"Las intervenciones rupestres de los maxies de Fuerteventura".

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VII Congreso de Patrimonio Histórico.
Manifestaciones rupestres y poblamiento.
Las intervenciones rupestres de los maxies de Fuerteventura1.
Arrecife de Lanzarote 7 de octubre 2010
La coexistencia de un único gentilicio para nominar a la antigua
población nativa de Fuerteventura y Lanzarote y la proximidad
física entre ambas, ha sido un recurrente para establecer
similitudes entre ellas. A estas dos realidades se suma la
convivencia de la escritura líbio – canaria que por ahora se
muestra distintiva y representativa de ambas. Es probable que
exista un único grupo humano que vive en un medio físico
fragmentado, preservando estrategias económicas diferentes,
como resultado del proceso diacrónico derivado de la explotación
física de cada isla en base a los recursos que existen, conocen y
explotan.
Fuerteventura triplica el territorio de Lanzarote, con extensas
llanuras, árida, suelos carbonatados no aptos para la agricultura
que resultan valiosos para la explotación ganadera. La ganadería
de suelta está presente en Lanzarote, aunque probablemente con
una explotación en menor cuantía a juzgar por las evidencias
territoriales y prácticas tradicionales.
Fuerteventura y Lanzarote participan de la escritura líbico –
bereber conjuntamente con todas las islas que conforman este
archipiélago, pero a su vez comparten el alfabeto líbico – canario,
cuyo registro se descubre cuantitativamente muy pródigo frente a
la contabilidad de las formas del alfabeto líbico – bereber, que se
anotan en mucha menor cuantía. Sin embargo, la arqueología
muestra diferencias en la forma en que ambos grupos humanos
plasman en cada territorio insular esta grafía. Se constatan
peculiaridades cuando se recurre a los signos de uno u otro
1
Esta comunicación marco comparte texto de algunos apartados y reflexiones con la comunicación de las
manifestaciones rupestres de Lanzarote.
alfabeto para grabarlos en un sitio, para elegir la orografía que los
acoge y para agruparlos en un único yacimiento y en un mismo
panel.
Advertimos la ausencia de un yacimiento tipo Tindaya, Barranco
del Cabadero, Cuchillete de Buenavista o Morro Pinacho, en
Lanzarote. Del mismo modo advertimos que en Fuerteventura por
ahora no existen yacimientos rupestres en peñas basálticas que
sobresalen en llanuras, aunque existen algunos casos que albergan
intervenciones geométricas rectilíneas y características que
conllevan una impronta etnográfica. Por el contrario, la falta de
yacimientos rupestres con canales en las laderas de las montañas
y márgenes de barrancos y la escasez de almogarenes de
Fuerteventura establecen esa diferencia. Si bien advertimos la
omisión en Lanzarote de grandes yacimientos rupestres
alfabetiformes, en Fuerteventura se constatan los enclaves
conformados por escaso número de sectores y paneles como
sucede en la Montaña de Enmedio o de Jaifa, Tierras Malas,
Jacomar, La Fortaleza, etc.
Las dos Islas manifiestan predilección de tomar como referencia
orientativa para las siluetas podomorfas, el Teide y Tindaya. Ello
se demuestra en los motivos de Tindaya y Cueva Palomas en
Lanzarote.
Es cierto, en el sentido manifestado anteriormente de las
divergencias rupestres entre estas dos islas, que el papel
desarrollado por cada yacimiento rupestre en la construcción del
paisaje varía dependiendo del significado del código empleado.
No tendrá el mismo significado un yacimiento de canales
asentado en las laderas de la montaña de Guatisea en Lanzarote,
por ejemplo, que el sitio rupestre de Morretes de Tierras Malas,
en Pájara, Fuerteventura, o dentro de la misma isla, con la Peña de
Luís Cabrera en Guatiza de Lanzarote. A ello nos referimos al
considerar que tanto el emplazamiento elegido para grabar o
intervenir en el paisaje, eligiendo éste y otro lugar, resulta
determinante en la construcción de la territorialidad de cada una
de las dos realidades insulares.
Independientemente de la propia intervención humana en un
elemento natural, como puede ser en un resalte, en una peña que
despunta en el llano, la propia orografía, la roca o el barranco
ejerce un papel en la simbología, que cambia cuando se interviene
en ella a través de una expresión rupestre. Investigar el valor de
los yacimientos rupestres presenta riesgos calculados en tanto éste
puede residir más en su carácter simbólico que en una utilidad
material. Lo que hace la cultura aborigen es elegir un componente
de la naturaleza para transformarlo en imagen o representación
usándolo como personificación o como realidad que define y
establece una estipulada territorialidad, precisada por el carácter
representacional del yacimiento rupestre.
La dificultad estriba al existir escasas vías para establecer la
relación entre el significado y el objeto, al no tratarse de una
vinculación convencional sino icónica. Por ello, el yacimiento
rupestre es un instrumento con el que cuenta la población para
comunicar y crear sentido o territorio atendiendo a los códigos
que funcionan perfectamente en esa sociedad ya que responde a
su propio conocimiento surgido o establecido por la comunidad,
quien los descifra sin dificultad. En este aspecto sabemos que
estos yacimientos construyen paisaje pero ignoramos qué
comunican y qué representan.
Un medio al alcance para contestar a estos interrogantes que
sustentan la construcción del paisaje es trabajar con el mapa de
distribución de los yacimientos rupestres, valorando aspectos
físicos de cada uno y atendiendo a su composición y naturaleza, la
relación espacial con los asentamientos, con los espacios
domésticos, las áreas funerarias, y con otros sitios rupestres.
Asimismo se ha de estudiar la formación de los yacimientos, los
aspectos estéticos de cada panel, su composición, ordenamiento
de motivos, relación con el paisaje, acercarnos a la distribución,
técnicas de ejecución, procedimientos para construir el panel,
temática, relación entre los diferentes contenidos, etc. Con todos
estos contenidos nos acercan a reflexionar si en algún caso o en
todos se trata de santuarios al aire libre por lo que tenemos que
establecer su posible vinculación territorial con las estructuras de
piedras hincadas, las circulares empedradas, áreas funerarias, etc.
Estos aspectos entre otros son los que nos ayudan a plantear una
hipótesis interpretativa sobre el protagonismo de los yacimientos
rupestres en su contexto sociocultural de la población maxie. Ésta
recurre a la acción técnica de la incisión, del piqueteado continuo
o de la abrasión para escribir, dibujar siluetas, realizar cazoletas,
canales o almogarenes, etc. para alterar el estado físico del medio
y establecer otro significado al espacio, incluso de contenido o
naturaleza metafísica, comunicando. Este último aspecto es
importante porque en las manifestaciones rupestres, como citamos
anteriormente, su carácter simbólico, de comunicación y de
representación puede tener mayor peso significativo que su parte
funcional, que en este caso sería el uso desarrollado cuando se
ejecuta la intervención rupestre.
En la cima de la cordillera del Pico de la Fortaleza hasta
Castillejo, en el término de Puerto del Rosario existen diversos
resaltes basálticos, siendo algunos de ellos muy significativos,
desde el punto de vista físico, en el paisaje, como sucede con
Morro Miregua. En algunos de ellos se ha intervenido con
grabados y pulidos de la superficie pétrea, mostrando
preferentemente figuras geométricas rectilíneas, inscripciones
líbica – bereber, líbica – canaria, cazoletas, etc. Ello significa que,
independientemente del valor de comunicación que adquiere por
si mismo un resalte o protuberancia en el contorno o perímetro
orográfico, en tanto facilita su localización, constituye una
referencia espacial, concede la posibilidad de convertirse en un
lenguaje si se interviene desde una acción antrópica. Como
resultado de ello adquiere otro significado, se singulariza el papel
que tiene ese resalte frente al resto al poseer otro valor
proporcionado por la intervención humana, al preferirse ese
relieve frente al resto, elegirse ese y no otro, tal y como hemos
adelantado.
Sin embargo podemos pensar que, si una determinada peña,
además de su significado como hito en el espacio, adquiere otro
papel si se interviene, puede que no resulte igual grabar signos
escriturarios que si se reproduce una figura podomorfa, por
ejemplo. Ello lo planteamos porque la escritura, como lenguaje,
responde a un código ya establecido, con un significado
convencional que no posibilita que se convierta o sea un signo
icónico, al contrario que el valor o significado que puede tener
una figura podomorfa, en tanto es icónica. El significado del
grabado de una silueta de pie no es un pie, sino se trata de la
representación iconográfica con un resultado de un valor
diferente. El pie representado no tiene el alcance o valor de un pie
en si mismo, sino que ese objeto –el pie– pasa a tener otro
significado, icónico, representando otra equivalencia, acepción,
sentido, expresión en el paisaje, que a su vez cambia su
estructuración. El objeto representado –el pie– simboliza,
representa, revela otro contenido, transmite un valor que
fácilmente descifra la persona o comunidad destinataria.
Igualmente construye el paisaje desde la dimensión icónica y crea
sentido en tanto desempeña un papel encadenado con otros
recursos utilizados por la población de maxies. Una peña con
grabados comunica, representa o estructura. Distinto es que
sepamos qué comunican y qué representan.
Similar reflexión podemos hacer si ese borde orográfico de La
Fortaleza alberga grabados, cazoletas o almogarenes, las
diferencias y similitudes entre si, la relación que los enclaves con
signos del alfabeto líbico – canario establecen con aquellos otros
en los que se han reproducido signos líbico – bereber.
Para acercarnos a estos extremos nos adentrarnos en cuestiones
generales que nos aproximan a un óptimo entendimiento del
protagonismo que libran los yacimientos rupestres en la
construcción del paisaje, y en concreto, los de naturaleza
alfabética, por si ello responde a un código espacial en
consonancia y derivado de la cultura aborigen que lo crea, tal y
como ya hemos recogido.
Las variantes que barajamos para establecer diferencias entre
ambas islas en materia rupestre las planteamos partiendo de
nuestro conocimiento presente y teniendo en cuenta la potencia
que existe de localizar yacimientos rupestres, desconocidos hasta
hoy, que conlleve el cambio del entorno cultural de los enclaves
ya documentados, al entender mejor la construcción de la
territoriedad y la imbricación entre si de los otros yacimientos
arqueológicos que convergen en ese territorio, sin olvidarnos que
el protagonismo de los yacimientos rupestres pudiera ser más
simbólico que utilitario tal y como venimos reiterando.
Podemos discutir el papel que protagonizan los yacimientos
rupestres relacionados con las costas ganaderas o con el tránsito
del ganado guanil de las costas hacia Jandía; la vinculación de las
manifestaciones rupestres y las fuentes, las rutas de acceso a
zonas de pastos, la convergencia de estos pasos, con áreas
deprimidas para conservar el herbaje para el verano, para épocas
de sequía, reunir y controlar el ganado, al lado de qué recursos se
establecen los motivos más abstractos, las cazoletas, etc., qué
motivos se establecen próximos a los recursos más perennes y
cuáles en los estacionales, qué manifestaciones rupestres se
emplazan más próximas a los barrancos por los que fluye el agua
durante más tiempo anual como el Barranco Río Cabras, o el de
La Torre, a qué responde la escasez de yacimientos rupestres en
Jandía, si tiene sentido vincular grabados con actividades
itinerantes, cuál es la articulación de la población aborigen con las
costas ganaderas, el estudio de la toponimia del entorno de los
sitios rupestres, incluyendo referencias orográficas en la distancia.
Las reflexiones sobre estas cuestiones y algunas otras las
planteamos igualmente en relación a Lanzarote y entre ambas en
base a las diferencias que palpamos de las dos realidades
insulares.
Si pensamos en la significativa cantidad de yacimientos
arqueológicos –especialmente asentamientos– que se distribuyen
en el entorno del Barranco de la Torre e igualmente constatamos
que es en esa misma área donde existe la mayor concentración de
expresiones rupestres alfabetiformes, podemos pensar en un
espacio en el adquiere complejidad las relaciones humanas y
donde los grupos hacen valer sus derechos regularizando el
acceso a los recursos. Ahora bien ¿cual es la diferencia entre un
yacimiento rupestre con motivos geométricos rectilíneos,
figurativos podomorfos o con signos escriturarios?, ¿El carácter
simbólico de un paisaje es el mismo si en él se contabilizan
yacimientos rupestres alfabetiformes que imágenes podomorfas?,
¿Y su significado cambia?
El espacio es un elemento a ordenar, parcelar y proporcionar
sentido para interrelacionar con él y posibilitar el desarrollo de las
relaciones sociales. Cuando la comunidad se apropia de un
espacio lo organiza, lo hace suyo al incorporarlo a su ámbito
social, se apropia no para adueñarse de él en el estricto sentido del
término sino para agregarlo a su ámbito social, para socializarlo,
componiéndole y dándole un significado.
El paisaje empieza a ser creado cuando es pensado y percibido,
antes de actuar en su transformación material, proceso que
requiere del consenso social ya sea impuesto por el grupo
dominante y permitido por el sector dominado o conjuntamente
establecido.
Ciertos elementos naturales singulares por su emplazamiento,
morfología, altitud, coloración, forma, vinculación con hechos
míticos, sirven para construir espacios con sentido, ordenarlo. etc.
pero a su vez la intervención rupestre constituye igualmente un
recurso simbólico o de lenguaje para reglamentar el espacio. Es
una herramienta social que tiene un grupo concreto, con
autoridad, para introducir cambios o para mantener las formas
existentes.
Para una sociedad como la de Fuerteventura donde algunos de sus
miembros son móviles como los pastores y con una realidad de
estructuración física en costas ganaderas, resulta substancial
establecer puntos fijos y visibles en el territorio en contraste con
los asentamientos no permanentes.
Si bien este es el horizonte arqueológico rupestre que conocemos
actualmente de Fuerteventura, para la discusión que nos ocupa, al
responder a la petición planteada, nos ajustamos a las
exposiciones rupestres con inscripciones líbicas – bereber y
líbicas – canarias de esta isla, enmarcadas en toda la realidad
rupestre. Igualmente nos referimos a la temática grabatoria que
converge en los diferentes paneles con signos alfabetiformes, al
entorno cultural y espacial de cada emplazamiento, así como a
aspectos territoriales en los que se insertan. Al mismo tiempo nos
centramos en extremos que nos resultan relevantes como son las
características exclusivas de una de las dos islas, bien porque
ambas convergen en esa peculiaridad o ya sea porque se alejan.
A grandes rasgos, y después de presentar una somera clasificación
atendiendo a los yacimientos que conocemos, destacamos varios
hechos comprobados y que merecen reflexión.
En general, los yacimientos rupestres de grabados de las dos islas
muestran escasa variabilidad temática2, si bien actualmente
Lanzarote dispone de una gama más elevada al incorporarse3 hace
seis años un número trascendental de sitios rupestres con canales,
almogarenes, cazoletas, pilones, etc.
Independientemente de este hecho y centrándonos en la materia
de los grabados, converge un limitado número de intervenciones
que se ajustan, a nuestro entender, además de los dos alfabetos
documentados en estas islas, a elementos figurativos podomorfos
y a los exclusivamente geométricos. Éstos últimos incluyen
subtipos como son los trazos rectos, curvos, reticulados,
cuadrados, rectángulos, etc.
Situamos con otro grado de consideración los motivos de Juegos,
que aunque pensamos en una clara procedencia y vinculación
aborigen, no los incluimos en este estudio, así como a las
2
Nos ceñimos estrictamente a los grabados, por entender que responden a un preciso lenguaje y función
en cuanto símbolo y representación en el territorio.
3
Perera Betancort, M.A. Arqueología de Montañas en Lanzarote: Una herencia aborigen”. Actas del VIII
Simposio sobre Centros Históricos y Patrimonio Cultural de Canarias. CICOP España. Santa Cruz de
Tenerife 2004: 42-53; Perera Betancort, M.A. “Otro lenguaje arqueológico de las montañas y barrancos
de Lanzarote. Nueva visión para adaptarla a su correcta lectura e interpretación”. Actas del VII Congreso
Internacional de Rehabilitación del Patrimonio y Edificación, Yaiza, Lanzarote. 2004: 174-176; Perera
Betancort, M. A, et al. “Yacimientos rupestres de los majos en montañas y barrancos de Lanzarote:
Nuevo lenguaje arqueológico moldeado en el territorio. Tabona. Revista de Prehistoria y de Arqueología.
Servicio de Publicaciones de la Universidad de La Laguna, La Laguna, Tenerife, 2004: 215-247.
inspiraciones barquiforme que cuentan con un prolongado periodo
en el que se reproducen.
Yacimientos
alfabéticos:
rupestres
de
Fuerteventura
con
signos
Teniendo en cuenta el conocimiento actual, los yacimientos
rupestres de esta Isla los clasificamos atendiendo a la tipología
dominante de las expresiones que alberga, con las siguientes
temáticas:
1. Yacimientos con motivos alfabetiformes: Diez enclaves,
cuatro de ellos con signos líbicos – canarios y seis con escritura
líbica – bereber y líbica – canaria. En esta isla no se han
registrado yacimientos rupestres exclusivamente con signos
líbicos – bereber.
- Líbico – canario: Pico de la Fortaleza, Tetir; Montaña de
Enmedio, Tejuate; Morro Pinacho, Tejuate y Jacomar, Gran
Tarajal.
- Líbico – bereber y líbico – canario: Barranco del Cabadero, La
Oliva; Morro de la Galera, Tetir, Montaña del Sombrero,
Triquivijate; Montaña Blanca de Arriba, Triquivijate; Cuchillete
de Buenavista, Triquivijate y Morrete de Tierras Malas, Pájara.
2. Yacimientos con motivos figurativos podomorfos:
Conocemos ocho yacimientos con esta temática, destacando la
exclusividad de registro de este motivo en la mayoría de ellos.
- Podomorfos: Tisajoyre, Los Lajares, La Oliva; Montaña de
Tindaya, La Oliva; Pico de la Muda, Betancuria, Morro del
Humilladero, Betancuria; La Majada del Sol, Betancuria y Las
Peñitas, Vega de Río Palma.
- Podomorfos y geométricos: Castillejo Alto, Morro Jable,
Jandía, Pájara.
- Podomorfo con alfabetiformes: Barranco del Cabadero, La
Caldereta, La Oliva.
3. Yacimientos con motivos figurativos barquiformes: Hemos
registrado trece yacimientos rupestres que alberga esta tipología
de motivos, si bien la mayoría4 de ellos aparenten responder a una
realidad etnográfica que se remite a etapas posteriores a la
conquista normanda y a épocas subactuales. No obstante algunos
destacan por la tipología de la embarcación representada y por la
variedad de motivos rupestres que le acompañan en el yacimiento.
- Barquiformes: Los Lajares, La Oliva; Majada del Caballo,
Vallebrón, La Oliva; La Atalaya, Pozo Negro, Antigua; Cuchillo
de los Olivos, Pozo Negro, La Oliva; Las Playitas, Gran Tarajal,
Tuineje; Cuchillo de la Pedrera, La Lajita, Pájara; Pico del
Viento, Morro Jable, Jandía, Pájara; Morro de la Habana, Morro
Jable, Jandía, Pájara.
- Barquiformes y geométricos: Barranco de Valhondo,
Vallebrón, La Oliva; Morro de Agua Salada, Tefía, Puerto del
Rosario;
- Barquiformes, alfabetiformes, geométricos: Morro de la
Galera, Tetir, Puerto del Rosario; Antes de Morro Picacho,
Tejuate, Puerto del Rosario.
Yacimientos rupestres con motivos de Juegos:
- Motivos de juegos: Montaña de la Culata del Roque, El Roque,
La Oliva; Rosa de Tinojay, La Oliva; Morro Canero, La
Caldereta, La Oliva; Montaña de En medio, La Oliva; Degollada
del renegado, La Oliva; Pico del Sabio, La Oliva; Llanos de
Caima, Villaverde, La Oliva; Pico de don David, Vallebrón, La
Oliva; La Montañeta, Vallebrón, La Oliva; Tejuate, Puerto del
Rosario; Castillejo Grande, La Muley, Puerto del Rosario;
Castillejo Grande, La Antigua; Barranco Valle de Miraflor, La
4
Destacamos los yacimientos que hemos descartado de este recuento al contener tipos de barcos que sin
duda pertenecen a anualidades cercanas.
Antigua; Morro del Peñón, Gran Tarajal, Tuineje; Solana del
Ciervo, Morro Jable, Jandía, Pájara.
- Motivos de juegos y geométricos: Malpaís de Roja, La Oliva;
Socos en los márgenes del Barranco del Cabadero, La Caldereta,
La Oliva; Socos en los márgenes del Barranco de Jarugo,
Tindaya, La Oliva; Montaña el Aceitunal, Tetir, Puerto del
Rosario; Morro de Agua Salada, Tefía, Puerto del Rosario;
Rincón de Morales, Tetir, Puerto del Rosario; El Piquito, Tefía,
Puerto del Rosario.
- Motivo de Juego, barquiformes y geométricos: Barranco de
Tinojay, La Caldereta, La Oliva;
Yacimientos rupestres con motivos geométricos rectilíneos
- Motivos geométricos rectilíneos: Lomo Corcovao, La Oliva;
Chupadero Viejo, La Oliva; Malpaís de Roja II, La Oliva; La
Roseta de Esquinzo, Tindaya, La Oliva; Morro Carnero, La
Caldereta, La Oliva; Montaña del Frontón, La Oliva; Fuente de
Tababaire, Vallebrón, La Oliva; Montaña de En medio,
Vallebrón, La Oliva; Casas de la Montañeta, La Oliva, Puerto del
Rosario; Degollada del Renegado, La Oliva y Puerto del Rosario;
Pico del Sabio, Vallebrón, La Oliva; Degollada de Jaifa, Tejuate,
Puerto del Rosario; Barranco Río Cabras, Puerto del Rosario;
Cuchillo de Goroy, Tejuate, Puerto del Rosario; Majada de la
Higuera, Betancuria; Campo Viejo, Betancuria; Barranco de Sise,
Tuineje; Degollada de Cofete, Morro Jable, Jandía, Pájara; Siete
Fuentes, Morro Jable, Jandía, Pájara.
Yacimientos rupestres con cazoletas
Por su parte, llama la atención el corto registro de yacimientos
rupestres de cazoletas, canalillos, canales, almogarenes, etc. que
hemos conocido en esta Isla, frente a los que actualmente
documentamos en Lanzarote. Conocemos mucha menos cantidad
y menor variabilidad de manifestaciones de cazoletas y sus
variedades.
- Yacimientos con cazoletas: Majada de los Negrines, Tindaya,
La Oliva; Lomo Gordo, Casillas del Ángel, Puerto del Rosario;
Morro de las Piedras, Llanos de la Concepción, Puerto del
Rosario; Atalaya de las Brujas, Betancuria; Rincón de Cho
Cabrera, Pájara; Barranco del Rodeo, Mesque, Pájara y Lomo de
la Cueva, en la Cueva de Trequetefía, Pájara.
- Yacimiento con cazoletas y canalillos: Montaña de Escanfraga,
La Oliva y Montaña de Tirafe, Betancuria.
- Yacimientos con canales: Puerto Lajas, Puerto del Rosario.
Como aspecto general cuantitativo contrastamos los diez enclaves
arqueológicos con inscripciones de esta isla, frente a quince para
Lanzarote5.
En cuento a peculiaridades de la adscripción de las formas
escriturarias destacamos para Fuerteventura la ausencia de
inscripciones líbico – bereber que se documenten de manera
exclusiva en un yacimiento, siendo por otra parte la circunstancia
más numerosa en los registros de Lanzarote. En Fuerteventura el
alfabeto líbico – bereber se graba en los mismos sitios que el
líbico – canario, apareciendo siempre de manera conjunta. Así,
una realidad que es muy numerosa en Lanzarote permanece
ausente en Fuerteventura.
Con respecto a los yacimientos que acogen exclusivamente la
escritura líbico – canario conocemos cuatro para Fuerteventura y
dos para Lanzarote. Finalmente en Fuerteventura reconocemos
seis enclaves con signos de ambas grafías y siete para Lanzarote.
Del mismo modo en Fuerteventura se constata mayor cantidad de
líneas escriturarias y yacimientos conformados por un número
mayor de paneles.
En ambas islas se eligen soportes basálticos fijos para grabar los
signos de las escrituras, existiendo un caso de soporte móvil6 en
Montaña Blanca de Arriba.
5
Destacamos este contraste dada las dimensiones de cada una de las dos isla y teniendo en cuenta la
mutilación que experimenta el suelo de Lanzarote afectado por catástrofes naturales, de naturaleza
volcánica y eólica.
La distribución espacial no es homogénea al ordenarse
fundamentalmente en el Este central, pero tres yacimientos se
alejan de esta franja. Se comprueba un acaparamiento de
yacimientos en el área de Tetir, hasta el norte del Barranco de la
Torre. En este reducido espacio se concentran los enclaves del
Pico de la Fortaleza, Morro de la Galera, Montaña de Enmedio,
Morro Pinacho, Montaña del Sombrero y Montaña Blanca de
Arriba. Ajena a esta agrupación se localiza el Barranco del
Cabadero, Jacomar y Morretes de Tierras Malas. El área en la que
se ordenan más yacimientos coincide con la de mayor índice de
pluviosidad insular, la de Tetir.
Por una parte se comprueba la existencia de yacimientos
complejos, confeccionados por un número importante de paneles
y líneas escriturarias como es el caso de Morro Pinacho, Barranco
del Cabadero, Cuchillete de Buenavista, y por otra, existen
yacimientos con signos alfabetiformes grabados en un solo panel
e incluso un solo grabado o dos veces la misma línea de signos,
como es el caso del Pico de la Fortaleza.
Fuerteventura se muestra más variable que Lanzarote si tenemos
en cuenta la cantidad de paneles que compone cada yacimiento,
existiendo menos homogeneización cuantitativa entre sus
yacimientos.
Se documentan enclaves con un solo panel alfabético como
sucede en el Pico de la Fortaleza, cuyo único soporte contiene dos
líneas de escritura líbico – canaria y Morretes de Tierras Malas en
cuyo panel se han grabado nueve líneas líbicas – canarias
(cuarenta letras) y tres filas de signos líbicos – bereber con un
total de once letras. Con cantidades pequeñas de paneles se
documentan en los yacimientos de Jacomar (4) con 17 líneas
líbicas – canarias, seguido de la Montaña de Enmedio (5) con seis
líneas líbicas – canarias. Con un número medio de paneles se
halla el Morro de La Galera (14) con siete paneles con grafía
6
Cuando el soporte está exento de la superficie terrestre pero su peso imposibilita el fácil manejo, no lo
contabilizamos como móvil, como sucede en el yacimiento del Barranco Mulión Lanzarote
líbica – canaria y tres líbica – bereber; Montaña Blanca de Arriba
y la Montaña del Sombrero exhiben la misma cantidad de
soportes (25) aunque con diferente contenido. Montaña Blanca de
Arriba registra seis paneles con escritura líbico – canaria, dos con
líbico – bereber y cuatro con ambas grafías. Por su parte la
Montaña del Sombrero ofrece cuatro paneles con ambas escrituras
y dos con motivos líbicos – bereber. El Cuchillete de Buenavista
muestra treinta y dos paneles de los que en diecinueve se han
representado grafía líbico – canaria y tres además lo ocupan
signos líbico – bereber.
Por su parte Morro Pinacho, con sesenta y nueve paneles se han
ocupado treinta y ocho de ellos para grabar signos líbicos –
canarios en exclusividad.
Finalmente el más complejo, a nuestro entender, el Barranco del
Cabadero evidencia que las intervenciones en sus soportes se
organizan en cinco núcleos, trece sectores y ochenta y seis
paneles. De ellos cuarenta y dos poseen registro líbico – canario y
tres se ocupan con grafía líbica – bereber.
Con respecto a la técnica de ejecución, generalmente para los
signos del líbico – beréber se ha empleado la incisión en ambas
islas y sólo puntualmente el rayado como en el Morro de la
Galera, o Montaña Blanca de Arriba.
La grafía líbica – canaria se consuma mayoritariamente con
técnica incisa y sólo en el Barranco del Cabadero se han grabado
los signos con el piqueteado continuo. Cuando existe una
superposición clara, la técnica del piqueteado se superpone a la
incisa7. Recordamos, no obstante en este barranco existen
asimismo formas líbicas – bereber y líbicas – canarias incisas.
Establecemos una clara similitud de la grafía que hemos
localizado en el Barranco del Cabadero con técnica de piqueteado
continuo, dispuestas en posición vertical, aunque en sentido de
7
Esta superposición la constatamos a su vez en Lanzarote, donde el piqueteado de una silueta de pie se
superpone a una línea escrituraria líbica – canaria en el yacimiento de Cueva Paloma, Femés.
lectura horizontal, con los motivos hallados en 1874 por Luís
Benítez de Lugo8, en construcciones monumentales de trazado
laberíntico en Jandía.
Si contrastamos el repartimiento de los enclaves alfabetiformes
con la posible división de los dos reinos, advertimos que excepto
dos –Morrete de Tierras Malas y Jacomar– el resto permanecen
en el reino de Guise, al norte del Barranco de la Peña y el de la
Torre. En la parte norte del Barranco de la Torre se verifica una
reveladora concentración de yacimientos rupestres, en correlación
a la afluencia de asentamientos.
1. Pico de la Fortaleza
Deteniéndonos en los cuatro yacimientos que registran signos
líbico – canario, tenemos que la cordillera que separa los núcleos
poblacionales de Tetir de Casillas del Ángel – Tejuate y que
comienza en el Pico de al Fortaleza posee un conjunto de resaltes
basálticos que distribuyen por la cima de la cordillera se
estacionan diversos enclaves rupestres y arqueológicos como el
denominado Corral de la Degollada9, Morro de Miregüa10, Morro
de la Galera11, la Degollada de la Brita12, Degollada de la
Sargenta13 y Castillejo Grande14. En general en toda la cordillera
existen motivos alfabetiformes líbico – canario, líbico – bereber,
geométricos rectilíneos, curvilíneos, triangular, tipología
simbólica, juego y figurativa barquiforme. La temática más
numerosa es la geométrica rectilínea que acompañan a casi la
totalidad de los otros motivos que se registran en la Isla.
Este enclave del Pico de la Fortaleza se establece en un espacio
significativo desde el punto de vista orográfico, etnoarqueológico
y arqueológico. La cordillera en la que se inserta esta elevación
8
Este hallazgo fue publicado por Sabino Berthelot cinco años más tarde, en 1879.
Pensamos que se trata de una estructura circular de piedras hincadas que Sebastián Jiménez Sánchez
recoge como unidad ganadera.
10
Yacimiento rupestre geométrico triangular y motivos simbólicos.
11
Yacimiento rupestre alfabetiforme con grafía líbica – bereber y líbica - canaria.
12
Yacimiento rupestre geométrico rectilíneo y estructuras arquitectónicas ganaderas.
13
Yacimiento rupestre geométrico rectilíneo y estructuras arquitectónicas ganaderas.
14
Yacimiento rupestre tipo Juego.
9
delimita de norte a sur el área de mayor pluviometría de la Isla,
como ya hemos advertido.
El yacimiento rupestre se acomoda en una de las paredes
basálticas de la cara sureste del Pico de la Fortaleza a una cota
ligeramente más baja que la máxima y en soportes de
significativo desarrollo. La cima alberga cavidades naturales y
solapones acondicionados de función funerario. En dirección al
Morro de la Galera se halla el Corral de la Degollada, estudiado
por Sebastián Jiménez Sánchez, que a nuestro entender se trata de
una estructura circular de piedras hincadas15. En niveles inferiores
de la cara noroeste se registra la Fuente de Miregüa, escenario en
el que se suceden bailes propiciatorios de la fecundidad si
atendemos a las fuentes orales. Próximo a ella nace la Fuente de
Iján o Hijan señalada por la leyenda como el lugar en el que la
hija del rey Facay o Afacay se aprovisionaba de agua, viviendo
ambos en las inmediaciones. Finalmente señalamos el yacimiento
de Lomo Gordo instalado en la base sur del Pico de la Fortaleza.
Si bien éste adquiere un carácter ganadero por la existencia de una
gambuesa, formando parte del enclave se halla una significativa
estructura circular de piedras hincadas en cuyo interior se
conserva una piedra de superficie plana y forma cuadrangular con
un conjunto de vacuolas artificiales o modo de cúpulas. Este
módulo constructivo destaca por sus dimensiones y por el tamaño
de las piedras que lo conforman.
El yacimiento rupestre se localiza a 1.40 m del suelo, en uno
soporte perteneciente a una colada lávica columnar que se
desarrolla en varios metros de altura. En un panel de pequeñas
dimensiones definido por fisuras naturales existen dos líneas
alfabéticas de naturaleza líbico – canaria compuesta cada una por
cinco signos, con la peculiaridad de que se repiten. Una de las
líneas se sitúa en la parte superior derecha del panel con una
disposición vertical pero sus signos se han escrito en trayectoria
horizontal. La otra línea se ha trazado en sentido oblicuo en la
parte inferior derecha del panel, reproduciendo los mismos
signos, aunque grabando una de las letras “A” sin la característica
15
Muy conocido por la población ganadera de ambas partes de la cordillera.
línea interior que define a este signo. En este panel identificamos
dos veces las letras que conforman “AVAYI”.
2. Montaña de Enmedio
Se levanta próxima al Barranco de Río Cabras. De su espacio
cultural destaca la estructura de piedras hincadas de Jaifa,
emplazada en la llanura del mismo nombre; en el nordeste el
asentamiento de El Viso16 formado por una importante variedad y
cantidad de módulos arquitectónicos entre los que reconocemos,
a pesar de su estado de conservación, los de función habitacional,
ganadera y tumular. Finalmente en cotas altas Castillejo Grande
alberga un conjunto de grabados incisos de tipo juego
caracterizado por su pequeño tamaño y disposición vertical.
El yacimiento se asienta en la cara sureste de la cima de la
Montaña de Enmedio coronada por un resalte basáltico producto
de la superposición de coladas. El trabajo rupestre se reparten en
cinco paneles agrupados en un único sector. El único que alberga
grafía líbica - canario, el P5, la concentra en su parte superior17 y
conviven con líneas rectas que se esparcen en el área central del
panel, así como formas reticuladas.
3. Morro Pinacho
Resalte acomodado en la zona alta de la cordillera que se eleva
5.9.3. m.s.n.m. en la Rosa el Taro, al suroeste de Puerto del
Rosario18.
Este yacimiento lo componen tres núcleos conformados por
quince sectores que suman sesenta y nueve paneles. Llama la
atención la ausencia de signos líbico – bereber siendo el único
motivo representado las formas líbica – canaria, presentes en
veinticuatro paneles. Igualmente existen catorce paneles que
16
Visitado por Sebastián Jiménez Sánchez y que hoy se conserva muy deteriorado y en situación de
riesgo por la presión que existe de índole urbanística y de infraestructuras.
17
De 1.80 de alto por 1.40 m de ancho.
18
A partir de esta altura, la cordillera forma al noreste una degollada que se prolonga por el este por
Morro Pinacho, de 476 m, para continuar con el Morro del Valle Corto, de 458 m.s.n.m. y el Cuchillo de
Goroy. Por el sureste, la cordillera continúa con altitudes significativas, como el Morro de los Asientos,
Montañas Negras o Cuchillo de Palomares hasta finalizar en la Punta del Morrito, de 150 m.s.n.m.,
extendiéndose en una llanura situada sur del núcleo poblacional de El Matorral.
además de esta grafía contiene la tipología geométrica rectilínea.
En uno de los soportes19 la línea de signos líbicos – canarios se
superpone a los motivos geográficos rectilíneos.
Además de esta temática alfabetiforme existen motivos tipo
juego, cruciformes y reticulados.
Con relación a la disposición y el sentido de lectura, en ocho
paneles las líneas de letras se disponen en vertical con sentido
horizontal de lectura y escritura. En otros casos los signos se
colocan horizontalmente pero volteados, de tal modo, que la
persona o personas que realizaron las letras las ejecutaron ya
invertidas, o bien, situadas en la parte superior del panel grabando
los signos posicionando el cuerpo hacia abajo.
4. Jacomar
El soporte basáltico de una característica coloración marrón
constituye un resalte en el inicio de la cordillera que se emplaza
en el margen derecho del Barranco de Jacomar.
Los asentamientos más próximos se hallan al final del propio
barranco y en la zona de Teguital, destacando en esta área las
denominadas Cuevas de Teguital20. Los yacimientos más
próximos al enclave conservan la impronta ganadera. El sitio
rupestre se estructura en un único sector conformado por cuatro
paneles de los que tres contienen diecisiete formas líbicas –
canarias
Yacimientos con grafía líbica – bereber y líbica - canaria.
Barranco del Cabadero
Encajado en la costa nororiental, surge con pronunciado desnivel
distinguido por formar un eres o chupadero.
1.
19
P7 del S3 del N2.
Obviamos el asentamiento costero de este barranco al no contar con la certeza de su pertenencia a la
cultura indígena.
20
El sitio rupestre se distribuye en ambas márgenes del barranco
conforme avanza hacia el mar y en un desarrollo de
aproximadamente 900 m. Las intervenciones rupestres se
estructuran en cinco núcleos, que a su vez se fraccionan en trece
sectores, que engloban ochenta y seis paneles, repartidos con la
siguiente temática:
- Catorce paneles con temática geométrica rectilínea incisa.
- Doce con signos del alfabeto líbico – canario incisos.
- Siete con escritura del líbico – canario incisos junto con
geométricos rectilíneos incisos.
- Seis paneles con escritura líbico – canario realizada con
piqueteado continuo.
- Cinco paneles con signos líbico – canario con piqueteado
continuo junto a motivos rectilíneos incisos.
- Tres paneles con signos líbico – canario con piqueteado
continuo e incisos.
La concurrencia entre motivos y técnica de elaboración, es la
siguiente:
- Tipo líbico – canario: Piqueteado continuo, inciso y
bruñido.
- Tipo líbico – bereber: inciso.
- Geométrico rectilíneo: Inciso, acanalado, golpeo.
Hemos dicho que este yacimiento contabiliza un total de ochenta
y seis. De ellos restamos treinta que pertenecen a los sectores 1, 2,
3 y 4 del núcleo 4 por entender que corresponden a un periodo
subactual21, restándonos cincuenta y seis. Éstos manifiestan la
siguiente contabilidad temática:
21
Veinte y siete paneles con signos líbicos – canarios.
Diecisiete paneles con tipología geométrica – rectilínea.
Trece paneles con motivos líbico – canario y geométricos
rectilíneos.
Un panel con motivo líbico – bereber y líbico – canario.
Se trata de tenues intervenciones en la piedra ya sea golpeos, incisiones superficiales, rayados, etc. con
una temática geométrica rectilínea, reticulado, juegos, etc.
-
Un panel con signos líbico – bereber y geométricos
rectilíneos.
Un panel con signos líbico – bereber, líbico – latino y
geométrico rectilíneo.
Un panel con figura podomorfa con factura micropiqueteada
continua y con abrasión.
La disposición y el sentido de las formas alfabéticas resultan
uniformes, prevaleciendo para la grafía líbica – canaria la
colocación horizontal, si bien concurren singularidades22 de
distribución vertical, respondiendo a un texto en dirección
horizontal. Destacamos un grabado líbico – canario inciso23 en
disposición vertical y con sentido de lectura horizontal. Asimismo
existen dos soportes24 con elementos líbicos – canarios
confeccionados con la incisión unida a líneas rectas en colocación
ladeada. Asimismo se documenta otro panel25 en el que dos filas
de escritura exhiben una estado vertical, con sentido de escritura
horizontal.
Las formas líbico – canaria varían en su posición, ya que no
siempre se representa en posición horizontal. Este hecho lo
interpretamos como una influencia de la escritura líbico – bereber,
al grabarse las formas en estado vertical cuando pertenece a una
escritura y/o lectura de desarrollo horizontal. En un soporte26 se
ha grabado una hilera de formas líbicas – bereber en situación
vertical inmediata a una fila líbica – canaria en colocación
horizontal, en consonancia con su desarrollo horizontal. De igual
forma se constata27 una unidad epigráfica en posición vertical, al
igual que el trazo líbico – canario que existe28.
22
Como sucede en el P14 y P15 del S3, N1.
P7 del S3 del N1.
24
P4 del S2 del N2 y P10, del S2 del N2.
25
P10 del S3 del N1.
26
P2 del S2 del N5.
27
P5 del S1 del N5.
28
Esta influencia o contaminación entre ambos tipos de escritura la hemos comprobado igualmente en
yacimientos con ambas grafías de Lanzarote.
23
Con respecto a la cantidad de líneas de escritura líbico – bereber
que se contabilizan por paneles, predomina la existencia de una
sola línea de signos, anotándose en dieciocho soportes, compuesta
entre cuatro y nueve letras. Cinco paneles acogen dos líneas de
signos compuestas por un máximo de seis signos. Tres paneles
poseen tres líneas gráficas formadas a su vez por 3 y 6 signos,
aunque predomina la composición de líneas formadas por cinco
letras tal y como se constata en cinco ocasiones.
Se registran dos paneles compuestos por más de seis líneas de
letras, sobresaliendo por invadir toda la superficie pétrea y por
responder a formas de significativa dimensiones para la norma
insular. Son formas líbicas – canarias realizadas piqueteando la
superficie de manera continua, y ejecutadas, en ocasiones, sobre
otros motivos líbico – canarios incisos. Una característica de estos
dos paneles es que presentan dificultad para contabilizar las líneas
escriturarias al no seguir una línea continua y homogénea, sino
que algunas coinciden con otras, existen signos sueltos que
dificultan el trazado de la hilera. Por otra parte, constituyen dos
excelentes soportes para estudiar los criterios de especialidad,
organización de los signos, asociaciones, etc.
Uno de los paneles29 de este enclave contiene al menos cuarenta y
ocho signos líbicos – canarios y otro30 no menos de cincuenta31.
De la generalidad, además de estos dos soportes relevantes por el
aspecto cuantitativo, nos llama la atención por su singularidad
otros paneles. Uno de ellos32 acoge tres signos líbico – bereber y
tres líbico – canario; otro33 tienen representada una línea de siete
signos líbico – bereber y tres filas con aproximadamente veinte
signos de líbicos – canarios, y finalmente un panel34con una hilera
de cuatro signos líbico – bereber.
Este enclave alberga ochenta y seis paneles, setenta de ellos
apostados en su margen derecha y dieciocho en la izquierda,
29
P5 del S3 del N5.
P2 del S3 del N5.
31
La duda para establecer la correcta contabilidad es la presencia de ligaduras.
32
P5 del S2 del N2.
33
P5 del S1 del N5.
34
P11 del S2 del N2.
30
organizados en trece sectores y cinco núcleos. De ellos obviamos
para este estudio treinta paneles por considerarlos que su autoría
no se remite a la cultura indígena. A su vez treinta soportes
registran signos alfabetiformes de los que veintisiete poseen
signos líbicos – canarios y tres líbicos – bereber.
Con respecto a la grafía líbica – canaria se cuentan sesenta y dos
líneas con trescientas cincuenta y dos formas o recurrencias de las
que catorce de ellas se representan sueltas. Existen quince líneas
de signos líbico – bereber divididos en tres, cuatro y ocho letras
en los tres paneles que existen con este alfabeto. Las formas
líbicas figuran en todos los casos en sentido vertical y todas las
veces se han representado junto al líbico – canario. Las
superposiciones que se constatan pertenecen a signos líbicos–
canarios manufacturados con técnica del piqueteado continuo
sobre signos del mismo alfabeto, tallados con técnica incisa.
2. Morro de la Galera
Se trata del borde de una cordillera que da cobijo a varios
yacimientos rupestres. Se emplazan entre Morro Bermejo, al
Oeste y Morro de la Atalaya al Este, resultando la más notable,
además de ésta y la ya citada del Pico de la Fortaleza, la
Degollada de la Sargenta – Solana de Casillas y la Degollada de
la Brita. Documentan formas líbica – canaria y líbica – bereber,
geométricas rectilíneas y figurativas barquiformes. La diferencia
de ésta con respecto a las dos que existen en el Pico de la
Fortaleza es que ésta se ya realizado con la técnica del grabado,
no así las de la Fortaleza para las que se han empleado la incisión.
Esta línea de de cinco letras del Morro de la Galera comparten
panel con cuatro signos líbico – bereber en disposición vertical y
situados en la parte inferior derecha del soporte.
A lo largo de la cordillera existen tres líneas de signos líbicos –
bereber y cinco del líbico – canario, sobresaliendo en la
Degollada de la Brita la línea de signos “AVAYI” y en la parte
inferior “AVA” aparentando responder a la repetición de una
palabra en tres paneles diferentes de la misma cordillera y en el
yacimiento de Morretes de Tierras Malas.
En la Degollada de la Sargenta existe un panel con cuatro signos
líbico – canario, si bien las letras presentan una distancia entre si
nada habitual, al mediarse a mayor intervalo. Igualmente
destacamos que existe la grafía “b” con una exquisita manufactura
del trazado curvo.
3. Montaña del Sombrero
Surge con una altitud de 306 m.s.n.m. en medio de una planicie
de la franja este del centro de la isla. Su cima la componen
multitud de columnas basálticas que resaltan y define el contorno
de su silueta al proporcionarle un remate en la cúspide con forma
de pezón a la configuración piramidal de su cuerpo que la hacen
diferente a los demás promontorios del área. Su ambiente
arqueológico lo definen las estructuras tumulares que se
distribuyen por las partes altas de la montaña, el yacimiento
rupestre de Montaña Blanca de Arriba, asociado igualmente a
estructuras tumulares que se dispersan en el área sureste. En la
llanura que se prolonga desde la base noreste se conserva un
complejo ergológico, que probablemente responda a una unidad
habitacional, aunque en la actualidad sólo permanecen cimientos,
arranques de paredes y material arqueológico en superficie con
una importante cantidad de estructuras ganaderas de épocas
subactuales o muy modificadas. Del mismo modo, formando
parte del paisaje de la Montaña del Sombrero se localiza el
enclave rupestre del Cuchillete de Buenavista con estructuras
tumulares coligadas al trabajo rupestre.
La cúspide de esta montaña se especifica por poseer dos resaltes
en cada extremo y un espacio intermedio a modo de degollada en
la que se asientan diversas acumulaciones de factura tumular, de
planta elipsoidal con una alineación este – oeste que se constata
en todas ellas y con un diámetro de eje mayor establecido entre
seis y ocho metros.
El yacimiento rupestre se circunscribe a la cara sureste del
extremo este de la cima, existiendo motivos gráficos de ambas
escrituras además de geométricos rectilíneos. Todas las
manifestaciones rupestres se acumulan en un solo ocho sectores
repartidos en veinticinco paneles. De ellos seis contienen motivos
líbico – bereber que se disponen en sentido vertical de los que
cuatro de ellos igualmente alojan grafía líbico – canaria, trazos
geométricos rectilíneos y de tipo juego.
Las inscripciones rupestres se restringen a los S1 y S3, cuyos
paneles se orientan al suroeste, sureste y sur. Uno de los
paneles35contiene una línea escrituraria de cinco recurrencias
líbicas – bereber, dos de ellas con ligaduras.
El S3, de mayores dimensiones, se instala en la parte sur de la
parte izquierda de la cima y se caracteriza por instalar la línea de
escritura con mayor cantidad de signos líbico – bereber de la isla.
La parte central del panel alberga una línea de signos líbico –
canario de tamaño significativo de cuatro recurrencias y con una
manufactura más tenue que la empleada para la grabación de las
letras líbico – bereber. La grafía líbica se representa a través de
dos líneas con proyección vertical situadas en la parte inferior
izquierda y central del panel con tres y dieciocho recurrencias
cada una. Es probable que existan dos signos más que no hemos
descartado dada la escasa definición que contienen.
El P2 del S3 contiene ambas grafías que se instalan en la franja
derecha superior, situándose en la parte más alta la grafía líbica –
bereber compuesta por cuatro recurrencias. Una vez finalizado el
último signo líbico – bereber y con una disposición oblicua se han
grabado tres signo líbico – canario.
A su derecha el P3 contiene un surtido de grabados situados en la
parte superior derecha que se caracteriza por ser el panel que con
más frecuencia combina ambas grafías, grabándose en la parte
superior dos signos líbico – canario e inmediatamente en su parte
izquierda e inferior una línea de cuatro recurrencias líbico –
bereber, con la primera ligeramente desplazada hacia la derecha y
tres igualmente representadas en el panel anterior. Una vez
finalizado el último signo se ha grabado en posición horizontal
35
S1P1.
una línea de seis signos líbico – canario, dos de ellos
representados con ligaduras.
El P4 de este S3 se ubica inmediatamente próximo al anterior, en
su lado derecho. Contiene signos líbico – bereber fabricados con
incisiones muy profundas. En la parte central superior una línea
de cuatro recurrencias con un tamaño mayor que los anteriores
signos, más otra situada ligeramente a la derecha. En esta parte y
con incisiones más tenues se han grabado dos signos líbico –
canario. El P5 del S3 dispuesto a la derecha, contiguo al anterior
contiene dos letras del líbico – canario posicionadas en la parte
central del soporte, tratándose del único panel de este yacimiento
que presenta exclusivamente este motivo.
4. Montaña Blanca de Arriba
Se eleva en el mismo ambiente que la Montaña del Sombrero, en
su parte sureste y al nordeste del Cuchillete de Buenavista, y a su
vez se distribuye por el área insular más fértil desde el punto de
vista arqueológico, situándose en su plataforma Este el
asentamiento de la Solana de Montaña Blanca de Arriba.
El yacimiento lo forma un afloramiento basáltico ajustado en el
suroeste de su pico. Entre él, con 231 m.s.n.m. y la unidad
rupestre existe un conjunto de unidades tumulares de base
elipsoidal alineadas al noroeste, conservándose en el interior de
alguna una superficie libre de piedras de composición rectangular
o elipsoidal, y en ocasiones coronado con una piedra hincada, a
modo de estela. En todas ellas se advierten las hiladas de piedras
elegidas de tamaño medio, que se disponen a modo de anillos36.
Se distribuye en un solo núcleo, fraccionado en cuatro sectores
compuestos por veinticinco paneles. Preferentemente se
documentan intervenciones de signos líbico – canario, líbico –
bereber y geométricos rectilíneos. Igualmente permanece una
figura espigiforme, cuatro barquiformes, motivos de tipología de
36
Ello no obvia la necesidad de intervenir arqueológicamente para conocer la función de estas unidades,
que por ahora muestra ser el elemento que mantiene una relación más estrecha con la realidad rupestre.
juego, así como varias imágenes astrales. Todas estas expresiones
se han cumplimentado con técnica incisa y el rayado.
Con relación de los signos líbicos – bereber se concentran en los
Sector 3 y 4 al contrario que las inscripciones líbico – canario que
se extiende además por el Sector 1. Así el S1 lo forman seis
paneles orientados al suroeste de los que cuatro contienen grafía
líbico – canaria y los dos restantes motivos geométricos
rectilíneos y rectangulares. La característica que los define es que
se han elegido soportes de pequeñas dimensiones que en ningún
caso sobrepasan de los 20 por 60 cms.
El S2 alberga motivos figurativos barquiformes y de pipo juego
además de geométricos rectilíneos y áreas pulidas. Pensamos que
se trata de un sector donde continuó la vigencia del yacimiento en
el que se grabó hasta etapas actuales como así lo indican las
características físicas de las intervenciones.
La grafía líbico – bereber y líbica – canaria se distribuye en el
Sector 3 caracterizada por el empleo la técnica del rayado para
elaborar signos líbico – bereber. El P1, orientado al este contiene
ocho recurrencias líbico – bereber y escasos trazos geométricos
rectilíneos que no llegan a superponerse a la grafía. El P2 es
excepcional en cuanto a la temática y factura al representar un
motivo espigiforme de considerable tamaño, ya que las líneas que
lo conforman superan los 15 cm. de largo.
A su vez, los P3 y P6 contiene grafía líbico – canario
particularizada por su trazo homogéneo con el que se han
representado doce y cinco recurrencias respectivamente asociadas
a trazos geométricos rectilíneos que no se superponen.
El P7, orientado al este acoge signos de los dos alfabetos,
conteniendo la línea líbica – bereber nueve recurrencias y una
líbico – latina de cuatro. Algunos de esos signos así como otros
trazos rectilíneos de este panel conservan una coloración más
clara que el resto.
El P8 da cabida a una fila líbico – bereber de siete recurrencias
fabricadas con la técnica del rayado, conservando una coloración
más clara. El P9, de mayores dimensiones, contiene ambas
escrituras además de motivos geométricos – rectilíneos a quienes
se superponen los signos líbico – canarios que con técnica del
rayado se sobrepone a las incisiones geométricas rectilíneas. Por
su parte la línea escrituraria líbica – bereber consta de cuatro
recurrencias.
El P10 contiene igualmente ambas escrituras, constando la grafía
líbico – bereber de seis recurrencias a las que se han superpuesto
trazos geométricos rectilíneos, sin que se clarifique totalmente
este extremo. Existen superposiciones sin que pueda precisarse el
orden de ejecución.
El Sector 4 se caracteriza por presentar tres soportes móviles.
Probablemente sea el resultado del desplazamiento de los bloques
emplazados en la parte superior, formando parte, probablemente
del S3. De esta zona destacamos el P1 con grafía líbico – bereber,
líbico – canaria y motivos geométricos rectilíneos que se
superponen sin que se muestre clara una cronología relativa.
Existen tres líneas de signos líbico – bereber de cuatro
recurrencias cada una, si bien hemos rechazado tres signos
representados en un lateral por no mostrarse claramente como
tales signos.
En total este yacimiento alberga 8 líneas de escritura líbico –
bereber con un total de 46 recurrencias.
Con respecto a las líneas líbico – canaria hemos de constatar el
pésimo estado de conservación de los paneles alfabetiformes que
se remiten al S1 por las características físicas de la piedra con alto
nivel de vacuolas sometidas a una significativa erosión. En
general y refiriéndonos al S1, los paneles 1, 6, 7 y 9 poseen un
total de cuatro líneas de 12, 5, 5 y 6 recurrencias cada una, que
hacen un total de 28 recurrencias o formas.
5. Cuchillete de Buenavista
Distribuido a lo largo de la corta cordillera se encajona próximo a
la Montaña del Sombrero, a Montaña Blanca de Arriba y al área
de mayor ocupación de la Isla. Alberga más de treinta paneles, de
los que diecinueve registran formas líbico – canaria. A su vez tres
soportes contienen formas de ambos alfabetos, contándose
cuarenta y dos líneas líbico – canaria y cuatro líbico – bereber.
5. Morretes de Tierras Malas
Esta elevación se asienta al norte del Barranco de la Solapa, al sur
de la Playa de Ajui, en el término municipal de Pájara. Se trata de
una piedra de complejo basal, formada por varios componentes
geológicos de diferente coloración que a modo de bandas se
distribuye por el soporte que acoge a las intervenciones rupestres.
El asentamiento más próximo que conocemos se encuentra en la
cima de la Montaña de Mesque que se eleva a .. m.s.n.m. y se
distancia de línea recta 3.500 m. Este yacimiento poblacional se
enmarca en la tipología de los Corrales de la Hermosa o los
Llanos del Sombrero –situado a una distancia de 4 Km en línea
recta en dirección nordeste– aunque de menor dimensión. Consta
de diversas estructuras habitacionales adosadas entre si a modo
trebolado y con claro carácter de agrupación al estar rodeadas en
su conjunto por paredes de piedra seca de considerable grosor
para las que se han elegido rocas de significativo tamaño; a su vez
esta unidad permanece anexa a una unidad ganadera.
En su entorno inmediato se conserva estructuras arquitectónicas
de planta circular de piedras hincadas y una unidad de Asiento37.
El yacimiento, si bien registra material arqueológico en superficie
y en algunas partes la erosión evidencia la existencia de niveles
arqueológicos, no se caracteriza por reconocer en él abundante
material arqueológico.
37
Unidad arquitectónica presente en Fuerteventura y Lanzarote formada por la disposición de un conjunto
de piedras – generalmente siete – que previamente elegidas por su forma plana y alta conforman los
respaldos que unidos a lajas forman lugares propios para sentarse. Esta denominación fue facilitada por
Sebastián Jiménez Sánchez cuando los conoce en la Isla, estando presentes en la actualidad en el
Barranco de Pecenescal –aunque no en una unidad de asentamiento– en Lomo Lesque, Llanos del
Morrito, etc. Ha desaparecido del Alto de Miraflor.
Posee un solo panel móvil, aunque sus dimensiones y peso
impiden su traslado. Se han anotado nueve líneas de escritura
líbico – canaria con un total de cuarenta recurrencias. Asimismo
se alojan tres líneas líbico – bereber de once formas y algunos
trazos geométricos rectilíneos. Las inscripciones son incisas al
igual que los trazos geométricos rectilíneos, de los que algunos se
han confeccionado con el rayado.
Alfabetiformes y podomorfos en Fuerteventura
Es probable que si nos detenemos en la distribución de los
yacimientos rupestres podomorfos nos proporcionen pistas para
entender el papel desempeñado por los yacimientos rupestres en
la construcción del paisaje y en qué medida responde a un
determinado código espacial. Por ahora hemos de tener en cuenta
que en Fuerteventura no se da una asociación en un mismo
yacimiento de ambos prototipos de expresiones si exceptuamos al
Barranco del Cabadero38. Sin embargo la silueta podomorfa que
se coteja en esta concavidad contrasta con las restantes formas
tipológicas que se documentan en la Isla y en Lanzarote.
Igualmente llama la atención su ubicación, al instalarse en el
margen derecho de la primera estación, sector y panel que se
documenta en la desembocadura del barranco. Tipológicamente
se trata de una “U” esculpida con abrasión en un panel próximo al
fondo del barranco a 0.50 m del suelo arenoso en la parte baja de
un resalte que conforma un eres, por lo que con frecuencia se
cubre de arena39.
La existencia de un motivo podomorfo en el barranco nos permite
plantear un carácter sagrado, propio de los espacios influenciados
por este motivo, al quedar sacralizados. Planteamos la posibilidad
de que el pie puede estar indicando la entrada a un espacio
marcado por la sacralizad.
38
Recordemos que en este yacimiento se documenta el topónimo El Pie de la Virgen.
Ello ha condicionado para que lo conozcamos tardíamente ya que durante muchas anualidades y
dependiendo del régimen de lluvias, la silueta permanece cubierta por la arena.
39
En el llano que se desarrolla en ambos márgenes se contabilizan
diversas estructuras tumulares y socos con registro rupestres de
motivos tipo juegos y geométricos rectilíneos.
Continuando con las generalidades, con respecto a Fuerteventura
conocemos siete yacimientos con esta tipología de expresión
caracterizada por no compartir espacio con otros motivos
grabados, por lo que la tipología podomorfa carece de asociación
temática regular, como es el caso de Tisajoyre, Montaña de
Tindaya, Morro del Humilladero, Pico de la Muda (Pie del Fraile)
y Las Peñitas. Por su parte el yacimiento de Castillejo Alto, en
Jandía acoge dos siluetas de pie piqueteadas en medio de una
multitud de trazos incisos verticales.
Llama la atención el estilo de ejecución de las siluetas de pies de
la Montaña de Tindaya en tanto se comprueba la existencia de
características que regularizan las figuras haciéndolas
identificables al contrastar con el estilo que se constata en el Pico
de la Muda, Morro del Humilladero, Las Peñitas, muy
identificable entre si por otra parte y alejada del las peculiaridades
que exhibe Castillejo Alto.
Podemos englobar en un mismo apartado los yacimientos del Pie
del Fraile en el Pico de la Muda, Betancuria, Majada del Sol y Las
Peñitas. De ellos destacamos el topónimo el Pie del Fraile, como
se conoce al yacimiento del Pico de la Muda. En su totalidad se
encuentran en un área de significativa relevancia arqueológica
como son las estructuras tumulares de Gran Montaña,
edificaciones con dinteles en el Risco Carnicero – Risco Blanco,
sin que sepamos adscribirlas a una función concreta, descartando
la poblacional40, estructuras circulares de piedras hincadas con
perfiles arqueológicos en el Cuchillo del Esquén, la unidad de
Tenemuyaca, litófonos, material arqueológico en el entorno de la
Presa de las Peñitas, estructuras circulares y estación de cazoletas
40
Aunque podríamos valorar el asentamiento en temporada de verano, no parece corresponder este
estacionamiento con el carácter ciclópeo de los módulos arquitectónicos. Destaca la alta presencia de
niveles de ceniza en áreas erosionadas y manchas en superficie.
del Barranco del Rodeo, la Cueva del Alcalde, cavidad natural en
la margen izquierda de la Presa de las Peñitas.
Advertimos la correspondencia que en ocasiones se establece
entre lugares de culto tradicional y determinados yacimientos
arqueológicos41
En general, todas las manifestaciones podomorfas se caracterizan
por mostrarse poco visibles a la luz natural, dado el mimetismo
alcanzado por el surco con la superficie pétrea.
El Pie del Fraile, en el Pico de la Muda se estaciona en el límite
oeste de la cordillera de montañas que separan los núcleos
poblacionales de la Vega del Río Palma y Pájara. Consta de 4
paneles que se distribuyen en el mismo sector. En total alberga
once figuras podomorfas realizadas con el piqueteado continuo,
mientras que en dos de ellas se ha practicado el hueco grabado, al
rebajarse la totalidad de la superficie interior que delimita la
silueta. Igualmente se encuentran un par de trazos rectilíneos
incisos y una pequeña figura espigiforme confeccionada con la
misma técnica.
El yacimiento de Betancuria, en Parra Medina lo forman nueve
paneles con otras tantas siluetas de pies realizadas con la técnica
del piqueteado continuo que alcanza con frecuencia un surco
ancho que supera 1 cm. Las figuras se orientan a diversas
alineaciones, no presentando homogeneización alguna. Como el
resto continúa ocupando las partes altas en las que igualmente se
registran pequeños socos pastoriles y estructuras ganaderas
adosadas a la pared del promontorio.
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En concreto anotamos para el yacimiento del Pie del Fraile, en el Pico de la Muda la información
etnoarqueológica recogida para el topónimo similar localizado en el norte de la isla de Montaña de la
Muda y el diálogo que establece entre la Montaña de Tindaya, Montaña Quemada y La Muda. En el
entorno de estos yacimientos podomorfos es el escenario en el que la tradición sitúa la aparición de la
Virgen, situándose la antigua ermita de Nuestra Señora de la Pénale lugar en el que sucedió el milagro de
San Diego de Alcalá y el denominado Pie de la Virgen, siendo además un destino de peregrinación
popular. Esta primera ermita se halla construida en 1497 atendiendo al testamento de Juan de Guarmazo
(Carmen Dolores de Vera Lima et al. La ermita de Ntra. Sra. de La Peña. Romería de La Peña 2002.
Cabildo de Fuerteventura y Ayuntamiento de Betancuria.2002:30).
La estación de Majada del Sol42 se sitúa en las lomas del Pico de
la Muda, tratándose de un bloque suelto que permanece aislado
como resultado del desprendimiento desde cotas superiores. Tal y
como puede observarse en la actualidad, dos caras del soporte
contienen dos y una silueta podomorfa orientados al este y al
norte respectivamente. Se ha realizado con la técnica de la
abrasión de surco más ancho en el caso de las dos figuras y la
representada sola posee una parte más estrecha como sucede en
algunos casos en los yacimientos de la Montaña de Tindaya o
Pico de la Muda.
El yacimiento de Las Peñitas43 es el más complejo de esta
cordillera, ya que en ocasiones se ha representado otros motivos
diferentes a las siluetas de pies, hecho excepcional en
Fuerteventura y Lanzarote, donde los yacimientos rupestres con
representaciones podomorfas se representan en exclusividad. Este
yacimiento posee cuatro sectores con seis paneles en los que se
han representado un total de diecisiete pies – algunas incompletas
– acompañadas por trazos verticales, horizontales, conjunto de
líneas rectas y curvas y una figura rectangular con su interior
piqueteado. Se ha empleado el piqueteado continuo y el hueco
grabado para representar las figuras que se orientan
preferentemente al este y en menor cuantía al noreste, sureste,
suroeste y oeste.
Hemos mencionado la escasez de yacimientos arqueológicos
rupestres en Jandía. Casi la totalidad de los yacimientos que
conocemos llevan aparejada la impronta etnográfica excepto el de
Castillejo Alto. Se encuentra en un resalte basáltico muy
significativo formado en el interfluvio del Barranco de Butihondo
al sur y Barranco Esquinzo al norte. El yacimiento se organiza en
tres sectores con un total de cinco paneles. Los motivos que se
comprueban son una pareja de pies y motivos geométricos
rectilíneos, curvilíneos, reticular así como una figura rectangular.
Todos los paneles se orientan al sureste excepto el P1 del S1 que
alberga la figura podomorfa que se encuentra orientado al sureste
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43
Localizada por Tibicena. Gabinete de Estudios Patrimoniales.
Ídem
y suroeste respectivamente. De este yacimiento nos interesa
distinguir la orografía que lo acoge, la técnica de fabricación de la
pareja de pies para la que se ha empleado el piqueteado continuo
que en ocasiones se superpone a las incisiones rectilíneas.
Referente a la relación espacial entre los yacimientos rupestres y
el espacio doméstico advertimos para el caso de Fuerteventura, en
el entorno inmediato del Barranco del Cabadero no se registra
asentamiento alguno, excepto las estructuras tumulares insertadas
a ambos lados de su desarrollo, especialmente por el margen
derecho y las estructuras circulares de piedras hincadas,
empedradas y otras variantes incorporadas al desarrollo del
Barranco de Tinojay.
Igualmente desconocemos asentamientos para el entorno del Pico
de la Fortaleza, Morro de la Galera y de Montaña de Enmedio, si
bien es probable que en la zona de La Mayola existiera un
asentamiento, desde luego de corta envergadura a juzgar por lo
que conocemos y por el registro fotográfico que conserva
Sebastián Jiménez Sánchez, ya que descartamos esta naturaleza
para el enclave de Lomo Gordo44, al mostrarse más como una
unidad ganadera.
Con respecto a la unidad cercana al Barranco de la Torre, el
ambiente arqueológico de los yacimientos rupestres de Montaña
Blanca de Arriba, Montaña del Sombrero y el Cuchillete de
Buenavista los asentamientos más próximos se desarrollan en su
parte este, al sureste de Montaña Blanca de Arriba, en el Valle de
Miraflor, entorno del Barranco de la Torre, en donde se distribuye
los asentamientos de los Llanos del Morrito, Miraflor, Altos de
Miraflor, Llanos de la Cancela. En el otro lado del Barranco de la
Torre se distribuyen los Corrales de la Torre, Rosita del Vicario y
Tamia. Se trata de una zona con alto registro de yacimientos,
aunque los asentamientos no están muy próximos, distanciándose
varios kilómetros en algunos casos y no siempre visibles desde
ellos.
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Existen claros indicios de muestras arqueológicas correspondientes a asentamientos en el área de
Tejuate, como Los Caserones, hoy desaparecido por las construcciones arquitectónicas y trazados viarios.
Con respecto a Morretes de Tierras Malas, el asentamiento más
próximo es el de la Montaña de Mesque, encontrándose más
próximo diversas estructuras ganaderas espacialmente dispersas
por toda el área árida, siendo relevantes las asentadas cerca del
Barranco de la Solapa.
La relación cultural más estrecha de los yacimientos rupestres
alfabetiformes se establece con estructuras tumulares en cinco45
de los diez yacimientos, tres46 de ellos se relacionan
espacialmente con cavidades funeraria, unidades que por otra
parte requieren ser investigadas directamente.
Es posible establecer una estrecha vinculación espacial entre las
inscripciones rupestres y las unidades tumulares, enterramientos
en solapones acondicionados y en cuevas en el caso de
Fuerteventura constatándose esta proximidad en los yacimientos
del Pico de la Fortaleza, Jacomar, Barranco del Cabadero,
Montaña del Sombrero, Montaña Blanca de Arriba y Cuchillete
de Buenavista. Por su parte, Morro Pinacho se asienta al suroeste
y en la misma cordillera que las cuevas funerarias de Risco Caido,
en Goroy47.
Podemos puntualizar que se distingue la estrecha relación que
establecen los sitios rupestres de Montaña Blanca de Arriba,
Montaña del Sombrero, Cuchillete de Buenavista, etc. con
estructuras tumulares de sus entornos inmediatos, con la ausencia
de manifestaciones rupestres en torno a los yacimientos funerarios
de Gran Montaña, Tamasite, Tirba, etc. Sólo en Montaña Cardón
conocemos dos pequeños yacimientos rupestres con registro
geométrico rectilíneos.
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Jacomar, Barranco del Cabadero, Montaña del Sombrero, Montaña Blanca de Arriba y Cuchillete de
Buenavista.
46
Pico de la Fortaleza, Morro Pinacho y Morro de la Galera.
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Por otra parte señalar que existen yacimientos funerarios emplazados en las cimas de montaña que
carecen de yacimientos rupestres anexos como es el caso de La Gran Montaña, Tirba, Tamasite,
Degollada de las Bobias, etc. Yacimientos funerarios tan importantes como El Cardón o el Risco del
carnicero carecen de esta asociación, aunque es necesario precisarla, pues en el primer yacimiento citado
conocemos un yacimientos con intervenciones geográficas rectilíneas y el Risco del Carnicero lo
podemos considerar la misma cordillera que finaliza en el Pico de la Muda que alberga el yacimiento
podomorfo del Pie del Fraile.
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