LA PARIDAD EN EL SIGLO XXI: UNA PERSPECTIVA MODERNA Leticia Santín del Río1 Igualdad y emancipación a partir de la Ilustración Hombres y mujeres somos herederos de la Modernidad. Por Modernidad podemos entender, el movimiento intelectual conocido como Ilustración, en que el hombre, como decía Kant, “se atreve a saber”, el famoso sapere aude, y en el que las ideas de igualdad, de libertad y de fraternidad, son guías indispensables que orientan la racionalidad ilustrada. Estas ideas se establecieron como valores fundamentales de la democracia moderna y de su principio constitutivo sustentado en la soberanía popular. La herencia que nos lega la Ilustración, consistió en la asunción del individuo libre y productor de sentido y orden, en el surgimiento del sujeto moderno, el cual ha dominado el devenir del mundo y de los acontecimientos, y que ha sido también quien ha dado orden y horizonte a los cambios. Desde su origen, este individuo estuvo representado básicamente por los hombres, asumiendo los derroteros del proyecto ilustrado, del cual quedaron inicialmente excluidas las mujeres. Este periodo ilustrado, nos dice Norberto Bobbio, es el “tiempo de los derechos”. La Revolución Francesa de 1789, introduce la igualdad formal, la igualdad en Derechos del Hombre y del Ciudadano. Y, el Estado de Derecho, desempeña el papel fundamental de defender, proteger y garantizar no sólo los derechos de la persona, sino también los derechos de los ciudadanos. De ahí que, el movimiento de la Ilustración guiado por las ideas de progreso, de la universalidad de la razón, de la emancipación de los prejuicios y de la aplicación del principio de igualdad, se convirtieran en los principios universalistas que desde sus inicios reivindicarían las mujeres para ser incluidas en ellos. Este cuerpo de ideas filosóficas, morales y jurídicas, con pretensiones universalistas y aplicables a toda la especie humana, inició su camino en la Modernidad. A partir de entonces, la idea de emancipación considerada como la autonomía de los individuos tanto racionalmente como en el terreno político, será uno de los ejes teóricos 1 Profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM. Coordinadora de Divulgación del conocimiento en el Instituto de Investigaciones Dr. José Ma. Luis Mora. Ponencia para el VIII Seminario Internacional del Observatorio Judicial Electoral, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. 27 de noviembre de 2015. 1 fundamentales de la Ilustración, la cual irá de la mano de la defensa y la proclama igualitarista de las mujeres. No podría estar más de acuerdo con Cristina Sánchez Muñoz (2001:19), cuando reflexiona que en los orígenes ilustrados de la vindicación igualitarista: “…las bases intelectuales que permitieron la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres estaban enunciadas en el programa ilustrado. […] la cuestión era ponerlas en práctica, hacer efectivo el programa universalista”; sin embargo, “es ahí precisamente donde la Ilustración se va a traicionar a sí misma y no va a cumplir sus promesas emancipadoras, dejando a la mitad de la especia humana, es decir, a las mujeres, fuera de sus premisas.” Durante el siglo XIX y gran parte del XX, este discurso de liberación o emancipación así como la proclama igualitarista entre hombres y mujeres tendrá un desarrollo complejo, difícil y en ocasiones contradictorio. Como sabemos, la lucha de las mujeres por la igualdad, por el acceso a los derechos en condiciones de igualdad comenzó por los derechos políticos. Por ello, la idea de la emancipación como uno de los ejes del discurso ilustrado, va a estar ligada a la de ciudadanía en el ámbito de la lucha política, tanto en el plano filosófico como jurídico, buscando encontrar redefiniciones del sujeto político moderno. Desde el inicio de esta etapa, ser ciudadano ha significado contar con el reconocimiento por parte del Estado de derechos civiles y políticos, es decir, una presencia efectiva en el espacio público y la plena participación en este espacio, por medio del ejercicio de los derechos políticos, esto es, del derecho al voto. (Sánchez 2001: 20). Además de la ciudadanía, el otro eje del proyecto ilustrado también fue la defensa de la educación, constituyéndose como otro de sus grandes temas. Es así como la reivindicación feminista, nos dice Celia Amorós, surge en este entramado conceptual de emancipación de los prejuicios, del principio de igualdad, de la ciudadanía y de la educación, como planteamientos democráticos de la modernidad para cuestionar y denunciar, a partir del siglo XIX, las múltiples formas de exclusión “de la democracia y de la ciudadanía” (Amorós, 1997, Valcárcel, 1997, citado por Sánchez, 2001: 20), lo que nos ayuda a mirar de manera más profunda y compleja las diversas tensiones de nuestras actuales discusiones teóricas, políticas y jurídicas en cuanto a los avances de la agenda de la igualdad. 2 ¿Dónde queda la paridad? Como se ha señalado, la Ilustración se traiciona a sí misma y deja fuera del proyecto incluyente de la humanidad a la mitad de la población, es decir, a las mujeres como sujetos también partícipes de esta emancipación. La paridad de género, si bien es una idea que inicia su desarrollo en la Ilustración, formando parte implícita del propio proyecto de la Modernidad, es hasta el siglo XXI una idea y una práctica que está teniendo resultados políticos y jurídicos, a partir del desarrollo del principio y el derecho a la igualdad tanto formal (normativa y de iure), como sustantiva (material y de facto). Como sabemos, la lucha por la paridad ha tenido significativos efectos en el ámbito político. Ha constituido una estrategia política que tiene como “objetivo garantizar la participación equilibrada de mujeres y hombres en todos los ámbitos de la sociedad, particularmente en la toma de decisiones políticas y en una mayor apertura de espacios de representación y de participación política de las mujeres en igualdad de oportunidades en cargos de elección popular y en espacios públicos. (Cfr. Glosario, SCJN). Aunque no es asunto de estas reflexiones, no podemos obviar que hay que recordar que los otros ámbitos de desafío de la paridad de género, no como una obligación a cumplir sino como resultado del avance social, se sitúan en los cambios culturales y sociales profundos que tanto mujeres y hombres iremos progresivamente avanzando, para que unos y otras lleguemos algún día a consideremos como iguales no soló por cuestión demográfica, sino porque todas y todos, mujeres y hombres, formamos parte de las capacidades e inteligencias de la humanidad. Igualdad, libertad, representación y sufragio universal: algunas reflexiones sobre estos principios modernos En este Observatorio 2015, los medios de impugnación a resolver por la Sala Superior del TEPJF, en casos relativos a la paridad de género, forman parte de un debate de actualidad, para apreciar las condiciones de emancipación y aplicación del principio de igualdad en la participación y la representación paritaria de mujeres y hombres en órganos de representación popular. Desde una perspectiva teórico política, las sentencias tienen detrás de sí un debate moderno y democrático, que cruza diversos principios y temas relacionados fundamentalmente con el sufragio universal, la libertad humana de los modernos, la igualdad formal y material y la representación política, los cuales se han 3 discutido en muchas ocasiones por problemáticas de discriminación, de diferencias de trato y de exclusión política. Estos temas podrían ser fuente de largos debates y reflexiones sobre las sociedades modernas pero, en estos momentos, procuraré exponer reflexiones iniciales en torno a algunas sentencias polémicas de casos relacionados principalmente con la integración de órganos de representación popular, como son los Congresos Federal y locales, y la paridad. Tomando como referencias principales resoluciones de los casos de: Coahuila, de la integración de Diputados Federal ( y los acuerdos del Consejo General del Instituto Nacional Electoral), de Morelos y de Yucatán. Los parámetros de la polémica en torno a los principios mencionados: el sufragio universal, la libertad, la igualdad y la representación política, requieren tomar en cuenta los avances en el ejercicio de los derechos políticos y electorales. Mujeres y hombres pueden ejercer por igual los tres principales derechos políticos de la democracia son: 1. El derecho a la participación política en asuntos públicos. 2. El derecho de votar y ser elegida o elegido y, 3. El derecho a tener acceso a la función pública. Estos derechos están reconocidos en declaraciones internacionales, tratados generales de derechos humanos e instrumentos específicos 2 , como es el caso de nuestra Constitución Política, constituyen fuentes normativas de reconocimiento a la igualdad y la no discriminación, como a la paridad de género. En este sentido, nuestra Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su artículo 41, establece entre sus ideas principales que los partidos políticos tienen como fin promover la participación, contribuir a la integración de órganos de representación política mediante el sufragio universal, libre, secreto y directo, así como promover las reglas para garantizar la paridad entre los géneros, en candidaturas a legisladores federales y locales. Asimismo, la histórica sentencia de la Sala Superior, del 30 de noviembre de 2011, SUP-JDC-12624/2011, que dio pie para entender mejor el derecho a la igualdad, y cerrar las brechas a la simulación en las cuotas de género, así como para alcanzar la igualdad real de oportunidades entre hombres y mujeres en la participación política, y 2 Principales instrumentos: la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, la Convención de Derechos Políticos de la Mujer, el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, la Convención sobre la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW), la Convención Americana sobre Derechos Humanos y la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer. 4 en específico, el poder de las mujeres de ejercer más plenamente sus derechos a la ciudadanía. Podemos considerar que, a partir de esta sentencia, se logra consumarla etapa la idea de la emancipación, como uno de los ejes del discurso ilustrado, para que en el terreno político se establezcan condiciones de igualdad entre hombres y mujeres, ejerciendo con mayor cabalidad el derecho a ser votadas y elegibles como candidatas. A partir de esta histórica sentencia, se ha iniciado el camino moderno de la paridad, en la postulación de candidaturas a puestos de elección popular. Asimismo, la paridad de género surte efecto en la Reforma Electoral de 2014, que refiere a las diversas formas para alcanzar la paridad a nivel federal y en las entidades federativas, bajo tres ejes básicos que han permitido cerrar los espacios a la simulación de las cuotas de género: Postular y registrar el cincuenta por ciento de candidaturas de cada género, que trasciende la asignación de diputaciones de representación proporcional. b) Fórmulas del mismo género (propietario y suplente) c) Observar tanto el orden de prelación de la lista de candidaturas como el principio de alternancia de género. a) Sin embargo, en el proceso electoral se presentaron diversas polémicas relacionadas primordialmente a la asignación de escaños, exigiendo respetar el principio de la paridad de género, tanto para los Diputados del Congreso Federal como en algunos Congresos Locales. Las sentencias que tomamos en consideración, principalmente son las resoluciones de los casos de: Coahuila (SUP-REC-936/2014 y acumulados (Asignación de Diputaciones locales), de la asignación de Diputados Federales (SUP-REC-582/2015 y acumulados [Acuerdo del CG del Instituto Nacional Electoral para asignación diputados federales por RP), de Morelos (SUP-JRC-680/2015 y acumulados [Asignación de diputaciones locales al Congreso de Morelos] y de Yucatán (SUP-REC-575/2015 y acumulados [Asignación diputados de RP al Congreso de Yucatán] La postulación y registro de candidaturas se llevó a cabo respetando la paridad de género, ciñéndose a los principios, derechos y reglas definidos en cada entidad federativa, a las reglas implementadas por las autoridades administrativas locales, y respetando el principio de auto organización de los partidos políticos. 5 El problema principal se presentó en las diputaciones de Representación Proporcional. En los casos de la asignación de Diputados Federales, de diputados locales al Congreso de Morelos y de diputados al Congreso de Yucatán, a grandes rasgos podemos señalar que la Sala Superior resolvió la integración y la asignación de escaños a partir de respetar la voluntad de los votos de la ciudanía. De modo que, los y las participantes en la contienda, fueron integrados a los órganos de representación a partir del sufragio democrático de la ciudadanía depositado en las urnas. En otras palabras, “la conformación de los Congresos locales y Federal, fue definido por el voto de la ciudadanía, respetando a su vez la paridad de género propuesta en la postulación de las candidaturas.” Garantizar la paridad de hecho y atender a criterios que no afectaran el voto popular, ha tenido una gran trascendencia en cuanto a la idea moderna del Sufragio Universal. La razón que explica esta transcendencia es la siguiente: Desde los inicios de la Modernidad, la democracia representativa ha supuesto la celebración de elecciones mediante el sufragio universal, libre, igual, secreto y directo. No obstante, el eje del debate a lo largo de más de dos siglos se ha centrado tanto en la definición del electorado, como en la extensión del sufragio. Debido y gracias a los avances en materia de igualdad de género a partir de la segunda mitad del siglo XX y del presente, tanto mujeres como hombres tienen derecho al voto. De modo que en la actualidad, a diferencia del inicio de la Modernidad, el sufragio universal existe hoy para el conjunto de ciudadanos y ciudadanas que disponen de este derecho al voto por igual, sin que deban producirse exclusiones por cualquier condición o circunstancia de carácter discriminatorio (Sistemas electorales, Xavier Torrens, gris, p. 345) . Por este motivo, el respeto al sufragio universal y, por tanto, al derecho de voto, en los casos de la integración de la Diputación Federal y de los Congresos Locales de Morelos y de Yucatán, la Sala Superior del Tribunal Electoral, resolvió garantizar la integración de dichos Congresos, respetando claramente la paridad de género como el principio democrático del sufragio universal, respetando sin discriminar, la voluntad de todas y todos los ciudadanos que acudieron a las urnas a manifestar su preferencia electoral por algún candidato o candidata, cuyas postulaciones se llevaron a cabo bajo el principio de la paridad de género. En este sentido, las primeras reflexiones respecto al principio democrático del sufragio de la ciudadanía, hoy integrado por hombres y mujeres son: 6 El derecho al voto es un derecho reconocido en igualdad de condiciones y oportunidades para hombres y mujeres. La integración del padrón electoral responde con mucho a la idea de la paridad, es decir, está integrado por los hombres y mujeres que en calidad de ciudadanos y ciudadanas forman hoy la comunidad política, y son parte de la sociedad plural y diversa. Hoy día, gracias al principio de igualdad y no discriminación, la ciudadanía tienen la oportunidad y el derecho de manifestar su mandato popular. De modo que, en los hechos, la ciudadanía plural y diversa, es la que define con su voto la integración de los órganos de representación popular, lo cual advierte que hasta el momento, no hay forma de revertir esta igualdad, ni llevar a cabo actos de discriminación o exclusión en relación a la manifestación de la voluntad y el mandato popular. Esto no sólo da certeza, sino fundamentalmente respeto a la eficacia del voto de miles de mujeres y de hombres que ejercen en libertad sus derechos políticos. De la misma manera, gracias a las cuotas de género y la obligación de su cumplimiento, al principio y la regla de la paridad, a la reglas de la alternancia y la integración paritaria de las fórmulas de las candidaturas, y a las acciones afirmativas, la representación política se edifica de manera similar a como está constituida la sociedad, y de este modo se fortalece la paridad en la democracia. Por otra parte, resta hablar sobre la libertad moderna y la reivindicación de la igualdad, tomando en consideración el sentido de algunas sentencias. En la norma Constitucional y, en especial, en la Ley General de Sistemas de Medios de Impugnaciones en Materia Electoral, se establece la conservación de la libertad de decisión de los partidos políticos, el derecho de autodeterminación partidaria por parte de las autoridades electorales y la auto organización de los partidos, como derecho a gobernarse internamente (su propio régimen regulador). Los partidos políticos promueven reglas internas para garantizar la paridad entre los géneros, en candidaturas a legisladores federales y locales. Esto tiene que ver con respetar garantizar la negociación política la postulación de candidaturas, que cada partido lleve a cabo de acuerdo a condiciones de paridad de género. Al respecto, varios casos resueltos por la Sala Superior, tomando en cuenta esta Ley y el respeto a la libertad de decisión de los partidos políticos en la postulación de candidaturas, como el caso de Morelos y, en especial, la fundamentación que se encuentra en relación a la Diputación Federal por RP (Consejo General del INE, SUPREC-582/2015 y acumulados). 7 Lo que vale destacar, es que si bien la igualdad es un lente de interpretación de toda norma, especialmente de los derechos humanos, la libertad moderna no ha sido un foco de atención claro. Esto es, el discurso de la vindicación de la igualdad de las mujeres, poco se ha detenido en la importancia de la idea moderna de la libertad. En este sentido, uno de los problemas que revelan las discusiones y quejas de las sentencias, es la débil noción sobre la libertad humana de los modernos. Isaiah Berlin, y otros importantes pensadores políticos, a partir de la Ilustración existen dos conceptos de libertad: la libertad negativa y la libertad positiva. En términos generales, la libertad negativa equivale a la no interferencia y a la posibilidad de cada persona de actuar como mejor le parezca y sin obstáculos. De acuerdo con Bobbio, la libertad negativa es jurídica cuando el ordenamiento le asegura a una persona la posibilidad de realizar una conducta sin interferencias y sin constricciones. Por su parte, la libertad positiva, puede definirse como “la situación en la que un sujeto tiene la posibilidad de orientar su voluntad hacia un objetivo, de tomar decisiones, sin verse de- terminado por la voluntad de otros.” Un elemento crucial de esta libertad es: la voluntad, el querer hacer algo, la facultad de elegir un objetivo, una meta. La libertad positiva es casi un sinónimo de la autonomía. (Bobbio) Tanto la libertad como el sufragio universal, hunden sus raíces en la idea política de la libertad moderna, y requieren ser consideradas cuando se apela a los principios de paridad y de igualdad para la participación y la representación política. La última reflexión al respecto, es que si bien las medidas de acciones afirmativas han permitido establecer criterios importantes en materia de igualdad de género, la igualdad lleva consigo el respeto al otro gran valor de la modernidad, el respeto a la libertad negativa y positiva, que se traduce no sólo en el respeto al voto, sino también a las directrices de las reglas de paridad establecidas tanto de las entidades federativas del Estado, como de las decisiones de las personas que están en los partidos políticos. El sufragio universal, la libertad, la igualdad y la representación política son temas que requieren estar presentes tanto en el debate feminista contemporáneo sobre la igualdad, como también en el debate sobre los principios de la democracia representativa y la paridad en la democracia. La Comisión de la Democracia por Derecho (Comisión de Venecia), es enfática al establecer que los Estados, a partir de su propio orden constitucional, podrán adoptar 8 reglas para garantizar cierto equilibrio de ambos géneros en la integración de los órganos de representación popular. La democracia paritaria y la paridad en los sistemas democráticos, no defienden que un determinado número de escaños debe necesariamente ser ocupado por las mujeres, y que deban ser protegidos, como ocurre en el caso de las minorías étnicas en algunos países, sino porque a la hora de establecer la representación, tanto ciudadanos como ciudadanas constituyen la mitad hombres y la mitad mujeres en una sociedad, de manera que el interés general o representación política debe tener una composición similar la sociedad (Santín, 2011) En consecuencia podemos decir que, lo que en efecto se edifica es una ciudadanía y un concepto de interés general en medida semejante a como está constituida la sociedad, en hombres y mujeres; por lo que en la actualidad la paridad en el siglo XXI, se ha convertido en un importante precepto de la Modernidad. 9