Reclamación por mal funcionamiento de la Justicia

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Abogados Asesores de Empresa
Bufete Pérez-Roldán
Ldo. Javier Mª. Pérez - Roldán y Suanzes – Carpegna
Abogado
REGISTRO MERCANTIL DE MADRID: TOMO 12.735, LIBRO 0, FOLIO 83, SECCION 8, HOJA M-204092. C.I.F.: B-81916538.
RECLAMACIÓN ADMINISTRATIVA DE INDEMNIZACIÓN DE DAÑOS
CAUSADOS POR FUNCIONAMIENTO ANORMAL DE LOS SERVICIOS
PÚBLICOS (ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA)
AL EXCMO. SR. MINISTRO DE JUSTICIA
Plaza de Jacinto Benavente, núm. 3
28012 Madrid
XXXX, con XXXX y domicilio en la calle XXXX, teléfono XXXX, comparezco en propio
nombre y derecho, y en representación de mis hijos cccc y XXXXX y bajo la representación
letrada de don Javier Mª Pérez-Roldán y Suanzes-Carpegna, Letrado Colegiado en el Ilustre
Colegio de Abogados de Madrid con núm. de carnet 66.950 y domicilio profesional en la calle
Sor Ángela de la Cruz 24, escalera B, 5º F (28020 - Madrid), teléfono 91 570 87 39 y fax 91 579
71 63y como mejor proceda en Derecho, DIGO:
Que por medio de este escrito solicito el pago de la indemnización que a continuación se
sustanciará, por el error cometido y acreditado en Auto del cccc, por la sección 24 de la
Audiencia Provincial de Madrid en la persona de sus tres magistrados de sala señores Don
Francisco Javier Correas González, Doña Rosario Hernández Hernández y Sr. Sánchez
Franco (con domicilio en la Sede de la Audiencia Provincial de Madrid) fundando esta
petición en los siguientes
HECHOS PROBADOS
Primero.xxxx
Segundo.- xxx
Tercero.- xxx.
Cuarto.- xxx
xxx
Duodécimo.- Conceptos sobre los que se pide indemnización:
1.- Alejamiento de mi hija xxxx durante un periodo de…..meses
2.- Daños clínicos sobre mi persona por someterme a una presión y stress que me ha
provocado un cuadro permanente de hipertensión con riesgo grave sobre mi salud, que me
ha conducido en varias ocasiones a los servicios de urgencias de diversos hospitales y a
recibir tratamiento permanente y de por vida contra la hipertensión arterial.
Sor Ángela de la Cruz 24, B - nº 5 F
www.perezroldan.com
28020 Madrid
Tel. 915 708 739
Fax 915 797 163
[email protected]
m
3.- Daños morales porque el alejamiento irregular de mi hija xxxx.
4.- Daños clínicos sobre la persona de mi hija xxxxx.
5.- Gastos legales para restituir la situación de Custodia Compartida:
• Recurso de Aclaración y subsanación x
• Recurso Extraordinario de Nulidad xxx
• Querella xx.
• Recurso contra el xx.
• Recurso de Aclaración y subsanación del Auto de xx.
NORMATIVA APLICABLE A LA PRESENTE RECLAMACIÓN
ADMINISTRATIVA:
La normativa en que se fundamenta la presente reclamación de responsabilidad
administrativa es esencialmente la siguiente:
1.- Constitución Española de 1978: El art. 106.2 proclama el principio general
responsabilidad patrimonial del Estado por el funcionamiento de los servicios públicos y el
art. 121 lo recoge, específicamente en cuanto a la responsabilidad por el funcionamiento de la
administración de justicia.
“Los daños causados por error judicial, así como los que sean consecuencia del
funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, darán derecho a una
indemnización a cargo del Estado, conforme a la Ley.”
2.- Ley Orgánica 6/85 de 1 de Julio, del Poder judicial. El Título V del Libro III de la
Ley Orgánica del Poder Judicial de 1 de julio de 1985, desarrolla en los arts. 292 y siguientes
el referido precepto constitucional, recogiendo los dos supuestos genéricos ya citados de error
judicial y funcionamiento anormal de la Administración de Justicia /e incluyendo un supuesto
específico en el art. 294 , relativo a la prisión preventiva seguida de absolución o
sobreseimiento libre por inexistencia del hecho.
3.- Respecto al procedimiento, es de aplicación la Ley 30/1992, de 26 de noviembre de
Régimen Jurídico de las Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo
Común, en particular las normas las normas reguladoras de la responsabilidad patrimonial del
Estado.
4.- Asimismo en cuanto al procedimiento, el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo,
por el que se aprueba el “Reglamento de los Procedimientos de las Administraciones
Públicas en materia de Responsabilidad Patrimonial”.
5- Respecto a la necesidad de consulta al Consejo de Estado la Ley Orgánica 3/1980, de
22 de abril, del Consejo de Estado, en su redacción dada por la ley 3/2004 de 28 de diciembre
de modificación de la anterior, en su artículo 22 la estipula con carácter obligatoria respecto a
las “reclamaciones que, en concepto de indemnización de daños y perjuicios, se formulen a la
Administración del Estado a partir de 6.000 euros o de la cuantía superior que establezcan
las leyes. (…)”
FUNDAMENTOS JURÍDICOS DE LA RECLAMACIÓN: CONCURRENCIA
DE LOS REQUISITOS LEGALES Y JURISPRUDENCIALES
Los requisitos de prosperabilidad de reclamaciones de indemnización por daños
causados a consecuencia del funcionamiento anormal de la administración de Justicia se
encuentran en el reseñado art. 292 L.O.P.J., que exige la concurrencia de daño efectivo,
evaluable económicamente e individualizable con relación a una persona o grupo de
personas.
Estos requisitos han sido matizados en la jurisprudencia constante del Tribunal
Supremo con arreglo a doctrina del siguiente tenor literal, invariable al menos desde
Sentencia de 21 de enero de 1999 (Sala 3ª):
“ (…) en los supuestos de funcionamiento anormal de la Administración de Justicia la
viabilidad de la acción requiere la concurrencia de las siguientes circunstancias:
a) que exista un daño efectivo, individualizado y evaluable económicamente;
b) que se haya producido un funcionamiento anormal de la Administración de Justicia;
c) que exista la oportuna relación de causalidad entre el funcionamiento de la
Administración de Justicia y el daño causado de tal manera, que éste aparezca como una
consecuencia de aquél y por lo tanto resulte imputable a la Administración y,
d) que la acción se ejercite dentro del plazo de un año desde que la producción del
hecho determinante del daño propició la posibilidad de su ejercicio".
SEGUNDO
REQUISITO:
EXISTENCIA
DE
DAÑO
INDIVIDUALIZADO Y EVALUABLE ECONÓMICAMENTE.
EFECTIVO,
Proliferan en los expedientes administrativos de reclamación de responsabilidad a la
Administración por daños morales las más variopintas pruebas acerca de la afectación
psicológica, somática, fisiológica, social, laboral, de los afectados. Todas ellas son
generalmente ninguneadas por la Administración y por sus órganos consultivos, y en
escasísimas ocasiones se citan en los recursos contencioso administrativos, y siempre en
apoyo de otros razonamientos de exclusiva elaboración judicial. No vamos a seguir esa línea
probatoria en esta reclamación, por dos consideraciones prácticas y sobre todo, por una de
orden teórico, verdadero leit motiv del presente expediente. A nivel práctico, no procede
acreditar documentalmente ante la Administración la concreta evaluación de daños morales
en la familia afectada por el procedimiento judicial denunciado por las siguientes
consideraciones:
a.--- El grado de afectación psíquica, emocional, académica o de cualquier otra índole
de la menor a causa de la restricción de la convivencia con su padre no puede acreditarse
objetivamente con pruebas de valor científico ni en el momento presente, ni dentro del plazo
de prescripción de un año de las acciones de responsabilidad administrativa. Sin embargo, las
consecuencias de esta afectación se dilatarán en el tiempo incluso mas allá de su mayoría de
edad, y sólo en casos de graves patologías psiquiátricas cabría acreditar los daños de presente.
Es por eso razonable que la más reciente jurisprudencia venga reconociendo legitimación a
los propios menores para el ejercicio de acciones de responsabilidad incluso contra sus
propios padres incumplidores, y por supuesto contra la Administración, dentro del año
posterior a la mayoría de edad, aplicando por analogía el plazo de la responsabilidad
extracontractual del art. 1968.2 del Código civil.
Lo anterior no obsta a que, al igual que en los casos de prisión provisional ilegítima, la
Administración previo reconocimiento de su responsabilidad, deba aplicar criterios objetivos
de gradación de la misma: así por ejemplo, el de cuantificación de la indemnización en
función del tiempo de privación de libertad (progresividad a partir del primer año) o de
irreversibilidad de la situación creada. A propósito de esto último se recuerda el carácter
irrecuperable respecto a la irrepetible infancia de cada niño, de la convivencia perdida por el
padre con sus hijas durante al lapso de restricción ilegítima de las pernoctas.
A nivel teórico, es elemento nuclear de la presente reclamación la invocación del
principio –consolidado en la jurisprudencia europea- según el cual la vulneración de
derechos fundamentales por la Administración (vida, integridad física, libertad..)
constituyen supuestos de responsabilidad objetiva por funcionamiento anormal, sin que
recaiga sobre el administrado la carga de la demostración de la concurrencia del
concreto daño. La actividad probatoria podrá incidir en la valoración de tal daño, y en la
relación de causalidad con el funcionamiento del servicio, de pero no en su concurrencia.
Dada la especialísima entidad de los daños morales, la indemnización podrá fijarse sobre
parámetros de equiparación (por ejemplo, deben valer lo mismo los días de privación de
libertad de cualquier justiciable, perjuicios indirectos aparte), como efectivamente se está
haciendo en la práctica, siendo inefectivo el despliegue probatorio por parte del administrado.
Uno de los supuestos de privación ilegitima de derechos fundamentales, el la prisión
preventiva indebida, está específicamente regulada en el artículo 294 L.O.P.J., constituyendo
manifestación concreta por razones históricas y de política legislativa, que no conceptuales,
de una regla de contenido más amplio. La homologación de las cuantías indemnizatorias
alcanza también a la responsabilidad de la Administración por pérdida de vidas humanas o
lesiones corporales.
- Vulneración del derecho a las relaciones familiares: sobre su rango constitucional
y su carácter de derecho fundamental.
En el caso denunciado deriva el daño producido de la restricción personalmente
individualizada e ilegítima al ejercicio de un derecho fundamental de rango constitucional, en
concreto, a las relaciones de convivencia familiar entre el padre y su hija. Argumentamos
seguidamente los dos elementos: rango constitucional y naturaleza de derecho fundamental.
El derecho de los niños nacidos dentro o fuera del matrimonio de mantener la doble
referencia parental, en términos de convivencia normalizada, con independencia del estado
civil de sus progenitores alcanza rango constitucional en el artículo 39 de la Constitución
Española de 27 de diciembre de 1978, (BOE núm. 311, de 29 diciembre) en particular en su
parrafo 4º, al reconocer a los niños “la protección prevista en los acuerdos internacionales
que velan por sus derechos”. Entre estos instrumentos internacionales, forman parte del
ordenamiento jurídico interno, con carácter de fuente originaria de Derecho, por haber sido
ratificados por el Estado Español, y publicados, conforme al art. 1.5 del Código civil, los
siguientes:
-- Declaración de los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas en 1959, Resolución 1386 (XIV):
Artículo 6º. El niño, para el pleno desarrollo de su personalidad, necesita amor y
comprensión. Siempre que sea posible, deberá crecer al amparo y bajo la responsabilidad de
sus padres y, en todo caso, en un ambiente de afecto y de seguridad moral y material;
Artículo 7º. (…) El interés superior del niño debe ser el principio rector de quienes
tienen la responsabilidad de su educación y orientación; dicha responsabilidad incumbe, en
primer
término,
a
sus
padres.
-- Resolución de 29 de Mayo de 1967 del Consejo Económico y Social de las Naciones
Unidas. Desarrolla los principios anteriores en términos de parecida literalidad.
-- Convención sobre los Derechos del Niño aprobada por la Asamblea General de las
Naciones Unidas de 20 de Noviembre de 1989, ratificada por España el 30 de noviembre de
1990:
Artículo 5: Los Estados Partes respetarán las responsabilidades, los derechos y los
deberes de los padres o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada (…).
Artículo 9: Los Estados Partes velarán por que el niño no sea separado de sus padres
contra la voluntad de éstos, excepto cuando, a reserva de revisión judicial, las autoridades
competentes determinen, de conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que tal
separación es necesaria en el interés superior del niño.
Artículo 18: Los Estados Partes pondrán el máximo empeño en garantizar el
reconocimiento del principio de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que
respecta a la crianza y el desarrollo del niño. Incumbirá a los padres o, en su caso, a los
representantes legales la responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del niño.
Su preocupación fundamental será el interés superior del niño.
-- Convenio relativo a la Protección del Niño y a la Cooperación en materia de
Adopción Internacional, hecho en La Haya el 29 de Mayo de 1993.
-- Convención del Consejo de Europa de 1980 sobre Reconocimientos y Ejecución de
Decisiones en materia de Guarda de niños, con Instrumento de ratificación de 9 de mayo de
1984.
-- Carta Europea de los Derechos del Niño (D.O.C.E. nº C 241, de 21 de Septiembre
1992), aprobada por el Parlamento Europeo, a través de la Resolución A 3-0172/92
Parágrafo 12. Todo niño tiene derecho a gozar de unos padres o, en su defecto, a
gozar de personas o instituciones que los sustituyan. El padre y la madre tienen una
responsabilidad conjunta en cuanto al desarrollo y educación.
Parágrafo 14. En caso de separación de hecho, separación legal, divorcio de los
padres o nulidad del matrimonio, el niño tiene derecho a mantener contacto directo y
permanente con los dos padres, ambos con las mismas obligaciones, incluso si alguno de
ellos viviese en otro país, salvo si el órgano competente de cada Estado miembro lo declarase
incompatible con la salvaguardia de los intereses del niño. Se deberán adoptar pronto las
medidas oportunas para impedir el secuestro de los niños, su retención o no devolución
ilegales -perpetrado por uno de los padres o por un tercero-, ya tenga lugar en un Estado
miembro o en un tercer país. Los procedimientos legales adoptados deberán ser aptos para
resolver las discrepancias de manera económica y expedita y deberán ser fácilmente
aplicables en toda la Comunidad.
El desarrollo del principio constitucional se encuentra, en cuanto a legislación estatal se
refiere, en la Ley Orgánica 1/96 de 15 de enero de Protección Jurídica del Menor. (BOE nº 15
de 17 de enero), que proclama el respeto a los instrumentos internacionales en su art 3º : “Los
menores gozarán de los derechos que les reconoce la y los Tratados Internacionales de los
que España sea parte, especialmente la Convención de Derechos del Niño de Naciones
Unidas”.
El derecho de los niños a mantener relaciones de convivencia familiar con sus dos
progenitores, vulnerado a nuestro juicio por la actuación de la Audiencia Provincial, es por
tanto un principio jurídico de carácter transversal, que debe inspirar la totalidad del
ordenamiento jurídico, la interpretación del mismo por los tribunales de justicia en el ejercicio
de su función constitucional de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, y presidir la actuación del
poder ejecutivo y de la actividad de las distintas administraciones publicas.
Reflejan específicamente el desarrollo de tales principios en la legislación estatal, los
artículos 94 y 160 del Código Civil.
Artículo 94: El progenitor que no tenga consigo a los hijos menores incapacitados
gozará del derecho de visitarlos, comunicar con ellos y tenerlos en su compañía. El Juez
determinará el tiempo, modo y lugar del ejercicio de este derecho, que podrá limitar o
suspender si se dieren graves circunstancias que así lo aconsejen o se incumplieren grave o
reiteradamente los deberes impuestos por la resolución judicial
Artículo 160: Los progenitores, aunque no ejerzan la patria potestad, tienen el derecho
de relacionarse con sus hijos menores, excepto con los adoptados por otro o conforme a lo
dispuesto en resolución judicial.
La ley 15/2005 de reforma del Código Civil en materia de separación y divorcio erradica
de la terminología civil la expresión “derecho de visitas” alusivo a los contactos del
progenitor no custodio con sus hijos en los casos de crisis familiar, para sustituirla por la de
“comunicación y estancias”, más respetuosa con la normativa internacional reseñada.
Las Comunidades Autónomas, en el ámbito de sus competencias sobre protección de la
familia y la infancia, y en su caso, sobre legislación civil, han acogido asimismo el principio
constitucional reseñado. Mencionaremos sólo dos ejemplos:
Ley 6/95 de 28 de Marzo, de Garantías de Derechos de la Infancia y la Adolescencia en
la Comunidad de Madrid (BOCM nº 83, de 7 de abril):
Artículo 48. Principios de actuación. La protección social y jurídica de los menores en
la Comunidad de Madrid, se acomodará en todo caso a los siguientes principios:
(…)d) Se favorecerá la atención del menor en su propia familia siempre que ello sea
posible, procurándose la participación de los padres o familiares más próximos al menor en
el proceso de normalización de su vida social.
(…) g) Se protegerá a la familia como núcleo básico y esencial de la sociedad para el
normal desarrollo de los niños y niñas, especialmente a aquellos que se encuentren en
situación de desventaja social.
h) Se procurará recuperar la convivencia como objetivo primero de toda acción
protectora de un menor, bien en el núcleo familiar de origen o con otros miembros de su
familia.
Y la más recientemente aprobada: Ley 2/2008, de 3 de julio, de protección integral de la
infancia y la adolescencia de la Comunitat Valenciana:
Artículo 22. Derecho a las relaciones familiares.
Los menores tendrán derecho a crecer y vivir con sus padres, si ambos manifiestan
voluntad y aptitud para la crianza, procurándose en los casos de separación de los
progenitores una convivencia igualitaria con ambos.
Los poderes públicos velarán por la protección del principio de coparentalidad en el
cuidado y educación de los menores, y garantizarán el derecho de éstos a que ambos
progenitores participen por igual en la toma de decisiones que afecten a sus intereses.
En cualquier caso, los menores tendrán derecho a mantener relación con sus padres, y
se protegerá especialmente el derecho del niño que esté separado de uno o ambos padres a
mantener relaciones personales y contacto directo con ambos progenitores de modo
regular.
El principio constitucional de coparentalidad ha informado asimismo las políticas
legislativas y administrativas del ejecutivo y de las mas diversas administraciones públicas,
con repercusiones incluso en el ámbito del Derecho penal: El Plan Integral de Apoyo a la
Familia (2001-2004) aprobado por el Consejo de Ministros el 8 de noviembre de 2001,
preveía, entre otras medidas, el abordar las consecuencias del incumplimiento reiterado de las
obligaciones derivadas del régimen de visitas de los hijos por parte de los progenitores
separados o divorciados. Como respuesta a esta previsión, la LO 15/2003, de 25 de
noviembre, de reforma del Código Penal, incorporó una nueva falta de incumplimiento de
obligaciones familiares en el art. 618.2 CP, delimitando el campo de aplicación de la misma
respecto de la del 622 con el fin de sancionar todo tipo de incumplimientos de las
obligaciones familiares establecidas en resolución judicial. Al hilo de lo anterior, los jueces
de las secciones penales de la Audiencia de Madrid en reunión de Unificación de Criterios de
26 de Mayo de 2006, acordaron considerar aplicable “el art 622 al padre que no tiene la
custodia e infringe en régimen de custodia del otro cónyuge, y el 618 al resto de infracciones
del derecho de visitas”, o sea, idóneamente al progenitor custodio que no respeta el derecho
de visitas del no custodio, como el caso que motiva el presente expediente. La aplicación del
art. 618.2 al progenitor custodio que obstaculiza el derecho de visitas de no custodio es
pacífica, y progresivamente frecuente, en todos los juzgados de instrucción y en todas las
Audiencias.
- La indemnizabilidad de la lesión al derecho a las relaciones familiares.
La indemnizabilidad del daño moral por la restricción ilegitima en las relaciones
familiares es una cuestión relativamente nueva en nuestro derecho. En tiempos recientes ha
sido objeto de una profusa jurisprudencia tanto de organismos internacionales como de
tribunales extranjeros y no sólo relacionada con reclamaciones de particulares entre sí, sino de
particulares contra sus correspondientes Estados. La reciente STS (sala 1ª) de 30 de Junio de
2009 (recurso 532/2005, ponente Roca Trías) resume principios y razonamientos que habían
aflorado en algunas sentencias de tribunales inferiores y que están consolidados en los
tribunales internacionales:
STS (sala I) de 30 de Junio de 2009: FUND. DERECHO V, párrafo 2º: “El daño existe en
este caso y no consiste únicamente en la imposibilidad de ejercicio de la patria potestad y del
derecho de guarda y custodia, porque en este caso sólo podría ser reclamado por el menor
afectado por el alejamiento impuesto por el progenitor que impide las relaciones con el otro,
sino que consiste en la imposibilidad de un progenitor de tener relaciones con el hijo por
impedirlo quien se encuentra de hecho a cargo del menor.”
Respecto a los tribunales internaciones, al hilo de la sentencia anterior, deben destacarse
las siguientes resoluciones (son del Tribunal Europeo de Derechos Humanos y en su mayoría
de su Gran Sala, si bien hasta el año 98 parte de sus competencias correspondían a la
Comisión Europea de Derechos Humanos) :
En el caso Keegan contra Irlanda (sentencia de 26 mayo 1994) se proclama que existe
entre el niño y sus padres una relación constitutiva de una “vida familiar”, como derecho
amparado en los tratados y recuerda el Tribunal que, para un padre y su hijo, estar juntos
representa un elemento fundamental de la vida familiar, aunque la relación entre los padres se
haya roto, y que las medidas internas que lo impidan constituyen una injerencia en el derecho
protegido por el artículo 8 del Convenio.
En los casos Johansen contra Noruega (sentencia de 7 agosto 1996), y Bronda contra
Italia (sentencia de 9 junio 1998); el Tribunal concluye, para condenar a los respectivos
estados demandados en supuestos de hecho sustancialmente parecidos al anterior, que "el
demandante ha sufrido un daño moral cierto, que no queda suficientemente indemnizado con
la constatación de violación al Convenio".
La Comisión Europea de Derechos Humanos, contempló el supuesto en la resolución de 20
octubre 1998, contra Dinamarca. Reconoce el carácter fundamental del derecho a las
relaciones familiares del progenitor no custodio con sus hijos, pero exonera al Estado danés
de responsabilidad por presunta violación de la Convención Europea de Derecho Humanos
por considerar que en el caso concreto las autoridades estatales habían suspendido el derecho
de visita atendiendo al interés del menor.
En el caso Ciliz contra Países Bajos (sentencia T.E.D.H. de 11 julio 2000) se reitera la
doctrina según la cual constituye una violación del derecho a la vida familiar reconocida en el
Convenio el impedir que los padres se relacionen con sus hijos habidos dentro o fuera del
matrimonio, con independencia de si el matrimonio está vigente, ha sido disuelto o nunca ha
existido.
En el caso Elholz contra. Alemania, (sentencia T.E.D.H. de 13 julio 2000) el tribunal
condenó a Alemania por violación de los artículos 6.1 y 8 del Convenio Europeo, en un caso
en el que los tribunales alemanes habían denegado al padre no matrimonial el derecho de
visitas, sobre la base de la negativa de un hijo de cinco años, que sufría el síndrome de
alienación parental inducido por la madre.
Los anteriores precedentes jurisprudenciales permiten concluir que todo caso de
restricción ilegitima de relaciones familiares produce por sí un daño efectivo, no futuro,
eventual, supuesto o conjetural; y un daño indemnizable, no necesitado de ulteriores pruebas
en cuanto a su concurrencia.
No plantea problemas específicos la apreciación del ultimo requisito del daño
indemnizable en la normativa nacional: la individualización de las personas afectadas. No
afecta a un colectivo indeterminado de personas, sino a los sujetos titulares del derecho a las
relaciones familiares individualizado por la relación de patria potestad: el padre y las dos
únicas hijas del matrimonio disuelto en el procedimiento que denunciamos en este escrito.
SOBRE LA VALORACIÓN DEL DAÑO CAUSADO:
Los criterios de valoración del daño indemnizable quedan en absoluta indeterminación
en la Ley 30/92 de RJAP y PAC; en su artículo 141.2 establece que “La indemnización se
calculará con arreglo a los criterios de valoración establecidos en la legislación de
expropiación forzosa, legislación fiscal y demás normas aplicables, ponderándose, en su
caso, las valoraciones predominantes en el mercado.”
Ante todo, debemos recordar la improcedencia de la remisión a la legislación de
“expropiación forzosa” a efectos de valoraciones. Tal mención se explica porque en la época
de promulgación de la ley 30/92 el procedimiento de exigencia de responsabilidad patrimonial
de la Administración estaba regulado por el Decreto de 26 de abril de 1957, que desarrollaba
efectivamente la Ley de 16 de diciembre de 1954. La posterior Ley de Régimen Jurídico de
la Administración del Estado no había regulado específicamente el tema de la
responsabilidad, por lo que en 1992 la remisión al decreto del 57 seguía teniendo sentido.
Tras el Real Decreto 429/1993, de 26 de marzo, por el que se aprueba el Reglamento de los
procedimientos de las Administraciones Publicas en materia de responsabilidad patrimonial,
la mención es absurda, no solo en el orden procedimental -único en el que tuvo sentido-, sino
también en el sustantivo de los criterios de valoración. Por tanto, bajo ningún concepto la
valoración de los daños morales por funcionamiento anormal de la Justicia puede hoy utilizar
como criterio nada parecido al concepto de “premio de afección”, respecto a los bienes
materiales, señaladamente inmuebles, en la vigente legislación de expropiación forzosa.
Respecto a la indemnizabilidad del daño moral causado por defectuoso funcionamiento
de la Administración de Justicia, existe una doctrina jurisprudencial claramente consolidada al
respecto, concretada en los siguientes pronunciamientos:
a.-- Se proclama como principio general el de plena indemnidad o reparación
“integral” de los daños y perjuicios causados por funcionamiento anormal de servicio
público: Sentencias de la sala de lo contencioso (3ª) de 14 de mayo de 1993, 22 de Mayo de
1993, 22 de enero de 1994, 29 de enero de 1994, 2 de julio de 1994, 11 de febrero de 1995,
23 de febrero de 1995, 9 de mayo de 1995, 6 de febrero de 1996, 12 de noviembre de 1996,
24 de enero de 1997, 19 de abril de 1997, 31 de mayo de 1997, 14 de febrero de1 1998, 14 de
marzo de 1998, 10 de Noviembre de 1998, 28 de noviembre de 1998, 13 de febrero de 1999,
20 de febrero de 1999, 13 de marzo de 1999, 29 de marzo de 1999, 12 de junio de 1999, 26
de junio de 1999, 17 de Julio de 1999, 24 de julio de 1999, 30 de octubre de 1999, 27 de
diciembre de 1999, 5 de febrero de 2000, 18 de marzo de 2000, 13 de noviembre de 2000, 27
de octubre de 2001 y 31 de diciembre de 2001. El anterior bloque de resoluciones es citado
con profusión por la jurisprudencia posterior,
b.-- La doctrina sobre el concepto de daño moral en la jurisprudencia penal está
contenida en la sentencia de la Audiencia Provincial de Madrid de 19 de diciembre de 2008.
Se refiere a la indemnizabilidad del daño causado entre particulares, pero la traemos a
colación acerca de la inexigibilidad objetiva de prueba sobre la entidad del daño y por
haber sido declarada por los tribunales contencioso administrativos aplicable dicha doctrina a
la responsabilidad de la Administración, concretamente respecto al defectuoso
funcionamiento de la Justicia. Su claridad justifica la longitud de la cita (el subrayado es
nuestro):
“Es necesario partir del carácter relativo e impreciso del concepto de daño ( Sentencias
del Tribunal Supremo de 5 de marzo de 1991, 3 y 22 de noviembre de 1993, 26 de septiembre
de 1994 y 28 de abril de 1995, y de 5 de octubre de 1998 , esta última de la Sala 1ª ). Como
afirma la STS 21-10-1996 , su apreciación no resulta tangible, de modo que su valoración no
puede obtenerse de una prueba objetiva, por lo que su cuantificación ha de ser establecida
por los Tribunales de Justicia, teniendo en cuenta las circunstancias concurrentes, lo cual no
permite su rechazo de plano con base en el argumento de falta de pruebas; criterio reiterado
en S.T.S. 5-10-1998 , que aclara que la relatividad e imprecisión forzosa del concepto impide
una exigencia judicial estricta respecto de su existencia y traducción económica o
patrimonial; doctrina de la que se infiere que lo habitual es que no sea necesaria puntual
prueba o exigente demostración (STS 15 febrero 1994 ) y que, a priori, no quepa exigir
probanzas de tipo objetivo (SSTS 23 julio 1990, 29 enero 1993, 9 diciembre 1994 ),
especialmente en aquellos supuestos en que la determinación del daño depende de un juicio
de valor consecuencia de la propia realidad litigiosa, que justifica la operatividad de la
doctrina de la «in re ipsa loquitur», o cuando se da una situación de notoriedad (SSTS 15
febrero 1994 y 11 marzo 2000 ). Recogiendo, por su parte, la STS 22-2-2001 , el concepto y
presupuestos necesarios para su apreciación, apuntando que concurren cuando se produce
un sentimiento de zozobra, como sensación anímica de inquietud, pesadumbre, temor o
presagio de incertidumbre que desazona al afectado. Procederá la indemnización por daños
morales cuando se haya producido un sufrimiento o padecimiento psíquico, y la más reciente
doctrina jurisprudencial, se ha referido al impacto o sufrimiento psíquico o espiritual,
impotencia, zozobra, angustia, trastorno de ansiedad, impacto emocional (SSTS de 23 de
julio de 1990, 22 de mayo de 1995, 27 de enero de 1998, 31 de mayo de 2000 y 11 de
noviembre de 2003 ). Se trata, en definitiva, de resarcir el dolor y angustia de las personas
perjudicadas por el actuar injusto, abusivo o ilegal de otro, para lo cual han de tenerse en
cuenta y ponderarse las circunstancias concurrentes en cada caso; precisamente por ello, la
apreciación del daño, en su existencia y alcance, es cuestión de hecho reservada al arbitrio
del Tribunal de instancia (SSTS 27 mayo 1987, 28 y 30 septiembre 1988, 20 diciembre 1989 y
19 octubre 1990 ) . (…)
Por su parte, la STS núm. 105/2005 de 29 enero, citando la de 24-3-1997 , nos dice que
no cabe olvidar que cuando de indemnizar los daños morales se trata, los órganos judiciales
no pueden disponer de una prueba que les permita cuantificar con criterios económicos la
indemnización procedente, por tratarse de magnitudes diversas y no homologables, de tal
modo que, en tales casos poco más podrán hacer que destacar la gravedad de los hechos, su
entidad real o potencial, la relevancia y repulsa social de los mismos, así como las
circunstancias personales de los ofendidos; resolución que añade, en relación al cuestionado
trauma psicológico, que los daños morales no es preciso tengan que concretarse en relación
con alteraciones patológicas o psicológicas sufridas por las víctimas, bastando que sean
fruto de una evaluación global de la reparación debida a las mismas, de lo que normalmente
no podrán los Juzgadores contar con pruebas que faciliten la cuantificación económica para
fijarla más de la expresión de la gravedad del hecho y las circunstancias personales de los
ofendidos (SSTS 16.5.98, 29.5.2000, 29.6.2001 ).
Específicamente aplican esta doctrina a los retrasos en la tramitación de procedimientos
judiciales las sentencias de 16 de Diciembre de 2004 (Rec. 2764/2001), 3 de Mayo 2007
(Rec.1316/2003) y la antes citada de 19 de diciembre de 2008.
En idéntica línea, la Audiencia Nacional en sentencia de 4 de febrero de 1.998 en su
Fundamento de Derecho cuarto se dispone que “y reconociendo, como no podía ser de otra
forma, la dificultad de efectuar en casos como el que nos ocupa una adecuada valoración de
los perjuicios causados por el funcionamiento anormal de la Administración de Justicia, la
Sección considera más procedente realizar una valoración global del daño, derivada de una
apreciación racional aunque no matemática de las circunstancias concurrentes, admitiendo
las dificultades que comporta la conversión de circunstancias complejas y subjetivas en un
suma dineraria”.
- Hay, sin embargo, algunos pronunciamientos aislados sobre cuantificación económica
de la indemnización por daños morales.
Hay tres sentencias de la Audiencia Nacional
que respecto a la prisión provisional indebida acogen, desde hace varios años y a espaldas por
cierto de la inflación, la suma de 120 euros por día de prisión o 3600 euros al mes. Son las de
la sala de lo contencioso de 6 de Noviembre de 2006 (recurso 753/2004), 8 de Noviembre de
2006 ( recurso 883/2004), 28 de Junio de 2007 (recurso. 381/2005). Este criterio lo acogen
varios dictámenes del Consejo de Estado.
En la jurisprudencia menor en el orden civil se va abriendo camino el criterio de
responsabilizar al progenitor custodio del incumplimiento de su obligación de permitir las
visitas del no custodio, mediante multas coercitivas previstas en la LEC como mecanismo
coercitivo del cumplimiento ejecutivo de obligaciones de hacer personalísimas. Así por
ejemplo, la sentencia del Juzgado de Primera instancia número 22 de los de Madrid de 11 de
Enero de 2009, que multó con 45900 euros a una mujer por haber impedido que el padre viera
a su hija durante dos años, viviendo ambos en la misma ciudad. El Juez calculó la cantidad a
razón de 600 euros por cada fin de semana y 200 euros por cada día de vacaciones que la niña
no estuvo con el padre.
A los efectos del presente procedimiento debemos insistir que la pretensión
indemnizatoria del padre reclamante es de naturaleza moral y no económica, y se refiere
esencialmente al reconocimiento del carácter indemnizable del daño causado a las relaciones
familiares vulneradas por la tramitación del procedimiento judicial. Por ese motivo, la cuantía
de la indemnización reclamada es simplemente simbólica en cuanto afecta a la legitimación
activa del padre, pero rigurosamente exigente en cuanto a la declaración de responsabilidad de
la Administración.
TERCER REQUISITO: RELACIÓN DE CAUSALIDAD ENTRE EL
FUNCIONAMIENTO ANORMAL DE LA ADMINISTRACIÓN Y EL DAÑO
INFERIDO:
No especifica ni el artículo 292 LOPJ, ni la doctrina administrativa desarrollada en su
aplicación, especialmente los dictámenes del Consejo de Estado, si la relación de causalidad
exigida es la material o la jurídica. La STS de 14 octubre 2008 señala, citando la de 17 mayo
2007, el matiz diferencial entre ambas, al afirmar que se debe distinguir entre "la causalidad
material o física, primera secuencia causal para cuya estimación es suficiente la aplicación
de la doctrina de la equivalencia de condiciones, para la que causa es el conjunto de
condiciones empíricas antecedentes que proporcionan la explicación, conforme con las leyes
de la experiencia científica, de que el resultado haya sucedido", de "la causalidad jurídica,
en cuya virtud cabe atribuir jurídicamente - imputar- a una persona un resultado dañoso
como consecuencia de la conducta observada por la misma, sin perjuicio, en su caso, de la
valoración de la culpabilidad -juicio de reproche subjetivo- para poder apreciar la
responsabilidad civil, que en el caso pertenece al campo extracontractual"
Concurren ambos tipos de causalidad en el caso denunciado entre el retraso en la
tramitación del procedimiento y el daño derivado de la restricción de las relaciones familiares.
Aun tratándose de una relación extracontractual derivada del uso de un servicio publico (la
Administración de Justicia) concurre también claramente la relación de causalidad jurídica,
entendida como imputabilidad del daño al funcionamiento anormal del servicio.
Respecto a la efectiva producción del daño indemnizable en el caso concreto como
consecuencia directa de la vulneración del derecho fundamental mencionado deben reseñarse
que desde la perspectiva del padre los primeros años de la vida de los hijos es un período
irrepetible de la biografía de cada progenitor. Cualquier compensación futura en tiempo de
estancia con las menores nunca resarcirá el perjuicio ya inferido; los ulteriores periodos de
convivencia serán distintos de los omitidos, y el recuerdo de los posteriores estará
distorsionado por la omisión de los preteridos. La infancia perdida con los hijos no se
recupera, se pierde inexorablemente.
LEGALIDAD PROCEDIMENTAL:
LEGITIMACION ACTIVA:
-Iniciación a petición de interesado: El presente procedimiento se inicia a petición del
interesado, al amparo de los arts. 4 y 6 del Reglamento de 26 de Marzo de 1993, sin perjuicio
de las actuaciones de oficio que desde la administración puedan iniciarse.
- Identificación del reclamante: En cumplimento del art. 70 de la ley 30/92, sobre
requisitos de las solicitudes de iniciación de expedientes administrativos, se han consignado
en el encabezamiento los datos de identidad del reclamante y su hija representada, el
domicilio para notificaciones y la acreditación de la representación del presentante.
- Representación letrada: El reclamante interviene en el presente procedimiento
asistido y representado por Abogado, en ejercicio del derecho que le concede el art 85.2 de la
L 30/92. Por lo mismo, se solicita que todas las actuaciones sean notificadas al domicilio
profesional del letrado suscribiente, que se reseña en el encabezamiento del presente escrito.
- Justificación jurídica del concepto en que se reclama. Inexistencia de legitimación
activa de “la familia”; legitimación activa de los sujetos individualmente afectados.
La Constitución del 78, pese a desvincular la familia del matrimonio en su artículo 39,
no configura la institución familiar como sujeto de derechos, no pudiendo ostentar en
consecuencia la titularidad de derechos subjetivos ni siquiera en el ámbito jurídico privado.
La mención a la familia se ubica en el capítulo III del Título I constitucional (“De los
principios rectores de la política social y económica”), con lo que su protección tiene rango
tan sólo de declaración programática de principios, no siendo fuente de derechos directamente
accionables. La institución queda fuera del principio de reserva de ley en materia de derechos
fundamentales - sólo aplicable a los reconocidos en el capitulo I del título I- y excluida de la
protección privilegiada del recurso preferente en la jurisdicción ordinaria del art. 53.2 de la
Constitución y del recurso de amparo ante el tribunal constitucional.
Pese a que en otros artículos constitucionales subyace el concepto de “interés familiar”
(art. 18 sobre el derecho a la intimidad “familiar”; art. 27 sobre derecho a la educación y “de
los padres para que sus hijos” reciban formación conforme a sus convicciones; art. 37, sobre
el derecho al salario suficiente para satisfacer las necesidades de la “familia”; art. 50, sobre
“obligaciones familiares” respecto a la tercera edad, etc) , es lo cierto que tal interés no está
configurado jurídicamente como merecedor de protección constitucional directa desde el
punto de vista de la legitimación subjetiva. Las reformas legales posconstitucionales,
especialmente en el ámbito del derecho de familia, recogen tal planteamiento, regulando las
relaciones personales interfamiliares focalizadas sobre la protección esencial de los derechos
de los menores y de la igualdad personal y patrimonial de los progenitores en el seno del
correspondiente módulo de convivencia, con total negación de la subjetivización jurídica de la
familia.
Por consiguiente, en nuestro ordenamiento jurídico “la familia” carece de legitimación
activa para exigir responsabilidad por la actuación de los poderes públicos, ni siquiera en
defensa de la indemnidad del “interés familiar”, constitucionalmente reconocido.
A causa de lo anterior, los perjuicios a las relaciones familiares derivados del anormal
funcionamiento de los servicios públicos sólo pueden ser indemnizados desde la perspectiva
del sujeto o sujetos individualmente afectados en su derecho a la indemnidad de tales
relaciones.
En el caso que planteamos, excluida la posibilidad de accionar en representación e
interés de “la familia”, que conforme al modelo constitucional subsiste no obstante el divorcio
de los padres, no queda mas alternativa que reconocer legitimación activa a cada uno de sus
miembros perjudicados por la actuación denunciada; o sea, en primer lugar a las dos niñas
menores, privadas ilegítimamente de la convivencia con su padre, y subsidiariamente, a su
padre, privado ilegítimamente de la convivencia con sus hijas.
No plantea problemas específicos la legitimación individual del padre, demandante en
el procedimiento judicial denunciado y titular indiscutible del derecho a las relaciones
familiares vulneradas. Respecto a la legitimación de la hija menor, se añaden las siguientes
consideraciones:
a.- La acción de reclamación en el presente procedimiento (y en el eventual contencioso
subsiguiente) la entabla el padre, además de en propio nombre, como representante legal
de su hija, en su condición de cotitular de la patria potestad sobre ella. La interposición de
una acción legal de responsabilidad por daños, incluso a nivel administrativo, desborda
absolutamente el ámbito de las facultades de guarda y custodia, y por su carácter
extraordinario, está plenamente incursa en el contenido de las facultades inherentes a la patria
potestad.
Las facultades representativas del padre respecto de la menor deriva por tanto del art.
154.2 del Código civil, que incluye tal facultad de representación legal entre las funciones
inherentes a la patria potestad, y del 162 que contempla específicamente las facultades de
representación.
b.- Respecto al carácter exclusivo del ejercicio de tal representación por parte del padre,
concurre paradigmáticamente el supuesto de conflicto de intereses entre la madre y las
menores respecto al ejercicio de la acción de responsabilidad contra la Administración.
Los intereses de la menor y los de la madre son radicalmente incompatibles en este tema y
determinarían a ésta a tomar decisiones frontalmente contradictorias según antepusiera la
consideración de sus propios intereses o los de su hija.
Concurre por tanto a nuestro juicio, el supuesto del artículo 163,2 del Código civil: “Si
el conflicto de intereses existiera solo con uno de los progenitores, corresponde al otro por
ley y sin necesidad de especial nombramiento representar al menor”.
c.--- El ejercicio de la representación de la hija por parte del padre limita sin embargo
sus posibilidades de actuación. Por el carácter ajeno y no propio de los intereses defendidos,
el padre compromete su propia responsabilidad personal en cuanto a la diligencia desplegada,
no pudiendo realizar por sí solo acto alguno de renuncia o transacción a la
indemnización que pudiera corresponder a la propia menor por la lesión de sus derechos
personales. Dicha responsabilidad le podrá ser exigida al padre por las propias menores
alcanzada la plena capacidad legal ex 168 Cc. De lo anterior derivan dos consecuencias
respecto al presente procedimiento:
LEGITIMACIÓN PASIVA:
Se interpone la presente reclamación administrativa para ante el Ministro de Justicia, al
amparo del artículo 293, número 2, de la Ley Orgánica del Poder Judicial, al que se remite el
artículo 294, número 3, de ese mismo texto legal y sin perjuicio de las atribuciones de la
Dirección General de Relaciones con la Justicia y de las facultades de delegación del titular
del órgano.
Se formula expresa reserva de las restantes acciones que puedan corresponder al padre
reclamante por razón de la eventual responsabilidad disciplinaria, civil y/o criminal de los
Magistrados autores de las resoluciones denunciadas, y contra el Estado Español -con protesta
de interrupción de plazos de prescripción- por razón de la eventual vulneración del Convenio
Europeo de Protección de los Derechos Humanos.
PLAZO:
Se interpone la reclamación dentro del plazo de prescripción de un año “de producido el
hecho o el acto que motive la indemnización o de manifestarse su efecto lesivo.” (art. 4.2.2.
Reglamento de 26 de Marzo de 1993).
PRUEBA: APORTACIÓN, PROPOSICION Y SOLICITUD.
A.- Se aportan como pruebas, todas documentales:
xxxxx
B.- Se requiere que sea practicada:
- Consultiva: Se insta del órgano instructor sea solicitada la misión de los siguientes dos
informes:
1.- Se considera preceptiva la emisión del dictamen del Consejo de Estado contemplado
en el artículo 12 del Reglamento en relación al art Artículo 22, número 13, de la Ley Orgánica
3/1980, de 22 de abril, del Consejo de Estado, en su redacción dada por la ley 3/2004 de 28
de diciembre de modificación de la anterior, por razón de la cuantía de la indemnización
solicitada en nombre de las dos hijas menores de edad.
2.- Se solicita que sea emitido Informe por el Consejo General del Poder Judicial, en
virtud de la remisión del artículo 139.4 de la Ley 30/1992, de R.J.A.P. y del P.A.C. a la Ley
Orgánica del Poder Judicial en lo relativo a la responsabilidad patrimonial del Estado por el
funcionamiento de la Administración de Justicia, y de la Disposición Adicional Segunda del
Reglamento.
SOLICITUDES PROCEDIMENTALES ESPECÍFICAS:
1.- Exclusión legal de terminación convencional del procedimiento:
Se anticipa que durante toda la tramitación del procedimiento de reclamación
administrativa que se inicia por este escrito, quedará excluida la terminación convencional
del expediente mediante el acuerdo indemnizatorio que contemplan los art. 8 y 11 del
Reglamento 429/1993, de 26 de marzo, en relación al art. 90 de la Ley 30/1992, de R.J.A.P. y
del P.A.C. El padre reclamante actúa no sólo en interés propio, sino adicionalmente en la
representación legal que ostenta de su hija menor y en interés de las mismas. Por ello, el
padre carece de facultades dispositivas o transaccionales respecto a las pretensiones
indemnizatorias ejercitadas en interés de las menores, por imperativo del artículo 166 del
Código Civil.
2.- Solicitud de notificación:
Para no generar indefensión respecto al cómputo de plazo de una eventual
desestimación de la presente reclamación por silencio administrativo, y con vistas al ulterior
recurso contencioso, interesa especialísimamente a esta parte ser notificada de la resolución
administrativa, con traslado de la misma, por la cual se solicita del Consejo de Estado la
emisión del correspondiente informe, tan pronto dicha resolución sea emitida por el órgano
resolutorio con efectos de suspensión del plazo de resolución definitiva. Queda formulada la
presente solicitud de notificación.
3.- Solicitud de resolución expresa:
Se ruega de la administración competente la formulación de resolución expresa sobre la
reclamación planteada dentro del plazo reglamentario. Respecto a una eventual agravación de
la responsabilidad de la Administración por desestimación presunta a falta de resolución
expresa en el plazo de SEIS MESES que contempla el art. 13 del Reglamento, se recuerda al
órgano actuante que el reclamante ya presentó reclamación ante la propia Administración con
ocasión de la primera dilación importante del procedimiento, como queda reseñada en el
relato de actos procesales.
FINAL: SOLICITUD DE INDEMNIZACIÓN:
•
Respecto al punto primero del apartado duodécimo: xxxx el calculo de la
indemnización solicitada, al amparo del Artículo 292 y siguientes de la LOPJ, se
realiza en base a los cálculos obtenidos aplicando el criterio de la Sentencia de la
AP de Sevilla de 30 de diciembre de 2005, por la que se fija el precio por el
sufrimiento originado por la administración de justicia cuando se separa
arbitrariamente un progenitor de sus hijos.
La sentencia de la Audiencia de Sevilla trata de dar efectividad a derechos tan
fundamentales y primarios que son objeto de reconocimiento en las más elevadas
instancias jurídicas como son los ordenamientos internacionales, y más aún en la
Declaraciones Universales, los derechos de los niños, algunos que transcienden el
ámbito jurídico y se convierten en derechos naturales como el de la afectividad,
convivencia, proximidad, cobertura, en definitiva la ligación natural de un hijo con
su madre, (en este caso con su padre y hermana menor), que en el curso de las distintas
fases de este largo proceso han sido ignorados y pisoteados. Continua la sentencia: “En
efecto, por donde quiera que se mire, ningún parangón es posible establecer entre unas
lesiones o un fallecimiento por accidente de tráfico con la ilegitima privación de unos
hijos a su madre ……., con numerosas y muy graves circunstancias que rodearon tal
privación y que agravaron hasta extremos de difícil narración el sufrimiento, podemos ya
avanzar que muy superior al de la muerte”.
Con tales parámetros, procede aceptar íntegramente, por este concepto, e incluso
calificarlo de moderado, el importe de algo más de un millón de euros pedido: en efecto,
la STS de 20-02-1999, RJ 3016/1999, de la Sala de lo Contencioso, establece un criterio,
seguido de manera uniforme hasta la actualidad, conforme al cual la valoración
cuantitativa del daño moral a indemnizar por privación indebida de libertad, en los
supuestos de prisión preventiva seguida de absolución, concurriendo naturalmente las
circunstancias y requisitos del art. 294 de la Ley Orgánica 6/1985, de 1 de julio, del Poder
Judicial, ha de hacerse en términos progresivos y no proporcionales, y así se estableció el
criterio de efectuar incrementos del 50% cada quince días añadidos de privación de
libertad, aunque en algún supuesto reciente lo ha hecho sobre períodos mensuales, y de
esa forma en el supuesto que resolvió la citada Sentencia, para una privación de libertad
de 85 dias, y por ese solo concepto de privación, se indemnizó en 60.000 pesetas los
quince primeros días, pero los quince siguientes lo fueron por importe de 90.000, los otras
quince lo fue por 135.000, los siguientes por 202.500, y los siguientes por 303.750, y los
últimos diez dias por una cantidad coincidente con éste última, importes correspondientes
a un salario del año 1982 de 4.000 pesetas diarias; respecto de los importes globales, las
cantidades que ha venido reconociendo el Tribunal Supremo han sido muy oscilante, pero
porque particulares eran también las distintas circunstancias de cada caso, y así, solo a
título de ejemplo, vemos como en la STS de 03/02/1989, RJ 809/1989, para una privación
de libertad de veinte meses, se ha concedido solo por daño moral derivado de la privación
de libertad, la suma de 23.360.000 pesetas, teniendo en cuenta que son cifras referidas al
año 1989, a la que en ese supuesto se añadió 15 millones más por pérdida de participación
en una sociedad y otros 3 millones por ingresos dejados de percibir; en la STS de 30-041990, RJ 3626/1990, por 15 meses de privación de libertad se indemnizó 6.773.000
pesetas referido al año 1990; en la STS según RJ 5211/1990, por una privación de libertad
de un mes y cinco días se indemnizó por importe de 2 millones de pesetas pero referido al
año 1984; en el supuesto abordado por la STS de 04-12-1990, RJ 7150/1995, por un mes
de privación de libertad se indemnizó en 10.500.000 de pesetas.
Lo trascendente de esta sentencia es que asimila a efectos indemnizatorios la
jurisprudencia asentada según criterio de la STS de 20-02-1999, RJ 3016/1999, de la Sala
de lo Contencioso sobre resarcimiento económico de daños producidos por privación
irregular de libertad por mal funcionamiento de la administración de justicia con la
privación de la presencia de los hijos en los procesos de familia (concesión de custodia).
Siguiendo dichos parámetros partiremos de la cifra de 60.000
•
Respecto al segundo punto del apartado duodécimo: Daños clínicos sobre mi
persona xxxxx. Siguiendo la precitada sentencia de la Audiencia de Sevilla que
dice: “El concepto de indemnización que procede acordar, como veníamos
diciendo, es el relativo a la enfermedad actual de la solicitante, situación que sí que
puede ser conceptuada como de secuelas a consecuencia de un daño o lesión
sufrido de manera ilegítima, y aquí, desprovistos ya de todos los antecedentes, ya
considerados, y atendiendo en exclusiva a las secuelas, podría establecerse cierto
parangón con las secuelas producidas en accidente de circulación, y tomando
como referente el baremo indemnizatorio de la Ley 30/1995 de 8 de noviembre,
pero en su máximo exponente en atención a la particularidad del caso, parece
ponderada la determinación por este concepto de una suma de 200.000 euros, dado
que los padecimientos son irreversibles e incurables.
•
Respecto al tercer punto del apartado duodécimo: Daños morales porque el
alejamiento irregular de mi hija xxxx.
•
Respecto al cuarto punto del apartado duodécimo: Daños clínicos sobre la
persona de mi hija xxxx.
•
Respecto al quinto punto del apartado duodécimo: Gastos legales para restituir
la situación de Custodia Compartida, la base de cálculo del resarcimiento del daño
causado de estos procedimientos se realizará conforme a las tarifas establecidas en
el Colegio de Abogados de Madrid y el Arancel del Colegio de Procuradores
acreditadas por los documentos declarativos del letrado Javier Mª Perez Roldan y
el Procurador…..por los que se acredita los pagos efectuados a estos profesionales.
•
Recurso de xxx
Sobre las anteriores consideraciones
SE SOLICITA
1.- La declaración de responsabilidad patrimonial de la Administración por
defectuoso funcionamiento de la Administración de Justicia.
2.- Respecto de la menor citada en el encabezamiento, se solicitan XXXX EUROS (
3.- Respecto del padre reclamante, una DE XXXX por la totalidad de los daños
causados.
En Madrid, a
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