Posicionamicnto del Procurador para la Defensa de los Derechos

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Posicionamicnto del Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, licenciado
Osear Humberto Luna, ante los últimos asesinatos ocurridos en El Salvador.
En los últimos días, el pueblo salvadoreño ha continuado lamentando y condenando las
muertes de muchísimas personas, producto de la incontrolable delincuencia e impunidad que
no han podido detener el Gobierno central, la Fiscalía General de la República y la
institucionalidad del Estado en su conjunto.
Recientemente se tuvo conocimiento del hallazgo del cadáver del joven Juan Francisco Duran
Ayala, estudiante de 4° año de Licenciatura en Idiomas de la Universidad Tecnológica de El
Salvador, miembro del Movimiento Unidos por Cabanas y colaborador del Comité Ambiental
de Cabanas en Defensa del Agua y la Cultura. Según información publicada por ios medios de
comunicación, Juan Francisco había desaparecido el 3 de junio de 2011, dos días después de
haber realizado activismo en contra de la minería metálica en el municipio de Ilobasco.
Este hecho se suma a otros asesinatos de defensores del medio ambiente, que han ocurrido bajo
el contexto de las protestas contra la minería en el departamento de Cabanas. Estos asesinatos
lamentablemente no han sido debidamente investigados por la Fiscalía General de la República
y la Policía Nacional Civil, ya que estas instancias se han limitado a buscar, capturar y juzgar a
algunos de los autores materiales, sin considerar que los hechos se han dado bajo el mismo
patrón de persecución contra defensores de derechos humanos, lo cual exige que se tomen en
cuenta otras hipótesis de investigación, relacionadas con el conflicto sobre defensa del medio
ambiente a causa de la exploración y la explotación minera en nuestro país.
La Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos está fiscalizando la labor que
realiza la Fiscalía General de la República y la Policía Nacional Civil en torno a este hecho,
sobre el cual también la Comisión Interamericana de Derechos Humanos con sede en
Washington ha exigido al Gobierno del Presidente Mauricio Funes que lo investigue hasta las
últimas consecuencias y que adopte las medidas necesarias para evitar que más defensores del
medio ambiente sigan siendo asesinados en El Salvador.
Especial preocupación han provocado también las amenazas contra Pablo Ayala, Osear
Bertrán, Manuel Navarrete y Marixela Ramos, quienes se desempeñan como comunicadores de
la Radio Victoria, las que según lo han manifestado ellos mismos, tienen a la base el rol de
denuncia pública que la mencionada dífusora ha desarrollado en torno a la impunidad en que se
mantienen los crímenes contra los ambientalistas de Cabanas y la exigencia a la Asamblea
Legislativa para que apruebe una ley contra la minería metálica. Esta Procuraduría emitió
medidas de protección (cautelares) a favor de estas personas a efecto de intentar que la Policía
Nacional Civil adopte medidas extraordinarias para proteger sus vidas y su integridad personal.
Por otra parte, recientemente se cumplió un año del abominable atentado contra el microbús de
la ruta 47 en el que murieron 17 personas calcinadas, en la colonia Montreal en Mejicanos,
pero la impunidad en que se mantiene este crimen y muchos otros, es la causa que ahora
lamentemos el asesinato de muchas otras personas, según las autoridades de seguridad pública,
por culpa del accionar de las pandillas.
Así, los noticiarios han dado cuenta de la muerte del joven Erick Jonathan Hernández García,
estudiante de primer año de bachillerato en salud del Instituto Nacional General Francisco
Menéndez, quien fue asesinado con gran barbarie, desmembrado y semienterrado en las riberas
del río Tomayate. El caso de Erick Jonathan es otro mas de los muchos asesinatos de
estudiantes que ocurren en nuestro país y que quedan impunes por la ineficiencia de las
autoridades o por la falta de protección que adolecen los testigos.
También han ocurrido asesinatos de mujeres. Rosa, Lidia y Estela, todas de apellido Campos y
residentes en Colón, La Libertad, fueron asesinadas con arma blanca, al parecer, por pandillas
de la zona. Este asesinato múltiple aumenta la cifra de femicidios que ocurren en el país y que
ha venido en aumento en los últimos años, sin que la policía y la fiscalía tengan un plan
específico para proteger a las mujeres y a las niñas.
Estos hechos y otros ocurridos en nuestro país, muestran el fracaso de las políticas públicas,
anteriores y actuales, para el combate a la delincuencia y son el doloroso ejemplo de la
inefectividad de los planes adoptados hasta el momento, incluso aquellos que han involucrado
a la Fuerza Armada.
A esto hay que añadir que muy poco se está haciendo para prevenir la delincuencia, que
algunas iniciativas para evitar que las pandillas sigan creciendo son inconstitucionales, como
es el caso de la implantación del servicio militar obligatorio para jóvenes en riesgo, y que la
ineficacia del sistema penitenciario, es causa de numerosas violaciones a derechos humanos
por el hacinamiento desmedido y por los estrictos controles de seguridad para el ingreso de
visitas a los centros penitenciarios.
Por lo anterior, considero que es urgente que el Órgano Ejecutivo, principalmente el Gabinete
de Seguridad, haga un alto en el camino para evaluar seriamente las acciones que se han
tomado hasta ahora para frenar la delincuencia. Porque es un hecho: como defensor del pueblo
debo decir con absoluta claridad, que la criminalidad le está ganando la batalla al Gobierno y
que es impostergable que el Presidente de la República, como responsable principal de dirigir
los destinos del país, adopte las medidas que sean necesarias para frenar el salvajismo que
vivimos y, si luego de hacer los análisis exhaustivos que se requieren, concluye que hay que
reestructurar los cargos de dirección en todo el gabinete seguridad pública, que lo haga sin
demoras, anteponiendo los intereses del país, tal como se lo exige la Constitución de la
República.
Como Procurador para la Defensa de los Derechos Humanos, me solidarizo con las víctimas,
condeno los asesinatos ocurridos, y aclaro, sin vacilaciones, que la Procuraduría para la
Defensa de los Derechos Humanos no destina sus esfuerzos para defender a los delincuentes,
como lo pretenden hacer ver personas y sectores que no conocen el quehacer institucional, sino
que por el contrario, su principal preocupación son las personas víctimas de los abusos del
poder, de la impunidad, de la omisión de las autoridades y de la corrupción que día con día
seguimos sufriendo todos y todas, como consecuencia de un Estado cada vez más debilitado
por la ausencia de liderazgo y por la falta de capacidad para enfrentar los problemas del país.
ado Osear Humberto Luna
e ios uerecnos
San Salvador, 27 de junio de 2011.
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