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ISSN 2314-3134
ASOCIACIÓN ARGENTINA PARA EL PROGRESO DE LAS CIENCIAS
Ciencia e CI
Investigación
e
Reseñas
Reseñas
Nueva serie / Autobiografías de prestigiosos investigadores argentinos
TOMO 2 N°4 - 2014
TOMO 2 Nº 4
2014
Editor rEsponsablE
Asociación Argentina para el
Progreso de las Ciencias (AAPC)
CUERPO EDITORIAL
Juan Carlos Almagro
Alberto Baldi
Nidia Basso
Miguel A. Blesa
Gerardo Castro
Eduardo Charreau
Alicia Fernández Cirelli
Lidia Herrera
Arturo Martínez
Roberto Mercader
Alejandro Wolosiuk
Juan Xammar Oro
Norberto Zwirner
COMITÉ CIENTÍFICO ASESOR
Sara Aldabe Bilmes (Química)
María Cristina Añón (Alimentos)
Miguel de Asúa (Historia y Filosofía de la
Ciencia)
Silvia Braslavsky (Química)
José Carlos Chiaramonte (Historia)
Eduardo Charreau (Ciencias Biomédicas)
Francisco de la Cruz (Física)
Susana Finquelievich (Sociología)
Gilberto Gallopín (Ecología)
Víctor Ramos (Geología)
Carlos Reboratti (Geografía y Hábitat)
Edmundo Rúveda (Química)
Catalina Wainerman (Sociología y Educación Superior)
Roberto J.J. Williams (Materiales)
SECRETARÍA TÉCNICA
M. Gimena Blesa
CiEnCia E
inVEstiGaCiÓn
Primera Revista Argentina
de información científica.
Fundada en Enero de 1945.
Es el órgano oficial de difusión de
La Asociación Argentina para el
Progreso de las Ciencias.
A partir de 2012 se publica en dos series,
Ciencia e Investigación
y Ciencia e Investigación Reseñas
Av. Alvear 1711, 4º piso, (C1014AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Teléfono: (+54) (11) 4811-2998
Registro Nacional de la Propiedad Intelectual Nº 82.657. ISSN 2314-3134.
Lo expresado por los autores o anunciantes,
en los artículos o en los avisos publicados es
de exclusiva responsabilidad de los mismos.
SUMARIO
EDITORIAL
Editorial.........................................................................................................3
ARTÍCULOS
Semblanza de Israel D. Algranati por Armando J. Parodi............................... 4
De las enzimas a los genes, viviendo una vocación.
Israel D. Algranati......................................................................................... 6
Semblanza de Rafael Calvo por Mario C. G. Passeggi..................................14
50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica.
Rafael Calvo................................................................................................16
Semblanza de Carlos García Canal por Carlos García Canal.......................29
Siguiendo la evolución del concepto de elementalidad: la Física de las
simetrías fundamentales.
Carlos García Canal.....................................................................................30
Semblanza de Emilio Fernando González Díaz por Luis E. Fauqué..............37
El desarrollo de la geomorfología moderna en la Argentina.
Emilio Fernando González Díaz..................................................................39
Semblanza de Juan Carlos Gottifredi por Margarita Armada........................51
Los problemas son oportunidades de crecimiento.
Juan Carlos Gottifredi.................................................................................53
Semblanza de Pablo Miguel Jacovkis por Rodrigo Castro.............................75
Matemática aplicada, computación, interdisciplina.
Pablo Miguel Jacovkis..................................................................................77
Semblanza de Alfredo Salibián por Lucrecia Ferrari.....................................94
Un largo caminar en compañía de sapos, ranas y ratas hasta el cruce con
los rios urbanos contaminados.
Alfredo Salibián ..........................................................................................96
INSTRUCCIONES PARA AUTORES............................................................104
Ciencia e Investigación se publica on line en la página
web de la Asociación Argentina para el Progreso de las
Ciencias (AAPC)
www.aargentinapciencias.org
Asociación Argentina para
el Progreso de las Ciencias
COLEGIADO DIRECTIVO
Presidente
Dr. Miguel Ángel Blesa
Vicepresidente
Dr. Eduardo H. Charreau
Secretaria
Dra. Alicia Sarce
Tesorero
Dr. Marcelo Vernengo
Protesorero
Dra. Lidia Herrera
Presidente Anterior
Dra. Nidia Basso
Presidente Honorario
Dr. Horacio H. Camacho
Miembros Titulares
Ing. Juan Carlos Almagro
Dr. Alberto Baldi
Dr. Máximo Barón
Dr. Gerardo D. Castro
Dra. Alicia Fernández Cirelli
Ing. Arturo J. Martínez
Dr. Alberto Pochettino
Dr. Carlos Alberto Rinaldi
Dr. Alberto C. Taquini (h)
Dr. Juan R. de Xammar Oro
Asociación Argentina
para el Progreso
de las Ciencias
Miembros Institucionales
Sociedad Argentina de Cardiología
Sociedad Argentina de Farmacología Experimental
Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial
Sociedad Argentina de Investigación Bioquímica
Sociedad Argentina de Investigación Clínica
Unión Matemática Argentina
Miembros Fundadores
Dr. Bernardo A. Houssay – Dr. Juan Bacigalupo – Ing. Enrique Butty
Dr. Horacio Damianovich – Dr. Venancio Deulofeu – Dr. Pedro I. Elizalde
Ing. Lorenzo Parodi – Sr. Carlos A. Silva – Dr. Alfredo Sordelli – Dr. Juan C. Vignaux – Dr.
Adolfo T. Williams – Dr. Enrique V. Zappi
AAPC
Avenida Alvear 1711 – 4º Piso
(C1014AAE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires – Argentina
www.aargentinapciencias.org
EDITORIAL
En este número de Reseñas encontramos otras siete biografías de mucho interés. La
Bioquímica, la Ecología, la Física (por dos), la Geología, la Matemática y la Tecnología muestran
el quehacer científico en centros de Buenos Aires, Luján, Santa Fe, La Plata y Salta.
En el caso del Dr. González Díaz, su campo de estudio es el país todo; no deja de
asombrarnos el estoicismo de los geólogos que recorrieron el país en laboriosos viajes de
campaña para comenzar a relevar nuestra Geología, en épocas en las que encarar un viaje de
campaña podía implicar desconectarse de la civilización por periodos de varios meses.
No hay Reseñas de científicos de las Ciencias Sociales en este número. Sin embargo, el
trasfondo social está patente, con tomas de posiciones claras, en todas las biografías. Incluso, en
el caso del Dr. Gottifredi, vemos a un tecnólogo devenido en político, con una larga militancia
en la UCR y destacada actuación en la gestión de la Universidad Nacional de Salta.
La vinculación entre las Matemáticas Aplicadas y la Ingeniería Hidráulica ocupa mucho de
la reseña de Pablo Jacovkis, pero también se vislumbra la importancia del uso de las Matemáticas
para el modelado de fenómenos y cuestiones sociales. En la Semblanza escrita por Rodrigo
Castro volvemos a encontrar los Modelos Mundiales que ya encontráramos números atrás en la
Reseña de Gilberto Gallopín.
A través de la memoria autorizada de Israel Algranati recorremos el camino transitado por el
Instituto de Investigaciones Bioquímicas Fundación Campomar, ahora Fundación Leloir, con lo
que no sólo los científicos sino también las instituciones creadas por ellos cobran protagonismo
en nuestra revista. Vemos desfilar a dos de nuestros laureados con el Premio Nobel y la evolución
de un instituto originariamente dedicado a estudiar la Bioquímica de los azúcares y que ahora
alberga una gran variedad de líneas de investigación de alto nivel.
No podía faltar la Física y tenemos en este número dos reseñas. Rafael Calvo, físico
experimental formado en el Instituto Balseiro y que desarrolló gran parte de su labor en el INTEC
de Santa Fe; la resonancia paramagnética electrónica, su área central de trabajo, se proyecta
hacia otras disciplinas, muy especialmente hacia la bioquímica. Carlos García Canal, físico
teórico de La Plata, en un artículo fuertemente personal nos abre las puertas hacia un mundo
científico globalizado pero al mismo tiempo sujeto a todas las turbulencias políticas de nuestras
tierras. No puedo dejar de tener sensaciones mezcladas cuando advierto que el grueso de sus
discípulos abrió sus alas y creció en todos los lugares del mundo.
Y está también la Ecología, la ciencia “al dente” al decir de Carlos Reboratti, en las
memorias de Alfredo Salibián. Aquí la Ecología como rama de la Biología se conjuga con los
avatares políticos de la Universidad Nacional de Luján, institución signada por el Plan Taquini
de creación de universidades y por la personalidad de Emilio Mignone, pero también atravesada
por decisiones que casi la destruyen, como ocurriera en la década de 1970.
Dr. Miguel Ángel Blesa
SEMBLANZA
Israel D. Algranati
por Armando J. Parodi
No me referiré aquí a la trayectoria científica de Algranati ni a sus
muchos éxitos como investigador,
sino que en estas líneas trataré en
forma sucinta tres aspectos en los
cuales Algranati influyó positivamente en la vida científica e institucional
del Instituto de Investigaciones Bioquímicas “Fundación Campomar”
(actualmente Fundación Instituto
Leloir). El primero de ellos se refiere a la disyuntiva entre mantener a
la Fundación como una institución
dedicada exclusivamente al estudio
de la bioquímica de los azúcares o,
por el contrario, ampliar el espectro
de estudios a otras ramas de la biología. Como institución derivada del
pequeño núcleo inicial dirigido por
Leloir, la Fundación inicialmente se
dedicaba exclusivamente a investigaciones relacionadas con la bioquímica de los hidratos de carbono.
Fue Algranati el que primero planteó
la posibilidad de estudiar temáticas
distintas a las iniciales. Este planteo
fue apoyado por Leloir (y desaprobado por otros investigadores) y el
hecho de que las investigaciones de
Algranati fuesen exitosas determinó
que otros siguiesen su ejemplo y que
rápidamente el Instituto abarcase en
sus estudios a campos muy diversos, diversidad ésta que se conserva actualmente. Es precisamente la
amplia gama de temas estudiados lo
que ha dado una vitalidad renovada
continuamente al Instituto.
El segundo aspecto que quiero
mencionar aquí se refiere a la interacción entre los muchos investigadores que han trabajado en nuestra casa. En toda institución surgen
conflictos personales y científicos, a
veces por motivos legítimos y otras
veces por motivos que no lo son tanto. La Fundación no es naturalmente una excepción y conflictos hubo
muchos, sobre todo después del fallecimiento de Leloir. Fue el prestigio, la paciencia y la buena voluntad de Algranati lo que permitió en
muchas oportunidades sortear estos
problemas cotidianos, con un mínimo de consecuencias negativas para
la institución.
El último aspecto que querría
mencionar tiene que ver con una
modificación de los estatutos de la
Fundación que permitió la renova-
ción científica de la misma. El estatuto que regía la Institución era similar al de muchas otras fundaciones.
Determinaba que la autoridad real
recaía en forma vitalicia en el Dr. Leloir y un comité de otros cinco investigadores elegidos por él. Esta limitación quedaba compensada por la
presencia, generosidad y autoridad
científica indiscutible de Leloir, pero
se evidenció claramente después
de su fallecimiento en 1987. El carácter vitalicio de la autoridad llevó
gradualmente a un anquilosamiento,
amenazando con provocar el estancamiento y la declinación del nivel
científico de la institución. Algunos
investigadores valiosos se alejaron
de ella al no sentirse apoyados en
sus iniciativas renovadoras. Algranati (que era uno de los investigadores
vitalicios según el estatuto) advirtió
este declive científico del Instituto y,
con mucho esfuerzo, consiguió convencer a los demás directivos vitalicios de la necesidad de un cambio
estatutario profundo. La acción de
Algranati supuso mucha generosidad, ya que la reforma estatutaria
llevó a la pérdida del carácter vitalicio de su autoridad.
Algranati es una figura querida
y respetada dentro de la Fundación
Instituto Leloir. Mucho de lo que ésta
representa actualmente se lo debemos a “Algra”, como lo llamamos
5
Semblanza
corrientemente a nuestro biografiado. El Consejo de Administración
de la Fundación (su cuerpo directivo, formado ahora por seis Jefes de
Laboratorio elegidos por sus pares)
decidió por unanimidad, hace pocos años, nombrarlo su primer “Investigador Emérito”. Creo que las
iniciativas mencionadas justifican
claramente la profunda gratitud que
la Institución tiene hacia Algra.
DE LAS ENZIMAS A LOS
GENES, VIVIENDO UNA
VOCACIÓN
Palabras clave: biosíntesis de azúcares; biosíntesis de proteínas; Instituto Fundación Leloir; Fundación Campomar.
Key words: sugar biosynthesis; protein biosynthesis; Instituto Fundación Leloir; Fundación Campomar.
Israel D. Algranati
Fundación Instituto Leloir
[email protected]
Según me han contado, porque
tanto no recuerdo, nací en la madrugada de un sábado 2 de Enero
de 1932. Por casualidad ocurrió en
Buenos Aires, porque en ese entonces mi familia vivía en la ciudad
de Formosa y decidió mudarse a la
Capital antes de mi nacimiento. Mi
padre fue un inmigrante que llegó
muy joven al país, escapando del
ambiente de guerra que prevalecía
en Europa hacia 1920. Su gran iniciativa propia y sus dotes de liderazgo le permitieron alcanzar niveles
gerenciales en importantes compañías de capitalización y seguros.
Mi madre, una maestra nacida en la
provincia de Entre Ríos, tenía un carácter romántico y amaba la literatura. Recuerdo que era capaz de recitar de memoria numerosas poesías,
especialmente de autores argentinos
y latinoamericanos, que había leído
repetidas veces en la librería que su
padre instaló para ayudar a la economía familiar.
De los primeros años de mi infancia no me acuerdo casi nada.
Sólo me ha quedado, eso sí muy
grabada en mi memoria, la grave
enfermedad que sufrí a los cinco
años. Una pequeña lastimadura en
mi cara se infectó y en pocos días
provocó una septicemia que puso
en peligro mi vida por algún tiempo.
En aquel entonces todavía no se utilizaban los antibióticos en la clínica
médica de Argentina, y la infección
sólo pudo controlarse mediante un
tratamiento con sulfamidas. Durante
la enfermedad tuve que someterme
a varias intervenciones quirúrgicas y
permanecí en cama por un tiempo
prolongado. Además la infección
me había provocado una artrosis de
cadera. Esta complicación determinó que no pudiera caminar y tuve
que aprender a hacerlo nuevamente
después de los seis años de edad.
Como consecuencia de estas secuelas no pude asistir a la escuela para
cursar el primer grado y fue mi madre, quien me había cuidado abnegadamente durante la enfermedad,
la que me enseñó a leer y escribir,
y me dio las primeras nociones de
matemáticas. Aunque la enfermedad
afectó la movilidad de una cadera
pude ir normalizando mi asistencia
a la escuela a partir del segundo grado. Más tarde completé el ciclo de
enseñanza secundaria en el colegio
nacional Bartolomé Mitre.
En los primeros años de la década del cuarenta el ambiente institucional del país se fue volviendo cada
vez menos propicio para el desarrollo de la educación y la ciencia argentinas. Recuerdo con tristeza que
en 1946, durante el segundo año del
secundario, nuestro excelente profesor de historia, Alberto Casal Castel,
fue exonerado por haber escrito un
artículo crítico sobre la situación
política del país. En esa misma época un número importante de los más
destacados profesores universitarios
e investigadores científicos argentinos fueron cesanteados por haber
firmado una solicitada en apoyo de
la democracia. Corrieron esa suerte
los doctores Houssay, director del
Instituto de Fisiología de la Facultad de Medicina de la Universidad
de Buenos Aires, Orías de la Universidad de Córdoba, Lewis de la
de Rosario y más tarde Cardini de
la Universidad de Tucumán. Ya en la
De las enzimas a los genes, viviendo una vocación
década del cincuenta también fueron exonerados otros profesores de
distintas disciplinas, como el físico
Teófilo Isnardi, a quien recuerdo
como el docente más brillante que
tuve la suerte de conocer durante mi
carrera en la Facultad de Ciencias
Exactas.
Cuando completé el bachillerato
dudé bastante entre seguir el doctorado en Física o Química, hasta que
me decidí por este último. Pude cursar todas las materias de la licenciatura en forma regular y sin mayores
dificultades. Las que más me interesaron fueron Fisicoquímica y las
relacionadas a la Bioquímica. Prácticamente vivíamos en nuestra vieja
Facultad de la calle Perú, porque las
clases teóricas y prácticas ocupaban
las mañanas y tardes completas, incluyendo los sábados. Esto creaba
un ambiente de compañerismo propicio para el desarrollo de sólidas
amistades.
Hacia el final de la carrera (en
1954), me ofrecieron un cargo de
ayudante “ad honorem” en Química General e Inorgánica, pero no
pude ser nombrado porque uno de
los requisitos indispensables era estar afiliado al partido político gobernante. Apenas completé la licenciatura tuve la oportunidad de realizar
un período de prácticas rentadas en
el laboratorio de investigaciones de
la empresa Atanor. Allí poníamos a
punto la cloración de fenol con el
propósito de preparar varios insecticidas. Recuerdo que al final de cada
día de trabajo era casi imposible
eliminar el olor a fenol y cloro que
impregnaba mis manos y mis ropas.
Hay que aclarar que por entonces
no se usaba en los laboratorios ninguna de las medidas de protección
que hoy se consideran absolutamente indispensables. Poco tiempo
después de terminar el período en
Atanor inicié la realización de mi tesis doctoral en condiciones bastante
precarias y bajo la dirección del Dr.
Ventura Morera, profesor de Análisis
Biológicos. El tema fue: “Análisis de
aminoácidos en proteínas vegetales
por cromatografía en papel.”
En 1956 fui nombrado ayudante
y el año siguiente jefe de trabajos
prácticos de Química General e Inorgánica. Ejercí estas tareas docentes por alrededor de tres años y poco
después fui elegido representante de
los graduados al Consejo Directivo
de la Facultad de Ciencias Exactas
y Naturales. En ese tiempo, siendo
Decano Rolando García, se inició el
proyecto de construcción de la Ciudad Universitaria.
Al finalizar y aprobar la tesis
obtuve una beca del gobierno de
Brasil para realizar un curso Latinoamericano de metodologías con radioisótopos en el Departamento de
Biofísica de la Universidad de Río de
Janeiro. Durante este curso tuve la
oportunidad de interactuar con excelentes profesores y relacionarme
con colegas de países vecinos. Las
conversaciones con estos compañeros de curso fueron cruciales para
determinar mi futuro. Recuerdo que
después de manifestar mi interés por
la investigación bioquímica y mis
planes de lograr una formación posdoctoral en el extranjero, me aconsejaron que en vez de buscar oportunidades en otros países, intentara
ingresar al Instituto de Investigaciones Bioquímicas, “Fundación Campomar”, dirigido por el Dr. Leloir,
cuyos trabajos estaban a la vanguardia de los desarrollos bioquímicos
mundiales.
Al comienzo de 1958 la Universidad de Buenos Aires, entonces dirigida por Risieri Frondizi, anunció la
creación de becas para graduados.
Con esta información me animé
a pedirle una entrevista al Dr. Leloir.
Cuando fui a verlo a la Fundación
7
Campomar, que se había mudado
hacía poco tiempo al edificio de
Obligado y Monroe, le conté que
tenía grandes deseos de dedicarme
a la investigación bioquímica, y que
si aceptaba mi incorporación al Instituto me presentaría al concurso de
becas recientemente anunciado por
la Universidad. Después de algún
tiempo, durante el cual Leloir posiblemente reunió algunas referencias de mis profesores, fui aceptado.
Entonces me presenté al concurso
y obtuve una de las primeras becas de posgrado de la Universidad
de Buenos Aires. Recuerdo que inicié mi trabajo en la Fundación en
los primeros días de Diciembre de
1958. El Dr. Leloir, a quien todos en
el Instituto llamaban cariñosamente
“Dire”, decidió que yo me incorporara al proyecto que estaba desarrollando Enrico Cabib.
Siempre me he considerado muy
afortunado por haber ingresado al
Instituto de Investigaciones Bioquímicas donde pude conocer y compartir muchas horas con tres seres
humanos e investigadores excepcionales como Leloir, Cardini y Cabib
que me trasmitieron la curiosidad y
el placer de buscar y lograr nuevos
conocimientos, y de realizar experimentos con nuestras propias manos
todos los días. De ellos aprendí a
soportar los frecuentes fracasos y a
gozar con los escasos y esporádicos
éxitos que suele deparar la investigación científica.
Cabib es muy metódico, estudioso y trabajador. De brillantes ideas
que siempre se le ocurren mientras
se afeita, es un investigador muy
crítico y exigente, pero mucho más
con él mismo que con los demás.
Para muchos de los miembros del
Instituto se han vuelto inolvidables
los momentos de alegría experimentados por el descubrimiento de alguna nueva enzima. En esos casos después de un riguroso análisis crítico
8
de Cabib, anunciábamos nuestros
logros trayendo una torta para el siguiente de los seminarios que se dictaban durante la hora del almuerzo.
Cuando años después Cabib decidió
aceptar un ofrecimiento de NIH y
trasladarse a Estados Unidos, comprendimos que su ausencia del Instituto iba a ser una gran pérdida muy
difícil de compensar. En su nueva
posición hizo importantes contribuciones en el campo de la biosíntesis
de polisacáridos y la biología de levaduras.
El tema general de investigación
del Instituto en 1959-60 era la interconversión entre varios azúcares y el
estudio de la biosíntesis de algunos
di y polisacáridos a partir de los nucleótido azúcares descubiertos por
Leloir y su grupo casi diez años antes. En nuestro laboratorio con la dirección de Cabib iniciamos investigaciones sobre la biosíntesis de glucógeno de levadura, interesándonos
especialmente en las propiedades
de la enzima purificada que cataliza esta reacción, y en el mecanismo
del proceso. En este trabajo pudimos
caracterizar la glucógeno sintetasa
como una de las primeras enzimas,
posteriormente llamadas alostéricas
descriptas en la literatura bioquímica (Algranati y col. 1962).
Nuestros siguientes estudios se
orientaron hacia la búsqueda de una
posible actividad enzimática responsable de la síntesis de los polisacáridos manano y/o glucomanano
de levadura con la participación del
nucleótido guanosina difosfato manosa como dador del azúcar. Este
nucleótido había sido estudiado por
Cabib varios años antes. Después de
una serie de intentos fallidos logramos descubrir la enzima manano
sintetasa que estudiamos con la colaboración de Carminatti y Behrens
(Algranati y col. 1963; Algranati y
col. 1966).
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
A partir de 1963 junto a Piras y
Carminatti nos entusiasmamos con
los enormes progresos que se estaban logrando en el campo de la
biosíntesis de proteínas y el estudio
del “código genético”. Tengo bien
presente nuestra ansiedad cuando
leíamos los trabajos de los grupos de
Nírenberg y de Ochoa, que paso a
paso, pero en un período increíblemente breve, iban descifrando todos
los codones del “código”. Con un
interés comparable al que despierta
la lectura de una historia de suspenso esperábamos cada nuevo número del Proceedings of the National
Academy of Sciences que llegaba a
la biblioteca y nos maravillábamos
con las publicaciones de Spigelman
sobre sus estudios de evolución dirigida en la replicación del RNA viral o las de Khorana que ocupaban
números casi completos del Journal
of Biological Chemistry con la descripción de la síntesis a medida de
polinucleótidos para su posible utilización como RNA mensajeros en
sistemas “in vitro” de síntesis de polipéptidos. En ese momento del desarrollo de los estudios de la síntesis
proteica no había un consenso absoluto sobre la estructura química de
los codones que corresponden a los
distintos aminoácidos. Aunque había experimentos genéticos previos
sobre el problema, aún se dudaba si
los codones eran dobletes o tripletes
de nucleótidos y se carecía de pruebas bioquímicas.
Interesados en este tema, con
Carminatti y Piras tratamos de analizarlo con un programa de computación basado en datos bibliográficos
que se elaboró con la ayuda de un
experto en programación. Después
de algunos resultados preliminares
promisorios nos dimos cuenta que
el estudio iba a requerir muchísimas
horas de trabajo de la gran computadora “Clementina” recientemente
llegada a la Facultad, cuyo uso nos
facilitó el Prof. Sadosky. Por este
motivo el proyecto se volvía prácticamente imposible de realizar y
tuvimos que abandonarlo. Pero mi
entusiasmo por la síntesis proteica
no disminuyó y le consulté a Leloir
sobre la posibilidad de especializarme en ese campo, pese a que
el tema general del Instituto era la
bioquímica de carbohidratos. El
“Dire”, con su tranquilidad y generosidad de siempre, apoyó mi idea
y me aconsejó que intentara realizar
un entrenamiento posdoctoral en el
Departamento de Bioquímica de la
Universidad de Nueva York dirigido
por el Dr. Severo Ochoa. En esos
años era uno de los laboratorios líderes en la investigación de la síntesis proteica.
Mi solicitud al Prof. Ochoa apoyada por el Dr. Leloir fue aceptada
y pude presentarme y obtener una
beca de posgrado del National Institutes of Health de Estados Unidos.
Ante la perspectiva de empezar a
trabajar en el nuevo campo, elaboré el proyecto de sintetizar RNA
mensajeros constituidos por copolinucleótidos formados con dos bases
purínicas o pirimidínicas en secuencia alternada. Pensaba que la utilización de estos mensajeros sintéticos
en el sistema de traducción “in vitro” también podría contestar si los
codones eran dobletes o tripletes de
nucleótidos: en el caso de dobletes
el producto de síntesis con el mRNA
alternado debería ser una cadena
polipeptídica formada por un único
aminoácido repetido, mientras en el
caso de codones tripletes resultarían
polipéptidos de dos aminoácidos
con secuencias alternadas.
En los primeros meses de 1964
viajé a Nueva York. Con la moderada
desaprobación de Cabib por abandonar la bioquímica de azúcares,
dejaba en la Fundación Campomar
muchos gratos recuerdos y a mi novia y compañera del Instituto Buby
Goldemberg, con quien me casé el
De las enzimas a los genes, viviendo una vocación
9
me enteré por los diarios americanos e inmediatamente mandé al Dr.
Leloir mi renuncia como profesor
para ser elevada al Decano. Pero el
“Dire” nunca la elevó y mi renuncia
no se hizo efectiva.
año siguiente y luego compartimos
gran parte de nuestra vida y muchos
trabajos de investigación. En los laboratorios de Obligado y Monroe
quedaron también muchos excelentes colegas que conocí durante los
cinco años de mi primera etapa en
el Instituto, como los Dres Olavarría,
Carminatti, Krisman, Belocopitow,
Piras y otros. En el mismo año 1964
fui nombrado Profesor Adjunto de
Química Biológica de la Facultad de
Ciencias Exactas y Naturales de la
Universidad de Buenos Aires.
útil pues sólo perdía su estructura
secundaria a temperaturas considerablemente mayores. Varios años
después Khorana pudo sintetizar
otro mensajero formado por secuencias de dos nucleótidos alternados
con muy reducida estructura secundaria y su utilización para dirigir la
síntesis de polipéptidos produjo los
resultados que habíamos previsto en
nuestro proyecto, confirmando con
pruebas bioquímicas la estructura
en tripletes de los codones del código genético.
Al llegar al laboratorio de Ochoa
le propuse el proyecto de la síntesis
de los RNA mensajeros de secuencia alternada y después de aceptarlo dispuso que yo trabajara con
el Dr. Peter Lengyel que tenía gran
experiencia en temas de síntesis
de proteínas y código genético. En
Nueva York, y a partir de mediados
de 1964, fui admirado testigo de espectaculares progresos logrados en
muchos laboratorios que determinaron el nacimiento y los primeros
desarrollos de lo que hoy llamamos
Biología Molecular.
En Agosto de 1965 volví a Buenos Aires para casarme y tomar unas
breves vacaciones. De regreso al
laboratorio del Dr. Ochoa, inicié
junto a otro becario español, Eladio
Viñuela, un estudio sobre la regulación de la síntesis de proteínas virales en bacterias infectadas con virus
a RNA. Este trabajo, de los primeros
en el tema, constituyó la publicación con que se inauguró la revista
European Journal of Biochemistry
(Viñuela y col 1967). Mientras tanto
Buby desarrolló investigaciones de
genética bacteriana en el departamento de Microbiología de la misma Universidad de Nueva York.
A nuestro regreso el Dr. Leloir
aprobó mi proyecto de iniciar el primer grupo de investigación del Instituto en un tema distinto al de metabolismo de carbohidratos; en nuestro caso comenzamos un estudio sobre el ciclo de ribosomas durante la
síntesis proteica en distintas etapas
de crecimiento de Escherichia coli y
de bacterias termófilas. En colaboración con los Dres Nélida González
y Ernesto Bade, dos incansables colegas, postulamos el rol fisiológico
de los ribosomas 70S en bacterias y
describimos actividades disociantes
de monómeros y asociantes de subunidades ribosomales (Algranati y
col. 1969; Bade y col. 1969).
En los últimos meses de 1966
tuve la oportunidad de realizar un
excelente curso de Genética en el
Instituto de Cold Spring Harbor. Durante una de las mañanas del curso
un colega me mostró el New York Times que en su primera hoja mostraba la foto del Dr. Illia, el presidente
argentino, cuando era desalojado a
empujones de la casa de gobierno
por algunos militares. Mi impresión fue tremenda: ¡otra vez íbamos
a perder la oportunidad de ser un
país normal! Poco tiempo después
en Buenos Aires sucedió lo que se
llamó la “noche de los bastones largos”, en que el ejército atacó la Facultad de Ciencias Exactas y golpeó
a profesores y alumnos poniendo
presos a algunos de ellos. De nuevo
Durante el año 1970 me hice
cargo del curso de Química Biológica Superior del Instituto y organicé y dicté los temas de biosíntesis y funciones de ácidos nucleicos
y proteínas. Creo que éste fue uno
de los primeros cursos de Biología
Molecular del país. En una mañana
de Octubre, en el transcurso de una
de las clases, llegó una noticia que
interrumpió todas nuestras actividades con un impulso arrollador: ese
día le habían adjudicado el Premio
Nóbel de Química al Dr. Leloir. En
medio de una confusión descomunal y con la presencia de una multitud de periodistas todos buscamos
al “dire” para felicitarlo y abrazarlo.
Finalmente lo encontramos junto a
Cardini, que se habían escondido en
En nuestro trabajo con Lengyel
logramos sintetizar un RNA de secuencia alternada poli AU (formado
por adenosina y uracilo), pero pronto nos dimos cuenta que este polinucleótido poseía una gran estructura
secundaria por la complementariedad de sus bases que impedía su funcionamiento como RNA mensajero.
Podíamos esperar que esa estructura
secundaria se eliminara a altas temperaturas y por esa razón diseñamos
uno de los primeros sistemas descriptos de síntesis proteica capaz de
funcionar a elevadas temperaturas.
Lo preparamos a partir de extractos
de bacterias termófilas cuyo crecimiento óptimo ocurre a 65 grados
(Algranati y Lengyel 1966). Con este
sistema usamos con éxito distintos
RNA mensajeros, pero nuestro polinucleótido AU alternado no fue
En Diciembre del mismo año
1966 emprendimos el regreso al
país en un barco de carga. Unos meses después de llegar a Buenos Aires
nació nuestra hija, Alicia, que nos
llenó de alegría y felicidad.
10
el cuartito de balanzas que había en
el depósito. Según palabras de Leloir
algún tiempo después, en esos momentos terminó la tranquilidad de
su vida.
En los años siguientes en nuestro
laboratorio continuamos el estudio
sobre disociación y asociación de ribosomas. Para estos trabajos nuestro
grupo ya se había agrandado y contábamos con la participación adicional del Dr. F. Baralle, que poco
después se trasladó a Inglaterra, y
de los tesistas M.García Patrone,
C.A.Perazzolo y M.E.Azzam. Estas
investigaciones nos permitieron descubrir los efectos de los antibióticos
aminoglicósidos y de las poliaminas
sobre el equilibrio entre monómeros 70S y subpartículas ribosomales
(García-Patrone y col. 1971; GarcíaPatrone y col. 1971b). Cuando estábamos desarrollando estos trabajos
llegó a Buenos Aires para dictar un
seminario el Dr. Werner Maas, profesor de microbiología de la Universidad de Nueva York, que había aislado poco antes las primeras mutantes de bacterias deficientes en la biosíntesis de poliaminas. Como nuestros resultados habían indicado la
participación de estas sustancias en
la asociación de subunidades ribosomales, le solicité al Dr. Maas que
me enviara sus nuevas cepas bacterianas mutantes y con ellas comprobamos, como lo habíamos previsto,
que la deficiencia de poliaminas
originaba partículas ribosomales
alteradas en que la asociación de
subpartículas estaba muy disminuida y por lo tanto prevalecía la disociación de los monómeros 70S. Los
trabajos siguientes realizados junto
con el grupo de Buby Goldemberg
y el laboratorio del Dr. Maas, con
la colaboración del tesista de Costa
Rica, Guillermo Echandi, nos permitió caracterizar mejor la disociación
de ribosomas (Algranati y col. 1975;
Echandi y col. 1975). Simultáneamente Buby obtuvo nuevas cepas de
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
E. coli deficientes en la biosíntesis
de poliaminas y al mismo tiempo
sensibles al antibiótico estreptomicina. Con estas cepas bacterianas
pudimos demostrar que en condiciones de ayuno de poliaminas se
pierde la sensibilidad al antibiótico
y las bacterias se vuelven resistentes
al mismo, posiblemente debido a
cambios estructurales de las partículas ribosomales (Goldemberg y col.
1981). Más tarde Igarashi en Japón
demostró que el fenómeno descripto
se debía a la metilación defectuosa
del RNA ribosomal que provoca la
formación de ribosomas mal ensamblados. Posteriormente se investigó
detalladamente el efecto activador
de las poliaminas en diferentes etapas de la síntesis proteica en bacterias (Goldemberg y col. 1977).
dor de la glicosilación de proteínas,
nuestros resultados constituyeron
uno de los primeros antecedentes
de la respuesta a proteínas desplegadas o mal plegadas (UPR). Este
mecanismo fue luego ampliamente
investigado en distintos laboratorios
del mundo. Recuerdo que mientras
preparábamos con César la publicación de nuestros resultados tuvimos
largas y fructíferas discusiones sobre
el significado preciso de cada frase.
En Cambridge tuve la suerte de escuchar a brillantes científicos como
Crick hablando sobre los genes
discontinuos y a Sanger cuando logró completar la secuenciación del
DNA mitocondrial con su extraordinario método de replicación interrumpida de DNA por utilización de
dideoxinucleótidos.
Desde los primeros años de la
década del setenta el ambiente en
Buenos Aires y en el resto del país
se fue volviendo crecientemente inseguro y violento, y en 1976 se produjo el golpe militar. Como la falta
de libertad y la represión aumentaron dramáticamente pensamos irnos
nuevamente y me presenté a concurso para obtener una beca Guggenheim que me fue otorgada. Buby
ganó una beca de OEA y en marzo
de 1977 viajamos con nuestra hija
a Nueva York. Allí me incorporé al
departamento de Biología Celular
y Buby al de Microbiología, ambos
de la misma Universidad de Nueva
York. En colaboración con el Dr. David Sabatini estudié la regulación de
la síntesis de proteínas de secreción
en células de hepatomas.
Al comienzo de 1979 volvimos a
la Fundación Campomar de Buenos
Aires y retomamos la investigación
del rol de las poliaminas en la síntesis de proteínas y la proliferación en
bacterias, células animales y parásitos. Por otro lado el grupo de Buby
se centró en la regulación del proceso de transcripción bacteriana. Con
la participación de nuevos investigadores y tesistas asociados a nuestro
proyecto como L. Mc Murry, O. Burrone, E. E. Medrano, M. M. Ferrer,
E. G. A. Cafferata, A. Cataldi, H. G.
Nastri, I. Fastame y otros estudiamos
los efectos de las poliaminas sobre
la fidelidad de la síntesis proteica y
la acción de algunos antibióticos en
bacterias. Estos trabajos nos llevaron
a asociarnos a excelentes grupos de
investigación como el de la Dra. Sacerdote de Lustig del Instituto Roffo
y el del Dr. Benjamín Frydman, profesor de Química Orgánica de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de
la Universidad de Buenos Aires. Con
la Dra. Lustig analizamos la acción
de drogas que inhiben la biosíntesis
de poliaminas sobre la proliferación
de células animales normales y cancerosas, el crecimiento de tumores
A comienzos de 1978 nos trasladamos a Cambridge (Inglaterra)
donde como investigador visitante
del laboratorio de César Milstein en
el Medical Research Council inicié
estudios sobre la biosíntesis y expresión de antígenos de histocompatibilidad humanos (Algranati y col.
1980). Mediante el uso de un inhibi-
De las enzimas a los genes, viviendo una vocación
y la aparición de metástasis en animales (Klein y col. 1985). En colaboración con el grupo de Frydman
logramos identificar por primera vez
“in vivo” la unión entre poliaminas
y ácidos nucleicos o partículas ribosomales. Esta interacción se pudo
demostrar aplicando técnicas de resonancia magnética nuclear a bacterias vivas (Frydman y col. 1984).
Hacía ya unos años me habían
nombrado profesor titular plenario de Biología Molecular en la Facultad de Ciencias Exactas y poco
después investigador superior del
CONICET, cuando realizamos junto
a Leloir, Olavarría, Parodi, Prins y
otros una laboriosa tarea de organización en la campaña relacionada
a la construcción del nuevo edificio
de la Fundación en Parque Centenario, que finalmente se inauguró en
1984. En ese mismo período actué
como coordinador de la Comisión
de Ciencias Químicas y posteriormente como miembro de la Junta de
Calificación del CONICET.
Los trabajos de investigación de
nuestro grupo en el período más
reciente se orientaron hacia el metabolismo de las poliaminas y su
función en la proliferación de varios
parásitos tripanosomátidos (Algranati y col. 1990). En estas investigaciones participaron los tesistas C. P.
Sánchez, C. Ceriani, C. Sidrauski, C.
Carrillo, S. Cejas, A. Huber y M. P.
Serra, siempre con la importante colaboración de la Dra. Nélida González. Asociados al grupo sueco liderado por los Dres. Heby y Persson
logramos clonar y secuenciar por
primera vez el gen de la ornitina decarboxilasa de Crithidia fasciculata.
Esta enzima que cataliza el primer paso de la biosíntesis de poliaminas en parásitos resultó poseer características estructurales especiales
que permiten investigar la relación
entre estructura y estabilidad meta-
bólica de la proteína correspondiente (Swansson y col. 1999). También
estudiamos la generación de cepas
resistentes al inhibidor específico de
la formación de poliaminas (difluormetilornitina) en Leishmania, trabajando en colaboración con el grupo
del Dr.Mario M. Zakin en París (Sánchez y col. 1997).
En los últimos años demostramos
que el genoma de Trypanosoma
cruzi no contiene los genes de ornitina ni de arginina decarboxilasas,
por lo que el parásito se comporta
como un organismo naturalmente
auxótrofo para poliaminas. Este hecho novedoso nos permitió construir cepas transgénicas de T. cruzi
mediante la introducción de genes
heterólogos y el posterior análisis de
la expresión y regulación de estos
genes exógenos (Algranati 2010).
En 1999 Milstein visitó nuestro Instituto y nos aconsejó generar
una renovación en la dirección del
mismo. Con esta idea trabajé arduamente para convencer a muchos de
mis colegas y logramos modificar los
estatutos de la Fundación después
de un año de discusiones. Los cambios generados entonces en nuestra
institución permitieron iniciar una
etapa exitosa de actualización y expansión.
Al jubilarme en la Facultad fui
propuesto para ser designado como
Profesor Emérito. Durante este proceso me invitaron a una reunión con
los representantes estudiantiles ante
el Consejo Directivo, posiblemente
para conseguir su apoyo en la votación. Como la idea de esa reunión
me pareció poco ética no la acepté,
y los estudiantes del Consejo aparentemente se abstuvieron en la votación, por lo que el nombramiento
no habría logrado la unanimidad
requerida y quedé como Profesor
Consulto.
11
Durante mi desempeño como
investigador ejercí simultáneamente
funciones docentes en la Facultad y
de gestión, tanto en el CONICET y
la Sociedad Argentina de Investigación Bioquímica (SAIB), como en la
Fundación Campomar, hoy Instituto
Leloir. Tuve además la satisfacción
de contribuir, aunque muy parcialmente, a la formación de un número
de destacados discípulos, entre los
que se cuenta un grupo de jóvenes
que realizaron su tesis doctoral en
mi laboratorio. Por otro lado actuando como evaluador tuve que analizar los proyectos y el desempeño
de muchos becarios e investigadores
del CONICET y coordiné programas de becas latinoamericanas de
posgrado de la Fundación Pew de
Estados Unidos y el Programa de Intercambio Científico entre la Fundación Campomar y el Instituto Weizmann de Israel.
Me considero afortunado por haber participado, aunque en modesta
medida, en algunos descubrimientos de la bioquímica de carbohidratos y la biosíntesis de proteínas en
bacterias, células animales y parásitos. Es indescriptible la satisfacción
de lograr algún nuevo conocimiento
o comprobar una hipótesis original.
Mi labor experimental durante los
52 años que viví en distintos laboratorios no hubiera sido posible sin
las enseñanzas de mis maestros ni la
colaboración de muchos distinguidos colegas y dedicados discípulos
que sintieron como yo una adictiva
vocación por la investigación científica. He tenido el privilegio de conocer como testigo presencial los grandes descubrimientos que fundaron
las bases de la Biología Molecular,
y de poder trabajar en estas tareas
apasionantes y de maravillarme con
los resultados, haciendo durante
tanto tiempo lo que realmente me
gusta… Ahora pienso agradecido,
¡que hasta me pagaron por eso!
12
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SEMBLANZA
Rafael Calvo
por Mario C. G. Passeggi
Ya estaba oscuro y hacía frío
cuando aquel 28 o 29 de julio de
1960 Jaime Moragues y yo ingresamos a la estación de Plaza Constitución en Buenos Aires para abordar
el tren que partiendo 19.00 hs nos
depositaría en S. C. de Bariloche
luego de unas 36 hs de viaje. No
recuerdo el número de andén, pero
pronto localizamos un nutrido y
bullanguero grupo de muchachos y
algunas pocas chicas frente a los vagones de camarotes de nuestro tren.
Entremezclado en este grupo compuesto por graduados, estudiantes
avanzados y los que serían nuestros
condiscípulos ingresantes al Instituto de Física de Bariloche (años más
tarde se llamaría Instituto Balseiro
o más comúnmente ¨el¨ Balseiro),
estaba Rafael Calvo. Así nos conocimos y así, como condiscípulos,
emprendimos el camino de la Licenciatura en Física.
Bajo estudios a presión, reuniones pre-examen para contrastar en
cada caso nuestros conocimientos y
conceptos y una numerosa y amplia
variedad de anécdotas de todo tipo
bien sea compartidas o individuales,
transcurrieron los tres años y medio
hasta nuestra graduación. El 16 de
diciembre de 1963, los integrantes
de la Sexta Promoción, la gran mayoría de traje y corbata, recibíamos
una cartulina enrollada dentro de
una cinta con los colores patrios,
orgánica, Analítica y Química Física
que funcionaba en la calle Perú.
Como amigos y colegas trabajando en temáticas similares compartíamos nuestras experiencias mutuas.
Todo ello, más o menos en forma
regular, hasta que llegó ¨la noche de
los bastones largos¨ en 1966. Ambos
renunciamos a nuestros cargos. Rafael partió hacia Estados Unidos y yo
a Chile.
que representaba una ¨certificación¨
de nuestra graduación. Afortunadamente, la cartulina estaba en blanco pero desplegada tenía el tamaño
adecuado para insertar la fotografía
del grupo y las firmas de cada uno
de nosotros. En un cuadro que tengo
frente a mi desde ese día, están la
foto, las firmas además del lugar y
la fecha (obviamente, con mi poca
memoria, solo así podría afirmar
que fue el 16 de diciembre del ‘63).
Al día siguiente, bajo la despedida
de una tenue nevada regresábamos
al ¨mundo real¨ en lo que sería el último viaje en tren Bariloche-Buenos
Aires.
A principios de febrero de 1964
nos incorporamos, como becarios
del CONICET, a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires. Rafael con
destino al Departamento de Física
en Ciudad Universitaria mientras yo
en el Departamento de Química In-
Ambos ya doctorados, nos reencontramos en 1969, incorporados como investigadores del Centro
Atómico Bariloche (CNEA). De esta
forma con Rafael liderando el grupo
de Resonancia Paramagnética Electrónica (RPE) junto a los otros integrantes del equipo y yo, que tenía
algún grado de conocimiento de
RPE y cálculos de estructura electrónica molecular, se comenzó a configurar un equipo de trabajo eficiente
y productivo.
A principios de 1972 nuestros
caminos siguieron trayectorias diferentes. Rafael, por razones de salud
de su segundo hijo, se radicó en
Buenos Aires. Yo viajaría para hacer
mi post-doc en Inglaterra. En octubre de 1977 me radiqué en Santa
Fe trabajando en INTEC (CONICETUNL) y al aparecer el programa BIDCONICET I se me encargó la especificación para licitación y compra de
15
Semblanza
algunos equipos ¨pesados¨ de investigación. En este ¨paquete¨, estaba
el espectrómetro de RPE, que llegó
a Santa Fe en 1981. Dada mi familiaridad con la temática y el manejo
de este equipo, había contemplado
una provisión de accesorios y facilidades adicionales. Finalmente (el
electroimán y su base representan
una carga de alrededor de 2 T/m2)
logramos ubicarlo en un tercer piso
y echarlo a andar.
Salvo algunos encuentros esporádicos, pasaría un buen tiempo
hasta encontrarnos nuevamente con
Rafael quien hizo una breve visita a Santa Fe en 1982. Aquí vio el
laboratorio dentro del pequeño espacio que nos habían asignado con
el equipo funcionando y los accesorios con funciones auxiliares disponibles para su uso. Grande fue mi
sorpresa cuando un año después de
su visita recibí su carta desde Venezuela preguntando mi opinión sobre
trasladarse a Santa Fe con su familia e incorporarse a CONICET para
trabajar en INTEC. Obviamente, mi
respuesta fue positiva si ellos estaban dispuestos.
Desde su retorno a fines de 1984,
Rafael lideró el grupo de Propiedades Magnéticas y Espectroscopia de
RPE en INTEC, que fue creciendo a
medida que sus tesistas se graduaban y se dedicaban a otros temas
afines en forma independiente. En
el transcurso de los años desde su
llegada hemos tenido una variada
y estrecha colaboración en muchos
trabajos que ejecutamos juntos. En
realidad él siempre hace la pregunta
inicial y después seguimos, al menos
así ha sucedido hasta el presente.
Lo que en su reseña él considera
sus logros y motivos de diversión en
el ámbito de la Física, coincide con
mi apreciación. Es importante notar que su activa actuación docente
nunca ha limitado su tarea de investigación. Cerca de 150 ¨papers¨ en
revistas internacionales con referato
certifican mi aseveración. A ello debería agregar su tarea de dirección
de tesis doctorales (13 al presente y
aún continúa). Hablar de congresos,
seminarios y exposiciones en congresos y encuentros científicos por
invitación, solo mostraría un gra-
do adicional de la apreciación por
sus trabajos. Este aprecio ha sido
reflejado dentro de la comunidad
científica en el otorgamiento de premios y distinciones a su actividad
tales como: “Premio Prof. Enrique
Gaviola” en Física Experimental
de la Academia Nacional de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales en
1993, “Premio Bernardo Houssay”,
por Trayectoria Científica en el área
de Ciencias Exactas y Naturales,
Ministerio de Ciencia, Tecnología e
Innovación Productiva (2007) y más
recientemente su designación como
Miembro de la Academia Nacional
de Ciencias, Córdoba, Argentina,
desde Julio de 2008.
Ahora bien, nuestros lectores conocen como es trabajar en un ámbito académico que además resulta
de nuestra predilección (creo que
muchos de nosotros disfrutamos de
esta posición, por lo cual no es necesario un gran ejercicio imaginativo) pero súmenle a ello el hacerlo
con un colega muy exigente y mejor
amigo…….impagable……¿no les
parece?
50 AÑOS DE ELECTRONES
RESONANTES EN FÍSICA,
QUÍMICA Y BIOQUÍMICA
Palabras clave: RPE, Espines, Estado Sólido, Magnetismo, Biofísica.
Key words: EPR, Spins, Solid State, Magnetism, Biophysics.
Rafael Calvo
Instituto de Física del Litoral, CONICET-UNL y
Departamento de Física, Facultad de Bioquímica
y Ciencias Biológicas, Universidad Nacional del
Litoral, 3000 Santa Fe.
[email protected]
 1.
INTRODUCCIÓN
Escribir esta reseña es un interesante ejercicio de memoria para recordar cosas ya olvidadas y revisarlas con una perspectiva actual. No
es fácil dividir mi vida personal de
mis tareas, objetivos y logros científicos, pues mucho de aquella estuvo
ligada a mi trabajo y entonces usaré estilos diferentes. De los 50 años
que tengo como físico graduado y
que menciono en el título de la reseña, ~17 los viví en el extranjero,
por períodos que duraron entre un
par de meses y 10 años. Con algunas
ausencias, hace casi 30 años vivo en
Santa Fe la etapa estable más larga
de mi vida.
Me considero un físico experimental para quién obtener, interpretar y modelar resultados en un
laboratorio es su tarea primordial y
siempre disfruté mi trabajo como un
hobby. Usé muchas técnicas, solo
o colaborando con maestros, colegas y discípulos. La resonancia paramagnética electrónica (RPE) es la
que más usé y me dio mayores logros en mi trabajo y por ello la destaco en el título. Me considero un
investigador multidisciplinario que
trabaja en temas de física, química y
bioquímica con logros y discípulos
en las tres áreas. Sin embargo, pienso como un físico que también aplica sus conocimientos a la química y
la bioquímica.
 2. ORÍGENES, NIÑEZ Y JUVENTUD
Nací en 1939 en Buenos Aires
de padres muy jóvenes, que poco
después se trasladaron a Concordia,
Entre Ríos, donde viví hasta los 10
años y de donde conservo mis primeros recuerdos. Una hermana mayor había nacido también en Buenos
Aires y varios años después nació un
hermano en Concordia. Mi padre
comenzó a trabajar temprano en su
vida por lo que no había completado el bachillerato y fue un autodidacta. Trabajó en temas comerciales
relacionados con el campo hasta
poco antes de cumplir sus 70 años,
cuando se jubiló. Lamentablemente
el cigarrillo se lo llevó muy joven,
poco después. Mi madre comenzó a
trabajar cuando mi hermano menor
entraba en la adolescencia. La tuvimos cerca hasta hace pocos años
cuando nos dejó a los 95 años de
edad.
Vivimos hasta el año 1945 en
una quinta citrícola en zona rural a
15 km de camino de ripio a Concordia. Aunque mis padres eran “gente
de ciudad”, allí no teníamos corriente eléctrica, se cocinaba con leña o
un calentador Primus de kerosén,
iluminándonos con lámpara de mecha y con un “sol de noche” para
la cena. Nos mudamos a Concordia
en 1945 para comenzar la escuela
primaria con mi hermana. Hasta tercer grado asistí al Colegio Mitre, una
pequeña escuela privada que ya no
existe, salvo en los buenos recuerdos de los que fuimos sus alumnos.
Hice luego el cuarto grado en la Escuela Normal y a principios de 1950
mis padres se mudaron a Pergamino, en la provincia de Buenos Aires,
donde terminé la escuela primaria.
Las primeras radio y heladera eléctrica llegaron a mi casa allí por el
47, cuando mi padre logró vender
un DKW de la preguerra alemana,
para el que no había neumáticos. De
esa radio con válvulas inmensas, recuerdo haber escuchado en familia
todos los capítulos de la radionovela
50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica
“Los Miserables” adaptada de Víctor
Hugo. Como los desplazamientos a
lo largo de mi vida fueron muchos y
grandes, no conservo amigos de esa
etapa. Fui un buen alumno de matemáticas (me gustaba) y de historia.
Leía mucho y terminé la escuela primaria habiendo leído casi completa
la biblioteca del club Douglas Haig,
que estaba muy cerca de mi casa en
Pergamino. Entre muchos otros, leí
los clásicos de Homero, La Ilíada y
La Odisea, y La Eneida de Virgilio.
Recibí de regalo de un primo mayor
todos los libros de Salgari y luego
los de Verne, que devoraba en pocos
días. Años siguientes, me pasé a la
biblioteca municipal de Pergamino
que estaba mejor dotada,…………
pero no me permitían revolver en
los depósitos. El dinero no sobraba
en casa, pero las necesidades eran
pocas y estaban satisfechas.
Llegó a fines del 51 la decisión
de dónde seguir la escuela secundaria. Un tío llevó a casa la idea del Liceo Naval (en Río Santiago, cerca de
La Plata) y allí marché a principios
de 1952. Los años del liceo fueron
buenos, nunca subimos a un barco
pero hice muchos deportes y los
profesores eran excelentes. En tres
años que estuve allí y dos que le siguieron en la Escuela Naval vecina,
adquirí una muy buena formación
en ciencias que fue muy útil durante toda mi educación universitaria.
El peronismo de aquellos años había cesanteado muchos profesores
de la Universidad Nacional de La
Plata, que buscaron trabajo en los
institutos de la marina que estaba a
pocos minutos de tren. Recuerdo a
los Profesores Poggio y Bertomeu de
la UNLP que me atraparon con sus
cursos de física en la Escuela Naval.
Allí me di cuenta que la Armada no
era mi vocación o mi deseo y casi
diría que afortunadamente a fines
del 56, de vacaciones en Pergamino, tuve un difícil accidente en motocicleta (una Gilera 150, que rei-
nó por aquellos años ¡antes que la
Puma!), donde me dañé seriamente
una pierna y un ojo. Quedé internado por un año entero y en muletas o
caminando con dificultad por varios
más. Esto terminó la etapa naval y
las pocas habilidades deportivas que
pude haber tenido. En toda esa etapa seguí leyendo mucho, desde el
“Más Allá” que me capturó durante
1953 con la novela “El día de los Trífidos” de John Wyndham y continué
hasta que la revista mensual desapareció. Leí Tolstoi, Remarque, Gheorgiu, Sue y también los más sólidos
Hesse, Huxley y Orwell, favoritos en
aquellos años. A principios del 58,
cuando comencé a reponerme de
mi accidente terminé en Pergamino
como alumno libre mi bachillerato
truncado y pensé en un estudio universitario. En Marzo me instalé en
una pensión en Rosario, donde comencé la carrera de Ingeniero Electricista.
 3. UNIVERSIDAD E INGRESO
EN LA FÍSICA
3.1
Estudiante de ingeniería en
Rosario: 1958-1960
La Facultad de Ingeniería de Rosario (en esa época dependiente de
la Universidad Nacional del Litoral)
estaba superpoblada en aquellos
días. El Ingeniero Cortés Pla daba
clase de Física I en el salón de actos del edificio pero a veces debía
escuchar las clases de Algebra, Geometría Analítica y Análisis Matemático desde las ventanas de las aulas.
Por ello abandoné la asistencia a
algunas materias y con la ayuda de
mi buena formación previa decidí rendirlas como alumno libre. A
principios del 60 había terminado
el segundo año de mi carrera y me
inscribí en dos materias de tercero,
una de ellas Mecánica Racional que
dictaba el Profesor Beppo Levi, matemático italiano que había invitado
a Rosario el Decano Cortés Pla en
17
1939, cuando comenzó en Italia la
persecución judía por el nazismo.
Tuve el privilegio de asistir a sus clases, cuando era un lúcido anciano
de ~85 años que tenía a Mario Castagnino como jefe de trabajos prácticos. Beppo Levi murió en Rosario el
año siguiente. Recuerdo con cariño
los años en Rosario, las pensiones
de estudiantes y el comedor universitario cooperativo donde el menú
era a menudo sopa de arroz, arroz
con (poco) queso y arroz con leche,
cuando el arrocero fiaba.
Supe en Marzo del 60 acerca de
la existencia del Instituto de Física
de Bariloche, como se llamaba originalmente el Instituto Balseiro (IB) y
consulté con el Ingeniero Cortés Pla,
quien me alentó, regaló uno de sus
libros de divulgación sobre la física
de la época y me refirió al Ing. Mario Báncora, profesor de la Facultad
formado en el Lawrence Radiation
Laboratory en Berkeley, que en años
previos había tenido influencia en
la creación de la Comisión Nacional de Energía Atómica, del Instituto
Balseiro y también del CONICET.
Báncora me recibió muy amablemente en su casa cercana a la Facultad y completó mi decisión de ir
a Bariloche. Me presenté al examen
de selección en Buenos Aires y fui
aceptado para el ingreso.
3.2 El Instituto Balseiro (IB):
1960-1963 – Sexta Promoción
A fines de Julio de 1960 ocupé
mi camarote del tren a Bariloche
(>36 horas de viaje) con mis >15
futuros compañeros, cuatro de ellos
extranjeros becados por OEA. En el
largo viaje conversé con casi todos
y en las paradas en los pueblos del
camino comprábamos comestibles
y combustibles para ayudar un viaje más entretenido y calmar la ansiedad por lo que nos esperaba al
comenzar una etapa importante de
nuestras vidas.
18
Iniciamos las clases con Balseiro dictando el curso de mecánica,
Maiztegui el de laboratorio, Federico Gaeta (un brillante matemático
español que estuvo un año en Bariloche) el de matemáticas y con los
profesores Español el de Química.
En aquellos años la química y la fisicoquímica ocupaban un rol importante en la carrera de física, cosa que
lamentablemente no ocurre ahora.
Los dos meses que escuchamos clases de Balseiro nos mostraron un
docente excepcional, que volvimos
a tener el semestre siguiente en la
primera mitad de un curso de Elasticidad y Mecánica de los Fluidos. En
esa época su salud comenzó a deteriorarse y falleció en 1962, antes de
cumplir los 43 años. Sus discípulos,
Jorge Agudín, Lionel Menegozzi, Arturo López Dávalos y Andrés García,
algunos de ellos recién graduados
y sin tener aún una etapa doctoral,
postergaron sus carreras y se hicieron cargo de los cursos con una
enorme y muy ponderable dedicación que permitió superar aquella
difícil etapa del Instituto. Tuvimos
también en el IB excelentes profesores como Wolfgang Meckbach,
Ricardo Platzek, Mario Foglio, Francisco Morey Terry, José Fulco, Pedro
Thieberger y Carlos Mallmann, que
nos dieron una buena formación al
culminar la licenciatura a fines de
1963.
Mi trabajo final para la licenciatura lo hice con Marvin Abraham,
un físico del Oak Ridge National
Laboratory que estuvo un año en
Bariloche y contribuyó al inicio de
la facilidad de resonancia paramagnética electrónica (RPE) del Instituto. Su propuesta fue estudiar uno de
los trabajos pilares de la resonancia magnética (Bloembergen et al.
1948), que logré comprender después de muchas charlas con Marvin.
En Diciembre del 63 festejamos la
graduación de nuestra sexta promoción del IB.
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Debo agradecer que, exceptuando los pocos años en el Colegio
Mitre de Concordia, mi educación
primaria, secundaria y universitaria
se desarrolló en el sistema público
gratuito que nos ofrece la Argentina.
Durante los años de mis estudios en
Bariloche me cubrieron también los
gastos de supervivencia. La educación gratuita en todos los niveles es
una tradición muy valiosa de nuestro país, pero siempre pensé que
fijar reglas claras para mantenerla
en las universidades permitiría con
costo similar, no sólo pagar los estudios sino también la supervivencia
estudiantil de los buenos alumnos
durante los años de sus estudios universitarios, como ocurre en el IB.
3.1
Si bien no tuve problemas con
mis estudios en el IB, la vida era
muy difícil cuando, con ~20 años de
edad, vivíamos a 9 km de un pueblo
pequeño con pocos atractivos para
gente joven, salvo la vida al aire libre en verano, con acceso complejo
salvo con los servicios de ómnibus
del IB. Para describirlos y a modo de
anécdota describo algunos de los recuerdos.
 4. COMO GRADUADO EN LA
FCEYN, UBA: 1964, HASTA LOS
BASTONES LARGOS.
Con Mario Passeggi, Miguel Ipohorski y Jaime Moragues, con quienes tenemos una gran amistad desde
Vida en el IB a principios de los 60………….
Los veranos en Bariloche siempre fueron hermosos. Cargar una mochila en largas caminatas en planos y montañas tiene atractivos especiales. Conocimos con buenos amigos todos los refugios de la zona,
disfrutamos de la belleza del lugar y al mismo tiempo recuperé en las
caminatas mi pierna dañada en mi accidente de 1956, para llegar a
caminar en forma casi normal. Pasear no requería dinero, sólo esfuerzo
físico y una cámara fotográfica. A veces el comedor de los estudiantes
nos ayudaba con comida para el viaje. El refugio del Cerro López y el
refugio Frey en las lagunas Frey y Toncek, en los altos del Cerro Catedral, eran las excursiones favoritas para hacer un fogón y tomar mate
con amigos hasta la madrugada. Los inviernos eran bien distintos y en
cierta manera depresivos, especialmente junto a la fuerte presión por los
estudios. Mucha lluvia, nieve que se vuelve molesta a los pocos días de
permanencia, con vientos que aullaban durante la noche. A partir del
tercer semestre descargamos nuestra impaciencia con Jaime Moragues
“fugándonos” a Buenos Aires por períodos de ~10 días en la mitad de
los períodos. Cuatro de esos días transcurrían en vagones de segunda
clase con duros asientos de madera a través de los desolados pueblos
patagónicos de la época. Obviamente eso no estaba permitido y en la
escapada del último cuatrimestre encontré a mi regreso que el Consejo
Directivo del IB ¡me había quitado la beca! Era un castigo simbólico
producido porque durante la corta vacación encontré en Buenos Aires
al director, Dr. Mallmann, mientras caminaba por la calle Florida. Me
permitían seguir en mi habitación y perdía la pequeña beca en efectivo y las comidas que, de todas maneras, todos los días me traían del
comedor los amigos más cercanos. Para ese entonces me faltaban sólo
dos materias y disfruté mucho durante dos meses sociabilizando y “ganándome la vida” en el pueblo dando clases de refuerzo a alumnos de
secundaria. Años más tarde vi a Mallmann en California y le agradecí
por esa oportunidad de ganarme la vida que me habían dado.
50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica
los años de Bariloche marchamos a
Buenos Aires a principio de 1964.
Con Mario fuimos a la UBA con becas del CONICET y Miguel y Jaime
fueron a CNEA, y el primer año los
cuatro compartimos una casa que
disfrutamos mucho. Mi beca era
para trabajar en el Departamento
de Física de la Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales (FCEyN UBA),
que entonces lideraba Juan José
Giambiagi y mi director nominal fue
Cecilio Wainstein, de La Plata, que
acababa de volver de Berkeley luego de trabajar con Jeffries en temas
de relajación de spines en sólidos.
El arreglo lo había hecho Giambiagi
con la idea de comprar posteriormente un equipo de RPE para el
Departamento. Wainstein falleció
tempranamente un año después y el
arreglo no funcionó, pero Giambiagi
invitó en 1964 a George Feher (Feher
2009) un físico Eslovaco, graduado
en Berkeley, quién había hecho una
carrera brillante en Bell Telephone
Laboratories de los 50, en Columbia
University y desde 1960 en la Universidad de California, San Diego
(UCSD), en La Jolla, donde aún reside. La misión de George en su sabático en Buenos Aires era formar un
grupo y preparar la compra y llegada
del equipo de RPE. Esa oportunidad
se dio porque Giambiagi conocía a
su esposa Elsa Rosenvasser, quien
había hecho su licenciatura en física
en Argentina y luego su doctorado
en Columbia University, en New
York. Elsa quería devolver con ese
sabático lo recibido de nuestro país
y vino con George a pasar casi un
año a ayudar a la Facultad en aquella tarea. Esta oportunidad me llevó
a una relación como estudiante, colega y amigo con George y Elsa, que
lleva medio siglo. Mi colaboración
con ellos marcó profundamente tanto mi vida científica como la personal.
Aquella visita al Departamento
de Física de la Facultad de Ciencias
Exactas fue útil desde el punto de
vista formativo, pero los hechos que
sucedieron en 1966 no permitieron
el uso del instrumental comprado,
que llegó más tarde. Es interesante
comentar que por aquellos años la
beca del CONICET en la FCEyNUBA era normalmente durante una
etapa corta. Con ágiles sistemas de
concurso los becarios nos incorporábamos rápidamente como auxiliares
docentes, primero con dedicación
parcial y luego exclusiva, abandonando la beca, realizando docencia
desde el primer día como requisito
básico para trabajar en la Facultad.
El 29 de Julio de 1966, bajo la
presidencia de facto de Juan Carlos
Onganía, la Policía Federal entró garrote en mano al viejo edificio de la
Facultad de Ciencias Exactas en Perú
222, desalojó la Facultad y detuvo a
centenares de profesores y estudiantes. Fue el final de una época brillante de la Universidad Argentina
en el que la UBA ocupaba el primer
puesto de excelencia en Latinoamérica y estaba muy bien ubicada en
el mundo. Yo trabajaba en la Ciudad
Universitaria, pero estuve entre los
muchos que renunciaron en repudio por la situación. Junto con algunos otros, tuve la suerte que pocos
días antes el CONICET me había
otorgado una beca externa para ir a
California. Giambiagi, nuevamente,
ahora desde el directorio del CONICET arregló las cosas para que los
que estaban en mi situación no perdiéramos la beca y en septiembre de
1966 partí hacia los Estados Unidos
planeando compartir mi estadía entre el grupo de Feher en UCSD y el
de Raymond Orbach, un físico teórico en la Universidad de California
en Los Ángeles (UCLA). A principios
de 1966 me había casado con Yolanda quien es mi compañera por casi
50 años y partimos hacia California
llenos de expectativas.
19
 5. UNIVERSIDAD DE CALIFORNIA, SAN DIEGO, 1966-1968
Trabajé dos años en el laboratorio de George Feher, en el Departamento de Física de UCSD, con un
plan orientado hacia la relajación
de espines en sólidos, por entonces
de mucho interés debido al rol adquirido por los láseres y máseres de
estado sólido, que requerían esa información. Ray Orbach actuó como
un asesor teórico y yo viajaba casi
semanalmente a UCLA para compartir parte de mi trabajo con Ray y
con Zdenek Sroubek, de su grupo.
Durante mi estadía en UCSD tuve
todas las posibilidades que quise,
supe y pude aprovechar. Tuve acceso irrestricto a un laboratorio de
resonancia paramagnética electrónica (RPE) no convencional, como
pocos en ese momento, junto con
un ambiente científico excepcional
para la época, como George, quien
con su técnica de resonancia doble
nuclear electrónica (ENDOR) había
sentado bases para las teorías acerca
de donores y aceptores en semiconductores. También estaban en UCSD
Bernd Matthias, el artífice de los
superconductores tradicionales hasta su muerte en 1980, Harry Suhl y
varios más construían la teoría de la
En los temas familiares, en
La Jolla nació nuestro hijo Rafael Alejandro en Agosto de
1967. El viaje de regreso a Argentina lo hicimos en el Brasil
Marú, un barco mixto de pasajeros y carga, que con una velocidad de 16 nudos nos llevó de
Los Ángeles a Buenos Aires en
treinta días a través del canal de
Panamá, visitando Panamá, Curazao, Caracas, Rio de Janeiro
y Santos. Fue un merecido descanso familiar después de dos
activos años y mi hijo aprendió
a caminar en la movida cubierta
del barco navegando
20
materia condensada, Walter Kohn y
Lu Sham inventaban la teoría de la
funcional densidad. Trabajé en esos
dos años en varios problemas acerca
de la interacción spin-red, estructuras hiperfinas, ENDOR, etc. Parte de
los experimentos consistían en estudiar los cambios de los espectros de
EPR bajo una deformación elástica.
Con ellos obtenía los parámetros
que gobiernan la relajación de spin
en un cristal vibrante a bajas temperaturas. Gran parte de mi trabajo
se realizó en iones de tierras raras
(Calvo & Orbach 1967; Calvo et al.
1968; Calvo, Isaacson, et al. 1969;
Calvo et al. 1970). Algunas veces
mi esposa me acompañaba en el
laboratorio hasta la madrugada, en
largas jornadas nocturnas con el peligroso hidrógeno líquido, usado en
aquellos años con el más amigable
helio para completar información a
bajas temperaturas. De Roger Isaacson aprendí mucho acerca del uso
del laboratorio y comenzamos una
amistad que mantenemos. Dejé la
Jolla en septiembre de 1968 con mis
primeras cinco publicaciones y con
mediciones para elaborar otras a mi
regreso a Argentina. Algún tiempo
antes Héctor Antúnez, entonces en
San Diego, había sido convocado a
hacerse cargo de la dirección del IB
y me invitó a trabajar en Bariloche a
mi regreso a Argentina. La situación
en la UBA no había cambiado y esa
oportunidad era excelente para armar un futuro de vida y trabajo.
 6. DE REGRESO EN BARILOCHE (1969-1972)
En Noviembre de 1968 estaba de
regreso en Bariloche con una familia y muchas expectativas de trabajo. Desde Enero de 1969 fui investigador de CNEA. Mi primera tarea
fue completar mi tesis doctoral en
el IB, que presenté en Mayo del 69,
bajo la dirección de George con los
trabajos hechos en La Jolla. En esos
días el CONICET me designó en la
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Carrera del Investigador, el primero
dentro del IB. En el Centro Atómico
Bariloche (CAB) había un equipo Varian de RPE comprado en 1960 con
apoyo de la OIEA, recibido un par
de años más tarde. Había también
gente con entusiasmo para trabajar
y durante 1969 nos asignaron un espacio amplio que había pertenecido
al Acelerador Lineal que se había
mudado. La idea que seguimos fue
montar una infraestructura experimental apropiada y moderna con la
posibilidad de trabajar hasta temperaturas de helio líquido. Los excelentes talleres del Centro Atómico
Bariloche permitían construir esas
facilidades con la mejor calidad,
aun cuando el apoyo económico era
muy limitado. Durante 1969 conseguí mi primer subsidio de CONICET.
Junto con la construcción del nuevo
laboratorio en 1969, comenzaron
sus tesis doctorales Saúl Oseroff y
Carlos Fainstein, continuando en la
línea que yo había desarrollado en
La Jolla. En ese 1969 publicamos
un primer trabajo con ellos y con
Cristina Terrile acerca de resultados de EPR en disprosio trivalente
en cristales de fluorita deformados
por presión uniaxial, con datos que
había adquirido en La Jolla (Calvo,
Fainstein, et al. 1969). Hacíamos los
cálculos por turnos con una calculadora Olivetti de manivela, la primera adquisición del nuevo laboratorio. Saúl, mi primer tesista doctoral,
presentó su tesis en 1972 y Carlos
en 1973. Durante 1969 se unió al
grupo Mario Passeggi, quien había
estado en Chile desde los bastones
de 1966. Con orientación más teórica que la mía completó la estructura
del laboratorio. En 1970 se unieron al grupo Manuel Tovar, Pedro
Schlottmann y Domingo Aliaga para
sus trabajos finales de licenciatura.
En 1970 también completamos y
publicamos el primer trabajo experimental realizado íntegramente en el
laboratorio desde mi llegada a Bariloche (Oseroff et al. 1970).
Estudiamos el efecto de deformaciones de cristales de ThO2 sobre
los espectros de gadolinio trivalente.
La muestra era un monocristal de
~1 mm3 que me había dado Marvin
Abraham en Los Ángeles en 1968.
Recuerdo que un día ese cristal se
nos cayó al suelo y lo buscamos de
rodillas, baldosa por baldosa del
laboratorio tratando de no pisarlo,
hasta que logramos encontrarlo. El
laboratorio se completó y en 1971
inauguramos oficialmente una infraestructura experimental excepcional para el equipamiento que
teníamos. En el período 1970-1972
publicamos seis trabajos realizados
en las nuevas instalaciones. Manuel
Tovar se agregó como tesista doctoral del grupo en 1971, tesis que
completó con la ayuda de Mario
Passeggi en 1976, cuando yo ya no
estaba en Argentina. Los > tres años
en Bariloche fueron mi primera experiencia a cargo de un proyecto de
investigación, de tesistas doctorales
y de licenciatura y a cargo del dictado de materias en el IB.
A mediados de 1969 nació
en Bariloche nuestro hijo Juan
Pablo. La alegría familiar se
complicó por sus problemas de
salud y Bariloche no era el lugar más indicado para su tratamiento. Por ello estuve algunos
meses de 1970 trabajando en
CNEA Buenos Aires, cuando
se abrieron los primeros concursos en el Departamento de
Física de FCEyN UBA después
de la debacle del 66. Aunque
lamentaba mucho tener que
dejar Bariloche, me presenté
y fui designado como Profesor Asociado a fines de 1971,
cuando me pidieron me incorpore a principios de 1972.
21
50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica
dejado cesante de su cargo……….”,
según lo dictado por el Ministro Ivanissevich y el Rector Ottalagano en
el medio de los enfrentamientos de
los dos sectores del partido gobernante. Esas cesantías se produjeron
con poca diferencia de tiempo a lo
largo de todo el país. Buscándole el
lado positivo a las cosas de la vida,
así como mi accidente de 1956 me
llevó a reorientar mi vida hacia algo
que me gustaba, mi cesantía de
1974 me llevó a dejar el país por
una década (1975-1984) en años
negros de nuestra historia. Pienso,
sin embargo, que las cesantías masivas de 1974 produjeron más daño al
sistema científico y universitario del
país que las renuncias de 1966. Pasaron tantos años antes de regresar a
una normalidad, que una parte importante de la generación joven que
se fue del país, hizo carrera y vida
en otras tierras y nunca regresó.
 8. EL EXILIO EN VENEZUELA
1975-1984
Figura 1: Inauguración del laboratorio de resonancia magnética del IB.
Desde la izquierda, Pedro Schlottmann, Tony Hinterberger, Manolo Tarchitzky, Rafael Calvo y Rafael A. Calvo.
 7. DE REGRESO A LA UBA
(1972-1974)
El 1 de Abril de 1972 regresé a
trabajar en el Departamento de Física de la FCEyN-UBA, donde había
llegado el equipamiento comprado
en 1964. El dinero que me habían
prometido para comenzar a trabajar
fue sólo una promesa y con la ayuda
de Gastón Barberis, quien comenzó su tesis doctoral y de tres buenos alumnos de licenciatura, Diana
Zadunaisky, Graciela Maldonado y
Carlos Zárate iniciamos una línea
de investigación que continuaba la
comenzada en Bariloche. Recién en
1973 logré un subsidio del CONICET y en el ínterin debimos confiar
sólo en nuestro esfuerzo y en los
museos de geología que nos dieron
la oportunidad de varios estudios
relevantes acerca de iones de manganeso en monocristales de calcita
que se publicaron en años siguientes (Barberis & Calvo 1973; Calvo
et al. 1974; Zadunaisky de Basch et
al. 1976; Barberis et al. 1975; Barberis et al. 1994). La experiencia de
Buenos Aires fue excelente desde el
punto de vista de los colaboradores
y los logros comunes pero fueron
también los años más difíciles de
mi vida profesional por la violenta
situación política e institucional del
país, que para mí culminó en Octubre de 1974 con una carta donde
un empleado de segundo nivel de
la Facultad me anunciaba “tengo
el gusto de informarle que ha sido
Debí buscar trabajo rápido y entre las posibilidades que se me presentaron elegí el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas
(IVIC), en Caracas Venezuela, para
donde partí el 1 de enero de 1975.
La violencia que imperaba en esos
días en la Argentina contrastó con lo
que encontré en Caracas, donde a
poco de llegar y con motivo de una
ceremonia de graduación del IVIC
estuve conversando con el presidente de la república que asistía a la
ceremonia sin custodios visibles. La
palabra exilio en este caso es un eufemismo y en esos años encontré en
Venezuela un lugar generoso y muy
agradable para vivir y trabajar.
8.1
El IVIC
En 1975 encontré en el IVIC un
instituto multidisciplinario de excelente nivel, con tradiciones científicas similares a las de buenos centros
22
internacionales. El boom petrolero
de aquella época ayudaba, la biblioteca del IVIC era la mejor de Latinoamérica, en pocos meses pude comenzar a comprar equipamiento y
como habíamos hecho en Bariloche,
a montar un laboratorio con facilidades para trabajar hasta 1.5 K con
producción local de helio líquido.
Los temas de relajación espín red me
interesaban menos y mientras terminaba los trabajos que hicimos en
Bariloche y Buenos Aires, comencé
a armar una nueva línea de investigación orientada hacia compuestos
de metales de transición con ligandos de interés biológico usando RPE
y ENDOR. Los primeros resultados
del trabajo en el IVIC los tuvimos
estudiando defectos moleculares y
anchos de líneas de RPE en mioglobina (Calvo & Bemski 1976). Por
aquella época las becas doctorales
al exterior en Venezuela eran muy
generosas, sólo había estudiantes de
licenciatura o que hacían maestrías
o etapas de readaptación en nuevas
áreas (Helena Isern, Cecilia Abache
y Rosa Franco). Afortunadamente
era joven y podía llevar adelante todas las tareas. En 1978 presenté las
primeras mediciones de estructura
hiperfina de ligandos nitrógeno de
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
CuII en alanina utilizando la técnica
de ENDOR en una reunión de la Biophysical Society en los Estados Unidos, que luego publicamos en 1980
(Calvo et al. 1980). Un año después
de mi llegada al IVIC Saúl Oseroff se
incorporó al laboratorio agregando
una línea de investigación en vidrios
de espín. Con la excepción de una
licencia sabática en La Jolla, trabajé
en el IVIC hasta noviembre de 1984.
En esos años continué con buenos
resultados la línea de investigación
que describo arriba, enfatizando la
preparación de nuevos materiales,
generalmente compuestos de metales de transición con ligandos orgánicos, el crecimiento de cristales
y la realización de experimentos de
EPR y ENDOR en monocristales,
experiencia que continúa siendo de
gran utilidad en mis investigaciones.
La química de los materiales que estudiaba pasó a ser parte importante
de mi trabajo. Durante mi estadía en
IVIC conté con la ayuda de Manuel
Mesa, a quien conocí en una visita
a Bogotá, que resultó de gran ayuda en el laboratorio y fue un buen
amigo.
Figura 2: En 1989, en el laboratorio de Santa Fe, cuando aún los espectros
se dibujaban en papel, con Mario Passeggi, Carlos Steren, Débora Martino
y Patricia Levstein.
8.2
1981
Sabático en La Jolla, 1980-
George Feher visitó Venezuela en 1978 y me invitó a tomar un
año sabático en su laboratorio, que
se concretó a mediados de 1980 y
prolongó por 18 meses. El plan primario era estudiar interacciones de
intercambio de un ión FeIII con los
aceptores primarios quinonas dentro de la proteína centro de la reacción fotosintética de la bacteria Rb
Sphaeroides. No se conocía aún la
estructura molecular del centro de
reacción y esas investigaciones lideradas por George permitieron
avanzar etapas importantes en el
problema. Fue una investigación
compleja que culminó en 1984 con
publicaciones que continúan siendo
importantes en el área (Calvo, Butler, et al. 1982; Butler et al. 1984).
Durante mi sabático y con la ayuda
de Zackary Fisk y Brian Maple pude
usar sus facilidades experimentales
en UCSD para estudios magnéticos
de los sistemas que estudiaba en Caracas (Calvo, Nascimento, Fisk, et al.
1982; Calvo, Nascimento, Torikachvili, et al. 1982) así como estudiar el
órden magnético del compuesto de
cobre con glicina a través de la difracción de neutrones (Pringle et al.
1985). Conté con la ayuda de Otaciro Nascimento, colega brasileño
del Instituto de Física de San Carlos
de la Universidad de San Pablo, con
quien continuamos colaborando
hasta ahora. Ese año largo con mi familia en La Jolla es un muy buen recuerdo tanto desde el punto de vista
de trabajo como personal. Lo repetí
con mi esposa 15 años más tarde,
trabajando en la misma área de fotosíntesis, cuando el conocimiento
del tema había tenido una evolución
importante. Regresamos a Caracas
en Octubre de 1981, para continuar
con mi línea de trabajo.
50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica
 9.
MI REGRESO A LA ARGENTINA: SANTA FE, FINES DE 1984
En 1982, después de la guerra
de Malvinas, vinimos de visita a la
Argentina y nuestros hijos quedaron
atraídos por esa sensación de tener
una familia más grande que la que
conocían y empezaron a hablar de
regresar. La idea cristalizó con la
llegada de la democracia en 1983;
la familia votó y decidimos programar nuestro regreso que se concretó
a fines de 1984. La experiencia de
Buenos Aires en los 70 había sido
frustrante y nos decidimos por Santa Fe, donde Mario Passeggi había
comprado equipamiento que yo
necesitaba. Con Mario hemos trabajado juntos y con visiones complementarias de los problemas, en los
últimos treinta años.
La línea de trabajo fue principalmente el estudio de interacciones
magnéticas en moléculas biológicas
y sistemas modelo así como también
en magnetos moleculares que en
general involucran moléculas orgánicas. Comencé a trabajar en el laboratorio de INTEC (CONICET-UNL)
en Santa Fe y desde mi llegada tuve
tres estudiantes de doctorado, Ana
María Gennaro, Patricia Levstein y
Carlos Steren que contribuyeron a
la cuarta (probablemente última)
facilidad experimental que me tocó
poner en marcha. Ellos permitieron
arribar a los primeros resultados experimentales locales en Marzo de
1986 (Gennaro et al. 1987; Levstein
et al. 1988; Steren, Gennaro, et al.
1989; Steren, Calvo, et al. 1989;
Gennaro & Calvo 1989; Levstein &
Calvo 1990; Levstein et al. 1991).
Con Mario avanzamos también en
varios otros problemas (Passeggi &
Calvo 1989; Calvo et al. 1991; Calvo
& Passeggi 1991; Passeggi & Calvo
1995). Entre 1985 y 1989 fui profesor titular de físico química con dedicación simple del Departamento
de Química Física de la Facultad de
Ciencias Bioquímicas y Farmacéuticas, Universidad Nacional de Rosario. Viajaba semanalmente a Rosario
y dictaba clases en esa Facultad. En
1989 la Facultad de Bioquímica y
Ciencias Biológicas de la Universidad Nacional del Litoral en Santa Fe
me invitó a concursar como Profesor
Titular del Departamento de Física,
que por aquella época sólo contaba con un laboratorio de alumnos
y tomé esa tarea, dejando mi cargo
en Rosario. En años siguientes dirigí tesistas de doctorado en física o
química que realizaban su trabajo
dentro del INTEC (Débora Martino, Sergio Dalosto y Marta Massa
(Martino et al. 1995; Dalosto et al.
1999; Massa et al. 2000) así como
en el Doctorado en Ciencias Biológicas de la Facultad de Bioquímica
(Carlos Brondino, Nieves Casado y
Alberto Rizzi). Estas últimas tesis enfatizaban aspectos relacionados con
moléculas biológicas utilizando el
equipamiento de RPE que teníamos
en INTEC que fue la herramienta
experimental principal (Brondino et
al. 1993; Brondino et al. 1995; Sartoris et al. 1999; Casado et al. 2001;
Rizzi et al. 2002; Rizzi et al. 2003).
Colaboraciones con colegas de Brasil, Chile, España, Francia, Polonia y
Estados Unidos me dieron acceso a
23
otras herramientas experimentales y
a compartir experiencias que contribuyeron al éxito de nuestro trabajo.
Recuerdo bien mi colaboración
con Raul Rapp en Río de Janeiro y
las excelentes facilidades de mediciones magnéticas a muy bajas
temperaturas que compartimos (Siqueira et al. 1993; Rapp et al. 1995;
Hoffmann et al. 2001; Chagas et al.
2006). La memorable y eficiente
ayuda de la Fundación Antorchas
con sus proyectos nacionales e internacionales tuvo un rol fundamental
en nuestro trabajo.
9.1
Otro sabático: La Jolla y
Bilbao, 1996-1998
En febrero de 1996 falleció nuestro hijo menor y con mi esposa vimos la conveniencia de alejarnos de
Argentina por un tiempo usando mi
licencia sabática, compartiéndola
entre la bien conocida La Jolla y Bilbao, en España. Estuvimos en La Jolla por un año y en el Departamento
de Química Inorgánica de la Universidad del País Vasco en Bilbao,
por seis meses. Luego, regresamos
a La Jolla por períodos anuales de
tres meses hasta cuando George se
retiró y cerró el laboratorio en 2005,
Figura 3: Con Dante Gatteschi y Yuri Yablokov en la reunión ISMAR 1988
en Poznan, Polonia.
24
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Figura 4: En La Jolla con George Feher y Roger Isaacson en Mayo de 1997.
después de más de 45 años de importantes logros. En esas visitas a
La Jolla dediqué todo mi tiempo al
estudio de varios problemas relacionados con el centro fotosintético
de bacterias. Ellos se encadenaron
a medida que se realizaban nuevas
mediciones y resolvimos el acople
magnético entre los aceptores quinona y su relación con la transferencia electrónica (Calvo et al. 2000;
Calvo et al. 2001), la distribución
electrónica del radical quinona
usando ENDOR (Flores et al. 2003;
Flores et al. 2006; Flores et al. 2007)
y la relajación del radical quinona
(Calvo et al. 2002).
Mi visita a Bilbao fue al laboratorio de Teófilo Rojo a quien había
conocido en una visita corta algunos
años antes. Colaboramos en problemas de magnetismo molecular que
nos interesaban mutuamente con
varios logros interesantes (Unamuno et al. 1998; Calvo et al. 1999;
Schlam et al. 2000). Fui invitado a
incorporarme por un tiempo más
largo como profesor del departamento pero era difícil compatibilizar esa invitación con mis visitas a
La Jolla y sólo la repetí por cuatro
meses en el año 1998.
 10. EL SIGLO XXI
Comencé el siglo compartiendo
mi trabajo en Santa Fe con mis visitas de tres meses anuales a La Jolla
trabajando en centros fotosintéticos. De acuerdo con las facilidades
experimentales locales que tengo
orienté mi trabajo en Santa Fe al estudio de magnetos moleculares de
iones de transición 3d, 4f y mixtos.
Contribuyó mucho en esta dirección
la colaboración con Mireille Perec,
química de INQUIMAE, FCEN-UBA
que nos proveyó de nuevos materiales y de su “insight” químico, muy
útil en este tema multidisciplinario.
Entre 2006-2009 tuvimos un proyecto de colaboración binacional
ECOS Sud en temas de magnetismo
con Octavio Peña de la Universidad
de Rennes y el CNRS de Francia. En
2006 presenté ante FONCyT y CONICET mi último proyecto grande
para comprar un equipo moderno
de RPE, que se instaló en la Facultad
de Bioquímica como facilidad nacional. Me jubilé en 2010, dejando
poco antes la dirección del Departamento de Física y manteniendo
cargos de Profesor Titular Consulto
en la UNL e Investigador Superior
Contratado en CONICET.
Cuando dejé la dirección del Departamento de Física de la Facultad
de Bioquímica y Ciencias Biológicas
de la UNL habíamos formado en 20
años una unidad de investigación
productiva, con profesores que habían completado sus doctorados.
Actualmente, dentro del sistema
CONICET, trabajo en el recientemente creado Instituto de Física
del Litoral. Realizo investigaciones
Figura 5: Festejando los 50 años de graduados del IB a fines de 2013. Mario Passeggi, Rafael Calvo, Oscar Corbella, Doracy Primerano, Cayetano
Pomar, Jaime Moragues, Miguel Ipohorski y Alberto Filevich, en la casa de
Miguel.
25
50 Años de electrones resonantes en física, química y bioquímica
orientadas al estudio de moléculas
con funciones biológicas relevantes, como los pirofosfatos de iones
de transición (con Rosana Sartoris
quien realiza bajo mi dirección su
tesis doctoral en Ciencias Biológicas
(Sartoris et al. 2010; Sartoris et al.
2014)), y los magnetos moleculares
con énfasis en el estudio de transiciones de fases cuánticas, utilizando, entre otras, la técnica de RPE
(Napolitano et al. 2008; Perec et al.
2010; Calvo et al. 2011).
 11. LOGROS CIENTÍFICOS
Para terminar enfatizaré dentro
de los trabajos científicos que realicé
los que me dieron más enseñanzas
y satisfacciones o me permitieron
mayores logros. De la primer parte
de mi carrera elegiría uno dentro
del área de la interacción espín-red
que formó parte de mi tesis doctoral
acerca del efecto de deformaciones
elásticas en el espectro de RPE de
GdIII en monocristales de CaF2 (Calvo, Isaacson, et al. 1969). Me formó
en técnicas experimentales y en problemas teóricos que luego transmití
a varios discípulos que dirigí en Bariloche y en Buenos Aires. De años
posteriores en Caracas recuerdo un
trabajo en el que apliqué la técnica
de ENDOR al estudio de la interacción hiperfina de ligandos N de iones CuII en cristales del aminoácido
alanina (Calvo et al. 1980). Requirió
el montaje de un laboratorio de relativa complejidad y debí recorrer
todas las partes experimentales y
teóricas de esa línea científica. Comencé a preparar nuevos materiales y a colaborar con cristalógrafos
(Eduardo Castellano y Oscar Piro en
el siglo XX y Ricardo Baggio en el
XXI). Junto con ellos hemos agregado a la base de datos cristalográficos
de Cambridge ~50 estructuras cristalinas de nuevos materiales, generalmente compuestos de metales de
transición con ligandos orgánicos
preparados en mis proyectos cien-
tíficos. El contar con esos nuevos
materiales me dio gran libertad para
diseñar mis trabajos de investigación. En los primeros años en Santa
Fe elijo un estudio de las propiedades magnéticas del compuesto de
cobre de alanina (Calvo et al. 1991)
que requirió experimentos de varios
tipos así como diferentes técnicas
teóricas. Agrego también dos publicaciones separadas por 10 años y
4700 km sobre el mismo compuesto de CuII con isoleucina (Calvo et
al. 1985; Martino et al. 1995), que
en su segunda fase nos permitió observar transiciones de fase cuánticas
usando RPE. En épocas recientes me
inclinaría por un estudio más avanzado de esas transiciones cuánticas
(Calvo et al. 2011) que me requirió
navegar entre la física y la química de
varios problemas acerca de dímeros
magnéticos, condensación de BoseEinstein y excitaciones magnéticas.
Entre los trabajos donde colaboré
con George Feher elijo los dos que
más disfruté, realizados en La Jolla
con ~15 años de diferencia (Butler
et al. 1984; Calvo et al. 2000), que
permitieron logros relevantes acerca
del centro fotosintético de bacterias.
diferentes, algunas buenas y otras
difíciles. Deseo que el siglo XXI sea
mejor para las generaciones que nos
siguen.
 13.BIBLIOGRAFÍA
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 12. CONCLUSIÓN
En este ejercicio de síntesis recordé gente que me acompañó
durante mi vida científica, los que
fueron mis maestros, mis colegas y
mis discípulos, los lugares donde
estuve y los temas de trabajo donde
puse mis esfuerzos y tuve mis logros.
Colaboré con muchos y a todos les
estoy profundamente agradecido,
aunque quizás no haya nombrado a
alguno en particular. Leí con interés
otras reseñas de gente que aprecio
y respeto y deseo que este escrito
pueda interesar a otros por los tiempos y situaciones que nos tocaron
compartir, como a mí me interesaron las que leí. El siglo XX, donde
sin duda transcurrió la mayor parte
de mi vida, ha sido pleno de cosas
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26
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
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SEMBLANZA
Carlos García Canal
¿A quién pedirle la semblanza
que solicitan los editores de Ciencia
e Investigación Reseñas?
Encomendar una menuda tarea… ¿y por qué y para qué?
En la reseña incluyo los nombres
de todos mis estudiantes y todos mis
colaboradores. A cada uno de ellos
podría haberle tocado el “deber” en
(mala) suerte… No me cabe duda
que cualquiera que fuere comenzaría diciendo algo como “Es un gran
honor presentar la reseña de…” y
seguiría con elogios y adjetivos de
diferente tono dependiendo de la
personalidad de cada uno. Hasta
imagino que muchos de ellos pensarán al leer esto, si tienen la oportunidad de hacerlo, que les hubiera
gustado ser la(el) elegida(o). Pero
ciertamente todos imaginamos el
tono promedio del texto. Cuando alguien solicita una carta de recomendación (y la semblanza se le parece
bastante), espera eso, que hablen
bien de él, de su trayectoria. Nunca
se imagina que esa carta comience
diciendo: Cuando no puedo hablar
bien de alguna persona, mejor no
digo nada… y punto final. Eso sí que
sería divertido.
Por esta razón voy a obviar el pedido de la semblanza y voy a agregar
a modo de introducción a la reseña,
solo algunos datos biográficos que a
lo mejor alguien gustaría conocer o
recordar y que la complementan en
algún sentido.
Nací en Mendoza el 3 de diciembre de 1943, era viernes. Cuando un colega se enteró donde había
nacido dijo: Ahora se entienden muchas cosas… Escuela pública. Ado-
lescente vine a La Plata a estudiar.
De la estación de ferrocarril de 1 y
44 hasta 62 entre 18 y 19 viajamos
en mateo de caballo… Allí vivía con
otros mendocinos en una vieja casa
“chorizo” que lucía un cartel con el
nombre: Villa Tintillo. Estudiar a más
de 1200 km de la familia, además
de todo lo que significaba, era un
esfuerzo económico altamente no
trivial, que pude afrontar, entre otras
cosas, gracias al Comedor Universitario de la UNLP. Conté también con
la ayuda adicional y fundamental de
familias platenses que me “adoptaron”. Los Marchesini de calle 62 y
los Apreda de calle 5 tienen que ser
nombrados con el agradecimiento
más emocionado. La Universidad
fue un desafío continuo: desprenderse de innumerables prejuicios y
dogmas provincianos y de los otros;
decidir la ocupación del tiempo;
elegir; elegir; elegir… Después sigue
la vida comentada en la reseña. Sí,
porque más que de una trayectoria
científica la reseña termina hablando de la vida misma.
Siguiendo la evoluciÓn del
concepto de elementalidad:
la FÍsica de las simetrÍas
fundamentales
Palabras clave: Física Teórica. Fenomenología de las interacciones fundamentales.
Keywords: Theoretical Physics. Phenomenology of the fundamental interactions.
Carlos García Canal
Profesor Emérito Universidad Nacional de La
Plata; Investigador Superior CONICET, Instituto
de Física de La Plata.
[email protected]
Escuché alguna vez que es fácil
saber cuando alguien se ha vuelto viejo porque todo lo que dice lo
ilustra con una anécdota personal…
Aquí quedará demostrado, si es que
todavía hiciese falta luego de haber
sido invitado a escribir esta reseña….
El comienzo de mi carrera científica profesional creo que se debe
a Jorge Staricco quien era nuestro
profesor de Física Teórica de la Licenciatura. Un año dictaba Electromagnetismo y el siguiente Mecánica
Cuántica, de modo que a mi título
de grado le tocó ser cuántico…Al
Electromagnetismo lo estudié en el
postgrado. Siendo alumno de Staricco, me propuso que fuera a hacer el
doctorado en la Universidad de Brasilia de reciente creación, con Jayme
Tiomno, uno de los físicos brasileños
más relevantes, especialista en interacciones débiles. Acepté de inmediato y en 1965 me instalé en Brasilia con 21 años… Había comenzado
a trabajar con Tiomno, pero lamentablemente los militares brasileños
terminaron con la idea Brasilia ese
mismo año, abortando una de las
experiencias académicas más innovadoras y prometedoras de América
Latina, diseñada por Darcy Ribeiro,
Oscar Niemayer y José Leite Lopes,
entre otros. Allí nació mi rica relación académica, científica y humana con Brasil, la que aún perdura.
Regresé a La Plata, aunque había sido aceptado por Louis Néel en
Grenoble para realizar el doctorado.
En la UNLP, el director de mi tesis doctoral, que trató del problema
cuántico del sistema de tres partículas, fue Víctor Alessandrini de invalorable ayuda y guía. Nos enseñó el
camino a seguir en la tarea científica. Ese período de formación y entrenamiento en la investigación lo
compartimos con Huner Fanchiotti,
que fue el compañero de ruta ideal.
Por ello lo sigue siendo hoy… La
tesis fue presentada en octubre de
1967, año en que ya sufríamos, esta
vez en Argentina, la opresión militar que maltrató a la ciencia y a los
científicos como recuerda la tristemente célebre “noche de los bastones largos”.
En esos años conocí personalmente a Juan José Giambiagi en
una reunión de la Asociación Física Argentina en Tucumán. Allí presidía una sesión en la que presenté
mi primera comunicación científica oral, ligada a mi tesis doctoral
en realización. En ese entonces el
proyector de transparencias no era
usual. Como tenía que mostrar muchas ecuaciones y muy largas, decidí preparar diapositivas fotográficas
con las fórmulas relevantes. Cuando Giambiagi me citó a exponer, al
verme llegar con las diapositivas en
la mano, me dijo que probablemente me había equivocado de sesión,
ya que esa que él dirigía no estaba
dedicada a la Física Experimental,
donde sí se usaban diapositivas y
no tiza…El impacto de sus palabras
fue suficiente, en mi condición de
aprendiz, como para provocar la
caída de todas ellas al piso. No pude
utilizarlas. Imaginan que a partir de
ese momento le dí razones para tener que escuchar muchas veces y
por años, el calificativo de “chiquilín” que siempre le gusto usar para
conmigo. Para esto se unía el hecho
de ser, en algún sentido, su “nieto”
Siguiendo la evolución del concepto de elementalidad: la Física de las simetrías fundamentales
científico ya que Alessandrini había
sido su discípulo. Esa condición singular me permitió gozar con él de
los privilegios particulares que siempre tuvieron y tendrán todos los nietos del mundo...
El CONICET a través de una
beca externa, me posibilitó una estadía postdoctoral de dos años en el
International Center for Theoretical
Physics (ICTP) de Trieste bajo la dirección de Abdus Salam. Recuerdo
que tuve que pagar 50 dólares para
conseguir viajar en avión a Italia, ya
que CONICET pagaba el viaje en
barco…Allí desperté a la fenomenología de las interacciones fundamentales, el tema central de mi tarea
científica desde ese momento. En el
ICTP trabajé con Roberto Odorico y
nos encontramos con Andrés García
del Instituto Balseiro, quien también
estaba con una beca. Este encuentro
inició una larga colaboración que
se concretó en una serie de trabajos, continuados luego junto a Luis
Masperi durante mi permanencia
en el Instituto Balseiro en los años
1975 y 1976. En Trieste reencontré
a Giambiagi y entablamos una verdadera amistad. Recuerdo muy especialmente nuestra conversación
de entonces sobre el “horror vacui”,
la situación desesperante del físico
teórico frente al papel en blanco sin
saber qué calcular, tal como el pintor frente a la tela antes de la primera pincelada. Me ayudó de verdad a
superar ese difícil momento en que
como investigador debemos empezar a ser (o parecer...) “independientes” a partir de la finalización del
doctorado.
Participé de las escuelas, congresos y simposios que se realizaron
durante mi estadía en el ICTP. De
ellos destaco el Simposio de 1968
que organizó Salam con motivo de
la inauguración del nuevo edificio en Miramare, lugar al que nos
trasladamos desde Piazza Oberdan
en el centro de Trieste. Allí conocí
a Faddeev, el autor de las ecuaciones que habían sido parte central
de mi tesis doctoral; a Lifshitz, el
“compañero de fórmula” de Landau; a Klein, sin Gordon; a Dalitz,
que diseñó el gráfico para detectar
la presencia de resonancias en la
dispersión de partículas; a Schwinger, uno de los creadores de la Electrodinámica Cuántica; a Fock, el del
espacio de; a Crick que con Watson
descubrieron la estructura de doble
hélice del DNA; a Heisenberg, con
su principio de incerteza; a Dirac,
con su ecuación y a muchos más.
Para un joven aprendiz de investigador en Física esta reunión fue
del mayor impacto emocional y de
gran trascendencia. Las fotos que
tomé de muchos de ellos visten la
zona del Departamento de Física de
la UNLP donde trabajo. En ese año,
pude presentar resultados ligados
a la tesis doctoral en un congreso
sobre el problema cuántico de tres
partículas en Birmingham. Aquí hay
otra anécdota recordable. La recepción social del congreso consistió
en una fila para la presentación
formal a las autoridades de la Universidad y al chairperson de la conferencia, Rudolph Peierls, luego de
lo cual ofrecían una pequeña copa
de jerez que bebías de un sorbo. Finalmente entregabas la copa vacía
y salías de la sala, había concluido
la recepción. Lo anecdótico fue que
el distintivo con el nombre de institución que es usual proveer a cada
participante estaba diseñado para
ser usado en el bolsillo superior del
saco. He aquí que no uso saco… y
por ello lo llevaba dentro del bolsillo del pantalón. Para la presentación que mencioné, un bastonero
leía el nombre del distintivo en voz
alta y luego debías dar la mano a las
autoridades. Distraído con mi mujer,
llegó mi turno y como no tenía visible el distintivo, fuimos anunciados:
“Mrs. and y Mr. No Name”…De
aquí podrían sacarse muchas conclusiones…
31
La permanencia en el ICTP se
prolongó varios meses más luego de
la finalización de la beca CONICET,
a través de un contrato que me ofreció Salam. Ya para ese entonces, Salam me conocía. Esto lo menciono
ya que una anécdota divertida a ese
respecto había ocurrido seis meses
después de mi llegada al ICTP. En
ese momento debía enviar un informe de actividades al CONICET,
avalado por el director de la beca
externa. Pedí ver a Salam para que
firmara el mencionado aval y le llevé el informe con un resumen en inglés que ya tenía mi firma con aclaración. Cuando iba a firmar, Salam
me mira y pregunta: “Who is García
Canal?”… Usé esta anécdota alguna
vez que me tocó presentarlo en una
conferencia.
De regreso a la Universidad Nacional de La Plata, viví 6 meses “de
turista” hasta que en setiembre de
1970 se concretó mi ingreso a la Carrera del Investigador del CONICET.
Encontré en La Plata a Carlos
Bollini y J. J. Giambiagi, quienes habiendo sido expulsados de la Universidad de Buenos Aires acababan
de ser contratados en la UNLP. Con
ellos compartí uno de los períodos
científicamente más enriquecedores
de mi carrera. Conociendo que Bollini era un experto en Teoría Cuántica de Campos, le pedí que nos diera
un curso ya que durante el tiempo
de mi formación académica y de
postdoc, no había tomado contacto en detalle con esa disciplina, por
cuanto era casi “mala palabra”…
Los grados de libertad últimos de
los núcleos eran protones y neutrones ya que los quarks eran todavía
una curiosidad formal. La constante de acoplamiento de protones y
neutrones con los mesones pi, portadores de la interacción nuclear, es
del orden de 14, de modo que una
teoría de campos en ese ámbito era
imposible de ser tratada de manera
perturbativa. La respuesta de Bolli-
32
ni fue: da el curso vos… es la mejor
forma de aprender la Teoría de Campos. Y así fue.
A partir de 1974, la vida académica y la cotidiana en La Plata eran
muy difíciles, por decir lo mínimo.
Decidí entonces aceptar la invitación del Instituto Balseiro para ser
profesor en Bariloche. Pasé dos años
muy válidos en el aspecto científico y también en el humano. Allí
con Andrés García y Luis Masperi
desarrollamos un fructífero plan de
investigación, que incluyó varios tesistas y se concretó en diversas publicaciones de interés entre nuestros
colegas sobre fenomenología de las
interacciones fuertes en términos
de modelos para la dispersión elástica y difractiva basados en teorías
de campo para las singularidades.
En el Instituto Balseiro organicé el
Coloquio-Seminario que periódicamente reunía a los investigadores de
las distintas áreas, atraídos también
por el café y los dulces del Turista…
Era una actividad muy importante ya
que como gustaba decir Giambiagi,
el seminario es el termómetro de la
vida académica y científica de una
institución.
Para el curso lectivo 1977 regresé
a La Plata. En julio de ese año debí
presentar un informe de actividades
docentes y de investigación a la Facultad de Ciencias Exactas correspondiente al período 1972-1977. A
este informe lo acompañé con una
carta al decano interventor (de cuyo
nombre no quiero acordarme…)
impuesto por la dictadura, donde
destaqué la constante y perjudicial
perturbación a la que se veían sometidas nuestras tareas, que llegaba a
extremos tales como ser designados
en nuestros cargos por períodos de
un mes (por las dudas “nos portábamos mal”) y carencia total de apoyo
económico para el material bibliográfico, etc., etc. La respuesta por
escrito del decano, que incluía la
devolución de mi informe, intenta-
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
ba vanas justificaciones y terminaba
diciendo que “conocedor de la responsabilidad que siempre ha caracterizado los actos del señor Profesor,
lo dejo en plena libertad de elegir
las condiciones y el lugar de trabajo que más le convengan”… Aceptó
una renuncia que nunca presenté.
Al final de la sangrienta dictadura cívico-militar llamada Proceso,
los usurpadores del poder quisieron hacer perdurar como profesores
universitarios a sus elegidos. Para
ello se realizaron concursos. Para
presentarse a esos concursos era
imprescindible llenar un formulario
especial dedicado a los servicios
de informaciones de las diferentes
fuerzas armadas. Por esta razón y
en solidaridad con muchos colegas
perseguidos que no podían concursar, decidí no presentarme a los
concursos de la dictadura. Como no
se presentó nadie a mi cargo, continué contratado como interino en
la UNLP. Pocos años después, ya en
democracia, el gobierno dictó una
nueva ley universitaria, donde no se
animó a declarar nulos a todos los
concursos universitarios de la dictadura y sólo permitió que se reabrieran aquellos de los cuales alguien se
manifestara parte interesada. Decidí
entonces presentarme como interesado en todos y cada uno de los cargos del Departamento de Física de
la UNLP. La comisión que entendió
en el asunto me dio la razón y por
ello, en 1985, todos los cargos de
profesor del Departamento de Física de La Plata fueron concursados.
Nuestra institución tuvo ciertamente
una nueva fundación.
Entre 1984 y 1985, a pedido de
Roberto Perazzo, subsecretario de
Ciencia y Técnica en ese momento,
conformamos junto a Francisco de
la Cruz y a Guillermo Dussel el llamado Comité Ejecutivo del Área de
Estudio Sectorial en Física de la Subsecretaria de Coordinación y Planificación de la Secretaria de Ciencia y
Técnica del Ministerio de Educación
y Justicia de la Nación. El objetivo
del comité fue hacer un relevamiento del estado de la investigación en
Física en la Argentina. Nuestro informe tuvo un gran impacto y generó
una importante polémica y airadas
protestas, sobre todo por parte de los
actores cuya actividad sufrió merecidas críticas. El balance posterior
indicó que el informe se constituyó
en un incentivo para potenciar y mejorar la investigación en Física.
En la UNLP los cargos de profesor se concursan cada siete años.
Pueden ser renovados por el Consejo Académico una sola vez al
cabo de esos siete años. Habiendo
transcurrido catorce desde 1985, mi
cargo fue nuevamente concursado.
Durante el proceso del concurso de
mi cargo, en el que fui el único presentado, la Facultad exigió una clase de oposición. Mi exposición fue
una verdadera “oposición” diciendo que se trataba de una tremenda
afrenta moral a un profesor que en
ese momento tenía más de cuarenta años de docente. Sostuve, entre
otras consideraciones, que si era necesaria una clase sobre el segundo
principio de la termodinámica para
que se detectara si podía seguir siendo profesor de la UNLP, la universidad carecía totalmente de eficiencia
para percibir insuficiencias entre sus
docentes ya que estaba tardando 45
años en hacerlo. Mi “cruzada” por
la estabilidad de los profesores, que
les asegurara sentido de pertenencia
a la institución, no tuvo éxito y terminé mis últimos años de profesor
en forma interina ya que se anuló el
concurso.
A comienzos de los 90, con mi
otro compañero de ruta, que también por ser ideal lo sigue siendo,
Luis Epele, animamos a María Teresa
Dova a cambiar su orientación inicial y realizar su postdoc en el CERN,
trabajando en el experimento L3 de
LEP. Contribuimos así a que iniciara
Siguiendo la evolución del concepto de elementalidad: la Física de las simetrías fundamentales
su brillante carrera científica, que la
ha llevado a ser reconocida internacionalmente por sus contribuciones
de gran relevancia a L3, al Observatorio AUGER y a la colaboración
ATLAS de LHC. La sucesión de premios nacionales e internacionales
que obtuvo (y obtendrá sin duda) la
colocan en lo más alto de la ciencia
argentina de hoy.
Con Luis Epele encaramos también a partir de los 90 varios proyectos que tuvieron impacto interesante. Por un lado, tomando prestado
el nombre a los colegas brasileños,
pusimos en marcha “La Ciencia va a
la Escuela”, una serie de visitas a las
escuelas y colegios de la zona de influencia de La Plata llevando el mensaje de la Ciencia contemporánea.
El segundo fue el establecimiento de
la red Latinoamericana de Fenomenología de las Interacciones Fundamentales que consiguió imponer el
contacto de la teoría con los datos
experimentales y revertir la endémica matematización de la Física en
nuestros países. Esta iniciativa se inspiró en el concepto de “masa crítica
regional”, ya que era imprescindible
emprender un esfuerzo conjunto
por cuanto cada país aisladamente
no tenía el tamaño necesario para
moverse con cierta autonomía en las
diferentes áreas de la ciencia. También con Epele participamos durante
una decena de años en la enseñanza
de la Física en la Facultad de Bellas
Artes de la UNLP, tanto a nivel de
grado como de posgrado. Fue una
experiencia apasionante, llegar con
el mensaje científico a ese ámbito.
Este texto debe ser una reseña
de mis actividades y por ello voy
a incluir un breve resumen de lo
que han sido mis intereses más directos en diversas áreas. Menciono:
Mecánica Cuántica de sistemas de
pocos cuerpos; Fenomenología de
las Interacciones Fundamentales:
Modelo de Reggeons; Modelo Estándar; Cromodinámica Cuántica;
Teoría Cuántica de Campos; Teorías Quirales; Mecánica Estadística:
transiciones de fase y fenómenos
críticos; Radiación Cósmica y Astrofísica; Matemática Aplicada: grupo
de automorfismos, ecuaciones diferenciales no lineales; Aplicaciones
en Econofísica y en Geofísica. Entre
todas ellas hay contribuciones, que
pueden considerarse pioneras, al
Problema Cuántico de Tres Partículas incluyendo fuerzas nucleares y
electromagnéticas y las referidas al
Problema Electrostático de Líneas de
Transmisión en sus múltiples variantes que tienen aplicaciones prácticas
de las más diversas. En particular la
empresa de Electricidad Belga utilizó nuestros resultados en al análisis de las redes de distribución de
energía. En la Fenomenología de las
Interacciones Fundamentales y en
particular en el área de la Dispersión Inelástica Profunda de partículas elementales, puedo mencionar
las contribuciones a la comprensión
de los efectos nucleares basada en
las propiedades de escala de las
variables cinemáticas. En esta área
fenomenológica es de interés el análisis de los procesos con proyectil y
blanco polarizados, que dio lugar a
parametrizaciones de la estructura
del protón de relevancia experimental. También se destacan los avances
teóricos en relación con la Cromodinámica Cuántica y las funciones
de fractura, ligadas a los procesos de
formación de hadrones en el estado
final de la dispersión. Por otra parte,
se desarrollaron nuevas realizaciones del grupo de renormalización
aplicadas a sistemas de espín y sistemas con simetría de gauge. Finalmente se debe mencionar el análisis y desarrollo de métodos para el
estudio de la Mecánica Cuántica
Conforme (invariante de escala) que
permitieron no sólo un avance teórico a través del uso de técnicas de
la Teoría Cuántica de Campos: regularización y renormalización, sino
también a poder comprender el problema del momento dipolar crítico
33
de moléculas polares.
Los trabajos del área de Física de
Partículas y Campos pueden consultarse a través de la base de datos HepInspire en: https://inspirehep.net/sea
rch?ln=en&p=find+a+garcia+canal
&of=hb&action_search=Search
Probablemente ninguna de mis
contribuciones científicas debe haber conseguido mover el amperímetro…, sin embargo me permitieron
enriquecer mi vida científica y mis
clases por el aporte de tantos colaboradores y estudiantes. Una preocupación constante que me guió y
a lo mejor éstas demuestran, es estar
siempre al día con la información.
Probablemente también tuvieron
fuerte correlación con la formación
del actual grupo de física de partículas y altas energías del Departamento de Física de la Universidad
de Buenos Aires. Conseguimos que
Guillermo Dussel, quien produjo el
renacimiento de ese departamento,
impulsara en su momento el ingreso como docentes de Rodolfo Sassot y Daniel de Florian, dos de mis
sobresalientes ex-estudiantes y hoy
colegas, quienes son ciertamente
orgullo de la ciencia argentina. También tuvimos influencia directa en el
regreso al país de Ricardo Piegaia,
uno de los representantes argentinos
en los grandes experimentos internacionales, hoy con base en ATLAS
del CERN.
Ciertamente me llenó de orgullo comprobar que Juan Maldacena,
nuestra estrella científica internacional, eligió para La Nación, como
físicos del año 2013, precisamente
a María Teresa Dova, Daniel de Florian y Ricardo Piegaia, por su participación directa en la detección del
bosón de Higgs.
Voy a mencionar a todos mis
estudiantes de doctorado y licenciatura, porque ellos fueron quienes
impulsaron mi tarea y me mantuvie-
34
ron atento a los avances de mis áreas
de interés en la Física. El recorrido
histórico comienza con Héctor de
Vega, actual Directeur de recherche
del CNRS en Paris; Mariel Santángelo, profesora del Departamento
de Física de la UNLP; Graciela Gelmini, Full Professor de UCLA; Hugo
Christiansen, profesor de la Universidade do Ceará; Antonio Bouzas,
profesor del CINVESTAV en Mérida;
María B. Gay, profesora del Universidade do Rio Grande do Sul; Héctor
Giacomini, Professeur à l’Université
de Tours; Claudio Mirasso, profesor
en la Universidad de las Islas Baleares; Rodolfo Sassot, profesor de la
UBA; Daniel de Florian, profesor de
la UBA; Ana María Lerner, investigadora de la CNEA; Juan Ponciano,
profesor en la Universidad de Guatemala; Alejandro Daleo, en Zurich;
Horacio Camblong, Full Professor en
la University of San Francisco; Sergio
Fanchiotti, analista senior de Standar
and Poor’s; Julio Guillén, Professeur
Université de Lille; Francisco Ariztizabal, gerente de Quipusoft; Alberto
Rizzo en New York; Eric Roddick,
Engineer en Western Digital; José
Edelstein, Profesor en la Universidad
de Santiago de Compostela; Alvaro
Ayala, Profesor en la Universidade
de Pelotas; Pablo Lacentre, Investigador de YPF; Ezequiel Arneodo,
postdoc en New York University;
Mariano Caruso, Universidad de
Granada.
Voy a mencionar también a todos
los coautores de mis trabajos científicos porque con todos ellos aprendí
y me siento orgulloso de que sean
tantos y de tan diferentes instituciones: V. Alessandrini (CNRS), H.
Fanchiotti (UNLP), D. Avalos (UNMdP), L. Epele (UNLP), M. Gregorio
(UFRJ), A. García (IB), R. Odorico
(ICTP), H. Girotti (URGS), H. Vucetich (UNLP), C. Ferro Fontán (UBA),
G. Violini (U. Calabria), L. Masperi
(IB), N. Parga (IB), A. Della Selva (U.
Napoli), V. Kuz (UNLP), M.B Gay
(UFRGS), J. Martins Simoes (UFRJ),
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
C.E.M. Aguiar (UFRJ), C. Avilez
(UNAM), M.L. Bruschi (IB), C. Camarata (UNLP), E.M. Santángelo
(UNLP), J.A. Grifols (U.A. Barcelona), A. Méndez (U.A. Barcelona),
S.J. Sciutto (UNLP), C.M. Arizmendi
(UNMdP), E, Roulet (IB), R, Méndez
Galain (U. República Uruguay), J. Sá
Borges (UFRJ), F.R.A. Simao (CBPF),
A.O. Sampayo (UNMdP), M.C.P.
Maia (UFRJ), J.H. Lopes (UFRJ), S.
Fanchiotti (UNLP), H. Christiansen
(UNLP), A. Bouzas (CINVESTAV),
A.F. Pacheco (U. Zaragoza), J.C.
Guillén (U. Lille), A.H. Rizzo (UNMdP), R. Sassot (UBA), G.A. González Springberg (U. República Uruguay), J. Bernabeu (U. Valencia), J.
Vidal (U. Valencia), E. Leader (U.
London), D. de Florian (UBA), A.L.
Ayala (UFRGS), D. Gómez Dumm
(UNLP), M.T. Dova (UNLP), P. Lacentre (UNLP), J. Swain (Northeastern U.), S. Joffily (CBPF), W. Ponce
(U. Antioquia), A.N. Cillis (UNLP),
J.A. Ponciano (U. Guatemala), H.
Camblong (U. San Francisco), M.
Marucho (U. San Antonio), H. García Zúñiga (UNLP), G.A. Navarro
(UBA), N. Martínez (UNLP), A. Daleo (UNLP), C. Hojvat (FERMILAB),
R. Luna (CINVESTAV), A. Zepeda
(CINVESTAV), C.R. Ordoñez (U.
Texas), L.A. Anchordoqui (Wisconsin U.), H. Goldberg (Norteastern
U.), F. Halzen (Wisconsin U.), J. Sañudo (U. Extremadura), V. Vento (U.
Valencia), A. Delgado (Notre Dame
U.), F. Cornet (U. Granada), T. Tarutina (UNLP), J.G. Esteve (U. Zaragoza), F. Falceto (U. Zaragoza), M. Caruso (UNLP), F. Schaposnik (UNLP),
P. Arias (U. de Chile), J. Gamboa (U.
Chile), F. Méndez (U. de Chile), V.
Mitsou (IFIC Valencia), J.I. Illana (U.
Granada), M. Masip (U. Granada),
I. Grau (U. Granada), G. Pancheri
(Frascati). Vale insistir en la importancia que tienen para la vida científica las interacciones con investigadores de muy diferente origen.
Desde hace varios años la responsabilidad de director de los
proyectos de nuestro Laboratorio la
tiene Sergio Sciutto, cuyas realizaciones y cuyo prestigio científico internacional han potenciado nuestra
presencia en el área de la fenomenología de las interacciones fundamentales y la radiación cósmica.
Si alguien consiguió llegar hasta aquí en la lectura de esta reseña,
habrá notado que no he presentado
estadísticas numéricas sobre mis
trabajos, citas, etc., etc. Necesito
explicitar que siempre sostuve que
la tarea científica de ningún modo
puede describirse usando un espacio métrico. Toda numerología es
engañosa. No voy a incluir ejemplos
pero existen numerosos y muy bien
conocidos que muestran lo irrelevante el balance de citas, factor “h”
y demás para detectar científicos
válidos y trascendentes. Por supuesto que hay que publicar, tus trabajos deben ser considerados por tus
pares, hay que dirigir tesis, hay que
hacer presentaciones en congresos,
pero no debemos olvidar que 87 es
mayor que 73 sólo en Aritmética…
Como comentario final parece
imprescindible parafrasear aquí a
John Berger, el multifacético escritor, pintor y pensador inglés que en
la presentación de su libro de poemas sostiene que la palabra poeta
no debe ser considerada un sustantivo sino un adjetivo. Estoy seguro de
que lo mismo vale para físico. Por
ello no usé esa palabra para mencionarme…
Cuando finalicé mi exposición al
recibir el Premio Teófilo Isnardi de
la Academia Nacional de Ciencias
Exactas, Físicas y Naturales dije: Y
todo fue porque está Graciela y Federico y Ezequiel e Ignacio y Hernán. Al culminar la escritura de esta
reseña reitero con fuerza ese párrafo
que lo acreciento con y Vicky y Luz
y Lula y Antares y Ana y Mercedes y
Emilia y Gregorio y Manuela…
NOTA PROVISTA POR EL MINISTERIO DE CIENCIA, TECNOLOGÍA E INNOVACIÓN PRODUCTIVA
Recuperación de tecnologías ancestrales y sustentables en Jujuy
La vicuña como modelo de producción sustentable
Ciencia e historia se unen para preservar a la vicuña
Cazando vicuñas anduve en los cerros
Heridas de bala se escaparon dos.
- No caces vicuñas con armas de fuego;
Coquena se enoja, - me dijo un pastor.
- ¿Por qué no pillarlas a la usanza vieja,
cercando la hoyada con hilo punzó ?
- ¿Para qué matarlas, si sólo codicias
para tus vestidos el fino vellón ?
Juan Carlos Dávalos, Coquena
Lo primero es pedir permiso a la Pachamama. Porque a ella, en la cosmovisión andina, pertenecen las vicuñas que se
extienden por el altiplano de Perú, Bolivia, Chile y Argentina. Una ceremonia ancestral, unida a la ciencia moderna,
permite que comunidades y científicos argentinos exploten de manera sustentable un recurso de alto valor económico y social.
La vicuña es una especie silvestre de camélido sudamericano que habita en la puna. Hasta 1950-1960 estuvo en serio
riesgo de extinción debido a la ausencia de planes de manejo y conservación. Desde la llegada de los españoles se
comenzó con la caza y exportación de los cueros para la obtención de la fibra, que puede llegar a valer U$S600 por
kilo, lo que llevo a la casi desaparición de estos animales. Por ese entonces, la población de vicuñas en América era
cercana a los 4 millones de ejemplares, en 1950 no eran más de 10.000.
A fines de la década del 70 Argentina, Bolivia, Chile, Perú y Ecuador firmaron un Convenio para la conservación y
manejo de la vicuña que permitió recuperar su población hasta contar en la actualidad con más de 76 mil ejemplares
en nuestro país.
En Santa Catalina, Jujuy, a 3.800 metros sobre el nivel del mar, investigadores de CONICET, junto a comunidades y
productores locales, han logrado recuperar una tecnología prehispánica sustentable para la obtención de la fibra de
vicuña. Se trata de una ceremonia ancestral y captura mediante la cual se arrean y esquilan las vicuñas silvestres para
obtener su fibra. Se denomina chaku y se realizaba en la región antes de la llegada de los conquistadores españoles.
Según Bibiana Vilá, investigadora independiente de CONICET y directora del grupo Vicuñas, Camélidos y Ambiente
(VICAM) “Hoy podemos pensar en volver a hacer ese chaku prehispánico sumado a técnicas que los científicos aportamos para que las vicuñas pasen por toda esa situación sufriendo el menor stress posible. Las vicuñas vuelven a la
naturaleza, la fibra queda en la comunidad, y nosotros tomamos un montón de datos científicos.”
El chaku
El chaku es una práctica ritual y productiva para la esquila de las vicuñas. Durante el imperio inca, las cacerías reales
o chaku eran planificadas por el inca en persona. En esta ceremonia se esquilaba a las vicuñas y se las liberaba nuevamente a la vida silvestre. La fibra obtenida era utilizada para la confección de prendas de la elite y su obtención
estaba regulada por mecanismos políticos, sociales, religiosos y culturales. Se trata de un claro ejemplo de uso sustentable de un recurso natural. Hugo Yacobaccio, zooarqueólogo e investigador principal de CONICET, explica que
“actualmente el chaku concentra hasta 80 personas, pero durante el imperio inca participaban de a miles. Hoy las
comunidades venden esa fibra a acopiadores textiles y obtienen un ingreso que complementa su actividad económica
principal, el pastoreo de llamas y ovejas”.
El proceso comienza con la reunión de todos los participantes, luego toman una soga con cintas de colores reunidos
en semicírculo y arrean lentamente a las vicuñas guiándolas hacia un embudo de red de 1 km de largo que desemboca en un corral. Cuando los animales están calmados se los esquila manipulándolos con sumo cuidado para
reducir el stress y se los libera. Hoy, 1500 años después del primer registro que se tiene de esta ceremonia, la ciencia
argentina suma como valor agregado: el bienestar animal y la investigación científica. En tiempo del imperio Inca, el
chaku se realizaba cada cuatro años, actualmente se realiza anualmente sin esquilar a los mismos animales “se van
rotando las zonas de captura para que los animales renueven la fibra” explica Yacobaccio. Según Vilá “es un proyecto
que requiere mucho trabajo pero que demuestra que la sustentabilidad es posible, tenemos un animal vivo al cual
esquilamos y al cual devolvemos vivo a la naturaleza. Tiene una cuestión asociada que es la sustentabilidad social ya
que la fibra queda en la comunidad para el desarrollo económico de los pobladores locales.”
Yanina Arzamendia, bióloga, investigadora asistente de CONICET y miembro del equipo de VICAM, explica que se
esquilan sólo ejemplares adultos, se las revisa, se toman datos científicos y se las devuelve a su hábitat natural. Además
destaca la importancia de que el chaku se realice como una actividad comunitaria “en este caso fue impulsada por una
cooperativa de productores locales que tenían vicuñas en sus campos y querían comercializar la fibra. Además participaron miembros del pueblo originario, estudiantes universitarios y científicos de distintas disciplinas. Lo ideal es que estas
experiencias con orientación productiva tengan una base científica.”
Paradojas del éxito.
La recuperación de la población de vicuñas produjo cierto malestar entre productores ganaderos de la zona. Muchos
empezaron a percibir a la vicuña como competencia para su ganado en un lugar donde las pasturas no son tan abundantes. En este aspecto el trabajo de los investigadores de CONICET fue fundamental, según Arzamendia “el chaku
trae un cambio de percepción que es ventajoso para las personas y para la conservación de la especie. Generalmente
el productor ve a las vicuñas como otro herbívoro que compite con su ganado por el alimento y esto causa prejuicios.
Hoy comienzan a ver que es un recurso valioso y ya evalúan tener más vicuñas que ovejas y llamas. Nuestro objetivo es
desterrar esos mitos”, concluye.
Pedro Navarro es el director de la Cooperativa Agroganadera de Santa Catalina y reconoce los temores que les produjo
la recuperación de la especie: “Hace 20 años nosotros teníamos diez, veinte vicuñas y era una fiesta verlas porque
habían prácticamente desaparecido. En los últimos años se empezó a notar un incremento y más próximamente en el
último tiempo ya ese incremento nos empezó a asustar porque en estas fincas tenemos ovejas y tenemos llamas”. Navarro identifica la resolución de estos problemas con el trabajo del grupo VICAM: “Yo creo que como me ha tocado a mí
tener que ceder en parte y aprender de la vicuña y de VICAM, se puede contagiar al resto de la gente y que deje de ser
el bicho malo que nos perjudica y poder ser una fuente más productiva.”
La fibra de camélido
Además de camélidos silvestres como la vicuña o el guanaco, existen otros domesticados como la llama cuyo manejo es
similar al ganado, para impulsar la producción de estos animales y su fibra, el Estado ha desarrollado dos instrumentos
de fomento. En la actualidad se encuentran en evaluación varios proyectos para generar mejoras en el sector productor
de fibra fina de camélidos que serán financiados por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva. Se
trata de dos Fondos de Innovación Tecnológica Sectorial destinados a la agroindustria y al desarrollo social que otorgarán hasta $35.000.000 y $8.000.000 respectivamente. Los proyectos destinados a la Agroindustria son asociaciones
entre empresas y organismos del sector público con el objetivo de mejorar la calidad de la fibra de camélido doméstico a partir del desarrollo de técnicas reproductivas, mejoramiento genético e innovaciones en el manejo de rebaños;
incorporar valor a las fibras a partir de mejoras en la materia prima o el producto final; permitir la trazabilidad de los
productos para lograr su ingreso en los mercados internacionales y fortalecer la cadena de proveedores y generar empleos calificados.
La convocatoria Desarrollo Social tiene como fin atender problemas sociales mediante la incorporación de innovación
en acciones productivas, en organización social, en el desarrollo de tecnologías para mejorar la calidad de vida de
manera sostenible y fomentar la inclusión social de todos los sectores. Otorgará hasta $8.000.000 por proyecto que
mejore las actividades del ciclo productivo de los camélidos domésticos, la obtención y/o el procesamiento de la fibra,
el acopio, el diseño y el tejido, el fieltro y la confección de productos.
SEMBLANZA
Emilio Fernando González Díaz
por Luis E. Fauqué
sico de campañas de hasta cuatro y
seis meses; esta forma de trabajo, de
hace algunas décadas, lo convirtió
en un excelente geólogo de campo.
El desarrollo de toda ciencia está
directamente ligado al aporte de
conocimiento de quienes la abrazan con entusiasmo y pasión. En
el caso de las Ciencias Geológicas,
cabe destacar el gran aporte del Dr.
Emilio Fernando González Díaz en
el campo de la Geomorfología, disciplina de reconocidos méritos científicos y prácticos.
Su carrera científica estuvo siempre caracterizada por una perfecta
combinación del investigador con
el geólogo de campo, además coronada por su trayectoria docente en
la cátedra de Geomorfología de la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos
Aires, donde fue Profesor Titular durante varias décadas.
En mis años de estudiante, pude
apreciar y enriquecer mi formación
cuando lo conocí como profesor.
Tuve, junto a mis compañeros, el
privilegio de asistir a sus clases,
perfectamente preparadas y organizadas, donde el Dr. González Díaz,
nos brindaba su saber y su vasta experiencia de campo. Estas condiciones, saber y experiencia, sumados a
su capacidad pedagógica y una cátedra repleta de material de estudio
(que con gran esfuerzo fue armando), siempre marcan la diferencia
para quien recibe la enseñanza.
Tiempo después, en mi caso personal, tuve la oportunidad de trabajar con él en el campo, donde me ha
enseñado a observar, razonar, conjeturar y responder los numerosos
interrogantes que ofrece el paisaje,
para obtener información de ellos a
fin de lograr la mejor interpretación
de la historia geológica reciente de
una región. Muchas veces lo escuché repetir el dicho de su admirado
maestro el Dr. Jorge Polanski que
sentenciaba: “El paisaje es lo primero que impacta la vista del geólogo
en el campo y de él puede obtenerse
mucha información”. Este concepto,
fundamental para los geólogos, está
hoy vigente más que nunca porque
el paisaje, incluso en tres dimensiones, lo tenemos todos los días disponible en las pantallas de nuestras
computadoras. Sin embargo, lejos
de esa comodidad, el Dr. González
Díaz se formó “sudando la media”
como le gustaba decir a uno de
sus colegas. De contextura robusta,
nunca cedió ante el agotamiento fí-
Compartimos muchos fogones
nocturnos en campaña, donde había
que matar parte de la noche, porque
el sueño al sereno o en la carpa generalmente es corto. Muchos conocimientos e historias las escuché por
primera vez allí; pero en el ir y venir
de la conversación siempre caía la
cita de su querida esposa Alba y de
sus tres hijas Laura, Patricia y Mónica, lo que marcaba el respeto y devoción por su familia.
Como integrante de la Dirección
de Geología Regional del Servicio
Geológico Nacional participó en el
relevamiento geológico de muchas
regiones del país. La vasta experiencia adquirida durante esta actividad lo convirtió rápidamente en
un investigador de prestigio. Abordó la temática geomorfológica con
la convicción de la importancia de
esta disciplina en el apoyo primario
para el manejo de la tierra, evitando
la interacción nociva entre ella y el
aumento de la población terrestre.
Esto lo llevó a erigirse en un referente en el desafío de tratar de limitar
las pérdidas debidas a inestabilidad
de pendientes. En relación a esto
nos enseñó que la Geomorfología,
junto a otras disciplinas geológicas
38
suministra una base indispensable
para dicho propósito, que alcanza
su máxima expresión utilitaria en el
mapa geomorfológico. Fue pionero
además en la confección de mapas
geomorfológicos regionales entre
ellos los de las provincias de Mendoza, Neuquén, Río Negro y Chubut.
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Finalmente, trabajo, entusiasmo
y pasión han sido la base fundamental donde radica su verdadero
aporte. Las nuevas tecnologías, herramientas excelentes y necesarias,
nunca podrán reemplazar la mirada
inquisitiva y experta de un geólogo
que, como el Dr. González Díaz,
toma un contacto directo, tangible y
preciso con la zona de estudios.
Hoy, como su discípulo, me es
grato recordar, destacar y agradecer
estas virtudes personales y profesionales que hacen del Dr. González
Díaz una figura prominente de la
Ciencia Geológica, en especial de la
Geomorfología en nuestro país.
El desarrollo de la
geomorfología
moderna en la
Argentina
Palabras clave: Geología, Geomorfología, Remoción en masa.
Key words: Geology, Geomorphology, Mass-wasting.
Emilio F. González Díaz
Servicio Geológico Nacional (SEGEMAR)
Facultad de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales
Departamento de Ciencias Geológicas (UBA)
¿Por qué soy un geólogo?
Nací en Buenos Aires el 28 de
Febrero de 1925. Mis padres (Sabino y Elena) fueron migrantes de su
recordada España. Con ellos mantuve una creciente relación afectiva y siempre alentaron mis planes
de formación profesional, los que
tenían un objetivo ya determinado:
ser médico. Un hecho que califico
de inusual, hasta inexplicable, lo
modificó. En la cursada del 5° año
del bachillerato (Colegio Nacional
Mariano Moreno), aparecía entre
otras una materia para nosotros desconocida Mineralogía y Geología.
Su profesor era el vicerrector Dr.
Durante, quien si bien era geólogo,
no ejercía la profesión. En medio de
la primera clase y luego de averiguar
la futura proyección universitaria de
cada alumno, les preguntó ¿quién
de ustedes estudiará Geología?...
Silencio absoluto… Regularmente y
a lo largo del curso, solía hacer comentarios acerca de la importancia
de las investigaciones geológicas y
lo esencial que era el incremento de
profesionales geólogos, para la eva-
luación de nuestros recursos minerales, su exploración y explotación.
Su plática condujo a que junto con
otros cuatro compañeros del curso,
nos inscribiéramos en el año 1945
en la orientación Ciencias Geológicas de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad de
La Plata, de los que solamente el Dr.
Alfredo Siragusa y el suscripto, finalizaron los estudios. En 1946 y debido a las obligaciones propias del
vigente Servicio Militar, cumplidas
en el Escuadrón de Comunicaciones del Regimiento 3 de Caballería
de Tandil, interrumpí por más de un
año mis estudios, los que retomé en
1948.
 En el Servicio Geológico
Nacional
Las demandas económicas de
mis estudios universitarios me llevaron en 1948 a solicitar un empleo
en la ex-Unión Telefónica, como
telefonista turno nocturno de 20 a
24 horas. En el año 1950 ingresé
en la Dirección Nacional de Geo-
logía y Minería, institución a la que
en adelante referiré como Servicio
Geológico Nacional (SGN), como
agente jornalizado ($14 diarios) en
la Sección Museo del Departamento de Minería, ubicado en la calle
Perú 562. A las órdenes de la Dra.
María T. de Riggi, realizaba tareas de
identificación de rocas y minerales
macro y microscópicas y sencillos
análisis químicos para ocasionales
solicitantes. Aún guardo un particular agradecimiento a las doctoras
M.E. de Nogués y C. Pandolfi, por su
rol de salvavidas aportando soluciones en diversas situaciones de mis
lides microscópicas. Con el tiempo
sentí que tales gestiones secundarias
constituían un límite para mis serias
aspiraciones: ser un geólogo regional. Ello determinó mi solicitud de
traslado al Departamento de Geología, situado en la Avda. L.N. Alem
al 600. Aguardando allí para mi
presentación formal ante su jefe el
Dr. R. Dessanti, aconteció un hecho
que definió el rol de mi trayectoria
en la institución y posterior especialización.
40
Durante la espera arribó un señor con quien ocasionalmente había
conversado brevemente, mientras
ordenaba unas muestras de feldespatos en las vitrinas del citado Museo. Se presentó sencillamente como
Polanski. Enterado de mi trámite, me
invitó a su oficina donde me ofertó
la alternativa de compartirla como
lugar de trabajo, puesto que contaba
con el moblaje necesario. Sobre este
último me aclaró que había pertenecido al Dr. Juan Keidel quien, con
otros colegas alemanes de la talla de
Stappenbeck, Groeber, Wichmann y
Windhausen, integró a partir de la
primera década del siglo XX el grupo de pioneros geólogos extranjeros
que llevaron a cabo fundamentales
estudios regionales en la Argentina.
Ya instalado y reconociendo mi limitado nivel en microscopía petrográfica, recurrí a los doctores J. Villar
Fabre y B. Quartino, a cargo de la
División Petrografía. Su plena disposición y paciencia fue determinante
para mi ulterior especialización en
petrología ígnea y los estudios petrológicos en el distrito minero del
Cerro Áspero en la provincia de
Córdoba. Mi bautismo como geólogo regional ocurrió siendo ayudante
del Dr. E. Methol [Hoja 22h (Santa
Rosa, Córdoba)] en el ámbito de las
Sierras Pampeanas, en las tareas propias de los relevamientos de la Carta
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Geológica del país. A partir de 1952
-ya graduado- participé y colaboré
con el Dr. Polanski durante cuatro
años consecutivos en varias campañas para el relevamiento de la Carta
Geológica a escala 1: 200.000, en
las cordilleras Principal y Frontal así
como en el Bloque de San Rafael.
Constituyó un importante período
formacional, al que suelo comparar
con la residencia que realiza un profesional médico con posterioridad a
su graduación. El Dr. Polanski, quien
ha sido esencial para mi especialización en la metodología de los relevamientos regionales, me propuso
la realización de mi tesis doctoral
en un sector de la Cordillera Frontal, donde antecedentes previos de
Stappenbeck colisionaban con sus
nuevos conceptos estratigráficoformacionales. En el año 1955, me
diplomé como Doctor en Ciencias
Naturales (Orientación Geología)
con la tesis titulada Estructuras del
Basamento y del Neopaleozoico en
los contrafuertes nororientales del
Cerro del Portillo, Mendoza. Fue
defendida y calificada con Sobresaliente y mención para su publicación. Inicialmente, su dirección
estaba a cargo del Dr. González
Bonorino. Por su viaje y estadía en
EE.UU., se autorizó su reemplazo
por el Dr. Mario Teruggi.
Así se concretó mi destino como
geólogo regional, atrapado por la
complejidad de su temática. A la especialidad e inducido por don Jorge,
se sumó posteriormente el análisis
geomorfológico. Si bien desconozco el origen de tan familiar apodo,
su uso en nuestra comunidad geológica sólo estaba referido a dos geólogos líderes: a don Jorge Polanski
y a don Pablo Groeber, quienes libraron durante años los ásperos y
siempre recordados debates sobre el
carácter, extensión y temporalidad
de las glaciaciones cuaternarias en
la cordillera mendocina. Eran tiempos en los que el Dr. Polanski refu-
taba el carácter de pedemontano de
las glaciaciones avalado por el Dr.
Groeber. Con posterioridad se incorporaron a su equipo dos nuevos colegas: los geólogos Francisco Fidalgo y Enrique Núñez. Inmediatamente el maestro acuerda que Núñez y
Fidalgo se especialicen en el análisis
y génesis de las rocas sedimentarias.
A este último le sugiere la orientación de sus investigaciones a la geología del Cuaternario. Años después,
Fidalgo instrumentó el Cuaternario
como materia específica en la Facultad de Ciencias Naturales y Museo
de la Universidad de La Plata, donde alcanzara el grado de Profesor
Emérito. Al suscripto le solicitó que
colaborara en sus investigaciones y
en los análisis petrográficos y petrológicos de los complejos eruptivos.
Mi interés principal estaba fijo en los
relevamientos geológicos regionales. A lo largo de mis años en el SGN
y con las posibilidades que brindaban sus campañas, logré obtener un
adecuado conocimiento de los más
diversos complejos litológicos, formacionales y estructurales a escala
geológica regional y de los diversos
procesos geomórficos y geoformas
resultantes. Así entre otras, las estructuras de las cordilleras Frontal y
Principal fueron un foco adecuado
para el estudio de geoformas de deformación tectónica y glaciarias; en
las Sierras Pampeanas analicé entre
otros el complejo proceso evolutivo
del piedemonte y el de su entonces
mal conocida asociación abanico
aluvial-pedimento-playa. El tema de
la pedimentación se halla presente
en varios de mis trabajos. Reconocí la regionalidad de las superficies
de erosión ó peneplanicies en las
Sierras Pampeanas, Bloque de San
Rafael y Cordillera Principal. En el
área patagónica tuve excelentes
oportunidades para el análisis de
las geoformas volcánicas, glaciarias,
eólicas y sus innumerables cuencas
cerradas. Mi participación en el relevamiento regional de la Hoja 24a-
El desarrollo de la geomorfología moderna en la Argentina
b (Cerro Tupungato), dio lugar a mi
presentación de un estudio sobre la
petrografía y petrología del Volcán
Tupungato los que junto a sus análisis complementarios determinaron
su composición andesítico-basáltica
y el consiguiente descarte de su carácter liparítico. Por requerimiento
del SGN, realicé el carteo geológico
del Distrito Minero del Cerro Áspero (Córdoba), a escala 1: 25.000.
Las conclusiones del análisis petrológico de su complejo plutónico
sustentaron por primera vez en esa
estructura, la innovadora propuesta
genética de la granitización metasomática potásica, propuesta por los
fineses Sederholm y Eskola. A mediados de los 50´s, bajo la dirección
del Dr. Polanski y la participación de
Fidalgo y Núñez, se realizó un programa de relevamientos a escala 1:
200.000, que comprendía el sector
sur del Bloque de San Rafael (Mendoza). Se inició con la Hoja Geológica 27d (San Rafael) en la que hallé
restos fósiles de una fauna de reptiles
del orden Therapsida representada
por cinodontes y dicinodontes en la
Formación Puesto Viejo. Su análisis
por parte del Dr. Casamiquela, estableció su correspondencia temporal
con el Infra-mesotriásico (Anisiano),
una edad que fuera confirmada posteriormente por el Dr. Bonaparte. Esa
edad permitió constreñir el volcanismo paleozoico al Pérmico superior.
La datación tomó un carácter regional para los relevamientos de las
hojas geológicas Payún-Matru, Agua
Escondida, La Matancilla y otros estudios locales en el Bloque de San
Rafael. Corolarios de mis investigaciones en el área del Payún-Matru,
fueron el análisis petrográfico y la
determinación espacial y temporal
de su secuencia volcánica. El estudio se completó con la geomorfología de su extenso y variado campo
volcánico, complementada por pares aerofotográficos. El hallazgo de
vegetales fósiles articulados en Agua
Escondida, el primer reconocimien-
to local del Carbonífero superior,
desechó asignaciones previas más
antiguas. En 1963, fui designado
2do. Jefe de la División Carta Geológica. Entre 1967 y 1970 participé
del programa NOA 2 de estudios
geológicos regionales que abarcaron la provincia de La Rioja. Llevé
a cabo los relevamientos de numerosos mosaicos a escala 1:100.000
que comprendían los límites de la
Hoja Geológica 15e (Valle de Mazán). Contemporáneamente, restos
de plantas fósiles probaron la presencia del Carbonífero (Westfaliano)
en la zona de la quebrada de La Cébila. Durante mi designación a cargo del Servicio Geológico Nacional,
participé activamente en el proyecto
y la organización del relevamiento
regional de la provincia de Catamarca. Oportunamente y para cumplimentarlo, requerí del Secretario de
Minería la necesaria incorporación
de cinco geólogos seniors. Su respuesta negativa motivó mi renuncia
indeclinable. La situación no constituyó un obstáculo para participar
en el programa, asumiendo la dirección de los relevamientos de las Hojas Geológicas 12a Ojos del Salado
y 12b Tres Quebradas, ubicadas en
la región de la Puna. Por su localización altimétrica y extensión, la tarea
requirió tres campañas consecutivas
de 5, 6 y 3 meses y el apoyo de una
fuerte estructura básica. Presenté sus
respectivas cartas geológicas acompañadas por sintéticos informes formacionales y estructurales. Tiempo
después y por mi incorporación full
time a la Universidad, con el acuerdo
de la institución facilité mis libretas
de campo al Dr. D. Rubiolo, quien
fuera designado por el SGN para la
redacción del texto. La reciente modificación de la escala de las cartas
geológicas determinó que sean publicadas a escala 1: 250.000 bajo la
denominación de Hoja Fiambalá. En
1980 y con la colaboración del Dr.
F. Nullo redacté el capítulo correspondiente a Cordillera Neuquina,
41
publicado en el segundo simposio
de Geología Regional Argentina.
En 1982 colaboré en la ejecución
del Mapa Geológico de la Argentina, publicado en 1982 por el SGN.
Nombrado alterno del Dr. A. Leanza, asumí nuevas responsabilidades
para la ejecución de distintos y sucesivos planes del área de levantamientos y estudios geológicos. También formé parte del Comité Directivo del Plan Geológico PatagoniaComahue, un programa que abarcó
casi una década. En los 80´s estuve
a cargo del relevamiento a escala 1:
200.000 de las Hojas Geológicas
39a Portezuelo de Puyehue y 39b
Lago Traful, en el área cordillerana
neuquina. Entre sus conclusiones, se
destaca la inédita distinción de tres
ciclos magmáticos de granitoides y
la comprobación radimétrica de la
zonación, que mostró la progresiva
reducción cronológica paleozoica,
cretácica y terciaria hacia el eje cordillerano. Hasta 1986 también me
desempeñé en la institución como
Coordinador de Geología Regional.
Mi jubilación en el año 1986 como
personal del SGN y una coetánea
designación como Profesor Titular
de tiempo completo en la Universidad de Buenos Aires, impidió la
finalización de las citadas Hojas
Geológicas 39a-39b, que ya contaban con una cobertura del 90% del
relevamiento y el aporte de algunos
capítulos. De acuerdo con el SGN se
determinó que el colega L. Escostegui completara la tarea de campaña
y su redacción final. Será publicada
a escala 1: 250.000 como Hoja San
Martín de los Andes. En 1991 y con
carácter de contratado, reingresé al
entonces SEGEMAR como Consultor del Proyecto PASMA (Dirección
de Geología Ambiental y Aplicada)
y culminé mi retiro como Asesor en
2005.
 La Docencia Universitaria
En 1953 colaboré ad honorem
42
en los cursos de Geología para Ingenieros y Nociones de Mineralogía
y Geología dictados por el Dr. Enrique de Alba en la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos
Aires. Inicié mi gestión en el Departamento de Ciencias Geológicas
de la antigua Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales, -sita en manzana de las luces- en un Seminario
de Geología optativo cuyo titular
era el Dr. Polanski quien, en 1954,
cuestionó el dilema que planteaba
la situación del curso de Geografía
Física en la carrera y su desacertada
inclusión en el segundo año por la
ausencia de conocimientos previos
e imprescindibles de sedimentología, tectónica y petrología. Así nació
en su reemplazo la enseñanza de la
Geomorfología en la Universidad
de Buenos Aires, disciplina del último año, acorde con la formación
científica y profesional de un geólogo. Además amplió el área de su
cátedra, con la inclusión inédita de
la materia Geología del Pleistoceno.
Mi designación como Jefe de Trabajos prácticos me planteó problemas de inmediato ya que se carecía
del material didáctico apropiado.
Las cartas topográficas disponibles
no satisfacían los más mínimos requerimientos de la enseñanza. Con
marcadas limitaciones, comencé
unos penosos trabajos prácticos que
apenas superaban el carácter de
meros análisis morfológicos. Estas
dificultades no afectaban las clases
teóricas, pues yo contaba con buena
y variada disponibilidad de diapositivas específicas. Tales condiciones
se prolongaron hasta el traslado del
departamento a la Ciudad Universitaria, en Núñez. ¿Cuándo alcancé a
superar esa situación? Medió un hecho fortuito como lo fue el hallazgo
accidental de unas cartas topográficas del Servicio Geológico de los
Estados Unidos, las que en escalas
entre 1:20.000 y 1:50.000, abandonadas en el interior de un viejo y sucio armario, expresaban en excelen-
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
te forma gráfica y claramente interpretable, los rasgos geomórficos de
distintos procesos. El hallazgo se tradujo de inmediato en una solicitud
a dicho servicio. Recibí una rápida e
inolvidable respuesta consistente en
el remito de unas 40 cartas temáticas de alta calidad, con representaciones gráficas de las geoformas de
diversos procesos geomórficos. No
conforme con ello, traté de mejorar
más aún los niveles de su enseñanza. En las prácticas se logró instruir
a los alumnos por medio del análisis
geomorfológico de fotos aéreas gracias a la colaboración y aporte material del SGN, sumados a aportes
pecuniarios personales.
Más tarde el Dr. Polanski propuso
que quedara a mi cargo la responsabilidad del dictado de la materia en
condición de part time, alcanzando los grados de Profesor Adjunto
(1966-1970), Asociado (1971-1978
y Titular Ordinario (1978-1986). En
1986 y tras mi renuncia al Servicio
Geológico, ingresé por concurso
como Profesor Titular con dedicación exclusiva al Departamento de
Ciencias Geológicas. En 1992 fui
honrado con mi designación como
Profesor Titular Consulto. Me acogí
a los beneficios de la jubilación en
1996. A partir de ese año y hasta
inicios del 2013, registré con dedicación simple. Bajo mi dirección
se realizaron veinticinco Trabajos
Finales de Licenciatura, una Tesis
Doctoral y participé como codirector en otras dos. Durante mi gestión
en la Universidad promoví la formación de jóvenes especialistas en
Geología Regional y Geomorfología, principalmente en ésta última.
Dos de ellos -los colegas L. Fauqué
y E. Malagnino- actualmente están a
cargo de su enseñanza en el Departamento de Ciencias Geológicas de
la UBA como Profesores Adjuntos.
En mi memoria guardo permanentemente un muy sentido recuerdo por
el Lic. César Proserpio, quien falleciera siendo muy joven y fuera mi
primer discípulo y excelente colaborador en la cátedra como ayudante
y más tarde como Jefe de Trabajos
Prácticos. En esa cátedra se formaron numerosos colegas que luego
desarrollarían diversas temáticas afines como Omar Lapido, Fernando
Pereira, Jorge Codignotto, Eduardo
Olivero y Jorge Strelling entre otros.
Desde inicios de mi gestión docente y en el SGN, observé un limitado tratamiento - tanto en textos
geomórficos como en publicaciones
locales- del proceso de remoción en
masa, pese a su general ocurrencia
local y su definición como riesgo
geológico. Los estudios anteriores
de Groeber y Harrington en la zona
de El Volcán (Jujuy), los informes de
Monteverde en Vialidad Nacional,
o aquel de Polanski sobre el Cenoglomerado del Quemado (Mendoza)
eran unas de las pocas excepciones.
El estudio de la remoción en masa
se incorporó al curso de Geomorfología, no sólo por su importancia
académica y científica, sino también económica y preventiva. Mi
incorporación al plantel full time
de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales, implicó la pérdida
de la regionalidad de mis estudios,
una característica propia del relevamiento de las cartas geológicas en el
SGN, a la que se sumó una restrin-
El desarrollo de la geomorfología moderna en la Argentina
gida disponibilidad económica y de
infraestructura. Consciente de tales
limitaciones, a partir de mediados
de los 80´s, concentré mi labor en el
proceso de la remoción en masa en
el área neuquina. Los resultados están expresados en unas 28 publicaciones específicas de muy dispar tipología (avalanchas de rocas, flujos
densos, deslizamientos rotacionales,
etc.). Estos estudios permitieron descartar con propuestas genéticas y
temporales el concepto previo, que
relacionaba sus geoformas y depósitos (diamictons), con la génesis glaciaria.
En el área de las lagunas endicadas de Varvar-Co, registré el mayor
complejo de avalanchas de rocas
del país: una de ellas (Varvar-Co
Campos) movilizó unos 3 millones
de km3. Un posterior estudio regional acerca del desarrollo del proceso en Neuquén, concluyó con la
identificación y localización de 74
movimientos gravitacionales, los
que generaron lagunas por endicamiento, tema que compartí en ocasiones con el Dr. R. Hermann. Con
colegas puntanos (entre ellos el Dr.
C. Costa), reconocí dos avalanchas
de rocas enormes en la escarpa occidental de la Sierra Grande de San
Luis (Potrero de Leyes y Las Cañas)
y más recientemente con el Lic. J.
Sequeiros, la también desconocida
avalancha de Las Rabonas, presente en el flanco oeste de la Sierra de
Comechingones.
Participé en tareas propias del
análisis, mapeo y prevención de la
peligrosidad geológica en áreas de
Jujuy (El Volcán, Palma Sola y Puesto Nuevo, ferrocarril El León-El Volcán), en Salta (Aguaragüe), en Río
Negro (General Roca), y en Neuquén (Volcán Copahue).
Sobre el englazamiento pleistoceno y su geomorfología, adquirí mis
conocimientos iniciales con el Dr.
Polanski en las cordilleras mendocinas. Posteriormente realicé investigaciones específicas en Neuquén:
(Copahue), Mendoza (Los Horcones)
y Patagonia extraandina (Gualjaina y
Ñorquinco). Destaqué la importancia de los mapas geomorfológicos
como información básica en los
análisis y determinación de zonas
factibles a riesgos geológicos (deslizamientos, avalanchas, flujos, volcanismo) y su aplicabilidad preventiva
en diversas obras de infraestructura
como rutas, ferrocarriles, diques y
poblaciones. Realicé a diversas escalas, las cartas respectivas de las
provincias del Neuquén, La Pampa,
Mendoza, Río Negro y compartí
aquella de Santa Cruz. Además en
condiciones aún inéditas, llevo ejecutado gran parte del mapa geomórfico del Chubut a escala 1: 500.000.
Otras tienen un carácter más local:
Gualjaina-Cushamen, Leleque-Esquel, Río Senguerr-Río Blanco en
Chubut; Copahue, Hoja Geológica
Las Ovejas, lagos Meliquina y Aluminé, Tricao Malal, cuencas de los
ríos Barrancas superior y Currileuvú
medio; sierras de Velazco-Ambato
en La Rioja y Volcán Payún-Matru,
en Mendoza. Analicé el origen y la
evolución de los cuerpos lagunares
del Bajo del Diablo y del complejo
Musters-Colhué Huapí y aquella del
abanico aluvial distal del río Chubut,
en esta última provincia. En congresos internacionales presenté dos trabajos que fueron publicados sobre
Chronological Zonation of Granitic
Plutonism in the Northern Patagonia
(International Geological Congress
en París) y The evolution of Geomorphology: In Argentina (International
Association of Geomorphologists).
Distintas instituciones me han
honrado con siete premios entre
ellos el Premio Dr. Eduardo Holmberg (1985) otorgado por la Academia de Ciencias Exactas, Físicas
y Naturales y el Premio Pellegrino
Strobel 2005 por la Universidad de
43
Buenos Aires, y ocho distinciones
por parte de distintas instituciones
afines.
 Algunos trabajos publicados
Castro Godoy S., González Díaz E.F.
(2007). Aplicación del modelo digital de elevaciones de ASTER en
Geomorfología. Anais 13º Simpósio
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Chavez R.A., Coba R., González Díaz
E.F., González R., Espejo P. (2002).
Carta de Peligrosidad Geológica,
3969-IV General Roca, Provincias de
Río Negro y Neuquén. Dirección de
Geología Ambiental y Aplicada, Boletín 302, IGMR SEGEMAR. Buenos
Aires.
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Folguera A., Ramos V.A., González Díaz
E.F., Hermanns R.L. (2006). Miocene
to Quaternary deformation of the
Guañacos fold-and-thrust belt in the
44
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Neuquén Andes between 37°S and
37°30´S. En Kay, S.M. y Ramos V.A.,
eds. Evolution of an Andean margin:
A tectonic and magmatic view from
the Andes to the Neuquén Basin 35°39°S lat. Geological Society of America Special Paper 407: 247-266.
Folguera A., Ramos V.A., González Díaz
E.F., Hermanns R.L. (2006). Miocene
to Quaternary deformation of the
Guañacos fold and thrust belt in the
Neuquén Andes between 37° and
37°3’0´. En S.M. Kay y V.A. Ramos,
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A tectonic and magmatic view from
the Andes to the Neuquén Basin 35º39°S, Geological Society of America
Special Paper 407: 247-266.
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NOTA PROVISTA POR EL CONICET
El 98 por ciento de los doctores formados por el CONICET tiene empleo
Según un informe dado a conocer
por este organismo científico acerca
de la inserción de doctores, sólo un 1
por ciento de estos ex-becarios no tiene trabajo o no poseen ocupación declarada y un 10 por ciento posee remuneraciones inferiores a un estipendio de una beca doctoral.
Asimismo, proyecta que el 89 por
ciento de los encuestados tiene una
situación favorable en su actividad
profesional, pero sobre todo asegura
que más del 98 por ciento de los científicos salidos del CONICET consigue
trabajo.
Los datos surgidos del estudio
“Análisis de la inserción laboral de
los ex-becarios Doctorales financiados por CONICET”, realizado por la
Gerencia de Recursos Humanos del
organismo, involucró 934 casos sobre
una población de 6.080 ex-becarios
entre los años 1998 y el 2011.
Al respecto, en el mismo se considera que del número de ex-becarios
consultados, el 52 por ciento (485 casos), continúa en el CONICET en la
Carrera del Investigador Científico y
Tecnológico.
De los que no ingresaron en el
organismo pero trabajan en el país,
sobre 341 casos, el 48 por ciento se
encuentra empleado en universidades
de gestión pública y un 5 por ciento
en privadas; el 18 por ciento en empresas, un 6 por ciento en organismos
de Ciencia y Técnica (CyT), un 12 por
ciento en la gestión pública y el resto
en instituciones y organismos del Estado.
En tanto, en el extranjero, sobre
94 casos, el 90 por ciento trabaja en
universidades, el 7 por ciento en empresas y el 2 por ciento es autónomo.
El mismo informe traduce que la
demanda del sector privado sobre la
incorporación de doctores no es aún
la esperada, pero está creciendo. La
inserción en el Estado, si se suma a las
universidades nacionales y ministerios, se constituye en el mayor ámbito
de actividad. Frente a ello, a los fines de avanzar
en la inserción en el ámbito publicoprivado el CONICET realiza actividades políticas de articulación con otros
organismos de CyT, es decir, universidades, empresas, a través de la Unión
Industrial Argentina (UIA), y en particular con YPF que requiere personal
altamente capacitado en diferentes
áreas de investigación.
Desde el CONICET se espera que
en la medida que la producción argentina requiera más innovación, crecerá
la demanda de doctores. Para cuando
llegue ese momento el país deberá
tener los recursos humanos preparados para dar respuestas. Es por ello se
piensa en doctores para el país y no
solamente doctores para el CONICET.
Programa +VALOR.DOC
Sumar doctores al desarrollo del
país
A través de esta iniciativa nacional,
impulsada por el CONICET y organismos del Estado, se amplían las posibilidades de inserción laboral de profesionales con formación doctoral
El programa +VALOR.DOC bajo
el lema “Sumando Doctores al Desarrollo de la Argentina”, busca vincular
los recursos humanos con las necesidades y oportunidades de desarrollo
del país y fomentar la incorporación
de doctores a la estructura productiva,
educativa, administrativa y de servicios.
A partir de una base de datos y herramientas informáticas, se aportan recursos humanos altamente calificados
a la industria, los servicios y la gestión
pública. Mediante una página Web,
los doctores cargan sus curriculum vitae para que puedan contactarlos por
perfil de formación y, de esta manera,
generarse los vínculos necesarios.
Con el apoyo del Ministerio de
Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, este programa tiene como objetivo reforzar las capacidades científico-tecnológicas de las empresas,
potenciar la gestión y complementar
las acciones de vinculación entre el
sector que promueve el conocimiento
y el productivo.
+VALOR.DOC es una propuesta
interinstitucional que promueve y facilita la inserción laboral de doctores
que por sus conocimientos impactan
positivamente en la sociedad.
Para conocer más sobre el programa www.masVALORDoc.conicet.gov.
ar.
SEMBLANZA
Juan Carlos Gottifredi
por Margarita Armada
Poner en palabras lo que significó para nosotros sus discípulos, el
Dr. Gottifredi, no es simple, como lo
pensé en el momento de decidir hacerlo. Quiero decir que lo que aquí
expreso no son sólo mis propias vivencias sino que soy el medio para
expresar como muchos percibimos
su persona, enseñanzas, impresiones y conceptos que impregnaron
nuestra formación, universitaria.
Los principales atributos a destacar
del Dr. Gottifredi, que definieron su
accionar en los distintos ámbitos en
los que se desempeñó, son su gran
capacidad intelectual y su amplitud
de intereses.
En docencia, fue de esos profesores que se imponían por su solvencia en conocimientos, a veces
incluso intimidante. Nos transmitió
su conocimiento profundo de la termodinámica, desplegando extensos
y precisos desarrollos matemáticos,
imprimiendo a sus clases un nivel
superior, con dedicación y entrega
de conocimiento sin límite, preocupado por generar en sus alumnos
el desarrollo de criterio propio, tan
apreciado en un profesional seguro.
Plenamente consciente de lo rápido
que avanza el mundo y su conocimiento fue un innovador buscando
nuevas maneras de hacer las cosas,
siempre conduciéndonos a procesar
e interpretar la información de manera inteligente para plasmarla en
gos individuales de atento observador, buen organizador, sentido común para resolver obstáculos y rápida adecuación a temas que exigen
interdisciplinariedad, este brillante
investigador tuvo gran capacidad
para planificar y ejecutar proyectos
de I&D.
creaciones útiles. El Gottifredi emprendedor y atento a la evolución
de la ciencia en muy distintas áreas,
supo organizar, vigilar, dirigir o simplemente motivar a quienes trabajábamos con él, tarea que como profesor emérito de la Universidad Nacional de Salta, continúa haciendo.
En investigación se involucró en
temas tan diversos como catálisis,
procesos de separación con membranas, tecnología de alimentos y
educación superior entre otros. Su
notable capacidad le permitió pasar
de un tema a otro, como si cualquiera de ellos fuera su especialidad, facilitando así el diálogo con
especialistas de distinta formación
académica y la dirección de grupos
de investigación.
Como buen líder institucional
fue un miembro, que perteneció y
compartió sueños y logros, tanto en
investigación como en gestión, con
el grupo que encabezó. Por sus ras-
Siempre supo escuchar y tomar
en consideración lo que le expresábamos en su entorno. Creó y dirigió
el Instituto de Investigaciones para
la Industria Química (INIQUI), de
la UNSa y CONICET, fue Decano
de la Facultad de Ingeniería y Rector de la UNSA, con conocimiento
y habilidad para establecer metas y
objetivos acordes con las capacidades de los grupos involucrados, de
manera tal que fuera posible alcanzar los proyectos soñados. Creció y
nos permitió crecer con él delegando funciones.
Si bien reconocemos en el Dr.
Gottifredi una gran capacidad científica, sus discípulos valoramos
mucho su esfuerzo en el ambiente
laboral, motivándonos para lograr
nuestros objetivos, afianzar nuestra
autoestima y tomar responsabilidad
con la sociedad, concientizándonos
de la pertinencia de la universidad,
considerando que la misma debe
ser creativa y polifacética, debe desarrollarse en la diversidad y que “la
necesidad de sostener la autonomía
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universitaria no es una concesión
gratuita, ya que no legitima una universidad encerrada en torre de marfil”. El defendió mucho el sistema de
educación pública, y siempre estuvo
comprometido con la comunidad.
Su amplitud de intereses lo llevó
a desempeñarse en diversos cargos
de gestión, donde se destacó por su
liderazgo y ejecutividad abogando
en todos los casos para hacer trascender la institución, impulsando
medidas progresistas con amplia
visión de futuro. Como en todos los
cargos de este tipo, cosechó seguidores convencidos de su valía pero
también opositores. Sin embargo todos coincidieron en el prestigio que
significaba en cada caso tener al Dr.
Gottifredi a cargo de la institución.
Sin lugar a dudas, su logro más destacado y trascendente fue la creación y dirección por muchos años
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
del INIQUI, un Instituto que hoy,
totalmente consolidado, ocupa un
lugar preponderante en el quehacer
científico.
Gestor por excelencia, capaz de
promover acciones de todo tipo y
con capacidad de llevar adelante las
mismas, proporcionó tranquilidad a
los representados, al ejercer una representatividad de calidad de nuestra Universidad frente a cualquier
agente nacional o extranjero, privado o estatal y en cualquier oportunidad. Esto lo ejerció aún cuando no
estuviera en función de gestión.
Todas sus actividades científicas,
de docencia y de gestión, no le impidieron involucrarse en el ámbito
político dentro del Partido Radical,
luchando desde allí con empuje y liderazgo para impulsar cambios que
consideró necesarios, para mejorar
el desarrollo educativo y social de
la Provincia de Salta. Supo dialogar
con altura con adversarios políticos
tanto de la UCR como de otros partidos, gobernantes o no. Muchas veces con posiciones y actitudes consideradas polémicas por sus correligionarios. Supo manejar los acuerdos con representantes de partidos
políticos oponentes al suyo, a fin
de alcanzar objetivos importantes.
Percibimos en él un gran luchador
con claras ideas políticas que ama la
política y que no puede mantenerse
al margen, que participa con su opinión en todos los ámbitos.
Como vemos el Dr. Gottifredi,
se movió en diferentes esferas, con
gran capacidad de adaptación, en
medio de la fluctuación entre temas
relevantes y diversos de la academia, la ciencia y la política.
LOS PROBLEMAS SON
OPORTUNIDADES DE
CRECIMIENTO
Palabras clave: reacciones catalitícas; tecnología de alimentos; separación con membranas; educación superior.
Key words: catalytic reaction; food technology; membrane separations; higher education.
Juan Carlos Gottifredi
INIQUI (Universidad N. de Salta-CONICET)
[email protected]
1. A MODO DE INTRODUCCIÓN
Como cuando uno escribe un
artículo científico o de divulgación
deseo que esta historia que les voy
a contar tenga un propósito: ser un
estímulo y un desafío para las nuevas generaciones que participarán,
con diferentes grados de responsabilidad, en la construcción de un futuro de la ciencia argentina mucho
más pertinente, con fuerte impacto
en el campo social, sin descuidar la
calidad de nuestra producción científica.
Leyendo no hace mucho un pensamiento comprendí que la vida
transcurre a través de hechos inevitables y muchas opciones que representan el tránsito de nuevos caminos
que se bifurcan, algunos estables y
seguros que ya fueron transitados y
otros que se adentran en un inmenso
espacio signado por la incertidumbre. El ejemplo clásico de lo inevitable es el envejecimiento biológico
de la vida en el planeta. En contraposición tenemos la opción de
dejar de crecer o seguir creciendo.
Quienes se deciden por esta última
alternativa deberán necesariamente
advertir que la base del éxito de esta
empresa es la de haber cultivado
una buena capacidad creativa y una
inteligencia emocional que mantenga la frescura del pensamiento
joven característico de las personas
que son capaces de deponer los
prejuicios frente al análisis de una
nueva propuesta. Esa capacidad de
reflexión ante cualquier tipo de problema cotidiano es lo que distingue
al científico.
Otra observación de lo inevitable
es la diversidad biológica que sustenta la vida en el planeta. Estamos
convencidos con la evidencia científica que lejos de ser una debilidad
es una fortaleza. Entonces ¿por qué,
muchas veces, despreciamos o descalificamos a quienes piensan distinto y proponen otras alternativas
para explicar la misma observación?
Estoy persuadido que quienes buscan la uniformidad son, en realidad,
temerosas de confrontar ideas, procedimientos y persiguen el dictado
de normas inflexibles que traban la
creatividad. El científico debe aceptar que no existen problemas con soluciones únicas y por ende debemos
esforzarnos en sostener nuestras teorías y nuestros modelos refutando
con criterio racional otras propues-
tas que consideramos erróneas. Luego será la comunidad científica que
aceptará una u otra propuesta para
seguir avanzando. La diversidad de
las ideas enriquece y es la principal
fortaleza de cualquier grupo científico. Elaboración interna superando
cuestionamientos y luego presentación en sociedad para recibir críticas, estímulos y nuevos desafíos.
La capacidad creativa y esta audacia de abrir caminos nuevos, aun
sabiendo que podemos equivocar
el rumbo, no es un don divino. Es
producto de una labor continuada
en cualquier profesión cuando tratamos de buscar la respuesta convincente para explicar los fenómenos
que observamos. En el caso específico de una persona dedicada a la
actividad científica o la innovación
tecnológica esta actitud creativa es
siempre una condición necesaria
para coronar, con argumentos sólidos, el camino a seguir para explicar
la observación. Además, se requiere perseverancia y dedicación para
andar y desandar caminos hasta
alcanzar el objetivo propuesto. Por
último, pero no lo último, la orientación de nuestro trabajo debe denotar un fuerte compromiso con las
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CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
necesidades de la sociedad de la
que formamos parte.
En base a estas premisas quiero
formular una breve historia de cómo
se encadenaron hechos y personas
que fueron moldeando mi manera
de concebir y planear la actividad
científica, el estilo de conducción
y el compromiso con nuestra sociedad. Ese recorrido abarca desde mis
orígenes hasta nuestros días pasando por situaciones que dejaron experiencias indelebles en mi vida.
No se trata de hacer el relato
de mis antecedentes académicos y
la importancia que le asigno a mis
trabajos. Intentaré explicar las motivaciones que me indujeron a tomar
ciertos caminos que eventualmente
mermaron, no estoy seguro, mi producción científica durante algunos
años para dedicarme, con todo mi
potencial, a ejecutar tareas de conducción académica y política. Sin
embargo, considero que esas funciones me permitieron observar el
panorama científico y académico
desde otra plataforma. Junto a un
sinnúmero de colaboradores, hemos
podido dejar huellas y abrir caminos
nuevos en nuestro lugar de trabajo
que, con mucho orgullo, observo
como está siendo transitado por las
nuevas generaciones que progresan
más rápidamente que la mía.
A esta altura de vida me siento
con ganas de seguir aportando y
aprendiendo. Sigo formando parte
del INIQUI, la UNSA y la UCR. Me
hace muy feliz recibir muestras continuadas de reconocimiento social
tanto de sectores académicos, políticos y culturales de la ciudad de Salta, que es el lugar que me permitió
crecer, e incluso recibo el aprecio
desde otras instituciones académicas y políticas de otras latitudes por
donde he transitado.
Quisiera que este relato de mis
experiencias sirva también para dejar planteados algunos desafíos para
quienes tengan el placer y la audacia de emprender, a pesar de tener
que transitar por caminos de ripio y
cornisa.
 2. DE DONDE VENGO
Nací hacia fines de 1939 en la
capital de la actual Etiopía (Addis
Abeba). Allí habían emigrado mis
padres con mi hermano 13 años mayor en busca de prosperidad motivados por las facilidades del gobierno
italiano que había decido ocupar
esas tierras por imperio de la fuerza.
La prosperidad económica lograda
por mis padres estaba posibilitando
un regreso exitoso a su Italia natal.
Pero llegó la guerra. Ya en 1941 las
fuerzas inglesas ocuparon esos territorios. Mi padre fue tomado prisionero y mi madre con sus dos hijos
tuvo que volver a Italia. Como consecuencia recién conocí a mi padre
a los 5 años y cuando mi hermano
ya había muerto en guerra. A pesar
de la tremenda situación tuve una
infancia feliz que se consolidó con
el regreso de mi padre. La falta de
trabajo y oportunidades en la Italia
de posguerra, obligó a mi padre a
trabajar en la actividad hotelera suiza durante cortos períodos vacacionales. Esta situación incierta impulsó
a mis padres, no sin penas, a emigrar
a Argentina. Después de todo mi
abuelo paterno se casó en Chivilcoy
y tuvo tres hijos en Argentina. Llegamos a un país maravilloso lleno de
oportunidades. Luego de deambular
por el conurbano en distintas escuelas primarias la familia se asentó en
Monte Grande donde mi padre logró convertirse en comerciante independiente con un restaurante.
Desde esa localidad pude cursar mis estudios secundarios y universitarios en la ciudad de Buenos
Aires. Colegio Nacional Nº 7 “Juan
Martín de Pueyrredón” y Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales de
la UBA respectivamente. Más tarde
comprendí que la generosidad del
pueblo argentino concedía a un extranjero la misma oportunidad de
elevar su grado de formación en
igualdad de condiciones con ciudadanos argentinos. Además, los
servicios educativos no eran arancelados. El único inconveniente serio
eran las horas diarias consumidas en
viajes. Sin embargo tuve la buena
predisposición y ayuda de amigos,
que todavía hoy conservo, que me
permitían pernoctar algunos días
en sus casas. En Monte Grande nos
pasábamos varios días para preparar
los exámenes, dado que la tranquilidad del lugar permitía estudiar y
discutir hasta casi la madrugada y
dormir hasta el mediodía, almorzar,
caminar un poco antes de retomar el
estudio. De esta manera se resumen
mis 22 primeros años de vida.
Volveré más adelante para comentar algunos detalles de esos
años donde tuve la inmensa posibilidad de culminar mi formación
inicial en un ambiente caracterizado por la permanente interacción
con verdaderos maestros. En esos
años descubrí que había aprendido
a pensar por cuenta propia y que mi
verdadera personalidad estaba despuntando.
 3. LOS TIEMPOS DE MI FORMACIÓN
La escuela secundaria no fue
fácil. Pasar de un maestro a diez
docentes con estilos diversos me
obligó a replantearme la manera de
planificar mis estudios y ejecutar las
tareas escolares en mi casa. Sin embargo a medida que avanzaba año
tras año perdía el temor a preguntar lo que no entendía. En esos años
empecé a comprender que formulando bien las preguntas se recibía
respuestas que ayudaban a clarificar
las ideas. Ya en cuarto y quinto año
Los problemas son oportunidades de crecimiento
alcanzamos una excelente comunicación conjunta entre mis compañeros y profesores que son motivo
de remembranzas cada vez que nos
reunimos.
En quinto año comenzamos a
concurrir a los cursos de ingresos
de las diferentes Facultades de la
UBA. Con un compañero elegimos
estudiar química. Nunca me sentí
tan desconcertado. Parecía que allí
se hablaba en otro idioma. Lo que
habíamos aprendido y que aún recordábamos ya no tenía vigencia.
En pocos meses teníamos que prepararnos a razonar de otro modo.
Aparentemente no se exigía demostrar que los deberes se habían realizado. Los podríamos haber copiado.
Pero indefectiblemente en ciertas
fechas debíamos superar pruebas
de evaluación que se denominaban
exámenes parciales. Teníamos que
aprobarlas todas para poder ingresar. Con mi compañero lo hicimos
no sin un duro esfuerzo.
Mi primer año en la FCEyN, sita
en Perú 222 de la ciudad de Buenos
Aires, fue uno de mis mayores desafíos. Sentí que con una mano nos
ayudaban y con la otra nos exigían.
En la medida que resolvíamos un desafío aumentaba nuestra autoestima
y buscábamos nuevas oportunidades
para ganar confianza en nuestra propia capacitación. Al mismo tiempo
íbamos conformando nuestro grupo
de amigos. Empecé a descubrir que
las diferencias de origen, raciales o
religiosas no nos separaban.
Ese mismo año, 1958, hubieron
dos acontecimientos en los que participé activamente y que descubrieron una parte todavía oculta de mi
personalidad. Por un lado el conflicto que provocó la denominada
ley Domingorena que dividió las
aguas universitarias (también de la
sociedad) entre enseñanza libre y
enseñanza laica. Me convertí en ac-
tivo militante de la última y en consecuencia abracé los ideales de la
Reforma Universitaria de 1918 para
toda la vida. Pero seguíamos siendo
amigos de los humanistas y compartíamos los estudios y también las
fiestas. Luchábamos para conseguir
apoyos a nuestras propuestas en
elecciones de consejeros y autoridades del Centro de Estudiantes de
Química pero luego del resultado
festejábamos todos juntos. El otro
acontecimiento, todavía más impactante, fue la elección de Rector en
la UBA. Resultó electo el Dr. Risieri
Frondizi. Escucharlo, preguntarle y
leerlo ha sido uno de los mayores
privilegios de mi vida.
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Exactas y Naturales. Mientras era
estudiante dediqué dos veranos trabajando con el Dr. Levitus, docente
de muchos méritos y paciencia, y
otros estudiantes amigos en síntesis
de compuestos inorgánicos. Nuestro caso no era especial, muchos
docentes aceptaban la responsabilidad de introducir a los estudiantes
de cursos avanzados en tareas de
investigación asignando proyectos
de corto alcance. Ese tipo de tareas
fomenta la capacidad creativa.
De allí en más mis actividades
estudiantiles tenían que ser compartidas con la construcción de la
universidad de calidad, igualitaria y
pertinente. Aprendí que no hay calidad sin investigación, que la verdadera calidad no se mide en términos
de cuanto uno sabe sino en la capacidad que se demuestra al momento
de enfrentar un problema real. Que
en la universidad pública es necesaria una participación de estudiantes
provenientes de todos los estratos
sociales fomentando la solidaridad
(becas estudiantiles donde hiciera
falta demandando el cumplimiento
de objetivos y metas previamente
asumidas), la tolerancia con las ideas
y las creencias y sin distinciones de
origen y credos. Mientras lo hacía a
veces dudaba sobre el esfuerzo que
demandaba mi compromiso con la
política universitaria. Los tiempos
me han demostrado que fue tiempo
muy bien invertido. Además culminé mis estudios en menos de cinco
años y con una buena cantidad de
amigos comprometidos con los mismos ideales.
En ese ambiente nació mi vocación por esta profesión que nunca
abandoné hasta ahora. Sin embargo
nunca permanecí indiferente a la
cuestión institucional. Siempre creí
que era necesario poner el esfuerzo
también en la administración política de las organizaciones académicas y científicas. Era placentero
reunirse con grandes personalidades
científicas debatiendo en Comisiones y reuniones del Consejo de la
Facultad con el único propósito de
resolver los problemas, con mucha
creatividad, demoliendo las barreras
que obstaculizaban el crecimiento.
Sabiendo que olvido a muchos me
permito mencionar a Rolando García, Sadosky, González Domínguez,
Santaló, Spivacov, Klimosky, Giambiagi, Bush, Aguiló, Lagos, Levitus,
Griot, Sara Rietti, Oscar Varsavsky,
Zanetta, Jacovkis, Vanossi, Deulofeu, Sproviero, Comín, Amilcar Herrera, Arístides Romero, Levialdi,
Flishman, Algranati, Ortiz, Passeron,
Salgado, Salvidea y al Secretario
Simón (disculpas por muchos olvidos) y tantos otros compañeros de
estudio que desde la diversidad o
la coincidencia y el respeto de las
ideas, permitían elaborar la síntesis
en las acciones que nos hacían progresar.
Mi actividad científica comienza
antes de mi graduación como Licenciado en Ciencias Químicas (1962)
en la misma Facultad de Ciencias
Consecuentemente, cuando culminé mi Licenciatura continué con
mis responsabilidades docentes,
comencé a tomar los cursos de pos-
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grado y me inscribí en la carrera de
Doctorado de la UBA pero, simultáneamente, me desempeñé por casi
dos años como Secretario Técnico
del Departamento de Industrias en
los momentos de su organización.
Se trataba del primer intento de
creación de instituciones con dependencia mixta con el fin de evitar
compartimentos estancos. En este
caso de dos facultades (Ciencias e
Ingeniería). Muchos problemas fundacionales y desconfianzas iniciales
se fueron diluyendo con la gran vocación y experiencia de docentes e
investigadores creativos con deseos
de construir. Por consiguiente mi
tiempo de trabajo se dividía entre la
docencia, la investigación y la administración. En ese período se confeccionó el proyecto y el financiamiento para la construcción del edificio
que actualmente ocupa, en ciudad
universitaria, ese Departamento.
También conocí a uno de mis
maestros. El Dr. Ronco viajaba desde La Plata una vez a la semana para
dirigir tesis de Doctorado y dictar el
curso de Procesos Químicos antes
que volviera de Estados Unidos uno
de sus discípulos predilectos. Me
refiero al Dr. R. Cunningham, quien
fuera, a la postre, mi director de tesis
doctoral. Venía con la idea de utilizar las conocidas resinas de intercambio iónico como catalizadores.
Él ya había avanzado en la revisión
bibliográfica y elegimos un par de
reacciones de relevancia para nuestra incipiente industria química de
aquella época. En mi caso estudié la
deshidratación del alcohol isopropílico. El Dr Yeramián la esterificación
del ácido acético con el mismo alcohol. Sin entrar en muchos detalles
pusimos en marcha un cromatógrafo
de ionización de llama Perkin Elmer,
comprado con el primer y único
préstamo BID a las universidades nacionales, construimos los reactores y
luego realizamos los experimentos.
Recibimos apoyo de otro grupo de la
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Facultad dirigido por el Dr. Abeledo
para poder medir la composición de
agua con otro cromatógrafo de conductividad térmica.
La próxima etapa era la interpretación de los resultados experimentales a través de un conjunto de
modelos imperantes en esa época.
Contamos con el apoyo de la famosa
Clementina que nos simplificó el trabajo a pesar de las dificultades que
teníamos para tipear el programa en
una cinta de papel muy frágil y que
sólo era legible por la computadora.
Con mucho ingenio superamos las
barreras y concluimos el análisis de
la información experimental.
Culminé la redacción de la tesis
en el período agosto-setiembre de
1966 cuando ya había renunciado
a mi posición de Jefe de Trabajos
Prácticos DE ganado por concurso
un año antes. El motivo de mi renuncia fue la violenta represión del
gobierno militar luego de intervenir
las Universidades Nacionales. Fue
aceptada en setiembre de 1966 rechazando los términos de la misma.
En enero de 1966 me casé en Salta, con Ana María Navarro Ponce, y
en febrero de 1966 ya había solicitado la beca externa del CONICET
para trabajar en el Imperial Collage
con el Dr. Denbigh. Había decidido
no aceptar la beca solicitada pero
el propio Dr. Houssay, en la única
entrevista que mantuve con él, me
hizo comprender que en Argentina
era necesario formar científicos y
que seguramente luego de mi estadía en el exterior la situación habría
cambiado lo suficiente para poder
cumplir con el compromiso de reinserción que implicaba aceptar la
beca. El Dr. Ronco, quien me condujo a la entrevista, en tono paternalista me dijo que siempre habría un
lugar para mí en La Plata.
Desde octubre de 1966 hasta
marzo de 1969 trabajé sólo en in-
vestigación aprovechando la beca
del CONICET y del British Council.
No se concretó mi aspiración de
trabajar con el Prof. Denbigh en Termodinámica porque había decidido,
unos dos meses antes de mi llegada,
cambiar su lugar de trabajo. Desde que tomé mi curso de posgrado
con el Prof. Dodge me sentía fuertemente inclinado al análisis de las
reacciones químicas por métodos
termodinámicos. Me realizaron algunas entrevistas y decidí trabajar
con el Dr. Jameson en Mecánica de
los Fluidos. Era un cambio fenomenal pero la investigación de sistemas
inestables, evolucionando fuera del
equilibrio, resultaba atractivo. En
poco tiempo me pude adaptar y con
la ayuda de mi supervisor concretamos en pocos meses un trabajo para
cuantificar y predecir el retardo en la
formación de ondas en la interface
agua aire por efecto del viento y la
resistencia de surfactantes. Durante
la ejecución de tareas de los cursos
de posgrado valoré la excelente formación adquirida en el vetusto edificio de Perú 222.
De inmediato habíamos logrado una forma de interpretar datos
experimentales y de realizar predicciones teóricas en ese tema que
permitieron escribir los primeros
trabajos. Al mismo tiempo me ofrecieron inscribirme en el Doctorado
de la U. de Londres y presentar mi
tesis en el programa de Ingeniería
Química del Imperial College. Acepté y comencé mi trabajo experimental al mismo tiempo que tomaba
los cursos de doctorado en diversos
departamentos de esa maravillosa
institución. Mis trabajos culminaron
en publicaciones en revistas de mucho prestigio en la época. Gottifredi
y Jameson (1968) en el Journal of
Fluid Mechanics (2° Inv. argentino
en publicar en esta revista), Gottifredi y Jameson (1968) en Chemical Engineering Science, Jameson y
col. (1970) en Internacional Journal
Los problemas son oportunidades de crecimiento
of Heat Mass Transfer y Gottifredi
y Jameson (1970) nada menos que
en los Proceeding de la Royal Society. Durante esos años concretamos,
con mucha paciencia, la redacción
de los trabajos relacionados con mi
tesis doctoral en la UBA. Cada carta intercambiada y la consiguiente
modificación del manuscrito llevaban más de un mes. Pero logramos
el objetivo. Publicamos, Gottifredi
y col. (1970), en Journal of Catalisis
nuestras investigaciones.
 4. LOS TIEMPOS DE LA AUDACIA
Alguna vez leí que la audacia es
producto de la ignorancia. A modo
de ejemplo un niño es audaz cuando se zambulle a una piscina porque
ignora el perjuicio que puede causar
ese acto. Pero, tampoco es extraño
que a veces pueda triunfar en la empresa.
La reentrada en la atmósfera de
una Argentina, todavía lesionada
por la violencia, no fue sencilla y
confieso que si no se hubiese producido la expulsión de científicos
argentinos desde Chile por motivos
políticos tenía pensado en volver
a emigrar. Estaba persuadido que
podía enfrentar cualquier empresa.
Ello a pesar de la verdadera protección y afecto que me brindó el Dr.
Ronco durante los dos años en que
desarrollé mis actividades en La Plata lo que me permitió ingresar a la
CIC del CONICET.
Fueron años productivos en la
investigación de fenómenos de difusión y reacción en sistemas gas
líquido. Pero además trabajé a la
par del Dr. Ronco en la creación y
primera publicación de la Revista
Latinoamericana de Ingeniería Química y Química Aplicada como un
intento de presentar una fachada
al mundo de nuestra producción y
nuestra calidad. La tarea fue muy di-
fícil por cuanto se decidió publicar
en dos idiomas, rigurosa evaluación
externa y luego imprenta. La verdad
es que costó mucho lograr que funcionara y por primera vez comprendí el valor que representa que una
persona, en este caso el Dr. Ronco,
haya dedicado tanto tiempo para
simplemente abrir una puerta que
permitiera el tránsito de muchos colegas de todas las generaciones.
No podía seguir perdiendo tres
horas de mi día viajando desde Lomas de Zamora hasta La Plata. Mi
presentación al concurso de Profesor de Operaciones Unitarias de la
Facultad de Ingeniería de la UBA
había sido rechazada por el Jurado
antes de la oposición. Hoy podría
decir que me hicieron un favor, pero
en aquel momento me sentí denigrado. Tenía que tomar una decisión.
En 1971, el exceso de confianza en
mis propias fuerzas y la ignorancia
de lo desconocido me impulsaron,
desoyendo la opinión de muchos
amigos, compañeros y del propio
Dr. Ronco, a radicarme a Salta, ciudad tranquila en donde ya contaba
con el aprecio y amistad de varios
colegas. El lugar de trabajo era la
Facultad de Ciencias Naturales de la
Universidad Nacional de Tucumán
en su departamento de Ingeniería
Química dirigido por el Ing. Rolando Poppi, un genio que desapareció
demasiado pronto. Contábamos con
una casa de dos plantas alquilada
donde funcionaba un laboratorio en
planta baja, escaso equipamiento
científico y casi todos los docentes
con dedicación exclusiva tenían una
alta carga de actividades docentes.
Hasta mitad de los años 70 fui el
único integrante de la comunidad
universitaria de Salta que era miembro de la Carrera del Investigador.
Estas circunstancias lejos de amilanarme incrementaron mi autoestima
y también mi egocentrismo. El grado
de exigencia con mis estudiantes era
alto aunque trataba de ayudarlos en
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horarios extras convenidos. A pesar
de mis esfuerzos notaba que no podía establecer un diálogo ni siquiera en temas cotidianos. Mi mayor
preocupación era la de acelerar la
formación del personal más joven
para conformar un cuerpo con una
educación más variada y una mayor
capacidad de dirección de nuestros
graduados. Mis puntos de vista fueron comprendidos y aceptados dentro del departamento pero rechazados en el ámbito de la Facultad
donde no se apreciaba la necesidad
de incorporar la investigación científica como el método idóneo para
enseñar a pensar por cuenta propia. Ello no obstante comenzamos a
abrir caminos para la formación en
el exterior.
En 1972, mediante decreto, se
establece la creación de la Universidad Nacional de Salta. En 1973 comienza sus actividades entre ellas,
el Consejo de Investigación de la
Universidad contemplado en sus
estatutos. El Dr. Arturo Oñativia es
designado Presidente y lo secundo
como Secretario de ese organismo.
En un año y medio organizamos las
actividades donde las decisiones del
Consejo, integrado por docentes y
estudiantes, eran ejecutadas por la
Secretaría a mi cargo. Este organismo legitimó la necesidad de la investigación como parte indisoluble
de la función docente y permitió
una modesta financiación de dichas
actividades en todos los departamentos de la nueva Universidad. De
esta época es la puesta en marcha
del plan 1973 de Ingeniería Química de cinco años de duración con la
inclusión de ciclos básicos y de aplicación. En su elaboración y puesta
en marcha me cupo una importante
tarea.
La labor de investigación continuaba ligada con la Universidad
de la Plata [Gottifredi y col. (1970),
Yeramián y col. (1970), Massaldi
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y Gottifredi (1972), Forgaz y col.
(1973), Ponzi y col. (1973), Massaldi y col. (1976), Ponzi y col. (1976)]
mediante colaboración con el equipo del Dr. Ronco luego de interminables viajes por vía terrestre. Desde Salta traía el paquete de tarjetas
para ir corrigiendo el programa de
optimización que deseábamos usar
en Salta para el análisis de reactores
integrales. También tuve la oportunidad de realizar una corta estadía
en la Universidad Federal de Río de
Janeiro invitado por el Programa de
Ingeniería Química del COPPE. Allí
tuve oportunidad de apreciar esa
magnífica experiencia además de
introducirme en la enseñanza de la
mecánica del continuo.
Este período culmina con mi adhesión a la otra pasión que mantenía
escondida quizás porque no había
encontrado un cauce. Me afilié a
la UCR participando de la vida interna del partido continuadamente
desde ese momento hasta la fecha.
Mi otro gran maestro fue justamente
Oñativia quien me enseñó a valorar
la función de servicio antes que el
beneficio personal. Allí comprendí
que las actitudes inteligentes son
aquellas que impactan mucho más
en lo colectivo que en lo personal.
También que uno puede tener conductas estúpidas cuando su acción
perjudica al conjunto y a sí mismo
simultáneamente. El talento del líder
deviene de la capacidad de congeniar las actividades de un grupo humano, necesariamente diverso, para
lograr objetivos sociales compartidos y donde todos se sientan partícipes del éxito conseguido. También
esta elección formó parte de mi audacia.
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
de Educación, Dr. Taiana y el Secretario de Ciencia y Tecnología, Dr.
Olivera, para discutir una eventual
participación del Instituto de Endocrinología de Salta en el diseño de
un proyecto destinado a combatir
la desnutrición del Norte Argentino. El mismo sería presentado a la
OEA como requerimiento de Argentina ante el Fondo de Mar del Plata.
Debido a las características de ese
fondo especial se debía presentar un
programa con un componente tecnológico.
Era un claro reconocimiento a
los trabajos de campo sobre nutrición infantil que había estado realizando el mencionado Instituto en
los últimos tiempos tendiente a tipificar la naturaleza y cuantía de la
desnutrición observada. Así nace el
Programa Multinacional de Tecnología de Alimentos bajo la dirección
del Dr. Oñativia. Fue un privilegio
ser uno de los primeros convocados
para participar del diseño y eventual
ejecución. La concepción que se
imprimió abarcó diversas unidades
de investigación existentes, algunas recientemente formadas en la
universidad, cada una de las cuales
debía cumplir una tarea específica
aportando la información elaborada
al conjunto.
 5. LOS TIEMPOS DEL PROGRAMA NACIONAL DE TECNOLOGÍA
DE ALIMENTOS
Por ese entonces mi producción
científica oscilaba entre transferencia de materia con reacción química
y modelado y análisis de datos experimentales de reactores. Más aún habíamos comenzado con un pequeño
grupo nuestros experimentos para
lograr la producción directa de olefinas a partir de las correspondientes
parafinas pensando en la posibilidad
de aprovechar el gas de Campo Durán para producir polímeros y naftas
de alto octanaje. Utilizamos n-butano como materia prima.
Hacia fines de 1973 el Dr. Arturo
Oñativia fue invitado por el Ministro
El proyecto multinacional tuvo
una larga etapa previa de elabora-
ción debido a la necesaria coordinación y asociación con otros centros
de investigación localizados en Colombia, Brasil, Guatemala y Estados
Unidos. El proyecto comenzó a ejecutarse hacia fines de 1975 y en mi
caso me asignaron la tarea de coordinación y la puesta en marcha de
la planta piloto. Por consiguiente no
tenía responsabilidad directa sobre
ningún proyecto específico salvo el
compromiso de realizar pruebas de
producción a nivel piloto. Las primeras acciones comenzaron en 1975.
Una de las estrategias secundarias
era dotar a los diferentes grupos de
la universidad que intervenían en la
ejecución del programa de un equipamiento científico moderno que no
se podía afrontar con el presupuesto
universitario. Tampoco podríamos
haber superado las barreras aduaneras y mientras el clima de fomento
a la investigación científica se había
enrarecido, mermando fuertemente
el poder adquisitivo de los recursos. Por lo tanto este Programa era
un gran instrumento para consolidar
grupos de investigación dentro de la
universidad contando con nuevos
equipamientos y recursos para gastos corrientes. Llegaba la hora del
trabajo experimental.
Hacia fines de 1975 pasé tres meses en la Universidad Central de Venezuela dictando cursos de posgrado en Ingeniería Química y en 1977
me otorgaron licencia el CONICET
y la Universidad para pasar un año
en la misma universidad. Volví luego
del mundial 78 y en ese momento la
salud del Dr. Oñativia comenzaba a
deteriorarse y en 1979 me pidió que
asumiera la dirección del Programa
por cuanto contaba con el apoyo de
los demás colegas.
Luego de numerosos estudios
de laboratorio y de campo se llegó
a la conclusión que el mejor procedimiento para fabricar un producto aceptable para la población de
Los problemas son oportunidades de crecimiento
destino era una mezcla 30/70 de
soja/maíz convenientemente procesada para eliminar los factores anti
nutrientes que acompañan la soja
conservando la calidad proteica.
La respuesta obvia era la extrusión
que en su momento había cobrado
un amplio mercado para estirar los
productos cárnicos. Pero el equipamiento era tan caro que un simple análisis económico indicaba la
inviabilidad de utilizar este tipo de
equipamiento. La clave de nuestro
éxito era la obtención de un alimento de bajo costo. Se decidió
comprar un equipo para extrusión
de granos de soja enteros que utilizaban granjeros en Estados Unidos
cuyo producto se utilizaba para
la cría de animales. Era un equipo
barato (5.000 U$D) con capacidad
de procesar 500 kg/h de granos de
soja. Pero no era aplicable de manera directa a nuestro caso porque
se trataba de una mezcla con menor
concentración de aceite. Además
era preciso eliminar la cascara de la
soja que se consideraba un obstáculo en la digestibilidad.
Con mucho cálculo logramos
operar el extrusor con una mezcla
de sémola de maíz y soja cruda
descascarada colocando un dispositivo de alimentación que impedía
el retroflujo del tornillo extrusor y
su consiguiente atascamiento. Además desarrollamos un equipo simple
para descascarado del poroto que
luego fue patentado.
Así logramos la producción de
un alimento de adecuado valor nutricional en forma de hojuelas de
cereal pre cocidas, con un sabor y
una textura parecida al pochoclo,
de bajo costo, larga vida (6 meses),
sin producción de contaminantes y
que podía ser el vehículo de otros
nutrientes para satisfacer otras necesidades además de las proteicas
y calóricas. En efecto, las hojuelas
eran fácilmente molidas y podía pre-
sentarse como la conocida polenta
mágica pero incorporando la soja
sin que fuera notada su presencia en
el paladar.
Los resultados de todas las investigaciones fueron publicados y
difundidos. Incluso los referidos a
digestibilidad y hasta un recetario.
En mi caso personal mi autoría sólo
tiene relación con algunas presentaciones del trabajo realizado en Planta Piloto y en las patentes. Algunos
grupos tuvieron una gran posibilidad
de difundir otros resultados al verse
beneficiados con la incorporación
del equipamiento científico. Algunos jóvenes docentes pudieron realizar períodos cortos en el exterior y
hoy son investigadores de muy buen
nivel. La Universidad y hasta INTA
regional Salta recibieron beneficios
e incentivos que permitieron acrecentar la velocidad de crecimiento
de la función de investigación en
por lo menos tres de las seis Facultades de la Universidad.
Si bien no significó en mi caso
una buena producción científica
fue, una de las mejores realizaciones de mi carrera académica. Aprendí a escuchar, cosa que casi no había hecho desde mi llegada a Salta,
a organizar armónicamente la actividad en un grupo interdisciplinario,
a observar la realidad de distintos
ángulos, a colaborar sin el afán de
participar en la publicación del trabajo, a apreciar el talento de otros
colegas, a valorar la ayuda incansable del personal técnico y administrativo y por tener la oportunidad y
el privilegio de terminar dirigiendo
un programa diseñado por uno de
mis maestros de la vida.
Mientras todo esto ocurría seguía
atendiendo mis investigaciones demostrando que podía publicar los
resultados de mis investigaciones en
revistas de impacto internacional.
Siempre interesado en la elaboración
59
de modelos para explicar los fenómenos de transporte. De esa época
son las citas Quiroga y col. (1977),
Gottifredi y Quiroga (1977, 1978
y 1979), Gottifredi y col. (1979),
Gonzo y Gottifredi (1979), Quiroga
y col. (1980) y el famoso cuaderno
en donde se utilizaba la ecuación
de balance de entropía para analizar
la consistencia de las relaciones entre flujos y fuerzas impulsoras y en
qué casos podía esperarse el acoplamiento termodinámico. Estas ideas
me permitieron colaborar con otro
gran científico, M. Boudart y col.
(1985) desde la modesta Salta.
El gobierno militar no se interesó
en valorar los logros y resultados del
Programa Multinacional puesto que
no querían admitir la desnutrición.
En 1983 se decidió la conformación
de una empresa denominada SOMASA para poner en marcha una
planta en la provincia de Salta. No
alcanzamos a formar parte del Programa Alimentario Nacional que repartía, entre otros productos, bolsas
de soja cruda que la población no
utilizaba y ya en los tiempos de la
convertibilidad se volvió a soterrar
bajo la alfombra la desnutrición. De
tanto en tanto vemos algún atisbo de
enfrentarla pero es como si quisiéramos empezar desde cero sin reconocer lo mucho que hizo la ciencia
argentina. Las urgencias primero y la
inflación después abortaron la construcción de la planta del producto
(SOMASA) cuando ya habíamos
constituido la empresa provincial.
En 1979 soy convocado por primera vez a las Comisiones Asesoras
del CONICET (Regional y Tecnología a nivel central). Presentamos el
proyecto de creación del INIQUI.
Fue concebido como un Instituto
totalmente inserto en la estructura
edilicia y en la vida cotidiana de la
Universidad Nacional de Salta. A
partir de entonces mis actividades
comienzan a trascender el ámbito
60
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
de la UNSA. En el plano nacional.
En el plano internacional ya había
producido un impacto a través de
publicaciones científicas y visitas
cortas y medianas sobre todo en Brasil, Colombia, Venezuela y un par de
universidades norteamericanas.
tecnología con responsabilidades de
conducción. Me sorprendió su franqueza, su predisposición a escuchar
sugerencias, y su voluntad de lograr
una integración regional respetando
las aspiraciones de la comunidad
científica.
 6. LOS TIEMPOS DEL CONICET Y
LA POLÍTICA
Posteriormente coincidí con una
visita realizada por el Dr. García
Marcos a la ciudad de Tucumán. En
el almuerzo hablamos de política
y sobre lo que esperábamos cada
uno de nosotros del futuro de nuestro país. Recordamos el paso por la
universidad y repasamos las posturas diferentes asumidas en 1958 en
relación con las consecuencias de
la Ley Domingorena. Le comenté mi
renuncia de 1966 y que seguía sosteniendo las mismas convicciones
sobre los beneficios de contar con
una universidad pública autónoma.
Además le comenté el trabajo que
estaba haciendo con el Dr Oñativia,
mi condición de afiliado a un partido político (hecho por otro lado conocido por casi todos mis colegas).
De igual manera me planteó sus
puntos de vista y su esperanza que
mi partido hiciera un gran esfuerzo
para recuperar la organización republicana y terminar con las divisiones
internas. Por último agradecí su apoyo para concretar la creación de tres
institutos en la UN de Salta.
En 1979 comienzan a presentarse otras oportunidades. El CONICET
me ofrece formar parte de la Comisión de seguimiento de la ejecución
del Proyecto BID I que pretendía
convertirse en el mecanismo promotor de la descentralización del
desarrollo científico en Argentina.
Apostando a la creación inicial de
sedes en Santa Fe, Mendoza, Bahía
Blanca, Puerto Madryn y Ushuaia.
Nuevamente significaba colaborar
en la ejecución de un programa que
buscaba como fin la consolidación
de grupos de investigación existentes y al mismo tiempo reunirlos
a través de la creación de los Centros Regionales que debían brindar
servicios técnicos y administrativos
comunes a todos los institutos del
CONICET que participaban en este
programa. Esta actividad ocupaba
bastante tiempo por la asiduidad
de las reuniones por cuanto se trataba de proponer instrumentos de
procedimiento que eran novedosos
en el CONICET. Mi actitud fue la de
colaborar desde mi escasa experiencia sobre los mecanismos de toma
de decisiones en el CONICET. Pero
tuve oportunidad de conocer los objetivos buscados con ese programa
que tenía una administración separada dentro del CONICET.
En esa época conocí personalmente al Dr. Fermín García Marcos
quien era el Secretario de Ciencia y
Tecnología e interventor del CONICET. El Dr. Ronco le habría sugerido
que sería interesante que conociera
a investigadores jóvenes del área de
Durante las vacaciones de julio
de 1980 el Dr. García Marcos me
pide que, cuando viaje a Buenos
Aires, no deje de verlo en la Secretaría de Ciencia y Técnica. Lo primero que pensamos en mi casa fue lo
peor. Nuevamente tendría problemas por mi pasado y presente político. Cuando finalmente lo visité
grande fue mi sorpresa. El motivo,
en realidad, era ofrecerme integrar el
Directorio del CONICET que se conformaría a la brevedad con una participación equilibrada de científicos
de diversas disciplinas y de regiones.
Mi primera reacción fue con sentido
de justicia. Me parecía que la figura
del interior que mejor podría representar a la Ingeniería y Tecnología
Química era el Dr. Cassano. La respuesta le asignaba razonabilidad mi
reacción pero que siguiendo la tradición eclesiástica nunca se nombra
obispo a un buen párroco. Insistí argumentando que mi propuesta traería problemas. Hacía pocos días que
el Decano Trejo había prohibido el
dictado de un curso de posgrado a
mi cargo en el Departamento de Industrias. El Dr. Lemcoff, organizador
del curso, logró trasladar el dictado
a la sede del Instituto Argentino de
Petroquímica. También reconoció la
validez de mis argumentos. Algunos
investigadores de la UBA, allegados
al CONICET, habían ya objetado mi
eventual designación. Pero que su
objetivo era integrar al Directorio
con al menos dos científicos identificados con los partidos tradicionales. Le comenté que me tuve que ir
a Venezuela casi un año de sabático
para recuperar mi anonimato y que
este ofrecimiento, ni bien se hiciera
público, volvería a poner mi cabeza
cerca de la guillotina. Ofrecí ayudarlo en su gestión desde otra posición
no tan visible. Insistió que la gran
ayuda que necesitaba era integrar un
directorio de prestigio y con científicos que estuvieran comprometidos
con la totalidad del sistema científico y no sólo con su área específica.
Me animé a preguntar quiénes serían esos científicos y realmente reconocía que los que conocía contaban con enorme prestigio y sobrada
honestidad. Al único científico que
le comenté el ofrecimiento fue al Dr.
Cassano quien me dijo que ya había sido informado por el Dr. García
Marcos.
Mientras tanto el 26 de Noviembre de 1980 (¡regalo de cumpleaños!) se firma el convenio de creación del INIQUI resultando designado director por acuerdo de las dos
instituciones signatarias. Para formar
Los problemas son oportunidades de crecimiento
el Instituto tuvimos que reunir grupos de investigación que atravesaban tres Facultades. Desde el principio me había propuesto que el
personal del INIQUI se sintiera identificado con la UNSA y el CONICET,
más allá de su dependencia laboral. Surgía también la oportunidad
de crear un ambiente cooperativo,
respetando la diversidad y la libre
iniciativa de cada grupo. Nos habíamos reunido en nueva institución
para incrementar nuestra potencialidad y trascendencia. Nuestro lugar
físico de trabajo serían las oficinas
y los laboratorios de la universidad
que compartíamos en la funciones
de investigación y docencia. El objetivo era alcanzar reconocimiento
en el plano nacional e internacional
como una institución seria donde se
cultivaría la investigación y la docencia mejorando simultáneamente
la calidad y la pertinencia.
No obstante pasaba el tiempo y
el Directorio no era designado. Hacia mitad de noviembre el Dr. García Marcos me comunica que tuvo
que reemplazar mi propuesta por
la del Dr. Cassano. Le comenté que
para mí no era ninguna decepción.
Lamentaba haber demorado, tanto tiempo, su gestión. Parecía que
el proyecto de dejar la conducción
del CONICET en manos de un Directorio colegiado había fracasado.
Corría el mes de febrero de 1981
cuando, una mañana el Secretario
de Educación de la Provincia de Salta me felicitaba por mi designación
en el Directorio del CONICET. Pensé
en un error, pero luego se difundió
la noticia por la prensa. Más tarde,
supe que hubo insistencia por parte
del Secretario.
Así me encontraba frente a un
nuevo problema. Recién había asumido la gestión como Director del
INIQUI, continuar con mis proyectos de investigación, y sin esperarlo, la gran corresponsabilidad en la
administración del CONICET. Sentía
que mi designación era inmerecida
y además objetada por una buena
parte de los investigadores de mayor influencia en la institución. Los
problemas parecían formidables.
Debía ser capaz de transformarlos
en nuevas oportunidades buscando
la confianza y la consideración de
mis colegas del Directorio. Algunos
de ellos ya gozaban de un gran prestigio cuando yo recién ingresaba a la
universidad.
Durante esos años desarrollé un
sin número de actividades en beneficio de la consolidación de institutos y centros relacionados con mi
especialidad. De un modo muy especial aquellos de mi área científica
que estuvieran relacionados con las
universidades y la docencia. También llevando al Directorio las propuestas e iniciativas de la Comisión
Asesora de Ingeniería y Tecnología.
De esa época son los primeros esfuerzos en apoyar los proyectos de
creación de carreras de posgrado
tendientes a otorgar el doctorado y
entonces posibilitar que la capacitación en el exterior tome lugar en
el nivel de postdoctorado que ahorraba costos por el pago de arancelamiento en universidades del exterior, sobre todo las norteamericanas.
Sin embargo creo que mi labor más
importante tiene que ver con el logro de la identidad, régimen de funcionamiento y puesta en marcha de
los Centros Regionales del CONICET creando una Comisión interna.
Debido a mi experiencia adquirida en los últimos tiempos el Directorio acordó mi designación como
presidente de esa Comisión. La reglamentación de funcionamiento
de los Centros Regionales demandó muchas energías y la superación
de una gran cantidad de escollos
estructurales. Fueron instituciones
posteriores a los institutos del CONICET que estaban acostumbrados
61
a tomar decisiones autónomas y
donde el equipamiento era propiedad de ese instituto y a veces, de
ciertos investigadores que habían
conseguido los subsidios. Los directores de los Centros Regionales ya
estaban designados y ejecutaban sus
presupuestos. En ese punto existían
lógicas tensiones. Conseguir una reglamentación elaborada desde una
oficina en el CONICET era inviable
por cuanto siempre sería incompleta, aumentaría la conflictividad por
asignación de competencia y en definitiva repercutiría negativamente
en el cumplimiento de los objetivos
de creación de estas nuevas instituciones. Por otro lado ningún Centro
era igual a otro. Yo tampoco conocía
en detalles las actividades que se estaban realizando ni las planificadas
en el futuro.
Había que visitar cada región reuniendo en cada sede a la totalidad
de los interesados. Esta actividad demandó una gran cantidad de tiempo
personal sea por los viajes y el tiempo necesario para recorrer las instalaciones de los institutos y las demandas de los investigadores. Hacia
fines de 1982 conseguimos con el
apoyo de todos los directores de los
Centros una reglamentación que, si
bien no satisfacía plenamente, permitiría desenvolver las actividades
contemplando las demandas de los
institutos de cada región y las que
pudieran formularse desde otras regiones. Luego también me encargaron el seguimiento del proyecto de
informatización del CONICET que
culminó con un cambio profundo
de la forma de liquidar los salarios
de todo el personal mientras que el
pago se haría en forma descentralizada utilizando una cuenta corriente en cada sede designada al efecto.
Por supuesto en Salta fue el INIQUI,
es decir el poco personal técnico
que ejecutaba todas las tareas de administración. No fue considerado un
premio pero le dio una gran identi-
62
dad y reconocimiento que perdura
hasta nuestros días.
Durante ese período no pretendí,
ni hubo ninguna ventaja que beneficiara el INIQUI. En cambio aprovechando la política de favorecer
el arraigo de investigadores que se
radicaran en el interior conseguí incorporar personal calificado en otras
disciplinas que ha sido muy beneficiosa para el crecimiento científico
de nuestra universidad. Creo que
hacia finales de 1983 Salta comenzaba a estar en el mapa científico de
nuestro país por la calidad y nivel
alcanzado por miembros de la CIC
en diversas disciplinas, algunas alejadas de las ciencias químicas.
Mi pertenencia política también
demandaba mi participación en la
reorganización de la actividad partidaria especialmente efervescente
luego de la guerra de Malvinas. Fui
miembro fundador de una agrupación de la UCR Salteña que se denominaba Movimiento de Afirmación
Radical (MAR) que fue protagónica
en la gesta de la elección de octubre
de 1983
Por otro lado se esperaba que
cada integrante del Directorio debiera continuar la producción científica y en mi caso la organización
del Instituto. De esa época puedo
mencionar una serie de trabajos
científicos muy importantes básicamente por cuanto habíamos podido
consolidar una técnica de perturbación y superposición que evitaba la
resolución numérica de las ecuaciones de balance. Estudiamos la relación entre modelos de turbulencia
y penetración demostrando que, en
la práctica, producían los mismos
resultados y el parámetro a determinar era el mismo. Estudiamos la absorción simultánea de dos especies
gaseosas. Resolvimos por completo el caso del cálculo del factor de
efectividad. Estudiamos el efecto de
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
fluidos no newtonianos en la transferencia de materia. Extendimos la
reconocida ecuación de Leveque
válida sólo para bajos tiempos de
contacto. Desarrollamos los criterios que aseguran despreciables el
efecto de la transferencia de calor
y materia en la determinación de
parámetros cinéticos de las reacciones. Ello nos valió un gran reconocimiento al ser invitados a publicar un
extenso artículo de revisión en una
revista de gran prestigio. Comenzamos los trabajos tendientes a obtener datos muy precisos del proceso
de sorción-desorción en membranas
poliméricas. Fuimos invitados a reuniones en Canadá para exponer
nuestros resultados y como corolario de toda esta frenética actividad
participamos en la confección de
dos libros aportando un capítulo en
cada uno de ellos como se aprecia
en la bibliografía bajo ese acápite.
Ello queda reflejado en algunas citas
bibliográficas de Gottifredi y col.,
Gonzo y col. y Quiroga y col. entre
1980 y 1983. Asimismo hemos incluido un trabajo relevante de Flores
y col. (1982) donde se analiza una
superficie móvil. En ese período ya
estaba completamente estabilizado
el programa de optimización destinado a la determinación de los parámetros de los diferentes modelos de
reacción, a partir de la información
experimental. Tuvimos una muy
buena reacción en la comunidad
científica de nuestro país. Ello motivó frecuentes viajes del Ing. Quiroga a otros centros del país dictando
cursos y colaboraciones quedando
esa línea de trabajo bajo su responsabilidad.
 7. LOS TIEMPOS DE MIS PASIONES: LA UNIVERSIDAD Y LA POLÍTICA
A partir de diciembre de 1983
hasta diciembre de 1985 desempeñé las funciones de Decano de la
Facultad de Ingeniería y Rector sus-
tituto durante la etapa de organización de la Universidad Nacional de
Salta. Al mismo tiempo rechazaba el
ofrecimiento del gobernador electo
para ocupar la Secretaría de Industrias de su gobierno Me sentía muy
comprometido con la Universidad
pública y con la tarea de seguir sembrando para acelerar el crecimiento
del INIQUI. El objetivo principal
de esa etapa era devolver la organización universitaria a su régimen
autónomo suspendido desde 1966.
La meta era la recuperación de una
institución pública no sometida a
ningún poder, cualquiera fuera su
naturaleza, autogobernada por los
representantes de sus claustros, facultada para designar su personal a
través de mecanismos transparentes,
diseñar sus propios programas de estudio y sus exigencias curriculares,
no arancelada al servicio de la formación de personal calificado y en
permanente contacto con el resto de
la sociedad y sus instituciones públicas y privadas. Hasta que se pudiera
dictar una nueva Ley, las universidades antiguas, existentes antes de la
intervención de 1966, continuarían
utilizando los estatutos vigentes en
esa época y las nuevas deberían
adoptar estatutos de las primeras
adaptándolos a su estructura de funcionamiento.
Cabe señalar que ejercí estas funciones de conducción ad honorem
porque me sentía también obligado
con el INIQUI ahora que iba a poder pasar más tiempo en Salta. Con
mucho esfuerzo de mis colaboradores avanzamos en las dos tareas
trabajando muchas horas cada día.
Los problemas eran formidables y
el tiempo escaso. En sólo dos años
debíamos tener las nuevas autoridades electas. Había que dar reconocimiento a los Centros de Estudiantes,
reformular los planes de estudio con
participación de docentes y estudiantes, realizar Asambleas para legitimar la participación de docentes
Los problemas son oportunidades de crecimiento
en los Consejos Directivos y Superior, adoptar un estatuto que luego
sería aceptado por el Ministerio de
Educación, atender todo tipo de
reclamos, reincorporar el personal
cesanteado, atender propuesta de
creación de nuevos organismos y
comisiones investigadoras y además
organizar los concursos docentes
dado que una gran mayoría nunca
había sido designado por este mecanismo. Los temores hacia los concursos era un escollo a superar. La
solución que adoptamos fue poner
prioridades y solicitar la comprensión de docentes y estudiantes ya
que la etapa de organización no podía atender todas las demandas. Teníamos que fijar prioridades y convertir cada problema en un desafío a
superar. En esa época conseguimos
dar un fuerte impulso a las actividades científicas en la Carrera de Ingeniería Civil que era la que contaba
con mayor cantidad de estudiantes.
A la postre los resultados han sido
de gran impacto al punto que hoy el
INIQUI cuenta con un conjunto de
investigadores con prestigio internacional, varios miembros de la CIC,
en el área de dinámica de estructuras.
Igualmente debía continuar la
planificación de mis deberes como
director del INIQUI, dictar las clases de mis asignaturas en pregrado
y la dirección de mis proyectos de
investigación. De esa época son los
trabajos de investigación relacionados con la predicción de factores
de efectividad en reactores teniendo en cuenta modelos cinéticos no
lineales y complejos, el efecto de
la transferencia de calor, tanto para
casos de una única reacción o reacciones simultáneas en paralelo y
consecutivas. También era fundamental tener en cuenta fenómenos
difusionales externos a las pastillas
de catalizador, habida cuenta que
podrían transformarse en las etapas
controlantes cuando la velocidad
63
de consumo de algún reactivo no
pudiera satisfacer la demanda de la
reacción dentro de la pastilla. Igualmente en procesos no isotérmicos,
la limitación no permite observar
factores de efectividad superiores a
la unidad tal como se evidencia en
los pocos casos experimentales estudiados y dando por tierra con expectativas de grandes valores del factor
de efectividad y la existencia de
múltiples soluciones. Estos métodos
abrían las puertas a la utilización de
los mismos cuando era necesario
diseñar control on line de reactores
catalíticos. Entre los principales trabajos se pueden mencionar Gonzo y
Gottifredi (1982) en una de las más
prestigiosas revistas de Catálisis.
para imprimir un perfil académico
que conjugara la igualdad, con la
calidad y la pertinencia. Las decisiones debían ser consensuadas y fundamentadas para conseguir el apoyo
de quienes las ejecutaban. Había
que terminar con las resoluciones
que no se cumplen. Comprender
que cada decisión de este tipo otorga derechos sentidos pero puede
restringir los caminos por donde
transitar. La política debía ser bienvenida al igual que sus ideas para
terminar con la anomia del proceso,
los miedos e incrementar la participación. Sabíamos que estos cambios
llevaban sus tiempos pero que era el
momento justo para actuar con decisión.
Nuestra Facultad fue la primera
en completar los llamados a concurso suficientes para normalizar el
claustro de profesores y los miedos
se fueron disipando. Por supuesto
hubo sorpresas y algunos disgustos.
Siguieron de inmediato las otras facultades con procedimientos similares para la selección de jurados.
Después siguieron las elecciones de
representantes al Consejo Superior y
a los Consejos Directivos de los tres
estamentos que preveía el estatuto.
Luego siguieron las elecciones de
Decanos y la de Rector. Tuve el honor de ser el primer Rector electo de
entre todas las universidades nacionales, después de 1966, asumiendo
el cargo hacia mediados de diciembre de 1985.
Mi mente, en aquel entonces tenía anteojeras. Apenas concebía mi
espacio a través de la geometría cartesiana en dos dimensiones. Nuevamente mi formación previa permitió
adaptarme a otras formas de concebir la realidad y aceptar que los puntos de vista de una observación son
muy diversos en un conjunto multidisciplinario heterogéneo. El desafío era pensar juntos y no igual. La
votación era una instancia final para
tomar una decisión. No legitimaba
una victoria o una derrota para nadie. Aprendí a dejarme ayudar atendiendo las sugerencias de quienes
se acercaban con una solución, una
idea o simplemente un sentimiento.
No fue fácil comprender los verdaderos mensajes que llegaban a mis
oídos. También aprendí que la urgencia no ayudaba. Tiende a simplificar en demasía la realidad y por
ende conduce a la improvisación.
La capacidad creativa es fundamental para el ejercicio de conducción.
De una u otra manera en los cuerpos
colegiados universitarios se espera
que la propuesta superadora de su
Rector o Decano armonice las demandas con las soluciones.
Era mi gran oportunidad de contribuir, desde una posición de máxima responsabilidad, a dar forma a
una universidad joven en la que la
función de investigación fuera el
soporte que asegurase una función
docente de calidad y la posibilidad
de conformar una comunidad académica con docentes y estudiantes
capaces de discutir racionalmente y
sin prejuicios las transformaciones
que eran necesarias prioritariamente
En esos tres años de mi vida
64
continué atendiendo las funciones
de Director del INIQUI con toda la
colaboración de su personal científico y técnico. Estaba persuadido
que mis funciones serían las de un
Rector de transición y que por lo
tanto culminarían con mis tres años
de mandato. La transición significaba eliminar definitivamente la figura
del interventor de la universidad imperante desde 1966, con la suma del
poder ejecutivo y legislativo, para
transformarlo en un régimen colegiado de conducción y dictado de
normas. Para ello era preciso construir un conjunto de claras resoluciones, elaboradas en el Consejo Superior, que guiaran los procedimientos académicos y administrativos. Su
violación conllevaría a situaciones
arbitrarias pasibles de ser anuladas.
Parece razonable y sencillo pero
como todo cambio cultural lleva su
tiempo. Además aprendí que el límite entre la discrecionalidad y la arbitrariedad de quien ejerce el poder es
tan sutil que obliga a ser extremadamente prudente.
En ese periodo presidí la Comisión de Ciencia y Técnica del CIN
desde su nacimiento. Se colocó la
investigación como una de las funciones básicas de las universidades
nacionales e impulsamos un fuerte
acercamiento con el CONICET en
el entendimiento que la gran mayoría de los miembros de la CIC e
incluso Profesionales desarrollaban
sus tareas en el ámbito universitario. Toda vez que se reunía el CIN
invitábamos representantes del CONICET, los responsables de las organizaciones universitarias, que en la
mayoría de los casos crearon las Secretarías de ciencias y del CONICET
para crear un ámbito cooperativo
que sirviera para diseñar la coordinación de políticas y acciones. Se
provocó la apertura del CONICET
para el personal docente universitario, que por diversos motivos no
había podido formar parte de la CIC,
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
pero que contaba con suficientes calificaciones para asumir la dirección
de becarios de posgrado. Así nació
el SAPIU que permitió incrementar
el número de profesores con dedicación exclusiva, una mayor dependencia del personal calificado de las
universidades con el CONICET, con
exigencias de evaluación periódica
de su labor y el acceso al financiamiento de proyectos mediante su
presentación a concursos del CONICET. Como consecuencia incrementamos y fortalecimos la actividad
científica del sistema y acortamos
la distancia que separaba a las universidades públicas y el CONICET.
Nunca hubo mayor aproximación
y deseos de trabajo común entre el
CONICET y las Universidades. Promovimos desde el nivel secundario
la vocación científica. Por un lado
las universidades abrían las puertas
una vez al año a estudiantes del último año para que los jóvenes pudieran conocer los científicos e incluso para que pudieran participar,
durante un corto período, en las
tareas más elementales de investigación de proyectos ejecutados en las
universidades. El CONICET por su
parte se encargaba de reunir un grupo de estos estudiantes, provenientes de todo el país, en la ciudad de
Buenos Aires para que relaten entre
ellos sus experiencias y finalmente
eran recibidos por el Dr. Sadosky en
su carácter de Secretario de Ciencia
y Técnica.
Ya sobre el final de ese mandato
en reunión de Rectores empezamos
a discutir las políticas de gestión de
las universidades donde los temas
de financiación, masividad, calidad,
equidad y pertinencia se conjugaban con conceptos más economicistas relacionados con la eficiencia.
Al mismo tiempo comenzaron las
huelgas de personal docente, la interrupción de las actividades cotidianas y una fuerte conflictividad que
no permitía el ejercicio del diálogo
y no se escuchaban otras propuestas
que el aumento porcentual basado
en el sueldo de ayudante de primera semiexclusiva sin antigüedad,
sin admitir la distorsión que aún en
nuestros días provoca el aumento
del salario por el mero transcurso
del tiempo. Allí comprendí que a la
clásica dicotomía entre la universidad profesionalista y la científica
aparecía la gremialista en donde algunos docentes oficiaban, al mismo
tiempo como patronal y gremial.
Mi vida política discurría en una
creciente responsabilidad en la conducción de la UCR de Salta al punto
de llegar a ocupar la vicepresidencia
del Comité Central a fines de 1986.
Mi participación en la campaña de
gobernador de la Provincia en 1987
donde la inflación también comenzó a mostrarse como un fenómeno
persistente que impedía legitimar la
democracia. También el intento de
crear una escuela de formación política demandaba mi compromiso.
La derrota electoral de 1987 no debía desmoralizar a la dirigencia más
joven del partido y ello demandaba
largas discusiones que se prolongaban hasta altas horas de la noche.
Hasta aquí pude continuar una
razonable producción científica
que seguía difundiéndose en revistas de alto impacto en nuestra disciplina y que aseguraba la calidad
de nuestros resultados. Además de
los trabajos relacionados con reactores catalíticos, realizamos algunas
contribuciones en el estudio de formulaciones alimenticias para grupos
especiales como por ejemplo atletas
y ancianos. Hacia fines de 1988 con
un grupo de colaboradores de mi
primera gestión y de otros docentes
e investigadores que se fueron sumando decidimos competir por un
segundo mandato resultando nuevamente electo Rector de mi universidad.
Los problemas son oportunidades de crecimiento
Las mayores dificultades que ya
pesaban sobre la administración
académica de las universidades eran
de carácter presupuestario sumado
a la manifiesta resistencia de modificar el distorsionante efecto de
la antigüedad en la fijación del salario docente y el fuerte ataque de
desprestigio que comenzó a manifestarse desde los medios, entidades
empresarias y desde algunos sectores políticos tratando de convencer
a la opinión pública que el costo
por graduado era mayor en el sector público que en el privado y que
la calidad de nuestros graduados
iba en franco deterioro. Al mismo
tiempo el Banco Mundial había comenzado a financiar “white papers”
para mostrar la baja eficiencia de las
universidades midiendo en términos económicos sus resultados con
datos estadísticos cuestionables sin
tener en cuenta que la mayoría de
los profesionales universitarios que
tenían una alta estima social habían
sido formados, mayoritariamente en
las universidades públicas. Tampoco
trataban, siquiera mínimamente, de
realizar encuestas en la población
del grado de satisfacción social de la
universidad pública.
En definitiva la nueva gestión
imponía una dedicación total para
atender los nuevos problemas que
enfrentaba el normal funcionamiento de la universidad y tomar iniciativas que permitiesen enfrentar
ese ambiente hostil que se estaba
gestando. Ello motivó el pedido de
licencia como miembro de la CIC
hasta el cumplimiento del segundo mandato. El desafío me permitió adentrarme en los estudios de
la administración universitaria en
otros países, especialmente Europa,
donde en nombre de la calidad se
estaba reduciendo la inversión estatal. Ello permitió mi crecimiento en
disciplinas científicas, como educación, sociología, economía, de las
que sólo había escuchado hablar.
Con un buen equipo formado en
la Secretaría Académica de la universidad decidimos que teníamos
que tomar la iniciativa en la discusión de la calidad académica de las
universidades. Llevamos esa propuesta al CIN y logramos el apoyo
unánime para realizar la primera reunión universitaria. El equipo logró
concretar una excelente reunión con
la participación de universidades
públicas y privadas, especialistas en
el tema provenientes de otros países
donde el tema ya estaba instalado y
también la participación de la UIA
como entidad coorganizadora de la
reunión y del gobierno nacional. La
reunión fue considerada exitosa y
con el apoyo de un senador por Salta, el equipo de nuestra universidad
logró la publicación de todos los trabajos y ponencias registradas. A esta
reunión siguieron varias Jornadas
más organizadas por otras universidades. De esta manera quedó instalada esta problemática en la vida
interna de las universidades y hubo
muchas agrupaciones que veían en
esta iniciativa una intención del gobierno nacional en limitar los alcances de la autonomía universitaria.
Así comenzó la instalación de una
problemática que todavía hoy sigue
preocupando al conjunto de todas
las universidades argentinas.
Con la hiperinflación de 1989
el panorama ya se había enrarecido
en las universidades y el entusiasmo
inicial de la comunidad que impulsó la participación fue decayendo. El
cambio de gobierno me sorprendió
ocupando la presidencia del CIN.
Un nuevo presidente asumía y evidentemente la universidad no era
una de sus prioridades. Había problemas sociales muy serios y expectativas frustradas en todos los ámbitos de nuestra sociedad. El cambio
de gobierno instaló una nueva gestión en el Ministerio de Educación
propensa a analizar un eventual
arancelamiento de los estudios uni-
65
versitarios para conseguir un incremento presupuestario. Desde el CIN
se comenzó a trabajar en otro tipo
de propuestas desde una Comisión
interna encabezada por el Rector de
la Universidad del Litoral, Lic. Juan
Carlos Hidalgo, que produjo una serie de documentos. Se concluía que
se trataba de una solución simplista
y que el fondo de la cuestión, mucho más compleja, exigía la búsqueda de un nuevo sistema impositivo
más equitativo. Participando de estas
reuniones me adentré en el estudio
de la administración de los recursos
públicos, la recaudación impositiva,
las injusticias del sistema y las vías
posible de corrección. Logramos reducir el tono de la iniciativa pero ya
estaba en marcha el plan neoliberal
que dejó a las universidades con
presupuestos destinados a sufragar
el 90% de los recursos al pago de
haberes.
En 1991 acepté el mayor desafío
de mi vida. Competir en las elecciones de gobernador de la Provincia
de Salta. Pedí licencia sin goce de
haberes en la universidad para tener
libertad de desarrollar a pleno los
últimos tres meses de campaña. Si
bien se trataba de una acción testimonial porque en esos años la UCR
era identificada, mayoritariamente,
como la única culpable de todos
los problemas del país era imposible pretender ganar esa elección. Se
trataba de ceder lo menos posible.
El resultado fue desastroso. Mi discurso era muy crítico a la gestión
económica del gobierno nacional
en momentos en que casi toda la
población aplaudía la ley de convertibilidad. Hasta mis amigos me
criticaban. Esa ley era un instrumento que con el correr del tiempo se
había convertido en un objetivo en
sí mismo.
Pero también en este caso tan adverso tuve la satisfacción de aprender muchos secretos evidenciables
66
con poco esfuerzo, pero a los cuales
les había prestado poca atención.
Por un lado recorrer palmo a palmo
una provincia extensa como Salta y
tomar conciencia que una gran proporción de la población estaba postergada desde muchos años antes.
No era sólo la pobreza. Era la falta
de oportunidades y de líderes que
permitiesen identificar sus prioridades y hacer conocer sus demandas.
En muchos casos era difícil establecer la comunicación. Sólo esperaban que el político venga a ofrecer
alguna dádiva en época de elecciones. Lo más importante era que los
problemas eran distintos aún en núcleos poblacionales vecinos, lo que
implicaba la necesidad de instalar,
de manera permanente, personal
especializado capaz de ayudar en
la identificación de sus verdaderas
demandas. Nunca será posible solucionar ese tipo de problemas con
actitudes voluntaristas. Pero lo más
importante de mi aprendizaje fue la
gran proximidad que mantuve con
el presidente Alfonsín. Me acompañó en actos de campaña y tuve el
honor de compartir caminatas por
las calles donde seguía recibiendo
muestras de afecto. Allí comprendí
que la política no es solo carisma.
Hay que ser paciente, saber escuchar y preguntar, ser honesto, asumir y enmendar los propios errores,
estudiar las teorías políticas y sus
efectos sociales, tener vocación de
servicio y ser persistente en la búsqueda del poder para cumplir las
promesas.
 8. LOS TIEMPOS DE LA MADURACIÓN: CIENCIA Y UNIVERSIDAD.
A fines de 1991 terminó mi segundo mandato en el rectorado. De
inmediato volvía a mis cargos de
profesor y miembro de la CIC. Pero
mis tiempos libres seguían transcurriendo en la política. En esos años
la Facultad de Ingeniería había logrado calificar su Posgrado ante la
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
CONEAU en base a la capacidad
científica instalada. Recibió la mejor
calificación pero sujeta a un período
de prueba de cinco años. De inmediato comencé a comprometerme
con la dirección de tesistas y el dictado de cursos de posgrado en diversos temas (Fenómenos de Transporte, Mecánica de Fluidos, Reactores
de Membrana, Termodinámica fuera
del Equilibrio, Cálculo de Variaciones y Análisis Termodinámico de
Procesos (utilizando el concepto de
Exergía).
Retomé algunos proyectos que
estuvieron archivados y comencé a impulsar con mucha decisión
el programa de síntesis y estudio
de propiedades fisicoquímicos de
membranas para ser investigadas en
procesos separativos y como barreras para incrementar la vida útil de
alimentos frescos. Algunos de los
trabajos más relevantes separados
por la temática son los siguientes:
Gottifredi y otros (1995), Gottifredi y
Gonzo (1996), Gottifredi y Froment
(1997).
Entre 1992 y 1995 tuve la oportunidad de participar en la ejecución de dos interesantes proyectos
en Ecuador y en Uruguay. En el primer caso fui en principio invitado
para evaluar algunos proyectos en
las áreas de mi competencia que debían servir de base para formular el
primer financiamiento BID para ese
país. Luego de esta corta actividad
fui propuesto ante el BID para asumir la coordinación de la evaluación de los proyectos que sirvieran
de base para formular la petición
final al banco. Luego de varios meses de trabajo con la colaboración y
asesoramiento de varios calificados
investigadores de nuestro país y la
paciente labor de muchos docentes
universitarios ecuatorianos pudimos
entregar un número de proyectos de
muestra absolutamente viables que
aseguraran la viabilidad de la propuesta de financiamiento. De esa
manera se contribuyó en la concreción de ese primer préstamo para
el fomento y modernización de la
Ciencia y la Tecnología en las universidades públicas ecuatorianas.
En Uruguay integré un grupo de
evaluadores uruguayos y argentinos
con el objeto de estudiar la pertinencia y la equidad de la Universidad
de la República y compararla en el
contexto internacional. Logramos la
confección de un documento que
aún me lo recuerdan en nuestro país
hermano por cuanto completamos
en cinco capítulos lo que estaba
ocurriendo en muchos países del
mundo con la educación superior
que es mucho más que la universitaria. Investigamos la cobertura social
en términos de un gran número de
parámetros y de políticas públicas
concluyendo que la UDELAR posibilitaba un acceso casi completo de
los egresados de la escuela secundaria de la ciudad de Montevideo y de
una pequeña porción de estudiantes del interior. Concluimos que el
presupuesto estaba bien invertido,
que la sociedad recibía los beneficios de manera sentida en la capital
pero era necesaria una mirada más
comprometida hacia la juventud
del interior. Lo más interesante es
que el estudio fue aprovechado. Al
poco tiempo apareció una respuesta
concreta. Se creó un fondo solidario
nacional con los aportes de los graduados universitarios que creó un
formidable programa de becas que
aún hoy posibilita una gran cobertura de la educación.
Fui invitado a reuniones del Consejo Directivo Central de la UDELAR
y también en colaborar en la formulación de estrategias que convirtieran las debilidades señaladas en ese
estudio en nuevas fortalezas. Desde
esos tiempos seguimos conectados y
trabajando fuertemente conformando un grupo grande de personalidades destacadas que han tenido
responsabilidades de conducción y
Los problemas son oportunidades de crecimiento
que continuamos valorando la calidad, la equidad y la pertinencia
como los elementos fundamentales
para evaluar una institución de educación superior.
En diciembre de 1997 asumí por
tercera vez el rectorado de la universidad. Era la primera vez que se utilizaba el sistema de elección directa
ponderada que había sido aprobada
un año antes por la Asamblea Universitaria. La principal motivación
para postularme fue defender el no
arancelamiento de los estudios universitarios que era impulsado con
mucha decisión por el gobierno
Nacional y poner en marcha el proyecto FOMEC que estaba aprobado
pero prácticamente sin ejecución.
Nuevamente comencé otro período de licencia en el CONICET que
recién culminaría en diciembre de
2002. A pesar de ello continuamos
produciendo en la misma temática
y cumpliendo los compromisos asumidos en el instituto. Nunca perdí
contacto con mis colegas y colaboradores. Ello queda reflejado en las
contribuciones que cubren el período 1998/2003 en colaboración con
el Ing. Gonzo y la Dra. Vicente.
En esta última gestión hicimos
mucho hincapié en incrementar la
pertinencia social de la universidad
en el medio logrando una buena relación con el gobierno provincial,
con algunos municipios, con la Cámara de Senadores y con organismo
empresarios agrupados en distintas
Cámaras. Además incrementamos
fuertemente el número de becas ya
que la situación económica empezaba a dificultar la continuidad de los
estudios universitarios. Eliminamos
la Secretaría General y el Vicerector
asumió la Secretaría Académica. Los
ahorros fueron destinados a solventar diversos tipos de becas. También
logramos acercar a otros sectores sociales promoviendo cursos de capacitación de corta duración. Recuperamos el Museo de Ciencias Natura-
les que estaba cerrado por falta de
mantenimiento. Como subproducto
de esta actividad dediqué parte de
mi tiempo a escribir una serie de ensayos relacionados con esta problemática y que aparecen, a modo de
ejemplo, unas pocas citas al final de
la bibliografía.
Esta parte de mi historia culmina
con la designación como Secretario
de Estado de Educación en el gobierno de la Alianza presidido por el
Dr. De la Rua. Desde esa posición
he tenido que afrontar situaciones
muy complejas que me obligaron a
modelar nuevamente mi conducta.
Ahora formaba parte de un equipo
con tiempo y motivaciones diferentes que necesitaba de permanentes
reuniones para unificar criterios y
políticas. Pero al mismo tiempo todo
era urgente porque cada decisión
de gobierno, en otras áreas, podía
afectar nuestra estrategia y nuestros
planes. Entonces por un lado había
que planificar las políticas convenidas en el Ministerio y por otro lado
evitar la disminución de los recursos
destinados a la educación superior
que eran escasos. Teníamos compromisos previamente asumidos que
debían ser respetados, especialmente programas financiados por Banco
Mundial y que se encontraban subejecutados como el FOMEC, una
cantidad de pedidos de reconsideración por categorías asignadas por
el CIN a docentes universitarios que
debían ser resueltos en la instancia
ministerial para concluir la instancia administrativa y la evaluación de
proyectos de investigación del mismo programa.
Era necesario, a pesar de las urgencias y dificultades, poner en
marcha nuestras propias propuestas
de gobierno. Elaboramos el proyecto
de integración de la Educación Superior de nuestro país con el objeto
de establecer programas flexibles de
estudios en los cuales un estudiante pudiera comenzar la carrera en
67
una universidad y concluir en otra o
bien pasar a un sistema de créditos.
Englobar las instituciones restantes
del sistema con las universidades
para permitir, mediante convenios y
los controles que era menester, que
pudieran continuar sus estudios en
las universidades. Explicamos las
ventajas y las dificultades previstas,
recorrimos todos los CEPRES para solicitar el apoyo de las universidades.
El clima no ayudó. Los recursos eran
escasos para emprender nuevos desafíos. Logramos convencer a la sociedad que la masividad y la calidad
no eran incompatibles. Lejos de ser
una debilidad la creciente demanda
por estudios superiores, era una fortaleza. Había que poner en marcha,
en todas las universidades, mejores
mecanismos de retención parecidos
a los que había conocido en mi época de estudiante universitario. Revisamos cuidadosamente las estadísticas universitarias advirtiendo distorsiones lo que obligaba a dar mayor
impulso a los programas de informatización diseñados por gestiones anteriores. Cruzamos datos y pudimos
detectar un gran número de docentes en clara condición de incompatibilidad. La información fue remitida
a las máximas autoridades de cada
universidad. Convocamos reuniones
de autoridades de universidades públicas y privadas junto con algunos
directores de CONEAU para buscar
mecanismos objetivos que permitiesen informar al Congreso Nacional
los avances informados en las autoevaluaciones luego de la validación externa a cargo de CONEAU.
Apoyamos, en todas las instancias
la integración de la educación superior en el Mercosur. Visitamos
tanto universidades públicas como
privadas escuchando sus reclamos
y sugerencias aun cuando no contábamos con los recursos para satisfacerlas. Planteamos la necesidad de
ligar el incremento de presupuesto
mediante programas convenio con
las universidades. Buscamos mecanismos, junto con la Secretaría
68
de Ciencia, Tecnología e Innovación, para incentivar la radicación
de investigadores de la CIC en universidades privadas. Los resultados
fueron extremadamente pobres. En
gran medida porque el gobierno de
nuestra Alianza comenzó a debilitarse antes de cumplir su primer año
y también porque se había diseñado
una política de ajuste que buscaba
reducir el “gasto” en educación en
palabras del Secretario de Hacienda. Las universidades, que tanto habían resistido a la penetración del
neoliberalismo, eran puestas en la
mira del ajuste.
Planteamos la posibilidad de
conformar un programa solidario
para que los estudiantes de los últimos años pudieran realizar su práctica profesional entre los sectores
más vulnerables identificando la
prioridad de los problemas y aportando nuevas soluciones específicas
para cada caso. Sólo pudimos avanzar en el programa de voluntariado.
Intentamos colocar todo el potencial científico del CONICET en la
enseñanza universitaria sea pública
que privada y obtuvimos un rechazo
profundo por cuanto se privilegiaba
la producción científica sobre la docencia criticando la excesiva politización de las universidades. Era un
mecanismo que aseguraba el nivel
de calidad de nuestras instituciones.
Hoy nuestros graduados son poco
valorados por la misma sociedad en
función de la continua decadencia
en estudios comparados internacionales de dudosa confianza.
Realizamos estudios muy precisos que indicaban la viabilidad para
la creación de un fondo solidario inter generacional de graduados para
retener la mayor cantidad de jóvenes dispuestos a dedicarse de lleno
a sus estudios universitarios. Frente a
la crítica de los sectores neoliberales
el gobierno prefirió archivar el proyecto. ¿Cuántos talentos habremos
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
perdido por no darnos esa oportunidad?
Todas las iniciativas fracasaban
y la única gran demanda era la presupuestaria. Hasta el último día trabajamos para que las universidades
pudieran mantener el nivel de salarios de todos sus empleados sean
docentes o funcionarios. Logramos
mantener a flote el programa de incentivos a pesar que ni siquiera se
erogaban los recursos para el sostenimiento del fondo de emergencia
docente.
A pesar de haber logrado un gran
aprendizaje, de haberme visto forzado a poner en juego toda la capacidad creativa de nuestro gabinete
y de poder observar la educación
superior objetivamente desde otro
punto, sin renunciar a mi pertenencia, fue la primera vez en mi vida
que bajé los brazos. Aguanté de pie
todo el vendaval pero no fue suficiente. Estaba derrotado.
 9. LOS TIEMPOS DE MIS DISCÍPULOS
Luego de muy pocos meses, después del 20 de diciembre de 2002,
volví a mi lugar de trabajo de toda
la vida donde fui muy bien recibido
y enseguida demandado. El tiempo
pasó muy rápido y en el año 2007
presenté la renuncia condicionada
al CONICET para jubilarme al año
siguiente. La universidad ya me había otorgado la distinción de profesor emérito unos años antes.
Mi producción científica de este
período es el fruto de mis discípulos.
No es casual que se note un cambio
en las publicaciones, abarcando otra
temática. Quienes se habían iniciado en nuestros comienzos, de los
años 80 y posteriores, comenzaban
a volar por su cuenta y mis contribuciones en los trabajos solo eran requeridas por algunos colegas y nuevos becarios que estaba dirigiendo
en sus tesis doctorales. También me
ocupaba de revisar críticamente los
manuscritos de otros investigadores
asistentes, pero, con el único objetivo de trasmitir mi experiencia en la
forma de presentar los resultados de
una investigación.
Además la conducción del INIQUI también había madurado. No
me ocupaba casi tiempo ni preocupaciones. Los mecanismos académicos administrativos funcionaban
como una relojería. La memoria
sólo requería las consideraciones
generales y un resumen de logros en
relación a las metas planteadas. Mi
participación sólo demandaba algunas firmas semanales y cada auditoría externa del CONICET terminaba
con una felicitación. Era como conducir un tren automático. Hasta me
recordaban los compromisos que
había asumido.
Tenía más tiempo para leer y proponer nuevas ideas, proyectos, sueños y desafíos para que fueran ejecutadas más adelante o para poner
en marcha nuevos laboratorios bajo
la dirección de quienes iban a sucederme. Fue el tiempo de presentar
algunas patentes dos de las cuales
fueron aprobadas con el apoyo de
CONICET y la capacitación brindada a nuestro personal.
Trabajamos en mejorar nuestras
propias predicciones para la estimación de factores de efectividad
en sistemas catalíticos complejos
y en medios bioquímicos, demostrando que nuestra soluciones eran
más simples y reducían los cálculos
[Gottifredi y Gonzo (2005) / (2006)].
De inmediato lo aplicamos al modelado de reactores biocatalíticos para
demostrar la sencillez del procedimiento [Gonzo y Gottifredi (2007)].
En el área experimental de los
procesos catalíticos culminamos una
serie de trabajos y presentaciones a
congresos y a reuniones internacio-
Los problemas son oportunidades de crecimiento
nales. Una buena parte queda reflejada en las publicaciones de Murgia
y col. (2006) y (2007) en revistas de
impacto internacional. En el área de
alimentos conseguimos desarrollar
membranas a base de almidón para
el recubrimiento y conservación de
alimentos donde se logró producir
membranas estables estudiar sus
características termodinámicas sus
isotermas de equilibrio y sus propiedades de permeación demostrando
una fuerte anomalía en el mecanismo usual de sorción y difusión (Bertuzzi y col. (2003) / (2007) / (2007).
En este caso también se abrió una
línea de investigación que está bajo
la dirección de la Dra. Bertuzzi.
Una parte significativa de mi producción de esos años queda también reflejada en publicaciones relacionadas con la Educación Superior
y las Políticas de Ciencia y Técnica.
Eran los tiempos donde la Organización Mundial de Comercio quería
incluir la educación como uno de
los servicios transables. Había que
crear foros y conciencia para crear
una poderosa unión en nuestra región pidiendo nuestros gobiernos
que no adhirieran a semejante avasallamiento.
A los pocos años de mi regreso llegó la designación de profesor
emérito de la universidad al cumplirse mi desvinculación como docente
activo. Un día de febrero del año
2008 volvía de mis vacaciones y encontré una resolución del Directorio
del CONICET que designaba a partir
del 15 de enero de ese año como director del INIQUI al Ing. Gonzo hasta tanto se sustancie el concurso del
respectivo cargo. Nunca pensé que
se diera una terminación tan fría, sin
mediar aviso, desde la institución a
la cual dediqué buena parte de mis
esfuerzos. Luego me explicaron que
me habían otorgado la jubilación
y la mencionada resolución era un
trámite de rigor. Otro problema que
me daba la oportunidad de seguir
aprendiendo y creciendo. La encontré en la vecina Montevideo cuando
el Ing. Brovetto, por entonces Ministro de Educación, me convocó
para colaborar en su gestión. Pero
además continué asistiendo al INIQUI donde todavía tenía compromisos con personal en formación que
apreciaba mi ayuda y me obligaba a
leer nuevas contribuciones.
Luego de varios años, desde
1977 hasta el 2001, trabajamos en
la construcción y puesta en marcha
de una planta piloto para la producción de carbón activado a partir de
la cáscara de maní. Este fue financiado por la Cooperativa de Gral.
Cabrera (Córdoba) y el FONTAR.
Cumplimos el objetivo de convertir en operativo estudios realizados
en laboratorios de la Facultad de
Química de la UNC. Entregamos la
planta funcionando y comenzó la
fabricación, en pequeña escala, del
producto deseado. Luego se construyó una planta industrial con una
inversión de aproximadamente 5
millones de dólares.
 10. EL TIEMPO DE LA CONTEMPLACIÓN
En la actualidad sigo ligado a la
institución que ayudé a fundar. Me
refiero al INIQUI. Sigo aportando
en la producción de conocimientos
para el desarrollo de membranas
para procesos separativos y también
arbitrando trabajos presentados a revistas (Chemical Engineering Science y Journal of Membrane Science).
Todavía participo de la ansiedad de
conocer si un trabajo ha sido (finalmente) aceptado o que una propuesta de trabajo funcione como se
esperaba.
Algunos de los trabajos más recientes implican ya la síntesis de
membranas compuestas y sometidas
a modificaciones superficialmente
por irradiación con plasma de baja
potencia. Asimismo se caracteriza-
69
ron física y químicamente las membranas y su capacidad separativa en
condiciones estacionarias [Villagra
y col. (2010) / (2011) y Villegas y
col. (2011)] y en la modelación de
reactores monolíticos [Gonzo y
Gottifredi (2010)]. En la actualidad
estoy todavía trabajando en la dirección de becarios de doctorado y un
investigador asistente de la CIC en
el tema de liberación controlada de
medicamentos.
Puedo observar objetivamente
que, en cuarenta años la Universidad Nacional de Salta ha realizado
una transformación de gran magnitud medida no sólo en términos
cuantitativos sino cualitativos. Me
siento partícipe y genuinamente
artífice, junto a muchos otros colegas. Hoy Salta está en el mapa mundial de la ciencia, el INIQUI es una
realidad pujante y una proporción
importante de los cargos universitarios son de dedicación exclusiva.
Tanto la UNSa como el INIQUI siguen aprendiendo y creciendo. Ya
contamos con un buen número de
institutos que atraviesan casi todas
las disciplinas que se cultivan en la
universidad. Algunos son de dependencia mixta con CONICET. Hubo
apoyo de la autoridad universitaria.
Durante largos años el INIQUI fue la
cara visible del CONICET dentro del
campus y un lugar de consulta para
realizar todo tipo de trámites como
puede constatarse todavía. Su personal de apoyo acumuló experiencia
y memoria por lo que se mantiene
como fuente de asesoramiento para
investigadores jóvenes que recién
comienzan a administrar recursos
y becarios. La universidad diseñó
y puso en marcha, desde 1991, un
excelente sistema de administración de recursos provenientes de
los servicios prestados por docentes
e investigadores. Esta actividad ha
incrementado la relación de la universidad con otros sectores de la sociedad y por lo tanto su pertinencia
y prestigio. Pero todavía queda mu-
70
cho por hacer y es bueno observar
la nueva realidad desde otro ángulo
alejado de las urgencias cotidianas
y de compromisos de todo género.
Es el tiempo de la contemplación y
de brindar opinión, asesorar o bien
intervenir sólo cuando lo piden.
Como en mis tiempos de audacia, hoy puedo contemplar a jóvenes investigadores emprendiendo
la búsqueda de nuevos horizontes
navegando en el inmenso mar de la
incertidumbre. En algunas ocasiones
quisiera advertir sobre las dificultades que observo pero en el fondo
valoro su propia audacia y termino
inyectando optimismo a sus sueños y proyectos. También agudizo
mi visión sobre la realidad que nos
circunda, especialmente en nuestro
ámbito, donde observo los avances
y retrocesos.
Me preocupan algunas contradicciones que deberían ser debatidas
por las autoridades y la comunidad
académica. La más flagrante: ¿cómo
se puede explicar la información
pública del retroceso de la universidad argentina en la región y al mismo tiempo el extraordinario avance
en la calidad y cantidad de nuestra
producción científica en el mismo
ámbito regional? El CONICET se
ha convertido, aparentemente, en
el único organismo ejecutor de la
investigación y el desarrollo científico cuando gran parte del personal
que ejecuta estas tareas pertenece a
las plantas docentes de las universidades y en muchos casos hasta las
instalaciones son financiadas por el
presupuesto de esas instituciones.
Entiendo que aquel docente
con una gran dedicación a la actividad científica se vea presionado
continuamente por la necesidad de
presentar proyectos para lograr su
financiamiento y por la presentación de toda clase de informes. Pero
ello no justifica dejar de participar
en la conducción de la universidad.
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Si admitiéramos como cierta esta
decadencia en la formación de estudiantes ¿de dónde obtendríamos
graduados que sepan estudiar por
cuenta propia, capaces de soportar
las exigencias de buenos posgrados
y de terminar exitosamente los doctorados? ¿Cómo lograríamos mentes
tan audaces que se aventuren a transitar por cuenta propia? ¿O acaso no
es mucho más lo que ignoramos que
lo que sabemos? Vuelvo a mis tiempos de formación y comprendo las
motivaciones de aquellas personalidades, tan valoradas, se esforzaban
por enseñar a los jóvenes, tenían
tiempo para largas discusiones en
los consejos y nos alentaban a transitar por caminos desconocidos.
Desde mi lugar contemplo seguramente una realidad distinta de
quien está actuando presionado por
dar cumplimento a metas y evaluaciones, de hacer funcionar un equipo o de remediar un experimento
fracasado que debe ser repetido.
Sólo puedo aconsejar, que de vez
en cuando vale la pena colocarse
en otro lugar para observar y pensar
la manera de aportar su capacidad
y experiencia en beneficio del bien
común. Las conductas inteligentes
son aquellas que benefician por
igual al ejecutor que al resto de su
comunidad.
Creo, como decía Houssay, que
la responsabilidad de un científico
no es sólo cumplir con la ética que
demanda la disciplina de manera
rigurosa. Debe crecer para ayudar
a sus semejantes y compartir con
generosidad su capacidad, su experiencia y hasta sus oportunidades
con colegas y discípulos.
Siento, luego de cuarenta años,
que la Universidad Nacional de Salta ha realizado una transformación
valiosa y me siento partícipe y genuinamente artífice, junto a muchos colegas, de este acontecimiento con el
que me enfrentó la vida. Vine a Salta
en busca de aventuras y encontré un
gran desafío que agudizó mi ingenio
y fortificó mi autoestima. Frente a
cada problema encontré una oportunidad para descubrir un nuevo
camino. Tuve que desandar varios
y aceptar que no es siempre cierto,
la menor distancia entre dos puntos
es la recta. Ella sólo es válida en un
espacio cartesiano. Aprendí que la
universidad debe ser rigurosa. Pero
con sólo rigor no alcanza. Necesita
imaginación. Pero sólo imaginación
es locura. Es preciso combinar esos
dos ingredientes para remitirnos a
una institución donde todas las dimensiones del pensamiento quepan.
De igual manera deben conjugarse
los valores que contengan las mínimas reglas de convivencia. Mi experiencia indica que en la conducción
de organismos académicos y científicos es necesaria la presencia de
mentes creativas muy respetadas. La
fachada de cada uno de estos organismos debería inspirar respeto y admiración Este debería ser un requisito asumido por todos los estamentos
a la hora de proponer y elegir las
máximas autoridades. No podemos
dejar de asumir nuestras responsabilidades.
Finalmente agradezco esta gentil invitación de contar mi relato y
mis preocupaciones durante el largo
tiempo en el que dediqué mi capacidad y esfuerzo, a la producción
científica, a la gestión de entidades
académicas y a la política partidaria.
Me encantaría que este ensayo pudiera ser discutido promoviendo la
escritura de la historia y la prehistoria de la Universidad de Salta desde
una perspectiva multifacética.
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- COTAGRO.
SEMBLANZA
Pablo Miguel Jacovkis
por Rodrigo Castro
para los desarrollos de ecuaciones.
Es a la vez un placer, un honor y
un desafío para mí escribir esta semblanza de Pablo.
Lo placentero proviene de la satisfacción de poder dar a conocer
la riqueza personal que me brinda
cada nueva interacción con Pablo,
en varios aspectos. El honor se explicará por sí solo una vez que el lector
haya finalizado la lectura de la meticulosa reseña que Pablo escribió
acerca de su paso por el mundo de
la ciencia y la técnica, para la cual
esta semblanza sirve como aperitivo.
El desafío radica en el hecho de que
conozco a Pablo hace un puñado de
años, 7 para ser precisos, los cuales
puestos en perspectiva de su frondosa y variada carrera hacen que la tarea se compare a escribir acerca del
iceberg luego de haber merodeado
un rato por su parte visible.
Esta es pues una semblanza breve, desde la perspectiva de un polizón reciente y afortunado en el
viaje de Pablo, en donde se podrán
hallar ecos de la historia e hitos que
lo moldearon como un miembro
sobresaliente del sistema científicotécnico internacional, y que comenzó con su acercamiento a la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales
(FCEN) de la Universidad de Buenos
Aires (UBA) a mediados de los años
60, atraído por las matemáticas y la
física.
Conocí a Pablo en 2007 como
profesor en su materia optativa Modelos y Sistemas (Departamento
de Computación, FCEN, UBA) que
tomé como mi primer curso de doctorado. En la primera clase me di
cuenta rápidamente de que había
hecho una excelente elección: iba
a aprender tanto acerca de modelos
estocásticos como de historia de la
ciencia. Pablo maneja de manera
magistral el balance entre el conocimiento duro, demostrable mediante teoremas, y el conocimiento más
blando, opinable pero no por ello
menos riguroso, acerca del contexto
social, político e histórico en el cual
nacieron, vivieron y a veces murieron los conceptos matemáticos que
le toca enseñar. Un excelente ejemplo reciente de esta destreza está
plasmado en su reciente libro "Azar,
ciencia y sociedad", en donde junto
a su coautor atrapan en lo literario
a la vez que justifican en lo matemático usando inteligentemente un
sistema de separación en apéndices
En cuanto a sus habilidades
como modelista matemático-computacional, en particular aplicado
a problemas de dinámica de fluidos
pero extendido notablemente hacia
la interdisciplina, su vasta trayectoria en la frontera entre la ciencia
teórica y las aplicaciones prácticas
da cuenta del perfil único de Pablo.
Su excelencia académica, eficiencia
práctica y visión integral del conocimiento en el contexto de la sociedad
en donde se lo aplica, le han valido
como puentes para desempeñarse en
cargos de gestión de prestigio como
Director del Departamento de Matemáticas de la Facultad de Ingeniería
de la UBA, Director del Instituto de
Cálculo de la UBA, Presidente de
CONICET y Decano de la FCEN (por
citar algunos), muchas veces en situaciones económicas, sociales y
políticas muy adversas.
Desde nuestro primer encuentro
nunca abandonamos una asidua y
sana costumbre de debatir los más
variados temas entorno a ciencia,
universidad y sociedad, tanto en
contextos históricos internacionales
como en la coyuntura nacional. Esto
fue coincidente con el hecho de que
en la última década Pablo intensificó
su interés y dedicación por temas de
historia de la ciencia y la tecnología
en Argentina, en particular acerca de
76
las matemáticas y la computación, y
con un fuerte componente de correlación con los climas políticos de
turno. Pablo es capaz de caminar
con destreza y claridad argumentativa por caminos sinuosos, sin privarse de combinar correctitud e incorrectitud política en su mirada de la
realidad, con sentido práctico pero
sin abandonar la utopía.
Todo intercambio de ideas con
Pablo deja a uno con la sensación
de salir enriquecido, con algunas
respuestas, pero más interesante aún
con buenas nuevas preguntas.
Fue una suerte entonces tenerlo
a mano en 2011, durante un momento bisagra en mi carrera. Proviniendo del campo del modelado
y la simulación con aplicaciones
ingenieriles, debí decidir si realizar
o no un cambio riesgoso de tema,
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
explorando una rama de modelado
de sistemas interdisciplinarios socionaturales conocidos como “modelos
mundiales”. Pablo se involucró de
lleno analizando y considerando detalladamente las referencias bibliográficas de los autores que yo quería investigar, aportando numerosos
criterios y observaciones agudas que
hoy continúan siendo de utilidad.
Por un lado, Pablo estaba perfectamente al tanto de este tipo de modelos y muy bien documentado. Por
otro lado, sus colaboraciones con el
matemático Oscar Varsavsky durante los años 70 ya lo habían acercado
al modelado social, de desarrollo
económico y político, llevándolo incluso a trabajar en el tema en Perú y
Venezuela.
En la actualidad tengo el placer
de continuar investigando y aprendiendo junto a Pablo aspectos tanto
históricos como matemáticos y formales acerca de modelos mundiales.
Los niveles de energía y entusiasmo
que aporta su compañía en este camino son notables. En algún correo
a altas horas de la noche, preocupado por un detalle que ya olvidé
acerca de un artículo en conjunto,
me despaché con una catarsis inútil
sobre pequeñas miserias burocráticas del sistema científico-docente, y
que no me daban descanso (o algo
así). Pablo sentenció en una línea:
“Ya vas a poder descansar después
de que te jubiles”.
Resta mucho por decir, pero creo
que esta es una pincelada ideal para
dejar fresca sobre la tela, predisponiendo al lector a disfrutar de la obra
completa de la vida de Pablo, que
viene a continuación, y que no da
descanso.
MATEMÁTICA APLICADA,
COMPUTACIÓN,
INTERDISCIPLINA
Palabras clave: : modelos matemáticos computacionales; interdisciplina; gestión académica.
Key words: computational mathematical models; interdiscipline; academic management.
Pablo Miguel Jacovkis
Universidad Nacional de Tres de Febrero y Universidad de Buenos Aires
[email protected]
 1. LOS COMIENZOS
Entré a la carrera de matemáticas
de la Facultad de Ciencias Exactas y
Naturales (FCEN) de la Universidad
de Buenos Aires (UBA) en marzo de
1964. Mejor dicho, a matemáticas
y a física, pero pronto me orienté
hacia las matemáticas. En seguida
comencé a experimentar una contradicción que no se resolvió hasta
después de terminar mi carrera: por
un lado, siempre me había interesado (en abstracto) “trabajar en matemática aplicada”, entendiendo por
eso tratar de usar la matemática para
resolver problemas concretos, en
particular de Argentina, aunque mis
escasos conocimientos de matemática superior me impedían saber qué
significaba exactamente estudiar
matemática aplicada. Por otro lado,
en el Departamento de Matemáticas
se aspiraba un aire de devoción hacia la matemática pura, y -aunque
no se decía abiertamente, pero se
intuía- de desprecio hacia la matemática aplicada. Para peor, la matemática aplicada se hacía solamente
en el Instituto de Cálculo, con gente
muy valiosa, por cierto, pero allí pa-
recía haber una cultura de no apurarse en recibirse, como si eso no
fuera importante, lo cual contribuía
a desalentar a muchos estudiantes
que podrían haberse inclinado por
la matemática aplicada.
Todo esto dejó de tener sentido
práctico después de julio de 1966,
en que, tras la Noche de los Bastones Largos (la violenta irrupción de
la Policía Federal en la FCEN poco
después del golpe de estado contra
el presidente constitucional Arturo
Illia), numerosos profesores renunciaron y la Facultad cambió: a partir
de entonces, después de renunciar
a mi cargo de ayudante de segunda,
mi interés estaba centrado fundamentalmente en recibirme, lo cual
sucedió en septiembre de 1967.
Después de hacer el año siguiente el
servicio militar obligatorio en Azul
obtuve una beca del Consiglio Nazionale delle Ricerche en Pisa, Italia, en la Scuola Normale Superiore,
fundada por Napoleón en 1810 a
imagen de l’École Normale Supérieure de París. Las cartas de recomendación me las hicieron Manuel
Sadosky y Gregorio Klimovsky, y
sospecho que la de Sadosky, con referencias a la situación política (las
cartas fueron redactadas a mediados
de 1968), contribuyó particularmente a que me otorgaran la beca, que
era sumamente generosa para los
cánones de la época, tanto en Italia
como en el resto de los países desarrollados. Pero la beca -de un año
de duración- era para estudiar análisis complejo en varias variables,
tema hermoso pero de muy lejana
aplicación práctica. La sensación de
inaplicabilidad que sentía durante
mi estadía en Pisa, sumado al hecho
de que en Italia en esa época (1969)
no se había implementado el doctorado (cualquier graduado era “dottore”), me decidieron a retornar a Buenos Aires al término de la beca, y a
tratar de hacer matemática aplicada
donde eso fuera obligatorio: concretamente, ingresé en marzo de 1970
a la consultora Asesores Científico
Técnicos S.A. (ACT), que se dedicaba a preparar modelos computacionales (tal vez la primera consultora
argentina cuyo objetivo era preparar modelos matemáticos para sus
clientes). Esa consultora había sido
creada por cuatro integrantes de la
78
FCEN-UBA que habían renunciado
a sus cargos después de la Noche de
los Bastones Largos: Manuel Sadosky, Rebeca Cherep de Guber, Juan
Ángel Chamero y David Jacovkis
(mi padre). ACT había ganado una
licitación importante llamada por
la Comisión Nacional de la Cuenca
del Plata, comisión existente en ese
momento, para realizar, en conjunto
con empresas francesas, un modelo
matemático del tramo Iguazú-Posadas del río Paraná, que después debía continuar aguas abajo (la continuación nunca tuvo lugar, según la
tradicional inconstancia del Estado
argentino); el director del proyecto
era el ingeniero Ludovico Ivanissevich Machado, que había sido el secretario general de la UBA durante
la última gestión antes de la irrupción militar de 1966, y el director
del modelo matemático era el ingeniero Mario Horacio Gradowczyk,
que había sido integrante del Instituto de Cálculo antes de las renuncias.
Ambos brillantes profesionales habían sido contratados por ACT para
este estudio. Yo pasé a ser entonces
un programador y analista de la parte hidrodinámica de dicho modelo
y, aparte de la programación, colaboré en la implementación, ajuste,
validación y experimentación numérica del modelo, o sea en todo
el ciclo de preparación, puesta a
punto y uso de un modelo matemático. Aprendí así montones de cosas
sobre resolución numérica de ecuaciones diferenciales hiperbólicas en
derivadas parciales. Concretamente,
el modelo sobre el cual trabajé resolvía las ecuaciones diferenciales
de aguas poco profundas unidimensionales de ríos o cauces fluviales
sobre fondo fijo y superficie libre
(un par de ecuaciones hiperbólicas
llamadas usualmente ecuaciones de
Saint-Venant), con lo cual obtenía
a lo largo del tiempo los valores de
alturas y caudales en diversos puntos de discretización del río dado
el estado inicial del sistema (condi-
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
ciones iniciales) y condiciones de
contorno en los extremos del tramo
fluvial modelizado (por ejemplo, altura aguas arriba y caudales aguas
abajo). El método de resolución era
el método conocido con el nombre
de método de Preissmann (de caja
de cuatro puntos), debido a que fue
planteado por el talentoso matemático aplicado e ingeniero hidráulico
suizo de dicho nombre, integrante
de SOGREAH, una de las empresas
francesas con las cuales ACT se había asociado. Era un método de diferencias finitas implícito estable para
un factor de peso en el tiempo entre
½ y 1; es decir, estable para la formulación del problema lineal simplificado: como en muchos casos,
la demostración de estabilidad para
el caso general no lineal (el problema es casilineal y se puede presentar en forma de sistema de leyes de
conservación de ambas ecuaciones
diferenciales, una de conservación
de la masa y la otra de conservación
de la cantidad de movimiento) no se
ha encontrado. Pero en ese sentido
la experiencia indica (y vale en este
caso) que muchas veces “la estabilidad en el caso lineal se extiende –
sin demostración- al caso no lineal”.
A fin del año 1970, terminado el
trabajo, Gradowczyk e Ivanissevich
formaron una nueva consultora,
Estudio Gradowczyk-Ivanissevich
S.A.T., y los dueños anteriores de
ACT habían vendido sus acciones a
algunos de sus empleados; yo entretanto había ganado a mediados de
1970 un cargo de ayudante de primera con dedicación parcial en el
Departamento de Matemáticas de la
FCEN-UBA y a fin de año trabajé por
un corto período para la nueva consultora (por un convenio que ésta
había hecho con ACT) en la programación, implementación, ajuste, validación y experimentación numérica de un modelo hidrodinámico con
embalse de las planicies de inundación del río Paraná Inferior, para es-
tudiar las perturbaciones debidas al
endicamiento de la isla Lechiguana
Sur, sobre el delta del río Paraná. En
esa época gané otro concurso de
ayudante de primera, esta vez con
dedicación exclusiva, y me alejé
transitoriamente de la consultoría en
marzo de 1971.
 2. MI PRIMERA DEDICACIÓN
EXCLUSIVA
Mi interés al presentarme a un
concurso con dedicación exclusiva
era hacer una tesis de doctorado: en
esa época era inusual para alguien
del área de matemáticas pensar en
tesis de doctorado a través de beca
del CONICET (todavía el CONICET
–sigla del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
que en realidad se comenzó a usar
un poco más tarde- tenía la fuerte
impronta original hacia las ciencias
biomédicas que le había dado el Dr.
Houssay). Me había inscripto en el
doctorado a principios de 1970, e
incluso cursé (y aprobé) materias
de doctorado durante ese año en
que trabajé en consultoría, lo cual
me insumió bastante esfuerzo, dado
que tenía menos tiempo que el normal para estudiar. Con la dedicación
exclusiva me fue más fácil y aprobé casi todos los puntos necesarios
para el doctorado. Mi problema era
otro: era difícil encontrar tema de
matemática aplicada en la FCEN y
también encontrar director de tesis; en ese sentido, me sentía bastante sapo de otro pozo en un departamento en el cual a nadie se le
ocurría trabajar en temas aplicados
(nótese que, desaparecido el Instituto de Cálculo como ambiente de
investigación –lo era como columna
vertebral de la carrera de computador científico, pero ya no se hacía
en él investigación- y desaparecida
la computadora –la famosa Mercury
Ferranti “Clementina” del Instituto
de Cálculo- a mediados de 1970,
era muy difícil plantearse una tesis
Matemática aplicada, computación, interdisciplina
de investigación con resultados numéricos concretos); a esto se sumaba que el ambiente político en la
FCEN era muy desagradable, con un
decano llamado Raúl Zardini, muy
reaccionario y antisemita. De hecho, poco antes de mi renuncia a la
FCEN, había habido un concurso de
jefes de trabajos prácticos con resultados que no se correspondían con
los antecedentes de los candidatos y
un conjunto de docentes auxiliares
firmamos una nota de protesta, que
yo, junto con otro docente, llevamos
a decanato. Zardini, profundamente
indignado ante tal insubordinación
a las (¿legítimas?) autoridades, reaccionó haciendo publicar una solicitada en La Nación con los nombres
de todos los firmantes, acusándonos
prácticamente de subversivos. El
asunto causó bastante agitación en
la FCEN, lo cual no es de extrañar
dado el ambiente caldeado de 1972,
en el que se producían acciones armadas de los Montoneros y el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP)
y el gobierno respondía con una
violencia inusitada (incluso para los
cánones argentinos), violencia que
incluyó la matanza de los presos de
Trelew que no pudieron escapar en
una famosa fuga en agosto de dicho
año. Por consiguiente, cuando ese
año Gradowczyk e Ivanissevich me
propusieron ingresar a su estudio,
que estaba haciendo un modelo matemático hidrodinámico relacionado
con el complejo vial ferroviario Zárate-Brazo Largo, acepté sin dudar:
fue una decisión muy poco común
entre los docentes auxiliares con
dedicación exclusiva del Departamento de Matemática, y usualmente
significaba que uno abandonaba la
ciencia definitivamente. Simultáneamente se abrió un concurso de
jefe de trabajos prácticos con dedicación parcial en el Departamento
de Matemática de la Facultad de
Ciencias Exactas de la Universidad
Nacional de La Plata, para el área
de Análisis Numérico, concurso que
gané: el profesor de Análisis Numérico era el Dr. Hugo Folguera, con
quien establecí una gran amistad
hasta su temprana muerte en 1979 y
así mantuve mi relación con el ambiente universitario. Esa relación es
siempre importante y útil, aunque
uno trabaje profesionalmente en forma privada: de hecho, los años en
que no tuve relación con la universidad (o sea desde 1975 hasta 1984),
si bien me mantuve actualizado en
análisis numérico y en problemas de
hidrodinámica y recursos hídricos
(e incluso comencé a hacer trabajos
originales), me faltó ese diálogo en
los pasillos, ese aviso de conferencias y charlas, que hacen que uno,
si es (o trata de ser) “científicamente
culto” llegue a tener una visión de
por dónde hay avances importantes
en áreas que pueden llegar a tener
relación con lo que uno está haciendo; así tardé más de lo debido
en enterarme de la teoría del caos,
que provocó cambios importantes
de paradigmas de investigación. Por
suerte desde 1984 mi relación con
la universidad es constante.
Estuve de jefe de trabajos prácticos de análisis numérico entre 1972
y 1975, en que el clima en La Plata
se hacía cada vez más opresivo: en
particular, la Presidenta María Estela Martínez de Perón, poco después
de asumir la presidencia en julio de
1974 a la muerte de su marido, el
general Perón, remplazó al Ministro
de Educación Taiana por Oscar Ivanissevich y éste remplazó a los rectores de las universidades nacionales por funcionarios de extrema derecha, en lo que se llamó la “misión
Ivanissevich”; numerosos docentes
fueron expulsados y las bandas parapoliciales cometieron muchísimos
crímenes. Finalmente, renuncié a mi
cargo docente en La Plata en 1975
y, salvo un corto período en Venezuela, durante toda la dictadura trabajé exclusivamente en consultoría.
Hubo trabajos interesantes, aunque
79
muchos de ellos, luego, no se concretaron en las obras correspondientes. Sólo en 1984, con el retorno de
la democracia, volví a la Universidad como Director del Departamento de Matemáticas de la Facultad de
Ingeniería de la UBA.
 3. CONSULTORÍA Y OTRAS ACTIVIDADES
En la consultora de Gradowczyk
e Ivanissevich volví a trabajar en modelos fluviales, esta vez participando en la programación, implementación, ajuste, validación y experimentación numérica de un modelo
matemático unidimensional usado
para calcular la erosión alrededor de
varios pilares y puentes del Complejo Vial Ferroviario Zárate-Brazo Largo, que atraviesa los ríos Paraná de
las Palmas y Paraná Guazú, para la
Dirección Nacional de Vialidad. El
trabajo completo era un estudio de
suelos, socavaciones y fundaciones
debidas a las obras, y pude así tener
una idea global de cómo se inserta
un trabajo puntual en un estudio
más abarcativo.
Lo que había que modelizar era
parte del delta del Paraná (pues los
resultados del modelo, es decir, el
cálculo de alturas y caudales bajo
diversas condiciones iniciales y de
contorno, serviría de insumo para
los cálculos de suelos y socavaciones). Y la idea de Gradowczyk era,
usando ecuaciones de compatibilidad en puntos de confluencia (bien
descriptas en el libro de Stoker Water waves), hacer un modelo que
modelizara no un tramo fluvial sino
una red fluvial deltaica, que tendría
por consiguiente eventualmente
más de una condición de contorno.
Pude preparar un modelo adecuado,
aunque con un uso de memoria de
cálculo que yo sospechaba que se
podía reducir y mucho (el modelo
unidimensional del tramo IguazúPosadas del río Paraná resolvía cada
80
sistema linealizado mediante un
método de doble barrido aplicado
a una matriz banda pentadiagonal).
En esa época, la memoria de cálculo, incluso para modelos unidimensionales, en los cuales no existe la
“maldición de la dimensionalidad”,
podía hacerse excesivamente grande para las computadoras normales
existentes, los “main-frames”.
Simultáneamente con estas actividades, desde principios de 1970
(poco después de mi retorno de Italia) hasta su muerte en diciembre de
1976, colaboré en forma intermitente con Oscar Varsavsky. Varsavsky
había sido profesor del Departamento de Matemáticas de la FCEN-UBA
hasta pocos meses antes del golpe de
1966, en que renunció para ocupar
un cargo en el Centro de Estudios
del Desarrollo (CENDES) de Caracas, Venezuela. En la facultad había
dirigido un grupo de economía matemática en el Instituto de Cálculo,
y desde unos años antes del golpe
de 1966 estaba interesado en modelos matemáticos aptos para ayudar
al desarrollo económico y social de
un país. Si bien algunas de sus ideas
me parecían en esa época un tanto exageradas (y su folleto Ciencia,
política y cientificismo directamente
una patente de corso para que quienes no investigaban pudieran decir
que estaban trabajando para el socialismo nacional creativo) su formidable inteligencia y su sentido de la
modelización (aparte de la amistad
que lo unía a mis padres, que significaba que lo considerara un poco
un tío mío, querido y admirado pero
bastante cascarrabias) me atrajeron
siempre. Varsavsky me propuso hacer un modelo matemático de indicadores políticos e incluso viajé en
enero de 1975 a Lima, Perú, con fondos de la Organización Internacional del Trabajo gestionados por él,
para aplicar las ideas que estábamos
plasmando en el análisis de cooperativas azucareras, tema (las coope-
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
rativas) en boga durante el gobierno
militar del general Velasco Alvarado.
Varsavsky, además, cuando yo quise
irme de Argentina en 1976, me recomendó para un cargo de profesor
asistente con dedicación exclusiva
del Departamento de Computación
de la Facultad de Ciencias de la
Universidad Central de Venezuela,
para que diera el curso de Modelos
Matemáticos y siguiera investigando
en modelización. El modelo de indicadores políticos de Lima no llegó a nada; en mi opinión, no tiene
mucho sentido plantearse un modelo de estas características y a la
muerte de Varsavsky abandoné todo
intento de seguir adelante con este
tipo de modelos. Si bien los modelos
de prospectiva y escenarios futuros
nacionales, regionales y mundiales
son importantes, como el modelo
Bariloche, el modelo de Meadows y
colaboradores, y unos cuantos más
(con todas las críticas que, por diversos motivos, se les pueda hacer)
son temas que actualmente me interesan mucho, meterse con modelos matemáticos políticos es meterse
en camisa de once varas. Al fin y al
cabo, los libros de Andrei Amalrik
(Will the Soviet Union survive until
1984?), Emmanuel Todd (La chute
finale), y Helène Carrère d’Encausse
(L’empire éclaté) predijeron espectacularmente la desaparición de la
Unión Soviética sin usar modelos
matemáticos y los estudios con modelos matemáticos no (digo esto con
cierta tristeza, porque mi especialidad son los modelos matemáticos y
me habría encantado que hubieran
servido).
Dicho sea de paso, mi colaboración con Varsavsky tuvo un gran
beneficio colateral adicional: su
programadora era Rosita Wachenchauzer, a quien gracias a él conocí
y con quien estoy felizmente casado
desde 1973 (y con tres hijas)…
Retomando el hilo de este rela-
to, en 1973, al asumir el gobierno
nuevamente el peronismo, después
de casi dieciocho años de prohibición, Ivanissevich abandonó el estudio de consultores y pasó a ocupar
un cargo directivo en la Comisión
Técnica Mixta de Salto Grande, encargada de gestionar y controlar la
construcción y administración de la
represa argentino-uruguaya de Salto
Grande, a pocos kilómetros de las
ciudades de Concordia y Salto. La
consultora pasó entonces a llamarse
Estudio Gradowczyk y Asociados S.
A. T. (EGASAT) y yo pasé a ser uno
de los socios y miembro del Directorio. Salvo el corto período de seis
meses en el cual estuve en Venezuela entre octubre de 1976 y marzo de
1977, trabajé en dicha consultora
hasta mi designación como decano
de la FCEN-UBA en 1998, con dedicación exclusiva hasta 1984 y luego
con dedicación semiexclusiva. Durante mi actividad en EGASAT me
involucré en un gran número de proyectos interesantes y me especialicé
en modelos de ríos con fondo fijo y
móvil, con estructura arborescente y
deltaica, en operación de embalses,
en hidrología (modelos de propagación de onda cinemática), en balance hídrico (transformación de lluvia
en caudal), en optimización de recursos hídricos y desarrollé métodos originales; de hecho, mi tesis de
doctorado, defendida finalmente en
1988, consistió en la demostración
y aplicación de algoritmos eficientes
para modelizar estructuras fluviales
arborescentes y deltaicas: claramente es una tesis de matemática aplicada, porque con esos métodos desarrollé modelos concretos que fueron
implementados…
De hecho, una de las habilidades
que aprendí trabajando en consultoría, aparte de formular, desarrollar,
implementar, validar y utilizar modelos matemáticos de muy diverso
tipo, por supuesto, fue el valor de la
interdisciplina y la importancia de
Matemática aplicada, computación, interdisciplina
poder comprender las maneras de
pensar y vocabularios de los especialistas de otras disciplinas. Matemáticas es una carrera por la cual
uno puede transitar hasta recibirse
sin cursar ninguna materia de otra
disciplina; por eso, al menos en
Buenos Aires, les resulta a veces tan
difícil a los matemáticos entender
que las prioridades de otras disciplinas son distintas. En ese sentido,
creo que soy muy “políglota”: estoy en condiciones de entender los
problemas planteados por personas
provenientes de otras ramas del saber y, en lo posible, de resolverlos,
como mi vida académica y profesional lo demuestra.
Entre 1974 y 1975, sin abandonar EGASAT, fui Jefe de Programación del Grupo de Modelos
Matemáticos de la Comisión Mixta
Argentino-Paraguaya del Río Paraná.
Esta comisión binacional tenía a su
cargo los estudios relacionados con
la futura represa de Corpus, sobre
el río Paraná Superior. Supervisé la
programación, implementación y
experimentación numérica de un
modelo matemático hidrodinámico
unidimensional con estructura arborescente (río y afluentes directos
e indirectos) para estudiar el río Paraná Superior.
En cuanto a mi mencionada estadía en Caracas, entre octubre de
1976 y marzo de 1977, fue corta,
porque por problemas familiares decidí volver a la Argentina. Pero mi
estadía en Venezuela me sirvió para
aprender bastante sobre todo tipo de
modelos matemáticos, en particular
sociales, y sobre simulación estocástica, aparte de frecuentar a unos
cuantos argentinos exiliados como
Manuel Sadosky y su familia, y otros
que se habían radicado en Venezuela mucho tiempo antes, como Carlos
Domingo, Concepción Ballester y
sobre todo Manuel Bemporad, hombre de extraordinaria generosidad.
 4. ACTIVIDAD COMO CONSULTOR
Mi experiencia en consultoría
fue muy provechosa para mí no solamente por la cantidad de trabajos
llevados a cabo con criterios originales (algunos de ellos, y no sólo los
de la tesis que ya mencionaré, originaron publicaciones internacionales) sino porque Mario Gradowczyk,
originariamente mi jefe y luego mi
socio, fue además mi maestro. Gradowczyk, ingeniero con un doctorado en ciencias técnicas en Austria
(en una época en que era muy inusual que los ingenieros argentinos
tuvieron doctorados, dado que se
orientaban esencialmente hacia la
profesión y en las facultades de ingeniería en general en el país no había doctorados), fue uno de los más
talentosos ingenieros que produjo
la Argentina. Al regresar de Austria
después de doctorarse formó el grupo de modelos hidrodinámicos en
el Instituto de Cálculo, donde contó
con la colaboración inestimable del
ingeniero Oscar Maggiolo, que era
decano de la Facultad de Ingeniería
de la Universidad de la República,
en Montevideo y después fue rector
de dicha universidad. Allí comenzó
a hacer modelos matemáticos de
ríos con fondo móvil; al producirse
la Noche de los Bastones Largos renunció a su cargo en la FCEN, estuvo un tiempo en el Massachusetts
Institute of Technology, luego regresó a la Comisión Nacional de Energía Atómica, de donde se fue para
participar en el modelo matemático
de la cuenca del Plata, y luego formar su consultora con Ivanissevich.
Aparte de trabajar en consultoría durante muchos años Gradowczyk se
dedicó también al arte y se convirtió en uno de los mayores expertos
mundiales en Joaquín Torres García,
el gran pintor uruguayo. Creo que
vale la pena comentar un poco algunos trabajos que llevamos a cabo en
la consultora.
81
Entre 1974 y 1975 preparé un
modelo hidrológico predictor de
crecidas del río Uruguay, usado
durante la construcción de la presa
de Salto Grande, para la Empresa
Constructora Salto Grande S.A. Desde el punto de vista conceptual, el
modelo era más simple que un modelo hidrodinámico, en el cual es
necesario tomar en cuenta un par de
ecuaciones de conservación (masa
y cantidad de movimiento): suponiendo una relación unívoca entre
la altura y el caudal, todo se reduce
a una sola ecuación, la ecuación de
la onda cinemática, de propagación
de caudales en una cuenca arborescente. La ecuación cinemática fue
analizada en un famoso trabajo de
Lighthill y Whitham y para resolverla
los ingenieros norteamericanos hace
muchos años usaban empíricamente un método numérico eficiente,
el método de Muskingum, que Jean
Cunge, en 1969, analizó matemáticamente en un trabajo fundacional.
A ese modelo de una sola ecuación
es necesario suministrarle las condiciones de contorno aguas arriba de
cada afluente “extremo” (las hojas,
en terminología de árboles como estructura de datos), para lo cual es necesario, usando los datos de lluvias
en las cuencas altas, transformar lluvias en caudales mediante un balance hídrico, en general muy empírico
(es notable la cantidad de problemas
de física clásica que todavía no se
conocen suficientemente bien desde
el punto de vista conceptual). Como
los pluviómetros existentes no necesariamente representan cada uno
lo que llueve en una subcuenca, es
necesario usar el método que los
ingenieros hidrólogos llaman de polígonos de Thiessen, y que es el método, de geometría computacional,
de diagramas de Voronoi. Pero, a mi
juicio, lo interesante de este modelo
es la fase predictiva: los pronósticos
meteorológicos de lluvia en la alta
cuenca se toman como condición
de contorno a, digamos, tres días y
82
el estado del sistema en el momento
actual de corrida del modelo constituye las condiciones iniciales; pero
esas condiciones iniciales incluyen
datos obtenidos en tiempo real y datos “predichos” por el modelo predictor en la corrida anterior (o en la
corrida anterior que consideramos
más satisfactoria, dado que se pueden hacer varios ensayos). El modelo debe además remplazar, en forma
consistente, los datos predichos por
datos reales cuando es posible. El
modelo fue usado por el cliente durante toda la construcción de la obra
y fue necesario resolver detalles técnicos no triviales: de hecho, se contaba con una computadora GE 105
de ¡16 Kb! de memoria, y con ella
fue necesario hacer todo el trabajo.
Entre 1977 y 1978 preparé un
modelo de frente de onda cinemática para el estudio de la curva de
avance de riego e infiltración en
surcos en un ingenio azucarero en
Jujuy, que desarrollé usando el método de las características. El modelo debía calcular hasta dónde (y con
qué caudal en cada punto) avanzaba el agua en cada surco de riego,
teniendo en cuenta la pérdida, en
cada punto, por infiltración.
Entre 1981 y 1982 preparé un
modelo hidrodinámico con estructura deltaica compleja, un modelo
hidrodinámico con estructura arborescente, y un modelo hidrodinámico con fondo móvil del río Limay,
para estudiar los comportamientos
hidráulicos durante la construcción
de las presas de Pichi Picún Leufú y
Michihuao, sobre el río Limay, para
Hidronor S.A. Los modelos con estructura deltaica y arborescente tenían embrionariamente ideas de mi
futura tesis; el modelo de fondo móvil incorporaba, a las dos ecuaciones
hidrodinámicas de conservación de
masa y de cantidad de movimiento,
una tercera ecuación de conservación de masa sólida cuando el fondo
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
cambiaba por arrastre de partículas
de fondo. El modelo se pensó para
régimen subcrítico, y usa dos condiciones de contorno aguas arriba y
una aguas abajo. La presa de Pichi
Picún Leufú fue ya construida, la de
Michihuao lamentablemente todavía no.
Entre 1980 y 1986 preparé un
modelo hidrológico-hidrodinámico
de predicción de crecidas del río
Uruguay, usado para la operación de
la presa, para la Comisión Técnica
Mixta de Salto Grande. La idea subyacente es la misma que la del modelo predictor mencionado antes,
pero la diferencia está en la complejidad: en este caso, la alta cuenca, por medio del balance hídrico,
suministra condiciones de contorno
(caudales obtenidos a partir de lluvias pronosticadas) a un modelo de
propagación de caudales mediante
onda cinemática; en los extremos
aguas debajo de cada submodelo
hidrológico, el caudal predicho servirá de condición de contorno aguas
arriba en algún punto extremo del
modelo hidrodinámico.
Entre 1981 y 1983 preparé un
modelo hidrodinámico unidimensional y un modelo hidrodinámico
con fondo móvil y simulación de
transporte, decantación y resuspensión de partículas, para analizar varias alternativas de diseño del puerto
fluvial de Escobar, para la Administración General de Puertos. El modelo hidrodinámico ya fue descripto; pero el modelo de fondo móvil, a
diferencia del antes mencionado, incluye también la posibilidad de que
las partículas de fondo no solamente
sean arrastradas por la corriente sino
que también puedan resuspenderse
o decantar. En este sentido es necesaria una cuarta ecuación, que será
esta vez parabólica, de difusión de
las partículas en el medio líquido,
con una fuente o sumidero, que son
las partículas que se resuspenden o
decantan, respectivamente. Para que
la simulación fuera realista, pero
no tan compleja como para usar un
modelo hidrodinámico bidimensional, Gradowczyk ideó un método
interesante, que consistía en usar
“filetes de corriente”, cada uno con
su respectiva altura de fondo, pero
sin dirección transversal de caudal.
Esa simplificación permitió obviar
la construcción de un modelo bidimensional.
Entre 1986 y 1987 (primera etapa) y 1989 y 1990 (segunda etapa)
dirigí la preparación de modelos de
optimización lineal, entera y separable y de simulación de un sistema
de emprendimientos hídricos con
propósito múltiple (embalses, obras
de riego, centrales hidroeléctricas,
canales) en la cuenca del río Negro, para el Consorcio Latinoconsult
S.A.-Inconas S.R.L. y a su vez para
Agua y Energía Eléctrica S.E. La responsabilidad a nuestro cargo fue de
diseñar, implementar y utilizar un
modelo matemático que encontrara los diseños óptimos de las represas posibles a ser construidas en la
cuenca del río Negro (ríos Limay,
Neuquén y Negro). Los lugares de
las represas estaban definidos, pero
no necesariamente la construcción
de la represa. Un problema interesante que hubo que resolver es el
de si había que comprar software
de programación lineal y de programación entera o diseñarlos. Este
tipo de cuestión no tiene una respuesta fácil y automática, no tiene
sentido ni comprar todo enlatado ni
“fabricar” todo (dado que el problema no es sólo de software sino de
cualquier tema de desarrollo industrial autónomo, uso una palabra más
“industrial”); caso por caso, circunstancia por circunstancia, es necesario evaluar los pros y contras de
ambas alternativas. En nuestro caso,
después de unas cuantas dudas, nos
decidimos por confeccionar el software de programación lineal y el de
Matemática aplicada, computación, interdisciplina
programación entera nosotros, y la
tarea fue llevada a cabo con éxito
por un equipo bajo mi dirección,
en tiempo y forma. ¿Por qué tomamos esa resolución? El contrato con
Agua y Energía establecía el traspaso a dicha empresa de todo software
generado durante el contrato. Negociar con un proveedor de software la
compra significaba además negociar
la autorización para una venta posterior y eso podría traer complicaciones si el contrato no estaba bien
definido. Fue una apuesta arriesgada
pero exitosa. Entre 1991 y 1992 preparé un
modelo de inundación y drenaje
de áreas costeras del Río de la Plata comunicadas por alcantarillas
y separadas por terraplenes, para
Saneamiento y Urbanización S.A.
Este modelo era en cierto sentido
bidimensional, porque consideraba
“bloques” de terraplenes y comunicación mediante alcantarillas.
Vale la pena recordar también
otros modelos que fueron desafíos
interesantes y exitosos: el modelo
hidrodinámico del río Uruguay, con
estructura arborescente, aguas arriba y aguas abajo de la presa de Salto
Grande, para analizar propagación
de ondas, fluctuaciones máximas
admisibles de nivel, hipótesis catastróficas, curvas de remanso, contribuciones de cuencas afluentes, influencias de azudes compensadores
y problemas de navegación, para
la Comisión Técnica Mixta de Salto
Grande (1977-79); el modelo hidrodinámico, con estructura deltaica,
del delta del río Paraná, para analizar alternativas de cortes de lechos
mayores y cambios de radios de curvatura de los cursos de agua del delta que mejoren la navegación, para
la Dirección Nacional de Construcciones Portuarias y Vías Navegables
(1977-78); el modelo hidrológicohidrodinámico del río Amazonas
Medio e Inferior y su cuenca, para
la Organización Meteorológica
Mundial (1981-82); el modelo combinado hidrológico y de operación
de embalse de Futaleufú, para Electrowatt Ingenieros Consultores S.A.
(1996-98); el modelo de operación
combinada de los embalses Los Caracoles y Piedra Negra, para Electrowatt Ingenieros Consultores S.A.
(1997).
Cabe mencionar que parte de mi
actividad como consultor fue “docente”, en el sentido de que el contrato respectivo indicaba que se debía transferir al cliente el producto
obtenido (el modelo) tras capacitar
al personal del cliente en su concepción, su fundamentación y su uso.
Así tuve a mi cargo la transferencia a
los respectivos clientes de varios modelos, incluyendo en la transferencia
la documentación, fundamentación
teórica, manual del usuario e instrucción del personal. Además, implementé el modelo hidrológico-hidrodinámico del río Amazonas Medio e Inferior en Belem, Pará, Brasil;
el modelo de predicción de crecidas
del río Uruguay en la presa de Salto
Grande; dos modelos hidrodinámicos aguas abajo de la presa de Pichi
Picún Leufú en Cipoletti, Río Negro;
el modelo combinado hidrológico y
de operación de embalse en la presa
de Futaleufú, en Esquel, Chubut.
Mi última actividad como profesional se desarrolló después de mi
decanato, entre 2008 y 2010, en calidad de asesor de SIM&TEC S. A.,
empresa consultora especializada
en mecánica computacional. Allí fui
responsable de la paralelización del
modelo de elementos finitos METFOR para TENARIS S. A. Siempre
consideré, desde el punto de vista
académico, que los programas de
estudio de carreras de computación
en los cuales figura que “se enseñarán los lenguajes de programación
tal y cual” son absolutamente obsoletos: un licenciado en ciencias de la
83
computación de una buena carrera
tiene que ser capaz, en una entrevista laboral, ante la pregunta de su potencial futuro empleador “¿Sabe Ud.
el lenguaje X?”, de responder “No,
pero si Ud. me da un manual en una
semana programo sin problemas”. Y
así fue. El lenguaje FORTRAN, por
más moderna que sea la versión
que se usa, es completamente despreciado en los Departamentos de
Computación de casi todo el mundo
(y por supuesto en el de la FCEN),
por un sinnúmero de motivos que
no vienen al caso; simultáneamente, sigue siendo el lenguaje de programación científica más usado en
el mundo, especialmente por físicos
e ingenieros. Por consiguiente, el
modelo METFOR estaba programado en FORTRAN, y yo contraté al
joven estudiante Gabriel Bursztyn
(que terminó la licenciatura en ciencias de la computación en la FCEN
durante el desarrollo del trabajo) y
que por supuesto no sabía nada de
FORTRAN: a la semana estaba programando cómodamente, y el trabajo final fue excelente.
 5. RETORNO A LA UNIVERSIDAD
Entre 1975 y 1984 estuve bastante alejado de la universidad (salvo los seis meses en Caracas), y no
pensaba hacer carrera académica. A
partir de 1984 restablecí mi relación
con la universidad. Ni bien el gobierno constitucional del Dr. Alfonsín
asumió la presidencia el 10 de diciembre de 1983, las universidades
nacionales fueron intervenidas con
el objeto de normalizarlas, recuperando la autonomía y los postulados
de la Reforma Universitaria de 1918,
que en el caso de la UBA significaba
el restablecimiento del Estatuto de
1958 y el gobierno tripartito. En la
Facultad de Ingeniería fue designado
Decano Normalizador el ingeniero
Julio Guibourg. Debido a mi experiencia en trabajo interdisciplinario
84
con ingenieros, el Ing. Guibourg me
designó en marzo de 1984 Director
del Departamento de Matemática.
Ocupé dicho cargo con dedicación
semiexclusiva hasta 1988, durante
todo el gobierno del Ing. Guibourg
(hasta 1986) y los dos primeros
años del Decano ya designado por
el correspondiente Consejo Directivo, el Dr. Félix Cernuschi; reduje
por consiguiente mi dedicación a
la consultoría. Di mucho impulso
a la investigación en ingeniería y a
la modernización de los programas
de estudio, lo cual probablemente
no era la mejor manera de hacerme
simpático: en 1988 cambió la composición del Consejo Directivo, y la
nueva mayoría, de orientación muy
conservadora, en la primera sesión
de Consejo el 9 de marzo de 1988
me dejó cesante, con el argumento de que no era bien visto que se
hiciera investigación en los departamentos docentes. Irónicamente,
ésa fue la única vez que fui dejado
cesante en un cargo público: todas
las veces anteriores en que me fui
de la universidad, en tiempos de la
dictadura de Onganía o del gobierno muy represivo de María Estela
Martínez de Perón, había sido motu
proprio, por renuncia. O sea mi cesantía se produjo durante el gobierno constitucional del Dr. Alfonsín…
aunque por supuesto el gobierno no
era responsable de eso.
Mi reingreso a la universidad
motivó que volviera mi interés por la
vida académica, para lo cual tenía
que terminar mi tesis de doctorado,
que tenía completamente abandonada. Me reinscribí por lo tanto en
el doctorado, y me reconocieron los
puntos de todas las materias aprobadas: el punto faltante (tenía 19 y
eran necesarios 20) me fue reconocido por artículos científicos ya publicados y actividad profesional. Así
finalmente a fines de 1988 presenté
mi tesis de doctorado, después de
un esfuerzo considerable: preparé y
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
escribí mi tesis, con todos los experimentos numéricos incluidos, mientras trabajaba profesionalmente, por
un lado, y dirigía el Departamento
de Matemática de la Facultad de Ingeniería por el otro. En esencia, la
tesis demostraba que para una estructura de red fluvial arborescente
(una cuenca fluvial normal) se podía, incluyendo las ecuaciones de
compatibilidad en las confluencias,
usar un algoritmo tan eficiente como
el de tramos fluviales, en el sentido
de obtener una matriz banda tridiagonal con la cual resolver cada
sistema lineal a lo largo del tiempo
de simulación numérica; y para una
estructura deltaica se podía reducir
cada sistema lineal a cuatro bloques: un bloque cuadrado superior
izquierdo en forma de matriz banda,
un bloque cuadrado inferior derecho denso, de orden mucho menor,
y dos bordes laterales rectangulares
muy ralos, de modo de optimizar
memoria de cálculo y tiempo de
ejecución casi tanto como para un
tramo simple. Es interesante además observar que, si bien yo todo el
tiempo estaba pensando en grafos
planares (con los cuales se puede
representar un delta o cuenca fluvial) la planaridad no interviene en
las demostraciones, por lo cual el
esquema se adapta perfectamente a
un sistema de cañerías en el espacio
(en cuyo caso, esto sí, es necesario
modelizar con cuidado los codos).
Mi cesantía en Ingeniería causó
mucho revuelo en Exactas, de donde habían ido varios matemáticos a
trabajar a Ingeniería, y menos de dos
meses después yo estaba ya instalado como profesor interino asociado
del Departamento de Computación,
con un cargo que, por ese motivo, el
Rector, Oscar Shuberoff, traspasó a
la facultad.
Simultáneamente, en Exactas un
grupo de estudiantes y graduados,
entre los cuales puedo mencionar
(sin que la lista sea exhaustiva) a
Juan Carlos Pedraza, Edith Amatric,
Guillermo Durán y Lucas Monzón,
se proponía revitalizar el Instituto de
Cálculo. El Instituto había sido creado a fines de 1957, en la primera
sesión del Consejo Directivo de la
Facultad que había recuperado su
autonomía después de la caída del
gobierno del Gral. Perón en septiembre de 1955, y había comenzado a
funcionar en mayo de 1961, con la
puesta a punto de su computadora,
la mítica “Clementina”. Desde esa
fecha hasta el golpe de estado de
Onganía en 1966 fue, por un lado,
la columna vertebral de la carrera de
computador científico, y por el otro
lado un lugar (el único) en que se
hacía investigación y desarrollo en
matemáticas aplicadas (y también
en computación) en la facultad. Con
las nuevas autoridades a partir de
1966 había perdido por completo su
calidad de bastión de la investigación en matemática aplicada y computación, quedando solamente reducida a herramienta administrativa
de la facultad y a computadora para
que los alumnos de computación
hicieran sus prácticas. Esta situación
duró hasta 1970, en que, debido a
la obsolescencia de la computadora (que nunca pudo ser remplazada
por una más moderna) y a la imposibilidad de conseguir repuestos, pese
al esfuerzo denodado de varios de
sus integrantes, la computadora dejó
de funcionar definitivamente. (Esto
provocó que, hasta que en 1983
comenzó a funcionar una computadora Vax 750 comprada el año anterior, los alumnos de computación
científica –y, a partir de su creación
en 1982, de la licenciatura en ciencias de la computación- tuvieran
que hacer sus prácticas en otras dependencias de la UBA.) Al recuperarse la democracia en diciembre de
1983, de todos modos, el Instituto
de Cálculo había quedado reducido
a tareas administrativas de la facultad. El propósito de los protagonistas
Matemática aplicada, computación, interdisciplina
del esfuerzo de revitalización del
Instituto fue que recuperara su sesgo
de investigación (ahora separado de
sus responsabilidades docentes, ya
que existía a partir de 1985 el Departamento de Computación). Colaboré en los proyectos de misión y
funciones futuras del Instituto, y finalmente, en noviembre de 1988, el
decano Dr. Héctor Torres “recreó” el
Instituto, conmigo como director (un
mes antes de que defendiera mi tesis
de doctorado).
A partir de mi conocimiento (originariamente empírico) de modelización de ríos y cuencas fluviales,
por un lado, y de aprovechamientos
hídricos, por el otro, empecé a solidificar mis conocimientos teóricos
sobre esos temas. Por un lado, comencé a estudiar las ecuaciones diferenciales en derivadas parciales hiperbólicas (que se pueden poner en
forma de leyes de conservación) de
los ríos, en particular las condiciones de contorno correspondientes
a régimen subcrítico y supercrítico.
En el primer caso, son una condición de contorno aguas arriba y una
aguas debajo de cada tramos modelizado (o, en el caso de cuencas
o deltas, de cada extremo abierto);
en el segundo caso, todas las condiciones de contorno deben suministrarse aguas arriba (y a veces no está
claro qué es “aguas arriba” en redes
fluviales). El paso de régimen subcrítico a supercrítico y viceversa es
complicado para las ecuaciones de
Saint-Venant, porque no siempre se
sabe cuándo se pasará de subcrítico
a supercrítico o al revés (o sea, desde
el punto de vista práctico, “dónde” y
“cuándo” hay que tener disponibles
condiciones de contorno), pero lo
interesante que descubrí es que si se
incluye la ecuación de transporte de
partículas de fondo siempre habrá
(en un tramo único) dos condiciones de contorno aguas arriba y una
aguas abajo: por otro parte, llegué
a simular un fenómeno observado
empíricamente, en el caso supercrítico con fondo móvil: la existencia
de antiduna, o sea de una duna que
va hacia agua arriba (naturalmente,
lo que va aguas arriba es la forma
del suelo, o sea información, no las
partículas del material de fondo).
En el caso de la ecuación simplificada de la onda cinemática, la
función de flujo es convexa o casi
convexa para secciones transversales regulares del río. En presencia
de irregularidades pronunciadas,
sin embargo, la convexidad puede
fallar. Con mi antiguo alumno Esteban Tabak, actualmente director del
Departamento de Matemática de la
Universidad de Nueva York, observamos (y discutimos) consecuencias
cualitativas de la forma de la función
de flujo para irregularidades típicas,
particularmente para ríos con planicies de inundación y ríos encajonados en cañones. Estudiamos además
el problema de Riemann para funciones de flujo no convexas.
Dirigí el Instituto de Cálculo hasta marzo de 1998, o sea casi diez
años; me alejé de la dirección cuando asumí el decanato de la facultad.
Mi propósito fue que el Instituto
fuera el lugar donde se pensara la
matemática aplicada en forma interdisciplinaria. El Instituto tuvo algunos pocos cargos docentes (sin los
cuales no habría podido funcionar)
y aparte acogió a docentes de matemática y de computación, además
de investigadores del CONICET. Su
fuerte estuvo siempre en esa época
en estadística, pero además se dio
impulso a otras áreas, como la de
modelos fluviales y de recursos hídricos (a cargo mío) y aplicaciones
de teoría de caos; aparte, durante
esa época dos maestrías funcionaron en el Instituto: la maestría en
estadística matemática y la maestría
en física médica. Cabe mencionar
que el Instituto de Cálculo actualmente es un instituto de la UBA con
85
director designado por concurso (el
Dr. Guillermo Durán), y realiza una
activa labor interdisciplinaria en
consonancia con la filosofía con la
que fue recreado.
Simultáneamente, como profesor
del Departamento de Computación
(a partir de 1994 profesor titular regular), dicté varias asignaturas: métodos numéricos, simulación estocástica y en los últimos años los seminarios sobre historia de la computación y sobre computación, ciencia
y sociedad en Argentina, aparte de
colaborar siempre en las actividades
académicas del departamento.
En 1994 se produjo un hecho político en la Facultad de Ingeniería de
la Universidad de Buenos Aires que
fue importante en mi vida docente:
la mayoría de extrema derecha que
controlaba la facultad desde 1988
(y que me había despedido como
director del Departamento de Matemáticas ni bien controló el Consejo
Directivo de la facultad), primero
con su predominio en el Consejo
Directivo y luego, durante el período 1990-1994 imponiendo al nuevo
decano, fue desalojada del poder, y
el Ing. Carlos Raffo fue electo decano. Yo había ganado un concurso de
profesor titular con dedicación semiexclusiva en el Departamento de
Matemática, pero el Consejo Directivo había pedido la anulación del
concurso con el firme propósito de
impedir mi nombramiento. El Consejo Superior rechazó ese pedido, y
devolvió el expediente a la Facultad
de Ingeniería. Entretanto, habiendo
sido yo echado, fui designado interinamente, como ya mencioné, en la
FCEN, y mi concurso en Ingeniería
entró en un limbo, con un Consejo Directivo que insistía en anular
el concurso para no designarme y
un Consejo Superior rechazando la
anulación. Al producirse el cambio
político en Ingeniería, en su primera
sesión el nuevo Consejo Directivo,
86
en una actitud por la cual le estaré siempre agradecido, “anuló la
anulación de mi concurso”, valga
la formulación literaria y envió al
Consejo Superior el pedido de mi
designación como profesor titular, e
inmediatamente el Consejo Superior
convalidó esa decisión, de manera
que me encontré de golpe con dos
cargos de profesor titular regular con
dedicación semiexclusiva, uno en la
FCEN y otro en Ingeniería. Dado el
gesto de Ingeniería, me resultaba
muy descortés renunciar a un cargo
por el cual se había batallado tanto,
así que acepté ese cargo a partir de
marzo de 1995, reduciendo mi dedicación a parcial y dicté mis cursos
siempre, incluso durante todo mi
decanato, salvo los seis meses que
fui Presidente del CONICET (al dejar
muchos años después el decanato
de la FCEN recuperé la dedicación
semiexclusiva).
Aparte de la dirección del Instituto, el decano Dr. Eduardo Recondo,
al comenzar su segundo decanato
(1994-1998), me ofreció el cargo de
Secretario Académico, que acepté.
Fue una época de trabajo muy intenso, pues simultáneamente a mis
actividades de gestión en la facultad
(la dirección del Instituto de Cálculo y la Secretaría Académica), de
continuar con mis tareas de investigación, y de dictar clase en Exactas y en Ingeniería, continuaba con
dedicación parcial mis ocupaciones
como director y encargado del área
de modelización del Estudio Gradowczyk y Asociados S.A.T. De todos modos, la Secretaría Académica
la abandoné a mediados de 1996,
pero igual fue una época de trabajo
muy intenso, sobre todo para acelerar la sustanciación de los concursos.
Una de las actividades que más
me satisficieron fue la creación del
doctorado en ciencias de la computación, de la cual creo haber sido
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
el principal protagonista. A principios de los noventa prácticamente
no había doctores en computación
en Argentina; obviamente no iban a
poder dirigir tesis (y tampoco había
prácticamente doctores en ingeniería electrónica, otro posible sostén
del doctorado). En particular, en el
Departamento de Computación de
la FCEN los únicos doctores que había eran matemáticos. Lo tradicional
(que es lo que hizo Brasil) hubiera
sido enviar jóvenes graduados financiados por el gobierno para doctorarse en el extranjero y luego incorporarlos a la docencia e investigación a su regreso. En nuestro país
(y sobre todo a comienzos de esa
década) ese esquema era imposible:
en primer lugar, no había posibilidad de financiamiento nacional (esa
situación sólo cambió con los proyectos FOMEC, Fondo para el Mejoramiento de la Calidad Universitaria); en segundo lugar, con sueldos
tan bajos como los de los docentes
universitarios o investigadores del
CONICET, la probabilidad de que
un número significativo de flamantes doctores volviera era baja. Mi
idea era crear el doctorado, que los
doctorandos pudieran hacer sus tesis
dirigidos por doctores del extranjero
(eventualmente con viajes cortos) o
con profesores de otras disciplinas
(no necesariamente matemáticos:
hasta su lamentable y prematura
muerte, el Dr. Carlos Alchourrón,
destacado abogado especialista en
lógica, dirigía tesis en computación)
y que así se fueran formando investigadores. Fui miembro de la subcomisión de doctorado, y representante de la misma ante la comisión
de doctorado de la Facultad, hasta
poco antes de asumir como decano. Trabajé bastante en el tema, y
durante mi desempeño apareció el
ya mencionado proyecto FOMEC,
que facilitó enormemente la tarea.
El FOMEC, originado en créditos del
Banco Mundial/Banco Internacional
de Reconstrucción y Fomento (BM/
BIRF), permitió a Exactas disponer
de alrededor de quince millones de
dólares (para los cuales fue necesario hacer una cuidadosa ingeniería
financiera, dado que la facultad debió aportar una contraparte del 20
al 40%, según la imputación), que
se usaron para equipamiento, ingentes compras para la biblioteca y las
hemerotecas, becas de doctorado
mixtas y abiertas, invitación a profesores extranjeros de alto nivel.
El resultado está a la vista: actualmente prácticamente todos los
profesores del departamento son
doctores, unos cuantos están en el
CONICET como investigadores, y la
producción de doctores del departamento es similar a la de otros departamentos de la FCEN. En los demás
departamentos su impacto también
fue tremendamente positivo.
 6. INVESTIGACIÓN
Mi interés en la interdisciplina
puede observarse registrado en las
tesis de doctorado que dirigí hasta
ahora: en matemática, física, computación, química e ingeniería. En
muchos casos con codirectores,
dado que me internaba en disciplinas ajenas, pero siempre fueron
aplicadas (o de aplicación inmediata). A decir verdad, no sé si hay algún otro director de tesis en nuestro
país que haya dirigido tesis en tantas
áreas disciplinarias distintas.
A partir de mi colaboración con
la ingeniera Susana Bidner y Gabriela Savioli, cuya tesis de doctorado
en matemática dirigí en la FCENUBA, con la codirección de la ingeniera Bidner, comenzó una actividad de los tres en modelización del
flujo monofásico de petróleo hacia
un pozo productor. En la tesis, Savioli introdujo nuevos parámetros
en el simulador de ensayos de pozos: un modelo unidimensional que
contempla las variaciones radiales
Matemática aplicada, computación, interdisciplina
de permeabilidad y porosidad, y un
modelo bidimensional que, al considerar la coordenada vertical, permite analizar el flujo vertical de fluidos
regido por la permeabilidad vertical
y los efectos gravitatorios, amén de
las heterogeneidades de permeabilidad y porosidad en ambas direcciones. Para obtener la solución numérica, tanto en caso unidimensional
como en el bidimensional, se aplicó
una familia de esquemas en diferencias finitas que depende de un parámetro θ , 0 ≤ θ ≤ 1. Continuando con
esa idea, eligiendo un ordenamiento
adecuado de las ecuaciones e incógnitas involucradas, se obtiene
un sistema lineal de ecuaciones con
una matriz “casi” pentadiagonal,
que se resuelve aplicando un método original basado en el desarrollo
en serie de Taylor de funciones matriciales (TSMF). Obtuvimos que una
combinación de TSMF y block-SOR
con paso de tiempo variable parece
ser la mejor política. El simulador
numérico descrito se aplicó luego
para estudiar el comportamiento de
reservorios de dos capas con valores típicos de permeabilidad vertical iguales o menores que los de
permeabilidad horizontal. Específicamente, para un pozo de petróleo
que produce a caudal constante, se
analizó la influencia de la permeabilidad vertical en las respuestas
de presión y caudal de cada capa.
Se concluyó que la permeabilidad
vertical influye en las respuestas de
presión y caudal a tiempos cortos e
intermedios, por lo que debería ser
tenida en cuenta tanto en el diseño
como en la interpretación de los ensayos de presión en pozos.
En la tesis de ingeniería en la
UBA de Ariel Fraidenraich (que dirigí con la codirección del Dr. Fernando de Andrade Lima, de Recife)
y trabajos subsiguientes, se extendió la aplicación de la teoría de los
métodos perturbativos de primero y
segundo orden al estudio de varios
problemas en hidrodinámica: procesos de difusión y transporte de
contaminantes, ecuación de la onda
cinemática viscosa, ecuación de
Burgers viscosa y finalmente el caso
más general de ecuaciones de aguas
poco profundas unidimensionales.
En todos los casos el propósito es
conocer cómo varían los funcionales
promedios de las alturas y de las velocidades para variaciones posibles
de los parámetros físicos (amplitud
de la marea, coeficiente de resistencia de Chézy, y parámetro asociado
a las variaciones topográficas). Pero
hay un propósito más general: conocer la sensibilidad de los parámetros
permite, en el proceso de ajuste de
un modelo, saber qué parámetros
se intentará ajustar mejor: no tiene
sentido dedicar ingentes esfuerzos
a mejorar parámetros a los cuales el
modelo es poco sensible.
Los patrones espaciales y las variaciones en el tiempo de las concentraciones de sustancias peligrosas, junto a los efectos potenciales
sobre la población subyacente, son
necesarios para ayudar a la planificación y respuesta en una emergencia química. A tal fin, existen modelos que predicen el transporte y la
dispersión de sustancias peligrosas y
otros que estiman los efectos potenciales experimentados por la población expuesta. En conjunto, constituyen una poderosa herramienta
para estimar las regiones vulnerables
y evaluar los impactos potenciales
en la población afectada. El desarrollo de metodologías y de modelos,
de aplicación directa al contexto
en que vivimos, permiten acceder
a una representación más clara del
escenario de riesgo y consecuentemente disponer de las herramientas
adecuadas para una respuesta óptima. En la actualidad, se ha encontrado una importante vacancia en los
modelos de exposición a incidentes
agudos ya que no contemplan la variable temporal en sus cálculos y es
87
así como una foto estática de las regiones de amenaza son presentadas
por los modelos de uso corriente en
situaciones de emergencia. Por lo
expuesto, constituye un avance importante para la gestión de riesgos
que los respondedores o decisores
en una emergencia puedan conocer
la evolución temporal no sólo de la
nube tóxica sino además de las regiones de daño representativas de la
población potencialmente expuesta.
En la tesis en química de Yanina Sánchez en la Universidad Nacional de
La Plata, que dirigí con la codirección del Dr. Andrés Porta y trabajos
subsiguientes, se ha logrado desarrollar un modelo de exposición para
incidentes químicos, DDC (Damage
Differential Coupling), que hace uso
de los índices toxicológicos típicos
para incidentes agudos (AEGLs, ERPGs, TEELs). El mismo presenta numerosas y evidentes ventajas frente
a los métodos vigentes, optimizando
los tiempos y mecanismos de respuesta, del mismo modo que la planificación de desastres. Por un lado,
DDC es capaz de proporcionar una
estimación progresiva de los daños
experimentados, y es así como la información cronológica de los efectos potenciales experimentados por
la población expuesta es ofrecida
por este nuevo método. Utilizando
el campo continuo propuesto de los
índices toxicológicos, siempre es
posible realizar el acoplamiento de
dos exposiciones diferenciales y en
consecuencia de dos efectos parciales. A través del reciente desarrollo
del modelo de exposición DDC se
ha logrado optimizar, cuali y cuantitativamente, la estimación de la
población afectada por una nube
tóxica debido a su capacidad para
acoplarse a cualquier modelo atmosférico de dispersión de contaminantes que disponga de una salida
de datos en forma temporal. De este
modo, DDC analiza los diferentes
perfiles de concentración (salida del
modelo de transporte) y los asocia
88
con alguna concentración de referencia de alerta para así identificar
las áreas de riesgo. El modelo desarrollado de exposición para incidentes químicos (escenario hipotético
de escape de cloro con obstáculos,
como edificios) se aplicó a dos tipos
de escenarios: Parque Industrial de
Pilar (Argentina) y Chicago (EeUu);
acoplándose a diferentes modelos
de transporte de contaminantes en
aire, analizando de este modo los alcances del acoplamiento, de las partes que lo forman y de la aplicación.
Los resultados muestran cómo es
capaz de predecir la dispersión atmosférica de materiales peligrosos,
y demuestran cómo el conocimiento de la influencia de los obstáculos
en la trayectoria de la nube tóxica,
y en la dispersión de los contaminantes transportados, junto a la información dinámica de la población
potencialmente afectada y de los
síntomas asociados, contribuyen a
una mejor planificación de las medidas de protección y respuesta ya que
permiten una mejor comprensión de
la situación y del tiempo disponible
para la intervención oportuna.
La tesis de doctorado de la Dra.
Sánchez, y los trabajos subsiguientes ya mencionados, son parte de un
proyecto más ambicioso en el cual
participé formando recursos humanos: el proyecto CRISIS, de manejo
de políticas de Estado ante emergencias causadas por accidentes,
antrópicos o naturales. El proyecto
está a cargo de CITEDEF, Instituto de
Investigaciones Científicas y Técnicas para la Defensa (anteriormente
CITEFA, Instituto de Investigaciones
Científicas y Técnicas de las Fuerzas
Armadas) y en él la Dra. Sánchez
participó como tesista financiada
por la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (y luego por el CONICET). Todo el manejo
informático de dicho proyecto está
a cargo del Ing. Alejandro Acquesta, que se doctoró en informática
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
en 2014 en el Instituto Tecnológico
de Buenos Aires bajo mi dirección,
investigando y aplicando diferentes
herramientas informáticas para la
gestión de riesgos que, utilizadas
a lo largo de todo el ciclo de las
emergencias y desastres, pueden
contribuir a evitar o reducir los costos en vidas, bienes, económicos y
ambientales que dichas situaciones
provocan.
A partir de la tesis en ingeniería
del Dr. Fernando Ponta en la UBA,
que codirigí, produjimos una serie
de artículos en el cual planteamos
futuros escenarios de aprovechamiento de energía de las corrientes
marinas, introduciendo posibles
soluciones tecnológicas. Posteriormente dirigí conjuntamente con el
Dr. Ponta en la UBA la tesis de doctorado en ingeniería de Alejandro
Otero, que incluyó una modelización del comportamiento estructural
de las aspas de turbinas eólicas y
publicamos algunos artículos sobre
el tema.
En la tesis en computación en la
FCEN-UBA de Javier Quinteros, dirigida conjuntamente con el Dr. Víctor Ramos, y en trabajos subsiguientes, se modelaron numéricamente
procesos asociados a la tectónica
de placas por medio del diseño y
de la implementación de dos modelos completamente originales basados en el método de los elementos
finitos. Fue la primera vez que se
aplicaron este tipo de modelos numéricos a las regiones tratadas en la
tesis. El primer modelo está basado
en las ecuaciones de Stokes de dinámica de fluidos y simula la evolución de largo plazo y en gran escala
de la corteza en un orógeno de tipo
andino. El otro es un modelo termomecánico basado en la deformación
de sólidos, capaz de simular el comportamiento elasto-visco-plástico y
reproducir procesos geodinámicos
hasta 410 Km. de profundidad bajo
diversas condiciones cinemáticas.
Se simuló la evolución durante casi
nueve millones de años de un dominio de 150 Km. de profundidad y
300 Km. de ancho. Las ecuaciones
se modelizaron mediante elementos
finitos y no dejó de ser gracioso para
mí trabajar a esa escala temporal: un
intervalo temporal de diez mil años
era un intervalo muy pequeño…
La colaboración con los doctores
Quinteros y Ramos permitió la publicación de varios artículos científicos de modelado numérico de tectónica de placas. En la formación de
cordones montañosos como la Cordillera de los Andes entran en juego
un sinnúmero de procesos, que suelen tener mayor o menor influencia
según la escala espacial y temporal
que se desee investigar. Este tipo de
procesos de deformación en gran
escala suele involucrar extensiones
de varios cientos de kilómetros tanto
en profundidad como en superficie.
Siempre usando elementos finitos
se simuló la evolución tectónica
de la corteza y el manto terrestres
bajo muy diversas condiciones, se
usó una técnica de remallado para
los caso en que la malla supera un
umbral de distorsión, y se representaron comportamientos elásticos,
plásticos y viscosos dentro del mismo dominio, y a escalas de tiempo y
espacio muy disímiles.
La tesis en física en la FCEN-UBA
de Walter Legnani, que dirigí con la
codirección del Dr. Pablo Canziani,
permitió mostrar la influencia de
perturbaciones de escala sinóptica
(de longitudes o escalas menores
a 5000 Km. aproximadamente) sobre el vórtice polar austral y sobre
el agujero de ozono antártico. Estas
perturbaciones se propagan desde la
tropósfera y alcanzan la estratósfera
inferior. Y la tesis de doctorado del
ingeniero Gerardo Riccardi, sobre
un sistema de modelación hidrológica-hidráulica cuasi bidimensional
Matemática aplicada, computación, interdisciplina
multicapa para ambientes rurales y
urbanos fue “triangular”: un docente
de la Universidad Nacional de Rosario presentando una tesis en ingeniería en la Universidad Nacional de
Córdoba con un director de Buenos
Aires…
 7. DECANO DE LA FCEN-UBA
Me desempeñé como Decano de
la FCEN entre 1998 y 2002 y entre
2002 y 2006. Durante buena parte
de mi decanato la situación económica del país fue la más catastrófica
de los últimos decenios; sin embargo, creo que se pudieron hacer reformas y avances exitosos. Por primera vez en la Facultad se llevó a
cabo una política de llamado a cargos de profesores vacantes por jubilaciones, fallecimientos y renuncias
de modo de tener en cuenta las necesidades y prioridades docentes y
de investigación de toda la Facultad,
según la propuesta, aprobada por el
Consejo Directivo, de una comisión
ad hoc. Y el mismo Consejo Directivo resolvió que los docentes de
esta Facultad tenían que dar obligatoriamente un mínimo de clases por
año. Quería mencionar especialmente este logro porque tiene que
ver con un problema que se plantea
siempre con la autonomía universitaria: la autonomía universitaria
es un principio inalienable que ha
sido conquistado después de duras
luchas, generalmente estudiantiles.
La Universidad elige sus autoridades, nombra sus empleados, administra sus recursos –que, si bien son
escasos e insuficientes, tampoco son
insignificantes- sin participación de
los ciudadanos electos para ocupar
cargos públicos federales en el país.
Es decir, la sociedad argentina le da
privilegios a la Universidad pública
que no le da a otras instituciones. A
cambio de eso, la Universidad tiene
que tener claro que por ese motivo
tiene una responsabilidad mayor
que si no fuera autónoma: cualquier
contribuyente de Jujuy, por ejemplo, tiene derecho a decir “Quiero
saber si la Universidad está gastando bien el dinero que obtiene de
mis impuestos”. La Universidad – y
cada Facultad - debe entonces pensar permanentemente que no puede
refugiarse en actitudes corporativas,
y que la sociedad tiene derecho a
saber en qué gasta su dinero, y por
consiguiente usarlo de la manera
más criteriosa posible, sin confundir autonomía con endogamia, y sin
decidir lo que nos conviene a los
que trabajamos en la Universidad
sin pensar en la sociedad en su conjunto. Gracias a la colaboración de
las autoridades de la UBA, la FCEN
recuperó espacios con destino al
Departamento de Ciencias de la Atmósfera y de los Océanos y al Centro de Investigaciones del Mar y de
la Atmósfera; se pudieron adjudicar
espacios a grupos del Departamento
de Fisiología y Biología Molecular y
Celular, a grupos del Departamento
de Ecología, Genética y Evolución, a
grupos del Departamento de Química Orgánica, y a grupos del Centro
de Estudios Avanzados (CEA) de la
Universidad que vinieron a hacer investigaciones interdisciplinarias a la
Facultad, tras la disolución del CEA.
Por primera vez en la historia de la
Facultad se asignaron espacios a
grupos de investigación por adjudicación temporal, llevado a cabo tras
recomendación de una Comisión
ad-hoc, también creada por el Consejo Directivo. La incorporación a
la Facultad en 1998 de la Guardería
existente permitió su transformación
en un Jardín Materno-Infantil modelo, que incluyó hasta preescolar, en
el cual no solamente el costo por padre o madre es bajo sino que es proporcional a su sueldo; a dicho jardín
van hijos de docentes, no docentes,
becarios, doctorandos y estudiantes,
e incluso de personal que trabaja
en otras dependencias de la Ciudad Universitaria. La designación y
ascenso de personal no docente se
89
hizo por concurso, cumpliendo el
Estatuto del Personal No Docente
a rajatabla. La redistribución de espacios en algunos Departamentos,
de acuerdo con criterios racionales,
contó siempre con el apoyo de las
autoridades. Se creó el Departamento de Orientación Vocacional
(DOV), que realiza una intensa tarea
de orientación vocacional a nivel
de colegios secundarios. En el mismo sentido, se crearon y se llevan
a cabo ininterrumpidamente desde
hace varios años las Semanas de las
Ciencias. La asignación de rubros de
presupuesto no destinados a sueldos
se comenzó a hacer de acuerdo a
pautas consensuadas por todos los
departamentos, y fue reconfortante comprobar que los departamentos llegaron a un acuerdo unánime
teniendo en cuenta los diferentes
tipos de gastos docentes por departamento. Fue muy importante la
terminación con éxito del programa
FOMEC, de reequipamiento para la
docencia, por un monto ya mencionado de alrededor de 15 millones
de dólares (el más alto de Argentina) sin haber perdido la independencia académica de la Facultad; el
personal no docente de la Facultad
encargado del FOMEC se capacitó
con entusiasmo e idoneidad, lo cual
muestra que es un mito el lamentable prejuicio de que los empleados
del estado no pueden hacer más
que tareas rutinarias. Se fortaleció
el Servicio de Higiene y Seguridad
del Trabajo de la Facultad, que implementó un muy moderno plan de
seguridad ambiental: tiene políticas
de emergencia y evacuaciones, de
capacitación, de seguridad química,
biológica, radiológica, láseres y residuos peligrosos, y todo esto desde
antes de la tragedia de Cromañón (el
Servicio de Higiene y Seguridad, el
primero de la UBA, fue creado en
1990, y avanzó paso a paso hasta
su estado actual). Relacionado con
este tema, se construyó el droguero único del Pabellón II, y se puso
90
a punto todo el sistema de campanas del Pabellón II. Se creó el Centro de Microscopías Avanzadas en
la Facultad; se reorganizó el Campo
Experimental; se creó un programa
de becas por razones estrictamente
económicas; se pusieron en marcha
las pasantías educativas (para estudiantes) y los contratos de tipo salarial (para estudiantes y graduados);
se creó INCUBACÉN, la incubadora
de empresas de la Facultad.
Durante mi primer período como
decano ejercí durante seis meses, de
enero a julio de 2000, la Presidencia
del CONICET. Dada la difícil situación económica, y el poco interés
de las autoridades del momento por
la ciencia y la tecnología, entendí
que dicha gestión había fracasado, y
renuncié a mi cargo, en el cual estaba sujeto a tensiones extremas.
Por último, cabe mencionar que
colaboré activamente, conjuntamente con el Centro Argentino de
Meteorólogos, durante mi decanato
y después, en el proyecto, finalmente exitoso, del traslado del Servicio
Meteorológico Nacional de la Fuerza Aérea Argentina al Ministerio de
Defensa: desde el punto de vista de
una buena administración, un Servicio no puede estar en manos de uno
solo de sus usuarios.
 8. ACTUALIDAD
Cesé como profesor regular de la
UBA, tanto en la FCEN como en Ingeniería, a partir del 1° de marzo de
2012, por razones reglamentarias de
edad; a propuesta del Departamento
de Computación de Exactas, avalada por una amplia mayoría de consejeros directivos de Exactas (sólo el
consejero por la minoría de graduados y el consejero por la minoría de
estudiantes se abstuvieron), el Consejo Superior de la UBA me designó
profesor emérito, cargo que detento
en la actualidad.
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Independientemente de ello, a
partir de mi retiro de la UBA como
profesor regular, por invitación del
Rector de la Universidad Nacional
de Tres de Febrero (UNTREF), Aníbal
Jozami, me desempeño como Secretario de Investigación y Desarrollo
de dicha universidad. Había comenzado a colaborar con la UNTREF en
el año 2009, como asesor del Rectorado, dado que las autoridades de
dicha universidad consideraban que
había llegado el momento de dar
un fuerte impulso a la investigación
(que ya existía, pero con poca institucionalización: no había una Secretaría de Investigación, y una de
mis tareas fue preparar su creación):
dejé esta asesoría al integrarme con
dedicación completa a UNTREF. La
creación de la UNTREF (así como
la de las demás universidades del
conurbano bonaerense) tiene un
impacto muy positivo en la región,
y me siento muy contento de poder
ayudar en el fortalecimiento de la
investigación en una universidad joven, dinámica y muy creativa.
Sin embargo, no abandoné mis
actividades en la UBA: por un lado,
prosigo con mis cursos de posgrado
(maestría de simulación numérica y
control, maestría de ingeniería matemática y doctorado en ingeniería)
en la Facultad de Ingeniería, mediante contrato: dicto como siempre
las asignaturas Modelos y Sistemas
I (modelos estocásticos) y Modelos
y Sistemas II (modelos determinísticos); en Exactas colaboro tanto con
el Departamento de Computación
como con el Instituto de Cálculo en
sus actividades, reuniones, jurado
de concursos de profesores, etc.
Desde hace poco más de diez
años me empecé a interesar bastante en temas de historia de la ciencia
en Argentina, especialmente de las
matemáticas y la computación, e
historia de las relaciones y los conflictos entre ciencia y tecnología por
un lado, y gobiernos autoritarios y
democráticos en Argentina. En realidad, desde siempre estuve interesado en la historia (dudé si seguir
historia cuando terminé el colegio
secundario, e incluso me inscribí
en dicha carrera, en la Facultad de
Filosofía y Letras, cuando me recibí
en la FCEN, pero al final decidí que
ya había dado suficientes exámenes
en mi vida y, salvo eventualmente
los de las materias de doctorado en
matemáticas, cuando las cursara, no
quería rendir más). Además siempre
estuve interesado en qué pasó en
Argentina para provocar su decadencia (relativa), cuando a principios del siglo XX se pensaba en otro
horizonte, y en particular qué pasaba con su ciencia y su tecnología. Al
comenzar a investigar un poco en el
tema, y en particular en el área de
la computación, que me resultaba
más fácil porque en algún sentido
había vivido su evolución en “tiempo real” (al fin y al cabo empecé a
tomar contacto con ella en la década de 1960, cuando recién estaba
comenzando en el país), pude observar que ciertos preconceptos que
tenía eran falsos: no es cierto que los
gobiernos constitucionales “por definición” apoyaran la ciencia, y los
gobiernos militares “por definición”
la combatieran. El panorama en
nuestro país fue siempre mucho más
complejo: muchos gobiernos civiles
fueron totalmente indiferentes a la
ciencia y a la tecnología, mientras
que los gobiernos militares en muchos casos las apoyaron, o al menos
apoyaron parte de la ciencia aplicada, o directamente aplicable (o al
menos sectores militares dentro de
los respectivos gobiernos lo hacían).
El problema que los militares nunca
pudieron resolver fue cómo apoyar
la tecnología y la ciencia aplicada
(así fuera nada más que para crear
una poderosa industria militar) y
simultáneamente sospechar que
la comunidad científica fuera muy
izquierdista y con elementos “sub-
91
Matemática aplicada, computación, interdisciplina
versivos”, para usar un lenguaje
que les gustaba, y por consiguiente
combatirla. Escribí varios artículos
al respecto, e incluso fui invitado a
un congreso internacional en Tenerife para exponer sobre la ciencia en
contextos autoritarios.
Escribí ya algunos artículos, incluyendo biografías de algunas personas importantes como Manuel
Sadosky, el “padre fundador” de la
computación en Argentina, y Pedro
Elías Zadunaisky, creador del análisis numérico en el país, tratando de
enmarcarlas en el contexto histórico
de nuestro inestable país, así como
una semblanza de mi maestro Mario Gradowczyk, esta última escrita en colaboración con el fallecido
Norberto Griffa, el cual se centró en
los aportes de Mario como experto
en arte. También escribí sobre dos
personas, afortunadamente todavía
muy activas y científicamente importantes, en el área de la mecánica
computacional, Eduardo Dvorkin y
Sergio Idelsohn. En este momento
estoy trabajando en la historia de la
matemática en la FCEN, y la historia de la computación la escribí en
mi libro De Clementina al siglo XXI:
una historia de la computación en la
Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos
Aires.
También me interesé en la computadora como herramienta de los
matemáticos (esencialmente, pero
no exclusivamente, aplicados). En
un trabajo planteé que la computadora no solamente funciona como
una poderosa herramienta para la
modelización numérica de problemas de ciencias experimentales,
sino que en cierto sentido la matemática aplicada puede considerarse
una ciencia experimental, cuyo laboratorio es la computadora, y por
consiguiente los modelos matemáticos computacionales son o pueden llegar a ser herramientas para
conocer mejor fenómenos de distintas disciplinas. Se observa además
cómo la matemática pura también
ha comenzado a usar la computadora para calcular constantes universales y demostrar teoremas.
Poco después de concluir mi
mandato como decano, me asocié
con mi viejo amigo el físico Dr. Roberto Perazzo con el objeto de escribir un libro (Azar, ciencia y sociedad) sobre el impacto del azar en la
ciencia y en la sociedad a lo largo
de los siglos. Naturalmente Roberto
se ocupó esencialmente de las partes en las cuales la física estaba involucrada, y yo de las partes en las que
la matemática estaba involucrada.
Decidimos que los capítulos fueran
“hablados” y no técnicos, y que las
fórmulas y deducciones duras y puras de matemática y física estuvieran
en apéndices a algunos capítulos, de
modo que quien no tuviera interés
o conocimientos como para leer los
apéndices pudiera leer el libro de
corrido salteando dichos apéndices,
y entenderlo (Roberto dice medio en
broma que cada fórmula reduce el
número de lectores de un libro a la
mitad). Fue un esfuerzo de más de
cuatro años, que dio sus frutos: en
2012 EUDEBA lo publicó, como
primer libro de una colección de la
Facultad de Ingeniería, y tuvo muy
buena acogida. Pero decir que fue
un “esfuerzo” es equívoco: toda la
preparación, discusión, consultas
y escritura fueron un placer, y nos
sirvieron para aprender una enorme
cantidad de temas.
En los últimos años comencé
una colaboración con el Dr. Rodrigo
Castro sobre modelos mundiales. A
partir de un trabajo que escribí para
una reunión conjunta argentinocheca con una revisión de modelos
mundiales -en la confección de los
cuales Argentina tuvo participación,
primero con algunos enfoques de
Oscar Varsavsky y luego, sobre todo,
con el modelo de la Fundación Bariloche- y estando interesado en qué
se podía modelizar exitosamente y
qué no, comenzamos a estudiar los
modelos dinámicos globales implementados a partir de las décadas de
1960 y 1970 para simular todo el
mundo, o porciones importantes de
él. En un trabajo ya aceptado y que
se publicará en breve analizamos
la evolución temprana de modelos
computacionales globales, incluyendo los trabajos pioneros de Varsavsky y colaboradores, revisitamos
aspectos metodológicos relevantes
y discutimos cómo influyeron los
distintos enfoques, para finalmente
observar cómo confluyen en la disciplina de sistemas complejos y de
modelos ambientales. Rodrigo, joven y entusiasta, se está convirtiendo en un especialista en ese tipo de
modelos, tanto desde la teoría y formalización como desde la práctica,
y en muchos otros temas más.
Hay temas adicionales en los que
estoy interesado, pero no creo que
valga la pena mencionarlos porque
todavía no tengo sobre ellos resultados concretos. Así que cierro acá
esta reseña, y aprovecho para agradecer a la Asociación Argentina para
el Progreso de la Ciencia y en particular al Dr. Miguel Blesa la invitación a exponer mi trayectoria.
 BIBLIOGRAFÍA
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algunos trabajos citados y algunos propios que considero representativos de mi
actividad.
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SEMBLANZA
Alfredo Salibián
por Lucrecia Ferrari
cuencias profesionales que afrontó
luego de su cierre por la dictadura
militar, y esa no era la primera vez...
No bajó los brazos, ni sacrificó principios.
Es para mí un placer escribir esta
semblanza de Alfredo Salibián, a
quien respeto profundamente como
Investigador y como ser humano y
que tanta influencia tuvo en mi formación profesional. Es mi intención
reflejar en ésta a su persona más que
al científico y también al amigo.
El 6 de septiembre de 1984 un
grupo de tres becarios de CONICET
fuimos a entrevistarnos con el Dr.
Salibián en busca de un director y
un lugar de trabajo que nos albergara, ya que nuestro instituto de
origen se había disuelto y para colmo de males nuestro director había
muerto. Nuestro primer contacto
con Alfredo fue a través de nuestra
amiga y colega Carolina Loez que
había iniciado muy poco antes su
vinculación con él. Personalmente
y si me remito a aquellos tiempos,
mi objetivo principal era resolver mi
continuidad dentro del sistema científico y poder finalizar mi plan de
beca. Entre las opciones que manejábamos la Universidad Nacional de
Luján (UNLu) y el Dr. Salibián estaban entre las mejores, pero sinceramente yo desconocía por completo
su trayectoria, el funcionamiento del
sistema universitario y las implicancias de una relación diaria directordirigido. Es así como, prácticamente
a ciegas, ingresé a la UNLu bajo el
paraguas protector del que en aquel
entonces era el Secretario de Ciencias y Técnica de una Universidad
renacida y llena de esperanzas.
Desde aquella tarde transcurrieron treinta años y lo que más recuerdo es a Alfredo con su guardapolvos azul dirigiéndose con nosotros
a su laboratorio por los pasillos de
la UNLu y su primer comentario
sarcástico (a modo de disculpa) en
referencia a la situación edilicia precaria: “esta universidad es un sistema adiabático perfecto: en invierno
conserva el frío y en verano el calor”…. y tenía razón.
Alfredo creó el primer grupo de
investigación en ecotoxicología de
la UNLu y también regional, que en
los 90´cristalizó en el Programa de
Ecofisiología Aplicada (PRODEA),
cuya dirección me delegó hace más
de diez años. Antes del PRODEA ya
había recorrido un camino académico muy intenso ensamblando intereses científicos y sociales. Su compromiso con el proyecto inicial de la
UNLu durante sus primeros años da
cuenta de ello, así como las conse-
En estos 30 años de relación
hemos sido dirigida-director, nos
hemos enojado mutuamente y amigado en varias oportunidades, compartimos pesares, desazones y reveces profesionales o institucionales,
pero logramos construir un grupo de
investigación sólido en el que se formaron parcial o totalmente un importante número de científicos bajo
su dirección. Más allá de los méritos
académicos (que son muchos) rescato algo que todos los que alguna
vez transitaron por el laboratorio
expresan como muy valioso: un clima armonioso de trabajo en el que
todos aprendimos a colaborar y ayudarnos en forma empática, sin competencias ni recelos. A nosotros nos
resulta impensable trabajar de otro
modo y es con nuestro director con
quien lo hemos aprendido.
Alfredo, hace ya años Profesor
Emérito, nos da el gusto de continuar trabajando con nosotros y de
seguir siendo nuestro referente para
discutir los datos, los ensayos, los
papers. Sus opiniones son temidas
pero esperadas por todos. Su pregunta ineludible a la hora de discutir
resultados, mate en mano: “¿y cuál
es la verdad?” nos ha sacudido siem-
95
Semblanza
pre y ha sido el alerta inicial para
la mirada crítica propia, tan importante para la formación del científico. Yo la he hecho mía. Recibir los
manuscritos corregidos por Alfredo,
como una suerte de colgajos y collage de colores y flechas con comentarios en una inconfundible y clara
caligrafía alfrediana, y el inevitable
agregado de referencias oportunas,
fueron siempre una prueba de fuego
para quien quisiera formarse con él.
Su perseverancia en las re-correciones del material escrito es loable.
Siempre asombra su capacidad de
trabajo, su constancia, su tenacidad
y su mente siempre atenta a nuevas
ideas y proyectos.
Un párrafo aparte requiere su dedicación a las actividades académicas de grado y postgrado, en las que
también varios hemos sido sus discípulos. Después de tantos años de
docencia sus clases siempre tienen
contenidos actualizados, no descuida detalles, incluye sugerencias y
aporta perspectivas.
En resumen, trabajar con Alfredo
es un placer y un privilegio que no
todo el mundo ha tenido la posibilidad de experimentar. De la manera
más eficiente: con su ejemplo, nos
enseñó no solo sobre la rigurosidad
del trabajo experimental sino también la gratificante pero difícil tarea
de la formación de Recursos Humanos, que es una de las actividades
más importantes que desarrollamos
en nuestro laboratorio y es así como
hoy se puede decir que está lleno de
“hijos” y de “nietos” científicos.
UN LARGO CAMINAR
EN COMPAÑÍA DE SAPOS,
RANAS Y RATAS HASTA EL
CRUCE CON LOS RIOS
URBANOS CONTAMINADOS
Palabras clave: Ecofisiología Animal, Ecotoxicología Acuática, ríos urbanos contaminados.
Key words: Animal Ecophysiology, Aquatic Ecotoxicology, polluted urban rivers.
Alfredo Salibián
Programa de Ecofisiología Aplicada (PRODEA)
Instituto de Ecología y Desarrollo Sustentable
(INEDES),
Departamento de Ciencias Básicas, Universidad
Nacional de Luján.
[email protected]
 INTRODUCCIÓN - LOS PRINCIPIOS.
Nací en Montevideo, el 24 de
julio de 1937. Mi padre se llamaba Nazareth y mi madre Lydia (con
“y”); él había nacido en Marash y
ella en Alepo.
Tengo gratos recuerdos de los
pocos años que viví en Montevideo.
Me acompaña el recuerdo de papá
cuando me llevaba al Parque Rodó
o a la Plaza Independencia; la rutina en la Plaza incluía un momento
esperado por mí: acudir corriendo a
los vendedores de sabrosas salchichas (frankfurters) (que las servían
tibias, envueltas en un papel muy
fino).
De mamá recuerdo, con gratitud,
su constancia -por largos meses, tres
veces por semana-llevándome al
hospital (en brazos) para las sesiones
de kinesiología destinadas a corregir
una anomalía en el pie derecho (que
me impedía caminar).
No conocí a nadie de la familia
de mi madre; ella llegó en 1935 para
contraer matrimonio (en esa época
era habitual que los casamientos
entre los armenios se acordaran entre las familias) y falleció sin haber
vuelto a ver algún miembro de su familia (la que había optado por quedarse en Siria y más tarde en Armenia). En cambio, alcancé a conocer
a mis abuelos paternos.
La familia de papá estaba vinculada a la Iglesia Cristiana, en el marco del ámbito del “protestantismo”;
su nombre, tan “bíblico”, delata esa
relación que, con el correr de los
años devino en él un compromiso
de servicio y militancia en favor de
la comunidad armenia que se estaba estableciendo en ambas orillas
del Plata, que había llegado -como
la suya- desde la Europa de post Primera Guerra Mundial; los movía la
firme decisión de empezar una nueva etapa de sus vidas, ésa que estaba
marcada todavía por la fresca memoria del Genocidio (1915-1923),
una etapa del proceso de “limpieza
étnica” de los turcos, temporalmente superpuesto a la Guerra Mundial,
que había asesinado cruelmente a
familiares y amigos.
Siempre me llamó la atención el
rico bagaje cultural de mis padres
(cuya formación había transcurrido
en las primeras décadas del siglo).
Mamá era maestra y podía expresarse o leer en varios idiomas; era
una exquisita intérprete al piano.
Papá era un dotado con el violín y
además, tenía una especial facilidad
para el canto y los idiomas (armenio, turco, inglés, francés, español);
acreditaba estudios sistemáticos de
Teología en Francia y Escocia. Era
un lector empedernido, constante.
Daba gusto recorrer su biblioteca,
inmensa y nutrida, con textos de su
Un largo caminar en compañía de sapos, ranas y ratas hasta el cruce con los rios urbanos contaminados
especialidad, y de literatura e historia local e internacional.
Esas realidades de mis padres
fueron transvasados a mí, como estímulos para el estudio, amor por la
lectura y la música. Mi trayectoria
científica está atravesada por esas
tempranas influencias que, según
pasaba el tiempo, iba enriqueciéndose continuamente; ellos me inculcaron también algunos “vicios” que
me acompañan hasta hoy: pasión
por la música, por la lectura y por la
investigación.
Cuando cumplí 5 años, nos mudamos a Buenos Aires y poco después a San Isidro; allí inicié los estudios primarios, que completé en
1949 en la Escuela Nº 1 “Dr. Cosme
Beccar”; entre 1950 y 1954 cursé el
Bachillerato en el Colegio Nacional
local.
En los meses veraniegos trabajaba en la “Farmacia Inglesa” como
“che pibe”; ahorraba mi “sueldo”
para cubrir en parte los gastos que
demandaban las cursadas y actividades del Colegio en el año entrante.
Con el tiempo, el Farmacéutico, don
Zenón Rey, empezó a enseñarme la
preparación de algunas recetas simples, lo que despertó en mí mucho
entusiasmo e interés en la profesión
y me indujo a ingresar en 1955 a
la Escuela de Farmacia y Bioquímica de la UBA, una de las tres que
constituían la Facultad de Ciencias
Médicas; poco después, en 1957, la
Escuela que me había recibido, pasó
a ser la Facultad de Farmacia y Bioquímica. Seguí vinculado a la Farmacia Inglesa hasta después de graduarme en ambas carreras: Farmacia
en 1959 y Bioquímica en 1962.
Mi actividad universitaria se inició en 1958. Entre ese año y 1961,
fui Ayudante (alumno y graduado) y
Jefe de Trabajos Prácticos en el Instituto de Química Orgánica. Simultáneamente con las tareas docentes
ingresé como Practicante de Farmacia y de Laboratorio en la Asistencia
Pública de San Isidro. Más adelante, como Farmacéutico y estudiante
de Bioquímica, incursioné, brevemente, en la Industria farmacéutica
como Director Técnico de Laboratorios de Especialidades; esa precoz
aproximación a la Industria no me
motivó demasiado.
A medida que avanzaba en los
estudios, mis intereses mudaron
desde los iniciales direccionados a
la Farmacia hacia la Bioquímica que
se desplegaba ante mí con fuerza,
exhibiendo nuevas posibilidades
profesionales y científicas.
 EN LA PLATA.
A mediados de 1961, un colega que trabajaba en el IByME me
consultó por el interés que tendría
en incorporarme a un proyecto de
investigación básica radicado en el
Museo de La Plata, en un Laboratorio creado (en 1960) por Federico
García Romeu, zoólogo egresado de
la Facultad de Ciencias Naturales de
la UNLP, quien poco antes se había
doctorado con una Tesis dirigida por
el Dr. Eduardo De Robertis; se trataba del primer Laboratorio de Ictiofisiología del país (García Romeu y
Salibián, 2010). A pesar de no haber
concluido la carrera de Bioquímica
mi respuesta fue afirmativa,
García Romeu encaró el estudio
de la estructura (microscópica) de la
urófisis caudal de teleósteos (García
Romeu y Gluzman de Pascar, 1962).
Estaba muy interesado en la determinación de las funciones de ese
órgano neurosecretor (desconocidas
en ese tiempo) cuya presencia está
restringida a algunos grupos de peces y que, curiosamente exhibe la
misma afinidad tintorial que la neurohipófisis; en García Romeu y col.,
(1964) dimos a conocer algunos resultados experimentales previos que
intentaban aproximaciones al papel
97
fisiológico de aquélla “curiosidad”,
la que llevó a Federico a proponerme expandir el proyecto integrando
los aspectos morfológicos ya conocidos, con un objetivo adicional que
estaría a mi cargo: el aislamiento, la
determinación de la estructura química y función de la secreción (hormonal?) de la glándula. El Laboratorio contaba con el valioso aporte de
Lila Chavero, muy eficiente y prolija
técnica en histología; además, varios
estudiantes se acercaron interesados
en aprender algunas de las técnicas
que utilizábamos y/o a realizar sus
tesinas de Licenciatura.
Además, en el Museo conocí al
Ing. Agr. Enrique Sívori, quien era
Presidente de la CEFAR (Comisión
Especial de Física Atómica y Radioisótopos, UNLP); él gestionó mi
designación como Investigador Asociado, afectado al Proyecto de García Romeu. El contrato incluía una
pasantía de entrenamiento en técnicas de aislamiento e identificación
de péptidos y valoración de su actividad biológica, en la cátedra del
Profesor Alejandro C. Paladini.
Para ese entonces, García Romeu
viajó a Francia, Becado por el CONICET; allí estudió los mecanismos
de intercambio iónico en branquias
de peces que, con el paso del tiempo, permitieron proponer un modelo para explicar la eurihalinidad de
los peces (Motais y García Romeu,
1972).
A su retorno de Europa iniciamos
una línea experimental complementaria, cuyo objetivo era avanzar en
el conocimiento de esos mecanismos en otros epitelios y determinar
semejanzas y/o diferencias con los
que se habían hallado en branquias
de peces. El modelo que utilizamos
fue la piel intacta de anfibios que
ya conocíamos por estudios encarados anteriormente; los mismos nos
permitieron establecer, por primera
vez, la existencia de dos bombas
98
epiteliales de intercambio independientes, una catiónica y la otra aniónica (Salibián y col., 1968; García
Romeu y Salibián, 1968; Salibián y
col., 1971).
Durante la ausencia de Federico,
había encarado otros estudios; uno
de los que más impactos tuvo, fue la
determinación por electroforesis en
gel de poliacrilamida, método novedoso para ese tiempo, del perfil de
las proteínas séricas de las especies
más representativas de la ictiofauna
del Río de la Plata; fue un trabajo
pionero (reproducido luego en Francia), que contribuyó a la revisión
de la sistemática de dichas especies
(Salibián, 1965; 1967).
Poco después, a mediados de
1965, fui invitado a participar en
el Proyecto Convenio Estudio Riqueza Ictícola, dirigido por el Dr.
Raúl A. Ringuelet, con los auspicios compartidos entre el Ministerio de Asuntos Agrarios de la Pcia.
de Buenos Aires, la UNLP y el CFI.
El Proyecto se caracterizaba por la
interdisciplinariedad: su principal
objetivo apuntaba a la realización
de un relevamiento integral, del sistema de las lagunas encadenadas de
la Provincia de Buenos Aires, como
paso previo para evaluar su potencial productivo. Mi responsabilidad
fue todo lo referente a los parámetros fisicoquímicos del agua de dichos cuerpos, que eran muestreados
regularmente; los análisis eran llevados a cabo en nuestro Laboratorio
(con la valiosa y eficiente participación técnica de Susana Ilhero y Elsa
Claverie). Los resultados finales de
los Trabajos Técnicos de la Primera
Parte y los parciales de la Segunda
se publicaron en ediciones preliminares del CFI con capítulos que presentaban los aportes generados por
nosotros (Salibián y Ringuelet, 1965
a, b; Ringuelet y col., 1966) y luego
en revistas especializadas (Ringuelet
y col., 1967). Cabe mencionar que a
pesar del tiempo transcurrido desde
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
entonces, buena parte de la información generada sigue vigente y es
consultada con frecuencia (Salibián,
2012). Los acontecimientos políticomilitares del año 1966 obligaron a
discontinuar el Proyecto luego de
haber completado parcialmente los
objetivos previstos originalmente
para la Segunda Etapa.
 LA NOCHE DE LOS BASTONES
LARGOS O DE LA PLATA A SANTIAGO DE CHILE.
Con el propósito de controlarlas procurando, con la fuerza de la
violencia, avasallar la estabilidad,
continuidad y autonomía de las Universidades Nacionales, a mediados
de 1966 llegó la “intervención” por
“Ley” 16912 de la dictadura militar
acompañada por la disolución de
sus cuerpos colegiados. Luego de
6 años de existencia, nuestro grupo
en pleno presentó su renuncia. Poco
después, recibimos una propuesta
espontánea de la Universidad de
Chile, ofreciendo nuestra incorporación al Departamento de Biología
de la Facultad de Ciencias, recién
inaugurada en Santiago. La misma
fue aceptada, concretándose el traslado a fines de 1966.
Allí pudimos retomar nuestra línea de investigación sobre los mecanismos de intercambio iónico; esta
vez en la piel de la “rana chilena”,
Caudiverbera caudiverbera, una especie endémica de la herpetofauna
acuática local. Confirmamos los resultados que habíamos alcanzado en
La Plata y avanzamos hasta determinar cuáles eran los iones endógenos
intercambiados por los externos, así
como el significado fisiológico de
esos mecanismos. Estos resultados
dieron lugar a varias publicaciones
en revistas internacionales; el texto
con los resultados más importantes
fue publicado en el Journal of General Physiology (Garcia Romeu y col.,
1969) convirtiéndose con el paso
del tiempo en un texto clásico que
todavía sigue siendo considerado.
Habíamos demostrado que la piel
de anfibio regula los intercambios
iónicos entre el medio externo y el
interno sobre la base de un mecanismo similar al descripto en branquias de peces y con características
mecanísticas comunes a las halladas
en otros órganos involucrados en el
balance iónico.
A las actividades de investigación en la Facultad de Ciencias
deben añadirse las de docencia de
grado y postgrado y dirección de tesinas y becarios; todo y siempre en
un clima muy estimulante.
En febrero de 1969 el grupo sufrió una baja significativa por la
desvinculación de García Romeu
que debió regresar a Argentina, emigrando posteriormente a Francia; allí
fue nombrado Profesor de Fisiología
en la Universidad de Niza y luego
incorporado al CNRS concluyendo
su carrera científica habiendo alcanzando la más alta categoría en la Carrera del Investigador.
En 1970 la Universidad de Chile
me otorgó (por reválida) el diploma
de Licenciado en Ciencias con mención en Biología.
 DE SANTIAGO DE CHILE A SAN
FRANCISCO (CALIFORNIA).
A mediados de aquél año (1970),
los National Institutes of Health
(NIH-USA) me concedieron una
Post Doctoral Research Fellowship
(considerando que mi curriculum vitae exhibía entonces una trayectoria
y experiencia científicas equivalentes a la de un doctorado). El lugar
de trabajo que había gestionado era
el laboratorio del Dr. Isidore S. Edelman, en el Cardiovascular Research
Institute-CVRI (dirigido por el eminente fisiólogo Julius Comroe Jr.),
con sede en el San Francisco Medical Center de la University of California, asociado a dos bioquímicos
Un largo caminar en compañía de sapos, ranas y ratas hasta el cruce con los rios urbanos contaminados
alemanes (Eva y Ronald Kirsten). Mi
trabajo en el CVRI se orientó al estudio de algunos aspectos del papel
de los adenilatos subcelulares en la
bioquímica energética de la aldosterona en dos tejidos diana de la hormona (Kirsten y col., 1972; Ismail
Beigi y col., 1973).
El clima que se respiraba en el
Instituto era en extremo estimulante
y enriquecedor; reunía a un importante número de becarios y jóvenes
investigadores, algunos doctorales y
otros postdoctorales, provenientes
de nueve países, en un ambiente
cuya diversidad contribuía al mutuo
enriquecimiento personal y científico. Esa realidad se nutría en forma
permanente, en las oportunidades
de interacción que nos brindaban
las actividades formales a las que
éramos convocados (cursos breves,
seminarios semanales, conferencias, reunión de grupos) así como la
convivencia cotidiana y, sobre todo,
porque el hilo temático conductor
(el estudio de diferentes aspectos del
mecanismo de acción de la aldosterona) nos vinculaba a todos.
Edelman era un director exigente
y crítico, pero combinaba esas cualidades con un respeto por la opinión y propuestas que hacíamos los
becarios en los seminarios grupales
o en los encuentros regulares con él,
de presentación, análisis y discusión
de los resultados de los experimentos llevados a cabo en la semana o
quincena precedentes.
Claro que no todo era trabajo
“duro” en el laboratorio: con frecuencia ocurrían “encuentros” en
las casas de los becarios o de los del
grupo de personal de apoyo; las motivaciones eran diferentes y en todos
los casos dejaban como “recuerdo”
en la casa hospedadora una bolsa
repleta de latas de cerveza (vacías).
 DE SAN FRANCISCO A SANTIAGO DE CHILE.
En 1972 regresé a Chile para reintegrarme a mi cargo y retomar mis
tareas científicas y docentes en la Facultad de Ciencias. Mi primer objetivo fue concluir una tarea pendiente:
la redacción de la Tesis para optar al
grado de “Doctor en Ciencias (mención en Biología-submención en Fisiología)” de la Universidad de Chile; en ella integré los resultados que
habían surgido en los trabajos anteriores llevados a cabo inicialmente
en La Plata y continuados en Santiago, sobre intercambiadores iónicos
in vivo a través de la piel de anuros.
Trabajé en este objetivo sin pausa,
aunque el clima de mis entornos
se volvía paulatinamente más tenso
hasta desembocar, en setiembre de
1973, en el “golpe” militar que clausuró la tradición democrática de los
chilenos, derrocando cruelmente el
gobierno democrático del Dr. Salvador Allende.
No obstante aquel crítico y complicado escenario socio-político (que
no excluía lo académico), las autoridades de la Facultad –debo destacar
aquí al Decano, Prof. Sergio Aburtohicieron lo necesario para que mi
objetivo pudiese ser alcanzado de la
manera menos traumática posible.
Los Profesores padrinos de la Tesis
-Humberto Maturana, Fernando Vargas y Juan Concha Barahona- contribuyeron con su paciencia, generosidad, solidez científica y hombría de
bien a que mi tarea fuese coronada
exitosamente, con la defensa de la
Tesis en acto público, presidido por
el distinguido Profesor Dr. Hermann
Niemeyer; el texto completo de la
tesis fue publicada posteriormente
(Salibián, 1977).
Debo dejar constancia que los
años de trabajo que transcurrieron
en relación con el Departamento de
Biología de la Facultad de Ciencias
de “la U” de Chile, fueron inmensa-
99
mente provechosos tanto en lo científico como en lo humano.
 DE SANTIAGO DE CHILE A ARGENTINA.
Poco después de haberme doctorado, regresé a Buenos Aires, dando
comienzo a otra prolongada etapa,
posiblemente la de mayor extensión,
de mi actividad docente y de investigación en la que ocupé cargos docentes de grado (por Concurso) y de
postgrado, de gestión y de investigación en varias Universidades Nacionales (Luján, del Comahue, Lomas
de Zamora, La Pampa y La Plata) y,
por breves períodos, en Instituciones
privadas y extranjeras.
De las Nacionales, la de Luján
(cuyo Rector organizador fue el Dr.
Emilio F. Mignone) fue la que me
recibió inicialmente y me albergó por más tiempo como docente
(Profesor Titular Ordinario) en el
Departamento de Ciencias Básicas,
Categoría I en el Programa de Incentivos y como miembro de la Carrera
del Investigador de la Comisión de
Investigaciones Científicas (CIC) de
la Provincia de Buenos Aires. Mi trayectoria en la UNLu se puede dividir
en dos etapas: la previa a su insólita
clausura (entre 1980 y 1984, con un
breve intermedio en el Centro Regional Universitario Bariloche, U.N.
del Comahue) y la segunda, después
de su reapertura, a partir de 1985 y
hasta la actualidad. En 2006 el Consejo Superior me honró designándome Profesor Titular Extraordinario
Emérito; a fines del 2010 fui jubilado como Investigador Principal de la
CIC.
En este punto no puedo soslayar
un paréntesis para una referencia a
la traumática y absurda experiencia cual fue la clausura de la UNLu
en febrero de 1980, ordenada por
el gobierno militar y cumplida por
su Ministro de Educación y Cultura, Juan Rafael Llerena Amadeo; la
100
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
Integrantes del Programa de Ecofisiología Aplicada (PRODEA), Departamento de Ciencias Básicas,
Universidad Nacional de Luján: docentes, investigadores, becarios, tesistas, pasantes y técnicos (algunos acompañados de sus "apéndices"...); la Directora del Programa (Dra. Lucrecia Ferrari) a la derecha
con blusa blanca).
bibliografía local y la cobertura periodística que se ocupó de este insólito y único antecedente en nuestro
país fue abundante (véase Mignone,
1992; Malacalza, 2008). Recientemente el Ministerio de Defensa entregó al Rectorado las Actas Secretas
de la Junta Militar en las que hay
referencias a este lamentable antecedente, que confirman su autoría
así como las falacias y mentiras que
esgrimieron como fundamentos de
su determinación. La decisión por
el cierre de la UNLu fue acoplada a
su transferencia a la UBA (cargos docentes, no docentes, equipamiento,
instalaciones, etc.). En lo personal el
cierre significó la “desaparición” de
mi lugar de trabajo y, por ello, la imposibilidad de cumplir los proyectos
de mi Plan en la Carrera del Investigador; por suerte pude acceder a un
pequeño espacio cedido por la UN
Lomas de Zamora, que me permitió
avanzar, por lo menos, en el procesamiento de datos experimentales
inéditos y en la redacción de varios
trabajos.
Felizmente pude disfrutar la otra
cara de aquella realidad: el primer
Presidente democrático post-dictadura, pocas semanas después de su
asunción, logró que el Parlamento
casi por unanimidad anulara la medida y procedió a la reapertura de
la UNLu a mediados de 1984 habilitando la senda para la paulatina reincorporación de muchos docentes
afectados por la clausura.
En la UNLu, desde mediados de
1985, inicié la segunda etapa de mi
actividad como investigador. En el
inicio de ella mis intereses mostraron un acentuado énfasis en el estu-
dio de aspectos básicos de algunos
mecanismos bioquímicos particulares, propios de la Ecofisiología Animal Comparada; en la “Bibliografía”
se encuentran las citas de algunos de
esos estudios (Espina y col., 1980;
Salibián y Fichera, 1981; Fliess y
Salibián, 1984; Rosenberg y col.,
1998; Fink y Salibián, 2005). Destaco que en ese tiempo transicional
ocurrieron dos hechos importantes:
a) la CIC otorgó la primera Beca de
Investigación para la Lic. Laura Fichera, en apoyo a un Proyecto para
ser desarrollado íntegramente en la
UNLu, bajo mi dirección, y b) varios becarios avanzados e investigadores del CONICET, próximos a
doctorarse, gestionaron -por propia
iniciativa- el cambio de su lugar de
trabajo por la UNLu, incorporándose a nuestro laboratorio y a sus proyectos.
Un largo caminar en compañía de sapos, ranas y ratas hasta el cruce con los rios urbanos contaminados
Ese tiempo fue seguido por otro
-sin abandonar completamente los
anteriores- en el que fui involucrándome en Proyectos “aplicados”, en
una senda que se extiende hasta la
actualidad. La primera parte de esta
etapa estuvo orientada a la investigación de los efectos de pesticidas sobre aquéllos mecanismos de
transporte iónico por intercambio
que habíamos descripto en la piel
de anfibios adultos y branquias de
teleósteos, incorporando al estudio
los efectos fisiológicos, bioquímicos
y morfológicos de los xenobióticos
durante el desarrollo temprano (embriones y larvas) de las especies bajo
estudio, los que dieron lugar a varios
artículos en revistas especializadas
(Muiño y col., 1990; Espina y col.,
1995).
Los estudios referidos a los impactos de los insecticidas sobre
peces y anfibios en condiciones de
laboratorio, despertaron el interés
de investigadores del Département
de Biologie, Commissariat a l´Energie
Atomique de Francia; en 1981 viajé
a uno de sus Laboratorios (en Villefranche-sur-Mer) para desarrollar un
breve programa de investigación
que dio lugar a un trabajo que también fue pionero, acerca de los impactos de la Deltametrina sobre los
dos intercambiadores iónicos de la
piel de la rana europea (Rana esculenta) (Salibián, 1983).
En aquéllos tiempos desempeñé
(simultáneamente con Luján) diversos cargos docentes de grado y
postgrado en otras Universidades,
con dedicaciones compatibles con
la Carrera de la CIC: Profesor Titular
en la Facultad de Ciencias Naturales
(UNLP), en la Facultad de Ingeniería y Ciencias Agrarias (UN Lomas
de Zamora); en varias asignaturas en
la Maestría de Ingeniería Ambiental
(UTN, Facultad Regional Haedo);
Profesor invitado en el Depto. de
Biología, Facultad de Ciencias de la
UNAM (México), etc.
 ARGENTINA: SEGUNDA ÉPOCA
(o Los ríos periurbanos contaminados como objeto de estudio)
Este tiempo marca el afianzamiento de una línea de trabajo muy
fructífera, posiblemente pionera, de
la Ecotoxicología en nuestro país,
en particular de la Ecotoxicología
Acuática. Creo que el primer trabajo
generado en nuestro país cuyo título
incluye aquélla categorización surgió de nuestro grupo (Hernández y
col., 1988).
Inicialmente abordamos estudios
descriptivos del perfil fisicoquímico
y biológico del río Reconquista. Posteriormente y en forma paulatina se
incorporaron a los Proyectos objetivos que apuntaron al conocimiento
detallado de las comunidades zooplanctónicas y fitoplanctónicas a lo
largo del río, asociando sus estructuras con el perfil químico de cada
sitio. Habíamos llegado a la conclusión de que estábamos frente a un
río que en realidad es una sucesión
de diferentes ríos.
También incursionamos en la
determinación de la ecotoxicidad
del agua superficial de las diferentes
partes del río mediante el diseño y
realización de bioensayos de toxicidad in situ y en laboratorio (Ossana
y col., 2013; Olguín y col., 2004;
Rovedatti y col., 2001) utilizando
especies nativas como organismos
test (peces, larvas de anfibio, algas);
complementariamente incorporamos estudios referidos a las comunidades microbiológicas de los sitios
que eran muestreados regularmente
(López y col., 2013) y al impacto
de una represa sobre la calidad del
agua (Rigacci y col., 2013).
La variedad de parámetros estudiados demandó de la conducción
del Proyecto un importante esfuerzo
101
la integración y coordinación de los
equipos interdisciplinarios involucrados; puede afirmarse que fue una
experiencia enriquecedora para todos los integrantes del grupo.
Nuestros monitoreos, realizados
regularmente durante varios años,
permitieron describir, por primera
vez, el perfil fisicoquímico y biológico del río a todo lo largo de su
extensión, así como las oscilaciones
estacionales de los parámetros ecológicos y ecotoxicológicos críticos
registrados. Toda la información fue
divulgada mediante Comunicaciones en Congresos y reuniones científicas, nacionales e internacionales, y publicaciones in extenso en
revistas locales e internacionales y
libros. La lista de contribuciones referidas al río Reconquista incluye:
120 Comunicaciones en Congresos
y reuniones científicas, 75 artículos
extensos en revistas especializadas y
capítulos de libros, 3 tesis doctorales, 5 tesinas de grado y 10 artículos
de difusión (Salibián, 2006).
Aunque cuantitativamente los
aportes de nuestro grupo fueron
menores que los registrados para el
Reconquista, cabe señalar que paralelamente, se llevaron a cabo monitoreos y estudios ecotoxicológicos
del agua y de sedimentos del cuerpo
principal del río Luján y de algunos
de los arroyos afluentes (Peluso y
col., 2013).
 EL AUTOR EN BREVE:
a. Producción científica: dirección
de 50 Proyectos; asistencia y
participación en unos 200 Congresos/Reuniones científicas en
el país y en el extranjero, exponiendo 275 comunicaciones de
su autoría/coautoría; 170 artículos extensos en revistas y libros
especializados; Formación de
Recursos Humanos: Dirección
de 27 becarios/investigadores y
12 pasantías; 8 Tesis de Licen-
102
CIENCIA E INVESTIGACIÓN - RESEÑAS - TOMO 2 Nº 4 - 2014
ciatura, 15 Tesis Doctorales.
b. Conducción: Secretario Académico de Departamento y de
Universidad, Consejero Superior, integrante de Comisiones
Asesoras, Asambleísta Universitario.
c. Otros: Jurado de Tesis (Maestria, Doctorado) y Concursos;
evaluador científico en revistas
nacionales y extranjeras, de Informes y Proyectos (CONICET,
ANPCyT, Universidades, etc.);
dictado de Seminarios, Conferencias, Cursos de actualización y de Postgrado.
d. Distinciones y premios: 1995,
Distinción Ateneo Rotario,
Rotary Internacional, “por su
aporte a la ciencia e investigación”; 2003, Distinción a
la Trayectoria Científica, Universidad Nacional de Luján;
2004, Manifiesto de beneplácito y reconocimiento por su
labor profesional en el campo
de la Ciencia y la Tecnología,
H. Cámara de Diputados de la
Nación; 2007, Reconocimiento, 25 años en la Carrera del
Investigador Científico Tecnológico (CIC Buenos Aires); 2010,
Reconocimiento por los aportes
realizados en el campo de la
Ictiología continental, Facultad
de Ciencias Naturales y Museo
UNLP; 2012, Reconocimiento
por los aportes realizados en
el campo de la Limnología, Facultad de Ciencias Naturales y
Museo UNLP.
e. Párrafo final: estas líneas, que
en apretada síntesis intentan ser
la biografía científica del autor, no pueden concluir sin una
especial mención y reconocimiento de gratitud a Marisa, incansable compañera, sostén en
las malas y en las tristezas, pero
también alegría y estímulo en
las buenas, generosa sin límites.
Fue así por más de medio siglo,
y no ha cambiado!. Es la madre
de dos chilenos, y la abuela de
tres canadienses y un porteño!.
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INSTRUCCIONES PARA LOS AUTORES
CIENCIA E INVESTIGACIÓN RESEÑAS
La Asociación Argentina para el Progreso de las Ciencias (AAPC) presenta esta nueva revista on
line, cuyo objetivo es el de publicar reseñas escritas, por invitación, de prestigiosos investigadores
argentinos sobre su trayectoria y sus logros científicos. Los artículos describen en el cuerpo central
del mismo aquellos aspectos que cada investigador considera más relevantes tanto en su producción
científica como en el tema. Dicho cuerpo puede incluir reflexiones sobre las razones que impulsaron a
elegir una determinada línea de investigación, o a seguir una determinada línea de razonamiento, así
como consideraciones sobre el marco institucional y la época en el que se desarrollaron las tareas. El
lenguaje debe ser preciso, y apuntar a lectores que pueden ser colegas investigadores, educadores,
profesionales o estudiantes universitarios que no necesariamente están familiarizados con los temas
tratados. Puede incluirse opcionales boxes o recuadros que elaboren temas que se desea separar del
cuerpo principal. Para ello se pueden emplear cuadros de texto, o texto normal con bordes externos.
El artículo se complementa con una Semblanza, escrita idealmente por un colaborador cercano o
discípulo, que sirva como presentación del investigador. Debe evitarse la rígida formalidad de un
currículo, pero debe contener la información importante sobre la trayectoria del investigador.
Las reseñas se publicarán por invitación, tras análisis por parte del Comité Científico, constituido por
prestigiosos investigadores de diversas disciplinas. La AAPC recibe con agrado sugerencias sobre
investigadores a invitar, dado que uno de los objetivos es la creación de un archivo de las tareas de
investigación que se llevaron a cabo en el país. En la primera etapa se contempla especialmente
publicar contribuciones de investigadores mayores de 70 años.
Las instrucciones para los autores se dan a continuación.
Presentación del manuscrito
El artículo podrá presentarse vía correo electrónico, como documento adjunto, escrito con procesador
de texto word (extensión «doc») en castellano, en hoja tamaño A4, a doble espacio, con márgenes
de por lo menos 2,5 cm. en cada lado, letra Times New Roman tamaño 12. No se dejará espaciado
posterior adicional después de cada párrafo, y no se indentará el comienzo de los párrafos. Las
páginas deben numerarse (arriba a la derecha) en forma corrida.
La primera página deberá contener: Título del trabajo, nombre del autor, institución a la que pertenece
o última que perteneció y correo electrónico. Es conveniente incluir en esta primer página al menos
tres palabras claves en castellano y su correspondiente traducción en inglés para facilitar su
obtención a través de los buscadores de internet. A partir de la segunda página se desarrollará la
reseña correspondiente. De ser posible es útil iniciar el escrito con un resumen o introducción que
rápidamente ubique al lector en la persona y tema que trata la reseña. De querer agregarse una lista
de citas de los trabajos publicados en su trayectoria la misma se colocará al final del texto siguiendo
las instrucciones que se dan más abajo, y bajo el título BIBLIOGRAFÍA (Times New Roman 12,
negrita alineado a la izquierda). La extensión del manuscrito total no excederá las 30 páginas a doble
espacio, salvo consulta previa con los Editores.
En caso de ser necesario incluir ilustraciones, hacerlo al final y de no ser original deberá citarse su
procedencia en la leyenda correspondiente. Es responsabilidad del autor asegurarse de contar con
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Por la naturaleza de las reseñas, es poco probable que se incluyan tablas. De presentarse esta
situación, la misma debe contener un título en Times New Roman 12, negrita + bastardilla, centrado,
arriba de la tabla.
La lista total de trabajos citados en el texto se colocará al final y deberá ordenárse alfabéticamente
de acuerdo con el apellido del primer autor, seguido por las iniciales de los nombres, año de
publicación entre paréntesis, título completo de la misma, título completo de la revista o libro donde
fue publicado, volumen y página.
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Precisiones complementarias
1. El Titulo, en la página 1, irá en negrita, mayusculas pica 14, seguida, a doble espacio del nombre
del autor, negrita, pica 12, seguida a doble espacio del nombre la institución o institutciones a
las cuales quiere asociar su nombre, negrita, pica 12, seguida a doble espacio de la dirección
de correo electrónico del autor, pica 12. Todo esto irá centrado. A continuación se dejarán tres
renglones y se colocarán en renglones seguidos, espaciado sencillo con espaciado posterior
de 6 puntos palabras clave y keywords en renglones separados.
Ejemplo:
Palabras clave: Física nuclear; problemas de muchos cuerpos; coordenadas colectivas; teoría de campos
nucleares; cuantización BRST.
Keywords: Nuclear physics; many-body problems; collective coordinates; nuclear field theory; BRST
quantization
2. En caso que el manuscrito presente secciones y subsecciones, se procederá de la siguiente
forma. Las secciones se numerarán 1., 2., etc, y el título de cada sección irá en negrita,
mayúsculas, pica 12. Las subsecciones se numerarán 1.1., 1.2., etc, y el título irá en negrita,
pica 12, con formato de oración (sólo comienza con mayúsculas). En la eventualidad de un nivel
adicional de secciones, se numerarán 1.1.1., 1.1.2., etc, y el titulo ira en negrita + bastardilla
(italics), pica 12, con formato de oración (sólo comienza con mayúsculas).
3. En el cuerpo del texto, las referencias se indicarán entre paréntesis, con el apellido del autor y
el año de publicación. Si son dos autores, con los apellidos de los dos autores mediados por
“y” y el año de publicación. Si son más de dos autores, con el apellido del primero seguido por
“y col.” y el año de publicación.
4. Las palabras en idioma extranjero (incluyendo el nombre de instituciones en su idioma original
extranjero) se escribirán en bastardilla.
5. Las citas textuales se escribirán en bastardilla
6. Las figuras podrán numerarse y contar con una leyenda. La leyenda se escribirá en Times New
Roman pica 10, siguiendo el formato del ejemplo siguiente:
Figura 1. Fotografía tomada en ocasión del X Congreso Argentino de Fisicoquímica,San Miguel de
Tucumán, abril de 1997. De izquierda a derecha: Albert Haim, NéstorKatz y José A. Olabe
7. Se debe proveer una foto del autor para ilustrar su artículo, y se debe sugerir el nombre de la
persona que puede escribir la Semblanza.
8. El listado de referencias se escribirá con espaciado sencillo y espaciado posterior de 6 puntos.
9. Las notas al final se escribirán en espaciado sencillo, pica 10. Las notas al final se indicarán en
el texto correlativamente, numerándolas 1,2, 3,… Si se usa Microsoft Word 2010, la inserción
de notas al final se logra pulsando Referencias, Insertar nota al final, cuidando que el formato
sea 1, 2, 3,… El formato se puede establecer pulsando Notas al pie (dentro de Referencias).
Versiones anteriores de Word poseen opciones equivalentes.
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