MÓDULO XIII. Criterios de jurisprudencia

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“DIPLOMADO EN DERECHO
PENAL, PROCESAL PENAL Y
AMPARO PENAL”
MÓDULO XIII. Criterios de jurisprudencia
“PODER JUDICIAL DE LA FEDERACIÓN”
Víctorino Rojas Rivera.
Casa de la Cultura Jurídica de Morelia.
Morelia, Mich., a 13 de junio de 2008.
1. ¿la jurisprudencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o la de
los tribunales colegiados de circuito obliga a las autoridades administrativas
y a los órganos legislativos?
1.
Marco Histórico. Se acepta que la jurisprudencia tuvo antecedentes en
la Roma antigua, cuando los integrantes del Colegio Sacerdotal estudiaban e
interpretaban el Derecho elaborando verdaderos formularios que se
observaban rigurosamente para la realización de negocios y litigios; labor que
se extendió a toda Europa y luego al llamado nuevo mundo (latinoamérica).
Sin embargo, ha sido la jurisprudencia concebida por el derecho tanto inglés
como norteamericano que ejerciera influencia en la conformación de la
jurisprudencia mexicana; bien puede afirmarse que ésta proviene
originalmente del derecho inglés y secundariamente del derecho
norteamericano, no obstante que los sistemas jurídicos de gobierno -mexicano
en relación con el inglés y norteamericano- son distintos, pues mientras en el
modelo anglosajón existe la llamada "supremacía judicial", en el mexicano esa
supremacía es privilegio de la ley.
Si bien la jurisprudencia fue importada en el sistema mexicano, no fue
producto de alguna determinación política o de una moda sino de una
necesidad. Aparece como una vinculación o complemento de la facultad de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación para interpretar y custodiar la
Constitución, en especial con el juicio de amparo. Su inicio se dio, primero,
con la disposición legal de que se publicaran las sentencias de amparo y, en
segundo término, con la costumbre de que los criterios vertidos en la
sentencias se tornaran obligatorios para otros órganos jurisdiccionales en la
resolución de posteriores casos semejantes.
1.1 La jurisprudencia es reconocida en la Ley de Amparo de 1882, según sus
artículos 34, 41, 47 y 70. Después en el Código Federal de Procedimientos
Civiles del 26 de diciembre de 1908, en sus artículos 788, 785 y 786.
1.2 En la Ley de Amparo del 18 de octubre de 1919, se establece el ámbito
competencial sobre el que puede sentarse la jurisprudencia y su obligatoriedad
(artículos 147 y 149).
1.3 Es con motivo de las reformas publicadas en el Diario Oficial de la
Federación del 19 de febrero de 1951, que la jurisprudencia es elevada a rango
constitucional en el artículo 107. Después vino la reforma al artículo 94
constitucional de 25 de octubre de 1967, que facultó a los Tribunales
Colegiados para establecer jurisprudencia y que permitió la interpretación
jurisprudencial de leyes y reglamentos locales, cuando antes únicamente se
tenía para interpretar la constitución, las leyes federales y los tratados
internacionales.
1.4 Con las reformas a la Ley de Amparo que entraron en vigor el 15 de enero
de 1988 ha sido que la Corte mantiene el control de la jurisprudencia sobre
legalidad que sientan los Tribunales Colegiados a través del procedimiento de
contradicción de tesis.
2. Concepto. El vocablo "jurisprudencia" deriva de las voces latinas juris que
significa Derecho y prudentia que quiere decir sabiduría o conocimiento.
Para Ulpiano, la jursiprudencia es la noticia o conocimiento de las cosas
humanas o divinas, así como la ciencia de lo justo y de lo injusto. Este
concepto viene a demostrar que, en las civilizaciones antiguas, el Derecho
provenía de las castas sacerdotales, en donde las concepciones cosmogónicas
se aplicaban y adaptaban al plano de lo humano.
Mas esa acepción antigua evolucionó hasta considerarse a la jurisprudencia
como el conjunto de criterios emanados de los tribunales en la exquisita
aplicación de la ley en la resolución de los casos concretos y que, dependiendo
desde luego del sistema jurídico de los Estados que la adoptan, esos criterios
pueden devenir en obligatorios, con lo que así -éstos- se convierten en fuente
de derecho positivo.
3. ¿La jurisprudencia es norma jurídica? Antes precisa establecer que
constituye una de las fuentes del derecho; y fuente del derecho es todo aquello
que da origen al orden jurídico vigente. Entre las fuentes del derecho están las
formales, mismas que vienen a ser la legislación, la jurisprudencia y la
costumbre, entendiéndose la primera como los procesos legislativos y la
segunda como los procesos judiciales con sus resoluciones. Así, es de
señalarse que la jurisprudencia es fuente del derecho.
3.1 La jurisprudencia y la ley tienen en común que nacen por la acción de
órganos del Estado: pero su nota distintiva consiste en sus procesos de
formación, pues una tiene su origen en el desarrollado por el Poder Judicial y
otra del que realiza el Poder Legislativo en vinculación con el Ejecutivo.
3.2 Las características de la ley son la obligatoriedad, la generalidad, la
abstracción, la intemporalidad y la impersonalidad. Características que la
jurisprudencia toma para su esfera y límites de aplicación. La obligatoriedad
de la ley es erga omnes, en tanto que la de la jurisprudencia sólo es para
ciertas autoridades, concretamente las jurisdiccionales según el sentido literal
de los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo; de ahí que la diferencia en
cuanto a la obligatoriedad sean los sujetos pasivos de una y otra, pues por un
lado se encuentran aquellos que encuadran su conducta al supuesto normativo
y, por el otro, las autoridades. En las demás características la ley y la
jurisprudencia guardan situación de analogía, llegando a interrelacionarse,
incluso, cuando la jurisprudencia se ocupa de cuestiones de constitucionalidad
tiene un radio de acción que va más allá de la simple interpretación de la ley y
que en ese caso llega a situarse por encima de ella.
3.3 Esas relaciones surgen como: a) De subordinación, cuando la
jurisprudencia interpreta la ley, porque sirve al juez para darle sentido a la
norma legal y lograr su aplicación al caso concreto (jurisprudencia de
interpretación y de precisión); b) De igualdad, cuando la jurisprudencia llena
una laguna de ley (jurisprudencia de integración); y c) De superioridad,
cuando la jurisprudencia declara la inconstitucionalidad de un precepto de la
ley (jurisprudencia de constitucionalidad).
Conclusión: la jurisprudencia es norma jurídica.
4. Marco jurídico. La obligatoriedad de la jurisprudencia la establecen los
artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo, al disponer que los tribunales
federales o locales deben respetarla y acatarla imperativamente.
5. OPINIÓN PERSONAL. A efecto de emitirla es necesario también señalar
los efectos de la sentencia de amparo.
5.1 Antecedentes del principio de relatividad. Con el triunfo de la tendencia
federalista en 1847, Mariano Otero fue comisionado para redactar el proyecto
de reformas que deberían introducirse a la Constitución de 1824, el que luego
de aprobarse en sus términos y promulgarse pasó a formar parte del derecho
como el Acta de Reformas de 1847, en cuyo artículo 25 se establecía: “Los
tribunales de la Federación ampararán a cualquier habitante de la República
en el ejercicio y conservación de los derechos que le concede esta
Constitución y las leyes constitucionales, contra todo ataque de los Poderes
Legislativo y Ejecutivo ya sea de la federación, ya de los Estados; limitándose
a impartir su protección en el caso particular sobre el que verse el proceso, sin
hacer ninguna declaración general, respecto de la ley o acto que la motivare”.
Tal disposición es desde ese entonces principio rector del juicio de garantías,
pues la protección de los gobernados por los tribunales de amparo se concreta
a protegerlos en el caso sobre el que verse el proceso constitucional, sin hacer
ninguna declaración general de la ley o acto que motivare la protección.
5.1.1 La razón del principio de relatividad -según Otero y los Constituyentes
de 1857- era evitar una declaración general de inconstitucionalidad que
derogara o aboliera la ley reclamada, y que con ello provocara fricciones entre
los poderes o pugnas violentas entre el Poder Judicial y el Poder Legislativo y
aún el Ejecutivo.
5.1.2 Quizás los comentarios de Alexis de Tocqueville sobre el
funcionamiento del Poder Judicial Federal de los Estados Unidos de
Norteamérica, fueron los que inspiraran a Otero y a los Constituyentes de
1857, al sostener que las sentencias “no tienen por objeto más que el
descargar el golpe sobre un interés personal y la ley sólo se encuentra
ofendida por causalidad. De todos modos, la ley así censurada no queda
destruida; se disminuye sí, su fuerza moral, pero no se suspende su efecto
material. Sólo perece, por fin, poco a poco y con los golpes redoblados de la
jurisprudencia”.
5.1.3 El principio de relatividad de las sentencias de amparo se encuentra
previsto en los artículos 107, fracción II, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, 76 y 80 de la Ley de Amparo.
El primero establece que todas las controversias de que habla el artículo 103
constitucional, se sujetarán a los procedimientos y formas del orden jurídico
que determine la ley, pero entre las bases que señala está la de que la
sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos particulares,
limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que versa
la queja, sin hacer una declaración general respecto de la ley o acto que la
motivare.
Mientras el segundo dispone que las sentencias que se pronuncien en los
juicios de amparo sólo se ocuparán de los individuos particulares o de las
personas morales, privadas u oficiales que lo hubiesen solicitado, limitándose
a ampararlos y protegerlos, si procediere, en el caso especial sobre el que
verse la demanda, sin hacer una declaración general respecto de la ley o acto
que la motivare; y el tercero, que la sentencia que conceda el amparo tendrá
por objeto restituir al agraviado en el pleno goce de la garantía individual
violada, restableciendo las cosas al estado que guardaban antes de la
violación, cuando el acto reclamado sea de carácter positivo; y cuando sea de
carácter negativo, el efecto del amparo será obligar a la autoridad responsable
a que obre en el sentido de respetar la garantía de que se trate y a cumplir por
su parte, lo que la misma garantía exija.
5.1.4 De acuerdo con el contenido de los anteriores preceptos, los efectos de
la sentencia de amparo en un caso concreto, no producen consecuencias en
todos los casos similares ni respecto de cualquier afectado por la ley o por el
acto reclamados, aun cuando guarde idéntica posición jurídica con el que
obtuvo la protección constitucional, es decir, la sentencia de amparo no surte
efectos erga omnes sino sólo respecto de quien demandó el amparo; de
manera que la ley o acto reclamados permanecen inalterados -desde el punto
de vista de su validez o vigencia- para todos aquellos que no hayan sido el
quejoso.
5.2 Caso de excepción de inaplicabilidad del principio de relatividad. La
Suprema Corte de Justicia de la Nación ha establecido jurisprudencia de que
tratándose del litisconsorcio pasivo necesario, el principio de relatividad no
debe aplicarse al ejecutarse la sentencia de amparo sino que sus efectos
también se extienden a favor de los litisconsortes que no acudieron al juicio
de garantías; ello con base en que, por virtud de ese fenómeno procesal, existe
unidad y el interés es común entre todos los litisconsortes, por lo que no debe
dividirse el juicio cuando se ordena reponer el procedimiento por uno de ellos
sino mantener la unidad del juicio y la reposición debe abarcar a todos los
litisconsortes. Dicha jurisprudencia1 es del rubro: “SENTENCIAS DE
AMPARO. CUANDO ORDENEN REPONER EL PROCEDIMIENTO, SUS
EFECTOS DEBEN HACERSE EXTENSIVOS A LOS CODEMANDADOS
DEL QUEJOSO, SIEMPRE QUE ENTRE ÉSTOS EXISTA
LITISCONSORCIO PASIVO NECESARIO”.
Y si bien su fundamento consiste en que los efectos del litisconsorcio pasivo
sólo se producen dentro del proceso correspondiente, que éste es una unidad y
que las consecuencias de una sentencia protectora sí deben alcanzar o
1
Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, tomo III, febrero de
1996, tesis P./J.9/96, página 78.
beneficiar a los codemandados del quejoso en el juicio natural, por constituir la reposición de su procedimiento- un acto necesario para el debido
cumplimiento de la ejecutoria de amparo; la consideración de que esto no
implica infracción al principio de relatividad, porque no se está en la hipótesis
de que una sentencia de amparo se hubiese ocupado de individuos particulares
o de personas morales diversas a quienes hubieren solicitado la protección
federal, viene a demostrar no sólo la precisión del alcance de la jurisprudencia
y lo absurdo de que se reponga un juicio por uno y quedara firme por otros,
sino la ventana jurídica por la que pueda apartarse del principio de relatividad.
5.2.1 La ley sólo queda abrogada o derogada por otra cuyo nacimiento le
preceda y que así expresamente lo declare, o bien que contengan
disposiciones incompatibles entre una y otra, pero lo cual es obra del Poder
Legislativo.
5.2.2 Al Poder Judicial de la Federación se le encomienda la decisión de
inconstitucionalidad o no de una ley; y cuando la declara en sentencia de
amparo, su efecto es que no se le aplique exclusivamente al gobernado que la
haya reclamado, pero no se hace extensiva –tal inaplicación- a quienes no
hayan demandado la protección constitucional. El Poder Legislativo debiera
subsanar los errores en que incurra al aprobar la ley cuando se hagan notables
por la sentencia de amparo; empero no lo hace, pese a la declaración de
inconstitucionalidad, de ahí que incluso el mecanismo jurisprudencial resulta
ineficaz para anular la ley inconstitucional que se declara a través del mismo.
5.3 La ley es general, por tanto, cuando la misma es declarada
inconstitucional en beneficio del quejoso que la reclamó los efectos
protectores de la sentencia de amparo también han de ser generales, pues con
esa sentencia de amparo lo que se defienden son las garantías individuales que
resultan vulneradas con el acto de la autoridad legislativa; de manera que si el
juicio de amparo es el medio eficaz que los gobernados tienen para defender
sus derechos públicos subjetivos que se trastocan por una ley o por un acto de
autoridad, haciendo prevalecer la Constitución y sometiendo a la autoridad a
la misma, es inconcuso que no hay razón para que a los gobernados -no
quejosos- se les siga sometiendo a una ley que es inconstitucional so pretexto
de la relatividad de las sentencias de amparo.
Ya en algunos países europeos se dispone que una vez declarada la
inconstitucionalidad de la norma por el poder judicial, entonces el poder
legislativo tiene un plazo perentorio para adecuarla a la constitucionalidad y
si, en un caso concreto no lo hace, el poder judicial entrará a cubrir esa
inacción legislativa.
No debe perderse de vista que la institución del juicio de amparo ha sido
acogida por el derecho positivo extranjero2 y que, incluso, en el mismo
actualmente presenta el avance que se comenta, en cuanto a que en materia de
inconstitucionalidad de leyes la sentencia tiene efectos erga omnes; además de
que en el derecho positivo mexicano ya ha desaparecido cualquier temor de
pugna entre los Poderes de la Unión, tan es así que las sentencias que se
dictan en las acciones de inconstitucionalidad3, los efectos de invalidez son
generales.
Razones en que fundara la propuesta4 que enviara a la Comisión de la Corte
para la reforma de los artículos 107, fracción II, de la Constitución, y 76 y 80
de la Ley de Amparo.
Considero, por tanto, que si la jurisprudencia: a) constituye una fuente formal
del derecho, que da origen al orden jurídico vigente; b) participa de las
2
Se tiene presente al ilustre jurista mexicano Rodolfo Reyes, que llevara tan noble
institución al derecho español.
3
Previstas en el artículo 105, fracción II, de la Constitución.
4
“Artículo 107.- ..... II. La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos
particulares, limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial sobre el que
verse la queja, sin hacer una declaración general respecto del acto que la motivare, a
excepción de cuando se trate de una ley”.
“Artículo 76.- Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo sólo se
ocuparán de los individuos particulares o de las personas morales, privadas u oficiales
que lo hubiesen solicitado, limitándose a ampararlos y protegerlos, si procediere, en el
caso especial sobre el que verse la demanda, sin hacer una declaración general respecto
del acto que la motivare, a excepción de cuando se trate de una ley”.
Se considera que en la declaración respecto de la ley o acto que motiva la demanda de
amparo, es donde deben reformarse las disposiciones constitucional y reglamentaria que
se analizan, dado que idénticamente establecen en lo conducente “...sin hacer una
declaración general respecto de la ley o acto que la motivare” y se propuso “...sin hacer
una declaración general respecto del acto que la motivare, a excepción de cuando
se trate de una ley”.
En cuanto al artículo 80 de la Ley de Amparo, se propuso como reforma la supresión de
“al agraviado” y sustituir el verbo “restituir” por “restitución”, pues dispone: “La
sentencia que conceda el amparo tendrá por objeto restituir al agraviado en el pleno
goce de la garantía individual violada,...”; y deberá establecer: “La sentencia que
conceda el amparo tendrá por objeto la restitución en el pleno goce de la garantía
individual violada,...”
mismas características de la ley, sobre todo la de generalidad, diferenciándose
en cuanto a la obligatoriedad por los sujetos pasivos; y c) el artículo 14 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, dispone
terminantemente que -en los juicios del orden civil- la sentencia definitiva
deberá ser conforme a la letra o a la interpretación jurídica de la ley, y a falta
de ésta se fundará en los principios generales del derecho, siendo la
interpretación jurídica de la ley que se da por regla general con la
jurisprudencia; pero en los casos de laguna de ley, la jurisprudencia llena ese
vacío, sustituyéndose a la misma ley, y cuando -la jurisprudencia- declara su
inconstitucionalidad, se pone por encima de la ley; entonces debe ser
obligatoria no sólo para los órganos del Poder Judicial de la Federación,
tribunales militares y judiciales del orden común, así también para los
tribunales administrativos y del trabajo tanto federales como locales, sino
además para las autoridades administrativas y órganos legislativos.
Sólo me resta señalar que las Comisiones Unidas Primera y Segunda de
Justicia y Primera y Segunda de Puntos Constitucionales, según dictamen de
15 de noviembre de 1966 que presentaron con motivo de la discusión de
reforma al artículo 94 de la Ley Fundamental, sostuvieron que la
jurisprudencia del Poder Judicial Federal "...es voz y expresión misma de la
Constitución emanada del órgano constituido por la propia ley suprema
precisamente para interpretarla y hacer que sean respetados y aplicados sus
principios en todo el orden jurídico nacional..."; de donde se advierte que de
esa intención no consta distinción alguna en la obligatoriedad de la
jurisprudencia; y tan esa fue la intención que -en el mismo dictamen- se
expuso que la inclusión de:
"... las leyes locales en el ámbito de obligatoriedad de la
jurisprudencia que llegue a establecer el Poder Judicial
Federal debe también estimarse procedente por las
siguientes razones: los artículos 41 y 133 de la Constitución
General de la República establecen el principio de la
supremacía de nuestra Carta Magna o, expresado en otro
giro, dispone que las constituciones locales en ningún caso
podrán contravenir las estipulaciones del pacto federal, bajo
pena de nulidad; de donde resulta que si la Suprema corte, a
quien compete en forma exclusiva el control de la
constitucionalidad de las leyes, se encuentra facultada para
declarar la nulidad de los actos que contraríen la ley
fundamental es claro que esa facultad constituye, como lo
expresa Lord Byron, *La voz viva de la Constitución, esto
es, la voluntad del pueblo, de quien es expresión a su vez
(la) ley fundamental que él ha votado*, supuesto que
cuando interpreta la ley máxima puede declarar si
determinado acto de autoridad es o no acorde con la
misma..."
Luego, si la facultad de interpretar la Carta Magna o una ley por la
jurisprudencia es la voz viva de la Constitución o de la voluntad del pueblo
expresada en esa Ley Fundamental, es inconcuso que no hay razón para que la
obligatoriedad de la jurisprudencia sea únicamente para los tribunales
jurisdiccionales y no para las autoridades administrativas y órganos
legislativos.
6. ¿Qué resolvió la Suprema Corte de Justicia de la Nación?
No. Registro: 186,921
Jurisprudencia
Materia(s): Común
Novena Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XV, Mayo de 2002
Tesis: 2a./J. 38/2002
Página: 175
JURISPRUDENCIA SOBRE INCONSTITUCIONALIDAD DE
LEYES. LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS NO ESTÁN
OBLIGADAS A APLICARLA AL CUMPLIR CON LA GARANTÍA
DE FUNDAR Y MOTIVAR SUS ACTOS.
La obligación de las autoridades administrativas de fundar y motivar sus
actos consiste en citar de manera específica la ley exactamente aplicable
al caso, así como en expresar las circunstancias especiales, razones
particulares o causas inmediatas que se hayan tenido en consideración
para la emisión del acto y la adecuación entre los motivos aducidos y las
normas aplicables y no, en citar también la jurisprudencia respectiva,
esto es, la obligación de fundar los actos en la ley, no implica hacerlo en
la forma en que haya sido interpretada por los órganos competentes del
Poder Judicial de la Federación, dado que la jurisprudencia tiene
notables diferencias con la ley y no puede ser equiparable a ésta,
principalmente porque la jurisprudencia es obra de los órganos
jurisdiccionales y la ley del órgano legislativo, es decir, la jurisprudencia
no es una norma general y sólo se aplica a casos particulares, conforme
al principio de relatividad de las sentencias que rige al juicio de
garantías, por lo que resulta erróneo sostener que los actos de las
autoridades administrativas sean violatorios del artículo 16
constitucional por no apoyarse en la jurisprudencia que declare la
inconstitucionalidad de una ley, habida cuenta que por remisión del
octavo párrafo del artículo 94 de la Constitución Federal, los preceptos
192 y 193 de la Ley de Amparo, establecen con precisión que la
jurisprudencia obliga solamente a los órganos jurisdiccionales.
Contradicción de tesis 40/2001-PL. Entre las sustentadas por el Tercer
Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Sexto Circuito y el
Primer Tribunal Colegiado del Décimo Cuarto Circuito. 26 de abril de
2002. Cinco votos. Ponente: Mariano Azuela Güitrón. Secretario: José
Antonio Abel Aguilar.
Tesis de jurisprudencia 38/2002. Aprobada por la Segunda Sala de este
Alto Tribunal, en sesión privada del tres de mayo de dos mil dos.
De cuya ejecutoria constan las consideraciones siguientes:
QUINTO. El punto de contradicción estriba en determinar si la garantía
de legalidad prevista en el primer párrafo del artículo 16 constitucional,
que obliga a las autoridades administrativas a fundar y motivar sus
actos, interpretado en relación con el diverso párrafo octavo del
numeral 94 del citado ordenamiento, obliga a tales autoridades a acatar
la jurisprudencia, a pesar de que los artículos 192 y 193 de la Ley de
Amparo sólo contemplan a los órganos jurisdiccionales y no a éstas.
La creación de la institución de la jurisprudencia en nuestro país, en su
sentido moderno, corresponde al ilustre jurista Ignacio Luis Vallarta
propuesta en su proyecto de Ley de Amparo, aprobada en mil
ochocientos ochenta y dos, cuyos principios fueron adoptados
posteriormente en el Código Federal de Procedimientos Civiles de mil
novecientos ocho; la jurisprudencia era entendida entonces como el
criterio expresado por la Corte en cinco resoluciones pronunciadas en
el mismo sentido con carácter imperativo para los tribunales federales.
El Código Federal de Procedimientos Civiles de veintiséis de diciembre
de mil novecientos ocho, le dedicó la sección duodécima a la institución
de la jurisprudencia, en la que se incorporaron muchas de las fórmulas
jurídicas que inspiraron a las posteriores Leyes de Amparo, resultando
necesario destacar que la jurisprudencia sólo podría surgir de la
resolución de juicios de amparo y no de otra clase de procesos
federales; que sólo el Pleno de la Suprema Corte podía sentar
jurisprudencia; que ésta sólo podía referirse a la Constitución y a las
leyes federales y, por ende, que su obligatoriedad era propia solamente
de los tribunales federales.
La Constitución original de mil novecientos diecisiete no contempló la
institución jurídica de la jurisprudencia sino solamente estableció la
competencia de los tribunales federales y las bases del juicio de amparo
en los artículos 103 y 107 constitucionales; la explicación de esta
omisión quizá se encuentra en que "el Constituyente se encontraba
demasiado concentrado en la redacción de las ‘garantías sociales’ por
ser el tema dominante al término de la Revolución, lo que distrajo su
atención de esta figura tan importante" (Acosta Romero, Miguel y Pérez
Fonseca, Alfonso. Derecho Jurisprudencial Mexicano. 2a. Edición
actualizada. Editorial Porrúa, S.A. de C.V., México, 2000, página 44).
La promulgación de la Constitución Federal de mil novecientos
diecisiete ocasionó el efecto jurídico de la pérdida de vigencia de la
jurisprudencia existente en sus épocas primera a cuarta, que dio lugar a
que actualmente se le conozca como jurisprudencia histórica, e inició la
Quinta Época, como primer periodo de la jurisprudencia vigente en
nuestro país.
El antecedente más remoto de la institución de la jurisprudencia en
nuestro sistema jurídico vigente son las Leyes de Amparo de mil
novecientos diecinueve y mil novecientos treinta y seis, denominadas:
Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y 104 de la Constitución Federal
y Ley jurisprudencia que se establezca por la Suprema Corte de Justicia
en sus ejecutorias de amparo y de súplica, sólo podrán referirse a la
Constitución y demás leyes federales."
"Artículo 148. Las ejecutorias de la Suprema Corte de Justicia, votadas
por mayoría de siete o más de sus miembros, constituyen jurisprudencia,
siempre que lo resuelto se encuentre en cinco ejecutorias no
interrumpidas por otra en contrario."
"Artículo 149. La jurisprudencia de la Corte en los juicios de amparo y
en los que se susciten sobre aplicación de leyes federales o tratados
celebrados con las potencias extranjeras, es obligatoria para los
Magistrados de Circuito, Jueces de Distrito y tribunales de los Estados,
Distrito Federal y territorios.
"La misma Suprema Corte respetará sus propias ejecutorias. Podrá, sin
embargo, contrariar la jurisprudencia establecida; pero expresando
siempre, en este caso, las razones para resolverlo así. Estas razones
deberán referirse a las que se tuvieren presentes para establecer la
jurisprudencia que se contraría."
La Ley de Amparo publicada el diez de enero de mil novecientos treinta
y seis (actualmente en vigor) abrogó la ley de mil novecientos diecinueve
y su trascendencia consistió en que amplió el campo de la
obligatoriedad de la jurisprudencia a las Juntas de Conciliación y
Arbitraje.
Los artículos 192, 193 y 194 de la entonces Ley Orgánica de los
Artículos 103 y 107 de la Constitución Federal (Ley de Amparo de mil
novecientos treinta y seis), indicaban:
"Artículo 192. La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de
Justicia en sus ejecutorias de amparo, sólo podrá referirse a la
Constitución y demás leyes federales."
"Artículo 193. Las ejecutorias de las Salas de la Suprema Corte de
Justicia constituyen jurisprudencia siempre que lo resuelto en aquéllas
se encuentre en cinco ejecutorias, no interrumpidas por otra en
contrario, y que hayan sido aprobadas por lo menos por cuatro
Ministros.
"Las ejecutorias que dicte la misma Suprema Corte en acuerdo Pleno,
también formarán jurisprudencia cuando se reúnan las condiciones que
acaban de indicarse para las que pronuncien las Salas, pero que hayan
sido aprobadas por lo menos por once Ministros."
"Artículo 194. La jurisprudencia de la Suprema Corte, en los juicios de
amparo y en los que se susciten sobre aplicación de leyes federales o
tratados celebrados con las potencias extranjeras, es obligatoria para
los Magistrados de Circuito, Jueces de Distrito, tribunales de los
Estados, Distrito y territorios federales y Juntas de Conciliación y
Arbitraje."
Por reforma a la Constitución, publicada el diecinueve de febrero de mil
novecientos cincuenta y uno, se eleva a rango constitucional la figura de
la jurisprudencia en el numeral 107, fracción XIII, para permitir que la
ley secundaria determinara los términos y casos en que debía ser
obligatoria la jurisprudencia de los tribunales del Poder Judicial de la
Federación, así como los requisitos para permitir su modificación; sin
embargo, esta obligatoriedad solamente se refería a los tribunales
federales y a los juicios de amparo, de ahí su inclusión en el precepto
107 de la Carta Magna que establecía las bases de dicho juicio
constitucional.
En ese entonces, el artículo 107, fracción XIII, de la Ley Fundamental
señalaba:
"Artículo 107. Todas las controversias de que habla el artículo 103 se
sujetarán a los procedimientos y formas del orden jurídico que
determine la ley, de acuerdo con las bases siguientes:
"...
"XIII. La ley determinará los términos y casos en que sea obligatoria la
jurisprudencia de los tribunales del Poder Judicial de la Federación, así
como los requisitos para su modificación.
"Si los Tribunales Colegiados de Circuito sustentan tesis contradictorias
en los juicios de amparo materia de su competencia, los Ministros de la
Suprema Corte de Justicia, el procurador general de la República o
aquellos tribunales, podrán denunciar la contradicción ante la Sala que
corresponda, a fin de que decida cuál es la tesis que debe prevalecer.
"Cuando las Salas de la Suprema Corte de Justicia sustenten tesis
contradictorias en los juicios de amparo materia de su competencia
cualquiera de esas Salas o el procurador general de la República,
podrán denunciar la contradicción ante la misma Suprema Corte de
Justicia, quien decidirá, funcionando en Pleno, qué tesis debe
observarse. Tanto en este caso como en el previsto en el párrafo
anterior, la resolución que se dicte será sólo para el efecto de la fijación
de la jurisprudencia y no afectará las situaciones jurídicas concretas
derivadas de las sentencias contradictorias en el juicio en que fueron
pronunciadas."
La exposición de motivos de dicha reforma constitucional, en el
apartado correspondiente a la fracción XIII del artículo 107, señaló:
"f) La fracción XIII del artículo 107 de esta iniciativa considera que la
ley determinará los términos y casos en que sea obligatoria la
jurisprudencia de los tribunales del Poder Judicial de la Federación, así
como los requisitos para su modificación. Estimamos pertinente la
inclusión de esta norma en la Constitución, por ser fuente del derecho la
jurisprudencia, lo cual explica el carácter de obligatoriedad que le
corresponde igualmente que a los mandatos legales debiendo ser por
ello acatada tanto por la Suprema Corte de Justicia, como por las Salas
de ésta y los otros tribunales de aquel poder. La disposición que se
contempla da ocasión para modificar la jurisprudencia y expresa que
las leyes secundarias determinarán los requisitos a satisfacer, pues
como el derecho no es una categoría eterna sino siempre cambiante, la
jurisprudencia debe ser dinámica y recoger el sentido evolutivo y
progresista de la vida social. Además, plantear a la consideración de los
tribunales de la Federación un asunto sobre el que ya se ha tomado
decisión jurisprudencial, para depurar esta jurisprudencia en bien de la
efectiva vigencia de los textos constitucionales, es afán que mira por el
respeto de la Constitución.
"Ha sido indispensable incluir también en la misma fracción XIII del
artículo 107 de la presente iniciativa, los casos en que los Tribunales
Colegiados de Circuito o las Salas de la Suprema Corte de Justicia,
sustenten tesis contradictorias en los juicios de amparo, materia de su
competencia. La necesidad de unificar estas tesis contradictorias es
manifiesta, y da oportunidad, además, para que se establezca
jurisprudencia que sea obligatoria tanto para las Salas de la Corte
como para los Tribunales Colegiados de Circuito. Y como la resolución
que determine qué tesis debe prevalecer, no afectará las situaciones
jurídicas concretas derivadas de las sentencias contradictorias en el
juicio en que fueron pronunciadas, no se establece, en realidad, un
nuevo recurso en favor de las partes en el juicio de amparo, sino sólo el
procedimiento a seguir para la adecuada institución de la
jurisprudencia."
De la exposición de motivos se advierten las siguientes finalidades que
el legislador buscó con la reforma constitucional que se analiza:
a) Incluir la institución de la jurisprudencia en la Norma Fundamental,
por ser fuente del derecho, lo que al igual que la ley le confiere su
obligatoriedad.
b) La jurisprudencia debía ser acatada "tanto por la Suprema Corte de
Justicia, como por las Salas de ésta y los otros tribunales de aquel
poder", en clara referencia a los órganos jurisdiccionales integrantes
del Poder Judicial de la Federación, y
c) La remisión a la ley ordinaria para determinar "los términos y casos"
en que sea obligatoria la jurisprudencia de los tribunales del Poder
Judicial de la Federación, así como los requisitos para su modificación.
La Ley de Amparo, en reforma de la misma fecha que la de la
Constitución Federal (diecinueve de febrero de mil novecientos
cincuenta y uno), en sus artículos 193 y 193 bis distinguió la
obligatoriedad de la jurisprudencia del Tribunal Pleno y de las Salas.
Los artículos citados de esa reforma legal precisaban:
"Artículo 193. La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de
Justicia funcionando en Pleno sobre interpretación de la Constitución y
leyes federales o tratados celebrados con las potencias extranjeras, es
obligatoria tanto para ella como para las Salas que la componen, los
Tribunales Colegiados de Circuito, Tribunales Unitarios de Circuito,
Jueces de Distrito, tribunales de los Estados, Distrito y Territorios
Federales y Juntas de Conciliación y Arbitraje.
"Las ejecutorias de la Suprema Corte de Justicia funcionando en Pleno
constituyen jurisprudencia siempre que lo resuelto en ellas se encuentre
en cinco ejecutorias no interrumpidas por otra en contrario, y que hayan
sido aprobadas por lo menos por catorce Ministros."
"Artículo 193 bis. La jurisprudencia que establezcan las Salas de la
Suprema Corte de Justicia sobre interpretación de la Constitución, leyes
federales o tratados celebrados con las potencias extranjeras, es
obligatoria para las mismas Salas y para los Tribunales Colegiados de
Circuito, Tribunales Unitarios de Circuito, Jueces de Distrito, tribunales
de los Estados, Distrito y Territorios Federales y Juntas de Conciliación
y Arbitraje.
"Las ejecutorias de las Salas de la Suprema Corte de Justicia
constituyen jurisprudencia, siempre que lo resuelto en ellas se encuentre
en cinco ejecutorias no interrumpidas por otra en contrario, y que hayan
sido aprobadas por lo menos por cuatro Ministros."
La reforma a la Constitución, publicada el veinticinco de octubre de mil
novecientos sesenta y siete fue trascendental, no solamente porque el
texto relativo a la remisión a la ley ordinaria en cuanto a la
obligatoriedad de la jurisprudencia, pasó de la fracción XIII del artículo
107 al quinto párrafo (actualmente octavo) del numeral 94, sino
esencialmente porque se extendió la jurisprudencia obligatoria a todos
los asuntos de la competencia de los tribunales federales y no
exclusivamente a los juicios de amparo y, además, porque el artículo 94
permitió la interpretación jurisprudencial de leyes y reglamentos
locales, quebrantando así la larguísima tradición de que la
jurisprudencia federal sólo podía versar sobre la interpretación de la
Constitución, leyes federales y tratados internacionales.
En ese entonces, el artículo 94 de la Constitución mexicana decía:
"Artículo 94. Se deposita el ejercicio del Poder Judicial de la
Federación en una Suprema Corte de Justicia, en Tribunales de
Circuito, Colegiados en materia de amparo y Unitarios en materia de
apelación, y en Juzgados de Distrito.
"La Suprema Corte de Justicia de la Nación se compondrá de veintiún
Ministros numerarios y cinco supernumerarios, y funcionará en Pleno o
en Salas. Los Ministros supernumerarios formarán parte del Pleno
cuando suplan a los numerarios.
"En los términos que la ley disponga, las sesiones del Pleno y de las
Salas serán públicas, y por excepción secretas en los casos en que así lo
exijan la moral o el interés público.
"La competencia de la Suprema Corte, los periodos de sesiones, el
funcionamiento del Pleno y de las Salas, las atribuciones de los
Ministros, el número y competencia de los Tribunales de Circuito y de
los Jueces de Distrito y las responsabilidades en que incurran los
funcionarios y empleados del Poder Judicial de la Federación, se
regirán por esta Constitución y lo que dispongan las leyes.
"La ley fijará los términos en que sea obligatoria la jurisprudencia que
establezcan los Tribunales del Poder Judicial de la Federación sobre
interpretación de la Constitución, leyes y reglamentos federales o
locales y tratados internacionales celebrados por el Estado mexicano,
así como los requisitos para su interrupción y modificación.
"La remuneración que perciban por sus servicios los Ministros de la
Suprema Corte, los Magistrados de Circuito y los Jueces de Distrito no
podrá ser disminuida durante su encargo.
"Los Ministros de la Suprema Corte de Justicia sólo podrán ser privados
de sus puestos cuando observen mala conducta, de acuerdo con el
procedimiento señalado en la parte final del artículo 111 de esta
Constitución o previo el juicio de responsabilidad."
La exposición de motivos de la reforma constitucional de mil
novecientos sesenta y siete, en la parte conducente, indicó:
"La disposición contenida en el primer párrafo de la fracción XIII del
artículo 107, según la cual la ley determinará los casos en que sea
obligatoria la jurisprudencia de los tribunales del Poder Judicial
Federal, así como los requisitos para su modificación, se ha
considerado que debe pasar al artículo 94, que es de carácter general, y
no mantenerse en el 107 que de manera especial consigna las bases que
rigen el procedimiento del juicio de amparo, porque la jurisprudencia de
dichos tribunales puede constituirse en procedimientos distintos de ese
juicio y que son también de su competencia."
Derivado de la reforma constitucional de mil novecientos sesenta y siete,
por decreto de tres de enero de mil novecientos sesenta y ocho, se
reformó la Ley de Amparo vigente, afectando a los artículos 192, 193 y
193 bis, de tal manera que la jurisprudencia resultó más ampliamente
regulada, distinguiéndose entre la establecida por el Pleno, por las
Salas y por los Tribunales Colegiados de Circuito, así como la
obligatoriedad de cada una de ellas hacia los órganos inferiores
siguiendo el orden jerárquico dentro del Poder Judicial Federal, con la
novedad de incluir a los tribunales militares y administrativos, como
órganos jurisdiccionales obligados a acatar la jurisprudencia.
Los artículos mencionados de la reforma de mil novecientos sesenta y
ocho a la Ley de Amparo señalaban:
"Artículo 192. La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de
Justicia funcionando en Pleno sobre interpretación de la Constitución,
leyes y reglamentos federales o locales y tratados internacionales
celebrados por el Estado mexicano, es obligatoria tanto para ella como
para las Salas que la componen, los Tribunales Unitarios y Colegiados
de Circuito, Juzgados de Distrito, tribunales militares y judiciales del
orden común de los Estados, Distrito y Territorios Federales y
tribunales administrativos y del trabajo, locales o federales.
"Las ejecutorias de la Suprema Corte de Justicia funcionando en Pleno
constituyen jurisprudencia, siempre que lo resuelto en ellas se sustente
en cinco ejecutorias no interrumpidas por otra en contrario y que hayan
sido aprobadas por lo menos por catorce Ministros."
"Artículo 193. La jurisprudencia que establezcan las Salas de la
Suprema Corte de Justicia sobre interpretación de la Constitución, leyes
federales o locales y tratados internacionales celebrados por el Estado
mexicano, es obligatoria para las mismas Salas y para los Tribunales
Unitarios y Colegiados de Circuito; Juzgados de Distrito; tribunales
militares y judiciales del orden común de los Estados, Distrito y
Territorios Federales y tribunales administrativos y del trabajo, locales
o federales.
"Las ejecutorias de las Salas de la Suprema Corte de Justicia
constituyen jurisprudencia, siempre que lo resuelto en ellas se sustente
en cinco ejecutorias no interrumpidas por otra en contrario y que hayan
sido aprobadas por lo menos por cuatro Ministros."
"Artículo 193 bis. La jurisprudencia que establezcan los Tribunales
Colegiados de Circuito, en materia de su competencia exclusiva, es
obligatoria para los mismos tribunales, así como para los Juzgados de
Distrito, tribunales judiciales del fuero común, tribunales
administrativos y del trabajo que funcionen dentro de su jurisdicción
territorial.
"Las ejecutorias de los Tribunales Colegiados de Circuito constituyen
jurisprudencia, siempre que lo resuelto en ellas se sustente en cinco
ejecutorias no interrumpidas por otra en contrario y que hayan sido
aprobadas por unanimidad de votos de los Magistrados que los
integran."
Por decreto de dieciséis de enero de mil novecientos ochenta y cuatro, se
reformaron los artículos 192 y 193 de la Ley de Amparo, para incluir en
el primer artículo mencionado la obligatoriedad de la jurisprudencia
dictada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, funcionando
tanto en Pleno como en Salas y, en el segundo precepto, la
obligatoriedad de la jurisprudencia de los Tribunales Colegiados de
Circuito, tanto para los órganos del Poder Judicial de la Federación,
como para los demás órganos jurisdiccionales federales o estatales, de
naturaleza judicial, laboral o administrativa, como se aprecia a
continuación:
"Artículo 192. La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de
Justicia, funcionando en Pleno o en Salas, es obligatoria para éstas, en
tratándose de la que decrete el Pleno, y además para los Tribunales
Unitarios y Colegiados de Circuito, los Juzgados de Distrito, los
tribunales militares y judiciales del orden común de los Estados, Distrito
Federal y tribunales administrativos y del trabajo, locales o federales.
"Las ejecutorias constituirán jurisprudencia, siempre que lo resuelto en
ellas se sustente en cinco sentencias no interrumpidas por otra en
contrario, y que hayan sido aprobadas por lo menos por catorce
Ministros, si se trata de jurisprudencia del Pleno, o por cuatro Ministros
en los casos de jurisprudencia de las Salas.
"También constituyen jurisprudencia las tesis que diluciden las
contradicciones de sentencias de Salas.
"Cuando se trate de ejecutorias sobre constitucionalidad o
inconstitucionalidad de leyes de los Estados, la jurisprudencia podrá
formarse independientemente de que las sentencias provengan de una o
de varias Salas."
"Artículo 193. La jurisprudencia que establezcan los Tribunales
Colegiados de Circuito, en materia de su competencia exclusiva, es
obligatoria para los Juzgados de Distrito, para los tribunales judiciales
del fuero común y para los tribunales administrativos y del trabajo que
funcionen dentro de su jurisdicción territorial.
"Las ejecutorias de los Tribunales Colegiados de Circuito constituyen
jurisprudencia siempre que lo resuelto en ellas se sustente en cinco
sentencias, no interrumpidas por otra en contrario, y que hayan sido
aprobadas por unanimidad de votos de los Magistrados que los
integran."
Finalmente y luego de otras reformas que no son trascendentes para este
estudio, los artículos de la Ley de Amparo, Reglamentaria de los
Artículos 103 y 107 Constitucionales, relativos a la obligatoriedad de la
jurisprudencia, en su texto actual indican:
"Artículo 192. La jurisprudencia que establezca la Suprema Corte de
Justicia, funcionando en Pleno o en Salas, es obligatoria para éstas en
tratándose de la que decrete el Pleno, y además para los Tribunales
Unitarios y Colegiados de Circuito, los Juzgados de Distrito, los
tribunales militares y judiciales del orden común de los Estados y del
Distrito Federal, y tribunales administrativos y del trabajo, locales o
federales.
"Las resoluciones constituirán jurisprudencia, siempre que lo resuelto
en ellas se sustente en cinco sentencias ejecutorias ininterrumpidas por
otra en contrario, que hayan sido aprobadas por lo menos por ocho
Ministros si se tratara de jurisprudencia del Pleno, o por cuatro
Ministros, en los casos de jurisprudencia de las Salas.
"También constituyen jurisprudencia las resoluciones que diluciden las
contradicciones de tesis de Salas y de Tribunales Colegiados."
"Artículo 193. La jurisprudencia que establezca cada uno de los
Tribunales Colegiados de Circuito es obligatoria para los Tribunales
Unitarios, los Juzgados de Distrito, los tribunales militares y judiciales
del fuero común de los Estados y del Distrito Federal, y los tribunales
administrativos y del trabajo, locales o federales.
"Las resoluciones de los Tribunales Colegiados de Circuito constituyen
jurisprudencia siempre que lo resuelto en ellas se sustente en cinco
sentencias no interrumpidas por otra en contrario, y que hayan
sidoFederal, respectivamente.
La Ley de Amparo de dieciocho de octubre de mil novecientos
diecinueve retomó los preceptos referentes a la jurisprudencia del
Código Federal de Procedimientos Civiles de mil novecientos ocho,
manteniendo la disposición legal de que dicha institución sólo podía
referirse a la Constitución, las leyes federales y los tratados, pero
amplió la esfera de obligatoriedad de la jurisprudencia, pues la hizo
extensiva no sólo a los órganos del Poder Judicial de la Federación,
sino a todos los demás tribunales de los Estados, Distrito Federal y
territorios.
El capítulo II del título II de la Ley Reglamentaria de los Artículos 103 y
104 de la Constitución Federal, en sus artículos 147, 148 y 149, rezaba:
"Artículo 147. Las aprobadas por unanimidad de votos de los
Magistrados que integran cada Tribunal Colegiado."
De los antecedentes históricos y legislativos expuestos debe concluirse
lo siguiente:
a) La jurisprudencia como institución jurídica no se contempló en la
Constitución original de mil novecientos diecisiete, sino en las Leyes de
Amparo de mil novecientos diecinueve y mil novecientos treinta y seis.
b) Por reforma constitucional de mil novecientos cincuenta y uno se
eleva a rango constitucional la institución de la jurisprudencia para
permitir que la ley secundaria determinara los términos y casos en que
debía ser obligatoria, pero limitada a los tribunales federales y a los
juicios de amparo.
c) Por reforma constitucional de mil novecientos sesenta y siete, la
obligatoriedad de la jurisprudencia se extiende a todos los asuntos de la
competencia de los tribunales federales y no sólo a los juicios de
amparo, además de que la interpretación abarca a todo el sistema
jurídico mexicano, es decir, la Constitución, las leyes federales, los
tratados internacionales y las leyes y reglamentos locales.
d) Desde mil novecientos sesenta y ocho, por reforma a la Ley de
Amparo, los órganos obligados a acatar la jurisprudencia son de
naturaleza jurisdiccional, federales o estatales; judiciales, militares,
laborales y administrativos.
e) Desde mil novecientos ochenta y cuatro, por reforma a la Ley de
Amparo se diferencia la obligatoriedad de la jurisprudencia atendiendo
a los órganos que la emiten: el Tribunal Pleno, las Salas de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación y los Tribunales Colegiados de Circuito,
pero siguen obligados a acatarla solamente los órganos
jurisdiccionales.
f) De las exposiciones de motivos de las reformas constitucionales no se
aprecia que haya sido voluntad del legislador obligar a otras
autoridades, distintas de las jurisdiccionales, a acatar la jurisprudencia
que emitan los órganos competentes del Poder Judicial de la
Federación.
El Ministro Juventino V. Castro y Castro en su obra "Garantías y
Amparo", sostiene que la jurisprudencia es una institución de carácter
casacionista "porque mediante tal recurso extraordinario se puede desde la cúspide de una pirámide judicialmente jerarquizada: la Corte
de Casación- unificar los criterios diversificados de las sentencias, que
aplican las mismas disposiciones legales pertinentes al caso" (Castro,
Juventino V. Garantías y Amparo. 9a. Edición. Editorial Porrúa.
México, 1996, página 567).
Bajo el concepto de la Corte de Casación que inspiró a nuestro
legislador en la creación de la institución de la jurisprudencia,
Juventino V. Castro y Castro justifica por qué dentro de su
obligatoriedad sólo están contempladas las autoridades jurisdiccionales
y no las autoridades legislativas y administrativas, indicando que dado
el carácter casacionista de la jurisprudencia "la materia del recurso es
siempre la sentencia de un órgano judicial y no un acto de autoridad
estatal distinto, por ello resulta lógico que la jurisprudencia establecida
por las Cortes de Casación se disponga que esté dirigida únicamente a
los Jueces y tribunales judiciales, cuyos fallos se examinan" y, agrega
"al crearse la jurisprudencia en materia de amparo, bajo una fuerte
inspiración casacionista se respetó un principio propio y natural en la
institución de donde se tomó el modelo y, por ello, nuestras
disposiciones no se refieren a la obligación de que las autoridades
legislativas y las administrativas respeten la jurisprudencia firme de la
Suprema Corte y de los Tribunales Colegiados de Circuito." (Castro,
Juventino V. Garantías y Amparo. 9a. Edición. Editorial Porrúa.
México, 1996, página 570).
En este orden de ideas, para dilucidar la contradicción de tesis que nos
ocupa, es necesario precisar las similitudes y las diferencias entre la ley
y la jurisprudencia.
Para tales efectos, deben traerse a colación los criterios que el Tribunal
Pleno estableció al resolver la contradicción de tesis 5/97, entre las
sustentadas por el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa
del Primer Circuito y el Cuarto Tribunal Colegiado del Sexto Circuito,
en sesión de diez de octubre de dos mil, que dio lugar a la tesis
jurisprudencial P./J. 145/2000, visible en la página 16 del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XII, diciembre de 2000, del
tenor siguiente:
"JURISPRUDENCIA. SU APLICACIÓN NO VIOLA LA GARANTÍA DE
IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY. La Suprema Corte de Justicia de la
Nación y los Tribunales Colegiados de Circuito, al sentar
jurisprudencia, no sólo interpretan la ley y estudian los aspectos que el
legislador no precisó, sino que integran a la norma los alcances que, sin
estar contemplados claramente en ella, se producen en una determinada
situación; sin embargo, esta ‘conformación o integración judicial’ no
constituye una norma jurídica de carácter general, aunque en ocasiones
llene las lagunas de ésta, fundándose para ello, no en el arbitrio del
Juez, sino en el espíritu de otras disposiciones legales, que estructuran
(como unidad) situaciones jurídicas, creando en casos excepcionales
normas jurídicas individualizadas, de acuerdo a los principios generales
del derecho, de conformidad con lo previsto en el último párrafo del
artículo 14 constitucional; tal y como se reconoce en el artículo 94,
párrafo sexto, de la Constitución Federal, así como en los numerales
192 y 197 de la Ley de Amparo, en los que se contempla a la
interpretación de las normas como materia de la jurisprudencia. Ahora
bien, tomando en consideración que la jurisprudencia es la
interpretación que los referidos tribunales hacen de la ley, y que aquélla
no constituye una norma jurídica nueva equiparable a la ley, ya que no
cumple con las características de generalidad, obligatoriedad y
abstracción, es inconcuso que al aplicarse, no viola el principio de
irretroactividad, consagrado en el artículo 14 constitucional."
En la ejecutoria de mérito, el Tribunal Pleno sostuvo, entre otros, los
siguientes criterios:
La jurisprudencia es la obligatoria interpretación y determinación del
sentido de la ley, tal como puede corroborarse con las siguientes tesis:
"INTERPRETACIÓN Y JURISPRUDENCIA. Interpretar la ley es
desentrañar su sentido y por ello la jurisprudencia es una forma de
interpretación judicial, la de mayor importancia, que tiene fuerza
obligatoria según lo determinan los artículos 193 y 193 bis de la Ley de
Amparo reformada en vigor, según se trate de jurisprudencia
establecida por la Suprema Corte de Justicia funcionando en Pleno o al
través de sus Salas. En síntesis: la jurisprudencia es la obligatoria
interpretación y determinación del sentido de la ley, debiendo acatarse,
la que se encuentra vigente en el momento de aplicar aquélla a los casos
concretos, resulta absurdo pretender que en el periodo de validez de una
cierta jurisprudencia se juzguen algunos casos con interpretaciones ya
superadas y modificados por ella que es la única aplicable." (Semanario
Judicial de la Federación, Sexta Época, Volumen XLIX, Segunda Parte,
Primera Sala, página 58).
"JURISPRUDENCIA, NATURALEZA. La jurisprudencia, en el fondo,
consiste en la interpretación correcta y válida de la ley que
necesariamente se tiene que hacer al aplicar ésta." (Semanario Judicial
de la Federación, Sexta Época, Volumen XLIV, Segunda Parte, Primera
Sala, página 86).
La jurisprudencia que emite el Poder Judicial de la Federación se
encuentra limitada por la propia ley y su integración debe ser coherente
con la misma.
La jurisprudencia no es una norma general, toda vez que en cuanto a su
contenido, forma de creación y aplicación, se encuentra limitada por la
ley y sólo la podrán aplicar los órganos jurisdiccionales a casos
concretos y de manera excepcional.
Los órganos que cuentan con atribuciones para sustentar tesis que
sienten jurisprudencia son:
a) El Tribunal Pleno;
b) Las Salas de este Alto Tribunal; y,
c) Los Tribunales Colegiados de Circuito.
Asimismo, las resoluciones constituyen jurisprudencia siempre que lo
resuelto en ellas se sustente en cinco sentencias no interrumpidas por
otra en contrario y que hayan sido aprobadas por lo menos por ocho
Ministros, si se trata de jurisprudencia del Pleno, como deriva del
artículo décimo quinto transitorio del decreto que reforma a la Ley
Orgánica del Poder Judicial de la Federación, publicado en el Diario
Oficial de la Federación el siete de noviembre de mil novecientos
noventa y seis.
Las resoluciones de las Salas establecen jurisprudencia si, además de
satisfacer el requisito de la reiteración de su sentido sin interrupción
por alguna en contrario, son aprobadas por cuatro Ministros. Las de los
Tribunales Colegiados de Circuito, con iguales requisitos, pero que sean
aprobadas por unanimidad de votos de los Magistrados que integren
cada uno de ellos.
Para estar en posibilidad de determinar si la jurisprudencia puede ser
equiparable a la ley, también se considera importante hacer algunas
reflexiones respecto de esta última.
El vocablo ley deriva de la voz latina lex, la cual a su vez, según la
opinión más generalizada, tiene su origen en la palabra legere por
referencia al precepto o regla que se lee.
Con este sentido, la lex representaba para los romanos el ius scriptum o
derecho escrito por oposición al derecho consuetudinario o no escrito.
Desde el punto de vista jurídico se habla de ley en un doble sentido: uno
amplio para designar a toda norma jurídica instituida en determinado
tiempo y lugar; y uno estricto, para denominar a las normas jurídicas
elaboradas por órganos estatales con potestad legislativa.
De conformidad con el artículo 40 constitucional, hay en México leyes
federales y leyes locales: las primeras para toda la República y las
segundas para cada uno de los Estados federados, bajo el concepto de
que para la formulación de las últimas, la respectiva Constitución
Política Particular de cada entidad federativa fija el correspondiente
proceso legislativo y para las leyes federales y las locales del Distrito
Federal lo hace la Constitución Federal en su artículo 73, fracción VI.
Las características que los tratadistas atribuyen a la ley son: la
generalidad, la obligatoriedad y la irretroactividad.
1) La generalidad de la ley es una característica esencial de la norma
jurídica. Generalidad equivale a aplicabilidad a cuantas personas se
encuentren en un supuesto determinado.
La ley no mira al individuo sino a la comunidad. No se da para
individuos determinados; el objeto de la ley, como norma de conducta
humana, es regirla pero no considerándola como una actividad aislada
sino en conexión con otras, para señalar de modo general la esfera de lo
lícito y de lo ilícito.
2) La ley debe cumplirse necesariamente. El incumplimiento de la ley,
como dañoso a la normalidad del orden jurídico, encuentra correctivo
adecuado en la realización del derecho por la vía del proceso. El
carácter obligatorio de la ley deriva del interés social que existe en su
acatamiento.
Como consecuencia ineludible de la obligatoriedad, se plantea el
problema de la ignorancia del derecho.
La ley, una vez publicada, se pone de conocimiento general.
3) Las leyes disponen para el porvenir. El pasado no es objeto de la
actividad del legislador, sino del historiador. Este principio es admitido
como general, pero tiene sus excepciones.
Como corolario de todo lo anterior, se pueden establecer las siguientes
diferencias entre jurisprudencia y ley:
a) La jurisprudencia es obra de los órganos jurisdiccionales y la ley del
órgano legislativo.
b) La jurisprudencia no es una norma general, ya que sólo se aplica a
los casos particulares, mediante la vía del proceso.
c) La jurisprudencia sólo es obligatoria respecto de los órganos
jurisdiccionales que deben aplicarla.
d) La jurisprudencia es la interpretación que los tribunales hacen de la
ley.
La jurisprudencia no es ley, sino interpretación de la ley, como deriva
de las dos tesis que adelante se invocan:
"JURISPRUDENCIA, NO ES LEY SINO INTERPRETACIÓN DE LA
LEY. La jurisprudencia no es ley en sentido estricto, sino que constituye
la interpretación que hace la Suprema Corte de Justicia desde el punto
de vista gramatical, lógico e histórico al través de cinco decisiones
ininterrumpidas y pronunciadas en casos concretos con relación a
sujetos de derecho determinados, integrada así la nueva jurisprudencia;
pero si razonamientos posteriores sustentan otro nuevo criterio de
interpretación de la ley, descartan la anterior jurisprudencia, de
acuerdo con el artículo 194 de la Ley de Amparo, ello no implica
retroactividad de nueva jurisprudencia y por lo tanto no conculca
garantías." (Semanario Judicial de la Federación, Sexta Época,
Volumen LII, Segunda Parte, Primera Sala, página 53).
"JURISPRUDENCIA. La jurisprudencia no es una ley, sino la
interpretación de ella, judicialmente adoptada." (Semanario Judicial de
la Federación, Sexta Época, Volumen XLIX, Segunda Parte, Primera
Sala, página 60).
e) La ley es estática, requiere de su modificación o derogación mediante
el proceso legislativo. La jurisprudencia es dinámica, ya que puede
cambiar la interpretación respecto de una misma ley con determinados
requisitos, pero sin las formalidades que la propia ley requiere.
f) La jurisprudencia encuentra sustento en decisiones jurisdiccionales
que han sido dictadas en casos específicos anteriores, la ley no, ya que
es única y rige para el futuro.
g) La interpretación e integración que realiza el Juez tiene su apoyo en
la propia ley (artículo 14 constitucional, último párrafo).
h) La creación de normas individuales para colmar las lagunas de la ley
mediante principios generales de derecho, es un caso de excepción
previsto en el referido artículo 14 constitucional y, por tanto, la labor
del órgano jurisdiccional se encuentra constreñida en la mayoría de los
casos al derecho positivo.
En efecto, la jurisprudencia no es ley en sentido formal, ya que no nace
del órgano legislativo.
La jurisprudencia no es una norma general, ya que se aplica a los casos
particulares mediante la vía del proceso.
La obligatoriedad de la jurisprudencia es limitada, toda vez que sólo
tienen la obligación de acatarla los órganos jurisdiccionales a quienes
corresponde aplicarla.
La jurisprudencia es la interpretación que los tribunales hacen de la ley.
La integración de la ley se encuentra limitada por la norma
constitucional, por tanto, la jurisprudencia en cuanto a su contenido,
forma de creación y aplicación, también se encuentra restringida por la
propia ley.
La jurisprudencia no constituye legislación, sigue a la legislación, fija
en la mayoría de los casos el contenido de una ley y, en casos
excepcionales, la integra; y esta integración tiene que ser conforme a la
voluntad del legislador.
Finalmente, es necesario recordar que la jurisprudencia está en íntima
relación con el principio de relatividad de las sentencias, llamado
también Fórmula Otero, en virtud de que fue Don Mariano Otero quien
delineó este principio más claramente hasta dejarlo en los términos
contemplados en la Carta Magna.
El artículo 107, fracción II, de la Constitución Federal señala:
"Artículo 107. Todas las controversias de que habla el artículo 103 se
sujetarán a los procedimientos y formas del orden jurídico que
determine la ley, de acuerdo a las bases siguientes:
"...
"II. La sentencia será siempre tal, que sólo se ocupe de individuos
particulares, limitándose a ampararlos y protegerlos en el caso especial
sobre el que verse la queja, sin hacer una declaración general respecto
de la ley o acto que la motivare.
"En el juicio de amparo deberá suplirse la deficiencia de la queja de
acuerdo con lo que disponga la Ley Reglamentaria de los Artículos 103
y 107 de esta Constitución.
"Cuando se reclamen actos que tengan o puedan tener como
consecuencia privar de la propiedad o de la posesión y disfrute de sus
tierras, aguas, pastos y montes a los ejidos o a los núcleos de población
que de hecho o por derecho guarden el estado comunal, o a los
ejidatarios o comuneros, deberán recabarse de oficio todas aquellas
pruebas que puedan beneficiar a las entidades o individuos mencionados
y acordarse las diligencias que se estimen necesarias para precisar sus
derechos agrarios, así como la naturaleza y efectos de los actos
reclamados.
"En los juicios a que se refiere el párrafo anterior no procederán, en
perjuicio de los núcleos ejidales o comunales, o de los ejidatarios o
comuneros, el sobreseimiento por inactividad procesal ni la caducidad
de la instancia, pero uno y otra sí podrán decretarse en su beneficio.
Cuando se reclamen actos que afecten los derechos colectivos del núcleo
tampoco procederán el desistimiento ni el consentimiento expreso de los
propios actos, salvo que el primero sea acordado por la asamblea
general o el segundo emane de ésta."
Por su parte, el artículo 76 de la Ley de Amparo dispone:
"Artículo 76. Las sentencias que se pronuncien en los juicios de amparo
sólo se ocuparán de los individuos particulares o de las personas
morales, privadas u oficiales que lo hubiesen solicitado, limitándose a
ampararlos y protegerlos, si procediere, en el caso especial sobre el que
verse la demanda, sin hacer una declaración general respecto de la ley o
acto que la motivare."
El principio que se examina constriñe el efecto de la sentencia que
conceda el amparo, solamente en beneficio del quejoso, de manera tal
que quien no haya sido expresamente amparado no puede beneficiarse
de los efectos de la protección de la Justicia Federal.
De lo anterior, deriva otra diferencia de la jurisprudencia con la ley, en
el sentido de que la jurisprudencia solamente va a beneficiar a aquella
persona que la invoque en su beneficio en un proceso jurisdiccional,
pero nunca fuera de él, dado el principio de relatividad analizado.
Precisadas las diferencias entre la jurisprudencia y la ley, se impone
analizar el tema relativo a la garantía de legalidad que rige los actos de
las autoridades administrativas, prevista en el primer párrafo del
artículo 16 de la Constitución Federal, que es del tenor siguiente:
"Artículo 16. Nadie puede ser molestado en su persona, familia,
domicilio, papeles o posesiones, sino en virtud de mandamiento escrito
de la autoridad competente, que funde y motive la causa legal del
procedimiento."
La Segunda Sala de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación
desentrañó el sentido y alcance de la referida norma constitucional, que
se tradujo en la jurisprudencia publicada con el número 260, página
ciento setenta y cinco, Tomo VI, Materia Común, del Apéndice de 1995,
que establece:
"FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN. De acuerdo con el artículo 16
de la Constitución Federal todo acto de autoridad debe estar adecuada y
suficientemente fundado y motivado, entendiéndose por lo primero que
ha de expresarse con precisión el precepto legal aplicable al caso y, por
lo segundo, que deben señalarse, con precisión, las circunstancias
especiales, razones particulares o causas inmediatas que se hayan
tenido en consideración para la emisión del acto; siendo necesario,
además, que exista adecuación entre los motivos aducidos y las normas
aplicables, es decir, que en el caso concreto se configuren las hipótesis
normativas."
Esto es, para que se cumpla el imperativo constitucional de la
fundamentación y motivación, los actos de la autoridad deben cumplir
los siguientes requisitos:
a) Expresar con precisión el precepto legal aplicable al caso
(fundamentación).
b) Deben señalarse con precisión las circunstancias especiales, razones
particulares o causas inmediatas que se hayan tenido en consideración
para la emisión del acto (motivación).
c) Adecuación entre los motivos aducidos y las normas aplicables
(relación entre la fundamentación y la motivación).
Ahora bien, este Tribunal Pleno, al resolver el amparo directo en
revisión 1936/95, en sesión de veintidós de mayo de dos mil, en relación
con la garantía de legalidad que se analiza sostuvo, entre otras cosas, lo
siguiente:
"... La garantía de legalidad consagrada en nuestra Constitución
Política Federal establece como uno de los elementos esenciales el que
todo acto de molestia que se dirija a los gobernados esté fundado y
motivado.
"Cuando se dice que un acto es legal, es porque el mismo respeta la
norma fijada por el legislador, se entiende que el principio de legalidad
es esencia del régimen jurídico de un Estado de derecho, pues toda ley,
todo procedimiento, toda resolución jurisdiccional o administrativa,
como todo acto de autoridad, debe ser expresión del derecho en cuanto
a que sean elaborados, emitidos o ejecutados por el órgano o los
órganos competentes y en la esfera de sus respectivas atribuciones. El
acatamiento por todos a las leyes, en un régimen jurídico de Estado, es
la suprema garantía, y la efectividad de esta garantía constituye la
normalidad de un régimen jurídico.
"La garantía de legalidad consiste pues, en la obligación que tiene la
autoridad de fundar y motivar un acto de molestia, para cumplir así con
uno de los requisitos formales contenidos en dicha garantía.
"La exigencia de fundar en ley, tiene como propósito que el gobernado
tenga la posibilidad de atacar dichos fundamentos si éstos no fueron
correctos o bien si no fueron acordes con la motivación citada, en otras
palabras, tiende a evitar la emisión de actos arbitrarios.
"Ciertamente, como lo aduce el recurrente, no existen excepciones al
cumplimiento de dicho deber, esto es, toda autoridad debe, al emitir un
acto de molestia, fundarlo en ley, es decir, tener como apoyo el o los
preceptos jurídicos que le permiten expedirlo y que establezcan la
hipótesis que genere su emisión, ésta es una de las exigencias previstas
en el artículo 16 constitucional.
"Así, se advierte que la garantía de legalidad que contempla este
artículo se refiere a un principio general que tiene aplicación en materia
civil, penal, administrativa y laboral, abarcando tanto a los actos
administrativos como a los jurisdiccionales.
"Un acto jurisdiccional es de naturaleza diversa a uno administrativo,
razón que hace que el cumplimiento de la garantía de legalidad se
verifique de manera distinta en dichos actos.
"En efecto, un acto de autoridad administrativa afecta de manera
unilateral los intereses de un gobernado; en cambio, en un acto de un
órgano jurisdiccional hay una litis, en donde hay un debate, y en donde
el fundamento y el motivo del acto jurisdiccional radica en el análisis
exhaustivo de los puntos que integran la litis.
"En tal virtud, la garantía de legalidad, como ya se dijo, se cumple de
manera distinta en un acto administrativo y en uno jurisdiccional, esto
es, en el acto administrativo se debe cumplir una formalidad, es decir,
invocar de manera precisa los fundamentos del mismo numeral,
fracción, inciso y subinciso, a efecto de que el gobernado esté en
posibilidad de conocer el sustento jurídico del acto que le afecta, a fin
de que esté en posibilidad de defenderse y no se quede en estado de
indefensión.
"Tratándose de actos administrativos, no son las partes las que les dan
origen, quienes invocan el derecho, sino que en la mayoría de los casos
es la propia autoridad administrativa la que emite actos o resoluciones
que se dirigen a los gobernados, lo que hace que la falta de cita de los
preceptos legales aplicados genere un estado de incertidumbre en el
gobernado, que lo puede afectar de tal modo, que le impida producir su
defensa en forma oportuna, adecuada y eficaz, al desconocer con
precisión cuál fue la ley aplicada y los preceptos concretos que sirvieron
de sustento a la autoridad para emitir sus actos, lo cual limita hacer
valer dentro de los plazos establecidos, los recursos o medios de defensa
para impugnarlos, así como expresar los razonamientos para demostrar
la inaplicabilidad o falta de actualización de la hipótesis que se presenta
respecto de la norma que debió ser aplicada, lo que significa que para
que los particulares puedan defenderse y aportar pruebas contra el acto
de autoridad, deben dársele a conocer expresamente los motivos y
fundamentos legales del mismo, de ahí la razón de la exigencia de que
en los mismos se citen expresamente los fundamentos legales,
atendiendo al valor jurídicamente protegido por la exigencia
constitucional.
"La fundamentación de una resolución jurisdiccional se encuentra en el
análisis exhaustivo de los puntos que integran la litis, es decir, en el
estudio de las acciones y excepciones del debate, lo cual no requiere
necesariamente de la formalidad que debe prevalecer en los actos
administrativos.
"Lo anterior es así, en virtud de que las resoluciones jurisdiccionales
presuponen el debido proceso legal en que se plantea un conflicto o litis
entre las partes, en el cual el actor establece sus pretensiones
apoyándose en un derecho y el demandado lo objeta mediante defensas y
excepciones y corresponde al juzgador analizar esas cuestiones
jurídicas y resolver si se ha probado la acción, si ésta no existe o bien, si
se han demostrado las excepciones.
"Por tanto, tratándose de resoluciones jurisdiccionales, la garantía de
legalidad tiene como objeto que el juzgador no las dicte en forma
arbitraria, sino ajustadas al ordenamiento legal, a efecto de que el
gobernado pueda establecer si se respetaron de manera cabal las
normas que dicho juzgador consideró para resolver el debate, lo cual no
requiere necesariamente de la cita del precepto, pues dentro del examen
exhaustivo de la litis se dan razonamientos que involucran propiamente
aquellas disposiciones en que se funda la resolución, es decir, se expresa
la aplicación de la norma aun sin citarla.
"En tales condiciones debe establecerse, como regla general, que la
autoridad emisora de una resolución jurisdiccional está obligada a
fundar tal acto citando los preceptos con los que cumpla esa exigencia,
pero que cuando la inteligencia de la resolución conduzca a la norma
aplicada, la falta de formalidad de mencionar el número del precepto
puede dispensarse, constituyendo este último aspecto una excepción a la
regla.
"Así, las resoluciones jurisdiccionales cumplen con la garantía de
legalidad sin necesidad de invocar de manera expresa el o los preceptos
que las fundan, cuando la fundamentación está implícita dentro del
examen exhaustivo del debate, esto es, cuando de la resolución se
desprende con claridad el artículo en que se basa.
"Tal criterio fue sustentado en la Quinta Época por la Tercera Sala de
esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, dentro de la tesis visible a
foja 335 del Tomo CXXIX, del Semanario Judicial de la Federación, que
dice:
"‘SENTENCIAS, FUNDAMENTACIÓN DE LAS. No es requisito
indispensable que en la sentencia reclamada se citen los preceptos en
que la resolución se apoya, si el fallo se encuentra adecuado a las
disposiciones legales relativas.’
"Ahora bien, atendiendo a la finalidad de la garantía de legalidad, debe
analizarse si a través de los razonamientos expuestos en la resolución
jurisdiccional, el gobernado puede determinar si es correcta o no la
misma y si sabe, en su caso, cómo la va a impugnar, con lo cual se
establece un límite a la satisfacción del principio de legalidad sin
necesidad de invocar de manera expresa los preceptos que funden la
resolución.
"Por otra parte, debe desestimarse lo aducido por la recurrente en el
sentido de que también las disposiciones de orden civil sufren con
relativa frecuencia modificaciones en su texto original, pues como quedó
apuntado, la excepción de considerar cumplimentada la garantía de
legalidad aun cuando no se cite el precepto que sirve de fundamento en
una resolución jurisdiccional, obedece a que dicho fundamento se
encuentra en el análisis exhaustivo de los puntos que integran la litis, no
así a la frecuencia en las modificaciones de las disposiciones civiles, por
lo que el mencionado argumento resulta jurídicamente ineficaz. ..."
La ejecutoria que se analiza dio lugar a la integración de la tesis
número P. CXVI/2000, consultable en la página 143 del Semanario
Judicial de la Federación y su Gaceta, Tomo XII, agosto de dos mil, del
tenor siguiente:
"FUNDAMENTACIÓN Y MOTIVACIÓN. EL CUMPLIMIENTO A
DICHA
GARANTÍA
TRATÁNDOSE
DE
RESOLUCIONES
JURISDICCIONALES SE VERIFICA SIN QUE SE INVOQUEN DE
MANERA EXPRESA SUS FUNDAMENTOS, CUANDO LOS
RAZONAMIENTOS DE ÉSTAS CONDUZCAN A LAS NORMAS
APLICADAS. La garantía de legalidad consagrada en el artículo 16 de
la Constitución Federal consiste en la obligación que tiene la autoridad
de fundar y motivar todo acto de molestia que se dirija a los
particulares, pero su cumplimiento se verifica de manera distinta
tratándose de actos administrativos y de resoluciones jurisdiccionales.
Lo anterior es así, porque en el acto administrativo que afecta de
manera unilateral los intereses del gobernado, se debe cumplir con la
formalidad de invocar de manera precisa los fundamentos del mismo, a
efecto de que esté en posibilidad de conocer el sustento jurídico del acto
que le afecta, mientras que la resolución jurisdiccional presupone el
debido proceso legal en que se plantea un conflicto o una litis entre las
partes, en el cual el actor establece sus pretensiones apoyándose en un
derecho y el demandado lo objeta mediante defensas y excepciones,
constituyendo la fundamentación de la resolución el análisis exhaustivo
de los puntos que integran la litis, es decir, el estudio de las acciones y
excepciones del debate, sin que se requiera de la formalidad que debe
prevalecer en los actos administrativos, toda vez que dentro del citado
análisis se dan razonamientos que involucran las disposiciones en que
se funda la resolución, aun sin citarlas de forma expresa. En
consecuencia, aun cuando por regla general la autoridad emisora de
una resolución jurisdiccional está obligada a fundar tal acto citando los
preceptos con los que se cumpla esa exigencia, excepcionalmente, si los
razonamientos de la resolución conducen a la norma aplicada, la falta
de formalidad puede dispensarse, de ahí que las resoluciones
jurisdiccionales cumplen con la garantía constitucional de referencia sin
necesidad de invocar de manera expresa el o los preceptos que las
fundan, cuando de la resolución se advierte con claridad el artículo en
que se basa."
De la ejecutoria y tesis que se transcriben es dable concluir lo siguiente:
a) La garantía de legalidad consiste en la obligación que tiene la
autoridad de fundar y motivar un acto de molestia.
b) Fundar en ley significa citar los preceptos jurídicos que le permiten a
la autoridad expedir el acto de molestia, como una de las exigencias
previstas en el artículo 16 constitucional.
c) Un acto jurisdiccional es de naturaleza diversa a uno administrativo,
razón que hace que el cumplimiento de la garantía de legalidad se
verifique de manera distinta en dichos actos.
d) En el acto administrativo se debe cumplir una formalidad, es decir,
invocar de manera precisa los fundamentos del mismo numeral,
fracción, inciso y subinciso, a efecto de que el gobernado esté en
posibilidad de conocer el sustento jurídico del acto que le afecta y en
posibilidad de defenderse para no quedarse en estado de indefensión.
e) En el acto jurisdiccional la garantía de legalidad tiene como objeto
que el juzgador no dicte las resoluciones en forma arbitraria, sino
ajustadas al ordenamiento legal, a efecto de que el gobernado pueda
establecer si se respetaron de manera cabal las normas que dicho
juzgador consideró para resolver el debate, lo cual no requiere
necesariamente de la cita del precepto, pues dentro del examen
exhaustivo de la litis se dan razonamientos que involucran propiamente
aquellas disposiciones en que se funda la resolución, es decir, se expresa
la aplicación de la norma aun sin citarla. Así, las resoluciones
jurisdiccionales cumplen con la garantía de legalidad sin necesidad de
invocar de manera expresa los preceptos que las fundan, cuando la
fundamentación está implícita dentro del examen exhaustivo del debate.
Por otra parte, este Tribunal Pleno, al resolver la contradicción de tesis
17/98, entre las sustentadas por el Primer Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Primer Circuito y el Segundo Tribunal
Colegiado del Cuarto Circuito y el criterio sostenido por el Cuarto
Tribunal Colegiado en Materia de Trabajo del Primer Circuito, el doce
de junio de dos mil, sostuvo los siguientes criterios en relación con la
institución de la jurisprudencia y el principio de legalidad contenido en
el primer párrafo del numeral 16 de la Ley Fundamental:
"... la jurisprudencia es el producto de la interpretación de normas
jurídicas de cualquier jerarquía, cuya facultad corresponde a la
Suprema Corte de Justicia de la Nación, funcionando en Pleno o en
Salas, así como a los Tribunales Colegiados de Circuito, de acuerdo con
la competencia que les señala la ley, pero también es cierto que la sola
cita de criterios jurisprudenciales emitidos por los tribunales en
mención no es suficiente para fundar las resoluciones dictadas con
motivo de la función pública jurisdiccional, pues no obstante que pueden
considerarse normas positivas de acatamiento estricto, la obligación
constitucional de fundar y motivar las resoluciones conlleva la de que
los órganos jurisdiccionales asienten las consideraciones lógicas que
demuestren, cuando menos, la aplicabilidad de la tesis jurisprudencial
al caso concreto con el propósito de justificar que la norma general, que
es la jurisprudencia, puede regir en la litis planteada, generando la
norma individual que resuelva el conflicto, independientemente de que,
si es necesario, el juzgador complemente la aplicación del criterio
jurisprudencial en que se apoye, con los razonamientos adicionales que
aseguren el cumplimiento de la garantía constitucional de mérito. ..."
La contradicción de tesis mencionada dio lugar a la tesis
jurisprudencial número P./J. 88/2000, visible en la página 8 del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo
XII, septiembre de dos mil, del tenor siguiente:
"JURISPRUDENCIA. SU TRANSCRIPCIÓN POR LOS ÓRGANOS
JURISDICCIONALES EN SUS RESOLUCIONES, PUEDE SER APTA
PARA FUNDARLAS Y MOTIVARLAS, A CONDICIÓN DE QUE SE
DEMUESTRE SU APLICACIÓN AL CASO. Las tesis jurisprudenciales
emitidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, funcionando en
Pleno o en Salas, y las que dictan los Tribunales Colegiados de Circuito,
dentro de sus respectivas competencias, son el resultado de la
interpretación de las normas de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, así como de los tratados internacionales, leyes
federales, locales y disposiciones reglamentarias y, al mismo tiempo
constituyen normas de carácter positivo obligatorias para los tribunales
judiciales o jurisdiccionales, en términos de lo dispuesto en los artículos
192 y 193 de la Ley de Amparo, y 177 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación. Sin embargo, como el artículo 16
constitucional obliga a toda autoridad a fundar y motivar sus
resoluciones, debe estimarse que la sola transcripción de las tesis
jurisprudenciales no es suficiente para cumplir con la exigencia
constitucional, sino que es necesario que el órgano jurisdiccional
asiente las consideraciones lógicas que demuestren, cuando menos, su
aplicabilidad al caso concreto independientemente de que, de ser
necesario, el juzgador complemente la aplicación de los criterios
jurisprudenciales en que se apoye, con razonamientos adicionales que
aseguren el cumplimiento de la referida garantía constitucional."
Del análisis histórico y legislativo de las disposiciones relativas a la
obligatoriedad de la jurisprudencia y su diferenciación con la ley, así
como del estudio relativo a la garantía de legalidad en los criterios
sustentados por este Tribunal Pleno, es dable llegar a las siguientes
conclusiones generales para dilucidar la contradicción de tesis que nos
ocupa:
1) Las entidades obligadas a acatar la jurisprudencia emitida por los
órganos competentes del Poder Judicial de la Federación, son los
órganos jurisdiccionales federales o estatales, de índole judicial, militar,
laboral o administrativo, por disposición del artículo 94, octavo párrafo,
de la Carta Magna, que remite a la ley ordinaria, que en el caso es la
Ley de Amparo, la cual en sus artículos 192 y 193 establecen la
obligatoriedad indicada, sin que de las exposiciones de motivos de las
reformas constitucionales se aprecie que haya sido voluntad del
legislador obligar a otras autoridades, distintas de las jurisdiccionales,
a acatar la jurisprudencia que emitan los órganos competentes del
Poder Judicial de la Federación.
2) La jurisprudencia y la ley presentan las siguientes diferencias:
a) La jurisprudencia es obra de los órganos jurisdiccionales y la ley del
órgano legislativo.
b) La jurisprudencia no es una norma general, ya que sólo se aplica a
los casos particulares, mediante la vía del proceso.
c) La jurisprudencia es la interpretación que los tribunales hacen de la
ley, por tanto, la jurisprudencia no es ley, sino interpretación de la ley.
e) La ley es estática, requiere de su modificación o derogación mediante
el proceso legislativo. La jurisprudencia es dinámica, ya que puede
cambiar la interpretación respecto de una misma ley con determinados
requisitos, pero sin las formalidades que la propia ley requiere.
3) La garantía de legalidad prevista en el primer párrafo del artículo 16
de la Carta Magna consiste en la obligación que tiene la autoridad de
fundar y motivar un acto de molestia y la fundamentación consiste en
citar los preceptos jurídicos que le permiten a la autoridad expedir el
acto de molestia.
4) Un acto jurisdiccional es de naturaleza diversa a uno administrativo,
razón que hace que el cumplimiento de la garantía de legalidad se
verifique de manera distinta en dichos actos, porque en el acto
administrativo se deben invocar de manera precisa los fundamentos
legales del mismo, a efecto de que el gobernado esté en posibilidad de
conocer el sustento jurídico del acto que le afecta y en posibilidad de
defenderse para no quedarse en estado de indefensión, mientras que en
el acto jurisdiccional la garantía de legalidad tiene como objeto que el
juzgador no dicte las resoluciones en forma arbitraria, sino ajustadas al
ordenamiento legal, lo cual no requiere necesariamente de la cita del
precepto, pues dentro del examen exhaustivo de la litis se dan
razonamientos que involucran propiamente aquellas disposiciones en
que se funda la resolución.
Con base en las anteriores conclusiones debe señalarse que, como lo
sostuvo el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del
Sexto Circuito en el amparo directo 304/2001, no puede sostenerse la
obligatoriedad de las autoridades administrativas de fundar sus actos
en la jurisprudencia, con base en una interpretación armónica de los
numerales 16, primer párrafo y 94, octavo párrafo, del ordenamiento
constitucional, en razón de que la obligación de las autoridades
administrativas de fundar y motivar sus actos, consiste en citar de
manera específica la ley exactamente aplicable al caso, así como en
expresar las circunstancias especiales, razones particulares o causas
inmediatas que se hayan tenido en consideración y la adecuación entre
los motivos aducidos y las normas aplicables, y no en citar también la
jurisprudencia respectiva, porque la garantía de legalidad no llega al
extremo de exigir que dichas autoridades administrativas al actuar
deban también apoyarse en la jurisprudencia emitida por los órganos
competentes del Poder Judicial de la Federación, esto es, la obligación
de fundar los actos en la ley, no implica hacerlo en la forma en que haya
sido interpretada por los órganos competentes, dado que la
jurisprudencia tiene notables diferencias con la ley y no puede ser
equiparable a ésta, principalmente porque la jurisprudencia es obra de
los órganos jurisdiccionales y la ley del órgano legislativo, es decir, la
jurisprudencia no es una norma general y sólo se aplica a casos
particulares, conforme al principio de relatividad de las sentencias que
rige al juicio de garantías, por lo que carece de sustento legal que los
actos de las autoridades administrativas sean violatorios del artículo 16
constitucional por no apoyarse en la jurisprudencia que sobre el caso
exista, habida cuenta que por remisión del octavo párrafo del artículo
94 de la Constitución Federal, los preceptos 192 y 193 de la Ley de
Amparo establecen con precisión que la jurisprudencia obliga solamente
a los órganos jurisdiccionales.
Lo anterior significa que las autoridades administrativas en aquellos
casos en que sus actos de autoridad sean impugnados a través de las
vías legales conducentes y anulados por las resoluciones de los órganos
jurisdiccionales que hayan aplicado algún criterio jurisprudencial,
deben cumplimentar la nueva resolución conforme a los lineamientos
dictados por el órgano resolutor, en acatamiento del Estado de derecho
que rige en nuestro país y cuyo incumplimiento trae aparejadas las
sanciones que establecen las leyes de la materia, lo que implica que en
este supuesto propiamente no están acatando la jurisprudencia sino la
sentencia en que se aplicó.
En atención a lo expuesto, esta Segunda Sala determina que el criterio
que debe regir con carácter jurisprudencial el tema controvertido que se
dilucida, en términos de lo dispuesto en el artículo 195 de la Ley de
Amparo, es la tesis de esta Segunda Sala que queda redactada bajo los
siguientes rubro y texto:
“JURISPRUDENCIA SOBRE INCONSTITUCIONALIDAD DE LEYES.
LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS NO ESTÁN OBLIGADAS A
APLICARLA AL CUMPLIR CON LA GARANTÍA DE FUNDAR Y
MOTIVAR SUS ACTOS”
¿cuál es la razón
jurisprudencial?
política
de
este
criterio
No. Registro: 181,109
Jurisprudencia
Materia(s): Constitucional
Novena Época
Instancia: Segunda Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XX, Julio de 2004
Tesis: 2a./J. 89/2004
Página: 281
JURISPRUDENCIA SOBRE INCONSTITUCIONALIDAD DE
LEYES. AUNQUE LAS AUTORIDADES ADMINISTRATIVAS NO
ESTÁN OBLIGADAS A APLICARLA AL EMITIR SUS ACTOS, SÍ
DEBEN CUMPLIR LAS SENTENCIAS EN LAS QUE, CON BASE
EN AQUÉLLA, EL TRIBUNAL FEDERAL DE JUSTICIA FISCAL Y
ADMINISTRATIVA DECLARE SU NULIDAD.
El Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa al estar obligado,
en términos del artículo 192 de la Ley de Amparo, a aplicar la
jurisprudencia, aun la que declara la inconstitucionalidad de una ley,
debe, con base en aquélla, decretar la nulidad de las resoluciones
administrativas que se hayan fundado en una ley declarada
inconstitucional, por constituir un vicio de legalidad contrario al artículo
16 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos. En ese
caso, las autoridades administrativas deberán cumplimentar la sentencia
dictada por el tribunal conforme a los lineamientos ahí establecidos, pues
si bien es cierto que dichas autoridades al emitir sus actos, no están
obligadas a acatar la jurisprudencia que haya declarado la
inconstitucionalidad de una ley, por no preverlo así los artículos 192 y
193 de la Ley de Amparo, también lo es que al dictar la resolución de
cumplimiento no están acatando propiamente la jurisprudencia, ni se les
está obligando a someterse a ella, sino a la sentencia del mencionado
tribunal en que se aplicó.
Contradicción de tesis 27/2004-SS. Entre las sustentadas por el Segundo
Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito y el
Tercer Tribunal Colegiado en Materia Administrativa del Segundo
Circuito. 23 de junio de 2004. Cinco votos. Ponente: Genaro David
Góngora Pimentel. Secretaria: Blanca Lobo Domínguez.
Tesis de jurisprudencia 89/2004. Aprobada por la Segunda Sala de este
Alto Tribunal, en sesión privada del dos de julio de dos mil cuatro.
7. ¿Qué sucede, entonces, con los artículos -que prevén delitos- que han
sido declarados inconstitucionales por la SCJN?
7.1. Caso de las normas en blanco que hacen remisión a otra u otras
contenidas en un reglamento
No. Registro: 170,250
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVII, Febrero de 2008
Tesis: 1a./J. 10/2008
Página: 411
NORMAS PENALES EN BLANCO. SON INCONSTITUCIONALES
CUANDO REMITEN A OTRAS QUE NO TIENEN EL CARÁCTER
DE LEYES EN SENTIDO FORMAL Y MATERIAL.
Los denominados "tipos penales en blanco" son supuestos hipotéticos en
los que la conducta delictiva se precisa en términos abstractos y requiere
de un complemento para integrarse plenamente. Ahora bien,
ordinariamente la disposición complementaria está comprendida dentro
de las normas contenidas en el mismo ordenamiento legal o en sus leyes
conexas, pero que han sido dictadas por el Congreso de la Unión, con
apoyo en las facultades expresamente conferidas en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos. En consecuencia, las "normas
penales en blanco" no son inconstitucionales cuando remiten a otras que
tienen el carácter de leyes en sentido formal y material, sino sólo cuando
reenvían a otras normas que no tienen este carácter -como los
reglamentos-, pues ello equivale a delegar a un poder distinto al
legislativo la potestad de intervenir decisivamente en la
determinación del ámbito penal, cuando es facultad exclusiva e
indelegable del Congreso de la Unión legislar en materia de delitos y
faltas federales.
Amparo en revisión 703/2004. 26 de enero de 2005. Cinco votos.
Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretaria: Carmina Cortés
Rodríguez.
Amparo en revisión 333/2007. 20 de junio de 2007. Cinco votos.
Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretario: Arnoldo Castellanos
Morfín.
Amparo en revisión 361/2007. 20 de junio de 2007. Cinco votos.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime Flores Cruz.
Amparo en revisión 391/2007. 27 de junio de 2007. Cinco votos.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime Flores Cruz.
Amparo en revisión 999/2007. 21 de noviembre de 2007. Unanimidad de
cuatro votos. Ausente y Ponente: Olga Sánchez Cordero de García
Villegas; en su ausencia hizo suyo el asunto Juan N. Silva Meza.
Secretaria: Mariana Mureddu Gilabert.
Tesis de jurisprudencia 10/2008. Aprobada por la Primera Sala de este
Alto Tribunal, en sesión de treinta de enero de dos mil ocho.
7.2. ¿qué sucede con la aplicación retroactiva de normas cuando es en
beneficio, incluso porque la nueva norma obedece a una jurisprudencia de
inconstitucionalidad de la derogada?
No. Registro: 173,844
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Administrativa
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Diciembre de 2006
Tesis: 1a. CLXXX/2006
Página: 178
APLICACIÓN
RETROACTIVA
EN
BENEFICIO
DEL
GOBERNADO. EXCEPCIONES A LA REGLA GENERAL EN
MATERIA FISCAL.
La regla general en materia tributaria enuncia que, en principio, no hay
obligación de aplicar la ley de manera retroactiva en beneficio del
causante; sin embargo, acorde a pronunciamientos emitidos por este Alto
Tribunal, pueden existir excepciones, como cuando se utilizan criterios
propios del derecho penal respecto de multas fiscales. Aunado a lo
anterior, esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación
advierte otro supuesto que configura una excepción a dicha regla,
consistente en la existencia de circunstancias en las que, de no
realizar una aplicación retroactiva en beneficio del sujeto, se
mantendría una situación jurídica contraria al orden constitucional,
como por ejemplo cuando un precepto es reformado o adicionado a fin
de salvaguardar principios constitucionales (existiendo inclusive
precedentes que declaren inconstitucional la norma que fue aplicada
al sujeto) y, simultáneamente, de modo injustificado se limita -bajo
algún mecanismo legal- la aplicación de la norma reformada o
adicionada, de tal manera que la causa que motivó la modificación legal
o la declaratoria de inconstitucionalidad permanece, afectándose así el
principio de supremacía constitucional cuya finalidad es salvaguardar la
jerarquía de la Constitución Federal sobre las normas inferiores,
inaplicando disposiciones que son contrarias a ella. En relación con lo
anterior, debe distinguirse el supuesto de aplicación del texto posterior
considerado más favorable por el operador jurídico -caso en el cual no
existe un mandato constitucional de aplicación obligatoria, porque el
carácter benéfico no deja de descansar en apreciaciones subjetivas-, de
aquel en el que existen pronunciamientos por parte del Poder Judicial,
pues en este último la inaplicación del texto posterior no conlleva a la
simple negación de un beneficio -económico o jurídico-, sino a la
permanencia de un perjuicio jurídico ya observado por la autoridad
judicial y sobre el cual existen pronunciamientos específicos. Además,
otra razón para apoyar esta excepción es que la única prohibición
expresa en la Constitución Federal es la de aplicar disposiciones
retroactivas en perjuicio, sin que exista una limitación en el sentido
contrario, por lo cual no se está frente a un caso de colisión entre
principios que exigiera una ponderación por parte del juzgador. Así, la
excepción no se materializa simplemente por considerar una posibilidad
de beneficio para el gobernado, sino que es el medio idóneo para otorgar
plena vigencia a la garantía de seguridad jurídica, de conformidad con el
principio de supremacía constitucional, y con el propósito de evitar un
estado de cosas que implique el mantenimiento de circunstancias
equivalentes a las que han sido motivo de pronunciamiento por parte de
este Alto Tribunal, en asuntos en los que se concedió la protección
constitucional.
Amparo directo en revisión 1379/2006. Francisca Viveros Barradas. 4 de
octubre de 2006. Cinco votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz.
Secretario: Juan Carlos Roa Jacobo.
7.3. Casos de normas que contemplan delitos cuyo texto ha sido declarado
inconstitucional por la SCJN
No. Registro: 170,393
Jurisprudencia
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVII, Febrero de 2008
Tesis: 1a./J. 5/2008
Página: 129
ATAQUES A LAS VÍAS DE COMUNICACIÓN. LA FRACCIÓN
II DEL ARTÍCULO 171 DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL QUE
PREVÉ ESE DELITO, VIOLA LOS PRINCIPIOS DE EXACTA
APLICACIÓN Y RESERVA DE LEY EN MATERIA PENAL.
A la luz de los principios de exacta aplicación y reserva de ley en
materia penal contenidos, respectivamente, en los artículos 14, tercer
párrafo, y 73, fracción XXI, de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, se requiere que las leyes penales provengan del
órgano legislativo y describan con claridad y precisión la conducta
delictiva y las sanciones correspondientes, incluyendo todos sus
elementos, características, condiciones, términos y plazos, por lo que
es indispensable que tanto los delitos como las sanciones estén
previstos en una ley en sentido formal y material, con lo cual se
proscriben las denominadas "normas penales en blanco" o "de reenvío",
que remiten a un reglamento emitido por el Poder Ejecutivo para conocer
el núcleo esencial de la prohibición. Por tanto, el artículo 171, fracción
II, del Código Penal Federal, al prever una conducta delictiva compuesta
de dos condiciones: manejar en estado de ebriedad o bajo el influjo de
drogas enervantes vehículos de motor e infringir reglamentos de tránsito
y circulación, viola los mencionados principios constitucionales en tanto
que remite a la mera infracción de dichos reglamentos para conocer
e integrar uno de los elementos esenciales del tipo, lo cual tiene como
efecto que el contenido de la ley penal pueda variar por la sola voluntad
del Ejecutivo Federal, modificándola de facto a través de normativas
administrativas y sin necesidad de acudir a los procesos legislativos
ordinarios, lo que trastoca el ejercicio de la facultad exclusiva del
Congreso de la Unión para legislar en materia de delitos y faltas
federales.
Amparo en revisión 703/2004. 26 de enero de 2005. Cinco votos.
Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretaria: Carmina Cortés
Rodríguez.
Amparo en revisión 333/2007. 20 de junio de 2007. Cinco votos.
Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretario: Arnoldo Castellanos
Morfín.
Amparo en revisión 361/2007. 20 de junio de 2007. Cinco votos.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime Flores Cruz.
Amparo en revisión 391/2007. 27 de junio de 2007. Cinco votos.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime Flores Cruz.
Amparo en revisión 999/2007. 21 de noviembre de 2007. Unanimidad de
cuatro votos. Ausente y Ponente: Olga Sánchez Cordero de García
Villegas; en su ausencia hizo suyo el asunto Juan N. Silva Meza.
Secretaria: Mariana Mureddu Gilabert.
Tesis de jurisprudencia 5/2008. Aprobada por la Primera Sala de este
Alto Tribunal, en sesión de dieciséis de enero de dos mil ocho.
No. Registro: 173,307
Jurisprudencia
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Febrero de 2007
Tesis: 1a./J. 109/2006
Página: 296
ENCUBRIMIENTO POR RECEPTACIÓN. LOS ARTÍCULOS
275, PÁRRAFO SEGUNDO (VIGENTE HASTA EL 11 DE
OCTUBRE DE 2004) Y 275-B (DE ACTUAL VIGENCIA), AMBOS
DEL CÓDIGO PENAL PARA EL ESTADO DE GUANAJUATO, QUE
PREVÉN ESE DELITO, AL CONTENER LA EXPRESIÓN
"PRECAUCIONES NECESARIAS" VIOLAN EL ARTÍCULO 14
DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.
La garantía de exacta aplicación de la ley en materia penal prevista en
el tercer párrafo del artículo 14 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos obliga al legislador a describir con precisión y
exactitud los elementos que dan contenido a los tipos penales, a fin de
evitar el uso de conceptos ambiguos que generen un estado de
incertidumbre jurídica en el gobernado y una actuación arbitraria del
intérprete de la norma. En ese tenor, del análisis de los artículos 275,
párrafo segundo (vigente hasta el 11 de octubre de 2004) y 275-b (de
actual vigencia), ambos del Código Penal para el Estado de Guanajuato,
se concluye que al incluir la expresión "precauciones necesarias"
como uno de los elementos constitutivos del delito, violan la referida
garantía constitucional en tanto contienen un concepto vago,
extensional e intencionalmente, porque impiden al destinatario saber
con exactitud si alguna posible precaución es o no necesaria y no
determinan todas las características de ese tipo de precauciones;
además de que no establecen con claridad en contraste con qué criterios
o normas se define lo "necesario" para considerar que las precauciones
que se tomaron para cerciorarse5 de la procedencia lícita de un vehículo
fueron las "necesarias". De manera que estos vicios dejan en estado de
indefensión al gobernado ante la incertidumbre que generan respecto de
las medidas que debe tomar para evitar la actualización del tipo penal en
cuestión. Por tal razón, en el contexto normativo en que se presenta y al
no contener parámetros objetivos al respecto, la expresión "precauciones
necesarias" queda sujeta a un juicio valorativo o a un ejercicio de
interpretación que puede variar dependiendo del alcance que pueda darle
el juzgador en cada caso, lo que coloca al particular en un estado de
inseguridad jurídica, ya que no podrá prever las consecuencias jurídicas
de la conducta desplegada u omitida.
Contradicción de tesis 123/2006-PS. Entre las sustentadas por el
Tribunal Colegiado en Materia Penal del Décimo Sexto Circuito y el
entonces Cuarto Tribunal Colegiado del Décimo Sexto Circuito,
actualmente Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del mismo
circuito. 22 de noviembre de 2006. Cinco votos. Ponente: José Ramón
Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez Frías.
Tesis de jurisprudencia 109/2006. Aprobada por la Primera Sala de este
Alto Tribunal, en sesión de fecha veintinueve de noviembre de dos mil
seis.
8. Criterios de jurisprudencia. El texto de las tesis tanto de
jurisprudencia como aislada presenta no sólo el tipo de
interpretación de la norma sino además la línea argumentativa
empleada por la SCJN al decidir el caso concreto.
Sólo en vía de recordatorio, basta señalar que los tipos de
interpretación de la ley para la parte sustantiva penal, son:
5
El artículo 310 del código Penal de Michoacán, dispone: “A los que adquieran, posean o enajenen objetos
robados o de prudencia ilegal, que no hayan tomado las medidas indispensables para cerciorarse de que la
persona de quien los recibió tenía derecho para disponer de ellos, se les aplicarán las mismas penas que
correspondan a los autores del delito de robo simple”.
I.
según el sujeto que la realiza: a) doctrinal; b) auténtica; y,
c) judicial.
La doctrinal opera mediante la investigación de los juristas,
pero no tiene por sí influencia sino a través de la auténtica y
judicial.
La auténtica es la hecha por el legislador y que se sustenta en
el principio nullum crimen nulla poena sine lege; y puede ser
simultánea o posterior a la ley penal. Por ejemplo, la
definición de robo, o de lesiones en riña (simultánea); y lo que
se entiende por precursores químicos para efectos del delito
contra la salud (Ley de Salud que acata tratados
internacionales).
La judicial surge en la aplicación de la norma jurídica al caso
concreto por el juzgador.
II.
según los medios elegidos: A) gramatical, o semántica; y,
B) teleológica.
La gramatical fija la connotación de las palabras en sus
acepciones común y técnica así como el contenido de las
oraciones gramaticales, precisando además la referencia al
tiempo de nacimiento de la ley, para descubrir la voluntad del
legislador. En México, esa connotación usual es conforme al
medio filológico mexicano ¿y no según la Academia de la
Lengua?
La teleológica hace acopio de los elementos histórico y
sociológico que constituyeron la atmósfera en que nació la ley,
los trabajos preparatorios que le dieron gestación, o el Derecho
Comparado cuando sus preceptos arrancaron de otras
legislaciones, los precedentes jurisdiccionales y la doctrina.
III.
Atendiendo a los resultados: a. restrictiva; b. extensiva; y,
c. progresiva.
La restrictiva surge cuando no se advierte discrepancia de
fondo y forma para -en atención al espíritu de la ley- concluir
que su letra no tiene el alcance que parece.
La extensiva es el caso contrario de la restrictiva.
La progresiva es cuando, en atención a nuevos datos
proporcionados por el progreso de los tiempos, hace posible
acogerlos en el seno del precepto.
En materia penal es garantía individual6 que en los juicios del
orden criminal queda prohibir imponer, por simple analogía, y
aún por mayoría de razón, pena alguna que no esté decretada
por una ley exactamente aplicable al delito de que se trata;
dicha garantía individual tiene su origen en Inglaterra, cuando
el Rey Juan (Sin Tierra) firmó la Carta Magna en 1215, en la
pradera de Runnymede por Windsor y el rebelde Staines, en
cuyo artículo 39, prohibió la imposición de penas si en el caso
no era per legale judicium, con lo cual se recogía uno de los
elementos básicos del habeas corpus: “ningún hombre libre
será aprisionado ni desterrado ni de ninguna manera destruido,
si no es mediante juicio legal de sus pares y de acuerdo con la
ley del país”.
En cambio los tipos de interpretación de la ley para la parte
adjetiva penal, son:
I.
II.
III.
Atendiendo al sujeto que la hace: legislativa, judicial, y
doctrinal.
Considerando los medios empleados es: gramatical,
auténtica, lógica, y teleológica.
Según el método (científico) empleado: exegética,
histórica, y analógica.
¿Qué tipo de interpretación hizo la SCJN en la tesis de
jurisprudencia siguiente?
No. Registro: 175,845
6
Artículo 14, párrafo tercero, de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Pleno
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Febrero de 2006
Tesis: P. XX/2006
Página: 1178
PRISIÓN
VITALICIA.
LA
ACUMULACIÓN
MATERIAL DE PENAS ESTABLECIDA EN EL
ARTÍCULO 27 DEL CÓDIGO PENAL DEL ESTADO DE
CHIHUAHUA, EQUIVALE A UNA PENA DE TAL
NATURALEZA (LEGISLACIÓN VIGENTE A PARTIR
DEL 28 DE AGOSTO DE 2003).
El citado precepto, en su primer párrafo, establece los límites
para la imposición de penas privativas de la libertad, que van
de 3 meses como mínima a 60 años como máxima, pero en su
segundo párrafo prevé que tratándose del delito de homicidio
doloso en perjuicio de mujeres o de menores de edad, o del
delito de secuestro, deberá imponerse pena por cada delito
cometido, aun cuando ello exceda el máximo de la sanción.
Por su parte, el artículo 67 del Código Penal del Estado de
Chihuahua, señala que cuando exista concurso real de delitos
operará la acumulación material de penas, lo que significa que
las penas impuestas por cada uno de los delitos cometidos se
compurgarán sucesivamente. Atento a lo anterior, se concluye
que si se aplican las penas correspondientes a los delitos
indicados conforme a los artículos 194, 194 Bis, 194 Ter, 195,
195 Bis, 196, 210, 229, 229 Bis, 230 y 230 Bis, todos del
mencionado Código, el delincuente podría estar privado de su
libertad hasta por 105 años o más, situación que se equipara a
una pena vitalicia o cadena perpetua, ya que rebasa
ostensiblemente las expectativas del promedio de vida del ser
humano.
Acción de inconstitucionalidad 20/2003. Diputados integrantes
de la Sexagésima Legislatura del Congreso del Estado de
Chihuahua. 6 de septiembre de 2005. Mayoría de seis votos.
Disidentes: José Ramón Cossío Díaz, Margarita Beatriz Luna
Ramos, Juan Díaz Romero, José de Jesús Gudiño Pelayo y
Sergio A. Valls Hernández. Ponente: Juan Díaz Romero.
Secretario: Víctor Miguel Bravo Melgoza.
El Tribunal Pleno, el cinco de enero en curso, aprobó, con el
número XX/2006, la tesis aislada que antecede. México,
Distrito Federal, a cinco de enero de dos mil seis.
No. Registro: 188,542
Jurisprudencia
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Pleno
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XIV, Octubre de 2001
Tesis: P./J. 127/2001
Página: 15
PRISIÓN VITALICIA. CONSTITUYE UNA PENA
INUSITADA DE LAS PROHIBIDAS POR EL
ARTÍCULO 22 CONSTITUCIONAL.
Si por pena inusitada, en su acepción constitucional, se
entiende aquella que ha sido abolida por inhumana, cruel,
infamante y excesiva o porque no corresponde a los fines
punitivos; ha de concluirse que la prisión vitalicia o cadena
perpetua es inusitada y, por tanto, prohibida por el artículo 22
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos,
en virtud de que en la legislación mexicana la pena de prisión
siempre ha tenido un límite determinado, por estimarse que
cuando es de por vida es inhumana, cruel, infamante, excesiva
y se aparta de la finalidad esencial de la pena establecida en el
artículo 18 del propio ordenamiento, que es la readaptación
social del delincuente. En efecto, la finalidad de la pena ha
evolucionado a través del tiempo, pues ésta surgió en principio
como una venganza privada en la que el ofendido aplicaba el
castigo de acuerdo a la gravedad del daño causado; luego,
como una venganza divina, pues el delito se consideraba como
una ofensa a la divinidad; en el derecho griego, además, era
intimidatoria; en el derecho romano constituyó una reacción
pública, en razón de la ofensa; en el periodo científico, en
Alemania, se estimó que el fin de la pena es una coacción
psicológica, de donde surgió la teoría de la prevención general;
para la escuela clásica la pena tiende a conservar el orden
legal; para los positivistas la finalidad de la pena es un medio
de defensa social; para la doctrina absolutista responde a la
idea de justicia absoluta, esto es, que el bien merece el bien y
que el mal merece el mal; para la doctrina relativa es el
instrumento para asegurar la vida en sociedad; y la doctrina
ecléctica propone que la pena pública puede tener los fines
siguientes: reformar al delincuente, ser ejemplar, intimidatoria,
correctiva, eliminatoria y justa. Ahora bien, en la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, en el artículo 18,
segundo párrafo, después de analizar las iniciativas,
dictámenes y discusiones de las reformas de que fue objeto,
siempre ha sido como finalidad de la pena y garantía del
sentenciado la readaptación social del delincuente sobre la base
del trabajo, la capacitación y la educación como medios para
lograr ese fin; en consecuencia, si en la legislación mexicana
no se encuentra prevista y sancionada como pena la cadena
perpetua o prisión vitalicia, porque contraviene el fin último de
la pena, que consiste en readaptar al delincuente para
incorporarlo a la sociedad, es evidente que se trata de una pena
inusitada, por tanto, es inconstitucional.
Contradicción de tesis 11/2001. Entre las sustentadas por los
Tribunales Colegiados Primero y Cuarto en Materia Penal del
Primer Circuito. 2 de octubre de 2001. Mayoría de seis votos.
Ausentes: Sergio Salvador Aguirre Anguiano, José Vicente
Aguinaco Alemán y José de Jesús Gudiño Pelayo. Disidentes:
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García
Villegas. Secretaria: Leticia Flores Díaz. Encargado del
engrose: Humberto Román Palacios. Secretario: Francisco
Octavio Escudero Contreras.
El Tribunal Pleno, en su sesión pública celebrada hoy dos de
octubre en curso, aprobó, con el número 127/2001, la tesis
jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a dos
de octubre de dos mil uno.
Nota: En su sesión de 29 de noviembre de 2005, el Tribunal en
Pleno determinó modificar la presente tesis, para quedar
como aparece publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXIII, febrero
de 2006, página 6, en los términos de la diversa P./J. 1/2006.
No. Registro: 188,601
Jurisprudencia
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Pleno
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XIV, Octubre de 2001
Tesis: P./J. 125/2001
Página: 13
EXTRADICIÓN. LA PENA DE PRISIÓN VITALICIA
CONSTITUYE UNA PENA INUSITADA PROHIBIDA
POR EL ARTÍCULO 22 DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS,
POR LO QUE PARA QUE SE TRAMITE AQUÉLLA, EL
ESTADO SOLICITANTE DEBE COMPROMETERSE A
NO APLICARLA O A IMPONER UNA MENOR QUE
FIJE SU LEGISLACIÓN.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 10, fracción V,
de la Ley de Extradición Internacional, si el delito por el cual
se solicita la extradición es punible con la pena de muerte o
alguna de las prohibidas por el artículo 22 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, acorde con las leyes
de la parte requirente, la extradición podrá ser rehusada, a
menos de que esta parte dé las seguridades suficientes de que
no se impondrá la pena de muerte, o bien, de que si es
impuesta, no será ejecutada. En estas condiciones, al ser la
pena de prisión vitalicia una pena inusitada prohibida por el
citado artículo 22, en tanto que se aparta de la finalidad
esencial de la pena, consistente en la readaptación del
delincuente para incorporarlo a la sociedad, resulta inconcuso
que el Estado solicitante debe comprometerse a no imponer la
pena de prisión perpetua, sino otra de menor gravedad.
Contradicción de tesis 11/2001. Entre las sustentadas por los
Tribunales Colegiados Primero y Cuarto en Materia Penal del
Primer Circuito. 2 de octubre de 2001. Mayoría de seis votos.
Ausentes: Sergio Salvador Aguirre Anguiano, José Vicente
Aguinaco Alemán y José de Jesús Gudiño Pelayo. Disidentes:
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García
Villegas. Secretaria: Leticia Flores Díaz. Encargado del
engrose: Humberto Román Palacios. Secretario: Francisco
Octavio Escudero Contreras.
El Tribunal Pleno, en su sesión pública celebrada hoy dos de
octubre en curso, aprobó, con el número 125/2001, la tesis
jurisprudencial que antecede. México, Distrito Federal, a dos
de octubre de dos mil uno.
Nota: En su sesión de 29 de noviembre de 2005, el Tribunal en
Pleno determinó modificar la presente tesis, para quedar
como aparece publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXIII, febrero
de 2006, página 5, en los términos de la diversa P./J. 2/2006.
No. Registro: 175,844
Jurisprudencia
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Pleno
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Febrero de 2006
Tesis: P./J. 1/2006
Página: 6
PRISIÓN VITALICIA. NO CONSTITUYE UNA PENA
INUSITADA DE LAS PROHIBIDAS POR EL
ARTÍCULO 22 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE
LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
La acepción de pena inusitada a que se refiere el precepto
constitucional citado se constriñe a tres supuestos: a) Que
tenga por objeto causar en el cuerpo del sentenciado un dolor o
alteración física; b) Que sea excesiva en relación con el delito
cometido; que no corresponda a la finalidad que persigue la
pena, o que se deje al arbitrio de la autoridad judicial o
ejecutora su determinación al no estar prevista en la ley pena
alguna exactamente aplicable al delito de que se trate; y, c)
Que siendo utilizada en determinado lugar no lo sea ya en
otros, por ser rechazada en la generalidad de los sistemas
punitivos. En congruencia con lo anterior, se concluye que la
pena de prisión vitalicia no se ubica en alguno de los referidos
supuestos, ya que si bien inhibe la libertad locomotora del
individuo, no tiene por objeto causar en su cuerpo un dolor o
alteración física. En cuanto a lo excesivo de una pena, ello se
refiere a los casos concretos de punibilidad, en los que existe
un parámetro para determinar si para ciertos delitos de igual
categoría, el mismo sistema punitivo establece penas
diametralmente diferentes, por lo que la pena indicada en lo
general no se ubica en tal hipótesis, al no poder existir en
abstracto ese parámetro; además, la prisión corresponde a la
finalidad de la pena, pues ha sido reconocida como adecuada
para el restablecimiento del orden social, sin que la
característica de vitalicia la haga perder esa correspondencia,
pues dicho aspecto se relaciona con su aplicación, mas no con
el tipo de pena de que se trata. Por otra parte, es importante
señalar que el hecho de que la prisión vitalicia no tenga como
consecuencia que el reo se readapte a la sociedad, dado que
éste no volverá a reintegrarse a ella, tampoco determina que
sea una pena inusitada, toda vez que el Constituyente no
estableció que la de prisión tuviera como única y necesaria
consecuencia la readaptación social del sentenciado, ni que ese
efecto tendría que alcanzarse con la aplicación de toda pena,
pues de haber sido esa su intención lo habría plasmado
expresamente.
Solicitud de modificación de jurisprudencia 2/2005-PL.
Presidente Mariano Azuela Güitrón, Guillermo I. Ortiz
Mayagoitia y Sergio A. Valls Hernández, Ministros de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. 29 de noviembre de
2005. Mayoría de seis votos. Disidentes: José Ramón Cossío
Díaz, Juan Díaz Romero, Genaro David Góngora Pimentel,
José de Jesús Gudiño Pelayo y Juan N. Silva Meza. Ponente:
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretarios: Rafael Coello
Cetina y Alberto Díaz Díaz.
El Tribunal Pleno, el tres de enero en curso, aprobó, con el
número 1/2006, la tesis jurisprudencial que antecede. México,
Distrito Federal, a tres de enero de dos mil seis.
Nota: En su sesión de 29 de noviembre de 2005, el Tribunal en
Pleno determinó modificar la tesis P./J. 127/2001, que aparece
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XIV, octubre de 2001, página
15, para quedar aprobada en los términos de la diversa P./J.
1/2006.
No. Registro: 175,940
Jurisprudencia
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Pleno
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Febrero de 2006
Tesis: P./J. 2/2006
Página: 5
EXTRADICIÓN. LA PRISIÓN VITALICIA NO
CONSTITUYE UNA PENA INUSITADA DE LAS
PROHIBIDAS POR EL ARTÍCULO 22 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS, POR LO QUE CUANDO
AQUÉLLA SE SOLICITA ES INNECESARIO QUE EL
ESTADO REQUIRENTE SE COMPROMETA A NO
APLICARLA O A IMPONER UNA MENOR QUE FIJE
SU LEGISLACIÓN.
De conformidad con el artículo 10, fracción V, de la Ley de
Extradición Internacional, si el delito por el que se solicita la
extradición es punible con la pena de muerte o alguna de las
prohibidas por el artículo 22 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, acorde con las leyes de la parte
requirente, la extradición no podrá concederse, a menos de que
esta parte otorgue las seguridades suficientes de que aquéllas
no se aplicarán, o que se impondrán las de menor gravedad que
fije su legislación. En estas condiciones, si la pena de prisión
vitalicia no es de las prohibidas por el referido precepto
constitucional, es evidente que en los casos en que se solicite la
extradición y el delito que se impute al reclamado sea punible
en la legislación del Estado solicitante hasta con pena de
prisión vitalicia, es innecesario exigirle que se comprometa a
no imponerla o a aplicar una menor.
Solicitud de modificación de jurisprudencia 2/2005-PL.
Presidente Mariano Azuela Güitrón, Guillermo I. Ortiz
Mayagoitia y Sergio A. Valls Hernández, Ministros de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. 29 de noviembre de
2005. Mayoría de seis votos. Disidentes: José Ramón Cossío
Díaz, Juan Díaz Romero, Genaro David Góngora Pimentel,
José de Jesús Gudiño Pelayo y Juan N. Silva Meza. Ponente:
Guillermo I. Ortiz Mayagoitia. Secretarios: Rafael Coello
Cetina y Alberto Díaz Díaz.
El Tribunal Pleno, el tres de enero en curso, aprobó, con el
número 2/2006, la tesis jurisprudencial que antecede. México,
Distrito Federal, a tres de enero de dos mil seis.
Nota: En su sesión de 29 de noviembre de 2005, el Tribunal en
Pleno determinó modificar la tesis P./J. 125/2001, que aparece
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, Tomo XIV, octubre de 2001, página
13, para quedar aprobada en los términos de la diversa P./J.
2/2006.
En tanto que como directrices de argumentación se tienen las
siguientes:
I.
II.
III.
Semántica, la cual puede ser: auténtica, ordinaria, técnica,
y técnico-jurídica.
Sintáctico, cuya construcción del razonamiento jurídico
acude a las reglas gramaticales del lenguaje.
A contrario sensu, por cuanto: a) constituye un
instrumento de la interpretación lingüística o literal; b)
sirve para motivar o proponer la interpretación restrictiva;
c) impone como condición para su utilización el silencio
de la ley; y, d) se basa en la presunta voluntad del
legislador.
8.1. Jurisprudencia y tesis aisladas en materia penal (parte
sustantiva).
No. Registro: 173,487
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Enero de 2007
Tesis: 1a./J. 81/2006
Página: 356
PRUEBA TESTIMONIAL EN EL PROCESO PENAL
CUANDO LOS HECHOS SE CONOCEN POR
REFERENCIA DE TERCEROS. SU VALORACIÓN.
El artículo 289 del Código Federal de Procedimientos Penales
establece que para apreciar la prueba testimonial, el juzgador
debe considerar que el testigo: a) tenga el criterio necesario
para juzgar el acto; b) tenga completa imparcialidad; c)
atestigüe respecto a un hecho susceptible de conocerse por
medio de los sentidos, y que lo conozca por sí mismo y no por
inducciones o referencias de otro sujeto; d) efectúe la
declaración de forma clara y precisa, sin dudas ni reticencias
sobre la sustancia del hecho ni sobre las circunstancias
esenciales; y, e) no haya sido obligado por fuerza o miedo, ni
impulsado por engaño, error o soborno. En congruencia con lo
anterior, se concluye que cuando en una declaración
testimonial se aportan datos relevantes para el proceso penal,
unos que son conocidos directa o sensorialmente por el
deponente y otros por referencia de terceros -y que, en
consecuencia, no le constan-, el relato de los primeros, en caso
de cumplir con los demás requisitos legalmente establecidos,
tendrá valor indiciario, y podrá constituir prueba plena
derivado de la valoración del juzgador, cuando se encuentren
reforzados con otros medios de convicción, mientras que la
declaración de los segundos carecerá de eficacia probatoria,
por no satisfacer el requisito referente al conocimiento directo
que prevé el citado numeral.
Contradicción de tesis 133/2005-PS. Entre las sustentadas por
el Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito,
actualmente Segundo Tribunal Colegiado en Materia Civil del
Sexto Circuito y el Tribunal Colegiado del Vigésimo Quinto
Circuito. 18 de octubre de 2006. Mayoría de tres votos.
Disidentes: Juan N. Silva Meza y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Ponente: Sergio A. Valls Hernández.
Secretario: Arnoldo Castellanos Morfín.
Tesis de jurisprudencia 81/2006. Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de fecha dieciocho de octubre
de dos mil seis.
No. Registro: 172,945
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Marzo de 2007
Tesis: 1a./J. 1/2007
Página: 202
PRUEBA TESTIMONIAL EN EL PROCEDIMIENTO
PENAL. LA FALTA DE PROBIDAD POR PARTE DE
LOS
TESTIGOS
EN
PROPORCIONAR
SUS
GENERALES, EN SÍ MISMA, NO ES SUFICIENTE
PARA RESTAR VALOR PROBATORIO A SU
TESTIMONIO.
De la interpretación sistemática y armónica de los artículos
285, 286 y 290 del Código Federal de Procedimientos Penales
se advierte que la prueba testimonial no es una prueba tasada,
sino circunstancial o indiciaria, porque la codificación en
estudio no le otorga valor probatorio pleno, sino que se deduce
la posibilidad de la libre valoración por parte del juzgador, con
la limitante de que éste funde y motive debidamente su
resolución y las conclusiones a que arribe al valorar dicha
probanza. Ahora bien, en términos del artículo 289 de la
codificación procesal penal en cita, los requisitos formales que
deben tomarse en cuenta al momento de valorar la prueba
testimonial, entre otros son los siguientes: a) que por su edad,
capacidad e instrucción, tenga el criterio necesario para
declarar en relación a los hechos que narra; b) que por su
honradez e independencia de su posición y antecedentes
personales, se llegue al convencimiento de que no tiene
motivos para declarar en favor o en contra del inculpado; c)
que el hecho de que se trate sea susceptible de conocerse por
medio de los sentidos, y que el testigo lo conozca por sí mismo
y no por inducciones ni referencias de otro; d) que la
declaración sea clara y precisa, sin dudas ni reticencias,
respecto de la sustancia del hecho y sus circunstancias
esenciales; e) que el testigo no haya sido obligado por fuerza o
miedo, ni impulsado por engaño, error o soborno, siendo que
el apremio judicial no se reputará como fuerza. Además de
observar los requisitos formales recién indicados, se estima
también imprescindible que el juzgador aprecie el contenido
de la declaración vertida por el testigo, lo que implica que al
momento de decidir sobre el mérito convictivo que merece un
ateste, en uso de su arbitrio judicial y libertad para realizar la
valoración de las pruebas, el juzgador deberá tener en cuenta
todas las demás circunstancias, objetivas y subjetivas que,
mediante un proceso lógico y un correcto raciocinio,
conduzcan a determinar la mendacidad o veracidad del testigo.
Por tanto, se estima que el libre albedrío otorgado al juzgador
para apreciar en conciencia el material probatorio, no puede
tener como consecuencia absoluta el efecto de negar valor
probatorio alguno a las declaraciones de aquellos que hayan
conducido con falta de probidad al proporcionar sus generales,
porque al ser la prueba testimonial una probanza no tasada por
nuestra legislación, el juzgador debe considerar otros
elementos probatorios y al relacionarlos con lo manifestado
por el testigo, llegar a determinar si los hechos que éste narra,
se encuentran corroborados con otros elementos de prueba,
que permitan al órgano jurisdiccional formarse la convicción
respecto de la veracidad de la declaración del ateste. Además,
de la lectura de la fracción II del artículo 289 del Código
Federal de Procedimientos Penales, se advierte que el aspecto
primordial que privilegió el juzgador al apreciar la declaración
de un testigo, es precisamente la imparcialidad del mismo,
tomando en cuenta tanto la probidad, como la independencia y
antecedentes personales del ateste, sin embargo, como ya se
dijo, la probidad del testigo representa sólo uno de diversos
elementos que debe tomar en cuenta el juzgador, para
otorgarle o no valor probatorio al testimonio de un ateste, por
lo que no se ajustaría al sistema procesal mexicano respecto de
la libre apreciación de la prueba, si por falta de probidad al
proporcionar sus generales, se dejaran sin valor probatorio las
declaraciones de los testigos.
Contradicción de tesis 99/2006-PS. Entre las sustentadas por
los Tribunales Colegiados Segundo y Tercero en Materias
Penal y Administrativa del Quinto Circuito. 25 de octubre de
2006. Unanimidad de cuatro votos. Ausente: José de Jesús
Gudiño Pelayo. Ponente: Sergio A. Valls Hernández.
Secretario: Joaquín Cisneros Sánchez.
Tesis de jurisprudencia 1/2007. Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de fecha diez de enero de dos
mil siete.
No. Registro: 185,519
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XVI, Noviembre de 2002
Tesis: 1a./J. 55/2002
Página: 133
PRUEBA TESTIMONIAL EN EL PROCEDIMIENTO
PENAL. LA OMISIÓN DE IDENTIFICAR A LOS
TESTIGOS MEDIANTE DOCUMENTO IDÓNEO, EN SÍ
MISMA, NO ES SUFICIENTE PARA RESTAR VALOR
PROBATORIO A SU TESTIMONIO (LEGISLACIÓN
PROCESAL DE LOS ESTADOS DE JALISCO Y
PUEBLA).
Si bien es cierto que de conformidad con el sistema jurídico
penal adoptado por los códigos adjetivos de los Estados de
Jalisco y Puebla, en sus artículos 264 y 201, respectivamente,
la valoración de la prueba testimonial queda al prudente
arbitrio del juzgador, también lo es que ello no significa que la
haga de manera arbitraria, sino que debe atender a la
circunstancia de que concurran en el testigo los siguientes
requisitos: que por la edad, capacidad e instrucción tenga el
criterio necesario para juzgar el acto; que por su probidad, la
independencia de su posición y sus antecedentes personales,
tenga completa imparcialidad; que el hecho de que se trate sea
susceptible de conocerse por medio de los sentidos y que el
testigo lo conozca por sí mismo y no por inducciones ni
referencias de otro; que la declaración sea precisa y clara, sin
dudas ni reticencias, ya sea sobre la sustancia del hecho, o bien
sobre sus circunstancias esenciales, y que no haya sido
obligado por fuerza o miedo, ni impulsado por engaño, error o
soborno. Acorde con lo expuesto, se concluye que si un testigo
no fue identificado en la diligencia respectiva, esta
circunstancia no es suficiente, en sí misma, para restar eficacia
probatoria a su dicho pues, por una parte, tal exigencia, de
conformidad con la legislación procesal en mención, no
constituye una condición sustancial para la valoración de la
prueba testimonial y, por otra, la ponderación de ese deposado
se deberá efectuar en concordancia con los requisitos antes
expuestos.
Contradicción de tesis 8/2001-PS. Entre las sustentadas por el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer
Circuito, Tribunal Colegiado en Materia Penal del Sexto
Circuito y Tribunal Colegiado del Vigésimo Circuito. 30 de
agosto de 2002. Unanimidad de cuatro votos. Ausente:
Juventino V. Castro y Castro. Ponente: Juventino V. Castro y
Castro; en su ausencia hizo suyo el asunto Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretario: Javier Carreño
Caballero.
Tesis de jurisprudencia 55/2002. Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de treinta de agosto de dos mil
dos, por unanimidad de cuatro votos de los señores Ministros:
presidente Juan N. Silva Meza, Humberto Román Palacios,
José de Jesús Gudiño Pelayo y Olga Sánchez Cordero de
García Villegas. Ausente: Juventino V. Castro y Castro.
TESIS JURISPRUDENCIAL 56/2008
VIOLACIÓN EQUIPARADA. PARA PRONUNCIARSE RESPECTO DE LA
ACTUALIZACIÓN DE ESE DELITO CUANDO EL SUJETO PASIVO PADECE
SORDOMUDEZ, ES MENESTER QUE EL ÓRGANO ACUSADOR ACREDITE
MEDIANTE LOS DICTÁMENES PERICIALES CORRESPONDIENTES, LAS
REPERCUSIONES FÍSICAS Y MENTALES DERIVADAS DE ESE
PADECIMIENTO (LEGISLACIONES DE LOS ESTADOS DE GUANAJUATO Y
BAJA CALIFORNIA). El artículo 206 del Código Penal del Estado de Guanajuato
vigente en 1975, equivalente al numeral 181 de su similar en vigor, así como el
artículo 177 del Código Penal del Estado de Baja California, prevén como
equiparables al delito de violación las hipótesis consistentes en realizar la cópula
con persona: a) incapaz de decidir y b) que por cualquier causa no esté en
posibilidad de resistir la conducta delictuosa. Ahora bien, la sordomudez como
deficiencia somática funcional no encuadra per se en el marco de ilicitud
establecido por el delito de violación equiparada cuando la víctima imputa la
conducta al sujeto activo, pues esa deficiencia no es un medio que
conceptualmente descarte la voluntad del sujeto pasivo ni implica que éste
carezca de intelecto o de libre discernimiento sobre la conveniencia o no del
concúbito carnal, además de que tampoco lo incapacita físicamente, pues por sí
misma la sordera no genera ausencia de fuerza física suficiente o necesaria para
oponerse o manifestar la falta de consentimiento. Así, es menester que el órgano
acusador, a través de pruebas idóneas, como las periciales psiquiátrica y
psicológica, en cada caso concreto demuestre las repercusiones de dicha
discapacidad en relación con la facultad para decidir razonablemente respecto de
su conducta sexual, en tanto que con ello se descubre la anulación absoluta,
disminución o leve alteración de las facultades intelectivas y volitivas; de ahí que a
partir de los dictámenes periciales correspondientes puede esgrimirse si se
actualizan las dos condiciones que indican los artículos mencionados, es decir, la
disminución en las capacidades mentales y/o físicas de la persona, pues sólo a
través de estas pruebas el juzgador estará en aptitud de pronunciarse respecto de
la actualización del delito de violación equiparada.
Contradicción de tesis 158/2006-PS. Entre las sustentadas por el Primer
Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito y el entonces Tribunal Colegiado
del Noveno Circuito, actualmente Primero. 14 de mayo de 2008. Unanimidad de
cuatro votos. Ausente: Sergio A. Valls Hernández. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa López.
LICENCIADO HERIBERTO PÉREZ REYES, SECRETARIO DE ACUERDOS DE
LA PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, C
E R T I F I C A: Que el rubro y texto de la anterior tesis jurisprudencial fueron
aprobados por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha veintiuno
de mayo de dos mil ocho.- México, Distrito Federal, veintidós de mayo de dos mil
ocho.- Doy fe.
¿dónde surge el problema de la comunicación víctima-victimario en el caso
de la jurisprudencia 1ª 56/2008?
No. Registro: 178,509
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXI, Mayo de 2005
Tesis: 1a./J. 5/93
Página: 89
CONCURSO DE DELITOS, FACULTAD EXCLUSIVA DE LAS AUTORIDADES
JUDICIALES EN LA IMPOSICIÓN DE LAS PENAS.
Si la autoridad judicial, al analizar los hechos delictivos delimitados por el
Ministerio Público en sus conclusiones, se percata que existe un concurso real de
delitos, debe aplicar las penas correspondientes con base en dicho concurso,
independientemente de que la institución acusadora haga o no expresa referencia
en sus conclusiones a la aplicación de dicha regla. Sin que ello implique que la
autoridad judicial rebase la acusación del Ministerio Público, porque tal regla atañe
a la imposición de las sanciones que es facultad propia y exclusiva del órgano
jurisdiccional, en términos del artículo 21 constitucional. Máxime que el Juez, al
imponer las penas, no realiza un acto meramente mecánico, sino que goza de
arbitrio judicial para calificar la gravedad del delito y el grado de culpabilidad del
agente, en función a lo cual debe necesariamente determinar la pena, toda vez
que ésta, por mandato de ley, debe ser individualizada. Tal individualización que
corresponde exclusivamente a la autoridad judicial y de ningún modo puede
realizar el Ministerio Público. Así pues, concluir de manera distinta anularía de
facto el arbitrio del que está dotada la autoridad judicial para la imposición de las
penas, y llevaría al absurdo de dejar que la función jurisdiccional permanecería
supeditada a no poder hacer nada fuera de lo expresamente pedido por el
representante social, con lo que se le otorgarían a ésta facultades fuera del límite
de sus funciones, invadiendo con ello las del juzgador. Lo anterior, con
independencia de que el juzgador no puede introducir en sus fallos penas por
delitos que no hayan sido motivo de la acusación, ya que con ello no sólo se
agravaría la situación jurídica del procesado, sino que incluso el Juez estaría
invadiendo la órbita del Ministerio Público, a quien por mandato constitucional
corresponde la persecución de los delitos, violando con ello el principio esencial de
división de poderes. Es necesario precisar, que el criterio que ahora se establece
no se contrapone con el contenido de las garantías de legalidad, seguridad
jurídica, defensa y exacta aplicación de la ley, previstas en los artículos 14, 16 y
20, fracción IX, de la Carta Magna, ya que con el mismo no se autoriza al juzgador
a actuar con base en atribuciones que no tiene expresamente concedidas en la
Constitución y en las leyes secundarias; aunado a que la decisión del Juez de
actualizar la existencia de un concurso de delitos y sancionar por el mismo, está
supeditada a que funde y motive suficientemente su actuación, aunado a que no
podrá imponer pena alguna respecto de un delito que no haya sido materia de
acusación; además, de que el acusado tendrá oportunidad de conocer las
conclusiones del Ministerio Público y dar respuesta a las mismas al formular las
que corresponden a su defensa, todo esto previo al dictado de la sentencia
respectiva en la que se le determine la punición de la autoridad judicial, en
términos del numeral 21 de la Constitución Federal.
Varios 12/2004-PS. Solicitud de modificación a la tesis de jurisprudencia 1a./J.
5/93, derivada de la contradicción de tesis 12/91, entre las sustentadas por el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito y el Primer
Tribunal Colegiado del Vigésimo Primer Circuito. Solicitante: Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Segundo Circuito. 23 de febrero de 2005. Cinco
votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez
Frías.
Tesis de jurisprudencia 5/93. Aprobada por la Primera Sala de este Alto Tribunal,
en sesión de fecha veinte de abril de dos mil cinco.
Nota: En términos de la resolución de 23 de febrero de 2005, pronunciada por la
Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en el expediente varios
12/2004-PS, relativo a la solicitud de modificación de la tesis de jurisprudencia
número 1a./J. 5/93, publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la
Federación, Octava Época, Número 75, marzo de 1994, página 11, se publica
nuevamente la jurisprudencia citada con las modificaciones aprobadas por la
propia Sala.
No. Registro: 176,058
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Febrero de 2006
Tesis: 1a./J. 201/2005
Página: 33
ABUSO SEXUAL. SE ACTUALIZA EL CONCURSO HOMOGÉNEO DE DELITOS
CUANDO EXISTA PLURALIDAD DE CONDUCTAS EJECUTADAS POR EL
MISMO SUJETO ACTIVO EN CONTRA DEL MISMO PASIVO, REALIZADAS EN
DISTINTO TIEMPO.
Cuando en el delito de abuso sexual se está en presencia de pluralidad de
tocamientos efectuados por el activo en el cuerpo de la víctima, realizados en
distinto tiempo y encaminados en cada ocasión a consumar dicho ilícito, en cada
una de ellas se actualizará un delito independiente, pues el abuso sexual es un
delito instantáneo, porque en el mismo momento en el que se actualiza la
conducta punible se produce el resultado, esto es, se destruye o sufre un
menoscabo el bien jurídico tutelado, por lo que debe estimarse que se actualiza el
concurso real homogéneo de delitos. En estos casos, no puede hablarse de un
delito continuado, porque las conductas que se producen bajo ese esquema no
son susceptibles de actualizar la unidad de propósito delictivo que requiere este
tipo de delitos, entendiendo como tal el elemento de carácter subjetivo que exige
del sujeto activo un conocimiento estructurado, un trazo a modo de plan o
proyecto o un designio único, mediante el cual las diversas acciones delictivas
aparecen significando etapas de realización hacia un objetivo común y por esa
razón integran un delito único.
Contradicción de tesis 125/2005-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Segundo y Octavo, ambos en Materia Penal del Primer Circuito. 23 de
noviembre de 2005. Cinco votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo.
Secretaria: Carmina Cortés Rodríguez.
Tesis de jurisprudencia 201/2005. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha treinta de noviembre de dos mil cinco.
No. Registro: 177,399
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXII, Agosto de 2005
Tesis: 1a./J. 58/2005
Página: 268
VIOLACIÓN. NO SE ACTUALIZA EL CONCURSO REAL DE DELITOS
CUANDO SE IMPONE LA CÓPULA POR DIVERSAS VÍAS DURANTE EL
MISMO LAPSO Y SIN HABER CESADO LOS MEDIOS COMISIVOS RESPECTO
DEL MISMO SUJETO PASIVO.
El concurso real de delitos no se actualiza cuando el sujeto activo en el tipo penal
de violación previsto en el artículo 265 del abrogado Código Penal para el Distrito
Federal, lleva a cabo la imposición de la cópula por diversas vías en un solo hecho
circunscrito en el mismo lapso, con unidad de resolución, sin que hubieran cesado
los medios comisivos y respecto del mismo sujeto pasivo. Lo anterior es así,
porque aunque se trate de diversos actos, producen un resultado final que es el
menoscabo o afectación a la libertad sexual del individuo, resultado de la
unificación de varios hechos naturalmente separados bajo una sola figura -que es
lo que la doctrina jurídica comúnmente denomina ‘delito plurisubsistente’-. En
efecto, para que exista concurso real de delitos, además de pluralidad de
acciones, deben darse varios designios o propósitos delictivos, lo que en el caso
no ocurre porque existe unidad de propósito delictivo y de lesión jurídica; de ahí
que se trate de un solo hecho delictivo que, en su caso, podrá sancionarse con
una pena mayor, de conformidad con los artículos 51 y 52 del citado código.
Contradicción de tesis 46/2003-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Quinto y Séptimo, ambos en Materia Penal del Primer Circuito. 19 de
enero de 2005. Mayoría de tres votos. Disidentes: José Ramón Cossío Díaz y
Olga Sánchez Cordero. Ponente: Olga Sánchez Cordero. Encargado del engrose:
Juan N. Silva Meza. Secretaria: Rosaura Rivera Salcedo.
Tesis de jurisprudencia 58/2005. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha veinticinco de mayo de dos mil cinco.
No. Registro: 179,612
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXI, Enero de 2005
Tesis: 1a./J. 112/2004
Página: 94
DELITOS DE FALSEDAD EN DECLARACIONES Y FALSO TESTIMONIO
RENDIDOS ANTE EL MINISTERIO PÚBLICO LOCAL (ARTÍCULOS 168 DEL
CÓDIGO PENAL PARA EL ESTADO DE JALISCO Y 157 DEL CÓDIGO PENAL
PARA EL ESTADO DE MÉXICO, RESPECTIVAMENTE), SE CONFIGURAN
CUANDO EL SUJETO EN CALIDAD DE DENUNCIANTE DECLARA
FALSAMENTE EN RELACIÓN CON LOS HECHOS DELICTIVOS EN LOS QUE
ESTÁ INVOLUCRADO.
Se configuran los delitos de falsedad en declaraciones y de falso testimonio, ante
el Ministerio Público cuando el sujeto en calidad de denunciante declara
falsamente en relación con los hechos delictuosos en los que está involucrado por
la intervención directa que tuvo en la ejecución del delito, caso diferente al del
inculpado, en tanto que de conformidad con la fracción II, del artículo 20
constitucional se establecen a su favor las garantías de no autoincriminación, de
silencio y de defensa, por habérsele acusado de la comisión de un delito, por lo
que no se le puede exigir que declare bajo protesta aun cuando incurra en
falsedad o falso testimonio ante dicha autoridad, pues de lo contrario se le
compelería a declarar en su contra.
Contradicción de tesis 29/2004-PS. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal
Colegiado del Segundo Circuito, ahora Primero en Materia Penal del mismo
circuito y el Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito. 22
de septiembre de 2004. Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretario: Carlos Mena Adame.
Tesis de jurisprudencia 112/2004. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha diez de noviembre de dos mil cuatro.
¿y cuando el indiciado o procesado declara falsamente sobre los hechos
que se le imputan, se configura también este delito de falsedad?
¿falsear hechos por el indiciado o procesado, es parte de la defensa?
¿si la norma penal no contempla ese caso, sería inconstitucional por romper
con el principio de igualdad y no discriminación?
No. Registro: 175,459
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Marzo de 2006
Tesis: 1a./J. 145/2005
Página: 170
REPARACIÓN DEL DAÑO. ES LEGAL LA
SENTENCIA CONDENATORIA QUE LA IMPONE
AUNQUE EL MONTO CORRESPONDIENTE PUEDA
FIJARSE EN EJECUCIÓN DE ÉSTA.
El artículo 20, apartado B, fracción IV, de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos establece como
garantía individual de las víctimas u ofendidos de un delito, la
reparación del daño para asegurar de manera puntual y
suficiente la protección a sus derechos fundamentales y
responder al reclamo social frente a la impunidad y a los
efectos del delito sobre aquéllos, garantizando que en todo
proceso penal tengan derecho a una reparación pecuniaria por
los daños y perjuicios ocasionados por la comisión del delito,
para lograr así una clara y plena reivindicación de dichos
efectos en el proceso penal; destacando la circunstancia de que
el Constituyente reguló los fines preventivos con los
indemnizatorios del procedimiento penal, al exigir para la
libertad del inculpado una caución suficiente que garantice la
reparación de los daños y perjuicios, lo cual confirma que en
todo procedimiento penal debe tutelarse como derecho del
sujeto pasivo del delito, la indemnización de los perjuicios
ocasionados por su comisión, a fin de reconocerle la misma
importancia a la protección de los derechos de la víctima que a
los del inculpado, conciliando una manera ágil para reparar el
daño causado por el delito. De lo anterior se concluye que la
reparación del daño tiene el carácter de pena pública y, por
ende, al ser parte de la condena impuesta en el procedimiento
penal, deberá acreditarse en éste y no en otro; sin embargo, su
quántum no es parte de la sentencia condenatoria, sino que es
una consecuencia lógica y jurídica de ésta, porque lo que se
acredita en el procedimiento penal es el derecho del ofendido o
la víctima para obtener la reparación del daño con motivo del
ilícito perpetrado en su contra; de ahí que cuando el Juez no
cuente con los elementos necesarios para fijar en el fallo el
monto correspondiente, podrá hacerlo en ejecución de
sentencia, por así permitirlo el citado precepto constitucional.
Contradicción de tesis 97/2004-PS. Entre las sustentadas por
los Tribunales Colegiados Primero y Segundo, ambos en
Materia Penal del Sexto Circuito. 24 de agosto de 2005. Cinco
votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas.
Secretaria: Rosalía Argumosa López.
Tesis de jurisprudencia 145/2005. Aprobada por la Primera
Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha veintiséis de
octubre de dos mil cinco.
8.1.1. ¿Funcionalismo de Klaus Roxin, o de Günther Jakobs, en la
interpretación de la Primera Sala de la SCJN que hizo en las tesis
jurisprudenciales siguientes?
TESIS JURISPRUDENCIAL 41/2008
CALIFICATIVAS O MODALIDADES DEL DELITO. AUN CUANDO SE HAYAN
OMITIDO EN EL AUTO DE FORMAL PRISIÓN, EL JUZGADOR PUEDE
INCLUIRLAS EN LA SENTENCIA DEFINITIVA SI FUERON MATERIA DE
ACUSACIÓN EN LAS CONCLUSIONES DEL MINISTERIO PÚBLICO. (CÓDIGO
DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL ESTADO DE TAMAULIPAS).
Conforme al artículo 19 de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, todo proceso penal debe seguirse por el delito señalado en el auto de
formal prisión, es decir, prohíbe alterar la sustancia de los hechos calificados en
dicho auto; sin embargo, tal prohibición no se refiere a la apreciación técnica o
a la calificación jurídica de los hechos, en tanto que las calificativas o
modalidades del delito son circunstancias accesorias cuya función es
agravar o atenuar la pena, pero sin que dependa de ellas la existencia del ilícito,
excepto tratándose de delitos especiales cuyas circunstancias calificativas o
modificativas son elementos constitutivos de la figura delictiva básica. Se precisa
que de una concatenación de los artículos 323, 326, 333 y 338 del Código de
Procedimientos Penales para el Estado de Tamaulipas, se advierte que el
Ministerio Público al formular conclusiones, tiene la facultad de variar la
clasificación legal de los hechos delictuosos precisados en el auto de plazo
constitucional; las conclusiones formuladas no podrán modificarse en ningún
sentido, sino por causas supervenientes y en beneficio del acusado; fijada la
audiencia de vista, las partes, entre ellas, el procesado, pueden ofrecer pruebas,
para desvirtuar las calificativas alegadas por el Ministerio Público, las que deberán
quedar desahogadas en su totalidad, en dicha audiencia así como formular
alegatos, con lo que se respeta su garantía de defensa, máxime que desde el
inicio del proceso se encuentra asistido por un profesional del Derecho, quien en
todo momento se encuentra en condiciones de advertir cuándo de los hechos
probados, se puede derivar la acreditación de tales circunstancias calificativas o
cuándo las pruebas del órgano de acusación tienen tal pretensión y, por tanto, la
posibilidad y oportunidad de actuar en consecuencia. Con tales observaciones en
modo alguno se encuentra el procesado en estado de indefensión, toda vez que
cuenta con el tiempo suficiente para defenderse y para preparar los medios de
convicción que considere necesarios. Así, se concluye que, con la salvedad
indicada, el juzgador puede incluir en la sentencia definitiva las calificativas o
modalidades del delito, siempre que hayan sido materia de acusación en las
conclusiones del Ministerio Público, aun cuando se hayan omitido en el auto de
formal prisión, pues la exigencia de que queden fijadas en éste se halla sujeta a
que el órgano jurisdiccional advierta su existencia y cuente con los elementos
probatorios suficientes; de ahí que independientemente de que en el auto de
procesamiento no pudiera efectuarse el estudio preliminar relativo, si durante la
instrucción se acreditan las mencionadas calificativas o modalidades y se
introducen a través de las conclusiones acusatorias del representante social, el
Juez del proceso puede tomarlas en cuenta, pues no se altera la esencia de los
hechos materia del auto señalado, habida cuenta que la incorporación de la
calificativa constituye únicamente una variación de grado del delito y no
propiamente del delito en sí, lo que está permitido por el segundo párrafo de la
fracción XVI del artículo 160 de la Ley de Amparo.
Contradicción de tesis 178/2006-PS. Entre los criterios sustentados por el
Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y de Trabajo del Décimo Noveno
Circuito y el entonces Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Noveno Circuito,
ahora en Materias Administrativa y Civil del mismo Circuito. 09 de enero de 2008.
Unanimidad de cinco votos. Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretario:
Arnoldo Castellanos Morfin.
LICENCIADO HERIBERTO PÉREZ REYES, SECRETARIO DE ACUERDOS DE
LA PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, C
E R T I F I C A: Que el rubro y texto de la anterior tesis jurisprudencial fueron
aprobados por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha nueve de
abril de dos mil ocho.- México, Distrito Federal, diez de abril de dos mil ocho.- Doy
fe. HAGH*pmm
TESIS JURISPRUDENCIAL 39/2008
CARTUCHOS PARA ARMAS DE FUEGO CON CALIBRE PERMITIDO. SI
CUENTAN CON ARTIFICIOS ESPECIALES, SU POSESIÓN ES PUNIBLE EN
TÉRMINOS DE LOS ARTÍCULOS 11 Y 83 QUAT DE LA LEY FEDERAL DE
ARMAS DE FUEGO Y EXPLOSIVOS, INDEPENDIENTEMENTE DE LA
CANTIDAD. La posesión de cualquier cantidad de cartuchos para armas de
fuego7 con calibre permitido, es decir, de las previstas en los artículos 9 y 10 de la
7
ARTICULO 11.- Las armas, municiones y material para el uso exclusivo del Ejército, Armada y
Fuerza Aérea, son las siguientes:
a).- Revólveres calibre .357" Magnum y los superiores a .38" Especial.
b).- Pistolas calibre 9 mm. Parabellum, Luger y similares, las .38" Super y Comando, y las de
calibres superiores.
(REFORMADO, D.O.F. 8 DE FEBRERO DE 1985)
c).- Fusiles, mosquetones, carabinas y tercerolas en calibre .223", 7 mm., 7.62 mm. y carabinas
calibre .30" en todos sus modelos.
d).- Pistolas, carabinas y fusiles con sistema de ráfaga, sub-ametralladoras, metralletas y
ametralladoras en todos sus calibres.
e).- Escopetas con cañón de longitud inferior a 635 mm. (25"), las de calibre superior al 12 (.729" ó
18.5 mm) y las lanzagases, con excepción de las de uso industrial.
f).- Municiones para las armas anteriores y cartuchos con artificios especiales como
trazadores, incendiarios, perforantes, fumígenos, expansivos, de gases y los cargados con
postas superiores al "00" (.84 cms. de diámetro) para escopeta.
g).- Cañones, piezas de artillería, morteros y carros de combate con sus aditamentos, accesorios,
proyectiles y municiones.
h).- Proyectiles-cohete, torpedos, granadas, bombas, minas, cargas de profundidad, lanzallamas y
similares, así como los aparatos, artificios y máquinas para su lanzamiento.
i).- Bayonetas, sables y lanzas.
j).- Navíos, submarinos, embarcaciones e hidroaviones para la guerra naval y su armamento.
k).- Aeronaves de guerra y su armamento.
l).- Artificios de guerra, gases y substancias químicas de aplicación exclusivamente militar, y los
ingenios diversos para su uso por las fuerzas armadas.
En general, todas las armas, municiones y materiales destinados exclusivamente para la guerra.
Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos es ilícita y punible en términos de
los artículos 11 y 83 Quat de la Ley indicada, si cuentan con artificios especiales.
Lo anterior es así, toda vez que los artificios especiales de los cartuchos
implican que éstos tienen características que los hacen mucho más dañinos
y, por tanto, acusan mayor peligrosidad que los normales; de ahí que aunque
el calibre del cartucho sea del relativo a las armas de fuego permitidas, al ser más
peligrosos no pueden ser poseídos libremente por los particulares. En efecto,
del artículo 11, inciso f), del ordenamiento referido se advierte que son de uso
exclusivo del Ejército, Armada y Fuerza Aérea las municiones correspondientes a
las armas que el propio precepto enuncia, así como los cartuchos con artificios
especiales como trazadores, incendiarios, perforantes, fumígenos, expansivos, de
gases y los cargados con postas superiores al "00" (.84 cms. de diámetro) para
escopeta; de ahí que su tenencia en cualquier cantidad es punible por el solo
hecho de ser de uso exclusivo de las fuerzas castrenses; máxime si al
establecer como reservados los cartuchos mencionados, el legislador no hizo
distinción alguna en relación con su calibre.
Contradicción de tesis 127/2007-PS. Entre las sustentadas por el Cuarto
Tribunal Colegiado del Décimo Quinto Circuito y el actual Segundo Tribunal
Colegiado en Materia Civil del Décimo Sexto Circuito. 26 de marzo de 2008.
Mayoría de cuatro votos. Disidente: José Ramón Cossío Díaz. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Mariana Mureddu Gilabert.
LICENCIADO HERIBERTO PÉREZ REYES, SECRETARIO DE ACUERDOS DE
LA PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, C
E R T I F I C A: Que el rubro y texto de la anterior tesis jurisprudencial fueron
aprobados por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha dos de
abril de dos mil ocho.- México, Distrito Federal, tres de abril de dos mil ocho.- Doy
fe. HAGH*pmm
¿se hizo una interpretación estricta, o extensiva de la Ley Federal
de Armas de Fuego y Explosivos, o presenta argumento
analógico
en
el
razonamiento
judicial?
8.1.2. Requisitos de la norma penal que prevé un delito.
No. Registro: 174,350
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
(REFORMADO, D.O.F. 8 DE FEBRERO DE 1985)
Las de este destino, mediante la justificación de la necesidad, podrán autorizarse por la Secretaría
de la Defensa Nacional, individualmente o como corporación, a quienes desempeñen empleos o
cargos de la Federación, del Distrito Federal, de los Estados o de los Municipios.
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Agosto de 2006
Tesis: 1a. CXLIII/2006
Página: 267
SECUESTRO EXPRESS. EL ARTÍCULO 163 BIS DEL
NUEVO CÓDIGO PENAL PARA EL DISTRITO FEDERAL
QUE PREVÉ ESE DELITO, NO VIOLA EL PRINCIPIO DE
EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL.
La garantía de exacta aplicación de la ley en materia penal
contenida en el tercer párrafo del artículo 14 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos se cumple cuando
se especifican de manera clara, precisa y exacta todos los
elementos, características, condiciones, términos y plazos
-cuando ello sea necesario- de las conductas que se señalen
como típicas, así como de las penas aplicables, a fin de
evitar confusiones en su aplicación o demérito en la defensa
del procesado. En ese sentido, se concluye que el artículo 163
Bis del Nuevo Código Penal para el Distrito Federal, que
establece el delito de privación de la libertad en su modalidad
de secuestro express, al no precisar lo que debe entenderse por
"tiempo estrictamente indispensable", no viola el mencionado
principio constitucional, en tanto que dicha circunstancia no
genera confusión ni demerita la defensa del procesado, ya que
se trata de un elemento normativo del delito que está sujeto a
la valoración de la autoridad aplicadora de la norma, quien
deberá analizar si al sujeto pasivo se le privó de su libertad
durante el tiempo estrictamente indispensable para que el
activo cometiera los delitos de robo o extorsión o para que
obtuviera algún beneficio económico, valoración que
seguramente tendrá que realizar a la luz de las declaraciones
de los involucrados así como de las diversas probanzas con
que cuente. Además, si bien dicho elemento puede ser motivo
de interpretación, ello no torna inconstitucional el referido
artículo 163 Bis, pues sólo se estará en presencia de un
problema de mera legalidad.
Amparo directo en revisión 907/2006. 5 de julio de 2006.
Cinco votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García
Villegas. Secretaria: Ana Carolina Cienfuegos Posada.
8.2. Jurisprudencia y tesis aisladas en materia procesal penal
(parte adjetiva).
8.2.1. ¿necesariamente deben ser públicas, o pueden serlo privadas,
las audiencias a celebrarse en un proceso penal?
No. Registro: 170,550
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVII, Enero de 2008
Tesis: 1a. CCLII/2007
Página: 418
AUDIENCIA PÚBLICA. EL ARTÍCULO 261 DEL
CÓDIGO DE PROCEDIMIENTOS PENALES PARA EL
ESTADO DE MÉXICO NO VIOLA LA FRACCIÓN VI
DEL APARTADO A DEL ARTÍCULO 20 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS
UNIDOS MEXICANOS.
La acepción contenida en el citado precepto constitucional,
relativa a ser juzgado en audiencia pública, debe entenderse
respecto a todo el procedimiento de juzgamiento dentro del
propio proceso, lo que se traduce en que sean públicas las
audiencias o diligencias celebradas en éste. En ese sentido, el
artículo 261 del Código de Procedimientos Penales para el
Estado de México, al disponer que una vez que la defensa
exprese sus conclusiones o cuando se tengan por formuladas
las de inculpabilidad, se declarará visto el proceso y se
procederá a dictar sentencia, sin prever la audiencia de juicio,
no viola la garantía de ser juzgado en audiencia pública
contenida en el artículo 20, apartado A, fracción VI, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en
virtud de que no impide que las diligencias o audiencias
llevadas a cabo en la fase correspondiente del procedimiento
penal y en la que interviene el órgano jurisdiccional, se
realicen con publicidad. Lo anterior es así, ya que acorde a la
exposición de motivos que originó el indicado dispositivo
legal, se modificó la fase del juicio para que las conclusiones
de las partes se desarrollen mediante un auténtico debate,
formulándose primero las del Ministerio Público y luego las
del acusado, a través de las cuales se le da oportunidad de ser
oído, y si bien se suprime la audiencia final para dar mayor
celeridad a la administración de justicia, en el dictamen
correspondiente del Congreso de la mencionada entidad
federativa se reconoce que el aludido Código se ajusta al texto
constitucional, específicamente en lo relativo a las
formalidades esenciales del procedimiento señaladas en el
artículo 14 de la Constitución Federal, lo que implica la suma
de actos previstos en la ley para asegurar al justiciable el pleno
ejercicio de sus derechos de audiencia y defensa; de ahí que la
circunstancia de que el Poder Legislativo estatal haya
suprimido la audiencia de juicio no torna inconstitucional al
citado artículo 261, sino que significa que privilegió el fin de
celeridad para satisfacer el ideal de impartición de justicia
pronta y eficaz previsto en el artículo 17 constitucional.
Amparo directo en revisión 616/2006. 28 de junio de 2006.
Cinco votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime
Flores Cruz.
No. Registro: 184,598
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XVII, Marzo de 2003
Tesis: 1a./J. 12/2003
Página: 133
PROCESO SUMARIO. SE RIGE POR EL ARTÍCULO
152 DEL CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS
PENALES, POR LO QUE EN ESTA VÍA, EL JUEZ
PROCURARÁ CERRAR LA INSTRUCCIÓN DENTRO
DE LOS PLAZOS ESTABLECIDOS EN DICHO
PRECEPTO,
SIN
QUE
PROCEDA
QUE
PREVIAMENTE LA DECLARE AGOTADA.
De la lectura de la exposición de motivos que dio origen a las
reformas al artículo 152 del Código Federal de Procedimientos
Penales, así como de su propio texto, se desprende que el
proceso sumario goza de una autonomía destacada; que el Juez
tiene la obligación de seguir la vía sumaria en las hipótesis
previstas en el citado numeral, la cual tiene como finalidad, de
conformidad con lo dispuesto en los artículos 17 y 20 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, que el
proceso se resuelva con mayor celeridad, concentración de
actos y economía procesal, sin que esto implique menoscabo
de las garantías de audiencia y defensa del procesado; que en
el juicio sumario el Juez "procurará cerrar la instrucción" en
los plazos que establecen los incisos a) y b) del propio artículo
152, sin que sea obstáculo para ello el que tenga que ampliar el
plazo cuando sea necesario practicar otras diligencias; que
"una vez que el juzgador acuerde cerrar la instrucción, citará
para la audiencia a que se refiere el artículo 307" del código
citado; y que "el inculpado podrá optar por el procedimiento
ordinario", el cual le otorga mayores plazos para su defensa,
"dentro de los tres días siguientes al que se le notifique la
instauración del juicio sumario". Por tanto, en los
procedimientos sumarios no procede declarar agotada la
instrucción antes del cierre de ésta, en tanto que aquella
institución jurídica es propia del procedimiento ordinario, que
se rige por los diversos artículos 147 a 150 del propio código
adjetivo; además, el hecho de que no se decrete agotada la
instrucción en aquellos procedimientos no significa que haya
menoscabo de las defensas del procesado, pues aparte de que
éste puede ofrecer pruebas antes de que se cierre la
instrucción, el Juez no podrá cerrarla si éstas no se han
desahogado o si tiene que practicar otro tipo de diligencias.
Contradicción de tesis 75/2002-PS. Entre las sustentadas por
los Tribunales Colegiados Primero y Segundo, ambos en
Materia Penal del Tercer Circuito. 22 de noviembre de 2002.
Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Juventino V. Castro y
Castro. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas.
Secretario: Carlos Mena Adame.
Tesis de jurisprudencia 12/2003. Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de cinco de marzo de dos mil
tres, por unanimidad de cinco votos de los señores Ministros:
presidente Juan N. Silva Meza, Juventino V. Castro y Castro,
Humberto Román Palacios, José de Jesús Gudiño Pelayo y
Olga Sánchez Cordero de García Villegas.
No. Registro: 171,947
Jurisprudencia
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, Julio de 2007
Tesis: 1a./J. 51/2007
Página: 89
PRUEBAS EN EL PROCEDIMIENTO PENAL.
PROCEDE LA ADMISIÓN Y DESAHOGO DE LA
TESTIMONIAL Y LOS CAREOS OFRECIDOS POR EL
INCULPADO, A CARGO DEL AGENTE DEL
MINISTERIO PÚBLICO Y DE LOS TESTIGOS DE
ASISTENCIA QUE INTERVINIERON EN UNA
DILIGENCIA DE CATEO.
De la interpretación armónica de los artículos 206 del Código
Federal de Procedimientos Penales y 20, apartado A, fracción
V, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos, se advierte que el juzgador está obligado a admitir
y mandar desahogar las pruebas que en su defensa ofrezca el
inculpado, sin otra limitación que la establecida por la ley,
siempre que legalmente puedan constituirse, pues de no
hacerlo así se viola su garantía de adecuada defensa, contenida
en el citado precepto constitucional. En tal virtud,
independientemente de que la participación del agente del
Ministerio Público y de sus testigos de asistencia en el acta
circunstanciada en que consta la diligencia de cateo se debe a
la obligación que tienen de intervenir como parte del personal
ministerial, ello no impide que el procesado ejerza su derecho
a defenderse de las imputaciones que arroje el cateo, pues
aunque éste conforme a lo dispuesto por el artículo 284 del
citado código procesal penal, hace prueba plena cuando se
desahoga con las formalidades establecidas en la ley, esto no
implica que no puedan controvertirse los hechos y
circunstancias derivados de él, mediante la prueba que se
estime más idónea -como pueden ser los careos o la
testimonial de quienes hayan intervenido en el desarrollo de
dicha diligencia-; pues en este caso se considera que tiene
mayor peso específico la garantía de defensa adecuada, que
consagra el invocado precepto constitucional; sobre todo si se
toma en cuenta que el artículo 240 del mencionado Código
establece que el tribunal no debe dejar de examinar durante la
instrucción a los testigos presentes cuya declaración soliciten
las partes.
Contradicción de tesis 21/2006-PS. Entre las sustentadas por el
Segundo Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer
Circuito y Quinto Tribunal Colegiado del Décimo Noveno
Circuito. 10 de enero de 2007. Cinco votos. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Beatriz
Joaquina Jaimes Ramos.
Tesis de jurisprudencia 51/2007. Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de fecha veinticinco de abril
de dos mil siete.
No. Registro: 185,435
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XVI, Diciembre de 2002
Tesis: 1a./J. 50/2002
Página: 19
CAREOS PROCESALES. EL JUZGADOR DEBE
ORDENAR SU DESAHOGO DE OFICIO, CUANDO
ADVIERTA
LA
EXISTENCIA
DE
CONTRADICCIONES SUSTANCIALES EN EL DICHO
DE DOS PERSONAS, POR LO QUE LA OMISIÓN DE
DESAHOGARLOS CONSTITUYE UNA VIOLACIÓN
AL
PROCEDIMIENTO
QUE
AMERITA
SU
REPOSICIÓN, EN CASO DE TRASCENDER AL
RESULTADO DEL FALLO.
El artículo 265 del Código Federal de Procedimientos Penales
establece que con excepción de los careos constitucionales a
que se refiere el artículo 20, apartado A, fracción IV, de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, cuya
práctica es a petición de parte, el Juez de la causa, ante la
existencia de contradicciones sustanciales en el dicho de dos
personas, debe ordenar el desahogo de careos procesales e
incluso, puede ordenar su repetición cuando lo estime
oportuno o cuando surjan nuevos puntos de contradicción.
Ahora bien, del análisis gramatical y sistemático del referido
artículo 265, en relación con el dispositivo 150 del código
mencionado, se concluye que el desahogo de los careos
procesales debe ordenarse de oficio y no a petición de parte,
siempre que el juzgador advierta la discrepancia sustancial en
el dicho de dos personas, cuyo esclarecimiento conduzca a
encontrar la verdad real, lo cual es en beneficio del reo, pues
no tendría objeto ordenar su práctica, si no constituye
aportación alguna al proceso. Con la anterior conclusión no se
imponen obstáculos a la celeridad del procedimiento penal
federal, pues ello iría en contra de los motivos que llevaron al
legislador a reformar la fracción IV del apartado A del
indicado artículo constitucional, sino que se busca que los
procesados tengan garantizada la mayor posibilidad de
defensa, a fin de que no quede pendiente de dilucidar alguna
contradicción sustancial en el dicho de dos personas que
pudiera beneficiarles al dictarse la sentencia definitiva, la cual,
por descuido, negligencia o alguna otra razón, puede pasar
desapercibida por el propio procesado o su defensor, incluso,
por el juzgador de primera y segunda instancias, lo que implica
que quedaría al Tribunal Colegiado de Circuito, como órgano
terminal de legalidad, la facultad de apreciar las declaraciones
y, en su caso, conceder el amparo, ordenando el desahogo de
esos careos, lo cual no sería posible si se considerara la
necesidad de haberlos ofrecido como prueba, con la
consecuente indefensión del reo. En conclusión, si el desahogo
de los careos procesales no se lleva a cabo en los términos
precisados, ello constituye una violación al procedimiento, que
amerita su reposición en caso de trascender al resultado del
fallo, la cual se ubica, en forma análoga, en la fracción III del
artículo 160 de la Ley de Amparo.
Contradicción de tesis 108/2001-PS. Entre las sustentadas por
el Segundo Tribunal Colegiado del Décimo Segundo Circuito,
por el Primer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Tercer
Circuito y por el Tribunal Colegiado en Materia Penal del
Séptimo Circuito. 3 de julio de 2002. Cinco votos. Ponente:
Juventino V. Castro y Castro. Secretario: Hilario Sánchez
Cortés.
Tesis de jurisprudencia 50/2002. Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de tres de julio de dos mil dos,
por unanimidad de cinco votos de los señores Ministros:
presidente Juan N. Silva Meza, Juventino V. Castro y Castro,
Humberto Román Palacios, José de Jesús Gudiño Pelayo y
Olga Sánchez Cordero de García Villegas.
¿es un derecho constitucional8 del inculpado el de carearse
con quien deponga en su contra, o constituye una
obligación del juez, como operador jurídico, desahogarlo?
No. Registro: 171,838
Tesis aislada
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, Agosto de 2007
Tesis: 1a. CLV/2007
Página: 361
8
Art 20 constitucional, fracción IV, “…Cuando así lo solicite, será careado, en presencia del juez, con quien
deponga en su contra, salvo…”
CAREOS. CUANDO A TRAVÉS DE LA PRUEBA
PERICIAL SE DETERMINA QUE UN ADULTO
(VÍCTIMA U OFENDIDO) TIENE LA EDAD MENTAL
DE UN MENOR, NO TIENE LA OBLIGACIÓN DE SER
CONFRONTADO
CON
EL
INCULPADO
EN
TÉRMINOS DE LA FRACCIÓN V APARTADO B DEL
ARTÍCULO 20 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.
Esta Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación, estableció el criterio de que existe un equilibrio entre
las garantías de la víctima u ofendido y del inculpado, toda vez
que la norma constitucional en la fracción V apartado B del
artículo 20 constitucional, establece límites a la garantía de
defensa del inculpado, relativa a los careos en casos de
menores de edad, víctimas de delitos de violación o secuestro,
ya que si bien la norma constitucional consagra a favor del
inculpado, un derecho de defensa consistente en que podrá ser
careado con las personas que depongan en su contra, este
derecho se encuentra limitado por la diversa garantía de las
víctimas u ofendidos. En continuidad con el criterio anterior,
tomando como base una interpretación causal y teleológica,
debe señalarse que cuando la fracción V del apartado B de
dicho precepto dispone que los menores de edad no estarán
obligados a carearse con el inculpado, cuando se trate de los
delitos de violación o secuestro, dicha porción normativa
también comprende a todas aquellas personas adultas que, a
través de un dictamen pericial, se les haya determinado la edad
mental de un menor, puesto que estando en dichas
circunstancias, se colocan como menores de edad ante la
Constitución. En efecto, cuando técnicamente a una persona
adulta se le determina la edad mental de un menor, de esa
manera razona y no de acuerdo a su edad cronológica, por lo
que sigue prevaleciendo la intención del Poder Reformador de
la Constitución, de proteger a la víctima o al ofendido en
contra de quienes recayeron las conductas delictivas descritas,
por el impacto de confrontar al inculpado, ya que por las
condiciones de ejecución del delito y por sus consecuencias
físico-psicológicas, no pueden enfrentarlo.
Amparo directo en revisión 495/2007. 20 de junio de 2007.
Mayoría de cuatro votos. Disidente: José Ramón Cossío Díaz.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime Flores Cruz.
No. Registro: 188,661
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XIV, Octubre de 2001
Tesis: 1a./J. 53/2001
Página: 44
CONCLUSIONES ACUSATORIAS. PROCEDIMIENTO A
SEGUIR
CUANDO
SE
FORMULAN
EN
CONTRAVENCIÓN A LOS ARTÍCULOS 292 Y 293 DEL
CÓDIGO FEDERAL DE PROCEDIMIENTOS PENALES
(FALTA DE CITA DEL ARTÍCULO 13 DEL CÓDIGO
PENAL FEDERAL).
Una etapa importante del proceso penal la constituye la
acusación, en la cual el Ministerio Público formula sus
conclusiones, las que sirven para fijar el alcance de la
sentencia y que el inculpado pueda responder a la acusación.
Los citados preceptos 292 y 293 establecen los requisitos que
debe satisfacer el representante social al formular sus
conclusiones acusatorias, entre éstos, que se señale en
proposiciones concretas la responsabilidad del acusado en la
comisión del delito que se le atribuye, a fin de no dejarlo en
estado de indefensión; para ello, el órgano acusador debe: a)
citar el artículo 13 del Código Penal Federal, el cual define qué
personas resultan ser autores o partícipes de un hecho
delictuoso, especificando la fracción o fracciones en las que se
estima se ubica la conducta del inculpado, b) razonar el porqué
así se considera y, c) señalar las pruebas que demuestren su
responsabilidad. La satisfacción total o parcial de estos
requisitos por parte del Ministerio Público regulará el trámite a
seguir por el juzgador, quien deberá optar por alguno de los
siguientes procedimientos: 1. El Juez o tribunal dará vista con
las conclusiones acusatorias al acusado y a su defensor para
que las contesten y, continúe con el procedimiento: A) Cuando
los referidos requisitos queden satisfechos en las conclusiones;
B) Si se diera el caso de que se omita citar el artículo 13 o sólo
la fracción o fracciones respectivas, pero sí se contienen los
razonamientos tendientes a demostrar la responsabilidad del
acusado y la relación de pruebas que los apoyen, de tal manera
que quede claro a qué supuesto de los previstos en las diversas
fracciones de ese precepto se refiere la acusación; C) Cuando
no obstante que se cite el referido artículo 13 y la fracción o
fracciones que se estimen aplicables, las razones formuladas
para ubicar la responsabilidad y las pruebas que se mencionen
para apoyarlas no se adecuen a las fracciones invocadas, sin
embargo, no existe duda en cuál fracción o fracciones
verdaderamente se ubica la conducta, pues en este supuesto
sólo se está ante una cita equivocada de preceptos; 2. El Juez o
tribunal tendrá por conclusiones no acusatorias (al no
concretizarse la pretensión punitiva) las formuladas por el
Ministerio Público y las remitirá con el proceso al procurador
general de la República para que confirme o modifique dichas
conclusiones, de conformidad con lo dispuesto por los
artículos 294 y 295 del código adjetivo penal en cita: A)
Cuando en lo absoluto se satisfagan los requisitos
mencionados en líneas precedentes; B) Si en las conclusiones
sólo se cita el precepto 13 y la fracción o fracciones
correspondientes, pero se omite razonar sobre la
responsabilidad del inculpado; y C) Cuando las conclusiones
fueren contra constancias (porque tampoco se concretiza la
acusación), ya porque los razonamientos no se adecuen a las
pruebas mencionadas, o bien, porque éstas, sólo si fueren
trascendentales para fincar la responsabilidad, no correspondan
a las que obren en el proceso; en esta hipótesis el juzgador
debe señalar la contradicción. Si se diera el caso de que se está
en cualquiera de los supuestos mencionados en los tres últimos
incisos, el tribunal de apelación debe, en el supuesto de que el
apelante sea el acusado, ordenar la reposición del
procedimiento, para que el Juez de la causa proceda en
términos de los artículos 294 y 295 del código adjetivo de la
materia, atento lo dispuesto por los numerales 387 y 388,
fracción XIII, del propio ordenamiento. Las reglas
mencionadas tienen como propósito otorgar la debida
seguridad jurídica en el proceso penal y respetar la garantía de
audiencia del inculpado.
Contradicción de tesis 8/94. Entre las sustentadas por los
Tribunales Colegiados (entonces) Primero y Tercero, ambos
del Cuarto Circuito. 4 de abril de 2001. Unanimidad de cuatro
votos. Ausente: Humberto Román Palacios. Ponente: Olga
Sánchez Cordero de García Villegas. Secretario: José Luis
Vázquez Camacho.
Tesis de jurisprudencia 53/2001. Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de cuatro de julio de dos mil
uno, por unanimidad de cinco votos de los señores Ministros:
presidente José de Jesús Gudiño Pelayo, Juventino V. Castro y
Castro, Humberto Román Palacios, Juan N. Silva Meza y Olga
Sánchez Cordero de García Villegas.
No. Registro: 173,057
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Marzo de 2007
Tesis: 1a./J. 3/2007
Página: 46
DELITO CONTRA LA SALUD EN SU MODALIDAD DE
POSESIÓN DE NARCÓTICOS. ES IMPROCEDENTE
LA REPOSICIÓN DEL PROCEDIMIENTO CUANDO
EN LAS CONCLUSIONES ACUSATORIAS EL
MINISTERIO PÚBLICO OMITE PRECISAR LA
FRACCIÓN APLICABLE DEL ARTÍCULO 194 DEL
CÓDIGO PENAL FEDERAL, RELATIVA A LA
FINALIDAD.
Cuando en la etapa de acusación por el delito contra la salud
en su modalidad de posesión de narcóticos, en las conclusiones
formuladas por el Ministerio Público sólo se cita el artículo
194 del Código Penal Federal, sin precisar la conducta a que se
refiere alguna de sus fracciones, y de los hechos materia de la
acusación no se desprenda la finalidad de la posesión del
estupefaciente, es decir, no existe certeza de cuál de las
fracciones es aplicable a la conducta desplegada por el
acusado, se está en presencia de conclusiones deficientes y,
por lo tanto, ante una evidente violación al procedimiento. A
causa de tal omisión el acusado no ha tenido oportunidad de
defenderse respecto de la conducta imputada, por lo que no es
aplicable el artículo 388 del Código Federal de Procedimientos
Penales, que prevé los supuestos en los que procede ordenar la
reposición del procedimiento. Lo procedente es que el Juez o
tribunal, al dictar la sentencia correspondiente, conceda el
amparo y protección de la Justicia Federal para el efecto de
que se revoque la sentencia de primera instancia, y sin reponer
el procedimiento, la autoridad responsable no tenga por
acreditada la finalidad de la posesión del estupefaciente,
quedando en libertad de jurisdicción para que al momento de
dictar la nueva resolución, establezca cuál es el delito que se
actualiza, con base en los hechos denunciados y de acuerdo al
artículo 195 bis, del Código Penal Federal. Lo anterior es así,
porque además de que no se da ninguno de los supuestos
jurídicos que podrían dar lugar a la reposición del
procedimiento, se iría en contra del principio de igualdad
procesal entre las partes, ya que se le estaría dando una
segunda oportunidad al órgano acusador, para que integrara
adecuadamente su acusación, lo cual debió hacer desde el
primer momento en que consignó los hechos y formuló su
acusación ante el Juez correspondiente, por ser esa su facultad
y obligación constitucional.
Contradicción de tesis 100/2006-PS. Entre las sustentadas por
el Primer Tribunal Colegiado del Vigésimo Tercer Circuito y
el Primer Tribunal Colegiado del Noveno Circuito. 29 de
noviembre de 2006. Cinco votos. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretaria: Mariana Mureddu
Gilabert.
Tesis de jurisprudencia 3/2007. Aprobada por la Primera Sala
de este Alto Tribunal, en sesión de fecha diez de enero de dos
mil siete.
8.3. Jurisprudencia y tesis aisladas en materia de amparo penal
(parte de control constitucional).
TESIS JURISPRUDENCIAL 54/2008
LEGITIMACIÓN PARA PROMOVER EL JUICIO DE AMPARO. CARECE DE
ELLA EL OFENDIDO O VÍCTIMA DEL DELITO CUANDO SE RECLAMA LA
RESOLUCIÓN QUE DIRIME EL RECURSO DE APELACIÓN INTERPUESTO
CONTRA EL AUTO DE TÉRMINO CONSTITUCIONAL EN QUE SE CONCEDE
LA LIBERTAD POR FALTA DE ELEMENTOS PARA PROCESAR, EN TANTO
QUE NO AFECTA EL DERECHO A LA REPARACIÓN DEL DAÑO. Conforme a
los artículos 107, fracción I, de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y 4o. de la Ley de Amparo, la legitimación procesal para promover el
juicio de garantías sólo la tienen las personas físicas o morales directamente
agraviadas por la ley o el acto reclamado. Ahora bien, el hecho de que el ofendido
o víctima del delito esté legitimado para reclamar las resoluciones del Ministerio
Público que al resultar injustificadas afectan su interés jurídico y lo privan del
derecho a obtener la reparación del daño, no significa que también tenga
legitimación para impugnar todas las resoluciones jurisdiccionales dentro del
proceso. Así, en la resolución que dirime el recurso de apelación interpuesto
contra el auto de término constitucional, debe verificarse la comprobación del
cuerpo del delito, la probable responsabilidad y la existencia o no de alguna
circunstancia que exima de responsabilidad o extinga la acción penal, sin
pronunciarse respecto al derecho a la reparación del daño con que cuenta la
víctima u ofendido del delito, pues dicha reparación es una pena pública, de
manera que para que nazca el derecho a exigirla, es necesario que previamente
se acredite la pretensión punitiva del proceso penal, es decir, la existencia de los
elementos del delito y la plena responsabilidad penal. En congruencia con lo
anterior, y en virtud de que la resolución mencionada no se avoca a la legal o
ilegal imposición de la reparación del daño como pena, no puede afectar el
derecho de la víctima u ofendido a tal resarcimiento y, por ende, éste carece de
legitimación activa para promover el juicio de garantías contra esa determinación.
Lo anterior es así, pues un principio general de procedencia del amparo es el
agravio personal y directo, es decir, que la ley o el acto afecte algún derecho
perteneciente a la esfera jurídica de las personas; por lo que si la resolución de
segunda instancia que analiza el auto de término constitucional y concede la
libertad al inculpado no afecta el derecho de la víctima u ofendido a la reparación
del daño, se concluye que éste no se encuentra legitimado para promover juicio de
amparo en su contra.
Contradicción de tesis 170/2007-PS. Entre las sustentadas por el Tercer
Tribunal Colegiado en Materias Penal y de Trabajo del Séptimo Circuito y el
Segundo Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa del Vigésimo
Primer Circuito. 23 de abril de 2008. Mayoría de tres votos. Disidentes: José
Ramón Cossío Díaz y Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Ponente: Juan
N. Silva Meza. Secretario: Roberto Ávila Ornelas.
LICENCIADO HERIBERTO PÉREZ REYES, SECRETARIO DE ACUERDOS DE
LA PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, C
E R T I F I C A: Que el rubro y texto de la anterior tesis jurisprudencial fueron
aprobados por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha veintiuno
de mayo de dos mil ocho.- México, Distrito Federal, veintidós de mayo de dos mil
ocho.- Doy fe. HAGH*pmm
No. Registro: 176,794
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXII, Octubre de 2005
Tesis: 1a./J. 126/2005
Página: 564
TERCEROS EXTRAÑOS. CARECEN DE LEGITIMACIÓN PARA ACUDIR AL
JUICIO DE AMPARO EN EL QUE SE RECLAME UNA SENTENCIA DICTADA
EN UN PROCEDIMIENTO PENAL EN EL QUE SE CONDENÓ AL INCULPADO
A LA REPARACIÓN DEL DAÑO.
Conforme a los artículos 73, fracción V y 4o., ambos de la Ley de Amparo, así
como a la fracción I del artículo 107 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, la procedencia de la acción de garantías requiere que el acto
reclamado cause un perjuicio personal y directo al agraviado; de ahí que si el acto
impugnado consiste en el fallo emitido en un procedimiento penal en el cual el
Juez se pronunció sobre la responsabilidad del inculpado en la comisión del delito
de despojo y como consecuencia lo condenó a la reparación del daño, consistente
en la restitución del inmueble a la parte ofendida, es evidente que tal acto no le
ocasiona al tercero extraño que alega tener derechos sobre ese bien el perjuicio
exigido por los artículos mencionados, pues el efecto de esa condena es
declarativa y no constitutiva de derechos de propiedad o de posesión. Ello es así,
porque en un procedimiento como el referido no se dilucidan derechos de
propiedad ni de posesión, en virtud de que el asunto no es materia de la litis en la
integración del ilícito por el cual se procesa y condena al inculpado. Además, el
artículo 20, apartado B, fracción IV, de la Constitución Federal elevó a rango de
garantía individual el derecho que tiene la víctima a que le sea reparado el daño
causado por la comisión del delito, obligando al Ministerio Público a actuar en el
proceso para obtener el cumplimiento de esa garantía, logrando así que en todo
proceso penal la víctima tenga derecho a la reparación pecuniaria por daños y
perjuicios. En tal virtud, la sentencia que condena a la reparación del daño
consistente en la restitución del inmueble tiene el carácter de pena pública, razón
por la cual dicho fallo es un acto que sólo perjudica a las partes que intervinieron
en el procedimiento penal, esto es, el inculpado, el Ministerio Público o el
ofendido.
Contradicción de tesis 128/2004-PS. Entre las sustentadas por el Primer Tribunal
Colegiado en Materia Penal del Tercer Circuito, el Segundo Tribunal Colegiado en
Materia Civil del Primer Circuito y el Tribunal Colegiado en Materia Penal del
Séptimo Circuito. 17 de agosto de 2005. Cinco votos. Ponente: Olga Sánchez
Cordero de García Villegas. Secretaria: Rosalía Argumosa López.
Tesis de jurisprudencia 126/2005. Aprobada por la Primera Sala de este Alto
Tribunal, en sesión de fecha diecisiete de agosto de dos mil cinco.
Nota: Por ejecutoria de fecha 2 de abril de 2008, la Segunda Sala declaró
inexistente la contradicción de tesis 5/2008-PL en que participó el presente criterio.
TESIS JURISPRUDENCIAL 48/2008
ORDEN DE APREHENSIÓN Y AUTO DE FORMAL PRISIÓN. NO PROCEDE
CONCEDER EL AMPARO PARA EL ÚNICO EFECTO DE QUE LA AUTORIDAD
EMISORA FUNDE SU COMPETENCIA, SI EL ÓRGANO DE AMPARO
ADVIERTE QUE LA MISMA EXISTE Y SE ACTUALIZA A FAVOR DE DICHA
AUTORIDAD. Acorde con la tesis P./J. 10/94, de rubro: "COMPETENCIA. SU
FUNDAMENTACIÓN ES REQUISITO ESENCIAL DEL ACTO DE AUTORIDAD.",
la fundamentación de la competencia de la autoridad emisora del acto reclamado
es un requisito esencial de éste, porque de no conocer el sustento legal relativo,
se dejaría en estado de indefensión al gobernado a quien va dirigido y se le
privaría de la oportunidad de examinar si la actuación de la autoridad se encuentra
o no dentro del ámbito competencial respectivo, y si es conforme a la ley. Sin
embargo, tratándose del juicio de garantías en materia penal, cuando el acto
reclamado consiste en una orden de aprehensión o un auto de formal prisión, no
procede conceder el amparo para el único efecto de que la autoridad responsable
funde su competencia legal cuando ésta no es cuestionada por el quejoso por
alguna razón de fondo y el juzgador advierte su existencia y actualización en favor
de aquélla, pues al tratarse de actos restrictivos de la libertad dictados en los
procesos penales, subsiste el interés de la sociedad en que el Estado ejerza su
potestad punitiva, por lo que la concesión del amparo en los términos
mencionados puede traer como consecuencia que el indiciado se sustraiga de la
acción de la justicia, en perjuicio del interés general. Además, si el órgano de
amparo determina que la competencia se surte a favor de la autoridad
responsable, ello otorga certeza al quejoso respecto a la emisión del acto
reclamado y se colma lo dispuesto en el artículo 16 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos.
Contradicción de tesis 13/2008-PS. Entre las sustentadas por los Tribunales
Colegiados Primero y Segundo, ambos en Materia Penal del Segundo Circuito. 16
de abril de 2008. Cinco votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo. Secretario:
Jesús Antonio Sepúlveda Castro.
LICENCIADO HERIBERTO PÉREZ REYES, SECRETARIO DE ACUERDOS DE
LA PRIMERA SALA DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN, C
E R T I F I C A: Que el rubro y texto de la anterior tesis jurisprudencial fueron
aprobados por la Primera Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha veintitrés
de abril de dos mil ocho.- México, Distrito Federal, veinticuatro de abril de dos mil
ocho.- Doy fe. HAGH*pmm
8.3.1. ¿deben considerarse las pruebas sobre hechos supervenientes
al resolverse un juicio de amparo indirecto contra orden de
aprehensión?
No. Registro: 171,115
Jurisprudencia
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, Octubre de 2007
Tesis: 1a./J. 107/2007
Página: 112
ORDEN DE APREHENSIÓN. CUANDO SE RECLAMA EN
EL JUICIO DE AMPARO INDIRECTO, DEBEN TOMARSE
EN CUENTA LAS PRUEBAS DESAHOGADAS EN EL
PROCESO PENAL CON POSTERIORIDAD A SU
DICTADO, SIEMPRE QUE EL QUEJOSO ACREDITE QUE
SON SUPERVENIENTES Y TENGAN VINCULACIÓN
CON LOS HECHOS MATERIA DE LA INVESTIGACIÓN.
Conforme al artículo 78 de la Ley de Amparo, en el juicio de
garantías el acto reclamado se apreciará tal como aparezca
probado ante la autoridad responsable y no se admitirán ni
considerarán las pruebas que no se rindan ante ella. Sin
embargo, este principio procesal no es absoluto en materia
penal, pues de su interpretación lógica deriva que sólo es
aplicable a las probanzas que el quejoso haya estado en
condiciones de ofrecer y desahogar en la averiguación previa o
ante el juez de la causa, mas no a aquellas que aún no se han
producido o nacido a la vida jurídica al emitirse la orden de
aprehensión, pues es evidente que tratándose de pruebas
supervenientes se actualiza una imposibilidad física y jurídica
para presentarlas ante la autoridad responsable al momento de
producirse el acto de molestia. Por ello, se concluye que
cuando en el juicio de amparo indirecto se reclama la orden
de aprehensión, deben tomarse en cuenta las pruebas
desahogadas en el proceso penal con posterioridad a su
libramiento, siempre que el quejoso demuestre que se trata de
probanzas supervenientes y que éstas tengan estrecha
vinculación con los hechos materia de la investigación.
Además, dicha interpretación lógica se complementa con la
apreciación teleológica consistente en que el juicio de amparo
es el medio de control constitucional cuya vocación es el
respeto y la defensa de las garantías individuales, conforme a
los artículos 103 y 107 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, ello aunado a que en el supuesto
referido está en riesgo la libertad personal del quejoso. De lo
contrario, podrían mermarse sus garantías de defensa previstas
en el artículo 20, apartado A, fracciones V y VII,
constitucional por lo siguiente: (i) se haría nugatorio su
derecho a ofrecer pruebas que podrían tener el alcance de
desvirtuar los hechos y consideraciones que motivaron la
orden de captura; (ii) se reducirían los alcances de su derecho
para acceder a todos los datos que solicite para su defensa y
que consten en el proceso, al no poderlos ofrecer desde un
primer momento para desvirtuar una orden que pone en riesgo
su libertad; y, (iii) al no permitir al juzgador federal una nueva
valoración de los medios de prueba analizados por el juez de la
causa, en relación con las pruebas supervenientes, se correría
el riesgo de convalidar un acto que en el fondo puede ser
inconstitucional.
Contradicción de tesis 31/2007-PS. Entre las sustentadas por el
Primer Tribunal Colegiado en Materias Penal y Administrativa
del Vigésimo Primer Circuito y el Primer Tribunal Colegiado
en Materias Civil y de Trabajo del Décimo Séptimo Circuito.
20 de junio de 2007. Cinco votos. Ponente: José de Jesús
Gudiño Pelayo. Secretaria: Carmina Cortés Rodríguez.
Tesis de jurisprudencia 107/2007. Aprobada por la Primera
Sala de este Alto Tribunal, en sesión de fecha veintisiete de
junio de dos mil siete.
8.3.2. ¿cuál es el orden de examen de los conceptos de violación en un juicio
de amparo?
No. Registro: 172,705
Tesis aislada
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Abril de 2007
Tesis: 1a. LXXXVIII/2007
Página: 366
PRINCIPIO DE MAYOR BENEFICIO EN MATERIA PENAL.
DETERMINACIÓN DE LA PREEMINENCIA EN EL ESTUDIO DE
LOS DIVERSOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN EN AMPARO
DIRECTO Y CUÁL DE ELLOS, DE RESULTAR FUNDADO, SE
TRADUCE EN UN MAYOR BENEFICIO JURÍDICO PARA EL
QUEJOSO.
Para determinar la preeminencia en el estudio de los conceptos de
violación expresados por el quejoso, el Tribunal Colegiado de Circuito,
deberá: a) examinar la demanda de garantías y las consideraciones de la
sentencia definitiva a efecto de clasificar temáticamente los conceptos de
violación y distinguir los aspectos que rijan de manera fundamental el
sentido del acto reclamado; b) con el resultado de ese examen, clasificar
en orden de importancia los tópicos tratados en cada uno de los
conceptos de violación, sin importar la secuencia en que se hubieren
expuesto por el quejoso, ni priorizar injustificadamente el estudio de los
relativos a la constitucionalidad de leyes o legalidad del acto reclamado,
ya que ello dependerá, necesariamente, del mayor beneficio jurídico que
pudiera llegar a obtener el quejoso de resultar fundado alguno de los
argumentos planteados en la demanda; c) hecho lo anterior, abordar el
estudio del concepto de violación que combata el aspecto fundamental
que rija el sentido del acto reclamado, ya que de resultar fundado
producirá el mayor beneficio jurídico al quejoso. En ese orden de ideas,
para estar en aptitud de determinar cuál de los conceptos de violación
expresados, de resultar fundado, se traduce en un mayor beneficio
jurídico para el quejoso, resulta indispensable distinguir en cuanto a su
contenido los distintos tipos de conceptos de violación que pueden
expresarse en un juicio de amparo directo, esto es, los que hagan valer
cuestiones relativas al procedimiento o de fondo y, en este último
supuesto, si las violaciones reclamadas se refieren a cuestiones de mera
legalidad o entrañan aspectos de inconstitucionalidad de la ley aplicada
al quejoso.
Amparo directo en revisión 1987/2006. 7 de febrero de 2007. Cinco
votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique
Sánchez Frías.
No. Registro: 172,703
Tesis aislada
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Abril de 2007
Tesis: 1a. XC/2007
Página: 368
PRINCIPIO DE MAYOR BENEFICIO EN MATERIA PENAL.
ORDEN EN QUE SE DEBEN ESTUDIAR LOS CONCEPTOS DE
VIOLACIÓN EN RAZÓN DE LOS EFECTOS EN QUE SE
TRADUZCA LA CONCESIÓN DEL AMPARO.
De conformidad con lo dispuesto en el artículo 80 de la Ley de Amparo,
el objeto de la protección constitucional es el restituir al quejoso en el
goce de la garantía violada; ahora bien, los efectos en que se traduzca la
concesión del amparo variarán de acuerdo con la naturaleza del acto que
dio origen al juicio, es decir, si es positivo o negativo. En el primer
supuesto, se ordenará que las cosas regresen al estado que guardaban
antes de la violación, restituyendo al gobernado en el goce de la garantía
individual violada; mientras que en el segundo, la sentencia concesoria
del amparo tendrá como consecuencia obligar a la autoridad responsable
a realizar la conducta omitida, esto es, cumplir con sus funciones y
atribuciones legales que está obligada a ejercer. Ahora bien, tratándose
de actos positivos, la consecuencia de la concesión del amparo al
quejoso será diversa dependiendo de la naturaleza de la violación que se
acredite; es decir, sea por cuestiones de procedimiento, de mera
legalidad o por inconstitucionalidad de leyes, tratados o reglamentos que
se hayan aplicado al quejoso. En efecto, si del estudio realizado en la
ejecutoria de amparo directo, resulta que el Tribunal Colegiado de
Circuito llega al conocimiento de que resulta fundado el concepto de
violación expresado por el quejoso, relativo a que en el juicio seguido en
su contra se violentaron las normas que rigen el procedimiento o si dicha
cuestión es hecha valer en suplencia de la queja deficiente, en las
materias que así se autoriza, la concesión del amparo será para el efecto
de que la autoridad responsable ordenadora deje insubsistente el acto
reclamado y dicte otra resolución en la que se ordene reponer el
procedimiento hasta el momento en que ocurrió la violación acreditada;
hecho lo anterior, deberá continuar con el procedimiento respectivo hasta
su conclusión, con el dictado de otra sentencia definitiva con plenitud de
jurisdicción, en la que se resuelva el hecho o acto sometido a su
conocimiento. A diferencia del caso anterior, el amparo que se concede
por violaciones de legalidad cometidas en la sentencia, vincula a la
responsable a dejar insubsistente la sentencia reclamada y a emitir otra
en el sentido que proceda en la que purgue los vicios determinados por el
órgano de control de constitucionalidad. Sus alcances reparadores
pueden ser totales o parciales, en función de los conceptos de violación
hechos valer. Finalmente, en un juicio de amparo directo se concede la
protección constitucional al quejoso, al resultar fundado el concepto de
violación que expresó respecto de la inconstitucionalidad de una ley,
tratado o reglamento que se aplicó en el juicio seguido en su contra, o
habiéndose hecho valer dicha cuestión de oficio, si así procediere, la
consecuencia será que se le otorgue la protección constitucional de
manera lisa y llana, únicamente respecto del acto de aplicación, por lo
que la autoridad responsable para dar cumplimiento a esa sentencia de
amparo, deberá dejar insubsistente la resolución reclamada, debiendo
emitir un nuevo acto de autoridad, pero en el cual la ley, tratado o
reglamento considerados inconstitucionales, no podrán volver a ser
aplicados para fundamentarlo. Sin que sea obstáculo lo anterior, para que
en un acto futuro derivado de hechos diversos, esté en posibilidad de
aplicar nuevamente al quejoso el mismo precepto cuya
inconstitucionalidad produjo la concesión a su favor anteriormente en la
vía directa; ello, en virtud de que la consecuencia de dicha sentencia de
amparo se constriñe a dejar sin efectos el acto reclamado y no a declarar
la constitucionalidad de la ley. En este contexto, resulta claro que la
concesión del amparo en la vía directa que otorga mayores beneficios
jurídicos para el quejoso, será aquel en el que la consecuencia de tal
concesión sea el eliminar en su totalidad los efectos del acto reclamado,
ya que en virtud de lo anterior, se estará observando en su integridad la
garantía de acceso efectivo a la justicia, y en particular, el principio de
completitud que encierra la misma, conforme el cual las autoridades
tienen la obligación de impartir justicia de forma completa, esto es, no
sólo resolviendo todas las cuestiones ante ellas planteadas, sino
atendiendo a aquellas que se traducen en un mayor espectro de
protección para los quejosos.
Amparo directo en revisión 1987/2006. 7 de febrero de 2007. Cinco
votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique
Sánchez Frías.
No. Registro: 172,704
Tesis aislada
Materia(s): Penal, Constitucional
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Abril de 2007
Tesis: 1a. XCI/2007
Página: 367
PRINCIPIO DE MAYOR BENEFICIO EN MATERIA PENAL. EL
ESTUDIO DE LOS CONCEPTOS DE VIOLACIÓN HECHOS VALER
EN EL AMPARO DIRECTO DEBE ATENDER A AQUEL QUE LE
OTORGUE UN MAYOR BENEFICIO AL QUEJOSO, SIN QUE
NECESARIAMENTE SEAN LOS DIRIGIDOS A DEMOSTRAR LA
INCONSTITUCIONALIDAD DE LA NORMA APLICADA.
El principio de mayor beneficio en materia penal no implica que
necesariamente deban estudiarse en primer lugar los conceptos de
violación en los que se plantea la inconstitucionalidad de una ley, aun
cuando ésta prevea el delito por el que se condenó al quejoso, ya que ello
dependerá de que en el caso no existan otros conceptos de violación o
aspectos de legalidad que puedan hacerse valer en suplencia de la queja
deficiente y que impliquen una concesión lisa y llana de la protección
constitucional, como cuando prescribe9 la acción penal, se acredita la
existencia de una causa de exclusión del delito o de la responsabilidad
penal, o las pruebas que integran la causa son insuficientes para acreditar
el delito o la plena responsabilidad penal del quejoso. Lo anterior es así,
ya que de actualizarse cualquiera de esos supuestos, el amparo que se
concediera sería total, esto es, para que se deje insubsistente el acto
reclamado y se emita uno nuevo en el que se ordene su inmediata y
absoluta libertad. Por lo que al ser la sentencia definitiva el acto
reclamado en el juicio de amparo directo, la protección constitucional
que se conceda por cuestiones de inconstitucionalidad de leyes no puede
dar al quejoso mayores beneficios que los antes precisados por
cuestiones de legalidad, razón por la cual, en ese supuesto, podría
omitirse el estudio de los conceptos de violación relativos a dicho
aspecto. Sin embargo, si de la revisión jerarquizada de los conceptos de
violación el Tribunal Colegiado de Circuito advierte que los
planteamientos de inconstitucionalidad de leyes expresados por el
quejoso son infundados o inoperantes y no se observa alguna otra
cuestión que pudiera otorgar una concesión del amparo total al quejoso,
así deberá plasmarlo en la sentencia respectiva, exponiendo fundada y
motivadamente las razones que tuvo en cuenta para arribar a tal
conclusión, ya que sólo así se satisface plenamente el derecho contenido
en el párrafo segundo del artículo 17 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, conforme al cual se garantiza a los
ciudadanos el acceso real, completo y efectivo a la administración de
justicia, esto es, que en los diversos asuntos sometidos al conocimiento
de los tribunales de amparo, se diluciden de manera preferente aquellas
cuestiones que tengan aparejado un mayor beneficio jurídico para el
gobernado afectado por un acto de autoridad que finalmente será
declarado inconstitucional, y no retardar por tecnicismos legales el
ejercicio de esa garantía, pues así se propiciará, en gran medida, que se
resuelva en menor tiempo y en definitiva el fondo de los asuntos.
Amparo directo en revisión 1987/2006. 7 de febrero de 2007. Cinco
votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique
Sánchez Frías.
9
No. Registro: 192,973 Jurisprudencia Materia(s): Penal Novena Época Instancia: Primera Sala Fuente:
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta X, Noviembre de 1999 Tesis: 1a./J. 62/99 Página: 316, del
rubro: PRESCRIPCIÓN, EL JUEZ DE AMPARO DEBE ANALIZARLA CUANDO SE RECLAMA
LA ORDEN DE APREHENSIÓN. POR SER FIGURA PROCESAL DE ORDEN PÚBLICO, SU
ESTUDIO ES PREFERENTE Y OFICIOSO.
No. Registro: 172,706
Tesis aislada
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Abril de 2007
Tesis: 1a. LXXXIX/2007
Página: 365
PRINCIPIO DE MAYOR BENEFICIO EN MATERIA PENAL. CASO
EN EL QUE EL CONCEPTO DE VIOLACIÓN EN QUE SE
PLANTEA LA INCONSTITUCIONALIDAD DEL ARTÍCULO QUE
CONTIENE EL DELITO POR EL QUE FUE CONDENADO EL
QUEJOSO, CONSTITUYE EL ASPECTO QUE MAYOR BENEFICIO
PODRÁ OTORGÁRSELE.
De la jurisprudencia emitida por el Tribunal en Pleno de esta Suprema
Corte de Justicia de la Nación, publicada en el Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXI, febrero de 2005,
página 5, con el rubro: "CONCEPTOS DE VIOLACIÓN EN AMPARO
DIRECTO. EL ESTUDIO DE LOS QUE DETERMINEN SU
CONCESIÓN DEBE ATENDER AL PRINCIPIO DE MAYOR
BENEFICIO, PUDIÉNDOSE OMITIR EL DE AQUELLOS QUE
AUNQUE RESULTEN FUNDADOS, NO MEJOREN LO YA
ALCANZADO POR EL QUEJOSO, INCLUSIVE LOS QUE SE
REFIEREN A CONSTITUCIONALIDAD DE LEYES." se advierte que
los Tribunales Colegiados de Circuito tienen la obligación de analizar en
su integridad los conceptos de violación expresados por el quejoso a
efecto de determinar, en su caso, cuál de ellos puede otorgarle un mayor
beneficio en el supuesto de que se le conceda la protección
constitucional, siendo indispensable que en la resolución respectiva se
plasmen las razones por las que llegó a tal determinación. Sin embargo,
dicha regla, lejos de constituir un parámetro absoluto de aplicación
mecánica, implica que los Tribunales Colegiados de Circuito ejerzan
libre y responsablemente la jurisdicción de control constitucional que les
ha sido encomendada, procurando resolver las cuestiones que otorguen
un mayor beneficio al gobernado. En ese sentido, si en los conceptos de
violación se plantea la inconstitucionalidad del artículo que contiene el
delito por el que fue condenado el quejoso, es indudable que atendiendo
a los efectos de la concesión de las sentencias en los juicios de amparo salvo que se hicieran valer cuestiones de legalidad que tuvieran como
consecuencia la concesión de un amparo en forma lisa y llana- aquél es
el aspecto que mayor beneficio podría otorgar al quejoso, por lo que su
estudio es de naturaleza preferente a aquellas cuestiones de legalidad
que, por ejemplo, únicamente pudieran dar lugar a reponer el
procedimiento por violaciones formales. Lo anterior es evidente aun en
el caso de que se llegue a desestimar el planteamiento de
inconstitucionalidad del precepto respectivo, ya que, en todo caso, el
Tribunal Colegiado de Circuito debe exponer las razones por las cuales
la protección constitucional que otorga es la de mayor beneficio para el
quejoso.
Amparo directo en revisión 1987/2006. 7 de febrero de 2007. Cinco
votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique
Sánchez Frías.
Nota: La clave con que fue publicada la tesis citada en el texto es P./J.
3/2005.
8.3.3. Caso de la edad penal mínima para la justicia ordinaria (o para adultos).
No. Registro: 174,101
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIV, Octubre de 2006
Tesis: 1a. CLVI/2006
Página: 278
EDAD PENAL MÍNIMA. EFECTOS DE LA REFORMA AL
ARTÍCULO 18 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS, PUBLICADA EN EL DIARIO
OFICIAL DE LA FEDERACIÓN EL 12 DE DICIEMBRE DE 2005.
La autoridad jurisdiccional de amparo debe tomar en cuenta el texto
vigente de la Constitución Federal al momento de resolver la cuestión
planteada, de manera que cuando se está ante una reforma constitucional
que altera el contenido de normas generales que no se han ajustado a
ésta, dichas normas deben considerarse inconstitucionales a partir de la
entrada en vigor de la reforma constitucional de que se trate. En ese
sentido, es indudable que ese supuesto se actualiza respecto de todas las
normas penales de los códigos punitivos de las entidades federativas que,
en materia de la edad penal mínima, no han ajustado su contenido
normativo al artículo 18 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos en vigor desde el 12 de marzo de 2006, pues a partir
de esta fecha, el texto constitucional estableció una garantía individual
en favor de cualquier persona que, siendo menor de dieciocho años,
hubiera desplegado una conducta considerada como delito y, en
consecuencia, hubiera sido indiciado, procesado, sentenciado o
condenado a una sanción penal. Por ello deben considerarse
inconstitucionales aquellas normas que establezcan una edad penal
mínima distinta a la que señala el artículo 18 constitucional.
Amparo directo en revisión 935/2006. 23 de agosto de 2006. Cinco
votos. Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Roberto Lara
Chagoyán.
8.3.4. Casos de una interpretación auténtica de la norma penal.
No. Registro: 175,193
Tesis aislada
Materia(s): Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Abril de 2006
Tesis: 1a. LXVI/2006
Página: 169
TENTATIVA PUNIBLE DE DELITO GRAVE ASÍ CALIFICADO
POR LA LEY. EL SISTEMA PARA LA IMPOSICIÓN DE LA PENA
CORRESPONDIENTE, PREVISTO EN EL ARTÍCULO 63,
PÁRRAFO TERCERO, DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL, NO ES
INCONSTITUCIONAL DE ACUERDO A LOS FACTORES QUE AL
RESPECTO TOMÓ EN CUENTA EL LEGISLADOR PARA SU
ESTABLECIMIENTO.
El legislador atendiendo a factores tales como el deterioro en el
campo de la seguridad pública y a los altos índices de crecimiento de
la criminalidad, que atentan contra el orden social, consideró
necesario incrementar las penas tratándose de los casos de tentativa
punible respecto de delitos graves, reflejándolo en el párrafo tercero del
artículo 63 del Código Penal Federal; estableciendo, desde la óptica de la
política criminal, una excepción para el caso de dicha tentativa
tratándose de delito grave. Los factores aludidos, no tornan en
inconstitucional el precepto impugnado, en virtud de que el legislador
puede considerar, por ejemplo, las necesidades sociales que requieren
regulación jurídica, tomando en cuenta las conductas de mayor
peligrosidad y el riesgo de la proliferación de delitos graves, para
imponer las penas correspondientes, como así lo ha establecido esta
Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Amparo directo en revisión 1063/2005. 7 de septiembre de 2005. Cinco
votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime Flores Cruz.
Registro No. 172120
Localización:
Novena Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Junio de 2007
Página: 209
Tesis: 1a. CXXII/2007
Tesis Aislada
Materia(s): Penal
Rubro: TRÁFICO DE INDOCUMENTADOS PREVISTO EN EL ARTÍCULO
138 DE LA LEY GENERAL DE POBLACIÓN. SE CONFIGURA ESE DELITO
AUNQUE NO EXISTA UNA CONDUCTA REITERADA.
Texto: Del proceso legislativo que derivó en el Decreto de reformas y adiciones
del citado artículo, publicado en el Diario Oficial de la Federación de 8 de
noviembre de 1996, se advierte que la conducta típica consistente en el tráfico de
indocumentados no se dirige solamente a quienes la realizan como actividad habitual,
pues si la acción de traficar se define como negociar o comerciar, no debe entenderse
como sinónimo de habitualidad, por lo que no es válido exigir como elemento típico
del mencionado delito la existencia de una conducta reiterada; de ahí que éste se
configura con el traslado ilegal de personas de un país a otro sin la documentación
correspondiente, con la intención de cobrar una cantidad de dinero, aunque sea por
única ocasión. Máxime que de los antecedentes legislativos de dicho dispositivo no se
advierte que la intención del legislador hubiera sido exigir una conducta reiterada para
la configuración del ilícito, sino combatir con mayor rigor las conductas vinculadas
con el traslado ilegal de seres humanos, por lo que resulta ilógico que condicionara la
sanción de la conducta a circunstancias de reiteración o habitualidad.
Precedentes: Amparo directo en revisión 868/2006. 30 de agosto de 2006. Cinco
votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Constanza Tort
San Román.
¿el delito de violencia familiar, previsto en el artículo 224 bis del Código
Penal10 de Michoacán, requiere de la violencia reiterada para
configurarse?
¿el delito de violencia familiar subsume11 al de lesiones, o lo excluye o,
bien, pueden coexistir ambos?
“…Además debe señalarse, en suplencia de la deficiencia de la queja —-que
consiste en examinar cuestiones no propuestas, independientemente favorezcan o
no al quejoso, según la tesis 2a. LXXX/200012— que en el caso no se actualiza el
delito de violencia familiar, toda vez que el mismo surge cuando, por omisiones
graves o haciendo uso intencional de la coacción física o moral, el sujeto activo
cause un daño moral o, bien, un menoscabo a la integridad, ya física ya psíquica,
o en ambas, a un familiar; en tanto, que el delito de lesiones se materializa desde
el momento en que el sujeto pasivo del delito sufre una alteración en su salud, a
consecuencia de una causa externa atribuible a una conducta humana.
Así lo es, porque el bien jurídico tutelado por cada uno de esos tipos
penales es diferente, pues el de violencia familiar protege el orden familiar, en
tanto que el de lesiones protege la vida y la salud; consecuentemente, nada
10
Artículo 224 bis. Al que por omisiones graves o haciendo uso intencional de la fuerza física o moral, cause
perjuicio o menoscabo a la integridad física, psíquica o ambas, de su cónyuge, concubina o concubinario,
pariente consanguíneo en línea recta ascendente o descendente sin limitación de grado, pariente colateral
consanguíneo o afín hasta el cuarto grado, adoptante o adoptado o de las personas con quienes mantengan
relaciones familiares de hecho, se le impondrá de seis meses a cuatro años de prisión.
11
El bien tutelado en el delito de violencia familiar es el orden familiar, mientras que el bien protegido en el
delito de lesiones es la vida y la salud. El 2° Trib Colegiado del XI Circuito, ha resuelto tres casos en los que
ha determinado que, atendiendo al bien protegido, el delito de lesiones puede existir por sí solo, incluso
coexistir con el de violencia familiar, y que éste sólo precisa de una conducta u omisión. ADP 434/2007,
ADP 570/2008.
12
Tesis 2ª. LXXX/2000, publicada en la Novena Época, publicada en el Semanario Judicial de la Federación
y su Gaceta, Tomo XII, Julio de 2000, página 166, de rubro "SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE.
CONSISTE EN EXAMINAR CUESTIONES NO PROPUESTAS, INDEPENDIENTEMENTE DE QUE
RESULTEN FAVORABLES O DESFAVORABLES PARA QUIEN SE SUPLE".
impide que con la misma conducta incendiaria que se atribuyó al aquí quejoso,
cuando -en las circunstancias de modo, tiempo y lugar señaladas- derramó el
alcohol y le prendió fuego con un encendedor a las pasivos del delito, se
consumara el segundo al infringir la disposición prevista en el artículo 269 del
Código Penal del Estado de Michoacán.
Luego, si en el caso la autoridad responsable sancionó al hoy quejoso por
la comisión del delito de lesiones agravadas, mas no por lo que respecta al delito
de violencia familiar, es de señalarse que dicho proceder no resulta violatorio de
garantías individuales, porque ello no implica que se haya impuesto al quejoso una
pena que no estuviera expresamente prevista en una ley y, por lo mismo, tampoco
podría sostenerse jurídicamente que el delito cometido fuera el de violencia
familiar y no el de lesiones sobre la base de que aquel es el especial y este último
el general; ya que a criterio de este tribunal colegiado, un delito no excluye la
materialización del otro, dado que se trata de conductas típicas diversas, por
cuanto que uno tutela el orden familiar mientras que el otro protege la vida y la
salud.
Cabe destacar que el delito de violencia familiar puede tipificarse sin que se
produzca una lesión, pues basta que por una omisión o, bien, por una coacción
—que implica violencia moral— se produzca un menoscabo a la integridad no sólo
física sino incluso psíquica, o ambas, del sujeto pasivo (que es un familiar del
sujeto activo), en cambio el ilícito de lesiones indefectiblemente requiere de un
menoscabo a la integridad física; de donde se desprende que se trata de dos
figuras delictivas diversas y que, por ende, una no se subsume en la otra ni puede
sostenerse que sean dos preceptos que sancionan la misma conducta para poder
aducir el conflicto de normas, que debiera resolverse anteponiendo la aplicación
de la norma especial sobre la general…”.
8.3.5. Interpretación literal (semántica) de la norma penal.
No. Registro: 176,074
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Enero de 2006
Tesis: 1a. CLXII/2005
Página: 756
USO DE DOCUMENTO FALSO. EL ARTÍCULO 246, FRACCIÓN
VII, DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL QUE TIPIFICA ESE DELITO,
NO VIOLA LA GARANTÍA DE EXACTA APLICACIÓN DE LA
LEY PENAL.
Conforme a la garantía de exacta aplicación de la ley penal prevista en el
tercer párrafo del artículo 14 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, cualquier pena impuesta por la comisión de un delito
debe estar incluida en la ley aplicable, y señalarse con precisión la
descripción del tipo penal y la sanción que corresponda estrictamente al
delito de que se trate, a fin de que el inculpado no sea sancionado en
virtud de semejanzas legales, por analogía ni por mayoría de razón. En
congruencia con lo anterior, el artículo 246, fracción VII, del Código
Penal Federal, al tipificar el delito de uso de documento falso, que señala
que también incurrirá en la pena prevista en el artículo 243 (referente al
delito de falsificación de documentos) el que a sabiendas hiciere uso de
un documento falso o de copia, transcripción o testimonio del mismo,
sea público o privado, no viola la citada garantía constitucional en virtud
de que no es un tipo abierto que pueda dar lugar a la aplicación
analógica de normas, ya que en él se detalla claramente la conducta
considerada ilícita y, por tanto, el destinatario de la norma está en
posibilidad de saber con precisión qué es lo que está prohibido.
Además, la inconstitucionalidad de un precepto no puede hacerse derivar
de las locuciones en él utilizadas, ya que las leyes no son diccionarios;
aunado a que el referido tipo penal en sí mismo no conduce a confusión,
toda vez que el hecho de que en él se haga referencia al verbo rector
"uso" no implica imprecisión, pues dicha conducta puede realizarse de
varias maneras que el legislador no podría prever en lo individual, razón
por la cual es al juzgador a quien, en ejercicio del arbitrio judicial con
que está investido, corresponde determinar si el hecho concreto se
adecua a la descripción legal.
Amparo en revisión 1366/2005. 26 de octubre de 2005. Cinco votos.
Ponente: José Ramón Cossío Díaz. Secretario: Miguel Enrique Sánchez
Frías.
No. Registro: 170,890
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, Noviembre de 2007
Tesis: 1a. CCXXXIX/2007
Página: 183
USO INDEBIDO DE ATRIBUCIONES Y FACULTADES DE LOS
SERVIDORES PÚBLICOS. EL ARTÍCULO 217, FRACCIÓN I,
INCISO D), DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL, AL INCLUIR EL
TÉRMINO "INDEBIDAMENTE" COMO ELEMENTO NORMATIVO
DEL TIPO, NO VIOLA LA GARANTÍA DE EXACTA APLICACIÓN
DE LA LEY PENAL.
Atento al principio de reserva de ley, es indispensable que tanto la
conducta prohibida, esto es, la acción u omisión previstas en el supuesto
hipotético, como la sanción que constituye la consecuencia de la
actualización de aquélla, se encuentren descritas en una ley en sentido
formal y material. Ahora bien, la regulación de los actos administrativos
puede contenerse en uno o varios ordenamientos legales, a los cuales
debe ceñirse el procedimiento para la culminación del acto específico,
esto es, el procedimiento prevé presupuestos que deben cumplir los
servidores públicos que lo realizan, cuando se trata de una acción directa,
o verificar que la contraparte que motiva el acto satisfaga los requisitos
correspondientes. En estas condiciones, resulta inconcuso que el artículo
217, fracción I, inciso d), del Código Penal Federal, al establecer que
comete el delito de uso indebido de atribuciones y facultades el servidor
público que indebidamente otorgue, realice o contrate obras públicas,
deuda, adquisiciones, arrendamientos, enajenaciones de bienes o
servicios, o colocaciones de fondos y valores con recursos económicos
públicos, no viola la garantía de exacta aplicación de la ley en materia
penal contenida en el artículo 14 de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, pues con la inclusión del término
"indebidamente" como elemento normativo de dicho tipo penal, se
alude a una conducta que se realiza en forma contraria a como está
prevista en la ley; de ahí que lo "indebido" será todo aquello que, en
contravención a la legislación que regula el acto específico, imposibilite
que el Estado obtenga las mejores condiciones disponibles en cuanto
a precio, calidad, financiamiento, oportunidad y demás
circunstancias pertinentes, como expresamente lo establece el artículo
134 constitucional. Por tanto, no hay subjetividad para calificar si la
conducta es indebida o no, pues para determinar si se actualiza el
elemento "indebidamente", es menester recurrir a la legislación federal
vigente que regula el otorgamiento, realización o contratación de
cualquiera de los actos administrativos relacionados con los que señala el
citado numeral 217 y contrastar los hechos con lo exigido por el
ordenamiento legal aplicable, el cual es inmutable, obligatorio para todos
y oponible a criterios desviados de su interpretación. Esto es, el tipo
penal mencionado contiene una norma de remisión tácita, y no una
norma penal en blanco, en virtud de que al aludir a las atribuciones y
facultades del servidor público, implica que tenga que acudirse a las
leyes que rigen su actuación.
Amparo en revisión 421/2006. José Luis Gómez Luna Lee Eng. 8 de
noviembre de 2006. Cinco votos. Ponente: José de Jesús Gudiño Pelayo.
Secretario: José Alberto Tamayo Valenzuela.
8.3.6. Casos de interpretación sistemática de la norma penal.
No. Registro: 179,521
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXI, Enero de 2005
Tesis: 1a. CLVIII/2004
Página: 425
PENAS. LA CIRCUNSTANCIA DE QUE LOS ARTÍCULOS 51 Y 52
DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL NO ESTABLEZCAN, PARA
EFECTOS DE SU IMPOSICIÓN, QUE DEBEN ESTAR
ACREDITADOS EL CUERPO DEL DELITO Y LA PLENA
RESPONSABILIDAD DEL INCULPADO, NO LOS TORNA
INCONSTITUCIONALES.
Los citados preceptos establecen las reglas a las que el juzgador debe
ceñir su actuación para efectos de aplicación de las sanciones, de manera
que su facultad para imponer o individualizar las penas no se traduce en
el uso de una atribución irrestricta o caprichosa, en tanto que al ejercerla
debe observar dichas reglas. Ahora bien, para que el juzgador esté en
condiciones de aplicar una pena, por cuestiones de orden sistemático
debe analizar, dentro del procedimiento penal, si quedaron acreditados el
cuerpo del delito y la plena responsabilidad de la persona a quien se le
atribuye la comisión del evento criminoso, ya que de no ser así no podría
ejercer la facultad que le confieren los artículos 51 y 52 del Código Penal
Federal. En consecuencia, la circunstancia de que dichos preceptos no
establezcan expresamente que para efectos de la imposición de las
sanciones deben estar acreditados el cuerpo del delito y la plena
responsabilidad del inculpado, no significa que sean violatorios de los
derechos fundamentales que en el ámbito penal consagra la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos.
Amparo directo en revisión 1165/2004. 8 de septiembre de 2004.
Unanimidad de cuatro votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario:
Jaime Flores Cruz.
No. Registro: 170,894
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, Noviembre de 2007
Tesis: 1a. CCXLV/2007
Página: 183
TENTATIVA PUNIBLE DE DELITO GRAVE ASÍ CALIFICADO
POR LA LEY. EL ARTÍCULO 63, PÁRRAFO TERCERO, DEL
CÓDIGO PENAL FEDERAL QUE LA PREVÉ, NO VIOLA EL
ARTÍCULO 21 DE LA CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS
ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
El citado precepto constitucional establece categóricamente que la
imposición de las penas es propia y exclusiva de la autoridad judicial, es
decir, sólo ésta se encuentra facultada para determinar si cierto hecho
configura o no algún delito así calificado por la ley, y la pena
correspondiente; de ahí que dicha facultad implica el ejercicio del
arbitrio judicial. Ahora bien, de la interpretación armónica de los
artículos 14, 21 y 73, fracción XXI, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos, se advierte que si bien se trata de una
atribución exclusiva de la autoridad judicial, no por ello es ilimitada,
sino que está acotada por las leyes que establecen los delitos y sus
sanciones. Por tanto, el artículo 63, párrafo tercero, del Código Penal
Federal no viola el artículo 21 constitucional, ya que no impide a la
autoridad judicial ejercer el arbitrio necesario para imponer las
sanciones, en tanto que le permite decidir al respecto, pues únicamente
establece el parámetro dentro del cual habrá de usar su arbitrio, al señalar
que la pena por la tentativa punible de delito grave no será menor a la
pena mínima y podrá llegar hasta las dos terceras partes de la sanción
máxima prevista para el delito consumado.
Amparo directo en revisión 1330/2007. 10 de octubre de 2007.
Unanimidad de cuatro votos. Ausente: Sergio A. Valls Hernández.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Roberto Ávila Ornelas.
8.3.7. Caso de interpretación teleológica de la norma penal.
Registro No. 172121
Localización:
Novena Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Junio de 2007
Página: 208
Tesis: 1a. CXXI/2007
Tesis Aislada
Materia(s): Penal
Rubro: TRÁFICO DE INDOCUMENTADOS. EL ELEMENTO SUBJETIVO
RELATIVO AL "PROPÓSITO DE TRÁFICO" PREVISTO EN EL ARTÍCULO
138 DE LA LEY GENERAL DE POBLACIÓN, DEBE ENTENDERSE COMO LA
INTENCIÓN DEL SUJETO ACTIVO DEL DELITO DE OBTENER UN
BENEFICIO LUCRATIVO ACTUAL O INMINENTE.
Texto: De la interpretación integral y sistemática del proceso legislativo que originó
la reforma y adición del citado precepto legal, publicado en el Diario Oficial de la
Federación de 8 de noviembre de 1996, se advierte la voluntad del legislador federal
consistente en que la actualización del delito de tráfico de indocumentados, además de
la conducta descrita en dicho numeral, requiere de la acreditación del elemento
subjetivo relativo al "propósito de tráfico", entendido como el comercio en general,
ilícito y clandestino de migrantes que llevan a cabo uno o más sujetos activos a
cambio de una retribución o ganancia económica actual, es decir, previa o
concomitante al transporte o albergue de indocumentados, o inminente, cuando se
vincula a un pago futuro, o sea, cierto en cuanto a la cantidad a entregar y la fecha de
pago, pero mediante acuerdo previo. Lo anterior obedeció a la necesidad de dejar a
salvo los actos humanitarios de personas o agrupaciones mexicanas cuya intención es
asistir a los extranjeros indocumentados sin obtener para sí provecho alguno, y
castigar únicamente a quienes los lesionan y ponen en peligro al realizar actividades
ilícitas con la pretensión de obtener un beneficio lucrativo cierto, actual o inminente;
de manera que para perfilar la connotación típica del elemento "propósito de tráfico"
deben estudiarse todas las circunstancias y los hechos que revelen la finalidad del
sujeto activo.
Precedentes: Amparo directo en revisión 868/2006. 30 de agosto de 2006. Cinco votos.
Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Constanza Tort San Román.
8.3.8. Interpretación constitucional a la luz de la garantía individual de exacta
aplicación (estricta) en materia penal.
No. Registro: 170,889
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, Noviembre de 2007
Tesis: 1a. CCXLIV/2007
Página: 184
VIOLACIÓN EQUIPARADA. EL SEGUNDO PÁRRAFO DEL
ARTÍCULO 273 DEL CÓDIGO PENAL DEL ESTADO DE MÉXICO
QUE PREVÉ ESE DELITO, NO VIOLA LA GARANTÍA DE
EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL.
Dicha garantía contenida en el artículo 14 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos se traduce en la tipificación previa de la
conducta o hecho que se reputen como delitos y en el señalamiento de
las sanciones aplicables. En congruencia con lo anterior, se concluye que
el segundo párrafo del artículo 273 del Código Penal del Estado de
México, al disponer que también comete el delito de violación quien
introduzca por vía vaginal o anal cualquier parte del cuerpo, objeto o
instrumento diferente al miembro viril, por medio de la violencia física o
moral, sea cual fuere el sexo del ofendido, no viola la garantía de exacta
aplicación de la ley penal, ya que no se trata de una conducta distinta de
la prevista en el párrafo primero de dicho numeral, sino de una variante
en el medio de ejecución; de ahí que sea innecesario hacer referencia dos
veces a la pena que corresponde a un mismo delito. Esto es, no existe
aplicación analógica de la norma, pues ésta cumple con las exigencias
constitucionales, habida cuenta que en la descripción legal se encuentra
la esencia de la definición del hecho típico y la pena correspondiente.
Amparo directo en revisión 1498/2007. 3 de octubre de 2007. Cinco
votos. Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretario: Arnoldo
Castellanos Morfín.
No. Registro: 171,200
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXVI, Octubre de 2007
Tesis: 1a. CCXV/2007
Página: 187
DEFRAUDACIÓN FISCAL EQUIPARADA. EL ARTÍCULO 109,
FRACCIÓN V, DEL CÓDIGO FISCAL DE LA FEDERACIÓN QUE
PREVÉ ESE DELITO, NO VIOLA LA GARANTÍA DE EXACTA
APLICACIÓN DE LA LEY PENAL.
Conforme a dicha garantía, contenida en el artículo 14 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, para que un
hecho sea considerado como delito debe estar descrito expresamente
como tal en una ley en la que se establezca la pena a la que se hace
acreedor quien lo ejecuta dentro de los supuestos establecidos en el
ordenamiento respectivo, el cual debe conformarse por elementos,
características o referencias claros, precisos y exactos, es decir, la
mencionada garantía constitucional atiende a la integración de la norma
punitiva, concretamente en cuanto a su descripción típica, la previsión de
su pena y su aplicación. En congruencia con lo anterior, se concluye que
el artículo 109, fracción V, del Código Fiscal de la Federación, al
disponer que se sancionará con las mismas penas del delito de
defraudación fiscal a quien omita presentar, por más de doce meses, la
declaración de un ejercicio que exijan las leyes fiscales, dejando de
pagar la contribución correspondiente, no viola la garantía de exacta
aplicación de la ley penal, ya que no se trata de un tipo abierto, pues
detalla claramente la conducta considerada ilícita y, por tanto, el
destinatario de la norma puede saber con precisión qué es lo que está
prohibido; de ahí que no existe aplicación analógica de la norma y ésta
cumple con las exigencias constitucionales, pues no tiene que recurrirse
a otros ordenamientos para definir al hecho como delictivo, sino que en
la descripción legal se encuentra la esencia de lo que pretende evitarse.
Así, como toda disposición normativa que instituye una omisión como
tipo penal, en su configuración subyace la existencia de una norma
preceptiva que impele al sujeto activo a actuar en determinado sentido,
en el caso, a que el contribuyente presente la declaración de un ejercicio
fiscal que exijan las leyes fiscales correspondientes, sin exceder doce
meses, y pagar la contribución respectiva.
Amparo directo en revisión 919/2007. 8 de agosto de 2007. Cinco votos.
Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretario: Arnoldo Castellanos
Morfín.
No. Registro: 173,293
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Febrero de 2007
Tesis: 1a. XXIII/2007
Página: 644
HOMICIDIO CALIFICADO. EL ARTÍCULO 242, FRACCIÓN II,
DEL CÓDIGO PENAL DEL ESTADO DE MÉXICO, QUE
ESTABLECE LAS PENAS APLICABLES PARA QUIEN COMETA
ESE DELITO, NO VIOLA LA GARANTÍA DE EXACTA
APLICACIÓN DE LA LEY PENAL.
El delito de homicidio previsto en el artículo 241 del citado
ordenamiento legal se actualiza cuando se priva de la vida a una persona;
sin embargo, el estudio relativo a ese ilícito no debe hacerse
aisladamente, sino que han de analizarse las diversas circunstancias bajo
las cuales se actualiza el supuesto referido, atendiendo, en su caso, al
artículo 245 del mencionado Código, que establece las diversas
calificativas para el delito de homicidio, por lo que en caso de
actualizarse dichas hipótesis -las señaladas en los aludidos numerales
241 y 245- debe remitirse al artículo 242 del citado ordenamiento que
prevé las sanciones aplicables para ese delito y dispone la pena mínima y
la máxima a imponer. En congruencia con lo anterior, se concluye que el
artículo 242, fracción II, del Código Penal del Estado de México, que
establece las penas aplicables para quien cometa el delito de homicidio
calificado, no viola la garantía de exacta aplicación de la ley penal
contenida en el artículo 14, párrafo tercero, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos, en virtud de que los supuestos de
individualización de la conducta reprochable se describen claramente en
los artículos aludidos.
Amparo directo en revisión 634/2006. 5 de julio de 2006. Cinco votos.
Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretaria: Miriam Flores Aguilar.
No. Registro: 175,347
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Abril de 2006
Tesis: 1a. LVIII/2006
Página: 153
DELITO AMBIENTAL. EL ARTÍCULO 419 DEL CÓDIGO PENAL
FEDERAL QUE LO TIPIFICA, NO VIOLA LA GARANTÍA DE
EXACTA APLICACIÓN DE LA LEY PENAL.
Conforme a la garantía de exacta aplicación de la ley penal prevista en el
tercer párrafo del artículo 14 de la Constitución Política de los Estados
Unidos Mexicanos, cualquier pena impuesta por la comisión de un delito
debe estar incluida en la ley aplicable, y señalarse con precisión la
descripción del tipo penal y la sanción que le corresponda, a fin de que el
inculpado no sea sancionado en virtud de semejanzas legales, por
analogía ni por mayoría de razón. En congruencia con lo anterior, se
concluye que el artículo 419 del Código Penal Federal, al disponer que a
quien ilícitamente transporte, comercie, acopie, almacene o transforme
madera en rollo, astillas, carbón vegetal, así como cualquier otro recurso
forestal maderable, o tierra procedente de suelos forestales en cantidades
superiores a cuatro metros cúbicos o, en su caso, a su equivalente en
madera aserrada, se impondrá pena de uno a nueve años de prisión y de
trescientos a tres mil días multa, no viola la citada garantía
constitucional. Lo anterior es así, en virtud de que dicho precepto
contiene la descripción de la conducta que configura la infracción, pues
el legislador la formuló con elementos que la distinguen, condicionando
esa conducta a que los recursos forestales maderables de que se trata,
correspondan a ciertas cantidades y características, y a cuya realización
prevé la imposición de sanciones.
Amparo directo en revisión 1785/2005. 1o. de marzo de 2005. Cinco
votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria:
Beatriz Joaquina Jaimes Ramos.
No. Registro: 175,841
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Febrero de 2006
Tesis: 1a. VI/2006
Página: 636
PRIVACIÓN ILEGAL DE LA LIBERTAD EN SU MODALIDAD DE
SECUESTRO. EL ARTÍCULO 229 DEL CÓDIGO PENAL DEL
ESTADO DE CHIHUAHUA, VIGENTE EN 1997, QUE PREVÉ ESE
DELITO, NO VIOLA EL ARTÍCULO 14 DE LA CONSTITUCIÓN
FEDERAL.
El artículo 227 del Código Penal para el Estado de Chihuahua, vigente
en 1997, tipifica la privación ilegal de la libertad, la cual se actualiza con
la detención ilegal de un particular y, por su parte, el diverso numeral
229 de dicho Código prevé el delito de secuestro, conducta antijurídica
que se castiga con una pena privativa de libertad mayor a la contemplada
en el supuesto contenido en el primer artículo citado. Por otra parte, la
fracción I del artículo 229 invocado, expresamente ordena agravar aún
más la pena de prisión cuando la privación ilegal de la libertad se cometa
con el objetivo de obtener rescate. Así, el primero de los numerales
precisa el tipo básico, mientras que el segundo define el tipo agravado o
calificado, porque en este caso la ley sanciona la conducta con mayor
severidad. En ese tenor, el señalado artículo 229 no viola la garantía de
exacta aplicación de la ley en materia penal contenida en el artículo 14
de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en tanto
que establece los requisitos de certeza tutelados por dicho precepto
constitucional, al tratarse de un delito complementado y no de uno
autónomo, en virtud de que se desprende del tipo fundamental.
Amparo directo en revisión 898/2005. 10 de agosto de 2005. Cinco
votos. Ponente: Sergio A. Valls Hernández. Secretario: Antonio
Espinosa Rangel.
No. Registro: 172,123
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Junio de 2007
Tesis: 1a. CXXIII/2007
Página: 206
TRÁFICO DE INDOCUMENTADOS. EL ARTÍCULO 138 DE LA
LEY GENERAL DE POBLACIÓN QUE PREVÉ ESE DELITO NO
TRANSGREDE LA GARANTÍA DE EXACTA APLICACIÓN DE LA
LEY EN MATERIA PENAL.
El citado precepto, al establecer que se sancionará con prisión y multa a
quien por sí o por interpósita persona, con propósito de tráfico, pretenda
llevar o lleve a mexicanos o extranjeros a internarse a otro país, sin la
documentación correspondiente; a quien por sí o por medio de otro u
otros introduzca, sin la documentación respectiva expedida por autoridad
competente, a uno o varios extranjeros a territorio mexicano, y a quien
con propósito de tráfico los albergue o transporte por el territorio
nacional, con el fin de ocultarlos para evadir la revisión migratoria, no
transgrede la garantía de exacta aplicación de la ley en materia
penal, contenida en el tercer párrafo del artículo 14 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, en tanto que señala todos los
elementos para la acreditación del delito de tráfico de indocumentados,
como son: a) conducta: pretender llevar o llevar a mexicanos o
extranjeros a internarse a otro país; b) sujeto activo: cualquier persona,
pues no se requiere alguna calidad especial; c) sujeto pasivo: los
mexicanos y extranjeros que sin documentos para su legal estancia se les
traslada a otro país; d) resultado: internar o pretender internar a
mexicanos o extranjeros a otro país; e) bien jurídico tutelado: la
seguridad de los nacionales o extranjeros que pretendan ingresar a otro
país sin la documentación correspondiente; f) objeto material: la
conducta delictiva debe recaer en personas nacionales o extranjeras; g)
circunstancias de lugar: el territorio nacional con el fin de trasladarse a
otro país; h) medios utilizados: cualquiera, pues no señala algún medio
específico; i) elementos normativos de valoración jurídica: la
documentación correspondiente; y j) elemento subjetivo específico: el
propósito de tráfico. De ahí que con lo anterior se otorga certeza jurídica
a los gobernados en la medida en que pueden conocer específicamente la
conducta que constituye dicho tipo penal.
Amparo directo en revisión 868/2006. 30 de agosto de 2006. Cinco
votos. Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria:
Constanza Tort San Román.
8.3.9. Interpretación constitucional conforme a la garantía individual de
igualdad en materia penal.
No. Registro: 175,191
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Abril de 2006
Tesis: 1a. LXVII/2006
Página: 170
TENTATIVA PUNIBLE DE DELITO GRAVE ASÍ CALIFICADO
POR LA LEY. EL SISTEMA PARA LA IMPOSICIÓN DE LA PENA
CORRESPONDIENTE, PREVISTO EN EL ARTÍCULO 63,
PÁRRAFO TERCERO, DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL, NO
VIOLA LA GARANTÍA DE IGUALDAD PREVISTA EN LOS
ARTÍCULOS 1o. Y 13 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL.
El artículo 63, párrafo tercero, del Código Penal Federal, al disponer que
en los casos de tentativa punible de delito grave, así calificado por la ley,
el órgano jurisdiccional impondrá una pena que no será menor a la pena
mínima y podrá llegar a las dos terceras partes de la sanción máxima
prevista para el delito consumado, no transgrede los artículos 1o. y 13
constitucionales, pues no se trata de una ley privativa, ni prevé que éste
deba ser juzgado por un Tribunal especial; ya que dicho precepto cumple
con los requisitos de ser general, abstracto e impersonal, sin hacer
distinciones en su aplicación, a favor o en perjuicio de personas
determinadas, rigiendo para todos los gobernados que se ubiquen en sus
supuestos normativos.
Amparo directo en revisión 1063/2005. 7 de septiembre de 2005. Cinco
votos. Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Jaime Flores Cruz.
Registro No. 172122
Localización:
Novena Epoca
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXV, Junio de 2007
Página: 207
Tesis: 1a. CXXIV/2007
Tesis Aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Rubro: TRÁFICO DE INDOCUMENTADOS. EL ARTÍCULO 138 DE LA
LEY GENERAL DE POBLACIÓN QUE PREVÉ ESE DELITO NO
TRANSGREDE LOS ARTÍCULOS 1o., 4o. Y 5o. DE LA CONSTITUCIÓN
POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXICANOS.
Texto: El citado precepto legal, al establecer que se sancionará con prisión y
multa a quien por sí o por interpósita persona, con propósito de tráfico, pretenda
llevar o lleve a mexicanos o extranjeros a internarse a otro país, sin la
documentación correspondiente; a quien por sí o por medio de otro u otros
introduzca, sin la documentación respectiva expedida por autoridad competente, a
uno o varios extranjeros a territorio mexicano, y a quien con propósito de tráfico
los albergue o transporte por el territorio nacional, con el fin de ocultarlos para
evadir la revisión migratoria, no transgrede los artículos 1o., 4o. y 5o. de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en virtud de que no
lesiona el principio de igualdad constitucional, ni castiga en forma alguna a los
migrantes que buscan mejorar sus condiciones de vida y tampoco vulnera sus
derechos a dedicarse a la actividad que prefieran y a optimizar sus condiciones de
trabajo e ingresos a través de las posibilidades de empleo que ofrecen otros
países; sino que, por el contrario, el propósito del legislador al reformar y
adicionar el artículo 138 de la Ley General de Población mediante Decreto
publicado en el Diario Oficial de la Federación de 8 de noviembre de 1996,
obedeció a la necesidad de proteger a las personas que sin la documentación
correspondiente se han internado o pretendan internarse en otro país, impidiendo
que su situación vulnerable los convierta en víctimas de quienes al realizar
actividades ilícitas con ánimo de lucro los lesionan y ponen en peligro; de manera
que si los sujetos activos del mencionado delito son quienes trafican con los
indocumentados y no éstos, la disposición normativa no causa perjuicio a los
migrantes ni violenta sus garantías. Además, el aludido artículo 138 no prohíbe
injustificadamente la salida de nacionales o extranjeros al territorio de otro país,
sino que sanciona a quienes trafiquen con ellos cuando no tengan la
documentación requerida.
Precedentes: Amparo directo en revisión 868/2006. 30 de agosto de 2006. Cinco votos.
Ponente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas. Secretaria: Constanza Tort San Román.
8.3.10. Interpretación constitucional conforme a la garantía de legalidad en
materia penal.
No. Registro: 176,333
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XXIII, Enero de 2006
Tesis: 1a. CXCIV/2005
Página: 721
DELITO CONTRA LA SALUD. EL ARTÍCULO 195 BIS DEL
CÓDIGO PENAL FEDERAL, AL NO PRECISAR EL VOCABLO
"CANTIDAD", NO VIOLA LA GARANTÍA DE LEGALIDAD.
La circunstancia de que el citado precepto establezca que cuando por la
cantidad del narcótico u otras circunstancias no pueda considerarse que
su posesión o transporte esté destinada a realizar alguna de las conductas
a que se refiere el artículo 194 del Código Penal Federal, no viola la
garantía de legalidad contenida en el artículo 14 de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, pues si bien es cierto que el
artículo 195 Bis del indicado Código es omiso en precisar el vocablo
"cantidad", también lo es que éste es de uso común, por lo que sí se
entiende el sentido de la norma a la que pertenece. Además, para dar
cumplimiento a la mencionada garantía, es innecesario que el legislador
defina todos y cada uno de los vocablos que utiliza en la norma.
Amparo en revisión 975/2005. 3 de agosto de 2005. Cinco votos.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretario: Roberto Ávila Ornelas.
No. Registro: 188,951
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XIV, Agosto de 2001
Tesis: 1a. LXIII/2001
Página: 187
ROBO. EL TIPO ESPECIAL CONTENIDO EN EL PÁRRAFO
TERCERO DEL ARTÍCULO 371 DEL CÓDIGO PENAL PARA EL
DISTRITO FEDERAL, NO ES VIOLATORIO DEL ARTÍCULO 22
CONSTITUCIONAL.
Si se toma en consideración, por un lado, que el párrafo tercero del
artículo 371 del Código Penal para el Distrito Federal contiene una
tipificación especial del delito de robo y no una calificativa como
suplemento, pues además de que excluye de su aplicación al tipo básico
o fundamental, le son agregados otros elementos de ejecución que le dan
esa especialidad, lo que trae como consecuencia que adquiera autonomía
y particularizada sustantividad por contener sus propios elementos
típicos y punibilidad y, por el otro, que lo anterior implica que la
penalidad agravada contenida en ese tipo especial obedece a razones
legales distintas de las del tipo básico, como lo son: a) la pluralidad de
sujetos que intervienen en su comisión; b) el medio comisivo empleado
(violencia, acechanza o cualquier otra circunstancia) y, c) el estado de
indefensión producido en la víctima, esto es, que ese medio disminuya
las posibilidades de defensa del pasivo o lo ponga en condiciones de
desventaja, se concluye que esa especial tipicidad y agravada punibilidad
a que da origen su especialidad, no puede ni debe ser calificada como
inconstitucional, pues en tal caso, su severidad no es causa suficiente
para ser considerada como una pena inusitada o trascendental, prohibida
por el artículo 22 de nuestra Carta Magna, ya que por inusitada debe
entenderse aquella pena cuya imposición no obedece a la aplicación de
una norma que la contenga, sino al arbitrio de la autoridad; y por pena
trascendental debe entenderse aquella que se caracteriza por aplicarse o
alcanzar en sus efectos a sujetos que no son el responsable del delito.
Amparo directo en revisión 1158/99. 21 de junio de 2000. Cinco votos.
Ponente: Juventino V. Castro y Castro. Secretario: Arturo Aquino
Espinosa.
No. Registro: 189,466
Tesis aislada
Materia(s): Constitucional, Penal
Novena Época
Instancia: Primera Sala
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
XIII, Junio de 2001
Tesis: 1a. XLVI/2001
Página: 239
FE DE ERRATAS AL DECRETO QUE REFORMA, ADICIONA Y
DEROGA DIVERSOS ARTÍCULOS DEL CÓDIGO PENAL PARA
EL DISTRITO FEDERAL EN MATERIA DE FUERO COMÚN Y
PARA TODA LA REPÚBLICA EN MATERIA DE FUERO FEDERAL
PUBLICADO EL 10 DE ENERO DE 1994, EN CUANTO ACLARA
EL CONTENIDO DEL ARTÍCULO 247, PRIMER PÁRRAFO, DE
DICHO CÓDIGO, ES INCONSTITUCIONAL POR CARECER DE
COMPETENCIA PARA LEGISLAR EL FUNCIONARIO PÚBLICO
QUE LA EMITIÓ.
La Fe de erratas al Decreto que reforma, adiciona y deroga diversos
artículos del Código Penal para el Distrito Federal en Materia de Fuero
Común y para toda la República en Materia de Fuero Federal, publicada
en el Diario Oficial de la Federación el uno de febrero de mil
novecientos noventa y cuatro, y emitida por el secretario de
Gobernación, que en lo conducente establece: "8. En la página 8,
segunda columna, artículo 247, párrafo primero, dice: Se impondrá de
dos a seis años y multa de cien a trescientos días de multa.-Debe decir:
Se impondrá de dos a seis años de prisión y multa de cien a trescientos
días de multa. ...", transgrede el artículo 16 de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos. Ello es así, porque la omisión en que
incurrió el legislador de precisar debidamente la consecuencia jurídica
del delito de falsedad de declaración rendida ante autoridad distinta de la
judicial, no puede ser subsanada con esa fe de erratas, pues el referido
secretario carece de competencia para legislar, aun a manera de
aclaración de la ley; en virtud de que las disposiciones legales se
encuentran revestidas de formalidades esenciales en torno al proceso que
debe observarse para su creación, o bien, para su modificación y
reforma. Además, la facultad para establecer los delitos y fijar las penas
que correspondan, tratándose de leyes penales federales, y para el
Distrito Federal en materia de fuero común, en el año de mil novecientos
noventa y cuatro en que se emitió la referida fe de erratas, conforme a lo
que disponía el artículo 73, fracciones VI y XXI, constitucional, era
exclusiva del Congreso de la Unión, por lo que ninguna otra autoridad
distinta podía corregir la ley expedida por éste.
Amparo en revisión 326/2000. 10 de noviembre de 2000. Unanimidad de
cuatro votos. Ausente: Olga Sánchez Cordero de García Villegas.
Ponente: Juan N. Silva Meza. Secretaria: Martha Llamile Ortiz Brena.
Nota: Esta tesis contendió en la contradicción 19/2001-PL resuelta por el
Tribunal Pleno, de la que derivó la tesis P./J. 25/2003, que aparece
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena
Época, Tomo XVIII, julio de 2003, página 18, con el rubro:
"FALSEDAD
EN
DECLARACIONES
RENDIDAS
ANTE
AUTORIDAD DISTINTA DE LA JUDICIAL. EL PRIMER PÁRRAFO
DEL ARTÍCULO 247 DEL AHORA CÓDIGO PENAL FEDERAL
VIOLA LAS GARANTÍAS DE SEGURIDAD JURÍDICA Y EXACTA
APLICACIÓN DE LA LEY PENAL, EN LA PARTE QUE SEÑALA
"SE IMPONDRÁN DE DOS A SEIS AÑOS", PORQUE NO
ESPECIFICA LA NATURALEZA DE LA PENA (DIARIO OFICIAL
DE LA FEDERACIÓN DEL DIEZ DE ENERO DE MIL
NOVECIENTOS NOVENTA Y CUATRO)."
Magistrado Víctorino Rojas Rivera
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