resultará que la distancia C y tuna? Pues siempre hallarás en tu abono la justificación
representará la reducida horizontal D; y la distancia de que antes que tú fué vencido en la presente contieni)y la reducida vertical z'; en efecto,
da el poderoso Cuerpo de Caminos, á pesar de luchar en
C Y = C ' Í : eos H;
C ' l = C a eos H '
masa, la prensa profesional que hace tres años no ha
luego
abandonado la brecha, y cuantos espíritus sanos y conciencias honradas se interesaban por las jubilaciones.
C'Y = C'a cos-^ 11 = g cos'^ H =:: D
El problema que perseguimos no ha salido por otra
y
^Y = C Y tang H = D cotg ¡p = z'.
Imaginemos un triángulo rectángulo horizontal en parte todavía del reducido circulo de los ingenieros y
que uno de sus catetos siga la dirección de la meridiana de los tresillos del Sr. Sagasta. Ya que no otra cosa, te
magnética que corta al eje vertical de giro del aparato: cabrá, á lo menos, la honra de haberlo lanzado desde el
que la hipotenusa, pasando también por este eje, sea de Parlamento al mercado de gran circulación. Habrás lanlongitud variable, igual en una «jcala dada, al valor de zado á todos los vientos la semilla poi'que suspira la j u la reducida horizontal D y que además siga la dirección ventud española, semilla que tarde ó temprano-habrá de
de la proyección horizontal del eje óptico del anteojo germinar. Tal sistema servirá además para arrancar al
dirigido á la mira colocada verticalmente sobre un pun- Sr. Sagasta declaraciones explícitas acerca de las jubilato dado del terreno. Es evidente que el ángulo agudo . clones, y los elementos jóvenes sabrán concretamente á
cuyo vértice se halla en el eje vertical de giro del apa- qué atenerse tocante á los resortes ocultos que contra
rato, marcará el rumbo al cuadrante del punto visado; toda razón y toda justicia sostienen á los vacilantes
la hipotenusa, la reducida horizontal D, y los catetos, el inspectores en su desairada peregrinación. Y te advierque sigue la dirección de la meridiana la y; y la x, por to «sto, amigo Luis, porque sé, de buena tinta, que la
actitud del jefe del Gobierno no es tan firme, ni su criconsiguiente, el otro.
La verdadera diferencia de nivel entre el punto del terio tan absoluto y cerrado, como los viejos quieren
terreno contenido en la vertical del centro del aparato y hacernos creer. Es niás; yo opino que si tú apuras un
el punto del terreno, pie de la mira, colocada vertical, poco al Sr. Sagasta con la fuerza de tus argumentos, es
posible que Sagasta se venza ante la razón de nuestras
es como se sabe
pretensiones, y como el conde de Xiquena es hombre
z=^z-\ri
— h,
en la que i es la altura á que se halla el centro del apa- serio, que jamás reniega de sus promesas, apenas obserrato sobre el terreno y h la altura de mira leída desde ve que han desaparecido ciertos obstáculos en su camino,
echará á pique, de una vez, los apolillados armatostes
su pie, con el hilo axial horizontal.
que fondean desde tienipo inmemorable en la isla de las
(Se continuará .J
Tortugas.
EusEBio DEL Busro.
Ánimo, pues, amigo Luis, que en el empeño no vas
í H ' i í -v¿?(iC---fiF>í^
perdiendo nada. Por no perder, no has de perder ni un
adarme de simpatías entre los veteranos de autos, porque esas simpatías debieron quedar muy mermadas desde el punto y hora en que vio la luz tu famosa carta en
MADRID CIENTÍFICO. Desde entonces se te adjudicó por
Para Luis Canakjaí
nuestra
Junta el honrosísimo título de disidente, y dilii¿.-iiuHO lie Caminos y IHputado n Cmti'S,
cho se está que ahora debes hacer bueno el calificativo.
(Querido Luis:
No canso por hoy más tu atención, y termino por
Aun á trueque de provocar una vez más las sensibles
donde debiera haber comenzado; felicitándote muy de
iras de nuestros excelsos santones de Obras públicas, me
veras por tu último triunfo político. Tuyo siempre.
resuelvo á dirigirte este recordatorio desde las columX.
nas de M.\DRID ClE.MUlCÜ.
Iiigemei'o de Camiiioit.
Quien como tú se hace pronto cargo de las cosas, ya
puedes suponer á dónde voy á parar. Voy á parar, á suplicarte, que apenas se te presente en el Pai lamento
ocasión oportuna de romper una lanza en pro de las j u bilaciones, nos proporciones un día de j úbilo á cuantos
ingenieros gemimos y lloramos y suspiramos por la diEl día 15 del pasado mes ha fallecido en Londres, á
cha reforma. Vamos á ver, querido Luis, si llevando un los 85 años de edad, el célebre metalurgista inglés Hnry
día y otro día el cántaro á la fuente, por fin lo rompe- Bessemep, inventor del procedimiento para obtener acemos. ¿Que no conseguimos nada? Pues aun cuando así ro que lleva su nombre.
sea, á lo menos logramos tener en jaque á los «veteraSu poderoso 5enio inventivo se aplicó y manifestó
nos de la ciencia» proporcionándoles repetidos so- en la electro-metalurgia, en la maquinaria para molinos
bresaltos, lo cual es algo, aujique no mucho.,
de azúcar, en la construcción naval y otras muchas ra-
OBRAS PÚBLICAS
HENRY BESSEMER
Nuestra táctica debe asemejarse á la del fraile tragón
mas de la industria, pero adquirió fama universal por el
MADRID CIENTÍFICO
procedimiento de conversión del acero que lleva su
nombre.
La historia de este invento es muy curiosa y merece
recordarse con motivo de la muerte de su autor. Llegó
éste á descubrirlo con motivo de algunos resultados obtenidos en experimentos realizados para llevar á la práctica sus ideas referentes al mejoramiento de proyectiles
y cañones. El nuevo procedimiento introduciendo el
aire en el hierro en lugar de llevar el hierro al aire,
causó una revolución en la industria del acero, cuyo
precio pudo desde el primer momento reducirse en la
•proporción de 5 á 1. En efecto, hasta entonces la descarbonización necesaria del hierro fundido se hacia mediante el trabajo de pudelaje que consistía en remover, •
con ayuda de largas pértigas, la fundición por masas de
70 á 80 libras para exponer todas sus partes al aire. Este
método era muy largo, muy laborioso y penosísimo para los hombres medio desnudos que ejecutaban el trabajo. El progreso ideado por Bessemer consistía en introducir el aire en el hierro en lugar de conducir éste al
contacto de aquél, haciendo al efecto pasar una violenta
corriente de aire á través del metal fundido hasta obtener la suficiente descarbonización.
Hi'ii y
Btíssi'iiii-r
Sir Henry leyó su Memoria descriptiva del| invento
ante la Asociación Británica en Cheltenham en IHoti y
Ja admiración y efecto que produjo fueron extraordinarios. Varios industriales se apresuraron á comprar á
Bessemer el derecho de aplicarlo. Pero si el entusiasmo
fué grande la reacción vino rápidamente. luciéronse
experimentos y pronto comenzó á indicarse que el invento era comercialmente impracticable y dos meses
•nás tarde los fabricantes de Staffordshire y Worcestershire condenaban resueltamente el procedimiento
Bessemer. Poco á poco fué desacreditándose y abandonándose por todos menos por Sir Henry quien después
de dedicarlo muchas vigilias y casi arruinándose á fuerza de experimentos halló por fin, con ayuda de la quíinica, la causa del fracaso. Debíase éste á la presencia de
un exceso de fósforo en el hierro y tras de algunos meses empleados en hallar un antídoto á este veneno sin
conseguirlo, se utilizaron los minerales suecos para las
pruebas. Aun entonces no quedaba resuelto completamente el problema y al cabo de largas investigaciones
se descubrió que eran necesarias la recarbonización y la
adición de manganeso.
Pero en todas estas luchas habían trascurrido cuatro
años y el procedimiento Bessemer había dejado el recuerdo de un fracaso tan ruidoso que nadie quiso hacerse cargo de las nuevas mejoras aportadas por su autor
lue era considerado casi como un visionario.
1.415
Los esfuerzos de Sir Ilenry para convencer á los fabricantes han pasado á la historia, hasta que al ñn reconociendo que si su invento había de utilizarse tendría
que ser él mismo quien emprendiera la fabricación del
acero, estableció sus famosos talleres de Shefíield en
medio de sus más poderosos rivales. En la Exposición
de 1862 vio coronados sus esfuerzos exhibiéndose una
gran colección de toda clase de artículos, desde el alambre hasta las locomotoras y desde la cuchillería al armamento, todos los cuales eran hechos de acero Bessemer y fabricados por otros industriales. En el mismo
año Mr. Plat y sus representados se asociaron en la proporción de una cuarta parte al negocio de Bessemer pagando por ella 50.000 libras que á los pocos años les producía una renta anual de 500.000, pues el negocio llegó
á rendir el 600 por 100 anual.
Como sucede con todos los grandes inventos, el de
Sir Henry fué objeto de ataques en cuanto á su validez y prioridad, pero nunca llegaron las cuestiones á los
tribunales. El ataque más serio data de fecha muy reciente y procede precisamente del país que debe la extinción de su deuda y su prosperidad comercial al invento de Bessemer. El Presidente del Instituto Americano de Ingenieros de Minas sostuvo que el verdadero
inventor era Mr. Wiiliam Kelly de Pittsburgo, Estados
Unidos. Entablóse discusión con este motivo en las revistas profesionales de ambos lados del Atlántico, siendo ej
resultado el triunfo más completo para el inventor inglés expresamente reconocido por las asociaciones científicas de Norte América.
Sir Henry Bessemer ha podido, por tanto, bajar á la
tumba con la satisfacoión de haber sido el autor indiscutible de un descubriiuiento que por hi revolución que
Introdujo eu la industria siderürgica y su consiguiente
trascendencia en el aliaratamiento de los transportes terrestres y marítimos ha producido á la humanidad bienes incalculables.
¡DÓNDE ESTÁ ANDRÉE?
El iimndo entero, que siguió Con viva emoción en el
mes de Julio último los detalles de la partida del globo
llamado el Agüita, que llevaba á Andrée, á Strindberg y
á Frankel tras la incierta conquista del Polo, se pregunta á menudo con creciente ansiedad la suerte que
les habrá cabido á los intrépidos exploradores.
¿Han sido arrastrados hacia la Siberia? ¿Han arribado al Norte de América después de haber atravesado
el territorio polar? ¿Se habrán visto obligados á descender en pleno banco de hielo?
¿Están aún vivos, después de haber tenido la fortuna
de escapar de los terribles peligros de su heroica, pero
temeraria empresa, ó han encontrado la muerte allá, en
algún espantoso lugar solitario del inmenso caos poleotérico?
Tales preguntas se hacen de continuo cuantos se interesan por la suerte de los valientes aeronautas.
Ante todo, importa decir que la ascensión del Águila
en la isla de los Daneses (desde la que en aquella época
se enviaron lacónicos despachos que no dieron más que
una imperfecta idea del acontecimiento), no se efectuó
1.416
MADRID
CIENTÍFICO
en las satisfactorias condiciones 'que hubieran sido de
desear.
Desde el día 1." ile Julio, el aeróstato, hinchado y
pintado de verde, estaba dispuesto á partir; pero en esta
fecha, y como por una fatalidad, el viento, que soplaba
del Sur desde los últimos días del .mes de Junio, cambio
de pronto al Norte. Durante diez días sucediéronse una
no interrumpida serie de violentas borrascas del Noroeste y Nordeste, que se estrellaban furiosas sobre la
isla de los Daneses.
Andrée pudo creer un instante que iba á consumirse,
como el año anterior, esperando en vano viento favorable para la partida.
Pero, por fin, en la noche del 10 al 11 de Julio, el
viento volvió a cambiar al Sur, y débil al principio, no
tardó en soplar con violencia en la mañana del segundo
de estos días. Esta vez era el viento esperado; pero en
vista de su violencia, ¿era prudenete intentar la ascensión? Andrée y sus companeros se consultaron, y después de deliberar breves momentos, estuvieron unánimes en pronunciarse por la partida inmediata, á fin de
aprovechar una situación meteorológ-ica que quizá no
se presentaría otra vez en el transcurso de la estación.
Diéronse las órdenes de aparear á las once de la mañana, procediéndose en seguida á la demolición de la
parte superior del sotechado que cobijaba el globo, operación que la intensidad del"\'iento hizo sumamente difícil, y durante la cual, un poste, cediendo al esfuerzo
(le la tempestad, hubiese destrozado de seguro la cúpula
del aeróstato si los marineros no se hubiesen apresurado
á detenerlo en su caída,
El techo del tinglado fué unido á la barquilla, en
tanto que el Ajada, cuya parte superior se eacoutraba
expuesta al viento, oscilaba terriblemente. No había un
minuto que perder.
Merced á la gran diligencia con que se hicieron los
trabajos, la operación quedó terminada felizmente á las
dos y media. Los exploradores saltaron á la barquilla,
y Andrée pronunció la frase solemne ¡Dejadlo todo!
Al salir tle su cárcel el Aguilu, empujado por una ráfaga de viento, sufrió, según parece, una avería en este
choque. A pesar de esto, el aeróstato se elevó algunos
centenares de metros, dirigiéndose hacia el Nordeste.
De pronto, los asistentes viéronle descender rápidamente hacia el mar, en el cual parecía mojarse en una pequeña extensión. Pero casi al mismo tiempo volvió á
elevarse en el aire á una altura de 8UÜ metros próximamente y desapareció en el horizonte.
Entonces se vino en conocimiento de que el Águila
había perdido sus guide-ropes, accidente muy grave,
pues lo hemos dicho ya, cuando la partida de Andrée
el éxito de la expedición dependía principalmente de
estos pesos, que, arrastrándose por la superficie de los
bancos de hielo y por el mar, debían retardar la marcha
del globo, oponiéddose á la del viento, y permitían á
Andrée no sólo mantenerse á pequeñas alturas, sino poder disponer, en cierta medida, de su dirección, por
medio de su vela. Desprovisto de sus guide-ropes, el
Águila volvería á ser un aeróstato ordinario, entregado
al capricho de los vientos.
Esta partida excitó un interés general, y como todo
hecho extraordinario, maravilloso, en el cual se concentra, por así decirlo, ¡a atención pública, preocupó todos
los espíritus, originando un verdadei'o fenómeno de sugestión universal. Durante los días y aun los meses que
siguieron á la conmovedora ascensión, verificada en la
isla de los Daneses, el globo de Andrée dio lugar á extrañas alucinaciones en los más diversos puntos del
mundo septentrional. Verdadero globo fantasma, no era
apercibido en ninguna parte, y fué visto en todas: de
ahí esas noticias fantásticas y contradictorias de las
cuales se acordará el lector.
Gentes de muy buena fe afirmaron haber visto el
Águila trotando sobre las costas de Siberia.y otras en el
mar Blanco: viósele pasar por encima del Estado de
Towa. en los Estados-Unidos: rozando la mar, en el cabo
Norte; arrastrado po.' la tempestad, al Sur de la isla de
Disco, en plena Groenlandia; cerniéndose sobre la isla
Koteluy. al Norte de la Siberia. etc., etc
Hasta se le
creyó ver en Rusia, en la noche del 5 de Octubre arrojando fuego eléctrico destle la barquilla, es decir, casi
tres meses después de la ascensión, cuanto que según
los cáluculos más optimistas, el Aguda no podía permanecer en los a^res más ile veinticinco ó treinta días.
En realidad, no llegó más que una noticia seria, auténtica, de los audaces aeronautas, y eso por una verdadera casualidad. El 15 de Julio último, ó sea, cuatro días
después de la partida de Andrée, un pescador que se hallaba cazando focas en el extremo Norte del Spitzberg,
mató una paloma que cayó á bordo de su barco. Lo raro
es que la paloma venía del Sur y traía el siguiente
despacho de Andró: «13 de Julio, 12 y 30 de la tarde:
latitud Norte, 82' 2 : longitud Este de Greenvich, lo" 5'.
Buena marcha hacia el Este. 10'Sur. Todo va bien á
bordo. Es la tercera paloma expedida.—ANDRÉE.»
•
Notemos, de pasada, que ninguna de las otras dos
palomas mencionadas por Andrée—sin hablar de las
que lanzaría ulteriormente—llegaron á su detino.
¿Se espantarían á la vista de las tierras cubiertas de
nieve del Spitzberg, y en vez de continuar su camino
hacia el Sur habrán tlado la vuelta hacia el Océano Glacial, donde encontraron la muerte? El itinerario de la paloma muerta por el pescador de focas parece indicarlo
así. ¿Estos animales pierden, según esto, en las regioires
polares su sorprendente y misteriosa facultad de orientación? He ahí un asunto que bien merece ser estudiado
por los colombófilos.
El despacho de Andrée, que no fué conocido por completo hasta el 20 de Septiembre último, al regreso del
pescador noruego, causó las mayores inquietudes en
Suecia y en el mundo de los exploradores y de los sabios.
El Águila, en efecto, que, según los asistenses a l a
partida dirigióse hacia el Norte con una velocidad de
cerca de 44 kilómetros por hora, debía (suponiendo uniforme esta velocidad) llegar en poco menos de veinticinco horas al Polo, situado á 1.127 kilómetros de la isla de
los Daneses. Pero cuarenta y ocho horas después de su
partida, el aeróstato, lejos de haber llegado al eje septentrional de nuestro planeta, se encontraba tan sólo á
220 kilómetros del Spitzberg y se dirigía, no hacia el
Norte, sino hacia el Este.
El relato de los marinos noruegos que Yolvierou de
MADRID CIENTÍFICO
1.417
Spitzberg al fin de Septiembre, dieron pábulo á las más
extraviadas hipótesis. Dijeron dichos marinos que habían creído oir cerca de ellos gritos y llamadas de angusttia. Aunque el lugar por ellos designado hacía poco
creíble la presencia de los aeronautas en aquel sitio, no
se quiso en Suecia tener que reprocharse la apatía de no
intentar el medio de poner en salvo á AniJrée y á sus
compañeros.
A pesar de lo avanzado de la estación, organizóse
una expedición en su busca, que partió en fln de Octubre. Pero recorrió inútilmente todos los parajes indicados y dio la vuelta sin encontrar un solo rastro del globo
ni de los exploradores.
M. Ekholra, el sabio meteorologista sueco, que debió
formar parte de la expedición Andrée en 1896 y que, entre otros notables estudios teóricos hechos sobre los climas polares, ha pasado un año en el Spitzberg estudiando las condiciones meteorológicas de este Archipiélago, ha reconstruido el itinerario probable del Águila
durante los dos primeros días de la ascensión, en un articulo últimamente publicado en el Boletín de la Sociedad
geográfica de Stokolmo.
Sin embargo, todavía debemos abrigar alguna esperanza. Pues, en definitiua, el naufragio de los tres valerosos viajeros en el mar helado de aquellas regiones septentrionales, formaba parte, de seguro,, de las eventualidades que ellos habían p evisto y todos los que los conocen tienen fe, tanto en su fuerza de voluntad como en su
extraordinaria energía. En cuanto asusilencio.es suficiente para explicarle el considerar que pueden encontrarse en un sitio aislado del resto del mundo.
A este pi-opósito, es necesario mencionar el reciente
despacho que, según se dice, recibió un comerciante de
Roma de la Rusia Septentrional, y según el cual, los cazadores siberianos recogieron en el mes de Diciembre
último dos europeos, casi muertos de frío, que según se
cree, no eran otros que los supervivientes de la expedición Andrée.
Nada ha venido á confirmar, hasta ahora, dicho telegrama, poco verosímil, por otra parte, pues de ninguna
de las pequeñas colonias ha recibido el gobierno sueco,
noticias detalladas, acerca de los esploradores. En vista
de esto, sería sorprendente que un n gociante italiano
haya sido avisado antes que Suecia. á la que no ha llegado aun ninguna comunicación d • este género.
Por lo demás, hasta que llegue el buen tiempo, no se
Sin segir á M. Ekholm en sus explicaciones científipueden
esperar noticias positivas de los tres heroicos
cas, diremos que, según dicho señor, el globo, después
aeronautas.
de algunas horas de su ascensión, verificada, como heTOMÁS GaiMM..
mos dicho, el día 11 á las dos y media de la tarde, debió
Por la tiinliiceiiMi.
entrar en una zona de calma ó de vientos variables, donI. PATAC.
de ha quedado inmóvil durante veinticuatro horas por
lo menos. En este momento debía hallarse hacia los 83"
de latitud Norte, ó tal vez más allá. Después, habiéndose
levantado una brisa del Noroeste, el Águila ha sido arrasCARTA
ABÍERTA
trado hacia el Sureste, como lo anuncia el despacho de
Andrée del día 13. Luego es probable que por razón de
Sr. Director de MADRID CUCNTÍFICO:
los vientos observados en la costa Norte del Spitzber,
Muy señor mío y de toda mi consideración y respedurante los siguientes días, el Águila habrá subido hasta
to:
Hace
tiempo que medito apelar á su fliscreción y bonuna gran altura y luego se habrá quedado inmóvil de
dad
para
que, mediante el ilustrado y ameno periódico
nuevo en una zona de calma.
que
dirige,
me auxilie desvaneciendo dudas que asaltan
En suma, M. Ekholm cree que la marcha del .^¿/¿¿¿tó,
mi
ánimo
y
hasta perturban mis modestos trabajos de
tanto tiempo como el globo estuvo en el aire, debió traaficionado
á
las ciencias de aplicación.
ducirse por una serie de zig-zags y que, en definitiva,
Temía
que
mi consulta desagradara á V. por la inlos explotadores, privados de los guides-ropes, que les
significancia
de
la misma y por distraer su atención de
hubieran permitido alejarse de las zonas de calmas y de
serias
ocupa
clones
que no mei-ecen ser interrumpidas
vientos variables, no han podido llegar á salir de la zona
para
aclarar
dudas
de
un principiante.
polar. Si como todo lo hace suponer, por desgracia, son
Díceme
quien
afirma
conocerle, que es V. un joven
exactos los pronósticos de M. Ekholm, Andrée y sus
Ingeniero
que
hace
poco
dejó las aulas de reputada escompañeros se han visto obligados á acampar en los bancuela
en
que
acreditó
su
talento y sus simpatías á los
cos de hielo al principio del mes de Agosto.
aficionados
á
las
aplicaciones
científicas industriales y
¿Han tenido fuerzas y provisiones necesarias—llevadispuesto,
por
tanto,
á
prestarles
su valioso apoyo.
ron víveres para cuatfio meses—para llegar á un sitio
En
tal
momento,
cuándo
esto
oía,
llega á mis manos^
apropiado donde pasar el invierno? ¿Están en la Siberia
un
pequeño
y
modesto
libro
que
seguramente
y . conobepteutrional, en la América del Norte ó en la Groence
(1)
y
leo
en
él
algo
que
responde
al
estado
de
mi eslandia, siendo los huéspedes de una colonia dejada de
píritu,
aun
cuando
me
falta
la
ilustración
que
el
autor
todos los medios de comunicación, aguardando la ocasupone.
sión favorable de enviar noticias, ó el buen tiempo para
No resisto al deseo de copiar el párrafo que acaba á
intentar su viaje de regreso?
decidirme á molestar su atención.
¿Han podido llegar al Spitzberg, donde se hallaban
Dice así: «Un espíritu científicamente ilustrado desea
escalonados los depósitos de víveres, ó á la Tierra de
conocerlo todo y no todo se puede saber por la observaFrancisco José, donde el explorador jakson, por su parción. Siempre resultan preguntas que hacer, ¿pero á
te, les había dejado una respetable cantidad de proviquién?
siones?
No puede menos de sentirse cierta zozobra eu pre(1) «Cómo se fo.ma un buen A ct icista de la biblioteca completa de oLectii»
cidml», por T. Coiiov Gleoae.
sencia de estas preguntas que no se sabrán responder.
DEL BUZÓN
-w
1.418
MADRID CIENTÍFICO
El estudiante ilustrado consultará primero sus libros
ó los de una biblioteca, y si los libros no le dan solución
no descansará hasta obtenerla de uno o de otro modo.
Preguntará á sus conocidos, escribirá á la prensa profesional y no cesará hasta obtener la solución deseada.»
Las noticias que de V. adquiero y el consejo que recojo del libro, disipan mis temores y me decido á formular mis preguntas.
"*
Como principiante leo cuantos libros elementales tengo á mi alcance, y los de electricidad merecen mi preferencia. La suerte me deparó uno cuya portada ofrecía
grandes seducciones: trata de alumbrado eléctrico, su
autor es un reputado Ingeniero electricista francés, ostenta un prólogo (le Echegaray y la traducción se halla
corregida y anotada por un conspicuo redactor ó colaborador de MAnniR CIKNTÍKICO cuyos artículos leo con fruición, y muy particularmente aquellos en que pone de
manifiesto con tanta precisión como energía los errores
en que desgraciadamente abundan los libros en que hemos recogido los primeros elementos para comenzar los
estudios de aplicaciónPermítame usted que lamente que en tan interesante trabajo haya omitido el ilustrado articulista los nombres de los'autores de tan funestos libros, pues bien merecen la execración pública, así como la administración
que los tolera y hasta los premia.
Vamos al motivo de esta carta: no había comenzado
á estudiar las unidades eléctricas, y en mis repetidos
trabajos había adquirido el hábito de nombrarlas segün
lo acordado por el Congreso de electricistas celebrado en
París en 1881, on el cual, con la honrada intención de
de perpetuar los nombres de los varones que más se han
distinguido en las aplicaciones de la mecánica y la electricidad, se decidió que llevasen sus nombre.
Tal decisión, aparte de la justicia que entraña, es estímulo que mueve á nuestros principiantes á estudiar
las biografías de tales celebridades, estudio que, aparte
de satisfacer una curiosidad culta, dá lugar á conocer de
manera más precisa el orden en que los inventos se han
sucedido, el modo como los procedimientos inductivos
se han desarrollado y la marcha que el pensamiento debe
seguir para obtener más prontos y útiles resultados, ventaja esta última de inestimable valor para la juventud
estudiosa.
Grande fué mi sorpresa, señor Director, cuando al
leer las correcciones y anotaciones del conspicuo á que
untes me referí, no encontré los respetables nombres de
Watt, Ampere, Coulomb, Ohm, etc., etc., al designar las
unidades de energía, intensidad, cantidad, resistencia,
etcétera, etc., sino otros que me hicieron dudar de si un
nuevo Congreso de electricistas había decidido anular el
acuerdo del de 1881.
Procuré aclarar mis dudas dirigiendo insistentes preguntas á cuantos de mis amigos juzgaba en condiciones
de poderlas resolver, y las explicaciones obtenidas aumentaron, si no mis vacilaciones, si" mi admiración,
pues, según ellas, los wattios, amperios y coulombios,
que tanto llamaron mi atención, no eran otros que los.
nombres de Watt, Ampere y Coulomb, consagrados por
el Congreso de 1881, pero adicionados con terminaciones que les dan carácter español.
Tales adiciones, según el complaciente amigo que me
facilitó estas noticias, han sido iniciadas por algún aca-
démico respetable y alguna eminencia eléctrica, y aceptadas después por tan distinguido propagador de las
aplicaciones de la electricidad como el corrector y ano
tador del libi'o en que por primera vez leí la innovación.
Verdaderamente el celo del inmo tal y eminente iniciador de la adición, revela un patriotismo y amor grandes á la lengua de Cervantes, tanto más de admirar cuanto que va escaseando bastante; pero de otra parte, acaso
adolece de los inconvenientes que suele llevar consigo el
entusiasaio patriótico, que á veces incurre en la injusticia y en la inconveniencia, dicho sea esto con toda la
timidez del principiante que osa poner reparos á la autoridad de los encanecidosen el estudio de las ciencias.
Esto de corregir la obra de los ingenieros congregados en París, desfigurando los nombres de los nunca bastante admirados, ni suficientemente respetados fundadores de la mecánica aplicada, como Watt, padre de la
máquina de vapor, ni de Faraday, Ampere, Coulomb,
Ohm, etc., creadores de la moderna electricidad, de las
verdaderas aplicaciones eléctricas, paréceme á mi algo
como gi"ave atrevimiento.
Los rápidos progresos de la mecánica y la elettricidad han introducido en todos los diccionarios'innovaciones, habiéndose aceptado palabras y frases de idiomas
extranjeros, sin que se haya resentido por eso el amor
propio de los más celosos, como, por ejemplo, nuestros
vecinos los franceses, ávidos en toda ocasión de atribuir
á su patria cuanto revista carácter de adelanto. Hasta
fuera del tecnicismo industrial se han aceptado en París
palabras genuinamente inglesas (Watter-Closet), como la
que designa alguna construcción destinada á servicios
públicos, en tanto que en la capital de España, á pesar de
existir un nombre muy castellano, se lia apelado al turco
para designarlo (Kioscos de necesidad), por más que la
voz turca tenga bien distinta significación.
Muchos casos podrían citarse ^en que hemos dejado
adquirir naturaleza en nuestra lengua á palabras verdaderamente exóticas para nombrar sustancias descubiertas en nuestra patria é ÍTitrodncidas en importantísimas
aplicaciones por españoles. Pero por no dar demasiada
extensión á esta carta me limitaré á citar un caso de excepcional importancia.
g Un medicamento tan uuiversalnieiite conocido y de
tan frecuentes y eficaces aplicaciones como la quina, fué
descubierto por españoles en el Perú, en el año 1638,
siendo virrey el conde de Chinchón. Fué ensayado con
gran éxito en el hospital de Lima por el Dr. Juan de
Vega. Llegó su fama á la Península y fué ensayada por
primera vez en Alcalá de Henar*s en 1639. La profusión
con c^ue por iniciativa de la condesa de Chinchón se
aplicó á las calenturas que padecía la gente pobre en el
Perú, hizo que que se denominara en prueba de gratitud
con el nombre de Chinchona.
El gran Linneo denomina el género comprensivo de
especies de árboles de Quina con el nombre de Cinchona, alternado un poco su ortogi'afia primitiva.
Con el mismo nombre aparece en el diccionario de
Littré. A ningún mortal, sin embargo, se le ocurrió hacer la más ligera indicación para que este nombre, puramente español, aunque ligeramente desfigu ado por
las autoridades citadas, se conservara en recuerdo de
una ilustre compatriota. Tanto abandono para olvidar
MADRID CIENÍTFICO
1.419
las cosas propias hace más notable este afán en corregir
voces técnicas de ciencias y artes á cuyo progreso, desgraciadamente, no hemos contribuido con el más insignificante auxilio.
¿Qué diriamos si una unidad llevase el nombre de
Pérez ó González, sancionado por el voto de un Congreso de capacidades técnicas, y los inmortales de cualquier
país determinasan alterarlos añadiéndoles alguna silaba
para darles carácter nacional?
Ceso en este orden de consideraciones para no molestar más su atención y porque con lo expuesto hay bastante para que juzgue de mis impresiones y pueda darme acerca de ellas su autorizada opinión.
trico expresado en volts (no voltios), á la manera que la
energía hidráulica se aprecia en caballos, multiplicando
los litros de agua ó kilogramos que caen en un segundo,
por la altura de caída ó salto, y dividiendo por 75.
Siempre lo mismo, fuerza por camino, es decir, resistencia vencida á lo largo de un camino, tal es la energía ó la realización de un ti'abajo ó la capacidad de realizarlo, diferenciándola asi en energía dinámica ó en potencial, ¿cabe pues decir, que la fuerza es la energía?
Cierto es que existe en Mecánica otra denominación
que pudiera inducir á errar en el presente caso: nos referimos á la fuerza viva. Sabemes todos los principiantes
que la fuerza viva de un sistema equivale á cierta cantidad de energía, mas no creo sea lícito confundir este'
concepto de la fuerza viva con el de la fuerza á secas.
Producto aquella de una masa por el cuadrado de
Réstame someter á su fallo las dudas que en mi des- una velocidad, presupone para su aparición la existenpiertan frases que recojo de un aiticu!o de vulgariza- cia de una fuerza, que sin esto no puede originarse el
ción cientiñca publicado en El Liberal del día 13 de Mar- movimiento de la masa, ni crearse, por tanto, el factor
zo suscrito por el eminente D. José Echegaray.
velocidad; pero ¡por Dios! que confundir el proüucto con
El segundo párrafo del notable articulo titulado la causa creadora de uno de los factores antój áseme exce«Fuerzas vivas y fuerzas muertas» dice asi:
siva licencia. Fuera tanto como confundir el alma con el
«El alma y lá vida de la industria es la fuerza, ó sea la ser humano considera lo en su totalidad anímica y corpóenergía; en suma, el caballo de vapor ó el kilográmetro.» rea, ya que la fuerza viene á ser en cierto modo como el
Coikvendrá V., señor Director, en que las añrmacio- alma que verificando la materia, poniéndola en movines contenidas en el párrafo trascrito, amparadas por la miento, origina este concepto complejo de la fuerza viva.
indiscutible autoridad del autor, son bastantes para alu\ , entre paréntesis, señor Director, ¿no le parece á
cinar á un novel estudiante.
usted que esta denominación, implantada en la ciencia
¡Sinónimas fuerza y energía!
cuando no eran aun claras las ideas sobre la energía, re¡Sinónimas fuerza, caballo de vapor y kilográmetro! sulta impropia y merecedora de ser sustituida por otra
Esto de igualar lo simple á lo compuesto, la causa al^ más adecuada? ¿No sería mejor para la ciencia y para el
efecto, la cantidad á la unidad para medirla, paréceme rigor de su tecnicismo que esos señores filólogos á que
• á mi algo más que una licencia poética, paréceme que antes me referia, respetando los fueros de los Coulomb,
es algo asi como un abuso de autoridad.
los Faraday y los Ainpere, aplicaran su actividad ysu saHe de mantenerme al exponerle mis consideraciones ber á la reforma racional del tecnicismo científico, en
en el terreno más elemental, porque además de no sen- cuanto éste se halle necesitado de reforma, que no es
tirme con fuerzas para elevarme demasiado, entiendo poco á mi juicio?
que no serían propios de la índole de esta carta razonaPero dejando á un lado esta digresión y volviendo á
mientos puramente científicos.
nuestro tema, apelo á su autoridad, señor Director, para
Fuerza y trabajo y energía son magnitudes tan dis- que me diga: ¿es lícito apellidar fuerza,así sencillamente,
tintas, que para medirlas se emplean unidades bien di- a l o q u e en los libros que yo manejo veo designado con
ferentes.
la denominación de fuerza viva?
En la mecánica el kilogramo es unidad de fuerza y el
Una confesión, para concluir, señor Director. Aukilográmetro unidad de trabajó, y el caballo de vapor menta mis tribulaciones el considerar la talla científica
un múltiplo de esta energía que se estima en un segundo, de la autoridad que ha-venido á sumirme en este mar de
unidad de tiempo. Los mismos nombres expresan bien confusiones. Yo creo que el ilustre D. José es incapaz de
claramente su diferencia, pues kilográmetro expresa los equivocarse en tan livianas materias; pero, de otra
dos factores que lo constituyen: de una parte la fuerza parte, ¿será posible que se equivoquen los excelentes
expresada en kilogramos, de otra parte el camino medi- autores cuyas obras consulto de afgún tiempo á esta pardo en metros, en suma, la resistencia vencida á lo lai-go te? ¿Será acaso que los tropos y metáforas, que las bride un camino, que es el fin de toda máquina.
llantes antítesis y gallardías retóricas sean peligrosos
En consonancia con esto, dice D. José en otro elocuen- cuando se trata de estas arideces científicas?...
te párrafo del mismo artículo:
Perdón, señor Director, por la longitud y latitud de
«Por eeo la industria adquiere desarrollo prodigioso, esta carta, y mande á su constante lector y respetuoso
cuando aparece la máquina de vapor, mejor dicho, la discípulo.—Un electricista incipiente.
máquina de fuego: porque el vapor es un agent» inter"'^=U=<i I5<Oíi i^-.v^-^
medio, un verdadero resorte de la maquinaria.»
Este verdadero resorte, es la fuerza, por eso la tensión del vapor en la caldera se mide en kilogramos, y el
trabajo ó energía de la máquina en kilográmetros ó caballos de vapor estimados en segundos.
Filamentos de mayor rendimiento luminoso
La energía eléctrica se estima en watts (no wattios),
multiplicando la cantidad de electricidad, apreciada en
Sabido es de todos que la lámpara incandescente conamperes (no amperios), por la diferencia de nivel eléc- siste en una ampolla de cristal, en cuyo interior se ha
ELECTRICIDAD
1.420
MADRID CIENTÍFICO
procurado el vacío más perfecto posible, con objeto de
que el delgado filamento de carbón encerrado en ella y
cuyos dos extremos terminan en las bornas de la lámpara no se queme cuando al pasar la corriente eléctrica
pónese incandescente por efecto de la resistencia grande
que á su paso opone y que determine la elevación de
temperatura del ñlamcnto, hasta el limite deseado para
producir un determinado brillo.
Pero el filamento de carbón tiene, por decirlo asi, un
vicio original que impide obtener ile las lámparas actuales un buen rentlimiento luminoso, pues mientras en un
arco puede suponerse que cada bujía gasta menos de medio watt, en una incandescente, cada bujía consume 3,5
á 4 watts.
La razón está en que el carbón es un cuerpo negro;
es decir, que absorbe todas las radiaciones del espectro,
desde las de menor velocidad que constituyen las obscuras de calor, hasta las más rápidas ó ultravioletas, llamadas químicas por sus propiedades especiales, entre cuyos
dos límites quedan comprendidas las radiaciones, que al
actuar sobre nuestra retina la impresionan, determniando la sensación luminosa. V como por la ley de Ivirclihoff
todo cuerpo incandescente emite todas aqueüas radiaciones que es capaz de absorber, el carDon que todas las
absorbe, las emite también todas, y á la par que produce
luz gastando una cierta energía para esto, proüuce ondas
caloriflcas y ultravioletas, consumiendo para obtenerlas
otra cierta cantidad de energía en pura pérdida.
Dedúcese de aquí inmediatamente que los íilamentüs de las lámparas mcandescent s debieran ser de
substancias cuya capacidad de absorción fuera especial
para las ondas luminosas, como ocurre con las llamadas
fosforescentes, y por esto es una vía de ensayos poco trillada, pero que seguramente daría rebultados estudiar
la formación de lilamentos de este género de producto u
de compuestos de cal, magnesia, etc., que tienen propiedades, como cuerpos incandescentes, mucho más favorables al lendimiento luminoso que el carbón.
Mas la dificultad nace de una propiedad que lálta
por sí misino á estos productos y que es esencial, cual
es la conductibilidad grande en el carbón y pequeñísima
en estos otros cuerpos, por cuya razón los ensayos para
encontrar filamentos buenos deben tender á la fabricación de un producto capaz de emitir la mayor cantidad
posible de radiaciones luminosas en relación cuii las
obscuras y químicas, y cuya conductibilidad permita
el paso de la corriente con tianslbrmacióii sólo de la
energía que desee gastarse en la luz.
Que el camino es'bueno demuéstrase con el éxito
obtenido por el mechero Aüer al aplicar estas substancias, y los resultados que parece habeii obtenido el Doctor Nernst según un artículo que publica el director, señor Lux, de la «Zeitschrift für beleuchtungswessen» en
que por este medio ha logrado con un gasto de 21 watts
(0,23 amp. á 118 voltsj, empleando como filamento un
tubo hueco de magnesia, convenientemente preparado,
27 bujías; es decir, ha gastado un watt por bujía.
Quien lograra hacer por este ú otro camino una lámpara de triple rendimiento, obtendría una lx>rtuna al
mismo tiempo que un éxito universal, de modo que sería remunerador el trabajo en este sentido.
LUIS DE t.\ PE.ÑA,
Ingeiüero de iMiuas. .
INDUSTRIAS ELÉCTRICAS
ACUMULADOR
TUDOPi
X. ü:-: LA R. En vista tle las diferencias surgidas
cutre las dos grandes empresas de acumuladores que
en nuestro país se disputan el favor del público industrial, la Sficifditd fspaiHXd del acinniihidor Tiidor ha
apelado ante el ilustre Ingeniero Henri Tudor, que resille actualinente en Rosport (Luxemburgo), y el dicho
Ingeniero se ha servido contestar en los términos que
verán los electricistas españoles. «
El carácter complicado que en ocasiones suelen revestir los derechos de los patentados, carácter muy
difícil de definir sin profundo conocimiento de causa,
nos veda el entrar en ningún género de apreciaciones.
Sr. Directuv de .MADIUIJ CIENTÍFICU.
Muv señor nuestro: Cumpliendo lo ol'reciilo acouqjañíiiuos á
V. la adjunta traducción literal do la carta que ha dirigido á
esta Sociedad el Sr. Tudor con la cual queda muy claramente
demostrada la perfecta exactitud de las afirmaciones hechas
de nuestra parte, y terminada una polémica que no «estamos
dispuestos á seguir en el terreno de la prensa.
Con este motivo me reitero suyo atento y afectísimo seguro
servidor q. b. s. m.,
Sociedad Es/juñola del Acumulador Tudor
Hosporl ¿2 de Miir:u de 1«9«.
Sr. Director de la Sociedad española del Acumulador Tudur.
Muy señor mío:
En cunlcsíuciún a derlas a/irmaciones que usted me
dice, se han hecho en Mximw CiEMirico, declaro por la presente, que ni yo ni ninguna de las Sociedades Tudor, ha autorizado Jamás al Sr. JJatlle ó la Sociedad de Chamberí para
servirse de mi nombre ni para construir acumuladores eléctricos, vendiéndolos como siendo de mi sistema.
Protesto,pues, enérgicamente, contra el empleo que hace
dicha Sociedad de mi nombre y me apresuro á añadir que la
Sociedad Española del acumulador Tudor, es actualmente
sola propietaria de mis derechos en España, respecto de la
industria de acumuladores, y ella sola es la autorizada pura
fabricar mis acumulaiipres en dicho país, y además, es ella
sola la que legalmentcpuede construir mi nuevo acumulador,
con placas positivas, sin óxido adherido.
Estoy enteramente á su disposición para ayudarle al objeto que se prohiba terminantemente el empleo de minomb?'e en
España, á toda persona que no sea usted, y le autorizo á publicar esta carta con elfinde que se entere el público, ínterin
los Tribunales no hayan tomado una decisión, si fuera necesario acudir á ellos en ley ¡tima defensa de nuestros derechos.
Quedo de usted, con la mayor consideración, afectísimo
y atento, seguro servidor Q. B. S. M.
(Kiiiiiailü):
HE.XRI TL'DUR.
xat3&3UlE>'
^^^'ig^-irm-mr.!^
MADRID CIENTÍFICO
Sobre las turbinas
"Xos escriben desde Ronda manifestándonos que merced al tacto y seriedad atestiguados por el nuevo representante de la casa Averly. que hace poco tiemxjo marchó á aquella ciudad á ultimar varios importantes detalles de la instalación hidráulica de los Sres. Palop y
Compañía, todas las diferencias surgidas en el asunto de
las turbiixas han desaparecido en absoluto.
Como en la redacción de sueltos anteriores publicados con tal motivo no guiaba nuestra pluma ninguna
enemiga hacia la mencionada casa constructora de turbinas, y sí sólo el exclusivo ileseo de que se subsanasen
ciertas deficiencias por nosotros observadas, no hallamos incsnveniente alguno en reconocer. una vez suVisanadas la.s dichas deficiencias, que á la impericia de un
montador de la casa Averly. y no á defectos de la maquinaria de la misma, deben imputarse los entorpecimientos que censuramos.
Conste que hacemos estas declaraciones expontaneamente. movidos por un recto espíritu de justicia, pues
ya pueden nuestros lectores figurarse que en nuestro
ánimo no iba á pesar la consideración de un proceso ante el tribunal del Jurado. Estos procesos de prenda, aun
en aquellos casos en que la prensa ha escrito verdaderas
atrocidades, y no.ya cuando todo se ha reducido á inocentes apreciaciones técnicas, se saben cómo concluyen.
Lo que si pesa en nuestro ánimo es proseguir una campaña de censuras contra la casa Averly cuando la dicha .
casa, sacrificándolo todo á su prestigio y seriedad, atestiguados en numerosas ocasiones, subsana en el acto la
impericia de sus montadores y cumple cual corresponde á su respetabilidad los compromisos con el público.
1.421
Movimiento de personal
Ingenieros
Ha solicitado se le conceda la vuelta al servicio del
Estado el Ingeniero jefe de segunda clase Excmo. Sr. don
Francisco Santa Cruz y Gómez.
Han ascendido: á Ingenieros jefes de prin-\era clase
D. Laureano Gómez Santamaría y D. Serafín Freat y Riquelme. y á Ingeniero jefe de segunda clase D. Mariano
Carderera y Ponzán.
Ayudantes
Han ascendido, á Ayudante segundo oficial primero
de administración. D. Nicasio Martialay y Sauz; á oficiales segundos. D. José Fort y Medina (supernumerario) y D. Domingo Martínez y García.
Ha reingresado en el servicio activo el oficial tercero
D. Antonio Jalón Ruiz.
Torreros de faros
Han fallecido los torreros mayor y primero, respectivamente, D. Manuel Fulgencio Rivas y D. Fermín Sánchez Hernández, cjue prestaban sus servicios el primero
como suplente en el puerto de Valencia y el segundo en
el de Santander.
' Madrid 1S9S.—Imprenta, Caños, 4.
'{ií!^.9B9C9c«:gK»x»ac9C9cs»K9e9C9cae
IXIi
SOCIEDAD DE ALTOS HORfiOS
Y FÁBRICA DE HIERRO Y ACERO DE BILBAO
FABRICACIÓN DE HIERRO Y ACERO ORDINARIO HOMOGÉNEO
Acero B K S S K H K R (primera y úiiiea en España) y aeero SIKIIEAIS 1I.VKXI.\ en las diinensiones usuales para el eonierelo r eonstrueeión.—Fabricación de chapas.—Especialidad en
viguería para construcciones des<le H centiineíros de alto hasta <tO.—Fabricación de rails linderos para minas y otras industrias > pesaílos p a r a ferrocarriles.
CONSTRUCCIÓN DE VIGAS ARMADAS PARA PUENTES Y EDIFICIOS
Fundición de columnas, calderas para desplantación y otros usos
y grandes piezas hasta 20 toneladas.
MADRID CIENTÍFICO
FALCO. HERilDl ! PEÍA
i3NrG-:E3isri3E;xi.os
FABRICANTES DE TODA CLASE DE MATERIAS ELÉCTRICAS
DIRECCIÓN y OFiaNAS
Alcalá, 4, primero.
FÁBRICA Y ALMACENES
Costanilla de San Andrés, 7.
Construcción de'cuadros de conesiones y distribución de alta y baja tensión.—Interruptores y conmutadores de corriente continua
hasta i.000 amperes de palanca y contactos múltiples',—Interruptores de alta tensión hasta 5.000 volts de ruptura instantánea.—Corta circuitos de baja tensión y de alta tensión.
Amperómetros y voltmetros.—Grandes existencias en nuestros almacenes, Ohmmetros para pruebas''de aislamiento.
Fabricación de aisladores de doble y triple campana, rollos, poleas y carretes pTira instalaciones.
Construcción de arañas, brazos, caíñas, portátiles, etc.
Arcos voltaicos JANDUS, que lucen 200 horas sin cambio de carbones, y se montan como lámparas incandescentes.
Aparatos de calefacción por medio de la electricidad. Encendedores de cigarros, teteras, planchas, etc.
Herrería para instalacciones de alumbrado eléctrico: brazos de alumbrado^público, reflectores patentados, interruptores de calle,
etcétera.
m U C I O i OE CmiLES ELÉCIRICÍS
CON
MATERIAL'
-<:.O^^ü'^ ">---
Instalaciones con este material hechas desde
1" de Enero pasado.
Caballos.
Tranvía de San Sebastián 3 dinamos de l.OOÜ kilowats, trabajando á tiOO volts. Línea de 1-1 kilómetros. . . . . . •
Transporte de fuerza en Rentería 13.5 kilómetros con corriente continua serie. Tensión 10.200 volts S dinamos de 750.. .
Transporte de fuerza en Linares (Para emplear en minas) con corriente continua, sistema .serie 15 kilómetros, (í.ÜUO volts,
3 generatrices de 220
•
•. .
Alumbrado eléctrico de Chinchón.—Transporte con corr'ente alterna 3.000 volts á 13 kilómetros, 2 unidades de 50. . ,. .
Alumbrado eléctrico de Colmenar de Oreja.—Corriente alterna 3.000 volts á 10 kilómetros, 2 alternadores de 50. .' . . .,
Alumbrado eléctrico en el barrio de Tetuán (Madrid).—2.400 volts, corriente alterna
.
Alumbrado eléctrico de la Fábrica de D. Matías López de El Escorial.—1 dinamo shunt U0-1()0 volts
.
Alumbrado eléctrico de Oyarzun.—Corriente continua S0() metros de transporte. Dinamo hippercempound, 150 volts. . .
Alumbrado eléctrico de Bujalance.—Corriente ccmtinua 2 dinamos de 20.000 watts, I5ü vofts.
Alumbrado eléctrico en Gordejuela (Vizcaya).—Una dinamo, corriente continua, 125 volts
. . . . • •
Alumbrado eléctrico en Burguillo (Badajoz).—2 dinamos, corriente continua, 125 volts. ,. . . . . . . . . .
. .
Alumbrado eléctrico en Cuatro Caminos (Madrid).—Corriente alterna, 2.4Ó0 volts. . . . . . ' . . . . . .
. .
Alumbrado eléctrico de Valencia de Don Juan y Villamañan (León).—Corriente alterna. . . .
. . . . . . . . • •
Dinamo para la Central de Chamberí.—Corriente continua
. . . . .
Dinamo para la fábrica de lámparas de Madrid, de diversas condiciones
.
. • • • • •
Transporte de fuerza en Peñaranda de Bracamente para accionar una bomba sist. Montenegro, corriente alt. . . . .
.
Dinamo para Alcalá, corriente continua, 20.000 watts.Alumbrado eléctrico de Villada.—Dos dinamos de 20.000 watts. . . , . . .' . . . •.
.
Dinamo para D. Talesforo Hurtado, para un molino
. .
« f
. . . . .
•. . >
Alumbrado eléctrico en Meloar de Fernamental."Un dinamo de 12.000 watts
, . ,. . . '
. .
Alumbrado eléctrico en Toledo."Dos dinamos de 25.000 watts,
. . . . . . . . . . . .
. . . .
Alumbrado eléctrico en Orense.--Dos alternadores de 100.000 watts. . .
. . . .
• . . . .
Alumbrado y fuerza en La Roda (Tarazona)."Un alternador de 100 kilowats. . . . . . . . . • •: • • • • •
Dinamo para la Central de Chamberí, corriente continua.
• •
Alumbrado eléctrico de Soria.—Dos dinamos, corriente alterna, 2.000 volts. . . . . .. . . • • - • • - • •
Alumbrado de la fábrica de aserrar maderas de Cuenca, corriente continua
. . . . - •
•
Alumbrado eléctrico de Madridejos."Dos dinamos corriente continua. . .
. • • • • • • • •
Alumbrado eléctrico de Arenas de San Pedro."Dos dinamos, corriente continua 200 volts. . . . . • . . . . :• •
Alumbrado eléctrico de Lanjarón."Alternador de 30.000 watts, 3.000 volts. . .
. . . . . . . ; .
.
3 dinamos de 150 caballos á 150 vueltas, para el barrio de Salamanca (Madrid)
. . .
. . ^ .
Alumbrado eléctrico de Sioüenza."2,dinamos de corriente continua. .
. .
• . . . . .
. •< •
Caballos.
Representación en Madrid de LA INDUSTRIA ELÉCTRICA DE BARCELONA
450
2.000
660
100
100
60
15
20
60
30
50
60
75
100
60
5
30
60
3
17
75
300
- 150
150
100
10
30
20
30
450
75
6.155
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