Anexo Barometría - Universidad Nacional de La Plata

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Universidad Nacional de La Plata – Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas
INTRODUCCIÓN a las CIENCIAS de la ATMÓSFERA
Práctica 9: ANEXO - BAROMETRÍA
1.- Barómetros de columna de Mercurio.
Se denominan barómetros a los aparatos usados para determinar la presión atmosférica. En
meteorología dos son los tipos comúnmente empleados: los barómetros de mercurio y los
barómetros aneroides u holostéricos
El tubo empleado en el experimento de Torricelli constituye el principio de los barómetros de
mercurio. El uso generalizado del mercurio obedece principalmente a las siguientes razones:
a) Es el líquido conocido que posee el mayor peso específico, lo cual permite el empleo de tubos
de longitud relativamente corta, fácilmente manipulables.
b) A las temperaturas ordinarias de la atmósfera los vapores del mercurio son escasos y la tensión
por ellos producida en la cámara barométrica o cámara de vacío (que actúan como fuerza opuesta
al levantamiento de la columna) introducirá un error de menos de un centésimo de milímetro (<
0,01mm) en el largo de la misma, a 40º de temperatura.
c) El mercurio puede obtenerse con mucha pureza y sin partículas extrañas, mediante un
adecuado tratamiento de purificación física y química, por lo que se conocerá a su peso específico
con suficiente exactitud como para determinar la presión atmosférica con un error de más o menos
un centésimo de mm. ( = 0,01 mm).
d) No moja las paredes del vidrio y, estando limpio, no se adhiere a las mismas.
e) La parte superior convexa de la columna, llamada menisco, y la parte central del mismo, quedan
perfectamente delineados a través del vidrio y permiten una buena determinación de la altura de la
columna.
f) No se solidifica mientras su temperatura no sea inferior a -38º C.
Con el objeto de obtener una medida exacta de la altura de la columna mercurial dentro del tubo
barométrico, indispensable para una correcta determinación de la presión atmosférica y sobre todo
para poder medir sus variaciones relativamente pequeñas, fue menester introducir muchas mejoras
en el barómetro simple usado por Torricelli y que, como es evidente, no permitía llegar a
mediciones con la exactitud requerida en la determinación de la presión atmosférica.
Varias son las formas y los recursos ideados dentro del tipo de los barómetros de mercurio para
llegar a dichos resultados, pero por no corresponder al uso generalizado en el Servicio
Meteorológico Nacional, sólo se describirá e indicará el manejo del barómetro conocido como de
cubeta móvíl, también denominado Fortín.
1.1.- Barómetro Fortín
El barómetro de nivel constante o cubeta móvil (Figura 2), conocido comúnmente como
barómetro Fortín, requiere para su lectura al ajuste del nivel inferior del mercurio a un punto
determinado. Consta esencialmente de dos partes principales, el tubo barométrico y la cubeta.
El tubo barométrico es un tubo de vidrio de unos 90 cm. de largo y un diámetro interior de 12
mm; cerrado en su parte superior y abierto en la inferior, protegido exteriormente por otro tubo de
metal, generalmente de bronce, con dos aberturas longitudinales opuestas que permiten ver el tubo
interior de vidrio. Por la abertura anterior se desplaza un cursor sobre el cual está grabado el
vernier o nonio movido por un piñón de tal modo que, haciéndolo subir o bajar, permite colocarlo a
la misma altura que la columna mercurial y leer esa altura con ayuda de la escala graduada,
colocada a uno o a ambos lados de la abertura longitudinal.
Entre el tubo de vidrio y el de metal se colocan unos anillos de corcho para impedir los
movimientos de aquél y dificultar su rotura.
La envoltura exterior metálica lleva en su parte superior una arandela de suspensión para colgar
el barómetro y en la parte anterior un termómetro, llamado “termómetro adjunto”. El bulbo del
mismo va colocado entre el tubo de vidrio y el de metal, con el propósito de poder dar lo más
aproximadamente posible, la temperatura media del mercurio y de la escala del barómetro.
La cubeta (Figura 3) está formada por un cilindro de cristal cerrado en su parte superior por una
tapa de madera de boj fijada a la parte inferior de la tapa metálica y ésta, a su vez, unida por
tornillos al tubo de metal. A un lado de esa tapa de madera va colocada una pieza cónica de marfil
cuya punta, bien afinada, constituye el cero de la escala del barómetro.
Por el centro de la tapa pasa el tubo de vidrio cuya parte final estrechada, se sumerge en el
mercurio de la cubeta. Por medio de una gamuza se impide la salida del mercurio cuando se
invierta el aparato; esta gamuza permite sin embargo el paso del aire por sus poros cuando el
barómetro está en posición de uso.
Figura 3: detalle de la cubeta de un
barómetro Fortín
Figura 2: vista sectorizada de un barómetro Fortín
La parte inferior de la cubeta de cristal apoya sobre el cilindro de boj. Formando el todo junto
gamuza y cilindro de boj, el cierre inferior del espacio donde se acumula el mercurio y sobre cuya
superficie libre actúa la presión del aire. En la parte inferior central de esta tapa juega el tornillo de
enrase que, actuando sobre la pieza de boj, permite subir o bajar el fondo de la gamuza y con ello
el nivel del mercurio dentro de la cubeta.
El barómetro debe ir colocado verticalmente y una buena suspensión se obtiene por medio de la
tabla de soporte. Esta tiene en la parte superior un gancho del cual se cuelga el barómetro. La
parte inferior de la tabla posee un anillo de hierro por el interior del cual debe pasar la tapa
cilíndrica. Tres tornillos de ajuste en el anillo, colocados a 120º uno del otro, permiten fijar al
barómetro cuando se le ha dado la posición vertical. Dos placas de color blanco colocadas en la
tabla soporte a la altura de la cubeta y de las aberturas longitudinales del tubo metálico, cuando
están convenientemente iluminadas facilitan la correcta apreciación de los niveles inferior y
superior del mercurio.
1.2.- Instalación del barómetro; cuidados
Los barómetros son instrumentos muy delicados cuyo manejo y uso exigen las mayores
precauciones, a fin de mantenerlos en buen estado de conservación y eficacia. Estos aparatos
deben ser instalados en el interior de una habitación bien ventilada y seca, con buena iluminación
natural y donde la temperatura se mantenga lo más uniforme posible. Se preferirá una habitación
pequeña, de poco tránsito y uso, donde el barómetro no esté expuesto a rozaduras o golpes y en
ella no deberán encenderse braseros, caloríferos o estufas.
El barómetro se colocará adosado a una pared, cerca de una ventana de donde pueda recibir la
mayor cantidad de luz natural, pero en forma tal que en ningún momento del día, cualquiera sea la
época del año, pueda ser alcanzado por los rayos solares. Se tendrá cuidado de que no pasen por
esa pared caños de agua caliente, chimeneas, etc., ni esté ella misma, por el lado exterior,
expuesta directamente a los rayos solares. Elegido el lugar para la ubicación del barómetro, se
colgará en la pared la tabla de suspensión, fijándola con tornillos y no con clavos, teniendo la
precaución de elegir una altura tal que la escala del instrumento quede luego en una posición
cómoda para efectuar las lecturas, estando el observador de pie.
Sin tocar después el barómetro, que por su propio peso se habrá colocado vertical, se van
introduciendo los tornillos de ajuste del anillo hasta que todos ellos hagan un ligero contacto con la
tapa cilíndrica de la cubeta. Conseguido esto, se ajustan los tornillos uno a uno y muy poco por
vez, hasta lograr una firme sujeción de la cubeta. Luego se afloja el tornillo de enrase hasta que el
mercurio baje lo suficiente para dejar ver por completo la pieza de marfil y el aparato quedará así
en condiciones de funcionar. En ningún caso, sin embargo, se deberá tomar una observación hasta
dos o tres horas después de instalar un barómetro, para permitir que el mercurio pueda adquirir la
temperatura ambiente. Debe colocarse el aparato perfectamente vertical, pues no estándolo, las
lecturas serán erróneas e indicarán alturas superiores a las reales alcanzadas por la columna
mercurial.
1.3.- Limpieza del barómetro
El observador sólo limpiará el barómetro exteriormente y con mucho cuidado, pasándole una
gamuza o un trapo seco muy suave. Deberá tener perfectamente limpio el tubo de vidrio en la parte
visible a través de las aberturas longitudinales del tubo metálico y, en el Fortín, además, la parte
del vidrio de la cubeta, para poder ver bien los niveles superior e inferior del mercurio. También el
termómetro adjunto debe mantenerse bien limpio, para poder apreciar con la debida exactitud la
temperatura que indica. No deben usarse líquidos especiales, ácidos o pastas pulidoras para
limpiar las escalas.
1.4.- Deficiencias en los barómetros
Los barómetros que se envían a las estaciones u observatorios meteorológicos, han sido
reparados y contrastados, de acuerdo con normas y recomendaciones de la O.M.M., en el
departamento Instrumental del Servicio Meteorológico Nacional, donde se ha determinado para
cada instrumento la corrección constante que se debe aplicar a todas las lecturas efectuadas. Con
el tiempo pueden notarse deficiencias en los resultados obtenidos con el barómetro y, cualquiera
sea la naturaleza de esa deficiencia, como así la rotura o desperfecto de algunas de sus partes,
deberá ser comunicada inmediatamente por el observador, en cuanto sea notada por éste.
El principal defecto que pueda afectar la bondad de un barómetro es la presencia de aire en la
cámara del mismo, disminuyendo el grado de vacío que en ella debería imperar y dando por
consiguiente lugar a lecturas erróneas. Una cantidad de aire en la cámara barométrica ejercerá
sobre el extremo superior de la columna mercurial una cierta presión, que será mayor cuanto
mayor sea esa cantidad de aire y mayor la temperatura a que está sometido el barómetro,
disminuyendo, por lo tanto, la altura de aquella columna y resultando de lo mismo una
determinación errónea de la presión atmosférica.
1.4.1.- Presencia de aire
En el barómetro Fortín se puede conocer la existencia de aire en la cámara procediendo así:
maniobrando el tornillo de enrase se hace subir el nivel del mercurio dentro de la cámara hasta que
llegue a una distancia de unos 3 o 4 cm de su extremo superior. Se descuelga entonces el
barómetro con todo cuidado y se lo inclina después más o menos rápidamente, con el fin de
producir un ligero golpe del mercurio con el extremo del tubo de vidrio.
Si el ruido de ese golpe es un “clik” metálico bien definido y perceptible, puede suponerse que
no hay aire dentro del tubo. Si, por el contrario, el ruido es sordo y poco perceptible, es indicio de la
presencia de aire y su burbuja podrá verse a través de la abertura longitudinal del tubo metálico, si
se inclina más el barómetro colocando la cubeta en un plano ligeramente superior.
Debe tenerse presente que esta operación exige el máximo de precauciones y solamente será
efectuada por el observador que posea experiencia en esta tarea. De no ser así, esperará la
intervención de un inspector. La correcta apreciación de la naturaleza del ruido producido por ese
choque requiere, sin embargo, suficiente práctica, por lo que el observador no efectuará la
verificación de la existencia o no de aire en la cámara del barómetro, a menos de recibir
instrucciones escritas en ese sentido.
1.4.2.- Mercurio sucio
Cuando con el tiempo el mercurio se ensucia por la entrada de polvo, no sólo se adhiere a las
paredes del tubo modificando la forma y la altura del menisco, sino que, en el caso del Fortín, se
hace difícil un buen enrase al cero de la escala, dificultando o modificando así la apreciación de la
altura de la columna barométrica.
1.4.3.- Pérdida de mercurio
En el barómetro tipo Fortín la pérdida de parte del mercurio no afectará la bondad de las
observaciones, siempre y cuando la cantidad restante sea suficiente para permitir el enrase.
Si en alguna ocasión, al elevar el nivel de mercurio en la cubeta por medio del tornillo de
enrase, para establecer el contacto entre la superficie de aquél y la punta de marfil (figuras 3 y 4),
no se lograra dicho contacto pese a haber enroscado al máximo el tornillo de enrase, ello indicará
que la cantidad de mercurio dentro del barómetro es insuficiente, y este deberá ser cambiado.
Salvo orden expresa en contrario, en ningún caso el observador remitirá el barómetro que se
halla a su cargo, y una vez comunicada cualquier deficiencia, rotura o desperfecto del mismo,
esperará la llegada del inspector. Le está, además, terminantemente prohibido al observador :
1- Cambiar de lugar el barómetro sin previa autorización
2- Introducir en él cualquier modificación
3- Hacer arreglos, composturas o limpieza interiores. Las limpiezas sólo podrán ser exteriores y
efectuadas con toda clase de precauciones.
4- Desarmar el barómetro sin la autorización y las instrucciones correspondientes.
1.5.- Procedimiento para efectuar una lectura en el barómetro Fortín
Para poder efectuar una lectura en un barómetro de este tipo es menester primero llevar el nivel
libre del mercurio en la cubeta a coincidir con la punta del índice de marfil (Figura 4), punta que
constituye el origen o cero de la escala del barómetro.
El observador accionará el tornillo de enrase haciendo descender el nivel de mercurio en la
cubeta hasta que el índice o punta de marfil sea totalmente visible y su extremo apenas separado
de la superficie de mercurio, luego, siempre accionado el tornillo de enrase, se hace subir
lentamente el mercurio hasta que su superficie roce la punta del índice de marfil. Esta operación se
denomina ENRASE y se consigue un buen enrase cuando observando la punta del índice hacia la
placa blanca bien iluminada, la franja de luz entre ella y la superficie del mercurio desaparece.
Otra manera práctica de conseguir el enrase es observar el momento en que la imagen del
índice en el mercurio toque ligeramente la punta del índice mismo. Esto no es práctico, sin
embargo, cuando el mercurio esté sucio o algo oxidado.
No se procederá en forma inversa, subiendo el nivel del mercurio para luego bajarlo hasta
obtener el enrase, es decir, el ligero contacto entre el extremo del índice y la superficie del
mercurio. No se dejará tampoco que el índice forme, por efecto de capilaridad, un pequeño hoyo en
el mercurio, pues en ese caso se obtendría una altura de la columna mayor que la real.
Figura 4: Representación de un primer enrase, correcto (izquierda), incorrecto (derecha)
Conseguido un buen enrase en la cubeta, se procederá a colocar el cursor que lleva el vernier a
la altura del nivel superior de la columna mercurial dentro del tubo barométrico. Esto se conseguirá
moviendo el cursor hasta que el plano imaginario determinado por los bordes inferiores de las
chapitas anteriores y posteriores del cursor, quede tangente a la parte superior del menisco del
mercurio (Figura 5).
Es decir, se mirará a través del tubo la placa blanca de la tabla, convenientemente iluminada
cuando falte la luz natural, de manera tal que se pueda ver la parte inferior de la chapita posterior y
hasta lograr que la chapita anterior la tape casi totalmente dejando sólo visible, debajo del borde
inferior de ésta, una pequeña parte de la chapita trasera, simultáneamente, sin modificar esa
coincidencia, se desplazará todo el cursor hasta que parezca que el borde inferior de la chapita
delantera toca ligeramente la parte superior del menisco del mercurio.
Mercurio
Mercurio
Figura 5: Posiciones correcta (izquierda) e incorrectas (centro y derecha)
Para efectuar el segundo enrase en el barómetro Fortín
Figura 6: Posiciones que debe adoptar el Observador al hacer el segundo enrace
Por efecto de la acción de la capilaridad entre el mercurio y el vidrio, la parte superior de una
columna de ese líquido dentro de un tubo de vidrio no es una superficie plana, sino que ella adopta
una forma convexa, cuya curvatura será tanto mayor cuanto menor sea el diámetro del tubo. Para
evitar meniscos muy altos, se usan tubos de un diámetro adecuado, 7 mm como mínimo, por lo
menos en la parte donde se efectúan las lecturas, aunque sea más estrecho en otras secciones.
Por efecto de la forma del menisco, cundo se haya dado una correcta posición al cursor, se
verán pequeños “triángulos” de luz a ambos lados de la parte más alta del primero, debajo del
borde de las chapitas anterior y posterior.
1.6.- Lecturas en la escala del vernier o nonio
Llevando el cursor a la posición correcta para dar la altura de la columna mercurial, en la forma
indicada en el párrafo anterior, esa altura se lee sobre la escala graduada en la siguiente forma:
1) Tratándose de una escala graduada en milímetros, se lee sobre ella la división entera que
queda inmediatamente debajo de la línea que define la parte inferior del vernier,
recordando que cada línea significa un milímetro y los números marcados indican
centímetros, es decir que deberá agregársele un cero a la derecha para tener milímetros.
Se anota el número indicativo de los milímetros enteros.
2) Se busca después la división del vernier que coincide exactamente con una división de la
escala, deduciéndose los décimos y centésimos de milímetro que corresponden a esa
división del vernier. Para ello es necesario conocer cuanto representa cada división del
vernier, lo cual se obtiene fácilmente dividiendo el valor correspondiente a la diferencia
entre dos divisiones seguidas de la escala principal por el número de las divisiones del
vernier. Si el vernier tiene marcadas veinte divisiones y la escala está dividida en mm, cada
una de las divisiones del vernier representará cinco centésimos de mm, resultado de dividir
un mm por 20. Si las divisiones del vernier son 10, cada una representará 10 centésimos, o
sea 1 décimo de milímetro.
3) Se cuenta entonces las divisiones del vernier desde la coincidente con la división de la
escala, hasta la última de abajo del vernier. Se multiplica ese número por el valor que
representa cada división y el resultado se agrega al número entero l de milímetros leído en
la escala.
En el ejemplo de la Figura 6, la escala fija esta graduada en enteros y décimos de “centibares”,
es decir decenas de milibares. La graduación entera inmediatamente debajo del cero del vernier
corresponde a 101 cb o bien 101 mb. La división del vernier que coincide con una de la escala es
la sexta a partir del cero. Y como cada división equivale a 0,01 de cb (o bien 0,1mb) por estar la
escala del vernier dividida en 10 partes, resultan 60 centésimos de cb a agregar a los 101,4 cb
leídos en la escala del tubo. La lectura completa será entonces de 101,46 cb o más correctamente
expresado: 1014,6 mb
Figura 6: ejemplo de lectura al realizar el segundo enrase en un barómetro de cubeta móvil
1.7.- Orden para efectuar las lecturas en el barómetro
El orden de las operaciones a efectuar en un barómetro, con el fin de tener los elementos por él
proporcionados para el cálculo de un valor de la presión atmosférica, es el siguiente:
1 – lectura de termómetro adjunto
2 – Enrase del nivel del mercurio en la cubeta (esto sólo para los barómetros Fortín)
3 – Enrase del nivel superior del mercurio con el cero del vernier
4 – Lectura en la escala de la altura de la columna mercurial
5 – Descenso del mercurio en la cubeta. (También esto únicamente en los barómetros Fortín)
1 – Lectura del termómetro adjunto: Este debe ser apreciado al medio grado, y para hacer
esta lectura no deberá aproximarse ninguna fuente de luz (fósforo, lámparas, etc.), que pueda
elevar rápidamente la temperatura en cercanías del termómetro.
El mismo cuerpo del observador influye en ese sentido, por lo que deberá hacer rápidamente
ésta como las otras lecturas, mantener el cuerpo lo más alejado posible y no emplear más tiempo
que el necesario para asegurar la exactitud requerida.
Toda fuente de calor provocará una dilatación del mercurio contenido no solo en el termómetro
adjunto, sino también en la cubeta y en el tubo barométrico pero por ser mucho menor la cantidad
encerrada en el termómetro adjunto, éste adquirirá más rápidamente la temperatura del cuerpo que
se le aproxima, y por lo tanto indicará un valor diferente a la temperatura real a que está sometido
el mercurio del barómetro.
Como las lecturas obtenidas deberán ser reducidas a las lecturas que corresponderían a 0ºC,
para llenar las condiciones exigidas en la definición de la presión normal, se comprende la
importancia de no alterar por la presencia de una fuente de calor la temperatura que índica el
termómetro adjunto. A falta de luz natural, la iluminación deberá hacerse con una linterna a pilas,
procurando iluminar solamente la escala del termómetro. Si la escala de éste estuviera graduada
en grados absolutos, véase en el capitulo termómetros como se convierte en grados centígrados.
2 – Enrase del nivel inferior del mercurio : Solamente es necesario enrasar los barómetros de
cubeta móvil de tipo Fortín, procediéndose como se indicó en las páginas 14, 15 y 16 , iluminando
convenientemente la placa blanca que queda detrás de la cubeta. No debe emplearse para esta
iluminación fósforos, lámparas etc.
3 – Enrase del nivel superior del mercurio con el cero del vernier: Para ello se moverá el
cursor del vernier en la forma ya indicada, teniendo cuidado de dar previamente sobre el tubo
ligeros golpes con la yema del dedo, con el fin de obtener una buena formación del menisco, que
podría alterarse por ligeras adherencias de mercurio en el vidrio.
El procedimiento es válido para barómetros Fortín o de cubeta fija. Como en los casos
anteriormente descriptos, la iluminación de la placa blanca de la tabla – soporte, se efectuará con
una linterna a pilas, nunca con fósforos, velas, kerosene o alcohol, etc.
4 – Lectura en la escala de la altura de la columna mercurial: Se hace esta lectura de
acuerdo con las indicaciones ya dadas y el valor obtenido se anotará en la “Libreta de
Observaciones” en la columna donde dice “Lectura del barómetro, sin corrección”.
5 – Descenso del mercurio en la cubeta: Para lograrlo se mueve convenientemente el tornillo
de enrase y se lleva el nivel del mercurio en la cubeta a una posición tal que quede un espacio de
más o menos 6 mm entre él y el extremo del índice. El objeto de esto es impedir la destrucción de
la punta afinada del índice, por la acción del mercurio sobre el marfil.
IMPORTANTE : Efectuada una lectura no se moverá para nada el cursor del vernier hasta el
momento de efectuar la observación reglamentaria siguiente, con el fin de poder verificar en
cualquier momento si la lectura ha sido hecha correctamente o si hubo error en la apreciación de
los números enteros, cosa fácil de ocurrir con diferencias de 5 o 10 unidades.
2.- Correcciones a las mediciones efectuadas con barómetros de mercurio.
Para que las lecturas efectuadas a horas y en lugares diferentes se conviertan en valores de la
presión atmosférica utilizables (comparables), se precisan las correcciones siguientes:
a) Corrección por temperatura.
b) Corrección por error de índice.
c) Corrección por gravedad.
En lo que respecta a una gran cantidad de aplicaciones meteorológicas operativas, se pueden
obtener resultados aceptables si se tienen en cuenta las instrucciones proporcionadas por el
fabricante del barómetro. Pero cuando los resultados no son satisfactorios o se requiere una mayor
precisión, se aplicaran detenidamente los procedimientos para efectuar las correcciones
mencionadas, según se describen a continuación.
2.1.- Corrección por temperatura
Partiendo de cero grado, temperatura a la cual debe estar referido el mercurio, en todas las
lecturas que se quieran comparar, un ascenso de temperatura provocará un alargamiento de la
escala del barómetro proporcional a esa temperatura, así como también un decrecimiento de la
densidad del mercurio.
Esto último significará la necesidad de una mayor cantidad del mismo para equilibrar igual peso
de la columna de aire, y por lo tanto a temperaturas superiores a cero, la columna será más larga
que si estuviera a cero grado. Inversamente, será más corta si la temperatura es inferior a cero, por
cuanto en este caso habrá un aumento de su densidad con respecto a la de cero grado. La escala
ha sido construida para dar lecturas exactas estando a cero grado, pero como la dilatación del
mercurio es mayor que la de la escala para un mismo aumento de temperatura, es fácil
comprender así, que a temperaturas superiores a cero grado, será menester restar cierta cantidad
a la lectura de la columna leída, para obtener la altura a que hubiera llegado el mercurio si en lugar
de estar sometido a la temperatura indicada por el termómetro adjunto, estuviera sometido a cero
grado.
Inversamente, para temperaturas inferiores a cero grado, se deberá agregar una cierta cantidad.
Corregir a cero grado significa, entonces, efectuar una cierta corrección a la lectura obtenida en
el barómetro, y ella combina los efectos producidos por la dilatación de la escala y el cambio de
densidad del mercurio. La temperatura dada por el termómetro adjunto se supone es la
temperatura a que están sometidas todas las partes del barómetro.
La tabla d – 2 da la corrección a efectuar cuando se trata de barómetros de cubeta móvil,
entrando en ella con la temperatura dada por el termómetro adjunto y la lectura del barómetro.
Según esta taba, si la temperatura es “sobre cero” esta corrección debe restarse a la lectura del
barómetro, por el contrario, si la temperatura es “bajo cero” la corrección se debe sumar. (ver
Anexo 1 al final del capítulo).
2.2.- Corrección por error de índice
La corrección por error de índice (corrección instrumental) se debe aplicar a cada barómetro, el
cual lleva una tarjeta constante con el valor y signo de la corrección instrumental, la que deberá
sumarse a las lecturas efectuadas en la escala del barómetro si la corrección lleva el signo + , o
restarse si el signo es -.
Esta corrección es constante y bajo ningún concepto el observador deberá cambiarla, a menos
de recibir orden contraria por escrito.
2.3.- Corrección por gravedad
La lectura de un barómetro de mercurio a presión y temperatura determinadas depende del
valor de la gravedad que, a su vez, varia con la latitud y la altitud. Los barómetros destinados a
aplicaciones meteorológicas se calibran para que den lecturas de la presión verdadera a la
gravedad convencional de 9,80665 m s -2, por lo que habrá que corregir toda lectura hecha con
cualquier otro valor de gravedad.
La fuerza de la gravedad varía ligeramente con la latitud, es mayor en los polos que en el
ecuador, dando ello lugar a que una misma masa, cantidad de materia, pese más o menos según
el lugar en la tierra en que se encuentre. Para el caso del barómetro, suponiendo una misma
presión atmosférica, la columna de mercurio necesaria para equilibrar esa presión, será mayor en
el ecuador que en los polos, debido a que en estos el peso del mercurio será mayor, por lo tanto,
una menor cantidad de mercurio equilibrará la presión del aire.
La gravedad también varía con la altura, disminuyendo su valor a medida que aumenta la
altitud, y aunque esa variación es escasa y despreciable para pequeñas elevaciones, será
necesario tenerlo en cuenta cuando se trata de estaciones a gran altura. Para que las lecturas
sean comparables, es necesario entonces introducirles ciertas correcciones, para llevarlas al valor
que tendrían si ellas hubieran sido obtenidas con mercurio sometido a la gravedad normal.
En la tabla d-4 correspondiente a cada estación u observatorio, que es calculada y
proporcionada por el Servicio Meteorológico Nacional, figura la corrección Cg por gravedad. El
valor sacado de ellas debe sumarse o restarse a las lecturas ya corregidas por temperatura. Una
lectura barométrica a la que se le hubieran hecho las correcciones establecidas, dará el valor de la
presión atmosférica en el punto donde ella fue efectuada.
3.- Barómetros aneroides y barógrafos
Los barómetros aneroides, metálicos u holostéricos, están basados en el siguiente principio: si
en una caja o cápsula cilíndrica de poca altura y gran diámetro se hace el vacío y se la cierra luego
herméticamente la presión atmosférica actuando sobre sus paredes, tratará de juntar las dos caras
circulares de la caja. Para aumentar la superficie de las cápsulas, las paredes circulares presentan
acanaladuras concéntricas. Colocando un resorte en forma adecuada para impedir que la presión
del aire aplaste la caja, la mayor o menor presión atmosférica determinará un mayor o menor
acercamiento de las caras circulares y, por consiguiente, una mayor o menor deformación del
resorte. Aunque estos movimientos son necesariamente pequeños, ellos pueden ser registrados
cuando son convenientemente ampliados; para ello es usual disponer “baterías” de cápsulas
(Figura 7)..
Figura 7: Esquema de una batería de cápsulas aneroides
La gran mayoría de los barómetros que con fines particulares se venden en el comercio están
basados en este principio. Los barómetros aneroides no permiten la determinación exacta de la
presión atmosférica y sus escalas deben ser siempre controladas con lecturas efectuadas en
barómetros de mercurio, por cuanto las correcciones que para aquellas se establecieran cambian
con el tiempo, debido a las modificaciones de la elasticidad del metal constitutivo del barómetro
aneroide y por ser, además, muy sensible a los cambios de temperatura. Se los usa, sin embargo,
preferentemente en los viajes, ascensiones de montañas o en aeronaves y en los buques cuando
hay mal tiempo, por su fácil transporte y manejo y por no tener partes fácilmente rompibles.
Figura 8: Barómetro aneroide
Las correcciones a las lecturas efectuadas en un aneroide se determinan en la siguiente forma: se
lee simultáneamente éste y el barómetro de mercurio. La diferencia entre la lectura del barómetro
de mercurio corregida por error instrumental, a 0º de temperatura y a la gravedad normal, y la
lectura del aneroide, será la corrección que debe aplicarse de la lectura del segundo para tener el
valor de la presión en ese punto.
Moviendo convenientemente el tornillo de ajuste que tiene cada uno de estos aparatos, se logra
que marquen la misma presión determinada por la lectura de uno de mercurio, corregida como se
indicó más arriba. Si se tratara de un aneroide para usar en un viaje, se determinará por
comparación antes y después del mismo, las correcciones a aplicar y en un buque en cuanto el
tiempo lo permita.
El barógrafo (Figura 9) es un instrumento destinado al registro continuo de la presión
atmosférica y permite, por lo tanto, el conocimiento de sus continuas variaciones. Está formado por
dos partes principales:
a) La parte sensible, constituida por un barómetro aneroide.
b) El dispositivo inscriptor.
Figura 9: Barógrafo SIAP
Figura 10: conjunto de capsulas
aneroides en un barógrafo SIAP (detalle)
La parte sensible consiste en una serie o batería de cápsulas como las ya mencionadas en los
barómetros aneroides, en las cuales se ha hecho total o parcialmente el vacío, y sujetas a menor o
mayor variación según las presiones que la atmósfera ejerce sobre ellas. En los instrumentos
modernos se introduce, en realidad, cierta cantidad de gas neutro que ejerce interiormente una
presión de unos 50 mm Hg
Para las diferentes casas constructoras de barógrafos, estas cajas o cápsulas holostéricas,
adoptan diferentes formas, según el método empleado para proporcionar las reacciones elásticas
necesarias para equilibrar en cada caso la acción de la presión atmosférica.
Un tipo común de caja holostérica es la Vidie (Figura 7), consistente en una caja cilíndrica de
poca altura (3 a 15 mm.) y un diámetro comparativamente mucho mayor (30 a 200mm.). Como ya
se mencionó, las paredes de las cajas se hacen acanaladas en circunferencias concéntricas, para
proporcionar una mayor elasticidad y amplitud a los movimientos. Como muestra la Figura 7,
dentro de las cápsulas (a) se colocan las membranas elásticas (c), unidas por sus bordes y
construidas con material de inmejorables propiedades elásticas.
Esta disposición tiene la desventaja del frotamiento que se origina en los puntos de apoyo de
las membranas, pudiendo determinar errores apreciables en los valores dados por el instrumento.
4.- Barómetros Digitales
Estos barómetros aplican una propiedad de ciertos materiales, de cambiar su resistencia
eléctrica con los cambios de presión (efecto piezoeléctrico o piezoresistivo). En particular se utiliza
cuarzo cristalino por presentar una piezorresistividad particularmente sensible, su estabilidad de
frecuencia y por ser poco sensible a los cambios de temperatura.
Con los resistores de cuarzo se arma un puente de Wheatstone, sujeto a un diafragma que
es el elemento directamente sensible a la presión atmosférica. El diafragma transmite los cambios
de presión a los resistores, los cuales cambian a su vez su
resistencia. A la salida del puente de Wheatstone, alimentado por
una corriente eléctrica, se registran variaciones en esta corriente
que serán proporcionales a los cambios de presión. Esto se
transforma en una señal standard por medio de un amplificador
adecuado. Generalmente los valores de presión se presentan en un
visualizador lumínico o en un panel de cristal líquido.
Figura 11: barómetros digitales
5.- Reducción de la presión a un nivel determinado
Las estaciones cuya elevación sea inferior a 800 metros, reducirán la presión atmosférica al
nivel medio del mar. Para ello se utilizan las tablas d – 4 que están calculadas en base a cierta
fórmula que no se expondrá aquí. En el ANEXO – 3 se muestra la tabla para la estación Buenos
Aires – Observatorio Central
En dicha tabla se entra con la presión a nivel de la estación (ya corregida) en mm Hg que se
desea reducir al nivel del mar y la temperatura promediada con la de 12 horas antes en ºC. La
corrección que se obtiene de la tabla se debe sumar a la presión a nivel de la estación para
obtener el dato al nivel del mar.
Ejemplo: Estación Buenos Aires
Elevación 25 metros
Presión a nivel de la estación = 751,3 mm Hg
Temperatura del momento de la observación = 16,9 ºC
Temperatura de 12 horas antes = 9,1 ºC
Promedio de las temperaturas = 13,0 ºC
Corrección a sumar obtenida con la tabla d – 4 correspondiente = 2,2 mm Hg
Presión reducida a nivel del mar 753,5 mm Hg o 1004,7 hPa
Aquellas estaciones cuya altura es superior a 800 metros pero inferior a los 2300 metros no
reducen su presión a nivel del mar sino que, con el dato de presión a nivel de la estación, se
calcula la altura del nivel isobárico de 850 hPa. Para calcular las tablas para determinar las alturas
de un nivel isóbarico se utilizan fórmulas distintas.
Ejemplo: Estación Catedral 2000
Elevación 1955 m
Presión a nivel de la estación 591,8mm Hg o 789,1mb
Temperatura del momento de la observación 2,5 ºC
Temperatura de 12 horas antes 2,5 ºC
Promedio de temperatura 0,0 ºC
De la tabla se obtiene la altura del nivel de
geopotenciales)
850 hPa = 1354 mgp (metros
Aquellas estaciones cuya elevación sea mayor o igual a 2300 metros pero que no sobrepasen
los 3700 metros, calculan la altura del nivel isobárico de 700 hPa.
Ejemplo: Estación La Quiaca
Elevación 3459 m
Presión a nivel de la estación 506,3mmHg=675,1hPa
Temperatura del momento de la observación =
21,0 ºC
Temperatura de 12 horas antes = 19,2 ºC
Promedio de temperaturas = 20,1 ºC
De la tabla se obtiene la altura del 15anas15encial de 700 hPa = 3139 mgp.
Las estaciones cuya elevación sea mayor o igual a 3700 metros calculan la altura del nivel
isobárico de 500 hPa.
Ejemplo: Estación Cristo Redentor
Elevación 3832 m
Presión a nivel de la estación 479,2 mm Hg = 638,9 hPa
Temperatura del momento de la observación = 6,1 ºC
Temperatura de 12 horas antes = 3,9 ºC
Promedio de temperaturas = 5,0 ºC
De la tabla se obtiene la altura del nivel de 500 hPa = 5783 mgp.
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