COMUNICADO DEL CURSO LA REPÚBLICA ERRANTE, 1863-1867 PRIMERA SESIÓN: LA RESISTENCIA REPUBLICANA ANTE LA INTERVENCIÓN FRANCESA Y EL SEGUNDO IMPERIO POR LA DRA. PATRICIA GALEANA 21 DE JULIO DE 2015 (La Dra. Patricia Galeana) En la apertura de su conferencia, la Dra. Patricia Galeana señaló que el periodo histórico del Curso que nos ocupa constituye un tiempo-eje, según la definición del filósofo alemán Karl Jaspers, toda vez que México y el mundo occidental experimentaron una transformación profunda en la segunda mitad del siglo XIX, orientada al establecimiento del Estado moderno, sustentado en la legalidad constitucional y el laicismo. En México, la lucha entre liberales y conservadores, así como la dicotomía entre república y monarquía se resolvieron hace 150 años en circunstancias difíciles, con una guerra civil, seguida de una intervención extranjera y el establecimiento simultáneo de dos gobiernos que se arrogaron la titularidad de la soberanía nacional. La Dra. Galeana explicó que la época estudiada entre 1857 y 1867 ha recibido diferentes denominaciones: república errante, resistencia republicana, gran década nacional, y su epílogo, la república restaurada. Al efecto, rememoró la polémica entablada entre Daniel Cosío Villegas y José C. Valadés, el primero de ellos acuñó y 1 difundió el término de república restaurada, mientras el segundo afirmó que el gobierno republicano nunca dejó de existir y, por tanto, era más apropiado referirse a la defensa y el triunfo de la República. En esencia, representó una época clave en la definición del Estado mexicano, entre la consolidación de una república o de una monarquía. Durante su desarrollo y resolución el Estado mexicano se reformó de manera integral, como gobierno y sociedad, cerrando el ciclo y los resabios de la supervivencia política novohispana, según la expresión acuñada por el historiador Edmundo O’Gorman. Para comprender la disyuntiva de México, la Dra. Galeana hizo un recorrido por su historia, desde la crisis de la monarquía española, a principios del siglo XIX, hasta el triunfo del gobierno republicano abanderado por Benito Juárez, en 1867. Tanto la tradición novohispana como la conjunción de los intereses y poderes conservadores del ejército y la Iglesia católica, dieron lugar a la emergencia periódica de planes y propuestas para la implantación de la monarquía en México. En contraparte, la germinación y el arraigo de las prácticas de representación política y del sistema republicano subsistieron y se fortalecieron hasta su afirmación definitiva, en el último tercio del siglo XIX. Una mirada a la historia de México permite visualizar los hitos de la disyuntiva entre monarquía y república: durante la guerra por la Independencia, las convicciones de Primo Verdad, Hidalgo, Allende, López Rayón y Morelos, entre muchos otros, oscilaron entre la autonomía y la independencia política, es decir, entre la preservación de la soberanía real a favor de la monarquía española o la ruptura total de la dependencia política y la afirmación de un gobierno soberano y representativo, con una división tripartita de poderes, como lo definió la Constitución de Apatzingán, en 1814. Tras la consumación de la Independencia se instauraron en México diferentes gobiernos y formas constitucionales: primero, la monarquía de Agustín de Iturbide; seguidamente, el régimen republicano y federal, acorde con la Constitución de 1824; luego, la república centralista, entre 1836 y 1847; en el contexto de la guerra con Estados Unidos tuvo lugar el retorno al federalismo; hacia 1853 se impuso la dictadura de Antonio López de Santa Anna, la cual fue derrocada en 1855 por la revolución de Ayutla, para dar paso a la institución del Estado republicano, federal, representativo, 2 popular y laico, sustentado en la Constitución de 1857 y en las Leyes de Reforma. De forma subsecuente, México experimentó la guerra civil entre conservadores y liberales, entre 1858 y 1861; después, con pretexto de la moratoria de pagos de la deuda externa, el país sufrió la intervención tripartita de España, Gran Bretaña y Francia, la invasión francesa y la implantación de una monarquía presidida por Maximiliano de Habsburgo y Carlota de Bélgica, con el apoyo económico y militar de Napoleón III de Francia. De acuerdo con el análisis de la Dra. Galeana, el imperio de Maximiliano tuvo un periodo óptimo para su establecimiento, pero también condiciones y circunstancias poco favorables, entre otras, el término de la Guerra de Secesión de Estados Unidos, la presión diplomática y militar de Prusia sobre Francia, la resistencia intermitente pero tenaz e indeclinable de los nacionalistas republicanos que defendieron a México en contra de un ejército y un monarca extranjeros. El gobierno de Benito Juárez perseveró en la legitimidad de su causa, y al final vio compensados sus esfuerzos con la victoria y la liquidación definitiva de la disyuntiva entre monarquía o república. 3