Barcelona: el tablero de Gaudí. Gaudí 2002. Any Internacional Gaudí

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E N C U E N T R O
Allí, en lo que hoy se denomina el
Quadrat d’Or, ha dejado Gaudí
algunas de sus obras más ilustres
•
INFORMACIÓN TURÍSTICA
TURISMO DE BARCELONA
ice Norman Foster, uno de los más reverenciados arquitectos de esta época, que "los métodos de Gaudí, un siglo
después, siguen siendo revolucionarios". Métodos que son conjuntos de técnicas, que nacen de ideas, que vuelan por la mesa
de trabajo apuntando paredes sin esquinas, mosaicos dragoniformes o tejados imposibles. Métodos, técnicas, ideas, que van
creciendo fundamentalmente en ese otro tablero inmenso, ora
diseñado a cuadros como un gigantesco mantel ora confundido con el mar, que es Barcelona.
D
Pl. de Cataluña, 17-bajo
08004 - BARCELONA
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EL TABLERO DE GAUDÍ
Champanerías y picoteo
Textos: JESÚS ORTIZ
Fotos: RAMÓN MANENT
Año Internacional Gaudí©
Cierto que lo que en este
2002 se conmemora es el
centenario del nacimiento del genial creador; y cierto también
que Antoni Plácid Guillem Gaudí Cornet no
vio su primera luz en
Barcelona, sino en la
provincia de Tarragona.
Pero no lo es menos que
desde que a sus casi diecisiete años llegó a la
Ciudad Condal, Gaudí la
sintió tan suya y tan íntimamente ligada a él
como el tablero ese de
trabajo que se decía al
principio.
Es fácil imaginar que
el adolescente reumático, hijo de caldereros –y
por tanto de orígenes
humildes–, hábil dibujante y con una capacidad visuespacial que se
manifestó desde los primeros años de escuela,
debió recibir una desagradable impresión por
el aspecto de la Barcelona umbría que en 1868
Su gran
oportunidad,
a la que
dedicaría 43
años de su vida,
fue la dirección
de la Sagrada
Familia, el
templo que dejó
a medio
construir
se cerraba a sí misma en
el Casco Antiguo. Así
que cuando, años más
tarde, el Proyecto Cerdá
o l’Eixample (el Ensanche), como se prefiera,
apostó por la amplitud y
la luminosidad, sus pobres articulaciones debieron ofrecerle una tregua de alegría en forma
de salto gozoso. Allí, en
lo que hoy se denomina
el Quadrat d’Or, ha dejado Gaudí algunas de sus
obras más ilustres.
ESPACIO Y TIEMPO
Lo que hoy es espacio, el
magno tablero de dibujo
barcelonés, fue tiempo
para Gaudí y sus contemporáneos. Y es ese
túnel de la secuencia
temporal el que puede
pintar hoy aquí, con lápices y carboncillos he-
chos verbo escrito, la
progresión del artista.
Seguramente, al Maestro le agradaría empezar
su recuerdo histórico
por la Cooperativa Textil "La Obrera Mataronense", donde impartía
clase Pepita Moreu, el
único amor –platónico,
parece ser– que se le
atribuye a Gaudí. A él le
gustaría y a todo aquel
que quiera comprender
su dedicación técnica
para facilitar la vida de
quienes tuviesen que vivir, trabajar u orar en
sus edificios. El único
problema es que la fábrica está en Mataró, claro,
y no en Barcelona. Pero
es posible complacer al
maestro recordando que
el proyecto de La Mataronense junto con el del
expositor para guantes
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Dos instantáneas del Parque Güel (1900-1914).
del comercio de Esteban
Comella, que presentó
en la exposición de París
de 1878, le sirvió para
adquirir prestigio, sobre
todo entre la burguesía
barcelonesa de la época,
y lo que para él fue de vital importancia: conocer
a Eusebi Güell.
En los siguientes cinco años realizó algunos
proyectos menores y dejó otros, como el Pabellón de Caza de Güell, en
simple papel. Y le llegó
su gran oportunidad, a
la que dedicaría 43 años
de su vida: la dirección
de las obras de La Sagrada Familia, "el templo
que él dejó a medio construir y que ahora vería a
medio terminar", en palabras de Rossend Casanova, Coordinador del
Año Internacional Gaudí. La vetusta Barcino
que los romanos heredaron de las tribus Layetanas, acababa de contraer matrimonio con un
joven arquitecto rubio,
bien parecido, de ojos
azules y porte distinguido, que a sus treinta y
uno ya daba sobradas
muestras de la genialidad, la dedicación, el esfuerzo y el trabajo que
era capaz de poner sobre
la mesa.
ESPOSA
COMPLACIENTE
Y Barcelona le agradeció su entrega. La Barcelona popular y burguesa, es decir; que
nunca la municipal y
administrativa, puesto
que ninguno de sus pro-
yectos, salvo el de unas
farolas para la Plaza
Real, estuvo a cargo del
erario público. Aquel
mismo año de 1883, Manuel Vicens, ceramista
para unos y broker para
otros, le encargó su casa
en unos terrenos del barrio de Gracia. Fue, entre las viviendas, la primera de otras muchas
que hoy jalonan la actual Barcelona como inmensas esculturas palpitantes en una ciudad
muy distante de ese poblachón gris, abanderado en gran medida de la
Revolución Industrial,
que Gaudí conoció a
principios de la segunda
mitad del XIX.
El caso es que entre
el creciente interés generalizado por el Art
Nouveau o Modernismo
y el nuevo empuje del
nacionalismo catalán,
que Gaudí sentía profundamente en el decir
de sus biógrafos, el arquitecto "desarrolló un
lenguaje diferenciado,
inédito y extremadamente personal", tal como lo define el Alcalde
Joan Clos. Y es verdad
que la personalidad del
autor fluye a borbotones
e impregna al paseante
que recorre visualmente
sus espacios en la Barcelona actual. Pero no es
menos cierto que el espíritu artístico del arquitecto nacía de su vocación por hacer gratamente habitables sus
edificios. Lo explica muy
gráficamente Rossend
Casanova: "Una cosa que
Escritura
PÚBLICA
Escritura
PÚBLICA
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Escritura
PÚBLICA
Escritura
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La personalidad del autor fluye a
borbotones e impregna al paseante
que recorre visualmente sus
espacios en la Barcelona actual
quizá no percibimos, pero que es básica, es que
sus edificios no tienen
aristas: es decir nada que
pueda herir a la persona.
Por ejemplo, uniendo paredes y techos sin solución de continuidad...
Buscaba todos aquellos
recursos que fueran
agradables, que fueran
buenos para la persona".
OPCIÓN PASEABLE
Sugerir un solo paseo
por la Barcelona de
Gaudí, es pecar de mezquindad; bueno: es tan
exiguo, quizás, como dedicar únicamente unos
renglones a la brillante
relación entre un arquitecto genial y una ciu-
dad impactante. Pero...
Si hay que escoger, deje
el visitante que sus pasos se abran camino,
Ramblas arriba, percibiendo el aroma de las
flores y el rumor de las
aves, hacia la Plaza de
Catalunya. Sin permitir
que el bullicio comercial y la música callejera distraigan la marcha,
siempre observando el
perfil arquitectónico, sígase el curso del Paseo
de Gracia, crúcese el
Rubicón de La Gran Vía
de Les Corts Catalanes
y compruébese como
desde los Jardines de
Victoria en adelante, es
posible percibir de qué
manera la luz nueva y el
Información
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DTS (teléfono de texto para
personas con disminución
auditiva o con dificultades de
comunicación): 932 918 045
y 933 016 133
Iglesia de la Colonia Güel (1898-1908-1917).
aire límpido alivian la
ruta ascendente hacia el
más significativo conjunto civil gaudiniano:
la Casa Batlló en los impares, refulgente de azules, y la Casa Milá "La
Pedrera" en los pares,
aún hoy futurista. Si el
tiempo acompaña, una
buena "torrada" con
cualquier cosa encima
–mejor buen "pernil" e
irrenunciable restriego
de tomate maduro– en
alguna de las terrazas de
la zona, incluso un simple banco municipal, saboreando la visión de los
edificios modernistas
con cada mordisco de
pan payés, dejará a cualquier ser pensante en
condiciones de observar
a Barcelona, y le quedará mucho por ver y sentir, con la percepción humana de Gaudí.
■
Casa Batlló (1904-1906).
Gaudí 2002
Any Internacional Gaudí
JOAN CLOS
ALCALDE DE BARCELONA
A
“Gaudí vería hoy una ciudad
participativa y dinámica”
arece inevitable
preguntar al alcalde barcelonés sobre la distinta percepción de la Barcelona
de hoy respecto a la
que conoció Gaudí:
"Hoy hay más diferencias que coincidencias. Aunque hay una
cultura propia barcelonesa, una imagen
propia de la ciudad,
hay dos realidades
que están marcando
nuestra época: la globalización y la tecnología". Y exclama hablando de tecnología:
"¡No puedo ni imagi-
P
ntoni Gaudí se
consagró como arquitecto, por supuesto,
pero también fue diseñador, urbanista, pensador un tanto místico y
observador de la naturaleza, como se encarga
de recordar la organización del año conmemorativo. Se trata, por tanto, de llevar a todos
cada una de las facetas
del singular creador.
"Como sucede con todas
las celebraciones temáticas –dice Rossend Casanova–, el plato fuerte
del Año Gaudí son las
exposiciones, porque es
una manera de explicar,
de justificar, si se quiere, el trabajo que se está
haciendo durante mucho tiempo sobre algo,
sobre un personaje, como en este caso es Anto-
narme los resultados
que obtendría Gaudí
si hubiese trabajado
con ordenadores!"
Si se habla de proyectos, además de la
conmemoración del
nacimiento de Gaudí,
Joan Clos otea a dos
años vista: "La ciudad
también tiene como
prioridad la celebración del Fórum Universal de la Culturas
el año 2004. Barcelona
se propone como punto de encuentro de las
diferentes realidades
culturales del mundo
y como espacio para la
reflexión. El Fórum
nace con el deseo de
consolidar las relaciones hacia un entorno
de paz, de convivencia
y de entendimiento".
Tiene su lugar modernista predilecto:
"todas las obras de
Gaudí son una explosión de vitalismo y
por tanto, llenas de
emociones, pero quizás uno de los lugares
que encuentro más
"gaudiniano" para mi
gusto es "La Pedrera";
su rincón para la evasión: "hoy escogería la
remodelada torre de
Sant Sebastià –frente
al Moll dels Pescadors–, en la que en su
parte más alta se ha
instalado un magnífico restaurante"; y una
cierta fijación panorámica, porque, tanto
desde La Pedrera como desde la torre de
San Sebastiá, le complace encontrar "una
vista fantástica sobre
la ciudad".
ni Gaudí, y que permite
entender diversos aspectos de ese algo o de
la obra del personaje".
El Coordinador de
Gaudí 2002, destaca tres
de las más de 20 exposiciones que tendrán lugar con motivo de la
conmemoración.
Gaudí fue
diseñador,
urbanista,
pensador un
tanto místico
y observador
de la
naturaleza
Exposiciones
«Gaudí. Experiencias. Espacio, geometría, estructura y construcción. Saló del Tinell, Museu d’Història de la Ciutat, Barcelona. Del 20
de febrero al 27 de noviembre de 2002.
Muestra la parte más importante pero la menos visible de su obra: toda la
complejidad arquitectónica. Los planteamientos revolucionarios de Gaudí, las
formas imposibles en su época a las que aplicó métodos de cálculo inusuales,
se van a poner al descubierto en esta exposición muy didáctica que incluye
maquetas, dibujos, fotografías, etc.
«Universo Gaudí» Centre de Cultura Contemporània de Barcelona. Del 30
de mayo al 8 de noviembre de 2002.
Enseña quién influyó en Gaudí y en quién influyó él, presentando todo el
ambiente de la época y ese gran momento que fue el cambio de siglo. También refleja el interés que despertó en los surrealistas, los expresionistas y los
racionalistas, desde Dalí hasta Man Ray, Brassaï o Le Corbusier.
«Gaudí. Arte y diseño» Fundació Caixa Catalunya, La Pedrera, Barcelona. Del 17 de junio al 24 de noviembre de 2002.
"Yo creo que esta va a ser una exposición bomba", manifiesta con entusiasmo Rossend Casanova. Y es que la muestra enseña esa necesidad de armonizar que sentía Gaudí. Las formas que crea cuando diseña fachadas e interiores necesitan puertas, pomos, vidrieras y rejas que armonicen
completamente con el conjunto de la obra y faciliten la vida de quienes tuvieran que habitar sus edificios.
Escritura
PÚBLICA
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Arriba, Parc Güell (1900-1914). Derecha: Casa Milà (La Pedrera)
Dentro del altísimo
grado de interés que tienen todos los actos y actividades organizados,
el coordinador Rossend
Casanova añade tres aspectos que en su criterio
se deben de tener en
cuenta: el libro "Gaudí
2002 Miscelánea", una
visión multidisciplinaria y actualizada de la
obra del creador; el "Bus
Gaudí", que acercará a
los pasajeros a unos
puntos clave que están
delante de los edificios,
de la obra Gaudí puramente dicha, o bien delante de las sedes de las
exposiciones, y las casas
de Gaudí. "Me refiero
principalmente –dice
Casanova– a las que están cerradas al público
porque están habitadas,
que durante este 2002
permitirán visitas parciales a aquellas zonas
que menos interfieran
en la privacidad de sus
habitantes, como la Casa Vicent, La Torre de
Bellesguard o incluso el
Colegio Teresiano".
■
ROSSEND CASANOVA
COORDINADOR DEL “ANY INTERNACIONAL GAUDÍ”
“Para Gaudí, lo moderno conlleva el
hecho de poder vivir bien”
scuchar a Rossend Casanova es
entusiasmarse con la
personalidad de Gaudí, más aún que con
su obra: "Él tenía muy
presente que lo moderno era necesario
para vivir, para cambiar aquella ciudad
oscura y umbría que
determinaba el Casco
Antiguo; así se mani-
E
festó en una ciudad
moderna, amplia, ancha, con mucho espacio pero que incluyera también confort."
Si se le insiste, y
entre sonrisas amables, Rossend Casanova no tiene inconveniente en reconocer
que le gustaría tener
en Barcelona la obra
de Gaudí repartida
por España: "La Villa
del Capricho es un
bombón, realmente:
en medio de un paraje
alargado, estrecho,
con pendiente, se en-
cuentra aquella joyita
llena de color y de
fuerza de la primera
época de Gaudí. Y luego ya, claro, el Palacio
Episcopal de Astorga
o la Casa de Botines
en León, con esa contundencia de la piedra". Claro que su deleite sobre lo no
barcelonés, tiene su
más alto grado "a poco
de salir de Barcelona,
a veinte minutos, está
la Iglesia de la Colonia Güel en Santa Coloma de Cervelló, que
es espléndida".
"Yo tengo la fortuna de vivir delante de
La Sagrada Familia,
que siempre me ha
impactado mucho. Lo
he vivido desde pequeño: con los paseos
de verano o los adornos navideños en invierno. Es un edificio
que está muy ligado a
mi vida, el que más
me toca en el corazón
y el que más me identifica con la ciudad".
Sensaciones de Rossend Casanova, que
son algo más que preferencias.
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