Sweet Dreams

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Sweet Dreams
&
Título: “Sweet Dreams” (Dulces sueños)
Autor: MizukyChan
Clasificación: R
Categoría: Slash
Pareja principal: Bill - Tom
Género: Romance, Songfic (Canción “Sweet Dreams” de Beyonce)
Advertencias: Lemon, Twincest
Estado actual: Terminada
Total Capítulos: One - Shot
Fic: Behind DSDS
Link: http://www.youtube.com/watch?v=gl7-EDsRIRY
Resumen:
Escuchar la canción de uno de los participantes del programa DSDS, ayuda a Tom a
recuperar la confianza de su Billa.
& One – Shot &
Había estado inquieto durante toda la maldita grabación. Estaba totalmente agotado,
no sólo física, sino también mental y emocionalmente. En momentos como este es
cuando me regaño y me digo que debo ser más duro con Bill.
“Un par de “no” no le harán daño a tu gemelo”
Había dicho mamá al teléfono la noche pasada, justo cuando escuchó el vaso
estrellarse en la cocina. Ella conocía los desplantes de Bill, casi tanto como yo. Sí…
“casi”, porque quien le conoce a la perfección, siempre he sido yo.
«¡Rayos, Bill!» Gritó mi cabeza al verle sonreír hipócritamente a ese chico que canta
horriblemente. Bueno, quizás no canta tan mal, pero ver que mi hermano le hace más
caso que a mí, me molesta, me irrita hasta la locura.
Con un comentario sarcástico y mal intencionado de Dieter, el chico vuelve a subir por
las escaleras. El hombre rompe a reír y palmea el hombro de Bill, al ver que hace una
mueca. Yo sé, cuanto le molesta que sea tan rudo con los jóvenes participantes, lo sé
porque él me contó todo lo que sufrió él mismo cuando participó en ese casting de
pequeño.
—Veamos quién viene ahora —Mandó el viejo, señalándonos la pantalla, que
mostraba la pequeña sala, en la que los participantes aguardan su turno.
Llevé los ojos a la figura del chico en el monitor, era un hombre moreno, cabello corto
y barba rala, se estaba aplicando una especie de bálsamo labial, frente al espejo y otra
vez la desagradable voz de Dieter se dejó oír.
—Oh mierda. Ese chiquillo otra vez —Todos giramos nuestros rostros a él.
Nos relató brevemente que aquel chico había participado antes en el DSDS y lo
habían corrido, porque había adoptado una actitud muy chulesca y había alardeado de
ser un “gansta” molestando a una de las chicas que estaba en el jurado.
—Parece ser que todos los “gansta” son unos chulos de mierda —contestó Bill, con un
tono bastante molesto y frío, cosa que me dolió profundamente.
No sólo yo noté esa actitud arrogante, los otros hombres se miraron en forma cómplice
y luego Mateo me dio un golpecito en la espalda.
Después de reír a costa del chiquillo en la pantalla, lo llamaron y se presentó. No
recuerdo su nombre, sólo vi que se sentó en el piano y las suaves notas me sonaron
tan melancólicas, que tuve que juguetear con el lápiz, para no fruncir el ceño y
librarme de las lágrimas que de pronto tenía atrapadas en la garganta.
♫ Cada noche me apresuro a la cama ♫
♫ Esperando que tal vez ♫ tenga la oportunidad de verte al cerrar los ojos ♫
♫ Estoy perdiendo la cabeza ♫
No puedo dejar de ver al muchacho en frente mío, aunque en realidad no lo veo, sólo
escucho lo que dice. Siento que Bill voltea y me mira. Demasiado rápido como para
devolver el gesto, sólo continúo mirando al chico del piano, dejando que mi mente,
volviera a las memorias de la noche pasada.
&
Habíamos regresado de la maldita grabación de DSDS del día anterior, cuando seguí
mi rutina de galán y alabé a la rubia sin talento de falda minúscula y me gané un
codazo poco disimulado.
Bill no me había dirigido la palabra en lo más mínimo durante todo el viaje en carro.
Podía sentir la rabia salir por cada uno de sus poros. Sabía que Bill se molestaba
cuando era demasiado descarado con mis palabras, pero ¡Hey! Esa era mi marca
registrada, el título que me había labrado a pulso y a base de puras mentiras. “El gran
Tom Kaulitz”, “El player”.
Estacioné el vehículo y lo seguí, pero no alcancé a entrar, pues me cerró la puerta en
pleno rostro, de haber tenido malos reflejos, me habría pegado de frente. Usé mi llave,
no sacaba nada con tocar, pues no me abriría.
—Bill —Le llamé y caminé hacia la cocina, esperando verlo allí.
Pero la mala suerte hizo que sonara el teléfono, así que decidí posponer la inevitable
pelea, hasta más tarde. Caminé hasta la pequeña mesita que sostenía el inalámbrico y
lo cogí.
—¿Hola?
—Hola Tom —Sonreí.
—Mamá, ¿cómo estás?
—Bien cariño, Gordon y yo estamos muy bien. Llamaba para preguntar cómo les está
yendo en sus grabaciones, sé que Bill se pone un poco temperamental, por eso estaba
esperando hablar contigo —Ella sonrió y yo asentí—. ¿Cómo está él?
En esos momentos un fuerte ruido de cristales rompiéndose, se oyó por toda la sala.
—Vaya… está en sus días —dijo ella en forma comprensiva.
—No me gusta que él esté tan molesto, mamá —Suspiré—. Supongo que es el estrés.
—¿Sabes, Tom? Bill es grandecito, pero tú eres el mayor, y él siempre te consultará
antes de tomar decisiones importantes como grabar algún programa de televisión —
agregó ella, comprendiendo la situación—. Un par de “no” no le harán daño a tu
gemelo. Y de paso, no te sacrificas por sus caprichos.
—¡Mamá! —exclamó casi indignado.
—Lo sé, lo sé. Adiós amor. Los amo a ambos —Y cortó.
Caminé hacia la cocina y le vi tratando de recoger los trozos de vidrio, me acerqué con
rapidez, sabiendo lo torpe que se vuelve Bill, cuando está molesto. Y tratando de evitar
una catástrofe, le quité los pedazos.
—Dame eso.
—¡Qué! ¡¿Crees que soy un inútil?! —Gritó. En serio estaba furioso.
No quería molestarme con él. Sabía que no era sólo por mis comentarios de galán que
Bill estaba así. Era el cansancio.
—No he dicho nada de eso —contesté en voz baja, llevando la basura al contenedor.
—¡Maldita sea! —Gruñó y se fue a su cuarto.
Preparé algo de cenar y luego fui por él. Se había dormido con la ropa puesta, sobre
las mantas. No hacía frío, pero él siempre ha tenido la salud frágil, así que con cuidado
le quité los zapatos y desabotoné su pantalón, pero cuando estaba en eso, sus manos
sostuvieron las mías y las apartó.
—Déjame, Tom —dijo quedamente. No gritó, pero tampoco me miró y sin duda, lo más
doloroso fue escuchar mi propio nombre, y no el tan típico “Tomi” que siempre estaba
presente, cuando éramos sólo nosotros.
Asentí y salí de allí, en busca de un cambio de ropa para meterme a la ducha.
Al salir, pensé que todo estaría mejor, pero no fue así. Mi habitación estaba vacía, Bill
había decidido quedarse en su pieza. Nunca nos dormíamos en cuartos diferentes, a
no ser que fuera una necesidad extrema, pero aún si eso ocurría, nunca lo hacíamos
sin hablarnos. Me tragué el orgullo y caminé hasta su puerta. Cogí el pomo y lo giré,
estaba cerrado. No había luz. No quería hablarme. Un nudo se formó en mi garganta y
regresé a mi cuarto, olvidando por completo la cena.
En mi cama, lo único que podía pensar era ¿por qué se molestaba tanto? Claro los
celos son cosa de dos, pero Bill no tenía motivos para tenerlos, no sabiendo cuánto lo
amaba. Todas mis bromas eran sólo una fachada.
Deseaba verlo, tanto así que cerré mis ojos, tratando de imaginarlo, de ver el rostro
que aprendí de memoria. Y con sus perfectas facciones iluminando mis sueños, me
dormí.
&
♫ Estoy perdiendo la cabeza ♫
♫ Perdido en un cuento de hadas ♫
♫ ¿Podrías sostener mi mano y ser mi guía? ♫
La canción seguía, como si mis recuerdos, sólo hubiesen durado una fracción de
segundo. Bill estaba quieto de la cintura para arriba, pero podía sentir el temblor de su
pie, muy cerca del mío.
Oh, cómo deseaba tomarlo de la mano y sacarlo de allí, para rogarle perdón. Sí, me
culparía de todo, si con eso él volviera a hablarme.
♫ Puedes ser un dulce sueño o una hermosa pesadilla ♫
El chico dejó el piano y como siempre Dieter comenzó con los comentarios. Me
extrañé, no dijo nada sarcástico, al contrario, elogió al joven.
Sin entender del todo el por qué, yo también le di un “sí” y le entregamos el papel del
“Recall”. Pero tan pronto acabó su presentación, sentí que me sofocaba.
—Me disculpan un momento —dije, y me levanté, sin esperar una afirmación.
Necesitaba salir de allí, necesitaba aire.
Mi Bill mi dulce Bill, mi sueño, se estaba volviendo mi hermosa pesadilla y necesitaba
que acabara pronto, o no lo resistiría.
Caminé hasta el pequeño baño sólo para los miembros del jurado, sin levantar la
mirada, hasta que estuve frente a la puerta. Entré y encendí la luz, pero no alcancé a
cerrar, pues una mano se interpuso, una hermosa mano tatuada.
—Tomi… —susurró, lo cogí de un tirón y cerré la puerta.
—Lo siento Billa —Solté de pronto, abrazándolo con todo.
—No, Tomi… yo lo siento —susurró contra mi oído y besé su mejilla.
—Me porté como un tonto. Tenías razón, un estúpido “gansta” —Bajé la mirada.
—Calla —Me levantó el rostro de la barbilla y me besó con fuerzas. Correspondí el
beso de inmediato y tan pronto me sentí cómodo en él, me soltó—. Solucionaremos
esto en casa —Me dio un piquito y salió con rapidez.
Me volteé al espejo y sonreí ante la cara de bobo que tenía. Tan típico de Bill, siempre
me dejaba ansioso y sonrojado. Cuando todo el mundo pensaba que el niño tierno era
él, yo agradecía en silencio que la gente no se percatara que era todo lo contrario.
&
El programa terminó y conduje hacia nuestra residencia. Esta vez, Bill parloteó todo el
camino, estaba feliz y sonreía por todo. Sentí mariposas en el estómago, sabía que
cuando Bill estaba de ese humor, sólo había un final… nosotros en la cama.
Entramos y ni bien cerré la puerta, su mano se aferró a la mía y me guió hacia su
habitación. No me miró, sólo me llevó a hacer las paces.
Un beso ardiente me tomó desprevenido y contesté abriendo la boca, para dejar que
su lengua entrara en mí y su sexy piercing se frotara conmigo.
—Mmm —Gemí, sin poder evitarlo, olas de excitación viajaron directamente a mi bajo
vientre. Llevé mis manos a su espalda y lo apreté contra mí. Sentí de inmediato su
erección presionando contra mí y volví a gemir.
Con fuerza me movió hasta que mis rodillas chocaron con la cama y aunque traté de
resistirme, terminé cayendo en ella, con mi gemelo entre mis piernas.
Las ropas de ambos volaron presurosamente, hasta que sólo éramos nosotros, piel
con piel, totalmente excitados. Con su boca aún sobre la mía, toda la ansiedad
desapareció y toda aquella rapidez decreció.
—Te amo Billa… —susurré al sentir nuestras erecciones frotarse con suavidad.
—Dios Tomi, yo también —respondió y nos acomodamos en la cama.
Mi hermano estiró la mano, hasta encontrar el lubricante en la mesita de noche y untó
sus dedos. Respiré hondo y sentí una vez más sus labios en mi boca, a la vez que
esos dígitos comenzaban a invadirme con sumo cuidado y gentileza.
—Ah, ah, ah —Gemí entre cortadamente cuando Bill rozó mi punto una y otra vez,
mirándome con los ojos nublados de placer.
—Quiero…
—Sí… —corroboré apenas en un susurro.
—Dentro de ti.
—Lo sé.
Abrí más las piernas y flexioné las rodillas. Bill se separó un poco de mí, para lubricar
su miembro y ubicarlo justo en mi entrada. Se volvió a inclinar para besarme, y
lentamente me penetró. Sentí que el aire se congeló en mi garganta al sentirlo hasta el
fondo.
Se quedó quieto y apoyándose sobre su antebrazo, cogió una de mis largas rastas
negras y la acarició. Yo lo miraba embobado y no pude evitar vocalizar toda la
angustia que había sentido ese día.
—¿Por qué te pones celoso? —Él me miró sonrojado—. Nadie ha estado tan unido a
mí como tú, Billa. Nadie jamás ha estado tan dentro de mí, como lo haces tú. Nunca
dejaré que nadie ocupe tu lugar. No… no lo entiendo.
—Ssshhh —Besó mis labios y con lentitud, comenzó a mecerse sobre mi cuerpo.
—Te amo —No pude evitar repetir.
Me sentía vulnerable, pero a la vez protegido, sólo podía conseguir esa amalgama
perfecta cuando estaba así con Bill, cuando ambos, nos volvíamos uno, cuando por
fin, nuestros cuerpos volvían a fundirse en el ying y el yang.
—Te amo —susurré—. Más, Billa, más.
Le vi sonreír y asintió. Su cuerpo aunque más delgado, tenía el peso perfecto para
lograr estremecerme con sus movimientos. Cuando dio certeramente en mi punto,
solté un gritito y mordí su labio, con cuidado de no arrasar con sus piercings. Quería
levantar mis caderas para corresponder a sus embestidas, pero él no estaba de
rodillas, estaba completamente sobre mi cuerpo, rozando con su vientre plano, mi
palpitante erección. Deseaba tocarme, buscando el añorado placer intenso del
orgasmo, pero a la vez, quería prolongar esta deliciosa tortura, lo máximo posible.
Moví mis manos para aférrame a su espalda y acaricié sus omóplatos, bajando hasta
llegar a la ligera elevación de sus nalgas.
—Tomi… —Gimió mi pequeño, dando suaves lamidas a mi labio inferior—.
¿Quieres… cambiar? —Ofreció, pero negué con la cabeza.
—Sigue cielo —Pedí, sabiendo que este día era sólo para Bill, para asegurarle, que
mi cuerpo y mi alma eran sólo suyos—. Mmm rápido —Volví a jadear.
Bill se apoyó firmemente en sus brazos, alzándose apenas, para que nuestros
estómagos siguieran frotando a mi masculinidad, pero ese ángulo le dio la suficiente
movilidad para embestirme frenéticamente. Sentía su respiración entrecortada y veía
su rostro sudoroso por el esfuerzo. Seguramente mis ojos se veían vidriosos por el
extremo placer que estaba sintiendo. A duras penas, podía mantener mis manos en
sus hombros, al sentir como mi punto era azotado por su miembro, dándome latigazos
de gozo, que finalmente me hicieron gritar su nombre.
—Biiiiiilll —Salió de mis labios cuando mi semilla mojó nuestros vientres y hasta
nuestros pechos.
Mi cuerpo se siguió meciendo por el suyo, quien a los pocos segundos liberó sus
cálidos fluidos en lo más profundo de mi ser.
—Aaahhh —Gimió—. Tomi, te amo.
Bill se quedó quieto. Por experiencia propia sé, que al eyacular, lo único que quieres
es salir del cuerpo del otro y desplomarte sobre la cama, pero mi Billa sabía que cada
vez que él me tomaba, lo único que quería era sentirlo allí, hasta que su miembro
flácido saliera solo.
—¿Estás bien? —preguntó preocupado, las últimas embestidas, habían sido bastante
fuertes—. ¿Te lastimé? —Negué con la cabeza.
—Ven aquí —Pedí y dejé que todo su peso cayera sobre mi pecho, para poder
abrazarlo, sintiendo nuestros cuerpos aún conectados—. Te amo.
—Lo sé, Tomi.
—¿Qué pasó, Billa?
Bufó y me besó la mandíbula—. Fue una estupidez.
—Cuéntame —Insistí.
—Ayer salí un momento al baño —Traté de hacer memoria, pero no recordé—. Oí a
unas chicas, participantes —Asentí, porque no podía verme—. Hablaban de ti y…
Dios, que rabia. Dijeron cosas tan obscenas Tomi, que te harían a ti si las dejabas
para la otra ronda. Que te… en el baño y aaaggg —Pude sentir como su cuerpo se
tensaba, sobre mí, así que le acaricié—. Y cuando salió esa tonta rubia de la falda
corta, reconocí su voz. Era una de las que había hablado, de las que te montaría en el
baño, si pasaba.
—Ssshhh —Le calmé—. Primero bebé, el único que me monta eres tú —Besé lo que
alcancé de su rostro, que pareció ser su ojo—. Segundo, sabes que sólo hago esos
comentarios chulescos para mantener la imagen, lo primero que hago cuando veo a
una mujer cerca es llamar a seguridad, no me voy a arriesgar a perder esto —Le
abracé más fuerte—, no te perderé a ti, por un revolcón que ni siquiera será
satisfactorio.
—Lo sé Tomi. Lo siento, es sólo que…
—Estás cansado.
—Sí —Reconoció y me dio un piquito—. Estoy exhausto.
—La próxima vez, sólo nos dedicaremos a nuestro álbum, y nos olvidaremos de estos
programas de talento —afirmé—. Los G’s también están molestos por el nuevo
retraso.
—Lo sé. Tendrás que ser más firme conmigo Tomi.
—Lo haré. Te diré “NO” cuando sea necesario.
Sentí como el miembro de mi Billa se deslizaba lentamente por entre mis nalgas, junto
a sus fluidos y con mucho cariño lo moví para que quedáramos de lado. Estiré mi
brazo, que usó como almohada y crucé mi pierna, por sobre las suyas.
—Estoy cansado —Confesé—. Me daré un baño. ¿Quieres venir?
—Por supuesto.
Nos levantamos con movimientos torpes y caminamos de la mano hasta la ducha. Al
ver el agua caer por su delicada figura me pregunté, qué otros tantos problemas
tendríamos por culpa de DSDS.
No tendría que esperar mucho para responder esa pregunta.
& Continuará &
Hola a todos, la verdad es que había visto algunos trozos de los episodios de DSDS,
pero no había tenido la suerte de ver los subtítulos, por eso surgió en mí, la idea de
hacer estos capítulos individuales sobre las escenas que se muestran. Este fic se me
ocurrió en el episodio 1, cuando Tom se quedaba viendo a este chico (Ricardo
Bielecki) fijamente y Bill giró, medio molesto, pero no dijo nada. Puse un link afuera.
Tengo otras ideas en mente que postearé de vez en cuando. Cada historia será
independiente de la otra.
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