Procesos productivos, política de patentes e investigación y

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Procesos productivos, política de patentes e
investigación y desarrollo (I&D) en la industria
farmacéutica del Valle del Cauca1
Carlos Mejía2
Resumen
La ponencia trata del papel de los laboratorios de I&D y de los cambios en la
política de patentes en la industria farmacéutica mundial. A fines del siglo XIX
nacen los primeros laboratorios que cooperan con universidades en Alemania,
Suiza y Estados Unidos en los que la distinción entre ciencia aplicada y ciencia
pura se desvanece cuando esta se convierte en tecnología, lo que puede interpretarse en términos de que crecer en el mercado de medicamentos dependerá
más de invertir en investigación básica que en investigación aplicada. En una
época en que las transnacionales farmacéuticas presionan por prolongar la vigencia de las patentes, asunto crucial para las firmas vallecaucanas productoras
de medicamentos genéricos, se debate si tales instrumentos legales facilitan u
obstaculizan la generación de innovaciones.
Abstract
The paper has to do with the role of R&D labs and of changes in the policy of
patents at the pharmaceutical worldwide industry. At the end of the century XIX,
the first laboratories that cooperated with universities in Germany, Switzerland
and United States were born, where the distinction among applied science and
mere science dispels itself when it becomes technology, what can be interpreted
as that growth in the market of medications will depend more on basic research
investment than on applied research. In an age when transnational pharmaceutical enterprises put pressure to extend the validity of patents, crucial subject
for Valle del Cauca generic medications firms, it is argued whether such legal
instruments make easy or obstruct the generation of inventions.
Keywords: Basic science, applied science, technology, laboratories, Research
1 / Ponencia presentada al X Congreso Nacional de Sociología, Cali, Noviembre 2, 3, 4 de Noviembre de 2011. Hace parte de una investigación más amplia titulada Un estudio de caso de la gestión de la fuerza laboral en la industria farmacéutica del Valle del Cauca,
elaborada con la colaboración del profesor Hernando Orozco y la socióloga de la Universidad del Valle Estefanía Martínez.
2 / Magíster en Sociología, Investigador del CIDSE, profesor del Departamento de Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad del Valle, Sede Meléndez – Cali. Miembro de la Red de Estudios del Trabajo en América Latina y
El Caribe - RETALC y del grupo Estudios étnico-raciales y del trabajo en sus diferentes componentes sociales.
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Palabras clave: Ciencia básica, ciencia aplicada, tecnología, laboratorios, Investigación y Desarrollo, patentes, innovación, propiedad intelectual, Industria
farmacéutica, medicamentos genéricos.
and Development, patents, innovation, intellectual property, pharmaceutical industry, generic medicines.
Breve historia
En algún momento entre 1751 y 1772 el médico y químico Gabriel- François
Venel escribe para la Enciclopedia compilada por Diderot, un artículo denominado Química, cuya presentación vislumbra ya la unión de ciencia y capital,
afirmando la conveniencia de unir en igual labor a científicos e industriales. Trabajarían conjuntamente quienes tenían muchas ideas y ningún instrumento con
quienes tenían muchos instrumentos y pocas ideas.
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La Enciclopedia presenta ya ilustraciones de laboratorios químicos similares a
los de alquimistas en el tipo de instrumentos utilizados pues faltan allí la balanza
y los recipientes para aislar gases (Stengers, 1991) revelándose el carácter artesanal de un oficio ejecutado en casa del químico, sin mediar separación entre
el laboratorio y hogar, que, junto con la desposesión de instrumentos e instalaciones, definirán los rasgos del moderno laboratorio dirigido por especialistas de
las ciencias.
En Europa aparecen por primera vez laboratorios de I&D que trabajan en cooperación con universidades. En Alemania, Bayer, Hoechst, BASF, IG y Agfa y en
Suiza, Ciba, Geigy y Sandoz (Chandler, 2005) mientras en Estados Unidos, el
origen de la interacción de científicos, ingenieros, tecnólogos y hombres prácticos en laboratorios, se sitúa en 1875 en el Pennsylvania Railroad y en el laboratorio de Thomas Alva Edison en Menlo Park en 1876 (Bowker, 1991).
Chandler dirá que el origen de las megacorps que se proyectan al siglo XXI,
se sitúa a fines del siglo XIX cuando se entrelazan laboratorios de tecnociencia
con la emergencia de directivos profesionales asalariados y las empresas multiunitarias. El ejemplo serán los fabricantes de máquinas de coser Singer, cuyo
éxito depende más de la innovación tecnológica que de la posesión de patentes
(Chandler, 1991).
Hacia 1919, Max Weber afirma que los grandes institutos de medicina o de
ciencia constituyen en Alemania empresas de “capitalismo de estado” que realizan su labor gracias a medios de gran envergadura, produciéndose en ellos
situaciones similares a la de las empresas capitalistas, caracterizadas por la “separación del trabajador de los medios de producción” (Weber, 1996).
Entonces la creciente necesidad de medios materiales de producción, condujo
a la burocratización de la investigación y la enseñanza científicas a través de
“Institutos” adscritos a universidades, cuyo primer ejemplo es el laboratorio de
Justus Liebig en Hessen que, como componente básico de la industria, es financiado por el Estado (Weber, 1977). Allí, la concentración de poder en manos de
jefes oficialmente privilegiados, produce una separación entre la masa de investigadores y profesores por un lado y sus “medios de producción” por otro, análoga a la observada en la empresa capitalista entre trabajadores y los mismos
medios (Weber, 1977).
Un ejemplo, a partir de observaciones personales en el laboratorio de una
firma farmacéutica regional ilustra esto. Se usan artefactos de vidrio denominados columnas cuya función es separar sustancias en la fase móvil del proceso y
tubos de ensayo llamados bases estacionarias que, saturados, sucios o dañados,
separan sustancias inadecuadamente dificultándose obtener picos o parámetros
requeridos.
Qué ciencia: ¿Pura o aplicada?
La temprana aparición de este tipo de laboratorio aclara de modo práctico interminables discusiones respecto de distinciones entre ciencia pura y aplicada y
la manera como aquella se transfiere en forma de tecnología desde las universidades a la industria y a la sociedad, generando beneficios sociales y económicos
directos e indirectos.
Aunque parezca un tópico, la universidad es hoy fuente principal de generación de conocimiento científico y factor clave del origen de la riqueza y el poder
de las naciones. La ciencia básica que se desarrolla en los laboratorios universitarios, principalmente públicos, tiene como característica producir grandes acumulados de conocimiento diversificado que se transfiere a la industria, a través
de prácticas y usos diversos que convierten ciencia pura en aplicada. Vale decir
tecnología presente en máquinas, medicamentos, productos o procesos.
Tal transferencia al campo industrial parece realizarse a bajo costo porque
el trabajo colectivo de profesores universitarios, investigadores y estudiantes
financiados por el Estado, partiendo de una gran masa de conocimiento cien-
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Ocurre porque los químicos farmacéuticos responsables del cuidado de esas
herramientas de trabajo, muestran renuencia a realizar labores de limpieza de
instrumentos, algo que Weber denomina decoro estamental (Weber, 1977), soslayando prácticas destructoras de estatus. Al asalariar las profesiones la industria en función de ahorrar costos destruye privilegios y el químico farmacéutico,
como cualquier operario, enriquece su trabajo con nuevas tareas como un trabajador polivalente.
tífico diversificado, produce innovaciones e inventos útiles en la industria, que
resulta beneficiada con saberes estratégicos al costo de bajas inversiones. Si la
industria decidiera adquirir de la empresa privada similar conocimiento condensado en máquinas, artefactos o saber-hacer, deberá pagar costos de mercado
y derechos de patente, superiores al costo de patrocinar investigación básica o
aplicada en universidades.
En teoría, la ciencia básica producto de la academia, que por su carácter público puede ser usada universalmente y apropiada por la sociedad, es mejor
aprovechada por industriales que la privatizan mediante la transformación en
ciencia aplicada presente en artefactos o procesos técnicos, protegidos por el
monopolio de las patentes.
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Por demás, la industria no suele dedicarse al desarrollo de ciencia básica por
los costos implicados en recursos humanos, laboratorios, equipos e insumos,
que se suplen mediante el uso de fondos estatales. La incertidumbre sobre el
resultado de investigaciones básicas no diseñadas para resolver problemas puntuales de la industria, que no se traducen de modo inmediato en desarrollo de
nuevos productos o procesos no favorece la inversión privada que garanticen
recuperar la inversión y maximizar ganancias a corto plazo.
Además, dificultándose identificar las interacciones entre ciencia y tecnología, por lo opaco de los mecanismos y caminos por donde fluye el conocimiento
científico producido en la Universidad hasta el aparato productivo, es aventurado
establecer si una masa de conocimiento abstracto transmutará en un invento o
innovación específicos.
Para De Solla Price la confusa interrelación entre ciencia y tecnología se expresa sí: si una estrategia estatal privilegia el desarrollo científico en vez del tecnológico, marchitará primero la tecnología y luego la ciencia, pero si se privilegia
la tecnología en vez de la ciencia, se marchitará la ciencia y luego la tecnología,
deduciéndose que los dos campos constituyen una unidad dialéctica (De Solla
Price, 1980). Así, a mediados del siglo XX la petroquímica argelina optó por importar factorías “llave en mano” en un esfuerzo tecnológico que, pretendiendo
obviar el esfuerzo científico, condujo al fracaso previsible (Perrin, 1984).
La distinción entre ciencia básica y aplicada lleva a considerar la ciencia como
reserva teórica producto de investigación desligada de exigencias directas de
la práctica (Malecky, Olszewski, 1980). Así, el desarrollo de esta se basa en
generar nuevo conocimiento a partir del conocido en diversas ramas del saber
mediante investigación básica o pura.
De acuerdo con Nelson, la producción de conocimiento no asociado a la obtención de resultados inmediatos o finalidades prácticas, realizado por instituciones
no lucrativas como laboratorios universitarios o estatales, en ramas científicas
como astronomía, biología pura, química pura, física teórica o ciencias sociales;
sirve a la resolución de problemas prácticos de la industria o la sociedad y a la
obtención de beneficios económicos (Nelson, 1979). De ahí la importancia de los
laboratorios de I&D.
Otros estudios señalan que el carácter cada vez más aplicado de la ciencia,
dificulta establecer la divisoria entre ciencia pura y aplicada, que deviene en división artificiosa, (Nelson, 1979). Al respecto dice Bowker:
Investigación básica y empresa privada en el Valle del
Cauca: un ejemplo en la industria farmacéutica
Entre 2000 y 2008 una farmacéutica regional hizo donaciones cercanas a
8000 millones de pesos a una universidad privada regional que en 2008 inauguró una facultad para la enseñanza de las ciencias naturales, con carreras como
biología, química y química farmacéutica, que requieren de laboratorios especializados. Al iniciarse el proyecto de creación de la nueva facultad, una vocera de
la farmacéutica informó que contribuirían en compra de terrenos, adecuaciones
y construcción de infraestructura física para laboratorios, adquisición de equipos
y sostenimiento de becas (Portafolio, 27/2/2008).
Sin duda la contribución a crear una facultad de medicina en una universidad
privada de la región generará enormes beneficios simbólicos y sociales para la
firma. No obstante, como el éxito de las firmas se mide en beneficios económicos, una mejor estrategia debería apuntar a la subvención de grupos de científicos experimentados, formados ya bajo parámetros muy exigentes en laboratorios de universidades públicas, entre ellas la Universidad del Valle, en donde el
Estado ha invertido durante largo tiempo capitales que no están al alcance de la
empresa privada. De hecho el núcleo duro de la firma, que soporta su actividad
tecnocientífica y del que depende su permanencia en el mercado, está constitui-
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“La distinción entre los discursos de la ciencia “pura” y la ciencia “aplicada” es, en
sí misma, una invención histórica ligada a la creación de las disciplinas científicas
durante el siglo XIX. Los científicos no han observado siempre esta distinción, que
hoy por hoy tiene menos fundamento que nunca. ¿Acaso la mayoría abrumadora
de trabajos científicos no tiene un origen industrial? Incluso las investigaciones
emprendidas en las universidades se enmarcan a menudo en contratos externos
negociados con el ejército o con grandes empresas. Para simplificar las cosas los
expertos en ciencia industrial recurren a un discurso propio de los expertos en
ciencia pura” (Bowker, 1991).
do por profesionales de la química y la química farmacéutica provenientes de las
universidades públicas de Antioquia, Atlántico, Cartagena, Nacional y del Valle.
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Las consideraciones teóricas generales reseñadas arriba, aplicadas al desarrollo de esta productora de medicamentos genéricos de la región, significa que
si aspira a permanecer con éxito en el mercado nacional, e incluso a convertirse
en el mediano o largo plazo en una multinacional, debería apoyarse más en la
investigación básica que, sin buscar alcanzar objetivos puntuales, genera cascadas de innovaciones y menos en financiar investigación aplicada para producir
soluciones puntuales de corto plazo, según el modelo propuesto por Nelson. En
teoría la farmacéutica vallecaucana, que presenta una amplia base de productos, procesos y tecnologías, se encontraría en buena situación para aprovechar
ventajas de desarrollos en ciencias básicas provenientes de laboratorios universitarios estatales o públicos.
La citada firma se beneficiaría permaneciendo atenta al momento en que el
conocimiento general, producto del laboratorio universitario, se transmute en
utilidad práctica. La experiencia de Louis Pasteur en vacunas, William Perkin en
colorantes, George Harrison Shull en variedades de maíz hibrido, Maxwell para
las ecuaciones de Maxwell y Hertz para la radio y las ondas hertzianas lo confirman (Nelson, 1979).
La visión de Nelson es especialmente útil aquí:
“Es probable que una empresa con una base tecnológica estrecha encuentre rentable la investigación solo en el extremo aplicado del espectro, donde la investigación puede dirigirse hacia la solución de problemas que afronta la empresa, y
donde los resultados de la investigación pueden traducirse de modo rápido y fácil
en productos y procesos patentables. Es probable que tal empresa pueda captar
solo una porción pequeña de los beneficios sociales creados por un programa de
investigación básica que patrocine. Por otra parte, una empresa que produzca un
conjunto grande de productos con una base tecnológica amplia puede encontrar
rentable apoyar la investigación hacia el extremo de la ciencia básica del espectro
[…] Una base tecnológica amplia asegura que, cualquiera que sea la dirección que
pueda tomar la ruta de la investigación, los resultados tiendan a ser valiosos para
la empresa patrocinadora. Por esta razón las empresas que apoyan la investigación
hacia el extremo de la ciencia básica del espectro son empresas con sus dedos en
muchos pasteles” (Nelson, 1979).
Si la producción se basa en la ciencia, desdeñar la investigación básica constituye un error estratégico que se factura en pérdidas económicas para las firmas. Demostrar esto implicaría hacer el inventario de investigaciones en ciencia
básica de la Universidad del Valle que condujeron a soluciones específicas y
prácticas requeridas por la industria vallecaucana, tarea que merece un ejercicio
investigativo.
Medicamentos genéricos e I&D en un laboratorio
farmacéutico de la ciudad de Cali
La formalización de la experimentación científica en farmacéutica atravesó
etapas que parten de la invención del screening con sulfamidas en los años cuarenta del siglo XX. El “modelo salvaje” de Justin-Besançon experimenta directamente con moléculas en pacientes sin pruebas previas ni protocolos rigurosos y
posibilita obtener gran cantidad de invenciones y nuevos productos. El procedimiento está hoy prohibido (Pignarre, 2005).
En un barrio popular de Cali, se sitúa la planta productiva de estériles humanos de una farmacéutica local, constituida por una nómina de 40 personas, que
cuenta con certificación de Buenas Prácticas de Manufactura- BPM y con tecnología avanzada respecto de otras plantas respecto de protección medioambiental.
El área de producción posee máquinas correspondientes a tecnologías de los
años 60›s-70›s, útiles aun por complementarse y actualizarse con sistemas automáticos de control conocidos como PLC. El comando del laboratorio de I&D
está integrado por el director de diseño de nuevos productos del que dependen
una encargada de manejar productos nuevos y otra encargada de actualizar los
procesos de fabricación cuyo cargo se denomina director de mantenimiento de
fórmulas.
El desarrollo de un producto farmacéutico nuevo recorre cinco etapas: En la
primera, de desarrollo galénico, se obtiene una fórmula y químicos farmacéuticos
apoyados por auxiliares definen el proceso de fabricación del producto. Un segundo grupo de químicos farmacéuticos desarrolla técnicas de evaluación de productos y un tercer grupo de químicos desarrolla técnicas analíticas, mientras otros
especialistas analizan la estabilidad de los productos en una planta de la firma.
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Este método se reemplazó por uno lineal estandarizado denominado ensayo
clínico controlado que evalúa la eficacia de un medicamento, efectos secundarios
sobre muestras poblacionales constituidas por humanos sanos o aquejados por
ciertas enfermedades. Se acuerda un protocolo entre un laboratorio farmacéutico, un equipo médico y un comité de ética, que fija las condiciones del experimento respecto de duración del estudio, pacientes, dosis, criterios de mejoría,
efectos secundarios y medicamento de referencia para comparar el de prueba
(Pignarre, 2005).
Previo a la puesta en el mercado del producto, se obtiene un registro expedido por el INVIMA, autorizando su comercialización y permitiendo solicitar un
registro sanitario que se acompaña de gran cantidad de información acopiada en
protocolos seguidos durante el desarrollo del producto en el que trabaja exclusivamente un grupo de químicos farmacéuticos. Se hacen pequeños ensayos con
muestras de productos, proceso denominado de “lotes pilotos”, cuyo resultado
se transfiere a nivel industrial en la fase de “proceso de transferencia tecnológica”. El desarrollo del nuevo producto salva cinco etapas: galénica, desarrollo
analítico, estabilización, documentación y transferencia tecnológica.
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Los productos desarrollados en esta planta son formas farmacéuticas y cosméticos para uso humano y veterinario, presentados bajo la forma de tabletas,
jarabes, cápsulas, cremas, y productos inyectables. El desarrollo de un producto
nuevo parte de información proporcionada por la sección de mercadeo que plasma características generales del producto requerido, selección de materias primas correspondientes al principio activo y muestras del producto a imitar. Dice
el jefe de nuevos productos:
Las multinacionales hacen desarrollo partiendo de cero. Ellos son los que desarrollan una nueva molécula y a partir de eso definen unos productos, pero son
desarrollos que se hacen a nivel de sus casas matrices y luego simplemente los
productos se comercializan en todo el mundo. Son desarrollos muy costosos para
entrar a definir una molécula que tenga actividad farmacológica, que sólo están al
alcance de las multinacionales y que nosotros no estamos en capacidad de hacer,
porque implica procesos adicionales, por ejemplo de síntesis química o procesos
químicos que nosotros no manejamos.
Aunque la firma es una de las principales farmacéuticas del país, su nivel científico y técnico apenas alcanza para desarrollar formas de invención e innovación
propias de las naciones de menor desarrollo es decir, mejoras, adaptaciones y
modificaciones de medicamentos ya existentes en el mercado. Ocurre por carencias de capital y saber científico acumulado susceptible de convertirse en
medicamentos. Continúa el entrevistado:
Partimos de la materia prima activa y de una muestra del producto ya desarrollado,
por ejemplo, esta multinacional. Tenemos esta muestra de producto, materia prima y un documento de mercadeo que plasma exactamente las características que
requiere ese producto, que en la mayoría de los casos está basado en la apariencia
física del producto que ya desarrolló la multinacional. Tenemos esas tres entradas
y entonces lo primero que nosotros hacemos es una revisión bibliográfica de la información que haya disponible acerca esa molécula y de esa forma farmacéutica.
Esa revisión bibliográfica las hacemos a través de unas bases de datos pagas que
nosotros tenemos. Utilizamos unas bases de datos científicas en donde podemos
consultar toda información y también revisamos muchos patentes que existen sobre los productos farmacéuticos (Entrevista 7, jefe de productos nuevos).
La revisión bibliográfica que apoya el trabajo de los químicos encargados del
área de I&D parte de bases de datos científicos como la Scifinder comprada a
la compañía norteamericana Chemichal Abstract Service, CAS que brinda información científica y jurídica pertinente sobre estado actual de las patentes, permitiendo definir para determinado producto, con qué elemento se puede o no
mezclar una sustancia química.
En el desarrollo de un nuevo producto, tomando información de bases de datos científicos, los químicos farmacéuticos no se limitan a seguir las fórmulas y
los procesos como se presentan en las patentes, sino que usan su experticia e
ingenio para descubrir métodos de elaboración, identificando aspectos del proceso y de las materias primas que la información de la patente no deja claros:
La definición de si un proceso se puede hacer por vía húmeda o por vía seca, se
puede obtener en ocasiones de las patentes, porque aunque las patentes no digan
exactamente cuál es la forma de fabricación, a través de los ingredientes que se
coloquen en la patente, con el conocimiento que tenemos acá puedo saber si ese
proceso se hace por vía seca o por vía húmeda. Para cosas como esas es que sirve
la patente.
Luego no basta con acceder a la patente porque ella no contiene toda la información requerida, requiriéndose alta calificación científica de los involucrados.
Quizá nuestra deducción más importante es que, si bien una patente específica
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“Para hacer una tableta que es muy utilizada, la lactosa, yo puedo encontrar en la
patente que ese principio activo no es recomendable utilizarlo con lactosa porque
puede generar un proceso de degradación del principio activo. Entonces ya sé que
no debo utilizar lactosa sino otras sustancias diferentes. También para hacer una
tableta uno puede utilizar un método que se llama vía húmeda, que consiste en
que, siendo una tableta básicamente una mezcla de polvos, para fabricarla, necesito que tengan unas propiedades de flujo y de compresibilidad para poder obtener
la forma farmacéutica y hay muchos polvos que no tienen esas características.
Entonces, dentro del proceso de fabricación debo modificar las propiedades de ese
polvo mediante una forma de fabricación que se llama vía húmeda que permite
modificar las propiedades de ese polvo a través de la adición de una solución llamada aglutinante. Pero entonces implica que tengo que humedecer el compuesto
y luego secarlo para retirar la humedad y luego sí hago la compresión. Eso se llama vía húmeda. O hay otras tabletas que se pueden hacer por lo que se conoce
como vía seca, que no requieren aglutinación ni secado, sino que se mezclan los
polvos y se comprimen directamente” (Entrevista 7, jefe de productos nuevos).
es una forma de proteger propiedad intelectual, también es una vía para descubrir métodos alternos de fabricación de productos. Veamos:
Si aplico la patente tal cual como está allí escrita, en la mayoría de los casos no voy
a obtener el resultado que espero porque la patente lo que pretende es proteger
la propiedad intelectual […] Entonces en la patente está la información que ellos
buscan proteger, pero no están los detalles que muchas veces hacen la diferencia
entre poder obtener y no obtener el producto, pero sí le sirve a uno de vía para
saber qué no hacer, qué ingredientes no mezclar o cuál es la mejor forma para llegar, cuál es el mejor proceso de fabricación a emplear, en qué proporciones más o
menos trabajar. Para esas cosas sirven las patentes, lo que no significa que lo que
encuentro en ellas se aplica y resulta.
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Luego la vía regia para fabricar medicamentos genéricos consiste en graduales puestas a punto de medicamentos a través del método de ensayo y error que
se contrasta de modo reflexivo con una patente.
En la mayoría de los casos yo te podría decir que eso no ocurre porque además hay
otra connotación y es que, como las patentes no requieren ninguna confirmación
científica, por ejemplo cuando estamos hablando de un producto farmacéutico, no
requiere confirmar que haya... por ejemplo yo patente diciendo que este producto
es mejor que el otro, pero yo no necesito certificar eso con un estudio clínico, sino
que yo simplemente puedo hacer unas pruebas in vitro que demuestren que mi
producto en teoría se desempeña mejor que otros. Como esos estudios los hace
quien hizo la patente y no son estudios certificados, no necesariamente todo lo que
está en una patente es cierto. Aunque es una información útil, no se puede creer
a ciegas en lo que está allí.
En este orden, la sociología mostró hace unos cuarenta años que los énfasis
del trabajo humano mutaban desde la fabricación de mercancías, hacia la producción de conocimiento e información (Touraine, 1973; Bell, 1976).
Lo que sí es muy importante para nosotros es toda la información que encontramos en las bases de datos pagas, nos sirve también como para ir aclarando un
poco acerca de cómo se fabrica un producto y como se debe analizar, porque cómo
te dije nosotros partimos de tres entradas: al final tenemos que entregar un producto terminado y una forma de analizar este producto, un proceso de fabricación
y una fórmula para seguirlo fabricando” (Entrevista 7, jefe de productos nuevos).
El laboratorio cuenta con plantas donde se hacen pruebas físicas y químicas a
los productos. Muy importante es una pequeña planta piloto con equipos pequeños que simulan equipos de producción donde se opera la fabricación de productos en pequeña escala. Se parte de una fórmula y de un proceso de fabricación
que se ejecuta de modo práctico y si una fórmula no funciona, se agrega uno u
otro ingrediente o se modifica su proporción.
Se confirma la estabilidad del producto en el tiempo, para garantizar su permanencia en la farmacia mientras llega al consumidor final. Terminado el estudio
se consolida la información acumulada durante todo el desarrollo: análisis de
materia prima utilizada en fabricación de lotes pilotos, análisis de estabilidad,
etc., luego se envía al INVIMA en el caso de medicamentos o al ICA los productos
de uso veterinario para obtener registros sanitarios, se hace el lanzamiento del
producto en el mercado, y se inicia su fabricación a escala industrial.
Las patentes
Inventado a fines del medioevo y comienzos del Renacimiento en Occidente,
el monopolio de patente consiste en un incentivo económico que fomenta el
cambio tecnológico. Otorgado en principio por el poder real, cede su privilegio
a los industriales durante los siglos XVIII y XIX. Un sistema norteamericano de
patentes inspirado en otro inglés aparece en 1790 y se encarga de “conceder
patentes a cualquier arte, manufactura, motor, máquina o instrumento considerado útil o importante”, (Basalla, 1991).
En este orden, Pignarre puntualiza que la batalla decisiva en el campo de la
farmacéutica se libra ya, concentrándose las mayores tensiones en la pugna por
la prolongación del tiempo de vigencia y protección de las patentes que para
el caso francés era de 20 años, incluyendo 10 necesarios para poner a punto y
comercializar un medicamento (Pignarre, 2005). El tema de las patentes es quizá la principal fuente de confrontación en la farmacéutica, dada la importancia
mundial de la industria aunque no se circunscribe solo a esta industria.
En Colombia, en 2001 se desató una batalla entre laboratorios nacionales y
multinacionales de medicamentos instaladas en el país, por la imposición de una
nueva reglamentación que exigiría pruebas de equivalencia y biodiversidad a los
medicamentos genéricos. El Ministerio de Salud dispuso que dichas pruebas solo
fueran exigidas en caso de moléculas de alto riesgo terapéutico, por recomendación de Germán Velásquez, máxima autoridad en medicamentos esenciales
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La concesión de patentes ha generado agudos debates sobre determinar si un
invento es realmente nuevo, útil o importante, en qué se deben basar esos juicios, si es aceptable la opinión del inventor sobre el grado de originalidad de su
obra, si la patente es un instrumento monopólico, elitista y antidemocrático o si
son patentables descubrimientos como leyes científicas o teoremas matemáticos
(Basalla, 1991).
y de patentes de la Organización Mundial de la Salud (OMS) (Revista Dinero,
19/7/2001).
Pero el principal debate se centra en torno de si la patente, al proteger y estimular al inventor mediante una forma de monopolio, se está convirtiendo en un
obstáculo para la producción de nuevos inventos, desalentando a otros inventores o si la ausencia de patentes conduce a desincentivar la actividad inventiva,
generando retraso tecnológico.
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Basalla sostiene con numerosos ejemplos que la actividad del inventor individual termina en manos de empresas que se hacen con las ventajas de la explotación de un invento gracias a la patente y menciona a países como Suiza y
Países Bajos que desarrollaron sus aparatos industriales y económicos durante
finales del siglo XIX y comienzos del XX sin una legislación de patentes, sin por
ello retrasar su desarrollo económico respecto de otros países avanzados de Europa.
En otros casos, estudios del sistema de patentes en Inglaterra mostraron que
su existencia no necesariamente creaba ventajas en términos de invención, innovación o crecimiento económico y que si, hipotéticamente, en la industria farmacéutica y de pesticidas pudiera haber problemas por basarse estas en monopolio de invenciones, en otras ramas como la química o la ingeniería mecánica la
situación no era dramática. Dice Basalla citando a Fritz Machlup, un economista
norteamericano que escribe en 1961:
“Ningún economista, sobre la base de los conocimientos actuales, podría decir con
seguridad que el sistema de patentes, según opera en la actualidad, aporte un
beneficio neto o una pérdida neta a la sociedad” (Basalla, 1991).
Harvey advierte sobre crecientes intentos por garantizar derechos de monopolio de propiedad privada mediante leyes comerciales que regulan el comercio
planetario, en donde patentes y derechos de propiedad intelectual, constituyen
un campo de lucha para afirmar poderes monopólicos. La farmacéutica mundial
es paradigma de lo anterior concentrando poder mediante masivas centralizaciones de capital, protección de patentes y acuerdos de licencia acentuados al
intentar establecer derechos de propiedad sobre todo tipo de material genético,
incluidas plantas raras recolectadas tradicionalmente por indígenas en selvas
tropicales (Harvey, 2007).
En 1996 una polémica desatada en Suramérica impidió que una firma norteamericana perfeccionara el proceso de patentar el yagé, una sustancia curativa de uso secular indígena en la cuenca del Amazonas. La compañía pretendía
monopolizar conocimiento acumulado por siglos de las comunidades amazónicas
sobre la planta ayahuasca de la que se extrae el yagé (El Tiempo, 29/7/1996).
En 1997 la farmacéutica estadounidense Bio Andes solicitó al Ministerio del
Medio Ambiente de Colombia acceso a todos los recursos genéticos de los Parques Naturales Nacionales del país, valiéndose de vacíos jurídicos en normas
de acceso a esos recursos, del régimen de patentes y derechos de propiedad
intelectual. Ese mismo año el Parlamento Europeo consideró como invención
el material genético de plantas, animales genéticamente modificados e incluso
cualquier parte del cuerpo humano que contuviera material genético (El País,
18/11/1997).
El gobierno colombiano, por su parte, a través el Decreto 2085 de 2002, reglamentó la protección de datos de prueba por un periodo de cinco años, aumentando el periodo de protección de las patentes a 15 años (Portafolio, 2/2/2006).
Patentes: otra vuelta de tuerca
En primer lugar, cambios legislativos como la Bayh-Dole Act de 1980 abren el
dominio de las patentes a nuevos actores. Así las universidades y laboratorios
de investigación académica quedan autorizados para registrar patentes sobre
los productos de sus investigaciones, incluso cuando estas investigaciones son
financiadas con fondos públicos. Por otro lado, se permite ceder esas patentes bajo la forma de licencias exclusivas a firmas privadas o de constituir con
ellas joint ventures, comerciando directamente con conocimientos que se venden bajo la forma de licencias a terceros, o se explotan para obtener productos
comercializables (Coriat, Orsi, 2007).
El efecto práctico de estas disposiciones sobre la multiplicación de la cantidad de patentes registradas por los laboratorios universitarios es espectacular
y la importancia de la mutación introducida por la Bayh-Dole Act de 1980 debe
destacarse porque esta ley erige la confusión de géneros en principio de política
pública. Anotan Coriat y Orsi que la cesión de descubrimientos financiados por
fondos públicos a actores privados para explotación comercial exclusiva contradice completamente los principios de bienestar colectivo que están en el origen
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En el nivel general, es Benjamin Coriat quien analiza a fondo la nueva doctrina
sobre propiedad intelectual que se difunde en Europa desde los Estados Unidos
y que aparece como resultado de diagnósticos de los años ochenta sobre la pérdida de competitividad de la industria norteamericana que conducen a ese país
a elaborar una nueva legislación relativa a propiedad intelectual sobre la vida, el
software y los programas de ordenador (Coriat, 2002).
de esta política pública (Coriat, Orsi, 2007).
Según Coriat, los documentos teóricos clave sobre propiedad intelectual son
dos: el artículo arriba citado de Richard Nelson de 1959 y otro de Kenneth Arrow
de 1962, agregando que desde Estados Unidos se extienden por el mundo, por
difusión o por “contagio” cambios en estos aspectos que comparten dos características: a) el establecimiento de nuevos derechos sui generis antes inexistentes
y la redefinición de los que existían hacia 1970 y, b) la extensión de la patentabilidad hacia zonas antes excluidas, a menudo de forma explícita:
600
Sin embargo, las inflexiones más importantes, cuyo alcance permite hablar de
un verdadero cambio de régimen, inducidos por las grandes revoluciones científicas y tecnológicas de fines del siglo XX corresponden a dos ámbitos clave en
los que la patentabilidad se abrió a objetos antes explícitamente excluidos. Se
trata del software de computación, por un lado, en donde pueden ser patentados
algoritmos e incluso ecuaciones y, por otro, genes y materia viviente (Coriat,
Orsi, 2007).
Arrow destaca que el hecho económico fundamental acerca de los procesos de
invención e investigación, es que producen información generando fenómenos
de creación, oferta y demanda de conocimientos que adquieren valor económico
en la medida en que quien posea dicha información podrá obtener ganancias,
impensables en ausencia de esta (Arrow, 1979).
Luego de analizar la propiedad sobre la información y las formas de monopolio
de la misma, destaca que la asignación óptima de los costos de la información
tiende a disminuir en la medida que alguien como una empresa o un inventor se
apropian de ella, asunto que considera socialmente ineficiente (Arrow, 1979),
de modo que son medidas legales adecuadas como las patentes las que hacen
que la información se convierta en un bien apropiable. Sintetiza su posición en
esta cita:
“Como hemos visto la información es un bien con atributos peculiares, particularmente perjudicial para el logro de la asignación óptima. En primer lugar toda
información obtenida, digamos un método de producción nuevo, desde el punto
de vista del bienestar debería entregarse sin costo (aparte del costo de trasmisión
de la información). Esto asegurará la utilización óptima de la información, pero
por supuesto no da ningún incentivo para la inversión en investigación. En una
economía socialista ideal la remuneración de la invención estaría completamente
separada de todo cobro para los usuarios de la información. En una economía de
libre empresa la actividad inventiva está apoyada por el uso del invento para crear
derechos de propiedad; precisamente en la medida en que este mecanismo tenga
éxito habrá una utilización deficiente de la información. Los derechos de propiedad
pueden ejercerse en la información misma, a través de patentes e instrumentos
legales similares, o en los activos intangibles de la empresa si ésta conserva la
información y sólo la emplea para aumentar sus ganancias” (Arrow, 1979).
Arrow parece concluir que las patentes y la defensa de los derechos de propiedad intelectual desincentivan la actividad investigativa conducente a la invención
y la innovación, pero abre un debate intenso respecto de si la imposibilidad de
los inventores e innovadores de obtener beneficios monopólicos de sus creaciones, conduce a igual desestimulo.
En una posición coincidente con la citada de Nelson, anotará que la investigación básica, en la medida en que es usada como insumo para producir productos o procesos nuevos, tenderá a ser barata y apropiable casi por quien quiera
utilizarla y sostendrá que el incentivo de la invención será menor en condiciones
monopólicas que en condiciones competitivas, pero que, aun en este último
caso, será menor que lo socialmente deseable.
CONCLUSIONES
La ponencia especifica asuntos relativos al desarrollo global de la industria
farmacéutica, en donde una de las claves reside en temas de propiedad intelectual, que se analizan con referencia a una firma farmacéutica del suroccidente
colombiano.
Uno de sus ejes centrales muestra la creciente tendencia de la ciencia a convertirse en fuerza productiva, es decir en soporte fundamental de la producción
industrial. Implica que la ciencia producida en laboratorios se constituye desde el
siglo XIX en un elemento clave de la producción de mercancías y de los procesos
de acumulación de capital, así como soporte clave de la más moderna fracción
de la burguesía que basa su actividad empresarial en el conocimiento científico.
La industria farmacéutica se ha convertido en una de las mayores fuentes de
riqueza material de nuestro tiempo, siendo de hecho la joya de las corporaciones
del capitalismo en el siglo XXI.
601
Entonces, el poder monopólico anterior a la invención actúa como un fuerte
desaliento a nuevas innovaciones, de modo que la asignación óptima para la
invención requiere que el gobierno o alguna entidad gobernada por criterios
diferentes a los de pérdidas o ganancias, financien la investigación y la invención, algo que, de acuerdo con él, viene ocurriendo, pues la mayor parte de la
investigación básica se hace al margen del sistema industrial, es decir desde las
universidades, entes del gobierno e inventores particulares (Arrow, 1979).
Por un énfasis introducido por la fase actual de globalización en la industria
farmacéutica, la protección del conocimiento mediante patentes se ha convertido en un problema central objeto de intensas controversias.
La crisis de los años ochenta del siglo XX en Estados Unidos y la creciente conciencia de la pérdida de centralidad de esa nación, la llevó a efectuar un enorme
esfuerzo por avanzar en asuntos técnicos y científicos, incluyendo una renovación de la filosofía y la política de patentes y propiedad intelectual, que implica
una tendencia a patentar cualquier riqueza natural potencial, estableciendo una
nueva pauta mundial en el tema.
602
La situación descrita se refleja en nuestro país en las políticas de las multinacionales farmacéuticas tendientes a rebasar las barreras estatales nacionales
existentes en materia de propiedad intelectual. Ello genera colisiones con compañías de capital nacional que producen drogas genéricas y que tienden a convertirse en firmas transnacionales.
En cuanto a la firma, cuenta con un moderno laboratorio de I&D para productos nuevos operados por especialistas calificados, químicos farmacéuticos e
ingenieros químicos, cuya labor se tayloriza, incluyéndoles índices específicos de
medición y tareas propias de operarios como el lavado de instrumentos, generándose tensiones por razones de sobrecarga laboral y por consideraciones de
honor estamental. El hecho de que sean los visitadores médicos los que, consultando las necesidades de los médicos, establezcan la variedad y el ritmo de lo
que se produce nos habla de la demanda determinando la oferta y de formas de
producción adaptadas al Justo a Tiempo (JIT).
En cuanto a la I&D, el nivel científico y técnico de la firma solo alcanza para
desarrollar mejoras, adaptaciones y modificaciones de medicamentos ya existentes en el mercado, dada la carencia de grandes sumas de capital y de acumulados de conocimiento científico, anotándose que la información científica es
el factor crítico de la producción de medicamentos genéricos y, por tanto, de la
supervivencia de la firma. Así, los químicos deben aguzar su ingenio en la interpretación de la información de patentes, pero debe registrarse que aunque en la
firma una patente es una forma de proteger propiedad intelectual, también es
una vía para descubrir métodos alternos de fabricación de productos.
En cuanto a los profesionales, el rol estratégico que determina las posibilidades y el éxito de la firma, es jugado por los ingenieros químicos farmacéuticos
que hacen I&D en los laboratorios referidos y que provienen de universidades
públicas del centro del país, de Antioquia, de Cartagena, del Atlántico y del Valle. Estas universidades garantizan un recurso humano de alta calidad, formado
a bajo costo por profesores muy calificados que cuentan con acceso a costosas
instalaciones y laboratorios que solo puede financiar el Estado y que no resultan
atractivos para la empresa privada, muy preocupada por el rápido retorno de
sus inversiones.
La firma aquí considerada ha hecho una muy importante y estratégica inversión en una universidad de la región, pero parece seguro que seguirá basándose
por años en profesionales calificados de la universidad pública que garantizan
acceso a conocimiento de frontera.
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