ISSN 2314-3134 ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS Ciencia e CI Investigación e Reseñas Reseñas Nueva serie / Autobiografías de prestigiosos investigadores argentinos TOMO 2 N°4 - 2014 TOMO 2 Nº 4 2014 Editor rEsponsablE Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC) CUERPO EDITORIAL Juan Carlos Almagro Alberto Baldi Nidia Basso Miguel A. Blesa Gerardo Castro Eduardo Charreau Alicia Fernández Cirelli Lidia Herrera Arturo Martínez Roberto Mercader Alejandro Wolosiuk Juan Xammar Oro Norberto Zwirner COMITÉ CIENTÍFICO ASESOR Sara Aldabe Bilmes (Química) María Cristina Añón (Alimentos) Miguel de Asúa (Historia y Filosofía de la Ciencia) Silvia Braslavsky (Química) José Carlos Chiaramonte (Historia) Eduardo Charreau (Ciencias Biomédicas) Francisco de la Cruz (Física) Susana Finquelievich (Sociología) Gilberto Gallopín (Ecología) Víctor Ramos (Geología) Carlos Reboratti (Geografía y Hábitat) Edmundo Rúveda (Química) Catalina Wainerman (Sociología y Educación Superior) Roberto J.J. Williams (Materiales) SECRETARÍA TÉCNICA M. Gimena Blesa CiEnCia E inVEstiGaCiÓn Primera Revista Argentina de información científica. Fundada en Enero de 1945. Es el órgano oficial de difusión de La Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias. A partir de 2012 se publica en dos series, Ciencia e Investigación y Ciencia e Investigación Reseñas Av. Alvear 1711, 4º piso, (C1014AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina. Teléfono: (+54) (11) 4811-2998 Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº 82.657. ISSN 2314-3134. Lo expresado por los autores o anunciantes, en los artículos o en los avisos publicados es de exclusiva responsabilidad de los mismos. SUMARIO EDITORIAL Editorial.........................................................................................................3 ARTÍCULOS Semblanza de Israel D. Algranati por Armando J. Parodi............................... 4 De las enzimas a los genes, viviendo una vocación. Israel D. Algranati......................................................................................... 6 Semblanza de Rafael Calvo por Mario C. G. Passeggi..................................14 50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica. Rafael Calvo................................................................................................16 Semblanza de Carlos García Canal por Carlos García Canal.......................29 Siguiendo la evolución del concepto de elementalidad: la Física de las simetrías fundamentales. Carlos García Canal.....................................................................................30 Semblanza de Emilio Fernando González Díaz por Luis E. Fauqué..............37 El desarrollo de la geomorfología moderna en la Argentina. Emilio Fernando González Díaz..................................................................39 Semblanza de Juan Carlos Gottifredi por Margarita Armada........................51 Los problemas son oportunidades de crecimiento. Juan Carlos Gottifredi.................................................................................53 Semblanza de Pablo Miguel Jacovkis por Rodrigo Castro.............................75 Matemática aplicada, computación, interdisciplina. Pablo Miguel Jacovkis..................................................................................77 Semblanza de Alfredo Salibián por Lucrecia Ferrari.....................................94 Un largo caminar en compañía de sapos, ranas y ratas hasta el cruce con los rios urbanos contaminados. Alfredo Salibián ..........................................................................................96 INSTRUCCIONES PARA AUTORES............................................................104 Ciencia e Investigación se publica on line en la página web de la Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC) www.aargentinapciencias.org Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias COLEGIADO DIRECTIVO Presidente Dr. Miguel Ángel Blesa Vicepresidente Dr. Eduardo H. Charreau Secretaria Dra. Alicia Sarce Tesorero Dr. Marcelo Vernengo Protesorero Dra. Lidia Herrera Presidente Anterior Dra. Nidia Basso Presidente Honorario Dr. Horacio H. Camacho Miembros Titulares Ing. Juan Carlos Almagro Dr. Alberto Baldi Dr. Máximo Barón Dr. Gerardo D. Castro Dra. Alicia Fernández Cirelli Ing. Arturo J. Martínez Dr. Alberto Pochettino Dr. Carlos Alberto Rinaldi Dr. Alberto C. Taquini (h) Dr. Juan R. de Xammar Oro Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias Miembros Institucionales Sociedad Argentina de Cardiología Sociedad Argentina de Farmacología Experimental Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial Sociedad Argentina de Investigación Bioquímica Sociedad Argentina de Investigación Clínica Unión Matemática Argentina Miembros Fundadores Dr. Bernardo A. Houssay – Dr. Juan Bacigalupo – Ing. Enrique Butty Dr. Horacio Damianovich – Dr. Venancio Deulofeu – Dr. Pedro I. Elizalde Ing. Lorenzo Parodi – Sr. Carlos A. Silva – Dr. Alfredo Sordelli – Dr. Juan C. Vignaux – Dr. Adolfo T. Williams – Dr. Enrique V. Zappi AAPC Avenida Alvear 1711 – 4º Piso (C1014AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina www.aargentinapciencias.org EDITORIAL En este número de Reseñas encontramos otras siete biografías de mucho interés. La Bioquímica, la Ecología, la Física (por dos), la Geología, la Matemática y la Tecnología muestran el quehacer científico en centros de Buenos Aires, Luján, Santa Fe, La Plata y Salta. En el caso del Dr. González Díaz, su campo de estudio es el país todo; no deja de asombrarnos el estoicismo de los geólogos que recorrieron el país en laboriosos viajes de campaña para comenzar a relevar nuestra Geología, en épocas en las que encarar un viaje de campaña podía implicar desconectarse de la civilización por periodos de varios meses. No hay Reseñas de científicos de las Ciencias Sociales en este número. Sin embargo, el trasfondo social está patente, con tomas de posiciones claras, en todas las biografías. Incluso, en el caso del Dr. Gottifredi, vemos a un tecnólogo devenido en político, con una larga militancia en la UCR y destacada actuación en la gestión de la Universidad Nacional de Salta. La vinculación entre las Matemáticas Aplicadas y la Ingeniería Hidráulica ocupa mucho de la reseña de Pablo Jacovkis, pero también se vislumbra la importancia del uso de las Matemáticas para el modelado de fenómenos y cuestiones sociales. En la Semblanza escrita por Rodrigo Castro volvemos a encontrar los Modelos Mundiales que ya encontráramos números atrás en la Reseña de Gilberto Gallopín. A través de la memoria autorizada de Israel Algranati recorremos el camino transitado por el Instituto de Investigaciones Bioquímicas Fundación Campomar, ahora Fundación Leloir, con lo que no sólo los científicos sino también las instituciones creadas por ellos cobran protagonismo en nuestra revista. Vemos desfilar a dos de nuestros laureados con el Premio Nobel y la evolución de un instituto originariamente dedicado a estudiar la Bioquímica de los azúcares y que ahora alberga una gran variedad de líneas de investigación de alto nivel. No podía faltar la Física y tenemos en este número dos reseñas. Rafael Calvo, físico experimental formado en el Instituto Balseiro y que desarrolló gran parte de su labor en el INTEC de Santa Fe; la resonancia paramagnética electrónica, su área central de trabajo, se proyecta hacia otras disciplinas, muy especialmente hacia la bioquímica. Carlos García Canal, físico teórico de La Plata, en un artículo fuertemente personal nos abre las puertas hacia un mundo científico globalizado pero al mismo tiempo sujeto a todas las turbulencias políticas de nuestras tierras. No puedo dejar de tener sensaciones mezcladas cuando advierto que el grueso de sus discípulos abrió sus alas y creció en todos los lugares del mundo. Y está también la Ecología, la ciencia “al dente” al decir de Carlos Reboratti, en las memorias de Alfredo Salibián. Aquí la Ecología como rama de la Biología se conjuga con los avatares políticos de la Universidad Nacional de Luján, institución signada por el Plan Taquini de creación de universidades y por la personalidad de Emilio Mignone, pero también atravesada por decisiones que casi la destruyen, como ocurriera en la década de 1970. Dr. Miguel Ángel Blesa SEMBLANZA Israel D. Algranati por Armando J. Parodi No me referiré aquí a la trayectoria científica de Algranati ni a sus muchos éxitos como investigador, sino que en estas líneas trataré en forma sucinta tres aspectos en los cuales Algranati influyó positivamente en la vida científica e institucional del Instituto de Investigaciones Bioquímicas “Fundación Campomar” (actualmente Fundación Instituto Leloir). El primero de ellos se refiere a la disyuntiva entre mantener a la Fundación como una institución dedicada exclusivamente al estudio de la bioquímica de los azúcares o, por el contrario, ampliar el espectro de estudios a otras ramas de la biología. Como institución derivada del pequeño núcleo inicial dirigido por Leloir, la Fundación inicialmente se dedicaba exclusivamente a investigaciones relacionadas con la bioquímica de los hidratos de carbono. Fue Algranati el que primero planteó la posibilidad de estudiar temáticas distintas a las iniciales. Este planteo fue apoyado por Leloir (y desaprobado por otros investigadores) y el hecho de que las investigaciones de Algranati fuesen exitosas determinó que otros siguiesen su ejemplo y que rápidamente el Instituto abarcase en sus estudios a campos muy diversos, diversidad ésta que se conserva actualmente. Es precisamente la amplia gama de temas estudiados lo que ha dado una vitalidad renovada continuamente al Instituto. El segundo aspecto que quiero mencionar aquí se refiere a la interacción entre los muchos investigadores que han trabajado en nuestra casa. En toda institución surgen conflictos personales y científicos, a veces por motivos legítimos y otras veces por motivos que no lo son tanto. La Fundación no es naturalmente una excepción y conflictos hubo muchos, sobre todo después del fallecimiento de Leloir. Fue el prestigio, la paciencia y la buena voluntad de Algranati lo que permitió en muchas oportunidades sortear estos problemas cotidianos, con un mínimo de consecuencias negativas para la institución. El último aspecto que querría mencionar tiene que ver con una modificación de los estatutos de la Fundación que permitió la renova- ción científica de la misma. El estatuto que regía la Institución era similar al de muchas otras fundaciones. Determinaba que la autoridad real recaía en forma vitalicia en el Dr. Leloir y un comité de otros cinco investigadores elegidos por él. Esta limitación quedaba compensada por la presencia, generosidad y autoridad científica indiscutible de Leloir, pero se evidenció claramente después de su fallecimiento en 1987. El carácter vitalicio de la autoridad llevó gradualmente a un anquilosamiento, amenazando con provocar el estancamiento y la declinación del nivel científico de la institución. Algunos investigadores valiosos se alejaron de ella al no sentirse apoyados en sus iniciativas renovadoras. Algranati (que era uno de los investigadores vitalicios según el estatuto) advirtió este declive científico del Instituto y, con mucho esfuerzo, consiguió convencer a los demás directivos vitalicios de la necesidad de un cambio estatutario profundo. La acción de Algranati supuso mucha generosidad, ya que la reforma estatutaria llevó a la pérdida del carácter vitalicio de su autoridad. Algranati es una figura querida y respetada dentro de la Fundación Instituto Leloir. Mucho de lo que ésta representa actualmente se lo debemos a “Algra”, como lo llamamos 5 Semblanza corrientemente a nuestro biografiado. El Consejo de Administración de la Fundación (su cuerpo directivo, formado ahora por seis Jefes de Laboratorio elegidos por sus pares) decidió por unanimidad, hace pocos años, nombrarlo su primer “Investigador Emérito”. Creo que las iniciativas mencionadas justifican claramente la profunda gratitud que la Institución tiene hacia Algra. DE LAS ENZIMAS A LOS GENES, VIVIENDO UNA VOCACIÓN Palabras clave: biosíntesis de azúcares; biosíntesis de proteínas; Instituto Fundación Leloir; Fundación Campomar. Key words: sugar biosynthesis; protein biosynthesis; Instituto Fundación Leloir; Fundación Campomar. Israel D. Algranati Fundación Instituto Leloir [email protected] Según me han contado, porque tanto no recuerdo, nací en la madrugada de un sábado 2 de Enero de 1932. Por casualidad ocurrió en Buenos Aires, porque en ese entonces mi familia vivía en la ciudad de Formosa y decidió mudarse a la Capital antes de mi nacimiento. Mi padre fue un inmigrante que llegó muy joven al país, escapando del ambiente de guerra que prevalecía en Europa hacia 1920. Su gran iniciativa propia y sus dotes de liderazgo le permitieron alcanzar niveles gerenciales en importantes compañías de capitalización y seguros. Mi madre, una maestra nacida en la provincia de Entre Ríos, tenía un carácter romántico y amaba la literatura. Recuerdo que era capaz de recitar de memoria numerosas poesías, especialmente de autores argentinos y latinoamericanos, que había leído repetidas veces en la librería que su padre instaló para ayudar a la economía familiar. De los primeros años de mi infancia no me acuerdo casi nada. Sólo me ha quedado, eso sí muy grabada en mi memoria, la grave enfermedad que sufrí a los cinco años. Una pequeña lastimadura en mi cara se infectó y en pocos días provocó una septicemia que puso en peligro mi vida por algún tiempo. En aquel entonces todavía no se utilizaban los antibióticos en la clínica médica de Argentina, y la infección sólo pudo controlarse mediante un tratamiento con sulfamidas. Durante la enfermedad tuve que someterme a varias intervenciones quirúrgicas y permanecí en cama por un tiempo prolongado. Además la infección me había provocado una artrosis de cadera. Esta complicación determinó que no pudiera caminar y tuve que aprender a hacerlo nuevamente después de los seis años de edad. Como consecuencia de estas secuelas no pude asistir a la escuela para cursar el primer grado y fue mi madre, quien me había cuidado abnegadamente durante la enfermedad, la que me enseñó a leer y escribir, y me dio las primeras nociones de matemáticas. Aunque la enfermedad afectó la movilidad de una cadera pude ir normalizando mi asistencia a la escuela a partir del segundo grado. Más tarde completé el ciclo de enseñanza secundaria en el colegio nacional Bartolomé Mitre. En los primeros años de la década del cuarenta el ambiente institucional del país se fue volviendo cada vez menos propicio para el desarrollo de la educación y la ciencia argentinas. Recuerdo con tristeza que en 1946, durante el segundo año del secundario, nuestro excelente profesor de historia, Alberto Casal Castel, fue exonerado por haber escrito un artículo crítico sobre la situación política del país. En esa misma época un número importante de los más destacados profesores universitarios e investigadores científicos argentinos fueron cesanteados por haber firmado una solicitada en apoyo de la democracia. Corrieron esa suerte los doctores Houssay, director del Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires, Orías de la Universidad de Córdoba, Lewis de la de Rosario y más tarde Cardini de la Universidad de Tucumán. Ya en la De las enzimas a los genes, viviendo una vocación década del cincuenta también fueron exonerados otros profesores de distintas disciplinas, como el físico Teófilo Isnardi, a quien recuerdo como el docente más brillante que tuve la suerte de conocer durante mi carrera en la Facultad de Ciencias Exactas. Cuando completé el bachillerato dudé bastante entre seguir el doctorado en Física o Química, hasta que me decidí por este último. Pude cursar todas las materias de la licenciatura en forma regular y sin mayores dificultades. Las que más me interesaron fueron Fisicoquímica y las relacionadas a la Bioquímica. Prácticamente vivíamos en nuestra vieja Facultad de la calle Perú, porque las clases teóricas y prácticas ocupaban las mañanas y tardes completas, incluyendo los sábados. Esto creaba un ambiente de compañerismo propicio para el desarrollo de sólidas amistades. Hacia el final de la carrera (en 1954), me ofrecieron un cargo de ayudante “ad honorem” en Química General e Inorgánica, pero no pude ser nombrado porque uno de los requisitos indispensables era estar afiliado al partido político gobernante. Apenas completé la licenciatura tuve la oportunidad de realizar un período de prácticas rentadas en el laboratorio de investigaciones de la empresa Atanor. Allí poníamos a punto la cloración de fenol con el propósito de preparar varios insecticidas. Recuerdo que al final de cada día de trabajo era casi imposible eliminar el olor a fenol y cloro que impregnaba mis manos y mis ropas. Hay que aclarar que por entonces no se usaba en los laboratorios ninguna de las medidas de protección que hoy se consideran absolutamente indispensables. Poco tiempo después de terminar el período en Atanor inicié la realización de mi tesis doctoral en condiciones bastante precarias y bajo la dirección del Dr. Ventura Morera, profesor de Análisis Biológicos. El tema fue: “Análisis de aminoácidos en proteínas vegetales por cromatografía en papel.” En 1956 fui nombrado ayudante y el año siguiente jefe de trabajos prácticos de Química General e Inorgánica. Ejercí estas tareas docentes por alrededor de tres años y poco después fui elegido representante de los graduados al Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales. En ese tiempo, siendo Decano Rolando García, se inició el proyecto de construcción de la Ciudad Universitaria. Al finalizar y aprobar la tesis obtuve una beca del gobierno de Brasil para realizar un curso Latinoamericano de metodologías con radioisótopos en el Departamento de Biofísica de la Universidad de Río de Janeiro. Durante este curso tuve la oportunidad de interactuar con excelentes profesores y relacionarme con colegas de países vecinos. Las conversaciones con estos compañeros de curso fueron cruciales para determinar mi futuro. Recuerdo que después de manifestar mi interés por la investigación bioquímica y mis planes de lograr una formación posdoctoral en el extranjero, me aconsejaron que en vez de buscar oportunidades en otros países, intentara ingresar al Instituto de Investigaciones Bioquímicas, “Fundación Campomar”, dirigido por el Dr. Leloir, cuyos trabajos estaban a la vanguardia de los desarrollos bioquímicos mundiales. Al comienzo de 1958 la Universidad de Buenos Aires, entonces dirigida por Risieri Frondizi, anunció la creación de becas para graduados. Con esta información me animé a pedirle una entrevista al Dr. Leloir. Cuando fui a verlo a la Fundación 7 Campomar, que se había mudado hacía poco tiempo al edificio de Obligado y Monroe, le conté que tenía grandes deseos de dedicarme a la investigación bioquímica, y que si aceptaba mi incorporación al Instituto me presentaría al concurso de becas recientemente anunciado por la Universidad. Después de algún tiempo, durante el cual Leloir posiblemente reunió algunas referencias de mis profesores, fui aceptado. Entonces me presenté al concurso y obtuve una de las primeras becas de posgrado de la Universidad de Buenos Aires. Recuerdo que inicié mi trabajo en la Fundación en los primeros días de Diciembre de 1958. El Dr. Leloir, a quien todos en el Instituto llamaban cariñosamente “Dire”, decidió que yo me incorporara al proyecto que estaba desarrollando Enrico Cabib. Siempre me he considerado muy afortunado por haber ingresado al Instituto de Investigaciones Bioquímicas donde pude conocer y compartir muchas horas con tres seres humanos e investigadores excepcionales como Leloir, Cardini y Cabib que me trasmitieron la curiosidad y el placer de buscar y lograr nuevos conocimientos, y de realizar experimentos con nuestras propias manos todos los días. De ellos aprendí a soportar los frecuentes fracasos y a gozar con los escasos y esporádicos éxitos que suele deparar la investigación científica. Cabib es muy metódico, estudioso y trabajador. De brillantes ideas que siempre se le ocurren mientras se afeita, es un investigador muy crítico y exigente, pero mucho más con él mismo que con los demás. Para muchos de los miembros del Instituto se han vuelto inolvidables los momentos de alegría experimentados por el descubrimiento de alguna nueva enzima. En esos casos después de un riguroso análisis crítico 8 de Cabib, anunciábamos nuestros logros trayendo una torta para el siguiente de los seminarios que se dictaban durante la hora del almuerzo. Cuando años después Cabib decidió aceptar un ofrecimiento de NIH y trasladarse a Estados Unidos, comprendimos que su ausencia del Instituto iba a ser una gran pérdida muy difícil de compensar. En su nueva posición hizo importantes contribuciones en el campo de la biosíntesis de polisacáridos y la biología de levaduras. El tema general de investigación del Instituto en 1959-60 era la interconversión entre varios azúcares y el estudio de la biosíntesis de algunos di y polisacáridos a partir de los nucleótido azúcares descubiertos por Leloir y su grupo casi diez años antes. En nuestro laboratorio con la dirección de Cabib iniciamos investigaciones sobre la biosíntesis de glucógeno de levadura, interesándonos especialmente en las propiedades de la enzima purificada que cataliza esta reacción, y en el mecanismo del proceso. En este trabajo pudimos caracterizar la glucógeno sintetasa como una de las primeras enzimas, posteriormente llamadas alostéricas descriptas en la literatura bioquímica (Algranati y col. 1962). Nuestros siguientes estudios se orientaron hacia la búsqueda de una posible actividad enzimática responsable de la síntesis de los polisacáridos manano y/o glucomanano de levadura con la participación del nucleótido guanosina difosfato manosa como dador del azúcar. Este nucleótido había sido estudiado por Cabib varios años antes. Después de una serie de intentos fallidos logramos descubrir la enzima manano sintetasa que estudiamos con la colaboración de Carminatti y Behrens (Algranati y col. 1963; Algranati y col. 1966). CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 A partir de 1963 junto a Piras y Carminatti nos entusiasmamos con los enormes progresos que se estaban logrando en el campo de la biosíntesis de proteínas y el estudio del “código genético”. Tengo bien presente nuestra ansiedad cuando leíamos los trabajos de los grupos de Nírenberg y de Ochoa, que paso a paso, pero en un período increíblemente breve, iban descifrando todos los codones del “código”. Con un interés comparable al que despierta la lectura de una historia de suspenso esperábamos cada nuevo número del Proceedings of the National Academy of Sciences que llegaba a la biblioteca y nos maravillábamos con las publicaciones de Spigelman sobre sus estudios de evolución dirigida en la replicación del RNA viral o las de Khorana que ocupaban números casi completos del Journal of Biological Chemistry con la descripción de la síntesis a medida de polinucleótidos para su posible utilización como RNA mensajeros en sistemas “in vitro” de síntesis de polipéptidos. En ese momento del desarrollo de los estudios de la síntesis proteica no había un consenso absoluto sobre la estructura química de los codones que corresponden a los distintos aminoácidos. Aunque había experimentos genéticos previos sobre el problema, aún se dudaba si los codones eran dobletes o tripletes de nucleótidos y se carecía de pruebas bioquímicas. Interesados en este tema, con Carminatti y Piras tratamos de analizarlo con un programa de computación basado en datos bibliográficos que se elaboró con la ayuda de un experto en programación. Después de algunos resultados preliminares promisorios nos dimos cuenta que el estudio iba a requerir muchísimas horas de trabajo de la gran computadora “Clementina” recientemente llegada a la Facultad, cuyo uso nos facilitó el Prof. Sadosky. Por este motivo el proyecto se volvía prácticamente imposible de realizar y tuvimos que abandonarlo. Pero mi entusiasmo por la síntesis proteica no disminuyó y le consulté a Leloir sobre la posibilidad de especializarme en ese campo, pese a que el tema general del Instituto era la bioquímica de carbohidratos. El “Dire”, con su tranquilidad y generosidad de siempre, apoyó mi idea y me aconsejó que intentara realizar un entrenamiento posdoctoral en el Departamento de Bioquímica de la Universidad de Nueva York dirigido por el Dr. Severo Ochoa. En esos años era uno de los laboratorios líderes en la investigación de la síntesis proteica. Mi solicitud al Prof. Ochoa apoyada por el Dr. Leloir fue aceptada y pude presentarme y obtener una beca de posgrado del National Institutes of Health de Estados Unidos. Ante la perspectiva de empezar a trabajar en el nuevo campo, elaboré el proyecto de sintetizar RNA mensajeros constituidos por copolinucleótidos formados con dos bases purínicas o pirimidínicas en secuencia alternada. Pensaba que la utilización de estos mensajeros sintéticos en el sistema de traducción “in vitro” también podría contestar si los codones eran dobletes o tripletes de nucleótidos: en el caso de dobletes el producto de síntesis con el mRNA alternado debería ser una cadena polipeptídica formada por un único aminoácido repetido, mientras en el caso de codones tripletes resultarían polipéptidos de dos aminoácidos con secuencias alternadas. En los primeros meses de 1964 viajé a Nueva York. Con la moderada desaprobación de Cabib por abandonar la bioquímica de azúcares, dejaba en la Fundación Campomar muchos gratos recuerdos y a mi novia y compañera del Instituto Buby Goldemberg, con quien me casé el De las enzimas a los genes, viviendo una vocación 9 me enteré por los diarios americanos e inmediatamente mandé al Dr. Leloir mi renuncia como profesor para ser elevada al Decano. Pero el “Dire” nunca la elevó y mi renuncia no se hizo efectiva. año siguiente y luego compartimos gran parte de nuestra vida y muchos trabajos de investigación. En los laboratorios de Obligado y Monroe quedaron también muchos excelentes colegas que conocí durante los cinco años de mi primera etapa en el Instituto, como los Dres Olavarría, Carminatti, Krisman, Belocopitow, Piras y otros. En el mismo año 1964 fui nombrado Profesor Adjunto de Química Biológica de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. útil pues sólo perdía su estructura secundaria a temperaturas considerablemente mayores. Varios años después Khorana pudo sintetizar otro mensajero formado por secuencias de dos nucleótidos alternados con muy reducida estructura secundaria y su utilización para dirigir la síntesis de polipéptidos produjo los resultados que habíamos previsto en nuestro proyecto, confirmando con pruebas bioquímicas la estructura en tripletes de los codones del código genético. Al llegar al laboratorio de Ochoa le propuse el proyecto de la síntesis de los RNA mensajeros de secuencia alternada y después de aceptarlo dispuso que yo trabajara con el Dr. Peter Lengyel que tenía gran experiencia en temas de síntesis de proteínas y código genético. En Nueva York, y a partir de mediados de 1964, fui admirado testigo de espectaculares progresos logrados en muchos laboratorios que determinaron el nacimiento y los primeros desarrollos de lo que hoy llamamos Biología Molecular. En Agosto de 1965 volví a Buenos Aires para casarme y tomar unas breves vacaciones. De regreso al laboratorio del Dr. Ochoa, inicié junto a otro becario español, Eladio Viñuela, un estudio sobre la regulación de la síntesis de proteínas virales en bacterias infectadas con virus a RNA. Este trabajo, de los primeros en el tema, constituyó la publicación con que se inauguró la revista European Journal of Biochemistry (Viñuela y col 1967). Mientras tanto Buby desarrolló investigaciones de genética bacteriana en el departamento de Microbiología de la misma Universidad de Nueva York. A nuestro regreso el Dr. Leloir aprobó mi proyecto de iniciar el primer grupo de investigación del Instituto en un tema distinto al de metabolismo de carbohidratos; en nuestro caso comenzamos un estudio sobre el ciclo de ribosomas durante la síntesis proteica en distintas etapas de crecimiento de Escherichia coli y de bacterias termófilas. En colaboración con los Dres Nélida González y Ernesto Bade, dos incansables colegas, postulamos el rol fisiológico de los ribosomas 70S en bacterias y describimos actividades disociantes de monómeros y asociantes de subunidades ribosomales (Algranati y col. 1969; Bade y col. 1969). En los últimos meses de 1966 tuve la oportunidad de realizar un excelente curso de Genética en el Instituto de Cold Spring Harbor. Durante una de las mañanas del curso un colega me mostró el New York Times que en su primera hoja mostraba la foto del Dr. Illia, el presidente argentino, cuando era desalojado a empujones de la casa de gobierno por algunos militares. Mi impresión fue tremenda: ¡otra vez íbamos a perder la oportunidad de ser un país normal! Poco tiempo después en Buenos Aires sucedió lo que se llamó la “noche de los bastones largos”, en que el ejército atacó la Facultad de Ciencias Exactas y golpeó a profesores y alumnos poniendo presos a algunos de ellos. De nuevo Durante el año 1970 me hice cargo del curso de Química Biológica Superior del Instituto y organicé y dicté los temas de biosíntesis y funciones de ácidos nucleicos y proteínas. Creo que éste fue uno de los primeros cursos de Biología Molecular del país. En una mañana de Octubre, en el transcurso de una de las clases, llegó una noticia que interrumpió todas nuestras actividades con un impulso arrollador: ese día le habían adjudicado el Premio Nóbel de Química al Dr. Leloir. En medio de una confusión descomunal y con la presencia de una multitud de periodistas todos buscamos al “dire” para felicitarlo y abrazarlo. Finalmente lo encontramos junto a Cardini, que se habían escondido en En nuestro trabajo con Lengyel logramos sintetizar un RNA de secuencia alternada poli AU (formado por adenosina y uracilo), pero pronto nos dimos cuenta que este polinucleótido poseía una gran estructura secundaria por la complementariedad de sus bases que impedía su funcionamiento como RNA mensajero. Podíamos esperar que esa estructura secundaria se eliminara a altas temperaturas y por esa razón diseñamos uno de los primeros sistemas descriptos de síntesis proteica capaz de funcionar a elevadas temperaturas. Lo preparamos a partir de extractos de bacterias termófilas cuyo crecimiento óptimo ocurre a 65 grados (Algranati y Lengyel 1966). Con este sistema usamos con éxito distintos RNA mensajeros, pero nuestro polinucleótido AU alternado no fue En Diciembre del mismo año 1966 emprendimos el regreso al país en un barco de carga. Unos meses después de llegar a Buenos Aires nació nuestra hija, Alicia, que nos llenó de alegría y felicidad. 10 el cuartito de balanzas que había en el depósito. Según palabras de Leloir algún tiempo después, en esos momentos terminó la tranquilidad de su vida. En los años siguientes en nuestro laboratorio continuamos el estudio sobre disociación y asociación de ribosomas. Para estos trabajos nuestro grupo ya se había agrandado y contábamos con la participación adicional del Dr. F. Baralle, que poco después se trasladó a Inglaterra, y de los tesistas M.García Patrone, C.A.Perazzolo y M.E.Azzam. Estas investigaciones nos permitieron descubrir los efectos de los antibióticos aminoglicósidos y de las poliaminas sobre el equilibrio entre monómeros 70S y subpartículas ribosomales (García-Patrone y col. 1971; GarcíaPatrone y col. 1971b). Cuando estábamos desarrollando estos trabajos llegó a Buenos Aires para dictar un seminario el Dr. Werner Maas, profesor de microbiología de la Universidad de Nueva York, que había aislado poco antes las primeras mutantes de bacterias deficientes en la biosíntesis de poliaminas. Como nuestros resultados habían indicado la participación de estas sustancias en la asociación de subunidades ribosomales, le solicité al Dr. Maas que me enviara sus nuevas cepas bacterianas mutantes y con ellas comprobamos, como lo habíamos previsto, que la deficiencia de poliaminas originaba partículas ribosomales alteradas en que la asociación de subpartículas estaba muy disminuida y por lo tanto prevalecía la disociación de los monómeros 70S. Los trabajos siguientes realizados junto con el grupo de Buby Goldemberg y el laboratorio del Dr. Maas, con la colaboración del tesista de Costa Rica, Guillermo Echandi, nos permitió caracterizar mejor la disociación de ribosomas (Algranati y col. 1975; Echandi y col. 1975). Simultáneamente Buby obtuvo nuevas cepas de CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 E. coli deficientes en la biosíntesis de poliaminas y al mismo tiempo sensibles al antibiótico estreptomicina. Con estas cepas bacterianas pudimos demostrar que en condiciones de ayuno de poliaminas se pierde la sensibilidad al antibiótico y las bacterias se vuelven resistentes al mismo, posiblemente debido a cambios estructurales de las partículas ribosomales (Goldemberg y col. 1981). Más tarde Igarashi en Japón demostró que el fenómeno descripto se debía a la metilación defectuosa del RNA ribosomal que provoca la formación de ribosomas mal ensamblados. Posteriormente se investigó detalladamente el efecto activador de las poliaminas en diferentes etapas de la síntesis proteica en bacterias (Goldemberg y col. 1977). dor de la glicosilación de proteínas, nuestros resultados constituyeron uno de los primeros antecedentes de la respuesta a proteínas desplegadas o mal plegadas (UPR). Este mecanismo fue luego ampliamente investigado en distintos laboratorios del mundo. Recuerdo que mientras preparábamos con César la publicación de nuestros resultados tuvimos largas y fructíferas discusiones sobre el significado preciso de cada frase. En Cambridge tuve la suerte de escuchar a brillantes científicos como Crick hablando sobre los genes discontinuos y a Sanger cuando logró completar la secuenciación del DNA mitocondrial con su extraordinario método de replicación interrumpida de DNA por utilización de dideoxinucleótidos. Desde los primeros años de la década del setenta el ambiente en Buenos Aires y en el resto del país se fue volviendo crecientemente inseguro y violento, y en 1976 se produjo el golpe militar. Como la falta de libertad y la represión aumentaron dramáticamente pensamos irnos nuevamente y me presenté a concurso para obtener una beca Guggenheim que me fue otorgada. Buby ganó una beca de OEA y en marzo de 1977 viajamos con nuestra hija a Nueva York. Allí me incorporé al departamento de Biología Celular y Buby al de Microbiología, ambos de la misma Universidad de Nueva York. En colaboración con el Dr. David Sabatini estudié la regulación de la síntesis de proteínas de secreción en células de hepatomas. Al comienzo de 1979 volvimos a la Fundación Campomar de Buenos Aires y retomamos la investigación del rol de las poliaminas en la síntesis de proteínas y la proliferación en bacterias, células animales y parásitos. Por otro lado el grupo de Buby se centró en la regulación del proceso de transcripción bacteriana. Con la participación de nuevos investigadores y tesistas asociados a nuestro proyecto como L. Mc Murry, O. Burrone, E. E. Medrano, M. M. Ferrer, E. G. A. Cafferata, A. Cataldi, H. G. Nastri, I. Fastame y otros estudiamos los efectos de las poliaminas sobre la fidelidad de la síntesis proteica y la acción de algunos antibióticos en bacterias. Estos trabajos nos llevaron a asociarnos a excelentes grupos de investigación como el de la Dra. Sacerdote de Lustig del Instituto Roffo y el del Dr. Benjamín Frydman, profesor de Química Orgánica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires. Con la Dra. Lustig analizamos la acción de drogas que inhiben la biosíntesis de poliaminas sobre la proliferación de células animales normales y cancerosas, el crecimiento de tumores A comienzos de 1978 nos trasladamos a Cambridge (Inglaterra) donde como investigador visitante del laboratorio de César Milstein en el Medical Research Council inicié estudios sobre la biosíntesis y expresión de antígenos de histocompatibilidad humanos (Algranati y col. 1980). Mediante el uso de un inhibi- De las enzimas a los genes, viviendo una vocación y la aparición de metástasis en animales (Klein y col. 1985). En colaboración con el grupo de Frydman logramos identificar por primera vez “in vivo” la unión entre poliaminas y ácidos nucleicos o partículas ribosomales. Esta interacción se pudo demostrar aplicando técnicas de resonancia magnética nuclear a bacterias vivas (Frydman y col. 1984). Hacía ya unos años me habían nombrado profesor titular plenario de Biología Molecular en la Facultad de Ciencias Exactas y poco después investigador superior del CONICET, cuando realizamos junto a Leloir, Olavarría, Parodi, Prins y otros una laboriosa tarea de organización en la campaña relacionada a la construcción del nuevo edificio de la Fundación en Parque Centenario, que finalmente se inauguró en 1984. En ese mismo período actué como coordinador de la Comisión de Ciencias Químicas y posteriormente como miembro de la Junta de Calificación del CONICET. Los trabajos de investigación de nuestro grupo en el período más reciente se orientaron hacia el metabolismo de las poliaminas y su función en la proliferación de varios parásitos tripanosomátidos (Algranati y col. 1990). En estas investigaciones participaron los tesistas C. P. Sánchez, C. Ceriani, C. Sidrauski, C. Carrillo, S. Cejas, A. Huber y M. P. Serra, siempre con la importante colaboración de la Dra. Nélida González. Asociados al grupo sueco liderado por los Dres. Heby y Persson logramos clonar y secuenciar por primera vez el gen de la ornitina decarboxilasa de Crithidia fasciculata. Esta enzima que cataliza el primer paso de la biosíntesis de poliaminas en parásitos resultó poseer características estructurales especiales que permiten investigar la relación entre estructura y estabilidad meta- bólica de la proteína correspondiente (Swansson y col. 1999). También estudiamos la generación de cepas resistentes al inhibidor específico de la formación de poliaminas (difluormetilornitina) en Leishmania, trabajando en colaboración con el grupo del Dr.Mario M. Zakin en París (Sánchez y col. 1997). En los últimos años demostramos que el genoma de Trypanosoma cruzi no contiene los genes de ornitina ni de arginina decarboxilasas, por lo que el parásito se comporta como un organismo naturalmente auxótrofo para poliaminas. Este hecho novedoso nos permitió construir cepas transgénicas de T. cruzi mediante la introducción de genes heterólogos y el posterior análisis de la expresión y regulación de estos genes exógenos (Algranati 2010). En 1999 Milstein visitó nuestro Instituto y nos aconsejó generar una renovación en la dirección del mismo. Con esta idea trabajé arduamente para convencer a muchos de mis colegas y logramos modificar los estatutos de la Fundación después de un año de discusiones. Los cambios generados entonces en nuestra institución permitieron iniciar una etapa exitosa de actualización y expansión. Al jubilarme en la Facultad fui propuesto para ser designado como Profesor Emérito. Durante este proceso me invitaron a una reunión con los representantes estudiantiles ante el Consejo Directivo, posiblemente para conseguir su apoyo en la votación. Como la idea de esa reunión me pareció poco ética no la acepté, y los estudiantes del Consejo aparentemente se abstuvieron en la votación, por lo que el nombramiento no habría logrado la unanimidad requerida y quedé como Profesor Consulto. 11 Durante mi desempeño como investigador ejercí simultáneamente funciones docentes en la Facultad y de gestión, tanto en el CONICET y la Sociedad Argentina de Investigación Bioquímica (SAIB), como en la Fundación Campomar, hoy Instituto Leloir. Tuve además la satisfacción de contribuir, aunque muy parcialmente, a la formación de un número de destacados discípulos, entre los que se cuenta un grupo de jóvenes que realizaron su tesis doctoral en mi laboratorio. Por otro lado actuando como evaluador tuve que analizar los proyectos y el desempeño de muchos becarios e investigadores del CONICET y coordiné programas de becas latinoamericanas de posgrado de la Fundación Pew de Estados Unidos y el Programa de Intercambio Científico entre la Fundación Campomar y el Instituto Weizmann de Israel. Me considero afortunado por haber participado, aunque en modesta medida, en algunos descubrimientos de la bioquímica de carbohidratos y la biosíntesis de proteínas en bacterias, células animales y parásitos. Es indescriptible la satisfacción de lograr algún nuevo conocimiento o comprobar una hipótesis original. Mi labor experimental durante los 52 años que viví en distintos laboratorios no hubiera sido posible sin las enseñanzas de mis maestros ni la colaboración de muchos distinguidos colegas y dedicados discípulos que sintieron como yo una adictiva vocación por la investigación científica. He tenido el privilegio de conocer como testigo presencial los grandes descubrimientos que fundaron las bases de la Biología Molecular, y de poder trabajar en estas tareas apasionantes y de maravillarme con los resultados, haciendo durante tanto tiempo lo que realmente me gusta… Ahora pienso agradecido, ¡que hasta me pagaron por eso! 12 BIBLIOGRAFÍA Algranati I.D. (2010) “Polyamine metabolism in Trypanosoma cruzi: studies on the expression and regulation of heterologous genes involved in polyamine biosynthesis”. Amino Acids 38, 645-651. Algranati I.D., Behrens N., Carminatti H., Cabib E. (1966) “Yeast mannan synthetase”. Methods in Enzymology, Vol. VIII, 411-416. Algranati I.D., Cabib E. (1962) “Uridine diphosphate glucoseglycogen glucosyl-transferase from yeast”. Journal of Biological Chemistry 237, 1997-1013. Algranati I.D., Carminatti H., Cabib E. (1963) “The enzymatic synthesis of yeast mannan”. Biochemical and Biophysical Research Communications 12, 504- 509. 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Entremezclado en este grupo compuesto por graduados, estudiantes avanzados y los que serían nuestros condiscípulos ingresantes al Instituto de Física de Bariloche (años más tarde se llamaría Instituto Balseiro o más comúnmente ¨el¨ Balseiro), estaba Rafael Calvo. Así nos conocimos y así, como condiscípulos, emprendimos el camino de la Licenciatura en Física. Bajo estudios a presión, reuniones pre-examen para contrastar en cada caso nuestros conocimientos y conceptos y una numerosa y amplia variedad de anécdotas de todo tipo bien sea compartidas o individuales, transcurrieron los tres años y medio hasta nuestra graduación. El 16 de diciembre de 1963, los integrantes de la Sexta Promoción, la gran mayoría de traje y corbata, recibíamos una cartulina enrollada dentro de una cinta con los colores patrios, orgánica, Analítica y Química Física que funcionaba en la calle Perú. Como amigos y colegas trabajando en temáticas similares compartíamos nuestras experiencias mutuas. Todo ello, más o menos en forma regular, hasta que llegó ¨la noche de los bastones largos¨ en 1966. Ambos renunciamos a nuestros cargos. Rafael partió hacia Estados Unidos y yo a Chile. que representaba una ¨certificación¨ de nuestra graduación. Afortunadamente, la cartulina estaba en blanco pero desplegada tenía el tamaño adecuado para insertar la fotografía del grupo y las firmas de cada uno de nosotros. En un cuadro que tengo frente a mi desde ese día, están la foto, las firmas además del lugar y la fecha (obviamente, con mi poca memoria, solo así podría afirmar que fue el 16 de diciembre del ‘63). Al día siguiente, bajo la despedida de una tenue nevada regresábamos al ¨mundo real¨ en lo que sería el último viaje en tren Bariloche-Buenos Aires. A principios de febrero de 1964 nos incorporamos, como becarios del CONICET, a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Rafael con destino al Departamento de Física en Ciudad Universitaria mientras yo en el Departamento de Química In- Ambos ya doctorados, nos reencontramos en 1969, incorporados como investigadores del Centro Atómico Bariloche (CNEA). De esta forma con Rafael liderando el grupo de Resonancia Paramagnética Electrónica (RPE) junto a los otros integrantes del equipo y yo, que tenía algún grado de conocimiento de RPE y cálculos de estructura electrónica molecular, se comenzó a configurar un equipo de trabajo eficiente y productivo. A principios de 1972 nuestros caminos siguieron trayectorias diferentes. Rafael, por razones de salud de su segundo hijo, se radicó en Buenos Aires. Yo viajaría para hacer mi post-doc en Inglaterra. En octubre de 1977 me radiqué en Santa Fe trabajando en INTEC (CONICETUNL) y al aparecer el programa BIDCONICET I se me encargó la especificación para licitación y compra de 15 Semblanza algunos equipos ¨pesados¨ de investigación. En este ¨paquete¨, estaba el espectrómetro de RPE, que llegó a Santa Fe en 1981. Dada mi familiaridad con la temática y el manejo de este equipo, había contemplado una provisión de accesorios y facilidades adicionales. Finalmente (el electroimán y su base representan una carga de alrededor de 2 T/m2) logramos ubicarlo en un tercer piso y echarlo a andar. Salvo algunos encuentros esporádicos, pasaría un buen tiempo hasta encontrarnos nuevamente con Rafael quien hizo una breve visita a Santa Fe en 1982. Aquí vio el laboratorio dentro del pequeño espacio que nos habían asignado con el equipo funcionando y los accesorios con funciones auxiliares disponibles para su uso. Grande fue mi sorpresa cuando un año después de su visita recibí su carta desde Venezuela preguntando mi opinión sobre trasladarse a Santa Fe con su familia e incorporarse a CONICET para trabajar en INTEC. Obviamente, mi respuesta fue positiva si ellos estaban dispuestos. Desde su retorno a fines de 1984, Rafael lideró el grupo de Propiedades Magnéticas y Espectroscopia de RPE en INTEC, que fue creciendo a medida que sus tesistas se graduaban y se dedicaban a otros temas afines en forma independiente. En el transcurso de los años desde su llegada hemos tenido una variada y estrecha colaboración en muchos trabajos que ejecutamos juntos. En realidad él siempre hace la pregunta inicial y después seguimos, al menos así ha sucedido hasta el presente. Lo que en su reseña él considera sus logros y motivos de diversión en el ámbito de la Física, coincide con mi apreciación. Es importante notar que su activa actuación docente nunca ha limitado su tarea de investigación. Cerca de 150 ¨papers¨ en revistas internacionales con referato certifican mi aseveración. A ello debería agregar su tarea de dirección de tesis doctorales (13 al presente y aún continúa). Hablar de congresos, seminarios y exposiciones en congresos y encuentros científicos por invitación, solo mostraría un gra- do adicional de la apreciación por sus trabajos. Este aprecio ha sido reflejado dentro de la comunidad científica en el otorgamiento de premios y distinciones a su actividad tales como: “Premio Prof. Enrique Gaviola” en Física Experimental de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en 1993, “Premio Bernardo Houssay”, por Trayectoria Científica en el área de Ciencias Exactas y Naturales, Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva (2007) y más recientemente su designación como Miembro de la Academia Nacional de Ciencias, Córdoba, Argentina, desde Julio de 2008. Ahora bien, nuestros lectores conocen como es trabajar en un ámbito académico que además resulta de nuestra predilección (creo que muchos de nosotros disfrutamos de esta posición, por lo cual no es necesario un gran ejercicio imaginativo) pero súmenle a ello el hacerlo con un colega muy exigente y mejor amigo…….impagable……¿no les parece? 50 AÑOS DE ELECTRONES RESONANTES EN FÍSICA, QUÍMICA Y BIOQUÍMICA Palabras clave: RPE, Espines, Estado Sólido, Magnetismo, Biofísica. Key words: EPR, Spins, Solid State, Magnetism, Biophysics. Rafael Calvo Instituto de Física del Litoral, CONICET-UNL y Departamento de Física, Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas, Universidad Nacional del Litoral, 3000 Santa Fe. [email protected] 1. INTRODUCCIÓN Escribir esta reseña es un interesante ejercicio de memoria para recordar cosas ya olvidadas y revisarlas con una perspectiva actual. No es fácil dividir mi vida personal de mis tareas, objetivos y logros científicos, pues mucho de aquella estuvo ligada a mi trabajo y entonces usaré estilos diferentes. De los 50 años que tengo como físico graduado y que menciono en el título de la reseña, ~17 los viví en el extranjero, por períodos que duraron entre un par de meses y 10 años. Con algunas ausencias, hace casi 30 años vivo en Santa Fe la etapa estable más larga de mi vida. Me considero un físico experimental para quién obtener, interpretar y modelar resultados en un laboratorio es su tarea primordial y siempre disfruté mi trabajo como un hobby. Usé muchas técnicas, solo o colaborando con maestros, colegas y discípulos. La resonancia paramagnética electrónica (RPE) es la que más usé y me dio mayores logros en mi trabajo y por ello la destaco en el título. Me considero un investigador multidisciplinario que trabaja en temas de física, química y bioquímica con logros y discípulos en las tres áreas. Sin embargo, pienso como un físico que también aplica sus conocimientos a la química y la bioquímica. 2. ORÍGENES, NIÑEZ Y JUVENTUD Nací en 1939 en Buenos Aires de padres muy jóvenes, que poco después se trasladaron a Concordia, Entre Ríos, donde viví hasta los 10 años y de donde conservo mis primeros recuerdos. Una hermana mayor había nacido también en Buenos Aires y varios años después nació un hermano en Concordia. Mi padre comenzó a trabajar temprano en su vida por lo que no había completado el bachillerato y fue un autodidacta. Trabajó en temas comerciales relacionados con el campo hasta poco antes de cumplir sus 70 años, cuando se jubiló. Lamentablemente el cigarrillo se lo llevó muy joven, poco después. Mi madre comenzó a trabajar cuando mi hermano menor entraba en la adolescencia. La tuvimos cerca hasta hace pocos años cuando nos dejó a los 95 años de edad. Vivimos hasta el año 1945 en una quinta citrícola en zona rural a 15 km de camino de ripio a Concordia. Aunque mis padres eran “gente de ciudad”, allí no teníamos corriente eléctrica, se cocinaba con leña o un calentador Primus de kerosén, iluminándonos con lámpara de mecha y con un “sol de noche” para la cena. Nos mudamos a Concordia en 1945 para comenzar la escuela primaria con mi hermana. Hasta tercer grado asistí al Colegio Mitre, una pequeña escuela privada que ya no existe, salvo en los buenos recuerdos de los que fuimos sus alumnos. Hice luego el cuarto grado en la Escuela Normal y a principios de 1950 mis padres se mudaron a Pergamino, en la provincia de Buenos Aires, donde terminé la escuela primaria. Las primeras radio y heladera eléctrica llegaron a mi casa allí por el 47, cuando mi padre logró vender un DKW de la preguerra alemana, para el que no había neumáticos. De esa radio con válvulas inmensas, recuerdo haber escuchado en familia todos los capítulos de la radionovela 50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica “Los Miserables” adaptada de Víctor Hugo. Como los desplazamientos a lo largo de mi vida fueron muchos y grandes, no conservo amigos de esa etapa. Fui un buen alumno de matemáticas (me gustaba) y de historia. Leía mucho y terminé la escuela primaria habiendo leído casi completa la biblioteca del club Douglas Haig, que estaba muy cerca de mi casa en Pergamino. Entre muchos otros, leí los clásicos de Homero, La Ilíada y La Odisea, y La Eneida de Virgilio. Recibí de regalo de un primo mayor todos los libros de Salgari y luego los de Verne, que devoraba en pocos días. Años siguientes, me pasé a la biblioteca municipal de Pergamino que estaba mejor dotada,………… pero no me permitían revolver en los depósitos. El dinero no sobraba en casa, pero las necesidades eran pocas y estaban satisfechas. Llegó a fines del 51 la decisión de dónde seguir la escuela secundaria. Un tío llevó a casa la idea del Liceo Naval (en Río Santiago, cerca de La Plata) y allí marché a principios de 1952. Los años del liceo fueron buenos, nunca subimos a un barco pero hice muchos deportes y los profesores eran excelentes. En tres años que estuve allí y dos que le siguieron en la Escuela Naval vecina, adquirí una muy buena formación en ciencias que fue muy útil durante toda mi educación universitaria. El peronismo de aquellos años había cesanteado muchos profesores de la Universidad Nacional de La Plata, que buscaron trabajo en los institutos de la marina que estaba a pocos minutos de tren. Recuerdo a los Profesores Poggio y Bertomeu de la UNLP que me atraparon con sus cursos de física en la Escuela Naval. Allí me di cuenta que la Armada no era mi vocación o mi deseo y casi diría que afortunadamente a fines del 56, de vacaciones en Pergamino, tuve un difícil accidente en motocicleta (una Gilera 150, que rei- nó por aquellos años ¡antes que la Puma!), donde me dañé seriamente una pierna y un ojo. Quedé internado por un año entero y en muletas o caminando con dificultad por varios más. Esto terminó la etapa naval y las pocas habilidades deportivas que pude haber tenido. En toda esa etapa seguí leyendo mucho, desde el “Más Allá” que me capturó durante 1953 con la novela “El día de los Trífidos” de John Wyndham y continué hasta que la revista mensual desapareció. Leí Tolstoi, Remarque, Gheorgiu, Sue y también los más sólidos Hesse, Huxley y Orwell, favoritos en aquellos años. A principios del 58, cuando comencé a reponerme de mi accidente terminé en Pergamino como alumno libre mi bachillerato truncado y pensé en un estudio universitario. En Marzo me instalé en una pensión en Rosario, donde comencé la carrera de Ingeniero Electricista. 3. UNIVERSIDAD E INGRESO EN LA FÍSICA 3.1 Estudiante de ingeniería en Rosario: 1958-1960 La Facultad de Ingeniería de Rosario (en esa época dependiente de la Universidad Nacional del Litoral) estaba superpoblada en aquellos días. El Ingeniero Cortés Pla daba clase de Física I en el salón de actos del edificio pero a veces debía escuchar las clases de Algebra, Geometría Analítica y Análisis Matemático desde las ventanas de las aulas. Por ello abandoné la asistencia a algunas materias y con la ayuda de mi buena formación previa decidí rendirlas como alumno libre. A principios del 60 había terminado el segundo año de mi carrera y me inscribí en dos materias de tercero, una de ellas Mecánica Racional que dictaba el Profesor Beppo Levi, matemático italiano que había invitado a Rosario el Decano Cortés Pla en 17 1939, cuando comenzó en Italia la persecución judía por el nazismo. Tuve el privilegio de asistir a sus clases, cuando era un lúcido anciano de ~85 años que tenía a Mario Castagnino como jefe de trabajos prácticos. Beppo Levi murió en Rosario el año siguiente. Recuerdo con cariño los años en Rosario, las pensiones de estudiantes y el comedor universitario cooperativo donde el menú era a menudo sopa de arroz, arroz con (poco) queso y arroz con leche, cuando el arrocero fiaba. Supe en Marzo del 60 acerca de la existencia del Instituto de Física de Bariloche, como se llamaba originalmente el Instituto Balseiro (IB) y consulté con el Ingeniero Cortés Pla, quien me alentó, regaló uno de sus libros de divulgación sobre la física de la época y me refirió al Ing. Mario Báncora, profesor de la Facultad formado en el Lawrence Radiation Laboratory en Berkeley, que en años previos había tenido influencia en la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica, del Instituto Balseiro y también del CONICET. Báncora me recibió muy amablemente en su casa cercana a la Facultad y completó mi decisión de ir a Bariloche. Me presenté al examen de selección en Buenos Aires y fui aceptado para el ingreso. 3.2 El Instituto Balseiro (IB): 1960-1963 – Sexta Promoción A fines de Julio de 1960 ocupé mi camarote del tren a Bariloche (>36 horas de viaje) con mis >15 futuros compañeros, cuatro de ellos extranjeros becados por OEA. En el largo viaje conversé con casi todos y en las paradas en los pueblos del camino comprábamos comestibles y combustibles para ayudar un viaje más entretenido y calmar la ansiedad por lo que nos esperaba al comenzar una etapa importante de nuestras vidas. 18 Iniciamos las clases con Balseiro dictando el curso de mecánica, Maiztegui el de laboratorio, Federico Gaeta (un brillante matemático español que estuvo un año en Bariloche) el de matemáticas y con los profesores Español el de Química. En aquellos años la química y la fisicoquímica ocupaban un rol importante en la carrera de física, cosa que lamentablemente no ocurre ahora. Los dos meses que escuchamos clases de Balseiro nos mostraron un docente excepcional, que volvimos a tener el semestre siguiente en la primera mitad de un curso de Elasticidad y Mecánica de los Fluidos. En esa época su salud comenzó a deteriorarse y falleció en 1962, antes de cumplir los 43 años. Sus discípulos, Jorge Agudín, Lionel Menegozzi, Arturo López Dávalos y Andrés García, algunos de ellos recién graduados y sin tener aún una etapa doctoral, postergaron sus carreras y se hicieron cargo de los cursos con una enorme y muy ponderable dedicación que permitió superar aquella difícil etapa del Instituto. Tuvimos también en el IB excelentes profesores como Wolfgang Meckbach, Ricardo Platzek, Mario Foglio, Francisco Morey Terry, José Fulco, Pedro Thieberger y Carlos Mallmann, que nos dieron una buena formación al culminar la licenciatura a fines de 1963. Mi trabajo final para la licenciatura lo hice con Marvin Abraham, un físico del Oak Ridge National Laboratory que estuvo un año en Bariloche y contribuyó al inicio de la facilidad de resonancia paramagnética electrónica (RPE) del Instituto. Su propuesta fue estudiar uno de los trabajos pilares de la resonancia magnética (Bloembergen et al. 1948), que logré comprender después de muchas charlas con Marvin. En Diciembre del 63 festejamos la graduación de nuestra sexta promoción del IB. CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Debo agradecer que, exceptuando los pocos años en el Colegio Mitre de Concordia, mi educación primaria, secundaria y universitaria se desarrolló en el sistema público gratuito que nos ofrece la Argentina. Durante los años de mis estudios en Bariloche me cubrieron también los gastos de supervivencia. La educación gratuita en todos los niveles es una tradición muy valiosa de nuestro país, pero siempre pensé que fijar reglas claras para mantenerla en las universidades permitiría con costo similar, no sólo pagar los estudios sino también la supervivencia estudiantil de los buenos alumnos durante los años de sus estudios universitarios, como ocurre en el IB. 3.1 Si bien no tuve problemas con mis estudios en el IB, la vida era muy difícil cuando, con ~20 años de edad, vivíamos a 9 km de un pueblo pequeño con pocos atractivos para gente joven, salvo la vida al aire libre en verano, con acceso complejo salvo con los servicios de ómnibus del IB. Para describirlos y a modo de anécdota describo algunos de los recuerdos. 4. COMO GRADUADO EN LA FCEYN, UBA: 1964, HASTA LOS BASTONES LARGOS. Con Mario Passeggi, Miguel Ipohorski y Jaime Moragues, con quienes tenemos una gran amistad desde Vida en el IB a principios de los 60…………. Los veranos en Bariloche siempre fueron hermosos. Cargar una mochila en largas caminatas en planos y montañas tiene atractivos especiales. Conocimos con buenos amigos todos los refugios de la zona, disfrutamos de la belleza del lugar y al mismo tiempo recuperé en las caminatas mi pierna dañada en mi accidente de 1956, para llegar a caminar en forma casi normal. Pasear no requería dinero, sólo esfuerzo físico y una cámara fotográfica. A veces el comedor de los estudiantes nos ayudaba con comida para el viaje. El refugio del Cerro López y el refugio Frey en las lagunas Frey y Toncek, en los altos del Cerro Catedral, eran las excursiones favoritas para hacer un fogón y tomar mate con amigos hasta la madrugada. Los inviernos eran bien distintos y en cierta manera depresivos, especialmente junto a la fuerte presión por los estudios. Mucha lluvia, nieve que se vuelve molesta a los pocos días de permanencia, con vientos que aullaban durante la noche. A partir del tercer semestre descargamos nuestra impaciencia con Jaime Moragues “fugándonos” a Buenos Aires por períodos de ~10 días en la mitad de los períodos. Cuatro de esos días transcurrían en vagones de segunda clase con duros asientos de madera a través de los desolados pueblos patagónicos de la época. Obviamente eso no estaba permitido y en la escapada del último cuatrimestre encontré a mi regreso que el Consejo Directivo del IB ¡me había quitado la beca! Era un castigo simbólico producido porque durante la corta vacación encontré en Buenos Aires al director, Dr. Mallmann, mientras caminaba por la calle Florida. Me permitían seguir en mi habitación y perdía la pequeña beca en efectivo y las comidas que, de todas maneras, todos los días me traían del comedor los amigos más cercanos. Para ese entonces me faltaban sólo dos materias y disfruté mucho durante dos meses sociabilizando y “ganándome la vida” en el pueblo dando clases de refuerzo a alumnos de secundaria. Años más tarde vi a Mallmann en California y le agradecí por esa oportunidad de ganarme la vida que me habían dado. 50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica los años de Bariloche marchamos a Buenos Aires a principio de 1964. Con Mario fuimos a la UBA con becas del CONICET y Miguel y Jaime fueron a CNEA, y el primer año los cuatro compartimos una casa que disfrutamos mucho. Mi beca era para trabajar en el Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEyN UBA), que entonces lideraba Juan José Giambiagi y mi director nominal fue Cecilio Wainstein, de La Plata, que acababa de volver de Berkeley luego de trabajar con Jeffries en temas de relajación de spines en sólidos. El arreglo lo había hecho Giambiagi con la idea de comprar posteriormente un equipo de RPE para el Departamento. Wainstein falleció tempranamente un año después y el arreglo no funcionó, pero Giambiagi invitó en 1964 a George Feher (Feher 2009) un físico Eslovaco, graduado en Berkeley, quién había hecho una carrera brillante en Bell Telephone Laboratories de los 50, en Columbia University y desde 1960 en la Universidad de California, San Diego (UCSD), en La Jolla, donde aún reside. La misión de George en su sabático en Buenos Aires era formar un grupo y preparar la compra y llegada del equipo de RPE. Esa oportunidad se dio porque Giambiagi conocía a su esposa Elsa Rosenvasser, quien había hecho su licenciatura en física en Argentina y luego su doctorado en Columbia University, en New York. Elsa quería devolver con ese sabático lo recibido de nuestro país y vino con George a pasar casi un año a ayudar a la Facultad en aquella tarea. Esta oportunidad me llevó a una relación como estudiante, colega y amigo con George y Elsa, que lleva medio siglo. Mi colaboración con ellos marcó profundamente tanto mi vida científica como la personal. Aquella visita al Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas fue útil desde el punto de vista formativo, pero los hechos que sucedieron en 1966 no permitieron el uso del instrumental comprado, que llegó más tarde. Es interesante comentar que por aquellos años la beca del CONICET en la FCEyNUBA era normalmente durante una etapa corta. Con ágiles sistemas de concurso los becarios nos incorporábamos rápidamente como auxiliares docentes, primero con dedicación parcial y luego exclusiva, abandonando la beca, realizando docencia desde el primer día como requisito básico para trabajar en la Facultad. El 29 de Julio de 1966, bajo la presidencia de facto de Juan Carlos Onganía, la Policía Federal entró garrote en mano al viejo edificio de la Facultad de Ciencias Exactas en Perú 222, desalojó la Facultad y detuvo a centenares de profesores y estudiantes. Fue el final de una época brillante de la Universidad Argentina en el que la UBA ocupaba el primer puesto de excelencia en Latinoamérica y estaba muy bien ubicada en el mundo. Yo trabajaba en la Ciudad Universitaria, pero estuve entre los muchos que renunciaron en repudio por la situación. Junto con algunos otros, tuve la suerte que pocos días antes el CONICET me había otorgado una beca externa para ir a California. Giambiagi, nuevamente, ahora desde el directorio del CONICET arregló las cosas para que los que estaban en mi situación no perdiéramos la beca y en septiembre de 1966 partí hacia los Estados Unidos planeando compartir mi estadía entre el grupo de Feher en UCSD y el de Raymond Orbach, un físico teórico en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA). A principios de 1966 me había casado con Yolanda quien es mi compañera por casi 50 años y partimos hacia California llenos de expectativas. 19 5. UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA, SAN DIEGO, 1966-1968 Trabajé dos años en el laboratorio de George Feher, en el Departamento de Física de UCSD, con un plan orientado hacia la relajación de espines en sólidos, por entonces de mucho interés debido al rol adquirido por los láseres y máseres de estado sólido, que requerían esa información. Ray Orbach actuó como un asesor teórico y yo viajaba casi semanalmente a UCLA para compartir parte de mi trabajo con Ray y con Zdenek Sroubek, de su grupo. Durante mi estadía en UCSD tuve todas las posibilidades que quise, supe y pude aprovechar. Tuve acceso irrestricto a un laboratorio de resonancia paramagnética electrónica (RPE) no convencional, como pocos en ese momento, junto con un ambiente científico excepcional para la época, como George, quien con su técnica de resonancia doble nuclear electrónica (ENDOR) había sentado bases para las teorías acerca de donores y aceptores en semiconductores. También estaban en UCSD Bernd Matthias, el artífice de los superconductores tradicionales hasta su muerte en 1980, Harry Suhl y varios más construían la teoría de la En los temas familiares, en La Jolla nació nuestro hijo Rafael Alejandro en Agosto de 1967. El viaje de regreso a Argentina lo hicimos en el Brasil Marú, un barco mixto de pasajeros y carga, que con una velocidad de 16 nudos nos llevó de Los Ángeles a Buenos Aires en treinta días a través del canal de Panamá, visitando Panamá, Curazao, Caracas, Rio de Janeiro y Santos. Fue un merecido descanso familiar después de dos activos años y mi hijo aprendió a caminar en la movida cubierta del barco navegando 20 materia condensada, Walter Kohn y Lu Sham inventaban la teoría de la funcional densidad. Trabajé en esos dos años en varios problemas acerca de la interacción spin-red, estructuras hiperfinas, ENDOR, etc. Parte de los experimentos consistían en estudiar los cambios de los espectros de EPR bajo una deformación elástica. Con ellos obtenía los parámetros que gobiernan la relajación de spin en un cristal vibrante a bajas temperaturas. Gran parte de mi trabajo se realizó en iones de tierras raras (Calvo & Orbach 1967; Calvo et al. 1968; Calvo, Isaacson, et al. 1969; Calvo et al. 1970). Algunas veces mi esposa me acompañaba en el laboratorio hasta la madrugada, en largas jornadas nocturnas con el peligroso hidrógeno líquido, usado en aquellos años con el más amigable helio para completar información a bajas temperaturas. De Roger Isaacson aprendí mucho acerca del uso del laboratorio y comenzamos una amistad que mantenemos. Dejé la Jolla en septiembre de 1968 con mis primeras cinco publicaciones y con mediciones para elaborar otras a mi regreso a Argentina. Algún tiempo antes Héctor Antúnez, entonces en San Diego, había sido convocado a hacerse cargo de la dirección del IB y me invitó a trabajar en Bariloche a mi regreso a Argentina. La situación en la UBA no había cambiado y esa oportunidad era excelente para armar un futuro de vida y trabajo. 6. DE REGRESO EN BARILOCHE (1969-1972) En Noviembre de 1968 estaba de regreso en Bariloche con una familia y muchas expectativas de trabajo. Desde Enero de 1969 fui investigador de CNEA. Mi primera tarea fue completar mi tesis doctoral en el IB, que presenté en Mayo del 69, bajo la dirección de George con los trabajos hechos en La Jolla. En esos días el CONICET me designó en la CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Carrera del Investigador, el primero dentro del IB. En el Centro Atómico Bariloche (CAB) había un equipo Varian de RPE comprado en 1960 con apoyo de la OIEA, recibido un par de años más tarde. Había también gente con entusiasmo para trabajar y durante 1969 nos asignaron un espacio amplio que había pertenecido al Acelerador Lineal que se había mudado. La idea que seguimos fue montar una infraestructura experimental apropiada y moderna con la posibilidad de trabajar hasta temperaturas de helio líquido. Los excelentes talleres del Centro Atómico Bariloche permitían construir esas facilidades con la mejor calidad, aun cuando el apoyo económico era muy limitado. Durante 1969 conseguí mi primer subsidio de CONICET. Junto con la construcción del nuevo laboratorio en 1969, comenzaron sus tesis doctorales Saúl Oseroff y Carlos Fainstein, continuando en la línea que yo había desarrollado en La Jolla. En ese 1969 publicamos un primer trabajo con ellos y con Cristina Terrile acerca de resultados de EPR en disprosio trivalente en cristales de fluorita deformados por presión uniaxial, con datos que había adquirido en La Jolla (Calvo, Fainstein, et al. 1969). Hacíamos los cálculos por turnos con una calculadora Olivetti de manivela, la primera adquisición del nuevo laboratorio. Saúl, mi primer tesista doctoral, presentó su tesis en 1972 y Carlos en 1973. Durante 1969 se unió al grupo Mario Passeggi, quien había estado en Chile desde los bastones de 1966. Con orientación más teórica que la mía completó la estructura del laboratorio. En 1970 se unieron al grupo Manuel Tovar, Pedro Schlottmann y Domingo Aliaga para sus trabajos finales de licenciatura. En 1970 también completamos y publicamos el primer trabajo experimental realizado íntegramente en el laboratorio desde mi llegada a Bariloche (Oseroff et al. 1970). Estudiamos el efecto de deformaciones de cristales de ThO2 sobre los espectros de gadolinio trivalente. La muestra era un monocristal de ~1 mm3 que me había dado Marvin Abraham en Los Ángeles en 1968. Recuerdo que un día ese cristal se nos cayó al suelo y lo buscamos de rodillas, baldosa por baldosa del laboratorio tratando de no pisarlo, hasta que logramos encontrarlo. El laboratorio se completó y en 1971 inauguramos oficialmente una infraestructura experimental excepcional para el equipamiento que teníamos. En el período 1970-1972 publicamos seis trabajos realizados en las nuevas instalaciones. Manuel Tovar se agregó como tesista doctoral del grupo en 1971, tesis que completó con la ayuda de Mario Passeggi en 1976, cuando yo ya no estaba en Argentina. Los > tres años en Bariloche fueron mi primera experiencia a cargo de un proyecto de investigación, de tesistas doctorales y de licenciatura y a cargo del dictado de materias en el IB. A mediados de 1969 nació en Bariloche nuestro hijo Juan Pablo. La alegría familiar se complicó por sus problemas de salud y Bariloche no era el lugar más indicado para su tratamiento. Por ello estuve algunos meses de 1970 trabajando en CNEA Buenos Aires, cuando se abrieron los primeros concursos en el Departamento de Física de FCEyN UBA después de la debacle del 66. Aunque lamentaba mucho tener que dejar Bariloche, me presenté y fui designado como Profesor Asociado a fines de 1971, cuando me pidieron me incorpore a principios de 1972. 21 50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica dejado cesante de su cargo……….”, según lo dictado por el Ministro Ivanissevich y el Rector Ottalagano en el medio de los enfrentamientos de los dos sectores del partido gobernante. Esas cesantías se produjeron con poca diferencia de tiempo a lo largo de todo el país. Buscándole el lado positivo a las cosas de la vida, así como mi accidente de 1956 me llevó a reorientar mi vida hacia algo que me gustaba, mi cesantía de 1974 me llevó a dejar el país por una década (1975-1984) en años negros de nuestra historia. Pienso, sin embargo, que las cesantías masivas de 1974 produjeron más daño al sistema científico y universitario del país que las renuncias de 1966. Pasaron tantos años antes de regresar a una normalidad, que una parte importante de la generación joven que se fue del país, hizo carrera y vida en otras tierras y nunca regresó. 8. EL EXILIO EN VENEZUELA 1975-1984 Figura 1: Inauguración del laboratorio de resonancia magnética del IB. Desde la izquierda, Pedro Schlottmann, Tony Hinterberger, Manolo Tarchitzky, Rafael Calvo y Rafael A. Calvo. 7. DE REGRESO A LA UBA (1972-1974) El 1 de Abril de 1972 regresé a trabajar en el Departamento de Física de la FCEyN-UBA, donde había llegado el equipamiento comprado en 1964. El dinero que me habían prometido para comenzar a trabajar fue sólo una promesa y con la ayuda de Gastón Barberis, quien comenzó su tesis doctoral y de tres buenos alumnos de licenciatura, Diana Zadunaisky, Graciela Maldonado y Carlos Zárate iniciamos una línea de investigación que continuaba la comenzada en Bariloche. Recién en 1973 logré un subsidio del CONICET y en el ínterin debimos confiar sólo en nuestro esfuerzo y en los museos de geología que nos dieron la oportunidad de varios estudios relevantes acerca de iones de manganeso en monocristales de calcita que se publicaron en años siguientes (Barberis & Calvo 1973; Calvo et al. 1974; Zadunaisky de Basch et al. 1976; Barberis et al. 1975; Barberis et al. 1994). La experiencia de Buenos Aires fue excelente desde el punto de vista de los colaboradores y los logros comunes pero fueron también los años más difíciles de mi vida profesional por la violenta situación política e institucional del país, que para mí culminó en Octubre de 1974 con una carta donde un empleado de segundo nivel de la Facultad me anunciaba “tengo el gusto de informarle que ha sido Debí buscar trabajo rápido y entre las posibilidades que se me presentaron elegí el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), en Caracas Venezuela, para donde partí el 1 de enero de 1975. La violencia que imperaba en esos días en la Argentina contrastó con lo que encontré en Caracas, donde a poco de llegar y con motivo de una ceremonia de graduación del IVIC estuve conversando con el presidente de la república que asistía a la ceremonia sin custodios visibles. La palabra exilio en este caso es un eufemismo y en esos años encontré en Venezuela un lugar generoso y muy agradable para vivir y trabajar. 8.1 El IVIC En 1975 encontré en el IVIC un instituto multidisciplinario de excelente nivel, con tradiciones científicas similares a las de buenos centros 22 internacionales. El boom petrolero de aquella época ayudaba, la biblioteca del IVIC era la mejor de Latinoamérica, en pocos meses pude comenzar a comprar equipamiento y como habíamos hecho en Bariloche, a montar un laboratorio con facilidades para trabajar hasta 1.5 K con producción local de helio líquido. Los temas de relajación espín red me interesaban menos y mientras terminaba los trabajos que hicimos en Bariloche y Buenos Aires, comencé a armar una nueva línea de investigación orientada hacia compuestos de metales de transición con ligandos de interés biológico usando RPE y ENDOR. Los primeros resultados del trabajo en el IVIC los tuvimos estudiando defectos moleculares y anchos de líneas de RPE en mioglobina (Calvo & Bemski 1976). Por aquella época las becas doctorales al exterior en Venezuela eran muy generosas, sólo había estudiantes de licenciatura o que hacían maestrías o etapas de readaptación en nuevas áreas (Helena Isern, Cecilia Abache y Rosa Franco). Afortunadamente era joven y podía llevar adelante todas las tareas. En 1978 presenté las primeras mediciones de estructura hiperfina de ligandos nitrógeno de CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 CuII en alanina utilizando la técnica de ENDOR en una reunión de la Biophysical Society en los Estados Unidos, que luego publicamos en 1980 (Calvo et al. 1980). Un año después de mi llegada al IVIC Saúl Oseroff se incorporó al laboratorio agregando una línea de investigación en vidrios de espín. Con la excepción de una licencia sabática en La Jolla, trabajé en el IVIC hasta noviembre de 1984. En esos años continué con buenos resultados la línea de investigación que describo arriba, enfatizando la preparación de nuevos materiales, generalmente compuestos de metales de transición con ligandos orgánicos, el crecimiento de cristales y la realización de experimentos de EPR y ENDOR en monocristales, experiencia que continúa siendo de gran utilidad en mis investigaciones. La química de los materiales que estudiaba pasó a ser parte importante de mi trabajo. Durante mi estadía en IVIC conté con la ayuda de Manuel Mesa, a quien conocí en una visita a Bogotá, que resultó de gran ayuda en el laboratorio y fue un buen amigo. Figura 2: En 1989, en el laboratorio de Santa Fe, cuando aún los espectros se dibujaban en papel, con Mario Passeggi, Carlos Steren, Débora Martino y Patricia Levstein. 8.2 1981 Sabático en La Jolla, 1980- George Feher visitó Venezuela en 1978 y me invitó a tomar un año sabático en su laboratorio, que se concretó a mediados de 1980 y prolongó por 18 meses. El plan primario era estudiar interacciones de intercambio de un ión FeIII con los aceptores primarios quinonas dentro de la proteína centro de la reacción fotosintética de la bacteria Rb Sphaeroides. No se conocía aún la estructura molecular del centro de reacción y esas investigaciones lideradas por George permitieron avanzar etapas importantes en el problema. Fue una investigación compleja que culminó en 1984 con publicaciones que continúan siendo importantes en el área (Calvo, Butler, et al. 1982; Butler et al. 1984). Durante mi sabático y con la ayuda de Zackary Fisk y Brian Maple pude usar sus facilidades experimentales en UCSD para estudios magnéticos de los sistemas que estudiaba en Caracas (Calvo, Nascimento, Fisk, et al. 1982; Calvo, Nascimento, Torikachvili, et al. 1982) así como estudiar el órden magnético del compuesto de cobre con glicina a través de la difracción de neutrones (Pringle et al. 1985). Conté con la ayuda de Otaciro Nascimento, colega brasileño del Instituto de Física de San Carlos de la Universidad de San Pablo, con quien continuamos colaborando hasta ahora. Ese año largo con mi familia en La Jolla es un muy buen recuerdo tanto desde el punto de vista de trabajo como personal. Lo repetí con mi esposa 15 años más tarde, trabajando en la misma área de fotosíntesis, cuando el conocimiento del tema había tenido una evolución importante. Regresamos a Caracas en Octubre de 1981, para continuar con mi línea de trabajo. 50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica 9. MI REGRESO A LA ARGENTINA: SANTA FE, FINES DE 1984 En 1982, después de la guerra de Malvinas, vinimos de visita a la Argentina y nuestros hijos quedaron atraídos por esa sensación de tener una familia más grande que la que conocían y empezaron a hablar de regresar. La idea cristalizó con la llegada de la democracia en 1983; la familia votó y decidimos programar nuestro regreso que se concretó a fines de 1984. La experiencia de Buenos Aires en los 70 había sido frustrante y nos decidimos por Santa Fe, donde Mario Passeggi había comprado equipamiento que yo necesitaba. Con Mario hemos trabajado juntos y con visiones complementarias de los problemas, en los últimos treinta años. La línea de trabajo fue principalmente el estudio de interacciones magnéticas en moléculas biológicas y sistemas modelo así como también en magnetos moleculares que en general involucran moléculas orgánicas. Comencé a trabajar en el laboratorio de INTEC (CONICET-UNL) en Santa Fe y desde mi llegada tuve tres estudiantes de doctorado, Ana María Gennaro, Patricia Levstein y Carlos Steren que contribuyeron a la cuarta (probablemente última) facilidad experimental que me tocó poner en marcha. Ellos permitieron arribar a los primeros resultados experimentales locales en Marzo de 1986 (Gennaro et al. 1987; Levstein et al. 1988; Steren, Gennaro, et al. 1989; Steren, Calvo, et al. 1989; Gennaro & Calvo 1989; Levstein & Calvo 1990; Levstein et al. 1991). Con Mario avanzamos también en varios otros problemas (Passeggi & Calvo 1989; Calvo et al. 1991; Calvo & Passeggi 1991; Passeggi & Calvo 1995). Entre 1985 y 1989 fui profesor titular de físico química con dedicación simple del Departamento de Química Física de la Facultad de Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, Universidad Nacional de Rosario. Viajaba semanalmente a Rosario y dictaba clases en esa Facultad. En 1989 la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral en Santa Fe me invitó a concursar como Profesor Titular del Departamento de Física, que por aquella época sólo contaba con un laboratorio de alumnos y tomé esa tarea, dejando mi cargo en Rosario. En años siguientes dirigí tesistas de doctorado en física o química que realizaban su trabajo dentro del INTEC (Débora Martino, Sergio Dalosto y Marta Massa (Martino et al. 1995; Dalosto et al. 1999; Massa et al. 2000) así como en el Doctorado en Ciencias Biológicas de la Facultad de Bioquímica (Carlos Brondino, Nieves Casado y Alberto Rizzi). Estas últimas tesis enfatizaban aspectos relacionados con moléculas biológicas utilizando el equipamiento de RPE que teníamos en INTEC que fue la herramienta experimental principal (Brondino et al. 1993; Brondino et al. 1995; Sartoris et al. 1999; Casado et al. 2001; Rizzi et al. 2002; Rizzi et al. 2003). Colaboraciones con colegas de Brasil, Chile, España, Francia, Polonia y Estados Unidos me dieron acceso a 23 otras herramientas experimentales y a compartir experiencias que contribuyeron al éxito de nuestro trabajo. Recuerdo bien mi colaboración con Raul Rapp en Río de Janeiro y las excelentes facilidades de mediciones magnéticas a muy bajas temperaturas que compartimos (Siqueira et al. 1993; Rapp et al. 1995; Hoffmann et al. 2001; Chagas et al. 2006). La memorable y eficiente ayuda de la Fundación Antorchas con sus proyectos nacionales e internacionales tuvo un rol fundamental en nuestro trabajo. 9.1 Otro sabático: La Jolla y Bilbao, 1996-1998 En febrero de 1996 falleció nuestro hijo menor y con mi esposa vimos la conveniencia de alejarnos de Argentina por un tiempo usando mi licencia sabática, compartiéndola entre la bien conocida La Jolla y Bilbao, en España. Estuvimos en La Jolla por un año y en el Departamento de Química Inorgánica de la Universidad del País Vasco en Bilbao, por seis meses. Luego, regresamos a La Jolla por períodos anuales de tres meses hasta cuando George se retiró y cerró el laboratorio en 2005, Figura 3: Con Dante Gatteschi y Yuri Yablokov en la reunión ISMAR 1988 en Poznan, Polonia. 24 CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Figura 4: En La Jolla con George Feher y Roger Isaacson en Mayo de 1997. después de más de 45 años de importantes logros. En esas visitas a La Jolla dediqué todo mi tiempo al estudio de varios problemas relacionados con el centro fotosintético de bacterias. Ellos se encadenaron a medida que se realizaban nuevas mediciones y resolvimos el acople magnético entre los aceptores quinona y su relación con la transferencia electrónica (Calvo et al. 2000; Calvo et al. 2001), la distribución electrónica del radical quinona usando ENDOR (Flores et al. 2003; Flores et al. 2006; Flores et al. 2007) y la relajación del radical quinona (Calvo et al. 2002). Mi visita a Bilbao fue al laboratorio de Teófilo Rojo a quien había conocido en una visita corta algunos años antes. Colaboramos en problemas de magnetismo molecular que nos interesaban mutuamente con varios logros interesantes (Unamuno et al. 1998; Calvo et al. 1999; Schlam et al. 2000). Fui invitado a incorporarme por un tiempo más largo como profesor del departamento pero era difícil compatibilizar esa invitación con mis visitas a La Jolla y sólo la repetí por cuatro meses en el año 1998. 10. EL SIGLO XXI Comencé el siglo compartiendo mi trabajo en Santa Fe con mis visitas de tres meses anuales a La Jolla trabajando en centros fotosintéticos. De acuerdo con las facilidades experimentales locales que tengo orienté mi trabajo en Santa Fe al estudio de magnetos moleculares de iones de transición 3d, 4f y mixtos. Contribuyó mucho en esta dirección la colaboración con Mireille Perec, química de INQUIMAE, FCEN-UBA que nos proveyó de nuevos materiales y de su “insight” químico, muy útil en este tema multidisciplinario. Entre 2006-2009 tuvimos un proyecto de colaboración binacional ECOS Sud en temas de magnetismo con Octavio Peña de la Universidad de Rennes y el CNRS de Francia. En 2006 presenté ante FONCyT y CONICET mi último proyecto grande para comprar un equipo moderno de RPE, que se instaló en la Facultad de Bioquímica como facilidad nacional. Me jubilé en 2010, dejando poco antes la dirección del Departamento de Física y manteniendo cargos de Profesor Titular Consulto en la UNL e Investigador Superior Contratado en CONICET. Cuando dejé la dirección del Departamento de Física de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas de la UNL habíamos formado en 20 años una unidad de investigación productiva, con profesores que habían completado sus doctorados. Actualmente, dentro del sistema CONICET, trabajo en el recientemente creado Instituto de Física del Litoral. Realizo investigaciones Figura 5: Festejando los 50 años de graduados del IB a fines de 2013. Mario Passeggi, Rafael Calvo, Oscar Corbella, Doracy Primerano, Cayetano Pomar, Jaime Moragues, Miguel Ipohorski y Alberto Filevich, en la casa de Miguel. 25 50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica orientadas al estudio de moléculas con funciones biológicas relevantes, como los pirofosfatos de iones de transición (con Rosana Sartoris quien realiza bajo mi dirección su tesis doctoral en Ciencias Biológicas (Sartoris et al. 2010; Sartoris et al. 2014)), y los magnetos moleculares con énfasis en el estudio de transiciones de fases cuánticas, utilizando, entre otras, la técnica de RPE (Napolitano et al. 2008; Perec et al. 2010; Calvo et al. 2011). 11. LOGROS CIENTÍFICOS Para terminar enfatizaré dentro de los trabajos científicos que realicé los que me dieron más enseñanzas y satisfacciones o me permitieron mayores logros. De la primer parte de mi carrera elegiría uno dentro del área de la interacción espín-red que formó parte de mi tesis doctoral acerca del efecto de deformaciones elásticas en el espectro de RPE de GdIII en monocristales de CaF2 (Calvo, Isaacson, et al. 1969). Me formó en técnicas experimentales y en problemas teóricos que luego transmití a varios discípulos que dirigí en Bariloche y en Buenos Aires. De años posteriores en Caracas recuerdo un trabajo en el que apliqué la técnica de ENDOR al estudio de la interacción hiperfina de ligandos N de iones CuII en cristales del aminoácido alanina (Calvo et al. 1980). Requirió el montaje de un laboratorio de relativa complejidad y debí recorrer todas las partes experimentales y teóricas de esa línea científica. Comencé a preparar nuevos materiales y a colaborar con cristalógrafos (Eduardo Castellano y Oscar Piro en el siglo XX y Ricardo Baggio en el XXI). Junto con ellos hemos agregado a la base de datos cristalográficos de Cambridge ~50 estructuras cristalinas de nuevos materiales, generalmente compuestos de metales de transición con ligandos orgánicos preparados en mis proyectos cien- tíficos. El contar con esos nuevos materiales me dio gran libertad para diseñar mis trabajos de investigación. En los primeros años en Santa Fe elijo un estudio de las propiedades magnéticas del compuesto de cobre de alanina (Calvo et al. 1991) que requirió experimentos de varios tipos así como diferentes técnicas teóricas. Agrego también dos publicaciones separadas por 10 años y 4700 km sobre el mismo compuesto de CuII con isoleucina (Calvo et al. 1985; Martino et al. 1995), que en su segunda fase nos permitió observar transiciones de fase cuánticas usando RPE. En épocas recientes me inclinaría por un estudio más avanzado de esas transiciones cuánticas (Calvo et al. 2011) que me requirió navegar entre la física y la química de varios problemas acerca de dímeros magnéticos, condensación de BoseEinstein y excitaciones magnéticas. Entre los trabajos donde colaboré con George Feher elijo los dos que más disfruté, realizados en La Jolla con ~15 años de diferencia (Butler et al. 1984; Calvo et al. 2000), que permitieron logros relevantes acerca del centro fotosintético de bacterias. diferentes, algunas buenas y otras difíciles. Deseo que el siglo XXI sea mejor para las generaciones que nos siguen. 13.BIBLIOGRAFÍA Barberis G.E., Calvo R. (1973). Angular variation of the EPR linewidths of ions in tetragonal symmetries: Mn2+ in CaWO4. Solid State Communications, 12, 963–965. Barberis G.E., et al. (1975). EPR spectra and linewidths of Mn2+ in calcite. Physical Review B, 12, 853–860. Barberis G.E., Martins G.B., Calvo R. (1994). Spin-lattice interactions for ions in low symmetry sites: The case of Mn2+:CaCO3. Physical Review B, 49, 8583–8590. Bloembergen N., Purcell E.M., Pound R.V. (1948). Relaxation effects in nuclear magnetic resonance absorption. Physical Review, 73, 679–701. Brondino C.D., et al. (1993). Exchange interaction between Copper(II) ions through glutamic acid molecules. Inorganic Chemistry, 32, 2078–2084. 12. CONCLUSIÓN En este ejercicio de síntesis recordé gente que me acompañó durante mi vida científica, los que fueron mis maestros, mis colegas y mis discípulos, los lugares donde estuve y los temas de trabajo donde puse mis esfuerzos y tuve mis logros. Colaboré con muchos y a todos les estoy profundamente agradecido, aunque quizás no haya nombrado a alguno en particular. Leí con interés otras reseñas de gente que aprecio y respeto y deseo que este escrito pueda interesar a otros por los tiempos y situaciones que nos tocaron compartir, como a mí me interesaron las que leí. El siglo XX, donde sin duda transcurrió la mayor parte de mi vida, ha sido pleno de cosas Brondino C.D., et al. (1995). Magnetic interactions in aqua(l-aspartato)(2,2′-bipyridine)copper(II) trihydrate. Inorganica Chimica Acta, 228, 261–266. Butler W.F., et al. (1984). The electronic structure of Fe2+ in reaction centers from Rhodopseudomonas sphaeroides. III. EPR measurements of the reduced acceptor complex. Biophysical Journal, 45, 947–973. Calvo R., Bemski G. (1976). On the electron spin resonance linewidths of metmyoglobin. The Journal of Chemical Physics, 64, 2264–2265. Calvo R., Butler W.F., et al. (1982). Spinlattice relaxation time of the reduced 26 CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 primary quinone in reaction centers from Rb. Sphaeroides. Biophysical Journal, 37, p.A111. uniaxial stress. Physics Letters A, 30, 287–288. State Communications, 15, 823– 826. Calvo R., et al. (1968). Uniaxial stress measurements on iron group impurities in calcium oxide. 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A cada uno de ellos podría haberle tocado el “deber” en (mala) suerte… No me cabe duda que cualquiera que fuere comenzaría diciendo algo como “Es un gran honor presentar la reseña de…” y seguiría con elogios y adjetivos de diferente tono dependiendo de la personalidad de cada uno. Hasta imagino que muchos de ellos pensarán al leer esto, si tienen la oportunidad de hacerlo, que les hubiera gustado ser la(el) elegida(o). Pero ciertamente todos imaginamos el tono promedio del texto. Cuando alguien solicita una carta de recomendación (y la semblanza se le parece bastante), espera eso, que hablen bien de él, de su trayectoria. Nunca se imagina que esa carta comience diciendo: Cuando no puedo hablar bien de alguna persona, mejor no digo nada… y punto final. Eso sí que sería divertido. Por esta razón voy a obviar el pedido de la semblanza y voy a agregar a modo de introducción a la reseña, solo algunos datos biográficos que a lo mejor alguien gustaría conocer o recordar y que la complementan en algún sentido. Nací en Mendoza el 3 de diciembre de 1943, era viernes. Cuando un colega se enteró donde había nacido dijo: Ahora se entienden muchas cosas… Escuela pública. Ado- lescente vine a La Plata a estudiar. De la estación de ferrocarril de 1 y 44 hasta 62 entre 18 y 19 viajamos en mateo de caballo… Allí vivía con otros mendocinos en una vieja casa “chorizo” que lucía un cartel con el nombre: Villa Tintillo. Estudiar a más de 1200 km de la familia, además de todo lo que significaba, era un esfuerzo económico altamente no trivial, que pude afrontar, entre otras cosas, gracias al Comedor Universitario de la UNLP. Conté también con la ayuda adicional y fundamental de familias platenses que me “adoptaron”. Los Marchesini de calle 62 y los Apreda de calle 5 tienen que ser nombrados con el agradecimiento más emocionado. La Universidad fue un desafío continuo: desprenderse de innumerables prejuicios y dogmas provincianos y de los otros; decidir la ocupación del tiempo; elegir; elegir; elegir… Después sigue la vida comentada en la reseña. Sí, porque más que de una trayectoria científica la reseña termina hablando de la vida misma. Siguiendo la evoluciÓn del concepto de elementalidad: la FÍsica de las simetrÍas fundamentales Palabras clave: Física Teórica. Fenomenología de las interacciones fundamentales. Keywords: Theoretical Physics. Phenomenology of the fundamental interactions. Carlos García Canal Profesor Emérito Universidad Nacional de La Plata; Investigador Superior CONICET, Instituto de Física de La Plata. [email protected] Escuché alguna vez que es fácil saber cuando alguien se ha vuelto viejo porque todo lo que dice lo ilustra con una anécdota personal… Aquí quedará demostrado, si es que todavía hiciese falta luego de haber sido invitado a escribir esta reseña…. El comienzo de mi carrera científica profesional creo que se debe a Jorge Staricco quien era nuestro profesor de Física Teórica de la Licenciatura. Un año dictaba Electromagnetismo y el siguiente Mecánica Cuántica, de modo que a mi título de grado le tocó ser cuántico…Al Electromagnetismo lo estudié en el postgrado. Siendo alumno de Staricco, me propuso que fuera a hacer el doctorado en la Universidad de Brasilia de reciente creación, con Jayme Tiomno, uno de los físicos brasileños más relevantes, especialista en interacciones débiles. Acepté de inmediato y en 1965 me instalé en Brasilia con 21 años… Había comenzado a trabajar con Tiomno, pero lamentablemente los militares brasileños terminaron con la idea Brasilia ese mismo año, abortando una de las experiencias académicas más innovadoras y prometedoras de América Latina, diseñada por Darcy Ribeiro, Oscar Niemayer y José Leite Lopes, entre otros. Allí nació mi rica relación académica, científica y humana con Brasil, la que aún perdura. Regresé a La Plata, aunque había sido aceptado por Louis Néel en Grenoble para realizar el doctorado. En la UNLP, el director de mi tesis doctoral, que trató del problema cuántico del sistema de tres partículas, fue Víctor Alessandrini de invalorable ayuda y guía. Nos enseñó el camino a seguir en la tarea científica. Ese período de formación y entrenamiento en la investigación lo compartimos con Huner Fanchiotti, que fue el compañero de ruta ideal. Por ello lo sigue siendo hoy… La tesis fue presentada en octubre de 1967, año en que ya sufríamos, esta vez en Argentina, la opresión militar que maltrató a la ciencia y a los científicos como recuerda la tristemente célebre “noche de los bastones largos”. En esos años conocí personalmente a Juan José Giambiagi en una reunión de la Asociación Física Argentina en Tucumán. Allí presidía una sesión en la que presenté mi primera comunicación científica oral, ligada a mi tesis doctoral en realización. En ese entonces el proyector de transparencias no era usual. Como tenía que mostrar muchas ecuaciones y muy largas, decidí preparar diapositivas fotográficas con las fórmulas relevantes. Cuando Giambiagi me citó a exponer, al verme llegar con las diapositivas en la mano, me dijo que probablemente me había equivocado de sesión, ya que esa que él dirigía no estaba dedicada a la Física Experimental, donde sí se usaban diapositivas y no tiza…El impacto de sus palabras fue suficiente, en mi condición de aprendiz, como para provocar la caída de todas ellas al piso. No pude utilizarlas. Imaginan que a partir de ese momento le dí razones para tener que escuchar muchas veces y por años, el calificativo de “chiquilín” que siempre le gusto usar para conmigo. Para esto se unía el hecho de ser, en algún sentido, su “nieto” Siguiendo la evolución del concepto de elementalidad: la Física de las simetrías fundamentales científico ya que Alessandrini había sido su discípulo. Esa condición singular me permitió gozar con él de los privilegios particulares que siempre tuvieron y tendrán todos los nietos del mundo... El CONICET a través de una beca externa, me posibilitó una estadía postdoctoral de dos años en el International Center for Theoretical Physics (ICTP) de Trieste bajo la dirección de Abdus Salam. Recuerdo que tuve que pagar 50 dólares para conseguir viajar en avión a Italia, ya que CONICET pagaba el viaje en barco…Allí desperté a la fenomenología de las interacciones fundamentales, el tema central de mi tarea científica desde ese momento. En el ICTP trabajé con Roberto Odorico y nos encontramos con Andrés García del Instituto Balseiro, quien también estaba con una beca. Este encuentro inició una larga colaboración que se concretó en una serie de trabajos, continuados luego junto a Luis Masperi durante mi permanencia en el Instituto Balseiro en los años 1975 y 1976. En Trieste reencontré a Giambiagi y entablamos una verdadera amistad. Recuerdo muy especialmente nuestra conversación de entonces sobre el “horror vacui”, la situación desesperante del físico teórico frente al papel en blanco sin saber qué calcular, tal como el pintor frente a la tela antes de la primera pincelada. Me ayudó de verdad a superar ese difícil momento en que como investigador debemos empezar a ser (o parecer...) “independientes” a partir de la finalización del doctorado. Participé de las escuelas, congresos y simposios que se realizaron durante mi estadía en el ICTP. De ellos destaco el Simposio de 1968 que organizó Salam con motivo de la inauguración del nuevo edificio en Miramare, lugar al que nos trasladamos desde Piazza Oberdan en el centro de Trieste. Allí conocí a Faddeev, el autor de las ecuaciones que habían sido parte central de mi tesis doctoral; a Lifshitz, el “compañero de fórmula” de Landau; a Klein, sin Gordon; a Dalitz, que diseñó el gráfico para detectar la presencia de resonancias en la dispersión de partículas; a Schwinger, uno de los creadores de la Electrodinámica Cuántica; a Fock, el del espacio de; a Crick que con Watson descubrieron la estructura de doble hélice del DNA; a Heisenberg, con su principio de incerteza; a Dirac, con su ecuación y a muchos más. Para un joven aprendiz de investigador en Física esta reunión fue del mayor impacto emocional y de gran trascendencia. Las fotos que tomé de muchos de ellos visten la zona del Departamento de Física de la UNLP donde trabajo. En ese año, pude presentar resultados ligados a la tesis doctoral en un congreso sobre el problema cuántico de tres partículas en Birmingham. Aquí hay otra anécdota recordable. La recepción social del congreso consistió en una fila para la presentación formal a las autoridades de la Universidad y al chairperson de la conferencia, Rudolph Peierls, luego de lo cual ofrecían una pequeña copa de jerez que bebías de un sorbo. Finalmente entregabas la copa vacía y salías de la sala, había concluido la recepción. Lo anecdótico fue que el distintivo con el nombre de institución que es usual proveer a cada participante estaba diseñado para ser usado en el bolsillo superior del saco. He aquí que no uso saco… y por ello lo llevaba dentro del bolsillo del pantalón. Para la presentación que mencioné, un bastonero leía el nombre del distintivo en voz alta y luego debías dar la mano a las autoridades. Distraído con mi mujer, llegó mi turno y como no tenía visible el distintivo, fuimos anunciados: “Mrs. and y Mr. No Name”…De aquí podrían sacarse muchas conclusiones… 31 La permanencia en el ICTP se prolongó varios meses más luego de la finalización de la beca CONICET, a través de un contrato que me ofreció Salam. Ya para ese entonces, Salam me conocía. Esto lo menciono ya que una anécdota divertida a ese respecto había ocurrido seis meses después de mi llegada al ICTP. En ese momento debía enviar un informe de actividades al CONICET, avalado por el director de la beca externa. Pedí ver a Salam para que firmara el mencionado aval y le llevé el informe con un resumen en inglés que ya tenía mi firma con aclaración. Cuando iba a firmar, Salam me mira y pregunta: “Who is García Canal?”… Usé esta anécdota alguna vez que me tocó presentarlo en una conferencia. De regreso a la Universidad Nacional de La Plata, viví 6 meses “de turista” hasta que en setiembre de 1970 se concretó mi ingreso a la Carrera del Investigador del CONICET. Encontré en La Plata a Carlos Bollini y J. J. Giambiagi, quienes habiendo sido expulsados de la Universidad de Buenos Aires acababan de ser contratados en la UNLP. Con ellos compartí uno de los períodos científicamente más enriquecedores de mi carrera. Conociendo que Bollini era un experto en Teoría Cuántica de Campos, le pedí que nos diera un curso ya que durante el tiempo de mi formación académica y de postdoc, no había tomado contacto en detalle con esa disciplina, por cuanto era casi “mala palabra”… Los grados de libertad últimos de los núcleos eran protones y neutrones ya que los quarks eran todavía una curiosidad formal. La constante de acoplamiento de protones y neutrones con los mesones pi, portadores de la interacción nuclear, es del orden de 14, de modo que una teoría de campos en ese ámbito era imposible de ser tratada de manera perturbativa. La respuesta de Bolli- 32 ni fue: da el curso vos… es la mejor forma de aprender la Teoría de Campos. Y así fue. A partir de 1974, la vida académica y la cotidiana en La Plata eran muy difíciles, por decir lo mínimo. Decidí entonces aceptar la invitación del Instituto Balseiro para ser profesor en Bariloche. Pasé dos años muy válidos en el aspecto científico y también en el humano. Allí con Andrés García y Luis Masperi desarrollamos un fructífero plan de investigación, que incluyó varios tesistas y se concretó en diversas publicaciones de interés entre nuestros colegas sobre fenomenología de las interacciones fuertes en términos de modelos para la dispersión elástica y difractiva basados en teorías de campo para las singularidades. En el Instituto Balseiro organicé el Coloquio-Seminario que periódicamente reunía a los investigadores de las distintas áreas, atraídos también por el café y los dulces del Turista… Era una actividad muy importante ya que como gustaba decir Giambiagi, el seminario es el termómetro de la vida académica y científica de una institución. Para el curso lectivo 1977 regresé a La Plata. En julio de ese año debí presentar un informe de actividades docentes y de investigación a la Facultad de Ciencias Exactas correspondiente al período 1972-1977. A este informe lo acompañé con una carta al decano interventor (de cuyo nombre no quiero acordarme…) impuesto por la dictadura, donde destaqué la constante y perjudicial perturbación a la que se veían sometidas nuestras tareas, que llegaba a extremos tales como ser designados en nuestros cargos por períodos de un mes (por las dudas “nos portábamos mal”) y carencia total de apoyo económico para el material bibliográfico, etc., etc. La respuesta por escrito del decano, que incluía la devolución de mi informe, intenta- CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 ba vanas justificaciones y terminaba diciendo que “conocedor de la responsabilidad que siempre ha caracterizado los actos del señor Profesor, lo dejo en plena libertad de elegir las condiciones y el lugar de trabajo que más le convengan”… Aceptó una renuncia que nunca presenté. Al final de la sangrienta dictadura cívico-militar llamada Proceso, los usurpadores del poder quisieron hacer perdurar como profesores universitarios a sus elegidos. Para ello se realizaron concursos. Para presentarse a esos concursos era imprescindible llenar un formulario especial dedicado a los servicios de informaciones de las diferentes fuerzas armadas. Por esta razón y en solidaridad con muchos colegas perseguidos que no podían concursar, decidí no presentarme a los concursos de la dictadura. Como no se presentó nadie a mi cargo, continué contratado como interino en la UNLP. Pocos años después, ya en democracia, el gobierno dictó una nueva ley universitaria, donde no se animó a declarar nulos a todos los concursos universitarios de la dictadura y sólo permitió que se reabrieran aquellos de los cuales alguien se manifestara parte interesada. Decidí entonces presentarme como interesado en todos y cada uno de los cargos del Departamento de Física de la UNLP. La comisión que entendió en el asunto me dio la razón y por ello, en 1985, todos los cargos de profesor del Departamento de Física de La Plata fueron concursados. Nuestra institución tuvo ciertamente una nueva fundación. Entre 1984 y 1985, a pedido de Roberto Perazzo, subsecretario de Ciencia y Técnica en ese momento, conformamos junto a Francisco de la Cruz y a Guillermo Dussel el llamado Comité Ejecutivo del Área de Estudio Sectorial en Física de la Subsecretaria de Coordinación y Planificación de la Secretaria de Ciencia y Técnica del Ministerio de Educación y Justicia de la Nación. El objetivo del comité fue hacer un relevamiento del estado de la investigación en Física en la Argentina. Nuestro informe tuvo un gran impacto y generó una importante polémica y airadas protestas, sobre todo por parte de los actores cuya actividad sufrió merecidas críticas. El balance posterior indicó que el informe se constituyó en un incentivo para potenciar y mejorar la investigación en Física. En la UNLP los cargos de profesor se concursan cada siete años. Pueden ser renovados por el Consejo Académico una sola vez al cabo de esos siete años. Habiendo transcurrido catorce desde 1985, mi cargo fue nuevamente concursado. Durante el proceso del concurso de mi cargo, en el que fui el único presentado, la Facultad exigió una clase de oposición. Mi exposición fue una verdadera “oposición” diciendo que se trataba de una tremenda afrenta moral a un profesor que en ese momento tenía más de cuarenta años de docente. Sostuve, entre otras consideraciones, que si era necesaria una clase sobre el segundo principio de la termodinámica para que se detectara si podía seguir siendo profesor de la UNLP, la universidad carecía totalmente de eficiencia para percibir insuficiencias entre sus docentes ya que estaba tardando 45 años en hacerlo. Mi “cruzada” por la estabilidad de los profesores, que les asegurara sentido de pertenencia a la institución, no tuvo éxito y terminé mis últimos años de profesor en forma interina ya que se anuló el concurso. A comienzos de los 90, con mi otro compañero de ruta, que también por ser ideal lo sigue siendo, Luis Epele, animamos a María Teresa Dova a cambiar su orientación inicial y realizar su postdoc en el CERN, trabajando en el experimento L3 de LEP. Contribuimos así a que iniciara Siguiendo la evolución del concepto de elementalidad: la Física de las simetrías fundamentales su brillante carrera científica, que la ha llevado a ser reconocida internacionalmente por sus contribuciones de gran relevancia a L3, al Observatorio AUGER y a la colaboración ATLAS de LHC. La sucesión de premios nacionales e internacionales que obtuvo (y obtendrá sin duda) la colocan en lo más alto de la ciencia argentina de hoy. Con Luis Epele encaramos también a partir de los 90 varios proyectos que tuvieron impacto interesante. Por un lado, tomando prestado el nombre a los colegas brasileños, pusimos en marcha “La Ciencia va a la Escuela”, una serie de visitas a las escuelas y colegios de la zona de influencia de La Plata llevando el mensaje de la Ciencia contemporánea. El segundo fue el establecimiento de la red Latinoamericana de Fenomenología de las Interacciones Fundamentales que consiguió imponer el contacto de la teoría con los datos experimentales y revertir la endémica matematización de la Física en nuestros países. Esta iniciativa se inspiró en el concepto de “masa crítica regional”, ya que era imprescindible emprender un esfuerzo conjunto por cuanto cada país aisladamente no tenía el tamaño necesario para moverse con cierta autonomía en las diferentes áreas de la ciencia. También con Epele participamos durante una decena de años en la enseñanza de la Física en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP, tanto a nivel de grado como de posgrado. Fue una experiencia apasionante, llegar con el mensaje científico a ese ámbito. Este texto debe ser una reseña de mis actividades y por ello voy a incluir un breve resumen de lo que han sido mis intereses más directos en diversas áreas. Menciono: Mecánica Cuántica de sistemas de pocos cuerpos; Fenomenología de las Interacciones Fundamentales: Modelo de Reggeons; Modelo Estándar; Cromodinámica Cuántica; Teoría Cuántica de Campos; Teorías Quirales; Mecánica Estadística: transiciones de fase y fenómenos críticos; Radiación Cósmica y Astrofísica; Matemática Aplicada: grupo de automorfismos, ecuaciones diferenciales no lineales; Aplicaciones en Econofísica y en Geofísica. Entre todas ellas hay contribuciones, que pueden considerarse pioneras, al Problema Cuántico de Tres Partículas incluyendo fuerzas nucleares y electromagnéticas y las referidas al Problema Electrostático de Líneas de Transmisión en sus múltiples variantes que tienen aplicaciones prácticas de las más diversas. En particular la empresa de Electricidad Belga utilizó nuestros resultados en al análisis de las redes de distribución de energía. En la Fenomenología de las Interacciones Fundamentales y en particular en el área de la Dispersión Inelástica Profunda de partículas elementales, puedo mencionar las contribuciones a la comprensión de los efectos nucleares basada en las propiedades de escala de las variables cinemáticas. En esta área fenomenológica es de interés el análisis de los procesos con proyectil y blanco polarizados, que dio lugar a parametrizaciones de la estructura del protón de relevancia experimental. También se destacan los avances teóricos en relación con la Cromodinámica Cuántica y las funciones de fractura, ligadas a los procesos de formación de hadrones en el estado final de la dispersión. Por otra parte, se desarrollaron nuevas realizaciones del grupo de renormalización aplicadas a sistemas de espín y sistemas con simetría de gauge. Finalmente se debe mencionar el análisis y desarrollo de métodos para el estudio de la Mecánica Cuántica Conforme (invariante de escala) que permitieron no sólo un avance teórico a través del uso de técnicas de la Teoría Cuántica de Campos: regularización y renormalización, sino también a poder comprender el problema del momento dipolar crítico 33 de moléculas polares. Los trabajos del área de Física de Partículas y Campos pueden consultarse a través de la base de datos HepInspire en: https://inspirehep.net/sea rch?ln=en&p=find+a+garcia+canal &of=hb&action_search=Search Probablemente ninguna de mis contribuciones científicas debe haber conseguido mover el amperímetro…, sin embargo me permitieron enriquecer mi vida científica y mis clases por el aporte de tantos colaboradores y estudiantes. Una preocupación constante que me guió y a lo mejor éstas demuestran, es estar siempre al día con la información. Probablemente también tuvieron fuerte correlación con la formación del actual grupo de física de partículas y altas energías del Departamento de Física de la Universidad de Buenos Aires. Conseguimos que Guillermo Dussel, quien produjo el renacimiento de ese departamento, impulsara en su momento el ingreso como docentes de Rodolfo Sassot y Daniel de Florian, dos de mis sobresalientes ex-estudiantes y hoy colegas, quienes son ciertamente orgullo de la ciencia argentina. También tuvimos influencia directa en el regreso al país de Ricardo Piegaia, uno de los representantes argentinos en los grandes experimentos internacionales, hoy con base en ATLAS del CERN. Ciertamente me llenó de orgullo comprobar que Juan Maldacena, nuestra estrella científica internacional, eligió para La Nación, como físicos del año 2013, precisamente a María Teresa Dova, Daniel de Florian y Ricardo Piegaia, por su participación directa en la detección del bosón de Higgs. Voy a mencionar a todos mis estudiantes de doctorado y licenciatura, porque ellos fueron quienes impulsaron mi tarea y me mantuvie- 34 ron atento a los avances de mis áreas de interés en la Física. El recorrido histórico comienza con Héctor de Vega, actual Directeur de recherche del CNRS en Paris; Mariel Santángelo, profesora del Departamento de Física de la UNLP; Graciela Gelmini, Full Professor de UCLA; Hugo Christiansen, profesor de la Universidade do Ceará; Antonio Bouzas, profesor del CINVESTAV en Mérida; María B. Gay, profesora del Universidade do Rio Grande do Sul; Héctor Giacomini, Professeur à l’Université de Tours; Claudio Mirasso, profesor en la Universidad de las Islas Baleares; Rodolfo Sassot, profesor de la UBA; Daniel de Florian, profesor de la UBA; Ana María Lerner, investigadora de la CNEA; Juan Ponciano, profesor en la Universidad de Guatemala; Alejandro Daleo, en Zurich; Horacio Camblong, Full Professor en la University of San Francisco; Sergio Fanchiotti, analista senior de Standar and Poor’s; Julio Guillén, Professeur Université de Lille; Francisco Ariztizabal, gerente de Quipusoft; Alberto Rizzo en New York; Eric Roddick, Engineer en Western Digital; José Edelstein, Profesor en la Universidad de Santiago de Compostela; Alvaro Ayala, Profesor en la Universidade de Pelotas; Pablo Lacentre, Investigador de YPF; Ezequiel Arneodo, postdoc en New York University; Mariano Caruso, Universidad de Granada. Voy a mencionar también a todos los coautores de mis trabajos científicos porque con todos ellos aprendí y me siento orgulloso de que sean tantos y de tan diferentes instituciones: V. Alessandrini (CNRS), H. Fanchiotti (UNLP), D. Avalos (UNMdP), L. Epele (UNLP), M. Gregorio (UFRJ), A. García (IB), R. Odorico (ICTP), H. Girotti (URGS), H. Vucetich (UNLP), C. Ferro Fontán (UBA), G. Violini (U. Calabria), L. Masperi (IB), N. Parga (IB), A. Della Selva (U. Napoli), V. Kuz (UNLP), M.B Gay (UFRGS), J. Martins Simoes (UFRJ), CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 C.E.M. Aguiar (UFRJ), C. Avilez (UNAM), M.L. Bruschi (IB), C. Camarata (UNLP), E.M. Santángelo (UNLP), J.A. Grifols (U.A. Barcelona), A. Méndez (U.A. Barcelona), S.J. Sciutto (UNLP), C.M. Arizmendi (UNMdP), E, Roulet (IB), R, Méndez Galain (U. República Uruguay), J. Sá Borges (UFRJ), F.R.A. Simao (CBPF), A.O. Sampayo (UNMdP), M.C.P. Maia (UFRJ), J.H. Lopes (UFRJ), S. Fanchiotti (UNLP), H. Christiansen (UNLP), A. Bouzas (CINVESTAV), A.F. Pacheco (U. Zaragoza), J.C. Guillén (U. Lille), A.H. Rizzo (UNMdP), R. Sassot (UBA), G.A. González Springberg (U. República Uruguay), J. Bernabeu (U. Valencia), J. Vidal (U. Valencia), E. Leader (U. London), D. de Florian (UBA), A.L. Ayala (UFRGS), D. Gómez Dumm (UNLP), M.T. Dova (UNLP), P. Lacentre (UNLP), J. Swain (Northeastern U.), S. Joffily (CBPF), W. Ponce (U. Antioquia), A.N. Cillis (UNLP), J.A. Ponciano (U. Guatemala), H. Camblong (U. San Francisco), M. Marucho (U. San Antonio), H. García Zúñiga (UNLP), G.A. Navarro (UBA), N. Martínez (UNLP), A. Daleo (UNLP), C. Hojvat (FERMILAB), R. Luna (CINVESTAV), A. Zepeda (CINVESTAV), C.R. Ordoñez (U. Texas), L.A. Anchordoqui (Wisconsin U.), H. Goldberg (Norteastern U.), F. Halzen (Wisconsin U.), J. Sañudo (U. Extremadura), V. Vento (U. Valencia), A. Delgado (Notre Dame U.), F. Cornet (U. Granada), T. Tarutina (UNLP), J.G. Esteve (U. Zaragoza), F. Falceto (U. Zaragoza), M. Caruso (UNLP), F. Schaposnik (UNLP), P. Arias (U. de Chile), J. Gamboa (U. Chile), F. Méndez (U. de Chile), V. Mitsou (IFIC Valencia), J.I. Illana (U. Granada), M. Masip (U. Granada), I. Grau (U. Granada), G. Pancheri (Frascati). Vale insistir en la importancia que tienen para la vida científica las interacciones con investigadores de muy diferente origen. Desde hace varios años la responsabilidad de director de los proyectos de nuestro Laboratorio la tiene Sergio Sciutto, cuyas realizaciones y cuyo prestigio científico internacional han potenciado nuestra presencia en el área de la fenomenología de las interacciones fundamentales y la radiación cósmica. Si alguien consiguió llegar hasta aquí en la lectura de esta reseña, habrá notado que no he presentado estadísticas numéricas sobre mis trabajos, citas, etc., etc. Necesito explicitar que siempre sostuve que la tarea científica de ningún modo puede describirse usando un espacio métrico. Toda numerología es engañosa. No voy a incluir ejemplos pero existen numerosos y muy bien conocidos que muestran lo irrelevante el balance de citas, factor “h” y demás para detectar científicos válidos y trascendentes. Por supuesto que hay que publicar, tus trabajos deben ser considerados por tus pares, hay que dirigir tesis, hay que hacer presentaciones en congresos, pero no debemos olvidar que 87 es mayor que 73 sólo en Aritmética… Como comentario final parece imprescindible parafrasear aquí a John Berger, el multifacético escritor, pintor y pensador inglés que en la presentación de su libro de poemas sostiene que la palabra poeta no debe ser considerada un sustantivo sino un adjetivo. Estoy seguro de que lo mismo vale para físico. Por ello no usé esa palabra para mencionarme… Cuando finalicé mi exposición al recibir el Premio Teófilo Isnardi de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales dije: Y todo fue porque está Graciela y Federico y Ezequiel e Ignacio y Hernán. Al culminar la escritura de esta reseña reitero con fuerza ese párrafo que lo acreciento con y Vicky y Luz y Lula y Antares y Ana y Mercedes y Emilia y Gregorio y Manuela… NOTA PROVISTA POR EL MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN PRODUCTIVA Recuperación de tecnologías ancestrales y sustentables en Jujuy La vicuña como modelo de producción sustentable Ciencia e historia se unen para preservar a la vicuña Cazando vicuñas anduve en los cerros Heridas de bala se escaparon dos. - No caces vicuñas con armas de fuego; Coquena se enoja, - me dijo un pastor. - ¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja, cercando la hoyada con hilo punzó ? - ¿Para qué matarlas, si sólo codicias para tus vestidos el fino vellón ? Juan Carlos Dávalos, Coquena Lo primero es pedir permiso a la Pachamama. Porque a ella, en la cosmovisión andina, pertenecen las vicuñas que se extienden por el altiplano de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Una ceremonia ancestral, unida a la ciencia moderna, permite que comunidades y científicos argentinos exploten de manera sustentable un recurso de alto valor económico y social. La vicuña es una especie silvestre de camélido sudamericano que habita en la puna. Hasta 1950-1960 estuvo en serio riesgo de extinción debido a la ausencia de planes de manejo y conservación. Desde la llegada de los españoles se comenzó con la caza y exportación de los cueros para la obtención de la fibra, que puede llegar a valer U$S600 por kilo, lo que llevo a la casi desaparición de estos animales. Por ese entonces, la población de vicuñas en América era cercana a los 4 millones de ejemplares, en 1950 no eran más de 10.000. A fines de la década del 70 Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador firmaron un Convenio para la conservación y manejo de la vicuña que permitió recuperar su población hasta contar en la actualidad con más de 76 mil ejemplares en nuestro país. En Santa Catalina, Jujuy, a 3.800 metros sobre el nivel del mar, investigadores de CONICET, junto a comunidades y productores locales, han logrado recuperar una tecnología prehispánica sustentable para la obtención de la fibra de vicuña. Se trata de una ceremonia ancestral y captura mediante la cual se arrean y esquilan las vicuñas silvestres para obtener su fibra. Se denomina chaku y se realizaba en la región antes de la llegada de los conquistadores españoles. Según Bibiana Vilá, investigadora independiente de CONICET y directora del grupo Vicuñas, Camélidos y Ambiente (VICAM) “Hoy podemos pensar en volver a hacer ese chaku prehispánico sumado a técnicas que los científicos aportamos para que las vicuñas pasen por toda esa situación sufriendo el menor stress posible. Las vicuñas vuelven a la naturaleza, la fibra queda en la comunidad, y nosotros tomamos un montón de datos científicos.” El chaku El chaku es una práctica ritual y productiva para la esquila de las vicuñas. Durante el imperio inca, las cacerías reales o chaku eran planificadas por el inca en persona. En esta ceremonia se esquilaba a las vicuñas y se las liberaba nuevamente a la vida silvestre. La fibra obtenida era utilizada para la confección de prendas de la elite y su obtención estaba regulada por mecanismos políticos, sociales, religiosos y culturales. Se trata de un claro ejemplo de uso sustentable de un recurso natural. Hugo Yacobaccio, zooarqueólogo e investigador principal de CONICET, explica que “actualmente el chaku concentra hasta 80 personas, pero durante el imperio inca participaban de a miles. Hoy las comunidades venden esa fibra a acopiadores textiles y obtienen un ingreso que complementa su actividad económica principal, el pastoreo de llamas y ovejas”. El proceso comienza con la reunión de todos los participantes, luego toman una soga con cintas de colores reunidos en semicírculo y arrean lentamente a las vicuñas guiándolas hacia un embudo de red de 1 km de largo que desemboca en un corral. Cuando los animales están calmados se los esquila manipulándolos con sumo cuidado para reducir el stress y se los libera. Hoy, 1500 años después del primer registro que se tiene de esta ceremonia, la ciencia argentina suma como valor agregado: el bienestar animal y la investigación científica. En tiempo del imperio Inca, el chaku se realizaba cada cuatro años, actualmente se realiza anualmente sin esquilar a los mismos animales “se van rotando las zonas de captura para que los animales renueven la fibra” explica Yacobaccio. Según Vilá “es un proyecto que requiere mucho trabajo pero que demuestra que la sustentabilidad es posible, tenemos un animal vivo al cual esquilamos y al cual devolvemos vivo a la naturaleza. Tiene una cuestión asociada que es la sustentabilidad social ya que la fibra queda en la comunidad para el desarrollo económico de los pobladores locales.” Yanina Arzamendia, bióloga, investigadora asistente de CONICET y miembro del equipo de VICAM, explica que se esquilan sólo ejemplares adultos, se las revisa, se toman datos científicos y se las devuelve a su hábitat natural. Además destaca la importancia de que el chaku se realice como una actividad comunitaria “en este caso fue impulsada por una cooperativa de productores locales que tenían vicuñas en sus campos y querían comercializar la fibra. Además participaron miembros del pueblo originario, estudiantes universitarios y científicos de distintas disciplinas. Lo ideal es que estas experiencias con orientación productiva tengan una base científica.” Paradojas del éxito. La recuperación de la población de vicuñas produjo cierto malestar entre productores ganaderos de la zona. Muchos empezaron a percibir a la vicuña como competencia para su ganado en un lugar donde las pasturas no son tan abundantes. En este aspecto el trabajo de los investigadores de CONICET fue fundamental, según Arzamendia “el chaku trae un cambio de percepción que es ventajoso para las personas y para la conservación de la especie. Generalmente el productor ve a las vicuñas como otro herbívoro que compite con su ganado por el alimento y esto causa prejuicios. Hoy comienzan a ver que es un recurso valioso y ya evalúan tener más vicuñas que ovejas y llamas. Nuestro objetivo es desterrar esos mitos”, concluye. Pedro Navarro es el director de la Cooperativa Agroganadera de Santa Catalina y reconoce los temores que les produjo la recuperación de la especie: “Hace 20 años nosotros teníamos diez, veinte vicuñas y era una fiesta verlas porque habían prácticamente desaparecido. En los últimos años se empezó a notar un incremento y más próximamente en el último tiempo ya ese incremento nos empezó a asustar porque en estas fincas tenemos ovejas y tenemos llamas”. Navarro identifica la resolución de estos problemas con el trabajo del grupo VICAM: “Yo creo que como me ha tocado a mí tener que ceder en parte y aprender de la vicuña y de VICAM, se puede contagiar al resto de la gente y que deje de ser el bicho malo que nos perjudica y poder ser una fuente más productiva.” La fibra de camélido Además de camélidos silvestres como la vicuña o el guanaco, existen otros domesticados como la llama cuyo manejo es similar al ganado, para impulsar la producción de estos animales y su fibra, el Estado ha desarrollado dos instrumentos de fomento. En la actualidad se encuentran en evaluación varios proyectos para generar mejoras en el sector productor de fibra fina de camélidos que serán financiados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Se trata de dos Fondos de Innovación Tecnológica Sectorial destinados a la agroindustria y al desarrollo social que otorgarán hasta $35.000.000 y $8.000.000 respectivamente. Los proyectos destinados a la Agroindustria son asociaciones entre empresas y organismos del sector público con el objetivo de mejorar la calidad de la fibra de camélido doméstico a partir del desarrollo de técnicas reproductivas, mejoramiento genético e innovaciones en el manejo de rebaños; incorporar valor a las fibras a partir de mejoras en la materia prima o el producto final; permitir la trazabilidad de los productos para lograr su ingreso en los mercados internacionales y fortalecer la cadena de proveedores y generar empleos calificados. La convocatoria Desarrollo Social tiene como fin atender problemas sociales mediante la incorporación de innovación en acciones productivas, en organización social, en el desarrollo de tecnologías para mejorar la calidad de vida de manera sostenible y fomentar la inclusión social de todos los sectores. Otorgará hasta $8.000.000 por proyecto que mejore las actividades del ciclo productivo de los camélidos domésticos, la obtención y/o el procesamiento de la fibra, el acopio, el diseño y el tejido, el fieltro y la confección de productos. SEMBLANZA Emilio Fernando González Díaz por Luis E. Fauqué sico de campañas de hasta cuatro y seis meses; esta forma de trabajo, de hace algunas décadas, lo convirtió en un excelente geólogo de campo. El desarrollo de toda ciencia está directamente ligado al aporte de conocimiento de quienes la abrazan con entusiasmo y pasión. En el caso de las Ciencias Geológicas, cabe destacar el gran aporte del Dr. Emilio Fernando González Díaz en el campo de la Geomorfología, disciplina de reconocidos méritos científicos y prácticos. Su carrera científica estuvo siempre caracterizada por una perfecta combinación del investigador con el geólogo de campo, además coronada por su trayectoria docente en la cátedra de Geomorfología de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, donde fue Profesor Titular durante varias décadas. En mis años de estudiante, pude apreciar y enriquecer mi formación cuando lo conocí como profesor. Tuve, junto a mis compañeros, el privilegio de asistir a sus clases, perfectamente preparadas y organizadas, donde el Dr. González Díaz, nos brindaba su saber y su vasta experiencia de campo. Estas condiciones, saber y experiencia, sumados a su capacidad pedagógica y una cátedra repleta de material de estudio (que con gran esfuerzo fue armando), siempre marcan la diferencia para quien recibe la enseñanza. Tiempo después, en mi caso personal, tuve la oportunidad de trabajar con él en el campo, donde me ha enseñado a observar, razonar, conjeturar y responder los numerosos interrogantes que ofrece el paisaje, para obtener información de ellos a fin de lograr la mejor interpretación de la historia geológica reciente de una región. Muchas veces lo escuché repetir el dicho de su admirado maestro el Dr. Jorge Polanski que sentenciaba: “El paisaje es lo primero que impacta la vista del geólogo en el campo y de él puede obtenerse mucha información”. Este concepto, fundamental para los geólogos, está hoy vigente más que nunca porque el paisaje, incluso en tres dimensiones, lo tenemos todos los días disponible en las pantallas de nuestras computadoras. Sin embargo, lejos de esa comodidad, el Dr. González Díaz se formó “sudando la media” como le gustaba decir a uno de sus colegas. De contextura robusta, nunca cedió ante el agotamiento fí- Compartimos muchos fogones nocturnos en campaña, donde había que matar parte de la noche, porque el sueño al sereno o en la carpa generalmente es corto. Muchos conocimientos e historias las escuché por primera vez allí; pero en el ir y venir de la conversación siempre caía la cita de su querida esposa Alba y de sus tres hijas Laura, Patricia y Mónica, lo que marcaba el respeto y devoción por su familia. Como integrante de la Dirección de Geología Regional del Servicio Geológico Nacional participó en el relevamiento geológico de muchas regiones del país. La vasta experiencia adquirida durante esta actividad lo convirtió rápidamente en un investigador de prestigio. Abordó la temática geomorfológica con la convicción de la importancia de esta disciplina en el apoyo primario para el manejo de la tierra, evitando la interacción nociva entre ella y el aumento de la población terrestre. Esto lo llevó a erigirse en un referente en el desafío de tratar de limitar las pérdidas debidas a inestabilidad de pendientes. En relación a esto nos enseñó que la Geomorfología, junto a otras disciplinas geológicas 38 suministra una base indispensable para dicho propósito, que alcanza su máxima expresión utilitaria en el mapa geomorfológico. Fue pionero además en la confección de mapas geomorfológicos regionales entre ellos los de las provincias de Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut. CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Finalmente, trabajo, entusiasmo y pasión han sido la base fundamental donde radica su verdadero aporte. Las nuevas tecnologías, herramientas excelentes y necesarias, nunca podrán reemplazar la mirada inquisitiva y experta de un geólogo que, como el Dr. González Díaz, toma un contacto directo, tangible y preciso con la zona de estudios. Hoy, como su discípulo, me es grato recordar, destacar y agradecer estas virtudes personales y profesionales que hacen del Dr. González Díaz una figura prominente de la Ciencia Geológica, en especial de la Geomorfología en nuestro país. El desarrollo de la geomorfología moderna en la Argentina Palabras clave: Geología, Geomorfología, Remoción en masa. Key words: Geology, Geomorphology, Mass-wasting. Emilio F. González Díaz Servicio Geológico Nacional (SEGEMAR) Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales Departamento de Ciencias Geológicas (UBA) ¿Por qué soy un geólogo? Nací en Buenos Aires el 28 de Febrero de 1925. Mis padres (Sabino y Elena) fueron migrantes de su recordada España. Con ellos mantuve una creciente relación afectiva y siempre alentaron mis planes de formación profesional, los que tenían un objetivo ya determinado: ser médico. Un hecho que califico de inusual, hasta inexplicable, lo modificó. En la cursada del 5° año del bachillerato (Colegio Nacional Mariano Moreno), aparecía entre otras una materia para nosotros desconocida Mineralogía y Geología. Su profesor era el vicerrector Dr. Durante, quien si bien era geólogo, no ejercía la profesión. En medio de la primera clase y luego de averiguar la futura proyección universitaria de cada alumno, les preguntó ¿quién de ustedes estudiará Geología?... Silencio absoluto… Regularmente y a lo largo del curso, solía hacer comentarios acerca de la importancia de las investigaciones geológicas y lo esencial que era el incremento de profesionales geólogos, para la eva- luación de nuestros recursos minerales, su exploración y explotación. Su plática condujo a que junto con otros cuatro compañeros del curso, nos inscribiéramos en el año 1945 en la orientación Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de La Plata, de los que solamente el Dr. Alfredo Siragusa y el suscripto, finalizaron los estudios. En 1946 y debido a las obligaciones propias del vigente Servicio Militar, cumplidas en el Escuadrón de Comunicaciones del Regimiento 3 de Caballería de Tandil, interrumpí por más de un año mis estudios, los que retomé en 1948. En el Servicio Geológico Nacional Las demandas económicas de mis estudios universitarios me llevaron en 1948 a solicitar un empleo en la ex-Unión Telefónica, como telefonista turno nocturno de 20 a 24 horas. En el año 1950 ingresé en la Dirección Nacional de Geo- logía y Minería, institución a la que en adelante referiré como Servicio Geológico Nacional (SGN), como agente jornalizado ($14 diarios) en la Sección Museo del Departamento de Minería, ubicado en la calle Perú 562. A las órdenes de la Dra. María T. de Riggi, realizaba tareas de identificación de rocas y minerales macro y microscópicas y sencillos análisis químicos para ocasionales solicitantes. Aún guardo un particular agradecimiento a las doctoras M.E. de Nogués y C. Pandolfi, por su rol de salvavidas aportando soluciones en diversas situaciones de mis lides microscópicas. Con el tiempo sentí que tales gestiones secundarias constituían un límite para mis serias aspiraciones: ser un geólogo regional. Ello determinó mi solicitud de traslado al Departamento de Geología, situado en la Avda. L.N. Alem al 600. Aguardando allí para mi presentación formal ante su jefe el Dr. R. Dessanti, aconteció un hecho que definió el rol de mi trayectoria en la institución y posterior especialización. 40 Durante la espera arribó un señor con quien ocasionalmente había conversado brevemente, mientras ordenaba unas muestras de feldespatos en las vitrinas del citado Museo. Se presentó sencillamente como Polanski. Enterado de mi trámite, me invitó a su oficina donde me ofertó la alternativa de compartirla como lugar de trabajo, puesto que contaba con el moblaje necesario. Sobre este último me aclaró que había pertenecido al Dr. Juan Keidel quien, con otros colegas alemanes de la talla de Stappenbeck, Groeber, Wichmann y Windhausen, integró a partir de la primera década del siglo XX el grupo de pioneros geólogos extranjeros que llevaron a cabo fundamentales estudios regionales en la Argentina. Ya instalado y reconociendo mi limitado nivel en microscopía petrográfica, recurrí a los doctores J. Villar Fabre y B. Quartino, a cargo de la División Petrografía. Su plena disposición y paciencia fue determinante para mi ulterior especialización en petrología ígnea y los estudios petrológicos en el distrito minero del Cerro Áspero en la provincia de Córdoba. Mi bautismo como geólogo regional ocurrió siendo ayudante del Dr. E. Methol [Hoja 22h (Santa Rosa, Córdoba)] en el ámbito de las Sierras Pampeanas, en las tareas propias de los relevamientos de la Carta CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Geológica del país. A partir de 1952 -ya graduado- participé y colaboré con el Dr. Polanski durante cuatro años consecutivos en varias campañas para el relevamiento de la Carta Geológica a escala 1: 200.000, en las cordilleras Principal y Frontal así como en el Bloque de San Rafael. Constituyó un importante período formacional, al que suelo comparar con la residencia que realiza un profesional médico con posterioridad a su graduación. El Dr. Polanski, quien ha sido esencial para mi especialización en la metodología de los relevamientos regionales, me propuso la realización de mi tesis doctoral en un sector de la Cordillera Frontal, donde antecedentes previos de Stappenbeck colisionaban con sus nuevos conceptos estratigráficoformacionales. En el año 1955, me diplomé como Doctor en Ciencias Naturales (Orientación Geología) con la tesis titulada Estructuras del Basamento y del Neopaleozoico en los contrafuertes nororientales del Cerro del Portillo, Mendoza. Fue defendida y calificada con Sobresaliente y mención para su publicación. Inicialmente, su dirección estaba a cargo del Dr. González Bonorino. Por su viaje y estadía en EE.UU., se autorizó su reemplazo por el Dr. Mario Teruggi. Así se concretó mi destino como geólogo regional, atrapado por la complejidad de su temática. A la especialidad e inducido por don Jorge, se sumó posteriormente el análisis geomorfológico. Si bien desconozco el origen de tan familiar apodo, su uso en nuestra comunidad geológica sólo estaba referido a dos geólogos líderes: a don Jorge Polanski y a don Pablo Groeber, quienes libraron durante años los ásperos y siempre recordados debates sobre el carácter, extensión y temporalidad de las glaciaciones cuaternarias en la cordillera mendocina. Eran tiempos en los que el Dr. Polanski refu- taba el carácter de pedemontano de las glaciaciones avalado por el Dr. Groeber. Con posterioridad se incorporaron a su equipo dos nuevos colegas: los geólogos Francisco Fidalgo y Enrique Núñez. Inmediatamente el maestro acuerda que Núñez y Fidalgo se especialicen en el análisis y génesis de las rocas sedimentarias. A este último le sugiere la orientación de sus investigaciones a la geología del Cuaternario. Años después, Fidalgo instrumentó el Cuaternario como materia específica en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de La Plata, donde alcanzara el grado de Profesor Emérito. Al suscripto le solicitó que colaborara en sus investigaciones y en los análisis petrográficos y petrológicos de los complejos eruptivos. Mi interés principal estaba fijo en los relevamientos geológicos regionales. A lo largo de mis años en el SGN y con las posibilidades que brindaban sus campañas, logré obtener un adecuado conocimiento de los más diversos complejos litológicos, formacionales y estructurales a escala geológica regional y de los diversos procesos geomórficos y geoformas resultantes. Así entre otras, las estructuras de las cordilleras Frontal y Principal fueron un foco adecuado para el estudio de geoformas de deformación tectónica y glaciarias; en las Sierras Pampeanas analicé entre otros el complejo proceso evolutivo del piedemonte y el de su entonces mal conocida asociación abanico aluvial-pedimento-playa. El tema de la pedimentación se halla presente en varios de mis trabajos. Reconocí la regionalidad de las superficies de erosión ó peneplanicies en las Sierras Pampeanas, Bloque de San Rafael y Cordillera Principal. En el área patagónica tuve excelentes oportunidades para el análisis de las geoformas volcánicas, glaciarias, eólicas y sus innumerables cuencas cerradas. Mi participación en el relevamiento regional de la Hoja 24a- El desarrollo de la geomorfología moderna en la Argentina b (Cerro Tupungato), dio lugar a mi presentación de un estudio sobre la petrografía y petrología del Volcán Tupungato los que junto a sus análisis complementarios determinaron su composición andesítico-basáltica y el consiguiente descarte de su carácter liparítico. Por requerimiento del SGN, realicé el carteo geológico del Distrito Minero del Cerro Áspero (Córdoba), a escala 1: 25.000. Las conclusiones del análisis petrológico de su complejo plutónico sustentaron por primera vez en esa estructura, la innovadora propuesta genética de la granitización metasomática potásica, propuesta por los fineses Sederholm y Eskola. A mediados de los 50´s, bajo la dirección del Dr. Polanski y la participación de Fidalgo y Núñez, se realizó un programa de relevamientos a escala 1: 200.000, que comprendía el sector sur del Bloque de San Rafael (Mendoza). Se inició con la Hoja Geológica 27d (San Rafael) en la que hallé restos fósiles de una fauna de reptiles del orden Therapsida representada por cinodontes y dicinodontes en la Formación Puesto Viejo. Su análisis por parte del Dr. Casamiquela, estableció su correspondencia temporal con el Infra-mesotriásico (Anisiano), una edad que fuera confirmada posteriormente por el Dr. Bonaparte. Esa edad permitió constreñir el volcanismo paleozoico al Pérmico superior. La datación tomó un carácter regional para los relevamientos de las hojas geológicas Payún-Matru, Agua Escondida, La Matancilla y otros estudios locales en el Bloque de San Rafael. Corolarios de mis investigaciones en el área del Payún-Matru, fueron el análisis petrográfico y la determinación espacial y temporal de su secuencia volcánica. El estudio se completó con la geomorfología de su extenso y variado campo volcánico, complementada por pares aerofotográficos. El hallazgo de vegetales fósiles articulados en Agua Escondida, el primer reconocimien- to local del Carbonífero superior, desechó asignaciones previas más antiguas. En 1963, fui designado 2do. Jefe de la División Carta Geológica. Entre 1967 y 1970 participé del programa NOA 2 de estudios geológicos regionales que abarcaron la provincia de La Rioja. Llevé a cabo los relevamientos de numerosos mosaicos a escala 1:100.000 que comprendían los límites de la Hoja Geológica 15e (Valle de Mazán). Contemporáneamente, restos de plantas fósiles probaron la presencia del Carbonífero (Westfaliano) en la zona de la quebrada de La Cébila. Durante mi designación a cargo del Servicio Geológico Nacional, participé activamente en el proyecto y la organización del relevamiento regional de la provincia de Catamarca. Oportunamente y para cumplimentarlo, requerí del Secretario de Minería la necesaria incorporación de cinco geólogos seniors. Su respuesta negativa motivó mi renuncia indeclinable. La situación no constituyó un obstáculo para participar en el programa, asumiendo la dirección de los relevamientos de las Hojas Geológicas 12a Ojos del Salado y 12b Tres Quebradas, ubicadas en la región de la Puna. Por su localización altimétrica y extensión, la tarea requirió tres campañas consecutivas de 5, 6 y 3 meses y el apoyo de una fuerte estructura básica. Presenté sus respectivas cartas geológicas acompañadas por sintéticos informes formacionales y estructurales. Tiempo después y por mi incorporación full time a la Universidad, con el acuerdo de la institución facilité mis libretas de campo al Dr. D. Rubiolo, quien fuera designado por el SGN para la redacción del texto. La reciente modificación de la escala de las cartas geológicas determinó que sean publicadas a escala 1: 250.000 bajo la denominación de Hoja Fiambalá. En 1980 y con la colaboración del Dr. F. Nullo redacté el capítulo correspondiente a Cordillera Neuquina, 41 publicado en el segundo simposio de Geología Regional Argentina. En 1982 colaboré en la ejecución del Mapa Geológico de la Argentina, publicado en 1982 por el SGN. Nombrado alterno del Dr. A. Leanza, asumí nuevas responsabilidades para la ejecución de distintos y sucesivos planes del área de levantamientos y estudios geológicos. También formé parte del Comité Directivo del Plan Geológico PatagoniaComahue, un programa que abarcó casi una década. En los 80´s estuve a cargo del relevamiento a escala 1: 200.000 de las Hojas Geológicas 39a Portezuelo de Puyehue y 39b Lago Traful, en el área cordillerana neuquina. Entre sus conclusiones, se destaca la inédita distinción de tres ciclos magmáticos de granitoides y la comprobación radimétrica de la zonación, que mostró la progresiva reducción cronológica paleozoica, cretácica y terciaria hacia el eje cordillerano. Hasta 1986 también me desempeñé en la institución como Coordinador de Geología Regional. Mi jubilación en el año 1986 como personal del SGN y una coetánea designación como Profesor Titular de tiempo completo en la Universidad de Buenos Aires, impidió la finalización de las citadas Hojas Geológicas 39a-39b, que ya contaban con una cobertura del 90% del relevamiento y el aporte de algunos capítulos. De acuerdo con el SGN se determinó que el colega L. Escostegui completara la tarea de campaña y su redacción final. Será publicada a escala 1: 250.000 como Hoja San Martín de los Andes. En 1991 y con carácter de contratado, reingresé al entonces SEGEMAR como Consultor del Proyecto PASMA (Dirección de Geología Ambiental y Aplicada) y culminé mi retiro como Asesor en 2005. La Docencia Universitaria En 1953 colaboré ad honorem 42 en los cursos de Geología para Ingenieros y Nociones de Mineralogía y Geología dictados por el Dr. Enrique de Alba en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires. Inicié mi gestión en el Departamento de Ciencias Geológicas de la antigua Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, -sita en manzana de las luces- en un Seminario de Geología optativo cuyo titular era el Dr. Polanski quien, en 1954, cuestionó el dilema que planteaba la situación del curso de Geografía Física en la carrera y su desacertada inclusión en el segundo año por la ausencia de conocimientos previos e imprescindibles de sedimentología, tectónica y petrología. Así nació en su reemplazo la enseñanza de la Geomorfología en la Universidad de Buenos Aires, disciplina del último año, acorde con la formación científica y profesional de un geólogo. Además amplió el área de su cátedra, con la inclusión inédita de la materia Geología del Pleistoceno. Mi designación como Jefe de Trabajos prácticos me planteó problemas de inmediato ya que se carecía del material didáctico apropiado. Las cartas topográficas disponibles no satisfacían los más mínimos requerimientos de la enseñanza. Con marcadas limitaciones, comencé unos penosos trabajos prácticos que apenas superaban el carácter de meros análisis morfológicos. Estas dificultades no afectaban las clases teóricas, pues yo contaba con buena y variada disponibilidad de diapositivas específicas. Tales condiciones se prolongaron hasta el traslado del departamento a la Ciudad Universitaria, en Núñez. ¿Cuándo alcancé a superar esa situación? Medió un hecho fortuito como lo fue el hallazgo accidental de unas cartas topográficas del Servicio Geológico de los Estados Unidos, las que en escalas entre 1:20.000 y 1:50.000, abandonadas en el interior de un viejo y sucio armario, expresaban en excelen- CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 te forma gráfica y claramente interpretable, los rasgos geomórficos de distintos procesos. El hallazgo se tradujo de inmediato en una solicitud a dicho servicio. Recibí una rápida e inolvidable respuesta consistente en el remito de unas 40 cartas temáticas de alta calidad, con representaciones gráficas de las geoformas de diversos procesos geomórficos. No conforme con ello, traté de mejorar más aún los niveles de su enseñanza. En las prácticas se logró instruir a los alumnos por medio del análisis geomorfológico de fotos aéreas gracias a la colaboración y aporte material del SGN, sumados a aportes pecuniarios personales. Más tarde el Dr. Polanski propuso que quedara a mi cargo la responsabilidad del dictado de la materia en condición de part time, alcanzando los grados de Profesor Adjunto (1966-1970), Asociado (1971-1978 y Titular Ordinario (1978-1986). En 1986 y tras mi renuncia al Servicio Geológico, ingresé por concurso como Profesor Titular con dedicación exclusiva al Departamento de Ciencias Geológicas. En 1992 fui honrado con mi designación como Profesor Titular Consulto. Me acogí a los beneficios de la jubilación en 1996. A partir de ese año y hasta inicios del 2013, registré con dedicación simple. Bajo mi dirección se realizaron veinticinco Trabajos Finales de Licenciatura, una Tesis Doctoral y participé como codirector en otras dos. Durante mi gestión en la Universidad promoví la formación de jóvenes especialistas en Geología Regional y Geomorfología, principalmente en ésta última. Dos de ellos -los colegas L. Fauqué y E. Malagnino- actualmente están a cargo de su enseñanza en el Departamento de Ciencias Geológicas de la UBA como Profesores Adjuntos. En mi memoria guardo permanentemente un muy sentido recuerdo por el Lic. César Proserpio, quien falleciera siendo muy joven y fuera mi primer discípulo y excelente colaborador en la cátedra como ayudante y más tarde como Jefe de Trabajos Prácticos. En esa cátedra se formaron numerosos colegas que luego desarrollarían diversas temáticas afines como Omar Lapido, Fernando Pereira, Jorge Codignotto, Eduardo Olivero y Jorge Strelling entre otros. Desde inicios de mi gestión docente y en el SGN, observé un limitado tratamiento - tanto en textos geomórficos como en publicaciones locales- del proceso de remoción en masa, pese a su general ocurrencia local y su definición como riesgo geológico. Los estudios anteriores de Groeber y Harrington en la zona de El Volcán (Jujuy), los informes de Monteverde en Vialidad Nacional, o aquel de Polanski sobre el Cenoglomerado del Quemado (Mendoza) eran unas de las pocas excepciones. El estudio de la remoción en masa se incorporó al curso de Geomorfología, no sólo por su importancia académica y científica, sino también económica y preventiva. Mi incorporación al plantel full time de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, implicó la pérdida de la regionalidad de mis estudios, una característica propia del relevamiento de las cartas geológicas en el SGN, a la que se sumó una restrin- El desarrollo de la geomorfología moderna en la Argentina gida disponibilidad económica y de infraestructura. Consciente de tales limitaciones, a partir de mediados de los 80´s, concentré mi labor en el proceso de la remoción en masa en el área neuquina. Los resultados están expresados en unas 28 publicaciones específicas de muy dispar tipología (avalanchas de rocas, flujos densos, deslizamientos rotacionales, etc.). Estos estudios permitieron descartar con propuestas genéticas y temporales el concepto previo, que relacionaba sus geoformas y depósitos (diamictons), con la génesis glaciaria. En el área de las lagunas endicadas de Varvar-Co, registré el mayor complejo de avalanchas de rocas del país: una de ellas (Varvar-Co Campos) movilizó unos 3 millones de km3. Un posterior estudio regional acerca del desarrollo del proceso en Neuquén, concluyó con la identificación y localización de 74 movimientos gravitacionales, los que generaron lagunas por endicamiento, tema que compartí en ocasiones con el Dr. R. Hermann. Con colegas puntanos (entre ellos el Dr. C. Costa), reconocí dos avalanchas de rocas enormes en la escarpa occidental de la Sierra Grande de San Luis (Potrero de Leyes y Las Cañas) y más recientemente con el Lic. J. Sequeiros, la también desconocida avalancha de Las Rabonas, presente en el flanco oeste de la Sierra de Comechingones. Participé en tareas propias del análisis, mapeo y prevención de la peligrosidad geológica en áreas de Jujuy (El Volcán, Palma Sola y Puesto Nuevo, ferrocarril El León-El Volcán), en Salta (Aguaragüe), en Río Negro (General Roca), y en Neuquén (Volcán Copahue). Sobre el englazamiento pleistoceno y su geomorfología, adquirí mis conocimientos iniciales con el Dr. Polanski en las cordilleras mendocinas. Posteriormente realicé investigaciones específicas en Neuquén: (Copahue), Mendoza (Los Horcones) y Patagonia extraandina (Gualjaina y Ñorquinco). Destaqué la importancia de los mapas geomorfológicos como información básica en los análisis y determinación de zonas factibles a riesgos geológicos (deslizamientos, avalanchas, flujos, volcanismo) y su aplicabilidad preventiva en diversas obras de infraestructura como rutas, ferrocarriles, diques y poblaciones. Realicé a diversas escalas, las cartas respectivas de las provincias del Neuquén, La Pampa, Mendoza, Río Negro y compartí aquella de Santa Cruz. Además en condiciones aún inéditas, llevo ejecutado gran parte del mapa geomórfico del Chubut a escala 1: 500.000. Otras tienen un carácter más local: Gualjaina-Cushamen, Leleque-Esquel, Río Senguerr-Río Blanco en Chubut; Copahue, Hoja Geológica Las Ovejas, lagos Meliquina y Aluminé, Tricao Malal, cuencas de los ríos Barrancas superior y Currileuvú medio; sierras de Velazco-Ambato en La Rioja y Volcán Payún-Matru, en Mendoza. Analicé el origen y la evolución de los cuerpos lagunares del Bajo del Diablo y del complejo Musters-Colhué Huapí y aquella del abanico aluvial distal del río Chubut, en esta última provincia. En congresos internacionales presenté dos trabajos que fueron publicados sobre Chronological Zonation of Granitic Plutonism in the Northern Patagonia (International Geological Congress en París) y The evolution of Geomorphology: In Argentina (International Association of Geomorphologists). Distintas instituciones me han honrado con siete premios entre ellos el Premio Dr. Eduardo Holmberg (1985) otorgado por la Academia de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales y el Premio Pellegrino Strobel 2005 por la Universidad de 43 Buenos Aires, y ocho distinciones por parte de distintas instituciones afines. Algunos trabajos publicados Castro Godoy S., González Díaz E.F. (2007). Aplicación del modelo digital de elevaciones de ASTER en Geomorfología. Anais 13º Simpósio Brasileiro de Sensoramiento Remoto, Florianópolis, INPE: 2405-2412. Chavez R.A., Coba R., González Díaz E.F., González R., Espejo P. (2002). Carta de Peligrosidad Geológica, 3969-IV General Roca, Provincias de Río Negro y Neuquén. 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Miocene to Quaternary deformation of the Guañacos fold-and-thrust belt in the 44 CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Neuquén Andes between 37°S and 37°30´S. En Kay, S.M. y Ramos V.A., eds. Evolution of an Andean margin: A tectonic and magmatic view from the Andes to the Neuquén Basin 35°39°S lat. Geological Society of America Special Paper 407: 247-266. Folguera A., Ramos V.A., González Díaz E.F., Hermanns R.L. (2006). Miocene to Quaternary deformation of the Guañacos fold and thrust belt in the Neuquén Andes between 37° and 37°3’0´. En S.M. Kay y V.A. Ramos, eds. Evolution of an Andean margin: A tectonic and magmatic view from the Andes to the Neuquén Basin 35º39°S, Geological Society of America Special Paper 407: 247-266. Folguera A., Triep E., González Díaz E.F. y Ramos V.A. (2004). El terremoto del último 7 de septiembre. Tiembla, todo tiembla. UBA: Encrucijada, Revista de la Universidad de Buenos Aires, 29: 83-89. Buenos Aires. 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Los datos surgidos del estudio “Análisis de la inserción laboral de los ex-becarios Doctorales financiados por CONICET”, realizado por la Gerencia de Recursos Humanos del organismo, involucró 934 casos sobre una población de 6.080 ex-becarios entre los años 1998 y el 2011. Al respecto, en el mismo se considera que del número de ex-becarios consultados, el 52 por ciento (485 casos), continúa en el CONICET en la Carrera del Investigador Científico y Tecnológico. De los que no ingresaron en el organismo pero trabajan en el país, sobre 341 casos, el 48 por ciento se encuentra empleado en universidades de gestión pública y un 5 por ciento en privadas; el 18 por ciento en empresas, un 6 por ciento en organismos de Ciencia y Técnica (CyT), un 12 por ciento en la gestión pública y el resto en instituciones y organismos del Estado. En tanto, en el extranjero, sobre 94 casos, el 90 por ciento trabaja en universidades, el 7 por ciento en empresas y el 2 por ciento es autónomo. El mismo informe traduce que la demanda del sector privado sobre la incorporación de doctores no es aún la esperada, pero está creciendo. La inserción en el Estado, si se suma a las universidades nacionales y ministerios, se constituye en el mayor ámbito de actividad. Frente a ello, a los fines de avanzar en la inserción en el ámbito publicoprivado el CONICET realiza actividades políticas de articulación con otros organismos de CyT, es decir, universidades, empresas, a través de la Unión Industrial Argentina (UIA), y en particular con YPF que requiere personal altamente capacitado en diferentes áreas de investigación. Desde el CONICET se espera que en la medida que la producción argentina requiera más innovación, crecerá la demanda de doctores. Para cuando llegue ese momento el país deberá tener los recursos humanos preparados para dar respuestas. Es por ello se piensa en doctores para el país y no solamente doctores para el CONICET. Programa +VALOR.DOC Sumar doctores al desarrollo del país A través de esta iniciativa nacional, impulsada por el CONICET y organismos del Estado, se amplían las posibilidades de inserción laboral de profesionales con formación doctoral El programa +VALOR.DOC bajo el lema “Sumando Doctores al Desarrollo de la Argentina”, busca vincular los recursos humanos con las necesidades y oportunidades de desarrollo del país y fomentar la incorporación de doctores a la estructura productiva, educativa, administrativa y de servicios. A partir de una base de datos y herramientas informáticas, se aportan recursos humanos altamente calificados a la industria, los servicios y la gestión pública. Mediante una página Web, los doctores cargan sus curriculum vitae para que puedan contactarlos por perfil de formación y, de esta manera, generarse los vínculos necesarios. Con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, este programa tiene como objetivo reforzar las capacidades científico-tecnológicas de las empresas, potenciar la gestión y complementar las acciones de vinculación entre el sector que promueve el conocimiento y el productivo. +VALOR.DOC es una propuesta interinstitucional que promueve y facilita la inserción laboral de doctores que por sus conocimientos impactan positivamente en la sociedad. Para conocer más sobre el programa www.masVALORDoc.conicet.gov. ar. SEMBLANZA Juan Carlos Gottifredi por Margarita Armada Poner en palabras lo que significó para nosotros sus discípulos, el Dr. Gottifredi, no es simple, como lo pensé en el momento de decidir hacerlo. Quiero decir que lo que aquí expreso no son sólo mis propias vivencias sino que soy el medio para expresar como muchos percibimos su persona, enseñanzas, impresiones y conceptos que impregnaron nuestra formación, universitaria. Los principales atributos a destacar del Dr. Gottifredi, que definieron su accionar en los distintos ámbitos en los que se desempeñó, son su gran capacidad intelectual y su amplitud de intereses. En docencia, fue de esos profesores que se imponían por su solvencia en conocimientos, a veces incluso intimidante. Nos transmitió su conocimiento profundo de la termodinámica, desplegando extensos y precisos desarrollos matemáticos, imprimiendo a sus clases un nivel superior, con dedicación y entrega de conocimiento sin límite, preocupado por generar en sus alumnos el desarrollo de criterio propio, tan apreciado en un profesional seguro. Plenamente consciente de lo rápido que avanza el mundo y su conocimiento fue un innovador buscando nuevas maneras de hacer las cosas, siempre conduciéndonos a procesar e interpretar la información de manera inteligente para plasmarla en gos individuales de atento observador, buen organizador, sentido común para resolver obstáculos y rápida adecuación a temas que exigen interdisciplinariedad, este brillante investigador tuvo gran capacidad para planificar y ejecutar proyectos de I&D. creaciones útiles. El Gottifredi emprendedor y atento a la evolución de la ciencia en muy distintas áreas, supo organizar, vigilar, dirigir o simplemente motivar a quienes trabajábamos con él, tarea que como profesor emérito de la Universidad Nacional de Salta, continúa haciendo. En investigación se involucró en temas tan diversos como catálisis, procesos de separación con membranas, tecnología de alimentos y educación superior entre otros. Su notable capacidad le permitió pasar de un tema a otro, como si cualquiera de ellos fuera su especialidad, facilitando así el diálogo con especialistas de distinta formación académica y la dirección de grupos de investigación. Como buen líder institucional fue un miembro, que perteneció y compartió sueños y logros, tanto en investigación como en gestión, con el grupo que encabezó. Por sus ras- Siempre supo escuchar y tomar en consideración lo que le expresábamos en su entorno. Creó y dirigió el Instituto de Investigaciones para la Industria Química (INIQUI), de la UNSa y CONICET, fue Decano de la Facultad de Ingeniería y Rector de la UNSA, con conocimiento y habilidad para establecer metas y objetivos acordes con las capacidades de los grupos involucrados, de manera tal que fuera posible alcanzar los proyectos soñados. Creció y nos permitió crecer con él delegando funciones. Si bien reconocemos en el Dr. Gottifredi una gran capacidad científica, sus discípulos valoramos mucho su esfuerzo en el ambiente laboral, motivándonos para lograr nuestros objetivos, afianzar nuestra autoestima y tomar responsabilidad con la sociedad, concientizándonos de la pertinencia de la universidad, considerando que la misma debe ser creativa y polifacética, debe desarrollarse en la diversidad y que “la necesidad de sostener la autonomía 52 universitaria no es una concesión gratuita, ya que no legitima una universidad encerrada en torre de marfil”. El defendió mucho el sistema de educación pública, y siempre estuvo comprometido con la comunidad. Su amplitud de intereses lo llevó a desempeñarse en diversos cargos de gestión, donde se destacó por su liderazgo y ejecutividad abogando en todos los casos para hacer trascender la institución, impulsando medidas progresistas con amplia visión de futuro. Como en todos los cargos de este tipo, cosechó seguidores convencidos de su valía pero también opositores. Sin embargo todos coincidieron en el prestigio que significaba en cada caso tener al Dr. Gottifredi a cargo de la institución. Sin lugar a dudas, su logro más destacado y trascendente fue la creación y dirección por muchos años CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 del INIQUI, un Instituto que hoy, totalmente consolidado, ocupa un lugar preponderante en el quehacer científico. Gestor por excelencia, capaz de promover acciones de todo tipo y con capacidad de llevar adelante las mismas, proporcionó tranquilidad a los representados, al ejercer una representatividad de calidad de nuestra Universidad frente a cualquier agente nacional o extranjero, privado o estatal y en cualquier oportunidad. Esto lo ejerció aún cuando no estuviera en función de gestión. Todas sus actividades científicas, de docencia y de gestión, no le impidieron involucrarse en el ámbito político dentro del Partido Radical, luchando desde allí con empuje y liderazgo para impulsar cambios que consideró necesarios, para mejorar el desarrollo educativo y social de la Provincia de Salta. Supo dialogar con altura con adversarios políticos tanto de la UCR como de otros partidos, gobernantes o no. Muchas veces con posiciones y actitudes consideradas polémicas por sus correligionarios. Supo manejar los acuerdos con representantes de partidos políticos oponentes al suyo, a fin de alcanzar objetivos importantes. Percibimos en él un gran luchador con claras ideas políticas que ama la política y que no puede mantenerse al margen, que participa con su opinión en todos los ámbitos. Como vemos el Dr. Gottifredi, se movió en diferentes esferas, con gran capacidad de adaptación, en medio de la fluctuación entre temas relevantes y diversos de la academia, la ciencia y la política. LOS PROBLEMAS SON OPORTUNIDADES DE CRECIMIENTO Palabras clave: reacciones catalitícas; tecnología de alimentos; separación con membranas; educación superior. Key words: catalytic reaction; food technology; membrane separations; higher education. Juan Carlos Gottifredi INIQUI (Universidad N. de Salta-CONICET) [email protected] 1. A MODO DE INTRODUCCIÓN Como cuando uno escribe un artículo científico o de divulgación deseo que esta historia que les voy a contar tenga un propósito: ser un estímulo y un desafío para las nuevas generaciones que participarán, con diferentes grados de responsabilidad, en la construcción de un futuro de la ciencia argentina mucho más pertinente, con fuerte impacto en el campo social, sin descuidar la calidad de nuestra producción científica. Leyendo no hace mucho un pensamiento comprendí que la vida transcurre a través de hechos inevitables y muchas opciones que representan el tránsito de nuevos caminos que se bifurcan, algunos estables y seguros que ya fueron transitados y otros que se adentran en un inmenso espacio signado por la incertidumbre. El ejemplo clásico de lo inevitable es el envejecimiento biológico de la vida en el planeta. En contraposición tenemos la opción de dejar de crecer o seguir creciendo. Quienes se deciden por esta última alternativa deberán necesariamente advertir que la base del éxito de esta empresa es la de haber cultivado una buena capacidad creativa y una inteligencia emocional que mantenga la frescura del pensamiento joven característico de las personas que son capaces de deponer los prejuicios frente al análisis de una nueva propuesta. Esa capacidad de reflexión ante cualquier tipo de problema cotidiano es lo que distingue al científico. Otra observación de lo inevitable es la diversidad biológica que sustenta la vida en el planeta. Estamos convencidos con la evidencia científica que lejos de ser una debilidad es una fortaleza. Entonces ¿por qué, muchas veces, despreciamos o descalificamos a quienes piensan distinto y proponen otras alternativas para explicar la misma observación? Estoy persuadido que quienes buscan la uniformidad son, en realidad, temerosas de confrontar ideas, procedimientos y persiguen el dictado de normas inflexibles que traban la creatividad. El científico debe aceptar que no existen problemas con soluciones únicas y por ende debemos esforzarnos en sostener nuestras teorías y nuestros modelos refutando con criterio racional otras propues- tas que consideramos erróneas. Luego será la comunidad científica que aceptará una u otra propuesta para seguir avanzando. La diversidad de las ideas enriquece y es la principal fortaleza de cualquier grupo científico. Elaboración interna superando cuestionamientos y luego presentación en sociedad para recibir críticas, estímulos y nuevos desafíos. La capacidad creativa y esta audacia de abrir caminos nuevos, aun sabiendo que podemos equivocar el rumbo, no es un don divino. Es producto de una labor continuada en cualquier profesión cuando tratamos de buscar la respuesta convincente para explicar los fenómenos que observamos. En el caso específico de una persona dedicada a la actividad científica o la innovación tecnológica esta actitud creativa es siempre una condición necesaria para coronar, con argumentos sólidos, el camino a seguir para explicar la observación. Además, se requiere perseverancia y dedicación para andar y desandar caminos hasta alcanzar el objetivo propuesto. Por último, pero no lo último, la orientación de nuestro trabajo debe denotar un fuerte compromiso con las 54 CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 necesidades de la sociedad de la que formamos parte. En base a estas premisas quiero formular una breve historia de cómo se encadenaron hechos y personas que fueron moldeando mi manera de concebir y planear la actividad científica, el estilo de conducción y el compromiso con nuestra sociedad. Ese recorrido abarca desde mis orígenes hasta nuestros días pasando por situaciones que dejaron experiencias indelebles en mi vida. No se trata de hacer el relato de mis antecedentes académicos y la importancia que le asigno a mis trabajos. Intentaré explicar las motivaciones que me indujeron a tomar ciertos caminos que eventualmente mermaron, no estoy seguro, mi producción científica durante algunos años para dedicarme, con todo mi potencial, a ejecutar tareas de conducción académica y política. Sin embargo, considero que esas funciones me permitieron observar el panorama científico y académico desde otra plataforma. Junto a un sinnúmero de colaboradores, hemos podido dejar huellas y abrir caminos nuevos en nuestro lugar de trabajo que, con mucho orgullo, observo como está siendo transitado por las nuevas generaciones que progresan más rápidamente que la mía. A esta altura de vida me siento con ganas de seguir aportando y aprendiendo. Sigo formando parte del INIQUI, la UNSA y la UCR. Me hace muy feliz recibir muestras continuadas de reconocimiento social tanto de sectores académicos, políticos y culturales de la ciudad de Salta, que es el lugar que me permitió crecer, e incluso recibo el aprecio desde otras instituciones académicas y políticas de otras latitudes por donde he transitado. Quisiera que este relato de mis experiencias sirva también para dejar planteados algunos desafíos para quienes tengan el placer y la audacia de emprender, a pesar de tener que transitar por caminos de ripio y cornisa. 2. DE DONDE VENGO Nací hacia fines de 1939 en la capital de la actual Etiopía (Addis Abeba). Allí habían emigrado mis padres con mi hermano 13 años mayor en busca de prosperidad motivados por las facilidades del gobierno italiano que había decido ocupar esas tierras por imperio de la fuerza. La prosperidad económica lograda por mis padres estaba posibilitando un regreso exitoso a su Italia natal. Pero llegó la guerra. Ya en 1941 las fuerzas inglesas ocuparon esos territorios. Mi padre fue tomado prisionero y mi madre con sus dos hijos tuvo que volver a Italia. Como consecuencia recién conocí a mi padre a los 5 años y cuando mi hermano ya había muerto en guerra. A pesar de la tremenda situación tuve una infancia feliz que se consolidó con el regreso de mi padre. La falta de trabajo y oportunidades en la Italia de posguerra, obligó a mi padre a trabajar en la actividad hotelera suiza durante cortos períodos vacacionales. Esta situación incierta impulsó a mis padres, no sin penas, a emigrar a Argentina. Después de todo mi abuelo paterno se casó en Chivilcoy y tuvo tres hijos en Argentina. Llegamos a un país maravilloso lleno de oportunidades. Luego de deambular por el conurbano en distintas escuelas primarias la familia se asentó en Monte Grande donde mi padre logró convertirse en comerciante independiente con un restaurante. Desde esa localidad pude cursar mis estudios secundarios y universitarios en la ciudad de Buenos Aires. Colegio Nacional Nº 7 “Juan Martín de Pueyrredón” y Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA respectivamente. Más tarde comprendí que la generosidad del pueblo argentino concedía a un extranjero la misma oportunidad de elevar su grado de formación en igualdad de condiciones con ciudadanos argentinos. Además, los servicios educativos no eran arancelados. El único inconveniente serio eran las horas diarias consumidas en viajes. Sin embargo tuve la buena predisposición y ayuda de amigos, que todavía hoy conservo, que me permitían pernoctar algunos días en sus casas. En Monte Grande nos pasábamos varios días para preparar los exámenes, dado que la tranquilidad del lugar permitía estudiar y discutir hasta casi la madrugada y dormir hasta el mediodía, almorzar, caminar un poco antes de retomar el estudio. De esta manera se resumen mis 22 primeros años de vida. Volveré más adelante para comentar algunos detalles de esos años donde tuve la inmensa posibilidad de culminar mi formación inicial en un ambiente caracterizado por la permanente interacción con verdaderos maestros. En esos años descubrí que había aprendido a pensar por cuenta propia y que mi verdadera personalidad estaba despuntando. 3. LOS TIEMPOS DE MI FORMACIÓN La escuela secundaria no fue fácil. Pasar de un maestro a diez docentes con estilos diversos me obligó a replantearme la manera de planificar mis estudios y ejecutar las tareas escolares en mi casa. Sin embargo a medida que avanzaba año tras año perdía el temor a preguntar lo que no entendía. En esos años empecé a comprender que formulando bien las preguntas se recibía respuestas que ayudaban a clarificar las ideas. Ya en cuarto y quinto año Los problemas son oportunidades de crecimiento alcanzamos una excelente comunicación conjunta entre mis compañeros y profesores que son motivo de remembranzas cada vez que nos reunimos. En quinto año comenzamos a concurrir a los cursos de ingresos de las diferentes Facultades de la UBA. Con un compañero elegimos estudiar química. Nunca me sentí tan desconcertado. Parecía que allí se hablaba en otro idioma. Lo que habíamos aprendido y que aún recordábamos ya no tenía vigencia. En pocos meses teníamos que prepararnos a razonar de otro modo. Aparentemente no se exigía demostrar que los deberes se habían realizado. Los podríamos haber copiado. Pero indefectiblemente en ciertas fechas debíamos superar pruebas de evaluación que se denominaban exámenes parciales. Teníamos que aprobarlas todas para poder ingresar. Con mi compañero lo hicimos no sin un duro esfuerzo. Mi primer año en la FCEyN, sita en Perú 222 de la ciudad de Buenos Aires, fue uno de mis mayores desafíos. Sentí que con una mano nos ayudaban y con la otra nos exigían. En la medida que resolvíamos un desafío aumentaba nuestra autoestima y buscábamos nuevas oportunidades para ganar confianza en nuestra propia capacitación. Al mismo tiempo íbamos conformando nuestro grupo de amigos. Empecé a descubrir que las diferencias de origen, raciales o religiosas no nos separaban. Ese mismo año, 1958, hubieron dos acontecimientos en los que participé activamente y que descubrieron una parte todavía oculta de mi personalidad. Por un lado el conflicto que provocó la denominada ley Domingorena que dividió las aguas universitarias (también de la sociedad) entre enseñanza libre y enseñanza laica. Me convertí en ac- tivo militante de la última y en consecuencia abracé los ideales de la Reforma Universitaria de 1918 para toda la vida. Pero seguíamos siendo amigos de los humanistas y compartíamos los estudios y también las fiestas. Luchábamos para conseguir apoyos a nuestras propuestas en elecciones de consejeros y autoridades del Centro de Estudiantes de Química pero luego del resultado festejábamos todos juntos. El otro acontecimiento, todavía más impactante, fue la elección de Rector en la UBA. Resultó electo el Dr. Risieri Frondizi. Escucharlo, preguntarle y leerlo ha sido uno de los mayores privilegios de mi vida. 55 Exactas y Naturales. Mientras era estudiante dediqué dos veranos trabajando con el Dr. Levitus, docente de muchos méritos y paciencia, y otros estudiantes amigos en síntesis de compuestos inorgánicos. Nuestro caso no era especial, muchos docentes aceptaban la responsabilidad de introducir a los estudiantes de cursos avanzados en tareas de investigación asignando proyectos de corto alcance. Ese tipo de tareas fomenta la capacidad creativa. De allí en más mis actividades estudiantiles tenían que ser compartidas con la construcción de la universidad de calidad, igualitaria y pertinente. Aprendí que no hay calidad sin investigación, que la verdadera calidad no se mide en términos de cuanto uno sabe sino en la capacidad que se demuestra al momento de enfrentar un problema real. Que en la universidad pública es necesaria una participación de estudiantes provenientes de todos los estratos sociales fomentando la solidaridad (becas estudiantiles donde hiciera falta demandando el cumplimiento de objetivos y metas previamente asumidas), la tolerancia con las ideas y las creencias y sin distinciones de origen y credos. Mientras lo hacía a veces dudaba sobre el esfuerzo que demandaba mi compromiso con la política universitaria. Los tiempos me han demostrado que fue tiempo muy bien invertido. Además culminé mis estudios en menos de cinco años y con una buena cantidad de amigos comprometidos con los mismos ideales. En ese ambiente nació mi vocación por esta profesión que nunca abandoné hasta ahora. Sin embargo nunca permanecí indiferente a la cuestión institucional. Siempre creí que era necesario poner el esfuerzo también en la administración política de las organizaciones académicas y científicas. Era placentero reunirse con grandes personalidades científicas debatiendo en Comisiones y reuniones del Consejo de la Facultad con el único propósito de resolver los problemas, con mucha creatividad, demoliendo las barreras que obstaculizaban el crecimiento. Sabiendo que olvido a muchos me permito mencionar a Rolando García, Sadosky, González Domínguez, Santaló, Spivacov, Klimosky, Giambiagi, Bush, Aguiló, Lagos, Levitus, Griot, Sara Rietti, Oscar Varsavsky, Zanetta, Jacovkis, Vanossi, Deulofeu, Sproviero, Comín, Amilcar Herrera, Arístides Romero, Levialdi, Flishman, Algranati, Ortiz, Passeron, Salgado, Salvidea y al Secretario Simón (disculpas por muchos olvidos) y tantos otros compañeros de estudio que desde la diversidad o la coincidencia y el respeto de las ideas, permitían elaborar la síntesis en las acciones que nos hacían progresar. Mi actividad científica comienza antes de mi graduación como Licenciado en Ciencias Químicas (1962) en la misma Facultad de Ciencias Consecuentemente, cuando culminé mi Licenciatura continué con mis responsabilidades docentes, comencé a tomar los cursos de pos- 56 grado y me inscribí en la carrera de Doctorado de la UBA pero, simultáneamente, me desempeñé por casi dos años como Secretario Técnico del Departamento de Industrias en los momentos de su organización. Se trataba del primer intento de creación de instituciones con dependencia mixta con el fin de evitar compartimentos estancos. En este caso de dos facultades (Ciencias e Ingeniería). Muchos problemas fundacionales y desconfianzas iniciales se fueron diluyendo con la gran vocación y experiencia de docentes e investigadores creativos con deseos de construir. Por consiguiente mi tiempo de trabajo se dividía entre la docencia, la investigación y la administración. En ese período se confeccionó el proyecto y el financiamiento para la construcción del edificio que actualmente ocupa, en ciudad universitaria, ese Departamento. También conocí a uno de mis maestros. El Dr. Ronco viajaba desde La Plata una vez a la semana para dirigir tesis de Doctorado y dictar el curso de Procesos Químicos antes que volviera de Estados Unidos uno de sus discípulos predilectos. Me refiero al Dr. R. Cunningham, quien fuera, a la postre, mi director de tesis doctoral. Venía con la idea de utilizar las conocidas resinas de intercambio iónico como catalizadores. Él ya había avanzado en la revisión bibliográfica y elegimos un par de reacciones de relevancia para nuestra incipiente industria química de aquella época. En mi caso estudié la deshidratación del alcohol isopropílico. El Dr Yeramián la esterificación del ácido acético con el mismo alcohol. Sin entrar en muchos detalles pusimos en marcha un cromatógrafo de ionización de llama Perkin Elmer, comprado con el primer y único préstamo BID a las universidades nacionales, construimos los reactores y luego realizamos los experimentos. Recibimos apoyo de otro grupo de la CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Facultad dirigido por el Dr. Abeledo para poder medir la composición de agua con otro cromatógrafo de conductividad térmica. La próxima etapa era la interpretación de los resultados experimentales a través de un conjunto de modelos imperantes en esa época. Contamos con el apoyo de la famosa Clementina que nos simplificó el trabajo a pesar de las dificultades que teníamos para tipear el programa en una cinta de papel muy frágil y que sólo era legible por la computadora. Con mucho ingenio superamos las barreras y concluimos el análisis de la información experimental. Culminé la redacción de la tesis en el período agosto-setiembre de 1966 cuando ya había renunciado a mi posición de Jefe de Trabajos Prácticos DE ganado por concurso un año antes. El motivo de mi renuncia fue la violenta represión del gobierno militar luego de intervenir las Universidades Nacionales. Fue aceptada en setiembre de 1966 rechazando los términos de la misma. En enero de 1966 me casé en Salta, con Ana María Navarro Ponce, y en febrero de 1966 ya había solicitado la beca externa del CONICET para trabajar en el Imperial Collage con el Dr. Denbigh. Había decidido no aceptar la beca solicitada pero el propio Dr. Houssay, en la única entrevista que mantuve con él, me hizo comprender que en Argentina era necesario formar científicos y que seguramente luego de mi estadía en el exterior la situación habría cambiado lo suficiente para poder cumplir con el compromiso de reinserción que implicaba aceptar la beca. El Dr. Ronco, quien me condujo a la entrevista, en tono paternalista me dijo que siempre habría un lugar para mí en La Plata. Desde octubre de 1966 hasta marzo de 1969 trabajé sólo en in- vestigación aprovechando la beca del CONICET y del British Council. No se concretó mi aspiración de trabajar con el Prof. Denbigh en Termodinámica porque había decidido, unos dos meses antes de mi llegada, cambiar su lugar de trabajo. Desde que tomé mi curso de posgrado con el Prof. Dodge me sentía fuertemente inclinado al análisis de las reacciones químicas por métodos termodinámicos. Me realizaron algunas entrevistas y decidí trabajar con el Dr. Jameson en Mecánica de los Fluidos. Era un cambio fenomenal pero la investigación de sistemas inestables, evolucionando fuera del equilibrio, resultaba atractivo. En poco tiempo me pude adaptar y con la ayuda de mi supervisor concretamos en pocos meses un trabajo para cuantificar y predecir el retardo en la formación de ondas en la interface agua aire por efecto del viento y la resistencia de surfactantes. Durante la ejecución de tareas de los cursos de posgrado valoré la excelente formación adquirida en el vetusto edificio de Perú 222. De inmediato habíamos logrado una forma de interpretar datos experimentales y de realizar predicciones teóricas en ese tema que permitieron escribir los primeros trabajos. Al mismo tiempo me ofrecieron inscribirme en el Doctorado de la U. de Londres y presentar mi tesis en el programa de Ingeniería Química del Imperial College. Acepté y comencé mi trabajo experimental al mismo tiempo que tomaba los cursos de doctorado en diversos departamentos de esa maravillosa institución. Mis trabajos culminaron en publicaciones en revistas de mucho prestigio en la época. Gottifredi y Jameson (1968) en el Journal of Fluid Mechanics (2° Inv. argentino en publicar en esta revista), Gottifredi y Jameson (1968) en Chemical Engineering Science, Jameson y col. (1970) en Internacional Journal Los problemas son oportunidades de crecimiento of Heat Mass Transfer y Gottifredi y Jameson (1970) nada menos que en los Proceeding de la Royal Society. Durante esos años concretamos, con mucha paciencia, la redacción de los trabajos relacionados con mi tesis doctoral en la UBA. Cada carta intercambiada y la consiguiente modificación del manuscrito llevaban más de un mes. Pero logramos el objetivo. Publicamos, Gottifredi y col. (1970), en Journal of Catalisis nuestras investigaciones. 4. LOS TIEMPOS DE LA AUDACIA Alguna vez leí que la audacia es producto de la ignorancia. A modo de ejemplo un niño es audaz cuando se zambulle a una piscina porque ignora el perjuicio que puede causar ese acto. Pero, tampoco es extraño que a veces pueda triunfar en la empresa. La reentrada en la atmósfera de una Argentina, todavía lesionada por la violencia, no fue sencilla y confieso que si no se hubiese producido la expulsión de científicos argentinos desde Chile por motivos políticos tenía pensado en volver a emigrar. Estaba persuadido que podía enfrentar cualquier empresa. Ello a pesar de la verdadera protección y afecto que me brindó el Dr. Ronco durante los dos años en que desarrollé mis actividades en La Plata lo que me permitió ingresar a la CIC del CONICET. Fueron años productivos en la investigación de fenómenos de difusión y reacción en sistemas gas líquido. Pero además trabajé a la par del Dr. Ronco en la creación y primera publicación de la Revista Latinoamericana de Ingeniería Química y Química Aplicada como un intento de presentar una fachada al mundo de nuestra producción y nuestra calidad. La tarea fue muy di- fícil por cuanto se decidió publicar en dos idiomas, rigurosa evaluación externa y luego imprenta. La verdad es que costó mucho lograr que funcionara y por primera vez comprendí el valor que representa que una persona, en este caso el Dr. Ronco, haya dedicado tanto tiempo para simplemente abrir una puerta que permitiera el tránsito de muchos colegas de todas las generaciones. No podía seguir perdiendo tres horas de mi día viajando desde Lomas de Zamora hasta La Plata. Mi presentación al concurso de Profesor de Operaciones Unitarias de la Facultad de Ingeniería de la UBA había sido rechazada por el Jurado antes de la oposición. Hoy podría decir que me hicieron un favor, pero en aquel momento me sentí denigrado. Tenía que tomar una decisión. En 1971, el exceso de confianza en mis propias fuerzas y la ignorancia de lo desconocido me impulsaron, desoyendo la opinión de muchos amigos, compañeros y del propio Dr. Ronco, a radicarme a Salta, ciudad tranquila en donde ya contaba con el aprecio y amistad de varios colegas. El lugar de trabajo era la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de Tucumán en su departamento de Ingeniería Química dirigido por el Ing. Rolando Poppi, un genio que desapareció demasiado pronto. Contábamos con una casa de dos plantas alquilada donde funcionaba un laboratorio en planta baja, escaso equipamiento científico y casi todos los docentes con dedicación exclusiva tenían una alta carga de actividades docentes. Hasta mitad de los años 70 fui el único integrante de la comunidad universitaria de Salta que era miembro de la Carrera del Investigador. Estas circunstancias lejos de amilanarme incrementaron mi autoestima y también mi egocentrismo. El grado de exigencia con mis estudiantes era alto aunque trataba de ayudarlos en 57 horarios extras convenidos. A pesar de mis esfuerzos notaba que no podía establecer un diálogo ni siquiera en temas cotidianos. Mi mayor preocupación era la de acelerar la formación del personal más joven para conformar un cuerpo con una educación más variada y una mayor capacidad de dirección de nuestros graduados. Mis puntos de vista fueron comprendidos y aceptados dentro del departamento pero rechazados en el ámbito de la Facultad donde no se apreciaba la necesidad de incorporar la investigación científica como el método idóneo para enseñar a pensar por cuenta propia. Ello no obstante comenzamos a abrir caminos para la formación en el exterior. En 1972, mediante decreto, se establece la creación de la Universidad Nacional de Salta. En 1973 comienza sus actividades entre ellas, el Consejo de Investigación de la Universidad contemplado en sus estatutos. El Dr. Arturo Oñativia es designado Presidente y lo secundo como Secretario de ese organismo. En un año y medio organizamos las actividades donde las decisiones del Consejo, integrado por docentes y estudiantes, eran ejecutadas por la Secretaría a mi cargo. Este organismo legitimó la necesidad de la investigación como parte indisoluble de la función docente y permitió una modesta financiación de dichas actividades en todos los departamentos de la nueva Universidad. De esta época es la puesta en marcha del plan 1973 de Ingeniería Química de cinco años de duración con la inclusión de ciclos básicos y de aplicación. En su elaboración y puesta en marcha me cupo una importante tarea. La labor de investigación continuaba ligada con la Universidad de la Plata [Gottifredi y col. (1970), Yeramián y col. (1970), Massaldi 58 y Gottifredi (1972), Forgaz y col. (1973), Ponzi y col. (1973), Massaldi y col. (1976), Ponzi y col. (1976)] mediante colaboración con el equipo del Dr. Ronco luego de interminables viajes por vía terrestre. Desde Salta traía el paquete de tarjetas para ir corrigiendo el programa de optimización que deseábamos usar en Salta para el análisis de reactores integrales. También tuve la oportunidad de realizar una corta estadía en la Universidad Federal de Río de Janeiro invitado por el Programa de Ingeniería Química del COPPE. Allí tuve oportunidad de apreciar esa magnífica experiencia además de introducirme en la enseñanza de la mecánica del continuo. Este período culmina con mi adhesión a la otra pasión que mantenía escondida quizás porque no había encontrado un cauce. Me afilié a la UCR participando de la vida interna del partido continuadamente desde ese momento hasta la fecha. Mi otro gran maestro fue justamente Oñativia quien me enseñó a valorar la función de servicio antes que el beneficio personal. Allí comprendí que las actitudes inteligentes son aquellas que impactan mucho más en lo colectivo que en lo personal. También que uno puede tener conductas estúpidas cuando su acción perjudica al conjunto y a sí mismo simultáneamente. El talento del líder deviene de la capacidad de congeniar las actividades de un grupo humano, necesariamente diverso, para lograr objetivos sociales compartidos y donde todos se sientan partícipes del éxito conseguido. También esta elección formó parte de mi audacia. CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 de Educación, Dr. Taiana y el Secretario de Ciencia y Tecnología, Dr. Olivera, para discutir una eventual participación del Instituto de Endocrinología de Salta en el diseño de un proyecto destinado a combatir la desnutrición del Norte Argentino. El mismo sería presentado a la OEA como requerimiento de Argentina ante el Fondo de Mar del Plata. Debido a las características de ese fondo especial se debía presentar un programa con un componente tecnológico. Era un claro reconocimiento a los trabajos de campo sobre nutrición infantil que había estado realizando el mencionado Instituto en los últimos tiempos tendiente a tipificar la naturaleza y cuantía de la desnutrición observada. Así nace el Programa Multinacional de Tecnología de Alimentos bajo la dirección del Dr. Oñativia. Fue un privilegio ser uno de los primeros convocados para participar del diseño y eventual ejecución. La concepción que se imprimió abarcó diversas unidades de investigación existentes, algunas recientemente formadas en la universidad, cada una de las cuales debía cumplir una tarea específica aportando la información elaborada al conjunto. 5. LOS TIEMPOS DEL PROGRAMA NACIONAL DE TECNOLOGÍA DE ALIMENTOS Por ese entonces mi producción científica oscilaba entre transferencia de materia con reacción química y modelado y análisis de datos experimentales de reactores. Más aún habíamos comenzado con un pequeño grupo nuestros experimentos para lograr la producción directa de olefinas a partir de las correspondientes parafinas pensando en la posibilidad de aprovechar el gas de Campo Durán para producir polímeros y naftas de alto octanaje. Utilizamos n-butano como materia prima. Hacia fines de 1973 el Dr. Arturo Oñativia fue invitado por el Ministro El proyecto multinacional tuvo una larga etapa previa de elabora- ción debido a la necesaria coordinación y asociación con otros centros de investigación localizados en Colombia, Brasil, Guatemala y Estados Unidos. El proyecto comenzó a ejecutarse hacia fines de 1975 y en mi caso me asignaron la tarea de coordinación y la puesta en marcha de la planta piloto. Por consiguiente no tenía responsabilidad directa sobre ningún proyecto específico salvo el compromiso de realizar pruebas de producción a nivel piloto. Las primeras acciones comenzaron en 1975. Una de las estrategias secundarias era dotar a los diferentes grupos de la universidad que intervenían en la ejecución del programa de un equipamiento científico moderno que no se podía afrontar con el presupuesto universitario. Tampoco podríamos haber superado las barreras aduaneras y mientras el clima de fomento a la investigación científica se había enrarecido, mermando fuertemente el poder adquisitivo de los recursos. Por lo tanto este Programa era un gran instrumento para consolidar grupos de investigación dentro de la universidad contando con nuevos equipamientos y recursos para gastos corrientes. Llegaba la hora del trabajo experimental. Hacia fines de 1975 pasé tres meses en la Universidad Central de Venezuela dictando cursos de posgrado en Ingeniería Química y en 1977 me otorgaron licencia el CONICET y la Universidad para pasar un año en la misma universidad. Volví luego del mundial 78 y en ese momento la salud del Dr. Oñativia comenzaba a deteriorarse y en 1979 me pidió que asumiera la dirección del Programa por cuanto contaba con el apoyo de los demás colegas. Luego de numerosos estudios de laboratorio y de campo se llegó a la conclusión que el mejor procedimiento para fabricar un producto aceptable para la población de Los problemas son oportunidades de crecimiento destino era una mezcla 30/70 de soja/maíz convenientemente procesada para eliminar los factores anti nutrientes que acompañan la soja conservando la calidad proteica. La respuesta obvia era la extrusión que en su momento había cobrado un amplio mercado para estirar los productos cárnicos. Pero el equipamiento era tan caro que un simple análisis económico indicaba la inviabilidad de utilizar este tipo de equipamiento. La clave de nuestro éxito era la obtención de un alimento de bajo costo. Se decidió comprar un equipo para extrusión de granos de soja enteros que utilizaban granjeros en Estados Unidos cuyo producto se utilizaba para la cría de animales. Era un equipo barato (5.000 U$D) con capacidad de procesar 500 kg/h de granos de soja. Pero no era aplicable de manera directa a nuestro caso porque se trataba de una mezcla con menor concentración de aceite. Además era preciso eliminar la cascara de la soja que se consideraba un obstáculo en la digestibilidad. Con mucho cálculo logramos operar el extrusor con una mezcla de sémola de maíz y soja cruda descascarada colocando un dispositivo de alimentación que impedía el retroflujo del tornillo extrusor y su consiguiente atascamiento. Además desarrollamos un equipo simple para descascarado del poroto que luego fue patentado. Así logramos la producción de un alimento de adecuado valor nutricional en forma de hojuelas de cereal pre cocidas, con un sabor y una textura parecida al pochoclo, de bajo costo, larga vida (6 meses), sin producción de contaminantes y que podía ser el vehículo de otros nutrientes para satisfacer otras necesidades además de las proteicas y calóricas. En efecto, las hojuelas eran fácilmente molidas y podía pre- sentarse como la conocida polenta mágica pero incorporando la soja sin que fuera notada su presencia en el paladar. Los resultados de todas las investigaciones fueron publicados y difundidos. Incluso los referidos a digestibilidad y hasta un recetario. En mi caso personal mi autoría sólo tiene relación con algunas presentaciones del trabajo realizado en Planta Piloto y en las patentes. Algunos grupos tuvieron una gran posibilidad de difundir otros resultados al verse beneficiados con la incorporación del equipamiento científico. Algunos jóvenes docentes pudieron realizar períodos cortos en el exterior y hoy son investigadores de muy buen nivel. La Universidad y hasta INTA regional Salta recibieron beneficios e incentivos que permitieron acrecentar la velocidad de crecimiento de la función de investigación en por lo menos tres de las seis Facultades de la Universidad. Si bien no significó en mi caso una buena producción científica fue, una de las mejores realizaciones de mi carrera académica. Aprendí a escuchar, cosa que casi no había hecho desde mi llegada a Salta, a organizar armónicamente la actividad en un grupo interdisciplinario, a observar la realidad de distintos ángulos, a colaborar sin el afán de participar en la publicación del trabajo, a apreciar el talento de otros colegas, a valorar la ayuda incansable del personal técnico y administrativo y por tener la oportunidad y el privilegio de terminar dirigiendo un programa diseñado por uno de mis maestros de la vida. Mientras todo esto ocurría seguía atendiendo mis investigaciones demostrando que podía publicar los resultados de mis investigaciones en revistas de impacto internacional. Siempre interesado en la elaboración 59 de modelos para explicar los fenómenos de transporte. De esa época son las citas Quiroga y col. (1977), Gottifredi y Quiroga (1977, 1978 y 1979), Gottifredi y col. (1979), Gonzo y Gottifredi (1979), Quiroga y col. (1980) y el famoso cuaderno en donde se utilizaba la ecuación de balance de entropía para analizar la consistencia de las relaciones entre flujos y fuerzas impulsoras y en qué casos podía esperarse el acoplamiento termodinámico. Estas ideas me permitieron colaborar con otro gran científico, M. Boudart y col. (1985) desde la modesta Salta. El gobierno militar no se interesó en valorar los logros y resultados del Programa Multinacional puesto que no querían admitir la desnutrición. En 1983 se decidió la conformación de una empresa denominada SOMASA para poner en marcha una planta en la provincia de Salta. No alcanzamos a formar parte del Programa Alimentario Nacional que repartía, entre otros productos, bolsas de soja cruda que la población no utilizaba y ya en los tiempos de la convertibilidad se volvió a soterrar bajo la alfombra la desnutrición. De tanto en tanto vemos algún atisbo de enfrentarla pero es como si quisiéramos empezar desde cero sin reconocer lo mucho que hizo la ciencia argentina. Las urgencias primero y la inflación después abortaron la construcción de la planta del producto (SOMASA) cuando ya habíamos constituido la empresa provincial. En 1979 soy convocado por primera vez a las Comisiones Asesoras del CONICET (Regional y Tecnología a nivel central). Presentamos el proyecto de creación del INIQUI. Fue concebido como un Instituto totalmente inserto en la estructura edilicia y en la vida cotidiana de la Universidad Nacional de Salta. A partir de entonces mis actividades comienzan a trascender el ámbito 60 CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 de la UNSA. En el plano nacional. En el plano internacional ya había producido un impacto a través de publicaciones científicas y visitas cortas y medianas sobre todo en Brasil, Colombia, Venezuela y un par de universidades norteamericanas. tecnología con responsabilidades de conducción. Me sorprendió su franqueza, su predisposición a escuchar sugerencias, y su voluntad de lograr una integración regional respetando las aspiraciones de la comunidad científica. 6. LOS TIEMPOS DEL CONICET Y LA POLÍTICA Posteriormente coincidí con una visita realizada por el Dr. García Marcos a la ciudad de Tucumán. En el almuerzo hablamos de política y sobre lo que esperábamos cada uno de nosotros del futuro de nuestro país. Recordamos el paso por la universidad y repasamos las posturas diferentes asumidas en 1958 en relación con las consecuencias de la Ley Domingorena. Le comenté mi renuncia de 1966 y que seguía sosteniendo las mismas convicciones sobre los beneficios de contar con una universidad pública autónoma. Además le comenté el trabajo que estaba haciendo con el Dr Oñativia, mi condición de afiliado a un partido político (hecho por otro lado conocido por casi todos mis colegas). De igual manera me planteó sus puntos de vista y su esperanza que mi partido hiciera un gran esfuerzo para recuperar la organización republicana y terminar con las divisiones internas. Por último agradecí su apoyo para concretar la creación de tres institutos en la UN de Salta. En 1979 comienzan a presentarse otras oportunidades. El CONICET me ofrece formar parte de la Comisión de seguimiento de la ejecución del Proyecto BID I que pretendía convertirse en el mecanismo promotor de la descentralización del desarrollo científico en Argentina. Apostando a la creación inicial de sedes en Santa Fe, Mendoza, Bahía Blanca, Puerto Madryn y Ushuaia. Nuevamente significaba colaborar en la ejecución de un programa que buscaba como fin la consolidación de grupos de investigación existentes y al mismo tiempo reunirlos a través de la creación de los Centros Regionales que debían brindar servicios técnicos y administrativos comunes a todos los institutos del CONICET que participaban en este programa. Esta actividad ocupaba bastante tiempo por la asiduidad de las reuniones por cuanto se trataba de proponer instrumentos de procedimiento que eran novedosos en el CONICET. Mi actitud fue la de colaborar desde mi escasa experiencia sobre los mecanismos de toma de decisiones en el CONICET. Pero tuve oportunidad de conocer los objetivos buscados con ese programa que tenía una administración separada dentro del CONICET. En esa época conocí personalmente al Dr. Fermín García Marcos quien era el Secretario de Ciencia y Tecnología e interventor del CONICET. El Dr. Ronco le habría sugerido que sería interesante que conociera a investigadores jóvenes del área de Durante las vacaciones de julio de 1980 el Dr. García Marcos me pide que, cuando viaje a Buenos Aires, no deje de verlo en la Secretaría de Ciencia y Técnica. Lo primero que pensamos en mi casa fue lo peor. Nuevamente tendría problemas por mi pasado y presente político. Cuando finalmente lo visité grande fue mi sorpresa. El motivo, en realidad, era ofrecerme integrar el Directorio del CONICET que se conformaría a la brevedad con una participación equilibrada de científicos de diversas disciplinas y de regiones. Mi primera reacción fue con sentido de justicia. Me parecía que la figura del interior que mejor podría representar a la Ingeniería y Tecnología Química era el Dr. Cassano. La respuesta le asignaba razonabilidad mi reacción pero que siguiendo la tradición eclesiástica nunca se nombra obispo a un buen párroco. Insistí argumentando que mi propuesta traería problemas. Hacía pocos días que el Decano Trejo había prohibido el dictado de un curso de posgrado a mi cargo en el Departamento de Industrias. El Dr. Lemcoff, organizador del curso, logró trasladar el dictado a la sede del Instituto Argentino de Petroquímica. También reconoció la validez de mis argumentos. Algunos investigadores de la UBA, allegados al CONICET, habían ya objetado mi eventual designación. Pero que su objetivo era integrar al Directorio con al menos dos científicos identificados con los partidos tradicionales. Le comenté que me tuve que ir a Venezuela casi un año de sabático para recuperar mi anonimato y que este ofrecimiento, ni bien se hiciera público, volvería a poner mi cabeza cerca de la guillotina. Ofrecí ayudarlo en su gestión desde otra posición no tan visible. Insistió que la gran ayuda que necesitaba era integrar un directorio de prestigio y con científicos que estuvieran comprometidos con la totalidad del sistema científico y no sólo con su área específica. Me animé a preguntar quiénes serían esos científicos y realmente reconocía que los que conocía contaban con enorme prestigio y sobrada honestidad. Al único científico que le comenté el ofrecimiento fue al Dr. Cassano quien me dijo que ya había sido informado por el Dr. García Marcos. Mientras tanto el 26 de Noviembre de 1980 (¡regalo de cumpleaños!) se firma el convenio de creación del INIQUI resultando designado director por acuerdo de las dos instituciones signatarias. Para formar Los problemas son oportunidades de crecimiento el Instituto tuvimos que reunir grupos de investigación que atravesaban tres Facultades. Desde el principio me había propuesto que el personal del INIQUI se sintiera identificado con la UNSA y el CONICET, más allá de su dependencia laboral. Surgía también la oportunidad de crear un ambiente cooperativo, respetando la diversidad y la libre iniciativa de cada grupo. Nos habíamos reunido en nueva institución para incrementar nuestra potencialidad y trascendencia. Nuestro lugar físico de trabajo serían las oficinas y los laboratorios de la universidad que compartíamos en la funciones de investigación y docencia. El objetivo era alcanzar reconocimiento en el plano nacional e internacional como una institución seria donde se cultivaría la investigación y la docencia mejorando simultáneamente la calidad y la pertinencia. No obstante pasaba el tiempo y el Directorio no era designado. Hacia mitad de noviembre el Dr. García Marcos me comunica que tuvo que reemplazar mi propuesta por la del Dr. Cassano. Le comenté que para mí no era ninguna decepción. Lamentaba haber demorado, tanto tiempo, su gestión. Parecía que el proyecto de dejar la conducción del CONICET en manos de un Directorio colegiado había fracasado. Corría el mes de febrero de 1981 cuando, una mañana el Secretario de Educación de la Provincia de Salta me felicitaba por mi designación en el Directorio del CONICET. Pensé en un error, pero luego se difundió la noticia por la prensa. Más tarde, supe que hubo insistencia por parte del Secretario. Así me encontraba frente a un nuevo problema. Recién había asumido la gestión como Director del INIQUI, continuar con mis proyectos de investigación, y sin esperarlo, la gran corresponsabilidad en la administración del CONICET. Sentía que mi designación era inmerecida y además objetada por una buena parte de los investigadores de mayor influencia en la institución. Los problemas parecían formidables. Debía ser capaz de transformarlos en nuevas oportunidades buscando la confianza y la consideración de mis colegas del Directorio. Algunos de ellos ya gozaban de un gran prestigio cuando yo recién ingresaba a la universidad. Durante esos años desarrollé un sin número de actividades en beneficio de la consolidación de institutos y centros relacionados con mi especialidad. De un modo muy especial aquellos de mi área científica que estuvieran relacionados con las universidades y la docencia. También llevando al Directorio las propuestas e iniciativas de la Comisión Asesora de Ingeniería y Tecnología. De esa época son los primeros esfuerzos en apoyar los proyectos de creación de carreras de posgrado tendientes a otorgar el doctorado y entonces posibilitar que la capacitación en el exterior tome lugar en el nivel de postdoctorado que ahorraba costos por el pago de arancelamiento en universidades del exterior, sobre todo las norteamericanas. Sin embargo creo que mi labor más importante tiene que ver con el logro de la identidad, régimen de funcionamiento y puesta en marcha de los Centros Regionales del CONICET creando una Comisión interna. Debido a mi experiencia adquirida en los últimos tiempos el Directorio acordó mi designación como presidente de esa Comisión. La reglamentación de funcionamiento de los Centros Regionales demandó muchas energías y la superación de una gran cantidad de escollos estructurales. Fueron instituciones posteriores a los institutos del CONICET que estaban acostumbrados 61 a tomar decisiones autónomas y donde el equipamiento era propiedad de ese instituto y a veces, de ciertos investigadores que habían conseguido los subsidios. Los directores de los Centros Regionales ya estaban designados y ejecutaban sus presupuestos. En ese punto existían lógicas tensiones. Conseguir una reglamentación elaborada desde una oficina en el CONICET era inviable por cuanto siempre sería incompleta, aumentaría la conflictividad por asignación de competencia y en definitiva repercutiría negativamente en el cumplimiento de los objetivos de creación de estas nuevas instituciones. Por otro lado ningún Centro era igual a otro. Yo tampoco conocía en detalles las actividades que se estaban realizando ni las planificadas en el futuro. Había que visitar cada región reuniendo en cada sede a la totalidad de los interesados. Esta actividad demandó una gran cantidad de tiempo personal sea por los viajes y el tiempo necesario para recorrer las instalaciones de los institutos y las demandas de los investigadores. Hacia fines de 1982 conseguimos con el apoyo de todos los directores de los Centros una reglamentación que, si bien no satisfacía plenamente, permitiría desenvolver las actividades contemplando las demandas de los institutos de cada región y las que pudieran formularse desde otras regiones. Luego también me encargaron el seguimiento del proyecto de informatización del CONICET que culminó con un cambio profundo de la forma de liquidar los salarios de todo el personal mientras que el pago se haría en forma descentralizada utilizando una cuenta corriente en cada sede designada al efecto. Por supuesto en Salta fue el INIQUI, es decir el poco personal técnico que ejecutaba todas las tareas de administración. No fue considerado un premio pero le dio una gran identi- 62 dad y reconocimiento que perdura hasta nuestros días. Durante ese período no pretendí, ni hubo ninguna ventaja que beneficiara el INIQUI. En cambio aprovechando la política de favorecer el arraigo de investigadores que se radicaran en el interior conseguí incorporar personal calificado en otras disciplinas que ha sido muy beneficiosa para el crecimiento científico de nuestra universidad. Creo que hacia finales de 1983 Salta comenzaba a estar en el mapa científico de nuestro país por la calidad y nivel alcanzado por miembros de la CIC en diversas disciplinas, algunas alejadas de las ciencias químicas. Mi pertenencia política también demandaba mi participación en la reorganización de la actividad partidaria especialmente efervescente luego de la guerra de Malvinas. Fui miembro fundador de una agrupación de la UCR Salteña que se denominaba Movimiento de Afirmación Radical (MAR) que fue protagónica en la gesta de la elección de octubre de 1983 Por otro lado se esperaba que cada integrante del Directorio debiera continuar la producción científica y en mi caso la organización del Instituto. De esa época puedo mencionar una serie de trabajos científicos muy importantes básicamente por cuanto habíamos podido consolidar una técnica de perturbación y superposición que evitaba la resolución numérica de las ecuaciones de balance. Estudiamos la relación entre modelos de turbulencia y penetración demostrando que, en la práctica, producían los mismos resultados y el parámetro a determinar era el mismo. Estudiamos la absorción simultánea de dos especies gaseosas. Resolvimos por completo el caso del cálculo del factor de efectividad. Estudiamos el efecto de CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 fluidos no newtonianos en la transferencia de materia. Extendimos la reconocida ecuación de Leveque válida sólo para bajos tiempos de contacto. Desarrollamos los criterios que aseguran despreciables el efecto de la transferencia de calor y materia en la determinación de parámetros cinéticos de las reacciones. Ello nos valió un gran reconocimiento al ser invitados a publicar un extenso artículo de revisión en una revista de gran prestigio. Comenzamos los trabajos tendientes a obtener datos muy precisos del proceso de sorción-desorción en membranas poliméricas. Fuimos invitados a reuniones en Canadá para exponer nuestros resultados y como corolario de toda esta frenética actividad participamos en la confección de dos libros aportando un capítulo en cada uno de ellos como se aprecia en la bibliografía bajo ese acápite. Ello queda reflejado en algunas citas bibliográficas de Gottifredi y col., Gonzo y col. y Quiroga y col. entre 1980 y 1983. Asimismo hemos incluido un trabajo relevante de Flores y col. (1982) donde se analiza una superficie móvil. En ese período ya estaba completamente estabilizado el programa de optimización destinado a la determinación de los parámetros de los diferentes modelos de reacción, a partir de la información experimental. Tuvimos una muy buena reacción en la comunidad científica de nuestro país. Ello motivó frecuentes viajes del Ing. Quiroga a otros centros del país dictando cursos y colaboraciones quedando esa línea de trabajo bajo su responsabilidad. 7. LOS TIEMPOS DE MIS PASIONES: LA UNIVERSIDAD Y LA POLÍTICA A partir de diciembre de 1983 hasta diciembre de 1985 desempeñé las funciones de Decano de la Facultad de Ingeniería y Rector sus- tituto durante la etapa de organización de la Universidad Nacional de Salta. Al mismo tiempo rechazaba el ofrecimiento del gobernador electo para ocupar la Secretaría de Industrias de su gobierno Me sentía muy comprometido con la Universidad pública y con la tarea de seguir sembrando para acelerar el crecimiento del INIQUI. El objetivo principal de esa etapa era devolver la organización universitaria a su régimen autónomo suspendido desde 1966. La meta era la recuperación de una institución pública no sometida a ningún poder, cualquiera fuera su naturaleza, autogobernada por los representantes de sus claustros, facultada para designar su personal a través de mecanismos transparentes, diseñar sus propios programas de estudio y sus exigencias curriculares, no arancelada al servicio de la formación de personal calificado y en permanente contacto con el resto de la sociedad y sus instituciones públicas y privadas. Hasta que se pudiera dictar una nueva Ley, las universidades antiguas, existentes antes de la intervención de 1966, continuarían utilizando los estatutos vigentes en esa época y las nuevas deberían adoptar estatutos de las primeras adaptándolos a su estructura de funcionamiento. Cabe señalar que ejercí estas funciones de conducción ad honorem porque me sentía también obligado con el INIQUI ahora que iba a poder pasar más tiempo en Salta. Con mucho esfuerzo de mis colaboradores avanzamos en las dos tareas trabajando muchas horas cada día. Los problemas eran formidables y el tiempo escaso. En sólo dos años debíamos tener las nuevas autoridades electas. Había que dar reconocimiento a los Centros de Estudiantes, reformular los planes de estudio con participación de docentes y estudiantes, realizar Asambleas para legitimar la participación de docentes Los problemas son oportunidades de crecimiento en los Consejos Directivos y Superior, adoptar un estatuto que luego sería aceptado por el Ministerio de Educación, atender todo tipo de reclamos, reincorporar el personal cesanteado, atender propuesta de creación de nuevos organismos y comisiones investigadoras y además organizar los concursos docentes dado que una gran mayoría nunca había sido designado por este mecanismo. Los temores hacia los concursos era un escollo a superar. La solución que adoptamos fue poner prioridades y solicitar la comprensión de docentes y estudiantes ya que la etapa de organización no podía atender todas las demandas. Teníamos que fijar prioridades y convertir cada problema en un desafío a superar. En esa época conseguimos dar un fuerte impulso a las actividades científicas en la Carrera de Ingeniería Civil que era la que contaba con mayor cantidad de estudiantes. A la postre los resultados han sido de gran impacto al punto que hoy el INIQUI cuenta con un conjunto de investigadores con prestigio internacional, varios miembros de la CIC, en el área de dinámica de estructuras. Igualmente debía continuar la planificación de mis deberes como director del INIQUI, dictar las clases de mis asignaturas en pregrado y la dirección de mis proyectos de investigación. De esa época son los trabajos de investigación relacionados con la predicción de factores de efectividad en reactores teniendo en cuenta modelos cinéticos no lineales y complejos, el efecto de la transferencia de calor, tanto para casos de una única reacción o reacciones simultáneas en paralelo y consecutivas. También era fundamental tener en cuenta fenómenos difusionales externos a las pastillas de catalizador, habida cuenta que podrían transformarse en las etapas controlantes cuando la velocidad 63 de consumo de algún reactivo no pudiera satisfacer la demanda de la reacción dentro de la pastilla. Igualmente en procesos no isotérmicos, la limitación no permite observar factores de efectividad superiores a la unidad tal como se evidencia en los pocos casos experimentales estudiados y dando por tierra con expectativas de grandes valores del factor de efectividad y la existencia de múltiples soluciones. Estos métodos abrían las puertas a la utilización de los mismos cuando era necesario diseñar control on line de reactores catalíticos. Entre los principales trabajos se pueden mencionar Gonzo y Gottifredi (1982) en una de las más prestigiosas revistas de Catálisis. para imprimir un perfil académico que conjugara la igualdad, con la calidad y la pertinencia. Las decisiones debían ser consensuadas y fundamentadas para conseguir el apoyo de quienes las ejecutaban. Había que terminar con las resoluciones que no se cumplen. Comprender que cada decisión de este tipo otorga derechos sentidos pero puede restringir los caminos por donde transitar. La política debía ser bienvenida al igual que sus ideas para terminar con la anomia del proceso, los miedos e incrementar la participación. Sabíamos que estos cambios llevaban sus tiempos pero que era el momento justo para actuar con decisión. Nuestra Facultad fue la primera en completar los llamados a concurso suficientes para normalizar el claustro de profesores y los miedos se fueron disipando. Por supuesto hubo sorpresas y algunos disgustos. Siguieron de inmediato las otras facultades con procedimientos similares para la selección de jurados. Después siguieron las elecciones de representantes al Consejo Superior y a los Consejos Directivos de los tres estamentos que preveía el estatuto. Luego siguieron las elecciones de Decanos y la de Rector. Tuve el honor de ser el primer Rector electo de entre todas las universidades nacionales, después de 1966, asumiendo el cargo hacia mediados de diciembre de 1985. Mi mente, en aquel entonces tenía anteojeras. Apenas concebía mi espacio a través de la geometría cartesiana en dos dimensiones. Nuevamente mi formación previa permitió adaptarme a otras formas de concebir la realidad y aceptar que los puntos de vista de una observación son muy diversos en un conjunto multidisciplinario heterogéneo. El desafío era pensar juntos y no igual. La votación era una instancia final para tomar una decisión. No legitimaba una victoria o una derrota para nadie. Aprendí a dejarme ayudar atendiendo las sugerencias de quienes se acercaban con una solución, una idea o simplemente un sentimiento. No fue fácil comprender los verdaderos mensajes que llegaban a mis oídos. También aprendí que la urgencia no ayudaba. Tiende a simplificar en demasía la realidad y por ende conduce a la improvisación. La capacidad creativa es fundamental para el ejercicio de conducción. De una u otra manera en los cuerpos colegiados universitarios se espera que la propuesta superadora de su Rector o Decano armonice las demandas con las soluciones. Era mi gran oportunidad de contribuir, desde una posición de máxima responsabilidad, a dar forma a una universidad joven en la que la función de investigación fuera el soporte que asegurase una función docente de calidad y la posibilidad de conformar una comunidad académica con docentes y estudiantes capaces de discutir racionalmente y sin prejuicios las transformaciones que eran necesarias prioritariamente En esos tres años de mi vida 64 continué atendiendo las funciones de Director del INIQUI con toda la colaboración de su personal científico y técnico. Estaba persuadido que mis funciones serían las de un Rector de transición y que por lo tanto culminarían con mis tres años de mandato. La transición significaba eliminar definitivamente la figura del interventor de la universidad imperante desde 1966, con la suma del poder ejecutivo y legislativo, para transformarlo en un régimen colegiado de conducción y dictado de normas. Para ello era preciso construir un conjunto de claras resoluciones, elaboradas en el Consejo Superior, que guiaran los procedimientos académicos y administrativos. Su violación conllevaría a situaciones arbitrarias pasibles de ser anuladas. Parece razonable y sencillo pero como todo cambio cultural lleva su tiempo. Además aprendí que el límite entre la discrecionalidad y la arbitrariedad de quien ejerce el poder es tan sutil que obliga a ser extremadamente prudente. En ese periodo presidí la Comisión de Ciencia y Técnica del CIN desde su nacimiento. Se colocó la investigación como una de las funciones básicas de las universidades nacionales e impulsamos un fuerte acercamiento con el CONICET en el entendimiento que la gran mayoría de los miembros de la CIC e incluso Profesionales desarrollaban sus tareas en el ámbito universitario. Toda vez que se reunía el CIN invitábamos representantes del CONICET, los responsables de las organizaciones universitarias, que en la mayoría de los casos crearon las Secretarías de ciencias y del CONICET para crear un ámbito cooperativo que sirviera para diseñar la coordinación de políticas y acciones. Se provocó la apertura del CONICET para el personal docente universitario, que por diversos motivos no había podido formar parte de la CIC, CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 pero que contaba con suficientes calificaciones para asumir la dirección de becarios de posgrado. Así nació el SAPIU que permitió incrementar el número de profesores con dedicación exclusiva, una mayor dependencia del personal calificado de las universidades con el CONICET, con exigencias de evaluación periódica de su labor y el acceso al financiamiento de proyectos mediante su presentación a concursos del CONICET. Como consecuencia incrementamos y fortalecimos la actividad científica del sistema y acortamos la distancia que separaba a las universidades públicas y el CONICET. Nunca hubo mayor aproximación y deseos de trabajo común entre el CONICET y las Universidades. Promovimos desde el nivel secundario la vocación científica. Por un lado las universidades abrían las puertas una vez al año a estudiantes del último año para que los jóvenes pudieran conocer los científicos e incluso para que pudieran participar, durante un corto período, en las tareas más elementales de investigación de proyectos ejecutados en las universidades. El CONICET por su parte se encargaba de reunir un grupo de estos estudiantes, provenientes de todo el país, en la ciudad de Buenos Aires para que relaten entre ellos sus experiencias y finalmente eran recibidos por el Dr. Sadosky en su carácter de Secretario de Ciencia y Técnica. Ya sobre el final de ese mandato en reunión de Rectores empezamos a discutir las políticas de gestión de las universidades donde los temas de financiación, masividad, calidad, equidad y pertinencia se conjugaban con conceptos más economicistas relacionados con la eficiencia. Al mismo tiempo comenzaron las huelgas de personal docente, la interrupción de las actividades cotidianas y una fuerte conflictividad que no permitía el ejercicio del diálogo y no se escuchaban otras propuestas que el aumento porcentual basado en el sueldo de ayudante de primera semiexclusiva sin antigüedad, sin admitir la distorsión que aún en nuestros días provoca el aumento del salario por el mero transcurso del tiempo. Allí comprendí que a la clásica dicotomía entre la universidad profesionalista y la científica aparecía la gremialista en donde algunos docentes oficiaban, al mismo tiempo como patronal y gremial. Mi vida política discurría en una creciente responsabilidad en la conducción de la UCR de Salta al punto de llegar a ocupar la vicepresidencia del Comité Central a fines de 1986. Mi participación en la campaña de gobernador de la Provincia en 1987 donde la inflación también comenzó a mostrarse como un fenómeno persistente que impedía legitimar la democracia. También el intento de crear una escuela de formación política demandaba mi compromiso. La derrota electoral de 1987 no debía desmoralizar a la dirigencia más joven del partido y ello demandaba largas discusiones que se prolongaban hasta altas horas de la noche. Hasta aquí pude continuar una razonable producción científica que seguía difundiéndose en revistas de alto impacto en nuestra disciplina y que aseguraba la calidad de nuestros resultados. Además de los trabajos relacionados con reactores catalíticos, realizamos algunas contribuciones en el estudio de formulaciones alimenticias para grupos especiales como por ejemplo atletas y ancianos. Hacia fines de 1988 con un grupo de colaboradores de mi primera gestión y de otros docentes e investigadores que se fueron sumando decidimos competir por un segundo mandato resultando nuevamente electo Rector de mi universidad. Los problemas son oportunidades de crecimiento Las mayores dificultades que ya pesaban sobre la administración académica de las universidades eran de carácter presupuestario sumado a la manifiesta resistencia de modificar el distorsionante efecto de la antigüedad en la fijación del salario docente y el fuerte ataque de desprestigio que comenzó a manifestarse desde los medios, entidades empresarias y desde algunos sectores políticos tratando de convencer a la opinión pública que el costo por graduado era mayor en el sector público que en el privado y que la calidad de nuestros graduados iba en franco deterioro. Al mismo tiempo el Banco Mundial había comenzado a financiar “white papers” para mostrar la baja eficiencia de las universidades midiendo en términos económicos sus resultados con datos estadísticos cuestionables sin tener en cuenta que la mayoría de los profesionales universitarios que tenían una alta estima social habían sido formados, mayoritariamente en las universidades públicas. Tampoco trataban, siquiera mínimamente, de realizar encuestas en la población del grado de satisfacción social de la universidad pública. En definitiva la nueva gestión imponía una dedicación total para atender los nuevos problemas que enfrentaba el normal funcionamiento de la universidad y tomar iniciativas que permitiesen enfrentar ese ambiente hostil que se estaba gestando. Ello motivó el pedido de licencia como miembro de la CIC hasta el cumplimiento del segundo mandato. El desafío me permitió adentrarme en los estudios de la administración universitaria en otros países, especialmente Europa, donde en nombre de la calidad se estaba reduciendo la inversión estatal. Ello permitió mi crecimiento en disciplinas científicas, como educación, sociología, economía, de las que sólo había escuchado hablar. Con un buen equipo formado en la Secretaría Académica de la universidad decidimos que teníamos que tomar la iniciativa en la discusión de la calidad académica de las universidades. Llevamos esa propuesta al CIN y logramos el apoyo unánime para realizar la primera reunión universitaria. El equipo logró concretar una excelente reunión con la participación de universidades públicas y privadas, especialistas en el tema provenientes de otros países donde el tema ya estaba instalado y también la participación de la UIA como entidad coorganizadora de la reunión y del gobierno nacional. La reunión fue considerada exitosa y con el apoyo de un senador por Salta, el equipo de nuestra universidad logró la publicación de todos los trabajos y ponencias registradas. A esta reunión siguieron varias Jornadas más organizadas por otras universidades. De esta manera quedó instalada esta problemática en la vida interna de las universidades y hubo muchas agrupaciones que veían en esta iniciativa una intención del gobierno nacional en limitar los alcances de la autonomía universitaria. Así comenzó la instalación de una problemática que todavía hoy sigue preocupando al conjunto de todas las universidades argentinas. Con la hiperinflación de 1989 el panorama ya se había enrarecido en las universidades y el entusiasmo inicial de la comunidad que impulsó la participación fue decayendo. El cambio de gobierno me sorprendió ocupando la presidencia del CIN. Un nuevo presidente asumía y evidentemente la universidad no era una de sus prioridades. Había problemas sociales muy serios y expectativas frustradas en todos los ámbitos de nuestra sociedad. El cambio de gobierno instaló una nueva gestión en el Ministerio de Educación propensa a analizar un eventual arancelamiento de los estudios uni- 65 versitarios para conseguir un incremento presupuestario. Desde el CIN se comenzó a trabajar en otro tipo de propuestas desde una Comisión interna encabezada por el Rector de la Universidad del Litoral, Lic. Juan Carlos Hidalgo, que produjo una serie de documentos. Se concluía que se trataba de una solución simplista y que el fondo de la cuestión, mucho más compleja, exigía la búsqueda de un nuevo sistema impositivo más equitativo. Participando de estas reuniones me adentré en el estudio de la administración de los recursos públicos, la recaudación impositiva, las injusticias del sistema y las vías posible de corrección. Logramos reducir el tono de la iniciativa pero ya estaba en marcha el plan neoliberal que dejó a las universidades con presupuestos destinados a sufragar el 90% de los recursos al pago de haberes. En 1991 acepté el mayor desafío de mi vida. Competir en las elecciones de gobernador de la Provincia de Salta. Pedí licencia sin goce de haberes en la universidad para tener libertad de desarrollar a pleno los últimos tres meses de campaña. Si bien se trataba de una acción testimonial porque en esos años la UCR era identificada, mayoritariamente, como la única culpable de todos los problemas del país era imposible pretender ganar esa elección. Se trataba de ceder lo menos posible. El resultado fue desastroso. Mi discurso era muy crítico a la gestión económica del gobierno nacional en momentos en que casi toda la población aplaudía la ley de convertibilidad. Hasta mis amigos me criticaban. Esa ley era un instrumento que con el correr del tiempo se había convertido en un objetivo en sí mismo. Pero también en este caso tan adverso tuve la satisfacción de aprender muchos secretos evidenciables 66 con poco esfuerzo, pero a los cuales les había prestado poca atención. Por un lado recorrer palmo a palmo una provincia extensa como Salta y tomar conciencia que una gran proporción de la población estaba postergada desde muchos años antes. No era sólo la pobreza. Era la falta de oportunidades y de líderes que permitiesen identificar sus prioridades y hacer conocer sus demandas. En muchos casos era difícil establecer la comunicación. Sólo esperaban que el político venga a ofrecer alguna dádiva en época de elecciones. Lo más importante era que los problemas eran distintos aún en núcleos poblacionales vecinos, lo que implicaba la necesidad de instalar, de manera permanente, personal especializado capaz de ayudar en la identificación de sus verdaderas demandas. Nunca será posible solucionar ese tipo de problemas con actitudes voluntaristas. Pero lo más importante de mi aprendizaje fue la gran proximidad que mantuve con el presidente Alfonsín. Me acompañó en actos de campaña y tuve el honor de compartir caminatas por las calles donde seguía recibiendo muestras de afecto. Allí comprendí que la política no es solo carisma. Hay que ser paciente, saber escuchar y preguntar, ser honesto, asumir y enmendar los propios errores, estudiar las teorías políticas y sus efectos sociales, tener vocación de servicio y ser persistente en la búsqueda del poder para cumplir las promesas. 8. LOS TIEMPOS DE LA MADURACIÓN: CIENCIA Y UNIVERSIDAD. A fines de 1991 terminó mi segundo mandato en el rectorado. De inmediato volvía a mis cargos de profesor y miembro de la CIC. Pero mis tiempos libres seguían transcurriendo en la política. En esos años la Facultad de Ingeniería había logrado calificar su Posgrado ante la CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 CONEAU en base a la capacidad científica instalada. Recibió la mejor calificación pero sujeta a un período de prueba de cinco años. De inmediato comencé a comprometerme con la dirección de tesistas y el dictado de cursos de posgrado en diversos temas (Fenómenos de Transporte, Mecánica de Fluidos, Reactores de Membrana, Termodinámica fuera del Equilibrio, Cálculo de Variaciones y Análisis Termodinámico de Procesos (utilizando el concepto de Exergía). Retomé algunos proyectos que estuvieron archivados y comencé a impulsar con mucha decisión el programa de síntesis y estudio de propiedades fisicoquímicos de membranas para ser investigadas en procesos separativos y como barreras para incrementar la vida útil de alimentos frescos. Algunos de los trabajos más relevantes separados por la temática son los siguientes: Gottifredi y otros (1995), Gottifredi y Gonzo (1996), Gottifredi y Froment (1997). Entre 1992 y 1995 tuve la oportunidad de participar en la ejecución de dos interesantes proyectos en Ecuador y en Uruguay. En el primer caso fui en principio invitado para evaluar algunos proyectos en las áreas de mi competencia que debían servir de base para formular el primer financiamiento BID para ese país. Luego de esta corta actividad fui propuesto ante el BID para asumir la coordinación de la evaluación de los proyectos que sirvieran de base para formular la petición final al banco. Luego de varios meses de trabajo con la colaboración y asesoramiento de varios calificados investigadores de nuestro país y la paciente labor de muchos docentes universitarios ecuatorianos pudimos entregar un número de proyectos de muestra absolutamente viables que aseguraran la viabilidad de la propuesta de financiamiento. De esa manera se contribuyó en la concreción de ese primer préstamo para el fomento y modernización de la Ciencia y la Tecnología en las universidades públicas ecuatorianas. En Uruguay integré un grupo de evaluadores uruguayos y argentinos con el objeto de estudiar la pertinencia y la equidad de la Universidad de la República y compararla en el contexto internacional. Logramos la confección de un documento que aún me lo recuerdan en nuestro país hermano por cuanto completamos en cinco capítulos lo que estaba ocurriendo en muchos países del mundo con la educación superior que es mucho más que la universitaria. Investigamos la cobertura social en términos de un gran número de parámetros y de políticas públicas concluyendo que la UDELAR posibilitaba un acceso casi completo de los egresados de la escuela secundaria de la ciudad de Montevideo y de una pequeña porción de estudiantes del interior. Concluimos que el presupuesto estaba bien invertido, que la sociedad recibía los beneficios de manera sentida en la capital pero era necesaria una mirada más comprometida hacia la juventud del interior. Lo más interesante es que el estudio fue aprovechado. Al poco tiempo apareció una respuesta concreta. Se creó un fondo solidario nacional con los aportes de los graduados universitarios que creó un formidable programa de becas que aún hoy posibilita una gran cobertura de la educación. Fui invitado a reuniones del Consejo Directivo Central de la UDELAR y también en colaborar en la formulación de estrategias que convirtieran las debilidades señaladas en ese estudio en nuevas fortalezas. Desde esos tiempos seguimos conectados y trabajando fuertemente conformando un grupo grande de personalidades destacadas que han tenido responsabilidades de conducción y Los problemas son oportunidades de crecimiento que continuamos valorando la calidad, la equidad y la pertinencia como los elementos fundamentales para evaluar una institución de educación superior. En diciembre de 1997 asumí por tercera vez el rectorado de la universidad. Era la primera vez que se utilizaba el sistema de elección directa ponderada que había sido aprobada un año antes por la Asamblea Universitaria. La principal motivación para postularme fue defender el no arancelamiento de los estudios universitarios que era impulsado con mucha decisión por el gobierno Nacional y poner en marcha el proyecto FOMEC que estaba aprobado pero prácticamente sin ejecución. Nuevamente comencé otro período de licencia en el CONICET que recién culminaría en diciembre de 2002. A pesar de ello continuamos produciendo en la misma temática y cumpliendo los compromisos asumidos en el instituto. Nunca perdí contacto con mis colegas y colaboradores. Ello queda reflejado en las contribuciones que cubren el período 1998/2003 en colaboración con el Ing. Gonzo y la Dra. Vicente. En esta última gestión hicimos mucho hincapié en incrementar la pertinencia social de la universidad en el medio logrando una buena relación con el gobierno provincial, con algunos municipios, con la Cámara de Senadores y con organismo empresarios agrupados en distintas Cámaras. Además incrementamos fuertemente el número de becas ya que la situación económica empezaba a dificultar la continuidad de los estudios universitarios. Eliminamos la Secretaría General y el Vicerector asumió la Secretaría Académica. Los ahorros fueron destinados a solventar diversos tipos de becas. También logramos acercar a otros sectores sociales promoviendo cursos de capacitación de corta duración. Recuperamos el Museo de Ciencias Natura- les que estaba cerrado por falta de mantenimiento. Como subproducto de esta actividad dediqué parte de mi tiempo a escribir una serie de ensayos relacionados con esta problemática y que aparecen, a modo de ejemplo, unas pocas citas al final de la bibliografía. Esta parte de mi historia culmina con la designación como Secretario de Estado de Educación en el gobierno de la Alianza presidido por el Dr. De la Rua. Desde esa posición he tenido que afrontar situaciones muy complejas que me obligaron a modelar nuevamente mi conducta. Ahora formaba parte de un equipo con tiempo y motivaciones diferentes que necesitaba de permanentes reuniones para unificar criterios y políticas. Pero al mismo tiempo todo era urgente porque cada decisión de gobierno, en otras áreas, podía afectar nuestra estrategia y nuestros planes. Entonces por un lado había que planificar las políticas convenidas en el Ministerio y por otro lado evitar la disminución de los recursos destinados a la educación superior que eran escasos. Teníamos compromisos previamente asumidos que debían ser respetados, especialmente programas financiados por Banco Mundial y que se encontraban subejecutados como el FOMEC, una cantidad de pedidos de reconsideración por categorías asignadas por el CIN a docentes universitarios que debían ser resueltos en la instancia ministerial para concluir la instancia administrativa y la evaluación de proyectos de investigación del mismo programa. Era necesario, a pesar de las urgencias y dificultades, poner en marcha nuestras propias propuestas de gobierno. Elaboramos el proyecto de integración de la Educación Superior de nuestro país con el objeto de establecer programas flexibles de estudios en los cuales un estudiante pudiera comenzar la carrera en 67 una universidad y concluir en otra o bien pasar a un sistema de créditos. Englobar las instituciones restantes del sistema con las universidades para permitir, mediante convenios y los controles que era menester, que pudieran continuar sus estudios en las universidades. Explicamos las ventajas y las dificultades previstas, recorrimos todos los CEPRES para solicitar el apoyo de las universidades. El clima no ayudó. Los recursos eran escasos para emprender nuevos desafíos. Logramos convencer a la sociedad que la masividad y la calidad no eran incompatibles. Lejos de ser una debilidad la creciente demanda por estudios superiores, era una fortaleza. Había que poner en marcha, en todas las universidades, mejores mecanismos de retención parecidos a los que había conocido en mi época de estudiante universitario. Revisamos cuidadosamente las estadísticas universitarias advirtiendo distorsiones lo que obligaba a dar mayor impulso a los programas de informatización diseñados por gestiones anteriores. Cruzamos datos y pudimos detectar un gran número de docentes en clara condición de incompatibilidad. La información fue remitida a las máximas autoridades de cada universidad. Convocamos reuniones de autoridades de universidades públicas y privadas junto con algunos directores de CONEAU para buscar mecanismos objetivos que permitiesen informar al Congreso Nacional los avances informados en las autoevaluaciones luego de la validación externa a cargo de CONEAU. Apoyamos, en todas las instancias la integración de la educación superior en el Mercosur. Visitamos tanto universidades públicas como privadas escuchando sus reclamos y sugerencias aun cuando no contábamos con los recursos para satisfacerlas. Planteamos la necesidad de ligar el incremento de presupuesto mediante programas convenio con las universidades. Buscamos mecanismos, junto con la Secretaría 68 de Ciencia, Tecnología e Innovación, para incentivar la radicación de investigadores de la CIC en universidades privadas. Los resultados fueron extremadamente pobres. En gran medida porque el gobierno de nuestra Alianza comenzó a debilitarse antes de cumplir su primer año y también porque se había diseñado una política de ajuste que buscaba reducir el “gasto” en educación en palabras del Secretario de Hacienda. Las universidades, que tanto habían resistido a la penetración del neoliberalismo, eran puestas en la mira del ajuste. Planteamos la posibilidad de conformar un programa solidario para que los estudiantes de los últimos años pudieran realizar su práctica profesional entre los sectores más vulnerables identificando la prioridad de los problemas y aportando nuevas soluciones específicas para cada caso. Sólo pudimos avanzar en el programa de voluntariado. Intentamos colocar todo el potencial científico del CONICET en la enseñanza universitaria sea pública que privada y obtuvimos un rechazo profundo por cuanto se privilegiaba la producción científica sobre la docencia criticando la excesiva politización de las universidades. Era un mecanismo que aseguraba el nivel de calidad de nuestras instituciones. Hoy nuestros graduados son poco valorados por la misma sociedad en función de la continua decadencia en estudios comparados internacionales de dudosa confianza. Realizamos estudios muy precisos que indicaban la viabilidad para la creación de un fondo solidario inter generacional de graduados para retener la mayor cantidad de jóvenes dispuestos a dedicarse de lleno a sus estudios universitarios. Frente a la crítica de los sectores neoliberales el gobierno prefirió archivar el proyecto. ¿Cuántos talentos habremos CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 perdido por no darnos esa oportunidad? Todas las iniciativas fracasaban y la única gran demanda era la presupuestaria. Hasta el último día trabajamos para que las universidades pudieran mantener el nivel de salarios de todos sus empleados sean docentes o funcionarios. Logramos mantener a flote el programa de incentivos a pesar que ni siquiera se erogaban los recursos para el sostenimiento del fondo de emergencia docente. A pesar de haber logrado un gran aprendizaje, de haberme visto forzado a poner en juego toda la capacidad creativa de nuestro gabinete y de poder observar la educación superior objetivamente desde otro punto, sin renunciar a mi pertenencia, fue la primera vez en mi vida que bajé los brazos. Aguanté de pie todo el vendaval pero no fue suficiente. Estaba derrotado. 9. LOS TIEMPOS DE MIS DISCÍPULOS Luego de muy pocos meses, después del 20 de diciembre de 2002, volví a mi lugar de trabajo de toda la vida donde fui muy bien recibido y enseguida demandado. El tiempo pasó muy rápido y en el año 2007 presenté la renuncia condicionada al CONICET para jubilarme al año siguiente. La universidad ya me había otorgado la distinción de profesor emérito unos años antes. Mi producción científica de este período es el fruto de mis discípulos. No es casual que se note un cambio en las publicaciones, abarcando otra temática. Quienes se habían iniciado en nuestros comienzos, de los años 80 y posteriores, comenzaban a volar por su cuenta y mis contribuciones en los trabajos solo eran requeridas por algunos colegas y nuevos becarios que estaba dirigiendo en sus tesis doctorales. También me ocupaba de revisar críticamente los manuscritos de otros investigadores asistentes, pero, con el único objetivo de trasmitir mi experiencia en la forma de presentar los resultados de una investigación. Además la conducción del INIQUI también había madurado. No me ocupaba casi tiempo ni preocupaciones. Los mecanismos académicos administrativos funcionaban como una relojería. La memoria sólo requería las consideraciones generales y un resumen de logros en relación a las metas planteadas. Mi participación sólo demandaba algunas firmas semanales y cada auditoría externa del CONICET terminaba con una felicitación. Era como conducir un tren automático. Hasta me recordaban los compromisos que había asumido. Tenía más tiempo para leer y proponer nuevas ideas, proyectos, sueños y desafíos para que fueran ejecutadas más adelante o para poner en marcha nuevos laboratorios bajo la dirección de quienes iban a sucederme. Fue el tiempo de presentar algunas patentes dos de las cuales fueron aprobadas con el apoyo de CONICET y la capacitación brindada a nuestro personal. Trabajamos en mejorar nuestras propias predicciones para la estimación de factores de efectividad en sistemas catalíticos complejos y en medios bioquímicos, demostrando que nuestra soluciones eran más simples y reducían los cálculos [Gottifredi y Gonzo (2005) / (2006)]. De inmediato lo aplicamos al modelado de reactores biocatalíticos para demostrar la sencillez del procedimiento [Gonzo y Gottifredi (2007)]. En el área experimental de los procesos catalíticos culminamos una serie de trabajos y presentaciones a congresos y a reuniones internacio- Los problemas son oportunidades de crecimiento nales. Una buena parte queda reflejada en las publicaciones de Murgia y col. (2006) y (2007) en revistas de impacto internacional. En el área de alimentos conseguimos desarrollar membranas a base de almidón para el recubrimiento y conservación de alimentos donde se logró producir membranas estables estudiar sus características termodinámicas sus isotermas de equilibrio y sus propiedades de permeación demostrando una fuerte anomalía en el mecanismo usual de sorción y difusión (Bertuzzi y col. (2003) / (2007) / (2007). En este caso también se abrió una línea de investigación que está bajo la dirección de la Dra. Bertuzzi. Una parte significativa de mi producción de esos años queda también reflejada en publicaciones relacionadas con la Educación Superior y las Políticas de Ciencia y Técnica. Eran los tiempos donde la Organización Mundial de Comercio quería incluir la educación como uno de los servicios transables. Había que crear foros y conciencia para crear una poderosa unión en nuestra región pidiendo nuestros gobiernos que no adhirieran a semejante avasallamiento. A los pocos años de mi regreso llegó la designación de profesor emérito de la universidad al cumplirse mi desvinculación como docente activo. Un día de febrero del año 2008 volvía de mis vacaciones y encontré una resolución del Directorio del CONICET que designaba a partir del 15 de enero de ese año como director del INIQUI al Ing. Gonzo hasta tanto se sustancie el concurso del respectivo cargo. Nunca pensé que se diera una terminación tan fría, sin mediar aviso, desde la institución a la cual dediqué buena parte de mis esfuerzos. Luego me explicaron que me habían otorgado la jubilación y la mencionada resolución era un trámite de rigor. Otro problema que me daba la oportunidad de seguir aprendiendo y creciendo. La encontré en la vecina Montevideo cuando el Ing. Brovetto, por entonces Ministro de Educación, me convocó para colaborar en su gestión. Pero además continué asistiendo al INIQUI donde todavía tenía compromisos con personal en formación que apreciaba mi ayuda y me obligaba a leer nuevas contribuciones. Luego de varios años, desde 1977 hasta el 2001, trabajamos en la construcción y puesta en marcha de una planta piloto para la producción de carbón activado a partir de la cáscara de maní. Este fue financiado por la Cooperativa de Gral. Cabrera (Córdoba) y el FONTAR. Cumplimos el objetivo de convertir en operativo estudios realizados en laboratorios de la Facultad de Química de la UNC. Entregamos la planta funcionando y comenzó la fabricación, en pequeña escala, del producto deseado. Luego se construyó una planta industrial con una inversión de aproximadamente 5 millones de dólares. 10. EL TIEMPO DE LA CONTEMPLACIÓN En la actualidad sigo ligado a la institución que ayudé a fundar. Me refiero al INIQUI. Sigo aportando en la producción de conocimientos para el desarrollo de membranas para procesos separativos y también arbitrando trabajos presentados a revistas (Chemical Engineering Science y Journal of Membrane Science). Todavía participo de la ansiedad de conocer si un trabajo ha sido (finalmente) aceptado o que una propuesta de trabajo funcione como se esperaba. Algunos de los trabajos más recientes implican ya la síntesis de membranas compuestas y sometidas a modificaciones superficialmente por irradiación con plasma de baja potencia. Asimismo se caracteriza- 69 ron física y químicamente las membranas y su capacidad separativa en condiciones estacionarias [Villagra y col. (2010) / (2011) y Villegas y col. (2011)] y en la modelación de reactores monolíticos [Gonzo y Gottifredi (2010)]. En la actualidad estoy todavía trabajando en la dirección de becarios de doctorado y un investigador asistente de la CIC en el tema de liberación controlada de medicamentos. Puedo observar objetivamente que, en cuarenta años la Universidad Nacional de Salta ha realizado una transformación de gran magnitud medida no sólo en términos cuantitativos sino cualitativos. Me siento partícipe y genuinamente artífice, junto a muchos otros colegas. Hoy Salta está en el mapa mundial de la ciencia, el INIQUI es una realidad pujante y una proporción importante de los cargos universitarios son de dedicación exclusiva. Tanto la UNSa como el INIQUI siguen aprendiendo y creciendo. Ya contamos con un buen número de institutos que atraviesan casi todas las disciplinas que se cultivan en la universidad. Algunos son de dependencia mixta con CONICET. Hubo apoyo de la autoridad universitaria. Durante largos años el INIQUI fue la cara visible del CONICET dentro del campus y un lugar de consulta para realizar todo tipo de trámites como puede constatarse todavía. Su personal de apoyo acumuló experiencia y memoria por lo que se mantiene como fuente de asesoramiento para investigadores jóvenes que recién comienzan a administrar recursos y becarios. La universidad diseñó y puso en marcha, desde 1991, un excelente sistema de administración de recursos provenientes de los servicios prestados por docentes e investigadores. Esta actividad ha incrementado la relación de la universidad con otros sectores de la sociedad y por lo tanto su pertinencia y prestigio. Pero todavía queda mu- 70 cho por hacer y es bueno observar la nueva realidad desde otro ángulo alejado de las urgencias cotidianas y de compromisos de todo género. Es el tiempo de la contemplación y de brindar opinión, asesorar o bien intervenir sólo cuando lo piden. Como en mis tiempos de audacia, hoy puedo contemplar a jóvenes investigadores emprendiendo la búsqueda de nuevos horizontes navegando en el inmenso mar de la incertidumbre. En algunas ocasiones quisiera advertir sobre las dificultades que observo pero en el fondo valoro su propia audacia y termino inyectando optimismo a sus sueños y proyectos. También agudizo mi visión sobre la realidad que nos circunda, especialmente en nuestro ámbito, donde observo los avances y retrocesos. Me preocupan algunas contradicciones que deberían ser debatidas por las autoridades y la comunidad académica. La más flagrante: ¿cómo se puede explicar la información pública del retroceso de la universidad argentina en la región y al mismo tiempo el extraordinario avance en la calidad y cantidad de nuestra producción científica en el mismo ámbito regional? El CONICET se ha convertido, aparentemente, en el único organismo ejecutor de la investigación y el desarrollo científico cuando gran parte del personal que ejecuta estas tareas pertenece a las plantas docentes de las universidades y en muchos casos hasta las instalaciones son financiadas por el presupuesto de esas instituciones. Entiendo que aquel docente con una gran dedicación a la actividad científica se vea presionado continuamente por la necesidad de presentar proyectos para lograr su financiamiento y por la presentación de toda clase de informes. Pero ello no justifica dejar de participar en la conducción de la universidad. CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Si admitiéramos como cierta esta decadencia en la formación de estudiantes ¿de dónde obtendríamos graduados que sepan estudiar por cuenta propia, capaces de soportar las exigencias de buenos posgrados y de terminar exitosamente los doctorados? ¿Cómo lograríamos mentes tan audaces que se aventuren a transitar por cuenta propia? ¿O acaso no es mucho más lo que ignoramos que lo que sabemos? Vuelvo a mis tiempos de formación y comprendo las motivaciones de aquellas personalidades, tan valoradas, se esforzaban por enseñar a los jóvenes, tenían tiempo para largas discusiones en los consejos y nos alentaban a transitar por caminos desconocidos. Desde mi lugar contemplo seguramente una realidad distinta de quien está actuando presionado por dar cumplimento a metas y evaluaciones, de hacer funcionar un equipo o de remediar un experimento fracasado que debe ser repetido. Sólo puedo aconsejar, que de vez en cuando vale la pena colocarse en otro lugar para observar y pensar la manera de aportar su capacidad y experiencia en beneficio del bien común. Las conductas inteligentes son aquellas que benefician por igual al ejecutor que al resto de su comunidad. Creo, como decía Houssay, que la responsabilidad de un científico no es sólo cumplir con la ética que demanda la disciplina de manera rigurosa. Debe crecer para ayudar a sus semejantes y compartir con generosidad su capacidad, su experiencia y hasta sus oportunidades con colegas y discípulos. Siento, luego de cuarenta años, que la Universidad Nacional de Salta ha realizado una transformación valiosa y me siento partícipe y genuinamente artífice, junto a muchos colegas, de este acontecimiento con el que me enfrentó la vida. Vine a Salta en busca de aventuras y encontré un gran desafío que agudizó mi ingenio y fortificó mi autoestima. Frente a cada problema encontré una oportunidad para descubrir un nuevo camino. Tuve que desandar varios y aceptar que no es siempre cierto, la menor distancia entre dos puntos es la recta. Ella sólo es válida en un espacio cartesiano. Aprendí que la universidad debe ser rigurosa. Pero con sólo rigor no alcanza. Necesita imaginación. Pero sólo imaginación es locura. Es preciso combinar esos dos ingredientes para remitirnos a una institución donde todas las dimensiones del pensamiento quepan. De igual manera deben conjugarse los valores que contengan las mínimas reglas de convivencia. Mi experiencia indica que en la conducción de organismos académicos y científicos es necesaria la presencia de mentes creativas muy respetadas. La fachada de cada uno de estos organismos debería inspirar respeto y admiración Este debería ser un requisito asumido por todos los estamentos a la hora de proponer y elegir las máximas autoridades. No podemos dejar de asumir nuestras responsabilidades. Finalmente agradezco esta gentil invitación de contar mi relato y mis preocupaciones durante el largo tiempo en el que dediqué mi capacidad y esfuerzo, a la producción científica, a la gestión de entidades académicas y a la política partidaria. Me encantaría que este ensayo pudiera ser discutido promoviendo la escritura de la historia y la prehistoria de la Universidad de Salta desde una perspectiva multifacética. BIBLIOGRAFÍA Bertuzzi M. A., Armada M., Gottifredi J.C. 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El desafío radica en el hecho de que conozco a Pablo hace un puñado de años, 7 para ser precisos, los cuales puestos en perspectiva de su frondosa y variada carrera hacen que la tarea se compare a escribir acerca del iceberg luego de haber merodeado un rato por su parte visible. Esta es pues una semblanza breve, desde la perspectiva de un polizón reciente y afortunado en el viaje de Pablo, en donde se podrán hallar ecos de la historia e hitos que lo moldearon como un miembro sobresaliente del sistema científicotécnico internacional, y que comenzó con su acercamiento a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) a mediados de los años 60, atraído por las matemáticas y la física. Conocí a Pablo en 2007 como profesor en su materia optativa Modelos y Sistemas (Departamento de Computación, FCEN, UBA) que tomé como mi primer curso de doctorado. En la primera clase me di cuenta rápidamente de que había hecho una excelente elección: iba a aprender tanto acerca de modelos estocásticos como de historia de la ciencia. Pablo maneja de manera magistral el balance entre el conocimiento duro, demostrable mediante teoremas, y el conocimiento más blando, opinable pero no por ello menos riguroso, acerca del contexto social, político e histórico en el cual nacieron, vivieron y a veces murieron los conceptos matemáticos que le toca enseñar. Un excelente ejemplo reciente de esta destreza está plasmado en su reciente libro "Azar, ciencia y sociedad", en donde junto a su coautor atrapan en lo literario a la vez que justifican en lo matemático usando inteligentemente un sistema de separación en apéndices En cuanto a sus habilidades como modelista matemático-computacional, en particular aplicado a problemas de dinámica de fluidos pero extendido notablemente hacia la interdisciplina, su vasta trayectoria en la frontera entre la ciencia teórica y las aplicaciones prácticas da cuenta del perfil único de Pablo. Su excelencia académica, eficiencia práctica y visión integral del conocimiento en el contexto de la sociedad en donde se lo aplica, le han valido como puentes para desempeñarse en cargos de gestión de prestigio como Director del Departamento de Matemáticas de la Facultad de Ingeniería de la UBA, Director del Instituto de Cálculo de la UBA, Presidente de CONICET y Decano de la FCEN (por citar algunos), muchas veces en situaciones económicas, sociales y políticas muy adversas. Desde nuestro primer encuentro nunca abandonamos una asidua y sana costumbre de debatir los más variados temas entorno a ciencia, universidad y sociedad, tanto en contextos históricos internacionales como en la coyuntura nacional. Esto fue coincidente con el hecho de que en la última década Pablo intensificó su interés y dedicación por temas de historia de la ciencia y la tecnología en Argentina, en particular acerca de 76 las matemáticas y la computación, y con un fuerte componente de correlación con los climas políticos de turno. Pablo es capaz de caminar con destreza y claridad argumentativa por caminos sinuosos, sin privarse de combinar correctitud e incorrectitud política en su mirada de la realidad, con sentido práctico pero sin abandonar la utopía. Todo intercambio de ideas con Pablo deja a uno con la sensación de salir enriquecido, con algunas respuestas, pero más interesante aún con buenas nuevas preguntas. Fue una suerte entonces tenerlo a mano en 2011, durante un momento bisagra en mi carrera. Proviniendo del campo del modelado y la simulación con aplicaciones ingenieriles, debí decidir si realizar o no un cambio riesgoso de tema, CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 explorando una rama de modelado de sistemas interdisciplinarios socionaturales conocidos como “modelos mundiales”. Pablo se involucró de lleno analizando y considerando detalladamente las referencias bibliográficas de los autores que yo quería investigar, aportando numerosos criterios y observaciones agudas que hoy continúan siendo de utilidad. Por un lado, Pablo estaba perfectamente al tanto de este tipo de modelos y muy bien documentado. Por otro lado, sus colaboraciones con el matemático Oscar Varsavsky durante los años 70 ya lo habían acercado al modelado social, de desarrollo económico y político, llevándolo incluso a trabajar en el tema en Perú y Venezuela. En la actualidad tengo el placer de continuar investigando y aprendiendo junto a Pablo aspectos tanto históricos como matemáticos y formales acerca de modelos mundiales. Los niveles de energía y entusiasmo que aporta su compañía en este camino son notables. En algún correo a altas horas de la noche, preocupado por un detalle que ya olvidé acerca de un artículo en conjunto, me despaché con una catarsis inútil sobre pequeñas miserias burocráticas del sistema científico-docente, y que no me daban descanso (o algo así). Pablo sentenció en una línea: “Ya vas a poder descansar después de que te jubiles”. Resta mucho por decir, pero creo que esta es una pincelada ideal para dejar fresca sobre la tela, predisponiendo al lector a disfrutar de la obra completa de la vida de Pablo, que viene a continuación, y que no da descanso. MATEMÁTICA APLICADA, COMPUTACIÓN, INTERDISCIPLINA Palabras clave: : modelos matemáticos computacionales; interdisciplina; gestión académica. Key words: computational mathematical models; interdiscipline; academic management. Pablo Miguel Jacovkis Universidad Nacional de Tres de Febrero y Universidad de Buenos Aires [email protected] 1. LOS COMIENZOS Entré a la carrera de matemáticas de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales (FCEN) de la Universidad de Buenos Aires (UBA) en marzo de 1964. Mejor dicho, a matemáticas y a física, pero pronto me orienté hacia las matemáticas. En seguida comencé a experimentar una contradicción que no se resolvió hasta después de terminar mi carrera: por un lado, siempre me había interesado (en abstracto) “trabajar en matemática aplicada”, entendiendo por eso tratar de usar la matemática para resolver problemas concretos, en particular de Argentina, aunque mis escasos conocimientos de matemática superior me impedían saber qué significaba exactamente estudiar matemática aplicada. Por otro lado, en el Departamento de Matemáticas se aspiraba un aire de devoción hacia la matemática pura, y -aunque no se decía abiertamente, pero se intuía- de desprecio hacia la matemática aplicada. Para peor, la matemática aplicada se hacía solamente en el Instituto de Cálculo, con gente muy valiosa, por cierto, pero allí pa- recía haber una cultura de no apurarse en recibirse, como si eso no fuera importante, lo cual contribuía a desalentar a muchos estudiantes que podrían haberse inclinado por la matemática aplicada. Todo esto dejó de tener sentido práctico después de julio de 1966, en que, tras la Noche de los Bastones Largos (la violenta irrupción de la Policía Federal en la FCEN poco después del golpe de estado contra el presidente constitucional Arturo Illia), numerosos profesores renunciaron y la Facultad cambió: a partir de entonces, después de renunciar a mi cargo de ayudante de segunda, mi interés estaba centrado fundamentalmente en recibirme, lo cual sucedió en septiembre de 1967. Después de hacer el año siguiente el servicio militar obligatorio en Azul obtuve una beca del Consiglio Nazionale delle Ricerche en Pisa, Italia, en la Scuola Normale Superiore, fundada por Napoleón en 1810 a imagen de l’École Normale Supérieure de París. Las cartas de recomendación me las hicieron Manuel Sadosky y Gregorio Klimovsky, y sospecho que la de Sadosky, con referencias a la situación política (las cartas fueron redactadas a mediados de 1968), contribuyó particularmente a que me otorgaran la beca, que era sumamente generosa para los cánones de la época, tanto en Italia como en el resto de los países desarrollados. Pero la beca -de un año de duración- era para estudiar análisis complejo en varias variables, tema hermoso pero de muy lejana aplicación práctica. La sensación de inaplicabilidad que sentía durante mi estadía en Pisa, sumado al hecho de que en Italia en esa época (1969) no se había implementado el doctorado (cualquier graduado era “dottore”), me decidieron a retornar a Buenos Aires al término de la beca, y a tratar de hacer matemática aplicada donde eso fuera obligatorio: concretamente, ingresé en marzo de 1970 a la consultora Asesores Científico Técnicos S.A. (ACT), que se dedicaba a preparar modelos computacionales (tal vez la primera consultora argentina cuyo objetivo era preparar modelos matemáticos para sus clientes). Esa consultora había sido creada por cuatro integrantes de la 78 FCEN-UBA que habían renunciado a sus cargos después de la Noche de los Bastones Largos: Manuel Sadosky, Rebeca Cherep de Guber, Juan Ángel Chamero y David Jacovkis (mi padre). ACT había ganado una licitación importante llamada por la Comisión Nacional de la Cuenca del Plata, comisión existente en ese momento, para realizar, en conjunto con empresas francesas, un modelo matemático del tramo Iguazú-Posadas del río Paraná, que después debía continuar aguas abajo (la continuación nunca tuvo lugar, según la tradicional inconstancia del Estado argentino); el director del proyecto era el ingeniero Ludovico Ivanissevich Machado, que había sido el secretario general de la UBA durante la última gestión antes de la irrupción militar de 1966, y el director del modelo matemático era el ingeniero Mario Horacio Gradowczyk, que había sido integrante del Instituto de Cálculo antes de las renuncias. Ambos brillantes profesionales habían sido contratados por ACT para este estudio. Yo pasé a ser entonces un programador y analista de la parte hidrodinámica de dicho modelo y, aparte de la programación, colaboré en la implementación, ajuste, validación y experimentación numérica del modelo, o sea en todo el ciclo de preparación, puesta a punto y uso de un modelo matemático. Aprendí así montones de cosas sobre resolución numérica de ecuaciones diferenciales hiperbólicas en derivadas parciales. Concretamente, el modelo sobre el cual trabajé resolvía las ecuaciones diferenciales de aguas poco profundas unidimensionales de ríos o cauces fluviales sobre fondo fijo y superficie libre (un par de ecuaciones hiperbólicas llamadas usualmente ecuaciones de Saint-Venant), con lo cual obtenía a lo largo del tiempo los valores de alturas y caudales en diversos puntos de discretización del río dado el estado inicial del sistema (condi- CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 ciones iniciales) y condiciones de contorno en los extremos del tramo fluvial modelizado (por ejemplo, altura aguas arriba y caudales aguas abajo). El método de resolución era el método conocido con el nombre de método de Preissmann (de caja de cuatro puntos), debido a que fue planteado por el talentoso matemático aplicado e ingeniero hidráulico suizo de dicho nombre, integrante de SOGREAH, una de las empresas francesas con las cuales ACT se había asociado. Era un método de diferencias finitas implícito estable para un factor de peso en el tiempo entre ½ y 1; es decir, estable para la formulación del problema lineal simplificado: como en muchos casos, la demostración de estabilidad para el caso general no lineal (el problema es casilineal y se puede presentar en forma de sistema de leyes de conservación de ambas ecuaciones diferenciales, una de conservación de la masa y la otra de conservación de la cantidad de movimiento) no se ha encontrado. Pero en ese sentido la experiencia indica (y vale en este caso) que muchas veces “la estabilidad en el caso lineal se extiende – sin demostración- al caso no lineal”. A fin del año 1970, terminado el trabajo, Gradowczyk e Ivanissevich formaron una nueva consultora, Estudio Gradowczyk-Ivanissevich S.A.T., y los dueños anteriores de ACT habían vendido sus acciones a algunos de sus empleados; yo entretanto había ganado a mediados de 1970 un cargo de ayudante de primera con dedicación parcial en el Departamento de Matemáticas de la FCEN-UBA y a fin de año trabajé por un corto período para la nueva consultora (por un convenio que ésta había hecho con ACT) en la programación, implementación, ajuste, validación y experimentación numérica de un modelo hidrodinámico con embalse de las planicies de inundación del río Paraná Inferior, para es- tudiar las perturbaciones debidas al endicamiento de la isla Lechiguana Sur, sobre el delta del río Paraná. En esa época gané otro concurso de ayudante de primera, esta vez con dedicación exclusiva, y me alejé transitoriamente de la consultoría en marzo de 1971. 2. MI PRIMERA DEDICACIÓN EXCLUSIVA Mi interés al presentarme a un concurso con dedicación exclusiva era hacer una tesis de doctorado: en esa época era inusual para alguien del área de matemáticas pensar en tesis de doctorado a través de beca del CONICET (todavía el CONICET –sigla del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas que en realidad se comenzó a usar un poco más tarde- tenía la fuerte impronta original hacia las ciencias biomédicas que le había dado el Dr. Houssay). Me había inscripto en el doctorado a principios de 1970, e incluso cursé (y aprobé) materias de doctorado durante ese año en que trabajé en consultoría, lo cual me insumió bastante esfuerzo, dado que tenía menos tiempo que el normal para estudiar. Con la dedicación exclusiva me fue más fácil y aprobé casi todos los puntos necesarios para el doctorado. Mi problema era otro: era difícil encontrar tema de matemática aplicada en la FCEN y también encontrar director de tesis; en ese sentido, me sentía bastante sapo de otro pozo en un departamento en el cual a nadie se le ocurría trabajar en temas aplicados (nótese que, desaparecido el Instituto de Cálculo como ambiente de investigación –lo era como columna vertebral de la carrera de computador científico, pero ya no se hacía en él investigación- y desaparecida la computadora –la famosa Mercury Ferranti “Clementina” del Instituto de Cálculo- a mediados de 1970, era muy difícil plantearse una tesis Matemática aplicada, computación, interdisciplina de investigación con resultados numéricos concretos); a esto se sumaba que el ambiente político en la FCEN era muy desagradable, con un decano llamado Raúl Zardini, muy reaccionario y antisemita. De hecho, poco antes de mi renuncia a la FCEN, había habido un concurso de jefes de trabajos prácticos con resultados que no se correspondían con los antecedentes de los candidatos y un conjunto de docentes auxiliares firmamos una nota de protesta, que yo, junto con otro docente, llevamos a decanato. Zardini, profundamente indignado ante tal insubordinación a las (¿legítimas?) autoridades, reaccionó haciendo publicar una solicitada en La Nación con los nombres de todos los firmantes, acusándonos prácticamente de subversivos. El asunto causó bastante agitación en la FCEN, lo cual no es de extrañar dado el ambiente caldeado de 1972, en el que se producían acciones armadas de los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP) y el gobierno respondía con una violencia inusitada (incluso para los cánones argentinos), violencia que incluyó la matanza de los presos de Trelew que no pudieron escapar en una famosa fuga en agosto de dicho año. Por consiguiente, cuando ese año Gradowczyk e Ivanissevich me propusieron ingresar a su estudio, que estaba haciendo un modelo matemático hidrodinámico relacionado con el complejo vial ferroviario Zárate-Brazo Largo, acepté sin dudar: fue una decisión muy poco común entre los docentes auxiliares con dedicación exclusiva del Departamento de Matemática, y usualmente significaba que uno abandonaba la ciencia definitivamente. Simultáneamente se abrió un concurso de jefe de trabajos prácticos con dedicación parcial en el Departamento de Matemática de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, para el área de Análisis Numérico, concurso que gané: el profesor de Análisis Numérico era el Dr. Hugo Folguera, con quien establecí una gran amistad hasta su temprana muerte en 1979 y así mantuve mi relación con el ambiente universitario. Esa relación es siempre importante y útil, aunque uno trabaje profesionalmente en forma privada: de hecho, los años en que no tuve relación con la universidad (o sea desde 1975 hasta 1984), si bien me mantuve actualizado en análisis numérico y en problemas de hidrodinámica y recursos hídricos (e incluso comencé a hacer trabajos originales), me faltó ese diálogo en los pasillos, ese aviso de conferencias y charlas, que hacen que uno, si es (o trata de ser) “científicamente culto” llegue a tener una visión de por dónde hay avances importantes en áreas que pueden llegar a tener relación con lo que uno está haciendo; así tardé más de lo debido en enterarme de la teoría del caos, que provocó cambios importantes de paradigmas de investigación. Por suerte desde 1984 mi relación con la universidad es constante. Estuve de jefe de trabajos prácticos de análisis numérico entre 1972 y 1975, en que el clima en La Plata se hacía cada vez más opresivo: en particular, la Presidenta María Estela Martínez de Perón, poco después de asumir la presidencia en julio de 1974 a la muerte de su marido, el general Perón, remplazó al Ministro de Educación Taiana por Oscar Ivanissevich y éste remplazó a los rectores de las universidades nacionales por funcionarios de extrema derecha, en lo que se llamó la “misión Ivanissevich”; numerosos docentes fueron expulsados y las bandas parapoliciales cometieron muchísimos crímenes. Finalmente, renuncié a mi cargo docente en La Plata en 1975 y, salvo un corto período en Venezuela, durante toda la dictadura trabajé exclusivamente en consultoría. Hubo trabajos interesantes, aunque 79 muchos de ellos, luego, no se concretaron en las obras correspondientes. Sólo en 1984, con el retorno de la democracia, volví a la Universidad como Director del Departamento de Matemáticas de la Facultad de Ingeniería de la UBA. 3. CONSULTORÍA Y OTRAS ACTIVIDADES En la consultora de Gradowczyk e Ivanissevich volví a trabajar en modelos fluviales, esta vez participando en la programación, implementación, ajuste, validación y experimentación numérica de un modelo matemático unidimensional usado para calcular la erosión alrededor de varios pilares y puentes del Complejo Vial Ferroviario Zárate-Brazo Largo, que atraviesa los ríos Paraná de las Palmas y Paraná Guazú, para la Dirección Nacional de Vialidad. El trabajo completo era un estudio de suelos, socavaciones y fundaciones debidas a las obras, y pude así tener una idea global de cómo se inserta un trabajo puntual en un estudio más abarcativo. Lo que había que modelizar era parte del delta del Paraná (pues los resultados del modelo, es decir, el cálculo de alturas y caudales bajo diversas condiciones iniciales y de contorno, serviría de insumo para los cálculos de suelos y socavaciones). Y la idea de Gradowczyk era, usando ecuaciones de compatibilidad en puntos de confluencia (bien descriptas en el libro de Stoker Water waves), hacer un modelo que modelizara no un tramo fluvial sino una red fluvial deltaica, que tendría por consiguiente eventualmente más de una condición de contorno. Pude preparar un modelo adecuado, aunque con un uso de memoria de cálculo que yo sospechaba que se podía reducir y mucho (el modelo unidimensional del tramo IguazúPosadas del río Paraná resolvía cada 80 sistema linealizado mediante un método de doble barrido aplicado a una matriz banda pentadiagonal). En esa época, la memoria de cálculo, incluso para modelos unidimensionales, en los cuales no existe la “maldición de la dimensionalidad”, podía hacerse excesivamente grande para las computadoras normales existentes, los “main-frames”. Simultáneamente con estas actividades, desde principios de 1970 (poco después de mi retorno de Italia) hasta su muerte en diciembre de 1976, colaboré en forma intermitente con Oscar Varsavsky. Varsavsky había sido profesor del Departamento de Matemáticas de la FCEN-UBA hasta pocos meses antes del golpe de 1966, en que renunció para ocupar un cargo en el Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES) de Caracas, Venezuela. En la facultad había dirigido un grupo de economía matemática en el Instituto de Cálculo, y desde unos años antes del golpe de 1966 estaba interesado en modelos matemáticos aptos para ayudar al desarrollo económico y social de un país. Si bien algunas de sus ideas me parecían en esa época un tanto exageradas (y su folleto Ciencia, política y cientificismo directamente una patente de corso para que quienes no investigaban pudieran decir que estaban trabajando para el socialismo nacional creativo) su formidable inteligencia y su sentido de la modelización (aparte de la amistad que lo unía a mis padres, que significaba que lo considerara un poco un tío mío, querido y admirado pero bastante cascarrabias) me atrajeron siempre. Varsavsky me propuso hacer un modelo matemático de indicadores políticos e incluso viajé en enero de 1975 a Lima, Perú, con fondos de la Organización Internacional del Trabajo gestionados por él, para aplicar las ideas que estábamos plasmando en el análisis de cooperativas azucareras, tema (las coope- CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 rativas) en boga durante el gobierno militar del general Velasco Alvarado. Varsavsky, además, cuando yo quise irme de Argentina en 1976, me recomendó para un cargo de profesor asistente con dedicación exclusiva del Departamento de Computación de la Facultad de Ciencias de la Universidad Central de Venezuela, para que diera el curso de Modelos Matemáticos y siguiera investigando en modelización. El modelo de indicadores políticos de Lima no llegó a nada; en mi opinión, no tiene mucho sentido plantearse un modelo de estas características y a la muerte de Varsavsky abandoné todo intento de seguir adelante con este tipo de modelos. Si bien los modelos de prospectiva y escenarios futuros nacionales, regionales y mundiales son importantes, como el modelo Bariloche, el modelo de Meadows y colaboradores, y unos cuantos más (con todas las críticas que, por diversos motivos, se les pueda hacer) son temas que actualmente me interesan mucho, meterse con modelos matemáticos políticos es meterse en camisa de once varas. Al fin y al cabo, los libros de Andrei Amalrik (Will the Soviet Union survive until 1984?), Emmanuel Todd (La chute finale), y Helène Carrère d’Encausse (L’empire éclaté) predijeron espectacularmente la desaparición de la Unión Soviética sin usar modelos matemáticos y los estudios con modelos matemáticos no (digo esto con cierta tristeza, porque mi especialidad son los modelos matemáticos y me habría encantado que hubieran servido). Dicho sea de paso, mi colaboración con Varsavsky tuvo un gran beneficio colateral adicional: su programadora era Rosita Wachenchauzer, a quien gracias a él conocí y con quien estoy felizmente casado desde 1973 (y con tres hijas)… Retomando el hilo de este rela- to, en 1973, al asumir el gobierno nuevamente el peronismo, después de casi dieciocho años de prohibición, Ivanissevich abandonó el estudio de consultores y pasó a ocupar un cargo directivo en la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, encargada de gestionar y controlar la construcción y administración de la represa argentino-uruguaya de Salto Grande, a pocos kilómetros de las ciudades de Concordia y Salto. La consultora pasó entonces a llamarse Estudio Gradowczyk y Asociados S. A. T. (EGASAT) y yo pasé a ser uno de los socios y miembro del Directorio. Salvo el corto período de seis meses en el cual estuve en Venezuela entre octubre de 1976 y marzo de 1977, trabajé en dicha consultora hasta mi designación como decano de la FCEN-UBA en 1998, con dedicación exclusiva hasta 1984 y luego con dedicación semiexclusiva. Durante mi actividad en EGASAT me involucré en un gran número de proyectos interesantes y me especialicé en modelos de ríos con fondo fijo y móvil, con estructura arborescente y deltaica, en operación de embalses, en hidrología (modelos de propagación de onda cinemática), en balance hídrico (transformación de lluvia en caudal), en optimización de recursos hídricos y desarrollé métodos originales; de hecho, mi tesis de doctorado, defendida finalmente en 1988, consistió en la demostración y aplicación de algoritmos eficientes para modelizar estructuras fluviales arborescentes y deltaicas: claramente es una tesis de matemática aplicada, porque con esos métodos desarrollé modelos concretos que fueron implementados… De hecho, una de las habilidades que aprendí trabajando en consultoría, aparte de formular, desarrollar, implementar, validar y utilizar modelos matemáticos de muy diverso tipo, por supuesto, fue el valor de la interdisciplina y la importancia de Matemática aplicada, computación, interdisciplina poder comprender las maneras de pensar y vocabularios de los especialistas de otras disciplinas. Matemáticas es una carrera por la cual uno puede transitar hasta recibirse sin cursar ninguna materia de otra disciplina; por eso, al menos en Buenos Aires, les resulta a veces tan difícil a los matemáticos entender que las prioridades de otras disciplinas son distintas. En ese sentido, creo que soy muy “políglota”: estoy en condiciones de entender los problemas planteados por personas provenientes de otras ramas del saber y, en lo posible, de resolverlos, como mi vida académica y profesional lo demuestra. Entre 1974 y 1975, sin abandonar EGASAT, fui Jefe de Programación del Grupo de Modelos Matemáticos de la Comisión Mixta Argentino-Paraguaya del Río Paraná. Esta comisión binacional tenía a su cargo los estudios relacionados con la futura represa de Corpus, sobre el río Paraná Superior. Supervisé la programación, implementación y experimentación numérica de un modelo matemático hidrodinámico unidimensional con estructura arborescente (río y afluentes directos e indirectos) para estudiar el río Paraná Superior. En cuanto a mi mencionada estadía en Caracas, entre octubre de 1976 y marzo de 1977, fue corta, porque por problemas familiares decidí volver a la Argentina. Pero mi estadía en Venezuela me sirvió para aprender bastante sobre todo tipo de modelos matemáticos, en particular sociales, y sobre simulación estocástica, aparte de frecuentar a unos cuantos argentinos exiliados como Manuel Sadosky y su familia, y otros que se habían radicado en Venezuela mucho tiempo antes, como Carlos Domingo, Concepción Ballester y sobre todo Manuel Bemporad, hombre de extraordinaria generosidad. 4. ACTIVIDAD COMO CONSULTOR Mi experiencia en consultoría fue muy provechosa para mí no solamente por la cantidad de trabajos llevados a cabo con criterios originales (algunos de ellos, y no sólo los de la tesis que ya mencionaré, originaron publicaciones internacionales) sino porque Mario Gradowczyk, originariamente mi jefe y luego mi socio, fue además mi maestro. Gradowczyk, ingeniero con un doctorado en ciencias técnicas en Austria (en una época en que era muy inusual que los ingenieros argentinos tuvieron doctorados, dado que se orientaban esencialmente hacia la profesión y en las facultades de ingeniería en general en el país no había doctorados), fue uno de los más talentosos ingenieros que produjo la Argentina. Al regresar de Austria después de doctorarse formó el grupo de modelos hidrodinámicos en el Instituto de Cálculo, donde contó con la colaboración inestimable del ingeniero Oscar Maggiolo, que era decano de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República, en Montevideo y después fue rector de dicha universidad. Allí comenzó a hacer modelos matemáticos de ríos con fondo móvil; al producirse la Noche de los Bastones Largos renunció a su cargo en la FCEN, estuvo un tiempo en el Massachusetts Institute of Technology, luego regresó a la Comisión Nacional de Energía Atómica, de donde se fue para participar en el modelo matemático de la cuenca del Plata, y luego formar su consultora con Ivanissevich. Aparte de trabajar en consultoría durante muchos años Gradowczyk se dedicó también al arte y se convirtió en uno de los mayores expertos mundiales en Joaquín Torres García, el gran pintor uruguayo. Creo que vale la pena comentar un poco algunos trabajos que llevamos a cabo en la consultora. 81 Entre 1974 y 1975 preparé un modelo hidrológico predictor de crecidas del río Uruguay, usado durante la construcción de la presa de Salto Grande, para la Empresa Constructora Salto Grande S.A. Desde el punto de vista conceptual, el modelo era más simple que un modelo hidrodinámico, en el cual es necesario tomar en cuenta un par de ecuaciones de conservación (masa y cantidad de movimiento): suponiendo una relación unívoca entre la altura y el caudal, todo se reduce a una sola ecuación, la ecuación de la onda cinemática, de propagación de caudales en una cuenca arborescente. La ecuación cinemática fue analizada en un famoso trabajo de Lighthill y Whitham y para resolverla los ingenieros norteamericanos hace muchos años usaban empíricamente un método numérico eficiente, el método de Muskingum, que Jean Cunge, en 1969, analizó matemáticamente en un trabajo fundacional. A ese modelo de una sola ecuación es necesario suministrarle las condiciones de contorno aguas arriba de cada afluente “extremo” (las hojas, en terminología de árboles como estructura de datos), para lo cual es necesario, usando los datos de lluvias en las cuencas altas, transformar lluvias en caudales mediante un balance hídrico, en general muy empírico (es notable la cantidad de problemas de física clásica que todavía no se conocen suficientemente bien desde el punto de vista conceptual). Como los pluviómetros existentes no necesariamente representan cada uno lo que llueve en una subcuenca, es necesario usar el método que los ingenieros hidrólogos llaman de polígonos de Thiessen, y que es el método, de geometría computacional, de diagramas de Voronoi. Pero, a mi juicio, lo interesante de este modelo es la fase predictiva: los pronósticos meteorológicos de lluvia en la alta cuenca se toman como condición de contorno a, digamos, tres días y 82 el estado del sistema en el momento actual de corrida del modelo constituye las condiciones iniciales; pero esas condiciones iniciales incluyen datos obtenidos en tiempo real y datos “predichos” por el modelo predictor en la corrida anterior (o en la corrida anterior que consideramos más satisfactoria, dado que se pueden hacer varios ensayos). El modelo debe además remplazar, en forma consistente, los datos predichos por datos reales cuando es posible. El modelo fue usado por el cliente durante toda la construcción de la obra y fue necesario resolver detalles técnicos no triviales: de hecho, se contaba con una computadora GE 105 de ¡16 Kb! de memoria, y con ella fue necesario hacer todo el trabajo. Entre 1977 y 1978 preparé un modelo de frente de onda cinemática para el estudio de la curva de avance de riego e infiltración en surcos en un ingenio azucarero en Jujuy, que desarrollé usando el método de las características. El modelo debía calcular hasta dónde (y con qué caudal en cada punto) avanzaba el agua en cada surco de riego, teniendo en cuenta la pérdida, en cada punto, por infiltración. Entre 1981 y 1982 preparé un modelo hidrodinámico con estructura deltaica compleja, un modelo hidrodinámico con estructura arborescente, y un modelo hidrodinámico con fondo móvil del río Limay, para estudiar los comportamientos hidráulicos durante la construcción de las presas de Pichi Picún Leufú y Michihuao, sobre el río Limay, para Hidronor S.A. Los modelos con estructura deltaica y arborescente tenían embrionariamente ideas de mi futura tesis; el modelo de fondo móvil incorporaba, a las dos ecuaciones hidrodinámicas de conservación de masa y de cantidad de movimiento, una tercera ecuación de conservación de masa sólida cuando el fondo CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 cambiaba por arrastre de partículas de fondo. El modelo se pensó para régimen subcrítico, y usa dos condiciones de contorno aguas arriba y una aguas abajo. La presa de Pichi Picún Leufú fue ya construida, la de Michihuao lamentablemente todavía no. Entre 1980 y 1986 preparé un modelo hidrológico-hidrodinámico de predicción de crecidas del río Uruguay, usado para la operación de la presa, para la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande. La idea subyacente es la misma que la del modelo predictor mencionado antes, pero la diferencia está en la complejidad: en este caso, la alta cuenca, por medio del balance hídrico, suministra condiciones de contorno (caudales obtenidos a partir de lluvias pronosticadas) a un modelo de propagación de caudales mediante onda cinemática; en los extremos aguas debajo de cada submodelo hidrológico, el caudal predicho servirá de condición de contorno aguas arriba en algún punto extremo del modelo hidrodinámico. Entre 1981 y 1983 preparé un modelo hidrodinámico unidimensional y un modelo hidrodinámico con fondo móvil y simulación de transporte, decantación y resuspensión de partículas, para analizar varias alternativas de diseño del puerto fluvial de Escobar, para la Administración General de Puertos. El modelo hidrodinámico ya fue descripto; pero el modelo de fondo móvil, a diferencia del antes mencionado, incluye también la posibilidad de que las partículas de fondo no solamente sean arrastradas por la corriente sino que también puedan resuspenderse o decantar. En este sentido es necesaria una cuarta ecuación, que será esta vez parabólica, de difusión de las partículas en el medio líquido, con una fuente o sumidero, que son las partículas que se resuspenden o decantan, respectivamente. Para que la simulación fuera realista, pero no tan compleja como para usar un modelo hidrodinámico bidimensional, Gradowczyk ideó un método interesante, que consistía en usar “filetes de corriente”, cada uno con su respectiva altura de fondo, pero sin dirección transversal de caudal. Esa simplificación permitió obviar la construcción de un modelo bidimensional. Entre 1986 y 1987 (primera etapa) y 1989 y 1990 (segunda etapa) dirigí la preparación de modelos de optimización lineal, entera y separable y de simulación de un sistema de emprendimientos hídricos con propósito múltiple (embalses, obras de riego, centrales hidroeléctricas, canales) en la cuenca del río Negro, para el Consorcio Latinoconsult S.A.-Inconas S.R.L. y a su vez para Agua y Energía Eléctrica S.E. La responsabilidad a nuestro cargo fue de diseñar, implementar y utilizar un modelo matemático que encontrara los diseños óptimos de las represas posibles a ser construidas en la cuenca del río Negro (ríos Limay, Neuquén y Negro). Los lugares de las represas estaban definidos, pero no necesariamente la construcción de la represa. Un problema interesante que hubo que resolver es el de si había que comprar software de programación lineal y de programación entera o diseñarlos. Este tipo de cuestión no tiene una respuesta fácil y automática, no tiene sentido ni comprar todo enlatado ni “fabricar” todo (dado que el problema no es sólo de software sino de cualquier tema de desarrollo industrial autónomo, uso una palabra más “industrial”); caso por caso, circunstancia por circunstancia, es necesario evaluar los pros y contras de ambas alternativas. En nuestro caso, después de unas cuantas dudas, nos decidimos por confeccionar el software de programación lineal y el de Matemática aplicada, computación, interdisciplina programación entera nosotros, y la tarea fue llevada a cabo con éxito por un equipo bajo mi dirección, en tiempo y forma. ¿Por qué tomamos esa resolución? El contrato con Agua y Energía establecía el traspaso a dicha empresa de todo software generado durante el contrato. Negociar con un proveedor de software la compra significaba además negociar la autorización para una venta posterior y eso podría traer complicaciones si el contrato no estaba bien definido. Fue una apuesta arriesgada pero exitosa. Entre 1991 y 1992 preparé un modelo de inundación y drenaje de áreas costeras del Río de la Plata comunicadas por alcantarillas y separadas por terraplenes, para Saneamiento y Urbanización S.A. Este modelo era en cierto sentido bidimensional, porque consideraba “bloques” de terraplenes y comunicación mediante alcantarillas. Vale la pena recordar también otros modelos que fueron desafíos interesantes y exitosos: el modelo hidrodinámico del río Uruguay, con estructura arborescente, aguas arriba y aguas abajo de la presa de Salto Grande, para analizar propagación de ondas, fluctuaciones máximas admisibles de nivel, hipótesis catastróficas, curvas de remanso, contribuciones de cuencas afluentes, influencias de azudes compensadores y problemas de navegación, para la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande (1977-79); el modelo hidrodinámico, con estructura deltaica, del delta del río Paraná, para analizar alternativas de cortes de lechos mayores y cambios de radios de curvatura de los cursos de agua del delta que mejoren la navegación, para la Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables (1977-78); el modelo hidrológicohidrodinámico del río Amazonas Medio e Inferior y su cuenca, para la Organización Meteorológica Mundial (1981-82); el modelo combinado hidrológico y de operación de embalse de Futaleufú, para Electrowatt Ingenieros Consultores S.A. (1996-98); el modelo de operación combinada de los embalses Los Caracoles y Piedra Negra, para Electrowatt Ingenieros Consultores S.A. (1997). Cabe mencionar que parte de mi actividad como consultor fue “docente”, en el sentido de que el contrato respectivo indicaba que se debía transferir al cliente el producto obtenido (el modelo) tras capacitar al personal del cliente en su concepción, su fundamentación y su uso. Así tuve a mi cargo la transferencia a los respectivos clientes de varios modelos, incluyendo en la transferencia la documentación, fundamentación teórica, manual del usuario e instrucción del personal. Además, implementé el modelo hidrológico-hidrodinámico del río Amazonas Medio e Inferior en Belem, Pará, Brasil; el modelo de predicción de crecidas del río Uruguay en la presa de Salto Grande; dos modelos hidrodinámicos aguas abajo de la presa de Pichi Picún Leufú en Cipoletti, Río Negro; el modelo combinado hidrológico y de operación de embalse en la presa de Futaleufú, en Esquel, Chubut. Mi última actividad como profesional se desarrolló después de mi decanato, entre 2008 y 2010, en calidad de asesor de SIM&TEC S. A., empresa consultora especializada en mecánica computacional. Allí fui responsable de la paralelización del modelo de elementos finitos METFOR para TENARIS S. A. Siempre consideré, desde el punto de vista académico, que los programas de estudio de carreras de computación en los cuales figura que “se enseñarán los lenguajes de programación tal y cual” son absolutamente obsoletos: un licenciado en ciencias de la 83 computación de una buena carrera tiene que ser capaz, en una entrevista laboral, ante la pregunta de su potencial futuro empleador “¿Sabe Ud. el lenguaje X?”, de responder “No, pero si Ud. me da un manual en una semana programo sin problemas”. Y así fue. El lenguaje FORTRAN, por más moderna que sea la versión que se usa, es completamente despreciado en los Departamentos de Computación de casi todo el mundo (y por supuesto en el de la FCEN), por un sinnúmero de motivos que no vienen al caso; simultáneamente, sigue siendo el lenguaje de programación científica más usado en el mundo, especialmente por físicos e ingenieros. Por consiguiente, el modelo METFOR estaba programado en FORTRAN, y yo contraté al joven estudiante Gabriel Bursztyn (que terminó la licenciatura en ciencias de la computación en la FCEN durante el desarrollo del trabajo) y que por supuesto no sabía nada de FORTRAN: a la semana estaba programando cómodamente, y el trabajo final fue excelente. 5. RETORNO A LA UNIVERSIDAD Entre 1975 y 1984 estuve bastante alejado de la universidad (salvo los seis meses en Caracas), y no pensaba hacer carrera académica. A partir de 1984 restablecí mi relación con la universidad. Ni bien el gobierno constitucional del Dr. Alfonsín asumió la presidencia el 10 de diciembre de 1983, las universidades nacionales fueron intervenidas con el objeto de normalizarlas, recuperando la autonomía y los postulados de la Reforma Universitaria de 1918, que en el caso de la UBA significaba el restablecimiento del Estatuto de 1958 y el gobierno tripartito. En la Facultad de Ingeniería fue designado Decano Normalizador el ingeniero Julio Guibourg. Debido a mi experiencia en trabajo interdisciplinario 84 con ingenieros, el Ing. Guibourg me designó en marzo de 1984 Director del Departamento de Matemática. Ocupé dicho cargo con dedicación semiexclusiva hasta 1988, durante todo el gobierno del Ing. Guibourg (hasta 1986) y los dos primeros años del Decano ya designado por el correspondiente Consejo Directivo, el Dr. Félix Cernuschi; reduje por consiguiente mi dedicación a la consultoría. Di mucho impulso a la investigación en ingeniería y a la modernización de los programas de estudio, lo cual probablemente no era la mejor manera de hacerme simpático: en 1988 cambió la composición del Consejo Directivo, y la nueva mayoría, de orientación muy conservadora, en la primera sesión de Consejo el 9 de marzo de 1988 me dejó cesante, con el argumento de que no era bien visto que se hiciera investigación en los departamentos docentes. Irónicamente, ésa fue la única vez que fui dejado cesante en un cargo público: todas las veces anteriores en que me fui de la universidad, en tiempos de la dictadura de Onganía o del gobierno muy represivo de María Estela Martínez de Perón, había sido motu proprio, por renuncia. O sea mi cesantía se produjo durante el gobierno constitucional del Dr. Alfonsín… aunque por supuesto el gobierno no era responsable de eso. Mi reingreso a la universidad motivó que volviera mi interés por la vida académica, para lo cual tenía que terminar mi tesis de doctorado, que tenía completamente abandonada. Me reinscribí por lo tanto en el doctorado, y me reconocieron los puntos de todas las materias aprobadas: el punto faltante (tenía 19 y eran necesarios 20) me fue reconocido por artículos científicos ya publicados y actividad profesional. Así finalmente a fines de 1988 presenté mi tesis de doctorado, después de un esfuerzo considerable: preparé y CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 escribí mi tesis, con todos los experimentos numéricos incluidos, mientras trabajaba profesionalmente, por un lado, y dirigía el Departamento de Matemática de la Facultad de Ingeniería por el otro. En esencia, la tesis demostraba que para una estructura de red fluvial arborescente (una cuenca fluvial normal) se podía, incluyendo las ecuaciones de compatibilidad en las confluencias, usar un algoritmo tan eficiente como el de tramos fluviales, en el sentido de obtener una matriz banda tridiagonal con la cual resolver cada sistema lineal a lo largo del tiempo de simulación numérica; y para una estructura deltaica se podía reducir cada sistema lineal a cuatro bloques: un bloque cuadrado superior izquierdo en forma de matriz banda, un bloque cuadrado inferior derecho denso, de orden mucho menor, y dos bordes laterales rectangulares muy ralos, de modo de optimizar memoria de cálculo y tiempo de ejecución casi tanto como para un tramo simple. Es interesante además observar que, si bien yo todo el tiempo estaba pensando en grafos planares (con los cuales se puede representar un delta o cuenca fluvial) la planaridad no interviene en las demostraciones, por lo cual el esquema se adapta perfectamente a un sistema de cañerías en el espacio (en cuyo caso, esto sí, es necesario modelizar con cuidado los codos). Mi cesantía en Ingeniería causó mucho revuelo en Exactas, de donde habían ido varios matemáticos a trabajar a Ingeniería, y menos de dos meses después yo estaba ya instalado como profesor interino asociado del Departamento de Computación, con un cargo que, por ese motivo, el Rector, Oscar Shuberoff, traspasó a la facultad. Simultáneamente, en Exactas un grupo de estudiantes y graduados, entre los cuales puedo mencionar (sin que la lista sea exhaustiva) a Juan Carlos Pedraza, Edith Amatric, Guillermo Durán y Lucas Monzón, se proponía revitalizar el Instituto de Cálculo. El Instituto había sido creado a fines de 1957, en la primera sesión del Consejo Directivo de la Facultad que había recuperado su autonomía después de la caída del gobierno del Gral. Perón en septiembre de 1955, y había comenzado a funcionar en mayo de 1961, con la puesta a punto de su computadora, la mítica “Clementina”. Desde esa fecha hasta el golpe de estado de Onganía en 1966 fue, por un lado, la columna vertebral de la carrera de computador científico, y por el otro lado un lugar (el único) en que se hacía investigación y desarrollo en matemáticas aplicadas (y también en computación) en la facultad. Con las nuevas autoridades a partir de 1966 había perdido por completo su calidad de bastión de la investigación en matemática aplicada y computación, quedando solamente reducida a herramienta administrativa de la facultad y a computadora para que los alumnos de computación hicieran sus prácticas. Esta situación duró hasta 1970, en que, debido a la obsolescencia de la computadora (que nunca pudo ser remplazada por una más moderna) y a la imposibilidad de conseguir repuestos, pese al esfuerzo denodado de varios de sus integrantes, la computadora dejó de funcionar definitivamente. (Esto provocó que, hasta que en 1983 comenzó a funcionar una computadora Vax 750 comprada el año anterior, los alumnos de computación científica –y, a partir de su creación en 1982, de la licenciatura en ciencias de la computación- tuvieran que hacer sus prácticas en otras dependencias de la UBA.) Al recuperarse la democracia en diciembre de 1983, de todos modos, el Instituto de Cálculo había quedado reducido a tareas administrativas de la facultad. El propósito de los protagonistas Matemática aplicada, computación, interdisciplina del esfuerzo de revitalización del Instituto fue que recuperara su sesgo de investigación (ahora separado de sus responsabilidades docentes, ya que existía a partir de 1985 el Departamento de Computación). Colaboré en los proyectos de misión y funciones futuras del Instituto, y finalmente, en noviembre de 1988, el decano Dr. Héctor Torres “recreó” el Instituto, conmigo como director (un mes antes de que defendiera mi tesis de doctorado). A partir de mi conocimiento (originariamente empírico) de modelización de ríos y cuencas fluviales, por un lado, y de aprovechamientos hídricos, por el otro, empecé a solidificar mis conocimientos teóricos sobre esos temas. Por un lado, comencé a estudiar las ecuaciones diferenciales en derivadas parciales hiperbólicas (que se pueden poner en forma de leyes de conservación) de los ríos, en particular las condiciones de contorno correspondientes a régimen subcrítico y supercrítico. En el primer caso, son una condición de contorno aguas arriba y una aguas debajo de cada tramos modelizado (o, en el caso de cuencas o deltas, de cada extremo abierto); en el segundo caso, todas las condiciones de contorno deben suministrarse aguas arriba (y a veces no está claro qué es “aguas arriba” en redes fluviales). El paso de régimen subcrítico a supercrítico y viceversa es complicado para las ecuaciones de Saint-Venant, porque no siempre se sabe cuándo se pasará de subcrítico a supercrítico o al revés (o sea, desde el punto de vista práctico, “dónde” y “cuándo” hay que tener disponibles condiciones de contorno), pero lo interesante que descubrí es que si se incluye la ecuación de transporte de partículas de fondo siempre habrá (en un tramo único) dos condiciones de contorno aguas arriba y una aguas abajo: por otro parte, llegué a simular un fenómeno observado empíricamente, en el caso supercrítico con fondo móvil: la existencia de antiduna, o sea de una duna que va hacia agua arriba (naturalmente, lo que va aguas arriba es la forma del suelo, o sea información, no las partículas del material de fondo). En el caso de la ecuación simplificada de la onda cinemática, la función de flujo es convexa o casi convexa para secciones transversales regulares del río. En presencia de irregularidades pronunciadas, sin embargo, la convexidad puede fallar. Con mi antiguo alumno Esteban Tabak, actualmente director del Departamento de Matemática de la Universidad de Nueva York, observamos (y discutimos) consecuencias cualitativas de la forma de la función de flujo para irregularidades típicas, particularmente para ríos con planicies de inundación y ríos encajonados en cañones. Estudiamos además el problema de Riemann para funciones de flujo no convexas. Dirigí el Instituto de Cálculo hasta marzo de 1998, o sea casi diez años; me alejé de la dirección cuando asumí el decanato de la facultad. Mi propósito fue que el Instituto fuera el lugar donde se pensara la matemática aplicada en forma interdisciplinaria. El Instituto tuvo algunos pocos cargos docentes (sin los cuales no habría podido funcionar) y aparte acogió a docentes de matemática y de computación, además de investigadores del CONICET. Su fuerte estuvo siempre en esa época en estadística, pero además se dio impulso a otras áreas, como la de modelos fluviales y de recursos hídricos (a cargo mío) y aplicaciones de teoría de caos; aparte, durante esa época dos maestrías funcionaron en el Instituto: la maestría en estadística matemática y la maestría en física médica. Cabe mencionar que el Instituto de Cálculo actualmente es un instituto de la UBA con 85 director designado por concurso (el Dr. Guillermo Durán), y realiza una activa labor interdisciplinaria en consonancia con la filosofía con la que fue recreado. Simultáneamente, como profesor del Departamento de Computación (a partir de 1994 profesor titular regular), dicté varias asignaturas: métodos numéricos, simulación estocástica y en los últimos años los seminarios sobre historia de la computación y sobre computación, ciencia y sociedad en Argentina, aparte de colaborar siempre en las actividades académicas del departamento. En 1994 se produjo un hecho político en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires que fue importante en mi vida docente: la mayoría de extrema derecha que controlaba la facultad desde 1988 (y que me había despedido como director del Departamento de Matemáticas ni bien controló el Consejo Directivo de la facultad), primero con su predominio en el Consejo Directivo y luego, durante el período 1990-1994 imponiendo al nuevo decano, fue desalojada del poder, y el Ing. Carlos Raffo fue electo decano. Yo había ganado un concurso de profesor titular con dedicación semiexclusiva en el Departamento de Matemática, pero el Consejo Directivo había pedido la anulación del concurso con el firme propósito de impedir mi nombramiento. El Consejo Superior rechazó ese pedido, y devolvió el expediente a la Facultad de Ingeniería. Entretanto, habiendo sido yo echado, fui designado interinamente, como ya mencioné, en la FCEN, y mi concurso en Ingeniería entró en un limbo, con un Consejo Directivo que insistía en anular el concurso para no designarme y un Consejo Superior rechazando la anulación. Al producirse el cambio político en Ingeniería, en su primera sesión el nuevo Consejo Directivo, 86 en una actitud por la cual le estaré siempre agradecido, “anuló la anulación de mi concurso”, valga la formulación literaria y envió al Consejo Superior el pedido de mi designación como profesor titular, e inmediatamente el Consejo Superior convalidó esa decisión, de manera que me encontré de golpe con dos cargos de profesor titular regular con dedicación semiexclusiva, uno en la FCEN y otro en Ingeniería. Dado el gesto de Ingeniería, me resultaba muy descortés renunciar a un cargo por el cual se había batallado tanto, así que acepté ese cargo a partir de marzo de 1995, reduciendo mi dedicación a parcial y dicté mis cursos siempre, incluso durante todo mi decanato, salvo los seis meses que fui Presidente del CONICET (al dejar muchos años después el decanato de la FCEN recuperé la dedicación semiexclusiva). Aparte de la dirección del Instituto, el decano Dr. Eduardo Recondo, al comenzar su segundo decanato (1994-1998), me ofreció el cargo de Secretario Académico, que acepté. Fue una época de trabajo muy intenso, pues simultáneamente a mis actividades de gestión en la facultad (la dirección del Instituto de Cálculo y la Secretaría Académica), de continuar con mis tareas de investigación, y de dictar clase en Exactas y en Ingeniería, continuaba con dedicación parcial mis ocupaciones como director y encargado del área de modelización del Estudio Gradowczyk y Asociados S.A.T. De todos modos, la Secretaría Académica la abandoné a mediados de 1996, pero igual fue una época de trabajo muy intenso, sobre todo para acelerar la sustanciación de los concursos. Una de las actividades que más me satisficieron fue la creación del doctorado en ciencias de la computación, de la cual creo haber sido CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 el principal protagonista. A principios de los noventa prácticamente no había doctores en computación en Argentina; obviamente no iban a poder dirigir tesis (y tampoco había prácticamente doctores en ingeniería electrónica, otro posible sostén del doctorado). En particular, en el Departamento de Computación de la FCEN los únicos doctores que había eran matemáticos. Lo tradicional (que es lo que hizo Brasil) hubiera sido enviar jóvenes graduados financiados por el gobierno para doctorarse en el extranjero y luego incorporarlos a la docencia e investigación a su regreso. En nuestro país (y sobre todo a comienzos de esa década) ese esquema era imposible: en primer lugar, no había posibilidad de financiamiento nacional (esa situación sólo cambió con los proyectos FOMEC, Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria); en segundo lugar, con sueldos tan bajos como los de los docentes universitarios o investigadores del CONICET, la probabilidad de que un número significativo de flamantes doctores volviera era baja. Mi idea era crear el doctorado, que los doctorandos pudieran hacer sus tesis dirigidos por doctores del extranjero (eventualmente con viajes cortos) o con profesores de otras disciplinas (no necesariamente matemáticos: hasta su lamentable y prematura muerte, el Dr. Carlos Alchourrón, destacado abogado especialista en lógica, dirigía tesis en computación) y que así se fueran formando investigadores. Fui miembro de la subcomisión de doctorado, y representante de la misma ante la comisión de doctorado de la Facultad, hasta poco antes de asumir como decano. Trabajé bastante en el tema, y durante mi desempeño apareció el ya mencionado proyecto FOMEC, que facilitó enormemente la tarea. El FOMEC, originado en créditos del Banco Mundial/Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BM/ BIRF), permitió a Exactas disponer de alrededor de quince millones de dólares (para los cuales fue necesario hacer una cuidadosa ingeniería financiera, dado que la facultad debió aportar una contraparte del 20 al 40%, según la imputación), que se usaron para equipamiento, ingentes compras para la biblioteca y las hemerotecas, becas de doctorado mixtas y abiertas, invitación a profesores extranjeros de alto nivel. El resultado está a la vista: actualmente prácticamente todos los profesores del departamento son doctores, unos cuantos están en el CONICET como investigadores, y la producción de doctores del departamento es similar a la de otros departamentos de la FCEN. En los demás departamentos su impacto también fue tremendamente positivo. 6. INVESTIGACIÓN Mi interés en la interdisciplina puede observarse registrado en las tesis de doctorado que dirigí hasta ahora: en matemática, física, computación, química e ingeniería. En muchos casos con codirectores, dado que me internaba en disciplinas ajenas, pero siempre fueron aplicadas (o de aplicación inmediata). A decir verdad, no sé si hay algún otro director de tesis en nuestro país que haya dirigido tesis en tantas áreas disciplinarias distintas. A partir de mi colaboración con la ingeniera Susana Bidner y Gabriela Savioli, cuya tesis de doctorado en matemática dirigí en la FCENUBA, con la codirección de la ingeniera Bidner, comenzó una actividad de los tres en modelización del flujo monofásico de petróleo hacia un pozo productor. En la tesis, Savioli introdujo nuevos parámetros en el simulador de ensayos de pozos: un modelo unidimensional que contempla las variaciones radiales Matemática aplicada, computación, interdisciplina de permeabilidad y porosidad, y un modelo bidimensional que, al considerar la coordenada vertical, permite analizar el flujo vertical de fluidos regido por la permeabilidad vertical y los efectos gravitatorios, amén de las heterogeneidades de permeabilidad y porosidad en ambas direcciones. Para obtener la solución numérica, tanto en caso unidimensional como en el bidimensional, se aplicó una familia de esquemas en diferencias finitas que depende de un parámetro θ , 0 ≤ θ ≤ 1. Continuando con esa idea, eligiendo un ordenamiento adecuado de las ecuaciones e incógnitas involucradas, se obtiene un sistema lineal de ecuaciones con una matriz “casi” pentadiagonal, que se resuelve aplicando un método original basado en el desarrollo en serie de Taylor de funciones matriciales (TSMF). Obtuvimos que una combinación de TSMF y block-SOR con paso de tiempo variable parece ser la mejor política. El simulador numérico descrito se aplicó luego para estudiar el comportamiento de reservorios de dos capas con valores típicos de permeabilidad vertical iguales o menores que los de permeabilidad horizontal. Específicamente, para un pozo de petróleo que produce a caudal constante, se analizó la influencia de la permeabilidad vertical en las respuestas de presión y caudal de cada capa. Se concluyó que la permeabilidad vertical influye en las respuestas de presión y caudal a tiempos cortos e intermedios, por lo que debería ser tenida en cuenta tanto en el diseño como en la interpretación de los ensayos de presión en pozos. En la tesis de ingeniería en la UBA de Ariel Fraidenraich (que dirigí con la codirección del Dr. Fernando de Andrade Lima, de Recife) y trabajos subsiguientes, se extendió la aplicación de la teoría de los métodos perturbativos de primero y segundo orden al estudio de varios problemas en hidrodinámica: procesos de difusión y transporte de contaminantes, ecuación de la onda cinemática viscosa, ecuación de Burgers viscosa y finalmente el caso más general de ecuaciones de aguas poco profundas unidimensionales. En todos los casos el propósito es conocer cómo varían los funcionales promedios de las alturas y de las velocidades para variaciones posibles de los parámetros físicos (amplitud de la marea, coeficiente de resistencia de Chézy, y parámetro asociado a las variaciones topográficas). Pero hay un propósito más general: conocer la sensibilidad de los parámetros permite, en el proceso de ajuste de un modelo, saber qué parámetros se intentará ajustar mejor: no tiene sentido dedicar ingentes esfuerzos a mejorar parámetros a los cuales el modelo es poco sensible. Los patrones espaciales y las variaciones en el tiempo de las concentraciones de sustancias peligrosas, junto a los efectos potenciales sobre la población subyacente, son necesarios para ayudar a la planificación y respuesta en una emergencia química. A tal fin, existen modelos que predicen el transporte y la dispersión de sustancias peligrosas y otros que estiman los efectos potenciales experimentados por la población expuesta. En conjunto, constituyen una poderosa herramienta para estimar las regiones vulnerables y evaluar los impactos potenciales en la población afectada. El desarrollo de metodologías y de modelos, de aplicación directa al contexto en que vivimos, permiten acceder a una representación más clara del escenario de riesgo y consecuentemente disponer de las herramientas adecuadas para una respuesta óptima. En la actualidad, se ha encontrado una importante vacancia en los modelos de exposición a incidentes agudos ya que no contemplan la variable temporal en sus cálculos y es 87 así como una foto estática de las regiones de amenaza son presentadas por los modelos de uso corriente en situaciones de emergencia. Por lo expuesto, constituye un avance importante para la gestión de riesgos que los respondedores o decisores en una emergencia puedan conocer la evolución temporal no sólo de la nube tóxica sino además de las regiones de daño representativas de la población potencialmente expuesta. En la tesis en química de Yanina Sánchez en la Universidad Nacional de La Plata, que dirigí con la codirección del Dr. Andrés Porta y trabajos subsiguientes, se ha logrado desarrollar un modelo de exposición para incidentes químicos, DDC (Damage Differential Coupling), que hace uso de los índices toxicológicos típicos para incidentes agudos (AEGLs, ERPGs, TEELs). El mismo presenta numerosas y evidentes ventajas frente a los métodos vigentes, optimizando los tiempos y mecanismos de respuesta, del mismo modo que la planificación de desastres. Por un lado, DDC es capaz de proporcionar una estimación progresiva de los daños experimentados, y es así como la información cronológica de los efectos potenciales experimentados por la población expuesta es ofrecida por este nuevo método. Utilizando el campo continuo propuesto de los índices toxicológicos, siempre es posible realizar el acoplamiento de dos exposiciones diferenciales y en consecuencia de dos efectos parciales. A través del reciente desarrollo del modelo de exposición DDC se ha logrado optimizar, cuali y cuantitativamente, la estimación de la población afectada por una nube tóxica debido a su capacidad para acoplarse a cualquier modelo atmosférico de dispersión de contaminantes que disponga de una salida de datos en forma temporal. De este modo, DDC analiza los diferentes perfiles de concentración (salida del modelo de transporte) y los asocia 88 con alguna concentración de referencia de alerta para así identificar las áreas de riesgo. El modelo desarrollado de exposición para incidentes químicos (escenario hipotético de escape de cloro con obstáculos, como edificios) se aplicó a dos tipos de escenarios: Parque Industrial de Pilar (Argentina) y Chicago (EeUu); acoplándose a diferentes modelos de transporte de contaminantes en aire, analizando de este modo los alcances del acoplamiento, de las partes que lo forman y de la aplicación. Los resultados muestran cómo es capaz de predecir la dispersión atmosférica de materiales peligrosos, y demuestran cómo el conocimiento de la influencia de los obstáculos en la trayectoria de la nube tóxica, y en la dispersión de los contaminantes transportados, junto a la información dinámica de la población potencialmente afectada y de los síntomas asociados, contribuyen a una mejor planificación de las medidas de protección y respuesta ya que permiten una mejor comprensión de la situación y del tiempo disponible para la intervención oportuna. La tesis de doctorado de la Dra. Sánchez, y los trabajos subsiguientes ya mencionados, son parte de un proyecto más ambicioso en el cual participé formando recursos humanos: el proyecto CRISIS, de manejo de políticas de Estado ante emergencias causadas por accidentes, antrópicos o naturales. El proyecto está a cargo de CITEDEF, Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (anteriormente CITEFA, Instituto de Investigaciones Científicas y Técnicas de las Fuerzas Armadas) y en él la Dra. Sánchez participó como tesista financiada por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (y luego por el CONICET). Todo el manejo informático de dicho proyecto está a cargo del Ing. Alejandro Acquesta, que se doctoró en informática CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 en 2014 en el Instituto Tecnológico de Buenos Aires bajo mi dirección, investigando y aplicando diferentes herramientas informáticas para la gestión de riesgos que, utilizadas a lo largo de todo el ciclo de las emergencias y desastres, pueden contribuir a evitar o reducir los costos en vidas, bienes, económicos y ambientales que dichas situaciones provocan. A partir de la tesis en ingeniería del Dr. Fernando Ponta en la UBA, que codirigí, produjimos una serie de artículos en el cual planteamos futuros escenarios de aprovechamiento de energía de las corrientes marinas, introduciendo posibles soluciones tecnológicas. Posteriormente dirigí conjuntamente con el Dr. Ponta en la UBA la tesis de doctorado en ingeniería de Alejandro Otero, que incluyó una modelización del comportamiento estructural de las aspas de turbinas eólicas y publicamos algunos artículos sobre el tema. En la tesis en computación en la FCEN-UBA de Javier Quinteros, dirigida conjuntamente con el Dr. Víctor Ramos, y en trabajos subsiguientes, se modelaron numéricamente procesos asociados a la tectónica de placas por medio del diseño y de la implementación de dos modelos completamente originales basados en el método de los elementos finitos. Fue la primera vez que se aplicaron este tipo de modelos numéricos a las regiones tratadas en la tesis. El primer modelo está basado en las ecuaciones de Stokes de dinámica de fluidos y simula la evolución de largo plazo y en gran escala de la corteza en un orógeno de tipo andino. El otro es un modelo termomecánico basado en la deformación de sólidos, capaz de simular el comportamiento elasto-visco-plástico y reproducir procesos geodinámicos hasta 410 Km. de profundidad bajo diversas condiciones cinemáticas. Se simuló la evolución durante casi nueve millones de años de un dominio de 150 Km. de profundidad y 300 Km. de ancho. Las ecuaciones se modelizaron mediante elementos finitos y no dejó de ser gracioso para mí trabajar a esa escala temporal: un intervalo temporal de diez mil años era un intervalo muy pequeño… La colaboración con los doctores Quinteros y Ramos permitió la publicación de varios artículos científicos de modelado numérico de tectónica de placas. En la formación de cordones montañosos como la Cordillera de los Andes entran en juego un sinnúmero de procesos, que suelen tener mayor o menor influencia según la escala espacial y temporal que se desee investigar. Este tipo de procesos de deformación en gran escala suele involucrar extensiones de varios cientos de kilómetros tanto en profundidad como en superficie. Siempre usando elementos finitos se simuló la evolución tectónica de la corteza y el manto terrestres bajo muy diversas condiciones, se usó una técnica de remallado para los caso en que la malla supera un umbral de distorsión, y se representaron comportamientos elásticos, plásticos y viscosos dentro del mismo dominio, y a escalas de tiempo y espacio muy disímiles. La tesis en física en la FCEN-UBA de Walter Legnani, que dirigí con la codirección del Dr. Pablo Canziani, permitió mostrar la influencia de perturbaciones de escala sinóptica (de longitudes o escalas menores a 5000 Km. aproximadamente) sobre el vórtice polar austral y sobre el agujero de ozono antártico. Estas perturbaciones se propagan desde la tropósfera y alcanzan la estratósfera inferior. Y la tesis de doctorado del ingeniero Gerardo Riccardi, sobre un sistema de modelación hidrológica-hidráulica cuasi bidimensional Matemática aplicada, computación, interdisciplina multicapa para ambientes rurales y urbanos fue “triangular”: un docente de la Universidad Nacional de Rosario presentando una tesis en ingeniería en la Universidad Nacional de Córdoba con un director de Buenos Aires… 7. DECANO DE LA FCEN-UBA Me desempeñé como Decano de la FCEN entre 1998 y 2002 y entre 2002 y 2006. Durante buena parte de mi decanato la situación económica del país fue la más catastrófica de los últimos decenios; sin embargo, creo que se pudieron hacer reformas y avances exitosos. Por primera vez en la Facultad se llevó a cabo una política de llamado a cargos de profesores vacantes por jubilaciones, fallecimientos y renuncias de modo de tener en cuenta las necesidades y prioridades docentes y de investigación de toda la Facultad, según la propuesta, aprobada por el Consejo Directivo, de una comisión ad hoc. Y el mismo Consejo Directivo resolvió que los docentes de esta Facultad tenían que dar obligatoriamente un mínimo de clases por año. Quería mencionar especialmente este logro porque tiene que ver con un problema que se plantea siempre con la autonomía universitaria: la autonomía universitaria es un principio inalienable que ha sido conquistado después de duras luchas, generalmente estudiantiles. La Universidad elige sus autoridades, nombra sus empleados, administra sus recursos –que, si bien son escasos e insuficientes, tampoco son insignificantes- sin participación de los ciudadanos electos para ocupar cargos públicos federales en el país. Es decir, la sociedad argentina le da privilegios a la Universidad pública que no le da a otras instituciones. A cambio de eso, la Universidad tiene que tener claro que por ese motivo tiene una responsabilidad mayor que si no fuera autónoma: cualquier contribuyente de Jujuy, por ejemplo, tiene derecho a decir “Quiero saber si la Universidad está gastando bien el dinero que obtiene de mis impuestos”. La Universidad – y cada Facultad - debe entonces pensar permanentemente que no puede refugiarse en actitudes corporativas, y que la sociedad tiene derecho a saber en qué gasta su dinero, y por consiguiente usarlo de la manera más criteriosa posible, sin confundir autonomía con endogamia, y sin decidir lo que nos conviene a los que trabajamos en la Universidad sin pensar en la sociedad en su conjunto. Gracias a la colaboración de las autoridades de la UBA, la FCEN recuperó espacios con destino al Departamento de Ciencias de la Atmósfera y de los Océanos y al Centro de Investigaciones del Mar y de la Atmósfera; se pudieron adjudicar espacios a grupos del Departamento de Fisiología y Biología Molecular y Celular, a grupos del Departamento de Ecología, Genética y Evolución, a grupos del Departamento de Química Orgánica, y a grupos del Centro de Estudios Avanzados (CEA) de la Universidad que vinieron a hacer investigaciones interdisciplinarias a la Facultad, tras la disolución del CEA. Por primera vez en la historia de la Facultad se asignaron espacios a grupos de investigación por adjudicación temporal, llevado a cabo tras recomendación de una Comisión ad-hoc, también creada por el Consejo Directivo. La incorporación a la Facultad en 1998 de la Guardería existente permitió su transformación en un Jardín Materno-Infantil modelo, que incluyó hasta preescolar, en el cual no solamente el costo por padre o madre es bajo sino que es proporcional a su sueldo; a dicho jardín van hijos de docentes, no docentes, becarios, doctorandos y estudiantes, e incluso de personal que trabaja en otras dependencias de la Ciudad Universitaria. La designación y ascenso de personal no docente se 89 hizo por concurso, cumpliendo el Estatuto del Personal No Docente a rajatabla. La redistribución de espacios en algunos Departamentos, de acuerdo con criterios racionales, contó siempre con el apoyo de las autoridades. Se creó el Departamento de Orientación Vocacional (DOV), que realiza una intensa tarea de orientación vocacional a nivel de colegios secundarios. En el mismo sentido, se crearon y se llevan a cabo ininterrumpidamente desde hace varios años las Semanas de las Ciencias. La asignación de rubros de presupuesto no destinados a sueldos se comenzó a hacer de acuerdo a pautas consensuadas por todos los departamentos, y fue reconfortante comprobar que los departamentos llegaron a un acuerdo unánime teniendo en cuenta los diferentes tipos de gastos docentes por departamento. Fue muy importante la terminación con éxito del programa FOMEC, de reequipamiento para la docencia, por un monto ya mencionado de alrededor de 15 millones de dólares (el más alto de Argentina) sin haber perdido la independencia académica de la Facultad; el personal no docente de la Facultad encargado del FOMEC se capacitó con entusiasmo e idoneidad, lo cual muestra que es un mito el lamentable prejuicio de que los empleados del estado no pueden hacer más que tareas rutinarias. Se fortaleció el Servicio de Higiene y Seguridad del Trabajo de la Facultad, que implementó un muy moderno plan de seguridad ambiental: tiene políticas de emergencia y evacuaciones, de capacitación, de seguridad química, biológica, radiológica, láseres y residuos peligrosos, y todo esto desde antes de la tragedia de Cromañón (el Servicio de Higiene y Seguridad, el primero de la UBA, fue creado en 1990, y avanzó paso a paso hasta su estado actual). Relacionado con este tema, se construyó el droguero único del Pabellón II, y se puso 90 a punto todo el sistema de campanas del Pabellón II. Se creó el Centro de Microscopías Avanzadas en la Facultad; se reorganizó el Campo Experimental; se creó un programa de becas por razones estrictamente económicas; se pusieron en marcha las pasantías educativas (para estudiantes) y los contratos de tipo salarial (para estudiantes y graduados); se creó INCUBACÉN, la incubadora de empresas de la Facultad. Durante mi primer período como decano ejercí durante seis meses, de enero a julio de 2000, la Presidencia del CONICET. Dada la difícil situación económica, y el poco interés de las autoridades del momento por la ciencia y la tecnología, entendí que dicha gestión había fracasado, y renuncié a mi cargo, en el cual estaba sujeto a tensiones extremas. Por último, cabe mencionar que colaboré activamente, conjuntamente con el Centro Argentino de Meteorólogos, durante mi decanato y después, en el proyecto, finalmente exitoso, del traslado del Servicio Meteorológico Nacional de la Fuerza Aérea Argentina al Ministerio de Defensa: desde el punto de vista de una buena administración, un Servicio no puede estar en manos de uno solo de sus usuarios. 8. ACTUALIDAD Cesé como profesor regular de la UBA, tanto en la FCEN como en Ingeniería, a partir del 1° de marzo de 2012, por razones reglamentarias de edad; a propuesta del Departamento de Computación de Exactas, avalada por una amplia mayoría de consejeros directivos de Exactas (sólo el consejero por la minoría de graduados y el consejero por la minoría de estudiantes se abstuvieron), el Consejo Superior de la UBA me designó profesor emérito, cargo que detento en la actualidad. CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Independientemente de ello, a partir de mi retiro de la UBA como profesor regular, por invitación del Rector de la Universidad Nacional de Tres de Febrero (UNTREF), Aníbal Jozami, me desempeño como Secretario de Investigación y Desarrollo de dicha universidad. Había comenzado a colaborar con la UNTREF en el año 2009, como asesor del Rectorado, dado que las autoridades de dicha universidad consideraban que había llegado el momento de dar un fuerte impulso a la investigación (que ya existía, pero con poca institucionalización: no había una Secretaría de Investigación, y una de mis tareas fue preparar su creación): dejé esta asesoría al integrarme con dedicación completa a UNTREF. La creación de la UNTREF (así como la de las demás universidades del conurbano bonaerense) tiene un impacto muy positivo en la región, y me siento muy contento de poder ayudar en el fortalecimiento de la investigación en una universidad joven, dinámica y muy creativa. Sin embargo, no abandoné mis actividades en la UBA: por un lado, prosigo con mis cursos de posgrado (maestría de simulación numérica y control, maestría de ingeniería matemática y doctorado en ingeniería) en la Facultad de Ingeniería, mediante contrato: dicto como siempre las asignaturas Modelos y Sistemas I (modelos estocásticos) y Modelos y Sistemas II (modelos determinísticos); en Exactas colaboro tanto con el Departamento de Computación como con el Instituto de Cálculo en sus actividades, reuniones, jurado de concursos de profesores, etc. Desde hace poco más de diez años me empecé a interesar bastante en temas de historia de la ciencia en Argentina, especialmente de las matemáticas y la computación, e historia de las relaciones y los conflictos entre ciencia y tecnología por un lado, y gobiernos autoritarios y democráticos en Argentina. En realidad, desde siempre estuve interesado en la historia (dudé si seguir historia cuando terminé el colegio secundario, e incluso me inscribí en dicha carrera, en la Facultad de Filosofía y Letras, cuando me recibí en la FCEN, pero al final decidí que ya había dado suficientes exámenes en mi vida y, salvo eventualmente los de las materias de doctorado en matemáticas, cuando las cursara, no quería rendir más). Además siempre estuve interesado en qué pasó en Argentina para provocar su decadencia (relativa), cuando a principios del siglo XX se pensaba en otro horizonte, y en particular qué pasaba con su ciencia y su tecnología. Al comenzar a investigar un poco en el tema, y en particular en el área de la computación, que me resultaba más fácil porque en algún sentido había vivido su evolución en “tiempo real” (al fin y al cabo empecé a tomar contacto con ella en la década de 1960, cuando recién estaba comenzando en el país), pude observar que ciertos preconceptos que tenía eran falsos: no es cierto que los gobiernos constitucionales “por definición” apoyaran la ciencia, y los gobiernos militares “por definición” la combatieran. El panorama en nuestro país fue siempre mucho más complejo: muchos gobiernos civiles fueron totalmente indiferentes a la ciencia y a la tecnología, mientras que los gobiernos militares en muchos casos las apoyaron, o al menos apoyaron parte de la ciencia aplicada, o directamente aplicable (o al menos sectores militares dentro de los respectivos gobiernos lo hacían). El problema que los militares nunca pudieron resolver fue cómo apoyar la tecnología y la ciencia aplicada (así fuera nada más que para crear una poderosa industria militar) y simultáneamente sospechar que la comunidad científica fuera muy izquierdista y con elementos “sub- 91 Matemática aplicada, computación, interdisciplina versivos”, para usar un lenguaje que les gustaba, y por consiguiente combatirla. Escribí varios artículos al respecto, e incluso fui invitado a un congreso internacional en Tenerife para exponer sobre la ciencia en contextos autoritarios. Escribí ya algunos artículos, incluyendo biografías de algunas personas importantes como Manuel Sadosky, el “padre fundador” de la computación en Argentina, y Pedro Elías Zadunaisky, creador del análisis numérico en el país, tratando de enmarcarlas en el contexto histórico de nuestro inestable país, así como una semblanza de mi maestro Mario Gradowczyk, esta última escrita en colaboración con el fallecido Norberto Griffa, el cual se centró en los aportes de Mario como experto en arte. También escribí sobre dos personas, afortunadamente todavía muy activas y científicamente importantes, en el área de la mecánica computacional, Eduardo Dvorkin y Sergio Idelsohn. En este momento estoy trabajando en la historia de la matemática en la FCEN, y la historia de la computación la escribí en mi libro De Clementina al siglo XXI: una historia de la computación en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. También me interesé en la computadora como herramienta de los matemáticos (esencialmente, pero no exclusivamente, aplicados). En un trabajo planteé que la computadora no solamente funciona como una poderosa herramienta para la modelización numérica de problemas de ciencias experimentales, sino que en cierto sentido la matemática aplicada puede considerarse una ciencia experimental, cuyo laboratorio es la computadora, y por consiguiente los modelos matemáticos computacionales son o pueden llegar a ser herramientas para conocer mejor fenómenos de distintas disciplinas. Se observa además cómo la matemática pura también ha comenzado a usar la computadora para calcular constantes universales y demostrar teoremas. Poco después de concluir mi mandato como decano, me asocié con mi viejo amigo el físico Dr. Roberto Perazzo con el objeto de escribir un libro (Azar, ciencia y sociedad) sobre el impacto del azar en la ciencia y en la sociedad a lo largo de los siglos. Naturalmente Roberto se ocupó esencialmente de las partes en las cuales la física estaba involucrada, y yo de las partes en las que la matemática estaba involucrada. Decidimos que los capítulos fueran “hablados” y no técnicos, y que las fórmulas y deducciones duras y puras de matemática y física estuvieran en apéndices a algunos capítulos, de modo que quien no tuviera interés o conocimientos como para leer los apéndices pudiera leer el libro de corrido salteando dichos apéndices, y entenderlo (Roberto dice medio en broma que cada fórmula reduce el número de lectores de un libro a la mitad). Fue un esfuerzo de más de cuatro años, que dio sus frutos: en 2012 EUDEBA lo publicó, como primer libro de una colección de la Facultad de Ingeniería, y tuvo muy buena acogida. Pero decir que fue un “esfuerzo” es equívoco: toda la preparación, discusión, consultas y escritura fueron un placer, y nos sirvieron para aprender una enorme cantidad de temas. En los últimos años comencé una colaboración con el Dr. Rodrigo Castro sobre modelos mundiales. A partir de un trabajo que escribí para una reunión conjunta argentinocheca con una revisión de modelos mundiales -en la confección de los cuales Argentina tuvo participación, primero con algunos enfoques de Oscar Varsavsky y luego, sobre todo, con el modelo de la Fundación Bariloche- y estando interesado en qué se podía modelizar exitosamente y qué no, comenzamos a estudiar los modelos dinámicos globales implementados a partir de las décadas de 1960 y 1970 para simular todo el mundo, o porciones importantes de él. En un trabajo ya aceptado y que se publicará en breve analizamos la evolución temprana de modelos computacionales globales, incluyendo los trabajos pioneros de Varsavsky y colaboradores, revisitamos aspectos metodológicos relevantes y discutimos cómo influyeron los distintos enfoques, para finalmente observar cómo confluyen en la disciplina de sistemas complejos y de modelos ambientales. Rodrigo, joven y entusiasta, se está convirtiendo en un especialista en ese tipo de modelos, tanto desde la teoría y formalización como desde la práctica, y en muchos otros temas más. Hay temas adicionales en los que estoy interesado, pero no creo que valga la pena mencionarlos porque todavía no tengo sobre ellos resultados concretos. Así que cierro acá esta reseña, y aprovecho para agradecer a la Asociación Argentina para el Progreso de la Ciencia y en particular al Dr. Miguel Blesa la invitación a exponer mi trayectoria. BIBLIOGRAFÍA En esta bibliografía se mencionan algunos trabajos citados y algunos propios que considero representativos de mi actividad. Acquesta A., Sánchez E. Y., Porta A., Jacovkis P. M. (2011) A method for computing the damage level due to the exposure to an airborne chemical with a time-varying concentration, Risk Analysis 31: 1451-1469. Cunge J. A. (1969) Au sujet d’une méthode de calcul de propagation de crues 92 CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 (méthode Muskingum), Journal of Hydraulic Research 7, 205-230. Fraidenraich A., Jacovkis P. M., Lima F. R. A. (2003) Sensitivity computations using first and second order perturbative methods for the advectiondiffusion-reaction model of pollutant transport, Journal of the Brazilian Society of Mechanical Sciences and Engineering 25: 23-29. Gradowczyk M. H., Jacovkis P. M., Tamusch A., Díaz F. M. 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Jacovkis P. M. (2010) Some aspects of the evolution of computational mechanics in Argentina and the rôle of Eduardo Dvorkin, en: E. N. Dvorkin, M. B. Godschmit y M. A. Storti (eds.), Mecánica Computacional, Vol. XXIX, AMCA, Santa Fe, 7663-7669 (Proceedings of the IX Argentine Congress on Computacional Mechanics – II South-American Congress on Computational Mechanics – XXXI IberoLatinamerican Congress on Computational Methods in Engineering MECOM 2010 – CILAMCE 2010). CD. Jacovkis P. M. (2010) Ciencia, dictaduras militares y gobiernos constitucionales en Argentina, en: César Lorenzano y Pablo Lorenzano (compiladores), III Congreso Iberoamericano de Filosofía de la Ciencia y la Tecnología, resumen extendido, 870. CD. Jacovkis P. M. (2012) Semblanza del ingeniero Pedro Elías Zadunaisky, Saber y Tiempo 23: 157-166. Jacovkis P. M. (2013) De Clementina al siglo XXI. Breve historia de la computación en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires. Jacovkis P. M. (2013) Sergio Idelsohn and the development of computational mechanics in Argentina, IACM Jacovkis P. M., Gradowczyk M. H., Freisztav A. M., Tabak E. G. (1989) A linear programming approach to water-resources optimization, Mathematical Methods of Operations Research 33: 341-362. Jacovkis P. M., Perazzo R. (2012) Azar, ciencia y sociedad, Editorial Universitaria de Buenos Aires, Buenos Aires. Jacovkis P. M., Savioli G. B., Bidner M. S. (1999) Mathematical modelling for flow towards an oil well, International Journal of Numerical Methods in Engineering 46: 1521-1540. Jacovkis P. M., Tabak,E. G. (1996) A kinematic wave model for rivers with flood plains and other irregular geometries, Mathematical and Computer Modelling 24: 1-21. Lighthill M. J., Whitham G. B. (1955) On kinematic waves I. 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SEMBLANZA Alfredo Salibián por Lucrecia Ferrari cuencias profesionales que afrontó luego de su cierre por la dictadura militar, y esa no era la primera vez... No bajó los brazos, ni sacrificó principios. Es para mí un placer escribir esta semblanza de Alfredo Salibián, a quien respeto profundamente como Investigador y como ser humano y que tanta influencia tuvo en mi formación profesional. Es mi intención reflejar en ésta a su persona más que al científico y también al amigo. El 6 de septiembre de 1984 un grupo de tres becarios de CONICET fuimos a entrevistarnos con el Dr. Salibián en busca de un director y un lugar de trabajo que nos albergara, ya que nuestro instituto de origen se había disuelto y para colmo de males nuestro director había muerto. Nuestro primer contacto con Alfredo fue a través de nuestra amiga y colega Carolina Loez que había iniciado muy poco antes su vinculación con él. Personalmente y si me remito a aquellos tiempos, mi objetivo principal era resolver mi continuidad dentro del sistema científico y poder finalizar mi plan de beca. Entre las opciones que manejábamos la Universidad Nacional de Luján (UNLu) y el Dr. Salibián estaban entre las mejores, pero sinceramente yo desconocía por completo su trayectoria, el funcionamiento del sistema universitario y las implicancias de una relación diaria directordirigido. Es así como, prácticamente a ciegas, ingresé a la UNLu bajo el paraguas protector del que en aquel entonces era el Secretario de Ciencias y Técnica de una Universidad renacida y llena de esperanzas. Desde aquella tarde transcurrieron treinta años y lo que más recuerdo es a Alfredo con su guardapolvos azul dirigiéndose con nosotros a su laboratorio por los pasillos de la UNLu y su primer comentario sarcástico (a modo de disculpa) en referencia a la situación edilicia precaria: “esta universidad es un sistema adiabático perfecto: en invierno conserva el frío y en verano el calor”…. y tenía razón. Alfredo creó el primer grupo de investigación en ecotoxicología de la UNLu y también regional, que en los 90´cristalizó en el Programa de Ecofisiología Aplicada (PRODEA), cuya dirección me delegó hace más de diez años. Antes del PRODEA ya había recorrido un camino académico muy intenso ensamblando intereses científicos y sociales. Su compromiso con el proyecto inicial de la UNLu durante sus primeros años da cuenta de ello, así como las conse- En estos 30 años de relación hemos sido dirigida-director, nos hemos enojado mutuamente y amigado en varias oportunidades, compartimos pesares, desazones y reveces profesionales o institucionales, pero logramos construir un grupo de investigación sólido en el que se formaron parcial o totalmente un importante número de científicos bajo su dirección. Más allá de los méritos académicos (que son muchos) rescato algo que todos los que alguna vez transitaron por el laboratorio expresan como muy valioso: un clima armonioso de trabajo en el que todos aprendimos a colaborar y ayudarnos en forma empática, sin competencias ni recelos. A nosotros nos resulta impensable trabajar de otro modo y es con nuestro director con quien lo hemos aprendido. Alfredo, hace ya años Profesor Emérito, nos da el gusto de continuar trabajando con nosotros y de seguir siendo nuestro referente para discutir los datos, los ensayos, los papers. Sus opiniones son temidas pero esperadas por todos. Su pregunta ineludible a la hora de discutir resultados, mate en mano: “¿y cuál es la verdad?” nos ha sacudido siem- 95 Semblanza pre y ha sido el alerta inicial para la mirada crítica propia, tan importante para la formación del científico. Yo la he hecho mía. Recibir los manuscritos corregidos por Alfredo, como una suerte de colgajos y collage de colores y flechas con comentarios en una inconfundible y clara caligrafía alfrediana, y el inevitable agregado de referencias oportunas, fueron siempre una prueba de fuego para quien quisiera formarse con él. Su perseverancia en las re-correciones del material escrito es loable. Siempre asombra su capacidad de trabajo, su constancia, su tenacidad y su mente siempre atenta a nuevas ideas y proyectos. Un párrafo aparte requiere su dedicación a las actividades académicas de grado y postgrado, en las que también varios hemos sido sus discípulos. Después de tantos años de docencia sus clases siempre tienen contenidos actualizados, no descuida detalles, incluye sugerencias y aporta perspectivas. En resumen, trabajar con Alfredo es un placer y un privilegio que no todo el mundo ha tenido la posibilidad de experimentar. De la manera más eficiente: con su ejemplo, nos enseñó no solo sobre la rigurosidad del trabajo experimental sino también la gratificante pero difícil tarea de la formación de Recursos Humanos, que es una de las actividades más importantes que desarrollamos en nuestro laboratorio y es así como hoy se puede decir que está lleno de “hijos” y de “nietos” científicos. UN LARGO CAMINAR EN COMPAÑÍA DE SAPOS, RANAS Y RATAS HASTA EL CRUCE CON LOS RIOS URBANOS CONTAMINADOS Palabras clave: Ecofisiología Animal, Ecotoxicología Acuática, ríos urbanos contaminados. Key words: Animal Ecophysiology, Aquatic Ecotoxicology, polluted urban rivers. Alfredo Salibián Programa de Ecofisiología Aplicada (PRODEA) Instituto de Ecología y Desarrollo Sustentable (INEDES), Departamento de Ciencias Básicas, Universidad Nacional de Luján. [email protected] INTRODUCCIÓN - LOS PRINCIPIOS. Nací en Montevideo, el 24 de julio de 1937. Mi padre se llamaba Nazareth y mi madre Lydia (con “y”); él había nacido en Marash y ella en Alepo. Tengo gratos recuerdos de los pocos años que viví en Montevideo. Me acompaña el recuerdo de papá cuando me llevaba al Parque Rodó o a la Plaza Independencia; la rutina en la Plaza incluía un momento esperado por mí: acudir corriendo a los vendedores de sabrosas salchichas (frankfurters) (que las servían tibias, envueltas en un papel muy fino). De mamá recuerdo, con gratitud, su constancia -por largos meses, tres veces por semana-llevándome al hospital (en brazos) para las sesiones de kinesiología destinadas a corregir una anomalía en el pie derecho (que me impedía caminar). No conocí a nadie de la familia de mi madre; ella llegó en 1935 para contraer matrimonio (en esa época era habitual que los casamientos entre los armenios se acordaran entre las familias) y falleció sin haber vuelto a ver algún miembro de su familia (la que había optado por quedarse en Siria y más tarde en Armenia). En cambio, alcancé a conocer a mis abuelos paternos. La familia de papá estaba vinculada a la Iglesia Cristiana, en el marco del ámbito del “protestantismo”; su nombre, tan “bíblico”, delata esa relación que, con el correr de los años devino en él un compromiso de servicio y militancia en favor de la comunidad armenia que se estaba estableciendo en ambas orillas del Plata, que había llegado -como la suya- desde la Europa de post Primera Guerra Mundial; los movía la firme decisión de empezar una nueva etapa de sus vidas, ésa que estaba marcada todavía por la fresca memoria del Genocidio (1915-1923), una etapa del proceso de “limpieza étnica” de los turcos, temporalmente superpuesto a la Guerra Mundial, que había asesinado cruelmente a familiares y amigos. Siempre me llamó la atención el rico bagaje cultural de mis padres (cuya formación había transcurrido en las primeras décadas del siglo). Mamá era maestra y podía expresarse o leer en varios idiomas; era una exquisita intérprete al piano. Papá era un dotado con el violín y además, tenía una especial facilidad para el canto y los idiomas (armenio, turco, inglés, francés, español); acreditaba estudios sistemáticos de Teología en Francia y Escocia. Era un lector empedernido, constante. Daba gusto recorrer su biblioteca, inmensa y nutrida, con textos de su Un largo caminar en compañía de sapos, ranas y ratas hasta el cruce con los rios urbanos contaminados especialidad, y de literatura e historia local e internacional. Esas realidades de mis padres fueron transvasados a mí, como estímulos para el estudio, amor por la lectura y la música. Mi trayectoria científica está atravesada por esas tempranas influencias que, según pasaba el tiempo, iba enriqueciéndose continuamente; ellos me inculcaron también algunos “vicios” que me acompañan hasta hoy: pasión por la música, por la lectura y por la investigación. Cuando cumplí 5 años, nos mudamos a Buenos Aires y poco después a San Isidro; allí inicié los estudios primarios, que completé en 1949 en la Escuela Nº 1 “Dr. Cosme Beccar”; entre 1950 y 1954 cursé el Bachillerato en el Colegio Nacional local. En los meses veraniegos trabajaba en la “Farmacia Inglesa” como “che pibe”; ahorraba mi “sueldo” para cubrir en parte los gastos que demandaban las cursadas y actividades del Colegio en el año entrante. Con el tiempo, el Farmacéutico, don Zenón Rey, empezó a enseñarme la preparación de algunas recetas simples, lo que despertó en mí mucho entusiasmo e interés en la profesión y me indujo a ingresar en 1955 a la Escuela de Farmacia y Bioquímica de la UBA, una de las tres que constituían la Facultad de Ciencias Médicas; poco después, en 1957, la Escuela que me había recibido, pasó a ser la Facultad de Farmacia y Bioquímica. Seguí vinculado a la Farmacia Inglesa hasta después de graduarme en ambas carreras: Farmacia en 1959 y Bioquímica en 1962. Mi actividad universitaria se inició en 1958. Entre ese año y 1961, fui Ayudante (alumno y graduado) y Jefe de Trabajos Prácticos en el Instituto de Química Orgánica. Simultáneamente con las tareas docentes ingresé como Practicante de Farmacia y de Laboratorio en la Asistencia Pública de San Isidro. Más adelante, como Farmacéutico y estudiante de Bioquímica, incursioné, brevemente, en la Industria farmacéutica como Director Técnico de Laboratorios de Especialidades; esa precoz aproximación a la Industria no me motivó demasiado. A medida que avanzaba en los estudios, mis intereses mudaron desde los iniciales direccionados a la Farmacia hacia la Bioquímica que se desplegaba ante mí con fuerza, exhibiendo nuevas posibilidades profesionales y científicas. EN LA PLATA. A mediados de 1961, un colega que trabajaba en el IByME me consultó por el interés que tendría en incorporarme a un proyecto de investigación básica radicado en el Museo de La Plata, en un Laboratorio creado (en 1960) por Federico García Romeu, zoólogo egresado de la Facultad de Ciencias Naturales de la UNLP, quien poco antes se había doctorado con una Tesis dirigida por el Dr. Eduardo De Robertis; se trataba del primer Laboratorio de Ictiofisiología del país (García Romeu y Salibián, 2010). A pesar de no haber concluido la carrera de Bioquímica mi respuesta fue afirmativa, García Romeu encaró el estudio de la estructura (microscópica) de la urófisis caudal de teleósteos (García Romeu y Gluzman de Pascar, 1962). Estaba muy interesado en la determinación de las funciones de ese órgano neurosecretor (desconocidas en ese tiempo) cuya presencia está restringida a algunos grupos de peces y que, curiosamente exhibe la misma afinidad tintorial que la neurohipófisis; en García Romeu y col., (1964) dimos a conocer algunos resultados experimentales previos que intentaban aproximaciones al papel 97 fisiológico de aquélla “curiosidad”, la que llevó a Federico a proponerme expandir el proyecto integrando los aspectos morfológicos ya conocidos, con un objetivo adicional que estaría a mi cargo: el aislamiento, la determinación de la estructura química y función de la secreción (hormonal?) de la glándula. El Laboratorio contaba con el valioso aporte de Lila Chavero, muy eficiente y prolija técnica en histología; además, varios estudiantes se acercaron interesados en aprender algunas de las técnicas que utilizábamos y/o a realizar sus tesinas de Licenciatura. Además, en el Museo conocí al Ing. Agr. Enrique Sívori, quien era Presidente de la CEFAR (Comisión Especial de Física Atómica y Radioisótopos, UNLP); él gestionó mi designación como Investigador Asociado, afectado al Proyecto de García Romeu. El contrato incluía una pasantía de entrenamiento en técnicas de aislamiento e identificación de péptidos y valoración de su actividad biológica, en la cátedra del Profesor Alejandro C. Paladini. Para ese entonces, García Romeu viajó a Francia, Becado por el CONICET; allí estudió los mecanismos de intercambio iónico en branquias de peces que, con el paso del tiempo, permitieron proponer un modelo para explicar la eurihalinidad de los peces (Motais y García Romeu, 1972). A su retorno de Europa iniciamos una línea experimental complementaria, cuyo objetivo era avanzar en el conocimiento de esos mecanismos en otros epitelios y determinar semejanzas y/o diferencias con los que se habían hallado en branquias de peces. El modelo que utilizamos fue la piel intacta de anfibios que ya conocíamos por estudios encarados anteriormente; los mismos nos permitieron establecer, por primera vez, la existencia de dos bombas 98 epiteliales de intercambio independientes, una catiónica y la otra aniónica (Salibián y col., 1968; García Romeu y Salibián, 1968; Salibián y col., 1971). Durante la ausencia de Federico, había encarado otros estudios; uno de los que más impactos tuvo, fue la determinación por electroforesis en gel de poliacrilamida, método novedoso para ese tiempo, del perfil de las proteínas séricas de las especies más representativas de la ictiofauna del Río de la Plata; fue un trabajo pionero (reproducido luego en Francia), que contribuyó a la revisión de la sistemática de dichas especies (Salibián, 1965; 1967). Poco después, a mediados de 1965, fui invitado a participar en el Proyecto Convenio Estudio Riqueza Ictícola, dirigido por el Dr. Raúl A. Ringuelet, con los auspicios compartidos entre el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Pcia. de Buenos Aires, la UNLP y el CFI. El Proyecto se caracterizaba por la interdisciplinariedad: su principal objetivo apuntaba a la realización de un relevamiento integral, del sistema de las lagunas encadenadas de la Provincia de Buenos Aires, como paso previo para evaluar su potencial productivo. Mi responsabilidad fue todo lo referente a los parámetros fisicoquímicos del agua de dichos cuerpos, que eran muestreados regularmente; los análisis eran llevados a cabo en nuestro Laboratorio (con la valiosa y eficiente participación técnica de Susana Ilhero y Elsa Claverie). Los resultados finales de los Trabajos Técnicos de la Primera Parte y los parciales de la Segunda se publicaron en ediciones preliminares del CFI con capítulos que presentaban los aportes generados por nosotros (Salibián y Ringuelet, 1965 a, b; Ringuelet y col., 1966) y luego en revistas especializadas (Ringuelet y col., 1967). Cabe mencionar que a pesar del tiempo transcurrido desde CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 entonces, buena parte de la información generada sigue vigente y es consultada con frecuencia (Salibián, 2012). Los acontecimientos políticomilitares del año 1966 obligaron a discontinuar el Proyecto luego de haber completado parcialmente los objetivos previstos originalmente para la Segunda Etapa. LA NOCHE DE LOS BASTONES LARGOS O DE LA PLATA A SANTIAGO DE CHILE. Con el propósito de controlarlas procurando, con la fuerza de la violencia, avasallar la estabilidad, continuidad y autonomía de las Universidades Nacionales, a mediados de 1966 llegó la “intervención” por “Ley” 16912 de la dictadura militar acompañada por la disolución de sus cuerpos colegiados. Luego de 6 años de existencia, nuestro grupo en pleno presentó su renuncia. Poco después, recibimos una propuesta espontánea de la Universidad de Chile, ofreciendo nuestra incorporación al Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias, recién inaugurada en Santiago. La misma fue aceptada, concretándose el traslado a fines de 1966. Allí pudimos retomar nuestra línea de investigación sobre los mecanismos de intercambio iónico; esta vez en la piel de la “rana chilena”, Caudiverbera caudiverbera, una especie endémica de la herpetofauna acuática local. Confirmamos los resultados que habíamos alcanzado en La Plata y avanzamos hasta determinar cuáles eran los iones endógenos intercambiados por los externos, así como el significado fisiológico de esos mecanismos. Estos resultados dieron lugar a varias publicaciones en revistas internacionales; el texto con los resultados más importantes fue publicado en el Journal of General Physiology (Garcia Romeu y col., 1969) convirtiéndose con el paso del tiempo en un texto clásico que todavía sigue siendo considerado. Habíamos demostrado que la piel de anfibio regula los intercambios iónicos entre el medio externo y el interno sobre la base de un mecanismo similar al descripto en branquias de peces y con características mecanísticas comunes a las halladas en otros órganos involucrados en el balance iónico. A las actividades de investigación en la Facultad de Ciencias deben añadirse las de docencia de grado y postgrado y dirección de tesinas y becarios; todo y siempre en un clima muy estimulante. En febrero de 1969 el grupo sufrió una baja significativa por la desvinculación de García Romeu que debió regresar a Argentina, emigrando posteriormente a Francia; allí fue nombrado Profesor de Fisiología en la Universidad de Niza y luego incorporado al CNRS concluyendo su carrera científica habiendo alcanzando la más alta categoría en la Carrera del Investigador. En 1970 la Universidad de Chile me otorgó (por reválida) el diploma de Licenciado en Ciencias con mención en Biología. DE SANTIAGO DE CHILE A SAN FRANCISCO (CALIFORNIA). A mediados de aquél año (1970), los National Institutes of Health (NIH-USA) me concedieron una Post Doctoral Research Fellowship (considerando que mi curriculum vitae exhibía entonces una trayectoria y experiencia científicas equivalentes a la de un doctorado). El lugar de trabajo que había gestionado era el laboratorio del Dr. Isidore S. Edelman, en el Cardiovascular Research Institute-CVRI (dirigido por el eminente fisiólogo Julius Comroe Jr.), con sede en el San Francisco Medical Center de la University of California, asociado a dos bioquímicos Un largo caminar en compañía de sapos, ranas y ratas hasta el cruce con los rios urbanos contaminados alemanes (Eva y Ronald Kirsten). Mi trabajo en el CVRI se orientó al estudio de algunos aspectos del papel de los adenilatos subcelulares en la bioquímica energética de la aldosterona en dos tejidos diana de la hormona (Kirsten y col., 1972; Ismail Beigi y col., 1973). El clima que se respiraba en el Instituto era en extremo estimulante y enriquecedor; reunía a un importante número de becarios y jóvenes investigadores, algunos doctorales y otros postdoctorales, provenientes de nueve países, en un ambiente cuya diversidad contribuía al mutuo enriquecimiento personal y científico. Esa realidad se nutría en forma permanente, en las oportunidades de interacción que nos brindaban las actividades formales a las que éramos convocados (cursos breves, seminarios semanales, conferencias, reunión de grupos) así como la convivencia cotidiana y, sobre todo, porque el hilo temático conductor (el estudio de diferentes aspectos del mecanismo de acción de la aldosterona) nos vinculaba a todos. Edelman era un director exigente y crítico, pero combinaba esas cualidades con un respeto por la opinión y propuestas que hacíamos los becarios en los seminarios grupales o en los encuentros regulares con él, de presentación, análisis y discusión de los resultados de los experimentos llevados a cabo en la semana o quincena precedentes. Claro que no todo era trabajo “duro” en el laboratorio: con frecuencia ocurrían “encuentros” en las casas de los becarios o de los del grupo de personal de apoyo; las motivaciones eran diferentes y en todos los casos dejaban como “recuerdo” en la casa hospedadora una bolsa repleta de latas de cerveza (vacías). DE SAN FRANCISCO A SANTIAGO DE CHILE. En 1972 regresé a Chile para reintegrarme a mi cargo y retomar mis tareas científicas y docentes en la Facultad de Ciencias. Mi primer objetivo fue concluir una tarea pendiente: la redacción de la Tesis para optar al grado de “Doctor en Ciencias (mención en Biología-submención en Fisiología)” de la Universidad de Chile; en ella integré los resultados que habían surgido en los trabajos anteriores llevados a cabo inicialmente en La Plata y continuados en Santiago, sobre intercambiadores iónicos in vivo a través de la piel de anuros. Trabajé en este objetivo sin pausa, aunque el clima de mis entornos se volvía paulatinamente más tenso hasta desembocar, en setiembre de 1973, en el “golpe” militar que clausuró la tradición democrática de los chilenos, derrocando cruelmente el gobierno democrático del Dr. Salvador Allende. No obstante aquel crítico y complicado escenario socio-político (que no excluía lo académico), las autoridades de la Facultad –debo destacar aquí al Decano, Prof. Sergio Aburtohicieron lo necesario para que mi objetivo pudiese ser alcanzado de la manera menos traumática posible. Los Profesores padrinos de la Tesis -Humberto Maturana, Fernando Vargas y Juan Concha Barahona- contribuyeron con su paciencia, generosidad, solidez científica y hombría de bien a que mi tarea fuese coronada exitosamente, con la defensa de la Tesis en acto público, presidido por el distinguido Profesor Dr. Hermann Niemeyer; el texto completo de la tesis fue publicada posteriormente (Salibián, 1977). Debo dejar constancia que los años de trabajo que transcurrieron en relación con el Departamento de Biología de la Facultad de Ciencias de “la U” de Chile, fueron inmensa- 99 mente provechosos tanto en lo científico como en lo humano. DE SANTIAGO DE CHILE A ARGENTINA. Poco después de haberme doctorado, regresé a Buenos Aires, dando comienzo a otra prolongada etapa, posiblemente la de mayor extensión, de mi actividad docente y de investigación en la que ocupé cargos docentes de grado (por Concurso) y de postgrado, de gestión y de investigación en varias Universidades Nacionales (Luján, del Comahue, Lomas de Zamora, La Pampa y La Plata) y, por breves períodos, en Instituciones privadas y extranjeras. De las Nacionales, la de Luján (cuyo Rector organizador fue el Dr. Emilio F. Mignone) fue la que me recibió inicialmente y me albergó por más tiempo como docente (Profesor Titular Ordinario) en el Departamento de Ciencias Básicas, Categoría I en el Programa de Incentivos y como miembro de la Carrera del Investigador de la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) de la Provincia de Buenos Aires. Mi trayectoria en la UNLu se puede dividir en dos etapas: la previa a su insólita clausura (entre 1980 y 1984, con un breve intermedio en el Centro Regional Universitario Bariloche, U.N. del Comahue) y la segunda, después de su reapertura, a partir de 1985 y hasta la actualidad. En 2006 el Consejo Superior me honró designándome Profesor Titular Extraordinario Emérito; a fines del 2010 fui jubilado como Investigador Principal de la CIC. En este punto no puedo soslayar un paréntesis para una referencia a la traumática y absurda experiencia cual fue la clausura de la UNLu en febrero de 1980, ordenada por el gobierno militar y cumplida por su Ministro de Educación y Cultura, Juan Rafael Llerena Amadeo; la 100 CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 Integrantes del Programa de Ecofisiología Aplicada (PRODEA), Departamento de Ciencias Básicas, Universidad Nacional de Luján: docentes, investigadores, becarios, tesistas, pasantes y técnicos (algunos acompañados de sus "apéndices"...); la Directora del Programa (Dra. Lucrecia Ferrari) a la derecha con blusa blanca). bibliografía local y la cobertura periodística que se ocupó de este insólito y único antecedente en nuestro país fue abundante (véase Mignone, 1992; Malacalza, 2008). Recientemente el Ministerio de Defensa entregó al Rectorado las Actas Secretas de la Junta Militar en las que hay referencias a este lamentable antecedente, que confirman su autoría así como las falacias y mentiras que esgrimieron como fundamentos de su determinación. La decisión por el cierre de la UNLu fue acoplada a su transferencia a la UBA (cargos docentes, no docentes, equipamiento, instalaciones, etc.). En lo personal el cierre significó la “desaparición” de mi lugar de trabajo y, por ello, la imposibilidad de cumplir los proyectos de mi Plan en la Carrera del Investigador; por suerte pude acceder a un pequeño espacio cedido por la UN Lomas de Zamora, que me permitió avanzar, por lo menos, en el procesamiento de datos experimentales inéditos y en la redacción de varios trabajos. Felizmente pude disfrutar la otra cara de aquella realidad: el primer Presidente democrático post-dictadura, pocas semanas después de su asunción, logró que el Parlamento casi por unanimidad anulara la medida y procedió a la reapertura de la UNLu a mediados de 1984 habilitando la senda para la paulatina reincorporación de muchos docentes afectados por la clausura. En la UNLu, desde mediados de 1985, inicié la segunda etapa de mi actividad como investigador. En el inicio de ella mis intereses mostraron un acentuado énfasis en el estu- dio de aspectos básicos de algunos mecanismos bioquímicos particulares, propios de la Ecofisiología Animal Comparada; en la “Bibliografía” se encuentran las citas de algunos de esos estudios (Espina y col., 1980; Salibián y Fichera, 1981; Fliess y Salibián, 1984; Rosenberg y col., 1998; Fink y Salibián, 2005). Destaco que en ese tiempo transicional ocurrieron dos hechos importantes: a) la CIC otorgó la primera Beca de Investigación para la Lic. Laura Fichera, en apoyo a un Proyecto para ser desarrollado íntegramente en la UNLu, bajo mi dirección, y b) varios becarios avanzados e investigadores del CONICET, próximos a doctorarse, gestionaron -por propia iniciativa- el cambio de su lugar de trabajo por la UNLu, incorporándose a nuestro laboratorio y a sus proyectos. Un largo caminar en compañía de sapos, ranas y ratas hasta el cruce con los rios urbanos contaminados Ese tiempo fue seguido por otro -sin abandonar completamente los anteriores- en el que fui involucrándome en Proyectos “aplicados”, en una senda que se extiende hasta la actualidad. La primera parte de esta etapa estuvo orientada a la investigación de los efectos de pesticidas sobre aquéllos mecanismos de transporte iónico por intercambio que habíamos descripto en la piel de anfibios adultos y branquias de teleósteos, incorporando al estudio los efectos fisiológicos, bioquímicos y morfológicos de los xenobióticos durante el desarrollo temprano (embriones y larvas) de las especies bajo estudio, los que dieron lugar a varios artículos en revistas especializadas (Muiño y col., 1990; Espina y col., 1995). Los estudios referidos a los impactos de los insecticidas sobre peces y anfibios en condiciones de laboratorio, despertaron el interés de investigadores del Département de Biologie, Commissariat a l´Energie Atomique de Francia; en 1981 viajé a uno de sus Laboratorios (en Villefranche-sur-Mer) para desarrollar un breve programa de investigación que dio lugar a un trabajo que también fue pionero, acerca de los impactos de la Deltametrina sobre los dos intercambiadores iónicos de la piel de la rana europea (Rana esculenta) (Salibián, 1983). En aquéllos tiempos desempeñé (simultáneamente con Luján) diversos cargos docentes de grado y postgrado en otras Universidades, con dedicaciones compatibles con la Carrera de la CIC: Profesor Titular en la Facultad de Ciencias Naturales (UNLP), en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agrarias (UN Lomas de Zamora); en varias asignaturas en la Maestría de Ingeniería Ambiental (UTN, Facultad Regional Haedo); Profesor invitado en el Depto. de Biología, Facultad de Ciencias de la UNAM (México), etc. ARGENTINA: SEGUNDA ÉPOCA (o Los ríos periurbanos contaminados como objeto de estudio) Este tiempo marca el afianzamiento de una línea de trabajo muy fructífera, posiblemente pionera, de la Ecotoxicología en nuestro país, en particular de la Ecotoxicología Acuática. Creo que el primer trabajo generado en nuestro país cuyo título incluye aquélla categorización surgió de nuestro grupo (Hernández y col., 1988). Inicialmente abordamos estudios descriptivos del perfil fisicoquímico y biológico del río Reconquista. Posteriormente y en forma paulatina se incorporaron a los Proyectos objetivos que apuntaron al conocimiento detallado de las comunidades zooplanctónicas y fitoplanctónicas a lo largo del río, asociando sus estructuras con el perfil químico de cada sitio. Habíamos llegado a la conclusión de que estábamos frente a un río que en realidad es una sucesión de diferentes ríos. También incursionamos en la determinación de la ecotoxicidad del agua superficial de las diferentes partes del río mediante el diseño y realización de bioensayos de toxicidad in situ y en laboratorio (Ossana y col., 2013; Olguín y col., 2004; Rovedatti y col., 2001) utilizando especies nativas como organismos test (peces, larvas de anfibio, algas); complementariamente incorporamos estudios referidos a las comunidades microbiológicas de los sitios que eran muestreados regularmente (López y col., 2013) y al impacto de una represa sobre la calidad del agua (Rigacci y col., 2013). La variedad de parámetros estudiados demandó de la conducción del Proyecto un importante esfuerzo 101 la integración y coordinación de los equipos interdisciplinarios involucrados; puede afirmarse que fue una experiencia enriquecedora para todos los integrantes del grupo. Nuestros monitoreos, realizados regularmente durante varios años, permitieron describir, por primera vez, el perfil fisicoquímico y biológico del río a todo lo largo de su extensión, así como las oscilaciones estacionales de los parámetros ecológicos y ecotoxicológicos críticos registrados. Toda la información fue divulgada mediante Comunicaciones en Congresos y reuniones científicas, nacionales e internacionales, y publicaciones in extenso en revistas locales e internacionales y libros. La lista de contribuciones referidas al río Reconquista incluye: 120 Comunicaciones en Congresos y reuniones científicas, 75 artículos extensos en revistas especializadas y capítulos de libros, 3 tesis doctorales, 5 tesinas de grado y 10 artículos de difusión (Salibián, 2006). Aunque cuantitativamente los aportes de nuestro grupo fueron menores que los registrados para el Reconquista, cabe señalar que paralelamente, se llevaron a cabo monitoreos y estudios ecotoxicológicos del agua y de sedimentos del cuerpo principal del río Luján y de algunos de los arroyos afluentes (Peluso y col., 2013). EL AUTOR EN BREVE: a. Producción científica: dirección de 50 Proyectos; asistencia y participación en unos 200 Congresos/Reuniones científicas en el país y en el extranjero, exponiendo 275 comunicaciones de su autoría/coautoría; 170 artículos extensos en revistas y libros especializados; Formación de Recursos Humanos: Dirección de 27 becarios/investigadores y 12 pasantías; 8 Tesis de Licen- 102 CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014 ciatura, 15 Tesis Doctorales. b. Conducción: Secretario Académico de Departamento y de Universidad, Consejero Superior, integrante de Comisiones Asesoras, Asambleísta Universitario. c. Otros: Jurado de Tesis (Maestria, Doctorado) y Concursos; evaluador científico en revistas nacionales y extranjeras, de Informes y Proyectos (CONICET, ANPCyT, Universidades, etc.); dictado de Seminarios, Conferencias, Cursos de actualización y de Postgrado. d. Distinciones y premios: 1995, Distinción Ateneo Rotario, Rotary Internacional, “por su aporte a la ciencia e investigación”; 2003, Distinción a la Trayectoria Científica, Universidad Nacional de Luján; 2004, Manifiesto de beneplácito y reconocimiento por su labor profesional en el campo de la Ciencia y la Tecnología, H. Cámara de Diputados de la Nación; 2007, Reconocimiento, 25 años en la Carrera del Investigador Científico Tecnológico (CIC Buenos Aires); 2010, Reconocimiento por los aportes realizados en el campo de la Ictiología continental, Facultad de Ciencias Naturales y Museo UNLP; 2012, Reconocimiento por los aportes realizados en el campo de la Limnología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo UNLP. e. Párrafo final: estas líneas, que en apretada síntesis intentan ser la biografía científica del autor, no pueden concluir sin una especial mención y reconocimiento de gratitud a Marisa, incansable compañera, sostén en las malas y en las tristezas, pero también alegría y estímulo en las buenas, generosa sin límites. Fue así por más de medio siglo, y no ha cambiado!. Es la madre de dos chilenos, y la abuela de tres canadienses y un porteño!. BIBLIOGRAFIA Espina S., Salibián A., Rojas M. (1980). Nitrogen excretion in the South American leptodactylid Caudiverbera caudiverbera (L.). Comparative Biochemistry and Physiology 65: 487488. Espina S., Salibián A., Rosas C., Sánchez A, Alcaraz G. (1995). Acute physiological responses of grass carp Ctenopharyngodon idella fingerlings to sublethal concentrations of Cadmium. Acta Toxicológica Argentina 3: 8-10. Fink N.E., Salibián A. (2005). Toxicological studies in adult amphibians: Effects of Lead. Applied Herpetology 2: 311-334. 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Dicho cuerpo puede incluir reflexiones sobre las razones que impulsaron a elegir una determinada línea de investigación, o a seguir una determinada línea de razonamiento, así como consideraciones sobre el marco institucional y la época en el que se desarrollaron las tareas. El lenguaje debe ser preciso, y apuntar a lectores que pueden ser colegas investigadores, educadores, profesionales o estudiantes universitarios que no necesariamente están familiarizados con los temas tratados. Puede incluirse opcionales boxes o recuadros que elaboren temas que se desea separar del cuerpo principal. Para ello se pueden emplear cuadros de texto, o texto normal con bordes externos. El artículo se complementa con una Semblanza, escrita idealmente por un colaborador cercano o discípulo, que sirva como presentación del investigador. Debe evitarse la rígida formalidad de un currículo, pero debe contener la información importante sobre la trayectoria del investigador. Las reseñas se publicarán por invitación, tras análisis por parte del Comité Científico, constituido por prestigiosos investigadores de diversas disciplinas. La AAPC recibe con agrado sugerencias sobre investigadores a invitar, dado que uno de los objetivos es la creación de un archivo de las tareas de investigación que se llevaron a cabo en el país. En la primera etapa se contempla especialmente publicar contribuciones de investigadores mayores de 70 años. Las instrucciones para los autores se dan a continuación. Presentación del manuscrito El artículo podrá presentarse vía correo electrónico, como documento adjunto, escrito con procesador de texto word (extensión «doc») en castellano, en hoja tamaño A4, a doble espacio, con márgenes de por lo menos 2,5 cm. en cada lado, letra Times New Roman tamaño 12. No se dejará espaciado posterior adicional después de cada párrafo, y no se indentará el comienzo de los párrafos. Las páginas deben numerarse (arriba a la derecha) en forma corrida. La primera página deberá contener: Título del trabajo, nombre del autor, institución a la que pertenece o última que perteneció y correo electrónico. Es conveniente incluir en esta primer página al menos tres palabras claves en castellano y su correspondiente traducción en inglés para facilitar su obtención a través de los buscadores de internet. A partir de la segunda página se desarrollará la reseña correspondiente. De ser posible es útil iniciar el escrito con un resumen o introducción que rápidamente ubique al lector en la persona y tema que trata la reseña. De querer agregarse una lista de citas de los trabajos publicados en su trayectoria la misma se colocará al final del texto siguiendo las instrucciones que se dan más abajo, y bajo el título BIBLIOGRAFÍA (Times New Roman 12, negrita alineado a la izquierda). La extensión del manuscrito total no excederá las 30 páginas a doble espacio, salvo consulta previa con los Editores. En caso de ser necesario incluir ilustraciones, hacerlo al final y de no ser original deberá citarse su procedencia en la leyenda correspondiente. Es responsabilidad del autor asegurarse de contar con los permisos necesarios para su reproducción. En el texto del trabajo se indicará el lugar donde el autor desea ubicar la ilustración (haciéndolo en la parte media de un renglón en negrita y tamaño de letra 14). Es importante que las ilustraciones sean de buena calidad. Se pueden incluir cuadros de texto con información que se desea separar del texto principal. Los cuadros de texto se escribirán en Times New Roman 12 con espaciado simple, y contendrán un borde sencillo en todo su perímetro; alternativamente pueden armarse usando la facilidad cuadro de texto de Word. Se puede agregar un título a cada cuadro de texto, en negrita, Times New Roman 12, alineado a la izquierda. Por la naturaleza de las reseñas, es poco probable que se incluyan tablas. De presentarse esta situación, la misma debe contener un título en Times New Roman 12, negrita + bastardilla, centrado, arriba de la tabla. La lista total de trabajos citados en el texto se colocará al final y deberá ordenárse alfabéticamente de acuerdo con el apellido del primer autor, seguido por las iniciales de los nombres, año de publicación entre paréntesis, título completo de la misma, título completo de la revista o libro donde fue publicado, volumen y página. Ejemplo: Benin L.W., Hurste J.A., Eigenel P. (2008) The non Lineal Hypercycle. Nature 277, 108-115. La reseña debe enviarse como documento word adjunto por correo electrónico a la Secretaría de la revista, [email protected] con copia al miembro del Comité Editorial de la revista o del Colegiado Directivo de la AAPC que formulara la invitación, y que actuará en la etapa de adecuación del manuscrito para asegurar que el mismo cumpla con todas las pautas editoriales. El material adicional (fotos, figuras, etc) se enviará también como adjuntos en el mismo mensaje. Precisiones complementarias 1. El Titulo, en la página 1, irá en negrita, mayusculas pica 14, seguida, a doble espacio del nombre del autor, negrita, pica 12, seguida a doble espacio del nombre la institución o institutciones a las cuales quiere asociar su nombre, negrita, pica 12, seguida a doble espacio de la dirección de correo electrónico del autor, pica 12. Todo esto irá centrado. A continuación se dejarán tres renglones y se colocarán en renglones seguidos, espaciado sencillo con espaciado posterior de 6 puntos palabras clave y keywords en renglones separados. Ejemplo: Palabras clave: Física nuclear; problemas de muchos cuerpos; coordenadas colectivas; teoría de campos nucleares; cuantización BRST. Keywords: Nuclear physics; many-body problems; collective coordinates; nuclear field theory; BRST quantization 2. En caso que el manuscrito presente secciones y subsecciones, se procederá de la siguiente forma. Las secciones se numerarán 1., 2., etc, y el título de cada sección irá en negrita, mayúsculas, pica 12. Las subsecciones se numerarán 1.1., 1.2., etc, y el título irá en negrita, pica 12, con formato de oración (sólo comienza con mayúsculas). En la eventualidad de un nivel adicional de secciones, se numerarán 1.1.1., 1.1.2., etc, y el titulo ira en negrita + bastardilla (italics), pica 12, con formato de oración (sólo comienza con mayúsculas). 3. En el cuerpo del texto, las referencias se indicarán entre paréntesis, con el apellido del autor y el año de publicación. Si son dos autores, con los apellidos de los dos autores mediados por “y” y el año de publicación. Si son más de dos autores, con el apellido del primero seguido por “y col.” y el año de publicación. 4. Las palabras en idioma extranjero (incluyendo el nombre de instituciones en su idioma original extranjero) se escribirán en bastardilla. 5. Las citas textuales se escribirán en bastardilla 6. Las figuras podrán numerarse y contar con una leyenda. La leyenda se escribirá en Times New Roman pica 10, siguiendo el formato del ejemplo siguiente: Figura 1. Fotografía tomada en ocasión del X Congreso Argentino de Fisicoquímica,San Miguel de Tucumán, abril de 1997. De izquierda a derecha: Albert Haim, NéstorKatz y José A. Olabe 7. Se debe proveer una foto del autor para ilustrar su artículo, y se debe sugerir el nombre de la persona que puede escribir la Semblanza. 8. El listado de referencias se escribirá con espaciado sencillo y espaciado posterior de 6 puntos. 9. Las notas al final se escribirán en espaciado sencillo, pica 10. Las notas al final se indicarán en el texto correlativamente, numerándolas 1,2, 3,… Si se usa Microsoft Word 2010, la inserción de notas al final se logra pulsando Referencias, Insertar nota al final, cuidando que el formato sea 1, 2, 3,… El formato se puede establecer pulsando Notas al pie (dentro de Referencias). Versiones anteriores de Word poseen opciones equivalentes.